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UNIVERSIDAD EVANGÉLICA BOLIVIANA

Carrera de Teología
Libros Históricos
Unidad # 2 - Tema # 2. Distribución de la tierra.
I. Introducción.
¿Cuál fue la orden específica de Dios respecto a lo que se debía hacer a
los pueblos de Canaán? En el Pentateuco, más propiamente en el libro
de Números encontramos las palabras dejadas por el Señor respecto a
Canaán y sus habitantes (Núm. 33.50-56). En este texto Dios se muestra
tajante y claro indicando a Israel que tanto a los moradores de Canaán y
a sus ídolos debían arrojar fuera y destruir, respectivamente. Podemos
observar el enojo de Dios con estos pueblos, la razón es muy obvia, los cananeos fueron idólatras y
abominables delante de Jehová, sus castigo había sido sentenciado.
En relación a Israel también son duras las palabras de amenaza que Dios expone ante ellos, textualmente
expresa así:
Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.
(Núm. 33.56)
Luego de experimentar la incomodidad y molestia de la presencia insistente de los cananeos, Israel habría
de sufrir el castigo de Dios, si Dios pensaba destruir a los malvados de Canaán, lo haría también con su
pueblo, si pensaba afligirles, correrían la misma suerte los israelitas.
Añadimos a estas consideraciones lo encontrado en Deuteronomio 7.1-5,
donde Dios da algunas advertencias de lo perniciosas que fueron las naciones
de Canaán además, y nuevamente, les da las instrucciones de cómo habían de
proceder con ellos: al pueblo debían derrotar y destruir del todo, claramente,
no debía quedar ni uno con vida; y además, en obediencia y temor a Dios, debían
quemar, quebrar y destruir la idolatría cananea.
Dios no estaba buscando saciar su sed de venganza sino buscaba cuidar y
preservar a su pueblo, ya que la influencia extranjera de las naciones paganas era muy fuerte, además sus
pecados corrompían tanto que Israel debía ser precavida y sobre todo obediente.

II. Distribución de la tierra (Josué 14.1-5; 15-19)


La Escritura manifiesta que la tierra de Canaán fue repartida por suerte, fueron el sacerdote vigente
(Eleazar) y los líderes del pueblo (Josué y las cabezas de las tribus) quienes distribuyeron la tierra a los hijos
de Israel. Textualmente se expresa “Por suerte se les dio su heredad…”, aquí se presenta la forma más

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habitual de decidir un asunto en tiempos del Antiguo Testamento, echar suerte, era lo practicado. El
diccionario bíblico Mundo Hispano nos dice al respecto:
“1. Echar suertes era un modo de decidir un asunto o de determinar la voluntad divina en un caso. La
práctica de echar suertes era común entre las naciones antiguas (Est. 3:7; Jon 1:7; Mat. 27:35; comparar
Joel 3:3; Nah. 3:10). Su uso entre los judí-os, generalmente con intenciones religiosas, está mencionado al
determinar cuál serí-a el chivo que desaparece llevando al desierto el pecado (Lev. 16:8), al repartir la tierra
de Palestina entre las tribus (Núm. 26:66; Jos. 18:10; Hech.
13:19), al elegir hombres para una expedición (Jue. 1:1-3; Jue.
20:9), al detectar una persona culpable (Jos. 7:14; 1Sa. 14:40-
42), al seleccionar el primer rey (1Sa. 10:20-21), al dividir en 20
divisiones los sacerdotes que regresaron (1Cro. 24:3-19) y al
determinar el servicio de los sacerdotes en el templo (Luc. 1:5-
9). En ninguno de estos casos se puede encontrar una frase que indique el método o métodos utilizados para
echar suertes (comparar Pro 16:33). El pueblo del pacto lo tení-a en gran estima religiosa, y cuando se usaba
para determinar la voluntad de Dios generalmente estaba acompañado de oración (Jue. 1:1-3; Hech. 1:24-
26). Muchos eruditos piensan que el Urim y el Tumim eran utilizados para echar suertes. Solamente en la
elección de un sucesor de Judas (Hech. 1:26) se menciona que los seguidores de Cristo utilizaron esta clase
de sorteo.
2. Asignar por sorteo se practicaba para determinar porción, parcela o heredad (Deu. 32:9; Jos. 15:1; Sal.
105:11; Sal. 125:3; Isa 17:14; Hech. 8:21).”

Algo que también se deja ver es cómo Israel obedeció el consejo dado por Dios mediante Moisés de cómo
había de distribuirse la tierra:
“De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el repartimiento
de la tierra.”
(Josué 14.5)

Efectivamente, en tiempos de Moisés Dios había explicado la manera cómo debía tratarse la tierra en
relación a su repartición al pueblo, en Números 33.50-56; 34.1-29, se observa esta instructiva para la
distribución. Además de esto no había lugar para la improvisación, incluso Dios manifestó quienes habían
de ejecutar la repartición (34.16-18), Eleazar, Josué, y los príncipes serían los encargados, así Josué y el
pueblo lo hicieron en su momento.

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Puntualmente la distribución de la tierra se la detalla en los capítulos 15 al 19, Judá, Efraín, Manasés y las
demás tribus llegaron a recibir sus territorios, el siguiente cuadro da una breve comprensión de la
repartición.
Cuadro # 1
Distribución de Canaán a las tribus de Israel

III. Libro de Josué. Pasajes y/o eventos clave e implicaciones teológicas.


a. La victoria y toma de Canaán central. Ya listos y confirmado el pacto con Jehová, el pueblo se dirigía a
la batalla y la victoria. La toma de Jericó. Algunos comentaristas, debido a la ubicación geográfica de Jericó,
afirman que la única manera de entrar en Canaán sólo era conquistando esta gran ciudad, el desafío, como
lo sabemos fue superado. Mediante la toma de Jericó el pueblo aprendió la fe y la obediencia, no sólo al
seguir las indicaciones de Dios sino al cumplir sus mandamientos considerando la ciudad como anatema.
La amarga experiencia en Hai le valió a Israel una lección contra la autoconfianza y la independencia de las
indicaciones y guías de Dios. La victoria sobre treinta y un reyes (tanto del sur como del norte) por mano

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de Josué significó largos años de esfuerzo y obediencia; Dios ayudó sobrenaturalmente a su pueblo para la
victoria, piedras cayendo del cielo, el sol en su esplendor por casi 24 horas, la fuerza sobrehumana
evidenciada en el ejército de Israel, todo esto es muestra de que Dios peleaba por su pueblo e iba
cumpliendo sus promesas una por una.
b. La repartición de la tierra y momentos finales de Josué. Josué no sólo fue un líder militar sino que
también lo fue espiritualmente. Él corrigió la negligencia del pueblo que estaba de brazos cruzados sin
tomar posesión de la tierra prometida, solucionó esto delineando la tierra y motivando al resto del pueblo
a salir en batalla en obediencia a Dios. Josué no sólo buscó que el pueblo tuviera una estabilidad territorial
o geográfica sino, sobre todo, luchó para que Israel sirviera a Dios (24.15) y así fue, aún luego de este líder
los que estuvieron con él sostuvieron esta conquista espiritual pues se registra que:
“Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a
Josué…”
Este siervo de Dios mostró un cumplimiento cabal, íntegro y ejemplar de los propósitos y voluntad de él
¿Acaso no es especial que toda nuestra familia sirva a Dios?

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