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RESUMEN
ABSTRACT
The planning, in its different levels strategic, tactical and operative, comprises of the
professional practice of the workers and social workers. These levels correspond with the
plans, programs and projects and are applied in the diverse spaces of the Social Action and
in the public organizations, Central, Autonomic and Local Administration and in the
private organizations. In these scopes where the Social Work is present to plan, to
implement, to evaluate and to make improvement proposals, from the complexity, the
accelerated dynamism and changes that characterize the society of the economic
globalización of the third millenium, it is a practice that is intensifying from the strategic
approach, including the processes of continuous improvement.
PALABRAS CLAVES
KEY WORDS
Planning, levels of the planning, planning of the in Social Services, methodologic process
in the elaboration of a Strategic Planning.
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Barranco, C. y Herrera, J.M. (2009). Planificación Estratégica y Trabajo Social. En Revista Acciones e
Investigaciones Sociales. En prensa.
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1.1. Caracterización de la planificación operativa y de la planificación estratégica
Más adelante, en este apartado se presenta un cuadro comparativo entre éste enfoque y el
estratégico, donde se recogen otras características como son los plazos (medio y corto),
contexto estable, así como estar centrada en procesos cerrados.
Desde este enfoque se expresa que: “planificar no es predecir (…), sino más bien, adoptar
decisiones presentes a la luz de su condición de futuribles. El problema básico que
pretende resolver, no es lo que se debe hacer en el futuro, sino más bien, qué tendríamos
que hacer hoy para conseguir que las cosas deseadas acontezcan en un futuro incierto.
Implica de manera inherente, la exploración de las posibles oportunidades y amenazas
futuras, para poder abordarlas y combatirlas respectivamente” (Armas; Barranco; Correa;
Luces; Pulido y Puyol, 2003, p. 129).
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c) Diferencias entre la planificación operativa y la estratégica. Abundando en la
caracterización de los enfoques mencionados en el siguiente cuadro se reflejan otras
características relevantes.
Observamos que existen claras diferencias entre ambos enfoques, siendo la estratégica la
que tiene un mayor potencial para abordar las turbulencias y complejidad de la realidad
interna de las organizaciones y la externa del medio social, económico, cultural y político.
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mejora de las condiciones de vida de la población; y c) la ciudadanía, tejido asociativo,
agentes sociales y el mundo mercantil que se han de escuchar en todo el proceso de
planificación, seguimiento y evaluación. En el siguiente dibujo se refleja esta interacción.
PROTAGONISTAS DE LA
PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN LAS
ORGANIZACIONES PÚBLICAS
CIUDADANÍA
ADMINISTRACIÓN TÉCNICOS
La participación de los tres protagonistas ha de integrarse en las diversas fases del proceso
metodológico. Para tal fin, se establecen espacios de encuentro y debate con los
protagonistas mencionados, para elaborar el diagnóstico, identificando las fortalezas, las
debilidades, las amenazas y las oportunidades. Se aplican técnicas mixtas, cualitativas y
cuantitativas, con los actores mencionados, mediante reuniones de trabajo, jornadas,
entrevistas, así como el análisis documental, observación y cuestionarios. A partir del
diagnóstico, se formula el diseño del Plan, partiendo de la visión, misión y valores de cada
organización, se elaboraron los principios y estrategias, con sus correspondientes
objetivos, medidas y dotación presupuestaria.
En Trabajo Social la planificación tiene por finalidad generar cambios en los escenarios
internos y externos, organizar las acciones y maximizar los recursos orientados a lograr el
futuro que deseamos, con más desarrollo humano, igualdad de oportunidades, justicia
social y sostenibilidad. Para alcanzar dicha finalidad precisa potenciarse y conducirse
articulando procesos participativos y colaborativos entre los tres protagonistas
referenciados de la Acción Social. Aplicada a la administración pública, la planificación
implica diseñar, evaluar y mejorar las políticas de bienestar social, maximizando los
recursos. Políticas sociales cuyos objetivos están orientados a satisfacer las necesidades
sociales básicas como derechos universales de la ciudadanía, tal como se recoge en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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En España, los Derechos Humanos están recogidos en la Constitución de 1978, donde se
refleja el nuevo modelo de bienestar social que se sustenta en los principios de los
derechos sociales, igualdad de oportunidades, prevención, desarrollo social y humano,
cooperación y corresponsabilidad social. Los mismos se concretan en la Ley de Servicios
Sociales de las distintas Comunidades Autónomas, en las cuales se enumeran los
principios fundamentales de igualdad, libertad, responsabilidad pública, universalidad,
planificación, descentralización, normalización, participación, solidaridad, globalidad,
prevención, reconocimiento y promoción de la iniciativa social, entre otros. A partir de
estos principios, los objetivos de bienestar social, recogidos por De las Heras (2002 y
2005), están orientados a:
9 Garantizar la atención de necesidades básicas al conjunto de la población mediante la
universalización de las prestaciones básicas que han de ofertar los poderes públicos.
9 Defender la igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos públicos de forma
integral y normalizada, incidiendo en las personas y grupos más desfavorecidos
mediante planes, programas y proyectos.
9 Establecer mecanismos de evaluación, coordinación y eficacia.
9 Promover la solidaridad entre las instituciones y ciudadanía.
9 Potenciar la calidad y participación de las personas destinatarias de los servicios
públicos.
La citada autora, expresa que para conseguir los mencionados objetivos, aplicado al
Sistema Público de Servicios Sociales, es preciso poner en marcha planes integrales que
promuevan el desarrollo humano y social, las políticas de cooperación que incluyan
medidas de acceso a los bienes y servicios de la comunidad, medidas preventivas para
superar las causas que originan la discriminación y marginación social, medidas de apoyo
al tejido asociativo y medidas de sensibilización social para que la ciudadanía reconozca el
derecho de toda persona a la igualdad de oportunidades. Asimismo, especifica que se debe
de garantizar las prestaciones y servicios de Información, Valoración Social y Programas
de Cuidados Personalizados, con la gestión del Caso; Ayuda a Domicilio, con los
Servicios de Teleasistencia, Cuidados Personalizados, Tratamiento Psicosocial y Ayudas
Técnicas; Centros de Día; y Residencias, entre otros. También, la descentralización de las
prestaciones de Servicios Sociales, aplicando el principio de proximidad en la atención; la
elaboración del mapa de necesidades y de recursos necesarios que garantice la aplicación
de las prestaciones de servicios sociales; garantizar la financiación.
Aplicado a todos los ámbitos del Trabajo Social Martínez Román (2003) nos recuerda que
el se trata de facilitar el máximo de desarrollo de las potencialidades y capacidades de las
personas, para progresar en el plano personal y en el ejercicio de las responsabilidades. En
la misma línea, la autora subraya que la intervención de los trabajadores y trabajadoras
sociales está orientada a acompañar, ayudar y capacitar a las personas en sus procesos
vitales para ser responsables, para ser libres de elegir y ejercer la participación; así como a
facilitar los cambios de aquellas situaciones que supongan un obstáculo para el desarrollo
humano y la justicia social, promoviendo los recursos de la política social, las respuestas
innovadoras y la creación de recursos no convencionales, basados en el potencial solidario
de las personas. De ahí, que la autora exprese que: “podemos asociar la política social a
programas públicos que tratan de asegurar la satisfacción de las necesidades de los
ciudadanos y a promover su bienestar, para lo cual se determina previamente cuáles son
las necesidades que se han de satisfacer y en qué grado se va a garantizar socialmente su
satisfacción” (Martínez Román, 2003, p. 234).
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Desde estos planteamientos y el enfoque de la resiliencia aplicado a este tema que nos
ocupa, se trata de que las personas, comunidad, organizaciones y sociedad, en su conjunto,
salgan fortalecidas, implicándose en el afrontamiento de los problemas y de las situaciones
adversas, generando sinergias y cambios sociales con la implicación y participación de las
mismas (Melillo y Suárez, 2001).
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NIVELES DE LA PLANIFICACIÓN SOCIAL
AUTORES PLAN PROGRAMA PROYECTO
García y Define las grandes líneas de Concreta los objetivos y Su referencia es una
Ramírez Política Social para un horizonte de la Política Social, intervención concreta,
(1996, p. territorio o sector de en una determinada realidad y individualizada, para
33). población, que han de para un tiempo más reducido. hacer realidad alguna
orientar y condicionar el de las acciones o
resto de niveles de Ordena los recursos atenciones previstas a
planificación para el mismo. disponibles en torno a las nivel táctico.
acciones y objetivos que mejor
Determina prioridades y contribuyan a la consecución Define resultados
criterios, cobertura de de las estrategias. previstos y procesos
equipamientos y disposición para lograrlos, así
de recursos, su previsión Señala prioridades de la como el uso concreto
presupuestaria y horizonte intervención en ese momento. de los recursos
temporal. disponibles.
Define objetivos específicos;
Define objetivos generales, determina prioridades de Define objetivos
prioridades, criterios y intervención; define y ordena operativos; determina
estrategias; determina recursos disponibles; e integra procesos de ejecución;
recursos necesarios y de forma simultánea y concreta el uso de los
previsiones presupuestarias; sucesiva un conjunto de recursos; elabora
e integra un conjunto de Proyectos. presupuestos detallados
programas de forma de gastos e ingresos.
simultánea y sucesiva.
En el cuadro vemos las diferencias que se observan entre plan, programa y proyecto, las
cuales están vinculadas a la magnitud, objetivos y temporalidad. Así, con respecto al
tiempo, el plan es a largo plazo, oscilando entre los 3 y 10 años; el programa es a medio
plazo, con una duración de 1 a 2 años; y el proyecto es a corto plazo, menor o igual a un
año. Entre los tres niveles se establecen sistemas de coordinación que articulan los
niveles micro (proyecto, corto plazo) meso (programa, medio plazo) y el macro (plan,
largo plazo), tal como se recoge en Medina y Ortegón (2006).
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3. PRÁCTICA PROFESIONAL DESDE EL TRABAJO SOCIAL EN
PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA
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En el cuadro, vemos las competencias en materia de Servicios Sociales, de la
Administración Pública y sus distintos niveles, las cuales son referentes para la
elaboración del plan. También, lo son las políticas sociales de la organización y las del
marco internacional, europeo, nacional y de la comunidad autónoma.
Las fases metodológicas de la planificación estratégica las hemos llevado a cabo mediante
procesos abiertos, interactivos y dinámicos, a través de las cuales se establecen los
distintos momentos claves de la planificación. El proceso está constituido por un conjunto
de interacciones humanas y materiales que tienen un inicio y un final, claramente
identificables, cuya finalidad es la transformación de las entradas en productos, con la
finalidad de añadir valor, con respecto a la situación de partida (Garau, 2005). Reiterar que
en la planificación estratégica, las fases y procesos son abiertos, estando sistemáticamente
sujetas a revisión, pudiendo ser modificadas en función de cómo varía la realidad social en
la que se realiza el Plan. Una visión sobre las fases se refleja en el siguiente dibujo.
DIAGNÓSTICO
PROPUESTAS
MEJORA DISEÑO PLAN
SEGUIMIENTO APLICACION
EVALUACIÓN
FASE I: DIAGNÓSTICO
Esta fase diagnóstica está orientada a obtener una visión e interpretación sobre las
necesidades, dificultades, problemas, fortalezas y oportunidades de las políticas de
bienestar social del territorio, concretadas en las leyes planes, programas, servicios,
prestaciones existentes, más directamente vinculadas al Plan. En Trabajo Social, desde
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Mary Richmond (1917), se viene enfatizando que un buen diagnóstico incluirá los factores
significativos que estén presentes y se interpongan a la consecución del bienestar social y
al cambio social, así como las fortalezas generadoras del cambio.
El diagnóstico es definido como una aproximación a la realidad social. A través del mismo
se descubren y relacionan los diversos componentes del análisis de la situación,
reconstruyendo el rompecabezas para que toda la complejidad del conjunto sea tomada en
consideración, poniéndose al descubierto las fuerzas, los aspectos positivos y dinámicos,
así como los frenos y resistencias al cambio, percibido por las personas (De Robertis,
1988). Para su realización se parte del estudio o investigación, el cual nos proporciona una
aproximación al conocimiento de la realidad social. De ahí que Kisnerman (1974) a esta
fase la denomine “investigación diagnóstica” e incluya los niveles exploratorio,
descriptivo y explicativo. Con tal finalidad se generan procesos de contacto directo con los
responsables políticos, población, técnicos, así como un análisis documental sobre planes
anteriores, fuentes estadísticas, mapa de servicios, estudios, memorias, prensa, etc.
En este sentido, se manifiesta que, “hay que considerar políticas, planes o, en general,
prescripciones de ámbito mayor, de nivel superior o que afectan transversalmente al plan y
que han de ser tomados en cuenta” (Fantova, 2005, p. 65). También, se considera que: “El
término diagnóstico se refiere al acto de reconocer una determinada situación, así como
sus tendencias. Como se ha indicado, se realiza a través de informaciones, datos, hechos,
recogidos y ordenados sistemáticamente, que permiten plantear mejor el qué hacer, para
qué hacerlo y cómo hacerlo” (Armas; Barranco; Correa; Luces; Pulido y Puyol, 2003, p.
133). Según estas autoras, las características del diagnóstico en el proceso de planificación
son las siguientes:
• Forma parte del proceso de planeación.
• Determina la situación de partida, las tendencias de ésta y plantea las
potencialidades, necesidades y la jerarquización de las mismas.
• Parte de la investigación y del conocimiento de la realidad.
• Tiene gran relación con la evaluación ya que describe, valora e interpreta la
situación actual, emitiendo un juicio de valor sobre la misma.
• Ha de ser útil y deberá estar al servicio de la planificación.
• Hipotetiza sobre el pronóstico de la realidad.
• Plantea las prioridades para la planificación.
• Involucra la generación de una serie de alternativas estratégicas a varios niveles,
estableciendo sistemas apropiados de valoración.
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FASE 1: SE CORRESPONDE A UN ESTUDIO EXHAUSTIVO DEL ENTORNO INTERNO
(ORGANIZACIÓN) Y DEL ENTORNO EXTERNO (SOCIEDAD)
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Vemos la importancia que tiene en esta fase delimitar los objetivos los instrumentos y las
actividades para obtener la información sobre las expectativas, necesidades, problemas,
potencialidades de la población, los recursos, realizar cuestionarios, entrevistas, reuniones
y encuentros con los protagonistas, anteriormente referenciados, aplicando el análisis de la
realidad interna y externa mediante el DAFO, así como el análisis de las tendencias.
En esta fase se trata de responder a las preguntas: ¿dónde estamos, qué queremos, qué
podemos y deseamos alcanzar ahora, con miras al futuro? En definitiva, supone, desde el
momento presente, que los protagonistas de la planificación integren las múltiples miradas
retrospectivas, presentes y prospectivas, partiendo de la visión, misión y valores de cada
organización.
d) Principios: Son las directrices que concretan y reflejan la visión y la misión del plan,
así como del diagnóstico social. En Servicios Sociales los principios gravitan en torno a la
promoción de derechos e igualdad de oportunidades de toda la ciudadanía; participación
de las ciudadanía en la comunidad; normalización, proximidad de los servicios,
accesibilidad y universalización de los servicios y prestaciones sociales para todas las
personas; respeto por la diversidad y perspectiva de género; calidad integrada: calidad de
vida, calidad de servicio y calidad de vida laboral; cohesión social y corresponsabilidad,
prevención, evaluación y seguimiento, entre otros.
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corresponsabilidad del tejido asociativo y de otros estamentos sociales para llevar a cabo
el Plan, delimitándose la asignación presupuestaria prevista para toda la vigencia del plan.
Se trata de actuar y poner en marcha lo programado en la fase anterior. Hay que advertir
que debido a la interacción dinámica y a las turbulencias de los entornos, a lo largo de la
vida del plan, es preciso estar atentos a los cambios que puedan generarse en las siguientes
fases de evaluación y propuesta de mejora, introduciendo acciones en el diseño que se
aplican en esta fase. Conlleva la implementación, centrada en monitorizar el diseño del
Plan, así como la realización de las medidas contempladas en cada una de las estrategias.
La monitorización, según Fantova (2005), viene a ser como una evaluación “on going”,
que:
• Se sitúa entre el diseño de la investigación y los resultados finales de la misma.
• Tiene lugar mientras se aplica el Plan, el momento en el que los diseñadores o
gestores se encuentran con los destinatarios.
• Por medio de la monitorización ser intenta conocer en qué medida el Plan que se
está realizando es consecuente con su planificación, si las intenciones originales se
están cumpliendo o por el contrario, si se han introducido cambios esenciales que
afectan a lo programado, si existe una participación efectiva de los destinatarios del
Plan, o si parte de ellos han quedado excluidos de la misma.
• De los resultados de la monitorización pueden derivarse ajustes, por lo que resulta
un tipo de evaluación esencialmente formativa.
En esta fase, retomando algunas de las aportaciones de Garau (2005), subrayar que es muy
importante preparar a las personas que participan en el Plan, facilitando la información, la
formación y promoviendo la motivación Asimismo, establecer mecanismos de
coordinación entre los corresponsables de las medidas el trabajo, fijando un calendario
para los días de reuniones entre todas las personas e instituciones corresponsables.
También, el observar, registrar la aplicación y evolución del Plan, estando atentos a los
cambios que sean preciso introducir o bien para corregir las desviaciones o incorporar
nuevas medidas, que no pueden dejarse para la mesa o equipo de evaluación, contemplada
en la siguiente fase, cuando éstas no supongan cambios importantes, así como registrar
quejas y sugerencias. Además, se debe de llevar un registro interno de sugerencias de
todas las personas que intervienen en la aplicación del plan, usuarios y personal de los
servicios.
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FASE IV: SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN
La lógica del procedimiento para evaluar el Plan sería la siguiente: a) elección y diseño
de las dimensiones, criterios, indicadores y estándares, que se consideren tienen un valor
relevante, tanto cualitativos como cuantitativos; b) recogida de Información, previo diseño
de los soportes documentales, así como unificación de criterios en la recogida; c) análisis
de la información. Para tal fin, se acudirán a las fuentes de la evaluación, ya mencionadas
en la fase anterior, tales como los registros y sistema de información que contienen los
indicadores, los registros de incidencias, los de quejas, sugerencias y encuestas a los
usuarios y familiares.
Básicamente, esta fase está orientada a diseñar, medir los resultados y procesos y
resultados alcanzados en los distintos cortes evaluativos. La finalidad es valorar para
mejorar, tomando las decisiones sobre las nuevas aportaciones a incorporar al plan en la
siguiente fase. Igualmente, ha de ser participativa y ha de ser impulsada y supervisada por
un equipo técnico, con representación de los distintos protagonistas del escenario social.
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FASE V: PROPUESTAS DE MEJORA DEL PLAN
Se trata de analizar las propuestas emanadas durante la evaluación del plan y tomar las
decisiones sobre qué nuevas acciones se han de incorporar al mismo para mejorar su
eficacia, conseguir los mejores resultados, y su eficiencia, maximizando los recursos, así
como aumentar la satisfacción de los protagonistas implicados en el plan.
En esta línea se generan procesos abiertos e interactivos con la fase de evaluación, a través
de los cuales se recogen los cambios que se producen en las políticas de bienestar social y
tratar de responder a las nuevas demandas y necesidades de la población. La finalidad es
hacer propuesta para alcanzar el futuro deseado, en lo social, económico y cultural,
mediante la generación de acciones proactivas hacia el cambio, posibilitando los
escenarios futuros, durante la vigencia del plan.
5. CONCLUSIONES FINALES
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A modo de conclusión final, enfatizar que la planificación estratégica desde los
planteamientos expuestos del Trabajo Social tiene como finalidad organizar las acciones y
maximizar los recursos orientados a lograr el futuro que deseamos; esto es un mundo
mejor con más desarrollo humano, igualdad de oportunidades, justicia social y
sostenibilidad. Para alcanzar dicha finalidad precisa potenciarse y conducirse articulando
procesos participativos y colaborativos que potencien la responsabilidad social de los
poderes públicos, la corresponsabilidad social del mercado y de la sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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De las Heras, P. (2002). El sistema público de Servicios Sociales: contribución del Trabajo
Social, desafíos, oportunidades y estrategias. Trabajo Social Hoy, Monográfico sobre
Presente y futuro de los Servicios Sociales.
De las Heras, P. (2005). Potencialidades del bienestar social y del sistema público
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dependencia. Revista de Servicios Sociales y Política Social, 72, 23-35.
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Fantova, F. (2005). Manual para la gestión de la intervención social. Madrid: Editorial
CCS.
Garau, J. (2005). Guía para la gestión de calidad de los procesos de servicios sociales
2005. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales e INTRESS.
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