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INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA CRITICA/HISTORIA Y TEORIA Director: JOSEP FONTANA HELGE KRAGH INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA Treduccién castellana de TEGFILO DE LOZOYA EDITORIAL CRITICA Grupo editorial Grijalbo +5 BARCELONA No se permite la reproduccién total o parcial de este libro, ni su incorporscié ‘2 un shetema iaformético, ni su tzansmisiSn en cualquier forma o por cualauier medio, sea éte clecténico, mecinico, por fotocopia, por grabacién u otzos mnéiodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Titulo original: AN INTRODUCTION TO THE HISTORIOGRAPHY OF SCIENCE Cubierta: Enric Satu = © 1987: Cambridge University Press, Cambridge © 1989 de la traduccién castellana para Espafia y América: Editorial Critica, $.A., Aragé, 385, 08013 Bareclona ISBN: 84.7423-405.0 Depésito legal: B. 15.149- 1989 Impreso en Espaiia 1989, NOVAGRAFIK, Puigcerda,, 127, 08019 Barcelona PROLOGO EI argumento de la presente obra es lo que considero la esencia de Ia bistoriografia de la ciencia. Analizo una serie de problemas que, yo dirla, son de una importancia fundamental para casi todo estudio bistérico serio de la ciencia, al margen de cual sea su campo o el perfodo especifico del que se ocupe. Se trate, naturalmente, de cuestiones historiogréficas que resulten especificas de determinados enfoques, disciplinas y pertodos en concreto. Muchos ni siquiera los trato 9 algunos s6lo los he tocado ligeramente. Ast, pues, la ciencia anterior @ 1500 aparece tan s6lo de manera esporidica en el libro, y ciertas cuestiones especificas de la historia social e institucional de Ia ciencia han recibido muy poca atencién. Al reargen de estas lini- taciones, bay otros temas importantes que no analizo porque sélo de forma indirecta tienen qué ver con los que constituyen los princi- pales temas de este libro. Se incluyen entre ellos diversas teorlas basadas en Ia filosofia, relativas al desarrollo histbrico de la ciencia, como pueden ser las teortas bistoriogrificas de Kubn, Lakatos y otros, asi como la cuestién de las Mamadas fuerzas inpulsoras del desarrollo cientifico. La estructura del libro es la siguiente. El capitulo 1 presenta un esbozo, separado del resto de Ia obra, de la prebistoria de la historia ‘de la ciencia, Los capitulos 2 al 7 tratan de asuntos de naturalexa historiogréfica general, por lo que constituyen una introduccién a la teorta de la historia aplicada a la historia de la ciencia. En cuanto disciplina bistérica, Ia historia de la ciencia es susceptible de recibir las mismas reflexiones tedricas que tienen validex para la historia en general, Los especialistas de esta discipline, que ya see porque bayan trabajado como cientificos o bien como historiadores, deberian estar acostumbrados a estas reflexiones. En los capttulos 8 al 10 analizo 8 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA algunos problemas bésicos de Ia bistoriogratia general de la ciencia. Se incluyen en elios problemas de periodizacién, funciones ideolbgi- cas 9 la tensi6n entre bistoriogrofia diacrOnica y anacréiice. El resto oe bh obra trata del uso y el andlisis critico de las fuentes de la bis varia de la ciencia 9 cuestiones con ellas relacionadas. Mientras qué oT amilisis de las fuentes es esencialmente el mismo que el de cual- (quier disciplina bistOrica, en algunos aspectos eb bistoriador de la iencia se enfrenta a unos problemas que son especificamente propios Ge su campo. Uno de esos problemas es la posibilidad deireconstric, Gin experimental de la bistoria. Los dos iltimos capttulos dan un repaso critica a las versiones de la bistoria cuantitatioa de le ciencia. ree re verdion danesa anterior jue traducida al, inglés por Jean ‘Lundskjeer-Nielsen. La- obra: recil 16 el apoyo del Consejo Danés de Investigaciones de las Hamanidades, Agradezco, encarecidamente ese epoyo. El libro. se -ba beneficiado de diversas sugerencias y comen- dering criticos realizados por dos abitros cuya identidad desconozco- a . » Heros Kracr Junio dé 1986 4° ASPECTOS DEL DESARROLLO DE LA’ HISTORIA DE LA CIENCIA F ‘Aunque Ia historia de la ciencla como discipline académica auté- noma no sé desarrollé hasta el: siglo xx, durante siglos se. dieroa fetividades que podrfan Temarse con’ toda sazén- formas ‘primitives de historia de la ciencia."Descripciones y_andlisis histéticos han ido Siempre a la zéga del desarrollo de Ja ciencia, De hecho, hasta Ta consideracién inds superficial dela historia de la clencia ‘en el pase Go nos revela que gran parte de-los problemas historiogréticos fan- dementales que estudia hoy’ dia Ja modema ‘historia.de" Ie ciencia pueden encontrarse también ef siglos pretéritos. ‘Daraite la mayorfa de los periodos en los qué se desarrollé la ciencia, ésta se aprendié y cultivé como parte de una tradicién histstiea que no podia distinguirse de la ciencia propiamente dich. En la Antigieded clésica, y en la Edad Media sobre todo, Je forme habitual de cultivo de'le ciencia implicaba el apoyo en tos pensado- res anteriores, Se hicieron comentatios y anélisis exiticos de Jas obras Glésicas, que se utilizeban como punto'de partida para nuevos pense nientos y contsibuciones de interés actual. Cuando Aristételes queria hablar de los ftomos y el vacfo, reproducfa partes de la historia del ‘atomismo y se enzarzaba en una discusién con Demécrito, que hacia ya tiempo que descanseba en paz. Cuando un matemético grieso Zguerfa resolver un problema, la manera natural de proceder era ext pezar dando una telacién de la historia del tema en cuestién, cosa Gue se consideraba parte integrante del problema. ‘Los bistotiadores clésicos se hallaban interesados ante todo y so- bre todo por Ja historia contemporinea y no crefan que tuviera mucho valor considerar los desazrollos 0 acontecimientos anteriores ‘en una perspectiva histérica, Esta actitud tépica y, por lo tanto, en 10 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CLENCTA cierto sentido ahistérica se basaba en Ja percepcién que tenfan los gtieges del método histérico crftico: se creia que las tnicas fuentes dignas de crédito eran los testigos oculazes, es decir, las personas que hubieran asistido directamente al acontccimiento objeto de es- tndio, y que, en cuanto tales, podian set interrogados por el histo- tiador acerca de dicho acontecimiento, A consecuencia de este enfoque, la perspectiva histérica griega se ballaba limitsda, en Jo principal, a una sola generacién. Otro factor que contribuyé ala falta de una verdadera perspec- tiva histérica era la visién generalizada que se tenia del tiempo y lo jnseguro de la cronologia. Entre los griegos era habitual considerar Gque el tiempo era ciclico 0, siempre que se tratara de perfodos breves de tiempo, estético. Esta nocién del tiempo no spoye Ja idea funda- mental de desatrolio histérico, segin la cual las ideas y aconteci- micntos modernos'se consideran consecuencia de Ja dinémica del pasado. Los griegos no tenfan ninguna tradicién de fechar los acon- tecimientos, ni el menor interés en ello, soliéndose contentar con fechatlos diciendo que ocurrieron «hace mucho tiempo». La datacién precisa y la Iocalizacién de los acontecimientos en orden cronolégico fe hallan en gran medida ligados a un concepto lineal del tiempo. La dea Iineal y dinémica del, tiempo deriva’ especialmente del pensa- asiento judeocristiano, y no se difundié por Europa hasta la Edad Media. 4 . ‘Nuestro conocimiento de le forme clésica de historia de 1a ciencia se halla limitadisimo por la ausencia casi total de fuentes originales. ‘Asf, sabemos que Eudemo, personaje que vivié durante el siglo 1v aC, eseribié una historia de Ia astronomfa y otra de Ia matemética, pero ambas obras han desaparecido, Los conocimientos que tenemos proceden principalmente de comentaristes posteriores que trabsjaron 4 finales del periodo clésico o a comienzos de, la Edad Media. Un ejemplo de ellos sexia ‘Proclo (c. 420-485), que escribié. un estudio Histérico de las matemsticas de Euclides. Simplicio (¢. 540), que es- cribié unos comentarios muy detallados de las obras de Aristételes sobre flosofia natural y, en relaci6n con ellas,:hizo también un. es- tedio de las ideas que tuvieron los filésofos de fa naturaleza anti- guos, constituye otro ejemplo de ello. Los comentarios que escribieron Proclo, Simplicio-y demés, pueden considerarse razonablemente una historia tardoclésica de la ciencia. i ‘Durante los siglos avr y.xviT, cuando’ nacié Ia nueva ciencia, se EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CUENCTA i segufa considerendo la historia parte integrante del conocimiento tientifico. La historia, y sobre todo la historia de Ja Antigtiedad, era Considerada por los pioneros, desde Copérnico a Harvey, algo defini- Civamente presente en el progreso actual de Ia ciencia, y que tenia gue ver mucho con él. Durante la revolucién cientifca, se uttlizaban fauchas veces las autoridades clésicas como oponentes en las argu- mentaciones ideolSgicas. Al mismo tiempo, la historia servia de le- gitimacién de la nueva ciencia, Haciendo referencia a los grandes Hlésofos del pasado, se daba a la ciencia un barniz de respetabilidad. Desde finales del siglo xvir cambié Ia actitud que se tenfa ante las autoridades clésicas. Lo corriente eta subrayar los conocimientos del mundo moderno a expenses de los de Ia Antigiiedad. Muchos pioneros de la nueva Ciencia se hallaban muy influidos por las teorfas Feligiosas de los protestantes: criticaban & los eruditos en la Anti filedad griega por ser paganos, y querian zemontar Ta ciencia a los sonocimeentos biblicos, que databan de una época anterior a la de qos griegos. Donde no se tenia tales conocimientos, se Les construfa ‘a partir de Ja Biblia. Sennert, Boyle y Newton se contaban entre Guienes crelan que Moisés habta poseido una percepeién divine de Tas Ieyes de la naturaleza El atomismo,'en su opinién, no debfa eiistencia al pagano y ateo Demécrito, sino al profeta Moisés. Esta teorfa ayuds a que el atomismo revistiexa en el siglo xvit una gran gutorided social, Poco 4 poco, a medida que la ciencia fue adquirien- Go una autoridad y un valor por si misma, fue haciéndose cada vez Snenos necesatia la Antigiiedad como medio de legitimacién, con Jo {que les zeferencias a los grandes antepasados fueron pateciéndoles ‘a todos cada vez més superfluas. ‘La forma histérica que revistié gran parte de la clercia més tem- prana queda bien ilustrada en el libro de Joseph Priestley The His. Gory and Present State of Electricity (1767) y su otra obra History «oad Present State of Discoveries Relating to Vision, Light and Co- “fours (1772). Fueron obras pioneras. de Jo que entonces cra una investigacién de vanguardia, pero, con todo, se presentaban come: ‘ihistories», Priestley fue uno de los muchos que considereban que el SRaatrelle histérico formaba una paste natural de su ciencia, wh bax ance de Io que se habla ya logrado y de los problemas que segulan 4. Sailor (1964), reimpreso en Rossell (1979), pp. 519. Cf. también Bune ‘er (1981). 12 INTRODUCCION .& LA HISTORIA’ DE LA CIENCIA sin resolver. De’ esa forma se concedia a Ja historia us i ia ua papel en las Giendas de Ia época. De total acuerdo con Priestley, el astrénomo mse en de la astroncmia Jean-Sylvain Bailly. considera- a la historia de la ciencia un informe de «lo que hemos h To que podemos hacer»? Sa "Bara Priestley y sus contempordneos la historia de Ja cencia era primiordialmente un instrumento, cuyo valor se hallaba ligedo, al progteso de las investigaciones que se Ilevaban a.cabo en esa época? ~ Los grandes conquisadores —leemos— fuero animados y tt bién, en gran medida, formados por Is lectura de les hazafas de otros conguistadores enteriores. ¢Por qué no fbamos @ poder espe- rar que Ja historia de 1a filorofia tuviera esos mismos efectos cn Ios Elésofos? ... En tal caso, un pfofundo conocimiento de todo 10 aque se ha hecho’ antes de nototzes no puede sino facilitar grande fhente nuestro progreso futur, si es que no resulta algo absolur tamente necesatio pata él. Estas historias resultan, a fo'que parece, mucho més necesarias en-un estado avanzado de la ciencia, de lo ue lo son en su infencia. En la actualidad, los descubsimientos floséfcos son tantos, y las exposiciones que de, ellos se hacen se | hallan tao dispersas, que no se halla al alcance de hombre alguno Iegar a conocer todo Jo que se ha hecho, para obtener los cimien- tos de sus propias investigaciones. Estas cicunstancias, a mi jucio, en Reads mucho el progteso de los descubrimientes.”. | _ Como consecuensia natural de esta acttud, asl como de la ereen- cin general que reinaba durante aquel perfods en el, progreso, Ja historia de Ja ciencia tomé inequivocamente los rasgos de la historia del progreso! ; __ He hecho que sea para mi una regla, que creo haber ‘cumplido siempre, no sefialar nunca los errores, equivocaciones y disputes de los electricstas ... Todas las discusiones que no han contribuido para nada al descubrimiento de la verded, las echarfa yo de buent gana al olvido eterno. Si de mi dependiera, la posteridad’ no sabria srunca que existié algo parecido a Ja envidia, los celos o las exit ‘cas malévolas entre los admitadores de mi disciplina favorite. 2. Bailly (1782), vol. 3, p. 315. 3.. Priestley (1775), pp. VIVE. 4. Tider, p. XI. EL DESARROLLO DE LA HISTORIA BB LA ‘CIENCIA 13 Mientras Priestley utilizaba la historia de le ciencia al servicio de'la cieacia de su época,, otros 1a utilizaban como contribucién: at ‘Kebate sobre la’ metodologia y notmas cotrectes de la nueva ciencia. Un ejemplo temprano y cldsico de ello es la obra de Thomas Sprat History of the. Royal: Society, que data de 1667. EL objetivo: més importante de-esta obra exa noya bacer tana relaciéa objetiva e'his- oes de la fondacién de la Royal Society, sino desempefiar wt papel polémico y'politico. En 1667, Ia Royal Society contaba sélo. con rege afos de vida como institucién oficial, pero habla nacido @ con secuencia de las obras y deseos de-una serie de grupos -informales que existien ya desde 1640 apzosimadamente, Los métodos, ideales y formas de organizacién que tenfe, que perseguir la nueva ciencia eran objeto de grandes’ discusiones ‘alrededor de 1670. La History de Sprat eta una aportecién a este debate, ditigido-més el fururo que al pasado. Como Sprat jdentificaba determinadas fuentes (Wile Kins, Boyle, Bacon y otros) como antepasados ‘espitituales dela Royal Society, descartatido ln significacién de otros (Descartes ¥ Gassendi, cn patticular), y como la obra de Sprat logré wn tango de autoridad, Setablecié Ja visidn de la ciencia que habia de seguit en el futuro la Royal Society. Esta, asf como as actividades que se relacionaban eevella, tenien que basarse en una visién empitica de Ja ciencia y con las ideas més deductivistas edoptadas por pensedores conti- neatales como Descartes. « a ‘Deberfamos notar qué en fos siglos xxvit y vst la palabra chis- tético» se utilizaba muchas veces en un séntido distinto de aquel en fl gue Ia empleamos hoy dia.Un «fenémeno hist6tico». significaba frecuentemente un fendmeno concreto, objetivo, © «historian sigai- ficaba simplemente una'relacién de las condiciones objetivas, sin que fuera necesario que pertenecieran al pasado. Por ejemplo, las refe- rencias que: hacia Bacon a las dhistoriasy que debe investigar la Tancia del faturo trataban de temas o campos de investigacién con- cretos. Hemos conservado este significado de la palabra historia en el tézmino historia naturel. Ta yerdadera perspectiva hist6rica de que el estudio del pasado tiene gran valor'en si mismo y por Jo tanto no requiere ninguna legitimacién tespecto al presente, apenas existfa anites del siglo 20x. Habfa, desde luego, determinados pensedores, en particular el filéso- fo italiano Giambattista Vico (1668-1744), que hacian hincapié en. ‘el valor de la perspectiva histérica. Pero el pensamiénto de Vico 4 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA permeneci6 sislado a lo largo del siglo svat, que, por el contrario, te caractetiz6 por una tendencia que debesfamos llamar antihistérica. El Siglo de les Luces veta Ia historia como instramento del progreso ga st lecha contra el viejo orden feudal. Sélo los desarrollos recien- tes merecian interés, mientras que al pasado se Je consideraba, por Jo general, iracional ¢ inferior. Leibniz fue uno de los muchos que crefan que el estudio de Ja historia de Ja ciencia podfa contribuir @ tun mayor reconocimiento de cémo habfan surgido las ideas cientificas, Contemplaba la historia de la ciencia como una contribucién a la formulacién de Ja ars inveniendi, con la que sofban él y otros muchos:> Resulta muy ventajoso llegar a conocer las verdaderas fuentes de los grandes descubrimientos, on particular los que se hicieron no por easualidad, sino por reflexién, A consecuencia de ello, no s6lo expresa Ja historia de la ciencia su agradecimiento por Jo que aport6 cada individuo (es decir, el extablecimiento de unos hechos ist6ricos cbjetivos) animéndose asf otros a adquirir una reputacién semejante (es decir, un gran modelo que sirve de incentivo a ottos), sino que también el arte de descubrir (ars inveniendi) se extiende ‘cuando uno ve cudles son Ios pasos que ha dado la investigacién « través de ejemplos destacados.. > ai ‘Aunque le idea de una légica de los descubrimientos se fue desa- creditando poco a poco, Ja funcién ejemplificadora de la historia de Ja ciencia —-esto es, que la investigacién moderma puede aprender de la aclaracién histérica de cudles fueron los éxitos. y-los fracasos Ge las investigaciones precedentes— siguié siendo un tema impor tante, Un siglo mds tarde, William Whewell se distanciaba de ta idea de que hey una légica de los descubrimientos tal como la en- tendia Leibniz. Pero Whewell consideraba también que el estudio de la historia de la ciencia estaba justificado por unas rezones pare: cidas, En 1837 escribfa lo siguiente:* . El examen de los pasos a través de los cuales legaron nuestros antepasados a nuestro estado intelectual ... puede enscSarnos eémo icjurar y aumentar muestzo bagaje... ¥ Proporcionamaos alguna 5. Leibniz (1849-1863), vol. 5, p. 392, 6 Whewell (1837), vol. 1, p. 42: EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA’ CIENCIA 45 indicacién sobre el modo més prometedor de dirigir nuestros esfuer- zos en el futuro, de modo que Io engrandezcamos y completemos. La intencidn original que hizo surgir la presente obra fue deducir unas ensefianzas de ese estilo de. la historia pretérita del conoci- mienso humany, La profunda fe en el progreso y Ia ciencia, que constitayé un sasgo caracteristico de Ja cultura del siglo xvii, recibi6 también ex: presién en los escritos acerca dela historia de Ja ciencia. En el iiltimo cuarto de siglo se publicaron muchas obras histéricas, que inclufan estudios de los desarrollos generales de determinadas cien- cias, biograflas histéticas y estudios sobre perfodos de tempo més breves, Bailly. escribié 1a historia de la astronomia en una serie de obras realizadas entre 1775 y-1782, y entre 1771 y 1738 publicd Haller una coleccién, de unas lamadas «bibliotecasy, que eran unos anélisis histéricos de las vidas y obras de los primeros cientificos y fildsofos” ' H ‘La historia de la ciencia durante.¢l Siglo de las Luces se vio marcada por un optimismo cientifico y social de lo més ingenuo, que no se hallaba en situacién de reconocer a la ciencia como fenémeno hhistbrico propiamente dicho, Los puntos fuertes de Ja historia de Ja Giencia de esa época esttiban en detalles de cronologfa y en.repasos generales del asunto, pero no en la reflexiGn.histérica. Se pensabe que el surgimiento de la ciencia moderna se debia'a la sed de co- nocimiento congénita en la raza europea, cualidad que no podia hallar expresién cientifica sino en relacién con Ia rebelién ante lo que se consideraba la autoridad represiva de Ja Iglesia, Una yez surgida, @ Ja ciencia no se la podfa-hacer retroceder y pronto alcanzarfa la per- feccién, Muchos filésofos del Siglo de las Luces —incluidos perso- nalidades como Diderot, Turgot y Condorcet— pensaban que ese estado de perfeccidn se habia conseguido ya en fisica y astronomfa, campos en los que no quedaba més que rellenar Jos. detalles. La falta de una conciencia histérica era consecuencia también de Jes ideas dominantes en tomo al conocimiento, en particular de las ideas racionalistas de Descartes, adoptadas en muchos terrenos pot los filé- sofos franceses, Segén la epistemologia cartesiana, el conocimiento ers puramente reflexivo y racional, una ebstraccién universal y ahistérice. 7. Una informacién bibliogifficaexhaustiva aparece en Engelhardt (1979). 16 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE-LA CIENCIA La propia razén no podfa ser contingente en punto a Je historia, lo que quitaba cualquier apoyo a una historia propiamente dicha de las ideas 'y de la ciencia. ‘La cottiente roméntica que se difundié por 1a filosoffa natural del norte de Europa a finales del siglo xvi tuvo también alguna influencia sobre la historiografia de la ciencia, El romenticisme en, general implicaba un sentido més profundo de la historia que el-que gra normal durante los-sighos xvi y 30x. Entre’ otras ‘cosas,’ a la historia se ld consideraba de manera més'relativa, es deciz, se reco- nnocia el valor espectfico y las causas innatas de cada perfodo.y de cada cultura: Los pénsadores'roménticos' tenfan muchas veces ‘una comprensién muy clara de lo que se conoce con el nombre de histo Hogrefte diacrdnica, basado en la idea’ de que al pasado se-le ba de jazgar segdn sus propias premisas. Ello queda patente, por ejemplo, en’su actitud benévola ente'la Edad Media'y ante unas formas de conocimientos tan poco ‘ortodoxas como 1a astrologia y Ja alquimia: Asi, Orsted hacfa un estudio de Ia filosoffa natural de la Edad Media que era clatamente teftico, pero, a diferencia dela sctitud que pre- valeciera durante el siglo xviii, se caracterizaba por cierta dosis de simpatfa, «La alquimia —dice’ Orsted— no constituia un ‘elemento ideado de manera fortuita, sino absolutamente fundamental en la fisica por entonces reinante. Todos los ‘filésofos naturales buscaban la piedra filosofal, pues no existia por aguel entonces otra fisica ni podia surgir ninguna otra ...»° ‘No* obstante, los Naturphilosophén més importantes ensefiaron ina teorfa de la historia que se basaba ext una visién intuitiva, ¢s- peculativa del espirity del tiempo, Era‘unia teorla que se halleba opuesta-a Ia historiograffa critica y_sistemdtica que se desarroll6 a finales del perfodo roméntico. ‘La ptecisién, los métodos ‘de exitica de las fuentes y la responsabilidad en lo concerniente ‘a los hechos istéricos, no eran considerados por los romAnticos virtudes de ain- gin tipo. Henrich Steffens (1773-1845) pensaba que esos esfuerzos eran algo destructivo para Ja historia en cuanto idea. «Hay especia- listas dé la historia —esctibia— que piensaa que no han de hallar descanso hasta que no hayan seguido la majestuosa corriente de las turbulencias de la historia hesta parar en las charces mAs sucias; y 8, Tredueido, de Orsted (1855), p..122. | EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA 7 eso ¢s 1o que ellos Haman estudio de las fuentes.»° En sus Philo- sophicd Lectures programétices xealizaba una critica parecida, reco- jnendando en ellas al historiador y al naturalista un enfoque totalista. Sobre Ja sensacién o intuicién de que ¢l verdadero filésofo se une con el todo de Ja naturaleza en. tiempo-y en espacio dice lo si guiente:” . Los perfodos de tiempo cuyas manetas de pensar 0 cuys exis- tencia externa ten bastante distintas de las nuestras nos resulten comptensibles a través de ésta, Si nos xendimes a clla, renuncia- emos al postulado intelectual de Je raz6n que dice que ba de con- vertine en norma sbsoluta nuestra propia época y su manera de penser; nos dard los éxganos de los tiempos que se hallan ocultos cn el pasado. ‘A consecuencia de Ia profesionalizaciéa y organizacién de la vida Gientifica que se asenté durante el siglo 20x, surgié cierto interés Bor la historia de Ja dencia. Pero se trataba de un interés ditigido primordialmente hacia asuntos ténicos y de especialistas. Las cien- Gias naturales, que cada vez'se iban tornando més arrogantes, s¢ iban distanciando de las humanidades, produciéndose, consecuentemente, tun cisma entre Ia historia de la ciencia y campos como el de Ia filo- sofia, la historia de la civilizacién y Ia teorfa de Ja historia, La seasacidn de que la flosofia puede aprender de la historia de Ja ciencia, mientras que ésta no tiene nada que aprender de la filosoffa fue generalizAndose. Ello queda bien ejemplificado en la figura de ‘Whewell, que se burlaba de los ejemplos de la légica tradicional diciendo que eran «tan inconsistentes que parecen un remedo de Diisqueda de la verdad, y tan mondtonos que parecen iniitiles varia- ciones del mismo tema». : La segutidad, tantas veces artogante, en los’ métodos y posibili- dades de Ja ciencia que acompafiaba a Ia cotriente’ positivista del siglo x1x acabé convistiéndose en una forma relativamente ahist6rica de historia de la ciencia. Al considerar inequivocos y universeles los amétodos de la ciencia, la perspectiva histética se reducia y el interés se centraba en Ia ciencia contemporénea y sus inmediatas predeceso- 9. Citedo de Engelhardt (1979), p. 112. 10, Steffens (1968),-p. 28. 11, Whewell (1867), p. 186. een 18 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA tas, Ast Jo afirmaba explicitamente Justus Liebig (1803-1873), ad fran quimico: «si resulta imposible juzgar lo que es mérito y To que eepiipa en el campo de las ciencias naturales, tampoco serd posible hacerlo en ningtin otro campo, por lo que la investigacién histérica se convierte en tna actividad vana ¢ inttily.? ‘Durante los siglos xvi y x0 era habitual que los cientificos incuyeran en sus obras una cintroduccién bistérican, en le que 56 umian la prebistoria del tema e insertaban asi su obra dentro de la fradieién; val misnio tiempo, hacian hincapié en la originalidad y tignificacién de sa propia’ obra. Un ejemplo de ello es el, «tepase Hitéticon de Darwin, incluido en les wltimas ediciones de su Et origen de las especies. En este repaso hacia un estudio bistérico y ghe evaluacién del concepto de evolucién desde Lamarck hasta sus propias aportaciones." Este tipo de introducciones, histéricas son eeechas veces documentos de interés para los historiadores modernos, pero, naturalmente, hebsia que leerlos desde una perspectiva critic, Muchas veces revelan més cosas acerca de su autor que sobre la historia del tema eft cuestién. ease Todhunter (1820-1884), que escribié una serie de historias de las mateméticas y 1a fisica, puede cjemplificar muy bien el histo; Giador especializado de la ciencia tipico del siglo xxx." Sélo en virted de su aleance y de la tiqueza de detalles que coatienen, estas obras jan voluminosas resultan de provecho incluso hoy en dia, como ma nuales de consulta; pero su nivel técnico las hace ilegibles para los ‘que no sean mateméticos y diffcilmente podsis considerirsclas ns Fiori de la ciencia segin los modernos criterios. Las obtas_ de Todhunter resultan representativas de un tipo de historia de Ja cien- dda que existié durante por 1o menos doscientos afios: los clentficos profesionales escriben obras sobre la historia de sus materias en ‘tela: , Pin con sa status actual, La mayorfa de estes obras pasaban en gran medida por alto (y siguen haciéadolo) la. perspectiva histérica y se centtaban de manera parcial en realizar un estudio preciso de espe- Calista, Sélo unos cuantos eruditos destacados lograron combinar 1a experiencia del especialista con un. verdadero. sentido y conocimiento Ge ls historia, Hoy dia casi no existe ya esa feliz combinacion. 12, Liebig (1874), p. 256. 13, Darwin (1872). 14, Todhanter (1861), Todhunter (1865), Todunter (1873). EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA 19 William Whewell (1794-1866), al que a veces se ha Hamado el primer historiador moderno de Ja ciencia, intent6 realizer un balance global. del desarrollo histérico de las ciencias deductivas ‘Whewell, como en general pera toda esta época, la Ciencia era un fenémeno puramente europeo que no le debfa nada a otras culturas ni a otras épocas. Pero Whewell no deba ninguna explicacién de por qué haba de vincalarse la ciencia con el pensamiento europeo, o de pot qué surgis en los siglos xvi y xvi. Su objetivo consistia més bien en deserrollat una comprensién filoséfica de las ciencias y no en entenderles en su contexto histérico. La especialidad criginal de la historia, ,esto es 1 estudio de-las fuentes primarias, por ejemplo, quedaba fuera del programa de Whewell, que se basaba en una lec- tura exhaustiva, pero en cierto modo al azar de Jas fuentes contem- pordneas. En vez de utilizar simplemente la historia de la ciencia fomo una coleccién de ejemplos de tesis floséficas, quesia basarse en la historia o incluso sacar de ella una metodologia precisa de la ciencia. Sostenfa que Ia historia es 1a nica fuente admisible de todo conocimiento filosdfico de la ciencia. Esta teoria recibe a veces Ja denominacién de «histoticismo» por-oposicién al «logicismo», segin tl cual Jos etiterios légicos determinan Ja filosofia de la ciencia, mien- tras que la historia resulta, en principio, irrelevante. Un contempo- réneo de Whewell, el filésofo John Stuart Mill (1806-1873), mante- nfa una postura muy cercana al logicismo.{* : El tipo de historia de la ciencia de Whewell es muy representa- tivo de Ja orientacién filoséfica de la historia que adoptaron y desa- rrolleron a finales de siglo especialmente los especialistas que reci- bian Ja inspiracién del positivism. Mach, Berthelot, Ostwald y Duhem eran destacados cientificos que combinaban los puntos de vista cientificos con un interés, de origen filoséfico, por la historia de. Ja ciencia, Teniendo en cuenta Ja visién ahistérica de la ciencia {que el positivismo Igico convirtié posteriormente en virtad, resulta notable corisiderar hasta qué punto el positivismo hizo en sus co- mienzos wun uso activo de Ja historia de Ja ciencia en sus arguments ciones. El interés que tenfa Ostwald por la historia de le ciencia se revelé en Ja publicaciéa que hizo de una serie de reimpresiones de contribuciones clisicas a la fisica y Ja quimica, le Hamada Ostwald’s 15, Whewell (1837), Whewell (1840). 16,. Mill (1843). Cf, Losee (1983). 5 Para 20 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CUENCIA Classic.” Esta serie empez6 2 publicarse en 1889 y, desde entonces, comprende més de 250 volmenes de textos originales en traduc- Gién, La intencién que tenfa Ostwald al publicar estos voldimenes ‘era Ja de dar a Jos cientificos un acceso fécil a las publicaciones de ofigineles de sus predecesores, de manera que no tuvieran que limi- tarse a leer extractos o versiones de segunda mano de las mismes. Yeinte aiios més tarde, Ket] Sudhoff empez6 a publicar una serie paralela de clisicos médicos." ‘La integracién de ciencia, filosoffa ¢ historia es todavia més mat- cada en Emst Mach (1838-1916), fisico y filésofo austt{aco. Mach ra de la opinién de que el método histérico era el més adecuado si se tenfa Ja intencién de hacerse con una idea del método cienti- fico. Die Mechanik, posiblemente Ja obra més importante de Mach, ‘se caracteriza por mosttar su visién de la historia de la ciencia.” La jntencién del autor es, ante todo, de indole filos6fica, pues entabla un didlogo con los cientificos del pasado, mediante el cual critica gus métodos y desasrolla su propia epistemologia, asf como su propia metodologia. La famosa critica que hace ‘Mach al concepto de cau- selidad y a la teorfa newtoniana del espacio y el tiempo es conse- cuencia de este método histérico-ctitico. Dicho método le descubri @ Mach que la mecénica de Newton, lejos de ser absoluta y completa, es un «accidente de Ie historian. Mach definfa su visidn de Ja fancién de Ia historia de la ciencia en los siguientes términos:” Reconoceremos también que Ja “comprensin histériea de una Giencia requiere no s6lo un corocimiento de las ideas que han admi- tido y cultivado los maestros postetiores, sino tambiéa que los pensamientos desechados y fugaces de los investigadores, por no Kablar de las propias nociones equivocadas, pueden ser muy im- portantes ¢ instructivos. Resulta de lo més necesario la investiga. ‘ign hist6rica del desartollo de Ia ciencia, a menos que Jos prin- Cipios atesorados en ella se conviertan en un sistema de preceptos ‘entendides a medias 0, lo que es peor, en un sistema de prejuicios. La investigaciéa histérica no s6lo promueve 1a comprensién de to que hay en la actualidad, sino que acemés pone ante nosotros nue- 17. Ostwald (1889). 18, Sudhoff (1910). 19, Mach (1960), Sobre Ja concepeign que tenia Mach de Ja historia de Ja clencia, véase Blih (1968) y Hiebert (1970 20. Mach (1883), citado de la traducc inglesa de 1960, p. 316. EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA at ‘vas posibilidades, al demostrar que lo qué existe es en gran medida convencional y accidental, Desde el punto de vista superior, en el que convergen distintos pasos de pensamiento, podemos mirar a nuestro alrededor con una visi6n mds libre y descubrir rates hasta centonces desconocides. a Desde mediados del siglo pasado empez6 4 desarrollarse una his- torlogratia histdricamente més consciente que la que se pode encon- trar en Whewell y Mach. Ello se produjo por obra de unas influen- cies tan heterogéneas en su origen como Hegel, el romanticismo y el nuevo método histérico que desarrollara la escuela de Berlin (Leo- pold von Ranke, Barthold Niebubs). Entre otras cosas, Ranke (1795- 1886) subrayaba la objetivided y autonomfa del conccimiento histé- ico y el hecho de que el pasado debia entenderse sobre la base de sus propias premisas y no de las contempordneas. Puso también los cimientos de la ctftica sistemftica de las fuentes, con In necesided que ello conlleva de realizar un exhaustivo examen de Jas fuentes y tuna precisién en las referencias. La nueva historiografia cientifica iba ditigida, a todas Ices, a las profesiones histéricas. de la época —principelmente la historia politica y diplomética—, y no a la cien- cia, que no se consideraba una disciplina histética, Pero los patrones de la escuela de Berlin infuyeron también sobre algunos historiado- res de la ciencia. Puede rastrearse su influjo en Ia historiografia de la quimica, por dar s6lo un ejemplo. Asi, Hermann Kopp (1817-1892) criticaba la simple historiograffa cronolégica y su tendencia a presenter todo el progréso de le quimica en una escala lineal orientade hacia el presen- te Su contemporéneo, el historiador frencés de Ia quimica Ferdi- nand Hoefer (1811-1878) hizo asimismo wn uso considerable del método critico# Basaba su abta en el estudio de los textos origina- Jes, incorporaba fuentes de Ja historia de Ia medicina, el arte y la tecnologia, y adoptaba una actitud crftice ante la literatura obsesio- nada con el progreso. El uso que hacla Hoefer del moderno método exitico no eta, sin embargo, nada tipico del siglo x1x, pues todavia no se reconocfa Ja necesidad de unos requisitos tan bisicos como el dar unas referencias precisas y distinguir entte fuentes primaries 21. Kopp (1843-1847). 22, Hosfer (1842-1843). Detalles sobre 1a historiografia de la quimica en Weyer (1974), 22 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA secundatias. La Mechanik de Mach, mencionada anteriormente, 1e- sulta tipica en este sentido. Mach basaba su libro en una Jectura global de los textos originales, pero en sus multiples citas no se toma Ia molestia de indicar de dénde provedeu. En contraste con el tema indicado, Je historia anelitica de las distintas disciplinas, esté Ja historia sintética de la ciencia, en la que se subraya Ia unidad de Ia ciencia y su interrelacién con otfas partes de la vida social y cultural, De acuerdo con su programa positivi ta, Augaste Comte (1798-1857) hablaba a favor de este tipo de his- toria de la ciencia. En 1832, aunque. no lo logcara, hablé en defensa de la creacién de una cftedra de historia de la ciencia en el Collage de France: esa cétedra, Ia primera de ese tipo en todo el mundo, se ce6 por fin en 1892, concediéndosele a un leal seguidor de Comte* E] padre del positivismo escribfa:’ Sélo ahora tendrfa sentido crear esa cétedra, pues hasta el mo- ‘mento presente Jas diversas ramas de la fllosoffa natural “no han ~adoptado su cardcter definitivo ni han mostrado sus diferentes cone- xiones ... En el actual estado de nuestro conocimiento, el saber hhumano, en lo que a sus partes positivas se refiere, puede conside- arse, pues, una unided y, en consecuencia, puede entenderse pos- feriormente su historia. Pero la bistoria de Ja ciencia, que resulta imposible sin esta unidad, tiene que procurar que.esa unidad sea més completa y més neta. - El programa de Comte paia una historia positivista de Ja ciencia, como tantas ideas suyas, se quedé en un mero programa. Sin embar- 20, e& muy importante, en parte debido a que inspiré a otfos histo- Hadotes posteriores, y en parte también porque contenia nuevas ideas. De este modo subrayaba Comte dos maneras bésicamente dis- tintas de presentar y entender Ja ciencia, a las que él lamaba el método histérico y el dogmético. Este tltimo es esencialmente el mé- todo ahistérico del libro de texto, segtin el cual se supone que nn tema cientifico es légicamente clato'y distinto de las demés discipli- nas. Segin Comte, por razones filosdficas y pedagégicas, se trata de 23, El profesor era cierto Pierre Laffitte, ditigente de Ia iglesia positivista de Paris, pero totalmense incompetente como historiador de In ciencia, Véase Paul (1976). 24. ‘Traducido al inglés de Fichant y Pécheur (1971), p. 52. EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CTENCIA 23 algo necesario, pero no contribuye a la comprensién de la verdadera naturaleza de la ciencia. Lo que ocurre es que las historias especia- lizadas de las distintas disciplinas por separado no tienea nada que ver con este objetivo, pues afslan de manera artificial el desarrollo de las clencias del desarrollo de le ciencia, que es el tinico objeto real del método histérico.* E] lamado modo de exposicién bistérico, aunque te le pudicra seguir rigurosimente en Jos detalles de cada ciencia en particular, seguisfa siendo puramente hipo:ético y abstracto en el aspecto més importante, por cuanto consideraria aisladamente el deserrollo de dicha ciencia. Lejos de exponer la verdadera historia de la ciencia, tenderfa a dar una impresién totalmente falsa de la historia. Desde Juego, yo estoy convencido de que Ia historia de Ja ciencia tiene una importancia méxima, Pienso incluso que no se conoce del todo, tuna ciencia mientras no se conoce su historia. Pero se ha de con- siderar que un estudio de ese tipo es totalmente distinto del estu- dio dogmitico de la ciencia, sin el cual resultarfa incomprensible 1a historia. : 7 De ese modo, Ia relacién existente entre los enfoques histérico y dogmético es, segtin Comte, dialéctica: para entender una ciencia, se ha de entender su sociologia y su historia; pero pata entender la historia y eviter que ésta se convierta y degenere en un montén de material sin vida, es fundamental un conocimiento de la doctrina cientifca. El orden dogmitico o I6gico serviré de marco teérico para una interpretaciéa de la historia. La teorfa de Comte del desarrollo de la ciencia tenfa una eutén- tica perspectiva histérica, Aunque sa filosoffa era un cultivo del progreso cuyo objetivo més alto era Ja ciencia positivista, no consi- deraba que Ia alquimia, la astrologia, la cébala, ete.; fueran simples errores y obstéculos en el camino hacia Ja verdad cientifica. Por ejemplo, prestaba atencién al hecho de que la * Se eseribié cierta cantidad de historia de Ia ciencia por motives pitriéticos, con la intencién de llamar Ja atencién sobre la excelencia ee la deneia de una nacién o como argumento en defensa de exigen: Cas de priotidad nacional. Raoul Jagaaux (1845-?), por ejemplo, pre- sentaba la quimica como una Gencia esencialmente francesa. Los historiedotes y uimicos franceses ée dedicaron a un culto casi reli- ioso de Lavoisier, al que no sblo se.le consideraba el fundador de Ja quimica, sino también un simbolo del poderio francés.” Muchos alemanes minimizaron el significado histérico de Lavoisier y subra- saron, en cambio, el papel de los primeros quimicos alemanes como Paracelso y Stahl. Esta historia artaigada en motivaciones naciona- Tistas daba a entender que Ja ciencia se habfa convertido en un em- Blema de prestigio, en un factor ideoldgico de importancia nacional, 28, Du Bois Reymond (1886), p. 271. Cf. Mana (1980). 29, Jagnaux (1891). Vésse asimismo BenseudeVincent (1983). 26 INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LA CIENCIA La histotia de la ciencia desempeiié también su papel en el conflicto sutgido entre clericalismo y liberalismo. En varias obras histéricas, Ja Iglesia se vio acusada de ser enemiga del progreso cientifico, y por eude, también se le suponfa cnemiga del progreco humano.® Estas actividades diseminadas no se organizaron hasta el paso de un siglo a otto y fue entonces cuando la historia de la ciencia empez6 a asentarse como una profesién independiente. La primera conferencia internacional se realizé en Paris'en 1900, viéndose se- guida a continuacién por una serie regular de congresos similares. Otro signo de profesionalizacién fue el establecimiento de sociedades nacionalés pata el estudio de historia de la ciencia. En Alemania se fand6 en 1901 una Gesellschaft fiir Geschichte der Medizin und der Naturwissenschatten, veintitrés afios antes de que se fundata la His- tory of Science Society norteamericana. En relacién con estas socie- dds, empezaron a aparecer varias revistas para la comunicacién de Jas investigaciones histéricas. En 1902 vieron Ia luz las Mitteilungen zur Geschichte der Medizin und der Naturwissenschaften, y en 1908 Karl Sudhoff (1853-1938) fandé el Archiv fiir Geschichte der Me- dizin, conocido normalmente con el nombre de Sudhoff’s Archiv. Al mismo tiempo se crearon las primeras cétedras de historia de Ja ciencia, > é La profesionalizaci6n de Je historia de la medicina se produjo poco antes de que le ocurriera lo mismo 4 la historia de la ciencia. Se dieton con regularidad cursos de historia de la medicina en varias universidades europeas desde mediados del: siglo xix. A partir de 1893 J. J. Petersen ostenté una cétedra de historia de la medicina en la -universided de Copenbague y en 1905 se cteé en Leipzig un Institut fiir Geschichte der Medizin. En gran medida, la historiogra- fia de-la medicina se.desattoll6 independienteniente del resto de la historia de la ciencia” Hoy dfa ha de considerdrsela ain una rama ‘auténoma, con una serie de problemas e intereses que no comparten exactamente otros campos." Paul Tannery (1843-1904) fue probablemente el personaje més importante, como individuo, por lo que se reficre a la organizacién de la nueva historia de la ciencia. Tannery, més que ningtin otro, es 30. Draper (1875). 31. La bibliografia que trata la historia de la medicina es smuy amplia, Para una introducciéa, véase Pelling (1983). EL DESARROLLO DE LA HISTORIA DE LA CIENCIA 27 eel verdadero fondador del movimiento de Ja moderna historia de ih ciencian® Al igsal que Comte, Tannery considerate le historia wee ciencia una parte integrante de Ja historia general de le hums Sewk y no s6lo una serie de subdisciplinas pertenecientes a Tos TTvereas ciencias especializades, Su actitud critica ante les historias ses clencias particulares que hasta entonces habian constituido la spoyor parte de la historia de la ciencia, queda de menifiesto en a siguiente pérrafo:® Ea la medida én que wn cientffico-es tal, se ve sélo amado a Ja historia de la ciencia particular a cuyo estudio se dedica; ext gird que esta historia se escriba con el mayor detalle téenico pos: Hie, pues sélo ast Te propercionaré los materiales que puedan serle de utilidad. Pero lo que requerird particularmente sera el estudio Sel curso de les ideas y de la cohesién de los descutzimientos. S4 objetivo principal es tedescubrir en su forme original Ia expresién, del pensimiento preciso de sus predecesores, para cemparario con fos suyoss y pretenderé también desentrafiar Jos métodos qué Savieron para Ta construccién de las teorfas existentes, para descu: rir en qué punto y hacia qué meta ha de hacerse todo esfuerzo encaminado a Ia innovacién. Este tema de les selaciones existentes entre la historia ‘especiali- vada de lag diversas disciplinas y Je historia general o sintétice de la Zencla continga siendo uno de los puntos més debsiidos por los historiadores. ey ‘Tin dectacado quimico y fisico, y también filésofo de la dencia, Pierre Duhem (1861-1916), se centré en el desarrollo de las ciencias Fdles durante la Eéad Media y el Renacimiento. Duhem, devoto catélioo, intent demostrar en una serie de obras importantes que la Jlamada revolucién cientifica no fue mds que una extensin natural de las teorlas y métodos que habfan desarrollado ya los eruditos mé- Gievales:' «Lo que generalmente se supone que fueron revoluciones jntelectuales —esctibfa Duhem— casi siempre fueron tan sdlo evo- 52, Guerlac’ (1963), p.’ 807. Puede verse’ tine informaciin, bibliogréfica etatlada sobre el desarollo de Ta historia de la ciencia en Trackzey (1980) y Corsi y Weindling (1983). : So. Tannery (1912-1950), vol: 10, p, 106. Gitado aqui de Hall (1969) 5. 212. PAL Duhem (1905-1907), Duhem (1906-1913), Duhem (3913-1959),

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