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Dulce Estefanía
Ma Teresa Amado
Cecilia Criado
M.a Teresa Miñambres
Álvaro Pérez Vilariño
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ALCALÁ DE HENARES
SANTIAGO DE COMPOSTELA
2005
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f::\.C.
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CONSEJO ASESOR
F.R. Adrados, M.C. Díaz y Díaz, M. García Teijeiro, J.M. Maestre, J.J. Moralejo,
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Depósito Legal: S. 1.086-2005
M. DíAZ DE CERIO
Filosofía griega antigua 9
F. L. LIS!
La literatura filosófica romana .. .... .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. .. ... .. .. ... . .. . ..... ........ ... 85
A. RUIZ P ÉREZ
La historiografía griega y el mito. De la genealogía a la mitología .. 109
l. MORENO
Historiografía latina 131
F. CORTÉS GABAUDAN
La oratoria griega como género literario 205
G. HINOJO ANDRÉS
La oratoria en Roma ....... ................................................................... 233
R: J. GALLÉ CEJUDO
Reflexiones sobre la epistolografía griega . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. ... ....... .. . .. 263
~
C. CASTILLO
Epistolografía latina ......................................................................... . 301
C. Rurz-MoNTERO
La novela griega. Panorama general 313
E. FERNÁNDEZ GRAÑA
La novela latina ................................................ ............................... . 343
LA ORATORIA GRIEGA COMO GÉNERO LITERARIO
1 O 'Sullivan, 1996.
2 Esto sería posible en el caso de Cicerón gracias a su esclavo Tirón. Por otra parte, nadie pone en duda
que Cicerón usaba la escritura en la composición de sus discursos, se puede discutir en qué grado, cf Humbert.
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Cuadernos de literatura griega y latina V Alcalá de Henares-Santi ago de Compostela, 2QÓ§
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206 FRANCISCO CORTÉS GABAUDAN
3 ~fienuas que Kennedy en 1963, 30 ss. planteaba que las condiciones para el nacimiento de la retórica
eran la exisrencia del argumento por lo eikós, la división en partes del discurso, una prosa con estilo y las preocu-
pacionEs de índole filológica y gramática, en 1994, 26 ss., de forma muy razonable, añadió la escritura porque el
esrodio de su difusión desde un punto de vista sociológico había progresado enormemente en esos treinta años.
"' H:msen.. Johnsrone, Con és 2000.
las sesiones del Consejo o bou/é ofrecían la ocasión de conocer el orden del día de la asamblea.
juicio. Aquí se daban toda una serie de circunstancias que favorecían la exi ten-
cia previa de una versión escrita del discurso, como nos lo demuestra el desarro-
llo de la logografía. La intervención personal necesaria del interesado favorecía
su práctica que estaba pensada para ayudar a personas sin experiencia y sin pre-
paración específica a enfrentarse a una situación muy difícil en la que se jugaban
mucho. Sólo fue posible cuando las normas procesales facilitaron el conocimien-
to de los argumentos de la otra parte a través del arbitraje, exigieron que las prue-
bas escritas se depositaran con antelación (leyes, documentos, testimonios, jura-
mentos)6. Obviamente lo tenía más fácil la acusación, por intervenir en primer
lugar, antes ~ue la defensa.
El uso de la escritura para la composición o ejecución de este tipo de discur-
sos se vio favorecido por su extension en el contexto legislativo (las leyes se
ponían por escrito desde el siglo VII a.C.7, la asamblea funcionaba a partir de
probouleúmata escritos, aprobaba psephísmata que se ponían por escrito, etc.) y
cada vez más en el contexto judicial (contratos escritos, actas de acusación por
escritos, testimonios necesariamente por escrito desde principios del s. IV aun-
que era costumbre generalizada desde bastante tiempo antes, etc.)9 •
Otros discursos se preparaban para ocasiones solemnes como ocurría con la
panégyris o el epitáphios en las _que el uso de la escritura era perfectamente posi-
ble. La costumbre de escribir discursos se extendió tanto durante el siglo IV que
se consideraba sospechoso y algo propio de sofistas hablar a partir de un texto
escrito10. ·
Conviene hacer una distinción que vamos a manejar a partir de ahora. Llama-
mos discursos reales los que inicialmente se pronunciaron en su marco genérico,
dirigidos por tanto, en la inmensa mayoría de los casos, a un auditorio compuesto
por ciudadanos. Por su propia naturaleza son discursos con fuerza, con garra, que
tienen vida propia. Posteriormente en algunos casos estos discursos, si contaron
con una versión escrita en el momento de su ejecución, pudieron publicarse.
Llamamos discursos ficticios los que, o no se pronunciaron en ningún caso, o
se ejecutaron en un marco genérico distinto al pretendido, como el banquete, la
escuela retórica, etc., en consecuencia, por lo general, en un ámbito privado. En
muchas ocasiones resultan fríos, académicos, pulidos. En esos contextos el uso
de la escritura no tenía cortapisas de ningún tipo. Una variante son los que pode-
mos designar como ficticios literarios, aquellos que nunca se pronunciaron y que
siempre circularon por escrito.
6 Sobre todo el proceso de la logografía es fundamental el estudio de Lavency, véase también Schloe-
mann.
7 Véanse los trabajos de Thomas 1992 y Sickinger. Las famosas leyes escritas de Dracón se fechan hacia
el 620 a.C., las de Solón en 590 a.C.
8 Es muy revelador en este sentido el término graphé, véase, entre otros, Todd 1990.
9 Cortés Gabaudan 1986, 27-30.
10 Es la situación que refleja Alcidamante con su discurso Sobre los que escriben discursos o sofistas,
véase al respecto Sch1oemann.
Uno se puede preguntar en cada caso concreto qué es lo que llevó a la publi-
cación de un discurso, podemos distinguir, así, una finalidad política, otra peda-
gógica, otra de propaganda de escuela, otra literaria. En cuanto a la motivación
política es curioso observar que Antifonte y Andócides publicaban sus discursos
porque pertenecían a círculos oligárquicos y buscaban influir fuera de la asam-
blea puesto que ésta no les era favorable; por el contrario Gorgias, Trasímaco o
Lisias lo hacían porque eran metecos, como tales excluidos de la asamblea, y
posiblemente partidarios del partido democráticoll. Como veremos, está bastante
clara la motivación política de la publicación de los primeros discursos reales
publicados (de asamblea, de tribunal o panegíricos).
Si aceptamos la publicación de discursos reales surge la cuestión de qué rela-
ción existía entre lo pronunciado y lo publicado12, hasta qué punto podemos con-
fiar en que lo que nosotros leemos es una versión fidedigna de lo expuesto origi-
nalmente. Hay pocas posibilidades de resolver esta cuestión con seguridad.
Para poder seguir avanzando en nuestro tema tenemos que introducir matiza-
ciones y subdivisiones en la clasificación de géneros aristotélica, profundizando,
por otra parte, en sus propios criterios.
Como es bien sabido el género «epidíctico»n aristotélico está especialmente
mal acotado. Se define porque su oyente es espectador, theorós, es decir, no
decide con su voto al acabar el discurso. Según eso, pensamos que en esta cate-
goría deben integrarse en primer lugar discursos ciudadanos solemnes, tanto los
que contenían elogios como los que hacían propuestas políticas en un marco dis-
tinto al de la asamblea o la boulé, por tanto, sin posibilidad de votación ulterior;
en función de sus auditorios o marcos genéricos, podemos distinguir los discur-
sos dirigidos a ciudadanos de una sola ciudad, como los epitafios por caídos en
guerrat4, de los pronunciados ante una concurrencia de ciudadanos de varias ciu-
dades, como los panegíricos propiamente dichos. En segundo lugar habría que
colocar los que se dirigían a auditorios más privados y restringidos, como son los
elogios fúnebres a personas concretas y los discursos de exhibición, las epideí-
xeis, es decir, los epidícticos propiamente dichos; muy parecidos a éstos son los
encomios literarios, los paígnia o juegos literarios. Otro tercer apartado lo cons-
tituirían los discursos ficticios pertenecientes, sólo en apariencia, a otros géneros
l l Es bastante seguro en el caso de Gorgias o Lisias, es más discutible para Trasímaco que, a veces, se ha
presentado como un filooligarca.
l2 Trevett o Gagarin 2000, xvii, son optimistas y piensan que nuestra versión es igual más o menos a la
pronunciada, especialmente en el caso de judiciales de casos ganados.
l3 Pemot I, 25 ss., entre otros, nos habla de la ambigüedad aristotélica.
t4 Loraux. El mejor ejemplo es el discurso de Pericles-Tucídides, 431/0, en Tucídides 2.35 y ss.
Cuando este índice está por debajo de 4 18 hay que pensar que el discurso tiene un
carácter muy literario y hay que sospechar de su pretendido carácter real.
Ahora bien, existen, por otra parte, discursos ficticios que respetan plenamen-
te las normas del marco genérico y tienen un uso normal de la segunda persona.
Por tanto, este procedimiento formal permite determinar sólo un grupo de los
discursos literarios o ficticios y no es una prueba universal.
18 Y se combine con un uso muy bajo también de la segunda persona en formas verbales, uso muy escaso
de vocativos, etc., es decir, el conjunto de procedimientos sintácticos que se emplean cuando alguien está diri-
giendo sus palabras a un interlocutor que está presente.
19 Cortés Gabaudan, 1986, 235 ss. Hoy día parece aumentar la opinión de partidarios de que son de Anti-
fonte pero no existe ninguna prueba definitiva y se vuelven a manejar una y otra vez los mismos argumentos,
remitimos para una discusión reciente sobre el particular al apéndice de Usher, 1999.
20 Nos sigue pareciendo definitivo el viejo argumento de Gemet, 6 ., de que son absolutamente irreconcilia-
bles con el derecho ático, además de otras cuestiones fonnales en sus usos formularios.
21 66 hymefs (hyméteros) para 117 párrafos con una distribución uniforme en las tres Tetralogías.
5. ANTIFONTE (480-410)
El gran interés de Antifonte es que fue, según noticias bastante tardías, el pri-
mer logógrafo22, esto es, el primero que compuso discursos para otros, y el pri-
mero que publicó discursos reales23 Uudiciales y deliberativos). La primera noti-
cia puede ser cierta en cuanto que el uso de la logografía judicial sólo cabe en un
sistema procesal que emplee la escritura en varias de sus fases, puesto que un
discurso escrito de antemano para que lo memorice el cliente y lo ejecute oral-
mente ante el tribunal sólo tiene sentido si se tiene un conocimiento previo bas-
tante exacto de los posibles argumentos del contrario. El sistema procesal ate-
niense del último tercio del siglo V gracias a la acusación escrita, los testimonios
escritos, el depósito previo de pruebas, daba garantías sobre el previsible desa-
rrollo del proceso, garantías imposibles en un sistema procesal oral. Es absoluta-
mente crucial conocer la línea argumental y las pruebas de la parte contraria en
el caso de una defensa. Si no es así, no tiene ningún sentido que un logógrafo
componga de antemano un discurso para un cliente. La segunda noticia cobra
credibilidad en cuanto que la existencia del discurso escrito antes de su ejecución
es necesaria, como hemos comentado, para que pueda conservarse y publicarse
dicho discurso. Ahora bien, sigue en pie la cuestión de la finalidad de la publica-
ción de discursos judiciales. Parece muy verosímil que los motivos de Antifonte
para iniciar su publicación fueran por una parte políticos (propaganda a favor de
círculos oligárquicos) y por otra logográficos (propaganda de casos que han teni-
do repercusión social y que ha ganado el cliente con la ayuda dellogógrafo). La
posible motivación política para la publicación parece bastante obvia en cuanto
que, tal y como nos cuenta Tucídides24, fue un hombre que se mantuvo volunta-
riamente apartado de los foros democráticos pero que al mismo tiempo ejerció
una gran actividad política en favor de los círculos oligárquicos, que le acarreó su
condena a muerte por el protagonismo que tuvo en el gobierno oligárquico de los
Cuatrocientos en el año 411. Hoy día se intenta adelantar la fecha de su actividad
logográfica para antes de 4302s. Repasamos lo que se conserva de Antifonte.
Fragmentos de Sobre el tributo de los samotracios 425. Es un deliberativo
reallogográfico. Nos permite comprobar que la logografía desde sus orígenes no
se limitó al judicial y que podía usarse para discursos de asamblea, en situacio-
22 [Plut.] Vit. dec. orat. 832c: <<Compuso algunos discursos a ciudadanos que se lo pedian para procesos
en los tribunales de justicia. Fue el primero que se dedicó a esto según afirman algunos .»
2 3 Diodoro, s. 1, ap. Clem. Al. Strom. 1.16.79.3: <<Antifonte fue el primero que publicó un discurso judi-
cial previamente escrito.»
24 Thuc. 8.68: <<Antifonte no fue hombre inferior a ningún ateniense de su época en virtud y fue el más
capaz en argumentar y decir aquello de lo que estaba convencido. Voluntariamente no acudió a la asamblea
popular ni a ningún otro tipo de procesos porque la plebe recelaba de él por la fama de su habilidad. Sin embar-
go, muchas veces resultó ser la única persona capaz de ayudar con sus consejos a los que estaban metidos en
procesos, tanto en los tribunales como en la asamblea.>>
25 Gagarin 2002 y Edwards 2000.
nes controladas como ésta en la que los samotracios contaban con un tiempo .,.
palabra predeterminado y no estaban sujetos a los vaivenes del debate. Se
de una embajada de una ciudad aliada que hace una petición a la asamblea p -
seguir tributando como hasta el momento (tributo conjunto de Samotracia
costa continental adyacente) y no de forma separada. Es casi segura la coloraci '
política oligárquica de los peticionarios26. Parece bastante evidente la finali
política y logográfica de la publicación de este discurso. Repasamos a continua-
ción sus judiciales reales conservados.
Ell 27 Por envenenamiento contra su madrastra es la acusación de un herm -
nastro contra otro por la muerte, muchos años antes, del padre de ambos tras
beber una pócima que le suministró la concubina de un amigo suyo, según el que
acusa, inducida por la segunda mujer del muerto. La concubina que administró e
veneno fue ejecutada directamente poco después, sin que haya testigos de
posible declaración o confesión. Se publicó probablemente con fines políticos _
logográficos.
El 62s Sobre el coreuta es un discurso de defensa de un corego, posiblemente.
por tanto, de una familia bien situada económicamente, que se defiende de
acusación de que ha muerto un muchacho miembro del coro tras tomar una póci-
ma; se rebate con el argumento de que «ni estaba presente, ni se la dio, ni se
mandó dar». El objeto de su publicación fue probablemente propaganda politi
y logográfica.
El 529 Sobre el asesinato de Herodes es la defensa de un ciudadano rico de
Mitilene (de familia oligárquica puesto que participó en la revuelta contra Ate-
nas) que se defiende de haber matado a un ateniense. No hay cuerpo del delito.
no hay pruebas directas contra el acusado, no es el único sospechoso. Parece
claro que la publicación se debió a propaganda política y logográfica.
Tenemos algunos fragmentos de En su propia defensa. Sobre la revoluciá
pronunciado en el 411. La publicación de este discurso real necesariamente tuvo
que ser póstuma puesto que Antifonte fue condenado a muerte a pesar de ser
alocución excelente, como nos cuenta Tucídides3o, Ello no es menoscabo, sino
todo lo contrario, para la finalidad política de la publicación de esta defensa. Fue
el primer discurso escrito por la misma persona que lo pronunció de los que con-
servamos3t.
6. GORGIAS (485-c.380)
Gorgias es un caso muy distinto al de Antifonte. Por ser meteco no tenía dere-
cho a participar en los foros ciudadanos atenienses pero ello no le impedía defen-
der posturas políticas que no eran directamente partidistas y que buscaban más
bien el interés del conjunto de los griegos.
Desde el punto de vista que nos interesa, nuestra primera noticia fue el enor-
me éxito y repercusión que alcanzó con su discurso deliberativo como embaja-
dor de Leontinos ante la asamblea ateniense en el año 427. No hay ninguna noti-
cia sobre la publicación de este texto, con bastante probabilidad escrito antes de
su ejecución oral. Llamó la atención de su auditorio por el traspaso de recursos
poéticos a la oratoria32.
Por otra parte, conservamos completos dos discursos ficticios de fecha bas-
tante imprecisa (entre el 410 y el 390) de distinta naturaleza, por un lado la
Defensa de Palamedes, un epidíctico-judicial que, aunque es un ejercicio litera-
rio, se atiene hasta cierto punto a las convenciones de su marco genérico como
prueba su índice hymefs33. Por otro el Encomio de Helena que es puramente lite-
rario como lo demuestra el hecho de que su índice hymefs sea cero34, de hecho es
el traspaso del encomio poético al encomio en prosa. Para ambos discursos es
clara la finalidad pedagógica y retórica por ser un recorrido por los distintos pro-
cedimientos del razonamiento por lo eif<ós3s .
Parece muy improbable que el Epitafio, juzgando a partir de los escasos frag-
mentos que se conservan, se haya pronunciado realmente36. Sin embargo, Gor-
gias, como ya hemos comentado, fue un gran orador y no rehuía ante grandes
auditorios como lo demuestran las noticias que tenemos sobre sus Pítico y Olím-
pico , panegíricos pronunciados con ocasión de juegos píticos y olímpicos res-
pectivamente, por tanto ante auditorios en los que se daban cita ciudadanos de
distintos estados. Tenemos alguna noticia sobre el contenido del Olímpico37 , en
el que abogaba por la unidad y concordia de los griegos para hacer frente a los
enemigos exteriores. Por tanto, estos discursos que se suelen considerar como
ceremoniales tenían en realidad un claro contenido político.
32 D.S. 12.53.15. «Tras presentarse en Atenas Gorgias habló ante el pueblo de los atenienses sobre la
alianza. Los dejó perplejos por su estilo sorprendente, aunque eran los atenienses listos y amigos de las pala-
bras, porque fue el primero en usar figuras de estilo muy rebuscadas y sobresalientes por su arte, como la antí-
tesis, el isocolon, la parísosis, el homoioteleuton y algunas otras parecidas.>>
33 7,3.
34 No aparece ninguna segunda persona ni en·plural ni en singular, no existen vocativos.
35 Goebel 135 ss.
36 Cole.
37 Philostr. VS 1.493.6. Se fecha en el 392.
38 Sería un caso parecido al de Lisias en su Sobre la constitución del que se habla más adelante. Melero
sin embargo opina que sería partidario de círculos aristocráticos.
39 La fecha del 459 es la que dan las fuentes antiguas, Ps. Plut. 835c y Dion. Hal. Lys . 1.12, pero hay bas-
tantes argumentos par¡¡ considerar como más probable la fecha de 445, Usher 1999, 55.
40 Son de gran utilidad las introducciones a cada discurso de Calvo Martínez.
41 Ps. Plutarco, vit. dec. orat. 835d.
42 Índice hymefs 8,2.
43 Es una contrapropuesta a la propuesta inicial de Formisio.
cionales que permitieron durante muy poco tiempo intervenir a metecos víctimas
de la tiranía. No cabe duda de que con la publicación se buscó amplificar el efec-
to político. Muy similar, por estar dirigido también contra una persona vinculada
directamente con la tiranía, es ellogográfico Contra Agorato54, donde se exhibe
de nuevo una línea política muy parecida. Destaca por el uso magistral de la .
narración; Agorato, de cuyos derechos ciudadanos se duda por ser medio esclavo,
delató a un demócrata tras Egospótamos y provocó su muerte, con lo que consi-
guió su libertad, después aparentó ser partidario de la restauración democrática.
No es tan fácil justificar la finalidad política para la publicación del famosísi-
mo primer discurso de la colección el Defensa por el asesinato de Eratóstenes55.
Se ha hablado de un posible parentesco indemostrable de este Eratóstenes con el
tirano del que hemos hablado anteriormente. Quizá sería mejor considerar que se
publicó por la trascendencia pública que el caso provocó y por existir un público
ávido de chismorreos56. Por el mismo tipo de motivos podríamos justificar la
publicación de los 357 y 45s, Defensa frente a Simón y Sobre una herida con preme-
ditación, ambos por lesiones con premeditación en disputas por el disfrute sexual
de un muchacho en el primer caso y una esclava en el segundo, de éste sólo se
conserva la argumentación y el epílogo, porque éstas fueron las partes compuestas
por Lisias59. Ambos destacan por el uso del ethos como procedimiento persuasivo.
Hay varios judiciales por asuntos económicos en los que Lisias defiende a
familias ricas atenienses, entre ellos el18 Sobre la confiscación de los bienes del
hermano de Nicias6o; es la defensa en una apographé (proceso de confiscación
de bienes) en la que los perjudicados son los hijos de Éucrates, hermano de
Nicias, quien se opuso, por lo que perdió la vida, a la paz negociada por Teráme-
nes con Esparta al final de la Guerra del Peloponeso. Sólo se conserva el epílogo,
quizá la única parte de Lisias. También el19 En defensa de los bienes de Aristó-
fanes6J, es también un caso de apographé tras la confiscación de los bienes de
Aristófanes, un nuevo rico condenado a muerte por la asamblea por haber pro-
puesto una expedición, que fracasó , de ayuda a Evágoras contra Persia. Se
defiende a un familiar sospechoso de haber acaparado bienes ocultos para que no
fueran confiscados. Del 21, una vez más, sólo conservamos el final de la argu-
mentación y el epílogo, se trata de una Defensa por corrupción62 en el desempe-
Como orador no profesional sus discursos son una muestra del nivel oratorio
al que podía llegar un ciudadano educado de buena familia. Tienen el interés de
que, con la excepción del último de Antifonte, son los primeros discursos reales
publicados por su propio autor y ejecutor. Si nuestro postulado de que sólo se
podían publicar discursos que tuvieran un soporte escrito en el momento de su
81 390. Índice hymefs 3,5 es bajo pero no significativo porque el uso de la segunda persona en formas ver-
bales es abundante (una media de una por párrafo).
82 Índice hymefs 8,2.
83 390. Índice hymefs O que se combina en total coherencia en el hecho de que no aparezca ninguna forma
verbal en segunda persona ni ningún vocativo.
84 390-389. Índice hymefs O, además, no hay ninguna forma verbal en segunda persona ni ningún vocativo.
85 390-385 Índice sy 4,5 por estar dirigido a Polícrates.
86 370 Índice sy 4,6 que se combina con una pequeña presencia de la segunda persona plural (hymefs 0,7),
pero el interlocutor es claramente Nicocles.
e) Isócrates maestro de retórica que expresa sus ideas políticas, años 380-339
Se ha puesto de relieve en muchas ocasiones la contradicción de que Isócra-
tes, a pesar de que fue probablemente el maestro de retórica más prestigioso en
su tiempo, a pesar de que fuera una persona con una fuerte vocación política que
quería influir en la dirección de la ciudad, fuera incapaz de hablar en la asamblea
por su carácter o por limitaciones de su voz. La forma de resolver este conflicto
fue la publicación de discursos ficticios con una fuerte tono literario que hace
que resulten largos, reiterativos, aburridos, por sus períodos largos, previsibles,
perfectamente redondeados, pulidos. En la metáfora de Dionisia de Halicarnaso
su forma de expresión es como un río caudaloso que va haciendo meandros para
llegar al maf9 1• Lo que nos interesa destacar aquí es que ese estilo se explica por
ser discursos falsos concebidos para circular por escrito. De hecho tienen un
índice hymefs por debajo de cuatro y en algunos es cero92, indicio claro de su
carácter ficticio. Es muy curioso observar cómo Isócrates va ensayando distintas
formas genéricas: panegírico, demegoría ante la asamblea ateniense, demegoría
ante la asamblea espartana, judicial, discurso de embajada, etc. La identificación
entre discurso y escritura llegó a tal extremo en el contexto de la escuela de Isó-
crates que provocó la reacción de Alcidamante: Sobre los que escriben discursos
o los sofistas93. Continuó influyendo con posterioridad y explica las característi-
cas de la oratoria en época helenística e imperial94 •
87 370-365. Ínctice sy 1, 1 con un índice hymeis 0,5 al pasar del interlocutor ficticio que es Evagoras, pues-
to que está muerto, a sus descendientes.
88 Buchheit.
89 § 8: <<Sé que es difícil lo que voy a hacer, el encomio de las virtudes de un hombre por medio de pala-
bras . ... nadie nunca intentó hacer una composición sobre un tema así. >> .
90 § 76: «Con mayor motivo intenté escribir este discurso ... >>.
9l D.H. Dem. 4: «Isócrates ... persigue por todos los medios una periodización que no es compacta y apre-
tada sino relajada, extensa, y que con muchos rodeos describe muchos meandros como hacen los ríos que no
fluyen derecho. >>
92 Excepto el Plateense y el A Filipo.
93 Es muy curioso observar cómo se identificó el término sofista con escribir los discursos, más especial-
mente con usar discursos escritos memorizados en las intervenciones en la asamblea; Alcidamante insiste espe-
cialmente en la dificultad y riesgos que supone la memorización frente a la capacidad de improvisación. La
obra de Alcidamante parece qu e está dirigida directamente contra lsócrates. O' Sullivan defiende que existía
una contraposición estilística muy marcada en el s. IV entre el estilo del discurso improvisado frente al discur-
so escrito (léxis agonistiké frente a léxis graphiké de Aristóteles), que recoge la contraposición entre la tragedia
engordada de Esquilo a la que puso a régimen e hizo adelgazar Eurípides en las Ranas de Aristófanes.
94 López Eire 2001.
95 380. Índice hymefs O, con ningún vocativo ni ninguna segunda persona verbal.
96 A diferencia de Jos panegíricos a los que hemos aludido en el caso de Gorgias.
97 Esparta llevaba desde el 404 como poder dominante en Grecia y no iba a compartir el poder con nadie.
98 373-371, cuando Platea ha sido destruida y todavía no ha tenido Jugar la batalla de Leuctra. Índice
hy mefs 11,7.
99 366. Índice hymefs 3,6.
lOO Usher, 1999,306-7.
101 356. Índice hymefs 3,8.
102 353. Índice hymefs 3,9.
103 356-354. Índice hy mefs 1,5.
104 346. Índice sy 8,7.
105 339. Índice hymefs 0,1 (sy 1,1 por diálogo ficticio con un discípulo).
106 El que se numera como 12 sólo en parte. La media global del índice hymefs es de 5,5, con bastante
regularidad, el más elevado es el del discurso 4 que presenta 7,7, y el más bajo es del 7 con índice 4.
107 363-2. Índice hymefs 5,9 (en ninguno de los cinco discursos es inferior a 4).
131 Sus tres discursos tienen un índice hyrnefs medio de 7,7 con pocas variaciones entre ellos.
136 Tesorero de Alejandro al que dejó al cargo del tesoro en Susa; antes de que regresara Alejandro de la
India en el 324 huyó con gran parte del tesoro, se presentó con sus naves ante Atenas. Se le rechazó, hubo intri-
17. CONCLUSIONES
l . Para que un discurso pueda publicarse como tal discurso es necesario que
se haya utilizado la escritura en su composición.
2. La retórica propició el uso de la escritura en la composición de discursos y
el cultivo del discurso ficticio como ejercicio escolar, exhibición del maestro,
etc.
3. La preocupación formal de la retórica explica el desarrollo de una prosa
artística que hace que los discursos tengan interés literario más allá de su conte-
nido. La calidad literaria es uno de los factores determinantes para la conserva-
ción y transmisión de un texto.
4. El cultivo del discurso ficticio llevó a la composición de piezas literarias
que no son propiamente discursos porque no están dirigidos a ningún interlocutor.
5. La logografía es el factor determinante que explica la publicación de dis-
cursos reales, tanto deliberativos como judiciales, a partir del último tercio del s.
V a.C., en cuanto que exige la existencia de discursos escritos antes de su ejecu-
ción oral.
6. El cultivo de la logografía judicial sólo es posible en un sistema procesal
que haga previsible el desarrollo del debate.
7. Un sistema procesal sólo es previsible cuando la escritura se utiliza como
elemento imprescindible en las distintas fases del desarrollo del procedimiento
judicial como son la denuncia, pruebas documentales, testimonios, etc.
8. La logografía deliberativa en origen estaba circunscrita a las intervencio-
nes en la asamblea de embajadas extranjeras dado que eran las únicas ocasiones
en las que el desarrollo de una asamblea era previsible.
9. La publicación de discursos reales logográficos (deliberativos y judiciales)
se utilizó como un elemento más de la lucha política.
gas y finalmente se le admitió, siendo detenido y el tesoro depositado en la Acrópolis. Al poco Harpalo huyó de
Atenas con una buena parte del tesoro. Se formó una comisión de investigación en el Areópago propuesta por
Demóstenes que a los seis meses dio la lista de los 6 políticos que se habían dejado corromper y por qué canti·
dad, entre ellos estaba Demóstenes, Aristogitón y Filocles (los acusados en los 3 discursos de Dinarco).
137 Índice hymefs en conjunto de 13 .
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