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TEORÍA DEL ESTADO SEGÚN JEAN-JACQUES ROUSSEAU

BIOGRAFIA.
Jean-Jacques Rousseau nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra, Suiza y falleció en
Ermenonville, Francia, el 2 de julio de 1778.
Fue escritor, filósofo, botánico, naturalista y músico de la ilustración, a pesar de las
profundas contradicciones que lo separaron de los principales representantes del
movimiento. Sus primeros años de vida, de especial dureza, marcaron su existencia y su
pensamiento. Debido a motivos religiosos, la familia Rousseau se exilió a Ginebra
cuando era una ciudad-estado independiente.
Isaac Rousseau era relojero, y formaba parte de un grupo de artesanos del barrio de
Saint-Gervais. Su madre, Suzanne Bernard, murió a los nueve días después del parto y
Jean-Jacques, fue criado por su tía materna y su padre Isaac Rousseau, le educa en casa
leyendo con él toda suerte de novelas e historias, entre ellas Astrea de D'Urfé y las
Vidas Paralelas de Plutarco. Estas lecturas avivaron la fantasía de Rousseau y
acrecentaron su sensibilidad.
Por causa de un duelo, su padre se vio obligado a exiliarse de Ginebra para evitar la
cárcel, por lo que abandonó al pequeño Jean-Jacques a los diez años de edad, que es
acogido por su tío. Con esta familia disfrutó de una educación que él consideraría ideal,
calificando esta época como la más feliz de su vida. Junto con su primo, Rousseau fue
enviado como pupilo a la casa del pastor calvinista Lambercier, en Bossey, durante dos
años. En la escuela del pastor recibe por primera vez una cierta educación escolar. Allí
Rousseau, en pleno campo, pasa dos años felices.
A su regreso en 1725, trabajó como aprendiz de relojero y, posteriormente, con un
maestro grabador, Ducommun, que lo sometió a un trato brutal, por lo que sin finalizar
su aprendizaje, a los 16 años abandonó Ginebra. Sin embargo, desarrolló la suficiente
experiencia para vivir de estos oficios toda su vida.
Tras abandonar Ginebra fue a parar al pueblo de Confignon, siendo recogido en la
casa del propio cura del lugar quien le dio carta de presentación para madame de
Warens, una mujer convertida del calvinismo al catolicismo, que lo envió a un
catecumenado en Turín, donde abandonó el calvinismo y fue bautizado como católico.
Con Madame de Warens, trece años mayor que él, muy culta, que le ayudó en su
educación y en su afición por la música, estableció una amistad materno-filial, que con
el tiempo se transformó en amorosa y apasionada.
Trabajó en el catastro de Saboya y dio lecciones de música, diez años de lecturas,
estudios, obras literarias de poca monta, aventuras, viajes, rupturas y regresos a Annecy,
hasta que se produce la ruptura definitiva con la mujer que hasta entonces le había dado
estabilidad emocional., pues un nuevo amante de Madame de Warens le obligó a salir
de su casa.
Residió seis semanas en Montpellier por una enfermedad grave, y a su regreso fue
preceptor en Lyon, ejerció de periodista y tuvo contacto con Fontenelle, Diderot o
Marivaux.
En 1745, con 33 años, vuelve a París, donde presenta a la Academia de Ciencias un
Proyecto concerniente a nuevos signos para la música, que es rechazado; compone la
ópera Les Muses galantes, Mme. d´Épinay lo introduce en el ambiente distinguido y es
nombrado secretario de embajada en Venecia. Cuando volvió a París en 1744, continuó
su trato con Diderot y con otros filósofos, como d´Alembert o Rameau, y su
colaboración en artículos para la Enciclopedia. Fue en esa época cuando conoció a
Thérèse Levasseur, una modista analfabeta con la que tuvo cinco hijos seguidos, a los
que internaba en la Maternidad pública, un hospicio, a medida que iban naciendo (Un
contrasentido para quien tanto escribió sobre la libertad en la educación de los niños.
Aunque daba la excusa de carecer de medios, en el volumen IX de sus Confesiones
afirma que era para separarlos del ambiente de incultura de la familia de su mujer). Es
en esta época cuando escribe sus escritos que le han hecho popular.
En 1754 regresó a Ginebra e intentó readquirir sus derechos como ciudadano, se
reconcilió con el calvinismo y escribió su discurso sobre la desigualdad entre los
hombres: Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los
hombres.
En 1756 se instaló en la residencia de su amiga Madame de Epinay, donde se retiró
para trabajar y escribir intensamente algunas de sus obras más importantes.
Durante los años siguientes escribió La nueva Eloisa (1761), El contrato social
(1762), obra proscrita en Francia y finalmente, Emile, texto publicado en 24 de mayo de
1762 y condenado a la hoguera, simultáneamente con el pedido de captura del autor,
que huyó a Neuchatel, en Suiza, donde es acogido como protegido de Lord Keith, pero
su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en 1765.
Su amigo Hume lo acogió junto con Thérèse en Inglaterra, y vivieron retirados en el
campo durante dos años (1765-1767), debido a la opinión que la mayoría de los ingleses
tenía de él: un loco, malo y peligroso hombre que vive en pecado con Thérèse. En 1767,
con 55 años, volvió a Francia con un nombre falso. Allí se casó con Thérèse un año más
tarde. En 1770 se le permitió regresar oficialmente con la condición de que no publicase
nada más.
En París permaneció hasta 1778; vuelve a copiar música (de lo que vivía), clasifica
hierbas y escribe sobre botánica Mientras tanto publicó Confesiones (1767-1771),
escritas en buena parte durante su estancia en Inglaterra, y escribe y no acaba Las
meditaciones de un paseante solitario.
Escribió sus memorias, las Confesiones, y se dedicó a vivir de sus patrones y lecturas
públicas que hacía de ellas. En 1772 Madame d'Epinay, escandalizada por lo que
Rousseau relata de su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas.
Con una salud mental resquebrajada definitivamente, se alejó del mundo. Aunque siguió
escribiendo, su salud mental le hacía ver enemigos en todas partes y no pudo disfrutar
de su fama.
En mayo de 1778, invitado por el marqués de Girardin, se trasladó al pabellón situado
frente al castillo de Ermenonville, en donde falleció víctima de una apoplejía. El 9 de
octubre de 1779, por decisión de la Asamblea Constituyente, sus restos son trasladados
al Panteón.
A Jean-Jacques Rousseau se le considera como el representante típico del
tratamiento individual en la educación. Su alumno se educa solo con un preceptor, sus
fines educativos no son individuales, sino también sociales, diferentes a los de la
educación dada en su tiempo, en contra de la cual se manifestaba. La vuelta a lo natural
fuera de convencionalismos sociales, es la clave de la idea de la educación de Jean-
Jacques Rousseau. La naturaleza es lo primitivo y valioso, lo esencial de la Especie
Humana.
Jean Jaques Rousseau era más bien un filósofo político, no un pedagogo; pero, a
través de su novela Emilio, o De la educación promueve pensamientos filosóficos sobre
la educación, siendo este uno de sus principales aportes en el campo de la pedagogía.
La razón de ser de la pedagogía, que se funda en primer lugar en las leyes
psicológicas, es instaurar en la infancia el propósito de la libertad, mediante la actividad,
aprender por la propia experiencia y no tanto por lo que le enseñen los demás.
Una de las importantes claves de Rousseau es diferenciar a niños y adultos en cuanto
a su aprendizaje. Hasta su época se educaba a los niños como si fueran adultos en
pequeño. Para Rousseau la infancia tiene maneras de ver, de pensar, de sentir que le son
propias igualmente la adolescencia. los maestros deben tener en cuenta esas diferencias,
conocerlas y respetarlas. En la educación, el niño ha de permanecer en su naturaleza de
niño. La educación, debe ser gradual. El educador debe esperar con confianza la marcha
natural de la educación e intervenir lo menos posible en el proceso de la formación.
La educación del niño debe comenzar desde su nacimiento y debe impedirse que
adquiera hábitos de los cuales pudiera llegar a ser esclavo. La educación religiosa, no
debe ser confesional y debe realizarse, no es la infancia, sino en la edad de la razón. En
su libro “El Contrato Social”, rescata la necesidad de las personas, durante toda su vida,
de consejo y guía. En su texto "El Emilio", atacó al sistema educativo de su época, pues
mantiene que los niños deben ser educados a través de sus intereses y no por la estricta
disciplina.
Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la
Iglesia Católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras
autobiográficas dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es
considerado uno de los precursores del Romanticismo. Las obras suyas que más
influyeron en su época fueron Julia, o la Nueva Eloisa(1761) y Emilio, o De la
educación (1762), ya que transformaron las ideas sobre la familia. Otras obras muy
importantes son El contrato social y el Discurso sobre el origen de la desigualdad
entre los hombres.
El Contrato Social fue el manual de los doctrinarios de la Revolución
francesa. Emilio, o De la educación expone la teoría que la pedagogía debe respetar los
buenos instintos naturales del hombre, guiando su libre desarrollo de la manera menos
artificial posible. La parte religiosa de Emilio, o De la educación titulada "Profesión de
foi du Vicaire Savoyard" irritó de inmediato al parlamento de Paris, que lo consideró
"impío, escandaloso y ofensivo" por lo que Rousseau se vio obligado a huir de Francia
para no acabar en la cárcel.

EL CONCEPTO DE ESTADO EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE


ROUSSEAU.
Para Rousseau, el Estado es el cuerpo político que nace del «primer convenio» y que
fue, en éste, aprobado unánimemente. Por consiguiente, es el Estado esta marea humana
echada antes en la naturaleza y que se haya transformado ahora voluntariamente en
comunidad política; es decir, en una sociedad estructurada por leyes que han sido
creadas por todos sus miembros y a las cuales se encuentran todos sometidos para el
bien común. Esto lo dice Rousseau precisamente en el capítulo VI del libro Primero del
Contrato Social, definiendo así el Estado: «un cuerpo moral y colectivo compuesto de
tantos miembros como votos tiene la asamblea, el cual recibe por este mismo acto su
unidad, su -yo común, su vida y su voluntad».
El Estado también será llamado por Rousseau en sentido pasivo: «sociedad civil»,
«ciudad-estado», o «república», en sentido activo: pueblo soberano. Lo que significa
que sólo se distingue el Estado del pueblo soberano cuando éste este reunido en
asamblea y sin esta condición, da lo mismo.
Ahora bien, para no anticipar, dejo que se descubra progresivamente en esta segunda
parte del trabajo cómo Rousseau llegó a esta concepción del Estado. Para eso, expondré
en seguida su propia teoría del estado natural, su concepción del pacto social originario
y sus planteamientos sobre la naturaleza y el funcionamiento del orden social.
El estado de naturaleza en Rousseau: mito del buen salvaje o antropología
optimista
Es en la primera parte del Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad
entre los hombres que Rousseau desarrolló su propia descripción del estado de
naturaleza. Llegó a imaginárselo después de haber pensado que para que haya un origen
a la desigualdad entre los hombres, se debería primero suponer un tiempo ideal en que
todos los hombres hubieran sido forzosamente iguales. Pero no importa que esta
igualdad no sea ni total ni perfecta ya que, evidentemente, reconoce Rousseau, natural o
físicamente nacemos y vivimos en condiciones desiguales.
Por consiguiente, la desigualdad que Rousseau estudiará en el Segundo Discurso, no
será más que la moral y la política, donde la cuestión de responsabilidad y de justicia
esté en juego y cuyo origen pueda ser efectivamente humano.
Este momento de igualdad moral y política que precede el proceso de degeneración del
género humano, es bien lo que Rousseau llama: el estado de naturaleza.
Fue un tiempo simple y alegre en qué que la humanidad, buscando satisfacción
únicamente por sus necesidades básicas, ignoraba los deseos superficiales innecesarios:
«Lo veo saciándose bajo una encina, refrescándose en el primer arroyo, hallando su
lecho bajo el mismo árbol que le ha proporcionado el alimento; y, con ello, satisfechas
sus necesidades»17(*).
Se vivía salvajemente, animalmente, pero, imperturbado; y por ende, feliz: «Tenía todo
lo que necesitaba porque no necesitaba nada más que lo que podía tener». Una felicidad
evidentemente ascética que resume el muy común axioma: «más feliz no es el que más
tiene, sino el que menos desea.» Pero es aún más profundo. Para Rousseau no se trata
allí de una menor necesidad posible de cosas sino también de personas. El hombre
natural de Rousseau es solitario y autosuficiente:
«Concluyamos que, errante en los bosques, sin industria, sin palabra, sin domicilio, sin
guerra y sin unión, sin necesidad alguna de sus semejantes como sin ningún deseo de
perjudicarle, quizá incluso sin reconocer nunca a nadie individualmente, el hombre
salvaje, sujeto a pocas pasiones y bastándose a sí mismo, no tenía más que los
sentimientos y las luces propias de tal estado. Que no sentía otra cosa que sus
verdaderas necesidades, no miraba más que aquello que creía tener interés en ver y que
su inteligencia no hacía más progresos que su vanidad. (...) No había ni educación ni
progreso, las generaciones se multiplicaban inútilmente y partiendo cada una siempre
del mismo punto, los siglos pasaban en toda la rudeza de las primeras edades; la especie
era ya vieja y el hombre permanecía siempre niño»18(*). Y con esta hipótesis,
Rousseau se identifica pues con la antropología individualista, oponiéndose a la tesis
antropológica comunitarista que veía al hombre, desde Aristóteles, más bien como un
animal gregario, social por naturaleza. ¿Pero, sería este punto suficiente para dar
absoluta razón a las interpretaciones liberalistas e individualistas del pensamiento de
Rousseau? Volveré sobre tema más adelante19(*). Pero, con lo que está dicho, queda
claro que para Rousseau, el hombre natural es un salvaje, aislado y autosuficiente.
¿Ahora bien, por qué bueno?

En realidad, la bondad del hombre natural o salvaje que defiende Rousseau y con la
cual, oponiéndose a la antropología pesimista de Hobbes -Homo homini lupus- formula
lo que se ha tenido la costumbre de llamar «antropología optimista de Rousseau», no es
una opción precisamente moral del hombre natural. En otras palabras, el hombre natural
es no un buen salvaje porque entre el mal y el bien siempre se inclina por naturaleza a
eligir el bien. El hombre natural, considera Rousseau, tiene noción ni del bien ni del
mal: «(...) los salvajes no son malos precisamente porque no saben lo que es ser buenos,
puesto que no es ni el desarrollo de las luces, ni el freno de la ley, sino la calma de las
pasiones y la ignorancia del vicio quienes impiden hacer el mal: Tanto plus in illis
proficit vitiorum ignoratio quam in his cognitio virtutis»20(*). Y es bueno entonces sólo
por estas dos razones: Primero, existencialmente le es incognoscible al hombre natural
la experiencia del mal ya que la misma, al no ser un hecho natural- «todo era bueno
saliendo de la mano del creador»- no es sino un producto de la organización social tal
como lo es la moralidad misma: «Parece, así, que los hombres en tal estado (el estado
natural), al no existir entre ellos ninguna clase de relación moral ni de deberes comunes,
no pudieron ser ni buenos ni malos, no tuvieron ni vicios ni virtudes a no ser que,
tomando tales palabras en su sentido físico, se denominen en el individuo vicios
aquellas cualidades que pueden perjudicar a su propia conservación y virtudes las que
pueden contribuir a ella; (...)»21(*).

Segundo, si la bondad del hombre natural no es proveniente de una elección racional


propiamente dicha, lo es sin embargo por una inclinación sentimental o instintiva
llamada: pitié naturelle (piedad natural).

Según esta teoría de la piedad natural, hay en el hombre pre-social un sentimiento


natural superior al instinto de conservación de la vida (el amor de sí22(*)) que le hace
compadecer con sus semejantes encontrados en situaciones difíciles. «Hablo de la
piedad, dice Rousseau, disposición conveniente a seres tan débiles y sujetos a tantos
males como lo estamos nosotros; virtud tanto más universal y tanto más útil al hombre
cuanto que ella antecede en él al uso de toda reflexión y tan natural que las mismas
bestias nos dan a veces signos sensibles de ella»23(*). En definitiva, como se lo
recuerda Rosa Cabo Bedia en un interesante artículo sobre el tema, intitulado «El
problema de la renaturalización en Jean-Jacques Rousseau»: «Los individuos en el
estado de naturaleza no poseen más que dos sentimientos innatos y que preceden al
estado de reflexión: el amor de sí y la piedad. (...) El estado de naturaleza rousseauniano
está poblado de salvajes que no luchan entre sí porque la piedad actúa en ellos como
sentimiento que modera el amor de sí: Parece, pues, indudable que la piedad es un
sentimiento natural que, al moderar en cada individuo la actividad del amor a sí mismo,
contribuye a la conservación mutua de toda la especie»24(*).

Además, aunque no está desarrollado por Rousseau en el Segundo Discurso ni en otros


textos de él que he leído, se puede hasta pensar que no sería contrario a su pensamiento
que esta misma piedad natural, tal como lo concibe, apoyando posteriormente a la
razón, pudiera ser el origen mismo de la moralidad. Ojalá que esta cita pueda permitir la
continuación de la discusión: «(...) con toda su moral los hombres jamás hubiesen sido
otra cosa que monstruosos si la naturaleza no les hubiese dado la piedad en apoyo de la
razón; (...) de esta única cualidad se siguen todas las virtudes sociales que quiere
disputar a los hombres.»25(*).
Ahora bien, después de haber expuesto la visión rousseauniana del estado natural, como
muchas veces se lo ha discutido en los estudios críticos sobre esta parte del pensamiento
de Rousseau, veámosla ahora desde su relación con la ciencia histórica.

2.1.2- La teoría del estado natural de Rousseau y su eventual relación con la


historia
El debate sobre el tema de la relación del estado natural en Rousseau con la historia
humana siempre parte de esta pregunta: Pensó Rousseau el estado de naturaleza como
un tiempo mítico, imaginario o más bien como un momento concreto, histórico o pre-
histórico, de la vida humana?
Hay unas tesis que sustentan que el estado natural tal como lo describe Rousseau no
sería sino una deducción de sus lecturas de los relatos de viajes, de moda en su tiempo,
donde se describía el mundo fantástico de los «salvajes» de América; y por
consecuencia, proveniente de ellos, su teoría no sería más que una deformación de la
historia real. Josep Fontana, por ejemplo, en su crítica al «mito europeo del salvaje»,
pensó que el estado de naturaleza tal como lo relató Rousseau, no sería sino una de estas
copias de las «descripciones idílicas de tribus brasileñas que vivían en un paraíso
natural y en medio de una armonía social que no perturbaban la codicia ni la
guerra»26(*).
Jean Touchard, de su parte, reconoce en su historia de las ideas políticas, estas lecturas
del filósofo ginebrino y su rol en la imaginación del mismo. Igualmente piensa que las
mismas sirvieron de inspiración a Voltaire para algunos de sus cuentos fantásticos; sin
embargo, hace notar que no es preciso ver a Rousseau por eso como un pensador que
tuviera la ingenuidad y la torpeza de pensar históricamente el pasado humano desde
simples cuentos de viajes: «Cuando habla del hombre natural, no piensa en forma
alguna en la prehistoria. Piensa en sí mismo y en los buenos salvajes de América y de
otros lugares, descritos en las narraciones de viajes leídas por él con pasión («pasé mi
vida leyendo narraciones de viajes», decía Rousseau)»27(*).
Evidentemente, hoy en día, algunos pueden seguir todavía con la confusión. Sin
embargo, hay textos claves en la obra de Rousseau - citaremos algunos en seguida-
donde él deja claro que el estado de naturaleza, tal como fue pensado por él, no es un
momento real de la historia sino que más bien fue utilizado como un artífice para pensar
al hombre presente; «une question de méthode» como lo dirá más tarde Emile
Durkheim.
En el prefacio del Segundo Discurso, por ejemplo, Rousseau escribe: «(...) no es
empresa ligera la de separar lo que hay de original y de artificial en la actual naturaleza
del hombre y conocer bien un estado que ya no existe, que quizás no ha existido, que
probablemente no existirá jamás y del cual, sin embargo, es necesario tener nociones
ajustadas a fin de juzgar con exactitud de nuestro estado presente»28(*). Esta misma
cita fue comentada por Gérard Mairet en la edición de la Librairie Générale Française
(1996) del Segundo Discurso como una declaración suficiente para entender que
Rousseau no se preocupaba efectivamente por reescribir la historia sino más bien por
filosofar de una manera tal que pueda llegar a justificar que un orden social fundado
sobre la libertad y la igualdad entre todos no sólo sea el más deseable sino también el
más legítimo:
Pero, Rousseau volverá otra vez a precisar su postura en el Segundo Discurso y allí, está
mucho más claro todavía: «Comencemos, pues, por descartar todos los hechos, pues no
conciernen al problema. No se deben tomar las investigaciones que se pueden hacer
sobre este tema como verdades históricas, sino tan sólo como razonamientos puramente
hipotéticos y condicionales, mucho más adecuados para esclarecer la naturaleza de las
cosas que para mostrar su verdadero origen, y semejantes a las que en nuestros días
elaboran los físicos sobre la formación del mundo»30(*).

Sumado a esto, Emile Durkheim que reconoció además a Rousseau en el siglo XIX
como un verdadero precursor de la sociología, corroboró claramente su intención
diciendo: El estado de naturaleza no es, como se ha dicho algunas veces, el estado
en que el hombre se encuentra antes de la institución de las sociedades. Tal expresión
haría creer a uno, de hecho, que es una época histórica, por la cual el desarrollo
humano realmente habría comenzado. Tal no es el pensamiento de Rousseau »

Ahora bien, más formalmente, ¿cómo se ha ido criticando esta teoría de Rousseau del
estado natural? Las críticas son bien numerosas, pero aquí sólo quiero comentar dos de
ellas. La primera por el escándalo que causó en la época misma de Rousseau y la
segunda por la pertinencia que me parece tener para la historia de la filosofía.

El hombre natural y el hombre histórico


El hombre natural
Rousseau habla de un estado natural del hombre en el que es un ser bueno y feliz, sin
preocupaciones y sin industria, sin lenguaje y sin hogar, ajeno a toda guerra y toda
atadura. Este ser se movía por dos impulsos básicos: el amor a sí mismo y la compasión.
Es un ser inocente, como un niño pequeño. No hay separación entre lo que es y lo que
parece. Define al hombre como un buen salvaje, un hombre primitivo que vive en paz y
armonía con la naturaleza.
El hombre histórico
El hombre contemporáneo es distinto. Según Rousseau es un hombre histórico, un
hombre que ha perdido la bondad original. Es un ser vil, egoísta, depravado, lleno de
odio. Es un ser degenerado. Pero este hombre histórico no puede mostrar públicamente
su degeneración: ha de enmascarar, de ocultar, su vileza, su egoísmo y sus pasiones. Por
ello adopta un comportamiento social: la cortesía, la retórica, la técnica de las
apariencias, todo aquello de que se preocupan las ciencias y las artes, todo lo que nos
sirve para enmascarar temores, odios, traiciones, todo esto que adoptamos para esconder
nuestra maldad es la educación. Esta máscara que adoptamos es, además, doblemente
odiosa ya que evita reconocer la degeneración e imposibilita la regeneración del ser
humano. Todo este proceso de degeneración se lleva a cabo a raíz de la aparición de dos
factores que no tienen presencia en un idealizado Estado de Naturaleza: la riqueza y el
poder.

El contrato social
Como no se puede volver al pasado natural del hombre, Rousseau propone el contrato
social entre el individuo y la sociedad, con el fin de armonizar la convivencia humana.
Esta es la única posibilidad de regeneración moral.
El contrato social
Los hombres se asocian y ponen su persona y todo su poder bajo la dirección de la
voluntad general. A cambio, cada miembro es acogido como parte indivisible del todo.
Así, el pacto social representa el reconocimiento de que lo universal es más importante
que lo particular, se antepone la justicia al instinto, lo social sobre lo natural. Obedecer
la voluntad general es ser libre, es obedecernos a nosotros mismos. Con esto se pasa al
tercer estado en la evolución humana: el hombre civil. Este hombre, aunque no puede
volver al estado ideal de naturaleza original, puede recuperar y regenerar parte del bien,
de la felicidad y de las libertades pasadas.
Diferencias entre estado natural y estado civilizado
Las diferencias entre estos dos estados son las siguientes: la libertad natural sólo es
limitada por la fuerza de cada hombre
Diferencia entre voluntad general y voluntad de todos
Ahora bien, la voluntad general debe ser la voluntad del pueblo, debe ser la soberana.
Su objetivo es el bien común de la sociedad. La voluntad general no es, ni mucho
menos, la suma de las voluntades individuales, esta suma sería la voluntad de todos. La
voluntad de todos atiende al interés particular y derriba los cimientos del contrato social.
La voluntad general es la de los ciudadanos reunidos en asamblea: una democracia
directa, no una democracia representativa como la que tenemos ahora

Teoría de la educación
Esta teoría está expuesta magníficamente en la obra "Emilio o sobre la educación". En
esta obra Rousseau nos hace una construcción ideal, un modelo utópico de como deben
ser las condiciones educativas del niño (Emilio) y de la niña (Sofía, futura esposa de
Emilio). Para Rousseau la educación tradicional oprime y destruye la orientación natural
del ser humano. Los hombres nacen libres y buenos pero la educación va anulando su
libertad progresivamente. Lo ideal es una educación que conduzca al desarrollo natural
del niño. La educación tradicional basada en los libros y la memorización es artificial y
repetitiva. El niño debe aprender por sí mismo, aprender a pensar e interactuar en
contacto directo con las cosas y con la naturaleza. La educación tiene como objetivo
formar un hombre libre, el desarrollo de la intuición y del sentimiento. La moralidad se
fundamenta en sentimientos naturales como el amor, sentimientos que la educación ha
de potenciar. Si esto fuera así, aparecería el ciudadano, un ser humano que tendría sus
raíces en la bondad de la naturaleza humana. "el hombre nace bondadoso pero la
sociedad lo corrompe" (Su pedagogía influyó en Pestalozzi)
El contexto ideológico de Jean-Jacques Rousseau
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Los sesenta y seis años de la vida de Jean Jacques Rousseau se desenvolvieron en su
totalidad en el siglo XVIII. Cuando falleció, en 1778, faltaba poco para que la ideología
del denominado "Siglo de las luces", el de la Ilustración y el Despotismo Ilustrado, diera
paso a una forma de ser y de sentir prácticamente nueva: el Romanticismo. Rousseau
fue, en lo esencial, un hombre de su siglo, pero se anticipó a la ideología romántica en
muchos aspectos, tanto en su actuación como en su obra, por lo que puede
considerárselo un auténtico prerromántico.
La Ilustración se halla inscrita en el ámbito de la burguesía ascendente, pero sus
animadores no fueron ni todas las capas burguesas, ni solamente éstas. Por un lado, tuvo
sus adversarios en determinados sectores de la alta burguesía comercial (como, por
ejemplo, el dedicado al tráfico de esclavos), y, por otra parte, ciertos elementos del bajo
clero o de la nobleza cortesana e incluso el propio aparato estatal del Despotismo
ilustrado, la apoyaron, aunque, en este último caso, en sus manifestaciones más tímidas
y, muchas veces, como simple arma de política internacional.
Los medios de que se valió el movimiento para su difusión fueron múltiples, entre otros,
las sociedades secretas, como la masonería, las sociedades de pensamiento, específicas
de la época, academias y salones y sobre todo, la prensa periódica y la
internacionalización de las ediciones.
Aunque existieron diversas tendencias entre los ilustrados, reconocieron una línea
maestra común, la razón, desprovista de contenido preestablecido y convertida en un
seguro instrumente de búsqueda, cuyo poder no consiste en poseer, sino en adquirir
(libido sciendi). Con ella luchan contra la superstición, las formas religiosas
tradicionales y reveladas, al argumento de autoridad y las estructuras políticas y sociales
anquilosadas. Elimina cualquier elemento de misterio, extrañeza o milagro y pone al
Hombre, la Especie Humana, como estudio propio del conocimiento y la razón, con la
posibilidad de instaurar la felicidad en la tierra y de mejorar a los hombres, de por sí
buenos (Rousseau).
En este sentido es un movimiento entusiasta, basado no en un frío racionalismo, sino
convencido de que la sensibilidad, como aptitud para la emoción, es una potenciadora
de la razón, si viene guiada por la experiencia: «a medida que el espíritu adquiere más
luces, el corazón adquiere más sensibilidad. La Ilustración, como forma de pensamiento
de una economía de intercambio basada en el contrato comercial, tiene como rasgos
distintivos la individualidad, el igualitarismo formal, el derecho universal, la tolerancia
y la búsqueda y lucha por la libertad.

El pensamiento de Jean-Jacques Rousseau


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Rousseau participó activamente en el movimiento renovador de la Ilustración,
movimiento intelectual que influyó decisivamente en la Revolución Norteamericana de
1776 (o Guerra de Independencia), la Revolución Francesa de 1789 las guerras de
Independencia de Latinoamérica y las revoluciones nacionales que sacudieron Europa
durante el siglo XIX.
Todas estas revueltas condujeron a la transformación de las sociedades occidentales,
dando paso al surgimiento de la figura del ciudadano y al ascenso de las libertades, los
derechos individuales y la razón como valores máximos entre los hombres y para la
sociedad.
Las revueltas populares a lo largo del mundo derrocaron al "ancien regime" junto con
sus monarcas despóticos y sus legiones de siervos para ser remplazados por gobiernos
republicanos y ciudadanos libres e iguales.
Rousseau consideró que en el mundo que se estaba configurando los hombres deberían
abandonar su papel de siervos para convertirse en ciudadanos libres, dueños de su
destino y detentadores de la soberanía.
Rousseau produjo uno de los trabajos más importantes de la época de la Ilustración; a
través de su Contrato Social, hizo surgir una nueva política. Esta nueva política está
basada en la voluntad general, y en el pueblo como soberano. La única forma de
gobierno legal será aquella de un Estado republicano, donde todo el pueblo legisle;
independientemente de la forma de gobierno, ya sea una monarquía o una aristocracia,
no debe afectar la legitimidad del Estado. El poder que rige a la sociedad es la voluntad
general que mira por el bien común de todos los ciudadanos.
En fin, Rousseau plantea que la asociación asumida por los ciudadanos debe ser “capaz
de defender y proteger, con toda la fuerza común, la persona y los bienes de cada uno de
los asociados, pero de modo tal que cada uno de éstos, en unión con todos, sólo
obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes.”
El Contrato Social le abre paso a la democracia, de modo tal que todos los miembros
reconocen la autoridad de la razón para unirse por una ley común en un mismo cuerpo
político, ya que la ley que obedecen nace de ellos mismos. Esta sociedad recibe el
nombre de república y cada ciudadano vive de acuerdo con todos. En este Estado social
son necesarias las reglas de la conducta creadas mediante la razón y reflexión de la
voluntad general que se encarga de desarrollar las leyes que regirán a los hombres en la
vida civil. Es el pueblo, mediante la ratificación de la voluntad general, el único
calificado para establecer las leyes que condicionan la asociación civil. Todo gobierno
legítimo es republicano, es decir, una república emplea un gobierno designado a tener
como finalidad el interés público guiado por la voluntad general. Por esta razón no
descarta la posibilidad de la monarquía como un gobierno democrático, ya que, si los
asociados a la voluntad general pueden convenir, bajo ciertas circunstancias, la
implementación de un gobierno monárquico o aristocrático, entonces tal es el bien
común.
Rousseau planteó algunos de los precedentes políticos y sociales que impulsaron los
sistemas de gobiernos nacionales de muchas de las sociedades modernas, estableciendo
la raíz de la desigualdad que afecta a los hombres; para él, el origen de dicha
desigualdad era a causa de la constitución de la ley y del derecho de propiedad
produciendo en los hombres el deseo de posesión. A medida que la especie humana se
fue domesticando, los hombres comenzaron a vivir como familia en cabañas y
acostumbraban ver a sus vecinos con regularidad. Al pasar más tiempo juntos, cada
persona se acostumbró a ver los defectos y virtudes de los demás, creando el primer
paso hacia la desigualdad.
Según Rousseau, a medida que el hombre salvaje dejó de concebir lo que la naturaleza
le ofrecía como lo prescindible para su subsistencia, empezó a ver como su rival a los
demás hombres, su cuerpo no fue más su instrumento, sino que empleó herramientas
que no requerían de tanto esfuerzo físico, limitando por ello sus acciones y
concentrándose en el mejoramiento de otros aspectos de su nueva forma de vida,
transformándose así en el hombre civilizado.

Rousseau y la pedagogía
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Al igual que Aristóteles, Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo
para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en el nuevo mundo
que se estaba gestando. Pero el se dio cuenta de que el sistema educativo imperante era
incapaz de llevar a cabo esta labor.
Cuatro grandes principios psicológicos informan la doctrina pedagógica de Rousseau:
1. La naturaleza ha fijado las etapas necesarias del desenvolvimiento corporal y anímico
del educando. Claparede llama a este principio la “ley de la sucesión genética”.
2. El ejercicio de las funciones en una etapa de la vida afirma y prepara el advenimiento
y manifestación de las funciones ulteriores. (Ley del ejercicio genético-funcional).
3. La acción natural es aquella que tiende a satisfacer el interés (o la necesidad) del
momento. Rousseau ha comprendido admirablemente que la acción, incluso cuando da
la impresión de ser desinteresada, viene a satisfacer una necesidad o un interés
funcional.
4. Cada individuo difiere más o menos en relación de los caracteres físicos y psíquicos
de los demás individuos.
Rousseau establece por primera vez los llamados períodos de aprendizaje, ajustados a
las edades del educando y pone de relieve que donde mejor aprende el niño a conocer a
los hombres es en la historia. El maestro debe enseñar realidades y solo realidades. Los
grandes postulados de su teoría pedagógica siguen vigentes.
Los principales postulados de Rousseau son:
1. La educación debe centrarse más en el niño y menos en el adulto.
2. Es importante estimular el deseo de aprender.
3. La educación del niño comienza desde su nacimiento y debe impedirse que adquiera
hábitos de los cuales pudiera llegar a ser esclavo.
Rousseau descubre propiamente la infancia, los derechos del niño. Recomienda la
necesidad de comprender al niño.
La naturaleza humana no es originariamente mala. Por ello, la primera educación debe
ser negativa; no hay que enseñar los principios de la virtud o de la verdad, sino
preservar el corazón del niño contra el error.
La educación del niño debe surgir libre y con desenvolvimiento de su ser, de sus propias
aptitudes, de sus naturales tendencias. Para tratar al alumno, se debe tener en cuenta su
edad, poniéndolo en su lugar y reteniéndolo en él.
Rousseau destaca que no se debe dar una lección verbal al alumno, debe permitir que la
experiencia sea la maestra. Así mismo, afirma que la única pasión natural del hombre es
el amor de sí mismo, o amor propio, el cual resulta útil y bueno, pues permitirá que
realice sus deseos y los satisfaga.
La razón y la memoria no se pueden desenvolver una sin la otra. Los niños no son
capaces de juicio, pues no tienen verdadera memoria. Retienen sonidos, figuras,
sensaciones, rara vez ideas, y más rara vez sus enlaces. Todo su saber se queda en la
sensación y no llega al entendimiento: su misma memoria es poco más perfecta que las
otras facultades, puesto que casi siempre es menester que vuelva a aprender, cuando son
grandes, las cosas cuyas palabras aprendieron siendo niños
Rousseau propugnaba la soberanía del pueblo que identificaba solamente con los
varones. Su concepción sobre las mujeres puede conocerse a partir de su tratado de
educación femenina "El Emilio" donde cuestiona la igualdad que propugnaba ya que
solamente incluía a los varones.

Emilio, o De la educación
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El texto está dividido en cinco partes. Las tres primeras se dedican a la niñez, la cuarta
se consagra a la adolescencia y la última se refiere a la educación de Sofía, mujer ideal,
y a la vida paternal, política y moral de Emilio.
Libro Primero
Desde el vientre de la madre se puede decir que uno está vivo. Mientras el niño va
creciendo, debe por su propia voluntad ir adquiriendo conocimiento. «Nacemos
capacitados para aprender, pero no sabiendo ni conociendo nada». Sin darnos cuenta,
desde que nacemos somos libres y por nuestra propia voluntad conocemos lo que es
placer, dolor y rechazo.
Libro Segundo
«La naturaleza formó a los niños para que fuesen amados y asistidos». Si los niños
escuchasen a la razón, no necesitarían que los educaran. A los niños se les debe tratar
con suavidad y paciencia; explica que al niño no se le debe obligar a pedir perdón, ni
imponer un castigo. La norma de hacer bien es la única virtud moral que debe
imponerse.
Libro Tercero
Entre los doce y trece años, el cuerpo sigue desarrollándose y la curiosidad natural
también. «El niño no sabe algo porque se lo hayas dicho, sino porque lo ha
comprendido él mismo», sugiriendo que el niño se inspire por su voluntad, que sólo se
le den métodos para despertar su interés y no su aburrimiento. El niño debe aprender del
intercambio de pensamientos e ideas y puede así integrarse en la sociedad.
Libro Cuarto
Comienza la adolescencia, y en ella puede el niño ser introducido en la sociedad». Tiene
mejor entendimiento de los sentimientos, pero también se exaltan las pasiones.
«Nuestras pasiones son los principales instrumentos de nuestra conservación», pues
para él, el sexo, la pasión y el amor son producto de un movimiento natural. Formar al
hombre a partir de la naturaleza no es hacerlo salvaje, sino no dejar que se gobierne.
También en esta parte, se expone a Emilio a la religión, pero no logra verla como algo
significativo para él.
Libro Quinto
Finaliza la adolescencia a los veinte años, cuando Emilio y su prometida Sofía van
alcanzando la madurez y la vida matrimonial.
TEORÍAS MODERNAS SOBRE EL ORIGEN DEL ESTADO

TEORÍA TEORÍA LIBERAL TEORÍA


ABSOLUTISTA SOBERANISTA
JOHN LOCKE
THOMAS HOBBES J.J. ROUSSEAU
TRATADO SOBRE EL
LEVIATAN (1651) GOBIERNO CIVIL EL CONTRATO Commented [U1]: Teoría Absolutista: Es absolutista
(1690) SOCIAL (1762) porque hay un constreñimiento, una restricción
permanente, no es un pacto real; aquí hay un pacto,
pero es entre los individuos a favor del gobernante,
Individuos Comunidades. Individuos osea que el pacto no es 50, 50, sino que todos es a
“agresivos” “bondadosos”. favor del que gobierna.
ESTADO DE
Commented [U2]: Teoría Liberal: En esta teoría en el
estado de naturaleza hay una convivencia armónica, el
NATURALEZA Derechos naturales: acuerdo de voluntades se esta volviendo un poco más
Derechos naturales: “Propiedad” = vida, Derechos naturales: proporcional es decir 50 50; al rey se le entregan dos
libertad, posesiones. Paz. poderes (legislativo y ejecutivo) no hay poder judicial
A todo, incluso a la Paz. Dificultades para la
así que el rey tiene aún potestad de administrar
justicia; pero hay una premisa marcada en el poder
propiedad ajena. Libertad subsistencia. legislativo lo que nos da una confianza de que hay
equilibrio en el ejercicio del poder, sin embargo no se
Guerra de todos contra pierde loa figura del rey, solo que está restringido un
todos poco; aquí se descarta la idea de un gobierno
despótico porque hay control respecto de la ley natural.
No olvidesmos que en esta teoría aparece un poder
Entre: individuos (a Entre: individuos y Entre: individuos y respecto de la anterior, es que hay un poder más
más
favor del gobernante) gobernante. comunidad. que es el legislativo. En esta teoría no hubo necesidad
CONTRATO de establecer un orden.

SOCIAL
Commented [U3]: KKKpresencia más marcada de un
Supone: renuncia de Supone: renuncia sólo a Supone: entrega de todos elemento llamado voluntad general, acuerdo general y
todos los derechos. legislar y castigar los derechos a esta volundad general supone la entrega de todos los
la
derechos a la comunidad; entonces esta teoría de que
(poderes legislativo, comunidad. el pueblo es soberanojustifica el principode soberanía
ejecutivo y federativo) popular; en esta teoría la sarten por el mango lo tiene
el pueblo (el pacto que e da es en beneficio de ambas
Finalidad: paz partes).
Finalidad: subsistencia,
Finalidad: protección del libertad cívica
derecho a la propiedad
SISTEMA ABSOLUTISMO LIBERALISMO DEMOCRACIA
POLÍTICO No hay pacto con el Los individuos conservan El contrato crea la
gobernante; la la mayoría de los “voluntad general”; al
RESULTANTE
renuncia a los derechos naturales; el obedecerla, el individuo se
derechos es poder gobernante es obedece a sí mismo, sigue
irrevocable. revocable. tan libre como antes.

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