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1.

 INTRODUCCIÓN
A continuación encontrará las principales temáticas de la unidad tres “El
Desarrollo de los Pueblos”. A partir de esta lectura deberá realizar el trabajo de
investigación señalado por el profesor.

 El Principio del Bien Común,


un principio compartido por todos1.

Del principio de la Dignidad Humana surge, de manera espontánea, el principio


del Bien Común. No lo olvidemos: la dignidad humana es la clave orientadora de
toda la reflexión de la DSI, por lo que cada hombre es sujeto y objeto del principio
del Bien Común, es decir que cada persona debe ser reconocida como objeto de
preocupación de este principio y, a la vez, como sujeto responsable de vivirlo y
practicarlo. De aquí se entiende entonces que el bien común es “el conjunto de
condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de
sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”. No lo olvides:
el principio del Bien Común exige la participación activa de todos los hombres y de
todo el hombre y así éste alcance así su más pleno desarrollo integral 2.

El principio del Bien Común destaca, de manera innata, la importancia de la


convivencia humana.
 Destino Universal de los Bienes:
“Los pobres no pueden esperar”
En su visita a Chile en 1987, el Papa Juan Pablo II en la CEPALC (Comisión
Económica para América Latina y el Caribe) propuso un desafío con sentido de
urgencia: “¡los pobres no pueden esperar!”3. Toda la sociedad en su conjunto debe
hacerse cargo de los más pobres, pero no solo desde una respuesta subsidiaria
que, como lo propuso el Papa en la CEPALC, es muy loable, pero es el trabajo el
que contribuye de manera decisiva a sanar en su dignidad a la persona que vive

1 Como temática, el principio del Bien Común lo vimos en la unidad DOS. Lo reiteramos en este
apunte para darle continuidad al corpus principium que nos propone la DSI. Sobre el principio de la
Dignidad Humana, no lo desarrollamos como un concepto, ya que es transversal a todo el
contenido que este apunte desarrolla.
2 Cf. Compendio de DSI, n. 4.
3 Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los delegados de la Comisión Económica para América

Latina y el Caribe (CEPALC), n. 7.


2.-
en situación de pobreza, y que su situación de desempleo empeora su situación 4.
La opción preferencial por los más pobres es un compromiso que debe involucrar
a toda la sociedad.

Este compromiso, desde el principio del Destino Universal de los Bienes (DUB), que
propone la Iglesia en su enseñanza social, trae impresa la noción de que, “tanto el
pleno y perenne señorío de Dios sobre toda realidad, como la exigencia de que los
bienes de la creación se orienten al desarrollo de todo el hombre y de la humanidad
toda”, permite que cada persona sea responsable, no solo de su propia suerte, sino
de aceptar su corresponsabilidad con toda la sociedad. Ahora bien, el DUB no se
opone a la propiedad privada, sino que lo reconoce como un medio para hacerse
responsable de una parte de la creación de Dios, pero no es un fin en sí mismo. Es
un derecho natural que surge del trabajo de las personas, para el provecho, tanto
personal como colectivo. Propiedad privada y bien común son las nociones que le
otorgan sentido y dinamismo al DUB.

 La Subsidiariedad:
La <ayuda> que motiva la Participación.
Al seguir avanzando en los principios que nos enseña la DSI como principios
fontales de la vida del hombre en sociedad, nos encontramos con uno difícil de
pronunciar, pero fácil de comprender y, quizás lo más significativo, de reconocer
en la convivencia social: el principio de la subsidiariedad. Su importancia esta
refrendada por su constante presencia a lo largo de toda la enseñanza social de la
Iglesia (ya viene sugerido en la primera encíclica social, la Rerum novarum). Antes
de avanzar en este principio, detengámonos un momento para reflexionar acerca
de la unidad y pertinencia de los principios de la DSI.

Estos principios (Dignidad humana, Bien Común, Destino Universal los Bienes,
Subsidiariedad y Solidaridad) son expresiones de la verdad del hombre, y se
comprenden plenamente por el conocimiento iluminado por la fe y la razón. Así, el
mensaje de Jesucristo, resumido en la norma del amor, al confrontarlo con los

4 Cf. Discurso, n. 8.
3.-
problemas que surgen de la vida en sociedad permiten
reconocer estos principios y darles un pleno sentido5.

El principio de subsidiariedad permite que cada persona,


por una parte, pueda obtener la ayuda suficiente y necesaria
para su desarrollo y, por otra parte, debe tener siempre la
opción de decidir su propio destino: nunca se debe suprimir
la “subjetividad creativa del ciudadano”6 En este sentido es que el axioma principal
de este principio es la promoción de la autonomía de las personas y de los grupos
intermedios, por lo que no puede venir un grupo superior y remplazar en su
capacidad resolutiva a grupos menores. Veamos qué nos dice el Compendio:

“Como no se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su
propio esfuerzo e industria, así tampoco es justo […] quitar a las comunidades menores e inferiores lo que
ellas pueden hacer y proporcionar y dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción
de la sociedad, por su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social,
pero no destruirlos y absorberlos.”

¡¡Recuerda!!: Los principios, en cuanto tales, son naturales a la vida del hombre
en sociedad: él los descubre como dados por la ley natural, por el ejercicio de su
razón; y por el don de la fe los comprende de forma más plena. Así es como que de
este principio (la subsidiariedad) surge de manera natural el principio de
participación, que “se expresa en una serie de actividades mediante las cuales el
ciudadano, individual o asociadamente, directamente o por medio de los propios
representantes, contribuye a la vida cultural, económica, social y política de la
comunidad civil a la que pertenece. La participación es un deber que todos deben
cumplir, de modo responsable y con vistas al bien común.” 7 De esta cita se
comprende que la participación social es tanto un derecho como un deber que
busca el beneficio de la sociedad en su conjunto. Y es la sociedad en su conjunto
la que forma la Comunidad Política.

5 Cf. Compendio de la DSI, n. 160.


6 Compendio, n 185.
7 Compendio de la DSI, n. 189
4.-

La Comunidad Política:
Fundamento y fines.
La persona humana es el fundamento y el fin de la convivencia política8. Como ser
racional, el hombre es responsable de
sus propias decisiones y capaz de
perseguir proyectos que dan sentido a su
vida, en el plano individual y social.

La comunidad política es fruto de la


naturaleza de las personas y encuentra
en la referencia al pueblo su auténtica
dimensión, al punto que ella es, y debe ser en realidad, la unidad orgánica y
organizadora de un verdadero pueblo9. El pueblo no es una multitud amorfa, una
masa inerte para manipular e instrumentalizar, sino un conjunto de personas,
cada una de las cuales tiene la posibilidad de formar su opinión acerca de la cosa
pública y la libertad de expresar su sensibilidad política y hacerla valer, buscando
siempre el bien común, tanto que la vida política, cuando está enfocada en la
persona en sociedad, edifica este principio social.

No lo olvidemos: el pueblo está formado por personas concretas, mujeres y


hombres, que deben ser conscientes de su propia responsabilidad y de sus propias
convicciones. Ahora bien, las personas, aun estando unidas orgánicamente entre
sí como pueblo, conservan, sin embargo, una insuprimible autonomía en su
existencia personal y en los fines que persiguen. Tanto es así que la vida política
debe tener como finalidad el logro más pleno de las
personas y sus familias. En este punto debemos
mencionar a los pueblos originarios, consideradas como
minorías étnicas y que, a pesar de esta condición, la DSI
propone que sean respetadas, no solo en su cultura, sino
también en su existencia, a la vez que les recuerda el
respeto a la dignidad humana:

8 Compendio, n. 384.
9 Cf. Compendio, n. 385.
5.-
}2[Las minorías étnicas tienen] el deber de promover la libertad y la dignidad de cada uno de sus miembros y de respetar
las decisiones de cada individuo, incluso cuando uno de ellos decidiera pasar a la cultura mayoritaria.”10

Frente a todo esto, podemos inferir que el Principio del Bien Común encuentra en
la comunidad política su fuente original.

Otro principio que encuentra su fuente en esta experiencia de unidad es la


Solidaridad.

 El principio de la Solidaridad.
En el diccionario de la Real Academia de la Lengua encontramos que la solidaridad
significa “Adhesión circunstancial a la causa o empresa de otro.” Esta definición
trae implícita la idea de unidad, y en cuanto principio, la solidaridad surge de la
experiencia de la comunidad. En este punto démosle la palabra al teólogo chileno
Arturo Bravo, por la claridad que tiene al presentarnos las características originales
de la Solidaridad, desde el escenario histórico y geográfico del Antiguo
Testamento11:

<<Si bien es cierto que la palabra “solidaridad” no aparece en la Biblia, sí se encuentra la vivencia de
la misma. En el Antiguo Testamento hay uno que se le aproxima bastante, el vocablo jésed, cuya
traducción es bastante discutida, proponiéndose términos como paciencia, favor, bondad, misericordia,
fidelidad, lealtad, amor. Este vocablo tiene tres aspectos constitutivos:
1. implica actividad, esto es, no es sólo un sentimiento humano sino que incluye la acción que
acompaña tal sentimiento; mantiene y favorece la vida, y es compromiso con quien se encuentre
afectado por una desgracia o necesidad. Es muestra de amistad o de compasión;
2. posee un sentido comunitario, pues pertenece en su origen al ámbito de la comunidad familiar o
tribal, lo que explica su tercer rasgo;
3. es estable, es decir, se trata de una disposición constante . Así pues, jésed es una actitud que
se traduce en un determinado comportamiento permanente al interior de un grupo.
Se comprenderá que cualquier grupo, comunidad, sociedad en la que prime el individualismo, el
egoísmo y el interés personal, terminará por desintegrarse. Por eso que la solidaridad no es un elemento
secundario o decorativo, sino que es un elemento vital de cualquier grupo humano.>>

Esta descripción de la experiencia de la solidaridad como fuerza orientadora de la


unidad dentro de una comunidad, resuena en las palabras del Papa Santo Juan
Pablo II, cuando nos propone que la solidaridad “es la determinación firme y
perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada
uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” 12.

 Relación entre Economía y Moral

10 Compendio, n. 387.
11 Text extraído de https://debarim.wordpress.com/2010/08/03/%C2%A1%C2%BFacaso-soy-yo-el-
guardian-de-mi-hermano/
12 Carta encíclica Sollicitudo Rei Socialis, n. 38.
6.-
Como ya hemos explicado, la moral se ocupa de las normas que rigen la convivencia
de las personas, en vistas al bien común. Por economía, en fácil, vamos a decir que
es la ciencia “de lo necesario”, en cuanto se ocupa de estudiar los métodos más
eficaces para satisfacer las necesidades de las personas. Cualquier lector infiere
que, no siendo lo mismo, existe una relación entre moral y economía: la persona
humana. Esta constatación nos permite afirmar que ambas deben estar al servicio
de la dignidad humana.

La relación entre moral y economía es necesaria e intrínseca: actividad económica y comportamiento


moral se compenetran íntimamente. La necesaria distinción entre moral y economía no comporta una
separación entre los dos ámbitos, sino al contrario, una reciprocidad importante.13

Esta necesaria relación es clave a la hora de promocionar la dignidad humana, ya


que cuando la economía adquiere un valor por sí misma pierde su sentido, en
cuanto medio para satisfacer necesidades de la persona. Volvamos a dar la palabra
al Compendio de la DSI, por su clara y profunda reflexión:
La dimensión moral de la economía hace entender que la eficiencia económica y la promoción de un
desarrollo solidario de la humanidad son finalidades estrechamente vinculadas, más que separadas o
alternativas. La moral (…) no es ni contraria ni neutral: cuando se inspira en la justicia y la solidaridad,
constituye un factor de eficiencia social para la misma economía. (…) [No] es aceptable un crecimiento
económico obtenido con menoscabo de los seres humanos, de grupos sociales y pueblos enteros,
condenados a la indigencia y a la exclusión. La expansión de la riqueza, visible en la disponibilidad de
bienes y servicios, y la exigencia moral de una justa difusión de estos últimos deben estimular al
hombre y a la sociedad en su conjunto a practicar la virtud esencial de la solidaridad, para combatir
con espíritu de justicia y de caridad, dondequiera que existan, las «estructuras de pecado» que generan
y mantienen la pobreza, el subdesarrollo y la degradación. Estas estructuras están edificadas y
consolidadas por muchos actos concretos de egoísmo humano.14

 “Cuidemos la casa común”


Es la idea fuerza que encontramos en la Carta “Laudato, Si”
del Papa Francisco, acerca de la responsabilidad que nos
corresponde a todos en el cuidado del medio ambiente en el
actual contexto de cambio climático que está experimentando
nuestro planeta.

El Papa Francisco nos recuerda con sus


primeras palabras (“Laudato si, mi Signore” es decir, “Alabado
seas, mi Señor”) que todo lo que se nos ha dado en la naturaleza
es obra del Creador, y es el Buen Dios que nos ha entregado la
tarea y misión de cuidar lo que Él ha creado(ver Gn 2, 15), no solo para satisfacer

13 Compendio, n° 331.
14 Compendio, n° 332.
7.-
las necesidades inmediatas, sino para que las futuras generaciones tengan un
espacio donde vivir y desarrollarse, de acuerdo al plan de nuestro Creador: con
dignidad. Por esto es que cada hombre, al reconocer a la naturaleza como creación,
debe tener la actitud de gratitud ante el Creador y el reconocerse responsable de
esta creación.

La protección del medio ambiente debe ser objeto de preocupación de toda la


sociedad; no solamente de quienes ostentan una responsabilidad de orden político
o económico: cada persona debe tener un rol activo en el cuidado del medio
ambiente.

Al hablar en esta Encíclica sobre el cambio climático, el Papa Francisco coloca


especial atención al sufrimiento de los más pobres, tal que son ellos quienes ya
están sufriendo los altibajos del cambio climático. También recuerda la
interconexión que hoy caracteriza a nuestra sociedad globalizada; y motiva la
búsqueda de otras formas de progreso que no descuiden la dignidad de la
naturaleza, en cuanto creación de Dios y en cuanto sostén de la comunidad
humana. Veamos un ejemplo de las preocupaciones concretas que propone el Papa
Francisco en esta carta:

“Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque
eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte
con más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres.
Pero se advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados, sino también en aquellos menos
desarrollados que poseen grandes reservas. Esto muestra que el problema del agua es en parte una
cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un
contexto de gran inequidad.”15

 Las Tecnologías:

Ciencia y tecnología van de la mano. Se puede decir que lo que descubre la


primera, la coloca en acción la segunda. La DSI no se opone a los avances
científicos y tecnológicos. Sí llama la atención acerca la
relación que las personas establecen con estas
herramientas. Cualquier lector atento va a inferir que la
enseñanza de la DSI propone que la ciencia y la
tecnología estén al servicio del hombre y no éste al
servicio de estas herramientas, que tanto han penetrado
en nuestra vida diaria.

15 Carta Encíclica Laudato, Si, n. 30


8.-
Especialísima atención merece la biotecnología.

En este punto debemos apuntar varias ideas claves:

- Cada persona es creatura de Dios, hecho a su imagen y semejanza.


- La DSI está llamada a anunciar el Evangelio de Jesucristo y proclamar así
la insuprimible dignidad del ser humano.
- La Iglesia nos invita, con su enseñanza social, a respetar la ley natural,
- Promueve el uso eficaz de las biotecnologías cuando ésta se pone al servicio
de la dignidad humana y, por lo tanto, no violenta la ley natural, antesala
del escenario donde Dios se revela al hombre.
- La naturaleza es ordenada.
- El hombre es corresponsable de la creación, de acuerdo al relato bíblico.
- El hombre debe dominar la creación para su propio bien y el de cada
persona, teniendo siempre como horizonte el respeto de su propia dignidad
y en vista al bien común.

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