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Índice cefálico
Diferencia entre el cráneo braquicéfalo (izquierda) y el dolicocéfalo (derecha) vistos de perfil y desde arriba.
Craneómetro.
El índice cefálico es la relación de la anchura máxima de la cabeza respecto su longitud máxima. Se calcula por medio de la fórmula:
Diámetro transverso X 100
________________________
Diámetro anteroposterior
En 1842 el profesor de anatomía sueco Anders Retzius (1796–1860) definió y usó por primera
vez el índice cefálico en la antropología física para clasificar los restos humanos antiguos hallados
en Europa. Retzius clasificó los cráneos en tres categorías principales según su forma:
Dolicocéfalo. Largo y delgado.
Mesocéfalo. Intermedio.
Braquicéfalo. Corto y ancho.
Estos términos fueron usados también por Georges Vacher de Lapouge (1854–1936), uno de los
pioneros de las teorías científicas en esta área y un teórico de la eugenesia, quien observó las
diferencias que existen entre cráneos de diferentes razas humanas y en L'Aryen et son rôle social
(Los arios y su rol social, 1899) clasificó a la humanidad en varias razas diferentes y
jerarquizadas, desde la raza aria blanca, dolicocéfala, a la braquicéfala. Entre estas, Vacher de
Lapouge identificaba al Homo europaeus (nórdico) al Homo alpinus (alpino) y finalmente al
Homo mediterraneus (mediterráneo). Su clasificación fue reflejada por William Z. Ripley en Las
razas de Europa (1899).
Ver el cráneo de perfil sólo revela si es planooccipital (occipital aplanado) o curvooccipital
(occipital prominente). Cuando se ve desde arriba revela con seguridad su tipo craneal
(dolicocéfalo o braquicéfalo).
El cráneo dolicocéfalo no se caracteriza únicamente por ser largo, sino que su ilusión de longitud
se ve aumentada por la estrechez de sus sienes (los huesos temporales). El cráneo braquicéfalo,
es redondo, más ancho y de sienes más abultadas (huesos temporales más desarrollados). A los
cráneos intermedios entre ambos tipos se les denomina mesocéfalos.
Perfil humano
Comparación del grado de inclinación de un cráneo caucasoide, un cráneo congoide y el cráneo de un gorila.
La evolución del perfil humano comenzó a partir de un modelo primitivo con hocico y sin frente.
Se considera como antepasados de los hominoideos a mamíferos gráciles como el Plesiadapis, el
Smilodectes o, ya más en la dirección simiesca, el Aegyptopithecus. Según se fue entrando en la
fase homínida, ese "hocico" primitivo (el prognatismo subnasal o proyección frontal de los
maxilares) fue retrocediendo, el perfil se fue enderezando, apareció la frente y se fue asentando
poco a poco la verticalidad del rostro (ortognatismo). Se considera que los rasgos propios de un
perfil evolucionado, alejado del origen simiesco, son una frente vertical, alta y abombada, un
puente nasal y un mentón bien formados, y un maxilar inferior estrecho cuando visto de perfil y
ancho cuando visto de frente. En las razas humanas modernas, la frente huidiza es influencia de la
mezcla Neandertal (como en el caso de la raza arménida), así como seguramente Homo erectus y
otros. Los nordico-rojos, cónguidos y pígmidos tienen frentes perfectamente verticales, mientras
que los nordico-blancos y khoisánidos la tienen muy levemente inclinada. Los mentones
morfológicamente más avanzados son el nordico-rojo y el nordico-blanco. El puente nasal más
desarrollado evolutivamente es el arménido.
Tipos de mandíbula
Diferencia entre el ortognatismo de un cráneo caucasoide (izquierda) y el prognatismo de un cráneo congoide (derecha).
Paladar
La forma del paladar también varía dependiendo el grupo racial. El caucasoide es de forma
triangular, el negroide es rectangular, y el mongoloide es circular.
Índice nasal
La forma y las dimensiones de la nariz han tenido gran importancia en la antropología física, que
la estudia descriptivamente mediante diversas medidas, así, se ha establecido el denominado índice
nasal (fruto de la comparación entre la anchura máxima de ésta con su altura). Según dicho índice
nasal los individuos se clasifican en: leptorrinos, que tienen un índice nasal de 69,9 como
máximo, con la nariz estrecha y alta; mesorrinos, que tienen un índice que oscila entre 70 y 84,9
y una nariz media; y platirrinos, con un índice de 85 o más y de nariz ancha o baja. En
comparación el grupo racial caucasoide es en general leptorrino (mediterráneos y nórdicos) o
mesorrino (alpinos). El grupo mongoloide tiende a ser mesorrino o platirrino. El grupo negroide
es platirrino.
Capacidad craneal
Véase también: Raza e inteligencia
Representación comparativa de dos cerebros de distintas razas (de un bosquimano (capoide) y del matemático europeo Carl Friedrich Gauss) y el
cerebro de un orangután.
La capacidad craneana o craneal, es decir, la medida del volumen del interior del cráneo, es un
indicador fiable del posible grado de inteligencia de un individuo así como de la raza a la que
pertenece. Por otra parte, la craneometría y el estudio de los esqueletos fueron usados para
demostrar la teoría de la Evolución de Darwin, expuesta por primera vez en El origen de las
especies (1859). El volumen endocraneal relativo humano (unos 25cm³ por kg. de masa corporal)
es más del doble que el de los simios.
Algunos sectores, especialmente entre los negacionistas de la raza, creen que relacionar la forma
del cráneo con el carácter, la inteligencia o la raza, es "pseudociencia", y es denunciado de esa
manera como una forma de corrección política.
A pesar de esas falsas denuncias, académicos como el profesor Philippe Rushton de la
Universidad de Ontario del Oeste, han publicado estudios científicos que demuestran las
diferencias intelectuales entre razas. En el año 2000, Rushton publicó en Raza, Evolución y
Comportamiento las diferencias entre tres razas genéricas, midiendo el promedio tanto de la
capacidad craneana, como el número de neuronas corticales y el coeficiente intelectual (IQ). A
continuación se muestran sus resultados:
Raza africana o Raza europea o Raza asiática o
negra blanca amarilla
Capacidad craneal (cm³) 1267 1347 1364
Número de neuronas corticales
13185 13665 13767
(en millones)
En The Origin of Races (1962), el antropólogo Carleton S. Coon, señala que la capa
supragranular del cerebro africano es 15% más delgada y más simple, comparada con la de los
cerebros de blancos.
Historia
Mapa del índice cefálico en Europa según William Z. Ripley, publicado en Las razas de Europa (1899).
Samuel George Morton (1799–1851), uno de los inspiradores de la antropología física, recogió
cientos de cráneos humanos de todo el mundo y empezó a intentar hallar una forma de
clasificarlos según un criterio lógico. Influido por las teorías comunes de su época, afirmó que
podía medir la capacidad intelectual de una raza gracias a la capacidad craneal. Un cráneo grande
significaba un gran cerebro y mayor capacidad intelectual, y un cráneo pequeño indicaba un
cerebro pequeño y una menor capacidad intelectual. Morton tenía muchos cráneos del antiguo
Egipto, y concluyó que los antiguos egipcios no eran negros sino blancos. Sus principales
monografías fueron: Crania Americana (1839), An Inquiry into the Distinctive Characteristics of
the Aboriginal Race of America y Crania Aegyptiaca (1844). En Crania Americana afirmó que
la capacidad craneal media de los blancos era 1425 cm³, mientras la de los negros era 1278 cm³.
Posteriormente el negacionista de la raza judío Stephen Jay Gould (1941–2002), en The
Mismeasure of Man (1981) afirmó que Samuel Morton había manipulado datos y rellenado los
cráneos "para poder justificar sus nociones preconcebidas sobre las diferencias raciales".
Los seguidores de Morton, especialmente Josiah C. Nott (1804–1873) y George Gliddon (1809–
1857) en su monumental tributo al trabajo de Morton, Types of Mankind (1854), llevaron sus
ideas más allá y afirmaron que sus hallazgos de hecho apoyaban la noción de poligenismo, que
afirma que la humanidad se originó de diferentes linajes y es el antecesor de la hipótesis poligénica
o multirregional. El propio Morton se había mostrado reacio a propugnar explícitamente el
poligenismo porque suponía un importante desafío a la versión bíblica de la creación. Charles
Darwin se opuso a Nott y Glidon en The Descent of Man (1871), argumentando en pro de un
monogenismo de la especie. Darwin concebía el origen común de todos los humanos (la hipótesis
monogénica) como esencial para la teoría de la evolución.
En 1873, Paul Broca (1824–1880) halló el mismo patrón descrito en el Crania Americana de
Samuel Morton, pesando cerebros en autopsias. Otros estudios históricos que encontraron una
diferencia significativa entre negros y blancos en cuanto a tamaño del cerebro incluyen Bean
(1906), Mall (1909), Pearl (1934) y Vint (1934).
Se ha comprobado que el consumo de productos animales cocinados durante la Prehistoria, tuvo
un papel determinante en la evolución de las razas humanas, especialmente al favorecer el
desarrollo del cerebro y la capacidad craneal.
Beals, Smith y Dodd (1983) relacionan el clima frío con capacidades craneales elevadas. Gordon
G. Gallup Jr., profesor de biopsicología evolutiva, notó que, en el registro fósil, las capacidades
craneales son más elevadas cuanto más se encuentran lejos de los trópicos y el ecuador, donde el
clima es cálido y tropical.
Fuente: http://es.metapedia.org/wiki/Craneometr%C3%ADa