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INDICE

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INTRODUCCION

El presente trabajo titulado “Análisis y desarrollo del artículo 166° de la Constitución


Política del Perú”, tiene como objetivo, desarrollar el texto constitucional en lo
concerniente a la finalidad fundamental de la Policía Nacional del Perú, así como hacer
un análisis sobre la historia y creación nuestra gloriosa Institución a la que
orgullosamente pertenecemos, a fin de ampliar nuestros conocimientos sobre la
importancia de la PNP y poder ejercer nuestras funciones y facultades de acuerdo a lo
establecido en primer lugar en nuestra Constitución Política y demás normas legales.

También se desarrolla en el presente trabajo el estudio de los hechos más relevantes


producidos en la policía peruana acorde con los cambios sustanciales que presenta cada
etapa de la historia peruana comprendido entre los siglos XIX - XX, periodos que de
manera importante han marcado el comportamiento de la sociedad de nuestro país y
de la policía peruana como institución tutelar del Estado.

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CAPITULO XII

BASE LEGAL: ARTICULO 166° DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ

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DE LA SEGURIDAD Y LA DEFENSA NACIONAL

Artículo 166°. La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar,


mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las
personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad
del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la
delincuencia. Vigila y controla las fronteras.

1.1. DESARROLLO DEL ARTÍCULO 166° DE LA CPP 1993.

Esta norma tiene como antecedente al artículo 277 de la Constitución de 1979, que
señalaba lo siguiente:

"La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer
el orden interno, debiendo prestar ayuda y protección a las personas ya la sociedad,
garantizar el cumplimiento de las leyes, la seguridad de los patrimonios públicos y
privados, prevenir y combatir la delincuencia, vigilar y controlar las fronteras nacionales.

Participa con las Fuerzas Armadas en la Defensa Nacional. Su organización y funciones


se establecen en su respectiva ley orgánica

Los textos constitucionales de 1979 y 1993 resaltan claramente que la Policía Nacional
es un cuerpo de seguridad distinto e independiente de las Fuerzas Armadas, tanto por
su naturaleza como por sus fines. Así, a los policías se les encomienda la preservación

del orden interno y a los militares el mantenimiento de la seguridad nacional1. Por ello,
la labor de la institución policial está estrechamente vinculada con la protección de los

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derechos fundamentales de las personas, en la medida de que el orden interno implica
la ausencia de situaciones de afectación o amenaza al ejercicio de tales derechos

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de definir el orden interno como


"aquella situación de normalidad ciudadana que se acredita y mantiene dentro de un
Estado, cuando se desarrollan las diversas actividades individuales y colectivas sin que
se produzcan perturbaciones o conflictos"2. De otro lado, señala que el orden interno es
sinónimo de orden policial, y comprende tres aspectos: la seguridad ciudadana, la
estabilidad de la organización política, y el resguardo de las instalaciones y servicios
públicos esenciales

Para cumplir con esta misión constitucional, la Policía Nacional cuenta con un conjunto
de facultades señaladas en su ley orgánica3, como por ejemplo realizar registros de
personas e inspecciones de domicilios, instalaciones y vehículos, naves, aeronaves y
objetos; intervenir, citar y detener a las personas; etc. El ejercicio de estas facultades
implica la restricción de algunos derechos de las personas, tales como la libertad
individual, libertad de tránsito, inviolabilidad de domicilio, etc. Estos actos de restricción
no pueden ser llevados a cabo a discreción de la autoridad policial, sino respetando los
principios de necesidad, razonabilidad y proporcionalidad

De manera singular, el ejercicio de la autoridad policial con la finalidad de garantizar,


mantener y restablecer el orden interno, genera un conflicto permanente con la libertad
individual, es decir, con la libertad física de movimiento y deambulación de las personas.
Esta pugna, entre un derecho fundamental y una atribución pública al servicio de un
interés de relevancia constitucional, ha sido decidida en una u otra dirección, muchas
veces sin un equilibrio ponderado entre ambos.

Así por ejemplo, en el pasado, alguna jurisprudencia del Tribunal Constitucional


interpretó que una detención efectuada por la Policía Nacional más allá de los supuestos
del literal "f" del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución (mandato judicial o flagrancia

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delictiva), tenía fundamento en la finalidad de preservación del orden interno
establecida en el artículo 166 del referido texto constitucional. Esta interpretación,
actualmente abandonada por el Supremo Intérprete de la Constitución, generó difusos
límites al ejercicio de la libertad individual. Por otra parte, algunas personas consideran
que las atribuciones constitucionales de la Policía Nacional, al ser ejercidas para
restringir la libertad individual, solo están relacionadas con la citada norma
constitucional que establece que nadie puede ser detenido sino por mandamiento
escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito.
En tal medida, por ejemplo, se ha calificado como inconstitucionales las disposiciones
del nuevo Código Procesal Penal4 relativas al control de la identidad policial (artículos
205 y 206). De manera especial se cuestiona la posibilidad de que la policía pueda
conducir a una persona a la dependencia policial más cercana con fines de identificación,
procedimiento que no podrá exceder de cuatro horas.

Sobre el particular, es importante mencionar que el Tribunal Constitucional, al analizar


la validez del arresto simple y el arresto de rigor como medidas disciplinarias aplicadas
al interior de la institución policial, ha establecido una distinción entre supuestos de
detención y de restricción de la libertad personal, los primeros relacionados con el literal
"f" del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución y los segundos con el literal "b"

de este artículo5. Esta última disposición señala que "no se permite forma alguna de
restricción de la libertad personal, salvo en los casos previstos por la ley".

Con relación a la citada jurisprudencia, el Supremo Intérprete de la Constitución expresa


lo siguiente:

"El problema es, por tanto, analizar si tal sanción constituye una violación del derecho
reconocido en el ordinal 'f' del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución, que prescribe
que 'Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por
las autoridades policiales en caso de flagrante delito'. Con dicho precepto constitucional,

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entre otras cosas, se garantiza que la detención de una persona, con excepción del
supuesto de comisión de flagrante delito, se imponga con respeto del principio de
jurisdiccionalidad, esto es, que sea dispuesto necesariamente por un juez competente.
Cabe, no obstante, advertir que tal garantía de la libertad personal no se extiende a
cualquier supuesto de restricción, sino que está directamente relacionada con la
'detención' de una persona, es decir, con medidas que supongan una privación de la
libertad. Evidentemente, ese no es el caso ni del denominado arresto simple ni del
denominado arresto de rigor, que más bien constituyen o implican una restricción de la
libertad. Y para ambos, no es de aplicación el ordinal 'f' del inciso 24) del artículo 2 de la
Constitución, sino su ordinal 'b', a tenor del cual 'No se permite forma alguna de
restricción de la libertad personal, salvo en los casos previstos por la ley'.

Ello significa que, en la medida que el arresto simple o de rigor de los miembros de la
Policía Nacional del Perú constituyan sanciones disciplinarias y se encuentren previstas
en la ley, su imposición por un superior jerárquico no es, per se, inconstitucional. Y es
que el mantenimiento de la disciplina en las relaciones internas de subordinación y
supraordenación de un órgano como la Policía Nacional, que se encuentra estructurado
jerárquicamente, exige que medidas de esta naturaleza, en cuanto no impliquen
privación de la libertad personal, deban ser entendidas como consustanciales con la
naturaleza de la institución a la que pertenecen sus miembros".

El ejemplo descrito nos lleva a afirmar que las atribuciones de la Policía Nacional
expresadas en el artículo 166 de la Constitución deben ser interpretadas de manera
armónica con todas las disposiciones constitucionales con las que se relacione,
especialmente con los derechos constitucionales que se vean restringidos con el
ejercicio de tales atribuciones. Finalmente, debe destacarse que el Tribunal
Constitucional en reiterada jurisprudencia ha establecido que para el cumplimiento del
artículo 166 de la Constitución, la Policía Nacional requiere contar con "personal de
conducta intachable y honorable en todos los actos de su vida pública que permita, no
solo garantizar, entre otros, el cumplimiento de las leyes y la prevención, investigación

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y combate de la delincuencia, sino, también, mantener incólume el prestigio
institucional y personal"6.

1. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


1.1. FINALIDAD DE LA POLICIA NACIONAL DEL PERÚ.

“El artículo 166º de la Constitución Política del Estado establece que la Policía Nacional
tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno, así
como prestar atención y ayuda a las personas y a la comunidad. Para cumplir dicha
finalidad requiere contar con personal de conducta intachable y honorable en todos los
actos de su vida pública y privada, que permita no sólo garantizar, entre otros, el
cumplimiento de las leyes y la prevención, investigación y combate de la delincuencia,
sino también mantener incólume el prestigio institucional y personal...”

1.2. EL SERVICIO DE SEGURIDAD CIUDADANA BRINDADA POR LAS


MUNICIPALIDADES NO INTERFIERE CON LAS COMPETENCIAS DE LA POLICÍA
NACIONAL.

"En opinión de este Tribunal, el servicio de Seguridad Ciudadana que brindan las
Municipalidades (como la demandada) no atenta contra el artículo 166° de la
Constitución, pues, como tiene dicho este Tribunal, tal servicio “cumple el objetivo de
brindar seguridad ciudadana, por lo general, mediante servicios de vigilancia pública y
atención de emergencias” (STC 0041-2004-AI/TC, fundamento 44), por lo que no usurpa
o interfiere con las finalidades que asigna a la Policía Nacional el mencionado precepto
constitucional

1.3. LAS ACTUACIONES QUE REALICE LA POLICÍA NACIONAL EN EL MARCO DE SUS


COMPETENCIAS DEBEN SER LEGÍTIMAS; ES DECIR, RESPETANDO LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES.

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"Si bien es cierto que de acuerdo a lo establecido por el artículo 166º de la Constitución
Política del Perú, una de las finalidades de la Policía Nacional es prevenir, investigar y
combatir la delincuencia, también es verdad que con el objeto de cumplir tal finalidad
las actuaciones o intervenciones que realice deberán ser legítimas, respetando, para
ello, los presupuestos previstos en el ordenamiento jurídico, pero, sobre todo, los
derechos fundamentales de la persona y los principios que inspiran al Estado
constitucional. En consecuencia, si la Policía Nacional efectúa vigilancia domiciliaria
injustificadamente o realiza seguimiento a una persona por motivos ajenos al
esclarecimiento de un hecho delictivo o sin requerimiento judicial, su accionar estará
proscrito por la Constitución y la ley

1.4. LOS MIEMBROS DE LA POLICÍA NACIONAL DEBEN TENER UNA CONDUCTA


INTACHABLE Y HONORABLE

"... el artículo 166º de la Constitución Política vigente establece que la Policía Nacional
tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno, así
como prestar atención y ayuda a las personas y a la comunidad. Para cumplir dicha
finalidad, requiere contar con personal de conducta intachable y honorable en todos
los actos de su vida pública y privada, que permita no sólo garantizar, entre otros, el
cumplimiento de las leyes y la prevención, investigación y combate de la delincuencia,

sino también mantener incólume el prestigio institucional y personal. Habida cuenta


que el servicio prestado por la policía a la comunidad viene a constituir un servicio
especialísimo aceptado en base a la confianza, la que, precisamente el actor quebrantó
ya que sí fue condenado en la vía penal conforme se ha señalado en el fundamento 2
supra, se ha perdido para la sociedad que lo contrató bajo la exigencia elemental de
conservar la calificación de servidor de seguridad, calificativo que a su vez exige una foja
de servicios permanentemente libre en lo absoluto de toda sospecha para renovarle la
confianza que dicho cargo requiere, dándole autoridad que constituye poder para
utilizar incluso las armas que la nación le entrega. Es indudable que un policía, cualquiera
que sea su grado, no puede reincorporarse al servicio activo cuando su propia
institución lo ha sometido al cambio de su situación policial por habérsele involucrado,
con cargos graves, en público proceso penal ordinario". (Exp. 03932-2007-AA/TC FJ 4)

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1.5. AMPARO CONSTITUCIONAL DE LAS INTERVENCIONES POLICIALES. QUEDAN
PROSCRITAS LAS INTERVENCIONES POLICIALES IRRAZONABLES

"... no se advierte que la libertad individual del demandante se encuentre amenazada o


afectada; por otro lado, las intervenciones policiales tienen amparo constitucional
conforme a lo dispuesto por el artículo 166º de la Constitución, conforme al cual: “La
Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el
orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el
cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y privado. Previene,
investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras”, esto es, que las
precitadas intervenciones tienen lugar en relación a la prevención, investigación y
combate a la delincuencia. Lo que se encuentra y debe sancionarse es la actuación
abusiva e irrazonable de la misma, situación que no ha podido ser establecida en autos,
puesto que la parte recurrente no ha identificado a favor de quiénes se ha interpuesto
la demanda, pues únicamente hace referencia a la detención de personas que se
encontrarían indocumentadas, empero no es posible determinar cuál es el trámite que
se ha seguido respecto de aquellas, vale decir, si se encontraban requisitoriadas al
momento de ser detenidas o su actual situación jurídica". (Exp. 01541-2008-HC/TC FJ
3)

1.6. LOS ACTOS DE LA POLICÍA NACIONAL RESPONDEN A LOS PRINCIPIOS DE


PROPORCIONALIDAD Y RAZONABILIDAD

"Si bien la Policía Nacional del Perú cumple funciones asignadas por la Constitución
Política, como son, entre otras, la investigación y el combate de la delincuencia
(Constitución: Art. 166°), en el cumplimiento de esta misión no debe incurrir en actos
que supongan arbitrariedad o extralimitación de sus funciones; por el contrario, que el
ejercicio de su poder tiene que ser proporcionado y racional, ajustado a los fines que
persigue, acorde con el principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad
(Constitución: Arts. 3° y 41°)". (Exp. 05490-2007-HC/TC FJ 4)

1.7. APROXIMACIÓN CONCEPTUAL DESDE EL PUNTO DE VISTA CONSTITUCIONAL


SOBRE LA SEGURIDAD CIUDADANA

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"Aunque no existe una aproximación conceptual precisa en cuanto a lo que para la
Constitución representa la seguridad ciudadana, sino, básicamente, un conjunto de
características o elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, esta puede
ser catalogada como un contexto de protección que brinda el Estado y en cuya
consolidación colabora la sociedad, a fin de que determinados derechos pertenecientes
a los ciudadanos puedan ser preservados frente a situaciones de peligro o amenaza, o
reparados en caso de vulneración o desconocimiento. Derechos como la vida, la
integridad, la tranquilidad, la propiedad o la libertad personal suelen ser los principales
referentes que integran el contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del
Estado y la colectividad se espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata
fundamentalmente de un bien jurídico de relevancia, antes que de un atributo o libertad
a título subjetivo.

De alguna forma la idea de los bienes jurídicos relevantes se encuentra asociada al


interés general, mientras que la de los derechos al interés subjetivo particular de quien
reclama por su defensa. Lo dicho cobra especial importancia si se parte del supuesto de
que la ciudadanía ve cotidianamente arriesgada su seguridad como resultado del
entorno conflictivo y antisocial, cuando no de la criminalidad mayoritariamente
presente en las ciudades con abundante población y tráfico económico, y frente a la cual
se hace necesaria una específica política de seguridad en favor de colectividad. En el
Estado Social de Derecho, por otra parte, es incuestionable la existencia de roles vitales
en torno de la consecución de grandes objetivos. Vista la seguridad ciudadana como uno
de esos roles en los que todo Estado se compromete, no cabe discusión alguna en torno
del papel relevante que le toca cumplir y la especial posición que el ordenamiento
constitucional le suele otorgar". (Exp. 05287-2005-HC/TC FJ 14,15)

1.8. DERECHOS COMO LA VIDA, LA INTEGRIDAD, LA TRANQUILIDAD, LA PROPIEDAD


O LA LIBERTAD PERSONAL SUELEN SER LOS PRINCIPALES REFERENTES QUE
INTEGRAN EL CONTENIDO DE LA SEGURIDAD CIUDADANA

"Aunque no existe una aproximación conceptual precisa, desde el punto de vista


constitucional, sobre este tema, sino, básicamente, un conjunto de características o
elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, ésta puede definirse como

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un estado de protección que brinda el Estado y en cuya consolidación colabora la
sociedad, a fin de que determinados derechos pertenecientes a los ciudadanos puedan
ser preservados frente a situaciones de peligro o amenaza, o reparados en caso de
vulneración o desconocimiento. Derechos como la vida, la integridad, la tranquilidad, la
propiedad o la libertad personal suelen ser los principales referentes que integran el
contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del Estado y la colectividad se
espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata fundamentalmente de un bien
jurídico de relevancia antes que de un atributo o libertad a título subjetivo. De alguna
forma la idea de los bienes jurídicos relevantes se encuentra asociada al interés general,
mientras que la de los derechos al interés subjetivo particular de quien reclama por su
defensa. Lo dicho cobra especial importancia si se parte del supuesto de que la
ciudadanía ve cotidianamente arriesgada su seguridad como resultado del entorno
conflictivo y antisocial, cuando no de la criminalidad mayoritariamente presente en las
ciudades con abundante población y tráfico económico y, frente a la cual, se hace
necesaria una específica política de seguridad en favor de la colectividad. En el Estado
Social de Derecho, por otra parte, es incuestionable la existencia de roles vitales en
torno de la consecución de grandes objetivos. Vista la seguridad ciudadana como uno
de esos roles en los que todo Estado se compromete, no cabe discusión alguna en torno
del papel relevante que le toca cumplir y la especial posición que el ordenamiento
constitucional le suele otorgar. Cabe precisar que cuando se trata de bienes jurídicos
como los aquí descritos, no resulta extraño, sino perfectamente legítimo el que, bajo
determinadas circunstancias y como se anticipó anteriormente, los derechos puedan
verse restringidos en determinados ámbitos de su contenido, bajo el prurito de
compatibilizar los objetivos sociales propios de todo bien constitucional con los
intereses individuales correspondientes a todo atributo o libertad. Naturalmente no es
que los derechos se encuentren por debajo de los bienes jurídicos y ni si quiera a un
mismo nivel o jerarquía, sino que, ante la existencia de ambas categorías en el
ordenamiento, se hace imperioso integrar roles en función a los grandes valores y
principios proclamados desde la Constitución. En ese gran reto ponderativo el juez
constitucional ocupa un papel gravitante". (Exp. 05994-2005-HC/TC FJ de 14 a 16)

1.9. NO TODO SEGUIMIENTO POLICIAL RESULTA ILEGÍTIMO

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"... respecto a la alegada vigilancia y hostigamiento policial montadas en torno al
domicilio del actor, cabe señalar que de acuerdo a lo investigado mediante el Acta de
Constatación obrante a fojas 9, en autos no se ha llegado a acreditar la existencia de
seguimiento o perturbación alguna llevada a cabo por los efectivos policiales; sin
embargo es menester tomar en cuenta que conforme a lo expuesto en el artículo 166º
de la Constitución no todo seguimiento policial puede considerarse ilegítimo, sobre todo
cuando a la Policía Nacional del Perú le compete garantizar, mantener y restablecer el
orden interno, así como prevenir, investigar y combatir la delincuencia; en ese sentido
debe tenerse presente que el objeto del proceso de hábeas corpus es el de conseguir el
retiro de la vigilancia impuesta en un domicilio y la suspensión del seguimiento policial
cuando estos resulten arbitrarios o injustificados, situación que no se presenta en el caso
de autos". (Exp. 00970-2006-HC/TC FJ 4)

1.10. IMPORTANCIA DEL PERSONAL PARA EL CUMPLIMIENTO DE LOS FINES DE LA


POLICÍA NACIONAL

"... el artículo 166° de la Constitución Política del Perú establece que la Policía Nacional
tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno, así
como prestar atención y ayuda a las personas y a la comunidad. Para cumplir dicha
finalidad requiere contar con personal de conducta intachable y honorable en todos los
actos de su vida pública y privada, de manera que no sólo se garantice, entre otros, el
cumplimiento de las leyes y la prevención, investigación y combate de la delincuencia,
sino también se mantenga incólume el prestigio institucional y personal". (Exp. 04917-
2006-AA FJ 3).

1.11. CUALQUIER ACCIÓN POLICIAL, PARA SER VÁLIDAMENTE ACEPTADA, DEBE


CUMPLIR LOS PRESUPUESTOS PREVISTOS EN EL ORDENAMIENTO LEGAL

"El artículo 166º de la Constitución establece que la Policía Nacional previene, investiga
y combate la delincuencia con el fin de garantizar, mantener y restablecer el orden
interno, desprendiéndose de dicho precepto su capacidad para llevar a cabo las acciones
necesarias tendientes a obtener información –esclareciendo, investigando o realizando
pesquisas–; sin embargo, cualquier acción policial, para ser válidamente aceptada, debe

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cumplir los presupuestos previstos en el ordenamiento legal". (Exp. 04262-2006-HC/TC
FJ 2).

1.12. LA SEGURIDAD CIUDADANA COMO UNA SITUACIÓN DE PROTECCIÓN QUE


BRINDA EL ESTADO

"Aunque no existe una aproximación conceptual precisa en cuanto a lo que para la


Constitución representa la seguridad ciudadana, sino, básicamente, un conjunto de
características o elementos que permiten integrar lo que sería su contenido, ésta puede
ser catalogada como un situación de protección que brinda el Estado y en cuya
consolidación colabora la sociedad, a fin de que determinados derechos pertenecientes
a los ciudadanos puedan ser preservados frente a situaciones de peligro o amenaza, o
reparados en caso de vulneración o desconocimiento. Derechos como la vida, la
integridad, la tranquilidad, la propiedad o la libertad personal, suelen ser los principales
referentes que integran el contenido de la seguridad ciudadana en atención a lo que del
Estado y la colectividad se espera, siendo evidente que, por sus alcances, se trata,
fundamentalmente, de un bien jurídico de relevancia antes que de un atributo o libertad
a título subjetivo". (Exp. 01889-2005-AA/TC FJ 13).

1.13. LA SEGURIDAD CIUDADANA COMO SERVICIO ESPECIALÍSIMO ACEPTADO EN


BASE A LA CONFIANZA

"Es necesario precisar que no sólo por la diferencia a la que se alude en el considerando
5 resulta inviable la reincorporación del recurrente a su institución, después de varios
años fuera de la actividad singularísima de policía, en atención a que en el proceso penal
aún no se le ha dictado sentencia condenatoria, en aplicación del principio
constitucional de presunción de inocencia a favor del reo, sino también porque en el
caso de autos se presenta la situación especial (que no puede dejar de considerarse) de
la relación policía-sociedad, habida cuenta que el servicio prestado por la Policía a la
comunidad viene a constituir un servicio especialísimo aceptado en base a la confianza;
la que, precisamente, se ha perdido, por la sospecha que motivó que el recurrente fuera
considerado en el proceso penal; asimismo, la sociedad, al contratarlo, lo hizo bajo la
exigencia elemental de que él conservara la calificación de servidor de seguridad, lo cual
exigía de él, a su vez, una foja de servicios permanentemente libre de toda sospecha

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para mantener la confianza que dicho cargo requiere, reconociéndole, de este modo, la
autoridad que constituye poder para utilizar incluso las armas que la nación le entrega.
Es indudable que un policía, cualquiera que sea su grado, no puede reincorporarse al
servicio activo cuando su propia institución lo ha sometido al cambio de su situación
policial por habérsele involucrado, con cargos graves, en público proceso penal
ordinario". (Exp. 01390-2006-AA/TC FJ 6).

1.14. LAS ACTUACIONES DE LA POLICÍA NACIONAL RESULTAN VÁLIDAS EN CUANTO


CUMPLAN CON LOS PRESUPUESTOS PREVISTOS EN EL ORDENAMIENTO
JURÍDICO

"Con el fin de garantizar, mantener y restablecer el orden interno, conforme al artículo


166° de la Constitución Política del Perú, la Policía Nacional previene, investiga y
combate la delincuencia, desprendiéndose de ello su capacidad para efectuar los actos
necesarios tendientes a obtener datos, esclareciendo, investigando o realizando
pesquisas dentro del marco legal. De lo referido en el fundamento anterior, debe quedar
claro que toda intervención o actuación policial debe ser válidamente realizada, para lo
que ha de cumplir con los presupuestos previstos en el ordenamiento jurídico. Por el
contrario, si arbitrariamente miembros de la Policía Nacional realizan vigilancia
domiciliaria injustificada o seguimiento a una persona por motivos ajenos al
esclarecimiento de un hecho delictivo o fundados en un requerimiento judicial, su acción
estará comprendida en los supuestos proscritos por la Constitución y el ordenamiento
jurídico legal". (Exp. 06092-2005-HC/TC FJ 4,5).

1.15. EL PERSONAL DE LA POLICÍA NACIONAL NO SOLO DEBE CUMPLIR SUS


FUNCIONES, SINO TAMBIÉN MANTENER INCÓLUME EL PRESTIGIO
INSTITUCIONAL

“Cabe recordar que el artículo 166° de la Constitución Política vigente establece que la
Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el
orden interno, así como prestar atención y ayuda a las personas y a la comunidad. Para
cumplir dicha finalidad, requiere contar con personal de conducta intachable y
honorable en todos los actos de su vida pública y privada, que permita no sólo garantizar
el cumplimiento de las leyes y la prevención, investigación y combate de la delincuencia,

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sino también mantener incólume el prestigio institucional”. (Exp. 04052-2004-AA/TC FJ
5).

1.16. CUMPLIMIENTO DE LAS LEYES Y LA PREVENCIÓN, INVESTIGACIÓN Y COMBATE


DE LA DELINCUENCIA

“El artículo 166° de la Constitución Política vigente establece que la Policía Nacional
tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno, así
como prestar protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Para cumplir dicha
finalidad, requiere contar con personal de conducta intachable y honorable en los actos
propios de la función que desempeña, y más aún cuando se encuentran en servicio, y
que permita garantizar, entre otros, el cumplimiento de las leyes y la prevención,
investigación y combate de la delincuencia”. (Exp. 01821-2004-AA/TC FJ 6).

1.17. CONDUCTA INTACHABLE Y HONORABLE DE LOS MIEMBROS DE LA POLICÍA


NACIONAL

“… consideramos pertinente señalar que, según se advierte a fojas 59, el recurrente


presenta múltiples antecedentes, tanto judiciales como administrativo-disciplinarios,
que reflejan una conducta que no es acorde a la que debe tener todo miembro de la
Policía Nacional del Perú. Al respecto, el artículo 166° de la Constitución Política vigente
establece que la Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener
y restablecer el orden interno, así como prestar protección y ayuda a las personas y a la
comunidad. Para cumplir dicha finalidad, requiere contar con personal de conducta
intachable y honorable en los actos propios de la función que desempeña, y más aún
cuando se encuentran en servicio, a efectos de que se pueda garantizar, entre otros, el
cumplimiento de las leyes y la prevención, la investigación y el combate de la
delincuencia”. (Exp. 00769-2004-AA/TC FJ 6).

1.18. FUNCIONES BÁSICAS DE LA POLICÍA NACIONAL

“Estas finalidades asignadas a la Policía Nacional del Perú directamente por la


Constitución, definen nuestro modelo de Policía en el marco de nuestro Estado Social y
Democrático de Derecho. Dichas finalidades resumen las dos funciones básicas de la
Policía; por un lado la preventiva y, por otro, la de investigación del delito bajo la

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dirección de los órganos jurisdiccionales competentes. Por la primera, conforme a la
Constitución, la Policía debe: a) garantizar, mantener y restablecer el orden interno, b)
garantizar el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del
privado, c) vigilar y controlar las fronteras, y d) prestar protección y ayuda a las personas
y a la comunidad. Por la segunda, la Policía investiga y combate la delincuencia... El
cumplimiento de las finalidades descritas en el artículo 166° de la Constitución debe
efectuarse con estricta sujeción, garantía y respeto a los derechos humanos, obligación
que se deriva del artículo 44° de la Constitución, toda vez que la Policía Nacional, como
entidad del Estado, también debe garantizar la plena vigencia de los derechos
humanos”. (Exp. 00022-2004-AI/TC FJ 43,45).

1.19. PARA QUE UN ACTO DE UN MIEMBRO DE LA POLICÍA NACIONAL PUEDA SER


CONSIDERADO COMO ACTO DE SERVICIO, DEBE ENCONTRARSE RELACIONADO
CON LAS FUNCIONES DESCRITAS

“El artículo 166º de la Constitución establece que: ‘La Policía Nacional tiene por finalidad
fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y
ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la
seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la
delincuencia. Vigila y controla las fronteras’. En consecuencia, desde una perspectiva
constitucional, para que un acto de un miembro de la Policía Nacional pueda ser
considerado como acto de servicio, debe encontrarse relacionado con las funciones
descritas. Planteada así la cuestión, las dificultades probatorias se reducen
considerablemente, pues es el propio recurrente quien reconoce que el acto que dio
lugar al accidente consistió en manejar una motocicleta en estado de ebriedad. La
manifiesta ausencia de conexidad alguna entre tal evento y las altas y delicadas
encomiendas que el constituyente ha reservado a los miembros de la Policía Nacional,
exime a este Tribunal de profundizar en este punto; sencillamente, el accidente no se
produjo a consecuencia de la realización de un acto de servicio”. (Exp. 02446-2003-
AA/TC FJ 6).

1.20. NOCIÓN DE ORDEN INTERNO RESULTA COMPLEMENTARIA Y SUBSIDIARIA


TANTO DEL ORDEN PÚBLICO COMO DE LA DEFENSA NACIONAL

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“La noción de orden interno es concurrente, complementaria y subsidiaria tanto del
orden público como de la defensa nacional. Consiste en aquella situación de normalidad
ciudadana que se acredita y mantiene dentro de un Estado, cuando se desarrollan las
diversas actividades individuales y colectivas sin que se produzcan perturbaciones o
conflictos. Tal concepto hace referencia a la situación de tranquilidad, sosiego y paz
dentro del territorio nacional, la cual debe ser asegurada y preservada por el órgano
administrador del Estado para que se cumpla o materialice el orden público y se afirme
la Defensa Nacional. Como bien expone el Instituto de Altos Estudios Policiales [El INAEP
y el orden interno. En revista Orden Interno N.° 1, 1994] el orden interno ‘(...) permite
que las autoridades ejerzan sus competencias y atribuciones, y las personas sus
derechos y libertades, garantizando la existencia, estabilidad y soberanía del Estado; con
la finalidad de asegurar la coexistencia pacífica en general y, consecuentemente,
permitir el logro del fin supremo del Estado y la sociedad’. El orden interno es sinónimo
de orden policial, ya que a través de la actividad que este implica se evita todo desorden,
desbarajuste, trastorno, alteración, revuelo, agitación, lid pública, disturbio, pendencia
social, etc., que pudieran provocar individual o colectivamente miembros de la
ciudadanía. Con ello se preserva la armonía necesaria para alcanzar los fines que la
sociedad persigue. Fundamentalmente, el orden interno comprende tres aspectos: a) La
seguridad ciudadana (protección de la vida, integridad física y moral, patrimonio, etc.);
b) La estabilidad de la organización política (resguardo de la tranquilidad, quietud y paz
pública, respeto de la autoridad pública); y c) El resguardo de las instalaciones y servicios
públicos esenciales (edificaciones públicas e instalaciones que cubren necesidades
vitales y primarias de la comunidad, tales como el agua, la energía eléctrica, etc.). La
ejecución de la labores propias del ‘control del orden interno’, en un estado de
normalidad constitucional, es de competencia de la Policía Nacional del Perú, según
dispone el artículo 166° de la Constitución. Esta, como enunciativamente precisa la
misma cláusula constitucional: ‘Presta protección y ayuda a las personas y a la
comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público
y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las
fronteras’”. (Exp. 00017-2003-A/TC FJ de 4 a 9).

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CONCLUSIONES
De la información obtenida a lo largo de este trabajo, podemos concluir diciendo que
existen diferentes factores que han influenciado en los cambios que se han sucedido a
lo largo de la historia policial en nuestro país.
En el período de estudio realizado a la historiografía de la policía en el Perú, espacio
comprendido entre los siglos XIX y XX se puede notar claramente que los cambios
producidos han obedecido a diferentes factores: institucionales, políticos, sociales y
económicos.
Además se concluye que nosotros como efectivos policiales que somos, tenemos la
autoridad y poder que nos enviste la Constitución Política del Perú, específicamente su
artículo 166° el cual ya hemos mencionado y desarrollado, debemos tomar en cuenta
también que la PNP es el brazo principal con el que cuenta el Estado para ejercer el
poder de Policía, para lo cual hace uso del derecho positivo, además se constituye en el
ente rector, capaz de cumplir y hacer cumplir la ley.

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ANEXO

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BIBLIOGRAFIA

http://blog.pucp.edu.pe/blog/conciliacion/2010/09/29/constitucion-politica-del-
peru-de-1993/

https://es.scribd.com/document/345769237/Art-166-Autoguardado

 Constitución Política del Perú. (1993). Lima Corporación. Gráfica Navarrete.


 Constitución Política del Perú. (1993). Comentada Gaceta Jurídica Tomo II.

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