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La teoría atómica de Ernest Rutherford

Chapter · January 2011

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Pablo Alvarez-Alonso
University of Oviedo
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Capı́tulo 1
La teorı́a atómica de E. Rutherford

La primera teorı́a que dio cuenta de la existencia de un núcleo atómico fue uno de los grandes
logros que nos legó Ernest Rutherford. Este capı́tulo pretende dar al lector no especializado una
visión amplia de cómo se llegó a este modelo y de su importancia. Por ello haremos un análisis
de los antecedentes inmediatos con los que se habı́a ahondado en el conocimiento de los con-
stituyentes básicos de la materia, los átomos. Con la descripción detallada del experimento de
Rutherford llegaremos a su teorı́a de la estructura atómica, conocida como modelo planetario o del
núcleo atómico. Por último se mostrarán las limitaciones de este modelo y las implicaciones más
importantes a las que dio lugar.

Antecedentes

A finales del siglo XVIII se conocı́an la Ley de la Conservación de la Masa (la masa total en
una reacción quı́mica permanece constante: Antoine Lavoisier, 1789), la Ley de las Proporciones
Definidas (los elementos se combinan en proporciones de masa definidas y caracterı́sticas para
cada compuesto: Joseph Louis Proust, 1799) y la Ley de las Proporciones Múltiples (cuando dos
elementos A y B forman más de un compuesto, las cantidades de A que se combinan en estos
compuestos, con una cantidad fija de B, están en relación de números pequeños enteros: John
Dalton, 1803). El quı́mico y profesor de escuela John Dalton realizó diversos experimentos con
diferentes sustancias, cuyos resultados dieron lugar a la teorı́a atómica que Dalton publicó en
1803. En ella se afirmaba que toda la materia se podı́a dividir en dos grandes grupos: los elementos
y los compuestos. Los elementos a su vez estarı́an constituidos por unidades fundamentales, los
cuales Dalton denominó átomos en honor a Demócrito, partı́culas que no podı́an ser creadas,
divididas ni destruidas. Además, los átomos de un mismo elemento son idénticos en todas sus
propiedades (tamaño, masa y propiedades quı́micas), mientras que éstas difieren entre átomos de
elementos diferentes. Estas partı́culas se unen con otras para formar nuevas sustancias en relaciones
numéricas simples (por ejemplo, 1 : 1; 3 : 2) por medio de reacciones quı́micas. En estas reacciones
ningún átomo de un elemento se convierte en un átomo de otro elemento.
Muchos cientı́ficos se resistieron durante años a reconocer la existencia de dichas partı́culas. Sin
embargo, la teorı́a atómica fue definitivamente validada a partir de la observación experimental
de Robert Brown de que las partı́culas de polvo que flotaban en el agua se movı́an al azar, el
denominado movimiento browniano: Albert Einstein propuso una teorı́a en 1905 según la cual este
movimiento browniano lo causaban las moléculas de agua al chocar constantemente con el polvo,
siendo demostrada por el fı́sico francés Jean Baptiste Perrin en 1911.

1
2

En 1897 Sir Joseph Thomson descubrió el electrón mediante su experimento con el tubo de rayos
catódicos. Este tubo era un recipiente cerrado de vidrio, en el cuál los dos electrodos estaban
separados por un vacı́o. Al aplicar una diferencia de potencial entre los dos electrodos, el cátodo
(electrodo negativo) se iluminaba con un resplandor fosforescente, mientras que en la pared opuesta
del tuvo aparecı́a un punto brillante verde. Algo estaba viajando en lı́nea recta a través del tubo, a
partir del cátodo, que fue llamado rayo catódico. Thompson observó que los rayos eran desviados
de su trayectoria al atravesar un campo magnético o un campo eléctrico. Por tanto estos rayos no
podı́an ser ondas electromagnéticas (puesto que las ondas no llevaban carga eléctrica), sino que
tenı́an que ser partı́culas.

Figura 1: Esquema del experimento de Thompson que llevó al descubrimiento de los electrones.

Llegó a la conclusión de que los rayos catódicos eran haces de partı́culas cargadas negativamente a
las que denominó corpúsculos, que posteriormente fueron rebautizados como electrones. Thomson
creı́a que los corpúsculos surgı́an de los átomos del electrodo. Tal descubrimiento modificó el modelo
atómico de Dalton, que consideraba al átomo como indivisible. A partir de estos resultados, y para
dar cuenta de la carga neutra del átomo, propuso su modelo atómico, en el que el átomo serı́a
una esfera sólida cargada positivamente con un tamaño del orden de magnitud del tamaño del
átomo1 (el cuál se puede obtener conociendo la densidad de un sólido tı́pico, su peso atómico y el
número de Avogadro). Dentro de esta esfera los electrones estarı́an incrustados en la superficie a
modo de pudı́n de pasas (nombre por el cuál se conoce a este modelo) en número suficiente para
contrarrestar la carga positiva, y de manera uniforme para evitar la repulsión electrostática. Este
modelo estático (los electrones se encuentran en reposo) permite explicar la existencia de los rayos
catódicos, ya que si se aplica la suficiente energı́a dichos electrones salen del átomo como rayos
catódicos, ası́ como la formación de iones, puesto que si un átomo perdiera un electrón la carga
del sistema serı́a positiva, mientras que si lo ganara la carga final serı́a negativa.
A principios del siglo veinte, extrayendo electrones de ciertas especies atómicas, se pudo concluir
que el número de electrones en un átomo era aproximadamente la mitad de la masa del átomo. Este
número es caracterı́stico de la especie atómica y se denomina Z. Como en condiciones normales
los átomos son neutros, la carga positiva debe ser igual en magnitud a la que posee el conjunto
de los electrones. Por ello se pensaba que la mayor parte de la masa atómica se debı́a a la masa
asociada con la carga positiva. Existı́an también varios datos experimentales sobre los espectros de
radiación de diferentes sustancias que, según la teorı́a electromagnética de Maxwell, se producen
por la vibración de los electrones en torno a su posición de equilibrio bajo ciertas perturbaciones2 .
Sin embargo, aunque cualitativamente la descripción atómica de Thompson sı́ permitı́a justificar
1
El radio atómico es aproximadamente 1 Å = 10−10 m.
2
Como por ejemplo una descarga eléctrica, tal y como sucede cuando se conecta un equipo eléctrico a la red
eléctrica.
3

la existencia de estos espectros, no se podı́a explicar la diversidad de frecuencias que aparecen en


un espectro3 . Seguı́a siendo necesario un modelo que describiera la distribución de las cargas en el
interior del átomo y que a su vez diera cuenta de los datos espectrales.
El modelo de Thompson fue modificado por Perrin, según el cuál las cargas negativas serı́an
externas al “pudı́n”. Siguiendo en esta lı́nea, Hantaro Nagaoka propuso otro modelo atómico en
1903, el denominado modelo saturniano, según el cuál los electrones girarı́an en órbitas circulares
con la misma velocidad angular alrededor de un cuerpo central cargado positivamente. Con este
modelo pretendı́a explicar el fenómeno de la radiactividad y los espectros observados. Sin embargo,
este modelo no fue suficientemente apreciado en la comunidad cientı́fica hasta 1909, año en que
Hans Geiger y Ernest Marsden, bajo la supervisión de Ernest Rutherford (antiguo alumno de
Thompson) realizaron diversos experimentos cuyos resultados no se podı́an justificar con el modelo
de Thompson.

Experimento de Rutherford

Ası́ se denominan un conjunto de experimentos realizados por H. Geiger y E. Marsden en los


laboratorios de Fı́sica de la Universidad de Manchester bajo la dirección de Ernest Rutherford
sobre la dispersión de partı́culas α por diferentes materiales.
Consistı́an básicamente en bombardear una lámina metálica delgada (tı́picamente de un grosor
de 1 µm) con unas partı́culas que el propio Rutherford habı́a identificado una década anterior4 ,
las partı́culas α, las cuáles eran emitidas por fuentes radiactivas, como el uranio o el polonio. A
pesar de que en ese momento no se sabı́a exactamente qué era una partı́cula α5 , sı́ estaba claro
que tenı́a carga y que era muy pequeña. Para el experimento se consiguió un haz de partı́culas α
a partir de la desintegración del radio. Colocando este elemento radiactivo en una caja de plomo
(el plomo detiene todas las partı́culas α) con un pequeño orificio practicado en la caja por el que
salı́an las partı́culas se consiguió que el haz fuera muy fino. Perpendicular a la trayectoria del haz se
interponı́a el blanco seguida de una pantalla móvil cubierta con sulfuro de zinc. Cada vez que una
partı́cula α choca con la pantalla se producen pequeños destellos, los cuáles eran visibles mediante
un microscopio colocado en la parte trasera de la pantalla. Todo el aparato estaba colocado dentro
de una cámara en vacı́o para evitar que las partı́culas α se vieran dispersadas por el aire.
Según el modelo atómico de Thomson, cada partı́cula deberı́a atravesar la lámina metálica tras
múltiples interacciones con los átomos por efecto de la fuerza de Coulomb, cada una de las cuales
no desviarı́a apreciablemente su trayectoria, ya que la carga positiva y los electrones del átomo se
encontrarı́an dispersos de forma homogénea en todo el volumen del átomo6 . Sin embargo, estos
experimento mostraron que aunque un alto porcentaje de partı́culas atravesaban la lámina sin
sufrir una desviación significativa, un reducido número de ellas era desviado incluso a ángulos de
difusión de 180 grados (aproximadamente una de cada 8000 se desvı́a hacia la fuente radiactiva
para una lámina de platino). Parafraseando a Rutherford, “es como si le disparas balas de cañón
3
Según este modelo, para un tamaño fijo de átomo la radiación emitida solamente posee una frecuencia.
4
Rutherford realizó diversos experimentos para determinar la naturaleza de estas partı́culas, hallando que el ratio
carga-masa es idéntico al de los átomos de helio doblemente ionizados.
5
Actualmente sabemos que las partı́culas α son núcleos de helio (por lo que están cargadas positivamente) con
velocidades elevadas (unos 20.000 km/s) y una masa muy superior a la del electrón (aproximadamente 7000 veces)
6
El ángulo máximo θmax que se puede desviar una partı́cula α por la interacción con un electrón es θmax ≈
4Ze2 2
5 × 10−4 rad, mientras que por la interacción con la carga positiva, tg θmax ≈ Rm α
v rad, que da un resultado
−4 −10
de θmax ≈ 10 tomando R el radio atómico (tı́picamente, 10 m), v la velocidad de la partı́cula α (usualmente
2 × 107 ms−1 ) y mα
4

a un pañuelo y rebotasen hacia ti”.


Considérese una partı́cula viajando a lo largo del eje Z y siendo dispersada a lo largo de la dirección
OD después de una colisión con un átomo situado en O (véase figura 2). La dirección OD se define
mediante el ángulo de dispersión θ entre OD y el eje Z y por el ángulo azimutal φ entre OX y
la proyección de OD en el plano XY. Un elemento de ángulo sólido dΩ subtendido en O por una
pequeña área del detector situado en D a ángulos rectos con OD viene dado por dΩ = sinθ dθ dφ.
Las medidas permitieron establecer que el número de partı́culas α dispersadas dentro de un ele-
mento de ángulo sólido dΩ:

es proporcional al grosor de la lámina, excepto a ángulos muy pequeños (< 1 grados) para
un ángulo y energı́a cinética fijos,
es inversamente proporcional al cuadrado de la energı́a cinética de las partı́culas α a ángulos
fijos y para una determinada lámina,
es proporcional a (sin (θ/2))−4 , donde θ es el ángulo de difusión para una energı́a y una
lámina dadas,
es proporcional a Z 2 (donde Z es el número atómico de los átomos de la lámina) a una
energı́a fija y una lámina con una anchura dada,
el ángulo de dispersión más probable es aproximadamente proporcional al peso atómico del
blanco que se utilice.

Figura 2: Esquema del experimento de Thompson que llevó al descubrimiento de los electrones.

Modelo atómico de Rutherford

Rutherford se dio cuenta de que se podı́a explicar de manera cualitativa la existencia de partı́culas
rebotadas en sentido opuesto al que se emiten si se asume una disminución de varios órdenes
de magnitud del tamaño de la distribución de las cargas positivas7 , lo que llevó a Rutherford a
7
Para estimar el tamaño que deberı́a de tener, asumamos que las partı́culas α colisionan sólamente con un átomo
de radio R de la lámina. La energı́a potencial de la partı́cula alpha que se encuentre a una distancia r del centro del
núcleo es EP (r > R) = 4π 1
0
qα Ze2 r1 . Para que haya un rebote, toda la energı́a cinética de la partı́cula α debe de
convertirse en energı́a potencial cuando r = R. Para partı́culas con energı́a cinética EC ≈ 8 × 10−13 J, R ≈ 10−5 Å.
5

proponer su modelo atómico. Este modelo se basa en la existencia de un núcleo atómico en el que se
localiza la carga positiva, y por tanto la casi totalidad de la masa atómica, y una corteza formada
por los electrones, en cantidad suficiente para que el átomo sea eléctricamente neutro. Para evitar
que la atracción entre el núcleo y los electrones produjera el colapso del átomo (y por ello volverı́a
a ser de tipo Thompson) Rutherfor propuso que los electrones se encontraban girando alrededor
del núcleo en órbitas circulares con radios del orden del tamaño atómico. La fuerza central en este
modelo serı́a de tipo coulombiano, y tendrı́a el mismo papel que la fuerza gravitatoria en el caso
de los planetas y el sol, de ahı́ que este modelo sea conocido como modelo planetario 8 . Al igual
que en el Sistema Solar, la mayor parte de este átomo estarı́a vacı́a, por lo que los electrones no
tendrı́an ningún obstáculo a su paso, ni tampoco las partı́culas α.
Para determinar si este modelo satisfacı́a cuantitativamente los resultados de estos experimen-
tos, Rutherford derivó su famosa fórmula de la dispersión basándose en las leyes de la mecánica
Newtoniana9 . Asumió que la carga positiva +Ze se concentraba en un punto central del átomo
(el núcleo) y la partı́cula α incidente se dispersa con una fuerza repulsiva de tipo coulombiana
producida por la carga puntual del núcleo. Este tipo de dispersión por la fuerza coulombiana se
denomina dispersión culombiana o de Rutherford.

Obtención de la fórmula de Rutherford

En esta subsección se deducirá la distribución angular de las partı́culas dispersadas (número de


partı́culas α en función del ángulo de dispersión θ) a partir de la mecánica newtoniana. Aquel
lector no especializado puede sin embargo pasar sin pérdida de continuidad a la siguiente sección.
Asumiremos que la lámina está formada por átomos con masa suficientemente grande en compara-
ción con la de la partı́cula α para poder suponer que el átomo se mantiene en su posición tras la
colisión. Supondremos además las partı́culas y los átomos como puntuales10 .

Figura 3: Trayectoria de una partı́cula al interaccionar con un núcleo atómico.

La figura 3 representa la dispersión de una partı́cula α con masa M y carga +2e al pasar cerca
de un núcleo de carga +Ze. El núcleo se encuentra fijo en el origen de coordenadas. Cuando la
partı́cula se encuentra muy alejada del núcleo la fuerza coulombiana es despreciable, por lo que se
acerca con velocidad v constante. Al tratarse de una fuerza central el momento angular respecto
del origen (L) se mantiene constante, con lo que el movimiento será en un plano. Entonces para
definir la trayectoria de la partı́cula utilizaremos dos variables independientes, la coordenada radial
r y el ángulo polar φ, tal y como se muestra en la figura 3. La distancia entre la recta que indica la
8
Cabe señalar que la interacción coulombiana habı́a sido demostrada en objetos macroscópicos, pero no habı́a
sido probada para partı́culas y distancias tan pequeñas
9
Sin embargo, la mecánica cuántica da la misma distribución angular del número de partı́culas dispersadas.
10
En el caso real no son puntuales, y las partı́culas pueden penetrar en la región nuclear, entrarando en escena
otras interacciones que hacen el análisis mucho más complicado.
6

direción incidente y la recta paralela a ella que pasa por el núcleo la denominaremos parámetro de
impacto (s). La energı́a total se conserva, por lo que la energı́a inicial (r = −∞) y final (r = ∞)
son iguales. Como en esos puntos la energı́a potencial es cero toda la energı́a es cinética. Si v y v 0
son las velocidades inicial y final respectivamente,
1 1
M v2 = M v0 2 (1)
2 2
Por lo tanto v = v 0 . Por otro lado, el momento angular con respecto al origen también se conserva11 .
En este caso
L = M vs = M v 0 s0 (2)
Por (1) se tiene que s = s0 . Por otro lado, la única fuerza que actúa sobre la partı́cula α es la
coulombiana: "  2 #
2Ze2 d2 r dφ
2
=M 2
−r (3)
4π0 r dt dt
Los dos términos del segundo miembro representan la aceleración radial y centrı́peta respectiva-
mente. Introduciendo el cambio de variable u = 1r , entonces

dr dr dφ dr du dφ
= =
dt dφ dt du dφ dt

Teniendo en cuenta que L = M r2 dφ


dt , se tiene

dr 1 du Lu2 L du
=− 2 =−
dt u dφ M M dφ
y por ende
d2 r d dr dφ L d2 u Lu2 L2 u2 d2 u
 
2
= =− = −
dt dφ dt dt M dφ2 M M 2 dφ2
Sustituyendo en (3), se tiene
!2
2Ze2 L2 u2 d2 u 1 Lu2
2
= − 2 2
− 2
4π0 r M dφ u M

con lo que se obtiene la siguiente ecuación diferencial que relaciona u con r:

d2 u M Ze2 M Ze2
+ u = − = − (4)
dφ2 2π0 L2 2π0 M 2 v 2 s2

Una solución general de la ecuación (4) es

u = A cos φ + B sin φ (5)

que tiene que satisfacer las condiciones iniciales

lı́m φ = 0
r→∞

dr
= −v
dt
11
Las fuerzas centrales actúan en la dirección radial.
7

Entonces la solución particular de (5) es


1 1 D
u= = sin φ + 2 (cos φ − 1) (6)
r s 2s
2
donde D ≡ πZe
0M v
2 , parámetro que representa la distancia de máximo acercamiento de la partı́cula

al núcleo en una colisión frontal13 , es decir, con b = 0. La ecuación (6) nos da la trayectoria
12

seguida por una partı́cula α al ser dispersada por un núcleo14 .


Para determinar el número de partı́culas α en función del ángulo de dispersión θ expresamos la
ecuación (6) en función de θ. Teniendo en cuenta que después del choque
lı́m φ = π − θ
r→∞

se satisface la siguiente expresión para r → ∞:


θ 2b
cot = (7)
2 D
válida también para cualquier valor de r. Aunque no se puede comparar esta ecuación directamente
con el experimento, ya que el valor del parámetro de impacto es desconocido para cada partı́cula, la
ecuación (7) establece la correspondencia existente entre θ y b: aquellas partı́culas α cuyo parámetro
de impacto esté comprendido entre los valores b y b + db serán dispersadas en el intervalo angular
θ, θ + dθ y viceversa. Por lo tanto encontrar el número de partı́culas dispersadas en el intervalo
angular θ, θ + dθ al atravesar la lámina (es decir, N (θ)dθ) es equivalente a hallar el número de
partı́culas incidente con parámetro de impacto comprendido entre los lı́mites b, b + db.
Considérese una lámina delgada (lo suficiente para que no se produzcan más de una choque de una
partı́cula con los átomos) de grosor g y área A, y con densidad de átomos ρ, sobre la que inciden
perpendicularmente I partı́culas α. Imaginemos que en el núcleo de cada átomo se coloca un anillo
de radios interno (ri ) y externo (re ) b y b + db respectivamente, y que sean perpendiculares a la
dirección de incidencia de las partı́culas. Entonces la probabilidad de que una partı́cula α atraviese
un anillo, llámese P (b)db, será igual a la suma de las áreas de los anillos dividido por A. Sabemos
que el número de átomos (y por tanto de anillos) es igual a Agρ, y el área de cada anillo es
π(re2 − ri2 ) = 2πbdb, por lo que P (b)db = 2πρgbdb. Pero −P (b)db es la probabilidad de que una
partı́cula sea dispersada entre θ y θ + dθ (es decir, P (θ)dθ), ya que al aumentar el parámetro de
impacto en una cantidad db, θ disminuye en una cantidad dθ. Entonces N (θ)dθ = −IP (b)db =
−I2πgρbdb. Ası́, recordando (7), tenemos que
D dθ
db = − 2 ,
4 sin (θ/2)
con lo que llegamos a la expresión
π sin θ
N (θ)dθ = IgρD2 4 dθ.
8 sin (θ/2)
Sustituyendo el valor de D obtenemos la expresión que buscábamos
2 !2
1 Ze2 2πIgρ sin θ

N (θ)dθ = dθ. (8)
4π0 M v2 sin4 (θ/2)
12
Lo que nos da un lı́mite superior al tamaño del núcleo.
13
A la distancia D la energı́a potencial se iguala a la energı́a cinética inicial.
14
Esta trayectoria será hiperbólica ya que la ecuación (6) es la de una hipérbola en coordenadas polares, con el
núcleo en uno de los polos.
8

Relevancia del modelo planetario

Este modelo atómico permitió dar respuesta a la distribución de las cargas eléctricas dentro del
átomo ası́ como calcular de manera cuantitativa los tamaños atómico (diámetro del orden de 10−10
m) y nuclear (con diámetro del orden de 10−14 m). De aquı́ se deduce que el átomo en su mayor
parte estaba vacı́o. Para Rutherford era esencial la existencia de una concentración de carga en el
centro del átomo para poder explicar los resultados del experimento que lleva su nombre. Pero su
modelo también explica otros datos:

La carga positiva total del núcleo es igualada por el número de electrones de la corteza, lo
cual explica que la neutralidad del átomo. Ası́ mismo la pérdida de electrones conlleva la
formación de iones.

Los electrones giran alrededor del núcleo con una fuerza centrı́peta igual a la fuerza eléctrica
de atracción ejercida por el núcleo, lo que permite que el átomo sea estable.

Cuando los electrones son obligados a salir del átomo se producen los rayos catódicos.

Además, medidas precisas de la dispersión de las partı́culas α para láminas de diferentes elementos
permitieron obtener los valores de las cargas del núcleo y el número de electrones en un átomo,
ya que esta fórmula contiene el factor Z. Esto fue todo un logro, pues antes de la fórmula de la
dispersión de Rutherford, del valor de Z sólo se sabı́a que era aproximadamente la mitad que el
peso atómico.
A su vez se plantearon nuevos retos para la fı́sica subatómica:

El problema principal de este modelo es que las cargas negativas, los electrones, se encuentran
aceleradas15 . Por la teorı́a del electromagnetismo clásico, toda carga acelerada debe de radiar
energı́a. Por ello estos electrones han de ir perdiendo energı́a continuamente hasta caer al
núcleo16 . Sin embargo esto va en contra de la observación, pues implicarı́a que los átomos no
son estables.

El modelo tampoco era capaz de explicar satisfactoriamente los espectros de absorción ni de


emisión de los átomos, pues éstos radian con unas pocas frecuencias caracterı́sticas. Y si los
electrones radian de forma continua, el espectro que se obtuviera tendrı́a que ser continuo17 .

Por último, no se entendı́a cómo un conjunto de cargas positivas dispuestas en un espacio


tan reducido podı́an estar unidas permanentemente sin desintegrarse18 .

Finalmente me gustarı́a hacer hincapié en el hecho de que, aunque en 1913 el modelo atómico de
Bohr sustituyó al modelo de Rutherford, la idea que evocamos cuando pensamos en un átomo es
la de los electrones girando en órbitas circulares a modo de planetas con el núcleo atómico situado
en posición heliocéntrica. Y esta idea se la debemos a E. Rutherford.

15
Al encontrarse girando alrededor del núcleo los electrones están siempre cambiando su dirección.
Los cálculos mostraban que el tiempo que tardarı́an en caer los electrones serı́a aproximadamente 10−7 s.
16
17
Ambas cuestiones fueron resueltos en el modelo de Bohr postulando que los electrones no radiaban energı́a de
forma continua, hecho que fue explicado por la mecánica cuántica, según la cuál la aceleración promedio del electrón
es nula. Pero sı́ podı́an hacerlo de forma discreta (entendida como paquetes de energı́a o quanta) cuando un electrón
cambia de un orbital a otro.
18
Este problema se resolverı́a posteriormente con el descubrimiento de los neutrones y de la fuerza nuclear fuerte.
9

[Rutherford(1911)], [Geiger and Marsden(1909)], [del Rı́o(1991)], [Resnick(1974)], [Bransden and Joachain(198
[Sánchez-Ron(1992)], [Bryson(2003)], [Weed()], [Wikipedia(2010a)], [Wikipedia(2010b)], [Wikipedia(2010c)],
[Wikipedia(2010d)], [Darling()], [Matheus()].
10
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[Bryson(2003)] Bill Bryson. A Short History of Nearly Everything. Broadway Books, May 2003.
ISBN 0767908171.

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http://rspa.royalsocietypublishing.org/content/82/557/495.

[Matheus()] Rosana Carolina Sanchez Matheus. Historia del modelo atómico. En lı́nea. URL
http://www.monografias.com/trabajos14/modelo-atomico/modelo-atomico.shtml.

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RevB.73.094410. URL http://link.aps.org/doi/10.1103/PhysRevB.73.094410.

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11
12 BIBLIOGRAFÍA

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