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Big bang theory…¿pero qué es esto?

Introducción forzosa

No hay un concepto más elusivo que aquel sobre el que hay muchas opiniones, sólo basta
que “googleen” el término y aparecerá desde Sheldon vestido de Flash hasta videos de
Stephen Hawkings hablándonos del tema con su voz de sintetizador. Sin embargo vamos a
tratar de establecer algunas ideas principales que nos ayuden a mejorar nuestro concepto
necesariamente “amateur” del Big Bang.
Antes que nada mi referencia obligada es el libro del astrofísico inglés John Gribbins sobre
el tema “Before the Big Bang” donde encontrarán una descripción detallada del big bang en
un lenguaje por demás accesible.
Gribbins inicia su libro diciendo.”The big bang was not the beginning of the Universe…” una
afirmación desconcertante para un lego en la materia pero que nos refiere al concepto de
Singularidad que marca el tiempo cero del reloj cósmico. Una Singularidad es un eufemismo
para describir un estado del que no sabemos nada, la densidad del Universo es infinita, su
temperatura también lo es y todo está encerrado en volumen igual a cero!
Para describir algo así sólo disponemos de dos herramientas: la teoría de la relatividad de
Albert Einstein diseñada para lidiar con la escala macro propia de el Universo que
observamos, y por otro lado la teoría de la Física Cuántica que describe el mundo
microscópico. Lamentablemente ambas teorías son irreconciliables en la singularidad donde
tenemos simultáneamente algo de ambos mundos: densidad y temperatura infinitas en un
universo de volumen nulo, sencillamente esto es Terra Incognita.
Entonces ¿cuándo empieza a tener validez nuestra descripción? la respuesta: una diez
milésima de segundo después del tiempo cero, cuando el Universo tiene una densidad
equivalente a un núcleo atómico. Para Gribbins esto señala el inicio de lo que llamamos big
bang: una explosión de espacio y NO una explosión en el espacio.
Lo que sucede a continuación tiene un poderoso sustento teórico y remarcable sustento
experimental gracias a los aceleradores de partículas como el CERN y el FERMILAB de
modo que no hay especulación alguna cerca de lo acontecido a partir de este punto, sólo
ciencia pura comprobada experimentalmente.

Los primeros 30 minutos


Al principio todo era equilibrio

La historia del big bang es la historia de la relación entre materia y energía, que sabemos
intercambiables entre sí gracias a la famosa ecuación de Einstein: 𝐸 = 𝑚𝑐 2
La materia es descrita en elegantes términos como Bariones: masivos protones y
neutrones, más una especie que llamaremos Leptones: mucho menos masivos electrones,
neutrinos, etc. Ambas familias son descritas bajo el término “materia bariónica”. La energía
se nos presenta como Fotones, literalmente “paquetes” de luz capaces de comportarse
como onda y materia discreta a a la vez.
Haciendo cálculos en retrospectiva, algo que obviaré en aras de la claridad, podemos
concluir que al inicio los Fotones dominaban la escena sobre la materia Bariónica,
mediciones actuales nos dicen que existe 1 billón de fotones por cada barión en el Universo,
y que podemos encontrar unos 500 fotones en cada centímetro cúbico: ¡hay poca materia
“tangible” en el Universo y demasiado espacio vacío!
Materia y energía coexisten en estas proporciones gracias al hecho de que que cada
partícula era creada junto a su antipartícula: neutrinos y antineutrinos, electrones y
positrones destruyéndose mutuamente dejando atrás tan sólo la huella de los fotones
residuales de esta coexistencia casi imposible para volver a aparecer nuevamente en pares,
este es el estado de equilibrio Termodinámico que caracteriza estos primeros instantes.

Nada es para siempre

Sin embargo nada dura para siempre, luego de una centésima de segundo la temperatura
baja a unos 100 billones de grados Kelvin suficiente baja para que aparezcan los “new kids
on the block”: una mezcla equilibrada 50:50 de unos pocos Protones y Neutrones quienes
en un futuro cercano marcarán la diferencia.
Este balance delicado entre protones y neutrones necesita energía ergo temperatura para
sostenerse, pero en el inexorable devenir de los eventos en nuestro Universo (disculpen la
licencia literaria) esto no es posible y luego de una décima de segundo a unos 30 billones
de grados Kelvin el perfecto equilibrio se rompe, la pregunta obvia es ¿porqué?
La respuesta es sencilla: un Neutrón es ligeramente más masivo que un Protón de modo
que me cuesta algo más de esfuerzo crear un Neutrón a partir de un Protón que visceversa,
en otras palabras al disponer de menor temperatura y por ende de menor energía al
Universo le es más fácil crear protones a partir de neutrones que mantener un equilibrio
perfecto entre ambas partículas: en este momento existen 62 protones por cada 38
neutrones.

Se van los Neutrinos

Los Neutrinos son una especie “antisocial”1, no les gusta interactuar con la materia común,
la bariónica y si lo hacen es porque la densidad es extrema y no hay literalmente espacio
para escaparme de la fiesta, un tercio de segundo después del tiempo cero esto cambia y
los neutrinos salen de la escena para siempre. La temperatura sigue bajando y a los 1.1
segundos estamos a unos 10 billones de grados Kelvin en nuestro termómetro cósmico: el
nuevo equilibrio es de 76 protones por cada 24 neutrones, la densidad en el Universo es de
unas 380000 veces la densidad del agua.

Basta de pares autodestructivos

1
Los neutrinos no son los únicos antisociales en la fiesta cósmica, la materia oscura es un tipo de
materia no bariónica que interactúa con esta sólo a través de la gravedad, se cree que la materia
oscura influye en la velocidad de expansión del Universo y el modo en que la gravedad “agrupa” al
material bariónico en cúmulos, nuestras galaxias y estrellas.
Han pasado 13.8 segundos y el termómetro marca 3 billones de grados Kelvin, la
producción dominante de pares electrón - positrón se detiene y el equilibrio se establece en
83 protones por cada 17 neutrones, pero ¿porqué es relevante este momento?
Un perfecto equilibrio entre electrones y positrones y entre bariones y antibariones hubiese
resultado en la la nada, un mar de radiación sin nadie que escriba este artículo, es el
desbalance cuya razón es todavía una incógnita lo que finalmente nos origina: por cada
billón de antibariones producido se crean simultáneamente un billón y uno bariones, por
cada billón de positrones creado se crean simultáneamente un billón y uno electrones. Esta
diminuta diferencia de uno en un billón es de lo que estamos hechos y lo que podemos
observar en el Universo, la materia tangible, el resto del big bang.

Suficientemente frío

1 billón de Kelvins es aproximadamente 70 veces la temperatura de nuestro Sol y sólo han


transcurrido 3 minutos y 2 segundos desde el tiempo cero. Las interacciones entre
partículas se detienen pero un nuevo factor entra en juego: la corta vida media de un
Neutrón solitario.
Es palabras simples, quizás demasiado, un neutrón solitario no vive mucho tiempo, unos 10
minutos, decae espontáneamente para producir un electrón, un antineutrino y un protón.
Pero el mismo Neutrón acompañado adquiere una estabilidad asombrosa, junto a un Protón
permanecen estables como el núcleo2 del isótopo de Hidrógeno que llamamos Deuterio
𝐻 12 , la temperatura es lo suficientemente baja para que esto ocurra en nuestro aún joven
Universo.
Lamentablemente a esta altura del partido tenemos pocos neutrones a nuestra disposición,
tan sólo el 13% de los bariones que han sobrevivido la aniquilación de los pares partícula -
antipartícula son Neutrones y “fabricar” núcleos de Deuterio es difícil, pero aun así el
Universo se las arregla para agregar otro componente más a este caldo primordial: núcleos
de Helio.

Cómo se “fabrica” Helio

En este juego de apareamiento entre protones y neutrones los núcleos de Helio le deben su
existencia a la inestabilidad del hermano mayor de los isótopos de hidrógeno: el Tritio 𝐻 13
su núcleo con sus dos neutrones más un protón decae rápidamente en el isótopo menos
abundante del Helio en la Naturaleza el 𝐻𝑒 3 con su núcleo de dos protones y un neutrón.
Un neutrón más se aparea rápidamente a este recién nacido y el núcleo del isótopo de Helio
más abundante en la naturaleza aparece: el 𝐻𝑒 4

Pero finalmente ¿qué significa todo esto?

Recordemos que dijimos que en este momento, a los 3 minutos y 46 segundos para ser
exactos, teníamos a nuestra disposición como neutrones tan sólo el 13 % de los bariones
remanentes en nuestro joven Universo, es decir la proporción al iniciar la producción de
Helio es:

2
Recuérdese que en esta etapa del Universo no es posible la existencia de átomos eléctricamente
neutros de modo que estrictamente estamos hablando de núcleos de átomos.
13 neutrones
87 protones
Sin embargo para “fabricar” un núcleo de 𝐻𝑒 4 necesito que los neutrones y protones se
asocien en pares, con la proporción disponible:
13 neutrones y 13 protones para formar núcleos de 𝐻𝑒 4
74 protones restantes para formar núcleos de Hidrógeno
He aquí donde se revela la proporción de Hidrógeno y Helio que encontramos en las
Estrellas: 26% corresponde al Helio y 74% al Hidrógeno una hecho observacional en
perfecta concordancia con los cálculos del equipo del físico Ucraniano George Gamow que
predijo correctamente los resultados del periodo temporal que hoy llamamos Nucleosíntesis
y que va desde los 3 minutos y 46 segundos y termina a los 5 minutos del tiempo cero.

¿Y ahora qué?

El ritmo frenético de cambios de desacelera y pasaremos los siguientes minutos


observando la aniquilación mutua de los electrones y positrones remanentes en un mar de
radiación electromagnética hasta que el reloj marque la media hora, la temperatura en este
punto es de unas 20 veces la temperatura de nuestro Sol: unos 300 millones de grados
Kelvin aún muy caliente como para que se formen átomos estables. En otras palabras las
interacciones entre radiación y materia son intensas y se inicia lo que denominamos la “era
de la radiación”, tendrán que pasar 400000 años antes de que cualquier átomo pueda
sobrevivir.
Nuestro Universo de 400000 años de edad tiene la temperatura aproximada de nuestro Sol
y es suficientemente frío para que los átomos puedan formarse de manera estable, la luz se
divorcia de la materia y este ancestral resplandor en forma de microondas3 es el rastro
inequívoco que encontraron, sin entender que era, Robert Wilson y Arno Penzias del Big
Bang, pero esa es otra historia.

3
CMB: COSMIC MICROWAVE BACKGROUND RADIATION es el acrónimo en inglés para describir
la huella dejada por el Big Bang, la temperatura residual está distribuida uniformemente en el
Universo y es de 2.725 K. ¡Wilson y Penzias recibieron el Nobel por este descubrimiento, aún cuando
no sabía qué era lo que habían descubierto!

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