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AFIP c/ González, Alfredo Oscar s/ ejecución fiscal

Considerando:
1) Que el Juzgado Federal de Primera Instancia de Azul rechazó las excepciones de inhabilidad de título, litis
pendencia e inexistencia de deuda, así como el planteo de inconstitucionalidad opuesto por la demandada y, en
consecuencia, mandó llevar adelante la ejecución promovida por el organismo recaudador, por la suma de $
1.069.308,85, más intereses y las costas del juicio.

2) La demandada interpuso recurso extraordinario que, tras ser contestado por la actora, fue concedido.

3) Fue agregada en autos copia certificada de la sentencia de la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal que revocó el pronunciamiento del Tribunal Fiscal de la Nación que había declarado
la improcedencia del recurso deducido ante ese organismo jurisdiccional por el aquí demandado contra el acto por el
cual la AFIP determinó el impuesto y los accesorios que se pretenden ejecutar en las presentes actuaciones, por
considerar que había sido interpuesto en forma extemporánea. La cámara juzgó aplicable la ampliación del plazo del art.
158 del Código Procesal Civil y Comercial y que, en consecuencia, correspondía tener por presentado en término el
aludido recurso. Por lo tanto, dispuso devolver las actuaciones al Tribunal Fiscal para que se expidiera sobre las
restantes cuestiones planteadas. El pronunciamiento de la alzada se encuentra firme.

4) El efecto suspensivo asignado a los recursos deducidos ante el Tribunal Fiscal por el art. 167 de la ley 11.683 impedía a
la AFIP promover la presente ejecución.

5) Si bien las decisiones recaídas en los juicios ejecutivos y de apremio no son, como principio, susceptibles de recurso
extraordinario, pues no revisten el carácter de sentencias definitivas en los términos del art. 14 de la ley 48, la Corte
ha hecho excepción a tal principio en supuestos en los que resulta manifiesta la inexistencia de deuda exigible, pues lo
contrario importaría privilegiar un exceso de rigor formal con grave menoscabo de garantías constitucionales.

6) El pronunciamiento apelado ha sido dictado por el superior tribunal de la causa, ya que no es apelable en las
instancias ordinarias según la reforma del art. 92 de la ley 11.683 por la ley 23.658.

-//- Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario y se revoca la sentencia apelada, con costas.

-La Corte Prohibió a la AFIP Ejecutar a Deudores sin Sentencia Firme.


La apelación de una sentencia del Tribunal Fiscal de la Nación tiene efecto suspensivo, por lo que la AFIP está impedida
para promover la ejecución fiscal de la supuesta deuda del contribuyente hasta que haya sentencia definitiva. La Corte
revocó una sentencia del Juzgado Federal de Azul que había afirmado que la apelación de un fallo del Tribunal Fiscal
ante la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal sólo surte efecto devolutivo respecto del capital e
intereses, por lo que la AFIP estaba habilitada para iniciar el apremio por esos conceptos. El Juzgado mandó llevar
adelante la ejecución promovida por la AFIP por la suma de $ 1.069.308,85, que surge de los certificados emitidos por el
organismo, más los intereses y las costas del juicio.
La Sala V de la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal, por el contrario, revocó el pronunciamiento
del Tribunal Fiscal que había declarado improcedente la apelación contra el acto por el cual la AFIP determinó el
impuesto y los accesorios, los que se pretendieron ejecutar por considerar que el recurso había sido interpuesto de
manera extemporánea. La Cámara aplicó una ampliación del plazo otorgada por el Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación y, por lo tanto, dispuso devolver las actuaciones la Tribunal Fiscal para que se expidiera sobre el resto de las
cuestiones planteadas.
La Corte afirmó que “cabe concluir que el efecto suspensivo asignado a los recursos deducidos ante el Tribunal Fiscal
impedía a la AFIP promover la ejecución” fiscal de la deuda del contribuyente. El hecho de que faltara deuda exigible
para la ejecución que se pretendía hacía necesario hacer una excepción al principio por el que los juicios de apremio no
son materia de recurso extraordinario por no revestir el carácter de sentencia definitiva.
Para fundamentar su decisión, la Corte adhirió al dictamen de la procuradora Laura Monti. Esta funcionaria criticó el
hecho de que el juez de primera instancia haya “desconocido” el efecto suspensivo de la apelación interpuesta por el
contribuyente contra la sentencia del Tribunal Fiscal, y en cambio, haya aplicado “indebidamente” la excepción a esta
regla, limitada únicamente al fallo de este Tribunal que “condene al pago de tributos e intereses”. Por este motivo,
tachó las afirmaciones del magistrado de arbitrarias. La procuradora sostuvo que el “efecto suspensivo opera siempre
que concurra la circunstancia que lo funda, esto es, siempre que haya determinación de oficio”. Asimismo, señaló que el
fallo de la Corte “conserva independencia respecto de lo que pueda decidir finalmente la Cámara competente”, ya que
“cualquiera sea el resultado, la ejecución ha sido mal iniciada, sin que una posterior ratificación de la sentencia del
Tribunal Fiscal pueda otorgarle exigibilidad de manera retroactiva a una deuda que carecía de ella al momento de
librarse la correspondiente boleta”. Monti indicó que aclaraba esto por que afectaba de manera directa el momento de
inicio del cálculo de los intereses punitorios. Firmaron la sentencia de la Corte que otorgó efecto suspensivo a la
apelación de los fallos del Tribunal Fiscal los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Enrique
Pretracchi, Juan Carlos Maqueda, Raúl Zaffaroni y Carmen Arbibay.

AFIP c. Intercorp S.R.L. • 15/06/2010

Hechos
La AFIP promovió ejecución fiscal contra una sociedad de responsabilidad limitada por una suma correspondiente a
saldos de sus declaraciones juradas del impuesto al valor agregado, del impuesto a las ganancias y de aportes al de
Seguridad Social. Según el art. 92, de la ley 11.683 dispuso embargo general de fondos y valores del ejecutado. A raíz del
planteo efectuado, el Juzgado Federal interviniente declaró la inconstitucionalidad del inc. 5 del art. 18 de la ley 25.239,
en tanto sustituyó el texto del art. 92 de la ley 11.683, y, en consecuencia, decretó la nulidad de todos los actos
procesales cumplidos. La Cámara, a su turno, revocó la decisión, rechazando el planteo de inconstitucionalidad. Contra
ese pronunciamiento, se interpuso el recurso extraordinario federal. La Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó
parcialmente la sentencia apelada y declaró la inconstitucionalidad de las normas impugnadas.

Sumarios

1 – Es inconstitucional el art. 92 de la ley 11.683, en cuanto otorga a los funcionarios del organismo recaudador la
potestad de disponer y trabar unilateralmente medidas cautelares, en la medida en que no se adecua a los principios y
garantías constitucionales de la división de poderes, la defensa en juicio y la propiedad.

2 – En su actual redacción, contiene una inadmisible delegación en cabeza del Fisco Nacional de atribuciones que hacen
a la esencia de la función judicial, ya que al permitir que el agente fiscal pueda por sí y sin necesidad de esperar siquiera
la conformidad del juez, disponer embargos, inhibiciones o cualquier otra medida sobre bienes y cuentas del deudor,
introduce una sustancial modificación del rol del magistrado en el proceso, quien pasa a ser un mero espectador que
simplemente es “informado” de las medidas que una de las partes adopta sobre el patrimonio de su contraria.

3 – Tan subsidiario es el papel que el art. 92 de la ley 11.683 asigna al juez en los procesos de ejecución que, para el
supuesto de que el deudor no oponga excepciones, sólo debe limitarse a otorgar una mera constancia de tal
circunstancia para que la vía de ejecución del crédito quede expedita, lo que violenta el principio constitucional de la
división de poderes y desconoce los más elementales fundamentos del principio de la tutela judicial efectiva y de la
defensa en juicio del art. 18 CN como en los Pactos internacionales del art. 75 inc. 22, el art. 8° del Pacto de San José de
Costa Rica, el art. XVIII de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre; art. 11 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; art. 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos—.

4 – Las disposiciones del art. 92 de la ley 11.683 —potestades del organismo recaudador— no superan el test de
constitucionalidad respecto del art. 17 CN, en cuanto establece que la propiedad es inviolable y ningún habitante puede
ser privado de ella sino es en virtud de una sentencia fundada en ley, sin que resulte óbice a ello el hecho de que lo
puesto en tela de juicio sea la potestad de disponer unilateralmente medidas cautelares, ya que ellas, cualquiera sea su
naturaleza, afectan concretamente el derecho de propiedad del individuo, pues, si bien no importan —en principio—
una ablación de su patrimonio, su función es limitar de manera efectiva otros atributos no menos importantes de ese
derecho, cuales son los de usar y disponer de él, con función de garantía.
5 – Resulta inadmisible que se recurra a instrumentos que quebrantan el orden constitucional, pues justifica la violación
de las garantías y derechos consagrados en el texto constitucional.

6 – En cumplimiento del deber de la Corte Suprema de adoptar medidas para evitar la eventual afectación de la
percepción de la renta pública, corresponde establecer pautas claras y concretas de la manera en que los efectos de su
pronunciamiento operarán en el tiempo, por lo que resulta necesario admitir la validez de las medidas cautelares que
los funcionarios del Fisco Nacional hayan dispuesto y trabado hasta el dictado de la sentencia en que se declara su
inconstitucionalidad, sin perjuicio de que los jueces de la causa revisen en cada caso su regularidad y procedencia en
orden a los demás recaudos exigibles.

7 – Las modificaciones al art. 92 de la ley 11.683, para superar, o al menos atenuar, las demoras en los procesos de
ejecución fiscal, fue la respuesta del legislador para mantener el carácter judicial del proceso, pero, otorgando al agente
fiscal facultades para realizar ciertos actos y diligencias, razón por la cual la circunstancia de que la ley otorgue
atribuciones a tales funcionarios administrativos para suscribir y librar el mandamiento de intimación de pago y
embargo, con la citación a oponer excepciones, no afecta la sustancia del proceso ni el derecho de defensa del
contribuyente (del voto en disidencia de los doctores Petracchi y Argibay).

8 – Si bien el art. 92 de la ley 11.683 faculta al organismo recaudador a disponer por sí medidas precautorias, el juez
debe estar en conocimiento de ellas, sin disposición alguna que limite la competencia de los jueces para impedir la traba
de tales medidas o para dejarlas sin efecto, sustituirlas por otras o limitarlas, cuando ello sea necesario a fin de evitar
perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes —arts. 203 a 205 del Cód. Procesal—, por lo que no se no se
advierte la lesión al derecho de propiedad invocada por el contribuyente (del voto en disidencia de los doctores
Petracchi y Argibay).

9 – Para descartar que el embargo preventivo trabado constituya un supuesto de privación de la propiedad sin
“sentencia fundada en ley” —art. 17 CN—, tal clase de medidas es por naturaleza una restricción provisional del derecho
de propiedad que, si bien afecta la disponibilidad de los bienes, no altera la titularidad del dominio de éstos, la cual se
mantiene en cabeza del propietario (del voto en disidencia de los doctores Petracchi y Argibay).

10 – Corresponde rechazar la impugnación del art. 92 de la ley 11.683, —en cuanto otorga a los funcionarios del
organismo recaudador la potestad de disponer y trabar unilateralmente medidas cautelares— con base en que se habría
vulnerado el principio de división de poderes consagrado por el art. 109 CN, pues resulta compatible con la Constitución
Nacional la creación de órganos, procedimientos y jurisdicciones de índole administrativa con potestades de tipo
jurisdiccional destinados a hacer más efectiva y expedita la tutela de los intereses públicos, bajo la condición de que el
pronunciamiento emanado de la autoridad administrativa quede sujeto a un “control judicial suficiente” (del voto en
disidencia de los doctores Petracchi y Argibay).

11 – Es razonable el art. 92 de la ley 11.683, en cuanto a las atribuciones que pone en cabeza del agente fiscal, pues el
procedimiento previsto en la norma aparece como apropiado para reducir los plazos de la ejecución y lograr una más
rápida y efectiva percepción de las rentas públicas, o al menos posee entidad suficiente como para contribuir de algún
modo a esos objetivos, lo cual corrobora la circunstancia de que no puede determinarse de modo inequívoco y
manifiesto la existencia de otros medios alternativos igualmente idóneos y que, al mismo tiempo, provoquen una menor
restricción a los derechos involucrados (del voto en disidencia de la doctora Highton de Nolasco).

12 – La ley 25.239, al modificar el art. 92—otorgando a los funcionarios del organismo recaudador la potestad de
disponer y trabar unilateralmente medidas cautelares—, tuvo como esencial propósito agilizar y dotar de mayor eficacia
a la función de recaudación de la AFIP, de modo que una eventual decisión contraria a su validez podría incidir en la
oportuna percepción de la renta pública, circunstancia que revela prima facie un factor de retardo y perturbación en el
desarrollo de la política económica del Estado, con menoscabo de los intereses de la comunidad, en función de lo cual
cabe concluir que los medios arbitrados no aparecen como desproporcionados con relación al fin que persiguen (del
voto en disidencia de la doctora Highton de Nolasco).
Compañía de Circuitos Cerrados S.A. v. AFIP 11/10/2005

Impuesto al valor agregado - Aplicación sobre intereses que se perciben por pago tardío de abonos - Medida cautelar
________________________________________
PROCURADOR GENERAL.- Considerando: I. La Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán confirmó la sentencia que,
al hacer lugar a la medida cautelar innovativa solicitada por la empresa Compañía de Circuitos Cerrados S.A., ordenó a
la AFIP -Dirección General Impositiva- (AFIP.-DGI.), suspender la aplicación del IVA sobre los intereses que la empresa
percibe por el pago tardío del abono de sus clientes -que por decreto 2633/1992 se consideraron gravados aun
cuando las operaciones que lo originaron estuvieran exentas-.
Disconforme, la AFIP.-DGI. interpuso el recurso extraordinario que, denegado, motivó la presente queja.
Sostiene que no se cumplen los requisitos necesarios para el otorgamiento de una medida precautoria como la
solicitada en autos y que su concesión debió haber sido analizada con carácter restrictivo. Afirma que el tribunal no
fundamentó su fallo sino antes bien se remitió a los argumentos de la actora para considerar verosímil el derecho.
Entiende que la alzada se ha apartado del principio de presunción de legitimidad del que gozan los actos
administrativos y ha minado la ejecutoriedad del aquí impugnado, al conceder la cautelar sin que medie probanza
alguna de su arbitrariedad o nulidad manifiesta.
Asimismo, aduce la existencia de gravedad institucional desde el momento en que la sentencia, al poner en juego la
política de recaudación fiscal e impedir la adecuada defensa en el ámbito procesal y el cumplimiento de la función
recaudatoria, afecta el interés del Fisco Nacional.
Aun cuando lo decidido no reviste, en principio, el carácter de sentencia definitiva que haga viable el remedio federal
interpuesto, pienso que en el sub examine se configura un supuesto de excepción, pues lo decidido -contrariamente a
lo afirmado por el a quo- excede el interés individual de las partes y atañe también a la comunidad en razón de su
aptitud para perturbar la percepción de las rentas públicas.
La viabilidad de las medidas precautorias se halla supeditada a que se demuestre la verosimilitud del derecho
invocado y el peligro en la demora, y que la innovativa, es una decisión excepcional porque altera el estado de hecho o
de derecho existente al tiempo de su dictado, en razón de que configura un anticipo de jurisdicción favorable respecto
del fallo final de la causa, lo que justifica una mayor prudencia en los recaudos que hacen a su admisión. Los jueces
deben tomar los mismos o mayores recaudos en el caso de concederlas.
En mi concepto, asiste razón al recurrente cuando sostiene la arbitrariedad del fallo desde el momento en que el a
quo, luego de citar jurisprudencia sobre la necesaria verificación de la verosimilitud del derecho, únicamente se remite
a los argumentos dados por la actora, sin que exista consideración alguna sobre su mérito.
Más aún, la resolución apelada -en cuanto admitió una cautelar que conlleva la suspensión de la exigibilidad de una
deuda tributaria- incurrió en un grave defecto de fundamentación al considerar, en un balance entre el daño a la
comunidad y el que se le ocasiona a quien demanda la suspensión, que éste era el afectado y omitió tener en cuenta
que la percepción de las rentas públicas en el tiempo y modo dispuestos por las respectivas normas es condición
indispensable para el funcionamiento regular del Estado, ya que el régimen de medidas cautelares en materia de
reclamos y cobros fiscales debe ser analizado con particular estrictez. Máxime, cuando están en juego, además de la
consideración del interés público, el principio de presunción de validez de los actos de los poderes públicos.
Por otro lado, resulta necesario destacar que el argumento basado en el posible menoscabo de la defensa en juicio,
ante la necesidad del pago previo (solve et repete) de las obligaciones fiscales como requisito para la intervención
judicial, no resulta ajustado a los hechos de la causa ni al derecho aplicable. En efecto, el procedimiento de
impugnación no requiere de aquel pago como requisito de acceso a la instancia judicial.
En tales condiciones, el fallo es pasible de la tacha de arbitrariedad. A ello cabe agregar que no podría llegarse a otra
solución sin analizar en profundidad las normas que resultan aplicables y que están discutidas, pues ello implicaría
resolver el fondo del asunto, extremo vedado a los jueces cuando se trata de denegar o conceder medidas
precautorias.
IV. Corresponde admitir la queja y dejar sin efecto la sentencia en cuanto fue materia de recurso extraordinario.-
Nicolás E. Becerra.

Buenos Aires, octubre 11 de 2005.- Considerando: Que las cuestiones planteadas en el sub lite han sido
adecuadamente tratadas en el dictamen del procurador general, cuyos fundamentos el tribunal comparte y a los que
corresponde remitir por razones de brevedad, excepto en cuanto a lo expresado en el acáp. III párr. 5º, pues contiene
un juicio respecto del procedimiento de impugnación aplicable al sub lite, aspecto sobre el cual el tribunal considera
inadecuado pronunciarse en el marco del presente recurso.
Por ello, de conformidad, en lo pertinente, con lo dictaminado por el procurador general, se hace lugar a la queja, se
declara procedente el recurso extraordinario y se revoca la decisión apelada. Con costas. Reintégrese el depósito.
- Petracchi.- Highton de Nolasco.- Fayt.- Maqueda.- Lorenzetti. En disidencia: Zaffaroni.- Argibay.

DISIDENCIA DE LOS DRES. ZAFFARONI Y ARGIBAY.- Considerando: Que el recurso extraordinario, cuya denegación
motiva el presente recurso de hecho, no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal.
Por ello, y habiendo dictaminado el procurador general, se desestima la queja. Declárase perdido el depósito.

-“COMPAÑÍA DE CIRCUITOS CERRADOS c/ AFIP- DGI”. CSJN. 9/03/2010. Al contribuyente se le practica una
determinación de oficio. Ante tal situación el contribuyente opta por instaurar un Recurso de Reconsideración. En la
Dirección Regional Tucumán se lo tuvo por desestimado. El contribuyente recurre a la Justicia. El Juez termina
expidiéndose sobre la inconstitucionalidad del artículo 81 de la Ley 11.683, por el tema del “solve et repete”. Sostenía
que esto lo hacía inconstitucional. Va a la CSJN, la que tiene que juzgar sobre este tema.
La Corte sostiene, al igual que en su integración anterior, que el “solve et repete” no es un elemento que invalide
constitucionalmente el régimen, y más en este caso– explica- “porque el contribuyente tenía otro camino para seguir”.
“Tenía el camino de recurrir al Tribunal Fiscal. Luego, en base a lo resuelto en el Tribunal Fiscal, tenía que ir a la
Cámara, y de esa manera no se hubiese encontrado con este problema. En cambio, como el contribuyente optó por el
Recurso de Reconsideración, la opción no puede ser un requisito para que él después impugne de inconstitucional el
régimen. Esta es “la vuelta” que le encontró la CSJN. La Procuradora en su Dictamen dice que en realidad cuando el
contribuyente va por el Recurso de Reconsideración y ese es denegado, para el acceso a la Justicia, el camino que
tiene, es el del artículo 23 inc a) de la Ley de Procedimientos Administrativos Nº 19.549. Y este camino, tiene una
particularidad: “no se requiere el pago para iniciar el acceso a la Justicia”. Es aquí donde la CSJN sostiene que esa
posición es equivocada. ¿Por qué? Porque teniendo esa Ley de procedimiento Fiscal en procedimiento específico, no
se puede aplicar supletoriamente la Ley de Procedimientos Administrativos 19.549. La CSJN, concluye expresando:
“queda expedita la posición del Fisco de ejecutar la deuda”.

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