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Colorantes y pigmentos:

herramienta de imagen de los


plásticos
Enric Gili y Fermín Capella

En el desarrollo de la industria de plásticos ha influido


decisivamente una característica única: los plásticos son
los primeros materiales que pueden moldearse incorporando
directamente el color.

Sumario

 1. Los materiales: diferencias básicas


o 1.1 Colorantes, pigmentos y blanqueadores ópticos.
o 1.2 Fluorescentes, nacarantes y metálicos
 2. Características y clases de pigmentos
o 2.1 Propiedades
o 2.2 Principales pigmentos inorgánicos
o 2.3 Estructura de los pigmentos inorgánicos
o 2.4 Familias de pigmentos inorgánicos
 3. Los materiales colorantes solubles
o 3.1 Comportamiento diferencial de los colorantes
o 3.2 Tipos y uso de los colorantes
 4. Tecnología de la coloración
o 4.1 Métodos de coloración de plásticos
o 4.2 Preparación de concentrados (masterbatch)
 5. El sistema de identificación Color Index
 6. Aspectos sanitarios y legales

 Bibliografía

Enric Gili es Ingeniero Químico, profesor del CEP (Centro Español de


Plásticos);
Fermín Capella es redactor de Plásticos Universales

0. Introducción

Desde el descubrimiento de los materiales plásticos, se han ido


añadiendo paulatinamente nuevas posibilidades de aspecto para los
productos plásticos, gracias al desarrollo de la tecnología de
coloración, pero sus beneficios no se limitan a la estética de los
productos, sino que es bien sabido que existen aplicaciones en que es
imprescindible una coloración de los polímeros para que su uso sea
posible o se adapte a normas establecidas.
En efecto, la protección contra la radiación ultravioleta se obtiene
mediante el uso de pigmentos o colorantes negros, y son también
necesarios para opacitar o proporcionar traslucidez a muchos
plásticos, pero además, la propia posibilidad de conferirles coloración
ha hecho que entre las especificaciones técnicas de muchas
aplicaciones, como las tuberías o cables eléctricos de plástico para un
uso determinado, se incluya como identificación el tipo y grado de
color en que deben fabricarse.
El tipo y dosificación de los colorantes o pigmentos es un factor crítico
que debe analizarse en el momento de definir las especificaciones de
un producto que deba presentar un determinado color. El colorante
puede considerarse como un aditivo más para prever su interacción
con el polímero y los demás aditivos, a fin de no comprometer las
características mecánicas del plástico resultante.

1. Los materiales; diferencias básicas

1.1. Colorantes, pigmentos y blanqueadores ópticos

La diferencia básica más aceptada entre colorantes y pigmentos se


funda en la solubilidad; así, se denomina colorantes a las sustancias
orgánicas solubles en los polímeros, de modo que permitan obtener
coloración conservando su transparencia, y se suele entender por
pigmentos sustancias minerales u orgánicas no solubles en el medio a
colorear.
Los pigmentos, que son los que tienen mayor importancia para la
industria de plásticos, actúan como reflectores de una determinada
longitud de onda de la luz visible, la cual es la que define el color que
proporcionan, mientras que el resto de las longitudes de onda de la
luz recibida es absorbida. Para ello precisan tener un tamaño mínimo
de partícula del que carecen los colorantes, al encontrarse en
disolución molecular, por lo que éstos no reflejan radiación alguna.
Consecuentemente, el color blanco se obtiene con los pigmentos que
reflejan la práctica totalidad de la radiación recibida, absorbiendo los
negros el 100% de la misma, mientras que los demás son selectivos.
Los blanqueadores ópticos son transformadores de la longitud de
onda de la luz ultravioleta, invisible, desde su longitud de 300-400 nm
a una gama visible de 400-600 nm. De este modo, el objeto parece
reflejar más luz de la que recibe, lo cual intensifica el efecto de
blancura y brillo.

1.2. Fluorescentes, nacarantes y metálicos

Los colorantes fluorescentes actúan de un modo similar a los


blanqueadores ópticos, transformando la luz ultravioleta y las
radiaciones cortas del espectro luminoso en radiación visible de
refuerzo de su propio color.
Los nacarantes o pearlescentes son partículas planas, generalmente
de mica, recubiertas con dióxido de titanio. Son transparentes y con
un elevado índice de refracción, lo que resulta en una reflexión
múltiple de la luz incidente que, combinada con su transparencia,
proporciona un aspecto nacarado. Al dióxido de titanio pueden
añadirse óxidos metálicos, que permiten obtener matices desde el
plata al rojo, pasando por el dorado.
Los pigmentos metálicos son laminillas o polvo de aluminio, cobre o
bronce o combinaciones de éstos últimos, destinadas a proporcionar
un aspecto metálico, aunque carente del aspecto iridiscente de los
anteriores.

2. Características y clases de los pigmentos

2.1. Propiedades de los pigmentos

Las propiedades principales de un pigmento son:

 fuerza colorante
 matiz
 dispersabilidad
 poder cubriente
 estabilidad a la luz

Estas y otras propiedades (resistencia química, a la migración y otras)


son función de su naturaleza química y de factores físico-químicos
como la estructura cristalina, la distribución de tamaños y forma de
las partículas y los tratamientos de superficie a que hayan sido
sometidos.
Los pigmentos se dividen en dos grandes grupos: los inorgánicos,
llamados también minerales porque algunos se encuentran en la
naturaleza, y los orgánicos o derivados del petróleo. Muchas veces se
utilizan conjuntamente para obtener una sinergia de sus propiedades.
2.2. Principales pigmentos inorgánicos
Se trata de compuestos metálicos obtenidos mediante distintos
procesos (precipitación, calcinación y combinaciones de éstos), que
suelen poseer buena estabilidad al calor y solidez a la intemperie,
mejores cuanto mayor es la temperatura de obtención, poder
cubriente e insolubilidad en el polímero, además de las otras dos
principales cualidades exigidas para la coloración de plásticos:
resistencia a la migración y facilidad de dispersión.
Su fuerza colorante es menor que la de los pigmentos orgánicos,
aunque las propiedades anteriores y su coste comparativamente
menor los hace recomendables para muchas aplicaciones.
El dióxido de titanio es el pigmento blanco más importante debido a
sus excelentes cualidades en todos los aspectos. Se comercializan dos
formas cristalinas, rutilo y anatasa. El primero es un cristal más
compacto, más amarillento en determinados medios, con mayor
poder cubriente y solidez a la luz e intemperie, y con un índice de
refracción más alto, cuya diferencia con el del medio es la que
confiere su mayor opacidad. La estructura anatasa es más blanda y
de un blanco más azulado, con menor índice de refracción y, por
tanto, menor poder cubriente. Los dióxidos de titanio se utilizan tanto
para obtener colores blancos como matices opacos combinados con
pigmentos orgánicos, así como tonos pastel. Un factor determinante
de la opacidad es el tipo de plástico a que se asocia el TiO 2; para igual
concentración será más opaco un PE que un PS. Cada polímero tiene,
pues, un porcentaje óptimo de TiO 2 para obtener una opacidad
determinada, sin que pueda sobrepasarse la máxima con mayor
contenido de pigmento.
Los óxidos de hierro, en su forma natural, son uno de los pigmentos
más antiguos conocidos, pero actualmente se utilizan los obtenidos
por síntesis, con colores que van del amarillo al negro pasando por
pardo y rojo. Se dispersan bien, son estables a la migración y muy
económicos, aunque tienen una débil fuerza colorante y matices poco
luminosos. Su estabilidad al calor varía según los tipos, siendo mayor
para los rojos, que pueden resistir hasta 500 C y menor para los
amarillos, pardos y negros (180 a 200 C), que más allá de estas
temperaturas viran al pardo rojizo por pérdida de agua de
cristalización. Esto limita la aplicación de estos últimos tipos al PVC y
a termoestables que no precisan temperaturas de transformación
superiores a 180 C, aunque existen nuevos tipos con mayor solidez
que permiten colorear olefinas y estirénicos.
Los pigmentos de plomo, también de uso antiguo, se producen
industrialmente desde principios de siglo en forma de cromatos y
molibdatos. El trimorfismo de los cromatos de plomo permite obtener
colores amarillo rojizo (monoclínico), amarillo verdoso (ortorrómbico)
y un rojo vivo (tetragonal). La última de estas estructuras cristalinas
es estable a temperatura ambiente, pero no así las otras dos, que
deben estabilizarse con una adición mínima del 20% de sulfato de
plomo, utilizándose también un 5% de molibdato para el tetragonal.
Los cromatos de plomo presentan la particularidad de que en tonos
pastel (mezclados con TiO2) tienen mayor solidez a la luz que a tono
lleno, contrariamente con lo que ocurre con los pigmentos orgánicos.
Los anaranjados y rojos de molibdeno son molibdatos también de
plomo cuyo tono varía en función del tamaño de las partículas, más
anaranjado cuanto más pequeñas son éstas.
Cromatos y molibdatos son insolubles en disolventes orgánicos, por lo
que no migran ni sangran, con una pobre resistencia al calor (200 a
240 C), aunque los tipos tratados con anhídrido silícico resisten hasta
260-280 C. Su exposición prolongada a la luz fotorreduce el cromato
de plomo, cambiando a matices verdosos y son además sensibles a
las atmósferas de sulfhídrico, ennegreciendo por formación de sulfuro
de plomo. Sin embargo y con excepción de los amarillos a base de
sulfocromatos, tienen un contenido en plomo soluble en ClH 0,07N
menor del 3%.
Los pigmentos de fase mixta están constituidos por dos grupos: los de
estructura rutilo, en que se incorporan iones cromógenos de níquel,
cromo, antimonio (amarillos) o manganeso (pardo) y los que
cristalizan en red de la espinela, que se distinguen por su elevada
estabilidad química y térmica (hasta 1000 C). Este óxido de aluminio
y magnesio es incoloro, pero al sustituir todos o parte de sus iones
metálicos se obtienen los azules y verdes de cobalto o los negros de
espinela, integrados por cobre o cobalto, cromo y hierro.
El grupo de pigmentos de cadmio lo constituyen sulfuros o seleniuros
y mezclas de los mismos que permiten obtener coloraciones que van
desde el amarillo limón hasta los rojos azulados. Tienen matices
luminosos y muy puros, elevado poder cubriente, resistencia térmica
(<500 C), solidez a la luz (algo menor en los amarillos) y a la
migración, dispersabilidad y poder cubriente. Su estabilidad a la
intemperie depende un tanto del tipo de plástico en que se
incorporen, siendo menor en los hidrófilos (poliamidas). Plantean el
problema de que, si bien no son tóxicos en si mismos, sí lo son los
productos de su descomposición (oxidación, combustión), por lo que
está en cuestión su utilización en los plásticos.
El azul de ultramar es un silicato de aluminio y sodio que contiene
azufre, de color muy puro, transparente, con excelente solidez a la luz
y algo menor a la intemperie y con la especial característica de
poseer elevados valores de reflectancia en la banda de infrarrojos,
que no tienen otros azules y que le confiere una ventaja especial en
algunas aplicaciones. El verde de óxido de cromo es un óxido puro de
gran inercia química, solidez a la luz y a la intemperie y resistente
hasta 1.000 C, que sólo presenta el problema de la dureza de sus
partículas, que lo hacen muy abrasivo y desgasta partes mecánicas
de los equipos de transformación, contaminándose con hierro, lo que
se detecta por un viraje del color hacia el gris, con las consecuencias
negativas de la presencia de hierro en los polímeros.
Sobre el negro de humo se publica en este mismo número de
Plásticos Universales una monografía, por lo que sólo indicamos
que es el negro de uso más extenso en la industria de los plásticos,
especialmente como protector de las poliolefinas a la degradación
fotoquímica, y en la del caucho, en que se usa como carga reforzante.
Se trata de carbono prácticamente puro, dispuesto en el denominado
arreglo turboestrático, un estado alotrópico particular. Sus matices
dependen del sistema de obtención y del tamaño de sus partículas,
cuya reducida dimensión y consecuente gran superficie lo hace de
difícil dispersión, por lo que suele emplearse en forma de concentrado
de color o masterbatch. Actualmente, los antiguos procesos de
obtención (lámpara, acetileno) han sido sustituidos, con la excepción
del proceso canal, por el proceso horno, que produce partículas
relativamente gruesas (19-80 micras). El negro canal se utiliza casi
únicamente en la industria de plásticos, obteniéndose negros puros y
brillantes, mientras que el horno, que tiene un matiz azulado, se
utiliza para obtener grises. El negro de humo es absolutamente
estable y resistente químicamente y puede aumentar de modo
importante la conductividad eléctrica del polímero a que se incorpore.
2.3. Estructura de los pigmentos orgánicos
La mayoría de substancias orgánicas son incoloras, teniendo la
absorción lugar en la franja ultravioleta, pero la incorporación de
enlaces dobles la hace desplazar al espectro visible. Estos grupos
insaturados se denominan cromóforos, siendo los más frecuentes los
grupos azo, nitro, nitrilo y carbonilo. Para incrementar el color o
acentuar el matiz se utiliza la presencia de grupos que forman sales,
que se denominan auxocromos. Los principales son los grupos amino,
hidroxilo, sulfónico, carboxílico, cloro y bromo.
Los grandes grupos de pigmentos orgánicos son los azoicos, que
representan el 50% de la producción mundial y que junto a los de
ftalocianina (25% de la producción) constituyen los denominados
pigmentos clásicos. El tercer grupo, los policíclicos o de alta solidez
representan el 25% restante de la producción.
Sus características más comunes son, en general, la fuerza colorante,
los matices puros y muy vivos y la buena transparencia, dependiendo
las demás de su constitución química.
2.4. Familias de pigmentos orgánicos
 Los pigmentos azoicos se caracterizan por la presencia en su molécula
del grupo AZO, siendo diazoicos si lo contiene dos veces y monoazoicos
si sólo una. Entre éstos son característicos el amarillo hansa y el rojo
toluidina, de base común y distinto agente copulante. Su solubilidad y
resistencia a la migración se mejora aumentando el tamaño de la
molécula e incorporando grupos polares, o mediante la introducción de
grupos carboxi o sulfo lacados con Ca, Ba, Sr, Mg o Mn. Los diazoicos,
por su parte, poseen mejor solidez, algo limitada en los colores pastel.
La formación de moléculas grandes, especialmente neutras sin complejos
metálicos, mediante un proceso especial, permite obtener solideces
elevadas (azoicos de condensación).
 Los pigmentos de ftalocianina son los azules y verdes más importantes
del mercado, con una coloración debida a la presencia de un átomo de
cobre en el centro de una estructura química muy simétrica, que le
confiere un conjunto de propiedades únicas. Los azules presentan varias
formas cristalinas, siendo poco estables los alfa de tonos más puros y
virando los estabilizados hacia el verde. Los beta tienen un matiz neutro,
son estables y resisten hasta 300 C. Existen azules beta sin cobre, con
un matiz turquesa y de menor resistencia térmica.
 Los verdes se obtienen por halogenación y su matización del azulado al
amarillento varía en función de la relación de contenidos de átomos de
cloro (de 8 a 3) y de bromo (de 3 a 12) respectivamente. En general, su
solidez es excepcional y su precio es ventajoso con respecto a los
mencionados a continuación.

Finalmente, ofrecemos algunos datos específicos sobre los pigmentos


caracterizados por su alta solidez, con diversa naturaleza química y
precio, en general, más elevado que los anteriores. Los pigmentos de
tetracloro-isoindolinona, ampliamente utilizados, tienen buena
resistencia a la intemperie, calor y migración, con puentes de diamina
que determinan sus matices, que van desde el amarillo verdoso al
pardo, incluyendo el naranja y rojo. Los de tioíndigo tienen buena
fuerza colorante, destacando el tetracloro-tioíndigo, de matiz rojo
burdeos muy vivo, transparente y que se utiliza en la pigmentación
de cuero artificial a base de PVC.
 Los pigmentos de dioxazina tienen color violeta y elevada fuerza
colorante. Los de matiz azulado pueden presentar problemas de
migración y solidez térmica en bajas concentraciones y los de matiz
rojizo tienen mejor resistencia a la migración. Se combinan con azules de
ftalocianina para obtener azules rojizos y también para mejorar el grado
de algunos blancos. Los antraquinónicos constituyen una amplia familia,
de la que se emplean, básicamente, para el coloreado de plásticos un
rojo de matiz azulado muy puro, solo o mezclado con molibdeno para
obtener rojos opacos, el azul rojizo, transparente, de elevada fuerza
colorante y resistencia térmica y el amarillo rojizo transparente,
especialmente recomendable para colorear estirénicos.
 Los pigmentos de quinacridona poseen distintas formas cristalinas, beta
y gamma, y matices muy puros, rojos, magenta y violeta, muy aptos
para combinar con anaranjados de molibdeno. Resisten la intemperie, el
calor, ácidos, álcalis y disolventes y tienen un precio elevado. Presentan
tendencia al plate-out (migración por transferencia) y en medios
estirénicos se disuelven en la resina actuando como un colorante,
variando el matiz y perdiendo solidez. Los de perileno son de matiz rojo,
que va desde el tono neutro hasta el azulado, con buena resistencia al
calor y a la migración, aunque tienen una dispersión difícil y un precio
elevado. El diceto pirrolo-pirrol es un nuevo cromóforo que permite
obtener una amplia gama de matices mediante cambios de radicales,
pudiendo ir desde el amarillo al violeta. El primer pigmento
comercializado es un rojo de matiz muy vivo y puro, con buen poder
cubriente y gran solidez.

3. Los materiales colorantes solubles


3.1. Comportamiento diferencial de los colorantes
Los colorantes solubles se encuentran en disolución molecular en el
medio que tiñen. En consecuencia, carecen de un tamaño mínimo de
partícula sólida, como la de los pigmentos, que les permita reflejar la
luz o una parte del espectro. Sólo pueden absorber luz pero no
reflejarla, por lo que son transparentes. En tanto que la absorción sea
atribuible al colorante, una absorción total de la luz da como
resultado un tinte negro, mientras que una absorción selectiva
confiere una coloración transparente.
Algunos pigmentos no son totalmente insolubles en determinados
medios, por lo que pueden comportarse, en parte, como colorantes.
Un ejemplo de este comportamiento puede ser la coloración del
poliestireno cristal con el C.I. Pigment Red 88, que se disuelve tanto
más cuanto más elevada es la temperatura y se comporta como un
colorante, según su concentración, a temperaturas entre 220 y 280 C.
3.2. Tipos y uso de colorantes
Pese a la gran cantidad de colorantes existentes, se trata, por
definición, de que sean solubles en el medio a colorear, lo que reduce
su campo de aplicación en los plásticos a los que son solubles en
complejos alifáticos y aromáticos.
Los de mayor interés son ciertos colorantes azoicos (solubles en la
grasa), los de complejo metálico y, muy especialmente, los
antraquinónicos. Los colorantes pueden definirse por su estructura
molecular, que suele ser más simple (como la de estos últimos) que la
de los pigmentos complejos de las mismas familias. Además de la
solubilidad y solidez a la luz, deben tener una buena resistencia
térmica del matiz (solidez al calor).
Se utilizan, básicamente, para obtener una coloración transparente
aunque, combinados con dióxido de titanio, proporcionan colores
opacos y de tonos pastel, con solidez a la luz algo menor. Una
limitación es su compatibilidad con el polímero; en general, pueden
utilizarse con termoplásticos cuya Tg sea elevada, limitando la
migración, como acrílicos, acetálicos, PVC no plastificado, PC y
algunos estirénicos, así como con la mayoría de los termoestables.
4. Tecnología de la coloración
4.1. Métodos de coloración de plásticos
En los plásticos, a diferencia de otros materiales en que el color se
obtiene mediante lacado, el sistema utilizado más frecuente es la
coloración en masa. Con menor frecuencia, se utiliza la tintura en
baño acuoso o, en el caso de los poliésteres insaturados, una capa
previa pigmentada, denominada gel-coat que, aplicada a priori sobre
el molde, constituye la superficie de la pieza. Otros procedimientos
son el in-mould-coating (capa sobre el molde), en que se aplica un
recubrimiento proyectado o en forma de película antes de inyectar o
prensar el plástico, o el nuevo proceso IPT, actualmente en desarrollo,
de coinyección de pintura de base polimérica, comparable a la
coextrusión multicapa policolor.
La coloración en masa exige distintos métodos según se utilice
colorante, cuya solubilidad permite una fácil dispersión en el
polímero, o pigmento, que exige un trabajo mecánico para conseguir
la necesaria distribución homogénea.
Los pigmentos suelen presentarse en forma de sólidos pulverulentos,
constituidos por aglomerados de partículas primarias o sus
agregados, que deben romperse y ser humectados por el polímero en
fusión para obtener una dispersión correcta, en que cada partícula
quede recubierta por polímero. Si no se consigue esta distribución
durante la incorporación del color, puede suceder que las fuerzas de
cizallamiento que se generan durante la inyección o extrusión
compriman aglomerados incorrectamente incorporados, formando
gránulos duros, no dispersables, que causan irregularidades patentes
de la coloración.
Los procedimientos más frecuentes para la coloración en masa del
material son los siguientes:
 Teñido previo, consistente en premezclar colorante, polímero y, en
general, los aditivos necesarios y extrusionar y grancear de nuevo el
material. Esta operación suele efectuarse en empresas especializadas,
permitiendo obtener una gran regularidad de color y facilita el trabajo
del transformador, aunque tiene para éste los inconvenientes de una
eventual degradación del polímero debida al cizallamiento múltiple, de
un coste elevado, de la necesidad de existencias importantes y de plazos
de entrega que limitan su flexibilidad de producción. El nivel técnico de
los teñidores tiene un papel especialmente destacado cuando se trata de
colorear plásticos técnicos, en los que la selección y distribución del
pigmento son parámetros básicos para conservar las propiedades del
material.
 Coloración en seco, basado en la atracción electrostática del pigmento
por la superficie del polímero, en que la concentración máxima de
pigmento no excede el 1%. A menudo se utilizan extenders (Co3Ca) para
evitar la compactación y estearatos metálicos para facilitar la dispersión.
Requiere una gran precisión en la dosificación del pigmento para evitar
diferencias de color, que pueden surgir por diferencias en cizallamiento
del plástico durante la transformación. Aunque es el método
probablemente más económico, presenta los problemas de
contaminación del local, limpieza de bombos y mezcladores y no permite
automatizar la alimentación mediante transporte neumático. Por razones
de productividad, calidad e higiene en el trabajo, este método es poco
usado actualmente por los transformadores.
 Colorantes líquidos, que son pigmentos vehiculados en un líquido
complejo compatible con el plástico a teñir y, si es posible, miscible en
agua para facilitar la limpieza. Las concentraciones de pigmentos
orgánicos suele ir del 20% al 35% y cuando se trata de inorgánicos, del
60% al 75%. El conjunto suele cumplir, además, con las condiciones
sanitarias precisas para aplicaciones alimentarias. Aunque es un sistema
poco utilizado, poseen la ventaja de no precisar premezcla, pudiendo
automatizarse la inyección directa en la cámara, y permitir cambios
rápidos de color, con buena dispersión del pigmento. Sin embargo, si el
pigmento sedimenta durante el almacenaje, pueden producirse cambios
de coloración y, si la aplicación no es correcta, pueden aparecer
problemas de exudación, dificultades para una impresión posterior y,
eventualmente, efectos de nucleación.
 Pastas pigmentarias, que son dispersiones de pigmentos, en
concentración similar a los colorantes líquidos, en un vehículo compatible
con el polímero a teñir y que se incorpora a éste. Por ello suele tratarse
de plastificantes (ftalatos) y su empleo se limita a plásticos en estado
líquido, como plastisoles o poliésteres insaturados, epoxis, poliuretanos y
otros. Para su incorporación suele bastar una simple agitación, siempre
que las viscosidades de resina y pasta sean semejantes.
 Preparaciones pigmentarias, caracterizadas por una dispersión óptima
del pigmento en soportes formulados específicamente para ser
compatibles con el polímero a colorear. La concentración se sitúa entre
el 40% y el 50% para pigmentos orgánicos y del 50% al 70% para los
inorgánicos. Debido a lo reducido del tamaño de partículas, que no
excede de la micra, poseen una elevada fuerza colorante, solidez y
facilidad de aplicación. Con ellas se obtienen las mejores calidades,
aunque su coste es correspondientemente elevado.

4.2. Preparación de concentrados (masterbatch)


Estos productos proporcionan la solución a problemas de coloración
de productos especialmente críticos en cuanto a dispersión y
distribución homogénea de las partículas pigmentarias, como
películas, rafías o multifilamentos. Sin embargo, su facilidad de uso y
la excelencia de los resultados hacen que su uso esté hoy muy
extendido a casi todos los procedimientos de moldeo, ya que con él
desaparecen los problemas de puntos y ráfagas de color inherentes a
los procesos de empleo directo de pigmento en polvo.
Se trata de dispersiones pigmentarias en un soporte plástico de la
misma resina a colorear, con concentraciones del 15 al 30% de
pigmentos orgánicos o de hasta el 60% de inorgánicos. Las dosis de
empleo deben oscilar entre el 2% y el 4% en peso de la resina a
colorear: dosis inferiores al 1% pueden reportar problemas de
homogeneidad del color y las superiores al 5% pueden ocasionar
dificultades añadidas al exceso de coste, causadas por la presencia
en el masterbatch de las ceras y aditivos específicos para su
fabricación, que pueden alterar la reología del fundido o afectar a las
propiedades mecánicas del producto final.
El índice de fluidez debe adecuarse al de la resina para que la
homogeneidad del color sea total. Teniendo en cuenta que el
colorante actúa como carga, la viscosidad de la resina soporte del
masterbatch debe ser menor que la del polímero a teñir y su MFI de
dos a cinco veces superior para lograr coincidencia de viscosidad en
el fundido.
La tecnología de preparación de los masterbatch es muy exigente y
requiere un elevado conocimiento técnico e inversiones importantes
en maquinaria, por lo que es poco recomendable para los
transformadores intentar acometerla: de hecho, el preparador de
concentrados es un interesante referente técnico por cuanto, cuando
se produce un problema, debe estar en condiciones de señalar la
causa, tanto si es debida al masterbatch como a cualquier otra no
aparente aunque relacionada.
La adición y dispersión de cantidades elevadas de pigmento requiere
maquinaria que genere fuerzas de cizallamiento muy elevadas, como
mezcladores internos y extrusoras de doble tornillo o planetarias, con
grandes superficies de intercambio térmico para evitar la degradación
del polímero, y desgasificación para eliminar, eventualmente, los
humectantes y dispersantes específicos utilizados para facilitar la
dispersión. Ésta puede realizarse en continuo mediante extrusora o
en etapas, utilizando en la primera mezcladores internos.
También pueden prepararse a partir de pigmentos predispersados en
forma de microesferas o laminillas, diluyéndolas en poliolefinas,
generalmente en forma de polvo, con extrusoras de 25 D y
desgasificación para dar salida a los volátiles (humedad y ciertos
aditivos) y posterior granulación.
La mejor calidad se consigue mediante colorantes obtenidos a partir
de la técnica de flushing (exudación) en la que el colorante pasa
directamente de la fase acuosa de fabricación a una fase grasa sin
que medien el secado y la molienda. Para ello se parte de pastas de
filtro prensa que se emplazan en una amasadora de palas sigma (tipo
Werner Pfleiderer) junto con ceras, plastificantes y la resina, además
de tensoactivos para facilitar la transferencia. Durante el amasado el
agua se separa y elimina, quedando una cantidad pequeña en
emulsión que se extrae añadiendo pequeñas cantidades de disolvente
para efectuar una destilación azeotrópica bajo vacío a unos 50 C. El
resultado es un pigmento en fase grasa, con tamaño de partícula
entre una y dos micras, lo que le confiere excelente brillo,
transparencia y fuerza colorante, y sin presencia de agregados.
5. El sistema de identificación Color Index
Se trata de una obra editada por la Sociedad de Coloristas y
Tintoreros del Reino Unido y la Asociación americana de químicos y
coloristas textiles de los Estados Unidos para reunir la información
técnica y comercial sobre la práctica totalidad de pigmentos y
colorantes existentes en el mercado mundial. El sistema de
codificación para acceder a los datos consta de dos partes: nombre
genérico y número de constitución.
El nombre genérico incluye:
 Indicación de la clase de materia colorante en relación con la aplicación
(colorante ácido, básico, pigmento etc.).
 Denominación del matiz (amarillo, rojo, azul,...)
 Número cronológico (por orden de inscripción)

El número de constitución se compone de cinco dígitos entre el


10.000 y el 78.000, subdivididos en 30 grupos químicos, que permiten
acceder a información sobre la constitución química y, además, a los
datos de aplicación, solideces, patentes y demás datos de interés
sobre cada colorante o pigmento registrado. Como ejemplo del uso de
los números de constitución, los dígitos del 10.000 al 10.299
corresponden a pigmentos del grupo nitroso, del 10.300 al 10.999 al
grupo nitro, del 11.000 al 19.999 a los de grupo monoazo y del
20.000 al 29.999 a los del grupo diazo.
6. Aspectos sanitarios y legales
Los criterios de selección de los materiales colorantes utilizados en
polímeros que pueden entrar en contacto con alimentos son la
pureza, o sea la limitación en el contenido de metales pesados y
aminas aromáticas, y la ausencia total de migración. La pureza la
determina el fabricante de la materia colorante mediante análisis de
cada lote de fabricación. La migración depende del binomio polímero-
colorante y de la agresividad química del producto a envasar, por lo
que la responsabilidad legal recae sobre el envasador.
Investigaciones recientes (1992) han alertado sobre la
descomposición térmica de los pigmentos de diarilida (amarillos y
anaranjados azoicos de amplia utilización en plásticos) que a
temperaturas superiores a 200 C inician su descomposición formando
compuestos monoazo solubles, y a partir de 240 C producen
diclorobencidina, producto cancerígeno. Los fabricantes de pigmentos
han elaborado productos alternativos a fin de evitar el uso de
bencidinas en los polímeros que se transforman por encima de 200 C.
En el informe sobre aditivos del n 27/28 de Plásticos Universales se
exponen ya las limitaciones legales para su uso y la complejidad de
las pruebas necesarias para su homologación. Desde el punto de vista
legal, los colorantes se consideran un aditivo más, con la
complicación añadida de que, en muchos casos, es la combinación
polímero-aditivo(s)-colorante(s)-material a envasar la que puede o no
ser considerada aceptable, dada la interacción entre los mismos.
En efecto, si bien los polímeros y muchos pigmentos son inertes a
efectos fisiológicos, es decir, no atacables por bacterias o enzimas y,
por tanto, no asimilables por organismos vivos, no sucede lo mismo
con los aditivos, que suelen ser imprescindibles para convertir un
polímero en un plástico industrial.
Los aditivos, así como los restos de monómero que puedan estar
presentes en el plástico, pueden constituirse en portadores (carriers)
de los metales pesados que pueden entrar en la estructura de los
pigmentos. Otros pigmentos o colorantes que no contengan metales
pesados pueden descomponerse y asimilarse con efectos nocivos.
Ante esta situación se ha optado por medidas de tipo pragmático o
cautelar.
Entre las primeras se encuentran las Listas positivas, que son una
relación de los aditivos o combinaciones de aditivos y polímeros que
pueden utilizarse en productos de plástico que entren en las
categorías de riesgo, establecidas a partir de estudios toxicológicos
en que se han determinado también sus porcentajes admisibles para
condiciones de inocuidad.
Como medida cautelar, la limitación que se ofrece en el cuadro
adjunto de los porcentajes solubles en ácido clorhídrico 0,1 N de
metales y metaloides que pueden contener los pigmentos y
colorantes para tales usos, según el proyecto de resolución de la CE
sobre plásticos que deben permanecer en contacto con los alimentos.
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