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4.1.- La sangre.
La sangre esta formada por tres componentes: el líquido representado por el plas m a,
el celular representado por los e le m e ntos fig ura d os de la sangre (le u c ocitos y
e ritrocitos ) y fragmentos celulares constituidos por las plaqu eta s o trom b ocitos .
El pH del plasma es mantenido dentro de un estrecho margen que fluctúa entre 7,35
– 7,4, gracias a la acción concertada de diversos sistemas tampón, sobresaliendo el
de bicarbonato; el sistema respiratorio que remueve el CO2, y el riñón que puede
excretar una orina tanto básica como ácida, contribuyendo así, al equilibrio ácido-
base de la sangre. El pH arterial (˜ 7,4) es más elevado que el venoso (˜ 7,35)
debido a la mayor cantidad de CO2 liberado en los tejidos. 1
4.1.2.- El plasma.
Los elementos figurados, como se indicó, comprenden los glóbulos rojos, hematíes o
eritrocitos, los blancos o leucocitos y las plaquetas. Si se centrifuga un volumen dado
de sangre se notará que los componentes celulares representan el 45% mientras
que el sobrenadante, un líquido claro y amarillento, representando el plasma,
constituye el 55% restante. Al volumen proporcional que los hematíes representan
en la sangre completa se denomina h em atoc rito . El hematocrito normal del hombre
es de 45% ± 7% y de la mujer es de 42% ± 5%; cuando la cantidad de hematíes es
menor se habla de an em ia. Mientras que cuando el hematocrito es elevado se habla
de p olicitem ia. Al incremento del número de eritrocitos causado por la altura recibe el
nombre de policite m ia fis ioló gic a . Los glóbulos blancos y las plaquetas constituyen el
1% del volumen sanguíneo.
2
Ibid, p. 321; Houssay, 1973, p. 13.
3
Cifrado en Hickman, et al. , op. cit., p. 686.
4
Cifrado en Berne y Levy, 2001 ., p. 446.
3
Figura 4. 1
Tubo de hematocrito mostrando los porcentajes normales en el ser humano.
4.1.3.1.1.- Hemoglobina.
Figura 4.2
Diagrama de la estructura tridimensional cuaternaria de la hemoglobina, en gris el anillo de hemo.
4.1.3.1.1.2.- Anemia.
factor 5. Finalmente la falta de vitamina B 9 (ácido fólico) también puede causar este
tipo de anemia (a n em ia m e g alo blás tic a).
Figura 4.6
Diagrama representativo de la formación de las células de la sangre. La célula madre hematopoyética es de la
cual derivan todas la células de la sangre.
5
Cifrado en Schottelius y Schottelius, 1975, p. 199; Thibodeau y Patton, 1995, p. 461; Guyton y Hall, op. cit., p.
474.
6
6
Cifrado en Guyton y Hall, op. cit., pp. 466 – 467; Dvorkin y Cardinali, 2003., p. 442.
7
4.1.3.1.1.2.5.1.- Eritropoyesis.
Figura 4.7
Diagrama de los evento de compromiso de las células madres del tejido mieloide y linfoide.
secretan la hormona, parece tratarse de las células del epitelio tubular renal, que
consumen gran cantidad de oxígeno. La hipoxia estimula al riñón que secrete
eritropoyetina que promueve la conversión de células UFC-E en proeritroblastos y
estos en eritrocitos maduros, lo que aumenta el número de hematíes revertiendo la
situación de hipoxia y la disminución en la secreción hormonal (Figura 4.8).
Figura 4.8
Mecanismo de regulación de la eritropoyesis por la eritropoyetina del riñón.
El sistema ABO fue el primero en ser estudiado por Karl Landsteiner, lo que le valió
el Premio Nobel de Medicina (1940) 7. La sangre de todos los seres humanos
corresponde a uno de los grupos sanguíneos ABO, tipos que se denominan de
acuerdo con el antígeno que poseen. Estos antígenos son oligopolisacáridos tanto
7
Landsteiner, 1940.
9
Además de los grupos sanguíneos mencionados los eritrocitos con grupos Rh (factor
rh e s us o a ntíg e no R h D). El término R h pos itivo (Rh+) significa que la persona o el
animal poseen antígenos Rh en sus eritrocitos. En el otro extremo, sangre R h
n e g ativ o (Rh-) es índice de que los hematíes carecen de antígenos Rh. Se conoce
cinco antígenos del sistema Rh: C, c, D, E y e. En general ninguna sangre posee
anticuerpos Rh, aunque pueden aparecer si la persona es inoculada con eritrocitos
Rh+.
El nombre del sistema deriva del nombre mono R h e s u s , luego que Karl Landsteiner
y Alexander S. Wiener demostraran en 1940 que conejos inmunizados contra
eritrocitos de R h e s u s producían anticuerpos que también aglutinaban eritrocitos
humanos8. La importancia de este sistema se descubrió poco después cuando se
demostró su asociación con el síndrome conocido como eritro blas tos is fe tal o
e nfe rm e dad rhe s us . Este fenómeno aparece cuando una mujer embarazada Rh-
tiene en el vientre un bebé que heredó del padre el genotipo Rh+, puede estimular a
la madre a que produzca el anticuerpo a nti-R h . Si después tiene un segundo bebé
Rh+, éste presentará la eritroblastosis, toda vez que los anticuerpos producidos por
la madre atravesarán la placenta aglutinarán los eritrocitos del nuevo ser. En la
actualidad, tal eventualidad puede ser evitada bloqueando la producción de anti-Rh
con el tratamiento de la madre con la proteína R h oG AM.
Cuadro 4.1
Grupos sanguíneos ABO presentes en una población argentina.
Grupo s anguíne o Antíg e no Antic ue rpo Fre c ue ncia (a)
A A anti-A 46,5
B B anti-B 9,6
AB AB - 4,0
O O anti-a y anti-B 50,9
(a) Frecuencia en Argentina, Dvorkin y Cardinali, op. cit., p. 444.
4.1.3.3.1- Agranulocitos.
Estos tipos celulares pueden ser identificados por el tipo de receptores que
expresan, re ce ptore s ce lulare s T , en los linfocitos T y los re c epto re s c e lula re s B en
los linfocitos B.
Los granulocitos y monocitos, son células nucleadas móviles que poseen lisosomas,
los cuales a su vez poseen enzimas que les permiten digerir sustancias extrañas,
tales como microorganismos, células modificadas y residuos celulares. Por tanto, los
leucocitos confieren al cuerpo del animal un sistema de defensa a infecciones. Los
microorganismos o los productos de la destrucción de células liberan sustancias
quimiotáxicas que atraen específicamente a los granulocitos y monocitos. Cuando
estas células alcanzan los organismos atractantes, los fagocitan eliminándolos de
esta forma del organismo.
4.1.3.3.2.1.- Granulocitos
ser lobulados se les denomina también p olim orfo s n ucle are s . Constituyen un 95% de
los leucocitos totales, son muy móviles y fagocitan activamente. Pueden atravesar la
pared del endotelio mediante el proceso de diapédesis. Estas células son
especialmente activas frente a agentes bacterianos, a los que son atraídos por
quimiotaxia (Figura 4.9).
Figura 4.9
Micrografía de una tinción de sangre humana mostrando los diversos leucocitos presentes.
4.1.3.3.2.1.3.- Los bas ófilos , son relativamente grandes, pero escasos (0,5 – 1%) y
sus gránulos citoplasmáticos se tiñen de rojo púrpura con colorantes básicos. Son
muy móviles y presentan diapédesis. Sus núcleos son borrosos aunque tienen una
forma de S. Los gránulos contienen el agente inflamatorio histamina y el
anticoagulante heparina.
4.1.3.3.3.- Los m o nocito s son los leucocitos de mayor tamaño. Sus núcleos, de
forma de habichuela, son oscuros y rodeados de un citoplasma abundante que se
tiñe de azul-gris. Son muy móviles y fagocitan activamente; lo que les permite
fagocitar grandes bacterias y células infectadas por virus.
4.1.4.- Leucopenia.
4.1.5.- Leucemias.
9
Guyton y Hall, op. cit., p 486.
10
Cifrado en Guyton y Hall, op. cit., Cap. 46: 509 – 521; Kamiker, 2004, pp. 480 – 405.
13
anticoagulantes está la p rofibrin olis ina (forma inactiva de la fibrin olis ina ) que una vez
activada disuelve la fibrina. La es treptocin as a enzima procedente de algunos
estreptococos también provoca lisis de la fibrina y desencadenar hemorragias.
Figura 4.10
Reacciones de coagulación de la sangre, a través de la vía intrínseca y extrínseca.
4.2.-Inmunidad 12.
Se define inm u nid ad como la capacidad del cuerpo humano de resistir la agresión, a
sus tejidos y órganos, por casi todos los microorganismos y toxinas. Se reconocen
dos tipos de inmunidad: la in n ata y la a dqu irid a. A la inmunidad innata es aquel
compuesto por las barreras físicas que impiden el ataque de organismos patógenos
12
Guyton y Hall, op. cit., pp. 489 – 501; Chuluyan, et al. , 2003, pp. 353 – 378.
16
Figura 4.11
Micrografía electrónica de barrido de una célula de Kupffer que se extiende a la luz de un sinusoide hepático.
13
Guyton y Hall, ibid, p. 479.
17
Figura 4. 12
Las tres vías de activación del complemento (Tomado de Chuluyan, op. cit., p. 356).
18
Los neutrófilos maduros (PMN) presentan dos tipos de gránulos: los az u rófilos o
primarios y los e s p ec ífico s o secundarios. Los azurófilos poseen peroxidada,
mientras que los específicos son peroxidasa negativos y de menor diámetro. Los
PMN maduros presentan una mayor abundancia de gránulos específicos y vesículas
pequeñas localizadas cerca de la membrana que contienen c atalas a que desdobla el
agua oxigenada; finalmente, poseen receptores para el complemento C3, llamados
CR1 y CR3, que, una vez activados, estimulan la fagocitosis15.
Durante los primeros minutos de iniciada la inflamación, los macrófagos ya sean los
histocitos de los tejidos subcutáneos, lo macrófagos tisulares y la microglia,
comienzan la fagocitosis de los organismos patógenos y de los restos tisulares. El
primer efecto de la presencia de agentes de inflamación es el de aumento de su
tamaño. Los histocitos rompen sus adherencias tornándose móviles, constituyendo
la primera línea de ataque a los patógenos microscópicos.
14
Chuluyan, op. cit., p. 355
15
Ibid., 374.
19
La respuesta activada por el complejo del complemento y por las células fagocíticas
constituye la respuesta temprana a la infección, importante primero porque en
algunos casos es suficiente para acabar la infección o controlarla hasta que se inicie
la respuesta específica. La segunda razón es que la primera respuesta modula en
varias formas la respuesta específica.
La inmunidad adquirida, por otra parte le permite al organismo desarrollar inm u nid ad
e s pe cífic a, contra organismos o cualquier otro cuerpo extraño después de su
invasión y puede ser de dos tipos inm unid ad hum oral o inm u nid a d p or linfocitos B o
inm u nida d c elular, m e dia da p or cé lulas o inm unid ad de los linfocitos T. La inmunidad
humoral se ejerce a través de la liberación de anticuerpos (globulinas) por los
linfocitos B en respuesta al ataque por un agente invasor. La inmunidad celular, en
cambio, esta diseñada para destruir el agente invasor y es ejercida por los linfocitos
T.
Figura 4.13
Diagrama del desarrollo y diversificación de los linfocitos en el hombre
Los linfocitos B son procesados durante la vida fetal en el hígado y la médula ósea
después del nacimiento. Estas células son homólogas de las células de la bolsa de
Fabricio en aves de allí que se denominan linfocitos B (Figura 4.13)
La glándula timo procesa los linfocitos T luego de su tránsito fetal por el hígado y el
bazo. Una vez en el timo los linfocitos se dividen rápidamente y desarrollan extrema
diversidad para reaccionar a diferentes antígenos, adquiriendo una enorme
reactividad específica contra millones de antígenos. Seguidamente son expuestos a
antígenos diversos al ser liberados al torrente sanguíneo. Si un linfocito T reacciona
contra un antígeno propio es eliminado (te oría d e la s e le cción de la inm u nid ad ). Esta
acción evita que los linfocitos ataquen al propio organismo, pues solo sobreviven los
linfocitos que actúan sobre células que poseen antígenos extraños (injertos, células
cancerosas o bacterias). Este procesamiento de linfocitos T tiene lugar en el timo
infantil pues este desaparece al final de la infancia.
Las globulinas comprenden la alfa , be ta y gam m aglob ulin as . La alfa y beta globulina
son producidas por el hígado, teniendo como función transportar lípidos y vitaminas
liposolubles en la sangre. Las gammaglobulinas tienen función inmunitaria y por eso
se les conoce con el nombre de inm uno glo bulinas o anticu e rp os , y comprende la
inmunoglobulina A ( IgA ), la inmunoglobulina D ( Ig D) la inmunoglobulina E (Ig E ),
inmunoglobulina M (IgM ) y la inmunoglobulina G (IgG ). En general las
inmunoglobulinas son sintetizadas por los linfocitos B16.
Figura 4.11
La inmunoglobulina o anticuerpo es una proteína compuesta por cuatro cadenas polipeptídicas, dos largas o
pesadas y dos cortas o ligeras. Cada cadena tiene una porción variable (V, en gris) y una porción constante (C,
en blanco).
16
Mayer, 1984, p. 167; Dvorkin y Cardinali, 2003, pp. 367 – 369.
22
Figura 4.12
Diagrama de la topografía funcional del anticuerpo, (p) lugar de fijación del antígeno; (a) sitio de fijación de los
alótropos; (i) sitio de fijación del idiotopos.
17
Jerne, 1984. p. 80.
23
Figura 4.13.
Diagrama de los diversos tipos de inmunoglobulinas.
La cadena variable puede ser kapa o lambda, mientras que la pesada puede ser tipo
mu, gamma, alfa, delta y epsilón.
24
Figura 4.14
La respuesta inmune comienza cuando un linfocito pequeño con anticuerpos (Y negras) en su superficie, se
encuentra con antígenos (círculos blancos) contra los cuales el anticuerpo es específico (1). El antígeno se une
al anticuerpo (2), activando a los linfocitos T colaboradores o he lpe r e induciendo al linfocito B a multiplicarse y
diferenciarse en célula plasmática y células memoria.
Los macrófagos ubicados en los diversos tejidos (ver sección 4.2.1.3) fagocitan y
digieren parcialmente microorganismos; cuyos restos antigénicos se liberan al citosol
25
Los anticuerpos actúan de dos maneras: (1) mediante ataque directo al invasor y (2)
mediante la activación del sistema del complemento
4.2.6.1.- Ac ció n dire cta de lo s a ntic ue rpos . Los anticuerpos se unen por la porción Y,
donde se encuentran los sitios de unión entre el anticuerpo y el antígeno específico
(Figura 4.15), produciendo los siguientes efectos:
4.2.6.1.1.- A glutin a ció n, que consiste en que partículas grandes como bacterias o
eritrocitos que tienen antígenos en su superficie se agrupan.
4.2.6.1.2- Pre cipitació n, el complejo formado por el antígeno soluble (como las
toxinas) y el anticuerpo alcanza un tamaño que le torna insoluble y precipita
26
4.2.6.1.3- N e utraliza ción, que consiste en que los anticuerpos cubren la porción
tóxica del antígeno.
Figura 4.15
Unión antígeno (barras) anticuerpo bivalente (figuras y)
Estas acciones no son suficientes para destruir el agente invasor de allí que sea
necesario el complejo del complemento.
4.2.7.1.- Linfo cito s T colab ora d ore s (helpers) son los linfocitos T más abundantes
constituyendo tanto como tres cuartas parte de ellos (75%). Como lo indica su
nombre, colaboran con el sistema inmunitario, regulando casi todas las funciones
inmunitarias. Para regular hacen uso de sustancias liberadas por ellos, las linfocin as.
Las linfocinas más importantes son las inte rle ucin as , se conocen cinco de ellas
(interleucina 2 – 6); otra linfocinas importante es el interferón γ.
4.2.7.1.3- Activación del sistema de macrófagos. Las linfocinas también afectan a los
macrófagos para que no abandonen el área de inflamación y para que fagociten más
activamente.
Algunas células citotóxicas atacan a células invadidas por virus, pues éstos dejan
atrapadas en la membrana restos virídicos detectadas por le células tóxicas. Por
último estas células reconocen y atacan células cancerosas.
Se conoce menos de estas células, pero se sabe que suprimen la acción de las
células colaboradoras y citotóxicas. Se piensa actúan como un sistema de
regulación de las funciones del resto del complejo linfocitario.
4.2.8.- Inmunización.
Se llama así a los procedimientos que evitan que un organismo sea atacado por un
patógeno o una toxina. Para tal propósito se inyecta extractos inactivados de los
patógenos o la toxina, promoviendo la producción de anticuerpos específicos que
inmunizarán al individuo.
Para finalizar este aparte, podemos indicar que se puede inmunizar pasivamente
inyectando a un individuo con anticuerpos y linfocitos T específicos activados. Estos
procedimientos confieren inmunidad por algunas semanas.
28
Existen cinco tipos básicos de vasos sanguíneos, arterias, arteriolas, venas vénulas
y capilares. Las arterias trasportan la sangre desde corazón a los capilares, mientras
que las ve n as la llevan del mismo sitio al corazón. Todas las arterias de aves y
mamíferos, con excepción de la pulmonar, llevan sangre con un alto grado de
saturación de oxígeno. Las arterias de pequeño calibre se denominan arteriolas y las
venas de pequeño calibre vé n ula s . Los capilares son vasos microscópicos que
llevan la sangre de las arteriolas a las vénulas 18.
4. 3.1.2 -La tú nica m e dia , formada por una capa de músculo liso y tejido elástico. La
musculatura de los vasos esta irrigada por finísimos vasos llamados v as a vas orum
(vasos de los vasos) e inervada por nervios autónomos que permiten variar el
diámetro del vaso (ver sección 1.1.2.3). Sin embargo, la inervación autonómica de
los vasos sanguíneos es única, representada por la inervación simpática
(a dre né rgic a )19. En general los vasos sanguíneos en condiciones normales se
encuentran relajados gracias a la acción del NO (óxido nítrico) o factor d e rela jación
18
Cifrado en Thibodeau y Patton, ibid, p. 475:
19
Cifrado en Ira Fox, 1993, p. 251; Dvorkin y Cardinali, op. cit., p. 61.
29
d eriv ad o d e l e n dotelio (EDRF) que pueden ser revertido entre otros por la liberación,
por parte de de la neuronas simpáticas del neurotransmisor, n ora dre n alin a 20
Figura 4.16
Diagrama representativo de las capas que constituyen las arterias y la vena, respectivamente.
4. 3.1.3 - La tú nic a íntim a está constituida por una capa continua de endotelio que se
extiende hasta las paredes internas del corazón, cuyas células tiene una vida media
de 30 años. Las paredes endoteliales de las arterias son perfectamente lisas y las
células están orientadas en dirección del flujo sanguíneo y tienen forma longitudinal.
Este arreglo favorece la liberación de NO gracias a la presión pulsátil.
20
En realidad el endotelio controla el tono muscular del vaso mediante factores inhibidores y estimulantes del
tono muscular, modulados por el SNAS, ver Iermoli, 2003 y Scotland, et al., 2005.
30
Figura 4.17
Diagrama mostrando el arreglo de las válvulas semilunares de las venas, que almacenan la sangre acumulada
enviándola al corazón cuando las válvulas son obligadas a abrirse por la presión de la sangre que hay más
abajo.
Existen diferencias de detalle entre las arterias y los vasos venosos. Primero, las
arterias tienen una capa muscular más gruesa que las venas, lo que les permite
resistir la alta presión que ejerce el elevado torrente sanguíneo que expulsa el
corazón por segundo. Las venas, mientras tanto, poseen capa adventicia más
gruesa, y adicionalmente, presentan v álv ulas s e m iluna re s que ayudan a mantener la
dirección única del flujo sanguíneo21 (Figura 4.17).
21
Cifrado en Thibodeau y Patton, ibid, p. 477:
31
Figura 4.18.
Diagrama mostrando la localización y el papel de los esfínteres precapilares en el control de la circulación en la
red de capilares bajo su dominio. Nótese que los capilares están formados por una sola capa mientras que los
vasos grandes poseen musculatura lisa.
La principal función de las arterias es distribuir la sangre a los capilares. Pero las
arteriolas tienen una función muy importante en la regulación de la presión arterial y
del mantenimiento normal de la circulación, al actuar como vasos de resistencia. Los
capilares están rodeados en el lado proximal por un e sfínte r pre c apilar de
musculatura lisa que se contrae hasta producir un diámetro de 0,0006 cm exactos
suficiente para permitir el paso de un eritrocito, y al mismo tiempo, reduce la
circulación a lo largo de la red capilar y contrayendo la arteriola. Cuando el esfínter
se relaja aumenta el paso de sangre por la red dilatando las arteriolas (Figura 4.18).
La importancia de la resistencia circulatoria o periférica será estudiada
detalladamente más adelante.
4. 3.3.- El corazón.
El corazón tiene envoltura propia, constituida por una bolsa inextensible y laxamente
ajustada denominada p e ric ardio . El pericardio consta de dos partes una serosa y
otra fibrosa. Esta última a su vez consta de dos hojas una que reviste interiormente
el pericardio fibroso llamada hoja p arie tal y una que se adhiera a la cara externa del
corazón la h oja vis c eral (epicardio). Entre ambas hojas ya hace un espacio
denominado e s pacio p ericá rdico que contiene el líquido pe ric á rdic o (Figura 4.19). La
función del saco pericárdico fibroso, con su revestimiento liso y lubricado, es el de
proteger el corazón de la fricción.
Figura 4.19.
Diagrama del corte histológico de la pared cardiaca mostrando el pericardio con sus hojas parietal y visceral y la
capa de sincicio miocárdico. Nótese que el endocardio cubre las prolongaciones en forma de haz del tejido
muscular miocárdico llamados trabéculas.
Las paredes del corazón están formadas por el e pic ardio (pericardio seroso), la
masa muscular estriada involuntaria o m ioc ardio y el revestimiento interno de la
pared miocárdica llamado e n doc ardio (Figura 4.19).
22
Cif. en Guyton y Hall, op. cit., pp. 120.
23
Cif. en Houssay, 1973, pp. 89 – 93; Duarte y Dvorkin, 2003, pp. 189 – 211.
33
24
Cif. en Harvey, 1628 (1970) p. 76; Houssay, ibid, p. 89.
34
Figura 4.20
Potenciales de acción de las células cardíacas, A, respuestas rápidas; B, respuestas lentas. Los números indican
las diversas fases del potencial. PRE, período refractario efectivo, PRR, período refractario relativo.
25
Cif. en Cunningha m, p 168 y Berne y Levy, p 187.
35
Por último las células del marcapaso generan potenciales especializados llamados
p ote nciale s de m arc a pa s o. Este potencial es debido a la apertura espontánea de
canales de Na+ de marcapaso, que se abren espontáneamente. La apertura de
estos canales provoca la entrada de sodio a las células del marcapaso hasta el
umbral.
La calidad de la contracción está regida por la Ley de Starling que afirma que “dentro
de ciertos límites cuando más larga o extendida es la fibra cardiaca al comenzar la
contracción tanto más energía sea ésta”; que significa que si por alguna razón el
contenido ventricular aumenta con el consiguiente alargamiento de la fibra
miocárdica la contracción es más vigorosa.
El término circ ulación s a ng u íne a se refiere al flujo de sangre a través de los vasos
dispuestos en forma tal que describen un circuito cerrado o patrón circular. El circuito
cerrado esta representado por el ap arato c ardiov as c ular y su centro funcional el
corazón, que actúa como bomba.
Figura 4.21
Diagrama representativo de los componentes del corazón del hombre y de su sistema de conducción.
26
Cif. en Schottelius y Schottelius, op. cit., pp. 235 – 236; Silbernagl y Despopoulos, 1985, pp. 148 – 150;
Portilla, et al, op. cit., pp. 143 – 147; Thibodeau y Patton, op. cit., pp. 510 – 511; Guyton y Hal l, op. cit., pp. 119
– 121.
37
Figura 4.22.
Representación esquemática de la circulación sanguínea en conjunto.
38
Figura 4.23.
Esquema del gradiente de presión de todo el sistema circulatorio y de la presión sistólica y diastólica y las
variaciones de área del lecho vascular y de la velocidad de la corriente que determinan la circulación del flujo
sanguíneo.
27
Harvey, op. cit., p p. 89 -115; Thibodeau y Patton, ibid, pp. 479 – 481.
39
? Explique.
Figura 4.24
Diagrama representativo de la relación entre área transversal y la velocidad del flujo de la sangre
28
Cif. en Houssay, op. cit., p. 85; Thibodeau y Patton, op. cit., pp. 512 – 523.
40
Cuando un líquido circula desde un sitio con área de sección transversal dada a otra
de mayor tamaño la velocidad disminuye, como ocurre cuando un río cuyo cause es
muy pequeño, fluye con menor velocidad cuando se ensancha. De igual manera
cuando el caudal sanguíneo se aleja de los grandes vasos arteriales y se ramifica
hasta alcanzar el lecho capilar ve aumentado su área de sección transversal
disminuyendo su velocidad, aumentando nuevamente en las venas cuando el lecho
capilar tiende a disminuir su área de sección transversal (Figura 4.23). En síntesis, la
ve locida d d e la s a ngre dis m in u ye a m e did a qu e s e ale ja d el cora zó n, lleg a a un
m ínim o e n los c apilare s y aum e nta progre siv am e nte e n las ve nas (Figura 4.24)
Se entiende por caudal la cantidad de sangre que pasa por un sector cualquiera del
aparato vascular en la unidad de tiempo. Con el propósito de evitar la acumulación
de sangre en un punto del cuerpo en detrimento de otra es necesario que se cumpla
la ley del caudal que afirma: que p or c ualquie r s ec ción tra ns v ers al c om ple ta d el
s iste m a circ ulatorio, pa s a e n inte rvalos igu ale s la m ism a c antida d d e s a ng re De
manera que en virtud de esta ley, el mismo volumen de sangre por unidad de tiempo
que pasa por una sección de la aorta es la misma que pasa por una sección de la
cava o por un conjunto de capilares de igual sección. Por consiguiente cualquier
desequilibrio que pueda ocurrir en un lugar es compensado por reacciones de
equilibrio en otra.
El ciclo cardíac o, es decir los hechos que ocurren desde el comienzo de un latido
hasta el comienzo del otro, consta de un período de contracción llamado s ís tole y
otro de relajación llamado diás tole . Cada ciclo se inicia con un potencial de acción
generado por una porción del corazón capaz de generar actividad eléctrica
espontánea las c é lula s m arc ap as os . Las células marcapasos humanas son células
musculares modificadas (m a rca pas o m iog é nic o) 29.
29
Hiriart, op cit., p. 437.
41
Figura 4.25
Eventos coordinados del ciclo cardíaco humano.
Ciclo cardiaco se refiere, entonces, al latido completo del corazón (sístole y diástole).
La contracción provee cambios sucesivos en la presión y flujo de las cavidades
cardiacas y vasos sanguíneos. La pre s ió n s is tólica se refiere, pues, a la presión
máxima vascular que se alcanza durante la sístole y la pre s ió n diastólica a la presión
más baja que se alcanza durante la diástole, con valores de 120 mm Hg y 80 mm
Hg, respectivamente (Figura 4.23). La presión aórtica media es de 100 mm Hg. La
presión en la vena cava es de – 3 mm Hg (Figura 4.23), que como se dijo
42
anteriormente, es una de las razones para que la sangre fluya en sentido de las
grandes arterias a las venas. Por tal razón, la presión de perfusión para la circulación
sistémica es de 100 mm Hg – 3 mm Hg, esto es ≈97 mm Hg. La presión en la arteria
pulmonar suele ser de 20 mm Hg durante sístole y 8 mm Hg durante diástole con
valor promedio de 13 mm Hg30. La presión venosa pulmonar es de - 5 mm Hg por
consiguiente la presión de perfusión para la circulación pulmonar es de 8 mm Hg (13
mm Hg – 5 mm Hg). Es notorio a partir de estos datos que los vasos del circuito
sistémico ofrecen mayor resistencia al flujo de sangre en comparación al circuito
pulmonar de allí que se le denomine al circuito sistémico circuito d e alta p re s ió n o
lado de alta re s is te ncia a la circ ula ción y al circuito pulmonar, circ uito de baja p re s ión
o lad o d e b aja re s iste ncia .
Los eventos eléctricos del corazón, como ya se indicó preceden a los eventos
mecánicos (Figura 4.25). El electrocardiograma es el registro en la superficie
corporal de la sumatoria de las corrientes eléctricas que se producen como
consecuencia de la actividad de las diferentes células miocárdicas. El
electrocardiograma es importante pues permite al médico, al veterinario y al fisiólogo
conocer acerca de:
Figura 4.26
A. Las deflexiones del electrocardiograma (ECG) normal, que representan la despolarización y repolarización del
tejido muscular cardíaco. B. Ritmo sinusal normal. C. Taquicardia sinusal. D. Bradicardia sinusal.
33
Cif. Tortora y Grabowski, 2002, p 660.
44
alarga cuando hay infarto agudo del miocardio y se acorta si hay insuficiencia de
oxígeno.
Figura 4.26
Arriba el potencial monofás ico de la fibra cardiaca y abajo e l ele c troc ardiograma corre spondie nte .
Finalizando el inte rvalo Q T que se extiende desde el indicio del complejo QRS a la
finalización de la onda, es decir desde el inicio de la despolarización ventricular al
final de la repolarización ventricular. Este intervalo se alarga en pacientes con daño
al miocardio, isquemia coronaria o anormalidades de la conducción.
34
Cif. en Portilla, et al, op. cit., p. 147.
45
4.26B), pero esta frecuencia suele verse afectada por la edad, el ejercicio, el
tamaño, el sexo y la especie. A la alteración del ritmo cardíaco se le denomina
arritm ia . Un tipo de arritmia está representada por el blo que o c ard íac o , que puede
ser de dos tipos, blo que o d e l n ód ulo AV o bloqu e o cardía co c om ple to. En el primer
caso, los impulsos no pueden llegar al corazón ventricular, por lo cual los ventrículos
se contraen a una frecuencia más lenta que lo normal. Si el bloqueo es completo le
onda P no se acopla en absoluto con el complejo QRS, de manera que el
electrocardiograma se caracteriza por la aparición de dos o tres ondas P por cada
complejo QRS. Los bloqueos cardíacos pueden ser corregidos con un m arc ap as o
artificial.
En la bra dic ardia el ritmo es más lento que lo normal con frecuencias menores de 50
lat/min (Figura 4.26D). La bradicardia es normal durante el sueño y en atletas
entrenados mientras están despiertos y en reposo. La bradicardia patológica está
asociada a un funcionamiento defectuoso del nódulo SA o al control inadecuado por
parte del SNA. Si el problema es grave también puede ser corregido con un
marcapaso artificial que acelere la actividad cardíaca.
Las c ontra ccio ne s p re m atu ras o e xtra s ís tole s , son contracciones que tienen lugar
antes de la siguiente contracción esperada en una serie de ciclos cardíacos. Son
frecuentes por la falta de sueño, el exceso de cafeína o nicotina el alcoholismo y en
lecciones cardíacas. Las contracciones prematuras pueden dar origen a la fibrilació n,
cuadro en el cual las fibras musculares se contraen descortinadamente. La fibrilación
a uric ular, que puede ocurrir en la estenosis mitral o en un infarto al miocardio
auricular, puede ser corregida con el derivado del digital, dig oxina o mediante
d es fibrila ció n. En la desfibrilación las fibras cardíacas son obligadas a contraerse al
unísono mediante la aplicación de un choque eléctrico. Se reconoce la existencia de
la fibrila ció n v e ntric ular, cuyas causas pueden ser similares a la anterior pero ponen
en peligro la vida del animal o el paciente por la falta de bombeo de sangre a los
tejidos, también puede corregirse por desfibrilación.
La sangre impulsada hacia la aorta mueve la sangre hacia delante y establece una
onda de presión que viaja por las arterias. Esta onda de presión expande las arterias
y se registra, a través de la piel y otros tejidos, en forma de p uls o . La velocidad de la
onda es independiente del flujo. Se define p re sió n arte rial como el empuje que
ejerce la sangre sobre la pared arterial, la cual modifica su tensión de acuerdo con
dicha presión y comprende la presión sistólica y la diastólica.
35
Cif. en Guyton y Hall, op. cit pp. 228 – 239.. ; Thibodeau y Patton, op. cit., p. 519 – 523.
46
Se entiende por pre s ión dias tólica o m áxim a a la fuerza con que la sangre empuja
las paredes de la arteria cuando se contrae el ventrículo, es decir a final de la sístole
ventricular y está determinada por el volumen ventricular izquierdo, por la velocidad
de expulsión y por la distensibilidad de las paredes aórticas y tiene un valor de 120
mm Hg. Por pres ió n dia s tólica o m ínim a , en cambio se define como la fuerza de la
sangre cuando los ventrículos están en diástole (relajados) con un valor de 80 mm
Hg. Por tanto la presión media promedio es de 100 mm Hg (Figura 4.23). Ambas
valores se determinan haciendo uso del e s fin gom an óm e tro .
36
Ver por ejemplo Ulate Montero, 1989, para el caso de niños y adolescentes costarricenses y López Cuellar, et
al., 2005, para jóvenes adultos mexicanos.
37
Algunos autores le llaman gasto sistólico.
47
38
Wannenburg, et al., 1997; Katz, 2002.
48
Figura 4.27
Relaciones entre los diferentes factores que afectan el volumen arterial y la presión arterial. La presión arterial es
directamente proporcional al volumen arterial, que a su vez está inversamente relacionado a la resistencia
periférica y directamente con el gasto cardíaco.
39
Cif . en: Silbernagl y Despopoulos, op. cit., pp. 162 – 167 ; Thibodeau y Patton, op. cit., pp. 515 – 517.
49
estiramiento ubicados en las paredes del corazón y de los vasos sanguíneos. Los
mejor conocidos son el s e n o ca rotíd e o y el c ay a do aórtic o ; pero se encuentran
también en las paredes de la aurícula derecha e izquierda, en la entrada de la vena
cava superior e inferior, en las paredes ventriculares y la arteria pulmonar. Los
presorreceptores participan del mecanismo de retroalimentación nervioso que regula
la actividad cardíaca y que recibe el nombre de re fle jo pre s or o b arorrefe lejo .
Figura 4.28.
Componentes que intervienen en los mecanismos de control nervioso de la presión arterial en mamíferos.
Los receptores carotídeo y aórtico son sensibles a la dis te n sió n de los vasos; en
cambio, los receptores auriculares y de la vena cava son re c e pto res de volum e n
pues son sensibles a la dilatación de las paredes cuando aumenta el volumen
sanguíneo de retorno (Figura 4.28).
40
Cunningham, op.cit., pp. 202 – 206, Berne y Levy, op. cit., pp. 216-217.
41
Cif. en Kandel, op. cit., p. 967.
42
Cif. en Portilla, et al, op. cit., p. 164.
51
Figura 4.29
Entrada y salida de información de la región vasomotora del encéfalo
4. 3.3.9.-Circulación Capilar.
Los solutos de pequeño tamaño (CO 2, O 2 y H2O, sales, etc.) pasan por difusión y
filtración.
43
Portilla, et al., op. cit., p. 169; Thibodeau y Patton, op. cit., pp. 741 – 743: Hammel, 1999; Hu, 2000; Biscoe,
2003; Michel, 1996, 2004.
44
Michel, 1996.
45
Cif . en Guyton y Hall, op. cit. p. 201.
53
4. 3.3.9.1.1.- La pre s ión coloid osm ótic a d e la s an gre (PCOS) que tiende a causar
ósmosis del LI hacia el plasma.
4. 3.3.9.1.3.- La p res ión hidro stática d e l líquid o inte rs ticial (PHLI) que tiende a causar
ósmosis del plasma hacia el LI.
Figura 4.29
Diagrama ilustrativo de la hipótesis de Starling sobre el intercambio de fluidos entre el capilar y el líquido
intersticial.
Del listado anterior es evidentes que ambos compartimientos existen fuerzas que
tienden a permitir el movimiento del agua fuera del capilar y fuerzas que impulsan el
fluido hacia él; que se puede expresar mediante la igualdad:
Donde los acrónimos tienen el significado descrito arriba y PEF es la pre s ión de
filtració n . Los primeros componentes de la igualdad (PHS + 4) son los que tienden a
mover al líquido fuera del capilar y los segundos los que se oponen a este
movimiento.