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* La Situación de las Mujeres en el Mundo Oriental Islámico

En el año 1969, en una familia islámica de la tribu Daro de Somalia, nació una niña
a la que nombraron Ayaan Hirsi Magan.

Su padre no obstante ser musulmán, había estudiado en Italia y USA, y se oponía a


la “ablación”; pero cuando Ayaan Hirsi tenía 5 años, su padre tuvo que viajar al
extranjero, y aprovechando su ausencia, su abuela le efectuó la extirpación de su
clítoris (ablación), práctica obedecida estrictamente por los musulmanes del África
Sub-sahariana, de acuerdo a la interpretación que se da allí, de los mandatos de
Alá

A raíz de la guerra civil en Somalia (1975), su familia se vio obligada a abandonar


del país.
Primero huyeron a Arabia Saudita, luego a Etiopía y finalmente a Kenia.

En Kenia Ayaan Hirsi estudió en un colegio de lengua inglesa, el “Instituto Nairobi


de Chicas Musulmanas”, donde se vio muy influenciada por su profesora, la
hermana Aziza, una fundamentalista islámica.

Esa influencia la llevó a seguir la “Hermandad Musulmana” y desear convertirse en


una “mártir del Islam” durante la guerra entre Irak (secular) e Irán (musulmán).

Cuando tenía 23 años, su padre acordó para ella un matrimonio con un primo
lejano que vivía en Canadá, al que nunca había conocido.
Y la enviaron a Alemania donde otros familiares se encargarían de los preparativos
y la llevarían a Canadá… pero estando en Alemania, algo extraordinario ocurrió.

Ayaan Hirsi, que nunca había estado en Occidente, estaba desconcertada; no


comprendía cómo era posible que allí las mujeres caminaran solas por la calle y sin
cubrirse el rostro, que manejaran automóviles y hasta que tuvieran empleos fuera
de su casa.
Su mente de musulmana y de casi mártir islámica… se quebró de repente, y en un
rapto de locura, en el último instante, en vez de tomar el vuelo a Canadá, tomó un
tren a Holanda… y pidió asilo político.
Para evitar ser localizada, dio otro nombre y otra fecha de nacimiento… y desde
entonces se llama Ayaan Hirsi Ali en vez de Hirsi Magan.

Cuando recibió el permiso de asilo tuvo varios trabajos, comenzando por ser
empleada de limpieza, y luego del correo.

Ayaan Hirsi era muy inteligente, y aprendió holandés en tiempo record, pero
además hablaba fluidamente inglés, árabe, swahili, amharic y por supuesto somalí.
Eso le permitió conseguir mejores trabajos, dando clases de inglés y luego como
intérprete y traductora.
Paralelamente hizo cursos de trabajo social y estudió Ciencias Políticas en la
universidad de Leiden.

Hoy, Ayaan Hirsi tiene 37 años. En el año 2003 fue elegida miembro de la “Tweede
Kamer” (parlamento) y es la Diputada holandesa más reconocida en el exterior.
Según la revista “Time”, es una de las 100 voces más influyentes del planeta.

Su primer nombre, Ayaan… significa "afortunada" en somalí.

En el año 2004, Ayaan Hirsi conoció al cineasta y escritor Theo Van Gogh, de 47
años, quien era sobrino biznieto del genial Vincent Van Gogh, por ser descendiente
directo del hermano tan querido de Vincent, que también se llamaba Theo, y que
era quien lo mantenía, porque Vincent, no sé si sabías, era muy pobre; y apenas si
podía vender sus cuadros por unas cuantas monedas… aunque hoy, valen tanto
como los de Leonardo Da Vinci.

Ayaan le propuso a Theo hacer un breve documental sobre el sometimiento de la


mujer, como mero instrumento para el hombre, bajo el Islam.
Ambos escribieron el guión y planificaron realizarlo en varias etapas.
En la 1ª, sus imágenes mostraban tatuajes denigrantes, que reproducían versículos
del Corán, con los que se había vejado a 4 mujeres. Duraba apenas 10 minutos.

A fines de agosto de 2004, el documental, “Submission” (Sometimiento /


Sumisión), fue emitido por la televisión holandesa; y desde entonces, tanto Theo
como Ayaan, comenzaron a recibir amenazas de muerte.

Holanda es probablemente el país donde más libertad existe, y además Theo era un
rebelde.
Aunque la policía le había puesto protección las 24 hs, él se las ingeniaba para
burlar a sus guardias.
Y eso hizo el 2 de noviembre de 2004, tomando su bicicleta (Holanda es el país
donde más se usan las bicicletas) para ir a su trabajo.

En la mitad del recorrido, en pleno parque de Ámsterdam, Mohamed Bouyeri, un


holandés de origen marroquí de 27 años, mató a Theo de siete balazos y luego lo
degolló con un cuchillo que posteriormente utilizó para clavarle en el pecho una
carta.

Esa carta, de 5 páginas, escrita en perfecto holandés y árabe, se titulaba: “Carta


abierta para Hirsi Ali”, y contenía una amenaza de muerte para ella, más
comentarios sobre la Yihad (guerra santa) contra los “infieles” de América, Europa
y Holanda.

La policía holandesa (que no es la nuestra), consiguió atrapar a Bouyeri a los pocos


días, no sin antes tener que dispararle en una pierna.

Durante la primera audiencia, su abogado comunicó que su cliente se consideraba


“completamente responsable” del asesinato; y que no quería que se le redujera la
pena porque su crimen había sido una elección, y había actuado de acuerdo a la
misma.

El juicio duró apenas 2 días, porque Bouyeri no se defendió e incluso dijo: “Volvería
a hacer lo mismo si estuviera en libertad. No actué por odio, sino según mi credo,
que dice que hay que decapitar a todos los que insulten a Alá”.

El 26 de julio de 2005, los jueces lo condenaron a cadena perpetua, una pena que
en Holanda prácticamente no se usa; pero los jueces explicaron que ante las
declaraciones del acusado, no tenían otra alternativa.

No pudo probarse que Bouyeri hubiese tenido colaboración de otros, a pesar de


haber constatado que pertenecía al grupo radical musulmán “Hofstad”, sospechado
de reclutar mártires para la Yihad, y de haber encontrado en su casa, textos y
videos de contenidos radicales y terroristas.

Holanda, cuenta hoy con una población de 900.000 musulmanes.

Hoy Ayaan vive protegida por 6 guardaespaldas que la acompañan a todas partes
(circunstancia sin precedentes en Holanda), y pesa sobre ella una condena a
muerte del Islam, por sus blasfemias y por ser una apóstata (RAE: Apostatar:
Negar la fe original con que se fue bautizado) y abandonar sus costumbres
musulmanas para adoptar las occidentales.

Pero Ayaan es una de esas mujeres que desmienten la falacia de que la valentía es
un atributo masculino. Su valor es inconmensurable. Gigantesco.
Ayaan es una fiera defensora de la libertad, que ha elegido el camino más difícil, y
también el más digno.
“No me intimidan las amenazas y jamás podrán cerrar mi boca”, dijo desde el
asesinato de Theo. Y ya tiene listo el guión de “Submission 2”, que continuará lo
que planificaron junto a Theo. Esta 2ª parte denunciará la marginación y vejámenes
a los homosexuales en el Islam.

No obstante haber escapado del Islam a los 23 años, Ayaan cuenta que le tomó 9
años más erradicar definitivamente de su mente las creencias musulmanas, y que
eso ocurrió el 11 de septiembre de 2001 cuando vio desmoronarse las torres
gemelas en Nueva York.

Hoy Ayaan es agnóstica (RAE: Agnosticismo: Actitud filosófica que declara


inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que
trasciende la experiencia), que no es lo mismo que atea (RAE: Ateísmo: Opinión o
doctrina del ateo - Ateo: Que niega la existencia de Dios), aunque es muy habitual
que estos términos se confundan.

Lo cierto es que Ayaan ya no pertenece a ninguna religión, y reflexionando sobre su


transformación, expresa:

Hoy por fin soy enteramente libre, y mi pasado de fundamentalista musulmana me


parece un sueño de otra persona. No tengo nada en común con esa persona, que
en un momento estaba dispuesta a dar su vida en una misión suicida en nombre de
Alá… pero era yo.
Nunca seré indulgente conmigo misma, pero una reflexión me surge evidente: ¿Si
viviendo en un país como Holanda, me tomó 9 años liberarme de los
condicionamientos que el islamismo imprime en la mente de sus fieles, cuánto
tiempo puede demandarles a las mujeres que viven bajo el Islam?

En un artículo que publicó en el 2006, Ayaan expresa:

Entre 113 y 200 millones de mujeres de todo el mundo están “desaparecidas”


demográficamente.
Cada año, entre 1,5 y 3 millones de mujeres y niñas pierden la vida como resultado
de la violencia o el descuido basados en su género sexual (por ser mujeres).

Esto implica que cada 2 a 4 años, el mundo “aparta la vista” de un recuento de


víctimas de la misma escala que el Holocausto de Hitler.

¿Cómo es posible que esto sea así?


He aquí algunos de factores:

* En los países donde el nacimiento de un varón se considera un regalo y el


nacimiento de una niña, una maldición de los dioses, el aborto selectivo y el
infanticidio eliminan a las bebas.

* Las niñas de corta edad mueren en forma desproporcionada debido al descuido,


porque el alimento y la atención médica se dan primero a los hermanos varones, el
padre, el esposo y los hijos varones.
* En los países donde a las mujeres se las considera propiedad de los hombres, sus
padres, hermanos y esposos las asesinan para elegir a sus propias compañeras
sexuales.
Estos reciben el nombre de “crímenes de honor”, aunque el honor nada tenga que
ver con ello.
Jóvenes novias son asesinadas si sus padres no les pagan suficiente dinero a los
hombres que las desposaron.
Estas se denominan “muertes por dote”, aunque no son simples muertes sino
asesinatos.

* El brutal comercio sexual internacional de muchachas jóvenes mata a


innumerable cantidad de mujeres.

* La violencia doméstica es una importante causa de muerte de mujeres en todos


los países del globo.
Las mujeres de entre 15 y 44 años tienen más probabilidades de ser asesinadas o
lisiadas por sus parientes varones que de morir de cáncer, malaria, accidentes de
tránsito o en la guerra.

* Se le da tan poco valor a la salud de la mujer que todos los años mueren de parto
alrededor de 600.000 mujeres.

* Cada día, sufren mutilación genital 6.000 niñas de corta edad, según la
Organización Mundial de la Salud.
La amputación del clítoris es una operación que se hace en las peores condiciones,
con materiales inadecuados y sin la higiene necesaria, y que provoca graves
consecuencias para la salud y riesgo de muerte, aparte de sus secuelas sexuales.
Muchas niñas viven el resto de su vida con un dolor invalidante.
En Etiopía es una práctica extendida al 97% de la población femenina.

* Según la OMS, 1 mujer de cada 5, probablemente sea víctima de una violación o


un intento de violación en el curso de su vida.

El genocidio es el deliberado exterminio de grandes cantidades de personas.


Lo que les está ocurriendo a las mujeres y niñas de muchos lugares del mundo es
un genocidio.
Estas muertes no son silenciosas —todas las víctimas gritan su sufrimiento—.
No es tanto que el mundo no las escuche; es que los seres humanos decidimos no
prestar atención.

A nosotros nos resulta mucho más cómodo ignorar estos temas.


Y, cuando digo “nosotros”, incluyo a las mujeres, porque a menudo traicionamos a
nuestras congéneres.
Con demasiada frecuencia, somos las primeras en apartar la vista.
Incluso a veces participamos, favoreciendo a nuestros hijos varones y descuidando
a nuestras hijas.

Todas las cifras son estimaciones. Casi nunca hay cifras precisas en este campo;
registrar la violencia contra las mujeres no es una prioridad en la mayoría de los
países.

¿Cuántos tribunales se han creado para someter a juicio a los culpables de estos
delitos?
¿Cuántos actos de conmemoración en todo el mundo nos recuerdan que debemos
llorar por estas víctimas?

Puedo oír las excusas usuales para no actuar:


* “No sabemos con certeza si se trata de una aniquilación sistemática”.

* “Es su religión, y a muchas mujeres no parece importarles pertenecer a esa


religión”.

* “No se puede atacar la cultura de un pueblo”.

* “Es desafortunado para las víctimas pero, en tiempos de guerra y pobreza, la


gente muere”.

Pero el mundo no está volviéndose más violento; al menos, no para los hombres.
Como informa “The Economist”, el mundo está volviéndose palpablemente más
pacífico.
El número de guerras entre países y guerras civiles en el mundo disminuyó en un
40% entre 1992 y 2003.
Los conflictos más mortíferos -los que se cobran más de 1.000 vidas- se redujeron
en un 80%.
Entre 1991 y 2004 se iniciaron o reiniciaron 28 conflictos armados, pero se
contuvieron o extinguieron 43.

Y la pobreza tampoco tiene mucho que ver con ello. Los países ricos también
persiguen a las mujeres.

En Arabia Saudita, las mujeres no pueden votar; no pueden salir de su vecindario o


su país sin autorización de sus padres o esposos; no pueden trabajar ni elegir a su
cónyuge, a menos que sus tutores se lo permitan.

Las mujeres de Arabia Saudita nunca son adultas. En el mejor de los casos, son
mascotas hogareñas; en el peor, esclavas domésticas.
Y sin embargo, nadie podría decir que Arabia Saudita es pobre.

Hay tres grandes obstáculos para avanzar:

1º Las mujeres no estamos organizadas o unidas de ninguna manera.


Las mujeres de los países ricos, que hemos logrado la igualdad ante la ley, nos
debemos a nosotras mismas movilizarnos para ayudar a nuestras congéneres.
Sólo nuestra indignación y nuestra presión política pueden llevar al cambio.

2º Están las fuerzas del oscurantismo, que quieren cerrar el mundo en lugar de
abrirlo.
Los islamistas están empeñados en restaurar y difundir leyes brutales y
retrógradas.
En los países en los que imponen la ley coránica de la “sharia”, a las mujeres se les
expulsa del ámbito público, se les niega la educación y se les obliga a pasar toda su
vida como esclavas domésticas.
La lucha para combatir el islamismo es una lucha para salvar a las mujeres en
cuerpo y mente.

3º Los “relativistas” culturales y morales minan nuestro sentido de indignación


moral al defender la postura de que los derechos humanos son un invento
occidental.
Los hombres que maltratan a las mujeres, reclaman el derecho a regirse por un
sistema de valores distinto, a un enfoque “asiático”, “africano” o “islámico” de los
derechos humanos.
Según este punto de vista, cuando los esposos, los padres o los hermanos intentan
poseernos como un bien de su propiedad, están expresando su cultura o su
religión, y hay que respetarles.

Debe quebrarse esta mentalidad.


Una cultura que mutila los genitales de las niñas, le pone grilletes a su mente y
justifica su opresión física, no es igual a una cultura que piensa que las mujeres
tienen los mismos derechos que los hombres.

Ni siquiera cuando buscan sinceramente la paz, se dan cuenta los hombres que nos
gobiernan -porque, en su abrumadora mayoría, son hombres- de que, mientras
exista una “guerra contra las mujeres”, la humanidad no tendrá nunca paz.

Cuando somos violadas y concebimos en la humillación, les transmitimos nuestra


furia a nuestros hijos varones.
Si no somos queridas, no podemos dar amor.
Si no se nos alimenta y protege, nosotras también descuidamos a otros.
Cuando somos tratadas con crueldad, criamos hijos mercenarios y opresores.
Si se nos niega la educación, transmitiremos nuestra ignorancia a nuestros hijos.
Si se nos destruye, nosotras también destruimos.

Ante este horror, me siento tan impotente como cualquiera, y sé que para acabar
con él, vamos a necesitar mucha más energía.
Hay 3 1ºs pasos que podrían dar los dirigentes mundiales para empezar a erradicar
el asesinato en masa de mujeres.

1º) Que un tribunal de justicia como el de La Haya busque a los 113 a 200 millones
de mujeres y niñas desaparecidas.

2º) Un serio esfuerzo internacional para documentar con exactitud la violencia


contra las mujeres y las niñas, país por país, y denunciar la realidad con sus
intolerables sufrimientos.
En los últimos 2 siglos, Occidente cambió gradualmente la forma de tratar a las
mujeres. Como consecuencia, disfruta de más paz y progreso.
Igual que acabamos con la esclavitud, debemos acabar con el “generocidio”.

3º) Necesitamos una campaña mundial contra las culturas que permiten este tipo
de crímenes.
No son miembros respetables de la comunidad de naciones.
Hay que nombrarlas y cubrirlas de vergüenza.

A principios del 2006 presentó su libro “Yo Acuso” –Defensa de la emancipación de


la mujer musulmana- en Madrid. En un reportaje que concedió allí expresó:

Hay una íntima relación entre Islam y guerra. No es casualidad que “2 de cada 3
guerras en el mundo se libran en nombre de esa creencia”.
La idea de que el Islam es una religión de paz, no tiene ningún fundamento.

El Islam divide el mundo entre la tierra conquistada y la que queda por conquistar.

Como mujer educada en la práctica de la religión islámica, me di cuenta de que no


se puede separar Islam y terrorismo, porque están intrínsecamente unidos.

Esta falta de crítica hacia el Islam por parte de algunos líderes mundiales como
Tony Blair y George Bush, es un grave error, porque cuando repiten una y otra vez
que el Islam es la paz, y hacen un llamamiento a los intelectuales para que digan
que los atentados no se hacen en su nombre, están dando un bofetón a quienes
denunciamos los ataques a los derechos humanos en nombre del Islam.

El islamismo no es susceptible de ser “domesticado” con políticas de


apaciguamiento.
Una de las creencias nucleares del Islam, es que los occidentales son decadentes e
incapaces de ofrecer una guía moral a la humanidad.
Y de acuerdo con este pensamiento, cuando se intenta la vía del apaciguamiento,
ellos se convencen de que tienen razón y van ganando.

Cuando como reacción a las caricaturas de Mahoma publicadas en Dinamarca,


boicotean los productos daneses, queman embajadas, y la respuesta que reciben
es: “De acuerdo, vamos a retocar la libertad de expresión para adaptarla a los usos
y costumbres islámicos”, obtienen la confirmación de que los occidentales son
gente totalmente decadente.

De los musulmanes que se radican en Europa, sólo algunos vienen en busca de


derechos humanos; pero muchos otros no respetan la cultura occidental ni sus
leyes, porque han sido hechas por el hombre y las consideran temporales.
Estos desean introducir el Islam en Europa y conquistarla para su religión.

Existe una estrategia definida del islamismo para la conquista de Europa:

* En primer lugar pasa por el terrorismo; esto es, crear tal terror en los
ciudadanos, que nadie se atreva a criticar el Islam.

* Luego está el dinero. Hay mucha financiación que viene de Arabia Saudita e Irán,
y tenemos que seguir el rastro al dinero.

* A eso se añade la corrupción de las instituciones occidentales, como la Educación,


mediante el procedimiento de instalar escuelas coránicas entre nosotros.

* Y por supuesto está la demografía. La concentración de tanta gente como puedan


en los países europeos, donde ya han conseguido que en algunas ciudades
francesas, los supermercados no vendan alcohol o carne de cerdo.
Ahora mismo hay 1.200 millones de seres humanos en todo el mundo que son
vistos por los islamistas como un bloque monolítico.
Sus corazones y sus mentes son considerados una propiedad de los islamistas.

Prohibir la inmigración no es una opción, pues contradice los más esenciales valores
de libertad de Occidente; pero sí hay que acabar con las políticas de libertad
cultural (multiculturalismo).
No hay emigración occidental hacia el Islam, pero si la hubiese, los occidentales
tendrían enormes limitaciones para vivir de acuerdo a su cultura.
En cambio la política multicultural de Occidente, permite a los islamitas mantener
sus normas, que tienen sojuzgadas a las mujeres impidiendo su emancipación.

El liberalismo occidental está siendo mal interpretado, pues no es renunciando a los


valores occidentales sobre derechos humanos como se libera a los inmigrantes, sino
todo lo contrario. Hay que hacerlos respetar, frente a culturas como el Islam, que
son opresivas para la mujer.

Es un error el multiculturalismo, pues supone aceptar la cultura musulmana, y hay


principios de la cultura musulmana que son inaceptables.

El Islam no es una religión de tolerancia. Podría serlo, pero cuando se contempla el


Islam como un cuerpo compacto de pensamientos tal y como los presentó el
profeta Mahoma, se convierte en una religión tolerante únicamente con los
hombres; las mujeres están subyugadas, los homosexuales deben ser eliminados, y
los apóstatas asesinados, de acuerdo con los dictados del Profeta.

En Occidente creemos en la libertad y el poder de las ideas, no estamos intentando


siquiera influir en los corazones y las mentes de los islamistas, diciéndoles que lo
que el profeta Mahoma dijo en el siglo VII no es correcto ni es bueno, aunque les
hayan enseñado lo contrario.

Aunque para el Corán la esencia de la mujer se reduce a su himen.


Me llaman blasfema porque digo que esas cosas que decía el profeta son repulsivas
para una mujer del siglo XXI; mas aún supongo que también serían repulsivas en
aquel entonces, pero ninguna mujer se atrevía a rebelarse.

De hecho Mahoma, según nuestros estándares occidentales, es un pervertido; pues


a los 52 años se casó con su 3ª esposa, Aisha, que tenía apenas 9 años de edad,
según figura en el hadith (parte del Corán).

¿Puede compararse la civilización occidental con la civilización islámica, que cerró


las puertas de la Razón en el siglo XI?
Una civilización islámica que está en profunda crisis, donde muchos jóvenes
musulmanes están escapando de sus propios países porque quieren alcanzar el
Occidente y su civilización.
Los países que se rigen por la “sharia” o ley islámica cortan las manos de los
ladrones, cuelgan a la gente, subyugan a las mujeres, y están sumidos en la crisis
económica.

Fuimos capaces de decir a los comunistas que las enseñanzas de Marx eran
perversas y que el paraíso que prometió era realmente el infierno una vez puesto
en práctica.
Lo que debemos hacer ahora, los gobiernos, pero sobre todo los ciudadanos de
occidente, es convencer al mayor número posible de musulmanes de que el paraíso
de Mahoma no existe ni se hará nunca realidad.

Hay que luchar con el totalitarismo islamista “como se ha luchado contra el


totalitarismo comunista”.
El comunismo estaba minado desde dentro y atacado desde fuera.
El Islam está siendo atacado militarmente, pero existe un vacío ideológico total en
el cuestionamiento del Islam.
Y también aquí tiene que librarse “la batalla de las ideas”.
El problema es que Occidente no se ha lanzado todavía a esa labor, porque los
occidentales son reacios a tocar la cuestión religiosa.

Los partidos políticos socialistas de centro izquierda en Occidente, están enfocados


en el colectivo social, y favorecen la inmigración irrestricta y el multiculturalismo.
En cambio los partidos políticos liberales, son individualistas, se enfocan el la
persona.

Al final del reportaje, Ayaan leyó un Manifiesto firmado por 12 célebres escritores,
entre los que estaba ella:

Después de haber vencido al fascismo, al nazismo, al estalinismo, el mundo se


enfrenta a una nueva amenaza totalitaria mundial: el islamismo.

Nosotros, escritores, periodistas e intelectuales, convocamos a la resistencia al


totalitarismo religioso y a la promoción de la libertad, la igualdad de oportunidades
y los valores seculares para todos.
No se trata de una lucha entre culturas o una oposición Occidente-Oriente, sino de
un combate mundial que ubica a los demócratas contra los teócratas.

Como todos los totalitarismos, el islamismo se alimenta de miedos y frustraciones.


Los predicadores del odio apuestan por esos sentimientos para formar sus
batallones destinados a imponer un mundo tirano y desigual.

Es islamismo es una ideología reaccionara que asesina la igualdad, la libertad y el


secularismo allí donde está presente.

Su éxito sólo puede llevar a un mundo de dominación: la dominación de la mujer


por parte del hombre y la dominación de todos por parte de los islamistas.

Para contrarrestarlo, debemos garantizar derechos universales a los oprimidos y


discriminados.

Rechazamos el "relativismo cultural", que consiste en aceptar que los hombres y


mujeres de cultura musulmana deben ser privados del derecho a la igualdad, la
libertad y los valores seculares en el nombre del respeto por culturas y tradiciones.

Rogamos por la universalidad de la libertad de expresión, para que el espíritu crítico


pueda ejercitarse en todos los continentes, contra todos los abusos y contra todos
los dogmas.

Apelamos a los demócratas y a los espíritus libres de todos los países para que
nuestro siglo sea un siglo ilustrado, no oscurantista.

Comentarios sobre el Islam:

El Islam es “la religión”, y los que la profesan son “los musulmanes”. O sea que la
expresión “religión musulmana” es incorrecta, es “religión islámica, o islam”.
En su acepción literal, la palabra árabe “islam” significa “entregarse”.

Un musulmán según el Corán es quien se somete a la voluntad de Alá (“Allah” en


árabe), y mahometano es un término ofensivo para ellos, pues alude al culto a la
persona de Mahoma, que está prohibido por el Corán.

El islam surgió en el siglo 7 en la península Arábiga, territorio que hoy comprende


Arabia Saudta (las ¾ªs partes de la península), y los pequeños países de Yemen,
Omán, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait y Bahrein.

El islam está basado en las enseñanzas de Mahoma, cuya historia personal, como la
de todo gran líder religioso, fue escrita por sus fanáticos seguidores, que la
“dibujaron” según sus conveniencias.
Pero como la idiosincrasia de esos pueblos era (y es) tan distinta a la de occidente,
la historia que ellos mismos cuentan, para nuestros valores no concuerda con un
“hombre santo”, o con la bondad expresada por otros profetas como Jesús o Buda.

Mahoma nació en La Meca, en una familia del clan de Hashim, que gozaba de
ciertos privilegios por ser parte de la tribu de Quraysh, que dominaba La Meca.

Su padre murió antes de su nacimiento y su madre cuando tenía 6 años; fue criado
por su tío paterno.
¿Cuál era su laburo?... y, de qué puede trabajar un árabe bien acomodado que no
sea “combrando y bendiendo”… era mercader; y de los buenos, en general la gente
de La Meca y la tribu de Quraysh, gozaban de buena reputación como mercaderes.

Entre los mercaderes más ricos había una viuda, llamada Jadiya, que “impresionada
por su honestidad e inteligencia” (eso dicen), lo contrató para administrar sus
negocios… y le propuso matrimonio.

Mahoma tenía 25 años, y digamos que no iba a desperdiciar un “boleto ganador de


la lotería”, así que aceptó.
La edad de la viuda no figura, pero debe haber sido veterana, porque la tradición
dice que hasta la muerte de Jadiya, Mahoma no desposó a otras mujeres… pero
calculando que cuando tomó su 5ª esposa, Aisha, él tenía 59 años, la viuda debe
haber durado poco.

Con los “recortes” del evangelio, no se sabe qué hizo Jesús desde los 12 a los 30
años en que empezó a predicar; en cambio sí se sabe qué hizo Mahoma hasta los
40: “Fue un rico mercader”.

Pero hete aquí, que a los 40 un día se tomó un retiro a una cueva del monte Hira,
en las afueras de La Meca (a “meditar” no fue, por lo menos la tradición no lo
aclara, en una de esas fue a guardar sus ganancias… nadie lo sabe).

Y en la mismísima cueva ¿quién aparece?: “El Arcángel Gabriel”… sí, sí, el mismo
que según los cristianos le avisó a la virgen María que estaba embarazada; el
mismo que según los judíos le enseñó 70 lenguas distintas a José (el pastor que
vendieron sus hermanos y después fue 1er Ministro del Faraón)… y que tiene varias
apariciones más en los textos judeo-cristianos donde es considerado el “heraldo
celestial”, que aparece para revelar la voluntad de Dios.
Los otros 3 arcángeles famosos son Miguel, Rafael y Uriel… pero Gabriel es el más
capo.

Al principio parece que Gabriel “lo apuró”, porque la tradición dice que tuvo una
experiencia de gran dolor y tensión, hasta el punto que pensó que iba a morir.
Pero se ve que con el tiempo se fueron “haciendo amigos”, porque desde el año
612 (cuando Mahoma tenía 42), hasta su muerte en el 632 (a los 62), o sea
durante 20 años, Gabriel le fue “batiendo la justa” a Mahoma.

La tradición acepta que las primeras revelaciones fueron breves, y que se


caracterizaban por un vigoroso lenguaje “semi-poético” (término “de ellos”), en
donde Gabriel advertía que los hombres serán inevitablemente juzgados por Dios
por su mala conducta en el mundo terrenal, y castigados con severidad si no se
corrigen.

A medida que pasaba el tiempo, las revelaciones se hicieron más numerosas,


fluidas y largas, con un tono menos urgente, centradas en la solución de los
conflictos prácticos que debían afrontar Mahoma y sus seguidores.

¿Y qué surgió de esa larga amistad?: “El Corán” (su nombre en árabe significa
“recitación” o “lectura recitada”), que es la recopilación de todas las revelaciones
(charlas) de Gabriel a Mahoma, que obviamente no provienen de Gabriel, porque él
es sólo el “heraldo divino” (RAE: Heraldo: Mensajero; persona que lleva un
mensaje), o sea que el autor es el mismísimo Alá, por lo que el Corán es “inimitable
e infalible”.

Y… si las revelaciones vienen de Dios, es lógico que sean infalibles; el problema era
que Mahoma no tenía vocación de “secretario” sino de profeta, así que proclamaba
las revelaciones a sus seguidores, y éstos las memorizaban, o cuando podían las
escribían en hojas de palma, omóplatos de camello, pieles de animales o materiales
similares.

Tras la muerte de Mahoma, sus adeptos comenzaron a rejuntar estas revelaciones,


y en el año 650 lograron hacer una 1ª recopilación.
También había otras versiones conservadas por algunos de los acompañantes de
Mahoma, pero diferían de esta 1ª recopilación, “supervisada” por el Califato de
Utmán, así que no fueron incluidas (cualquier semejanza con el Concilio de Nicea en
el siglo 5º, donde los católicos definieron la santísima trinidad, la virginidad de
María, etc., etc.,… es pura coincidencia).

La cuestión es que según el Corán, el islam es la religión universal y primordial.


Incluso la propia naturaleza es musulmana ya que obedece las leyes que Dios ha
establecido en ella.

Entonces, como el islam es la última, la más elevada y universal de las religiones,


se cree que el mundo entero debe al menos someterse a su ley, y en lo posible a su
fe.
Hasta este momento, un Yihad contra los no musulmanes es el deber de todo
hombre musulmán, adulto y capacitado.
De acuerdo con este punto de vista tradicional, los musulmanes que mueren en el
Yihad automáticamente se convierten en mártires de la fe y tienen prometido un
lugar especial en el Paraíso.

El Yihad ó Jihad (en inglés) (se dice “el” porque es de género masculino en árabe),
es un término árabe que significa originariamente “esfuerzos en el camino de Alá”.

Este “esfuerzo” se interpreta como una lucha contra cualquier cosa que no sea
buena, para hacer reinar los derechos de Alá, que es lo mismo que decir, para
defender el islam.
Traduciendo este concepto a Occidente, un Yihad no es otra cosa que una “guerra
santa”, como la que hicieron los católicos contra Oriente, que llamaron “Cruzadas”.

A quienes hacen el Yihad se les llama muyahidín (que vienen a ser los “soldados”
del islam).

Según el derecho islámico clásico, el mundo está dividido en 3 grandes zonas:

1) La morada del Islam (donde el islam tiene el dominio absoluto)

2) La morada de la Paz (territorios de los pueblos no islámicos pero amigos del


islam)

3) La morada de la Guerra (el resto del mundo)

La tradición islámica reconoce 2 tipos de enemigos no musulmanes:

1) El Kafir: Los paganos

2) Los Ahl al-Kitab: Los pueblos del libro (el “libro” es la Biblia, o sea que estos
pueblos vienen a ser los judíos y los cristianos -con todas sus variantes-)

Los “pueblos del libro”, sólo necesitan someterse a la autoridad política de los
musulmanes para evitar o poner final al Yihad, y hasta podría concedérseles, a
quienes quisieran, conservar su fe de origen.
Claro que quienes elijan no convertirse, tendrán un estatus inferior al de un
musulmán y deberán pagar un “impuesto de capitación” (por ser “protegidos” por el
islam).

En cambio los “paganos”, que incluyen a los budistas, los hindúes, los ateos, o
cualquiera que no se reconoce como “pueblos del libro”, la tienen fulera.
Tienen 2 opciones: o convertirse al islam… o ser ejecutados.
Aunque esta drástica alternativa puede ser revisada por la autoridad musulmana
otorgando clemencia, y por ello raramente fue puesta en práctica.

Ahora, para aquél que se convierta al islam, no hay camino de vuelta.


El Corán establece que es una ofensa capital abandonar el islam, incluso para
unirse a una “religión del libro”.
Sin embargo, en otra muestra de la infinita indulgencia del Corán, existen medios
para evitar la estricta ejecución de la ley (que es la ejecución, por supuesto).

Para que el concepto de Yihad no sea mal interpretado por los pueblos no
musulmanes, el derecho islámico aclara que “la finalidad prescrita por el Yihad, no
es la expansión territorial ni la conversión forzosa de los pueblos al islam, sino
(apenas) la toma del poder político, para aplicar los principios islámicos a través de
las instituciones públicas de la comunidad”.

Es claro que el islam, al contrario que otras religiones (diría que de todas), no
predica la pasividad ni la mansedumbre, sino la acción como vía para lograr los
valores a los que aspira. Por eso el Yihad es considerado como el 6º pilar del islam.

El cristianismo creció por el enorme poder del “mensaje de Jesús”, y durante sus
1ºs 5 siglos de existencia, los cristianos fueron crucificados, quemados, tirados a
los leones… sin embargo seguían siendo cada vez más.
Después, cuando Constantino “dio vuelta la torta” y le dio el status de “religión
oficial” del imperio, empezaron las atrocidades de los católicos para con los otros
pueblos, pero obviamente no puede culparse al mensaje de Jesús, que cristalina y
enfáticamente condena toda violencia.

En cambio la historia del islam es muy distinta, de hecho llegó a ser lo que es, por
la violencia.

En La Meca la oposición contra Mahoma y sus seguidores, era inmensa, y fue


creciendo hasta obligarlos a huir de allí.
Encontrar un lugar no les fue fácil, porque no los quería nadie; después de ser
rechazados en varias ciudades, en el año 622, (Mahoma ya tenía 52 años), el
profeta y algunos de sus compañeros, consiguieron ser aceptados en el pequeño
asentamiento agrícola de Yatrib (que luego cambiaría su nombre por Medina).

Este suceso, conocido como Hijra (o Hégira), fue el punto de inflexión de la suerte
de Mahoma.
En Medina se estableció la 1ª comunidad musulmana.
Ahí Mahoma fue tornándose en una figura de autoridad.

Al principio, la comunidad que dirigió estaba formada por musulmanes y por


paganos, que convivían con gran número de judíos residentes en la ciudad.
En los años siguientes la comunidad se fue convirtiendo cada vez más al islam,
aunque la misma tradición relata que muchos aceptaron el credo por conveniencia y
no por convicción.
Los judíos, fieles a su gran espíritu (que es el mismo de los 1ºs cristianos, que eran
judíos), no aceptaron el islam… ¿qué puede haber ordenado Mahoma, que ya era el
capo de Medina?... al principio los expulsó (cualquier semejanza con Hitler… es pura
coincidencia), pero pronto “intuyó” que eran “espías de sus enemigos” (cualquier
semejanza con Fidel Castro… es pura coincidencia), y los ejecutó a mansalva.

Así las cosas, Medina se transformó en una ciudad íntegramente musulmana… pero
también en “la única ciudad musulmana”.
¿Cuál habrá sido entonces la estrategia de Mahoma para difundir el islam?...
¡Acertaste! “La Guerra”.

Obviamente su guerra tenía un claro objetivo: La Meca, la ciudad más rica e


importante.
Entonces comenzó a atacar sistemáticamente las caravanas de mercaderes de La
Meca (robándoles todo, por supuesto).
Estas “victorias” son citadas en algunos párrafos del Corán haciendo referencia al
Yihad (guerra santa por Alá).

A medida que crecía el prestigio de Mahoma, por sus éxitos militares, las tribus
vecinas comenzaron a establecer alianzas con él y a aceptar el islam.

En el 628 (58 años de Mahoma), firmó un tratado de paz con La Meca, lo que hizo
sólo como “estrategia” para hacerse con el control total de La Meca en el 630.
Los habitantes de la ciudad que se le habían enfrentado en otra época, se rindieron
casi sin oposición… y aceptaron el islam.

Mahoma murió sólo 2 años después, en el 632; pero tras la conquista de La Meca,
su prestigio y autoridad siguieron expandiéndose por toda la península Arábiga, y
las fuerzas musulmanas llegaron al sur de Siria.

Hoy la población musulmana se estima en 1.200 millones de personas.


El islam ha penetrado en muy diversas regiones geográficas, culturales y étnicas.

Los principales grupos étnicos que lo componen engloban a los árabes (la mayor
parte del norte de África y Oriente próximo), pueblos turcos y otomanos (Turquía,
regiones de la antigua URSS y Asia Central), iraníes, afganos, indo-musulmanes
(Pakistán, India y Bangladesh), comunidades del sureste asiático (Malasia,
Indonesia y Filipinas) y un pequeño porcentaje de chinos.
En Europa, el islam es la segunda religión más profesada después del cristianismo.

“No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”… ¡Dios guarde a Occidente lejos
de esa sentencia!

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