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RADIO MARÍA-

seis sesiones sobre el Bo. Romero


1ª SESIÓN, día 9 de mayo de 2018

Primer boceto. 9 de mayo de 2018


ROMERO ¿SE CONVIRTIÓ CON EL ASESINATO DE RUTILIO?

Buen día, estimados radio escuchas. Soy Francisco Loidi, presbítero, conocido
como P. Patxi, p mejor Patxi a secas.
Voy a tener 6 sesiones sobre el Bo. Romero. Van a ser cinco bocetos, como cinco
escenas. Y al final, una síntesis biográfica.
la entrevista del periodista Juan Arias con Romero, a primeros de febrero de 1979

ENTREVISTA. Lo que me dijo Monseñor Romero meses antes


de ser asesinado
Por: Juan Arias | Escribe el 23 de abril de 2013

Ahora que el Papa Francisco ha decidido desempolvar el proceso de beatificación de


Monseñor Romero, he querido recordar aquí mi entrevista con él meses antes de ser
asesinado.
Fue en la ciudad mexicana de Puebla donde un año antes de su muerte, Monseñor
Romero me contó como se había convertido. Estamos a primeros de febrero de 1979.
Había ido a Puebla para seguir la Conferencia del CELAM abierta por el papa Juan Pablo II.

Le noté triste aquella mañana. Me costó conseguir aquella entrevista. Me dio la impresión
de ser un cura de pueblo. Su sonrisa era limpia pero teñida de tristeza.
“Yo estaba ciego. Estaba con los ricos. Me había olvidado que el evangelio nos pide estar
al lado de los pobres”, me dijo en una de sus últimas entrevistas.
“En estos momentos es mejor hablar poco y hacer, estar al lado de los perseguidos”, dijo
como hablando consigo mismo.
Después me explicó su conversión. Se llamaba a sí mismo, en efecto, un convertido. Me
contó que él estaba de la parte de los ricos, del poder, viviendo en un palacio, hasta que
un día le asesinaron a uno de los sacerdotes que él consideraba un santo, Rutilo Grande.
“!Imagínese que lo acusaron de comunista!”.
Fue la gota de agua que colmó el vaso. Entendió Romero que estaba de la parte
equivocada. Dejó el palacio y se entregó a la causa de los perseguidos y a la defensa de
los derechos humanos.
“Al lado de los pobres, de los que más sufren y de los perseguidos por defenderles, me
encontré viviendo el evangelio”, me explicó.
Hablaba con la cabeza baja. Una vez, con una emoción contenida llegó a cogerme una
mano.
No hablamos mucho. No quería acusar a nadie. Se acusaba sólo a sí mismo de haber
“estado ciego”.
Apenas un año después, el 24 de marzo de 1980, Romero sería asesinado con un tiro
certero al corazón mientras celebraba misa en la capilla de un hospital de cancerosos.
Acabó con su vida un militar que formaba parte de uno de los escuadrones de la muerte.

En un viaje hacia Brasil, le pregunté a Juan Pablo II en el avión papal, si, al llegar por
primera vez a América Latina después de la muerte de Romero tendría un recuerdo por el
"mártir ", ante todos los obispos del continente.
El papa se enfadó. Me respondió que la Iglesia se lo piensa mucho antes de proclamar
mártir a alguien. Lo cierto es que los cristianos de El Salvador y de América Latina, ya lo
habían declarado mártir. Recuerdo que el padre Pedro Casaldáliga, cuando era obispo de
São Felix de Araguaya, nos mostró que en el altar de su capilla tenía una reliquia no de
santos canonizados, sino de Monseñor Romero, “nuestro mártir de las Américas”, dijo.

El último discurso de Romero desde el altar contra los militares que asesinaban
campesinos inocentes, fue la gota de agua que colmó la paciencia de los escuadrones de
la muerte.
“Nadie hará callar tu última homilía,
Romero, de la Pascua Latinoamericana”,
cantó en un poema en su memoria, Casaldáliga.

Antes de morir, Monseñor Romero peleó durante un mes para ser recibido por el papa
Juan Pablo II. En el Vaticano no querían que se encontrara con él. Una mañana Romero,
se colocó en primera fila en una audiencia general en San Pedro, y cuando pasó el papa le
cogió las manos: “Soy el arzobispo de El Salvador, Santidad, necesito hablar con Usted”.
Por fin, el papa lo recibió. Fue una audiencia triste y de despedida. El papa le pidió que se
esforzara “para mantener mejores relaciones con el gobierno de su país”.
Poco después Monseñor Romero caería muerto bajo las balas de aquel poder con el que
prefirió no colaborar.
La Iglesia de El Salvador pidió al Vaticano que abriera el proceso de beatificación de
Romero como mártir. Se abrió, pero enseguida quedó enterrado.
Los dos últimos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI se enzarzaron en discusiones
bizantinas sobre lo que significa ser mártir en la Iglesia. Para ellos, Romero fue si acaso
mártir de la justicia social, no de la fe.
Hoy, el papa Francisco, sin tantas discusiones teológicas, ha decidido reabrir aquel
proceso.
Hoy, este periodista se siente orgulloso de haber recogido de los labios de Romero, antes
de ser asesinado, la confesión de su conversión al evangelio, y de haber estrechado
entonces las manos del futuro mártir latinoamericano.
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Preguntémonos: ¿HUBO O NO HUBO CONVERSIÓN DE Monseñor Romero?
La respuesta es SÍ y NO
Veamos esto

Punto de partida: TODO CRISTIANO TIENE DOS CONVERSIONES, la 1ª y la 2ª

1º LA PRIMERA CONVERSIÓN

Veamos la primera conversión.


Es un acto bastante puntual, que consiste en la DECISIÓN POR JESÚS y la ENTREGA A ÉL
con el cambio de actitud total, que gira HACIA Cristo y PARA Cristo
Esta decisión lleva consigo:

 Esa persona está convencida por Jesús


 Entrega su persona, valore y cualidades a Jesús
 Se hace Amiga de Jesús
 Hace suyo el proyecto de Jesús y lucha por extenderlo por el mundo.
 Convierte su profesión, vocación y matrimonio en un INSTRUMENTO DE Jesús.

En la primera conversión, una persona


SE DECIDE POR JESÚS CON TODOS SUS DEFECTOS Y PECADOS O SIN ELLOS. Con lo
que tenga. DICHO DE OTRO MODO
Lo primero no es corregirse de sus defectos, superar el pecado grave, dar ejemplo de
perfección. LO PRIMEERO ES esa decisión por Jesús con todo su ser para siempre.
Esa decisión por Jesús con todo su ser sin vuelta atrás. Esto es lo esencial.
Por supuestos tratará también de evitar el pecado y confesarse si comete alguno.
Pero el centro es su decisión por Jesús y su amor a Jesús.
Y puede ocurrir que no consiga evitar todos los pecados inmediatamente.

En la práctica, esa primera conversión puede darse de dos modos:

Pues bien, la conversión de Romero NO FUE ESTA PRIMERA CONVERSIÓN,


Porque la primera conversión la tuyo Romero desde la infancia, toda la juventud y
toda su vida sin vacilaciones y pocos pecados, si es que los tuvo.
- Hombre de mucha oración
- Hombre de mucha caridad y ayuda a los pobres
- Hombre de gran sacrificio para cumplir las misiones se le encomendaban.

Al mismo tiempo, tuvo dificultades en la Iglesia, con los sacerdotes y con los laicos más
comprometidos, por su conservadurismo, su postura estricta, su rigidez en las exigencias.
De tal forma que, cuando fue nombrado arzobispo de El Salvador, fue mal recibido por el
clero.
La primera conversión se puede producir de golpe por cualquier circunstancia.
Puede ser el caso de san Pablo, según nos cuenta Lucas en su brillante relato teológico.
Es también el caso de san Ignacio, cuando estaba leyendo vidas de santos.
Y también el caso de muchas personas fervorosas, que fueron a un retiro, invitadas por un
amigo, y salieron totalmente cambiadas.

DECISIÓN POR Jesús, pero no hay que sorprenderse de que después les cueste vencer
por completo algunos pecados, incluso graves; y no hay que desanimarse por ello. Lo que
hay que hacer es luchar y orar con constancia.

En otras personas que son de familias cristianas y viven desde la infancia correctamente,
la primera conversión se produce sin que haya un acto, un momento especial, un choque.
Van viviendo como cristianos, creciendo al mismo tiempo en lo humano y en lo cristiano.
Y, casi sin darse cuenta, resulta que son cristianas convertidas. Van a un retiro y se
sorprenden de no tener una experiencia potente, un golpe de gracia. Y hasta pueden
dudar de si han tenido la conversión inicial, al ver a otros que han recibido esas gracias
tumbativas. No deben dudar. Ellas han tenido otra gracia de Dios no menos grande.

Para unos y para otros, ahora empieza la SEGUNDA CONVERSIÓN.

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2º LA SEGUNDA CONVERSIÓN

La segunda conversión es larga. Prácticamente dura toda la vida.


Es un proceso lento y continuo, en el cual, con la gracia del bautismo, la eucaristía, la
comunidad, la persona convertida básicamente, va corrigiendo defecto, pecados que no
ha logrado erradicar del todo, adquiere mayor generosidad, gana en entrega, sacrificio,
espíritu misionero, aprende a orar más profundamente con la oración de amistad,
aprender a leer la Biblia con las catequesis y sus propias lecturas, etc.
RESUMIENDO: es una purificación, un crecimiento y una maduración.

El camino es largo y el proceso de la segunda conversión tiene avances y retrocesos. Pero


no debe detenerse. Tiene dos peligros, incluso graves.

El primero es la rutina. Como el proceso es largo y lento, la persona se cansa, deja


algunos actos, disminuye la oración, consiente en pecados veniales importantes, etc.
RESULTADO: PÉRDIDA DEL FERVOR y no hay segunda conversión.

El segundo peligro es que puede llegar a perder incluso su segunda conversión.

Pero quienes superar esos peligros, siguen creciendo y se hacen personas cada vez más
maduras y cristianas.
En esta segunda conversión es donde hay que situar la covnersión de Romero por el
martirio de Rutilio Grande.

Él ha seguido luchando, orando, aprendiendo, cambiando… menos en ese punto, que es el


de los pobres. Pero no tanto como decir que estaba a favor de lo ricos, como afirma el
periodista mencionado. Poco antes de ser nombrado arzobispo de la Capitual, actuó con
gran amor a los obreros y con mucho acierto, como obispo de Santiago de María. Su
caridad era poderosa y amplia. Y no estaba a favor de los ricos. Mejor es decir que su
postura era NEUTRAL, estar con todos, amar a todos, ayudar a todos. Y el golpe de
segunda conversión que recibió con el martirio de Rutilio fue darse cuenta que la postura
neutral no es la del evangelio, porque Jesús optó claramente por la gente pobre y
dolorida. Desde de su segunda conversión, este fue un momento más importante que
otros, que le exigió, de golpe, varias cosas:
- Romper con la reutralidad.
- Dejar de andar con la gente rica.
- Acercarse a la gente pobre -apropjimarse-, escucharlos y escuchar a los curas que
andaban con ellos.
- Además, aprender de ellos.
- Y con toda esa gracia de Dios, arriesgar su vida hasta perderla.

Un gran salto, que no era la conversión a Jesús, -cosa que ya tenía- sino dar un gran giro
en la cuestión de os pobres con todo lo que hemos dicho.

Dentro de la segunda conversión, puede haber saltos y golpes fuertes del Señor; y puedo
decir que he conocido personalmente alguno.

Creo que esta catequesis es importante. Les invito dos pasos:


- Primero, renovar e intensificar la 1ª conversión, la opción por Jesús con todo
fervor.
- Segundo, a darle marcha, y marcha potente, a la segunda conversión, skin dejarse
vencer por el cansancio y la rutina.
- Dentro de esta segunda conversión, los pobres han de ocupar un lugar privilegiado
en nuestro corazón y en nuestros hechos. La opción por Cristo lleva consigo la
opción por lo pobres.
Les animo a imitar a nuestro Beato Romero y a seguir sus pasos.
PLEGARIA

Romero, hermano amado:


tremenda sacudida la que te dio el Espíritu.
Te pisó el pie y con un dolor agudo,
te obligó a dar el salto más mortal,
que haya dado el mejor de los atletas.
Después del salto limpio sin error
caíste victorioso al nuevo suelo,
donde se hallaba Cristo, el renacido,
viendo cómo bajabas a tu nueva vivienda,
la tierra donde habitan quienes no tienen hábitat,
para tomarte en brazos y llevarte en volandas
por el mismo camino que Él llevó.
Hoy queremos subir hasta las nubes
la ruta de la gran liberación,
levantada con brazos campesinos,
obreros y trabajos ambulantes,
la que enseñaste a todos los cristianos,
la misma que cantaste en catedral,
que la gloria de Dios es que los pobres vivan.

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