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Inicio:
Son las actividades de motivación, juegos, dinámicas, canciones, refranes,
adivinanzas, lecturas cortas, demostración de experimentos, demostración de
afiches, láminas, mapas que tengan relación con la temática a desarrollar. Así
como la Exploración de conocimientos previos: conversación socializada,
preguntas intercaladas, Lluvia de ideas, Tácticas de interacción verbal…
Desarrollo:
Cierre:
En los albores del siglo XXI, la educación necesita cada vez con más apremio
del concurso de diferentes disciplinas que contribuyan a dar el salto cualitativo
necesario para abrirnos al progreso científico y cultural que caracteriza a los
países más desarrollados del mundo.
ATENCIÓN
La voz del maestro debe ser escuchada por todos sus alumnos en forma clara y
con adecuada pronunciación, sin omitir ni cambiar el sonido de ningún vocablo.
Hay profesores que imparten las clases en un tono de voz tan alto que resulta
molesto al auditorio. Sus estudiantes no se duermen en el aula, pero su conducta
es intranquila o se dedican a pensar en algo diferente a lo que se les enseña,
como un mecanismo de defensa para evadir los gritos de su profesor.
Otros hablan tan bajo que solamente son escuchados por los que se sientan
cerca; los que están en el fondo del aula ni siquiera perciben lo que se les dice y
los que escuchan, dormitan arrullados por la cálida, suave y monótona voz de su
profesor.
Las clases hay que impartirlas no sólo utilizando el lenguaje hablado o escrito
sino, además, haciendo uso del lenguaje corporal.
Los movimientos de las manos, los brazos, la cara y el resto del cuerpo sirven
para dar énfasis a nuestras explicaciones, para transmitir vida a la clase que se
imparte. Conviene que exista armonía entre el gesto y la palabra, sin exagerar la
gesticulación porque motivaría a risa de los estudiantes.
Los alumnos atenderán las clases del maestro que sepa enseñar con todo el
cuerpo
Así como hay alumnos que rechazan a su profesor, existen profesores que se
sienten predispuestos hacia un alumno apenas conocido, dando lugar a que
produzca el denominado: "Efecto de Rosenthal o efecto de Pigmalión", el cual
fue formulado por Rosenthal, según el cual "las expectativas sobre una personan
condicionan tendencialmente sus realizaciones correspondientes. Llevado al
caso que nos ocupa, un estudiante considerado por el maestro como inteligente,
arrojará buenos rendimientos escolares, y un alumno considerado como
deficiente, unos rendimientos malos" (10).
Se atiende más a un maestro que se tiene como amigo que a uno que sólo inspira
temor a sus alumnos
La motivación
Para que un alumno atienda a las clases necesita estar motivado hacia las
mismas.
No son pocos los estudiantes que dan muestras de alegría al conocer que
determinada maestra será quien le imparta las clases durante el curso escolar
que se inicia, otros sienten júbilo con los nuevos libros y libretas. Todo este
entusiasmo constituye una motivación inicial que, si se mantiene, puede influir
favorablemente en la atención a las clases.
Asistir a la escuela no significa estar motivado hacia la misma; no basta con estar
físicamente en el aula y psicológicamente ausente de la misma, pensando en
otras cosas totalmente ajenas a la asignatura que el profesor explica,
recreándose en recordar otros hechos ajenos a la actividad docente.
¿A qué puede deberse esta falta de motivación? Una de las principales causas
es el criterio que tiene la familia sobre lo que es la escuela. Hay padres que no
le preguntan a sus hijos cómo salieron en los exámenes, ni nada relacionado con
su superación docente; para ellos la escuela representa únicamente el lugar
donde sus hijos deben permanecer para que no molesten en la casa.
Por esta razón el muchacho siente que la escuela es una especie de prisión a la
cual sus padres le envían. Es lógico pues, que la rechace y permanezca sentado
en el aula mientras su mente escapa de la misma.
Para que el alumno atienda es necesario que se "enamore de las clases".
Algunos rechazan la Matemática al inicio del curso y luego se sienten motivados
hacia dicha asignatura. Pero, este cambio no ocurre espontáneamente; es
necesario que su maestro/a elabore una estrategia psicopedagógica para
ayudarle.
Se observa una tendencia en los estudiantes más aplicados a sentarse cerca del
profesor, en cambio, los que tienen más dificultades prefieren ocupar los últimos
asientos.
Cuando una persona se sienta al final de un local, su campo visual es más amplio
y aumenta la cantidad de objetos y de personas que percibe. Esto puede dar
lugar a la distracción.
Algunos estudiantes que se sientan al final del aula acostumbran a hablar porque
se sienten menos observados por el maestro/a. Esta conducta distrae a los que
se encuentran a su alrededor.
De la autoestima
El criterio que un estudiante tiene de sí mismo influye poderosamente en la
atención que le presta a las clases. Si un alumno está convencido de que es una
persona inteligente y capaz, su atención a las clases será buena. Pero si se
valora a sí mismo como torpe e incapaz de alcanzar éxitos docentes, poco será
lo que atienda a las explicaciones de su maestro/a.
Un buen maestro debe priorizar las relaciones interpersonales con sus alumnos
y la de éstos entre sí.
Los psicólogos que trabajan en los colegios y escuelas deben trabajar también
en el mejoramiento de las relaciones humanas de los alumnos. No obstante, en
ocasiones el trabajo de éstos se limita a la exploración de la esfera cognoscitiva
y, en cambio, el análisis de la afectividad y la vida de relación de los estudiantes,
ocupa un lugar muy secundario. Esto constituye un criterio un tanto simplista de
la psicología de los estudiantes. Es cierto que la atención forma parte de la esfera
cognoscitiva, pero la afectividad influye poderosamente en la cognición, y
también la cognación.
De la estabilidad familiar
MEMORIA
Son requisitos esenciales para que los estudiantes logren memorizar los
contenidos de las clases, la motivación que tengan por la enseñanza que se les
imparte. Los estudiantes se esfuerzan por archivar en su memoria aquello que
consideren útil, lo demás es desechado y, por tanto, se olvida. Cuando un
profesor se queja de que un alumno/a no memoriza, la causa suele ser la falta
de motivación hacia lo que se le enseña, lo cual puede deberse a un manejo
pedagógico inadecuado.
PENSAMIENTO
Para que podamos impartir una docencia cualitativamente superior, acorde con
las exigencias científicas de nuestros días, es necesario que cada maestro
incluya, dentro de los objetivos pedagógicos de su asignatura, el desarrollo de
las siguientes características del pensamiento:
Hay profesores que cuando un alumno se aparta una tilde de la definición que
se ha dado en clase, devalúan su respuesta. De esta manera no se logra
desarrollar la profundidad del pensamiento, ni tampoco la característica que
explicaremos a continuación.
Antes de explicar los distintos tipos de motivación, debemos comentar que éstos se basan en los
factores internos y externo que engloban al alumno.
Podemos clasifar la motivación en cuatro tipos:
– Motivación relacionada con la tarea, o intrínseca: la asignatura que en ese momento se está
estudiando despierta el interés. El alumno se ve reforzado cuando comienza a dominar el objeto de
estudio.
– Motivación relacionada con el yo, con la autoestima: al intentar aprender y conseguirlo vamos
formándonos una idea de nosotros mismos positiva, que nos ayudará a continuar con nuestros
aprendizajes. Las experiencias que tienen los alumnos van formando poco a poco el autoconcepto y
la autoestima. Es el deseo constante de superación, guiado siempre por un espíritu positivo.
– Motivación centrada en la valoración social: la aceptación y aprobación que se recibe por parte
de las personas que el alumno considera superiores al él. La motivación social manifiesta en parte
una relación de dependencia hacia esas personas.
– Motivación que apunta al logro de recompensas externas: en este caso estamos hablando de los
premios, regalos, recompensas que se reciben cuando se han conseguido los resultados esperados.
Para saber como motivar debemos tener en cuenta algunos de los siguientes aspectos:
-Explicar a los alumnos los objetivos educativos que tenemos previstos para ese sesión.
– Justificar la utilización de los conocimientos que les intentamos trasmitir con las actividades que
les vamos a plantear.
– Plantearles las actividades de forma lógica y ordenada.
– Proponerles actividades que les hagan utilizar distintas capacidades para su resolución.
– Tomar los errores como nuevos momentos de aprendizaje y como momentos enriquecedores.
– Fomentar la comunicación entre los alumnos y las buenas relaciones, realizando tareas de grupo.
– Plantear el razonamiento y la comprensión como la mejor herramienta para la resolución de
actividades y conflictos.
– Aplicar los contenidos y conocimientos adquiridos a situaciones próximas y cercanas para los
alumnos.