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Algún comienzo…

TERAPIAS HUMANISTAS

Críticas

El principal cuestionamiento que se le ha hecho a las aproximaciones


psicológicas de esta corriente es su falta de rigor teórico. Esto es
motivado principalmente por la crítica a los modelos académicos de
adquisición del conocimiento, los psicólogos humanistas privilegiaron la
experiencia directa y el aprendizaje vivencial en sus centros de
formación.

La crítica que la psicología humanista hizo a la psicología de la época, en


cuanto a un centramiento excesivo en la naturaleza racional humana,
redundó, a la larga, en el desarrollo escaso de teoría o teorías muy
vagamente fundamentadas.

Actualmente existe conciencia de esta crítica por parte de los psicólogos


que se consideran humanistas, por lo que muchos han iniciado un
proceso de búsqueda de fundamentos teóricos más profundos,
principalmente epistemológicos, a su labor.

1 CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

Para comprender de mejor forma la psicología humanista debemos


introducirla en el contexto adecuado, donde al parecer los antecedentes
históricos y culturales se entremezclan.
Históricamente podemos señalar que ésta perspectiva, en sus albores
surgió como un movimiento social que se inspiró hacia 1890 por William
James, quien escribió el libro Principios de la Psicología, en el cual se
hace referencia al método de introspección, al análisis de estados
mentales y al libre albedrío (Más tarde éstos tres contenidos forman
parte de esta escuela).
Sin embargo, la psicología humanista nace en EE.UU. desarrollándose
paralela a la Revolución de las Flores, suceso que surgió en reacción a la
Segunda Guerra Mundial. Entonces su auge radica principalmente ante
tales devastadores litigios; pues la sociedad se postró en una atmósfera
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de desilusión y protesta que se magnificó en distintos creencias y
corrientes filosóficas, tales como el Existencialismo y la orientación de
drogas de "hippies" proveniente de la Revolución de las Flores.
Además, a principios del siglo XX se basó en las necesidades de
psicoterapias de la sociedad, debido a su imposibilidad de libre
expresión, al vacío interno que sentían en sí mismos y a la enajenación
con lo que los rodeaba (debido a la Segunda Guerra Mundial). Es decir,
sus vidas carecían de valor y sentido.

A causa de estos fenómenos sociales, culturalmente se identificaron los


siguientes temas o características que son resonantes en esta
perspectiva.
No referimos al individualismo en la perfección humana, al énfasis sobre
el auto-descubrimiento y lo que ocurre en el presente, al hedonismo , y
al irracionalismo Además, la psicología humanista se caracterizó por
apoyarse en el punto de vista del escritor francés Juan Jacobo Rosseau,
quien califica a los individuos como "nobles salvajes", desarrollados
como seres humanos productivos, alegres, buenos y bondadosos, a
menos que la sociedad o experiencias desfavorables interfirieran o
corrompieran el manifiesto de su naturaleza más elevada.

Los teóricos más representativos de ésta escuela son Abraham Maslow y


Carl Rogers, quienes establecieron la esencia inicial de esta perspectiva
e hicieron gran aporte con sus teorías de la motivación y el empleo de la
psicoterapia humanística que explicaremos más adelante. Ambos
presentan tradiciones culturales similares; ambos nacieron en EE.UU. y
se titularon como psicólogos en universidades prestigiosas como la de
Columbia y Wisconsin.

2 MARCO CONCEPTUAL

A través de la Psicología Humanista se trata de individualizar y no


esterilizar a la persona, intentando llegar a tener una visión completa
del sujeto a través de los aspectos positivos del ser humano. Para poder
llegar a la comprensión de esta teoría se deben conocer primero los
conceptos en la cual están sujetos los argumentos de la existencia de
esta escuela.

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La auto-actualización en términos generales corresponde al empleo y la
explotación total de los talentos, capacidades, posibilidades, etc. Este
concepto fue integrado a la Psicología por Abraham Maslow el cual
propuso que las investigaciones se debían realizar con personas
saludables y creativas, con hombres y mujeres sobresalientes y no
promedio. Ésta consiste en la búsqueda del conocimiento, apreciación de
la belleza, jovialidad, autosuficiencia, la penetración en la verdad (se
pueden observar claramente
en la teoría de las motivaciones de la pirámide de Maslow). Hizo una
investigación (Abraham Lincoln, Tomas Jefferson, Albert Eintein, Eleonor
Roosevelt, etc) y con determinadas características logró definir
condiciones para desarrollar el potencial humano. Es encontrado cuando
el individuo se siente, sano, seguro, amado y competente.
La empatía corresponde a la serie de conceptos base para la Psicología
Humanista; ésta es la capacidad de situarse en el lugar de la otra
persona, compartiendo sentimientos basándose en percepción de las
expresiones de esta, o por haber experimentado conjuntamente con
otras personas la misma situación o por conocer su estado Psíquico. La
comprensión empática es cuando el terapeuta se dedica por entero a
escuchar, comprender los problemas del cliente (incluso aquellos de los
que éste puede no ser consciente), clasificarlos y comunicarle este
conocimiento para que luego se pueda escuchar a sí mismo y expresar
sentimientos y pensamientos bloqueados
anteriormente.
La congruencia es otro enunciado importantísimo debido a que esa lo
que el terapeuta trata de llegar. Es decir, a un individuo consecuente, el
cual no trata de aparentar ser algo que no es. Es alguien que acabara
sintiéndose a gusto con su persona, percibiéndose a sí mismo de
manera diferente, con sus sentimientos, pensamientos y emociones, y
no la que alguna vez se les haya sido impuesto por otras personas (ya
se directa como indirectamente).
La psicología humanista se basa en conceptos y supuestos de otras
perspectivas, aunque no las acepta en su totalidad.
Si bien la escuela humanista y el Existencialismo se ubican
cronológicamente
paralelas -ya que ambas reaccionan contra las Guerras Mundiales - esta
perspectiva se basa en la mirada individual del hombre existencial; en el
enfoque de "qué significa existir como ser humano". Asimismo los dos

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usan el método fenomenológico, es decir, creen en el fenómeno y lo
describen tal como lo ven.
De la Gestalt toma la idea de que la experiencia total del observador es
distinta a la simple suma de sensaciones, para decir que ésta no puede
ser analizada sin sacrificar una parte de ella.
A pesar de que esta escuela contradice en varios aspectos al
Psicoanálisis, coinciden en el uso del método de la introspección y en la
importancia concedida a los motivadores internos de la conciencia.

De los conceptos ya explicados, muy pocos han sido probados


empíricamente, debido a que esta perspectiva no usa el método
científico. Sin embargo, algunos fueron evidenciados otorgando
información válida mediante variadas herramientas de investigación,
como son: técnicas científicas (objetivas y subjetivas), método de la
introspección y análisis literario. En efecto, los conceptos probados
fueron pocos, entre ellos la valoración de soledad y privacía, los
sentimientos de solidaridad, y la congruencia, explicados más
adelante en la teoría de la motivación de Maslow y la de la personalidad
de Rogers.

3 SUPUESTOS BÁSICOS

Para el desenvolvimiento de la Psicología Humanista se necesitan ciertos


principios básicos o supuestos básicos, los cuales, en este caso serán los
pilares de la escuela.
Los supuestos corresponden a que "la persona se debe estudiar como un
todo", que el "centro de atención es la experiencia subjetiva del sujeto"
y sobre todo se enfatiza en que hay que "estudiar al individuo como tal
y no como promedio" para que así se pueda sacar lo mejor de éste y se
pueda sentir a la par consigo mismo.
La Psicología Humanista señala que en el hombre su instinto básico y la
esencia de su dignidad radican en la confianza que se tienen en sí
mismos, cuando el resto duda de ellos. Para explicar la concepción de la
naturaleza del ser humano, Abraham Maslow y Carl Rogers emplearon
distintas teorías.
Éste último propuso la teoría de la personalidad, donde la describe y la
constituye de un organismo y un yo. El organismo es la totalidad de una
persona que lucha por alcanzar la perfección y ser más completo. Es

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capaz de realizar todas sus potencialidades. El "yo" o el "sí mismo" es el
núcleo de la personalidad, y el encuentro de un individuo con su propio "
yo" permitirá la valoración, apreciación y aceptación de ellos mismos.
Son las conductas y experiencias que permiten la aceptación positiva.
Cuanto mayor sea la brecha entre el "yo" y el organismo, más limitado y
defensivo se volverá el individuo; Su personalidad será negativa. Y por
el contrario, mientras mayor sea la unión o intersección entre ambos, su
personalidad será positiva y podrá llegar a la auto-actualización.
Maslow, en cambio, planteó la teoría de la motivación basada la
jerarquía de necesidades; el individuo se preocupa de sus necesidades
básicas de supervivencia, como son las fisiológicas (alimentación,
hambre, sueño), Nos referimos a las necesidades D que corrigen
deficiencias y carencias en la vida y personalidad del individuo. Luego
cuando éstas son consumadas se complementan con las necesidades de
orden superior; de seguridad (estabilidad y orden), de amor y
pertinencia (familia y amistad), de estimación (respeto por sí mismo y
reconocimiento), autoactualización (desarrollo de las capacidades).
Éstas son las necesidades B y consiguen un más alto nivel de la
existencia. Vale recalcar que sin las D, no se realizan las B y que con el
logro de ambas el individuo alcanza la autoactualización, o bien, la
autorealización.
A esto corresponde la teoría de la motivación, y se explica según el
siguiente esquema:

Teoría de la Motivación (A. Maslow)


Jerarquía de necesidades

El Existencialismo influyó en esta perspectiva en la forma de concebir al


hombre como un ser bueno, individualizado, capaz de percibir, sentir,
auto-realizarse, y por sobre todo por ser libre; entonces la perspectiva
no se caracteriza por predisponer un determinado comportamiento,
aunque trate de cambiar uno negativo por uno positivo.
Las terapias humanistas destacan en el individuo, sus cualidades únicas
de la visión de su propio "yo" e intenta cambiar la imagen que tiene de
sí mismo. El objetivo del terapeuta es liberar la personalidad que se
encuentra enterrada debido a una serie de actitudes que la constriñen.
Además los terapeutas humanistas ayudan a las personas para que
supriman las coacciones sobre su propia auto-actualización.

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Para la psicología humanista, el individuo logrará un cambio en su
conducta estableciendo, antes que nada, una buena relación entre el
médico y el enfermo. Sin embargo, en el caso de esta perspectiva al
enfermo se le llama cliente y es considerado el principal responsable del
éxito de la terapia.
Pues si desea cambiar alcanzará la auto-realización; en conclusión el
cliente es un compañero en la terapia. El terapeuta es un amigo que
acepta, entiende y será compañero del cliente durante la búsqueda de
su identidad.
Éste no tiene una meta preconcebida, sino que manipula una posible
solución basándose en la visión que tiene el cliente del mundo.
Carl Rogers desarrolló, entonces, la llamada terapia centrada en el
cliente, donde el individuo busca su propio "yo", y con la ayuda de
recursos en nuestro interior, logra cambiar actitudes y conductas. Todo
esto dentro de la atmósfera proporcionada por el terapeuta que permite
finalmente el logro de la auto-actualización. Asimismo, para llevar a
práctica esta terapia y el cambio de conducta se necesitan tres
condiciones, que son los siguientes:
- Aceptación: el terapeuta debe aceptar al cliente totalmente, aun así
cuando exprese sentimientos negativos. Puesto que para el cliente el ser
aceptado por otra persona crea en el la fuerza necesaria para cambiar y
desarrollarse.

- Comprensión Empática: Con la escucha sensible y activa, el terapeuta


logra comprender el problema. Clasificando y luego comunicando los
sentimientos observados al cliente. Con esto, el cliente eventualmente
vería los que incluso no ha visto debido a su inconsciencia. Por
consiguiente, esta comprensión es importante y útil para que el cliente
se escuche a sí mismo con más exactitud, y para encontrar emociones
bloqueadas.

- Congruencia: Sucede cuando el cliente se comprende y enorgullece de


sí mismo, a medida que acepta sus experiencias como reales y es así
más auténtico. Son capaces de percibirse a su manera, y por el
contrario no reconoce los sentimientos y actitudes impuestos por otras
personas.

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4 METODOLOGÍAS

La perspectiva usualmente hace uso de tres métodos; la Introspección,


que es el examen del alma por sí misma, y que es muy discutible por su
carácter subjetivo; la fenomenología, que consiste en la descripción y
análisis del fenómeno tal como se ve; y finalmente el método
experiencial, que se utiliza frente al estudio de las vivencias del cliente.

Éstos investigadores, Rogers y Maslow, para la recolección y análisis de


datos usaron los siguientes procedimientos: Examen de los
antecedentes bibliográficos del cliente, luego uso de los métodos ya
explicados y aplicación de criterios subjetivos; como son el respeto de la
conciencia intuitiva del observador, procedimientos no científicos ni
rigurosos, etc.
Lo anterior se deduce de la primera investigación realizada por Abraham
Maslow, quien evaluó la personalidad de numerosos personajes
históricos y muy famosos, que fueron sanos, creativos y que en vida
desarrollaron sus potencialidades. Así Maslow investigó acerca de sus
vidas (Biografías) y aplicó los métodos y criterios correspondientes.

5 APLICACIÓN A PROBLEMAS PSICOLÓGICOS

La Teoría Humanista se diferencia de las otras perspectivas por el hecho


de utilizar, como método, a la introspección como revisión interna; el
método experiencial y el fenomenológico por medio de terapia. Pasa a
ser una teoría preocupada de la persona como un ser individual
destacando lo positivo de este. Otra de sus cualidades, por la mayoría
de las otras escuelas criticada, es la de carencia de un método de
científico junto con la concentración, en la realización de sus estudios,
de tan solo personas sobresalientes y no promedio. Esto es debido a que
buscan la auto-actualización de las personas es decir el desarrollo de
sus potencialidades.
Otras escuelas, tales como el Conductismo, utiliza el método científico
para la experimentación de personas sin trastornos mentales. Ésta
postula que las acciones de las personas son la representación de lo que
tienen en el interior, basándose en la teoría de la conducta aprendida.
La perspectiva Psicoanalista se canaliza hacia el método de observación
clínica para así analizar el comportamiento de personas enfermas. Ésta

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no utiliza la experimentación, tan solo la interpretación de la Psiquis. Y
la escuela Cognitiva se concentra en el método de experimentación
clínica con la cual investigan el pensamiento infantil. Esto a través de
estímulos empleados para analizar el comportamiento según edades.
La efectividad de la perspectiva humanista se ve limitada con respecto a
algunos problemas psicológicos debido a al misma estructuración de la
teoría. Un ejemplo claro de esta limitación es el hecho de no trabaja con
pacientes afectados gravemente, o, en otras palabras, que tengan
trastornos que impidan el desarrollo de sus atributos naturales. Más
bien funciona con personas inteligentes, bien educadas o "relativamente
normales" debido a que el terapeuta necesita proyectar una fuerte
creencia en la capacidad del cliente, para que este pueda,
eventualmente, enfrentar la vida, madurar, y realizar su potencial. Es
decir que no se puede aplicar en la Psicología Anormal.
La Psicología Humanista a través de la ambigüedad de su metodología a
formado un criterio de compresión subjetiva a aplicarse al cliente. Esta
estrategia de teoría humanista ha sido criticada por la mayoría de las
escuelas, fundamentada en el método de trabajo basado en la
predicción y control, intuición y empatía más que la comprensión
objetiva. Esta metodología sirve para las condiciones tanto sociales,
educacionales y laborales. Para esto también se les adhiere la
individualización del trato de las personas, como seres con posibilidades
de auto-actualización.

6 EVALUACIÓN CRÍTICA DE LA PERSPECTIVA

Los supuestos básicos de la Psicología Humanista son criticados por el


hecho que los datos de las pequeñas y distorsionadas muestras no son
confiables estadísticamente. Esto se debe a la extrema subjetividad de
esta teoría, es decir que está basada en intuiciones, predicciones , y no
bajo un método científico.
En comparación, con otras perspectivas que estudian los
comportamientos psicológicos, como el psicoanálisis, la psicología
humanista no da cuenta de estas alteraciones mentales ya que se
preocupa exclusivamente de aquellos individuos sanos, creativos,
tranquilos y sin problemas neurológicos.
La teoría Humanista sin duda alguna ha aportado notablemente dentro

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del campo de la Psicología debido a que ha demostrado en muchos
casos que no se necesita ningún método científico para poder llegar a
solucionar los problemas de las personas. Tan solo se necesita ver a la
persona desde un punto de vista del cual se pueda apreciarla desde el
interior, es decir la individualización del trato con las personas y su
posibilidad de auto-actualización.

¿Cuáles son las críticas más comunes a la teoría psicoanalítica de


Freud?

1.- Se le critica principalmente porque ignora el aspecto psicosocial en


que se desarrolla la conducta. las explicaciones que da no pueden ser
siempre las mismas en cualquier sociedad en que se desarrolla el
individuo. Se apoya más en lo biológico que en lo social

2.- Su teoría es demasiado rígida, sin tomar en cuenta la historia, las


relaciones entre los individuos, etc., como son el aparato psíquico, teoría
del placer, etc.

Otras respuestas (3)

Sigmund Freud y sus teorías han recibido gran cantidad de críticas


por parte de diversos autores: Karl Popper lo critica en su trabajo
sobre la filosofía de la ciencia por basar su teoría en hipótesis no
falsables y por replantear la evidencia cuando no confirma las
hipótesis recurriendo a lo infalsable. En su modelo de demarcación
de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de
seudociencia, en contraste con la teoría de la relatividad de Albert
Einstein. Popper observó que mientras las condiciones de
refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con
precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la
evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran
infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia para mantener
las hipótesis pese a la falta de sustento empírico.

Adolf Grünbaum considera que el psicoanálisis sólo es infalsable


en la situación analítica por la relación circular que genera en las
explicaciones sobre deseos inconscientes. Grünbaum considera
que la teoría sí puede ser falsada y, de hecho, resulta ser falsa.

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En la década de los años 60, Hans Eysenck recopiló y criticó todos
los estudios existentes sobre la efectividad del psicoanálisis. El
resultado fue que el tratamiento psicoanalítico no supone ninguna
mejora sobre la tasa de remisión espontánea (sin tratamiento) de
las neurosis (Ver sus libros Decadencia y caída del imperio
freudiano [1]). Eysenck afirmó que Freud "fue, sin duda, un genio;
no de la ciencia, sino de la propaganda; no de la prueba rigurosa,
sino de la persuasión".
Freud es criticado también por varios autores por haber falseado
los resultados de sus investigaciones. Historiadores y periodistas
han mostrado que hay una gran divergencia entre la evolución de
los casos clínicos tal como Freud los relata en sus textos y los
casos reales. Uno de los casos más famosos es el de Sergei
Pankejeff (el hombre de los lobos), investigado por la periodista
Karin Obholzer. Pankejeff sufría de una grave neurosis y de
pesadillas recurrentes que le impedían valerse por sus propios
medios. Freud interpretó los sueños del paciente concluyendo que
estaban relacionados con un trauma sexual de su infancia. Según
Freud, al comunicarle el origen de su problema, Pankejeff se curó
completamente. Sin embargo, las investigaciones mostraron que
la historia fue muy distinta. No sólo Pankejeff nunca se curó, sino
que siguió siendo tratado por otros psicoanalistas hasta su
muerte, y su estado durante ese tiempo empeoró
considerablemente. Pankejeff cobraba un sueldo mensual a cargo
de la Fundación Sigmund Freud con el propósito de mantenerlo
oculto en Viena para que el fraude no se hiciera público.

Diversos movimientos feministas critican a Freud por explicar a la


mujer como un hombre sin falo y por el concepto de "envidia del
pene". Las minorías sexuales critican también su teoría por
considerar la homosexualidad como una perversión. El gran
impacto cultural de las teorías de Freud sobre el desarrollo
psicosexual popularizó la idea de la homosexualidad como una
enfermedad, aumentando en la primera mitad del siglo ** la
internación de homosexuales en institutos de salud mental. Al
considerarlo una patología, tanto Freud como muchos de sus
seguidores impidieron que personas homosexuales se formaran

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como psicoanalistas. El tratamiento psicoanalítico fue utilizado
durante varias décadas para intentar curar la homosexualidad,
promoviendo el surgimiento de varias psicoterapias con este
mismo objetivo que se basan en algunas de sus teorías. Sin
embargo esto denota una contradicción al mismo Freud, que
sostuvo realmente en muchos de sus trabajos explicaciones acerca
de la "inversión sexual" como el resultado de una "elección de
objeto", que no demanda un juicio moral o ético ni el veredicto de
"sanidad o insanidad" al sujeto y tomando como ejemplo a los
antiguos griegos y a grandes figuras de la historia, exime de
culpas a los homosexuales limitándose a advertirles sobre los
problemas que pueden tener en la sociedad.

Ciertas corrientes de la psicología moderna (principalmente la


psicología cognitiva, la psicología biológica y psicología
conductista) descalifican su trabajo como seudocientífico. La
mayor parte de las teorías de Freud han sido abandonadas al no
ser consistentes con los hallazgos de la psicología experimental y
la biología.

se critica básicamente lo sexualizado y estructurado de su teoría y


a parte de la parte subjetiva en que la hizo.
otra crítica en que se basa mucho más en lo no tangible o
experimentable, como es el incs, que en la conducta u otras cosas
más manifestables.

Freud en muchísimos textos habla de lo psicosocial, de hecho hay


un texto entero que se llama psicología de las masas y análisis del
yo. ese texto habla de los grupos sociales y las actitudes
individuales en los grupos...

principalmente la crítica se basa en que Freud postula una teoría


con tan solo diez casos documentados plenamente, situación que
puede resultar engorrosa por momentos.
igualmente se critica el hecho de que sus formas de tratamiento
(me refiero a las freudianas clásicas) resultan por momentos poco
científicas, lo que repercute en una validez cuestionable

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ALGUNAS CRÍTICAS AL PSICOANALISIS

El psicoanálisis se ha vuelto en la Argentina parte del sentido común


popular de muchas personas, y quienes dejaron de cuestionar sus
supuestos lo consideran una verdad obvia y evidente. Creo que no sólo
esa credulidad (a menudo dogmática) está injustificada, sino que es
altamente perjudicial para los psicólogos, para los pacientes, y para la
psicología como disciplina.
Las críticas al psicoanálisis se pueden clasificar en varios grupos.
Mencionaré primero a las epistemológicas, empíricas y pragmáticas.
Seguiré con las del constructivismo social y posturas afines. Luego, las
críticas a la concepción cartesiana de la mente, y allí hablaré acerca de
homúnculos, pseudoexplicaciones con disposiciones, objetos internos, el
inconsciente, razones y causas, y las instancias psíquicas. Por último,
algunas ideas sobre por qué el psicoanálisis es, según Wittgenstein,
¨una mitología poderosa¨.

1.1. Epistemológicas (Popper, Grunbaum).


Según Popper, la teoría es infalsable porque cualquier evento es
interpretado como confirmatorio. En muchos casos, frente a un evento
que parece refutar una hipótesis, se reinterpreta esta última para poder
sostenerla (por ejemplo, cuando Freud busca traumas sexuales
infantiles para explicar la neurosis y el paciente los niega sostiene que
fueron reprimidos, y cuando es evidente que el suceso nunca ocurrió lo
considera una fantasía inconsciente, ejecutando dos veces el artilugio de
¨huir hacia lo infalsable¨ para seguir sosteniendo su hipótesis). Por otro
lado, si no se investiga fuera de la sesión buscando criterios
intersubjetivos de evaluación de los resultados, hay pocas garantías de
fiabilidad de las evidencias clínicas debido a los efectos de la sugestión,
los sesgos de observación, la ausencia de control de variables extrañas,
el sesgo confirmatorio, etc. Eso como mínimo debería hacernos
cuestionar la confianza ciega en el psicoanálisis frente a las hipótesis
rivales, y buscar una contrastación más rigurosa de las hipótesis. La
posibilidad del psicoanálisis de ¨explicar todo¨, que resulta atractiva
para muchos de sus seguidores, deja de serlo si se piensa que una
teoría es más útil cuanto más se arriesga a fallar. Una teoría capaz de
amoldar todo es más bien un marco conceptual, cosmovisión u
ontología, que uno puede elegir adoptar o no. Según Popper, el

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psicoanálisis es infalsable y no es ciencia, según Grunbaum es infalsable
en la situación analítica (la relación es circular porque la situación
analítica sólo permite confirmaciones de la teoría, y está viciada por la
sugestión), pero podría ponerse a prueba apropiadamente (fuera de la
sesión), según Wittgenstein el psicoanálisis es el tipo de especulación
previa a la formación de hipótesis científicas, como lo es el animismo en
biología. La postura de Freud es anti-empirista debido a su sesgo a
buscar confirmaciones y reinterpretar la evidencia contraria en modo
favorable (por ejemplo, llamar ¨resistencia¨ a los casos en los que la
terapia no avanza o el paciente no acepta las interpretaciones). Freud
inaugura el rechazo a los disidentes y un método de teorización que se
guía por criterios más literarios que empíricos. Su construcción teórica
tiene una apariencia sólida, desde un punto de vista conceptual
(coherencia lógica) y literario (es agradable de leer, persuasivo). Para
algunos (como Klimovsky) esa coherencia lógica y literaria es suficiente
para aceptar la teoría, pero hay otros criterios más importantes, en los
cuales la teoría resulta problemática: criterios pragmáticos (la ineficacia
para tratar los problemas), empíricos (la falta de contrastación
experimental y de diálogo con otras teorías y disciplinas) e incluso éticos
(los prejuicios esencialistas y etnocéntricos, el mito de la neutralidad).
La riqueza literaria y retórica en la descripción de casos puede resultar
persuasiva, pero no reemplaza a la investigación empírica. La postura
de rechazo a la investigación empírica bajo el argumento de oponerse a
establecer leyes en nombre de la particularidad es incluso
contradictoria: el psicoanálisis acepta leyes universales (no podría
evitarlo) pero no las pone a prueba. La neutralidad es imposible, y la
teoría es acrítica respecto a sus propias leyes (Edipo, castración,
tópicas, teorías sexuales, deseos inconscientes).

1.2. Empíricas.
Cuando se intentó poner a prueba experimentalmente partes de la
teoría, las hipótesis no recibieron apoyo empírico. La ausencia de
evidencia experimental favorable es admitida tanto por partidarios como
por opositores (Eysenck, Kline, Fisher y Greenberg, Kihlstrom), y estos
resultados se interpretan como un reclamo de mayor investigación en el
mejor de los casos, y en el peor como señal de que sería mejor
investigar hipótesis rivales más plausibles y dejar a la teoría como un
recurso heurístico. Los intentos de contrastación empírica pueden llevar

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a un considerable alejamiento respecto de las teorías originales, cosa
que es para muchos intolerable. Hay quienes para evitarlo rechazan los
métodos de contrastación utilizados en otras disciplinas de conducta
(Lacan es tal vez el caso extremo) y transforman a la disciplina en una
especie de dogma, cerrado al cambio y a la investigación, aislado del
resto de la psicología, cuya tarea fundamental es preservar la fidelidad a
los textos fundadores. La palabra de Freud fue al psicoanálisis lo que la
palabra de Dios al catolicismo o lo que la palabra de Aristóteles a la
filosofía medieval del siglo XII. Así fue como el criterio de autoridad (¨lo
dijo Freud¨) fue antepuesto al desarrollo de investigaciones y
tratamientos más eficaces.

1.3. Pragmáticas (eficacia clínica).


En la investigación sobre eficacia clínica, realizada usualmente
comparando grupos de tratamiento con distribución aleatoria
(randomized control trials), los resultados muestran que existen factores
inespecíficos benéficos (contacto afectivo, escucha empática,
experiencia del terapeuta, etc.) comunes a distintas psicoterapias
(cognitivas, conductuales, sistémicas, psicoanalíticas, gestálticas, y
diversas versiones de integración entre ellas), mientras que para las
conductas más resistentes al cambio se evaluaron terapias más eficaces
que el tratamiento placebo (¨terapias empíricamente validadas¨) que en
su mayoría son cognitivo-conductuales (Beck para casos de depresión,
Barlow para casos de ansiedad, Linehan para casos borderline, etc.).
Para conocer más detalles de esta investigación, remitirse a Chambless.
Obviamente, ningún tratamiento está ¨completamente validado¨. El
criterio para evaluar un tratamiento como ¨bien establecido¨ consiste
en que haya al menos dos experimentos de comparación entre grupos
que demuestren eficacia superior al placebo o a otro tratamiento, o
eficacia equivalente a un tratamiento ya establecido experimentalmente.
Los experimentos deben tener un manual de tratamiento (para que
diferentes terapeutas coincidan en la teoría y técnica que aplican),
deben especificar criterios y sus resultados deben ser demostrados en al
menos dos estudios separados. Con criterios menos rigurosos se
establecen los tratamientos ¨probablemente eficaces¨. El tratamiento
más cercano al psicoanálisis que ha demostrado empíricamente su
eficacia es la terapia interpersonal de Klerman, pero a la vez difiere
bastante del psicoanálisis ortodoxo freudiano (utiliza las teorías de

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Sullivan sobre las relaciones interpersonales y aportes propios de
Klerman). Desde un punto de vista pragmático y empírico, el
psicoanálisis no ha mostrado ser eficaz en el tratamiento de diversos
problemas (ver Eysenck), mientras que otras terapias han mostrado
resultados consistentes (ver Chambless sobre tratamientos
empíricamente validados). Sin evidencias favorables, un tratamiento
puede no superar al placebo, y puede incluso ser perjudicial
(iatrogenia). Por otro lado, la afirmación usual de que ¨sin psicoanálisis
sólo hay cambio de síntoma¨ resulta insostenible: los seguimientos de
terapias cognitivo-conductuales muestran ausencia de recaída, y los
casos psicoanalíticos carecen de seguimiento y en ocasiones (por
ejemplo los de Freud) es claro que distan de poder ser considerados
exitosos (Dora seguía "más histérica que nunca" cuando en los años 20
consulta al psicoanalista Felix Deutsch, el Hombre de los Lobos siguió
con síntomas y tuvo otros tratamientos hasta terminar sus días en el
hospicio con diagnóstico de psicosis paranoica, del resto el Hombre de
las Ratas murió al poco tiempo, Schreber no fue un tratamiento sino una
interpretación de sus memorias, Juanito es tal vez el más exitoso pero
menos sorprendente pues es un caso simple y no es rara la remisión
espontánea de un temor infantil). En los casos de Freud, lo que fascina
al público es su exposición literaria y su compleja especulación, y no el
haber logrado resultados terapéuticos. Hay que reconocer la diferencia
entre la complejidad teórica, la riqueza literaria y la eficacia pragmática.
Que una teoría nos fascine y que nos guste leerla no significa que sea
correcta o eficaz (ver más abajo acerca de las posibles razones de esa
seducción).
Hay varios puntos importantes respecto a la investigación en
psicoterapia, que suele subdividirse en investigación sobre resultados
(qué se logra con la psicoterapia tomada como un proceso completo, y
si esos logros se mantienen en el tiempo) y sobre procesos (qué
cambios ocurren en el transcurso de la psicoterapia, en cada sesión o en
cada intervención). Señalaré algunos:
1. Es cierto que es discutible qué se considera eficaz, pero precisamente
aquí se apunta a la necesidad es discutirlo, tanto en el terreno teórico
como en el empírico. Los objetivos pueden ser variados, desde cambios
en conductas problemáticas puntuales hasta cambios globales en la
personalidad que impliquen mayor bienestar definido de diversas
maneras (es falso que el psicoanálisis busca cambios más profundos en

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la personalidad y que otras terapias buscan ¨sólo remover el síntoma¨).
Si lo que se busca es una elección terapéutica guiada por razones y no
por prejuicios ciegos a la evidencia existente, es necesario clarificar los
resultados deseables y verificar si se concretan o no.
2. Es cierto que en una terapia no sólo intervienen las variables del tipo
de teoría o técnicas terapéuticas, pues hay otras variables importantes
que influyen en los resultados, tales como las características del
terapeuta, del paciente y de la relación entre ambos. La influencia de
estas variables explica que los terapeutas y pacientes puedan obtener
resultados positivos, más allá de cuál sea el modelo teórico aplicado. Un
modelo más eficaz permite mejorar los logros y evitar los fracasos
(casos más difíciles, elecciones inadecuadas del terapeuta). Para ello es
preciso conocer reglas eficaces que guíen la terapia, y sólo puede
lograrse mediante la investigación y el diálogo entre teorías.
3. En consecuencia, la investigación no sólo debe buscar modelos de
intervención eficaces, sino explicitar la influencia de otras variables
(personalidad del paciente y del terapeuta, variables de la relación
terapéutica). Una teoría es más eficaz si permite manipular factores
relevantes que sus teorías rivales no logran especificar, predecir ni
controlar. Los modelos de tratamiento empíricamente validados se están
volviendo cada vez más sensibles a esas variables, y actualmente hacen
hincapié en los rasgos particulares de cada individuo, a la vez que en las
características generalizables de cada tipo de conducta o de trastorno.
4. Una elección racional (del estudiante que elige su formación, del
terapeuta que se capacita, del paciente que busca terapia adecuada a
sus objetivos) requiere un conocimiento empírico y teórico que la guíe.
Por desgracia, a menudo no es el caso, y esas elecciones se basan en
preferencias personales, tendencias de la moda, supuestos ampliamente
difundidos, pero sin evidencia real, información sesgada, o simple
ignorancia de las posibilidades existentes.
5. Otra elección usual en los terapeutas es el eclecticismo teórico o
técnico. El problema es en ese caso cuáles son los criterios para la
elección de los elementos teóricos y técnicos, y por desgracia estos
criterios vuelven a ser irracionales (preferencias personales o sociales).
Si se busca que la elección sea racional, es preciso generar el diálogo
entre teorías rivales y tomar en cuenta los resultados de la investigación
empírica, lo opuesto a la postura que adopta la vertiente ortodoxa del

16
psicoanálisis, aislada de las teorías psicológicas actuales y contraria a la
puesta a prueba de sus postulados.
Tanto las corrientes cognitivas como las conductuales, a pesar de sus
diferencias, coinciden en el esfuerzo por contrastar sus resultados y
realizar seguimientos, lo cual permitió validar, descartar o mejorar sus
técnicas. Esa situación obligó a algunos seguidores del psicoanálisis a
comprometerse en la investigación experimental, pero a la vez eso
implica aceptar el riesgo de modificar la teoría en función de los
resultados, algo que muchos no están dispuestos a enfrentar. Este es el
dilema actual que enfrenta el psicoanálisis, el cual llevó a la escisión de
un grupo dispuesto a la investigación y el cambio, y otro que se repliega
en un conservadurismo teórico. Por dar sólo un ejemplo de este
conservadurismo dogmático, cito a Lacan: ¨Ningún progreso se ha
podido hacer, por pequeño que sea, cada vez que ha sido desatendido
uno de los términos de Freud¨. Se anula el diálogo con otros abordajes
(incluso antes de comprenderlos), se transforma la teoría en dogma, se
dejan de cuestionar sus supuestos básicos, y se frena la posibilidad de
comprender, controlar y predecir los temas de la psicología.
Se pueden rescatar algunas ideas del psicoanálisis como heurísticos
para generar nuevas teorías y ponerlas a prueba empíricamente, como
la idea de transferencia y las investigaciones sobre relaciones
interpersonales, pero a la vez eso implica abandonar el conservadurismo
y el temor a distanciarse de las propuestas freudianas originales (hecho
que resulta esperable en una disciplina que se modifica en base a la
investigación). Esa línea alternativa, más abierta a la investigación y al
diálogo con hipótesis rivales se puede encontrar reseñada en Bergin
(Handbook of Psychotherapy and Behavior Change) y en los autores de
distintas corrientes que recibieron influencias del psicoanálisis y
buscaron contrastar sus propias hipótesis, como Klerman, Snyder,
Safran y Kohlenberg.
En los tratamientos cognitivo-conductuales se plantea un trabajo
colaborativo con el paciente, evitando ¨culpar a la víctima¨ por sus
problemas, se propone una búsqueda conjunta de objetivos (que
difieren según el caso), teniendo en cuenta la dialéctica entre aceptación
y cambio. Se busca comprender las relaciones de las conductas
(incluyendo eventos privados, ver luego) con sus antecedentes
(conductas respondientes, reaccionan ante un estímulo gatillador innato
o aprendido), sus consecuencias (conductas operantes, acciones para

17
obtener objetivos, en base a la historia previa de aprendizaje), y las
conductas gobernadas verbalmente (reglas que describen contingencias
sociales o naturales, creencias y valores, patrones cognitivos con los
cuales se interpretan y explican las situaciones), en relación a un
contexto social (aspecto en el que también se tiene en cuenta la
dialéctica entre aceptación y cambio entre el individuo y su entorno).
Para planificar las intervenciones, se toman en cuenta las teorías del
aprendizaje respondiente, operante, social (Bandura: modelado,
refuerzo y castigo social), cognitivo (esquemas emocionales,
pensamientos automáticos, distorsiones cognitivas, conducta gobernada
por reglas) y las investigaciones previas acerca de tratamientos eficaces
para cada tipo de problema (terapias empíricamente validadas).

2.1. Constructivistas (teoría del aprendizaje social de Bandura,


constructivismo social).
La teoría psicoanalítica sostiene que algunos procesos psíquicos ocurren
de cierta forma debido a un determinante biológico fijo (y no relativo a
la cultura o contexto social), y justifica ciertas ideologías y valores en
base a un supuesto origen biológico. Sostiene esa postura sobre los
roles de género explicados como esencias (la mujer tiene un superyó
débil debido al Edipo y a la ¨diferencia anatómica de los sexos¨), sobre
la homosexualidad (aunque se postula una bisexualidad latente
universal, se considera a la homosexualidad una ¨detención en el
desarrollo libidinal¨, mientras que a partir del Informe Kinsey se difunde
una concepción relativista social), con las ¨estructuras psicopatológicas¨
y ¨enfermedades mentales¨ (tanto las que describe Freud como las que
propone el DSM, ver las críticas de Szasz sobre la relatividad cultural del
concepto), etc. Estas críticas enfatizan la relatividad cultural de estos
valores, por ejemplo, la homosexualidad era aceptada en Grecia, los
roles sexuales se explican más por el aprendizaje social (Bandura) que,
por las diferencias anatómicas sexuales, etc. Por otro lado, la idea de
¨neutralidad¨ es una negación de la responsabilidad del terapeuta en
cuanto a los valores en los cuales inevitablemente basa su práctica. El
psicoanálisis no es ¨neutral¨, nace ya con rasgos de distintas ideologías:
sexista (hay esencias o naturalezas de cada género), liberal-hobbesiana
(¨el hombre es naturalmente egoísta¨, ¨el psicoanálisis no sirve para
los incultos¨), médica (el poder del analista para interpretar, las
metáforas de ¨síntoma¨, ¨patología subyacente¨, ¨resistencia¨),

18
universalista ("estos mecanismos son iguales en toda cultura"), etc. El
objetivo no debería ser la neutralidad, que es por otro lado imposible,
sino una ética responsable, la conciencia de los propios valores, el
respeto a los valores del otro y la capacidad de cuestionar los puntos de
vista propios y ajenos. El problema de la falsa neutralidad es que
sostiene una distribución de poderes en base a una ficción reificada (el
inconsciente). (Ver Wittgenstein: la razón de ser del inconsciente es
permitirle al analista hacer interpretaciones). Muchas concepciones del
psicoanálisis son esencialistas y etnocéntricas: ignoran el contexto
sociocultural del problema e imponen en forma acrítica la visión de una
clase social y una cosmovisión teórica. Por ejemplo, las "estructuras
psíquicas" se plantean como esencias estigmatizantes, estáticas, con
connotaciones morales (a menudo se considera perversión a las
minorías sexuales, psicosis a los excluidos sociales, se culpabiliza a la
víctima refiriendo a supuestos deseos inconscientes, etc.). Otro ejemplo
son las teorías sobre la identidad y orientación sexuales, que Freud
explica en base a las diferencias anatómicas de los sexos, ignorando las
contingencias socioculturales. Esta visión resulta normalizadora,
naturalista, esencialista y reaccionaria (concibe un escaso margen de
variación), y fue criticada por muchos autores (constructivistas,
antropólogos, feministas, queer theory, etc.). La alternativa a esa
postura, consiste en utilizar las teorías generales del aprendizaje
individual y social (Skinner, Bandura, Guerin), y en ese marco
comprender la particularidad de cada historia individual y cada contexto
sociocultural.

3. Filosofía de la mente: principalmente las críticas se dirigen a la


concepción cartesiana de la mente (Wittgenstein, Ryle), y se puede
extender a gran parte (pero no la totalidad) de la psicología cognitiva.
Se le critica: postular objetos internos, usar pseudoexplicaciones por
disposiciones, describir homúnculos, confundir razones y causas.

3.1. Concepción cartesiana.


El psicoanálisis acepta la concepción cartesiana de la mente (lo que Ryle
llama ¨la leyenda de los dos mundos¨ y ¨el mito del fantasma en la
máquina¨): una mente compuesta por objetos mentales (creencias,
deseos, etc.), observados y procesados por homúnculos. Como ejemplo
cito a Freud: ¨Asimilamos el sistema del Inconsciente con una gran

19
antecámara en la cual forcejean las mociones psíquicas de los seres
vivos. Junto a esta antecámara hay otra habitación más estrecha, como
una especie de salón en el cual se hospeda también la conciencia. Pero
en el umbral de la puerta que separa estas dos habitaciones vela un
guardián que inspecciona cada una de las mociones psíquicas, ejerce la
censura sobre ellas y les impide entrar al salón si no le gustan. Puedo
asegurar que la concepción de los dos locales, con el guardián que
permanece en el umbral que hay entre las dos habitaciones y la
conciencia como un espectador colocado en el extremo de la segunda
habitación, proporciona una muy buena aproximación del estado real de
las cosas¨.

3.2. Homúnculos.
La idea de personas dentro de la persona (homúnculos: subsistemas con
cualidades idénticas que la persona) es parte de la concepción
cartesiana. La explicación homuncular no hace más que retroceder un
paso: el homúnculo tiene las características de la persona, por lo cual no
la explica. (Esta crítica es aplicable a parte del cognitivismo).
Claramente plantea una regresión al infinito: si se explica que la
persona percibe remitiendo a una conciencia-espectador interno, para
explicar cómo percibe ese espectador la remitiremos a otro espectador
aún más interno. De estas paradojas que se originan en una metáfora
errónea se entiende por qué el psicoanálisis se consideró una
¨psicología profunda¨: siempre lleva a remitirse a algo aún más ¨abajo¨
o más ¨atrás¨ (por ejemplo, los mitos de origen de la cultura, de la
neurosis o de la vivencia de placer originaria). Sólo tiene sentido hablar
de consciente o inconsciente respecto a la persona como totalidad, y no
de un homúnculo respecto a objetos mentales en un depósito. Cuando
se habla de esa manera el sentido es metafórico y refiere a la conducta:
¿qué sentido más que metafórico y disposicional (¨actúa como si lo
sintiera¨) podría tener hablar de ¨dolor inconsciente¨?

3.3. Pseudoexplicaciones y disposiciones.


La explicación que remite a una disposición es pseudoexplicación, por
ejemplo ¨el opio duerme porque es dormitivo¨ (dormitivo significa que
hace dormir), la explicación es circular. Eso ocurre con los términos
disposicionales como superyó fuerte o débil, catexis libidinal en tal
objeto, tipos de personalidad, etc. Son descripciones de conductas y

20
disposiciones de conducta. Su uso es válido en sentido descriptivo, pero
no explicativo. Para explicarlos es necesario remitir a un evento que lo
influencie y pueda considerarse variable independiente: el contexto de la
conducta, los antecedentes y consecuentes, la historia de aprendizaje,
las disposiciones genéticas. Si no se retrocede más allá de la atribución
de estados mentales, no sólo no se explica la conducta, sino que se
comete el error de ¨culpar a la víctima¨: focalizarse en atribuir la
conducta a un rasgo estable de carácter, en lugar de explicarlo por la
historia y generar capacidades alternativas. Este error de la
pseudoexplicación también ocurre en otras teorías, por ejemplo, cuando
se considera que un rasgo de personalidad, un trastorno mental o un
coeficiente de inteligencia explica alguna conducta. Todos esos
conceptos son válidos y pueden ser útiles, siempre que se los trate
como descripciones de disposiciones conductuales. Otro campo en
donde existe este peligro es el de los test psicométricos y proyectivos:
no hay que olvidar que detectan la probabilidad de ciertas conductas, y
no una esencia, que su grado de correlación con otras conductas debe
ponerse a prueba también y no darla por hecho (por ejemplo, entre
dibujar ciertos ojos y las conductas paranoicas), y que en ningún caso
es explicativo (siempre refieren a probabilidades de conducta).

3.4. Objetos internos.


Wittgenstein plantea que vemos los estados mentales en lo que la otra
persona hace (no especulamos sobre sus supuestos mundos
inmateriales: reconocemos lo que siente, y lo tratamos en
consecuencia). No soy de la opinión de que tiene un alma (no dudo: tal
vez tiene, tal vez no), sino que mi actitud hacia él es hacia un alma (es
decir no lo trato como a una cosa, ni se me ocurre hacerlo). No hay
objetos mentales, el error surge por pensar que los términos
psicológicos funcionan igual que los términos físicos, que, si una mesa
es una cosa, una emoción o la conciencia también son cosas.
Wittgenstein dice que no son cosas, pero tampoco son una nada, son
usos o construcciones del lenguaje, y el lenguaje no siempre es
referencial y no siempre describir significa lo mismo. Algunas de las
palabras psicológicas son disposicionales, así ser inteligente no es algo
interno y oculto, es una capacidad de hacer cosas de la manera que se
considera adecuada, y la conciencia no es un lugar interno, sino la
capacidad de responder de cierta manera a ciertos estímulos. Esto lo

21
explica Ryle: decir que un vaso es rompible es decir que dadas ciertas
condiciones se rompería, y no es algo que podamos observar ahora, sino
sólo en esas condiciones (ser rompible es una propiedad disposicional).
Esto que resulta claro en ese ejemplo se suele olvidar cuando usamos
términos psicológicos y los pensamos como cosas en la cabeza, pero
ocultas a la observación. Como dice Kantor, dentro de la cabeza sólo
hay tejido nervioso, la mente (ideas, representaciones, etc.) está en la
conducta y no en la cabeza.
Otras palabras psicológicas refieren a conductas que pueden no ser
observables por otras personas (Skinner las denomina ¨eventos
privados¨): diálogo interno, imaginación, emoción, percepción propia e
interoceptiva, atención sensorial. Algunas de ellas son en parte
observables y en parte no (emoción, atención). En el caso del diálogo
interno, las conductas son inicialmente observables e interpersonales y
la persona aprende luego a ocultarlas y dirigirlas a sí mismo, pero no
hay una diferencia esencial de su función. Son conductas que se
aprenden en un contexto social (Vygotski, Bandura, Skinner).
Existen varios conceptos relacionados con la concepción cartesiana de la
mente, que llevan a confusión y requieren análisis: interno-externo,
público-privado, manifiesto-encubierto, físico-mental, observable-no
observable.
Acerca de la distinción interno-externo: toda conducta es en realidad
¨interna¨ al organismo, lo externo es su efecto. Si hablamos de la
facilidad de observar efectos no es una oposición dual sino una
gradación. Como señala Kantor, lo oculto de un acto no debería inducir a
pensar en él como una cosa mental, porque nada podría estar más
escondido de la observación que el acto de la digestión. Dice Ryle que,
como solemos pensar en silencio, muchos piensan que ese silencio es la
esencia definitoria del pensamiento y que a veces lo hacemos público,
pero el silencio no es esencial sino un artificio a menudo conveniente
para ocultar lo que inicialmente es público. Dice Vygotski que el niño
aprende las conductas primero a nivel social y luego a nivel individual,
primero entre personas y luego consigo mismo (intrapsíquico), y las
funciones superiores se originan como relaciones interpersonales.
Mediante distinción de términos psicológicos la comunidad lingüística
clasifica formas particulares de interacción de una persona consigo
misma y con otras.

22
Privado a veces refiere a lo característico, singular, propio, específico de
alguien. En este sentido es tan privado mi pensamiento como mi
manera de tocar el piano (conducta observable o no por otros), y no
debería provocar mayor sorpresa el hecho de que alguien responde a
sus estímulos privados que pensar que ¨Francia no puede tener la
historia de Inglaterra¨. Público a veces refiere a algo consensuado y
convencional. En ese sentido, toda descripción lingüística, aún no
observable como hablarse a sí mismo en silencio, es un evento público.
La conducta se puede definir como un evento del organismo (algo que
puede ocurrir o no, y puede determinarse de alguna manera su
ocurrencia, a diferencia de los términos que no aluden a
acontecimientos singulares) que tiene relaciones funcionales, que puede
entenderse como respuesta (reactiva en relación al antecedente,
conducta respondiente) y/o como acción (activa en relación a los
efectos, conducta operante). El efecto puede operar cambios sobre el
objeto de estímulo y sobre el propio organismo. La conducta puede ser o
no observable para otros, también son conducta los pensamientos o
emociones. Los estímulos con los cuales se relaciona la conducta pueden
estar presentes en lo inmediato o no (en cuyo caso la relación es
implícita, a través de un estímulo presente que lo sustituye y con el cual
se aprendió una relación).
Aunque no haya objetos mentales, sí es cierto que los enunciados
mentales difieren de los físicos y que existe cierta ambigüedad respecto
a la atribución de algunos estados mentales, pero a través de las reglas
que impone cada contexto cultural y cada aprendizaje individual para
usar cada término psicológico (¿por ejemplo, hasta qué punto lo que
una persona llamaría ¨amor¨ coincide con lo que otra persona de la
misma u otra comunidad llamaría ¨amor¨?). Este es un terreno válido
para una construcción conjunta de significados, del cual pueden hacer
uso a su modo las distintas escuelas de psicoterapia.

3.5. El inconsciente.
El inconsciente como agente interno homuncular es seductor por su aire
animista, pero no explica (tiene las mismas características de la
persona). Los eventos privados son válidos dentro de una explicación,
pero también hay que explicarlos. En la psicología empírica se usa el
término como adjetivo, no como entidad: se llama inconscientes a las
conductas que no reciben atención, y en el caso de causas inconscientes

23
es más claro decir desconocidas (que evita imaginarlas en un supuesto
depósito oculto). Aunque la psicología empírica acepta que existen
muchos procesos no conscientes, rechaza la concepción del inconsciente
como un reservorio que contiene motivos, deseos, preferencias, etc.
Loftus y Klinger lo llaman ¨inconsciente tonto¨, porque los procesos
parecen ser automáticos y poco complejos, a diferencia del inconsciente
agencial y complejo.
La idea de inconsciente tiene una historia previa a Freud en autores que
plantean la percepción no consciente (Leibniz, Herbart, Helmholtz,
Nietzche). En sucesivas investigaciones (Bruner, Erdelyi, Kihlstrom,
Greenwald) se estudió la percepción no consciente. Los resultados
fueron: 1. Si bien hay pruebas de reacciones no conscientes, estas no
parecen exceder cierto nivel de complejidad (son actos simples e
inflexibles), 2. Se explican mejor como sesgos de respuesta, en
términos de selectividad y filtros, que no implican un procesamiento de
información complejo e intencional (censura, defensa, represión, etc.),
3. No hay apoyo para el bagaje conceptual que acompaña la idea
psicoanalítica de inconsciente (como un agente, homuncular, isomorfo al
yo, capaz de decidir). Los procesos no conscientes parecen ser poco
complejos e inflexibles (de tipo automático), y no un sistema intencional
isomorfo al yo, pero no consciente (concepción que, además de no
recibir apoyo empírico, ya de por sí es homuncular). Greenwald plantea
la metáfora de los filtros de email, que descartan mensajes por rasgos
superficiales sin precisar ¨entender¨ el mensaje o la razón por la cual es
amenazador o indeseado. Lo mismo ocurre con la percepción selectiva
(que explica fenómenos como el autoengaño, la defensa perceptual o la
negación). Esto evita también la paradoja (si uno lo interpreta como una
instancia que engaña a otra) de saber algo y no saberlo a la vez (¨un
saber no sabido¨).

3.6. Las razones no son causas (Wittgenstein).


La afirmación de que las razones no son causas plantea que la relación
es más compleja que una igualdad (ver conducta gobernada por reglas),
y que las metodologías de investigación empírica y construcción de
significados son distintas. (Una línea hermenéutica más radical propone
con este argumento evitar la investigación experimental que es requisito
de las ciencias empíricas, pero no es esa nuestra propuesta, sino más
bien investigar empíricamente la relación entre las conductas de dar

24
razones y las conductas que esas razones refieren). La concepción de un
"deseo inconsciente" ya recibe críticas de Wittgenstein (las intenciones
no conscientes son ficciones especulativas atribuidas por el analista,
interpretar no es descubrir sino persuadir, lo cual es peligroso si se
confía en una supuesta ¨neutralidad¨). El mecanismo de asociación libre
genera nuevas relaciones de significado y la interpretación también, en
una proliferación exponencial, pero no necesariamente los significados
existían previamente ni son la causa del pensamiento o conducta
original. Dice Wittgenstein que usando el mismo mecanismo podría
encontrar razones para la ubicación de los objetos esparcidos sobre una
mesa, y sin embargo no encontraría la causa de esa ubicación. El
principio que garantizaba la verdad de la interpretación era su efecto,
pero como distintas intervenciones son efectivas ese criterio no es válido
(Grunbaum). La aceptación de esa razón hallada es un asunto de
persuasión más que de hipótesis causal. Para sostener una hipótesis
causal se busca una regularidad en la que un evento sigue a otro y se
generaliza como hipótesis ¨si ocurre A, ocurre B¨, pero para sostener
una razón de una conducta no hace falta ningún número de casos, sino
la sincera confesión de que ¨hice la acción B por la razón A¨, por eso
sostener una razón no es sostener una hipótesis. Las razones explican lo
que la acción significa para el agente, la relación entre razón y acción es
gramatical, no empírica, es lo que hace inteligible la acción. El
psicoanálisis se basa en la estrategia de ampliar la explicación
intencional (propia de la psicología del sentido común, y que remite a
creencias y deseos) a motivos no reconocidos por el agente (razones
inconscientes), y luego teoriza sobre esos motivos con una teoría
basada en las metáforas de la metafísica cartesiana y de la hidráulica.
Esta estrategia hace inteligibles acciones antes no explicadas, y resulta
bastante fácil de aceptar por su parecido con la psicología del sentido
común. La confusión entre razones y causas la explica Bouveresse:
Freud trata la razón de una acción como una causa cuando supone que
puede conjeturarse científicamente y confirmarse por la aquiescencia del
sujeto que reconoce que tiene esa razón, y trata la causa como una
razón cuando supone que las causas que buscan pueden conocerse de
esa forma, que no tiene nada que ver con la forma en que la ciencia
verifica sus hipótesis causales. Freud toma el consentimiento del
paciente como confirmación de la explicación causal, y el disenso como
indicador de una hipótesis desacertada o como resistencia del paciente.

25
Esta confusión genera el círculo autoconfirmatorio en la sesión. En este
sentido, el psicoanálisis propone una extensión de nuestra psicología
ordinaria (atribuir intención inconsciente), pero no una genuina
explicación de la acción humana, que sería causal y remitiría al contexto
y la historia del sujeto. Una persona puede tener una razón para la
acción, realizar la acción, y aun así que esa razón no sea su razón para
la acción. Una buena razón para A puede no ser la causa de A. La
conducta de dar razones se suma a la de actuar de diferentes maneras,
no necesariamente causales. El caso más cercano al causal es la
conducta gobernada por reglas. La concepción cartesiana propone a la
mente como una cámara interior, amueblada de ideas que podemos
describir como describimos el mundo externo. Lo que aparece en la
cámara es inmediato e indudable, lo externo es inferido y sujeto a duda.
Freud adapta esta concepción al lenguaje de su época, con fluidos,
fuerzas y cantidades de energía. Wittgenstein critica esta concepción: no
hay acceso privilegiado, porque se precisan de criterios externos para
hablar de procesos internos, y el vínculo no es causal sino gramatical.
Pero hay un privilegio gramatical: mi expresión sincera de términos
psicológicos (yo creo, siento, deseo), si el contexto de conductas es
apropiado, es el criterio para que otros me atribuyan el estado
psicológico. No es que tengo conocimiento privilegiado, sino que, si el
contexto es adecuado y sé usar las palabras de sensación, por ejemplo,
¨no puedo estar equivocado¨ (se aceptará lo que yo diga, tesis de
incorregibilidad). No ocurre igual con emociones y actitudes: puedo
equivocarme, confundirme o autoengañarme (no hace falta imaginarlo
como dos personas dentro de mí, una engañando a la otra, simplemente
insisto en pasar por alto lo que para otros es obvio, es un sesgo
atencional más que un engaño). La concepción de motivos inconscientes
desafía el privilegio gramatical, porque ocurrió un quiebre en la
racionalidad (digo que quiero algo y hago lo opuesto). Pero en tal caso,
no es necesario esencializar un objeto inconsciente, pulsión,
representación o fantasía: basta con señalar una disposición estable
para actuar que es contraria a los deseos que se manifiestan. Por
ejemplo, a quien dice desear una pareja y suele boicotear sus
relaciones, se le atribuye un deseo de evitar la intimidad, o temor a la
pareja, aún si no lo reconoce. Sería un patrón de conductas consistente,
aunque desconocido, y esta idea es similar a la de esquema no
consciente. Los mecanismos de defensa son hábitos de pensamiento y

26
acción. Así como no es necesario hablar de un dolor inconsciente porque
su único sentido es ¨tiende a comportarse como si sintiera dolor¨, no es
necesario hablar de deseo inconsciente ni de represión: se identifican los
patrones de conducta y la inatención selectiva a ese patrón. En síntesis,
la conducta humana tiene muchísimas causas e influencias que la
persona desconoce, incluso sus propias conductas pueden ser
desconocidas para la persona si no aprendió a reaccionar de cierta
forma ante ellas. Pero esas causas desconocidas no son psíquicas en el
sentido (cartesiano) en que lo plantea el psicoanálisis, y no hay que
buscarlas en un lugar oculto e interno ("profundo") sino en la conducta,
la emoción y el pensamiento, investigando sus regularidades,
capacidades y dificultades. El reconocimiento del patrón de conducta no
es una mera aceptación verbal sino más bien una transformación en la
conducta global, una reducción del autoengaño, una intención
consciente de cambiar ese patrón que implicitamente reconoce su
existencia. No estaremos más seguros de encontrar la "razón
verdadera", pero es posible construir nuevas razones para explicar las
cosas y nuevas conductas alternativas a las que generan malestar.
No se propone la negación a atribuir estados psicológicos (envidia,
celos, miedo, creencias y deseos, etc.) para explicar la conducta, sino el
análisis del uso de los términos psicológicos (Wittgenstein, Ryle,
Skinner). Los términos psicológicos son ambiguos y engañosos, y se
usan de distintas maneras. Si atribuyo deseo infiriendo a partir de la
acción (sé que tiene hambre porque está comiendo, sé que tiene bronca
porque grita), el uso es disposicional, no refiere a algo fuera de la acción
que la cause, sino que califica a la acción (come con hambre, grita con
bronca), y sobre todo no explica la conducta (la explicación es circular si
no remite a un evento que se defina con independencia del efecto). Pero
también puedo llamar deseo a la conducta de imaginar algo como
gratificante (me imagino tomando sol en el Caribe), a la percepción de
un evento privado (sensación de hambre) o a la conducta verbal de
expresar un deseo (decir ¨me tomaría un helado¨, puede ser una
conducta respondiente u operante), en tal caso el deseo puede ser
causa o no según sus relaciones con otras conductas, a la vez que debe
explicarse (no es causa iniciadora) por otra causa previa (la situación, la
historia de la persona). Lo mismo pasa con la creencia: en algunos
casos se usa como metáfora (actúa como si creyera que...), como
disposición (creer en algo no implica que se esté pensando en eso,

27
Wittgenstein dice: creí que esta silla me sostendría, es decir nunca
pensé que se rompería), o para calificar una acción, mientras que otras
veces refiere a una conducta de expresión verbal o de imaginación. En
todo caso, a partir del término psicológico habrá que encontrar el
sentido con el cual se usa y las relaciones funcionales pertinentes. En
cuanto al uso para calificar la acción, una acción puede describirse
desde distintos niveles según la inclusión de sus efectos (por ejemplo,
apretó el gatillo y la bala lo mató, lo mató disparando con un arma)
como parte de la intención, pero aun siendo posible puede no ser cierta
(voy a la puerta y voy al norte, pero no es cierto que intento ir al norte
y sí que intento ir a la puerta). Puedo tener la razón para hacer algo y
hacerlo, y aun así no hacerlo por esa razón. Que una razón sea causa es
un caso particular de muchos posibles, y hay que investigarlo. El
psicoanálisis propone a veces una visión omni-intencionalista y
racionalista del hombre. No hay negligencia (provocar un efecto sin
intención, pero con descuido), no hay error (intentar algo y no lograrlo),
no hay consecuencias no intencionales de la acción, todo se subsume en
intenciones inconscientes. Se podría resumir como la falacia ¨si la
acción tiene como efecto P, tiene la intención de P (lo acepte o no el
agente) ¨.

3.7. La idea de las instancias del aparato psíquico.


Ya hablamos del error de considerar el psiquismo, la mente o la
conciencia como un lugar o una cosa. Es también un error el negar su
existencia, negarse a atribuir términos psicológicos. Como dice
Wittgenstein, la mente no es un algo, pero tampoco es una nada. Se
entiende mejor cuando ampliamos nuestras categorías sobre las
palabras, y nos damos cuenta de que no siempre las palabras refieren a
cosas. A veces refieren a propiedades de otras cosas, o a cambios, de
los que se puede decir que están ocurriendo o no en determinado
momento. La conducta es un caso así. Pero en otros casos no referimos
a un evento ocurrente o no, sino a una capacidad de ocurrir. Puedo decir
que alguien sabe inglés, incluso si está durmiendo o está hablando
español, y me refiero a que tiene una capacidad, no a un evento actual.
La conciencia no es un lugar sino una capacidad. Ni siquiera es ¨algo
que ocurre en el cerebro o en una de sus partes¨, como si hubiera que
ubicarla en algún lado, aunque es cierto que el cerebro es necesario
para la capacidad de conciencia. En vez de ubicarla en el espacio (lo que

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implicaría que es un lugar o cosa), al considerarla una propiedad se ve
que es predicable de una persona u organismo como todo (no de su
cerebro), y es una propiedad relacional (implica ser capaz de ciertas
conductas respecto a ciertas situaciones, por ejemplo, de describir si me
preguntan o de reaccionar si me gritan) y disposicional (implica ser
capaz si ocurren ciertas condiciones, y no necesariamente en el
momento en que se predica).
Una vez aclarado el tema de la mente como capacidad en vez de como
lugar, a qué se refieren las instancias o provincias psíquicas? Se pueden
clasificar las capacidades de acuerdo a algún criterio. Así se suelen
distinguir capacidades sensoriales, motoras, volitivas, afectivas,
cognoscitivas, mnémicas, etc. La clasificación será de utilidad o no
según el caso. La distinción Yo-Ello-Superyó marca sobre todo la tensión
entre deseos egoístas y exigencias sociales. La distinción es válida como
una más, pero conlleva el riesgo de tomar las instancias como
homúnculos, pensar que se explica cuando sólo se describe (sólo se da
un nombre nuevo: un superyó débil no explica la escasa culpa, pues
esto último es el criterio que define un superyó débil), pensar que
existen en forma estable (sólo se puede distinguir las ¨instancias¨
cuando las conductas tienen contingencias de reforzamiento
contradictorias). Esta ¨ficción cómoda¨ lleva a que dejemos de observar
y explicar efectivamente. La explicación de las instancias cae con
frecuencia en posiciones esencialistas (por ejemplo, al explicar las
diferencias entre los géneros por la resolución del complejo edípico).
Para dar un ejemplo del esencialismo de género y negación de lo social,
cito a Dolto: ¨El Yo de las mujeres es en la mayoría de las ocasiones de
las ocasiones más débil que el de los hombres. Su superyó es
rudimentario (salvo en los casos de neurosis). Es porque no tiene
superyó -porque lo tiene menos- por lo que la mujer aparece llena de
gracia, es decir, de presencia. Obsérvese como el niño, que no tiene
superyó, está también lleno de gracia¨. El desarrollo de la conducta
moral se explica mejor teniendo en cuenta las normas del contexto
social (Bandura) y los procesos de aprendizaje (refuerzo y castigo,
modelado, autocontrol, reglas verbales).

3.8. Una mitología poderosa.


Dice Wittgenstein que el psicoanálisis es una mitología poderosa, de la
cual es difícil desembarazarse. Señala que, a pesar de que según Freud

29
sería muy difícil que la gente acepte su teoría, fue más bien al revés: la
teoría sedujo casi de inmediato y se volvió parte del sentido común
popular. Lo que hay que explicar no es la resistencia sino la seducción
que ejerció el psicoanálisis en el siglo 20. Wittgenstein se pregunta las
razones de esta seducción. Por un lado, señala que es una ampliación
del sentido común (ver razones y causas), por otro es similar a muchos
mitos que se encuentran ampliamente esparcidos en la cultura. Uno es
el mito de la ¨intencionalidad oculta¨ en el que se basan las
explicaciones animistas, el misticismo religioso o las teorías
conspirativas tipo Expedientes X: algo oculto nos domina y dirige todo lo
aparentemente irracional o azaroso, la realidad es un texto a descifrar
para hallar esas razones secretas, hay una verdad oculta y revelarla nos
liberará de su dominio. Otros son los clásicos mitos de la concepción
cartesiana (los homúnculos, el aparato psíquico como lugar, la oposición
entre el alma agencial y los mecanismos deterministas tipo máquina,
etc.). Van Rillaer agrega otras razones, algunas de ellas especulan en
relación al contexto histórico en que surge el psicoanálisis. 1) Freud
habló de sexualidad en una época de mucha represión sexual, y por este
factor su teoría adquirió popularidad rápidamente. 2) Es una teoría con
aspecto científico que permite explicar cualquier fenómeno, no importa
cuán complejo sea, lo cual es muy atractivo para adoptar como
ideología (pero muy distinto de una teoría rigurosa). 3) Posee rasgos
similares a la religión (fe en lo invisible, apelación a la autoridad y las
escrituras, ritos de iniciación, ortodoxias y herejías), ocupa el lugar de
una ¨religión laica¨ en un período histórico de crisis de las religiones. 4)
No menos importante es el tono literario de Freud: su libro sobre los
sueños, dice Van Rillaer, es tan apasionante como Los cuentos de las mil
y una noches, se presenta como el ¨Abrete sésamo¨ de la maravillosa
caverna simulada en los repliegues del alma. 5) Por último, ciertamente
no todo en la teoría es falso, pero los datos más válidos (por ej. las
trampas del amor propio, la importancia del lenguaje, la relevancia de
los vínculos humanos) no son específicamente freudianos, sino que se
encuentran ampliamente esparcidos en otras teorías psicológicas y
filosóficas (se podría resumir que en la teoría lo original no es cierto, y
lo cierto no es original), lo cual hace innecesario aceptar
indiscriminadamente el todo (los temas antes cuestionados) a fin de
rescatar las ideas válidas.

30
Objeciones a la psicoterapia cognitiva

"Los psicólogos argentinos se forman a espaldas de los centros


científicos mundiales, consultan textos obsoletos en ediciones nuevas,
no cuestionan la opinión de sus docentes ni la contrastan con las sedes
de datos o las publicaciones extranjeras y, lo que acaso constituya el
problema mayor, no perciben estas falencias o se ufanan de ignorar lo
mucho que ignoran.

Campos propicios para el reclutamiento, los departamentos, escuelas o


facultades de Psicología constituyen ámbitos donde no es posible hallar
un perfil de graduado o una condición de logro convenida"

Alberto Vilanova. (2003) "Discusión por la Psicología". Mar del Plata,


Argentina

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un modelo de intervención o


tratamiento de muy diversos trastornos psicológicos. Es la estrategia de
intervención clínica más utilizada y con mejores resultados en todo el
mundo. Opera sobre las conductas, los pensamientos, las emociones y
las respuestas fisiológicas disfuncionales del paciente. Consta de 3 fases
o etapas: la evaluación, la intervención propiamente dicha, y el
seguimiento. Se apoya en 4 pilares teóricos básicos: los aprendizajes
clásico (Pavlov, Watson), respondiente / operante (Skinner), social
(Bandura) y cognitivo (Beck, Ellis)
A la fecha, se han publicado centenares de estudios que indican la
utilidad y efectividad de la TCC para numerosos trastornos psicológicos.
No obstante, aún persisten una gran cantidad de objeciones y críticas
hacia ella.

Vamos por partes, dijo Jack, y veamos algunas de las más populares,
junto con su correspondiente respuesta:

* El tratamiento y la supresión de los síntomas son puramente


superficiales; éstos retornarán más adelante o se sustituirán por otros

31
R: Gran cantidad de estudios de seguimiento ha mostrado que la
mayoría de las veces este fenómeno no se produce.

Las recaídas corresponden generalmente a trastornos en los cuales


ninguna estrategia psicológica ha obtenido una eficacia significativa
permanente, por ejemplo, en la esquizofrenia o el trastorno antisocial de
la personalidad. Los índices de eficacia de la TCC para síndromes de
altísima incidencia, como los trastornos de ansiedad, rondan el 90% de
casos recuperados o muy mejorados en estudios de seguimiento a más
de 2 años.

No obstante, en las adicciones a sustancias psicoactivas, los índices de


eficacia bajan abruptamente; sólo el 50% de los pacientes atendidos en
comunidades terapéuticas que operan con los principios de la TCC se
mantienen abstinentes por más de 2 años. Aunque desalentadoras,
estas cifras son las más elevadas que hasta la actualidad se han
reportado en lo que a adicciones se refiere.

* La TCC es una intervención superficial porque sólo se dirige a atacar


los síntomas o las conductas, mas no se ocupa de las causas de los
mismos, a las cuales se subordinan

R: La TCC no ignora las causas de los síntomas.

Las causas a menudo determinan la elección de las estrategias


terapéuticas a utilizar. Sin embargo, es en el contexto de investigación,
más que en el clínico, donde se procura identificar dichas causas. La
clínica constituye el ámbito de aplicación de los conocimientos que han
surgido y se han validado a través de la investigación.
La investigación provee de hipótesis y teorías explicativas acerca del
comportamiento humano, las cuales se articulan según cada caso
individual a fin de escoger las estrategias terapéuticas más apropiadas.
A través de las entrevistas, tanto la evaluación, primera fase de la
terapia, como una anamnesis o historia clínica detallada, nos ayudan a
comprender mejor la historia de aprendizaje y las causas que originaron
y mantienen los problemas particulares que presenta el cliente.

32
* La TCC, al igual que el Conductismo, es mecanicista; ellos sólo se
ocupan de «conductas» y de relaciones de Estímulo - Respuesta entre
fenómenos, mas no de la subjetividad o de los aspectos más profundos
y complejos de cada individuo; por lo tanto proponen paquetes con
soluciones homogéneas, cosificadoras y totalizadoras, desconociendo o
ignorando las particularidades personales

R: No se ignoran las particularidades, los aspectos internos ni la


subjetividad.

Pero se cuestiona que los contenidos subjetivos tengan un estatuto


especial, exclusivo o diferente de la conducta, ya sea ésta observable,
verbal (lenguaje) o encubierta (pensamientos). El conductismo, en su
vertiente operante, más que una psicología E→R, vendría a ser una
R→E: Es la propia conducta la que genera las contingencias y los
estímulos discriminativos activadores de respuestas (EDs). El sujeto se
comporta y las consecuencias de sus acciones lo influyen recíproca e
interactivamente. La dificultad del estudio científico de los fenómenos
mentales “subyacentes” estriba en su inaccesibilidad a la observación, la
medición y el registro. El lenguaje, la conducta verbal, su adquisición y
funciones, dan cuenta de los fenómenos mentales internos. El
conductismo trata los aspectos subjetivos como funciones del lenguaje o
conducta verbal. La noción de “inconsciente” es innecesaria para el
análisis funcional de los problemas a tratar. No obstante, un punto flaco
de las “terapias conductistas” ha sido su descuido en el abordaje de los
trastornos de la personalidad, situación que ya se revierte de un tiempo
a esta parte.

* Las investigaciones que «demuestran» la supuesta eficacia de la TCC


están sesgadas, ya que son efectuadas o son auspiciadas por grupos [de
poder] interesados en favorecer la modalidad de terapia que más les
conviene, o bien tienen direccionalidades políticas/económicas
discriminatorias o explotadoras

R: Las revisiones e investigaciones publicadas proceden de muchas

33
partes del mundo

Prácticamente no hay región del mundo donde no se hayan realizado


estudios de eficacia de terapias; hay centenares –elaborados por
investigadores de muy diversas instituciones y varias nacionalidades–,
desde los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y el resto de Europa,
hasta la China comunista, Hong Kong, Japón y varios otros países del
Asia. Los estudios de efectividad de las terapias psicológicas son aún
escasos en África y varios países de América Latina; condición que se
espera cambie en un futuro
próximo.

* Los manuales en los cuales se basan muchos de los diagnósticos


especificados por la TCC (DSM-IV, CIE-10) son herramientas que
psiquiatrizan o psicopatologizan cualquier supuesto problema que se
considere socialmente desadaptado o “anormal” desde una óptica
estadística, volviéndolo luego un “trastorno” a ser objetivado,
cuantificado y tratado. Se deshumaniza así cada caso particular al
pretender parametrarlo y generalizarlo, etiquetándolo como
“inadecuado”, lo cual involucra intereses de dominación socio-política y
mercantil

R: Los diagnósticos cognitivo-conductuales pueden estar basados en


algún sistema de clasificación vigente, como los manuales psiquiátricos;
no obstante ...

Pueden implicar también otro sistema de nomenclatura fiable y válido


para definir y describir aquellos problemas que son “alteraciones
clínicamente significativas”, o sea, malestares que afectan
persistentemente la vida de la persona en las áreas afectiva, social,
laboral, académica o familiar. Por
ejemplo, criterios de evaluación para categorizar “habilidades sociales” o
“autoestima”. Es necesario algún método que agrupe los problemas o
síndromes presentados en categorías, para permitir que los clínicos
evalúen la probabilidad de extrapolación de las muestras estudiadas, en
el contexto de investigación, a su propia práctica. Sin alguna
categorización, la síntesis de la evidencia es sumamente
difícil, si no imposible. Cualesquiera sean las deficiencias y limitaciones

34
de los sistemas diagnósticos vigentes, los críticos aún tienen que sugerir
alguna alternativa factible que sea mejor.

* Los enfoques científicos experimentalistas, reduccionistas o fisicalistas


–cosificantes– no son los mejores métodos para el estudio de los
problemas y avatares humanos; al respecto tienen más que aportar la
filosofía, la sociología, la antropología, la lingüística y otras
construcciones y disciplinas culturales

R: La idoneidad de los métodos científicos para el estudio de los


problemas humanos puede ser un tema discutible o de criterio
particular, discrecional, sin embargo ...

¿Es ético que, conociéndose la eficacia de determinadas técnicas


terapéuticas disponibles, un psicólogo las ignore o se niegue a su
implementación por el hecho de adherir a un marco teórico diferente?
¿Es justificable el sufrimiento de las personas y el mantenimiento de sus
problemas cuando las investigaciones señalan la utilidad de
procedimientos específicos para contrarrestarlos? ¿Por qué negarse a
utilizarlos? ¿No sería razonable al menos preguntarle al paciente si
desea que tales procedimientos le sean aplicados?

Normalmente, la persona que recurre a un profesional de la salud


mental en busca de ayuda psicológica no se halla al tanto de la
diversidad de enfoques existentes en el campo de la clínica; desea
únicamente que el terapeuta la ayude a resolver los problemas que le
ocasionan sufrimiento, de la manera más sencilla y rápida posible: una
terapia eficaz. Lamentablemente, muchos psicólogos parecieran no
darse cuenta de este hecho tan obvio y de puro sentido común: El
pedido de efectividad no es escuchado. Si el psicólogo elige determinada
técnica simplemente por preferencia o porque “cree” en una teoría
particular, no tan sólo desestima la importancia de la investigación
científica para aliviar el sufrimiento humano, sino que también atropella
el derecho de la persona de conocer y elegir la manera en que desea ser
tratada. Cuando un psicólogo se niega a conocer la eficacia clínica de
determinados tratamientos, le impide a los pacientes acceder a los
mismos: El tratamiento que recibe el paciente queda librado al gusto o
mejor parecer del terapeuta. Se le está ocultando, a veces por

35
desconocimiento, otras por decisión dogmática, la existencia de
procedimientos potencialmente eficaces para el tratamiento de su
malestar,
basados en la Psicología científica.

Este punto es CRÍTICO desde el punto de vista ético: La suerte del


paciente depende no de los contrastes científicos, sino de las creencias
subjetivas y la escuela u orientación a la cual el psicólogo adhiere.

* Entonces ... No todos los tratamientos psicológicos son igualmente


eficaces

Cuando tomamos un medicamento, confiamos que su eficacia ha sido


puesta a prueba para saber si es acaso perjudicial, o si es igual o más o
menos eficaz que no tomar nada o que tomar algún otro medicamento.
No tomaríamos un medicamento que no sabemos si funciona o sobre el
cual tenemos dudas o no disponemos de información suficiente sobre
sus efectos. Del mismo modo deberíamos
comportarnos respecto de las terapias psicológicas.

36
A diferencia de los medicamentos establecidos en el mercado formal, la
mayoría de las terapias psicológicas disponibles carecen de pruebas
científicas sobre sus efectos. El paciente debe seleccionar aquellas
intervenciones psicológicas que están respaldadas por la comunidad
científica: por pruebas científicas con apoyo empírico y un estricto
CONTROL DE CALIDAD y, ante igualdad de condiciones, escoger la más
breve y menos onerosa.

El psicólogo clínico debe considerar que la situación de la psicología es


precaria en muchos aspectos; la psicoterapia no se encuentra
comprendida en la mayor parte de los planes de salud nacionales. Por lo
tanto, es preciso especificar la naturaleza y el alcance de los
tratamientos psicológicos como un medio que garantice el avance y
reconocimiento social e institucional de la disciplina.

“Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que superar


un prejuicio.”
“Algo he aprendido en mi larga vida: que toda nuestra ciencia,
contrastada con la realidad, es primitiva y pueril; y, sin embargo, es lo
más valioso que tenemos.”
Albert Einstein

“Muchos pensarán que tienen motivo para reprocharme, diciendo que


mis pruebas contradicen la autoridad de ciertos hombres tenidos en
gran estima por sus inexperimentadas teorías, sin considerar que mis
obras son el resultado de la experiencia simple y llana, que es la
verdadera maestra.”
Leonardo Da Vinci

“Si una manera es mejor que otra, ello prueba que es el camino de la
naturaleza”
Aristóteles

“La educación es lo que sobrevive cuando todo lo que se ha aprendido

37
se ha olvidado.”
B.F. Skinner

¿Psicoterapia global o tratamiento psicológico específico?


Debate y comparación de dos modelos de intervención en clínica
psicológica

A diferencia de las primeras décadas del siglo XX, asistimos hoy a una
tendencia hacia la especialización de los tratamientos psicológicos
enfocados a trastornos concretos. Las grandes escuelas psicológicas
como la Gestalt, el Psicoanálisis o el Existencialismo, propuestas como
abordajes explicativos globales del psiquismo, se ponen en tela de juicio
a partir del desarrollo de tratamientos específicos en función de cada
desorden en particular.

Desde esta perspectiva, las grandes teorías psicológicas ya no deberían


aplicarse como formas de psicoterapias globales “todo-terreno” pues, las
investigaciones sobre eficacia apoyan el uso de técnicas puntuales para
problemas determinados. Diversos autores han señalado la enorme
cantidad de tipos de psicoterapias existentes. Por ejemplo, en 1980
Henrik identificó más de 250 tipos de psicoterapia; en 1986 tanto
Karasu como Kazdin citan aproximadamente 400 modalidades.

Lamentablemente, la eficacia de la mayoría de estas terapias no se ha


testeado en ensayos científicos controlados. Los estudios de eficacia
procuran discernir el potencial terapéutico de técnicas particulares para
problemas determinados. Así, por ejemplo, la desensibilización
sistemática se revela como el tratamiento más efectivo para las fobias
específicas; la exposición y prevención de la respuesta es la técnica
terapéutica con mayor apoyo empírico para el trastorno obsesivo
compulsivo.

Vale decir, el debate actual no gira ya en torno a qué orientación teórica


tiene la razón, sino cuál tratamiento puntual recibe mayor aval empírico
para cierto trastorno. Se trata de una tendencia análoga a la de la
medicina, en la que existen técnicas puntuales y diferenciales para
diversas patologías.

38
En vista de que la Terapia Cognitivo Conductual se nutre de la
investigación científica, también se acompasa al ritmo de los estudios
comparativos sobre eficacia. Actualmente, queda claro que ninguna
corriente en psicología en su totalidad puede aplicarse de modo global,
para solucionar todos los problemas de todos los pacientes. El avance de
la psicología como ciencia desde 1950 hasta la fecha ha propiciado el
desarrollo de tratamientos efectivos, breves y específicos.

Diferencia entre Escuela de Psicoterapia y Tratamiento Psicológico

Frecuentemente, los psicólogos aplican el procedimiento terapéutico


global que surge de la corriente psicológica a la que adhieren. De modo
amplio, emplean el mismo modelo para los diversos trastornos, ya se
trate de los desórdenes psicológicos menores como problemas de
ansiedad, depresión, disfunciones sexuales o de cuadros
psicopatológicos más complejos, como los de la personalidad o incluso,
las psicosis.

Todos los pacientes se abordan desde la misma perspectiva,


independientemente de los estudios que identifican cuáles son los
procedimientos más exitosos. En el presente artículo, usamos la
expresión “psicoterapia global” para referirnos a una tal modalidad de
intervención, más basada en escuelas o corrientes amplias, por
oposición a “tratamientos psicológicos específicos” para trastornos
determinados.

Seguramente, el presente debate conlleva una arista crítica desde un


punto de vista ético. La adherencia del psicólogo a un marco teórico
particular debería constituir un tema de su esfera personal, de sus
creencias y filosofía de vida. No obstante, sí resulta cuestionable que a
raíz de una posición teórica cualquiera, desestime el uso de métodos
demostrados eficaces, especialmente cuando se halla frente a un
paciente que desea dejar de sufrir.

Definitivamente, los pacientes no suelen preocuparse demasiado por el


debate entre escuelas psicológicas; por el contrario, lo que piden es
curarse. El máximo grado de conflicto surge con las escuelas
psicológicas que persisten en aplicar una teoría o enfoque general para

39
todos los trastornos psicológicos pero que, además, no se hallan
abiertas a los estudios de validación científica de sus procedimientos.

Por supuesto, y contrariamente a un enfoque de teorías generales, la


Terapia Cognitivo Conductual compatibiliza completamente con las
nociones de los tratamientos específicos. En virtud de su compromiso
con la psicología científica y experimental, los procedimientos se
contrastan en investigaciones empíricas controladas. Más aún, esta
tendencia ya ha alcanzado una expresión formal en las “guías de
tratamientos psicológicos eficaces”. Ellas constituyen largos listados que
resumen los procedimientos que se han evidenciado eficaces para los
distintos desórdenes. Presentamos a continuación, sólo con fines
ilustrativos, un pequeño extracto de las mismas.

Tratamiento Psicológico
Trastorno/Diagnóstico
eficaz

Trastorno obsesivo- Exposición con prevención de la


compulsivo respuesta

Fobias específicas Desensibilización Sistemática

Agorafobia Exposición in vivo

Entrenamiento en habilidades
Fobia social
sociales + terapia de exposición

Modificación de triada cognitiva y


Depresión
supuestos depresógenos

Técnicas cognitivas: análisis de


Trastorno de angustia
evidencia, decatastrofización. +
(pánico)
Terapia del control del Pánico

40
Programa de reforzamiento
Consumo de cocaína
comunitario

Entrenamiento en habilidades
Esquizofrenia
sociales

Eyaculación precoz Compresión basilar

Características de los tratamientos psicológicos específicos

A continuación, describiremos brevemente algunas diferencias críticas


entre los dos enfoques terapéuticos planteados. Como se prevée con
facilidad, la Terapia Cognitivo Conductual se asimila a una terapia
psicológica específica y no a una psicoterapia global.

Intervenciones especificas con objetivos precisos y mensurables

Este punto conduce inexorablemente a la necesidad de precisión


diagnóstica y una adecuada evaluación conductual de la problemática
del paciente. En lugar de utilizar categorías diagnósticas globales como
“Neurosis”, se apuntaría a una delimitación más exacta como “Trastorno
de angustia sin agorafobia”. La selección de técnicas se hallaría luego
sujeta al diagnóstico y al comportamiento-problema del paciente y
guiada por los objetivos concretos que se persiguen. Así, por ejemplo,
para un paciente con fobia social a quien se le aplica entrenamiento en
habilidades sociales, la meta será “iniciar conversaciones en reuniones
con personas desconocidas”.

A los fines de conducir tal tratamiento, el psicólogo deberá respetar


determinadas fases, verificando la consecución del objetivo formulado,
el cual, a su vez, habrá de poder cuantificarse. Es decir, el psicólogo no
se basa únicamente en el informe verbal y subjetivo del paciente;
contrariamente, las mejoras tienen que reflejarse en cambios concretos,
en conductas. Alcanzado el objetivo, concluye el tratamiento.

41
En la psicoterapia global, normalmente transcurren meses e incluso
años sin que se formulen de modo explícito objetivos. La dirección del
abordaje apunta a horizontes amplios tales como “autoconocimiento
personal”, “sentirse mejor”, “sentir alivio”, “aceptarse”, “develar
conflictos intrapsíquicos” o “descubrir aspectos de mi personalidad”;
todos estos, términos vagos e imprecisos, independientemente de la
teoría en la cual se alberguen.

Naturalmente, la Terapia Cognitivo Conductual se caracteriza por


expresar las metas de modo claro y preciso. El tratamiento escogido
intenta no sólo que el paciente se sienta aliviado, sino que piense y se
comporte más saludablemente.

Tratamiento Manualizado

El tratamiento psicológico consta de pasos definidos que el terapeuta


debe conocer y respetar. Por ejemplo, la desensibilización sistemática se
compone de los siguientes:

1. psicoeducación
2. entrenamiento en relajación muscular profunda
3. construcción de jerarquías de estímulos
4. aplicación de los estímulos en imaginación

Además, cada uno de estos pasos se desgrana en otras actividades


puntuales que el terapeuta enseña al paciente. En la psicoterapia global,
la intervención del terapeuta es generalmente más “libre”, dependiendo
el curso de la sesión de lo que surge en el discurso del paciente.

En la Terapia Cognitivo Conductual, los tratamientos se encuentran


manualizados, vale decir, se ajustan a un protocolo de procedimientos
previamente establecido y validado en ensayos experimentales. De esta
manera, sus pasos son precisos y focalizados; diferenciándose de los
abordajes que semana tras semana varían en función de lo que el
paciente relate.

Tratamiento planificado:

42
La terapia psicológica específica se distingue por la planificación que el
terapeuta efectúa entre sesiones. Opuestamente, la psicoterapia global
se caracteriza más por la elección de una intervención en el mismo
momento de la consulta y en estrecha conexión con lo que el paciente
espontáneamente plantee.

En Terapia Cognitivo Conductual, el psicólogo intenta prever qué


intervenciones realizará en las sucesivas sesiones. Se pretende que las
terapias no giren en torno a relatos libres del paciente e intervenciones
espontáneas del terapeuta, sino que se ordenen de acuerdo al plan de
objetivos previamente consensuado. En caso que el paciente desee
modificar tal plan, el psicólogo deberá reajustar el diseño de tratamiento
a las nuevas metas.

La planificación evitará que el psicólogo vaya “probando e improvisando”


técnicas sin una pormenorizada evaluación previa del trastorno en
cuestión.

Instrucciones puntuales y asignación de tareas

El tratamiento psicológico focalizado incluye instrucciones y tareas


puntuales. A los fines de potenciar la eficacia del tratamiento, se le
solicita al paciente que ejecute actividades entre sesiones. Por ejemplo,
a un paciente con disfunción eréctil se le indica expresamente que evite
la penetración durante cierta cantidad de días y que sólo se concentre
en el contacto físico con su pareja y en la estimulación mutua durante la
relación sexual.

Tal instrucción se basa en la terapia sexual diseñada por Masters y


Johnson para revertir la falta de erección. La técnica tiene pasos
claramente detallados y figura en las guías de tratamientos eficaces de
las disfunciones sexuales. En la psicoterapia global, las intervenciones
suelen consistir en comentarios verbales limitados al contexto de la
sesión. En efecto, en la mayoría de los casos se carece de criterios a
partir de los cuales indicar al paciente qué hacer a los fines de
solucionar problemas concretos.

43
En la Terapia Cognitivo Conductual, la asignación de tareas constituye
un ingrediente tan esencial que debemos revisar los ejercicios asignados
consulta tras consulta. Ello no sólo aporta eficacia a las intervenciones,
sino que, además, nos permite un seguimiento de la evolución del
paciente entre sesiones.

Delimitación de la duración

El tratamiento psicológico, a diferencia de la psicoterapia global, posee


un tiempo estimativo de duración. Por ejemplo, el entrenamiento en
relajación muscular profunda consta de 4 ó 5 sesiones; la terapia
cognitiva, entre 15 y 20. Los manuales especifican no sólo la cantidad
de encuentros aconsejados y la duración de los mismos, sino también
las actividades a llevar a cabo en cada uno de ello. Una tal
manualización evita dispersiones innecesarias, no focalizadas en los
objetivos terapéuticos.

En suma, la Terapia Cognitivo Conductual se inclina por tratamientos


psicológicos puntuales más que por la implementación de modelos
globales de psicoterapia. En la siguiente tabla, resumimos las diferencias
más críticas entre los tratamientos psicológicos específicos y la
psicoterapia global.

Tratamiento
Psicoterapia
psicológico
global, no
puntual,
directiva
focalizado

Estudios de  Menor eficacia  Mayor eficacia


eficacia demostrada. demostrada.

 Orientada a  Orientado a
Especificida múltiples trastornos
d trastornos. especificados.

44
 Generalmente
 Concretos:
globales: no
expresamente
operacionalizado
operacionalizados
s explícitamente.
. El cambio debe
 No habitúa
ser observable y
Objetivos y medir los
mensurable.
evaluación cambios.
 Importancia de
 Poca importancia
categorías
a categorías
diagnosticas
diagnósticas
precisas.
precisas.

 Frecuentemente  Manualizado, con


Pasos de la amplios y pasos puntuales
aplicación "espontáneos". y precisos.

 Previa y
 Menos
necesaria para la
Planificació frecuente.
aplicación de la
n Escasa.
técnica.

 Sin duración  Cantidad de


estimada; sesiones
Duración habitualmente, estimadas
años. previamente.

 Psicoanálisis Predominantemente
Modelos freudo- :
teóricos lacaniano.
Disciplinas  Psicoanálisis  Cognitivismo.
en las que kleiniano.  Conductismo.
se basa la  Psicología social  Neurociencias –
intervención no experimental Psicobiología.
terapéutica (psicodrama,  Psicología
terapias experimental.

45
grupales  Psicología Social
dinámicas) experimental.
 Existencialismo.
 Estructuralismo. En general,
corrientes con
En general, apertura a la
corrientes que no investigación
se apuntalan en científica. (terapia
investigaciones sistémica,
científicas de constructivismo,
eficacia. terapia
interpersonal,
psicología
gestáltica)

Es de esperar que en el futuro los tratamientos específicos tengan


prioridad sobre los enfoques globales. En palabras breves y concretas,
sería conveniente que la elección de determinado procedimiento
terapéutico se realice no en función del marco teórico que cobija al
psicólogo de turno, sino a partir de los estudios de eficacia terapéutica.
Las discusiones teóricas entre corrientes no deberían cobrar un tal
protagonismo que impidan la aplicación de tratamientos eficaces. El
“ocaso de las escuelas de psicoterapia” daría lugar definitivo a la
unificación de la psicología clínica bajo el ala del método científico.

Milton H. Erickson

. Hipnosis

Insiste mucho en el papel que juega el inconsciente, entendido no a la


manera de Freud sino como reservorio de recursos personales para
resolver por sí mismo la problemática de cada individuo.4

Milton Erickson sentó las bases de importantes líneas dentro de la


psicoterapia breve. Entre los que se incluyen los siguientes enfoques
psicoterapéuticos: programación neurolingüística, la Terapia Sistémico
46
Estratégica, la Terapia breve centrada en soluciones entre otras fueron
influidas por el pensamiento de Erickson.5

El origen su particular estilo de terapia puede encontrarse en sus


vivencias personales tan particulares y la forma en que enfrentó su
enfermedad, y aunque el hipnotismo fue una herramienta importante, lo
fundamental de su modelo terapéutico era el cambio en la otra persona
a través de la relación interpersonal.4 Su modelo terapéutico no
responde a escuela clínica alguna, excluyéndose de la influencia del
psicoanálisis, del conductismo y de la terapia sistémica.

MANUAL DE PSICOTERAPIA COGNITIVA

Parte V: OTROS ASPECTOS

Juan José Ruiz Sánchez

Justo José Cano Sánchez

24. Concepciones Erróneas sobre la Psicoterapia Cognitiva

En la literatura teórica e investigadora psiquiátrica y psicológica es


frecuente encontrar una serie de afirmaciones sobre los fundamentos de
la psicoterapia cognitiva realizados por personas no vinculadas a este
campo, y que constituyen versiones "distorsionadas" y erróneas sobre la
misma. De manera muy resumida presentamos las concepciones
erróneas más frecuentes y las respuestas dadas a estas.

Las principales concepciones erróneas sobre la psicoterapia cognitiva


son:

1. "Ignora la influencia del ambiente y de la conducta". Podríamos


relacionar esta crítica con otras 2 más: "La terapia cognitiva

47
consiste en el uso de procedimientos de condicionamiento o
persuasión verbal (exclusivamente)" y "la terapia cognitiva
consiste en la detección y modificación de pensamientos
automáticos (exclusivamente)". Podríamos denominar a la fuente
de estas críticas como "Posición conductista, tecnicista y
reduccionista".
2. "Ignorar la afectividad". Se relaciona con otras 3 críticas más: "La
terapia cognitiva es una refundición del poder persuasivo del
pensamiento positivo", "La terapia cognitiva desvaloriza el papel
de las emociones, que hacen de la vida algo rico y vibrante. Es
algo puramente cerebral" y "La terapia cognitiva es un proceso de
intervención racional y racionalizadora". Podríamos denominar a
esta fuente como "Posición súper humanista, romanticista y
afectiva".
3. "Ignora lo biológico". Le denominamos "Posición biologista y
reduccionista".
4. "Ignora lo consciente y se limita a trabajar con la esfera
consciente y fenomenológica". Le llamamos "Posición psico-
dinámica".

Nota: Somos conscientes de que la denominación de las posiciones


críticas aparece como "etiquetaciones sobre generalizadas", pero aquí la
empleamos solo como críticas generales (pero no absolutas).

1. RESPUESTA A LA CONCEPCIÓN CONDUCTISTA, TECNICISTA Y


REDUCCIONISTA. Beck (1979):

 1) Trabajando en el marco del modelo cognitivo, el terapeuta


formula el método terapéutico de acuerdo con las necesidades
específicas del paciente en un momento dado.
 2) El terapeuta diferencia proceso y procedimientos. Se puede
realizar cambios cognitivos mediante técnicas humanistas, psico-
dinámicas o conductistas, y otras intervenciones.
 3) El uso de técnicas conductuales puede favorecer el cambio
cognitivo; por ejemplo, mediante la modificación de expectativas
de auto-eficacia y contraste de hipótesis ("pruebas de realidad",
"refuerzo de predicciones").
 4) La terapia cognitiva no consiste solamente en la detección y
modificación de pensamientos automáticos, sino también en la

48
detección y modificación de los significados personales (supuestos,
esquemas) que hacen vulnerable al paciente.

2. RESPUESTA A LA CONCEPCIÓN SUPERHUMANISTA,


ROMANTICISTA Y AFECTIVA. Beck (1979), Raimy (1985) y
Lundh (1988):

 1) Los pensamientos positivos y persuasivos no son


necesariamente válidos o correctos. Una persona puede engañarse
así misma durante un tiempo con pensamientos positivos sobre
una base poco realista.
 2) Los pensamientos positivos llevan a sentimientos positivos solo
cuando la persona está convencida de que son ciertos.
 3) El enfoque cognitivo se confunde frecuentemente con el
racionalismo y la racionalización. Los procesos cognitivos, sin
embargo, pueden ser racionales o emotivos (sistema primitivo de
procesamiento de la información).
 4) La experiencia emocional suele ser empatizada por el
terapeuta; y además las fluctuaciones emocionales van unidas a
cambios cognitivos. Es esencial discriminar las emociones para
llegar al nivel cognitivo.
 5) Cognición y emoción están mezcladas en la naturaleza. Se
suelen separar cuando nos referimos a procesos cognitivos
racionales o a procesos cognitivos emocionales.

Terapias Humanistas

Críticas

El principal cuestionamiento que se le ha hecho a las aproximaciones


psicológicas de esta corriente es su falta de rigor teórico. Esto es
motivado principalmente por la crítica a los modelos académicos de
adquisición del conocimiento, los psicólogos humanistas privilegiaron la
experiencia directa y el aprendizaje vivencial en sus centros de
formación.

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La crítica que la psicología humanista hizo a la psicología de la época, en
cuanto a un centramiento excesivo en la naturaleza racional humana,
redundó, a la larga, en el desarrollo escaso de teoría o teorías muy
vagamente fundamentadas.

Actualmente existe conciencia de esta crítica por parte de los psicólogos


que se consideran humanistas, por lo que muchos han iniciado un
proceso de búsqueda de fundamentos teóricos más profundos,
principalmente epistemológicos, a su labor.

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