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AN I IVIALES QU E
Núm. 16-76 HD
VIVEN BAJO
LAS P 1 E D RAS

MARIANO GARCIA ROLLAN


Veterinario
ANIMALES QUE VIVEN BAJO
LAS P I E D RAS

Cuando el agricultor rotura una finca o prepara la tierra,


muchas veces tiene que desplazar las piedras que le estorban y,
al hacerlo, quedan visibles los seres que vivían bajo ellas. Con-
viene que los conozca bien, pues entre ellos hay animales útiles
muy beneficiosos para la agricultura, y otros que son peligrosos.
De ese modo sabrá qué especies debe proteger y cuáles evitar.
Es insospechable el complejo mundo que hace su vida bajo
las piedras del campo. Nos referimos a las piedras grandes,
cuyo tamaño exige un poco de esfuerzo para poder desplazarlas.
Multitud de animalillos han elegido aquel hábitat como resi-
dencia temporal o definitiva. Allí encuentran, además de protec-
ción contra posibles enemigos, una temperatura fresca y oscuri-
dad. La humedad es siempre algo mayor que en la superficie
desnuda del suelo, y se conserva gracias a que la piedra hace
de aislante y evita mucho la evaporación. También influye la
abundancia de raicillas y materia orgánica.
Normalmente los seres que allí viven son tímidos, huyen de
la luz y se esconden en su agujero en cuanto sienten la pre-
sencia de extraños. Pero, si levantamos las piedras súbitamente
podremos contemplarles antes de que se escapen. Sólo dos pre-
cauciones debemos tener en cuenta al hacerlo:
La primera es no meter los dedos por debajo del borde de
las piedras, pues allí puede haber algun animalillo peligroso que
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nos dé un susto desagradable. En ciertos lugares pueden alber-


garse escorpiones o incluso pequeñas viboras, cuya picadura es
muy grave y a veces mortal. Rara vez sucede tal cosa, pero
como el peligro es serio, vale la pena tomar ciertas precau-
ciones antes de dar la vuelta a una piedra. En sitios sospechosos
es preferible hacerlo con un palo en vez de usar las manos, o
protegerse con guantes de cuero. Debe advertirse sobre todo a
los niños, que tan aficionados son a remover las piedras y a
jugar con ellas.
La otra es que una vez observados los animales que hay
debajo y satisfecha nuestra curiosidad, conviene volver a poner
la piedra en el mismo lugar y posición en que estaba, si ello
es posible. Asi evitaremos destruir la vida que estaba desarro-
llándose bajo ella y sólo la habremos interrumpido unos mo-
mentos.
En esta publicación vamos a tratar de los pequeños animales
que más frecuentemente se encuentran en tales sitios, descri-
biendo aquellas caracteristicas que permitan conocerles fácil-
mente.

INSECTOS

Uno de los más frecuentes es la tijereta (Forficula auricu-


laria), que también abunda en las flores y rincones entre las
plantas. Es pequeño, alargado y estrecho; tiene las alas atrofia-
das, dejando al descubierto los segmentos del abdomen. Se le
conoce en seguida porque al final del cuerpo presenta dos
apéndices en forma de pinza, más curvada en los machos.

Fig. 1.-Tijereta (Forficula


auricularia).
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A pesar de su aspecto, es completamente inofensivo. Después


de la puesta, las hembras cuidan de los huevos y de las larvas.
De vez en cuando encontraremos el conocido grillo (Grillus
campestris) que habrá dejado de hacer con los élitros su carac-
terístico «cri-cri» al sentir nuestros pasos. Su color negro bri-
llante (suelen tener una mancha amarilla en la base de cada
élitro) y su frente abombada son inconfundibles. La hembra
se distingue del macho porque al final del abdomen, tiene
además de los dos cortos apéndices que le adornan, otro central

Fig. 2.-Grillo (Gry!!us campestris).

más largo, como un pequeño sable (oviscapto), con el que reali-


za la puesta de los huevos. Los recien nacidos son pálidos,
pero pronto oscurecen (excepto en un cinturón que se conserva
blanco más tiempo).
Menos frecuente es otro grillo Grillodes escalerai, más
alargado y de color pajizo; canta de noche de modo algo distin-
to ««pii-pii» ).

Fig. 3.-Caraóus auronitens.


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Los Carabus son coleópteros (insectos de élitros duros como


los escarabajos), carniceros, muy útiles, que durante el dia per-
manecen refugiados, y con el crepúsculo salen a cazar insectos.
Son buenos corredores, con fuertes mandíbulas y con élitros de
forma ovalada, cuyo color varia con la especie (negros, azula-
dos, cobrizos, metálicos, etc.). Uno de los más vistosos es Ca-
rabus auronitens, frecuente en Galicia; tiene bandas longitudina-
les doradas alternando con otras cobrizas brillantes.

Fig. 4.-Coleópteros diversos.

Otro coleóptero frecuente es Satphylinus olens, de cuerpo


alargado, negro mate, de 2-3 cm., con los élitros muy cortos
que dejan ver el abdomen (en esto recuerda a las tijeretas);
suelen levantar el extremo.
Diversos coleópteros pequeños saldrán corriendo también
cuando levantemos las piedras; los más abundantes son cará-
bidos (Nebria, Chlaenius, Pterostichus, Agonum, Brachinus,
etcétera), pero también los hay de otras familias. Son difíciles
de clasificar, e igual sucede con sus larvas, por lo que no los
describimos.
En sitios fríos y alta montaña, a veces se refugian bajo las
piedras coleópteros que no son propios de tales sitios. Asi
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encontramos numerosos apiñamientos de mariquitas (Coccinella


septempunctata) en las cumbres del Sistema Central.
Conocidas de todos son las hormigas, siempre afanadas y
presentes en cualquier parte. Varias especies excavan su hormi-
guero bajo las piedras o disponen alli sus entradas. Cuando
dejamos sus cavidades al descubierto, nos sorprenderá observar
como su primera preocupación es llevarse al interior, unas cosi-
tas blancas que yacen agrupadas en algún rincón. Se trata de las
larvas y ninfas. Como la luz y la sequedad pueden destruirlas,
cada hormiga reacciona en esos momentos de emergencia, co-
giendo con sus mandíbulas una de ellas y llevándola apres^^-
radamente a un lugar más profundo del hormiguero. En pocos
momentos todo quedará vacío y desaparecerá la agitación.
Las especies de hormigas son muchas y difíciles de distinguir
para un observador no especializado. Por ello nos limitamos
a mencionar, sólo como ejemplo, dos de ellas: Pheidole pallidu-
la (de unos 2 mm., rojizas o rubias, con la cabeza y abdomen
pardonegruzcos) y Crematogaster scutellaris (de 3-5 mm.; cami-
na con el vientre levantado y tiene dos espinitas dorsales al
final del tórax).
Del grupo de los hemípteros (insectos con pico chupador
como las chinches de campo), es fácil encontrar en grandes
grupos al llamado Pyrrhocoris apterus. Prefiere las piedras al

Fig. 5.-Pyrrhocoris apterus.


Fig. 6.-Rosquilla gris.

pie de los árboles y terrenos con vegetación. Es pequeño, ro-


jizo, con una manchita redonda negra a cada lado del centro del
cuerpo. Se alimenta de jugo de insectos muertos, restos de ve-
getales podridos, y rara vez chupa las raíces de vegetales vivos.
También se pueden encontrar algunas orugas, con aspecto
de gusanos grises o negruzcos que al ser molestados se encorvan
o enroscan. Son las llamadas «rosquillas», larvas de mariposas
nocturnas (Prodenia litura, Agriotes segetum, etc.) que son muy
perjudiciales para la agricultura, por la gran cantidad de plan-
tas que devoran.
Más raro es encontrar crisálidas o capullos de mariposas y
ninfas o pupas de otros insectos, pero a veces ocurre. Otras
especies pequeñas o difíciles de identificar, no las mencionamos.

Fig. 7.-Lombrir
de tierra.
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OTROSINVERTEBRADOS

En lugares húmedos abundan las lombrices de tierra (Lum-


bricus terrestris), que se entierran rápidamente cuando las deja-
mos al descubierto. Es un gusano de tamaño muy variable,
desde pocos centímetros a más de 25. Su color rojizo también
varía desde el rosado carneo al parduzco, siempre brillante por
la humedad. Los dos extremos del cuerpo son parecidos, pero
es fácil saber cual es el que corresponde a la boca, por ser el
que levanta de vez en cuando para tantear. Si nos fijamos en
el cuerpo, cierta parte es más ancha que el resto; es precisa-
mente la comprendida entre los segmentos 31-32 al 37 y se Ilama
clitelo. Durante la puesta, esa parte segrega una sustancia que
envuelve a los huevos y luego se endurece para protegerles.

Fig. 8.-Escorpión, muy joven.

Es un animal con gran poder de regeneración, de modo que


al cortar una parte del cuerpo suele crecerle otra vez. En los
cultivos no es de temer, ni no abunda demasiado; incluso es
considerado beneficioso en muchos sitios, porque airea y mulle
el suelo. Muy parecidas son otras lombricess del género Allo-
lobophora, que tienen el clitelo entre los segmentos 30-31 y 44.
En tierras cálidas, sobre todo meridionales, podemos encon-
trar al escorpión (Buthus occitanus), animal peligroso que se
Fig. 9.-Cochinillas de la humedad.

debe evitar. Llega a medir 8 centímetros y es de color ama-


rillento. En la parte delantera lleva dos grandes apéndices dobla-
dos en ángulo y acabados en pinza. La parte posterior del ab-
domen es más estrecha y más larga que el resto del cuerpo;
consta de seis segmentos más largos que anchos y una uña ter-
minal. En ella desemboca una glándula venenosa y con ella
atacan, levantándola previamente hacia delante y produciendo
una picadura que puede ser grave. Durante el día suelen per-
manecer escondidos bajo piedras o cortezas viejas.

Fig. 10.-Milpiés Ju(us.


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Entre las arañas es frecuente la llamada Uroctea durandi,


que tiene el vientre aterciopelado y con cinco manchas amarillas
dispuestas en pentágono. Hace sus pequeñass telas en forma de
tiendecillas de campaña, adheridas a la cara inferior de las pie-
dras, y alli vive y cria.
Entre los seres más abundantes en el medio que nos ocupa
están las cochinillas de la humedad. Su cuerpo es pequeño
(casi siempre menor de 2 centimetros), oval, como un escudete
segmentado, de tonos grisáceos, que oculta las patas en número
superior a tres pares. La especie más frecuente es Armadi-
llidium vulgare, de cuerpo convexo de matiz plomizo, sin apén-
dices salientes en la parte posterior; se arrolla en bola cuando
se la molesta o desaparece la humedad que necesita para vivir.
Otras, como las del género Porcellio, son más aplastadas, gri-
sáceas o parduzcas (a veces con manchas amarillentas), con
apéndices salientes por detrás.

Fig. l 1.-Escolopendra.

En los mismos sitios se refugian los milpiés o cardadores,


miriápodos del género Julus, que todos conocen por sus muchas
patas. Tienen más de 30 segmentos, con dos pares de patas por
segmento, pues cada uno resulta de la fusión de dos. Todo ese
conjunto tan numeroso de patitas, está inserto a lo largo y cerca
Fig. 12.-Cicm^iés amarillo.

de la linea media ventral del cuerpo, y, como son finas, parecen


marchar con movimiento ondulatorio. EI cuerpo es cilindrico
y se arrolla en espiral. Al tocarlo segrega líquido maloliente,
pero es inofensivo.
Mucho más grande y nocivo es el ciempiés escolopendra
(Scolopendra morsitans) frecuente en la meseta castellana. De
cuerpo duro, largo y aplastado, amarillento verdoso, cuya parte
ventral suele descansar en el suelo, debido a que las patas (21
pares, uno por segmento) son muy laterales. EI primer par, jun-
to a la cabeza, está convertido en uñas de picadura dolorosa.
Es muy rápido y prefiere sitios secos, cálidos.

Fig. 13.-Lithobius jorJicatus.


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Del mismo grupo son otros ciempiés muy estrechos, amari-


llos, bastante largos, inofensivos y dificiles de clasificar.
La especie Lithobius forticatus es muy frecuente, de color
rojizo oscuro y con segmentos alternativamente grandes y pe-
queños: antenas largas, pero más cortas que la mitad del
cuerpo.
También los moluscos tienen representantes que viven bajo
las piedras. Asi encontramos pequeñas babosas (muy perjudicia-
les para los cultivos) y caracoles. De estos, algunos tienen forma
análoga a los comestibles como el caracol de monte (Helix
iberus H. alonensis), otros son fusiformes (Clausilia) y otros
alargados con la punta rota (Rumina decollata). El más pequeño
quizá sea Pupilla muscorum, que parece la pupa de la que na-
cen las moscas.

VERTEBRADOS

Pertenecientes al grupo de los anfibios, animales que pasan


gran parte de su vida en el agua y parte en la tierra, podemos
encontrar bajo las piedras sapos, salamandras y tritones, que allí
se refugian durante el día.
El sapo común (Bufo bufo) es un animal muy útil, por los
muchos insectos que devora, pero su feo aspecto ha hecho que
se le mire con repugnancia. Es de color pardo oscuro sucio,

Fig. l4.-Urodelo joven.


Fig. 15.-Lagartija común.

con manchas irregulares y piel muy granulosa. En ella hay cier-


tas glándulas que segregan un tóxico que sólo actúa por via
sanguinea, por lo que no es peligroso tocarlos si no se tienen
heridas en las manos. Sus ojos son grandes, salientes, rojizos,
con la pupila horizontal. Las hembras son más grandes que los
machos, pudiendo llegar a medir hasta 20 centímetros, aunque
normalmente son de 9-15 centímetros. Hacen la puesta en char-
cos de agua, depositando varios miles de huevos, de unos 2
milímetros, reunidos en cordones de varios metros. De ellos na-
cerán renacuajos negros, a los quince o dieciocho días.
De menor tamaño es el sapo corredor (Bufo calamita), de
color más claro, verdoso o grisáceo, con manchas parduzcas
y rojizas y una línea dorsal amarillenta; vientre blanquecino,
manchado.
Menos frecuentes son los sapos parteros (Alytes obstetri-
cans), de color claro a oliváceo, con motas negras, verdes y ro-
jas. También los del género Pelobates, de ojos saltones y as-
pecto de ranas y otros.
Entre los urodelos, que son anfibios de cola larga, hay que
citar a la salamandra común, (Salamandra salamandra); es alar-
gada, con forma que recuerda a la de los lagartos, pero mucho
Fig. 16.-Salamandra salamandra.

más rechoncha y torpe. De 15-23 centímetros; color negro mate


con manchas amarillas, aunque es variable, habiendo ejemplares
en el Norte con bandas amarillas y otros en el Centro casi sin
manchas. Come insectos y es más frecuente en el Norte y sitios
montañosos. Hay especies parecidas, sin dibujo tan llamativo.
El tritón jaspeado (Triturus marmoratus) mide unos IS cen-
tímetros, es verdoso, con manchas negras y una cola alta, que
tiene una banda blanca y otra negruzca. El macho lleva una
cresta dorsal manchada de negro, verde y blanco, y la hembra
una línea dorsal anaranjada.
Dentro de los reptiles, los más frecuentes y populares son
las lagartijas. Pertenecen a diversas especies muy vivarachas,
difíciles de distinguir entre sí, debido a que sus colores y tona-
lidades varían con la edad y la zona donde viven. Pero son
tan conocidas en conjunto que no hace falta insistir sobre ellas.
También son muy conocidos los lagartos, de mayor tamaño
y menos huidizos. El lagarto verde (Lacerta viridis, propio del
Norte) es más escaso que el lagarto ocelado (Lacerta lepida).
Este último es más robusto y más audaz; puede morder defen-
diendo su territorio. Está extendido por toda España, excepto
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en una estrecha faja norteña. Es de color verde amarillento mo-


teado de negro, con grandes ocelos (manchas redondas) azules
en los costados, y vientre más claro. En el SE. hay una varie-
dad gris, sin ocelos. Cuando son jóvenes el color es oliváceo,
con manchas blancas bordeadas de negro en los costados. Es un
animal útil y bello.
Un lejano «pariente» de los lagartos es el lución (Anguis
fragilis) que muchos confunden con una serpiente pequeña. Esto
se debe a su forma alargada, de hasta 50 centímetros, sin pa-
tas, con el cuerpo cubierto de escamas lisas y brillantes. Se
desliza por los sitios húmedos, en busca de lombrices, caraco-
les e insectos. La cabeza es pequeña y se continúa con el cuerpo
sin cuello aparente. La cola tampoco es aguda, por lo que los
dos extremos del cuerpo se parecen. El dorso es algo aplastado
y de color pardo claro; el vientre es grisáceo. Pero los jó-
venes tienen el dorso claro plateado, recorrido por tres lineas
negras, que luego desaparecen. Es inofensivo y útil. Cuando se
le molesta, se contrae o se pone rígido partiéndose al menor
golpe.

Fig. 17.-Anguis fragilis.


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Cierto parecido con el anterior tiene el eslizón común (Chal-


cides chalcides), de cuerpo más redondeado, con diminutas pa-
tas; de color oliváceo con bandas oscuras. En cuanto a la llama-
da culebrina ciega (Blanus cinereus), tiene aspecto de gran lom-
briz, pues su cuerpo es alargado (de hasta 28 centímetros),
rosado claro o parduzco, cilindroide y segmentado (con unos
140 anillos). Come muchas hormigas y prefiere el centro y sur
de España.
En ocasiones, al levantar piedras podemos encontrar alguna
culebrilla o incluso la peligrosa vibora, pero es difícil. Algunos
de estos reptiles pasan el invierno enterrados, pero prefieren si-
tios más resguardados. No obstante, hay que ser precavidos y
evitar riesgos.
Para distinguir las especies de los grupos de vertebrados
mencionados, recomendamos al lector el libro «Guía de los an-
fibios y reptiles españoles», de Alfredo Salvador (ICONA, Mi-
nisterio de Agricultura).
No hemos hablado de otros animales superiores, porque
es muy difícil encontrarlos, pero si alguna vez, al manipular
entre montones de piedras, nos topamos con una musaraña
(pequenísimo roedor de hocico puntiagudo) o con un erizo que
esté pasando su letargo invernal, no les molestemos. Son seres
útiles, que cada vez escasean más.

PUBLICACIONES DE EXTENSION AGRARIA


Bravo Murillo, 101 - Madrid-20

Se autoriza la reproducción integra


de esta publicación mencionando
su origen: «Hojas Divulgadoras del
Ministerio de Agricultura».

[.S.B.N. 84-341-0101-7 - Depósito legal: M. 32.525-1976 (20.000 ejemplares).


Neografis, S. L. - Santiago Estévez, 8- Madrid-19

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