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En el año 1969, en una familia islámica de la tribu Daro de Somalia, nació una niña
a la que nombraron Ayaan Hirsi Magan.
Cuando tenía 23 años, su padre acordó para ella un matrimonio con un primo
lejano que vivía en Canadá, al que nunca había conocido.
Y la enviaron a Alemania donde otros familiares se encargarían de los preparativos
y la llevarían a Canadá… pero estando en Alemania, algo extraordinario ocurrió.
Cuando recibió el permiso de asilo tuvo varios trabajos, comenzando por ser
empleada de limpieza, y luego del correo.
Ayaan Hirsi era muy inteligente, y aprendió holandés en tiempo record, pero
además hablaba fluidamente inglés, árabe, swahili, amharic y por supuesto somalí.
Eso le permitió conseguir mejores trabajos, dando clases de inglés y luego como
intérprete y traductora.
Paralelamente hizo cursos de trabajo social y estudió Ciencias Políticas en la
universidad de Leiden.
Hoy, Ayaan Hirsi tiene 37 años. En el año 2003 fue elegida miembro de la “Tweede
Kamer” (parlamento) y es la Diputada holandesa más reconocida en el exterior.
Según la revista “Time”, es una de las 100 voces más influyentes del planeta.
En el año 2004, Ayaan Hirsi conoció al cineasta y escritor Theo Van Gogh, de 47
años, quien era sobrino biznieto del genial Vincent Van Gogh, por ser descendiente
directo del hermano tan querido de Vincent, que también se llamaba Theo, y que
era quien lo mantenía, porque Vincent, no sé si sabías, era muy pobre; y apenas si
podía vender sus cuadros por unas cuantas monedas… aunque hoy, valen tanto
como los de Leonardo Da Vinci.
Holanda es probablemente el país donde más libertad existe, y además Theo era un
rebelde.
Aunque la policía le había puesto protección las 24 hs, él se las ingeniaba para
burlar a sus guardias.
Y eso hizo el 2 de noviembre de 2004, tomando su bicicleta (Holanda es el país
donde más se usan las bicicletas) para ir a su trabajo.
El juicio duró apenas 2 días, porque Bouyeri no se defendió e incluso dijo: “Volvería
a hacer lo mismo si estuviera en libertad. No actué por odio, sino según mi credo,
que dice que hay que decapitar a todos los que insulten a Alá”.
El 26 de julio de 2005, los jueces lo condenaron a cadena perpetua, una pena que
en Holanda prácticamente no se usa; pero los jueces explicaron que ante las
declaraciones del acusado, no tenían otra alternativa.
Hoy Ayaan vive protegida por 6 guardaespaldas que la acompañan a todas partes
(circunstancia sin precedentes en Holanda), y pesa sobre ella una condena a
muerte del Islam, por sus blasfemias y por ser una apóstata (RAE: Apostatar:
Negar la fe original con que se fue bautizado) y abandonar sus costumbres
musulmanas para adoptar las occidentales.
Pero Ayaan es una de esas mujeres que desmienten la falacia de que la valentía es
un atributo masculino. Su valor es inconmensurable. Gigantesco.
Ayaan es una fiera defensora de la libertad, que ha elegido el camino más difícil, y
también el más digno.
“No me intimidan las amenazas y jamás podrán cerrar mi boca”, dijo desde el
asesinato de Theo. Y ya tiene listo el guión de “Submission 2”, que continuará lo
que planificaron junto a Theo. Esta 2ª parte denunciará la marginación y vejámenes
a los homosexuales en el Islam.
No obstante haber escapado del Islam a los 23 años, Ayaan cuenta que le tomó 9
años más erradicar definitivamente de su mente las creencias musulmanas, y que
eso ocurrió el 11 de septiembre de 2001 cuando vio desmoronarse las torres
gemelas en Nueva York.
* Se le da tan poco valor a la salud de la mujer que todos los años mueren de parto
alrededor de 600.000 mujeres.
* Cada día, sufren mutilación genital 6.000 niñas de corta edad, según la
Organización Mundial de la Salud.
La amputación del clítoris es una operación que se hace en las peores condiciones,
con materiales inadecuados y sin la higiene necesaria, y que provoca graves
consecuencias para la salud y riesgo de muerte, aparte de sus secuelas sexuales.
Muchas niñas viven el resto de su vida con un dolor invalidante.
En Etiopía es una práctica extendida al 97% de la población femenina.
Todas las cifras son estimaciones. Casi nunca hay cifras precisas en este campo;
registrar la violencia contra las mujeres no es una prioridad en la mayoría de los
países.
¿Cuántos tribunales se han creado para someter a juicio a los culpables de estos
delitos?
¿Cuántos actos de conmemoración en todo el mundo nos recuerdan que debemos
llorar por estas víctimas?
Pero el mundo no está volviéndose más violento; al menos, no para los hombres.
Como informa “The Economist”, el mundo está volviéndose palpablemente más
pacífico.
El número de guerras entre países y guerras civiles en el mundo disminuyó en un
40% entre 1992 y 2003.
Los conflictos más mortíferos -los que se cobran más de 1.000 vidas- se redujeron
en un 80%.
Entre 1991 y 2004 se iniciaron o reiniciaron 28 conflictos armados, pero se
contuvieron o extinguieron 43.
Y la pobreza tampoco tiene mucho que ver con ello. Los países ricos también
persiguen a las mujeres.
Las mujeres de Arabia Saudita nunca son adultas. En el mejor de los casos, son
mascotas hogareñas; en el peor, esclavas domésticas.
Y sin embargo, nadie podría decir que Arabia Saudita es pobre.
2º Están las fuerzas del oscurantismo, que quieren cerrar el mundo en lugar de
abrirlo.
Los islamistas están empeñados en restaurar y difundir leyes brutales y
retrógradas.
En los países en los que imponen la ley coránica de la “sharia”, a las mujeres se les
expulsa del ámbito público, se les niega la educación y se les obliga a pasar toda su
vida como esclavas domésticas.
La lucha para combatir el islamismo es una lucha para salvar a las mujeres en
cuerpo y mente.
Ni siquiera cuando buscan sinceramente la paz, se dan cuenta los hombres que nos
gobiernan -porque, en su abrumadora mayoría, son hombres- de que, mientras
exista una “guerra contra las mujeres”, la humanidad no tendrá nunca paz.
Ante este horror, me siento tan impotente como cualquiera, y sé que para acabar
con él, vamos a necesitar mucha más energía.
Hay 3 1ºs pasos que podrían dar los dirigentes mundiales para empezar a erradicar
el asesinato en masa de mujeres.
1º) Que un tribunal de justicia como el de La Haya busque a los 113 a 200 millones
de mujeres y niñas desaparecidas.
3º) Necesitamos una campaña mundial contra las culturas que permiten este tipo
de crímenes.
No son miembros respetables de la comunidad de naciones.
Hay que nombrarlas y cubrirlas de vergüenza.
Hay una íntima relación entre Islam y guerra. No es casualidad que “2 de cada 3
guerras en el mundo se libran en nombre de esa creencia”.
La idea de que el Islam es una religión de paz, no tiene ningún fundamento.
El Islam divide el mundo entre la tierra conquistada y la que queda por conquistar.
Esta falta de crítica hacia el Islam por parte de algunos líderes mundiales como
Tony Blair y George Bush, es un grave error, porque cuando repiten una y otra vez
que el Islam es la paz, y hacen un llamamiento a los intelectuales para que digan
que los atentados no se hacen en su nombre, están dando un bofetón a quienes
denunciamos los ataques a los derechos humanos en nombre del Islam.
* En primer lugar pasa por el terrorismo; esto es, crear tal terror en los
ciudadanos, que nadie se atreva a criticar el Islam.
* Luego está el dinero. Hay mucha financiación que viene de Arabia Saudita e Irán,
y tenemos que seguir el rastro al dinero.
Prohibir la inmigración no es una opción, pues contradice los más esenciales valores
de libertad de Occidente; pero sí hay que acabar con las políticas de libertad
cultural (multiculturalismo).
No hay emigración occidental hacia el Islam, pero si la hubiese, los occidentales
tendrían enormes limitaciones para vivir de acuerdo a su cultura.
En cambio la política multicultural de Occidente, permite a los islamitas mantener
sus normas, que tienen sojuzgadas a las mujeres impidiendo su emancipación.
Fuimos capaces de decir a los comunistas que las enseñanzas de Marx eran
perversas y que el paraíso que prometió era realmente el infierno una vez puesto
en práctica.
Lo que debemos hacer ahora, los gobiernos, pero sobre todo los ciudadanos de
occidente, es convencer al mayor número posible de musulmanes de que el paraíso
de Mahoma no existe ni se hará nunca realidad.
Al final del reportaje, Ayaan leyó un Manifiesto firmado por 12 célebres escritores,
entre los que estaba ella:
Apelamos a los demócratas y a los espíritus libres de todos los países para que
nuestro siglo sea un siglo ilustrado, no oscurantista.
El Islam es “la religión”, y los que la profesan son “los musulmanes”. O sea que la
expresión “religión musulmana” es incorrecta, es “religión islámica, o islam”.
En su acepción literal, la palabra árabe “islam” significa “entregarse”.
El islam está basado en las enseñanzas de Mahoma, cuya historia personal, como la
de todo gran líder religioso, fue escrita por sus fanáticos seguidores, que la
“dibujaron” según sus conveniencias.
Pero como la idiosincrasia de esos pueblos era (y es) tan distinta a la de occidente,
la historia que ellos mismos cuentan, para nuestros valores no concuerda con un
“hombre santo”, o con la bondad expresada por otros profetas como Jesús o Buda.
Mahoma nació en La Meca, en una familia del clan de Hashim, que gozaba de
ciertos privilegios por ser parte de la tribu de Quraysh, que dominaba La Meca.
Su padre murió antes de su nacimiento y su madre cuando tenía 6 años; fue criado
por su tío paterno.
¿Cuál era su laburo?... y, de qué puede trabajar un árabe bien acomodado que no
sea “combrando y bendiendo”… era mercader; y de los buenos, en general la gente
de La Meca y la tribu de Quraysh, gozaban de buena reputación como mercaderes.
Entre los mercaderes más ricos había una viuda, llamada Jadiya, que “impresionada
por su honestidad e inteligencia” (eso dicen), lo contrató para administrar sus
negocios… y le propuso matrimonio.
Con los “recortes” del evangelio, no se sabe qué hizo Jesús desde los 12 a los 30
años en que empezó a predicar; en cambio sí se sabe qué hizo Mahoma hasta los
40: “Fue un rico mercader”.
Pero hete aquí, que a los 40 un día se tomó un retiro a una cueva del monte Hira,
en las afueras de La Meca (a “meditar” no fue, por lo menos la tradición no lo
aclara, en una de esas fue a guardar sus ganancias… nadie lo sabe).
Y en la mismísima cueva ¿quién aparece?: “El Arcángel Gabriel”… sí, sí, el mismo
que según los cristianos le avisó a la virgen María que estaba embarazada; el
mismo que según los judíos le enseñó 70 lenguas distintas a José (el pastor que
vendieron sus hermanos y después fue 1er Ministro del Faraón)… y que tiene varias
apariciones más en los textos judeo-cristianos donde es considerado el “heraldo
celestial”, que aparece para revelar la voluntad de Dios.
Los otros 3 arcángeles famosos son Miguel, Rafael y Uriel… pero Gabriel es el más
capo.
Al principio parece que Gabriel “lo apuró”, porque la tradición dice que tuvo una
experiencia de gran dolor y tensión, hasta el punto que pensó que iba a morir.
Pero se ve que con el tiempo se fueron “haciendo amigos”, porque desde el año
612 (cuando Mahoma tenía 42), hasta su muerte en el 632 (a los 62), o sea
durante 20 años, Gabriel le fue “batiendo la justa” a Mahoma.
¿Y qué surgió de esa larga amistad?: “El Corán” (su nombre en árabe significa
“recitación” o “lectura recitada”), que es la recopilación de todas las revelaciones
(charlas) de Gabriel a Mahoma, que obviamente no provienen de Gabriel, porque él
es sólo el “heraldo divino” (RAE: Heraldo: Mensajero; persona que lleva un
mensaje), o sea que el autor es el mismísimo Alá, por lo que el Corán es “inimitable
e infalible”.
Y… si las revelaciones vienen de Dios, es lógico que sean infalibles; el problema era
que Mahoma no tenía vocación de “secretario” sino de profeta, así que proclamaba
las revelaciones a sus seguidores, y éstos las memorizaban, o cuando podían las
escribían en hojas de palma, omóplatos de camello, pieles de animales o materiales
similares.
El Yihad ó Jihad (en inglés) (se dice “el” porque es de género masculino en árabe),
es un término árabe que significa originariamente “esfuerzos en el camino de Alá”.
Este “esfuerzo” se interpreta como una lucha contra cualquier cosa que no sea
buena, para hacer reinar los derechos de Alá, que es lo mismo que decir, para
defender el islam.
Traduciendo este concepto a Occidente, un Yihad no es otra cosa que una “guerra
santa”, como la que hicieron los católicos contra Oriente, que llamaron “Cruzadas”.
A quienes hacen el Yihad se les llama muyahidín (que vienen a ser los “soldados”
del islam).
2) Los Ahl al-Kitab: Los pueblos del libro (el “libro” es la Biblia, o sea que estos
pueblos vienen a ser los judíos y los cristianos -con todas sus variantes-)
Los “pueblos del libro”, sólo necesitan someterse a la autoridad política de los
musulmanes para evitar o poner final al Yihad, y hasta podría concedérseles, a
quienes quisieran, conservar su fe de origen.
Claro que quienes elijan no convertirse, tendrán un estatus inferior al de un
musulmán y deberán pagar un “impuesto de capitación” (por ser “protegidos” por el
islam).
En cambio los “paganos”, que incluyen a los budistas, los hindúes, los ateos, o
cualquiera que no se reconoce como “pueblos del libro”, la tienen fulera.
Tienen 2 opciones: o convertirse al islam… o ser ejecutados.
Aunque esta drástica alternativa puede ser revisada por la autoridad musulmana
otorgando clemencia, y por ello raramente fue puesta en práctica.
Para que el concepto de Yihad no sea mal interpretado por los pueblos no
musulmanes, el derecho islámico aclara que “la finalidad prescrita por el Yihad, no
es la expansión territorial ni la conversión forzosa de los pueblos al islam, sino
(apenas) la toma del poder político, para aplicar los principios islámicos a través de
las instituciones públicas de la comunidad”.
Es claro que el islam, al contrario que otras religiones (diría que de todas), no
predica la pasividad ni la mansedumbre, sino la acción como vía para lograr los
valores a los que aspira. Por eso el Yihad es considerado como el 6º pilar del islam.
El cristianismo creció por el enorme poder del “mensaje de Jesús”, y durante sus
1ºs 5 siglos de existencia, los cristianos fueron crucificados, quemados, tirados a
los leones… sin embargo seguían siendo cada vez más.
Después, cuando Constantino “dio vuelta la torta” y le dio el status de “religión
oficial” del imperio, empezaron las atrocidades de los católicos para con los otros
pueblos, pero obviamente no puede culparse al mensaje de Jesús, que cristalina y
enfáticamente condena toda violencia.
En cambio la historia del islam es muy distinta, de hecho llegó a ser lo que es, por
la violencia.
Este suceso, conocido como Hijra (o Hégira), fue el punto de inflexión de la suerte
de Mahoma.
En Medina se estableció la 1ª comunidad musulmana.
Ahí Mahoma fue tornándose en una figura de autoridad.
Así las cosas, Medina se transformó en una ciudad íntegramente musulmana… pero
también en “la única ciudad musulmana”.
¿Cuál habrá sido entonces la estrategia de Mahoma para difundir el islam?...
¡Acertaste! “La Guerra”.
A medida que crecía el prestigio de Mahoma, por sus éxitos militares, las tribus
vecinas comenzaron a establecer alianzas con él y a aceptar el islam.
En el 628 (58 años de Mahoma), firmó un tratado de paz con La Meca, lo que hizo
sólo como “estrategia” para hacerse con el control total de La Meca en el 630.
Los habitantes de la ciudad que se le habían enfrentado en otra época, se rindieron
casi sin oposición… y aceptaron el islam.
Mahoma murió sólo 2 años después, en el 632; pero tras la conquista de La Meca,
su prestigio y autoridad siguieron expandiéndose por toda la península Arábiga, y
las fuerzas musulmanas llegaron al sur de Siria.
Los principales grupos étnicos que lo componen engloban a los árabes (la mayor
parte del norte de África y Oriente próximo), pueblos turcos y otomanos (Turquía,
regiones de la antigua URSS y Asia Central), iraníes, afganos, indo-musulmanes
(Pakistán, India y Bangladesh), comunidades del sureste asiático (Malasia,
Indonesia y Filipinas) y un pequeño porcentaje de chinos.
En Europa, el islam es la segunda religión más profesada después del cristianismo.
“No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”… ¡Dios guarde a Occidente lejos
de esa sentencia!