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Conclusiones de la iniciativa
de aprendizaje mundial de Shanghai
BANCO MUNDIAL
Los resultados, interpretaciones y conclusiones expresados aquí son los del(los) autor(es) y no
reflejan necesariamente las opiniones de los directores del Banco Mundial, o de los gobiernos
que ellos representan.
El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos incluidos en este trabajo. Las fronte-
ras, los colores, los nombres y otra información expuesta en cualquier mapa de este volumen
no denotan, por parte del Banco, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los
territorios, ni aprobación o aceptación de tales fronteras.
This work was originally published by the Word Bank in English as Where is the Wealth of
Nations? in 2006. This Spanish translation was arranged by Mayol Ediciones. Mayol Edicio-
nes is responsible for the quality of the translation. In case of any discrepancies the original
language will govern.
Publicado originalmente en inglés por el Banco Mundial como Where is the Wealth of Na-
tions? en 2006. La traducción al castellano fue hecha por Mayol Ediciones, editorial que es
responsable de su precisión. En caso de discrepancias, prima el idioma original.
© 2006 The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank
ISBN 978-958-8307-59-6
Prólogo vii
Agradecimientos ix
Siglas y abreviaturas xi
Resumen ejecutivo xv
Referencias 157
Prólogo
En el presente volumen se hace la pregunta clave, ¿dónde está la riqueza de las na-
ciones? Su respuesta produce importantes conocimientos sobre las perspectivas de
desarrollo sostenible en los países alrededor del mundo. Los estimados de la riqueza
total –que incluyen el capital producido, el natural, el humano y el institucional– su-
gieren que el capital humano y el valor de las instituciones (medido según el Estado
de derecho) constituyen la mayor proporción de la riqueza virtualmente en todos
los países.
Es sorprendente que el capital humano constituya la cuarta parte de la riqueza
total en los países de bajos ingresos, mayor que la proporción de capital producido, lo
que sugiere que una mejor administración de los ecosistemas y los recursos naturales
será clave para sostener el desarrollo mientras estos países construyen su infraestruc-
tura y su capital humano e institucional. Es muy importante la proporción de tierra
para cultivos y pastizales en la riqueza natural de los países pobres; con un 70% esto
representa un buen argumento para la adopción de un enfoque intenso en los esfuer-
zos para mantener la calidad del suelo.
Este nuevo enfoque hacia el capital proporciona también una medida integral de
los cambios en la riqueza, un indicador clave de la sostenibilidad. Existen ejemplos
importantes de países dependientes de los recursos, como Botsuana, que han utiliza-
do sus recursos naturales como soporte de impresionantes tasas de crecimiento. En
adición, en la investigación se encuentra que el valor del capital natural por persona
tiende actualmente a aumentar con el ingreso cuando miramos los distintos países,
lo que contradice la sabiduría convencional de que el desarrollo necesariamente con-
lleva el agotamiento del medio ambiente.
Sin embargo, las cifras sugieren que, en términos per cápita, la mayoría de los paí-
ses de bajos ingresos han experimentado reducciones tanto en el capital total como
en el natural, lo que representa malas noticias no sólo desde un punto de vista am-
biental sino también desde una perspectiva general del desarrollo.
El crecimiento es esencial para que los países cumplan los Objetivos de Desarrollo
del Milenio para 2015. Sin embargo, el crecimiento será ilusorio si se basa en la mi-
Agradecimientos
¿Dónde está la riqueza de las naciones? ha sido escrito por un equipo que incluye a
Kirk Hamilton, Giovanni Ruta, Katharine Bolt, Anil Markandya, Suzette Pedroso-
Galinato, Patricia Silva, M. Saeed Ordoubadi, Glenn-Marie Lange y Liaila Tajibaeva.
La estimación de los subcomponentes de la riqueza se basa en el trabajo de antece-
dente de Susana Ferreira, Liying Zhou, Boon-Ling Yeo y Roberto Martín-Hurtado.
El informe recibió comentarios de los revisores pares Marian De los Ángeles y
Giles Atkinson. Milen Dyoulgerov, Lidvard Gronnevet y Per Ryden hicieron contri-
buciones específicas.
Estamos en deuda con colegas de dentro y fuera del Banco Mundial, por su re-
troalimentación útil y agradecemos a Dina Abu-Ghaida, Dan Biller, Jan Bojo, Julia
Bucknall, Richard Damania, John Dixon, Eric Fernandes, Alan Gelb, Alec Ian Gersh-
berg, Tracy Hart, James Keith Hinchliffe, Julien Labonne, Kseniya Lvovsky, William
Sutton, Walter Vergara y Jian Xie.
Se reconoce con gratitud el apoyo financiero del gobierno de Suecia.
Este libro se dedica a la memoria de David Pearce, profesor, mentor, amigo y padre
intelectual del trabajo presentado aquí.
Estimados de riqueza
Capítulo 1
Introducción: la evaluación del capital Capítulo 2
del milenio Los estimados de existencias
Visión general de resultados con de riqueza
enfoque en las implicaciones para los Bosquejo de métodos utilizados y
autores de políticas descripción de los principales hechos
estilizados
¿Importan los cambios en ¿Cuáles son los activos ¿Cómo podemos medir
la riqueza para la clave en la generación de la riqueza integral en las
generación de bienestar? bienestar? cuentas nacionales?
Con el presente volumen, ¿Dónde está la riqueza de las naciones? el Banco Mundial
publica lo que podría denominarse la evaluación del capital del milenio, a saber, esti-
mados monetarios de la variedad de activos –producidos, naturales e intangibles– de
los que depende el desarrollo. Aunque se mantienen brechas importantes, esta ins-
tantánea integral de la riqueza de 120 países a la vuelta del milenio aspira profundizar
nuestro entendimiento de los vínculos entre los resultados del desarrollo y el nivel y
composición de la riqueza.
Los gráficos 1 y 2 ofrecen conocimientos importantes sobre el papel de los recursos
naturales en los países de bajos ingresos (excluyendo los estados petroleros en los que
las rentas de recursos sobrepasan el 20% del producto interno bruto [PIB]). El primer
mensaje clave es que el capital natural representa una proporción importante de la
riqueza total, mayor que la del capital producido.1 Esto sugiere que la administración
de los recursos naturales tiene que ser una parte clave de las estrategias del desarrollo.
La composición de la riqueza natural en los países pobres resalta el papel principal de
la tierra agrícola, pero los activos del subsuelo y los recursos forestales maderables y
no maderables comprenden otra cuarta parte de la riqueza natural total.
La gran proporción de los recursos naturales en la riqueza total y la composición
de éstos representan un argumento fuerte para el papel de los recursos ambientales
en la reducción de la pobreza, el combate contra el hambre y la reducción de la mor-
talidad infantil. El análisis de este volumen prosigue de un panorama general de la
riqueza de las naciones a analizar el papel clave de la administración de la riqueza a
través del ahorro y la inversión. Se analiza también la importancia del capital huma-
no y la buena gobernabilidad y se insta a los ministros de finanzas a desarrollar una
agenda integral que considere los recursos naturales como parte integral del dominio
de sus políticas.
1 La participación más grande, el capital intangible, consiste en una amalgama de capital humano,
gobernabilidad y otros factores que son difíciles de evaluar explícitamente.
Capital
intangible 58% Capital
natural 26%
Activos del
Recursos
subsuelo 17%
maderables
16%
Tierra de
cultivos 16%
NTFR 2%
PA 6%
mientras la riqueza per cápita disminuye. Los países con altas tasas de crecimiento
de la población están efectivamente en una rueda de molino y necesitan crear nueva
riqueza sólo para mantener los niveles existentes de riqueza per cápita. En general,
los resultados sugieren brechas muy grandes de ahorro en el África subsahariana
cuando se tiene en cuenta el crecimiento de la población. Excluyendo a los Estados
petroleros, las brechas de ahorro (el aumento en ahorro requerido para mantener
los niveles corrientes de riqueza per cápita) en muchos países están en el orden de
10 a 50% del ingreso nacional bruto (INB). Contra esto debe fijarse la conciencia de
que es extremamente doloroso y a menudo políticamente peligroso el predominio
del consumo del gobierno aunque sea por unos puntos porcentuales del INB. Parece
improbable que las políticas macroeconómicas por sí solas puedan cerrar la brecha.
La teoría económica sugiere que el ahorro neto corriente debe ser igual al cambio
en el bienestar futuro, específicamente el valor presente de los cambios futuros en
el consumo. En el capítulo 6 se pone a prueba esta hipótesis. Las pruebas de ahorro
utilizando datos históricos, informadas en este volumen, sugieren que una variante
particular de ahorro genuino, una que excluye los gastos en educación, el daño de las
emisiones de dióxido de carbono y los efectos empobrecedores del crecimiento de la
población, es un buen vaticinador de los cambios futuros en el bienestar. El ahorro
genuino es, por consiguiente, un indicador potencialmente importante para orientar
la política del desarrollo. El análisis incluye un resultado clave adicional: cuando la
muestra de países se limita a los países de altos ingresos, no hay relación empírica apa-
rente entre el ahorro neto corriente y el bienestar futuro. Esto suscita una distinción
importante entre los países en desarrollo y los desarrollados. Dice con bastante clari-
dad que la acumulación de activos, el aparente impulsor del bienestar futuro cuando
se ponen a prueba todos los países, no es un factor significativo en los países ricos.
Este resultado tiene un sentido destacado. En los países más ricos es claro que el cam-
bio tecnológico, la innovación institucional, el aprender haciendo y el capital social,
para mencionar sólo unos factores, son impulsores fundamentales de la economía.
Aunque el ahorro está en la base del desarrollo sostenible, la composición de la
riqueza determina el menú de opciones disponibles para un gobierno dado. La se-
gunda cuestión clave se dirige a los tipos específicos de riqueza y su papel.
Agrupando todo
Es en los países en desarrollo donde la contabilidad basada en la riqueza integral y sus
cambios tiene mayor probabilidad de ser un indicador útil para orientar las políticas.
La evidencia del presente volumen sugiere que las inversiones en capital producido,
capital humano y gobernabilidad, combinadas con esfuerzos de ahorro dirigidos a
compensar el agotamiento de los recursos naturales, pueden llevar a futuros aumen-
tos en la riqueza en los países en desarrollo.
El paso del ahorro a la inversión es de máxima importancia. Si las inversiones no
son rentables, el efecto sobre la riqueza es equivalente al consumo, pero sin el impul-
so al bienestar que se presume acompaña al consumo.
Para lograr la transición de la dependencia de recursos naturales a un crecimiento
sostenido y equilibrado es necesario un conjunto de instituciones capaces de admi-
nistrar los recursos naturales, recolectar las rentas de los recursos y dirigir esas rentas
a inversiones rentables. La política sobre los recursos, la política fiscal y la economía
política tienen un papel que desempeñar en esta transformación.
Contabilidad de la riqueza
Capítulo 1. Introducción:
la evaluación del capital del milenio
1. El capital intangible incluye la mano de obra cruda, el capital humano, el capital social y otros facto-
res importantes tales como la calidad de las instituciones.
4 Pritchett (2000) argumenta que es probable que el acumular inversiones en esta forma sobrestime el
valor de las existencias de capital en los países en desarrollo porque el método explica la rentabilidad
de estas inversiones.
pital intangible se mide entonces como la diferencia entre la riqueza total y las demás
existencias producidas y naturales.
Mientras el cuadro 1.1 informa un promedio de riqueza global per cápita de
aproximadamente US$96.000, este promedio claramente oculta una gran variedad.
Son más informativos los resultados por grupos de ingreso.
La riqueza total per cápita varía claramente en forma significativa entre los países
en desarrollo y los desarrollados.5 Más allá de estas grandes razones, existen tres he-
chos adicionales que presenta el cuadro 1.1:
5 El uso de tasas de cambio nominales explica parte de la alta variación. Se utilizan usualmente las
paridades de poder de compra (PPP) para comparar el bienestar entre los países en desarrollo y los
desarrollados. La medida del bienestar no es el principal interés del presente volumen en el que el
foco está en la variación en la composición de la riqueza según distintos niveles de ingreso, cambios
en la riqueza y el papel de los activos naturales en el desarrollo.
6 En la Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, Adam Smith (1776) es-
cribió: “El trabajo anual de cada nación es el fondo que originalmente la provee de todos los bienes
necesarios y conveniencias de la vida que consume anualmente”. Smith reconoció “la destreza, peri-
cia y juicio con que […] se aplica generalmente el trabajo” como una condición previa para generar
oferta “cualquiera que sea el suelo, clima o extensión territorial de una nación particular”.
7 El valor económico total en este caso incluiría las rentas de maderables sostenibles y no maderables
a largo plazo (off-take), el valor de la retención del carbono y la disposición local (y potencialmente
global) de pagar los servicios externos que proporcionan los bosques.
fuente directa de medios de vida y sostenimiento para muchas familias pobres. Como
lo muestra el cuadro 1.2, las tierras de cultivo y los pastizales representan el 70% de la
riqueza natural en los países de bajos ingresos y el 18% de la riqueza total.
Los recursos naturales tienen dos funciones básicas en el desarrollo:
Políticas e instituciones
Un enfoque importante de este análisis es el de dar valores económicos a las exis-
tencias de recursos naturales y a los cambios en los valores de esas existencias.
Esta información se utiliza para aclarar el papel de los recursos naturales en los
países en desarrollo, en particular en los pobres. El análisis sugiere que se necesitan
cambios en la administración de los recursos naturales con el fin de aumentar los
beneficios económicos y la necesidad de esos cambios conducirá a reformas de
políticas e instituciones.
Desde una perspectiva económica, las ineficiencias en la explotación de los recur-
sos puede potencialmente tomar la forma de sub o sobreexplotación. En la práctica,
los incentivos para la administración de los recursos generalmente alientan el ex-
ceso en la explotación, lo que deprime el ahorro genuino relativo a su nivel en la
Ahorro e inversión
El ahorro es un aspecto central del desarrollo. Sin la creación de un excedente para
inversiones, no hay forma de que los países escapen del estado de subsistencia de bajo
nivel.
El ahorro neto ajustado o genuino mide el verdadero nivel de ahorro de un país
después de considerar la depreciación del capital producido; las inversiones en capital
humano (medidas por los gastos en educación), el agotamiento de los minerales, la
energía y los bosques, y los daños provenientes de los contaminantes locales y glo-
bales del aire. La teoría económica sugiere que el ahorro neto corriente debe igualar
el cambio en el bienestar futuro, específicamente el valor presente de los cambios
futuros en el consumo (Hamilton y Hartwick, 2005).
La dependencia de los recursos complica la medida del esfuerzo de ahorro por-
que con mucha frecuencia ocurre un agotamiento de los recursos naturales, pero no
es visible en las cuentas nacionales estándar. Como se verá en el capítulo tercero, el
desahorro asociado con el agotamiento de los recursos es un problema particular en
los países de bajos ingresos.
Las pruebas de ahorro utilizando datos históricos que se reportan en el capítulo 6
sugieren que una variante particular de ahorro genuino –que excluye los gastos edu-
cativos, el daño de las emisiones de dióxido de carbono y los efectos empobrecedores
del crecimiento de la población– predice bien los cambios futuros en el bienestar. El
ahorro genuino es, por tanto, un indicador importante para orientar la política del
desarrollo.
Para los gastos del gobierno las principales cuestiones giran alrededor del uso de
las rentas de los recursos. En principio, el gobierno debería buscar reinvertir las re-
galías sobre recursos agotables en otros activos, manteniendo así la riqueza total de
la nación. Se debe hacer la advertencia sobre esta regla básica de que las inversiones
públicas deben ser rentables y el tema de la rentabilidad puede suscitar cuestiones
de capacidad de absorción –la capacidad del gobierno de realizar inversiones pro-
ductivas– que usualmente está restringida por la disponibilidad de factores como
mano de obra calificada e infraestructura. Los países con deudas significativas tie-
nen la opción de invertir las rentas de los recursos en la reducción de la deuda, pero
que eso sea una buena inversión depende del rendimiento social del mejor proyecto
alternativo. En adición, ciertos tipos de gastos de desarrollo, por ejemplo, en par-
ques nacionales, pueden no ser particularmente rentables desde el punto de vista
del tesorero; sin embargo, un punto de vista más amplio sugiere que las inversiones
en parques aumentarán el crecimiento del sector turístico y los ingresos fiscales pro-
venientes del turismo.
El fenómeno de auge y caída fiscal es común para muchos exportadores de re-
cursos donde las rentas del gobierno dependen en gran parte de las regalías de los
recursos. El dinero fácil en forma de rentas de recursos tienta a los gobiernos a au-
mentar los gastos de consumo cuando los precios de los bienes básicos son boyantes.
A menudo estos gastos son difíciles de reprimir cuando inevitablemente llega la caída
de los bienes básicos, lo que lleva a desequilibrios fiscales importantes. En general,
invertir las rentas de los recursos requiere un sistema para ayudar al gobierno a esta-
bilizar las rentas de los recursos, así como instrumentos, como marcos de referencia
de gastos a mediano plazo, para controlar los gastos.
Las cuentas integrales de la riqueza ofrecen nuevas perspicacias sobre la cuestión
del espacio fiscal, esto es, la capacidad del gobierno de aumentar el gasto sin arriesgar
su capacidad de servir su deuda. Generalmente, la medida del cambio en la posición
fiscal de un gobierno es el cambio en su valor neto. Esto sugiere que las rentas tributa-
rias de recursos agotables no amplían por completo el espacio fiscal porque una parte
de esos impuestos representa el consumo de capital natural. Aunque la noticia de que
el espacio fiscal no es tan grande según se mide convencionalmente no sea del agrado
de la mayor parte de los tesoreros, los gobiernos prudentes prestarán oído a las malas
noticias.
Las SOE son comunes en los sectores de recursos y presentan riesgos cuasifiscales
propios. La baja eficiencia de estas empresas puede llevar al crecimiento de las obli-
gaciones y si las empresas están por fuera de presupuesto, entonces estas obligaciones
fiscales contingentes usualmente no se incluyen en la posición fiscal del gobierno.
Si las empresas están sobre el presupuesto, a menudo no tienen ganancias retenidas
fuera de las cuales financiar gastos de capital; el resultado es que las necesidades de
inversión de las SOE vienen a formar parte del presupuesto de desarrollo del gobierno.
En este caso existe el riesgo de subcapitalización de las SOE.
Factor Elasticidad
Años de Índice de
escolaridad Estado Remesas
Grupo de ingreso per cápita de derecho per cápita
Cualquier modelo del intangible residual debe incluir sólo factores que no se ha-
yan capturado ya en el valor del capital producido y los recursos naturales, pues éstos
se han sustraído de la riqueza total para calcular el residual. El cuadro 1.3 muestra
que tres de tales factores –el promedio de años de escolaridad per cápita, el Estado de
derecho y las remesas recibidas per cápita– explican el 89% de la variación total en el
residual en los países.
Por consiguiente, los autores de las políticas pueden tener razonable confianza
en que las inversiones en educación y en el sistema de justicia, como también las
políticas dirigidas a atraer remesas, son los medios más importantes de aumentar el
componente de capital intangible de la riqueza total. Las elasticidades que se presen-
tan en el cuadro 1.3 muestran que, en promedio, para todos los países un incremento
de 1% en el Estado de derecho produce grandes dividendos, impulsando el capital
intangible en un 0,83%; aumentos del 1% en la escolaridad o en las remesas per cápita
aumentarán el capital intangible en un 0,53% y un 0,12%, respectivamente.
El cuadro 1.4 informa los rendimientos marginales, medidos en el promedio, de
aumentos unitarios en los tres factores para cada nivel de ingreso. Aumentar la esco-
laridad promedio en un año por persona aumenta la riqueza total per cápita en cerca
de US$840 en los países de bajos ingresos, cerca de US$2.000 en los de medianos
ingresos y en más de US$16.000 en los de altos ingresos. El amplio rango refleja el
efecto de engranaje de tener mayores existencias de capital producido en los niveles
superiores de ingreso y también el uso de tasas de cambio nominales. Un aumento de
un punto en el índice de Estado de derecho (en una escala de 100 puntos) impulsa la
riqueza total en más de US$100 en los países de bajos ingresos, en más de US$400 en
los de medianos ingresos y en cerca de US$3.000 en los de altos ingresos.
Apartando el factor más pequeño, las remesas, vale la pena considerar cómo pue-
den los ministros de finanzas invertir en los factores que explican el agregado de capital
intangible. El gasto en educación puede obviamente desempeñar un papel, pero esos
gastos deben ser efectivos en la creación de capital humano realmente. Invertir en el
Estado de derecho es algo claramente complejo. Por ejemplo, el tema de los salarios
judiciales puede ser importante. Sin embargo, el mayor problema es el de construir
instituciones legales confiables y competentes, para crear así confianza en los ciuda-
danos y empresarios de que sus derechos estarán protegidos. Los rendimientos de
hacerlo así, como se informa en el capítulo 7, son potencialmente muy grandes.
Conclusiones
La noción de desarrollo como administración de portafolio es poderosa. Ciertos ac-
tivos del portafolio son agotables y sólo pueden ser transformados en otros activos
productivos, como infraestructura o capital humano, a través de la inversión de las
rentas de los recursos. Otros activos son renovables y pueden producir flujos sos-
tenibles de ingresos. El análisis económico puede orientar las decisiones referentes
presente del consumo futuro. Estas nociones de riqueza y bienestar soportan el cálculo
básico de la riqueza total en este libro.
Se sigue que si la riqueza total se relaciona con el bienestar social, entonces los
cambios en la riqueza deberían tener implicaciones en la sostenibilidad y esta es la
intuición básica de Pearce y Atkinson (1993). Para economías óptimas, economías
donde un planeador puede poner en vigor la maximización del bienestar social, varios
resultados han hecho explícito el vínculo (está implícito en Weitzman, 1976, pero no
derivado). Aronsson y otros (1997, ecuación 6.18) muestran que el ahorro neto en
unidades de utilidad es igual al valor presente de los cambios en la utilidad, usando
una tasa pura, que varía con el tiempo, de preferencia temporal. Hamilton y Clemens
(1999) muestran que el ahorro neto o “genuino” ajustado por el agotamiento de los
recursos, los daños de los contaminantes y la acumulación del capital humano, es igual
al cambio en el bienestar social medido en dólares; también establecen que el ahorro
genuino negativo implica que la utilidad futura debe ser menor que la utilidad corrien-
te en algún intervalo de tiempo. Esto motiva el enfoque en los ahorros del capítulo 3
más adelante.
Estos resultados dependen del supuesto de que los gobiernos maximizan el bienestar
social. Dasgupta y Mäler (2000) muestran que la inversión neta es igual al cambio en el
bienestar social en un marco sin optimización donde se utiliza un mecanismo de asig-
nación de recursos para especificar la correspondencia entre las existencias iniciales de
capital y las existencias y flujos futuros de la economía. Este resultado depende de los pre-
cios contables para los activos que se definen como los cambios marginales en el bienestar
social resultantes de un incremento en cada activo (esto es, los precios contables son las
derivadas parciales de la función de bienestar social). Arrow y otros (2003a) exploran los
temas contables con una variedad de mecanismos de asignación de recursos.
En este libro, las existencias de recursos y su agotamiento se valoran utilizando pre-
cios mundiales y costos locales de extracción y cosecha. El uso de precios de frontera
es consistente con la forma en que se evaluarían los proyectos utilizando el análisis
costo-beneficio social, pero no se vincula en forma explícita ni a supuestos sobre
optimalidad ni a ningún mecanismo específico de asignación de recursos como en
Dasgupta y Mäler (2000).
Hartwick (1977) proporcionó la regla canónica para la sostenibilidad en las eco-
nomías dependientes de los recursos: si se fija el ahorro genuino a cero en cada punto
en el tiempo (o sea, el ahorro neto tradicional iguala el agotamiento de los recursos),
entonces puede mantenerse el consumo indefinidamente, aun ante recursos finitos y
tecnología fija. Hamilton y otros (de próxima publicación) muestran que esto puede
generalizarse a una regla con ahorro genuino positivo constante; tal regla producirá
un consumo no limitado. En el capítulo 4 se calcula la existencia de capital producido
de los países bajo las reglas de Hartwick alternativas entre 1970 y 2000; estos cálculos
se comparan luego con las existencias de capital reales del año 2000.
Si la población aumenta a través del tiempo, como sucede en virtualmente todos
los países en desarrollo, entonces los cambios en la riqueza total deberían tener en
(Continúa en la página siguiente)
cuenta el cambio de la población. Dasgupta (2001) muestra que la riqueza per cápita
es la medida correcta del bienestar social si se cumplen ciertas condiciones, a saber: i)
la población aumenta a una tasa constante; ii) el consumo per cápita es independiente
del tamaño de la población; y iii) la producción presenta rendimientos constantes a
escala. En este libro se calcula la riqueza per cápita como la medida de bienestar social
bajo estos supuestos, como lo hacen Arrow y otros (2004). La medida del cambio en la
riqueza per cápita derivada en el capítulo 5 incluye un ajuste específico por los efectos
empobrecedores del crecimiento de la población. Arrow y otros (2003b) identifican el
índice correcto de bienestar en situaciones más generales.
Por último, el resultado que vincula el ahorro neto con los cambios en el bienestar
social que aparece en Aronsson y otros (1997) puede extenderse para mostrar que el
ahorro corriente iguala el valor presente de los cambios en el consumo en una econo-
mía optimizante. Dasgupta (2001) muestra que lo mismo es válido en economías no
óptimas donde los precios contables se definen como se hizo anteriormente. Hamilton
y Hartwick (2005) muestran que esta relación se mantiene en una economía óptima,
pero su prueba claramente sólo requiere que la economía sea competitiva. Esta relación
entre el ahorro corriente y el valor presente de los cambios futuros en el consumo se
aprovecha en una prueba empírica de ahorro genuino en el capítulo 6.
Suiza 648.241 1 15 84
Dinamarca 575.138 2 14 84
Suecia 513.424 2 11 87
Estados Unidos 512.612 3 16 82
Alemania 496.447 1 14 85
Japón 493.241 0 30 69
Austria 493.080 1 15 84
Noruega 473.708 12 25 63
Francia 468.024 1 12 86
Bélgica-Luxemburgo 451.714 1 13 86
Madagascar 5.020 33 8 59
Chad 4.458 42 6 52
Mozambique 4.232 25 11 64
Guinea-Bissau 3.974 47 14 39
Nepal 3.802 32 16 52
Nigeria 3.695 53 8 39
Congo Rep. de 3.516 265 180 –346
Burundi 2.859 42 7 50
Nigeria 2.748 147 24 –71
Etiopía 1.965 41 9 50
Suiza encabeza una lista en la que los primeros 10 países son todos de la Organiza-
ción para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los países europeos
–dos en Escandinavia– dominan la lista junto a Estados Unidos y Japón. La compo-
sición de la riqueza es muy consistente en estos países, con excepción de Noruega y
Japón. El capital natural de Noruega, que incluye recursos de petróleo y gas del mar
del Norte, representa el 12% de la riqueza total. Japón sobresale por su gran propor-
ción de capital producido, el cual es un 30% del total.
En el cuadro 2.2 se presenta la lista de los 10 países más pobres. Si Europa enca-
beza la lista de los 10 primeros, África subsahariana domina la de los 10 últimos. Los
países del cuadro 2.2 se caracterizan por altos niveles de capital natural, por lo menos
el 25% del total. Etiopía tiene el nivel más bajo de riqueza total, combinado con una
proporción muy baja de capital producido y se puede observar un patrón similar en
Burundi, Níger, Chad y Madagascar. Nepal es el único país del cuadro que no perte-
nece a África subsahariana.
El capital intangible aparece con signo negativo en algunos casos, lo que es una
posibilidad empírica dado que se calcula como residual, a saber, la diferencia entre la
riqueza total y la suma de los recursos naturales y producidos. En el recuadro 2.1 se
explora el significado de tener un capital intangible residual negativo.
• Como la suma de las adiciones menos las sustracciones, hechas en el tiempo a una
existencia inicial: sumar el valor de las inversiones brutas y restar la depreciación
del capital producido, por ejemplo.
• Alternativamente, como el valor presente neto (VPN) del ingreso que puede pro-
ducir en el tiempo. Este es lo que un inversionista estaría dispuesto a pagar por un
bien de capital.
Recursos foresta-
les medidos por:
VPN
Activos del
subsuelo medidos
por: VPN
Tierras agrícolas
medidas por: VPN
Capital
Tierra urbana
Capital producido producido
medida
indirectamente
Estructuras Estructuras,
medidas por: equipo y
PIM maquinaria
Equipo medido
por: PIM
protegidas se valoran utilizando valores por hectárea específicos de cada país para
tierras de cultivo o pastizales (la que sea inferior). Así se subvalora severamente, por
ejemplo, la llanura de Serengeti, pero posiblemente se sobrevaloran algunos de los
parques árticos.
Como se anotó antes, la mayoría de los recursos naturales se valoran tomando
el valor presente de las rentas de los recursos –el beneficio económico de explota-
ción– sobre un período de vida asumido. Aunque en principio los bosques pueden
producir beneficios para siempre si se administran en forma sostenida, tenemos en
cuenta la sobreexplotación calculando la vida útil efectiva del recurso dadas las tasas
actuales de cosechas.
El paso siguiente es la medición de la riqueza total. Medirla como la suma de sus
componentes tiene sentido intuitivamente, pero se tienen limitación de datos y restric-
ciones metodológicas. Contamos con pocas buenas herramientas para valorar el capital
humano, por ejemplo, y muy pocas para valorar el capital social o institucional. En otros
casos, como la pesca, simplemente carecemos de datos. La alternativa es confiar en la
teoría económica, que define la riqueza total como el valor presente neto del consumo
futuro y, por consiguiente, medimos la riqueza total asumiendo un flujo de consumo
futuro y calculando el valor presente neto en el año 2000. Sin embargo, algunos países
tienen niveles insostenibles de consumo, lo que se señala con niveles de ahorro neto o
genuino negativos (ver el capítulo 3). En estos casos el consumo se reduce en la canti-
dad de ahorro negativo con el fin de alcanzar un nivel sostenible de consumo.
El capital intangible se calcula como un residual, la diferencia entre la riqueza to-
tal y la suma del capital producido y natural. Dado que incluye todos los activos que
no son naturales ni producidos, el residual incluye necesariamente el capital huma-
no: la suma de conocimientos, destrezas y know-how que posee la población. Incluye
también la infraestructura institucional del país y el capital social, a saber, el nivel de
confianza de la gente en una sociedad y su capacidad de trabajar en conjunto para el
cumplimiento de objetivos comunes. Por último, el residual incluye los activos finan-
cieros extranjeros netos a través de los rendimientos generados por esos activos. Por
ejemplo, si un país es deudor, entonces los pagos de intereses sobre la deuda extranjera
deprimen el consumo, reduciendo la riqueza total y por tanto el residual intangible.
Se aplica una advertencia especial al capital natural. Mientras los estimados de la
riqueza incluyen un gran número de activos, el ejercicio dista mucho de ser perfecto.
Los activos para los que faltan datos incluyen agua del subsuelo, diamantes y pesca.
Según el grado en que los países se beneficien de estos recursos, su valor está implí-
citamente incluido en el agregado de la riqueza total y, de ahí, termina en el capital
intangible residual.
Los servicios provistos por los ecosistemas, como las funciones hidrológicas de
los bosques y los servicios de polinización de los insectos y las aves, se capturan en
forma indirecta en los estimados de la riqueza natural a través de los valores de las
tierras de cultivo y los pastizales, pero no se estima un valor explícito para los servi-
cios del ecosistema, debido a limitaciones de datos. El gráfico 2.2 resume lo que se
captura y lo que no en los estimados de la riqueza.
La carencia de datos sobre pesca puede ser de particular importancia en varios
países. Las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) muestran que los aproximadamente 90 millones de toneladas
de pesca capturada tienen un valor en tierra de US$78.000 millones anualmente.
El valor de las exportaciones del comercio mundial total de peces y productos de
la pesca (incluida la acuicultura) fue de US$58.200 millones en 2002. La mitad de
Medidos Medidos No
directamente: indirectamente: medidos:
Activos del Zonas Recursos Pesquería
subsuelo protegidas hídricos
Capital Estimación
natural
Capital
intangible
residual
Capital
producido
este valor proviene de países en desarrollo, muchos de los cuales generan también
ingresos adicionales sustanciales por el licenciamiento del acceso extranjero a su
pesca.
En forma semejante, la falta de datos sobre los diamantes causa un impacto serio
en las cuentas de la riqueza de países como Botsuana. Lange y otros (2003) informan
que la riqueza de diamantes de Botsuana en 1997 fue de US$7.400 per cápita, lo que
aumentaría el valor del capital natural de ese país a aproximadamente US$10.600 por
persona (25% del total) y reduciría el capital intangible a unos US$21.000 (52% del
total).
Puesto que muchos componentes de riqueza se estiman como el valor presente
neto de un flujo de beneficios, los cálculos requieren supuestos sobre el horizonte
de tiempo y la tasa de descuento. En todos los cálculos asumimos un horizonte de
tiempo de 25 años, que coincide aproximadamente con una generación humana. Así,
por ejemplo, la riqueza total se calcula como el valor presente neto del consumo sos-
tenible desde el año 2000 hasta el 2025. Con respecto a la tasa de descuento, puesto
20/01/2009 8:44:43
Cuadro 2.4 Composición del capital natural por regiones y grupos de ingresos, 2000
América Latina y el Caribe 8.059 3.845 359 424 411 1.942 1.077
48% 4% 5% 5% 24% 13%
28% 6% 2% 3% 56% 5%
Medio Oriente y África septentrional 7.989 6.002 14 14 58 1.510 390
75% 0% 0% 1% 19% 5%
Europa y Asia central 11.031 6.532 225 688 779 1.622 1.185
59% 2% 6% 7% 15% 11%
Grupo de ingresos
Países de bajos ingresos 2.075 487 119 49 104 1.134 182
23% 6% 2% 5% 55% 9%
Países de medianos-altos ingresos 4.398 1.933 159 182 189 1.526 409
44% 4% 4% 4% 35% 9%
Países de medianos-bajos ingresos 10.921 7.031 265 206 463 1.872 1.084
64% 2% 2% 4% 17% 10%
Países de altos ingresos de la OCDE 9.531 3.825 747 183 1.215 2.008 1.552
40% 8% 2% 13% 21% 16%
Mundo 4.681 1.933 247 134 343 1.477 547
41% 5% 3% 7% 32% 12%
20/01/2009 8:44:43
26 ¿Dónde está la riqueza de las naciones?
Según se observa en el cuadro 2.2 del apéndice 2, varios países presentan niveles nega-
tivos de capital intangible, como sucede con la República del Congo, Nigeria, Argelia,
la república árabe Siria y Gabón. Se estimaron niveles muy bajos, aunque positivos, de
capital intangible para la República Bolivariana de Venezuela, Moldavia, Guyana y la
Federación Rusa (véase cuadro).
Un nivel negativo de capital intangible es posible por construcción porque se calcu-
la como un residual: la diferencia entre la riqueza total (el valor presente del consumo
futuro) y la suma del capital producido y el capital natural. La cuestión real es cómo
interpretar un valor negativo o extremamente bajo de capital intangible.
Recuérdese que la riqueza total es el valor presente del consumo sostenible. Lo que en
realidad están diciendo los valores bajos y negativos de capital intangible es que el nivel
del INB es demasiado bajo en estos países. Si fuera mayor, entonces podrían sostenerse
niveles mayores de consumo per cápita y tanto la riqueza total como la intangible se-
rían mayores. El INB es demasiado bajo en estos países en el sentido de que obtienen
tasas de rendimiento extremamente bajas sobre su capital producido, humano e insti-
tucional. Este es un síntoma clásico de la maldición de los recursos documentada por
Auty (2001) y Gylfason (2001).
exportadores de petróleo, los recursos de la tierra son muy importantes en los países
de bajos ingresos, con una proporción del 75% de la riqueza natural (siendo el 69%
tierras de cultivos y pastizales), seguidos por los activos del subsuelo con un 17%. En
comparación, en los países de medianos ingresos los recursos de la tierra representan
el 61% del capital natural, mientras los activos del subsuelo representan el 31%. En el
gráfico 2.3 se resumen estos hallazgos.
La importancia de los recursos de la tierra (de cultivos, pastizales y zonas pro-
tegidas) disminuye con el nivel de ingresos, lo que sugiere una trampa potencial de
dependencia de pobreza-dependencia de la tierra en los países de bajos ingresos.
Países en los que recursos de la tierra representan más de la tercera parte de la ri-
queza total, como Níger, Burundi y Moldavia, pertenecen al grupo de países de bajos
ingresos.
En contraste, los países de bajos ingresos, como grupo, no son particularmente
dependientes de los activos del subsuelo. En cada uno de los grupos de ingresos pue-
den encontrarse países ricos en recursos minerales y energía.
90
80
50
70 61
60 75
Porcentaje
50
10
40
8
30
20 8 40
31
10 17
0
países de bajos ingresos países de medianos ingresos países de altos ingresos
• Los países de bajos ingresos son muy dependientes de los recursos naturales.
La proporción del capital natural es mayor que la del capital producido en estos
países.
• Las tierras de cultivos y los pastizales constituyen la mayor proporción, cerca del
70%, de la riqueza natural en los países pobres (excluyendo los exportadores de
petróleo).
• En general, el capital intangible es la proporción predominante de riqueza en vir-
tualmente todos los países, aumentando esa proporción con el nivel de ingresos.
El uso particularmente ineficiente de los activos producidos y los intangibles en
la mayor parte de las economías dependientes de los recursos lleva al resultado
anómalo de proporciones aparentemente negativas de capital intangible en estas
economías.
• El nivel de riqueza natural per cápita realmente aumenta con los ingresos, lo que
contradice el supuesto común de que el desarrollo necesariamente conlleva el
agotamiento de los recursos ambientales y naturales.
Cambios en la riqueza
Capítulo 3. Estimados recientes de ahorro genuino
Como quiera que se defina el desarrollo sostenible1, alcanzarlo es, a pesar de las
apariencias, el proceso de mantener la riqueza para las generaciones futuras. La con-
cepción general de la riqueza incluye no sólo las medidas tradicionales del capital,
como el capital producido y el humano, sino también los activos naturales. El capital
natural comprende activos como la tierra, los bosques y los recursos del subsuelo. Los
tres tipos de capital –producido, humano y natural– constituyen los insumos clave
para sostener el crecimiento económico.
Las cuentas nacionales estándar miden el cambio en la riqueza de un país con-
centrándose sólo en los activos producidos. La provisión de un país para el futuro se
mide por su ahorro nacional bruto, que representa la cantidad total de producto no
consumido. Sin embargo, el ahorro nacional bruto no dice mucho sobre el desarrollo
sostenible, pues los activos se deprecian con el tiempo. El ahorro nacional neto es
igual al ahorro nacional bruto menos la depreciación del capital fijo y se acerca un
paso más a la medición de la sostenibilidad. El paso siguiente en esa medición es
ajustar el ahorro neto por la acumulación de otros activos –capital humano, ambiente
y recursos naturales– que sostienen el desarrollo.
Este capítulo introduce el concepto de ahorro genuino (conocido formalmente
como ahorro neto ajustado) derivado inicialmente en Pearce y Atkinson (1993) y Ha-
milton (1994). Luego presenta y discute los cálculos empíricos de las tasas de ahorro
genuino disponibles para más de 140 países (tabuladas en el apéndice 3). El ahorro
genuino proporciona un indicador mucho más general de la sostenibilidad valoran-
do los cambios en los recursos naturales, la calidad del medio ambiente y el capital
humano, en adición a la medida tradicional de los cambios en los activos producidos
proporcionada por el ahorro neto.
Las tasas negativas de ahorro genuino implican que la riqueza total va disminu-
yendo; políticas que llevan a un ahorro genuino negativo en forma persistente son
1. Ver Pearce (1993) para una discusión sobre la definición del desarrollo sostenible.
2 Para discusión adicional sobre contabilización de capital humano en el cálculo del ahorro genuino
ver Banco Mundial (1996).
Del ahorro nacional bruto se resta el consumo de capital fijo para dar como resultado el indicador
tradicional del ahorro: el ahorro nacional neto.
Se agregan los gastos operativos corrientes en educación al ahorro nacional neto para ajustar por
inversiones en capital humano.
Se resta el valor de agotamiento de los recursos naturales. Se incluyen energía, metales, minerales
y el agotamiento neto de los bosques.
Se resta el valor de los daños por contaminantes. Se incluyen los contaminantes de dióxido de
carbono y la materia de partículas.
Ahorro genuino
En la misma forma que los recursos vivientes, los recursos forestales son funda-
mentalmente distintos de la energía, los metales y los minerales. La corrección a la
tasa de ahorro neto no es así simplemente una renta sobre la extracción de madera-
bles sino más bien renta sobre la porción de extracción de maderables que sobrepasa
el crecimiento natural. Si el crecimiento sobrepasa esa porción de la extracción, esta
cifra se fija a cero.
El cálculo del ahorro genuino incluye también el valor de los daños por la con-
taminación del aire. Los daños de la contaminación pueden entrar en las cuentas
3 Tol (2005) revisó más de 100 estimados del costo marginal de los daños de las emisiones de dióxido
de carbono y halló un rango muy amplio de incertidumbre: encontró que el costo mediano fue de
US$14 por tonelada de carbón y el costo medio de US$93/tC. En general, el uso del estimado de
Fankhauser (1994) de US$20/tC parece ser razonable.
del suelo es otro asunto importante, especialmente en las economías agrarias y para
asignarle un valor a la erosión del suelo se requieren datos pormenorizados que ge-
neralmente no están disponibles y puede ser extremamente difícil desembrollar los
costos económicos de la erosión del suelo de las pérdidas físicas (ver recuadro 3.1).
Los diamantes constituyen otra fuente importante de recursos para algunos países,
entre los más significativos Angola, Botsuana, la República Democrática del Congo,
Namibia, la Federación Rusa y Sudáfrica. Se ha excluido a los diamantes del análisis
por razones de disponibilidad de datos y la carencia de precios de mercado libre.
Depreciación
10
de capital
fijo
Agotamiento
INB (%)
5 Gastos de recursos
educativos naturales
Daños por
contaminación
–5
Ahorro bruto Ahorro neto Ahorro neto más Ahorro genuino Ahorro genuino
gastos educativos excluidos gastos
de contaminación
Fuente: Banco Mundial, 2005.
La primera columna del gráfico 3.2 muestra la medida tradicional del ahorro na-
cional bruto en Bolivia, que fue el 12% del ingreso nacional bruto (INB) en 2003.
Al deducir la depreciación del capital producido se revela una tasa de ahorro neto
mucho menor, menos del 3%. Las inversiones en educación se estiman aproximada-
mente en un 5% del INB, lo que eleva la tasa de ahorro a cerca del 8%, como se ve en
la tercera columna del gráfico 3.2.
A continuación, se realizan los ajustes por agotamiento de los recursos naturales.
Se deducen las rentas de los recursos de Bolivia por extracción de petróleo y gas,
como también de oro, plata, plomo, cinc y estaño. El agotamiento de la energía, los
metales y los minerales llega a ser más del 9% del INB. Mientras se considera que la
deforestación es un problema en Bolivia, los datos disponibles sugieren que el agota-
miento forestal neto es cero. Como resultado de estas deducciones por agotamiento
de recursos, la tasa de ahorro genuino de Bolivia es negativa.
Disparidades regionales
El cálculo de tasas agregadas de ahorro genuino por regiones revela algunas diferen-
cias sorprendentes entre las regiones del mundo, como se muestra en el gráfico 3.3.
20
10
INB (%)
–10
–20
–30
–40
1970 1980 1990 2000
Año
30
20
10
INB (%)
–10
–20
–30
–40
1970 1980 1990 2000
Año
Sobresalen el Medio Oriente y África septentrional por sus tasas de ahorro consisten-
temente negativas, lo que refleja una alta dependencia de la extracción del petróleo.
Sin embargo, no todos los países de la región tienen tasas de ahorro genuino ne-
gativas. Jordania, Marruecos y Túnez tienen tasas consistentemente positivas en el
período, sobrepasando el 15% del INB.
Las tasas de ahorro genuino regionales son muy sensibles a los cambios en los
precios mundiales del petróleo. La revolución iraní de 1978 a 1979, a la que siguió la
guerra de Irán-Irak en 1980, ocasionó un alza en los precios del petróleo crudo, que
llegaron a más del doble del nivel de US$14 en 1978, hasta US$35 por barril en 1981.
Esto se muestra con claridad en el gráfico 3.3; las tasas de ahorro genuino cayeron en
la región, debido en gran parte al consuno de las rentas del petróleo que aumentaron
abruptamente.
En extremo contraste con el Medio Oriente y África septentrional sobresale la
región de Asia oriental y el Pacífico, con cifras recientes de ahorro genuino agregado
de cerca del 30%, impulsadas principalmente por China. Esta diversa región ha dis-
frutado de un crecimiento económico continuo y ha progresado en la reducción de
la pobreza. De 1999 a 2004, el número de habitantes de Asia oriental que vivía con
menos de US$2 por día bajó de 50% a 34%, o sea unos 250 millones de personas. El
auge del desempeño económico desde la segunda mitad de los años ochenta hasta la
crisis financiera asiática de 1997 se refleja en las cifras de ahorro genuino, impulsadas
principalmente por aumentos en el ahorro nacional bruto.
En el África subsahariana, la región más pobre del mundo, el número de habitan-
tes viviendo en extrema pobreza casi se duplicó, pasando de 164 millones en 1981,
a 314 millones hoy. Las tasas de ahorro genuino de la región han estado rondando
alrededor de cero. La agregación oculta amplias disparidades entre los países de la re-
gión. Tasas de ahorro genuino positivas en países como Kenia, Tanzania y Sudáfrica
se compensan con las fuertemente negativas de países dependientes de los recursos
como Nigeria y Angola, que tienen tasas de ahorro genuino de menos 30%.
Asia meridional presenta tasas de ahorro genuino consistentemente fuertes. La
tasa agregada de ahorro genuino de la región ha venido fluctuando entre 10% y 15%
desde 1985, dominando India la cifra agregada. Nepal es el nuevo ahorrador más
fuerte con tasas de ahorro genuino que llegaron a cerca del 30% en 2003. La tasa de
ahorro nacional bruto de Nepal ha venido aumentando en forma consistente desde
los años noventa hasta el presente.
Las tasas de ahorro genuino latinoamericanas permanecieron prácticamente
constantes a través de los años noventa. Las grandes economías de la región, México
y Brasil, tienen tasas de ahorro genuino positivas de más de 5%. Sin embargo, para
el mayor productor de petróleo de la región, la República Bolivariana de Venezuela,
las tasas de ahorro son una historia distinta. Como en muchos otros productores de
petróleo, la tasa de ahorro genuino de la República Bolivariana de Venezuela ha sido
persistentemente negativa desde finales de los años setenta.
Los datos regionales de ahorro genuino para Europa oriental y Asia central sólo
están disponibles a partir de 1995 y las tasas de ahorro han caído de más de 7,7% en
1995 a 1,7% en 2003. De los 23 países para los que se cuenta con datos en la región,
17 tenían tasas de ahorro genuino positivas en 2003, con un promedio de alrededor
del 10% del INB. Sin embargo, los estados petroleros de Azerbaiyán, Uzbekistán,
Turkmenistán y la Federación Rusa tienen tasas de ahorro genuino persistentemen-
te negativas, empujando así hacia abajo el agregado regional.
40
30
Ahorro genuino, % del INB
20
10
0
–10
–20
–30
–40
–50
0 10 20 30 40 50 60 70
Rentas de minerales y energía, porcentaje del INB
Ingreso y ahorro
Los estimados de ahorro genuino para los años setenta revelan una tendencia pre-
ocupante: los países ricos tenían tasas de ahorro considerablemente más altas que los
países pobres, lo que implica una divergencia potencialmente más amplia en el ingreso
y la riqueza entre los países de bajos y altos ingresos. En 1970, los países de altos in-
gresos ahorraron un 15% más de su INB que los de bajos ingresos. Las tasas de ahorro
genuino para los países de bajos ingresos fueron positivas en el agregado, pero solo
iguales al 4% del INB. Sin embargo, como se muestra en el gráfico 3.5, las tasas de
ahorro genuino han venido convergiendo a través del tiempo. De hecho, en 2003, los
países de altos ingresos ahorraron menos como porcentaje del INB que los países de
medianos y de bajos ingresos. Las tasas de ahorro de los países de altos ingresos como
porcentaje del INB han declinado a través del tiempo, mientras las de los países de ba-
jos y medianos ingresos han aumentado.
20
15
INB (%)
10
–5
–10
1970 1980 1990 2000
Año
Ahorro y crecimiento
El gráfico 3.6 es un gráfico de dispersión de las tasas de ahorro genuino (como
porcentaje del PIB) contra el crecimiento del PIB en 2003. Los países del cuadrante su-
perior derecho tienen tasas de crecimiento del PIB positivas y tasas de ahorro genuino
positivas. Estas economías están creciendo y, de acuerdo con la medida de ahorro
genuino, no a expensas de las generaciones futuras. Esto señala un futuro positivo
40
Botsuana China
30
Ghana
20
Ahorro genuino, % del PIB
República del
10 Etiopía
África Central
–10
–20
R. B. de Venezuela
–30 Angola Nigeria
–40 Uzbekistán
Azerbaiyán
–50
–10 –5 0 5 10 15
Crecimiento del PIB, % anual
para países como Botsuana, China y Ghana, todos los cuales tienen un crecimiento
económico fuerte y tasas de ahorro genuino positivas.
Los países del cuadrante superior izquierdo del gráfico 3.6 están experimentando
contracción en sus economías con un PIB declinante. Sin embargo, estos países tienen
tasas de ahorro genuino positivas, lo que implica que están todavía invirtiendo para
el futuro.
Los indicadores tradicionales del crecimiento económico sugerirían que los paí-
ses del cuadrante inferior derecho del gráfico 3.6 se están desempeñando bien, con
un crecimiento económico positivo. Sin embargo, al considerar el ahorro genuino,
cambia esta historia de optimismo. Países como Nigeria, Angola, Uzbekistán y Azer-
baiyán tienen economías en crecimiento, pero las tasas de ahorro genuino negativas
pueden estar poniendo en peligro las generaciones futuras.
Los países del cuadrante inferior izquierdo tienen el reto más grande. Estás eco-
nomías están actualmente reduciendo su tamaño y al mismo tiempo se disminuyen
sus perspectivas de bienestar futuro como resultado de tasas de ahorro genuino ne-
gativas. La República Bolivariana de Venezuela es un ejemplo a la mano: los niveles
negativos persistentes de crecimiento económico4 y el ahorro negativo pintan un cua-
dro problemático para el bienestar futuro.
Conclusiones
El ahorro genuino ofrece un indicador de la sostenibilidad, existen muchos países
para los cuales las tasas de ahorro genuino negativas son una realidad (ver el apéndice
3). En adición, los países con niveles positivos bajos de ahorro genuino pueden estar
también en busca de una mezcla de políticas que resultará en un bienestar menor a
través del tiempo, ya que las medidas de depreciación de activos clave pueden estar
ocultas por la falta de datos y limitaciones metodológicas.
Las tasas de ahorro genuino difieren ampliamente a través del mundo como lo
muestran los agregados regionales en el gráfico 3.3. La evidencia sugiere que mien-
tras los países ricos en recursos tienen potencial de lograr un desarrollo sostenible
si se invierten en forma apropiada las rentas de los recursos, muchos no lo están
haciendo, como se ve en el gráfico 3.4.
El ahorro genuino es útil para los autores de las políticas no sólo como indicador
de la sostenibilidad, sino como medio de presentar los temas de los recursos y am-
bientales dentro de un marco de referencia familiar para los ministros de finanzas y
planeación del desarrollo. Destaca la necesidad de impulsar el ahorro interno y, por
ende, la necesidad de políticas macroeconómicas responsables, y subraya los aspec-
tos fiscales de la administración del ambiente y los recursos, ya que la recolección de
regalías de los recursos y el gravamen de impuestos a la contaminación son formas
básicas de acrecentar las finanzas para el desarrollo y asegurar un uso eficiente del
medio ambiente.
• Las monedas infladas pueden impedir el desarrollo del sector exportador no pe-
trolero (lo que se conoce como la “enfermedad holandesa”).
• El dinero fácil en forma de rentas de recursos puede reducir los incentivos para
implementar reformas económicas necesarias.
• Los precios volátiles de los recursos pueden complicar la gestión macroeconó-
mica, agudizando los conflictos políticos sobre la participación y gestión de las
rentas de los recursos.
En los ejemplos más extremos, los niveles de bienestar en los países ricos en re-
cursos son menores hoy de lo que eran en 1970: el desarrollo no ha sido sostenido.
La regla de Hartwick (Hartwick, 1977; Solow, 1986) ofrece una regla empírica para la
sostenibilidad en economías de recursos agotables: puede sostenerse un nivel cons-
tante de consumo si el valor de la inversión es igual al valor de las rentas sobre los
recursos extraídos en cada punto en el tiempo. Para los países dependientes de tales
activos de agotamiento, esta regla ofrece una prescripción para el desarrollo sosteni-
ble, prescripción que Botsuana, en particular, ha seguido con su riqueza de diamantes
(Lange y Wright, 2004).
Utilizando una serie de datos en un período de 30 años sobre rentas de recursos,
subyacente al capítulo 3, en este capítulo se construye una hipótesis alternativa a la
1. Véase el capítulo 1 de Auty (2001) para una buena revisión. Uno de los primeros estudios fue el de
Sachs y Warner (1995).
regla de Hartwick: ¿cuán ricos serían los países en el año 2000 de haber seguido dicha
regla desde 1970? Las estimaciones empíricas de más adelante someten a prueba dos
variantes de la regla de Hartwick: la regla estándar, que equivale a mantener el ahorro
genuino precisamente igual a cero en cada punto en el tiempo y una versión que asu-
me un nivel constante de ahorro genuino positivo2 en cada punto en el tiempo. Los
resultados son sorprendentes en muchos casos.
2 Ver Hamilton y Hartwick (2005). En este capítulo se hace uso de Hamilton y otros (de próxima
publicación).
3 Apoyando el punto de que las altas rentas de recursos naturales no necesariamente se invierten en ca-
pital humano, Gylfason (2001) muestra que el gasto público en educación relativo al ingreso nacional
y a la inscripción en educación secundaria está inversamente relacionado con la proporción de capital
natural en la riqueza nacional en los países. El capital natural parece desplazar al capital humano.
Para la inversión genuina IG, la inversión neta N, la depreciación del capital pro-
ducido D y el agotamiento de los recursos R, se mantienen las siguientes identidades
contables básicas en cualquier punto en el tiempo:
IG ; I – D – R
N ; I – D = IG + R
Para la inversión genuina constante ĪG, estimamos, por tanto, la serie de hipótesis
alternativas de capital producido para cada país como la sumatoria de las inversio-
nes netas:
Aquí K1970 es la existencia base derivada del PIM. Se calculan dos versiones de K*
en lo que sigue: una con v* (la regla de Hartwick estándar) y una segunda con ĪG igual
a una constante del 5% del PIB de 1987. La elección de un nivel particular de inversión
genuina para el análisis es arbitraria. Utilizamos el 5% del PIB de 1987 por las siguien-
tes razones: existe alguna lógica para escoger el punto medio de nuestros datos de
la serie de tiempo de 1970 a 2000; 1987 es una elección ligeramente mejor, que cae
después de la recesión de principios de los años ochenta, después del colapso de los
precios del petróleo en 1986 y antes de la recesión de principios de los años noventa;
y una tasa de inversión genuina del 5% es aproximadamente el promedio alcanzado
por los países de bajos ingresos a través del tiempo.
El agotamiento de los recursos se estima como la suma de las rentas totales sobre
la extracción de los siguientes productos básicos: petróleo crudo, gas natural, carbón,
bauxita, cobre, oro, hierro, plomo, níquel, fosfato, plata y cinc. Estos datos subyacen
los estimados de ahorro genuino presentados en el capítulo tercero. Mientras la teoría
subyacente sugiere que las rentas de escasez son lo que debería invertirse bajo la regla
de Hartwick (esto es, el precio menos el costo marginal de extracción), los datos del
Banco Mundial no incluyen información sobre los costos marginales de extracción.
Esto le ocasiona un sesgo hacia arriba a los estimados de existencia de capital hipoté-
ticos bajo las reglas de la inversión genuina.
Resultados empíricos
¿Cuán ricos habrían sido los países en el año 2000 de haber seguido la regla de Hart-
wick desde 1970? Con base en la anterior metodología, el cuadro A4.1 (ver anexo)
presenta la existencia de capital producido en el año 2000 y sus cambios, que resul-
tarían de las reglas de inversión alternativas. Los países que aparecen en este cuadro
son los que tienen tanto recursos agotables como una serie de datos lo bastante larga
sobre inversión bruta y rentas de recursos. Para fines de referencia, el cuadro presen-
ta también la proporción promedio de rentas de recursos en el PIB desde 1970 hasta
2000. Las entradas negativas en este cuadro implican que los países realmente invir-
tieron más de lo que sugeriría la regla de política.
Para la regla de Hartwick estándar, el gráfico de dispersión 4.1 presenta la dependen-
cia de los recursos expresados como la proporción promedio de las rentas de recursos
agotables del PIB, contra la diferencia porcentual entre la acumulación de capital real
y la hipotética. Utilizando el 5% del PIB como umbral para la alta dependencia de los
recursos, el cuadro 4.1 divide los países en los cuatro grupos presentados.
El cuadrante superior derecho del gráfico muestra los países con alta dependencia
de los recursos y una existencia hipotética de capital mayor que la real (de base). El
cuadrante inferior izquierdo muestra los países con baja dependencia de recursos natu-
rales y existencia base de capital mayor a la que se obtendría bajo la regla de Hartwick.
Estos dos cuadrantes incluyen a la mayoría de los países de nuestra muestra, indicando
una alta correlación negativa entre la abundancia de recursos y la diferencia entre la
acumulación de capital de base y la hipotética; una regresión simple muestra que un
aumento de un 1% en la dependencia de recursos se asocia con un 9% de aumento en la
diferencia entre el capital hipotético y el real. Claramente los países del cuadrante supe-
rior derecho no han estado siguiendo la regla de Hartwick. Economías con niveles muy
bajos de acumulación de capital, a pesar de altas rentas, incluyen a Nigeria (petróleo),
300
R. B. de Venezuela
250
0 5 10 15 20 25 30 35
Proporción porcentual de rentas de recursos en el PIB (promedio 1970-2000)
35.682
40.000
34.199
32.931
31.008
35.000
29.754
28.896
27.072
30.000
25.000
Dólares de EUA
16.028
20.000
11.638
10.549
15.000
9.684
8.213
7.702
7.247
7.276
6.722
6.432
10.000
4.615
2.825
2.697
2.365
2.166
1.935
1.114
5.000
422
0
ia
na
o
ria
n
o
lia
al) rod ea
la
ag
bó
ng
an
ge
ya
ge
u-
o al p or
ue
ob
Ga
Co
rit
cid apit de C
Gu
Ar
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Tri
B.
R.
Entre los países con relativamente baja dependencia de recursos naturales y ma-
yor capital hipotético, encontramos a Ghana (oro y bauxita) y Zimbabue (oro), lo que
es indicativo de niveles muy bajos de acumulación de capital en estas economías.
En el gráfico 4.3 se destacan los países que han invertido más de sus rentas de
recursos (según se muestra en las entradas negativas del lado izquierdo del gráfico)
pero no han podido mantener niveles constantes de inversión genuina de por lo me-
nos el 5% del PIB de 1987 (según se muestra en las entradas del lado derecho). Los
países en desarrollo en este grupo incluyen Argentina, Camerún, Costa de Marfil y
Madagascar. Aparecen también varios países de altos ingresos en el gráfico. Suecia
pudo haber tenido una existencia de capital 36% más alta de haber mantenido niveles
constantes de inversión genuina en el objetivo especificado. La diferencia correspon-
diente para el Reino Unido es del 27%, para Noruega, del 25% y para Dinamarca del
22%.4 Sorprende en particular el nivel generalmente bajo de inversión genuina en los
países nórdicos. ¿Están estos países compensando la equidad intergeneracional con-
tra la intrageneracional? Se necesitaría investigación adicional para clarificarlo, pues
es una cuestión que está más allá del alcance de este capítulo.
Hungría
Finlandia
Estados Unidos
Islas Fidji
Nicaragua
Dinamarca
Reino Unido
Suecia
Madagascar
Malawi
Togo
Indonesia
Costa de Marfil
Colombia
Noruega
Egipto
Camerún
Argentina
Chile
México
4 Una prueba de sensibilidad muestra que estos resultados se mantienen en general para la mayoría de
los países del grupo. Un cambio de la regla de inversión a 4% del PIB de 1987 afecta cualitativamente
sólo a aquellos países para los que el cambio en el capital producido fue relativamente pequeño, a
saber, Hungría, Finlandia e Indonesia.
La penúltima columna del cuadro A4.1 muestra el cambio en los activos produ-
cidos para los países de haber tenido inversiones genuinas de por lo menos el 5% del
PIB de 1987. Las cifras positivas indican que, con excepción de Singapur, todos los
países experimentaron entre 1970 y 2000, por lo menos un año de inversiones genui-
nas menores que el nivel constante prescrito.
Conclusiones
Sería extremo aplicar la regla de Hartwick estándar como política de desarrollo, ya
que implica un compromiso con un ahorro neto de cero permanentemente. A la
inversa, la regla de ahorro genuino constante incorpora un compromiso con genera-
ción de riqueza en cada punto en el tiempo. En un mundo de riesgo esta puede ser
una política de desarrollo más digerible.
Los cálculos hipotéticos de la regla de Hartwick muestran cómo aun un esfuerzo
de ahorro moderado, equivalente al esfuerzo promedio de ahorro de los países más
pobres del mundo, podría haber aumentado en forma sustancial la riqueza de las
economías dependientes de los recursos. Desde luego, para los países más depen-
dientes de los recursos, como Nigeria, no hay nada moderado en cuanto a la tasa de
inversión implicada, pues lo que sugieren los cálculos bajo la regla de la inversión
genuina constante es una tasa de inversión genuina para Nigeria del 36,1% del PIB en
1987.
Las reglas de ahorro aquí presentadas son atractivas por su simplicidad. Mantener
un nivel constante de ahorro genuino producirá una ruta de desarrollo en la que el
consumo crece en forma monótona, aun cuando se debiliten las existencias de recur-
sos agotables, pero el mundo real es más complejo. Los países pobres otorgan mayor
importancia a mantener los niveles de consumo, con efectos negativos en el ahorro y
la alternativa puede ser el hambre. Al mismo tiempo, las crisis financieras, la inesta-
bilidad social y los desastres naturales tienen efectos nocivos en el ahorro. Mantener
una regla de política simple en tales circunstancias no sería una proeza pequeña.
Claro que para sostener el desarrollo no basta sólo con el esfuerzo de ahorro. El
ahorro debe canalizarse a inversiones productivas que puedan soportar el bienestar
futuro, en lugar de proyectos de alto perfil pero en últimas no remunerativos. Como
lo documentan Sarraf y Jiwanji (2001), la propuesta exitosa de Botsuana para evitar
la maldición de los recursos se construyó sobre una variedad completa de políticas
macroeconómicas y sectoriales responsables, soportadas por una economía política
positiva.
Anexo
(Continuación Anexo)
Capital
producido
en 2000, US$ IG = 5% IG >= 5% Renta
miles de MM del PIB del PIB de por PIB,
(dólares de IG = 0, de 1987, 1987, promedio (%)
1995) diferencia (%) diferencia (%) diferencia (%) (1970-2000)
(5.1)
Una larga lista de países africanos presenta ahorro neto per cápita positivo, pero
cambios negativos en la riqueza total per cápita. Entre ellos están Benín, Burkina
Faso, Cabo Verde, Gana, Kenia, Madagascar, Malí, Mozambique, Ruanda, Senegal y
Zimbabue. El crecimiento de la población está superando a la creación de riqueza en
estos países.
Los estados petroleros –la República del Congo, Gabón y Nigeria– sobresalen en
el cuadro 5.2 por enormes brechas de ahorro (más del 100% del INB en el caso de la
República del Congo). Estos países están disminuyendo la producción de los activos
totales (medidos por el ahorro neto ajustado negativo) y experimentando los efectos
empobrecedores de altas tasas de crecimiento de la población.
Gráfico 5.1 Cambio en la riqueza por INB vs. INB per cápita, 2000
0,4
0,2
Cambio en la riqueza por INB
–0,2
–0,4
–0,6
–0,8
–1
–1,2
10 100 1.000 10.000 100.000
Dólares de INB per cápita
Fuente: los autores. Los datos de INB per cápita provienen de Banco Mundial, 2005.
Gráfico 5.2 Cambio en la riqueza por INB vs. INB per cápita, 2000
0,4
0,2
Cambio en la riqueza por INB
–0,2
–0,4
–0,6
–0,8
–1
–1,2
–3,0 –2,0 –1,0 0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0
Porcentaje de la tasa de población
Fuente: los autores. Los datos de INB per cápita provienen de Banco Mundial, 2005.
per cápita, no hay garantía de que esto aumente el bienestar per cápita si los activos
no se utilizan eficientemente.
Conclusiones
Antes de sacar las principales conclusiones de este análisis, es importante anotar al-
gunos modelos alternativos de ahorro neto ajustado. Primero, uno de los mayores
factores potenciales que compensan el desahorro es el cambio tecnológico. Si se con-
sidera que éste es exógeno, entonces el efecto del crecimiento en la productividad
total de los factores debe incorporarse al análisis del ahorro. Mientras para los países
de altos ingresos pueden ser muy grandes los ajustes al ahorro2, el crecimiento de la
productividad total de los factores en los países de bajos ingresos ha sido extrema-
mente bajo o negativo.
Segundo, si el crecimiento de la población fuese endógeno, entonces éste podría
causar potencialmente un impacto en las perspectivas de bienestar futuro de los paí-
ses. Por ejemplo, si la fecundidad se relacionara en forma negativa con la riqueza por
persona, entonces los países que se calcula tienen cambios negativos en la riqueza
per cápita podrían potencialmente afrontar tasas de natalidad más altas y una espiral
hacia debajo de empobrecimiento, lo que tendería a destacar la importancia de las
cifras aquí presentadas.
El ejemplo ganés muestra que es de hecho posible tener un ahorro genuino
positivo en total, pero declinante riqueza por persona. Los países con tasa alta de
crecimiento de la población se encuentran efectivamente en una rueda de molino y
necesitan crear nueva riqueza sólo para mantener los niveles existentes de riqueza
per cápita.
El cuadro 5.2 sugiere brechas de ahorro muy grandes en África subsahariana
cuando se tiene en cuenta el crecimiento de la población. Excluyendo a los estados
petroleros, las brechas de ahorro de muchos países se encuentran en el orden de 10%
a 50% del INB. Contra esto debe fijarse la conciencia de que el mantener el consumo
del gobierno en aun unos pocos puntos porcentuales del INB es extremamente dolo-
roso y con mucha frecuencia políticamente peligroso. Parece improbable que solo las
políticas macroeconómicas cierren la brecha.
El cuadro del apéndice 4 muestra que las grandes brechas de ahorro no son es-
trictamente un fenómeno del África subsahariana. Países seleccionados del Medio
Oriente y África septentrional, América Latina y el Caribe y Asia meridional, tienen
2 Weitzman y Löfgren (1997) calculan un empuje al PIB de Estados Unidos del orden de 40% por
cambios tecnológicos exógenos. La productividad total de los factores mide la contribución al cre-
cimiento económico que no puede atribuirse estrictamente a la acumulación de capital producido o
trabajo.
también brechas de ahorro significativas. Aunque faltan datos sobre riqueza, dadas
sus tasas de ahorro genuino fuertemente negativas (informadas en el capítulo 3) y
tasas moderadas de crecimiento de la población, es bastante probable que los estados
petroleros de Asia central (Azerbaiyán, Kazajstán y Uzbekistán) también se enfrenten
a grandes brechas de ahorro.
Contra este cuadro más bien sombrío están los ejemplos de los países que, aun
ante altas tasas de crecimiento de la población, se las han arreglado para lograr tasas
positivas de acumulación de riqueza per cápita. La política es claramente importan-
te, tanto en el dominio de los recursos como en el macroeconómico. En el capítulo
siguiente se examina, utilizando datos históricos, si el modelo de ahorro presentado
aquí es demasiado riguroso en sus supuestos sobre los efectos del crecimiento de la
población.
La intuición sugiere que ahorrar hoy debería tener efecto en el desempeño eco-
nómico futuro y, de hecho, el gran cuerpo de trabajo sobre análisis de países del
crecimiento económico apoya esta afirmación (Sala-i-Martin, 1997; Hamilton, 2005;
Ferreira y otros, 2003; Ferreira y Vincent, 2005). La literatura sobre el ahorro genui-
no predice que es eminentemente comprobable: el ahorro corriente debe ser igual al
cambio en el período contable en el valor presente del bienestar futuro a lo largo de
la ruta óptima de crecimiento de la economía. La proposición de que el ahorro neto
es igual a los cambios en el bienestar se ha probado en la literatura. Ver el recuadro
1.1 para mayores detalles.
La prueba empírica de esta predicción explota un tiempo de 30 años sobre ahorro
genuino descrito en el capítulo tercero en los World Development Indicators, WDI (In-
dicadores de desarrollo mundial, Banco Mundial, 2005 que se publica cada año). Con
estos datos históricos es posible preguntar si el ahorro genuino medido en 1980 fue
realmente igual al valor presente de los cambios en el consumo medidos en la serie de
tiempo del consumo. Aunque los datos pueden no ajustarse a la teoría en forma per-
fecta para ningún país individual, se hace el análisis de los países con el fin de observar
si estadísticamente existe un buen ajuste de los datos a la teoría.
Un problema con el diseño de una prueba empírica se refiere a la limitación del
modelo subyacente de la economía. Muchos de los modelos en la literatura sobre
ahorro y sostenibilidad asumen optimalidad, en el sentido de que la economía ac-
tualmente maximiza el valor presente del bienestar social en cada punto en el tiempo
y también que las tasas de interés son fijas y que existen rendimientos constantes a
escala. Es probable que cada uno de estos supuestos se viole en las economías del
mundo real, lo que limita la factibilidad de poner a prueba los modelos con datos
históricos.
No obstante estas dificultades, es importante poner a prueba medidas alternativas
de ahorro con el fin de convencer a los autores de las políticas de utilizar una medida
tal como la del ahorro genuino como medida del desempeño de la economía.
• Que las economías son competitivas, en el sentido de que los productores son
libres de maximizar los beneficios y los hogares de maximizar el bienestar.
• Que se internalizan las externalidades. Por ejemplo, se utilizan impuestos a la
contaminación para asegurar que los precios reflejen los daños que inflingen los
productores a las familias cuando se emite un contaminante.
(6.1)
PVCi = a + b . Gi + ei (6.2)
• Ahorro bruto es sólo el ingreso nacional bruto (INB) menos el consumo total de
los sectores privado y público; es la cantidad de producto no consumida en cual-
quier año dado. El ahorro bruto es la cifra usualmente informada y utilizada por
los ministerios de finanzas.
• El ahorro neto deduce del ahorro bruto la depreciación del capital producido.
• El ahorro neto ajustado o genuino deduce del ahorro neto el agotamiento de los
recursos naturales y los daños de la contaminación.
• El ahorro maltusiano1 mide el cambio en la riqueza total per cápita según se de-
finió en el capítulo 5 y es igual al ahorro genuino per cápita menos la tasa de
crecimiento de la población multiplicada por el valor de la riqueza tangible per
cápita.
1 Aunque Malthusian saving (ahorro maltusiano) no es una medida de ahorro estándar en los libros
de texto, el nombre es útil y evocador para los propósitos de este capítulo.
2 Ferreira y otros (2003) utilizan cifras estimadas para el consumo de capital fijo derivado del modelo
de inventario perpetuo utilizado para estimar existencias totales de capital producido. La inspección
de estas cifras revela un número bastante grande de estimados anómalos.
ción, los daños a otros países (el mayor efecto de la emisión de dióxido de carbono)
no deberían tener efecto en el consumo futuro en el país que los emite.
Una de las elecciones clave que deben hacerse al estimar la expresión para el ahorro
econométricamente es la del período sobre el cual calcular los cambios en el consumo.
La teoría subyacente sugiere que hay, en principio, un horizonte de tiempo infinito.
Sin embargo, como asunto práctico, los datos sobre el ahorro genuino se limitan al pe-
ríodo 1970-2000, siendo los datos para principios de los años setenta particularmente
escasos.
Una elección razonable del horizonte de tiempo sería el promedio de vida de las
existencias de capital producido, aproximadamente 20 años (la vida de la maquinaria
y equipo es usualmente más corta, de unos 10 años, pero los edificios y la infraes-
tructura tienen vida de varias décadas). Al elegirse 20 años se estaría diciendo, en
realidad, que los efectos del ahorro se sentirán durante el período de vida del capital
producido en el que se presume serán invertidos. Este es el supuesto utilizado más
adelante y la prueba de la estimación para un horizonte de tiempo de 10 años produjo
en general estimados menos robustos (en términos de variación explicada, probabili-
dad de rechazar una relación lineal entre las variables dependientes e independientes
y significación de los coeficientes sobre el ahorro).
La otra decisión requerida para la estimación se refiere a la tasa de descuento. La
teoría subyacente (Ferreira y otros, 2003) sugiere que la tasa debería ser el producto
marginal del capital, menos las tasas de depreciación para el capital producido, menos
las tasas de crecimiento de la población, lo que es un argumento para un valor bajo.
Utilizamos una tasa uniforme de 5% y las pruebas de las alternativas sugieren que los
estimados son más bien insensibles a cambios pequeños en la tasa de descuento.
Por tanto, al permitir la escasez de datos de los primeros años setenta3, se estimó
la ecuación de regresión utilizando Cuadrados Mínimos Ordinarios (OLS) para pe-
ríodos consecutivos de 20 años, de 1976 a 1980. Estos resultados, así como métodos
más informales, se informan más adelante.
Resultados empíricos
Con el fin de ofrecer un pálpito sobre los datos, elaboramos un gráfico de dispersión
del valor presente de los cambios en el consumo contra las cuatro medidas distintas
de ahorro para 1980 en los gráficos 6.1 a 6.4. El cuadro general que emerge es que no
hay mejora monotónica en el ajuste con la teoría al aplicar medidas más rigurosas
del ahorro. El coeficiente sobre el ahorro realmente disminuye del ahorro bruto al
neto y la variación explicada se reduce considerablemente. Para el ahorro genuino el
3 De 1970 a 1975 hay menos de 40 países que cuentan con los datos necesarios y éstos son primordial-
mente países desarrollados.
coeficiente sobre el ahorro es mayor y muy cercano a uno. Por último, para el ahorro
maltusiano el coeficiente sobre el ahorro cae al nivel más inferior de las cuatro medi-
das, mientras la variación explicada alcanza su valor más alto.
Gráfico 6.1 Valor presente del cambio en el consumo vs. el ahorro bruto, 1980
1
0,8
Valor presente de delta C, % del PIB
0,6
0,4
–0,2
–0,4
–0,6
–0,8
–0,2 –0,1 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6
Ahorro bruto, porcentaje del PIB
Gráfico 6.2 Valor presente del cambio en el consumo vs. el ahorro neto, 1980
1
0,8
Valor presente de delta C, % del PIB
0,6
0,4
–0,2
–0,4
–0,6
–0,8
–0,2 –0,1 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
Ahorro bruto, porcentaje del PIB
Gráfico 6.3 Valor presente del cambio en el consumo vs. el ahorro genuino, 1980
1
0,8
Valor presente de delta C, % del PIB
0,6
0,4
–0,2
–0,4
–0,6
–0,8
–0,4 –0,3 –0,2 –0,1 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
Ahorro genuino, porcentaje del PIB
Gráfico 6.4 Valor presente del cambio en el consumo vs. el ahorro maltusiano, 1980
0,6
Valor presente de delta C, % del PIB
0,4
0,2
–0,2
y = 0,5221x + 0,1249
R2 = 0,3194
–0,4
–0,6
–1 –0,8 –0,6 –0,4 –0,2 0 0,2 0,4
Ahorro maltusiano, porcentaje del PIB
Gráfico 6.5 Valor presente del cambio en el consumo vs. el ahorro genuino,
países de altos ingresos,1980
0,4
0,35
Valor presente de delta C, % del PIB
0,3
0,25
0,2
0,15
0,1
0,05
0
–0,05 0 0,05 0,1 0,15 0,2
Ahorro genuino, porcentaje del PIB
El gráfico 6.5 presenta la misma dispersión, pero solo para países de altos ingre-
sos. Como se observa en Ferreira y Vincent (2005) y en Ferreira y otros (2003) el
ajuste del modelo es particularmente deficiente para estos países. Pruebas adicionales
muestran que el coeficiente sobre el ahorro es insignificante, mientras la variación
explicada es muy baja.
El cuadro 6.1 presenta los resultados de los estimados individuales por OLS del
modelo para cada uno de los cinco años y las cuatro medidas del ahorro. Este cuadro
informa los valores de los coeficientes con el estadístico t, R cuadrado, grados de li-
bertad (gl), probabilidad de rechazar una relación lineal (Pr, a partir del estadístico F)
y una prueba t simple de dos lados sobre si el coeficiente sobre el ahorro es igual a 1
(valores mayores que 2,00 implican que el coeficiente es significativamente diferente
de 1 al nivel de confianza del 5%). Aunque hay alguna heterogeneidad en los resulta-
dos, se mantienen las siguientes conclusiones generales:
• Los resultados para 1977 son los más débiles de los cinco años, con bajos R cua-
drado, mayores probabilidades de rechazar una relación lineal que otros años
y dos estimados de coeficientes de ahorro significativamente diferentes de uno
(aunque el coeficiente para el ahorro neto no es en sí mismo significativo). Esto
sugiere que los datos capturaron algún impacto sistemático para este año.
• Los resultados para el ahorro neto son generalmente los más débiles de las cuatro
medidas de ahorro examinadas, con coeficientes insignificantes sobre el ahorro al
20/01/2009 9:03:17
Poner a prueba el ahorro genuino 71
4 Esta es claramente una prueba ad hoc, pero los autores de políticas pueden preocuparse por ella.
cada medida de ahorro, ponderada por el número de países con ahorro positivo o
negativo observado. A continuación unas pocas observaciones:
Conclusiones
La teoría del crecimiento proporciona la base para una prueba más rigurosa de si el
ahorro, de hecho, se traduce a bienestar futuro. Este capítulo confronta la teoría con
los datos del mundo real y arroja resultados positivos para las medidas del ahorro
bruto y el genuino. Aun sin apelar a modelos teóricos, puede plantearse la pregunta
de que cuando se ahorra un dólar cómo podría no aparecer en la producción y el
consumo futuros. Hay muchas respuestas posibles a esta pregunta:
embargo, los efectos negativos de incluir el gasto educativo en el análisis del ahorro
y el bienestar futuro en Ferreira y Vincent (2005) y Ferreira y otros (2003) puede
simplemente ser otra manifestación del impacto pequeño o negativo del crecimiento
del gasto público en educación en los países en desarrollo analizado por Pritchett
(1996). En adición, para algunos países, la exclusión de recursos naturales, como los
diamantes y la pesca, puede ser una omisión significativa.
Los impactos exógenos pueden presentar problemas para poner a prueba la teoría
del ahorro y el bienestar social. El período de análisis de este capítulo incluye, en las
etapas iniciales y menos fuertemente descontadas, el segundo impacto del petróleo
en 1979 y una profunda recesión mundial en 1981. Sin embargo, Ferreira y otros
(2003) no encontraron efectos significativos de impactos de tasas de cambio en su
análisis de la teoría.
Debe anotarse que la teoría que se somete a prueba es particularmente rigurosa,
pues implica que medir el ahorro positivo o negativo en un punto en el tiempo lleva
a que el bienestar futuro sea mayor o menor que el actual durante algún intervalo de
tiempo. En el mundo real, un impacto exógeno positivo (como una mejora en los
términos de comercio) en el año inmediatamente siguiente al momento en que el
ahorro se tornó negativo podría fácilmente empantanar el efecto del ahorro negativo
y a la inversa para el ahorro positivo y los impactos negativos.
Volviendo a los resultados del análisis, encontramos que varias medidas de ahorro
son deficientes para señalar cambios futuros en el bienestar en los países desarrolla-
dos, algo semejante a lo que encuentran Ferreira y Vincent (2005) y Ferreira y otros
(2003). Esto probablemente refleja factores distintos a que la acumulación de capital
sea clave para el desempeño en el crecimiento de estas economías: en particular, la
innovación tecnológica, el aprender haciendo, la creación de capital institucional,
etcétera.
Para todos los países combinados, encontramos que tanto el ahorro neto como el
maltusiano se ajustan en forma deficiente a la teoría. Los coeficientes significativa-
mente bajos sobre el ahorro maltusiano sugieren que esta medida exagera los efectos
del crecimiento de la población en la acumulación de riqueza per cápita. El ahorro
bruto y el genuino se desempeñan bien, con coeficientes estimados no significativa-
mente diferentes de los valores predichos y con menores probabilidades de rechazar
una relación lineal entre las variables dependientes e independientes que para otras
medidas. El ahorro genuino se desempeña mejor que el bruto en cuanto a la bondad
del ajuste.
En términos de la cuestión más cualitativa de los positivos y negativos falsos, el
ahorro genuino proporciona, en promedio, una menor razón de positivos falsos que
el bruto (el 22% de los países con ahorro genuino positivo en un punto en el tiempo
experimentó de hecho reducciones de bienestar, en comparación con el 19% de los
países con ahorro bruto positivo). A la inversa, en promedio, el ahorro genuino nega-
tivo señaló falsamente reducciones futuras de bienestar en el 38% de los casos.
Estimación
de la riqueza
Capital
intangible
residual
el sentido de que los países pueden diferir ampliamente en su dotación de tales ac-
tivos. Por esta razón nos concentraremos en los contribuyentes más sistemáticos al
residual, como el capital humano y la calidad institucional. El análisis de descompo-
sición de las secciones siguientes hace posible medir el residual como un conjunto de
activos específicos y estos activos a su vez pueden estar sujetos a medidas específicas
de políticas.
Entre los componentes del capital intangible, quizá sea el capital humano el que
se haya analizado con mayor amplitud en la literatura económica. Por ejemplo,
el cuadro 7.1 muestra cómo se compara el crecimiento en el producto per cápita
de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE) con el crecimiento de los insumos y de la productividad total de los fac-
tores. El crecimiento en la calidad del trabajo explica una parte importante de las
altas tasas de crecimiento del producto, pero el crecimiento de la productividad es
todavía uno de los mayores componentes.
Aunque actualmente no hay medida monetaria del capital humano, este campo de
investigación promete ser muy gratificante. Behrman y Taubman (1982, 474) definen
el capital humano como “la existencia de capacidades humanas económicamente pro-
ductivas”. El capital humano puede acrecentarse por medio del gasto en educación, la
capacitación en el trabajo y las inversiones en salud y nutrición. Las dificultades para
medir el capital humano se relacionan con el hecho de que este capital se acumula en
una variedad de formas: no todas estas contribuciones a la formación de capital huma-
no se miden fácilmente. Aun en los casos en los que es posible tener una medida, por
ejemplo, los años de escolaridad, el efecto sobre los valores del capital humano puede
variar de un país a otro.
40.000
30.000
INB per cápita
20.000
10.000
0
2 4 6 8 10 12
Años de escolaridad per cápita
Fuente: los datos del INB per cápita provienen de Banco Mundial, 2005; los de años de escolaridad, de Barro y
Lee, 2000.
• Voz y responsabilidad
• Estabilidad política y ausencia de violencia
• Eficacia del gobierno
• Calidad reguladora
• Estado de derecho
• Control de la corrupción.
Fuentes: el indicador de confianza se ha tomado de Paldam y Svendsen (de próxima publicación). Las seis dimensiones de
la gobernabilidad se han tomado de Kaufmann, Kraay y Mastruzzi (2005).
Notas: voz: Voz y responsabilidad; Estab: estabilidad política y ausencia de violencia; Efigob: eficacia del gobierno; Calreg:
calidad reguladora; Estado: Estado de derecho; Corrup: control de la corrupción.
Nuestro modelo representa el residual como función del capital humano interno,
capturado por los años de escolaridad per cápita de la población trabajadora; el capi-
tal humano exterior, capturado por la cantidad de las remesas de los trabajadores en
el exterior, y el capital social/gobernabilidad, expresado aquí como índice de Estado
de derecho. Consideramos una función Cobb-Douglas simple:
donde R es el capital intangible residual, A es una constante, S son los años de esco-
laridad por trabajador, F las remesas del exterior y L el índice de Estado de derecho
(medido en una escala de 1 a 100). Los coeficientes ai expresan la elasticidad del resi-
dual con respecto a las variables explicativas del lado derecho de la ecuación anterior.
Así, por ejemplo, as mide el incremento porcentual en R si se incrementa la escola-
ridad en un 1%. Hay también un conjunto de variables ficticias de grupo de ingreso
que tienen en cuenta diferencias en el residual vinculado a los niveles de ingreso.
Elasticidades
Como muestra el cuadro 7.3, el modelo especificado ajusta bien los datos. Las varia-
bles independientes explican el 89% de las variaciones en el residual.
Cuadro 7.3 Elasticidades del capital intangible con respecto a la escolaridad, las
remesas del exterior y el Estado de derecho
Rendimientos marginales
Utilizando las elasticidades obtenidas en la regresión, es posible obtener los ren-
dimientos marginales, es decir, el cambio unitario en el residual resultante de un
cambio unitario en la variable explicativa. En el caso de las funciones Cobb-Douglas,
los rendimientos marginales, o derivadas parciales se obtienen fácilmente como:
(7.2)
(7.3)
Gráfico 7.2 Descomposición del capital intangible residual, total mundial, 2000
Remesas
del exterior,
7%
Estado Escolaridad,
de derecho, 36%
57%
Conclusiones
No hay disponibilidad de medidas monetarias del capital humano a nivel de países
en la literatura. Los principales impedimentos para valorar el capital humano inclu-
1 Donde los precios no están definidos, medimos el cambio en la razón de los insumos resultante de
un cambio en la tasa marginal a la que un factor puede ser sustituido por otro (Chiang, 1984).
Yi = AtKaLb (8.1)
2 Puede hallarse una compilación bibliográfica de estudios en Wagner (2004). Una excepción a la
observación de que existe poco trabajo empírico es Berndt y Field (1981), quienes observaron la
sustitución de recursos naturales limitada entre capital, trabajo, energía y materiales. En los estu-
dios generalmente se encontraron elasticidades bajas entre capital y materiales. Sin embargo, no se
consideró en esos estudios a la tierra como insumo en la forma en que lo hacemos aquí y tampoco
trabajaron con datos a nivel nacional.
X = F[XAB(A,B),C]
3 En este modelo se hace el supuesto adicional de separabilidad débil homotética para grupos de insu-
mos. Separabilidad débil nomotética significa que la tasa marginal de sustitución entre los insumos
de un cierto grupo es independiente del producto y del nivel de los insumos por fuera de ese grupo
(Chiang, 1984).
Por ejemplo, Manne y Richels (1992) estimaron que las posibilidades de sustitución
anidada entre el capital y el trabajo y la energía eran de alrededor de 0,4; mientras Ke-
mfert (1998) estimó la misma en aproximadamente 0,5. Por otro lado, Prywes (1986)
encontró que la elasticidad de sustitución entre capital y energía anidada y el trabajo
era menor que 0,5.
En este capítulo utilizamos variables relacionadas para estimar funciones de pro-
ducción agregadas a nivel nacional. Las variables utilizadas aquí son4:
El INB y todos los insumos mencionados se han medido en valores per cápita a
precios de 2000 y se han tomado a nivel nacional para 208 países. Los datos de INB
se obtuvieron de los World Development Indicators (Banco Mundial, 2005). HE se
derivó con base en el trabajo de Barro y Lee (2000); E es una medida de flujo y se
obtuvo utilizando los mismos datos que soportan los estimados de la riqueza; las
variables restantes, K, HR y L son los componentes de la riqueza según se describió
en el capítulo 2.
Las relaciones de los insumos de producción al ingreso se expresan en las funcio-
nes de producción de ESC anidada descritas en el anexo al capítulo. Se examinaron
tres enfoques distintos de ESC anidada, así:
serán ineficaces (Greene, 2000) y por eso se considera que otro método es más apro-
piado. La influencia de los indicadores institucionales y económicos en el ingreso se
incorporará al parámetro de eficiencia de la función de producción, A (ver anexo 2).
Dependiendo de los datos disponibles para las variables de la función de producción
de ESC anidada, el número de países cae en el rango de 67 a 93. En el método del
caso completo, para un enfoque dado de ESC anidada, la reducción es causada por
considerar sólo aquellos países que tienen observaciones no faltantes para sus corres-
pondientes variables dependientes y explicativas.8
Resultados de la regresión
Las funciones de producción de ESC anidada se estiman utilizando un método de
estimación no lineal.9 El tamaño de la muestra en cada enfoque de ESC difiere porque
hubo que descartar los países con observaciones faltantes en cualquiera de las varia-
bles. El cuadro A8.1.1 del anexo 1 muestra las elasticidades de sustitución estimadas
correspondientes al caso en que el capital humano es parte del capital intangible
residual medido (HR). Todos los estimados de elasticidad de sustitución estadística-
mente significativos tienen signo positivo, lo que es alentador.10 La menor es entre K
y E con un valor de 0,37 en la función de producción de tres niveles. Es interesante
también notar que la mayoría de las elasticidades de sustitución significativas tienen
un valor cerca de uno.
Se realizó una segunda ronda de regresiones utilizando la otra medida de ca-
pital humano relacionada con la escolaridad y la productividad laboral, HE. El
cuadro A8.1.2 del anexo 1 muestra las elasticidades de sustitución estadísticamente
significativas, que tienen también signo positivo. Una elasticidad de sustitución
aproximadamente igual a uno se encuentra así mismo en la mayoría de las funcio-
nes anidadas.
Los resultados aportan algunos hallazgos interesantes. Primero, no hay señal de
que la elasticidad de sustitución entre el recurso natural (la tierra) y otros insumos
sea particularmente baja. Dondequiera que surja la tierra como insumo significativo,
8 Se intentó un método de imputación para cubrir los valores faltantes de algunos países con el fin de
mantener los 208 países en el estimado. Sin embargo, se halló que la mayoría de los resultados no
eran razonables. Por ejemplo, el valor imputado del capital físico para un país de bajos ingresos re-
sultó ser demasiado alto comparado con el valor promedio del capital físico de su grupo de ingreso.
De ahí que el método de imputación no se utilizara pues plantea más problemas en los estimados
que utilizar el método de caso completo.
9 Véase el anexo 2 para más detalles.
10 Una elasticidad de sustitución negativa no tiene sentido económicamente. Implica que una reduc-
ción en la disponibilidad de un insumo puede aumentar debido a una disminución en la disponi-
bilidad de los demás factores. No obstante, en algunos estudios sobre funciones de producción se
encuentran tales valores negativos.
tiene una elasticidad de sustitución aproximadamente igual a, o mayor que, uno. Se-
gundo, la variable HE presenta un mejor desempeño en las ecuaciones de estimación
que la variable HR. Tercero, las formas mejor determinadas, con todos los paráme-
tros significativos, son las que utilizan HE, incluyendo cuatro factores y conteniendo
las siguientes combinaciones:
Es difícil distinguir entre estas dos versiones y así se utilizan ambas en el análisis
adicional sobre el que se informa más adelante.
De las estimaciones de la función de producción con ESC anidada pueden deri-
varse los estimados de elasticidad de los indicadores institucionales y económicos.
El cuadro A8.1.3 y el cuadro A8.1.4 del anexo 1 muestran los resultados para las
funciones de producción de cuatro factores ([K, HE, L]/E) y ([K, E, HE]/L) del cua-
dro A8.1.2, respectivamente. En ambos cuadros, se encuentra que las variables sobre
apertura del comercio e inversión del sector privado son estadísticamente significa-
tivas. Los estimados de elasticidad de estas dos variables no son muy diferentes entre
sí. Los resultados implican que por cada incremento porcentual en la apertura co-
mercial, el ingreso nacional bruto per cápita (INBPC) aumenta en aproximadamente
0,5%. Ninguno de los indicadores institucionales, por otra parte, tiene un estimado
de elasticidad estadísticamente significativo.11
Simulación
El valor pronosticado de la variable dependiente puede calcularse utilizando los es-
timados de coeficientes de la función de producción y los valores promedio de las
variables explicativas. Mediante este método intentamos predecir qué sucederá al
producto económico per cápita (INBPC) si hay un agotamiento significativo de los
recursos naturales. El recurso natural considerado en este ejercicio son los recursos
de la tierra (L) y las funciones de producción de ESC anidada, de cuatro factores
son ([K, HE, L]/E) y ([K, E, HE]/L), del cuadro A8.1.2. El cuadro A8.1.5 del anexo 1
presenta el INBPC promedio pronosticado, como también el cambio en el INBPC dada
una reducción en la cantidad de los recursos de la tierra, permaneciendo iguales
las demás cosas. Con base en la función de producción ([K, HE, L]/E), el producto
11 En la regresión en la que se expresan los residuales como función de las variables institucionales,
encontramos valores significativos para unas pocas de ellas, especialmente el Estado de derecho, lo
que fue alentador ya que esa variable emerge también como importante en otras evaluaciones de
diferencias entre países en este estudio. Infortunadamente, el resultado no se mantuvo al utilizarse
el método más apropiado.
Conclusiones
En este capítulo examinamos el potencial de sustitución entre diferentes insumos
en la generación del INB. Entre ellos están los recursos de la tierra, uno de los recur-
sos naturales más importantes. Se efectuó la estimación de una forma de función de
producción bien conocida, que permite que las elasticidades de sustitución sean dife-
rentes de uno. Las elasticidades resultantes incluyendo los recursos de la tierra (entre
L y otros insumos como capital físico, capital humano y recursos de energía) fueron
en general de alrededor de uno o mayores, lo que implica un grado bastante alto de
sustituibilidad. Además, valida el uso de una regla de Hartwick de ahorrar las rentas
de la explotación de los recursos naturales para que sigamos una ruta de consumo
sostenible constante máximo.
Sobre este resultado, como es lógico, deben hacerse muchas advertencias. Los re-
cursos de la tierra según se midieron aquí incluyen la tierra para cultivos, los pastizales
y las zonas protegidas. Cada uno ha sido valorado en términos del valor presente del
flujo de ingresos que genera. Sin embargo, tales flujos no representan adecuadamente
la importancia de las zonas protegidas, por ejemplo, que prestan servicios no mo-
netarios significativos, incluidos los servicios de mantenimiento del ecosistema que
no están incluidos. Es necesario trabajo adicional para incluir estos valores que, de
llevarse a cabo, y si la medida del INB se ajustase para permitir estos flujos de ingreso,
los estimados resultantes de las elasticidades de sustitución podrían ser muy distin-
tos. Intentamos continuar el trabajo a lo largo de estas líneas y mejorar los estimados
efectuados aquí.
Otra deficiencia del método aplicado aquí es el número limitado de factores in-
cluidos en la estimación original. La generación del ingreso nacional depende no de
la existencia de activos, sino de las cantidades utilizadas en la producción y la forma
en que se utilizan. Para el capital físico y humano y la tierra, asumimos que la tasa
de uso es proporcional a la existencia, supuesto que debería mejorarse con el fin de
permitir distintas tasas de uso.
Por último, en el capítulo se examinó también cómo afectan los indicadores institu-
cionales y económicos la generación de INB. Los resultados de la estimación muestran
que la generación de ingreso está influida en forma significativa por los cambios en
la apertura comercial y la inversión del sector privado. Sin embargo, los indicadores
institucionales no causan un impacto estadísticamente significativo en la generación
del ingreso.
Anexo 1
ˆ utilizando recursos humanos
Cuadro A8.1.1 Elasticidades de sustitución (s)
Elasticidad de sustitución
Error R cuadrado Tamaño
Insumos ˆ
s estándar R cuadrado aj. muestral
i
Elasticidad de sustitución
Error R cuadrado Tamaño
Insumos sˆi estándar R cuadrado aj. muestral
Cuadro A8.1.5 Nivel de ingreso nacional bruto per cápita dada una reducción en la
cantidad de la tierra
c) A = e λ1TOPEN+λ2PCREDIT+λ3VA+λ4PIV+λ5GE+λ6RB+λ7RL+λ8CC (A.3)
2. Se investigó una función de producción con ESC anidada de dos niveles con tres
insumos para tres casos:
(A.5)
(A.6)
(A.7)
(A.8)
(A.9)
(A.10)
Las elasticidades de sustitución para estos enfoques ESC pueden describirse como
sigue:
Experiencia internacional
Capítulo 9. Desarrollo y uso de cuentas ambientales
1 Este capítulo está extraído principalmente de Lange (2003b) y el SEEA, capítulo 11.
Cuentas de activos
Las cuentas de activos de recursos naturales siguen la estructura de las cuentas de ac-
tivos del SNA, con datos para existencias de apertura, cierre y cambios durante el año.
Los cambios que ocurren durante el período se dividen en aquellos que son resultado
de actividad económica (por ejemplo, extracción de minerales o cosecha de bosques)
y aquellos que son resultado de procesos naturales (por ejemplo, crecimiento, aves y
muertes). Existe alguna controversia en cuanto a cómo tratar los nuevos descubrimien-
tos de minerales: como un cambio económico (resultado de actividades de explotación)
o como parte de otros cambios de volumen. Las cuentas monetarias para recursos tie-
nen un componente adicional, como el capital manufacturado, para la revaluación.
La medición de existencias físicas puede presentar problemas tanto en cuanto a
qué medir como en cuanto a cómo medir. En algunas primeras versiones de cuen-
tas de activos del subsuelo (minerales), sólo se incluían en las cuentas de activos las
existencias económicamente probadas. En algunos países esto se ha modificado y
se incluye una porción de activos probables y posibles, con base en la probabilidad
de que estas existencias sean de minería económicamente factible. Ciertos recursos,
como la pesca de captura marina, no se observan directamente y requieren modelos
biológicos para estimar las existencias y los cambios en ellas.
Se han usado dos métodos para valorar los activos: el valor presente neto (VPN) y
el precio neto (que es igual a la renta total de los recursos por unidad de recurso). El
método del VPN requiere supuestos sobre precios futuros y costos de extracción, la
tasa de extracción y la tasa de descuento. Se asume a menudo que el precio neto y el
nivel de extracción permanecen constantes, aunque cuando se conoce la información
sobre las rutas de extracción planeadas o los precios futuros esperados, puede incor-
porarse esta información. Se ha utilizado un amplio rango de tasas de descuento en
los distintos países.
En gran parte del trabajo inicial sobre contabilidad ambiental (Repetto y otros,
1989; Bartelmus y otros, 1992; Van Tongeren y otros, 1991; ONU, 1993) se utilizó el
método del precio neto y no el del valor presente para valorar los activos. El método
del precio neto sencillamente se aplica al precio neto en un año dado a toda la exis-
tencia remanente. El SEEA revisado recomienda el VPN y este método ha venido a
utilizarse más generalmente que el del precio neto en los trabajos más recientes.
Cuentas físicas
Las cuentas más ampliamente disponibles son las de energía y emisiones de aire, en
especial emisiones ligadas al uso de combustibles fósiles. Las cuentas de energía se
han construido en muchos países desde los dramáticos aumentos del precio del pe-
tróleo en los años setenta y debido a que muchos contaminantes del aire se vinculan
al uso de energía, es relativamente sencillo extender las cuentas de modo que inclu-
yan estos contaminantes. Los flujos transfronterizos de contaminantes atmosféricos
que causan lluvia ácida han constituido una preocupación importante en las políticas
en toda Europa durante más de dos décadas. Más recientemente, la preocupación por
el cambio climático ha hecho que sea prioritario el seguimiento de las emisiones de
gases de invernadero. Se elaboran también cuentas para otros contaminantes del aire
y el agua, residuos sólidos y otras formas de degradación ambiental, como la erosión
del suelo. En un número creciente de países, en especial los escasos en agua (Aus-
tralia, Botsuana, Chile, Francia, Moldavia, Namibia y España) las cuentas de agua
constituyen una prioridad.
La disposición de pagar puede utilizarse para valorar los costos de los daños, si
bien no se utiliza generalmente en las cuentas ambientales de los países en la actuali-
dad. Medir los daños causados por la contaminación es difícil y, aunque teóricamente
es el mejor método para tratar la contaminación en las cuentas, no se ha utilizado tan
a menudo como el enfoque del costo de mantenimiento.
Indicadores macroeconómicos
Cada uno de los tres conjuntos de cuentas considerados hasta el momento propor-
ciona una variedad de indicadores, pero con excepción de las cuentas de activos,
estos indicadores no afectan directamente a los indicadores macroeconómicos con-
vencionales como el producto interno bruto (PIB) y el producto interno neto (PIN).
Muchos profesionales han buscado una forma de medir la sostenibilidad revisando
los indicadores macroeconómicos convencionales o produciendo macroindicadores
alternativos en unidades físicas.
Indicadores físicos
Se han propuesto los indicadores macroeconómicos medidos en unidades físicas,
ya como alternativa a indicadores monetarios, ya para utilizarse en conjunto con los
agregados monetarios en la evaluación del desempeño económico. Los indicadores
físicos reflejan un fuerte enfoque de sostenibilidad. Las dos fuentes principales de
indicadores macroeconómicos físicos son el componente del Namea de las cuentas
de flujo SEEA y las cuentas de flujo de materiales (MFA), que se relacionan en forma
estrecha con las cuentas ambientales.
El Namea proporciona indicadores macroeconómicos físicos para los grandes
temas de políticas ambientales: cambio climático, acidificación de la atmósfera, eu-
Indicadores monetarios
El propósito de la mayoría de los agregados macroeconómicos ambientales mo-
netarios ha sido ofrecer una medida más precisa del ingreso sostenible. El primer
enfoque modificó los indicadores macroeconómicos convencionales agregando
y deduciendo los componentes ambientales pertinentes del SEEA, el agotamiento
del capital natural y la degradación ambiental (O’Connor, 2000). La mayoría de los
economistas y estadísticos aceptan el ajuste del PIN por el agotamiento de los acti-
vos, en principio, aun cuando todavía no existe consenso sobre la forma correcta
de medirlo. Sin embargo, algunos economistas y estadísticos han criticado el PIN
ambientalmente ajustado (PINaa) por combinar transacciones reales (PIN convencio-
nal) con valores hipotéticos (valor monetario de la degradación ambiental). Si los
costos de mitigación ambiental se hubieran pagado realmente, habrían cambiado
los precios relativos a través de toda la economía, afectando así el comportamiento
económico y, en último término, el nivel y estructura del PIB y el PIN.
Un macroindicador relacionado con el PINaa es el ahorro neto ajustado (ahorro
genuino), del que se informa en el anuario del Banco Mundial World Development
Indicators (Kunte y otros, 1998; Hamilton, 2000; Banco Mundial, 2005) y ya tratado
con detalle en el capítulo 3. La crítica del PINaa condujo al desarrollo de un segundo
enfoque en la construcción de indicadores, en el que se formula la pregunta ¿cuál
habría sido el PIB o el PIN si se exigiera a la economía cumplir estándares de soste-
nibilidad? Estos indicadores de una economía hipotética se derivan por medio del
modelado económico. Se desarrollaron dos enfoques de modelado:
• El ingreso nacional sostenible (INS) de Hueting, que estima lo que sería el nivel del
ingreso nacional si la economía cumpliera con todos los estándares ambientales
utilizando la tecnología actualmente disponible (Verbruggen y otros, 2000).
• El PIN (PINaa) de economía ambiental, que estima cómo respondería la economía
si los costos de mantenimiento se internalizaran en ella.
Experiencia internacional
Varios países elaboran cuentas ambientales regularmente con diversos niveles de co-
bertura, empleando uno o más de los enfoques anteriores. El cuadro 9.1 identifica los
países principales que elaboran EA (cuentas económicas) actualmente en sus oficinas
Países industrializados
Australia X X X
Canadá X X X
Dinamarca X X X
Finlandia X X X
Francia X X X
Alemania X X X X X
Italia X X X
Japón X X X X X
Noruega X X
Suecia X X X X X
Reino Unido X X X
Estados Unidos X X
Países en desarrollo
Botsuana X X Xa
Chile X Xa X
Rep. de Corea X X X X X
México X X X X X
Moldavia Xa
Namibia X X Xa
Filipinas X X X X X
Estudios ocasionales
Colombia X X X
Costa Rica X
UE-15 X
Indonesia X
Sudáfrica X X Xa
near rutas de extracción e indica por cuánto tiempo puede depender un país de sus
minerales. El volumen de pesca o biomasa de silvicultura, en especial cuando se ha
desagregado por clases de edades, ayuda a determinar rendimientos sostenibles y las
políticas de cosecha apropiadas para ese rendimiento.
Las cuentas de activos rastrean los cambios en las existencias a través del tiempo
e indican si está ocurriendo agotamiento. De esa manera, pueden mostrar los efectos
de la política sobre los recursos en las existencias y utilizarse para motivar un cambio
en esa política. Por ejemplo, el agotamiento biológico de las existencias de peces en
Namibia desde los años sesenta ha proporcionado un cuadro muy claro para los au-
tores de políticas del devastador impacto de la pesca incontrolada y de acceso abierto
(gráfico 9.1). Cuentas similares de agotamiento (o acumulación) se han elaborado
para los bosques en Australia, Brasil, Canadá, Chile, Indonesia, Malasia, Filipinas y
gran parte de la Unión Europea.
14.000
12.000
Miles de toneladas
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
Año
Fuente: Lange, 2003a.
La mayor parte de los países con cuentas de activos para el capital natural han pu-
blicado usualmente las cuentas en forma separada para cada recurso y no han hecho
el intento de medir el capital natural total (la suma de todos los recursos), la riqueza
nacional total (la suma del capital manufacturado y el natural). De los países en de-
sarrollo, Botsuana (Lange, 2000a) y Namibia (Lange, 2003a) lo están haciendo. De
los países industrializados, Australia (Australian Bureau of Statistics, 1999) y Canadá
(Statistics Canada, 2000) han integrado los activos naturales no producidos con los
producidos en sus balances generales.
Cuadro 9.2 Índice de uso de agua, crecimiento del PIB y crecimiento de la población
en Botsuana, 1993 a 1999 (1993 = 1,00)
Análisis de políticas
Las cuentas de flujos se utilizan generalmente para el análisis de políticas; por ejem-
plo, para evaluar el impacto de la reforma tributaria ambiental, diseñar instrumentos
económicos para reducir las emisiones de contaminación y evaluar la competitividad
bajo políticas ambientales nuevas y más restrictivas. La UE ha sido el mayor usuario
de las cuentas y las ha utilizado principalmente para atender dos prioridades: emisio-
nes de gases de invernadero y lluvia ácida.
Noruega ha utilizado las cuentas de flujo de energía y emisiones de gases de
invernadero para evaluar una política que muchos países están considerando:
cambiar la estructura de los impuestos para aumentar los de las emisiones y el uso
de los recursos y al mismo tiempo reducir otros impuestos en igual cantidad con
el fin de permanecer fiscalmente neutral, lo que se ha llamado el “doble dividendo”.
Noruega utilizó su modelo multisectorial de equilibrio general para buscar espe-
cíficamente aumentar el impuesto al carbón a 700 coronas noruegas por tonelada
de dióxido de carbono con una reducción compensatoria en los impuestos a la
nómina. Los autores de las políticas en Noruega deseaban conocer los efectos que
esta reforma tributaria causaría en el bienestar económico. Utilizando el modelo
de equilibrio general, Noruega encontró inicialmente que el empleo y el bienestar
económico aumentarían al disminuir las emisiones de carbono. Sin embargo, un
análisis más estrecho de los resultados indicó que la reforma tributaria produciría
un cambio estructural significativo en la economía: ciertas industrias intensivas en
energía de los sectores metálico, químico y de refinación de petróleo fueron du-
ramente golpeadas por el impuesto y reducirían el producto y el empleo en forma
considerable.
sobre minerales, silvicultura o pesca. Los impuestos y subsidios ambientales son ins-
trumentos de política importantes para alcanzar la sostenibilidad. Muchos países
europeos están explorando la posibilidad de sustituir los impuestos ambientales por
otras formas de impuestos para lograr un doble dividendo. El componente tributa-
rio de la cuenta EPE puede ser muy útil para evaluar si el régimen tributario ofrece
incentivos o desincentivos para el desarrollo sostenible y si los impuestos reflejan
verdaderamente el principio de que el contaminador paga que han adoptado muchos
países. Los impuestos sobre recursos naturales específicos y su uso en la administra-
ción de los recursos fueron discutidos en la sección sobre cuentas de activos.
desde 1975, la intensidad de materiales del PIB en los cinco países ha decaído entre
un 20% y un 40% (gráfico 9.2), lo cual es el resultado de los esfuerzos para reducir el
volumen de residuos sólidos y el desplazamiento de industrias intensivas en energía
y materiales hacia industrias basadas en el conocimiento y de servicios. La intensidad
material per cápita no ha disminuido en la mayoría de los países durante este período
y solo Alemania presentó una reducción de un 6%.
10
cambio entre 1975 y 1996 %
–10
–20
–30
entre los países. Por ejemplo, la República de Corea asumió los mismos costos de
mitigación en todas las industrias, en tanto que los demás países estimaron costos de
mitigación específicos por industrias.
El INBaa de Suecia, llamado ingreso genuino, muestra el cambio mínimo con res-
pecto al INB convencional, difiriendo sólo en un 0,6%. Una razón de esta cifra tan
baja, a pesar de deducir algunos gastos de protección ambiental, cosa que otros paí-
ses no hicieron, es que mide sólo la degradación ambiental por sulfuro y nitrógeno.
Suecia excluyó también la degradación no incluida ya en las medidas convencionales
del INB, mientras otros estudios, notoriamente los de la República de Corea y Filipi-
nas, no trataron explícitamente el tema de la doble contabilidad potencial. El ajuste
para Japón y Alemania es más bien grande, principalmente porque incluyen el costo
estimado de reducir las emisiones de carbono (y para Japón de clorofluorocarbonos).
Los demás estudios no trataron estos contaminantes globales.
Observaciones generales
Una gran parte del uso de cuentas ambientales se ha llevado a cabo en países in-
dustrializados, especialmente Australia, Canadá y Europa. Las cuentas de activos se
compilan en la mayoría de los países, pero generalmente no se usan para evaluar la
sostenibilidad. Las cuentas de flujos se utilizan ampliamente, tanto para la elabora-
ción de indicadores como a manera de insumos para el modelado en las políticas. La
construcción de macroindicadores ambientales monetarios es bastante limitada y no
existe claridad en cuanto a su uso frecuente.
Hay, adicionalmente, cuatro observaciones principales sobre la utilidad de las
cuentas ambientales para la política:
• Si bien algunos países utilizan las cuentas ambientales en forma bastante activa,
todavía están subutilizadas, especialmente en los países en desarrollo.
• Muy pocos países tienen cuentas ambientales verdaderamente completas.
• Las comparaciones internacionales son importantes, pero no son posibles aún,
debido a las diferencias en metodología, cobertura, estándares ambientales y otros
factores.
• Para que un país esté en capacidad de evaluar totalmente su impacto ambiental,
debe tener cuentas para el movimiento transfronterizo de contaminantes vía aire
y agua, como también cuentas para que sus socios comerciales principales calcu-
len la contaminación y el contenido en material de los productos que importa.
Comparabilidad internacional
Las comparaciones internacionales son extremamente útiles para los países al evaluar
la administración de sus recursos. Por ejemplo, las comparaciones de las cuentas de
agua en África meridional o los costos de los daños ambientales en Europa, son muy
útiles para la política. Hasta el momento, la comparación de cuentas e indicadores
resultantes entre los países no es posible, en general, debido a la amplia variedad de
definiciones, cobertura y metodologías utilizadas por los distintos países. Las cuentas
monetarias pueden variar aún más que las físicas por las distintas metodologías de
valoración, los estándares ambientales y otros supuestos necesarios para la valora-
ción. Con excepción del indicador del ahorro genuino, no ha sido posible comparar
macroindicadores ambientales monetarios entre países.
Varios estudios en Europa han mostrado que las cantidades de contaminación
exportada e importada por aire y agua son muy grandes. Sin información precisa
sobre estas cantidades, será limitado el uso de las cuentas ambientales para la políti-
ca. En forma semejante, la contaminación sustancial y los recursos se incorporan al
comercio internacional. El estudio sueco mostró que los coeficientes ambientales (de
emisiones de contaminación o uso de recursos) pueden variar sustancialmente de
país a país y que sólo puede hacerse una evaluación apropiada del impacto ambiental
de las importaciones de un país con información sobre los coeficientes ambientales
del socio comercial, a partir de las cuentas ambientales del socio. En adición, la ad-
ministración de los problemas ambientales mundiales o regionales, ya se trate del
cambio climático o la acidificación, requiere que las cuentas ambientales en cada país
sean comparables.
Fuentes y métodos
• Riqueza total
• Capital producido
– Maquinaria y estructura
– Tierra urbana
• Capital natural
– Recursos de energía (petróleo, gas natural, carbón mineral, lignito)
– Recursos minerales (bauxita, cobre, oro, hierro, plomo, fosfato, plata, estaño,
cinc)
– Recursos maderables
– Recursos forestales no maderables
– Tierra de cultivos
– Pastizales
– Zonas protegidas
Riqueza total
La riqueza total puede calcularse como ; donde Wt es el valor
total de la riqueza, o capital, en el año t; C(s) es el consumo en el año s; r es la tasa
de rendimiento de la inversión.1 La tasa de rendimiento social es igual a: ;
1 En Hamilton y Hartwick, 2005 puede encontrarse una prueba de que el valor corriente de la riqueza
es igual al valor presente neto del consumo.
(A.1)
(A.2)
2 La elección de una vida de servicio de 20 años intenta reflejar la mezcla de estructuras de relativa-
mente larga vida y maquinaria y equipo de corta vida en la existencia de capital agregada y la serie
de inversiones. En un estudio que deriva estimados de capital para 62 países, Larson y otros (2000),
se utiliza también un promedio de vida de servicio de 20 años para la inversión agregada.
3 Nuevamente, escogiendo una tasa de depreciación de 5% intentamos capturar la diversidad de acti-
vos incluidos en la serie de inversiones agregadas.
4 Esto es, para t < 20.
restando las exportaciones netas del ahorro interno bruto. En todos los casos, las ra-
zones de la inversión computadas en esta forma y la inversión original en los años en
que ambas series están disponibles son muy cercanas a uno. Aun así, para asegurar la
comparabilidad entre ambas series de inversión, dividimos los estimados de inversión
derivados de la identidad de las cuentas nacionales entre la mediana, específica de cada
país, de estas razones para cada país.
Con la serie de inversión para 81 países cubriendo el período 1960-2000, es po-
sible incluso computar estimados de serie de capital que vayan hasta 1979. Para los
demás países para los cuales no está completa la serie de inversión original (por
falta de datos sobre formación de capital bruto fijo, o sobre los términos requeridos
para aplicar la identidad de cuentas nacionales en el período 1960-2000), intenta-
mos superar las limitaciones de datos utilizando un enfoque bastante conservador.
Extendimos la serie de inversión efectuando una regresión del logaritmo de la razón
inversión producto sobre el tiempo, como en Larson y otros (2000). Sin embargo, no
extrapolamos el producto, limitando la extensión de la serie de inversión a los casos
en los que hubo disponibilidad de una observación correspondiente del producto.
Tierra urbana
En el cálculo del valor de la existencia de capital físico de un país, los estimados fina-
les de capital físico incluyen el valor de las estructuras, maquinaria y equipo, pues el
valor de las existencias se deriva (utilizando el modelo de inventario perpetuo) de da-
tos de formación de capital bruto que dan cuenta de estos elementos. Sin embargo, en
las cifras de inversión, sólo se capturan las mejoras a la tierra. Así, nuestros estimados
finales de capital no reflejan en su totalidad el valor de la tierra urbana.
Haciendo uso de Kunte y otros (1998) se valoró la tierra urbana como una pro-
porción fija del valor del capital físico. Idealmente, esta proporción sería específica
para cada país. En la práctica, no estuvo disponible la información del balance gene-
ral nacional detallado con la cual comparar estas razones. Así, como en Kunte y otros
(1998), utilizamos una proporción constante igual a 24%:5
Ut = 0,24Kt (A.3)
5 Kunte y otros (1998) basaron su estimación del valor de la tierra urbana en la información del ba-
lance general nacional detallado. Se estima que la tierra urbana es el 33% del valor de las estructuras,
que a su vez se estima en el 72% del valor total del capital físico.
(A.4)
6 Definición de U.S. Geological Survey. Es claro que un aumento en, digamos, el precio del petróleo o
una reducción en los costos de su extracción aumentaría la cantidad de petróleo “económicamente
extraíble” y por tanto aumentan las reservas. De hecho, la producción estadounidense de petróleo
ha sobrepasado varias veces las reservas probadas en 1950.
7 El carbón se subdivide en dos grupos: carbón duro o mineral (antracita y bituminosos) y carbón
blando o vegetal (lignito y sub-bituminosos).
La simplificación utilizada aquí asume que las rentas unitarias crecen a la tasa g:
costos, asumida como isoelástica (como en Vincent, 1996). Entonces, la tasa efectiva
(A.5)
Esta expresión se utiliza para valorar las existencias de recursos cuando la extrac-
ción se extienda más allá del año 2000.
Elección de T
Para orientar la elección de un valor de tiempo de agotamiento computamos las ra-
zones de reservas a producción para todos los países, años y recursos.8 El cuadro A1
presenta la mediana de estas razones para los distintos recursos.
8 La base de datos del Banco Mundial proporciona buena cobertura de datos de producción para los
14 recursos. Los datos de reservas de petróleo y gas de varios números de The Gas and Oil Journal
son también bastante completos. Sin embargo, los datos de reservas de carbón de The World Energy
Conference y de metales y minerales Mineral Commodity Summaries de la U.S. Bureau of Mines son
menos completos. De hecho, para los 10 metales y minerales, se computaron las razones de reservas
a producción para un número limitado de países desde 1987, debido a limitaciones de datos.
Con excepción de los muy abundantes carbón, bauxita y hierro, las razones de
reservas a producción tienden a estar en alrededor de 20 a 30 años. Como en Banco
Mundial (1997) seleccionamos el T = 20 más pequeño, para todos los recursos y
países. Desde un punto de vista puramente pragmático, la elección de un tiempo de
agotamiento mayor demandaría aumentar el horizonte de tiempo para las predic-
ciones de rentas totales (para alimentar la ecuación [A.4]). Por otra parte, las rentas
obtenidas adicionalmente en el futuro tienen menos peso ya que se descuentan con
mayor fuerza. Por último, el nivel de incertidumbre aumenta mientras el futuro sea
más lejano. Bajo incertidumbre, es improbable que las empresas o los gobiernos de-
sarrollen reservas para cubrir más de 20 años de producción.
Recursos maderables
El uso económico predominante de los bosques ha sido como fuentes de madera. La
riqueza de madera se calcula como el valor presente neto de las rentas de producción
de troncos. La estimación requiere entonces datos de producción de troncos, rentas
unitarias y tiempo de agotamiento del bosque (si se administra insosteniblemente).
El flujo anual de producción de troncos se obtiene de la base de datos de la Or-
ganización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Faostat).9
El cálculo de la renta es más complejo. Teóricamente, el valor de la madera en pie es
igual al precio futuro descontado de la tala de árboles recibido por el propietario del
bosque después de deducir los costos de llevar la madera a su madurez. En la prácti-
ca, los precios de la tala no están fácilmente disponibles con frecuencia y calculamos
las rentas unitarias como el producto de un precio ponderado compuesto por una
tasa de renta.
El precio ponderado compuesto de la madera en pie se estima como un prome-
dio de tres precios distintos (ponderados por producción): 1) el valor unitario de
exportación de troncos industriales coníferos; 2) el valor unitario de exportación de
troncos industriales no coníferos; y 3) un precio promedio mundial estimado de la
leña (fuelwood). Si no hay disponibilidad de precios a nivel de países, se utiliza el
promedio ponderado regional.10
Datos de costos de producción de silvicultura no están disponibles para todos los
países y, en consecuencia, se estimaron las tasas de renta regionales ([precio – costos]/
precio) utilizando los estudios disponibles y consultas con expertos en silvicultura
del Banco Mundial.
9 Cuando faltan datos y si el área forestal de un país es de menos de 50 kilómetros cuadrados, se asu-
me que el valor de la producción es cero.
10 Tras consultar con expertos en silvicultura del Banco Mundial, se reemplazaron algunos precios a
nivel de países por el promedio regional.
Puesto que aplicamos un valor de mercado a la madera en pie, fue necesario dis-
tinguir entre bosques disponibles y bosques no disponibles para oferta maderable
porque alguna madera en pie simplemente no es accesible o económicamente viable.
La zona de bosque disponible para oferta maderable se estimó como los bosques
dentro de 50 kilómetros de infraestructura.
Las rentas se capitalizaron usando una tasa de descuento de 4% para llegar a una
existencia de recursos maderables. El concepto de uso sostenible de recursos madera-
bles se introduce vía la selección del horizonte de tiempo sobre el cual se capitaliza el
flujo. Si la recolección de troncos es más pequeña que los incrementos anuales netos,
esto es, se recolectan en forma sostenible, el horizonte de tiempo es de 25 años. Si la
recolección de troncos es mayor que los incrementos anuales netos, entonces se cal-
cula el tiempo de agotamiento, el cual se basa en un estimado de volumen del bosque
dividido entre la diferencia entre la producción y el incremento. Se utiliza el menor
entre 25 años y el tiempo de agotamiento como tiempo de vida del recurso.
Los datos de producción de troncos y leña (fuelwood) son para el año 2000, toma-
dos de datos en línea de bosques de Faostat. Los datos sobre producción industrial
de troncos (madera en bruto) para coníferos y no coníferos se obtuvieron del anua-
rio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(Unfao, 2000): Forest Products 1997-2001. Los datos de los precios de leña (fuelwood)
provienen de los tomados en línea de Faostat. Los precios de exportación de los tron-
cos se calculan a partir de Forest Products 1997-2001 de Unfao.
Los estudios utilizados como base para estimar las tasas de rentas fueron Fortech,
1997; Whiteman, 1996; Tay y otros, 2001; Lopina y otros, 2003; Haripriya, 1998; Glo-
bal Witness, 2001 y Eurostat, 2002.
Tierra de cultivos
Los datos a nivel de países de los precios de tierras agrícolas no se publican amplia-
mente y aun si están disponibles se puede argumentar que los mercados de la tierra
están tan distorsionados que sería muy difícil efectuar una comparación significativa
entre países. Hemos escogido, por eso, estimar los valores de la tierra con base en el
valor presente descontado de las rentas de la tierra, asumiendo que los productos de
la tierra se venden a los precios mundiales.
El rendimiento de la tierra se calcula como la diferencia entre el valor de mercado
de los cultivos de productos y los costos de producción específicos del cultivo. Se
tomaron nueve cultivos representativos con base principalmente en su significación
para la producción en términos de área de sembrado, volumen de producción e in-
gresos. Teniendo en cuenta estos tres aspectos se consideraron los siguientes nueve
cultivos representativos: maíz, arroz, trigo, bananos, uvas, manzanas, naranjas, soya
y café. El maíz, el arroz y el trigo se calcularon individualmente ya que ocupan la ma-
yoría de los recursos de la tierra agrícola del mundo. Los bananos, uvas, manzanas y
naranjas se utilizaron como reemplazo de la categoría más general de frutas y vegeta-
les. La soya y el café se utilizaron como reemplazo de las categorías más generales de
cultivos de aceite y bebidas, respectivamente. Las raíces, legumbres y otros cultivos se
calcularon como residual de la tierra total arable y permanente de cultivos menos las
áreas de sembrado de las nueve categorías anteriores.
El rendimiento económico anual de la tierra se mide como porcentaje de los in-
gresos de producción de cada cultivo, conocido de otra forma como la tasa de renta.
Las tasas de renta calculadas se obtuvieron de una serie de estudios del sector. Por
ejemplo, la tasa de renta para el arroz utiliza información sobre las tasas de renta
para la República Democrática Popular de Laos (67,6%), Egipto (30,6%) e Indonesia
(56,1%) para obtener una tasa de renta mundial para el arroz de 51%. Las otras tasas
de renta utilizadas son 30% para el maíz (de China, Egipto, Yemen), 34% para el trigo
(de Egipto, Yemen, Mongolia, Ecuador), 27% para la soya (de China, Brasil, Argenti-
na), 8% para el café (de Nicaragua, Perú, Vietnam, Costa Rica), 42% para los bananos
(de Brasil, Colombia, Costa Rica, Costa de Marfil, Ecuador, Martinica, Surinam, Ye-
men), 31% para las uvas (de Moldavia, Argentina), 36% para las manzanas y naranjas
(el valor se basa en el promedio de bananos y uvas, pues no se encontraron estudios
del sector).
Las razones específicas de cada cultivo se multiplican entonces por los valores de
producción a precios mundiales, lo que tiene el efecto de asignar mayores rentas de la
tierra a los suelos más productivos. Sin embargo, aplicar razones promedio específi-
cas de cada cultivo en esta forma probablemente subestima el valor de las tierras más
productivas y sobreestima el de las menos productivas dentro de un país.
La renta general de la tierra de un país se calcula como un promedio ponderado
(por área de sembrado) de las rentas de las 10 categorías principales. El rendimiento
de la tierra para la 10ª categoría (raíces, legumbres y otros cultivos) se calcula en
forma distinta. Puesto que no hay cultivo representativo para ella, se calcula la renta
de la tierra como el 80% del promedio ponderado (por área de sembrado) de los tres
cereales mayores, lo que se basa en el supuesto de que las raíces, legumbres y otros
cultivos producen menores rendimientos por hectárea.
Con el fin de reflejar la sostenibilidad de las prácticas corrientes de cultivos, se
proyecta el rendimiento anual en 2000 al año 2020 con base en el crecimiento de la
producción (se suponen constantes las áreas de tierra). Entre 2020 y 2024 se mantuvo
constante el valor de la producción. Las tasas de crecimiento son de 0,97% y 1,94% en
los países desarrollados y en desarrollo, respectivamente (Rosengrant y otros, 1995).
El valor presente descontado de este flujo se calculó entonces utilizando una tasa de
descuento de 4%.
Pastizales
Los pastizales se valoran utilizando métodos semejantes a los de la tierra de cultivos.
Se asume que los rendimientos de los pastizales son una proporción fija del valor del
producto. En promedio, los costos de producción son el 55% de los ingresos y, por tan-
to, los rendimientos de los pastizales se asumen como el 45% del valor del producto, el
cual se basa en la producción de carne de res, cordero, leche y lana valorada a precios
internacionales. A semejanza de las tierras de cultivos, esta proporción de renta de
valores de producto se aplica a los productos específicos de cada país de los pastizales
valorados a precios mundiales. Entonces se calcula el valor presente de este flujo utili-
zando una tasa de descuento de 4% sobre un horizonte de tiempo de 25 años.
Con el fin de reflejar la sostenibilidad de las prácticas corrientes de pastoreo, se
proyecta el rendimiento anual en 2000 al año 2020 con base en el crecimiento de la
producción (se suponen constantes las áreas de tierra). Entre 2020 y 2025 se mantuvo
constante el valor de la producción. Las tasas de crecimiento son de 0,89% y 2,95% en
los países desarrollados y en desarrollo, respectivamente (Rosengrant y otros, 1995).
El valor presente descontado de este flujo se calculó entonces utilizando una tasa de
descuento de 4%.
Zonas protegidas
Las zonas protegidas proporcionan varios beneficios que van desde los valores de la
existencia hasta los valores recreativos y pueden constituir una fuente significativa de
ingresos de una próspera industria de turismo. Sus valores los revela la alta disposi-
ción de pagar por dichos beneficios. El establecimiento y el buen mantenimiento de
zonas protegidas preservan un activo para el futuro y por tanto las zonas protegidas
forman parte importante de los estimados del capital natural. La disposición de pagar
por preservar regiones naturales varía considerablemente y no hay un conjunto de
datos completo sobre esto.
20/01/2009 10:03:06
(Continuación tabla A.2)
Gasto en Gastos públicos (datos tomados Gasto corriente en Donde faltaron datos, se hizo El costo variable no incluye la
educación (EE) corrientes de directamente de la educación (público); la estimación como sigue: 1) inversión privada en educación;
operación en fuente o estimado). Unesco. para brechas entre dos puntos sólo incluye los gastos públicos
educación, de datos, la información para los que existen datos com-
20/01/2009 10:03:06
(Continuación tabla A.2) 140
20/01/2009 10:03:06
(Continuación tabla A.2)
Daños por CO2 Cifra conservadora CO2D = emisiones Los datos sobre emi- Los datos están retrasados Los daños de CO2 incluyen
(CO2D) de US$20 por daños (toneladas) * US$20. siones de carbono varios años, de manera que se el costo social de los daños
globales marginales pueden obtenerse de han estimado los datos para permanentes causados por
por tonelada de los WDI. los años en los cuales no hay. las emisiones de CO2, lo que
carbono emitido; La estimación se hace toman- puede diferir (a veces en gran
tomada de Frankhau- do la razón del promedio de medida) del valor de mercado
ser (1994). las emisiones de los últimos de las reducciones de emisio-
tres años con datos disponi- nes de CO2 transadas en los
bles al promedio del PIB de los mercados de emisiones.
últimos tres años en unidades
monetarias locales constantes.
Esta razón se aplica enton-
ces al PIB de los años con
datos faltantes para estimar
las emisiones de dióxido de
carbono. El peso atómico del
141
20/01/2009 10:03:06
(Continuación tabla A.2) 142
20/01/2009 10:03:06
Apéndices 143
Apéndice 2
Elaboración de los estimados de riqueza
Michele de Nevers y Mark Sundberg
Capital
Activos producido
del Recursos Tierra de Capital más tierra Capital Riqueza
Nombre del país Población subsuelo maderables NTFR PA cultivos Pastizales natural urbana intangible total
Albania 3.113.000 300 38 72 247 1.660 1.574 3.892 1.745 11.675 17.312
Argelia 30.385.000 11.670 68 16 161 859 426 13.200 8.709 –3.418 18.491
Antigua y Barbuda 72.310 0 0 28 0 1.003 468 1.500 38.796 91.554 131.849
Argentina 35.850.000 3.253 105 219 350 3.632 2.754 10.312 19.111 109.809 139.232
Australia 19.182.000 11.491 748 551 1.421 4.365 5.590 24.167 58.179 288.686 371.031
Austria 8.012.000 485 829 144 2.410 1.298 2.008 7.174 73.118 412.789 493.080
Bangladesh 131.050.000 83 4 2 9 810 52 961 817 4.221 6.000
Barbados 267.000 988 0 0 0 190 210 1.388 18.168 127.181 146.737
Bélgica-Luxemburgo 10.690.000 20 254 20 0 575 2.161 3.030 60.561 388.123 451.714
Belice 240.000 0 344 1.272 0 5.201 133 6.950 9.710 36.275 52.935
Benín 6.222.000 15 321 96 207 603 90 1.333 771 5.791 7.895
Bután 805.000 0 1.888 849 1.291 589 328 4.945 2.622 180 7.747
Bolivia 8.428.000 934 100 1.426 232 1.550 541 4.783 2.110 11.248 18.141
Botsuana 1.675.000 246 172 1.681 299 55 730 3.183 8.926 28.483 40.592
Brasil 170.100.000 1.708 609 724 402 1.998 1.311 6.752 9.643 70.528 86.922
Bulgaria 8.170.000 244 126 102 217 1.650 1.108 3.448 5.303 16.505 25.256
Burkina Faso 11.274.000 0 239 142 100 547 191 1.219 821 3.047 5.087
Burundi 6.807.000 4 23 3 7 1.130 44 1.210 206 1.443 2.859
Camerún 15.117.000 914 348 357 187 2.748 179 4.733 1.749 4.271 10.753
Canadá 30.770.000 18.566 4.724 1.264 5.756 2.829 1.631 34.771 54.226 235.982 324.979
Islas de Cabo Verde 435.000 0 0 44 0 585 82 711 3.902 28.329 32.942
Chad 7.861.000 0 311 366 80 787 316 1.861 289 2.307 4.458
Chile 15.211.000 5.188 986 231 1.095 2.443 1.001 10.944 10.688 56.094 77.726
China 1.262.644.992 511 106 29 27 1.404 146 2.223 2.956 4.208 9.387
Colombia 42.299.000 3.006 134 266 253 1.911 978 6.547 4.872 33.241 44.660
Islas Comoros 558.000 0 17 3 0 872 75 967 1.270 5.792 8.030
Rep. del congo 3.447.000 7.536 0 1.450 3 329 13 9.330 6.343 –12.158 3.516
Costa Rica 3.810.000 2 629 117 657 5.811 1.310 8.527 8.343 44.741 61.611
Costa de Marfil 15.827.000 2 367 102 11 2.568 72 3.121 997 10.125 14.243
Dinamarca 5.340.000 4.173 211 25 1.377 2.184 3.775 11.746 80.181 483.212 575.138
(Continuación Apéndice 2)
Capital
Activos producido
del Recursos Tierra de Capital más tierra Capital Riqueza
Nombre del país Población subsuelo maderables NTFR PA cultivos Pastizales natural urbana intangible total
(Continuación Apéndice 2)
Capital
Activos producido
del Recursos Tierra de Capital más tierra Capital Riqueza
Nombre del país Población subsuelo maderables NTFR PA cultivos Pastizales natural urbana intangible total
Agota-
Ahorro Consumo Ahorro Agota- Agota- miento Daños Daños
nacional de capital nacional Gasto miento de miento forestal por por Ahorro
Nombre del país bruto fijo neto educativo energía mineral neto PM10* CO2 genuino
Afganistán .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Albania 19,4 9,0 10,4 2,8 1,4 0,0 0,0 0,1 0,4 11,4
Argelia 41,1 11,2 29,9 4,5 39,7 0,1 0,1 0,7 1,0 –7,3
Samoa .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Andorra .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Angola 54,8 10,6 44,2 4,4 55,9 0,0 0,0 .. 0,5 ..
Antigua y Barbuda 19,4 12,6 6,8 3,7 0,0 0,0 0.0 .. 0,3 ..
Argentina 13,4 12,1 1,3 3,2 2,4 0,1 0,0 1,6 0,3 0,1
Armenia 4,0 8,1 –4,2 1,8 0,0 0,1 0,0 2,0 1,1 –5,4
Aruba .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Australia 19,5 16,1 3,4 4,9 1,8 1,5 0,0 0,1 0,5 4,3
Austria 22,0 14,5 7,5 5,6 0,1 0,0 0,0 0,2 0,2 12,5
Azerbaiyán 18,1 14,9 3,2 3,0 54,5 0,0 0,0 1,0 3,5 –52,7
Islas Bahamas .. 13,2 .. 3,8 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Bahrein 27,1 12,7 14,4 4,4 17,6 0,0 0,0 .. 1,5 ..
Bangladesh 25,8 5,9 19,9 1,3 1,3 0,0 0,8 0,3 0,4 18,5
Barbados 12,1 12,4 –0,4 7,2 0,6 0,0 0,0 .. 0,3 ..
Bielorrusia 23,8 9,2 14,5 5,4 2,9 0,0 0,0 0,0 2,7 14,3
Bélgica 24,3 14,4 9,9 3,0 0,0 0,0 0,0 0,2 0,3 12,5
Belice 9,2 6,0 3,2 6,2 0,0 0,0 0,0 .. 0,6 ..
Benín 10,4 7,7 2,7 2,7 0,2 0,0 1,4 0,3 0,4 3,1
Islas Bermudas .. .. .. 3.3 .. .. .. .. .. ..
Bután 32,9 9,3 23,6 2,4 0,0 0,0 5,2 .. 0,5 ..
Bolivia 11,1 9,2 1,8 4,8 4,8 0,8 0,0 0,7 0,8 –0,6
Bosnia y Herzegovina 20,8 8,7 12,0 .. 0,2 0,0 0,0 0,4 2,4 ..
Botsuana 41,9 12,1 29,8 5,6 0,0 0,5 0,0 .. 0,5 ..
Brasil 17,8 11,0 6,8 3,7 2,0 0,8 0,0 0,2 0,3 7,2
Borneo .. .. .. 2,9 .. .. .. .. .. ..
Bulgaria 13,0 9,8 3,2 3,0 0,3 0,6 0,0 2,1 2,0 1,1
Burkina Faso 11,0 7,1 4,0 2,4 0,0 0,0 0,0 0,5 0,2 5,6
(Continuación Apéndice 3)
Agota-
Ahorro Consumo Ahorro Agota- Agota- miento Daños Daños
nacional de capital nacional Gasto miento de miento forestal por por Ahorro
Nombre del país bruto fijo neto educativo energía mineral neto PM10* CO2 genuino
Burundi 0,9 6,1 –5,2 4,0 0,0 0,0 8,7 0,1 0,2 –10,2
Camboya 14,1 7,6 6,5 1,4 0,0 0,0 1,2 0,1 0,1 6,6
Camerún 14,6 8,9 5,7 2,3 9,4 0,0 0,0 0,7 0,5 –2,5
Canadá 24,6 13,1 11,5 6,9 4,9 0,2 0,0 0,2 0,4 12,7
Islas de Cabo Verde 9,2 9,5 –0,3 3,9 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Islas Caimán .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
República de África Central 6,7 7,3 –0,6 1,6 0,0 0,0 0,0 0,4 0,2 0,5
Chad 0,7 6,8 –6,1 1,4 0,0 0,0 0,0 .. 0,1 ..
Islas Anglonormandas .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Chile 21,3 10,0 11,3 3,5 0,3 6,0 0,0 1,0 0,5 7,0
China 38,8 8,9 29,8 2,0 3,6 0,3 0,1 1,0 1,6 25,5
Colombia 15,5 10,2 5,3 3,1 8,4 0,3 0,0 0,1 0,4 –0,9
Islas Comoros –1,2 7,6 –8,9 4,2 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Rep. Dem. del Congo –4,6 6,9 –11,5 0,9 3,3 0,3 0,0 0,0 0,4 –14,6
Rep. del Congo 41,0 12,6 28,4 5,9 68,2 0,5 0,0 .. 0,5 ..
Costa Rica 13,6 6,2 7,4 5,0 0,0 0,0 0,4 0,3 0,2 11,5
Costa de Marfil 8,4 9,1 –0,7 4,5 4,1 0,0 0,6 0,6 0,6 –2,1
Croacia 18,1 11,1 7,0 .. 1,3 0,0 0,0 0,3 0,6 ..
Cuba .. .. .. 6,1 .. .. .. .. .. ..
Chipre .. 10,6 .. 5,3 0,0 0,0 0,0 .. 0,4 ..
República Checa 24,5 11,5 13,0 3,9 0,1 0,0 0,0 0,1 1,3 15,4
Dinamarca 23,5 15,4 8,1 7,9 0,9 0,0 0,0 0,1 0,2 14,8
Djibuti –2,4 8,5 –10,9 .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,4 ..
Dominica 5,7 12,2 –6,6 5,0 0,0 0,0 0,0 .. 0,3 ..
República Dominicana 19,2 5,4 13,8 2,0 0,0 0,6 0,0 0,2 0,8 14,2
Ecuador 28,3 10,2 18,1 3,2 25,6 0,0 0,0 0,1 1,0 –5,5
Rep. Árabe de Egipto 16,7 9,5 7,2 4,4 5,6 0,1 0,2 1,4 0,8 3,6
El Salvador 13,9 10,2 3,7 2,4 0,0 0,0 0,7 0,2 0,3 5,0
Guinea Ecuatorial .. 31.2 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,3 ..
Eritrea 28,1 5,3 22,8 1,4 0,0 0,0 0,0 0,5 0,5 23,2
Estonia 23,2 14,2 9,0 6,3 0,5 0,0 0,0 0,2 1,8 12,8
Etiopía 10,5 6,0 4,5 4,0 0,0 0,1 12,4 0,3 0,5 –4,8
Islas Faeroe .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Islas Fidji 4,9 10,4 –5,4 4,6 0,0 0,2 0,0 .. 0,3 ..
Finlandia 28,3 16,4 12,0 7,0 0,0 0,0 0,0 0,1 0,3 18,6
Francia 22,0 12,6 9,4 5,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,2 14,3
Polinesia Francesa .. 12,6 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,1 ..
Gabón 16,6 12,6 4,0 2,7 41,8 0,0 0,0 0,1 0,5 –35,7
Gambia 3,4 7,9 –4,4 3,4 0,0 0,0 0,5 0,7 0,4 –2,6
Georgia 12,7 15,6 –2,9 4,3 0,8 0,0 0,0 2,5 1,2 –3,0
Alemania 20,3 14,9 5,4 4,3 0,1 0,0 0,0 0,1 0,2 9,3
Gana 15,6 7,3 8,4 2,8 0,0 1,5 3,3 0,2 0,7 5,6
Grecia 19,1 8,7 10,4 3,1 0,1 0,1 0,0 0,7 0,5 12,2
Groenlandia .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Granada 24,1 11,9 12,3 5,4 0,0 0,0 0,0 .. 0,3 ..
Guam .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
(Continuación Apéndice 3)
Agota-
Ahorro Consumo Ahorro Agota- Agota- miento Daños Daños
nacional de capital nacional Gasto miento de miento forestal por por Ahorro
Nombre del país bruto fijo neto educativo energía mineral neto PM10* CO2 genuino
Guatemala 12,6 9,8 2,8 1,6 1,1 0,0 1,1 0,2 0,3 1,7
Guinea 17,2 8,0 9,1 2,0 0,0 3,7 1,9 0,6 0,3 4,8
Guinea-Bissau –15,1 6,9 –22,1 .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,8 ..
Guyana 7,9 9,6 –1,7 3,3 0,0 7,2 0,0 .. 1,4 ..
Haití 27,7 1,8 25,9 1,5 0,0 0,0 0,8 0,2 0,2 26,1
Honduras 25,9 5,6 20,3 3,5 0,0 0,1 0,0 0,2 0,5 23,0
Hong Kong (China) 31,8 13,1 18,7 2,8 0,0 0,0 0,0 0,0 0,1 21,4
Hungría 23,1 11,8 11,3 4,9 0,7 0,0 0,0 0,4 0,7 14,4
Islandia 14,8 13,5 1,2 5,2 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
India 24,2 9,6 14,6 3,9 2,3 0,4 0,9 0,7 1,4 12,9
Indonesia 21,0 5,6 15,4 1,4 12,5 1,4 0,0 0,5 1,1 1,3
Rep. Islámica de Irán 38,0 9,1 28,8 4,0 41,7 0,2 0,0 0,7 1,8 –11,5
Irak .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Irlanda 29,5 11,9 17,6 5,7 0,0 0,1 0,0 0,1 0,3 22,7
Isla de Man .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Israel 17,2 15,1 2,1 6,8 0,0 0,1 0,0 0,0 0,3 8,5
Italia 20,1 13,7 6,5 4,4 0,1 0,0 0,0 0,2 0,2 10,3
Jamaica 22,5 11,0 11,6 5,9 0,0 1,5 0,0 0,3 0,8 14,8
Japón 28,4 15,9 12,5 3,1 0,0 0,0 0,0 0,4 0,1 15,1
Jordania 21,0 10,6 10,4 5,0 0,3 1,3 0,0 0,7 1,1 11,9
Kazajstán 23,3 9,9 13,4 4,4 41,5 1,0 0,0 0,4 4,2 –29,2
Kenia 13,4 7,7 5,7 6,0 0,0 0,0 0,1 0,2 0,5 10,9
Kiribati .. 4,8 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Rep. Dem. Pop. de Corea .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Rep. de Corea 34,0 12,2 21,7 3,1 0,0 0,0 0,0 0,8 0,5 23,6
Kuwait 40,0 6,5 33,5 5,0 48,7 0,0 0,0 2,0 0,6 –12,9
República de Kirguiz 15,5 7,8 7,7 3,4 1,3 0,0 0,0 0,2 2,1 7,4
Laos PDR 21,1 7,7 13,4 1,8 0,0 0,0 0,0 0,2 0,1 14,8
Letonia 18,2 10,7 7,5 5,1 0,0 0,0 0,0 0,3 0,5 11,8
Líbano 2,1 10,2 –8,1 2,5 0,0 0,0 0,0 0,6 0,5 –6,6
Lesotho 16,9 6,4 10,5 7,3 0,0 0,0 2,1 0,4 .. ..
Liberia .. 8,5 .. .. 0,0 8,0 2,3 0,0 0,6 ..
Libia .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Liechtenstein .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Lithuania 13,9 10,2 3,7 5,2 0,5 0,0 0,0 0,7 0,6 7,1
Luxemburgo 36,0 13,4 22,6 3,7 0,0 0,0 0,0 .. 0,3 ..
Macao (China) 47,2 12,6 34,6 3,6 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Macedonia, FYR 23,5 9,9 13,6 4,9 0,0 0,0 0,0 0,3 1,9 16,3
Madagascar 9,0 7,3 1,7 1,8 0,0 0,0 0,0 0,2 0,4 2,9
Malawi 3,0 6,8 –3,8 4,4 0,0 0,0 1,6 0,2 0,3 –1,4
Malasia 40,1 11,8 28,3 4,7 11,4 0,0 0,0 0,1 1,0 20,5
Islas Maldivas 36,8 10,6 26,2 6,1 0,0 0,0 0,0 .. 0,5 ..
Malí 13,9 7,1 6,8 2,1 0,0 0,0 0,0 0,5 0,1 8,3
Malta 15,4 7,5 7,9 4,9 0,0 0,0 0,0 .. 0,4 ..
Islas Marshall .. 7,8 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. .. ..
Mauritania 16,7 7,5 9,1 3,7 0,0 19,9 0,8 .. 1,9 ..
(Continuación Apéndice 3)
Agota-
Ahorro Consumo Ahorro Agota- Agota- miento Daños Daños
nacional de capital nacional Gasto miento de miento forestal por por Ahorro
Nombre del país bruto fijo neto educativo energía mineral neto PM10* CO2 genuino
Islas Mauricio 25,1 10,8 14,2 3,3 0,0 0,0 0,0 .. 0,4 ..
Mayotte .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
México 21,0 10,6 10,4 5,0 5,9 0,1 0,0 0,5 0,4 8,4
Estados Federados de Micronesia .. 8,9 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. .. ..
Moldavia 15,6 7,1 8,6 3,5 0,0 0,0 0,0 0,5 2,9 8,7
Mónaco .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Mongolia 29,1 10,8 18,3 5,7 0,0 1,9 0,0 0,5 4,7 16,8
Marruecos 22,9 9,4 13,4 4,8 0,0 0,6 0,0 0,2 0,7 16,8
Mozambique 11,2 7,4 3,8 3,8 0,0 0,0 0,0 0,4 0,2 7,0
Myanmar .. .. .. 0,9 .. .. .. .. .. ..
Islas Marianas N. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Namibia 27,5 13,1 14,4 7,4 0,0 0,3 0,0 0,2 0,3 21,0
Nepal 21,8 2,4 19,5 3,2 0,0 0,0 3,3 0,1 0,4 18,9
Países Bajos 26,1 14,7 11,4 4,9 0,5 0,0 0,0 0,4 0,2 15,1
Antillas Neerlandesas .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Nueva Caledonia .. 12,4 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,4 ..
Nueva Zelanda 17,7 10,9 6,8 6,9 1,3 0,1 0,0 0,0 0,4 11,8
Nicaragua 17,3 9,1 8,2 3,7 0,0 0,1 0,9 0,0 0,6 10,3
Níger 2,6 6,7 –4,0 2,3 0,0 0,0 4,1 0,4 0,4 –6,7
Nigeria 25,7 8,4 17,3 0,9 50,8 0,0 0,0 0,8 0,6 –33,9
Noruega 36,9 16,2 20,7 6,1 8,0 0,0 0,0 0,1 0,2 18,5
Omán 29,9 11,7 18,1 3,9 47,8 0,0 0,0 .. 0,6 ..
Pakistán 19,9 7,8 12,1 2,3 3,1 0,0 0,8 1,0 0,9 8,6
Palau .. 10,9 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 1,2 ..
Panamá 24,9 7,9 17,0 4,5 0,0 0,0 0,0 0,3 0,3 20,8
Papúa Nueva Guinea .. 8,9 .. .. 17,8 11,7 0,0 0,0 0,4 ..
Paraguay 14,5 9,5 5,0 3,9 0,0 0,0 0,0 0,4 0,3 8,2
Perú 18,1 10,2 7,8 2,6 1,4 1,6 0,0 0,6 0,3 6,5
Filipinas 26,7 8,2 18,5 2,8 0,0 0,1 0,8 0,4 0,6 19,5
Polonia 18,8 11,0 7,8 6,3 0,5 0,1 0,0 0,7 1,1 11,7
Portugal 18,8 15,3 3,5 5,7 0,0 0,0 0,0 0,4 0,3 8,5
Puerto Rico .. 11,2 .. .. 0,0 0,0 0,0 .. 0,1 ..
Qatar .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Rumania 15,5 9,7 5,8 3,6 4,4 0,1 0,0 0,2 1,4 3,3
Federación Rusa 37,1 10,0 27,1 3,5 39,6 0,4 0,0 0,6 3,4 –13,4
Ruanda 12,7 7,1 5,6 3,5 0,0 0,0 3,0 0,0 0,2 5,9
Samoa .. 9,5 .. 4,0 0,0 0,0 1,8 .. 0,3 ..
Santo Tomás y Príncipe –3,3 8,0 –11,2 .. 0,0 0,0 0,0 .. 1,2 ..
Arabia Saudita 29,4 10,0 19,5 7,2 51,0 0,0 0,0 1,0 1,2 –26,5
Senegal 11,6 8,1 3,5 3,7 0,0 0,1 0,3 .. 0,6 ..
Serbia y Montenegro –2,6 8,7 –11,3 .. 2,3 0,3 0,0 0,2 3,5 ..
Islas Sychelles 19,5 9,5 10,1 6,3 0,0 0,0 0,0 .. 0,2 ..
Sierra Leona 2,7 6,4 –3,8 3,9 0,0 0,0 6,3 0,4 0,5 –7,1
Singapur 47,7 14,0 33,7 2,3 0,0 0,0 0,0 0,4 0,4 35,2
República Eslovaca 22,9 11,0 12,0 4,0 0,1 0,0 0,0 0,1 1,1 14,7
Eslovenia 23,8 12,0 11,8 5,4 0,0 0,0 0,0 0,2 0,5 16,5
(Continuación Apéndice 3)
Agota-
Ahorro Consumo Ahorro Agota- Agota- miento Daños Daños
nacional de capital nacional Gasto miento de miento forestal por por Ahorro
Nombre del país bruto fijo neto educativo energía mineral neto PM10* CO2 genuino
(Continuación Apéndice 4)
(Continuación Apéndice 4)
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