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LA ESCUELA PRIMARIA
Clase 1
El sentido de la Matemática y su enseñanza en la escuela de hoy
En este módulo les proponemos reflexionar de manera conjunta sobre algunos de los
criterios que orientan nuestras prácticas de enseñanza de la Matemática en la escuela
primaria, y que pueden vincularse con aportes teóricos de distintos investigadores en el
campo de la didáctica.
Las nociones teóricas cobran otro sentido cuando nos permiten comprender mejor las
situaciones que vivimos en nuestro trabajo. Por esa razón, al tomar contacto con los
desafíos de la enseñanza de algunos temas del currículum en los próximos módulos de esta
Especialización, seguramente volverán a revisar y a resignificar las ideas planteadas en
estas primeras clases.
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Alumno. En este módulo usaremos la palabra alumno, alumna para referirnos a los niños, niñas,
jóvenes o adultos que cursan sus estudios primarios y, estudiantes, para los jóvenes y adultos que se
están formando en los Institutos de Formación Docente.
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primer apartado, revisaremos cómo impactan los contextos que elegimos para los
problemas y el tipo de actividad que se realiza en el aula. Esto a su vez nos llevará, en el
segundo apartado, a reflexionar sobre las consecuencias que tiene para nuestra labor
profesional adherir a una u otra perspectiva de enseñanza, cuando buscamos la inclusión
plena de todos los alumnos y las alumnas.
¿Cuáles son los sentidos que los alumnos -sean niños, niñas, jóvenes o personas adultas
que cursan sus estudios primarios- o estudiantes de formación docente atribuyen, o podrían
atribuir, a los conocimientos matemáticos? ¿Es acaso su utilidad lo que legitima esos
conocimientos? Y si fuera así, ¿su utilidad para qué?
A la vez, ¿qué representaciones tienen -y tenemos- sobre qué es saber Matemática?; ¿es
saber hacer cuentas, clasificar figuras, resolver problemas sobre precios, perímetros o
partes pintadas en un poste?
Las representaciones de los alumnos acerca del valor del aprendizaje de la Matemática,
¿cuánto coinciden con las de sus maestros y maestras?; ¿y con las de sus familias? Las de
estudiantes de formación docente, ¿son similares a las de sus profesores y a las de los
maestros con los que interactúan?
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conocimientos matemáticos. Por lo tanto, el tipo de trabajo que se realice en la escuela
influirá fuertemente en la relación que cada persona construya con esta ciencia, lo que
incluye el hecho de sentirse, o no, capaz de aprenderla.
Podemos preguntarnos entonces, ¿qué características asume ese trabajo en nuestra escuela
o en la escuela con la que trabajamos en el instituto de formación? ¿Cómo podríamos
describirlo?
Claro está que caracterizar el tipo de trabajo que se desarrolla en un aula, y más aun en
una escuela, sería una tarea compleja que tendría resultados muy distintos, según quién la
realice. Tampoco bastaría consultar una única fuente. Sin embargo, observar algunos
registros de cuadernos de clase, como los que incluimos en la siguiente presentación, puede
permitirnos identificar algunos de los rasgos que caracterizan las distintas maneras de
pensar la matemática en la escuela.
Como habrán observado, hay ejemplos de distintas actividades, en contextos más o menos
verosímiles, y que involucraron desafíos de distinto tipo para los alumnos.
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Para seguir reflexionando y tomar nota
Es el caso, por ejemplo, de la “regla de tres” ya que, a veces, se usa de manera automática
y sin considerar si es el procedimiento más adecuado para el problema que se presenta:
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¿Qué sucede entonces con los aprendizajes de los alumnos?
Muchos de ellos se adaptan a este formato, hacen lo que “tienen que hacer”. Otros, que
pueden resolver pero de un modo distinto al que se espera, o que no comprenden por
qué hay que hacer lo que se pide, quedan en ocasiones excluidos y asumen que la
dificultad está en su propia capacidad.
Éste es el modelo que Yves Chevallard (1997) denomina de “relación monumental con
las obras”, en la que la escuela presenta ciertas obras de la sociedad a jóvenes como si
se visitara un monumento, sin dar lugar a las preguntas a las cuales ellas responden,
sin considerar sus razones de ser. Asociar la enseñanza de cada conocimiento
matemático a sus “razones de ser”, es considerar que la Matemática, aun la más
elemental, ha sido concebida para dar respuesta a problemas a los que se enfrentan las
personas en la sociedad.
Vemos entonces que hay distintas maneras de “hacer Matemática”: una centrada en
proporcionar a los alumnos definiciones precisas, técnicas para aplicar y un uso del
lenguaje ajustado al rigor, y otra que propone a los alumnos y alumnas hacer
Matemática para ir conociendo cuáles son las prácticas propias de esta disciplina. Al
respecto Charlot (1986) señala:
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“…Si consideramos la actividad del matemático, esta sobrestimación de la
forma resulta paradojal, ya que no es la forma la que da sentido a los
resultados (…) Esta separación entre la actividad matemática y sus
resultados, entre los problemas y los conceptos, engendra un fracaso
escolar importante, sobre todo entre los niños de familias humildes, que
no están familiarizados con ese lenguaje explícito, formaliza do,
codificado.”
Muchas personas explican este fracaso diciendo que la Matemática es difícil porque es
abstracta.
Pensar la Matemática como un cuerpo de conocimientos lógicamente organizado, un
lenguaje que permite expresar ideas abstractas o como un campo de conocimientos en
el que trabaja una cierta comunidad que desarrolla prácticas de producción, lleva a
tomar decisiones muy distintas en relación con su enseñanza. Y, a su vez, esto impacta
fuertemente en las posibilidades que se les da a los niños y niñas de acceder a ella.
Frente a este escenario, algunos han pensado que la respuesta está en “hacer concreto
lo abstracto”, trabajar con recursos manipulables o reducir los contextos en los que se
presentan los problemas 2 a aquellos propios de la vida cotidiana de los niños.
Para ello, revisaremos primero una idea muy extendida y que quisiéramos
problematizar: siempre convienen los contextos de la vida cotidiana, son
significativos para los alumnos y facilitan el aprendizaje. Luego, pondremos la
mirada sobre el trabajo que llamamos intramatemático y que, muchas veces, no tiene
suficiente presencia en las aulas.
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Problema. En la clase 3 desarrollaremos en profundidad la idea de problema para el aprendizaje. Sin embargo,
es importante estar atentos a su uso ya que muchas veces queda asociado a un texto con información numérica y
alguna pregunta que se debe responder, sin que se analice el tipo de desafío cognitivo que puede generar en
distintos alumnos. En este caso marcaremos el término en cursiva.
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¿Cómo elegimos los contextos en los que presentamos los
problemas?
De este modo, las ideas y conceptos que una persona construye siempre están
asociados a la actividad y a los escenarios sociales en los que tuvieron lugar. Pero, ¿qué
ocurre cuando esa transmisión está en manos de una institución como la escuela? En
particular, ¿cuáles son las prácticas y los contextos que se eligen para transmitir los
saberes matemáticos?
Incluir objetos del mundo sensible, conocidos por los chicos, ¿asegura la
significatividad de la tarea? Veamos algunos casos curiosos.
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Pareciera que el propósito de incluir la imagen es el de permitir un apoyo concreto en el
conteo. Pero, ¿quién sumaría manchas de jirafas? ¿Para qué necesitaría ese valor?
También resulta extraño pensar que las manchas que tienen esas jirafas son sólo las
que se ven.
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De este modo, comienza a construirse a veces una ficción escolar en la que no importa
lo que se suma o se multiplica, mientras el resultado de la cuenta sea el correcto.
Por otra parte, si miramos algunos enunciados desde los conocimientos científicos que
aportan, como en el ejemplo de las tortugas y las Ciencias Naturales, podríamos
preguntarnos: ¿qué enseñamos sobre su reproducción? En cambio, podríamos buscar
vinculaciones genuinas tanto con contenidos de Ciencias Naturales como de Ciencias
Sociales en los que la Matemática aporta herramientas para el estudio de problemas de
interés, a propósito del cuidado de la salud, el ambiente, el estudio de las migraciones,
etc.
Si niños, niñas y jóvenes tienen su acceso a la Matemática mediado por situaciones que
no son relevantes para su entorno inmediato ni propias de tareas reales de distintas
personas en la sociedad (incluidos los matemáticos), se contribuye -aun sin esa
intención- a la construcción de un sinsentido para la actividad matemática. Lo que se
aprende no es más que una colección de reglas arbitrarias cuya aplicación resulta difícil
de anticipar. Y de allí que para algunos saber Matemática queda restringido a saber
hacer cuentas y, para muchos chicos, decidir qué “hay que hacer” lleva a preguntarle al
maestro, al profesor, si hay que sumar o multiplicar.
Algunos intentos para darle más “realidad” a la Matemática escolar pueden traer
consigo mecanismos que generan exclusión, a pesar de que la intención para ponerlos
en práctica sea justamente la contraria, la de incluir.
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Preguntarnos en la clase por los alcances y los límites de los resultados de un problema es
una tarea sumamente interesante y fértil tanto para el estudio matemático de las nociones
involucradas, como para considerar cuál es el aporte que la Matemática puede hacer a la
comprensión y toma de decisiones en diversas situaciones.
De este modo, es importante que reflexionemos acerca de las ventajas y riesgos que
supone la elección de algunos contextos “cotidianos”. Esto es interesante y valioso, porque
contribuye a recuperar el vínculo de la Matemática escolar con lo que ocurre fuera de la
escuela. Sin embargo, cuando lo hacemos es necesario considerar, y hacerse cargo de
eso, la aparición en clase de información propia del contexto.
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resulten significativas y que permitan tomar sus conocimientos como base para la
adquisición de nuevos saberes matemáticos.
Pero ese punto de partida merece ser ampliado con el acceso a otros espacios, a otras
realidades que no son accesibles desde el entorno familiar y que nos permitirán, desde la
escuela, ir ampliando los ámbitos de uso de los conocimientos matemáticos.
Hace ya muchos años que circula en las instituciones educativas (escuelas y profesorados)
la preocupación por la resolución de problemas en la clase de Matemática y por la
vinculación de las reglas y definiciones teóricas con sus aplicaciones. Sin embargo, en
algunos casos, esto nos ha llevado a considerar como problema sólo las situaciones en
contextos extramatemáticos y a dar menos importancia al trabajo intramatemático. Veamos
un ejemplo:
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¿Qué idea de problema tienen Ana y la maestra? ¿Piensan uds. que es la
misma idea? ¿A qué nos referimos cuando decimos “cuentas sueltas”?
Coincidimos con la maestra en que el trabajo sobre el cálculo requiere de un trabajo previo
de uso en situaciones con cantidades para otorgar sentido a la operación. Por otra parte,
proponer una práctica de sumas, restas, que no pueden vincularse entre sí, no parece
resultar un trabajo muy fértil. Sin embargo, si revisamos la propuesta de Ana, los números
elegidos permiten establecer relaciones entre las cuentas, usando el resultado de una para
pensar el resultado siguiente. Esto podría dar lugar, después de respondidas las preguntas,
a un trabajo reflexivo que permitiera explicitar el uso de algunas descomposiciones
particulares de los números para simplificar procedimientos de cálculo.
A la vez, y retomando algo que ya planteamos sobre la palabra problema, nuestra tradición
y el uso coloquial habitual en la escuela, la asocia a los contextos extramatemáticos. Si nos
referimos en cambio a la idea de desafío cognitivo, la propuesta de Ana podría funcionar, o
no, como un problema para ese grupo, dependiendo de los conocimientos disponibles. Y
esto vale tanto en relación con la suma y la resta como con el uso de la calculadora.
Volviendo al ejemplo de las fracciones, si sólo se trabaja con pizzas y tortas, la concepción
de fracción que pueden construir los niños y niñas queda limitada a la idea de la relación
parte-todo y muy marcada por las representaciones circulares asociadas. Si bien este tema
se profundizará en otra clase, cabe señalar aquí que la posibilidad de independizar una
noción de los contextos particulares en los que habitualmente se usa, depende tanto de la
variedad de contextos explorados como de sucesivas descontextualizaciones. Para ello es
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necesario alternar momentos de trabajo intra y extramatemático, con otros de análisis y
sistematización de las conclusiones a las que se vaya arribando.
Hasta aquí hemos reflexionado sobre cómo pueden influir las decisiones que tomamos al
elegir los contextos 3 en los que presentamos los problemas , en las ideas sobre la
Matemática que se van formando los alumnos y alumnas. Sin embargo, no todo depende de
los problemas que elegimos.
3 Se sugiere la lectura del apartado Los contextos en Cuadernos para el Aula, Ministerio de Educación Ciencia y
Tecnología de la Nación.
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La formación matemática debiera centrarse, entonces, en la resolución autónoma de
problemas, incluyendo en este proceso la comunicación de los procedimientos utilizados y el
análisis del campo de validez de los resultados obtenidos, sin desconocer el uso reflexivo de
los recursos tecnológicos disponibles. Así, la formación matemática permitirá a los alumnos
comprender los procesos matemáticos y emplearlos cuando sea necesario, usando técnicas
apropiadas a las situaciones que se les presenten y no rutinas ejecutadas de manera poco
reflexiva.
En el texto “Cuáles son los saberes matemáticos para el ciudadano de hoy” puede
encontrar fragmentos de Luis Santaló, Irma Saiz e Yves Chevallard en los que
expresan sus ideas acerca de la matemática que necesita aprender el ciudadano.
Esto permitirá que los alumnos otorguen sentido a los conocimientos, que los
conceptualicen, los utilicen apropiadamente y los organicen, es decir, que produzcan
Matemática. Con relación a ello, Chevallard, Gascón y Bosch (1997), señalan que si bien, en
un sentido estricto, el trabajo matemático de creación se presenta como una actividad
reservada a los investigadores en Matemática, esta no es exclusiva de este ámbito.
“(…) puede decirse que todo aquel que hace matemáticas participa de alguna
manera en un trabajo de ´creador´. (…) el que enseña matemáticas se ve
llevado a reformular los conocimientos matemáticos que enseña en función de
los tipos de problemas que sus alumnos deben aprender a resolver. (…) el
que aprende matemáticas ´crea´ matemáticas nuevas. Basta en efecto con
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relativizar el adjetivo ´nuevas´: los alumnos no crearán conocimientos
nuevos para la humanidad, pero sí podrán crear matemáticas nuevas para
ellos en cuanto grupo de alumnos. Cuando un alumno demuestra que la
suma de dos números naturales impares consecutivos es un múltiplo de 4,
acaba de establecer un pequeño teorema nuevo, para él”.
Estas ideas sobre la enseñanza no son estrictamente nuevas, ya que algunas de las
investigaciones en Didáctica de la Matemática, que han dado lugar a esta perspectiva,
tienen ya más de 30 años. Sin embargo, y tal como veremos en la clase próxima, los
cambios en las prácticas se dan muy lentamente, y aunque nuestro conocimiento teórico se
vaya enriqueciendo con nuevas ideas, nuestras decisiones de enseñanza quedan sujetas a
restricciones de distinto tipo.
Si bien esta perspectiva está presente en todos los documentos curriculares, cabe destacar
que no basta el currículum para definir prácticas de enseñanza que permitan la inclusión, ni
una relación de los alumnos con la Matemática que los posicione como sujetos confiados en
sus posibilidades de actuar y de aprender.
Muchas veces comentamos con colegas las dificultades que encontramos para llevar
adelante la enseñanza con las características que hemos señalado. Algunas condiciones de
trabajo, las exigencias de distinto tipo que pesan sobre la escuela, a veces, marcan rumbos
que parecieran llevarnos en una dirección distinta y sentimos que vamos un poco contra la
corriente. Esto, que resulta muy duro si lo pensamos individualmente, cuando lo asumimos
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como un compromiso colectivo, con algunos socios o socias, abre un horizonte de
posibilidad y de intervención.
http://portales.educacion.gov.ar/dep/plan-matematicas-para-todos/
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Uno de estos planes referido a nuestra área es el Plan Matemática para Todos. También, la
Dirección de Educación Primaria y la Coordinación de Materiales Educativos lanzaron la
Colección Piedra Libre, conformada por 30 fascículos. El objetivo de ésta colección es
favorecer el aprendizaje en las áreas de Matemática, Lengua, Ciencias Sociales y Ciencias
Naturales.
Como sabemos, la relación que cada niño va construyendo con el saber depende mucho de
las expectativas de la familia, de su entorno social inmediato, de lo que la escuela imagina
posible para ese niño, del impacto que tiene su proyecto de enseñanza y de otros factores
que dependen del marco cultural, social y político.
Bernard Charlot (2008), llama la atención sobre fenómenos que no son fáciles de explicar:
“(…) Pensamos que somos profesores para divulgar saber. Y los alumnos
piensan que somos funcionarios que cumplimos una obligación para que los
alumnos aprendan y obtengan un buen empleo. Este es un problema
fundamental, porque la escuela está adquiriendo cada vez más importancia
para el futuro de los niños; pero para muchos de ellos, para el futuro tiene
sentido, pero no tiene sentido en la cotidianidad. Existe una distancia enorme
entre la importancia de la escuela en el futuro y el sentido cotidiano de la
enseñanza en la escuela.”
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A la vez, el autor también señala que los alumnos, los estudiantes, no son constructivistas,
que esperan que primero les expliquen y luego les pregunten, y que la pedagogía activa
será una conquista del profesor. Los señalamientos que hace el autor de las distintas
miradas que tienen los alumnos sobre el sentido de la actividad escolar, nos invitan a tratar
de conocer sus lógicas y a tomarlas en cuenta. No para quejarnos frente a una realidad que
es distinta a la que vivimos nosotros en nuestra trayectoria escolar, o para adaptarnos
bajando los brazos, sino para poder trabajar con ellos y lograr que ingresen en otras
lógicas. La idea no es que aprendan como nosotros aprendimos, sino que logren
aprendizajes diferentes, más adaptados a los tiempos que les toca vivir.
En síntesis, cómo se hace Matemática en el aula define al mismo tiempo qué Matemática se
hace, para qué y para quiénes se la enseña. Decidir cómo se enseña determina las
condiciones que posibilitan el acceso a la Matemática de unos pocos o de todos.
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En la próxima clase analizaremos cómo esos modos de hacer Matemática en el aula fueron
cambiando en nuestro país. Revisar colectivamente nuestro pasado, nuestras tradiciones,
nos dará más elementos para comprender mejor las situaciones que vivimos hoy y mirar
nuestras decisiones a la luz de esa historia.
2. Para realizar esta actividad deberán trabajar con alguno de los siguientes
Cuadernos para el aula:
Cuaderno para el aula 1 (pag 76)
Cuaderno para el aula 3 (pag 77 y 128)
Cuaderno para el aula 4 (pag 57, 69 y 70)
Cuaderno para el aula 5 (pag 83, 84 y 96)
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Incluir una breve explicación de su elección respecto del contexto del
problema elegido a partir del material teórico de la Clase 1.
Foro de Consultas
Este foro estará abierto durante toda la cursada, aquí podrán hacer todo
tipo de preguntas sobre las clases, las actividades, los trabajos prácticos y final
y en general, sobre cualquier temática en la que necesiten ayuda y que no
estén encuadrados en los otros foros habilitados para cada clase.
Charlot, B. (2008) “La relación de los alumnos con el saber y con la escuela”,
conferencia dictada en el IV Congreso de Educación, Instituto Crandon,
realizado en Montevideo, los días 28 y 29 de junio de 2008.
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2014 http://www.pagina12.com.ar/diario/ciencia/19-245660-2014-05-07.html
Freire, P. (2002) “Cartas a quien pretende enseñar”, México D.F, Siglo veintiuno
editores.
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Cómo citar este texto:
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0
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