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INTRODUCCIÓN:

El abordaje de la historia del siglo XIX en el Rio de la Plata1, tras el Retorno de la


Democracia, en 1983, ha suscitado un incremento en la producción historiográfica, y
acoplado a ello, un proceso de renovación y revisión que ha abierto a nuevos campos la
interpretación histórica. Los viejos paradigmas rioplatenses de la historiografía tradicional
argentina, en la historia política, se vieron frente a una nueva forma de interpretación, que
se la engloba dentro de la Nueva Historia Política, la cual ya no tiene su ojo en la historia
acontecimiental de lo político, sino que despliega su visión en las formas de conformación
de lo político (el poder) y en las formas de interpretación de lo político (la cultura política).
Dentro de este nuevo enfoque de la historia política, para el Rio de la Plata, se hace enfoque
en los diversos procesos que atravesó desde 1808 con la abdicación de los Borbones en
España, lo que generó una crisis importante dentro de los territorios que conformaron la
América Española. Dicha crisis, llevó a una situación jamás antes concebida, y dentro de
esta emergencia histórica comenzaron a gestarse diferentes proyectos de organización y
representación que se vieron conjugados entre las viejas prácticas de herencia hispánicas
(algunas de raíces pre-borbónicas) y las nuevas prácticas (muy cercanas al republicanismo).

En el presente ensayo daré cuenta de dichos procesos que, ante la luz de la Nueva Historia
Política, se los pueden reinterpretar y se los pueden re-pensar con otra valoración y tener
otro enfoque de los protagonistas, los grupos y las tensiones que se observa en el proceso
de independencia. Dentro de esta perspectiva focalizare en el caso de Salta y sus nudos
problemáticos durante estas primeras dos décadas del siglo XIX. A la par de esto daré
cuenta también de los procesos de construcción historiográfica que se fueron desarrollando
a la luz de estos nuevos enfoques teorices-metodológicos, y ante la emergencia de una
nueva historia que dé cuenta de toda esta totalidad y complejidad.

DE LINIERS A CISNEROS: DE LAS REFORMAS Y A LA MILITARIZACIÓN

1
Quiero aclarar que se va a entender a “historia del siglo XIX en el Rio de la Plata”, no como la historia de
Buenos Aires solamente, sino que la historia de todas las provincias (o ex intendencias) en su conjunto, que
conformaron el ex virreinato, dentro del periodo que va desde el proceso de Mayo en 1810 hasta la caída
del poder centralista en 1820. A lo largo del presente ensayo se posara el análisis en la provincia de Buenos
Aires y de Salta, a la hora de explicar los principales nudos problemáticos, del análisis histórico.

1
Cuando se quiere abordar el siglo XIX en el Rio de la Plata, primero, hay que ver el siglo
XVIII. El mismo había comenzado con un cambio muy importante dentro de la corona
hispánica, y fue el cambio de dinastía: de los Austrias, a los Borbones, con Felipe V. El
cambio supuso una serie de conflictos para la corona que comenzaron casi al mismo tiempo
que la llegada de esta Casa al trono español: la Guerra de Sucesión española; la cual
terminó por dejar a la monarquía española como una monarquía bicéfala2 y, dentro de ese
contexto, los Borbones aplicaron medidas de índole absolutista en la administración
(debido al clima político de la época) que la historiografía las agrupó en: Las Reformas
Borbónicas. Noemí Goldman (1998) señala tres motivos centrales, presentes en las
Reformas Borbónicas, que hay que tener en cuenta para comprender los procesos
posteriores, en el Rio de la Plata en el siglo XVIII y XIX:

La primera responde a la necesidad de reconocer el peligro que suponía para el


imperio ibérico el poderío […] de la potencia británica. […] Las regiones no
europeas cobraron una importancia capital al ser a la vez presa y teatro de las
rivalidades entre las diferentes potencias europeas. En segundo lugar a partir de
1680 España cobró un nuevo aunque lento impulso económico que le exigió una
articulación diferente entre su propia economía y la de sus posesiones americanas.
[...] en tercer lugar, el propósito de afirmar una única soberanía, la del monarca
absoluto.3

Dichas reformas causaron un cambio importante dentro de las estructuras coloniales, las
cuales habían mantenido una cierta estructura desde la época de los Austrias, en donde el
control y el gobierno de las respecticos jurisdicciones estaban en manos de elites locales de
gran poder económico, normalmente descendientes o emparentados a los conquistadores y
las primeras familias llegadas a América. Las Reformas Borbónicas llevaron a un cambio
dentro de estas estructuras al dejar las principales funciones administrativas en mano de
Peninsulares (españoles venidos de Europa). A esto se sumó la intervención del estado en
los asuntos de la Iglesia, tras la firma del Concordato de 1753, y con ello la posterior

2
La pérdida de sus territorios en Europa (tras las diferentes guerras que afrontó la corona, desde las del
reinado de Carlos II, hasta la Guerra de Sucesión Española) llevaron a que el eje de las políticas borbónicas se
centraran en sus dominios, tanto en la península, como en el continente americano. Esta condición llevó a
que las medidas de índole económica, jurídica y social tuvieran un eje mas centralizador a medida que los
problemas en Europa y de la corona en sí, iban profundizando el déficit y el peso español en el marco de
relaciones internacionales en el siglo XVIII.
3
GOLDMAN, Noemí. Crisis imperial, revolución y guerra (1998) en Nueva Historia Argentina: Revolución,
República, Confederación (1806 – 1852). Tomo III. Bs As., Ed. Sudamericana., pp. 25

2
expulsión de los Jesuitas (en 1767) de los dominios españoles. Otro aspecto de esta reforma
fue en el sentido administrativo-jurisdiccional, que se vio en la creación de nuevos
virreinatos, como el del Rio de la Plata (1776), y posteriormente con Ordenanzas de
Intendencias (1782-83) se efectivizó la administración central. Las reformas militares,
como respuesta a la amenaza extranjera llevaron a la conformación de un ejército regular
permanente, y dotó a América con su propio ejército, y a la par de ello, medios económicos
y administrativos, las autoridades, necesarios para apoyar los objetivos militares en la
región (Goldman, 1998).

Hay que destacar que, cuando se creó el virreinato del Rio de la Plata, se tuvo en cuenta su
función como baluarte contra el poder portugués y en consecuencia se aumentaron
considerablemente las fuerzas militares, con la creación de regimientos y el envío, desde la
metrópolis, de un considerable número de oficiales de carrera. Sin embargo, como señala
Tulio Halperin Donghi (1978):

Este hecho fue un aspecto menor en los grandes cambios de equilibrio del poder
social, y del prestigio en Buenos Aires, cambios producidos por las reformas
administrativas de los Borbones y la expansión del comercio. En Buenos Aires, en
rápido crecimiento hacia fines del siglo XVIII, los militares profesionales fueron
un sector de la burocracia imperial que compartió el poder político con un nuevo
grupo de comerciantes […]. El lugar que ocupaban […] en esa elite social era
secundario y de un asilamiento relativo.4

Sin embargo hay que señalar un hecho importante, y que se debe tener cuidado al analizar,
que va a cambiar la dinámica política y social del Rio de la Plata: Las Invasiones Inglesas.
Los cambios que va a producir (a grandes rasgos) es el ascenso social de una casta militar
la cual se basó en el apoyo popular, de las milicias urbanas. Las cuales tras las invasiones
de 1806 y 1807 asentaron la posición de los oficiales en la sociedad bonaerense. Este grupo
de oficiales, encabezados por Santiago de Liniers, ascendieron gracias a que, como señala
Halperin Donghi (1978; 127): “Todo el complejo administrativo y militar del régimen
colonial había fallado: solo la iniciativa local espontanea podía salvar a Buenos Aires
para el rey contra un nuevo ataque de los ingleses”.

4
HALPERIN DONGHI, Tulio. Militarización Revolucionaria en Buenos Aires. 1806 – 1815 (1978), en HALPERIN
DONGHI, Tulio. El ocaso del orden colonial en Hispanoamérica. Buenos Aires, Ed. Sudamericana., pp. 125

3
La ineficacia de las autoridades peninsulares (liderada por los comerciantes de origen
hispano, que controlaban los resortes del poder, por medio del Cabildo, a fin de sus propias
ambiciones políticas-económicas) llevo a que el sector militar/miliciano que fue
engrosando sus filas (debido a la posibilidad de ascenso social) por artesanos, tenderos,
funcionarios de gobierno, etc. Una característica de estos grupos es la elección de los
propios soldados, en asamblea, de sus futuros comandantes. La posición ambigua de los
oficiales representaba, tras 1806, el nuevo espíritu igualitario que dominó la ciudad
(Halperin Donghi, 1978). Esto tensó las relaciones entre el Cabildo y Liniers que hasta
1807 fueron colaboración mutua, ante la amenaza inglesa. Sin embargo, con la designación
de Liniers como virrey inquietó al cabildo, el cual desconfió de sus milicias urbanas. Estas
posturas se vieron favorecidas con los acontecimientos europeos de 1808 (Abdicaciones de
Bayona a favor de la Francia Napoleónica) ya que el cabildo, y las autoridades peninsulares
aprovecharon el origen de Liniers (francés) para hacer una campaña donde se lo tachó de
traidor. Sin embargo el poder de las milicias (y por lo tanto de los criollos y plebeyos) era
importante, puesto que evitó la caída de Liniers por parte de los peninsulares en enero de
1809. Ante este escenario la metrópolis nombró rápidamente a Baltasar Hidalgo de
Cisneros como el nuevo virrey. El poder de Liniers y de los cuerpos milicianos (entre ellos,
el más destacado, el de los Patricios, comandados por Cornelio Saavedra) habían sentado
bases en el Rio de la Plata. Esto llevó a que la administración colonial se viera forzada a
abrir el comercio con Inglaterra para financiar este nuevo sector social militar.

Esta última acción es importante de señalar puesto que indica un aspecto que la vieja
historiografía rioplatense pasa por alto y es el contexto de las relaciones internacionales.
Cuando se aborda el problema de las relaciones internacionales durante el periodo de
“revoluciones hispanoamericanas” se tiende a pensar desde un modelo de interpretaciones
de esquema nacional, es decir que el origen de los conflictos desatados en las primeras
décadas del siglo XIX es producto de una nacionalidad y sentimiento patrio que fue
emergiendo de sectores importantes de la sociedad, pero que canalizaban el sentir de todo
el conjunto de la población. La relación de las revoluciones hispanoamericanas y las
guerras internacionales no es sorprendente, dado que a lo largo del siglo XVIII las guerras
entre las principales potencias mostraron una tendencia cada vez más pronunciada a
extenderse desde Europa hacia aguas y tierras americanas. En este contexto, Anthony Mc

4
Farlane (2015), plantea que dos hechos serán importantes para comprender a fondo la
relación entre el proceso hispanoamericano y el proceso conflictivo en Europa. Primero es
la Independencia de los Estados Unidos en 1776, y el otro es la Independencia de la
República de Haití a manos de una rebelión de esclavos en 1804. Estos procesos tuvieron
como contra espejo el sector hispano del continente que tardará hasta la década de 1820
para poder consolidar los procesos que, a pesar de la crisis monárquica de la corona
española, los procesos hispanoamericanos fueron más tardíos que los dos hechos
mencionados. Y como señala Mc Farlane (2015):

Así pues, a pesar de la agitación política de las colonias americanas se vio


acompañada de una continua guerra internacional, las guerras exteriores no
interactuaron con las guerras civiles de la América Española en ninguna forma que
hiciera progresar la causa de la independencia.5

Esto se puede ver con el caso de Gran Bretaña que, en un primer momento tomó acciones
de hostilidad contra España y que entre 1806 y 1808 tomaron acciones militares de
ocupación en la América Española, sin embargo, la política tomo un viraje muy importante
ante el panorama europeo cuando la guerra contra Napoleón se intensifico, tras la caída de
Carlos IV y Fernando VII. En ese momento Gran Bretaña tomó políticas a favor de España
y las ciudades españolas que se rebelaban contra el dominio francés (Mc Farlane, 2015;
114). Ver este caso, del papel inglés, permite repensar los presupuestos de la historiografía
tradicional que veía al intervencionismo ingles como algo ya dado en el proceso de
emancipación americana por sus motivos económicos-mercantiles, sin embargo, con esta
nueva perspectiva, se puede ver que las políticas inglesas estaban fuertemente condicionada
por el contexto geopolítico y el conflicto con las demás coronas, principalmente la francesa.
Por ello, ver a las políticas internaciones como algo variable, en vez de determinantes
permite ampliar la complejidad de los procesos internos de la América Española, en vez de
reducirlos a procesos consecuencia de otros procesos de mayor tamaño y alcance.

5
MC FARLANE, Anthony. El contexto internacional de las Independencias hispanoamericanas (2015), en
GONZALES BERNARDO DE QUIDOS, Pilar. Independencias Iberoamericanas. Nuevos Problemas y
aproximaciones. Buenos Aires. FEC., pp. 112

5
DE CISNEROS A LA ORGANIZACIÓN NACIONAL: NUEVOS MECANISMOS,
IDENTIDADES Y LEGITIMIDADES FRENTE A LAS VIEJAS PRÁCTICAS

La formación de una milicia urbana en Buenos Aires no solo le había dado a los criollos la
fuerza militar que obligó a los peninsulares a tomarlos en cuenta, sino les habían dado una
fuerza organizativa independiente al viejo sistema administrativo y militar. Esto, junto a los
acontecimientos en España (Junta Central de Sevilla, el Consejo de Regencia de Cádiz),
llevo a profundizar el debilitamiento de la legitimidad, de las autoridades peninsulares. Para
el mes de Mayo de 1810 la situación había llegado a un punto insostenible. La toma del
poder por parte del grupo revolucionario que, ante la deslegitimación de las autoridades
metropolitanas fue el proceso culmine de este proceso de descomposición de las
autoridades peninsulares, y alado de ellas, de los eclesiásticos, que se habían mantenido
aliados a la metrópolis. Esto llevó a consolidar a la casta militar en las redes de poder, de la
Buenos Aires de 1810. Sin embargo la toma del poder no tiene solamente rasgos
militaristas. El grupo revolucionario está compuesto por varias tendencias de pensamiento
que, cuando llegaron a poder, comenzaron a verse sus tensiones. Una de estas primeras
tensiones fue sobre la dirección del movimiento revolucionario. Goldman (1998) señala
este problema:

[…] La revolución se enfrentó a dos grandes cuestiones. Una vez iniciada, ella se
confunde con la guerra de independencia, al punto de constituirse en la tarea
primordial de los gobiernos centrales. Pero al mismo tiempo se desarrolla sobre la
trama de la oposición entre la tendencia centralista de Buenos Aires y las
tendencias al autogobierno de las demás ciudades.6

El nuevo panorama llevó a que se constituyese una transición entre las viejas prácticas
políticas y las nuevas prácticas. Y dentro de este proceso se comenzaron a redefinir algunos
conceptos que la historiografía tradicional rioplatense había pasado de largo. En este
sentido, la nueva historia política, posa su análisis en la construcción, por ejemplo, de la
ciudadanía a principios del siglo XIX en el Rio de la Plata, como señala José Carlos
Chiaramonte (1999):

6
GOLDMAN, Noemí., Op. Cit., pp. 43

6
[…] no se ve a la sociedad integrada por individuos, sino como conjuntos
definidos según su status, propia del derecho natural y de gentes, y se corresponde
con la idea de que las sociedades son “personas morales” y no agrupación de
individuos […]7

Esto hace ver que, ante el análisis de la Historia Conceptual, se tiene que replantear el
problema del a cultura política y las identidades políticas de la sociedad de principios del
siglo XIX. Las cargas conceptuales hispánicas tenían una diferencia importante, y esto se lo
vería en la cuestión de la Soberanía. Puesto que las Reformas Borbónicas habían planteado
la concepción de que todas las soberanía caía en la imagen del rey, al no haber rey se
produjo un fenómeno de “retroversión de soberanía” al “pueblo” el cual era el que le
otorgaba la soberanía al rey dentro de un “contrato reciproco”. Esta singularidad de las
posesiones españolas llevó a que se confundiese, en la historiografía tradicional, el
autonomismo con el anarquismo, cuando en realidad era un proceso de reconstrucción del
poder, el que vivía el Rio de la Plata. Dentro de este contexto, por ejemplo, hay que señalar
diferencias entre lo que plantea la historiografía tradicional rioplatense, y una de ellas es la
de la existencia del voto calificado puesto que argumentaban su existencia debido al clima
de la época, sin embargo lo que sucedía en el Rio de la Plata era la existencia del mandato
imperativo (Chiaramonte, 1999; 110). Esto representó un problema puesto que al
conjugarse esta herencia hispánica, sumado a la cuestión de la soberanía, como la base de
las ciudades y los cabildos que, tras 1810, buscaron su autonomía, y ello se vio frente a un
proyecto centralista, expuesto en la Asamblea del año 13.

Se puede decir que las representaciones y los nuevos mecanismos de poder que fueron
surgiendo a partir de 1810, y hasta 1820 pasaran por momentos de extrema tensión,
principalmente debido a los intereses de los grupos dominantes, tanto de Buenos Aires,
como de las provincias del interior. La conformación del Congreso constituyente de 1816
no garantizó el triunfo ni del interior ni de Buenos Aires. Lo que devino en la conformación
de la Constitución de 1819, la cual intento subordinar a las provincias a una autoridad
nacional, lo que iba contra el principio de soberanía de cada cabildo, y de cada provincia, lo
que llevó a un enfrentamiento en 1820, que terminó por iniciar un proceso en donde cada

7
CHIARAMONTE, José Carlos. Ciudadanía, Soberanía y representación en la génesis del Estado Argentino
(18101852), en HILDA Sábato (coord.) Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas
históricas en América Latina (1999), México. Ed. Fondo de Cultura Económica., pp. 98

7
provincia se dedicó a la conformación de su estado soberano y autónomo, ante las demás
provincias, y en especial a Buenos Aires.

SALTA EN EL PROCESO: (DE INTENDENCIA A ESTADO AUTÓNOMO)

Para poder comprender el proceso de la Revolución y todo lo que ello implicó en la


experiencia regional salteña8 hay que dar un panorama previo, primero en la cuestión
historiográfica, y a continuación de la cuestión histórica. Y se puede decir que vieja
historiografía rioplatense había construido una historia en donde predominaron en todo el
ex virreinato los sentimientos de Nación y Nacionalidad. Actualmente esos preceptos están
siendo replanteados y revalorizados, puesto que los nuevos estudios coloniales, en donde
los que entró de lleno la Nueva Historia Política también, han enriquecido el estudio
regional. Esto llevó a que se planteara que a pesar de que lo procesos políticos que se
desataron en 1810, y de los cuales se organizaron y legitimaron nuevas formas de poder,
durante los primeros años de la revolución, y aunque acabaron por transformar las prácticas
políticas, se puede ver una inconfundible herencia de la colonia, a través de las estructuras
de poder que permanecieron vigentes, como por ejemplo el Cabildo (Mata, 1999).
Siguiendo esta línea, hay que señalar el pasado de Salta, como colonia, el cual señala Sara
Mata (1999) en el siguiente apartado:

Los años previos a la crisis colonial se caracterizaron por una relativa prosperidad
económica de la cual participo la ciudad y su jurisdicción. La recuperación de la
producción de la plata en Potosí […] había efectivamente acelerado los procesos de
mercantilización en los andes surandinos, aumentando la demanda del ganado
mular, indispensable para la movilidad en un espacio montañoso […] Los
estancieros de Salta se dedicaron al comercio mular […] los del Valle de Lerma y
la frontera consolidaron así las fortunas familiares heredadas lo cual le garantizó un
lugar prominente en los cuadros de la elite salteña.9

Pero a pesar de un contexto de prosperidad para fines del siglo XVIII, con las Reformas
Borbónicas, se comenzaron a ver procesos de negociación y de coerción entre los

8
Entendiendo a esta región como todos los territorios que comprendía la jurisdicción de la ciudad de Salta,
como ciudad capital de la intendencia de Salta del Tucumán, tras la Ordenanzas de Intendencias (1782-83).
9
MATA Sara. “Tierra en armas. Salta y la Revolución; en MATA, Sara (compiladora), Persistencias y cambios:
Salta y el Noroeste Argentino, 1770-1840 (1999). Rosario: Prohistoria &Manuel Suárez Editor, 1999, pp. 152

8
funcionarios y comerciantes peninsulares, que venían atraídos por la prosperidad
económica, y las elites estancieras locales, celosos del poder que tenían en la región. Sin
embargo, las reformas, habían traído en 1803 el Reglamento de las Milicias el cual
constituyo una forma para que los criollos, excluidos de los resortes del poder, pudieran
tomar peso en el contexto salteño. Esto se vio la protección del fuero militar, el cual lo
alejó de los tribunales ordinarios y asentó el poder criollo salteño. También se había
convertido en el eje de los conflictos más importantes, con el estallido de la Revolución.
Esto rompe el esquema tradicional que se tenía sobre Salta en la revolución, puesto que la
complejidad de los conflictos que hay son de suma importancia, y no se los puede reducir,
como hizo la historiografía tradicional rioplatense, a un contexto de una aristocracia
dominante y una gran numero de peones sometida a ella (Mata, 1999; 160).

El apoyo del Cabildo a la revolución es comprendido si se ve la composición de los cargos


internos del mismo, el cual era detentado por hacendados locales de gran peso y prestigio,
relacionándose con el poder militar también, mediante redes clientelares, basadas en el
paternalismo y el proteccionismo (Mata, 1999; 164). Sin embargo, estos grupos de poder
basados en las estancias temían el ascenso del poder de los grupos milicianos que, ante las
circunstancias, tuvieron un fuero militar en 1813. En este contexto es posible comprender
el ascenso de la figura de Martín Miguel de Güemes. Sin embargo hay que señalar que la
llegada de Güemes tuvo una necesidad palpable, que era la contención del sector rural
salteño (la plebe rural) que era explotado por los hacendados, que a su vez eran incapaces
de contenerlos ellos mismos debido a la emergencia de la lucha contra los realistas. Los
métodos y estrategias que tomó Güemes en dicho proceso de descomprensión del malestar
rural incomodaron a los grupos que conformaban la elite salteña, lo que llevó a una
constante tensión entre quienes debían pagar las contribuciones para la causa
independentista, y el héroe gaucho. Güemes se había permanecido fiel a las diferentes
juntas de gobierno, a pesar de la desconfianza porteña. Sin embargo para 1821 se había
constituido una frente opositor, comandados por Saturnino Saravia (Marchionni, 2008;
241) y el gobernador de Tucumán, Araoz. Las acciones de Güemes y sus tropas llevaron a
un enfrentamiento importante contra estos grupos opositores que se exiliaron en Tucumán,
y esto provocó que dejaran entrar a las tropas realistas, y emboscaran y matasen a Güemes
en Junio de 1821. Pocos meses más tarde, en Agosto, se sanciona una constitución

9
provincial, la cual inicia un periodo importante en la historia de Salta, como una provincia-
estado autónomo.

BREVES CONCLUSCIONES

A lo largo del presente ensayo se pueden connotar los diferentes procesos que atravesaron
el Rio de la Plata, y la provincia de Salta dentro del cuadro general, en los procesos de
emancipación. La Nueva Historia Política nos permite el empleo de herramientas
conceptuales y teóricas, a la par de un nuevo enfoque que ya no mira desde los
acontecimiental, sino que comenzó a ver desde lo interno (es decir, desde la composición
del mismo poder político y sus representaciones). La historia del Rio de la Plata, que
posterior al proceso de 1816 sera conocido como Provincias Unidas del Rio de la Plata,
puede verse como un proceso con sus generalidades a niveles históricos ibéricos, y
excepcionalidades que lo hacen un caso particular dentro de la gran historia de Las
Revoluciones Hispanoamericanas (Guerra, 2000), las cuales responden a un contexto
internacional externo, pero que tienen sus dinámicas internas que fueron determinando y
consolidando grupos de poder que se vieron frente a una nueva realidad, tras 1808, y que
abrió un proceso de emancipación, acompañado por una gran sangría entre quienes seguían
fieles a un rey que englobaba su concepción política y quienes veían en este proceso la
oportunidad para poder salir de un sistema de viejas prácticas agotado ante la nueva
realidad política que iba emergiendo en Europa. En pocas palabras, la Revolución de Mayo
y el proceso de emancipación había llevado a un largo proceso de asimilación,
yuxtaposición y coerción entre las diferentes tendencias políticas en los diferentes espacios
del ex virreinato del Rio de la Plata.

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BIBLIOGRAFÍA:

 GOLDMAN, Noemí. Crisis imperial, revolución y guerra (1998) en Nueva Historia


Argentina: Revolución, República, Confederación (1806 – 1852). Tomo III. Bs As., Ed.
Sudamericana
 HALPERIN DONGHI, Tulio. Militarización Revolucionaria en Buenos Aires. 1806 –
1815 (1978), en HALPERIN DONGHI, Tulio. El ocaso del orden colonial en
Hispanoamérica. Buenos Aires, Ed. Sudamericana
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permanencias, hibridaciones (2000) en 19th International Congress of Historical
Sciences, University of Oslo, 6-13 August, 2000. Special Theme 17: Modernity and
Tradition in Latin America.
 MC FARLANE, Anthony. El contexto internacional de las Independencias
hispanoamericanas (2015), en GONZALES BERNARDO DE QUIDOS, Pilar.
Independencias Iberoamericanas. Nuevos Problemas y aproximaciones. Buenos Aires.
FEC
 CHIARAMONTE, José Carlos. Ciudadanía, Soberanía y representación en la génesis
del Estado Argentino (18101852), en HILDA Sábato (coord.) Ciudadanía política y
formación de las naciones. Perspectivas históricas en América Latina (1999), México.
Ed. Fondo de Cultura Económica
 MATA Sara. “Tierra en armas. Salta y la Revolución; en MATA, Sara (compiladora),
Persistencias y cambios: Salta y el Noroeste Argentino, 1770-1840 (1999). Rosario:
Prohistoria &Manuel Suárez Editor.
 MARCHIONI, Marcelo Daniel. Entre la guerra y la política. Las elites y los cabildos
salto-jujeños en tiempos de guerra, en BRAGONI Beatriz y MATA Sara E.
(compiladoras); Entre la Colonia y la República. Insurgencias, rebeliones y cultura
política en América del Sur (2008); Buenos Aires. Prometeo Libros Editorial.

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