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J]-Sfd.

, /.'" MARGARET MEAD

ADOLESCENCIA, SEXO
Y'CULTURA

EDITORIAL LA lA
. BARCELONA, 1975
-

La edición original inglesa fue publicada por William Morrow &


Company, de Nueva York, con el título Coming 01 Age in Samoa.

Versión de
E . L.
Prólogo de
Franz. Boas
-.
Cubierta de
Enrie Satué

A las muchachas de Tau

'Ou te avatu
lenei tusitala
ia te 'outou
O Teinetiti ma le Analuma
o Tau

e by William Morrow & Co., Nueva York, 1968


1.- edición bolsillo: Editorial Laia, octubre 1972
2.& edición bolsillo: Edit9rial Laia, agosto 1975
Propiedad de esta edición
(incluidos la traducción y el diseño de la cubierta):
EDITORIAL LAIA, S. A., Constitución, 18-20,
Barcelona-14

Impreso y encuadernado en RomanyA/Valls


Verdaguer. I - Capellades <Barcelona)

Depósito legal: B. 35.007 - 1975


ISBN: 84-7222-221-7

Printed in Spain
AGRADECIMIENTOS

Agradezco la generosidad del Consejo Nacional de


Investigación de Ciencias Biológicas que, al concederme
su beca, me dio la posibilidad de realizar esta investi-
gación. Los gastos del viaje a las islas de Samoa fueron
costeados por mi padre. También debo expresar mi
mayor agradecimiento al profesor Franz Boas que
inspiró y dirigió la investigación y criticó sus resul-
tados.
Por la cooperación que prestaron para el prpgreso
de mis estudios en el Pacífico, estoy en deuda con el
doc tor Herbert E. Gregory, director del P. B. Bishop
Museum y con el doctor E. C. S. Handy y Stella Jones
de la misma entidad.
Agradezco igualmente el apoyo brindado a mi tra-
bajo por el almirante Sitt y la amabilidad del coman-
dante Owen Mink, USN, y la cooperación otorgada
por los servicios médicos de Samoa en las personas de
Ellen M. Hodgson, enfermera jefe, y el equipo a sus
órdenes, y en particular a G. F. Pepe. la enfermera
samoana que me enseñó el idioma. Agradezco también
la generosa y hospitalaria cooperación recibida de
Edward R. Holt, ayudante del jefe de farmacia y su
esposa, quienes me llevaron a su hogar, donde perma-
necí durante cuatro meses, y me brindaron una base
imparcial para estudiar a los habitantes de la aldea y
permanecer ajena a sus luchas intestinas.
El éxito de esta investigación corresponde en reali-
dad a la cooperación prestada por centenares de samoa-
nos. Es imposible mencionarlos a todos, pero quiero

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~~pr~sar es~eci~lmente mi reconocimiento al jefe tribal PREFACIO
,UtI de Valt~gl y a todos· los miembros de su familia
aSI c?mo al Jefe hablante Lolo, que me enseñó lo;
prmcIplOS de la~ r~laciones sociales de su pueblo.
Ill';'al reconocImIento dirijo a Tufele, gobernador de
Manu a, y a los Jefes tribales Tui Olesega Misa Soto
Asoao y Leui, a los jefes Pomele Nua 'Tialig~ Moa,
['faualupe, Asi y a los jefes hablaníes U:pui y M~ao' :
,os pastores samoanos Solomona y Lakopo í
profesores Sua, Napoleón y Eti; a Toaga la es~~a ~s
Sotoa; a Fa'ap~a'.a, los taupo de Fitiuta;' Fofoa, Laula~ Las modernas descripciones de pueblos primitivos
~auala y Felohama y a los jefes y probladores de las nos ofrecen un cuadro de su cultura clasificada de
a eas de Ma~1U'a ~ a sus hijos. Su gentileza, hospitali- acue rdo con los diversos ¡¡spectos de la vida humana.
dad y carteSIa facIlItaron mi estancia entre ello . . ·os enteramos de sus - invenciones, economía domés-
~oope~aci~n e interés hicieron posible proseguirS, m~~ tica, organización familiar y política, creencias y prácti-
InvestigacIOnes provechosamente
cas religiosas. A través de un estudio comparativo de
Si en el ~exto no utilizo los ~ombres verdaderos de estos datos y de la información que nos refiere su cre-
los protagon!stas es para evitar susceptibilidades. cimiento y desenvolvimiento, nos esforzamos por re-
d 1Por la erI.tlca y consejos recibidos en la preparación construir, lo mejor posible, la historia de cada cultura .
e .manuscnto estoy en deuda con el doctor R F B particular. Algunos antropólogos hasta confían en que
nedlct, doctor L. S. Cressman y las señoras M E' E: h e- d estudio comparativo revele ciertas tendencias de desa-
berger y M. L. Loeb. . . IC e-l
rrollo que, al repetirse con frecuencia, permitirán des-
a:brir significativas generalizaciones con relación al
M. M.
¡mxeso del crecimiento cultural.
Museo Americano de Historia Natural Para el lector profano estos .estudios son interesantes
Marzo de 1928. debido a lo extraño de la escena, las actitudes peculiares
características de culturas extranjeras que hacen resal-
Lar con fuerte luz nuestras propias acciones y conducta.
embargo, una descripción sistemática de las acti-
des humanas nos proporciona muy escasa com-
prensión de las actitudes mentales del individuo. Sus
pensamientos y acciones aparecen meramente · como
expresiones de formas culturales estrictamente defi-
meas. Aprendemos poco sobre su estructura racional, sus
amistades y conflictos con sus semejantes. El aspecto
¡>enanal de la vida del individuo se ha eliminado casi en
la presentación sistemática de la vida cultural del pue-
blo. El cuadro es uniforme, al. igual que una colec-
ción de leyes que nos dicen cómo debemos o no com-
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portarnos, lo mismo que reglas establecidas que definen nuestra. Los resultados de su seria "investigación con-
el estilo del arte, pero no la forma en que el artista ela- firm an la sospecha largament~ alimentada P?r ~os antro-
bora sus ideas de la belleza; como un catálogo de inven- pólogos acerca de que mucho de lo que atnbUlmos a la
ciones que no establece la fórma en que el individuo natural~za huqtana no es más que una rea:c~~n f~~nte a
supera las dificultades técnicas que ellas presentan. las restricciones que nos impone nuestra CIVlhz.a.clOn.
Y, sin embargo, la forma en que la personalidad re-
FRANZ BOAS
acciona ante la cultura es una cuestión que debe im-
portarnos. profundamente y que con,-,:ierte el estudio de
las culturas extranjeras en un campo de investigación
fructífero y eficaz. Estamos acostumbrados a considerar
todas - esas acciones que constituyen el contenido de
nuestra cultura como modelos que seguimos automá-
ticamente en tanto son comunes a toda la humani-
dad_ Se hallan hondamente arraigados en nuestra con-
ducta. Estamos moldeados en sus formas de modo tal
que no podemos pensar sino que deben ser válidas en
todas partes.
La cortesía, la modestia, las buenas maneras, la con-
formidad con normas éticas definidas, son formas uni-
versales, pero su contenido específico no lo es. Es
instructivo saber que los modelos difieren de la ma-
nera más inesperada y es aún más importante observar
cómo reaccionan los. individuos ante estos modelos.
En nuestra civilización el individuo está rodeado de
dificultades que tendemos a atribuir a rasgos humanos
fundamentales . Cuando hablamos de las dificultades de
la R' - ez y la adolesc.e--ncia, pensamos en ellas como en
periodos mevitables de adaptación por los cuales deben
pasar todos. El enfoque psicoanalítico está ampliamen-
te basado en esta suposición.
El antropólogo' ¡luda de lo correcto de estas opinio-
nes, pero .hasta ahora casi nadie se ha tomado el traba-
jo de identificarse suficientemente con una población pri-
mitiva a fin de obtener una comprensión de estos pro-
blemas. Por lo tanto, sentimos gratitud hacia Margaret
Mead p'or haber intentado una identificación tan com-
pleta con la juventud samoana. dándonos un cuadro lú-
cido y claro de las alegrias y dificultades con que tro-
piezan los jóvenes en una cultura tan distinta de la
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-
PROLOGO A LA EDlCION DE 1961

En la isla de Bali se piensa que los ancianos se re-


encarnan al morir en los nietos, razón por la cual no
pueden encontrarse ambos vivos al mismo tiempo. Como
ocurre a pesar de todo algunas veces, cuando un anciano
se encuentra con su nieto, antes de poder hablar con él
debe darle una moneda. Al escribir este prólogo treinta
_ cinco años después de haber publicado Adolescencia,
SL70 y cultura en Samoa, me encuentro también un
¡>oco como si estuviese pagándole a alguien -quizá al
iector- una moneda; o en lugar de una moneda, como
si intentase la tarea bastante más ardua de considerar
¡>OT qué este libro va a ser leído tantos años después
del clima de opinión en el que fue pensado y escrito.
Mi padre, critico incansable aunque amistoso, me
jo en cierta ocasión que ya nunca escribiría un . libro
:a:l bueno como este primero porque, al tiempo que
hatia mayor y más juiciosa, llegaría a «saber dema-
siado. y los libros serían de lectura más pesada. Estuve
ó. acuerdo con esta opinión durante cierto tiempo has·
:z que un psicoanalista europeo me dijo 'que al leer el
habla tenido la impresión de que debía estar
escrito por una señora muy anciana. Diez años antes, a
los ,..,inticinco de haberlo escrito, tuve que preparar el
-=-ologo para una nueva edición y desde entonces ' no
c:a:><:edí mayor importancia a este asunto. De todas ma·
zras, volviendo al problema aunque de mala gana, he
ar:h-ertido contrastes en la manera de pensar y en las
ClIlIldusiones que se apuntan en este libro entre media-
<!os de la década de los veinte y la de los sesenta.

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-
Este estudio fue el primero llevado a cabo por una también quienes lo han utilizado- c~mo un comienzo
antropóloga profesional y escrito para profanos cultos, d e mayor flexibilidad e imaginación.
en el que .~Odos los adornos clásicos de los trabajos de Pero aquella energía liberada poseía también entre
mveshgaclon realIzados con beca y destinados a con ven· sus ingredientes la rebelión y la autocritica, los odios y la
cer a los p~opios colegas -y a confundir a los profanos- desesperación cínica que se nutrían en la continuada
fueron dehberadamente olvidados. No trato de enfren- crisis del mundo posterior a la Primera Guerra Mun-
tarme a lo~ especialistas contemporáneos con la espe- dial, el derrumbamiento económico en Europa, la crisis
ranza de marcarles algún tanto de tipo teórico, sino y la depresión en los Estados Unidos y los nacientes
que estoy luchando por el futuro de los jóvenes, que en totali tarismos que iban a echar por tierra todo lo que
.los Estados Unidos están siendo muchos menos de los habíamos conseguido. Quienes veían la sociedad ameri-
que deberían, por el hecho de que nosotros apenas he- cana de los años veinte como ·un l:Ilonstruo rapaz y de-
'tOcador habrán acogido este libro como una escapato-
mos entendido lo que puede derivarse de una diferencia
ria. como una huida en el espíritu que podria ponerse
cult~ral: . en término~ de tensión y fatiga, en cuanto a e::o. relación con una huida corporal a una isla de los
reahzaclOo personal o bien en cuanto a frustración . Me lobres del Sur donde el amor y la tranquilidad están
parece. que la gente a quien más interesaba ' ganar no a la orden del día. Es posible que una parte de. la satis-
e~n ni los antropólogos profesionales ni los psicólogos facx::ión que el libro puede proporcionar a quienes desean
SinO los profesores, y aquellos ya salidos de la adolescen- traponer «lo primitivo» --como natural y paradisía-
cia, que pronto serán padres y que plantearán a sus hijos ur-- a . 10 civilizado» - no natural y represivo- hayan
una determinada concepción del mundo. ax:on trado una buena fuente en mi inexperiencia; en
En la década de -los veinte el mundo era joven y es- fSU' primer libro, incluso cuando entré en contacto con
taba lleno de esperanza. Parecía que muchos problemas ecos pueblos primitivos. dominadores y bruscos con
iban a solucionarse con toda rapidez en el momento en hijos, los samoanos pennanecen inevitablemente
que ~o.minár~mos los hechos científicos necesarios que ta=lO el prototjpo de «lo primitivo». En aquel momento
permItIeran Juzgar la iI11portancia de la lengua hablada solía advertirlo cuando pronunciaba una conferen-
en la familia , las presiones familiares sobre los niños ::i:! q uizás el mayor problema que debía exponer resi-
la falsa interpretación de la importancia de la raza y eÍ :R. en el contraste entte una sociedad simple -en la que
color, los efectos que se derivan del distanciamiento ar- las individuos deben forzosamente compartir una tal
tificial en lo que respecta a los datos sobre el nacimien- -cidad y, por tanto, una falta de complejidad- y
to, la proéreación y la muerte a que se somete al niño. sociedad como la nuestra en la que, con nuestras
Comenzábamos ya a utilizar tales métodos en el estudio 1icadas instituciones, la complejidad y la tensión
de esos problemas. Algunos llegábamos a pensar que acompañadas por una mayor intensidad y profun-
bastaba aplicar tales métodos y presentar los resultados en aquellos que se educan en ella. Intenté encon-
para que .se vier~n liberadas montañas de energía y no~ =-zr formas para e-xpresar el sentido de cuanto había-
fuese pOSIble reVIsar nuestra cultura con el fin de hacer- conseguido en la larga carrera del hombre hacia la
la más acorde con las necesidades y las potencialidades :ilri!i-izac:i'ÓD, por lo que en ningún momento estaba pi-
humanas. Partiendo de la base de que la cultura es obra _ ~ un retorno a 10 primitivo sino un conocimiento
del hombre y que el hombre es libre de construirla ~:= mayor que proporcione al hombre moderno un
según los deseos de su propio corazón, vi este libro _y ':: superior .sobre el propio proceso civilizador.
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Quise demostrarlo de modo claro cuando dije que si de la humanidad, descripción tras descripción, todas
(lo mismo que Robert Louis Stevenson) padeciese una ellas escogidas por su importancia, construyendo un edi-
enfennedad incurable, me gustaría volver a Samoa a ficio en el que nosotros mismos teníamos que estar si-
pasar los últimos días de mi vida entre una gente que tuados en la plataforma superior desde la que los ladri-
me proporcionaría amistad segura y sin estridencias, llos de la construcción levantaban otro edificio distinto,
entre una gente acostumbrada por igual al nacimiento mucho mejor planeado gracias a nuestros conocimientos
y a la muerte, a la juventud y a la vejez; pero también básicos. Inevitablemente Samoa cambiaría. El momen-
afirmé que yo no quería vivir en Samoa, sino en Nueva lO de su decurso histórico que yo había recogido fina-
York, para poder realizar aquí algo de lo aprendido en lizaría y los aires modernizadores pasarían sobre la isla.
Samoa. En el futuro, Adolescencia, sexo y cultura en Samoa
A medida que fueron pasando los años, mientras yo deberá leerse como una forma más de extender nuestra
misma dedicaba mucho más tiempo del que debiera a experiencia acerca de lo que han sido los seres humanos
los Mares del Sur estudiando pueblos cuyas arcaicas de una determinada cultura. Algunos lo leerán con nos-
f?rmas de vida la guerra que se avecina barrerá para talgia , otros con la alegría de saber que somos más
sIempre del mapa, Adolescencia, sexo y cultura en Sa- complejos que los samoanos, pero todos estaremos
moa se ha convertido en lectura obligada para los estu- l"i\dendo en un mundo que intente dar solución a aque-
diantes de las carreras que ahora denominamos ciencias problemas para los que estudios así ofrecen una
humanas o de la conducta. Cuando pronunciaba una base. Los capítulos finales, en los que se compara nues-
conferencia llegaba a calibrar la edad de mi auditorio ua fo rma de vida con la de ellos, se extinguirán tan fe-
tomando como base el que me creyera~ mucho mayor lizmente como el dido (aunque tal especie se haya per-
que ellos por haberse visto obligados a leer uno de mis <!ido muy recientemente ), como parte de un pasado al
libros en el colegio. Era el período en que hacíamos par- que hemos sobrevivido y que ahora apenas tiene interés ..,......
ticular hincapié en Ja validez exclusiva de las monogra- No ha sucedido como esperábamos. En estos treinta
fías sobre sociedades primitivas precisamente porque y cinco años los problemas de la cultura humana no
recogían el testimonio de un orden de cosas que pronto han disminuido sino que han aumentado en intensidad.
perecería para siempre. Al igual que los buenos retratos La excesiva tensión de muchos pueblos que evolucionan
de personajes famosos ya fallecidos, tales monografías a ri tmos distintos, partiendo desde puntos tan diversos,
permanecerían indelebles para enseñanza y uso de ge- c::aidos por el riesgo de aniquilación si cualquiera de
neraciones futuras, siempre valiosas porque no se podía dios levanta una mano contra otro, pero no acos'tum-
realizar un retrato más verídico del que se había llevado ~ radas aún a esta unión y dependencia mutuas, ha inten-

a cabo en aquellos trabajos. De la misma manera que sificado nuestro sentido de la urgencia, al mismo tiempo
Keats había elegido los amantes de una urna griega e ha colocado a mucha gente en el camino de una
como tema de uno de sus poemas, éramos también cons- mdiferenle desesperación. En lugar de las islas de los
cientes del capricho histórico que representaba selec: res del Sur -en sentido literal ahora sabemos que
cionar un puñado de muchachas de una diminuta isla allí no había islas-, se ha encontrado una nueva forma
con el fin de conservarlas para siempre. A pesar del huir de los acucian tes problemas del mundo moderno
contenido dinámico de la materia objeto del estudio, en rttluyéndonos en pequeñas islas domésticas. Y hoy día,
el fondo de nuestra investigación existía un cierto grado iDcluso más aún que entonces, el antídoto contra este
de estatismo. Debíamos añadir a nuestro conocimiento tipo de escapismo -tan inútil y más peligroso que el

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-
escapismo de los años veinte-:- consiste en mirar hacia berle dejado mi viejo ejemplar del "diccionario samoano
adelante, no hacia el pasado, utilizando nuestro conaci· de Pratt y un teleobJetivo que utilicé recientemente en
mie"n to de lo que hemos siao no para construir respues- ot ro lugar del Pacífico para fotografiar a los hijos de
tas simples sino para aprender a movernos y para ver los hijos de aquellos a quienes yo había estudiado ante-
cómo la misma naturaleza de tal movimiento determi· riormente. Sostuvimos una larga conversación en mi
nará la futura condición del hombre. estudio l.).ue en otro tiempo había sido una habitación
Durante éstos años la antropología ha pasado de ser de cuyas paredes colgaban los tapas samoanos pero qye
una disciplina cuyo obje~ivo principal era el de recoger act ualmente está tan abarrotada de objetos recogidos
y analizar modos de vida fósiles y transitorios, primiti- durante tantos años de trabajo de campo que incluso
vos o muy próximos al primitivismo, a ser una ciencia se le hace difícil a un joven antropólogo de campo mo·
que se interesa especialmente por el cambio. Nuestros verse por ella. Hablando con Gloria Cooper fui cons-
instrumentos científicos se han afilado y se han forja- ciente del período de profundos . cambios en que nos
do instrumentos nuevos: De la misma manera que en ha tocado vivir y me di cuenta de que Adolescencia,
otro tiempo nos interesábamos por lo que era la cultura sexo y cultura en Samoa no era el recuerdo de un mundo
y pensábamos que al cambiar podía perder, ahora nos que ya había perecido, sino un comienzo. Pero como cada
preocupa particularmente en qué se está convirtiendo generación debe comenzar de nuevo y, para hacerlo,
cada pequeña cultura en . otro tiempo primitiva. Y el debe apoyarse en la anterior, quizá este libro conserve
clima de opiniop. mundial ha afec.tado y se ha visto aún su utilidad aunque lo escribí cuando yo era muy
afectado al mismo tiempo por este cambio de intereses. joven, cuando Samoa estaba todavía empezando a vis-
Ahora sabemos que 1)0 podemos construir hasta las úl- lumbrar el mundo lJloderno, cuando comenzábamos a
timas consecuencias un cuadro completo y satisfac- estudiar la conducta humana y antes de que supiésemos
torio de instituciones que englobe todas las necesidades basta qué punto tales estudios iban a formar parte de
humanas, pero sí que cada eambio creará nuevas necesi- esta cultura cambiante, dentro de la cual una educación
dades y que lo que perseguimos cambiará las respues- en cambio perpetuo puede llegar a ser crucial para la
tas que los seres vivos dan siempre a la pregunta sobre supervivencia de la humanidad.
el lugar que debe ocupar el hombre en el universo.
Hoy, treinta y cinco años después, otra joven antro- MARGARET MEAD
póloga, Gloria Cooper, está preparando el terreno en
Samoa. Posee herramientas de trabajo que en otro tiem- _'ueva York, 1 de abril de 1961 .
po ni siquiera hubiéramos soñado. Lo que observa de los
movimientos de la gente --que · yo sólo podía recoger
con palabras- ella lo capta con una cámara de filmar
cuya película será posteriormente analizada con una
moderna metodología cinética; lo que oye con un oído
educado en la moderna lingüística puede recogerlo en
un magnetofón. Un hecho que en 1925 sólo daba lugar a
una frase puede ahora explicarse con todos les detalles,
y otros científicos que nunca irán a Samoa pueden utili-
zar estos nuevos documentos una y otra vez. Podían ha-

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1. INTRODUCCIóN

Durante los últimos cien años, padres y maestros han


dejado de dar por supuestas las dificultades de la niñez
y la adolescencia, y trataron de adecuar la educación a
las necesidades del niño, antes que presionarlo en un
• inflexible patrón educativo. Dos fuerzas les movieron
a esta tarea: el desarrollo de la psicología y las dificul-
tades e inadaptaciones de la juventud. La psicología
indicó que podía lograrse mucho mediante el conad·
:::::il.iento de la forma en que los niños se desarrollaban,
de las etapas que atravesaban, de lo que el mundo adulto
podría esperar razonablemente-del niño de dos meses o
del de dos años. Y las amenazas del púlpito, los agu-
dos lamentos del filósofo social conservador, los docu-
entos de los tribunales de menores, de las organiza-
ciones de ayuda social, todo señaló que debía hacerse
algo con el período que la ciencia ha denominado adoles-
cencia. El espectáculo de una generación joven que di-
rerge cada vez más de las normas e ideales del pasado,
marchando a la deriva sin el amarradero de normas fa-
ciliares respetadas o de valores religiosos, aterrorizó al
cauto reaccionario, indujo al propagandista izquierdista
_ realizar cruzadas misioneras entre los jóvenes indefen-
sos, e inquietó hasta al más despreocupado.
Esta situación de indecisión e inestabilidad de la
~ 'entud era más evidente en la civilización de Estados
~::üdo s que en la europea, porque mientras se daban en
~ élla múltiples corrientes inmigratorias, normas de
:::onducta antagónicas. ésta era más antigua y estable.
~ condiciones de vida estadounidenses indujeron al

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-
psicólogo, al educador, al filósofo de la sociedad, a "XJSeell sus definidos acompañantes psicológicos. No
ofrecer explicaciones aceptables de los problemas de iJO<!éis olvidar ninguno de los dos: así como vuestra hija
los niños en edad de crecimiento. Como hoy en la Ale- se transforma corporalmente de ñiña en mujer, cam-
mania de posguerra,l donde la -.joven generación ha . ~ también inevitablemente su espíritu, y de una
de considerar problemas de adaptación más difíciles .i:W3Dera turbulenta. Los teóricos volvieron a observar
que los afrontados por nuestros hijos, inunda las libre- .. Jos adolescentes de nuestra civilización y repitieron
rías una gran corriente de teorías sobre la adolescencia, convencidos: «Sí, turbulentamente.»
en igual forma el psicólogo en los Estados Unidos oro- Tal punto de vista, aunque no sancionado por el
curó explicar ' el desasosiego de la juventud. El resul- a;>erimentador cuidadoso, adquirió vasta popularidad,
tado se expresó en obras como las de Stanley Hall, :ó sobre nuestro sistema educativo, paralizó nues-
Adolescencia, que atribuía las causas de sus conflictos = -esfuerzos paternales. Así como la madre debe
y angustias al período atravesado por los niños. La l:I:ao::erse fuerte frente al llanto de su hijo cuando a éste
ado lescencia era caracterizada como el lapso en el cual ~ece su primer diente, de igual modo debe so-
floreCÍa el idealismo y se fortalecía -la rebelión contra xs::ar con toda la ecuanimidad de que sea capaz las
las autoridades, período en que las dificultades y anta- ..:LSí!:iti adables y tempestuosas manifestaciones de la
gonismos eran absolutamente inevitables. -=."d delicada •. Si no hay por qué culpar al niño,
El especialista en psicología infantil, · que era caute- :E'ñpOCo debe haber un programa euyo cumR!imiento
loso y confiaba en el experimento para apuntalar sus exigirse del maestro, excepto el de la tplerancia.
conclusiones, no suscribía estas teonas. Decía: «No - :eórico continuó observando la conducta de los ado-
tenemos datos. Sólo conocemos .algo sobre los prime· b::::eates norteamericanos y año tras año iba justifi-
ros meses de la vida de un niño. Estamos empezando sus hipótesis, a medida que las dificultades de
a investigar cuándo siguen una luz por primera vez los ;.;,rentud se mostraban y documentaban en los irifor-
ojos de una criatura. ¿Cómo podemos dar respuestas = de las escuelas y de los tribunales de menores.
definidas a las preguntas acerca de cómo una persona- Pero, entretanto, otra . manera de estudiar el des-
lidad desarrollada, de la cual nada sabemos, · respon- o humano había ido ganando terreno: surgía el
derá ante la religión?» Pero las advertencias negativas sioque del antropólogo, quien estudia al hombre en
de la ciencia. nunca son populares. El experimentador :nás diversos marcos sociales. El antropólogo, mien-
no se comprometía, y el sociólogo, el predicador y el examinaba su creciente conjunto de materiales so-
pedagogo trataron arduamente de ofrecer una respues- _ las costumbres de los primitivos, llegó a reparar en
ta categórica. Observaron la conducta de los adoles- _ """rrrie papel desempeñado en la vida de cada in-
centes en nuestra sociedad, anotaron los omnipresentes - - por el ambiente social en que nace y se des-
y obvios síntomas de desasosiego, y los proclama- .r:-oIJa. Aspectos de la conducta que estábamos habi-
ron característicos de ese período. Las. madres fueron ~lÓlS a considerar como complementos invariables de
prevenidas de que «las hijas menores de veinte años» :;aruraleza humana, aparecieron uno a un.o como me-
presentan problemas particulares. tste, decían los teó- resultados de la civilización, presentes en los habi-
ricos, es un período difícil. Los cambios físicos que de un país, ausentes en los de otro, y esto sin
tienen lugar en el cuerpo de vuestros hijos ·e hijas cambio de raza. Se determinó así que ni la raza ni la
1. Téngase en cuenta que la primera edición es de 1926. naturaleza humana pueden ser responsables
(N. del E. ) roas de las formas que asumen, en diferentes cir-

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cunstancias sociales, emociones humanas aun funda- _ tal simplicidad de condiciones de trabajo. Lo que
mentales como el amor, el miedo y la ira. : mos verificar es nada menos que el efecto de la
Así, pues, el antropólogo, deduciendo efe sus obser- ::r-iJización sobre un cambiante ser humano, en la edad
vaciones sobre la conducta de los seres humanos adul- .2. la pubertad. Para verificarlo más rigurosamente
tos en otras civilizaciones, alcanza muchas conclusiones .;end.riamos que construir diversas especies de civiliza-
idénticas a las que logran los behavioristas, trabajando .::iones y someter gran cantidad de adolescentes a estos
con niños cuya naturaleza m'aleable no había sido aún - eren tes ambientes. Deberíamos enunciar las influen-
configurada por la civilización. .:i3s cuyos efectos deseamos estudiar. Si deseáramos
Con tal actitud hacia la naturaleza humana, 'el antro- esmdiar la influencia del número de miembros de
pólogo prestó atención a las opiniones corrientes sobre .. a, construiríamos una serie de civilizaciones pa-
la adolescencia. Observó cómo actitudes que le parecie- ::-ecidas en todo aspecto salvo en la organización fami-
ron dependientes del ambiente social -la rebelión con- _ Entonces, si encontráramos diferencias en la con-
tra la autoridad, los interrogantes filosóficos, el flo- de nuestros adolescentes, podríamos decir con
recimiento del idealismo, el conflicto y la lucha- eran ~dad que el número de familiares ha causado esta
atribuidas a un período de desarrollo físico . Y sobre erencia; por ejemplo: el hijo único tiene una adoles-
la base de su conocimiento del determinismo de la ~ más agitada que el que pertenece a una familia
cultura, de la plasticidad de los seres humanos, vaci- rosa. y así podríamos proseguir a través de una
ló. ¿ Se debían estas dificultades al hecho de ser ado· · amidad de situaciones posibles: conocimiento y expe-
lescente o al de ser adolescente en los Estados Unidos? ~ia sexuales tempranos o tardíos, premura u oposi-
Para el biólogo que duda de una vieja hipótesis o - a un desarrollo precoz, separación de los sexos o
desea verificar una nueva, existe el laboratorio bio- ~ción mixta desde la infancia, división del trabajo
lógico. Allí, bajo condiciones sobre las cuales puede los sexos o tareas comunes para ambos, presión
ejercer el más rígido control, puede variar la luz, el -r:! escoger en materia religiosa o ausencia de tal

aire, el alimento que sus plantas o animales reciben ""Ir'eSión. Variaríamos un factor, mientras los demás
desde el momento del -nacimiento a través de toda s~ -.er.nanecerían absolutamente constantes, y analizaría-
vida. Manteniendo constantes todas las condiciones me- cuál de los aspectos de nuestra civilización, si
nos una, puede llevar a cabo una medición exacta del !:lEiste alguno, es responsable de las dificultades por
efecto de aquella condición. Éste es el método ideal de pasan nuestros niños en su adolescencia.
la ciencia, el método del experimento controlado, gracias Desgraciadamente, se nos niegan esos métodos idea-
al cual todas las hipótesis pueden ser sometidas a una de experimentación cuando nuestros materiales son
estricta prueba objetiva. oaturaleza humana y la contextura entera de un orden
Aun el estudioso de psicología infantil puede repro- ,lIcial. La colonia de prueba de Heródoto, en la cual
ducir parcialmente estas ideales condiciones de labo- criaturas debían ser aisladas y anotados los resulta-
ratorio. No puede controlar el ambiente prenatal del . no es un enfoque posible. Tampoco es posible el
niño a quien más tarde someterá a la medición obje- a!todo de seleccionar, en nuestra civilización, grupos
tiva. Le es dado sin embargo, controlar el primer niños que satisfagan uno u otro requisito. Tal sis-
ambiente del niño, los primeros días de su existencia, ~ consistiría en elegir quinientos adolescentes de
y decidir a qué sonidos, figuras, olores y sabores debe ilias reducidas y quinientos de familias numerosas,
exponérsele. Mas para el estudioso del adolescente no Ja tar de descubrir cuáles han experimentado las

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26
más grandes dificultades de adaptación en la adoles- OliiIlplejas de la civilización europea o americana. En
cencia. Pero no podríamos saber cuáles eran las influen· o:a:nbio, elegimos grupos primitivos que han tenido
das que actuaban sobre estos niños, qué efecto pueden es de años de desarrollo histórico bajo sistemas
haber tenido sus conocimientos sexuales o el ambiente :xliLilpletame nte diferentes de los nuestros, cuyo idioma
sobre su desarrollo en la adolescencia. ca posee nuestras categorías indoeuropeas, cuyas ideas
¿Qué método, pues, debemos emplear los que desea- rdigiosas son de" naturaleza diferente y su organiza-
mos realizar un experimento humano pero carecemos .::ion social no sólo es más sencilla, sino muy distinta de
del poder de crear las condiciones experimentales o de nuestra. De estos contrastes, que son bastante vívidos
hallar ejemplos controlados de las mismas en toda nues- o:xno para asombrar e iluminar a quienes están acos-
tra civilización? El único método es el del antropólogo; b rados a nuestro modo de vivir, y bastante simples
ir a una civilización diferente y efectuar un estudio ::amo para ser captados rápidamente, es posible apren-
de los seres humanos bajo diferentes condiciones cul. :ler muchas cosas relativas al afecto de una civilización
turales en alguna otra parte del mundo. Para tales estu· sobre sus individuos.
dios el antropólogo elige pueblos muy sencillos, pri- Así, a fin de investigar este problema, decidí no ir
mitivos. cuya sociedad no ha alcanzado nunca la com- 2 Alemania o a Rusia, sino a Samoa, isla del Mar del
plejidad de la nuestra_ En esta elección de pueblos situada a unos trece grados del ecuador, habitada
primitivos, como los esquimales. los australianos, los ;or un pueblo polinesio moreno. Resolví dedicarme al
insulares del Mar del Sur o los indios pueblo el = dio de la adolescente de Samoa porque, siendo yo
antropólogo se guía por el principio de que cuanto más jer, podía lograr una mayor intimidad al trabajar
simple es una civilización más posible es el logro del muchachas que con varones, y porque debido a la
análisis. escasez de etnólogas, nuestro conocimiento de las jóve-
Si se tomaran civilizaciones intrincadas como las de =es primitivas es mucho más superficial que el de los
Europa, o superiores como las del Oriente, serían nece- hachos. .
sarios largos años de estudio antes que el observador Pero actué de modo muy distinto que si me dedi-
pudiera comenzar a comprender las fuerzas actuantes ::ara, por ejemplo, al estudio de la adolescente de
dentro de ellas. Un estudio de la familia francesa, sola- a mo, Indiana. En tal caso, iría directamente a lo
mente, involucraría un estudio preliminar de la histo- esencial del problema; no tendría que detenerme en el
ria y el derecho fnincés, de las actitudes católica y - ma de Indiana, en los modales de la mesa, o en
protestante respecto de la cuestión sexual y las rela- .2S costumbres referentes a la manera de dormir de
ciones personales. En cambio, un pueblo primitivo sin - sujetos, ni debería realizar un estudio exhaustivo
lenguaje escrito presenta un problema mucho menos cómo aprenden a vestirse, a usar el teléfono ' o qué
complicado, y un estudiante preparado puede dominar ._ ifica el concepto de conciencia en Kokomo. Todas
la estructura fundamental de una sociedad primitiva estas cosas están formadas por la contextura general
en pocos meses. I . ;!le la vida norteamericana, conocidas por mí en cuanto
Además, no elegimos una simple comunidad campe- ::restigadora y por vosotros en cuanto lectores.
sina de Europa o un grupo aislado de blancos monta- Pero con este nuevo experimento sobre la adolescente
ñeses de la América del Sur, pues el modo de vida de ;:rimitiva el asunto era muy distinto_ Ella hablaba un
estos pueblos, si bien sencillo, pertenece esencialmente . ma del cual hasta los sonidos me eran extraños,
a la tradición histórica en que se sitúan las partes ~ lenguaje en el que los sustantivos se transforman

28 29
en verbos y los verbos en sustantivos de la manera ro prima para un estudio de las situaciones familiares
más parecida a un juego de prestidigitación. Todos sus las relaciones sexuales, los tipos de amistad, de leal-
hábitos de vida eran diferentes. Se sentaba de piernas Lad. de responsabilidad personal: todos impalpables y
cruzadas sobre el suelo, y el hacerlo en una silla la ~rmentosos centros de 'perturbaciones en la vida de
hubiera tornado torpe y menguada. Comía, con los estras jóvenes adolescentes. Dado que es~as. partes
dedos, en un plato tejido; dormía en el suelo. Su casa :::leDOS mensurables de sus vidas eran tan SImilares y
era un me.ro círculo de pilares, techada por un cono de ..:! existencia de una muchacha tan parecida a la de
paja y alfombrada con fragmentos de coral desgas- otra en una cultura uniforme y nada compleja como
tados por la acción del agua. Todo su ambiente ma- de Samoa, considero justificadas mis gene~alizacio­
terial era diferente. Cocoteros, árboles del pan y man- xs. a ·pesar de haber estudiado solamente CIncuenta
gos se mecían sobre su aldea. Nunca había visto un - ;-enes en tres pequeñas aldeas vecinas.
caballo, no conocía más animales que el cerdo, el En los capítulos siguientes he descrito la. vida de
perro y la rata. Constituían su comida, el taro, el fruto estas jóvenes. la de sus hermanas meno.res cercanas. a
del árbol del pan y bananas, pescado, palomas silves- adolescencia, de sus hermanos, con qmenes un estnc-
tres, cerdo semiasado y cangrejos terrestres. Y del mis- tabú les prohíbe hablar, de sus hermanas mayores
mo -modo que era necesario comprender este ambien- ~ ya han dejado atrás la pubertad, de sus madres y
te físico, la rutina de esta vida, tan diferente de la --:adres, cuyo concepto de la vida determma las actl-
nuestra. así también su ambiente social y las acti tudes de sus hijos. Y con esta descripción he tratado
hacia los niños, el sexo y la personalidad. presentaban % responder al interrogante que me llevó a Samoa:
un intensísimo contraste con el ambiente social de la perturbaciones que afligen a nuestros <l:dole~centes
muchacha norteamericana. se deben a la naturaleza de la adolescenCIa mIsma o
Me dediqué a las jóvenes de la comunidad. Pasé la los efectos de la civilización? Bajo diferentes condi-
mayor parte de mi tiempo con ellas. Estudié muy aten- ::iones, ¿la adolescencia presenta un cuadro distinto?
tamente las casas en que vivían las adolescentes. Con- Además, dada la naturaleza misma del problema,
sagré más tiempo a los juegos de los niños que a las ?CK"que no me era familiar esta existencia simple en
reuniones de los adultos. Hablando su idioma. comien- pequeña isla del Pacífico, he tenido que ofrecer
do sus alimentos sentada, descalza, con las piernas croo. - cuadro de toda la vida social de Samoa~ selecclo-
zadas sobre el pedregoso suelo, hice todo lo posible por o siempre los detalles con la intención de ~scla­
reducir al mínimo las diferencias existentes entre nos- -=r el problema de la adolescencia. Las cuestIOnes
otras y aprender a conocer y comprender a todas las -eferentes a la organización política que no afectan
jóvenes de tres a ldehuelas situadas sobre la costa de . influyen sobre la joven, no están incluidas. Las
la pequeña isla de Tau, en el archipiélago de Manu'a. . ucias acerca de sistemas de parentesco o cultos
A lo largo de los nueve meses que pasé en Samoa, :crestrales, genealogías y mitologías, qu.e son de inte-
recogí muchos detalles sobre esta.s jóvenes, la amplitud -es sólo para el especialista, serán publIcadas en otro
de sus familias. la posición y fortuna de sus padres. el _ . He procurado presentar al lector la muchacha
número de sus hermanos y hermanas, e! grado de expe- ~oana en su grupo social. describir el curso de su
riencia sexual que habían tenido. Todos estos hechos . desde el nacimiento hasta la muerte, los proble-
rutinarios están resumidos en un cuadro del apéndice. que debe resolver, los valores que la guían en sus
No son sino el esqueleto más desnudo, apenas la mate- ciones, los humanos sufrimientos y placeres que la

30 31
suerte quiso le tocara vivir en una isla del Mar del Sur.
e nunca ha abandonado su propia casa, así también
Tal descripciÓn anhela algo más que esclarecer este
el conocimiento de otra cultura debe aguzar nuestra ca-
problema social. Debe dar también al lector cierta
¡sacidad de escudriñar más hondamente y apreciar con
noción de una civilización diferente y contrastante, afecto la nuestra.
:;;;::¡,ás .
. de una manera distinta de vivir que otros miembros de
Dado que nos habíamos planteado un problema es-
la raza humana han hallado satisfactoria y grata.
pecial. cuya solución ' intentamos, este relato acerca
Sabemos que nuestras percepciones más sutiles, nues- ~ o tro modo de vida se refiere principalmente a la
tros valores máximos, se basan en el contraste, que la
educación, al proceso según el cual el niño que llega sin
luz sin oscuridad o la belleza sin fealdad perderían las
wJ tura a la escena humana se convierte en un miem-
cualidades que ahora parecen tener para nosotros. : oro adulto de alta significación en su sociedad. Coloca-o
análogamente, si quisiéramos apreciar nuestra propia ~o s el acento sobre los aspectos en que la educa-
civilización, esta complicada fon:na de .vida que nos 3)D samoana, en su sentido más amplio, difiere de la
hemos elaborado como pueblo y que tanto nos cuesta RIeStra. Y por este contraste qu izá podamos llegar, con
transmitir a nuestros hijos, deberíamos contraponerla 7esca y vívida autoconciencia y autocrítica, a juzgar
a otras muy diferentes. El viajero que ha visitado un modo nuevo y tal vez a forjar de manera distinta
Europa regresa a Estados Unidos sensible a matices educación que damos a nuestros hijos.
de sus costumbres y filosofía de la vida que hasta e~­
tonces no había ·notado, y sin embargo Europa y Ame-
rica forman parte de una sola civilización. Observ~n.do
las variaciones que se producen dentro de una UOIca
gran estructura, el estudioso de la .Europa actu~l ~ . el
de nuestra historia aguzan su sentldo de apreclaclon .
Pero si nos alejamos de la corriente de la cultura
indoeuropea, la apreciación que podemos acord?r a
nuestra c"ivilización se acrecienta más aún . AqUl, en
regiones rerp.otas del mundo, bajo condiciones histó-
ricas muy diferentes de las que hicieron florecer y de-
caer a Grecia y Roma, grupos de seres humanos han
estructurado formas de vida tan distintas de las nues-
tras que no podemos aventurar conjetura al~una acerca
de si llegará alguna vez a nuestras solUCIOnes, Cada
pueblo primitivo ha escogido un conjunto de done~ y
valores humanos e ideó para sí un arte, una orgamza-
ción social, una religión, que constituyen su contri-
bución extraordinaria a la historia del espíritu hu-
mano.
La de Samoa constituye sólo una de estas diferentes
y agradables formas; pero tal como el viajero que se
ha alejado una vez de su patria es más culto que el

32 33
2. UN DtA EN SAMOA

La vida del día comienza al amanecer; pero si ha


ido luna hasta el alba, los gritos de los jóvenes
"'" la ladera pueden oírse ya antes de la aurora. In-
... -etos en la noche poblada de espíritus, se gi-itan
bertemente uno al otro mientras apresuran su tra-
jo. Cuando el amanecer comienza a filtrarse entre
techos castaño claro y las esbeltas palmeras se des-
..3:3.l1 contra un mar incoloro, centelleantes, los aman-
se deslizan hacia sus hogares, desde los lugares
c ita ubicados bajo las palmeras o a la sombra
las canoas varadas en la playa, a fin de que la luz
día encuentre a cada uno durmiendo en el sitio que
corresponde._ Los gallos cantan aisladamente y un
,;ajaro de voz aguda chilla desde los árboles del pan.
l':uecen poner sordina al insistente estruendo del arre-
.:::lf'1!' los sonidos de una aldea que despierta. Los niños
: unos cuantos gemidos cortos antes que las
- lientas madres los amamanten. Niñitos impacien-
JeS se desemba" razan de sus sábanas y bajan amado-
~s hasta la playa para refrescarse la cara en el
~ . Los muchachos entregados a una temprana pesca,
:s:::rpiezan a juntar sus avías y van a despertar a sus
pañeros más perezosos. Se encienden lumbres, aquí'
allá; el humo blanco resulta apenas visible contra
palidez del alba. Toda la aldea, amortajada y desa-
- da, rebulle, se frota los ojos y se encamina tamba-
""""te hacia la playa. «iTalofa, Talofa! ¿Comenzará
_ el viaje? ¿Va vuecencia a pescar bonitos?».1 Las

L Peces acantopterigios. comestibles. (N. del E.J

35
-
Jovenes se detienen para reír a escondidas de algún lazando sin cesar vainas de palma' en sus mus-
rezagado que escapara durante la noche a la persecu- desnudos y musitando viejos cuentos en voz baja.
ción de ,un pádre enojado. que se aventura en la picara ..:..os carpinteros comienzan a trabajar en la casa
suposición de que la hija sabía más de la cuenta sobre la . mientras el propietario ronda tratando de man-
presencia del joven. El muchacho, víctima de las chan- .eoerlos de buen humor. Las familias que cocina-
zas del que le' ha sucedido en el favor de la novia, riñe :an hoy, trabajan con ahínco; el taro, los ñames y
con su rival, mientras sus pies corren por la húmeda .2S bananas ya han sido traídos de tierra adentro; los
arena. Desde otro extremo de la_aldea llega un prolon- ..:::::ios echan a correr de uno a otro lado, yendo a bus-
gado y penetrante lamento. Un mensajero acaba de co- car agua del mar u hojas para engordar el cerdo. A
municar la muerte de algún pariente. ocurrida en otra ida que el sol va ascendiendo en el cielo las som-
aldea. Mujeres semivestidas, sin apuro, con niños pren-
profundizan bajo los techos de barba, la arena
didos a sus pechos y colocados a horcajadas sobre sus
caderas, interrumpen su historia sobre la violenta parti- :JeIIla al tacto, las flores de hibisco se marchitan en
da de Losa, quien abandonó la casa de su padre buscando setos y los niños ordenan a los más pequeños: «Sal
más bondad en el hogar de su tío, para preguntarse quién sol. » Aquellos c1:1yas excursiones han sido breves
es el muerto. Los pobres murmuran sus ruegos a los -egresan a la aldea: las mujeres con ristras de medusas
parientes ricos, los hombres trazan planes para echar cumesíes o cestas de mariscos, los hombres con cocos
juntos una red de pesca, una mujer pide una pizca de .:nIocados en cestas colgadas de varas que apoyan en el
tintura amarilla a una parienta, y a través de la aldea bro. Mujeres y niños toman su desayuno . recién
suena el rítmico tatú que convoca a los jóvenes. Se reú- o del horno, si es día de cocina, y los jóvenes, bajo
nen desde todas partes con ~ azadones en la mano, listos calor del mediodía, trabajan rápidamente en la pre-
para enfilar tierra adentro, hacia la plantación. Los ':2I2ción del almuerzo para los mayores.
hombres más viejos inician sus solitarias ocupaciones lediodía. Cuando la arena les quema los pies,
y en cada casa los habitantes, congregados bajo el pun- pequeños dejan que las pelotas de hojas de pal-
tiagudo techo, dan principio a la rutina matinal. Los pe- = a y las ruedas de capullos de franchipán se marchi-
queños, demasiado hambrientos para esperar el tardío al sol y se deslizan hacia la sombra de las casas .
desayuno, piden terrones de taro 2 frío que mascan ...2S m ujeres que deben salir llevan grandes hojas ' de
vorazmente. Las mujeres llevan líos de ropa para lavar .:Janana a modo de sombrillas o se arrollan géneros
al mar o al manantial del extremo lejano de la aldea, iados alrededor de la cabeza. Tras bajar unas
o se dirigen al interior en busca de materiales para :rzntas persianas como protección contra los obli-
tejer. Las muchachas mayores van a pescar al arrecife o:I:'OS rayos del sol, todos los que quedan en la aldea
o se ponen a tejer un nuevo surtido de persianas. ::anJelven sus cabezas con sábanas y van a dormir la
En las casas, donde los pisos de guijarros han sido tao Quizá sólo unos pocos chicos aventureros se
barridos con una dura escoba de mango largo, las =apen a nadar a la sombra de una alta roca; algu-
mujeres grávidas y las madres que amamantan se mujeres laboriosas continúan su tejido o un apre-
sientan y chismean. Los ancianos se ubican aparte, .:arlo grupito de ellas se incliflan ansiosamente sobre
parturienta. La aldea ,está encandilada y muerta;
2. Colocasia. Planta herbácea de las ~ roidea s. de raíz co- :=alquier ruido parece singularmente fuerte e impro-
mestible. (N. del E.) - _ Las palabras tienen que atravesar lentamente el ,
36 37
-
sólido calor. Luego el sol, gradualmente, se hunde en 3Césped de honor a quien debe servirse primero, des·
. el mar. iX!és del suave y exótico canto de himnos cristianos
Por segun.da vez en el día la gente comienza a des- la breve y graciosa oración del atardecer. Frente
pertarse, movida quizá por el grito de «¡un bote!» :a una casa ubicada al final de ia aldea un padre
que resuena a través de la aldea. Los pescadores va- "'X1Xlama el nacimiento de un hijo. En algunos círcu·
ran sus canoas, fatigados y consumidos por el calor, de familia falta un rostro; en otros, pequeños
a pesar de la cal apagada puesta sobre sus cabezas .::.esertores han encontrado un albergue. De nuevo la
para refrescarse el cráneo y teñirse de rojo el ca- ;:alma desciende sobre la aldea, al par que el jefe
bello. Los peces de brillantes colores quedan despa- - la casa, en ~rimer lugar, luego las mujeres y ni·
rramados por el suelo o apilados frente a las casas :.os y por último los pacientes muchachos, apuran su
hasta que las mujeres vierten agua sobre ellos para
liberarlos del ·tabú. Los jóvenes pescadores separan
=-Después de la cena, los ancianos y los pequeñue·
pesarosos el «pez tabú» que debe 'ser enviado al jefe o k1s se retiran a dormir. Si la gente joven tiene con·
llenan orgullosamente las pequeñas cestas de hojas ..;dados, dispone de la parte delantera efe la casa,
de palmera con ofrendas de pescado que llevarán a rorque el día es adecuado para los consejos de los
sus novias. Los hombres vuelven a sus casas desde la -lejos y las tareas de los jóvenes y la noche para
manigua, sucios y cargados pesadamente, gritando, ::osas más ligeras. Dos parientes o ún jefe y su con·
mientras son saludados con sonora y creciente ca- "'jero se sientan y charlan sobre los sucesos del día
dencia por los que' han permanecido en el hogar. Se fo rmulan planes para el siguiente. Afuera, un vocero
reúnen en la casa de huéspedes para beber su kava J = la aldea anunciando que el carozo del fruto
del atardecer. El suave golpear de manos y el tono árbol del pan comunal será abierto por la maña-
agudo del jefe hablante que sirve el kava repercuten o que la aldea hará una gran ' red de pesca. Si hay
en toda la aldea. Las muchachas recogen flores que , grupos de jóvenes, mujeres y hombres -dos o
tejen en guirnaldas; los niños soñolientos aun tras ~ juntos- vagan por la aldea y una multitud de niños
la siesta y ,sin oblig~ción de realizar ninguna tarea EJdan a la caza de cangrejos de tierra o se persiguen
particular. realizan juegos circulares en la penumbra =:>OS a otros entre los árboles del pan. Media aldea
del atardecer. Finalmente se pone el sol, en una lla- ;uede ir a pescar a la luz de las antorchas, y el ,curvo
marada que se extiende desde la montaña hasta , el
arrecife fulgurará con luminosidad vacilante, resonará
horizonte. sobre el mar; el último bañista retorna de
.:on exclamaciones de triunfo o desilusión, palabras bur·
la playa, los chicos se dispersan hacia sus casas. que
.oDaS o sofocados gritos de modestia ultrajada. O un
parecen oscuras figuritas grabadas contra el cielo;
~ po de jóvenes puede bailar para placer de algunas
brilIan luces en los hogares y cada familia se reu-
ne para la comida del atardecer. El pretendiente ;;¡uchachas visitantes. Muchos de los que se han retirado
:!. dormir, atraídos por la alegre música, se envolverán
presenta con humildad su ofrenda. los niños han sido
llamados y dejan su bullicioso juego, ' quizá hay un am las sábanas y saldrán en busca del baile. Una muche-
~bre espectral vestida de blanco forma un círculo
~ torno de la casa jubilosamente iluminada; algunos
sus componentes se apartarán de vez en cuando y
. 3. Zumo extraído de determinadas plantas piperáceas, muy ngarán entre los árboles. A veces no descenderá el
abundantes en las islas asiáticas visitadas. por la autora. (N. del E.J

38 39
3. LA EDUCACIóN DEL NIÑO SAMOANO
sueño sobre la aldea hasta bien pasada la medianoche'
por último, queda sólo el melodioso tronar del arreci~
fe y el Susurro de los amantes, mientras la aldea descan-
sa hasta el amanecer.

Los cumpleaños tienen en Samoa poca importancia.


=- cambio, para el nacimiento de una criatura de ele-
o rigen celébrase una gran fiesta y se hacen muchos
_ . El primer hijo debe nacer siempre en la aldea
la madre, y si ésta se ha ido a vivir a la de su esposo,
volver a su casa para tal ocasión. Desde varios
...-..eses antes del nacimiento del niño los parientes del
--..:!re traen regalos de comida para la futura madre,
tras las parientas de ésta están ocupadas haciendo
de corteza de un blanco puro para la·s ropas de la
",,"-mra y tejiendo docenas de delgadas esteras de pán.
que forman el canastillo. La futura madre vuelve a
casa cargada de presentes alimenticios, y al regresar
-ro a l esposo su familia la provee del equivalente
o en esteras y tela de corteza, en calidad de regalo
"Jea los familiares de su marido. En el instante del na-
o nto, la madre o hermana del padre deben estar
~ t es para atender al recién nacido, mientras que la
drona y los parientes de la madre atienden a la
:turienta. No hay reserva en torno a un nacimiento .
....zs normas convencionales dictan que la madre no debe
rcerse, gritar, ni prorrumpir en invectivas contra la
~n cia en la casa de veinte a treinta personas que se
...oedarán sentadas allí durante toda la noche si es neo
...esario, entre risas, bromas y juegos. La comadrona cor-
e! cordón umbilical con un cuchillo de bambú nuevo;
.los esperan ansiosamente que el cordón caiga, siendo
señal para un banquete. Si el niño es del sexo fe·
=-:nino, el cordón se entierra debajo de una «roo-
40 41
rera de papel. J (árbol del cual se hace la tela de . de destetados, a menudo pasan al cuidado de al·
corteza) a fin de asegurar que crezca y sea laborio- _:m3 muchacha más joven de la casa. Son bañados
sa en las tareas domésticas; si es varón, el cordón es -~cntemente con jugo de naranjas silvestres y fro-
arrojado al mar a fin de. que sea un diestro pesca- ..ados con aceite de coco hasta que la piel reluce.
dor, o enterrado debajo de una planta de taro COn el la principal niñera es habitualmente una chica de
objeto de tornarlo . laborioso en la agricultura. Luego Ris o siete años que no es bastante fuerte como para
los visitantes se retiran, la madre se levanta, se ocupa &tzar a un chico de seis meses, pero que puede llevarlo
en sus quehaceres diarios y el nuevo niño cesa de sus- rcajadas sobre su cadera izquierda o sobre su espal·
citar tanto interés. Se olvida el día y hasta el mes en que Un chico de seis o siete meses de edad, al ser levan·
nació. Sus primeros pasos o su primera palabra son .aJo tomará naturalmente esta posición. Sus diminutas
notados sin comentarios efusivos, sin ceremonias. Ha - ras no los es timulan a camipar, ya que las criaturas
perdido toda importancia ceremoniaf y no la reco- _ saben hacerlo constituyen cargas más complicadas .
brará hasta después de la pubertad; en la mayoría ..ami nan ant~s de llegar a hablar, pero es imposible de·
de las aldeas samoanas una muchacha será ignorada ¡nar con exactitud la edad en que empiezaN a ha·
desde el punto de vista ceremonial, hasta que se case. ..a1o; s in embargo vi andar a dos chicos que, me dijeron,
y aun la madre recuerda tan sólo que Losa es mayor ~ sólo nueve meses y mi impresión es que la edad
que Tupu y que Fale, el chiquillo de la hermana, edio es un año. La vida sobre el suelo, ya que todas
es menor que Vigo, hijo de su hermano. La edad re· actividades dentro de la casa sammina se realizan
lativa es de gran importancia, pues el mayor puede =ectarnente sobre el piso, les anima a arrastrarse, y los
siempre mandar al menor -hasta que las posiciones menores de tres o cuatro años gatean o caminan
de la vida adulta tras truecan el orden-, pero la edad .. UD las circunstancias.
numérica puede muy bien olvidarse. - Desde el na~i.miento hast.~ la edad de c~atro o cinCOr
Los niños son siempre amamantados, y en los po- - la educaclOn de los nlnos es muy SImple. Deben
cos casos en que a la madre le falta leche se busca - educados en familia, lo que se hace más difícil
una nodriza entre . las parientas. Desde ~ la primera la indiferencia habitual hacia las actividades de
semana se les da también otra comida; papaya, leche niños muy pequeños'. Deben aprender a sentarse
de coco, jugo de caña de azúcar; el alimento mas· ~strarse dentro de la casa yana ponerse de
ticado por la madre y luego puesto con el dedo en . salvo que ello sea absolutamente neces~rio; a
la boca del niño; si es líquido, se moja en éste un di rigirse de pie a un adulto; eludir el sol; no
pedazo de tela de corteza y se deja que el niño lo ar las hebras del tejedor; no desparramar el
chupe, tal como los pastores alimentan a los carde· ::aco que ha sido abierto para secarlo; mantener. sus
ros huérfanos. Los pequeños son amamantados cada ~s ropas' posteroinferiores por lo menos, nommal·
vez que lloran y no hay ensayos de regularidad. A te sujetas a sus personas; tratar el fuego y los
menos que una mujer espere otro niño, amamantará .;..dilllos con adecuada cautela; no tocar la fuente
al hijo hasta los dos o tres años, ya que es el método taza de kava si su padre es jefe, no arrastrarse
más sencillo para calmar su llanto. Los niños duer· -OrCa del lugar donde duerme. Éstas son en realidad
men con sus madres en tanto toman el pecho; des· sólo una serie de prohibiciones ,eforzadas por
l. Braussonetia Papyrifera, especie asiática de la familia de 'onales bofetones, una cantidad de gritos exaspera·
las móreas. (N. del E.) y palabras ineficaces. -

42 43
El peso del castigo comúnmente recae sobre la niña ser llevadas a cuestas, en reuniones para tejer donde
, mayor que a~rende a gritar: «Sal del sol», antes de enredarán- las hebras o en las cocinas donde desgarra-
haber aprendIdo plenamente la necesidad de hacerlo rán las hojas a emplearse o se pondrán completamen-
ella misma. Por la época en que las muchachas y los , te sucios de hollín y deberán ser lavados: todo por-
muchachos samoanos alcanzan los dieciséis o diecisiete que un muchacho o una joven se ha acostumbrado a
años de edad, estas perpetuas amonestaciones a los me- acceder a cualquier cosa con tal de impedir un al-
nores se convierten en una parte inseparable de sus con- boroto. Este método de ceder, rogar, sobornar y recrear
versaciones, como si se tratase de una monótona e irri- a los perturbadores infantiles sólo se utiliza dentro de
tada tendencia latente en todos sus comentarios. Las he casa o del grupo de parientes, donde hay mayores
visto entremezclar sus observaciones cada dos o tres mi- bidamente constituidos en autoridad para castigar a
nutos con «Quédate quieto», «Siéntate en silencio», :.os chicos que no pueden hacer callar a los pequeños. En
«Cállense la boca», «Basta de ruido», frases pronuncia- cunbio, las muchachas o muchachos crecidos, y aun
das en forma mecánica" aunque todos los pequeñue- adultos, desahogan toda su irritación sobre los niños
los presentes se hayan conservado tan tranquilos corno astidiosos si éstos son de - un vecino o se presentan
una fila de ratoncitos intimidados. En general, este en pandilla. Si hay muy cerca un grupo de niños, apre-
último requisito de silencio es continuamente men- .;:ándose curiosamente para observar algún espectáculo
cionado y nunca hecho cumplir. Las pequeñas nodrizas en el que no se les desea, son azotados sonoramente con
están más interesadas en mantener la paz que en formar jas de palmera o dispersados con una lluvia de guija-
el carácter de sus pequeñas cargas y cuando el niño ':TOS, de los cuales el piso de la casa siempre proporciona
comienza a aullar es simplemente llevado fuera del s urtido aprovechable. Este trato no parece m'ejorar en
alcance del oído paterno. Ninguna ma5lre se empeñará rdad la conducta de los niños, sino que meramente
nunca ,e n disciplinar a un chico si puede responsabilizar hace aferrarse aún con ' más fuerza a sus guardia-
a uno mayor. lItS asustados e indulgentes. Puede presumirse que el
Si prevalecieran en Samoa las familias cortas de ~ rear a los chicos desde una .puerta vecina brinda
padres e hijos, este sistema motivaría -que la mitad válvula de escape imprescindible para los que
de la población fuera solícita y abnegada y la otra pasado tantas horas tediosas aplacando a sus
mitad despótica y caprichosa. Pero precisamente cuan- 'X'Opios parientes. Y hasta estos estallidos de cólera
do un chico crece lo bastante como para que su ter- son puro gesto en un noventa y nueve por ciento de
quedad se torne intolerable, se le echa a cuestas uno casos. Nadie que tire piedras tiene verdadera-
menor, y todo proceso se repite de nuevo, siendo cada ote la intención de herir a un' chico, pero los niños
niño disciplinado y socializado merced a la responsabi- saben que si repiten sus impertinencias demasiado a
lidad que debe asumir hacia otro más pequeño. iDeJludo, por la ley del azar algunos de los trozos
Este temor a las consecuencias desagradables que coral que vuelan aterrizarán en sus rostros. Hasta
resultan del llanto de un chiquillo está firmemente perros samoa'nos han aprendido a estimar la pro-
grabado en la mente de los niños mayores, que mu- rc¡ón de meros gestos que hay en el «sal de la
cho después de haber pasado el período en que era :asa» de un samoano. Simplemente, salen a hurtadi-
una necesidad, sucumbe ante algún tiranuelo que por entre una fila de postes y con igual dignidad
amenaza, y así personitas de cinco años consiguen como por entera casualidad entran en la misma forma
. participar en expediciones a las cuales tendrán que el próximo claro.

44 45
Una chica de seis o siete años sabe perfectamente ~ en su lavalava. Las moas, cargadas con p~sados
todas las cosas esenciales que deben evitarse, de modo o al cuidado de pequeños vacilantes, demasiado
que se le puede confiar el cuidado de un niño menor. :4iÍCOS para arriesgarse en el arrecife, desalentadas
Desarrolla también una cantidad de técnicas sencillas. la hostilidad ' de los muchachitos y la burla de los
Aprende a tejer pelotas sólidas y perfectas con hojas grandes, tienen pocas oportunidades para apren-
de palmeras, hacer ruedas del mismo material o boto- .:.o:r las fórmas más aventuradas del trabajo y el juego.
nes de franchipán, subirse a la cima de un cocotero tre- pues, mientras los chicos sufren primero los efec-
pando por el tronco con sus flexibles piececitos, abrir disciplinarios de la atención de los más pequeños
un coco con golpe finne y bien asestado de un cuchillo lcego tienen muchas oportunidades para aprender una
del tamaño de su estatura, jugar a una cantidad de jue- dectiva cooperación bajo la vigilancia de niños m~ ·
gos colectivos y entonar las canciones correspondientes a . la educación de las niñas es menos amplia. Poseen
éstos, limpiar la casa levantando la litera del piso pedre- al to nivel de responsabilidad individual. pero la cc-
goso, traer agua del mar, extender la almendra del coco 'dad no les brinda lecciones de cooperación mutua.
para que se seque y ayudar a recogerla cuando .amenaza --=gO es particularmente evidente en las actividades de
lluvia, arrollar las hojas de pándano para ser tejidas, gente joven: los muchachos se organizan rápidamen-
ir a una casa vecina y traer un haz ·de leña encendida las jóvenes en cambio pierden horas charlando, ig-
para la pipa del jefe o el fuego de la cocina y a ejercitar tes de toda técnica de pronta y eficiente coopera:
la discreción suplicando pequeños favores a los pa-
rientes. y como la mujer que va a pescar sólo puede 'partir
Pero en el caso de las niñas todas estas tareas do los pequeños al cuidado de las niñas de la
son meramente suplementarias de la ocupación. prin- éstas no pueden acompañar a sus tías y madres.
cipal: la de atender a los chiquillos. Los muchachi- este modo aprenden incluso los simples procesos de
tos también cuidan algo a los pequeños, pero a los -.:scar anguilas mucho más tarde que los muchachos. Se
ocho o nueve años de edad son relevados generalmente mantiene en la etapa del cuidado de las criaturas
de ello. Los bordes ásperos de su carácter, no pulidos cumplimiento de recados hasta que son bastante
por la responsabilidad hacia los más chicos, son des- es y robustas como para trabajar en las planta-
gastados por el contacto con muchachos mayores. Por- y llevar alimentos a la aldea.
que los más chicos son admitidos en actividades inte- En la pubertad se adjudican a la mujer estas tareas
resantes e importantes sólo en tanto su comportamien- pesadas: pero puramente por una cuestión de talla
to es circunspecto y útil. Donde las niñas son brusca- capacidad para tomar responsabilidades, más que
mente dejadas de lado, los niños pequeños son paciente- su madurez física. Antes de este período acompaña .
mente tolerados y se habitúan a hacerse útiles. Los ....ces a los miembros más viejos de la familia a las
cuatro o cinco niños que desean secundar en la im- laciones, cuando ellos acceden a llevar consigo tam-
portante labor de ayudar a un muchachote a lazar a los chiquillos. Pero una vez allí, mientras sus
anguilas en el arrecife, se organizan en un equipo iC'm3ll0S y primos juntan cocos y corretean gozosa-
de trabajo sumamente eficaz; un muchacho sostiene te por la manigua, ella tiene otra vez que perseguir,
la carnada, otro un lazo extra, algunos hurgan ansio- ""!:!:llÍr y apaciguar a los omnipresentes lactantes.
samente en los agujeros del arrecife buscando presas Apenas las jóvenes son bastante fuertes como para
mientras el de más allá recoge las anguilas captu- cargas pesadas, a la familia le conviene des-

46 47
p~azar hacia las muchachas menores la responsabili- te e l proceso de COCClon. Deben aprender a entrelazar
dad por los pequeños, y las adolescentes son liberadas !ID pescado grande en una hoja de palmera o arrollar
de la atención de los chicos. Puede decirse con cierta un manojo de pescaditos en una hoja de árbol de pan;
justicia que el peor período de su vida ha acabado. escoger la clase adecuada de hojas para engordar un
Ya nunca más estarán tan incesantemente a disposi- cerdo, juzgar cuándo está bien cocida la comida puesta
ción de sus padres ni esclavizadas por tiranos de dos en e l horno fabricado con piedrecitas calenta,das. Te(}-.
años de edad. Toda la irritante y detallada rutina de ricamente, la mayor parte del trabajo de cocinar es
los quehaceres domésticos, a la que en nuestra civili- realizado por los muchachos y cuando una joven tiene
zación se acusa de torcer las almas y agriar el humor e hacer la labor más pesada se suele comentar: «Po-
de las mujeres adultas, es llevada a cabo en este caso re Losa, no hay muchachos en su casa y siempre debe
por niñas menores de catorce años. Una lumbre, una encender el horno.» Pero las jóvenes siempre ayudan,
pipa o una lámpara que hay que encender, un pedido a menudo hacen gran parte del trabajó.
de bebida, el llanto del niño, el recado del caprichoso Una vez consideradas individuos capaces de dedicar
adulto: estas cosas las obsesionan desde la- mañana prolongado lapso a alguna actividad consecutiva, las
hasta la noche. Con la instalación de escuelas oficiales uchachas son enviadas a largas ,expediciones de pesca.
cuyos cursos duran varios meses por año, estos niños \prenden a tejer cestas de pescado, a reunir y ordenar
están ausentes de sus hogares durante la mayor parte haces de leña usados en la pesca que se efectúa a la
del día.· Esto origina una completa desorganización en ..:JZ de antorchas, azuzar a un pulpo para hacerlo salir
las casas nativas, que carecen de precedentes acerca de su cueva y subir obedientemente basta el palo que lo
un modo de vifla en que las madres deben quedarse a espera, apodado con justeza «palo ven acá»; ensartar la
cuidar a sus hijos y los adultos realizar pequeñas tareas pan medusa rosada, lole -nombre que los niños samoa-
rutinarias y diversas diligencias. IIDS dan también al caramel~, en una larga cuerda
Antes de ser liberadas de la atención de los niños, corteza de hibisco que termina en un reborde de
las jovencitas poseen un conocimiento muy limitado ja de palmera a modo de aguja; distinguir el pescado
de cualquiera de las técnicas algo complicadas. Algu- no del malo, los pescados que son de la estación
nas pueden efectuar el trabajo más simple, preparan- los que son peligrosos en un período determinado
do el alimento a cocinar, por ejemplo; pelando ba- año; yana tomar nunca dos pulpos hallados en
nanas, rallando coco, o recogiendo taro. Pocas saben ~j a sobre una roca, a fin de que la malª suerte no
tejer la sencilla cesta de acarreo. Pero ahora deben apodere del necio pescador.
aprender a tejer todas sus cestas para llevar víveres, Antes de esta época su conocimiento de plantas y
y a seleccionar hojas de taro adecuadas para su co- .,¡,¡-boles es principalmente recreativo; el pándano las
cimiento, eligiendo sólo las maduras. En la cocina vec de pepitas para collares; la palmera, de hojas
aprenden a hacer palusami, a rallar la pulpa del coco, :Jara tejer pelotas; el bananero proporciona hojas para
sazonarla con piedras calientes, mezclarla con agua de :araguas y con media hoja en tiras puede fabricarse un
mar y tamizar los huesos, verter esta mezcla lechosa roso «corbatín»; las cortezas de coco cortado por la
en un recipieqte apropiado construido con hojas de 'tad, con el agregado de cuerdas de cinet, forman una
taro cuyo aromático pedúnculo ha sido secado, envolver 05pCCie de zancos; los capullos del árbol de Pua pueden
éstas en una hoja de árbol del pan y atar apretadamente .:usersc y transformarse en hermosos collares. Ahora
el pedúnculo para hacer una funda que resista duran- :ben aprender a reconocer estos árboles y plantas con

48 49
propósitos más serios: deben saber cuándo las hojas más viejas y diestras. Por lo común, alguna mujer
de pándano están listas para el corte y cómo cortar las mayor de la casa enseña a tejer a la muchacha y se
largas hojas de un solo golpe, seguro y rápido; ya dis- ocupa de que haga por lo menos un artículo de cada
tinguen las tres clases de pándano usadas para fabricar clase, pero sólo requiere de ella que produzca en can-
diferentes calidades de esteras. Las bonitas semillas tidad las cosas más simples, como las persianas. Con el
de naranja que proporcionan collares tan atractivos y pándano aprende a tejer las esteras comunes para el
además son comestibles, deben ser recogidas ahora suelo, uno o dos tipos de alfombras más complicadas,
como pinceles para adornar la tela de corteza. Las . después, cuando tiene trece o catorce años, empieza
hojas de banana se juntan para proteger las fuentes su primera estera' fina. La estera representa el punto
tejidas. para cubrir los pasteles mientras se"cocinan y máximo del virtuosismo samoano en el tejido. Tejidas
resguardar el humeante horno lleno de comida. La ba- ::GIl la mejor calidad de pándano remojado, desecado
nana debe ser descortezada exactamente en el punto raspado hasta haber adqurido una blancura dora-
adecuado a fin de dejar lisas, flexibles y negras las ::a y una delgadez de papel, con hebras que tienen más
tiras necesarias para adornar esteras y cestas. Entre menos cuatro milímetros de ancho, se tarda uno o
las bananas mismas deben distinguirse las que están años en terminarlas, y son tan suaves y flexibles
maduras como para ser enterradas, las doradas y cur- = 0 el lino. Forman la unidad de valor y deben in-
vas listas para comer, o las adecuadas para secarlas al . e siempre en la dote de la novia. Las muchachas
sol y hacer rollos de pastelito de fruta. La corteza de ""2ra vez terminan una estera fina antes de los diecinue-
hibisco ya no puede ser desgarrada al azar si se desea o veinte años de edad, pero la tienen comenzada, y,
una cuerda como de rafia para un puñado de conchas; elta en otra más ordinaria, permanece entre las
deben efectuarse largos viajes al interior a fin de esco- _ como testimonio de la laboriosidad y habilidad
ger corteza de calidad conveniente para el tejido. = al de la joven. Se enseña· a las muchachas los ru·
I En la casa, la tarea principal de la joven es aprender tos de la fabricación de tela de corteza; saben
a tejer. Tiene que dominar varias técnicas diferentes. ionar y cortar las varas de morera de papel, pelar
Primero aprende a tejer ramas de palmera; la nerva· ::orteza, abatanarla después que ha sido raspada por
dura central de sus hojas sirve de borde a la cesta más expertas. El modelado de la tela con una
o de orilla a la estera, y sus hojuelas ya están dispues· patrón o por dibujo a pulso se deja para los
tas como para ser tejidas. Con las hojas de palmera ~--.;;:os de más experiencia.
aprende a tejer una cesta de acarreo hecha con media través de este período de educación más o menos
hoja, trenzando las hojuelas y curvando la nervadura ~tica. las jóvenes mantienen un equilibrio muy
para formar un borde. !--uego se le enseña a tejer las .cado entre la reputación que les da el poseer un
persianas que cuelgan entre los postes de la casa, co- . uro necesario de conocimientos y un virtuosismo
locando media hoja sobre otra y trenzando las hOJue· ?lantearía exigencias demasiado gravosas. Las opor-
las. Más difíciles son las esteras del piso, tejidas con des de matrimonio de una muchacha se ven muy
cuatro grandes hojas de palmera y las fuentes de ~~ . uidas si por la aldea circula el rumor de que es
mida con sus intrincados diseños. Aprende tamblen -= e inepta para las tareas domésticas. Realiza
a hacer ;:;tbanicos, unos senc,illos, tejidos con dos he· :- o rutinario, especialmente persianas y cestas de
bras, labor que realiza muy bien; otros acordonados, .....=:0._ Ayuda en el trabajo de la plantación y la coci-
más complicados, que son prerrogativa de tejedoras ¡,eje un poquito de su estera fina. Pero desecha el

50 51
virtuosismo así como toda otra clase de responsabili- Para el muchacho el pariorama es diferente. Espera
dad, con el invariable comentario «Laititi a'u» (<<Pe ro rene r algún día un nombre matai, que lo convertirá en
soy muy joven»). Todo su interés se vuelca hacia las -embro del Fono, asamblea de jefes, y le dará el
aventuras sexuales clandestinas; se contenta con efec- derecho de beber kava con los jefes, trabajar con ellos
tuar tareas rutinarias, como lo hace también, hasta cier- :antes que con los jóvenes, sentarse dentro de la casa,
to punto, su hermano. ~ que su nuevo título es .-sólo de jerarquía «entre
Pero al muchacho de diecisiete años no se le aban- ;OS postes» y no de suficiente importancia como para
dona pasivamente a sus propias ideas. Ha aprendido o o rgarle el derecho de posesión de un poste para apo-
los rudimentos de la pesca, sabe llevar a salvo una :rar su. espalda. Pero rara vez se siente absolutamente
canoa zozobrante al arrecife o maneJar el canalete de seguro de lograr tal nombre. Cada familia posee varios
popa de un bote de pescar. Sabe plantar taro, tras- estos títulos que confiere .a los jóvenes más prome·
plantar cocos o pelarlos sobre una e~taca y sacar la ;;edores de todo el grupo familiar. Cada uno tiene mu-
pulpa de una sola cuchillada, diestra y rápida. A los dX>S adversarios, que también forman parte de la Au-
diecisiete o dieciocho años es introducido en la Aumaga, ~a, y debe siempre rivalizar con ellos en las activida-
sociedad de los hombres jóvenes y de los adultos sin .1es colectivas. Hay asimismo varios tipos de activi·
título, grupo llamado, no con eufemismo sino seria· ~es en una de las cuales debe especializarse. Debe
mente., «la energía de la aldea)). Aquí se le vuelve efi- :legar a ser constructor de casas, pescador, orador o
ciente por la rivalidad, el precepto y el ejemplo. Los ;.a])ador en madera. La pericia en el manejo de alguna
jefes más viejos que vjgilan las actividades de la Aumaga .ecnica debe hacerlo destacar en algo entre sus campa:
contemplan con igual severidad toda reincidenéia y toda .z:ros. Las hazañas en la pesca significan recompensas
precocidad indebida. El prestigio de su grupo ·es siem- ...."""[1]. atas bajo forma de regalos de comida para ofre-
pre tenido en cuenta por la Aumaga de las aldeas veci- .:c- a su novia; sin tales regalos serán desdeñados sus
nas. Sus compañeros ridiculizan y persiguen al mucha- esos. La habilidad en la construcción de casas
cho que no aparece cuando se realiza cualquier activi- _ . ca fortuna y posición, pues el joven que es un
dad del grupo, ya se. trate de un trabajo para la aldea =pintero hábil debe ser tratado cortésmente como
efectuado en las plantacion~s, la pesca, cocinar para - y hay que d irigirse a él con el idioma de jefe, com-
los jefes o hacer una representación en una visita cere- - da serie de palabras honoríficas usadas ' para las
monial efectuadá para alguna muchacha huésped. Ade- -zrsonas de jerarquía. Y a esto se suma la continua
más, se brinda a los jóvenes muchos más estímulos para ~ da de no ser demasiado eficiente, sobresaliente
aprender y se les abre también una mayor variedad de precoz. Nunca debe superar sino en algo a sus como
ocupacjones. No hay especialización pt:"ofesional entre -:aZros.
las mujeres, excepto la medicina y la obstetricia, ambas Tampoco debe despertar el odio de éstos ni la desa-
prerrogativas de las muy viejas, que enseñan el arte ción de sus padres que se hallan mucho más
a sus hijas y sobrinas de edad mediana. La única espe· -;syuestos a alentar y excusar al holgazán que a per-
cialización es la que toca a la esposa "de un orador ofi- la precocidad. Al mismo tiempo comparte la
cial; ninguna joven se preparará para este tipo de ca· ~encia de su hermana a aceptar responsabilidades,
samiento que exige conocimientos especiales, pues no si llega a descollar ligeramente, sin quedar demasia-
tiene la seguridad de "que se casará con un hombre de en evidencia, encuentra excelentes oportunidades
tal clase_ ser designado jefe. Si es suficientemente inteligente

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el Forzo m ismo puede deliberar, buscar un título va- con matais, trabajar a su lado en la manigua y sentarse
cante para conferírselo y comunicarle que puede sen- a charlar sosegadamente con ellos al atardecer.
tarse con los ancianos y recibir su sabiduría. Y s in De modo que el muchacho considera un dilema mu-
embargo, se conoce tan bien la repugnancia que sien- cho más difícil que la muchacha_ Le disgusta la respon- I
ten los jóvenes al responder a tal honor, que siempre se sablhdad, pero desea destacarse en su grupo; la habi-
toma esta precaución: «y si el joven huye, entonces lidad manual anticipará el día en que lo nombren jefe;
no obstante, es objeto de censura y ridículo si dismi-
nunca será designado jefe. sino que siempre deberá
nuye sus esfuerzos; pero será reprendido si procede
sentarse fuera de la casa, con los jóvenes, preparando
CO~ demasiada presteza; sin embargo, si quiere ·ganar
y sirviendo la comida de los matais, con quienes no se
una novia debe gozar de prestigio entre sus amigos.
puede sentar en el Fono.» Aún más relevantes son las y recíprocamente, su prestigio social aumenta con sus
probabilidades de que el grupo familiar confiera un hazañas amorosas.
nombre matai al joven dotado. Y malai se desearía ser De modo que mientras la joven se contenta cQn una
algún día, algún lejano día en que las piernas hayan pericia mínima, el muchacho es incitado a mayores I
perdido un poco de flexibilidad y el corazón el gusto esfuerzos. Un muchacho se aparta de una joven que
por la diversión y la danza_ Como me dijo un jefe de no luce estas pruebas de eficiencia y es conocida como
veintisie~e años: «He sido jefe sólo durante cuatro años, o rpe e inhábil; teme llegar a querer casars~ con ella.
y mire, mis cabellos están grises. aunque en Samoa el Casarse con una joven sin pericia sería un paso peli-
cabello se torna gris muy lentamente, no en la juven- EJOso e implicaría ' una interminable suma de reyertas
tud como entre los hombres blancos_ Pero siempre debo mn su familia. Así que la muchacha que es notoria-
ob rar como si fuera un viejo. Debo caminar gravemente =>en te inepta debe aceptar amantes casuales, decaden-
y con paso medido. No puedo bailar, excepto en las z:s o casados, que ya no temen que sus sentidos los
ocasiones más solemnes, ni puedo jugar con los jóvenes. 2ST'astren a un matrimonio imprudente.
Los ancianos de sesenta años son mis compañeros y Pero la joven de diecisiete años no desea casarse ...
aeechan todas mis palabras, no sea que cometa un mavía. Es mejor vivir como una muchacha sin respon- '
error. Treinta y una personas viven en mi casa. Para sabilidades, y con una rica variedad de experiencias
ellas debo trazar planes, encontrarles comida y ropa, emocionales. Éste es el mejor período de 'su vida. Hay
so.1ucionar sus disputas, arreglar sus casamientos. No :::mtos inferiores a ella a quienes puede intimidar, como
hay nadie en toda mi familia que se atreva a regañar- 2:per iorcs que la tiranizan. Lo que pierde en prestigio,
me o siquiera llamarme con familiaridad por mi nom- ga na en libertad_ Cuida poco de los más chicos_ No
bre. Es duro ser tan joven, y ser sin embargo jefe .• duelen los ojos por fijarlos en el tejido ni su espalda
y los viejos mueven sus cabezas y convienen en que es q uiebra, doblada durante todo el día sobre la tabla
impropio ser jefe tan joven. lapa. Las largas expediciones en busca de pescado,
Los defectos de la ambición natural son además axn ida y materiales para tejer le dan amplias oportu-
contrarrestados por el hecho de que el joven que es :8dadcs para las citas. La mejor pericia significaría
designado matai ya no será el más excelente entre sus cnto de trabajo, lo que implicaría tener que vivir
antiguos amigos, s ino el miembro más joven y nuevo rrada y además llegar al casamiento en edad más
del Fono. No puede ya asociarse familiarmente con sus prana; y el casamiento, aunque inevitable, debe ser
viejos compañeros; un matai debe relacionarse sólo erido tódo lo posib c.

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- ~ --

4. LA FAMILIA SAMOANA

En una aldea samoana viven de treinta a cuarenta


fam ilias, cada una de ellas presidida por un jefe lla-
;nado matai. Estos jefes poseen títulos principales o
títulos de jefes hablantes, que son los oradores oficia-
les, voceros y embajadores de los jefes. En la asamblea
'"onnal de la aldea cada matai tiene su sitio, representa
3. (odas los miembros de su familia y es responsable
i'Or ellos. Estas familias incluyen a todos los indivi-
=uos que viven durante un período cualquiera de tiem-
:JO bajo la autoridad y protección de un matai común.
- composición varía desde la familia biológica, con-
sistente en padres e hijos solamente, hasta familias de
;:Wnce y veinte personas, emparentadas todas con el
"ftQ(ai o con su esposa por lazos de sangre, de matri-
nio o adopción, pero que a menudo no tienen rela-
ciones estrechas entre sí. Los miembros adoptados de
familia son por lo general, pero no necesariamen-
. parientes lejanos.
Viudas y viudos, en especial cuando no tienen hijos.
lornan habitualmente junto a sus parientes sanguí-
~s. pero una pareja casada puede vivir con los pa-
rientes de cualquiera de sus integrantes. Tal familia
., implica necesariamente una sólida unidad residen-
c:ial, sino que puede estar diseminada por la aldea en
o cuatro casas. Cuando alguien vive permanente-
nte en otra aldea no es considerado miembro de la
;amilia, dado que ésta consiste estrictamente en una
¡dad local. Económicamente, la familia constituye
¡;;unbién una unidad, pues todos trabajan en las planta-

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ciones bajo la dirección del matai, quien a su vez les pariente tiene el derecho de eXigIr servIcIOS personales
distribuye comida y otros elementos. a los más jóvenes, criticar su conducta y mezclarse en
I Dentro de la familia, la edad, más que el parentesco, sus asuntos. Así una niña, al escaparse sola hasta la
J otorga autoridad disciplinaria. El matai ejerce autori- playa para bañarse, puede tropezar con un primo ma-
dad nominal y comúnmente real sobre todos los indi- yor que la pone a lavar o atender a un chico o la manda
viduos que se hallan bajo su protección, aun sobre su a buscar cocos para fregar la ropa. Tan estrechamente
padre y madre. Este control es naturalmente modifi- atada está la vida diaria a esta servidumbre universal
cado por ¡as diferencias de personalidad cuidadosa- y tan numerosas son las relaciones admitidas en cuyo
mente atemperadas, sin embargo, por un reconocimien- nombre pueden exigirse servicios, que es casi imposible
to ceremonioso de su posición. El recién nacido está para los niños eludir siquiera una hora de vigilancia.
en tal. familia sometido a todos los individuos, y su Este grupo de parentesco, flojo pero existente, pro-
sltuaclon no mejora un ápice con la edad, hasta que duce también su compensación. En él un chico de tres
. aparece un niño más pequeño en escena. Pero en la años puede andar a salvo y sin peligro, puede estar
mayoría de las casas la posición de los más chicos es seguro de encontrar comida y bebida, una sábana para
muy temporaria. Llegan sobrinas y sobrinos o primos envolverse y dormir la siesta, una mano amable para
desamparados para engrosar las jerarquías de la casa, secar lágrimas fortuitas y vendar heridas. Los chiqui-
y en la adolescencia una muchacha se halla virtualmen- llos que faltan al caer la noche son simplemente «bus-
te en medio de tantos individuos que deben obedecerla, cados entre sus allegados», y un niño cuya madre se
como de personas a quienes debe obediencia. Si bien la ha marchado al interior, a la plantación, pasa de mano
eficiencia y la autoconciencia incrementadas la torna- en mano a lo largo de la aldea.
rían quizá turbulenta e inquieta en una familia organi- La jerarquía de la edaq sólo se trastrueca en algunos
zada de modo distinto, aquí dispone de amplio cauce .:asos. En cada aldea uno o dos altos jefes poseen el
para asumir un creciente sentido de autoridad. :!.erecho hereditario de designar su taupo, princesa ce-
Este desarrollo es perfectamente regular. El matri- remonial, a alguna joven de su casa. La muchacha que
monio de una joven implica una diferencia insignifi- a los quince o dieciséis años se convierte en taupo, es
c~nte a este respecto, salvo si consideramos que sus aislada de su grupo de edad y a veces también de su
propios hijos aumentan en forma muy notable el sur- familia inmediata, y rodeada por una aureola de presl!-
tido de subordinados suavemente dóciles. Pero las jóve- _-o . Las mujeres más viejas de la aldea le recuerdan sus
nes de más de veinte años que aún permanecen solteras, j tulos de cortesía, los familiares cercanos a menu~o
no son menospreciadas de ninguna manera ni conside- explotan su posición para fines personales y a cambiO
radas menos responsables que sus hermanas casadas. ~ ello muestran gran consideración por sus deseos. Pero
Esta tendencia a convenir la edad más bien que el ro mo hay sólo · dos o tres taupos en una aldea, su ex-
estado de matrimonio en principio clasificador es refor- :raordinaria situación sirve para acentuar más bien que
zada fuera de la casa por el hecho de que las esposas ::ara relegar a una posición inferior la condición general
de hombres sin título, y todas las muchachas solteras las jóvenes.
que han pasado la pubertad, figuran juntas en la orga- Aparejado a esta enorme difusión de a autoridad
nización ceremonial de la aldea. existe el temor de ampliar demasiado los lazos de pa-
, Los parientes que viven en otras casas desempeñan -:-entesco, temor que se traduce en un mayor rnp~to
también un papel en la vida de los chicos. Cualquier "Xlr la ~~alidad. La protección de la joven resIde

58 59
justamente en la cantidad de gente que la domina, por- ieDte entre los varones y mujeres que se llaman her·
que si uno la oprime mucho no tiene más que trasla- -.:ano y hermana, sea por consanguincidad, casamiento
dar su residencia al hogar de algún .pariente más com- o adopción, y . la relación entre parientes mayores y
placiente. Es posible clasificar las diferentes casas que menores. El acento que recae sobre la diferencia de
se le brindan, según haya en ellas trabajo más arduo, sexo entre coetáneos y la atención prestada a la cd.ad
m enos vigilancia, menos censuras, mayor o menor nú' del pariente son ampliamente explicados por las · con·
mero de coetáneos, pocos niños, mejor comida, etc. ·ciones de la vida familiar. Los parientes de sexo
Pocos chicos viven mucho tiempo en una casa, s ino que opuesto tienen un rígido código de etiqueta prescrito
están continuamente probando otras residencias posi- ¡>ara todos los contactos mutuos. Después de haber
bles. Esto puede hacerse con el pretexto de visitas y sin alcanzado los años en que comienza a tener juicio,
que se piense en !loa bribonada. Pero en el momento eve o diez . en este caso, no pueden tocarse uno a
en que aparece la más leve molestia en la casa, la pro- OlTO ni sentarse a comer juntos, hablarse con familia·
babilidad de fuga modera la disciplina y aligera la ridad, o mencionar algún asunto salaz en presencia
sensación de dependencia que experimenta el niño. ut ua. No pueden estar juntos en ninguna casa, ex·
Nunca un niño samoano, excepto la taupo o el delin- .:epto la propia, a menos que media aldea esté reunida
cuente descubierto, tiene que luchar con la sensación Uli. No pueden caminar juntos, usar uno las posesio.
de estar atrapado. Hay siempre parientes a quienes ;:,es del otro, bailar en la misma p ista ' o tomar parte
puede acudir. J!sta es la invariable respuesta que un cualquiera de las actividades del mismo grupo.
samoano da cuando se le presenta algún atolladero fa- Esta estricta prohibición se aplica a todos los. indivi·
miliar: «Pero se irá a casa de otro pariente.» Teórica· ::...ros de sexo opuesto que se hayan criado juntos o
mente el cupo de parientes es inagotable. A menos que ~t re quienes se reconozca una relación consanguínea
el vagabundo haya cometido algún gravísimo delito, política, y rige para las diferencias de edad menores
como el incesto, sólo le es necesario apartarse formal· cinco años. La conformidad con este tabú respecto
mente de la propia casa. Así, la joveri que ha sido cas· hermano o hermana comienza cuando el menor de
tigada severamente a la mañana por su padre, aparecerá niños se siente avergonzado ante el contacto del
viviendo como en un altivo santuario a sesenta metros _ yor, y continúa hasta la edad adulta en que los dos
de distancia, en una casa diferente. Tan estimado es - jos, decrépitos y desdentados, pueden sentarse de
el sistema de_refugio consanguíneo, que un hombre sin vo en la misma estera sin sentirse avergonzados.
títulos o de categoría inferior arrancaría las barbas al Tei, palabra equivalente a pariente joven, recalca
pariente más noble que viniera a reclamar la devolución relación más cargada de emoción. El primer entu·
del niño fugitivo. Con gran cortesía e interminables si:l:smo maternal de una joven nunca se dedic(l a su
expresiones conciliatorias solicitará a su noble jefe que "jo s ino a algún pariente joven. Son las muchachas
vuelva a su noble hogar y permanezca allí tranquila· las mujeres las que usan más este término, y con·
mente hasta que se le pase su noble ira contra su noble . n usándolo cariñosamente hasta después que ellas
niño. los niños a quienes se aplica se han desarrollado
El parentesco más importante I que influye sobre la amente. El muchachito, a su vez, dedica su entu·
vida de los jóvenes, en una cas·a samoana, es el exis· mo a otro más joven sin manifestar ningún afecto
los padres adoptivos.
1. Véase el Apéndice, pág. 231. la palabra aiga se emplea generalmente para abar-

60 61
car todas las relaciones consanguíneas, por .matrimo- 'X'eSencia." Entonces usted dirá: "¿Tienes sed? ¡Ay de
nio y adopción, y el tono emocional parece ser el mismo por tu llegada!, poco bueno hay en la casa." Y él
en todos los casos. La relación matrimonial es consi- ~ testará: ':Dejadlo, gracias, pues en verdad no tengo
derada sólo en tanto un verdadero casamiento vincula .:ambre ni sed." Él se sentará, usted se pasará sentado
a los grupos emparentados. Si el matrimonio es roto .oda el día y no se mencionará el propósito de su llega-
en cualquier forma, por deserción, divorcio o muerte, Todo el día permanecerá sentado y limpiará las ce-
la relación se disuelve y los miembros de las dos fa- .zzas oe la tierra, ejecutando esta sucia y servil tarea
milias quedan en libertad de casarse entre sí. Si el ma- :DD grandísimo cuidado y atención. Si alguien debe
trimonio deja hijos, existirá una relación recíproca entre har hacia la plantación en busca de comida, él es
las dos casas mientras el niño viva, pues la · familia de -: - n primero se ofrece para ir. Si alguien debe ir a
la madre siempre tendrá que contribuir con una clase :escar y llenar el fondo de una canoa, con seguridad
de bienes y la del padre con otra, en las ocasiones en _ se mostrará encantado de ir, aunque el sol queme y
que los mismos deban ser entregados en nombre del ,;aje hasta allí haya sido largo. Y todo el día está
niño. =ed sentado y se pregunta: "¿Cuál puede ser la cau-
I Un pariente es considerado como alguien sobre quien de que haya venido? ¿Es ese cerdo enorme lo que
uno tiene una cantidad de derechos y a quien se debe ~ - re o se ha enterado quizá de que mi hija acaba de
una cantidad de obligaciones, A un pariente se le puede .aminar un trozo de tapa grande y hermoso? ¿Sería
pedir comida, vestido y amparo, o ayuda en una con· "ez bueno enviar esa tapa de regalo, según yo lo
tienda familiar. El rehusar tal petición lo tacha a uno ia planeado, a mi jefe hablante, enviarlo ahora, a fin
de mezquino y carente de bondadJ1Umana, la virtud poder negarme con toda buena fe?" Y el pariente
más estimada entre los samoanos. En el período en -..:ién llegado sigue sentado, estudia su semblante y se
que se ofrecen tales servicios, no se realiza ningún pago -;o:egunta si usted' apoyará su solicitud. Juega con los
definido, excepto en el caso de la distribución de comida - pero rehúsa el collar de flores que ellos han
a todos los que participan en una empresa militar. Pero --do para él y se lo da en cambio a su hija. Finalmen-
se guarda el cálculo cuidadosamente del valo'r de los desciende la noche. Es hora de acostarse y todavía
bienes dados ' y del servicio cumplido, y se solicita un DO ha hablado. Entonces por último usted le dice:
regalo de retribución en la primera oportunidad. No -o. querría inne a dormir. ¿Quieres dormir tú tam~
obstante, en la teoría nativa los dos actos son separa- aén o deseas volver al lugar de donde has venido?"
dos, transformándose cada uno, a su vez, en un «men- sólo entonces él hablará y transmitirá el anhelo de
digo)), un pensionista a expensas de la generosidad del corazón.»
otro. En tiempos antiguos, el mendigo llevaba a veces Así, la vida de la familia pasa por las intrigas, las
un cinturón especial que aludía delicadamente a la causa """"""idades, las obligaciones del grupo más amplio de
de su visita. Un viejo jefe me proporcionó una descrip- 2rentesco, que enhebra sus idas y venidas por rou-
ción gráfica de la conducta de alguien que había llegado casas y aldeas, y las recuerda todas cuidadosa-
a pedir un favor a un pariente. «Llegará a primera hora te.
de la mañana y entrará, silenciosamente, sentándose en Un día son los parientes de la esposa que vienen
el fondo de la casa, en el lugar de menos honor_ Usted pasar un mes o a pedir prestada una estera fina;
le dirá: "ya que has venido, ¡bienvenido!", y él contes- día siguiente son los del esposo; al tercero, una so-
tará: "He venido realmente, con perdón de tu noble a, valiosa trabajadora en la casa, puede ser llamada

62 63
de su hogar a causa de la enfermedad de su padre. ~~y -.meso del tejido y composición de la tela de corteza,
rara vez viven todos los niños pequeños de una familia : . an a los chicos que Se quedan en la casa. La pesada
biológica . en la ' misma casa, pero si bien !as deman~as 'i-utinaria faena de la agricultura descansa sobre las
de toda la familia son supremas en la rutma de la vida jeres, que se responsabilizan de escardar, trasplan-
diaria, en cambio la enfermedad o la necesidad de un ...n y transportar la comida, y recoger varas de morera,
pariente cercano, hará volver a los v~gabundos al hogar. ~"3. corteza se pelará para hacer el tapa. y corteza de
Las obligaciones de brindar una ayuda general o isco y hojas de pándano para' tener esteras.
servicios específicos tradicionalmente requeridos, como Las jóvenes y las inujeres también realizan en el
en un casamiento o un nacimiento, siguen las líneas del ETeCife la pesca rutinaria de pulpos, erizos de ~ar,
parentesco. no las de las casas. Pero un casamiento que usas, cangrejos y otros pececillos. Las muchac~ltas
dura muchos años ata a los grupos de parentesco del .b'an el agua, cuidan la lámpara (hoy,_excepto eo ttem-
esposo y la esposa tan estrechamente, que, según todas de gran escasez en que se , recurre al aceite de .flll:ez
las evidencias, es la unidad de la casa la que ayuda y de coco los nativos usan lámparas de kerosene y 1m-
accede a una petición presentada por un pariente de ~) y barre!). y limpian la casa. Las tar~a~ están gra-
cualquiera de los dos, Sólo en familias de alta jerarquía, ...bdas de acuerdo con un jU$to reconOCimiento de la
donde el lado femenino tiene prioridad en las decIsIo- ::cacidad la cual difiere con la edad, y salvo en el caso
nes y en la provisión de la taupo, la princesa de .la - individ~os de jerarquía muy alta, cuando se desecha
casa, y la rama masculina prioridad en la obtenclOn tarea es porque una persona más joven tiene habi-
del título, el verdadero parentesco consanguíneo con- ~ suficiente para llevarla a cabo, y no porque esté
tinúa siendo un asunto ~e gran importancia práctica; debajo de la dignidad del adulto. .
y esa importancia se pierde en el grupo de parent-es~o la jerarquía en la aldea y en la casa se refle!a mu:
menos íntimo, constituido como está por los tres prm- ente, pero la primera apenas afecta a l<?s nmos. SI
cipios de la consaguineidad, el casamiento y la adop· padre de una muchacha es malai de la misma ~a.sa
ción, y vinculado por los lazos comunes del VIVIr cotl- que vive, ella no tiene apelación cont.r~ sus declsl~
diana y la mutua dependencia económica. Pero si algún otro miembro de la familIa es el malat,

I
El matai de una casa está teóricamente exento de o su esposa pueden protegerla de los abusos de su
la ejecución de pequeñas tareas, domésticas, pero en la .....ere. En el primer caso, el desacuerdo con su. padre
práctica muy pocas veces es aSl, excepto en el caso de . ca dejar la casa e ir a vivir con otros parIentes;
un jefe de elevado rango. No obstante, se le acuerda - el segundo, puede significar sólo una ligera fricción
siempre el papel principal en cualquier empresa mdus· =na. También en la familia de un alto jefe o de un
trial ' adereza el. cerdo para los banquetes y abre los jefe hablante se concede más atención al ceremo-
coco's que los muchachos y las mujeres han recogido. La y a la hospitalidad. Los niños son mejor educados
comida familiar .está a cargo de los hombres y de las ~b ién trabajan más arduamente. Pero aparte de la
mujeres, pero el grueso del trabajo recae sobre los d general de una familia que depende del rango
niños y los jóvenes. Los viejos hilan la fibra del coco, su jefe, familias de rangos muy diferentes pueden
y trenzándola hacen el cordel nativo q~e se usa para el tar muy similares para los chiCOS. A ellos les mte-
sedal y la red de pescar, para coser y unir las partes de habitualmente más el temperamento de los que
la canoa y fijar las diferentes partes de una casa en .ttce:n la autoridad que su jerarquía. Un tío de otra
construcción . Junto con las ancianas, que efectúan el que sea un jefe muy elevado, es de mucha menos

64 65
llaJae. Era bonita, cualidad admitida como esencial,
significación en la vida de un nmo que ~lguna vieja de rovenía de la rama femenina de la casa, origen prefe-
su propia casa que posea un humor temible. . . rido para una taupo. Así, Meta, la más capaz en todo
Sin embargo, el rango otorgado no por el naclmlent? 5f!Ilt ido, fue arrinconada, y Timu, que se sentía desdi-
sino por el' título es muy importante en Samoa. ~ Sl~ chada frente a toda atención que recibía, fue llevada al
tuación de una aldea depende del rango de su alto Jefe, r'rimer plano. L3. mera presencia de otra niña más hábil
y el prestigio de una casa depende del título de su .. emprendedora tendía a acentuar el sentimiento de in-
matai. J,OS-titulos son de dos c~a~s: jefe y iet~s habla"n-_ :r.rioridad de Timu, pero esta publicidad la ahondó
1§..4,..cada título implica, ademas de la dlrecclon de una .?'Olosamente. Incitada a bailar en toda ocasión, se inte-
casa muchos otros deberes y prerrogativas. Los samoa~ ::-:umpía cada vez que sorprendía la mirada de un espec·
nos 'e~cuentran ~n la jerarquía una inagotable fuente ..:!!dor y permanecía un momento retorciéndose las ma-
de interés . Han inventado un complicado lenguaje de ¡;¡os antes de continuar la danza.
cortesía que debe emplearse con las personas de jerar· En otra casa este mismo título de taupo de Malae
quía; una intrincada eti~uet~ rodea a cada rango de la ~mpeñó un papel distinto. Esto ocurrió en la casa
sociedad. Algo que concierne a sus padres de manera .% la tía paterna de Malae, que vivía con su esposo en
tan íntima, no puede dejar de reflejarse indirecta~ente casa de huéspedes de aquél, en su aldea nativa. Su
en la vida de algunos de los hijos. Esto es partlcúlar- -. mayor, Pana, poseía el título de taupo de la casa
mente cierto en las relaciones entre los niños de las ~1.alae. Pero Pana tenía veintiséis años y era soltera
casas donde existen títulos que algunos de ellos alcan- o:!avía. Debía casarse pronto, y en consecuencia había
zarán un día. La forma en que estos lejanos problemas _ encontrar otra joven que recibiera el título. Timu
de la vida adulta influyen en la vida de niños y jóvenes ~ aún demasiado joven. Pana tenía tres hermanas
puede comprenderse mejor siguiendo su efecto en la ::::aaores que, por nacimiento, eran candidatas inmejo~
de determinados niños. ~ - les al título. Pero Mele, la mayor, de veinte años de
En la casa de un alto jefe llamado Malae vivían • era coja, y Pepe, de catorce, tuerta y una retozona
dos chiquillas, Meta, de doce años, y Timu, de once. rregible. La menor era aún más joven que Timu, de
Meta era una niñita segura qe sí mism~ y eficaz. Malae .;¡:¡;;a¡:¡era que las tres estaban prácticamente excluidas de
la había tomado de la casa de la madre --que era su sucesión. E·ste hecho influY9 favorablemente en la
prima- porque mostró una inteligencia y precocidad - ión de Filita, que tenía diecisiete años y era so-
inusitadas. Timu, por el contrario, era una niña anor- ::r¡¡¡a del padre de las otras niñas; si bien no tenía
malmente tímida, atrasada, de inteligencia inferior a su ilidad de alentar pretensiones a un título en la casa
edad. Pero la madre de Meta era tan sólo prima lejana Yalae, había vivido con sus primas desd~ la infan-
de M~lae . Si después de casada ' no se hubiera ido a ::L Filita era agradable, eficiente, correcta, ni coja como
vivir a una aldea extraña, donde Malae residía temporal~ • ni tuerta ni tunantuela como Pepe. Es verdad que
mente, su hija Meta quizá no se habría hecho notar ;>odía confiar en· llegar a ser taupo, pero tampoco
nunca an te su noble pariente. Y Timu era hija única ;odian aquéllas a pesar de S4 nacimiento distinguido,
de la difunta hermana de Malae. Sú padre había perte- .:nodo que la paz y la amistad reinaban a causa de los
necido a la· clase cuarta, 10 cual sirvió para marcarla tos de las primas de Filita. Empero, otra niña en·
y aumentar su timidez. Bailar era una ago~ía para ella. en el círculo de influencia del título. Fue Paula, otra
Huía precipitadamente de la voz admomtora de los ' ta que vivía en otra aldea. 'pero su lejano paren·
adultos. Pero Timu sería la futura taupo o pr.incesa de
67
66
teseo y posibles aspiraciones fueron- COII~pl.etam~nte os- mente decidió esto último, y un hijo de su cuñado vino
curecidos por el hecho de que era la ~nlc~ meta del a vivir a su casa. El nuevo padre prometió al muchacho
jefe más poderoso de su propia aldea, e mevItablemente ue luego de un año, si se mostraba digno de ello, to-
se transformaría en la taupo de ese título, de .~a.nera maría el nombre de su primo muerto.
que su vida estaba a cubierto de .toda otra poslblhdad. En la familia del alto jefe Fua se presentaba un pro-
Así pues había seis niñas, ademas de la taupo actual, lema muy diferente. Su título era el más honorífico' de
qu~ se h~llaban expuestas a la infl.uencia, buena o mala, aldea. Tenía más de sesenta años y la cuestión de la
de la perspectiva de heredar el tItulo. Pero como rara socesión era muy discutida. Los muchachos de su casa
vez hay más de una o dos taupas en una alde~, estas eran su hijo mayor, ilegítimo; Molo y Nua, hijos de su
influencias son bastante reducidas en compa~aclón con Znnana viuda; Si si, el hijo de su primera esposa legal
el papel que desempeña la jerarquía en la vIda de los pues era divorciado y vuelto a casar en otra isla);
muchachos, pues hay comúnmente uno O más nombres -'-uai, el esposo de su sobrina, la cual era hermana de
de matai en .cada grupo de parentesco. Molo y Nua. Y en la casa del hermano mayor de Fua
La rivalidad ocupa aquí un plano mucho más des· . cía el hijo de la hija de su hermano, Alo, joven de
tacado. En la elección de taupo o de manaza. (el . here· ~ futuro. Aquí había bastantes aspirantes como para
dero forzoso titular), existe un intenso preJUlclo .en -ginar una viva rivalidad. Tuai era el mayor; tranqui-
favor del parentesco consanguíneo, así como tamb~én capaz, sus esperanzas no eran suficientes como para
lo hay en la elección de la taupo por la línea fememna uir en su conducta, excepto en cuanto lo hacían
y el manaia por la masculina. Pero en provecho de la propenso a ejercer derechos de ancianidad sobre
eficiencia, este esquema había sido modifi~ado, de ma- hermanos menores de su esposa, cuyos. títulos eran
nera que casi todos los títulos eran asumIdos po~ los riores a los suyos. Le seguía en edad Tata, el hu-
jóvenes más capaces del grupo de parentesco y afimdad. ~ y cejudo bastardo, cuyas probabilidades eran in-
Así sucedía en AlofL Tui, jefe important~ de la aldea, _ 'ficantes en tanto existieran hijos legítimos que con-
tenía un hijo, muchacho inteligente Y habzL Los her· . ran sus aviesas pretensiones. Pero Tata no perdió
manos de Tui eran torpes e ineptos, suc~.sores made- esperanzas. Precavido, de espíritu tortuoso, 'observó
cuados del título. Uno de ellos tenía un hIJo feo, mozo :!gUardó. Estaba enamorado de Lotu, hija 'de un jefe
imbécil y nada atractivo. No había otros ,varones en. ~l ·lante cuya jerarquía era sólo mediana. Para uno
grupo de parentesco cercano. S~ presuIDIa que el hlJ ~ los hijos de Fua, J..otu habría sido un buen partido.
indudablemente elegible sucedena al ~adre . Pero al cum a l ) siendo el hijo bastardo de Fua el que tenía preten-

lir los veinte años murió. El pequeno sobnno apena~ de llegar a jefe, debía cásarse lujosamente o no
. ~rometía un desarrollo satisfactorio; por tanto TUl opto oasarse. Los dos sobrinos, Molo y Nua, interpretaban
or escoger fuera de su aldea o de su grupo de .paren· - tos papeles. Un~, el menor se marchó a buscar .for-
iesco cercano. El sentimiento locahsta se hallaba mu: como marinero nativo en la base naval. Esto sig-
arraigado en la aldea de Tui. Los parientes consangUl- ba un ingreso regular, algún conocimiento del in-
neos de Tui vivían en aldeas muy distante~; eran extra- . e implicaba cierto prestigio. Molo, el hermano
- os Si él no quería buscar entre ellos un Joven prome- r, permaneció en el hogar y se volvió indispensa-
~ed~r a quien pudiera educar como sucesor, debí~. tra- Era el lama/afine, el niño proveniente de la rama
tar de encontrar un espoSo aceptable para su .h.IJa o ina, y su papel consistía en considerar indispen-
buscar sucesor entre la gente de su esposa. ProvlslqnaJ- su posición dentro de la familia; ser el tamafafine

68 69
de la casa de Fua: ¿que más podía pedir nadie para por el hecho de que era hijo, por la rama femenina, de
gozar inmediatamente de prestigio? En cuanto a su fu- la familia mas noble de la isla y heredaría una gran
turo ... su modo de ser era perfecto. Todos estos jóvenes, fortuna de su madre.
y también Ala, el adolescente sobrino, eran miembros De carácter drrerente era el problema que afrontaba
de la Aumaga, y se hallaban maduros y listos para asu- S ila, hija política de Ono, un matai de baja categoría.
mir responsabilidades propias de los adultos. Sisi, el Era la mayor entre siete niños. Ono era un viejo de-
hijo legítimo. de dieciséis años de edad, era aún un crépito e ineficaz. Lefu, la madre de Sila y su segunda
muchacho; esbelto, modesto, presumía mucho menos esposa, estaba desgastada, fatigada por haber dado a
de su posición como hijo y heredero forzoso que su luz once hijos. Los únicos varones adultos de la casa
primo. Era un mocito atractivo e inteligente. Si su pa- eran Laisa, hermano de Ono, anciano como él, y el hol-
dre llegaba a vivir hasta que Sisi tuviera veinticinco o gazán y desaliñado hijo de Laisa, hombre de treinta
treinta años, su sucesión parecía inevitable. Aunque el años, cuyo único interés en la vida eran los lances amo-
padre muriera antes, el título hubiera podido corres- rosos. Eludía la responsabilidad del matrimonio como
ponderle. Pero en esta última posibilidad había un pe- rodas las demás. La hermana que seguía a Sila tenía
ligro. Samala, el hermano mayor de su padre, tendría c!ieciséis años. Había abandonado el hogar y vivía, ora
fuerte voz en la elección de un sucesor del título. Y Ala aquí, ora allá, con sus parientes. Sila tenía veintidós
era también el nieto adorado de Samala, hijo de su fa- años. Se había casado a los dieciséis contra su volun-
vorita. Alo era el modelo de todo lo que un joven debía tad, con un hombre qlucho mayor que' ella, que la
ser. Evitaba la compañía de mujeres, se quedaba mucho ~ bía castigado 'por sus maneras infantiles. Después
tiempo en su casa e instruía rigurosamente a su herma- ~ dos años de matrimonio había abandonado a su es-
no y hermana. Mientras los demás muchachos jugaban '?Oso e ido a vivir con sus padres, llevándose a su varon-
al cricket, él se sentaba a los pies de Samala y repetía cito de dos años, que ahora tenía cinco. A los veinte
genealogías de memoria. Nunca olvidaba que había na- bía tenido relaciones amorosas con un muchacho de
cido en Safua, la casa de Fua. Más capaz que Molo, sus su aldea, y concebido una hija, fallecida pocos meses
derechos al título eran prácticamente tan legítimos .:espués. Luego que su hija murió, fue abandonada por
como los de aquél, aunque dentro del grupo familiar lo amante. A Sila le disgustaba el matrimonio. Era es-
aventajaría Molo, proveniente de la rama ' femenina . De .:rupulosa, lenguaraz, laboriosa. Trabajaba incansable-
modo que Ala era el rival más peligroso de Sisi, en - ente para su hijo y sus pequeños hermanos y herma-
caso de que su padre mur~era. Si Fua llegaba a vivir vein- :;:;as. No deseaba volver a casarse. Pero había tres
te años más, su sucesión estaba expuesta a otra ame- .zncianos y seis chicos en su casa, y sólo ella y su pere-
naza. Fua se había vuelto a casar recientemente con zoso primo podían matítenerlos. Entonces dijo desalen-
una mujer de elevada jerarquía y gran fortuna que tenía :adamente: «Me parece que me vaya casar con ese
un hijo ilegítimo de cinco años, llamado Nifo. Pensa.ndo =ruchacho .• «¿Qué muchacho, Sila?», pregunté. «El pa-
siempre en este chico hizo todo lo que pudo para ~l~ar cre del niño que se me ha muerto.)) «Pero yo creía que
la posición de Sisi como heredero forzoso, y eXlstlan - " no lo querías como esposo.» «Ni lo quiero ahora.
muchas posibilidades de que aumentando su ascenden· ?ero debo encontrar a alguien que atienda a mi fami-
cia sobre Fua, a medida que éste envejecía, pudiera lo- _» y en verdad no había otro camino. El título de su
grar que Nifo fuera nombrado su sucesor. Su ilegitimi· ;:adre político era muy bajo. No había jóvenes en ' la
dad y falta de lazos consanguíneos serían compensados familia que lo sucedieran. Su amante era trabajador y

70 71
de categoría aún más baja. El anzuelo del título asegu- 5. LA NIl'lA Y SU GRUPO DE EDAD
raría un trabajador 'p ara la familia.
y así, en muchas casas, la sombra de la nobleza cae
sobre los niños, a veces levemente, otras pesadamente,
a menudo mucho antes de que sean lo bastante mayores
como para comprender el significado de estas intru-
siones del mundo de los adultos.

Las nmas se vinculan muy poco' con sus coetáneas


que tienen por lo menos seis o siete años de edad.
~ nos, hermanas y primos que viven en la misma
por supuesto se divierten y juegan juntos, pero
de la casa cada chico se adhiere férreamente a
,:uardián de más edad y sólo entra en contacto con
niños en caso de que las pequeñas nodrizas sean
...."4las. Pero a los siete años de edad, más o menos,
nzao a formar grupos más amplios, una especie
asoc iación voluntaria que nunca existe en la vida
'or, es decir, un grupo reclutado entre ambos
de parentesco y vecindad. Éstos están estricta-
divididos de acuerdo con el sexo, y el anülgonis-
entre las niñas y los niños es uno de los rasgos
es de la vida de grupo. Las niñas empiezan pre-
n te_ a avengonzar-se en presencia de hermanos
'OreS y comienza a ponerse en vigor la prohibición
~ una niña se incorpore a un grupo de varones.
ha de que los muchachitos tengan menos obliga-
y puedan disponer de una zona más vasta para
=-ísqueda de aventuras, mientras las chicas tienen
levar consigo sus pesadas y pequeñas cargas, crea
.....""'-"-n una diferencia entre los sexos. Los grupos de
q ue se vinculan a alguna actividad adulta, abar-
a menudo tanto a las chicas como a los varones,
aquí el principio de asociación consiste simple-
en la discriminación de la edad por parte de
dres, más bien que en la asociación voluntaria por
de los niños.

72 73
inico elemento permanente en el grupo, y aun él se
Estas pandillas compuestas de mnos de la misma amenazado" por cualquier cambio de residencia. El
edad se integran habitualmente con ChIC?S ,que vlv~n e mocional que acompaña a los habitantes de una
en ocho o diez casas contiguas.1 Son aSOClaCIOnes elas· extraña hace que hasta un primo bien conocido
licas y fortuitas, cuyos miembros manifie~tan una vívida ~ como forastero.
hostilidad hacia sus coetáneos perteneCIentes a las al· :le los diferentes grupos de chiquillas había sólo
deas vecinas, y a veces hacia otras pandillas de su m~sma con características tales que permitían clasificarlo
aldea. Los lazos consanguíneos atraviesan estos almea- pandilla. Un accidente de residencia explica que
mientos de vecindad, ue mapera que ,un chico puede ..;.esarrollo más intenso del grupo ocurriera en el cen·
estar en buenos términos con los miembros de dos o =e Luma, donde vivían muy juntas nueve niñas de
tres grupos diferentes. Un niño extraño de otro grupo~ igual edad y con numerosos vínculos de parentesco.
siempre que viniera solo, podría común~_ente hal~ar re- ~ rrollo de un grupo cuyos miembros jugaban so-
fugio al lado de un pariente. Pero las mnas de SlUfaga te entre sí y mantenían una hostilidad bastante
miraban con desagrado a las de Lumá, la aldea más nte hacia los de afuera, parecía basarse más en
cercana, y ambas miraban con recelo aún más profu~do CJestión de residencia que en la influencia dotada
a las de Faleasao, población a la que se llegaba en vemte bc:ultades directivas. Las nueve niñas de este grupo
minutos. Sin embargo, las animosidades creadas por menos tímidas, menos suspicaces, más generosas
estas· divisiones eran temporales. Cuando el hermano de sí, más sócialmente emprendedoras que las de-
Tua estuvo enfermo, toda su familia se trasladó desde c!e la misma edad, y, en general, reflejaban los efec-
el extremo más lejano de Siufaga hasta el corazón de socializan tes de la vida de grupo. Fuera de este
Luma. Durante unos cuantos días Tua rondó muy tris.- , las chicas de esta edad tenían que depender mu-
temente por la casa hasta que fue amablemente ace¡>- :=Jás de su grupo de parentesco inmediato, refor-
tada al cabo de una semana, por las chicas del centro ta! vez por el agregado de uno o dos vecinos. Cuan-
de L~ma. Pero cuando retornó a su aldea algunas sema- personalidad de una niña se destacaba, era más
nas después, se convirtió de huevo. en u.na chica. tU d efecto de un ambiente hogareño excepcional que
Siutaga, objeto predilecto de despreCIo soclaln;'ente ms- resultado del trato social con chicos de su mis-
tituido y de bromas para sus reCIentes companeras. edad.
No se forjan amistades muy intensas a esta edad. 1.2 ....3S niña.s de esta edad no tenían otras actividades
estructura del grupo fundado sobre el parentesco y Iz ;::¡po que el juego, en directa antítesis con la vida
vecindad, eclipsa a las personalidades que l~ compone¡¡. .JDear donde la única función de la niña era el tra-
Además, el afecto más profundo se reserva sle~pre pan. ~at~nción de los niños y ejecución de tareas múl-
los parientes cercanos, y las parejas de hermanItas ree~
y triviales y numerosos recados. Se reunían al
plazan a las camaradas. El come~tario occidental acera lIlZ:lZO del atardecer, antes de la cena samoana, y a
de una amistad: «Sí, María y Julia son como hermanas:.
durante la hora general de siesta, por la tarde. En
se convierte en Samoa en el siguiente: «Pero ella es um
aoches de luna recorrían la aldea, atacando a las
parienta.» Las mayores defienden a las más pequeñas.
~::':ill<1S de muchachitos o huyendo, atisbando a través
las miman, les tejen collares de flores y les regalan sm
persianas bajas, atrapando cangrejos de tierra,
más preciadas conchas. Este aspecto del parentesco es
Z::~:~~do a enamorados errantes o arrastrándose para
':' un nacimiento o un aborto e.n alguna casa dis-
1. Véanse los Mapas de Vecindario. Apéndice l . pág. 233.
75
74
tanteo Poseída de temor hacia los ~jefes, los chicos, los metro. En la casa vecina, muy proxlma, VlVlan dos
parientes y los fantasmas, ninguna pandilla compuesta ...,;;,.,;, Pimi y Vana, de ocho y diez años de edad, res·
por menos de cuatro o cinco integrantes se arriesgaba a ivamente. Pero no eran parientas y como hacían de
iniciar estas excursiones nocturnas. Eran verdaderos .- ras principales de cuatro chiquillos no disponían de
grupos de pequeños for.;>jidos que rehuían las obligacio- .anpo para explorar. No existían parientes comunes
nes de las tareas rutinarias. A causa del fuerte senti- las unieran, y así Luna llevaba una vida solitaria
miento de parentesco y localismo, el papel desempeñado que una tía .emprendedora y joven, de once años
por el tiempo robado, la necesidad de ejecutar inmedia- edad, regresó a casa de su madre. Esta tía, llamada
tamente los planes del grupo, y el castigo que pendía era una compañera fascinante, niña vivaz y pre-
sobre la cabeza de las chicas que se alejaban demasiado a quien Luna seguía por todas partes con la boca
del alcance de los mayores, la niña samoana dependía a de asombro. Siva, empero, había resultado de-
tanto de la cantidad de población de su localidad in- 1I2Siado intratable para su madre viuda, y el matai,
mediata como la niña de una comunidad rural del Oeste suyo, la había llevado a vivir con su familia en el
de los Estados Unidos. Verdad es que su aislamiento o::on-emo opuesto de la aldea, del otro lado de la pandilla
no llegaba nunca a doscientos metros, pero el sol des- centro de Luma. En esta pandilla había compañeras
lumbrador y las arenas ardientes, junto con el núme :RSta.nte más atractivas, por lo que Siva rara vez se
de parientes de quienes había que éscaparse durante . hasta la casa de su madre en sus ocasionales mo-
el día o la cantidad de fantasmas que era necesario tos de libertad. De modo que la apática Luna cui-
evitar por la noche, magnificaban esta distancia hasta de su primita, seguía a su tía a todas partes, y
punto que, como barrera para el compañerismo, eq ~ te la mayor parte del tiempo presentaba un as-
valía a cinco o seis kilómetros en la Norteamérica rura.:.. muy desamparado.
Así ocurría el caso del niño que vivía aislado en una Hondo contraste ofrecía la suerte de Lusi, de sólo
. aldea llena de chicos de su edad. Tal era Luna, de die: años de edad, demasiado pequeña para participar
años, que vivía en una de las casas diseminadas pert~ .los juegos de sus hermanas, que tenían diez y once
necientes a la familia de un alto jefe. Esta casa estala Si hubiera vivido en un lugar aislado, habría sido
situada en el extremo mismo de la aldea donde e ~ ente como cualquier chica de la vecindad. Pero
vivía con su abuela y dos tías maternas más jóvenes d:: ::asa se hallaba en una situación estratégica. ubicada
diecisiete y quince años de edad. La madre de Lum ente al lado de la de sus primas Maliu y Pola,
haoía muerto. Sus demás hennanos y hermanas viví b ros importantes de la pandilla de Luma. Maliu,
en otra isla con la gente de su padre. Tenía diez años de las integrantes mayores del grupo, profesaba
pero era demasiado pequeña para su edad, silenciosa. e:xtraordinaria ternura por todos sus parientes jó-
indiferente, incapaz de tomar iniciativas; pertenecía ~ . siendo Lusi su prima preferida. De modo que la
esa clase de niñas que siempre necesitarían vivir en' . uta e inmadura Lusi gozaba de todos los beneficios '
grupo socialmente organizado. Sus únicos parientes cer vida de grupo negada a Luna.
canos eran dos chicas de catorce años, que por sus l - ~ el límite extremo de Siufaga vivía Vina, niña gen-
gas piernas y su dedicación a tareas semi adultas eral" modesta de catorce años de edad. La casa de su
compañeras demasiado crecidas para ella. Algunas n ~ . completamente aislada en el centro ' de un bas-
de catorce años hubieran tolerado a Luna, pero o de palmeras, quedaba fuera de la vista y el
Selu, la menor de las primas, cuya estera fina medía ~ del más cercano vecino. Sus únicas compañeras

76 77
eran su hermana, joven de dieciocho años, reservada amño anterior. Realizó algunos esfuerzos, que fra-
I

y capaz, y dos primas de diecisiete y diecinueve años. n, para asociarse con las jóvenes mayores de la
Había en la vecindad solamente una primita de doce """",cad. Su madre la envió a dormir a la cercana casa
años, pero la tenían ocupada cinco hermanos y herma- :astor, .pero 'ella regresó después de tres díás. Esas
nas menores. Vi na también tenía varios, pero eran bas- - chas eran demasiado grandes, dijo: cLaititi au.»
tante grandes como para defenderse solos y ella queda- soy joven aún .• ) Y, no obstante, estaba perdida
ba relativamente libre para seguir a las niñas mayores su antiguo grupo. Las tres aldeas totalizaban ca-
en expediciones qe pesca. De modo que nunca se sal- njñas en iguales condiciones, cercanas a la puber-
vaba de ser la niña tambaleante que iba detrás de otras reocupadas por tareas insólitas y por una reno-
mayores, llevándoles sus carpas y transmitiendo sus re- y más estrecha asociación con los adultos de sus
cados. Era inquieta, ansiosa, demasiado preocupada por .:.11""'=, no atraídas aún por los muchachos, y que no
complacer a los demás, dóc{¡ en sus casuales encuentras an nuevas alianzas en concordancia con los inte-
con coetáneas, debido a un antiguo hábito de manse- del sexo. Llevaban a cabo sobriamente sus labores
dumbre. La libre relación de concesiones mutuas e . ticas, elegían una maestra entre las mujeres de
su grupo de edad le fue negada en un principio, y ·luego edad de su familia, aprendían a tolerar el sufijo
para siempre. 'Sólo era posible para la muchacha de significa pequeña, proveniente de pequeña niña,
doce años la asociación fortuita de grupo. A medida re con que anterionnente se las había denomina-
que la niña se aproximaba a la pubertad y adquiría ero nunca volvían a amalgamarse en esos grupos
fuerzas físicas y más pericia manual, su casa la volvÍ2 y holgados de las pandillas infantiles. Como mu-
a absorber; debía encender el horno, tr¡¡bajar en la plan- .-:has de dieciséis y diecisiete años, dependían toda-
tación, pescar. Sus días estaban llenos de prolongadas ;3e los parientes, y en consecuencia se veían agrupa-
tareas y nuevas responsabilidades. que nunca excedían de dos o tres integrantes.
He aquí a Fitu: en septiembre era uno de los miem- iDIÍan los sentimientos de vecindad; las jóvenes de
bros dominantes de la pandilla, algo más alta que ei - 'ete años ignoraban a una vecina cercana de la
resto, un poco más delgaducha, más chillona y ejecuti- edad que recorriera la extensión de la aldea
va, pero muy atolondrada entre otras niñas, con 11Z nsitar a una parienta. El parentesco y los intereses
rollizo niño siempre sobre su cadera. Mas en abril habíz es similares constituían ahora el factor decisivo
entregado el niño a una hermana menor, de nueve años' amistad, Las niñas también seguían pasivamente
la 'criatura más pequeña fue confiada a una hern:.tanitz lidad más fuerte de los muchachos. Si el novio de
de cinco años y Fitu trabajaba con su madre en las plrur joven tenía un camarada interesado en una prima
taciones, o real~zaba largas expediciones en busca de d1a, las jóvenes trababan una amistad vívida pero
corteza de hibisco o de peces. Llevaba la ropa de ~ raL A veces tales amistades trascendían del grupo
familia al mar y ayudaba a atender el horno en los días ;xarentesco.
de cocina. A veces, al atardecer, se deslizaba hacia .\unque las muchachas pueden confiar sólo en una
claro para jugar con sus antiguas compañeras, pero poc parientas, su posición relativa al sexo es habitual-
lo común estaba demasiado cansada por el pesado ~ le intuida por las demás mujeres de la aldea y las
inusitado trabajo, y además notaba un leve alejamiento- 'ZlZaS se mueven y cambian sobre esta base, ~ tanto
Sentía que sus actividades de adulta la separaban dei la adolescente tímida que sospecha de todas las jó-
resto del grupo con el cual se había hallado tan cómoda mayores que ella o la muchacha cuyo primer o
78 79
• segundo amor ya se perfila como muy importante, como ::&&ica.s vinculadas sólo por afinidad, que viven en la
en aquellas que comienzan a concentrar toda su aten-- familia. Las únicas amistades que en realidad
ción en un joven que es considerado presunto marido. rualitativamente diferentes de las originadas por la
Finalmente, la madre soltera selecciona sus amigas '"'encia común o por el c.a rácter de miembro del
cuando es posible. entre aquellas en condiciones seme- o grupo de parentesco, son las relaciones instituí-
_jan tes a las suyas o entre las mujeres de ambigu~ posi- socialmente entre las esposas de los jefes y las de
ción marital, abandonadas o viudas jóvenes desacre- ~ hablan/es. Pero estas amistades sólo pueden ser
ditadas. p rendidas en conexión con las amistades que se
Surgen muy pocas amistades entre jovencitas y mu- entre muchachos y hombres.
jeres en estas agrupaciones, después de la pubertad. :...os chicos siguen el mismo patrón que las chicas,
Las de doce años quizá tengan un gran afecto y adro}. ..-.granda una pandilla basada sobre los dobles lazos
ración por sus primas de dieciséis (aunque esta expre- la vecindad y el parentesco. El respeto por la ascen-
sión de entusiasmo es insignificante comparada con . de la edad es siempre mucho más fuerte que en
típico flechazo de una estudiante de nuestra civiliza.. caso de las jóvenes, a causa de que los muchachos
ción). Pero cuando una niña tiene quince años y su pri- res no se retiran a sus grupos de familia como
ma diecinueve, el cuadro cambia. Todo el mundo adul to as. Los muchachos de quince y dieciséis añbs se
y preadulto le es hostil, espía sus relaciones amorosas con la misma libertad que los de doce. El límite
en su más circunspecta artificialidad, en la que de ni n- los muchachitos y los jóvenes mayores es por tan-
guna manera debe confiarse. No se tiene seguridad e rontinuamente móvil, y los muchachos ocupan una
nadie que no esté inmediatamente comprometido e:c. . ión intermedia, ya sea dominando a los menores, o
aventuras similarmente azarosas. m ndose obsequiosos con los mayores. Hay dos re-
Puede decirse con seguridad que las jóvenes no sa- nes socialmente instruidas entre los muchachos de
len de s;:¡ grupo de parentesco para hacerse de amigas nombre y que posiblemente fueron en un tiempo
excepto en las condiciones artificiales creadas por la re- ntes. :E:ste es el soa, compañero de circuncisión y
sidencia en la casa del pastor nativo y en la gran es. jador en los asuntos amorosos. La circuncisión se
cuela misionera con pensionado. (Aderqás de la gr& de a dos, que efectúan por sí mismos los prepara-
escuela pensionado de mujeres que servía a toda la ~ y buscan para tal fin a un hombre mayor que
moa norteamericana, el pastor nativo de cada comuni- adquirido reputación de experto. Parece haber
dad mantenía una pequeña e irregular para varones ~ simplemente una lógica relación recíproca de cau-
mujeres. A estas escuelas eran enviadas las jóvenes efecto; un muchacho elige a un amigo (que es ge-
cuyos padres deseaban mandarlas después a la grand mente un pariente) como compañero, y la expe-
y también las chicas cuyos padres querían que goza r& .aw:ia compartida los ata aún más . Había varias
tres o cuatro años de las ventajas educativas superiore j as de muchachos en la aldea que habían sido cir-
y la vigilancia más esiricta del hogar del pastor.) Aq ¡dados juntos y eran todavía compañeros insepara-
niñas no emp(\rentadas viven juntas a veces durante • durmiendo a m"e nudo juntos en la casa de uno de
años. Pero como uno de los dos rasgos que definen UM . En tales relaciones tenían lugar prácticas horno- ..
familia es la residencia común, las amistades entre clu- les. Sin embargo, al analizar las amistades de
cas que han vivido en la casa del pastor no son m ~ hachos ya crecidos de la aldea, no se hallaba nin-
diferentes psicológicamente de la amistad entre prim~ correspondencia Íntima con la fidelidad de los p.do~

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lescentes, y los muchachos más grandes se veían tanto un lugar demasiado importante en la economía aldeana
en grupos de 'tres o cuatro como en parejas. . como para ser ignorada de este modo. La Aumaga es,
Cuando un muchacho ha pasado dos o tres años de en verdad, el factor social más duradero de la aldea. Los
la pubertad, se siente influido en su elección de· com- -na tais se reúnen más formalmente y dedican mucho
pañera por la convención de que un joven rara vez tiempo a sus familias, pero los muchachos trabajan jun-
habla por sí mismo en cuestiones de amor y nunca f DS durante el día, se recrean antes y después de sus
una proposición de matrimonio. Análogamente, neCf enas, están presentes como grupo servidor en todas
ta un amigo aproximadamente de su edad a quien asambleas de matais, y después que la labor del
encarga cantar sus alabanzas y presionar sobre su ele- ~ ha terminado bailan y van a galantear juntos al atar-
gida con el fervor y la discreción requeridos. Para esta deeer. Muchos de los jóvenes duermen en las casas de
tarea se emplea un pariente o, si el asunto fuera deses- amigos, privilegio acordado sólo de mala gana a las
perado, varios. Un joven considera en su elección lz chachas, más acompañadas y vigiladas.
necesidad de que un embajador no sólo sea digno de Otro factor que caracteriza las relaciones de los hom-
confianza y fiel, sino también adecuado e insinuan te es la relación reCÍproca entre jefes y jefes hablan-
como procurador. Esta relación soa es a menudo, pero .es.. Los poseedores de estas dos clases de títulos no
no indispensablemente, recíproca. El experto en amor- necesariamente parientes, aunque a menudo éste
llega a prescindir de los servicios de un intermediario ~ el caso, ya que se considera una ventaja estar rela-
pues desea probar plenamente las dulzuras de todas las ~do con ambos rangos. Pero los jefes hablantes son
etapas, del cortejar. Al mismo tiempo, sus servicios sa; aayordomos, asistentes, embajadores, verdugos o con-
muy solicitados por los demás, si éstos albergan algum. }eros de sus jefes, y estas relaciones son a menudo
esperanza de que su representante se comporte honra- iadas entre los hombres jóvenes, herederos forzo-
damente. o aspirantes a herederos de los títulos de familia.
Pero los muchachos tienen otras ocupaciones, ade- Entre las mujeres hay estrechas alianzas ocasionales,
más de la de hacer el amor, en las cuales deben coope-- :mIJO en el caso de la taupo y la hija del principal jefe
raro Se necesitan tres para tripular una canoa de pesc::a::- lan te de su padre. Pero estas amistades siempre su-
bonitos; por lo común dos van juntos a lazar anguilas ~ por su carácter temporal; la taupo se casará ine-
en el arrecife; el trabajo en las plantaciones comunales - blemente en otra aldea. Y es más bien entre la es-
de taro exi'ge la acción de todos los jóvenes de la aldea :lOSa del jefe y la esposa de un jefe hablante donde se
De manera que si bien un muchacho elige también las ~ una amistad instituida socialmente y de pro lon-
mejores amigos entre sus parientes, su sentido de so :oda duración. La esposa del j efe hablante actúa como
daridad social es siempre mucho más fuerte que el <k - ten te, asesora y vocera de la del jefe, y a su vez
una muchacha. La- Aualuma, organización de jóvenes ::renta con su apoyo y ayuda material. Es una amistad
mujeres y esposas de h(Jmbres sin título, es una asocia- .:asada en obligaciones recíprocas que tiene su origen
ción muy libre que se reúne para el trabajo comuna.. la relación entre los esposos de las mujeres, y es la
muy poco frecuente, y para festi1(idades aún más oca ica amistad de mujeres que traspasa los límites ·del
sionales. En las aldeas en que las viejas complicaciones ;:upo de parentesco y afinidad. Esas amistades basadas
de la organización social empiezan a caer en desu un accidente de matrimonio y prescritas por la es-
es la Aualuma la que desaparece primero, mientras qu: :ructura social, apenas pueden ser consideradas como
la Aumaga, organización de los hombres jóvenes, tietlt. untarias. ,Y dentro del mismo grupo de parentesco,
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" la amistad está moldeada de tal manera que resulta 6. LA JOVEN EN LA COMUNIDAD
algo carente de sentido. Una vez pregunté a una joven
casada si un vecino con quien ella se hallaba siempre
en los más inciertos e irritantes términos era amigo
suyo. «Naturalmente, el padre del padre de su madre,
y el padre de la madre de mi padre eran hermanos .• La
amistad basada en la congenialidad temperamental era
un lazo debilísimo, sujeto a cambios de interés y de
residencia, y una mujer llegaba a confiar cada vez más
en los compañeros con los cuales estaban legalizadas la
asociación y el interés, por la consanguinidad y el ma· la comunidad ignora tanto a los muchachos como a
trimonio" jóvenes, desde el nacimiento hasta que tienen quin-
La asociación basada en la edad como principio pue- .::e o dieciséis años de edad. Los niños menores no tie-
de decirse que ha cesado para las muchachas antes de una posición social, actividades de grupo reconoci-
la pubertad, debido a la naturaleza excesivamente indi- . o parte en la vida social, excepto cuando son Ha-"
vidual de sus tareas y a la necesidad de mantener reser- aMIas a la pista de la danza no ceremonial. Pero un
va en sus aventuras arp,orosas. En ~l caso de los mu- - o dos después de la pubertad -la edad varia de
chachos, la mayor libertad, la estructura social más en aldea en forma tal que los muchachos de die-
coercitiva, y la participación constante en las tareas de .::zsa.s años serán en un lugar clasificados aún como chi-
cooperación, crean un grupo de edad que dura toda la os, en otro como taule'ale'as, hombres jóvenes-,
vida. Este agrupamiento es influido pero no determI- ~es y mujeres se reúnen en agrupaciones similares
nado por el parentesco, y desfigurado por la influencia las de los adultos; se les da un nombre para su orga-
de la jerarquía futura en el caso de los jóvenes, y lo ;oización y se les confieren obligaciones definidas y pri-
mismo en el de hombres mayores, pero en este último .os en la vida de la comunidad.
en relación desproporcionada de edad. La organización de los hombres jóvenes, la Aumaga,
las jovencitas. esposas de hombres sin título y viu-
la Aualuma, y las de las esposas 'de hombres con
a, son todas copias de la estructura política central
la aldea, el Fono, organización de los ma/ais, hom-
que tienen títulos de jefes o ¡efes hablan/es. El
=-G'lO es concebido siempre como una casa de forma
-.danda en la cual cada título goza de una posición es-
'XCial, debe ser objeto de ciertas frases ceremoniales,
se le debe otorgar un lugar fijo en el orden de prece-
..;.encia al servir el kava. Esta casa ideal posee ciertas
- ;isiones fijas; en el sector derecho se sienta el alto
de y sus jefes ayudantes especiales; al frente de la
casa se sientan los jefes o hablantes cuya función con-
siste en pronunciar los discursos, dar la bienvenida a

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los forasteros, aceptar regalos, presidir la distribución cia.r discursos, a conducirse con gravedad y decoro,
de víveres y trazar todos los planes y arreglos para las ~ servIr y beber kava y ejecutar empresas colectivas.
actividades del grupo. Contra los postes, al fondo de la o::!3.ndo un muchacho es lo bastante crecido como para
casa, se sientan los matais de baja categoría, y entre los _ sar en la Aumaga. el jefe de su familia envía un
postes y en el centro los de poca importancia, para quio consistente en comida al grupo que anuncia
quienes no se ha reservado ningún sitio. Esta armazón incorporaCión o lo lleva a la casa donde se reúnen
de títulos continúa de generación en generación y ocu- entrega una gran raíz de kava como regalo. De aquí
pa un lugar en la vasta estructura ideal perteneciente a delante pertenecerá a un grupo cuyos integrantes
a los títulos de toda la isla, de todo e) archipiélago, de =arán constantemente juntos. Sobre ellos recaerá toda
toda Samoa. A algunos títulos, que constituyen prerro- labor pesada de la aldea, así como también la ma-
gativas de ciertas familias, corresponden ciertos privi- parte de las relaciones sociales interaldeanas, que
legios: 'el derecho al nombre de una casa, a conferir el concentran alrededor de los jóvenes solteros. Cuando
nombre de taupo, título de princesa, a alguna pariente una aldea se recibe la visita de gente de otra, es la
joven, y el título de heredero forzoso, el manaia, a algún !amaga quien se congrega para agasajar a la taupo vi-
muchacho de la casa. Además de estas prerrogativas de te, y traer regalos, bailar y., cantar en su homenaje.
los altos jefes, cada miembro de las dos clases de ' ma· La organización de la Aualuma constituye una ver.
tais, jefes y . jefes hablantes, tiene ciertos derechos ce- menos formalizada de la Aumaga. Cuando una niña
remoniales. A un jefe hablante se le debe servir su kava J.CallZa la juventud, dos o tres años después de la pu-
con un gesto especial, hablarle con una serie separada znad, según las prácticas de cada aldea, su matai debe
de verbos y sustantivos adecuados a su rangos, debe ::zriar una ofrenda en comida a la casa de la taupo prin-
ser recompensado por los jefes con tapa o esteras finas ~ de la aldea, anunciando así su deseo de que la
por sus servicios otorgados ceremonialmente. A los je- de su casa sea contada en lo sucesivo como miem-
fes se les debe hablar con una serie distinta de verbos del grupo de jóvenes que forman su corte. Pero
y sustantivos. y servirles con gestos más honoríficos en :llÍentras la .4umaga gira alrededor del Fono y los jóve-
la ceremonia del "kava; deben ser aprovisionados de co- 'KS se reúnen aparte o en una casa separada, reflejando
mida por sus jefes hablantes, y honrados y acompaña- ~tamente sin embargo las formas y ceremonias de
dos por ~llos en todas las ocasiones importantes. El mayores, la Aualuma gira alrededor de la persona
nombre de la aldea, el nombre ceremonial de la plaza la taupo, y constituye un grupo de doncellas de ho-
pública en la cual se celebraron grandes ceremonias. - No t~enen organización como la Aumaga. y, además,
el de la casa de reunión del Fono, los nombres de los """"s SI realizan algún trabajo. A veces las jóvenes
principales jefes y jefes hablantes, los de taupo y ma- ~e n ser convocadas para trenzar paja o juntar mo-
naia, de la Aualuma y la Aumaga, están contenidos en : con menos frecuencia plantan y cultivan moreras de
una serie de saludos ceremoniales denominada Fa'a lu- I. pero su función esencial es la de ser ayudantes
pega, o sea títulos de cortesía de una aldea o distrito. -c:remoniales en las reuniones de las esposas de los
Los visitantes, al entrar formalmente en una aldea, de- ais. y anfitriones de la aldea en la vida interaldeana.
ben recitar la Fa'alupega a modo de cortesía inicia: -= muchas zonas de Samoa la Aualuma ha desapare-
hacia sus anfitriones. por completo y sólo se la recuerda en las palabras
La Aumaga refleja la organización de los hombres saludo que salen de los labios de un extranjero. Pero
más viejos. Aquí los hombres jóvenes aprenden a pro- ara a ocurrir lo mismo con la Aumaga, la vida de

86 87
la aldea samoana tendría que reorganizarse enteramente, -=>1aDtivos y verbos cuando se dirigen a ella. Aquí, pues,
porque el trabajo ceremonial y efectivo de los jóvenes una discrepancia en cuanto las muchachas, que son
y hombres sin título depende de la vida total de la tenidas en estricta sujeción dentro de sus casas,
aldea. pasan en jerarquía a sus tías y madres en la vida
Aunque las esposas de matais no tienen organiza· entre las aldeas. Esta socavación de la autoridad
ción reconocida en la Fa'alupega (títulos de cortesía) su las mujeres más viejas podría comprometer seria·
asociación es más firme y más importante que la de te la disciplina de la casa: a no ser por dos impar·
la Aualuma. Las esposas de hombres con título tienen tes hechos. El primero, es lo débil de la organización
sus propias reuniones formales; se sientan en los s,tios las jóvenes, dado que dentro de la aldea su razón
de sus esposos y beben el kava de ellos. La esposa del ser esencial es constituir una etapa preparatoria a
más alto jefe recibe el honor más distinguido, la del jefe de las mujeres de más edad, quienes deben ejecutar
hablante principal pronuncia los más importantes dis- ..ta:aS industriales definidas para la comunidad; la se-
cursos. Las mujeres dependen completamente de sus 'IIISDda, es la importancia concedida a la aldea de servi-
esposos en cuanto a su posición con este grupo de al- como deber fundamental de la laupo. La princesa
dea. Una vez que le ha sido otorgado un título a un la aldea es también servidora de la misma. Ella es-
hombre, no puede volver más a la Aumaga. Puede serIe '"X'J"'a a los visitantes extranjeros, tiende sus camas y les
retirado el título cuando es viejo o si es ineficaz pero en -rpara su kava, baila cuando ellos lo desean e interrum-
ese caso le será éoncedido un título inferior a fin de su sueño para servir a los visitantes o a su propio
que pueda sentarse a b.eber su kava con sus ex compa- Está obligada a satisfacer las necesidades sociales
ñeros. En cambio la viuda o la esposa. divorciada de un las mujeres, así como las de los hombres. Si deciden
matai debe regresar a la Aualuma, sentarse con las mu- ~r prestada paja en otra aldea, visten a su taupo
jeres jóvenes fuera de la casa, servir la comida y reali- las mejores galas y la llevan para adornar la malaga.
zar recados, entrando en el Pono de las mujeres sólo matrimonio es asunto de la aldea, planeado y cum-
como servidora o anfitrión. por los oradores y sus esposas, quienes son sus
Los fonos de las mujeres son de dos especies: los ej e ro~ y acompañantes, De manera que la jerarquía
que preceden o siguen al trabajo comunal, donde se la taupo motiva realmente una' renovada irrupción
trenza la paja para una casa de huéspedes, se traen las ...aria en su libertad individual, mientras que la ince-
piedras de coral para su piso o se tejen esteras finas slIue compañía a que está sujeta prescindiendo de sus
para la dote de la laljpO; y los fonos ceremoniales para --vpios deseos, constituye una absoluta negación de su
dar la bienvenida a los visitantes de otra aldea. Cada .....-sonalidad. Y, análogamente, el leve prestigio de sus
una de estas reuniones se denomina según su propósi- =-amanas sin título, cuya principal actividad de grupo
to: falelalaga, abeja tejedora, o aiga fiafia lama'ila'~ :ansiste en esperar a sus mayores, tiene aún menor sig-
ágape de damas. Las mujeres sólo son reconocidas ser aificación real en la vida cotidiana de la aldea.
cialmente por las de una aldea visitante, pero la tau po Con la excepción de la laupo, cuya ascensión al tí-
y su corte son el centro del reconocimiento de hombres da oportunidad a que su jefe organice un gran fes-
y mujeres en la malaga, fiesta viajera. Y estas esposas y distribuya muchísimos bienes a los jefes ha-
de altos jefes tienen que tratar a su laupo con gran tes, que en adelante deben apoyar y confiar su ran-
cortesía y respeto, darle el título de su alteza, acompa- =- • se presentan a una muchacha samoana de buena
ñarla en las excursiones, emplear una serie separada de 2milia do.s maneras de realizar su ' presentación. La pri-

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mera, la entrada formal en la Aualuma, es a veces des- ibilidad de que una joven cause daño es muy Jimi-
cuidada y constituye más un ingreso formal a la comu- No puede elaborar taf%, especie de pastel confec·
nidad que un reconocimiento de la muchacha misma_ La o comúnmen te por los jóvenes con el fruto del
segunda manera consiste en participar de la fiesta via- del pan, ni preparar kava mientras está en su
jera formal. Puede ir como pariente cercana de la taupo, -:iodo menstrual. Pero no necesita retirarse a ninguna
en cuyo caso se verá enredada en el remolino de convi- especial ni comer sola; no hay contaminación en
tes con los que jóvenes de la aldea huésped Iod~arán a .:xmtacto o mirada. Junto con los hombres jóvenes
todos sus agasajados; o puede viajar como única mu- - mujeres mayores, una muchacha se aparta del lu-
chacha en una pequeña fiesta viajera, en cuyo caso será en que los jefes están entregados a una tarea for-
tratada como taupo. (Todos los acontecimientos so- a menos que tenga una labor especial allí. No es
ciales exi&en la presencia de una taupo, un manaia y un -xesencia de una mujer lo que está prohibido, sino
jefe hablante, y si los individuos que en verdad poseen . lTUsión de personas de cualquier sexo que no hayan
estos títulos no están presentes; :dgún otro tiene que de- llamadas. Ninguna joven puede hallarse oficialmen·
sempeñar su papel.) De modo, pues, que la joven sol· ::resente en una asamblea de jefes si no es una taupo
tera samoana es honrada y reconocida por la comunidad . prepara el kava, pero cu.a lquier mujer puede llevar
en la vida interaldeana; ya sea en carácter de miembro esposo la pipa o ir a entregar un mensaje, en tanto
de la Aualuma, que se reúne y baila para el manaia de la resencia no necesita ser reconocida. El sexo de una
malaga visitante, o cuando es recibida en una aldea ex- jer es en sí mismo una verdadera fuente de peligros
traña. sólo en lo referente a las canoas y avíos de pescar,
Pero éstas son ocasiones excepcionales. Una malaga les está prohibido tocar so peligro de arruinar la
puede venir únicamente una vez por año, especialmen- i'"'eSCa. Pero la observancia de esta prohibición está en
te en Manu'a, que suma sólo siete aldeas en todo el de cada pescador que guarda en su casa el equi-
archipiélago. Y en la vida diaria de la aldea, en las cri- i!e pesca.
sis, nacimientos, muertes, casamientos, las muchachas Dentro del grupo de parentesco los casos son ente·
solteras carecen de tareas ceremoniales que desempe- nte diferentes. Aquí las mujeres están reconocidas
ñar. Son simplemente incluidas con las mujeres de la modo muy específico. La progenitora más anciana
casa, cuyo deber consiste en preparar la canastilla para la estirpe, es decir, la hermana del último poseedor
el nuevo niño o llevar piedras para esparcir en la nueva título o la hermana de su predecesor, tiene dere-
tumba. Parecería casi que la comunidad, por su exce- especiales sobre la distribución de la dote que
sivo reconocimiento de la muchacha en cuanto taupo o ,z¡ra en la casa. Posee el derecho del veto en la venta
miembro de la Aualuma, se considera eximida de pres- lierras y otras importantes cuestiones familiares.
tarles más atención. maldición es lo más terrible que puede recaer so-
Esa actitud es fomentada por la escasez de tabús. En un hombre, pues tiene el poder de cortar /a estirpe
muchas partes de Polinesia todas las mujeres y espe· extinguir el nombre. Si un hombre enferma, su her-
cialmente las menstruantes son consideradas contamina- a es quien primero debe jurar formalmente que
doras y peligrosas. Se impone una continua y rigurosa le ha deseado daño, ya que su cólera es potentí·
fiscalización social; pues a una sociedad no le conviene para el mal. Cuando muere un hombre, su tía
ignorar a sus miembros más peligrosos, tal como no le '1I'iiIerna o su hermana preparan el cadáver para el en-
conviene descuidar a los más valiosos. Pero en Samoa ...erro, ungiéndolo con cúrcuma y frotándolo con acei-

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te, y una de ellas se sienta al lado del cuerpo yace~ de mujeres debe ser una maestra en etiqueta y
te ahuyentando las moscas con una pantalla que con- nativas de orden, sabiendo teñir sus discursos
serva luego en su poder para siempre. En los asu~ abundante material tradicional ininteligible y cO w

tos más ordinarios de la casa, en los arreglos económi- verbosidad, y conservar la misma voz uniforme,
cos entre parientes, en disputas acerca de bienes o .asmo porte altivo que su esposo. Y por último, la
en litigios familiares, las mujeres desempeñan un p~ de un jefe hablante importante debe ser tan
pel tan activo como los hombres. ..acada maestra como ejecutora, porque es su deber
La joven y la mujer adulta responden al descuido .a....estrar a la /aupo. Pero una mujer otorga a todo esto
social de que son objeto con una despreocupación si- un mínimo de atención, a menos que la comuni·
milar. Tratan el acervo cultural de la aldea, la genea- reconozca su ex~stencia y exija formalmente su de-
logía de los títulos, los mitos _sobre el origeJ], los .:xión de tiempo y capacidad .
cu~.ntos locales y las complejidades de la organizació :::le manera semejante, las mujeres no figuran en el
socIal con suprema indiferencia. Sólo una muchacha _ penal primitivo. El hombre que cometía adulte-
excepcional puede decir el nombre de su bisabuela. o>n la esposa de un jefe era castigado y exiliado, -
En cambio: es raro el caso de un rruchacho que no """"" hasta ahogado por la comunidad ultrajada,
puede decir su genealogía en la forma tradicional la mujer sólo era 'repudiada por su marido. Si se'
detallando varias generaciones. Mientras el muchacho ría que la taupo no era virgen, la castigaban
de dieciséis o diecisiete años intenta ansiosamente do- ;;kmehte sus parientes. En la actualidad, si el mal
minar la esotérica oratoria del jefe hablan/e, cuyo a la aldea y es atribuido a algún pecado incon-
estilo admira en extremo, la joven de la misma ed~ cometido por un miembro de la comunidad,
aprende un mínimum de étiqueta. Sin embargo, es to citados el Fono y la Aumaga y se obliga a con-
no se debe en absoluto a la falta de capacidad. Lz a! que tenga el mal sobre su conciencia, pero tal
taupo debe poseer un conocimiento minucioso no sólo DO se exige a la Aualuma o a las esposas de los
de las disposiciones sodales de su aldea, sino tambi ' w • Esto se halla en asombroso contraste con el
de las referentes a las aldeas vecinas. Debe servir .a.:esionario familiar, al cual se convoca primero a
- los visitantes en forma adecuada y sin vacilacione ana.
después de que el jefe hablan/e ha proclamado sus En asuntos de trabajo, la aldea reclama unas cuantas
títulos y los nombres de sus tazas de kava . Si ella llega Es tarea de la mujer cultivar la caña de azúcar
a ocupar erróneamente el sitio que es prerrogativa de ::mzar la paja del techo de la casa de huéspedes,
otra /aupo que la supera en rango, las ayudantes de OC' las persianas de hoja de palma y traer la pie-
su rival la sacarán fieramente arrastrándola por las e coral para el piso. Cuando las jóvenes tienen
cabellos. Aprende tan bien como su hermano las intri.rr ;>Iantación de morera, la Aumaga a veces las ayu-
caciones de la organización social. Aún más notable e!- en el trabajo, preparando a su vez las jóvenes
el caso -de la esposa de un jefe hablan/e. Sea que la eli - .:.anquete para los muchacho", y convirtiendo todo
por su docilidad un hombre que haya tomado su :na laboriosa comida al aire libre. Pero entre el
tulo, o que, como es frecuente, se case con algún m jo formal de 'Ios hombres y el de las mujeres hay
chacha conocido que más tarde será nombrado jet. rígida división. Las mujeres no participan en las ac·
hablan/e, la /ausi, esposa de un jefe hablan/e, debe ser es relativas a la construcción de casas o de botes,
completamente adecuada para el menester. En las ree-- hombres pueden entrar en la casa ceremonial de

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tejidos o en la casa · donde las mujeres hacen tapa en 7. RELACIONES SEXUALES FORMALES
grupo. Si el trabajo de las mujeres requiere atravesar
la aldea, eomo en el caso del coral que se trae desde la
playa para componer el piso de la casa de huéspedes.
los hombres desaparecen totalmente reuniéndose en
alguna casa lejana o marchándose a la manigua o a
otra aldea. Pero esta prohibición es sólo para grandes
ocasiones formales. Si un hombre construye para la
familia una nueva cocina, la · esposa puede hacer ta¡x;.
a dos pies de distancia, mientras que un jefe puede
sentarse y trenzar cinet mientras su mujer teje una es. :;:,.a primera actitud que una mna aprende a adop-
tera fina a su lado. Así, una mujer, de modo opuesto hacia los muchacnos es de esquivez y antagonismo.
al de su esposo y hermanos, pasa la mayor parte de enseña a observar el tabú del hermano y la her-
su tiempo dentro del estrecho círculo de su casa y se hacia los muchachos de su grupo de parentesco
grupo de parentesco, pero cuando participa en las casa, y junto con las otras niñas de su grupo de
cuestiones de la comunidad es tratada con el pundonor trata a todos los demás chicos como enemigos
que caracteriza todas las fases de la vida social sa- tinados. Guando una niña cumple ocho o nueve
rooana. Casi toda su atención e interés se concentrru:. de edad, sabe ya que no debe acercarse nunca
en un grupo más reducido y se orientan de un modo grupo de varones mayores. Este sentimiento de
más personal. Por esta razón resulta imposible valora: _ nisIDo hacia los chicos y la avergonzada esqui-
exactamente la diferencia del impulso social innato en- hacia los mayores continúa hasta la edad de trece
tre los hombres y mujeres de Samoa. En aquellas esk .:atorce años; no existe en el grupo de chicas que
ras sociales donde a las mujeres se les ha dado una _ a la pubertad y en el de muchachos que acaban
oportunidad, ocup~n su sitio con tanta habilidad como ser circuncidados. Estos chicos se ven apartados de
los hombres. Las esposas de los jefes hablantes en re:> . del grupo de su misma edad y de los antago-
lidad revelan aún mayor adaptabilidad que sus es- .~~_. que le son propios. Aún no son plenamente cons-
posos. Los jefes hablantes son elegidos especialment<: de lo que el sexo significa. En esta época las re-
por su capacidad oratoria' e intelectual, mientras qut. es entre los sexos tienen menos contenido emocio-
las mujeres tienen una tarea que les es conferida Sólo cuando sea una mujer casada desde hace
improviso y que al casarse requiere gran pericia or;:.. po, con varios hijos, la joven samoana volverá a con-
toria, imaginación fértil, tacto y fácil memoria. r al sexo opuesto con igual serenidad. Cuando estos
centes se reúnen se dirigen burlas inocentes,
·e un mínimo de turbación, se hacen muchas bro-
desatinadas que comúnmente consisten en acusar
guna jovencita de experimentar una consumidora
n por un viejo decrépito de ochenta años o a
~ muchachito de ser el padre del octavo hijo de
rolliza matrona. A veces la burla consiste en atri-
afecto mutuo a dos compañeros maduros, burla

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alegre que recibe el indignado repudio de ambos . Los
niños se reúnen a esta edad en fiestas siva, no forma.. ~ no tomaría en serio sus amores. Pero la primera
les, próximas a ocasione~ más formales, en las pescas zs;>eriencia espontánea de los adolescentes y las excur·
de la comunidad en el arrecife (cuando se cercan ......". amorosas de los hombres mayores entre las j6-
muchos metros de arrecife para hacer una gran _ree! aJeS de la aldéa, son variantes que están al margen
de pesca) y en excursiones con antorchas. Las peleas los tipos reconocidos de parentesco; así sucede tam-
y burlas bonachonas y la .cooperación en actividades ~ en el caso de "la primera experiencia de un mu-
comunes son la piedra angular en estas ocasiones. Pero o con una mujer mayor. Pero ambos son hechos
desgraciadamente estos contactos no son' tan frecuentes ocurren con excesiva frecuencia, de modo que el
ni suficientemente prolongados como para enseñar a . - de una experiencia amorosa es comprometido
las jóvenes la cooperación o dar a los muchachos o ..,..,. vez por una doble ignorancia. No obstante, todas
chicas una apreciación real de la personalidad de los ocasiones están fuera de las formas reconocidas
miembros del sexo opuesto. abarcan las relaciones sexuales. El muchacho y
Dos o tres años después esta situación cambia com- pareja son declarados culpables por sus compañeros
pletamente. El hecho de que las jovencitas no pertenez- laulala lai liti, (presumir por encima de su edad),
can ya a los grupos ' de edad, toma notable la defeco :; al que el muchacho que ama o aspira al amor de
ción del individuo. El muchacho que comienza a tomar mujer mayor, mientras la idea de un hombre ma-
un interés activo por las chicas frecuenta menos la. que persigue a una joven despierta notablemente
pandilla y pasa más tiempo con u!1 compañero íntimo. humorismo o, si la muchacha es muy joven y cán-
Las muchachas han perdido toda su indiferencia. Ríen • su sentido de incompetencia. «Ella es demasiado
se ruborizan, se yerguen, huyen. Los muchachos se • demasiado joven todavía. E.I es demasiado viejo»,
vuelven tímidos, aturdidos, taciturnos, evitan la co ~ ; y todo el peso de la enérgica desaprobación
pañía de las jóvenes durante el día y en las noches de ~ sobre el marido, como en el caso del matai de
luna brillante, y las acusan de poseer una preferencia . se sabía que era padre del hijo de Lotu, la
exhibicionista. Las amistades caen más estrictamente . mental de dieciséis años, de la aldea de Olesega.
dentro del grupo de parentesco. La necesidad que expe- discrepancia de edad o experiencia les ' impresiona
rimenta el muchacho de contar con un confidente manera cómica o patética, según el grado. El castigo
fiel , es más ·intensa que la que siente la joven, pues 'co que sirve de norma para una h.ija desobeqicnte
sólo los más diestros y empedernidos donjuanes cor- uidiza es casarla con un hombre muy viejo, y he
tejan por sí mismos. Hay ocasiones, por supuesto, es a una muchacha de nueve años reírse despecti-
que dos mocitos salidos apenas de la adolescencia, t ~ te a causa de la preferencia que su madre sentía
mcrosos del ridículo, cuidándose aun de sus amigos _ un muchacho de diecisiete años. La peor entre esas
parientes más cercanos, se deslizan solos hacia la iaciones anormales es la del hombre que galantea
manigua. Sin embargo, muy freeucntemente un hombn: alguna joven mantenida por su famiila, a su hija
mayor, viudo o divorciado, será el primer amante dt ~ tiva o a la hermana menor de su esposa. El grito
una joven. Y aquí no hay necesidad de embajador. ince.stq s~ alza contra él, pero a veces la pasión
El hombre mayor no es tímido ni asustadizo, y ad tan lejos que tiene que abandonar el grupo.
más no puede confiar en nadie como intermediariO" Además. del matrimonio formal hay sólo dos tipos
un hombr<=: más joven lo traicionaría, un hombre rná:s relaciones sexuales que reciben un cabal reconoci-
.aento por parte de la comunidad: las relaciones entre
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= suele ser mucho más hábil, pues un «muchacho
puede abordar a una joven al atardecer, o cuando
jóvenes solteros -se incluye a los viudos- que s.ean hay nadie cerca, pero una muchacha puede andar
aproximadamente de la misma edad, pre.ceda~ al ma- CDJ ella todo el día, acostarse' a su lado en la misma

trimonio o constituyan meramente una diversión pasa- era, comer del mismo plato y murmurar entre boca-
jera, y el adulterio. ' . el nombre' del muchacho, hablando siempre de él,
Entre los solteros hay tres formas de relacIOnes: el 10 bueno, gentil y sincero que es, y cuán digno de
encuentro clandestino, bajo las palmeras, la fuga anun· a mado: Sí, lo mejor es la soatatine, la embajadora.
cidada, Avaga, y el ceremonioso noviazgo en e~ cual el ...,.., las dificultades para obtener una soatatine son
muchacho se sienta ante la joven; y en el hmlte de ;nndes. Un muchacho no puede elegir entre sus pa·
éstas, la curiosa forma del rapto subrepticio, llamado --m::ltes porque el tabú le prohíbe mencionar tales temas
moetotolo el arrastre durante el sueño, al que recurren s su presencia. Sólo por pura casualidad la novia
los jóven;s que no hallan el favor de ninguna doncella. su hermano resulta ser parienta de la joven de la
En el caso de estas tres relaciones, el muchacho está enamorado; también puede quizá la buena
necesita auxiliarse con un confidente y embajador, lla- Elerte ponerlo en contacto en alguna otra forma con
mado soa_ Cuando ambos son compañeros íntimos, joven o una mujer que actuará en su favor. Los
esta relación puede 'extenderse a muchos amoríos ..0 en violentos antagonismos en los grupos de jóvenes
cambio ser temporal. acabando con una determm~da surgen entre ex amantes, no derivan del rencor del
cuestión amorosa. El soa sigue el modelo del ¡efe donado ni del punzante orgullo del vencedor, sino
hablante que exige recompensas materiales a su . jefe ocurren 'entre el muchacho y el SO(l que lo ha trai-
en pago de los servicios inmateriales que le .bnnda. .:::ionadci o entre un aman.te y el am'igo de su amada
Si su embajada concluye en casamIento, reCIbe ?el en alguna forma ha obstaculizado su galanteo.
novio un regalo especialmen~e magnífico. La elecclOD En el amor estrictamente clandestino el amante nun-
de un soa presenta muchas dificultades . .si el amante :z se presenta en casa de su amada. Su soa, en cambio,
elige un muchacho firme y digno de . confianza, U D e ir allí en grupo o con la excusa de algún reca-
pariente algo más joven, devoto de sus mtereses, nada o si no buscar la oportunidad de hablar a la joven
ambicioso en asuntos sentimentales, muy probable- tras está pescando o cuando vuelve de la planta-
mente resultará embajador incompetente por su inex- ::iOn_ Su tarea es cantar el elogio de su amigo, contra-
periencia y falta de tacto. . -=-estar los temores y objeciones de la joven y final-
Si elige, en cambio, un galanteador apuesto y exper· te concertar una cita. E..stos lances son general-
to que sepa hablar dulcemente y caminar suaveme.n ~ ~ "'IXDte de breve duración, y tanto el muchacho como
entonces es posible que la joven prefiera el c<:>mlslo- joven pueden practicar varios a la vez. Una de las
nado al representado. Esta dificultad se prevlen~ a .::msas admitidas para una riña es el resentimiento del
veces empleando dos o tres soas y poniéndol.o~ a .espI~r· - er amante hacia su sucesor cuando ello ocurre en
se entre sí. Pero tal falta de confianza qUIzaS msplre misma noche, «pues el mu~hacho que llegó después
una actitud similar en los agentes; así sucedió en el .., mofará de é¡'. Estos amantes clandestinos arreglan
caso de un amante cautísimo y desilusioriado, que me citas en las afueras de la aldea. Bajo las palmeras
dijo con pesadumbre: «Yo tenía cinco soas, un~ em ~ la designación convencional c;le este tipo de intriga.
sincero y los otros cuatro falsos.» a menuso tres o cuatro parejas tendrán uné\ cita
Entre los posibles soas prefieren un hermano o uIl2
muchacha_ Aquél es . leal! por definición, mientras qu~ 99

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común, cuando los muchachos o las jóvenes son parien- un cuadro definidamente anormal. Desde el pri-
tes y amigos. Si la joven llegara a desmayarse o sufrir contacto con la civilización blanca, la violación en
vahídos, es deber del joven trepar a la palmera más de asalto violento ha ocurrido muy de vez en
próxima y bajar un coco fresco para verterlo en el o en Samoa. ~sto, sin embargo, concuerda mucho
rostro de ella, a modo de agua de colonia. Según la ~ con las nonnas samoanas que el moetotolo, en el
teoría nativa, la esterilidad "es el castigo de la promis- un hombre se apodera a hurtadillas de los favores
cuidad; y a su vez, sólo la monogamia persistente es c...::iIIllados a otros. La necesidad de evitar ser descubierto
recompensada por la concepción. Cuando un par de -bilita la conversación, y el que se arrastra durante
experimentadores clandestinos -de tan baja jerarquía 5E:.eiio confía en que la joven espere a un amante o en
que sus matrimonios carecen de importancia econó. babilidad de que acepte sin discriminar a ' quien-
mica- se ligan sinceramente entre sí y mantienen rela- que llegue. Si la joven sospecha . y se ofende,
ciones durante varios meses, terminan a menudo casán- ::-:óere un fuerte gri to y toda la casa se lanza a la
dose. La agudeza de los nativos distingue entre el ~ción del intruso. Cazar un moetotolo es consi-
amante experto, cuyas aventuras son muchas y de corta ....._10 un gran deporte, y las mujeres, que sienten su
duración, y el hombre menos astuto que no puede _. -dad amenazada, son en la persecución aún más
encontrar mejor prueba de su virilidad que un largo ......rr.!.S que los hombres. Un desdichado joven de Luma
amor cuyo desenlace es la concepción. . quitar su lavalava. La muchacha lo descubrió;
Frecuentemente la joven"teme aventurarse en la nc>- Znnana logró arrancar con los dientes un pedazo
che, infestada de demonios y fantasmas que estran- lavalava antes de que él huyera, y lo exhibió triun-
gulan, llegados en canoas de lejanas aldeas para secues- te al siguiente día. Como el muchacho había
traria, que saltan a la espalda y de los que uno no muy lerdo para destruir su lavalava, la evidencia
puede desprenderse. Quizá piense que es más prudente m contra fue una prueba delatadora, por lo que se
quedarse en casa y, si es necesario, atestiguar su pre- . ió en el hazmerreír de la aldea; los chicos escri-
sencia vocalmente. En este caso el amante arriesga .aun una canción bailable sobre aquello y la cantaban
acercarse a la casa, sacándose el lavalava, engrasa per- - de él cada vez que lo veían. El problema del
fectamente su cuerpo con aceite de coco a fin de poder -0 1010 se complica con la posibilidad de que un
escurrirse entre los dedos de los posibles perseguidores ~ c ho de la familia sea el ofensor y se refugie
sin dejar huellas, levanta furtivamente las persianas y se trrtt1ándose entre la gente en medio de la alarma y
mete en la casa. El predominio de esta práctica da pie a ·0 que sigue al descubrimiento. Proporciona tam-
incidentes, comunes en los cuentos populares de PaJi. a la joven una excelente coartada, ya que sólo
nesia, que narran la mala suerte del infortunado héroe que exclamar ¡moetotolol, en caso de que su
que «duerme hasta la mañana, hasta que el sol naciente te sea descubierto. «Para la familia y para la aldea
revela su presencia a los demás ocupantes de la casa-_ puede ser un moetotolo, pero no lo es en el corazón
Como generalmente duermen en la casa una docena o ~ joven y su amante.»
más de personas y varios perros, el silencio más o me- Dos motivos fundamentan esta desagradable activi-
nos discreto es suficiente ·precaución. Pero esta costunr - - la ira y el fracaso en el amor. La muchacha
bre de la cita doméstica es la que conduce al peculiar """""""a que coquetea lo hace arriesgándose. Dice:
abuso del moelololo o sea «el que se infiltra durante el - te veré esta noche cerca de ese viejo cocotero, al
sueño». El moetotolo es la única actividad sexual qur de la piedra del pulpo, cuando la luna descienda.»

lOO 101
y el joven la espera durante toda la noche. Oscurece:
los lagartos caen sobre su cabeza; los botes-fantasma
entran en el canal. Siente mucho miedo. Pero aguarda tras casuales que tienen lugar afuera, la lluvia y el
hasta que amanece, hasta que el rocío humedece su o a los fantasmas, complican el amor bajo las pal-
cabello y su corazón se encoleriza, y sin embargo ella as.
no viene. Luego, en desquite, él intentará un moetotolo. Entre estos asuntos estrictamente s~b rosa y un ofre--
Especialmente si se entera de que ella se ha reunido con . nto final de matrimonio, hay una forma de cor-
otro esa noche. Estos hechos ~uelÉm suceder también intermediario en el cual la joven es visitada" por
en el caso de· que determinado muchacho no pueda uchacho. Como esto se considera un paso de prueba
conquistar una novia por medios legítimos; debe tener- .-:ia el matrimonio, ambos grupos de parentesco deben
se en cuenta que en Samoa no hay forma alguna de s:ar más o menos inclinados en favor de la unión.
prostitución excepto la hospitalaria. Es un poco difícil ~ el soa a su lado y provisto de una cesta de pescado,
comprender cómo algunos de los muchachos que so pulpo o una gallina, el pretendiente se presenta en
moetotolos notorios figuran entre los más encantadores casa de la joven antes de la cena. Si su regalo es
y apuestos de la aldea. Evidentemente estos jóvenes ..o:r,>tado, significa que la familia de ' la joven está
rechazados en una j) dos ~entativas de cortejo, inflama- -'"5pUesta a que él le brinde sus requiebros. Es formal-
dos por el éxito sonoramente proclamado de sus co~ e acogido por el matai, se sienta con la cabeza
pañeros y ante los vituperios proferidos contra su inex- ~ ntemente inclinada durante la oración del atar-
periencia, prescinden del procedimiento establecido pare ~, y luego él y su soa se quedan a cenar. Pero el
enamorar y ensayan una moetotolo. Y una vez a~ ~ diente no se acerca a su amada. Se dice: «Si us-
pados y marcados, ninguna joven les volverá a prestar desea conocer quién es realmente el amante, no
atención. Deben esperar hasta que sean hombres ma. . al muchacho que está sentado al lado de ella,
yares y estén en condiciones de ofrecer una posició =ro. audazmente a los ojos, retuerce las flores de
y un título. Pueden escoger alguna ramera cansada _ collar en sus dedos o le saca la flor de hibisco
descalificada o una joven, hija de padres ambiciosos pelo para luego ponérsela detrás de la oreja. No
y egoístas, que acepta a disgusto. Pero pasarán años ~ que es él quien susurra suavemente a su oído o
antes de que esto sea posible; excluidos durante mu- dice: "Querida, espérame esta "noche. Después que
cho tiempo de los amores en que se enredan"sus compa- haya puesto la luna vendré hacia ti", o quien le hace
ñeros, realizan repetidas tentativas, algunas con éxito as diciéndole que ella tiene muchos amantes.
otras, en que resultan prendidos, ca.tigados y ridiculiza. en cambio al que se halla sentado más lejos, con
dos por la ald~a, cávándose cada vez más la fosa bajo cabeza gacha y no toma parte en la broma. Verá
los pies. A menudo las relaciones con hombres consn.. .!!REd sus ojos dirigidos siempre dulcemente hacia la
tuyen soluciones parcialmente satie.factorias. Habiz acha. La observa continuamente y no pierde un
una pareja semejante en la aldea: un notorio moetotolD >imiento de sus labios. Quizás ella le hará un guiño,
y un joven grave, que deseaba mantener su corazél:¡ tará las cejas o hará una seña con la mano. :'::1
libre para las intrigas políticas. El moetotolo, en conse- estar siempre alerta y vigilante, o no lo advertirá.»
cuencia, complica y agrega sabor al galanteo subrepticie .:.... soa. entretanto, corteja a la joven de un modo com-
que se lleva a cabo en la casa; al tiempo que el peligro do y ostentoso, y en voz baja ensalza la causa de
de perderse, los inconvenientes que surgen en los en-- amigo. Después de cenar el centro de la casa es ce-
a los .jóvenes para que jueguen a las cartas, canten
102 ¡Jermanezcan simplemente sentados, intercambiando

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una serie de bromas liberales. Este tipo de galanteo va· más de dos o tres horas en cama después de un
ría entre visitas ocasionales y la asistencia diaria. El ¡o. Aunque la ceremonia de la prueba de la virginidad
regalo comestible no necesita acompañar cada visita, aun plía teóricamente en los matrimonios entre per-
pero es tan esencial en la visita inicial como la presen- de toda jerarquía, se la ignoraba tranquilamente
tación en Occidente. El camino de esos amantes decla- - o el muchacho sabía que era una forma inútil, «y
rados es "arduo. La joven no desea casarse ni cercenar muchacha sensata que no es virgen se lo dirá al jefe
sus amoríos por deferencia hacia un novio definido. te de su esposo a fin de que no la avergüence
Posiblemente también le disguste su pretendiente, mien· , le de todos».
tras que él a su vez, puede ser víctima de ambiciones fa- !..as actitudes acerca de la virginidad son muy curio-
miliares. Ahora que toda la aldea lo sabe pretendiente El cristianismo, por supuesto, ha adjudicado un
de ella, la muchacha satisface su vanidad, haciendo gala moral a la castidad. Los samoanos contemplan
de perversidad, de esquivez. Cuando él llega al atarde· OODcepto con escepticismo reverente pero absolu-
cer, ella se ha ido a otra casa; si la sigue allí, inme- . la idea de celibato está totalmente desprovista
diatamente regresa a su casa. Cuando tal noviazgo ma- sentido para ellos. Pero la virginidad constituye
dura en una . proposi~ión de matrimonio aceptada, el duda un atractivo más en la joven; el enamorar
muchacho suele ir a dormir a casa de su futura n<r ma virgen se considera una proeza mayor que la
vía y con frecuencia la unión se consuma subrepticia- ista de una mujer más experta; y un don Juan
mente. El casamiento ceremonial se difiere hasta que la ente afortunado dedicará la máxima atención a
familia del novio haya plantado o recogido bastantes '-..t:Ic·t rla. Un joven que se casó a los veinticuatro años
frutos alimenticios y reunido otros bienes, debiendo una . muchacha aún virgen fue el hazmerreír de
la de la joven contar con un adecuado surtido de tapa ;aJdea por su azoramiento, manifestado sin reservas,
y esteras. ponía en evidencia que a su edad, aunque había
De esta manera se desenvuelven los amores de l~ muchos amores, jamás había conquistado los fa-
jóvenes comunes de la misma aldea, y de los plebeyos de una virgen.
de aldeas vecinas. La taupo está exceptuada de esta El novio y sus parientes, la novia y los suyos, ad.
experimentación fácil y libre. La virginidad constitu) n pr~stigio si ésta resulta virgen, de modo que
para ella un requisito legal. El día de su matrimonio uchacha de categoría que deseara impedir esta
delante de toda la gente, en una casa brillantemente ceremonia pública se vería frustrada no sólo
iluminada, el jefe hablante del novio aceptará las prue- la ansiosa compañía y protección de sus parientes
bas de su virginidad.' Antiguamente, si no resultaba vir· tamb ién por la avidez de prestigio que domina
gen, sus parientes caían sobre ella y le pegaban ca muchacho. Un joven libertino huyó a casa de su
piedras, desfigurándola y a veces hiriéndola fatalmen- con una joven de alta jerarquía perteneciente
te por haber avergonzado a su familia . Las pruebas pu- aldea y se negó a vivir con ella, diciendo: «pen-
blicas suelen postrar a las jóvenes durante una semana ~e tal vez podría casarme con esa joven, que ten-
aunque de ordinario se recobran de su primer roce e¡¡ lugar una gran malaga y una gran ceremonia; yo
dos o tres horas; las mujeres muy raramente permane-. pcraba alcanzar reputación al casarme con una vir-
Pero al día siguiente vino su padre y dijo que
1. Esta costumbre ha sido prohibida actualmente por la ley no podía casarse conmigo, y la joven lloró mucho.
pero desaparece con leptitud. nces le dije: "Bueno, ya no tiene objeto esperar

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sus jefes hablan/es deben venir a pedir su mano
-..rsonalmente, trayendo regalos para los jefes hablan·
más. Ahora nos escaparemos a la manigua".»' Se como Si los jefes hablantes de la joven coinciden en
prende que la joven renuncie frecuentemente a un se trata de una alianza lucrativa y deseable y la
prestigio temporal para evitar las pruebas públicas, ia se halla satisfecha de la jerarquía y aspecto
pero el muchacho obstaculizará sus esfuerzos en la me· pre tendie~te, queda concertado el matrimonio. Poca
dida en que sean honorables sus ambiciones. Ión se presta a la opinión de, la muchacha. Tan
Así como el amor clandestino y fortuito bajo las .c-;ügada se halla la idea de que el casamiento de la
palmeras es la fOlma típica de irregularidad para los --;JO es asunto de los jefes hablantes, que los nativos
de cuna humilde, la fuga tiene su arquetipo en los continente, influidos por las costumbres europeas,
amores de :a taupo y las hijas de otros jefes. Estas 'egan a hacer taupos a sus hijas, porque los mi·
jóvenes de CUt'" 'noble son protegidas cuidadosamente; ros dicen que una joven debe escoger por sí mis-
no hay para ellas citas secretas por la noche o en- Consideran que cuando es taupo la cuestión escapa
cuentros fortuitos durante el día. Mientras . los padres ' tablemente de sus manos. Arreglado el noviazgo,
de jerarquía inferior, ignoran complacientemente las ,,",vio regresa a la aldea- a fin de recoger comida
experiencias de sus hijas, el alto jefe custodia la viro z"es para el matrimonio. Su aldea le fija un lote
ginidad de su hija tanto como el honor de su nombre. ..I!SIO!Ilinado Sitio de la Dama, que queda como pro-
su precedencia en la ceremonia del kava o cualquier d perpetua de ésta y sus hijos; en este terreno
otra prerrogativa de su elevado rango. Alguna vieja =....,.~ 'yen una casa para la novia. Entretanto, el no--
de la familia se constituye en constante compañera y !la dejado tras de sí, en la casa de la novia, un
dueña de la joven. La taupo no puede visitar otras ~ hablante cuya función es similar a la del humilde
casas de la aldea ni s~lir de su casa sola por la no. Es ésta una de las mejores oportunidades para
che. Duerme- con una mujer de más edad a su lado. el jefe hablante logre adquirir riqueza. Queda co-
Jamás puede ir a otra aldea sin $ier acompañada, Atien- emisario de su jefe, vigilando a su futura novia.
de juiciosamente a sus tareas, bañándose en el mar -~j a para la familia de ella, y cada semana el
trabajando en la plantación, segura bajo la celosa tu- . de la joven debe recompensarle con un gene-
tela de las mujeres de su aldea. Corre poco riesgo con presente. Como prometida de su jefe, se exige
el moetotolo, pues quien ultraja a la taupo habría sido muchacha una conducta cada vez más circunspec~
antiguamente condenado a muerte, en la actualidad ten-- Si antes chanceaba con los muchachos de la aldea,
dría que hufr ·de la aldea. El prestigio de la aldea está ya no debe hacerlo; si ello sucediera, el jefe
inexplicablemente ligado a la digna reputación de i2. te. atento a cualquier transgresión al eminente
taupo; pocos jóvenes se atreverían a ser sus amant~ ...!!:DIO, iría a la casa de su jefe e informaría que su
Llegar a casarse con ella es algo fuera de cuestión. . es indigna del honor de serlo. Esta costumbre
y sus compañeros los acusarían de traidores ~ntes ?3l'ticularmente susceptible de utilización en caso
que envidiarles esa distinción dudosa. A veces un Joven arrepentimiento de una de las partes. Si el novio
de gran jerarql,lía, perteneciente a la misma a~dea, osa. arrepiente del convenio, soborna a su jefe hablante
rá emprender una fuga, pero aun esto sucede rara- es habitualmente un hombre joven, de los menos
mente. Porq,ue la tradición dice que la taupo debe ca- _ rtantes, y se beneficiará grandemente con el ma·
sarse fuera de su aldea, con un alto jefe o un manai=. nio .en sí) para que sea supersensible al compor·
de otra aldea. Tal matrimonio da ocasión para gran-
des ,festividades y una solemne ceremonia. El jefe _ 107

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tamiento de la novia o al trato que recibe por parte de joven, pediré a su padre que la deje aquí." Y yo
la familia de ella. Y éste es el momento en que k : iOh, no! Sólo me escapé con ella para que se
novia se escapa, si su futuro novio resulta demasiado . ra públicamente.» Las fugas soo mucho menos fre-
inaceptable. Porque mientras ningún muchacho de se tes que los amores clandestinos porque la joven
aldea se expondría a ser objeto de sus peligrosos favo- .-iesga en ellas mucho más. Públicamente renuncia
res, uno de otra aldea acrecentaría enormemente SI! sns muchos derechos nominales a la virginidad; se
prestigio si se escapara con la taupo de una comunida 5. ta con su familia, que antes, y a veces aun en
rival. Una vez que ella se ha fugado, la proyectad1! >etualidad, la castigaba terriblemente y le afeitaba la
alianza se quiebra, naturalmente, aunque · los padres ~ . En nueve casos de diez el único motivo que
enojados puedan negarse a sancionar el matrimonio coe. 'e al amante es la vanidad y la ostentación, pues
su amante y la .c astiguen casándola con un viejo. chacha dice: «Las jóvenes odian a un moetotolo,
Tan inmenso es el prestigio adquirido por la ald ... todas aman a un hombre avaga» (el que se fuga).
a que pertenece un joven que ha logrado escaparse ca¡;. .:....a fuga también suele constituir u~na medida prác-
una taupo, que a menudo todo el esfuerzo de una mlr cuando una familia se opone al matrimonio deci-
Zaga se concentra en secuestrarIa; y su virginidad sera por una pareja de jóvenes. Estos se refugian jun-
respetada en proporción directa con las posibilidad.,. a los miembros favorables de la familia. Pero a
de que su familia y aldea consientan en ratificar que los recalcitrantes parientes se apacigüen y
casamiento. Como el secuestrador. es frecuentemenU' avengan a legalizar el matrimonio con un ínter-
individuo de ' alto rango, la aldea acepta pesarosa e; . io formal de bienes, los causantes nada pueden
compromiso. para fijar su situación. Una ,pareja joven, aun-
Esta norma de la fuga, a la cual prestan significadc baya tenido varios hijos, será clasificada como
las restricciones en que vive la taupo, y esta rivalida=. · 'a, y aunque el matrimonio finalmente se legali.
interaldeana, se prolongan en los rangos inferiores = s larga demora, este estigma los marcará para
donde en verdad carecen prácticamente de sentido. Ran. re. l!ste es asunto mucho más serio que una mera
vez se acompaña y escuda a una muchacha de fami- ión de irregularidad sexual, pues existe la sen-
lia media. en forma lo bastante estricta como para que definida de que todos los procedimientos de la
la fuga resulte el único modo de consumar una rela- idad han sido violados por un par de jóvenes
ción amorosa. Pero la fuga es espectacular; el mucha- edizos.
cho desea aumentar su reputación de victorioso dac Se mantienen entre las dos familias ofrecimientos
Juan y la joven desea proclamar su conquista, con-
l
rocas de regalos mientras dure el matrimonio y
fiando también a menudo en que todo terminará después, cuando nacen hijos. El nacimiento de
casamiento. La pareja fugitiva huye a casa de 10i hijo, la muerte de un miembro de una de las
padres del muchacho o a la de algún pariente y espe .... · s, una visita de la esposa a su familia o del
que los padres de la joven la persigan. Un muchac a la suya si vive con la' familia de su mujer,
contó el siguiente relato acerca de tal aventura: «H bJgar a la presentación de regalos,
mas bajo la lluvia por más de catorce kilómetros. E..o las relaciones premaritales prevalece estrictamen-
hasta Leooe, bajo el diluvio, a casa de mi padre. A.. =.na. convención en cuanto a la forma de hacer el
día siguiente la familia de ella vino a buscarla, y · Se trata en verdad 'de una convención de lenguaje
padre me dijo: "¿Cómo es eso?, si quieres casarte CC& que de acción. Un muchacho puede proclamar

108 109
que morirá si una joven le niega sus favores; los 52
moanos se ríen de las historias románticas de amlX"
escarnecen la fidelidad a una esposa o amante auseffio. :;::~'ento sexual que torna insatisfactorios los ma·
durante largo tiempo, creen explícitamente que un aJ11(S" .os de conveniencia, les es posible fortificar la
curará en seguida la pena causada por la pérdida ~::d marital con otros elementos más que la tem-
otro. La fidelidad seguida por la gravidez se toma co",," .., . devoción pasional. La adaptabilidad y la conve-
prueba positiva de una verdadera unión, aunque e ~ se transforman en este caso en factores deci.
hecho de tener muchas amantes nunca se considera carr
tradictorio con una declaradón de afecto por cada UGZ. =:1 adult.e rio no significa necesariamente la ruptura
La composición de canciones de amor, la ideación de la:: matnmoDlo. La esposa de un jefe cuando comete
gas y floridas cartas eróticas, la invocación a la lur.1. ' eno . deshonra su alta posición, y por lo común
las estrellas y el mar en el galanteo verbal, todo si"", .-epudlada, aunque dicho jefe se resentirá abierta,
para conferir ~ lós amores de los samoanos una estrecbl . si e.lla vuelve a casarse con otro de jerarquía
semejanza superficial con los nuestros, siendo, sin r. SI el amante es considerado más . culpable
bargo, su actitud mucho más parecida a la del héroe ella, la aldea se vengará de él públicamente. En
Schnitzler en Los amores de Ana/olio. El amor romá menos manifiestos, el grado de alboroto que se
co tal como ocurre en nuestra civilización, inextricab por el adulterio depende del rango relativo del
mente ligado a las ideas de monogamia, exclusividae r ~ el ofendido o de los celos personales, que
celos y una fidelidad sin rodeos, no ocurre en Samoo. ~ solo o:as~onalmente . Si el marido o la esposa
Nuestra actitud es un complejo, resultante final d< dos se lrntan como para amenazar con la vio-
muchas líneas de desarrollo convergentes en la civiliz!. aacia f!sica, el transgresor quizá tenga que recurrir
ción occidental, de la institución de la monogamia, lz; =na ltoga pública, humillación ceremonial ante al-
ideas de los tiempos de la caballería, la ética del crisIR . cuyo -perdón se solicita. Va a la casa del ofen-
nismo. Aun la apasionada adhesión a una persona, qre , acompañado por todos los hombres de su fami-
dura un largo período y persiste frente al desalien envuelto cada uno en una estera fina, que cons·
pero no excluye otras relaciones, es rara entre los ~ e el valor corriente de la región; los suplicantes se
moanos. El matrimonio, por otra parte, es considerack tan fuera de la casa, con las esteras finas sobre
como un -arreglo social y económico, en el cual debes. cabeza, las. manos dobladas sobre el pecho, la ca-
tenerse en cuenta la riqueza relativa, el rango, y la peJi.. '1123 inclinada en actitud de la más profunda melan-
cia del esposo y la esposa. Hay muchos matrimonios ~ . y humillación. «y si el hombre está muy encole-
los que'ambos individuos, sobre todo si han cumplido J2 -::.ado no dirá palabra. Todo el día atenderá sus tareas'
los treinta años, se mantienen completamente fieles. .nnzará cinet con mano rápida, hablará a su espos~
Pero esto debe atribuirse a la facilidad de la adap ta- voz alta y saludará a los que pasan por el camino,
ción sexual, por una parte, y además a la ascendenci2 xro no prestará atención a los que están sentados en
de otros intereses: , organización social para los honr propia terraza, sin atreverse a alzar la vista ni hacer
bres y los hijos, para las mujeres -por encima de los movimiento para alejarse. En tiempos pretéritos,
intereses sexuales-, más fuertes que el apasionado afee· .su corazón no se apaciguaba podía tomar un palo
to entre los cónyuges. Como a los samoanos les faltan Junto con sus parientes ir a matar a los que se ha·
las inhibiciones y la complicada especialización del ban sentados afuera. Pero ahora sólo los tiene es·
.,.,rando durante todo el día. El sol descenderá sobre
110 os, la lluvia caerá sobre sus cabezas, y sin embargo

111
Dentro de la familia, teóricamente, la esposa obede-
él no abrirá la boca. Luego, hacia el atardecer, dirá ~ y sirve al marido, aunque por supuesto el mando
fin: "Venid, es bastan\e. Entrad y bebed el kava. Come< .3XIlinado por la mujer es un fe!l~meno frecuente. En
los alimentos que colocaré ante vosotros y arrojan' .ámilias de alta jerarquía, el servICIO pers~nal al esposo
mos al mar nuestro disgusto".» Luego las esteras finz1 ;.2Sa a ser 'efectuado por la taupo y el ¡efe hablante,

son aceptadas como pago por la injuria, la itoga 51< :JeTO la esposa retiene siempre el derecho a bnndar .ser-
convierte en tema de la historia aldeana y los viejc:. - :os personales a un alto jefe,' tales como, por eJem-
chismes dirán: «iOh, sí, Lua!, no, ella no es hija el< , cortarle el pelo. La jerarquía dé una esposa nunca
lona. Su padre es ese jefe de la aldea vecina. E.l ifIX ¡xrede exceder a la de su marido porque sIempre depen-
a lona antes de que ella naciera.» Si el ofensor es di: . directamente de dicho rango. Su famIha puede ser
jerarquía mucho más baja que el esposo injuriado, -"ás rica y más ilustre que la del esposO, y ella puede en
jefe o su padre - si es un muchachit~ tendrán q\X' realidad ejercer más influencia que é~ sobre los asu~­
humillarse en su lugar. Cuando la ofensa parte de b. IDS de la aldea a través de sus panentes consangul-

mujer, ella y sus parientas deberán cumplir indemnr aeos, pero en la vida de la familia y de la aldea es
zaciones similares. Pero correrán mucho peligro de ser = a tausi, esposa de un jefe hablante, o una taletua,
firmemente castigadas y regañadas; las pacíficas en- esposa de un jefe. Esto a veces denva en confhc:o,. co-
señanzas del cristianismo -quizá porque fueron (. mo en el caso de Pusa, que era. h~rmana de~ ultImo
rigidas especialmente contra el asesinato, que no suele ¡>oseedor del título supremo de la Isla. Este titulo ex-
resultar de las contiendas entre mujeres- han origi- tinguióse temporalmente. Ella era también esposa d~l
nado muchos menos cambios en las actividades beli- jefe supremo de la aldea. Si su her~ano ~easumla
gerantes femeninas que en las masculinas. coma heredero el título más alto, la JerarqUla de ,su
Cuando, por otra parte, uno de los esposos se can- esposo y la suya en su carácter de esposa se ven.an
sa realmente de su cónyuge, se recurre al divorcio, que menoscabadas. Ayudar al hermano significa~a reba~ar
no encierra complicación alguna: el cónyuge que pero el prestigio del esposo. Como ella pertenecla al. tIpO
tenecía a otra casa se va simplemente a la de su fa- de mujer que . tiende mucho más 3: las m~q.umaclOnes
milia y dice que el parentesco ha desaparecido. Se trata secretas que al reconocimiento públIco, decidió sm~lear
de una monogamia muy quebradiza, a menudo trans- su influencia en favor de su hermano. Tales c~?fhcto~
greqida y con mucha frecuencia totalmente rota. Pero no son excepcionales, pero presentan un~ elece.lOn defi-
ocurren muchos adulterios -por ejemplo, entre un nida, habitualmente reforzada por conSIderacIOnes d~
joven soltero, temeroso del matrimonio, y una mujer residencia. Si una mujer vive en la casa de su espo~o Y
casada, o un viudo temporal y alguna joven- que s' además esa casa está ubicada en otra aldea, su . . tnte-
apenas amenazan la continuidad de las reladones esta- r~s se alis~a principalmente en la causa d~ su. esposo;
blecidas. El derecho a las rentas de la tjerra de su fami· pero si vive con su familia, e~ su aldea" su fldehdad ~rc:~
lia torna a la mujer tan independiente como su esposo, bablemente se orientará haCia los panentes. c.ons~nouI
y en consecuencia no hay matrimonios, cualquiera que neos de quienes recibe gloria indirecta. Y p~I,vtleglOs no
sea su duración, en los cuales uno de los cónyuges sea formales, si bien no alcanza ninguna sItuaclOn legal.
extraordinariamente infeliz. Un minúsculo arrebato de
cólera, y la mujer se va a casa de los suyos; si su esposo
no se preocupa por reconciliarse, cada uno busca nuevo
compañero.
113
112
8. EL P!\PEL DE LA DANZA

La danza es la única actividad en que partIcipan in-


dividuos de casi todas las edades y de ambos sexos y,
en consecuencia, ofrece una oportunidad extraordinaria
;:aara realizar un análisis de la educación.
Hay virtuosos de la danza pero no existen maestros
expresamente establecidos. Se trata de una actividad su-
mamente individual montada en una armazón social.
Esta armazón ·oscila desde una pequeña fiesta danzante
en la cual se hallan presentes alrededor de veinte per-
sonas, hasta las grandes festividades de una malaga (fies-
la viajera), o una boda, en que la' casa de huéspedes
más espaciosa de la aldea está repleta por dentro y ro-
deada de espectadores por fuera. Con el alcance y la
importancia de la festividad varía también la formalidad
de los preparativos. Habitualmente da ocasión hasta
para una pequeña siva (danza) la presencia de por lo
menos dos o tres jóvenes forasteros. El entretenimiento
lipo es la división de los intérpretes en visitantes y anfi-
triones, turnándose ambos en la provisión de la música
y de los bailarines. Esta forma se sigue aunque la· ma-
laga sólo incluya a dos individuos, pues en ese caso los
anfitriones engrosan las filas de los visitantes.
Es en estas pequeñas fiestas no formales donde los
niños aprenden a bailar. Al frente de la casa se sientan
los jóvenes que son ejes y árbitros de la reunión. El
matai y su esposa, "posiblemente un matai allegado y
los otros mayores de la casa, se sientan hacia el fondo
en directa antítesis con el procedimiento acostumbrado
de acuerdo con el cual el lugar de los jóvenes está atrás.

115
En los extremos se agrupan mujeres y niños y afuera diante un firme murmullo: «¡Gracias, gracias por tu dan-
acechan los muchachos y chicas que no participan en la za! ¡Hermoso! ¡Atractivo! ¡Encantador! ¡Bravo!», lo cual
danza, aunque en cualquier momento pueden ser arras-. produce el efecto de la irregular corriente de los amén
~~~os a ella. En tales ocasiones la danza es en general en un servicio evangelista. Esta articulada cortesía se
lflIclada por. los pequeños, comenzando casi siempre torna casi de carácter lírico cuando el bailarín es una
por los de s.ete y ocho años. La esposa del jefe o uno persona de rango en quien bailar es una condescen-
de los hombres jóvenes anuncia los nombres de los dencia.
niños, que san colocados en un grupo de tres, a veces Los niños son llevados a estas pistas públicas con
todos muchachos o chicas, a veces una joven entre dos un mínimo de instrucción preliminar. Desde niños, en
mu.chachos, que es el agrupamiento adulto convencional reuniones similares, aprendieron a palmear en los brazos
para la taupo y sus dos jefes hablantes. Los jóvenes, sen- de sus madres aun antes de aprender a caminar, de ma-
tados en un grupo cercano al centro de la casa, ejecu- nera que el ritmo está indeleblemente grabado en su
tan la música; uno de ellos se pone de pie y dirige el mente; cuando tenían dos y tres años han estado de
canto, acompañado por un instrumento de cuerda im- pie sobre una estera, en sus casas, golpeando sus manos
portado que ha reemplazado al rudo tambor de bambú al compás del canto de sus mayores; ahora se les exhor-
de las épocas primitivas. El dire~tor da el tono y toda la ta a actuar ante un grupo. Pequeñuelos -con sus enor-
concurrencIa mtervlene, sea en la canción, sea acompa- mes ojos abiertos, aterrorizados, permanecen al lado de
ñando con palmadas o golpeando en el suelo con los otro chico algo más grande, palmeando con desespera-
nudillos. Los bailarines son los árbitros decisivos acerca ción y tratando de añadir nuevos pasos copiados de sus
de la calidad de la música, y no se juzga petulancia el compañeros en la excitación del momento. Todo progre-
que uno de ellos se interrumpa y reclame mejor música so se saluda con fuertes aplausos. El niño que se des·
como condición para continuar. Las canciones son esca-. envolvió mejor en la última fiesta será situado en prime·
sas en número; los jóvenes de una aldea rara vez saben ra fila en la próxima, pues el grupo está primordialmente
más de una docena de aires y quizás el doble de letri- interesado en su propia diversión antes que en facilitar
llas, las cuales cantan con diversos aires. Los versos se igual grado de práctica a todos los niños. Por ende, al·
basan simplemente en el número de sílabas; se permite gunos chicos dejan rápidamente atrás el resto, tanto a
un cambio de acento y no se exige rima, de manera que causa del interés y de las oportunidades más numerosas,
qualquier nuevo acontecimiento es integrado fácilmente como de un don superior. Esta tendencia 'a brindar más
e~ el viejo molde, y se insertan con gran libertad en el y más ocasiones al niño con talento es contrarrestada
mismo nombres de aldeas y de individuos. El contenido en algo por la rivalidad entre los parientes que desean
de las canciones tiende a asumir un carácter en extremo hacer adelantar a sus pequeños.
personal, con gran número de mof~s a expensas de cier- Mientras los chicos bailan, los muchachos y mucha·
tos 'individuos y sus aldeas. chas de más edad retocan sus trajes con flores, colla·
La forma de la participación del público varía se. res de conchas, ajorcas y pulseras de hojas . .Uno o dos
gún la edad de los bailarines. En el caso de los niños se deslizan hasta sus casas y regresan vestidos con com·
más pequeños, consiste en una interminable corriente de plicadas faldas de corteza. Se saca de l arca familiar una
comentarios bonachones: «¡Más ligero! ¡Agáchate más ! botella de aceite de coco para frotar los cuerpos de los
iMás bajo! iRepítelo! iÁtate ellavalava!. En el baile de bailarines de más edad. Si se halla presente una perso-
los muchachos más expertos el grupo toma parte me..: na de categoría que consiente en bailar, los anfitriones
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~acan a relu.cir sus mejores esteras y tapas en calidad de dinación que implica el palmear. La danza del bufón se
mdu~entana: A veces este aderezamiento improvisado desarrolla particularmente al lado de la laupo o del ma·
adquiere tal .Importancia que se toma una casa adjunta naia y los honra remedándolos. Es pnmordlal prerrog<.l·
como camarm; en otras es de naturaleza tan poco pla~ tiva de jefes hablantes, ancianos y ancianas en gen~ral.
neada 9-ue lo~ espectadores que se han congregado afue- El motivo original es el contraste: el bufón da rehew
~ ves~ldos solo con sábanas, tienen que pedir prestado cómico a la majestuosa danza de la taupo, y cuando más
un traje o una lavalava a otro espectador antes de poder elevada es la jerarquía de ésta mayor es la de. los ~om­
aparecer en la pista de baile. bres y mujeres que consienten en actuar en ndIcuh:-
La forma de la danza es es sí eminentemente indivi- contraste con su habilidad. La danza de estos bufones
d~alista. No se prescribe ninguna figura, excepto la me- se caracteriza por la parodia, la payasada, I~ exagera-
dia docena de palmaditas establecidas que inician la ción de las figuras estereotipadas, el fuerte ruld~ hecho
da.nza y el uso de una de las pocas codas de rigor. Hay al martillear la boca abierta con la palma extendIda V la
vemtl.cl.nco .~ tremta figuras, dos o tres posiciones de gran cantidad de saltos y golpes en el suelo. El bufón se
tranSICión fijas y por los menos tres estilos precisos: la comporta a veces tan eficientemente que ~lega a apode-
danza de la laupo, la de los muchachos y la de los bufo- rarse del centro de la pista en estas ocasIOnes ceremo-
nes. Estos tres estilos se relacionan definidamente con niales. '1
la clase de danza y no con la condición del bailarín . La La niña que aprende a bailar tiene estos tres estl os
danza de la taupo es grave, lejana, hermosa. Se requiere para elegir, veinticinco o treinta figuras para componer
q':le ella conserve una expresión rígida, soñadora e im- su danza y, lo que es más imp~rta~te, pue.de observa~ a
pasible, de infinita altivez y arrogancia. La única alterna- 50s bailarines individuales. MI pnmera mt~rpretaclón
tiva permitida en esta expresión son una serie de gestos acerca de la pericia que evidenciaban l.os ChICOS, fue .la
de naturaleza más bien impúdica que cómica, cuyo de que cada uno tomaba a un muchachito o m~chachIta
atractivo principal deriva del fuerte contraste que ' pre- mayores como modelo y copiaba su danza servtlmente y
sentan con la habitual seriedad. El manaia, cuando baila con diligencia. Pero no pude encon~rar un s<;>lo caso en
en su papel de tal, también está obligado a seguir esta el cual un chico admitiera o pareciera en cierto modo
misma norma decorosa y digna. La mayoría de las niñas consciente de haber copiado a otro; ni tampoco encon-
y unos cuantos muchachitos modelan su baile egún tré, después de intimar más estrechame~te con el grupo,
esta convención ~ Los jefes, en las raras ocasiones en que ningún niño cuyo estilo de danza pudl~ra ~ ser refendo
aceptan bailar, y las mujeres de jerarquías poseen el dcfinidamente a la imitación de otro baIlann. Todos los
privilegio de escoger este estilo o adoptar el papel de de la aldea conocen el estilo dé cada bailarín destacado,
un comediante. La danza de los muchachos es mucho y cuando aparece un imitador, como en el caso de Valto-
más alegre que la de las jóvenes. Hay una mayor Iiber. gi, niña que colocaba sus antebrazos paralelament~ al
!a.d .de movimiento y mayor intensidad en el sonido pro- plano superior de su cabeza con las palmas extendidas
dUCido por las rápidas y rítmicas palmadas sobre las sobre ésta y avanzaba en posici~n inclina~a, exha.la~do
partes desnudas del cuerpo, con su crepitante tatúo Este siseantes sonidos, se dirá que baila a l~ .Szna. Tal.lmlta-
estilo no es salaz ni lánguido, si bien a menudo la danza ción no es reprobable; el autor no se .resIente pa~tIcular­
de la taupo reúne ambas características. Es atlético, le- mente por ella ni se glorifica, la multlt~d ~o. la vI~up~~a;
vemente alborotador, exuberante, y debe mucho de su pero tan vigoroso es el sentimient? de md~v~dua!lzaclOn,
atractivo a los juegos de manos de rápida y dificil coor- que un bailarín muy pocas veces mtroduclra mas de un

118 119
rasgo imitado en una reunión vespertina. Cuando el bai. sus apéndices apenas tolerados. Los padres y parien·
le de dos muchachas es similar, ello ocurre a pesar de los distribuyen generosos elogios, lo que constituye una
esfuerzos de ambas más bien que a causa de cualquier ra de acentuar la superioridad de sus niños sobre
tentativa de imitación. Naturalmente, la danza de los de sus vecinos o visitantes. La omnipresente ascen-
chicos es mucho más uniforme que la de los jóvenes y .......,;" de la edad se debiÍita un poco en provecho de la
las muchachas que han tenido realmente tiempo y opor. r eficiencia. Cada chico se transforma en una per-
tumdad para perfeccionar un estilo. # que debe hacer una definid~ contribución, pres-
La actitud de los mayores respecto de la precocidad 'endo del sexo y la edad. La importancia concedida
en el canto, la dirección del mismo o el baile, se halla en individualidad llega a límites que vician seriamente
sorprendente contraste con la que observan para toda ::.anza como representación estética. La danza formal
forma de precocidad. En la pista de baile nunca se oye los adultos, con su fila de bailarínes, la taupo en el
la temida acusación: «Estás presumiendo por encima de '0 e igual número de bailarines a cada lado, que
t~ edad.» A estos chiquillos que serían ridiculizados y po. enfocan hacia ella con movimientos destinados a acen·
slblemente azotados por tal conducta en cualquier otra su danza, pierde simetría y unidad en manos de los
o~asión, se les permite alardear, fanfarronear y jactarse, iciosos chiquillos. Cada bailarín se mueve en un glo-
s~n una ~alabra de reproche. Los parientes se vanaglo- -.:JSO e individualista olvido de los demás, .no hay la in-
nan deleItados por una precocidad que les hubiera hecho 'ón de coordinar o de subordinar los flancos al cen-
esconder la cara de vergüenza si se revelara en cualquier de la fila. A menudo un bailarín no pre~ta la suficien·
otra esfera. ' . atención a sus compañeros de danza para no chocarlos
Es en estas ocasiones semiformales cuando la danza rinuamente. Es una genuina orgía de agresiva osten-
sirve reall!lente como factor educativo. La danza cere- :ación individualista. Esta tendencia tan vocingleramente
monial de la taupo o el manaia y sus jetes hablantes :anifestada en estas ocasiones no formales, no corrom·
en una boda o una malaga, con su complicado atavío, la perfección de la danza normal, en la que la solem-
distribución obligatoria de regalos y su vigilante obser. d de la ocasión se transfonna en freno suficiente
vac~ón de la prec~dencia y prerrogativas, no brinda opor- ;ara la agresividad de los participantes. La danza formal
tumdades al aficIOnado o al niño, que sólo pueden apio es de significación personal sólo para las gentes de
ñarse fuera de la casa de huéspedes y contemplar el es. e:rarquía o para el virtuoso, a quien se le presenta así
pectáculo. La existencia de un arquetipo elaborado y perfecta oportunidad de exhibición.
estilizado tan pesadamente, llena por supuesto una fun- La segunda influencia de la danza consiste en que
ción adicional al dar sabor y servir de antecedente a las :educe el umbral de la timidez. Hay tantas diferencias
ocasiones no formales que imitan parcialmente su gran. entre los niños samoanos en cuestiones de timidez y
deza. xntimientos de turbación como entre ' nuestros niños,
. La. significación . de la danza en la educación y so. ~o mientras éstos, más tímidos, rehúyen enteramente
clabIlLZaclón de los nmos samoanos es doble. En primer vista del público, el niño samoano se muestra apena·
lugar, compensa efectivamente la rigurosa subordina- :lo y angustiado pero, con todo, baila. La presencia del
ción en que se encuentran de ordinario los niños. Aquí ?Úblico se considera inevitable, y el niño realiza por
las admoniciones de los mayores: «Siéntate y quédate menos un mínimo de esfuerzo para afrontar las exi-
callado», se convierten en «Levántate y baila». Los niños ~cias, poniéndose de pie y registrando un determinado
constituyen verdaderamente el centro del grupo, en vez úmero de movimientos. Los efectos benéficos de este
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tempra!lO .acostumbramiento a la presencia del público la clase de bienes que constituye el precio de una
el. consIguIente dominio del cuerpo son más notables
el caso de los. muchachos que en el de las jóvenes. M... Es interesante destacar que precisamente el único
chachos de qUInce y dieciséis años bailan con tal hechizo o de la vida en que los mayores tratan desfavu-
y a~soluta carencia de timidez que es grato observarlos.. ~ente a los niños menos eficientes parece ser el
La Joven adole.sceIHe cuyo porte desgarbado, torpeza ~inante más poderoso para crear en ellos un sen·
falta de coordmacIón pueden ser espantosos se to~ - to de inferioridad. .
una p.ersonita graciosa y segura de sí misma ~n la pist2. .i...a gran importancia atribuida a la danza no hace,
de baIle. Per'.' esta ~lma y equilibrio no parecen proyec- embargo, establecer distinciones en detrimento de los
tarse en la VIda dIana con la misma facilidad que en el tienen defectos físicos. Por el contrario, todos los
caso de los jóvenes.
tos se capitalizan bajo la forma de la danza o son
En cierto sentido, esta danza desprovista de formali- nsados por la perfección de la misma. Vi a un
dades se aproxima a nuestros métodos educativos más m...dlacho terriblemente jorobado que había compues-
e~!rechamente que cualquier otro aspecto de la educa-
ingeniosísima imitación de una tortuga y también
CIOn ~amoana: Porque aquí el niño precoz es aplaudido. danza en combinación con otro muchacho sobre
fes~eJado, recIbe más y más oportunidades de mostrar se
apoyaba su espalda. Ipu, el pequeño albino, bailaba
eficIencia .. mientras que el tonto es ridiculizado, descui-
d~d.o, arnncon~do. E~t~ diferencia en la práctica per- desafiante facilidad y en medio de grandes aplausos,
mIt~d.a se refleja en dIferencias cada vez mayores en la tras que el insano Laki, cuya manía era creerse el
per~cla ~e l?s niños a medida que crecen. El sentimiento e supremo de la isla se deleitaba en bailar para cual-
de mfenondad, según el cuadro clásico tan frecuente . ra que se dirigiera a él con las complicada~ frases de
en nuestra sociedad, es raro en Samoa. La inferioridad :ortesía correspondientes a su supuesta jerarquía. El
allí I?arece derivar de dos fuentes : la torpeza en las =-mano del jefe supremo de una aldea, que era sordo-
relaCIOnes sexuales que afecta a los jóvenes cuando son do, utilizaba sus guturales sonidos como repetido
grandes y produce el moetotolo, y la tosquedad en la xompañamiento de su danza, mientras que los herma~
pI~ta de baIle. Ya he referido el caso de la niña que era :>os de un débil mental de catorce años acostumbraban
mas tI,mlda que sus compañeras, cuya futura jerarquía engalanarle la cabeza con ramas que lo incitaban a una
le habla forzado a presentarse a la vista del público, tor- ~ nética y rítmica actividad, evocadora de un ciervo
nándose desventuradamente insegura y temerosa. royas astas hubieran quedado enredadas en el bosque.
~ más infeli.z de las muchachas e.ra Masina, que La bailarina más precoz de Tau era casi ciega. Así, pues,
habla pasado la pubertad hacía tres años. Masina no m as los defectos e impedimentos eran utilizados en
sabía bailar, y todos los de la aldea estaban enterados esta explotación universal y especializada de la danza.
de ello. Sus coetáneos lo deploraban; los chicos se reian La niña que baila asume casi siempre una persona·
de ella. Poseía pocos encantos, era desmañada e~ sus dad muy disti1)ta de su ego cotidiano. Después de una
maneras, torpe, tímida y además enferma. Sus cinco .arga amistad, resulta a veces posible adivinar el tipo
amante~ había~ sido casuales, temporarios, insignifican- de danza que realizará una determinada niña. Esto
tes. ~oha reunIrse con niñas mucho menores. No sentía es fácil sobre todo en el caso de chicas evidentemente
confIanza en sí misma. Nadie pedía su mano en matri. retozonas; pero también es frecuente sorprenderse ante
monio y no se casaría hasta que su familia necesitara la profunda complejidad que se compru~ba en la danza
"

122 123
de alguna niña apagada y pensativa, o la perezosa graciz LA ACTITUD RESPECTO DE LA PERSONALIDAD
de alguna bulliciosa tunantuela.
Las ~xhibiciones. d~ danzas .formales constituyen ur;.
reconocIdo entretenImIento socIal. y la máxima cortesÍ:!
. qu~ pueda hacer, u~ jefe a su visitante es que la (au po
baIle para él. ASImIsmo, los muchachos bailan después
de h~ber sIdo tatuados, el manaia lo hace cuando va ,
cortejar a su novia, la novia baila el día de su boda E
la jovialidad nocturna de una malaga, la danza se t¿rIl2
a menudo notoriamente obscena y de carácter indefinid~
me~te provocativo. Pero éstos son acontecimientos es- La facilidad con que pueden regularse los conflictos
p~,clales de menor importancia comparados con la lUIr 'vados por diferencias de personalidad mediante un
c~on de la danza no formal en el desarrollo de la ind~ OIlIlbio de residencia. impide a los samoanos acosarse
v~duahdad y con la compensación por la represión que se amente con demasiada acritud. Sus valoraciones
ejerce sobre la personalidad en otras esferas de la vida.. . la personalidad son una curiosa mezcla de cautela y
!z:::alismo. Hay una 'palabra, musu, que expresa renuen-
o y hostilidad, y se aplica a la mujer que se niega a
-'!S;:ibir a un amante hasta entonces aceptado. al jefe que
ruega a prestar su fuente de kava, al chiquillo que no
_ - e irse a dormir o al jefe hablante que no quiere par-
:xipar en una malaga. La aparición de una actitud musu
es tratada con respeto casi supersticioso. Los hombres
.,rescriben fórmulas para comportarse con una aman-
. cde modo que ella no se vuelva musu». y la conducta
suplicante deberá orientarse cuidadosamente con
~cto a este misterioso rechazo. El sentimiento pare-
O!: indicar que no se alterna con un individuo en fun-
aón de sus preocupaciones peculiares con el propósito
asegurar un resultado exitoso en una relación per-
5mlal, apelando ya a la vanidad, ya al miedo, ya a la am-
o 'ón del poder, sino más bien que se emplea una u
Gtta serie de prácticas eficaces para evitar que surja
misterioso y extendido fenómeno psicológico. Una vez
..,ae ha aparecido esta actitud, por lo general un samoa-
:10 abandona la lucha sin más trámite y con un mínimo
quejas. Esta aceptaCión fatalista de una actitud ¡nex-
'cable motiva una singular falta de curiosidad acerca
de los motivos subyacentes. Los samoanos no son en
~soluto insensibles a las diferencias entre las personas.

124
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Pero su plena apreciación de estas diferencias se ve en- !!!SiD. ceremonia especial sólo sirve para destacar de una
torpecida por su concepción de que una disposición obs. ra notable la ,preponderante actitud de desinterés
tinada, una tendencia al resentimiento, la irascibilidad. Jos motivos. Una vez vi a una muchacha abandonar
la reacción contra la sugestibilidad y las preferencias -...:át.arnente una excursión de pesca de fin de semana, en
particulares son otros tantos caminos hacia la actitud d momento de llegar a nuestro destino, e insistir en
musu. -..:gesar bajo el calor del día, a pesar de que la aldea
Este desinterés por la motivación es fomentado por ba casi diez kilómetros. Pero sus compañeros no
la aceptación convencional de la respuesta completa· turaron hipótesis alguna; ella estaba simplemente
mente ambigua que se da a cualquier pregunta personaL respecto de la reunión .
La respuesta más característica a toda pregunta sobre En seguida se verá que esta actitud constituye una
los motivos de determinada conducta es Ta iZo, «Averi- ,,-an protección para los individuos, debido a la poca
gua», que a veces' se torna más específica mediante el , idad de que disfrutan. Jefe o niño, viven habitual-
agregado de «No sé».1 :E:sta se considera una respuesta lIerue en una casa con una docena de personas más por
adecuada y aceptable en la conversación ordinaria, aun· menos. Sus objetos personales están arrollados en
que su ligera brusquedad la excluye de las ocasiones ce· estera, colocados sobre los postes o apilados des-
remoniales. Tan hondamente asentado se halla el hábito =:idadamente en una cesta o arca. La propiedad personal
de usar esta negativa, que yo debía crear un tabú en su .ae un jefe será probablemente respetada, al menos por
empleo por los niños, a fin de lograr que contestaran mujeres de la familia, pero nadie más que él puede
directamente la pregunta más simple. Cuando esta amo ~ de seguridad con respecto a sus posesiones nami·
bigua réplica se combina con la declaración de que uno ...Jes. El tapa, en cuya fabricación la mujer pasa tres
está musu, el resultado es la final y nada reveladora ma· .emanas, será quizás entregado a un visitante durante la
nifestación: «Averigua, vamos, yo no quiero, eso es todo .• .a::sencia temporal de aquélla. Los anillos pueden des-
Se abandonarán planes, los niños rehusarán vivir en sus ~cer de sus dedos en cualquier momento. La~ pose-
casas, los matrimonios se quebrarán; los murmuradores llanes privadas son algo virtualmente imposible. Del
de la aldea se interesan por el hecho, pero se encogen de . mo modo, todos los actos de un individuo son propie-
hombros en cuanto a los motivos. :::ad pública. Un amor ocasional puede escapar a la len-
Existe una curiosa excepción -a esta actitud. Si un in· r.:a de los .murmuradores y un moetotolo ocasional pue-
dividuo enferma se busca la explicación primero en las - ser sorprendido, pero existe un conocimiento muy
actitudes de sus parientes. La cólera de un pariente, espe· !'>leralizado por parte de toda la aldea respecto a la
cialmente de una hermana, es potentísima para producir xtividad de cada habitante. Nunca olvidaré la ultrajada
el mal, y entonces se convoca a toda la familia, se cele- expresión con que un informante me contó que nadie,
bra la ceremonia del kava y se ordena solemnemente =lmente nadie, sabía quién era el. padre del hijo de
a cada pariente que confiese el enojo que alberga en su 7a,'amoana. La atmósfera opresiva del pequeño pueblo
corazón contra la persona enferma. Tales requerimientos rodea a todos; en una hora los chicos habrán compuesto
son afrontados por solemnes negativas o por detalladas ::ma canción bailable sobre los actos más secretos. Esta
confesiones : «La semana pasada mi hermano y yo reñi· =eslumbradora publicidad es contrarrestada por una
mas; mi padre se puso del lado de mi hermano.» Pere;> ~lenta y sombría inclinación a ocultar las cosas. Mien·
::ras un occidental diría: «Sí, la quiero, .pero nunca sa-
1. Véase Apéndice 1, pág. 236. :,rns hasta dónde llegó mi amor», un samoano diría :

126 127
«Sí, por supuesto que viví con ella, pero nunca sabrás 51 En la clasificación nativa las actitudes se califican se·
la quiero o la odio.» dos pares de términos: bueno y malo, fácil y difícil.
El idioma samoano no tiene grados de comparación dirá que un niño bueno presta atención fácilmente o
regulares. Hay varias maneras desmañadas de expresar .?Orta bien; un niño malo presta atención con dificul-
la comparación empleando el contraste: «Esto es bueno - o se porta mal. Fácil y con dificultad son juicios so-
y esto es malo» ; por la locución: «Y después de él vie- el carácter; bueno y malo sobre la conducta. De ma-
ne, etc.,» . Las comparaciones no son habituales. aunque a:ra que la conducta mala o la buena explicadas en fun-
en, la ngl~a estructura social de la comunidad la jerar- de la facilidad o la dificultad han llegado a ser con-
qUIa relativa se. reconoce muy vivamente. Pero la bondad radas como una capacidad inherente al individuo.
relativa, la belleza relativa, la sabiduría relativa son como nosotros diríamos que una persona cantaba
. formalizaciones poco familiares para los samoano~. Re. . mente o nadaba sin esfuerzo, el samoano dirá que
petidas veces procuré obtener juicios acerca del homb re obedece fácilmente, actúa respetuosamente, fácil-
más sabio o más bueno de la comunidad. El primer im- le, reservando los términos bueno o bien para la
pulso del interrogado era siempre · contestar : «Oh, son bación objetiva. Así, un jefe que comentaba la mala
todos buenos» ; o, «Hay muchos sabios». Por curioso a:JDducta de la hija de su hermano, obse rvaba: «Pero
Q.ue parezca resultaba menos difícil distinguir a los vi- hijos de Tui siempre atendieron con dificultad», lo
CIOS<?S que a los virtuosos . Esto se debe probablemente _ implica una aceptación tan desinteresada de un de-
a la mfluencia misionera, que si no había conseguido dar :e:to considerado inextirpable, como si hubiera dicho:
al nativo una noción del pecado, lo había provisto al Pero Juan siempre tuvo una vista pobre.»
menos de una lista de ellos. Aunque a menudo me en- Tal actitud hacia la conducta corre pareja con una
contré con una respuesta preliminar: «Hay tantos muo ..a:itud igualmente insólita hacia la expresión de las emo-
chachas malos,,; por lo común la calificación espontánea aones. :Éstas se clasifican en causadas y no causadas. La
era: «Pero Fulano es el peor porque él...». La fealdad -:aersona emotiva, que se altera fácilmente, es descrita
y.la depravación eran los atributos más vívidos y excep- :xxno riéndose sin causa, llorando sin causa, mostrando
CIOnales de la persorialidad; la belleza, la sabiduría y la o belicosidad sin causa. La expresión ({estar muy eno-
bondad se daban por supuestas. o sin causa» no implica irascibilidad, la cual se expre-
En un relato acerca de otra persona, la serie de ras- sa por «enojarse fácilmente», no connota una despropor-
~o~ mencionados seguía una nonna determinada y ob- =ionada reacción a un estímulo legítimo, sino que signifi-
Jetiva: sexo, edad, rango, parentesco, defectos, actividad. ~ literalmente estar enojado sin causa o espontánea-
Eran raros los comentarios espontáneos sobre el carác- nte estado emocional sin estímulo evidente de nin-
ter 9 la personalidad. Una joven describe así a su abue- ~a ¡'n dale. Tales juicios son los más cercanos a la va-
la: ({¿Lauli? Oh, es Joma mujer vieja, muy vieja; es la ma. ración samoana del temperamento como opuesto al
dre de mi padre. Es viuda y s610 tiene un ojo. Es dema- carácter. Al individuo bien equilibrado que se aproxima
siado vieja para ir tierra adentro, pero está todo el día estrechamente a las actitudes de su grupo de edad y de
s,c~tad~ en casa. ~ace tapa.».2 Este informe tan poco ana. sexo no se le acusa de reír, llorar o encolerizarse sin
htlco solo se modifica en el caso de adultos extraordina- causa. Sin preguntar, se supone que tiene buenas razo-
riamente inteligentes cuya opinión se solicita. :.es, típicas para una conducta que sería mal mirada y
2. Para más bosquejos de caracteres, véase Apéndice 1 págs escarnecida en el caso del desviado temperamental. La
237-240. ' . .emoción excesiva,. las preferencias violentas, las adhe-

128 129
siones intensas, son siempre desaprobadas. Los samoa- =xJ'Z3lbete de dieciocho años que sabe pronunciar .exce-
nos gustan más de un proceder intermedio, un sentimien- ~tes discursos en la Aumaga, dirigir discretamente una
to moderado, una discreta expresión, una actitud razona- ~dición pesquera y tratar a los jefes con el respeto
ble y equiliqrada. Se dice siempre de los que se inquie- .:d>ido; o un erudito malai, que habla poco y bien y que
tan grandemente que se inquietan sin causa. KJb resale tejiendo redes para anguilas. Las virtudes del
E:l rasgo que agrada menos a un coetáneo se expresa . - no son las del adulto. Y en el juicio del que habla
medIante el término tiasili, literalmente, «desear ser lo uyen análogamente la edad, de manera que varía
más elev~do», o, más literalmente, «presumido». Tal el ~bién la estimación relativa del carácter. Los preado--
comentarIO ,acerca del .coetáneo; en cambio una persona ..escentes juzgarán que los jóvenes peores son los beli-
mayor usarla la expresIón de reprobación: tautala laititi :osos, irascibles, con ganas de pelea, alborotadores. Los
«presumiendo por encima de su edad». Es esencialmen~ - dieciséis a veinte años trasladan su censura de los al-
te el comentario resentido de aquellos que son ignora- rotadores y camorristas a los silenciosos: los moetoto-
dos, abandonados y dejados atrás por los que les aven- ;o entre los muchachos, las notoriamente promiscuas
taJan, les desprecian, les pasan por alto. Como término entre las muchachas; . mientras que los adultos prestan
de reproc~~ .no es tan temido ni tan agraviante como el uy poca atención a los delincuentes sexuales en cambio
tautala lallztt, porque se siente que la envidia desempeña :lacen hincapié en los ineptos, los impúdicos y los deso-
su papel en el vituperio. :.edientes entre los jóvenes, y los perezosos, los imbéci-
En las. ~onversaciones fortuitas, el lugar de la ociosa Jes, los pendencieros e informales entre los adultos.
espe.cul~clon sobre la motivación es ocupado por las Cuando el que habla es un adulto, las normas de conduc-
explIcaCIOnes sobre la base del defecto físico o de la des- La se gradúan de esta manera: los niños pequeños deben
ventura objetiva; así : «Sila llora en esa casa. Bueno, Sila permanecer callados, despertarse temprano, obedecer,
es sorda.» «Tulipa está -furiosa con su hermano. La ma- trabajar con ahínco y alegremente, jugar c~n los niñ.o.s
dre de Tulipa fue a Tutuila la semana pasada.» Aunque de su mismo sexo; los jóvenes deben. trabajar con dIli-
esta~ manlfes~aCl?neS henen la señal inequívoca de pre- gencia y hábilmente, no ser presumidos, casarse discre:
tendIdas explIcacIOnes, en realidad solamente son hábi- lamente ser leales a sus parientes, no llevar cuentos ni
t?S de conversación. El defecto físico o el episodio re- estar si~mpre disputando; mientras que los ~dultos ~e-'
clent~, no es evocado específicamente, sino meramente ben ser prudentes, pacíficos, serenos, generosos e m-
mencIOnado con a~ento más o menos de desaprobación. quictarse por el prestigio de su aldea y vivir según las
Toda la preocupacIón se refiere al individuo como actor buenas formas y el decoro. No se da prominencia alguna
y las n;t0tivaciones privativas de su psicología se deja~ a los hechos, ya más sutiles, de la inteligencia y el tem-
en un msondable misterio. peramento. Las preferencias entre los sexos se vuelven
Los juicios se hacen siempre en función de los grupos no hacia los muchachos o las jóvenes arrogantes, locua-
de edad, desde los puntos de vista del grupo del que ha- ces, valerosos, sino hacia los silenciosos y recatados que
bla y de la edad de la persona juzgada. Un jovencito «hablan suavemente y caminan con agilidad».
no será considerado inteligente u obtuso, atractivo o no
torpe o habilidoso. Se le califica como un brillante chi:
quillo de nueve años que cumple eficazmente los recados
y es lo bastante sensato como para sujetar la lengua
cuando sus mayores están presentes; o un prometedor
130 131

10. EXPERIENCIA E INDIVIDUALIDAD


DE LA JOVEN'

A 10 largo de la precedente exposición hemos traza-


do el cuadro de las costumbres samoanas, mostrando la
manera en que es educada una niña, las exigencias que
la comunidad formula a los niños y a los jóvenes y la
actitud hacia el sexo y la personalidad. Sobre este fondo
de conocimientos expondré ahora mis observaciones
acerca del grupo de muchachos con quienes pasé mu-
chos meses, que tenían entre diez y veinte años de edad
y vivían en las tres aldehuelas ubicadas en la banda de
sotavento de la isla de Tau. En la observación de su
vida como grupo y sus reacciones como individuos halla-
remos respuesta a la pregunta: ¿ Qué es la adolescencia
en Samoa?
El lector recordará que la principal actividad de las
niñas era el cuidado de las criaturas. También podían
pescar en el arrecife, tejer una pelota y hacer persia-
nas, subir a un cocotero, mantenerse a flote a pesar de
las olas, rallar la piel del fruto del árbol del pan o del
taro, barrer el arenoso patio de la casa, traer agua desde
el mar, realizar el lavado sencillo y bailar una siva un
poco particular. Su conocimiento de los hechos de la
vida y de la muerte estaba superdesarrollado en propor-
ción con el de la organización de su sociedad o cual-
quiera de los refinamientos de conducta prescritos para
sus mayores. Se encontraban en una situación cuyo pa-
ralelo, en nuestra cultura, sería la de un niño que hu-
biera observado los fenómenos del nacimiento y la

1. Ver cuadros y sumarios en el Apéndice V.

133

muerte ~ntes de que se le enseñara a -no alcanzar un Todos estos niños han contemplado el nacimiento y
cuchillo con la punta hacia adelante o a dar cambio de muerte y pudieron observar muchos cadáveres. Han
un cuarto de dólar. Ninguno de estos niños sabía nablar 'listo partos y ~tisbado por debajo de los brazos de las
el lenguaje de la cortesía, aun en sus formas más ele· ancianas que, mientras lavaban el feto sm desarrollo,
mentales, limitándose su conocimiento a cuatro o cinco romentaban el hecho. No existía la convención de que
palabras de invitación y aceptación. Esta ignorancia, en =ebieran ser alejados de la casa en tales momentos,
efecto, los excluía de las conversaciones de sus mayores aunque las hordas de niños vecinos eran dispe.r~adas cO,n
en todas las ocasiones ceremoniales. Espiar en una reu- = lluvia de piedras cuando alguna de las vIejas podla
nión-de jefes habría sido para ellos una experiencia sin sustraerse un ' momento de los sucesos más absorbent.es
valor. No tenían idea de la organización social de la para echarlos. Pero predominaba aquí el criterio de que
aldea, aparte de conocer a los jefes de las familias y sa- los niños eran ruidosos y molestos, más que el deseo
ber quiénes de los hombres y mujeres adultos estaban de ahorrarles una conmoción o mantenerlos en la igno·
casados. Empleaban vagamente los términos de paren- rancia. Cerca de la mitad de ellos habían visto fetos
tesco sin tener comprensión real alguna de los mismos, ¿esarrollados parcialmente, que habían sido separados
usando a menudo la expresión hermano (sibling) 2 de mi el cadáver de una mujer yacente en la tumba abierta;
sexo, cuando se aludía a un hermano del sexo opuesto; fe tos que los samoanos temen renazcan metamorfosea·
cuando aplicaban el término hermano a un tío joven, lo dos en fantasmas vengadores. Si las experiencias preccr
hacían entonces sin la claridad de sus mayores que, aun· ces relacionadas con el nacimiento, la muerte o las ac·
que usaban el término con un sentido de agrupamiento tividades sexuales suelen ocasionar traumatismos psíqui·
por edad, se daban perfecta cuenta de que el hermano ros, debería sin duda ponerse de mani~iesto en este caso,
lo era en realidad de la madre o del padre. En el uso an te esta cesárea postmortem, donQe se combinan en
del idioma, la falta de madurez se evidenciaba funda· una indeleble experiencia el pesar por el difunto, el mie-
mentalmente a través de su ignorancia del vocabulario do a la muerte, una sensación de horror y temor a la con·
de cortesía y de una gran confusión en el empleo del dual taminación por contacto con el muerto, la pública y f~an.
y los pronombres inclusivos y exclusivos, de uso casi ca operación y la vista del feto deformado y repulSIVO.
tan difícil en su lengua como el de un nominativo des· Una experiencia algo m,enos emotiva consistía en pr~sen.
pués del verbo ser en la inglesa. Tampoco había adqui- ciar la operación de apertura de un cadáver practIcada
rido dominio de los procedimientos necesarios para ma· con el fin de investigar la causa de la muerte, lo que su·
nejar el vocabulario mediante el uso de prefijos y sufi· cedía a menudo. Estas operaciones ejecutadas en la
jos. susceptibles de combinarse con mucha libertad. Un tumba abierta de escasa hondura, bajo el soL deslumbra-
niño usará el término fata Samoa, «a la manera samoa. dor del mediodía, observadas por una multitud temerO-
na», o fa'alama, «en forma retozona», pero no empleará sa, excitada, fascinada y llena de horror, difícilmente
el cómodo prefijo ta'a al hacer una comparación nueva pueden considerarse una iniciación metódica y carente
y menos estereotipada, valiéndose en cambio de algún de emoción en los detalles de la biología y la muerte;
rodeo lingüístico poco cómodo.3 s in embargo, no parecen provocar e.f:ctos ~e~nicioso.s
en la constitución emocional de los mnos. QUlza la actl·
tud de los adultos, al considerar que estos sucesos, aun·
2. Sibling es una palabra usada indistintamente para desig-
nar hermano o hermana. (N. del E.) que horribles en sí, son perfectamente naturales y nada
3. Ver Apéndice 1, pág. 240. extraordinarios, y forman legítima parte de la expenen-

134 . 135
c~a infantil, explique de manera suficiente que no se re. -edes imaginarias para las parejas casada5-, y a la cos·
glstren malas consecuencias. Los niños toman un inten. bre de los jóvenes amantes de usar arboledas de
so interés por la vida y la muerte y 'están proporcional- ~ era para sus citas,' resulta inevitable que los niños
mente má~ obsesionados por todo ello que los adultos, los actos sexuales frecuentemente y entre muchas
ya que éstos deben dividir su horror entre la muerte de 'Xr'SOnas distintas. En muchos casos no han -visto el
una joven ~ecjna ocurrida durante el parto y el hecho - er coito que habitualmente es realizado con mayor
de que el Jefe supremo haya sido insultado por una .dez y precaución. Con la desaparición de la ceremo-
transgresión a la etiqueta en la aldea próxima. Las com- pública, la desfloración constituye uno de los pocos
pl:jidades de ' la vida social son libro cerrado pa¡'a el . terias que en su conocimiento de la vida posee un
m~lO y campo de acción fascinante en ·Ia vida posterior, n samoano. Pero el recorre.r los bosquecillos de pal-
mientras que los hechos de la vida y la muerte están %leras de la aldea en busca de amantes, es una de las
despojados de todo misterio ya desde una edad tem- as admitidas de diversión para los niños de diez
prana. Eles.
En cuestiones sexuales, los niños de diez años son Los niños samoanos tienen un conocimiento com-
i~~almente av~z.ados, aunque p.resencian sólo subrep- to del cuerpo humano y de sus funciones, debido a la
tlclam~nte actividades de esa índole, ya que todas las :ostumbre de los pequeños de andar sin ropa, a la esca-
e~pr~slOnes de afecto están rigurosamente prohibidas en $1 vestimenta de los adultos, el hábito de bañarse. en el
publIco. Una pareja cuya noche de bodas puede haber =r, el uso de la playa como excusado y la falta de inti-
pasado en un cuarto en que dormían diez personas más -dad en la vida sexual. También poseen una 'vívida com-
no por eso dejará de avergonzarse al tocarse las mano~ nsión de la naturaleza del sexo. La masturbación es
en público. Se dice que los individuos entre quienes ha hábito casi universal, comenzando a la edad de seis
habido relaciones sexuales son «tímidos uno frente al siete años. Había sólo tres chiquillas en mi grupo que
otr?», y manifiestan una timidez de diferente modo, pero :xl se masturbaban. Teóricamente la masturbación se
caSI con la' misma intensidad que tiene la distancia entre lenumpe con el principio de la actividad heterosexual
el hermano y la hermana. Los esposos jamás caminan _ sólo se reanuda en períodos de continencia forzosa.
uno junto al otro por la aldea, pues el esposo, particular. Entre los muchachos y muchachas de más edad las prác-
mente, se avergonzaría. De manera que ningún niño sa- ticas homosexuales fortuitas también la suplantan, en
~oano acostumbra ver al padre y la madre intercam- cierta medida. Los -muchachos se masturbaban en gru-
blan?-o ocasionales caricia,s. El acostumbrado salpdo que ;X>s, pero entre las niñas constituye una práctica más
consiste en frotarse la nariz, es; naturalmente, tan con- dividualista y secreta. Este hábito no parece ser nunca
vencional e impersonal como nuestro apretón de manos. cuestión de descubrimiento individual, pues un ni!l0 lo
La única clase de demóstración que tiene lugar en públi- ap rende siempre de otro. La condenación del adulto sólo
co pertenece al tipo de la payasada y ocurre entre jó- tra ta de evitar la vergüenza que resultaría de la aproba-
venes cuyos afectos no están realmente comprometidos. ción de tal práctica, en caso de ser descubierta.
Este jugueteo prevalece sobre todo en grupos de muje- La actitud del adulto hacia todos los detalles de lo
res, y consiste a menudo en asirse retozonamente de los sexual se caracteriza por la opinión de que son impro-
órganos genitales. pios, y no que sean incorrectos. Así, un jov~n no consi-
Pero debido a la fa lta de intimidad -natural en dera mal gritar a todo lo largo de la aldea: «¡Eh, donce-
casas donde los mosquiteros- constituyen las únicas pa- lla, espérame en tu lecho esta noche!», pero el comen-
136 137
tario público sobre los detalles de lo sexual y de la eva- ..:r: franca promiscuidad, eran excluidos los niños y los
cuación se considera de mal gusto_ Todas las palabras ~anos, cuya presencia, en cuanto espectadores pasi-
proscritas de una conversación educada son estimadas , habría sido considerada indecente. Esta actitud con
por los chicos, quienes con gran fruición saborean los ":"eSpecto a los no participantes caracterizaba todos los
manjares lujuriosos. Los niños de siete y ocho años olr s:x:esos de contenido emotivo: una reunión de tejido
tienen tanta satisfacción ilícita de las otras fundones del .:.e las mujeres, que era de naturaleza formal y ceremo-
cuerpo como de las del sexo. Esto es interesante si con- 8aJ. la construcción de una casa, todas eran actividades
sideramos la distinta actitud existente en Samoa hacia m las cuales la presencia de un espectador habría sido
los procesos normales de evacuación. No hay reserva ni p ropia.
sentimiento de vergüenza. No obstante, la calificación Sin embargo, junto a estos acontecimientos sexuales
de mal gusto parece ser tan efectiva para provocar la ?Or parte de los niños, se notaba una falta de experien-
atención de los niños como la calificación de indecencia .:ia heterosexual en la preadolescencia y muy poca acti-
entre nosotros. Es también curioso que en la teoría y • ad homosexual, considerada según la teoría de los
en los hechos los muchachos y hombres tengan un inte- =alivos como imitativa y sustitutiva de la heterosexual.
rés mucho mayor por lo lascivo que las ffit:1,jeres y mu- -3 falta de experiencia sexual precoz no se debe proba-
chachas. . - mente tanto a la condenación paternal ,de tal preco-
Parece difícil explicar una actitud salaz en un pue~ cidad, como al fuerte antagonismo entre niños y niñas.
blo donde tan poco es misterioso, tan poco pmhibido. = do por la edad, y al existente contra todo trato ami5-
Los preceptos de los misioneros quizá hayan modifica- ;:oso entre ellos. Esta rígida dicotomía sexual quizá con-
do más la actitud que las prácticas de los nativos. Y la tribuya también a determinar la carencia de especializa-
actitud del adulto hacia los niños, tenidos por no parti- ..:ión del sentido sexual en los adultos. Como existe un
cipantes, puede ser también un importante factor cau~ excesivo sentido de retraimiento con respecto al herma-
sal. Justamente éste parece ser el punto de vista más ¡X) y los primos y una tendencia a englobar los seres

correcto con r especto a todas las prohibiciones que rigen .::laSculinos como enemigos que algún día llegaran a ser
para los niños. Existen escasas pruebas del deseo de res~ :!.Dlantes, ninguna joven considerará a un varón de su
guardar la inocencia de un chico y evitar que presencie grupo de edad como mero individuo sin relación con el
una conducta cuya imitación daría lugar a la atroz pfen- sexo. e
sa: tautala latiti (<< presumir por encima de la propia Tal era la experiencia que poseían las veintiocho chi-
edad»). Pues mientras una pareja de amantes jamás se u illas de las tres aldeas. En cuanto a temperamento y
entregaría a demostraciones · delante de nadie, niño o carácter, variaban enormemente. Allí esta Tita, quien a
adulto, que fuera meramente un espectador, tres o cua- los n ueve años actuaba como una chica de s iete, se preo-
tro parejas de amantes que son parientes o amigos a cupaba principalmente de la comida, era por completo
menudo eligen un lugar común para la cita. (Esto, por irresponsable en mensajes y encargos y se satisfacía con
supuesto, excluye a los parientes de sexo opuesto, com- señalar con su gordo y orgulloso dedo a su padre, que
prendidos en las distancias entre el 1'!ermano y la her- era pregonero del pueblo. Sólo un año m'yor era Pele,
mana, aunque hermanos y hermanas casadas pueden la precoz hermanita de la mujer más disoluta de la al-
vivir en la misma casa después del matrimonio.) De las dea. Pele pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando
danzas nocturnas -ahora suspendidas por influencia al niño de su hermana, cuya paternidad -a ella le en-
mis ionera-, que comúnmente terminaban en una orgía cantaba decirlo- era muy discutida. Su baile, imita-

138 139
ción del de su hermana, era atrevido y obsceno. Sin em- ante la desaprobación pública de su precocidad y prodi-
bargo, a pesar de la carga que constituía el chico pe- gaba un afecto desproporcionado a su turbulento hijo,
sado y enfermizo que llevaba siempre apoyado en su myo lIanto incesante constituía la calamidad del vecin-
cadera y de la sordidez de su hogar, donde su madre de dario. Después de mimarlo y tolerarlo en exceso, se lo
cincuenta años aún tenía amantes ocasionales y su débil entregaba a Tuna. J!.sta, rolIiza criatura de cabeza am-
e insignificante padre vivía una ignominiosa existencia plia, ojos grandes y dulces, miraba la vida desde un ángu-
dominada por su mujer, su actitud hacia la vida era esen- lo ligeramente 'o blicuo. Era algo más calculadora y ávida
cialmen~e alegre y sana_ Más que la danza sugestiva, gus- que otras niñas, menos dada a brindar gratuitamente
taba salIr a buscar raras conchas samoanas a lo largo sus servicios personales. La indulgencia de su hermana
de la playa o sumergir primero los pies en el arroyo y para con el niño hizo la tarea de Tuna .mucho más ardua
cazar cangrejos de tierra a la luz de la luna. Afortuna- que la de sus compañeras. Pero se veía retribuida por la
damente para ella, vivía en el centro de la pandilla Luma. afabilidad extremada con que aquéllas la trataban, con-
En un lugar aislado, su hogar nocivo y su precocidad siderándola la compañera más agobiada por el trabajo;
natural se habrían desarrollado de manera muy distinta. de est.a manera, el grupo la salvaba de una intensa re..
En realidad, difería mucho menos de las demás niñas acción temperamental ante las exigencias de su vida
de su grupo de lo que se distinguía su familia -la de hogareña.
peor reputación de la aldea- de las de sus compañeras. Un poco más lejos vivían-dos parejas de hermanas:
E~ una aldea s~moana, la influencia del ambiente haga- Fitu y Ula; Maliu y Pola. Fitu y Maliu, que tenían unos
reno es neutrahzada en cada nueva generación por las crece años de edad, se habían ido apartando de la pandi-
actividades colectivas, a través de las cuales se . hacen Da, dejando sus hermanos menores al cuidado de Ula
valer las reglas normales del grupo. Esto se comprobaba y Pola, y comenzaban a tomar parte más activa en las
e~ f,-,rma general en el caso de los muchachos; el apren- ocupaciones domésticas. Ula era despierta, bonita, mi-
dizaJe llevado a cabo durante muchos años en la Auma- mada. Su familia podía, con toda justicia, ser compara-
ga constituía una excelente escuela para disciplinar las da con las nuestras: la- integraban su madre, padre, dos
peculiaridades individuales. En lo referente a las niñas hermanas y dos hermanos. Es verdad que su tío, que
esta función era en un principio cumplida parcialment~ vivía en la casa 'vecina, era el matai; pero aun así esta
po~ la AuaZuma, p'ero hemos visto ya en el capítulo sobre pequeña familia biológica tenía una notable existencia
la Joven y su grupo de edad que la niña depende de su propia y aislada, con las consecuencias que era posible
vecindario mucho más que el muchacho. Cuando es comprobar en los niños. Lalala, la madre, era inteligen-
adulta, está subordinada también más estrechamente a te y hermosa, aun después de haber dado a luz seis hijos
su grupo de parentesco. I •
en estrecha sucesiÓn. Procedía de una familia de alta
Tuna, que vivía junto a Pele, estaba en una situación jerarquía, y como no tenía hermanos, su padre le habí~
distinta; era la pequeña e involuntaria víctima del enor- enseñado casi toda 'la tradición genealógica como habi-
me pecado samoano: el tautala laititi. Su hermana Lila tualmente se hace con el hijo favorit\)o Su conocimiento
se había fugado a los quince años con un chico de dieci- de la estructura social de la comunidad y de las minu-
siete. Eran dos jóvenes fogosos y nunca se integrar'On cias acerca de las ceremonias que anteriormente habían
completamente a la comunidad, si bien sus familias ter- rodeado la corte del rey de Manu'a, era tan completo
minaron por aplacarse y solemnizar el matrimonio con como el de cualquier hombre de edad mediana de la
un apropiado intercambio de bienes. Lila aún se dolía comunidad. Era experta en trabajos manuales y su espí-
140 141
ritu rebosaba de ideas nuevas y extraordinarias formas condición de hermana menor, más linda, que sacaba
de aplicación del material asimilado. Conocía varias me- taja de su atractivo superior y de su débil sentido
dicinas poderosas y atendía a muchos pacientes. Casada deber. Estas niñas, como las de las tres familias bio-
a los quince años, aún virgen, su vida marital, que había 'cas de las tres aldeas, revelaban más carácter, una
comenzado con la cruel ceremonia de la desfloración -xrsonalidad más agudamente definida, mayor precoci·
pública, constituía su única fuente de experiencia sexuaL .:ad y una actitud más original y de mayor contenido.
Adoraba a su esposo, cuya pobreza se debía a la posición Sería fácil destacar las diferencias existentes entre
desfavorable en que lo colocaba el haber venido de ot ra .as niñas de familias numerosas Y las de familias r~du­
isla y no a la pereza o falta de habilidad. Lalala toma· :idas . Había, naturalmente, muy pocos casos como para
ba sus decisiones en la vida con pleno conocimiento de sacar conclusiones decisivas. Pero la familia pequeña en
su real existencia. Tenía demasiadas cosas que hacer. No 5amoa exigía de la niña las mismas cualidades que eran
contaba con hermanos menores que realizaran la pesa- ' radas con desagrado en la sociedad samoana, basada
da tarea ~e cuidar a los chiquillos. Ningún joven ayuda- en e l ideal de numerosas familias, ton muchos trabajado-
ba a su esposo en las plantaciones. En fin, se resignó a -:-es jóvenes que conocían su puesto. Y en estas familias
no luchar contra el destino. Y así la casa de Lalala esta- ~ue ñas en que la responsabilidad y la iniciativa eran
ba mal gobernada. Sus hijos andaban sucios y desasea· xcesarias, las niñas parecían desarrollarse mucho más
dos. Pero su naturaleza tral1quila y calma no la traicio- ZUlprano que en el ambiente hogareño más común, en
naba al tratar de tejer una estera fina en una tarde es- el que el despliegue de esas cualidades era juzgado se·
plendorosa, mientras el niño jugaba traviesamcnte con ramente.
las quebradizas hebras de pándano, duplicando su labor. Tal es el caso de Malui y Meta, Ipu y Vi, Mata, Tino
Pero todo esto influyó sobre Fitu, criatura larguirucha. Lama, niñas que se acercaban a la pubertad y vivían
fea, repulsiva. Fitu combinaba una apasionada devoción "" grandes familias heterogéneas. Se les encargaba la
por su madre con una solicitud obsesiva hacia sus her- atención de los niños más pequeños como trabajo más
manos y hermanas menores. Sólo hacia Ula era distinta roductivo. De mala gana aprendían algunos rudimen-
su actitud. 1!sta era quince meses menor, flexible e indo- ros de etiqueta; lentamente rompían sus asociaciones
lente. Mientras a menudo la madre fastidiaba a Fitu y . dicas con los niños menores. Pero todo esto era un
sus compañeros la censuraban porque se parecía mu- c:ambio forzoso de hábitos antes que de actitud. Eran
cho a un varón, Ula era considerada excesivamente fe- ;:onscientes de su nueva posición como jóvenes casi ma-
menina. Trabajaba con tanto ahínco como cualquier duras a quienes se podían encomendar las expediciones
otra chica de su edad, pero Fitu sentía que su. madre y de pesca o las tareas en las plantaciones. Bajo sus cor-
su hogar eran excepcionales y demandaban un servicio os vestidos volvían a usar lavalavas cuando ya casi ha-
y celo mayores que lo corriente. Ella y su madre eran ian olvidado cómo mantenerlos atados. 1:.stos se des-
como dos camaradas, y Fi tu bromeaba y dominaba a su lizaban por entre las piernas, obstruían sus movimien-
madre de un modo chocante para los samoanos. Si Fi- tos y se desprendían al echar a correr. Extrañaban so-
tu se iba por la noche, su madre salía a buscarla, en bre todo la vida de la pandilla y contemplaban un poco
lugar de enviar para ello a otro niño. La hlja mayor tenía ansiosamente las actividades de sus parientes de menor
una precocidad nacida de la responsabilidad y una efi· edad. Sus familias grandes e impersonales no les susci-
ciencia que era consecuencia de la complaciente actitud taban impulsos personales, las investían de responsabi-
de su madre. Ula en cambio mostraba con igual claridad lidades no atractivas. Eran simplemente niñas lo bas-

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t~nte robustas como para hacer trabajos pesados, y cre- gona de ocultamiento. Las preadolescentes recibían
cIdas como pára aprender una tarea de destreza, de ma- Oln la misma indiferencia la noticia de que una joven
nera que les quedaba menos tiempo para jugar. bia llegado a la pubertad, una mujer tenido un hijo, un
En la actItud general no diferían en absoluto de Tolo ""te llegado de Ofu o que un cerdo habia muerto al ser ·
de Tulip~, de Lua, o de Lata, cuya primera menstrua: EOlpeado por un canto rodado; todo era objeto de ame-
clón habla ,?curn?o unos cuantos meses ailtes. Ningu- charlas: Cualquier muchacha podía testimoniar con
na ceremoma habla destacado la diferencia entre los dos = ctitud el desarrollo de una compañera de su grupo
grupos. Ninguna actitud social atestiguaba una crisis su- vecindad o parentesco.-l..a..-pueertad- no constituía el
perada. Se les decía que no prepararan kava mientras antecedente inmediato de la experiencia sexual. Pasarían
menstruaran . . pero la participación en una restricción :!os o tres años antes de que cediera la timidez de una
que habían observado a lo largo de su vida no les resul. - ven o su figura atrajera los ojos errantes de algún
taba imponente. Algunas ·habían preparado kava antes de uchacho mayor. Ser el primer amante de una virgen se
la pubertad, otras no. Esto dependía enteramente de si =onsideraba máximo placer y signo de virtuosismo eró-
quien estaba disponible cuando un jefe deseaba hacerse tico, y no lo era habitualmente un muchacho de su mis-
preparar un poco de kava era una joven o un muchacho :na edad, timidez e inexperiencia. Había en este grupo
En tie~pos más rigurosos, una joven no podía prepara; hiquillas como Lua y Tolo, niña desgarbada y excesiva-
kava DI .ca~arse ha~ta qu~ menstruara. Pero la preceden- mente desarrollada, que manifestaban francamente su
te restncclón habla cedIdo a los requerimientos de la deseo de no vincularse con muchachos; y jóvenes como
conveniencia. La joven experimentaba muy poco dolor Pala, vírgenes todavía, pero un poco cansadas de su si-
al menstruar, de modo que el fenómeno no contribuía a ación y ansiosas de una experiencia erótica. La persis-
acentuar su reciente madurez. Todas las jóvenes aludían tencia de este estado pasivo de pureza se debía especial-
a dolores de espalda o abdominales, tan leves, sin em. mente a las convenciones del galanteo, pues si bien un
b.a~go, que muy rara vez obstaculizaban en algo sus ac- joven gustaba de cortejar a una virgen, temía ponerse
tIVIdades usuales. En la tabla que va al final de este libro en el ridículo papel de raptor de niños, y las muchachas,
he c~nsignadQ como dolor excepcional los casos en que a su vez, temían la terrible acusación de tautala laUiti
una Joven estaba incapacitada para el trabajo, pero en cpresumir por encima de su edad»). Las correrías de
modo alguno eran comparables a los agudos retortijones los merodeadores de edad mediana y más avezados en-
menstruales de las mujeres civilizadas. Los períodos no tre esas niñas muy jóvenes eran mal miradas. En con se·
eran acompañados por desmayos o dolor suficiente como cuencia, las adolescentes gozaban de un valioso interva-
para provocar quejidos o contorsiones. La idea de tal a
lo para acostumbrarse un nuevo trabajo, a un mayor
dolor it:npresionó. a todas las mujeres samoanas, que lo aislamiento, y a un desarrollo físico que les resultaba ex-
hallaron extraño y cómico cuando se lo describí. No se traño.
evidenciaba consideración especial alguna para la joven Las jóvenes algo mayores se agrupaban definida-
que menstruaba ni preocupación por su salud mental o mente según hubieran vivido o no en la casa del pastor.
física. Por consejo de médicos extranjeros los nativos se Una ojeada al apéndice de este libro revelará que entre
enteraron que era perjudicial bañarse durante la mens- las jóvenes con dos años de desarrollo hay una precisa
truación, y solía suceder que una madre previniese a correlación inversa entre la residencia en su hogar y la
veces a su hija que no se bañara. No existía una sensa- castidad, con una sola excepción, una niña llamada Ela ,
ción de vergüenza vinculada a la pubertad ni necesidad que fue perdonada y readmitida en casa de un pastor

144· 145
donde hacían falta trabajadoras. La mejor amiga de Ela _-o pude hallar evidencias de que hubiera tenido rela·
era su prima, Talo, única del grupo que tuvo experiencia ciones heterosexuales. Era significativa la actitud de las
sexual antes de su menstruación. Pero Talo era indiscuti- ,ovenes para con él; lo juzgaban como una curiosidad en-
blemente un caso de menstruación demorada pues ma- tretenida. En cambio, los hombres a quienes había re-
nifestaba todos los demás signos de la pubertad. Su tia =uerido de amores lo miraban con una mezcla de fas-
se mostrp indiferente ante la obvia carencia de ingenui- tidio y desdén. Aunque las muchachas en ningún caso
dad y el encanto triun~ante de Talo y no intentó dominar· -:rresentaron un cuadro tan nítido como éste, tres de las
la. La amistad entre estas dos jóvenes era una de las :.normales de las que trataré en el capítulo próximo con-
realmente importantes del grupo. Ambas proclamaban 5guraban netos tipos mixtos, si bien evidenciaban prue-
de.c ididamente su preferencia, y sus prácticas homose- :sa.s convincentes de perversión auténtica.
xuales constituyeron sin duda una de las causas de la Esta actitud de los nativos hacia las prácticas homo-
precocidad de Talo y contribuyeron a que Ela tuviese sexuales tiene probablemente su explicación en la pre-
un poco de alegría dentro del régimen estricto que so- ocupación general por el sexo y la opinión de que. las ac-
portaba en la casa del pastor. ú"idades sexuales secundarias, las danzas sugesttvas, la
Estas relaciones homosexuales de carácter ocasional .conversación incitante y alegre, las canciones obsce-
que tenían lugar entre muchachas, nunca asumían una :xas y las disputas de motivación definida constituyen
importancia prolongada. Las jóvenes o mujeres que tra- diversiones aceptables y atractivas. Son simplem,e nte un
bajaban juntas las consideraban como una diversión fu ego, sin ser mal miradas ni otorgárseles mucha aten-
agradable y natural, apenas coloreadas de lascivia. Sien· ción. Como a las relaciones. hetero~e.x~al~~ n~, les conir
do las relaciones heterosexuales tan ocasionales y super- flere significado el amor m una solIda flJacIOn en Uj
ficialmente encauzadas, no había categorías en las que individuo -únicas fuerzas que pueden hacer durad~
pudieran ubicarse las relaciones homosexuales. La teoría ra e importante una relación homosexual-, sino los
y el vocabulario nativos caracterizaban al verdadero per- hijos y el lugar del matrimonio en la estructura econó-
vertido como incapaz de una relación heterosexual nor- mica · y social de la aldea, es fácil comprender por qué
mal; el hecho de que la población fuera muy reducida ciertas prácticas homosexuales tan predominantes no
probablemente explique de manera suficiente la escasez provocan resultados de mayor importancia o tra.scen-
de tales tipos. Vi solamente uno, Sasi, muchacho de dencia. El reconocimiento y empleo en las relaCIOnes
veinte años, que cursaba estudios clericales. Era de as- heterosexuales de todas las variaciones secundarias de
pecto ligeramente afeminado, hábil en labores de muje. la activida d sexual que en los liomo~exuales se consi-
res, y sentía un impulso homosexual bastante intenso de ran primarias, contribuye también a reducir al mí-
como para incitarlo a formular continuos requerimien- nimo su importancia. Resultan. así ·vanos los efectos
tos aI;I1orosos a otros much~chos. Pasaba mucho tiempo de las perversiones accidentales en la infancia, la fija-
en compañía de mujeres, mantenía una amistad más ción de la atención en zonas erógenas inusitadas con la
fácil con ella s que cualquier otro muchacho de la isla. consecuente transferencia, de sensibilidad desde los
Sasi había propuesto matrimonio a una joven de la casa centros más normales, la ausencia de una definida y ca-
de un pastor en una aldea distante y había sido rechaza· bal especiali~ción de las zonas erógenas y todos los
do; pero dado que existía una regla según la cual los as- episodios del desarrollo emocional que en una CIVIh-
pirantes al sagrado ministe rio debían casarse antes de zación donde se reconoce s6lo una forma estrecha de
su ordenación, este hecho careCÍa de significado sexual. actividad sexual dan por ~resu1tado matrimonios insa-

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tisfactorios, ~vent.ual homosexualidad y pro~itución.. de la inexperiencia obraron torpemente. Fueron ex-
Los samoanos atnbuyen al hombre la responsabilidad dos de la escuela; el muchacho es ahora un hom-
del ,éxito amoróso y creen que las'\ffiujeres necesitan UD de veinticuatro años, de gran inteligencia y verdade-
penodo más largo de iniciación, más tiempo para la encanto, pero moetotolo notorio, execrado por todas
ma~uraclón del sentimiento sexual. Un hombre que no jóvenes de la aldea. La familiaridad con lo sexual
sah~face a .u~a mujer es considerado torpe e inepto. el reconocimiento de la necesidad de una técnica para
.motlvo de ndlculo y de desprecio por parte de la aldea. =ne.nderse con el -sexo. han trazado un esquema de re-
Las mUJeres, a su vez, son conscientes de que sus aman- .a::iones personales e.n el cual no hay cuadros n~uróticos,
tes usan una técnica definida que ellas observan con ~dez, n~ impotencia, salvo como ' resultado tempora-
una especie de fatalismo; COmo si todos los hombres :>D de una grave enfermedad; la incapacidad de efectuar
tuvieran dentro de sus mangas una serie de recursos relación sexual más de una vez durante la noche es
mágicos. totalmente irresistibles. Pero la ciencia del :eputada como síntoma de senilidad.
amor se transmite de un hombre a otro y es apreciada De las veinticinco jóvenes que habían pasado la pu-
con mucha mayor detención y más analíticamente por .:ertad, once habían tenido experiencia heterosexual.
los hombres que por las mujeres. Los padres temen ir :aJa, Tolu y Namu eran tres primas muy populares entre
más allá de los límites de la conversación ocasional jóvenes de su aldea y también entre los visitantes
-naturalmente mucho más amplios que en nuestra ci- .:e la lejana Fitiuta. Las mujeres de la familia de Fala
vilización- en la discusión d~ lo sexual con sus ' hijos, ::::l3.Dtenían una virtud no muy estricta; el padre de Tolu
de modo que la instrucción indefinida la transmite el :=abía muerto y ella vivía con su madre ciega en casa de
hombre de veinticinco años al muchacho de dieciocho padres de Namu, quienes, agobiados por seis chicos
antes que el padre al hijo. Las jóvenes aprenden de lo; :::::leDOreS de doce años, no iban a arriesgarse a perder dos
muchachos. y se hacen muy pocas confidencias entre sí. dicaces trabajadoras a causa de una vigilancia dema-
Todos los compañeros de un hombre sabrán minucias siado estrecha. Las tres muchachas tenían citas comu-
co.mpletas acerca de alguna experiencia sexual insólita, ::JeS con sus amantes y sus uniones eran frecuentes y
mIentras que la joven de que se trate apenas habrá con- alegres. Tolu, la mayor, estaba un poco cansada luego
fiado a alguien los aspectos más generales. La falta de de tres años de aventuras ocasionales y se manifestó
c?nfidentes que no sean parientes, ante quienes hay deseosa de casarse. Después se mudó a la casa de un
sIempre una leve reserva -he visto a una joven temblar im portante jefe, a fin de aumentar sus probabilidades de
antes de actuar como embajadora de su hermana-, encontrar jóvenes forasteros que pudieran interesarse
puede en parte explicar esto. . en un matrimonio. Namu estaba sinceramente prendada
A pesar de que se educa a un sexo detalladamente de un muchacho de Fitiuta y se reunía con él en secreto,
proveyendo en cambio al otro de simples conocimiento~ mientras un mozo de su aldea a quien sus padres favo-
y cierta familiaridad con lo sexual como para impedir recían, la cortejaba abiertamente. Citas ocasionales con
qmmociones, las adaptaciones sexuales resultan norma- otros muchachos aliviaban la monotonía de la vida entre
les debido a la libre experiencia que se permÚe y a que las visitas de su amante preferido. Fala, la menor, se
es raro que ambos amantes sean aficionados. Conocí contentaba con dejar sus asuntos al a~ar. Sus amantes
un solo ca so semejante, en que dos niños, un muchacho eran amigos y parientes de los amantes de sus primas,
de dieciséis años y una chica de quince. colocados en y su puerilidad e indiferencia le permitían obtener tanto
escuelas-pensionado- de otra isla, huyeron juntos. A cau- goce de los amores de sus primas corng de los suyos.
148 149

Estas tres jó~enes trabajaban duramente, cumpliendo los efectos de tener que asumir una mayor responsabili·
la cuota de 'trabajo completa de un adulto. Todo el dia dad en la casa ' su instrucción escolar se revelaba en una
pescaban. lavaban. trabajaban en la plantación. tejían ","yor pulcrit~d personal y el celo por la exactitud de los
esteras y persianas. Tolu era muy hábil en el tejido. Eran detalles. Aunque cometía transgresiones, los miembros
como un valioso capital para sus familias y lo serían más viejos de la aldea cerraban los ojos, comprensivos
también para los futuros esposos, que sus parientes bug.. del problema familiar de su amante. Su única experien·
caban sin mucha impaciencia. cia sexual distinta había' sido con un moetotolo, un pa·
En la aldea vecina vivía Luna, una joven perezosa y ñente. Si su larga fidelidad de 'amante terminaba en
afable que habia pasado la pubertad hacía tres años. preñez. probablemente alumbraría a su hijo. (Cuan~o
Su madre había muerto. Su padre se volvió a casar, pero una mujer samoana desea eVitar el nacI,mlento de su h~Jo
la segunda esposa regresó junto a los suyos. i...una, vivió recurre a un masaje excesivamente violento y mastica
varios años en la casa del pastor y retornó al abandonar kava, pero esto ocurre sólo en casos muy ~xcepcionales,
la madrastra a su padre, jefe muy viejo, extraordinaria· )"3 que aun los niños ilegítimos son entuslastamente re·
mente preocupado por su prestigio y reputación en la cibidos.)
aldea. Poseía un importante título; era un maestro arte· Las actitudes de Lotu eran más deliberadas, más ave-
sano y el hombre de la aldea más versado en sabiduría zadas que las de las demás jóvenes de su edad. A no ser
antigua y detalles de procedimientos ceremo~l¡ales. Su por la precaria situación social de s~ ama~te, probable·
hija era una ayudante eficiente y consagrada, lo cual se mente ya se hubiera casado. Por deCirlo aSI, se ,ocupa}>a
consideraba satisfactorio. Luna se cansó de las niñas del cuidado de sus hermanos y hermanas menores Y se·
menores que habían sido sus compañeras en la casa del guía la rutina de los deberes de parentesco que ,atañen
pastor y buscó en cambio entre sus parientes a dos j& a una joven en la familia más numerosa de la ~sla.
venes casadas. Una de éstas, una muchacha que había Conciliaba su calidad de miembro de la IgleSIa y su
abandonado a su esposo y vivía con su sucesor temporal, desviación de la castidad mediante la tranquila reflexión
vino a habitar en la casa de Luna. Ambas eran asiduas de que se habría casado si hubiera sido posible y que
compañeras. y Luna. con toda facilidad e inevitablemen- por lo tanto su pecado pesaba levemente sobre ella.
te, aceptó un amante, luego otro, después un tercero, En casa de un alto jefe vivía la versión samoana de
todos amores ocasionales. Se vestía como si fuera más nuestras devotas tías solteronas. Era dócil, eficiente, res·
joven y recalcaba que era aún una niña. Algún día se ponsable. totalmente eclipsada por ?~ras In:uchachas m~s
casaría y sería miembro de la Iglesia, pero ahora: Laititi atractivas. Se le encargaban los rCClen naCidos y los mas
a'u. (<<Pero soy muy joven aún.".) Y, ¿quién era para de· difíciles mensajes diplomáticos. Una ardua labor. de la
jar de bailar ... ? cual jamás se quejaba. ocupaba todo su tiempo y ener·
Su prima Lotu era miembro de la Iglesia y habia gía. Cuando se le pedía que bail~ra lo hacía sin esmero;
asistido a la escuela·pensionado misionera. Había tenido Si otras bailaban mucho más bnllantemente. ¿para que
un solo amante aceptado, hijo legítimo de un jefe, que esforzarse? Tenía una propensión apreciativa a la adora·
no se atrevía a arriesgar sus escasísima,s posibilidades ción y se enardecía por la belleza de Tolu, po~ las con·
áe heredar el título de su padre casándose con ella. Era quistas de Fala. o el .hijo recién nacido de Aloh. Tocaba
, la menor de los nueve niños que vivían en la tercera el ukcIcIc para que los demás bailaran. cosía collares de
familia estrictamente biológica de la aldea. y en la sere- flores para que otros los usaran, planeaba citas para que
na madurez y decisión de sus modales se evidenciaban los demás las gozaran, sin sentir humillación ni asumir

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un .aire especial de martirizada. Admitía que sólo había rada bajo una honda solicitud hacia la muchacha rpás
tem.do un amante, venido desde muy lejos; ni siquiera joven, a quien proclamó inocente y pura, denunció a
sabIa de qué aldea; él nunca había vuelto. Sí, probable. Mutu a lo largo de las tres aldeas. Los padres de Moana
mente se casaría algún día si su jefe así lo deseaba y ... la trajeron de vuelta a su casa con gran ira y surgió una
¿es que está llorando ese chiquillo? Estaba hecha de la disputa familiar. Inflamóse el sentirriiento aldeano, pero
materia de que lo están las tías devotas; todos los que la la opinión se dividió acerca de si Mutu era culpable, si
rodeaban confiaban en ella y la querían. Una malaga a Moana mentía para esconder algún otro .pecado o si Sila
otra aldea hubiera podido cambiar su vida, pues los murmuraba por despecho. El incidente constituía una
muchachos de Samoa buscaban jóvenes forasteras me- directa violación del tabú del hermano y la hermana,
ramente. por el hecho de serlo. Pero a ella la necesitaban pues Mutu era suficientemente jov~n como para que Moa-
siempre en su casa, y en su lugar salían de viaje niñas na hablara de él como taugane (hermano). Pero cuando
de menos edad.. _ dos meses después murió otra hermana mayor, que es-
Quizá la historia más dramática era la de Moana- la taba embarazada, fue menester encontrar alguna perso-
última del grupo de jóvenes que vivían fuera de las 'ca- na animosa que ejecutara la necesaria operación cesá-
sas de los pastores; ·una niña vana, artificial, echada a rea postmortem. Tras un violento debate familiar, triun-
perder por la forma en que había especulado con la de- fó la conveniencia y Mutu, el cirujano nativo más hábil,
vocióri de su hermanastra. Sus amores habían comen- fue llarriado para que operara el cadáver de la hermana _
zado a los quince años, y pasado ya ÚII año y medio, sus de la joven a quien él había violado. Cuando más tarde
padres, temiendo que su conducta se tornara tan indis- anunció su' propósito de casarse con una joven de otra
creta como para frustar seriamente sus posibilidades isla, Sila volvió a manifestar la más irrefrenable pena y
de concertar un buen matrimonio, pidieron a su tío que desesperación, aunque por entonces ya estaba ocupada
la adoptara y tratara de reprimir su indocilidad. Este en otr9 amor.
tío, viudo y libertino sin remedio; al advertir el grado La existencia de las jóvenes que habitaban la casa
de experiencia de su sobrina se aprovechó también de su del pastor y la de sus hermanas y primas menos limita-
complacencia. El incidente, riada común en Samoa a cau- das, difería sólo en que no tenían amores y llevaban
sa de la gran falta de intimidad y 'el aislamiento en que una vida más regular y ordenada. Sustituían la excita-
se vivía, habría pasado inadvertido en este caso si la ción de las citas a la luz de la luna por actividades de
hermana mayor de Moana, Sila, no se hubiese enamora- grupo, . dejando <;Iue la grata amistad <le un grupo de
do del tío. Fue el único ejemplo de pasión duradera e muchachas llenara sus más pequeños ocios. Su interés
intensa que encontré en las tres aldeas. Los samoanos por temas salaces era ligeramente más fuerte que el de
tasan la fidelidad romántica en términos de días o' se- las jóvenes que disfrutaban de libertad para adquirir ex-
manas cuando más y tienden a mofarse· de los relatos periencia. Se hacían de verdaderas amigas fuera de su
sobre la constancia eterna. (Acogieron la historia de Ro- grupo de parentesco, confiaban más en otras jóvenes,
meo y Julieta con incrédulo desprecio.) Pero Sila amaba trabajaban mejor en grupo, se sentían más cómodas
hasta el frenesí a Mutu, el hermano menor de su padras- entre sí, pero con menos conciencia que las demás acer-
tro. Había sido su amante y vivía aún en su casa, pero la ca del lugar que les correspondía en la familia .
versatilidad del muchacho lo había alejado de tan inde- Con excepción de los pocos casos que se expondrán
corosa pasión. Cuando Sila descubrió que él había vivido en el próximo capítulo, la adolescencia no representaba
con su hermana, su furia no conoció límites. Enmasca- un período de crisis o tensión, sino, por el contrario, el
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desenvolvimiento armónico de un conjunto de intereses ! 1. LA, JOVEN EN CONFLICTO
y ·ac.t~vidades que maduraban lentamente. El espíritu de
las Jovenes no quedaba perplejo ante ningún conflicto,
n? era atormentado por interrogante filosófico alguno
nI acosado por remotas ambiciones. Vivir como una mu-
cha~ha con muchos amantes durante el mayor tiempo
posIble, casarse luego en la propia aldea cerca de los
parientes y tener muchos hijos, tales eran las ambiciones
comunes y satisfact0t:ias.

¿No había conflictos, no existían temperamen;os que


se desviaban acentuadamente de lo normal como para
hacer inevitable el choque? ¿Constituían el afecto y la
au:oridad difusos de las familias numerosas, la facilidad
de mudarse de una casa a otra, el conocimiento sexual y
la libertad de experiencia, garantías suficientes como
para que todas las jóvenes samoanas pudieran llevar a
cabo una adaptación perfecta ? En casi todos los casos, sí.
Pero he reservado para este capítulo los relatos acerca
de las pocas muchachas que se apartaban de lo común
por su temperamento o conducta, aunque en muchos
casos estas desviaciones sólo implicaban posibilidades
de conflicto y en verdad no tenían resultados dolorosos.
La joven de catorce a veinte años se halla situada en
el centro de la presión familiar, pero puede descargarse
sobre los sometidos a su autoridad. La posibilidad de
escape parece calmar la impaciencia producida por la
presión de la autoridad y también la irritación de sus
mayores. Cuando al miedo de que huya una trabajadora
útil se agrega el temor de ql.le una hija acceda a una fuga
pública, disminuyendo así su valor matrimonial, multiga-
se considerablemente todo ejercicio intenso de la auto-
ridad paterna. Ocurren violentos estallidos de cólera
y castigos sumarios, pero no se notan medidas disciplina-
rias enérgicas y prolongadas, y parece que una manifes-
tación de ira es apresuradamente seguida por medidas
conciliatorias. Esto se aplica sólo a la relación entre una
joven y sus mayores. A menudo los conflictos de la perso-
nalidad entre jóvenes de la misma edad que viven en una
154 155
casa no son tan moderados, pero el alejamiento de una "':)Ieto conocimiento de l~ sexual y la ausencia de prefe-
de las partes, del individuo con derechos menos valede- rencias demasiado vehementes, hacen que . de las expe-
ros en la familia, constituye también aquí la solución riencias sexuales deriven menos posibilidades de con-
más frecuente. El hecho de que la pandilla- formada por nicto que en una civilización más rígida y afectada. Ocu-
el grupo de edad se desintegre antes de la adolescencia rren casos de celos apasi.onados, pero constituyen temas
y no se reintegre nunca, excepto de una manera suma- de comentario y asombro generales. Durante los nueve
mente formal, y la decidida preferencia por la familia meses que permanecí en las islas, sólo cuatro casos me
antes que por la solidaridad de grupo, explica en este Uamaron la atención: una joven que delató a un amante
caso la escasez de conflictos. La niña que esquiva a sus infiel, acusándolo de incesto; una jóven que arrancó de
coetáneas es más aprovechable para las tareas domésti- un mordisco parte de la oreja de una riv~l; una mujer
cas; no la molestan nunca con preguntas relativas a .por cuyo esposo la había abandonado, que peleó e hirió gra-
qué no corre o no juega con las demás chicas. Por otra vemente a su sucesora, y una muchacha que acusó fal-
parte, la tolerancia de las niñas ' al aceptar defectos físi- samente a una rival de ladrona. Pero los celos son, a di·
cos o ligeras rarezas temperamentales, impide que cual- ferencia de lo que ocurre con nosotros, inesperados, y no
quiera de ellas sufra un inmerecido apartamiento. despiertan simpatía; consecuentemente no hay tampoco
La niña cuya residencia está ubicada desfavorable- una pauta de conducta a la cual respon.da el individ~o.
mente en esta aldea es en realidad la única exiliada. Si Posiblemente las condiciones se simplIfiquen tambIén
el grupo de edad se prolongara por más de ocho o diez porque los samoanos admiten y toleran .l~ maledicencia
años, estas niñas aisladas por cierto sufrirían, o muy vindicativa y el refunfuñar contra un nval. No ~ay ~e­
posiblemente, a medida que se tornaran más audaces, se glas de buenas formas que prescriban una acepta~l~n m-
aventurarían a alejarse del hogar. Pero la desintegración sincera de la derrota ni se hace hincapié en la resIsten-
de la pandilla ocurrida precisamente cuando los niños cia y la caballerosidad. Así, puede disiparse en seguida
son bastante atrevidos y libres como para alejarse a una gran parte de una leve irritación. Las amis~d~s son de
distancia de diez ,casas de la suya, evita que tenga lugar naturaleza tan ocasional y mudable que no ongman celos
uno de estos resultados. ni conflictos. El resentimiento se expresa con quejas su-
La ausencia de toda relación importante, socialmen- misas, y cuando es profundo acaba en el abandono eno-
te instituida, con la comunidad, es quizá la cau~a prin- jado de la casa o a veces de la aldea. . .
cipal de la falta de conflictos. La comunidad no exige En la vida religiosa de la joven la aClltud de los m'-
nada de las jóvenes, excepto el ocasional servicio cere- sioneros era elemento decisivo. Los misioneros exigen
monial que se rinde en las reuniones de mujeres de más que los miembros de la Iglesia sean castos y se oponen
edad. Si descuidaran estos deberes, ello concerniría pri- a su admisión antes del matrimonio, salvo cuando se
meramente a sus propias familias, cuyo prestigio se ve- trata de jóvenes de la escuela-pensionado misionera, a
ría menoscabado por tal motivo. A un muchacho que se quienes puede vigilarse con mayor asiduidad. Esta acep-
niega a concurrir a las reuniones de la Aumaga o a in- tación pasiva de lé\s irregularidades premaritales por
corporarse al trabajo comunal, le corresponde una enér- parte de las mismas autoridades religiosas, contribuyó
gica desaprobación u hostilidad del grupo, pero una jo- no poco a reducir el sentitniento de culpabilidad de la
ven tiene una deuda tan pequeña con su comunidad que joven. La .continencia se convirtip en un pasaporte vá-
a ésta no le inquieta mayormente el cobrársela. !ido no para el cielo sino para las escuelas misioneras,
La oportunidad de experimentar libremente el com- que a su vez fueron consideradas como algo social, más

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b.ien .que religioso. La joven que se entregaba a expe- se quedaran y las hijas no se sentían inclinadas a ello,
rIenCias sexuales era expulsada de la escuela local del la solución era sencilla. Sólo tenían que infringir seria-
pastor, pero resultaba notable que casi todas las jóve. mente las reglas de la casa del pastor, dando motivo a
nes de más edad pertenecientes a la comunidad, inclusi- la expulsión; si temían regresar junto a sus padres, siem-
ve las transgresoras sexuales de peor reputación habían pre les quedaban disponibles otros parientes.
residido alguna vez en las casas de los pastores. La con- Por lo tanto, la actitud de la Iglesia respecto de la
secuencia general de la fiscalización más estricta obser- castidad contenía sólo los gérmenes de un conflicto
vada en esta~ escuelas parecía ser la postergación por que rara vez fructificaba debido a la flexibilidad con que
dos o tres anos de la primera experiencia sexual. Las se adaptaba a lo casi inevitable. La asistencia a la es-
siete jóvenes de la casa de un pastor nativo y las tres de cuela principal de internas era una perspectiva atrayente.
la ~e otro, llevaban una vida de continencia aunque La fascinación que prod~cía el vivir en medio de un
hablan pasado la pubertad, lo cual se hallaba en intenso gran grupo de jóvenes, donde la existencia transcurría
contraste con los hábitos del resto de sus coetáneas. más fácil y simpática que en el hogar, constituía co-
Podría parecer que había materia fértil para el con. múnmente suficiente incentivo para el buen comporta-
flicto entre los padres que deseaban que sus hijas vi. miento o, por lo menos, para la discreción. La confesión
vieran ~n la casa del pastor y las hijas que no querían, del pecado era un fenómeno raro en Samoa. Los misio-
y también en el caso inverso.! Este conflicto se atenua- neros habían establecido una norma según la cual el
ba sobre todo debido al hecho de que la resistencia en muchacho que transgredía la regla de castidad quedaba
casa del pastor modificaba muy poco realmente la si- estancado en la escuela preparatoria y en el seminario
tuación en que se hallaba la hija en su propio hogar. durante dos años siguientes a la violación. Había sido
SImplemente se llevaba su rollo de esteras, la almohada necesario cambiar esta reglamentación por la de dos
y el mosquitero a casa del pastor, y la comida que habría años desde el descubrimiento de su violación, porque
In~7ndo en s~ casa era agregada a la cuota que su fa- muy a menudo ésta no se conocía sino después que el
mllta pr~porclonaba al mismo. Cenaba y dormía allí; uno estudiante había pasado dos años en el seminario y, se·
O dos dlas por semana pasaba trabajando para la fami. gún la antigua reglamentación, no habría sufrido casti·
ba del pastor, lavando, tejiendo, desyerbando y barriendo go alguno. Si los jóvenes se hubiesen hallado inspirados
la. casa. El resto del tiempo 10 pasaba en su casa cum. por un sentido de responsabilidad, tal como si estuvie-
plIendo las tareas comunes en una joven de su edad de ran frente a un decreto divino más bien que terreno, y
modo que m~y rara vez un padre se oponía tenazmente fueran responsables ante un ángel guardián en lugar de
a enviar a su hija a casa del pastor. Esto no implicaba un vecino en acecho, la religión habría proporcionado
gastos adicionales y quizá reducía las posibilidades de una verdadera base para el conflicto.- Si tal actitud se
que la conducta de la hija se tornara turbia; mejoraba su hubiese acoplado a la insistencia sobre la calidad de
dOmInIO de las técnicas foráneas: coser, planchar, bor- miembros de la Iglesia y a la expectativa de experiencia
dar, cosas que podía ~prender con la esposa del pastor, religiosa en la vida de los jóvenes, la crisis hubiera ocu-
más experta e InstrUIda, aumentarido así su valor eco- rrido con toda seguridad.
nómico. Toda la estructura religiosa por decirlo así, se ca·
Si los padres, por otra parte, deseaban que sus hijas racteriza por el formalismo, el compromiso, la acepta-
ción de términos medios. El gran número de pastores
1. Véase el Apéndice 1, pág. 241. nativos con sus interpretaciones peculiares de la doctri-
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na cristiana han hecho imposible establecer el rigor del .de una pasión y era acompañada por las ~ccide~tales
protestantismo occidental con su inseparable asociación :rácticas homosexuales que constituyen mamf.e staclOnes
de delitos sexuales y una conciencia individual del pe- :amunes en casi todas las asociaciones entre Jóven.e~ de
cado. Y las jóvenes no exigen nada de una estructura · al sexo la motivaciÓn de Lita estaba más defimda-
religiosa _que a nada les obliga_- Se contentan con seguir -= nte en 'la ambición, el deseo de dominar todos los
el consejo de sus mayores: diferir el ingreso a la Igle- .jetalles accesibles de esta cultura extranjera en la cual
sia hasta que tengan más edad. Laititi a'u. Fia siva (<<Por- :Seseaba ocupar un puesto. . .. ,.
que soy joven y me gusta bailar. l. Al miembro de la Sa na, dos años menor que Lita, habla VIVIdo tamblen
Iglesia le está prohibido bailar y presenciar una gran durante varios años en casa ' del pastor. Presentaba un
danza nocturna. Una de las tres aldeas se vanagloriaba cuadro muy parecido. Era de porte altivo, arbitraria y
de no contar ninguna muchacha que fuera miembro tiránica con los más jóvenes, impúdica~ente , deferente
de la Iglesia. La segunda sólo tenía una, que, sin embar- con los mayores. Sin pose;er una capacIdad ~nte~ectual
go, había violado sus votos tiempo atrás. Pero Como su excepcional, tenía una perseverancia extraordmana y se
amante era un joven cuya equívoca posición familiar le · bía abierto camino hasta llegar a descollar en la c,s~
impedía casarse, los vecinos no murmuraron acerca de roela merced 'a una firme y tenaz aplicación. Lita, mas
quién gozaba de sus favores, de manera que Loti sigue · teligente y sensible, había dejado la escuela d"rante
tácitamente perteneciendo a la Iglesia. En la tercera ~ año porque el maestro la había castigado. Sana ~a $0-
aldea había dos jóvenes solteras que eran miembros de · repasó, aunque era menos capaz. So,?a, provem? de
la Iglesia: Lita y Aana. otra isla. Sus padres habían muerto y VlVIa c~n un~ fa-
Lita, que viví.a desde años atrás en casa del pastor milia numerosa y heterogénea, hallándose aSI a dISpO-
junto con otra joven, mostraba claram~nte los resulta- sición de, una cantidad de parientes. Resuelta a, logr~r
dos de este ambiente ligeramente extraño. Era lista y sus propios fines, no le entusiasmaba es~~ labor m sentIa
emprendedora, prefería la compañía de las jóvenes a la afecto por la mayor parte de sus familIares . Pero una
de los muchachos, había hecho todo lo posible por apren- pri ma mayor de edad, la joven más hermosa de la aldea,
der inglés, trabajaba mucho en la escuela y deseaba ir había cautivado su imaginación. Esta ~nma, l~amad~
a Tutuila para llegar a ser enfermera o maestra. Sus Manita "de veintisiete años, era soltera aun. Habla tem-
ideales eran, pues, similares a los' que frecuentemente do ' mu~hos pretendientes y casi otros tantos amantes,
pueden comprobarse en cualquier conjunto de chicas pero era de naturaleza orgullosa y agresiva, y aquellos a
elegidas al azar en una clase de primer año de un cole~ quienes consideraba dignos de alcanzar su mano se po-
gio norteamericano. Añadía a esta serie' de ambiciones nían en guardia contra su manera de ser, subyugante y
individuales un entusiasmo realmen,.te inusitado hacia un dominadora. Según unánime opinión' era la muchach~
padre piadoso, y accediendo fácilmente al expreso deseo más bella de la aldea. Su cabello encarHador, de tonah-
de éste, convirtióse en miembro de la Iglesia. Después dad dorada, había proporcionado medIa .~ocena . de re-
de dejar la casa del pastor, continuó concurriendo a la decillas ceremoniales. Su estratégIca pOSICIon ,famIhar se
escuela y se aplicó intensamente a sus estqdios; su otro realzaba por el hecho de que su tío, que care~la ejel dere-
interés en la vida era la amistad que mantenía con una cho hereditario de nombrar una taupo, habla declarado
prima algo mayor que hablaba un poco de inglés y había a Manita su taupo. No había otra en la aldea qu~ le dIS-
gozado de ciertas ventajas educativas en otra isla. Aun~ putara el título. Las murmuraciones se desvanecIan; l~s
que esta amistad mostraba casi todas las características niñas menores hablaban de ella como de una taupo zn-
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sospechable; debido a su belleza y habilidad como baila· plataforma de amaneramientos papalagi (extranjeros)
rina convenía que fuera presentada as(a los visitantes. como trampolín para actividades futuras.
Su familia no la presionaba para que se casara, pues Existía otra joven, que era miembro de la Iglesia de
cuanto más tiempo permaneciera soltera tanto más se Siufaga: Ana, de diecinueve años de edad. Sus caracte-
fortalecería el encumbrado título. Su último amante ha· risticas eran totalmente distintas: de naturaleza suave,
bía sido un viudo, un jefe hablante inteligente y simpá· quieta, muy inteligente Y capaz. Hija ilegítima de un
tico. Había amado a Manita, pero no quería casarse con jefe, su madre se había casado más tarde, luego huido,
ella porque creía que carecía de esa docilidad exigida cuelto a casar, divorciado y, finalmente, escapado a otra
por él a una esposa. Al dejar a Manita buscó en otras . la. Carecía de vínculos con su hija. El padre de Ana
aldeas una muchacha más joven, de modales adecuados, era viudo y vivía en la casa de un hermano; la niña había
pero cuyo carácter no estuviera modelado aún. sido criada por la familia de otro hermano que se apro-
Todo esto ejerció un profundo efecto sobre Sona, la ximaba al tipo de la familia biológica; había dos hijas
fea forastera sobre cuyos ojos sin brillo empezaban a casadas mayores que Ana, un hijo de casi su edad, una
formarse ya cataratas. Su hermana no servía para el ma· hija de catorce años y un enjambre de pequeñuelos. El
trimonio; ni ella, Sona. Nada femenina por su aspecto, padre era un hombre gentil y reservado que había cons-
presa de la ambición, apoyaba su preferencia por la com- truido su casa fuera de la aldea «par:¡¡ evitar el ruido»,
pañía de muchachas y su dedicación a una carrera, citan- según decía. Las dos hijas mayores se casaron jóvenes
do el ejemplo de su hermosa y dispuesta sobrina. La ca· y fueron a vivir a casa de sus esposos. Ana y su primo vi-

rencia de esta justificación podria haberla hecho titu· ~ían en la residencia del pastor, mientras la niña que
b~ar en sus ambiciones, tan obstaculizadas ya por su le seguía en edad dormía en su casa. La madre sentía
vista cada vez más débil. Planteada así la situación se- una gran desconfianza hacia los hombres, especialmente
guía adelante, proclamando vocingleramente su prose- los jóvenes de la aldea. Ana debía llegar a casarse con
un pastor. No era suficientemente fuerte para el pesado
cución de fines distintos a los aceptados por sus compa-
trabajo que realiza una esposa samoana común. La aira-
ñeras. Sana y Lita no eran amigas; su criterio de valo-
da repetición de este tema por parte de su tía, nacido
ración era muy diveFso; su distinto rendimiento en la principalmente de su descontento por la conducta de
, escuela y una intensa rivalidad las separaba. Sana era la madre de Ana y el temor de que la hija abandonara
miembro de la Iglesia, lo cual no habría alterado en lo l3mbién la casa para seguir sus pasos, había convenci-
más mínimo su conducta; pero formaba parte de su plan do a la niña de que era demasiado delicada para una exis-
d.e vida se~ir siendo una colegiala durante el mayor tencia normal. Esta teoría se verificó del todo en el in-
t1t::mpo posIble para poder rehuir en esa forma respon- fo rme del "médico 'que examinaba a las aspirantes a la
sabilidades. Por tanto, ella, tan frecuentemente como las escuela de enfermeras, quien la rechazh a causa de un
demás, contestaba Laititi a'u (<<Soy joven aún»). Mien· soplo cardíaco. Ana, influida por el sombrío p.resagio. de
tras Lita se aferraba a su priina y trataba de aprender su tía, se persuadió ahora de que era demaSiado fragll
de ella todos los detalles correspondientes a otro medio para tener hijos o al menos que no tendría más que
de vida, Sona se identificaba apasiona<!amen te con la uno al cabo de muchos años. Se convirtió en miembro
familia del pastor, de costumbres algo · más europeas, de la Iglesia, dejó de bailar, se vinculó más con el grupo
afirmando siempre la nueva civilización; llamaba seño- de jóvenes de la .escuela del pastor y con su hogar adop·
ra Johns a la esposa de Ioane, erigiendo una lastimosa ti vo. Así era Ana, neurasténica a causa de un defecto

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físico, lo pequeño y aislado de su grupo familiar y la vida De modo que mientras la religión brindaba poco
que llevó en la escuela del pastor. :ampo para el conflicto, las instituciones por ella promo-
Estas jóvenes representaban las desviaciones del roo- .idas podían actuar como estímulos para determinar
de~o, en una de~ermina.da. dirección; eran aquellas que evas preferencias, y cuando éstas eran suficientemen-
eXlglan un ambIente dlstmto o mejor, que rechazaban J! refon;adas por otras condiciones, llegar a producir
las elecciones tradicionales. En cualquier momento ellas, ~ tipo de muchacha que se distinguía marcadamente de
como todas las desviadas, podrían llegar a un verdadero compañeras. El hecho de que la mayoría de las jó-
conflIcto COn el grupo. El hecho de que no ocurriera se enes samoanas . no se halle aún afectada por esas ¡n-
debla a un aCCIdente del medio. Las muchachas más jó- encias y prosiga ingenuamente en la manera tradicio-
venes del grupo del pastor mostraban aún menos seña- =.al de vivir, da simplemente testimonio de la tenacidad
1:5 de estar influidas por su ambiente, levemente artifi- =e la cultura nativa, que, en su actual estado, ligeramen-
cIal. Eran castas donde de otro modo no lo hubieran ~ influida por las costumbres europeas, está colmada
sido, tenían amigas fuera de su grupo de parentesco, de soluciones fáciles para resolver todos los conflictos;
a las que de .otro modo hubieran mirado con sospecha, Sllrge además evidente el hecho de que las adolescentes
prestab~n mas atenCIón a sus lecciones. No experimen- ;!e Samoa no generan sus propios conflictos, sino que
taban aun. e~ deseo de sustituir por cualquier otra carre- és lOS requieren para surgir un vigoroso estímulo.
ra l~ tradICIonal de casamiento. Esto, naturalmente, se Los conflictos expuestos se dan en niñas que se des-
debla eD; parte al hecho de que la escuela del pastor no 'FÍan en dirección ascendente, que desean ejercer su fa-
C~)flShtUla s.mo uno de los factores que influían en sus Olltad de elección más allá de lo tradicionalmente permi-
vIdas. Las J~venes pasaban aún en el hogar la mayor ñdo y llegan de este modo a soluciones poco convencio-
part.e de su tIempo, en un ambiente convencional. A me- nales. Las preferencias . no tradicionales fomentadas por
nos que una joven recibiera ciertos estímulos adiciona- el sistema educativo inaugurado por los misioneros se
~es, t.ales COmo los creados por condiciones hogareñas dirigen a . la educación, al estudio de una ~arrera y ' al
lDsólttas o poseyera un temperamento peculiar, era pro- matrimonio realizado fuera del grupo local ~n el caso
bable que concluyera el aprendizaje en la escuela sin de pastort:;s, maestras y enfermeras nativos- orientán-
llegar a sufrir cambios esenciales en su criterio funda- dose hacia la compañía de seres del mismo sexo mer-
mental ~cerca ~e la vida. Profesaba mayor respeto por ced a una prolongada e íntima asociación que tuvo lugar
la IglesIa, mamfestaba preferencias por una vida algo en la escuela, una concentrada valoración de la exis-
más ~omphcada y mayor confianza 1"!acia otras jóvenes. tencia y la consecuente realización de elecciones muy
Al m~smo tiempo, la vida en la escuela del pastor ofrecía perspnales. Todo esto contribuye a una especialización
sufiCIente contraste con la existencia tradicional samoa- creciente, uoa ausencia de siI:nplicidad y mayor acentua-
na cama para llegar a constituir el fondo sobre el cual ción de la individualidad, motivando que un individuo
pudiera florecer la desviación. Las chicas que abando- realice una elección consciente entre líneas de conducta
naban la aldea y pasaban varios años en la escuela de al ternadas u opuestas. En el caso de este grupo de mu-
~nternas bajo la tutela de maestros blancos, resultaban chachas resulta obvio que la mera presentación de po-
Intensamente influidas. Muchas de ellas llegaban a ser s ibilidades de elección antagónicas no era suficiente para
enfermeras; 13: mayoría se casaban con pastores: por lo provocar el verdadero conflic:to, sino que se requería
gen~ral u~a desviació~ en la actitud que implicaba, por para su desarrollo el fermento de la necesidad de elec-
decIrlo aSl, la aceptaCIón de un estilo de vida diferente. ción y además un medio social favorabl~ a dicho proceso.
,
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. ~~r~ menester ahora exponer otro caso típic~ de des- arrollar nuevas formas y de adaptarse a las antiguas?
VIaClOn. el de la que se aparta en dirección descendente ~1i grupo comprendía dos jóvenes que podrían ser des-
o ~~~ la deli?c~e~te. Empleo el término delincuente pan: critas así: una estaba por alcanzar la pubertad, la otra
cahf~car al mdl~I?~O inadaptado con respecto. a las exi- ya la había pasado hacía dos años. Su delincuencia no
gencIas de su CIVIlIzación y que entra en franco conflic- era un fenómeno nuevo, sino que en ambos casos databa
t~ con su grupo, no porque se adhiera a una estructura de varios años. Los miembros de sus respectivos grupos
dlfere';te, sino porque viola las reglas del grupo, que son indudablemente las proclamaban muchachas malas, ' sus
tamblen las suyas.2
coetáneas las evitaban y sus parientes se lamentaban a
. Una familia o una comunidad samoana podrían fá- causa de ellas. Como la aldea samoana no dispone de
cIlmente .lIegar a concebir la conducta y actitudes de un mecanismo legal para tratar tales casos, el paralelo
Sana, y LIta como antisociales e indeseables. Cada una más próximo que es posible establecer con nuestra jo-
s:gllJa un ~~an de vida que no remataba en el matrimo- ven delincuente, se obtiene sustituyendo el conflicto que
niO y los hiJOS. Tal elección, efectuada por mujeres per- se produce con la ley que define la delincuencia en
tenecIentes a cualqUIer comunidad humana, será natu- nuestra sociedad por un conflicto abierto con la desa-
ralm:nte mal mir~da. Las muchachas que, respondiendo probación inorgánica del grupo.
a estlmulos ~emeJantes" imiten .e.n el futuro el ejemplo LoJa, una inteligente tunantuela espléndidamente de-
de Sona y Lita, correran tamblen este riesgo. sarrollada, tenía diecisiete años. Estaba dotada de una
¿P~r? eran en realidad delincuentes estas muchachas insólita capacidad de experimentar sentimientos inten-
que VIVlan en una aldehuela primitiva, incapaces de des- sos, entusiasmos, reacciones violentas ante los indivi-
duos. Muerto su padre cuando ella era pequeña fue cria-
2. Tal dist~nción bien POdría establecerse en la actitud que da en una casa que no tenía jefe. El hermano de' su pa-
s.e obse~va haCia la delincuencia en nuestra civilización. La de- dre, que era el 'matai, poseía varias casas y había di-
lincuenCia no puede ser definida .. aun en una cultura sobre la seminado su gran grupo de dependientes en varias re-
¡base d~ meros actos, sino que deben también tenerse 'en cuenta
as aClltudes que los informan. Así el muchacho que roba el gioRes diferentes de la aldea. Así, Lola, dos hermanas
monedero de su madre y saca dinero a fin de comprar comida mayores, dos menores y un hermano un año mayor, fue-
para una fiesta o rapa para lucir en un salón de baile y que aun ron educados por su madre, una mujer bondadosa pero
cr~yendo t;lu~ al robar comete una mala acción, no puede 'o- no inútil para ,el trabajo. La hermana mayor se casó y par-
qu~ere reSistir la tentación de hacerlo, es un delincuente .
qUiere dar defini~ión ~eg~l. adicional a Su conducta lIeváns~of~ tió de la aldea al cumplir ocho años. La hermana que le
ante alguna autOridad JudiCial. La joven comunista cristiana que seguía, Sami, cinco años mayor que Lola, se parecía a
se deshace de sus ropas y también de las de sus hermanos la madre; era apacible y gentil, con una ligera corrien-
herman~s puede constituir una 3Il'l:enaza para su familia y pa~
un~ SOCiedad basada en la propiedad privada, pero no es una te subterránea de resentimiento· hacia la vida que teñía
delmelle,!le. en el s~ntido anterior. Ha elegido simplemente una todas sus tranquilas palabras. Estaba resentida y dis-
~or~a dl~tmta. la Jov~n que Comete delitos sexuales, acompaña_ gustada con su hermana' menor, pero .no podía co~petir
os . e to a la concomItante vergüenza, culpa e incapacidad pro- con ella. Nito, su ' hermano, era un mozalbete bnoso e
gre~lva para Sustraerse a esta línea de conducta Que elJa sabe
esta mal, hasta . llegar a constituir un problema social como madre inteligente que podría haber enseñado a su hermana un
soltera o prostJ~uta. es, desde luego, delincuente. La joven defen- poco de erudición, a no ser por el tabú acerca del her-
sor~ del amor hbre que posee todo un arsenal de ideales y vale- mano y la herm.ana que los unía siempre sobre bases
r~clones para. guiar su conducta, puede' ser indeseable pero desde formales. Aso, dos años menor, era como Sami, pero no
e punto de vIsta de la presente discusión, no es una 'delincLlente.
padecía del malhumorado resentimiento de éste. Adoptó
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el plan de alejarse de Lola. La menor, Siva, era como en Tutuila y su ,esposa, su madre y dos hijos eran los
Lola: inteligente, apasionada, fácilmente excitable, pero únicos habitan tés de la gran casa de huéspedes. La
sólQ tenía once años y se aprovechaba meramente del labor de Lola fue bien apreciada; ésta trató de ganarse
mal ejemplo de su hermana. Lala era pendenciera, insu- el favor adulando al jefe supremo de la familia. Al prin-
bordinada, impertinente. Discutía cada punto, objetaba cipio le resultó muy fácil, pues había huido de la casa
toda petición, se desentendía de su trabajo, peleaba con de un jefe rival y él apreció su pública deserción. Las
sus hermanas, se burlaba de su madre, vagabundeaba muchachas de la casa eran, mucho más jóvenes o mucho
por la aldea con una azuela sobre el hombro. A los mayores. Lola recibía la atención que anhelaba. Las ni·
catorce años púsose tan indócil que su tío la envió a ñas le guardaban rencor, aunque admiraban en secreto
vivir a casa del pastor. Permaneció allí durante un año su arrolladora e intransigente modalidad. Sólo hacía un
provocando tormentosas escenas, hasta que por fin fue mes que se había establecido allí cuando otro jefe, en
expulsada tras una riña con Mala, la otra delincuente. cuyo séquito figuraba una joven y hermosa taupo, vino
No había sido expulsada con anterioridad en considera- a visitar a su nuevo jefe, y toda la comitiva se alojó en la
~ión a su categoría. ya que era sobrina de un destacado misma casa en que ella dormía. Entonces comenzó una
jefe. Su tío comprendió lo desatinado que sería devol. serie interminable de tareas de hospitalidad, y lo peor
verla a su madre. Tenía casi dieciséis años y estaba bien era que debía atender a la hennosa forastera que, aun·
desarrollada físicamente; podía esperarse que en cual· que un año menor que ella, tenía prioridad por su cate-
quier 'momento aumentara con delitos sexuales la lista goria de tau?o visitante. Lola se volvió nuevamente fas·
de sus molestas actividades. La llevó a vivir a su pro- tidiosa. Se peleaba con las muchachas más jóvenes, era
pia casa, bajo la vigilancia de su enérgica y emprende· impertinente con las mayores, descuidaba su trabajo,
dora esposa, Pusa. Lola permaneció allí durante cerca hablaba con despecho de la huésped. Quizá todo habría
de un año. Era la casa más interesante de las que había tenido más alcance que el de una pasajera falta de fa·
h~bitado , La jerarquía de su tío implicaba constantes vor en su nueva casa, a no ser por un suceso aún más
obligaciones para ella. Aprendió a preparar kava, a bai· desafortunado. El don Juan de la aldea era un hombre
lar can mayor soltura y dominio. Un viaje a Tutuila ali· zalamero y discreto de unos cuarenta años de edad,
vió la monotonía de su vida; dos primas de otra isla vi· viudo, un matai de modales circunspectos y hábitos per-
nieron a visitarla y hubo mucha alegría en la casa, A suasivos, Buscaba una segunda esposa y dirigió su aten-
medida que se agudizaba la conciencia del sexo tornóse ción hacia la visitante que se alojaba en la casa de hués-
ligeramente moderada y provocativa en sus maneras. pedes de la aldea vecina. Pero Fuativa era un amante
Pusa era una maestra estricta y durante un tiempo Lola cauteloso y calculador, Deseaba examinar cuidadosamen-
pareció disfrutar de la novedad constituida por el choque te a su futura novia, y entonces visitó la casa en forma
de una voluntad fuerte, respaldada por verdadera auto- fortuita, sin declarar en absoluto su intención. Notó que
ridad. Pero la novedad dejó de serlo. Las primas prolon- Lola había llegado a ser una robusta muchacha, y se de-
gaban su visita mes tras mes. Persistieron en tratarla tuvo a arrancar al paso esta fruta madura, si bien esta-
como a una niña. Llegó a aburrirse, a sentirse mal hu· ba aún indeciso en cuanto al matrimonio por considerar·
morada, celosa. Por último huyó a casa de otros parien· lo asunto más serio.
tes, junto a la familia de un jefe muy importante, que A pesar de toda su capacidad para la violencia, Lola
residía en la aldea vecina. Existía en ella, temporal: poseía también una gran capacidad de cariño. Fuativa
mente, otro grupo de mujeres, ya que el jefe se hallaba era un amante experto y considerado. Pocas jóvenes eran

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tan dichosas con su primer amante; pocas sentían pena poseedora de un lotu le aga (un corazón malo), y ninguna
tan intensa cuando el primer amor se extinguía. Fuati· quería ser su compañera. Su joven rival abandonó la isla
va la conquistó fácilmente, y después de tres semanas a fin de prepararse para la boda, lo que evitó que Lola
que constituyeron sólo un pasatiempo para él .teniendo comenzara a cometer verdaderas violencias físicas. Cuan·
en cambio para ella mucha importancia, pidió la mano do yo partí, vivía ociosa, hosca y obstinada en casa de
de la visitante. La proposición en sí no habría enfure-' su dolorida madre.
cido tanto a Lola, aunque su orgullo fue dolorosamente Los pecados de Mala eran algo distintos. Lola era vio-
herido .. Los planes para casarse con una novia desde tan lenta, Mala traicionera; Lola hostil, Mala insinuante.
grande distancia podían malograrse; la joven comprome- Mala era menor, habiendo alcanzado la pubertad en
tida vaciló de tal modo ante el matrimonio que los jefes enero, a mediados de mi estancia en la isla. Era una niña
hablantes se asustaron. Fuativa era un hombre rico y delgada, poco favorecida, vestida siempre con descuido.
la ceremonia de la boda resultaría muy provechosa para Sus padres habían muerto ' y ella vivía con su tío, hom·
el jefe hablante_ Si a la joven se le permitía volver a su bre áspero y colérico, de posición insignificante. Su espo-
casa'y suplicar a sus padres o si se daba la oportunidad sa provenía de otra aldea y le disgustaba su hogar ac·
de escaparse con algún otro, no habría casamiento quizá, tu a!. El matrimonio no tenía hijos. El grupo de la casa
ni recompensa. La ceremonia de la desfloración pública estaba integrado además por una sobrina que se había
está prohibida por la ley. El hecho de que el novio fuera divorciado de su marido y tampoco tenía hijos. Nadie
un empleado del gobierno complicaría más su posición mostral'a por Mala afecto alguno y todos la explotaban
si la infringía. Por lo tanto, el angustiado jefe hablante sin piedad. La vida de la joven o el muchacho aislados
y el ansioso pretendiente trazaron sus planes y éste lo- en una casa samoana, en los rarísimos casos en que
gró acceso a su futura novia. La ira de Lola no tuvo ocurría era siempre muy difícil. En este caso lo era do-
límites; se vengó al punto, acusando públicamente a su blemente. De ordinario otros parientes de la vecindad
rival de ladrona y de querer enfrentar a la aldea entera. habrían entregado los niños a su cuidado dándole par-
Las mujeres de la casa la echaron violentamente con ticipación en las actividades de casas más felices y po-
múltiples imprecaciones y ella corrió a casa de su ma· bladas. Pero desde su niñez más temprana ella había
dre, completando así el ciclo de residencia iniciado ella· sido acusada de ladrona, lo que es peligroso en una
tro años atrás_ Encontrábase en la posición de la delin- región en que no hay puertas ni llaves, quedando las
cuente de nuestra sociedad. Había violado constante· casas solas por un tiempo durante el día. Su primer deli·
mente las reglas del grupo y agotado todas las solucio- to había sido robar un juguete que pertenecía al hijo
nes que se le ofrecí..an. Ningún otro grupo familiar abri· del jefe. La airada madre había regañado firmemente al
ría sus puertas a una joven cuyos antecedentes la tilda· niño, en la playa. donde se había reunido todo el pue·
ban de mentirosa, pendenciera y ladrona, porque sus blo. Cuando se mencionó el nombre de Mala, el dato de
fechorías incluían continuos latrocinios. Si hubiera re- que era ladrona y mentirosa fue añadido casualmente,
ñido con su padre o hubiese sido ultrajada por un cuña· como se hubiera hecho la observación de que cualquier
do le habría sido fácil encontrar refugio. Mas su per- otro era bizco o sordo. Los demás niños la rehuyeron.
sonalidad .era esencialmente infortunada. En casa de su Al lado vivía Tino, una chica buena y apagada, pocos
madre hizo desdichadas a sus hermanas, pero no pudo meses menor que Mala. Normalmente éstas dos habrían
dominarlas como antes: Estaba melancólica, amargada, sido compañeras, y Mala insistía siempre en que Tino
insultad ora .. Las jóvenes de la aldea la calificaban como era su amiga, pero ésta rechazaba indignada toda asocia-

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ción con ella. Y 'como si no fuera suficiente su reputación gareñas inusitadas. Niñas menos afectuosas que vivieran
de ladrona, se echó encima una nueva fechoría. Jug~­ en el mismo ambiente o aun las mismas colocadas en cir-
ba con muchachos, pues prefería sus diversiones, y se runstancias más favorables, probablemente nunca se
ataba el lavalava como ellos. Esta conducta se reveló habrían convertido en parias tan definidas como éstas.
ante toda la aldea, que la condenó en alta voz. «Era real- Resta considerar ahora el caso de otra joven que
mente una chica mala. Robaba, mentía, jugaba con mu- cae dentro de este concepto de delincuencia. Era objeto
chachos.» Como en otras partes del mundo el odio uná- de la condenación general, en mucho menor grado que
nime 'cayó sobre la joven. hasta el punto' que los mu- cualquiera de las demás. Se Ilamaba Sala y vivía en la
chachos no eludían una contienda con ella. La escarne- tercera aldea. Habitaba una casa de siete personas: su
cían, la amedrentaban, la usaban 'como mensajera y es- madre viuda, su hermano menor, de diez años de edad,
cl~va . Algunos de los muchachos más precoces de ' su su abuela, su tío, la esposa de un hijo de éstos, de dos
mIsma edad ya comenzaban a buscar en ella la posibi- años. La casa presentaba l!n grupo familiar bastante
dad de otras formas de diversión . Probablemente· ter- eq uilib~ado; había además muchos otros parientes en
mi.n ará dando sus favores a cualquiera que se los pida la vecindad. Sala había sido enviada a vivir a casa del
y se hundirá más y más en la estimación de la aldea pastor, pero en seguida se había visto envuelta en deli-
especi~lmente en la opinión de'las personas de sU' sexo: lOS sexuales, siendo expulsada. Su actitud hacia este
de qUIenes ella deseaba con tanta vehemencia recono- pastor era aún abiertamente hostil. Torpe. disimulada,
cim"iento y afecto. ' engañosa. no poseía aptitud aun para las tareas mecá-
Lola y Mala parecían ser ambas víctimas de la falta nicas más sencillas. Su incapacidad constituía el haz-
d~, cariño. Poseían una excepcional capacidad de devo- merreír. de la aldea; sus amantes eran muchQs y oca-
Clan y eran normalmente fieles hasta llegar a ser celosas. sionales: padres de hijos ilegítimos, hombres cuyas es-
~~spondían con patética rapidez a cualquier manifesta- posas estaban temporalmente ausentes, muchachos ne-
ClOn de afecto. Situadas en el extremo superior de la cios propensos a las travesuras. Se decía entre las jó-
escala de su necesidad de afecto, estaban desventurada- venes de la isla qué Sala era apta para un solo arte, el
mente,c<:>locadas en el otro extremo en sus posibilidades sexüal, y que ella, que ni siquiera Sabía trenzar paja ni
de recIbIrlo. Lola padecía la noble desventaja de ·su des- tejer persianas, nunca conseguiría marido. La actitud
dIchado temperamento y de la mayor amabilidad de sus social .e ra de desprecio, antes 'que de antagonismo, y lo
tres hermanas . Sus defectQs temperamentales se agra- había experimentado bastante agudamente como para
vaban más, !l0~ la ausencia de toda autoridad enérgica haber descendido muy bajo ante sus propios ojos. Te-
en su famIha mmediata. A Sami, la dócil hermana le nía una manera dé ser furtiva y hosca, mentía extrava-
hab~a sido impuesta la atención de los niños más' pe- gantemente cuando afirmaba su pericia y sus conoci-
quenas : a Lola, más difícil de dominar, no le' otorgaron mientos y estaba siempre alerta a los desaires y posibles
tan salvadora responsabilidap. Estas condiciones eran indirectas. No entró en conflicto serio con su c:omunidad.
tan insólitas como su demanda y capacidad de afecto. Su padre la castigaba de vez en cuando de modo frío,
Y, análogamente, muy rara vez había niños tan desola- pero la salvaba su estupidez, pues el samoano siente
dos como Mala, abandonados en una casa de adultos más compasión por la debilidad que por la energía
indiferentes. Por tanto, resultaba que su delincuencia mal orientada. Tarde o temprano las fortuitas experien-
era producida por la combjnación de dos series de facto- cias sexuales de Sala le originarán probablemente un
res accidentales : necesidades emotivas y condiciones ho- embarazo que derivará en una temporal restricción de

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sus actividades y una dependencia mucho mayor de su que se había abstenido tan sólo para que le suplicaran,
familia. Esta dependencia económica que, en su caso, dio un salto y ocupó el lugar vacante. Siva cerró los
se verá reforzada por la falta de habilidad manual puños, lista a abalanzarse sobre Meta, pero tropezó con
será bastante fuerte , como para dar a su familia un~ mi mirada. Se retiró furiosamente y luego se sacó de
ventaja sobre ella y obligarla a moderar, por lo menos, un tirón la corona de flores que ceñía su cuello, arro-
sus. experiencias. Quizá no se case por muchos años y jándola a la cabeza de Meta. Si llega a tener más suerte
pOSIblemente será juzgada siempre como muy incapaz que su hermana no entrará en conflicto duradero con
para asumir tal responsabilidad. su sociedad.
La única delincuente en germen era Siva, la herma- y aquí termina el relato acerca de serios conflictos
nita de Lola, de once años de edad, niña que manifesta- y desviaciones en .las formas del grupo. Las otras jóve-
ba marcadas posibilidades de aumentar sus desmanes. nes variaban en cuanto a si estaban sujetas a la fiscali-
Tenía la misma naturaleza turbulenta y estaba siempre zación superior de la casa del pastor o no, si provenían
enredada en peleas a puño limpio con las demás niñas de familias de categorías o de reducido prestigio y, sobre
o lanzando insultos mortales a las espaldas de los que todo, si vivían en una familia biológica o en una grande
huían. Poseía la misma sed vehemente de afecto. Pero y heterogénea. Pero junto a diferencias temperamenta-
su tío, recordando el infortunado desarrollo de su her- les similares a las que hallamos entre nosotros, aunque
mana, la había llevado a la edad de diez años junto a su con una zona de capacidad intelectual posiblemente más
familia más cercana; así ella pasaba su preadolescencia estrecha, mostraban una sorprendente uniformidad de
bajo un régimen mucho más firme que el que había co- conocimientos, habilidad y aptitud, y presentaban un
nocido su hermana. Difería de ésta en un aspecto del cuadro de desarrollo metódico y regular en un ambiente
que probablemente resultaría su salvación. Mientras flexible, pero estrictamente delimitado.
Lola ,no tenía sentido del humor ni un ingenio ágil, Siva
pos~la ambas cosas. Era excelente imitadora, danzarina
extremadamente graciosa, comediante nata. La gente le
~erdonaba su violencia y su belicosi<;lad, pues se regoci-
Jaba con sus propiciatorias cabriolas. Si a raíz de esta
facilidad continúa haciéndose querer por sus tías y pri-
mas, que ya le toleran cualquier clase de travesuras y
arranques de mal genio, probablemente no seguirá los
pasos de su hermana. Una palabra cariñosa la induce a
cambiar su atención y posee verdaderos dones para con-
quistar afectos. Una vez, en una fiesta danzante, pedí
especialmente a las chicas que se portaran bien y no per-
dieran tiempo en interminables disputas y episodios de
celos. Elegí para bailar tres niñas, el número tradicio-
nal, y una de ellas, Meta, adujo que le dolía un pie. Me
dirigí precipitadamente a Siva y le pedí que completara
la figura . Se preparaba para hacerlo, no de muy buen ta-
lante debido al carácter de la elección, cuando Meta,
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174
12. MADUREZ Y ANCIANIDAD

Debido a que la comunidad no distingue entre jóve-


¡¡es solteras y esposas de hombres sin titulo con res-
recto a los deberes que les impone, y que muy rara-
ente se dan diferencias en la experiencia sexual de
los dos grupos, no se traza línea divisoria entre casadas
y solteras sino entre mujeres adultas .y jóvenes adoles-
centes, en lo que toca a la actividad industrial, y entre
esposas de matais y sus hermanas meDOS importantes.
en lo referente a cuestiones ceremoniales. La joven
de veintidós o veintitrés años, soltera aún, abandona
su actividad despreocupada. La presión familiar contri-
buye eficazmente a provocar este cambio. Es adulta,
tan capaz como las jóvenes esposas de sus hermanos; se
espera que colabore tan .decididamente como ellas en
las tareas de la casa. Vive ~ntre un grupo de coetáneas
para quienes la responsabilidad del matrimonio implica
mayores exigencias. Intervienen la rivalidad y la emu-
lación. Y también ella puede llegar a sentirse un poco
inquieta por sus posibiiidades maritales. La primera pre-
ocupación, creada por la experiencia sexual, se ha des-
vanecido y ella se dedica a aumentar su valor como es-
posa. Según la teoría nativa, una joven sabe coser barda,
pero no lo hace realmente hasta que se casa. En la prác-
tica las solteras adultas ejecutan tareas domésticas y
agrícolas idénticas a las de sus hennanas casadas, con
la diferencia de que mientras la gravidez y la crianza
de los hijos atan a las jóvenes casadas a la casa, las sol-
teras quedan en libertad para salir en largas expedicio-

177
I!
nes de pesca o ir tierra adentro en busca de materiales nueva y trabajar con extraños en lugar de los muchachos
de tejido. oon quienes ha trabajado y jugado desde la infancia.
Una pareja casada vive en casa de uno de los cónyu· lluy a menudo no llega a asimilarse al nuevo grupo tan
ges, efectuándose la elección sobre la base de la jerar· perfectamente corno al antiguo. Se fija más en su digni-
quía o de las necesidades industriales de las dos fami· dad. Trabaja con sus nuevos compañeros pero no juega
lias. El cambio de residencia es causa de diferencias oon ellos. La vida social de la Aumaga se concentra en
mucho menores en la joven que en el muchacho. La las cortesías de grupo que deben guardarse a las mucha-
vida de una mujer casada transcurre en una esfera tilO chas visitantes. En su aldea, un hombre acompañará a
estrecha que sus únicas compañías las constituyen las los más jóvenes en estas ocasiones, aun muchos años
mujeres de su casa. La residencia en la aldea de su es· después de haberse casado. Pero en la aldea de su espo-
poso, en lugar de la suya, no empequeñece su vida, pues sa, tal proceder se nace en un momento dado menos
su participación en los asuntos de la aldea seguirá sien- apropiado. Las ocasionales aventuras de amor son tam-
do leve e insignificante hasta que su marido asuma un ién más azarosas cuando él vive en cc:isa de su esposa.
título que también a ella le confiere cierta posición . y aunque su transición desde el estado de joven hacia
Si la casa del esposo está ubicada en la aldea de ella, sus el de mata; es más fácil, envejece también más rápida-
responsabilidades se acrecentarán un poco porque se mente; aunque goce de gran respeto en su aldea adopti-
verá sujeta a las continuas exigencias de sus parientes \--a, es menos dueño de su afecto.
cercanos y a las de su esposo. En la mayor parte de los matrimonios no tiene sen-
No se concibe que haya conflicto entre la nuera y la tido erigir un hogar nuevo y aislado. La variación se
suegra. La suegra debe ser respetada porque es la seño- observa en el cambio de residencia que debe efectuar
ra de la casa, y una nuera insolente no es más tolerada uno de los cónyuges y en las relaciones recíprocas que
que una hija o una sobrina insubordinadas. Los relatos nacen entre las dos familias . La joven pareja vive en la
sobre la tradicional falta de armonía reinante en nues· casa principal, recibiendo simplemente una almohada
tra civilización, fueron recibidos por los samoanos con de bambú, un mosquitero y una pila de esteras para su
divertido desdén. Dado que los lazos emotivos ~ntre pa· cama. Sólo se construye una casa nueva para el jefe o el
dres e hijos eran tan débiles, resultaba imposible hacer- hijo del jefe. 1.3 esposa trabaja con todas las mujeres
les ver la cuestión como un problema de celos entre la de la familia y atiende a todos los hombres. El esposo
madre y la esposa de un hombre. Lo consideraban sim- comparte las empresas de los demás hombres y mucha-
plemente como falta de respeto por parte de una perso- chos. Ni aun en el servicio personal prestado o recibido
na joven y carente de importancia, que no pro.fesaba son considerados los dos ' como una unidad. El casa-
el debido respeto a la anciana, dando por supuesto, na· miento de un hermano o una hermana no atenúa las re-
turalmente, que había siempre viejas irascibles de las glas del tabú; añade meramente otro individuo, la nue-
que convenía alejarse. Lo mismo vale para el joven, si va va hermana o el nuevo cuñado, a quien debe aplicarse la
a vivir a casa de su suegro. Si éste es el matai, tiene serie íntegra de prohibiciones. Sólo en el vínculo sexual
completa autoridad sobre e l esposo de su hija; aunque son tratados los dos como uno, pues aun en la atención
sea sólo un viejo sin título, igualmente debe ser tratado de los niños y en las decisiones que atañen a su futuro,
con respeto. los tíos, tías y abuelos participan tan plenamente como
El cambio de aldea implica para el joven una gran los padres. Sólo cuando un hombre es matai y tambi'én
diferencia, porque debe ocupar su lugar en ul)a Aumaga padre, ejerce control sobre sus hijos; y aun así, el pa-
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rentesco se ve entorpecido de modo opuesto, porque edad de los alumbramientos, cosechaban el premio de
debe ejercer el mismo control sobre muchos niños más, su habilidad profesional con la cual habían compensado
que están . menos íntimamente emparentados con él. su esterilidad.
La esposa grávida joven se encuentra rodeada por Las jóvenes casadas, de veinte a treinta años de
una multitud de tabús, muchos de los cuales proln1Jen edad, componen un grupo bullicioso y activo. Llegan a
actividades solitarias. No debe camjnar, sentarse, bailar, ser miembros de la Iglesia y usan sombreros en ésta.
recoger alimentos o comer estando sola, ni con la única Cuando no tienen un niño prendido al pecho, hacen la-
presencia de su marido. Todos estos tabús se explican bores pesadas en las plantaciones, pescan o fabrican
por la amable doctrína de que las cosas erróneas sólo lapa. Ningún otro suceso importante les volverá a ocu-
se hacen en la soledad y que cualquier acto incorrecto rrir. Si sus esposos mueren, probablemente se casarán
cometido por la futura madre perjudicará al hijo. Pa· otra vez, con maridos 'de rango inferior. Si sus esposos
rece más sencillo prohibir los actos solitarios que los llegan a ser matais, conseguirán también ellas un lugar
erróneos. Hay también fantasmas que probablemente en el Fono de las mujeres. Pero sólo las mujeres con sa-
perjudicarán a la mujer embarazada, y se le advierte gacidad para las intrigas políticas· y con la suerte de
que no camine por sitios atravesados por ellos, que no contar con parientes o maridos influyentes, logran ver-
efectúe tareas muy pesadas ni se exponga demasiado dadera satisfacción en la organización social de la aldea.
al frío ni al calor. Si bien la preñez no es tratada con la Los jóvenes no se adaptan tan pronto a la rutina.
consideración que a menudo se le da en nuestro medio, El título representa para un hombre lo que el primer
el primer embarazo otorga a una mujer cierto grado de hijo para la mujer, y mientras los hijos posteriores
prominencia social, en proporción directa con su je· constituyen un acontecimiento cada vez menos impor-
rarquía; a la esposa joven cuyo hijo es el presunto he- tante en la vida de ella, un nuevo título es siempre su-
redero de algún título .elevado se la atiende con gran perior a los que ya se poseían y representa un aconte-
solicitud. Los parientes se congregan, trasladándose des- cimiento cada vez más grande en la vida de él. Un hom-
de grandes distancias para asistir al parto y a la fiesta bre raramente alcanza su primer título antes de los
del nacimiento, calificada como fiesta de la madre y rea- treinta años, a menudo no antes de los cuarenta. Todos
lizada más bien en su honor que en el del hijo o del los años que median entre su incorporación a la Auma-
padre. ga y al Fono son años de esfuerzo. No puede adquirir
Después del nacimiento del primer hijo llegan otros reputación y luego abandonarse, pues otro pretendien-
periódicamente y sin provocar mucho alboroto. Las vie- te al mismo título se aprovechará de su indolencia y lo
jas chismosas los cuentan y comentan el número de aventajará en la carrera. Una bueQ-a pesca no lo hace
vivos, muertos o abortados en partos anteriores. Se asa pescador, ni una viga prolijamente desbastada, carpin-
un cerdo en la fiesta del nacimiento, a la que sólo son tero; todo el acento se coloca sobre una firme demostra- .
invitados los parientes cercanos. Cuando la madre ha ción de habilidad creciente que será una señal de nece-
tenido muchos hijos, ello se considera como algo tan saria superioridad sobre 's us compañeros. Sólo el pere-
natural que no motiva ningún elogio. La mujer estéril zoso, el desaliñado, el falto de ambición, deja de res-
es maldecida, si bien indulgentemente, y su desgracia ponder a esta competencia. La única excepción es el
atribuida a una vida licenciosa. Había tres mujeres adul- caso del hijo o heredero del jefe supremo que puede
tas estériles en Tau; las tres eran comadronas y conside- ser nombrado manaia a los veinte años. Pero aquí su
. radas inteligentes. Ahora, después de haber pasado la alta jerarquía ya lo ha sujetado a una disciplina y a un

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viejo que me ayude. Mi padre se .enojó porque su título
cuidadoso adiestramientO', más riguroso que los de los me lo dieron a mí. Él no me dIJO nada. MI madre era
demás jóvenes; en cuanto manaia, es el jefe titular de sensata, pero provenía de otra isla y no c?noc::í~ bien los
la Aumaga y debe dirigirla bien o pierde su prestigio. hábitos antiguos de la nuestra. No habla vIeJos en la
Habiendo obtenido la designación de matai y entrado casa que se sentaran conmigo al atardecer y llenar~ mis
en el Fono, prevalecen las diferencias de temperamen- oídos· con las cosas de los tiempos pasados. Un Joven
to. El título de matai que recibe puede ser muy secun- matai debe tener siempre un viejo a su lado, que, aun-
dario, no implicando el derecho a un puesto en la casa que sea sordo y no alcance a oír todas sus. preguntas,
del consejo u otras prerrogativas. Puede ser tan secun- pueda no obstante contarle muchas cosas.», .
dario que, aunque matai, no trate de gobernar una casa, La vida de las mujeres sigue un curso mas umfor-
sino que viva en cambio a la sombra de algún pariente me. Las esposas de jefes y jefes hablantes tienen que de-
más importante. Pero será miembro del Fono, ubicado dicar cierto tiempo al ceremonial. Las mUjeres vI~J,as
entre los señores de la aldea y separado para siempre que son comadronas o médicos continúan su profeslOn,
de las gratas actividades colectivas de los jóvenes. Si pero rara vez de manera furtiva y privada. La menopau-
llega a enviudar y desea volver a casarse, sólo puede sia, da lugar a una ligera inestabilidad temperame~tal,
hacerlo dejando de lado su título de matai y entrando irritabilidad, remilgos hacia la comida, una tendencIa a
en su casa bajo la ficción de que aún es joven. Su prin- repentinos antojos y caprichos inexplicables. Una ~ez
cipal preocupación la constituyen los asuntos de la aldea; pasada la menopausia y libre de embarazos, la rz:uJer
su principal entretenimiento, las horas transcurridas orienta de nuevo su atención hacia el arduo trabajo en
en ceremoniosas polémicas en alguna reunión. Siempre las plantaciones. La tarea más agobi.adora de la aldea es
lleva su paquete de fibra de coco trillada, y mientras realizada por mujeres de cuarenta y cmc~ a cmcuen.ta y
habla arrolla las fibras en su muslo desnudo. cinco años. Luego, a medida que se aprOXIma la anCiani-
El menos ambicioso descansa tras esta obra. El más dad, se dedican a ejecutar hábilmente los quehaceres de
ambicioso continúa el juego, buscando títulos más altos, la casa, a tejer y fabricar tapa. .
de mayor prestigio, como artesano u orador, control de Cuando un hombre es descalificado para el trabajo
más resortes en el juego político. Por último, la prefe- activo por el reumatismo, la elefantiasis o una debilidad
rencia por el más capaz, la misma preferencia que, en general, pierde importancia su papel como ma~str?
desafío de las leyes de la primogenitura o descendencia Puede enseñar al joven aspirante a pescador la CienCIa
directa, puede haber dado a un hombre su título, tam- pero no la técnica. de la pesc~. La mujer, por otra p~rte,
bién se lo quita. Porque si vive más allá de la madurez, es maestra en artes doméstIcas; a ella debe acudir la
que se alcanza a los cincuenta y cinco o sesenta años, joven que' ambiciona convert'irse en una tej~dora exper-
se le retira el título y se concede a otro, recibiendo él un ta. Otra puede recoger las yerbas que necesita para Sll.S
«pequeño nombre de matailll, de n;Janera que todavía medicinas, mientras ella conserva el secreto de combI-
puede sentarse con los demás matais y beber su kava. narlas. El acto ceremonial de quemar nuez de vela I
Estos viejos se quedan en sus casas, las guardan mien- para obtener tintura negra está en manos de las mujeres
tras los otros se internan rumbo a las plantaciones, vi-
gilan a los niños, trenzan cinet, y dan consejos o, con
una final y perversa afirmación de autoridad, dejan de . 1. La nuez de vela (Aleurites moluccana) es un fruto de las
darlos. Un joven jefe que había recibido el título de su islas asiáticas. Fruto del árbol o arbusto Aleurites moluccal1a
padre en vida de éste, se quejó diciendo: «No tengo un de las islas del Pacífico. (N. del E.)

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muy viejas. Y t3;mbién ~stas habitualmente ejercen más 13. NUESTROS PROBLEMAS EDUCATIVOS
poder dentro de la casa que los viejos. Los hombres go- CONSIDERADOS A LA LUZ DE LA
biernan en parte por la autoridad que les confieren los EXPERIENCIA SAMOANA
títulos, pero sus esposas y hermanas gobiernan por la
fuerza de la personalidad y el conocimiento de la natu-
raleza humana. Una eterna preocupación dentro del
grupo más pequeño las torna omniscientes y tiránicas.
Su prestigio no sufre merma alguna, excepto la inhe-
rente a la eventual pérdida completa de sus facultades .
El sentimiento familiar subsiste hasta la muerte; los
individuos muy ancianos se sientan al sol y hablan sua- A través de muchos capítulos hemos seguido la vida
vemente, prescindiendo del tabú o del sexo. de jóvenes samoanas, las hemos observado al transfor-
marse de niñas en cuidadoras de niños, aprender a .en-
cender el horno y tejer esteras finas, abandonar la ·vida
de la pandilla para trocarse en miembros más activos
de la familia, diferir el matrimonio para poder pasar
tantos años en amores ocasionales como fuera posible.
y ~inalmente, casarse y dedicarse a criar hijos que, a
su vez, repetirán el mismo ciclo. En la medida en que
nuestro material lo permitía. hemos realizado un ex-
perimento para tratar de descubrir cómo ocurre el pro-
ceso del desarrollo en una sociedad muy distinta de la
nuestra. Debido a que la duración de la vida humana y
la complejidad de nuestra sociedad no nos pennitieron
efectuar aquí nuestro experimento, eligiendo un grupo
de niñas para llevarlas a la madurez bajo condiciones
establecidas especialmente, se hizo necesado trasladarse
a otro medio en el cual la historia hubiera preparado un
escenario adecuado a tal fin. Allí encontramos niñas
que cumplían el mismo proceso de desarrollo físico que
nuestras jóvenes: su dentición seguía los mismos ciclos,
crecían altas y desgarbadas, llegaban a la pubertad con
su primera menstruación. alcanzaban gradualmente la
madurez física y se hallaban preparadas para dar origen
a la próxima generación. Era posible decir: He aquí las
condiciones adecuadas para un experimento; la adoles-
cencia es un factor t.:onstante en Estados Unidos y en
Samoa; la civilización de Estados Unidos y la de Samoa .
son diferentes. En el curso del desarrollo durante el pro-

184 185 ,
ceso de crecimiento por el cual la niña se convierte en ñas altas son diferentes de las bajas, para una misma
'adulta, ¿los cambios corporales repentinos y evidentes edad; debemos adoptar un método diferente para edu-
que tienen lugar en la pubertad se ven acompañados por carlas. -
formas espasmódicas de desarrollo, con contenido emo- Pero con contestar la pregunta que nos hemos plan-
tivo y por un sentido religiosq naciente, un florecimiento teado, no hemos agotado el problema. Una nueva pre-
del idealismo, un deseo inmenso de afirmar el yo contra gunta se presenta. Si se prueba que la adolescencia no
la autoridad o bien carecen de tal concomitancia psicoló- constituye necesariamente un período especialmente di-
gica? ¿Constituye la adolescencia un período de angus- fícil 'en la vida de una joven -para lo cual basta hallar
tia mental y emotiva para la joven en edad de crecimien- cualquier sociedad en la cual ocurra así- entonces,
to de modo tan inevitable como la dentición es causa de ¿ cómo se explica la presencia de la c(;mmoción y la ten-
un período de infelicidad para el niño? ¿Podemos pensar sión en las adolescentes norteamericanas? En primer
en la adolescencia como en una época de la vida de cada lugar, podemos decir simplemente que debe haber al-
niña que implica síntomas de conflicto y zozobra, al gún factor en las dos civilizaciones q~e explique la di-
tiempo que se produce un cambio en su cuerpo? ferencia. Si. el mismo adquiere una forma diferente en
Siguiendo a las jóvenes samoanas a lo largo de todos ambientes distintos, no podemos explicar nada en fun·
los aspectos de su vida hemos procurado hallar respues- ción del proceso, pues éste es idéntico en ambos casos.
ta a esta pregunta, descubriendo que ella debía ser Pero el ambiente social es muy diferente y es allí donde
negativa en todos los puntos. La adolescente en Samoa debemos buscar una explicación. ¿Qué se da en Samoa
difería de su hermana que no había llegado a la puber- que falte en ¡;'stados Unidos, qué en Estados Unidos
tad, en un aspecto esencial: en la muchacha mayor se que falte en Samoa, como para explicar esa diferencia?
presentaban ciertos cambios corporales ausentes en la Tal pregunta encierra implícitamente cuestiones muy
más joven . No había (jtras diferencias notables que per- amplias y complejas, y cualquier tentativa de respues-
mitiera'n separar el grupo que pasaba por el período de ta estará sujeta a múltiples posibilidades de error. Pero
la adolescencia del que llegaría a ella dos años después si reducimos nuestra pregunta, investigando las dife-
o del que la había alcanzado dos años antes. rencias entre aquellos aspectos de la sociedad samoana
Si una joven que ya ha pasado la pubertad es de que afectan la vida de la adolescente y los que ejercen
estatura menor que la normal, mientras su prima es influencias sobre las jóveQes en edad de crecimiento en
al!a y puede realizar tareas más pesadas, habrá una di- nuestra cultura, es posible procurar contestarla.
ferencia entre ellas debido a sus distintas dotes físicas, El sustrato de estas diferencias es amplió y con dos
que será mucho may'or que la causada por ·la pubertad . componentes importantes: uno se debe a caracterÍsti·
La joven alta y fuerte será aislada de sus compañeras, cas que son propias de Samoa, el otro a características
obligada a realizar tareas más prolongadas y propias de que son primitivas.
una adulta, se le hará sentirse tímida mediante un cam- El factor que hace del crecimiento, en Samoa, un
bio de vestimenta, mientras su prima, más lenta en su asunto tan fácil y sencillo, es el predominio de un clima
desarrollo, será tratada aún como una niña y tendrá que de complaciente indiferencia que penetra toda la socie-
resolver sólo los problemas algo menos importantes de dad. Porque Samoa es un Jugar en que nadie arriesga
la infancia. El procedimiento de nuestros educadores al mucho, nadie paga precios muy elevados, nadie sufre
recomendar tácticas especiales en el trato con las adoles- por sus convicciones o pelea hasta la muerte por obje-
centes, se traduciría así en términos samoanos: las ni- tivos especiales. Los desacuerdos entre padres e hijos se

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resuelven cruzando el niño la calle; entre un hombre y Samoa contrasta profundamente no sólo con Estados.
aldea, mudándose aquél a otra; entre un esposo y el se- Unidos sino también con las civilizaciones más primiti·
ductor de su esposa, con unas cuantas esteras finas. Ni vas. y por más que deploremos tal actitud y sintamos
la pobreza ni grandes desastres amenazan a la gente para que en una sociedad tan superficial no nacen personali-
que ~sta se aferre a su vida y tiemble por la continuidad dades importantes ni se da un gran arte, debemos adrrii·
de su existencia. No existen dioses implacables, prestos tir que reside aquí un factor vigoroso que influye en el
a la ira y severos en el castigo, que perturben el curso pasaje indoloro de la niñez a la condición de mujer. Dado
uniforme de sus días _ Las guerras y el canibalismo han que nadie experimenta sentimientos muy fuertes, la
desaparecido hace mucho tiempo y en la actualidad la adolescente no será. torturada por situaciones hirientes.
máxima causa de dolor con excepción de la muerte mis· No hay elecciones catastróficas como las que debían
¡na, la constituye el viaje de un pariente a otra isla. A afrontar jóvenes que sentían que el servicio de Dios les
nadie se le apura en la vida ni se le castiga ásperamen· exigía abj urar del mundo para siempre, como durante
te por su lentitud en el desarrollo. Por el contrario, el la Edad Media, o cortarse un dedo a modo de ofrenda
capaz, el precoz, son demorados hasta que ' los más len- religiosa, como entre los indios de las llanuras. Así, en J
tos hayan alcanzado su paso. Y en las relaciones perso- primer lugar, en nuestra lista de explicaciones debemos 7
nales, la preocupación es igualmente leve. Odio y amor, colocar la falta de sentimientos hondos, que los samoa-
celos y rencor, pena y duelo, son asunto de semanas. nos han hecho convencional hasta el punto que constitu-
Desde los primeros meses de su vida, cuando la niña pasa ye el armazón de todas sus actitudes hacia la vida.
descuidadamente de las manos de una mujer a las de Luego está el aspecto tan sorprendente en que toda
otra, se aprende la lección de no preocuparse demasia· civilización primitiva aislada y muchas modernas difie·
do por una persona ni depositar grandes esperanzas en ren de la nuestra: el número de elecciones que se permi-
cualquier relación. ten a cada individuo. Nuestros niños se encuentran con
Así como podemos observar que Occidente condena un mundo de elecciones que deslumbran a sus ojos no
a esos infortunados que nacen con tendencia a la medita~ habituados. En cuanto a religión pueden ser católicos,
ción y un completo desagrado hacia la actividad, pode- protestantes, adeptos de la Christian Science, espiritua·
mos decir también que Samoa es bondadosa para aque· listas, agnósticos, ateos o aun no prestar atención en
llos que asimilaron la lección de no preocuparse y severa absoluto a la religión. 1!sta es una situación inconcebible
con los pocos que no la han aprendido. Lola, Mala y la en cualquier sociedad primitiva no expuesta a infIuen·
pequeña Siva, la hermana de Lala, todas eran jóvenes das extrañas, en la que hay un conjunto de dioses, una
de una capacidad para la emoción mayor que la de sus práctica religiosa aceptada, y si un hombre no cree, su
compañeras. Y Lola y Mala, que deseaban apasionada· único recurso reside en creer menos que sus compañe-
mente afecto y expresaban violentamente a la humanidad ros. Puede ridiculizar la vieja religión, pero no dispone
su desilusión por la falta de él, eran ambas delincuentes, de ninguna nueva fe a la cual dirigirse. Hoy Manu'a se
míseras inadaptadas en una sociedad que brinda todas aproxima a esta condición, todos son cristianos de la
sus recompensas a los que toman la derrota con lige reza misma secta. No existe conflicto en cuestiones de creen·
y se dirigen hacia algún otro fin con una sonrisa en los cias, aunque hay diferencias en la práctica entre los
labios. miembros de la Iglesia y los que no lo son. Y podía ob-
En esta actitud indiferente hacia la vida, en esta ten· servarse, como ya se dijo, que en el caso de varias' de las
dencia a esquivar el confl icto, las situaciones agudas, jóvenes en edad de crecimiento, la necesidad de elección

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e~tre las dos prácticas podría llegar a producir un con- rialista, vegetariano, abstemio con una fuerte preferen-
fhcto alguna vez. Pero actualmente la Iglesia exige muy cia Iiterariá por Edmund Burke, partidario de la liber-
poco a sus miembros solteros jóvenes como para forzar tad de trabajo y las tarifas altas, creer que el sitio de la
al adolescente a tomar cualquier decisión. muj er es el hogar, que las jóvenes deben usar faja, no
Análogamente, nuestros niños se enfrentan con diver- arrollarse las medias, no fumar ni ir de paseo con mu-
sos códigos morales: el sistema de nonnas sexuales, chachos por la noche. Pero el padre de su madre puede
una para los hombres y la otra para las mujeres, o el ser un episcopal opuesto al ritualismo, creer en el epicu-
de un~ sola norma para ambos sexos y diferentes inter- reísmo, set gran defen sor del federalismo y de la doctri-
pretacIOnes ace:ca de ésta, pues hay grupos que pro- na de Monroe, leer a Rabelais, ser aficionado a los espec-
claman que la umca norma debe ser la libertad, mien- táculos musicales y a las carreras de caballos. Su tía
tras otros .sosti~nen que debe serlo la monogamia abso- es agnóstica, ardiente defensora de los derechos femeni·
luta . .Matnmomo de ensayo, matrimonio de compañía, nos, internacionalista que deposita todas sus es peranza~
matrunoDIO contractual: todas estas posibles soluciones en el esperanto, admira<jora de Bernard Shaw, y dedica
de un atolladero social desfiJan ante los niños en desa- sus ratos de ocio a realizar campañas con tra la vivisec·
rrollo, mientras las condiciones reales de las comunida- ción. Su hermano mayor, a quien ella admira extremada-
des en que viven, las películas y las revistas, les infor- mente, acaba de pasar dos años en Oxford. Es anglocat6-
man acerca de violaciones colectivas de todos los códi- Hco, entusiasta de todo lo que concierne al medioevo,
gos, violaciones que no marchan bajo ninguna bandera escribe poesías místicas, lee a Ches te r ton y desea consa-
de reforma social. grar su vida a buscar el secreto perdido de los vitrales
El niño samoano no afronta tal dilema. Lo sexual es medievales.
algo n.atural y placentero; la libertad de que puede gozar El hermano de su madre es ingeniero, materialista
está hmItada sólo por una consideración: la situación estricto, que nunca se repuso de la lectura de Haeckel,
social (social status) . Las hijas'y esposas de jefes no realizada en su juventud; se burla del arte, cree que la
deben entregarse a experiencias extramaritales. Los adul- ciencia salvará al mundo, se mofa de todo 10 que se decía
tos responsables, jefes de familias, y las madres tienen y pensaba antes del siglo XIX y arruina su salud con ex·
cuestiones demasiado importantes entre manos que no perimentos sobre la eliminación científica del sueño. Su
les dejan mucho tiempo para casuales aventuras amo- madre es de una estructura mental quietista, muy inte·
rosas. Todos en la comunidad coinciden en el tema: los resada en la filosofía hindú, pacifista, estrictamente fa-
únicos disidentes son los misioneros; pero tan en vano talista en la vida, y a pesar del cariño que le profesa su
que sus protestas resultan insignificantes. Tan pronto hija no dará ningún paso para atraer su fervor. Todo
como se graven suficientemente las actitudes de las mi- esto puede ocurrir dentro de la casa de la joven . Añá-
siones con su patrón europeo de conducta sexual entra- danse a 'ello los grupos representados y defendidos por
rá en la socie~ad samoana la necesidad de elegir, precur- sus amigos. sus maestros, y los libros que lee acciden-
sora de .confllctos. talmente, y entonces la lista de aficiones posibles, de
Nuestros jóvenes 'se hallan frente a una serie de gru- fidelidades-sugeridas que son incompatibles entre sí, se
pos dIferentes que tIenen creencias distintas y procla- torna de pasmosa amplitud.
man prácticas diversas; a cada uno de ellos puede per- Las elecciones 'que se presentan a la joven samoana
tenecer algún amigo o pariente de confianza. Así, el son completamente distintas . Su padre es miembro de
padre de una muchacha puede ser presbiteriano, impe- la Iglesia, lo mismo que su tío. Su padre vive en una

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aldea donde la pesca es abundante, su tío en una aldea - ado aún. Mientras la menos meditativa sufre los
donde hay bastantes cangrejos de cocotero. Su padre es ."..,res choques al descubrir que el padre piensa que
un pescador hábil y en su casa hay suficiente comida' su go está bien y el abuelo que está mal, y que las cosas
tío es un jefe hablante y sus frecuentes obsequio; de se permiten en casa son proscritas en la escuela,
tela de corteza proveen excelentes vestidos de baile. Su -,ara la más reflexiva hay reflejadas dificultades más su-
abuela paterna, que vive con su tío, sabe enseñarle mu- . Si ha aceptado filosóficamente el hecho de que exis-
chos secretos curativos; su abuela materna, que vive varias normas entre las que debe elegir, puede aún
con su madre, es una experta tejedora de abanicos. Los nservar una fe infantil en la coherencia de la filosofía
muchachos de la aldea de su tío son admitidos más jó- _:le ha adoptado. Más allá de la elección inmediata, que
venes en la Aumaga y no resultan muy divertidos cuan- era tan desconcertante y difícil, que quizá involucraba
do vienen de visita; pero hay tres muchachos en su aldea 'IIOlestar o alejar a sus amigos, ella espera la paz. Pero
que le gustan mucho. Y su gran dilema es vivir con su ha calculado que cada una de las filosofías que abor-
padre o con su tío, problema franco y directo que no ~ no es en sí sino el fruto semimaduro del compromiso.
introduce interrog~ntes éticos ni cuestiones de lógica _. acepta el cristianismo se siente en seguida confundi·
impersonal. Su elección no será tomada como asunto entre la doctrina del evangelio referente a la paz y el
personal, tal como podría ser interpretada por los demás lor de la vida humana y la cordial aceptación de la
parientes la adhesión de la joven estadounidense a los rra por parte de la Iglesia. El compromiso concertado
puntos de vista de un familiar. Los samoanos estarán e diecisiete siglos entre la filosofla romana d.e guerra
seguros de que eligió una residencia en vez de otra por dominación y la primitiva doctrina eclesiástica de
razones perfectamente valederas: la comida era mejor, ;J3Z y humildad, está aún presente para confundir a la
tenía un amante en esa aldea o se había peleado con uno -a de hoy. Si acepta las premisas filosóficas sobre las
que residía en la otra. En cada caso existía la posibilidad :uales se basó la Declaración de Independencia de los
de elecciones concretas dentro de una pauta de conducta Estados Unidos, se encuentra frente a la necesidad de
reconocida. Nunca se le exhortaba a hacer elecciones '!"eConciliar la creencia en la igualdad del hombre y nues-
que implicaran un verdadero rechazo de las normas de uas promesas institucionales de igualdad en la oportu-
su grupo social, tales como las que debe reali~ar en nues- -dad con nuestro trato a los negros y orientales. La di-
tra sociedad la hija de padres puritanos que permite Tsidad ge formas que se da en la sociedad actual es tan
caricias a discreción. impresionante que hasta el más obtuso, el más indife-
y no sólo' nuestrOs adolescentes chocan con una serie """ te, no puede dejar de notarla. y ' esta diversidad cs
de grupos qefensores de formas distintas que se exclu- .an antigua, tan englobada en semisoluciones, en esos
yen mutuamente, sino que se les presenta un problema compromisos entre filt;>sofías diferentes que llamamos
mucho más intrincado. Dado que nuestra civilización oistianismo, democracia o humanitarismo, que frustra
está entretejida con hebras tan diversas, se encontrará .B más inteligente, curioso y de espíritu más analítico.
que las ideas que acepta cualquier grupo contienen nu- Así, pues, para explicarnos la ausencia de sufrimien-
merosas contradicciones. Por tanto, aunque la joven se os en las elecciones que realizan las adolescentes de
haya adherido calurosamente a algún grupo, aceptando Samon, debemos atender al carácter de dicha civiliza-
de buena fe las aseveraciones de que sólo ellos tienen ción, que desestima los sentim ientos profundos. Pero
razón y las demás filosofías de la vida son engaños del -,ara explicarnos la ausencia de confUctos, debemos atco-
Anticristo y anaternatizables, sus congojas no han ter- r principalmente a la dife.rencia entre una civilización

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primitiva, si~ple y homogénea, que cambia tan lenta- =-stados Unidos. Además, el grado de individualización,
mente que para cada generación aparece como estática d campo de variaciones, es mucho más reducido en Sa-
y una civilización moderna, heterogénea, variada, diversa:
= a. Dentro de nuestros límites más amplios de desvia-
Al trazar el paralelo surge una tercera consideración: ::ión, se hallan inevitablemente temperamentos débiles
la, falta de neuróticos entre los samoanos, frente al gran de poca resistencia. Así como en nuestra sociedad se
numero de ellos que existe entre nosotros_ Debemos exa- -,anificsta un mayor desarrollo de la personalidad, apa-
minar aquellos factores operantes en la primera educa- 7'eCe también una proporción mayor de individuos que
~ sucumbido ante las complicadas exigencias de la t
ción de los niños samoanos, que los han adaptado a un
desarrollo normal y protegido de la neurosis. Los descu- da moderna. '
brimiento de los conductistas y psicoanalistas a la par, No obstante, es posible que haya factores que se den
~ el primer ambiente del niño samoano y sean particu-
ponen el ac~nto sobre el importan~e papel desemp-eñado
por el ambIente en que se vive durante los primeros ....mente favorables al establecimiento de la estabilidad
años. Se observa que niños, cuando son víctimas de un nerv iosa. Así como puede suponerse que un niño que
comie~zo. inadecuado, a menudo se comportan mal con
- 'e en un mejor ambiente hogareño en nuestra civiliza-
postenondad o cuando deben afrontar elecciones im- :ión tendrá J;Tlás posibilidades en todas las circunstan-
portantes. Sabemos que cuanto más severa se rep;e- :las, es concebible que el niño samoano no sólo sea tra-
senta la elección, más numerosos son los conflictos' do más suavemente por su medio, 'sino que también
cuanta más aspereza se adjudica a las exigencias im~ esté pertréchado para enfrentar las dificultades que se
puestas al individuo, aparecen más casos de neurosis. presenten.
La historia, en el caso de la última guerra, brindó una Tal suposición se ve reforzada por el hecho de que los
estupenda ilustración acerca del gran número de indivi- ~ os samoanos pasan evidentemente ilesos por experien-
:::laS que a menudo tienen graves repercusiones sobre el
duos mutilados e impedidos cuyos defectos se revela-
ban sólo bajo una tensión muy especial y terrible. Sin desarrollo individual en nuesrta civilización. La historia
~ nuestras vidas está llena de casos en que aparecen
la guerra, no hay razón para creer que muchos de estos
individu.os ~on neu~osis de guerra no hubieran pasado 5ficultades posteriores que pueden remontarse a algu-
:¡a experiencia temprana de contenido sexual o relativa
por la vida madvertidos; el mal comienzo las fobias los
complejos, el condicionamiento inadecuado en la ,prime- 3.1 nacimiento o a la muerte. Y sin embargo, los niños
ra infancia, nunca habrían producido resultados sufi- ~ oanos están familiarizados a una edad temprana, y
cientes como para atraer la atención de la sociedad. sm consecuencias desastrosas, con los tres temas men-
Las cuestiones implícitas en esta observación son do- cionados. Es muy posible que haya aspectos d~ la vida
pIes. La ausencia de situaciones difíciles en Samoa elec· =!el niño en Samoa que lo equipen particularmente bien
ciones antagónicas, situaciones en que el miedo, el 'dolor :;:rara atravesar la vida sin sufrir una in'e stabilidad ner-
o la angustia se van aguzando, probablemente explique 'osa.
en gran parte la carencia de inadaptación psicol9gica. Con esta hipótesis in mente vale la pena considerar
Así como un imbécil incurable no se frustraría definiti- =ís en detalle qué aspectos del ambiente social del niño
vamente en Samoa, mientras constituiría una carga pú- son los más notablemente distintos de los nuestros. Casi
blica en una gran ciudad norteamericana, los individuos IOdos ellos.. giran alrededor de la situación familiar, el
con una ligera inestabilidad nerviosa tienen oportunida- 2IIlbiente que impresiona más temprano y más intensa-
des de vida mucho más favorables en Samoa que en los mente en la conciencia del niño. La organización de una

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casa samoana elimina de una vez, en casi todos los casos, ainos en todos los cuales puede confiar y a quienes
muchas de las situaciones especiales que se consideran ..Jebe obedecer.
como productoras de tendencias emotivas indeseables. La falta de sentimiento especializadQ que deriva de
El hijo menor, el mayor, el único, apenas pueden darse, esta difusión del afecto en el hogar, es reforzada por la
a causa del .gran número de niños que viven en una separación del muchacho y las jóvenes, de manera que
casa, todos los cuales reciben el mismo trato. Pocos ni· :ID niño mira a las personas del sexo opuesto como pa-
ños son cargados de responsabilidad o se vuelven tirá· rie ntes·tabú o como enemigos actuales y futuros aman-
nicos y despóticos, como sucede a menudo con los hijos ~ , prescindiendo en ambos casos de la individualidad.
mayores, o vj:ven aislados" condenados a la convivencia La sustitución de la afinidad electiva por el parentesco
con adult,os_ y sustraídos al efecto socializan te del con- en la formación de amistades, completa la obra. En la
tacto con otros niños, como sucede a menudo con los epoca en que alcanza la pubertad, la joven samoana ha
hijos únicos. Ningún niño es .! llimado y echado a perder aprendido a subordinar la selección de amigas o amantes
al punto de que la perspectiva de sus merecimientos se .2 una observancia de ciertas categorías. Los amigos
defo~e de modo irremediable, tal como sucede a me- ~ben ser parientes de igual sexo; los amantes no deben
nudo 'c on el h,i jo menor. Pero en los pocos casos en que ser parientes. Toda aspiración a ejercer atracción per-
la vida de la familia samoana se aproxima realmente a la sonal o simpatía entre parientes de sexo opuesto debe
nuestra, tienden a desarrollarse las actitudes especiales ser reprobada. Todo esto significa que las relaciones se-
derivadas del orden del nacimiento y de los estrechos xuales fortuitas no implican la responsabilidad de un
lazos afectivos existentes entre padres e hijos. 'rinculo sólido, que el matrimonio de conveniencia dic-
La relación íntima entre los padres y el hijo, de in- ~ do por consideraciones económicas y sociales se tolera
fluencia tªn decisiva en muchos casos, en nuestra civili- fácilmente y se rompe accidentalmente sin gran emocióri.
zación, en que el sometimiento o el desafío a los padres Nada puede presentar un contraste más vivo con el
puede convertirse en la estructura dominante de la vida !lagar estadounidense medio, con su número reducido
entera, no se encuentra en Samoa. Los niños criados en de hijos, el lazo íntimo, teóricamente permanente entre
casas donde existen media docena de mujeres adultas los padres, el drama de la aparición en escena de cada
para cuidarlos y secar sus lágrimas y media docena de nuevo hijo y el nacimiento del último niño. Aquí la
varones adultos, todos los cuales representan autorida- joven adolescente aprende a depender de unos cuantos
des constituidas, -no distinguen a sus padres tan neta- individuos, a esperar que las recompensas en la vidá
¡ ,!.f1ente como nuestros niños. La imagen de la madre pro- provengan de cierta clase de personalidades. Con su pri-
tectora y amante o el padre digno de admiración, que mera tendencia a la afinidad selectiva en las relacio-
pueden servir para determinar elecciones afectivas en nes personales, crece. jugando con niños y niñas, apren-
la vida posterior, se forma aquí por la superposición de diendo a conocer bien a hermanos, primos y condiscí-
varias tías, primas, hermanas mayores y abuelas; del pulos. No piensa en 'los muchachos como una clase sino
jefe, el padre, tíos, hermanos y primos. En vez de apren- como individuos, tan buenos como el hermano a quien
der corno primera lección que hay, aquí una madre bon- ella quiere, o desagradables, dominadores como un
dadosa cuya preocupación especial y fundamental es su he rmano con quien anda siempre en malos términos. La
bienestar, y un padre cuya autoridad ha de ser acatada, preferencia por el aspecto físico, por el temperamento y
el chiquillo samoano aprende que su mundo está com- el carácter, desarrolla y forma los cimientos de una ac-
puesto por una jera'rquía de adultos masculinos y feme- tit ud adulta muy diferente, en la cual la afinidad electiva

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desempeña un vívido papel. La joven samoana nunca que la rechaza, de los fuertes lazos entre padres e hijos, .
saborea las recompensas del amor romántico tal como que implican una relación personal activa desde el naci-
10 conocemos nosotros, ni sufre como la sqlterona que miento hasta la muerte? Se produce la especialización
no ha atraído a ningún amante ni hallado una que ]a del afecto, es verdad, pero a estos precios: muchos in-
atraiga o como la esposa frustrada en un matrimonio dividuos conservan durante toda su vida actitudes de
que no ha satisfecho sus elevadas exigencias. niños dependientes; los lazos entre padres e hijos sofo-
Habiendo aprendido algo acerca del arte de discipli· can con éxito las tentativas de éstos por realizar otras
nar el apetito sexual en cauces especiales aprobados adaptaciones; elecciones necesarias se tornan innecesa-
por la personalidad íntegra, nos sentiremos inclinados riamente acerbas porque pasan a constituir problemas
a juzgar nuestra solución superior a la de los samoanos. dentro de un parentesco emotivo intenso. Quizás éstos
Para poder alcanzar lo que consideramos un nivel más sean precios demasiado caros para pagar por una espe-
digno en las relaciones personales estamos dispuestos cialización de la emoción que podría suscitarse en otra
a sufrir la pena de la frigidez en el matrimonio y con· fo rma, fundamentalmente mediante la educación de
templar la inmensa multitud de mujeres solteras, esté· am bos sexos. Y con tal interrogante en el espíritu es in-
riles, que marchan en interminable procesión por la es- teresante recalcar que una comunidad familiar más
cena norteamericana e inglesa. Pero si bien se concede grande, en la cual hay varios adultos, hombres y muje-
que sea deseable este desarrollo de respuestas sensibles res, parece proteger al niño contra el desarrollo de las
y discriminadoras de la personalidad, como mejor base actitudes mutilan tes que conocemos como complejos
para la existencia de vidas humanas dignas, que la de de Edipo, complejos de Electra, etc.
una respuesta' automática e indiferenciada a la atrac- El cuadro samoano muestra que no es necesario en-
ción sexual, podemos, sin embargo, a la luz de las solu- cauzar tan profundamente el afecto de un niño hacia
ciones samoanas, estimar como excesivamente caro el sus padres y revela que si bien podríamos rechazar la
precio de nuestros métodos. . parte del esquema samoan9 que no acarrea ninguna ven-
La estricta separación de muchachos y niñas que son taja, como ser la separación de los sexos antes de la
parientes, la establecida hostilidad entre preadolescen· pubertad, podemos empero aprender algo de una cultura
tes de sexo opuesto en Samoa, son rasgos culturales con en la que el hogar no domina ni deforma la vida del niño.
los que no simpatizamos en absoluto. Tratamos de sus- La presencia de muchos puntos de vista opuestos,
tituir los vestigios de tales actitudes, encarnados en nues- enérgicamente sostenidos, y la enorme influencia de los
tras escuelas para un solo sexo, por medio de la educa- individuos sobre la vida de sus hijos que se dan en nues-
ción mixta, acostumbrando suficientemente un sexo a :ro país, facilitan la producción de situaciones llenas de
otro, de modo que las diferencias sexuales se pierdan emoci"n y dolor para ambos. En Samoa, el hecho de que
de vista ante las más importantes y notables de la per- el padre de una joven sea una persona dominadora , dog-
sonalidad. No hay ventajas admisibles en el sistema mática, el de su prima un hombre gentil y razonable
samoano del tabú y la separación, de la reacción frente a y el de otra prima sea vivaz, excéntrico, brillante, in-
un grupo más bien que frente a un individuo. Pero flu irá sobre las tres niñas en un solo aspecto: la elec-
cuando destacamos el otro factor diferencial la conclu- ión de residencia, si cualquiera de los tres padres es
sión no resulta tan segura. ¿Cuál es el beneficio resul- jefe de una casa. Pero las actitudes de las tres niñas
tante de la pequeña familia biológica que crece por den· hacia lo sexual y la religión no se verán afectadas por
tro y opone su cerrado CÍrculo de afecto a un mundo los distintos temperamentos de los padres, pues éstos

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desempeñan un papel 'demasiado precario en sus vidas. da a las categorías: pariente, esposa del jefe hablante,
Son aleccionadas no por un individuo sino por un ejérci- de mi esposo, hijo del jefe hablante de mi madre o hija
to de parientes en una confonnidad general, posición del jefe hablante de mi padre. Las consideraciones de
sobre la cual la personalidad de sus padres ejerce muy simpatía, de afinidad espiritual, desaparecen frente a
leve influencia. Y a través de un interminable encadena- las asociaciones regimentadas. Tales actitudes, desde
miento de causa y efecto, las diferencias individuales de luego, serían totalmente rechazadas por nosotros.
norma no se perpetúan mediante la adhesión de ios hijos Reuniendo todos los hilos de este tema particular,
a la posición de los padres, ni los hijos son impulsados podemos decir que una diferencia notable entre la so-
a actitudes raras y anormales, que podrían constituir ciedad samoana y la nuestra reside en la falta de espe-
la base del alejamiento y el cambio. Es posible que cialización del sentimiento ~particularmente del senti-
mientras nuestra cultura obligue a elegir de manera miento sexual-, que se da entre los samoanos. A esta
tan inevitable, sea deseable mitigar, por lo menos en diferencia se debe indudablemente una parte de la au-
alguna pequeña medida, el inmenso papel que los' padres sencia de dificultad en las adaptaciones conyugales de
desempeñan en la vida de sus ~ijos, anulando así uno un matrimonio de conveniencia, y la ausencia de frigidez
de los factores accidentales más poderosos que pesan o impotencia física . Esta falta de especialización del
en las elecciones que afronta todo individuo. sentimiento debe ser atribuida a la existencia de una
El padre samoano rechazaría por inoportuno y odi" familia numerosa Y heterogénea, a la separación de los
so el argumento ético que se formule a un niño en fun- sexos antes de la adolescencia y a la regimentación de
ción del afecto personal. «Sé bueno para compl.acer a la amistad, que sigue sobre todo lineamiento de paren-
mamá.» «Ve a la iglesia por tu padre.» «No seas tan des- tesco. Y sin embargo, aunque deploramos los casos de
agradable con tu hermana, eso hace desdichado a papá .• vidas inadaptadas y frustradas, precio que debemos
Donde hay una norma de conducta y sólo una, tan indig- pagar por la mayor especialización sexual en nuestra sa-
na confusión de ética y afecto está por fortuna elimi- ciedad, no obstante apoyamos el desarrollo de respues-
nada. Pero donde hay muchas normas y todos los adulo tas especializadas, como una conquista a la que no po-
tos se esfuerzan desesperadamente por atar a sus hijos demos renunciar. Pero un examen de estos tres factores
a los rumbos particulares --que ellos mismos han ese" causale's sugiere que podríamos realizar nuestro obje·
gido, se· recurre a medios tortuosos y nada estimables. tivo, consistente en el desarrollo de una conciencia de
Las creencias, prácticas, métodos de acción, presionan la personalidad a través de la edlJ.cación- mixta y del
sobre el niño en nombre de la lealtad filial. En nuestro fomento de amistades libres y no regimentadas. y
cuadro ideal de la libertad del individuo y la dignidad acabar quizá con los males inherentes a la organización
de las relaciones humanas no es grato advertir que familiar demasiado íntima, eliminando de tal modo una
hemos desarrollado una forma de organización familiar parte de los factores de inadaptación sin sacrificio
que a menudo mutila la vida emotiva y tuerce y tras- ninguno de los beneficios adquiridos a precio tan ele-
torna el desarrollo del poder que existe en muchos in- vado.
dividuos para vivir sus vidas conscientemente. La otra diferencia notable entre Samoa y nuestra
El tercer elemento de la estructura samoana en cuan- cultura, a la cual puede. atribuirse la menor producción
to a la falta de relaciones personales y de afecto especia- de individuos inadaptados, es la que existe en la actitud
lizado, se da en el caso de la amistad. Aquí, sobre todo, hacia lo sexual y la educación de los niños en cuestiones
los individuos se ordenan en categorías y la reacción se pertinentes al nacimiento y la muerte. Ninguno de los

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factores relativos al sexo o al nacimiento son conside- ser el único con el cual entren en" estrecho contacto
r~dos como inadecuados para los niños; ningún niño durante los primeros veinte años de su vida. Y de los
tiene que ocultar su conocimiento por miedo a recibir aspectos accidentales de este nacimiento determinado
castig?s o meditar arduamente sobre sU,c esos poco Com- depende toda su actitud. Si se trata de un hijo menor
prendidos. El secreto, la ignorancia, el conocimiento cul- que usurpa el lugar del mayor, si la madre muere en el
pabl~, las especulaciones erróneas que derivan en con- parto o si el niño que nace e~ deforme, el nacimiento
cepcIOnes grotescas, que pueden tener resultados de lar- puede parecer una cosa horrible, lleno tan sólo de con-
go alcance: el conocimiento de los meros hechos físicos secuencias desagradables. Si el único lecho mortal que
del .se~o SIn .un paralelo de la excitación correlativa, el han observado es el de la madre, el mero hecho de la
nac~mIento sin los dolores del parto, de la muerte sin el muerte puede encerrar toda la emoción que ese duelo
fenomeno de la corrupción - fallas principales en nues- despertó, contener para siempre un efecto sin propor-
t~a ~atal filosofía de no proporcionar a los niños un cono- ción alguna con las muertes particulares enfrentadas
cimiento de la terrible verdad-, todo ello está ausente en la vida posterior. Y un acto sexual visto sólo una o
en Samoa. Adem.ás, el niño samoano que participa ínti- dos veces, ocurrido entre parientes que inspiran en el
mamente en l~ vida de una multitud de parientes, posee niño actitudes emotivas complejas, puede producir una
muchas y v.anadas exp~riencias sobre las que puede ba- cantidad de suposiciones falsas. Nuestros informes sobre
sar sus actitudes ·emocIOnales. Nuestros niños, encerra- Djños inadaptados están llenos de casos en que se ha in-
dos dentro de un círculo familiar, y tal encierro se vuelve terpretado mal la naturaleza del acto sexual, creyéndolo
cada vez más frecuente con el crecimiento de las ciuda- una lucha colérica o un castigo. y se ha retrocedido con
des y la sustitución de un vecindario de propietarios por terror ante una experiencia altamente cargada. Por
casas de departamentos con una población transitoria tanto, nuestros niños dependen de lo accidental para su
a .menudo deben su única experiencia acerca de naci~ experiencia de la vida y la muerte; y esas experiencias
mIentas o muertes al nacimiento de un hermano o her- que les son permitidas, se hallan dentro del círculo fa·
mana . m~nor o a la muerte del padre o un abuelo. El miliar íntimo y constituyen la peor manera posible de
co."oclmlento del sexo, aparte de las hablillas de los conocer hechos generales sobre los cuales es importan-
mnos, prOVIene de una accidental ojeada a la actividad te no adquirir actitudes especiales, tergiversadas. Una
pater~a. Esto acarrea varias desventajas muy obvias. muerte, dos nacimientos, una experiencia sexual, cons-
En pnmer lugar, el niño depende, para su conocimiento tituyen un generoso total para el niño educado en con-
de los cas~~ de nacimiento y muerte que ocurren en s~ diciones de vida que juzgamos concordes con una norma
casa; el hiJo menor de una familia en que no se den de vida norteamericana. Y considerando el número de
casos de muerte puede llegar a la vida adulta sin haber ejemplos que nos parece indispensable a fin de enseñar
tenido jamás conocimiento directo de un embarazo ex- a calcular la cantidad de metros cuadrados de papel neo
periencia con niños pequeños o contacto con la mu~rte cesarios para empapelar una habitación de ocho metros
Una can.t idad de concepciones de la vida y la muert~ por doce y catorce, o a analizar gramaticalmente una
fragmenta~las y mal asimiladas, infectará la mente ig- proposición, éste resulta un nivel de ejemplificación
nora~te e mexperta y proveerá un campo fértil para el bajo. Podía sostenerse que se trata de experiencias de
ultenor desar~ollo de actitudes desdichadas. En segundo tan elevado tono emotivo que no es menester la repeti-
lugar, tales mnos extraen sus experiencias de un campo ción. Podría también argumentarse que si un niño fuera
cuyo tono es demasiado emotivo; un nacimiento puede severamente castigado antes de aprender a calcular la
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cantidad de papel necesaria para una habitación y, como en la vida, la muerte y la emoción sin una indebida preo-
secuela de la explicación, viera a su padre golpear a la cupación por los detalles puramente físicos .
madre con el atizador, recordaría siempre esa lección J:-.lo debe suponerse, sin embargo, que la mera acción
de aritmética. Pero dudamos acerca de qué sabría sobre de exponer a los niños frente a escenas de nacimiento y
la verdadera naturaleza de los cálculos implicados en el muerte constituye una garantía suficiente contra el des-
empapelamie_nto. En una o dos experiencias no se dan arrollo de actitudes indeseables. Probablemente la acti-
al niño perspectivaS ni oportunidades para relegar a su tud espiritual con que sus mayores consideran el asUD-
lugar adecuado los grotescos y desconocidos detalles físi- (O sea aún más influyente que los hechos que le son
cos del proceso vital. Las impresiones falsas, parciales, presentados tan copiosamente. Para ellos, nacimiento,
la repulsión, las náuseas, el horror, emergen de algún sexo y muerte forman la estructura natural e inevitable
hecho experimentado una sola vez bajo una fuerte de la existencia, de una existencia que esperan compartan
tensión emotiva y en una atmósfera desfavorable pa- sus hijos menores. Nuestro tan repetido . comentario
ra que el niño logre una verdadera comprensión del de que «no es naturar» que se permita a los chicos ob-
mismo. servar la muerte les parecería a ellos. tan incongruente
Una norma que establece reticencias, prohibiendo como si dijéramos que no es natural que los chicos vean
al niño toda clase de comentarios ac'e rca de sus compro- comer o dormir a otras personas. Y esta aceptación se-
baciones, contribuye a mantener la persistencia de esas rena y realista de la presencia de los niños envuelve a
.impresiones falsas y actitudes emotivas frustratorias, y éstos en una atmósfera protectora, les ahorra choques
a que preguntas como; «¿ Por qué estaban tan azules y les ata aún más estrechamente a la emoción común
los labios de abuela?, sean prestamente acalladas. En que tan dignamente se les concede. .
Samoa, donde la descomposición comienza casi en se- Como en todos los casos, es aquí imposible separar
guida, una franca e ingenua repugnancia a los olores de la actitud teórica de la práctica y decir qué es lo pri-
la corrupción por parte de todos los participantes del mario. La distinción es sólo válida para aplicarla a otra
funeral despoja al aspecto físico de la muerte de todo civilización. Ciertos 'padres norteamericanos, que creen
signifícado especial. Así, según nuestras disposiciones, en una práctica semejante a la samoana y permiten a
al niño no se le permite repetir sus experiencias, ni dis- sus niños ver cuerpos humanos adultos y obtener una
cutir las que ha tenido, ni corregir sus errores. experiencia más amplia del funcionamiento del organis-
Con el niño samoano ocurre algo profundamente dis- mo que la que comúnmente se permite en nuestra civi-
tinto. El acto sexual, la preñez, el parto, la muerte, son lización, construyen sobre arena. Porque el niño, tan
todos sucesos conocidos. El niño samoano no los expe- pronto como deja el cículo protector de su hogar, es
rimenta en la forma ordenada que nosotros consideraría- sacudido por la valoración que juzga fea 'y antinatural
mos esencial, si decidiéramos ampliar el campo experi- tal experiencia en los, niños. Probablemente, la tentativa
mental del niño. En una civilización que desconfía de la individual ' de los padres proporcionará al niño más daño
intimidad, los niños de los vecinos constituirán especta- que beneficio, pues falta la necesaria actitud social que
dores accidentales y nada emotivos cuando en una casa la sustenta. Es éste un nuevo. ejemplo de las posibili-
el jefe de la familia está muriendo o la esposa abortan- dades de inadaptacion inherentes a una sociedad en
do. La patología de los procesos vitales es tan bien co- que cada hogar difiere de otro; pues es en el hecho de
nocida como normal. Una impresión corrige otra ante- la diferencia, antes que en la naturaleza de la misma,
rior hasta que, ya adolescentes, son capaces de pensar donde reside la tensión.

204 205
Sobre esta tranquila aceptación de los hechos físicos .!e admitir el sexo como una fuerza impersonal sin va-
de la vida, los samoanos erigen, a medida que crecen, . ez intrínseca alguna, que la protegida joven norteame-
su aceptación de lo sexual. !\quí otra vez es preciso ricana que se -enamora del primer hombre que la besa.
determinar qué aspectos de su práctica parecen pro- De la familiaridad que tiene con los reflejos que acoro-
ducir resultados que nosotros, por cierto, desaproba- ':Iélñan a la excitación sexual proviene este reconocimien-
mos, y cuáles producen resultados que nos parecen de- to de la atracción sexual que bien podemos envidiar-
seables. Es posible analizar la práctica sexual samoana .es; de la práctica demasiado débil, demasiado casual,
desde el punto de vista del desarrollo de las relaciones proviene la subestimación de la personalidad que nos
personales, por un a parte, y del allanamiento de dificul- parece tan desagradable.
tades específicas, por otra. La forma en que la práctica sexual de los samoanos
Hemos visto que los samoanos tienen U11 bajo nivel reduce las posibilidades de neurosis ya ha sido discu-'
, de apreciación de las diferencias de personalidad y una o da. No aplicando a las prácticas nuestra calificación
pobre concepción de las relaciones personales. A tal de perversión y reservándola en cambio para el perver-
actitud contribuye indudablemente la aceptación de la so psíquico ocasional, eliminan todo un campo de ~o­
promiscuidad. La ' simultaneidad de varias experiencias, sibilidades neuróticas .. El onanismo, el homosexuahs-
su breve duración, la definida renuncia a crear víncu- mo formas estadísticamente excepcionales de la acti-
los afectivos, la alegre aceptación de los dictados de una \;d~d heterosexual, no son proscritas ni tampoco reco-
ocasión favorable, como en el caso de la expectativa de nocidas socialmente. La esfera más amplia que brindan
infidelidad en toda mujer cuyo esposo faIta del hogar, estas prácticas impide el desarrollo de obsesiones de
todo sirve para hacer del sexo más bien uf!. fin que un culpabilidad, que constituyen una causa ta~ frecue~te
me dio, algo que es valorado por sí mismo y rechazado de inadaptaciones entre nosotros. Las vanadas .prac-
en tanto tiende a atar un individuo a otro. Es dudoso ticas heterosexualmente permitidas evitan que cualquier
que tal subes timación de las relaciones personales sea individuo sea castigado por acondicionamientos espe-
completamente contingente con respecto a los hábitos ciales. El aceptar como normal una esfera más amplia,
\ sexuales de los individuos. Probablemente es también proporciona una atmósfera cultural en la cual la fri-
un reflejo de una actitud cultural más general, según gidez y la impotencia psíquica no ocurren y donde puede
la cual se desprecia hondamente la personalidad . Pero establecerse siempre una adaptación sexual satisfacto-
hay un aspecto en el que estas mismas prácticas posi- ria en el matrimonio. La aceptación de tal actitud sin
bilitan un reconocimiento de la personalidad a menudo q ue ello implique en modo alguno la aprobación de la
negado a muchos en nuestra civilización, porque, basa- promiscuidad, contribuiría en gran manera a resolver
dos en el conocimien to completo que poseen los sa- muchas dificultades matrimoniales y a desocupar los
moanos acerca de las posibilidades y ventajas que aca- bancos de nuestros parques y nuestros prostíbulos.
rrea lo sexual, están en condiciones de apreciarlo en su Entre los factores que integran el plan de vida sa-
verdadero valor. Y si no tienen preferencia por clasi- moano, contribuyendo a producir individuos equilibra-
ficar la actividad sexual dentro de las relaciones im- dos, bien adaptados y robustos, son, sin duda, los más
portantes, tampoco consideran tales dichas relaciones importantes la organización de la familia y la actItud
tan sólo porque sean motivo de satisfacción sexual. La hacia lo sexual. Pero es neéesario destacar también el
joven samoana que se encoge de hombros ante la ex- concepto educativo general que desaprueba la preco-
celente técnica de algún joven libertino, está más cerca cidad y mima al lento, al perezoso, al inepto. En una

206 207
sociedad en que el ritmo de vida es más rápido, mayores re niños de capacidad y grados de desarrollo dife-
las recompensas y la cantidad de energía empleada, lós ~ tes. Una solución era adjudicar tiempo suficiente a
niños inteligentes pueden evidenciar síntomas de abu- .:oda paso educativo a fin de que casi todos los débiles
rrir~iento. Pero la marcha lenta dictada por el clima, la =-en taJes pudieran triunfar, método similar al samoa-
socIedad com placiente y tranquila y la compensación , sin su pista de danza compensatoria. El niño inte-
de la danza, en su vocinglero y precoz despliegue de _ nte, refrenado, destinado a tareas intolerablemente
individualidad que apacigua en algo el descontento que rridas, a menos que fuera bastante afortunado y
siente el niño inteligente, impiden que llegue ~a aburrir- .!:JCOntrara otra salida para aplicar su energía no utili-
se demasiado. El torpe no es aguijoneado y empujado lada, probablemente la gastaría en hacer novillos y de-
para que rinda más de lo que es capaz, hasta que, can- uencia en general. Nuestra única.. alternativa consis-
sado de realizar un esfuerzo imposible, se da por ven- en hacerlo saltear, confiando en que su inteligencia
cido irremisiblemente. Esta táctica educativa tiende rior llenaría los vacíos. Constituía éste un método
también a atenuar las diferencias individuales y anular ;rato al entusiasmo norteamericano por las carreras me-
los celós, la rivalidad, la emulación, esas actitudes so- J<Óricas: de botero y campesino a la Casa Blanca. Sus
ciales que se originan en las diferencias de .talento y son ventajas, al dar al niño un fondo fragmentario y dis-
de tan perdurables efectos sobre la personalidad adulta. :ontinuo, al alejarlo de su grupo de edad, han sido enu-
Constituye éste un modo de resolver el problema radas repetidas veces para que necesitemos repetirlas
creado por las diferencias entre los individuos y un mé- ~ i Pero vale la pena destacar que a pesar de una valo-
todo de solución excesivamente afín con un mundo adul- "'Xión de la capacidad individual muy diferente a la que
to estricto. Cuanto más tiempo se mantenga al niño en tentamos de la sociedad samoana, hace años que ve-
un estado de sometimiento, falto de iniciativa, habrá . os empleando una solución similar y menos satis-
más posibilidades de que asimile la actitud cultural .3ctoria que la de ellos, en nuestros ensayos educativos
general, y menos de que se convierta en un elemento orrnales.
perturbador. Además, si se les da tiempo, los tardos Los métodos con que los educadores experimentales
llegan a aprender lo suficiente como para proveer un tituyen estas soluciones insatisfactorias, planes como
voluminoso cuerpo de conservadores sobre cuyos hom- Dalton o las clases móviles, en las que un grupo de
bros puede reposar a salvo el peso de la civilización. ..mos puede avanzar con un ritmo veloz y uniforme, sin
Otorgar títulos a hombres jóvenes favorecería a los ex- xrjudicarse ni dañar a sus compañeros menos inteli-
cepcionales; otorgarlos a hombres de cuarenta años, _ tes, es un ejemplo notable de los resultados que se
que por lo menos han adquirido bastante instrucción .Dgfan aplicando la razón a las instituciones de nuestra
como para merecerlos, asegura la continuación de lo AJlCiedad. La vieja «escuelita roja» 1 era casi un fenóme-
usual. También desalienta al hombre más capaz, de tan accidental y fortuito como la pista de danza
manera que su contribución social resulta más floja de samoana. Era una institución que se había desarrollado
lo que podría serlo de otra forma. ~ pondiendo a una necesidad vagamente sentida, no
Lentamente nos abrimos camino hacia una solución "",!izada. Sus métodos eran análogos a los usados por
de este problema, al menos en el caso de la educación bias primitivos, es decir, consistían en soluciones
formal. Hasta época muy reciente nuestro sistema edu-
cativo ofrecía sólo dos soluciones muy parciales a las 1. Se refiere a la escuela de Mary Sawijer, en Sterling
dificultades implícitas en la gran discrepancia existente lbssachusctts) en 1975. (N. del E)

208 209
no racionalizadas de problemas apremiantes. Pero el ~ el piso, o el muchachito que cava la tierra en busca
establecimiento de métodos de educación diferentes para ::le lombrices o recoge cocos, no enfrentan tal dificultad.
niños de capacidad y grados de desarrollo distinto, no .....a naturaleza necesaria de sus tareas es obvia. La prác-
se parece a nada de lo que hallamos en Samoa o en x:a de adjudicar a un niño una tarea que puede rea-
cualquier otra sociedad primitiva. Es la dirección cons- .tz:ar bien y no permitir nunca una intervención pueril
ciente e inteligente de las instituciones en respuesta 2. • ineficaz en el aparato de los adultos, tal como la que
necesidades humanas observadas. .3OSOtros permitimos a nuestros niños, que golpean sin
Otro factor importante en la educación samoana que jeto y destructivamente las máquinas de escribir de
conduce a actitudes distintas es el papel del trabajo ~ padres, origina una actitud diferente hacia el tra-
del juego en la vida de los niños. Los niños samoanos jo. Los niños norteamericanos pasan horas en las es-
no aprenden a trabajar aprendiendo a jugar, como 105 c:elas aprendiendo tareas cuya relación visible con las
de pueblos muy primitivos. No gozan de un periodo ..:tividades del padre y la madre es a menudo absoluta-
de falta de responsabilidad como el que gozan nuestro> ~ te imposible de reconocer. Su participación en las
niños. Desde los cuatro O cinco años de edad ejecuta JCtividades de los adultos se establece basada en jugue-
tareas definidas, graduadas de acuerdo con su fuerza iiII!S, juegos de té, muñecas y automóviles de juguete o
e inteligencia, que no obstante tienen un sentido en Jz un inútil y peligroso manipuleo del sistema de luz
estructura de la sociedad entera. Esto no significa qu.t. :.éctrica. (Debe comprenderse que aquí, como siempre,
dispongan de menos tiempo para el juego que los niñ~ =ando digo norteamericano, no me refiero a esos nor-
norteamericanos, encerrados en las escuelas desde las zamericanos recién llegados de Europa, que aún pre-
nueve hasta las quince horas todos los días. Con ante- ~ ran una tradición educativa diferente. Tal grupo se-
rioridad a que la introducción de escuelas complicara La ~ el constituido por los italianos meridionales, que
metódica rutina de sus vida~, el tiempo que el niño Dlavia esperan de sus hijos un trabajo productivo.)
samoano empleaba en llevar recados, barrer la casa Así. pues, nuestros niños construyen un falso con-
traer agua, y cuidar de verdad al más chico, era posi- to de categorías : trabajo, juego y escuela; trabajo
blemente menor que el que el escolar norteamericano ~ los adultos, juego para placer de los niños y la
dedica a sus estudios. !SCUela como una molestia inexplicable con ciertas com-
La diferencia reside no en la proporción de tiempo ""lI!Dsaciones. Estas falsas distinciones se prestan para
durante el cual cumplen sus actividades o se hall& :"I'Oducir toda clase de actitudes extrañas, una posición
libres, sino más bien en la diferencia de actitud. Co . apatía frente a una escuela que no guarda relación ca-
la profesionalización de la educación y la especializació :lDcida con la vida, una falsa dicotomía entre el trabajo
de las tareas industriales, que han quitado al hogar iIr el juego, que puede causar miedo al trabajo al creer
dividual su antigua variedad de actividades, sucede que implica una responsabilidad tediosa, o un posterior
a nuestros niños no se les hace sentir que el tiempo q~ isprecio hacia el juego, por considerarlo pueril.
dedican a una actividad fiscalizada está funcionalmen te Tal dicotomía se produce en forma diferente en el
relacionado con el mundo de la actividad adulta. Aun- Co samoano. El trabajo consiste en esas tareas nece-
que esta falta de conexión es más aparente que real ·as que hacen marchar la vida social: plantar, cose-
resulta sin embargo suficientemente vívida como pan r, preparar la comida, pescar, construir casas, tejer
ser un determinante poderoso de la ' actitud del niñQ ..steras, atender nenes, acumular bienes para legalizar
La joven samoana que cuida chiquillos, trae agua y ba. Cl:SaDlientos y nacimientos, heredar títulos, agasajar a

210 211
los forasteros; tales son las actividades necesarias de a. la de los adultos, por su esencia, interés y la propor-
la vida, en las que todo miembro de la comunidad, hasta CIón que guarda con el trabajo. El niño samoano no
el niño más pequeño, desempeña un papel. El trabajo desea trocar las actividades adultas en diversión, trasla-
no es un modo de alcanzar el ocio; donde cada casa de dar una esfera a la otra. Yo tenía una caja de pipas de
familia produce su comida, ropas y muebles, y no existe arCIlla blanca para soplar burbujas de jabón. Los -niños
una gran cantidad de capital fijo, caracterizándose las conocían las burbujas de jabón, pero su método nativo
casas de alta jerarquía simplemente por una laboriosi- de producirlas era muy inferior al del uso de pipas de
dad mayor en el desempeño de obligaciones también a: cIlla . D:spués de deleitarse unos minutos con el insó-
mayores; todo nuestro cuadro de ahorros, inversiones lito tamano y belleza de las burbujas de jabón, una niña
de disfrute postergado está completamente ausente. (No n:a s otra me preguntaron si por favor podían llevar la
hay siquiera temporadas de cosecha claramente defin ~ pipa a su ~adre. porqu~ era para fumar, no para ju-
das, 10 cu?l originaría una especial abundancia de ali- gar. Las m!llecas :xtranJeras no les interesaban y tam-
mentos y los banquetes consiguientes. El alimento abun- poco ~oseIan munecas propias, aunque los niños de
da siempre. excepto en alguna aldea determinada dond o(r.as Islas las tejían con hojas de palmera, las mismas
unas cuantas semanas de escasez pueden seguir a uc. bOJ~s con que los niños samoanos tejían pelotas. Nunca
período de pródigos festines.) Antes bien, el trabajo es ha~Ian cas~s, teatros, ni barcos a vela de juguete. Los
algo que subsiste durante todo el tiempo para todos chiCOS subIan a una auténtica canoa, con flotador late-
nadie se exime, pocos trabajan en exceso. Hay recom- ral, y practicaban remo dentro del recinto seguro de la
pensa social para el diligente y tolerancia para el hom- laguna. Esta actitud daba a su vida una coherencia ma-
bre que apenas trabaja. Y hay siempre holganza; una Y'?~ que la que a menudo deparamos a la de nuestros
holganza, nótese bien, que no es en absoluto el resul ta- runos.
do del trabajo arduo o la acumulación de capital, sino La inteligibilidad de la vida de un niño entre noso-
meramente fruto de un clima benigno, una població& ~s se mide sólo en función de la conducta de otros
reducida, un sistema social equilibrado y de la carencia D.1llos. SI todos lo~ demás van a la escuela, el chico que
de motivos para gastos espectaculares. Divertirse es I :JO va se siente dIscordante con ellos. Si la niña de al
que uno hace en el tiempo libre de trabajos; una mane-- lado toma lecciones de música, ¿por qué no Mary? o,
ra de llenar los amplios espacios vacíos en una estruc- ¿por q~é debe tomar Mary lecciones de música, si la
tura de trabajo fastidioso. o_tra nma no las toma? Pero tan agudo es nuestro sen-
La diversión incluye el baile, el canto, los deportes oda de la diferencia entre los intereses de los niños y
el tejido de guirnaldas de flores, coqueterías, discreteo Jos de los adultos, que aquéllos no aprenden a juzgar su
todas las formas de actividad ~exual. Y hay instituci ~ ropIa conducta en relación con la vida de éstos. Por
nes sociales, como la ceremonial visita interaldeana, q u~ ~ to, a menudo se acostumbran a considerar la diver-
participa tanto de las características del trabajo com SlOn com~ algo esencialmente poco serio, y cuando
adult~s pIerden lastimosamente sus pocos momentos
de la diversión. Pero evidentemente faltan las distin-
ciones entre el trabajo como algo que uno debe hacer
aunque le disguste y la diversión como algo que une
:e OCl(~. Per.~ el niño sa~oano mide sus actos de trab~.jo
de dlversIon en funcIOD de toda su comunidad; cada
quiere hacer; entre el trabajo como ocupación prina- ~ecto ~e la conducta es honrado en razón de su rela-
pal de los adultos y la diversión como privilegio prin- 3ln venficada con el único modelo que conoce: la vida
cipal de los niños. La diversión de los niños se parctt - una aldea samoana. Una sociedad tan completa y

212 213
estratificada como la nuestra no puede confiar en desa· babia en contar con miembros solteros de la Iglesia
rrollar espontáneamente un plan de educación tan sim· que no estuvieran enclaustrados en escuelas eclesiásti-
pIe. De nuevo nos pondremos a idear con ahínco modos cas. Consecuentemente, lejos de presionar a la adoles·
de participación para los niños; y los medios de coor· rente para que medite en su alma, el pastor nativo le
dinar su vida escolar con el resto de la existencia les aconseja esperar hasta que sea mayor, cosa que ella
conferirían la misma dignidad que Samoa ofrece a sus cumple de buena gana.
niños. Pero especialmente en el caso de nuestras Iglesias
La última de las diferencias culturales que pueden ?rotestantes, existe una marcada preferencia por el Ha-
influir sobre la estabilidad emotiva del niño es la falta :;:;::¡amiento a la juventud. La Reforma, al poner su acen-
de presión en sus elecciones importantes. Los niños son i:O sobre la elección individual, no estaba dispuesta a
exhortados a aprender, a obrar, a trabajar, pero no a aceptar la táctica y habitual función de miembro de la
apresurarse en las elecciones que realizan. El primer Iglesia que constituía la norma católica, función caracte-
aspecto en que se hace sentir esta actitud es en la rizada por dones sacramentales audicionales, pero que
cuestión del tabú del hermano y la hermana, punto caro ~ exigía una conversión brusca ni una renovación del
dinal de modestia y decencia. Sin embargo, la etapa .sentimiento religioso. La solución protestant~ consiste en
exacta en que el tabú debe ser observado se deja ele- ;x>stergar la elección sólo durante el tiempo necesario, y
gir siempre al niño menor. Cuando alcance un estado efectuar un profundo y dramático llamamiento en el mo-
de comprensión, por sí mismo se sentirá avergonzado ¡nento en que el niño alcanza una época que puede ser
y creará la barrera formal que durará hasta la vejez. mada «la edad de la discreción •. Este llamamiento se
Asimismo nunca se instiga a los jóvenes hacia la acti- reforzado por la presión paterna y social; se ordena
vidad sexúal, ni se les obliga a casarse a una edad tem- ~ niño que elija ahora y con juicio. Si bien tal posición
prana. Donde las posibilidades de desviación de la nor· en las Iglesias, que arranca de la Reforma y de la aten-
ma aceptada son tan leves, unos cuantos años a la de- ción que ésta prestó a la elección individual, era histó-
riva no implican amenaza para la sociedad. El niño que ricamente inevitable, es lamentable que la convención
llega a discernir más tarde el tabú del hermano y la ya durado tanto. Hasta ha sido tomada por grupos
hermana en realidad no hace peligrar nada. mormistas no sectarios, que consideran a la adolescen-
La aciitud tolerante ha sido trasladada a la Iglesia :::ia como el campo más legítimo de actividad.
cristiana samoana. El samoano no comprende la razón En todas estas comparaciones entre la ' cultura sa-
por la cual los jóvenes solteros deben ser obligados a lDOana y la norteamericana aparecen muchos puntos úti-
tomar decisiones trascendentales que estropearían parte ..es sólo en cuanto arrojan luz sobre núestras propias
de su alegría en la vida. Había bastante tiempo para mluciones; mientras que en otros es posible hallar su-
ocuparse de asuntos tan graves después que se casaran. .; tiones para realizar un cambio. Envidiemos o no una
o más tarde aún, cuando estuvieran completamente se- sus soluciones a otros pueblos la ac'titud hacia las
guros de los pasos que daban y corrieran menos riesgo estras debe ampliarse y ahondarse profundamente
de caer en pecado cada mes o algo por el estilo. Las Dediante llna consideración de la forma en que otras
autoridades misioneras, comprendiendo la virtud del :ulturas han enfocado los mismos problemas. Compren-
avanzar con parsimonia y sumamente preocupadas por ndo que nuestras formas no son humanamente ine-
reconciliar la ética sexual samoana con un código euro-- bIes ni decretadas por Dios, sino que son el fruto
pea occidental, advirtieron las grandes desventajas que una historia larga y tempestuosa, bien podemos exa-

214 215
minar a la vez todas nuestras instituciones, puestas de 14. EDUCACION PARA LA ELECCION
relieve ante la historia de otras civilizaciones, y pes~rlas
en la balanza, sin temer encontrarlas defectuosas.

Hemos comprobado punto por punto nuestra civili-


zación y la de Samoa, que es más sencilla, a fin de arrO-
jar luz sobre nuestros métodos de educación. Si ahora
dejamos el cuadro samoano y separamos sólo la elección
principal que aprendimos allí, es decir, que la adoles-
cencia no es necesariamente un período de tensión y
conmoción, sino que las condiciones culturales la hacen
así, ¿podemos extraer conclusiones que resulten fruc~
tíferas para la instrucción de nuestros adolescentes?
A primera vista, la respuesta parece bastante simple.
Si los adolescentes están sumidos en dificultades y an-
gustia a causa de las condiciones de su ambiente sa-
cial, entonces, por todos los medios posibles, modifique-
mos ese ambiente de manera que reduzcamos 'esa
tensión y eliminemos la conmoción y angustia produci~
das por la adaptación. Pero, desgraciadamente, las con-
diciones que acucian a nuestros adolescentes son in~
trínsecas a nuestra sociedad, de ninguna manera más
sujetas a una intervención directa por nuestra parte que
lo estaría el idioma que hablamos. Podemos alterar una
sílaba aquí, una construcción allí, pero los grandes y
trascendentales cambios en la estructura lingüística,
como en todos los aspectos de la cultura, son obra del
tiempo, en la que cada individuo desempeña un papel
inconsciente e insignificante. Las causas principales de
la dificultad de nuestros adolescentes residen en la pre-
sencia de normas antagónicas y en la creencia de que
cada individuo debe realizar sus elecciones, junto con
la opinión de que la elección es un asunto importante.

216 217
Dadas estas actitudes culturales, la adolescencia, con- de sus padres, que hasta la eterna discrepancia entre
siderada ahora no como un período de cambios bioló- las oportunidades brindadas a los hombres y las ofre-
gicos, porque sabemos que la pubertad fisiológica no cidas a las mujeres, presente en la competencia de - una
produce necesariamente conflictos, sino como el co- joven con su hermano, está a menudo ausente en la que
mienzo de la madurez mental y emotiva, está destinada se produce entre ésta y su padre, que no tuvo la posi-
a colmarse de conflictos y d ificultades. Una sociedad bilidad de darse una ocupación especializada.
que reclama decisiones, que está integrada por muchos Es innecesario aducir que estas actitudes son produc-
grupos orgánicos. cada uno de los cuales trata de im· (O de condiciones que ya no existen, particularmente el
poner su propia tabla de salvación, su variedad propia que hubiera una frontera y una gran extensión de tierra
de filosofía económica, no dará paz a cada generación íb re, lo cual proveía una perpetua alternativa de elec-
hasta que todas hayan elegido o se hayan hundido, in- ción de empleo. Se conserva en otros términos una ten-
capaces de soportar las condiciones de la elección. La dencia que fue presentada a nuestra consideración en
tensión reside en nuestros niños, pero no es por ello días lejanos. En tanto tengamos inmigrantes de países
menos real ni inevitable en la América del siglo veinte. de habla no inglesa, la brecha entre las oportunidades
Si observamos las formas particulares que asume de los padres de habla no inglesa y los niños de habla
esta necesidad de elección, sólo se documenta una vez inglesa será vívida y dramática . .Hasta que nuestro nivel
más la dificultad de la posición del adolescente. De- de educación se estabilice más que en la actualidad, el
bido a que la · discusión se refiere principalmente a las continuo aumento de edad y grado hasta los cuales la
jóvenes, expondré el problema desde su punto de vista, instrucción es obligatoria asegura una amplia brecha
pero en muchos aspectos la situación del varón resulta educativa entre muchos padres y sus hijos. Y los cam-
muy similar. Entre los catorce y quince años, los jóve- hios de ocupación, como los actuales movimientos de
nés norteamericanos de tipo medio concluyen los es- labradores y obreros de granjas hacia empleos urbanos,
tudios. Están entonces listos para trabajar y deben ele- ofrecen el mismo cuadro. Dado que el obrero agrícola
gir el tipo de tarea que desean efectuar. Podría argu- a mcibe el trabajo .urbano como una etapa superior en
mentarse que tienen a menudo muy pocas alternativas. :.a escala social y la introducción de la agricultura cien-
Su educación, la zona del país en que viven, su habilidad tífica reduce tan radicalmente las cifras que se necesi-
manual. se combinarán para dictar ~a elección quizás tan en la agricultura, el éxodo de jóvenes nacidos en el
entre el empleo de cajera, telefonista, oficinista o mi- campo hacia la ciudad, en busca de empleos, estará
nero. Pero aun siendo pequeño el número de elecciones destinado a deslumbrar la imaginación de nuestros Es-
que enfrentan en la realidad, la significación de este tados agrícolas durante la próxima generación, por lo
estrecho campo de oportunidades es empeñada por nues- menos. La sustitución de trabajadores inexpertos por
tra teoría de las posibilidades sin fin. La película, la máquinas y la absorción de muchos de ellos y sus hijos
revista. el periódico, repiten de una u otra manera la en puestos que requieran el manejo de las mismas, pro-
historia de la Cenicienta. y con frecuencia el interés porciona otro ejemplo de la clase de cambio histórico
reside tanto en la forma en que la cajera 456 se convier- que mantiene vivo nuestro mito de las oportunidades
te en jefe de compras. como en sus nupcias subsiguien- sin ñn. Añádanse otros rasgos especiales, como el efecto
tes con el propietario de la tienda. Nuestros grupos de que sobre las perspectivas de los niños negros causa
ocupaciones no son fijos. Son tantas las niñas mejor el tremendo éxodo de los maizales del sur o sobre los
educadas y que poseen puestos más ventajosos que los hijos de los obreros de Nueva Inglaterra, quienes, pri-
218 219
vados de la oportunidad de seguir oscuramente los pa- límites y restricciones establecidos sobre su actividad
sos de sus padres. deben por lo menos buscar nuevas, espontánea en todos los campos, desde ~l gasto de
si no mejores. esferas de acción. dinero hasta los modelos de vestidos y las normas
Estudiosos atentos de los hechos pueden decirnos de conducta. A causa de la naturaleza esencialmente
que los límites de clase se están haciendo fijos; que pecuniaria de nuestra sociedad, la relación entre la limi-
si bien los hijos de inmigrantes progresan más que sus tación de la pensión y la de la conducta es de alcances
padres, avanzan a compás; que se dan entre ellos me- más vastos que anterionnente .. La desaprobación pater-
nos éxitos espectaculares de los que solía haber; que na ante estilos de ropa exagerados se hubiera expresado
es mucho más posible predecir la situación futura del antiguamente en el hecho de que la madre confeccio-
niño sobre la base de la situación presente del padre. nara los vestidos de su hija con escote cerrado y mangas
Pero esta medida opinión del estadístico no se ha in- largas. Ahora se manifiesta en el control a través del
filtrado en nuestra literatura, en nuestras películas. ni dinero. Si Mary no deja de comprarse medias de gasa,
de ningun~ manera sirvió para disminuir el grado de no tendrá dinero para comprar medias. Análogamente,
mejoramiento en la condición de los niños, comparado el gusto por los cigarrillos y la bebida sólo puede satis-
con el de sus padres. Especialmente en las ciudades, no facerse mediante el dinero; ir al cine, comprar libros
se da una demostración tan obvia del hecho de que el y revistas que los padres desaprueban, todo ello de-
mejoramiento es la regla que se cumple pa¡:-a los niños pende de que una joven tenga dinero, así como de que
de una determinada clase o distrito, como podría ser eluda formas de control más directas. Y la importan-
el caso de John Riley, que gana veinte dólares por se- cia de su suministro de dinero para satisfacer todos
mana como guardabarrera. mientras Mary, su hija, que los deseos de una joven relativos a ropas o diversio-
ha cursado la escuela comercial, gana veinticinco dó- nes, transforman el dinero en el conducto más fácil
lares por semana, trabajando menos horas. El señuelo por el cual puede ejercerse la autoridad paterna. Tan
de los avisos de escuelas por correspondencia, la irrup- fácil es, que la amenaza de cortar una pensión, retirar
ción de una doctrina sobre métodos abreviados para el dinero para la película semanal, para el sombrero
alcanzar fama, todo contribuye a que la elección de codiciado, ha tomado el lugar de los azotes y los en-
empleo de un muchacho o una joven norteamericanos cierros a pan yagua, que eran métodos disciplinarios
sea distinta a la de los niños ingleses, nacidos en una favoritos en el siglo pasado. Los padres llegan a confiar
sociedad cuya estratificación es tan antigua, tan arrai- en este método de control. Las hijas llegan a ver toda
gada, que el más obtuso no puede dudar de ello. Por censura de su conducta, moral, religiosa o social, el
tanto, las condiciones económicas los fuerzan a ir a tra- código ético y las más leves limitaciones suntuarias en
bajar y todo se une para hacer difícil esa elección, sea términos de una amenaza económica. Y entonces, a los
porque se trata de abandonar una existencia despreo- dieciséis o diecisiete años, la hija consigue un empleo.
cupada a cambio de otra aprisionante, incompatible, o No importa el grado de conciencia con que entregue su
de una cruel rebelión contra la elección que deben rea- parte para los gastos de la casa; probablemente sólo en
lizar, en contraste con las oportunidades que, según les los hogares en que aún persiste una tradición europea,
cuentan, se abren a todos los norteamericanos. la hija empleada da todo su sueldo a los padres. (Esto,
El aceptar un empleo introduce otros factores de di- naturalmente, excluye los casos en que la hija mantiene
ficultad en la situación familiar de la adolescente. Su a los padres, casos en que al estar en sus manos la
dependencia se ha manifestado siempre por medio de responsabilidad económica cambia el cuadro del control

220 221
paterno en otra forma.) Por primera vez en su vida ras que ocurren en una forma de conducta. Pero en
tiene ingresos propios, de los que puede disponer sin el nuestra sociedad, la disciplina familiar se utiliza para
estorbo de las costumbres o de la moral social. El prin- establecer un conjunto de normas frente a otras opues-
cIpal Instrumento de disciplina de los padres se quiebra tas; cada grupo familiar libra una especie de batalla,
de golpe, pero no así el deseo de dirigir las vidas de sus cargando con la responsabilidad de aquellos que siguen
hijas. No han concebido su ejercicio de control como una línea de conducta media, defendiendo enérgicamen-
el derecho de. aquellos que proveen de controlar a los te una causa ya perdida en la 'comunidad entera o pro-
dependientes. Lo han concebido en términos mucho más curando valientemente fijar una nueva norma, mucho
tradicionales, como él derecho de los padres de contro- más avanzada que la de sus vecinos. Este aspecto pro-
lar a sus hijos, actitud reforzada por los años de prác- selitista aumenta enormemente la importancia que tie-
tica de ese control. ne la disciplina familiar en el desarrollo de la persona-
Pero la hija se halla en la posición de quien se ha lidad de una joven. Así, tenemos el cuadro de padres
s?~etido involuntariamente a alguien que sostenía un despojados de su autoridad económica, que tratan de
l~tlgO en su mano, y ahora ve el látigo roto. Su renun- obligar a la joven que aún vive bajo su techo a aceptar
cia a obedecer, su cólera ante las especiales restriccio- normas contra las cuales ella se rebela. Ante esta ten-
nes paternas, que los niños aceptan como inevitables en tativa a menudo las jóvenes se encuentran impotentes,
culturas más simples. constituyen otro rasgo más de y de ello resulta que el control del hogar se quiebra re-
nuestra heterogénea civilización. Cuando todos los niños pentinamente, precisamente en el momento en que la
d~_ la comunidad se acuestan al toque de queda, una joven. cargada con· el peso de otras elecciones decisivas,
nlna probablemente no refunfuñará a sus padres por necesita un ambiente hogareño asentado.
observar la regla. Pero cuando a la niña de al lado se le Es alrededor de esta época cuando ei sexo comienza
permite estar en pie hasta las once, ¿por qué Mary debe a desempeñar un papel en la vida de la joven, y aquí
acostarse ya a las ocho? Si todas sus condiscípulas pue- también se le presentan elecciones antagónicas. Si elige
den fumar ¿por qué ella no? Y recíprocamente, ya que las nonnas más libres sustentadas por su propia gene-
se trata de la falta de una norma común más que de la ración, entra en conflicto con sus padres y quizá, lo que
naturaleza de las normas, si todas las demás jóvenes es más importante, con los ideales que los mismos le
reciben vestidos lindos y adornados y sombréros con han inculcado. El problema actual creado por la expe-
llores y cintas ¿por qué debe lucir ella vestidos lisos y riencia sexual de los jóvenes se simplificaría muchísimo
rectos y sImples sombreros redondos? Dejando de la do si fuera concebido como una experiencia y no como una
el caso de una excesiva y apasionada devoción de los rebelión, si ninguna autoacusación puritana turbara sus
hijos por sus padres, devoción que arrastra otras di- conciencias: La introducción de una experiencia mucho
ficultades más serias consigo, los niños de una civiliza- más amplia y peligrosa plantea suficientes problemas
ción heterogénea no aceptan de manera incuestionable por nuestra falta de cánones sociales para tal conducta.
la opinión de sus padres, y los más obedientes moderan Porque una nueva variación en el campo de las relacio-
la complacencia actual con la esperanza de una eman- nes personales se ve siempre acompañada por el fracaso
cipación futura . de los que no son bastante fuertes para afrontar una
En una comunidad primitiva, homogénea, los padres situ~ción sin precedentes. Los cánones de honor, de obli-
toman. medidas disciplinarias para asegurar pequeñas gación personal, de límites de responsabilidades, se de-
conceSIOnes de los hijos y corregir las desviaciones lige- sarrollan muy lentamente. De los primeros exp: rimen-

222 223
tadores, muchos perecen en mares inexplorados. Pero xanos. matrimonios y carreras, relaciones sexuales si~
cuando se agregan a los peligros latentes en el experi· :aatrimonio y sin la responsabilidad de un hogar. DebI-
mento la sospecha de que éste está equivocado, la neo do a que la mayoría de las jóvenes aún .desean casar.se
cesidad de ocultar y mentir y el miedo, el esfuerzo se consideran sus ocupaciones como una escapatona,
hace tan grande que resultan inevitables los frecuentes estos problemas no sólo influyen"sobre su actitud hacia
fracasos. hombres sino también hacia su trabajo, y les im-
Si la joven escoge la otra línea de conducta y decide o "den tener ~n prolongado interés por la tarea que están
permanecer fiel a la ~radición de la última generación, ;obligadas a ejecutar.
se gana las simpatías y el apoyo de sus padres a expen- Luego debemos añadir a las dificultades inherentes
sas de la camaradería de sus coetáneas. Sea cual fuere :!. una nueva situación económica y la neceSidad de
el camino que siga la elección es acompaña~a por an- .coptar alguna forma para las relaciones sexuales, 10~
gustia mental. Sólo algunas niñas se salvan, sea por di· roblemas éticos y religiosos que deben resolverse. AqUl
versas circunstancias del azar, al constituir un grupo otra vez el hogar constituye un factor poderoso; los
bastante grande que adopta las mismas normas, de ma- ,adres aplican una intensa presión emotiv~ par~ .tr~tar
nera que son apoyadas contra sus padres o contra la de enrolar a sus hijos en uno de los muchos eJercltos
mayoría de sus coetáneas, sea porque se dejan absor- !.e salvación . La tensión de las reuniones religiosas, la
ber por cualquier otro interés. Pero con excepción de res ión del pastor y del padre no les dan descanso, y las
los estudiantes, para quienes el problema de las rela· 5ficultades básicas existentes para reconciliar la doc-
ciones personales a veces se difiere piadosamente en aina de la autoridad con las prácticas de la sociedad
espera de una solución posterior, las jóvenes que en- los hallazgos de la ciencia, turban y confunden a los
cuentran algún otro objetivo tan convincente como para ilios ya atormentados hasta ' un límite superior a lo
no interesarse por el otro sexo, se transforman a me- lerable.
nudo en solteronas sin ninguna oportunidad de retomar Concediendo que, en efecto, la sociedad presenta de-
sus posiciones. El miedo a la soltería no oscurece la :nasiados problemas a stJ.s adolescentes, exige excesivas
vida de las mujeres primitivas; es otra faz de la inadap- ::!ecisiones trascendentales en el plazo de pocos meses,
tación que ha producido nuestra civilización. qué ha de hacerse? Una panacea sugerid~. consistiría
Al problema de la conducta actual se añaden todas en postergar por lo menos alguna de las ~eclsIones, man-
las confusiones introducidas por diversos conceptos del tener a la niña económicamente dependiente o separar-
matrimonio, el conflicto entre diferir el matrimonio ..a. de todo contacto con el otro sexo, mostrarle un solo
hasta asegurar los medios suficientes o casarse y com- conjunto de ideas religiosas hasta que sea mayor, más
partir los gastos de la casa con un esposo joven y lu- equilibrada, más capaz de enfocar críticamente los ~ro­
chador. El conocimiento de métodos anticonceptivos. blemas que afrontará. De una manera menos orgáni.ca,
si bien dignifica grandemente la vida humana, introdu- lal idea 'sustenta diversos planes para la prolongaCIón
ciendo el elemento de elección en un aspecto en el cual de la juventud, elevando la eda~ de trabajo, la edad
los seres humanos han estado durante mucho tiempo escolar, impidiendo que los colegIales adqulera~ el ca-
abyectamente sujetos a la naturaleza, plantea nue~as aocimiento de controversias como la de evolUCIón con-
confusiones. Complica la continuidad del plan de VIda tra fundamentalismo o de cualquier tema de p.igiene
casamiento-hogar-hijos versus soltería independiente, al sexual o métodos anticonceptivos. Aun cuando esas me-
permitir matrimonios sin hijos, matrimonios más tem- didas, especialmente consideradas y sancionadas por ley,
224 225
pudieran llegar al fin hacia el que tienden y postergar el rabie. Más importante aún resulta el que esta mna del
período de elección, sería dudoso que tal proceso fuera fu turo posea un espíritu amplio. El hogar debe dejar de
deseable. Es injusto que niños muy pequeños sean abogar con sonrisas o enojos, con caricias o amenazas,
campo de batalla de normas antagónicas, que su desa· ?Of una causa ética o por una creencia religiosa. Debe
rrollo se vea estorbado por las tentativas proselitistas l:D~eñarse a las niñas cómo pensar, DO qué pensar. Y de-
de atraerlos y acondicionarlos cuando son demasiado ido a que los viejos errores mueren lentamente, se les
jóvenes. Con toda probabilidad es igualmente injusto debe enseñar a ser tolerantes, así como hoy justamente
postergar culturalmente por demasiado tiempo las de- se les enseña a ser intolerables. Debe enseñárseles que se
cisiones. La pérdida de la fe religiosa fundamental pro- :es abren muchos caminos, ninguno de los cuales es
duce un dislocamiento mayor a los treinta años que a obligatorio en sí, y que solamente a ellas cabe la respon·
los quince, considerado simplemente en función del nú- sabilidad de elegir. Sin la traba de prejuicios, sin el fas·
mero de años de aceptación de que ha gozado la creen- tidio de haberse plegado demasiado temprano a una sola
cia. Un conocimiento repentino de aspectos sexuales oorma, deben llegar con la vista bien despejada a las
hasta entonces insospechados o la destrucción de todas elecciones que se hallan ante ellas.
las antiguas convenciones concernientes a la conducta Cualquier estudioso de la civilización debe compren-
sexual, se hacen más difíciles en función de la vigencia der que pagamos harto caro por la nuestra, heterogé-
de las viejas actitudes. Además, en términos prácticos~ oea y rápidamente cambiante; se da el precio en altas
tales planes resultarían,. como los de la actualidad, mera· ?roporciones de crímenes y delitos, conflictos de la ju-
mente locales: un Estado legisla contra la evolución; Yentud, el número siempre creciente de neurosis y la
otro contra los métodos anticonceptivos; un grupo re- falta de una tradición coherente sin la cual el desarrollo
ligioso aísla a sus jóvenes solteras. Estos mbvimientos del arte se ve tristemente obstaculizado. En tal lista de
locales especiales inhabilitarían a los jóvenes para como ?recios, debemos contar nuestros beneficios cuidadosa-
petir ventajosamente con niñas a quienes se ha permi- mente, para no desalentarnos. Y en primer lugar con-
tido realizar sus elecciones más temprano. Semejante sideremos esta posibilidad de elección, el reconocimien-
plan educativo, aparte de ser casi imposible de ejecu· :o de muchas formas posibles de vida, en tanto que otras
tar, constituiría un paso atrás y una petición de prin· civilizaciones han reconocido sólo una. Mientras otras ci-
cipio. rilizaciones dan salida satisfactoria sólo a un tipo tem-
En cambio, es necesario orientar todos nuestros es- ~ramentaI, sea místico o soldado, hombre de negocios
fuerzos educativos a adiestrar a nuestros niños para las o artista, una civilización en la cual existen muchas nor-
elecciones que deberán abordar. La educación, en el mas brinda una posibilidad de adaptación satisfactoria
hogar aún más que en la escuela, en vez de constituir a individuos de tipo temperamental muy distinto, de
la defensa especial de un régimen, una' tentativa deses- capacidades diferentes e intereses diversos.
perada por formar UD hábito mental particular, que En la actualidd vivimos un período de transición.
resista todas las influencias exteriores, debe ser una Tenemos muchas normas, pero aún creemos que sólo
preparación para esas mismas influencias. Tal educación una puede ser verdadera. Ofrecemos a nuestros niños
debe prestar mucha mayor atención de la que hasta el cuadro de un campo de batalla donde cada grupo se
ahora se ha concedido a la higiene mental y física. La halla plenamente pertrechado con la convicción de la
niña, para poaer escoger sensatamente, debe ser sana rectitud de su causa. Cada uno de estos grupos hace
mental y corporalmente, exenta de toda desventaja evi· irrupción en la generación siguiente. Resulta inconcebí-

226 227
ble que un reconOClmlento final del gran número de
formas en que el hombre, durante el curso de la histonz
y en la época presente, resuelve los problemas de 11
vida, traiga consigo a su vez la destrucción de nuestrz
creencia en una sola norma. Y cuando ningún grupo
reclame sanciones éticas para sus costumbres y cada
grupo acoja en su seno a aquellos que estén en condi-
ciones temperamentales de pertenecer a él, entonces
habremos llegado al punto supremo de la elección in-
dividual y la tolerancia universal, que ,sólo una cultura
heterogénea puede alcanzar. Samoa no conoce sino una
sola forma de vida y la enseña a sus niños. Nosotros.
que poseemos el conocimiento de muchas formas, ¿ de-
jaremos a nuestros niños libertad de elección?

APENDICES

228
APP.NDICE 1

NOTAS DE LOS CAPlTULOS

CAPÍTULO IV

Páginas 60 a 62

En la clasificación samoana de los .p arientes son de


primerísima importancia dos principios: el sexo y la
edad. Los términos de parentesco no se usan nunca
cuando se dirige la palabra a alguien, e""pleándose el
nombre o sobrenombre hasta para hablar al padre o a
la madre. Los pariente~ de la misma edad, un año o
dos menores o cinco o diez años mayores, se clasifi~
como de la generación del que nos habla, y de su mismo
sexo o del opuesto. Así, una joven llamará uso a su
hermana, su tía, sobrina y prima que son casi de :Su
misma edad, y un muchacho hará lo mismo· con su her-
mano, tío, sobrino o primo. Para designar los parentes-
cos entre personas de sexo opuesto existen dos voca-
blos: tuafafine y tuagane, pariente del mismo grupo de
edad de un varón, y pariente del mismo grupo de edad
de una mujer. (El vocablo uso no tiene tales subdivi-
siones.)
El vocablo que sigue en importancia se aplica a los
parientes más jóvenes de cualquiera de los sexos; es
la palabra teio El que un niño sea clasificado así por un~
pariente mayor depende no tanto de cuántos años menor
sea el niño, sino más bien del grado de atención que le
ha otorgado el mayor o En consecuencia, unoa muchacha
llamará su tei a un primo dos años menor que ella, si
ha vivido cerca de él; pero un primo igualmente joven
que se haya criado en una aldea distante hasta que los
dos llegan a ser adultos, será llamado uso. Es notable

231
, que no exista un vocablo para designar al pariente ma- CAPíTULO V
yor. Los términos uso, luafatíne y luagane implican
todos la caligad de coetáneo, y si es necesario especifi- MAPAS DEL VECINDARIO
car ancianidad, debe emplearse un adjetivo calificativo.
Tama, término equivalente a padre, se aplica tam-
bién al matai de una 'casa, a un tío o primo mayor con Págínas 74 a 78
cuya autoridad está en frecuente contacto una persona
mayor, y también a un hermano mucho mayor, que, Por razones de conveniencia .las casas fueron nume-
desde el punto de vista del sentimiento, se sitúa en la radas sucesivamente desde un extremo a otro de la al-
generación paterna. Tina se usa sólo un poco menos dea. No se extendían en línea recta a lo largo de la playa,
libremente para la madre, las tías residentes en la casa, sino que estaban situadas en forma tan desigual que a
la esposa del malai, y muy de vez en cuando para una veces una casa se hallaba directamente detrás de otra.
hermana mayor. Sin embargo, una representación lineal esquemática será
, También la terminología distingue entre los voca· suficiente para mostrar el efecto de la colocación en la
blos que los hombres y mujeres aplican a los hijos. Una formación de grupos de vecindad.
mujer dirá lama (modificado' por la adición de los su·
fijos lane y tatíne, varón o mujer) y un hombre dirá
al·alaíí, hijo, y afafíne, hija. Así, pues, una mujer dirá: ALDEA 1
«Losa es mi lama», especificando su sexo sólo cuando
sea necesario. Pero el padre de Losa hablará de ella Luma
como de su afafíne. Se sigue la misma costumbre al
hablar a un hombre o a una mujer acerca de un niño. (El nombre de la joven se colocará debajo del nú-
Todos estos términos quedan modificados además por mero de la casa. Los nombres de las adolescente's con
la adición de la palabra moni, verdadero, cuando 'se mayúsculas, los nombres de las que llegan a la pubertad
hace alusión a una hermana, padre o madre consan- en letras minúsculas y lo~ de las niñas preadolescentes
guíneos, Los ancianos de la casa se llaman generalmente en bastardilla.)
matua, y de un abuelo se dice por lo común el toa'ina,
el viejo, u olamatua, la vieja, agregando una cláusula ex- 1 2 3 4 5 6 7
plicatoria si es necesario. Todos los demás parientes Vala LITA Maliu Lusi Fitu
se describen mediante el empleo de cláusulas relativas. Pola Ula
«la hermana del esposo de la hermana de mi madre»,
«el hermano de la esposa de mi hermano», etc. No hay 8 9 10 11 12 13 14
términos especiales para el grupo de parientes políticos. Lía Fíva LOTA
LUNA

15 16 17 18 19 20 21 .
PALA Tuna LOSA
Vi
Pele

232 233
22 23 24 25 26 27 28 36 37 38
TULIPA MASINA Mina Tina TITA FALA
SONA Sina Solata
Elisa
29 30 31 32 33
Aso Selu ALDEA 111
Suna TOLO
Faleasao

ALDEA Il Faleasao estaba separada de Luma por un alto acan-


tilado que daba al mar, por lo cual era necesario tomar
Siutaga un sendero interior para ir de una aldea, situada sobre
la playa, a la otra. A ésta se llegaba desde Tau en veinte
(La casa número 38 en Siufaga es adyacente a la casa minutos.
número 1 de Luma. Las dos aldeas son geográficamente Las niñas de Faleasao eran miradas por los demás
continuas, pero socialmente constituyen unidades sepa- con mucha mayor hostilidad y suspicacia que la que -de·
radas.) mostraban tenerse mutuamente las de Luma y Siufaga.
Las preadolescentes de esta aldea no son indicadas por
1 2 3 4 5 6 7 sus nombres sino por una x
Vina NAMU LITA 1 Tulima
ToLO ToLU
Lusina 1 2 3 4 5 6
x x x Talo ELA
8 9 10 11 12 13 14
Tatala 7 8 9 10 11 12
LETA x x
15 16 17 18 19 20 21 x
Lilina Tino MALA "LOLA 2 Pulona
13 14 15 16 17 18
22 23 24 25 26 27 28 MINA MOANA SALA
Ipu Tasi Tua
29 30 31 32 33 34 35 19 20 21 22 23 24
Timu LUA Simina x Mata x
Meta x X
LUINA
1. Muchacha para la cual un cambio de residencia significaba
diferencias importantes; véase cap. X, «La joven en conflicto_o 29
(Traducciones literales de textos dictados) 25 26 27 28
2. Idem. x x

234 235
"CAPITULO IX Página 128

Páginas 126 a 128 DESCRIPCIONES DE CARACTERES HECHAS POR


MUCHACHAS ADOLESCENTES SOBRE MIEMBROS
La primera persona singular del verbo saber, usada DE SU FAMILIA. EJEMPLOS: -
en la forma negativa, tiene dos formas:
(Traducciones literales de textos dictados.)
Ta í10 (Contracción de Ta te le í1oa)
yo partícula negativo saber I
eufónica
Es un hombre sin título. Trabaja mucho en la planta-
y la otra: ción. Es alto, delgado y de piel oscura. No se enoja fá-
cilmente. Va a trabajar y vuelve por la noch.e . Es un
ua le í10a a'u agente de policía. Trabaja para el gobierno. No· está
Preso neg. sé yo lleno de mala voluntad. Es de aspecto atractivo. No es
Parto casado.

La primera de estas expresiones tiene un significado


muy distinto al de la segunda, aunque desde el punto II
de vista lingüístico representan formas sintéticas opta-
tivas, siendo la -segunda literalmente «yo no sé», mien- Es una vieja. Es muy vieja. Es débil. No puede tra-
tras la primera puede traducirse por el familiar «Ave- bajar. Sólo puede .quedarse en la casa. Su cabello es
rigua». Este «averigua» no implica falta de conocimien- negro. Es gorda. Tiene elefantiasis en una pierna. No
to real o información sobre el tema en cuestión, sino tiene dientes. No es irritable. No odia a nadie. Es hábil
que es un mero indicio de falta de interés o renuncia en el tejido de esteras, cestas de pescar y bandejas.
a explicar. Los samoanos sienten muy nítidamente esta
distinción, según lo revela el uso frecuente de ambas
formas en la misma oración Ta ilo ua le iZo a'u. «Averi- III
gua, yo no sé.»
Ella es fuerte y diestra en el trabajo. Va tierra aden-
tro. Desyerba, enciende el horno, recoge el fruto del
árbol del pan y junta la corteza de la morera de papel.
Es amable. Su conducta es buena. Es hábil para tejer
cestas, esteras, esteras finas y bandejas, para pintar tela
de tapa, y .raer, moler y p~ gar la corteza de la morera
de papel. Es baja, de cabello negro y piel oscura. Es
gorda. Es buena. Si pasa alguien, ella se muestra muy
gentil y exclama: «¿Po'o fea 'e te maliu i ai?» (Es ésta
la manera más cortés de preguntar: «¿Adónde va?»)
236. 237
IV
VIII
Ella es gorda. Tiene cabello largo. Es de piel OScura. Es una mujer. No puede trabajar arduamente (como
Es tuerta. ~e porta bien. Sabe desyerbar taro, tejer quisiera). Sabe también tejer cestas y esteras finas y
esteras de pISO y esteras finas. Es baja. Ha tenido hijos. hacer tela de corteza. Enciende también los hornos y
H,ay un chiq,:,illo .. Ella permanece en la casa algunos quita las basuras de la casa. Conserva su casa en exce-
dlas se va al mtenor. Sabe también tejer cestas. . lentes condiciones. Enciende el fuego. Fuma. Va a pes-
car y consigue pulpos y tu'itu'i (erizos de mar), vuelve
V y los come crudos. Es bondadosa y de rostro agradable.
Nunca se enoja. Ama también a sus hijos. .
Es un muchacho. Su · piel es oscura. Lo mismo su
cabello. Va a la manigua a trabajar. Trabaja en la plan. IX
taclón de taro. QUIere a todos. Sabe tejer cestas. Los
dommgos canta en el coro de los jóvenes. Le gusta mu- Es UDa mujer. Tiene un hijo; es su nombre. Es
o • •

cho juntarse con las muchachas, Fue expulsado de la perezosa, Es alta. Es delgada. Su cabello es largo. Sabe
casa del pastor. tejer cestas, hacer tela de corteza y tejer esteras finas.
Su esposo ha muerto. No se fíe a menudo. Permanece
VI en la casa algunos días y otros va al int~rior . Mantiene
todo limpio. Vive alimentándose. Tiene una cara agra-
Autorretrato dable. No se irrita fácilmente. Enciende el horno.

Soy una muchacha. Soy baja. Tengo cabello largo. X


QUIero a mIS hermanas y a todos. Sé tejer cestas y
cestas de pescar y sé preparar la corteza de la morera Es la hija de ... Es una niña de mi edad, más o me-
de papel. Vivo en la casa del pastor. nos. Es también hábil ep el tejido de cestas, esteras
finas, persianas, y esteras de piso. Es buena en la es-
cuela. Va también a juntar hojas y el fruto del árbol de
VII pan. También va a pescar en bajamar .. Coge cangrejos
y medusas. Es muy cariñosa. No come toda su comida
Es un hombre. Es fuerte. Va al interior y trabaja si otros le piden. Muestra un semblante afectuoso a
en la plantación de sus parientes, Va a pescar. Va a re- todos los que vienen a su casa. También prepara comi~
cog~r el fruto del árbol del pan y hojas para cocinar y da para todos los visitantes.
enCIende el horno. Es alto. Es de piel oscura. Es más
bien gordo. Tiene el cabello corto, Sabe tejer cestas.
Trenza la hoja de palma bordando esteras para la casa.'
XI
Sabe también construir casas. Se porta bien y tiene un
rostro agradable. Autorretrato
Soy hábil en el tejido de esteras, esteras finas, ces-
3. TrabajO de mujeres. tas. persianas y esteras de piso. Voy a buscar agua para
238 239
que beban todos los de mi casa y otros también. Voy a sonido oído es notable en niños tan pequeños, como asi·
recoger bananas, el fruto del árbol del pan, hojas, y en- mismo en cualquiera que carezca de erudición lin ..
ciendo el horno con mis hermanas. Después nosotras güística.
[ella y sus hermanas] vamos a pescar juntas, y después
es de noche.
CAPITULO XI

CAPíTULO X Páginas 157 a 159

Durante seis meses vi a seis nwas dejar el estable-


Páginas 133-134 cimiento del p"a stor por varias razones: Tasi, porque
su madre estaba enferma y ella, caso raro, la mayor
Los niños a esta edad ya revelan un ejemplo muy en una familia biológica, era necesaria en la casa; Tua,
curioso de discernimiento fonético, en el cual resultan porque había resultado la peor en el ~xa,!,en anual de
casi tan agudos y sutiles como sus mayores. Cuando los los misioneros, cosa que su madre atnbu13 a favontts-
misioneros sometieron el idioma a la escritura, no exis· mo por parte del pastor; Luna, porque su madrastra, ~
tía la k, y los lugares de esa letra en otros dialectos quien ella no quería, abandonó a su ~adre, .haclend.o aSl
polinesios eran llenados en samoano con la t o una pausa más atractivo el hogar, y porque baJO la IOfluencla de
glótica. Poco después de la edición de la Biblia y la una desenfrenada prima mayor comenzó a cansarse de
tipificación de la pronunciación samoana, un contacto la compañía de niñas menores y a interesarse por las
mayor con Tonga introdujo la k en el lenguaje oral de aventuras amorosas; Lita, porque su padre le orde~ó
Savai 'i y Upolu, desplazando la t, pero sin sustituir la volver, debido a que con el permiso del pasto~, yero SIO
pausa glótica. Lentamente esta costumbre se extendió consultar a su familia, se marchó y permaneclO tres. s~­
hacia el este en Samoa y los misioneros que dominaban manas en otra isla. Volver significaba para Lita .reSidir
las escuelas y las imprentas libraron una tenaz batalla en el extremo lejano de la otra aldea, lo cual la obligaba
con la menos musical k, y la perdieron. Hoy la t es el a un cambio absoluto de amigas. La novedad del grupo
sonido empleado en el habla culta y en la iglesia, repri- nuevo y de nuevos intereses le impi~ieron irrita~se por
mido todavía convencionalmente en toda pronunciación el cambio. Sala, una chica tonta y OCIOsa, se habla fuga-
y usado en discursos y ocasiones que exigen formalidad. do de la casa del pas tor.
Los niños de Manu'a que nunca habían ido a las escue-
las-pensionado misioneras, usaban siempre la k. Pero
habían oído la t en la iglesia y en la escuela y tenían tal
conciencia de la diferencia que se burlaban inmediata-
mente de mí si yo deslizaba la familiar k, que era su
único hábito de lenguaje, articulando el sonido t quizá
pór primera vez en su vida para ilustrar la pronuncia-
ción correcta de la cual yo, que ostensib1emente estaba
aprendiendo a hablar éon propiedad, no debía apartar-
me. Tal habilidad para disociar el sonido usado del

240 241
APENDICE II

METODOLOG1A DE LA INVESTIGACION

Es imposible presentar un cuadro unificado de la


adolescente en Samoa y al mismo tiempo contestar las
diversas clases de preguntas a las que se espera respon-
da tal estudio. Para satisfacer .a l etnólogo que va en
ousca de datos acerca de las usanzas y ritps vinculados
con la adolescencia ~ es necesario incluir descripciones
de costumbres que han decaído parcialmente bajo la
acción de li' propaganda occidental y ante el ejemplo
extranjero. Las ceremonias y actitudes tradicionales son
también importantes en el estudio de la adolescente en
la Samoa actual, porque aún constituyen gran parte de
la estructura mental de los padres, aunque ya no reci-
ben expresión concreta en la vida cultural de la joven.
Pero esta doble necesidad de describir no sólo el am- ·
biente actual y la reacción de la joven ante él, SiDO tam-
,. bién de interpolar a veces alguna descripc;ión del rígido
medio cultural en que se desarrolló la adolescencia de
su madre, traiciona hasta cierto punto la unidad del
estudio.
Las observaciones detalladas se llevaron a cabo con
un grupo de muchachas que vivían en tres aldeas prác-
ticamente contiguas, sobre un sector de la costa de la
isla de Tau. Los datos acerca de los usos c~remoniales
que rodean el nacimiento, la adolescencia y el matrimo-
nio fueron recogidos de las siete aldeas del archipiélago
.\lanu'a.
El método de enfoque se fundamenta en la premisa
de que una investigación minuciosa ~ i.ntensiva resultará
de más valor que un estudio difuso y general basado

243
sobre el conocimiento menos exacto de un número ma. illlción de su personalidad y no pueden describirse sin
yor de ind ividuos. E l estudio del doctor Van Water fc rcncia...a la misma. Las generalizaciones se basan en
acerca de The Ado/eseenl Gir/ Among Primitive Pea- cuidadosa y detallada observación de un pequeño
pIes ha agotado las posibilidades de una investigación :rup.o de sujetos. Estos resultados serán aclarados e
basada en las meras observaciones externas del etnc). trados por las historias de los casos particulares.
l<;>go q~e brinda una descripción de una cultura primi~ _. Las concl~siones están también sujetas a la limita-
tIva. DIsponemos de una enorme cantidad de materiales ",,?n estableCIda por la ecuación personal. Están consti-
descriptivos generales sin poseer las observaciones deta- das por los juicios de un individuo sobre una serie
lladas y la referencia de casos individuales a la luz de datos,. muchos de cuyos aspectos más significativos,
las· cuales sería posible interpretarlos. :aor su. mIsma naturaleza, pueden ser conocidos sólo por
i:"
autora, por lo tanto, prefirió trabajar en una pe· dla mIsma. Esto es inevitable, y sólo podría sostenerse
:amo ~tenuante que, como la ecuación personal se
quena localidad, sobre un grupo que totalizaba sólo
seiscientas personas, y pasó seis meses acumulando un mantema absolutamente constante, los diferentes as-
conocimiento profundo y detallado de todas las adoles- ~ tos de los datos son estrictamente conmensurables.
centes de esta comunida:d. Como sólo había sesenta y ~ juicio acerca de la reacción de Lala ante su tío y de
ocho muchachas de nueve a veinte años, los juicios !:lOna ante su prima se efectúa exactamente sobre la
cuantitativos resultaban prácticamente no válidos por 'sma base.
razones obvias: el error probable para este grupo es Otro recurso metodológico que posiblemente nece-
demasiado grande; los núcleos de edad son demasiado : e explicación es.el de la sustitución de un estudio que
pequeños, etc. ~l único punto en que los juicios cuan· s¡glllera la evoluclól) en el tiempo de los niños de un
titativos pueden tener cierta relevancia es el que res- ·smo grupo de edad por el estudio simultáneo de
pecta a la variabilidad dentro del grupo, ya que cuanto - ·ersas generaciones. Fueron estudiadas en detalle vein-
menor es la misma en un caso dado, mayor es la validez tiocho niñas que hasta entonces no mostraba:n signos
general de los resultados. :3e pubertad, catorce que posiblemente entra:rían en la
Además, el tipo de datos que necesitábamos no es d~rez. al año siguiente o dentro de un año y medio
de la clase que se presta fácilmente a un manejo cuan- vemtIcmco muchachas qUe habían pasado la pubertad
titativo. La reacción de la joven frente a su madrastra, ea los últimos cuatro años, pero a quienes aún la ca-
a los parientes que actúan como padrastros, a su herma- = idad no clasificaba entre los adultos. Observaciones
na menor o a su hermano mayor, no pueden medirse en nos minuciosas se realizaron también entre· las niñas
términos cuantitativos. Así como el médico y el psi- :¿ruy pequeñas y las jóvenes casadas. Tomar secciones
quiatra han ha!lado necesario describir cada caso sepa- :ransversales, casos de individuos en diferentes períodos
radamente y usarlos como ilustración de una tesis más je su desarrollo físico, y sostener que un grupo en una
bien que como prueba irrefutable de la misma, tal como etapa primitiva mostrará luego las características que
resulta posible hacerlo en las ciencias naturales, el estu- 2;l3recen en otro grupo en una etapa posterior, consti-
dioso de lps aspectos más intangibles y psicológicos de ·e, naturalmente, un método inferior al del estudio
la conducta humana se ve obligado a ilustrar más que ..-olutivo, en el cual el mismo grupo está bajo observa-
a demostrar una tesis. La composición del fo ndo sobre ::i6n durante una cantidad de años. La presentación de
el cual actúa la joven puede describirse en términos gran número de casos ha sido habitualmente la única
exactos y generales, pero las reacciones de ésta son una :3efensa aceptable de tal procedimiento. La cantidad de

Z44 245
casos incluidos en esta investigación, si bien muy redu- cando las manifestaciones con otras informantes y usan-
cida en comparación con los número~ logrados por cu ~ do muchos ejemplos y casos de prueba. Con unas pocas
quicr estudioso de los niños norteameriCanos, da, no obs- significantes excepciones, este material se obtuvo en
tante, una muestra de suficiente magnitud, en vista de ioma samoano y no por mediación de intérpretes. Todo
la pequeñísima población de Samoa (unos ocho mil in- d trabajo con individuos se realizó en el idioma nativo,
dividuos en las cuatro islas de la Samoa norteamericana ya que no había en la isla jóvenes que hablaran inglés.
y porque la única selección fue hecha con criterio gf»- Aunque era esencial un conocimiento de la cultura
gráfico. Puede alegarse además que el carácter casi tegra para I~ valoración exacta de la conducta de cual-
drástico de las conclusiones, las poquísimas excepci~ quier individuo en particular, se dará una descripción
nes que necesitan formularse, valorizan más la magnituc detallada sólo de aquellos aspectos que se relacionan
de la muestra. La adopción del método transversal era. ::!irectamente con el problema de la adolescente. Por
por supuesto, cuestión de conciencia, pero los resulta. ejemplo, si observo que Pele se niega categóricamente
dos, si son cuidadosamente extraídos de una muestra a llevar un mensaje a la casa de un pariente, es impor-
objetiva, pueden compararse equitativamente con los :ante saber si obra por terquedad, porque no quiere a
obtenidos mediante el uso del método evolutivo, cuando su pariente, por miedo a la oscuridad o al fantasma que
los mismos sujetos se hallan bajo observación durante se muestra por allí y acostumbra arrojarse sobre la
cierto número de años. Esto resulta verdadero cuando espalda de la gente. Pero para · el lector resultaría de
las conclusiones a extraerse son de carácter general . escasa ayuda en la apreciación del problema principal
no individuales. Para llenar las finalidades de la teoría :ma exposición detallada de los nombres y hábitos de
psicológica es suficiente saber que los niños de una toda la población local de fantasmas. En consecuencia,
determinada sociedad caminan, por término medio, "2- todas las descripciones de la cultura que no interesan
los doce meses, y hablan alrededor de los quince. Para directamente se omiten en la discusión, pero no se omi~
cumplir los fines del diagnóstico individual, es necesario rieron en la investigación original. Su falta de conE.xión,
saber, en cambio, que Juan caminaba a los dieciocho ¡>or tanto, ha sido definidamente determinada.
meses y no habló hasta los veinte. Así, para satisface:- El conocimíento de la estructura cultural general fue
los fines teóricos generales, basta enunciar qué las jo- complementado por un estudio minucioso de la estruc·
vencilas que acaban de pasar la pubertad se sienten tí- tura sodal de las tres aldeas. Cada casa fue analizada
midas ·s pierden el dominio de sí mismas en presencia c esde el punto de vista de la jerarquía, riqueza, ubi-
de muchachos; pero si intentamos comprender la delin- cación, contigüidad y relación con otras casas, y la
cuencia de Mala, resulta necesario saber que ella pre- edad, sexo, parentesco, estado civil, número de hijos,
fiere la compañía de muchachos a la de chicas y que lo residencia anterior, etc., de cada habitante. Este ma-
ha hecho así durante varios años. :erial proporcionó una base descriptiva general para
!!D nuevo y más atento análisis de las casas de que fpr~
aban parte las personas estudiadas y facilitó también
MJO.TODOS ESPECIALES EMPLEADOS !Illa verificación sobre el· origen de las enemistades o
alianzas entre los individuos, el empleo de los términos
La descripción del sustrato cultural se obtuvo según de parentesco, etc. Cada niño fue estudiado así sobre un
los métodos ortodoxos, primero a través de entrevistas fondo que se conocía en detalle.
con informantes cuidadosamente elegidas, luego verifi.. Acerca de las personas en estudio, se obtuvo una

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nueva serie de informaciones minuciosas : edad aproxi- fue necesario realizar una in:vestigación más extensa
mada (la edad verdadera nunca puede determinarse en a fin de comprender algún aspecto desconcertante de
Samoa), orden de nacimiento, número de hermanos y la conducta de la niña. En todos los casos la investiga-
h.ermanas, quiénes eran mayores y menores que el su- ción proseguía hasta que yo creía comprender la motiva-
jeto, número de casamientos del padre y la madre, re- ción de la joven y el grado en que su grupo familiar
sidencia en casa de los abuelos paternos o maternos, y la afiliación a su grupo de edad explicaban sus acti-
años pasados en la escuela del pastor y en la del gobier- tudes. .
no, aplicación, si el niño había estado algpna vez fuera La cx·istencia de la escuela-pensionado del pastor para
de la aldea o había salido de la isla, experiencia sexual , niñas que habían pasado la pubertad, me brindó un gru-
etcétera. Los niños eran objeto también de un test de po de control aproximativo. Estas jóvenes eran vigiladas
inteligencia práctica: nombres de colores, memoria de tan severamente que en ellas las actividades heterose-
repetición, opuesto, sustitución, planear una busca e xuales se tornaban imposibles; se les agrupaba junto con
interpretación de grabado. Estos tests se hacían en idio- otras jóvenes de la misma edad, sin tener en cuenta el
ma samoano; la tipificación, por supuesto, era imposi- parentesco; llevaban una vida más metódica y regular
ble y las edades se cono.cían sólo relativamente; resulta- que las muchachas que permanecían en sus casas. El
ron sobre todo útiles al ayudarme a situar a la niña en modo en que diferían de las demás jóvenes de la misma
su grupo y no tienen valor para propósitos comparativos. edad y se parecían a sus coetáneas europeas, 'sigue con
Los resultados de los tests indicaron, sin embargo, una sorprendente exactitud el curso señalado por las dife-
variabilidad muy baja dentro del grupo'. Los tests se rencias específicas del ambiente. Sin embargo, como ha-
completaron con un cuestionario que no se administra- bitaban parte del tiempo en su hogar, la brecha entre los
ba formalmente, sino que se ponía en práctica de vez ambientes no era completa y, en consecuencia, el valor de
en cuando, preguntando al azar. Este cuestionario pro- este grupo de control resultaba bastante limitado.
porcionó una medida del conocimiento de las jóvenes,
el grado en que participaban del saber de la comunidad,
la medida en que habían asimilado la doctrina europea
en temas como conocer la hora, leer el almanaque, y tam-
bién en qué grado habían participado o presenciado es-
cenas de muerte, nacimientos, aborto, etc.
Pero estos datos cuantitativos representan sólo el más
descarnado esqueleto del material recogido durante me-
ses de observación de los, individuos y grupos, estudia-
dos aisladamente, en sus casas y en el juego. De estas
observaciones se extrae el grueso de las conclusiones re-
ferentes a las actitudes de los niños hacia sus familias y
hacia el prójimo, sus intereses religiosos o la ausencia
de éstos, y 10$ detalles referentes a su vida sexual. Esta
información no puede ser reducida a cuadros o exposi-
ciones estadísticas. Naturalmente, en muchos casos no
era tan completa como en otros. En algunas ocasiones

248 249
APENDICE III

LA CIVILIZACIÓN SAMOANA ACTUAL

El escenario de este estudio lo constituyó la pequeña


isla de Tau. A lo largo de un sector de la costa que se
eleva abruptamente hacia una cumbre montañosa ubica·
da en el centro, se agrupan tres aldehuelas: Luma y
Siufaga, una al lado de la otra, y Faleasao, a ochoci~ntos
metros de distancia. En el otro extremo de la isla se
halla la aislada aldea de Fitiuta, separada de las otras
tres aldeas por un largo y tortuoso sendero. Muchos
habitantes de las otras aldeas nunca han estado en Fi-
tiuta, situada trece kilómetros más allá. A más de die-
cinueve kilómetros al otro lado del mar abierto, se en-
cuentras dos islas, las de Ofu y Lesega, que junto con
Tau componen el archipiélago de Manu'a, la zona más
primitiva de ,Samoa. Son frecuentes los viajes en finas
canoas con flotador lateral de una a otra de estas tres
islitas, y los moradores de Manuta se consideran como
una unidad, frente a los de Tutuilla, la gran isla donde
está situada la base naval. Las tres islas tienen una po-
blación de poco más de dos mil individuos; ocurren entre
los integrantes de las siete aldeas del archipiélago cons-
tantes visitas, casamientos ·y adopciones.
Los nativos aún viven en sus casas en forma de col-
mena, con pisos de fragmentos de coral, sin otras pare-
des que persianas tejidas poco duraderas, que se bajan
cuando hay mal tiempo. y con un techo de caña de azú-
car sobre el que es menester atar ramas de palmera
cuando hay tormenta. Han sustituido en la ropa diaria su
tela de corteza, laboriosamente manufacturada, por tela

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de algodón, reservándose la costumbre nativa para las pidamente a los apoyos de bambú utilizados para la ca-
ocasiones ceremoniales. beza. Las sábanas de algodón blanco han sustituido a las
Pero los hombres se contentan con una ancha tela esteras fuertemente tejidas o de tela de corteza. Los
de algodón colocada en la ingle, el lavalava, prendido en mosquiteros de malla de algodón convierten una casa
la cintura con una diestra atadura~ del mismo material. nativa en mucho más soportable que lo era cuando la
Este atavío permite que parte del tatuaje que cubre única defensa contra los insectos la constituían los pa-
sus cuerpos desde la rodilla hasta la zona estrecha de la bellones de tela de corteza. La red se cuelga por la noche
espalda aparezca por encima y debajo de los pliegues con fuertes cuerdas que atraviesan la casa, y sobre los
del lavalava. En Manu'a el tatuaje es tabú, desde hace extremos se acumulan piedras, a fin de que los perros
dos generaciones, de modo que sólo una parte de la po- merodeadores, cerdos y gallinas anden por la casa a vo·
blación ha efectuado el necesario viaje a otra isla en luntad, sin turbar a los que duermen.
busca de un tatuador. Las mujeres usan un lavalava más Con baldes de ágata o cocos huecos se realiza el tra·
largo y un vestido corto de algodón que les llega a las bajo de traer agua desde los arroyos y el mar; existen,
rodillas. Los representantes de ambos sexos andan con para su uso familiar, tazas de loza, vasos y tazas de ,
los pies ?e~nudos y usan sombrero solamente en la igle- coco. Muchas familias poseen una olla de hierro en la
SIa, ocaSIOnes en las cuales los hombres se ponen cami- cual pueden hervir líquidos, prefiriendo esta forma de
sa y trajes blancos, ingeniosamente cosidos por las mu- hacerlo al viejo método de colocar piedras candentes en
jeres nativas, imitando los trajes «palmbeach» que han una vasija de madera que contiene el líquido a calentar.
caído en sus manos. El tatuaje de las mujeres es mucho Las lámparas de kerosene y las linternas se' usan en for-
más raro que el de los hombres, y consiste meramente ma casi general; los viejos racimos de nuez-de-vela y
en puntos y cruces en los brazos, manos y muslos. Las lámparas de aceite de coco se rehabilitan sólo en épocas
guirnaldas, las flores en el cabello y enroscadas alre- de gran escasez, cuando no se puede comprar kerosene.
dedor de los tobillos, sirven para poner una nota de El tabaco es un lujo muy apreciado; los samoanos han
color en lo pardo de "Ia ropa de algodón descolorida y, aprendido a cultivarlo, pero las variedades importadas
en días de gala, la tela de corteza hermosamente estam- son preferidas a las propias.
pada, las esteras finas, alegremente ribeteadas con plu- Fuera' de la casa, los cambios ocurridos a raíz de la
mas de papagayo rojo, las redecillas de cabello humano introducción de artículos europeos son Qluy leves. El
adornadas con penachos y plumas, recuerdan el pinto- nativo usa un cuchillo de hierro para cortar la almendra
resco atavío de los tiempos anteriores a la introducción del coco y una hoja de azuela de hierro en lugar de la
del cristianismo. antigua piedra. Pero todavía une las vigas de su casa
Hace muchos años que se emplean máquinas de co- con cine't y cose las diversas partes de sus canoas de
ser, aunque los nativos, para repararlas, aú'n dependen pesca. Se ha abandonado la construcción de canoas gran-
de algún marinero diestro. También se han añadido las des. Ahora sólo se construyen pequeñas cano'as para
tijeras al equipo de"' la casa, pero siempre que es posi- pescar; pa'ra transportar víveres por el arrecife los na-
ble una mujer samoana usa todavía sus dientes o un tivos construyen botes de remos con quilla. En las pe-
trozo de bambú. En las escuelas-pensionado misioneras, queñas canoas y botes de remos sólo se hacen excursio-
unas cuantas mujeres han aprendido a tejer y bordar, nes cortas, esperándose la llegada del buque del gobier-
empleando su habilidad particularmente para adornar no para realizar los viajes más largos. El gobierno com-
las rollizas y duras almohadas que están desplazando rá- pra la almendra del coco y con el dinero obtenido los
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samoanos adquieren telas, hilos, kerosene, jabón, fós- horno cubierto de hojas verdes, debajo de las cuales los
foros, cuchillos, cinturones y tabaco, pagan sus impues.- alimentos se cocinan perfectamente. Tras volverla a co-
tos - aplicados a todos los hombres que sobrepasan una cer, la comida se guarda, en cestas que se cuelgan dentro
estatura determinada, ya que la edad es una cuestión de la casa principal; se sirve en ' platos de hojas de pal-
imprecisa-, y sostienen la iglesia. mera aderezadas con una hoja de banana fresca. Los
Aunque los samoanos usan estos productos, propios dedo~ constituyen los únicos cuchillos y tepedores, y al
de una civilización más compleja, no confían ciegamen- terminar la comida se pasa ceremoniosamente una fuen-
te en ellos . Con la excepción de la fabricación y uso de te de madera para lavárselos.
herramientas de piedra, probablemente sea exacto decir Los muebles, con excepción de unas cuantas arcas y
que ninguna de las artes nativas se ha perdido. Todas aparadores, no han invadido la casa. Toda la vida sigue
las mujeres hacen tela de corteza y tejen esteras finas . desarrollándose sobre el piso. Hablar de pIe en la casa
El parto tiene lugar todavía sobre un pedazo de tela de constituye todavia una imperdonable violación de la
corteza blanca especiahriente preparada. Si no se consi- etiqueta, y las visitas deben aprender a permane~er sen-
gue jabón, la naranja silvestre proporciona un espumo- tadas con las piernas cruzadas durante horas, sm mur-
so sustituto. Los hombres aún fabrican sus redes, hacen murar.
sus anzuelos, tejen sus lazos para anguilas. Y si bien usan Hace casi cien años que los samoanos son cristianos.
fósforos cuando pueden conseguirlos no han perdido el Salvo una pequeña cantidad de católicos y mormones,
arte de convertir rápidamente un bastón .en elemento todos los nativos de la Samoa norteamericana están ad-
útil para encender el fuego por frotamiento. !J.eridos a la Sociedad Misionera de Londres, conocida
Quizá el hecho más importante sea que todavía de- en Samoa como la «Iglesia de Tahiti», por su origen
penden totalmente de sí mismos para su alimentación local. Los misioneros congregacionalistas han triunfado
utilizando lo que siembran con un afilado palo cava- por completo al adaptar la' severa doctrin.a y la ética aún
dor en sus plantaciones. El árbol del pan, las bananas, el más rígida de una secta protestante bntanlca a, las actI-
taro, los ñames y cocos forman un sustancioso y monó- tudes ampliamente divergentes de un grupo de msulares
tono acompañamiento para el pescado, los mariscos, del Mar del Sur. En las escuelas-pensionado misioneras
cangrejos de tierra, cerdos y gallinas, estos dos últimos han adiestrado a muchos jóvenes para formar pastores
no tan corrientes. El alimento es llevado a la aldea en nativos y misioneros en otras islas, y a muchas jóvenes
éestas recién tejidas con hojas de palmera. Los cocos para convertirlas en esposas de pastores. La casa del
son rallados sobre el extremo de una tabla de madera, pastor es el centro educativo y religioso de la aldea. En
que termina en una punta de concha o de hierro, el la ..escuela del pastor los niños aprenden a leer y eSCrI-
fruto del árbol del pan y el taro se apoyan en una estaca bir en su idioma ~al cual los primeros misioneros adap-
corta, revestida con cáscara de coco, y la corteza se ralla taron nuestra escritura-, efectuar sumas sencillas y
utilizando también un pedazo de cáscara de coco. Las cantar himnos. Los misioneros se han opuesto a enseñar
bananas verdes son peladas con un cuchillo de bambú. inglés a los nativos o a alejarlos en alguna forma de la
La cantidad total de alimento para una familia de quince simplicidad de su existencia primitiva, pues n~ la COr: S1-
a veinte miembros, durante dos o tres días, se cocina en deran perjudicial. Análogamente, aunque los dlgnatanos
seguida en un gran hoyo circular de piedras. Primero de la Iglesia pronuncian excelentes sermones y en mu-
los alimentos se calientan al rojo; después se barren las chos casos poseen un extenso conocimiento de la Biblia
cenizas; la comida es colocada sobre las piedras y el -que ha sido traducida al samoano-, aunque llevan los

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libros y tramitan larguísimos negocios, no hablan inglés código penal está formado por una combinación acciden·
o lo hacen escasamente. En Tau no se juntaban nunca tal de edictos del gobierno, notable por su tolerancia de
más de media docena de individuos que supieran algo de las costumbres nativas. Cuando en este código no se en-
inglés. cuentra ningún pronunciamiento sobre un punto de ju-
El Comando Naval ha adoptado la más admirable y risprudencia, se utilizan, libremente interpretadas y re-
benévola política de -no intervención en los asuntos na· visadas, las leyes del Estado de California, a fin .de pro-
tivos. Crea dispensarios y dirige un hospital donde se nunciar una base legal a la decisión del tribunal. Estos
adiestran enfermeras nativas. Estas enfermeras son en. tribunales se encargan de solucionar las disputas con-
viadas a las aldeas donde obtienen éxitos sorprendentes cernientes a títulos importantes y derechos de propie-
en la administración de los sencillísimos remedios de dad; las causas principales de litigios que se ventilan
que disponen: aceite de ricino, yodo, argirol, frotado- en el palacio de justicia de Pago Pago son las mismas
n~s de alcohol, etc. Mediante administraciones perió. que agitaban a los fonos nativos hace alrededor de cien
dlcas de salvarsán desaparecen rápidamente los sínto- años.
mas más evidentes de frambesia . Los nativos aprenden Ahora se sostienen escuelas en muchas aldeas, en las
a concurrir a 1,05 dispensarios en busca de medicina y ya que los niños senta90s de piernas cruzadas en el piso
no se agravan las conjuntivitis, transformándolas en de una gran aldea nativa, aprenden confusamente el in·
ceguera, al aplicar sobre sus ojos inflamados emplastos glés con muchachos cuyo conocimiento del idioma es
de hojas irritantes. apenas más extenso que el . suyo. Aprenden también par-
Se han construido depósitos de agua en la mayoría tes de canto, lo que les resulta extraordinariamente gra-
de las aldeas, para efectuar el abastecimiento de agua to, a jug~r al «cricket» y otros deportes. Las escuelas
pura de una fuente central, en la 'cual se realiza todo el resultan útiles, pues difunden conceptos elementales
lavado y el baño. En cada aldea la almendra del coco sobre higiene y debilitan las barreras entre los grupos
se guarda en cobertizos hasta que la nave del gobierno de edad y de sexo, y las estrechas unidades residencia-
viene a buscarla. El trabajo realizado en los cobertizos les. De los alumnos que asisten a las escuelas extranje-
de almendra de coco, en los botes de la aldea usados ras, son escogidos quienes más prometen para conver·
para transportarla por el arrecife, en los caminos entre tirIos en enfermeras, maestros y candidatos al cuerpo
las aldeas, en las reparaciones del sistema hidráulico, se de marinos nativos, los Fitafitas, que constituyen la po-
efectúa mediante un tributo aplicado a la población en licía, los guardias del hospital e intérpretes de la admi-
conjunto, perfectamente concorde con la forma nativa de nistración naval. El agudo sentido de distinción social
trabajo comunal. El gobierno opera a través de los go- que poseen los samoanos los vuelve particularmente há·
bernadores de distrito y jefes territoriales que nombra, biles para cooperar con un gobierno en cuya oficialidad
y de los alcaldes electos en cada aldea. Las administra- existe una jerarquía; las estrellas y barras del hombro se
ciones de estos funcionarios son tranquilas y efica~es ajustan sin ninguna confusión a su propio sistema de
en relación a la importancia que su categoría asume en jerarquías. Cuando el gobernador y el grupo de ofi-
la organización social nativa. Cada aldea cuenta tam· ciales hacen una visita oficial, los jefes -hablantes nati-
bién con dos agentes del gobierno y acarreadores de equi- vos distribuyen el kavi7, primero al gobernador, des-
po de las enfermeras de una a otra aldea. Hay también pués al jefe más alto que figura entre los anfitriones,
jueces territoriales. Existe un tribunal supremo presidi- luego al comandante 'de la base naval y por último al
do por un juez civil norteamericano y uno nativo. El jefe que sigue en rango, sin ninguna dificultad.

256 257
En todas las descripciones de la vida samoana, uno simplemente el resultado del fortuito y en general afor-
de los puntos que' debe haber sorPrendido más intensa- tunado ímpetu de una cultura compleja, intrusa, sobre
mente al lector es la extrema flexibilidad de la civiliza- una cultura indigena más sencilla y sumamente hospita-
ción, tal cual se halla hoy. Esta flexibilidad es el resul- laria.
tado de la mezcla de diversas ideas, creencias e inven- En épocas anteriores, el jefe de la casa tenía poder
tos m~cá nico s europeos, con la vieja cultura primitiva. de vida y muerte sobre cada uno de los individuos que
Es imposible discernir si la aculturación tan cabal y habitaban bajo su techo. El sistema legal norteamericano
armoniosa que han recibido esos elementos extranjeros y la doctrina misionera han proscrito y anillado esas fa-
se debe a cie rto genio de la cultura samoana en sí o a cultades. El individuo aún se beneficia con la posesión
un azar afortunado. En muchas regiones de los Mares comunal de la propiedad, con los derechos que posee
del Sur el contacto con la civilización blanca ha condu- sobre todas las tierras de la familia; pero ya no sufr"
cido a una degeneración corppleta en la vida nativa, a la una fastidiosa tiranía cuyos dictados podían hacerse
pérdida de las técnicas y tradicion~s indígenas, y a la cumplir por la violencia y hasta mediante ' amenaza de
aniquilación del pasado. En Samoa no ocurre así. El niño muerte. El apartarse de la castidad se castigaba antigua-
en edad de desarrollo afronta un dilema menos grave que mente, en el caso de las muchachas, con golpes muy
aquel con el que se enfrenta el niño nc;>rteamericano de crueles y un ignominioso rapado de la cabeza. Los mi-
ascendencia europea: La brecha entre los padres y los sioneros se opusieron a los golpes y al rapado, pero no
hijos es reducida e indolora y muestra pocos de los as- los sustHuyeron por otras formas de persuasión igual-
pectos aciagos habitualmente presentes en un período de mente enérgicas que fueran acompañadas c;le una con-
transición. La nueva cultura, al ofrecer carreras optati- ducta más circunspecta. La joven cuyas actividades se-
vas a los niños, ha aliviado en algo el yugo paterno. xuales son mal miradas por su familia se encuentra en
Pero, en lo esencial, los niños aún creen en una comuni- una posición mucho mejor que la de su abuela. La mari-
dad homogénea con una serie uniforme de ideales y as- na ha impedido y la Iglesia ha prohibido la ceremonia
piraciones. La actual facilidad con que transcurre la ado- de la desfloración, que antiguamente formaba parte in-
lescencia entre las jóvenes samoanas, ya descrita, no pue- separable de los matrimonios de las jóvenes de catego-
de ser atribuida con seguridad a un período de transi- ría; así se ha abolido el móvil más poderoso de la virgi-
ción. El hecho de que la adolescencia constituya ún pe- nidad. Si estos crueles y primitivos métodos de imponer
ríodo de desarrollo en nada violento, es igualmente signi- un régimen estricto hubiesen sido sustituidos por un
ficativo. Si no se dieran estímulos externos adicionales sistema religioso que marcara con hierro candente a la
ni se procur~ ran modificar ciertas coñdiciones, la cultura delincuente sexual o un sistema legal que la procesara
samoana podría seguir teniendo aproximadamente las y castigara, entonces la nueva civilización híbrida ha-
mismas características durante doscientos años. bría estado tan cargada de posibilidades de conflicto co-
Pero es justo señalar que la cultura samoana, antes mo lo estaba indudablemente la antigua.
de la influencia- de los blancos, era menos flexible y tra- E~to vale también para la facilidad con que los jó-
taba con menos bondad al individuo anormal. La Samoa venes cambian de residencia. Anteriormente hubiera sido
aborigen e ra más dura con la joven delincuente sexual necesario huir muy lejos para evitar el castigo mortal.
que la del presente. El lector no debe confundir las con- Ahora se desaprueban los castigos severos, pero la nor,
diciones que se han descrito con las aborígenes ni con ma de la huida subsiste. El viejo sistema de sucesión
las primitivas ~ípicas. La civil.ización samoana actual es debe haber producido muchas animosidades en los hijos
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que no obtenían los mejores títulos; hoy se abren dos m res esfuerzos que hoy. Los tabús menstruales contra
nuevas profesiones a los ambiciosos, la de pastor y la de :a participación en la ceremonia del kava y en ciertas
titatitas. El sistema del tabú, aunque nunca tan riguroso clases de comidas eran muy sentidos y se hacían cumplir.
en Samoa como en otras zonas de Polinesia, sin duda La entrada de la joven en la Aualuma era siempre, nQ
obligó a la gente a llevar una vida más discreta y acentuó 'implemente a veces, señalada por un festín. Las jóve-
más agudamente las diferencias de rango. Los escaso, :leS solteras y las viudas dormían, por lo menos parte
cambios económicos que se han introducido fueron SU~ :lel tiempo, en la casa de la laupo. La laupo misma lle-
ficientes para trastornar ligeramente el sistema de pres- Taba una vida mucho más dura. Hoy muele la raíz de
tigio que se basaba en el despliegue y la distribución lava,- pero en tiempos de su madre dicha raíz era mas-
pródiga de los bienes. Adquirir fortuna es más fácil, ya ticada hasta que las mandíbulas dolían, debido a lo
sea recogiendo la almendra de coco, mediante empleos terminable de la tarea. Antiguamente, si al casarse se
del gobierno o fabricando curiosidades para la industria escubría una violación de la castidad, corría el peligro
del turismo en la isla principa.1. Muchos altos jefes creen de ser condenada a muerte. El adolescente corría el pe-
que no vale la pena conservar la situación a que tienen -gro de ser tatuado, procedimiento doloroso y pesado,
derecho, puesto que numerosos advenedizos hallan la 3gravado además por la ceremonia colectiva y el tabú.
oportunidad de lograr un prestigio que les es negado a Hoy, escasamente la mi,tad de los jóvenes están tatua-
ellos, que utilizan un método más lento de acumular ri· rlos; el tatuaje se ejecuta a una edad mucho más avan-
quezas. La intensidad del sentimiento localista con sus zada y 'no guarda conexión con la pubertad; las cere-
antagonismos, guerras, celos y conflictos resultantes -en monias han desaparecido y el tatuaje se ha convertido
el caso de matrimonios entre miembros de distintas al- m la mera cuestión de los honorarios del artista.
deas- se quiebra ante los progresos del transporte y la Las prohibiciones contra la venganza familiar y la
cooperación interalaeana en cuestiones ~ligiosas y edu- 'olencia personal han obrado como un fermento al pro-
cativas. ¡>orcionar mayor libertad personal. Como muchos de los
Herramientas mejores han acabado parcialmente con .:!elitos que antiguamente eran castigados en esta forma
la tiranía del maestro-artesano. El liombre pobre, pero DO son reconocidos como tales por las nuevas autorida-
ambicioso, encuentra más fácil adquirir ahora una casa :!es, no se ha ideado ningún nuevo mecanismo de castigo
de huéspedes de lo que resultaba en épocas durante las :para el hombre que se casa con la esposa divorciada de
cuales el trabajo diligente y muy especializado se efec· Ira rango más elevado, ni para el malandrín que mur-
tuaba con herramientas de piedra. El uso de un poco de ;;nura fuera de la aldea, desprestigiándola de tal suerte,
dinero y de tela, comprada a los comerciantes, ha libe- d detractor insolente que repite de memoria la geneala-
rado a las mujeres de umi parte de la inmensa labor de _"a de otro o el mu.chachito perverso que quita las pajas
fabricar esteras y tapa como unidades de intercambio y los cocos agujereados e infiere así una afrenta inde-
para la vestimenta. Por otra parte, la introducción de las ::ible a las visitas. El samoano no está habituado a ca-
escuelas ha sacado de sus casas a un ejército de peque- eter muchos de los delitos enumerados en nuestro
ñas y eficaces obreras, especialmente en el caso de las ni- <Ódigo penal. Roba y es multado por el gobierno como
ñas que cuidaban de los chicos, atando .d e tal modo más lllteriormente lo era por la aldea. Pero entra en muy leve
estrechamente a las mujeres adultas a las rutinarias ta- ;:enflicto 'con las autoridades ·c entrales. Se halla dema-
reas domésticas. siado acostumbrado a los tabús para que le importe una
La pubertad se hallaba anteriormente sometida a ma- ?TOhibición de cuarentena que ostenta las mismas apa-

260 261
.' APÉNDICE IV
riencias; está muy habituado a las exacciones de sus
-amistades para inquietarse por las pequeñas demandas LOS DJ::BILES MENTALES y LOS DEMENTES
de impuestos que formula el gobierno. Hasta la severa
actitud hacia la precocidad asumida antiguamente por
los adultos ahora se ha atemperado, porque lo que cons-
tituye un pecado en el hogar se convierte en una virtud
en la escuela.
Las nuevas influencias han suavizado la vieja cultu-
ra. El canibalismo, la guerra, la venganza ' de sangre, el
poder de vida y muerte del matai, el castigo de un hom- A pesar de que no poseía práctica en el diagnóstico de
bre que infringió una ley de ·la aldea quemando su casa . los estados demenciales ni llevaba aparato alguno para
cortando sus árboles, matando sus cerdos y ahuyentan- establecer con exactitud los casos de debilidad mental,
do a su familia, la cruel ceremonia de la desfloración , la he podido realizar una 'Cantidad de observaciones empí-
costumbre de asolar plantaciones que se hallan al paso ricas que consignaré aquí, porque tal vez resulten de
de un cortejo fúnebre, las pérdidas enormes de vidas al interés para el especialista interesado en las posibilida-
realizar largos viajes en canoas pequeñas, el malestar des de estudiar la patología mental de los pueblos pri·
debido a enfermedades difundidas, todo esto ha desa· mitivos. En el archipiélago de Manu'a, con una población
parecido. Y hasta ahora no han surgido sustitutos de de poco más de dos mil personas, vi los siguientes casos:
tales situaciones, que sean causa de miseria. uno que podría ser clasificado como idiota, una imbécil,
La inestabilidad económica, la pobreza, el sistema de un muchacho de catorce años que parecía débil mental
pago, la separación del trabajador de su tierra y de sus e insano, un hombre de 'treinta años que manifestaba
herramientas, la guerra moderna, las enfermedades in- un delirio de grandeza bien sistematizado y un invertido
dustriales, la abolición del ocio, la molestia causada por sexual que, por un desarrollo mayor de los senos, el
un gobierno burocrático, nada de esto ha invadido aún amaneramiento y las actitudes propias de mujeres y una
una isla que no posee recursos dignos de explotación. preferencia por las actividades femeninas, se aproximaba
Tampoco han llegado a los nativos las penurias más al tipo del sexo opuesto. El niño idiota tenía seis herma-
sutiles de la civilización: las neurosis, los interrogantes nos; un hermano menor caminaba desde hacía más de
filosóficos, las tragedias individuales debidas a una con· un año y la madre manifestó que había dos años de dife-
ciencia s:;reciente de la personalidad y a una mayor espe· rencia entre ambos niños. Sus piern~s eran contraídas y
cialización del instinto sexual, ni los conflictos entre la descarnadas, el vientre enorme y la cabeza, muy grande,
religión .y otros ideales. Los samoanos sólo han tomado estaba colocada casi directamente sobre los hombros.
de nuestra cultura los aspectos que volvieron su vida No caminaba ni hablaba, babeaba continuamente y ca-
más cómoda,. su cultura más flexible, y el concepto de la recía de control sobre sus funciones ex<;retoras. La im-
misericordia divina sin la doctrina del pecado original. bécil vivía en otra isla y no tuve la oportunidad de obser-
varla por mucho tiempo. Había pasado la pubertad h~.
cía uno o dos años y estaba embarazada cuando la VI.
Sabía hablar y ejecutar las tareas senc~l1as comúnmen-
te realizadas por niños de cinco o seis años. Parecía dar-

263
262
se cuenta a medias de su estado y se reía tontamente o quier tarea complicada. Sus parientes y vecinos lo t~a­
clavaba la mirada con fijeza cuando se hablaba de ella. taban unánimemente con suavidad y tolerancia.
El muchacho de catorce años estaba completamente de- Por medio de informes obtuve los relatos acerca de
mente en la época en que lo vi, ofreciendo un cuadro cuatro casos ocurridos en Tutuila que parecían corres-
exterior de demencia precoz catatónica. Tomaba las ponder a la etapa maníaca de la psicosis maníacodepre-
actitudes que se le pedían insistentemente; a veces, si.¡¡ siva. Estos cuatro individuos se habían mostrado violen-
embargo, se ponía violento o ingobernable. Los parieIr tamente destructivos e ingobernables durante un tiempo,
tes insistían en que siempre había sido imbécil, pero pero después habían recuperado lo que los nativos con-
que sólo últimamente había llegado a ser demente. E.ti. sideran un funcionamiento normal. Decíase que una mu-
esto cuento sólo con la palabra de ellos, ya que única- jer. anciana que había muerto unos diez años atrás,
cumplía compulsivamente cualquier orden que se le
mente pude observar al muchacho durante pocos días.. daba. Existía un muchacho epiléptico en Tau, miembro
En ninguno de estos tres casos de definida debilida<! de una familia de gente normal, en la que había ocho
mental había historia familiar alguna que arrojara luz hijos. Se cayó de un árbol durante un ataque y murió
sobre la cuestión. Entre las jóvenes a quienes estudie por una fractura de cráneo poco después de mi llegada
en detalle, sólo una, Sala, mencionada en el capítulo x.. a Manu'a. De una niña de unos diez años que estaba pa-
era bastante · inferior al tipo general como para acercar- ralítica desde la cintura hacia abajo, se decía que sufría
se a las características de la oligofrenia. debido a una dosis excesiva de salvarsán y que había
El hombre que padecía de delirio de grandeza siste- sido normal hasta los cinco o seis 'años de edad.
matizado tenía treinta años, según se- decía. Delgado _ Sólo dos individuos, una mujer casada de alrededor
pálido, parecía mucho más viejo. Creía que era Tufele de treinta años y una joven de diecinueve, a quienes me
alto jefe de otra isla y gobernador del archipiélago en- referí en el capítulo IX, mostraban una constitución
tero. Los nativos conspiraban contra él para arrebatarle neurasténica definida. La mujer casada era estéril y pa-
su rango y ' exaltar en su lugar a un usurpador. Era saba mucho tiempo explicando que su afección requería
miembro de la familia Tufele, pero sólo muy remota- una intervención quirúrgica. La presencia de un exce-
mente, de modo que su delirio no se relacionaba con Iz. lente cirujano en el hospital de Samoa durante los dos
realidad, puesto que nunca habría podido albergar 12 años anteriores había realzado grandemente el presti-
menor esperanza de heredar el título. Los nativos, decía.. gio de las operaciones. En Tutuila, cerca de la base na-
se negaban a darle comida, se burlaban de él, rechaza. val, encontré varias mujeres de edad mediana obsesio-
ban sus pretensiones, hacían todo lo posible para anu- nadas por las operaciones que habían sufrido o estaban
larlo, mientras unos cuantos individuos blancos eraD .por sufrir. Es imposible juzgar si esta moda de la ciru-
lo bastante cuerdos como para reconocer su categoría gía moderna, al darle un motivo especial. ha aumentado
Los nativos advertían a los visitantes que se dirigieran 2- o no la cantidad de neurastenia aparente.
él con el lenguaje debido al jefe, porque entonces acce- De manifestaciones histéricas encontré sólo un caso,
día a bailar, en una extraña y patética versiÓn del estilo una niña de catorce o quince años .con un tic en el lado
habitual, lo que sucedía solamente bajo esa condición. derecho de la cara. Sólo la vi durante po~os minutos en
No tenía estallidos de violencia, era retraído, hosco, ca- un viaje, por lo que no pude efectuar ninguna investiga-
paz de trabajar solo a veces y nunca de llevar a cabo ción. Tampoco vi ni me enteré de ningún caso de ce-
tareas pesadas o de _encargarse de la ejecución de cual- guera, o sordera histéricas. de anestesia o parálisis.

264 265
No vi casos de cretinismo. Había unos cuantos niños API!.NDléE V
que eran ciegos de nacimiento. La ceguera, debido a los
métodos extremadamente violentos empleados por los MATERIALES QUE CONSTITUYERON LA BASE
practicantes naÜvos en el tratamjento de la «conjunti- DEL ANALISIS
vitis samoana», es muy común. '
El estado patológico que se presenta en seguida al
que visita una aldea samoana se debe principalmente a
las enfermedades oculares, la elefantiasis, y abscesos y
llagas de clase diversa, pero los estigmas de degeneración
están ausentes casi por completo.
Había una albina, una joven de diez años; si bien el La investiga~ión abarcó sesenta y ocho muchachas
albiriismo constituía una anormalidad ausente en la his- desde los ocho o nueve hasta los diecinueve años, es de-
toria de la familia hasta donde la recordaba, como uno cir, todas las jóvenes de esas edades de Faleasao, Luma
de lbs padres, ya muerto, provenía de otra isla, este dato . y Siufaga, aldeas de la costa occidental de ' la isla de
no era en absoluto definitivo. Tau, en el archipiélago de Manu'a, de las Islas Samoanas.
Debido a la imposibilidad de obtener datos exactos
del nacimiento, salvo en muy pocos casos, las edades
deben considerarse como aproximadas. Las aproxima-
ciones se basaron sobre las escasas edades conocidas
y el testimonio de parientes en cuanto a la edad relati-
va de los demás. A los efectos de la descripción y del
análisis, lo he dividido de un modo general en tres gru-
pos: 1) las niñas que no mostraban signos mamarios de
pubertad, veintiocho en ~otal, cuyas edades variaban en-
tre ocho o nueve y doce o trece años; 2) las niñas' que
probablemente alcanzarían la madurez en un año y me-
dio, catorce 'en total, con una edad oscilante entre los
doce o trece años y los catorce o quince; 3) las jóvenes
que habían pasado la pubertad, pero no eran conside-
radas adultas todavía por la comunidad, veinticinco en
total, cuyas edades variaban entre los catorce o quince y
los diecinueve o veinte años. Estos dos últimos grupos
y once de las del primero fueron estudiadas en detalle,
componiendo un grupo de cincuenta. Las catorce niñas
restantes del grupo más joven fueron estudiadas menos
atentamente como individuos. Formaban un grupo de
control en el estudio del juego, la vida de pandilla, el
desarrollo del tabú del hermano y la hermana, la actitud
de intereses y actividades con los jóvenes que se acer-

266
caban a la pubertad. También proporcionaron material
abundante para el estudio de la educación y la disciplina
de la niña en el hogar. Los dos cuadros presentan en
forma sumaria los principales hechos estadísticos que
se recogieron acerca de las niñas estudiadas en forma
-especial: orden de nacimiento, número de hermanos y
hermanas, muerte, nuevo matrimonio o divorcio de los
padres, residencia de la niña, tipo de casa en q~e vivía y
si era hija del jefe de la familia o no. El segundo cuadro
se refiere sólo a las veinticinco jóvenes que habían pasa-
do la pubertad y da el tiempo transcurrido desde la pri-
mera menstruación, frecuencia de ésta, grado y localiza-
ción del dolor mehstrual, presencia o ausencia de mas-
turbación, experiencia homosexual y heterosexual, y el
interesantísimo hecho de la residencia o no residencia en
la casa del pastor. Un examen de los análisis sumarios
adjuntos a los cuadros revelará que estas cincuenta mu-
chachas ofrecen una variedad bastante amplia en la or-
ganización familiar, orden de nacimiento y relación con
los padres. El grupo puede ser considerado representati-
vo de los diversos tipos de ambiente, personal y social,
que se encuentran en la civilización samoana tal cual > > ." >
es hoy. a. a. ~
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269
268
CUADRO 11 -
r-
N

ESTRUCTURA FAMILIAR

2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 . 17 18 19 20 21
N." Nombre ..... ...

Preadolescell tes
1. Tuna ... .... ....... 3 x x
2. Vala ............... 1- 3- x x x
3. Pele ... .... .. ...... 3 4 x
4. Timu ...... ....... x x x
5. Suma ...... .:..... x X x
6. Pola ............... 3 2 x x
7. Tua ............... 4 1 x
Sina ...... , .. ...... 1 2 3 x x
8. x
9. Fi\'a ....... ........ 1 3
10. U1a 1 1 2 x x
11. Siva :::::: ::::::::: 4 x x

Pú beres
Tasi .... ... 1 4 x x x
1. x
2. Fitu .... .. 1 2. 2 x
Mata ........... ... 1 1 3 x x x
3. x
4. Vi ........ .... .... .. 3 3 1
6. Ipu .... .. .. .. ...... 2 1 x x x
7. Selu .. ...... .... .. . 3 x
8. Paula ... ..... ... 2 1 1 x
9. Meta ... ...... 3 1 1 x
10. Maliu ........ ... 2 2 2 x x

CUAIHlO 1
CUADRO QUE MUESTRA EL TIEMPO TRANSCURRIDO DESDE LA PUBERTAD, PERIODICIDAD , GRADO DE DOLOR
DURANTE LA MENSTRUACION , MASTURBACION , EXPERIENCIA HOMOSEXUAL , EXPERI ENCIA HETEROSEXUAL,
Y RESIDENC IA O NO RESIDENCIA EN LA CASA DEL PASTOR

Reside"cia
Ti empo tTaI/SC. en la
desde la Exverietlcia Experiencia casa del
N. o 'Nombre pubertad Periodicidad Dolor I Masturbaci6n 11Omosexllal heterosexual pastor

1. Luna 3 anos mensual


.
. abdominal
"
,1

,1
.
no
2. Masina
3. Losa
••5. Sona
3
2
3 • ·
bimensual
abd ..espa lda
e~pa l da
. no
sI
,1

6.
Loto
Pala
A, o
2 meses
6
18
mensual
·
bimensual
nmguno
e~a l da no .
no no
7.
8.
9. Lotu
Tolo 3
3 años mensual .
intensi ad extrema
• ·
sI
sI
no
si
10. Tulipa
14. Lita
16. Namu
2 meses
2 años
3
abd ..esrcalda
espa da sI
no .
no
17.
18.
Ana
Lua
2
·
3 meses
4 años
trimestral
mensual
bimensual
no
sI
no
·
si
si 's l
no
19.
21.
Tolu
Mala
22. Fala
2 meses
1 año
mensual
. no
si
23. Lola
23a . Tulipa
I
·
3 años
bimensual
mensual
abdominal
e~palda
nmguno
no
,1
no si
24 . Lela
25 . Ela '
27. Mina
28 . Mona
2 meses
2 años
5
4 ·
bimensual
.
intensidad extrema
abd .. espalda
• no
si
si

no
no
29. Luina 4 ' mensual intensidad extrema no
JO. Sala 3 bimensual si no
o
1. Abdominal: significa que el dolor está radicado solamente alll ; espalda, id ; intensidad extrema: caracterizado por la r-
jO\'en aunque nunca estaba tan enfe rma que no pudiera traBajar. N
1,,0.> "_1 "_1 "_II'o.JN"_II'o.JN"_I - _ _ _ .... _ DISTRIBUCION DEL GRUPO DE ADOLESCJ;;NTES EN
......
o~~~~~I"o.>~N_~~~~~O~~~~~~I"o.>"_I_
~ ................. . RELACION CON LA PRIMERA MENSTRUACION
~r~~mr~r~~~r~zr~r~~~r~r~r
~CO_·~~CO~~OC~~~COOO~OOO~C
~5'~g ;~~~~~~~3~~2~ ~sg~~.g En los últimos seis meses 6
~~ ~ e ~ g En el último año 3
En los dos últimos años . 5
En los últimos tres años. 7
En los cuatro últimos años 3
N _ N _ _ 1"o.>
En los últimos cinco años 1

Total 25

REFERENCIAS PARA EL CUADRO SOBRE


í ESTRUCTURA FAMILIAR

Columna Atributo
1. Número de .hermanos mayores.
2. Número de hermanas mayores. '
3. Número de hermanos menores.
4. Número de hermanas menores.
5. Hermanastros, (+) número de los mayores;
(-) número de los menores.
6. Hermanastras, (+) número de las mayores;
(-) número de las menores.
7. Madre fallecida.
8. Padre fallecido.
9. Hija del segundo matrimonio de la madre.
10. Hija del segundo matrimonio ¡lel padre.
11. Madre vuelta a casar.
12. Padre vuelto a casar.
13. Residencia con los padres y en la casa del abue-
lo paterno.
14. Residencia con los padres y en la casa del abue-
lo materno.
15. Residencia con la madre solamente.
16. Residencia con el padre solamente.

272 273
Columna Atributo 6 residentes con los parientes de la madre (sin el
17. Padres divorciados. . padre ni la madre).
18. Residencia con los parientes del padre. 15 o sea el 30 por ciento, cuyos padres eran jefes
19. Residencia con los parientes de la madre. de casa.
20. .El padre es matai de la casa. 12 que pertenecían a una limitada familia biológica
21. Residencia en una, familia biológica, es decir, (es decir, una familia que durante mi estancia en
casa de padres, hijos de no más de dos parientes la isla comprendía sólo dos parientes además de
adicionales. los padres e hijos).

La x en la tabla significa la presencia del atributo


correspondiente. Por ejemplo. x en la columna 7 significa
que la madre ha muerto. .
TESTS DE INTELIGENCIA EMPLEADOS

Fue imposible tipificar tests de inteligencia y en con·


ANALISIS DEL CUADRO SOBRE ESTRUCTURA secuencia mis resultados carecen de valor desde el pun~
FAMILIAR te:> de. vista cualitativo. Pero como yo tenía cierta expe·
nenCla en el uso de tests, como elemento de diagnóstico
Había entre las setenta y ocho jóvenes: los hallé útiles para formular ~ cálculo preliminar acero
7 hijas únicas. ca de la inteligencia de las jóvenes. Además, los nativos
15 hijas menores. hacía mucho tiempo que estaban acostumbrados a los
5 hijas mayores. exámenes que las autoridades misioneras llevaban a cabo
5 con hermanastro o hermanastra en la misma casa. cada año y el conocimiento de que se realizaba un exa·
S cuyas madres habían muerto. men les hacía respetar la intimidad del investigador y
14 cuyos padres habían muerto. del sujeto. De esta manera me fue posible estar a solas
3 que eran hijas del segundo matrimonio de la con los niños sin contrariar a los padres. Además, la no-:
madre. vedad de los tests, especialmente el de nombrar colores
2 hijas del segundo matrimonio del padre. y el de interpretar grabados, sirvió para apartar su aten-
7 cuyas madres se habían vuelto a casar. ción de otras cuestiones que yo quería preguntarles.
S cuyos padres se habían vuelto a casar. Los resultados de los tests revelaron una variabilidad
4 residentes en casa del abue lo paterno, coo .. ambos mucho más estrecha de lo que era de esperarse en un
padres. grupo cuya edad variaba entre los diez y los veinte años.
8 residentes en casa del abuelo materno, con los Sin ninguna tipificación, es imposible sacar conclusio--
padres. f
nes más detalladas. No obstante, incluiré unas cuantas
9 residentes sólo con la madre. notas sobre las respuestas peculiares que las jóvenes
1 residente sólo con el padre. dieron a ciertos tests detenninados, pues creo que ello
7 con padres divorciados. resulta útil en la valoración de la medida de la inteli·
12 residentes con parientes del padre (sin el padre gencia entre individuos primitivos y también en la es ti·
ni la madre). mación de las posibilidades de tal medida.

274 275
TeSIS empleados los niños seguían una primera línea accidental y simple-
mente completaban una complicada figura dentro del
Nombrar colores. 100 cuadros de doce milímetros, círculo. Cuando esta figura resultaba ser por casualidad
rojos, amarillos, negros y azules. la solución inferior O superior, el comentario del niño
descubría por lo general que su idea orjentadora había
Repetir dígitos. Se usaron las habituales instruccio- sido más bien estética que tendente a resolver el pro-
nes del Stanford-Binet. blema. Los niños que me incliné a juzgar más inteligen-
tes, subordinaban la consideración estética a la solución
Sustitución simbólica de dígitos. 72 cifras de 25 mm., del problema, pero los menos inteligentes . eran desvia-
en forma de cuadrados, "círculos, cruces, triángu- dos por su interés en el dibujo, que podían hacer mucho
los y rombos. - más fácilmente que los niños de nuestra civilización. En
dos casos únicamente encontré una memoria de repeti-
Opuestos. 23 palabras. Palabras-estímulo: gordo, ción para los dígitos que excedía de los seis dígitos, dos
blanco, largo, viejo, alto, sabio, hermoso, tarde, no- jóvenes completaron siete con éxito. La civilización sa-
che, cerca, e'a liente, ganar, grueso, dulce, cansado, moana estimula muy poco la memoria de repetición para
lento, rico, feliz, oscuridad, arriba, interior, aden- cualquier aspecto. Tardaron en comprender el fondo del
tro, enfermo. test de símbolos-dígitos y. muy pocos aprendieron las
combinaciones antes del último renglón de la hoja de
Interpretación de grabados. Tres reproducciones to- examen. La interpretación de grabados fue el más suje-
madas de la película cinematográfica Maana, que to a vicios debido a la intervención del factor cultural;
mostraban: a) dos niños que habían cogido un casi todas las niñas adoptaban una forma estilizadísima
cangrejo de cocotero, haciéndolo salir, por medio de comentario_y luego la proseguían a través de una y
del humo, de las rocas que había encima de ellos; otra sentencia equilibrada: «Hermoso es el muchacho y
b) una canoa saliendo al mar en busca de bonitos, hermosa es la joven. Hermosa es la guirnalda del mu-
según lo evidenciaba la forma de la misma y la po- chacho y hermosa es la corona de la joven», etc. En las
sición de los tripulantes; e) una joven samoana dos estampas que destacaban seres humanos no . pudo
sentada en un tronco, comiendo un pececillo vivo comenzarse discusión alguna hasta haberse determinado
que le había dado un muchacho adornado con guir- el grado de parentesco existente entre los personajes.
naldas y recostado en el suelo, a sus pies. El test de los opuestos fue el que cumplieron más fá-
cilmente, como consecuencia natural de un interés ví-
Planear pna busca. El círculo del tamaño standard. vido por las palabras, que les conducía a emplear la
mayor parte de su especulación mitológica en juegos de
Las instrucciones habituales se dieron en todos los palabras hechas con las explicaciones de los nombres.
casos íntegramente en samoano. Muchos niños no acos-
tumbrados a tareas tan definida mente establecidas, aun-
qué estaban habituados al uso de pizarra y de lápiz y
papel, tuvieron que ser alentados para empezar. El test
consistente en planear una b!lsca fue el menos satisrac-
Lorio, ya que en más del cincuenta por ciento de los casos

276 277
LISTA DE CONTROL USADA EN LA INVESTlGAClúN Fabricación de tela de corteza. Recoger varas de mo-
DE LA EXPERlj;:NCIA DE CADA NIJ';¡A rera de papel. raspar la corteza, machacarla, usar
una tabla-molde, trazar dibujos a pulso.
A' fin de tipificar esta investigación tracé un cuestio·
nario que llené para cada joven. Las preguntas no fue- Cuidado de la ropa_ Lavar, planchar, planchar ropas
ron formuladas consecutivamente, sino que de vez en almidonadas, coser, coser a máquina, bordar.
cuando añadía un detalle de información a la ficha. Los
diversos detalles correspondían a los grupos libres indi- Deportes. Subir a las palmeras, nadar, nadar en el
cados más abajo. charco del arrecife.' jugar al cricket.

Pericia agrícola. Desyerbar, recoger hojas de uso en Hacer kava. Machacar la raíz de kava, distribuir el
la cocina, juntar bananas, taro, el fruto del árbol kava, hacerlo sacudir en el colador de corteza de
del pan, cortar cocos para sacar la almendra. hibisco.

Cocina. Pelar bananas, rallas cocos, preparar el fru- Pericia en menesteres fordneos. Escribir una carta,
to del árbol del pan, mezclar palusami,l envolver decir la hora, entender el calendario, llenar una
palusami, hacer tafolo,' hacer poi de banana, hacer pluma estilográfica.
pastel de raíz de arrurruz.
Bailar.
Pesca. Pesca diurna en el arrecife., pesca en el arre-
cife a la luz de antorchas, coger pececillos en el Recitar de memoria la genealogía 4.e la familia.
arrecife, usar el palo ven aquí para el pulpo, re-
coger cangrejos grandes. Indice de conocimiento del lenguaje de cortesía. De-
cir las palabras en el lenguaje de jefes, equiva-
Tejido. Pelotas, pantallas, cestas para colgar regalos lentes a brazo, pierna, comida, casa, esposa, baile,
de comida, cesta de acarreo, persianas, esteras de enfermedad. conversar, sentarse. Decir las frases
piso, cestas de pescar, bandejas. esteras de bardar, de cortesía de bienvenida, cuando se pasa fren.te
esteras para cubrir el techo, abanicos sencillos, es- a alguien.
teras de pándan para el piso, esteras de cama (nú-
mero de modelos conocidos y 'número de esteras Experiencia sobre la vida y la muerte. Haber pre-
realizadas), esteras finas, faldas de baile, paja de senciado un nacimiento, un abortd, un acto sexual,
caña de azúcar. una muerte, una operación cesárea postmortem .

l!referencias maritales. Jerarquía, residencia, edad de


1. Palusami: pastel preparado con coco rallado, cocido con
piedras calentadas al rojo, mezclado con agua de mar y envuelto casamiento, número de hijos.
en hojas de taro, que han sido secadas al sol para secarles su
acre pedúnculo, luego en una hoja de banana y, finalmente, en ' 3. Nadar en el charco del arrecife' requería más habilidad
una hoja del árbol del pan. que hacerlo en aguas tranquilas; implicaba zambullirse y ade_
2. Tafolo: pastel hecho del fruto del árbol del pan con una más luchar con un nivel que variaba en más de un metro con
salsa de coco ral1~do. cada gran ola. .

278 279
Indice de conocimiento de la organización social.
Razón de la operación cesárea postmortem; manu-
tención adecuada del lecho de un jefe; exigencias
del tabú del hermano y la hermana; penas rela-
cionada"s con el tapui del COCO;4 tratamiento adecua- IN DICE
do de una fuente de kava; títulos y poseedores ac-
tuales de los títulos de la manaia de Luma, Siu-
faga y Faleasao, la taupo, de Fitiuta, significado
del Fale Ula,' el Urna Sa,' el Mua o le taule'ale'a;'
clases adecuadas de bienes para un intercambio
matrimonial; quien era el alto jefe de Luma, Siu-
faga, Faleasao y Fitiuta y qué constituía el Lafo'
del jefe hablante.
Agradecimientos . 9
Prefacio 1i
Prólogo a la edición de 1961 15
1. Introducción. 23
2. Un día en Samoa . 35
3. La educación del niño samoanó 41
4. La familia samoana . 57
5. La niña y su grupo de edad. 73
6. La joven en la comunidad 85
7. Relaciones sexuales formales 95
8. El papel de la danza . 115
9. La actitud respecto de la personalidad 125
10. Experiencia e individualidad de la joven. 133
11. La joven en conflicto 155
12. Madurez y ancianidad . 177
4. Tapui: signos jeroglíficos usados por los samoanos para 13. Nuestros problemas educativos considerados
proteger sus propiedades de los ladrones. El tapui pide al cielo a la luz de la experiencia samoana. 185
una pena mágica automática para el transgresor. La pena por
robo en la propiedad protegida por el tapui de coco es castigada 14. Educación para la elección 217
severamente. Apéndices 229
5. Nombre ceremonial de la casa del consejo de Tui Manu'a. 1. Notas de los capítulos. 231
6. Horno sagrado de comida y la ceremonia que acompaña su II . Metodología de la investigación 243
presentación y el obsequio de est.eras finas a los carpinteros que
han acabado una casa nueva.
III. La civilización samoana actual 251
7. Visita ceremonial de los jóvenes de la aldea a una doncella IV. Los débiles mentales y los dementes 263
huésped. V. Materiales que constituyeron la base del aná-
8. Requisito ceremonial del iefe hablante, comúnmente un lisis. . 267
pedazo de tapa, a veces una estera fina.

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