Los materiales aglomerantes son sustancias simples o compuestas que,
amasadas con agua, pueden formar una mezcla homogénea con otros materiales, brindándole cohesión al conjunto mediante procesos de naturaleza física. Si dichos procesos fueran de naturaleza química, hablaremos entonces de materiales conglomerantes.
Estas sustancias, por demás, tienden a mantenerse en estado pastoso excepto en
condiciones específicas de contacto con el agua, el aire o de cambio de temperatura: entonces proceden a solidificarse, constituyendo un sólido uniforme y homogéneo.
Son ampliamente utilizados en la construcción y en la ingeniería civil, tanto en
la confección de edificaciones, carreteras y todo tipo de estructuras, así como en la mampostería y la cerámica.
Tipos de materiales aglomerantes
Existen tres tipos de aglomerantes, de acuerdo a lo que necesitan para devenir en
materia sólida, a saber:
Aéreos. Aquellos que endurecen en contacto prolongado con el aire, dado
que pierden su cuota de humedad.
Hidráulicos. Aquellos que endurecen en contacto con el agua o
sumergidos en ella, dado que recuperan una cuota de humedad indispensable.
Hidrocarbonatados. Aquellos que endurecen debido a un cambio en su
nivel de viscosidad, producto del aumento de la temperatura.