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Un replanteamiento del
sentido de representación en las obras de arte
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conociéramos in situ, no tendríamos dudas de que son tales. Sin embargo, no los
conocemos in situ. Mas si, por el contrario, solo hemos podidos llegar a tal conclusión
por el título de las obras.
Si bien en el mundo del arte podemos encontrar diversas obras que apelan a
una representación figurativa o imitativa de la realidad, el arte no se agota en esta
posibilidad. Por el contrario, en el mundo del arte encontramos infinidad de obras que
abandonan el sistema figurativo –sobretodo con el inicio de las vanguardias– para optar
por una representación de ficciones, como Goodman los denomina. Por ejemplo, el
cuadro de un unicornio es una representación con denotación nula, ya que no tenemos
una apreciación certera de lo que es un unicornio, por lo tanto, “¿cómo podemos decir
que un cuadro representa a un unicornio, y al mismo tiempo decir que no representa
nada?” (Goodman, 1976: 38). La solución de Goodman versa en la clasificación que se
le puede atribuir a las representaciones artísticas a partir de las descripciones que
converjan en, como en nuestro ejemplo sobre los unicornios, “qué son cuadros-de-
unicornio y descripciones-de-unicornio”, así, afirma Goodman, terminaremos
entendiendo la palabra “unicornio”. Ahora bien, el un cuadro-de-unicornio si bien
representa (denota) un unicornio, este, el unicornio, no tiene necesariamente que
representar un unicornio, es decir que, en efecto, cualquier cosa puede llegar a
representar cualquier cosa, sin la necesidad que esta la denote. Goodman pone el
ejemplo del cuadro de un hombre: “No todo cuadro-de-hombre representa a un hombre,
e inversamente, no todo cuadro que represente a un hombre es un cuadro-de-hombre.
Y en la diferente entre ser o no ser un cuadro-de-hombre estriba la diferencia, en los
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cuadros que representan a un hombre, entre los que lo representan y los que no como
hombre” (Goodman, 1976: 43).
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un hombre, es decir, el sentido de denotación va más allá de lo que simplemente se
denota en un sentido figurativo. Es en este punto donde Danto evidencia el problema
del modo o cómo un artista usa determinados objetos para representar. Danto propone
un ejemplo clarificador:
Danto entiende que representar aquello que evidenciamos en una obra es totalmente
distinto de aquello que una obra puede denotar. En el ejemplo propuesto, la patrulla de
Smith bien pudo ser representada por un alfiler, el cual hubiese denotado la presencia
de tal patrulla en determinado territorio del mapa. Danto agrava más el problema entre
la representación (Danto) y la denotación (Goodman) al afirmar que tanto una
(representación) como otra (denotación) pueden tener un tipo de representación
totalmente distinto: “una imagen artística puede representar algo en el primer sentido
observado antes (representar) y algo bastante distinto en el segundo (denotar), por el
modo en que usamos esa imagen artística para representar algo.” (Danto, 2014: 116).
En definitiva, para Danto el campo de la denotación es un campo en el que, por decirlo
de alguna manera, todo puede suceder, todo puede representar todo, mientras que la
representación no deja de ser un concepto relacional (para Goodman es un concepto
clasificatorio).
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Por un lado, para Goodman las representaciones se pueden reducir al sentido
de denotación, el cual, como vimos líneas arriba, trata de abarcar tanto
representaciones figurativas como ficciones. En este punto, la perspectiva de Danto
aporta un matiz más peculiar que se deja entrever al tratar de entender el sentido de
denotación como relacional. Para entender las miradas de ambos y a lo que deseamos
desembocar al comparar sus dos miradas, volvamos a la triple clasificación propuesta
por Goodman, estas son, cuadros que denotan aquello que representan (figurativo);
cuadros que representan determinado objeto de forma ficticia, accediendo a ellos a
través de la convergencia en la clasificación (abstraccionismo); y, finalmente, cuadros
que tanto denotan aquello que representan y convergen en las clasificaciones de lo que
son (surrealismo). En la primera clasificación, la perspectiva de Danto se acopla a lo
que él entiende como primer sentido de representación, por ejemplo, el cuadro Mrs.
Siddons as the tragic muse (1784) de J. Reynolds representa a la señora Siddons, el
cuadro no vas más allá de sus posibilidades como tal, ya que se vincula consigo mismo.
Con respecto a la segunda clasificación, las ficciones, por su parte, suponen la piedra
de toque de lo que Danto entiende por representación, por ejemplo, Deportistas (1930-
1931) de K. Malévich, podemos apreciar la representación de cuatro formas o siluetas
dibujadas geométricamente que parecen representar a cuatro personas, sin embargo,
no podemos llegar a afirmar que se tratan de cuatro deportistas, por el contrario, hemos
llegado a converger en esa idea a través de la nominación y el entendimiento en común
que de ella se ha dado o, propiamente, que el artista le da dado a su obra. Y, finalmente,
la tercera clasificación que nos aproxima a las obras a través de dos vías: la clasificación
(en palabras de Goodman) o relación (en palabras de Danto) y lo que denotan en tanto
representaciones, por ejemplo, los cuadros de Giuseppe Arcimboldo sobre las
estaciones del año, Primavera, Verano, Otoño e Invierno, por un lado, en los cuadros
podemos encontrar representaciones de flores, frutas, vegetación, etc., formando la
silueta de un rostro, sin embargo, por otro lado, hemos llegado a entender que el artista
desea denotar las estaciones del año, es decir, que se ha llegado al cuadro a través de
las dos vías. En efecto, entendiendo a Danto, la referencia, con respecto a los cuadros
de G. Arcimboldo, nos remite al vínculo del cuadro con lo que él representa (frutas,
flores, rostros ficticios, etc.), y el significado nos lleva más allá, el cuadro no es lo que
en él solamente encontramos sino, por el contrario, la idea que el artista ha usado para
figurar lo que desea expresar. En este sentido, la idea del modo o cómo el artista
expresa toma gran importancia.
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En el mundo el arte, como hemos mencionado líneas arriba, podemos encontrar
diversas manifestaciones que van mucho más allá de las expresiones figurativas o
miméticas, donde la representación plasma al modelo. Con las vanguardias de inicios
del S. XX, la estructura del arte figurativo cambio radicalmente para establecer nuevas
relaciones entre lo que represento y lo que expreso (Danto, 2014). De este modo, y
como muy bien evidencia Danto, la relación entre estos dos sentidos deben estar en
total comunicación:
El problema que se abre tras las vanguardias deja sin efecto, desde mi
perspectiva, la postura de Goodman para con una convergencia de lo que la obra es.
Veíamos líneas arriba que en el cuadro de Malévich hemos llegado a cerca la búsqueda
de lo que el cuadro da a partir de las descripciones de esta, sin embargo, el propio
suprematismo, del cual Malévich es vocero, no dejará entrever tales soluciones. El
propio arte abstracto tensará las posibilidades interpretativas, dejando abierto el
problema de cómo aprehender tales representaciones. Si bien la convergencia
denotativa en la que Goodman enfatiza, cercando toda representación como
denotación, es de gran ayuda para llegar, por un lado, a representar y, por otro lado, a
interpretar, no es suficiente.
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lado, la posibilidad de la obra puede denotar no solo el que sea una fuente. Es aquí
donde el sentido relacional de Danto cobra valor y para ello es necesario entender que
la comunicación entre representación y denotación discurre bajo la línea por la cual el
artista ha instaurado y consagrado dicho objeto como tal, es decir, la representación de
Duchamp tiene su referencia en un urinario, pero su significado va más allá del sentido
que el título nos puede dar otorgar. En este contexto, juega un rol importante el modo o
cómo el artista usa determinados objetos o imágenes para expresar. En otras palabras,
el cómo se usa una imagen u objeto abre la posibilidad de nuevas relaciones, desde mi
perspectiva, para poder aprehender las representaciones, esto es, desde el lado
interpretativo, a su vez, estas posibilidades, que abren nuevas posibilidades, dejan al
descubierto las nueva vías por las cuales el sentido de representación puede
desembocar. De ahí que sea necesario evidenciar la convergencia de estas dos
posturas.
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BIBLIOGRAFÍA
• DANTO, Arthur
1964 “The artworld”. The journal of philosophy. New York, Vol. 61, No. 19, pp. 571-
584.
2014 La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte. Barcelona: Paidós.
• GOODMAN, Nelson
1976 Los lenguajes del arte. Aproximación a la teoría de los símbolos. Barcelona:
Editorial Seix Barral.
• GOMBRICH, Ernst