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El tratadista Aníbal Torres Vásquez, refiere que la palabra dolo (del latín
dolus o del griego doloa), en su acepción general, válida para el Derecho
Civil y Penal, significa la preordenación de un comportamiento en daño de
alguien.
2. Consideraciones generales
El dolo se diferencia del error, de este último el vicio nace del propio
declarante equivocado sin participación de ninguna otra persona; en tanto
que el dolo, el vicio es causado por el otro sujeto del acto, mediante una
acción o una omisión tendiente a inducir al primero a que cometa el error.
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media para nada el vendedor; pero si el vendedor, en el escaparate donde
se encuentra exhibiendo el traje, le pone un aviso que diga casimir inglés y
debido a esto el comprador lo adquiere, entonces estará de por medio el
dolo utilizado por el vendedor contra el comprador.
En el dolo hay intención de una parte para inducir a la otra a que celebre el
acto jurídico, que no habría celebrado o que lo habría celebrado en otras
condiciones, de no haber sido inducido o más propiamente engañado.
De aquí se deduce que en el dolo hay mala fe, lo que no sucede con el
error, aun en el caso de que se exija que sea conocible por la otra parte.
Por eso Josserand califica al dolo como una astucia, engaño que tiene
como resultado sorprender el consentimiento de la víctima para que nazca
en su espíritu un móvil, una razón de contratar, la misma que es
inexistente, errónea, ilusoria, perniciosa, obtenida a sabiendas por una de
las partes en detrimento de la otra.
Francisco Romero, refiere que los romanos distinguieron el dolo bueno del
dolo malo. Como sostiene Vidal Ramírez, el dolo bueno es aquel engaño
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sin malicia, mientras que el dolo malo viene a ser el dolo reprimido por la
codificación civil, por ser pernicioso.
Aníbal Torres Vásquez, refiere con referencia al acto jurídico, que el dolo
consiste en las malas artes, artificios, astucia, maquinaciones o marañas
adoptadas por un sujeto para engañar a alguien induciéndolo a concluir un
acto jurídico, que de otro modo no lo habría celebrado o lo habría realizado
en condiciones adversas.
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El dolo, como vicio de la voluntad, tiene importancia para el Derecho no
sólo cuando induce a la celebración de un acto jurídico que, de otro modo,
no se habría celebrado (dolo determinante o causante), sino también
cuando, no ejerciendo tal decisiva influencia, induce a establecer una
regulación diversa de aquella que, de otro modo, se habría establecido
(dolo incidente). El dolo determinante anula el acto jurídico, y el dolo
incidente obliga a la parte que actúa de mala fe a resarcir el daño.
5. El dolo y el error
Cataudela, hace referencia al contrato concluido bajo los efectos del dolo,
el conflicto entre el interés de la parte, cuyo consentimiento ha sido
arrancado con dolo, de separarse del vínculo contractual, y el interés de la
otra parte, que ha confiado en la declaración, de mantenerse en dicho
vínculo, encuentra una solución, diversa del error, por ser más favorable al
segundo interés. En efecto, la confianza en la declaración es tutelada aun
cuando el contratante sea culpable, o sea aunque habría podido evitar el
error provocado (dolo) aplicando una normal diligencia. No es fácil
encontrar una explicación persuasiva del tratamiento menos favorable al
contratante caído en error que el contratante cuyo error ha sido provocado
por el engaño de un tercero.
6. Dolo y fraude
Dolo directo es el contenido por una de las partes otorgantes del acto, o
por un representante suyo; dolo indirecto es el que proviene de un
tercero.
a. Dolo causante
El artículo 210º del Código Civil peruano dispone que “el dolo es causa
de anulación de acto jurídico cuando el engaño usado por una de las
partes haya sido tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado el
acto. Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es
anulable si fue conocido por la parte que obtuvo beneficio de él”.
El texto del artículo 210º del Código Civil, se refiere a la existencia del
engaño usado por una de las partes como elemento determinante, sin
el cual la otra parte no hubiera celebrado el acto. De manera que debe
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existir esa relación de causalidad entre el que utiliza el dolo para lograr
su propósito. La parte que es inducida al error en realidad no expresa
una real voluntad y por eso no existe una confluencia de pareceres,
correspondiendo como consecuencia, la nulidad del acto, cuando el
engaño fue el causante.
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la computadora, no lo puso él y considera que así se lo enviaron del
extranjero. Acreditado esta situación no se podría anular el acto.
Esta segunda parte del artículo 210º del Código vigente tiene su
antecedente en el artículo 1087º del Código Civil de 1936, que a la letra
dice: “Puede también ser anulado el acto por el dolo de un tercero, si
alguna de las partes tuvo conocimiento de él”.
b. Dolo incidental
El artículo 211º del Código Civil peruano se refiere a esta clase de dolo
al considerar que “Si el engaño no es de tal naturaleza que haya
determinado la voluntad, el acto será válido aunque sin él se hubiese
concluido en condiciones distintas; pero la parte que actuó de mala fe
responderá de la indemnización de daños y perjuicios.
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venta siempre se habría producido pero las condiciones habrían sido
menos onerosas a las que se pagó por el libro.
La Omisión Dolosa
El artículo 212º del Código Civil Peruano dispone que “La omisión
dolosa produce los mismos efectos que la acción dolosa”.
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prestigio les atribuyen sus apellidos a los hijos también abogados, para
que los clientes busquen al profesional por el apellido y no por sus
cualidades personales. En este caso si el abogado joven, no obstante
de darse cuenta que el cliente quiere encargar su caso al jurista con
prestigio, el abogado hijo, que tiene el mismo apellido guarda silencio y
no aclara, incurre en omisión dolosa.
Es por eso que el dolo negativo puede dar lugar a un dolo causante,
que acarrearía la nulidad del acto jurídico, o a un dolo incidental que
sólo daría origen a una indemnización por daños y perjuicios.
La Acción Dolosa
El dolo por comisión está constituido por las maquinaciones con las que
se engaña al otro celebrante, que pueden consistir en artimañas,
estratagemas, mediante las cuales se induce a tomar como cierta una
representación falsa de la realidad. Tal el ejemplo que nos menciona
Galgano, refiriéndose a una Casación: una empresa que era aspirante
a un suministro público había hecho presentar por otras empresas
complacientes, no interesadas en el contrato, ofertas en las que se
indicaban precios muy altos, de manera de inducir a la administración
pública a aceptarla. La casación reconoció la existencia del dolo
determinante que justificó la anulación de contrato.
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otro la nulidad del acto en razón de que ambos se compensan. Es por
eso que a este dolo e le suele denominar también bilateral o dolo
mutuo.
El artículo 213º del Código vigente sólo está referido al dolo que causa
la anulación del acto jurídico, es decir, se refiere sólo al dolo causante.
Pero como sostienen Vidal Ramírez, León Barandiarán y Lohmann, el
artículo 213º no debe interpretarse sólo en lo que se refiere al dolo
causante sino también al dolo incidente. Esto significa que el dolo
reciproco también afecta a las indemnizaciónes, contempladas en el
artículo 211º del Código Civil.
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