Geoffrey Chaucer
Un tonel de risasGrorrrey Cuaucer (1340?-1400) fue el
escritor inglés mds brillante de la Edad
Media. Vinculado desde joven a la fami-
lia real, luché en la guerra de los Cien
Aitos (1340-1453), que enfrenté a Ingla-
terra con Francia, y llevé a cabo muilti-
. ples misiones diplomdticas al servicio de
Eduardo II. En recompensa, Chaucer recibid varias prebendas que le
bermitieron consagrarse a su auténtica vocacién: la literatura.
La obra maestra de Chaucer son los Cuentos de Canterbury, libro
que el autor comenz6 a escribir en 1387 y dejé inacabado a su muerte. Se
trata de una recopilacion de relatos enlazados entre si por medio de una
historia marco: la de una treintena de peregrinos de muy diversa condi-
ci6n que deciden amenizar su viaje a la catedral de Canterbury narrén-
dose historias, Al parecer, Chaitcer pretendia escribir ciento veinte cuen-
tos, todos ellos en versos pareados, pero al morir solo habia concluido
veinticuatro. Con todo, la variedad del conjunto es asombrosa, pues los
Cuentos de Canterbury alternan lo cémico con lo patético, lo culto con
Jo popular, el tono moralista con el lidico y el habla coloquial de las
clases bajas con las exquisiteces de la poesia cortesana. Ahora bien, en to-
dos los géneros y tonos Chaucer revela una misma destreza narrativa e
igual dominio en Ia caracterizacién de los personajes y en el manejo del
lenguaje literario.
Para la presente antologia, hemos seleccionado el cuento que un zafio
molinero relata para zaherir a un colérico carpintero, Considerado por la
critica como uno de los més divertidos de toda ta literatura inglesa, lo
ofrecemos en una cuidada adaptacién en prosa de G. McCaughrean y
Gabriel Sanchez Casas, que salva las dificultades propias de los textos me-
dievales pero recrea a la perfeccién toda la frescura del estilo de Chaucer.En Osney Mead, cerca de Oxford, vivia un carpintero llamado
Osvaldo. Aunque era viejo y sarnoso,' habia contraido matri-
monio con una bellisima jovencita llamada Eloisa. Todos los
hombres del pueblo estaban enamorados de ella, ya que Eloisa
tenia un cuerpo torneado y era tan hermosa y alocada como
una ardilla cuando se encarama a un Arbol. A Ja muchacha le
encantaba coquetear con los hombres, a quienes miraba con
ojos lascivos? mientras fruncia los labios y lanzaba un beso al
aire. Como en la mayoria de ocasiones se limitaba a bromear
con ellos, casi nadie en Osney Mead se tomaba en serio las insi-
nuaciones de Eloisa. Sélo Absalén, el sacristan del pueblo, ha~
bia tomado la firme determinacién de poseerla en cuanto se le
ofreciese la menor oportunidad.
Absalén habfa conocido a Eloisa en la iglesia. Fue un do-
mingo, durante la misa. El sacristan estaba meneando el incen-
sario? al tiempo que examinaba con mirada lujuriosa a las pa-
1 sarnoso: que padece sarna (‘enfermedad de la piel causada por un insecto y de-
bida a la falta de higiene, que produce picazén intensa y ronchas en el cuerpo’).
2 lascivos: lujuriosos, ‘que demuestran un exagerado deseo sexual’.
3 incensario: recipiente metélico en el que se quema incienso (‘sustancia que se
saca de algunos drboles y que hace buen olor cuando se le prende fuego"). Los
sacerdotes lo agitan para extender el perfume del incienso por la iglesia.20 RELATOS DE HUMOR
troquianas. Ninguna de ellas, sin embargo, le llamaba la aten-
cién, pero de repente, parapetada entre dos enjutas* ancianas,
descubrié a la hermosa Eloisa, y al instante quedé prendado de
su delicado perfil y de sus alegres pantorrillas. El sacristan sintié
en su coraz6n que podria pasarse la vida entera mirando a aque-
lla muchacha. Dicho con menos remilgos: si él hubiera sido un
gato y ella un ratén, Absalén no hubiera tardado en perseguirla
hasta devorarla. «Esta misma noche cogeré mi guitarra e iré a
cortejarla», se dijo el sacristan. ¥ ast lo hizo: desde aquel dia, to-
das las noches rondaba la casa de Eloisa y le cantaba una sere-
nata melancélica.
Pero Eloisa no sentfa la menor atraccién por el sacristan; con
Nicolas, en cambio, la cosa era muy distinta. Nicolés era un jo-
ven estudiante que se hospedaba en casa de Eloisa y el carpinte-
x0, quien habia puesto en alquiler una de sus habitaciones para
ganarse un sobresueldo. Aunque Nicolas era pobre, posefa una
sabiduria fuera de lo comtn: era entendido en artes liberales! y
experto en astrologia, podia prever a ciencia cierta qué dia llove-
ria y cual seria ventoso, y recitaba como nadie los versos de
amor. Con tantas cualidades, no era de extrafiar que Eloisa solo
tuviera ojos para él.
Como la mayorfa de los estudiantes, Nicolas era un mucha-
cho despabilado y astuto, asi que al primer desctido del carpinte-
ro agarré a Eloisa por las caderas y la acaricié de proa a popa sin
saltarse un palmo de su cuerpo. Al principio, la joven se mostré
un tanto esquiva,* pero enseguida se rindié encantada a los jue-
gos de Nicolis. Y asi, cada vez que su marido se despistaba, Eloi-
sa aprovechaba la ocasién para acercarse al estudiante, a quien
obsequiaba con besos furtivos en la oscuridad de la despensa y
acariciaba sin ningiin disimulo mientras tendfa la colada.
4 enjutas: delgadas y secas.
5 esquiva: persona que relniye las muestras de amor de otra.
1 En Ta Edad Media se aplicaba el término artes liberales a unas ramas del saber
que comprendian las letras, o trivium (gramética, légica y ret6rica) y las cien-
cias, 0 quadrivium (aritmética, geometria, musica y astronomia).
|
|
!UN TONEL DE RISAS 21
El carpintero, que no era precisamente un Adonis,’ y lo sa-
bia muy bien, sentia unos celos terribles de su esposa, asi que la
vigilaba estrechamente a todas horas: le habia prohibido salir a
solas de casa y no le permitia mds compafifa masculina que la
del joven Nicolés.
—Nicolds es un hombre educado —solfa comentar con or-
gullo a sus vecinos—; es la persona mis religiosa y mas inteli-
gente que he conocido.
iDesde luego que era inteligente! Porque slo una auténtica
lumbrera podia urdir una trama como la que ingenié Nicolés
para convertir a Osvaldo en el hazmerreir del lugar y disfrutar
a su costa.
Nicolas se habia propuesto pasar una noche entera en los
brazos de Eloisa sin que el marido les estorbase. Para ello, traz6
un plan sumamente ingenioso y se lo confié a su amante. Eloi-
sa lo escuché maravillada, y no tuvo mas remedio que llevarse
Jas manos a la boca para ahogar el escdndalo de sus risas. Con-
fiado en su éxito, el estudiante decidié no retrasar ni un dia mas
su plan, asi que aquella misma tarde se encerré en su cuarto con
alimentos suficientes para pasar una semana.
—jDénde esta Nicolds? —pregunté el carpintero al cabo de
tres dias—. Desde el lunes no ha comido con nosotros.
Eloisa se eché las manos a la cabeza, y dij
—Mi querido esposo, estoy muy preocupada por él. El lunes
pasado se encerré en su habitacién y no ha vuelto a sali. Cuan-
do llamo a la puerta no contesta, y nunca se oye el menor ruido
en su cuarto. Me temo que puede haber caido enfermo. ;Qué
deberiamos hacer?
—Por qué no me lo has dicho antes, flor de mi vida? —re-
plicé el carpintero, muy alarmado—. Sélo Dios sabe lo que
puede haberle sucedido.
2 Segrin la mitologia griega, Adonis era un joven griego de extraordinaria hermo-
sura que fue amado por Afrodita, la diosa del amor, Suele menciondrsele como
prototipo de la belleza masculina,
I
(erase cmon ansaarnt Setna22 RELATOS DE HUMOR
El carpintero subis la escalera a grandes zancadas y aporred
la puerta del estudiante:
—;Nicolas, hijo mio! ;Abreme, por favor!
No hubo respuesta.
—Nicolas, :qué te ocurre?
Siguid el silencio. El carpintero se inquieté mucho y, temien-
do que su huésped hubiera muerto, arremetié contra la puerta
hasta que consiguié derribarla.
Al entrar en la habitacion, a Osvaldo casi le da un pasmo,
pues Nicolds se hallaba sentado a la cabecera de la cama, tieso
como un garrote, y parecia haber perdido el juicio, Tenia los
ojos clavados en el techo y emitia un zumbido de moscard6n por
la nariz.
——jQue el Sejior se apiade de nosotros! —exclamé Osvaldo
al tiempo que se santiguaba repetidas veces—. jYa decia yo que
tanto estudiar no podia ser bueno! jEste pobre muchacho esta
endemoniado!
As{ que el carpintero empez6 a recorrer la habitacién de un
lado para otro mientras recitaba con ritmo frenético una ab-
surda plegaria para ahuyentar los malos espiritus:
—jSan Benito y san Pablo, agarrad por las patas al diablo!
—gritaba, y de vez en cuando se acercaba a Nicolés, le sacudia
la cabeza y le decta al ofdo—: jDespiértate, muchacho! jVuelve
enti!
Pero Nicolas no estaba dispuesto a salir tan pronto de su
trance. S6lo transcurrido un buen rato parecié despertar, par-
padeé varias veces y lanzé un hondo suspiro:
—jAy, mi querido hermano Osvaldo, he recibido la visita de
un angel que me ha mostrado una visién terrible!
—;De qué se trata, muchacho?
Nicolas abrazo al carpintero con firmeza y le dijo entre so-
Hozos:
—Osvaldo, tit has sido como un padre para mi. Sélo por eso
me atrevo a contarte el secreto espantoso que me ha sido reve-
lado por los mismos angeles.UN TONEL DE RISAS 23
—Vamos, muchacho, que me tienes con el alma en vilo:
cuéntame de una vez de qué se trata,
~-Amigo Osvaldo —respondié Nicolds con gesto grave—,
debes saber que se acerca el fin del mundo.
—jJestis, Maria y José! —replicé el carpintero ala vez que se
santiguaba—. ;Y cémo sera, con fuego y azufre?
—No —respondié Nicolas con voz angelical—. ;Recuerdas
a Noé?
~—Por supuesto que me acuerdo de Noé... —dijo Osvaldo
ardiendo de impaciencia—, ;Noé.... qué més?
Nicolas suspiré con la docilidad de un santo martir,
—iRecuerdas que la Biblia cuenta que Dios envié Iluvia al
mundo durante cuarenta dias y cuarenta noches y que la Tierra
qued6 anegada y que sdlo Noé logré salvarse gracias al arca que
habia construido con sus propias manos?
Nicolas hizo una pausa. Comprobé que Osvaldo lo escucha-
ba embelesado y siguié diciendo:
—aY recuerdas que, cuando terminé el Diluvio, Noé dio ori-
gen nuevamente a la raza humana?
—j0 sea que va a llover a mares durante muchos dias? —en-
tendié al fin Osvaldo—. ;8s0 quiere decir que todos vamos a
morir ahogados; yo, tu, la pequefia Eloisa e incluso el gato?
—Asi es —respondié el estudiante con una voz sepulcral—.
Todos sin excepcién moriremos. A menos que...
—3A menos que qué? Vamos, no te detengas.
Entonces, el estudiante le sugirié al carpintero que cons:
guiera tres toneles grandes y bien embreados® (uno para Eloisa,
otro para Osvaldo y el tercero para Nicolas) y que los colgara
de las vigas del techo con robustas cuerdas de cdfiamo.
+ untados con brea, sustancia negruzca que se emplea para impermea-
atv toneles o embarcaciones.
3 Scgitn se relata en la Biblia (Genesis, 6,9), Noé era el nico hombre bueno que
Di ena Tierra cuando decidié castigar a Ja humanidad con el Dilu-
vio Universal. Por eso le anuncis la catéstrofe y le pidié que construyera un ar-
ca para salvar a su familia y a una pareja de cada especie animal.Pon en ellos algo de pan y queso —agregé el mucha-
cho—, pero no demasiado. Ter en cuenta que el Diluvio llega-
rd al anochecer y que habra acabado a eso de las nueve del dia
siguiente. Asi que nos subiremos a los barriles y, cuando em-
piece a Hoyer, ef nivel de las aguas subird y subira hasta ers
Mer erase tose ACR EaroT arr Tae ers Pe att
deberas cortar las cuerdas con esta hacha, Dacubiou wena el etros
PU ULUI ers Paneer moreno orerec mittens
OMer Contant oath
HS ascent ere rcreraa oremie teste y) :
salio de la habitacion a todo correr, Sin perder tiempo, le
BUST eras i Lace Col Diaries erate
Eloisa ya estaba al tanto de todo, pero fingio una sorpresa sin
UUibrinoes bev aucun tare ter
s tres barriles de una yiga,
Oso erratic ia) true sneriniey itera ten
BS otro ce Trane cOcane ian enters
mea ht enone tgreae erry
habia almacena
Ooreiun ts
ido en su tonel y se comié la mitad del fetiie
Cro Tcecenuone Oc nttelninee yc cae rau tars ERP ae ageless
quete lo di
tury satisfecho, pero le provocé una digestion
USC Ba uos ui i rucum orate etn
Drone any
CC er CUE Tunrence roar cna roar at net
ROR UL Sem ac USCIS erin Tiant oe ureter
Ritertsa tensors
Los dos jovenes bajaron entonces de sus respectivos barti-
les y, en la cama misma del ca
oreo onion eaten
revs
rpintero, se entregaron a los ries
procuraban contener las risas, Los
caricias se sucedieron hasta altas horas de la Fitouts26 RELATOS DE HUMOR
Pero, de repente, Nicolas y Eloisa oyeron un leve golpecito en
las contraventanas seguido de un suave y agudo “cuct”:
—iDénde estds, mi dulce Eloisa, chatita mfa? Te deseo tanto
como el corderito ansia la ubre de su madre.
Los dos amantes se incorporaron de un salto.
—jAbsalén! —exclamé Eloisa en voz baja—. ;Es Absalén, el
sacristan!
—jEloisa, pichoncito mio! —continué diciendo la voz—.
Eres el bomboncito de mi alma, el pimpollo de mi vida! Dame
un beso, por piedad! Todo el mundo estd dormido en el pueblo
menos nosotros dos. Esta noche incluso la luna se esconde. Na-
die puede vernos, asf que, sverdad que ahora no me negarés un
besito?
Blofsa se cubrié la boca con la mano y susurr6:
—3Qué hago, Nicolas? ;Va a despertar a Osvaldo!
Y asi ocurrid, en efecto. Una voz cavernosa clamé desde las
alturas:
—3Ya es la hora? jHa llegado ya el Diluvio?
—No, querido, vuélvete a dormir —replicé Eloisa, y muy
pronto los ronquidos del carpintero volvieron a perforar las vi-
gas con su implacable estruendo de serrucho,
Absalén siguié sin desanimarse junto a la ventana.
—Bésame, carifiito —agrego—; he mascado regaliz para que
mi aliento te resulte agradable.
—Hlay que hacer algo para que se vaya, Nicolis —susurré
Eloisa.
—No habr més remedio que darle el beso que pide —co-
menté Nicolas con una sonrisita mientras se levantaba del ca-
mastro; y, adoptando una voz de falsete,’ se acercé a la ventana
mientras decfa—: Tesoro mio, jc6mo ansiaba que llegara este
momento! Te daré un beso, pero a condicién de que cierres los
ojos. {No es honesto contemplar a una mujer en camisén, ni si-
quiera en una noche tan oscura como ésta!
7 falsete: vox mas aguda que la natural.UN TONEL DE RISAS 27
Nicolas se asomé entonces por la ventana y, al ver a Absalén
con los ojos cerradas y los labios apretados, se volvié de espal-
das, se bajé los pantalones y sacé las posaderas. Y el sacristén,
pensando que tendrfa ante si los carnosos labios de Eloisa, es-
tampé6 un sonoro beso en el culo de Nicolas. A la muchacha le
dio tal ataque de risa que tuvo que meterse la colcha en la boca
para que no Ja oyeran, y aun asf las carcajadas le rebufaban' y le
hacfan cosquillas en la nariz. Absalén oyé las risas desde la calle
y aquello le dio que pensar. Al darle el beso habia sentido que
algo peludo y dspero le raspaba el mentén y, puesto que no ig-
noraba que las mujeres carecen de barba, no le costé demasia~
do atar cabos y comprender Jo que habia sucedido.
EI sacristan se marché echando més chispas que el yunque
de un herrero y profiriendo agrias y silenciosas maldiciones:
«Se acabaron los piropos y las mujeres hermosas», se decia; «la
mejor de ellas no vale ni un ardite». Su pasion por Eloisa se ex-
tinguid, y en su corazén se encendié un nuevo fuego que nacia
del deseo de venganza y que le quemaba las entrafias.
| Mientras tanto, Nicolds ces6 de reirse a mandibula batiente
¥ regresd al camastro para rematar la faena inacabada... Pero la
alegria no le duré mucho: al cabo de un rato, volvié a ofr gol-
pecitos en la ventana. Absalén habfa regresado, y en esta oca-
si6n su voz era atin mas dulce:
—jEloisa de mi alma, gatita mia! ;Tus labios han avivado mi
amor de tal manera que, a menos que me beses de nuevo, no
podré pegar ojo en toda la noche!
—iNicolés, por favor, ve a tranquilizarle! —sise6 Eloisa mien-
tras el joven sonrefa como un actor que domina por completo
su papel.
Nicolds regresé a la ventana y dijo con voz meliflua?
} ——Duefio de mi corazén, te daré otro beso, pero sera el de
despedida. ;Quieres cerrar los ojos, por favor?
—Ya los tengo cerrados, caprichito de mis suetios.
f 8 rebufar: desprender aire con fuerza a través de un espacio reducido.
} 9 meliflua: afectada, demasiado amable,eae eMart eae va TONE
Y, sentandose subse el alf¢izar!® de la alta
ventana, Nicolas le mostré a Absalon sus posa-
CC Lor arra rte mcceAyaO OMN TetCORt eT
Peace Ream CBZ eee ete ta
Pret ORO ete
PN OIC aete AE Lesto RET MTC
Cold a Moe pote rcs ite one Emel Tart a
SCID CE oar MMi Barer rte Wet tea
al rojo vivo un rastrillo de hierro, y ahora lo
blandia en sus manos del mismo modo que el
Diablo empuna la horca.’? Asi que, en cuanto se
rn CR Meo te corel ee recon ee tele
espantosa ventosidad, el sacristan arremetié
Cecsitecc ee aE Cen ma Fe tattle CesT eter
estocada terrible.
ECan NIE Tt srs te CR CN Teeth
EVE re eC (Rangel Lae TUT
En ésas, el carpintero, que era tonto pero no
sordo, desperto sobresaltado por los desafora-
Cartoons oaN tao Loma elec me Metts
OSE Con ror oate sels altar Dew eee
TTT ego TeO CRTC aoe tats CoCo lenal trae
zaba bramidos desesperados por todo el cuarto:
Se couian at ead meu:
LUG reo CUM EC Test Tom a.
NBM ieee tr meter Tor. Gs ;
Peso Neots eral Oe treet eee Toe
re
LL forja:
icra
pee orn Oa re Renee er se
Geen neato tr Ree
Perea anne eee
PO LEnL ta mann OUEST Me mTist aes TPs er ert
Rn arenas hut ace
Ree eet enters