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HOMENAJE AL DIA DE LA MADRE 2018 A CARGO DE LA I.E.

JOSE CARLOS MARIATEGUI

HISTORIA:

Mientras algunos atribuyen la celebración del Día de la Madre a una estrategia


mercadotecnica y comercial, la realidad es que su origen tuvo un sentido muy diferente.

Las celebraciones por el día de la madre se iniciaron en la Grecia antigua, en las


festividades en honor a Rhea, la madre de Jupiter, Neptuno y Plutón.

El origen del actual Día de la Madre se remonta al siglo XVII, en Inglaterra. En ese tiempo,
debido a la pobreza, una forma de trabajar era emplearse en las grandes casas o palacios,
donde también se daba techo y comida.

Un domingo del año, denominado «Domingo de la Madre», a los siervos y empleados se


les daba el día libre para que fueran a visitar a sus madres, y se les permitía hornear un
pastel (conocido como «tarta de madres») para llevarlo como regalo.

Esta celebración se desarrollaba colectivamente, en bosques y praderas.

Aunque algunos colonos ingleses en América conservaron la tradición del británico


Domingo de las Madres, en Estados Unidos la primera celebración pública del Día de la
Madre se realizó en el otoño de 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward
Howe (creadora del «Himno a la república»). Organizó una gran manifestación pacífica y
una celebración religiosa, invitando a todas las madres de familia que resultaron víctimas
de la guerra por ceder a sus hijos para la milicia.

Tras varias fiestas bostonianas organizadas por Ward Howe, ese pacifista Día de la Madre
cayó en el olvido. Fue hasta la primavera de 1907, en Grafton, al oeste de Virginia, cuando
se reinstauró con nueva fuerza el Día de la Madre en Estados Unidos, siendo Ana Jarvis,
ama de casa, quien comenzó una campaña a escala nacional para establecer un día
dedicado íntegramente a las madres estadounidenses.

En memoria de una madre

Luego de la muerte de su madre en 1905, Jarvis decidió escribir a maestros, religiosos,


políticos, abogados y otras personalidades para que la apoyaran en su proyecto de
celebrar el Día de la Madre, en el aniversario de la muerte de su propia progenitora, el
segundo domingo de mayo.

Tuvo muchas respuestas, y en 1910 esta fecha ya era celebrada en casi todo Estados
Unidos.

En 1914, el Presidente Woodrow Wilson firmó la proclamación del Día de la Madre como
fiesta nacional, que debía ser celebrada el segundo domingo del mes de mayo.
La primera celebración oficial tuvo lugar un día 10 de mayo, por lo que este día fue
adoptado por muchos otros países del mundo como la fecha del «Día de las Madres».

En México, los aztecas ya honraban la maternidad

A la madre de Huitzilopochtli

Honrar la maternidad también fue característica de las culturas que poblaron Mesoamérica
antes de la Conquista. Una de ellas, la azteca, rendía culto a la madre de su dios
Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que según era representada por la luna.

La mitología cuenta que durante la creación del mundo fue muerta a manos de las
estrellas, que celosas, le quitaron la vida para que no diera a luz a su hijo Huitzilopochtli,
quien representaba al sol, sin embargo, éste sí pudo nacer, venciendo a las tinieblas.

Los indígenas rendían especial tributo a esta diosa y dedicaron a ella hermosas esculturas
en oro y plata, que no sólo revelan profundo sentido artístico sino la importancia tan grande
que ellos concedían a la maternidad.

La peregrinación al Tepeyac

El más representativo de estos rituales era el celebrado a mediados de la primavera, en


el cerro del Tepeyac, con el fin de honrar a la madre de los dioses, Tonantzin, cuyo nombre
significa «nuestra madre venerable».

Los festejos a la maternidad entre los aztecas eran de carácter sacro. Peregrinar desde
distintos puntos del antiguo México para honrar a Tonatzin, era un acto de comunión
cósmica y una ceremonia de reconocimiento a la propia madre.
Tonatzin, como dice la historiadora Bibiana Dueñas, «era “la Madrecita”, y tenía por mayor
atributo la vida; ella la daba. De allí su importancia y su fuerza más grande. Era el elemento
vital de la sangre y, por lo tanto, también la guerra y la muerte eran sus atributos». En las
fiestas se le invocaba como «madre de las divinidades, de los rostros y los corazones
humanos». Tonatzin aparecía muchas veces, según cuentan, como una señora vestida
elegantemente de blanco; de noche gritaba y pregonaba.

También cuentan que traía una cuna a cuestas, como quien trae a su hijo en ella; iba al
mercado y se acomodaba entre las otras mujeres; más tarde desaparecía, abandonando
la cuna por ahí. Cuando las otras mujeres advertían la cuna estaba olvidada, se asomaban
a ella y encontraban un pedernal, con el cual se hacían sacrificios en su honor.

POR ELLO: Rindo mi corazón y pensamiento ante el ser más excelso de la tierra en el
universal Día de la Madre. En particular, ante la mujer más hermosa, digna y querida de
nuestros lares : La Madre de este distrito de Conchán, que desde su rincón hogareño y
desde el paraje más recóndito de nuestra provincia y de cualquier otro lugar donde el
destino la haya deparado, ha sido y es la protagonista, el factor determinante para que
merecidamente se reconozca la buena fama y renombre del hombre de Conchán, varón
o mujer que lucha denodadamente y alcanza el brillante éxito tanto en las grandes o
pequeñas empresas y responsabilidades, en las hazañas intelectuales y artísticas, como
en las más humildes y anónimas acciones de la vida cotidiana, que también,
preferencialmente son brillantes.

Son casi cien años que se celebra el Día de la Madre, la primera vez fue el 9 de mayo de
1911 en la ciudad de Grafton – Virginia – Estados Unidos, en mérito a la iniciativa de Anna
Jarvis quien estaba profundamente consternada por el fallecimiento de su adorable
progenitora.

Diez años antes el mundo a partir de Rusia empezaba a conmoverse con las narraciones
de Máximo Gorki, la conciencia de los hijos estaban siendo vulneradas por el intenso
sentimiento que linda con el llanto y desembocan en profundas reflexiones, ante la lectura
de su obra maestra “La Madre” llena de humanidad y realismo.
En el Perú, 13 años después, comienza la conmemoración desde el segundo domingo de
mayo de 1924, cuando la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos en Lima
celebra el día de la madre, incluyéndose luego en el Calendario Cívico Escolar de todo el
país y posteriormente en todas las instituciones públicas y particulares.

Desde entonces los poetas y escritores, los pintores, cantantes, escultores y oradores,
hacen gala de su mejor inspiración y habilidad, para engalanar al ser por excelencia en el
especial día que se le ha dedicado para recordarla, honrarla y festejarla.

Hagamos nuestros los conceptos y alabanzas, pensamientos y frases célebres, que se


dicen para todas las madres, trasladándolos en particular a la nuestra para que sea la
depositaria de este homenaje merecido y justo.

Mamá, es la primera imagen que se grabó en la mente y en los latidos del corazón del
recién nacido, para darle con los años, sentido a la existencia, razón a los triunfos y
derrotas, asidero en la marcha hacia la cumbre, sostén ante el abismo inconmensurable
y gratitud y recuerdo eternos cuando la perdemos.

Mamá es la balbuceante palabra del infante que empieza a reconocerla entre su entorno,
será luego la expresión de lo que pide con dulzura, con la risueña semblanza de su rostro,
con la tristeza y hasta el llanto. ¡Mamá! dirá en la alegría desbordante, en las
satisfacciones del triunfo, en los pesares del fracaso, lo dirá siempre y a cada instante,
cuando se aleje, cuando regrese, ¡Mamá! dirá en el último adiós de despedida.

Madre es la canción que brota del alma, es el sentido poema, el expresivo cuadro del
pintor y el retrato entrañable que guardamos con esmero, es la estatua de mármol más
excelsa como La Piedad de Miguel Ángel, es el apacible riachuelo que deja la quietud de
los arroyos y se convierte en caudaloso río para llegar al mar de la bonanza, es el tronar
de los cañones que diligentes tratan de detener vanamente al invasor, el rayo, la luz, la
lluvia bienhechora que hace producir los campos, los colores del arco iris son los efluvios
de su pecho; madre es el trinar de las avecillas muy de madrugada y el rocío y el agua
que sacia la sed del caminante, es la sombra de frondoso árbol en el desierto agobiador.
Es la vida, es el vivir.
Para la madre, el hijo siempre es el mejor tesoro y recíprocamente, debe ser para el hijo..
Es la riqueza más grande del mundo. El amor que nos prodiga y a raudales, nunca se
termina, por eso los hijos debemos demostrarle que la amamos, tengamos siempre
presente que la palabra madre es sinónimo de amor.

El conmemorativo día de la madre es un día hermoso, reviste mucha emotividad: alegrías


y tristezas, satisfacciones y remordimientos, nostalgias y añoranzas, según la situación o
actitud del hijo, ya sea por el hecho de tenerla en vida o por haberla perdido, ya sea por
la gratitud o el olvido, o la presencia, o lejanía, pero en su día deseamos ardorosamente
que sea la felicidad terrena la que corone su imagen, o que nuestro recuerdo vuele hacia
ella en la eternidad, para halagarla y bendecirla.

Cualquiera que sea el caso, en el pensamiento de cada uno de nosotros, estará la


semblanza de quien nos dio el ser, de quien nos cuidó, en los días felices y aciagos de
nuestra existencia, de quien se privó tal vez de alimento y vestido, por cedernos ese
privilegio de sentirnos bien, contentos, felices.

Que justiciera determinación la que fijara la fecha dedicada a la mujer madre, aquella que
a pesar de que sus hijos ya son grandes, adultos, todavía ve en ellos a sus pequeñuelos
a quienes antaño tuvo en su regazo y acarició entre sus brazos, de quienes sus dolores,
problemas y extravíos los siente intensamente, como si serían suyos, es que el amor de
la madre lo sublima todo, porque en el diccionario materno amor significa dolor,
sufrimiento, entrega, sacrificio y todo por el bienestar de sus hijos, aunque a veces ellos
no lo entiendan, no lo reconozcan ni aquilaten.

Sabemos que el no entender o comprender a nuestra madre ocurre muy a menudo.


Muchas veces creemos estar lo suficientemente maduros y desechamos sus consejos y
advertencias, sufre y se entristece por tales actitudes nuestras, mas, como es el tiempo el
que dice su verdad, nos sentiremos convencidos, arrepentidos de los errores cometidos,
faltándonos casi siempre la valentía de reconocerlo y correr a su presencia para pedirle
perdón y prometerle enmienda.
Gabriel Chasaro escribió: “La madre es superior al hombre y a la mujer, la madre deja de
ser mujer con lo sublime de la maternidad y empieza a pertenecer al hijo”.
Santiago Gallo Díaz apunta lo siguiente: “La madre es la hermosa flor trasplantada del
cielo, es el ángel cuyo sagrado pecho y brazos son la cuna donde reclinamos nuestra
frente y abrigamos nuestra infancia. El amor materno es inefable, porque no hay palabras
suficientes para explicarlo. El corazón de la madre es la fértil tierra que hace crecer el
árbol de la vida. La imagen de la madre es un retazo de cielo que sirve de faro que guía y
sirve de refugio que ampara”.
Cornelia, una distinguida dama romana tuvo la visita de sus amigas que le pidieron les
mostrara sus alhajas. Ella regresó con sus niños y les dijo “mis hijos son mis joyas”.
Efectivamente estaba segura de acuerdo a la educación que les daba, que ellos: Cayo y
Tiberio Graco llegarían a ser como lo fueron protagonistas del esplendor de Roma, ambos,
tribunos gobernantes notables del Imperio. Como Cornelia todas las madres del mundo
son las artífices de sus hijos.

La madre peruana exponente de heroísmo está simbolizada en Micaela Bastidas que


ejemplarizó con su muerte la Revolución de Túpac Amaru, María Parado de Bellido
también ofrendó su vida en la gesta libertaria y tantas otras cuyas historias enardecen el
patriotismo..

Angelina Jolie, famosa actriz de cine y televisión en la actualidad recorre los países pobres
distribuyendo su cariño y parte de su cuantiosa fortuna entre los niños más necesitados.
Trabaja incansablemente por la paz, lucha por aliviar el cada vez creciente hambre de los
pueblos del tercer mundo. Es madre adoptiva de tres niños de diferentes razas y
nacionalidades. Es madre biológica también de otros tres niños y ama entrañablemente a
los seis. Su actividad humanitaria parece contradecir las guerras e invasiones que su
propio gobierno desata por la ambición capitalista y pretensiones imperialistas de
continuar dominando al mundo.

En lo que a nosotros nos toca, recordemos que fueron madres heroicas las que se
inmolaron cuando acaeció la ocupación de Chota por las huestes chilenas el 29 de Agosto
de 1882. Doña Isidora Rodrigo que quedó sola porque sus hijos fueron a la guerra, estando
enferma se negó a desocupar la ciudad como había sido acordado y dispuesto por las
autoridades, prefirió morir en su lecho en aquellos días de pavor, y doña Tomasa Álvarez
que por oponerse al incendio del templo fue fusilada en la puerta de su casa.

Todos estos conceptos y loas las dedico a las madres jóvenes y adultas para quienes va
nuestra admiración y pleitesía, pero permítame decir lo que concierne a aquellas que han
sobrepasado los años, los largos años de una existencia tras los límites de la plenitud de
facultades, ante ellas no solo inclino la frente, reverente, sino que me postro de hinojos
ante sus pies que han recorrido los arduos caminos de la vida, llenos de abrojos y también
de rosas. Es la MADRE ANCIANA.
En nombre del hijo ausente. pero grato, digo lo siguiente: Ahora que los impíos designios
de la vida han puesto entre nosotros las vallas de la lejanía, y circunstancias sombrías me
niega la dicha de verte, como antes, disfrutar de los plácidos momentos que a tu lado me
dieron la felicidad de tu presencia. Ahora que sólo estás en los recuerdos y añoranzas,
madre, mi anciana madre, virtuosa y buena, de sacrificios mil y privaciones mil, de
prolongada vida enriquecida por el incesante amor, fortalecida por los sufrimientos,
acerada por los achaques de la salud, quiero decirte mis congojas y cantar mis alabanzas
a tu nombre en este sacrosanto “Día de la Madre”.
Si tienes una madre joven y vigorosa nunca dejes de sentirte afortunado, lucha junto a ella
por el presente digno de todo sacrificio, digno de la superación y la prestancia, lucha junto
a ella por el futuro prometedor que a ambos pertenece.
Si tienes delante de ti unas pupilas que se apagan como la lumbre del fogón, si tienes aún
delante tuyo una faz con los surcos profundos de los años, unas manos temblorosas como
palomas grises que revolotean porque ya no pueden volar, en fin, si tienes una madre
anciana, no te alejes de su lado, no la desampares, que es la humanidad en manos de un
verdugo y cuánto daríamos por liberarla. Si ya no alcanzas a mirarla, a contemplarla
siquiera un instante, si ya se fue y vive eternamente, cerrando el álbum que los años
palidece, con el recuerdo grato o pesaroso vuelve tus ojos, a las madres pobres del
mundo, a la madre obrera o campesina, a la madre proletaria o del suburbio, a las madres
del África, a las desconsoladas palestinas o a las afganas refugiadas y cierra filas junto a
los hijos luchadores que en todos los casos, están en las jornadas por la paz de los
pueblos, en las acciones solidarias populares, en las líderes por la justicia social, contra
la contaminación ambiental y las leyes abusivas y discriminatorias, porque ellas son sin
lugar a equivocarnos, universales madres nuestras.
GRACIAS

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