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AN ECHADOS
reímos ,io qiie.. resiii-
" sta jugada.,. <V

Kl
 r- \R,A r Y c.-\Ri-!A.y

rizamiento" de todo el cuerpo

con malestar v dolor de cabeza

*«^ un
\ No 5e lo deje agravar \
E S F R I A D O que se descuida
R suele degenerar en bronquitis
o en pulmonía. Inmeaiatamentc
tómese dos tabletas de FENAS-
P I R I N A y siga repitiendo esta
dosis cada tres o cuatro horas. Si
al acostarse toma otras dos table-
tas, con un li-
món exprimido
en agua calien-
te, el resultado
será mucho Idea] para ios resfria'
más rápido.
La F E N A S P I R I N A es uno de los
descubrimientos más transcenden-
tales hechos en nuestra época. A
su gran poder curativo agrega la
ventaja de no trastornar el estó-
esíríadof
mago, ni la cabeza, como los pro-
ductos laxantes a base de qui-
nina.
Durante la epidemia de iniluenza,
la FENASPIRINA, combinada con
el limón, salvó más vidas que nin-
gún otro tratamiento.
i T e n ¿ a siem-
pre en casa un
Tubo de vein-
te t abbkl e t a s:»
La FENASPIRINA se vende también en
'Sobres V eracs de dos tabletas, jyero
aunque esta dosis j>ro{>orcJona un ahvio
relativo, 710 se debe, naturalmente, esme-
rar que ella baste, sino continuar el tra-
tamiento hasta que los
síntomas hayan cedido.

Para la obstrucción de la nariz que acompaña a ciertos resfriados,

recomendamos, como excelente auxiliar de la F E N A S P I R I N A , el
"Rapé Medicinal Bayer OXAN." Desobstruye, facilita la fluxión y
despeja la cabeza.
 C A R A J Y CARETA./-
ENRIQUE MÉNDEZ CALZADA
ESPUÉs de celebrar una pro-
longada consulta, los mé-
dicos que asistían al profe-
sor Grabcnfeld hicieron pú-
blico su diagnóstico: no ha-
bía e s p e r a n z a alguna de
restablecimiento. El emi-
nente filósofo, atacado de
h e m i p l e j í a , clavado en su
lecho, inmóvil, perlático, perdido el uso de
la palabra, iría languideciendo m á s y más hasta
el definitivo aniquilamiento, hasta la m u e r t e irre-
mediable y cercana. Podría ser cosa de cuatro
o cinco meses, irero el fatal desenlace era in-
evitable. N o tenía la ciencia recursos para im-
pedirlo.
El profesor Grabcnfeld vivía solo en la espa-
ciosa casa que habitaba desde hacía cerca de
cuarenta años, desde que ocupaba en la uni-
versidad de aquella pequeña ciudad alemana la
cátedra de historia general de la filosofía. No
Se le conocían parientes, ni se sabía que hu-
biera tenido devaneos amorosos. Comía en
un restaurante de las cercanías, y una
vecina estaba encargada del aseo de
su vivienda. N o tenía tampoco ami-
gos, ni se le veía en los teatros,
en los paseos, en los lugares de
esparcimiento. E r a un misán-
tropo entregado por completo al vicio solitario
de la metafísica.
D u r a n t e esos cuarenta años, el profesor Gra-
bcnfeld había publicado numerosos libros, y
gozaba, tanto en su patria comO fuera de ella,
de una sólida reputación científica. Podía en
tal sentido estar plenamente satisfecho. Lo úni-
co que le causaba alguna a m a r g u r a era el pen-
sar que el profesor O r t e g a y Gasset no lo había
citado todavía en ninguno de sus libros: pero
no perdía la esperanza de que semejante injus-
ticia tuviera algún día amplia reparación. T a r d e
o temprano, efectivamente, llegará un día en que
todos los filósofos alemanes hayan sido citados
y probablemente traducidos por el profesor O r -
tega y Gasset. E n t r e tanto, molestábale un tan-
to verse pospuesto, de parte del pensador espa-
ñol, a un escritorzuelo frivolo como Simmel o
a un charlatán como herr Spengler.
P o r ese entonces, era el profesor Grabcnfeld
el r e p r e s e n t a n t e más autorizado y eminente
de una escuela filosófica que cuenta hoy con
a d e p t o s ilus-
tres en todos
los países, y a
diario le llega-
ba el testimo-
nio de la ad-
miración u n i -
versal. ¿ C u á l
era su filoso-
fía? Se la p u e -
de resumir di-
ciendo que era
una f i l o s o f í a
neopesimista.
POR Dentro del
movimiento fi-
losófico c o n -
temporáneo,
G I a b enf eld
continuaba l a
tradición de H a r t m a n n , de Schopenhauer y de
K i e r k e g a a r d ; pero había impreso formas nue-
vas al pensamiento de aquellos g r a n d e s filóso-
fos, lo había vivificado, por decirlo así, dándole
m a y o r robustez. Profesaba la doctrina del pesi-
m i s m o integral. Sostenía — coincidiendo en esto
con el eminente Le D a n t e c — q u e todos los actos
humanos, que todas las manifestaciones de la
vida, así en la sociedad h u m a n a como en todas,
las demás, y desde las expresiones m á s rudi-
mentarias de la vida organizada, se basan en el
egoísmo.
Afirmaba Grabcnfeld, en consecuencia con
esos principios, que el ser h u m a n o es funda-
mentalmente abyecto, y que los motivos de-
terminantes de su obrar son siempre de natu-
raleza egoísta; afirmaba que la prédica de Cris-
to era la obra de un demente genial, y que su
absoluta incompatibilidad con la condición na-
tural del hombre — que le impele a ser desal-
mado y cruel — la condenaban de a n t e m a n o á
total fracaso, como lo evidenciaría el hecho de
que la prédica del Evangelio no haya evitado
ninguna de las calamidades que la maldad ha
desencadenado sobre la tierra, no haya evitado
que la guerra constituya e l ' estado normal
de la humanidad.
Sostenía, por consiguiente, que es infa-
me y criminal aleccionar a los párvulos
encaminándoles por' la senda de la
bondad, educando sus sentimientos,
enseñándoles, en una palabra, a
ser buenos y compasivos, a ser
 CARAy Y CARETAS
. . . ana mujer
de hwmilde aspec-
to, la cual sin decir
palabra llegóse hasta
cama del enfermo, se
a su cabecera y ya no
fió de allí..,
caritativos, altruistas y generosos, por cuanto ello
equivale a librarlos desarmados a la batalla que
libran los hombres, y en la que triunfan los más
perversos, los menos escrupulosos, los que no .se
detienen ante ninguna consideración que no sea
ia del provecho propio. En resumen: sostenía
la necesidad de ser perverso, de acostumbrar
a las gentes a adquirir conciencia de su egoísmo
y a proceder de acuerdo con sus dictados,
puesto que egoísmo y perversidad son los sos-
tenes en que se apoya el eje de! mundo. Dc?ía
que todos los buenos fracasan y son humillados,
que la justicia no existe sino como una simple
manifestación de la fuerza, que es preciso ven-
cer a toda costa en esta vida — única que
existe, por otra parte, — y, consiguientemente,
ser crueles, fríos y calculadores. Condenaba
severamente el sentimentalismo, que em-
bota la energía vital de los jóvenes;
anatematizaba el amor sentimental o
platónico; sostenía lá obligación,
inherente a los fuertes, de sojuz-
gar a los débiles. Sostenía otras
muchas cosas no menos graves e importantes,
¡as cuales pueden leerse en los numerosos libros
que publicó y que corren traducidos a casi todas
las lenguas cultas.
En lo privado, sin embargo, no era un hom-
bre temible. Era, simplemente, un hombre me-
tódico y antipático, antipáticamente metódico o,
si sé prefiere, metódicamente antipático. Era
constitucionalmente_ incapaz de prestar un servi-
cio; y antes que dar dinero a un pobre, hubiera
preferido arrojarlo al río. Al pobre, por'supuesto.
Así se explica que, al caer enfermo, nadie ío
fuera a visitar, nadie se interesase por su estado.
Ni uno solo de los que fueron sus alumnos
se tomó la molestia de concurrir a casa del
filósofo p a r a p r e g u n t a r por su salud,
Grabenfeld no lo encontraba extraño, ni,
desde luego, molesto para su amor pro-
pio. Muy por el contrario. Le parecía lo
más natural del mundo y, sobre todo,
veía en ello la más cabal y conclu-
yente demostración de la verdad
de su sistema filosófico. El ser
 C A R A / Y CARETAJ"
humano es naturalmente ingrato, y natural era tam-
bién, por consiguiente, que ninguno de aquellos
centenares de seres humanos a cuyos obtusos cere-
bros había llevado su palabra lampos de luz metafí-
sica, a quienes había enseñado a discurrir, tuviera
un rasgo de gratitud hacia su maestro. Lo anó-
malo, los monstruoso, hubiera sido lo contrario.
Ello hubiera venido a echar por tierra de un pa-
pirotazo el magnifico sistema filosófico elabo-
rado en tantos años de trabajo silencioso y
paciente, en la meditación constante y en la
frecuentación permanente de los grandes maes-
tros de todas las épocas y de todos los países,
sin exceptuar, por cierto, a los exégetas de
los sagrados libros de las religiones orien-
tales. E s t a frecuentación dio sus frutos, al ex-
t r e m o de que muchos comentaristas consideran
la filosofía de Grabenfeld como un neobudismo
científicamente estructurado de biología. De
biología en la m á s vasta acepción del t é r m i n o ;
pues, como se sabe — o, mejor dicho, como
por lo general se ignora, — el dominio de la m á s
m o d e r n a biología comprende dentro de sus
fronteras todos los fenómenos vitales de natu-
raleza material o espiritual que tradicionalmente
estudiaban las ciencias particulares. H a sonado,
para bien del mundo, la hora de la Biología.
No hay más ciencia que la biología, y el pro-
fesor O r t e g a y Gasset es su profeta
E n su forzosa inmovilidad y en su mutismo
forzoso, Grabenfeld daba vueltas en su magín a
estas y otras ideas, y se sentía francamente
satisfecho. E n los últimos días, acaso en las
últimas horas de su fructífera existencia, tenía
la confirmación plena de cuanto había afirmado
en la cátedra y en el libro. Podía dar su vida
por bien empleada.
U n a semana llevaba en aquel estado, sin ex-
perimentar mejoría alguna y sin recibir otra
visita que la de su medico y la de la vecina que
concurría dos o tres veces diariamente, cuando
acaeció algo verdaderamente anómalo. Cierta
m a ñ a n a compareció en la casa una mujer ele
humilde aspecto, la cual, sin decir palabra, lle-
góse hasta la cama del enfermo, se .'-entó a .su
cabecera y ya no se movió de allí, apIicándo5e
a cuidarle con solicitud conmovedora. Velábalo
durante las largas noches, y lo atendía a todas
horas como pudiera hacerlo por un hijo la ma-
dre m á s amante. ¿Quién era? Nadie lo sabía
decir, ni ella lo declaró. El paralítico la mi-
raba con sorpresa. Le era completai':ente des-
conocida la cara de a q u e l l a
mujer. ¿ Q u é hacía allí? ¿Quién
la había llevado hasta su lecho
de m o r i b u n d o ? . . . Y en vano
era esforzarse por hallar res-
puesta a aquellas pregun-
tas. Finalmente, c r e y ó
c.
r e c o r d a r . . . Sí, no cabía duda: era la misma,
t r a n s f o r m a d a por los años y por la miseria.
Recordó su adolescencia lejana, la casa pa-
terna, sus estudios en el Gimnasio de la ciu-
dad natal. Recordó, con a b s o l u t a precisión,
la cara pálida y pecosa y la trenza rubia de
aquella cliícuela, hija de los sirvientes de su
casa, a quien él había enseñado las primeras
letras, que él había levantado tantas veces en
sus b r a z o s . . . E r a aquella, indudablemente, 'a
mujer que estaba sentada a su cabecera, que
le servía los medicamentos, que le llevaba ia
cuchara a los labios, como a un niño que no
puede v a l e r s e . . . Era aquella niña, aquella Lotti,
que, convertida en mujer, y al cabo de mui.bos
años, venía a pagarle el favor recibido, cor.so-
lándole en sus horas postreras, mirái;dole con
sus ojos lagañosos de perro fiel.
Grabenfeld empeoró rápidamente, sorpren-
diendo a su médico, que no esperaba tan brusca
agravación. H a ' d e advertirse que, tan pronto
como estableció la identidad de su e.iferri:era,
se negó a ingerir los medicamentos que podían
aliviarle. G r a b e n f e l d se m o r í a irremisible-
mente, y su espíritu era presa de un furor inde-
cible. ¿ Q u é diablos tenía que hacer a'.i' aquella
nnijer? — debía preguntarse. — ¿Quién la auto-
rizaba para echar por tierra un sistema filosó-
fico respetable y al cual debía él, M a x Friedrich
Grabenfeld, un renombre mundial? ¿No podía
haberse quedado en su casa, atendípudo a los
quehaceres propios de sü sexo y c o n d i c i ó n ? . . .
Y en cuanto a él, grandísimo bestia, ¿quién le
habría m a n d a d o hacer favores que tarde o t e m -
prano tendrían que acarrearle las más funestas
c o n s e c u e n c i a s ? . . . Y una inmensa, una profunda
a m a r g u r a ensombreció el espíritu del moribun-
do; una a m a r g u r a tanto más cruel cu;-.ntc que
no podía d e s a h o g a r s e en palabras, p o r q u e
el que agonizaba era un hemipléjico; ni en lá-
grimas, porque el que a g o n i z a b a era un filó-
sofo.
Y una tarde, luego de dirigir a la buena tnujer
que velaba a su cabecera una terrible mirada
de indecible aversión, una t r e m e n d a mirada de
loco, una mirada que hizo proferir nn grito a
la infeliz, Grabenfeld exhaló el- último ; Henio.
L o s corresponsales gráficos de la "lilustricrte
Zeitung Leipzig" y "Die W o c h e " , que lleí,^.ron
a los cinco minutos junto con los operadores de
la casa Pathé, encontrando una mujer que so-
llozaba en un rincón hecha un
ovillo, le rogaron que se fuese a
llorar a otra parte.
As! murió M a x Friedrich Gra-
benfeld. Cualquier otra ver-
sión debe tenerse por falsa
y caprichosa.
Cib'ad'^^
DIBUJOS DE ARÍST'DES KECHAIN
 C A R A X Y CARET,-vr
Csjustad!
Atibrey descubre que as tan fácil enamorarse
de una chica rica como de una pobre.
EA cual fuere la facultad
que tengáis para gustar,
¡gustad!" Así aconsejó el
sabio Ovidio hace una in-
finidad de centurias. E x c e -
lente aviso, como lo de-
m u e s t r a n las glorificacio-
nes de Gertrudis Ederle,
Susana Lenglen, el "rojo"
Grange, G e n e Tunney,
" B a b e " Ruth, Paul Poiret,
I r v i n g Berlin, Frangois
Coty y D o n J u a n .
H e ahí una brillante, una
deslumbrante lista de gen-
tes emprendedoras, bien diversas las unas de las
otras, pero que, aplicando sus artes particulares,
obtuvieron éxito y fama duraderos. E n conse-
cuencia, no marquéis con un precio demasiado
bajo vuestra habilidad, si tenéis alguna. Echad
una ojeada hacia la persona de AuJjrcy E g b e r t
r i o w e , y levantad inventario de vuestros talen-
tos. ¿ P o r qué no hacerlo ahora mismo?
P e r m i t i d m e que me presente a mí mismo, peso
a que yo no era m á s que un inocente espectador
en la tragicomedia que he intentado ordenar para
contárosla. E n números redondos, j^o soy A r t u -
ro Justin, en una época caballero rústico, de
una productiva granja galense, pero nada m á s
que un ocioso caballero de Broadwa.v en la sa-
zón de la singular aventura de Aubrey Hov.'c.
Cuando el histerismo por comprar tierras en el
estado de Florida adquirió caracteres endémicos,
ayudé a mi multimillonario progenitor — don
Calvin Justin — a deshacerse de unos vastísi-
mos terrenos que poseía por allí y lo convencí
de la necesidad de producir un gran film —
"Aserrín y pecado", — con un a r g u m e n t o cir-
cense ideado por mí.
¡ A y ! E s t á b a m o s destinados a descubrir que,
aparte la cámara, el coraje y varios rollos de
película, concurren m u c h a s cosas esenciales en
el nacimiento de un film. Las dificultades, gen-
til lector, con cjue tropieza un productor inde-
pendiente para producir a sus expensas son di-
ficultades dignas de Iván el Terrible. Por for-
tuna, papá perdió unos cuantos miles de dóla-
res junto con el entusiasmo por fabricar pelí-
culas, y así acabó la primera lección.
Siguió a eso un período en que no tuve nada
que hacer, y lo desempeñé correctamente, sal-
vo cuando dedicaba mis sentimentales asiduida-
des a Elena H o w e , la fascinante h e r m a n a de
Aubrey y propietaria de un elegantísimo salón
de belleza situado en el trozo aristocrático de
Broadway. Yo estaba entonces enamorado de
la adorable Elena, y tenía mis motivos para pen-
sar que mis galanteos no eran mal recibidos.
Considerando los bestiales beneficios que puede
dejar la industria de embellecer a la humanidad
— ¡treinta millones de dólares se gastan diaria-
m e n t e en preparaciones y vmgüentos para her-
mosear esos cutis que tanto nos gusta acariciar I
— estuve a punto de convencer a mi padre de
que instalara a Elena en un g r a n establecimien-
to. Con todo, mis n ú m e r o s le dejaron frío. L o s
únicos números que lograban despertar el en-
tusiasmo de mi progenitor eran los del p r o g r a m a
de los teatros de varietés.
Llegó la época en que mi buen padre acos-
t u m b r a b a viajar a Florida en su maravilloso
yate "Everglade", con el propósito de pasar
allí los meses invernales y recuperar los entu-
siasmos perdidos en algún club nocturno de la
Lsla del Placer, en M a n h a t t a n . E s t e viaje lo
veía yo siempre con alivio porque me suponía
la seguridad de que mi patrimonio se vería li-
bre, siquiera por unos meses, de los habilísimos
excavadores de ambos sexos que r o n d a b a n a mi
progenitor.
U n a fría m a ñ a n a fui despertado por Miami,
el admirable valet de mi padre, cuyo nombre
de Miami le fué aplicado eñ reconocimiento a
las fuentes de la riqueza de aquél. Arrojé a un
lado mi "robe de c h a m b r e " y, bostezando, seguí
al valet hasta la habitación contigua, donde en-
contré a mi señor progenitor, bien afeitado, buen
mozo, rodeado de baúles, valijas y sombrereras.
— Buen día. ¿Tienes todo listo? -— fueron sus
palabras de saludo. — Zarpamos m a ñ a n a tem-
prano, ya lo sabes, y Miami debe conducir hoy
los equipajes a bordo.
Me restregué los ojos soñolientos y quise for-
tificarme con uno de sus estupendos cigarrillos
con m o n o g r a m a de oro.
— Papá, no voy a ir a Florida contigo — le
anuncié fríamente, lanzando una bocanada de
humo.
 rA-RA/ Y CARETA/

Po

H. C. Witwer
— ¿ H a s escrito una nueva escenaí —
rae p r e g u n t ó ominosamente.
— No, padre. E s t o y en estado perfec-
tamente normal. Simplemente, he decidi-
do no salir de aquí este invierno. Voy a
conseguirme un empleo, un puesto de
cualquier cosa, aquí en N u e v a Y o r k ,
para no seguir siendo el pobre hijo de un
millonario.
— ¡Aja! — moduló mi padre. — ¿De
modo que todavía te acuerdas de aquel
a r g u m e n t o que ideaste para el cinemató-
grafo? V a m o s , muchacho, ¿de qué se tra-
t a ? . . . ¿Elena H o w e ?
— Ests-. . . sí y no — respondí, turbán-
dome un poco. Mi padre era un artista pa-
ra la psicología. — Mire, y o . . .
— ¡ T ú lo que quieres es aparecer a mi.s
ojos como un héroe de novela barata, pero
no lo s o p o r t a r é ! — interrumpió el viejo,
nerviosamente. — Me revientan los hé-
roes, como dijo N e r ó n aludiendo a los
mártires.
— i P e r o ya estoy h a r t o de esta inacti-
vidad! — protesté airado.
•— T a m b i é n yo. P o r lo tanto, tendremos
movimiento, mi hijo. Deja que yo lo arregle todo,
que ya te lo dejaré todo a ti cuando me muera.
— Pero mira q u e . . . — comencé, pero mi pa-
dre me detuvo.
— No, no toleraré que te quedes abriendo la
boca en Nueva Y o r k mientras yo esté en Flori-
da. ¡ Y esto ya va siendo pavo frío! — vociferó
con energía. — Tienes todos los deseos curiosos
de un gran h o m b r e perfumado con agua de
colonia, Arturo, hijo mío. Quiero decir que te
inclinas demasiado hacia las jóvenes en desgra-
cia y eres demasiado pródigo con el dinero. A h o -
ra vas a hablar con esa paradisíaca joven del
instituto de belleza y con sus encantadores hcr-
manitos y les dirás que yo los espero aquí para
.'ilmorzar. ¡Anda, vamos, v a m o s !
E s t a orden alcanzó la fuerza de un úkase im-
perial, y en los ojos de mi padre brilló esa lumi-
nosidad que anunciaba uno de sus singulares
''coups de t h e á t r e " . De modo que me apresuré a
cumplir la indicación, y al mediodía Elena y sus
dos h e r m a n o s , . Aubrey y Jack, comieron con mi
padre y conmigo en su departamento del Fitz-
Carlton. Mi convencimiento de que mi padre
preparaba una sorpresa, aumentó. \ E r a una ma-
ravillosa oportunidad, en serio!
El versátil Miami desempeñó las funciones de
•'maitre", sentando a E l e n a entre Jack y Aubrey
y separando así a dos de los hermanos más dife-
rentes entre sí que he tenido el gusto de encon-
trar. Jack era un excelente muchacho, simpáti-
co a primera vista, entusiasta. Si algo lo tenía
orgulloso era la facilidad de sus victorias en
asuntos del corazón, ya que el bello sexo encon-
traba sus cualidades irresistibles y únicas. Su
mayor aversión era para el trabajo, fuera éste de
y en cuanto a la señora Hamilton, el héroe del
incendio la cautivó en absoluta aleitrión.
cualquier naturaleza; profesionalmente, era ex-
terminador de insectos, y si vosotros veis con
repugnancia esta profesión, ¡buena gente que
sois!, J a c k no pensaba lo mismo. P o r el con-
trario, el incorregible h e r m a n o de Elena loaba
su grotesca profesión proclamando que él era
un verdadero salvador de la humanidad. P o r q u e
la única arma de que se valía el joven para su
lucha contra los bichos era un dólar de polvo
insecticida ingenuamente mezclado con polvos
de talco, harina o cualquier otra substancia pul-
verizada que le cayera en m a n o . N o ganaba más
de cien dólares mensuales y sus clientes eran
los propietarios de hoteles, edificios, etc.
T o d a s las profesionales estratagemas de Jack
quedaron reducidas a poca cosa cuando mi pa-
dre, con su pervertido afán humorista, le ofre-
ció presentarle a u:i oso hormiguero del Bra-
sil, último resto de la "menagerie" circense de
nuestra fracasada película. El alborozado Jack,
que comenzó a referirse al animal como "su
porvenir", aceptó inmediatamente la donación,
bautizándola con el nombre de "Clarencio".
T a m b i é n comenzó a pensar que podía muy bien
adornar sus tarjetas con la siguiente inscripción:
" E l único exterminador de insectos en el mundo
que usa un oso hormiguero e n t r e n a d o " .
E l protagonista de este cuento, Aubrey E g b e r t
H o w e , era la exacta antítesis de su h e r m a n o
Jack. Calmoso, refinado y de facciones delica-
das, un tanto femeninas, Aubrey había sido su-
cesivamente el "solicitado" peinador del institu-
to de su hermana, y luego coj-ista de una revista
musical m o n t a d a por mi padre. Y era actual-
mente un célebre encarnador de papeles femeni-
nos, pues no sólo contaba con la ayuda de '^u
 C A R A V Y CARETAJ"
físico sino que sabía dibujar y disponer suntuo-
sos trajes, sombreros y otras creaciones que
usaba en escena.
A m b c í Iiennanos estaban continuamente en-
redados en disputas, y la hermana-arbitro veíase
obligada, reconociendo el genio peculiar de
Aubrey y la facilidad para evadir el traliajo de
Jack, a defender "primero al uno, luego al
otro.
Bueno, para seguir con nuestro asunto, cuan-
tío trajeron el café, papá se echó atrás en la
silla, lanzó tina bocanada de humo y miró sin-
gularmente nuestros semblantes a la expecta-
tiva.
— ¿ Q u é les parecería a ustedes si les dijera
que estoy por emprender un negocio de piel?
— ¿Un negocio de piel? — saltó Jack inme-
diatamente. — ¿Y usted el empresario?
— T e n g o esa sospeclia — continuó mi padre,
entre serio y burlón.
— Bueno, papá, no te portes así — exclamé,
impacientado. — Tuviste una razón para re-
unirnos hojr a todos aquí. ¿Cuál es esa razón?
I Rápido!
— N o sean impacientes •— intervino Elena.
— A ver, señor Justin, díganos de lo que se
trata...
— Si me permiten, se trata de algo relaciona-
do con la industria de los institutos de belleza
• - respondió mi padre. — Mis abogados traba-
jan actualmente en la constitución de una so-
ciedad, el Instituto A n ó n i m o de Belleza, o sea
una cadena de cstabiecimientos que se exten-
derá por toda la costa americana. Yo seré el
presidente, como es lógico; Elena ocupará la
gerencia general y A r t u r o la secretaría. ¿ Q u é
opinan de eso?
Elena saltó, todo su bello semblante albo-
rozado.
— ¡Oh, señor Justin, es usted una mara-
villa! — dijo.
— El mejor de los padres — asentí yo, con
entusiasmo.
— H a b l a n d o de todo un poco, Aubrey y yo
parece que no tenemos nada que hacer en el
asunto — p r o r r u m p i ó Jack. — Con todo, pue-
de que el Instituto A n ó n i m o de Belleza pro-
grese y pueda regalarnos algo; una b a r r a de
"rouge", por ejemplo.
— Ustedes dos tienen ya sus profesiones —
aclaró papá, intencionadamente. — Apartarlos
ahora de ellas sería destruir sus respectivas
ambiciones. El trabajo es el padre de la fama.
— Y la suerte la m a d r e — añadió Jack. —
¡ Y la razón de que yo no pueda progresar es
que esos dos cónyuges se han divorciado de mí!
Siempre bien dispuesto para festejar el cí-
nico humorismo de Jack, mi padre sonrió de
buena gana y golpeó cariñosamente en la es-
palda al exterminador de insectos.
— No importa, Jack. Teniendo a tu lado al
famoso hormiguero Clarencio, ¿cómo puedes
desear venir conmigo?
— ¡ E s una idea! Llevaré a Clarencio a todos
los balnearios de Florida. H e dejado allí mu-
chos amigos.
— ¿ L a s hormigas?
— ¡Déjelas tranquilas! — respondió Jack,
acalorado. — T e n g a usted bien presente, pero
bien presente, que esos animalitos me están
poniendo en contacto con el éxito. ¡Conozco a
mi.s insectos! Con la ayuda de Clarencio ga-
n a r e m o s unos miles antes que usted tenga
tiempo de abrir la boca.
— ; N o es é.^te un prodigio? — b r o m e ó Elena.
•—Perfectamente; todo está arreglado — afir-
m ó mi padre, poniéndose de pie con aire de
gran financista. — Elena, Arturo, Jack y yo nos
embarcaremos mañana. Estableceremos en Flo-
rida los principales resortes del I n s t i t u t o . . .
— Pero ¿y qué será del pobre Aubrey mien-
tras todos estemos lejos? — interrumpió Ele-
na, dirigiendo a su hermano una mirada ma-
ternal.
— Le podemos poner un negocio hasta que
volvamos — sugirió Jack, con su habitual ci-
nismo.
— Q u é bonito, ¿no? protestó Aubrey.
— Bueno, véngase con nosotros entonces, Au-
brey — invitó papá. — i Lejos de mí el introdu-
cir separaciones en la familia!
— E s usted muy gentil, señor Justin — res-
pondió Aubrey, — pero tengo compromisos con
el tcútro, que me obligan a permanecer aquí.
Mi guardarropa necesita inmediata asistencia.
¡Imagínese que no tengo en uso nada m á s que
un traje de noche!
—-¡Oy! — exclamó Jack frunciendo los la-
bios cómicamente ante la aclaración de su her-
mano. — ¡ E s o me desespera! ¡Qué hermosa
preocupación para un hombre g r a n d e !
— ¡ N o seas tonto, Jack! — p r o r r u m p i ó Ele-
na. — Los que viven en casa de celuloide no
deben arrojar fósforos. ¡ Los dos son bien gro-
tescos! ¡Con tantas ocupaciones como hay en
el mundo, tan grande, tengo que soportar a
dos hermanitos que son exterminador de in-
sectos el uno y creador de papeles femeninos
el o t r o !
— ¡ Pero, Elena, yo creí que estabas orgu-
llosa de mi a r t e ! — exclamó Aubrey, con un
acentuado tono de reproche.
— Sí, lo estuve en un tiempo — dijo Elena;
— pero lo he pensado mejor y . . . hubiera de-
seado que tu profesión fuera algo m á s . . . m á s
viril. ¿ Ñ o es cierto, A r t u r o ?
— Y ' o . . . y o no sé, E l e n a . . . — m u r m u r é ,
cohibido.
— Sí, es claro — intervino Jack. — A r t u r o
no quiere decir lo que piensa porque el inte-
resado es hermano tuyo, i Pero estoy seguro
que le producirá tanto horror tenerlo a Aubrey
de cuñado como la difteria!
La viva discusión que se t r a m ó de resultas
de todo eso fué g r a n d e m e n t e disfrutada por mi
padre. L o s h e r m a n o s varones, sobre todo, que-
braron lanzas con excesiva violencia. Elena
provocó luego el armisticio recordándoles que
tenían que alistar el equipaje.
Al día siguiente nos hicimos a la m a r a me-
diodía, pero no sin incidente. L a jaula que
encerraba al oso hormiguero cayó al agua im-
previstamente y permaneció flotando en el
H u d s o n helado. Mientras Elena gritaba: " ¡ V i v a !
¡Viva!" y batía palmas, Jack tuvo que ser su-
jetado para no verle arrojarse por la borda con
un heroico propósito de salvamento.
— ¡ P o r Dios, hombre, vas a arriesgar la vida
por salvar un animalucho de esa especie! —
protestó Aubrey.
— ¡Animalucho serás tú, pedazo de come-
galletas! ¡ E s e a n g e l i t o c o n s t i t u í a toda mi
vida!
Con todo, Clarencio fué salvado, extrayén-
dosele medio m u e r t o de las aguas y se ganó
todos los corazones y la serenidad de Jack, tra-
gándose poco después un nido de hormigas
que había en la borda.
U n a vez abandonado el frígido canal y alcan-
zado el Atlántico azul, maravilloso, comenza-
 CAk/vj < CAKhí/VJ
uios todos a disfrutar del viaje. E l inagotable
humorismo de mi padre liizo prodigios, lo mis-
mo que el jefe de oficina, que nos obligaba a
reposar largas horas sobre cubierta. Elena, ini
padre y yo nos lo pasábamos discutiendo y ha-
ciendo planes acerca del nuevo establecimien-
to de belleza, mientras que Aubrey se entrete-
nía dibujando modelos de vestidos y sombre-
ros, j ' Jack enseñaba nuevas habilidades a Cl.'i-
rencio o evidenciaba sus virtudes ante una pro-
picia y boquiabierta tripulación.
F u é al amanecer del segundo día de nave-
gación cuando me vi despertado por la brusca
entrada de Miami en mi cabina. U n ruido de
voces llegaba desde fuera. Las máquinas del
yate estaban en silencio y me llegó un olor
acre a pintura quemada. Salté de la cama, me
puse una salida de baño y salí.
Sobre cubierta todo era confusión. Algunos
de los tripulantes a r m a b a n los botes salvavidas
al tiempo que otros iban y venían con extingui-
dores de incendio. Aun en medio de mi confu-
sión original, advertí un detalle que me arran-
có una risa nerviosa: Jack, blanco el semblan-
te, se apresuraba a meter desconsideradamente
a Clarencio en uno de los botes, pareciendo
pretender a toda costa que el animal se salvara
antes que nadie. P a p á y Elena, a medio vestir,
corrieron hacia mí.
— ¡ N o hay miedo! ¡ D e n t r o de media hora, o
tal vez antes, nos traerán ayuda! ¡El vapor
" D a r t m o u t h " recibió nuestra alarma radiotelefó-
nica! — expresó mi padre, gesticulando con un
balde vacío.
— E s como para erizar los cabellos, ¿verdad?
— expresó Elena. — T e n d r e m o s que utilizar los
botes en el mar.
— ¿ H a y fuego a bordo? — p r e g u n t é inocen-
temente.
— ¿Tiene esto aspecto de película? —• g r u ñ ó
mi padre. — ¡ V a m o s ! Vístete rápido y ven a
ayudar. A u b r e y es el único h o m b r e de a bordo
que conserva el coraje y la cabeza. ¡ T ú me
haces preguntas tontas y Jack cuida de su oso
hormiguero mientras a mi yate se lo comen las
llamas! Aubrey descubrió el fuego y lo hubiera
dominado por sí solo a no mediar el h u m o que
le impidió ver. N o parecía encarnar papeles
femeninos entonces, ¡sino bien de h o m b r e !
Con un pequeño grito de alarma, Elena co-
rrió a la cabina de Aubrey y yo cumplí las ór-
denes de mi padre. ¡Buen fuego! Habiendo ata-
do a Clarencio a uno de los asientos del bote
salvavidas, Jack se reunió con nosotros, y cuan-
do apareció el " D a r t m o u t h " , ya habíamos reduci-
do el fuego a la bodega, ^que fué donde se ori-
ginó. Fuimos trasbordados sanos y salvos a!
vapor, m i e n t r a s algunos h o m b r e s permanecían
en el " E v e r g l a d e " para liquidar los trabajos de
extinción del fuego y llevar luego el yate a
Nueva York para ser reparado.
A bordo del " D a r t m o u t h " fuimos objeto de
.grandes atenciones; una suerte de romántico
interés nos adornaba, por supuesto, al haber
sido hallados en pleno mar dentro de un yate
ardiendo. J a c k estaba en la gloria y no perdía
oportunidad de relatar detalladamente la aven-
tura, añadiéndole de vez en cuando sensaciona-
les embellecimientos hasta que en el relato nú-
m e r o doscientos el incidente quedó convertido
en la m á s truculenta y hermosa novela marina
que j a m á s se ha oído. El oso hormiguero fué
contemplado con gran intriga, pero el' ofreci-
miento m a g n á n i m o hecho por Jack, a manera
de agradecimiento, consistente en enviar a Cla-
rencio a todos los camarotes en busca de iior-
niigas, fué gentilmente rechazado por el capí
tan. Atibrej-, cuyas quemaduras superficiales fue-
ron curadas por el médico de a bordo, fué mi
rado como el héroe de la jornada, cuando mi
padre contó que él había descubierto y domi-
nado el fuego.
Ahora estoy absolutamente convencido de
que fué el destino quien llevó el fuego al yate
de mi padre.
E x a m i n e m o s de cerca las coincidencias feli-
ces que siguieron a la aventura y veremos evi-
dentemente los sabios trabajos de la suerte. E n
el comedor nos sentamos a la mesa de una se-
ñora Hamilton, que m o s t r ó gran interés en
nuestro salvamento }' nos acogió con mucha
cordialidad. La simpatía fué m u t u a desde el
primer m o m e n t o . L a señora H a m i l t o n era un;;
viuda encantadora.
Elena se hizo gran compañera de ella, mien-
tras mi padre y J a c k se disputaban sus sonri-
sas. P o r primera vez, Miami no se ofendió ante
las rendidas muestras de pasión de mi padre
hacia un miembro del sexo opuesto. Miami era
un gran "conocedor" y me expresó que la viuda
de H a m i l t o n era "una verdadera dama", a p r e -
ciación que compartí íntegramente. Fácil nos
fué advertir que era a b u n d a n t e m e n t e rica.
P e r o mientras la señora H a m i l t o n reía de
buen grado ante las ocurrencias de J a c k y sus
relatos de proezas de osos hormigueros, mien-
tras permitía que mí padre le transportara el
abrigo de silla en silla, no era otro que Aubrey
el que recibía su absoluta atención. Y eso desde
un principio. J u g a b a n a los naipes en sociedad y
nos vencían lindamente a Elena y a mí. J u g a b a n
también al tennis sobre cubierta y, de noche, re-
currían al amparo romántico de la soledad, aco-
dados en la borda, contemplando silenciosamen-
te las estrellas. M á s de una vez fui testigo de
aquellos poéticos y sentimentales apartes.
Jack, que hacía graciosamente todo lo posible
))or derrotar a su h e r m a n o en el combate pasio-
nal, lo detuvo im día mientras llevaba un libro
a la señora Hamilton.
— ¿Sabe esa dama que eres un encarnador de
papeles femeninos, cara de ángel? — le p r e g u n t ó .
A u b r y se m b o r i z ó y luego su semblante ad-
quirió una expresión triste,
—-¡No lo sabe! — respondió con serenidad. -
Y te agradeceré que no hagas ninguna alusión a
m\ antiguo oficio en presencia de E d i t h . . . digo,
de la señora Hamilton.
— ¿Antiguo oficio? •— inquirió P-leiia. — ¿ Q u é
(juieres decir con eso?
— Quiero decir que ya no encarnaré papeles
femeninos — respondió Aubrey. — Ya no tengo
nada que ver con los escenarios. Quiero hacer-
me un nombre en el terreno de los negocios.
— ¡ E s p l é n d i d o ! — gritó Elena, y saltó a im-
pripiir un beso en la mejilla de su h e r m a n o . —
Estoy satisfecha de ti, 7\ubrey, que creo t e n d r á s
éxito en cualquier profesión que elijas. F u é un
gran día para ti aquel en que te encontraste coa
Edith Hamilton. ¿Ves ahora lo que puede una
mujer? Las chicas nunca t e n e m o s el crédito que
en realidad meréceme?.
— Bueno. Aubrey, me alegro y t,e felicito - -
se apresuró a expresar Jack. •— ¿Y cuál es esa
raqueta con la que piensas golpear al mundo?
— N o lo sé todavía. P e r o voy a hacer grandes
ccisas, "grandes c o s a s " . . . — anunció el otro.
— Puedes utilizarme en cualquier m o m e n t o ,
muchacho, t a n t o para la ayuda material como
para la moral — dijo mi padre, palmeando afee-
 CA.R7^y Y CARETA./

tuosamente a Anbrey. — T ú n¡e ^

convenciste en el 3'ate de qiie eres
el liombre-(iue-dará-que-Iiablar de i^
siempre, y que si la naturaleza te /'
dotó de una facultad de imitación
y de una belleza de dios, no fué tu
capricho sino tu deber lo que te
llevó a encarnar papeles femeninos.
— ¡ L o mismo pienso! — explo-
té yo.
-—Me gustaría que la señora H a -
inilton llegara también hasta Mia-
iiii, en Florida — pronunció Elena. ;
•—• H e m o s simpatizado y . . . P
— E s t e . . . ella va a Miam.i — i
interrumpió Aubrey, con una m o - ;
luentánea vuelta a su primitiva in- i
genuidad. — Y o . . . e s t e . . . consc- I
guí convencerla de que modificara
su itinerario. Ya que nos h e m o s
hecho todos tan amigos de ella. .
— i Caramba con el jovencito de
suerte! — estalló Jack. — T ú la
convenciste, ¿eh? Pues no es poca
foftuna. Así me animaría yo a ti- ,
r a r m e a un pozo y salir luego con
una botella de w h i s k y . . .
•—Tan fácil es enamorarse de
u n a mujer rica como de una po-
bre — repuso Aubrey, con una dé-
bil sonrisa. '
— ¡ E s o se llama ser un mucha- i
cho de ley! — exclamó mi padre. '
•— Me gustaría que mi hijo siguiera ,
tu ejemplo, Aubrey. Cuando lie- ,
g u e m o s vamos a hablar serianien- i
t e ; creo que tienes otros talentos
capitalizables. I
¡ L o s tenía, efectivamente! ;
A n t e s de cumplir los tres prime- i
ros meses de nuestra permanencia |
en Florida, tuvimos instaladas tres |
sucursales del "Instituto A n ó n i m o i
de Belleza" en los barrios m á s '
ricos de Miami. ¡Tuvieron un éxi- L /
to compensador e inmediato! File- -¿Ilay fiicoo a bordo? — pregunté inocentemente.
na trasladó de Nueva York sus
experimentados o p e r a d o r e s , eli-
giéndolos no sólo por su experiencia sino por ción que aprovechó J a c k frecuentemente, pa-
su pulcritud personal, ya que actualmente el seándose con alguna admiradora en los momen-
cuarenta por ciento de los clientes de un insti- tos que le dejaba libre la exterminación de insec-
tuto de belleza son masculinos. F u e r o n busca- tos o la exhibición de Clarencio. Siendo su gus-
dos una multitud de cirujanos plásticos que ope- to personal lo suficientemente católico, un día
raban cicatrices, afinaban narices, suprimían lo acompañaba una rica heredera y otro cual-
arrugas, hacían desaparecer papadas, etc. quier camarera del hotel. Mi padre se com-
N o s e m p e ñ a m o s en difundir los anuncios en placía en afirmar que al lado del hermano
la prensa, en el correo y por medio de la radio. de Elena, el mismo Don J u a n era una floreciUa
T u v e la idea de redactar y lanzar unos panfletos silvestre.
de propaganda, y lo consulté con Elena. E n mi Con todo, fué Aubrey quien cautivó nuestra
masculina ignorancia, yo pensaba que la melena curiosidad. Ningún detalle de su vida noá haijía
femenina es sencillamente la m e l e n a . . . p e r o . . . dado, aparte la declaración de que ya habia en-
— La última palabra en materia de melena — contrado su " m é t i e r " e iniciado las consecuen-
m e expresó Elena — es la bob (bob es la palabra tes tareas. Aubrey y la hermosa señora H a m i l -
inglesa original, equivalente a melena) a la fran- ton continuaron siendo compañeros inseparables,
cesa. L u e g o hay la popular bob volada, a lo paje, para felicidad de Elena. L a s dos encantadoras
a la gargonne, y la muy bonita a la rusa. Pero, jóvenes habían congeniado, y ésta propuso can-
con los trajes de noche, la melena se suprime, y didamente que le agradaría tener a la viuda por
entonces existen varios métodos para añadir ca- h e r m a n a política, pero Aubrey, instigado a cada
bello artificial. T a m b i é n suelen usarse pelucas de rato por Elena y hostigado por las chanzas de
color que hacen juego con los vestidos; sobre Jack, no pareció tener apuro en declararse.
todo se usan mucho las p l a t e a d a s . . . P o r aquel entonces nos embarcamos en una
E l e n a m e explicó también la importancia de controversia con un modisto que se pernu'tió
cambiar o variar, de acuerdo con las horas y instalar frente a nuestra sucursal de Miami un
los vestidos, el color de los cabellos. establecimiento similar al nuestro y al que bau-
Mi padre adquirió un bote a vapor, embarca- tizó con un nombre asaz parecido. Aquello se
 CARAJ" Y CAIíFTA.r
— /• Tiene esto aspecto de película! — gruñó mi padre.
nos ocurrió un atentado, un plagio, y escribi-
mos al intruso una carta de airada protesta. E l
modisto nos respondió burlándose, muy a sus
anchas.. .
Molestada por el abuso, Elena visitó el nue-
vo establecimiento para encararse con el pro-
pietario; pero no lo consiguió, pues, según le
expresó la encargada, se hallaba en Nueva York.
Si bien ardiendo de indignación, Elena habló
después con. entusiasmo de la belleza y origina-
lidad de las creaciones del modisto. T a n pode-
roso era el encanto de los vestidos de su enemi-
go, que ella no pudo dejar de comprarse un
hermoso vestido de noche, vestido que, pese al
disgusto de Jack, tuvo la entera aprobación de
Aubrey.
L a señora Hamilton era una asidua favore-
cedora de Elena, aunque sus visitas respondían
ocultamente a otro motivo que los tratamieritos
de belleza, innecesarios en su caso. Mi amiga
me contó que la viuda le hacía preguntas rela-
tivas a las ocupaciones de Aubrey, a sus pro-
pósitos; pero Elena solía ser una esfinge en
ocasiones. Con todo, ésta no perdió la oportu-
nidad de ensalzar indirectamente a su h e r m a n o ,
p o n d e r a n d o s u talento, aunque sin concretar en
qué consistía.
— Lo cierto es que ni yo misma sé lo que
hace Aubrey — expresó Elena. — Me temo que
anda con serios disgustos estos días. Lo llama-
ré al orden pronto.
Al día siguiente m i s m o había averiguado ya
bastante, pero no quiso satisfacer mi curiosidad.
— Sólo puedo decirte que Aubrey estii aver-
gonzado de su profesión, A r t u r o — dijo, res-
pondiendo a mis pertinaces preguntas, y nos
unimos a los bailarines en el "hall" del hotel. —
Tiene miedo que E d i t h Hamilton sepa lo que
hace, aunque está ganáljdo una fortuna con ello.
Lo que voy a hacer es entrevistarme con E d i t h
y ver si en realidad ama a mi h e r m a n o o si sólo
es un flirteo pasajero.
La misteriosa ocupación de Aubrey, que, lo
confieso, me tenia ardiendo de puro intrigado, y
los sentimientos de la señora H a m i l t o n hacia él
se nos revelaron en una rápida y estupenda opor-
tunidad.
Al día siguiente estábamos en las carreras,
invitados por mi padre, donde había dejado ya
una buena parte de su fortuna y no pocos entu-
siasmos, cuando se nos acercó Jack, en pleno
paddock, p r o g r a m a en m a n o .
— ¡Ya tengo todos los d a t o s ! Me los pro-
porcionaron los mismos caballos. Reina María,
 CARA.r Y r A RETA/
en la primera carrera, Chica Alegre en la ter-
cera y Mi Chico en la sexta.
— ¿Reina María, Chica Alegre y Mi Chico? —
sonrió Aubrey. — ¿ P o r qué las mujeres y los
chicos?
— ¡ P o r q u e e n t r a r á n a la cabeza, como que hay
Dios! — respondió Jaclc. •— ¿ N o han oído alguna
vez aquello de que "las mujeres y los chicos van
siempre delante"?
— Apuesto cien dólares a Reina María — ex-
presó Elena.
Aubrey y j ' o apostamos otro tanto. P a p á no
apostó.
— Y o . . . yo no apostaré nada — declaró la
señora H a m i l t o n . — N o me gusta j u g a r . . .
— N o diga ridiculeces, E d i t h ; esto no es ju-
gar — comentó Jack. — Si no se apuesta no
tiene gracia el ver disparar a los caballos.
—• Prefiero no apostar •—• insistió la señora
Hamilton, enrojeciendo.
— Bueno, Jack,' no insistas — intervino mi
padre.
Reina Maria g a n ó fácilmente y la señora Há~
niilton miró con pena el producto de nuestro
acierto, triunfalmcnte agitado por Jack.
N o fuimos tan afortunados en la tercera ca-
rrera. Chica Alegre perdió lastimosamente. Sin
embargo, antes de comenzar la sexta Carrera, la
señora H a m i l t o n se acercó a Jack y, tocándole
tímidamente el b r a z o :
— T e n g o . . . ganas de apostar algo yo tam-
bién — pronunció con un delicioso rubor.
—-¡Magnifico! — exclamó Jack. — E s t a es la
última oportunidad.
La señora H a m i l t o n vaciló, se mordió el la-
bio, luego:
— ¿ P o d r é apostar cinco mil dólares?
— ¡ H o l a ! ¡ E s o se llama tener valor y hacer
saltar la banca! — p r o r r u m p i ó Jack.
— P u e d e apostar cinco o cincuenta mil, seño-
ra — afirmó mi padre, contemplándola lleno de
interés.
— E n t o n c e s ajíostaré cinco mil dólares a . . .
Lady Gloria — a n u n c i ó f i r m e m e n t e la
viuda.
— Vea que tiene que andar con cuidado — ex-
presó Jack. •— A mí me gusta Mi Chico.
— P o r esta vez —- terció mi padre, — creo t|ue
Jack tiene razón. Lady Gloria es un animal
Jiucvo; corre por primera vez. ¡Quién s a b e ! . . .
Mi Chico, en cambio, es un caballo corrido,
excelente y, sobre todo, favtn-ito, M e parece que
no es p r u d e n t e aventurarse. El caballo " h e c h o "
tiene siempre m á s p r o b a b i l i d a d e s . . .
— Sí, pero quiero realizar este "palpito", Dé-
jenme elegir el c a b a l l o . . .
— Jack — dijo Elena, — si yo estuviera en tii
iugar dejaría que E d i t h apostara a su gusto los
cinco mil dólares. Puede sobrellevar m u y bien la
pérdida y puede también ganar un dineral si
triunfa L a d y Gloria. Si tú la haces cambiar
de idea y ese animal gana, ¡no te arriendo la
ganancia!
—^¡ Claro! exclamó Aulirey, - T'al vez
Edith tenga el d a t o . . .
-—Es que lady Gloria también se llama mi
h e r m a n a . . . la casada con lord OH v e r . . . —
pronunció la dama, con ingenua gravedad.
Mi padre tosió y desvió la vista,
mientras Jack parecía desorientado.
T R A D U C C I Ó N
D I B U J O S C S C H A
— ¡De acuerdo con eso, la yegua no puede per-
der! — dijo. — D é m e los cinco mil dólares an-
tes de que se acaben los boletos de su relación
de f a m i l i a . . .
— ¿ N o sería estupendo que L a d y Gloria ga-
nara esta carrera? — sugirió Elena.
LTn cuidador adolescente pasó por allí y, ai
escuchar aquello:
— E s bien fácil — dijo. — A ese animal lo
!ian tenido tapado durante dos meses. Les echa-
rá tierra a los otros.
Acababa de hablar un profeta. El nombre de
Lady Gloria corrió de boca en boca, y poco
tardó Jack en cobrar para la señora Hamilton
la bonita suma de cuarenta mil dólares. E s t a su-
frió un inmediato desvanecimiento.
La b o m b a estalló al día siguiente en el al-
muerzo, cuando Aubrey alzo dolorosamente los
ojos por encima de su helado de fruta.
— A h o r a puedo decirles a todos cuál fué el ne-
gocio en que me metí desde que l l e g a m o s . . . —
anunció intempestivamente. — A h o r a puedo de-
cirlo porque ya he pagado y vendido sus intere-
ses al h o m b r e que me respaldó.
— ¿ P e r o por qué has vendido el negocio, Au-
brey? — inquirió rápidamente la señora H a m i l -
ton, pretendiendo aparecer indiferente.
— P o r q u e . . . porque pensé que no le podía
gustar a usted un h o m b r e inmiscuido en él —
aseguró Aubrey. — Y o e r a . . . vamos, hay que
decirlo; yo era ¡"el modisto de e n f r e n t e " ! . . .
_ Como tocados por un rayo, Jack y yo nos hi-
cimos atrás, mirando con estupor al que aca-
baba de" hablar; pero los demás no parecieron
sorprenderse ni mucho ni poco.
— ¡Vaya, vaya! — saltó Jack. — Peinador, co-
rista, figurín femenino y modisto. ¡ Q u é perfor-
mance !
•—¡Siempre lo supe, A u b r e y ! — anunció la
voz aterciopelada de la señora H a m i l t o n . •— ,Su
h e r m a n a y yo lo conversamos m á s de u n a vez.
¡Y estoy orgullosa de su talento creador! Yo
también tengo una confesión que hacer. N o soy
rica, A u b r e y ; los cinco mil dólares que aposté en
las carreras constituían toda mi fortuna. Cuando
jugué el dinero estaba d e s e s p e r a d a . . . ¿A quién
le vendió usted el negocio?
— A una mujer de nombre Nelson. Yo no la
vi; mi abogado lo arregló todo.
— ¡Aubre}', yo soy esa mujer, y Nelson era
mi n o m b r e de soltera! — sonrió ingenuamente
la señora H a m i l t o n . — L o compré con los cua-
renta mil dólares que g a n é con Lady Gloria.
— ¡ E n t o n c e s , yo le di sus cuarenta mil dólares
al señor Justin, que fué quien m e p r e s t ó igual
cantidad cuando me establecí!
— ¡Si se leyera esto en los diarios, nadie lo
creería! -^- exclamó Jack, boquiabierto.
— P e r o , Edith, ¿qué fué lo (¡ue la llevó a us-
ted a comprar mi establecimiento?
L a señora H a m i l t o n bajó los ojos para fijar-
los en su plato y un repentino rubor le invadió
el cutis bellísimo.
— Aubrey, estabas muy bien hasta ahora y no
debes ponerte tonto — aconsejó Jack, ponién- .
dose de pie. Y volviéndose hacia nosotros r
— ¡ B'ste m u c h a c h o va a esperar que la
chica lo lleve en a n d a s ! Vengan, va-
m o s a otra mesa. ¡ E s t e par de m o r -
tales no va a i)ensar en comer! '
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meros tiempos de !a historia.
Según el informe presentado por
¡as autoridades científicas que tie-
nen a su cargo estas investigaciones,
ha quedado comprobado que el acei-
te de maulmoogra contiene uno o
más agentes que ejercitan u n a m a r -
cada acción terapéutica en muchos
casos d e lepra. N o puede todavía d e -
cirse si la enfermedad queda curada,
desde que es imposible establecer
ninguna verificación adecuada, pei'o
sea o no esta cura aparente, real
y d u r a d e r a , es evidente que hay un
valioso medio de fiscalizar el fla-
gelo.
E l aceite de maulmoogra crudo
no era un nuevo remedio para el
tratamiento de la lepra, p e r o em-
pleado en esta forma había probado
ser t a n nauseabundo y doloroso para
el paciente, que se le había .suspen-
dido temporalmente. Se han estudia-
do, entonces, las propiedades de sus
derivados y los doctores Me Donald
}• Deán informan que se ha encon-
trado q u e el etilo de los aceites
grasos es un aceite fluido y delgado
que se. presta a inyecciones inter-
muscitlares y es absorbido fácil-
mente.
El tratamiento que hoy se sigue
consiste en inyecciones semanales de
una preparación d e ! etilo de los
ácidos del aceite de malmoogra con
un dos por ciento de iodina en d e -
terminada combinación química. L a
cantidad usada para los adultos co-
mienza siendo de un centímetro cú-
bico y es gradualmente aumentada
a un máximo d e curación accesoria,
de frotaciones y ungüentos de iodina,
y los baños de sol son también em-
pleados p a r a mejorar las condicio-
nes fi.íicas y mentales del paciente.
Los doctores Me Donald y Dean
son d e opinión que la lepra en el sis-
DESATINO
— Pero, imbécil: ¿no puedes
dar en el clavo?
tema nervioso, así como los casos
articulares, deben recibir el nuevo
tratamiento. D a n cuenta de resulta-
dos sorprendentes obtenidos en casos
nerviosos, en los cuales creen que
el tratamiento detendrá el mal y
prevendrá el desarrollo d e la des-
trucción de las manos y los dedos,
aun cuando en los casos de larga
duración l a s funciones normales no
pueden s e r restablecidas completa-
mente.
D u r a n t e los últimos años — di-
cen estos hombres de ciencia —
hemos hecho algo m á s que detener
los destructores efectos de la enfer-
medad. H e m o s tenido la g r a n satis-
facción de v e r huellas de indudable
mejoría en un número consid-írable
de estos casos del sistema nervioso
y aparentemente un completo resta-
blecimiento en otros.
U n joven que vino con u n a ata-
xia declarada, imposibilitado d'c le-
vantarse sobre sus pies y con una
mano tan débil y deformada que se
había visto obligíido a dejar el u.w
de la máquina de escribir u n a ñ o
antes de ingresar, ha mejorado df
una manera tan notable, que es hoy
un jugador de tennis.
U n a mujer con los dedos consu-
midos a menos d e la mitad de su
largo original, después de un a ñ c
de tratamiento está en condición de
escribir, coser, tejer y ejecutar mu-
chos movimientos y funciones de lo.s
cuales estaba privada de.=de hacia
muchos años.
 C A R y V Y CARETAX

YODOSALINA
ñtir
J u i c i o d e l doctor J u a n A. T e s t a , ( c o n -
sultorio E s m e r a l d a 6 1 4 , c i u d a d , ) d i s t i n -
guido médico cirujano.

lUAf< i. TFOTA

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la cura con c u a l q u i e r a d e e s t o s d o s p r o d u c t o s , s e s i r v i e r a e n v i a r l e s u o p i n i ó n al r e s p e c t o .

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 L e c t r o c u 1 t u r a
H e n r y di Graffigins ha publica- Prillieux repitió sus experifncias, influido por esta continuidad pre-
do en la "Reviie Mondiale" un ar- con deplorable resultado, y Gastón senta una más simple.
ticulo acerca de la influencia con- Bonnier, más afortunado, obtuvo 3 ' •— La iluminación eléctrica
siderable que sobre los fenómenos los resultados siguientes : discontinua (doce horas de obscuri-
de la vida de las plantas ejerce la 1'' — Se puede provocar, por una d'id sobre veinticuatro) produce tam-
electricidad y de los modos de apro- continua esclarificación, mod ficacio- bién una estructura que se aparta
vecharla en beneficio de las plantas nes de estructura considerables en de la normal.
}iiismas. las hojas y talles jóvenes de los En lo que se refiere a la electri-
Becquerel ha reconocido que ¡a árboles. zación directa de las plantas, el pri-
nutrición, respiración y crecimiento 2 ' — Se puede crear un medio mer ensayo fué llevado a cabo por
de las plantas no se llevarían a cabo en que la planta respire, asimile y el fisico inglés Sheppard en 1846,
sin una cantidad notable de electri- transpire dia y noche de manera in- y sus experiencias fueron repetidas
cidad, y puede, por tanto, asegurar- variable, toda vez que el vegetal, por físicos alemanes, suizos y rusos.
se que ésta no es e x t r a ñ a al de.s-
;irrollo de la flora terrestre.
Recuerda Graffigins el experi-
mento de Joaldo. Los jazmines plan-
tados en la proximidad de un para-
rrayos florecieron con inusitada al-
tura, al paso que los más alejados
no pasaban de las ordinarias di-
mensiones.
Este fenómeno es una de las nu-
merosas transformaciones en que se
complace la naturaleza, depositaría
de las fuerzas iniciales de la energía
universal, que reparte bajo diversas
.apariencias, justificando el famoso
axioma de Lavoisier; " T o d o s e
transforma."
Estudia a continuación los proce-
dimientos diferentes de electrocultu-
ra (electrocultura por la luz artifi-
cial, electrización d i r e c t a de las
plantas y captación de la electrici-
dad atmosférica).
H e r v e - M a g n o n , en 1861, indicó
la acción que sobre la rapidez del FANTASÍA MACABRA
- Desearía ver al señor Durand.
desarrollo de ciertas especies vegeta- • Espere un momento. Ahora mismo baja.
les ejerce la electricidad, favorecien- (De Pele Melé, París)
do la asimilación.

a
r
ca^a de écL dccñ
es decir, el intento de alcanzar, el éxito implica nervios sanos,
tranquilidad, seguridad, energía y decisión.
¿Posee Yd. estas calidades? Si no es así no pierda Yd.
el tiempo en buscar la dicha. No obstante, con unas cuantas
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nerviosidad y adquirir la sensación de seguridad, energía y
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tmKssammssaa
 CARA,/- Y C/.RFTA-/
s en la m a - perro ladra en la vecin.
ñana de un dad,^ y como ya es me-
día de a n o s , diodía, se oye, apagado,
to de 1823. el toque de rancho por
La lluvia el clarín del fuerte.
baja sobre Picazarri, con mecá-
la c i u d a d nica abstracción, se pone
con ese rui- a dibujar pentagramas y
do con que la imitan en notas con el dedo en el
el teatro; y los edificios vidrio empañado. El ha
coloniales desdibujados difundido en los salones
por el aguacero, parece de pro el gusto por la
que se van a despegar y música Italiana. Ejecu-
caer en la calle. Desde tante discreto, sus inter-
un portal, un vecino ob- pretaciones le han gana-
serva, ociosamente, có- do en las tertulias un
m o la ventolina agita un prestigio más sólido que
letrero de latón que di- su condición eclesiástica,
ce : "Cigarros hambur- y los transeúntes, en las
gueses". Ni una ánima horas de clase, se paran
se aventura por el loda- a escuchar sus lecciones
zal de la vereda. Lejos, bajo las ventanas de su
un comerciante cierra la academia.
vidriera de su tienda. E s singular el caso
Desde los altos de una de este curilla, pobre co-
casona principal, tras los mo una araña, que pro-
vidrios de la v e n t a n a mueve en la aldeana vi-
voladiza, un clérigo qui- da de entonces una in-
ta y pone su cabera, a q u i e t u d e s t é t i c a . Es
intervalos acompasado.^, recibido en los hogares
como en un juego de con esa afabilidad que
.•iorpresa. Se adivina que sólo se guarda con los
recorre la h a b i t a c i ó n huéspedes favoritos, y
a grandes trancos y que las m a t r o n a s de rango
el ventanal es el tér- lo contratan como pro-
mino de su reducido an- fesor de sus hijas. T a n
dorreo. Sus ojillos m o - acostumbrado está a la
násticos atisban el cielo frecuencia de sus no po-
y desaparecen como si cos alumnos, que no ha-
fueran a mirar por otro lla ocupación para los
lado. E s t e clérigo es el m o m e n t o s como éste en
padre Picazarri, maestro que el tiempo clausura
de- música que enseña la humildosa enseñanza
las c a v a t i n a s de moda de su arte.
a la mejor sociedad de
la época. Alto, delgado, D e pronto, una escale-
pálido. Su rostro es feo ra cruje y al rato apare-
y ancho, como una cara ce en el vano de la puer-
aplastada contra un vidrio. U s a zapatones sin ta una mulata descal-
lustre, y a! andar restriega las manos peludas, za esponjada en un floreado batón de color. La
con ademán habitual, en la cerosa sotana. mulata coloca un brasero encendido junto al pia-
no, que exhala ese olor a m o h o de los muebles
H a c e frío en la sala, grande, desmantelada, con antiguos. El padre Picazarri se acerca, con frio-
las paredes pintadas a. cal y el techo cruzado lera de gato. Y sentándose en la butaca, planta
por gruesas vigas paralelas. Varias sillas de cla- sus zapatones sobre la boca del brasero cuyos
veteado respaldo se apoyan contra el muro. E n carbones echan sobre la sotana un resplandor
un rincón, el piano, de madera negra y teclas cobrizo.
amarillas, trasuda humedad mientra.s la lluvia La nmlata se va, por la comida; y mientras rae
continúa afuera, agravando, con su r u m o r silá- la lluvia desde el cielo gris y la habitación
bico, el desamparo de la casa. El padre Picazarri obscurece, el profesor de música, con las manos
no espera, por cier- cruzadas sobre el pe-
to, ningún discípulo, cho, como un cris-
con semejante tiem- tiano t e m e r o s o de
po, pero, como es día D i o s , descabeza un
de paga y la pitanza sueño angélico. Poco
es magra, lo saca de a poco se queda dor-
quicio el t e m p o r a l , mido, y cuando vuel-
que arrecia por mi- ve la mujer con la
nutos. Ya no queda vianda humeante, tie-
nada en la calle, pues ne que sacudirlo de
el letrero de latón lia los hombros porque
v o l a d o y n a d i e se la suela de los za-
atreve a exponer su patones ha c o m e n -
cuerpo al viento que zado a chamuscarse
pasa dando empello- con el calor del res-
nes y pellizcos. L^^n CALADA coldo.
D J EUj o 3 DE S E g U E Ji A
^ =^

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I<ejuvenecido .
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Encanecer es envejecer. Debemos conservar los
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 Subproductos de los bananeros
Los que explotan el bananero sa- Si se emplean frutas demasiado con exageración, v e r en la banana
ben que no todas las frutas que da verdes la harina .es amarga y sin un sucedáneo d e la caña d e azúcar
son comestibles y que es necesario aroma, y si están demasiado madu- y de la remolacha, por lo menos
buscar la manera de utilizarlas y ras ella es a menudo acida ; en cam- hasta nueva orden.
sacarles provecho. Los subproductos bio, empleada la fruta en su pun- Autores hay que sostienen que el
del bananero s o n : las bananas se- to, result.'i una harina rosada y muy alcohol de banana es muy agrada-
cas, las bananas cristalizadas, la h a - rica en fécula. ble al paladar y que será nlilizable
rina d e banana, el azúcar de baña- La banana tierna no contiene si- para los motores a explosión, aun-
r a , el alcohol de banana, las fibras, no poco azúcar, luego se vuelve rica que prácticamente la cuestión a ú n
la paja para sombreros y corda- en sacarina y ésta no tarda en ser no se ha resuelto.
jes, etc. invertida en dextrosa y en levulosa. En el Brasil y el Japón los ba-
La banana seca se conserva per- Si se (iuiere extraer azúcar de caña, naneros que no dan fruto comestible
fectamente. Su sabor recuerda a la es necesario por consiguiente elegir son culti\'ados para el aprovecha-
vez el d e las bananas y el del higo. el momento en que ella contiene sa- miento d e sus fibras, de las q u e
L a s mejores bananas secas q u e se carina ; eso no es fácil, y, además, pueden hacerse buenos sombreros y
conocen vienen de la Jamaica, don- su tenor en ese azúcar es muy d é - resistentes sogas.
de existen once usinas' destinadas bil. N o parece posible, como se dijo A.
a ello.
Las bananas tiernas contienen al-
midón, pero a su madurez éste se
convierte en azúcar. Sxi pulpa, seca-
da y pulverizada, constituye la "ha-
rina d e b a n a n a s " que permite hacer
diversos platos y que, según su ori-
fc'cn y su fabricación, es más o me-
llos nutritiva, menos que la del tri-
go, más que la dei centeno y mucho
más que la del arroz y de los poro-
tos. E n calorías es superior a la
carne d e vaca. P a r a obtener esta
harina, se cortan las bananas, sin
cascara, en tajadas q u e se secan
rápidamente unas dos horas des-
pués d e puestas en el secadero ; lue-
go se muelen y se pasan por u n
tamiz metálico. S e necesitan alre-
dedor d e cien kilos d e bananas fres- El marido (ante el ataque de los asaltantes). — i Si estoy harto
cas, no maduras, para conseguir do- de decirlo! ¡No se puede descansar en esta casa!
(De Judge, Nueva York).
ce kilos d e harina.

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tt\ rodillas se asoman coqueta y caprichosa-
l¡p-^ mente más cada día, se hace indispensable
1 una media de un tono que armonice per-
fectamente con el traje.

olores, matices, tintes — la dama elegante

comprende perfectamente que los más nuc-
idos y hermosos tienen su mayor expresión
en la fina y suave seda natural de una
Media Kayser ofrecida por Casa Tow.

mpezando con el pie, c o n v e n i e n t e e invisi-

blemente reforzado, siguiendo por el talón
en punta, o cuadrado, con el tobillo y la
pierna monstrando toda la belleza de sus lí-
neas, hasta la rodiHa, la Media Kayser da al conjunto
la elegancia tan deseada por la dama de bien vestir.
L°s tonos y ma-
tices p r e s e n t a -
dos son tan her- Elimine la duda • compre en Casa Tow.
mosos que han
de ser muy soli-
citados -^ con- E n el día se
viene elegir del atienden los pe-
s u r t i d o com- didos del inte-
pleto.
rior.
u«raLf " ^ R I D A I59ai 171 GALERIACüEMES
 o o
Parece lógico, al afrontar el caso
de los abonos, empezar por decir si-
quiera unas palabras sobre la plan-
ta, y nosotros, aun cuando muy
brevemente, d i r e m o s algo a este
respecto.
La planta, todo el mundo sabe
c|ue es un ser organizado y vivo, y
como tal necesita para su desarrollo
un conjunto de condiciones en un
todo análogas a las que precisamos
nosotros para nuestra vid.-.
P o r su organización, se alimenta
absorbiendo por sus raíces. tallo.s y
hojas, las substancias nutritivas que
le son necesarias; mas, como carece
de movimiento que le permita t r a s -
ladarse de un punto a otro, tiene
í[ue contentarse con las que la natu-
raleza o el hombre colocan en su
radio de acción.
El hombre no puede variar, pese
a su buen deseo, las condiciones
exteriores en que la planta se halla
colocada, y, por esta razón, sólo
en los alimentos que la planta toma
del suelo, que por otra parte son
los más importantes, podemos inter-
venir aumentándolos y a u n m o -
dificándolos con el empleo de los
abonos.
Veamos ahora cuáles son estos
alimentos que la planta absorbe del
terreno por medio de las raices.
Si sometemos una planta cualquie-
ra a un análisis detallado, veremos
que las substancias que la forman
pueden separarse en dos g r u p o s ;
uno que desaparece cuando se que-
n o
ma la planta y que constituye las
"materias o r g á n i c a s " ; y otro que
queda en las cenizas de la planta
quemada por no ser volátiles, que
son las "materias minerales". Las
primeras están formadas de los ele-
mentos "carbono, oxigeno, hidróge-
no" y con frfouencia " n i t r ó g e n o " y
proceden casi por completo del aire.
Las segundas, según nos demuestra
el análisis, están compuestas por
cierto número de sustancias constan-
tes, pero en proporciones que varían
según la planta. E n t r e estas sustan-
cias se encuentran como las más
importantes el ácido fosfórico, la
potasa y la cal, además de la mag-
nesia, sosa, óxidos de h i e r r o y
manganeso, ácidos sulfúrico, clor-
hídrico, etc.
En la práctica sólo nos ocupa-
remos de las tres primeras, pues las
demás siempre se encuentran en el
terreno en la suficiente proporción.
En resumen, podemos decir que
prácticamente la planta se compone
de cuatro elementos que forman las
materias orgánicas : carbono, o.xíge-
no, hidrógeno y nitrógeno, y tres
que componen las materias mine-
r a l e s ; ácido f o s f ó r i c o , potasa
y cal.
De las cuatro primeras, sólo del
)iitrógeno nos ocuparemos, pues los
otros elementos los toma del aire y
del agua siempre en suficiente can-
tidad.
De modo que de t o d o s los
elementos que constituyen la plan-
ta, sólo nos quedan cuatro, de los
que debemos ocuparnos desde el
punto de vista de su alimentación ;
esto e s : nitrógeno, fosfórico, po-
tasa y cal.
Es lo general que el terreno,
sobre^ todo el terreno e n . cultivo,
esté escaso de estos elementos, por
lo cual el agricultor debe reponer-
los en forma de abonos, cuya titu-
lación responde al elemento de los
cuatro antedichos, que les sirve de
base en su aplicación.
P o r esta razón se conocen con
los nombres de abonos nitrogena-
dos, fosfatados, potásicos y calizos
o enmiendas.
Cada uno de estos abonos tiene
su efecto especial sobre la pjlanta;
pero su aplicación aislada sólo po-
drá dar buenos resultados cuando
en el terreno se encuentren los ele-
mentos no comprendidos, en el abo-
no, en cantidades y proporcione.-;
determinadas. P o r esta causa el
agricultor debe saber, por lo me-
nos de un modo aproximado, la
composición y riqueza de sus tierras
en cada uno de los elementos, para
aplicar en cada caso los abonos ne-
cesarios para establecer el equili-
brio que en su composición debe
haber.
Y basta por hoy, dejando para
otro día el ocuparnos de cada uno
de estos abonos, con la extensión
debida.
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CARLOS PELLEGRINL 78
BUENOS AIRES

CASA EN ROSARIO:
SAN MARTIN. 835
BOSABlO
BUENOS
A1B.BS Solicite Catálogo Núm. 31
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En nonato marrón a pecas En cabritilla marrón cla-

blanco. En cabritilla ma- ra, extranjera. En cabri-
rrón. En cabritilla charo- tilla marrón obscura, ex-
lada. Taco i y h'A cm., tranjera. Taco 5 y¿ cm.,
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viejo, ramas y rosas pin-
tadas a mano. En cabriti-
lla charolaia. En cabritilla
marrón. En lame platea-
do floreado. Taco 6 H cm.,
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En cabritilla marrón, apli-
caciones de gamuza. En
cabritilla charolada, apli-
caciones gamuza. Taco 4
y iVí cm.. recto.

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En cabritilla charolada. En cabritilla marrón. En
cabritilla negra. En gun metal cob;r. En gun me- En cabritilla charolada. El mismo a la inglesa.
tal negro.

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MODELO N? 638 S
MODELO N» 633 S
Zapato cosido a mano, doble suela, plantillado. En
escaria extranjera, color claro. En osearía extran- En anca potro color. En anca potro negro. En
jera, negra. En gun metal, color africano. El gun metal color. En gun meta! negro. Doble suela
mismo, on gamuza blanca, puntera picada.
 CARA./ Y CARETA/

'^'^^-'^-^^-^^^A>/>h^fWy^-^*^-<*^-^^-*^-''^ .f»^/-w.¿^ .^•v/V w VY, v ^ , ^ . r f s . ^ > r f c . . > - w , ^

Rumiantes de países lemotos que viven "como en su casa" en las cercanías de Hamburgo,

EN EL PARQUE
ZOOLÓGICO
NTRE los parques zoológicos del

E l mundo, uno de los más origi-

nales e interesantes, tanto por
su riqueza como por su dispo-
sición, es el de Carlos H a g e u -
beck, en S t e l l i n g e n , c e r c a de
Hamburgo.
Originado en un pequeño comercio de
animales que en 1848 fundó (jodofredo
Carlos Hagenbeck, abuelo de los actuales
propietarios, y con la base ocasional de
unas cuantas focas más o menos amaes-
tradas adquiridas a un marinero del mar
del Norte, la modesta casa fué cobrando
importancia paulatinamente, para transfor-
marse con el andar de los años en uno
de los m á s completos conjuntos del gé-
nero que en la actualidad existen. Al ha-
cerse cargo Carlos H a g e n b e c k del esta-
blecimiento fundado por su padre, emanó,
desde un punto de vista a la vez científico
y humanitario, la disposición interna del
mismo, llegando a una perfección inmejo-
rable en cuanto a viveros. H a g e n b e c k
mostróse desde un principio enemigo de
las jaulas y de las prisiones estrechas en
que animales con hábitos absolutos de
libertad no sóio peligran, implicando la
pérdida de un valor cuantioso, sino que_
hasta modifican sus características y m o -
Un pavo i'eal que no se da por enterado del destierro.
 C A R A , / Y CARETA

A A r f k / k <ftfciV<fV<<%^J\i\i^á^ <fifc¿^¿^í^<f¿7¡N .^^^^-^^rf^-^v^

Un pedazo de tierra africana trasplantado en lo menos africano de Europa.

D E
HAGE NBECK
dalidades, perdiendo así para el espectador
el verdadero atractivo de su ruda natu-
raleza.
La afición y hasta cariño a las bestias
le llevó a planear un jardín ideal, especie
de paraíso terreno, en el que cada familia
Se halla dentro de la decoración lógica
que le corresponde, simulando sus aspec-
tos familiares y hasta en muchos casos
las condiciones climatéricas. E n esta for-
ma fué construyéndose el extraordinario
"Tierpark" de Stellingen, donde el visitante
puede, gracias a los ingeniosos dispositi-
vos, imaginarse que se encuentra en la
plenitud de la selva, en el corazón de la
m o n t a ñ a o en el intrincado curso de los
ríos; frecuentada la una por el felis leo
y la pantera real; la otra, por el oso gi-
gante de las cavernas, y los últimos, por
el sigiloso cocodrilo o el pesado hipopó-
tamo, extraña silueta que parece escapada
de los tiempos prehistóricos.
E s t e inteligente concepto de procurar a
los animales una ilusión de libertad tiene
intluencia provechosa sobre el aspecto de
los
los mismos, y hace que aparezcan ante
nosi
" ° w ""^ ^ " '°c^o el esplendor de su vida
salvaje.

N A N U K Los osos polares se creen en su país de origen, gracias al

"escenario" y a la temperatura.
 C A R A / Y CARETAJ"

ara preparar almíbar con remolacna azucarera

Las raíces de remolacha extraí-
das del suelo deben ser lavadas y
limpiadas ciiidadosaiiienle, luego se
les cortarán las liojas y im buen
pedazo de la cabeza hasta donde
empieza la raíz lisa blanca, en se-
guida se pelan con tni cuchillo bien
filoso.
P o r medio de un aparato corta-
papas o simplemente con un cuchi-
llo se cortarán rebanadas, lo más
finas posible, las que se echarán
inmediatamente en el agua, evitán-
doles LÍ contacto con el aire que las
ennegrece. El agua debe calentar-
se alrededor de 80^ y debe ser ape-
nas lo suficiente como para cubrir
las rebanadas, las que se dejan en
esa condición más o menos una ho-
ra, después de lo cual se cuela
el agua que h a b r á disuelto todo o
gran parte del azúcar contenida en
la remolacha. No es necesario pren-
sar las rebanadas r e s t a n t e s ; los re-
siduos sirven para pollos, cerdos,
etcétera.
El zumo extraído es calentado
baj(5 presión en un recipiente con
tapa que se pueda ajustar estrecha-
nienle. Se somete a una temperatu-
ra de 108" y se mantiene dicha
t e m p e r a t u r a d u r a n t e u n a hora. Des-
pués se filtra el c o n t e n i d o por
medio de un lienzo o muselina para
sacar la cantidad d e material coa-
gulado. E§te proceso se recomienda
p a r a quitar al jarabe el gusto que
tiene a verdura o pasto. Si no se
dispone del recipiente c o n t a p a
atornillada para r e c a l e n t a r hasta
108", podrá simplemente someter-
se el líquido a la ebullición a 100",
pero a esta temperatura no coagula
todo lo que da gusto a verdura al
jarabe, que resultará, por lo tanto,
de clase algo inferior, pero igual-
mente sabroso.
El extracto, pasado por el lienzo
después de la primera cocción, es
colocado en una caldera de hierro
estañado o de aluminio y evapora-
do hasta que liegue a ser jarabe,
por medio de una ebullición viva.
A TIENTAS...
El aficionado al biógraío. —
¿No notó usted que yo metía la
mano bajo los asientos? . . . Era
para buscar mi s o m b r e r o . . .
La espuma (|ue se forma debe ser
sacada con una espumadera a me-
dida que se va formando.
El jarabe puede ser evaporado a
cualquier espesor deseado, pero se
aconseja para usos de mesa que
contenga más de la mitad de só-
lidos.
Como una advertencia al lector
interesado en esta cuestión, se acon-
seja usar para las operaciones ano-
tadas recípíetes estañados, e.smal-
tados, de aluminio o loza, vidrio o
d e madera, pero no de cobre o hie-
rro, porque daría el primero un sa-
bor desagradable al janabe y el se-
gundo un color obscuro.
El jarabe ya producido debe ser
guardado en vasos, frascos, botellas
o vasijas que estén limpias, este-
rilizadas por medio de agua hir-
viendo. Debe ser guardado mien-
tras está caliente y l a s v a s i j a s
cerradas herméticamente, imper-
meables al aire. De otro modo el
j a r a b e puede fermentar o acidarse.
El jarabe de remolacha es fácil
a la cristalización, especialmente
cuando se almacena en lugares f r í o s ;
los cristales son similares a los del
azúcar candi. La parte siruposa pue-
de ser sacada y usada del modo
común y el azúcar servir para
endulzar.
Se usa este jarabe de remolacha
como miel en rebanadas de pan,
para elaborar confites, pan dulce y
masas de color obscuro, mermeladas
o compotas.

r A W A S CALVICIE
UNA ACLARACIÓN Y UNA VERDAD
?»^ fl^^^^Sag^"' BALSAMO GERMINATOR

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N O E S U N A T I N T U R A , pero elimina radicalmente las canas por
la reconstitución científica de las papilas pelíferas, restableciéndoles
la facultad fisiológica de la formación del pigmento que enviado por
el tejido córneo al cabello le devuelve su color natural primitivo, lo
que una vez conseguido queda permanentemente.
N O R E S U C I T A EL PELO D O N D E LA P A P I L A PELIFERA
H A M U E R T O , pero donde está enferma o atrofiada la vigoriza y
reconstituye de nuevo, devolviéndole vigor y fuerzas hasta hacer brotar
cabello nuevo, deteniendo de inmediato su caída y eliminando absolu-
tamente la caspa.
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 C A R A r V CARETA,./-
Hay dos clases de reumatismo,
localizado y generalizado, en las
formas aguda o crónica. Toda cri-
sis de reumatismo se manifiesta
por hinchazón de las articulacio-
nes y cualquier movimiento que
hace el enfermo se convierte en
fuertes dolores.
Esta enfermedad tan común, que
se manifiesta en las personas de
"cierta edad" indica que la san-
gre, cargada de impurezas y to-
xinas, se ha vuelto espesa y difícil
de circular por todo el cuerpo.
Para depurar la sangre y fluidifi-
carla, nada más indicado que el
DEPURATIVO RICHELET
Su acción es rápida y certera,
siendo muy raro que un reumá-
tico no se cure con él. Elimina las
impurezas de la sangre, volvién-
dola rica y fuerte, renovada y re-
constituida.
.Cuando más antiguo sea el reu-
matismo más larga será la cura-
ción que difícilmente pasa de dos
meses, lo cual es muy bonito si
se tiene en cuenta los grandes
resultados.
A los reumáticos curados por el
Depurativo Richelet se aconseja
hacer una pequeña cura de tres
semanas, cada primavera, tengan
o no dolores.
Cada frasco lleva un libro de ins-
trucciones para usarlo.
En venta en todas las
farmacias del mundo.
Lo que debe saber una madre
1" — Que el alcohol retarda el desarrollo físi-
co y mental de los niños.
2" — Que el alcohol lleva pronto a la fatiga y
causa embotamiento y distracción al niño en la
escuela.
3'' — Que el alcohol fomenta la desobediencia
a ios padres y maestros.
4''' — Que el alcohol causa insomnio y nervio-
sidad.
5" .— Que el alcohol pone en peligro la natura-
leza moral de los niños.
6*' — Que el alcohol del>ilita la resistencia del
cuerpo, favoreciendo el ataciue de la enfermedad.
7" — Que el alcoholismo prolonga considerable-
mente la duración de las dolencias.
8'' — Que todo centavo cjue se gasta en bebidas
alcohólicas, estaría mejor empleado en reforzar el
alimento: la leche, por ejemplo.
9'.' — Que la mayor parte de los que sufren en-
fermedades mentales, los idiotas y los inválidos
tienen que agradecer al alcoholismo de sus padres
y abuelos la condición lastimosa en que se en-
cuentran.
10' — Que la felicidad doméstica y la de!
matrimonio se hallan en peligro y a menudo
nu'nadas y destruidas por causa del alcoholismo.
PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL
La niña de la ciudad. — N o ; yo no quiero leche
de vaca. A mí que me la den de tarro, como todos
los días.
(De Dorfbarbier, Berlín)
Noticias de vialidad
Reina gran actividad en la América del Siu-
en materia de construcción de caminos. Segítn
los últimos datos de la Secretaría de Comercio
de los Estados Unidos, hay actualmente en la
América Latina unos 6.250 kilómetros de carre-
teras en construcción, habiéndose formulado los
planos para la construcción de unos 24.000
kilómetros más.
Aunque los caminos del J a p ó n sufrieron con-
siderablemente con el t e r r e m o t o de 1923, su re-
paración está ya muy adelantada. Se ha aproba-
do un p r o g r a m a general de reconstrucción y en-
sanche que implica un gasto de cerca de pesos
69.500.000, de los cuales el tesoro nacional su-
fragará $ 23.028.000, distribuyéndose los traba-
jos en un período de diez años. La extensión de
los nuevos caminos será de 7.800 kilómetros,
aproximadamente.
 A aclmiratle revista, cuyos números extraor-
dinarios son exponentes fieles de la vida mo-
derna, continuando su labor enaltecedora del
progreso nacional, prepara el dedicado a la

tana* iería Argentina.

DicKo número ofrecerá todo cuanto en ese
ramo de la actividad industrial y comercial
se ha realizado en nuestro país, que conquistó
uno de los puestos más preeminentes en los
mercados mundiales.
La heroica y pintoresca figura del gaucho,
domador primitivo de la pampa; su evolución maravillosa por la
que se ha convertido en colaborador eficacísimo de los modernos
adelantos. Las cabanas nacionales donde los métodos del elevage
científico encontraron un medio propicio para sus productos va-
liosos. Los harás productores de cracks famosos. Las grandes
estancias antiguas y modernas, cuya historia e intensa labor sig-
nifican un timbre glorioso en la cultura de la República. Escenas
de doma, transporte, venta de reses, exposiciones y concursos,
fotografías de animales campeones, descripción de los trabajos ga-
naderos. A la hermosas informaciones gráficas que las artísticas y
originales fotos proporcionarán al lector, se unen artículos litera-
rios y técnicos de gran valía.
Ningún detalle falta en este número extraordinario que
interesará lo mismo a los ganaderos que al público.
El homenaje de PLVS VLTRA a la progresi-
va ganadería nacional constituye un álbum
presentado con la suntuosidad que ca-
racteriza a la inimitable revista. . ,

Aparecerá el número a fines del c o m e n t e mes,

al precio de costumbre, $ 1 moneda nacional
 LA U P A R Á S I T A
Señor Qiiitin Qirós. Suelo vivir tranqilo,
Qerido amigo : ya qe no sudo el qilo.
Siempre has sido conmigo ¿ Supones qe la tnano se me seca
amable y complaciente. diciendo en un escrito: "qiroteca"?
T ú }' mi paraguas sois únicamente ¡ Qe se vaya al demonio
los qe me comprendieron y admiraron el qc no esté conforme con qelonio!
y jamás mi conducta censuraron. ¡ Y qe nunca se siente en el Congreso
T ú y mi paraguas sois muy buena gente. qien no afirme qe el qeso es un gran qeso!
El alma me envenena ¿Qién crítica el Qijote? Algún bolonio,
una duda feroz. E s la siguiente: algún coplero obscuro,
La íí, qe en ciertos vocablos nunca suena, qímicamente puro.
¿por qé se ha de escribir inútilmente? A los Qintero qicro
La u me da mucha rabia y mo atormenta, y sin u los prefiero.
¡ Qé qieres ! me revienta. Qíntana me enamora,
¿Le hace falta a Qevedo? sin la u abrumadora.
¿Le hace falta, quizás, a Qintiliano? Me parece grosero
Yo la pongo por miedo todo el qe trate el tema siderúrgico
a qe digan qe ignoro el castellano. no escribiendo: "qirúrgíco".
La n es una letra fútil. Y, en fin, voy a pedir qe en las escuelas
En cambio, mi paraguas no es inútil. no se hable de qinielas.
¿ N o has oído a algún gallo por ahí En realidad, no se
cantar qi-qi-ri-qí? si un "qinqé" vale menos qe un quinqué.
¿Y la i( se le notaba? E ignoro sí un pergenio
N o ; pues la suprimió, porqe sobraba. merece qe le aplaudan itn qinqenio.
¿No te parece a ti? No puedo proseguir. Estoy cansado.
Nuestro amigo Qerol Estoy aniqilado
habla en buen español, y sueño en anaqeles, qemaduras, -
y escribiendo la u por compromiso qijadas, qebrachales,
se cayó antes de ayer del qinto piso.-~ qilates, qícios, qistes, qebraduras,
Qiroga es un muchacho qintas, qejas, qintales,
más fuerte qe el qebracho qerellas y eqímosís,
y un excelente artífice. todo ello en grandes dosis.
Y escribiendo "qcrencia" ¿ Opinas como yo ? Venga un abrazo.
y "qíeto" ha demostrado su sapiencia, ¿No opina.s como yo? ; Qé paraguazo
y vive más dichoso qe un pontífice. te daré en algún sitio qe te duela.
No me pueden tachar de petulancia Nunca te olvida
si digo en una carta :"qiromancia". Arqbncdcs Qiiiqda.

L U I S
GARCÍA
M O N O S DE P o G o I
 C A R A / Y CARETA/

* 1 * * ^ ^ ^^'

La vida cómoda de la ciudad

en su casa de campo
A H O R A es fácil transportar al campo las co-
modidades que proporciona la corriente eléc-
trica en la c i u d a d , p o s e y e n d o u n e q u i p o
"Sunbeam" que le proveerá la luz eléctrica y
accionará a la vez los aparatos de uso casero:
heladeras, bombas, máquinas refrigerantes, plan-
chas, equipos de lavar, separadoras, etc.
El equipo "Sunbeam" le proporcionará a Vd. es-
tas ventajas con un gasto insignificante, de pocos
centavos diarios. Este equipo consiste en un motor
a nafta combinado con un generador eléctrico de
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muladores.
9
 El inventor
Se lia celebrado el quincuagenario
-de la exhibición de la primera pelí-
cula cinematográfica, y con tal mo-
tivo nos hemos enterado de que aun
vive y cómo vive el inventor de la
portentosa maravilla, que no se le
debe a Edison, como la inmensa
generalidad de las gentes se figura.
El inventor del cinematógrafo se
llama Jean Acmé Le Koy, cuenta
actualmente setenta y dos años de
edad y es propietario de una mo-
desta tiendecilla de reparaciones de
cámaras.
La idea del actual cinematógrafo
germinó en la imaginación de Le
Roy al colocar la cámara obscura en
la ventana de su taller, con el leu-
te enfocado hacia la calle y ver pro-
yectados a los transei'intes en movi-
mientos sobre la placa de cristal
esmerilada que cerraba la parte pos-
terior del aparato. Pero aquel ger-
men aun tardó en desarrollarse. P o r
lo pronto se le ocurrió construir un
esteroscopio al que adoptó un senci-
llo mecanismo en virtud del cual pa-
saban rápidamente doscientas distin-
tas instantáneas fotográficas de otros
tantos distintos movimientos, en su-
cesivo orden de vals b a i l a d o por
una pareja que con paciencia inau-
dita se prestara a dejarse retra-
t a r las doscientas veces cambiando
gradualmente las posturas en for-
ma tal que permitiera " r e c o n s t r u i r "
el baile ante el objetivo. Todo ello
d u r a b a poco más de un minuto. Y
esto fué en el año 1876.
D u r a n t e algún tiempo Le Roy se
del eme
dedicó a fabricar una cámara de
proyecciones, basada en la primi-
tiva "linterna mágica" en la cual,
en vez de usarse centenares de dis-
tintas placas pasando con la mayor
rapidez posible por d e l a n t e d e l
lente, hizo pasar una cinta de celu-
loide; después d e h a b e r fotogra-
fiado en ella los diferentes movi-
mientos de la escena elegida. Pero
la cmta, que era sin perforar, no jio-
dia tener más de seiscientos pies de
longitud, y apenas si se encontrab.'i
un carrete que la r e s i s t i e r a . La
proyección duraba unos quince mi-
nutos. O c u r r í a esto en 1893, y j}or
íS^.r2.
INTRIGA
— No comprendo cómo ganando
tan poco puede usted pasar las
noches en el cabaret, especial-
mente t e n i e n d o mujer y siete
chicos.
— Pues, h o m b r e : ¡dejándolos
en casa!
es lob re
entonces aparecieron en Nueva York
unas máquinas automáticas llamadas
"kinetoscopios de Edisión", Cjue eran
una especie de esterescopios cine-
matográficos, donde, depositando en
cierta ranura una moneda podía ver-
se una vista fotográfica en movi-
miento. . . La cinta de celuloide em-
pleada en aquella máquina estaba
perforc-Kia.
Le Roy no necesitó saber m á s .
Perforó sus cintas y perfeccionó así
su propio aparato. Y pocos meses
después, el 5 de febrero de 1894,
dio las primeras exhibiciones cine-
matográficas, en la nn'sma forma
que se dan actualmente, en el salón
de la casa de los ópticos Riley, en
la calle de Beekman. Le Roy mos-
tró entonces dos películas: " L a dan-
za de la sombrilla", por las b e t m a -
nas Lee, y " L a danza serpentina",
por Annabell. Cada una duraba mi-
nuto y medio. Las cintas no eran '
más que de cuarenta pies y le ha-
bían costado a L e Roy unos veinte
dólares.
Poco después otras películas un
poco más largas, en las que niostnt-
ba " L a ejecución de María E s t u a r -
do" y " L a coronación de Eduar-
do V i l " , le fueron brindadas al
público neoyorquino. Así nació el
cinematógrafo, espectáculo por el
cual las gentes de los E s t a d o s U n i -
dos solamente pagan unos seiscien-
tos millones de dólares al a ñ o . . .
Y Jean Acmé Le Roy, el inventor,
es pobre.
Miguel de Zárraga

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Cuajes son los avisos relativos
PORlXMcrErPErMUER^ al tiempo que dan ciertos
Si mucha gente se diera cuenta de io peligroso rjue
es respirar por la boca, sobre todo durante el sueño,
buscaría inniediataifiente el medio de evitarlo en bene-
animales
ficio de su salud. Cuando la nariz está obstruida debi-
do a! resfriado, catarro, o poca cavidad nasal, por lo L a actitud de los a n i m a l e s indica m u y a m e -
que vulgarmente se llama carnosidades, las mucosas n u d o c a m b i o de t i e m p o . C u a n d o las g a l l i n a s es-
nasales que accionan como filtro del aire que respira- c a r b a n r e p e t i d a m e n t e el suelo, es casi s e g u r o
mos no actúan, entrando éste por la boca, con todos que va a llover. D e l m i s m o m o d o significa llu-
los microbios y materiales en suspenso, siendo ésta la
via c u a n d o el g a l l o se o b s t i n a en a l i s a r s e el
causa de los contagios de las enfermedades. U n a s
cuantas Gotas Nasales Rinozal t o d a s l a s n o r b e s pelo d e b a j o d e la b a r b a , c u a n d o los p á j a r o s
lo h a r á d o r m i r c o n la boca cerrada y respirar s a c u d e n s u s p l u m a s , c u a n d o los g u s a n o s salen
l)or la nariz, siendo un gran antiséptico y desconges- d e la t i e r r a y c u a n d o l o s p a t o s s e p o n e n b u l l i -
lionante de las vias respiratorias.. Vale $ 2.50 ;on el ciosos.
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bres escudriña-
ron los viejos
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esperando des-
cubrir en ellos
el secreto perdi-
do. Y los vie-
jos pergaminos
revelaron que,
en remo tos
tiempos, un
rey de Oriente
había enviado

una nave a
Egipto para
tratar de con-
seguir el secre-
to que los sa-
bios de aquel
país po-
seían . . .

LICOR 8 MERMAMOS
PR.OVEEDOR,E§ DE L A R.EAL CASA DE ESPAÑ
NA
 CARA.y Y CJ\RH.TJ\S

rj.iETA llegó
aquella t a r d e ,
de c o m p r a s .
Subió corrien-
INriDELIDÁD le parecieron dos siglos,
insistió. E l mismo resul-
tado.
La joven señora esta-
do las escale- lló. Aquello era demasia-
ras de su casa, do. Sus nervios no resis--
des)Hiés de dirigir al as-
censorista u n a sonrisa
bÁ^TOLOMt tieron. E s t u v o a punto
de estrellar el teléfono
negativa, y penetró en
sus Iiahitaciones sumer-
GALINDEZ contra el suelo, pero se
contuvo. D e s h i z o c o n
gidas en media luz. rabia sus guantes. Se desahogó arrojándo-
Sin detenerse a quitarse el sombrero, J u - Q los sobre una silla.
lieta abrió la ventana que daba al jardin. Se levantó y púsose a medir a pasos
El resplandor del sol de la tarde penetró, ligeros el escritorio. Se asomó al jardín.
risueño y dorado, en la salita. Aspiró el aire como si le faltara.
Ana, la mucama, apareció. — Ya me imaginaba yo — exclamó, como ha-
— ¿ N o ha venido E n r i q u e ? — pregu'itó la jo- blando consigo misma — que era verdad lo que
ven señora. me había dicho Adela. ¡ A h !
— No, señora. Salió poco después que usted. .Sentóse nuevamente junto al teléfono; volvió
Dijo que iba al estudio, a llamar; escuchó con impaciencia ansiosa. L e
— ¡Ah! pareció que la línea se conectaba, que se oían
Se dirigió hacia el pequeño escritorio que se voces, la voz de una mujer y la de un hombre.
hallaba situado al lado del "hall". Sentóse junto Mas de pronto el ruido característico y m o n ó t o -
al teléfono,, no se dejó oír.
"Juncal 7777", marcó en el automático. Julieta estalló. Sus nervios, como las aguas de
Quedóse en actitud de espera, haciendo plie- un río que sale de madre, se desbordaron. ¡ Con
gues con la m a n o enguantada en el vestido de qué gusto hubiera dado un año de su vida con tal
seda. El ruido característico de "ocupado" se dejó de escuchar en ese m o m e n t o lo que su marido
oír. Julieta colgó con impaciencia el auricular. hablaba! Mas el teléfono estaba ahí, frío, inex-
Quedóse pensativa conteniendo su.? nervios; presivo, con sus hilos mudos. Ansiosa, llena de
después volvió a llamar. El ruido de "ocupa- impaciencia y furor, marcó una, dos, diez veces
do" tornó a dejarse oir. Julieta, ya nerviosa la comunicación. Y siempre el mismo ruido.
del todo, colgó bruscamente el tubo. Desalentada y llena de indignación, se
Después de dos minutos de espera, que levantó. T o r n ó a pasearse agitadamente.
 C A R A y Y CARETAJ"
L u e g o tocó el timbre. Ana apareció. iracundas que pronunciaría. Se frotó con deleite
— ¿Llamaba la señora? angustioso las manos. U n a sensualidad desco-
— Sí, escúchame: voy a salir. Si vienen las nocida la invadió. H o n d a arruga surcó su linda
señoritas^ de Rojas, diles que regreso en seguida. frente.
—• E s t á bien, señora. E l automóvil se detuvo. Julieta bajó de u n
Julieta t o m ó sus -guantes. Bajó apresurada- salto, despachó al chofer y entró precipitada-
mente las escaleras y, ya en la calle, se puso a m e n t e en la casa de escritorios. El ascensor, por
mirar liacia los dos lados en busca de un au- suerte, estaba desocupado.
tomóvil. U n taxi doblaba en ese m o m e n t o la es- — Cuarto piso — dijo la joven secamente al
tjuina. Julieta lo llamó. empleado que lo atendía.
-— Calle E s m e r a l d a n ú m e r o 2788 — dijo mien- Cinco segundos después, la joven señora se
tras penetraba en el interior del vehículo. hallaba frente a los escritorios de su marido.
Sentóse. Púsose nerviosamente los guantes, U n o de los empleados, que la conocía, al ver-
líxtraños pensamientos la invadieron. Recordó la, quiso levantarse, pero ella le hizo un ademán
lo que, días pasados, le había dicho su amiga imperioso. L i g e r a m e n t e atravesó la sala de es-
Adela con respecto a su marido. Ella, al princi- pera llena de personas y entró en el despacho
pio, no lo había creído. E n r i q u e era un hombre de Enrique.
bueno, leal y ca- Este, que se en-
riñoso p a r a con contraba en esos
ella. ¿Cómo podía m o m e n t o s hablan-
engañarla y, sobre do por teléfono,
todo, por una mu- no notó su pre-
jerzuela, por cual- sencia y continuó
quier cosa? E r a su conversación.
inaudito. E n otro Julieta estuvo a
h o m b r e , en uno punto de arrojar-
de t a n t o s hom- se a SU- cuello y
bres q u e a n d a n estrangularlo con
por el mundo, ello SUS manos suaves,
era aceptable, ca- de a p o s t r o f a r l o
si natural, pero en como merecía y
E n r i q u e . . . Sin de echarle al ros-
embargo, recordó tro los mayores
también que des- insultos; pero, ha-
de hacía algunos ciendo un esfuer-
días su marido no zo superior a su
era la misma per- naturaleza, se con-
,sona de antes pa- tuvo.
ra con ella. Salía T o d a la escena,
de noche. A vc-ces todas las f r a s e s
no venía a cenar. que e l l a h a b í a
Se acostaba tar- a m a s a d o en su
de. Parecía ni á s i m a g i n a c i ó n du-
nervioso. Sus ca- rante el viaje, des-
ricias eran limita- aparecieron a n t e
das. H a s t a había la realidad de la
llegado a negarle traición y de sit
d i n e r o q u e ella desdicha. Pálida,
necesitaba, con ei erguida, sintiendo
pretexto de que el que la tierra se
estudio no rendía escapaba d e s u s
ahora como antes, pies y que las pa-
que los sellados no se cobraban, que los gastos redes daban vueltas a su alrededor, se quedó
de las testamentarías lo absorbían t o d o . . . Ello en actitud de dolorosa espera.
resultaba extraño en Enrique, tan generoso, tan Su marido hablaba en voz baja que casi no se
caballeresco s i e m p r e . . . le oía. De repente se exasperó. Golpeó con su
A d e m á s , lo había notado preocupado, excesi- puño cerrado el escritorio.
vamente preocupado. Su- pensamiento, hubiera — P e ó n cuatro dama — gritó.
podido decirse, estaba lejos de él. Respondía con Y después que la voz eléctrica pareció contes-
evasivas, casi sin tino. La noche anterior, eüa le tarle, volvió a gritar:
había p r e g u n t a d o por su señora m a m á , que se •—Pase mi caballo a ese lugar. Ya está, ami-
hallaba enferma, y Enrique le había contestado go. Bien se lo decía yo. E s t a vez le toca a usted
que el caballo estaba perdido y que era necesa- el mate, coronel.
rio sacrificar dos peones. . . ¿ Q u é si.gnificaba esa Julieta, llena de asombro, pensó que su ma-
vaguedad, esa locura disfrazada de distracción? rido se había vuelto loco. ¿ Q u é significaban
Indudablemente, Adela tenia r a z ó n : Enrique la esas frases incoherentes? Ella se imaginaba que
engañaba. lo iba a sorprender en una conversación a m o r o -
¿_Y esa comunicación telefónica tan larga? sa, y se encontraba con una realidad m á s horri-
¿Cómo podía él, que apenas cambiaba con sus ble aún. Su Enrique loco. ¡ A h ! ¡ahí ¡ah!
amigos y clientes cuatro palabras por teléfono, La joven señora sentóse pesadamente en una
pasarse media hora al lado del aparato? ¡ A h ! butaca. Recién entonces su marido n o t ó su pre-
Casi rompió a llorar. Sin embargo, se contuvo. sencia. La miró con sorpresa, como el hombre
Dibujó en su imaginación la escena que que despierta de un sueño. Colgó el tubo.
iba a producirse en el despacho de Enri- Se frotó los ojos.
que. A m o n t o n ó en su boca las palabras — ¡Tú por aquí, Julieta! — exclamó.
 CARA.,/ Y C A R i l A ^

Ella no contestó; rompió a llorar como una Se rascó la cabeza; se t o m ó el mentón.

criatura. — Bueno, querida — dijo tomando a su espo-
•—¿Pero qué pasa? — interrogó él, levantán- sa por los hombros y levantándola, ;— voy a
dose y yendo hacia su mujer. atender a esas personas. Me he distraído unos
Julieta siguió sollozando. minutos.
Knrique tomó las manos de ella y las acarició. Julieta sonrió a través de sus lágrimas.
— V a m o s — interrogó, — ¿por qué has ve- — ¿Vendrás en seguida? — preguntó.
nido? ¿ O c u r r e algo grave? — Sí; en seguida, en seguida. Vete.
— N o — contestó ella, entre sollozos, — nada Le dio un beso en las mejillas y la empujó
grave ocurre. ¿ Q u é estabas haciendo tú? cariñosamente.
— ¿Yo, yo? E s verdad. H a c e unos minutos
que me puse a jugar una partida de ajedrez con
el coronel Frontino, el peor,
el más terrible, el más encar-
nizado, el más implacable de
loa enemigos; y lo he ven- ^ • '
M EMA hora más tar-
de, la joven señora
se encontraba, com-
pletamente tranqui-
cido. la, en su casa, tomando opor-
Respiró con fuerza y satis- to en compañía de las seño-
facción. ritas de Rojas.
— ¿Hace unos minutos? — — Digan lo que quieran del
interrogó ella. ajedrez, amigas mías — afir-
— Sí; unos minutos, unos maba mientras paladeaba el
minutos. . . vinillo añejo, — pero es un
Sacó el reloj. juego noble cjue despierta la
— ¡ C ó m o ! Las cinco ya... inteligencia y aleja a los
Y y o h e l l e g a d o a las hombres de los m a l o s lu-
tres. . . gares. V03' a comenzar a
— L a casa está llena de practicarlo c o n mi marido
personas. ¿ L a s has atendido? para no perderlo a é s t e
— N o ; no he visto a na- tanto.
die; no me han dicho Las señoritas de Ro-
nada. L a s cinco, las jas se miraron con ma-
cinco. . . licia y se sonrieron.

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Qué Alivio
Haga así, Siempre así
Sufre mucho de Dolor de Cabeza quien tiene el Estómago Enfermo.
Además del Dolor de Cabeza el Estómago Enfermo causa también
Dolores en todas Partes del Cuerpo.
Hay muchas personas que sufren de inflamación del Estómago y no
lo saben!
Por eso, cuando tuviere dolor de Cabeza, haga así: Ponga Dos o Tres
Cucharaditas (de las de té) de Ventre-Livre en Medio Vaso de Agua y
bébalo.
Verá qué alivio!

Otro Alivio
Con el Estómago Lleno, después de Comer o Beber, se siente muchas
veceb gran Nerviosidad y otros Desarreglos peligrosos. Dolor de Cabeza,
Eructos, Acedía, Vértigos, Pereza, Torpeza, Dolores en Diferentes Partes
dtl Cuerpo, Dolores e incomodidades del Hígado, Cólicos y Dolores de
Vientre, Mucha Sed y Ardor de Garganta', Falta de Aire y Gana de Vomitar.
A veces, parece que tenemos Fuego o Brasas ardiendo dentro del Estó-
mago, tan terribles son las punzadas y los Alfilerazos, el Calor, el Ahogo y
la Pesadez que sentimos!
Es así, de esta manera, que empiezan las verdaderas amenazas de Con-
gestión Cerebral, que es siempre muy peligrosa.
No conviene perder tiempo. En Seguida haga esto: Ponga Dos o Tresj
Cucharaditas (de las de té) de Ventre-Livre en Medio Vaso de Agua y
bebalo.
Verá qué alivio!
Más tarde, por prudencia, tome otras Dos o Tres Cucharaditas de
Ventre-Livre.
Empiece hoy mismo a usar Ventre-Livre. .

Mi re •
Ventre-Livre no es Purgante
Los médicos saben que los Purgantes y sobre todo las Aguas Pur-
gantes, las Sales Purgantes, los Polvos Purgantes, los Jarabes Purgantes,
las Cápsulas Purgantes, las Tinturas, las Pastillas y las Pildoras Purgantes,
son violentos irritantes y empeoran las Enfermedades, causando un Gran
Daño a los intestinos, Estómago e Hígado. *
Ventre-Livre es un Vigorizador-Tónico, El Mejor Fortificador-
T e r a p é u t i c o de las Carnadas Musculares de los intestinos. Estómago e
Hígado!!
Es por esta razón que Ventre-Livre hace siempre mucho bien a los
enfermos!
Use Ventre-Livre durante el tiempo que explica el Librito que acom-
paña cada frasco de este remedio, que los resultados serán positivos y
certeros 1!
No Olvide Nunca: Ventre-Livre No es Purgante
—La Gran Máquina- El aviso
PRODUCTORA Es un error esperar a que el cuente pase por
H-.i tienda o su imprenta. Vaya usted a visitarle
e s la g a l l i n a a su casa por medio del aviso.
e l e g i d a de Dígale qué artículos o qué servicios puede us-
ted suministrarle. Haga que el nombre de usted
razaponedora.
pase continuamente por delante de sus ojos y se
B i e n merece giabe en su imaginación.
la a t e n c i ó n , El aviso no es más que el recuerdo de su nom-
pues devuelve bie y de su negocio puesto delante de los ojos de
m u c h o m á s de Ixlos. Por eso avisar es vender, ahora o más
lo que c o m e en larde.
El aviso continuado aumenta sus efectos cada
huevos r i c o s
vez que se publica. El aviso es la gran palanca
para s u m e s a del comercio y la industria.
o la venta. Es necesario que cuando el cliente salga a ha-
c(;r sus compras o a encargar sus trabajos lleve
en la mente el propósito de ir directamente a casa
La Gran M á q u i n a de usted y no a otra parte.
INCUBADORA El efecto del aviso es acumulativo. Suspenderlo
es perder gran parte de lo ganado en la atención
del público, solicitada por mil asuntos diversos.
Repase la lista de los comerciantes que han •
prosperado y prosperan, a ver si no son los que
más han hecho uso del aviso. Si usted no avisa,
;cómo va a acordarse el público de usted? Si quie-
re prosperar haga lo necesario para que todos lo
recuerden y se familiaricen con su nombre y su
negocio.

E s la "Cyphers".
Se maneja con toda facilidad
y se r e g u l a por sí s o l a ,
s a c a n d o de c a d a h u e v o bueno,
un p o l l i t o sano y vigoroso.

La G r a n Máquina
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es la "Cyphers". S i e m p r e lista, cuida
,•'•;•;•:••-%. y a b r i g a l o s p o l l i t o s , s i n
'•"'" ' p i s a r l o s ni a p e s t a r l o s .

MODERNISMOS
Víctima. — ¿Y el que está con usted es su
cómplice?
— No. Es e! de las pompas fúnebres, que me
sigue por todas partes.

Los holandeses son gente de

pocas palabras
Solicite la "Guía del Avicultor" (c)
Cataloga todo lo necesario. El último mensaje del trono al parlamento ho-
landés fué de mayor extensión que los anteriores,
al decir de los diarios de Amsterdan, y sólo cons-
taba de 672 palabras. Guillermina lo leyó en cinco
minutos, que le bastaron para analizar los proble-
M A I P U 2 7 1 , Buenos Aires mas políticos y sociales de su reino y recomen-
dar las nuevas medidas legislativas de rigor.
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Qí 1 c h a d o
! L cabo do
haber hi-
sólo recogieron con
vida a ocho de ellos.
El zeppelin L - I
diez años
con u n a
caiusiaQjno aL condd media 135 metros
de largo por 15 de
admirable diámetro. Su capa-
tenacidad para ha- cidad era de 22.000
cer triunfar el glo- metros cúbicos; po-
bo dirigible con ar- I día levantar un p e .
madura metálica, el so de 27.n00_ kilo-
conde de Zeppelín, cu los últi- UNA RELACIÓN DEL NAU- gramos, y su radio de acción era
mos meses del año 1910, vio FRAGIO Y DEL INCENDIO de 2500 kilómetros. El exceso,
colmados sus anhelos. La for- QUE DESTRUYERON. RES-
PECTIVAMENTE. DOS DE de carga fué la causa de la ca-
lima habíale sonreído y, para LOS PRIMEROS MODELOS tástrofe, al parecer.
mayor satisfacción, escasos e DE DIRIGIBLES INVENTA. Poco tiempo después, no re-
insignificantes eran los acciden- DOS POR EL CONDE DE
ZEPPELIN. puesta aún la marina alemana
tes sufridos por los diversos mo- de la emoción causada por el
delos de aeronaves por él fabri- naufragio del gran dirigible L - 1 .
cados. Una voz oficializada, para decirlo asi, la tuvo que deplorar una nueva catástrofe aérea,
construcción y perfeccionamiento de los zeppeU- todavía más terrible: el zeppelin L - II hizo ex-
nes, intensificóse la actividad de las usinas de plosión arrastrando en su caída a varias perso-
Friedrichshafcn, y, poco a poco, comenzaron a nas, que fallecieron carbonizadas.
surcar el cielo de Alemania las enormes aero- El poderoso dirigible, del inismo tipo que el
naves, orgullo de la ciencia y la industria del :mterior, medía 150 metros de largo por 16.50 de
Imperio. íliámetro. Sus cuatro motores desarrollaban una
Pero con el aumento de las actividades y la fuerza de 800 caballos, permitiéndole alcanzar
participación asignada a los dirigibles en las ma- una velocidad de 80 kilónietros por hora. E n lo
]iiobras navales y militares, presto se produje- alto, por primera vez, se le había dotado de una
ron accidentes verdaderamente deplorables y plataforma para emplazar una ametralladora.
i|uc privaron a Alemania de sus mejores aero- )íl 17 de octubre de 1913, a la mañana, con
nautas. Larga, desde entonces, como en todos nn tiempo magnífico, el L - I I dejó el aeródromo
los paises, ha sido la lista de m á r t i r e s ; aterra- (le Johannístal, llevando a bordo la comisión de
dora la serie de catástrofes que han puesto a recepción del ministerio de Marina. Al cabo de
prueba el temple de los aeronautas alemanes: algunos instantes, se percibió una larga estela
mas sólo nos limitaremos a recordar las dos de humo que se escapaba de una de las naveci-
primeras, acaecidas en el año 1913. llas, la que aparece nitidamente en nuestra foto-
El primero en caer fué el zeppelin de la ma- grafía. A continuación escuchóse una explosión
rina L - 1 , uno de los m á s poderosos cpie entonces formidable y el dirigible, envuelto en llamas,
existían en Europa, hundido en las proximida- cayó. T r e s pa'sajeros que ha'bían saltado de la
des de la isla de Hcligoland y (|uc causó la pér- navecilla desaparecieron, como sus camaradas,
dida de 16 hombres, entre ellos 3 oficiales. Fué liajo los restos del dirigible incendiado.
la primera vez que el naufragio de un zeppelin La destruccióií fué completa: el fuego arrasó
se complicaba con la muerte de sus tripulantes. con todo y no dejó sino un montículo de varillaÍ
El dirigible, encargado de observar la posi- de aluminio retorcidas. Se recogieron 27 cadá-
ción de los navios en el mar del N.orte, desempe- veres, calcinados y desfigurados. E n t r e ellos figu-
ñaba, sin mayores raba el c a p i t á n
d i f i c u l t a d e s , sn Glund, que había
misión. A eso de ^' dirigido el zeppe-
las 6 de la tarde lin que meses an-
[d tiempo cambió tes cayera en Lu-
bruscamente: y neville, en territo-
a c r e c e n t a d o su rio francés.
peso por la lluvia Los funerales do
y Iiabicndo perdi- las victimas fue-
do gran cantidad ron imponentes, y
lie gas, el dirigible al fin de ellos se
fué envuelto por vio al viejo conde
nn torbellino y de Z e p p e l í n que
cayó al mar desde arrojaba un puna
una altura de mil do de tierra sobre
metros. Al chocar la t u m b a de los
c o n l a s o l a s , el desdichados q u e ,
eiiorme a r m a z ó n malgrado los acci-
se rompió, hun- dentes, conserva-
diéndose inmedia- ron, como el in-
tamente. Los tor- ventor mismo, uUrt
pederos e n v i a - fe ardiente en ,
dos en auxilio El zeppelin L-II, al realizar iin vuelo de ensayo en el aeródromo los colosos de
de los aoro- de Johannístal, se incendió, precipitándose v arrastrando con- la flota aérea
n a n f a's .sigo a 27 tripulantes. La fotografía — un verdadero d, cii- alemana. "Í
mento — muestra e! incendio en e! instante de estallar.
 yliMIii^

5-
N' . 2 o 4 S . J * M

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- a s a c|!nti*al.
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CENTRAL

CORRI5NTU789
<3ftLíRIR QUeMe;
 CA.KJ\J- Y 0\RETy\.r

Desinterés postumo
PRIMER G R A N En Cbicago se ha presentado un caso verda-
deramente único: un millonario, banquero retira-
do, Mr. Edward K. Dilwerth, quien murió dias
T R I U N F O DEL pasados, preguntado por su médico si no deseaba
hacer su testamento, respondió momentos antes
de expirar: "No me importa un bledo lo que se

WOLVERINE R. 1.0. haga ahora con mi dinero". Y se murió tan tran-

quilo.
Hay que recordar que es el primer millonario
que no deja una fundación para la protección de
EN BUENOS AIRES los pájaros, para la educación de los niños rau-
dos, la paz universal u otra cosa semejante.
Sin duda, los millonarios están ahora empe-
ñados en demostrar al mundo que, a pesar de
todo lo que se diga en contrario, su único interés
no es el dinero, al menos cuando ya no pueden
disfrutarlo.

El " W O L V E R I N E " R I O , CARROCERÍA

BROUCHAM TIPO STANDARD tripulado por
los señores J u a r Balbi y Enrique Monti, ha
realizado el raid BUENOS AIRBS-EOSARIO-
BUENOS A I R E S , oficialmente cronometrado
por el A U T O M Ó V I L CLUB ARGPÍNTINO.
TIEMPOS EMPLEADOS:
BUENOS AIRES - ROSARIO:
6 HORAS, 32 MINUTOS
Total de kilómetros recorridos: 7 4 3

ROSARIO • MORÓN:
4 HORAS, 56 MINUTOS
Total de consumo de nafta; 1 1 5 litros

El " W O L V E R I N E " R. I. O. partiendo del

local del A U T O M Ó V I L C L U B A R G E N -
T I N O el día 12 de agosto, soportando el
temporal de ese día de Morón a Giles, no
fué un obstáculo para que realizara el tra- DISTRACCIONES
yecto en el magnífico tiempo de 6 horas La secretaria. — ¿Qué está buscando, señor
32 minutos, sin el más mínimo desperfecto, Fonseca?
Fonseca. — Mis anteojos.
El viaje de regreso da ima idea acabada de la Secretaria. — í Pero si los tiene puestos!
velocidad y resistencia del " W O L V E R I N E " Fonseca. — ¡ Ah, muchas gracias, Leonorcita!
Ya me iba a ir sin ellos.
R. I. O., empleando en recorrer la distancia

4 HORAS, 5 6 MINUTOS, La voluntad

Tiempo "record" para Categoría Turismo La voluntad es la fuerza cumbre, la soberana
El " W O L V E R I N E " R. I. O. se encuentra en de todas las potencias, ya que todas le están su-
exposición en el local Callao, 852-56, y lo invi- peditadas. D e nada sirven el talento, el genio,
tamos a inspeccionarlo. la fuerza, el valor, la destreza, si la voluntad
La velocidad alcalizada en ciertos trechos por que habría de alentarnos y empujarnos a la rea-
el " W O L V E R I N E " R. I. O. ha sido de IOS a lización de obras o hazañas inmortales está au-
l i o kilómetros a la" hcra, y su consumo de sente. E s t a ha sido la causa de multitud de fra-
15 LITROS Y MEDIO d e nafta cada casos. I n n u m e r a b l e s hombres geniales yacen iné-
1 0 0 k i l ó m e t r o s , lo que lo DESTACA DE LOS
DEMÁS M O D E L O S DE SU CATEGORÍA. ditos por falta de ese aliento divino que se
llahia voluntad.
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Pensamientos
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El gobierno del pueblo por el pueblo es la
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GUIDO PAGNUTTI, MAN u EL E ü I Z L O P E Z
aplicación natural de los principios del Cristia-
Corrientes, 698. Catamarca, 70. nismo a la vida de las naciones. — Pedro
Goyena.
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¡QUE GUSTO DA
lavarse con un jabón duro y aue forme mu-
cha espuma! Lsas son, a más de su m-
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 C A R A X Y CARETAJ"

O r q u e
El sol ha asomado su ígnea cabe-
zota detrás de ¡a pelada joroba de
un montecillo lejano. A través de
la bruma matutina se han abierto
paso dos aspas de oro, como dos
brazos que se apuntaran a un
abrazo imposible, y la luz lechosa
y cruda del amanecer se ha h e c h o '
de rosa al mágico conjuro de ese
gran taumaturgo del azul al que
las leyes newtonianas fijaron como
centro de una cohorte de sumisos
planetas.
N i un pájaro, ni una flor, 1Í1 aire
quieto se va haciendo cálido, y en
esta m a ñ a n a septembrina tiene so-
noridades de campana de cristal.
Allá, en lo hondo, se ve la absurda
cuadrícula de las rojas techumbres
del pueblo, y más abajo, la pince-
lada verde de un est.ableciniiento
donde buscan alivio los neurasténi-
cos, los stirmcnages, todos los que
llevan en sus cerebros una de esas
taras características de este siglo
X X , siglo del motor de explosión y
del desequilibrio nervioso.
E n la llanura u n á n i m e ha brota-
do una columnita de humo blanco,
y el tren, como una oruga lamenta-
ble, se ha detenido en un apeadero
indocumentado, y cuando, al reanu-
dar su marcha, pasa orillando la
falda del castillo y oigo su jadear
asmático, he visto con los ojos de
la fantasía que esta tierra parda cu-
bríase de u n a exuberenle vegetación
criptogámica. Robustas plantas de
n d
enormes troncos y espesas ramas
absorbían por sus infinitos poros
el carbono acumulado en su interior
en forma de energía en estado po-
tencial. Un sol rojo, dorado de
enormes llamaradas — signo visible
de catastróficas tempestades, - - en-
viaba sus rayos abrasadores a la
NO HAY PEOR SORDO QUE
EL QUE NO QUIERE OÍR
Sordo primero. — Dicen que
hay unas trompetillas eléctricas
estupendas. ¿Por qué no te com-
pras una?
Sordo segundo. — ¡ Por no oír
a mi mujer!
1 t r e n
tierra salvaje, que se estremecía en
un instante supremo y único, y al
desgarrarse sus entrañas, dejó so-
terrado en abismos insondables la
vegetación de plantas criptógamas.
Desolación infinita. Al mimoso
verde clorofiliano sucedió el gris
e s t é r i l ; al bosque lírico, la llanura
seca, y d u r a n t e mucho tietnpo la
tierra fué un páramo desolado.
El sol, como vibración etérea que
es, había separado la célula-carbono
de la célula-oxígeno, porque, lo mis-
mo que cuando dos bolitas unidas
por un cordón empiezan a vibrar rá-
pidamente y se rompe éste obligan-
do a separarse las esférulas, así
el rayo solar, envidioso, sin duda,
hizo que se rompiera el lazo que.
amoroso, unía a ambas células, y se
separaron.
El carbono quedó aprisionado en
las celdillas vegetales, que, soterra-
das, habían de producir los yaci-
mientos de hulla, y el oxígeno se
escapó a la atmósfera.
P a s ó el tiempo, y la Industria, in-
filtró una corriente de aire—en el
cual va el oxígeno—sobre una masa
de carbón, y entonces, al verse j u n -
tos los amantes de los tiempos pre-
históricos, celebran sus nupcias con
beso de fuego, a cuyo calor hierve
el agua, prodúcese el vapor que.
después de atravesar los conductos
tubulares de una locomotora — in-
testinos del v i e n t r e de una nueva
civilización, — empuja bielas y
émbolos y . . . anda el tren.

Las cosas menudas

revelan Hechos im-
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 CA RAX Y CARETAJ"

M 1 cxcelcMte
;i m i g o H u g o
Thoroiigiibcaii
liabia venido a IP'BNStóN
terraza que daba a la
calle. H u g o , sentado so-
bre la balaustrada de
piedra, contemplaba los
Fontaineblcau a buscar- paseantes mientras su vie-
me aquel sábado a las jo mayordomo, debida-
cuatro. Pasaríamos el fiíi mente uniformado, espe-
<Ic semana juntos, en su raba en la escalinata.
c o n f o r t a b l e villa de E n t r e las cinco y las seis
jMarlotte. tuvimos dos falsas ale-
Llegando a la verja de su parque, ¿cuá! no ha- grías. A las seis y diez, un magnífico seis cilin-
brá sido mi sorpresa al ver un letrero nuevo dros se detuvo delante de la verja. U n a hermosa
sobre el que mi pintor de avisos babia escrito mujer apareció en la portezuela.
estas palaliras ?: — ¡Atención! — m u r m u r ó H u g o . — Si entra,
le cedo mi lindo aposento Imperio por ocho
PENSIÓN EXCELSIOR francos diarios, con champaña.
MURADA IIJKAT, V COCINA ];>;OUISITA . I-a bella mujer p r e g u n t ó :
rRKCIOS MUV .MOnER.\ni)S — P e r d ó n , señor. ¿ E l camino dé S e u s ? . . . /
,Siempre d e r e c h o . . . ¿no es verdad?
H u g o g<)zal)a con mi estupefacción. Como yo — Sí, señora.
lo mirase asombrado, me p r e g u n t ó ; Y desapareció. Hugo me miró, decepcionado.
— ¿ Q u é piensa de mi idea, viejo Harieol? — Mi viejo —• le dije, — no se ha perdido todo.
— ; H a cedido seriamente su villa a un note- .'\penas son las seis. E s p e r o que antes de las
Icro? siete tendrá una pareja de recién casados y una
^ Pero n o . . . Usted no ha comprendido... lís- banda de turistas escandinavos.
cúcbeme, l í m i l i o . . . Me fastidio basta m o r i r m e , ' — ¡ Q u e el cielo lo escuche, mi querido Emilio!
siempre solo, en esta gran fortaleza. E n t o n c e s Pasó mía media hora. El "maitre d'hótel" dor-
be pensado colocar esta inscripción en la puerta. mitaba en una "rocking chair". H u g o y yo no
FA hará detenei-, sin duda, a los automovilistas, reparábamos en falsas alertas. A las siete y vein-
que vendrán a quebrar la monotonía de mi exis- te un hombre penetró en el parque. E r a elegante.
tencia.. D e s e m p e ñ a r é el papel de cabarctier afi- Llevaba un pequeño bolso de cuero y parecía re-
cionado; les pediré un precio irrisorio y las con- suelto a lomar pensión en la Villa Excelsior.
versaciones de los viajeros serán una amable H u g o , radiante, se adelantó.
distracción. — Señor, ¿desea una pieza?
— P e r o usted tiene amigos, H u g o . ¿ P o r que?... — Sí — respondió el viajero. — Una pieza que
Aíe i n t e r r u m p i ó ; dé al jardín. ¿Cuál es el precio de la pensión
— Mis amigos me aburren. Los conozco bien. ceinipleta con el desayuno?
]-o que yo necesito es lo imprevisto, y acaso este — Diez y seis francos por día, todo el ¿ervieio.
medio satisfaga mis deseos. — M u y b i e n . . . ¿Y por una temporada de dos
—-¿Y ha venido alguien a estrenar su co- semanas?
medor? — Le haría una reducción: doce francos dia-
— No, pero espero' que de aquí a la .noche rios.
baya visto entrar a mi primer cliente. — P e r f e c t a m e n t e . . . Haré bajar mis valijas.
Como la cosa me divertía, me apresuré a arre- U u g o llamó al "maitre d'hótel" y le ordenó
glar mis asuntos en mT cuarto y descendí a la Cíuiducir al viajero a la pieza azul, una de las
 C A R A y Y CARETAJ
más lindas de la villa. Se frotaba las manos y — Muy bien, gracias.
me miraba, triunfante, cuando otro viajero apa- Y nada más. .
reció en la escalinata. Saludó a H u g o , colocó H u g o y yo no osábamos caml)iar impresiones,
sobre un escalón una gran valija y dijo, en tono porque la mesa número 3 estaba demasiado cer-
confidencial: ca de la 4. Pero deplorábamos verdaderamente
— Señor, soy el inspector de la guardia de se- el mutisn)o del príncipe. A los' postres, se le-
guridad del príncipe que acaba de t o m a r pen- vantó y desapareció del comedor. El inspector -
sión en su casa. se levantó t a m -
— ¡ Cómo !. . . bién. Como pa- .
¿Este señor sara cerca nues-
es...? t r o , H u g o le
— ¡Psch! dijo:
El policía en- — Su persona-
señó su c a r t a je no parece co-
de identidad y municativo.
dijo: — Su A l t e z a
— Su A l t e z a está preocupado
R e a l v i a j a de por los aconte-
incógnito y ado- cimientos de So •
ra la simplici- f í a . . . H a reci-
dad. U s t e d ig- bido ayer un te-
nora quien es y legrama de 3000
no le asombrará palabras que lo
si se encubre ba- ha afectado
jo el simple nom- enormemente...
bre de M. Le- E x c ú s e m e , .=ie •
brun. Yo le ro- ñor.
garía solamente Y el policía se
que me diese una retiró. H u g o me
pieza vecina a la dijo, satisfecho:
suya. — ¿ H a enten-
— Con mucho dido, mi viejo?
gusto, señor. . . Ya sabemos que
Y mientras el es un búlgaro.
"maitre d'hótel" P u e d e ser que
a c o m p a ñ a l j a al haya venido aquí
inspector, H u g o para escapar de
me s u s u r r ó a¡ los conjurados
oído: • - que lo amenazan
— ¿ H a comprendido? ¡ E s formidable! ¡ P a r a en su país. . . En todo caso, estoy favorecido por
mi estreno, encuentro un príncipe que viene a una suerte que nos permitirá observar los hechos
visitar las florestas de Fontainebleau! . . y los gestos de este proscrito. . . ¡Cuando yo le
— La suerte le favorece, H u g o . E s p e r o que decía, Emilio, que la m á s linda profesión era la
comeremos en la mesa vecina de la del príncipe de hotelero!. . .
y que le sacaremos confidencias interesantes. A las diez, me encerré en mi cuarto. La aven-
P e r o H u g o estaba loco de alegría. A p a r t á n - tura de mi amigo H u g o me interesaba y, como
dose de mí, recomendó a su chef que ordenase él, habría dado lo imposible por conocer el dra-
cuidadosamente la cena y al "maitre d'hótel" que ma íntimo del cual el príncipe expatriado debía
sirviese aquella noche los vinos m á s exquisitos. ser el héroe.

L A comida fué curiosa.

H u g o y yo estábamos
sentados ante la mesa
n ú m e r o 4. El inspector
de seguridad se había situado
en el fondo del comedor. El
príncipe comía solo en la m s -
sa n ú m e r o 3. El ''maitre d'hó-
tel" nos servía con un cere-
monial no acostumbrado en la.s
pensiones de familia "a precios
reducidos".
Como nuestro augusto pen-
sionista parecía no vernos, yo
me atreví a decirle:
— Monseñor, permitidme ofre-
ceros el frasco de la pimienta.
— Gracias, señor.
Y eso fué todo.
Mientras nos servían r e b a n a .
das de "foie g r a s " con "chani-
pignons", H u g o p r e g u n t ó ' e :
— ¿Conoce bien la floresta,
V u e s t r a Alteza Real?
A L día siguiente fui des-
pertado por el "maitre
d'hótel", que me trajo
mi café con aire des-
compuesto. Asombrado,' le inte-
rrogué, y él suspiró:
— i Ah, señor! ¡ Qué historia !
— ¿ Q u é historia?
— E l príncipe, s e ñ o r . . . E ¡
búlgaro y el inspector de segu-
r i d a d . . . D o s pillos que Se han
escapado, al amanecer, lleván-
dose la platería del señor, si ¡i
contar algunos objetos precio-
sos de la vitrina del s a l ó n . .
•¡Qué negocio. Dios mío! ¡Aun
estoy espantado!
Yo estalja confundido.
— P e r o . . . p e r o . . . ¿mi am>-
go lo sabe ya?
— Sí, señor. Se lo he con-
MAURICE DEKOBRA tado todo.
— ¿ D ó n d e está? ¿ Q u é hace-?
TRADUCCIÓN DE E . J . 1, « —-Tratando de descolgar e!
D I B U J O S DE P A R P A G N O L I cartel de la reja de! parque.
 C A R A ^ Y CARETAJ-

L^ L a parábola del olvido

U n día, el mejor escultor del mundo se quedó

CONOUI^T^ solo. La muerte le robó el objeto de sus sue-

ños, el aliento de su genio, el modelo de la
obra que ansiaba burilar para asombro de los
siglos y que nunca debía acabar.
En el retiro de su taller, poblado de truncas
J___J I /I /J J\—/./^~MJÍ \- ilusiones y de mutiladas esperanzas que les
mármoles ostentaban allí con desmayada can-
didez, el artista concibió el pensamiento de mo-
delar una estatua maravillosa, que fuera como
el símbolo de un recuerdo eterno que él dedi-
caría a las sombras de su amada.
Desde entonces, en fina cera, con el cuidado
que j a m á s había puesto en obra alguna, todas
las tardes, alentado por el sol moribundo, iba
plasmando el modelo, para pasarlo algún dia
a la perpetuidad del m á r m o l : v u e l t o s ' e l dor'O
y la cabeza hacia atrás, entreabiertos los labios
resecos por la sed del recuerdo, los ojos pare-
cían fijos en un punto que no estaba en la
tierra.
— Sí, es eso — decía él, contemplando la cera
animada; —• significa toda mi nostalgia.
Pasó mucho tiempo; el verano lo llevó ca-
mino del mar, y allí, con nuevos amigos, con
nuevas sensaciones, iba a aventar muchas pe-
nas. P e r o he aquí que una tarde, casi al ano-
checer, llegó después de una larga ausencia a
su taller. El champaña lo traía borracho, y sol;'
por dignidad podía mantenerse en pie.
•Miró pesadamente alrededor suyo, y al tocar
la vista su última cera, notó que había estado
cambiada de posición; el dorso y la cabeza a:i-
B E r T r BRONSON. lamosa raban adelante, el labio superior estaba caído
estrella de la Paramount. sobre el inferior y lo.s ojos ya no tenían expre-
sión.
R e n o v a c i ó n del c u t i s por absorción. Tomó un buril; sin advertirlo, sus labios se
.plegaron en una triste sonrisa, y en la base de
la estatua escrdjió: El Olvido.

S I su cutis está desfigurado por manchas, pa-

lidez, barrillos, pecas, etc., de nada sirve que
use usted pinturas, cremas u otros ingre-
dientes. Tales imperfecciones no desapare-
A L B E R T O E C H A Z V

cerán y con el uso de materias nocivas sólo conse-

.guirá desfigurarse un poco más. Lo mejor es qui-
tar el cutis mismo con todos sus defectos y para
ello basta comprar cera pura mercolizada que se
extiende por el rostro todas las noches lo mismo
(lue si fuera cold cream, quitándola por la mañana
con un poco de agua caliente. La cera mercolizada
absorbe el velo mortecino en pequeñas partículas,
de manera que nadie puede notar que está usted
arreglándose la cara, a no ser por el resultado que
es realmente maravilloso. X%3 hay nada que se le
parezca para conseguir un cutis lozano y hermoso.

¿Por q u é h a y n i u j e r e s q u e aparentan
ser viejas?

G i-..\ER.\LMENTE, por SUS mejillas descolori-

das. La belleza es muy fugitiva, pero una
mujer inteligente sabrá retenerla, contra-
rrestando los efectos de los años. Si sus
mejillas palidecen, ella renovará su colorido, no
con rouge, que es ordinario y se nota, sino que
con un discreto toque de rubinol en polvo, ciue da
un suave color exactamente igual al rosado na-
tura!. El rubinol se obtiene en cualquier farmacia — ¡Caramba! ¿Quién te hizo eso?
•— Gabriel.
o perfumería. Toda mujer sabia conoce también — ¿Y dónde está Gabriel?
el encanto de unos brazos hermosos y de unas — En el hospital.
manos delicadas, y sabe asimismo que para tener — ¡Vaya, siquiera te portaste como un hombre!..
y conservar dichos dones no son necesarios esos (Está herido?
— No... está empleado.
costo.5os "alimentos de cutis", ííno tan sólo el
(De Excelsior, Méjico).
uso de la cera pura mercolizada.
D EBIDO a sus muchas cualidades co-
mo cooperador de la belleza del
cutis femenino, desde hace más de 20
años, las damas usan con marcada pre-
ferencia el delicioso y perfumado

rv^.

"El sello de Industria

Argentina es un or-
gullo para productos
de calidad".
 CALLES DE
ORIGEN
C O N T I N U A C I Ó N
F R A G A . —• Calle situada en Villa O r t ú z a r . Nace
en Dorrego 1100 y termina en Cliorroal-in 1200.
Manuel Fraga. — Militar argentino, g u e r r e r o del
Pi.faguay, que fué muerto heroicamente en la bata-
t a de Tuyuti el 24 de mayo de 1866.
F R A G U E I R O . — Calle situada en Liniérs. Nace
en Rivadavia 11000 y termina en Avenida Gral. P a z .
Mariano Pragnciro. — H o m b r e pública argentino,
gobernador d e Córdoba, ministro de Hacienda d u r a n t e
el gobierno de la Confederación; presidente de l;i
Convención Constituyente reunida en Santa F e ; di-
rector del Banco y Casa de Moneda de Buenos Aires
en 1860 y senador nacional en 1862.
F R A N C I S C O D E V I E D M A . — Calle situada en
Villa Versailles. Nace en F'ragueiro 100 y termina
en Avenida General P a z .
Francisco de Vicdma, — Explorador español, fun-
dador de! territorio de R í o Negro, cuya capital lleva
Eu nombre. E n 1806 y 1807 hizo elaborar pólvora en
Cochabaniba, donde se hallaba, y preparó un cuerpo
de tropas para acudir en auxilio de la ciudad d e
Buenos Aires invadida p o r las tropas inglesas, sin
que pudiera llevar a efecto esta ' ú l t i m a medida por
la precipitación d e los sucesos.
F R A N C O . — Calle situada en Villa U r q u i z a . Nace
en Avenida Cons:ituyentes 5300 y termina en Avenida
General P a z .
Pedro Franco. •— U n o de los compañeros d e Caray,
fundador de Buenos Aires.
F R A N K L I N . — Calle situada en Flores. Nace en
Río de Jan/",iro 900 y termina en F r a y Cayentano 1000.
Benjamín Franklin. — Sabio benefactor de la hu-
• C O N
BUENOS AIRES
D £ SUS NOMBRES
manidad, nacido en Boston en 1706 v nuierto en 1790.
F R A Y C A Y E T A N O . — Calle situada en Flores.
Nace en Rivadavia 6899 y termina en Gaona.
Fray Cayetano Rodrígnep. — Célebre sacerdote a r -
gentino, diputado por Buenos Aires al Congreso de
T u c u m á n de 1816, d e cuya histórica acta de Inde-
pendencia fué el redactor. Gran patriota, orador y
periodista.
F R E N C H . — Calle situada en la Recoleta. Nace
en J u n í n 1350 y termina en Canning 2900.
Domingo Frcnch. —- Militar argentino, uno de los
caudillos populares del movimiento de Mayo de 1810.
Luchó en Montevideo y formó parte del ejército del
P e r ú , En 1820 desempeñó el ministerio de la Guerra.
Falleció con el grado de general en 1825.
F R E I R É . — Calle situada en Belgrano. Nace en
Jorge Newbery 3100 y termina en Zufriategui.
Ramón Freiré. —• Militar chileno que tomó parte
en la g u e r r a de la Independencia. 1788-1851.
F R Í A S . — Calle situada en Villa Centenario. Nace
en W a r n e s 100 y termina en Loyola 100.
Eustaquio Frías. — Militar argentino q u e tomó
parte en las g u e r r a s de la Independencia y en la del
Brasil, actuando después como unitario en las reyertas
civiles del país. 1801-1891.
G A B O T O . — Calle situada en la Boca. Nace en
T u n u y á n 500 y termina en P . Mendoza 1400.
.Sebastián Gaboto. — Célebre navegante veneciano
que al servicio de España, navegó el Río de la Plata
y el P a r a g u a y y construyó el fuerte de Santi Spíri-
tu sobre el C a r c a r a ñ á . 1477-1546.
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la mujer buena y honesta la naturaleza Cortamiento de piernas y decaimiento de ma-

A no la hizo para el estudio de las ciencias

ni para los negocios de dificultades; y si
Dios las dio fuerzas flacas y miembros
nos es la mujer que no da placer a su marido.

.nuiclles, fué para estar en su rincón asentadas.
DC
Como en la guerra el soldado que desampara
su puesto no cumple con su capitán, auncpie en
otras cosas le sirva, y como en la comedia sil-
ban y burlan los miradores al que es malo en
la persona que representa, aunciue en la suya sea
muy bueno, así los hombres que se descuidan
de sus oficios, aun(iue en
otras virtudes sean cui- ' ' „
dadosos, no contentan.
Acontece que, siendo las mujeres de su cose-
cha gente de gran pundonor y apetitos de ser
preciadas y honradas, como lo son todos los de
ánimo flaco, y gustando de señalarse y vencerse
entre si unas a otras, aun en cosas menudas y
de niñería, no se precian, antes se descuidan y
olvidan, de lo que es su propia virtud y loa.
aa
Q u e b r a n t o de corazón y llaga mortal es la
. mala mujer.
Dü

FRAY LUIS DE LEÓN Cual es la subida are-

Porque, a la verdad,
cuando no hubiera otra
cosa que inclinara a la
casada a hacer el deber,
sino es fa paz y sosiego
y el gran bien que en
esta vida sacan e intere-
san las buenas de serlo,
esto solo bastaba; por-
que sabida cosa es que,
cuando la mujer asiste a
su oficio, el marido la
ama, y aprenden virtud
los hijos, y la paz reina,
y la hacienda crece.
, oo
Como la lunadlcna, en
las noches serenas, se
•goza rodeada y como
acompañada de clarísi-
mas lumbres, las cuales
todas parece que avivan
sus luces en ella, y que
la remiran y reveren-
cian, así la buena en su
casa reina y resplande-
ce, y convierte a sí jun-
tamente los ojos y los
corazones de todos.
nosa para los pies ancia-
nos, tal es para el mo-
ERA UN EXPERTO desto la mujer deslen-
guada.
DD
Y AGUDO CONOCE-
Necesario es que
quien anda ausente de su
DOR DEL CORAZÓN casa halle en ella mu-
chos desconciertos, que
F E M E N I N O nacen y crecen y toman
fuerzas con la ausencia
del dueño.
DD
N o sea la perfecta ca-
sada costosa, ni ponga
la honra en gastar más
que su vecina, sino ten-
ga su casa más bien
Es "La perfecta casada" un libro sin
abastada que ella y m á s
igual. Severo e intolerante se muestra reparada, y haga con su
fray Luis de León con la malmaridada
aliño }' aseo que el ves-
y coqueta; complaciente y confortador tido esté como nuevo,
con la mujer que es amorosa y amiga
y que, con la limpieza,
del hogar. Todo, en esta su paráfrasis cualquiera cosa que se
del capítulo XXX! de los "Proverbios", pusiere le parezca muy
delata al gran filósofo que fué este gran bien, y el traje usado y
lírico castellano cuyo nombre arranca común cobre de su aseo
de un injusto olvido la celebración dclla no usado ni común
del cuarto centenario de su nacimiento. parecer.

DD.

Casa que se llueve es la mujer rencillosa, y
la que turba la vida es casarse con una aborre-
cible.
aa
La tristeza del corazón es la mayor herida,
y la maldad de la mujer es todas las maldades.
DO
La celosa es dolor de corazón }' llanto conti-
nuo, y el tratar con la mala es tratar con los
escorpiones.
• Tiendan las manos y reciban en ellas el agua
sacada de la tinaja, que con el aguamanil su sir-
vienta les echare, y llévenla al rostro, y tomen
parte della en la boca y laven las encias, y tor-
nen los dedos por los ojos y llévenlos por los
oídos, y detrás de ios oídos también, y hasta
que todo el rostro quede limpio," no cesen; y
después, dejando el agua, limpíense con un
paño áspero, y queden así m á s h e r m o s a s que
el sol.
DD
Lo más propio de la necedad es no conocerse
y tenerse por sabia.

T o d a llaga, y no llaga de corazón; todo mal, DD

y no mal de mujer. N o hay cabeza peor que la
cabeza de la culebra, ni ira que iguale a la de Si calla el necio, a las veces será •tenido por
la mujer enojosa. sabio y cuerdo.
 'é^
La música en el hogar tiene
ahora nuevos encantos . . . con
El N uevo
DiISCO Vi
Víctor
Los amantes del divino arte tocan actualmente
sus Victrolas con mayor interés y entusiasmo. Los
que no han tenido nunca líinguna máquina parlan-
te compran ahora las nuevas Victrolas Ortofónicas
y se deleitan en la audición de la música de los
Discos Victor hechos por el nuevo procedimiento.
Jóvenes y viejos se recrean por igual con la magia
indescriptible de la música Ortofónica, la cual
asombra por la fidelidad con que está reproducida.
Miles do hogares se ven ahora invadidos por la ale-
gría y la felicidad que produce la música ejecutada
en su más bella expresión, esto es, por la música
Victor.
Últimamente se han hecho progresos increíbles en
el arte y la ciencia de reproducir los sonidos. Los
Discos Victor se graban actualmente por medio de
un micrófono. Los cantantes y los músicos inter-
pretan su arte con la misma precisión con que los
oiría Ud. en la ópera o en una sala de conciertos,
y este delicadísimo instrumento eléctrico graba la
música en forma permanente e inalterable, para re-
creo de Ud. a cualquier hora del día, en cualquier
época del año y sea cual fuere el estado del tiempo
o de la temperatura.
Tenga o no Ud. una Victrola Ortofónica, oiga sin
falta los nuevos Discos Victor. Pueden ejecutarse
en cualquier instrumento, mejorando inmensamente
las cualidades sonoras del mismo.
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verlo con la expectativa de experimentar la mayor
sensación de su vida.
lisios tres puntos ^contribuyen a que el- nuevo
Disco Victor Ortofónico sea superior a todos ¡os
que ha oído hasta ahora.
Impresión por medio del Micrófono o sea Grabado Orto-
fónico. — Los artistas cantan o tocan ahora en lina
posición natural delante del micrófono, tal como can-
tarían o tocarían en presencia del público. El micro-
fono oye y praba lo que vsied oiría si estuviese i>re-
sente en el Laboratorio de Impresiones.
Eliminación del mido áspero de la aguja. — Los Discos
Ortofónicos están hechos con nuevos materiales suma-
mente perfeccionados, que han contribuido a eliminar
los sonidos ásperos que son tan comunes en los discos
antiguos. Usted oye la música grabada y nada más.
Tenga también en cuenta que los nuevos discos dura-
rán mucho más tiempo.
Lf).í arti.'itas más afamados en cada estilo de música. —
La Compañía Victor ha contratado siempre a los más
famosos cantantes y concertistas del mundo, trátese do
la ópera, piezas orquestales, canciones populares, piezas
de banda o números bailables. La confianza de estos
artistas en la supremacía de los Discos Víctor es hoy
día mucho más justificada que nunca, debido_ a la
impresión matemáticamente exacn con que están he-
chos los nuevos Discos Victor Ortofónicos.
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y Cía-, Plaza Independencia, 733 y Sarandí,614-
Montevideo.
 C A R A J ' Y CARETAJ-

S i g n i f i c a do de algunos nombres de pila

( l a r a — del ¡atiii: !a ilustre.
Claudio — el rengo : clandiciis.
Clcio — el ilustre.
Clotilde — del leiilón, doto, y
huid, f a v o r ; significa " F a v o r ilus-
tre".
Constancio — el fiel.
Cornelio •— la corneja.
Cosme — del griego Iccjuios, or-
den, ornamento.
Crescendo — que prospera.
Crisóstonw — del griego, boca
de oro.
Crispía — del latín crcpus, que
tiene la cabeza rizada.
Dámaso — el domador.
Damián — el popular.
Daniel •— juicio de Dios.
Dario •— que busca con cuidado.
David •— el querido.
Delfín — sacerdote de Delfos.
Deodato •—• dado a Dios.
Emilio — el favorecedor.
Enrique — del teutón. Leim, ca-
sa y rich p o d e r o s o : casa poderosa. espigas.
Ernesto — el excelente.
Estanislao — gloria del estado.
Esteban -— del griego, el coro-
nado.
Eufemia — que habla bien.
Escolástico — de la escuela.
Eulogio — que raciocina bien.
, AÍí^,^'iÜi">'«
^ WWfjMt -'"/J^^SFi
_ 'm/ír^/¡ü//^K?^KÁ fJrfMu^-^^CT
independiente.
• ^
WMw^a /^m[* K-íTr/Wk
¿V^'X.^
Ensebio — el piadoso.
Eustaquio — cargado de buenas
Evaristo — el mejor.
Eseqiiiel — fuerza de Dios.
Fabián — el hombre de las habas.
Faustino •— el hombre feliz.
Federico — reino de la paz.
Feliciano — el feliz.
Felipe — que ama los caballos.
Fermín — carácter sólido.
Fernando •— hombre libre.
Filiberto — muy ilustre.
Filomena — la amable,
Flaviano — el rojo.
Florencio — el florecido.
Fortunata — la feliz.
Francisco — del céltico, frank, el
Fructuoso — que da frutos.
Fulgencio — el esplendoroso.
Gabina. — del latin, Gabtnus, h a -

Desiderio — el esperado.
Dionisio — del griego, Dionusios,
Sacerdote de Baco.
Domingo •—• que es del Señor.
Donato — el dotado.
Dorotea — presente de Dios.
Edmundo — el hombre feliz.
Eduardo — guardián de la feli-
cidad.
Eduvigis — la feliz g u e r r e r a .
Elena —- la compasiva.
Eleuterio — que viene del sol.
Ellas — dios fuerte.
Elisa — la valerosa.
Eloy — que ha sido escogido.
iM/lf
g
— i Qué invierno ! ¡Qué frío!
— No s é . . . Voy a ver si esta
noche tengo un momento y con-
sulto el termómetro
(De Pele-Mele, París).
bitante de Gabies.
Gabriel — el fuerte.
Gastón — del teutón, el huésped.
Genoveva — del céltico gheno,
mejilla y gzvet, p á l i d o ; rostro pálido.
Gerardo — fuerte en la g u e r r a .
Germán — hombre de g u e r r a .
Gertrudis — la bien amada-
Gil — el brillante.
Gonzalo — que hace muchas gue-
rras.
Gregorio •— el vigilante.
Gualberto — ilustre selva.
Guillermo — casco dorado.
Heliodoro — que viene del sol.

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cándolo todas las noches antes de acostarse, e]
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fresco, limpio y sano, siendo de efectos altamente
suavizadores. Por eso debe considerársele como el
regenerador ideal de la piel.
Toda irritación cutánea es combatida eficazmente
por el Ungüento de Doan. Una simple aplicación
es suficiente para hacer cesar las comezones de la
piel. Es de uso imprescindible en los casns de cor.
taduras, escaldaduras, quemaduras, ampollas, pica-
zones, rasguños, sabañones, picaduras de insectos,
granos, diviesos, úlceras, llagas, empeines, ecze-
mas, herpes y hemorroides o almorranas. Desinfecta
las heridas y evita las infecciones.
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de Doan. Se expende en todas las farmacias.
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Por más numerosos y variados que
resulten los textos de gramática,
hace falta un buen texto de gramá-
tica castellana que nos sirva para
inducir las reglas fundamentales del
idioma, principalmente de la sinta-
j;is y del uso acertado de las pre-
posiciones ; un texto con definicio-
nes y aplicaciones p r e c i s a s ; tal co-
mo se t r a t a las reglas matemáticas-
Es un problema de fácil solución,
y entre el profesorado argentino
contamos con maestros competentí-
simos y p r o b a d o s ; y ya lo reconoció
el doctor Américo Castro d u r a n t e el
período de sus fecundas conferen-
cias. Dejemos la rutina si hemos
de hacer obra original y de eficacia.
Hablar es combinar palabras, y
toda combinación de palabras cons-
tituye una masa elücutiva. U n trozo
literario se compone de párrafos, los
que se indican con punto aparte. E n
cada párrafo habrá u n a o varias
cláusulas que encierran los pensa-
mientos del autor y están m a r c a d a s
.con punto ortográfico. E n una cláu-
sula hay masas elocutivas o combi-
uaciones de palabras indicadas por
las pausas, y esas masas elocutivas
serán oración, si contienen verbo, y
frase, si carecen de verbo. Parece
evidente por consiguiente que se
debería comenzar por aprender a
distinguir prácticamente los p á r r a -
fos y los asuntos que expresan, las
cláusulas y los pensamientos que
encierran, y las masas elocutivas y
partes de que se componen. El tex-
to nos enseñará las partes de que
castellana
consta la frase, la oración y la cláu-
sula, que así se puede ver la trama
de las combinaciones.
Todo el idioma puede reducirse a
sustantivo, adjetivo y verbo; lo de-
más es expletivo ; necesario sí. pero
sólo para llenar los huecos. El mun-
do exterior es de los objetos; el
mundo interior consiste en p a l a b r a s ;
la realidad está en el verbo. Debe-
mos, pues, cuidar nuestras palabras
porque ellas son los materiales de
qiie disponemos para la construcción
del p e n s a m i e n t o ; procuremos enri-
quecer nuestro vocabulario ron pa-
labras firmes, claVas y pulcras. Cui-
dar las palabras es cuidar el espíri-
tu. Solamente las almas bellas pue-
den producir expresiones bellas.
De todas las reglas gramaticales,
l.TS sintácticas son las de más co-
rriente aplicación y cuya ignorancia
entraña las mayores dificultades. El
PARA BANQUETES.
Primer cuchillo: para pan y manteca; segundo: para queso; ter-
cero: para fruta; cuarto: para la carne; quinto: para matar a ios
oradores...
(|ue habla o escribe necesita combi-
nar de tal modo las palabras que el
que oye o lee comprenda clara y
exactamente lo que se dice. Ade-
más, necesitamos intensificar nues-
tras expresiones y hacer armoniosas
las construcciones. P o r este motivo
las reglas fundamentales d e la sin-
taxis s o n : claridad, vigor y oi(fon¡a.
U n a lección interesante de gra-
mática seria la del uso acertado de
las preposiciones para corrección del
lenguaje. Los autores de textos ex-
plican muy bien el empleo y lugar
que corresponde a las preposiciones
de la construcción, pero no se pre-
ocupan de hacer discurrir una regla
práctica p a r a que sepa el estu-
diante cuándo está correctamente
usada una preposición. Por lo pronto
no hay otro juez y maestro que el
oído ; pero ¿ cómo se le educa ?
/ . R. Fierro

FORTUNA
INDEPENDENCIA - ÉXITO SOCIAL
FELICIDAD
conseguirá quien sepa dirigir sus energías
y cultivar la vida interior, para formarse
una robusta personalidad propia.
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El Paquete dor", por el prof. P . F. Tornier, con su sis-
tema de autoenseñanza para el completo
Amarillo desarrollo de la personalidad, y la pre-
e s el q u e h a s i d o a d o p t a d o por t o d a s paración e improvisación de discursos,
las buenas cocineras durante m á s de
t r e s g e n e r a c i o n e s , y e s el q u e c o n t i e n e
abre el camino a todas las personas ambi-
ciosas que 'quieran llegar", sea en la
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social o en cualquier otra actividad de la
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fiestas brillantisimas, de acontecimientos sociales de destacada de la escena italiana, que cuenta entre
fuste, el interés del comentario íntimo es también no.sotras con más de una ferviente admiradora.
i n a g o t a b l e . . . risueño, malicio.so, fantástico o casi Anadia el c o m e n t a r i o ; "Si el corazón es el C|ue
verdadero, fluye y se desliza como un Icit motiv al dispone cuando vivimos la primera y deslumbradora
margen de la "fiesta del m u n d o " y prevalece siem- etapa de la vida, suele disponer también y con inusi-
pre en las reuniones realizadas en pctit comité, cuan- tado rigor, c u a n d o , l l e g a el ocaso i n e x o r a b l e . . . "
do se descubren las primicias sentimentales o se reve- — Si llegara a saber esta noticia la Dama Duende.
lan los chismecillos que noá transmite la crónica de ¡ qué primicia sensacional para su crónica !. . .
la figuración porteña en el extranjero. — Y no seria éste el primer caso en que trascen-
En el vasto comedor de una residencia de hos- diera justamente por ella un comentario, como éste.
pitalidad tradicional en los altos circuios de la vieja Y es de temer que llegue a sus oídos; tan fantástica
aristocracia criolla, se encuentran congregadas en noticia tiene que ser una invención y nada 3 n á s . . .
derredor de larga mesa patriarcal figuras sociales — ¿ Y si la viéramos publicada ?
nniy r e p r e s e n t a t i v a s . . . Arde alegremente el fuego en — Sería de lamentar. . .
la chimenea, y la charla familiar se mantiene anima- Arde alegremente el fuego en la chimenea, pero
da, ágil, llena de i n g e n i o . . . La crónica del día ano- queda en el ambiente la vaga impresión de que al-
ta, en primer lugar, una noticia de singular interés, guien ha escuchado y recogido la versión, más o me-
ya que ella anticipa la seguridad de una promesa nos exacta, del animado comentario.
s e n t i m e n t a l . . . de una promesa que puede significar Y, sin embargo, no se ha mencionado en la alegre
la dicha de toda una vida para el a d m i r a d o r (jue es- sobremesa el chismecillo de i'iltima h o r a :
pera, con la perseverancia que el cariño inspira, ese — De la coHpc aii.r Icvrcs hay distancia todavía —
anhelado consentimiento. . . Las amigas evocan cari- dicen que dijo una dama de gran prestigio, días antes
ñosamente la juvenil y atrayente figura, cuyo nom- de la boda, al fuluro hijo p o l í t i c o . . .
bre, tan original como su tipo de belleza, acompaña — i Kstas tenemos? —• respondió el impetuoso jo
im apellido de grandes prestigios: nobleza de con- ven. — P u e s me voy, y queda roto el c o m p r o m i s o . . .
diciones, hidalguía y belleza fueron siempre privi- A la novia desolada no se le ocurrió i n \ o c a r las ra-
legio de ese apellido, de origen vascongado, incor- zones del cariño para d e t e n e r l o . . .
porado desde hace tan largos años a la alta sociedad — i Cómo hacer con las invitaciones, que están to-
p o r t e ñ a ; puede hablarse de los ojos claros y r a s - das repartidas? — fué el imico grito de su corazón.
gados de la encantadora, jovencita, diciendo que bri- Y para terminar, amigas m í a s : los comediantes
llan bajo el dosel de su obscura cabellera, puesto que franceses acaban de ofrecernos una interesantísima in-
ella no ha querido ceder al imperio nivelador de la terpretación de una obra que ha suscitado gran revue-
m o d a . . . Inteligente y cultísima, se hace notar a pe- lo en los centros intelectuales femeninos de P a r í s :
sar de su sencillez, porque, desdeñando el dirigir con Le Vocatión, del doctor H e n r i de Rotschild. I-.a tesis
mano firme la voitnrette indispensable a las elegantes apenas planteada por su autor, no ha de agitarlas a
figuritas que la rodean, conserva su coche tirado por ustedes tanto como a nuestras amigas parisienses.
magnifico tronco de caballos árabes. Bien és cierto, Pero cabe recordar, después de haber aplaudido a los
también que pocas como artistas eminentes que han
ella pueden elegir e.sos ca- interpretado para nosotras
ballos en el famoso plan- esa obra, que Mme. Ed-
tel de u n a ' d e las estancias wards-Pilliet, presidenta de
próximas a la gran ciudad... la Liga Francesa de las
Mucho se elogia al deci- " M a d r e s de Familia", re-
dido y constante 'admira- q u i r i ó oportunamente la
dor, que, a pesar de llevar 02>inión tan autorizada del
uñ apellido que sugiere el Buenof. Aires. I'' de septiembre de 1927.
profesor H . Roger, para re-
recuerdo de jefes de gran futar los argumentos em-
prestigio en el ejército na- pleados por el doctor de
cional, ha dedicado su inte-
ligencia y actividad a la
I D E R R O T A Rotschild contra las muje-
res que siguen ejerciendo la
medicina. i A m o r : al v e r m e p o b r e y s o l i t a r i o I medicina, cuando sólo deben
P e r o alguien menciona I m e o f r e c i s t e el t e s o r o d e t u d o t e . ¡ actuar a la sombra del jefe
el polín s e n s a c i o n a l que i D e n t r o del p e c h o te erigí un santuario | del hogar. Dijo el eminen-
nos llega retour d'Buro- i del que m i c o r a z ó n fué sacerdote. | te p r o f e s o r Roger en su
pc... P a r e c e que la corres- magnífico alegato que, si
pondencia íntima asegura I Surgiste ante mi vista deslumbrada I no fué en un principio par-
que una compatriota nues- I c o m o una nueva Estrella Milagrosa, | tidario de la mujer médico,
tra que se ausentara no ha- lo habia convencido luego
i q u e m e c o n d u j o a la B e l é n s o ñ a d a |
ce mucho con sus hijas, la actuación de sus colegas ^
i de u n a J e r u s a l é n m a r a v i l l o s a . | femeninos: que entre las
dueña de una inmensa for-
tuna y amiga d e l lujo I C i u d a d e s r e c o r r í de e n e r o a e n e r o | nnijeres que el conocido
y sus refinamientos hasta médico-dramaturgo admira
i d e s d e el a m a n e c e r h a s t a el o c a s o , f y censura al mismo tiem-
el extremo de haber hecho i y, c o m o se reechaza a u n pordiosero, 1
tapizar con riquísimo bro- po, él conocía y valoraba
i clausuraron las puertas a m i paso. ¡ a madres admirables, a es-
cado el departamento del
hotel de P a r í s en que se posas cuya vida de abne-
I A las m u j e r e s que en m i senda hallaba i gación y de ternura cons-
aloja sólo por una breve I m i s protestas de amor n o c o n m o v í a n . |
temporada, ha resuelto tituía un hermoso ejem-
I ¡ Y o e r a el p r ó d i g o a q u e l q u e l e s l l e v a b a i plo para las o c i o s a s . . . Ca-
i^ehacer n u e v a m e n t e su
v i d a ; y la c o n f i d e n c i a , I lo que los otros h o m b r e s p r o m e t í a n ! | pacitadas, según el profesor
que ha causado el asom- Roger, para dar el consejo
i T o d a s h u y e r o n d e m i v o z al e c o I oportuno y el estímulo de
bro consiguiente, es que
esa d a m a de abolengo ilus- I malogrando mis diáfanos empeños. I su actividad, habían sido
tre, que l l e v a u n o de I A m o r : ¡ y a n o e r e s m á s q u e u n lirio s e c o i esas colegas suyas las más
los a p e l l i d o s de tradi- I sobre el féretro blanco de m i s s u e ñ o s ! . . . | eficaces colaboradoras al
ción más b r i l l a n t e de lado del esposo o del hijo
nuestra aristocracia, abri- i E D U A R D O O. Z A P I O L A I cuya vida embellecían, en-
ga el propósito de cam- nobleciéndola. . .
CAR.AJ' Y
"El mago de Palermo", de E. y A. García Velloso
En el teatro Cómico ha tenido éxito extraordinario
¡a pieza escénica y cinematográfica "El mago de Pa-
lermo", de los señores Enrique y Armando García
Velloso. Pudo descontarse el triunfo con sólo* saber
que la obra trata un incidente de hipódromo — la
afición popular más difundida ; — que el asunto ha
sido desarrollado por Enrique García Velloso — el más
hábil de nuestros comediógrafos — y por Armando
García Velloso, uno de los cronistas de turf más dies-
tros ; que en sus cuadros intervienen los señores Ara-
ta y ^Ruggero, dos caricaturistas de irresistible gracia
grotesca; que el señor Corsini canta el indispensable
"Santo d e pacotilla", d e Ignacio P a r k e r
Pocos días duró en el cartel del Apolo la comedia
"Santo de pacotilla", de don Ignacio Parker. El
asunto relata las malaventuras de un personaje a
quien se carga con culpas ajenas, presentando situa-
ciones de triste injusticia como fundamento de cua-
dros cómicos, con una insistencia excesiva, y usando
para el efecto recursos groseros que no añaden nin-
'LA novela de Rosario" y "La Caraba", de Pedro Muñoz Seca
Con pocos días de intervalo se han estrenado "La
novela de Rosario y "La Caraba", de don Pedro Mu-
ñoz Seca, el ingenioso y fecundo escritor español.
La primera fuévpuesta en la escena del Mayo por la
compañía Juárez-San Juan, y la segunda (hecha en
colaljoración con don Pedro Pérez Fernández) se ofre-
ció al mismo tiempo en el Mayo por la susodicha
compañía y en el Victoria por la compañía Serrador
Mari.
Apenas puede imaginarse mayor diferencia de asun-
to y mayor semejanza de estilo que las que ofrecen
estas dos producciones. "La novela de Rosario" ex-
pone en tres actos profusos la desventura de una
mujer, abandonada por el hombre que ama, y a cuya
felicidad se sacrifica; exhibe cuadros edificantes de
moral cristiana y ejemplos de nobleza dignos de
imitación ; pero como si no pudiera substraerse a su
hábito, el autor compone caracteres de esa falsedad
teatral que ha creado su fama, y pone en boca de sus
personajes los juegos de palabras que en Madrid se
"Peluquero de señoras", de Mirande, Monez y Eon
. Traducida al español por don Julio F. Escobar, con
el título de "Peluquero de señoras", ha sido puesta en
escena en el Ateneo por la compañía Rivera-De Rosas
la comedia un tanto excesiva "Au premier de ees
messieurs", de Mirande, Monez y Eon.
Los famosos vodevilistas franceses han superado en
la obra la ficción de la extrema extravagancia con la
hipótesis de uno de esos desdoblainientos de la perso-
nalidad que estiadia la psiquiatría, con el único objeto
de provocar situaciones teatrales imposibles y hacerlas
aceptar como verosímiles por el público. Baste decir
que el protagonista, casado dos veces en su doble esta-
"El ilustre señor Ameneiro", de F. Mertens y C. R. de PaoH
Vuelve una vez más al tablado nacional la fábula
del extranjero que al unir su destino con la hija pre-
dilecta de una familia patria, sólo recibe desdenes y
agravios, para conquistar al fin los afectos de todos
a fuerza de generosidad y de honradez. El asunto ha
dado tema a muchas composiciones anteriores, pero de
tiempo en tiempo resurgí^como si fuera el ¡iroblema
capital en la formación de nuestra raza, variado en
los incidentes secundarios, en las nacionalidades de
los protagonistas, en los caracteres del medio social,
pero siempre el mismo, siempre atribuido el conflicto
a las vanidades mezquinas o a los prejuicios mundanos.
La comedia "El ilustre señor Ameneiro", de los se-
ñores Federico Mertens y Carlos R. de Paoli, estre-
O E
CARETAJ"
tango nuevo, y que en las películas se muestra la di-
fícil y sutil tarea de don Naciano Moreno, el "entrai-
neur" que da nombre a ISP pieza. Con tantos ele-
mentos habría sido, en verdad, extraño el fracaso.
El público sigue con emoción contagiosa los episo-
dios en que una banda de intrigantes se propone arre-
batar los laureles de invicto a un caballo de carrera,
y son tan vivas las impresiones de la multitud, que
la sala se transforma a ratos en un trasunto de las
tribunas populares, trasladándose el espectáculo del
escenario a la platea. . Autores e intérpretes obtie-
nen rumorosos sufragios.
gún mérito a la obra. La señorita Celia Cordero y
don José Ratti, que representaron los papeles prin-
cipales, no pudieron salvar la pieza, y pronto tuvo
que ser reemplazada con la reposición de la "po-
chade" "A las nueve en el convento", cuyo éxito,
hace seis años, consolidó el prestigio de César y
José Ratti.
llaman "astracanadas", quizá con menor abundancia
(|ue la acostumbrada, pero siempre típicos de su in-
genio.
En "La Caraba", en cambio, el género chistoso
alcanza la cumbre de lo fantástico. Una buena seño-
ra atacada de manía de grandezas, por travesura cruel
de unos bromistas, encuentra de pronto que todas
sus imaginaciones aristocráticas y millonarias se le
realizan, y tiene que aceptarlas, bien que atribuyén-
dolas a maquinaciones diabólicas. Los bromistas al
fin reciben su condigno castigo, y se supone que la
señora queda curada de su inocente locura; pero los
incidentes arbitrarios sirven al capricho de los auto-
res para ejercitar el malabarismo del idioma hasta
la apoteosis, que es la única "caraba" de la pieza.
En el teatro Mayo se destacó como protagonista
de "La novela de Rosario" la señorita Blanca Alonso
de los Ríos, y en "La Caraba" la señora Costa; en
el Victoria, la señora Josefina Mari ofreció una in-
terpretación superior de esta última farsa.
do civil, pasa de una personalidad a otra a fin de
procurar complicación de la intriga. El título francés
de la comedia indica el punto central del asunto, pues
que la primera esposa del enfermo se ha casado en
segundas nupcias y se considera mujer de uno y de
otro alternativamente, aunque la ley, como los peluque-
ros, sólo da derechos "au premier de ees messieurs".
La traducción ha tenido que arreglarse mucho a
nuestro ambiente moral, adaptándose a costumbres y
expresiones argentinas.
Las señoras Rivera y Rossi y los señores De Rosas,
Bellucci y Fraschi, dan una interpretación intei-esante.
nada por la compañía Casaux en el teatro Liceo, re-
produce ese argumento, ya gastado y explotado en
todas sus fases, pero todavía interesante y actu.al, por
la fácil aplicación de episodios tiernos y pintorescos,
tanto como por los recursos que ofrece para la carac-
terización de tipos y el desarrollo de escenas de con-
traste. Los autores han dem.ostrado en la ocasión su
conocimiento de los efectos teatrales, y presentando
situaciones de excelente comicidad, han revelado un
propósito moralizador y docente de innegable mérito,
Los intérpretes, a su vez, confirmaron las cualidades
de sus talemos escénicos, sobresalientes en las figu-
ras principales de las señoras Dealessi, Vargas y Pa-
lomero, y de los señores Casaux y Zarate.
O E D
 CARAJ- Y CARETA/
pendiente de los Gurkas, al norte de la India,
gracias a la actividad que en ese sentido ha
desarrollado el Marajá; El importe de la compra
de los esclavos se elevaba a 9 millones de pesos.
LOS niños les gusta
A Kolynos porque les
deja una agradable sen-
sación de frescura en la
boca que dura mucho
tiempo.
Kolynos desprende de
la boca los restos de ali-
mentos, disuelve la pelí-
cula y destruye los mi-
crobios dañinos. Ayuda
en la prevención de la
caries e infecciones de
las encías. Limpia y pu-
rifica la boca. Un centí-
metro basta.
CREMA DENTAL
KOLYNOS J 987
N o t a s B r e v e s
Según afirma un sabio francés, en cada beso
liay 40.000 microbios.
* * * • .
Cerca del 98 por 100 de los habitantes de
China son analfabetos.
* **
Se cree que hace siglos ya empleaban los
indios la vacuna y la anestesia.
* **
El elefante es el único representante viviente
del preshistórico m a m u t .
T o d a el agua del mar contiene oro, pero en
cantidades tan pequeñas que todavía no se lia
descubierto ningún procedimiento para apro-
vecharlo.
* !íí +
Se ha abolido la esclavitud en el estado inde-
* **
E n t r e los indígenas del Tibet es costumbre,
cuando se tienen invitados, atarse la lengua
como prueba de respeto.
* * -.íi
E n el Brasil no se trabaja durante el año
unos ciento veinte días, porque son días de fies-
ta, incluso los domingos.
* **
Se está llevando a cabo una gran campaña
educativa en las Filipinas, que tiene por objeto
acabar totalmente con el analfabetismo en cin-
co años.
t- * *
El promedio de la vida de un árbol es de
200 a 300 a ñ o s ; hay algunas clases que viven
hasta 2.000 años.
+ * *
La lluvia diaria de la tierra se eleva a cerca
de 16 millones de toneladas por segundo.
* **
L o s habitantes del Tirol creen que los sapos
son almas en pena que están purgando pecados
cometidos cuando eran hombres. P o r eso nadie
se atreve a matarlos, y se les mira con respeto.
El abogado. — Mi cliente, el sastre Regúlez, me
ha entregado esta cuenta, que usted se ha negado a
pagar...
El deudor. — ¡ Falso I El cobrador me dijo que
no podía ir todos los días a mi casa; le pregunté
que cuál era el día que le parecía mejor, y al decir-
me que el sábado... le rogué que fuese todos los
sábados a mí casa...
(De La Nación, Madrid).
 CARA7" Y CA,RETAJ

La "garqonne". — ¿Quiere afeitarme?

El aprendiz (sorprendido). — i Afeitarla, seño-
rita !
La "gargonne". — ¡La nuca, hombre!
(De El Automóvil, Méjico)

Seguro contra las maldiciones

L o que hay que proponer en el m u n d o son
nuevas formas de negocio. U n negocio bueno y
bonito hace sahr el dinero de debajo de las pie-
dras, poniendo en circulación a viva fuerza los
bienes ocultos.
Un seguro contra las maldiciones podría con-
sentir el pago del alquiler de una oficina y que
vivieran de sus rentas el jefe y tres empleados.
N o se discute ya si la maldición es eficaz o no
es eficaz. Sólo se da por seguro que hay gentes
que creen en los perjuicios que irroga una mal-
dición y la nueva compañía trataría de acudir a
prever los riesgos que temieran sufrir esas gen-
tes, cobrando pólizas de distinta clase, según fuera
la maldición, de ruina, de muerte o de casamien-
to, y alcance a la tercera, a la cuarta, o a la dé-
cima-octava generación.

L a p a s i ó n
Tiene, como la tierra, sus altos y sus bajos; Su retrato más impor-
como la suerte, sus queJjrantos y sus alegrías.
Canta, encanta, desencanta, espanta. tante, merece ser eje-
Así es el mundo. cutado en la mejor
Así es de incomprensible el corazón.
Sólo recibe consuelo puro, verdadero, eterno F o t o g r a f í a de Sud
con el amor de la madre, que es su propia san- América.
gre, su única y eteVna esperanza después de la
bondad infinita.
T e l e f o n e a n d o al Ejemplo de precio:
G N R O U G O Plaza 0056, envia- Lujoso retrato de
remos a buscar su gran formato, ta-
vestido de novia, te- maño 25 X 46, con
niéndolo preparado una ampliación de
para c u a n d o Vd. 46 X 64, artística-
llegue y ofrecién- mente iluminada:
dole gratuitamente
una experta peina- LA DOCENA:
dora. $ 4 0 . — m/n.

BlxioeCasnalioni
Esto es lo que se llama tener atrevimiento. NO TENEMOS SUCURSAL
(De Motor, Berlín)
 C A R A / Y CARETA/

El teatro en N ueva York

Kn los teatros de Nueva York, concuerde en considerar como repre- difieren según las comunidades, pero
iilliiiiamente ha tenido necesidad la sentativo d e su civilización común. cuando h a y u n a población homogé-
policía d e reaccionar enérgicamente No hay tal civilización común para nea, o cuando la población está ín-
contra las licencias teatrales. Esto todos en Nueva York. H a y tantas timamente relacionada por estrechas
ha dado motivo para q u e por allá, civilizaciones distintas asociadas en- semejanzas en culturas hereditarias,
ahora, se esté discutiendo si el arte tre si, que se ha desarrollado un es- la decencia es lo que la opinión pú-
debe d e basarse en el idealismo o en píritu d e tolerancia general, n o for- blica considera decente. P e r o Nueva
el realismo. mulado pero necesario, y ha llegado York carece de tal norma. Los co-
La policía neoyorquina parece que al grado peligroso d e la indiferencia. mediógrafos han llegado a ser vícti-
no se anduvo con chicas, y mientras " A consecuencia de este hecho es mas d e estas circunstancias. N o se
empresarios y críticos d e arte tea- peligroso el teatro neoyorquino para hallan bajo ninguna influencia res-
tral revivían la antigua polémica, la moral pública, por su propia i n d i - ' trictiva natural, porque no se hallan
ella cerraba salas de espectáculos, ferencia por la honestidad de su exis- en un ambiente que posea un senti-
arrestaba a intérpretes y autores, y tencia. " D e c e n c i a " es expresión cpm- miento común de lo que es la reali-
los llevaba finalmente ante los jue- parativa. Las normas d e la decencia dad. Nueva York, desde el punto d e
ces. E s t o s dirán luego si la policía vista cultural, se halla e n u n estado
se ha extralimitado en sus funciones de anarquía. Sería inconcebible q u e
y si las obras prohibidas eran dema- las obras q u e ahora se representan
siado realistas o n o . en Broadway estuviesen escritas en
Comentando esta noticia, u n pe- cualquier parte fuera de los Estados
riodista norteamericano, J . W . M a - Unidos. Reflejan la misma indiferen-
són, nos .nsegiira que en la ciudad cia por la mentalidad disciplinada
de Nueva Y o r k no existe vínculo que se advierte t a n crudamente en
connin entre s u s habitantes, " a no la vida norteamericana en general.
ser el deseo d e g a n a r d i n e r o " . S e r á "Siendo así, no se les puede apli-
difícil poner d e acuerdo a aquella car las normas usuales de juicio a r -
población- sobre si el a r t e teatral h a tístico. E l arte ha quedado subordi-
de afirmarse en bases de realismo nado al estímulo sensual, y en m u -
o d e idealismo. Afirma Masón que, chos casos los actores y actrices se
"judíos, eslavos, latinos, celtas, teu- rebelan contra los papeles que están
tones y anglosajones se mezclan con llamados a desempeñar. P o r lo t a n -
otras razas, cada cual con su distin- to, en estas circunstancias, parece
to punto d e vista y cada cual con que la censura fuese en cierto modo
rasgos heredados q u e no se h a n un movimiento instintivo de defensa
— Papá, ¿para enseñar a esos
amalgamado. N o existe medio por caballos los ponen en el colegio? propia por parte de la comunidad,
el cual pueda el artista d e Nueva — Claro está. confundida por la falta d e respeto
Y o r k ponerse naturalmente al tono — i Ah I Ahora comprendo por a la moral que se manifiesta en el
del ambiente y producir lo q u e la qué los caballos no son burros. escenario.
(De Mundo al Día, Bogotá).
generalidad d e s u s contemporáneos A.

Se aproxima ijn^íniáver'á:
Depui^e su S^u^r'G con
CIROLAMO

Sol I cr fe JF0//1BL
Boliv£kr> 1 0 T 2 E.FFtEV B u e n o s Aire:

U n huen A m i g o e n l a
Oscuridad—el farol "Sunlite"
H A Y momentos en q u e le puede costar caro, el n o tener
u n buen F a r o l , e n s u casa. C o m p r e V d . p o r sólo 16 pesos
u n F a r o l eléctrico " S u n l i t e " (sénior), e s limpio, seco y
s i e m p r e e s t á listo p a r a d a r l u z c o n u n siinple a p r e t ó n
d e d e d o . E l F a r o l e s e t e r n o y la P i l a " H e l l e s e n " d u r a a
veces h a s t a 7 a ñ o s . ¿ C o n o c e V d . a l g ú n F a r o l m á s e c o n ó m i c o ?

Mándenos los 16 pesos hoy mismo, para no tener

que esperar la próxima remesa de Inglaterrct!

Jacobsen & Petersen, Defensa 540, Buenos Aires

 C A R A J - Y CARETA./"

DíiÉiT^'^^Ollite

Luis DuFAÜKffi
B U E N O S AiKBS ' ^

A toda p e r s o n a que haya p r o b a d o el

OPORTO DOM LUIZ

le halaga la perspectiva de volver a sabo-
rearlo, porque ha comprobado la eficiencia
de este delicado vino generoso que deleita
y deja en el organismo una prolongada sen-
sación de fortaleza.
AÑO XXX UUF.iN'OS AIRES 10 DE SEPTIEMBRE DE 1U27

1 t r r

Fascinación
La mujer. — ¡ Q u é hombre tan e x t r a ñ o ! No puedo se-
p a r a r la vista de él. ¿Quién es?
Bl marido. — Un encantador de serpientes.
Otro centenario
— Ella, que tiene sesenta años, se ha esi'a
pado con un galán que tiene ochenta.
— ¿ Y con qué objeto?
— P a r a celebrar el centenario del román
licismo.

Incomprensible
— Sí. btnoi , bo> partidario de la \<¿\ seca.
— : Es un alísurdo ! ¡ P a r e c e mentira íjue un
fabricante de paraguas sea i)artidario de esa
ley !
Los e x a g e r a d o s
- Subi ó al ómnibus cierto señor con una la;a
de sardin as en el bolsillo del saco. Y había tanta
te en el coche, (lue oí decir a una de ia^
l i n a s : "i Xunca he conncido apretura'^ comu
!"

Algebra Hay muchos más

— Yo no comprendo eso de que menos por me-
nos da más.
— Voy a ponerte un ejemplo: Menos respeto
por menos cortesía da más batufiue. Puedes con-
vencerte en la Cámara.
Molina. — Kn Buenos Aires hay más abogados
que médicos.
Tamboriui. — Yo sosteugo que hay más médicos q u e
abogados.
/;/ jefe de policía. — Están ustedes en u n error.
Suponiendo (jue todos los abogados y médicos sean
quinieleros, en Buenos Aires h.iy más quinieleros q u e
 C A R A , / Y r/VRF.TAJ

r/'t M O ci n /^

c)
A ') (. a '
 CJ\Ry\.f Y CARETA./"

00
TEy^J'RjíO DEL S I L E N C I O

Una " t r o u p e " de danzarinas precursora del arte

hataclánico interviene, sin ensayos previos, en
"La cruzada negra", la interesante pelíi'rula de
carácter científico.

Escena de "La cruzada negra", animada por

!a presencia de) gigantesco paquidermo, uno
de los valores decorativos de la instructiva
película.

Sugestiva escena de "La última jugada", drama cinema- La siempre graciosa Mai y Pickford, que acaba de
tográfico interpretado por Jean Hersholt, June Marlowe reaparecer en "Aves sin nido", film abundante en
y Ralph Graves, que se estrenó recientemente escenas ricas de emoción dramática.
 •er es txtAicjv es H o n r a r a la*. P a i i r i a . y h«jiirArjc ÍV si tnisnm

Marcelina Pán-
delo, !a aliimna
más s o b r e s a -
l i e n t e del 6" Horacio Elanib
ado de la Es- el alumno más so-
Mai"ía A n g é l i c a cuela Elemen- bresaliente del 6" Juan Carlos Moure, el
Rodríguez, la alum- tal N'.' 7 del C. grado de la tairde alumno más sobreia-
na más s o b r e s a - Escolar X. de la Escuela N 2 liente del 6'.' grado A
liente del 6'.' grado del Consejo Es de la Escuela N'-' 2
de la mañana de lar XVI. del C. Escolar XVI.
la Escuela N" 5 del
Consejo Escolar X.

Antonio F. Pas-
qualini, el m;is
sobresaliente del
B'-' grado de la
mañana de la E-
V'.'ll de! C E . X.
ugenia Gregorio, la
alumna más sol) resa-
Carlos Lugo, el más liente del 6'-' grado He
sobresaliente del 6v A la mañana de la Es-
de la mañana de la cuela N.' 13 del Con-
E. Nv 2 del C. E. X. sejo Escolar X.
Vic t o r i o lannelii, ol
alumno más sobresa-
liente del 6'.' grado B
de la mañana de ¡a
Escuela N'.' 2 del Con-
sejo Escolar X.

.lorgelina Amalia
C a t t a n e o , la
alumna más so-
bresaliente del 6"
grado de la tar-
de de la Escuela
N" 1 del Consejo Matilde Peroziello, María Luisa Cazalou.
Escolar XVI. la alumna más so- la alumna más sobre-
bresaliente del 6" saliente del 6 grado
grado 8 de la ma- de la mañana de ia
ñana de Con-
María Elena Suárez, la la Nv IL
alumna más sobresaliente se jo Es
del 6 " grado de la tarde
de la Escuela N'.' 11 del
Consejo Escolar XII.

María Zoila Tesera Obre- José María Alvarez, el alum- Marcos Zagalsky, el alumno
gón, la más sobresaliente no más sobresaliente del ti'.' más sobresaliente del 6'-' gra-
del 6" írrado A de la E s - g;rado B de la Escuela N'* 12 do A de la Escuela N.' 12 del
cuela N ' 11 del C. E. XII. del Consejo Escolar XII. Consejo Escolar XII.
 CARAy Y Cy\RETy\j-

E L R E Y J O R G E V D E P O R T I S T A
NOTABLE FOTOGRAFÍA DEL REY DE I N G L A T E R R A
DIRIGIENDO SU YATE REAL EN CRUCERO DE PLACER

La más reciente fotografía de Da Regina Pacini de Alvear, obtenida especialmente para "Caras y Caretas"
• V N A - BHNHFK A-INKIATIXA'DF:•
Doño^REGNA • PACINI • DE /MVPAR
L/^_0^.rv DEL TE/VTRG)
L A actividad teatral de Bue-
nos Aircá ha crecido consi-
derablemente en los últimos
veinticinco años. Ha crecido en
Setenta y dos años tiene el vetera-
no actor Enrique Gobbi que debutara
en el 78 con la compañía dramática
de Vicente Jordá. No le dan más las
fuerzas y ha debido abandonar por
completo el teatro aceptando una
modesta pensión que los actores
argentinos le dan para terminar con
descanso el resto de su vida.
CARAJ" Y CARETA./
la proporción de la ciudad, y con-
forme se lia difinidido la cultu-
ra, el bienestar y io.s gustos ar-
trastos inútiles en el olvido de
los vestíbulos o de los corredores
internos. Los antiguos Mejias
íisticos, como lo prueba la multi- campanudos, ios viejos -'\mona->~
plicación de las salas de espec-
táculos, la fundación de sociedii-
des profesionales de la escena y
la prosperidad de las iiiitituci-i-
nes. Ese engrandecimiento llcv.i
en si sus propias desventajas: ia
organización teatral no puede ser
ya la de la familia artística, !a
de los conjuntos modestos y tra-
dicionales. El movimiento de una
metrópoli de dos millones de ha-
bitantes exige el agenciamiento
de grandes empresas, la lu:lia
cruel por el favor del púb'ico, en
(|ue desaparecen las personalida-
des y no se cuentan los trabaj.-.- "Liniérs", la pieza histórica de Peña,
fué la última que pudo interpretar
dores sino como elementos de la- el actor José Carrillo. Una grave
bor ; en que se exprimen las cua- afección a la vista lo imposibilitó
lidades y se explotan los méritos para seguir trabajando; dejó el esce-
nario para nunca más trabajar. Con
para obtener todo su rendimien- tos ojos sin vida, siempre vestido de
to, y luego se abandonan como negro. Carrillo es una figura conoci-
dibima en el Buenos Aires teatral.
 C A R y \ / y CARETAS

una ola final los deposita para

siempre en la tierra.
Una alma senerosa. un noble
cspiritii de mujer se ha acordado
de ellas. La esposa del presidente
de la República, doña Resina P.i-
cini de .Ah'ear, ha tenido la ide:i
de proniiivcr la fundación de un
hogar, de una casa de retiro, don-
de el actor provecto, el cantante
cansado, el artista acometido por
la fatiga nerviosa de una profe-
sión tan dura como es la teatral,
encuentre una morada tran<|uila.

Acorralado por la edad, el popular Ei apuntador Eduardo Aparicio. Ha-

Fioravanti Romagnoli que en Buenos
Aires debutó hace 37 años, ha de-
bido recurrir a sus compañeros de
arte para poder vivir. Y aquel ro-
busto cómico que con Lohaz y De
la Guardia hiciera todos los reyes
de opereta, hoy vive como puede,
movido por las nostaljTias del es-
cenario.
ros enron(|uccidos, f r e c u e n t a n
siempre lo.s tabladí's de sus glo-
rias, y congregan, con el reíalo
de sus triunfos, los curiosí;; prin-
cipiantes, en las mesas de la con-
fitería de! foyer; atildados y lim-
pios, vagan en el ocio de un re-
tiro forzado, sostenidos por quién
sabe qué sacrificios y quién sabe
cuántas caridades. Como restos
de naufragio se dejan mecer por
la marca de la vida, h.ista que
Se llamará "Casa del Teatro",
porque la iniciativa de la señora
de .-\lvear ha tenido la virtud de
aunar la adhesión de todas las
instituciones escénicas, las que se
lian comprometido a sostener ese
establecimiento por los medios a
su alcance. Se instalará en un edi-
ficio especialmente construido, c m
todos los adelantos de la arcjui-
ti'ctura moderna, situado en un
lugar adecuado, para permitir a
.sus ocupantes la habitual vida ,!e
los circuios artísticos. En la cons-
trucción tendrán sus locales ias
asociaciones escénicas, el Circulo
Argentino de Autores, la Socie-
dad Argentina de Autores, la
Asociación Argentina de Actores
la Sociedad de Empresarios; ade-
más de las dependencias de esas
instituciones, como la sala social,
la biblioteca, la sala de lectura, l,i
sala de radiotelefonía, el cinema-
tógrafo, etc., habrá un teatro co-
mún para las asambleas y fiestas,
que podrá arrendarse para con-
ciertos, conferencias y reuniones
públicas, asi como otros locales cv-
ya renta engrosará el fondo de
sostenimiento de la casa.
ce más de diez años quedó ciego y
hubo de subvenir a sus necesidades
vendiendo cigarrillos. Caballeresco y
soñador hasta en ias tinieblas de
su desgracia, Aparicio renunció a
la pensión que le ofrecieron sus ca-
maradas, a favor de la tiple Anto-
nia Caballero. Y anda por las calles
sin inás compañero que su bastón
vacilante. . .
riai y iiioralniciite :a iniciativa.
Una ele la.s últimas funciones
(le la tempr)ra'la líriea se dio a be-
neficio (le la "Casa del Teatro",
y así lo.s maestros y artistas que
en ella tomaron parte, como el
enorme anditorio qne llenó la s'^^l^
del Colón. ¡)usieron claramente en
evidencia sn entusiasta apoyo al
noble ])ropósito que inspira el
])ensamiento de la señora de Al-
vea r.

Los ofrecimientos en favor de

El público porteño aplaudía en 1889
!<i aparición de una bellísima tiple
española que desde el escenario del
San Martín derrochaba gracia y be-
lleza. Hoy, a los 65 años, socorrida
por la Asociación Argentina de Ac-
tores, Antonia Caballero vive humil-
demente los recuerdos de su pasada
juventud.
la idea son numerosos e im])or-
tantes. Se cuenta con el servieii^
médico y farmacéutico a precio-;
reducidos ; algunas compañías de
transportes han ofrecido pasajes
gratuitos para la repatriaeión de
actores viejos o enfermos, y h.r.i
l'.ronietido bonificar los fletes :le
lua'-eriales para el edificio; mu-
cha.-, casas de comercio han man;., Orfilia R¡cc, una de las más gran-
des figuras de nuestro teatro. El
festado su deseo de concurrir a la corazón, ese inmenso corazón que
generosa idea con mercaderías de antaño brindara íntegro al público
todo género, y son numerosas ¡as porteño se le ha refugiado en los
ojos. Orfiiia espera la casa donde
personas que han eomunicado con sus compañeros, tranquilamente,
su resolución de ayudar niate- pueda evocar las horas fí-liccs de ese
teatro que tanto y tanto amó.
E . G. V.
 LAS M U J E R E S M O D E R N A S

La señorita Luisa Heathman, ffana-
dora de un concurso de belleza en
San Diego que se hizo bordar en su
malla un aeroplano como el de Línd-
berg^, previendo su triunfo.
Una pregunta que se ha hecho popular en Estados Unidos: " ¿ P o r qué
los hombres prefieren las i ubia? ?" P a r a hallar la contestación no
hay más que mirar la foto.
 Cy\RJ\.f Y C/\RETy\./

D -"
iia, nacida y
de las
das?...
no, í.c -noy
mo-
Bue-

¡<acer el gus-
criada, ppvi' to antes de
ti'csc pueblo que se me
hace muy '•aiga el últi-
iintcho que mo colmillo.
fallo. \'o uso miri-
— i L n ñaque por
Adagdalena, puro amor a
en la provin- la tradición,
cia de Bue- t'otal no soy
nos Aires?' !an Tteja.
7" ^ Ma-
cuántas
'" Setenta años
os 11 e n e
daJciias quie- cualquiera,
re que Imi- ¿ no?. . . Uso
lla-' I'na ri'i ni i r i ñaque
más. inisur- por resultar-
to que la pe- me más có-
cadora. Mer- 'iiodo pa co-
cedes sí qw rretear por
hay al por esas caí les
mayor: Mer- que en cuan-
cedcs de ::to llueve se
Buenos Ai- tíoncr como
res... Merce- t^alo jabo-
des de Sa:i iiao.
f.uis... Mer- — Siendo
cedes de C'i- las v e r e i i a s
rricnlcs .. . anchas...
.Mercedes de — Y aun-
Córdoba y... que las vede-
Mercedes de ras sean co-
¡os santia- mo hojas de
(jueños. !íl florete, por-
d !a menos i¡ue en cuan-
f:pnsao ¡os tito yo echo
calamarque- María Purísima, muc'i a caminar, la
ños fundan Aquí estoy pa servirlos.
qente se hace
otra Merce- a un lao en
des pa no ser BROCU/\CITOy DE / A l ClV^D^^D la c retida
menos que que se acer-
los púntanos. ca el miriña-
Ande no ha LA V I E J A BENITA que de una
figurar nin- loe orno t ora
gún pueblo
con el nom-
Y SU / M I R I Ñ A Q U E de trocha an-
cha y de las
bre de z'ir- que arras-
gcii tan milagrosa, es en San Juan. tran los Irenes que z'au pa Chile. ¡ Chu.chu,chu !
— Tal vez los C a n t o i i i . . . — ¿Pesa?
— Mesmito riba a decir. ¡Si me ¡os ha — No tanto como suponen las que andan
de la boca!. . . Porque tnitos lo.'; Cai'- con pollera arriba de la rodilla. Los
toni están más cerca del diablo que miriñaques que llevo en i'eran o
de Dios, iWucstro Señor. Descrai )n más livianos, y fresquí-
dos, ¿no?. . . }'o hace 41 años simos, ¡.as piernas se muci'en
que falto de La Madalena. Be- en ¡a sombra, me finito que
nita Vega, uiui servidora . . . bajo carpa de circo ande
— ¿ Desde cuándo anda con dan .luán Cuello, Pastor Lu-
liollera miriñaque, doña lie- na y Hormiga Negra. Has-
nita? la ellas no llega el sol. Co-
— Preguntón . . . ¿Pa qué lo mo las botellas que pa re-
quiere saberf Diga, ¿me han frescar se bajan al poso de
fotografiao pa salir en la página balde. . .
Setenta años y
I X tin solo colmillo. L 1 M
l_.\K.-V/' Y AliONT VI )E C/XRETA..

El presidente de la República, el ministro de Industrias e Instrucción Pública y los delegados

argentinos y uruguayos que ocuparon el estrado de la Universidad en el Congreso de Ingeniería
Agronómica.
 C A R y \ . / Y f'y\RrTy\,r

HI-:K.\IÜSO MODULO DK TI^\J1': ni; I-AXA IÍIÍICI'.. CRIÍAI:».) POR UN

CELEBRE M O D I S T O DE NUEVA YORK. EL CUAL SE AJUSTA A LOS
CAXOXES DE LA MAS ELEGAXTE SEXCILLEZ.
 ' QvK'TIBMB-'VH'AVTO
sta mucliacha es dueña de un minúsculo auto.
Sale todos los días a tomar sol y aire...
Voluptuosamente se hunde en él hasta el cuello.
El todo es un juguete de metal y de carne.

> I BU J o DE
ÓPEZ KA-JUiL
w^
 CARA./ Y CARETA/

EXPOSICIÓN NACIONAL DE GANADERÍA

Durante el acto tradicional del remate del gran campeón.

C.'\R.\^ í A C T U A L I D A D E S CVXRKi/V/
Tardes culturales

Auspitiadrt por la disección de la Esciieía de adultos N" 1, del Consejo Esíolar XIV, se ha puesto en
practica la excelente iniciativa de dar conferencias sobre distintos temas por las profesoras del
establecimientoí En la foto aparece la señorita Adeiia Di Cario disertando.
emostracíones

Celehiando el éxiio obtenido por Ja exposición Colegas y ajiiigos del a r q u i t e c t o V. Raúl

de sus obras en los salones Amigos de! Arte. Chrictensen, que fueron comensales en el ban-
un núcleo de amigos y admiradores ofreció un quete con que se le obsequió en ocasión ó'O
banquete al escultor José Fioravanti. contraer enlace.
En honor de los expositores v iurados del c e r t a m e n de la Sociedad Rural

Aspecto parcial del almuerzo que dio el presidente de la Sociedad Rural, en honor de ios señores
ganadores de campeonatos, delegados, expositores, jurados y secielarios de la 40'-' exposición de
ganadería.
 <Z/\Ry\S Y CARHTAJ"

'\S S/\iiENTE§ O E l INTE

S A N L U I S
El obispo de Cuyo, monseñor Orzali» en la Casa de Goliierno, con el doctor Arancibia
Rodríguez y otras autoridades durante la visita hecha por el prelado a esta capital,
con motivo de las fiestas patronales.

SAN
Las amigas de la distinguida señorita L. Passegni reunidas en el Club del Orden para
darle un té en celebración de su próximo enlace.

S A L T
Banquete ofrecido por el señor Fresco a sus relaciones, en Rosario de la Frontera,
el cual congregó a distinguidos pensionistas de las termas.
0\K/\7 Y t:.-\KJ.. ^C7>
_C2>'^^¿z:>3./^_

Señorita Raquel Coiombres, con el señor Señorita Mafalda Blandino, con el señor
José GrasEO, en la iglesia Matriz de Rosario Salvador C. de Mario, en la residencia de
de Santa Fe. la novia.

B e n d i c i ó n de la v e r j a de la b a s í l i c a de la Merced

m " ^Bm
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^H^Hf.., \SmWSam
23 'é M Ja

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gP|i||||||l • .-'» •w
'*^JS^Mff BHÉÉBBB^^^^^_
LI arzobispo de Buenos Aires en la ceremonia de la bendición de la nueva y magnífica verja que
circunda la basílica de la Merced.
 e.\R.-\./ i 0\Rhly\J
Sy^o.jó:?'^o&2^is^

Señorita Elena Pagés Gundin, con el arqui- Señorita Josefina Zapiola, con el señor Ci-
tecto V, Paul Christensen, en la iglesia de priano Pons Lezica, en la basílica del San-
San Miguel. tísimo Rosario.

Celeb r a c i ó n la fi e s t a anta Ro s a

Acto organizado en la Casa de Huérfanos por las damas de la Sociedad de Beneficencia festejando el
día de Santa Rosa.
(_:AKrV>' Y D E P O R T E S C.-\Kii[/\J"

El jugador Lagrima González, que participó en el campeo-

na t o de golf para profesionales, destacándose en la final.

El hockey, otro deporte elegante como el golf, El equipo de hockey de Belgrano, que perdió
entusiasma e interesa a nuestro público. Aquí pre- por dos a uno el p a r t i d o jugado en Sáenz
sentamos los jugadores del equipo Buenos Aires. Peña, frente al equipo Buenos Aires.

El equipo de la Fedei'ación Amateurs Platense, £1 cuadro de Capital Federal, que a su vez

que perdió con el de Capital Federal por 5 venció con toda facilidad al representativo de
goles a uno. la Federación Platense.
CARAJ' Y D E P O R T E S C A RETAX
e.AK/W Y OXRLIVXJ

Grupo de estudiantes rodeando al publicista Cabecera de la mesa en ei banquete con que el

y político español señor Rodrigo Soriano des- Club Uruguayo festejó su aniversario patrio.
pués de la conferencia dada por éste bajo los Entre otros comensales, el cónsul señor Núñez
auspicios de la. Federación Universitaria Ro- Regueiro y presidentes de instituciones uru-
sarina. guayas.

Celebración de la fiesta del árbol por los niños de la Escuela Nv 520, con asistencia de
directora, la señorita María Mercedes Córdoba, y demás personal docente.

El centro Unión Almaceneros reunido en un Concurrentes a la demostración al mismo fun-

lunch en honor del administrador de Impuestos cionario ofrecida en cl local del Tiro Suizo por
Internos, doctor Ricardo J. Davel. la dirección de la casa Piccardo.
 C A R A / Y CARETA.r

Nc5 escribe el ministre d e Hí^cíead2^

iiiiiiii iiiiiitiitiiii lililí,^

1^

(¿Jt^
^ ^ ¿f^iü /P^

~^L.cM^e^ «¿.LA

^yL'cnM^ ^ • ^'f

A SIDO UNA DE LAS MEDIDAS DE GOBIERNO MAS APLAUDIDAS DE ESTOS ÚLTIMOS TIEMPOS.
H y HASTA EN LOS PRINCIPALES CENTROS FINANCIEROS DEL EXTRANJERO FUE RECIBIDO
CON LOS MAS ELOGIOSOS JUICIOS EL CESE DEL CIERRE DE LA CAJA DE CONVERSIÓN.
 CAR>vr Y CJ\RETJKJ-

Ixj que evocan

lax maiio^
MANUEL CALVEZ

E S la mano que escucha la

vida perdida en el silencio
pudoroso de las clases me-
dias, y que bajando a la som-
bra deJ alma ha encendido una
lámpara v a c i l a n t e que las
dirige en el l a b e r i n t o por
donde iban extraviadas.

J. MARTÍNEZ ZUVIRIA

E STA mano ha ido a golpear

el corazón femenino como un
desconocido golpea en la ventana
y la lectora despertando sobre-
saltada, vio recortarse en el vi-
drio de esa noche romántica de
la mujer sudamericana, la silue-
ta del conquistador que previo
siendo niña.

RICARDO GUTIÉRREZ
S 1a mano tierna de evocación
E que sube h a s t a los ojos d e
visera y siente y pinta el cre-
púscul o en los jardines l a c i o s ,
donde la línea de tos sauces 11o-
roñes impone su e s t é t i c a d e
abandono.
C A R A ^ Y CA.RETAJ-

de nuexivos
excrifcrej*
FÉLIX LIMA

L LEVABA un kaleidoscopio
y detenido en las esquinas
de la feria, mostró a los hu-
mildes el paisaje mirífico de
las v a r i e d a d e s dal mundo,
mientras ataba su otra mano»
picara, los hilos al títere de
sus almas ingenuas.

HORACIO QUIROGA

L LEVABA un hacha para ha-

cer una picada en la selva y
nos mostró el drama del bosque
virgen, donde las hadas de otro-
ra se habían v u e l t o carniceras
como los p u m a s y las plantas
que ofrecen a los insectos sus
flores como sepulcros perfumados.

ARTURO LAGORIO
S la mano que trae un ju-
E guete para los niños, asegu-
ran domariposa
una
la ilusión infantil como
multicolor —- blan-
ca, verde y rosa — en las tapas
de los libros y en el sitio de las
calcomanías.
 Florida a la hora del tráfico suspendido: cuando la gente que no tiene que hacer se apura, y la s^íiilt;
apurada tropieza con los que no tienen que hacer.

S^

El único asalto que no
ínteresa a los cronistas
p o l i c i a l e s , sobre todo
cuando disponen dr pase
tranviario,
El rey mago de todos los días,
malgrado su corona de género
barato y su manto de brin
desteñida. La felicidad del pibe
por diez guitas.
Florida, sin la barra del Jockey
Club, no sería Florida. Se por-
petúa de padres a hijos, de
tíos a sobrinos. Y es una ba-
rra que no desbarra.
Hay quien piensa p-edir
la exclusividad para Jns-
talar plateas en las para-
das de ómnibus, a fin de
competir con la pasarela.

l_a moto con side está conside. . . ra- Uno de los más "laidos" transeúntes El "impiegato alia Municipaiita", el
da elemento estrepitoso e insincro- es el hombre-cartelón, víctima de la único peatón que camina en tres píes,
nizable. propaganda.

¿Y qué le vamos a h a c e r ? . . ,
Si yo no voy adelante, se me
mete en el primer boliche y me
tira el paquete al suelo.
¿Qué te parece, paisano? ¿Subirá !ri-
goyen otra vez? — Mira, hermano, deja
la política y ocúpate de la farola; y
subí más arriba, si querés, y mira quien
viene. . .
El afilador ambulante, pariente
cercano del afilador sin piedra,
bicho en las postrimerías de eu
existencia, próximo a desaparecer
de las calles de la ciudad.

De poncho pampa, "breeches" de ri-
guroso corte británico y cinto criollo
con lujo de "chapeao" y Obes, en-
horquetado en "Cipriano", un zaino
negro mañerón del elenco hípico de
la estancia "La China".
Hoy. — El simpático ex caudillo,
exhibiendo la línea de su impeca-
ble elegancia. ¡Ojo al " f u n g h i " !
De subido precio, color de moda y
algo caído sobre la banda de
babor. En s u m a : todo un modelo
para el doctor Tamborini, quien
pasa por ser el más dandy de
los ministros del doctor Alvear.
CA.R/\J" Y C A R h L ^ J
"Aiercito, no m á s " — Ganghi, cuando
hizo e! servicio militar en su tierra
de origen, alia por el año en que
" P e p p e " Figueroa Alcorta y Ramón
J. Cárcano jugaban a las bolitas en
plena era falaz y descreída.
D E "leva"?. ..
— Si, de levita, irreprochable,
ya ¡a hubiera deseado
Juan Pablo Bchagüe en sus lejauas mo-
que
ventilar
cedades. Y era Cayetano Ganghi, co-
rrectamente enlevitado. Tal fotografía
data de 1884, año en que conoció al
doctor Carlos Pellegrini, y de quien fue-
ra, a la larga, su brazo derecho electoral.
Cnyetano abrió un negocio en Flores.
Y lo cerró, anos después, para dedicarse
de lleno a la política. En 1901 fundó su
primer comité, en la calle P a r a n á 445,
con elemento "posotivo". Un periodista
travieso le descubre. Ganghi afianza
su popularidad. Gana en afectos y en
prestigio. Y también gana elecciones.
Se consagra su muñeca. D u r a n t e la pre-
sidencia del doctor Figueroa Alcorta,
él y Justiniano Posse fueron las dos
eminencias grises. El voto secreto no Dentro de poco cumplirá 70 pri-
maveras. Todos sus órganos vi-
lo ha e n t e r r a d o . . . Todavía gu:\pea en tales funcionan admirablemente,
las vísperas de comicia. Hombre servi- destacándose el corazón y el es-
cial, no niega una gauchada ni al ad- tómago. De ahí que, escoltando
versario político. Y sobre todo, ami- recientemente a un ex presidente
go de sus amigos, leal de punta a rabo. de la República, dijera a éste,
al ver una dama en extremo inte-
r e s a n t e : — "¡Peppe, qué pappa !*'
 t e r r i b1 e X p 1o s 1 o n
nce obreras, en su mayoría ninas.

Agente de p o l i c í a Ranrión Los bomberos y las personas que voluntariamente se prestaron a coadyuvar en
Nieto, que acudió primero la tarea de remover los escombros en busca de los cadáveres que habían quedado
prestar auxilio a las víctimas. sepultados.

T ^ AN hondo y unánime es el
¿f'^ I sentimiento de dolor produ-
'' cido frente a la catástrofe
ocurrida en el taller pirotécnico
de San Martin, como el grito de
indignada protesta que los ante-
cedentes sugieren. Un grupo de
muchaclias realizaba oficios que
debieran hallarse reservados pa-
ra obreros expertos. Y este tra-
bajo ejecutábase en una instala-
ción deficiente, sin las precaucio-
nes y sin los elementos que la
peligrosa industria requería. Do-
ble fué la fatalidad que se encar-

Las hijas del dueño, salvadas

Cuatro hijas del matrimonio Tor-

tosa. Las dos primeras se habían
alejado momentos antes para efec-
José Ranioit González, de 32 tuar unas compras, y las otras dos
Dora Cron, de 22 años, muerta. años, muerto. se salvaron milagrosamente.
 n M n
srecieron en la dolorosa catástrofe

Miguel Tortosa, hermano del

dueño de la fábrica, muerto.

Desolador aspecto que presentan las ruinas del galpón, destruido totalmente por Lucía Grilo, de 13 años,
las explosiones y el fuego. De entre estos montones» los cadetes, los bomberos y muerta. Hacía quince días que
el vecindario extrajeron a las víctimas. no concurría al trabajo.

nizó en las once obreras, vícti-

mas de la imprudencia más in-
concebible. Así, en plena cultura.
a espaldas de las leyes que el
Parlamento estableció, regulando
filantrópicamente el trabajo de
las mujeres y de los niños, la
imprevisión y el abandono ha da-
do sus frutos. El pueblo de San
Martin ha exteriorizado su dolor
asistiendo en masa al entierro dé-
las víctimas. Justo es alabar la
noble actitud del vecindario y de
los bomberos y cadetes, que riva- Magdalena V i t o l a , de
lizaron en las tareas de salvataje. 23 años, m u e r t a .

riomisario Berutti, subcomisario Lelli y

personal, que prestaron sus servicios.

Luisa Vizcaíno, de 13 años, muerta.

En esta fotografía aparece con sus Josefina C r o n , de Amelia Prato, de 14 años, que se salvó
padres. años, muerta. por haber faltado al trabajo.
 D o n M i g u e l A h n

E SE rostro de patriar-
cal hermosura, de
hidalga expresión y
bondadosamente enérgico
hallado el escritor que las
transmitiese al público,
revelaban una pericia y
una memoria sorprenden-
no mentía. Quien no le tes. \ u n c a habló mal de
conociera puede afirmar, los buenos; tuvo excusas
sin temores, que el caba- para las torpezas de los
llero Abrines fué un hom- peores; en los trances di-
bre intachable. La patria, fíciles demostróse lea! ca-
la familia y el deber se re- marada; s a b í a sostener
partieron esta alma no- altivamente sus ideales y
ble, fervorosa. I-'oseía sus derechos. D u r a n t e
don Miguel Abrines los veintisiete años CARAS V
dones del hidalgo entero CARKTAS consideró al je-
y verdadero: conciencia, fe de sus fotógrafos co-
dignidad, valor, inteligen- mo uno de sus elementos
cia y agrado. Muy ar- más necesarios, y aquí
gentino, muy amante de era un patriarca, una fi-
las tradiciones criollas, su gura tradicional, querida,
voz mesurada y firme so- respetada. Un día salió
nó siempre en elogio y para no volver, diciéndo-
defensa de la patria. Y noi, como siempre, "hasta
en sus narraciones ver- luego". Hasta luego, vie.
bales, tjue merecían haber jo e inolvidable amigo!

José MartoreJI Sr. Mario Miatello

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Destacado pintor que, con gran Molina. — A b r í ]a C a j a d e C o n v e r s i ó n . Malogrado joven que desapa-
éxito, ha presentado una expo- AI "', „ J '" t J : „ n^^^^^
ueda un remedio. Cerr; i recio en la plenitud de sus
energías, causando hondo
sición' en ^los salones de la 5ij_ canilla
Ahora de sololosqueda un remedio.
ferrocarriles Cerrar la
del Estado, ^ - - y ge-
ciedad Amigos del Arte. neral sentimiento de dolor.

Inauguración del palacio Max Glücksmann

El presidente doctor Alvear, el ministro de Relaciones Exteriores, la señora Vista de la suntuosa fachada
Regina Pacini de Alvear y distinguidas personalidades visitando las instala- del nuevo palacio.
ciones del edificio.
 CAR.Ay Y
DIBUJO DE
ARTECHE
REPORTAJES
B L A N C A
— Argentina, ¿ verdad ?
— Desde que soy primera ac-
triz se disputan el honor de mi. cu-
na Montevideo, Córdoba y Santa
Fe... . que me haya visto en "Los sa-
— ; Y usted. nació ? . , .
— En La Plata.
— I Quién la colocó frente a las
candilejas?
— A unas candilejas bien po-
bres que se usaban en aquel tiem-
p o . . . Fué en la compañía de mi
padre, don Jerónimo Podestá.
— i Y el de la idea ?
.— Ezequiel Soria, culpable de
muchos actores de la hora pre-
sente. . -
— ¿ Usted cree en la modestia ?
— Como en la mentira. Es ma-
la, pero a veces necesaria.
—; ¿ Cuántos años tenia cuando
su debut?
— Muy pocos. Tanto que no
los quiero decir. Se desconfía por
sistema respecto a la edad de las
actrices.
— ¿Qué papeles prefiere?
RELÁMPAGO
P O D E S T A
— Me gusta extraordinariamen-
te caracterizarme.
— ¿ Y la coquetería ?
— No debe existir en escena. El
guaypés", de Roquendo, o en la
Inda de "La montaña de las bru-
jas", no se ha enamorado cierta-
mente de lili... ¡Y, sin embargo,
me gusta!
— Es una especie de 'sadismo
estético.
— No só. A lo mejor es porque
cuando me quito el maquillaje me
parezco mejor de lo que soy. . .
•— j. Y en la calle ?
— Siempre me han llamado la
atención sobre mi sencillez. En mi
modo • de vestir y en mi modo de
ser. Y no sé si esta vez debo de-
cir modestia aparte...
— Mientras que en escena...
— Dicen que no me presento del
todo m a l . . .
— Pasiones. Hábleme de pasio-
nes. . .
— ¿ Para qué ? Forman parte del
bagaje de una primera actriz, con
C^RETAJ"
sus vestidos y su caja de colo-
rinches.
•— ¿ Tuvo admiración por algvin
héroe del momento ?
— íCuál puede i g u a l a r s e en
grandeza a los muchos que se cu-
ciearon conmigo en la escena?
— ¿ Cuáles fueron sus "parte-
naires" preferidos?
,— Arturo, mi hermano ; Batta-
({lia, nuestro gran actor desapare-
cido, y Rosich, son, para mí, los
más recordados.
— i Admira a alguna actriz ?
.— .Suzanne Despres por sobre
todas.
— i .Actores cómicos ?
— i Usted olvida que Alberto
Ballerini, mi marido, lo eí?
— i Proyectos ?
— Por el momento uno. Europa
a fin de temporada. Estoy fati-
gada de ser actriz; quiero ser por
un tiempo espectadora.
— i El público no olvida ?
— Quien bien quiere nunca ol-
v i d a . . . ¡Y esta vez s!, modestia
aparte I.. .
A M A D O R I
 CARA/ Y FEMINIDADES CARETA,/-

•^9%%

r A belleza del diablo LA H E R M O S U R A pátina, un barniz que le da,

I es belleza efímera,
—•' compuesta de elemeii-
tos diversos, sin que, fre-
cuentemente, n i n g u n o de
ellos tenga nada que ver
con la hermosura.
De los veinte a los trein.
ta años es cuando las mu-
jeres presentan ese fenó-
meno físico; cuando se ha-
lla en el esplendor de su
juventud, en la magnificen.
cia de su tez, en la plena
frescura de sus colores y
cuando fulguran en sus ojos
de fuego rayos picarescos
que imprimen al rostro esc
mohín engañador más fasci-
nante que la hermosura rea!.
Sobre esos rostros in-
correctos que parecen des-
cuidados por el supremo
artista, la naturaleza se
complace en depositar una
por algunos años, más en-
D I A B Ó L I C A canto que el manifestado
en aquellos d i v i n a m e n t e
cincelados. Luego, de im-
proviso, el esmalte desapa-
rece, los colores frescos y
vivos se extinguen sin de-
jar rastro. La hermosura
fué una estrella fugaz per.
dida en el espacio, hundida
para siempre en las som.
bras de la noche.
Breve fué su vida, pero
triunfante, ya que la be-
lleza diabólica encierra tan-
tas seducciones. Verdade-
ramente, la belleza del dia-
blo es la que encadena la
humanidad a las simples
apariencias de hermosura,
dejando que, con frecuen-
cia, pase indiferentemente
ante lo bello, ante la ver-
dadera belleza.

RETRATOS DE MUJERES EN LAS RELACIONES SOCIALES

JEFA DE FAENA
E visto a una mujer que, por afición y por
necesidad a un mismo tiempo, se ha de-
dicado a" los negocios prácticos: dirige
una gran empresa mecánica. Trabaja mucho
materialmente; se consagra cada día más a una
vida laboriosa y dura.
No se siente humillada por el contacto con
un ambiente rudo; sabe ser firme y silenciosa
a un mismo tiempo. Sostiene su derecho con
invariable serenidad y decoro, y trata a dia-
rio, con absoluta competencia, con carpinteros,
labradores, marineros y carretero.s, maestros en
su oficio.
Y con todo esto, no ha perdido el encanto
de la naturaleza femenina, sino que lo conser-
va y sostiene plenamente, a través de tan ás-
peras apariencias.
W A L T W TI I T M A N
ORGULLO Y SENCILLEZ
UCHAS gentes ricas carecen a veces de
tacto y, por lo mismo, de piedad y de pru-
dencia. ¿No son, pues, injustas al quejarse
de la envidia, después de haber hecho todo lo
posible por provocarla?
Pero de lo que principalmente se carece es de
discernimiento, cuando ciframos nuestro orgullo
en la fortuna o nos dejamos llevar inconscien-
temente por las seducciones del lujo. Primero, es
caer en una confusión pueril considerar la rique.
za como una buena cualidad personal. No cabe
equivocarse de modo más simple sobre el valor
recíproco de la envoltura y el contenido. No quie-
ro fijarme en esta cuestión; es demasiado peno-
sa. Y, sin embargo, ¿podemos menos de decir a
los interesados : "¡ Cuidado!, no confundáis lo que
poseéis con lo que sois"?
C. W A N R

os cantantes y los profesio-
nales de la palabra están
obligados a cuidar constan-
temente este órgano que, forza-
do a cierta fatiga, se halla pro-
penso a inflamarse.
Es necesario, pues, adoptar una
higiene especial, consistente en
cuidados y en un régimen alimen-
ticio adecuado.
Para los cuidados, deben con-
sultar al médico, quien ordenará,
N U E S T R A S PEQUEÑAS
E N F E R M E D A D E S
HIGIENE DE LA GARGANTA
según_ los casos, una medicación
apropiada; los gargarismos y las
pulverizaciones estarán, empero,
indicados luego de una fatiga vo-
cal. En cuanto a la alimentación,
hay que evitar las especias, los
alcoholes y todas las cosas irri-
tantes que puedan exacerbar la
inflamación, y más cuando el
herpetismo y él artritismo se ha-
llan en estado latente y no tar-
dan en producirse complicaciones.

I N N
 C A R A / Y CARETA/'

f -OMPLET.VKÉ la p r e - prado por mensualida-

\ sentación de la fa. des.
niilia de la Beba / • • • - ^ ^
El automóvil de Luis
con la de Lucho, el her- está todas las noches
mano de nuestra heroí.
na. Ya en capitules au-
íeriores hice a grandes
mmcT ^
en la puerta del Sar-
miento, pues si bien es
cJe^ cierto que gracias a la
rasgos una presentacióji
general de los miembros
de esta familia modelo,
1.1 firma de su hermana
Martha, puesta al pie
de una colección de pa-
y al hablar de cada uno garés, pudo comprar-
de ellos detallé la per- se el coche, no es me-
sonalidad de Martha, la nos c i e r t o que ésta
hermana de la Beba, que "liga" el automóvil ra-
por su carácter, su fí- ras veces; pero en cam-
sico y su moral es, den. bio hay en la compañía
tro de este hogar, el re. de revistas una batacla-
verso de la medalla de na que comparte las de.
su hermana. licias del auto, y a gran-
En otros capítulos re- des velocidades recorre
cientes dejé presenta, con una patota de ami-
dos a mis lectoras al pa. gas y amigos el Balnea-
pá y a la mamá de la rio, la Avenida Costa-
13eba. Toca, pues, hoy el n e r a o el camino a
turno al hermanito, que Campo de Mayo, tres
es, sin duda, uno de los admirables canchas bien
más interesantes perso- pavimentadas para des-
najes de esta "historia arrollar toda la rapidez
de una vida inútil", pues del coche, cuyo motor
representa un ejemplar tiene tantos caballos co-
vivo de nuestros "niños mo los que suelen inte-
bien", hoy desgraciada- grar el pasaje en estas
mente generalizados en excursiones.
r^si todos los hogares Pero las velocidades
porteños. de Lucho no son sólo
Lucho, buen mozo, automovilísticas. La ca-
morocho, de g r a n d e s rrera más lenta es la de
ojos negros, se peina abogado a que se ha de-
con gomina, lleva la ro- dicado, como podía de-
pa cortada por los me- dicarse a la pesca o a la
jores sastres y los pan- caza. La carrera de su
talones, como es lógico, vida es vertiginosa en
desmesuradamente a n - sus diversos aspectos de
chos ; "verdaderos Ox- patotero, de niño bien,
ford". E s t u d i a n t e de de vicioso y de afortu-
tercer año de derecho, nado en el amor.
se dedica más a las ba- A sus pocos años tie-
taclanas del Maipo, del ne ya una experiencia
Sarmiento y del Porte- extraordinaria y recorre
ño que a las clases de toda la gama de las di-
la Facultad, y conoce versiones a marcha for-
más tangos que artícu- zada. Los copetines, las
los del Código Civil. mujeres, los alcaloides
Los mozos de los dan. y los estupefacientes son
cings que frecuenta lo ya en él familiares, y,
conocen por "niño Luis", casi recién nacido, pare-
y casi todos ellos son ce un viejo.
acreedores del hermana En las comisarías ha
de la Beba. Lucho tie- caído repetidas veces,
ne una "gar^onniere" preso por desórdenes
que paga a media, con tres amigos y en la que se nocturnos en los llamados "sitios de diversión",
reúne a bailar con media docena de bataclanas y en que, generalmente, se aburre soporíferamen-
milongueras mientras gira vertiginosamente en el te todo el mundo, pero donde, a fuerza de aleo-
grafófono el disco negro de un dislocado chár- hol o cocaína, se trata de fingir alegría y simu-
leston o de un tango rezongón. lar buen humor.
Toma el té todas las tardes en un gran bar Tal es el hermanito de la Beba, cuya bio-
de Florida, rodeado de las mismas compa- grafía rápida queda completada, agregan-
ñeras del cabaret y la "gargonniere", y do que ciertas mujeres sc lo disputan
con ellas hace largos paseos al Tigre, por su juventud y un cierto parecido
con escala en Vicente López o Mar- con Valentino, que él explota hábil-
tínez, en el automóvil que ha com- mente.

R O X N
D a u j D
 CA.R/V/ Y CARETAS"
P^A^E/V LOS K l í Ñ O S
ASARON tres días antes de ini-
ciar sus baños de mar.
Ya le habían advertido, que
era prudente hacerse al nuevo
ambiente, antes de comenzarlos.
¡Qué placer experimentó al
sentir el azote de las olasl
Aquella mañana un sol fuer-
te había calentado suavemente las aguas y el
chapoteo, las corridas en la orilla, los gritos ale-
gres y las risas cristalinas de los niños, habían
influido de tal manera en el ánimo de Margot,
que se sintió transfigurada.
Colores de salud pintaban sus mejillas y al
sentarse a almorzar lo hizo con apetito ex-
traordinario.
— A tu edad — le dijo el tío, — son
A R C A D I A DE
c o H T I H U A R A BN BL
muy beneficiosos estos aires, pues tonifican al
organismo en formación.
Margot quedó en silencio y en su carita se
dibujó un pensamiento triste.
Recordaba a los niños enfermos y pobres a
los que tanto bien les'haría una temporada en
esos lugares, y cuya implacable suerte les ne-
gaba hasta el derecho de velar por su salud.
Supo luego con gran alegría, que existían
colonias marítimas de vacaciones donde las
autoridades enviaban a los niños débiles,
cuyos padres no podían costear los gastos
que una estada fuera de sus hogares im-
plicaba.
"¡Qué buenos son los gobiernos que tal
cosa hacen!", se decía.
Eso es ser buen patriota,
M U L B R O D H
r R Ó Z l U O N Ú M B K O
 CAK^^y Y Cy\«.E\V\J

CUENTOS PARA
Lcís cavení-uras de K N T R E
L O S N I IS O S
Gordoiiio ANTRÓPOrAGOS

O
o había llegado aún, pe.
(Continuación)

Juan de la Luna, por su parte, aunque nada

ro ya empezaba a anun,
ciarse la primavera que
prometía ser esplenden-
te y bella como nunca.
Almendros, guindos, ce-
rezos y durazneros se
habían convertido en gi-
gantescos y a la par airosos ramilletes de flo-
res. Los pájaros cantaban animados y dichosos
mientras iban construyendo sus nidos.
Pero, a pesar de la alegría del ambiente, Gor-
gojito distaba mucho de vivir dichoso. Verdad
es que hasta entonces se había librado de dedi-
carse a robar, inanifestando gran torpeza, hasta
el punto de causar la desesperación de los indios,
que querían tomarlo como instrumento de ven-
ganza.
hacía, no se manifestaba muy conforme, por re-
sultarle la comida inferior y escasa. No podía
concebir que aquellos hombres se considerasen
dichosos, mascando unas hojas de coca en una
actitud de rumiantes.
Ambos amigos anhelaban con vehemencia vol-
ver al pueblo, y nialdecían el mai momento en
que les dio por viajar agarrados a una rueda
que al desprenderse les había hecho sufrir tanto.
Lo peor de todo es que llegaron a estar en tai
confusión con^ respecto al camino, que ignoraban
por cuál habían de llegar a puerto seguro en
poco tiempo. Seguir la corriente del rio era pe-
ligroso por los yacarés que en él había y de
cuyos dientes agudos se libraron milagrosa-
mente.
Un día intentaron saür de aquella hondonada;
 CA.Ry\J'
pero ai probar elevarle al cerro se sintieron
acobardados y temerosos de que el viento hu-
racanado que reinaba los arrojase como trapos
viejos a las profundidades del barranco.
Otro día, explorando para ver por dónde podían
escapar, GorgojitQ y Juan de la Luna se encon-
traron en la selva cuando menos lo pensaban.
— ¿Vamos a hacer una incursión por ella? —
propuso Gorgojito,
— Me parece que será peligroso — afirmó
Juan de la Luna. — Aquí debe haber grandes
serpientes, tigres, leones. Adem.ás, por aquí no
distingo caminos, y mal podernos llegar a parte
alguna si no tenemos por dónde ir.
En esta conversación estaban entretenidos
cuando se vieron rodeados por una caterva de
indios que, sin duda, habitaban en la selva. No
eran como los mocovíes, lentos y pacíficos. Gri-
taban, danzaban desenfrenadamente, reían con
estrépito y miraban con una ferocidad que pro-
dujo en nuestros amigos un espanto terrible.
Usaban un lenguaje que ni Gorgojito ni Juan
de la Luna entendían; pero, por la expresión fe-
roz de sus rostros, los muchachos adivinaban que
al final aquello acabaría para ellos de la mane-
ra más lastimosa que pudiera imaginarse.
La feroz indiada fué introduciéndose en la sel-
va, sin dejar escapar a nuestros amigos, a cuyo
alrededor bailaba, entonando un canto monó-
tono y salvaje.
Al llegar a una plazoleta natural formada por
un áspero pedregal en el que no arraigaban !os
árboles, obedeciendo sin duda a mandatos del
que deljía ser jefe, empezaron a acumular leña
en el centro.
Uno de los que se movían con más agilidad,
agarró dos troncos e intentó con ellos producir
fuego, lo que tardó poco en conseguir. La ho-
guera elevó a la altura sus llamas alegres y ma-
jestuosas; los salvajes empezaron a cantar y a
danzar alrededor.
En medio de aquella algarabía, Gorgojito y
Juan de la Luna se encontraron entre dos mo-
zos corpulentos que, aunque iban vestidos, o,
mejor dicho, desnudos a estilo de aquellos sal-
vajes, les hablaron en cristiano.
— IPobres chiquitos! ¡La muerte que os es-
M Á X I M O
D I B U J O S ¡DE
( C o ü M ' í W í i ' á )
Tf CARETAJ-
pera es terrible! En esa hoguera os irán cocinando
a fuego lento como corderitos al asador, y cuan-
do estéis bien asaditos y salpimentados, nos da-
remos un gran banquete con vuestras carnes ape-
titosas.
— ¡Qué bárbaros! — clamó angustiado Juan
do la Luna.
— Sí, muy bárbaros; no te quepa la nienor du-
da. Yo estoy seguro de que de tu amiguito, como
debe ser tan tierno, no van a quedar ni los hue-
sos para señales, y de ti, si queda alguno para
jugar a la taba, será todo lo de Dios.
Las noticias, como pueden comprender mis
lectores, eran bien poco tranquilizadoras. Juan
de la Luna estaba afligidísimo; Gorgojito, más
animoso, meditaba, aunque, en realidad, casi con-
sideraban el pleito perdido.
La hoguera seguía crepitando y tomando in-
cremento, y el que parecía jefe llamó a los que
desempeñaban la alta dignidad de cocineros. Es-
tos se presentaron provistos de unas parrillas co-
mo aquellas célebres en que laiartirizaron a San
Lorenzo,
El jefe ordenó:
— Primero a ese muchacho largo y feo, y un
poquito después, al chiquito, para que los dos
estén igualmente tiernos.
Era fatalmente inevitable. Los sucesos se pre-
cipitaban tanto, que ni Gorgojito ni Juan de la
Luna tuvieron esperanza de salvación.
Al ir a echarles manos se escabulleron re-
sueltos a huir. Algunos intentaron perseguirles;
pero de repente sonó un trueno horrísono que
sembró el espanto entre los salvajes. Al trueno
siguió una lluvia torrencial que tardó poco en
extinguir la hoguera.
Como seguía tronando de un modo horrendo,
los salvajes, atemorizados, ya no se ocuparon
de otra cosa sino de salvarse, si podían, y huye-
ron selva adentro.
Gorgojito y Juan de la Luna, refugiados en
la copa de un árbol, descendieron rápida.^lcn-
te cuando amainó el temporal y emprendie-
ron prestamente lá marcha sin saber hacia dón-
de; pero con el pellejo entero y con muchas
ganas de salir de tan tremendos apuros y de
vivir tranquilamente.
S U A V E
A R Í S T T D B S
 C A R A J - Y CARETAS

^ OD^LIJCA .:
Fuiste odalisca, cierto, cautiva en esta AlKambra.
Del África o del Asia te trajeron quizás.
Cantadora de leila, bailadora de zambra,
servidora de b e s o s : tu vida no era más.

Y ahora j cómo miras los campos y los cerros

en la Alhambra que, un día, de Alá morada fué I
\ Cómo a decirme vienes delante de estos bierros :
— Yo sé que entre estos bierros ayer me e n a m o r é !

Un corazón que aguarda, una mirada errante :

eso tu vida fuera, tu vida en el barén.
E n él era una rosa tu corazón fragante
que deshojó mi mano, si es que me acuerdo bien.

Mujer, que reencarnaste, libre y señora, j m i r a l

¿Qué sabe hacer ahora tu errátil voluntad?
Ya ves cómo en la Alhambra tu libertad suspira
por el antiguo encanto de la cautividad.

^ MI/TEEIO V
¡Qué bien quedas en este g¿,an silencio!
¡ Qué bien quedas en medio de los c á r m e n e s !
E n este gran silencio, •
grande, grande.
Nunca vi tan profunda tu mirada,
ni tus ojos tan negros y tan árabes.
Quiénes somos al fin, o quiénes fuimos,
esta Alhambra quizás, quizás lo sabe.
Esta Alhambra quimérica,
' alcázar de celajes,
soñada por un rojo sol de ocaso
en los últimos cielos de la tarde.

AETVEO C^PDEVILA
 C - ^ R A / : r CARETA/

HUMBERTO RECANATINl
E=, hoy por hoy, el mejor hack
fiulaniericano, lo cual es hastante
decir. Pero nos atrevemos a hacer
esta afirmación sobro el capitán
del club Almagro después de ha-
berlo visto actuar en forma ex-
traordinaria frente a los españo-
les y a los uruguayos.
Cuando fuimos a verle, nos en-
contramos con un mozo alto y
esbelto, de cabellos que se blan-
quean prematuramente — tiene
29 años, — de tez morena y ojos
castaño obscuros.
— ,jHacc mucho que juega al
fútbol?
— Perdí la cuenta.
— ¿En primera división?
--Hace 11 años; primero de
haif, luego de forward, para ter-
minar de back, que debia .ser el
puesto que Dios me había desti-
nado. .. •
— i Católico ?
— Ni sí, ni no; eso es para
despistar; pero en mi club se
prohibe hablar de política y re-
ligión.
— ¿De política tampoco?
— Se entiende... que no sea
iri,goyenista...
—-iCree usted encontrarse en
la plenitud de su forma?
— Sí, a pesar de que los años
pasan; pero yo hago una vida
metódica y me ejercito de conti-
nuo a base de gimnasia sueca.
Luego, no soy trasnochador...
— i Y la milonga ?
—• No me atrae; y no me aver-
güenzo de decir que soy un neó-
fito para el baile. Sin embargo,
tengo debilidad por los tangos,..
— ¿Cuál es el que más le
gusta?
— "Tropezón". Además, soy
aficionado al arte lírico y a la co-
media fina; sí, fina, porque para
groserías, bastantes se oyen en
les fields de fútbol. ..
— ¿Le agradan otros deportes?
— Sí; soy un entusiasta por la
pelota a sare y paleta, que he
practicado mucho en el club ,San
Isidro, mi primer club.
— i Algo más ?
— Sí; siempre que conserven el
secreto para que no se enteren los
uruguayos: Que ganaremos la
copa Lipton...
4
F I O R E I
DIBUJO DE VALDIVIA
 GARAJ" Y CARETAJ"

ÁOHIT ir

HíPM^S^*^**

El mejor iu§o - aceite - del

mejor fruto -oliva-del me-
iii
jor p e d a z o de iierra. del
mar mediterrd.neo. «-^
 De Avellaneda

Reunión moti-
vada por el ho-
menaje de que
fué objeto, por
iarte de sus re-
faciones, la edu-
cacionista s e -
ñora Josefa G.
M. de L i ñ a u ,
c e l e b r a n d o su
reciente jubila-
ción.

4^

El s a l ó n d
Círculo de Obre-
ros de Avella-
neda completa-
mente ocupado
por la selecta
concurrencia
que tomó parte
en la fiesta rea-
lizada en cele-
bración del 109
aniversario d e
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NOTA
— Como mañana te van a ejecutar, tengo orden de darte
CÓMICA de conier lo que pidas.
— Quiero duraznos.
DEL — Pero eso hasta el verano no hay.
— Esperaré, entonces.
 De Avellaneda y San Fernando

AVELLANEDA. — Una parte de la concurrencia que asistió a la velada SAN FERNANDO. — Distinguí-
cívica de la Biblioteca Emilio Zola. das niñas fotogra(iaHas en un
aparte durante el baile del Club
Social.

LO FEO está l l o r a n d o ; yo he escuchado su cuerdan a Dios, ni nos evocan la

El enigma de la fealdad tú no
lo has descifrado. T ú no sabes por
qué el Señor, dueño de los lirios del
campo, consiente por los campos la
culebra, y el sapo en el pozo. El
los consiente. El los deja sobre los
musgos con roció enjoj'arse con la
luz cotidiana. E n ¡o feo, la materia
gemido. M í r a l e el dolor y ámalo.
Ama la a r a ñ a y los escarabajos, por-
que son dolorosos, porque no son,
como la rosa, una expresión de di-
cha. Ámalos porque son un anhelo
engañado de hermo'sura; im deseo
no oído de perfección. Son como
algunos de tus d í a s malogrados y
miserables. Ámalos porque no re-
cara a m a d a . Ten piedad de ellos,
que buscan terriblemente, con una
tremenda ansia, la belleza que no
trajeron. La a r a ñ a ventruda, en su
tela leve, sueña con la idealidad, y
el escarabajo deja el rocío sobre .su
lomo negro para que finja un es-
plendor fugitivo.
Gabriela Mistral

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jado ; en tizones de encina para lumbre; en una buena
lámpara de doble mecha; en las tres comidas diarias ;
en un caballo o en una loconíolora para atravesar el
campo ; en un buque para atravesar el mar; en máqui-
nas para trabajar; en libros para leer; finalmente^
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C H A R A D A S I L U S T R A D A S

¿ Cuál de los tres caminos tendrá que tomar este

micifuz para dar caza al ratón, pues dos de ellos no
llegan a su destino ?

J U E G O D E I N G E N I O

1 «

f S^ í ][]/]
m/j
wr
-_<^ 0 — o _ —-o —

- — ——
\¿i
• 1

Palabras que leídas de derecha a izquierda y de iz- 1

quierda a derech a e x p r e s a n dos cosas diferentes:

Alimento. •
Verbo.
Nombre de vaíón. Colocar las fichas de doñiinó de modo que sumada.s
'rítulo en algunas catedrales. horizontalmente cada una de las líneas dé como re-
.sultado 21.
Verbo.
SOLUCIONES DEL NUMERO ANTERIOR
Fuga de vocales. — En muchas ocasiones la lectura
T R I A N G U L O N U M É R I C O de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, deci-
diendo el curso de su vida. — Emerson,
12 3 4 5 6 7 8 9 Afinar el oro. El que ha conocido el placer que causan los libros
2 5 14 5 8 2 9 Fuego grande. posee un gran recurso contra el dolor y la adversi-
3 7 5 8 7 6 9 Orden. dad. '— Anatole France,
2 5 8 2 1 El monumento se lo erige uno mismo con sus obras :
4 Nombre de un dedo. la estatua más perdurable está representada por el
3 2 4 8 9 Temor. libro. — Ramón y Cajal.
8 7 3 7 .luego. Palabras de derecha a izquierda y de izquierda a
7 5 7 Nombre de mujer. derecha. — Ananá, Ana, eje, aérea, asa.
Charada. — Molino.
8 9 Nota musical. Charadas ilustradas. — Plátano, cantera.
7 Vocal. Ordenar letras para formar palabras. — Rivada\ia.
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PRE Y DESDICHADAMENTE A COSTA DE SUS CO-
LEGAS, LO HAN DERROCHADO EN ESTA FORMA,
CON GRAN APROVECHAMIENTO DE LOS RECOPI-
LADORES DE ANÉCDOTAS, COMO ES DE SUPONER.

LA ASIDUIDAD DE
LOS FILÓSOFOS Y
LA INDIFERENCIA
C IERTO curioso
preguntábale al
g r a n filósofo
Aristipo por qué sus
LA F O N T A I N E ,
SIEMPRE ENTRE
L O S ANIMALES.
M ADAME dd(e l a
ere,
amiga tle La
Fontaine, al que daba
DE LOS PRINCIPES colegas hacían la cor- alojamiento en su pa-
te a los príncipes en lacio, indignada, cierto día, expulsó a toda su
lugar de hacerla éstos a los filósofos. servidumbre, y en medio dé su indignación,
< Aristipo respondió: aseguran los cronistas, llegó a exclamar:
— Pues, porque los filósofos conocen sus —• ¡ Podéis marcharos todos ! ¡ Me quedaré
necesidades y los príncipes, en cambio, no sólo con mis animales! ¡ Me basta con mi perro,
conocen las suyas. mi gato y mi La Fontaine!

HAY COLEGAS
Y COLEGAS... E L príncipe de
Poniatowski,
que era sena-
dor y a ratos perdi-
dos componía algunas óperas, siempre de un
LAS MEJORES
LEYES SON AQUE-
LLAS QUE NO CON-
VIENE A P L I C A R .
u N político in-
glés, a raíz de
haber presen-
tado al gobierno un
proyecto de patente
gusto deplorable, escribióle a Auber, el mú- sobre los perros, re-
sico, una carta que comenzaba con las consa- cibió del ministro Walpole la siguiente con-
bidas palabras: "Ali querido c o l e g a . . . " testación :
— ¿Colega? ¡Bah! — dijo Auber, al leer-
las. — ¿Acaso me habrán nombrado senador? — Vuestro proyecto es excelente; pero me
guardaré nmy bien de llevarlo a la práctica.
No quiero que los perros del reino ladren a
EL MAS CELOS O ICERÓN decía
/'"> deCÍE mi paso.
g í d e C a n i n i uasí
DE L o s CÓNSULES R e v i l i u s , que
SEGÚN CICERÓN no había sido cónsul
sino un día:
— Hemos tenido un cónsul tan celoso de sus
funciones, que no ha cerrado los ojos en todo
INGENIEROS Y EL
V I N O BAUTIZADO
DE LOS ROMANOS.
U N poeta nues-
ues-
tro, de esoss
que hace vein-
te años se dedicaban a
lo que duró su consulado. las composiciones pla-
gadas de romanos decadentes y marquesas
versallescas, leíale a José Ingenieros un poema
LA Ú N I C A
TRADUCCIÓN QUE
F A L T A B A A
E L Solitario,
Sólita?
v i z c o nule
c
Arlincourt, ha-
bía sido traducido in-
del
de donde, refiriéndose a los romanos, decía, poco
más o menos:
Bebían el falerno y las lágrimas del mundo.
"EL SOLITARIO". numerables v e c e s , lo Verso que el ocurrente Ingenieros criticó
que llevó a decir a M. diciendo:
de Feletz: — Mira, h e r m a n o . . . Siempre te lo he di-
— El Solitario ha sido traducido a todas las cho : esos romanos tenían la pésima costumbre
lenguas, menos al francés. de bautizar el vino.
 C A R A / Y CARETA/

P UES bien, yo
encuentro—
dijo el "im-
petuoso jovenci,
reír a carcaja-
das y me hizo
esta declaración
sorprendente:
to", echando ra- ^ " — Mi oobre
yos por los ojos Héctor, nosotros
y h a c i e n d o el no podremos en-
ademán de gol- tendernos ja-
pear con el puño más. Yo soy
una mesa imagi- una mujer m u y
naria — que só- simple, y usted...
lo hay una ma- Mire, ¿quitre
nera de conquis- usted que le di-
tar a las muje'- ga la verdad?...
res, y es la vio- Usted es un ac-
lencia! tor cómico. Si.
Y agregó, a . ¡ Oh, yo empleo
renglón seguido, el c a l i f i c a t i v o
sin pizca de m o - - sin ninguna m a l -
destia: dad! P e r o "S el
— A mí siem- único preciso y
pre me resulta. que conviene a
— Ji3,*en efec. su posición. U s -
to, un excelente ted r e p r e s e n t a
procedimiento— un papel. No es
repuso su inter- a mí a quien u s -
locutor, el señor ted quiere, sino
"ya entrado en al personaje ha-
años", sonríen, •' lagador que u s -
do. — Demasia- ted encarna. E n
do bueno algunas veces... el fondo, se halla usted
.— ¿ Q u é es lo que usted muy contento de tocar ía
quiere decir? — le pre- guitarra bajo mi ventana
g u n t a m o s , porque el "im-
p e t u o s o jovencito" nos
P/' y de arruinarse c o m p r a t u
do flores. P e r o usted ha-
molestaba un poco con ría lo mismo por Carlo-
sus pretensiones, y nos- ta la rubia o por A n t o -
otros sabíamos, por otro
lado, que el señor "ya en-
trado en a ñ o s " conocía
OEÍlAsTIADO nieta la morocha, sí us-
ted las hubiese h a l l a d o
e n ^ s u camino antes que
una cantidad de cueíitos a mí..."
interesantes, los unor, au- " No les puedo_ expli-
ténticos, los otros algo car hasta qué p u n t o su
menos, pero siempre m á s discurso me molestó. Mi
entretenidos que las po- i n d i g n a c i ó n era mucho
brecitas anécdotas del joven. Y no se hizo rogar. m á s profunda porque la semana precedente me
— H e sido joven yo también — dijo con una había resfriado seriamente, pasando dos horas
iiuieca llena de tristeza, — pero es preciso que les en la esquina de la casa, durante una noche de
confiese que en esa época de mi vida yo no temporal, esperándola en vano. P a r a colmo de
compartía vuestro punto de vista. M e había ima- mi desgracia, ese resfrío degeneró en una con-
ginado que para obtener la simpatía de una mu- gestión pulmonar. E s t u v e a ptmto de morir, y
jer era necesario m o s t r a r s e bajo el aspecto m á s tuve que quedarme un mes en la cama. Cuando
' amable. E r a un resto del viejo espíritu caba- me levanté, ¿cuál no fué mi horror al saber que,
lleresco. Me parecía imposible, como pareció a en el intervalo, Paulina se había comprometido
nuestros abuelos, que una dama fuera insensible con uno de mis camaradas, el buen mozo Pierre
a los atractivos de un galanteador tierno y dis- Berthier, im vividor que, les juro, no tenía pizca
creto, y si era necesario, hasta ceremonioso. de romántico ?
Ramos de flores, versos, caramelos, serenatas, " E n mi cólera, adopté una terrible resolución.
entrevistas larguísimas bajo el claro de luna, al Pero, para ser m á s preciso: me dejé llevar en
pie de una reja, miraditas misteriosas en la pe- este caso por la fuerza ciega del instinto. Com-
n u m b r a de las iglesias, etc. T o d o el catálogo pré un revólver, y una buena m a ñ a n a me apos-
romántico, hoy pasado de moda, me encantaba. té en la esquina de su casa (aquella en "donde
¿ E s que tendría necesidad de decirles que el sis- me había agarrado el fainoso resfrío); esperé el
tema no me dio nunca resultado? Mi Dulcinea paso de Paulina y, apenas apareció, le disparé
(que en verdad se llamaba Paulina) era decidi- seis balazos, uno tras otro, sin preocuparme de
damente indiferente. N o le preocupaba, ni casi apuntar, y luego, asustado de mi acto, me eché
existía p a r a ella. L o s ramos de flores se marchi- a correr, "patitas para qué os quiero".
taban sin que los pusiera en un florero, no leía " F u é una felicidad que la rabia me hubiera en-
nunca mis versos, distribuía mis bombones entre ceguecido, sino, la señorita hubiese muerto en
las sirvientas de su casa, y cuando le daba los diez primeros minutos con seis balas en
una serenata me cerraba la ventana en las el pecho, y yo, en vez de fumar tranquila-
narices. mente este buen cigarro mientras les cuen-
" U n día, t o m a n d o mi coraje con dos to el suceso, rompería adoquines en un
, manos, le dirigí las m á s duras quejas presidio. Vuelto á casa, esperé, afie-
sobre su actitud. Ella se echó a brado y angustioso, la llegada de

.MMX''
 CARA^
la püliciii; pero no apareció. Teniiondo un es-
cándalo, !a faniüia de Paulina no se jircscntó a
la justicia, y ella salió del paso con una ligera
raspadura sobre una mejilla, pues una de las
balas le había rozado al pasar de perfil. A la vez,
Paulina debió quedarse en cama durante dos
meses. Apenas pudo ponerse
en p i e . - - adivinen lo que
hizo...
-i...?
— Vino a verme a casa.
" Sí. Vino a casa, en un
m o m e n t o eu que estaba solo
y... adivinen la conclusión...
" Se echó a mis pies, me
besó las rodillas y, con la
voz entrecortada por los so-
llozos, me dijo:
" — ¡Usted es un hombre,
H é c t o r , un verdadero hom-
bre 1 E s un gesto hermoso el
suyo. Ya sabía yo que si us-
ted me amaba profundamen-
te me lo probaría. Y asi ha
sido. Ahora soy suya."
" Cierto. Yo veía bien que
ella era mía. Yo la había
conquistado a tiros de revól-
ver. Y sólo tenía que agacharme para recogerla.
Pero, he aquí que ya no tenía m á s deseos. No
. porque ella fuera menos seductora. L a cicatriz
en la m e j i l l a . . . Sé bien que otros hubieran
•ipreciado el carácter un poco singular que el li-
gero desperfecto daba a su
belleza, y a quien la exal- FRANCIcT
tación de su sentimiento DIBUJOS DE
Y CARETAJ-
rendía aún más profundamente p a t é t i c a . . . Sola-
m e n t e . . . yo estaba como curado r a d i c a l m e n t e , '
E n vez de estar contento de conseguir el fin de
mis dolorosos deseos, sólo consideraba una cosa,
y era que esa mujer no había comprendido ni una
tan sólo de las miles de delicadezas que una alma
ferviente de su amor, y que
no había podido sentir la san-
ta emoción del amor m á s que
.-, a través de un gesto que el
primer bruto hubiera podido
hacer. E r a a ese bruto a
quien ella quería, y no al ca-
ballero. Se lo .hice compren-
der con una glacial delicadeza.
" Ella se fué, desesperada.
" Lo que no fué obstáculo
para que, tres años después,
se casara con Fierre Berthier.
T u v o cuatro hijos, y es hoy
una señora g r u e s a , muy
.ifruesa..."
El señor "ya entrado en
a ñ o s " dejó correr algunos se-
gundos en silencio para go-
zar del efecto que producía
su historia; luego, dirigiéndo-
se al "impetuoso jovencito",
con !a más exquistia amabilidad...
— Usted ve, señor — le dijo, — que su
procedimiento es demasiado infalible para ser
verdaderamente bueno. P o r q u e en la vida, lo
mismo que en el automóvil, hay que contar
con l o s movimientos
DE M I O M A N D R J E b r u s c o s d e la mani-
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sor Densmore, do New York,
sin dieta y sin la menor mo-
lestia. No olvido que engor-
dar es envejecer. Vea lo que
afirma el distinguido médico
doctor Emilio Neceo: Bulnes,
octubre 28 de 1925. Señores
M. Figallo y Cía. Muy señores m í o s : Debo mani-
festar a u s t e d e s mi admiración por el Té del
profesor Densmore, con el cual he obtenido en
un caso de Obesidad, de una de mis d i e n t a s , una
disminución de H kilos de peso en dos meses.
Salúdalos muy a t t e .
Doctor EMILIO NECCO.
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introductores: M. FIGALLO y Cía.
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 LA LEY DE ALQUILERES
Se extiende en Italia el sistema
de enviar a la froritera a los pro-
pietarios Que abusan subiendo el
precio de ios alquileres. Muchos
son expulsados, pero en los países
vecinos no los admiten.
LA MUERTE DE LA GUILLOTINA
En París t r a t a n de suprimir la
guillotina, la decapitadora mecáni-
ca -llamada La Viuda, porque mu-
tila y descabeza a los reos. Pien-
san implantar un pilón eléctrico,
llamado El Soltero, porque machuca
las cabezas sin separarlas del tronco.
AVIÓN SEGURO
Un ingeniero austríaco ha in-
ventado un avión con un estabili-
zador capaz de evitar todos los
accidentes, pues aunque se dé vuel-
ta, siempre quedará nivelado, y si
capota y cae, lo hará siempre Pa-
rado como los gatos.
UN SANATORIO AEREO
Un doctor alemán se propone
establecer un sanatorio en un di-
rigible, Que naveg'ará a millares de
metros de altura. Su proyecto es
curar la tuberculosis, el cáncer, el
asma y el dolor de muelas. Habrá
curas radicales.
EL HOMBRE PROYECTIL
En Roma ne ha realizado un ex-
perimento Sensacional, por un ju-
glar, que se hace lanzar por un
gran cañón, cayendo en una red
a muchos kilómetros. Aquí tam-
bién nos lanzan como por un tubo
sin necesidad de cañón.
ANUNCIO DE TERREMOTO
Desde Moscú informan que se
han sentido grandes^ temblores de
tierra, y un sismólogo ruso pre-
• vé otros temblores mayores en
todo el mundo. Con estos sacudi-
mientos de la tierra, ya'' todos es-
tamos temblando de miedo.
LA PEREZA ES SALUDABLE
Dicen de Londres Que el conde
Balfour admite que la pereza es
higiénica y no hay nada más deli-
cioso que tumbarse y leer revis-
tas policiales. Si viene aquí no le
faltará lectura y gozará mucho.
LA TRANSFORMACIÓN DE LA
PLATA EN ORO
Un químico francés, después de
muchos estudios, ha resuelto la
transformación de la plata en oro.
Aquí se hace mucho más. Se t r a n s -
forman recortes de diarios en bi-
lletes de banco legítimos.
ORDENANZA MUNICIPAL
En la ciudad de Méjico se ha
promulgado una o r d e n a n z a que
prohibe circular a los burros por
las calles centrales de la pQblación.
Es una ordenanza que será copiada
en muchas ciudades del mundo.
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TRAOe MARK
WiwmsríK '

En la línea del fuego 7 rnTifrt'ffl^

RIFLE - PISTOLA - REVOLVER

Cuando cada tiro importa — cuando la
lucha es indecisa y la rivalidad es má-
xima — la precisión y uniformidad de
los cartuchos y la confianza que se pue-
de tener en ellos son factores vitales.
Esta es la razón por la cual tantos tira-
dores experimentados usan siempre los
cartuchos Winchester.
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 Los ex alumnos de Don Bosco en Bernal

Reiniión. de los componi nti s di I. I iimisíón directiva de jóvenes ex alumnos del venerable Don Bosco,
pertenecientes al centiu quL UL a este nombre, y que organizaron u n a importante velada en el
salón parroquial de Bernal.

PALABRAS Y ADVERTEN- blar ; no pronunciéis de manera im- do se trate de asuntos serios. No

CIAS
No seáis iiisiniiante, sino átenlo
y c o r d i a l : el primero en saludar, el
más dispuesto a escuchar y respon-
d e r ; y no os mostréis ensimismado
cuando sea tiempo de conversar. N o
imitéis al pavo real remirándoos por
todas partes para ver si estáis bien
ataviados y si el traje y el calzado
os caen bien. Pensad antes de h a -
perfecta ni precipitéis demasiado las
palabras, sino enunciadlas distinta
y correctamente. N o os comprome-
táis a hacer algo imposible de reali-
zar ; cuidad m á s bien de cumplir
siempre vuestras promesas. N o pro-
firáis reproches contra nadie, ni
maldiciones o denuestos. Que vues-
tro continente sea placentero," pero
impregnado de cierta gravedad cuan-
os burléis ni hagáis mofa de cosas
i m p o r t a n t e s ; no lancéis chistes hi-
rientes, y cuando digáis algo in-
genioso, absteneos de celebrarlo el
primero. Asociaos con personas d e
valer, si estimáis vuestra reputa-
ción, porque es preferible estar solo
a encontrarse en mala compañía.
Jorge Washington

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indefectible de agua

A persona que adquiere

I un N u e v o M o l i n o
-^ Guanaco se ha ase-
gurado definitivamente un
suministro indefectible de
agua. El agua, a una pre-
sión constante y segura,
lista para cualquier necesi-
dad de la casa o del campo,
es bombeada a su tanque
o depósito aun cuando
sólo una ligera brisa sople
el sensible mecanismo del
Nuevo Molino Guanaco.

La facilidad del funcionamiento que

distingue al Nuevo Molino Guanaco,
así como la prontitud con que res-
ponde a los vientos débiles, se logra
p o r la lubrificación por b a ñ o de
aceite, cojinetes de rodillos Timken
y alza central directa del molino a la
varilla de la bomba. Estas tres carac-
terísticas combinadas ahorran una
gran parte de la fuerza anteriormente
desperdiciada por la fricción, y la
utilizan para bombear más agua.

El folleto con descripciones detalladas

del Nuevo Molino Guanaco será en-
viado gratuitamente a quien lo solicite.

El N u e v o Molino

ACÓ
Construido
para aprovechar
tveia brisa-M
 C A R A y Y CARETAJ-
¡Caramba!
Considere la e n o r m e perdida de
energías que impone a sus hijos la
diaria lucha con e s o s libros l l e n o s
de difíciles problemas.
Aliméntelos bien para que repongan
las energías que pierden, pero re-
cuerde que "alimentarlos bien" no
quiere decir llenarles el estómago
con golosinas y c o s a s pesadas.
Deles todos los días QUAKER OATS
en alguna de las formas que puede
servirse. Es un alimento que contiene
elementos necesarios para la nutri-
ción y el desarrollo de los mucha,
chos. V e a c o n q u é d e l e i t e lo
saborean y c ó m o se conservan ro-
bustos, s a n o s y activos en sus tarcas
escolares.
Nuestro nuevo íolleio sobré la
salud con informaciones
valor acerca de la crianza y de-
de gran
sarrollo de los niños, recetas de
cocina etc., etc., le será remitido,
libre de costo, al solicitarlo.
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264
ARTE CULINARIO
Queso a la italiana
E TRITURA cuarto kilo de hígado de cerdo en la
S maquiníta de picar junto con otro tanto de lomo
y de jamón, por separado. Además 100 gramos
de tocino fresco y seis trufas de regular tamaño. Lue-
go sazónase el picadillo con sal, pimienta y una nada
de nuez moscada. Agréganse cuatro o cinco huevos
enteros, sin batir, y cuatro cucharaditas de buen jerez.
Muévese durante varios minutos con cuchara de
palo hasta que el todo esté completamente mezclado.
Entonces trasládase a un molde, se aprieta lo más po-
sible, metiéndose el molde tapado dentro de un reci-
piente bastante mayor, lleno de agua, la que hervirá
hasta que el "queso" esté cuajado. Para saber si está a
punto se introduce de vez en cuando una aguja de
hacer chochet, y cuando la aguja salga limpia, enton-
ces es el momento de sacar el molde del agua, deján-
dolo enfriar luego.
Una hora antes de servirse sácase el queso del mol-
de, tapándolo con pan rallado, adornándolo con gela-
tina y trocitos de remolacha.
Sopa de fideos
ÚNESE un poco de tomate a un buen caldo cola-
P do junto con un poquitín de perejil. Cuando es-
té hirviendo se dejan caer las rosquitas, apretán-
dolas suavemente para que no sean tan largos los fideos.
Merengue a la italiana
P ÓNESE al fuego en un cacharro de cobre sin es-
tañar una libra de azúcar de pilón cortada en
trocitos y mojada con medio vaso de agua. Agré-
gase una corteza de limón o de naranja, o una rajila
de canela. Pénese al fuego hasta que el aziicar llegue
a punto de bola floja, teniendo cuidado de humedecer
con un pincel las paredes del cacharro. Luego se apar-
ta del fuego a fin de evitar el calor mayor. En tanto
que cuece el azúcar, bátense diez claras de huevos
frescos hasta punto de nieve.
Cuando el azúcar haya perdido la fuerza del calor
se le quitan las cascaras o la canela y déjase caer en
chorro continuo sobre las claras, revolviendo con cu-
chai'a de palo, lentamente, a fin de que el azúcar vaya
cayendo en las claras dejándolas brillantes. El todo
enfríase bien.
Sopa de pan a la italiana
E hace hervir dos litros de buen caldo que se
S aparta del fuego y queda al rescoldo. Póngase en
una vasija dos puñados de miga de pan blanco y
tierno con tres o cuatro cucharadas de queso de Par-
ma rallado y un polvillo de moscada. Agregúense tres
huevos. Viértase en el caldo, en el que se ha de co-
cer durante qitince minutos, removiendo sin cesar.
Refrescado de té
STA es una bebida poco costosa, muy refrescante
E y agradable. Para hacerla se llena de hielo mo-
lido un vaso grande. Se agregan dos cucharadas
de azticar y jugo de un limón. El todo se roela con té
caliente. Es de advertir que el té deberá hacerse al
niomento de preparar la bebida.
Papas a la "Mailre d'Hotei"
IÉRVANSE las papas en agua apenas salada y
H después se cortan en tajadas echándolas en la
cazuela con un pedazo considerable de manteca,
algo de hierbas finas bien picadas y un poquitín de
sal y pimienta. Pártese la manteca y se hace saltar
las papas a medida que aquélla se derrite. Cuando la
manteca esté bien derretida se agregan algunas cu-
charadas de puro caldo sin grasa junto con una de
jugo al tiempo de servirse. El caldo puede reempla-
zarse con leche.
 CARAT" Y CARETAJ-

La Película
£1 enemigo de los dientes
A la cual la ciencia
dental moderna atri-
buye los graves males
de la dentadura y las
encías

E N la película que se forma sobre los

dientes, la ciencia dental ha descu-
bierto lo que se considera como la causa
piincipal del peligro, tanto para las encías
como para los dientes sanos—una película
tenaz y resbaladiza, que los métodos anti-
cuados de cepillarse los dientes no han
podido destruir.
A está película se atribuyen en gran parte,
m u c h o s de los males comunes de las encías
y los dientes, incluyendo la piorrea.

Ahora existe un destructor eficaz

de la película
P o r muchos años la ciencia dental buscó los
medios para destruir la película. La única
m a n e r a de tener dientes limpios y encías
sanas es combatiendo la película constante-
mente—desintegrándola de los dientes todos
los días.
Se observó que la película se adhiere a los
dientes, penetra en los intersticios y allí se
aloja; retiene en contacto con los dientes las
partículas de alimentos que se fermentan y
favorecen la formación de los ácidos que p r o -
ducen las picaduras. Se observó que la pelí-
cula es el origen del sarro.
Basado en investigación científica moderna.
Recomendado por los m á s eminentes dentis-
t a s del m u n d o entero. U d . verá y sentirá
inmediatos resultados.
Pepsodent obra primero coagulando la pelí-
cula. Luego la elimina, sin dañar el esmalte
en la m á s mínimo.
O b r a al mismo tiempo dando firmeza a las
encías—y para este objeto, Pepsodent reúne
los descubrimientos dentales m á s recientes
que la ciencia a h o r a conoce para la protec-
ción de las encías. Pepsodent hace aumentar
también la alcalinidad de la saliva. Y en esta
forma, neutraliza los ácidos de la boca a
medida que se forman.
A u m e n t a el digestivo del almidón en la
saliva, destruyendo así los depósitos amilá-
ceos, que de otro modo se fermentarían y
formarían ácidos.
Ningún otro m é t o d o de los conocidos por
la ciencia moderna reúne tantos elementos
protectores como Pepsodent.
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Buenos Aires.

Al borde de la pista
D OS días de sol, de luz, de
vivisimo entusiasmo y has-
ta de pasión.
Xadie hubiera pronosticado un
marco tan hermoso para las seis
modestas carreras standard que
se oragnizaban por primera vez
en el Autódromo Ceneral San
Martín.
El sol y la luz han desperta-
do el entusiasmo, y las carreras
standard, que ha.sta ahora eran
consideradas como pruebas ex-
clusivamente comerciales o téc-
nicas, pasan a ocupar un lugar
destacado dentro de las activi-
dades deportivas <|us entusias-
man al público.
Es éste sin duda el punto más
imi)ortante y el ra.sgo más sa-
liente de la manifestación "stan-
dard" organizada con acierto
por las autoridades de la nueva
pista.
lis un rasgo que por si solo
Va'le todo un triunfo, porque si
la demostración deportiva ha sa-
tisfecho, la prueba en sí, bajo su
faz técnica, ha convencido a to-
dos, técnicos y profanos y ha de-
jado un amplio margen para con-
sideraciones muy interesantes.
Desde el borde de la pista es
divertido seguir una carrera,
más si ésla se corre entre ele-
mentos jóvenes que por prime-
ra vez intentan un triunfo sobre
los tres mil metros de un au-
tódromo.
Para quien ha vivido en toda
su intensidad el desarrollo de
im gran premio en Francia, en
Italia o en Indianápolis, estas
fases que se siguen y se multi-
plican no son nuevas y pasan
como un film sobre la pantalla.
Pero el público que sincera-
mente no había probado aún
fuertes emociones en San Mar-
tín, ha salido contento de haber
\isto trenzarse ocho coches jun-
tos en un viraje, sin 'que nadie
se locara, sin vuelcos, sin acci-
dentes.
La llegada de cinco corredo-
res juntos es emocionante. P o -
C:JS veces, ín una carrera auto-
movilista, cinco máquinas han
cruzado, casi juntas la i'aya, y
puede asegurarse que los cro-
nometristas no han tenido siem-
jjre tanto trabajo como tuvieron
en la primera categoría de la ca-
rrera standard reservada a los
coches norteamericanos.
Nuevos elementos se lian apa-
CA^RAJ" Y CA.RETAX
recido a la luz. Juan Carlos Par-
paglíoni, que ya conocíamos a
través de sus buenas afirmacio-
nes en el Gran Premio Standard
del año pasado, ha ganado la
carrera más reñida, marcando un
Ijromedio de 93 kilómetros por
hora con un Rugby, y cuatro co-
ches más, de la misma marca.
han cruzado la raya a cien me-
tros de distancia.
Gildo Agostini, el "as" de las
carreras standard, ha perdido
por primera vez. La suya no es
una derrota, sino una afirma-
ción más, porque Agostini fué
durante las 15 vueltas de pista
el puntero del segundo pelotón
ipie venia en. un "pañuelo"...
con el riesgo de un vuelco.
Perla Nava, un elemento ex-
celente que ya había debutado en
carreras standard, ha llevado la
máquina más pequeña — un Se-
nechal — al triunfo, con un pro-
medio de 100,2Ü0 kilómetros por
hora y Ruiz Reíjardt, con Dog-
,ge, ha marcado 90 kilómetros,
venciendo en su categoría, mien-
tras el Ballot de Piñeiro llegaba
a los 99 por hora en lucha ce-
rrada con un Lancia y un Mo-
rris. Springolo, con Moon, mar-
caba 86 kilómetros de promedio
en la tercera categoría, y Fo-
rrest Greene, se adjudicaba el
título de "recordman" del día,
venciendo a los Alfa Romeo y
batiendo el récord standard con
123 kilómetros en una vuelta y
con 117 kilómetros en el prome-
dio general.
¿Qué significa el récord
standard?
T ODA manifestación deporti-
va encierra en sí un signi-
ficado técnico que sirve de
hase para nuevas enseñanzas. Es
lógico, pues, que el lector se
pregunte qué significado tiene
el récord standard.
. En el caso tan discutido de
la pista de San Martín, el ré-
cord standard tiene un alto sig-
nificado, que podría traducirse
en esta forma;
Si una máquina de serie, ca-
rrozada, con sus guardabarros y
demás accesorios menos la ca-
pota y el parabrisa, con su línea
de chasis alta, puede marcar una
velocidad de 123 kilómetros por
hora, sin peligro de volcar, y
llegar a esta velocidad en plena
lucha con tres, adversarios que
están en las mismas condicio-
nes, es porque la estructura
de la pista le permite entrar y
salir de sus virajes a esta velo-
cidad sin que el conductor pier-
da la línea o moleste a su más
cercano rival. Significa también
i|ue la máquina que alcanza es-
ta velocidad es fabricada con un
criterio matemático y que la
técnica establecida en el Viejo
Mundo para la construcción de
sus mejores coches es perfecta.
Un coclie de serie que están- '
do en una cilindrada de 3000
eme. llegue a 123 kilómetros por
hora en una pista de tres kiló-
metros es un coche que repre-
sciita por sí sólo todo el progre-
so alcanzado por la mecánica au-
tomovilista.
El récord standard en este ca-
so tiene un significado grande,
que se desprende en algo de lo
que es deporte puro, para entrar
de lleno a fonriar la base de otro
factor: la técnica.
La afirmación de las carreras
standard
C ONVIENE apoyar el movi-
miento que espontáneamen-
te surge ahora en favor de
las carreras standard en pista.
Podría decirse que el porvenir
de estas manifestaciones está
asegurado y que son ellas las
pruebas que más se prestan pa-
ra hacer nuevos volantes y más
adeptos a las carreras en pista.
Las autoridades del Autódromo
. .San Martín estudian desde ya
la organización de varias carre-
ras standard y de otras para co-
ches del tipo sport.
Mientras tanto, el Círculo .au-
tomovilista Argentino prepara
para octubre su primera carrera
de esta temporada y alista los
trabajos para su Gran Premio
Standard, que se disputó el año
pasado sobre el camino de Mar
del Plata, en dos etapas, pero
que este año muy probablemen-
te llegará hasta Bahía Blanca.
Si las carreras standard en pista
dan una opinión al público del
valor y de la velocidad de los
motores, las que se disputan en
carretera demuestran con prue-
bas fehacientes la resistencia
del chasis, del rodado, del con-
junto, además de la calidad del
motor.
Por estas razones la afirma-
ción definitiva de las carreras
standard es lógica. •
K D R O

Nuevos inventos
N OSOTROS, que seguimoi con
tanto interés ol desarrollo
de la industria mecánica,
vemos con agrado todo lo que
el Viejo y el Nuevo Alundo
hacen para mejorar- el auto-
móvil.
Por estas razones, a vtctí. a
través del cable o de las pu-
blicaciones técnicas, buscamos
aquellos datos que pueden ilus-
trarnos.
Por ejemplo, la noticia c|ue
nos llega desde Viena, la bella
capital de Austria, es impor-
tante.
Se trata de un puente trasero
inventado por un ingeniero vie-
né.s.
El técnico en cuestión ha
imaginado un mecanismo de
l>ueute trasero, en el cual la in-
<lependencia de las-ruedas se
ha conseguido de un modo cle-
.gante y práctico. El árbol del
cardan y el diferencial se han
fijado al bastidor. El diferen-
cial queda encerrado en un cár-
ter constituido por las tazas ator-
nilladas al palastro del bas-
tidor.
De uno y otro lado, los ejes
que trasmiten el movimiento a
las ruedas llevan un casquete he-
misférico con cuatro alvéolos
destinados a alojar cuatro bolas
de acero de las empleadas en
los rodamientos de bolas, mon-
tadas en las ranuras, dispuestas
sobre dos piezas hemisféricas
que se sueldan a los muñones
de las ruedas.
Es fácil darse cuenta de co-
mo funciona el mecanismo.
Las bolas sirven al enlace y
al arrastre del casquete macho
solidario del diferencial; estos
dos hemiferios del mismo radio
l)uedcn inclinarse libremente el
uno sobre el otro.
El primer heraisfei'io está fi-
jo, pero la taza hemisférica si-
gue los movimientos del eje de
las ruedas con el que forma
cuerpo para su arrastre.
Las bolas siguen su inclina-
ción en las ranuras del mangui-
to hemisférico y el conjunto
qfieda cubierto por el cárter.
Sobre nuestros caminos, que
no son malos pero cjue no son
tampoco muy buenos, un eje
trasero independiente del movi-
miento y de los saltos de las
ruedas seria el ideal,-iwrque ase-
guraría una estabilidad y un
I O R E
C A R A / Y CARETA/
equilibrio siempre deseable en
la carrocería de un coche de
turismo.
Ahora, naturalmente, hay que
estudiar si la aplicación es fac-
tible sobre cualquier tipo de co-
che.
Un t r i u n f o más del
m o t o c i c l i s t a Gerli
U x triunfo más y un nue-
vo récord es lo que ha
conseguido Antonio fier-
li en la copa instituida por el
hermano.
C o m o sidecarista, A n t o n i o
Gerli, acompañado por el equi-
librista A l b e r t o P e s c a r m o -
na, tiene un adversario directo
iiue es Taddeo Taddia. Gerli.
con más e.xperiencia y más años,
ha ido sumando sus triunfos
hasta ser considerado como el
"as" del sidecar. Es un corre-
dor hábil, consciente, capaz de
resistir cualquier esfuerzo, y po-
see además una calidad de que
carecen muchos otros corredo-
res : es calculador. Fué en el co-
nocido circuito de Morón que
Gerli consiguió su íiltimo triun-
fo batiendo un récord y mar-
cando tul promedio de 86.700 ki-
lómetros por hora. La Copa Luis
(jerli se corría sobre 20,3 kilóme-
tros, y el binomio Antonio Ger-
li - Alberto PeScarmona, empleó
2 horas, 20 minutos, 47 segun-
dos, clasificándose después Ro-
dolfo Pisani con Víctor Masci
en 2 horas, 34 minutos y Taddeo
Taddia con Alberto Petrignani
en 2 horas, 50 minutos, 57 se-
gundos. •
Con esta carrera se va des-
pertando otra vez el entusiasmo
liara la disputa de las pruebas
de resistencia en el circuito de
Morón.
Es muy posible que para
el mes de noviembre tanto e!
Moto Club como el Club Moto-
ciclista Nacional, organicen va-
rias carreras para distintas ca-
tegorías de máquinas en el po-
pular circuito que vio triunfar
a los más afamados ases del au-
tomovilismo y de la motoci-
cleta.
Mientras tanto, los sidecarislas
se entrenan en pista, y correrán
el 11 en San Martín una prue-
ba corta, y que ha de resultar
sumamente interesante, porque
en ella han de debutar dos afa-
mados corredores con máquinas
especiales.
Prédica ciclista
D ENTRO de tres semanas se
inaugurará la temporada
ciclista.
Los clubs de la capital y del
interior ya tienen listos sus p r o .
gramas, los corredores han em-
pezado su entrenamiento; las
más afamadas marcas de bici-
cletas han elegido o están eli-
giendo sus representantes para
disputar las más clásicas carre-
ras del año.
Es el momento, pues, de dar
unos consejos, especialmente a
los ciclistas, que piensan actuar
en las pruebas que se van a co-
rrer.
En primer término, la pre-
paración debe ser científica, o
sea metódicamente llevada. El
joven ciclista que tenga que ac-
tuar en carreras de medio fon-
do, de uno a SO kilómetros, de-
berá entrenarse exclusivamente
sobre esas distancias, y no cor-
tar su entrenamiento con su par-
ticipación en una carrera de fon-
do, o dedicarse exclusivamente, a
las de velocidad. Mucha higie-
ne en el cuerpo, comidas sanas,
nada de tabaco ni licores, y
desde ya levantarse temprano
y entrenarse en las primeras ho.
ras de la mañana.
Con el consejo para el entre-
namiento va otro, que concier-
ne desde muy cerca a la moral
del ciclismo: su honestidad, su
principio.
Por ser"^un deporte modesto,
el ciclismo exige mucha ho-
nestidad a los que lo practi-
can.
• Hay, sin embargo, una ten-
dencia muy abierta hacia un es-
tado de cosas que sin ser una
base para un futuro profesiona-
lismo, tiende a llevar al ciclis-
mo a un campo que por ahora
creemos peligroso.
Modestia, pues, mucha mo-
destia, más si se tiene en cuen-
ta que para las Olimpíadas de
Amsterdam lo que hace falta
son hombres aficionados, en ei
sentido más amplio de la pa-
labra.
Y modestia también para
mantener firme el entusiasmo
de los que se dedican al comer-
cio ciclista, cuyos esfuerzos son
meritorios bajo todos los con-
ceptos, desde el punto de vista
comercial y deportivo.
 De Cindadela

Aspecto del paraje donde fué colocada y bendecida 1_

piedra fundamental para el colegio y templo de la Con
solación, a cargo de padres agustinos, ceremonia que re
vistió suma importancia.

P E T R A R C A

En Pavía existe la antigua mansión de caza del

vizconde, aunque ya no quedan alrededores agres-
tes y poblados de salvajina. Se guarda veneración
a este punto, más que por haber pertenecido al
precitado personaje, porque Francesco Petrarca, el
inmortal poeta, actuó en esos campos numerosas
veces tomando parte en las suntuosas cacerías que El obispo diocesano, monseñor Alberti, en el acto
el noble daba en el entonces dilatado parque. de la bendición de dicha piedra fundamental, ro-
deado de autoridades y distinguida concurrencia.

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CHICAGO. —
Una p a r t e de
la concurrencia
q u e participó
en el té danzan-
te celebrado por
el C l u b Social
en obsequio de
sus componen-
tes.

MORÓN. —
Fiesta del ár-
bol realizada en
la Escuela N?
18, b a j o l o s
auspicios de la
Sociedad C o o -
peradora del es-
t a b l e cimiento.

— ¡Toma Seneguina y déjate de toser!

 C A R A ^ Y CARETyVJ-

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tro y el agua se conserva indehmdamence.
aun empezada la botella.

Éik..
 C A R A / Y CARETA/

arranca desde las últi-

mas casas de Morón va
-»"» o se conocerá a estrellarse en las sie-
1 1 la historia del rras de Huelva, sin otro
1^ f a 111 o s o y obstáculo que las ondu-
mentado gallo laciones de montes de
de Morón; i^e- San Juan y Gelves".
ro de su exis- ¿ Qué hizo ? ¿ De dón-
cia, aunque sólo sea en de salió este gallo en la
estatua, no caben dudas. construcción de cuya es-
En Morón de la IM-OU- tatua .gastáronse buenos
tera,- una <le las más duros ? Nadie lo sabe en
s u g e r i d o r a s billas de definitiva. Hace siglos
Andalucía, la tiene nada
viénesele m en t a n d o ;
menos que en el lu.í;ar
donde Solimán el Mag- pueblos y generaciones
nífico perdió uno de sus enteras han hecho de él
hijos, motivo de burlas y sar-
.Sorprende, en \e;(lad, casmos :
esto de dedicar .nn nm- A la luna de Valoneia.
iiumento al más. fantás- mi vida, te vas quedando;
tico y (lesprestifriado de como el Bailo de Morón,
El monumento levantado en la pequeña a la vez .^in plumas y cacareando.
los gallos, pues es fama que histórica villa de Andalucía, gracias al humo-
que éste de Morón, co- rismo de un alcalde. Se ve al legendario gaüo, Y en verdad que des-
mo lo dice el refranero, sin plumas ya, pero aun cacareando. plumado, apocalíptica y
(|uedó sin plumas y ca- grotesca la cabeza, con
careando. Pero la hu- EL L E G E N D A R I O algo de humano y con-
morada la atestigua la trahecho, aparece este
adjunta fotografía y la
confirma en un ameno
GALLO DE MORÓN le.gítinio gallo de Mo-
rón, harto distinto del
artículo don Diego .San
José, el personalísimo CARECE DE HISTORIA altivo, empenachado y
cacareante gallo de Ga-
cronista liispano cuyo
estilo, infructuosamente, P E R O T I E N E lia, cuya grandeza can-
tó Rostand.
han intentado remedar
algunos incautos lite- S U ESTATUA Tres versiones circu-
lan sobre este espanta-
ratos.
pájaros que es el .gallo
Y resulta que este ga- fíN MORÓN DE LA FRON- de Morón, y ellas las
llo, desplumado y gro- TERA UN ALCALDE HU- menciona el jesuíta Mo-
tesco, tiene ante él uno AÍORISTA HA LEVANTA-
DO UN MONUMENTO EN rilla en su historia de
de los panorama.?' más
MEMORIA DEL GALLO la fronteriza y venera-
espléndidos de Andalu-
CONSAGRADO POR EL ble villa: la de un co-
.cía: "Delante sólo unas
rastrojeras entre olivos, REFRANERO. rregidor que no quiso
lomas o rozas desabri- pagar tributos, aunque
das — dice San José. le dejaron como al gallo
— Alas a los lados, atrás, en todo lo (|ue alcan/a marras; la tie
tle lui
lui gallo c]ue quedó en Se-
la vista, el asombro paraliza la niism;i contem- A'illa "como los güenos"; y la del Lcchuso,
plación. Morón está en los aledaños de la sie- un alcabalero al que dejaron en tal guisa por
rra de Ronda.. Muy lejos, perdida en la bru- pretender cobrar en justicia.,.
ma, la sierra de Giljralbín; detrás del castillo, No importan, después de todo, la historia ni la
y en telones de p.reciosas tonalidades azules, las leyenda, E.xiste el refrán y existe el gallo fiero
sierras de Algodonales, de Grazalema, los puer- y desplumado, consagrado por la gracia de al-
tos y entradas de la famosa serranía, el peñón gún alcalde de Morón y acreditado por los hom-
de Zafraniagón, el monte de Cote, la sierra bres precavidos, quienes, eir lengua castellana,
de Montegil. Más de treinta pueblos se ven han mentado las desdichas de éste que, des-
desde aquí, I.a sábana inmensa que plumado y todo, quedó aún cacareando.

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En un hueco perdido entre el suburbio
se alzó la carpa de una calesita.
Diez caballejos, en lugar de pétalos,
forman su gigantesca margarita.
¡Giran los caballejos pintados de ilusiones!
¡Cincuenta chicos giran, brincan, gritan!...
Y canta un organillo como si sollozara.
Hay cien chicos que miran silenciosos, que miran.
Cien muchachos, con ojos de pez fuera deí agua,
ven desde su deseo girar la calesita:
¡Es la felicidad lo que da vueltas
por diez guitas! » de un mínimo detalle..,
A L V A R O YÍ7NQUE
C A R M E N E S
A través de los días
Rosados y ligeros,
A través de los días
Cual túneles eternos.
Hacia tus islas. Muerte,
Bogo con blancos remos,
El corazón más dulce
Que nido de jilguero.
Dícenme que, una hora,
El dragón del deseo
No rugirá en mi sangré
Y yo me seré ajeno
Como si humo y la roca,
¡Aieno! ¡ajíjnol ¡ajeno
Como perdida flauta
Al labio de su dueño!
Ecos de ríos de oro
El laúd del silencio
Me trae, despertando
Cunas y cementerios.
Yo canto: ¡veo cármenes
Bajo rocíos nuevos!
¡En cada flor se goza
El iris de los cielos!
ARTURO VÁZQUEZ
CE Y
EL CERCO Y EL SURTIDOR
Tras generoso cerco
que armó mano egoísta,
jf que, a pesar del trance,
le sobra la virtud de darse todo
para el que fuera continúa andando,
gira el surtidor brillando
sobre el césped;
y algunas gotas llegan hasta esta
cosa de nada que cruzó la calle.
Se irisa el agua
— rojo, verde y violeta; —
no sé por qué mi espíritu se aquieta
'- y en la ilusión camina
, ;
Y veo el alma blanca de mi ensuefío
que alcanza el surtidor hasta la calle.
RICARDO GUTIÉRREZ
VERSOS CON OLOR A NOVIA
Seguí por la senda caminito arriba,
caminito arriba.
Como en las noches aquellas,
mis tacos fueron los chismes
del tamboril de la acera.
Seguí caminito arriba
y recobré tus estrellas,
y las tapias rosaditas,
y la reja
donde tus ojos felinos
agazapados acechan.
Tu recuerdo
bajaba de las estrellas
én copitos de silencio.
Seguí caminito arriba
con mi pena.
Una guitarra lejana
sangró una copla maleva.
Y la luna volvedora,
señuelo de mi tristeza,
puso un aroma de novja
en tus ventanas abiertas. , ,•
Junto a mi sombra sombría,
seguí caminito arriba,
caminito arriba.
ALBERTO FRANCO

REVOLUCIONES DEL GLOBO
Mil siglos han rodado
en columnas de fuego sobre el mundo,
y el mundo, amedrentado,
ha visto, presagiando su caída,
de la nada en el piélago profundo ,
media creación hundida.
Cimbráronse los polos
bajo la inmensa mano
de] girante huracán, y el peregrino,
entre el betún volcánico, ya en vano
escombros de Vesubio pulveriza
para hallar entre pálida ceniza
el mosaico fulgente de Herculano.
¿Dónde estuvo la Atlántida? Buscadla
en el fondo del férvido Océano;
sin norte los navios
que en sus playas recónditas surgieron^
las férreas anclas a la mar botaron
y entre escombros de Atlántida se hundieron
y en las torres de Atlántida clavaron.
JOSÉ DE ESPRONCEDA
L A L I R A
En cada corazón hay una lira
cuya voz nos aflige o nos encanta;
cuando la pulsa el entusiasmo, canta;
cuando la hiere la maldad, suspira.
Ruge al contacto de la vil mentira;
el choque de la duda la quebranta,
y a impulsos del amor y la fe santa
himnos entona con que al mundo admira.
Yo la mía probé, y estoy contento.
¡Bendito tú. Señor, "^lue me la diste
acorde a la virtud y al sentimiento,
y las notas en ella no pusiste
del necio orgullo, del afán violento,
del odio ruin y de la envidia triste!
MANUEL DEL PALACIO
(^ Á3
TIERRA FIRMi
Como busca el piloto diestramente,
defendiendo su nave carcomida,
un abrigo en la costa apetecida
donde fijar del ancla el corvo diente;
así también del mundo en la corriente,
cansado de los mares de la vida,
busca en la paz de la mujer querida
puerto feliz el corazón ardiente.
i Dichoso aquel que por bondad del cielo
encuentra en el regazo de una esposa
el arribo feliz de su ventura!
Playa de amor y de eternal consuelo:
para el bien de la vida ¡cuan hermosa!;
para el goce del alma ¡cuan segura!
MARCOS ZAPATA
PALABRAS DEL FAKIR
— Oye — dice el Fakir a la doncella.
Con voz profunda y triste: — Vendrá día
Que ya no serás nada en este mundo.
Con velo de esposada revestida.
Llegarás a la noche innominada.
Serás mirada por la eterna luna.
Por una luna lúbrica y diabólica.
Que deseando compartir tu lecho
Penetrará en el fondo de tu tumba.
Sobre tu losa solitaria y triste
Su feroz rostro inclinará el Destino.
Entonces ¡oh, doncella!
Nunca más serás nada en este m u n d o . . .
HRAND NAZARIANTZ
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De Lomas de Zamora

l'otografia de la ceremonia en que fué entregada al doctor Rafael Grigera, destacado vecino de la
localidad, la medalla "Al mérito'% instituida por la Liga Patriótica Argentina, hallándose reunida
su comisión directiva y otros personajes.

SERES DE DOS ALMAS y la otra el m a l ; es decir, que te- ha predominado el y o malo.

E n t r e la gente del pueblo de Ale-
mania, de I n g l a t e r r a y de parte de
F r a n c i a existe desde hace siglos
la creencia de que el ser se compo-
ne de dos individualidades distintas,
una de las cuales representa el bien
nemos dos almas, una de ellas poseí-
da por Dios y la otra por el de-
monio.
Cuando un campesino de esos paí-
ses sueña que está cometiendo crí-
menes, se despierta con la persua-
sión de que d u r a n t e su sueño
De igual manera, cuando ven a
u n criminal o a una persona que
tiene trazados en la fisonomía los
rasgos de la perversidad, dicen que
en ella predomina el yo malo, y que
sólo en los sueños oliedece al j'o
bueno.

ANTONIO MESCHIERl e Hijos Los niños necesitan

Sarmiento, 1083 - Rosario Sta. Fe
ACORDEONES
constvuíd&s todas en
MESCHIERl purificar la sangre
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viejos son los yerbales que la producen. Sentado
este principio, — emanado de autoridades en la
materia, — no dejaremos de señalar entonces que
los yerbales paraguayos de los cuales proviene la
Flor de Lis datan de los tiempos de la coloniza-
ción de los jesuítas. ;
Ello corrobora, sencilla y claramente, nuestra
afirmación de que la Flor de Lis es una yerba
ciertamente excepcional, porque sus v i r t u d e s :
delicado sabor y aroma, efecto saludable y alto
rendimiento, no son fruto de la fantasía ni de la
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1 decididos... pero que no la

E
STÁ el p r e s i d e n t e
ríñelo van si no hay chupandina.
¿Y con qué pagar el co-
del fcomité?
— ¿ Q u é desea?
— Digale que ha
venido a verlo el
Seiapio perío?
— Bueno, toma.
— U n diez. ¿ N o será d e .
la emisión f a l l u t a ? Por-
ñatJ Serapio. Así no más. que lo único que le falta al
No hace falta apellido. ñato Serapio es que lo "en-
— ¿Y qué le trae? canasten" y lo trasladen pa
• — ¿ Y a usté que le im- "la nueva" en carro con per.,
porta, don? El ñato Sera- sianitas. Parece que es bue-
pio, de la 53, que no es can- no. E s nuevecito. Muchas
didato a diputao porque no gracias, don. El ñato Sera-
quiso, 'no tiene por qué dar pio y su gente están a sus
más explicaciones. órdenes.
— ¿ U s t é candidato? ¡ H a - • — G r a c i a s , amigo Se-
ga el favor!... ¿Con esa í ¡ - • rapio.
g u r a . . . y esas p i l c h a s ? . . .
— ¿ N o ve? T o d o son III
apariencias, nada m á s . E l
ñato Serapio, pa que usté
5epa, ha m a m a o .más histo-
ria que usté y que naide.
— ¡Miren, eh! Y todavía
¡s ECRETARIO!
— Voy.
— ¡Oiga! No me
lo deje entrar m á s a
no le han dao una cátedra... ese c i u d a d a n o . E s muy
— Bueno, ¿hablo o no ha- curdela y tiene más labia
blo con el presidente? Mire que diputao socialista.
que no me sobra el tiempo, — P a r a sacarlo de aquí
— E s t á bien, don Sera- habría q u e darle a l g ú n
pio. T e n g a paciencia. puesto de peón.
( E l s e c r e t a r i o sale y — ¿ H a y alguna vacante?
vuelve). — Sí. Hay u n a e n la
— Dice el presidente que Quema. :.
pase» — No conviene. Ahí no.
— ( T r i u n f a n t e ) . ¿ N o ve? — ¿ P o r qué?
El ñato Serapio no espera — P o r q u e si Serapio se
en ningún lao. E s de los arrima al fuego. . . ¡arde!
que canta el himno v i e j o . . .
y se limpia los dientes con IV

O
la punta del facón. , TRO d i a .
— ¡ Óiganle! Pase, amigo. • ',.. — B u e n a s noches, secretario. (Da un
traspiés).
II ^ . . • — ( A p a r t e ) . E s t á "hecho".
— ¿Se puede ver al presidente?

S
ALUDO al presidente de la 53.
— ¿ C ó m o vamos, Serapio?
•—¿Cómo? U s t é lo sabe mejor que yo.
Me han agarrao pal patronato. A n d o con la
recomendación pa un lao y pa el otro. Q u e vuelva
mañana, que vuelva pasao, que el jefe tiene bue-
nas intenciones y . . . ¡ a m i g o ! . . . ya me tienen
más "patilludo" que el general Urquiza. Y to-
davía no he ligao ni medio. Q u e me modere, que
deje la chupandina, que me ponga cuello y cor-
bata y . . . ¡qué sé j ' o ! Todavía me van a hacer
formar en una sociedad de beneficencia de niños
desvalidos. ¡Sólo falta que me hagan cantar el
himno nuevo!. . .
— N o se acalore, Serapio. U s t e d ve que tene-
mos buenas intenciones. ¡Son tantos los que
quieren e m p l e a r s e . . . y tan pocas las vacantes!
H a y que restringirse.
— ¡Restringirse! V é n g a n m e con palabritas di-
fíciles; O me dan el conchabo o el ñato Sera-
— E s t á muy ocupao.
— Vaya y dígale que es un criollo quien quie-
re hablarle y que ese criollo es el ñato Serapio,
el caudillo de Pompeya.
— ¿ U s t é (;audillo?
— ¿Y qué se ha craido, don? Aquí, donde me
ve, tengo mucha gente. ¿Se ríe? ¡ H á g a n m e el
favor!. . .
El secretario, amablemente, palmeándole:
— U s t e d tiene mucha gente. Nadie lo duda.
U s t e d tiene mucha g e n t e . . . en l a ' a z o t e a . ¡Ja,
ja, ja!'
— ¡La flauta! ¡ E s t o es a g a r r a r m e pa la buti-
f a r r a . . . sin tenedor ni cuchillo! (Al secretario).
Bueno, amigo, que le vaj'a bien. ¿Y no hay un
cinco pa consolarme?
— (Con rabia), ¡ N o hay ni medio!
V

pio en un de repente se pasa a la otra fracción
y ¡chau!, como-dicen los gringos.
— Deje, no más. M a ñ a n a voy a hablar con el
ministro de Agricultura.
— ¡ E s o ! (con e n t u s i a s m o ) . Mire, ando tan
entrenao, que cazaría' las langostas al vuelo.
— V é n g a s e el sábado.
•—¿Y... c ó m o entretengo yo a
mi gente? U n grupo selecto de L E O N A R D O BA'ZZANO
ciudadanos probos, ilustrados.
S
ERArio, en la calle.
ER.
- Bueno. H o y me fué mal. Veamos a ver
si" los radicales del otro lao andan m á s
c h a l u d o s . . . Ahora a los peludistas hay
que dejarlos descansar un rato pa que tomen re-
suello... Después, cuando se cansen los otros, vol-
veré por aquí... L o bueno es que los radicales se
han dividido. De no, formaría en •
'^^ " ' ^ * '^^ '^ a b s t i n e n c i a . . . Y
andaría "seco"
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a la acuarela, al lápiz o al gouache, el dibujo que publicamos. Una vez terminado pueden remitirlo, unido al
cupón que aparece al pie, a la siguiente dirección: Concurso Infanlíi de CARAS Y CARETAS.—Chacabuco. 151-lSS,
Buenos Aires. Se otorgarán CIEN PREMIOS que serándístribuídos todos los meses entre los cien niños que
más condiciones artísticas revelen.

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E L arrot-fó es l e n t o : se desliza
leve sobre la pequeña boca de
coral...
L a n i ñ a hace dormir a su mu
ñeca : canta las t e r n u r a s que la ma-
má le e n s e ñ ó . T.
Canta d e la luna y d e las estre-
llns: de t a n t a s estrellas que están
iillá arriba en el cielo.
Canta del sol que es ella para
su mamita y que tanto calor lleva
a su alma.
Canta de \¡\ dulce leyenda bíblica
de un niño carpintero, del anciano
José, de María y de I s a b e l . . .
Y la muñeca, ahora, duerme : ha
cerrado los ojazos hermosos... ¿ Sue-
ña ? j Tal vez ella también aguarda
que el canto del arrorró se detenga
con el tiempo y con las tristezas
de !a vida ?
¿ T a l vez espera el descanso, por
largos a ñ o s , en el viejo armario en
que se conservan los recuerdos de
familia; ha.sta que otras manilas la
lleven de nuevo, a escuchar otra?
canciones en dulces bracitos, y a
otras horas jubilosas de luz y de
sol? _
Así, también los ojazos lindos mi-
ran atónitos a su a l r e d e d o r . . . La
muñeca quiere volver a tomar .su
sitio en los juegos de cada día de
su patroncita, u n a inquietud mor-
tal le roe en todos los instantes.
¿ R í e n , n i ñ a s ? . . . ¡ S í , las muñecas
también tenemos nuestras inquietu-
des I
Los hombres grandes no piensan
más que en crear otras muñecas,
otros juguetes, y . . . esto me aflige.
L
I N
B
F
C
A
T
N
U R A
T I L E S
S Yo quiero mí hora jubilosa j u n i o
a mi amíta. D e s p u é s . . . ¡ Q u e me
rompa, que me destroce I i No im-
porta ! H e vivido u n sueño e n t r e
sus brazos de seda, me arrulló du-
rante unos días el eco dulce de sit
balada de a m o r :
EL SUEÑO Duérmete
Duérmete
mi
mi
niña.
sol...
D E _ L A Contemplen ustedes a mi aniita.
i Cuántas muñecas, c u á n t a s ! Yo
M U Ñ E C A soy aquella del moño. La más anti-
gua en hechura. Pero me siento fe-
liz porque descanso sobre su cora-
zoncito. i E s t e era mi sueño I . . .
¡ Quiero tanto a mi amita ! . . . A mi
izquierda y cerquita, tanto que se
roza conmigo, se yergue un marine-
rito, con su carita sonrosada y con
un poquito de esa gravedad pareci-
da a la que tienen los hombres que
afrontan peligros. Después, viene un
grumetíto, lodo contento, que pare-
ce quisiera salirse de los brazos p.v
ra ir a j u g a r . Más allá una muñeca
china que piensa sonriendo melan-
cólicamente en su lejano país. Lue-
go viene el bebé, preferido por m i '
p a t r o n c i t a ; está lleno de blondas y
de cintas. ; P o r qué tendrá tantas
muñecas ? ¡ Ay, resuenan en mis oí-
dos las canciones a media voz de mi
ama, el arroró de la niña rfue hace
dormir a su m u ñ e c a : la pequeña
boca de coral se abre para decir
ternezas, y yo, me duermo y sueño
en u n país de hadas donde las niñas
A D E L I A no se rompen sus muñecas, y sou
D I C A R L 0 siempre queridas, ¡ muy queridas I

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Pehuajó, Junio 10 de 1927,
S r . D r . Sanden. — C. Pellegrini, 105. — Buenos Aires.
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cerles saber d e mi estado de sa'Iud. . ^
Después de haber sufrido como 3 años de lumbago y dolores de cintura,
hoy me encuentro restablecido, gracias a su F A J A H E R C U L E X E L É C T R I C O .
Quedo completamente a g r a d e c i d o ; doy a V d s . las repetidas gracias y
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NOTAS VARIAS SOBRE EL FUNCIONAMIENTO Y

MANEJO DE LOS APARATOS RADIOELECTRICOS

RUIDOS MOLESTOS te presión; silicio fundido, con hilo de oro; car-

La mayor parte de los ruidos molestos que se
oyen en uu radiorreceptor y que son atribuidos a
las baterías "B" o de placa, y siempre, que la ca-
lidad de éstas sea buena, pueden sei" causados
por conexiones flojas o nial soldadas, por las
lengüetas elásticas de los portalámparas, los con-
densadores fijos-en mal estado o de mala calidad,
las resistencias de .grilla, fijas o variables. Las
conexiones deficientemente soldadas y el depó-
.sito" de polvo en las placas de los condensadores
variables son dos de las causas que originan rui-
dos* en'el receptor qiie muy a menudo se les atri-
buye a variaciones de corriente de las baterías
de filamento o de placa.
• \ " . . ' . . . . . . •.. / c ^ • • :
\ CAMBIOS EN LAS CONEXIONES
, Cuando se hagan cambios en las conexiones de
los aparatos o se ande en ellos con herramientas,
deben quitarse siempre las ¡amparas de sus res-
pectivos enchufes, porque accidentalmente podría
conectarse la batería de placa al circuito de fila-
mento, .quemándose éste. Cuando se conectan en
cantidad varias lámparas en un aparato no debe
retirarse de su lugar ninguna de ellas si no se les
ha cortado previamente la tensión de filamento,
pues el aumento de tensión que se produce en las
restantes puede ensordecerlas o inutilizarlas.
í-^f-^ ' .^1
CRISTALES DETEC T O RES
Son varios los cristales que se usan para la íec-
tificación de las ondas electromagnéticas. Entre
los cristales 'naturales más u.sados se hallan la
galena en combinación'con un bigote de gato de
platino, oro-, plata, cobre, o punta fina de gra-
fito; la pirita de hierro, con punta de acero; la
pirita de cobre, con hilo de colare, oro, o platino;
la singuita con hilo de latón o cristal de bornita r,
chalcopirita con presión fuerte. Entre los artifi-
ciales figuran el sulfuro de plomo con hilo de pla-
tino, oro o cobre; el sulfuro de cobre con hilo de
platino o punta de óxido de zinc fundido con fuer-
R A Ú L
borundum y lámina cobre o platino con fuente
electromotriz auxiliar.
Muy a menudo los detectores de cristal pier-
den su sensibilidad por el depósito de polvo que
se forma en su superficie o por una finísima capa
aceitosa que se acumula en la misma debida a su
constante manipuleo.' Para devolver a los crista-
les su primitiva sensibilidad, se deberá sumergir-
los durante unos segundos en alcohol puro y lue-
go dejarlos secar- naturalmente. El bigote de gato
o espiral de alambre debe ser de un diámetro muy
fino, para formar-buen contacto porque los pun-
tos sensibles en un cristal son casi siempre pe-
queñísimos y, de consiguiente, la búsqueda de
éstoS' debe hacerse con rtiucha precaución y con la
punta del bigote de gato muy agtjzada.'
- - «^f^ • -
A N T E N A S,--'
No es necesario que una antena tenga varios
cables para que sea eficiente; basta uno solo de
ellos, bien aislado, para obtener una recepción efi-
ciente. Las antenas de más de un conductor, cons-
truidas en tipo mantel o sea xon crucecitas hori-
zontales suelea acarrear inconvenientes en la re-
cepción, principalmente cuando se trata de sinto-
nizar estacioné^ lejanas; si no está muy bien ase-
gurada, el más leve golpe de viento Íes-origina un
balanceo que t'i-ae como consecuencia una sintoni-
zación extremadamente difícil.
Si una" antena es demasiado larga y la selección
.,••"',' ' del receptor a que está acoplada no es buena, pue-
de conectársele en serie un condensador fijo de
.0001 de niicrofarrádio. La onda fundamental del
aéreo será menor y la selección mejorará.
Es conveniente la colocación de una llave inver-
sora que permita conectar la antena a tierra cuan-
do el aparato esté en reposo. También es buena
precaución colocar un pararrayos entre la antena
y la tierra.
Una antena deberá estar instalada lo más dis-
tante posible de las lineas de corriente de fuerza
eléctrica, de las líneas telefónicas y, si no fuera
ello posible, dispuestas en ángulo recto con és-
tas. Esta forma de colocación evitará muchas de
las perturbaciones que por tales causas' se pro-
ducen en los receptores radiotelefónicos.
B O R D E N A V E

A LOS AFICIONADOS TRANSMITENTES

CARAS Y CARETAS solicita de todos los señores aficionados que poseen transmisor le envíen fo-
tografías de sus aparatos, así como de si mismos, como también una relación del circuito que uti-
licen, su esquema, tipo de antena, llamada, onda en que operan, D. X. efectuados, y todos aque-
llos detalles que creyeran interesantes. Este, pedido se hace a todos los aficionados de la Repú-
blica Argentina, repúblicas americanas y demás países en que circula esta publicación.
Correspondencia a CARAS Y CARETAS. — Calle Chacabuco 151. — Buenos Aires.
 C A R A / Y CARETAJ-

s a A 1.
El tr a n s m i s o r de ondas cortas del Radio Club Argentino

CARAS Y CARETAS, desde el presente número, comiensa la publicación de las estaciona radio-
eléctricas de aficionados de la República Argentina y de todos tos países americanos S demás
naciones. El fin de estas publicaciones es divulgar entre todos los aficionados el sistema y apa-
ratos de transmisión y de recepción que cada uno de ellos emplea para sus comunicaciones, como
también fomentar el conocimiento mutuo que de aquéllas puede derivar.

E n el local don y p a r a f i n a d ü ,
social del R a - en un diámetro de
dio Club Ar- c i n c o centímetros.
gentino, calle La emisión de on-
Carlos Pelle- das continuas está
grini 428; en regida por un rele-
esta capital, vador o "reíais"
se halla ins- que, a su vez, es ac-
t a 1 á d o e1 cionado por el ma-
trans misor nipulador. E l a m -
radiotelegrá- peraje e n a n t e n a
fico de ondas durante las t r a n s -
cortas que misiones es de cua-
dicha i n s t i - tro décimas.
tución posee
para .uso de L a a n t e n a aco-
sus asociados plada a este trans-
y qu e f u é misor es una H e r t z ,
Esquema del circuito del transmisor c o n s t r u í d o calculada p a r a 33
de s a A 1. m e t r o s de onda.
p o r algunos Vista del transmisor de s a
de sus miembros. A este transmisor le corres- E n t r e sus extremos A 1. £1 'Veláis" se halla de-
mide 14.85 metros, t r á s de la inductancia.
ponde la caracteristica oficial de llamada "s a A 1",
que es la primera para estaciones experimen.- estando separados
tales instaladas en el país. sus conductores, en la parte media, por un es-
pacio de 25 centímetros. L o s cables de alimen-
tación o bajadas llegan hasta el transmisor
SU CIRCUITO. manteniendo en todo su recorrido la misma se-
paración 'citada.
Como podrá verse en los grabados que acom- El receptor para ondas cortas que se utiliza en
p a ñ a n estas líneas, el circuito empleado en el R. C. A. es un regenerativo inductivo cuya
su construcción es el H a r t l e y inductivo. E l apa- reacción es controlada por medio de un con-
rato está montado en un marco de madera de densador variable. Como amplificación se usa
40 X 60 centímetros, el que, a su vez, .se halla una etapa de audiofrecuencia a transformador.
sostenido en el aire por cuatro tensores de Para recepción, la s a A l posee una antena
g o m a elástica. E s t a disposición evita perfecta- especial unifilar, de 35 m e t r o s de longitud orien-
mente que el intenso tráfico que circula a po- tada de noroeste a sudeste y cuya extremidad
cos metros del edificio origine trepidaciones se sujeta en el décimo piso de un edificio de la
perjudiciales en el oscilador. vecindad.
L a self L 2 consiste en diez espiras de cobre L a estación A 1 "está en radio, en 33 m e t r o s " ,
plateado de 4 milímetros de diámetro m o n t a d a s casi todos los días hábiles, de 18 a 20 horas.
sobre varillas de ebonita, como también la L 1, Los "cards" e informes le deben ser dirigidos
que consta de tres vueltas, todas las cuales se Radio Club Argentino — a s A l , — Carlos
conectan al circuito por medio de "clips". Pellegrini 28, Buenos Aires.
E l c o n d e n s a d o r de E n breve será instala-
sintonía tiene un valor do en la s a A 1 u n
de .0001 de microfarra- transmisor para telefo-
dio; el de bloqueo, de nía en onda corta, el
.002 de microf. y el de que, como el de que nos
grilla, de .0001 de mi- ocupamos hoy, estará a
crof. " s h u n t a d o " con disposición de todos los
una resistencia metálica asociados del Club.
de 5.000 ohms. E l "cho-
ke" de radiofrecuencia L o s alcances obteni-
es una bobina tipo L o - dos hasta ahora con este
renz hecha con cincuen- transmisor son, dado el
t a espiras de alambre corto tiempo de su ins-
de 1 milímetro forrado talación, muy satisfac-
con doble capa de algo- Forma en que están instaladas las antenas de torios, habiéndose escu-
8 a A 1. chado en Norteamérica.
 C - \ R A . / Y CARETAX

CONCURSO DE D I B U J O S I N F A N T I L E S
Los dibujos no han de ser copiados, y serán bechos con pluina y tinta negra, a tamaño de
postal. Deberán traer el título de lo que representan y al respaldo el nombre y dirección
del autor. Cada mes se premiarán los dibujos más intere&anres con libros especiales para
niños. Los sobres deben dirigirse: "Concurso Infantil", CLARAS y CARETAS, Chacabuco, 151.

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zSis—La casita de campo de mi tío, 3514 — La perrera de mí barrio, 2515 — Estación Villa Elisa.
Josefina A. J. Zara. Carlos L. Seijo. Federico Garhct,

25i6 — En la campaña argentina. 2¡iy — Mi panadero. 2518 — Casa de campo.

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seres humanos como para los animales domés-
ticos. Su acción no mancha ni perjudica a la ropa. Garan-
tízanlo los fabricantes del Papel Tanglefoot,
Cuidado con las imitaciones, las que huelen a kerosene; ellas azonzan
a las moscas, pero no las matan.

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bón. Ahora en cajas de 4 jabones a $ 0 . 7 0 cada jabón.
Este beneficio en favor del público lo han conseguido I03
fabricantes del Jabón Reuter, poniendo en práctica nuevos
procedimientos industríales que sin cambiar en nada las con-
diciones que lo h a n hecho célebre, les permite ofrecer cuatro
jabones en cada caja en vez de tres, disminuyendo su precio
y haciéndolo m á s asequible y m á s práctico a n u e s t r o s innu-
merables clientes.

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solicítelo acompañando el importe de la caja de 4 jabones,
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Maipú, 7 3 - Buenos Aires,
 De San Isidro MAQUINA PARA RESU-
CITAR

Mister George Poe, físico norte-

americano, ha inventado nada me-
nos que u n a máquina para resucitar
a los que hayan muerto por asfixia
o envenenamiento.
El aparato, denominado por su
inventor "respirador", le ha servido
ya para realizar las siguientes ma-
ravillas : volver sicíe veces la vida
a un conejo después que su corazón
había cesado de latir y resucitar a
varios conejos y perros después de
envenenados o asfixiados.
En vista de estos éxitos, asegura
mister Poe que la máquina de refe-
r e n c i a ^ p o d r á hacer resucitar a in-
dividuos muertos por asfixia o enve-
Interior de la iglesia votiva de San José^ fotografiado en momentos de nenamiento, impedir q u e mueran los
celebrarse los oficios con que fué festejada solemnemente la inauguración. pacientes sometidos a la influencia
del anestésico, evitar la asfixia de
los recién nacidos, volver a este
mundo a los electrocutados o ahor-
cados ( e n este último caso cuando
no haya habido desarticulación d e
vértebra cervical), impedir que los
explpradores polares mueran por
congelación y, por último, evitar
los enterramientos prematuros.
Lo q u e sugirió a mister P o e la
idea de su invento, fué averiguar
que el único medio de volver a la
vida a u n ahogado o asfixiado es
e x t r a e r los gases ponzoñosos de los
pulmones, mientras se inyecta oxí-
geno en los mismos. Sobre esta base
descubrió u n aparato provisto de dos
bombas aspirantes impelentes, desti-
La nueva comisión directiva del Circulo Italiano d e s p u é s d e e l e g í nado a efectuar las dos operaciones
presidente al señor Armando Curcese, que aparece en el centro de la foto. antes aludidas.

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d e s d e hace MATRA S E L E S ARROJA D E L
c e n con s a c o s
abiertos, en los
que se deposita el
siglos al islamis- contenido de las
mo,del que obser- S E N O DE LA C O M U N I D A D bolsitas de arroz
van ciertas prác- transportadas en
ticas, los bataks o batas de Sumatra honor a una vieja costumbre ritual.
han conscrv'ado determinadas costum- = ^ Cuando la entrega de los presentes
bres antiguas con un celo realmente ha concluido, los parientes y allega-
fanático. En el momento de los ca- dos a las familias de los novios se
jamientos es cuando se puede obser- instalan a lo largo de la gran calle
var esta particularidad con el consi-
D E T A L L E S
de la población, y escuchan con em-
guiente ceremonial pintoresco y bu- P I N T O R E S C O S beleso los discursos pronunciados por
llicioso. SOBRE LAS un orador contratado ex profeso. Lue-
Como acontece en muchos pueblos CEREMONIAS go asisten a las danzas, ejecutadas
temisalvajes, el novio debe escoger Y FESTEJOS por los hombres, a la vez burlescas y
y comprar la futura esposa; y como guerreras, en las que los artistas si-
REALIZADOS mulan vez a vez, con una sorprenden-
las muchachas se estiman en un ele-
Tado precio, es preciso que le hagan EN EL MATRI- te facilidad de gestos y las actitudes
Sina buena cantidad de obsequios. El MONIO DE LOS más estrafalarias, adjudicarse puñala-
día establecido para la ceremonia nup- J Ó V E N E S DE das feroces con el kriss malayo, cuan-
íial, el pretendiente se presenta re- do no recios e m p e l l o n e s y pun-
LAS TRIBUS tapiés.
cubierto por sus prendas más valio-
»as, no como entre nosotros, con ga- BATAKS V QUE Cuando los discursos y las dan-
lera de felpa, jaquet, pantalón de PERDURAN zas han dado fin, el pretendiente
fantasía y plastrón, sino con una tú- MALGRADO LA se dirige a la casa del sacerdote
nica de tela dorada con bordados y musulmán, acompañado por algu-
adornos de perlas y sobre la que
C I V I L I Z A C I Ó N
nos hombres escogidos entre los
coloca aún t o d a s c u a n t a s j o y a s I S L Á M I C A parientes m á s próximos de una y
posee. otra familia. Allí asisten a una
El ornamento principal de! peque- ceremonia bastante breve, de la
fio turbante con que se toca lo cons- que están e x c l u i d a s t o d a s las
tituye una gruesa pieza de oro o un mujeres y q u e c o n c l u y e c o n la
disco de otro metal cincelado. lectura de algunos versículos del
Cuando sale de su domicilio, to- Corán.
do un cortejo femenino constituido por las damas El matrimonio queda así efectuado.
de su familia o las amigas de ésta, le aguarda. Ca- El joven esposo acude en busca de la flamante
da una de las mujeres lleva un obsequio destina- esposa que se halla vestida corno él y cubierta
do a la novia. El pretendiente se coloca a la ca- materialmente por todos sus brazaletes, todos
beza del cortejo, una orquesta le sigue, y final- suc collares y telas suntuosas, con ese gusto
mente la larga teoría de portadoras de obsequios. particular y característico de las poblaciones ma-
En esta formación se recorren las principales ca- layas.
lles de la localidad, a los sones de una música mo- Los jóvenes esposos se pasean por la población,
nótona cuya única finalidad consiste en crear una seguidos por dos familiares, a! mismo tiempo que
atmósfera de fiesta y regocijo a base de ruidos y la orquesta desencadena una tempestad de ruidos
redobles. Y este desfile de personas cubiertas por y sonidos. En medio del general regocijo concluye
las prendas más lujosas, realizado entre músicas y esta ceremonia que cuesta carísima y para afron-
gritos, suscita, como es lógico, intensa emoción. tar los gastos de la cual el novio contrae deudas
De esta guisa se arriba a la aldea donde reside y deudas, pues entre los presentes no sólo figuran
la novia. En efecto, una costumbre malaya prohibe joyas sino caballos y bueyes, que constituyen el
a los jóvenes desposarse con una muchacha de la patrimonio de la nueva familia. A los pocos años,
misma población (kola) o de la misma tribu (sithú). sí el matrimonio llega a tener hijas casaderas, ya
U n a vez que el cortejo ha llegado, el novio acu- se resarcirá de lo g a s t a d o . . . Y no se crea que en
de a saludar a su novia y a hacerle una visita a la aquel leiano rincón del mundo, como entre los lla-
familia de ésta, mados civiliza-
a la que obse- dos, es posible
quia con algu- rehuir las obli-
n o s presentes. gaciones del ma-
P o r otra parte, trimonio. En la
todo se halla tierra de Me-
dispuesto p a r a n a n g k a b ó los
recibir al no- que no se ca-
vio... y a los ob- san, los solte-
sequios que las rones, son arro-
portadoras en- jados a la sel-
tregan a los de va, como bestias
Cuando se i ealiza un casamiento, se coi ta en dos trozos la baya del betel m u e r t a s cuya
la casa con mil en presencia de los amigos y testigos, para convencer a los padres y
ceremonias y parientes de que el matrimonio será dichoso. Si el fruto del betel es de p e s t i l e n c i a es
zalemas. Los buena calidad, corno es lógico que acontezca, se efectúa la ceremonia nociva para la
criados a p a r e - matrimonial. Al mismo tiempo, todos los asistentes se regalan con colectividad.
golosinas y bebidas.
 Las dolorosas y frecuentes enfermedades de los
Ríñones, Vejiga y Vías Urinarias; la orina turbia,
gota matinal, fuertes dolores en la micción, etc.,
tienen su origen en una infección microbiana.
Para combatir rápidamente tal infección, la cien-
cia médica mundial ha consagrado a las Tabletas
Schering de Urotropina como únicas por su efi-
cacia. Con su enérgica acción desinfectante y de-
puradora, Urotropina alivia en seguida los dolores
y hace desaparecer los síntomas, manteniendo el
organismo prevenido contra cualquier ataque
microbiano.

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 C A R A / Y CARETA/
De Villa Ascasubi y Dionisia

VILLA ASCASU-
BI. — Alumnos
d e la I-s( Lit !.i n u -
m e r o 1) cK* I I ici-
calidacl (|UL .I I -
tíeron i un inti -
Vesaril) f> -tiv.il
c e l e b í 'i*''i fii
mi'- III I
 Una Inversión Atinada—Con
Pruebas Que La Confirman
El nuevo automóvil Dodge Brothers es admirable
en muchos s e n t i d o s , m a s es p a r t i c u l a r m e n t e
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Posee la rara combinación de finos materiales,
que le aseguran larga duración, y estilo que en
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m i n a d o s nú-
cleos radicales
agasajaron a la
deSegación san-
Juanina parti-
dai'ia que vino
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peración.

4>
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c e r o : señores
i n t e n d e n t e C.
Ruiz, ingeniero
Castro Arroyo,
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0arbier¡, Balbi,
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Dirección aunque se publiquen.
Los repórteres, fotógrafos, corredores, cobradores y agentes viajeros están provistoi
de una credencial y se ruega no atender a quien no la presente.
EL ADMINISTRADOR

llilllillllllllllllllillilllllillllllillilliililllllllllllllllllllllllllllilllllllllllll^
 C A R A > ' Y CARE'L'VJ' L A S E M A N A

•Desde que mi mu/er se mandó mudar, no hay tran- El precio del papel ha subido tanto que el hotel ha
quilídad para mí. adoptado el sistema de imprimir el menú en la pechera
— La extraña, ¿verdad? de los mozos.
— N o ; es que temo que vuelva. (De Le Rite. P a r í s ) .
\ (De Papitu, Barcelona).

Ella. — [Para que aprendas a no tiranizar a una ^ — ¿Y qué me dices de esto que encontré en tu saco?
débil mujer! — Que tienes mucha s u e r t e . . .
(De Pasquino, Torino). (De Fantasio, París).

— Quiero una copia con a m p l i a c i ó n . . . del pescado — ¿Es posible, Gustavo, que vuelvas silbando de
solamente. enterrar a mi madre?
(Del Automóvil, Méjico). — N o tiene nada de particular; vengo silbando una
marcha fúnebre.
(De Pasquino, T u r í n ) .
H U M O R Í S T I C A

• ¿Quiere usted que le ayude?

(De Kasper, Estocolmo)
— ¿Y dice usted que es de Velázquex?
— Sí señor; de Jerónimo Velázquez, servidor.
(De L'EsQuella de la Torratxa, Barccloíia).

Ella. — i Oh, el vicio del v i n o ! . . . Si yo me sepa-
rara de ti, ¿te darías a la bebida?
El. — Es muy posible. Por lo menos la primera
tioche ¡tomaba una tranca de champaña!
(De London Opinión, Londres).
— ¿Pero a qué se deben estos cuatro pesos de extra?
¿Se puede saber qué es lo que has comprado?
— Sí, señora: dos corbatas para el vigilante de la
esquina. Así nos cuida la c a s a . . .
(De Le Rire, París).

"V

fl JÁÍÁ- u
1
-i

ll
m
— L a s personas menores no contestan a las mayores. La mujer. ~ T o m a ; aquí tienes para tu equipaje.
— ¿Ah, SI? ¿Y por que mama, siendo menor que tú, Puedes meter todo lo que quieras
te contesta y no le dices nada? 7T, ^ . ,, , , ,
/•r>. !• ^ • -n , ^ ("* Cuena Mescbíao, Milán),
(Oe Fantasía, P a r í s ) .
 De Mendoza
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ñola al doctor J, Suñer, cónsul de España, obsequiándosele con una banda.
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Los señores Blanco y César, que lograron clasificarse en el primer puesto.
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Cerca de un manantial tenía su
guarida un león, y en él iba a be-
ber también una águila. U n día. dos
héroes, dos reyes, llegaron a aquel
manantial, atraídos, como todos los
viajeros curiosos, por las dos pal-
meras que lo sombreaban ; se reco-
nocieron los dos reyes, se batieron
allí y cayeron al suelo ambos he-
ridos. El águila, cuando estaban
agonizando, se cernió sobre ellos y
les dijo s o c a r r o n a m e n t e ; "Vosotros
que encontráis el mundo demasiado
pequeño para satisfacer vuestra am-
bición, sois ahora una sombra. P r í n -
cipes, vuestros huesos, ayer fuertes
y. jóvenes, mañana no serán más que
guijarros que se confundirán con
las otras piedras del camino y nadie
los reconocerá. ¡ I n s e n s a t o s ! , ¿por
qué os habéis batido en sangriento
duelo? Yo soy águila, vivo apacible-
mente en esta soledad, con mi com-
pañero que es el león. Los dos bebe-
mos en la misma fuente, los dos so-
mos reyes de estos mismos t e r r i t o -
rios ; él impera en las selvas, en
las m o n t a ñ a s y en las llanuras, y
yo impero en el espacio".
Víctor Hugo
N u n c a se va tan lejos como cuan-
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— ¿ La señora Claudia Mnzio ? — preguntamos
ai galoneado portero de! hotel, mientras le entregá-
bamos nuestra tarjeta.
Dos minutos después éramos introducidos en la
coqueta salita de su elegante departamento. Un
hálito intenso y suave al mismo tiempo, de un per-
fume penetrante y delicado fué lo primero que nos
impresionó, dándonos la sensación del lujoso am-
biente oriental en que nos hallábamos.
— ¿Quiere el señor tener la gentileza de tomar
asiento un minuto? — nos diee, entretanto, la sutil
vocecita de una hermosa chica, la camarera, que
asoma su blonda cabccita por entre la puerta de la
alcoba contigua.
Maquinalmente, obedecemos. En nuestro sillón,
seguimos deleitándonos, aspirando' ese exótico per-
fume que trae a nuestra mente la evocación de
lejanas tierras de fantasía y de ensueño. En vano
intentamos determinar su especie: ¿ m i r r a ? . . . ¿in-
cienso?. . . ¿ámbar?. . . inquirimos mientras ob-
servamos el ambiente que nos rodea. Lujosos cor-
tinados, sedas, almohadones, puffs, tapices, alfom-
I)ras. . . que nuestra vista recorre en un desfile
deslumbrante de esplendor asiático.
De pronto, sobre nosotros y a nuestra espalda,
una voz deliciosa, dulce y acariciadora, mezcla de
gorjeo y de música, nos despierta de nuestro em-
beleso.
— ¡Oh, caro amigo! ¡Cuánto lamento haberlo
hecho e s p e r a r ! . . ,
Sinceramente, hacía apenas un minuto que aguar-
dábamos. Y, a la verdad, estábamos deseando que-
darnos allí toda la vida: tan tibio, tan propicio y
agradable era aquello. . .
Atinamos a balbucear, apenas, una frase de cor-
tesía, gastando un lugar común, mientras la señora
J U A N J Ó S E
\ /
M u z lo
belleza femenina
Muziü, bellísima como nunca, magnífica de gracia
en su soberbia estampa de mujer privilegiada, nos
conduce suavemente hacia su gabinete, una pequeña
estancia sobriamente alhajada, pero llena de retra-
tos y fotografías de todos tamaños y facturas, en
muchos de los cuales se ve a la propia señora.
Muziü en distintas caracterizaciones.
Intentamos explicar el objeto de nuestra visita,
pero Claudia, coa exquisita galantería, se anticipa
a nuestro deseo y nos complace con una deferen-
cia que nos obliga.
— Sí, señor. Ya sé. . . ya sé. . . Créame que es
un verdadero problema para mí el cuidado del cu-
tis, del cual depende, como se imaginará, una gran
parte de nuestro éxito en la escena y en la vida
misma. Difícil problema que todavía no hemos po-
dido solucionar totalmente, pero al cual contribuyen
a resolver con muy gran eficacia el polvo Grasoso
y la crema higiénica "Brissac'', como he podido com-
probarlo por mí propia experiencia.
— Muchas gracias, señora. Apreciamos en todo
lo que vale esa declaración tan interesante para
nosotros, pero desearíamos, si no le fuera molesto,
alguna constancia para conservar como recuerdo. . .
— ¡Oh, sí, cómo n o I . \ .
Y para colmar las gentilezas que nos había dis-
pensado, nos obsequió una hermosa fotografía suya
con una frase y firma autógrafas que" nos honran
altamente, las cuales reproducimos en esta misma
página.
Nos despedimos hondamente impi-esionados por
las finezas de la señora Muzio, que se renuevan al
separarnos. Ya en la calle, en el vértigo de la me-
trópoli con olor a gasolina y a tabaco, por con-
traste acude a nuestra mente la grata evocación
de aquel exótico y enervante perfume cuyos eflu-
vios sentimos t o d a v í a . . .
D E L R I O
 CJ\R^J Y C/VRET.A^

De Corrientes

Tribuna o f i c i a l
desde donde pre-
sidió la jura de
la bandera del
Resrinliento 9 el
Gobernador y su
comitiva.

Ceremonia de la
jura de la bande-
ra por los cons-
criptos del 9 de
Infantería. £1 es-
t a n d a r t e y su
guardia de honor.

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dita de las de café de Magnesia Bisurada en un Sus prendas
poco de agua. El proceso de las enfermedades
digestivas no es obra de un día. Frecuentemente
ion consecuencia de descuidos lamentables que
con las debidas precauciones desde el período ini-
cial se hubieran evitado fácilmente así como in-
finidad de molestias. La mayoría de las enferme-
dades del estómago tienen su origen en una
acumulación de acidez, la cual motiva pesadeces,
acedías, vómitos y otros desagradables síntomas y se
con complicaciones graves, tales como la infla- Convencerá
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De los literatos contem- rín, Salaverría, Ors. Gó-
poráneos es el que más in-- mez Carrillo y Fernández
tensas sorpresas ha propor- Flórez. Ortega Gasset, a
cionado a los lectores del manera de un Saturno con
mundo entero. Hambre no su anillo, que es la Revista
tiene igual: altivez de es- de Occidente, tiene su gru-
piritti selecto que. vacio el po de colaboradores asi-
estómago y vacilante el ce- duos. Con Menéndez Pida!
rebro, se extasía ante las y la Revista de Filología
virutas de la madera de acontece ot-ro tanto. Un.-i-
un pobre lápiz; SoUanraa, muno es un sol solitario.
la Biblia del hombre de tra- Juan Ramón Jiménez tiene
Iwjo. rudo y varonil, invul- su satélite: el agudo Ber-
nerable a! aguijón de los gamín. Y, para no citar
celos, íntegro y resignado, otros, cometas errabundos
la diestra en la empuñadu- lo son Pío Baroja. Pérez
ra del azadón y la otra so- de Ayala y el gran don
bre la frente, mirando a Ramón del Valle Inclán, del
¡o lejos... que muy próximo están Ri-
cardo Baroja y Rivas Che-
LITERATURA EN BOGA rif. Hay, también, una ne-
bulosa de la Academia...
Los raids aéreos y aulo-
niovilisticos han puesto de GACETILLA FRANCESA
moda en Europa cierta li-
teratura aventurera y geo- Un grupo de amigos y
gráfica nada desdeñable por colegas de León Daudet ha
lo que de ventajosa para la publicado un cuaderno de
cultura popular tiene. En homenaje consagrado al in-
los Estados Unidos, la re- quieto escritor. Lo prologa,
vista Asia, tan escasamen- como es de rigor, Carlos
te difundida entre nosotros, Knut Hamsun Maurras. — Después de El
mes a mes, con gran acopio último Romanof, Carlos Ri-
de material gráfico, dedi- vet anuncia Triunfo de Le-
case a la reseña de los te- nin, que será, sin duda, tan
mas de más palpitante ac-
tualidad de aquella leja-
APOSTILLAS apasionante como su prime-
ra novela, notable por la do-
na parte. En F r a n c i a , cumentación histórica de
ahora, b.ajo el patronato de
un selecto grupo de escri- A LA VIDA que en ella el autor ha he-
cho gala.—El diario Fígaro
tores japoneses, aparecen inició el mes pasado un:i
los Mensajes de Oriente,
en i-erdad, curiosos y me-
recedores de ser tomados
LITERARIA encuesta sobre el Romanti-
cismo ; en ella se procura
averiguar la influencia que
en consideración. éste ha tenido sobre las
nuevas generaciones literarias. (Algunas veces, en
Francia, estos movimientos no obedecen sino a su-
EL IJBRO COMO NEGOCIO PRODUCTIVO gestiones editoriales...) Los editores no olvidan a
Marcel Proust, el mismo que. en los comienzos, des-
El negocio del libro comienza a llamar la atención deñaron. Le temps retrouvé colma buenas páginas
de los grandes capitalistas. Poco a poco y gracias, en de la N. R. F., con gran satisfacción de los devotos
gran pai'te, a la publicidad, el dinero invertido en las del abundoso y meticuloso novelista. — Un nuevo vo-
empresas editoriales ha dejado de considerarse como lumen de versos inéditos (en inglés), no más de
un capital muerto para trocarse en algo productivo y veinticuatro páginas, ha publicado, en París, James
tentador. La importancia asignada y el incremento Joyce, titulándolo : Pomcs Penyeach, —• León Treich
adquirido por las ferias de libros lo atestiguan No recuerda a un novelista poco conocido y ya muerto,
mencionaremos las ya clásicas de Alemania; mas es Juan-Luis Talón, del cual existe una novela inédita,
bueno consignar algunos datos referentes a las reali- La bella Carolina, la que considera como la mejor
zadas últimamente en París. En 1924, a instancias biografía de la antaño .aplaudida Bella Otero.
del Circulo de Librería, se presentaron 43 expositores.
En 1925, llegaron a 91. En 1926 fueron 128 (6,H edi-
tores y 65 periódicos). En la de este año los concu- LIBROS, CONFERENCIAS Y PROYECTOS
rrentes alcanzaron a la cantidad de 150. El interés es
evidente y la competencia que se traduce en las pá- Ricardo Rojas prepara una edición de aquellas
ginas de publicidad de los periódicos es un exponente famosas Siluetas "repujadas a martillo limpio" por
del cadño que el público lector toma por las nove- José María Ramos Mejia. — La poetisa. María Ali-
dades y el empeño que en presentarse cada vez mejor cia Domínguez, publicará Música de siglos. — Man-
ponen los editores. En nuestro país algo se proyecta : gangá es el título del próximo libro de cuentos crio-
no vendrá mal todo cuanto se haga en bien de la llos de nuestro colaborador B. González Arrili. —
cultura y del progreso del noble arte de imprimir. Un viejo funcionario policial, el comisario Lauren-
tino C. Mejias, publicará Policíacas, recopilación de
ASTRONOMÍA LITERARIA ESPAÑOLA cuerdos llenos de interés y amenidad. — En Tucu-
mán se editará una revista literaria con el título de
Kn la Gaceta Literaria de Madrid se ha publicado Estudios. La dirigirá Aíiguel C. Agüero. — En el
un curioso Universo de la literatura española contem- interior, los p o e t a s trabajan: El poeta mendocino
poránea. En él, como en una carta celeste, aparecen Vicente Nacarato ha dado a la publicidad un tomo
los nombres de los escritores -— simbolizados por pla- de versos que lleva el título de Pájaros heridos. — En
netas, soles, estrellas y. cometas, — evolucionando la misma ciudad, Ciro Torres López, en una con-
alrededor de determinados sistemas. Por ejemplo, en ferencia, estudió la importancia de la novela en las
el Sistema Solar (que es el del diario El Sol) apa- direcciones fundamentales de nuestra civilización. —,
recen, ya muy próximos, ya un tanto alejados, Baeza, Cantos de amor será el título del próximo libro del
Fombona. Camba, .Araquistáin, Grandmontagne, Ca- poeta Pedro Herreros.
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Una cantante
— Tiene una voz tan mala, que de su casa se
han ido hasta los ratones.
—¿Qué importa? Antes se habrán ido los gatos.

Lo práctico
- Ese ingeniero es un pozo de ciencia.
- Más le valdría ser un pozo de petróleo.

Cuestión de honor La utilidad del loro

— Nuestro apadrinado retira
Eus .palabras.
— El nuestro retira el trompis.
— ¿ Y el diente que le saltó?
" — E n compensación, le ofrece
una dentadura postiza.
El loro. •— i No hay plata! ¡ N o hay.plata I ,
El visitante. — ¿De quién es ese loro?
El empicado. — Del antiguo admmistrador.
El visitante. — ¿Y por qué no lo sacan de aquí?
El empicado. — Porque el nuevo, administrador dice que le hace
ahorrar mucho tiempo.

Novedades La única diferencia Tristeza del bien ajeno

— Han abierto la Caja de
Ccii versión.
- - E s t á muy bien. ¡Mientras
no se le ocurra al general J u s -
to k i dar conferencias a l l í ! . . . '
— Esos son prestamistas. E!
uno es cristiano y el otro judío.
— ¿Y en qué se diferencian?
— El primero presta al cin-
cuenta y dos por ciento de inte-
rés al año, y el segundo al uno
por ciento semanal.
— Nosotros tenemos que con-
tentarnos con una, ¡y gracias!
E n cambio, S a l o m ó n . . .
— ¿Qué hay con ese tipo?
— ¿ No has visto en la vi-
driera el libro que trata de "Las
minas del rey Salomón"?
L Á P I Z , POR VALDIVIA C A R A / Y CARETA/

C O I N C I D E N C I A

— ¿ E n qué pensarán? ¿ E n la cuestión pre- - ¿ E n qué piensa don Hipólito?

sidencial? ¿ E n las dificultades que se presen- • E n nada.
tan? ¿ E n las gestiones de arreglo?

• ¿Y don Marcelo? ¿Y Meló?

- E n nada. - Piensa lo mismo que Gallo.

/ - ^
T§^5 ;-
rK^'\
U L J
"^2<f^^/
,^ i -^
¿Y Gallo, en qué piensa? ¿Y Roca y los demás?
E n nada. • E n nada.

' - ' " " • ^ • ' - ' - ~ - ~ ' - ^ > < < ^

- ¿ Y Tamborini? — ¡Qué- casualidad! T o d o s piensan en lo

- E n nada. Absolutamente en nada mismo.
 CARA.r Y CARETAS
Notas varias
LA F A L S A
VERGÜENZA
es el título de la más interesante película de
índole científica que imaginar se pineda. Trata
resueltamente y con loable franqueza de los
flagelos de la humanidad: las enfermedades
sexuales. Predica y con toda ra;:ón que el
enfermo o la enferma atacados de {nía enfer-
medad sexual no tienen por qué avergonzarse.
Es tan humano tener una enfermedad sexual
que tener una tos o la grippe. Por eso los
enfermos que sufren de la blenorragia o sus
complicaciones, en vez de recurrir a remedios SAN GERÓNIMO SUR. — Jóvenes de la localidad que
que pueden tomarse "con reserva" (para ocul- se reunieron en torno de su profesor de violín señor
Ramón Paláus para ofrecerle un homenaje en ocasión
tar la dolencia a otras personas), tienen que de s u viaje a Europa.
preocuparse en primer lugar de la elección del
mejor remedio. Tenemos entre otros, a los lla-
mados "balsámicos", remedios tomados exclusi- SAN CARLOS
vamente por vía bucal, como ser cápsulas, SUR. — Señor
cachets, tabletas, etc. Pero según la opinión Enrique Mein-
z i n g e r , gana-
autorizada del eminente médico Dr. Georges
dor del diploma
Luys, de París, y de muchos otros especialis- y medalla de
tas, los "balsámicos" no matan a los gonococos o r o acordados
(gérmenes de la enfermedad) ; disminuyen, eso al campeón de
sí, y hasta cortan temporalmente el flujo, b a i l e s en el
dando así una falsa seguridad de curación al concurso reali-
enfermo, quien sigue haciendo más víctimas. zado en esta
localidad.
Entre lo^ mejores remedios se destaca en pri-
mer lugar la Combinación Heidisan, el gran
específico alemán de renombre mundial. No
hay blenorragia, por antigua y crónica que sea,
que resista a este moderno tratamiento, cuya
eficacia es ya reconocida por millares de cura-
dos en este país. Le coii\iene leer al respecto
el interesante folleto ilustrado "Lo que cada
enfermo debe saber", que remitiremos reser-
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EL CORREO DE LA MODA
S I queréis, aniabies lectoras niias, vamos a seguir y t e r m i n a r nuestra crónica
anterior referente a lo que será la futura estación de primavera que dentro
de pocos dias llamará a vuestras puertas desalojando al gris y viejo invierno.
Seguiremos ocupándonos del cinturón, cuya vuelta fué recibida con niarcauo e n t u -
siasmo, mostrándosenos bajo cien aspectos diferentes segíni sea la "toilette" que
acompaña.
Sin embargo, puede decirse que el cinturón angosto con hebilla más o menos
lujosa es el preferido.
Se ven cinturones confeccionados con piel de serpiente, de lagarto, de nonato,
en mallas finísimas de metal, en tejido bordado, en perlas de madera formando
mosaicos, etc., etc. Cuando los cinturones van drapeados en tejidos flons, como
en el traje de vestir, la hebilla que los cierra puede ser entonces una alhaja \^h
auténtica con brillantes o perlas. Además, os diré que todo pretexto es bueno
para 1 icii sjl)i( li ' k t t e " uno de los antiguos broches que la moda
había relegado con su estuche en
^ '' el fondo de un cajón, por no ser
ya de moda, viniendo a ser
hoy sólo un adorno, y para lo
cual parecían hechos ex pro-
feso. Esta moda es lo que
hace llamar a uno de nues-
tros g r a n d e s contnricr el
sincronismo del traje y de
la alhaja.
Conviene, cuando se ha-
bla de adornos, eolocaí"
el plissé o plegado complc-
tanienfe aparte.
Se emplea muchísimo ba-
jo la forma de pequeños \"0-
lados que dan un lindo aire
de juventud a los trajes li-
sos o estampados, bien sean
de muselina de lana, que
estarán de gran moda para
el próximo verano, o bien
de seda. El pleg.ido que ha lle-
gado hasta la perfección es in~
desplegable y se emplea como
cualquier otro tejido, y la más
de las veces parece que el tejido
liso que le acompaña le sirve de
adorno. U n o de los temas favo-
ritos de la próxima estación se-
rá el traje todo plegado mecáni-
camente, montado en un largo
canesú liso, o bien el traje hecho
con dos o tres altos \olados plí-
ssés; uno va montado en un em-
pieccment liso, y forma así un
novedoso bolero, mientras ios
otros dos forman la falda.
lín crónicas anteriores os h e ,
hablado del furor que hizo en
P a r í s el voile de lana liso e im-
preso ; hoy voy a daros un mo-
delo de ''toilette" confeccionado
con este último, y veréis Cjué lin-
i ^1
do resulta. El modelo N ' 1 es en
voilc estampado, y tiene el cuer-
po largo, iigeraniente drapeado a
un costado, anudado con cinta de
terciopelo. Mangas largas apre-
tadas al puño, escote en punta.
La falda lleva una túnica abier-
ta a t r á s . El segundo modelo es
en crépe satín de color negro
que adornan plegados en forma
de abanicos en crepé Gcorgette
blanco. Los dos volados de la
falda lucen a la orilla u n bies d e
crepé Georgette blanco. Los pu-
ños y d cuello vuelto son tam-
bién en crepé; el botón que
c i e r r a el e s c o t é a u n 11
costado es de e s m a l t e .

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Los escolares locales, pueblo y tropas a n t e el monumento a San Martín, erigido en Coya (Corrientes),
e inaugurado con asistencia de l a s autoridades provinciales, originándose con ese motivo u n acto
de la mayor solemnidad.

PENSAMIENTOS No debe .romperse lo que no tie- Cuanto m á s llena está la espiga

Donde hay muchos jóvenes sol-
t e r o s s e encuentran muchachas.
T a m b i é n tropieza ei elefante, a
pesar de sostenerse sobre cuatro pa-
tas robustas y sólidas.
ne compostura. de arroz, m á s se inclina; cuando
más vacía, más e r g u i d a se sos-
Si u n rubí cae en el cieno, no tiene.
pierde su brillo.
La humillación que nos viene d e
Lejos d e la vista, lejos del co-otro es u n ultraje, y la que n o s
razón viene d e nosotros mismos es una
lección. — La Harpe.

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Las encomiendas pos- SARMIENTO esq. MAIPU
tales pagan a razón de BUENOS AIRES
20 centavos por kilo. y RIVADAVIA, 526

SANL^DE
Mitikile Lovely Chief, gran y sénior campeón toro
Shorthorn. Criado y expuesto por Lacau y Seré, y ven-
dido en subasta publica en $ 37.000. Comprador, doctor
Alejo P . López Lecube.
40/ EXPOSICIÓN NACIONAL DE GANADERÍA EN PALERMO
Los hombres que colocaron
los cimientos de la grandeza y
la prosperidad argentina no fue-
ron los que llegaron a estas pla-
yas atraídos por las leyendas
de montañas de oro y ríos de
plata, sino aquellos que trajeron
consigo las vacas, las ovejas y
los caballos, desconocidos enton-
ces de la fauna de la tierra de
promisión.
La gran Exposición Nacional
de Ganadería de Palerrao lia
vuelto a celebrarse una vez más,
para recordarnos que solamente
mediante el empleo de buenos
reproductores es posible dedi-
carse provechosamente a la cría
de hacienda en nuestro país, y
asegurar, a sus habitantes una
máxima producción de carne.
Durante unos 2000 años este sa-
bio consejo de los economistas
rurales romanos ha sido con-
siderado como clásico, y ha cons-
tituido también, sin duda, c!
principio fundamental de las ac-
tividades de la Sociedad Rural
Argentina, institución q u e , tan-
to ha hecho en pro del perfec-
cionamiento de nuestra indus-'
tria ganadera durante el último
medio siglo.
Nadie se atreverá seguramen-
te a negar que las exposiciones
rurales de Palermo, realizadas
bajo los auspicios de la men-
cionada institución, han tenido
un éxito de los más halagüeños
en lo que respecta a la rapidez,
calidad y economia en la pro-
ducción de carne. No me in-
cumbe en estos momentos re-
C A R A ^ Y CARETAT
Gran campeón toro Hercíord y U-mbién campeón de
dos años. Criadores y expositores, H. A. de Leloir y
G. A. Udaondo. Vendido al doctor J u a n F . de Arechávala
cordar la historia de la Socie-
dad Rural Argentina y los ma-
ravillosos progresos y adelantos
que ha realizado bajo diversas
presidencias, pero uno no puede
contemplar los magníficos ejem-
plares de animales expuestos
anualmente en sus locales sin
sentir profundo respeto y admi-
ración hacia los hombres a quie-
nes debe el país los perfecciona-
mientos en su tipo, calidad y
carácter.
No se me culpe si expreso
aquí la opinión de que la Argen-
tina no ha mostrado el reconoci-
miento debido a los hombres a
quienes debe hoy el puesto que
ocupa entre las naciones del
mundo. Se han eregido monu-
mentos merecidos a la memo-
ria de los hombres que han en-
grandecido a la Patria con su
brillante acción en los campos de
batalla; pero los hombres que
han alimentado a la raza, los
que han convertido a la Argen-
tina en una gran nación agrí-
cola y ganadera, hombres gra-
cias a cuyos esfuerzos se halla
a la cabeza de los países pro-
ductores de carne de todo el
orbe, tanto en lo que respecta
a la cantidad como a la cali-
dad, esos hombres, repito, con
muy pocas excepciones, perma-
necen casi desconocidos.
Existe otro punto que no pue-
de menos de ser aparente para
muchos visitantes y que no de-
bemos pasar por alto. Los jue-
ces de las principales razas de
hacienda vacuna, lanar, caba-
llar y porcina son todos británi-
en $ 18.000.
cos, de una probidad y compe-
tencia acrisolada, y debe reco'-'
nocerse que si no hubiera sido
por los criadores británicos, una
exposición de ganadería como
la de Palermo no hubiera sido
posible, pues aunque todos los
animales expuestos han nacido
en el país, el verdadero origen
de la presente riqueza ganadera
argentina debe buscarse en el
Reino Unido. Mientras contem-
plaba al juez ensimismado en la
ardua tarea de conferir los pre-
mios, se me ocurrió que cual-
quier visitante extranjero po-
dría sentirse perfectamente jus-
tificado en introducir una ligera
modificación en una frase bien
conocida, exclamando al contem-
plar el desfile de los magníficos
animales de las tres principales
razas productoras de c a r n e :
"Britannia nobis haec otia fecit".
Desde todo punto de vista, la
exposición ganadera actual es
tan buena como cualquiera de
los certámenes precedentes, y en
muchos sentidos los supera, de-
notando un claro progreso. Los
Shorthorns, en conjunto, jamás
han sido tan buenos, tanto indi-
vidualmente como en grupos
pequeños, y al fin y al cabo, son
los blancos, rosillos y colorados
los que cuentan en nuestro país.
Los Herefords han sido mejo-
res en otras o p o r t u n i d a d e s ,
mientras que ha habido mayor
competencia entre los Aberdeen-
Angus. Sin embargo, ambas ra-
zas han estado este año muy
bien representadas.
Después de juzgar las cate-

gorías que le correspondían, Mr.
James Canieron, el juez de los
Shorthorns, me manifestó que
observaba una notable mejora
en la cabeza y hombros de los
animales desde su última visi-
ta en 1920; su opinión confir-
ma que muchos criadores argen-
tinos están produciendo ahora
animales muy fieles al tipo de
la raza.,
Gran cantidad de espectado-
res se congregaron .para con-
templa a Mr. Holt asignando
los premios a los Lincolns, evi-
denciándose también muclip in-
terés por los Romney Marsh.
Mr. Wills, por su parte, estaba
bien rodeado cuando juzgó los
porcinos, entre los cuales había
varios notables especímenes de
las diversas razas. En cuanto
al jurado francés, senador Beau-
mont, se manifestó entusiasma-
do por la espléndida calidad de
los Percherones, diciendo que
se vería obligado a otorgar pri-
meros, segundos y terceros pre-
mios dobles para recompensar
dignamente el mérito de los ca-
ballos expuestos.
No puede haber en realidad
dos opiniones sobre el éxito al-
canzado por la exposición de la
Sociedad Rural Argentina inau-
gurada el sábado 21 de agosto
por S. E. el Presidente de la
República, y a la cual asistió to-
do lo más representativo de
nuestro comercio e industria.
Jamás se ha visto en este país
ni en ningún otro una mejor
presentación de ganado fino. Los
expertos que han visitado nues-
tro país en ocasiones anteriores
para distribuir los premios han
admitido con franqueza que, en
número y calidad, no podría en-
contrarse nada en el mundo que
a Palermo iguale.
Las actividades del certamen
ganadero de este año han sido
seguidas con interés por espec-
tadores, críticos y entusiastas,
siendo la opinión general que
quedará registrada en la histo-
Emperor Rover of Charles, júnior y gian campeón
toro Aberdeen Angus. Criado y expuesto por el señor
Héctor M. Guerrero y vendido al señor Ernesto von
Bernard en $ 15.000
C A R A / Y CARETAJ"
ria como la exposición de más
éxito que jamás haya organiza-
do la Rural. En primer .lugar,
la organización maravillosa ; lue-
go, las excelentes condiciones
climatéricas que rigieron mien-
tras los jueces desempeñaban su
cometido; después, la calidad
excepcionalmente alta de los
Shorthorn; y, por últipio, la for-
ma exjíerta y admirable con que
fueron juzgados por el capitán
James Cameron, han sido las
causas principales del resultado
tan halagüeño que se ha obte-
nido.
Y ahora, pasemos a considerar
los acontecimientos que motivan
estos comentarios. Mucho antes
de entrar Mr. Cameron en el
ring principal, todos los asien-
tos habían sido ya ocupados. El
magnífico espectáculo que pre-
sentó el desfile de los toros que
tuvieron el honor de encabezar
sus respectivas categorías fué
debidamente apreciado tanto por
los criadores como por los vi-
sitantes de la exposición. Por
otra parte, demostraba en forma
concluyente al entendido que
aquí en la Argentina existen ca-
banas de cría capaces de pro-
ducir animales tan buenos como
podrían encontrarse en su país
de origen. El juez tardó poco
tiempo en asignar el campeona-
to sénior a "Mitikile Lovely
Chieí", un hermosísimo rosillo
de gran calidad y mucho peso
proveniente de la cabana "Mi-
tikile", de los señores Lacau y
Seré. "Mitikile Lovely Chief" es
hijo del gran semental Farilaw-
ne Royal Prince, un toro de mu-
cha calidad, con gran carácter
racial y de reproductor. El cam-
peón sénior tiene un amplísimo
costillar, y su línea del vientre
'está bien cerca del suelo. Pos-
teriormente se le asignó tam-
bién la roseta de gran campeón,
veredicto que fué muy aplaudi-
do desde el ring-side. El reser-
vado c o r r e s p o n d i ó al señor
Eduardo Healy, por otro animal
Lirsiilind .» ,;¡ilnp^üu v..w, ZJIIÍJI Ihoi ii. Ci laiiu y i-.siJiU'slo
por Lacau y Seré, y reservada por sus criadores
de buen cuerpo y mucha carne,
que hubiera sido el orgullo de
cualquier criadero del mundo.
"Faithfull Clipper" es en su
clase uno de los mejores toros
que se han visto en Palermo
desde hace mucho tiempo. Tie-
ne una gran mancha blanca en
un costado, que desmerece en al-
go su apariencia, pero en calidad
y carácter es muy fuerte, mien-
tras que su pelaje y toque son
muy buenos. Después se le hizo
reservado de gran campeón, y
don Federico Seeger bien puedo
enorgullecerse de haberlo criado.
El campeonato júnior se lo
adjudicaron a los señores Gui-
llermo Seré e hijos con un ter-
nero colorado por el semental
importado Haselor Royal Priii-
c e ; muchos jueces aseguran que
constituye el mejor modelo do
Shorthorn a su edad que jamás
se ha visto en Palermo. Suma-
mente profundo de cuerpo, lle-
no de calidad y carácter, lleva
un pelaje excepcional, y se re-
vela inmejorablemente al toque.
Si sigue así, no cabe la menor
^ duda de que más adelante oire-
mos hablar otra vcz de él en
Palermo. El reservado corres-
pondió a los señores Lacau y
Seré, obteniendo también los
mismos criadores el codiciado
premio Conjunto.
La urgencia con que he de-
bido preparar el presente ar-
tículo^ por una parte, y la nece-
sidad" de dejar algún espacio
para publicar la fotografía de
los c a m p e o n e s , por otra, me
privan hoy de extenderme en
mayores comentarios y descrip-
ciones. Sin embargo, como disto
mucho de haber agotado el te-
ma, reservo para la semana que
viene otras informaciones de
gran interés.
para cría.
 CAR-Ay Y CARETy\r

Bodas de plata

SANTA ROSA DE TOA Y.

— El señor Joaquín Fer-
nández López y su esposa
doña Francisca Herrero,
con s u s hijos, el día de
celebrar s u s bodas de pla-
ta matrimoniales.

4-.
JUNIN ( B . A . ) . — El
matrimonio señor Fernan-
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L OS Ú L T I M O S F R Í O S

EN EL T R A N V Í A '• —¡Kooiosal, Koolosal! Picii, bitcs. Escrifa, eii-

donccs: — PUCHOS Aires, edcéclero. — Sénior 11.
'¡''Angelo, cdccdcro. — Al acusar rccifo a su adciü'
— i Pero qué guarango! Seguro que vive en da te fecha... • , • \
un 1 casa sin puertas.
— Ni más ni menos, Tirita : en una tapera. No
sé qué le costaría cerrarla. Total, un cmpujonci-
to. Tan poca cosa, ¿ n o ? . . .
— ¡Y qué ciiijetazo!. . . Como para pescarse
una pulmonía e irse dcrecliito al hoyo. EN LA ESTACIÓN RETIRO^
— Lo mismo que un canuto con corriente al-
ternada para la Chacarita, cada vez que abren la Un taxi ,. .
puerta delantera. Menos maL que la mayoría de Dos taxis. ; ,
los que bajan la cierran, pero nunca falta un gua- Un punta de taxis. ,'
rango q u e . . . Un Compostela. . ; ,,,
-— T e ; recomiendo, che. Titila, que le eches J3os Compostelas.
una ojeada a la nariz de ese señor enfundado en Numerosos Compostelas en línea ile paciente
un sobretodo color chocolate' sin churros, con bu- espera.
fanda cuadriculada y sombrero color bollito de — El friu es el enemiju mais encarnizadu del
Tarragona. jremiu de os choferes.
—^ Se le ha afrutillado con el frío, ¿ n o ? . . . — Se jana pocu en inviernu, Gulián.
— Sincronizado al rojo, c h e . . . — Sobre todu en días comu el de hoy, en que
el friu enjarrota as raanus y os pies.
— Hay que gorobarsercon el malditu inviernu,
y desear que prase cuanlu antes pra qtie venja a
lirimaveira florida.
EN LA O F I C I N A - — Románticu te pones, G u l i á n . . .
— O que me ponju es de personaguc de tra-
guedia en estus días en que a .guente echa a ca-
— Buenos días, señor Hansen- minar larju y tendidu pra entrar en calor, sin
— PUCHOS lias, senioriia Dcresida. _ "tenernus en cuenta pra nada, comu si n o ' e x i s -
— i l'ero qué frío ! tiéramus. Va pra tres horas que no levantu viague,
— ¡Koolosal, seniorfdat Esda oficina barcce un ¡canegu!
hclaiera. ¿.Mandó coinboncr la máquina le es- — ¿Y te q u e g á s ? . . . Pues eu salí del jarague
crifir? a las seis, y todavía no se o que es bagar a ban-
— Sí, señor Hausen. deira del taxi.
— Me bouco pasdande alecroso con ese nodicio.
— Tal vez el f r í o . . .
— ¿Cómo tice, seniorida Dcresa?
— Que el frío, tal vez, sea el causante de la
EN EL MERCADO DEL PLATA
descompostura de la máquina de escribir.
— Sccuranicnde, seniorida, bues es safido que
el frío indcnso condrae los modales, y como — l.inda morcilla. ..
muesdra máquina no es ie matera ni te filrio — ¡Aspeciall Eproveche los últimos fríos, ca
brer.sado. Fien, bues. ¿Dentremos combuvsda la la morcilla da invierno no es la !n¡sma ca la da
máquina bara esda dardo? varano.
— - Sí, señor. Así me lo aseguró el dependiente. — ¿Y qué rae dice de esos chorizos, don Ti-
— Pien, bues. Siéndesc tisdé, seniorida en mi bídabo ?
escridorio, y sírfase cscrifir a mano, con puena — Tembiéií aspaciales. Para ambulidos no hay
caficrafio. Es un carda bara el señor T'Angelo, astación más epropiada ca la dal invierno.
coiiu'rciandc en finos en el caite Corricndes. — Y para comer f i a m b r e s . . .
.\l sentarse la señorita Teresa puso de mani- — Anipa.:ando con la butifarra, ca con el frío
fiesto el encanto de sus piernas deliciosamente rasulla una vardadera embrosía.
torneadas. — Pero una feta de bondiola bastante gruesa
— Bcro ¿(¡ué feo, Dcresida?... ,, con un cacho de p a n , . . , ¿qué me cuenta, don
' — ¿Qué ve, señor Hansen? Noy?
— Si mi fisda no me falia, te ayer a hoy lian — Para menjarcs daslinados a cumbatir al frío
cncrosado sus ahcdidosas biernas. da hoy, por ajemplo, racomicndole un buen plato
• — U n poco de "camouflage" a consecuencia del da butifarras con niunyctas:
frío reinante. . . . —¿Calientes?
^ —.S't'i7 usdé más sindédica, seniorida. ...— Claro, pues, dado ca da lo contrario, es dif-
— Me !ie puesto dos pares de medias. cir naz-adas, la cunjalarían al aslóinago.

T E L M O R I M A C
 CA.R/S./ Y C A R E T T V J "

LA SELVA
M I amigo el ingenie-
ro Recaharren, que
tantas b r e c h a s ha
abierto en selva vir- L
QUE
L O R A
veían las copas de los ceibos.
Andábamos tropezando a ca-
da paso con los bejucos, las
raíces a flor de tierra y los
gen, rae decía una t a r d e : nidos gigantescos de las ara-
— T e apuesto a que no has ñas, seguidos siempre por el
comido mono, carne de mono. Sin broma alguna .'ortejo chillón de la, fauna invisible. A buen se-
te aseguro que es manjar exquisito si el indio que guro que un asado de mono nos habría fortale-
te acompaña ha sabido tostarlo apenas, con piel y cido. Pero, ¿cómo hacer caer, durante las horas
todo, sobre un fuego de ramas aromáticas, can- de la siesta, a estos frutos morenos y velludos
tando ensalmos de brujo. Pero ¿quieres que te di- pendientes de las altas palmeras inmóviles? Ya
ga por qué ya no he de volver a probar nunca habíamos agotado nuestros c a r t u c h o s . . .
mono asado? Carlos, el mestizo, que llevaba siempre consigo
a un tambor de piel de mono, robado en no sé qué
choza india, me llamó aparte para indicarme un

L LEVÁBAMOS ya algunos días de camino le-

jos de los grandes ríos de Loreto y de
todo confort civilizado, con mis dos in-
dios cam-
método original de cazar pequeños macacos gri-
ses, menos perezosos que los demás, los cuales
nos seguían ale-
pas muy servicia- gremente de ra-
les, y Carlos, un ma en rama, ha-
mestizo fornido y c i é n d o n o s toda
trapalón que ha- clase de zalame-
bía querido ser rías.
s a c e r d o t e en el — Se, lo juro,
convento de mi- patroncito — me
sioneros de Oco- decía plácida-
pa; pero se des- mente ; — toca-
cubrió una incli- mos el tambor, y.
nación invencible como es de piel
hacia los vasos de mono, [ja, ja,
sagrados y el vi- ja!, se acuerdan
no de las misas, de sus parientes.
lo cual le llevó a A la hora del ho-
cortar b r u s c a , ra se van acer-
mente su novicia- cando, hasta que
do. T e extrañas se d e j an t o m a r
acaso de que, a con la mano, co-
p e s a r d e todo, mo tortugas.
fuera mi ayudan, ¡ Palabra!
te más fiel. Y es que no debe exigirse a nuestros El hambre apretaba o sin duda yo tenía la ca-
compañeros de la floresta que tengan prejuicios beza, como él, un poco débil. Así es que acepté.
de civilizados. Algún día se mandan mudar, lle- Sólo que el método resultó ineficaz, como tam-
vándose la plata y el aguardiente; pero, puesto que bién los encantamientos. Fué entonces cuando, al
tenemos nuestro revólver para defender ambas recordar la curiosidad humana de los monos, re-
cosas... solví aprovecharla en uri claro del bosque en
Concretando: me hallaba admirablemente se- donde, al fin, pudimos contemplar un jirón del
cundado por tres hombres de temple que masti- cielo. Búrlate si quieres; pero yo estaba nuiy
caban chamayro para cobrar alientos, pero que orondo de haber encontrado esta atalaya salvaje,
no probaban bocado desde hacía tres días. Ago- cuyas campanas se componían de algunas latas
ladas las conservas, la latería, como dicen en de conserva vacías con un esquilón de palo, y
Iquitos, nos hallábamos todos un poco atacados todo ello pendiente de un soberbio árbol de
de ese escorbuto americano que agota lenta- chonta. Así, bajo los vaivenes caprichosos del
mente, hinchando los miembros, si no pode- viento, se producía un ruido de mil demo-
mos procurarnos frutas o carne fresca. nios. En la selva virgen se escuchan ru-
Atravesábamos entonces una selva som- mores bien singulares: el torrente in-
bría y sofocante, en la que no se visible que choca contra raíces mons-
 CARAJ- Y CARETAS
truosas; la caída solemne de un árbol, que se
ilcsploma porque lo horadaron las hormigas gi-
bantes ; los chillidos de los guacamayos; la can-
ción de un mono melancólico, o el charloteo des-
conocido de pájaros sin nombre a los que no hubo
tiemí» de bautizar en el paraíso. En suma, una
orquesta ronca o desgarradora, según las horas,
¡pero el tañido católico de una iglesia que toca
a vísperas! Había motivo para
inquietar a los habitantes de la
floresta.
Cubiertos de anchas hojas de
mango, inmóviles, esperamos la
presa verosímil más de dos ho-
ras, porque era necesario tener
el animal al alcance de la ma-
no, y pocos se-arriesgaban a mi-
rar de cerca. Al fin, un sober-
bio mono con perilla dorada, co-
mo las barbas del maíz, se de-
cidió a venir a sacudir con su
mano las campanillas oscilantes.
Reía, reía con una sonrisa bur-
lona y tierna, que descubría sus
dientes amarillos, cuando los
cuatro caímos sobre él para
atarle penosamente con lianas y
no sin que nos alcanzaran en
la lucha algunos arañazos. Por
último, logramos atarlo al mis-
mo árbol, en pie, como si fue-
ra un prisionero al que se iba
a fusilar. ; Cómo nos miraba 1
Con una extrañeza sin límites,
entreabriendo sus labios para
dejar escapar una gran carca-
jada sarcástica. Irritado, quise decapitarle de un
machetazo, cuando Carlos el mestizo me contuvo
la mano respetuosamente.
— Nó, no, patroncito, está muy caliente, y si se
les mata cuando tienen rabia, la carne sabe mal.
Hay que sangrarlo primero.
Desdeñando el machete, difícil de manejar de-
licadamente, buscó en su pantalón de dril, del que
sacó una de esas inmensas y minuciosas navajas
de monte que pueden servir lo mismo para atra-
vesar una serpiente que para cortar en dos el
pan. El mono había seguido todos nuestros ade-
manes, volviendo la cabeza, para adiwnar mejor
el peligro, y, cuando vio la cuchilla aguda, ce-
rró los ojos, como en su lugar habríamos hecho
nosotros, coa un crizamiento que hizo temblar las
campanillas. Entonces, un grito horrendo, tan bien
modulado como un sollozo de teatro, con bruscas
estrangulaciones de garganta y aullidos súbitos,
hizo que nos estremeciéramos de horror, incluso
los campas, acostumbrados a toda clase de espec-
táculos en la selva. Una fiera se defiende y
amenaza aún en su agonía ; pero este abatimien-
to de víctima cuya sangre se coagula poco a poco
en los pelos mojados, esta sangre que salpica de
!a arteria carótida a cada sollozo de agonía con
burbujas de a i r e . . . Enervado, deseando .acabar
aquello, me aproximé para decapitar al mono;
pero entonces fué cuandb la es-
cena se complicó extraordinaria-
mente.
V E N T
Cerca del cuadrumano, ras-
gando con sus uñas negras los G A R C
bejucos del atadero, una mo- C A L D
na permanecía en pie. Na-
die la había visto saltar '
del árbol. Muy de pri-
sa, balbuceaba algu-
na cosa en la ore-
ja del moribundo, una invocación o una ora-
ción, acaso el consejo que éste debía seguir in-
mediatamente para escaparse. Carlos, mi peón,
que no perdía nunca la cabeza en las circuns-
tancias trágicas, se acercó a mí sonriendo bur-
lonamente:
— ¡ Una hembra de rechupete; patroncito! A
ésta la salaremos para más tarde.
Y enseñándome los bejucos,
más sólidos que un cable de na-
vio, me invitaba a sallar con él
sobre el segundo animal gi-
miente, cuya desesperación er,;
una presa fácil. Esta hembra
hermosa y gorda iba a suminis-
trarnos un charqui excelente pa-
ra el camino. • »
Pero no liabiamos contado
con los demonios obscuros de la
floresta, que se burlan siempre
de los hombres. Cuando la mo-
na vio a sus verdugos armados
y amenazadores, se puso a tem-
blar como una mujer, a hacer
gestos casi tiernos con sus dos
extremidades delanteras, a en-
tornar los ojos y a dirigirnos
gritos breves y lastimeros, se-
guidos de un largo arrullo de
bestia en celo, el arrullo de las
cálidas noches hacia todos los ma-
chos errantes. Verdaderamente,
era una mujer en peligro, supli-
cante, (jue clamaba socorro, qui-
ñi siciuiera pensaba en defen-
derse.
Un epílogo imprevisto de todos nosotros ocu-
rrió entonces, y los dos campas y Carlos, mi peón,
y yo quedamos como alucinados ante los monos.
f^a hembra inclinaba la cabeza sobre el cuello san-
sangriento de su compañero ya muerto, mientras
centenares de monos, venidos de las lejanías de
la maleza viviente, comenzaban a aullar, a sil-
bar, a estallar en sollozos de muerte, i Y qué de
ellos, caray I De todas clases y de todo pelambre,
desde los grandes maquisapas taciturnos hasta el
que tiene un plumón de pájaro, y el mono noc-
turno de ojos de lechuza, y los pequeños m,acacos
despavoridos que tosen como niños tísicos cuan-
do resuena el alarido del mono perverso escau-
dando todos los ruidos con su tambor siniestro.
Claro, nos escapamos a la carrera, dejando allí
nuestra hoguera odorante y la choza improvisada
con anchas hojas de palma que protege contra la
súbita lluvia. Huíamos aterrados, anonadados bajo
el tumulto, como bajo una maldición antigua, en
tanto que la selva lloraba sobre nosotros — sí,
lloraba es la palabra, — con sacudidas rítmicas;
un gran remolino doloroso que hacía caer las
nueces de las altas ramas y se ensanchaba a lo
lejos, como un canto de gallos en el alba. En la
penumbra húmeda corríamos por aquella tierra
podrida, sobre las raíces desplegadas en víboras,
tapándonos los oídos con las manos para no oír
aquel concierto que bajaba de las
cimas de los árboles como de un
órgano monstruoso y maldito.
U R A A algunas leguas de allí tu-
vimos la suerte de encontrar un
I A
brazo de río y la choza de un
E R 0 N cauchero, que iba a salvar-
nos la vida. Pero desde
entonces no he queri-
do p r o b a r m á s el
a s a d o d e mono.
 CARAJ- Y CARETA/

PAPATIEMPOi OJ) »"• " í g i

N9 1
Comprimido, por O. Josefina P . de CARAS Y CARETAS ha establecido Lügogrifo-jeroglífico. por "Morocho"'
Mendoza (Mendoza) un concurso mensual de juegos (ciudad)
de ingenio, para el que se otorga-
rán cuatro premios en la siguien-
GX FRUTA te forma: dos a los lectores que
remitan mayor -número de solu- COLOR
ciones exactas y otros dos a
aquellos a quienes se les pu- 13 2 4 5
N9 2 blique mayor número de juegos.
Comprimido, por O. Josefina P. de Ajustarse a las siguientes bases: N9 8
Mendoza (Mendoza) I'.* En caso de empate los pre- Charadísticot p o r "Morocho"
mios serán adjudicados en la for- (ciudad)
ma más equitativa que resuelva
1? 2'! Extensión de tierra
BUEY RIO N ARMA la Dirección.
3'.' Es requisito indispensable 31 4» Afecto íntimo
adjuntar a las soluciones el cu-
pón respectivo. 20 Río
N9 3 3^ Los j u e g o s deben estar
Comprimido, por Alberto T>. Gari- acompañados de firma - y domi- 40 30 Fruta
baldi (ciudad) cilio aunque se publiquen con
seudónimo, como también de las 35 21 Preposición inseparable
soluciones correspondientes.
NA ,N* 4*? El aspirante a premios por TODO: POETA ESPAÑOL
NA

y
NA
colaboraciones puede optar tam-
NA bién a los premios por soluciones. N-í 9
NA Criptografía (refrán), por "Riño"
NA (Río Santiago. F. C. S.)
NANA A LOS S O L U C I O N I S T A S
MA NR Y COLABORADORES
NA _.NA
NA y NA Toda serie de soluciones que
NA A NA se envíe debe acompañarse del
NA NA cupón respectivo que se publica
NA KK al final de la sección.
Cuando los colaboradores de- N? 10
seen que sus juegos se publiquen Intercalación, por José Allperin
con seudónimo, deben hacerlo pre- (Bahía Blanca)
Comprimido, por Alberto D. Gari- sente; en este caso, como en los
baldi (ciudad) anteriores, es conveniente anotar
el domicilio debajo de cada juego.
El concurso de pasatiempos no
es sólo para los lectores de la
capital; pueden competir también
los del interior y exterior.
Al remitir una serie de colabo-
raciones, cuando cada juego esté
liecho en itn pliego, es conve-
niente firmar uno por uno, de-
bajo, nunca al dorso, dando las
soluciones por separado.
No es necesario adjuntar para
N9 5 las colaboraciones el cupón; tal Níí 11
Frase hecha, por Luís Centenari requisito es sólo indispensable a 'vomprímido, por José Allperin
(La Plata) los solucionistas, a quienes reco- (Bahía Blanca)
mendamos para el más rápido re-
cuento y fallo del concurso, re-
mitir las soluciones de una sola
vez, al publicarse la última serie
de juegos.
A'', de la R. — Toda corres-
pondencia para esta sección de-
be remitirse a la sección "Pasa-
tiempos", CARAS Y CARETAS,
Chacabuco N? 151.
Retiro de premios. — Los pre-
mios pueden retirarse cualquier
día hábil en nuestra Administra-
NV 6 ción previa presentación de do-
Logogrifo-jeroglífico. por Luis Cen- cumentos que acrediten la iden-
tenari (La Plata) tidad. Toda correspondencia que
se relacione con la entrega de
premios, debe dirigirse a nom-
bre de la Administración y no Níí 12
al redactor de esta sección. Compiúntldo. por Osear Filippe
A los colaboradores. — Roga- (ciudad)
mos a los colaboradores tengan
muy en cuenta las condiciones
establecidas para participar en los
concursos, pues nos llegan cola-
boraciones sin firma, que no pue-
den tomarse en consideración.
Recordamos también la conve-
O RIO
RIO
niencia que cada juego esté fir-
mado al pie, haciéndolo uno por
uno cuando se trate' de una se- CONCURSO DE PASATIEMPOS
rie, dejando un pequeño espacio SEPTIEMBRE DE 1927
entre aquél y la firma y dirección.
CUPÓN N9 1510

PREDICCIONES
ODOS llevamos eu el hon-
T dón del alma un deán I n .
ge, ingenuo y vaticina-
dor; de ahí tjue demos en la
manía de predecir los aconte-
cimientos que gravitarán sobre
la humanidad. El deán I n g e
anuncia la unión de los países
sudamericanos, la hegemonía
de los E s t a d o s Unidos de Nor-
teamérica y la desventura de
E u r o p a , si los países no se es-
trechan en una alianza defen-
siva y ofensiva. Sus palabras
infunden un delicioso optimis-
mo, pero el deán I n g e parece
olvidar el p r e d o m i n i o del
egoísmo h u m a n o en la des-
acordada armonía universal, y
valga la paradoja. Separados
por prejuicios y por antago-
nismos, ni siquiera ante los es-
pectáculos dolorosos tienen los
liombres un sentimiento abso-
luto de solidaridad. Los pue-
blos proseguirán s e p a r a d o s ,
distanciados, repeliéndose los
unos a los otros y si un pen-
samiento edificante se apodera
de nuestra mente y logra for-
ma real sólo puede ser inspira-
do por los pueblos de Ibero-
américa, los únicos que, frente
a las viejas potencias han sa-
bido mantener una tradición
pacifista.
LA CANCIÓN' E T E R N A
L gobierno, de la provin-
E cia de Mendoza solicita
al Banco de la Nación
quiera concederle un crédito, a
fin de pagar los sueldos atra-
sado's del magisterio mendoci-
no, y ofrece la garantía del
florecimiento de dicho estado.
E n realidad, Mendoza es uno
de los retazos del suelo argen-
tino favorecidos por la natu-
raleza. L a industria vitiviní-
cola es fuente inagotable de ri-
.quezas. P e r o es menester pre-
g u n t a r s e : ¿si la prosperidad,
siendo tan real y efectiva, no
basta para consolidar una po-
sición económica, de qué sir-
ven las fuentes de recursos
C3^ -^lílicp oJíidartes^
C A R A / T CARETAJ-
de un estado? E s necesario
una mejor administración en
el gobierno de la cosa pública
y un amenguamiento do pasio-
nes en la lucha política. Ello
traerá consecuencias saluda-
bles y no hará falta posponer
al magisterio, la eterna vícti-
ma, a las especulaciones de
carácter subalterno.
FIELDS
ST.\MOs en plena época de
E destrucción y transforma-
ción negativa: hasta las
leyes físicas, que parecían in-
violables, se desmoronan. U n a
de ellas, la que se refiere al
contenido y al continente, aca-
ba de morir. El tranvía y el
ómnibus le dieron el primer
golpe. Las tribunas levantadas
ante los fields de fútbol acaban
de concederle el mazazo final.
Cincuenta mil personas donde
sólo caben cuarenta mil reve-
lan el espíritu de adaptación
de las multitudes y su indife-
rencia ante el martirio. Y, pcH-
si esto fuese poco, las autori-
dades permiten la construcción
de tribunas sin atender a la
mezquina estabilidad de los
materiales de resistencia y a
las nociones m á s fundamenta-
les de técnica constructiva.
• Ello es causa de que, con pe-
queños intervalos, acontezcan
accidentes lamentables, y no
sería difícil que se produzcan
catástrofes de mayor impor-
tancia aun. Y esto apena en
una ciudad como la nuestra,
cuya población a m a n t e del de-
porte carece de garantías, para
su seguridad personal.
EL HOMBRE
L A British Association for
Advancemente of Scien-
ce ha iniciado una violen-
ta discusión acerca del origen
del hombre. Las teorías de
Darwin vuelven al tapete. E s
un esparcimiento agradable el
de disipar la niebla que vela
. nuestro pasado. El etferno "¿De
dónde venimos?" sigue inquie-
•
tando a los teorizadores. Con^
sidero más hermoso seguir cre-
yendo en las afirmaciones con-
tenidas en la fábula genésica,
no porque estén más cerca de
la verdad, sino porque poseen
el encanto de lo imaginado. La
poesía de nuestra ascendencia
nos consuela, en la leyenda, de
nuestra incapacidad para d t -
mostrarla indiscutiblemente.
E s que siempre resulta m á s
bello pensar que el hombre
desciende del hombre, por gra-
cia de una potencia celeste,
que pensar que somos un pro-
ducto de evolución cuyo co-
mienzo está en el peludo cua-
d r u m a n o de las selvas africa-
nas.
MERCADOS
A FIRMABA un amigo mío.
cordobés, que yo era el
depositario de una portc-
ñofilia incorregible. Efectiva
mente, el amor a mi ciudad
me obliga a efectuar protocola-
res misiones diplomáticas
cuando creo lógico enseñar a
mis compatriotas de t i e r r a
adentro los progresos estéticos
de mi Buenos Aires. La Ave
nida Alvear, Palermo, Florida,
Callao, por obra de mi entu-
siasmo, adquieren ante los ojos
del visitante amigo un supre-
mo prestigio. P e r o — y aquí
mi delito — me guardo muy
bien de hacerle ver lo que con-
sidero desastres edilicios, ver-
bigracia, los locales de loa
mercados públicos. Estos son,
sencillamente, una vergüenza
en una capital como la nuestra.
E n pleno centro, junto a ba-
zares y viviendas elegantes,
depósitos de verdura, pesca-
derías y almacenes expendedo-
res de carne, en mercados mal
construídcks y m a l o l i e n t e s ,
atenían contra nuestra delica-
deza y obligan a respirar sus
vahos nauseabundos. La Mu-
nicipalidad está en el deber de
velar por nuestra estética y
nuestra salud y no debe olvi-
dar que un concepto elegante
de la administración es causa
de una vanidad simpática.
 C A R A / Y CARETA./"
*" , * < ^ " .<S^".í^S^ ...^S.\S.™<^
M •.•^'.<m..^m'..m'

SENDEROS DE MAYA
de - . 'I
JULIO VIGNOLA MANSILLA
%
3
Con el título que anteeeile apa-
recerá próximamente un tomo de
p o e s í a s, al cual pertenecen las
LjUG reproducimoa en esta págríiia.

M A Y A
Maya: en sánscrito: ilusión; Una vez más el corazón
Dice la sombra del viajero Se abre a tu hechizo pasajero. •<h.*-

Una vez más su canción Hecho de polvo de ilusión,

Al proyectarse en tu sendero. Te pertenece por entero...
Sólo el ignoto viajt.„
Conoce el eterno sendero
Y en tanjo al bien supremo aspira.
Sabe que todo está pasando
Y algunas veces va cantando:
— Todo es verdad, todo es mentira.
S CIUDAD DE MATE DE LUNA PALABRAS DEL LANU
Presentan los cañaverales Señor, anduve por tus tierras,
m. Sus bayonetas doradas Conozco todos sus senderos.
No me preguntes por qué traigo
Al paso de la vencedora.. .
Que va atenuando su marcha. Los pies sangrientos.
Sólo podría responderte:
¡ Santiago del Estero! Tu mundo es bueno.
Polvo en la boca y en las sábanas.
Hemos salido de la noche Señor, anduve por tus tierras
Y de las tierras inhospitalarias... Y di de beber al sediento.
No me preguntes por qué traigo
Opacos están los vidrios. Los labios secos.
Febril ha sido la jornada. Sólo podría responderte:
Levantemos los cristales Tu mundo es bueno. 3,
Y respiremos con ansias...
Señor, anduve por tus tierras.
i Vivimos! Conmigo fué manso el invierno.
Grises de polvo y de distancias... No me preguntes por qué traigo
Sonreímos con los ojos, . Blancos los cabellos. ^
Con la boca, con el alma. Sólo podría responderte:
Tu mundo es bueno.
¡ Oh, flores del duraznero! Señor, mi noche fué llegada,
¡Oh, el oro de las naranjas! Y ya me tienes de regreso.
La primavera y el invierno No hagas que venga el nuevo día
En esta tierra se abrazan. .. A sorprenderme en el sueño.

%>' Ciudad de Mate de Luna Señor, llamabas al descanso

Tan largamente soñada, Y yo olvidé que existe el sueño.
Ya dejaste de ser sueño Como olvidé que el mal existe
Y bella cosa lejana. Hace ya mucho tiempo.

¿Sobre tus hombros no pesa Señor, tu mundo me reclama,

Todo un mundo esta mañana? Tu mundo es bueno. '%
Viajero, y pensar que nadie Quiero volver a él;
Te aguarda. .. Dame un cuerpo nuevo.
 L O S
Libros argentinos
L o creemos incurrir en
hipérbole si caüficaii'.os
de acontecimiento litera-
rio la nueva obra, de Enrique
Larreta, "Zogoibi". Diez y ocho
años van pasados desde que el
•ZOGOIBF": ilustre escritor argentino nos
deleitó con su inolvidable no-
i^0MMMSWMMS>MMi§p. ^'el^ " L a Gloria de Don Ra-
li ? P Í | i l Í Í I i Í Í Í I | | i Í I ; miro". No sabemos, no lia lle-
•''^^líZ^r^'-'^^Wif. gado, al menos, a nuestra noti-
"•» " • cia, que. desde a(|uella fecha,
i haya publicado ninguna obra.
' Larreta, si esto es así, se atie-
ne, con gran acierto, al lema
.saludable de no escribir mientras no se tenga algo
que decir. Si a esto se atuvieran todos los escritores
ilustres, y aun los meramente estimables, la literatura
se descargaría de mucho peso m u e r t o .
Produjo la primera obra de L a r r e t a . en la crítica,
la impresión honda que era de esperar en obra de tan
alto valor. No se ha hecho de ella, sin embargo, el
estudio detenido, concienzudo y grave que merece su
copioso contenido técnico, estético e ideológico. No es
ésta la ocasión de llenar este vacío ; ni cabría nunca
tal propósito en los límites de estas líneas, ni er. la
modestia de su alcance. Hemos de limitarnos hoy a
comentar breve, concisamente, la lectura de la nueva
obra publicada por el gran escritor.
N o es, en esta ocasión, E s p a ñ a vista desde una ciu-
dad española, en pasados siglos, el escenario de la
nueva obra. E s la pampa americana, es el ambiente
campesino y social de aquel país, y en tiempos próxi-
mos a los actuales, el escenario de la nueva produc-
ción. E n r i q u e L a r r e t a ha logrado ahora un triunfo
igual al anterior. Se ha valido del idioma cotilo de
una rica paleta p a r a tomar de ella los más vivos e
intensos matices de color, en la presentación del pai-
saje, en el examen y análisis psicológico del ambiente
social y en el magistral y emocionante diseño de las
figuras.
Sólo los grandes maestros, en la observación de
las intimidades y pormenores espirituales, llegan a
estas alturas, en la empresa de trazar tipos cuya con-
sistencia robusta ponga al lector en comunicación con
un ambiente social, adentrándolo en sus más recóndi-
tas y vivas intimidades psicológicas, con más cons-
ciencia que si lo visitara en realidad.
¿ La acción, la fábula ? No importa cual. E n el
mundo no han ocurrido más que cuatro o seis cosas,
y de ellas hay que t r a t a r siempre. E n este caso se
trata de un conflicto espiritual, muchas veces tratado
con diversa fortuna. La lucha, tan antigua como el
hombre, entre los incentivos imperiosos, arroUadores,
de u n amor sensual, lascivo f tumultuoso, en que la
. ufanía y el ímpetu morboso de la juventud, por lo
inseguro y discutido, encuentra intenso y enfermizo
p l a c e r ; y el casto y blanco amor que llena y satisface
la vida completa, con las complacencias inmaculadas
de u n culto.
El propio autor, en su primera obra, ya esbozó esta
dualidad de erotismo, a u n q u e sin el choque tan simul-
táneo y violento que en ésta se ofrece. El camino de
l a . t r a g e d i a en este caso es enteramente diverso, aun-
que también se llegue, como en aquél, a la inmolación
sangrienta del amor ideal. Aquí, como por u n a . e s | i e -
cie de expiación; allí, por el loco despecho ante el
desencanto. H a y una profunda, irreducible diferencia.
Nosotros creemos verla- también en todo el proceso
ideológico, en la perspectiva étic'a que se ofrece a lo
largo de toda esta obra, en comparación con la anterior.
No nos atreveríamos a afirmar que hay contradic-
ción alguna manifiesta. Se trata de ambientes, de pun-
tos de vista tan enteramente diversos, que no puede
J L Ó P E Z
L I B R O S
juzgadoi e n (Sp a n a
aparecer palpable la incompa-
tibilidad. Sin embargo, no con-
sideramos absurda la sospecha
de que, si la luz a que se vio
la vida y las almas, en la pri-
mera obra, prolongara su pro-
yección hasta el ambiente y el
tiempo en que se desarrolla la
acción de ésta, el color y los
matices psicológicos y, sobre
todo, la calificación ética de
ideas y acciones, liubiéranse
visto con tonos muy diversos
de los que se presentan aquí.
H a y m¡ punto, sobre todo, en
((ue esta modificación de juicio se hace más mani-
fiesta y palpable. Esfe punto es la apreciación y
valorización de la psicología española, aludida ie-
petidamente en esta^iiltima obra, con un tono de
cordial y benévola simpatía y profunda comprensión,
bien divergente de la severidad con que se mani-
fiesta en la obra anterior. E s éste un detalle cuya
comprobación requeriría más espacio del que aquí
di.sponenios; pero que seria curioso analizar dete-
nidamente, comparando arabas obras, tan altas en
merecimiento artístico como divergentes en aspecto
ideológico. La E s p a ñ a del Pedro Torres, en " Z o -
g o i b i " . . . , quizá tenga r a z ó n ; la E s p a ñ a de " L a Glo-
ria de Don R a m i r o " . . . no disfruta de esta com-
prensiva cordialidad por parte del autor. Hemos de
advertir ([ue ni en uno ni en otro caso tenemos la
fortuna de coincidir con la hospitalidad que se da
a los tópicos consagrados, en uno y en otro sentido.
En lo que ambas obras manifiestan la fratern;il
consanguinidad de su origen, sin la menor diferencia
de tiempo, es en el magistral e inspirado procedi-
miento técnico. Desde la más l e \ c partícula expre-
siva hasta el m á s alto detalle de ritmo y entonación,
todo está encaminado a ser fiel y significativa ex-
presión de la vida, del medio, del paisaje, de la psi-
cología, de las emociones, cuya sensación se tr,-ila
de comunicar. No creemos que en esto haya supe-
rado nadie a este eminente escritor. J a m á s compar-
timos aquella unanimidad con que la critica, a la
aparición de " L a Gloria de Don R a m i r o " , repetía
a cada paso los tópicos del clasicismo, delectación
arcaizante, casticismos, etc., etc. No se trataba de
nada de eso. E n r i q u e .Larreta acudió a los antiguos
y soterrados tesoros del idioma, como acudió a los
archivos y a la documentación copiosa, p a r a plasmar
más vi\'amente la vida y el m o m e n t o ; como quien
destajia cofres antiguos para sacar indumentaria
auténtica y no valerse de galas en que la bisutería
y la purpurina "hagan el efecto". El e.scrilor revis-
tió las almas con el indumento de aquel verbo, en
el diálogo, dejando que en la prosa expositiva se
difundiera sutilmente la fragancia antigua de aque-
llos atavíos. No era, pues, un vano empeño de cas-
ticismo ni una absurda imitación clásica. Se trataba
de un sabio y atinado procedimiento estético, que aho-
ra lo vemos repetido, con la misma fortuna, utilizando
todos los matices del léxico y la fraseología con que el
español se ha enriquecido en aquellas regiones, para
dejarnos penetrar en las más escondidas intimidades
psicológicas de la vida y el ambiente, en la comarca y
en el momento en cjue coloca la acción de esta magní-
fica obra. Sólo v a r í a el instrumento ; el procedimien-
to es el mismo. Y llevado a cabo con tal fortuna, que
ha logrado adornar con una nueva y exquisita gala
a la reciente literatura de la América española.
No nos arrepentimos de considerar la aparición de es-
ta nueva obra del señor L a r r e t a como un acontecimien-
to literario, un venturoso acontecimiento, del que bien
puede felicitarse toda la literatura de la raza española.
P R U D E N C I O
D E M A D R I D .
 SUMARIO DE ESTE NUMERO
Portada: "Los Jados están echados", caricatura política de Alvarez, en tricromía. — Se-
gunda portada: Comentarios gráficos en colores, por Valdivia. — Señorita Ina Obiglio, loto
iluminada. — Modelo de Nojteamérica. a tres colores. — "I.a que tiene un auto", versos
de F, M., ilustrados por López Naguil. en tricromía.

Golahoracíón literaria

Grabenfeld, por Enrique Méndez Calzada. ¡Gustad!, por -H. C. Witwcr. El padre Piea-
zárri, por Horacio Rega Molina. ]^a u parásita, por Luís García. Infidelidad, por Bartoloni-.;
Galíndez. Ni la destrucción ni la muerte restaron entusiasmo al conde cíe Zeppelíu. Pensión
Kxcelsior, por Mauricc Dekobra. Fray l^uís de León era experto y agudo conocedor del
corazón femenino. Derrota, por Eduardo O. Zapíola. Versos de la Alhambra, por Arturo
Capdevila. El ingenio a flor de labio. El medio demasiado bueno, por Francis de Alioman-
dre. El legendario Gallo de Morón carece de historia, pero tiene su estatua, por J. Ricardo
Nevares. Álbum poético de CARAS Y CARETAS : Calesíta, por Alvaro Yunque; El cerco y
el surtidor, por Ricardo Gutiérrez; Cármenes, por Arturo Vázquez Cey; Versos con olor a
novia, por Alberto Franco; Revoluciones del Globo, por José de Espronceda; Tierra firme,
por Marcos Zapata; f.,a lira, por Manuel del Palacio; Palabras del faquir, por Hrand Na-
zariantz. El ñato Serapíp, por Leonardo Bazzaiio. .\ los solterones de Sumatra se les arro-
ja del seno de la comunidad. Hace cien años, enfermo y pobre, falleció en Londres el poeta
Hugi5 Foseólo. La selva que llora, por Ventura García Calderón. De "Senderos de Maya",
por Julio VignolaiMansilla. — Ilustraciones de Rechaiu, Mítchell,. Requena Escalada, Poggi,
Arancíbia, Parpagnolí, Arteche, V^aldivia, Haerre, Bello, Font, Batlle y Olivas.

Secciones fijas y alternadas

Notas sociales, por La Dama Duende. Teatros, por José Ojeda. Reportajes relámpago: Blan-
ca Podestá, por Amadori, Feminidades, por Ivonne. El hermano de Beba, por Roxana.
Margot, por Arcadia de Mulbrodh. Las aventuras de Gorgojito, por Máximo Suave. Los
ases del fútbol: Humberto Recanatini, por Fiore. "Piensa y ejecuta. Concurso de dibujos
iiifantiles. Calles de Buenos Aires. Nuestro jardín familiar medicinal. Sarrasqueta noticio.,
.so, monos, por Redondo. Auto - Moto - Ciclismo, por Pedro Fiore. Lecturas infantiles: El
sueño de la muñeca, ))or Adelia Di Cario. Radiotelefonía, por Raúl Bordenave. Concurso
infantil para colorear dibujos. La semana humorística. Apostillas a la vida literaria. A punta
de lápiz, caricaturas de actualidad, por Valdivia. El correo de la moda, por A. T. de D.
Ganadería, por Guillermo St. J. Peters. Pasatiempos. Desde el mirador. Libros.

Notas ilustradas con fotografías

En el parque zoológico de Hagenbeck: interesante descripción hecha por Nanuk. Teatro
del silencio: las novedades del cine. Ser estudioso es honrar a la Patria y honrarse a sí
mismo: alumnos sobresalientes de 6° grado. El rey Jorge V, deportista: magnífica foto del
soberano británico en su yate. La Casa del T e a t r o : trascendencia de la benéfica iniciativa
de doña Regina Paciní de Alvear, por E. G. V. Las mujeres modernas: presentación de
cinco magníficos ejemplares. La vieja Benita y su miriñaque: otra figura popular del elenco
de Félix Lima. Montevideo: su actualidad.gráfica. Exposición Nacional de Ganadería: lo
más notable del gran certamen. Actualidades de la semana. Notas salientes del interior.
Enlaces. Notas destacadas del mundo deportivo. Rosario: su vida actual a ti'avés de cinco
fotos. Lo que evocan las manos de nuestros escritores: continuación de la interesante notu
del Vizconde de Lascano Tegui. Autógrafo del ministro de Hacienda a propósito de :a
reapertura de la Caja do Conversión. Recordando a Ganghi. La horrible catástrofe de la
fábrica de fuegos artificiales de San Martín. Información genera!.

Variedades
La lepra. La electrocultura. El aviso. Los holandcsres .son gente de pocas palabras. Desinte-
rés postumo. La voluntad. Pensamientos. Por qué anda el tren. La parábola del olvido, por
-\lberto Echazú. Lo feo, por' Gabriela Mistral. Palabras y advertencias, por Jorge W a -
shington. Arte culinario. Petrarca, de caza. Seres de dos almas. Máquina para resucitar.
El manantial, por Víctor Hugo. Notas breves. .Seguro contra las maldiciones. La pasión,
por Jenaro Lugo. Subproductos de los bananeros. Problemas de la pintura europea actual.
Lo que debe saber una madre. Significado de algunos nombres de pila. Los abonos, por Juan
Sánchez Ocaña. El costoso caso del litigio de la península de Salvador. Cuáles son los avi-
sos relativos al tiempo que dan ciertos animales. Noticias de vialidad. Chistes ilustrados.