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Investigaciones Fenomenológicas, n. 12, 2015, 253-264.

e-ISSN: 1885-1088

 
 
MAURO CARBONE
 
UNA DEFORMACIÓN SIN PRECEDENTES.
MARCEL PROUST Y LAS IDEAS SENSIBLES
 
BARCELONA, ANTHROPOS, 2015, 220 PP.

por Sergio Aguilera


 

La obra del profesor Mauro Car- mo diría Carmen López Sáenz, es-
bone, actual catedrático en la Uni- pecialista en Merleau-Ponty en
versité Jean Moulin Lyon 3, es de nuestro país, aspectos “impensados”
lectura obligada para quienes estu- de ese pensamiento, planteamientos
diamos el pensamiento de Merleau- y propuestas cuyas implicaciones
Ponty, sobre todo por sus repercu- quedaron en parte interrumpidas
siones estéticas y ontológicas. El por su prematura muerte. A lo largo
libro que aquí reseñamos, publicado de los textos del italiano podemos
originalmente en italiano en 2004 y leer, por ejemplo reflexiones sobre
traducido posteriormente al francés el cine o la literatura que aparecen
y al inglés, es el primero que el au- como continuación natural de los
tor publica en español. Esperamos, escritos merleau-pontianos. Mauro
no obstante, que no sea el único y Carbone los hace dialogar con otras
que a él le siga una larga lista de filosofías, como la de Gilles Deleuze,
escritos en esta lengua, que abriría mostrando así su mutua fecundidad.
a los lectores hispanohablantes un Estos planteamientos en definitiva
vasto y sugerente campo de investi- terminarían dibujando esa nueva
gación en torno al pensamiento del forma de hacer filosofía -tan de-
fenomenólogo francés apenas explo- mandada desde Nietzsche- que
rado aún en nuestros países. Mauro prescinde de las categorías tradicio-
Carbone desarrolla en su obra, co- nales que anquilosan el saber y pre-
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conizan la muerte de la filosofía la temporalidad problemática de
misma. este tipo de ideas, pues emergen
simultáneamente a la experiencia de
Es el caso del libro que nos ocu-
la que surgen. Carbone concluye el
pa, que trata de continuar el pro-
prólogo del libro, especialmente
yecto de Merleau-Ponty-Deleuze de
concebido para esta edición caste-
elaborar una teoría no platónica de
llana, señalando que hay en Deleuze
las ideas a partir de la noción de
un «esbozo de una concepción anti-
“idea sensible”, «ideas, estas, que
platónica de la reminiscencia que,
resultan ser inseparables de su ma-
en cuanto tal, no existe en el último
nifestación sensible» (p. 8). El pro-
Merleau-Ponty, pero que se revela
yecto quedó sólo esbozado en el
del todo complementaria de su con-
último de los escritos del fenomenó-
cepción de las ideas sensibles y no
logo francés, Lo visible y lo invisible,
menos necesaria que aquella para
dónde reconocía a Proust el mérito
elaborar finalmente una teoría no
de haber sacado a la luz este tipo de
platónica de las ideas» (p.11).
ideas, de ahí el subtítulo del libro
que reseñamos. Para completar di- En la introducción que sigue,
cho proyecto harían falta, sin em- Carbone nos hace leer un largo pa-
bargo, otras referencias que Carbo- saje de La Recherche del que va a
ne ha encontrado en Deleuze y en partir su ilustración de esta noción
su intento de reversión del plato- de idea sensible. Se trata del identi-
nismo. Una de ellas la leemos en ficado con el nombre: “Resurrección
Diferencia y repetición, dónde De- de Combray por la memoria invo-
leuze desarrolla la noción del «en sí luntaria”, perteneciente al volumen
de Combray», lugar de infancia del I. El pasaje sirve para marcar las
Narrador de La Recherche, que fun- diferencias entre las esencias prous-
cionaría como idea sensible y, por tianas y las de tradición platónica.
tanto, como otra forma de nombrar En él cuenta el Narrador su acceso
la esencia. Leyendo además el estu- repentino y placentero a la esencia
dio de Deleuze, Proust y los signos, de Combray, el pueblo de su infan-
encontramos otra referencia que cia, a partir del sabor de una mag-
tiene que ver, en esta ocasión, con dalena mojada en té. Esta súbita

 
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intuición eidética suspende su indi- misosófica, pues resalta la incapaci-
vidualidad, de modo que se hace dad de la consciencia para lograr el
uno con su recuerdo, al mismo saber buscado. Sólo cuando el Na-
tiempo que el objeto Combray re- rrador se resigna a no acceder de
sulta «elevado a su propio eidos » nuevo a la intuición, es cuando fi-
(p. 22). Sin embargo, la intuición de nalmente la esencia se muestra. El
la esencia del Narrador no hace encuentro con ella puede definirse
aparecer como su correlato al sujeto entonces como «choc estético-
puro del conocimiento que la trans- pático» pues no es premeditado, se
parentaría, sino que aquella más da a partir de lo sensible y revestido
bien muestra la opacidad de este (p. de una tonalidad afectiva propia.
23). De hecho, el Narrador inicia
De las vías de investigación
ahora una serie de esfuerzos vanos
abiertas a partir del encuentro del
para renovar la intuición vivida:
Narrador con esta esencia, dan
primero vuelve a sorber del té en
cuenta los cinco capítulos y el apén-
repetidas ocasiones para provocar-
dice que componen el libro. Su mo-
la; luego intenta aislarse de toda
dus operandi será la relación de los
distracción y buscar en su interior la
textos y notas del último Merleau-
huella de la experiencia. Dichos es-
Ponty que hablan de la obra de
fuerzos son comparables a los re-
Proust, con los de Deleuze que tra-
queridos por la epojé husserliana o
tan el mismo tema. Es importante
por la duda metódica cartesiana, y
tener en cuenta que, entre las notas
la narración de Proust así nos lo
pertenecientes a los últimos escritos
evoca. Sin embargo, su sentido es
del fenomenólogo y las primeras
diferente, pues mientras que de es-
formulaciones deleuzianas sobre el
tos se desprende una imagen del
tema, aparecidas en la Revue de
pensamiento que supone la concor-
Métaphysique et de Morale, han pa-
dancia de las facultades, buena vo-
sado apenas dos años. Así puede
luntad en el pensar y amor por la
entenderse mejor que la “teoría de
verdad, la imagen que aquellos es-
las ideas” del primero pueda com-
fuerzos transmiten, cuando el Na-
plementarse con la “concepción de
rrador tras múltiples intentos con-
la reminiscencia” del segundo, que-
fiesa su agotamiento, es más bien

 
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dando prefigurada la nueva forma no trata de realizar a través de la
de pensamiento buscada por ambos copia de un modelo, sino que habita
más allá del platonismo. en sus particulares realizaciones»
(p. 40), dirá la interpretación mer-
El primer capítulo parte del inte-
leau-pontiana, que otorga de esta
rés de Merleau-Ponty de dar una
manera un valor ontológico a dicha
formulación filosófica a la nueva
noción.
ontología, que ve esbozada indirec-
tamente en distintas manifestacio- Para explicar qué entiende Mer-
nes culturales y científicas de su leau-Ponty por “valor ontológico de
época. Este interés le lleva a estu- la noción de especie”, recurre Car-
diar el concepto de “naturaleza” en bone al concepto de Voyance expre-
sus últimos cursos impartidos en el sado en las notas preparatorias de
Collège de France. Nos referimos a uno de los últimos cursos del feno-
los publicados bajo el título: La Na- menólogo, La ontología cartesiana y
ture. Notes. Cours du Collège de la ontología de hoy. Este curso per-
France que constatan que, en este seguía la descripción de la nueva
ámbito, opera ya una forma de rela- ontología, esta vez en el arte y la
ción entre los seres, entre el ser literatura. La tarea del pintor y del
humano y la naturaleza, que escapa escritor, dice allí, es llevar a la ex-
a la moderna oposición de sujeto y presión la pasividad de nuestra acti-
objeto. Queda mostrado, por ejem- vidad mediante una operación de
plo, en el estudio del ambiente en el Voyance, esto es, secundando «el
que se desarrolla un organismo del mostrarse del universo sensible en
biólogo alemán Jakob von Uexküll cuyo interior nosotros mismos nos
que huye tanto del causalismo como encontramos, y que resulta recorri-
del finalismo. Este explica las rela- do por un poder analógico en virtud
ciones entre las partes y el todo del cual los cuerpos y las cosas se
dentro del ámbito biológico compa- llaman recíprocamente», de forma
rándolas con una melodía que se que queda dibujado un «Logos del
cantara por sí misma (p. 39). Asi, la mundo estético» (p. 45). Las refe-
noción de especie es concebida co- rencias de Merleau-Ponty a la con-
mo un tema variable «que el animal cepción proustiana de las ideas sen-

 
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sibles se dan entonces en ambos El segundo cápitulo comienza re-
sentidos, es decir, en sentido bioló- tomando la noción merleau-
gico y artístico, referencias en con- pontiana de iniciación o institución
creto a las páginas donde Proust de la idea sensible. En la experien-
distingue las ideas musicales de las cia de ella se produce una dimen-
ideas de la inteligencia, concibiendo sionalización de lo particular a lo
a las primeras veladas pero «no por universal justamente, señala Carbo-
ello menos perfectamente distintas ne, a modo de la conceptualización
las unas de las otras, desiguales leibniziana de la «parte total». Su
entre ellas en valor y significado» correspondencia en Proust la encon-
(p. 48). Estas ideas, como también tramos en “A la sombra de las mu-
las de luz, sonido, relieve ... son en chachas en flor”, justo en el pasaje
Proust ideas sensibles que dan ac- en el que el protagonista de la Re-
ceso a lo universal mediante lo sin- cherche asiste a una obra de teatro:
gular, haciendo trascender la finitud cada espectador siente desde su
de lo sensible mismo, que es lo que butaca estar en el centro de la es-
se quiere indicar con el concepto de cena «gracias a una disposición que
Voyance. La generalidad queda ini- es como el símbolo de toda percep-
ciada en cada ejemplar singular que ción» (p. 62). Carbone inicia a partir
apunta así a su trans-temporalidad de aquí un repaso por las divergen-
y trans-espacialidad. Esta iniciación cias y convergencias entre Deleuze
abre una dimensión o establece un y Merleau-Ponty, en relación a la
nivel de referencia para toda expe- comunicabilidad de experiencias
riencia futura. La «temporalidad por entre individuos. ¿Es el Ser, como
la cual la idea sensible resulta rit- sostiene el segundo, todo lo visible
mada [...] es análoga a aquella que (junto con lo invisible que lo acom-
articula a una melodía» (p. 51) en la paña) y el arte el medio para cum-
que se da efectivamente una in- plir nuestra participación común en
fluencia recíproca entre las notas él, o en lo sensible hay una incomu-
que la componen siendo la primera nicabilidad primordial que sólo el
posible a partir de la última y vice- arte puede llegar a componer como
versa. Ser o todo, como sostiene el prime-
ro? En verdad, lo que está recha-

 
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zando Deleuze de Merleau-Ponty en nario, revelado por el arte, y el
este punto es su filosofía de la tiempo revelado por los signos sen-
«Chair savante […] en la cual ya sibles, enraizado en nuestra corpo-
radica una posibilidad de comunica- reidad. Concluye el capítulo con una
ción intersubjetiva» (p. 64). Sin frase que ilustra el poder instituyen-
embargo parecen converger sus te de la memoria: «Los verdaderos
planteamientos sobre la temporali- espinos blancos son los espinos
dad propia de las ideas sensibles y blancos del pasado». Una memoria
Carbone dedica unas cuantas pági- que se define como quiasmo entre
nas a demostrarlo. Efectivamente, reminiscencia y olvido, entre con-
la noción del “en sí de Combray” servación y construcción y a cuyo
desarrollada por Deleuze en Dife- estudio estará dedicado el último
rencia y Repetición difiere tanto del capítulo.
Combray vivido en el pasado como
En el tercer capítulo se explora la
del recordado en el presente. Este
forma de (re)conocimiento antipla-
“en sí” se da en una especie de pa-
tónico que estaría en la base de es-
sado puro que nunca fue presente,
ta nueva teoría de las Ideas. El capí-
como un antiguo presente mítico.
tulo sigue a Deleuze y la forma de
Igualmente la apertura que ofrece la
reconocimiento que, según él, opera
idea sensible de una dimensión o
en la historia del pensamiento. Co-
nivel, apertura que se da desde el
mienza repasando entonces la no-
primer encuentro con sus ejempla-
ción de Idea, fundamental en dicha
res, ofrece a partir de ese momento
historia y que Platón oponía preci-
una anticipación del conocimiento
samente a la sensibilidad. Es curioso
que ya no puede ser cerrada e inau-
que el arte, manifestación por exce-
gura a su vez una temporalidad
lencia de lo sensible expulsada por
que, en Lo visible y lo invisible, Mer-
el filósofo de su república ideal, y la
leau Ponty define como mítica. Au-
reflexión sobre él, deban tanto a su
nar ambas propuestas, como hace
teoría de las Ideas. De hecho, en el
Carbone, evita recaídas platónicas
pensamiento sobre el arte a partir
en la interpretación de la Recher-
del siglo XX, la aventura de la Idea,
che, pues no habría separación en-
de la Forma, puede ser pensada,
tre el tiempo recobrado como origi-

 
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según la propuesta de Carbone, co- especie biológica de Uexkhüll: cier-
mo la aventura de la deformación. tas series de individuos que entran
Desde las frutas de Cezánne, el arte en resonancia, como una melodía
ha dejado de ser mímesis para dar que se canta por sí misma, decía el
cuenta de la deformación que res- biólogo. Por eso el arte de vanguar-
pecto a la idea de la mente, produce dia, huyendo del modelo platónico
la percepción. Igualmente la propia de reconocimiento como represen-
naturaleza difiere siempre de su tación, busca la deformación, no ya
representación ideal, pues sus pro- a partir del modelo, sino sin modelo
ductos no son separables de una alguno; esto constituiría una defor-
diversidad esencial; en ese sentido, mación sin precedentes, tal y como
arte y naturaleza se identifican. La reza el título del libro.
cuestión es expresada por Deleuze
El capítulo cuarto estará dedicado
de este modo: de qué manera lo
a explorar el simbolismo primordial
diferente es semejante o de qué
que transforma lo singular sensible
manera lo semejante difiere. Por lo
en un universal inseparable de él, a
que venimos viendo, la clave está
través de la confrontación entre la
en sustituir la sucesión (primero
fenomenología de Merleau-Ponty y
diferencia, luego semejanza o al
el psicoanálisis. En La estructura del
revés) por la simultaneidad (las di-
comportamiento, el fenomenólogo
ferencias y la semejanza al mismo
clasifica los comportamientos en
tiempo, como en la idea sensible).
tres órdenes no ligados causalmen-
El excedente de la semejanza es
te: físico, vital y humano, constitu-
entonces situado en el tiempo mítico
yendo cada uno la reestructuración
del que hablamos como idea sensi-
del anterior. El concepto de “estruc-
ble. Esto significa que la idea se da
tura”, elaborado por la Ges-
junto con sus deformaciones. Inver-
talttheorie, sirve para explicar el
tir el platonismo es entonces afirmar
paso del físico al vital, pues permite
los derechos de estas deformacio-
explicitar una dialéctica de implica-
nes. La idea, más que conjunto uni-
ción entre cuerpo y mundo. La teo-
ficado que da forma, sería la reso-
ría freudiana entonces dará cuenta
nancia de las diferencias. Es lo que
de las relaciones entre la dialéctica
Merleau-Ponty veía en la noción de

 
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propiamente humana y la dialéctica de iniciación que abren una dimen-
vital que caracteriza la relación del sión o nivel a partir de la idea sensi-
organismo con su medio (p. 123). ble. Su rechazo del causalismo me-
Sin embargo, para ello es necesario tafísico le lleva a oponerse igual-
reinterpretar el freudismo en térmi- mente al determinismo sexual del
nos de estructura, evitando la recaí- psicoanálisis. Así, en la Fenomeno-
da en el causalismo que lo convierte logía de la percepción, entiende el
en una metafísica. Así lo expresa fenomenólogo la sexualidad como
Merleau-Ponty en su escrito La duda proyección del modo de ser del
de Cezanne cuando aborda directa- hombre respecto al mundo. Los sín-
mente la interpretación que Freud tomas sexuales simbolizan toda una
había dado de Un recuerdo infantil actitud ya que en la vida todo sim-
de Leonardo da Vinci. Según Carbo- boliza todo (p. 137). Dicho simbo-
ne, Freud diferencia en su escrito lismo fundamental aparecerá como
dos memorias: una consciente, que emergente de la corporeidad en el
se da en la madurez y que conserva curso titulado “Naturaleza y logos:
las experiencias vividas; otra relati- el cuerpo humano”. De esta manera
va a la infancia, indistinguible de la completa Merleau-Ponty, según
fantasía y que «deforma experien- Carbone, la intención expresada en
cias remotas para satisfacer una La estructura del comportamiento
interrogación presente relativa al de explicitar mediante el psicoanáli-
origen. Tal memoria opera, pues, sis la dialéctica que relaciona el ám-
construyendo, o incluso, creando» bito propiamente humano y el vital.
(p.129) Para Freud, el psicoanálisis En dicha dialéctica los fenómenos no
serviría para atravesar el velo de la se concatenan causalmente sino que
deformación apuntando a la causa se motivan entre sí orientados por
verdadera del recuerdo, cosa que una razón operante.
Merleau-Ponty no acepta. Este con-
Por otro lado, el psicoanálisis es
sidera en cambio, que las experien-
interpretado por Merleau-Ponty co-
cias de la infancia ofrecen una anti-
mo otro síntoma cultural, como el
cipación de las de la vida adulta que
arte o la literatura, en el que ve
se compone de signos premonito-
operar la nueva ontología que trata
rios, no de causas. Son experiencias

 
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de formular. En una nota de trabajo lo. Carbone piensa entonces en Me-
de Lo visible y lo invisible titulada nón que, sin saberlo, concibe el teo-
“Filosofía del freudismo” propone rema matemático. Sin embargo,
elaborar, «no un psicoanálisis exis- para el fenomenólogo francés ese
tencial sino un psicoanálisis ontoló- “no saber” tiene que ver con la la-
gico» (p. 144). Se trata de reinter- tencia del tejido carnal abierto por
pretar el psicoanálisis desde la onto- nuestra vida operante, y el “siempre
logía carnal desarrollada por Mer- lo supe” con su reconocimiento co-
leau-Ponty en sus últimas obras, mo esencia sensible. El reconoci-
Chair entendida como tejido de co- miento, la significación, se basa en
pertenencia que relaciona todos los anticipaciones de lo general a partir
entes y es recorrida por una lógica del particular sensible, como en la
de implicación y promiscuidad. Leído aprehensión del sentido de una me-
desde esta perspectiva, el psicoaná- lodía que, en cierta manera, cono-
lisis, puesto que trabaja sueños y cemos desde que escuchamos sus
asociaciones de ideas que parecen primeros compases. La intervención
seguir esa misma lógica, servirá mayéutica de Sócrates con Menón
para explicitar el modo de simboli- consistiría, según esto, en solicitar
zación primordial del tejido carnal y de él una recuperación creadora y
su capacidad poética, esto es, la no un acceso al conocimiento por
manera como las experiencias (de reminiscencia. Deleuze señala, por
las cosas y de los otros) abren di- otro lado, que hay en Proust una
mensiones e instituyen sentidos nueva forma de reminiscencia (no
creando realidad. platónica). La encontramos en el bal
de têtes, en la frase de Chateau-
El quinto y último capítulo del li-
briand: «Un olor fino y suave de
bro prosigue con el tema del reco-
heliotropo […] no lo traía hasta no-
nocimiento, esta vez en relación con
sotros ninguna brisa de la patria,
la memoria. Comienza en continui-
sino un viento salvaje de Terranova,
dad con la descripción merleau-
sin relación con la planta exiliada,
pontiana del inconsciente: “Nada
sin simpatía de reminiscencia y vo-
sabía” y “siempre lo supe”, es la
luptuosidad» (p. 173). Esta forma
doble fórmula que usa para definir-
nueva de reminiscencia crea el mo-

 
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delo a imitar recreándose en la de- cie) tenemos que los caracteres de
formación que, como hemos visto la musa y los oníricos de la carne se
perseguía el arte del S. XX. Hay en- esclarecen mutuamente (p. 186).
tonces un carácter netamente crea- Mnemosýne es la facultad creadora
tivo en la reminiscencia pues, de de las ideas sensibles e igualmente
acuerdo con ella, recordar es crear, y por ello, la de reconocimiento ei-
no el recuerdo, sino su equivalente dético que no cesa de actuar en la
espiritual o la idea. experiencia. Es el tipo de reconoci-
miento que el arte y la literatura del
Las páginas siguientes versarán
siglo XX han explorado contribuyen-
sobre el tipo de pasado al que remi-
do a la construcción de la nueva
te esta reminiscencia. Recurriendo a
ontología.
Mnemosýne, musa que no sólo tenía
la capacidad de recordar sino tam- Termina el libro con un apéndice
bién de crear, Carbone nos muestra exclusivo para la edición en caste-
el poder poético de la memoria, po- llano en el que se exploran, esta vez
der que aprovechaban los rapsodas paralelamente en el amor y en la
para contar los tiempos míticos del música, las relaciones entre lo se-
origen. Sin embargo, advierte De- mejante y lo diferente (el todo y la
leuze, para que surja el tiempo pa- parte o la especie y sus individuos).
sado como “en sí”, el olvido (Lete) Volvemos en él a Deleuze y a su
ha de transformar en ideación el intento de invertir el platonismo
recuerdo, trasladándolo a un tiempo emprendido en la Lógica del sentido.
que nunca fue y dándole su valor En cuanto a las semejanzas y dife-
trascendental en cuanto constitutivo rencias, ¿se dan las primeras a par-
de una dimensión de experiencias. tir de las segundas o al revés? El
Si identificamos merleau- paralelismo lo establece Carbone
pontianamente a Mnemosýne con la con la música, en la que, según una
memoria operante en el sentir mis- cita de Straus, el tema precede a las
mo (memoria de anticipación que se variaciones. Tema asociado ahora a
da, por ejemplo, en la escucha de la idea, en tanto que las variaciones
una melodía, pero también, ya vi- remiten a la multiplicidad. Deleuze
mos, en la noción biológica de espe- habla también de “tema” cuando se

 
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refiere, en la Recherche, a la idea Ponty citado por Carbone (p. 208).
que hace ley de la serie de nuestros El amor, al igual que la melodía,
amores. Figura del padre y la madre parece “cantarse” por sí mismo. En
que vemos en el objeto de nuestro otros textos Merleau-Ponty llama a
amor y motivo del que nos enamo- estas ideas “matrices simbólicas” y
ramos repetidamente. «aparecen descritas justamente
como ideas negativas alrededor de
Merleau-Ponty sigue un recorrido
las cuales se instituye un sentido en
parecido del amor a la música, en
la historia colectiva» (p. 210). Pues-
su curso “La institución en la histo-
to que el sentido instituido o la ma-
ria personal y pública”, también tra-
triz aparecen en el encuentro con lo
tando los amores de la Recherche.
sensible mostrando o insinuando su
Ya no hay constitución por la con-
parte no visible, no positivamente
ciencia del sentimiento a partir de la
explicitada, no se puede decir que
idea del amor, sino un autoconsti-
haya una precesión del tema en
tuirse del mismo. La “institución” se
Merleau-Ponty y su concepción de
identifica así con la “iniciación” a la
los amores (y músicas) de la Re-
idea sensible, pues aquella «resulta
cherche. Más bien el tema se en-
propiamente inseparable de su ma-
cuentra en las variaciones mismas.
nifestación y se despliega como una
Entendido como institución, el sen-
dimensión de sentido al cual ya toda
timiento amoroso termina dándonos
otra experiencia se referirá» (p.
secretamente, sin decisión conscien-
204). Siguiendo las páginas que
te, aquello que realmente amába-
hablan de la institución de un sen-
mos sin saberlo.
timiento, leemos que el amor en
Proust no es, como sostenía Sartre, En definitiva, a partir de la noción
algo que concierne a la subjetividad de idea sensible, las doscientas
o al para sí, sino que se trata de un veinte páginas del libro de Carbone
fenómeno que, como idea sensible, perfilan una nueva manera no pla-
envuelve en su dimensión a los tónica, sino quiasmática, de enten-
amantes afectados de modo que der la dinámica del Ser, del conoci-
«parecen pertenecer a su amor más miento y de la verdad. Carmen Ló-
que este a ellos», dice Merleau- pez Sáenz, en su artículo “La verdad

 
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esencial de las ideas sensibles”, las la raíz del pensamiento, que inte-
caracteriza de forma que, creemos, rrogan y abren a lo universal desde
resume a la perfección esta nueva la singular relación con él que son
manera de hacer filosofía. Sirva la las experiencias vividas. Esta rela-
cita para concluir esta reseña: “Más ción hace de la idea sensible una
que pensamientos ya cumplidos que dimensión que, en simultaneidad
no hacen pensar, (las ideas sensi- con sus ejemplares, nos ofrece un
bles) son impensados que yacen en conocimiento no clausurado”1. 

1 López Sáenz, C., “La verdad esencial de las ideas sensibles” en San Martín, J., Domingo Moratalla, T.,
La imagen del ser humano: historia, literatura y hermenéutica, Madrid, Biblioteca Nueva, 2011, pp. 341-
355, p. 346

 
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