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AGROPECUARIA DE MANABÍ
“MANUEL FÉLIX LÓPEZ”
MAESTRÍA EN ZOOTECNIA
MENCIÓN: PRODUCCIÓN ANIMAL
MÓDULO 8:
FISIOLOGÍA DE LOS PASTOS
TEMA:
FCTORES DE MANEJO QUE INFLUYEN EN EL
CRECIMIENTO Y CLIDD DEL PSTO
AUTORES:
DOCENTE:
Ing. BYRON ZEVALLOS B. PhD
II. OBETIVOS.
2.1. OBJETIVO GENERAL:
Conocer cuáles son los factores de manejo que influyen en el crecimiento y
calidad de los pastos y utilizados en la alimentación de ganado Bovino.
3.2.1. TEMPERATURA
Los procesos bioquímicos y fisiológicos básicos relacionados con la síntesis,
transporte y degradación de sustancias en las plantas están influenciados por la
temperatura, por el grado de relación que éstas poseen con la cinética de las
reacciones bioquímicas y el mantenimiento de la integridad de las membranas.
No todas las especies de pastos tienen el mismo valor óptimo de temperatura para
el cumplimiento de estas funciones. Así, Baruch y Fisher (1991) informaron que en
las gramíneas tropicales, el óptimo fotosintético se encuentra entre los 35-39 °C y
en las leguminosas entre los 30 a 35 °C (Tabla 1) con una alta sensibilidad a las
bajas temperaturas, cuyos efectos negativos en el crecimiento ocurren entre los 0
y 15°C y en algunas especies a los 20 °C, lo cual está dado por la baja conversión
de azúcares en los tejidos de las plantas, producto de una disminución en los
procesos de biosíntesis y por un déficit energético producido por una reducción en
la tasa respiratoria.
(TABLA 1)
Además, se informó por estos autores que cuando las frecuencias de temperaturas
por debajo de los 15°C se incrementan durante el período de crecimiento, los
asimilados formados se acumulan gradualmente en los cloroplastos y pueden
afectar la tasa de asimilación y translocación de metabolitos y hasta provocar daños
físicos en el aparato fotosintético que limitará el crecimiento de los pastizales.
Las plantas C4, por las razones bioquímicas y anatómicas antes explicadas,
fotosintetizan más por unidad de radiación absorbida y alcanzan la saturación
lumínica a niveles superiores, con eficiencias de hasta un seis por ciento (Cooper,
1970, citado por Nelson y Moser, 1994). Sin embargo, en condiciones normales de
explotación las hojas superiores reducen los niveles de radiación al resto del follaje
y sólo una parte de ellas alcanzan su potencial fotosintético, lo que hace que bajo
estas condiciones se alcance la saturación lumínica a intensidades superiores.
Por otra parte, bajo condiciones de campo las hojas están orientadas en diferentes
direcciones y la intensidad de radiación a las cuales la mayoría de ellas están
expuestas son mucho más bajas que cuando están dispuestas en un plano
horizontal y parte de la energía que llega es dispersada por la misma vegetación.
Esta situación hace que entre especies que posean vías bioquímicas similares para
la fotosíntesis presenten diferencias en la actividad fotosintética en su crecimiento
y desarrollo, atribuyéndose esto a las diferentes características anatómicas y
propiedades ópticas que presentan los follajes en las plantas forrajeras (Sinoquet y
Caldwell, 1995).
(Tabla 2)
Por su parte, (Pentón y Blanco 1997 y Hernández 2000) señalaron que la reducción
en la intensidad luminosa por el sombreado, mejora la digestibilidad de la materia
seca debido a una disminución en el contenido de pared celular. (Pezo e Ibrrahim
1999) argumentaron que las variaciones producidas en la calidad de los pastos
debido a la radiación están más relacionadas con los cambios anatómicos y
morfológicos que por el incremento o disminución de algunos de sus constituyentes
químicos.
3.2.3. PRECIPITACIONES
El volumen de agua caída por las precipitaciones y su distribución a través del año
ejercen efectos notables en el crecimiento y calidad de los pastos debido a su
estrecha relación con los factores bioquímicos y fisiológicos que regulan estos
procesos biológicos de gran complejidad en los pastos.
El agua es un componente esencial en las células de las plantas; casi todos los
procesos metabólicos dependen de su presencia, además se requiere para el
mantenimiento de la presión de turgencia, la difusión de solutos en las células y
suministra el hidrógeno y oxígeno que están involucrados durante el proceso
fotosintético (Lósch, 1995).
(TABLA 3)
Sin embargo, el estrés por sequía es más común en las regiones tropicales, el cual
afecta el comportamiento fisiológico y morfológico de las plantas. El efecto depende
de su intensidad y el estado de crecimiento y desarrollo de la planta. Entre los
efectos más sensibles se destacan: la reducción de la expansión celular motivado
por una disminución en la presión de turgencia, cierre estomático, la transpiración
y por ende la fotosíntesis, aunque, en este último con efectos directos en los
procesos enzimáticos y transporte electrónico (Antolín y Sánchez-Díaz, 1993),
contenido de clorofila y la estructura de las membranas, las cuales a su vez afectan
la respiración.
Estos resultados nos indican que en los períodos donde existe un déficit hídrico en
el balance entre las precipitaciones y la evapotranspiracion se puede presentar una
notable reducción en el crecimiento y calidad de los pastos, situación que
frecuentemente ocurre en el período poco lluvioso en las regiones tropicales. No
obstante, este comportamiento es variable de acuerdo con la región tanto, en
cantidad como en su distribución a través del año.
En especies del género Pennisetum purpureum sp, (Martínez 1995) informó que
estas manifiestan un crecimiento rápido desde edades muy tempranas y alcanzan
su máxima velocidad a las cuatro semanas y su rendimiento máximo a las 20
semanas con valores de 23 a 30 t MS.ha', dependiendo de la variedad (Figura 3).
(TABLA 4)
El aumento de la edad de rebrote provoca cambios significativos en los
componentes solubles, estructurales y la digestibilidad de los pastos, lo cual hace
que su valor nutritivo disminuya con el avance de la edad, cuya tasa de reducción
es mayor en las gramíneas que en las leguminosas.
Algunos autores discrepan sobre la aplicabilidad del índice de área foliar (IAF) como
indicador de la capacidad de rebrote en especies donde se hace menos crítico para
el crecimiento inicial, debido a que gran parte de las reservas orgánicas pueden ser
utilizadas para el mantenimiento de estas estructuras y de esta forma, los asimilatos
disponibles para la formación de las nuevos tejidos, son afectados por un período
de tiempo más prolongado. No obstante, consideramos que se debe continuar
investigando en este sentido, ya que las respuestas pueden ser variables en
dependencia de la especie y el manejo a que sea sometido el pastizal.
Es importante señalar que los efectos de la altura de corte o pastoreo en el
crecimiento de los pastos son más severos, tanto a corto o a largo plazo, cuando
se realizan muy cerca de la superficie del suelo y de manera frecuente.
Las especies de los campos naturales de este país, han evolucionado y se han
adaptado al pastoreo bajo y continuo, sobre un período de 100 o más años y
producen un forraje nutritivo con este sistema de manejo, pero pierden rápidamente
su apetecibilidad y valor alimenticio al aumentar de altura. Tales praderas están
más adaptadas al pastoreo bajo y continuo, que al pastoreo rotativo rápido (con
alivios cortos), que aquellas de especies mejoradas.
Las praderas de alta producción de Nueva Zelandia, con predominio de Rye grass
perenne, trébol blanco y a veces Paspalu, se encuentran característicamente en su
mejor estado bajo un pastoreo rotativo bastante intensivo, o un pastoreo continuo
controlado, con periodos de pastoreo intenso para evitar la formación de matas o
maciegas de especies tales como Poa trivialis.
Con Rye grass perenne, la producción alta se logra igualmente con una gran
densidad de retoños o macollos en una pradera corta, que con una densidad más
baja de retoños más grandes en una pradera manejada a una altura mayor. La
defoliación severa reduce la producción y supervivencia de las plantas de diferentes
maneras:
a) La reducción de superficie fotosintética disminuye la formación de hidratos
de carbono disponibles para el mantenimiento de la raíz y los retoños, lo que
resulta en el cese o reducción de crecimiento de ambos. Esto abre-via la
eficiencia, el ámbito y el alcance de la planta para absorber agua y minerales.
b) La planta defoliada, inmediatamente y antes de que se haya producido
cualquier reducción de la raíz, tiene una aptitud menor de absorción de agua
y en consecuencia de minerales del suelo. Esto es de importancia vital en
condiciones secas. (Clarke. 1983).
En especies del género Pennisetum purpureum sp, (Martínez 1995) informó que
estas manifiestan un crecimiento rápido desde edades muy tempranas y alcanzan
su máxima velocidad a las cuatro semanas y su rendimiento máximo a las 20
semanas con valores de 23 a 30 t MS.ha', dependiendo de la variedad.
Algunos autores discrepan sobre la aplicabilidad del índice de área foliar (IAF) como
indicador de la capacidad de rebrote en especies donde se hace menos crítico para
el crecimiento inicial, debido a que gran parte de las reservas orgánicas pueden ser
utilizadas para el mantenimiento de estas estructuras y de esta forma, los asimilatos
disponibles para la formación de las nuevos tejidos, son afectados por un período
de tiempo más prolongado. No obstante, consideramos que se debe continuar
investigando en este sentido, ya que las respuestas pueden ser variables en
dependencia de la especie y el manejo a que sea sometido el pastizal. Es
importante señalar que los efectos de la altura de corte o pastoreo en el crecimiento
de los pastos son más severos, tanto a corto o a largo plazo, cuando se realizan
muy cerca de la superficie del suelo y de manera frecuente.
Lemaire y Chapman (1996) argumentaron que para que ocurra un balance positivo
en la asimilación del carbono debe estar reestablecida la capacidad fotosintética
del pastizal en sus hojas remanentes y en crecimiento después del pastoreo, así
como la presencia de zonas meristemáticas activas que le permitan a la planta la
formación de un nuevo sistema foliar.
Figura 1. Esquema que muestra los múltiples estados o ámbitos ecológicos en el que puede
encontrase el ecosistema de pastizal dependiendo de la intensidad del pastoreo y de las
circunstancias ambientales. Puede diferenciarse un espacio de madurez (M), explotación (E),
degradación (D) o crisis (C). La figura muestra los principales umbrales o cambios de fase
entre los diferentes estados y en los cuales se produce una modificación intensa en las
características del pastizal. En los estados de degradación y crisis se han producido pérdidas
de suelo y de especies como consecuencia del sobrepastoreo.
En el "estado de madurez" se situarían los ecosistemas naturales no explotados,
dominados por vegetación leñosa. También pueden encontrarse aquí pastizales
naturales o incluso de origen antrópico, predominantemente herbáceos, con
marcadas características de estabilidad y equilibrio. Estos últimos, por sus atributos
de diversidad y organización merecen en muchos casos su calificación de
ecosistemas maduros. A medida que la explotación aumenta, la estructura se
simplifica y el ecosistema es desplazado al "estado de explotación". En este estado,
el ecosistema adquiere el aspecto característico de los pastizales, con una
estructura más abierta, dominada por el estrato herbáceo y arbustivo.
Estos pastizales pueden presentar distintos sub-estados más o menos estables que
pueden sustituirse entre sí, dependiendo de: 1) tipo, abundancia y disposición de la
vegetación arbórea, arbustiva y herbácea – Figura 2-, 2) tipos de herbívoros y
régimen de manejo -Figura 3-, 3) frecuencia e intensidad de otras "perturbaciones"
como incendios, sequías, etc –Foto 1-. En este estado, los pastizales conservan
todavía muchas especies y un suelo bien desarrollado, a pesar de la explotación a
la que están sometidos. Si la intensidad de explotación aumenta, la estructura del
ecosistema se simplifica todavía más, se pierden especies y comienzan a
apreciarse problemas de erosión en el suelo. El ecosistema pasa a un "estado de
degradación".
Figura 2. Distintas fisionomías de la vegetación en los pastizales. En cada una de ellas es diferente
la proporción, características y composición del estrato herbáceo, arbustivo y arbóreo. Aunque
algunos fisionomías dependen de especiales condiciones edáficas, la mayoría de ellas son
convertibles entre si por medio de prácticas de manejo de los herbívoros o de la vegetación. Un
aspecto clave de la gestión de los pastizales es disponer en el pacedero de las proporciones adecuadas
de los distintos tipos de fisionomías. Esa diversidad también mejora la estabilidad de los pastizales
frente al sobrepastoreo en ambientes fluctuantes.
Figura 3. Variedad de herbívoros ungulados que pueden encontrarse en los ecosistemas de pastizal
(modificado de Hofmann, 1989). Esta variedad es todavía mayor si tenemos en cuenta la presencia
de herbívoros no rumiantes como los équidos, suidos, lagomorfos, roedores, etc. El efecto de los
herbívoros sobre el suelo y la vegetación depende en gran medida de su tamaño corporal, tipo de
alimentación, capacidad digestiva, organización social, hábitos escarbadores, vulnerabilidad a los
depredadores, tipo de heces, régimen de pastoreo, etc. Muchos de estos herbívoros son
complementarios y pueden utilizarse de manera mixta para mejorar el aprovechamiento ganadero,
cinegético o naturalístico de los pastizales.
El pastizal puede aparecer colapsado, sin capacidad para recuperar suelo porque
está disminuida la cobertura vegetal, así como la disponibilidad de agua y/o de
nutrientes. Puede retornar al estado de "explotación" en circunstancias benignas
duraderas, generalmente, por una secuencia de años húmedos y bajo condiciones
de gestión ganadera apropiada. Si la intensidad de explotación se acentúa, el
ecosistema entra en crisis ("estado de crisis") y la pérdida de especies y de suelo
es ya muy aparente. Llegada a esta situación, el ecosistema ya no tiene capacidad
de retorno a las situaciones anteriores, al menos, a la escala temporal de una
explotación ganadera. La gestión sensata requiere identificar y conocer todas estas
configuraciones posibles y determinar los umbrales característicos que diferencian
los estados de madurez, explotación, degradación y crisis (ver las revisiones de
May, 1977; Law y Morton, 1993; O´Connor, 1995; Scheffer et al., 2001).
En estos casos, el pastoreo no es una "perturbación" sino que forma parte esencial
del sistema, es un elemento más, necesario para mantener sus características y
especies. Es lo que ocurre en algunos pacederos tradicionales existentes en la
Península Ibérica. Estos pacederos fueron explotados mediante sistemas
ganaderos adaptados que contaban con razas de ganado autóctonas singulares y
variedades semidomésticas de plantas arbóreas, arbustivas y herbáceas
evolucionadas bajo la presión de dichos herbívoros. A pesar de las insuficientes
medidas de protección de esta biodiversidad pecuaria, España aún cuenta con la
mayor variedad de razas de ganado autóctono de Europa.
IV. CONCLUSIONES
Las características anatomofisiológicas que poseen las gramíneas y leguminosas
tropicales le confieren adaptación y elevada potencialidad productiva a los
ecosistemas de pastos en nuestras regiones, aunque discutido, su calidad y
digestibilidad pueden llegar a ser óptimos según la especie, las condiciones
ambientales y régimen manejo (fitotécnico y animal) a que son sometidas.
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