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LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS

Y LA FUGA DE CEREBROS
En la década de los 60´ la Argentina atravesaba una “era dorada” de conocimiento e investigación
científica. Entre 1956 y 1966, las universidades argentinas conocieron la década de mayor esplendor
y reconocimiento internacional. Por esos años, se consolidó la explosión del libro universitario a partir
de la creación de EUDEBA, la Editorial de la Universidad de Buenos Aires, con el lema de su gerente
General Boris Spivacow, "Libros para todos". También se creó el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y nuevas carreras, algunas vinculadas al
desarrollo económico nacional.
Pero nadie parecía notar esto.
El gobierno de turno, el de Arturo Illia, fue víctima de
críticas provenientes de diversos sectores, especialmente
de algunos medios de prensa, que recurrieron a la imagen
de una tortuga para referirse al presunto carácter tranquilo
y falto de energía de la gestión del Presidente.
Simultáneamente esos medios resaltaban la personalidad
de los militares, especialmente del general Juan Carlos
Onganía, contraponiéndolo con la imagen de los políticos,
alentándolos a intervenir como "salvaguarda de la Patria". El 28 de junio de 1966 a partir de la hora
3:15 a.m. se produjo el golpe militar en medio de la indiferencia de la ciudadanía. El general
Alsogaray se presentó a las 5 de ese día en el despacho presidencial e "invitó a retirarse" al Presidente.
Éste se negó inicialmente, pero a las 19:20, al ver el despacho invadido por efectivos policiales con
pistolas lanza gases y rodeada la Casa Rosada por las tropas, Illia optó por abandonar el sitio. La junta
militar integrada por el teniente general Pascual Pistarini, el almirante Benigno Ignacio Varela y el
brigadier general Adolfo Teodoro Álvarez, designa a Juan Carlos Onganía como presidente de la
Nación Argentina. Sindicalistas peronistas asistieron a la ceremonia de jura de las nuevas autoridades
y Juan Domingo Perón aplaudió el golpe desde Madrid, afirmando que el golpe de estado era "la
única salida para acabar con el régimen corrupto que imperó en Argentina en los últimos tres años".
Su gobierno se caracterizó por un inicial período de estabilidad
y crecimiento económico del 5% acompañado por una baja
inflación, que fue alcanzado gracias al plan económico
impulsado por Adalbert Krieger Vasena. Este plan se valía de
una gran cantidad de medidas económicas tendientes a liberar
los mercados y facilitar el camino para la llegada de importantes
inversiones extranjeras. Sin embargo, fueron suprimidas los
derechos gremiales y reprimidas las huelgas y actividades
obreras. Del mismo modo el gobierno de Onganía fue
caracterizado por una marcada intolerancia hacia las
universidades argentinas, consideradas desde el gobierno como
cunas de la subversión y el comunismo, llegándose a censurar
las actividades de los centros de estudiantes. Una de las
acciones más famosas de su presidencia se conoció como la
Juan Carlos Onganía
Noche de los bastones largos, ocurrida el 29 de julio de 1966.
En ese periodo las universidades públicas argentinas estaban entonces organizadas de acuerdo a los
principios de la Reforma Universitaria, que contaba ya con más de medio siglo de vigencia desde
1916, esta le otorgó autonomía, a las casas de altos estudios públicas, del resto de los poderes del
Estado además del Gobierno tripartito- docentes, alumnos y graduados.
El 29 de julio de 1966 y en este contexto ocurrió
La Noche de los Bastones Largos, fue el
desalojo por parte de la Dirección General de
Orden Urbano de la Policía Federal Argentina,
de cinco facultades de la Universidad de Buenos
Aires (UBA) ocupadas por estudiantes,
profesores y graduados, en oposición a la
decisión del gobierno militar de intervenir las
universidades y anular el régimen de gobierno.
La represión fue particularmente violenta en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de
Filosofía y Letras de la UBA.
La Policía Federal Argentina, que se encontraba bajo intervención militar desde el 28 de junio de
1966, tenía órdenes de reprimir duramente. El nombre del hecho proviene de los bastones largos
usados por efectivos policiales para golpear con dureza a las autoridades universitarias, los
estudiantes, los profesores y los graduados, cuando los hicieron pasar por una doble fila al salir de los
edificios, luego de ser detenidos.
En el caso de la intervención a la Facultad de Ciencias Exactas, Rolando García, el decano en ese
entonces, se hallaba con el vicedecano, Manuel Sadosky, cuando entraron los policías, y salió a
recibirlos, diciéndole al oficial que dirigía el operativo:
“¿Cómo se atreve a cometer este atropello? Todavía soy el decano de esta casa de estudios.”
Un corpulento custodio le golpeó entonces la cabeza con su bastón. El
decano se levantó con sangre sobre la cara, y repitió sus palabras: el
custodio repitió el bastonazo por toda respuesta. Fueron detenidas en total
400 personas y destruidos laboratorios y bibliotecas universitarias.
La destrucción y apaleo a los exponentes de los "años dorados" de desborde
de conocimiento y la investigación científica en Argentina, hoy sigue
siendo motivo de preocupación de la comunidad académica, que aún trata
de sobreponerse y recobrar talentos.
Los golpes de los bastones policiales en las cabezas de eximios profesores
y científicos argentinos, fueron tan fuertes y simbólicamente tan
humillantes (fue la primera vez que irrumpieron en una institución
soberana) que aún no nos recuperamos del todo.
Uno de los íconos de esa noche, fue el matemático Manuel Sadosky, para algunos el "padre de la
computación" en Argentina, uno de los apaleados, por entonces vicedecano de la facultad de Ciencias
Exactas entre 1958 y 1966.
Sadosky, quien falleció en 2005 a sus lúcidos 91 años, creó en su gestión el renombrado Instituto de
Cálculo y, con el apoyo del ex premio Nobel Bernardo Houssay, que entonces presidía el CONICET,
importó la primera gran computadora del país y de América Latina, llamada Clementina, medio de
innumerables investigaciones matemáticas, pero también sociales y económicas.
El científico recordó en una entrevista que "Clementina ocupaba un pabellón íntegro", de la Facultad,
respecto a su tamaño.
La "Noche de los bastones largos", dejó numerosos heridos, cientos de detenidos y más de 300
docentes expulsados que tomarían el camino del exilio.
Se calcula que en total emigraron 301 profesores universitarios, de ellos 215 eran científicos, 166 se
insertaron en universidades latinoamericanas, básicamente en Chile y Venezuela; otros 94 se fueron
a universidades de los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico; los 41 restantes se instalaron en Europa.
En algunos casos equipos completos fueron desmantelados. Es lo que sucedió con Clementina, que
fue brutalmente destruida y los integrantes del equipo operador renunciaron. Los 70 miembros del
Instituto de Cálculo de Ciencias Exactas, donde era operada, emigraron. Lo mismo sucedió con el
Instituto de Radiación Cósmica, que fue desmantelado.
Al día siguiente del trágico evento se publicó en la edición matutina del periódico The New York
Times una carta al editor enviada por Warren Ambrose, profesor de matemáticas en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts y en la Universidad de Buenos Aires. Ambrose fue testigo y víctima
del ingreso violento de fuerzas policiales a la Facultad de Ciencias Exactas, durante la Noche de los
Bastones Largos. A continuación se reproducen dos párrafos de esa carta:
“Entonces entró la policía. Me han dicho que tuvieron que forzar las puertas, pero lo primero que
escuche fueron bombas que resultaron ser gases lacrimógenos. Luego llegaron soldados que nos
ordenaron, a gritos, pasar a una de las aulas grandes, donde se nos hizo permanecer de pie, contra
la pared, rodeados por soldados con pistolas, todos gritando brutalmente (evidentemente estimulados
por lo que estaban haciendo –se diría que estaban emocionalmente preparados para ejercer
violencia sobre nosotros-). Luego, a los alaridos, nos agarraron a uno por uno y nos empujaron
hacia la salida del edificio. Pero nos hicieron pasar entre una doble fila de soldados, colocados a
una distancia de 10 pies entre sí, que nos pegaban con palos o culatas de rifles, y que nos pateaban
rudamente, en cualquier parte del cuerpo que pudieran alcanzar. Nos mantuvieron incluso a
suficiente distancia uno del otro de modo que cada soldado pudiera golpear a cada uno de nosotros.
Debo agregar que los soldados pegaron tan duramente como les era posible y yo (como todos los
demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo, y en donde pudieran alcanzarme. Esta humillación
fue sufrida por todos nosotros -mujeres, profesores distinguidos, el decano y el vicedecano de la
Facultad, auxiliares docentes y estudiantes-. Hoy tengo el cuerpo dolorido por los golpes recibidos,
pero otros, menos afortunados que yo, han sido seriamente lastimados."

“No tengo conocimiento de que se haya ofrecido ninguna explicación por este comportamiento.
Parece simplemente reflejar el odio del actual gobierno por los universitarios, odio para mí
incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de
construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta
conducta del gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país, por muchas
razones, entre las que se encuentra el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del
país.”
Este último fragmento terminó siendo premonitorio. Con la intervención del gobierno militar a las
universidades se aplicó una estricta censura en los contenidos de enseñanza universitaria y se
desmanteló un proyecto reformista de universidad científica de excelencia.
Las medidas coercitivas y contrarias a la pluralidad ideológica del gobierno del general Onganía
llevaron a la renuncia de las autoridades de la Editorial Universitaria de Buenos Aires, quienes crearon
la empresa Centro Editor de América Latina, que prosiguió la política de divulgación masiva.
El desarrollo científico disminuyó así como la inversión en instalaciones y, sobre todo, en estudiantes
e investigadores de tiempo completo.
En las siguientes décadas el país creció escasamente en recursos humanos calificados y en
conocimiento y trajo como consecuencia que los científicos y profesionales formados no encontraran
lugar en donde desarrollar sus capacidades y emigraran en busca de oportunidades a otros países más
desarrollados, generándose así el fenómeno conocido como fuga de cerebros.
Un claro ejemplo de todo esto es César Milstein (1927-2002), uno de
los científicos argentinos más prestigiosos del mundo, recibió el
Premio Nobel de Medicina en 1984, trabajando en la Universidad de
Cambridge por su trabajo en el desarrollo de anticuerpos
monoclonales. En efecto, después de recibirse en 1957 de Doctor en
Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de
la Universidad de Buenos Aires; fue becado por la Universidad de
Cambridge donde logró su segundo doctorado en 1960, trabajando
bajo la dirección del bioquímico molecular Frederick Sanger.
Milstein regresó a la Argentina en 1961 como jefe de la División de
Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología, pero
sólo estuvo un año en el cargo para regresar a Inglaterra tras el golpe
militar de 1962.
Estando en Cambridge pasó a formar parte del Laboratorio de Biología Molecular y trabajó en el
estudio de las inmunoglobinas, adelantando el entendimiento acerca del proceso por el cual la sangre
produce anticuerpos. Fue por este trabajo que lograría el premio Nobel.
Algunos otros de los profesores e investigadores afectados por el nuevo régimen fueron:
 Rolando García, meteorólogo de fama internacional y discípulo de Jean Piaget. Decano de la
Universidad de Exactas en el momento de la toma. Se exilió en México.
 Sergio Bagú, historiador y sociólogo, uno de los pioneros de la teoría de la dependencia, y uno
de los pensadores más importantes de América Latina en el siglo XX. Se exilió en México.
 Manuel Sadosky, qué había introducido la computación en el país. Exiliado en Venezuela y en
España. Retornó en 1983.
 Gregorio Klimovsky, epistemólogo, considerado como una de las máximas eminencias en
lógica matemática y filosofía de la ciencia del país.
 Pablo Miguel Jacovkis, matemático, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y
presidente del Conicet en 1999 y 2000.
 Félix González Bonorino, el geólogo más eminente del país.
 Tulio Halperín Donghi, uno de los principales historiadores de América Latina. Exiliado.
 Risieri Frondizi, filósofo y ex-rector de la UBA.
 Juan G. Roederer físico a cargo del Instituto de Radiación Cósmica.
 Catherine Gattegno de Cesarsky, astrónoma nacida en Francia, de fama mundial, que en 2006
asumió la presidencia de la Unión Astronómica Internacional.
 Telma Reca, psicóloga, directora del Instituto de Psicología Evolutiva, cesanteada.
 Mariana Weissmann, física atómica, premio L'Oréal-Unesco 2003, primera mujer incorporada
a la Academia Argentina de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; exiliada.
 Osvaldo Alfredo Reig, exiliado en Estados Unidos, que como se mencionó fundó el Instituto
Miguel Lillo en Tucumán.
 Mario Bunge Físico, filósofo y epistemólogo, que se exiliaría primeramente en México. Tal vez
su obra más importante son los ocho tomos de su Tratado de filosofía básica (Treatise on Basic
Philosophy). Ha sido honrado en varias ocasiones con doctorados honoris causa otorgados
por instituciones como la Universidad de Salamanca (España) en 2003 y la Universidad
Nacional de La Plata. También recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1982. Actualmente
es Frothingham Professor of Logic and Metaphysics en McGill University, Montreal, Canadá.

Los programas de investigación dependieron cada vez más del esfuerzo ascético de sus promotores
que de la sistematicidad y el apoyo de las instituciones. La creencia casi iluminista en los valores de
la ciencia que había alimentado el proyecto modernizador previo a 1966 fue reemplazada por un
escepticismo paralizante en cuanto a las funciones del conocimiento. Con el tiempo la persecución
política se fue agravando y el régimen militar que se inició en 1976 intervino las universidades
públicas y persiguió a los investigadores, muchos de los cuales debieron exiliarse y otros pasaron a
engrosar la lista de desaparecidos por la dictadura argentina. Estos datos históricos aún no fueron
revertidos, ya que aún Argentina sigue golpeada por el flagelo de la denominada "fuga de cerebros".
Estos son solo algunos de todos los casos de fuga de cerebros,
ninguno es más importante que otro, porque cada mente es valiosa
y la Argentina en este período perdió demasiadas. Cuando un país
sufre pérdidas materiales, edilicias, económicas, todo se puede
reconstruir, siempre hay medidas que tomar, siempre hay salidas.
Pero cuando se pierde lo más importante, el capital intelectual,
quedamos a merced de cualquier amenaza, no hay opciones porque
no están esas mentes brillantes que buscan las soluciones en las
situaciones más oscuras, dejamos que la fuerza triunfe sobre el
intelecto y ese es un país, un mundo, en el que por lo menos yo, no
quiero vivir. Por eso yo elegí este tema, para intentar retratar una,
que personalmente creo, la peor tragedia de la Argentina, para poder aprender un poco más acerca de
estos eventos. Pero por sobre todo porque mantengo la creencia de, que si algo puede evitar que esto
ocurra de nuevo, ese algo es el recuerdo, la fuerza que nos da el dolor de mantener esa herida bien
abierta. Aceptando nuestro pasado, recordándolo y teniéndolo en nuestro presente y utilizándolo para
un mejor futuro.
BIBLIOGRAFÍA

 51 AÑOS DE LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS – CEIT UTN BA


(https://ceit.frba.utn.edu.ar/2017/07/29/51-anos-de-la-noche-de-los-bastones-largos/)
 El individuo frente a los dominadores
(http://www.elterritorio.com.ar/nota4.aspx?c=7743610452704580)
 La Noche de los Bastones Largos, la miseria cultural en el poder
(http://papeldeperiodico.com/2013/09/la-noche-de-los-bastones-largos-la-miseria-cultural-
en-el-poder/)
 Texto Original – Honorable Camara de diputados de la Provincia de Bs.As. en el 50°
aniversario de la Noche de los Bastones Largos
 Wikipedia
o Noche de los Bastones Largos
(https://es.wikipedia.org/wiki/Noche_de_los_Bastones_Largos#cite_ref-1)
o Fuga de Cerebros
(https://es.wikipedia.org/wiki/Fuga_de_cerebros#El_caso_de_Argentina)
o Historia de la Ciencia Argentina
(https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_ciencia_en_la_Argentina)

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