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Cinthia Anahí Ramírez Ramírez

5° C T/M

Tiempos

Existen ocasiones en la vida en las que uno se siente tan miserable que no sabe,
o mejor dicho, no quiere salir del hoyo. Y esas situaciones son necesarias para
nuestro existir, pues aunque en su momento no las veamos de esa forma, son
estas las que en un futuro nos ayudarán a desarrollar nuestra idiosincrasia o
carácter, puede que sea una etapa corta pero llena de angustias y penas, y por
ello existe una frase que no tienes que olvidar jamás, por cada mal viene un bien.
En esas circunstancias que se presentan en nuestra vida solemos caer en la
rutina, generalmente las personas que pasan por momentos difíciles entran en una
especie de depresión donde todo lo que les rodea se vuelve insípido, inestable,
gris, y sólo esperan la hora para hacer lo mismo de siempre, despertar, alistarse,
salir a hacer sus deberes y regresar a sus hogares para recostarse y no salir en el
resto del día, y esto se vuelve repetitivo, pasa día tras día, misma hora, mismo
lugar, mismo anhelo. Hasta que un día, de repente llega alguien que provoca que
tu perspectiva cambie, ese alguien que te ayuda ver ese mundo gris que te
rodeaba con un aire más cálido, más comprensivo, con mayor optimismo y alegría,
esa persona que cambia tus estribos sin medida, que te hace volver a reír, soñar y
jugar. Te vuelves a sentir vivo, pero sabes que volverá a pasar, sabes que todo es
temporal. Reflexionas y te das cuenta que volviste a caer en “el ciclo”.

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