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A Cami y Cande. Lo más lindo que me dio la vida.

Un país sin descubrir

En Rusia lo antiguo y lo moderno tratan de imponerse mientras


libran un pulso particular. No hay conflicto, aunque cuando las dos
visiones se rozan, como agua y aceite en ebullición provocan un
chispazo visual en el que triunfa el contraste entre ambos mundos.
Moscú asoma como escenario principal. Pero ni la capital ni San
Petersburgo, las ciudades más conocidas por el público, reflejan la
esencia de una nación observada con recelo desde Occidente y
prejuiciada, cuyas supuestas barreras se desvanecen mientras se
recorre.

Su pueblo es consciente de lo mucho que ha sufrido y le ha costado


colocarse frente al mundo como lo hace ahora. Y que parado frente
al espejo, tiene poco que reprocharse. El 7 de noviembre de 2017
se cumplieron cien años de La Revolución. El acontecimiento que
cambió la historia de Rusia, eje posterior de la Unión Soviética, y la
de buena parte de la humanidad. Aquella experiencia, si bien las
sociedades se transforman, cambian y evolucionan con el
transcurso del tiempo, dotó a los rusos de unos recursos morales,
educativos y, sobre todo de un carácter, que les permitió
sobreponerse a distintas dificultades en la historia, y capear
temporales como por ejemplo los de los últimos 30 años.

A saber. El estancamiento que condujo en 1987 a la Perestroika


(reorganización económica) y la Glásnost (transparencia y
liberalización política), con sus posteriores coletazos y disolución de
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991. La
frustración por las reformas inconclusas, que emergió como pus de
la mano de la llamada “Crisis del Rublo” en 1998. La nueva debacle
económica que estalló en 2008 a causa de la inestabilidad global de
los mercados. La deflación de 2015 como consecuencia de la mayor

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caída del precio del petróleo en la historia moderna. Esto y, sobre
todo, las sanciones de Estados Unidos, Canadá y los países
europeos tras la anexión de Sebastopol y Crimea, una vez que ésta
se proclamó República en 2014 y se independizó de Ucrania.

El último episodio generó, además de problemas económicos, un


contexto hostil hacia el país, que mientras asiste a las maniobras de
Estados Unidos para reabrir la Guerra Fría, ahora remozada, se
asocia con China para asegurar el camino de su recuperación tras
soportar los efectos de tantas tormentas. El objetivo es dejar de
lamerse las heridas cuando reciba multitudes durante la Copa del
Mundo de fútbol, y proyectar una imagen de grandeza. Tal y como
lo hubiesen soñado o lo hubieran hecho los líderes de La Revolución
de 1917 de haber contado con una plataforma televisiva de valor
inalculable como será el Mundial.

Como sea, hay varias cuestiones para destacar de este país que
espera ser descubierto. Rusia promueve actualmente a jóvenes
altamente cualificados para desempeñar posiciones de importancia.
Muchos no tienen 30 años pero ya se han graduado en más de una
carrera y/o están a punto de completar distintos posgrados. Sucede
en las administraciones regionales, y puede tomarse como ejemplo
al equipo de profesonales del Comité Organizador Local del
Mundial, que trabaja en cada ciudad sede de la Copa del Mundo
2018 junto al Gobierno. La cultura del trabajo está extendida e
internalizada.

Desde 2015 se redujo drásticamente la fuga de capitales. También


la deuda externa total del país, que a mediados de 2014 había
alcanzado su máximo índice histórico al llegar a los 733.000
millones de dólares. Ha crecido el
sector industrial. Las empresas y los
ciudadanos compran más productos
nacionales, y se observa esa tendencia
de manera muy marcada en el sector
automotriz. Se han reducido las
importaciones, y en la actualidad Rusia
ya no depende tanto de sus
exportaciones de petróleo y energía.

La última decisión clave en el área económica que tomó el

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presidente Vladímir Vladimirovich Putin (Leningrado (actual San
Petersburgo), 7 de octubre de 1952), le da la razón a quienes ven
en él a un hombre adelantado a su tiempo. Que la Federación de
Rusia le haya pagado a sus acreedores hasta el último centavo de
la deuda externa contraída por la vieja U.R.S.S. (el último fue
Bosnia y Herzegovina) provocará que cuando el país restablezca
sus relaciones con Occidente, pueda acceder a créditos
internacionales con las tasas más bajas del mercado.

Putin opina que la desintegración de la Unión Soviética fue la mayor


catástrofe geopolítica del siglo XX porque “los errores en las
reformas tuvieron unas horribles consecuencias”, aunque admitió
en un documental filmado y dirigido por el cineasta norteamericano
Oliver Stone que “el sistema soviético funcionaba mal y existía la
necesidad de un cambio”.

El primer mandatario ruso argumentó en ese serial en el que se


somete a una entrevista distendida de cuatro capítulos que “el
sistema de seguridad social se vino abajo, sectores enteros de la
economía colapsaron, el sistema sanitario también se destruyó por
completo y 25 millones de rusos se vieron fuera de su país de la
noche a la mañana, con el país al borde de una guerra civil”. En la
actualidad, gran parte de la población, a través de encuestas para
pulsar la opinión pública, se manifiesta contraria a un proceso de
reintegración con el resto de las repúblicas ex soviéticas.

En este amanecer del Siglo XXI la sociedad rusa, partidaria del


viejo adagio “pasado pisado, y a mirar hacia delante”, se desmarca
de un modelo que perdura más en las catacumbas del Metró
(subte), lugares, museos y edificios públicos puntuales, y en las
hemerotecas. Quizá por eso, en otra de las participaciones masivas
en las que se ha buscado conocer el pensamiento de los ciudadanos
respecto a un tema en particular, en un porcentaje atendible éstos
se han mostrado a favor de sacar definitivamente de la Plaza Roja
el cuerpo embalsamado del líder de la Revolución de 1917, Vladímir
Ilich Uliánov 'Lenin' (Simbirsk, 22 de abril de 1870-Gorki, 21 de
enero de 1924), y enterrarlo cerca del lugar en el que falleció.

Es que si bien mucha gente en Rusia no somete a debate el


liderazgo que Lenin ejerció en su tiempo, otros muchos no ocultan
su elección de ponerle un punto y aparte a ciertas cosas y a ciertos

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temas. Como sea, la persona ya intervino en la historia. El alma del
personaje, cuyo cuerpo se exhibe a cientos de miles de retinas al
año aunque no puede ser fotografiado, se encuentra tan lejos de su
tumba como imperceptibles lucen el comunismo, y las leyendas de
bolcheviques y mencheviques desde el interior de centros
comerciales de alto standing como el GUM (en ruso 'Principales
Tiendas Universales') o el Central Market del barrio Tsvetnoy.

El índice de pobreza de la Federación de Rusia, según el Banco


Mundial, se cifró en 2016 en un 13,3%, el mismo que en 2008. El
Gobierno busca reducirlo por lo menos al 10,7%, porcentaje de
pobres en la población durante 2013. Ese ha sido el menor registro
en los últimos diez años. Putin definió la misma política interior de
estímulo que en 2008. Y como en su vocabulario no le hace lugar a
la palabra “ajuste”, no aumentó la presión fiscal. Quizá en esta
forma de gestionar, y en la buena disposición para recibir migrantes
mientras surgen países que los rechazan como si fueran leprosos,
es donde se ha reencarnado el espíritu del viejo socialismo.

Los rusos también actúan unidos y organizados cuando detectan


que alguien necesita ayuda. Su actitud colaborativa suele ser el
gran argumento para derribar la barrera del idioma. Un ejemplo
concreto. Trayecto de tren Rostov del Don-Sochi. Son las 13.20
horas de un lunes feriado. El viaje se inició a las 06.03 AM y la
azafata avisa que la máquina estará llegando en menos de un
cuarto de hora a la estación principal del Krai (territorio) de
Krasnodar. En el vagón viajamos cuatro personas. Una joven
veinteañera, su madre, que supera con amplitud los 50 años,
Carolina Grillo, fotógrafa y artista visual, y quien escribe. Cada uno
en cuchetas, pero el azar quiso que la chica y su madre se
quedasen temprano con las dos de abajo, lo que dificulta nuestra
salida. Llevamos 4 maletas. Dos bastante grandes, que costó
mucho colocar bajo la cucheta de la señora, y dos más fáciles de
transportar. En pleno esfuerzo por destrabar las valijas de su
trampa, el tren arriba a Sochi y la azafata nos avisa de manera
nada simpatica que sólo tendremos 5 minutos para descender.
Sino, el tren partirá con nosotros rumbo a vaya uno a saber dónde.

La señora nos ve, se remanga la camiseta, hace caso omiso de su


abdomen prominente, levanta su cucheta en un santiamén y como
si se tratara de un Popeye repleto de espinacas extrae mi maleta

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verde de un sacudón. Su hija ayuda. Atónitos, nos surge un
caluroso “espasíva” (“gracias”, en ruso), al que ella responde con
un “da, esvidáña” (“sí, de nada”, en ruso). Andrei, su corpulento
marido, participa de la acción pidiéndole a la azafata que nos
espere. Ella lo pudo todo y nos ayudó a salir en tiempo y forma del
tren, un minuto y medio antes de que reanudara el viaje. Nos
habían dicho que la mujer rusa tiene mucho carácter. Es correcto.

Es importante para desandar el camino en este libro, que usted


tenga en cuenta varios detalles. El primero, la relación económica
entre el rublo y el peso argentino. O, si lo prefiere, entre el rublo y
el dólar. Opción uno, 100 rublos equivalen a 32,28 pesos
argentinos. Opción dos, cien “rúbli” (así pronuncian en plural los
rusos cuando se refieren a su moneda) son al cambio 1,57 dólares.

En segundo lugar, si está haciendo la fila para entrar a un sitio o


efectuar algún tipo de trámite, mantenga poca distancia con la
persona que le antecede. La experiencia personal indica que no hay
tanta tradición de hacer la cola cuando la gente se aglomera. Si
usted libera un espacio de 30 o 40 centímetros con la persona que
tiene delante, evite descuidarse para no perder el lugar.

En tercer punto, pónga la traba o cierre con llave cuando necesite ir


al baño público de un bar o cafetería. Es muy raro que el ruso llame
a la puerta. Simplemente, intenta entrar. Si no quiere arriesgarse a
vivir un momento cuanto menos curioso, “binimáñie” (así se
pronuncia “preste atención” en ruso), y agéndese esta sugerencia.

Cuarto tip. En las grandes ciudades rusas, como en las de Europa


central, los conductores de vehículos tienen un nivel de educación
que permite y prioriza el cruce de los peatones. Sin embargo, esto
se diluye en algunos lugares del sur. Entonces hay que volver a
prestar máxima atención en cada esquina. De hecho, si usted
observa la existencia de un pasadizo subterráneo para pasar de un
lado a otro de una vía rápida, no dude. Útilícelo.

Quinta sugerencia. No tenga temor de internarse en la gastronomía


rusa o ruso-ucraniana. Se topará con menúes a la carta escritos en
cirílico, es cierto. Y si no ha hecho los deberes de por lo menos
aprenderse cada letra antes de viajar para interpretar aunque sea
un puñado de palabras sueltas, tendrá inconvenientes. Como sea,

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apele a la ayuda que le provea una tarjeta chip rusa en su teléfono
celular para descargar alguna app que le facilite la traducción de
sus conversaciones. Luego, experimente. Comience por platos
básicos como la sopa tradicional “borsch” y pastas rellenas como
los “pelmeni” (en la ilustración, abajo a la derecha), anímese con el
sushi, que abunda, y elija un buen lugar para degustar las
brochetas a la parrilla llamadas “shashlik”.

Respecto a la alimentación, si aún con estas recomendaciones


usted prefiere ir a lo medianamente seguro por lo conocido, en
cada ciudad rusa tiene la opción de consumir comida rápida. El
ránking de este periodista coloca a la
cadena KFC (Kentucky Fried Chicken)
en el puesto número 1 con sus
sabrosos cortes de pollo frito, muy
bien sazonados y a un precio
razonable. Dos personas pueden
comer bien y saciarse por 800 rublos.

En el puesto número 2 de nuestro podio, se ubica McDonald's. Pero


contra todo lo que pueda pensarse, no por sus hamburguesas, sino
por los langostinos rebozados que ofrece la cadena en sus
restoranes rusos. Estos gambones “en gabardina”, como los llaman
en España, son una auténtica delicia. No soliciten carne de vaca en
estos establecimientos porque es difícil encontrarla de calidad. Y la
buena tiene un precio prohibitivo. La medalla de bronce es para
Subway. Sus sándwiches son de calidad y en Rusia hay mayor
generosidad de parte de los vendedores a la hora de completar los
pedidos. Esto, a un precio que ronda los 700 rublos dependiendo de
los bocadillos que elijan ambos comensales.

Vaya un 10 de calificación para McDonald's por el sistema que ha


impuesto en sus establecimientos. Los jóvenes camareros no están
en contacto con el dinero ni hay demoras en los pedidos porque la
cadena de atención está lubricada. Columnas centrales en cada
local exhiben pantallas táctiles a través de las cuales sólo hay que
decidir el menú, pasar la tarjeta, y recibir el ticket que entrega la
máquina expendedora. Luego todo se circunscribe a esperar que
una pantalla gigante publique la información del pedido, y retirarlo.

Entre las herramientas que hay que bajar de forma gratuita al

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teléfono celular para mejorar la estadía y evitar contratiempos,
hágase fan de las aplicaciones que provée Yándex, empresa
conocida como “el Google ruso”. Así como Rusia tiene su propio
buscador universal autóctono, también ofrece la opción de disfrutar
de cientos de apps populares, y hasta de una suerte de red social
homóloga de Facebook llamada Vkontakte (VK). Mencionamos los
nombres de estas utilidades unicamente como referencia. Huelga
decir que entre las últimas dos, si hubiere algún nexo conector, sólo
se limita a la estética visual de su presentación.
Si usted llega a un lugar y desea saludar, diga “esdrásvuitia”. Si
observa que hay un público adulto no mayor, puede abreviar con
“esdrás”. Si existiese confianza con quien le recibe, por ejemplo si
se tratáse de un guía turístico, tras un tiempo de interacción puede
limitar el saludo a un simple “príviet”. Si quiere decir “sí”, pronuncie
“dá”. De lo contrario, si desea responder “no”, comunique “niet”.
“¿Por favor?” Fácil. Diga “pazlláusta”.

Al final de este libro encontrará un catálogo de expresiones para ir


preparado a Rusia en cualquier momento. Es importante saber que
se trata de un país en el que a pesar de su vastedad y de que hay
11 husos horarios diferentes, todo el mundo está acostumbrado a
hablar el mismo idioma, sin priorizar dialectos ni derivaciones.

No obstante, la diversidad se revela sin esfuerzo en la puesta en


escena de cada ciudad. Saransk es una ciudad pequeña y muy
nueva. Con construcciones que han alcanzado el estatus de
emblema pese a no haber cumplido todavía 15 años desde su
creación. Kazán, sin embargo, es un territorio conquistado al viejo
kanato mongol. El vínculo con la herencia musulmana permanece
imperturbable tanto en el aspecto edilicio como en los rasgos de su
gente, aunque el paso del tiempo naturaliza la mezcolanza de
culturas y atenúa el mestizaje. El contraste que propone ese mix
social enriquece a cada paso
el recorrido por este país
fascinante.

En cuanto a la mujer rusa,


cabe subrayar que poco a
poco se posiciona como le
corresponde desde siempre,
pese a lo mucho que cuesta

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introducir transformaciones en una sociedad poco afecta a aceptar
cualquier tipo de cambio. Ha desaparecido el estereotipo de la
mujer joven de 28 o 29 años con dos o tres hijos que camina sola
por la calle después de que su marido la ha abandonado a su
suerte. Son tiempos en que ellas, menos inseguras y más
preparadas, buscan crecer individualmente y elegir mejor a quien
será su compañero. Ahora se otorgan a sí mismas un plazo mayor
para hacerle lugar al plan de la maternidad. A ese cambio
contribuyen también en los medios de comunicación y las redes
sociales muchas mujeres de las miles que sufrieron en silencio
episodios de violencia de género. Publicar sus memorias
aterradoras, como lo hizo la periodista ucraniana Anastasia
Melnichenko, ayuda a concienciar.

Melnichenko popularizó en su cuenta de Facebook el hashtag


#yaNeBoyusSkazati (No tengo miedo a decirlo), y sus revelaciones,
como las de otras mujeres eslavas, llaman a clamar por la
eliminación y erradicación de ciertas costumbres malditas en una
sociedad impregnada de un machismo exacerbado. El camino para
reeducar, proteger y resguardar socialmente a la mujer en este
sentido, aunque las formas no procedan en este caso del gobierno,
ya ha comenzado. Otra circunstancia no menor a la hora de
planificar es que en varias regiones de Rusia el salario promedio
casi no llega a 35.000 rublos (unos 460 euros aproximadamente),
lo que equivale a 11.300 pesos argentinos. Y en las relaciones
sociales, como en la economía, también suele regir la ley de la
oferta y la demanda. Más hoy, cuando la mujer rusa se encuentra
abocada a dar con un compañero en el sentido literal de la palabra.

Puestos a describir mecanismos de protección, sobre todo para


trasladar tranquilidad actualmente, con el mundo tan expuesto a
sufrir la agresión constante por parte de organizaciones terroristas,
es fundamental hacer hincapié en la forma en que Rusia trabaja
para asegurar su espacio público. Controles por demás exhaustivos
hasta en las estaciones de subte transmiten una sensación de
cuidado a la ciudadanía. Es muy posible que usted se sienta en
ocasiones agobiado o agobiada por las medidas, pero sepa y
comprenda que hoy en día son más necesarias que nunca.

En una cabina situada al costado izquierdo, tras cruzar los


molinetes del Metró desde los que encarará hacia los túneles de

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acceso o las escaleras mecánicas, agentes le pedirán que ceda sus
pertenencias para que sean revisadas en un escáner idéntico al de
los aeropuertos. Acaso también deba quitarse el calzado. No se
moleste ni se inquiete. Simplemente tenga paciencia y colabore con
las autoridades. Tenga presente siempre, más allá de que estas
disposiciones son en beneficio de su propia seguridad, que cuando
un policía o agente del orden en Rusia le dice “no”, es “no”. En
Rusia hay que permanecer muy atento a las indicaciones en
gráficos y ser consciente de que cualquier desatención puede
acarrear un mal momento. En nuestro caso, no registrar un aviso
en este sentido a dos calles del Estadio Central de Ekaterimburgo,
casi provocó nuestra detención por parte de la Policía militar local.

Precisamente Ekaterimburgo es la última ciudad de la Rusia


europea. Con la anexión de la Península de Crimea en 2014 son
350 las ciudades con cinco o más dígitos de densidad de población
que integran Rusia, país que con sus 17.098.242 km² forma parte
de dos continentes. Europa y Asia. De ahí procede la síntesis
lingüística “Eurasia” a la que por costumbre más que por acierto se
hace mención cuando se alude al degradé poblacional que comienza
en los Montes Urales, límite natural entre ambos continentes. La
frontera en sí se ubica en el kilómetro 17 de la carretera a Moscú. Y
toda Siberia (13.100.000 km²), en realidad es parte de Asia.

El próximo Mundial de fútbol se va a desarrollar entonces en una


superficie de 4 millones de kilómetros cuadrados en el Este, y los
partidos se van a disputar con 4 husos horarios diferentes. Este
último es uno de los detalles que convierten a la próxima edición de
la Copa del Mundo en la más exótica de la historia. Sin lugar a duda
es de agradecer que el torneo no se juegue en una extensión
mayor. Por fortuna, quienes viajen para ver los partidos o participar
como protagonistas en el Mundial no tendrán que exponerse a lo
que les ha tocado vivir este última temporada a los jugadores y
dirigentes del SKA-Energiya de Khabárovsk (“Jabárovsk”) que
ascendió a la primera división en mayo de 2017 tras superar por
penales en una eliminatoria de play-off al Gazovik Oremburgo.
Jabárovsk se encuentra a más de 8.000 kilómetros de distancia al
oeste de Moscú. Imagínese la cantidad de horas de avión que estos
profesionales acumulan en materia de desplazamientos desde el 16
de julio del año pasado, cuando empezó la Premier League rusa.

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Rusia es así. Variopinta y enorme. Para ordenar el recorrido que
vamos a hacer a través de estas páginas comenzaremos por los
lugares más alejados de la capital, de modo que el repaso permita
darle prioridad a las ciudades menos conocidas. Avanzaremos de
esa manera para finalizar en las dos grandes cabeceras del país,
Moscú y San Petersburgo. Desde allí haremos el recorrido a través
del país más grande el mundo, hasta situarnos en el corazón de su
populoso centro neurálgico. En el cierre de la travesía, a modo de
bonus track, un enclave fabuloso. El Lago Baikal en Listvianka.
Irkutsk, Siberia. Sean bienvenidos.

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Ekaterimburgo

La ciudad en donde se anunció de forma oficial que fueron


asesinados el Zar Nikolái Aleksándrovich Románov “Nicolás II”, la
Zarina Alix Viktoria Helene Luise Beatrix von Hessen und bei Rhein
“Alexandra Fiódorovna Románova”, su esposa; sus hijas Olga,
María, Anastasia, Tatiana, y su hijo Alekséi, mientras algunos
indicios no acaban de refrendarlo. Capital del Óblast (región) de
Sverdlovsk, exhibe un poderío económico basado en la industria
metalúrgica, el acero, la minería y el petróleo, a 1.767 kilómetros
de Moscú. Prosperidad que refleja cada uno de los 188 metros de
altura de la Torre Vysotskiy, ubicada sobre la Avenida Malysheva, en
cuyos laterales ondea por las noches una bandera rusa luminosa.

El río Iset recorta la metrópoli por el centro. Al Este se ubica el


Estadio Central, en el que tras el Mundial jugará el Ural, equipo
local que milita en la Liga Premier rusa. En pleno corazón de
“Iekatérinburg”, tal su pronunciación, pues la “e” en Rusia se
profiere “ie”, de ahí que a veces se coloque una “i” o “y” como
inicial. Al oeste es referencia la Base Militar, junto a la Plaza Kirova.

Ekaterimburgo se fundó el 18 de noviembre de 1723 y tiene una


población de 1.455.904 habitantes. Es la primera ciudad en la que
se detiene el famoso ferrocarril Transiberiano después de salir de
Moscú, con Vladivostok como destino final y Novosibirsk, Irkutsk y
Khábarovsk como escalas en el trazado. Y es la tercera urbe en
importancia a nivel nacional tanto en la economía como en el sector
de transporte, después de Moscú y San Petersburgo.

La herencia del expresidente Borís Nikoláievich Yeltsin (Butká,


Unión Soviética, 1 de febrero de 1931-Moscú, Rusia, 23 de abril de
2007) está más presente en la ciudad que la de Lenin, aunque
Ekaterimburgo resulta una referencia ineludible al hacer foco sobre
la Revolución Rusa y la forma como terminaron sus días los últimos
Románov con privilegios. Como jefe del Partido Comunista de
Ekaterimburgo, Yeltsin ordenó destruir en 1977 la Casa Ipátiev,
donde en teoría 80 años antes ocurrió el magnicidio. Y como
presidente, él mismo comandó el 18 de julio de 1998 las exequias a
la familia real y el pedido de disculpas ofrecido en representación
de la sociedad rusa en la Catedral de Pedro y Pablo (en San
Petersburgo), en una ceremonia televisada en directo al país.

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Quizá usted se pregunte por qué es la segunda vez que las
referencias a lo ocurrido con los Románov en este texto expresan
un manto de duda. Sucede que hay una controversia motivada por
la inconsistencia de algunas pruebas, por cuestiones científicas y
técnicas en la escena del crimen que no guardan correlación con la
versión oficial, y por un dato informativo no menor. El Cuerpo de
Investigadores designado por el Tribunal de Ekaterimburgo para el
esclarecimiento de los hechos, reveló que los Románov tenían 7
familias de dobles listas para suplantarlos ante cualquier situación
de crisis, y que los restos de una de las víctimas de la masacre
pertenecen a la hija de los Filátov, una de esas familias sustitutas.
Varias preguntas sin respuesta flotan en el aire desde entonces.

¿Obtuvo Anastasia, una de las hijas de los Zares, el permiso para


huir a Alemania o Bulgaria junto a Alekséi, su hermano enfermo de
hemofilia, antes de esa noche funesta, protegidos por un militar con
el que ella mantenía una relación? ¿Pertenecen de verdad a la
familia real los restos humanos que se encontraron en el lugar y en
el Bosque de Ganina Yama? ¿Ordenó alguien que los Románov se
marcharan custodiados con la condición de que no regresaran
jamás a Rusia, y fueron ejecutadas otras personas en su lugar?
Rusia es un país en el que circulan miles de leyendas, y los
Románov y Grigori Rasputin, el particular consejero espiritual que
tuvieron tiempo antes del episodio, protagonizan unas cuantas.

Así las cosas, Maksim Ermakov, nuestro anfitrión genial en esta


hermosa ciudad que es Ekaterimburgo, nos cuenta que se ha
popularizado una versión cuanto menos curiosa sobre el episodio.
La misma sostiene que la Iglesia Ortodoxa Rusa encontró en la
predisposición de Borís Yeltsin, ferviente creyente de esa fe, un
socio perfecto para “apoderarse de la historia” y utilizarla en
provecho propio. ¿De qué manera? Haciéndole parte en 1992
(Yeltsin presidió Rusia entre 1991 y 1999) del proyecto para
levantar una iglesia especial en el sitio donde la versión oficial
indica que tuvo lugar el hecho luctuoso. Y pidiéndole 6 años
después que él mismo oficiara los funerales de honor, para
devolverle la vigencia informativa al acontecimiento a fin de
preparar a la opinión pública de cara al último golpe de efecto.

La canonización de los Románov “por la forma en que aceptaron el


sufrimiento y su martirio”, programada por el Concilio Episcopal de

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la propia Iglesia Ortodoxa Rusa, y oficializada en agosto de 2000.

En cualquier caso, la Iglesia sobre la Sangre Derramada en honor


de todos los santos fue levantada entre 2000 y 2003, con estética
neobizantina. Lugar fascinante en el que, al margen de las
contradicciones, las leyendas, las certezas y las incertidumbres, se
siente muy cercana una de las grandes historias de la humanidad.
A la belleza que refleja el santuario se le agrega el magnetismo
desprendido por la galería de imágenes que rodea al templo de los
Románov, muy afectos a inmortalizar su vida en fotografías. No
cabe duda de que hubieran sido unos instagramers muy populares.
El momento y el impacto visual llevan a ponerse en contexto, y
entonces aflora la conexión emocional con el episodio.

En el caso nuestro resultó aún más impactante el instante en el que


conocimos la Iglesia sobre la Sangre Derramada porque fue el 9 de
mayo, tras asistir a una de las manifestaciones multitudinarias más
emocionantes de nuestras vidas. En esa fecha se cumplieron 72
años de la victoria soviética sobre la Alemania fascista en la
Segunda Guerra Mundial (1945-2017) y todas las familias de
Ekaterimburgo rindieron el conmovedor homenaje anual a sus

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familiares caídos en la Gran Guerra Patria, la forma como los rusos
denominan a la Segunda Guerra Mundial. Se da la circunstancia de
que los soviéticos perdieron más de 27 millones de personas en
aquella guerra, lo que hace que en prácticamente toda familia rusa
haya por lo menos un pariente fallecido en ese período.

Rusia sale a las calles en cada una de sus ciudades para


conmemorar el aniversario del acontecimiento, y esta demostración
popular es televisada a cada rincón del país en cadena nacional. Al
desfile masivo de millones de personas le antecede en cada avenida
principal una exhibición del poderío militar de la nación. Ocurre algo
muy particular en esa jornada en la que se celebran el honor y el
compromiso. Los veteranos de guerra sobrevivientes, de edad muy
avanzada, algunos sentados en sus respectivas sillas de ruedas
pero vestidos por su familia para la ocasión, reciben cálidas
demostraciones de amor y reconocimiento por parte de la gente.
Les agradecen haberle devuelto el país a las generaciones futuras.

Reciben besos, dulces, regalos, y los niños se fotografían con ellos


en una comunión que emociona. Porque en Rusia los militares
lucharon para recuperar y garantizar la libertad, no para someter,
lacerar y torturar a su pueblo.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, más de cincuenta


empresas rusas fueron evacuadas a Ekaterimburgo. Incluso la
colección del Museo Estatal del Hermitage (el ex Palacio de invierno
de los Zares en San Petersburgo) y el Teatro del Arte Chéjov de
Moscú. En aquel lapso, el radiotransmisor más potente del país se
encontraba también en esta ciudad en la que hay más de medio
centenar de museos y un abanico amplio de oferta gastronómica de
alta calidad en el que se destacan el consumo de pelmeni
(“pelmen” en ruso significa “oreja de masa”) rellenos de carne de
cerdo, vaca y cordero, o salmón, y la aclamada cocina armenia.

El Gran Idolo de Shiguir, escultura de madera más antigua del


mundo, marca que en los Urales vivía gente que esculpía figuras
5.000 años antes de que se construyeran las pirámides de Egipto.
Se trata del objeto más célebre en exposición. Algunas de las
piezas del Museo de Historia de Ekaterimburgo halladas en la
periferia de la urbe datan de 8.000 años Antes de Cristo.

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El Museo Unido de los Escritores de los Urales resulta uno de los
mayores museos literarios de Rusia y ocupa un edificio entero de la
ciudad. Por su parte, el Museo de Bellas Artes de Ekaterimburgo
exhibe obras maestras genuinas de los artistas vanguardistas rusos
entre los años 1910 y 1920, así como otras de distintas corrientes y
de artistas más destacados de los países de la Comunidad de
Estados Independientes (CEI), durante la década de los 90s.

En Ekaterimburgo existen varios lugares en los que se ocultan


misterios. La Colina de la Ascensión, por ejemplo, que aún sin
haber sido objeto de investigaciones se volvió un lugar sagrado, ya
que algunas versiones indican que supuestamente se trata del lugar
en que fue asesinado Nicolás II, el último zar. O el de las
mazmorras secretas construidas en el Siglo XVIII por el
comerciante Rastorguev-Kharitonov en su Villa. La fosa común
descubierta por obreros bajo la plaza principal de la ciudad, en el
sitio sobre el que se erguía la vieja Catedral de la Epifanía,
protagoniza otro de los grandes enigmas de la historia de la ciudad.

No obstante, uno de esos secretos se develará el 18 de noviembre


de 2023, cuando se abra una “cápsula del tiempo” al celebrar el
300mo aniversario de la metrópoli, guardada herméticamente
desde la década de los 70s, legada para las próximas generaciones.

Otro de los lugares que hay que visitar aquí es el Centro


Presidencial Borís Yeltsin, inaugurado el 25 de noviembre de 2015.
Es un edificio de tres plantas y 80.000 m² que custodia la memoria
de los años 90s. El automóvil Chaika Gaz que utilizaba el
expresidente para moverse por Ekaterimburgo cuando era jefe del
Partido Comunista de Sverdlovsk (nombre de la ciudad entre 1924
y 1991); el Zil que usó cuando asumió la dirección de ese partido
en Moscú; la carta de ruptura a Mijaíl Serguéyevich Gorbachov que
precedió el fin de la U.R.S.S. en 1991; videos, objetos de época y
voces; y el trolebús -ahora convertido en un microcine- en el que
Yeltsin se subía de incógnito para pulsar la opinión de la gente en la
calle, reciben la visita de miles de personas cada año.

Es muy interesante seguir en este Centro el hilo de la historia que


estuvo a punto de desembocar en una nueva guerra civil en Rusia
entre los días 3 y 4 de octubre de 1993, cuando Borís Yeltsin como
titular del Poder Ejecutivo, decidió bombardear a cañonazos la sede

15
del Parlamento Soviético de Moscú liderado por Ruslan Khasbulatov.

Todo empezó cuando Yeltsin ordenó la Reforma Constitucional por


etapas en la Federación de Rusia y la disolución del Congreso y el
Soviet Supremo el 21 de septiembre, a través de su Decreto 1.400.
Dos días más tarde, el Parlamento abrió su décimo Congreso
Extraordinario de los Diputados del Pueblo y se interpretó la
maniobra de Yeltsin como un intento de Golpe de Estado. La Corte
Constitucional, presidida por Valery Zorkin, aprobó la destitución de
Yeltsin y la transmisión del poder al vicepresidente Alexandr
Rustkói, iniciativa que fogoneaba Khasbulatov tras el inesperado
decreto presidencial.

Yeltsin ordenó que la Policía y el ejército rodearan el edificio del


Soviet Supremo -actual Casa Blanca-, y se cortara el suministro de
agua, electricidad, comunicación telefónica y tránsito de personas y
vehículos. Grupos de voluntarios armados montaron guardia fuera
del edificio mientras que miles de simpatizantes del Soviet Supremo
se lanzaron a la calle para avanzar sobre la Casa Blanca, defendida
por los agentes de policía y los militares controlados por Yeltsin.
Por su parte, Rustkói ordenó a los militares afines al Soviet
Supremo que tomaran por la fuerza el Ayuntamiento y la sede de la
Televisión Federal. El pulso por el poder estaba echado y los
protagonistas de la disputa movían sus piezas para imponerse.

Los simpatizantes del Soviet Supremo intentaron tomar a las 19.00


horas la Torre y el Centro de Televisión de Ostankino (pronúnciese
Astánkina). Yeltsin entonces incrementó su ataque. Decretó el
estado de emergencia en Moscú, la renuncia de Rustkoi a su
flamante cargo, y ordenó la entrada masiva del ejército en Moscú.

El 4 de octubre de 1993 a las 07.30 horas comenzó el operativo de


limpieza en las inmediaciones de la Casa Blanca, y tras ser
informado del mismo, Yeltsin decidió que los tanques apostados
cerca bombardearan el edificio del Soviet Supremo. A las 18.00
horas los partidarios de la resistencia se rindieron y fueron
arrestados Rustkoi, Khasbulatov y otros líderes del movimiento
destituyente. El episodio se cobró la vida de 200 personas, y 1.000
resultaron heridas de gravedad. Fue la última vez en que Rusia
estuvo a punto de entrar de lleno en una nueva guerra civil.

16
Una legislación aprobada en 2008 prevé que Vladímir Putin, actual
presidente de Rusia, y Dmitri Anatólievich Medvédev (Leningrado
(actual San Petersburgo), 14 de septiembre de 1965), quien
presidiera el país entre 2008 y 2012, tengan también derecho,
como Yeltsin, a tener sus propios centros memoriales en el futuro.
Ambos acompañaron el día de la apertura del Centro Presidencial a
Naina Yeltsina, viuda del fallecido expresidente, quien hizo público
su deseo de que el lugar esté abierto a todo el mundo con
independencia de edad, nacionalidad e ideología política.

El Centro Presidencial Borís Yeltsin fue creado por Ralph


Appelbaum, diseñador de museos y autor de la Biblioteca Clinton de
Arkansas, el Centro Holocausto de Washington y el Museo de la
Tolerancia en Moscú, aprovechando en 2011 la estructura de un
centro comercial inacabado que se reacondicionó para su nuevo fin.
El edificio engalana el Business Center de una ciudad en la que no
se perciben nutridos contingentes de turistas orientales pese a ser
un ventanal con vistas panorámicas a Asia.

Ekaterimburgo, fundada por Vassily Tatischev y el militar e


ingeniero de origen alemán Georg Wilhelm de Gennin, le debe su
nombre a Catalina (Ekaterina) I, segunda esposa del emperador
Pedro I 'El Grande' -su mecenas-, y a Santa Catalina de Alejandría.

Durante 67 años, esta urbe reabierta a los extranjeros en 1990, en


la que se destaca la arquitectura de la Casa de Sevastiánov, una
mansión de estilo ecléctico construida con elementos neogóticos en
la primera mitad del Siglo XIX, llevó el nombre de Sverdlovsk en
honor a Yákov Svérdlov, político y revolucionario surgido de la
facción bolchevique del Partido Comunista.

Frente al Teatro Nacional de Ópera y Ballet, uno de los mejores y


más antiguos de Rusia, de estilo barroco, se ubica la Universidad
Federal de los Urales 'Borís Yeltsin' fundada en 2010 a partir de dos
centros de educación que ya funcionaban desde la década de los
años '20 del siglo pasado. En uno de ellos, la Universidad
Politécnica de los Urales, estudió el propio Yeltsin entre los años
1950 y 1955. Ekaterimburgo presenta un gran número de parques
y áreas verdes extensas. El Bosque Shartáshski, que recibe ese
nombre por el lago Shartash situado acá, es muy popular en la
época estival entre los habitantes de la también llamada “Ciudad de

17
la Juventud” por la gran cantidad de estudiantes que se preparan
en sus universidades e institutos.

Para efectuar un buen paseo de compras, hay tres lugares


recomendados y concurridos. Son los Centros Comerciales Grinvich,
cerca de la Catedral de Alexander Nevsky; Hermes Plaza, en la
intersección de la Avenida Malysheva y Sakko i Vantsetti; y Alatyr,
al lado del Sinema Park y el IMAX.

Ekaterimburgo propone un recorrido que no tiene pérdida en la


ciudad por la excelente disposición de la red de transporte público,
cuya central de autobuses de larga distancia se encuentra en el

Karnaval Mall. La ciudad también está muy bien comunicada con el


Aeropuerto Internacional de Koltsovo, el quinto con mayor volumen
de pasajeros después de los tres que operan en Moscú
(Domodédovo, Sheremétievo y Vnúkovo) y los dos que lo hacen en
San Petersburgo (Púlkovo I y Púlkovo II).

Ekaterimburgo, en cuya bandera hay una preponderancia del color


verde en recuerdo a la malaquita, piedra semipreciosa explotada en
otros tiempos pero que en la actualidad ya no se extrae, se pueden
visitar varios museos relacionados con la geología y mineralogía.
Cuando esa industria entró en decadencia tras la caída de la Unión
de Soviética que condujo a una desestabilización en la zona,
aparecieron algunas mafias que tomaron el control de la ciudad en
la década de los noventas. Afortunadamente aquella época quedó
atrás y la gente está volcada con la gestión de gobierno del Alcalde
Yevgueni Roizman.

18
Samara

La capital espacial de Rusia se encuentra a 1.066 kilómetros de


Moscú. Dar un paseo vespertino en primavera por su costanera, a
metros de la ribera del Volga, equivale a encontrarse con una
puesta de sol de cine. ¿La mejor ubicación? Frente a la Plaza de la
Fama en el Distrito Leninsky, a metros del 'Monumento a la Gloria'.
En ese lugar, con la fuente de aguas danzantes que nos hipnotiza
cuando le damos la espalda al río y dirigimos la mirada hacia la
ciudad, estará ubicado el Fan Fest local del Mundial durante la Copa
del Mundo de Rusia 2018.

En esta época del año llama la atención encontrar muy alto aún el
nivel de las aguas del Volga. En plena etapa de deshielo el volumen
del agua llega a cubrir las playas y sólo permite que se vean las
copas de los árboles más altos. Lo mismo ocurre en las restantes
ciudades que son atravesadas por este y otros ríos caudalosos
como por ejemplo el Don en Rostov. El sistema de esclusas y
compuertas ha de permanecer bajo control estricto porque de lo
contrario habría crecidas que encenderían la alarma en las
poblaciones y ciudades de las zonas aledañas.

En Samara nos alojamos en un hóstel que no está tan cerca del


centro como el que teníamos en Ekaterimburgo. Se ubica entrando
en la zona urbanizada que da la bienvenida a la ciudad cuando uno
llega procedente del coqueto Aeropuerto Internacional de
Kurúmoch. El primero en Rusia que adoptó la modalidad de
aterrizaje con sistemas satelitales para los vuelos. Algo acorde a la
importancia crucial que la ciudad y esta región tienen para la
industria aeroespacial rusa. En Samara se fabrica el noventa por
ciento de las partes que componen cada nave espacial Soyuz y los
cohetes que las colocan en órbita. Esto, desde mucho antes de que
Yuri Alekséyevich Gagarin (Klúshino, Unión Soviética, 9 de marzo
de 1934-Novosyolovo, Unión Soviética, 27 de marzo de 1968) se
convirtiera en el primer ser humano que viajó al espacio exterior.

La relación de Samara con la industria aeroespacial se comenzó a


tejer el 1 de octubre de 1941, cuando la Wehrmatch (armada
terrestre de la Alemania nazi) se acercó hasta Khárkov, a sólo 250
kilómetros de la fábrica de aviación de Vorónezh, montada en 1932.
Iósif Vissariónovich Dzhugashvili 'Stalin' (Gori, Georgia, 18 de

19
diciembre de 1878-Moscú, Unión Soviética, 5 de marzo de 1953),
Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética entre 1922 y 1952, y Presidente del Consejo de
Ministros de la Unión Soviética entre 1941 y 1953, decidió mudar
esta fábrica clave para las aspiraciones del ejército soviético a
Kúibyshev, nombre de Samara hasta 1991 en honor a Valerián
Vladímirovich Kúibyshev, expresidente del Soviet local.

Al principio, el ritmo de producción alcanzaba a completar el


montaje de una aeronave por día, pero el propio Stalin exigió
mayores resultados y llegaron a construirse a diario 15 aviones de
asalto II-2. Samara acabó abasteciendo al ejército de más de
36.000 “tanques voladores” -así llamaban los milicianos
popularmente a este modelo-, el 75% de los aviones de la fuerza
aérea soviética utilizados durante toda la Segunda Guerra Mundial.

Después de la Gran Guerra Patria, Stalin y su gobierno fueron tras


un nuevo reto tratando de anticiparse a cualquier otra amenaza que
pudiera surgir. Buscaron entonces diseñar una aviación estratégica
capaz de transportar el armamento nuclear y al mismo tiempo, de
lanzar ataques. La base de estas aeronaves fueron los aviones de la
familia Tubólev. En 1949 patentaron el primero, el TU-4, creado a
imagen y semejanza del B-29 norteamericano que había lanzado
las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Fue este avión el
que se utilizó en 1954 para el primer ensayo nuclear soviético en
condiciones de campaña, según una reseña histórica ofrecida por la
web especializada Russia Beyond The Headlines (RBTH).

Entre las décadas de los 50s y los 70s los constructores


aeronáuticos de Kúibyshev perfeccionaron los TU. El nuevo modelo
fue el TU-95, luego prototipo durante varias décadas de la aviación
estratégica en las fuerzas armadas de la Unión Soviética. La
estructura del TU-95 resultó ser tan universal que a partir de ella
fue posible producir también aviones civiles como el TU-114 de
pasajeros, el único que durante más de 20 años de utilización no
tuvo jamás un accidente. Tan segura salió esta aeronave que en
1959 una delegación soviética encabezada por Nikita Serguéievich

Jruschov (Kalínovka, 15 de abril de 1894-Moscú, 11 de septiembre


de 1971), el presidente entre 1958 y 1964, voló a Washington,
Estados Unidos, en un avión que aún no había sido probado. En

20
Kúibyshev se produjeron en serie los TU-154 desde 1968. Y casi
todos estos aviones, que durante 30 años fueron la base del parque
aéreo de pasajeros de la Unión Soviética y de Rusia, salieron de
esta fábrica.

La empresa intenta recuperarse a día de hoy de la crisis de los 90s,


y el proyecto piloto de la fábrica en Samara es el avión AN-140,
pensado para ser en un futuro la base de la aviación de transporte
militar de Rusia. En 2014 se planteó la idea de producir en Samara
el modelo IL-114 que debería convertirse en el principal tipo de
avión para prestar servicio a las aerolíneas locales, pero aún queda
mucho por reconstruir. Sin embargo, la fábrica funciona y conserva
sus ricas tradiciones.

Hoy se constata el crecimiento y


la modernización rusa en este
área en el Museo 'Samara
Cosmos' de la Cosmonáutica. Allí
nos acompañó para que lo
conociéramos Anna
Shaimardanova, coordinadora de
prensa del Comité Organizador
Local de la Copa del Mundo de
fútbol 2018, y nuestra anfitriona
en la ciudad. En el lugar
sorprenden varios hallazgos,
entre ellos, encontrar máquinas
expendedoras de los alimentos
que consumen los astronautas
durante sus travesías por el
espacio.

En Samara también fue


construido en 1942 por orden del
Gobierno, el búnker subterráneo
de Stalin. Si la Unión Soviética
hubiera caído derrotada en la
Segunda Guerra Mundial frente a
la Alemania fascista de Adolf
Hitler, el lugar estaba preparado
para acoger y ocultar al líder y a sus más estrechos colaboradores.

21
El historiador Valery Erofeev reveló en una entrevista concedida al
portal Russia Beyond The Headlines (RBTH) que la existencia del
búnker, en cuya construcción se involucró a varias dotaciones de
trabajadores del Metró de Moscú, fue revelada por el KGB y el FSB,
organismos de Inteligencia soviéticos dependientes del Gobierno,
en 1990. Es decir, casi 50 años después de la muerte de Stalin.
Otra prueba cabal más de la capacidad de los rusos para guardar
celosamente sus intimidades.

Como todas las cuestiones de alta seguridad que están relacionadas


con el Gobierno, el operativo de creación del “Objeto Número 1”
según los archivos desclasificados por los Servicios de Seguridad
rusos, se llevó a cabo bajo un estricto secreto de Estado. El búnker
se encuentra a 40 metros de profundidad en el subsuelo de Samara
y se acondicionó para que en su interior pudiera albergar a 600
personas con diferentes comodidades. “El Búnker de Stalin” es en
la actualidad un Museo que recibe importante afluencia de público
desde todos los rincones del país. Otro punto de atracción turística
en esta ciudad en la que es muy popular el club Krylia Sovétov.

Quienes visitan esta población de 1.169.719 habitantes suelen


aprovechar el tiempo para llegarse hasta la reserva natural de la
Curva de Samara, meandro del Río Volga sobre su margen
izquierdo, cuya extensión es de 200 kilómetros. Y a los Montes
Zhigulí, cadena de montañas boscosas con una altitud máxima de
380 metros que se ubica a la derecha del mismo río, en la cual se
extrae petróleo desde la época de la Segunda Guerra Mundial.

A mediados del siglo XIX, Samara fue apodada la Chicago rusa


después de que se transformara en cuna de fortunas después de
convertirse en el mayor centro comercial del Volga. Era una ciudad
mercantil, y los nuevos ricos trajeron a algunos de los mejores
arquitectos para construir sus magníficas casonas modernistas,
edificios públicos de gran belleza, e imponentes lugares de culto.
Una de las construcciones más famosas es la mansión del artista y
comerciante Konstantin Golovkin, con vistas al Volga, custodiada
por las estatuas de dos gigantescos elefantes.

La revolución rusa trocó la ciudad en un centro industrial, lo que


animó a erigir numerosos edificios constructivistas como el Fabrika
Kukhnya, o Fábrica Alimenticia, una cantina con forma de hoz y

22
martillo que se encuentra en el centro de la ciudad. La Fábrica
Alimenticia desencadenó su propia revuelta en 2010, cuando los
promotores inmobiliarios locales buscaron destruirla y reemplazarla
por un centro comercial de varios pisos. Vitaly Stadnikov, arquitecto
conservador y defensor de las tradiciones, organizó protestas
originales, atrajo a cientos de activistas y consiguió frenar el
derrumbe del lugar. Stadnikov afirmó entonces en declaraciones a
los medios locales que “el índice de destrucción es realmente
impactante para aquellos que conocen Samara. Muchos de sus
edificios más conocidos han sido demolidos o incendiados, o se han
abandonado. La comercialización desenfrenada, el incumplimiento
de las leyes y la corrupción, son los responsables”.
Lo cierto es que la apariencia de Samara ha cambiado muchísimo
en los últimos diez años. “Ha habido tal nivel indiscriminado de
construcción que el alma de la ciudad se está consumiendo poco a
poco”, aseguró en este mismo período Natalia Dushkina, profesora
del Instituto Arquitectónico de Moscú y nieta del arquitecto Alexei
Shchusev, diseñador del Mausoleo de Lenin. Una de las grandes
discusiones cuya vigencia se mantiene desde hace más de 20 años,
tiene que ver con la política de suplantación de las casas de madera
tradicionales que promueven algunos intereses. Algunas de estas
viviendas se mantienen en pie desde antes de la época soviética.
Son históricas y le otorgan un carácter especial a muchas ciudades,
incluso algunas que serán sede del próximo Mundial de fútbol como
la propia Samara o Nizhni Nóvgorod.

Los activistas destacan iniciativas como la de la ciudad de Tomsk,


que restauró muchas de sus casas de madera. Stadnikov, junto a
Save Europe’s Heritage y la Sociedad de Preservación
Arquitectónica de Moscú, desarrollaron el informe titulado “Samara:
una ciudad en peligro junto al Volga”. Y se ofrecieron en su
momento para restaurar uno de los edificios de madera de la ciudad
y demostrar cómo esa restauración podía reactivar un área de la
ciudad a fin de reavivar el turismo de cara a la Copa del Mundo.
Pero la fuerza del informe del arquitecto, si bien generó
comentarios optimistas al comienzo, se fue diluyendo con el tiempo
frente al ímpetu renovado del empresariado inmobiliario.

Mientras tanto, Samara ha mejorado su infraestructura y las vías de


acceso rápido al nuevo Estadio, que apunta a ser bautizado
oficialmente Cosmos Samara Stadium precisamente por el vínculo

23
entre la ciudad y su rica historia aeroespacial y de aeronavegación.
16 propuestas en materia de museos oficiales propone Samara a
sus visitantes, además de los dos reseñados sobre la Cosmonáutica
y el Búnker.
Estos son el de Arte Regional, el del Ferrocarril de
Kúibyshev, el Restaurante Museo 'Apartamento viejo', el Parque de
Milagros Galileo. El Museo Alabin, el Museo Histórico Militar, La
Finca Museo Tolstói, la Casa Museo de Lenin, el Museo del Ministerio
de Situaciones de Emergencia. El Museo del Modernismo, la Galería
de Arte Infantil, el Museo de Aviación y Cosmonáutica Ssau. El
Museo Zoológico Floróv, el Museo de las Tradiciones Rusas
'Górnitsa', y el Museo de Fotografía y museo de Colecciones.
Además del más que particular Museo del Fútbol creado y fundado
por Sergei Leibgrad. Lugar que también visitamos, cerca de la
peatonal Leningrádskaya y en el que descubrimos tres conexiones
entre el fútbol sudamericano y el Krylia Sovetov (léase Crúlua
Sovietov, que en ruso significa “las alas de los soviéticos”), equipo
más representativo de Samara, que hasta la temporada 2016-17
militó en la Premier League, primera división del fútbol de Rusia.

En el Krylia Sovetov jugó el argentino Gustavo Alejandro Lillo (8 de


agosto de 1973, Mendoza), defensor central o volante que comenzó
su carrera en Godoy Cruz Antonio Tomba en 1994 y luego pasó por
Talleres de Córdoba y tres clubes mendocinos más, San Martín,
Gimnasia y Esgrima, y Guaymallén. 'El Loco' Lillo disputó 31
partidos con la camiseta celeste de “las alas...” entre 2002 y 2003 y
es recordado por su calidad técnica para salir jugando, y por la
personalidad que le transmitía a la defensa.

También han formado parte de los samarenses los chilenos Nicolás


Canales (27 de junio de 1985, Santiago), actual delantero zurdo del
Rangers de Talca, quien alcanzó a disputar 5 juegos, ninguno como
titular, en 2015-16. Y el arquero Eduardo Lobos (30 de julio de
1981, Curicó), ahora guardameta del Everton de Viña del Mar,
quien custodió los tres palos del cuadro azul entre 2005 y 2010.

En otro orden, Viktor Karpov, capitán legendario del último gran


Krylia, dirigido por Alexander Kuzmich, y que finalizó 4to en la
Premier Liga rusa en 1951, siendo finalista de la Copa Soviética en
1953, tenía una devoción especial por el tango argentino. Lo
bailaba a la perfección. Y como entrenador, coronando un ciclo que

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le tuvo 22 años en el club entre 1947 y 1969, utilizaba esta música
para conseguir que sus dirigidos se relajaran antes de los partidos.

Respecto a lugares tradicionales, no se olviden de dedicarle un


buen capítulo de su tiempo en Samara a la cata de cerveza. El lugar
para hacerlo es Von Vacano, Casa que popularizó su cerveza
artesanal hace casi un siglo. Allí, la fábrica de cerveza
Zhigulióvskoye, inaugurada en 1880 por Alfred Josef María Ritter
von Vacano, un aristócrata austríaco de origen húngaro-alemán,
hace las delicias de locales y visitantes. Von Vacano demostró ser
un magnífico maestro cervecero y un gran comerciante: a los pocos
años de comenzar el negocio, su pequeña fábrica se había
convertido en la mejor de Rusia y estaba a la altura de los
fabricantes europeos. Poseía su propia central eléctrica y frigoríficos
eléctricos, poco comunes en aquella época, así como transporte
ferroviario y fluvial propio, y las más estrictas normas de higiene.

Von Vacano bautizó su fábrica tomando la nomenclatura de los


acantilados Zhigulióvskie ubicados cerca del Río Volga, en los que
vivió Stepán Razin, conocido como el Robin Hood ruso, quien en
1670 proclamó la abolición de la esclavitud, el principio de igualdad
y el fin de los privilegios, desafiando el poder del Zar. La fábrica
producía distintos tipos de cerveza, pero el más popular de todos
era la 'Viénskoye', versión local de la lager vienesa, variedad casi
archivada en Europa hoy en día. Similar a la pilsen (cerveza de
malta rubia, madurada en condiciones de baja temperatura
mediante baja fermentación), esta cerveza es más densa, posee un
color más saturado que va del ámbar al rojo, y un dejo amargo.

Hacia finales del siglo la cerveza de von Vacano no sólo se servía en


los mejores restaurantes de esta región rica del Volga, sino que
también se exportaba al extranjero. El sabor excelente de esta
cerveza se debía a la calidad de la materia prima, el cuidado de las
normas de producción y el agua famosa del Volga, todavía no
contaminada.

Aún cuando los bolcheviques confiscaron la fábrica y enviaron a Von


Vacano a morir pobre en su Austria natal, no pudieron eliminar su
legado y acabaron manteniendo la cultura de su producción. En los
primeros años de la década de los 30s Anastás Mikoyán, ministro
de Industria Alimentaria del gobierno de Stalin, visitó la fábrica y

25
quedó fascinado con el sabor de la cerveza, pero ordenó cambiarle
el nombre por otro menos burgués. La solución llegó enseguida. La
cerveza pasó a llamarse como la fábrica, Zhigulióvskoye, y nació su
leyenda. La Zhigulióvskoye pasó a ser de consumo masivo en todo
el país. En más de 700 lugares de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas se empezó a fabricar cerveza con esa
denominación. Ahora mismo se ha multiplicado la producción, pero
sólo existe una auténtica Zhigulióvskoye. La que se elabora en la
fábrica original, en Samara.

Esta bebida se sirve hoy en día en los buenos restaurantes de


Moscú por más que en sus inicios se trataba de una cerveza barata.
Ahora su precio iguala lo que cuesta una cerveza inglesa o nórdica
de importación. La curiosidad es que la cerveza Zhigulióvskoye
auténtica debe servirse tirada ya que, al no estar pasteurizada,
como no tolera el transporte embotellado pierde su textura y su
cuerpo. Los rusos amantes de la cerveza están convencidos de que
la Zhigulióvskoye es una lager vienesa más auténtica que, por
ejemplo, la elaborada con cebada mexicana, cuyo lúpulo es más
dulce.

26
Volgogrado

“¿Habrá sido este el primer vuelo del piloto?”. Seguramente todos


los pasajeros del avión nos hicimos la misma pregunta después de
llegar sanos y salvos a Volgogrado. El servicio de Aeroflot fue
estupendo durante todo nuestro viaje por Rusia, pero el despegue
desde Moscú, algún movimiento durante este trayecto de 971
kilómetros impropio de alguien con experiencia, y el inquietante
aterrizaje en el Aeropuerto Gumrak, permanecerán en nuestra
memoria en el tope del ránking de desplazamientos desagradables.
Si le sumamos la impericia del responsable del viaje a la costumbre
burocrática de polarizar la mayoría de los vuelos haciéndolos pasar
de manera obligada por Moscú, con el engorro que eso significa y el
fastidio que agrega la pérdida de tiempo, la sensación que queda es
cualquiera menos placer. Así las cosas, llegamos al corazón
espiritual de Rusia felices por sentir el efecto de pellizcarnos los
carrillos. En esta ciudad se comenzó a gestar la victoria soviética en
la Segunda Guerra Mundial frente a la Alemania nazi.

El Volgogrado Arena emerge a orillas del río Volga, en donde se


escribió con sangre una parte muy importante de la historia de la
humanidad. Se trata de un estadio precioso con aforo para 45.000
espectadores, en el que se disputarán cuatro encuentros de la fase
de grupos del Mundial 2018. El coliseo se levantó sobre las cenizas
del viejo estadio Central. A los pies de la colina Mamáyev Kurgan
(léase “Mamái Kurgán”), sobre la que empezó la reconquista de los
soviéticos, y en cuya cima la Estatua de la Madre Patria arenga en
silencio.

Lo vemos todo desde lejos a bordo del automóvil que conduce el


simpático Vladímir, remisero que nos lleva desde el aeropuerto
hasta nuestro lugar de alojamiento. 'Homestay on Shtemenko', un
departamento de tres ambientes cuya dueña alquila a huéspedes
cada una de sus dos habitaciones a través de la plataforma
Booking.com. Está en un típico barrio soviético, alejado del centro,
donde se amontonan varios bloques de viviendas comunitarias al
costado de la Avenida Shtemenko. Cruzar esta vía rápida les va a
conducir a 'Хорошие' (léase 'Jaráshie'), restorán atendido por dos
mozas condescendientes en el que se sirve una carne muy sabrosa
llamada “rib eye” (especie de bife de chorizo o entrecote a 4 finas
hierbas), con salsas en cada esquina de la tabla de madera para

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sazonarlo, a precio prohibitivo aunque vale la pena el sacrificio.

¿Una recomendación? Permanezca siempre muy atento al menú en


la carta. Al costado de lo que pretenda, sea carne, pescado o
mariscos (como gambones por ejemplo), fíjese bien si figura entre
paréntesis el concepto “precio cada 100 gramos”. Si es así, tenga
mucho cuidado con lo que va a pedir. Si no presta la debida
atención, es muy probable que le esquilmen con la excusa del peso
y que su billetera se
desangre después de
solicitar la cuenta.

Recorrer Rusia de la
manera en que lo
hacemos nos permite
dimensionar el contraste
entre sus ciudades de
forma rápida y precisa.
Pasar de Sochi a
Volgogrado, por ejemplo,
representa un cambio
radical. No hay rincón de
esta ciudad que conozca
el lujo y la opulencia.
Tampoco hoteles de cinco
estrellas. Desde el
aeropuerto hasta el Barrio
Shtemenko, la radiografía
de la urbe resulta la
imagen de un paraje
anacrónico y deslucido.

A metros de los juegos para niños en el parque comunitario, una


anciana con gafas, pañuelo blanco en la cabeza que incluye lunares
celestes, y un chaleco de algodón con cremallera que le cubre la
parte superior de su vestido enterizo repleto de ilustraciones
gastadas, ha bajado de su departamento con un cuchillo corto y
puntiagudo para limpiar las escamas de un pescado sanguinolento.

Lo hace sobre un papel de diario, a centímetros del césped. Cuando


le pedimos permiso para capturar una imagen de época, ella se

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presta sin poner inconvenientes. La lente capta su mano izquierda
arrugada sosteniendo la cabeza del pescado, y al mismo tiempo la
derecha exhibe una destreza sobresaliente para pelarlo. Una madre
o abuela le habrá legado esa técnica para desvestir al animal en
menos de tres minutos. Certeza de que hay una gran historia de
trabajo, sacrificios y privaciones detrás de ese momento, que a ella
le parece rutinario y a nosotros nos hace pensar.

Volgogrado se llama así desde 1961, cuando fue bautizada de esa


manera para remitir a su ubicación al costado del río Volga.
Pavel Timachev, director de eventos del Comité Organizador de la
Copa del Mundo en esta sede, nos explica que “aparentemente
modificaron el prefijo porque habría resultado cacofónico nombrarla
“Volgagrado”. Por eso cambiaron a “Volgo”. La palabra “grado” es
una terminación en eslavo que significa 'ciudad'”.

Sin embargo, tuvo otros dos nombres con anterioridad. Primero se


llamó “Tsaritsyn” entre 1589 y 1925 por el río Tsaritsa, que
confluye con el Volga. Cerca de su caudal se erigió la primera
fortificación y luego se expandió la ciudad. No tiene nada que ver
con una supuesta referencia a los zares. El nombre se desprende de
la denominación que le colocaron los tártaros al descubrirlo. El río
Sary Su (“Agua Amarilla”).

Después, en 1925, pasó a llamarse Stalingrado en honor a Iósif


Stalin, quien lideró el Ejército Rojo que resistió el asedio a la ciudad
durante la Guerra Civil posterior a la Revolución. Stalin comandó a
la resistencia bolchevique que acabó imponiéndose al Ejército
Blanco integrado por las Fuerzas Armadas de Rusia Meridional,
milicias nacionalistas multitudinarias contrarrevolucionarias, leales
por ende al zarismo.

Volgogrado ha sido sede de numerosos episodios bélicos y gestas


sin par. Por eso su tierra suele evocar nuevas viejas historias sobre
penas y glorias. Así fue como los obreros encontraron varias minas
antipersona y restos de armas de la época de la Gran Guerra Patria
a finales de 2014, cuando reacondicionaban el terreno para levantar
el Volgogrado Arena. En diez oportunidades el personal encontró
armamento bajo el piso, y las fuerzas armadas debieron llevárselo
fuera de la ciudad para detonarlo. En otra ocasión el
descubrimiento fue aún más escabroso. Hallaron los restos de dos

29
soldados fallecidos en los bombardeos durante la Batalla de
Stalingrado, que luego fueron sometidos al estudio de ADN para
conocer su identidad e informar a sus respectivas familias.

Maria Rudenko, responsable de prensa y comunicación de la


empresa constructora, nos asegura que desde entonces “se
adoptaron todas las medidas para que el estadio garantice máxima
seguridad. No hay nada que temer”.

El Volgogrado Arena es el único de todos los estadios sede de la


Copa del Mundo de 2018 cuyo techo fue colocado todo al mismo
tiempo y no por partes. Se logró en mayo de 2017, al poner en
práctica el mecanismo novedoso 'Bántovoi', “proceso de joyería
-según explica Rudenko-, por la precisión que se requiere para fijar
a gran altura un anillo de compresión que pesa alrededor de 2.300
toneladas, mediante un sistema hidráulico manejado por una
combinación de hardware y software”.

María Rudenko es una comunicadora altamente cualificada, bella y


agradable en el trato. Rubia, de cabello ondulado largo y ojos
felinos de color azul, nacida en Volgogrado. Por su experiencia y
excelencia en el manejo de varios idiomas, las autoridades del
Comité Organizador Local tenían decidido contratarla cuando
finalizara su labor tras la construcción del estadio. No es fácil
encontrar en Rusia gente como ella o Pavel, docente universitario
antes de trabajar junto al gobierno de su ciudad. Los profesionales
como ellos, máxime si son políglotas, cotizan su labor al alza.

A Pavel siempre le vamos a agradecer el tiempo que se tomó para


interiorizarse sobre las anécdotas más impactantes acerca de la
Segunda Guerra Mundial, explicarnos detalles sobre la historia de
Volgogrado, informarnos los puntos salientes de la ciudad, y
guiarnos incluso en la degustación de la mejor gastronomía de la
región. En este sentido nos condujo al Café Marusya, ubicado sobre
la calle Alleya Geroev, a unos cien metros del frame que ilustra la
condición de Volgogrado como sede del Mundial de fútbol. El sitio
donde se emplazó el Fan Fest de la Copa del Mundo un mes antes
del Mundial.

El Café Marusya es un lugar que aparenta ser exclusivo frente al


Park Pobedy, con el río Volga al frente. El Comité Organizador Local

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lo utiliza para agasajar a los periodistas extranjeros. El personal del
lugar les habilita una elegante sala privada en un entrepiso para
disfrutar de la comida y desarrollar reuniones sin ruidos molestos o
interrupciones. Allí saboreamos la Okroshka, sopa fría con jamón,
huevo y vegetales. Pastas y pescado como platos principales, todo
regado con Krushon, sangría liviana ideal para consumir en verano.
Un almuerzo que no resulta tan accesible para el bolsillo local
promedio, cuyo ingreso difícilmente supera al mes los 500 euros.

Mamáyev Kurgán es algo así como una montaña sagrada. Se trata


del punto estratégico ubicado 102 metros de altura sobre el nivel
del mar, cuyo dominio se disputaron las fuerzas alemanas y las
soviéticas durante la Batalla de Stalingrado en la que más de
2.000.000 de personas perdieron la vida, y que redujo la ciudad
casi a cenizas. Hacia el cerro vamos después de almorzar, con todos
los sentidos expectantes.

“Nunca un paso atrás. Siempre hacia delante”. La 'Orden 227' de


Iósif Stalin valía para cualquier militar del “glorioso Ejército Rojo”
en la Segunda Guerra Mundial y ordenaba la ejecución por parte de
sus propios camaradas del oficial o soldado que intentara desertar o
retroceder al momento de presentar batalla contra los nazis. La
escena se produjo en diferentes ciudades. La obsesión de Adolf
Hitler por conquistar la Unión Soviética expandir la Alemania
fascista empezando por Stalingrado, le llevó a destinar 3.000.000
de efectivos e innumerables recursos a la “Operación Barbarroja”.

Ansiaba someter la ciudad que llevaba el nombre de Stalin para


darle un martillazo al comunismo y apropiarse de las riquezas
enormes de un país cuya gente le parecía ingenua y manejable.
Entonces, la relación a veces muy dispar con las tropas enemigas
solía provocar la espantada de soldados soviéticos. No por rebeldía,
sino por miedo. Stalin no lo toleró y con la '227' en vigor desde el
28 de julio de 1942, los miedosos pasaron a ser castigados por el
sistema del mismo modo en que este pulverizaba a los rebeldes.

Como revelan documentos publicados en la década de los noventa


por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (SFS), 41 batallones
especiales diseñados para evitar las deserciones, actuaban en la
zona del Don y de Stalingrado. Entre el 1 de agosto y el 15 de
octubre de 1942 fueron detenidos 140.755 soldados soviéticos que

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huían del frente. Casi 4.000 fueron arrestados y 1.189 fusilados.
Durante la Batalla de Stalingrado, cerca de 13.500 soldados y
oficiales fueron condenados a muerte por los tribunales militares.
Los fusilaban por retroceder sin esa orden, por autolesionarse, por
deserción, saqueo, latrocinio y/o agitación antisoviética.

En 1941, con la guerra ya en desarrollo, Stalingrado era el destino


al cual las familias de Moscú y sus alrededores enviaban a sus
hijos, o al que directamente se mudaban con los enseres que
podían transportar pensando en que los nazis nunca llegarían allí,
Pero poco tiempo después se iba a convertir en la sede del combate
más salvaje y decisivo de la Gran Guerra Patria. La Batalla se libró
acá entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. Stalin
no quiso evacuar la ciudad y 40.000 personas murieron en la
primera semana de los bombardeos alemanes.

El historiador Michael K. Jones afirmó en una entrevista concedida


al canal de televisión Russia Today que Stalin utilizó a los civiles
para que sus soldados aumentaran el interés por defender la
ciudad. En segundo lugar, para evitar dar una señal de debilidad al
oponente. La 'Orden 227' exacerbó el patriotismo. La gente se
encontró en un callejón sin salida. Ante la disyuntiva de convertirse
en héroes anónimos, o morir en el intento por recuperar la libertad
de la que gozaban hasta la llegada de la Luftwaffe (fuerza aérea
alemana).

Los relatos de la época son espeluznantes. Vladímir Beregovói, jefe


de la Asociación 'Niños de Stalingrado', recopiló cuidadosamente
información sobre la vivencia de menores durante la guerra y
muchas causan horror. Uno de ellos lo narró en diálogo con RT TV.
“Una chica de nombre Klara contó en sus memorias que mientras
estaba en un bote navegando en el Volga, llegaron los aviones
alemanes, bombardearon a las embarcaciones, prendieron fuego
los transbordadores, y que cuando recuperó el conocimiento se vio
a sí misma en el agua rodeada de cadáveres y sangre. Eso la llevó
a convencerse de que estaba en el infierno. Se preguntó, ¿de qué
otro modo sino puede haber tantos muertos a mi lado?”.

Cuando los soldados del Heer (ejército terrestre alemán) entraron


en Stalingrado, la División 62 del Ejército Rojo organizó líneas de
defensa entre los escombros, con puntos de apoyo en las casas y

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las fábricas que aún se mantenían en pie. La batalla se convirtió de
repente en una guerra de guerrillas y una carnicería puerta a
puerta.

Vasily Ivánovich Chuikov (12 de febrero de 1900, Silver Ponds,


Moscú-18 de marzo de 1982, Moscú) gestionó la D62 al
límite, enloqueció a los alemanes con sus tácticas en lo que llamó
“la Academia de Lucha Callejera de Staligrado”, y acabó por
desmoronar sus expectativas. Los cercó, les desgastó y los obligó a
retroceder. Tiempo después condujo la división, ahora ascendida en
rango y bautizada Octavo Ejército de la Guardia, siempre como
parte del Frente Bielorruso liderado por Gueorgui Konstantínovich
Zhúkov (1 de diciembre de 1896, Strelkovka, Maloyaroslávets-18
de junio de 1974, Moscú), y tomaron Berlín en abril de 1945.

Ambos militares fueron nombrados Héroes de Guerra. La 'Estatua


del Soldado' en el Parque Memorial de Mamáyev Kurgan está
inspirada en Vasily Chuikov, único mariscal ruso enterrado fuera de
Moscú. El hombre al que le gustaban los acordes del tango
argentino y solía poner esa música en los megáfonos dispersos por
la ciudad en ruinas, con un mensaje en deutsche sprache entre
canción y canción destinado a descentrar a los soldados invasores:
“cada siete segundos muere un soldado alemán en Rusia.
Stalingrado es una fosa común”. Sus restos yacen acá, en la ciudad
a la que ayudó a emanciparse y en la que aún se recuerda otra de
sus sentencias: “El tiempo es sangre”.

En las calles se estimaba que un soldado vivía un día. Un teniente,


una semana. Y el jefe de batallón, “con suerte” dos o tres. Para
Beregovói, los únicos que podían aspirar a vivir más “eran los
generales”. Sin embargo, Vassili Záitsev, temible soldado
francotirador en aquel conflicto que inspiró decenas de libros y
películas, fue condecorado tras matar a 225 militares alemanes
entre soldados y oficiales, y murió recién en 1991. Diez días antes
de que se disolviera la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

La información que los soviéticos obtuvieron entre finales de


septiembre y principios de octubre, cuando se aproximaba el
invierno, sobre la debilidad de los nazis en sus flancos, reforzados
con soldados italianos, rumanos y húngaros escasos de provisiones,
discriminados, y armados con cañones franceses que registraban

33
diversas fallas, resultó fundamental para rodear a los alemanes el
23 de noviembre de 1942.

Así forzaron la rendición del Mariscal Friedrich Wilhelm Ernst Paulus


(Guxhagen, Hesse, 23 de septiembre de 1890-Dresde, 1 de febrero
de 1957) el 31 de enero de 1943 en su cuartel de los Almacenes
Univermag. El contraataque soviético a principios de mes, con
tropas armadas con fusiles Mosin-Nagant y camiones blindados
dotados de lanzacohetes Katyusha, golpeó a los alemanes. Cortó
sus vías de abastecimiento y los expuso a la inanición e inclemencia
del clima. Allí donde hoy, y desde 1957, se encuentra el Hotel
Intourist, Paulus fue hecho prisionero junto a sus generales,
mientras que en los sótanos del lugar esperaban ser atendidos con
urgencia, hacinados, 3.000 heridos entre los que se contaban
también víctimas de fiebre paratifoidea, tifus y disentería.

Las historias de quienes conseguían alcanzar la otra orilla del Volga


esquivando el fuego del combustible ardiente y las bombas de la
aviación alemana, se unen a las de los sobrevivientes atrincherados
entre las ruinas, que aparecían de la nada para cobrarse la vida de
algún nazi incauto. Junto a ellas, también las de kamikazes que se
ganaron la inmortalidad gracias a alguna heroicidad.

Uno de estos últimos fue el infante de


marina Mijail Panikako (en ruso
se lee “Panicaja”), quien se inmoló
contra un tanque alemán después de
ser alcanzado por una bala en el
momento en que iba a lanzarle un
cóctel molotov al vehículo.

El Teniente General Vasily Chuikov vio


como el soldado se empapaba con el
líquido “y echaba a arder”, y reflejó en
el libro en que publicó sus memorias
que “a pesar del terrible dolor, no
perdió en ningún momento el
conocimiento. El tanque se había
acercado más y todo el mundo vio a un hombre en llamas saltar de
la trinchera, correr hasta el tanque alemán y estrellar la botella
contra la parrilla del motor de la escotilla. Un segundo después, un

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enorme manto de fuego y humo rodearon tanto el tanque como al
héroe que lo había destruido”.

El libro 'The Beginning of the Road' (“El comienzo del camino”) con
las memorias de Vasily Chuikov, se editó en 1963 y registró, entre
muchas otras cosas, el sacrificio de Panikako, cuya acción le
transformó en héroe de guerra y forma parte en la actualidad del
enorme panel de 48 metros del Museo Militar de Stalingrado en
Volgogrado en el cual se grabaron los nombres de estas personas.

Las agallas y el arrojo mostrados por la más amplia porción del


Ejército soviético resultarán siempre conmovedores. Sin ese coraje
y su valor consecuente, quién sabe qué habría sido de esta nación.

El Volgogrado Arena, en donde se van a disputar cuatro partidos de


la fase de grupos de la Copa del Mundo de Rusia 2018, llena de
orgullo a la ciudad. Con sus 4 rampas formidables de entrada y su
pendiente principal de acceso, el estadio se verá desde el cielo
durante el Mundial como una estrella. Tan grande como la soviética
que brilló el 2 de febrero de 1943, tras la rendición del último
reducto alemán en la mítica fábrica de acero y tractores llamada 'El
Octubre Rojo'.

35
Sochi

Cuando en 2009 Anatoly Pakhomov se convirtió en “Major”


(Alcalde, pronúnciese “méillor”) de Sochi al superar a Borís
Nemtsov en las elecciones, ésta empezó a transformarse en mucho
más que el resort de playa que había sido en los años 90s, cuyos
beneficios económicos parvos se debían casi exclusivamente a un
cambio de tendencia enorme tras la disolución de la Unión
Soviética. Cuando la gente dejó de frecuentar la Península de
Crimea en Ucrania como su destino vacacional favorito, y comenzó
a desplazarse a esta bella ciudad en la región de Krasnodar.

Sochi fue creciendo de manera paulatina, aún mientras el gran


público ruso optaba para sus períodos de descanso por alternativas
más económicas en la República de Abjasia -dentro de los límites
de Georgia, aunque no parte de ella-, o por la costa mediterránea
de Turquía.

El 4 de julio de 2007, día en que el Comité Olímpico Internacional


decidió en Guatemala que la ciudad fuera elegida sede de los
Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en detrimento de las
candidaturas de Salzburgo (Austria) y Pyeongchang (Corea del
Sur), marcó un antes y un después en Sochi. Dos años más tarde la
ciudad intensificó su proceso de transformación, y desde 2012
hasta ahora lo que era un balneario frente al Mar Negro se ha
convertido en un polo de atracción que la ha llevado a ser la quinta
urbe más importante de la Federación de Rusia después de Moscú,
San Petersburgo, Ekaterimburgo y Kazán. Pero no se conforma.

El curso de modernización que cambió por completo esta ciudad


fundada en 1896 sobre la base del Fuerte Navaguinskoye
(pronúnciese con acento en la “i”), levantado 58 años antes, no se
detiene. Sochi se dio a conocer masivamente cuando durante la
época soviética la gente supo que Stalin tenía su dacha favorita
(casa de campo, en ruso) en las afueras de la ciudad.

Su vegetación subtropical; sus lagunas mineralizadas a las que se


les confieren propiedades sanatorias; y su clima templado, que
puede ofrecer días de 25 grados incluso en invierno, hacen de Sochi
un paraíso. Un puerto glamuroso en el que anidan embarcaciones
de lujo a metros de la Avenida Nesebrskaya. El Centro Comercial de

36
alto standing Grand Marina, justo ahí. Con el lujoso Restorán
Chaika (Gaviota) y su terraza de pórticos con vista al mar en la
intersección con la calle Voykova. La escenografía remite a la zona
más exclusiva de la Costa Azul francesa. No es casual que una de
las sedes selectas de la afamada casa Louis Vuitton esté aquí.
Pakhomov destacó en una rueda de prensa a la que accedimos
invitados por el Comité Organizador Local del Mundial, las bondades
de una ciudad que no quiere parar de crecer, ofreciéndose ahora
como terreno fértil para recibir inversiones por parte de los grandes
capitales extranjeros.

Hay un meticuloso plan urbanístico para aumentar de forma


exponencial el posicionamiento de Sochi a nivel internacional. Cada
movimiento tiene que ver con esto. Hasta el Gran Premio de
Fórmula 1 de automovilismo, que se celebra en la ciudad desde
2014 y tenía un contrato firmado hasta 2020. A la vista de cómo ha
potenciado a la ciudad, la renovación del contrato se ha acordado ni
más ni menos que tres años antes de que el vínculo caduque.
El pasado 28 de febrero de 2017 se firmó una ampliación del
vínculo hasta 2025. Sochi pasó a pagar la cuota más alta de todas
las plazas que reciben el circo de la Fórmula 1. Hasta ahora el
Estado cubría la mayor parte, pero los 54,5 millones de euros que
hacen falta exigen que los promotores busquen nuevos
patrocinadores.

Sochi se extiende 147 kilómetros sobre la costa del Mar Negro,


llamado así porque al tener baja salinidad, la materia vegetal en el
fondo se cubre con lodo negro aparecido por la alta concentración
de sulfuro de hidrógeno en las aguas, y refleja ese tono. La ciudad
abarca 3.508 kilómetros cuadrados y ofrece puntos encantadores
para visitar.

Las Cascadas de Agura en Ubykhian, por ejemplo, popularmente


conocidas por el nombre de Agursky, nacen como consecuencia del
paso del río Agura en la Cordillera de Alek, a más de 1000 metros
sobre el nivel del mar. Lugar situado en las afueras de la ciudad,
sus formidables cascadas caen desde una altura de 30 metros y
constituyen una parada popular en una ruta ideal para hacer
senderismo a lo largo de la quebrada.

El recorrido para pasear por aquí está a 15 kilómetros del pueblo y

37
permite algunas de las imágenes más fascinantes de la naturaleza
de Rusia. Sochi, enclavada entre las montañas del Cáucaso y, como
ya apuntamos, el Mar Negro, está formada por 4 distritos o barrios.
Adler, Khota, Tsentralny y Lazarevsky. El primero, al que se llega
por la autopista A-147, engloba el Parque Olímpico, con el Estadio
Fisht (sede de la final de la Copa de Rusia de Fútbol en 2017 entre
Lokomotiv de Moscú y Ural de Ekaterimburgo, en la que se impuso
(2-0) el conjunto moscovita), y el resto de instalaciones que se
crearon de cara a los Juegos de Invierno de 2014. A 400 metros de
allí se yergue el Autódromo -construido ese mismo año-, donde se
desarrolla el Gran Premio de Fórmula 1 en octubre, el tercero más
largo, con un trazado de casi 6 kilómetros.

Que en aproximadamente una hora se pueda llegar en coche o en


el tren Lástochka desde la Reserva Rosa Khutor, tras disfrutar de
una jornada especial de esquí entre parajes conmovedores, hasta
las playas anchas del centro para merendar rico en el Café Delmar,
o cenar mariscos en Baran Rapan sobre Teatralnaya, resulta
sorprendente. Lo que sólo parecía posible en lugares puntuales de
Europa como por ejemplo Catalunya al conectar desde el Montseny
con las playas de Caldes d'Estrac, Sant Andreu de Llavaneres o
Mataró, no imaginábamos que lo fuera en Rusia.

Si hacemos referencia a las montañas, en la cima de Ajun, la más


alta de Sochi se encuentra construida una torre a cuyo mirador
superior se sube a través de una escalera de piedra en espiral.
Cada nuevo recodo de la escalera ofrece una vista sublime del mar
y un panorama de la cordillera del Cáucaso y de toda la ciudad que
se ve como si alcanzara a contenerse en la palma de una mano.

Aquí hay dólmenes misteriosos, y en el complejo 'Zmeikovskiye


Vodopady-Matsestinsky Vodopad' situado en el territorio del Parque
Nacional de Sochi, en el Jardín Museo 'El árbol de la amistad' se
revelan los secretos de una flora autóctona que tiene más de 1.800
especies, además de plantas y arbustos de todos los continentes.
La reserva de la biósfera del Cáucaso es la segunda en extensión de
Europa. Si están con tiempo, acudan a la fuente mineral de
Matsesta, que proporciona un agua única cuya edad es de 170
millones de años. Tampoco se pierdan Las cascadas Zmeika, el
cañón de Navalizshinsk, las rocas blancas, ni la galería de arte AAC.
Las cuevas de Vorontsovskaya y Ajshtyrskaya, a 11 kilómetros de

38
allí, también están listas para maravillar. Hacer escala en alguna de
las casas de té situadas entre Loo y Dagomys, en el pueblo de Uch
Dere, sirve para reponer energías saboreando un tazón de té ruso.

En otro orden, subsiste una cuestión social aquí que generó


polémica. La forma en que se refirió públicamente el Alcalde
Pakhomov al homosexualismo en algunas ocasiones. La ley contra
la propaganda homosexual, adoptada en junio de 2013 por la
Duma (Cámara Baja), refrendada por la Asamblea Federal
(Parlamento) que ejerce el Poder Legislativo en Rusia, y
promulgada por el presidente Vladímir Putin. Ley que condena con
multas y penas de cárcel la difusión de “todo tipo de promoción de
la homosexualidad dirigida a menores de edad”, así como prohíbe la
normalización entre los menores sobre “las relaciones sexuales no
tradicionales”, y que suele ser utilizada para criticar a Rusia en el
concierto internacional.

La represión desde 2006 en Moscú a los manifestantes y la


posterior prohibición de la Marcha del Orgullo Gay en 2012 por
espacio de los próximos 100 años, tuvieron eco negativo fuera de
Rusia. Por eso cuando Pakhomov se jactó en enero de 2014, antes
de los Juegos Olímpicos de Invierno, de que “en Sochi no hay
gays”, atrajo la atención mediática y la televisión extranjera se
propuso dar a conocer la existencia de lugares de ocio orientados a
la comunidad homosexual. La posterior matización sobre el tema
incluso por parte del propio presidente Putin al abrir la ciudad y el
país al mundo solicitando “que se respeten las leyes de Rusia como
Rusia respeta las del resto del mundo”, ayudó a rebajar el clima de
preocupación previo al evento.

La relación de la Unión Soviética y Rusia con el homosexualismo ha


dado varios bandazos. Cuando la facción bolchevique tomó el poder
tras la Revolución de 1917 se abolieron las leyes zaristas, se
integró a ese colectivo y la homosexualidad fue legalizada.
Volvió a ser perseguida con Stalin en el poder siendo castigada
hasta con trabajos forzados. Y Borís Yeltsin legalizó los actos
homosexuales en mayo de 1993 al recibir la presión del Consejo
Europeo. Pero las
restricciones al homosexualismo regresaron años después para
quedarse, ya que una porción importante de la sociedad lo percibe
como una enfermedad que hay que curar.

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La información nos lleva a hacer referencia a Stalin. Momento
entonces de reseñar detalles sobre su dacha. Hoy es muy difícil que
a usted le inviten a Bocharev Ruchei (la residencia de verano de
Vladímir Putin en Sochi) pero sí que podrá entrar fácilmente en la
villa del exlíder. A unos 50 metros sobre el nivel del mar, el edificio
es ahora la Casa Museo de Stalin y el área residencial incluye 12
apartamentos suites que se pueden alquilar.

Una exempleada del KGB dirige la recepción y explica la historia de


la mansión, que fue construida en 1937, año en que alcanzó su
momento más álgido La Gran Purga instaurada por el propio Stalin
para eliminar a cientos de miles de miembros del Partido Comunista
Soviético, socialistas y anarquistas que tenían diferencias con sus
métodos, así como a diversos opositores a su régimen. El lugar
nunca ha sido sometido a reformas, así que todo el mobiliario y
decoración son auténticos.

La Sala de la Chimenea donde Stalin celebraba las recepciones pero


“nunca bebía con los invitados”, es el primer sitio que verá.
También su despacho personal, donde una figura de cera del
dictador está sentada delante del escritorio. Allí podrá mirar el
pesado sillón de cuero sobre el cual Stalin veía películas solo pues
“era una persona muy reservada y no quería que nadie fuera
testigo de sus emociones”. No está permitido acariciar la figura de
cera del anfitrión ni tocar su pipa. Y si no es supersticioso -en Rusia
la gente lo es en una gran medida-, ni cree en fantasmas, y quiere
darse el gusto de gastar 450 dólares para pasar la noche, tendrá la
posibilidad de pernoctar en la suite de 111 metros cuadrados de
quien fuera el dueño de la casa. La residencia de Stalin (conocida
como Zeliónaya Roshcha o 'Arboleda verde') está situada en la
Avenida Kurortni, 120, en el barrio Khota de Sochi.

Otro lugar imperdible en Sochi es el Aquarium. El más grande de


Rusia y uno de los mayores del mundo. En sus 6.000 m² se pueden
observar más de 4.000 especies marinas que conviven en un total
de 30 acuarios distintos. Además, el Museo de Arte, el Museo
Etnográfico y el Museo de Historia de Sochi son sitios excelentes
para informarse y continuar aprendiendo sobre la ciudad.

No se vayan de Sochi sin comer “jachapuri”, un pan relleno de


queso de origen georgiano; “shashlik”, la sabrosa brocheta de

40
carnes diferentes asadas y marinadas, elaborada con trozos de
cebollas, tomates y pimientos, algunos de cuyos condimentos
varían según la zona en la que se la solicite; y la “jarchó”, una
deliciosa sopa con carne, arroz, verduras y una gran cantidad de
hierbas aromáticas picadas finas. Son parte de la gastronomía
tradicional que comparte esta zona de Rusia con Georgia, y que no
tiene tanta presencia entre los lugares exclusivos del distrito
Tsentralny. Tampoco en hoteles como los que conocimos durante
nuestra estadía en la ciudad.

El alojamiento elegido fue el Hotel Denart, de 3 estrellas, ubicado


en el número 16 de la calle Pereulok Gorkogo. Después de
descartar el modesto hóstel Kristina Guest Room por su ubicación
intrincada, le pedimos a Nikolai, chofer del tránsfer que vino a
buscarnos a la estación central de tren procedentes de Rostov del
Don, que nos consiguiera un lugar confortable para organizar
nuestra ajetreada agenda de trabajo.

Nikolai, joven solícito de unos 25 años al que no le quedó más


remedio que soportar el hostigamiento y carencia de educación de
un taxista alterado de esos que sienten que los turistas en la zona
son de su propiedad privada, gestionó con gran diligencia vía
telefónica una suite sumamente confortable con un balcón
panorámico orientado al Mar Negro.

La fortuna de llegar en el momento justo al lugar indicado nos


permitió dar con una oferta por demás seductora. 160 dólares por
dos noches de hospedaje en una habitación que habitualmente
tiene un costo de 180 dólares la noche. Y 120 rublos (2 dólares)
por cada bebida consumida en el frigobar. Todo de agradecer.
También fue extraordinario el trato que nos dispensó Evguenia,
recepcionista titular del hotel.

El Denart, muy recomendable, se encuentra a pocas calles del


centro neurálgico de Sochi y su situación geográfica permite
acceder con facilidad a los lugares que hay que conocer y visitar,
sobre todo cuando no se dispone de mucho tiempo. Este hotel, si
bien ofrece un desayuno aceptable, no puede compararse con el
nivel ofrecido por el Solís Sochi Hotel & Suites donde el COL aloja a
los corresponsales de la prensa internacional en Rusia invitados a
los tours exclusivos para comunicadores rumbo al Mundial de 2018.

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El Solís se encuentra ubicado entre las montañas, a algo más de
una hora de trayecto en automóvil desde el centro de la ciudad, en
una ubicación óptima para todos los amantes del esquí, que en
Sochi disponen de varios kilómetros de pistas para despuntar el
vicio. La longitud de la más grande en la región de Krásnaia Poliana
es de 4,1 kilómetros. En el último invierno sucedió un fenómeno
inédito. Una corriente de aire muy fuerte procedente del Sahara
transportó arena del desierto y tiñó de naranja la nieve en Sochi.

También hay saltos y lugares para hacer esquí de fondo, con aire
tibio y húmedo que sube desde el mar, así como grandes nevadas
que dejan los caminos cubiertos de nieve en polvo. A muchos
deportistas amateurs avezados les gusta aumentar su grado de
autoestima cubriendo el recorrido de una pista llamada “Descenso
olímpico masculino de más de 1.600 metros”.

La ciudad actualmente efectúa un seguimiento constante de nuevas


edificaciones y extrema las medidas de sanción para las que violen
el uso del suelo y vulneren regulaciones de la legislación rusa
acerca de levantar viviendas en zonas de protección sanitaria o
explotación minera. Las construcciones que se descubren en
infracción, son demolidas. En otro orden, durante la primavera
también se efectúa un control exhaustivo en el tránsito de las rutas
de montaña, frenando el paso en algunos puntos superiores a los
2.500 metros de altura por el peligro latente de alúdes.

La población estable de Sochi es de 411.524 habitantes. Dos han


sido muy célebres en el ámbito de deporte. Uno es el extenista
Evgueni Aleksándrovich Káfelnikov (Sochi, Rusia, 18 de febrero de
1974), número 4 del mundo en el circuito ATP en marzo de 1998, y
fundador de la prestigiosa escuela que lleva su nombre. Y la
también tenista María Yúrievna Sharápova (Niagan, Siberia, Unión
Soviética, 19 de abril de 1987), ex número 1 del mundo en el
ránking de la WTA, criada en Sochi desde que tenia 3 años.

Sharapova fue discípula del propio Kafélnikov y después de


convertirse en jugadora profesional bajo su tutela, alcanzó la gloria
de convertirse en la mejor jugadora del planeta durante varios
momentos en el transcurso de años diferentes. Sumando todas las
ocasiones en las que lo logró en 2005, 2007, 2008 y 2012 completó
21 semanas en el tope del ránking de la Women's Tennis

42
Association. Es la décimoquinta tenista de la historia que más
tiempo se ha mantenido en la cima.

Aquí fue un
placer
observar las
alternativas
de la final de
la Copa de
Fútbol de
Rusia 2017
entre el
Lokomotiv de Moscú y el Ural de Ekaterimburgo en ese recinto
hermoso que es el Estadio Olímpico Fisht, cuya estética recuerda a
primera vista la forma de un armadillo con el lomo abierto y
corredizo. La organización resultó extraordinaria e incluso mejoró
un punto en la Copa de las Confederaciones, aunque las fuerzas del
orden deberán esmerarse para evitar aglomeraciones e intentos de
intrusión del público en el terreno de juego como el que sucedió en
el final de aquel partido.

Hay algunos datos sobre Sochi que siempre se deben tener en


cuenta si uno planifica viajar aquí. El primero y primordial es saber,
sin importar la época del año en que se decida visitar esta ciudad
distante 1.620 kilómetros de Moscú, que su capacidad hotelera
suele encontrarse cubierta siempre en un 77% de la ocupación
disponible. Esto se traduce en la dificultad que existe habitualmente
para encontrar alojamiento. En segundo lugar, resulta importante
tomar como referencia que si se desea tomar un taxi desde el
centro hasta el Parque Olímpico en el distrito Adler, hay que pagar
por lo menos 1.000 rublos (alrededor de 17 dólares). En tercer
lugar, revisar la agenda de espectáculos en la ciudad siempre
resulta más que interesante. Sochi promedia algo más de 200
propuestas culturales de muy alto nivel por año, lo cual aumenta su
atractivo para el visitante.

43
Rostov del Don

Al sur de Rusia, donde el clima se templa entre mediados de abril y


la primera quincena de octubre incluida, florecen los tulipanes y
campos extensos de girasoles fotogénicos saludan al visitante. El
carácter de la gente se revela bonachón y el tráfico se confiesa
anarquista. Cualquier exceso de precaución se vuelve necesario
después de observar cómo una abuela dobla en una esquina al
volante de su viejo Lada viniendo desde una avenida, sin
detenerse, metiendo un rebaje en la caja de cambios como lo haría
Daniil Viacheslávovich 'Torpedo' Kvyat (Ufá, Baskortostán, Rusia,
26 de abril de 1994) a bordo de su Ferrari.

Rostov dista 1.074 kilómetros de Moscú. Su escenografía en la


ribera del Don que conecta con el centro de la ciudad recuerda
cómo se ve el barrio de Triana en Sevilla desde la orilla del
Guadalquivir. Si Sochi tiene el sello de Niza y la fragancia de la
Costa Azul en algunos de sus paisajes, Rostov podría encuadrarse
dentro de una Andalucía rusa. Acá residen 1.125.299 personas y de
aquí hay que llevarse como recuerdo un paseo en barco por el Don
saboreando un plato de ensalada césar con camarones y una
cerveza fresca mientras el disc jockey satisface la respuesta a la
pregunta “¿qué música desea escuchar?”.

En las mejores embarcaciones el guía presenta la ciudad desde el


agua y cuando finaliza su participación se convierte en un fotógrafo
y relacionista que comercializa las imágenes tomadas a la gente,
después de introducirlas en un envase de acrílico para protegerlas
del tiempo y la suciedad. En pocos minutos ha convertido el
momento en un precioso imán para la heladera. Es otro lindo
recuerdo y el viaje por Rusia es una sucesión de ellos.

El costo del pasaje para gozar de este periplo en barco es de 290


rumblos por persona (5 dólares), sin contar el resto de servicios.
Nuestro agradecimiento a Dima y su esposa Ekaterina, joven
matrimonio que mientras paseaba junto su pequeño Bratislav, de
apenas 8 meses, nos orientó sobre qué barco elegir y nos ayudó a
sacar los boletos para disfrutar del viaje. Los rusos son siempre
muy solidarios. Les gusta ayudar a quien lo necesita, y eso es algo
para destacar.
Otro ejemplo. Tuvimos problemas para llegar al restaurante en el

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cual teníamos una entrevista concertada con el futbolista
internacional ecuatoriano Christian Noboa, a quien debíamos
encontrar una hora después del partido nocturno en que el FC
Rostov venció (1-0) al Amkar Perm por la 26ª jornada de la Premier
Liga rusa 2016-17.

Pero una mujer que había ido a ver el partido junto a su hijo
pequeño, después de permanecer esperando el autobús sin éxito,
ya que la línea había cortado el servicio debido al juego, compartió
con nosotros el taxi que debía llevarla hasta su domicilio, y nos dejó
en la puerta del Restaurante New York pasadas las 22.30 horas
haciendo gala de su gentileza, para que llegáramos a tiempo a
nuestra cita. Es cierto, en Moscú o San Petersburgo es impensable
que algo así suceda en la calle. Pero el don de gentes de los rusos
queda demostrado sobre todo en las ciudades más pequeñas cada
vez que alguien necesita colaboración. No miden esfuerzos. No
dudan. Ayudan.

Christian Fernando Noboa Tello (Guayaquil, Provincia del Guayas,


Ecuador; 9 de abril de 1985), nos contó que si bien con su esposa
Olga Romanova habían querido radicarse en Rostov del Don cuando
él pasó a jugar en el equipo sureño, desistieron de mudar la familia
por las dificultades para encontrar aquí un colegio primario que
tuviera la misma calidad que las universidades, las escuelas de
tecnicatura y los institutos de enseñanza terciaria.

Por tal razón, cuando charlamos con él, el talentoso mediapunta


ecuatoriano residía solo en Rostov y aprovechaba algún que otro fin
de semana o momento puntual de descanso en su actividad
profesional para viajar a Kazán -de donde es natural su esposa-, a
fin de reencontrarse con su familia. Jugando ahora en Kazán cedido
por Zenit de San Petersburgo, está frente a la posibilidad de
encontrar lo que tanto buscaron con Olga en Rostov y no hallaron
antes.

La vida cotidiana de Noboa resulta curiosa. Con sus hijos Christian


Lucas y Christopher Diego habla en español. Con su esposa Olga,
con quien se casó en 2010, en ruso. Desde 2007 viene jugando en
la Premier Liga rusa, con un breve paréntesis entre enero y junio
de 2015, cuando lo hizo en el PAOK de Salónica griego. La exquisita
carne rib eye a la que nos invitó no llegó a ser tan sabrosa como la

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conversación que compartimos. Un placer departir con él.

Rostov, cuya cosecha de trigo en los últimos años creció tanto que
ayudó a Rusia a liderar el ránking internacional de países
exportadores de este producto, se recorre facilmente en tranvía,
colectivo o “marshrutka” (combi en la que viajan 20 pasajeros
sentados y unos pocos de pie en el espacio restante en el medio del
vehículo). La marshrutka es un medio popular de transporte público
en Rusia, y el precio del boleto es el mismo que si uno viaja en
autobús (20 o 25 rublos dependiendo del recorrido de cada línea).

Como sucede por ejemplo en Volgogrado, el estadio mundialista


está ubicado muy cerca de la orilla de un río. El Rostov Arena,
coliseo local capaz de recibir alrededor de 45.000 espectadores
durante cada juego, se encuentra casi al lado de la playa del Don,
en un lugar privilegiado. Un año antes de la Copa del Mundo al
lugar le faltaba aseo y el proceso de curación que trae consigo el
Mundial. Ahora, la zona boscosa cerca de la ribera, y la extensión
generosa de area en la orilla se van a transformar en un punto de
reunión tradicional para los rostovitas y los turistas futboleros.

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Es un pueblo dicharachero. Llama la atención la desinhibición de los
hombres cuando intentan conquistar a las mujeres en plena calle y
a la luz del día. Más allá de que Rostov del Don tiene fama de tener
las mujeres más bellas de Rusia y que por eso las chicas de aquí
acostumbran a ganar concursos de belleza a nivel nacional, como
ocurrió en 2003 con Victoria Lopyreva -la embajadora del Mundial-,
al ser elegida Miss Rusia, se percibe un comportamiento social más
abierto. Diferente del que se ve en otras ciudades o regiones.

Se nota hasta en la forma de comunicar de un taxista modesto y


diligente como Robert, quien nos lleva hasta la Catedral de la
Virgen de la Natividad, templo levantado por tercera vez en 1997
tras ser diseñado por Konstantín Ton, prestigioso arquitecto de la
Rusia imperial.

Con sus cúpulas doradas y una lujosa decoración interior,


caracterizada por la presencia de oro e íconos extraños, pasó a
ocupar el lugar emblemático que antes ostentaba la Catedral de
Alexander Nevski hasta que fue demolida en 1908. El conductor no
habría tenido ningún drama si le hubiéramos pedido que nos
dedicara su día de trabajo más allá de la dificultad siempre
presente del idioma. Su guía resultó adecuada para llegar a las
inmediaciones del Rostov Arena a completar nuestro trabajo.

El carácter de la gente aquí, sin lugar a duda, parece propio de


otros países del Este europeo. Y eso que Rostov del Don tiene una
historia harto sufrida. Arrasada por las fuerzas de ocupación
alemanas en 1941 y 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, esta
es actualmente una de las diez ciudades rusas con mejor calidad de
vida en 2017, según se desprende del resultado de una encuesta de
alcance nacional realizada por la revista Russki Reporter.

Luego, si bien aún es notorio un gran retraso en la modernización


edilicia incluso en el centro de la ciudad, Rostov ha experimentado
un constante crecimiento económico en los últimos años y va
rumbo a convertirse en un importante polo industrial, sede de
varias empresas importantes. Una de ellas es ACELab, líder mundial
en la creación de tecnología y herramientas para la recuperación y
restauración de soportes diseñados para almacenar datos digitales.

La formación y el asesoramiento que le brinda esta empresa al

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ingeniero Adrián Francisconi, le permitió a este profesional
argentino nacido en Mendoza, lograr al frente de
RecuperoDatos.com, su compañía, rescatar después de sufrir un
inconveniente logístico la información que contenían el disco duro
de un terabyte y una micro tarjeta de memoria SD que habíamos
empleado para almacenar todo el contenido audiovisual generado
durante nuestro viaje por Rusia.

La escala en Rostov del Don nos condujo a momentos inesperados.


Como la oportunidad de dialogar con inmigrantes sudamericanos en
el Parque Gorodskoy (pronúnciese Gáradsjae), o Gorky. En este
caso, una pareja de ecuatorianos que interpreta en público un
repertorio de música tradicional de su país, y que llama la atención
de la gente local con su atuendo y plumajes indios. Solicitaron y
obtuvieron el permiso para poder vender sus discos además de
artesanías a 100 metros de uno de los accesos principales al
Parque, y ya incorporados al lugar interactúan con naturalidad.
Hace meses que llegaron y cuentan que les es posible mantenerse
gracias a la ayuda de una amiga que les provee una habitación para
poder descansar y les facilita la posibilidad de conseguir alimento.
Son nómades. Su música y sus ganas de vivir aventuras les
llevaron hasta Siberia después de haber pasado antes por España,
Francia, Georgia, Armenia, y tras sumar una singladura peculiar a
través de varios países balcánicos.

Rostov del Don se muestra extrovertida e inclusiva. Sensación que


se ratifica, por ejemplo, al descubrir el éxito del Restorán Cuba
Libre, que exhibe una gigantografía del Ché Guevara en su fachada
y una galería de fotos que muestra al rosarino junto a Fidel Castro,
Camilo Cienfuegos y Juan Almeida, líderes de La Revolución de
1959 en aquel país.

En una comarca habitada por escitas primero y cosacos después,


Rostov del Don (no se confundan con Rostov Veliki, ciudad más
pequeña), fue fundada en 1749. Creció al amparo de la
compraventa de carbón, la fundición del hierro, la fabricación de
bombas y calderas de vapor un siglo después, y luego el comercio y
la exportación de trigo y madera. 27.000 judíos y civiles soviéticos
fueron masacrados aquí por las milicias alemanas entre el 11 y el
12 de agosto de 1942, en un sitio llamado Zmievskaya Balka
(Barranco de las serpientes), en el que se levantó una escultura

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gigantesca en conmemoración a las víctimas.

El monumento “Rostovchanka” a La Mujer, muy cerca del puente


Voroshilovsky, obra del escultor Anatoli Sknarin, es otro de los
principales puntos de interés de la ciudad en la que Mijaíl Shólojov,
el único escritor del realismo socialista tradicional que obtuvo el
premio Nobel de la literatura en 1965 (con el permiso oficial de las
autoridades soviéticas), basó su obra maestra 'El Don apacible'.
Una novela que celebra la vida cosaca en los tiempos de la Primera
Guerra Mundial en 1914, la Revolución de 1917 y la Guerra Civil,
que apareció por entregas y en cuatro libros entre 1928 y 1940.

Luego, siempre es agradable recorrer la calle Bolshaya Sadóvaya,


en cuya esquina con el callejón Khalturinsky se halla la mansión de
la famosa actriz Margarita Chernova construida en 1899. También
es lindo transitar la Avenida Púshkinskaya, repleta de abetos,
abedules y lilas, con sus casonas de finales del siglo XIX y
principios del XX.

Desde 1885, la antigua Kuznetskaya recibe el nombre del famoso


poeta ruso Aleksandr Pushkin, quien gustaba de visitar Rostov del
Don asiduamente. En el centro de la ciudad, las esferas de acero
forjado representan historias de la vida del poeta y escenas de su
novela 'Evgeny Oneguin'. También resulta encantador toparse con
la Fuente de los Atlantes, preciosa y restaurada tras la Segunda
Guerra Mundial, que engalana la Plaza del Teatro Estatal. Hay que
visitar con tiempo el gran zoológico de la ciudad, el Mercado
Central, antiguo bazar de Rostov repleto de puestos cubiertos al
aire libre que funciona ininterrumpidamente desde el siglo XVIII
con miles de visitantes, donde se pueden hacer compras
economizando, así como el Delfinario.

Otra de las atracciones de Rostov del Don es la famosa piscina


natural en el interior de los muros de los Almacenes de Cereales
abandonados en el siglo XIX, que fueron propiedad del famoso
comerciante Paramonov. Cayeron en decadencia y en desuso
durante el periodo soviético y en la actualidad son considerados
patrimonio nacional. Cabe la posibilidad de que este complejo sea
convertido en un hotel balneario con un novedoso centro de arte
moderno en sus entrañas.

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Y sus museos. El regional de Bellas Artes, que exhibe art nouveau
de finales del siglo XIX y en el que los maestros rusos Aivazovski,
Repin, holandeses y flamencos como Rubens, e italianos como
Piranesi, atrapan a los admiradores de ese eclecticismo que escapa
de cualquier encasillamiento. El de Historia Local, con sus objetos
prehistóricos, antigüedades de las colonias griegas, dioramas sobre
la fauna de Rostov y una gran dedicatoria a la historia de los
cosacos del Don, entre otras cosas. El de Pasillos con mosaicos,
creado en 1970 en donde se asiste, por ejemplo, a la obra del
artista Yuri Labintsev. O el del Ferrocarril al Aire Libre, que narra la
historia de los trenes rusos y su evolución desde las locomotoras de
vapor de la época prerrevolucionaria, hasta los modelos militares y
soviéticos, pasando por los eléctricos modernos que esperan que el
visitante recorra sus vagones y, si gusta, se siente en la cabina del
conductor.

La historia de Rostov del Don es tan rica que resulta enormemente


injusto que la ciudad sea destacada mediáticamente o relacionada e
manera habitual con el hecho de haber sido el escenario de los
crímenes horribles de Andréi Chikatilo, el mayor asesino en serie de
la historia de Rusia. Apodado 'El Carnicero' o 'El Destripador de
Rostov' por la saña con que cercenó la vida de 53 personas -niños,
niñas, adolescentes y adultos de ambos sexos- entre 1978 y 1992,
cometiendo incluso actos de canibalismo. Chikatilo fue ejecutado el
14 de febrero de 1994 de un tiro en la nuca en la prisión de Rostov
del Don, tiempo después de haber confesado sus atrocidades.

Un evento que despierta gran interés


en la región al punto de convocar a
miles de turistas es la Bizon Track
Show, carrera de tractores que en junio
de 2018 celebrará su 15ta edición. En
un recorrido de 12 kilómetros, las
máquinas aceleran hasta los 70
kilómetros por hora, el máximo de su
potencia, y sus conductores protagonizan maniobras de alto riesgo
que incluso llegan a ser prodigiosas en pos de mantener el control
de cada vehículo. Desde 2013 se multiplica y asciende la afluencia
de público extranjero.

Víktor Demídov, representante de la empresa organizadora de la

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carrera, informa a los medios de comunicación locales que
espectadores procedentes de Estados Unidos, Francia, España,
Holanda y Brasil ya son habitués en esta competencia en la que la
salud de cada conductor está asegurada hasta un importe de
30.000 dólares debido al riesgo que entraña la posibilidad de que
ocurran accidentes.

Puerto de cinco mares, Rostov del Don es el epicentro industrial,


científico y cultural del sur del país, al que se llega desde Moscú a
través de la autopista M4, en tren desde las estaciones Kazanski,
Paveletski o Kurki, y en avión desde los aeropuertos Sheremetievo,
Vnukovo y Domodedovo. Se sitúa al costado del Río Don, a 65
kilómetros de su desembocadura al Mar de Azov y se ha ganado ser
considerada una ciudad universitaria cosmopolita por recibir
anualmente a decenas de estudiantes procedentes de diveras
partes del mundo en sus más de 300 centros de enseñanza
municipales y privados.

El comercio minorista crece de manera constante. Esto se puede


comprobar hasta en los “stolovaya” (puestos de comida) del Parque
Gorky al cual ya nos hemos referido antes, uno de los lugares
predilectos que eligen los habitantes de la ciudad para pasear.

Abierto las 24 horas, con su Planetario y su observatorio


astronómico al que también se entra por Bolshaya Sadovaya, y que
cuenta hasta con un parque de atracciones en su interior para que
disfruten grandes y chicos.

Para recomendar ampliamente, el alojamiento en el cual nos


hospedamos en esta ciudad. Se trata del Maxi House Hóstel,
ubicado sobre la calle Sotsialisticheskaya al 131. Un lugar limpio,
con habitaciones confortables, sala de ocio, y un servicio de
lavandería con un precio más que accesible de 50 rublos a razón de
cada bolsón de ropa que uno deja para lavar.

La ubicación del lugar es también ideal. A dos calles nada más de la


Plaza de los Soviets y las oficinas del Gobierno, y a menos de diez
del mirador de la calle Beregovaya, casi pegado al 'Monumento a
los Guardias Fronterizos de Todas las Generaciones', desde donde
se accede a fabulosas vistas de la ciudad en horas del atardecer,
con el estadio Rostov Arena del otro lado del Río Don.

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Saransk

En la capital de la región finougriana de Mordovia viven 314.789


personas. Es la ciudad rusa más pequeña de todas las que albergan
la Copa del Mundo de 2018. Aún está fresco el discurso de Vladímir
Putin, presidente ruso, aquí, durante el Festival de Culturas
Nacionales en junio de 2007. “Es especialmente necesario
mantener la identidad de todo pueblo. Cada pueblo, cada etnia por
muy pequeña que sea debe sentir que Rusia es su casa y que no
tiene ni tendrá otra, y en esto reside la base del desarrollo
progresivo de nuestro país”, enfatizó, antes de cerrar su alocución
con un vivaz “¡Shumbrat (viva) la comunidad ugrofinesa!”.

Tras ese encuentro, Saransk, donde reside una amplia comunidad


de mordovianos y tártaros, fue incluida como anfitriona de la Copa
del Mundo por su ubicación geográfica, la red vial que la comunica
con las otras diez sedes, y el avanzado plan de reestructuración en
el que se encuentra inmersa desde hace precisamente una década.

Fundada el 19 de junio de 1641, Saransk se volvió popular en el


ámbito mediático internacional cuando Gérard Depardieu (68),
famoso actor francés con recordados roles protagónicos en Les
Fugitifs, Camille Claudel, Cyrano de Bergerac, 1492; La conquista
del paraíso, El hombre de la máscara de hierro, Les Miserables, y
un largo etcétera, se radicó en ella en 2013 y tramitó la
nacionalidad rusa. Esto, espoleado por el impuesto que había
decidido incorporar François Hollande, expresidente de Francia, en
2012 en el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) a
quienes ingresaran anualmente más de 1 millón de euros.

Depardieu anunció en 2014 su intención de convertirse en


empresario de la zona (ya lo era en Francia y Bélgica con un celler
(una bodega), restaurantes, un hotel bread & breakfast y hasta un
aeropuerto privado) abriendo un restorán en Moscú, otro aquí, y
también un centro artístico.

Sin embargo, comenzó recién el 1 abril de 2016 desde otro ramo, la


producción vitivinícola, tras recibir la licencia como propietario de
10 variedades de vinos de la Bodega Legenda Kryma (Leyendas de
Crimea). Además, el 27 de agosto de ese mismo año inauguró en
Saransk el Centro Cultural que lleva su nombre.

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La urbe debe su nombre al río Saranka Insar, confluente con el
Volga, y se encuentra a 646 kilómetros de Moscú. En el Mordovia
Arena (45.000 espectadores), donde han trabajado 1.200 personas
por día en turnos rotativos para terminarlo en noviembre pasado,
se disputarán cuatro partidos de la fase de grupos del Mundial. Se
erige con sus tribunas desmontables cerca del centro. En la
periferia se han levantado los barrios “Tavla” y “Jubilee” con
edificios de departamentos y una estética modernista.

La ciudad, una de las tres más limpias de Rusia junto a Volgogrado


y San Petesburgo según reveló un estudio medioambiental
encargado por el Ministerio ruso de Recursos Naturales en 2013,
cuenta también con una nueva terminal en su aeropuerto destinada
a todo tipo de vuelos. Hasta ahora, el destino sólo se relacionaba
con Moscú. Vladimir Speranski, vicepresidente de la empresa
encargada de los trabajos, exhibe su orgullo por haber creado “la
primera terminal temporal de Rusia”. Por su parte, Alexei
Merkuchin, ministro de Programas especiales de la República de
Mordovia, cuando le recordaron lo ocurrido en Brasil después del
Mundial 2014 aseguró que “no queremos construir nada de forma
excesiva, sino cosas que la gente pueda utilizar después. La idea es
evitar estructuras gigantescas en ruinas producto del desuso”.

Todo es accesible en pocos minutos en Saransk, como lo será el


Fan Fest del Mundial que se inaugurará el próximo 12 de junio
cerca del río Saranka. Y la ciudad se ha beneficiado también de la
voluntad política por reforzar la región.

El Ayuntamiento que preside Petr Tultaev ha aumentado el número


de trolebuses y, entre otras cosas, también el parque de
ambulancias. En cuanto a la capacidad hotelera, Merkuchin fue
claro a mediados de 2017. “Sabemos cuántos hoteles nuevos
necesitamos. Se trata de dos nuevos hoteles Mercure 4 estrellas de
115 habitaciones, y el Sheraton 5 estrellas. Los demás serán
renovados. Saransk es y seguirá siendo la sede que menos ha
gastado para la organización de la Copa del Mundo”, afirmó.

La principal metrópoli de Mordovia se había mostrado, hasta


mediados de 2017, muy escasa de opciones en este apartado.
Entre las soluciones creativas diseñadas para hospedar primero a
miles de aficionados durante el Mundial, y luego a los propios

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mordvinos que busquen su primera vivienda, las autoridades
optaron por construir inmuebles que tras la competición serán
reconvertidos en residencias universitarias, o albergues sociales.

El ayuntamiento de Saransk no ha querido hacer público la


inversión económica destinada a los preparativos para el Mundial,
aunque algunas fuentes mencionan que el Mordovia Arena, cuyo
nombre será puesto en venta tras la Copa del Mundo para generar
nuevos ingresos, costó alrededor de 267 millones de euros. La
reconstrucción del aeropuerto se estimó en unos 32 millones de
euros, de los que 11 se desprendieron del presupuesto federal ruso.
En febrero de 2017, las primeras informaciones sobre el gasto total
autorizado por la Federación de Rusia para el Mundial, aseguraban
que se habían invertido 10.000 millones de euros (11.940 millones
de dólares, aproximádamente).

Las actividades comerciales de la ciudad que creció a partir de la


Fortaleza Saranskii Ostrozhek, son variadas. Incluyen la producción
de cables eléctricos, productos químicos, telas decorativas,
productos alimenticios, construcción de maquinaria y metalurgia.
Saransk tiene también dos centrales térmicas, con lo cual jamás
tiene problemas de abastecimiento eléctrico.

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En la ciudad se encuentra también una de las sedes más
importantes de Anheuser-Busch InBev, fábrica multinacional que
produce cervezas de marca global como Budweiser, Corona Extra,
Stella Artois y Beck's, además de 200 marcas locales entre las que
se encuentran la brasileña Brahma, la argentina Quilmes, las
uruguayas Norteña y Patricia, la boliviana Paceña, Bud Light, Skol,
Klinskoye, Sibirskaya, Chernigivske, Pilsen, y las mexicanas Negra
Modelo y Modelo Especial, entre otras.

Precisamente, el 8 de julio de 2017 se firmó un acuerdo entre la


República de Mordovia y esta fábrica multinacional de cerveza cuya
central en Saransk se llama 'SUN InBev', para apoyar y aumentar el
desarrollo del programa agroindustrial “Cebada inteligente” en la
región. La compañía se comprometió a comprarle a los agricultores
mordvinos más de 40 mil toneladas de cebada de malta al año.

Este programa se inició en 2014 en Saransk, y el acuerdo para


relanzarlo fue firmado por Vladímir Volkov, primer ministro de
Mordovia, y Dmitry Shpakov, presidente de AB InBev en Rusia.
Volkov destacó que “la ejecución del programa va a mejorar el
rendimiento de sustitución de importaciones en la agricultura y la
economía de Mordovia, además de estimular la producción local de
cebada cervecera”. Mientras tanto, los productores galardonaron a
'SUN InBev' por su contribución al desarrollo pujante de la
economía regional. Este es otro de los ejemplos de respaldo a la
actividad industrial local por parte del gobierno.

En cuanto a la gastronomía regional, más allá de las habituales


sopas rusas y el pescado, el plato tradicional más conocido es la
“pata de oso”, que en la actualidad se puede saborear casi
exclusivamente en lugares como el elegante Restorán Mordovskoye
Podvorye con vista al río Saranka, pues ahora se elabora más con
carne de ternera o de cerdo mezclada con huevos y especias, luego
recubierta con cuadrados de pan frito con manteca.

Alquilar un apartamento de 85 metros cuadrados aquí puede costar


entre 12 y 15.000 rublos mensuales (entre 4.200 y 5.300 pesos
argentinos, aproximadamente). Saransk, elegida la ciudad más
confortable de Rusia en 2011, es famosa por la calidad de sus
espectáculos y la maestría de sus actores. ¿Una recomendación? Su
teatro de marionetas.

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En cuanto a la propuesta cultural, recomendamos adentrarse en la
obra del sobresaliente escultor Stepán Dmítrievich Nefiódov (Alátyr,
27 de octubre de 1876-Moscú, 24 de noviembre de 1959), también
conocido como Stepán (o Stéfan) Erzia, con cuyo nombre fue
bautizado el Museo de Bellas Artes.

Hay varios museos importantes más. El Museo Memorial de la


Fuerza Militar y Laboral entre 1941 y 1945. El Museo Nacional de la
Cultura Mordoviana. El Museo Republicano. El Museo Alexander
Polezhayev. El Museo de Mineralogía de la Universidad Estatal de
Moscú. Y el Museo Interactivo Central de Historia y Educación
Patriótica para Niños y Jóvenes.

En cuanto a la formación y desarrollo, la Universidad del Estado


'Nikolay Platonovich Ogarev' de Mordovia, fundada el 1 de octubre
de 1931, es uno de los mayores centros de Educación Superior,
Ciencia y Cultura de la Federación Rusa. Su área de investigación
ofrece a los solicitantes más de 200 programas educativos de
pregrado, especialidad, residencia y estudios de postgrado en una
amplia gama de áreas de humanidades, naturales y técnicos, de
ingeniería y de perfil médico.

Tiene 11 facultades, 7 institutos, 2 filiales, 29 edificios educativos, y


14 residencias de grupos que son el hogar de más de 5.000
personas. Su plantel científico y pedagógico incluye a 1.400
personas, y la universidad inscribe a más de 20.000 estudiantes, de
los cuales el 6% son extranjeros procedentes de 55 países.
Estudian a tiempo completo o parcial, y suelen complementar su
formación con empleos por la tarde, como Eugene Pyanzov, joven
de 22 años que al hablar bien en inglés fue contratado para
trabajar en el equipo del Comité Organizador Local como guía y
asesor de la prensa extranjera.

La capital de Mordovia ha diseñado un sistema de orientación y


formación profesional a partir del nivel medio superior de
enseñanza hasta finalizar el ciclo universitario, para que los jóvenes
talentos descarten tener como prioridad marcharse a ciudades más
grandes y piensen su futuro aquí. Ya desde edades tempranas se
intenta estimular y reforzar la identidad local desde las actividades
pensadas para niños en “Kvantorium”, parque industrial republicano

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en el que los más pequeños pueden poner en práctica los
conocimientos adquiridos en la escuela, en los colegios y
universidades, y probar su formación direccionados a vincularse
más adelante a las empresas industriales de la región. El propio
Vladímir Volkov ha subrayado la importancia de esta iniciativa.

Saransk también se va a ver beneficiada por la realización del


Mundial de fútbol de 2018, según las estimaciones oficiales.
'Vedomosti', diario moscovita especializado en economía, publicó en
2011 una información basada en la proyección del Comité
Organizador Local de la Copa del Mundo, en la que aseguró que
Rusia iba a aumentar su PIB (Producto Bruto Interno) en 527 mil
millones de rublos. Esto es, más de 8.380 millones de dólares.

El reportaje informativo basaba sus datos en que el evento


deportivo había de permitir la creación en el país de 810.000
puestos de trabajo, y que los presupuestos de todos los niveles
recibirían una inyección equivalente a casi 1.615 millones de
dólares adicionales en impuestos. Rusia alcanzó el derecho a
celebrar el Mundial 2018 el 2 de diciembre de 2010, al imponerse
en la votación final a Inglaterra y las candidaturas conjuntas de
España con Portugal y Bélgica junto a Holanda.

Vladímir Volkov indicó a fines de julio en diálogo con el diario


'BezFormata' durante su visita a PlyTerra, la fábrica principal
exportadora de madera contrachapada en Rusia, que “las cosas que
se han construido con el objetivo de celebrar el Mundial de fútbol
mejorarán de manera significativa la infraestructura social en
Saransk”. Y agregó que “las carreteras nuevas, los pasos elevados,
la renovación del transporte público, de viviendas e infraestructura
comunitaria, los nuevos dormitorios, el complejo de nuevas
instalaciones en el aeropuerto, los hoteles, algunos de los cuales
después del evento ingresarán en la categoría de vivienda para
nuestros ciudadanos, las estaciones de ferrocarril y los autobuses
modernizados; todo servirá durante muchos años a nuestros
residentes en Mordovia”. El gobernante definió que “todo esto va a
ser la gran herencia del campeonato hacia nuestra ciudadanía”.

Una población que está al tanto a través de los medios de


comunicación, del sistema de seguridad y de las maniobras sobre
las que se entrena la policía local para prevenir posibles disturbios

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durante la Copa del Mundo. de las prácticas antiterroristas que
están efectuando desde marzo de 2017 las fuerzas militares en la
base de operaciones de Mordovia.

Son marcadas las diferencias cuando se observa el costo de vida


que requiere residir en Saransk y se intenta una comparación con el
que busca hacerlo en una metrópoli rusa. El salario promedio en
2016 en esta ciudad para la gente que trabaja tanto en las
empresas grandes como en las medianas, era de unos 24.000
rublos, esto es, 388 dólares (es decir, unos 9.700 pesos
argentinos). La cantidad se vio incrementada respecto a 2015 en
un 2,6%, e idéntica subida registró en 2017. ¿El efecto post
Mundial 2018 generará un aumento más suculento de cara a 2019?

Nada hace prever que suceda algo así en un lapso corto, aunque la
tranquilidad de que aquí no exista inflación en los precios, le
permite a la ciudadanía organizarse y planificar mejor.
Fijarse en los precios de las viviendas nuevas también es
esclarecedor para comprender los contrastes y vislumbrar más
razones por las que resulta tan desigual vivir en una u otra ciudad.
Por ejemplo, comprar un departamento de 80 metros cuadrados en
un barrio popular en las afueras de Moscú puede salir por 10,2
millones de rublos, es decir, unos 165.000 dólares. Mientras tanto,
hacer lo propio en un barrio promedio en Saransk requiere unos 2,7
millones de rublos, poco más de 43.700 dólares al cambio.

Saransk no es el lugar más económico para vivir en Rusia. Si


buscan ese sitio para efectuar una inversión, ese es Magnitogorsk,
ciudad ubicada 517 kilómetros al sur de Ekaterimburgo, en el
Oblast (la región) de Cheliábinsk. Allí, muy cerca de los Urales,
comprar un departamento de las dimensiones descritas cuesta algo
más de 1,52 millón de rublos, o sea, 24.600 dólares
aproximadamente.

Mientras tanto, comprar una propiedad en San Petersburgo, sin que


se hable para ello de un barrio top, puede oscilar en los 6,5
millones de rublos (algo así como 105.100 dólares); y hacerlo en
Sochi, donde habrá que pensar en un desembolso de 6,18 millones
de rublos, significará que se deban rebasar los 100.000 dólares
para adquirirla.

58
De todos modos, los visitantes durante el Mundial, más que
comprar, buscan alquilar apartamento, si es que no deciden
pernoctar en hoteles o hóstels. En cualquier caso, el gobierno de
Mordovia ha tratado de involucrarse para ayudar a los propietarios
que quieren rentar propiedades a huéspedes. Por esa razón, hace
tiempo que tiene listo un memorando con las frases más
importantes para que la ciudadanía local pueda comunicarse de la
mejor manera con los visitantes foráneos.

Tatiana Karaseva, Directora de la Administración de la Vivienda,


trabaja en este asunto porque “la gente tiene miedo a la confusión
y quiere saber cómo hacer un contrato con los extranjeros”.

En una entrevista concedida al diario Mordov Media, Karaseva


explicó que “los propietarios que deseen hacer operaciones durante
la Copa del Mundo tendrán que informar de sus ingresos al
Ayuntamiento”. Y agregó que “estamos trabajando con agencias
inmobiliarias de cara a esta posibilidad, aunque no todas quieren
adentrarse en este tipo de transacción. Alquilar el apartamento, o
habitaciones a los aficionados que nos visiten puede ser una
solución para mucha gente, pero no deja de ser una opción
estrictamente voluntaria. El trabajo de asesoramiento que hacemos
desde la Administración de la Vivienda, en cualquier caso, debe
continuar de forma activa”.

En otro orden, para los extranjeros que se alojen en Saransk


durante el Mundial para seguir las aventuras de sus respectivas
selecciones, será muy interesante y seguramente conmovedor
acercarse el próximo 22 de junio a la ceremonia del Día del Luto y
la Memoria en la Plaza de la Victoria, donde se recordará, como
sucede cada año, el aniversario del comienzo de la Gran Guerra
Patria.

En 2018 se cumplen 77 años del inicio de la Segunda Guerra


Mundial. Se garantiza una tranquilidad total para que se lleve a
cabo esta jornada habitual en la ciudad, ya que en Saransk los
partidos por la fase de grupos del Mundial se van a disputar los días
16, 19, 25 y 28 de junio.

59
Kazán

El Hóstel Kirovskiy no se encuentra en un barrio atrayente ni mucho


menos. Está a un costado de la Avenida Klary Tsetkin. Cuando
Alexandr, nuestro remisero, toca el timbre, nadie atiende. En Rusia,
a muchos de estos lugares de alojamiento los une una
característica común. La informalidad de sus dueños o locatarios.
Hasta el conductor del tránsfer se sorprende, aún cuando pensaba
que su capacidad de asombro estaba agotada. Hizo esfuerzos desde
que salió del aeropuerto para encender una charla futbolera sobre
la que uno no alimentaba entusiasmo a causa del cansancio por el
maratónico viaje en avión Irkutsk-Moscú-Kazán, y quiere dar por
finalizado su trabajo lo antes posible. Según nos dice, porque
quiere evitar que su esposa le eche en cara su tardanza, como
acostumbra a hacerlo.

'Sasha' (al entrar en confianza nos comentó que a los Alexandr les
dicen así; a las Marya, 'Masha'; y a las Darya, 'Dasha'), ahora no
alcanza a comprender dos cosas. Que una pareja de viajeros que
llega desde tan lejos se decida a rentar una habitación en un lugar
semejante en vez de hacerlo en un hotel con todas las
comodidades. Y, por supuesto, que no haya alguien que nos reciba
el día en el que habíamos anunciado nuestro arribo. Le explicamos
que se nos acabó el presupuesto y que aún nos quedan ciudades
por visitar en el periplo. Y, sobre todo, que somos periodistas
independientes. Un suspiro, una mueca y un leve movimiento
ladeando la cabeza. Su primera pregunta ha obtenido una
respuesta que le satisface. Cualquiera que se hubiera fijado en sus
ojos habría visto que hasta sentía algo de lástima por nosotros.

Con 'Sasha' estamos parados al lado de la puerta de uno de cinco


grandes bloques de apartamentos con forma de colmena. Al citado
hóstel, cuya ubicación hay que adivinar porque no hay cartel alguno
que acredite su existencia, se lo supone en la planta baja del
número 34. Enfrente, en diagonal, a la derecha, se abre la Avenida
Admiralteyskaya. Un poco más allá está el almacen de barrio
Vavilon. Alexandr vuelve a probar con su teléfono celular al número
que publicita el hóstel en internet, y por fin le responden. Está
desesperado, pero no quiere abandonarnos a nuestra suerte.

A 'Sasha' le han dicho que en diez minutos nos vienen a abrir. Es

60
una mujer quien le ha atendido. Quiere quedarse tranquilo de que
estaremos bien. Se arma de paciencia y llama a su esposa para
comunicarle que está algo retrasado. Después nos dice que le ha
contado nuestra historia, y que ella no lo puede creer. “¡¿De
Argentina, vienen de Siberia, están en Kazán, y en medio de la
calle porque no les abren?!”. Alexandr, con quien hemos subido de
nuevo a su coche para esperar a la encargada del hóstel, porque
fuera está fresco, se da la vuelta y nos saca una foto para
mandársela a su esposa vía WhatsApp. “Son ellos”. La mujer aún
debe estar riéndose junto a 'Sasha' cada vez que recuerdan la
historia arrellanados en el sofá de su casa.

Por fin llega un auto y estaciona frente a nosotros. Es azul


metalizado. A simple vista parece un modelo de finales de los 90s.
Con suerte, del primer lustro de los 2000. Del espejo interior del
conductor cuelga un cartelito con la leyenda “I love sex” (“amo
tener sexo”) con letras rosadas y un corazón del mismo color. Del
coche baja una mujer delgada y llamativa. Serpentea más que
camina. Su cabello es lacio y rubio, aunque no de origen porque se
vislumbran raíces de color negro. 'Sasha' la saluda
respetuosamente, nos desea la mejor de las suertes, y se marcha
con nuestra foto en su celular para acaso contarle a alguno de sus
amigos que algunos de los compatriotas de Messi y Maradona son
demasiado audaces.

La rubia se llama Alyona (pronúnciese “Aluona”). No habla ni pizca


de inglés, y parece ser la dueña del lugar. Un apartamento bajo con
dos ambientes, que a esta hora de la tarde nadie ocupa, pero que
por la noche tal vez esté colmado. Se supone por los pares de botas
que hay en el mueble recibidor de la entrada. La costumbre en
Rusia es quitarse el calzado cuando se entra en una casa o hóstel,
así el lugar no se vea de lo más limpio. Pero no seremos nosotros
quienes intentemos cambiar las normas. “Cuando en Rusia te dicen
no, es no”. Siempre hay que recordar estas palabras.

Alyona nos comenta que debemos pagarle las noches que hemos
reservado, pero que si finalmente nos marchamos una antes, como
pensamos por una cuestión de fuerza mayor relacionada con la
agenda que tenemos y la escasez en la oferta de trenes, ella nos
devolverá el importe de la que descartemos. 900 rublos (unos 15
dólares), que nos reintegrará al momento de irnos. Nos da dos

61
llaves, nos indica dónde queda cada cosa y nos explica, siempre a
través del traductor online de la empresa Yandex, cómo
manejarnos en la ciudad. Lo primero que le pedimos, de todos
modos, es que nos llame un taxi porque debemos reunirnos con la
directora de prensa y comunicación del COL en Kazán, Nina
Narykova, en las oficinas del Kazán Arena, estadio del Mundial en el
que es local el Rubin FC de esta ciudad.

Alyona nos avisa que tenemos el coche en la puerta. Es de Uber.


Ella nos dice que es un servicio confiable, que lo utiliza todo el
mundo aquí, y que es más barato que un taxi común. El chofer
tampoco habla inglés, pero ya sabe a dónde nos tiene que llevar.
De repente se han levantado ráfagas imponentes de viento, se ha
nublado y llueve demasiado. Un cambio repentino de clima que por
fortuna nos encuentra abrigados y preparados para la ocasión, por
más que trabajar bajo el agua sea siempre un gran incordio.
Llegamos al Kazán Arena y hay que grabar exteriores, aunque
preferimos hacerlo en el interior. Fuera del estadio, un vendaval nos
hace saber que puede llevarse puesto el trípode cuando quiera.

Tras conocer el estadio, los vestuarios, las comodidades, las


oficinas, las ampliaciones de la zona VIP y el palco oficial, además
del enorme sauna hidromasaje del exequipo de Alejandro 'Chori'
Domínguez, quien fuera delantero de River Plate y Cristian Ansaldi,
entre otros sudamericanos, decidimos marcharnos. Un ejecutivo
relacionado con el gobierno local, cuyo nombre se pronuncia Timur
Olegovich, quien se encuentra en el club por un asunto referido a la
Copa del Mundo, se presenta como “Tim” y se ofrece a llevarnos
hasta el centro en un taxi. Otro gesto de solidaridad increíble en el
otro extremo del mundo, de esos que tan bien nos hablarán
siempre del pueblo ruso. Esta vez, muy celebrado porque el clima,
más que inestable es impiadoso.

Después de sacar los boletos de tren para viajar a Saransk, es el


momento de hacer un primer contacto visual con el Kremlin de
Kazán, la Mezquita musulmana de Qol Särif -uno de los edificios
más emblemáticos y fascinantes de Rusia-, y con el precioso casco
antiguo enmarcado por el Volga y divisable desde el río Kazanka.

Un proverbio ruso reza “no es posible entender a Rusia, hay que


amarla”. Y valga el cielo que uno se enamora de ella cuando es

62
abrazado por el esplendor de sus creaciones. O envuelto por el
aroma de sus misterios.

Los búlgaros del Volga fundaron Kazán en 1005, ciudad que


hechiza. Ha perfeccionado su poder de hipnosis desde entonces, y
acostumbra a dejar perplejos a sus visitantes. La Mezquita de Qol
Särif. Sus salones interiores. Su réplica en miniatura tallada en
cristal y joyas. El Kremlin, ciudadela tártara histórica que se levantó
sobre las ruinas del antiguo castillo de los Kanes por exigencia de
Iván 'El Terrible', declarado Patrimonio de la Humanidad por parte
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), en noviembre de 2000.

La fortaleza incluye en su interior la Catedral de la Anunciación,


con sus 5 ábsides y 6
pilares, que data de
mediados del siglo XVI.
La Torre Siuyumbiké,
antigua mezquita, que
como la Torre de Pisa
en Italia reclama
atención por su
inclinación. La Torre
Spasskaya, como
entrada principal
desde el sur.

Mientras tanto, en el
microdistrito Staroye
Arakchino se encuentra
el Templo de todas las
Religiones, que espera
la visita del lector.
Desde este lugar se
observa la unión de los
ríos, y los puntos más
altos de la ciudad.
Pero es la Mezquita de Qol Särif el más seductor. Original del siglo
XVI, debe su nombre al estadista e imán Qol Särif, quien enseñó en
el lugar y falleció junto a sus discípulos y estudiantes al intentar
defender Kazán durante 7 semanas del asedio del Zar Iván 'El

63
Terrible' en agosto de 1552. Fue derribada a cañonazos y
reconstruida después de finalizarse la restauración del Fuerte, que
había comenzado en 1556. Al nuevo edificio pasó a protegerlo un
muro de piedra, ya no de madera.

Años más tarde, la Mezquita estuvo sometida a un proceso de


refacción que comenzó en 1996, y fue reinaugurada el 24 de julio
de 2005 en el comienzo de los festejos por el milenio de Kazán. El
templo puede recibir hasta a 6.000 fieles y a cientos de creyentes
de distintas religiones se adentran a diario en su interior para ser
testigos de tanta hermosura arquitectónica.

Aún siendo recién la octava ciudad más poblada del país (viven aquí
1.231.878 habitantes), Kazán es una referencia en Rusia cuando se
habla de ciencia, educación, cultura, investigación, arquitectura y
deportes. Entre 1445 y 1552 fue la capital del Khanat (Kanato) de
Kazán. Tras la conquista de Ivan 'El Terrible' pasó a ser el centro
cristiano de los países del Volga, hasta convertirse durante los
siguientes 150 años en la puerta de entrada a Rusia por el Este.
Durante el reinado de Pedro 'El Grande' en 1708, la ciudad se
transformó en el corazón de la provincia de Kazán, y conservó su
estatuto durante más de 200 años. Desde hace nueve décadas es la
capital de la región de Tatarstán.

Un consejo. Cuando finalicen su visita en el Kremlin de Kazán y


deseen marcharse, tengan cuidado con tomar un taxi de los que
están apostados pegados a la entrada principal en el lado sur.
Hagan todo con tiempo y no se dejen ganar por el apuro. Más de
un conductor suele aprovecharse y cobrar lo que le viene en gana.
Entonces cuando el turista reacciona, ya es tarde.

En Kazán y cerca de ella también hay otro tipo de obras de gran


magnitud. Como el puente más largo de Rusia, que conduce a la
frontera con Kazajistán en la carretera R239, a la altura de la aldea
de Sorochyi Gory. Se construyó entre 1992 y 2002 y mide 14
kilómetros. Pasa por encima del río Kama, y si no fuera por esta
construcción, habría que continuar esperando al invierno para
cruzar de un lado al otro del río, ya que eso antes era posible sólo
cuando sus aguas se congelaban. Y siempre con vehículos livianos.

Si hablamos de obras, también está contemplada una magnífica

64
que ha de finalizar en 2022. Se trata de las vías adaptadas para el
ferrocarril de alta velocidad que unirá Kazán a Moscú. Está previsto
que los trenes que las recorran alcancen una velocidad promedio de
220 kilómetros por hora, lo que reducirá de forma ostensible el
tiempo que se emplee en viajar los 770 kilómetros que separan
ambas metrópolis. Si hasta ahora se tarda 14 horas en el tren
común para llegar a destino en condiciones normales, esta variante
del Sapsan va a cubrir el trayecto en 3 horas y media.

Es una oferta seductora incluso para quienes gustan de viajar en


coche. Al elegir esta opción, de paso colaborarán para seguir
reduciendo la estadística de accidentes fatales de tráfico, que en el
primer semestre de 2017, en comparación con los primeros 6
meses de 2016, ya había registrado un descenso del 12%.

La celebración anual de “Nardugan”, una tradición pagana milenaria


en la que se festeja el solsticio de invierno, aumenta el flujo
turístico hacia Kazán. Basándose en el antiguo calendario tártaro, el
sol cumple años el 22 de diciembre, momento en que los días
comienzan a ser más largos. La fiesta transcurre durante una
semana y se celebra el despertar de la naturaleza y el triunfo de la
vida. Los ciudadanos locales hornean pasteles, juegan a adivinar el
futuro utilizando anillos (cabe recordar que los rusos son muy
supersticiosos), y representan obras de teatro. Es tradicional en los
hogares que los adultos y los niños se disfracen y visiten las casas
de sus vecinos, socializando con bailes y canciones, tocando la
armónica y deseándole a la gente salud, riqueza y felicidad.

Respecto a la gastronomía tártara, en Kazán hay 5 platos que hay


que probar. Kystyby, echpochmak, kaklagan kaz (oca curada), Zur-
Belish con oca y talkysh kaleve.

Los kystyby se parecen a unas tortillas de trigo tiernas y rellenas en


forma de media luna, como las empanadas. Se terminan de cocer
en una sartén y se doran con mantequilla derretida. Gachas de
avena o puré de papa es lo que se utiliza para rellenarlas y son
sabrosas y suaves.
El echpochmak o “triángulo” tiene la apariencia de un pastelito,
aunque consiste en masa fermentada rellena de carne (de ternera y
pato o cordero y oca), cebolla y papa cortada en cubos, todo
cerrado en forma piramidal y cocido al horno. La clave es lograr que

65
la masa quede esponjosa y el triángulo crujiente. Se trata de una
comida suculenta que sale más gustosa cuando se agrega una gota
de caldo o un poco de manteca al relleno para potenciar el sabor.

El kaklagan kaz (oca curada) representa un símbolo de Tatarstán


equivalente, por ejemplo, al jamón en España. Dieta sana que se
consume con mijo, cebada y remolacha azucarera. El procedimiento
de curación es antiguo. Las ocas se destripan, se cubren de sal, se
envuelven en un trapo o desecho de ropa rugoso, y se dejan
colgando durante tres o cuatro meses a cubierto, resguardadas del
sol y el viento. La carne toma un color rojo oscuro como el del
jamón y el sabor se torna delicado y salado.

Si el belish con oca es también una empanada, pero más pequeña,


el zur-belish es una enorme que se cocina para agasajar a los
familiares en celebraciones importantes o para huéspedes en
situaciones especiales. Circular y cerrada, de tamaño y forma como
el del fondo de una olla sopera, se cuece durante dos horas en el
horno con la carne y los menudos de oca, junto con papa y cebolla.

En cuanto al talkysh kaleve, es uno de los dulces tártaros más


sabrosos y difíciles de preparar. Presentados en forma piramidal
también, su receta original es turca. Una mezcla acaramelada de
miel y azúcar se extiende sobre masa caliente hasta formar hilos
blancos frágiles. A esa especie de tela que se forma se la
espolvorea con manteca derretida y harina para que los filamentos
no se peguen entre ellos, y así se forman unos deliciosos conos en
miniatura.

Kazán va a ser una de las ciudades “sensación” durante el Mundial,


como lo fue en la pasada Copa de las Confederaciones. La ciudad
que en 1708 tenía una población de 40.000 personas, se desarrolló
hasta alcanzar su carácter fundamental actual en la economía rusa.
Su crecimiento es constante y en línea ascendente. En 1758 abrió
su primera escuela provincial para niños de clase media alta. En
1760 implementó un plan de desarrollo urbano diseñado para sus
calles. En 1771 otorgó la licencia para abrir dos escuelas religiosas
musulmanas, y poco después la tercera, en una urbe cuyos
habitantes eran en un 10% tártaros. En 1780 se produjo la revuelta
del cosaco Yemelyan Pugachov, quien desafió el centralismo de
Moscú y se constituyó en el primer revolucionario.

66
En 1791 Kazán conoció su primer teatro permanentemente abierto.
Su primera universidad data de 1804. En 1859 la población había
trepado a 60.600 habitantes, que en 1886 socializaban con el
mundo a través de las líneas telefónicas internacionales. Una
década después finalizó la construcción del primer puente
orientado al transporte ferroviario regular entre Kazan y Moscú. En
1897 Kazan pasó a ser una de las cinco ciudades más grandes de
Rusia, con una población de 130.000 habitantes, de los cuales el
22% ya eran tártaros. En aquel año comenzó a popularizarse el uso
del gas y las farolas eléctricas. En 1899 nació el primer tranvía
eléctrico.

88 iglesias y 13 mezquitas engalanaban Kazán en 1900. Casi 20


años después, en 1918, la población de la ciudad era ya de 206.000
habitantes. Al año siguiente abrió el centro administrativo de la
República Socialista Soviética Autónoma Tártara. En 1939 ya había
398.000 residentes y la ciudad continuaba creciendo. Entre 1941 y
1945 Kazán se transformó en un importante centro de fabricación
de tanques y aviones militares. En 1959 son ya 667.000 habitantes,
y en 1989, 1.094.400.

La cultura tártara experimentó un relanzamiento en 1991 tras la


caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En 2000 se
aceleró el proceso de renovación urbana de la ciudad, que incluyó
la construcción de un sistema de Metró (subterráneo), con 11
estaciones, en el cual se viaja con la tarjeta integrada de
transporte.

En 2002 la población superó el 1.153.000 de habitantes, de los


cuales el 42% es tártaro, el 50%, ruso y algo más del 1% son
chuvasios. 16 años después, Kazán, consciente de su importancia
para el país, ha colocado sobre la mesa sus acuerdos de Estado con
Moscú para revisar los términos y, según el decir de algunos de sus
políticos, “para que se contemplen mejoras” sobre ciertas
cuestiones de índole económico.

67
Nizhni Nóvgorod

Cuna del escritor Alexéi Maximóvich Peshkov (Nizhni Novgorod,


1868 - Moscú, 1936), a quien el mundo conoce por su seudónimo,
“Maxim Gorki”, Nizhni Nóvgorod creció a partir de 1817 como una
especie de aduana comercial con Asia merced a la Feria
“Nizhegoródskaya Yármarka”. 200 años después se ha constituido
en la quinta ciudad más poblada de Rusia con 1.264.075
habitantes, y en una de las más importantes del país.

Llamada Gorki entre 1932 y 1990 en honor al escritor, Nizhni


Nóvgorod se exhibe desde su Kremlin bella y elegante a orillas del
Volga. Su teleférico de 80 metros de alto, el de recorrido más largo
en Europa, cubre una distancia de 3,66 kilómetros en 13 minutos
de viaje. Tiene 28 cabinas y conecta Nizhni con la localidad vecina
de Bor, al otro lado del río, en donde diversas fábricas, entre ellas
una muy importante de vidrio, dan trabajo a miles de personas.
Todo, muy cerca de donde se encuentra el Sports Center Borsky,
centro especial de alto rendimiento que utilizará la selección de
Uruguay como base el tiempo que dure su participación en la Copa
del Mundo.
Nizhni Nóvgorod tiene su propia red de Metró, inaugurada en 1985,
con 3 líneas y 14 estaciones. Un servicio que va a cubrir la

68
necesidad de desplazarse de las miles de personas que arriben a la
metrópoli con motivo del Mundial. Todas podrán moverse por Nizhni
a precio popular con la “Transportnaya Karta”. La tarjeta local para
utilizar de forma íntegra los medios públicos de transporte en esta
urbe.

Respecto a la preparación del estadio, Dmitry Cbatkovskiy,


gobernador de la región, se enorgullece de la decisión de haber
elegido una tecnología para elaborar y plantar el césped que
aumentará su resistencia al desgaste y reducirá a la mínima
expresión el riesgo de lesión al que se expongan los jugadores.

“Para garantizar la calidad de la hierba, enviamos pruebas


adicionales a un laboratorio especializado de Escocia por la gran
tradición que hay allí en la formación de céspedes de calidad,
adecuados para soportar las más duras condiciones del clima”,
reveló a la Agencia Tass.
Nizhni Nóvgorod es una de las ciudades hasta las que llega el tren
de alta velocidad Sapsan, bautizado así en honor al halcón
peregrino, el pájaro más veloz del planeta. Con una velocidad
máxima de 250 kms/h, recorre los 417 kilómetros de distancia que
la separan de Moscú, en 3 horas y 55 minutos. Y el precio del
boleto por persona va de los 30 a los 330 dólares, según el nivel de
confort elegido.

Que fuera fundada en 1221 por el Gran Príncipe Yuri Vsevolodovich


a metros de donde confluyen los ríos Oká (pronúnciese Ajá en ruso)
y Volga, habla de la rica historia de esta ciudad en la que nació el
primer héroe nacional ruso. Kuzmá Minin, próspero comerciante de
carne, elegido por el movimiento patriótico popular para liderar
junto al príncipe Dmitri Pozharski de Moscú la resistencia contra la
invasión polaca en la guerra librada por Rusia con aquel país entre
1605 y 1618. La estatua que recuerda a ambos en la lucha se
encuentra a metros de la Catedral de San Basilio, en una ubicación
central de la Plaza Roja de Moscú.

En Nizhni Nóvgorod el lugar más concurrido es el Kremlin, en cuyo


interior se encuentran el Museo Militar con su arsenal, y el Museo
de Arte Estatal. Se construyó como fortaleza militar al iniciarse el
siglo XVI, como sucedió con el resto de los que habitan cada
ciudad. Tiene las mismas dimensiones que el de Moscú (2.045

69
metros), y lo diseñó el mismo arquitecto italiano. Hoy es un museo
en el que se organizan excursiones, tours y actividades con
elementos teatrales o videojuegos de aventura.

En la calle Rozhdestvenskaia, una de las vías centrales de Nizhni, se


conservan casas de madera construidas entre los siglos XVIII y XIX.
Cerca, en la calle Semashko al 19 se halla el Museo Estatal Literario
de Gorki cuya colección contiene miles de objetos.

La historia de Maxim Gorki (“Máximo Amargo” en español) en sus


primeros años de vida, es de sufrimiento a raíz de la muerte de su
padre acaecida cuando tenía sólo 4 años. Debió trasladarse a la
casa de su abuelo y creció en el ambiente lúgubre que le indujo a
elegir el seudónimo con el que se hizo célebre. Así lo reflejó en 'Mi
infancia', la primera obra autobiográfica de su trilogía, desde la que
se confirmó como escritor autodidacta partiendo de su expresión
“aprende de todos sin imitar a nadie”, que décadas más tarde se
transformó en un lema de popularidad singular. La relación de
Nizhni Nóvgorod con Gorki es tan fuerte, que la memoria del autor
se torna omnipresente en parques y miradores.

En el centro de la ciudad es muy recomendable el paseo por la


peatonal Bolshaia Pokrovskaia, extensa y ancha, para luego
adentrarse en la galería de arte 'Kladovka' dónde tienen lugar los
conciertos, talleres, actividades festivas, espectáculos de teatros
locales y exposiciones de las obras de los pintores de Nizhni
Nóvgorod. Los cafés donde se puede escuchar música en directo y
shows de jazz, por ejemplo, son de visita obligada. Nos
encontramos en Nizhni Nóvgorod una nutrida carta de propuestas
culturales, además de bellezas naturales como el Lago Svetloiar, de
33 metros de profundidad, con el que se vincula la leyenda de
Kitezh, la “Atlántida Rusa”. Ciudad que se hundió en el siglo XIII.

Conocer el bosque Ichalkovski es una excelente excusa para una


gran excursión a las afueras de la ciudad. A 170 kilómetros de
Nizhni Nóvogorod se encuentran más de mil cuevas, rocas, cráteres
y grutas, además de lagos escondidos. Otra visita puede involucrar
al pueblo Bolshoe Boldino, a 230 kilómetros, donde se levantó el
museo vedado de Pushkin. En aquel sitio estaba la finca que fue
propiedad de la familia del poeta durante varios siglos. Mientras
tanto, en Gorodéts, ciudad antigua situada a algo más de 60

70
kilómetros de Nizhni Nóvgorod, casi sobre el río Volga, está el
complejo turístico del Museo “Ciudad de artesanos” con una
exposición de objetos dedicados a la pintura, bordado, juguetes,
grabado de madera, industria de melindre y el arte alfarero.

En esta sede se disputarán 6 partidos. 4 por la fase de grupos, 1 de


octavos de final y 1 de cuartos de final. Y un buen lugar para
pernoctar durante la estancia en la ciudad puede ser el Nizhniy
Hóstel, en el número 13 de la céntrica calle Alekseevskaya. Una
ubicación estratégica excelente para estar cerca de los lugares más
importantes de Nizhni Nóvgorod.

Situado a menos de diez calles del Kremlin, este hóstel es amplio,


muy limpio, se aísla del ruido al estar en un recoveco alto, sobre un
pasaje contiguo a la transitada vía, y ofrece un buen servicio de
atención al cliente, con gente joven, cuidadosa y profesional,
aunque deben saber que está prohibido ingerir alimentos o beber
en sus habitaciones. Es norma del lugar cobrar una garantía o
seguro, que es devuelto en el momento de hacer el check out.

A unos 18 minutos de coche, tomando la M7 y luego el desvío de la


Avenida Gagarina, a metros del Centro Comercial Gagarinskiy, se
encuentra el apartamento en el que fuera encerrado durante 6 años
Andréi Dmítrievich Sájarov (Moscú, 21 de mayo de 1921 - 14 de
diciembre de 1989), célebre físico nuclear soviético, socialista y
activista por los derechos humanos y las libertades, quien recibió el
Premio Nobel de la Paz en 1975. También se puede llegar a este
barrio del extrarradio de Nizhni Nóvgorod tomando la marshrutka
de la línea 4.

Sájarov fue obligado a exliliarse en esa vivienda bajo control


exhaustivo del KGB (Komitet gosudarstvennoy bezopasnosti,
“Comité para la Seguridad del Estado”) tras exponer sus ideas
antimilitaristas y después de haberse opuesto a la participación
soviética en la Guerra de Afganistán iniciada en 1978. Paradoja del
destino, el científico que había marcado el camino para el desarrollo
de la bomba atómica, terminó renegando de la utilización de las
armas y se vio sometido a un exilio interior entre 1980 y 1986. En
una morada humilde de Nizhni Novgorod en la que en 1984
también fue recluida su segunda esposa, la pacifista Elena Bonner
(Merv, Turkmenistán, Unión Soviética, 15 de febrero de 1923 -

71
Boston, Massachusetts, Estados Unidos, 18 de junio de 2011), bajo
la acusación de “activismo y propaganda antisoviética”. Después de
la muerte de Sájarov, el lugar fue convertido en Museo Memorial.

Una representación gráfica aquí revela cómo la agencia principal de


inteligencia vigilaba a Sájarov, quien aseguraba que “en nuestro
país es necesario el pluralismo político e ideológico, una economía
mixta, la protección de los derechos humanos y la apertura de la
sociedad”. El KGB tenía un piso frente al suyo, y una camioneta
interceptaba señales de radio y cada movimiento suyo. Operativo al
que se agregaban dos policías en la puerta del edificio las 24 horas.

Un circuito cerrado de televisión tenía cámaras hasta en el baño, y


si al hombre se le ocurría salir a la calle, le rodeaban agentes para
que no pudiera socializar ni con una mascota. En los cuatro
primeros años, a Sájarov, quien un día aconsejó a sus compatriotas
“no confiemos más en los gobiernos de lo que ellos confían en su
propia gente”, al principio sólo le visitaba su familia. Tiempo
después, a causa del asedio de sus cancerberos, nadie.

Durante su encierro escribió 800 páginas con sus memorias, que le


fueron robadas. Algo que le ocurrió nuevamente cuando las escribió
otra vez. Y las que fueron producto de su tercer intento fueron
publicadas en 1991. La morada a la que Sájarov fue confinado
ocupa unos 60 metros cuadrados. Tiene cocina, living, baño y dos
dormitorios. En el salón hay un teléfono instalado por un agente del
KGB el último día de su prisión domiciliaria, en diciembre de 1986.
Apenas esta persona se lo conectó, sonó. Y cuando el científico
contestó la llamada se encontró con la voz del presidente Mijaíl
Gorbachov del otro lado de la línea, quien le comunicó su libertad.

Mijaíl Serguéyevich Gorbachov (Stávropol, Unión Soviética, 2 de


marzo de 1931), secretario general del Comité Central del Partido
Comunista de la Unión Soviética desde 1985 hasta 1991 y Jefe de
Estado de la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas entre
1988 y 1991, fue quien propició la liberación de 30 disidentes en el
marco de la Glásnost (“apertura” o “transparencia”) durante el
período político reformista de la Perestroika (“reestructuración”),
tras un decreto aprobado por el Soviet Supremo (Parlamento
soviético) el 2 de febrero de 1987. Una medida que benefició a más
de 150 presos políticos. La mayoría de ellos cumplía condena en los

72
campos 35, 36 y 37 de Perm (en la región de los Urales). Casi todo
el resto, en Mordovia.

En 1988 el Parlamento Europeo creó un Premio de Derechos


Humanos a la “Libertad de Conciencia” que lleva el nombre de
Andréi Sájarov y en cuya primera entrega fueron distinguidos
Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica, entonces activista del
movimiento antiapartheid contra la segregación racial y, a título
póstumo, Anatoli Márchenko, disidente político soviético.

“Niego cualquier efecto disuasorio significativo de la pena de


muerte a los criminales potenciales. Creo lo contrario. La brutalidad
engendra brutalidad”, indicaba Sájarov en sus comparecencias.

En marzo de 1989 fue elegido diputado por la oposición para el


nuevo Parlamento soviético. Nueve meses después, falleció en su
apartamento de Moscú víctima de un infarto de miocardio.
Conocer Nizhni Nóvgorod guiados por Andrey Sorvachev, miembro
del staff principal del Comité Organizador Local del Mundial de
Rusia 2018, resulta un lujo. Estar acompañados de profesionales
como él, a quienes no se les escapa ni un solo detalle de la ciudad a
la que representan, nos hace sentir muy afortunados. En el caso de
Andrey, apenas llegamos a la ciudad en tren, procedentes de
Saransk, se presentó con una planilla pormenorizada de actividades
y visitas, una reseña para presentarlas, y el tiempo estimado para
dedicarle a cada una de ellas. Desde el estadio de Nizhni Nóvgorod,
hasta las instalaciones deportivas que ha preparado y remozado el
gobierno local, pasando por cada rincón de la ciudad donde también
nacieron dos mujeres que han alcanzado notoria fama en el mundo
de la moda. Las muy bellas Natalia Vodiánova y Anna Vialítsyna.

Nizhni Novgorod tiene 6 universidades y más de 200 instituciones


de enseñanza, entre ellas 132 escuelas secundarias. En otro orden,
10 cines, entre ellos uno infantil, y otro en el que es posible ver
películas con el audio original. También 95 bibliotecas, siendo la
mayor la de Lenin con 4 millones de ediciones y 53.000 usuarios.
Esta Biblioteca organiza diversas exposiciones y conferencias. Hay
una biblioteca infantil que cumple un rol preponderante en la
formación y educación de los más pequeños, y en la ciudad
funciona además otra para personas no videntes. Facilitar la
educación de sus ciudadanos, siempre ha sido prioridad para Rusia.

73
El Parque de Suiza con sus coquetas cafeterías. El zoológico. El
parque de atracciones. El Museo Estatal Rukavishnikov, que recrea
la vida en la época de los zares. El enorme circo clásico que abrió
sus puertas en 2007. Las escapadas a la playa. El Museo de Arte
Estatal Nizhegorodsky con su pinacoteca. El planetario, que se
trasladó a una nueva sede en 2005 para ser renovado con la
máxima sofisticación. Más la posibilidad de esquiar en las montañas
durante el invierno. Todas son excelentes alternativas, tan diversas
como atractivas, para pasar grandes momentos en Nizhni. Ciudad
cuya máxima autoridad política es una mujer. Elizaveta
Solonchenko, la presidenta de la Duma (Parlamento) local.

En el Museo de Arte Estatal fundado en 1894 observará muchas de


las mejores obras del arte ruso durante los siglos XIV a XX firmadas
por los maestros Iván Shishkin, Víktor Vasnetsov, Iliá Repin, Vasili
Súrikov y Vasili Kandinski, entre otros. Le darán ganas de
fotografiar la Iglesia Stroganov construida en 1719 con donaciones
de la legendaria dinastía comercial de los Stróganov, como también
la iglesia de la Natividad de la Virgen, de estética barroca con
cúpulas decoradas en múltiples colores y una decoración interior
lujosa que incluye mármol, frescos e íconos acabados en oro.

Si hablamos de obtener imágenes inolvidables de su viaje, capture


la puesta de sol sobre el Volga desde la Escalera de Chkalov, un
paseo ascendente de 560 escalones, que conecta el muelle de
Nizhni Nóvgorod con el centro histórico de la ciudad. Luego, si le
gusta la historia de los automóviles, no se pierda el Museo GAZ.
Cuando lo vea comprenderá por qué a Nizhni Nóvgorod la llaman
“la Detroit rusa”. Los automóviles más valiosos del periodo soviético
entre los años 30 y 40, desde vehículos militares hasta el Chaika de
siete plazas, se construyeron en esta ciudad y se exhiben aquí.

Luego, la Casa de Kashirin, vivienda de madera del siglo XIX de los


abuelos de Maxim Gorki, y donde vivió una gran parte de su
infancia el autor de 'La vida de Klim Sanghin' (1927-1936), 'El
negocio de los Artamonov' (1920), 'La ciudad Okurov' (1909-1910),
'La confesión' (1908), 'La Madre' (1907), 'Los bajos fondos' (1903),
'Los pequeños burgueses' (1902), 'Los tres' (1901), 'Tomas
Gordéiev' (1899), 'Makar Chudra' (1892) y decenas de obras de
teatro, entre ellas 'Chelkash' (1895), 'La canción del halcón' (1895),

74
'Konovalov' (1896) y 'Veintiséis hombres y una mujer' (1899). Su
otra residencia, un apartamento urbano de principios del siglo XX
que habitó en sus primeros años de fama, también funciona como
museo y exhibe una colección de objetos personales y reliquias.

Desde el nivel más alto del estadio de Nizhni Nóvgorod se alcanza a


individualizar el sector en el que se encuentran los museos de Gorki
y el resto de atractivos
lugares a los que nos
referimos. La vista
desde allí, perpendicular
a la Catedral de
Alexander Nevski, es
fabulosa. Con el Volga a
la izquierda, el Oká, al
frente, y el Centro
Comercial Sedmoe Nebo
y el Cinema Park,
detrás.

Para conseguir una


entrada que permita
asistir a cada juego de la
Copa del Mundo en este
coliseo con capacidad
para algo más de 45.000
espectadores será
necesario efectuar una
inversión mínima
aproximada de 105
dólares. Cabe destacar
que para hacer lo propio
de cara a la final del 15
de julio de 2018 en el
estadio Luzhniki de
Moscú, hay que pensar
en un costo básico de 455 dólares.

Nizhni Novgorod es la sede de 1.150 empresas. 25 plantas


distribuyen energía eléctrica, gas y agua, y la contribución de la
ciudad al producto interior bruto de Rusia es de un 25%, con

75
artículos fabricados aquí. La producción más importante es la de los
vehículos y maquinaría, con casi un 60% del volumen de ventas de
las empresas industriales urbanas en todo el país. En primer lugar
está la construcción de automóviles. El 52% de los coches en Rusia,
son fabricados en Nizhni.

También en este gran polo nacional funciona una gran cantidad de


empresas de carácter científico, con 20 institutos de investigación.
Cada día, muchos artículos producidos en Nizhni Nóvgorod se
exportan al mercado ruso e internacional, a destinos tales como la
Comunidad de Estados Independientes (CEI), las exrepúblicas
soviéticas, Europa, América, Asia, África, América Latina y Oriente
Próximo. La ciudad espera que la Copa del Mundo de fútbol
contribuya a su relanzamiento en el concierto internacional.

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Kaliningrado

Fuera del continente ruso, entre Polonia y Lituania, pero


perteneciente a Rusia al fin, se ubica la vieja Königsberg (que
quiere decir “Montaña del rey” en alemán), antigua capital de
Prusia, estado disuelto en 1947. En 1945, cuando finalizó la
Segunda Guerra Mundial, fue anexada por la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas y rebautizada “Kaliningrado” en homenaje a
Mijaíl Ivánovich Kalinin (Tver, 19 de noviembre de 1875-Moscú, 3
de junio de 1946), revolucionario de la facción bolchevique y
expresidente del Soviet Supremo entre 1938 y 1946.

La ciudad fue sometida a una limpieza étnica por parte de Iósif


Stalin para borrar toda influencia alemana en la región, y se
significó como un enclave fundamental para los intereses de la
Unión Soviética por tener un puerto libre de hielo en todas las
épocas del año.

Mueven la economía de esta urbe fundada en 1255 por el Rey


Otakar II de Bohemia, el petróleo, el turismo (sobre todo alemán),
y el ámbar. Kaliningrado tiene una de las mayores reservas
mundiales de esta resina fósil, y un museo precioso que aloja
cientos de obras de arte realizadas con ella.

Para venir desde San Petersburgo como lo hicimos nosotros, lo más


rápido es el avión. El vuelo tiene una duración aproximada de 35
minutos. Para cubrir el trayecto en tren, como consecuencia de la
topografía y de la dificultad añadida de tener que salir del país para
volver a entrar, hacen falta 1 día, 1 hora y 4 minutos.

Kaliningrado se encuentra a 1.259 kilómetros de Moscú, la capital.


En nuestra aventura por Rusia pergeñamos un itinerario ágil de
viaje que nos permitía recorridos intensos a diario. La contracara
era disponer de muy pocas horas de descanso. Aunque cuando el
nivel de adrenalina está alto, la necesidad de tener más horas de
sueño pasa a ocupar un segundo plano.

Nuestra base en Kaliningrado fue el In Like Hóstel, en el 17 de la


calle Tikhaya. Con una habitación doble muy amplia en el primer
piso, equipada con frigobar, algo inusual en este tipo de albergues.
Orientado a la parte posterior del establecimiento, un gran ventanal

77
con vista limpia al bosque. Moqueta, confort... y ruido.

Un nutrido grupo de niñas y adolescentes han copado la capacidad


del lugar, probablemente en el marco del que será un fin de
semana de convivencia auspiciado por su colegio. Suben.
Cuchichean. Bajan. Ríen. Corretean. E ingresan 3 o 4 a la vez en
cada uno de los dos baños con yacuzzi que hay por piso, a metros
de nuestra alcoba.

Las recepcionistas del lugar no cruzan la barrera de los 25 años. De


hecho, sólo Tanya está a punto de cumplirlos. 'Gala' y 'Yenia' (se
llaman Galina -que quiere decir “calma” en ruso- y Evgenia, pero
les gusta hacerse llamar por la abreviatura de sus nombres),
bordean el umbral de los 20. Aunque se hace complicado armar una
conversación en inglés, Tanya tiene algo más de soltura con el
idioma y no depende tanto de la app de traducción del celular. Ella
es quien nos indica con una sonrisa que debemos pagar por
adelantado el hospedaje porque a la hora en que partiremos rumbo
a Rostov del Don no habrá nadie despierto.

Para manejarnos con el transporte público son claves el GPS de


Google Maps (no habernos perdido jamás en el país más grande del
mundo, aún habiendo viajado hasta Asia, cuenta como una medalla
particular), y las indicaciones de una alumna de escuela secundaria
que nos encontramos esperando el colectivo junto a una amiga en
la parada. Ella recibe enseñanza de idiomas y tiene un perfecto
manejo del idioma inglés. Su amiga sólo habla ruso.

La curiosa situación da una idea de algunas de las diferencias y


posibilidades que se esconden dentro del sistema. Más adelante, en
otra ciudad, nos explicarán que el asunto de no hablar en inglés
tiene que ver con dos cosas. El desinterés y la aversión. El primero,
por el antiguo convencimiento de que con hablar el idioma materno
no había o no hay necesidad de saber más. Que así se hace país,
además de reforzar el sello de identidad. La segunda, por el
rechazo a todo lo que proceda del denominado imperialismo
norteamericano, y a la necesidad por convicción de evitar la
penetración de su cultura.

¿Exagerado? En el mundo globalizado actual, quizá sí. Acaso más


por el hecho de que Rusia está a punto de recibir a millones de

78
personas en el marco de un evento planetario como es la Copa del
Mundo de fútbol. Por eso se ha puesto en marcha un cambio que
avanza de manera gradual y llevará tiempo.

Rusia se exhibe ahora dispuesta a una apertura que durante el


Mundial vivirá su eclosión definitiva. Pero el contexto define todo.
Hoy es este. En los tiempos de la Guerra Fría, lo más normal era
posicionarse y permanecer a la defensiva.

Una vez subimos al autobús, al que se puede ascender desde


cualquier puerta sin ningún inconveniente, no pagamos el boleto.
Nos ubicamos en el asiento que elegimos o de pie en algún
descanso, a la espera de que venga, en este caso, una señora
sexagenaria de pelo negro corto, lacio, a cobrarnos los 20 rublos
que cuesta el viaje individual (US$0,32), y a darnos un ticket que
tiene la apariencia de los que entregaban los colectiveros
argentinos hace treinta años atrás. Vamos rumbo al centro, pero
miramos los pasajes y llegamos a la conclusión de que tal vez
también se trate de un viaje a través del tiempo.

El hóstel está a unas 5 calles de la parada donde abordamos el bus.


En un barrio de viviendas bellas con estética sajona. Es el mediodía
y en 20 minutos llegamos al centro, donde tenemos una reunión.
Hemos quedado con Julia Kaltais en la sede del Comité Organizador
Local. Una kaliningradense que aún siendo joven, aparenta tener
menos edad. Delgada, de cabello rizado, mirada brillante y muy
elegante en el vestir, rapidamente se muestra cálida en el trato al
tiempo que manifiesta orgullo personal porque su ciudad haya sido
elegida como una de las sedes de la próxima Copa del Mundo.

Nos presenta a Alina, la rubia jefa de operaciones del grupo. Sus


facciones la muestran más cercana al esterotipo ruso que a Julia, a
quien a primera vista se la podría confundir con una chica austríaca
o alemana. También a su compañero Artem, quien después de que
todos le dediquemos cuarenta minutos y una ronda de preguntas y
respuestas a la presentación muy elaborada en power point acerca
de la ciudad, nos llevará al estadio mundialista. También al estadio
más antiguo de Europa, el del Baltika, equipo de la ciudad, a cuya
casa acudía Adolf Hitler para ofrecer mitines y presenciar
espectáculos deportivos en los tiempos en que Kaliningrado era
Königsberg, y el orgullo, alemán.

79
“Nosotros somos y nos sentimos plenamente rusos”, me dice Julia
con una sonrisa mágica y un inglés perfecto. La escucho como se lo
oiría a un adulto recién independizado y rebosante de autoestima,
al que ampara el estado, lo que le permite tener dinero en el
bolsillo y no deberle nada a ningún banco, y se siente tan capaz
como deseoso de emprender nuevas aventuras. La que viene es
fascinante. Para Julia y para todos sos conciudadanos. El Mundial
colocará focos sobre sus cualidades y sus calidades, desconocidas
por el gran público.

Kaliningrado se encuentra ante la posibilidad enorme de


proyectarse al mundo. Sin importar que su estadio sea el de menor
aforo de la Copa (35.000 espectadores), ni el recelo internacional
que infunde la potencia armamentística de la flota que anida en su
puerto. La del Báltico es una de las cuatro flotas que componen la
Armada de Rusia junto a las del Norte, el Pacífico y el Mar Negro.
Stalin solicitó la anexión de la actual Kaliningrado en la Conferencia
de Yalta posterior al final de la Segunda Guerra Mundial, señalando
que la Unión Soviética necesitaba un puerto cuyas aguas no se
congelaran en invierno. Y lo justificó manifestando que por lo
menos así se compensaban, aunque fuera en una minúscula parte,
la cantidad de pérdidas humanas sufridas por el país durante la
Guerra. Como Prusia había sido tierra eslava hasta la llegada de los
caballeros de la Orden Teutónica, su deseo le fue concedido.

80
Al margen de ese ansia de controlar este área, alrededor de 20.000
hombres, casi 50 naves -entre ellas dos submarinos diesel, el
'Viborg' y el 'Dmitrov'-, un escuadrón de aviones y una división de
helicópteros, integran la Flota del Báltico, que nació de aquel deseo
satisfecho, y que tiene por misión proteger la economía de la zona,
prevenir actividades ilegales como la piratería, y proveer defensas
contra sabotajes. En tierra, el blindaje de la ciudad está asegurado
con el sistema Islander-M. Dotado con cohetes que pueden alcanzar
un objetivo a 500 kilómetros, y que puede movilizar incluso ojivas
nucleares. Esto, más miles de misiles S-400 Triumf, las armas más
sofisticadas en el ámbito de la defensa antiaérea. Kaliningrado será
pequeña pero está armada hasta los dientes.

Mientras tanto, en el centro neurálgico de la ciudad hay galerías,


shoppings y una oferta gastronómica de calidad muy accesible en
comparación con Argentina, donde acceder a ciertos menúes, aún
tratándose de un país lleno de recursos, parece actualmente una
cuestión reservada a la gente de dinero. Comer en Rusia resulta
muy barato. También beber. Valga como ejemplo el precio de una
botella de agua de 600 cc3 del frigobar del hóstel. Cuesta
solamente 10 pesos argentinos (0,16 centavos de dólar).

También moverse en taxi puede ser conveniente. Nunca en Moscú,


pero sí en el resto de las ciudades rusas. Por ejemplo, viajar desde
el Estadio de Kaliningrado hasta el Museo del Ámbar, una distancia
de 6 kilómetros, en hora pico, tiene un precio de 136 rublos
(US$2,20).

Después de aterrizar en el aeropuerto de Kaliningrado, que ya tiene


un mayor espacio físico y ofrece comodidades por encima del que
fuera su estándar provincial, no se olvide de visitar los 5 lugares
que le indicamos en el siguiente párrafo, además del estadio
mundialista, la Casa de los Soviets y el Museo del Ámbar, del que
Irina, su guía principal y Relaciones Públicas, le contará todos sus
secretos.

1) La Catedral luterana de Königsberg, en donde han de asistir a


uno de los conciertos gratuitos que brinda Evgueniy Abramenko, el
organista más prestigioso del país.
2) La tumba de Immanuel Kant (Königsberg, Prusia, 22 de abril de
1724-12 de febrero de 1804), a ser posible acompañados del

81
filósofo Valentin Balanovskiy, biógrafo local del Maestro y profundo
conocedor de su obra.
3) La Villa del Pescado, a la vera del río Pregolya, con sus cafés y
restaurantes, sobre todo al atardecer.
4) El istmo y la laguna de Curlandia, junto a su costa virgen.
5) La Catedral de Cristo Salvador.

La destreza sobresaliente de Abramenko a los mandos del órgano


más grande de todo Rusia dulcifica los oídos y regala gozo al alma
en sus dos conciertos diarios. Visualizar en el interior de la Catedral
los efectos especiales que añaden el juego de luces y la coreografía
de los ángeles mecanizados, convierte lo que se presuponía una
simple experiencia acústica, en un momento celestial. Si en el
paraíso hay un recital de música clásica, sonará parecido.

La tumba de Kant y su porche al costado de la catedral luterana


fueron los únicos lugares que se mantuvieron indemnes frente a los
incesantes bombardeos británicos de la Royal Air Force durante la
Segunda Guerra Mundial. Los lugareños creen que El Maestro del
Humanismo es capaz de hacer milagros aún desde su descanso
eterno y cada 22 de abril, la fecha en que nació, la gente acude a
dejar flores sobre su lápida. Más allá de ello, la obra cumbre del
último gran e influyente pensador de la modernidad es la “Crítica
de la razón pura” (Kritik der reinen Vernunft), obra calificada como
un punto de inflexión en la historia de la filosofía.

Una vez que uno comienza a retirarse de La Catedral, encuentra


puestos ambulantes. Algunos están armados de manera curiosa,
como por ejemplo, aprovechando el interior de una de esas
furgonetas setentosas de marca alemana parecidas a la de la serie
de dibujos animados Scooby Doo. La gentileza de un vendedor
dicharachero le lleva a obsequiarnos imanes de la ciudad con la
figura de La Catedral tallada en ámbar, y el escudo original de
Königsberg.

La Villa del Pescado aparece tras dejar atrás La Catedral y después


de cruzar el puente de los enamorados, en cuyos herrajes
centenares de parejas dejaron colgados candados con promesas de
amor eterno cuyo destino final es un misterio que se multiplica.
Observar una puesta de sol primaveral desde este lugar, al lado del
río, saboreando un café delicioso frente al atardecer de colores

82
rojizos y púrpuras, resulta otro momento inolvidable. Donde hoy se
extiende una elegante costanera fluvial, antaño estaban los puestos
de venta de pescado, por eso se conoce así al paseo. Pero de aquel
tiempo no queda más que alguno amateur buscando con su caña
un premio a su paciencia.

El istmo de Curlandia es la lengua de tierra que une la península de


Sambia, al noroeste de Kaliningrado, con la ciudad de Klaipeda, al
norte de Lituania. La laguna natural que forma esta superficie tiene
aquí sus costas vírgenes, y en el verano llegan muchos turistas
alemanes para disfrutar de los momentos de sol y del masaje suave
que ofrecen sus aguas. Un lugar para capturar imágenes bellísimas.

En cuanto a la Catedral de Cristo Salvador, es otra gran obra


arquitectónica proyectada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, diseñada
en este caso por el arquitecto Oleg Kopylov, y finalizada en
septiembre de 2006. Su estructura recuerda a la de la Iglesia sobre
la Sangre Derramada, en Ekaterimburgo. En menor medida, a la
que lleva el mismo nombre en Moscú.

A la hora de almorzar, un lugar muy recomendable es el


restaurante 'Frau Fisher', en el 11A de la calle Shevchenko. Sí, la
dirección se escribe igual que el apellido del goleador ucraniano
más grande de todos los tiempos, Andriy Shevchenko, exjugador de
Dinamo de Kiev, Milan y Chelsea. Multicampeón, y Balón de Oro en
2004. En Frau Fisher se especializan en la cocina alemana, los
mariscos, sopas como la uja (sabrosa, de salmón rosado o bacalao
con verduras, a la que se le suele colocar vodka en invierno), y
gulash (un estofado con especias hecho con carne de res, cebollas,
pimiento y pimentón, cuya receta se importó de Hungría).

En este establecimiento nos encontramos con una pareja rusa


natural de Vladivostok -ciudad muy cercana a la frontera rusa con
China y Corea del Norte-, pero que buscando un clima más
tolerable para su segundo hijo recién nacido, se fueron a vivir a
Costa Rica durante un año.

Con su cabello corto y un físico cincelado con pesas de gimnasio,


ataviado con una campera de cuero auténtico, él aparenta tener
unos 45 años y se ajusta a la descripción “metrosexual”. Ella, una
atractiva rubia torneada por el fitness, de cuya figura brota la

83
palabra “sexy”, ronda los 40. Se muestran muy sociables y dicen
que aprendieron a serlo en el país centroamericano. Nos han
dirigido la palabra para recomendarnos que no mezclemos la
cerveza y el vodka en la comida para evitar algún malestar
estomacal. De todos modos, el frío y la humedad en el momento
hicieron que no fuera mala idea ingerirlos cada uno a su tiempo
para poder entrar en calor.

El almuerzo se escurrió entre anécdotas, y recordando la guía


extraordinaria de Valentin Balanovskiy en La Catedral. Fue este
documentalista y biógrafo humanista de la Universidad de
Immanuel Kant, quien nos introdujo en la obra del filósofo. Y fue él,
por su amistad con Abramenko, quien le solicito que nos brindara
un concierto privado para luego contarnos sus secretos.

De regreso al hóstel para organizar las notas mientras


preproducíamos el trabajo de la jornada siguiente, nos sorprenden
golpeando levemente a la puerta de la habitación. Es un hombre al
final de la treintena que se presenta como Vadim y es ucraniano.
Galina, Tanya y Yenia le comentaron que habían llegado al hóstel
unos argentinos, y se entusiasmó. Les pidió permiso para subir las
escaleras y llamar a nuestra puerta y se lo concedieron porque le
conocen. Hace changas en el barrio para los distintos albergues, y
vive en uno de ellos, cerca del In Like.

Vadim narra que vivió en Argentina durante 10 años pero regresó


por los problemas de salud que aquejan a su madre, y se radicó en
Kaliningrado. Su nivel de español es excelente y quería mantener
una conversación en castellano para recordar los buenos viejos
tiempos, algo que le está practicamente vedado en estas latitudes.
El bueno de Vadim tiene un amigo en Puerto Madryn y otro en
Quilmes con quienes se mantienen en contacto vía mail. Y dice que
no puede ni quiere olvidar la época en la que trabajaba como
vendedor en la calle Libertad, muy cerca del Obelisco, entre la
Avenida Corrientes y la calle Lavalle. “Fui muy feliz allá”, nos contó
con los ojos vidriosos.

Un rato después, solos otra vez, mientras revisamos el material y


esperamos por un par de bandejas de sushi que en cualquier
momento llegarán por el servicio de delivery a la recepción del
hóstel, procedentes de un local situado a unas nueve o diez calles

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cuyos productos nos recomendaron por la relación calidad-precio,
comprendemos que entre Rusia y Argentina hay más puntos de
conexión de los que pensábamos en un principio.

85
San Petersburgo

El lanzamiento del Sapsan, tren de alta velocidad, fue el primer


paso que dio la compañía Ferrocarriles Rusos para reestructurar sus
servicios y brindar una mejor experiencia a los viajeros. Hoy en día
el 'Halcón peregrino' cubre los 660 kilómetros de distancia que
separan a Moscú de San Petersburgo en 4 horas y 10 minutos, pero
en un futuro cercano, este tren eléctrico de la saga Velaro fabricado
por Siemens Transportation Systems, alcanzará una velocidad de
400 kilómetros por hora.

El horario sugerido para viajar desde la capital es antes de las 7 de


la mañana. La mejor manera de poder aprovechar la jornada en la
ciudad que amaba Catalina 'La Grande'. Aunque sus asientos no se
reclinen, el confort que ofrece el Sapsan evita que uno llegue
cansado a destino como sucedería si hiciéramos el trayecto en el
tren común. Hay paisajes fascinantes para regocijo de la vista,
como el que se divisa a ambos lados de la vía cuando el recorrido
atraviesa el río Lama, a la altura del Parque Nacional Zavidovo.

Cada vivienda en la campiña tiene un sombrero parecido. Techo a


dos aguas, de carácter necesario y fundamental para evitar que se
acumule la nieve en su parte alta durante la época de heladas
mayores. El frío recrudece cuanto más se avanza hacia el norte, y
el cielo deja atrás su color celeste liviano para tornarse de un gris
blanquecino espeso. Miles de árboles pelados tapizan la estepa y se
deja ver aún el rastro de nevadas recientes en algunos rellanos. El
horizonte plomizo y sombrío que ofrecen los ventanales del Sapsan
a ambos lados del tren, sugiere un café caliente.

Nos dejamos llevar y solicitamos uno capuchino y otro negro,


acompañados de dos sándwiches, uno de carne y otro de salmón
ahumado. Intentamos engañar al estómago, que nos reclama no
haber desayunado correctamente. Cada combo pequeño incluye un
bombón de chocolate amargo delicioso marca “Rioba”. El pedido no
es económico. Cuesta 790 rublos (13 dólares). Es lo que tiene
consumir en uno de los tres trenes más modernos de Europa. En la
estación de Moscú, dos cafés y un par de bollos dulces similares a
las facturas argentinas nos habían costado casi 100 rublos menos.

San Petersburgo luce europea. Rica, aunque no opulenta. Hay algo

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de suciedad en varias esquinas céntricas y alguna que otra persona
revisa los containers de la basura para detectar algún descarte
aprovechable, sea alimento o artefacto. El clima para los próximos
días nos avisa que será un lujo poder salir sin guantes a la calle. Y
la fecha deja sin efecto la posibilidad de conocer el lujoso Palacio
Peterhof, que abre sus puertas a finales de abril, después del
invierno. Antes llamado Petrodvorést, el Peterhof se ubica a 29
kilómetros de la ciudad, muy cerca del Golfo de Finlandia.

Fue residencia de los zares hasta la Revolución de 1917. Un año


después le dieron carácter de museo y en el tiempo que duró la
Gran Guerra Patria se alojaron allí tropas alemanas. Más de 8.000
piezas de decoración de los palacios y unas 50 estatuas alcanzaron
a ser evacuadas antes de la llegada de los invasores. Los militares
nazis destruyeron casi todo y hasta hace pocos años todavía se
trabajaba en las restauración de algunas áreas.

Ráfagas de viento, frío inquietante y una lluvia revoltosa saludan


nuestra llegada al Coffee Hóstel, sito en el número 1 de la calle
Razyezzhaya. Una excelente ubicación, estratégica para llegar
caminando en menos de una hora a los salones del Museo
Hermitage, ante el río Bolshaya Neva, frente a la Fortaleza de Pedro
y Pablo. El lugar es acogedor. Se trata de habitaciones situadas en
un segundo piso que da en la esquina a la Avenida Zagorodnyi. Una
de las arterias principales de la metrópoli, que en la dirección
contraria al centro conduce a la estación de Metró del Instituto
Tecnológico. En esa parada de subte, tanto en un banco frente a las
vías como afuera del edificio, se recuerda con ofrendas florales a las
14 víctimas fatales del atentado terrorista perpetrado el 3 de abril
de 2017 en un tren de la línea azul procedente de la estación
Sennaya Ploshchad (Plaza Sennaya).

Estas personas se unen a las 105 que perdieron la vida en los


atentados reivindicados por terroristas islámicos en 2004, 2009 y
2010 en las redes ferroviarias de Moscú y San Petersburgo. Estos
hechos obligaron a profundizar las medidas de seguridad en ambas
ciudades, en cuyas estaciones de transporte público se ubican
destacamentos policiales dotados de escáners para revisar el
equipaje de cada viajero que ingresa.

Para almorzar cerca de este lugar, el Restaurante MarMarisa resulta

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una opción excelente. Dos personas comen mejor que bien por 840
rublos (14 dólares). El mostrador y la barra principal en la entrada
en forma de “L” funcionan como un self service en el que se puede
elegir, por ejemplo, pollo relleno con queso, pasta, pescado del día
con verdura, y un vaso gigante de cerveza tirada. Se trata de un
lugar modesto, amplio aunque sencillo, con una clara influencia
extranjera, tanto en el personal que atiende -de origen árabe en
gran medida-, como en la estética del establecimiento. Pero no
defrauda en absoluto.

Mientras la primavera se retrasa, dan ganas de pasar un borrador


por el cielo para aclarar el color plomizo como quien elimina la tiza
de un pizarrón. La única razón que anima a observar la presencia
de tantas nubes es el efecto embriagador que provocan cuando
descomponen la última luz diurna en el ocaso.

San Petersburgo es preciosa a pesar del frío, el viento y la


humedad de su abril. Entre los principales lugares a visitar agenden
el Museo del Hermitage con su fabulosa pinacoteca y los tesoros
alojados en sus salones; el Palacio de Invierno de los Zares; el
Almirantazgo; el lujoso estadio Krestovski del Zenit; el Teatro
Mariinski; el Museo Fabergé; el Palacio Tsárskoye Seló; el
Monasterio de Alexander Nevski; el Parque de Catalina, y el Palacio
Stroganov.

Por una cuestión profesional,


ya que hay un compromiso
informativo que cumplir, lo
primero que hacemos es
trasladarnos a la Isla
Krestovski para conocer la
casa sensacional del Zenit de
San Petersburgo, cuya
construcción demandó una
década y una inversión de
más de 1.000 millones de
dólares. La concreción del diseño del arquitecto japonés Kisho
Kurokawa llegó a traer de cabeza al mismísimo gobierno ruso,
hasta que el coliseo fue inaugurado el 22 de abril de 2017 con un
juego de la Premier Liga rusa en que el Zenit venció (1-0) al Ural de
Ekaterimburgo ante poco más de 25.000 espectadores que se

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permitieron por razones de seguridad en la avant première.

El equipo más poderoso de Rusia decidió sudamericanizarse y por


esa razón contrató a cinco argentinos y un ecuatoriano, que
cerraron su primera temporada en el elenco dirigido hasta mayo
por el italiano Roberto Mancini. Todos jugadores internacionales. El
quinteto albiceleste lo integran Matías Kranevitter, Sebastián
Driussi, Emanuel Mammana, Emiliano Rigoni y Leandro Paredes. El
representante de la tricolor es su capitán, nuestro conocido
Christian Noboa. En 2018-19 jugarán la UEFA Europa League.

En la primera visita al estadio caminamos unas 25 calles a través


de la Avenida Batareynaya desde la estación de metro Krestovskiy
Ostrov. En este trayecto pasamos por dos parques de atracciones,
tres lagunas enormes y el mini zoológico Cheburashka. A cada
costado de la avenida se dejan ver bosques y un reino vegetal en el
que apetece adentrarse. El lugar parece un oasis verde cuya
tranquilidad habitual sólo se resquebraja los días en que el Zenit es
local, o los domingos de verano, cuando el paraje se llena de gente
haciendo picnic y disfrutando de actividades al aire libre.

San Petersburgo es con 5.281.579 habitantes, la segunda ciudad


con mayor población de Rusia detrás de Moscú. Para el comercio
internacional del país representa una puerta fundamental de
entrada, y se significa como un centro financiero e industrial
especializado en el comercio de petróleo y gas. Astilleros, industria
aeroespacial, software, radio y electrónica. Información y
ordenadores, construcción de maquinaria, maquinaria pesada y
transporte, incluyendo tanques y otros equipos militares. Minería,
construcción de precisión, metalurgia ferrosa y no ferrosa
(producción de aleaciones de aluminio), productos químicos y
productos farmacéuticos. Equipos médicos, edición e impresión,
alimentación y servicios de hostelería. Industria textil al por mayor
y menor, prendas de vestir, y muchos otros negocios.

Con un tránsito fluvial incesante a través de sus 400 canales, San


Petersburgo es conocida por ello como “La Venecia del Norte”. La
ciudad recibe un caudal turístico que año a año va in crescendo. Si
en 2015 la habían visitado 6,5 millones de personas, la ciudad en la
que estalló la revuelta bolchevique recibió durante 2016, según
informó el periódico Rossiyskaya Gazeta publicando datos oficiales,

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un volumen total de turistas de 6,9 millones de personas.

La vieja Leningrado (así fue rebautizada en 1924 y llamada hasta


1991, después de haber sido Petrogrado durante la década 1914-
1924) ejerce tal atracción y desprende tamaño carisma que ha
ganado en varias oportunidades el concurso World Travel Awards
como mejor destino turístico de Europa, superando a Amsterdam
(Holanda), Barcelona (España), Berlín (Alemania), Yorkshire
(Inglaterra), Lisboa (Portugal), Londres (Inglaterra), París
(Francia), Oporto (Portugal), Estambul (Turquía), Edimburgo
(Escocia), Venecia, Roma y Florencia (Italia).

Resulta muy conveniente para el visitante trasladarse por la red de


metro con la tarjeta verde “Podorozhnik”. Admiralteyskaya es la
estación con la escalera mecánica más larga (130 metros). Para
viajar en la superficie abundan las líneas de autobuses, tranvías y
marshrutkas, el medio de locomoción que se popularizó en la época
soviética, cuyo mecanismo -que ya hemos descrito anteriormente-,
se repite aún tratándose de una gran urbe. Se paga el boleto
cuando uno va a descender. No antes de emprender el viaje.

Llama la atención la cantidad de efectivos policiales del escuadrón


de élite Omoh (léase “Amán”). Se trata de la única división de las
fuerzas de seguridad con autorización para disparar a matar en
situaciones de riesgo público. Sus agentes, además de portar armas
de fuego de última generación, suelen estar acompañados por
perros adiestrados, de la raza ovejero alemán. Están en las
principales dependencias y lugares públicos y, por supuesto,
también en los estadios desde que empezaron a remodelarse y/o
construirse. Antes de entrar al estadio del Zenit un agente se nos
acerca con su can para que nos huela, e incluso el agente sube al
perro a la traffic manejada por Olga, quien nos ha traído hasta la
isla Krestovskiy. Quiere cerciorarse de que el vehículo llega “limpio”.

La escena resulta chocante, pero se comprende el mecanismo y la


decisión de garantizar la seguridad a como dé lugar. Es muy
reciente el atentado en el subte y la amenaza está presente. Los
hechos y la realidad en diversas partes del mundo, no sólo aquí,
demuestran que todo tipo de previsión que se tome, a veces
tampoco alcanza. No es cuestión de mostrar contrariedad por la
modalidad y el protocolo de control que siguen acá. Observamos el

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comportamiento tranquilo de los colegas de la prensa rusa y es
evidente que están acostumbrados a convivir con estas formas. A
naturalizarlas. El contexto actual colabora para que se extremen las
medidas de prevención.

Más aún con motivo de la


conferencia de prensa que brindan
Vitaly Mutko asesor del presidente
del Comité Organizador Local y
amigo íntimo y estrecho
colaborador de Vladímir Putin,
presidente de la Federación de
Rusia. Junto a miembros del
ejecutivo de FIFA efectúan una
inspección en los principales estadios de la Copa del Mundo. En el
contacto que hicimos con Mutko constatamos el deseo de todas las
autoridades de que la selección argentina consiguiera la
clasificación para disputar el Mundial con la presencia de Lionel
Messi. A los hinchas les motiva la gloria deportiva y con el mejor
jugador del mundo en el equipo crecen las chances de alcanzarla.
Pero lo que mueve el interés de la organización es el reclamo
publicitario y mediático que genera el desembarco del vigente
subcampeón del mundo, capitaneado por un deportista que desde
hace 10 años no para de establecer récords y nuevas marcas.

El estadio del Zenit va a garantizar el confort a todos los hinchas


que concurran a ver los juegos del Mundial. El coliseo, como ya se
vio durante los últimos eventos, está listo para recibir a las 68.000
almas que cubrirán su aforo en cada juego. Con sus butacas
plásticas, la protección de su techado y sus vías de acceso tan bien
distribuidas, la sede de la final de la última Copa de las
Confederaciones va a estar a la altura del torneo que postula su
candidatura a ser uno de los mundiales mejor organizados de la
historia.

Si al mediodía era interesante comprar pescados idénticos al


boquerón y la sardina en el mercadillo de Dostovietskaya frente a la
estación del subte, para cocinar en el hóstel de regreso a la ciudad,
a última hora de la tarde conviene comprar algo de comida cerca
del albergue para organizar una cena frugal. En cualquier almacen,
por pequeño que sea, es muy habitual encontrar sushi a precio

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económico, salmón y otros pescados de excelente calidad, aunque
no frescos sino marinados, ahumados y conservados con especias.
Ello, además de buenos quesos y no tanta variedad de fiambre.

Cuando se hace tarde, la otra opción es capturar un par de


hamburguesas completas para guardarse y esperar el nuevo día. La
cerveza tirada servida en botellas de plástico sin etiqueta, se
complementa de manera extraordinaria con cualquiera de los dos
planes. Anochece pronto en esta época y no es conveniente
exponerse al frío que curiosamente alcanza los 0 grados en época
primaveral. Tampoco a la llovizna nocturna persistente. La agenda
del viaje implica una organización que nos obliga a sortear
cualquier tipo de contratiempo, por más que los caprichos de un
clima que adora los virus y la gripe nos quiera gastar una broma
pesada haciéndonos tropezar. La única manera de sufrir un tropiezo
es, casualmente, esa. Porque aunque parezca una tontería o algo
sin importancia, las calles por las que caminamos no ofrecen la
posibilidad de encontrar baldosas flojas.

Para recorrer la ciudad contamos con una guía excepcional, que


además habla castellano perfectamente. Se llama Yulia Koryakova.
Nació en San Petersburgo, sin embargo ama Ecuador porque vivió
en Guayaquil durante 10 años junto a Luis Enrique, su marido,
quien falleció hace un tiempo. Fruto de esa relación nació
Margarita, su bella hija de 20 años, con quien vive en su ciudad
natal. Aquella experiencia de vida la convierte en una profunda
conocedora del idioma español, y de los gustos y las costumbres de
los latinoamericanos.

Después de un almuerzo sabroso que incluye brochetas de cordero


y salmón, Yulia nos pone en autos sobre el origen de los edificios
del siglo XVII y XVIII que engalanan la Nevski Prospekt (en
español, Avenida Nevski) que se extiende desde la Plaza de los
Decembristas hasta la Fortaleza de Pedro y Pablo diseñada por
Domenico Trezzini.

En la vía principal de la vieja Petrogrado convivieron, durante la


época zarista primero y socialista después, todas las clases sociales
existentes. Nobles, artesanos callejeros, bohemios y hasta
marginados. Las obras de Gógol, Dostoievski, Gorki y León Tolstoi,
por ejemplo, recrean con exactitud calibrada y detalles deliciosos

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cómo era y cómo vivía aquella sociedad.

Yulia trabaja dando clases de ruso, es traductora y también guía.


Con ella nos adentramos en el centro de la ciudad. Conocemos un
par de paseos comerciales antes de adentrarnos en el casco clásico,
adquiero una “shapka-ushanka” (el gorro mongol que adoptaron los
cosacos para cubrirse del frío hasta las orejas) y recorremos los
suntuosos salones del Museo Hermitage. A las 6 de la tarde,
asistimos al show mágico que brinda el reloj del pavo real cuyos
sonidos cautivaban a Catalina 'La Grande'.

La última cena en San Petersburgo, ya sin Yulia, a quien hemos


liberado después de casi 7 horas de disfrutar de su compañía,
plática y conocimiento, nos lleva a otro restaurante con una puesta
en escena beréber. Pero este es más pintoresco que el anterior y se
advierte una mayor calidad, tanto en la comida como en la
atención. Más esmerada. No sólo eso. En la mesa, a unos diez
metros de la nuestra, hay un grupo de gente que despunta el vicio
de moda en estos lares. No tenemos idea si estas dos parejas antes

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han cenado, sea de forma liviana u opípara. Tampoco interesa
saberlo. Nos quedamos simplemente con el detalle visual de que
están fumando pipas de agua placenteramente, repantigadas en
unos sillones mullidos y confortables con grandes almohadones,
todo forrado con una tela de seda de tonos verdes y arabescos.

Un dato. No hay ni una pantalla de televisión en este restaurante


sobre la Avenida Zagorodnyi, y tampoco brindan servicio de wi-fi
para acceder a internet con dispositivos móviles. Lo mismo ocurría
con el restó árabe al que concurrimos después de visitar el lugar
del último atentado terrorista en el Metró de San Petersburgo.

Estar sin conexión de largo alcance termina por ser paradójico, ya


que alimenta la interactividad con quienes tenemos cerca. Parece
una rareza por la manera en que en nuestra actualidad occidental
nos hemos acostumbrado a interactuar con el resto de las
personas, nuestras obligaciones, gustos personales y adicciones
virtuales al dente.

¿Será que en la parte del mundo que desde este lado se cree
menos avanzada, se cuidan más las relaciones persona a persona y
el individualismo atrasa?

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Moscú

La capital proyecta la imagen de una Rusia poderosa. Muy segura


de sí misma y de su fortaleza como nación. La primera impresión al
aterrizar en la gran metrópoli central es la de haber arribado a un
país que parece tener soluciones para todo y al que nada le tiene
por qué resultar inalcanzable.

En cada rincón de la magnífica Moscú tiende a estar presente la


capacidad inagotable de la sociedad rusa para superar calamidades,
internalizar el sufrimiento y transformarlo en energía positiva. La
fuerza de voluntad colectiva se ha impuesto a un montón de
imponderables y el país no ha parado de crecer a pesar de que
desde otras partes del mundo se alimenta a diario una campaña de
estigmatización y desconfianza constante.

Luego, dos sensaciones se adueñan con firmeza de los primeros


días en la ciudad. Por un lado, producto de la vorágine cotidiana, se
desdibuja el nivel de cercanía con la gente. Eso se palpa, se siente,
se vive y reconforta en ciudades del país con menor densidad
poblacional. Por otra parte, la percepción de un respeto estricto a la
autoridad, y del plan de educación que desde los años posteriores a
la caída del zarismo buscó con ahínco llegar a todas las capas
sociales.

No obstante, la severidad en el trato ante un hecho imprevisto es


algo de lo que se cualquier recién llegado pronto se da cuenta. Es
del todo correcto marcar que en la capital rusa no hay plan B ante
una contingencia. Todo es muy rígido. Al punto que no hay
contemplación hacia lo inesperado. Nuestra llegada al Hóstel
Kalinka, por ejemplo.

Nos habíamos anunciado, hicimos la reserva e informamos por mail


que llegaríamos a primerísima hora de la mañana para que
organizaran un check in temprano. Sin embargo, de pésima
manera, la encargada, una señora teñida de rubia, mayor de 50
años, y sin voluntad de cooperación, nos deparó un recibimiento
lamentable. La decisión fue huir del lugar donde nos indicaban que
esperáramos varias horas sentados en un sillón desvencijado hasta
que se dignaran atendernos. Nos fuimos a otro hóstel a la vuelta de
la esquina, el Godzilla's, que atendido por gente joven y bien

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predispuesta, suavizó nuestras primeras horas.

Con el transcurrir de los días nos dimos cuenta de que el Kalinka no


sólo estaba mal atendido, sino que lo rodeaba un halo de misterio,
celo y secretismo. A las ventanas cubiertas de cartones en sus
primeros dos pisos se le unió la iluminación ténue de un supuesto
restaurante que cobraba vida en la noche. Ubicado en un subsuelo
al costado del albergue, casi sobre la esquina de la calle. A pocos
metros de su entrada se hacía visible madrugada sí y otra también
la presencia constante de un par o tres de limusinas negras, y
alguna que otra camioneta importada todo terreno dentro de las
cuales esperaban choferes con apariencia de patovicas o púgiles
contratados para cubrir las espaldas de distintos malandras.

De día, el barrio transpira acelere. Miles de personas coinciden en la


estación Bulevar Tsvetnoy para tomar el subte. Adquirir la tarjeta
“Troika” y cargarla con saldo suficiente como para viajar por lo
menos durante una semana, es la mejor manera de moverse por
una ciudad habitada por 12.500.123 habitantes y acostumbrada a
los atascos de tráfico.

Un viaje en Metró cuesta 35 rublos (US$0,6 dólares), pero si usted


cambia de transporte antes de que pasen 90 minutos, solo pagará
19 rublos (US$33) en el próximo viaje. Los cambios adicionales
dentro de esos 90 minutos son gratuitos. En la Troika sólo se puede
tener hasta 3.000 rublos (51 dólares) de carga. Si no se agota el
crédito antes de salir de Moscú, se puede cobrar la tarjeta y
recuperar el dinero que uno había invertido, pero esto sólo es
posible en los centros de servicio del Metró (en la calle Ulitsa 1905
Goda, 25, o en la calle Stáraia Basmánaia, 20c1; entre las 8 de la
mañana y las 20 horas, cada día).

Es importante saber que se puede ser sancionado con una multa de


1.000 rublos (17 dólares) si la policía o el personal del subte lo
encuentra a uno sin billete. Luego, de acuerdo a los medios y la
forma en la que uno decida viajar (hay que gente que tiene
claustrofobia y no soporta el subterráneo), se puede optar por
adquirir la tarjeta roja Yedini o la azul para buses, que se llama
TAT.

Lo recomendable es el subte. Más por el contexto. En los últimos 4

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o 5 años ha sido por la cantidad de obras que se encontraban en
desarrollo con vistas a la celebración de la Copa del Mundo. Ahora
lo será por el tráfico mayor y las aglomeraciones de gente durante
el Mundial. Desde nuestra ubicación, el viaje en Metró no
demandaba mucho tiempo para llegar al centro neurálgico de
Moscú, la Plaza Roja y el Kremlin. Unos 20 minutos, contando el
trasbordo entre líneas. En la superficie, el frío obliga a buscar un
baño, razón por la cual antes de la primera inspección a uno de los
lugares más legendarios de la historia bajamos al shopping
Okhotny, ubicado en el subsuelo frente al Kremlin. Ingresar al
lavabo cuesta 40 rublos (US$0,64). No es mucho, pero ayuda a
darse una idea de que en la actualidad, en esta parte selecta de
Rusia el derecho de admisión se mide en metálico. Y que de
comunismo, poco.

La primera jornada en la
capital, en la que la
sensación térmica se
mantiene en 2 grados
bajo cero y la primavera
se hace esperar, nos
entrega postales
maravillosas sobre la
Catedral de San Basilio,
resplandeciente en la
inmensidad de la noche
moscovita.

También de la Plaza Roja adoquinada donde la madrugada del 7 de


noviembre de 1990 Diego Armando Maradona (Lanús, Buenos
Aires, 30 de octubre de 1960) ingresó por sorpresa a bordo de un
taxi en pleno toque de queda, y estuvo a punto de ser acribillado a
balazos junto a parte de su entorno por un montón de militares
listos para disparar. Lo más increíble fue observar cómo los
soldados tiraron al suelo sus armas al verle descender del vehículo
en ojotas con el único propósito de sacarse unas fotos en la quietud
de la noche, sin tener que lidiar con nadie.

Maradona jugaba en el Napoli. Tras declararse en rebeldía contra la


directiva del club en Italia por cuestiones personales, arribó de
imprevisto en un avión privado con un pasaporte diplomático con la

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intención de ayudar a sus compañeros frente al Spartak de Moscú
en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa
1990-91.

Lo primero que hizo fue ir a conocer la Plaza Roja sin avisarle a


nadie, y ocurrió el episodio descrito antes. Horas más tarde, el
juego finalizó con el mismo resultado que el de la ida en el estadio
San Paolo (0-0), y el Napoli quedó eliminado en la tanda de penales
al caer (3-2) frente al equipo ruso liderado por Valeri Karpin y
Alexander Mostovoi, representantes de la última gran generación de
jugadores locales, que en la siguiente ronda de aquella edición del
torneo iba a eliminar al todopoderoso Real Madrid.

Esa noche cenamos en un restaurante al que recomiendo concurrir


para degustar una copa del distinguido vodka rojo finlandés, y
disfrutar unas cervezas tiradas. Pero no para cenar. ¿Una
contradicción? En absoluto. Sucede que en el restó Zhan-Zhak,
sobre la Avenida Tsvetnoy los platos son muy grandes, y como
sucede siempre en estos casos, la ración de comida es harto
escasa. No falla. Cuando se privilegian las formas, siempre hay un
vacío de contenido. Tan paupérrima y cara resulta la comida en
sitios como este, que uno se ve obligado a consumir dos platos
principales y una bandeja extra de pan para sentir que se alimenta
más o menos bien.

Si bien continúa siendo mucho más económica que en Buenos


Aires, la comida en Moscú es bastante más costosa que en las
demás ciudades rusas. Esto tiene relación directa con el poder
adquisitivo. Hacerle frente al costo de vida en esta ciudad requiere
mayores ingresos que en el resto de los oblasts. La agenda en la
capital obliga a mantener una intensidad alta y a un importante
desgaste de energía para recorrer lugares, sostener reuniones con
la necesidad absoluta de hablar en inglés durante todo el día,
filmar, grabar y generar contenidos múltiples.

La jornada siguiente espera una entrevista con Oleg Nechiporenko,


excoronel del KGB, que escribió el best seller 'Tres balas para el
presidente' después de conocer personalmente a Lee Harvey
Oswald, y entrevistarse con él antes de que se convirtiera en 1963
en el magnicida de John Fitzgerald Kennedy, expresidente de los
Estados Unidos de América.

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Oleg Maksímovich Nechiporenko (Moscú, 4 de julio de 1934) estuvo
vinculado de manera oficial a los Servicios de Inteligencia y
Contraespionaje rusos desde 1958 hasta 1991. Su padre Maxim
había servido en los años '30 en Argentina, hasta que se vio
obligado a dejar el país después del Golpe de Estado encabezado
por el militar José Félix Uriburu para derrocar el gobierno
constitucional de Hipólito Yrigoyen. Y su hermano Gleb también
trabajó para los Servicios en los años '60. Sin embargo, Taras, hijo
de Oleg, que reside en Chile, no ha continuado con la tradición
familiar y dedica su atención a industrias y empresas del sector
privado, conformadas por capitales rusos y orientadas al comercio
con intereses multinacionales.

El relato sobre la personalidad y el perfil de Oswald, más el final


conocido de la historia de JFK, resulta interesante. Pero el momento
del diálogo en el que Oleg Nechiporenko asegura de manera
lacónica y contundente que “avanzamos hacia el fin del mundo y no
creo que alguien pueda cambiar eso” se torna tristemente
inolvidable por la expresión en su rostro y la profundidad de su
mirada.

Acto seguido es el momento de concurrir por primera vez al estadio


Luzhniki, en donde Anton Lisin y Natalia Kirilinskaya, directores de
comunicación y relaciones públicas del Comité Organizador Local
del Mundial de Rusia 2018, nos han citado para una reunión y para
participar de un tour exclusivo por todas las instalaciones del
estadio en el que se celebrará la inauguración la Copa del Mundo y
se disputará también el partido final, entre otros juegos. Anton y
Natalia nos incluyeron en el listado de periodistas autorizados a
participar de las actividades diseñadas por el organismo, y para
acceder durante las mismas al diálogo con autoridades del gobierno
nacional ruso y de la FIFA.

En la recorrida por cada rincón del Luzhniki nos acompañan Andrei


Bladimirovich, arquitecto que dirige el proceso de remodelación del
coliseo; Yuri Cemenovich, relacionista nacido en Siberia que tiene
facilidad para comunicarse en varios idiomas y eso habla de su
importancia para el COL en Moscú; y Elena Dzheglav, ejecutiva del
departamento de comunicaciones digitales del Comité, hiperactiva
en las redes sociales.

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Pronto nos damos cuenta del confort que ofrecerá el estadio a los
81.000 espectadores que verán en directo cada juego en su
interior. Se ha mantenido la fachada histórica del estadio que fue
sede de los Juegos Olímpicos de 1980, y la cirugía a la que se lo
sometió ha sido extraordinaria.

Para llegar a Luzhniki conviene desplazarse en la línea roja del


subte llamada Sokolnicheskaya, y bajarse en la estación Vorobyovy
Gori que está en el interior del puente llamado igual que el estadio,
sobre el río Moskva. Dependiendo del punto de partida se pueden
elegir otras vías de acceso, pero esta es la aconsejable. Hay mucha
seguridad. A metros de este sitio está el centro de operaciones de
prensa del Comité Organizador Local, y los parajes naturales que
rodean al lugar. Desde el margen del río se pueden disfrutar
puestas de sol fascinantes cuando el cielo moscovita está
despejado.

Una de las principales señales de que la organización de la Copa del


Mundo apunta a alcanzar la excelencia es la certeza de que todas
las grandes obras previstas en cada ciudad sede se han terminado
entre 4 y 6 meses antes del inicio del torneo. En cada estadio han
trabajado entre 1.200 y 2.000 trabajadores durante los últimos
años las 24 horas cada día por turnos para culminar la carrera
contra el tiempo. Algo que ha sorprendido a los ejecutivos de la
FIFA, tan habituados antes del Mundial de Brasil 2014 a discusiones
con las autoridades locales con motivo de los retrasos en las obras.

Las autoridades del gobierno ruso y del COL que estuvieron en


Brasil durante la última copa del mundo, tomaron entonces nota de
todos los problemas, precisamente para evitar, llegado el momento,
cualquier tipo de inconveniente relacionado con la logística. La hora
de la verdad se acerca y Rusia se ha propuesto organizar el mejor
mundial de la historia.

Mientras tanto, Moscú y sus gentes son capaces de sorprender a


cada instante. Por ejemplo, cuando antes de subir a un tranvía, un
desconocido que se presenta como Egor, músico ruso que
comprende el idioma español, se acerca tras escucharnos hablar en
castellano en la parada desde la que nos dirigiremos al Parque
Lefortovo, y nos explica que vivió en Guatemala y en Uruguay, que
adora Latinoamérica, y que le encanta tomar mate desde que se

100
acostumbró a hacerlo junto a amigos que hizo en Montevideo.

En el Parque Lefortovo espera Evelyn Soto, una joven ecuatoriana


que se vino a radicar en la capital junto a Tyron Lino, su marido,
periodista del Canal Russia Today, y Mathias (6), el hijo de ambos.

Tyron es parte del grupo de profesionales latinoamericanos y


europeos que ha contratado el canal RT TV para la plataforma que
genera contenidos destinados a los países de habla hispana. Viven
en un barrio cercano al canal, cerca de donde lo hace el resto de
compañeros de Tyron, en un departamento amplio y confortable
donde se siguen las mismas normas de pulcritud que en cualquier
vivienda rusa. Antes de ingresar hay que ubicar el calzado en los
compartimentos de un pequeño mueble, a un costado de la puerta
de entrada.

La emoción del pequeño Mathias por tener la posibilidad de hablar


un rato en castellano con invitados de sus padres es indescriptible.
La entrevista con Evelyn es rica en detalles y expone con una
crudeza casi visual las peripecias que no sólo a ella le toca vivir
como integrante de una sociedad tan distinta a la de su Guayaquil
natal, sino a su hijo. Si para un adulto no es sencillo adaptarse,
imagínense para un niño. La barrera del idioma no es insalvable.
Tampoco interactuar con comportamientos tan distantes. Pero
cualquier aclimatación lleva tiempo. Más, cuando a edades
tempranas los recursos escasean y el trance se enfrenta casi en
soledad.

El diálogo en la casa de los Lino Soto se desarrolla en una


atmósfera de tranquilidad que no teníamos en el pequeño bar al
que habíamos concurrido juntos en el Parque Lefortovo. La comida
era deliciosa. Pescados y carnes braseadas con aderezos que logran
embriagar al gusto.

Lo que no teníamos en cuenta ni por asomo era que podían


acercarse dos mujeres rusas desfachatadas de edades dispares,
amigas entre ellas, a intentar relacionarse con Evelyn y Carolina
como si se tratara de dos varones predispuestos a la conquista de
mujeres en un local bailable o de copas. Una situación sumamente
curiosa que nos extrajo una sonrisa, y nos pareció extraña a Tyron
y a quien escribe.

101
El regreso al hóstel se produjo tarde en la noche, tomando primero
un trolebús en el que dos boletos cuestan 25 rublos y luego el
subte. Llegamos sin perdernos gracias al GPS del teléfono celular.
Bendito invento. Adquirir un chip con un número ruso que se
mantiene vigente durante un mes, es lo primero que hay que hacer
al llegar a Rusia. Uno accede a todos los servicios y al wi-fi de
manera ilimitada. Así, el día a día se hace más simple.

Tras descansar plácidamente después de un baño caliente, la


mañana del sábado arranca nublada, fría y lluviosa. En su web
oficial, la Embajada de Argentina en Moscú anunciaba estar abierta
en horario reducido, pero cuando intentamos entrar, dos militares
nos indican que está cerrado y la oficina abrirá el lunes, cuando
estemos de camino a San Petersburgo. El paseo sirve para recorrer
la zona residencial del Distrito Zamoskvorechye en donde además
del Teatro Maly se encuentran la Embajada de Cuba y el Consulado
de España, entre otras residencias diplomáticas internacionales.

Al regresar a la estación Dobryninskaya del Metró, cruzando la


avenida Lyusinovskaya a través del túnel subterráneo habilitado
para ello, nos topamos con las máquinas mellizas expendedoras de
galletas, golosinas y latas de bebidas, de origen asiático. Mientras
la de la izquierda ofrece la opción de consumir las bebidas frías, la
de la derecha propone ingerirlas calientes. El café capucchino no
será una maravilla, pero tan dulce agrada, y cumple su función.

El paso siguiente
es visitar la
Catedral de
Cristo Salvador
en plena Pascua
Ortodoxa rusa.
Llama la atención
en primer lugar
el huevo floral
gigantesco de
color rojo en el
exterior, a unos
20 metros de la
puerta de

102
entrada a la Catedral. Un rosedal engalanado. Y después, el celo
con el que se maneja la seguridad dentro de esta iglesia bellísima.
Carteles de neón de color rojo a unos 8 metros de altura con la
leyenda iluminada “Cristo Renace” en ruso en su parte central,
flanquean el púlpito. El gran sacerdote bendice el lugar agitando
con gracia el recipiente desde el que se desprende el aroma del
incienso. No hay sillas, bancos ni asientos. Los fieles están de pie y
se acercan a la ubicación de los sacerdotes o se alejan de ellos
según se lo ordenan los dos agentes de seguridad vestidos de traje
que patrullan en el interior del templo alterados, tratando de evitar
que a alguien se le ocurra inmortalizar el momento sacando una
foto.

La puesta en escena de la iglesia ortodoxa rusa, que nuclea en el


país a 80 millones de fieles, y en el mundo a unos 150 millones,
exhibe un arte preciosista en el que no hay lugar para simplezas ni
austeridades. Al margen, emociona la comunión en el interior de
uno de los santuarios más hermosos del planeta. Al salir diluvia. La
mejor opción es ingresar al Miles Café para probar sus
hamburguesas caseras en bocadillo de pan negro y semillas
mientras suenan canciones del mejor jazz.

La jornada finaliza filmando los exteriores del estadio Otkrytie


Arena del Spartak de Moscú, la otra sede que tendrá Moscú durante
la Copa del Mundo, en la que Argentina debutará frente a Islandia
en el marco del grupo D de la Copa del Mundo. Esto, hasta que un
aburrido agente de policía nos prohíbe seguir, con la polémica
excusa de que sólo se permite hacer videos allí hasta las 20 horas.
Si en Luzhniki se van a celebrar 7 partidos, en el Otkrytie se
disputarán 5. Cuatro por la fase de grupos y uno en el marco de los
octavos de final. El contorno de este estadio, preparado para acoger
a 45.360 espectadores, tiene una apariencia similar al del Beira Mar
de Porto Alegre donde Argentina se midió a Nigeria durante la fase
de grupos del Mundial de Brasil 2014.

El último día en la capital arranca en el Museo de la Cosmonáutica


para generar contenidos sobre la gesta de Yuri Gagarin, el primer
hombre que viajó al espacio exterior, lo que le valió a Rusia ganarle
a Estados Unidos la carrera espacial en plena Guerra Fría. Y sobre
los perros que fueron enviados al espacio en misiones de prueba.
Los cuerpos de dos de ellos están embalsamados muy cerca de la

103
entrada al museo. Son Belka y Strelka. De la misma manera,
permanece preservado en la Plaza Roja el cuerpo de Lenin, el gran
líder que asomó tras la Revolución de 1917.

Lugares para visitar sí o sí en Moscú cuando vengan son también el


Parque Gorki (muy popular entre los jóvenes y las parejas), la calle
Arbat vieja (en la que vivieron los artistas, nobles y bohemios
durante la época zarista), el Parque VDNKh (donde se ha reunido
una constelación de monumentos que exaltan los éxitos de
socialismo), la Galería de arte Tetriakowska, el Parque exterior
Muzeon (donde fueron confinados bustos como el de Karl Marx,
estatuas de líderes políticos de la era soviética y restos de
monumentos de épocas pasadas), además de los diferentes puntos
para avistar la estatua gigantesca de Pedro I 'El Grande', la
Catedral de San Basilio, y la Fortaleza del Kremlin desde la óptica
opuesta a la de la entrada a la Plaza Roja.

Para visitar algunos de estos lugares pudimos contar con la guía


inestimable de Martín Álvarez, periodista excompañero en ESPN
Fútbol Club Radio, quien dejó su Quilmes natal y se radicó en Moscú
por amor. Después de finalizar un posgrado de Comunicación Social
en Madrid, España, se puso de novio con la periodista local Viktoria
Salnikova, y se casó hace unos meses. Martín, buen amigo de quien
escribe, hoy es un youtuber muy popular cuyo seudónimo es Martin
Chu Li, y Vika trabaja para una agencia de comunicación muy
importante a nivel nacional. Ambos son felices, y uno quiere lo
mejor para los amigos, siempre.

104
Irkutsk

Es una de las ciudades más importantes de Siberia y tiene una


población estable de 623.736 habitantes. Conectada con Moscú por
a través de una red ferroviaria de 5.185 kilómetros, Irkutsk es una
de las principales escalas en el recorrido del famoso tren
Transiberiano que une la capital de Rusia con Pekín, corazón de
China. Está situada en las dos riberas del río Angará, que es el
afluente principal del Yeniséi, y tanto los amaneceres como las
puestas de sol desde este lugar, son concesiones apoteósicas que
regala la naturaleza.

Llegamos al Aeropuerto Internacional de Irkutsk de madrugada


procedentes de Ekaterimburgo, con el objetivo de hacer un break
en el periplo por Rusia, y con una excusa formidable. Conocer al sur
de la ciudad el Lago Baikal, nombrado Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO en 1996. Con 20.600 kilómetros cúbicos, se trata de
la mayor reserva de agua dulce no congelada del mundo, e integra
el catálogo de maravillas naturales que presenta nuestro planeta.
Su formación data de 30 millones de años, y está documentada en
el Museo Baikal que se encuentra en la carretera que une Irkutsk
con el asentamiento de Listvyanka, frente al lago.

El Masha Hóstel (Hostal María en español, en el 35 del Bulevar


Postysheva), nuestro alojamiento en la capital del Óblast, dista 69
kilómetros del poblado que orilla el lago. En la ribera se coleccionan
las anécdotas de pescadores, hazañas de nómadas y las leyendas
del Chamán. El hóstel está muy bien ubicado también. A 20
minutos del centro de Irkutsk viajando en colectivo por una única
avenida que recuerda la Bustillo de Bariloche. Es muy difícil
perderse acá si uno mantiene la ruta principal como referencia.

Hay mucha vegetación y el frío ha convencido a la primavera para


que se tome unos días más de asueto. Si en Moscú y San
Petersburgo la temperatura ha sido baja, en esta parte de Siberia
es gélida. Rusia es precioso, pero este país sería fabuloso con algo
más de sol y si la época de calor se extendiera otro mes. El tema es
cuando te dicen que en Moscú sólo hubo 6 minutos de sol en enero
de 2018. Imagínese Siberia en invierno, estimado lector, cuando en
la capital el termómetro en esa época puede llegar a marcar 40
grados bajo cero...

105
Con todo, estamos preparados junto a Carolina Grillo para
atravesar la experiencia. El Masha Hóstel, cuya atención es
excelente. Provée habitaciones calefaccionadas, y baños
comunitarios sin carencias. Nos han alojado en una habitación para
4 personas en la que sólo hay camas individuales dispuestas como
las cuchetas del tren, con una cortina de tela que hace juego con
los colores del establecimiento. Azul y blanco en unos tonos que
filtran la luz exterior a primera hora de la mañana. En cuanto al
entorno, estimula tener muy buenos sitios para visitar a corta
distancia.

Uno de ellos es el Shopping Modnyy Kvartal. Un paseo comercial


coqueto, moderno, amplio, en el que almorzar en la franquicia
Sushi-Studio se transforma en una experiencia muy recomendable.
Las piezas son grandes. La textura del arroz, los mariscos y la
variedad de pescados, son ideales. El trato y la rapidez en la que se
entregan los pedidos resultan de igual manera. En este centro
comercial ya es inútil preguntar si venden botas para el invierno. En
los locales es curioso encontrar toda ropa de verano cuando la
temperatura afuera aún no rebasa los 8 grados.

Irkutsk es una de las pocas ciudades de Siberia que ha conseguido


mantener su diseño y su carácter histórico originales. Los turistas,
cuyo promedio de estadía en la ciudad no se extiende más allá de
los dos días, se desplazan con los servicios de trolebús y tranvía
que ofrecen las empresas Irkutskavtotrans e
Irkutskgorelektrotrans. Cerca del curso bajo del río Angará, en
donde se encuentran las escalinatas desde las que se contempla la
inmensidad sin apenas obstáculos, hay varias “izbas”, casas
decembristas de madera que en estas latitudes no están en peligro.
Ya hemos visto que en otras ciudades de Rusia han hecho falta
movilizaciones sociales para evitar la demolición de este tipo de
viviendas clásicas.

Estos hogares de madera nacieron poco tiempo después de que


Siberia recibiera grupos de personas y/o familias deportadas y
exiliadas a causa del rechazo a Nicolas I, sucesor en el trono del
Zar Alejandro I, quien falleció el 1 de diciembre de 1825. La
revuelta decembrista se produjo el 26 de diciembre y tuvo como
protagonistas a 3.000 soldados que marcharon a las órdenes de
Nikita Muraviov y Yevgueni Obolenski contra el nuevo Zar para

106
cesar con los privilegios del zarismo. Tras ser reprimida, los
insurgentes que sobrevivieron fueron desterrados y enviados en su
mayor parte a Siberia. En la actualidad no quedan muchas casas de
madera, pues un incendio de 1879 arrasó con muchas de ellas,
pero vale la pena visitar las que quedan.

El Museo Taltsy es otro lugar que hay que visitar en Irkutsk. Está a
40 kilómetros de la ciudad, camino al lago Baikal. Se trata de una
aldea pequeña en la que se reconstruyen los hábitats de los Buryats
(mongoles de Siberia), habitantes de esta región en el siglo XVII. El
sitio también ofrece información acerca de la manera en que los
rusos colonizaron esta parte de Asia en el siglo XVIII. La entrada
acá tiene un precio menor de 100 rublos.

El Lago Baikal se encuentra unos kilómetros más al sur. Al llegar a


Listvyanka. En el mercado de este asentamiento, frente al lago, se
exhiben cientos de ejemplares de omul, pescado de la familia del
salmón cuyo sabor es exquisito y provoca deleite frío o caliente.
Había leído sobre este pez en el viaje desde Ekaterimburgo, pero la
descripción se quedó corta. El omul se hace ahumado. A
temperatura ambiente, es decir frío, se consume como si fuera
fiambre. Caliente satisface mucho mejor el hambre y dos
ejemplares de tamaño normal (su longitud máxima es de 56
centímetros cuadrados), son suficiente alimento para aportarle
calorías al cuerpo.

En el mercado, los ejemplares a temperatura ambiente están


abiertos en canal y
cuelgan de cordeles
de alambre, con
ambos extremos del
pescado unidos a lo
ancho por
escarbadientes
(palillos). Han sido
cocinados al humo y
se dejan enfriar para
ser consumidos como
aperitivo junto a una
cerveza local, por
ejemplo.

107
Frío, el omul se consume rasgando con los dientes delanteros la
carne a los costados de la espina central. La carne del pescado está
sólida y no se deshace fácilmente como cuando éste se consume
caliente. Entonces la textura es parecida a la del salmón, aunque
más deliciosa y particular. Kiril, nuestro remisero, a quien
conocimos a instancias del personal del hóstel, resultó un guía
excepcional en esta excursión. Primero por el precio que
convinimos para viajar a Lago Baikal y dedicarle entre 4 y 5 horas a
la visita. En segundo lugar, por su voluntad de reducir la barrera del
idioma pese a que su nivel de inglés era paupérrimo. En tercer
lugar, porque le caímos bien dado que también se hospeda en el
hóstel, decisión que tomó tras separarse de su esposa. Y en cuarto
lugar, porque nos recomendó comprar una bandeja de unas huevas
de pescado que al señarlo, describió con una palabra corta: “ikra”.

Cuando me fijé en el traductor de Yándex y leí el significado, no lo


podía creer. “Caviar”. La bandeja de 250 gramos de caviar, señoras
y señores, a un precio de 165 rublos, esto es 2,64 dólares. ¿En
pesos argentinos? AR$63. Los lugareños, como Kiril, utilizan el
caviar para untarlo sobre la carne del omul y realzar aún más su
sabor. En esta parte del mundo el caviar es alimento de la gente
sencilla, humilde. Cada ejemplar de omul aquí cuesta 100 rublos
(US$1,60). Si uno le suma la bandeja de caviar (de la que comen
dos personas), y dos porrones de cerveza, el precio no llega a 5
dólares. Un almuerzo que en cualquier lugar de occidente cuesta
una fortuna sólo al alcance de gente acaudalada. Ironía de la vida.

Al margen de la comida, si usted viene a este lugar para pasear y


conocer, regatee el precio. No para tomar té de un samovar
(recipiente metálico con forma de cafetera alta muy adornada,
dotado de una chimenea interior que se llena de combustible sólido,
carbón generalmente, de modo que el agua permanece en estado
de hervor). Sino para pasear por las aguas de Baikal a un costo
razonable. Cuando llegamos, un navegante nos pidió 5.000 rublos
(US$80,30) para hacerlo. Una barbaridad. Y al cabo de 10 minutos,
otro de los paseadores a la espera de conseguir clientes, nos
solicitó 3.000 rublos (US$48,20, lo que nos cobró Kiril por traernos
hasta acá). Es decir, una rebaja de casi AR$1.000 en un santiamén.

Kiril nos dijo que estos precios altos se debían a que esta no es
temporada de turismo y los lugareños buscan sacar una buena

108
tajada que justifique estar allí a la espera de pique. Como fuere,
Listvyanka e Irkutsk resultaron fascinantes para la vista y para el
estómago. Al otro extremo del Lago, la visión magnificente de
Jamar Daban, cadena montañosa en esta zona de Siberia, completó
una estadía inolvidable.

109
RUSIA, 100 AÑOS MARCANDO TENDENCIA

La guía de Alexander Dementyev, historiador por la Universidad


Estatal de San Petersburgo y profesor invitado por la Universidad
de Buenos Aires para la materia de Teoría Estética y Teoría Política
en la carrera de Sociología, resulta fundamental para comprender
los momentos bisagra en la historia del país sede de la Copa del
Mundo. Dementyev trata en este libro con una precisión quirúrgica
los 3 más relevantes.

La Revolución Rusa en 1917. Qué sucesos la provocaron. De qué


manera la nueva forma de hacer política rescató a un país al borde
de la desintegración; derribó la pantalla de poder construida por el
absolutismo de los zares durante cientos de años; y lo transformó
tras deponer a Nicolás II, el último Zar de la dinastía Románov.

La Segunda Guerra Mundial (también llamada “Gran Guerra Patria”)


y su desenlace en 1945. Consecuencias de la victoria rusa frente al
fascismo. La disputa irreconciliable entre dos cosmovisiones
distintas. El nuevo mapa del poder en el mundo y la posterior lucha
entre arquetipos de gestión antagonistas.

Apuntes fundamentales sobre la Guerra Fría para conocer de qué


manera se desató, cómo evolucionó en los escenarios más disímiles
del planeta, y de qué forma respondió la política internacional en un
contexto muy agitado.

El final de la Guerra Fría en 1991. Advenimiento de la “Perestroika”,


o reestructuración, y la “Glásnost”, o apertura. Disolución de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.). Una década
de conflictos internos y la amenaza de otra guerra civil. Petróleo y
redistribución de riqueza. El rol del Estado de cara al futuro de la
nación más grande del mundo.

110
1917, UN CAMBIO VERDADERO

Paso a paso. Así se gestó la Revolución

“Todo empezó cuando el nivel superlativo de corrupción en el


gobierno de Nikolái II quedó muy expuesto frente a la sociedad a
finales de 1916. El Zar se vio además incapaz de suministrarle al
ejército los recursos mínimos para que pudiera combatir en
igualdad de condiciones durante la Primera

Guerra Mundial, que había comenzado dos años y medio antes.


Cuando alguien declara la guerra le hace falta tener las balas para
disparar, la provisión de comida para que sus tropas puedan
alimentarse y, en medio de un clima adverso, la ropa de abrigo
para que no se mueran de frío. En la guerra no sólo hay fallecidos.
Es una obviedad, pero nadie ha reparado en que hay miles de
heridos a los que hay que atender. Y el gobierno no ha desarrollado
un sistema de hospitales que administre su cura y rehabilitación.
De esto se encargaban varias organizaciones civiles en su deseo de
ayudar al ejército.

La guerra del siglo XX no requiere solamente del uso de sables, ni


depende de la valentía personal. Es una guerra de infraestructuras.
En un primer momento, durante la Primera Guerra Mundial
-también llamada “Gran Guerra”-, los rusos tienen en 1915 diez
veces menos balas que los austríacos y deben seguir órdenes del
tipo “¡¡ahora pueden disparar!! ¡¡ahora no!!”. La organización es
pésima, y la imposibilidad de disponer de lo que hace falta para
defender el frente de la manera adecuada, genera una enorme
frustración.

Además se suceden episodios que incrementan el grado de


indignación de la gente. Por ejemplo, en tiempos de escasez,
Vladímir Nicolayevich Voyeykov, alto funcionario militar del Zar, ve
que en el terreno que rodea a su finca hay una fuente natural de
agua mineral y se hace construir una fábrica para envasarla y
distribuirla. Además, durante la guerra, el Estado cimenta las obras
de un ferrocarril que conduzca a la fábrica para ese cometido. Así,
haciendo gala de un abuso deliberado de poder, Voyeykov se
convierte en el suministrador exclusivo de agua mineral para la

111
corte y los ferrocarriles.

La ciudadanía tampoco tolera ya la ostentación de la corte. En este


contexto cobra protagonismo el Movimiento “Unión del 17 de
octubre”, que había sido fundado en ese día y ese mes durante la
revolución de 1905, y se posicionaba como un partido centrista con
el objetivo de ponerle un freno y límites al libertinaje de la
monarquía. Lo lidera desde 1906 Aleksandr Guchkov, empresario
que goza del apoyo de la facción centrista-liberal de la aristocracia.

Se trata de un partido de derecha que representa los intereses de


los grandes propietarios, de la gran burguesía nacional y, sobre
todo, de los funcionarios más importantes del país. Puestos en
situación, hay que tener en cuenta que en este tiempo hay unas
leyes electorales y un panorama político en el que, en el
parlamento, el partido constitucional demócrata es interpretado
como un partido bien de izquierda.

Este grupo de poder es el que promueve a hurtadillas el golpe de


estado junto a los militares en febrero de 1917. Representantes del
antibolchevismo han instalado que fueron los bolcheviques quienes
hicieron la revolución contra el Zar Nicolás II, pero lo cierto es que
los bolcheviques en ese momento no tienen posibilidad alguna de
montar algo así. Muchos no estaban en el país, y estaban muy lejos
políticamente de hacer algo revolucionario. Ganarán la popularidad
luego, cuando se precipiten los hechos revolucionarios y la situación
se complique. Pero no antes.

Algunos generales, junto a militares de alto rango, se confabulan


con Guchkov y la gente del parlamento que responde al jefe rico del
partido octubrista. Observan que la agitación social va en aumento
y que el suministro escaso de pan más los despidos masivos en las
fábricas, provocan la aparición de las huelgas en la ciudad.

Las huelgas derivan en problemas ferroviarios y se masifica el


descontento. Todo habría tenido solución si se hubiera mejorado la
distribución de alimentos, pero a la oligarquía, ninguneada por la
corte, eso no le interesa. Por eso aprovecha la situación y le
comunica al Zar que lo que hay en este momento no es un
problema puntual, sino una crisis política fuerte y muy peligrosa. El
23 de febrero comienzan las protestas dedicadas al Día de la Mujer

112
Trabajadora sumando a las movilizaciones a más y más gente por
el descontento (según el calendario gregoriano, el 23 de febrero es
el 8 de marzo). Paran varias fabricas, y multitudes salen a las calles
a manifestarse durante tres días.

¿Dónde está, y qué hace el Zar? Más atento a lo que ocurre en el


frente durante la Gran Guerra, Nikolái II envía un telegrama con la
orden de que las tropas de la Capital salgan de sus cuarteles el 26
de febrero a reprimir las protestas para calmar a la gente. Así las
cosas, los soldados van al encuentro de los manifestantes,
comienzan a disparar indiscriminadamente, y en los
enfrentamientos mueren alrededor de 1.500 personas.

Mientras tanto, en la Duma (Asamblea Legislativa de Rusia) avanza


el complot entre los políticos más influyentes y los militares (que
están cerca del Zar en el frente), para desplazar a Nicolás II. Éste,
celoso del poder, siempre evita delegar distintas responsabilidades
en las personas de su entorno, ya sea porque no quiere o porque
no sabe. La máquina de estado de Nikolái II se muestra entonces,
incapaz de gobernar.

Exhibirse junto a su familia haciendo alguna actividad, o


descansando para aparecer cercano, ya no le granjea popularidad.
Pero continúa focalizando todas las decisiones. Quizá porque
considera demasiado ambiciosos a algunos de quienes le rodean, o
simplemente incapaces.

En Petrogrado, aunque la gente se calma tras las ejecuciones


durante las protestas, ocurre algo inesperado entre los regimientos
en la noche del 26 febrero. Acaso por la congoja (“¡qué hicimos!
Entre quienes hemos matado podrían haber estado nuestras
familias y vecinos”), los ejércitos principales de Petrogrado se
sublevan y se hermanan con la gente y los obreros, aliándose
contra la policía y algunos oficiales zaristas, quienes tampoco
muestran mucho entusiasmo para defender al Zar.

Los funcionarios no actúan y se limitan a informar a Nikolái II. El


Zar cree que le mienten y que el problema está en el Parlamento.
Lo proscribe y decide ir a la capital para disolverlo, pero como la
huelga de los ferroviarios le impide pasar, se ve obligado a cambiar
el itinerario. Al ver que el Parlamento está abolido, los miembros de

113
la Duma arman un comité de exdiputados y envían al encuentro de
Nikolái II a Aleksandr Guchkov y Vasili Shulguin, político
monarquista de la extrema derecha.

Shulguin declara luego que él estaba allí para asegurarse de que


nadie matara al Zar. Asesinarlo hubiera sido mucho más fácil, pero
no era la opción que buscaban. Lo que pretendían Shulguin y
Guchkov, tras consensuar los pasos a seguir con los generales, era
tomar la renuncia de Nikolái II. Nicolás II abdica junto a su hijo
Alexéi después de haberle propuesto sin éxito a los sediciosos la
posibilidad de traspasarle sus poderes a él.

Devorado por los acontecimientos, el último movimiento político


que intenta el Zar es transferirle el poder a su hermano Mikhail,
pero éste, que se ha informado sobre la situación, alega que va a
esperar a que el pueblo decida y que una asamblea nacional
ratifique la decisión. Literalmente es un “no quiero ser Zar”. Nikolái
renuncia el 2 de marzo de 1917 y gana la revolución. Los
exdiputados de la Duma pasan a ser considerados héroes y forman
el Gobierno Provisorio. Los obreros tambien forman su comité, el
“Soviet” de Petrogrado, y se instalan en el mismo edificio.

En este momento, en la capital unicamente hay dos bolcheviques


representativos, uno de los cuales es el joven Viacheslav Mólotov,
de 23 años. Desde su exilio en Suiza, Vladímir Ilich Ulianov “Lenin”,
es un observador conspicuo de la realidad rusa y escribe
permanentemente sus conclusiones en contra del zarismo desde
mucho antes de fundar el periódico de exiliados “Iskra” (“La
Chispa” en español), editado en Múnich, Londres y Ginebra entre
1900 y 1905. En cuanto a Lev Davidovich Bronstein “León Trotski”,
está en los Estados Unidos tras haber pasado por Zurich, Múnich,
París y Madrid entre otros lugares, antes de volver a Rusia. Ambos
habían sido presos políticos que lograron fugarse del país.

En el nuevo escenario, el Gobierno Provisorio decide la amnistía de


los presos políticos en el exilio e invierten dinero para repatriarlos.
Su propósito es sumarlos al debate para decidir el futuro del ya
exImperio que va camino de convertirse en una república. Vuelve el
anarquista Piotr Kropotkin, quien vivió en Suiza muchos años. En
abril retorna Lenin. Y detrás del regreso de Trotski se produce el de
todos los exiliados.

114
Rusia se vuelca al socialismo y saluda la revolución, en la que hay
muchos actores políticos pero ninguno bolchevique por el momento.
Aún han de pasar muchas cosas antes de que el 1 de mayo de
1917 se festeje y en la fachada del Palacio de Invierno de la actual
San Petersburgo aparezca pintada la frase “¡Proletarios de todos los
países, uníos!”. Más todavía, antes de que el 1 de septiembre se
proclame la República.

Brotan dos facciones de poder que no siempre se reconocen una a


la otra y que curiosamente, como ya hemos comentado, conviven
en el mismo edificio. El Gobierno Provisorio, conformado por los
exdiputados, que son la democracia burguesa. Y los “Soviets”
(soviet quiere decir “concejo” en ruso), un consejo obrero formado
por grupos de trabajadores y soldados comprometidos con el
momento, que buscan elegir a personas que representen sus
intereses y los intereses de los gremios. No son diputados de
profesión. Buscan conciliar posturas, con una consigna clara. “Si en
algún momento, quienes elegimos para que nos representen dicen
algo que no queremos, los reemplazamos y seguimos adelante”.

Los Soviets debaten y eligen finalmente un comité ejecutivo en el


cual hay pocas personas, pero una es particularmente especial
porque integra ambas facciones. El Gobierno Provisorio y los
Soviets. Se trata de Aleksandr Fiódorovich Kérenski (Simbirsk,
Rusia, 22 de abril de 1881-Nueva York, Estados Unidos, 11 de junio
de 1970). Kérenski tiene un nivel de popularidad increíble. Tal, que
en torno a él se van alinean los diferentes actores políticos para
reconducir el país en los próximos meses.

Kérenski es persuasivo. Exdiputado de la Duma, su retórica, muy


de izquierda, socialista y revolucionaria, no sólo hace que los
Soviets de Petrogrado le elijan como representante, sino que la
propia calidad de su discurso hace que incluso los miembros del
Gobierno Provisorio confíen en su liderazo emergente.

Sin embargo, hay una cuestión que no cicatriza durante la llamada


Revolución de Febrero. Los partidarios de la derecha,
conservadores ellos, si bien querían el cambio, observan que la
transformación postzarista ha empezado demasiado por la izquierda
y creen que están perdiendo el control de lo que pasa. Son
conscientes de que la situación se les está yendo de las manos. Y

115
para los prosélitos de la izquierda, la revolución es burguesa. Este
punto sin retorno hace que ninguna de las facciones se apropie de
la revolución, aunque todos agitan la bandera roja para saludar el
nuevo tiempo. Burgueses y socialistas festejan porque han dejado
atrás el zarismo, pero el único que siente verdaderamente suya la
revolución y se proclama como portavoz, es Kérenski.

Aleksandr Kérenski ha sido designado ministro de justicia en el


primer Gobierno Provisorio, que si bien al principio quiere hacer
elecciones en asamblea constituyente, luego violará esa intención
para proclamar la República de Rusia el 1 de septiembre. La
popularidad de este jurista, crece. Y aumenta cuando tiene un
gesto muy destacado por los medios en aquellos días. El ministro le
da la mano en señal de agradecimiento a la persona que le abre la
puerta para entrar al edificio del gobierno. La gente, entre la que ya
es famoso por haber defendido con éxito muchas causas como
abogado, pasa a identificarle como un líder democrático y libre.

Mientras otros políticos escriben y trazan el que ha de ser el rumbo


de la nueva nación, Kérenski habla con pasión y enciende a las
multitudes. Los rusos que emigraron posteriormente y estuvieron
en Italia y Alemania, colocan su capacidad para comunicar y seducir
con la palabra por encima de la de Mussolini o Hitler. El propio
Kérenski, a quien ni siquiera Lenin critica en abril de 1917 por su
grado de popularidad, muchos años después dirá que “si yo hubiera
tenido la televisión en mi época, nunca habría perdido el poder”.
Serán los bolcheviques quienes se lo ganen.
En abril todos lo adoran. En septiembre todos le odiarán. Habla
mucho y sus ambiciones bonapartistas le crean enemigos. Kérenski
quiere ser la única referencia de poder y eso le va a perder en unos
meses. Mientras tanto, el Gobierno Provisorio necesita dinero para
continuar en la Gran Guerra. Al mismo tiempo que las empresas
británicas y estadounidenses buscan hacerse con la concesión de
los ferrocarriles -entre otras esferas de la economía-, financiándola,
la gente no entiende por qué se lucha en la Primera Guerra
Mundial. Para los aliados, lo más importante es que Rusia se
mantenga en el frente. Si Rusia sale, Alemania destruirá Francia e
Inglaterra. Para la subsistencia de ambos países es primordial
evitar conflictos con Rusia. Por esto, por ejemplo, Inglaterra le
niega el asilo a Nikolái II y rechaza al exZar y a toda su familia.
Entretanto, La Revolución Rusa empieza a producir cambios en el

116
mundo. También en la política externa estadounidense, que cambia
la Doctrina Monroe atribuida al expresidente James Monroe en 1823
(“América, para los americanos”), por otra que supone que sus
intereses están no solo en el continente americano, sino también en
Europa y otras partes del mundo. Lo expresará en 1919 el
presidente Thomas Woodrow Wilson, fundador de la Sociedad de
Naciones, actual Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Estados Unidos le declara la guerra a Alemania en abril de 1917, y


envía sus tropas a Europa. Inglaterra continúa prestándole dinero a
Rusia para que no salga de la guerra, pero la gente está harta de
luchar en un conflicto del que no se siente responsable ni lo siente
propio. En junio ya hay 2.000.000 de desertores. Algunos
regresaban a la pelea cuando Kérenski les daba la amnistía, pero
después de junio suceden hechos trágicos que cambian el curso de
los acontecimientos. Kérenski proclama que “la nueva Rusia, libre
de las cadenas del zarismo, puede derrotar a Alemania”. Se siente
poderoso y al dar pistas sobre sus planes, los alemanes toman
conocimiento de ellos y se produce el desenlace.

El 15 de junio comienza la ofensiva, pero el 18 termina. Las tropas


rusas se ven obligadas a retroceder muchos kilómetros. Los
alemanes avanzan, Rusia sufre entre 60 y 80.000 bajas, cae
derrotada en la Primera Guerra Mundial y este fracaso provoca
manifestaciones numerosas en contra del Gobierno Provisorio.
En una de estas protestas le disparan a la gente con ametralladoras
desde varios techos de la Avenida Nevski para intentar aplacar la
movilización, y la situación se descontrola.

Nadie sabe quién ha disparado, y el Gobierno Provisorio culpa de la


matanza a los bolcheviques, quienes han sido los únicos políticos
que han abogado por el retiro de Rusia desde el inicio de la Gran
Guerra. La oposición de los bolcheviques a la Primera Guerra
Mundial ha ido en aumento en tanto y en cuanto han visto que la
gente está cansada, sufre y se pierden familias enteras en un
conflicto bélico en el que nadie sabe por qué se lucha. Los
bolcheviques han denunciado lo que ocurre y se han posicionado a
favor de la ciudadanía, con Lenin como portavoz, quien ya está de
regreso en el país después de sus exilios. Trotski, quien también se
compromete a ponerle un freno a lo que pasa, vuelve entre la
última semana de junio y la primera de julio, y se suma al partido

117
bolchevique.

Mientras tanto, los alemanes continúan avanzando sobre la frontera


occidental de Rusia. Si bien la Rusia imperial había llegado a ser la
quinta economía del mundo hasta la finalización del siglo XIX, el
nivel de corrupción y desgobierno la han sumido en el caos interno,
y de esta situación se aprovechan ahora los intereses de fuera.

Las fábricas e industrias en Rusia son de capitales extranjeros y


estos se llevan los beneficios de sus actividades a sus respectivos
países. Los miembros del Gobierno Provisorio anuncian la llegada
de nuevas inversiones, aunque en realidad fomentan el
otorgamiento de mayores concesiones a los empresarios británicos,
franceses y norteamericanos para continuar enriqueciéndose.

El país está descomponiendose y el gobierno de Kérenski, quien se


confirma solo en el poder tras la dimisión del liberal Gueorgui Lvov,
se encuentra en problemas. A principios de junio responsabiliza a
los bolcheviques de las ejecuciones en la Avenida Nevski y los
condena a muerte un mes después. Esto hace que Lenin, entre
otros referentes, huya a las afueras de Petrogrado, en donde se
instala con otro nombre. Cuando regrese en octubre, tendrá una
nueva apariencia para pasar desapercibido. Se afeitará la barba, los
bigotes y usará una peluca para que no le reconozcan.

Sin embargo, apartar a los bolcheviques y estigmatizarlos


acusándolos de que “no quieren la guerra porque son espías
alemanes que buscan traicionar al país”, no le alcanza a Kérenski
para lograr tranquilidad. Como se niega a retirar las tropas rusas
del frente de guerra, la gente continúa indignada.

Por eso Kérenski promueve al general Lavr Kornílov como


comandante en jefe el 21 de julio buscando recuperar autoridad.
Pero ambos se pasan los primeros días de agosto discutiendo sobre
la manera en que hay que administrar el poder. Como Kérenski no
acepta lo que le propone Kornílov, el militar se convence de que el
político es una rémora para sus planes y trama un golpe de estado.
Kérenski sospecha primero y luego se entera de este movimiento,
así que tras darse cuenta de que está en problemas, decide dos
cosas. Rearma a la Guardia Roja, conocida como “la milicia del
pueblo” para enfrentar a los militares, y destituye a Kornílov de su

118
cargo de Comandante en Jefe del Ejército. Sorprendido por la
decisión, éste, que no podía ni ver a los bolcheviques, y ahora
tampoco soporta a Kérenski, no la acepta y marcha contra
Petrogrado.

Con el paso de las semanas y los meses la gente se cansa del


mismo discurso y la politiquería extrema de Kérenski. El desengaño
con el gobierno hace crecer la popularidad de los bolcheviques, más
que nada en los sectores de soldados y marineros. “Paremos la
guerra para que dejen de morir compatriotas por una causa que no
es nuestra”. La ciudadanía empieza a reconocerlos como la voz del
pueblo, y que el gobierno de Kérenski anulara la condena que
pesaba sobre ellos, aún por temor a un golpe militar, les exonera.

En otro orden, en cierta manera el Zar reconoce al Gobierno


Provisorio. Nikolái II escribe en su diario personal que Kérenksi “es
una persona buena y justa en el lugar indicado, en el momento
preciso”. El último zar de la dinastía Románov invierte su propio
dinero en las obligaciones emitidas por el Gobierno Provisorio para
respaldar la ofensiva en la Primera Guerra Mundial, a la que él
había conducido a Rusia años antes. El exmandatario legitima con
esta decisión personal al gobierno de coalición que le ha sucedido.

A fines de agosto, Kornílov -según Kérenski- arma el golpe de


estado y manda a un cuerpo de sus tropas a Petrogrado. Ante el
miedo de ser derrotado, Kérenski busca la ayuda de alguien capaz
de “defender la revolución” entre quienes están en Petrogrado,
entre el denominado Petrosoviet. Muchos de ellos están bastante
influidos por los bolcheviques, por eso Kerenski había liberado a
muchos de sus líderes y ahora trata de buscar aliados entre ellos
contra Kornílov. Y logra ganar. Convoca un nuevo gobierno (pero de
casi todas las mismas personas) que se llama el Directorio, y
proclama la República el 1 de septiembre.

Al Gobierno Provisorio, sin embargo, ya no le obedecen en muchas


localidades y ciudades. Llega octubre y los Soviets -no los
bolcheviques- ya cuentan con la licencia y aceptación social. ¿Cómo
y cuándo se hacen con el poder entonces los bolcheviques? El 25 de
octubre. Aprovechan una ausencia de liderazgo en el Consejo de los
Soviets, en donde hay diferentes facciones que se disputan el
poder. Frente a ellos, sobre todo, los socialistas revolucionarios de

119
derecha contra los moderados llamados “mencheviques”, liderados
por Yuli Ósipovich Zederbaum “Yuli Mártov” (Constantinopla,
antigua Estambul, Turquía, 24 de noviembre de 1873-Schömberg,
Alemania, 4 de abril de 1923).

Los mencheviques creen que derrocar al Gobierno Provisorio antes


de la Asamblea Constituyente que debe legitimarlo en enero de
1918 “es un crimen”. “Usurpar el poder es un delito”, dicen. Sin
embargo, a medida que los Soviets han acumulado influencia, se ha
hecho mayor la distancia emocional y los puntos de vista que han
dividido a mencheviques y bolcheviques.

Al ser ya una brecha insalvable, los socialistas revolucionarios de


derecha, los mencheviques, y otros, se marchan. Cuando se iban
del congreso, Trotski les dijo: “¡Váyanse adonde pertenecen: al
basurero de la historia!”. Los bolcheviques, junto a los socialistas
revolucionarios de izquierda, se hacen con el control del Consejo de
los Trabajadores -los Soviets-, y forman el Gobierno de Coalición.

Los movimientos recientes van a aumentar la cohesión dentro del


Consejo y a dejar atrás un período de disputas. De esta forma, con
los bolcheviques, los Soviets van a acabar salvando a Rusia de la
autodestrucción gracias a sus ideas políticas. Asear el gobierno es
el principal objetivo de Lenin y Trotski.

Buscan que no se repitan movimientos como los del canciller


Mikhail Tereschenko, integrante millonario del Gobierno Provisorio,
quien pese a su cargo, buscaba instigar la independencia de
Ucrania desde su oficina. Tereschenko tenía la mayoría de sus
propiedades y negocios en Ucrania. Por eso agitaba la interna del
país vecino aprovechando su influencia y el caos institucional en
Rusia para obtener mayores beneficios para sus empresas. En el
Gobierno Provisorio ha habido varias fortunas personales con
intereses particulares, como la suya, que operaban en provecho
propio.

Así las cosas, el desplome de la imagen de Kérenski, quien se exilia


en el exterior después de intentar en vano recuperar el poder, más
otros conflictos diferentes dentro y fuera de las fronteras, junto a
episodios como el de Tereschenko y la irrupción de los bolcheviques
como nueva fuerza, todo hará que el país se precipite hacia una

120
guerra civil casi inevitable. Pero no es del todo correcto culpar a los
bolcheviques de la totalidad de los males, y responsabilizarlos sólo
a ellos de la sangre que va a correr.

En un contexto violento y de incertidumbre política, hay que tener


en cuenta que la unica preparación que han recibido las personas
para sobrevivir durante este tiempo es saber cómo matar gente sin
importar el número de personas, ni quiénes sean. Lo que hacen los
bolcheviques es desarrollar una inteligencia en este sentido para
posicionarse y cerrar filas.

Luego generarán cada vez más adeptos gracias al intelecto de Lenin


y su capacidad para gestionar adelantándose a los hechos antes de
que ocurran. Él es el gran triunfador de la Revolución de Octubre.
Sus acciones, junto a las de León Trotski al frente del Sovnarkom
(Soviet Naródnyj Kommissárov) -Consejo de los Comisarios del
Pueblo-, han acabado con el Gobierno Provisorio y los acuerdos
entre las coaliciones para continuar con esa forma de presidencia.

Se ha producido entonces la salida definitiva del escenario político


por parte de los mencheviques, quienes ni siquiera han negociado
su presencia en las carteras de ministros. Y Lenin ha proscrito,
denunciado y condenado por traidores a los Kadetes (Partido
Democrático Constitucional identificado por sus siglas KD, integrado
por representantes de la clase media y el resto de la burguesía
política). En cuanto a la Gran Guerra, Lenin culmina su primera
tanda de decisiones pasando la capital de Petrogrado a Moscú el 15
de marzo de 1918. Así se cierra el capítulo de la Revolución Rusa.”

121
1945, GUERRA PATRIA Y CONSECUENCIAS

Del comunismo al socialismo. Rusia como potencia.

“Lenin tomó un país en ruinas y ha sentado las bases para lograr


reconducirlo. Al frente del gobierno está muy poco tiempo, apenas
4 años. Hasta 1922. Tiene problemas de salud y deberá dejarlo. En
un lapso muy corto ha ganado la Guerra Civil, que ha tenido focos
múltiples, superando momentos de caos extremo entre 1918 y
1920.

Un conflicto en el que
el nuevo gobierno
bolchevique y su
Ejército Rojo creado
por Trotski, han
derrotado a sus
opositores políticos
(conservadores,
liberales monárquicos
y socialistas
contrarrevolucionarios
alineados con la
Iglesia Ortodoxa
Rusa), quienes se
habían unido a los
militares de las
extropas zaristas para
conformar el Ejército
Blanco.

También ha hecho
acuerdos nacionales e internacionales al finalizar la Primera Guerra
Mundial en la que el Imperio Ruso integró la Triple Entente junto a
Francia y Gran Bretaña. Virtuales vencedores del conflicto frente a
los Imperios Alemán, Austro-húngaro y Otomano (turco), aunque
por las consecuencias legales del Tratado de Brest-Litovsk, Rusia no
parezca serlo. En el tiempo en el que ha durado su papel activo en
la “Gran Guerra” (1914-1917), Rusia ha perdido el 5% de su
población masculina comprendida entre los 15 y los 50 años.

122
El período de
gobierno de
Lenin se
suele
fraccionar en
tres etapas.
La “pacífica”
y breve
entre la
firma del
Tratado de
Brest-Litovsk
(renuncia al
control sobre
Finlandia,
Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia)
con los imperios de Europa Central, y el recrudecimiento de la
Guerra Civil en el verano de 1918. La de la Guerra Civil y la Guerra
con Polonia, lapso que transcurre en alrededor de dos años y
medio. Y la de la postguerra, marcada por la instauración de la
Nueva Política Económica (NEP) que promulga por decreto el 21 de
marzo de 1921.

Ni bien muere Lenin en enero de 1924 a la edad de 53 años,


Petrogrado pasa a llamarse Leningrado, nombre que va a mantener
hasta 1991.

El vacío que queda en cualquier gobierno tras la pérdida de un líder


influyente es grande y el pulso por el poder en Rusia se endurece.
Hay dos personalidades que se proyectan. León Trotski, titular del
Ministerio de Asuntos Exteriores durante el primer gabinete elegido
por los Soviets el 7 de noviembre de 1917, y Iósif Stalin, quien ha
estado a cargo de la cartera de Nacionalidades en el mismo Primer
Consejo de Comisarios del Pueblo.

Trotski, tolerante y conocedor del arte de la diplomacia, había


simpatizado inicialmente con los mencheviques, aunque luego
terminó siendo fundamental desde varios aspectos para el
afianzamiento de los bolcheviques en el poder. Sin embargo,
algunas diferencias con Lenin a la hora de ponerle un punto final a

123
las negociaciones con los imperios centrales tras la Primera Guerra
Mundial, provocaron un distanciamiento entre ambos.

En cuanto a Stalin, de personalidad opuesta, la influencia que


acapara tras ser nombrado en abril de 1922 Secretario General del
Comité Central del Partido Comunista de la U.R.S.S. relevando a su
protegido Viacheslav Mólotov, le ha llevado a crecer de forma
exponencial en la política interna. Tanto, que hasta Lenin, ya muy
complicado de salud pero siempre adelantado a su tiempo, observa
con preocupación este incremento de poder, y recomienda reubicar
políticamente a Stalin para evitar problemas mayores, a través de
una carta fechada en enero de 1923. Se trata de una carta dirigida
al Congreso, que alguien oculta y recién va a ver la luz en 1956,
durante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética.

Stalin permanecerá 30 años en el poder. Es una persona muy


discutible. Algunos de sus rasgos personales no me gustan, ni estoy
a favor de muchas de sus decisiones, pero se puede comprender
por qué las toma. Incluso al hablar de la represión que utiliza en
esta época. Me explico. El aparato de la Rusia soviética se gesta en
medio de la Primera Guerra Mundial, durante una Guerra Civil y en
el transcurso de otro conflicto bélico de 2 años contra Polonia.
Guerra desde 1914 hasta casi 1925. 11 años de tensiones y
conspiraciones. Sabemos que el contexto delimita todo. Por tanto,
al hacer el ejercicio de situarnos en el de entonces, veremos mayor
complicación a la hora de cambiar la mente de la gente.

Stalin lo logró al trasladar el espíritu de la lucha al ambiente


laboral. La retórica militar mutó para modificar el paradigma y
reformar el sistema. Así llegan los premios y los castigos.
Condecoraciones para aquellos que protagonizan hazañas laborales.
Algo así como “antes peleábamos en la guerra, ahora luchamos en
el ámbito del trabajo”. Ese era el mensaje. La 'Orden de la Bandera
Roja' creada en septiembre de 1918, con la que se ha premiado a
los héroes militares, a partir de ahora va a servir como estímulo
para recompensar proezas laborales.

Poco después de que la derrota de Rusia en la Guerra Fría se hizo


oficial el 25 de diciembre de 1991, Estados Unidos inició una
campaña de descrédito hacia los años de gobierno de Lenin y Stalin

124
para minar la credibilidad del sistema ruso. Pero si nos situamos en
el contexto de esta época a nivel mundial, y la revisamos con
amplitud y perspectiva, mejoramos el nivel de comprensión
histórica. Europa y Estados Unidos están dominados por el
fascismo, al que Rusia va a derrotar en la Segunda Guerra Mundial.

1- El 28 de julio de 1932, Herbert Hoover, presidente de Estados


Unidos, ordena reprimir a la “Bonus Army”. Son los veteranos
sobrevivientes de la Primera Guerra Mundial que, acampados cerca
del Capitolio, reclaman el pago del subsidio prometido por el
gobierno. Están desempleados y arruinados por la Gran Depresión
de 1929, pero son arrasados por una acción militar coordinada por
los Generales Douglas MacArthur y Dwight Eisenhower, con tanques
incluidos. La caballería, dirigida por el Mayor George Patton, arroja
además gases venenosos entre los veteranos y sus familias.

2- El 10 de abril de 1932 se celebran elecciones en Alemania y se


impone el viejo presidente Paul von Beneckendorff und von
Hindenburg, quien se ve obligado tras la gran elección en la
segunda vuelta de la extrema derecha radicada en el Parlamento
(36% de los votos), a nombrar Canciller a su vencido, Adolf Hitler
Pölzl, a comienzos del año siguiente.

Hindenburg muere en agosto de 1934 y Hitler aprovecha el vacío de


poder para autoproclamarse “Führer” y Canciller Imperial, y lanzar
una política autoritaria tanto en el plano interior como en el
exterior, prometiendo “el exterminio del putrefacto y dividido
marxismo”.

3- El 6 de septiembre de 1930, el General José Félix Uriburu ha


liderado el Golpe de Estado en Argentina que derroca al gobierno
constitucional del presidente Hipólito Yrigoyen y comienza la
llamada “Década Infame”. Período que recién finalizará en 1943. Al
mismo tiempo, en todos los países bálticos triunfan diferentes
dictaduras. Lo mismo ocurre en Polonia con Józef Pilsudski. E Italia
encumbra a Benito “Il Duce” Mussolini, quien permanece desde
1922 hasta 1945 en la cima del poder, proclamando como objetivo
primordial finiquitar al comunismo.

4- El 17 de julio de 1936, el General Francisco Franco Bahamonde,


respaldado por todo el espectro de la extrema derecha, la iglesia y

125
las clases preocupadas por el triunfo en las elecciones de febrero
del Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda, conduce
a España a la Guerra Civil, que se extiende hasta abril de 1939.
Vence en este conflicto, es nombrado “Generalísimo” y se va a
eternizar en el poder hasta su muerte acaecida en 1975.

5- La noche del 18 de noviembre de 1936 se suicida Roger


Salengro, Ministro del Interior francés, tras soportar la campaña
más desleal que se ha cebado jamás con un político progresista
galo, por parte de la extrema derecha francesa. León Blum, Primer
Ministro y líder del Partido Socialista Unificado, Sección Francesa de
la Internacional Obrera, consigue retener el poder superando el
intento organizado de desestabilización a su gobierno. Los años '30
son la década más oscura, hasta el momento, para la historia
mundial en general.

No obstante, la Unión Soviética se convierte en una potencia


gracias a su política interior de Industrialización Forzada. Primero,
en 1929-30 se inicia la Colectivización. Supresión de la propiedad
privada y conversión de las haciendas particulares en “koljós” y
“sovjós” (granjas de explotación colectiva, y fincas controladas por
el Estado). Además, el Plan Quinquenal reemplaza a la Nueva
Economía Política (NEP). El proceso de la Colectivización se cobra
muchas víctimas entre los “Kuláks” (propietarios ricos que se
oponen y llegan a destruir cosechas y ganados), y los campesinos.
Es importante establecer la cronología de los hechos en un
momento decisivo para la Unión Soviética.

Comenzamos con la Colectivización. Es obligada y mucha gente se


comporta de manera cruel. Los propietarios, sin importar si son
grandes, pequeños o medianos, son obligados a recategorizarse y
compartir sus bienes. Es decir, que todo lo individual pasa a ser
propiedad de todos, le moleste a quien le moleste. Pero, ¿por qué?

Lenin había pensado en esto en su momento y había hablado de la


Colectivización entre sus colaboradores más estrechos porque veía
venir un nuevo cimbronazo mundial. Pero hacía hincapié en
incorporarla de manera suave y gradual. Que se aceleren los
tiempos va a terminar ayudando al país. La Colectivización, etapa
inicial del primer Plan Quinquenal de Industrializacion Forzada, se
inicia en 1928. Unos meses después, se produce el movimiento que

126
había previsto Lenin. En octubre de 1929, después de un default
que sacude a Wall Street, colapsa la economía de los Estados
Unidos de América.

Para protegerse del impacto de ese crack financiero, el gobierno de


la U.R.S.S. publica la novedad de la Industrialización el 7 de
noviembre de 1929. En todo el mundo empieza la depresión
económica y lo único que la U.R.S.S. puede ofrecer es trigo porque
tiene una sobreproducción. Pero como el hambre se globaliza y
nadie tiene dinero, la Unión Soviética ve la oportunidad de canjear
el producto de su cosecha por maquinaria, con el objetivo de
modificar su esquema de producción y dejar de depender
exclusivamente de la agricultura.

Así es como comienza a construir diversas plantas industriales,


entre ellas, las de explotación hidroeléctrica. Ahora no sólo una
familia estará en condiciones de utilizar un tractor, sino que toda
una comunidad lo puede aprovechar. Se necesitan resultados
rápidos y todos están llamados a compartir. Máquinas, ganado...
Muchos no entienden la medida y matan sus vacas para comerse la
carne en vez de repartirla, pero pronto verán que la medida no sólo
salva al país, que no tiene otra cosa para comerciar, sino que será
la clave de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

Las personas habían podido conseguir algo propio 10 años después


de La Revolución. Colectivizar era una lástima por eso. Muchos iban
a perder cosas materiales. Pero la unión hará que Rusia salga
adelante. Me explico.

La educación va a ser accesible para todos y la gente podrá enviar


a sus hijos al colegio. Mientras que la industrialización posibilitará
que la Unión Soviética vuele al espacio exterior. Es muy lindo que
algunos puedan acomodarse y vivir bien. Pero lo superador, que es
conseguir objetivos grandes a nivel nacional, no se hace así. Hay
momentos en los que es necesario que todo el mundo se
comprometa y haga un sacrificio para resurgir. Como se suele decir,
“no se pueden hacer huevos fritos sin romper los huevos”. Y es así.

Hay gente que está en contra de Stalin. Por supuesto. ¿A quién le


gusta perder lo que le costó conseguir? Mi abuelo tuvo propiedades.
Después, sólo le quedó lo suficiente para vivir. Pero lo que sucedió

127
entre 1929 y 1930 fue necesario. Se compraron tecnologías. De la
fábrica Ford, por ejemplo, y otras. La Unión Soviética fue el único
país que consiguió generar una oportunidad en medio de la Gran
Depresión de 1929. Hasta le dio la idea a Estados Unidos durante la
presidencia de Franklin Delano Roosevelt para desarrollar un nuevo
plan económico a fin de tener una economía planificada con
elementos del socialismo. Construyó autopistas, el Empire States
Building en 1930, y desarrolló sus automotrices. E.E.U.U. observó
la transformación de la Unión Soviética, y se reorganizó. Mientras
tanto, en la U.R.S.S., donde antes había fábricas sueltas de
automóviles, ahora se ha dado un salto de calidad y se producen a
gran escala. Son las fábricas que después construirán tanques.

El espíritu del Plan Quinquenal es ese. Construir fábricas y plantas


hidroeléctricas. La plataforma para constituir el futuro del país.
Hacer de un país agrario uno industrial de la nada en 5 años, es
casi imposible. Pero la Unión Soviética lo logra y transforma su
economía de base. Se reinventa y crea riqueza dentro de sus
fronteras para superar la crisis y ganar luego la Gran Guerra Patria.

La moraleja es que cuanto más temprano generes un cambio


semejante, uno de verdad, menos doloroso será todo en el futuro.

En el área militar, en la Primera Guerra Mundial el Imperio Ruso


compraba el 95% de su armamento fuera del país. Sin embargo, en
la Segunda Guerra Mundial producirá todo dentro. Tanques, barcos,
aviones... Ese desarrollo le posibilitará imponerse al ejército más
poderoso de la tierra.

En 1932-33 azota el hambre. La “holodomor” (hambruna en zona


fértil, en ruso), ocurre sobre todo en Ucrania, sur de Rusia y norte
de Kazajistán. En 1937-38 empiezan las grandes purgas de Stalin.
En 1941 comienza la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial).
Y en 1945, la Unión Soviética contabiliza 27 millones de fallecidos
por la guerra. Una nueva purga se produce en 1949-50. Luego
vendrán el Cosmopolitismo, el Caso de Leningrado y el Complot de
los Médicos.

En referencia a la Holodomor, estamos en 1932-33. Es temporada


de cosecha y los agricultores tienen una mala recolección porque ha
habido una sequía histórica. Sin embargo, el gobierno requisa la

128
misma cantidad de trigo que cuando las condiciones climáticas
favorecen la siembra. Al no haber controlado debidamente el deseo
de almacenar más trigo para negociar en el mercado, y continuar
de igual manera con el proceso de Industrialización Forzada, se
produce la hambruna.

Hay una razón más para explicarla. La competencia que han librado
los gobernadores de cada región, queriendo demostrarle a Stalin
los mejores resultados en pos de conseguir la 'Orden de la Bandera
Roja'.

Esa competencia se ha desarrollado a cuenta de víctimas inocentes


entre rusos, ucranianos y kazajos. Como los representantes del
gobierno han extraido más trigo del debido, no han quedado más
semillas para plantar y el hambre causa estragos. Si bien en 1934
el gobierno ayuda a muchos sobrevivientes, lo sucedido siempre
será considerado el resultado de un enorme pecado cometido por el
sistema stalinista.

Cuando Stalin hablaba de Cosmopolitismo en 1948, hacía referencia


a los sionistas. Los calificaba de cosmopolitas sin raíces. Antes no
se había referido a ese tema porque los judíos estaban integrados y
de hecho tenían un Comité antifascista en Moscú.

Pero desde mayo de 1948, cuando nace el Estado de Israel,


comienza una disputa feroz que se intensifica cuando explota el
Complot de los Médicos y Stalin asegura que “todo sionista es
agente del espionaje estadounidense. Los nacionalistas judíos
piensan que su nación fue salvada por los Estados Unidos, allá
donde ellos pueden hacerse ricos y burgueses. Piensan los judíos
que tienen una deuda con los estadounidenses. Y entre los
médicos, hay numerosos sionistas”. El Estado de Israel se forma
después de la Segunda Guerra Mundial en el territorio que Gran
Bretaña tenía en Palestina. Parte de un juego sucio en el cual está
incluida también la idea del holocausto.

Los ingleses, que hasta entonces constituían la primera economía


del mundo, tenían sus esclavos en India y Bangladesh que
trabajaban por centavos. Los países desarrollados en el sistema
capitalista intervienen en otros países a su voluntad y luego ofrecen
puestos de trabajo pagando muy poco dinero. La mano de obra

129
barata es una de las cosas que mueven al mundo.

Los judíos habían sido las víctimas del capitalismo alemán. Primero,
el Tercer Reich quería que los judíos trabajaran para ellos de
manera casi gratuita y los explotaba porque Alemania deseaba
imitar el modelo desarrollado por Gran Bretaña. Una estructura que
se servía de la economía de otras partes del mundo. Abusaba tanto
de ellos que lamentablemente muchos morían. Y en las fronteras
limítrofes, a los que conseguían emigrar nadie los recibía, ya fuera
por miedo a represalias o por el efecto de la propaganda nazi.

Era como si el entorno, acaso por temor, apoyara las medidas de


Adolf Hitler, cuyo gobierno necesitaba esa mano de obra barata
para dar competitividad a la producción alemana. No obstante, los
alemanes iban exterminando a los judíos cuando veían que ya no
les servían.

A Estados Unidos también le interesaba tener en Europa un


competidor bien colocado frente a Gran Bretaña para reducir el
poderío británico. Acá es cuando vemos que el problema está en el
sistema y no tanto en las personas. Ocurre lo mismo cuando se
acusa a Stalin de asesino. Y no es así. Hitler forma parte del
sistema. En su caso, el Capitalismo. Y el Capitalismo es el caballo
sobre el que galopa el Fascismo. Este último, un sistema que busca
quitarle los derechos a cierta categoría de personas para abusar de
ellas. Esto, con el argumento de que “no merecen los beneficios
que merecemos la gente normal”.

Luego, el Colonialismo está activo cuando hay territorios overseas.


Es decir, en el exterior, más allá de los mares. Lo que quiso hacer
Alemania fue algo similar a lo durante muchísimos años desarrolló
Gran Bretaña. Pero lo llevó a cabo dentro del mismo territorio
continental. Oprimiendo a los países vecinos. Murieron muchos
millones de personas y esas muertes fueron utilizadas por los
sionistas como excusa para la formacion de un estado propio
llegado el momento, y para usar la violencia contra otros países.
¿Qué quiere decir la palabra sionista? Son los patriotas de Israel.
Aquí hay que hacer un matiz. Porque una cosa es ser judío, que es
una etnia. Y otra, ser sionista.

Los sionistas son un movimiento que nació en el siglo XIX, con


raíces socialistas y nacionalistas, que soñaba con dar a los judíos

130
un estado en el que pudieran vivir juntos. El sionismo piensa que si
uno es judío por la sangre, debe ser judío en la religión, patriota de
Israel y no mezclarse con otras etnias. Su prioridad ha sido siempre
que “si eres judío, tienes que amar tu propia patria”. Aún cuando
esta no existía. Los sionistas se aprovecharon del efecto del
holocausto y el sacrificio masivo del pueblo judío oprimido por la
Alemania nazi, para argumentar la supuesta necesidad de formar
una nación y tener la excusa de hacer lo que hacen en el territorio
árabe hoy en día.

El gobierno de la Unión Soviética apoyó la formación del Estado de


Israel porque pensaba que iba a ser un estado socialista. Se trataba
de víctimas del capitalismo. Y sus kibutzs (comunas agrícolas
israelíes), por ejemplo, eran ideas supuestamente antifascistas. Por
eso la Unión Soviética es el primer Estado que reconoce a Israel.
Porque ve elementos en común con su sistema. Lo que ocurrirá
luego en Israel es que la propaganda burguesa nacionalista le hará
creer a la gente que son propietarios con derecho a hacer lo que se
les antoje, y empezarán a desarrollar la misma política que los
países colonizadores.

Para desarrollar un estado propio, Israel debía tener financiamiento


y no pudo tenerlo hasta después de la Segunda Guerra Mundial. La
Unión Soviética se lleva una sorpresa cuando ve que Israel al final
no tiene nada que ver con el socialismo. La U.R.S.S. pensaba que
Israel se iba a convertir en un aliado suyo. Sin embargo, en los
años '50 se alió al bloque estadounidense para retribuir el apoyo
económico que había ido recibiendo.

El cosmopolitismo como cuestión de estado en la Unión Soviética se


da cuando Stalin se da cuenta de que los judíos buscan agruparse y
expandirse. Entonces, para facilitarles la creación de su comunidad
en el territorio soviético los iba enviando a Kazajistán. Mientras
tanto, Trotski estaba en contra del Estado Israelí porque lo percibía
como un estado burgués con intenciones de sembrar lo que ha
sembrado. No se equivocó. Ya los alemanes temían el linaje judío y
la habilidad política que veían en su gente, por eso actuaron como
lo hicieron.

Este es un tema muy delicado. El cosmopolitismo dura hasta la


muerte de Stalin. Mientras tanto, en mayo de 2018 se han

131
cumplido 70 años nada más de la creación del Estado de Israel.

Así las cosas, muchos judíos llegaron a Palestina en 1947 con el


apoyo de Gran Bretaña. Pueblos enteros. Y en la actualidad los
árabes son una minoría. ¿Apoyo de Gran Bretaña? Por supuesto. Es
muy importante recordar que Moshé Dayán, figura política icónica
en el Estado de Israel, ingresó en la academia militar bajo el
gobierno británico en Bulgaria, alcanzó un grado muy importante
en el ejército inglés durante la Segunda Guerra Mundial y que
después de trabajar como oficial de la inteligencia británica pasó a
ser ministro de Agricultura, Relaciones exteriores y Defensa, y
Mariscal del ejército israelí.

¿Cuál había sido el proyecto que tenía Iösif Stalin para los judíos?
Se llamaba Región Autónoma Judía y era tan ingenuo como
interesante. Desde la década del '30, la Unión Soviética, trataba de
vincular con la Internacional Comunista a la gente que padecía el
atropello británico. Esta organización que nucleaba a los partidos
políticos comunistas de varios países buscaba despertar conciencias
y alertar a las comunidades para que no se dejaran pisotear. Los
judíos eran considerados apátridas y acaso vulnerables ante el
sistema capitalista en aquel entonces, por eso existía este proyecto.
Para proveerles la tierra que buscaban. La Unión Soviética tenía
una actitud colaborativa hacia los estados de nuevo tipo que no
fueran monarquías porque alimentaban las expectativas de cambio
real en el mundo. Con quienes jamás hubo empatía fue con los
británicos, quienes nunca apoyaron a la Unión Soviética ni siquiera
tras La Revolución de 1917. Por eso la U.R.S.S. nunca mantuvo una
relación cordial con Gran Bretaña.

En cuanto al Caso de Leningrado y al Complot de los Médicos,


acontecen en los últimos años de Stalin en el poder.

El primero, en 1949, cuando son ejecutados políticos jóvenes


prominentes y destacados integrantes del Partido Comunista.
Alrededor de 2.000 personas acusadas de haber creado una
organización antisoviética en Leningrado (actual San Petersburgo),
y de conspirar contra el Jefe de Estado.

El segundo comenzó en diciembre de 1949 cuando fueron detenidos


y arrestados docenas de médicos prestigiosos de etnia judía de la
Unión Soviética, incluido Mirón Vovsi, el doctor de Stalin, acusados

132
de conspirar para asesinar a altos dirigentes políticos soviéticos
aprovechando sus tratamientos médicos.

Estas detenciones se sucedieron hasta poco después de la muerte


del líder soviético, acaecida el 5 de marzo de 1953. Los médicos
fueron liberados el 28 de marzo. En abril fue destituido Mijaíl
Ryumin, Jefe de investigación de la NKVD (Comisariado del Pueblo
para Asuntos Internos), y ejecutado en julio. Tras la ejecución, la
U.R.S.S. restableció sus relaciones diplomáticas con el Estado de
Israel.

Pero regresemos unos años en el tiempo. A 1937, cuando


comienzan Las Purgas. La primera y más grande, en una acción
contra el ejército. Varias investigaciones de la agencia de
inteligencia indican que en este momento hay opositores a Stalin
entre varios militares de rango muy alto en el Ejército Rojo. Y que
muchos “politruky” (funcionarios políticos) de peso conspiran junto
a mariscales, preparando un golpe de estado contra el actual
gobierno del partido bolchevique.

Hay cinco mariscales, héroes de guerra en diferentes conflictos, que


son indagados. Y tres de ellos serán sentenciados a muerte en
1938. Aleksandr Yegórov, Vasili Blücher -que es sometido a duras
sesiones de tortura- y Mijaíl Tujachevski, el más célebre de los tres.
A la vez, señalado por estas pesquisas como el más ambicioso.
Al mismo tiempo, Stalin ya no tolera las críticas severas que le
dedica durante años León Trotski desde el exterior, a quien después
de acusarle de traidor tras la muerte de Lenin, había deportado a
Kazajistán para detentar el poder en soledad. Trotski no le perdona
a Stalin su manera de actuar. Su intransigencia. Tampoco que en
1929 le haya expulsado de la Unión Soviética. Esa disputa con
Trotski, la paranoia motivada por ella, más la desconfianza hacia la
cúpula militar, desata lo que se conoce como La Gran Purga.

Este es un momento sumamente peligroso en el “politburó” (en


ruso, el comité en el que reside la autoridad política). Hay una
persecución incesante en busca de espías. Histeria, y abuso de
poder. Se baraja la posibilidad de que se produzca un golpe de
estado como reflejo de los que triunfan en Europa, por lo que Stalin
endurece las medidas internas para reducir esa contingencia. De
hecho, hay numerosos intentos para derrocarle que no prosperan.

133
Aún así, la monomanía fomentada por este riesgo se descontrola.
El ejército era muy poderoso, tenía mucha autonomía y con el
sojuzgamiento a los tres mariscales el gobierno busca reforzar su
autoridad. Como al empezar la purga habían empezado a aparecer
otras cosas, Stalin le otorga pleno poder a Nikolái Ivánovich Yezhov
(léase “Íshov”), director de la policía secreta, para eliminar
opositores ante la mínima sospecha.

La Unión Soviética tiene un estado súmamente burocratizado y hay


mucho papeleo. Cada detención se argumenta con expedientes y
los casos llegan a juicio con su documentación respectiva. Yezhov,
ahora Ministro del Interior, ve peligro en todos lados e insta a sus
agentes a que obliguen a los detenidos a confesar, aunque no haya
pruebas fehacientes de traición.

Detienen, torturan, fuerzan a la gente a autoinculparse y asesinan.


Así caen, entre cientos de miles de personas, Grigori Zinóviev y Lev
Kámenev, colaboradores de Stalin en el momento en que éste
accedió al poder tras el deceso de Lenin. Tan terrible y
descontrolado es el accionar de Yezhov, y tan salvajes sus
consecuencias, que Stalin lo encarcela en 1939, y es fusilado el 2
de febrero de 1940, como también sus inspectores torturadores.

Paradójicamente, el 21 de agosto de 1940 también es asesinado


León Trotski, tras sufrir un atentado cometido por Ramón Mercader,
agente español del NKVD (“Naródny Komissariat Vnútrennij Del”,
Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos), el día anterior en
su domicilio de Coyoacán, México.

Como sea, a finales de 1938 se había cerrado una primera etapa de


matanzas que, contra lo que se pueda pensar, no eran clandestinas
sino transparentes. Todo se había organizado y legalizado para
masificar y justificar las ejecuciones. Sin embargo, no es correcto
colocar a Stalin como un asesino, porque sería igualarlo a quienes
sí lo han sido. Él frena la represion cuando esta se sale de control.
Elimina a quienes se han extralimitado. Y, lo más importante, le
devuelve la libertad a las víctimas de los operativos de Yezhov.

Lo casi kafkiano aquí es que la Justicia no haya tenido nada que ver
con lo sucedido. Es la Policía la que ha administrado los sumarios,

134
le ha proporcionado los materiales a los jueces, y los ha
coaccionado. Lo más terrible de la época es la ausencia del Estado
de Derecho. Hay un error histórico importante ahí, porque no se
puede igualar a víctimas con victimarios. Stalin no mata por matar,
ni ordena lo que ha ocurrido. Sí hay víctimas inocentes y eso
representa algo horrible, pero la gente que los mortificaba es
ejecutada. Justicia es que los torturadores hayan sido castigados.

Entre 1938 y 1941 todo está más tranquilo dentro de la Unión


Soviética. Pero los períodos de calma no suelen extenderse
demasiado tiempo en esta época del país. El Tercer Reich alemán
comienza un plan de expansión hacia el Este en 1938 y anexa por
la fuerza a Austria en marzo proclamando la “Anschluss” (“unión”
en deutsche Sprache, idioma alemán).

Hitler arrasa Checoslovaquia en octubre y avanza. Hay una


Sociedad de las Naciones (llamada informalmente Liga de las
Naciones), en la que se comenta muy por encima el tema, pero
este organismo, que en 1946 se convertirá en la ONU
(Organización de las Naciones Unidas), no actúa ante los hechos ni
los condena. Es como si Bolivia y Paraguay hubieran sido invadidas
hoy por Chile, y mientras Argentina u otro país buscan colocar el
foco de atención sobre el asunto, en la ONU miran para otro lado y
de repente les responden “dejen ese tema y cállense, ¿no ven que
Chile está creciendo?”.
La Unión Soviética y Francia tienen relaciones bilaterales con
Checoslovaquia, pero nadie eleva una protesta formal ni lleva el
tema a nivel oficial. Sin embargo, cuando Alemania ataca Polonia el
1 de septiembre de 1939 e Ignacy Moscicki, presidente polaco,
huye junto a su gabinete a Inglaterra vía Rumania, la Unión
Soviética ve lo que se le viene encima. Alemania ha eliminado el
Estado de Derecho en Austria y en Checoslovaquia, y como nadie
reacciona, sus tropas también han asaltado Polonia, que aunque
tiene negocios en común con Gran Bretaña, no recibe protección de
parte de ésta. Sólo asilo para su presidente. En el gobierno de
Stalin, todos los tienen claro. “Los próximos somos nosotros. Los
fascistas vienen a por nuestro territorio y a eliminar a la población”.

Con el caos emergente en las fronteras, la Unión Soviética, que ya


tiene al ejército de Hitler casi en la puerta, toma la decisión de
entrar en Polonia y le explica a los embajadores del resto de los

135
países europeos por qué lo hace. Crece la tensión. Existe un
Tratado de No Agresión entre alemanes y soviéticos, reflejado por
el Pacto Ribbentrop-Mólotov, que los ministros de Asuntos
Exteriores de ambas naciones han firmado el 23 de agosto de 1939
en Moscú. Pero todo indica que para Alemania es papel mojado.

Un apunte. Cuando los británicos y los franceses culpan a Alemania


y a la Unión Soviética de haber dividido al mundo, hay que
recordarles, por favor, que ellos no movieron ni un dedo por Austria
y Checoslovaquia. Ese es el tema a discutir.

El 22 de junio de 1941, la Wehrmacht, ejército alemán, invade el


territorio soviético. La U.R.S.S. se ve obligada a incorporarse a la
Segunda Guerra Mundial con el único objetivo de sobrevivir. 27
millones de soviéticos van a perecer en un conflicto que se cobrará
la vida del 14% de la poblacion del país en 4 años.
Los enemigos de Stalin dicen que ganó porque utilizaba los
cadáveres como carne de cañón y que había una escopeta cada tres
personas, pero eso es mentira. Ocurrió en la Primera Guerra
Mundial durante 1915. Pero ahora los alemanes crean auténticos
campos de exterminio allá donde van, y buscan conseguir lo que en
esa primera Gran Guerra no pudieron lograr. Conquistar nuevos
territorios y expandirse.

Ningún país europeo sufre tanta pérdida como la Unión Soviética.


Francia, muy poco porque no asume un rol protagónico. En Polonia
y Yugoslavia los nazis exterminan al 11% y al 12% de la población
respectivamente porque, según ellos, no les sirven ya que no son
hombres de verdad. Sólo le dan importancia vital a esos territorios.
Llegan, matan y queman todo publicitando la limpieza étnica y la
eliminación del comunismo. Pero el propósito íntimo detrás de la
expansión es acumular riquezas y el máximo poder posible.

Como ha sucedido en numerosas oportunidades a lo largo de toda


la historia, reaparece con fuerza el capitalismo y su obsesión
permanente por expandir los mercados apostando por los conflictos
bélicos para abaratar los costos de producción y engordar los
bolsillos de la gran burguesía. Ya lo explica Luciano Canfora,
filólogo, historiador y ensayista italiano en 'Democracia, historia de
una ideología', publicado en 2004.

136
“La continuación en el siglo XX del “bonapartismo”, el interclasismo
demagógico, seductor, casi irresistible respecto a las masas menos
politizadas, y al mismo tiempo sólidamente fijado en una relación
de mutuo apoyo con las clases propietarias, es el fascismo”. La
historia siempre ayuda a comprender el presente.

Después de que la Unión Soviética gana la “Gran Guerra Patria”


(Segunda Guerra Mundial), se quiebra la alianza con los aliados, y
los países occidentales violan los acuerdos posteriores al conflicto
porque el comunismo representa un supuesto peligro para su
modelo de gobierno capitalista.

Los británicos siempre parecieron muy humanistas desde la época


de Churchill porque adoptaron como política no hacer masacres en
su propia isla. Pero el imperio que fabricaron se nutrió de la sangre
que derramaron de otras etnias o gentes fuera de sus fronteras. En
la India, África y en todo el mundo.

Mientras que la Unión Soviética se ha esforzado por establecer


siempre un principio de igualdad. “Por las cosas que haya que
pasar, así sean maldades, debemos pasarlas todos juntos”. Ese ha
sido el espíritu soviético. Cuando los bolcheviques incoporaron esa
esencia, propagando el sentimiento anticolonialista, Gran Bretaña
pasó a considerar a la Unión Soviética como su mayor enemigo, a
perpetuidad.
En esto ha sido motivo importante, por ejemplo, la influencia de
León Tolstoi y lo concerniente a la revolución rusa en la forma de
pensar y gestionar de Mohandas Karamchand “Mahatma Gandhi”
(Porbandar, India británica, 2 de octubre de 1869-Nueva Delhi,
Unión de la India, 30 de enero de 1948). El líder que propulsó y
sistematizó la resistencia no violenta en la India. Forma de actuar
que derivó en la independencia de la India del Raj Británico (Ley de
la Corona Británica) en 1947.

Para Gran Bretaña, el comunismo siempre ha sido una gran


amenaza. El plan que ellos tenían para la India era eliminar a la
raza. A quienes para ellos eran “untermensch” o subhombres. De
hecho, los ideólogos del exterminio del supuesto “hombre inferior”
son los británicos. Lo que hace el nazismo es alimentarse de ello. El
fascismo no nace en Alemania. Los alemanes estudiaron muy bien a
los británicos y hay documentos que lo prueban. Hasta los campos

137
de concentración son un invento británico puesto en funcionamiento
en la guerra contra los “bóeres” durante 1898 en Sudáfrica.

Los ingleses siempre han actuado igual a donde han ido. Hasta en
Irlanda, en donde en el siglo XIX había una población mayor a 10
millones de habitantes y ahora no llega a 5 millones. Eso es ser
parte del imperio británico. Mucha gente en el Río de la Plata
lamenta no haber sido colonizada por los ingleses. “Seríamos parte
del primer mundo, fue una pena que no sucediera”, dicen. ¡¡No, mis
estimados!! Argentina, por ejemplo, sería otro Bangladesh. O como
menos malo, Pakistán. La Isla vive bien, pero sus súbditos tienen
que darles todo para sostener ese nivel de vida. De lo contrario,
borran a la población original. Acá todavía es posible convivir con
descendientes de pueblos originarios.

Ni siquiera los españoles fueron tan lejos en el continente


americano como los británicos allá donde han ido. Los indios se
hispanizaron y surgió el mestizaje, pero no fueron reemplazados
por una supuesta raza mejor.
Sin embargo, ¿dónde están los pobladores originarios en Australia?
No hay, porque Gran Bretaña eliminó el multiculturalismo. Las
fuentes del nazismo más nefasto y recalcitrante nacen en Gran
Bretaña. Y, cuando se piensa en las consecuencias de la Segunda
Guerra Mundial, se puede observar que los británicos tambien
fueron derrotados.
Las colonias británicas se independizaron a partir de que la India lo
consiguió en 1947. Entonces Gran Bretaña perdió la posición
dominante que tenía a nivel mundial. Antes de eso, todo la
economía del mundo había girado en torno a la libra esterlina.

Los países que ganan la Segunda Guerra Mundial son Estados


Unidos y la Unión Soviética. Los E.E.U.U. reemplazaron a Gran
Bretaña como poder hegemónico, y se convirtieron en la plataforma
del capitalismo por excelencia. La U.R.S.S. triunfó sobre el
fascismo, afianzó su modelo y, sostenida por un esfuerzo colectivo
descomunal, se transformó en la otra gran potencia del planeta.

Mientras tanto, Japón y Alemania, perdedores en 1945, pasaron a


tener un rol curioso como países muy desarrollados, con una
industria militar controlada y floreciente tras haber sido
destrozados literalmente por la Guerra. Japón incluso ha padecido

138
los efectos de sendas bombas atómicas.

¿Por qué estos dos países han podido resurgir? Porque Estados
Unidos observó en su momento que en ninguno de los dos anidó el
comunismo, y que la mejor manera de mantener la relación de
poder evitando que surgiera allí, era ayudándolos a reconstruirse
con la inversión de grandes sumas de dinero. Ese ha sido el
objetivo verdadero del European Recovery Program (ERP), más
conocido como Plan Marshall, ya que fue ideado por George
Marshall, Secretario de Estado de E.E.U.U. entre 1947 y 1949.

En vez de producir tanques y armamento, Japón y Alemania


comenzaron a producir automóviles. Y Estados Unidos les ofreció
hacer negocios en su mercado interno para que pudieran salir
adelante. La astuta política norteamericana previno el rebrote del
comunismo. Domina a ambos países y los trasformó en súbditos de
una manera muy inteligente, aprovechándose de que en Europa no
quedó nada de dinero tras la Segunda Guerra Mundial.

Con Francia, el único país con solvencia, nadie podía comerciar.


Sólo Estados Unidos tenía los recursos para eso. La consecuencia
de este nuevo mapa financiero resulta llamativa. En Estados Unidos
todo el mundo conoce lo que es un BMW, Porsche, Mercedes Benz,
Volkswagen, Toyota, Mitsubishi, Honda o Datsun. Pero nadie sabe
lo que es un Citröen, un Renault o un Peugeot. ¿Un dato
informativo? Toyota ha llegado a vender en Estados Unidos más
autos que el resto de empresas estadounidenses juntas.

Estados Unidos decidió no destinar fondos a Francia ni abrirle el


mercado porque no era relevante para sus planes. No hay razón
alguna que permita defender el argumento reduccionista clásico:
“Japón y Alemania resurgieron porque su gente trabajó a sol y a
sombra” porque nadie puede vivir así. La clave para ellos ha sido
tener abierta la puerta de entrada al mercado. Tráfico de influencia
a cambio de sometimiento financiero.

Por eso está tan bien Alemania. Y también Japón. Países que fueron
devastados y aniquilados. Nadie puede vivir confortablemente en
un país arrasado sólo por trabajar las 24 horas. Hace falta algo.
Los alemanes defienden el capitalismo y están en contra del
comunismo. Tambien Japón. Ambos le sirven al capitalismo como

139
ejemplo y agentes disciplinantes para mostrar “cuan eficiente es”.

Son aliados y, al mismo tiempo, epígonos. Nadie quiso hacer eso en


la Unión Soviética antes ni en Rusia ahora. Nunca. Lo único que han
querido hacer es quebrar su voluntad política y aprovecharse de sus
recursos. Pero jamás lo han conseguido. Rusia ha logrado erigirse
en la contracara del sistema dominante haciéndose fuerte de afuera
hacia dentro. Así se ha transformado en la otra gran fuerza del
planeta.”

140
GUERRA FRÍA. CONTEXTO INTERNACIONAL

En abril de 1945 muere Franklin Delano Roosevelt y llega Harry


Truman a la presidencia de los Estados Unidos de América. Militar
muy terco y poco diplomatico, el 33er presidente de E.E.U.U. es
quien corta la cadena de colaboración que ha unido a Rusia con
este país desde La Gran Depresión del '29.

Tras batir al régimen nazi de Alemania, en junio de 1945 la Unión


Soviética entra en guerra con Japón, la única potencia del eje
fascista que quedaba vigente. Japón era el estado colonizador de
Asia, y los experimentos que desarrollaba el Escuadrón 731 bajo la
dirección del Comandante Shirō Ishii, rebasan con amplitud los
métodos siniestros del Doctor Josef Mengele, también antropólogo
y oficial alemán, conocido como “El Ángel de la Muerte”por su
actuación en la Segunda Guerra Mundial al seleccionar víctimas y
efectuar experimentos mortales con prisioneros.

Los experimentos, torturas y asesinatos ordenados por Shirō Ishii a


ciudadanos chinos, coreanos y hasta rusos que vivían en esos
territorios, han sido terribles. Antihumanos y feroces. De esto no se
habla porque la atención mundial ha estado dirigida siempre hacia
las atrocidades que han hecho los alemanes por propaganda y por
el vínculo del sionismo. Sin embargo, en Japón el grado de
crueldad, monstruosidad y brutalidad, ha sido aún mayor.

Como ejemplos, el denominado Ferrocarril de la Muerte, en cuya


construcción fallecieron casi 150.000 personas. La forma como los
japoneses propalaron la peste bubónica crónica para eliminar seres
humanos como si fueran fueran ratas de laboratorio. Y la Masacre
de Nanking como cenit de la barbarie. Cuando el Ejército Imperial
Japonés ejecutó 500.000 personas durante la Segunda Guerra
Sino-Japonesa después de desatar un infierno de pillaje y
violaciones masivas tras conquistar la ciudad en diciembre de 1937.

Los chinos odian a los japoneses por estos motivos. Y es que los
japoneses estudiaron a los británicos, como también los alemanes,
pero eran más crueles. El grado de aniquilación que han
desarrollado los japoneses en China ha sido superlativo. Después
de confirmar el 9 de mayo de 1945 su victoria sobre el fascismo en
Alemania, cuando la Unión Soviética se entera de lo que está
haciendo Japón, anuncia que acudirá al rescate de Manchukuo

141
(Manchuria, actualmente Mongolia), China y Corea con el mismo
propósito. Corea era una colonia japonesa y Japón dominaba todo
el área del Océano Pacífico. No obstante, la Unión Soviética se
sentía muy fuerte después de lo ocurrido contra los alemanes.

Sin embargo, en pleno preparativo, Estados Unidos lanza dos


bombas atómicas los días 6 y 9 de agosto sobre Hiroshima y
Nagasaki, dos ciudades pacíficas que no tenían ninguna importancia
militar, y al comunicar semejante poder militar, el panorama
cambia. Así las cosas, disuade a la Unión Soviética, que observa el
efecto de ambos sucesos y toma conciencia de la nueva amenaza.

Japón capitula y el 2 de septiembre de 1945 finaliza oficialmente la


Segunda Guerra Mundial. El asunto es que la inteligencia rusa,
según trasciende años después, había accedido a la información
sobre un plan que le habían presentado a Truman para bombardear
11 ciudades soviéticas con el fin de afirmar el dominio
norteamericano. Por eso, cuando sus comandantes le sugirieron a
Stalin que se expandiera a Europa para convertirla al comunismo,
éste los desoyó. Estados Unidos no había arrojado esas bombas en
represalia contra Japón sino como un aviso a Rusia de lo que iba a
pasar si el ejército soviético continuaba avanzando sobre otros
territorios europeos.

La U.R.S.S. tomó Alemania y se frenó ahí porque Stalin comprendió


la gravedad de la situación. Tras interpretar que las bombas
nucleares sobre Japón habían sido un mensaje, dio marcha atrás en
los acuerdos que habían formalizado los bolcheviques con los
partidos comunistas para expandir el sistema soviético por otros
países de Europa como Italia, Grecia y Albania. Entonces viró hacia
Asia, y en 1946 comenzó la Guerra Fría en todo el mundo.

La Unión Soviética le da su apoyo a India, que si bien se


independiza en 1947 y ha recibido asesoramiento de la
internacional comunista, no se vuelve comunista. Mientras tanto,
aún soportando otra mala cosecha y el consecuente hambre que
pasa su gente, la U.R.S.S. continúa abocada a potenciar su poder
militar por la amenaza latente de Estados Unidos. Recién en 1949
la Unión Soviética desarrolla su primera bomba nuclear y reaparece
con fuerza en el panorama político internacional.

Entre 1945 y 1949 Alemania casi ha desaparecido del mapa. Sólo

142
existen las zonas de ocupación. Después de la Guerra la Unión
Soviética quería quedarse con Alemania, pero Estados Unidos la
dividió en diferentes posiciones subordinadas a su poder, al de
Francia y al de Gran Bretaña. En abril de 1949 nace la OTAN
(Organización del Tratado del Atlántico Norte), y en mayo Los
Estados Unidos violan los acuerdos posteriores a la Segunda Guerra
Mundial y proclaman la República Federal de Alemania, en lo que
representa una pérdida diplomática de la Unión Soviética. Pero la
respuesta va por otro lado.

El 1 de octubre del 1949 el ejército comunista de Mao Tse Tung


(Ejército Popular de Liberación, EPL) entra a Pekín y echa a las
fuerzas del Kuomintang, que responde al gobierno burgués liderado
por Chiang Kai-shek y su hijo Chiang Ching-kuo, a quienes Estados
Unidos ha respaldado económicamente desde 1945. Ambos
dirigentes se escapan a Taiwán y Rusia le entrega Manchuria a
China. Antes del '49 no había podido tener influencia, pero ahora
Rusia regresa fuerte a la escena política para avalar y sostener a los
gobiernos comunistas de China y Corea.

Vuelve a mover piezas Estados Unidos para recuperar injerencia en


Asia. Se entromete en Corea para dividirla y reinar como ha hecho
en otros territorios dándole soporte a los coreanos del Sur. En 1950
comienza la guerra en Corea, siendo uno de los episodios más
tempranos de la Guerra Fría. Un conflicto sanguinario que dura 3
años, hasta julio de 1953, y se cobra la vida de más de 3 millones
de personas. Estados Unidos, aliado a lo que hoy es la República de
Corea, extermina al 15% de la población de la actual República
Popular Democrática de Corea del Norte y establece la frontera en
el paralelo 38.

En 1950, Estados Unidos firma la paz con Japón en San Francisco,


en una conferencia en la que ha invitado a los jefes del
Kuomintang, no al gobierno de China, y la Unión Soviética se niega
a asistir por considerarlo una provocación. Otro quiebre. Por este
episodio la Unión Soviética nunca ha firmado la paz con Japón.

El escenario del conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética


se muda a África, donde la U.R.S.S. pasa a respaldar al gobierno de
Gamal Abdel Nasser en Egipto, impulsor del socialismo árabe.

En los primeros 5 años de la década del '50, Estados Unidos

143
prepara su política invasiva en Centro América basándose en la
reforma de la Doctrina Monroe y penetrando en Guatemala. Más
tarde intensifica la campaña antiperonista en Argentina. Mientras
tanto, en 1955 los estados socialistas del bloque del Este de
Europa, con la Unión Soviética como protagonista, firman la alianza
del Pacto de Varsovia, que nace para contrarrestar la amenaza de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y en
especial el rearme de la República Federal Alemana. El gasto militar
combinado de todos los países miembros de la OTAN, organismo
tutelado por los Estados Unidos de América, supera el 76 % del
gasto militar mundial.

Por último, India, Egipto y Yugoslavia crean el Movimiento de


Países No Alineados, aprueban no unirse a ninguna de las
superpotencias, y pactan un tratado de neutralidad que va a acabar
favoreciendo los intereses de la burguesía y el capitalismo ya que
ninguno de los países integrantes asume posiciones de compromiso
hacia cualquiera de los problemas o intromisiones externas que
puedan afectar el marco socio-político en otras naciones.

Japón y Alemania se vuelven los mejores socios de Estados Unidos


por aquello de "si no puedes contra el enemigo, únete a él". Y así
las cosas, Estados Unidos acaba con la supremacía de Gran
Bretaña. Claramente se vive mucho mejor en Estados Unidos que
en otros lugares porque es un país que nunca ha sido devastado. Es
más, se constituyó en el centro del sistema al intervenir en la
política exterior internacional instigado por los intereses
capitalistas, y tiene a medio mundo trabajando para ellos.

En cuanto a Stalin se volvió más paranoico al final de su mandato


por todas estas razones, por lo que no se lo puede responsabilizar
de todo lo malo. Tampoco de todo lo bueno. Luego, la existencia del
proyecto político soviético ha estado unida a la necesidad de
desarrollar su industria interior, y en ello también se incluye la
armamentística.”

144
1991, CAÍDA DE LA U.R.S.S. Y FIN DE LA GUERRA FRÍA

“перетасовать и снова дать”, “barajar y dar de nuevo”

“El 25 de diciembre de 1991 es la fecha en la que se hace oficial la


derrota de la Unión Soviética en la denominada “Guerra Fría”. Un
combate político, económico, social y -si bien, no abiertamente
armado-, incluso militar, en el que se enzarzan el bloque occidental
capitalista dirigido por Estados Unidos, y el bloque oriental
comunista liderado por la Unión Soviética, apenas finaliza la
Segunda Guerra Mundial.

Es un pulso sumamente hostil, trasladado inclusive a los ámbitos


informativo, científico y deportivo, al que describe de ese modo
George Orwell, célebre escritor, entre octubre de 1945 y marzo de
1946. Lo admite Bernard Baruch en 1947, asesor presidencial
norteamericano. Y Walter Lipmann, periodista, columnista político y
filósofo estadounidense, populariza el concepto en su libro
homónimo (The Cold War, 1947).

Ellos (Estados Unidos) ganaron la Guerra Fría que se desató en


1946 y por eso nos culpan de todo. No quieren analizar nada, sólo
condenar. Mijaíl Gorbachov, Jefe de Estado de la Unión Soviética
entre 1988 y 1991, es odiado por no haberlo podido evitar.

Gorbachov no tenía opción porque el sistema estaba fatal desde


1972. Con un déficit alto en el presupuesto a causa de malas
cosechas. La U.R.S.S. invirtió muchos recursos para prevenir el
hambre, pero no pudo evitarlo en una parte importante de la
población. Sumado a ello, en 1973 sobrevino la crisis petrolera
cuando la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)
decidió dejar de exportar petróleo a los países occidentales que
habían apoyado a Israel en la Guerra del Yom Kippur. Esta medida
de castigo disparó el precio del barril de petróleo, una inflación
altísima, el aumento del desempleo, y provocó un muy bajo
crecimiento económico.

La Unión Soviética se incorpora a la economía mundial y al circuito


del capitalismo estatal cuando decide que su economía dependa del
incremento del precio del petróleo, como sucede con otros países.
Eso hace que para cubrir sus gastos e intentar recuperarse, la

145
U.R.S.S. construya su economía tomando como base sus recursos
petroleros naturales y se obligue a depender de esas ganancias
desde 1973. La gente suele dejarse tentar por la riqueza barata.
Pasa en Argentina, que ha apostado durante años por la soja en
vez de reconvertir la economía para diversificar su forma de
obtener ingresos. Y ocurre también en la Unión Soviética. No
favorecer el crecimiento de la industria nacional, y dejar de
fortalecer las estructuras internas, genera un costo social altísimo.

La U.R.S.S. comete así el error recurrente de Argentina. Creer que


la economía crecerá ingresando mucho dinero rápido al apostar a
supuestas inversiones extranjeras y a las privatizaciones. Pero todo
eso es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que reinvertir la
riqueza barata estimulando la cadena interna de producción. Si no
se hace, la gente vive bien un tiempo y luego todo se acaba.

En el caso de la Unión Soviética, suceden dos cosas. Primero,


Estados Unidos incrementa el volumen de su armamento
provocando una escalada y obligando a Rusia a participar de una
competencia tecnológica tan cara como carente de sentido. Luego
se informa sobre el modo como la U.R.S.S. obtiene la mayoría de
sus ganancias desde 1973. Ve que es gracias al petróleo. Que basa
en él su economía autóctona al punto de que ha dejado de producir
cosas para comprarlas fuera. Incluso el trigo para los animales, que
durante la Primera Guerra Mundial fue clave para su crecimiento.
Ahora se lo compra a Argentina porque le cuesta más barato.
Razón, dicho sea de paso, por la que la U.R.S.S. reconoce en 1976
el Golpe de Estado del General Jorge Rafael Videla. Necesitaba ese
negocio.

Así que desde 1985, los Estados Unidos de América invierten muy
fuerte en Arabia Saudita y en otros países petroleros para bajar el
precio del crudo y minar la mayor fuente de ingresos de la Unión
Soviética.
De un día para otro, la U.R.S.S. empieza a ganar 5 veces menos
dinero que antes. El propósito de la “Guerra Fría” era dividir el
mundo en dos cosmovisiones diferentes. Capitalismo o Socialismo.
Al caer la U.R.S.S., vemos quién ha ganado la batalla por inducir al
resto a su juego y poder así, gobernar el mundo.

Puede haber quien diga “pero eso era obvio que iba a pasar”. En

146
realidad, nunca ha sido algo “obvio”. Sobre todo por lo ocurrido
durante la década de los '60, cuando la sociedad quiso que todo el
mundo viviera mejor. Que cesaran de una vez las guerras y que no
hubiera un desequilibrio tan profundo entre los que más y los que
menos tienen. En aquellos años, las personas se comprometían con
el hecho de parar la violencia, buscar que hubiera salarios justos,
igualdad, vacaciones, y evitar ser explotados a cambio de migajas.

La Unión Soviética ha sido el primer país en el mundo que le dio los


derechos electorales a las mujeres. El primer país del mundo que le
ha otorgado al trabajador el derecho de tener vacaciones 28 días a
partir del primer año de trabajo. Un contexto mejor para la gente
común, con cosas muy tentativas. Así se empezó a formar la
llamada Clase Media. Una categoría social que sin La Revolución
Rusa no hubiera aparecido, ya que hasta ese momento en todo el
mundo la sociedad sólo se dividía entre muy ricos y muy pobres.

¿Por qué aparece la Clase Media? Porque en 1919 se produce un


cambio basado en el miedo. La burguesía teme que le pueda ocurrir
en otras partes del planeta lo que le sucedió en Rusia. Motivo por el
que, por ejemplo, crea los créditos para la vivienda.

Quienes concentran el poder comprenden la importancia de que la


gente tenga su propiedad. El miedo a nuevas revueltas acciona una
transformación que sin lo acontecido en 1917, no habría existido.

Veamos en el mundo cómo ha accionado el poder desde entonces.


En Argentina las cosas no cambian mucho entre 1890 y 1915.
Quienes viven miserablemente, continúan haciéndolo. Y cada vez
están peor respecto a quienes tienen dinero. Pero desde 1919, y
durante la década del '20, sucede algo como consecuencia de lo
ocurrido en la Unión Soviética.

Teniendo muy presente ese peligro, de repente todo el mundo


empieza a tener acceso a una vivienda y a préstamos. A un mejor
nivel de vida, pagando menos. El discurso a partir de esa época, se
unifica. “Mi bisabuelo llegó con una maleta desde Europa en barco,
sin nada, se pudo construir su casa y tener sus cosas”. ¿Por qué?

Poca gente intenta comprender o quiere entender por qué sucede


eso. La burguesía estaba tan asustada de que se repitiera la

147
situación que acabó con el Imperio Ruso, que generó una
oportunidad histórica de la que se beneficiaron los ancestros de
millones de personas.
Venga con una maleta ahora y sin nada en el bolsillo, a ver qué
puede hacer. Sin una base de sustentación, no hay milagro posible.

Entre 1919 y 1920 la gente común vivía en conventillos y se


movilizaba si a alguien lo echaban de una fábrica para arrojarlo a la
calle. Surgieron las huelgas y las protestas. La burguesía desconfía
del efecto de la causa común y el interés colectivo. Por eso le
otorga a la gente la oportunidad de acceder a una propiedad.
¿Quién va a ir a un taller marxista para coordinarse en masa y
hacer huelga, teniendo un lugar para vivir en el barrio de Caballito,
o trabajando en La Boca, tomando un café en el bar, leyendo el
diario y ahorrando para un coche? A mí me dicen, “¡pero si en
Rusia no hay Clase Media!”. ¡¡Claramente no hay Clase Media!! ¡¡La
Clase Media se formó fuera de la Unión Soviética como una medida
de protección y defensa en contra de la igualdad de todos!!

Sigamos. La crisis de 1929, llamada La Gran Depresión en Estados


Unidos, después de los créditos otorgados a la gente durante más
de 10 años, es una consecuencia de ese miedo a que se expanda la
revolución fuera de la Unión Soviética. En todo el mundo, los
grandes capitales le han girado dinero al resto de la sociedad para
que consuma sin crear un marco adecuado para que la mayoría
genere más circulante. Y así se produce un colapso financiero. Sin
embargo, el grado de bienestar alcanzado por una parte de la
sociedad reduce la posibilidad de que surjan iniciativas de protesta.

Cuando la Unión Soviética cae en 1991, vuelve a ponerse en


marcha el mecanismo de desbalance porque no queda nadie que
piense en los derechos del trabajador. Tampoco un modelo a seguir
en ese sentido.
En los últimos 25 años la realidad laboral se ha ido transformando
en casi todo el mundo, para regresar a su estado primario. Ahora te
pueden obligar a trabajar las horas que quieran. De hecho, ya está
en marcha una reforma en varios países para volver al tiempo
anterior a La Revolución. Y no existen alternativas.

Volviendo a los años '60, hubo un miedo muy fuerte por lo que
pasaba en Cuba, Vietnam y la Unión Soviética. La manera elegida

148
para evitar el “efecto dominó” tras lo ocurrido allí ha sido la
utilización de la propaganda y la manipulación mediática. Un modo
de actuar que se ha profundizado hasta aumentar de forma
exponencial a partir de 1991, cuando se derrumbó la Unión
Soviética y apareció en escena el Neoliberalismo.

A título personal, soy seguidor del denominado Sistema Mundo (en


inglés, World-systems approach), concepto introducido en 1974 por
Immanuel Wallerstein, sociólogo norteamericano. Países que son
ricos gracias a que se aprovechan de las riquezas materiales y los
recursos naturales de otros países, en una estructura en red
dividida en 3 zonas.

Centro, periferia y semiperiferia. Actualmente, Rusia pertenece a la


semiperiferia. Como Argentina, por ejemplo. En la epoca zarista,
hasta su declive tras la Primera Guerra Mundial, Rusia formaba
parte de la periferia. Hasta pudo llegar a ser el centro de su propio
Sistema Mundo. Pero ahora es semiperiferia del mundo capitalista.

En el centro del sistema se acumula el capital. Lo integran Europa


occidental, Estados Unidos, Singapur y algunos centros muy
puntuales que no tienen nada que ver con el aspecto geográfico.
Rusia no ha pasado a ser parte del mundo periférico porque todavía
hay un control estatal, y el Estado, en cierta manera, provee una
cobertura para las necesidades comunes.

Durante la década de los '90 sí perteneció a la periferia porque


muchos empresarios no pagaban impuestos, y porque un montón
de recursos salían de manera descontrolada hacia otras partes del
mundo, sin que nadie se propusiera reinvertirlos.

Si bien en los últimos 25 años se redujo la fuga de capitales hacia


el centro del sistema a través de cuentas offshore, en Rusia el nivel
de evasión sobre el total de la renta aún es alto. Semiperiferia y
periferia le ofrecen al centro del sistema la mano de obra barata y
la materia prima, mientras éste se alimenta de los beneficios. El
Estado es el único organismo que puede regular ese flujo y prevenir
la fuga de capitales para proteger a la sociedad. Cuando el Estado
no tiene injerencia en un país, ese país está en grave peligro.

Vender el petróleo crudo es muy beneficioso, pero es muy caro

149
construir una fábrica. Y los empresarios quieren hacerse ricos ya. El
Estado es el que debe velar por el interés colectivo. Sin perjudicar
al empresario, pero instrumentando un reparto más equitativo de
las ganancias. Rusia aún debe reformular los resultados de las
privatizaciones de los años '90. De lo contrario, no tendrá un futuro
venturoso. Se debe a sí mismo como país replantear la propiedad
de muchas cosas y el modo en que deben ser tuteladas por el
Estado. Eso se empieza a materializar destinando el dinero a los
ámbitos en los que existe una mayor necesidad estratégica. No soy
fanático del estado, pero es la realidad.

¿Hacia dónde va Rusia? Vladímir Putin es presidente desde el 31 de


diciembre de 1999, con un paréntesis de cuatro años entre 2008 y
2012 en los que le sucedió Dmitri Medvédev, su delfín político. Es
decir, son prácticamente 18 años de gobierno ininterrumpidos. En
ese lapso dejamos de estar en guerra como casi estábamos en la
década de los '90. Hay mayor confianza en la Policía, puesto que
hace 25 años, con su anuencia, los criminales se repartían las
zonas de influencia con armas para poder operar. Ha vuelto la
honestidad y la gente puede vivir más o menos bien.

Quien se queja de Putin, ¿cómo ganó su dinero en los '90? Había


muchos ladrones y criminales en ese entonces, pero Putin
construyó una estructura de poder estatal muy fuerte. Obligó a
ciertos empresarios a pagar impuestos, recondujo el deseo de
secesión y recuperó la paz social en Chechenia. Lo mejor para el
poder ahora en Rusia es mantener este rumbo, aunque el país debe
pensar en el largo plazo.

Para mí, hay que reformular el reparto de ganancias de los grandes


yacimientos y propiedades. Hay una similitud entre Rusia y
Argentina en este aspecto al pertenecer ambos a la semiperiferia.
Necesitan organizarse y deben hacerlo para proveer una mejor
distribución de los bienes. Putin construyó su modelo alrededor de
los grandes capitales e hizo un acuerdo personal para congelar
algunos problemas que tenía el país. Pero ahora debe dar un paso
adelante e involucrarlos en la transformación que se necesita para
salir de la crisis. Son los grandes empresarios quienes pueden
hacer estas cosas.

El mayor opositor que tiene ahora Putin es Alexei Anatolievich

150
Navalny, quien guarda amistad con la oligarquía rusa. Confiar en
Putin es seguir transitando el camino de la semiperiferia sin echarle
un cierre a la posibilidad de regresar al centro del sistema. Quedan
capitales en el país. Además, en Rusia se mantienen aún elementos
del socialismo y ahora no estamos tan lejos de retornar a los
orígenes. Lo único preocupante es el giro muy fuerte y brusco que
está dando la Iglesia Ortodoxa Rusa hacia la derecha. Se está
convirtiendo en un enorme propietario con demasiados privilegios.
Por ejemplo, no pagan impuestos.

Los bolcheviques fueron demonizados en su momento porque


obligaban a la Iglesia Ortodoxa Rusa a pagar impuestos. Hoy
ninguna iglesia paga impuestos en Rusia, De hecho, ahora sólo
hacen restituciones. Es decir, cubren a muchas empresas, les
prestan dinero y acumulan ganancias enormes. La Iglesia Ortodoxa
Rusa busca más propiedades, más poder, más influencia, mayor
injerencia en diferentes niveles, y claro, perpetuarse.

“No hay ningún crimen que no haría un capitalista por tener un


300% de ganancia”, afirmó en su día Karl Marx, inspirador del
marxismo y el materialismo histórico. Padre del comunismo
moderno y el socialismo científico, y crítico acérrimo del
capitalismo. ¿Por qué hay gente que quiere tener cada vez más
propiedades aunque tienen de sobra? ¿Por qué jamas tienen
suficiente?

Eso se educa. Las necesidades también deben ser limitadas y las


expectativas, reguladas. Uno puede vivir bien sin esa supuesta
necesidad de tener todo lo que quiere. Se puede cambiar el
paradigma. La persona más dura y severa no es nadie si luego no
hay personas que la obedecen.

La gente en Rusia no se muestra interesada en cambiar nada por


dos razones. Una, porque es casi imposible volver a vivir como en
2007, cuando todo estaba bien. La otra, porque las alternativas a
Putin, considerado un estadista, son neoliberales. Por ende, fatales.

Ahora bien, cada persona debe ser muy consciente, como el resto
de la sociedad en el mundo, de que ante la próxima crisis planetaria
ningún gobierno tendrá tantos recursos para superarla. Será muy
dura y no tendremos salvación a menos que se reformulen las

151
relaciones internacionales.

Respecto al presidente Putin, tiene una formación política que si


bien tiende a la estructura militar, le gusta cuando todo está
ordenado y organizado de manera jerárquica. Putin tiene el
diagrama en su cabeza y está completando la apertura del país al
mundo. Aunque en realidad Rusia está abierto desde hace mucho
tiempo por más que a nadie le importe y por eso no nos hayan
querido ver.

El Mundial de Fútbol en 2018 viene a consolidar varios objetivos


internos. Renueva la estructura interna del país, la moderniza y la
exhibe. En Rostov del Don, por ejemplo, se construyó un estadio. Y
a nivel nacional, se promueve y se percibe una corriente
renovadora desde dentro hacia fuera. Hay gente que gana mucho
dinero con esto y es una gran oportunidad para hacer un deadline
(marcar un antes y un después) importante. Algo muy especial.

La gente tiene un estereotipo ridículo sobre Rusia. Imaginan


cualquier cosa menos un país normal. La Copa del Mundo servirá
para cambiar esa percepción. Rusia es un país normal, y con gente
normal. Ni mejor, ni peor. Los neoliberales intentan mostrarnos
como una sociedad incapaz de trabajar como trabaja la de Estados
Unidos, pero eso es una tontería. Rusia no es un pueblo elegido ni
ninguna de esas cosas. Otra bobada ideada por algunos. Tenemos
nuestras costumbres, particularidades, historia y tradiciones, como
cualquier otro país. Ser parte de la semiperiferia hace que desde
ciertos intereses se generen dudas, pero no tiene por qué haberlas.

Tenemos turismo interno, pero la estadística muestra que es mayor


la cantidad de rusos que viajan al exterior, al Centro Mundo más
precisamente, porque les tienta la fascinación que se transmite
desde allí. Nueva York, Londres, y sobre todo, París. Los rusos
somos muy francófilos. El sueño de todos los rusos es conocer la
capital de Francia. Desde siempre. Es una idea muy fuerte. Y en eso
también nos parecemos mucho a los argentinos.

El sistema hace que a nadie se le ocurra ir a Namibia en África. La


aspiración es ingresar al centro del Sistema Mundo pasando por
alto lo que está al lado, aunque sea el vínculo con los países
semiperiféricos sea lo que nos da la idea de un mundo real. Irán,

152
Turquía, Bosnia Herzegovina... Hay muchos países interesantes.

El centro del mundo tiene problemas, y encima han aparecido los


atentados. Las organizaciones terroristas buscan atentar en el
centro del sistema porque es la única manera que tienen de que
sus acciones consigan trascender. El centro del mundo nos da
herramientas para entender y comprender muchas cosas. Ahora se
están reformulando cuestiones respecto a estos temas. Las uniones
comerciales, el Mercosur, la Union Europea... El traspaso de este
sistema al próximo va a ser doloroso porque nos tocó uno no tan
feliz como el de hace 60 años.

Los años '50 y los '60 fueron los más felices en todo el mundo
debido a la llegada de la modernidad. El 80% de la población
practicamente salió de lo que hoy se considera otra Edad Media en
aquel momento. Modernidad, apareció la televisión, la heladera, se
consolidó la idea de la familia tradicional... Despues se instaló la
idea del bienestar material, no de la sociedad de bienestar, y con
ello llegó la decadencia de la expectativa de futuro.

Pero no quiero apartarme del foco. Hablábamos de Putin, y tiene el


respaldo del 86% de la sociedad rusa. Si se vuelve a presentar,
ganará porque cuenta con la adhesión de la gente y porque además
de haber mostrado capacidad para gestionar, tiene carisma. Tengo
amigos que se postularon para ser fiscales de mesa durante las
elecciones con el fin de descubrir anomalías en el conteo de votos
que les confirmaran su presunción de que Putin gana porque
comete fraude, pero no pudieron. Vieron que toda la gente le vota.

Putin tiene dos campos en los que deberá lidiar con escenarios de
posibles conflictos futuros, si bien cabe acotar que una disputa sólo
sobreviene cuando hay debilidad en el eje del sistema. Ahora no
hay motivos para creer en la iniciativa de una nueva revolución
porque nadie lo quiere y porque no hay partido bolchevique, ni una
facción con la capacidad para gestionar el poder mejor de lo que lo
hace Putin.

Pero lo que puede llevar a Rusia a cuestionarse su


existencia como país es la falta de solidaridad política entre las
personas. Su falta de educación, de discusión política y de
comprension del contexto. Las cosas que le permiten a una

153
sociedad satisfacer el deseo real y concreto de la mayoría.

El otro asunto espinoso es la tensión latente con Ucrania. Si bien en


Ucrania viven ucranianos, en Crimea residen rusos. Cuando ha
habido conflicto con Ucrania, siempre se les ha reclamado que
devuelvan Crimea. Muchas de nuestras familias viven en Ucrania y
la película '72 metros' de Vladimir Khotinenko, estrenada en 2004,
refleja el dolor que provoca la separación en la flota y la jura de
bandera. Una escena muy fuerte. Nadie esperaba que Rusia tomara
Crimea, y cuando pasó, Vladímir Putin ganó más adeptos aún. Hay
gente que le votó después de la anexión de Crimea el 18 de marzo
de 2014 como República, que nunca antes le hubiera votado. Su
actuación obedeció a un sentido y a un sentimiento nacional.

Antes de este desenlace, el pueblo ruso se sentía humillado y no


había derecho a la diáspora. Representó un dolor muy grande lo
que había sucedido en Crimea y es algo que se puede ver en las
películas de los años '90 e inicios de la década de 2000. Este
asunto, relevante a nivel nacional e internacional, ha hecho que la
gente se haya dado mayor cuenta de lo bajo que resulta el nivel de
la oposición política a Putin.

Cuando la gente en Crimea era reprimida salvajemente en 1994 por


salir a la calle con la bandera rusa, la humillacion era terrible. Les
obligaban a una ucrainizacion forzada. El silencio de la oposición en
Rusia recuerda a la actuación de los mencheviques en 1917 cuando
se retiraron de la coalición que derrocó al Gobierno Provisorio. Las
reformas se hacen con coraje y pensando en lo mejor para la
sociedad. Y para eso hace falta gente que, precisamente, tenga
coraje y conciencia social.

Actualmente, en el mundo no hay un crecimiento de la economía.


Más bien asistimos a una decadencia industrial en todas partes. Las
únicas novedades que se producen a nivel global están relacionadas
con el entorno digital. En cuanto a los comportamientos sociales,
encontramos el extremismo. Hablando de ello, en Rusia hoy sólo
me asusta la actitud de la Iglesia Ortodoxa y de sus afiliados. La
aparición probable de extremistas que puede desprenderse de ella,
y el impedimento implícito de criticar a la propia Iglesia.

Quienes dirigen la Iglesia Ortodoxa Rusa se permiten hacer muchas

154
cosas. Y aunque disimulan, tienen su propia línea y son más
astutos que el mismísimo gobierno. La Iglesia actúa como una
empresa más. En su caso, incluso le hace creer a la gente que es
parte del gobierno.

Por algo ha sido el único poder que ha conseguido sostenerse en


todas las épocas de la historia sin dejar de crecer. Valga como
ejemplo su manera de actuar durante La Revolución, y casi 100
años después. El 2 de marzo de 1917 abdica el Zar Nikolái II
Románov. El 4 de marzo, dos días después, la Iglesia Ortodoxa
Rusa hace una misa solemne en la Plaza Roja agradeciéndole a Dios
la liberacion del zarismo y en una liturgia multitudinaria lo primero
que hacen es quitar del sínodo el trono del Zar, para luego elegir a
su propio Patriarca. El patriarca era una figura que no existía en la
Rusia Imperial, por lo que ellos practican su propia revolución.
Cambian sus escrituras, piden rezar por el Gobierno Provisorio,
defenestran al Zar, y décadas después lo canonizan. Hipocresía en
grado superlativo.

Repasemos. Los católicos romanos prohiben casarse a los curas en


el siglo XII. Por qué. ¿Qué hacían éstos antes, cuando se casaban?
Heredaban las riquezas a sus hijos y formaban dinastías desde sus
puestos más altos, como obispos, por ejemplo. Gregorio VII les
prohíbe que se casen, pero les permite tener hijos siempre que
nunca los legalicen. Si hubieran sido legalizados, la herencia pasaba
a ellos. Él buscaba preservar las riquezas y evitar el crecimiento de
fortunas familiares y/o personales al margen de la Iglesia.

No siempre hubo celibato en la Católica. Empezó en 1554, al


dividirse tras la Reforma Protestante. En la Ortodoxa Rusa, los
curas pueden casarse y tener hijos. Un pecado sin mayor punición
para el sacerdote católico. Lo que sí se castiga con dureza es
heredar las riquezas fuera de ella.

Recupero ahora un tema del que he hablado ya en este libro. El


apetito por el territorio ruso-soviético de parte de los países que
enarbolan la bandera del capitalismo. Margaret Hilda Thatcher
(Grantham, 13 de octubre de 1925-Londres, 8 de abril de 2013), ex
primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, dijo a
mediados de los '80 que “Siberia es demasiado rica como para
pertenecer a un solo estado”. Pocas palabras, que dicen mucho.

155
Y es que, cuando un país que no es Gran Bretaña ni Estados
Unidos, posee gran riqueza natural, lo ven como un obstáculo.
Como algo negativo para ellos. Por eso lo tienen que dominar.
Ahora Estados Unidos ha descubierto que en Argentina hay
muchísimo litio y está atento a la posibilidad de usufructuarlo.
También petróleo y agua. El capitalismo es así. Su lógica les lleva a
moverse sólo a base de intereses particulares y egoístas.

Luego, para avanzar, es necesario darse cuenta de lo que pasa. Y


también de lo que viene. Respecto a esto, lo único que hay que
saber es que contra este capitalismo actual ya no hay cura. No
existe antídoto. Tampoco una referencia que se plante frente al
neoliberalismo. La Unión Soviética ya no puede aparecer para
defender a nadie. Un ejemplo. Cuando cae la U.R.S.S., Cuba sufrió
aún más el embargo económico del que fue objeto.

En cada región hay custodios de ambos sistemas. Sólo hay que


comparar cómo están las cosas en los dos lados del mostrador. En
Haití reina el capitalismo. Conclusión, desastre. En Cuba ha
gobernado el comunismo. Hay gente que preguntará, ¿y cuál es la
diferencia? Está muy claro. En Cuba por lo menos todo el mundo ha
accedido a la educación. ¿Ingenieros que trabajan de taxistas para
sobrevivir? Sucede, sí, pero esa es una de las consecuencias de
haber estado bajo un régimen de sanción por parte de intereses
vecinos. No haber tenido la posibilidad de comerciar libremente les
redujo a estos países la posibilidad de generar mayores
oportunidades.

Aún así, Cuba se las ha ingeniado para resistir durante muchísimo


tiempo. También Corea del Norte, un país con el que nadie
comercia salvo algunas empresas de China, porque si alguien lo
hace es sancionado a gran escala y sus canales son
automáticamente bloqueados por los Estados Unidos.

Amenazar a un país que no tiene tierra fértil y someterlo


eternamente a maniobras militares, es injustificable.
Corea del Norte ha sido un país estigmatizado. Por lo tanto,
condenado a vivir de manera marginal. Que se refugia en su
filosofía Juche (se pronuncia “chúhche” en coreano). Nuevamente
sobreviene el ejemplo de Centro América con Cuba y Haití. Para ver
cómo se desenvuelve un país dentro del sistema, hay que prestar

156
atención a cómo vive el representante mas periférico.

No es normal que Corea del Sur viva tan bien en comparación a sus
vecinos. Algo ocurre. Mucha gente cuenta cuando va a Bielorrusia,
lo limpio que es. Destacan que no hay gente viviendo en la calle, ni
pobreza. Elogian que nadie pide limosna, y que su sociedad vive
mucho mejor. Sin embargo, en Rusia las gentes son más humildes
pero están mejor preparadas, porque ha habido un acceso colectivo
a la educación.

El problema de Rusia en la era moderna se originó cuando desde el


gobierno intentaron explicar el comunismo a traves de los bienes
materiales. Sucedió durante la presidencia de Nikita Serguéievich
Jrushchov (Kalínovka, 15 de abril de 1894-Moscú, 11 de septiembre
de 1971). En ese entonces se materializó el concepto. “Comunismo
es cuando cada uno tiene su departamento o su casa, su auto y su
comida. Nosotros vamos a tener cada uno todo eso en los '80”. Se
simplificó la idea y eliminaron la esencia. Al vulgarizarse el
pensamiento que hizo grande al país, se redujeron los propósitos
sociales. La educación. La verdadera revolución en la era moderna.

La gente pensó: “¿la comida y el auto? ¿Entonces en Estados


Unidos tienen mas comunismo que nosotros? ¡¡Es cierto, tienen
más de todo!!”. Se alteraron los valores, se revolvió el grado de
compromiso, y al desvirtuarse todo, la gente perdió la orientación
porque nadie les regaló lo que les habían prometido. Comunismo es
la relación social, no una cuestión de dinero. Es aportarle cosas a la
sociedad para que luego ella te las retribuya. Tomar sólo lo que se
necesita, y esforzarse siempre para mejorar el ecosistema. La
relación se desarrolla fuera del campo comercial. Por el contrario,
las relaciones en el mundo capitalista se basan en puro interés
económico. Así fue también durante el feudalismo. La cuestion de
los ancestros, los privilegios, etcétera. El comunismo aboga por
tener conciencia de las personas, y respaldarlas.

¿Qué quiere decir “tener conciencia de las personas”? Ser


consciente de que la responsabilidad individual afecta a la colectiva.
En el Capitalismo, todo tiene valor comercial. Por ejemplo, no existe
el concepto de Patria. Simplemente me pagan, tengo un contrato, y
no importa si otro se queda sin comida. En el Comunismo, si
alguien no necesita algo, no lo toma. No necesitamos tener 5

157
coches o 3 departamentos para ser felices. De hecho, ni siquiera se
siente completo quien los tiene. Porque es un pensamiento
capitalista pensar “cuanto más me lleve, mejor”. ¿Alguna vez llega
el día en que la ambición está satisfecha? A quien defiende ese
modo de vida en realidad no le importa que otro se quede sin nada.

El comunista de origen vive de lo que necesita, y eso no quiere


decir que tenga que privarse de algo. Nadie entra en 3 coches al
mismo tiempo.

Por todo esto el capitalismo es, en cierta manera, irresponsable. En


Santiago del Estero, Argentina, cuando hicieron los ferrocarriles, en
12 años destruyeron más de 4 millones de hectáreas de bosques
para, entre otras cosas, hacer los durmientes. Arruinaron la
superficie natural. Alteraron la biodiversidad. Afectaron el clima. Y
encima, cuando terminaron de expoliar los recursos, la gente se
quedó sin trabajo, sin bosque, y sin nada. Despedidos. La empresa
luego se fue a Chaco para buscar más bosques que talar. Ni siquiera
les importa que luego alguien no pueda usar lo que generan. No
debería ser así, pero la naturaleza del Capitalismo es esa. Alguien
lo tiene que controlar porque es insaciable.

El Comunismo plantea una utilización más responsable de los


recursos. Organiza y planifica, sin caer en el abuso. En Argentina
también han sido muy irresponsables con la soja, por ejemplo.
Es imposible olvidar a Marx y su sentencia sobre el 300% de las
ganancias.

La conclusión en la actualidad viene a ser que si no se mata


directamente a las personas, la gente acepta lo que venga. Se echa
en falta la conciencia social. Un apunte. Ahora va a llegar la
“netocracia”. Si antes había crisis de sobreproduccion por la
búsqueda indiscriminada de ganar dinero, ahora habrá una
sobrenecesidad de atención personal. Llamar la atención será más
importante que ganar dinero. Un millón seguidores en Facebook,
Twitter o Instagram valdrán más que poseer un millón de dólares.
Cambiará otra vez el paradigma colectivo, y se focalizará sobre la
atención individual.

Pero volvamos a Rusia. Manuel Belgrano, prócer argentino, decía “o


el viejo amo, o ninguno”. Y así parece ser. “O Putin, o nada”. Pero

158
lo realmente importante sería preguntarnos, “si no es Putin, ¿qué”.
Nadie es eterno, y es evidente que hace falta prever el futuro.

El Siglo XX para Rusia fue muy estresante. En los últimos años


Putin le ha dado a millones de personas la oportunidad de vivir
tranquilos sin que importe el tiempo que lleva en el poder. La gente
quiere vivir bien y le interesa mantener esta estabilidad. La
alternancia no resulta necesaria cuando las cosas están bien o
relativamente bien, y el Estado intenta proteger a los ciudadanos.

Nadie se va a volver millonario, pero está la posibilidad de crecer,


educar a tus hijos y alcanzar una propiedad sin matarte trabajando
todo el tiempo. Ya no es necesario tener tres trabajos para
mantener a la familia como le pasaba a mi padre.

A mí no me creen en Rusia cuando les cuento que la inflación en


Argentina es de un 30% o un 40%. Ahora hay muchas protestas en
Rusia de los jovenes de 16, 17 años, porque no quieren más a Putin
y promueven un cambio influenciados por lo que ocurre en Estados
Unidos, en donde se intenta vincular al presidente ruso con el
resultado de las elecciones que llevaron a Donald Trump al poder.

Pero los mayores les dicen “muchachos, ustedes no saben lo que


era esto antes de que Putin llegara al gobierno. Cadáveres en
cualquier lugar, heroína en cualquier lugar, muertos al salir del
subte...”.

Como todo tiene un por qué. Preguntémonos la razón por la que


durante 10 años estuvieron las tropas soviéticas en Afganistán. La
respuesta es clara. Para no permitir la producción masiva de
heroína que llegaba a la U.R.S.S.. La Unión Soviética controlaba
Afganistán para asegurar la convivencia en un país limítrofe
peligroso, pero transitable en tiempos de la ocupación soviética.

Aunque luego fue arrasado por Estados Unidos entre 2001 y 2014.
Durante 10 años de ocupación soviética, murieron allí 14.000
personas. Pero tras la caída de la U.R.S.S., 30.000 soviéticos
murieron anualmente por consumo de drogas peligrosas.

Ese crecimiento exponencial de comercialización clandestina y


consumo masivo de drogas, dejó desprotegidos a los jóvenes de

159
entre 15 y 18 años. Por eso hay que mirar más atentamente lo que
pasaba dentro de Afganistán, y compararlo con lo que ocurre ahora.

El nuevo capítulo de Rusia comenzó el 25 de diciembre de 1991,


cuando Mijaíl Gorbachov anunció: “Queridos compatriotas y
conciudadanos, a causa de la situación que se ha creado con la
formación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI),
pongo fin a mis funciones de presidente de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.). Los acontecimientos han tomado
un giro diferente. Ha ganado la línea de desmembramiento del país
y de dislocación del Estado, y eso es algo que no puedo aceptar”.

Como suele suceder, después de una crisis se abre la puerta de una


oportunidad. Del final de la Unión Soviética emergió Rusia. En la
Copa del Mundo de 2018 habrá en juego mucho más para ella que
un mero campeonato de fútbol.”

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