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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS


DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA CIVIL

MODELAMIENTO NUMÉRICO DE PILARES EN ROCA MEDIANTE ANALOGÍA AL


CRITERIO DE FALLA EN ALBAÑILERÍA

TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE


MAGÍSTER EN CIENCIAS DE LA INGENIERÍA, MENCIÓN INGENIERÍA
GEOTÉCNICA

MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENIERA CIVIL

EUGENIA ALEJANDRA TAPIA BRAVO

PROFESOR GUÍA:
RICARDO MOFFAT COVARRUBIAS

MIEMBROS DE LA COMISIÓN:
LEONARDO MASSONE SÁNCHEZ
JAVIER VALLEJOS MASSA
CÉSAR PASTEN PUCHI

SANTIAGO DE CHILE
2015
RESUMEN DE LA TESIS PARA OPTAR AL GRADO
DE MAGÍSTER EN CIENCIAS DE LA INGENIERÍA,
MENCIÓN INGENIERÍA GEOTÉCNICA Y AL
TÍTULO DE INGENIERA CIVIL
POR: EUGENIA A. TAPIA BRAVO
FECHA: 17/08/2015
PROF. GUÍA: SR. RICARDO MOFFAT C.

RESUMEN

MODELAMIENTO NUMÉRICO DE PILARES EN ROCA MEDIANTE ANALOGÍA AL


CRITERIO DE FALLA EN ALBAÑILERÍA

Debido al crecimiento de proyectos mineros de tipo subterráneo en Chile y el mundo, surge la necesidad
de mejorar las metodologías de diseño geotécnico relacionadas a estos proyectos, específicamente asociadas
al diseño de pilares, el cual no ha sido estudiado en profundidad, pero que es fundamental para el éxito de
un proyecto minero.
Así, el siguiente estudio consiste en realizar un análisis numérico orientado a determinar curvas de
estabilidad de pilares. Esto permite mejorar la actual estimación de estabilidad de pilares, la que
tradicionalmente se realiza mediante fórmulas empíricas desarrolladas con una base de datos acotada a sitios
específicos, por lo que quedan limitadas según el tipo de roca, dimensiones de pilar, estado tensional y otras
características individuales de la mina estudiada.
Para estos efectos, se propone un criterio de falla para macizos rocosos, basado en el modelo de Mann y
Müller para albañilería, dadas las similitudes entre ambos materiales. Este criterio de falla permite
incorporar todos los mecanismos de falla que podrían afectar al macizo, lo que actualmente no ha sido
considerado por otro modelo constitutivo. Este modelo considera explícitamente las propiedades de
resistencia al corte de las discontinuidades presentes en el macizo rocoso y la resistencia a la compresión no
confinada de la roca intacta.
Así, una vez obtenida la envolvente de falla para macizos rocosos, se realiza un modelamiento numérico
en el programa de diferencias finitas FLAC 2D de pilares “tipo muro”, de manera de resolver un problema
bidimensional y obtener las curvas de estabilidad de estos pilares. Posteriormente, mediante el uso de
factores de reducción (Esterhuizen, et al., 2011), se agrega el efecto de orientación y frecuencia de las
discontinuidades en los resultados de resistencia de pilares, lo que se traduce en una reducción de la
resistencia y de las curvas de estabilidad. Con el fin de validar estas curvas se comparan con las de Lunder
y Pakalnis (1997), por ser una de las más utilizadas actualmente, obteniéndose resultados aceptables.
Finalmente, los resultados entregados por la modelación numérica son consistentes cualitativamente con lo
que se ha observado en la literatura, ya que: 1.- Al disminuir uno (o ambos) parámetros de resistencia al
corte de las discontinuidades, la resistencia de los pilares también disminuye. 2.- Los pilares esbeltos
presentan una falla tipo progresiva o de “slabbing axial”, pudiendo atravesar el eje central del pilar,
mientras que pilares de geometrías más gruesas (mayor ancho) presentan “slabbing axial progresivo”, pero
sin penetrar el eje central, esto se debe principalmente al confinamiento en el núcleo de pilares gruesos
(Dirige & A. Archibald, 2006). 3.- Al aumentar el tamaño del pilar (para 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 constante) o al aumentar
la esbeltez (para un mismo ancho de pilar), la resistencia disminuye, esto se conoce como efecto tamaño y
efecto forma, respectivamente (Hudson, et al., 1972).
A mi tío Claudio, Padres y Hermanos
TABLA DE CONTENIDO

1. Introducción ................................................................................................................................. 1
2. Revisión Bibliográfica ................................................................................................................. 3
2.1. Mecanismos de falla en paneles de albañilería ..................................................................... 3
2.1.1. Modelo de Mann & Müller para calcular la resistencia al corte en paneles de albañilería
(1982) ...................................................................................................................................... 3
2.2. Mecanismos de falla en pilares de roca .............................................................................. 10
2.2.1. Diseño de Pilares en roca............................................................................................. 13
2.2.2. Clasificación de estabilidad de pilares......................................................................... 22
2.2.3. Base de datos de pilares ............................................................................................... 24
2.2.4. Efecto de discontinuidades presentes en el pilar ......................................................... 25
2.3. Mecánica de Rocas y Albañilería ....................................................................................... 29
2.3.1. Comportamiento general de la albañilería y macizo rocoso........................................ 29
2.3.2. Discontinuidades o juntas ............................................................................................ 30
2.3.3. Criterio de falla ............................................................................................................ 31
3. Propuesta de un criterio de falla para Macizos Rocosos basado en el modelo de albañilería de
Mann & Müller .............................................................................................................................. 33
3.1. Primer modo de falla: Falla por adherencia........................................................................ 35
3.2. Segundo modo de falla: Falla por tracción diagonal .......................................................... 37
3.3. Tercer modo de falla: Falla por compresión ....................................................................... 41
4. Modelación numérica y analítica de pilares .............................................................................. 43
4.1. Modelo numérico en FLAC 2D .......................................................................................... 43
4.2. Fases de la modelación numérica ....................................................................................... 45
4.3. Programa de modelación numérica .................................................................................... 49
4.4. Determinación del esfuerzo vertical promedio sobre el pilar ............................................. 53
4.4.1. Comparación con la determinación del esfuerzo vertical promedio sobre el pilar
mediante método del área tributaria ...................................................................................... 54
4.5. Determinación de la resistencia axial del pilar ................................................................... 55
4.5.1. Reducción de resistencia debido a discontinuidades importantes presentes en la roca58
5. Resultados y análisis del modelamiento numérico .................................................................... 60
5.1. Curvas de estabilidad de pilares ......................................................................................... 60
5.1.1. Curvas de tensiones horizontales y verticales promedio sobre el centro del pilar ...... 60
5.1.2. Obtención de curvas de estabilidad de pilares ............................................................. 68

i
5.1.3. Discusión curvas de estabilidad de pilares .................................................................. 76
5.2. Pilares afectos a discontinuidades ...................................................................................... 77
5.3. Validación de las curvas de estabilidad .............................................................................. 79
5.3.1. Comparación entre resultados de modelación numérica y base de datos para un
modelamiento de 13 pilares ................................................................................................... 82
5.4. Sensibilidad de los parámetros c y 𝝓 de las discontinuidades ........................................... 86
5.4.2. Discusión análisis de sensibilidad de los parámetros c y 𝛟 de las discontinuidades .. 91
6. Discusión ................................................................................................................................... 93
7. Conclusiones.............................................................................................................................. 94
8. Recomendaciones ...................................................................................................................... 96
9. Bibliografía ................................................................................................................................ 97

ii
LISTADO DE FIGURAS

Figura 2.1. Modelo de Mann y Müller (1982). (a) Estado tensional actuando sobre un panel de
albañilería. (b) Estado tensional actuando sobre una unidad de albañilería o ladrillo. ................... 4
Figura 2.2. Falla por adherencia en paneles de albañilería (Mann & Müller, 1982) ....................... 6
Figura 2.3. Círculo de Mohr del estado tensional en el centro de la unidad, para el modo de falla
por tracción diagonal. ...................................................................................................................... 7
Figura 2.4. Falla por tracción diagonal en un panel de albañilería (Mann & Müller, 1982). .......... 8
Figura 2.5. Falla por compresión en un panel de albañilería (Mann & Müller, 1982). ................... 9
Figura 2.6. Envolvente de falla del modelo de Mann & Müller (Mann & Müller, 1982). .............. 9
Figura 2.7. Modos de falla progresiva y por control estructural de pilares mineros (Esterhuizen, et
al., 2011). ....................................................................................................................................... 12
Figura 2.8. Falla violenta, estallido del pilar. ................................................................................ 13
Figura 2.9. Redistribución de esfuerzos, dados por 3 excavaciones. ............................................ 15
Figura 2.10. Vista en planta de la geometría para el análisis del área tributaria de un pilar cargado
uniaxialmente (Brady and Brown, 1992). ..................................................................................... 16
Figura 2.11. Cargas actuando sobre el pilar (Vallejos, 2012). ...................................................... 18
Figura 2.12. Vista en planta de pilares tipo muro. ......................................................................... 18
Figura 2.13. Ilustración esquemática del método de clasificación de estabilidad de pilares
desarrollado para ser usado en Westmin Resource Ltd. (Lunder, 1994)........................................ 23
Figura 2.14. Representación gráfica de los 178 datos de pilares de la base de datos combinada,
diferenciados por su clasificación de estabilidad (Lunder, 1994). ................................................ 25
Figura 2.15. Fotografía de roca diaclasada. ................................................................................... 26
Figura 2.16. Comportamiento de tensión-deformación (Dialer, 1993) (a) Juntas de Mortero. (b)
Cierre de juntas en roca. ................................................................................................................ 31
Figura 3.1. Distribución de esfuerzos verticales sobre la unidad. Color negro y líneas continuas
para la distribución resultante considerada por Mann & Müller y en rojo y línea discontinua la
distribución lineal propuesta. ......................................................................................................... 34
Figura 3.2. (a) Esquema de las tensiones normales actuando sobre una unidad de roca intacta. (b)
Distribución del esfuerzo de corte en las caras de la unidad. ........................................................ 34
Figura 3.3. Ecuación respectiva a cada ubicación dentro de la unidad de roca............................. 35
Figura 3.4. Posibles puntos por donde comenzaría a propagarse la falla por tracción diagonal dentro
de la unidad.................................................................................................................................... 38
Figura 3.5. Círculo de Mohr del estado tensional para un punto “j” dentro de la unidad (modo de
falla por tracción diagonal). El punto “j” corresponde a uno de los 8 puntos mostrados en la Figura
3.4. ................................................................................................................................................. 39
Figura 4.1. Ciclo básico de cálculo, método explícito................................................................... 44
Figura 4.2. Grilla y condiciones de borde impuestas en el Programa FLAC. ............................... 45

iii
Figura 4.3. Código utilizado por los pilares que confeccionan la base de datos de esta tesis. ...... 50
Figura 4.4. Esfuerzo vertical promedio sobre el pilar. .................................................................. 54
Figura 4.5. Geometría supuesta por el análisis de área tributaria. ................................................. 54
Figura 4.6. Geometría “real” de los pilares estudiados, modelados en programas de métodos
numéricos. ..................................................................................................................................... 55
Figura 4.7. Esquema secuencial de obtención del parámetro UCS*. ............................................ 57
Figura 5.1. Curvas de tensión horizontal promedio en el centro de los pilares en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de altura constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la
distribución de tensiones in situ..................................................................................................... 61
Figura 5.2. Curvas de tensión horizontal promedio en el centro de los pilares en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de ancho constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la
distribución de tensiones in situ..................................................................................................... 61
Figura 5.3. Curvas de tensión vertical promedio en el centro de los pilares en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de altura constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la
distribución de tensiones in situ..................................................................................................... 62
Figura 5.4. Curvas de tensión vertical promedio en el centro de los pilares en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de ancho constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la
distribución de tensiones in situ..................................................................................................... 62
Figura 5.5. Comparación de confinamiento entre pilares de igual ancho y con distinto grado de
esbeltez. Izquierda: pilar de ancho 32 [m] y alto 80 [m]. Derecha: pilar de ancho 32 [m] y alto 40
[m]. ................................................................................................................................................ 63
Figura 5.6. Comparación de confinamiento entre pilares de igual altura y con distinto grado de
esbeltez. Arriba: pilar de ancho 32 [m] y alto 40 [m]. Abajo: pilar de ancho 192 [m] y alto 40 [m].
....................................................................................................................................................... 64
Figura 5.7. Comparación de tensión vertical promedio en el centro de pilares de igual ancho y con
distinto grado de esbeltez. Izquierda: pilar de ancho 32 [m] y alto 80 [m]. Derecha: pilar de ancho
32 [m] y alto 40 [m]....................................................................................................................... 65
Figura 5.8. Comparación de tensión vertical promedio en el centro de pilares de igual altura y con
distinto grado de esbeltez. Arriba: pilar de ancho 32 [m] y alto 40 [m]. Abajo: pilar de ancho 192
[m] y alto 40 [m]............................................................................................................................ 66
Figura 5.9. Gráfico de estabilidad de pilares, donde cada curva representa la curva de resistencia
de los pilares de una determinada altura, además de las curvas propuestas por Lunder y Pakalnis
(1997). El ancho de las excavaciones es constante e igual a 20 [m]. ............................................ 69
Figura 5.10. Curvas de resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta, necesaria para
iniciar la falla en el pilar y carga vertical promedio sobre el centro del pilar, en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de altura constante y ancho de excavación igual a 20 [m] ............................ 70
Figura 5.11. Gráfico de estabilidad de pilares, donde cada curva representa la curva de resistencia
de los pilares de un determinado ancho, además de las curvas propuestas por Lunder y Pakalnis
(1997). El ancho de las excavaciones es constante e igual a 20 [m]. ............................................ 71
Figura 5.12. Curvas de resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta, necesaria para
iniciar la falla en el pilar y carga vertical promedio sobre el centro del pilar, en función de su razón
Wp/Hp, para pilares de ancho constante y ancho de excavación igual a 20 [m] ............................ 72

iv
Figura 5.13. Comparación entre los resultados de resistencia de pilares para tres estados tensionales
diferentes. El ancho de las excavaciones es constante e igual a 20 [m]. ....................................... 74
Figura 5.14. Comparación de curvas con distintos ancho de excavaciones vecinas al pilar,
manteniendo el resto de los parámetros constantes en los tres casos. ........................................... 75
Figura 5.15. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en
función de la altura de los pilares. ................................................................................................. 78
Figura 5.16. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en
función del ancho de los pilares. ................................................................................................... 78
Figura 5.17. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en
función de la altura de los pilares, junto a los 178 casos históricos y a las curvas de Lunder y
Pakalnis.......................................................................................................................................... 80
Figura 5.18. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en
función del ancho de los pilares, junto a los 178 casos históricos y a las curvas de Lunder y Pakalnis.
....................................................................................................................................................... 80
Figura 5.19. Comparación entre curva de resistencia de pilares de ancho 32[m] y altura 20[m]
reducida por la presencia de discontinuidades y curvas de Lunder y Pakalnis, sobre pilares de la
base de datos cuyos anchos y alturas son inferiores a 32[m] y 20[m], respectivamente............... 81
Figura 5.20. Gráfico con valores de σp/UCS dados por la base de datos (círculos) y de FC*σp/UCS
dados por la modelación numérica (triángulos). ........................................................................... 84
Figura 5.21. Curvas de estabilidad de pilares sobre macizos rocosos con discontinuidades con
distintos valores de ángulo de fricción e igual cohesión. .............................................................. 88
Figura 5.22. Curvas de estabilidad de pilares sobre macizos rocosos con discontinuidades con
distintos valores de cohesión e igual ángulo de fricción. .............................................................. 88
Figura 5.23. Propagación de falla del pilar P80 con discontinuidades de propiedades: c=0,6[MPa]
y ϕ=14°. ........................................................................................................................................ 90

v
LISTADO DE TABLAS

Tabla 2.1. Método de clasificación de falla de pilares (Krauland & Soder, 1987). ...................... 22
Tabla 2.2. Criterio usado en la evaluación visual de la estabilidad de pilares en Westmin Resources
Ltd. (Lunder, 1994). ....................................................................................................................... 23
Tabla 2.3. Designación común de la estabilidad de pilares con respecto a la de la base de datos
individual (Lunder, 1994). ............................................................................................................. 24
Tabla 2.4. Factor de ajuste por la inclinación de la discontinuidad, DDF, que representa la
reducción de la resistencia causada por una única discontinuidad que intersecta al pilar en o cerca
del centro (Esterhuizen, et al., 2011). ............................................................................................ 27
Tabla 2.5. Factor de frecuencia de las discontinuidades (FF) usado en la ecuación [2.16]. ......... 28
Tabla 2.6. Comparación general del comportamiento de los materiales (según Dialer, 1993). .... 29
Tabla 2.7. Comparación en las características de las discontinuidades (según Dialer, 1993). ...... 30
Tabla 2.8. Comparación de los criterios de falla y modelos (según Dialer, 1993)........................ 32
Tabla 3.1. Valores de las tensiones normales y esfuerzos de corte de un punto “j” dentro de la
unidad (ver Figura 3.4.). ................................................................................................................ 41
Tabla 4.1. Parámetros de la roca intacta (andesita primaria) para el modelo lineal-elástico. ....... 46
Tabla 4.2. Minerales ordenados crecientemente según su dureza relativa para la escala de Mohs.
....................................................................................................................................................... 47
Tabla 4.3. Resistencia relativa a la tracción y al corte de las estructuras según su asociación mineral
dominante (modificada de Brzovic, 2003). ................................................................................... 47
Tabla 4.4. Cohesión y resistencia a la tracción de las estructuras (Karzulovic, 2001),................. 48
Tabla 4.5. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una
profundidad de 870 [m] desde la superficie. ................................................................................. 51
Tabla 4.6. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una
profundidad de 390 [m] desde la superficie. ................................................................................. 52
Tabla 4.7. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una
profundidad variable desde la superficie. ...................................................................................... 53
Tabla 5.1. Comparación entre pilares modelados (considera que la razón σp/UCS corresponde a la
frontera de falla) y los registrados en la base de datos de Lunder (1994). .................................... 83

vi
1. INTRODUCCIÓN

Un pilar se define como la roca in-situ entre dos o más excavaciones subterráneas (Coates, 1981)
y es el encargado de soportar la carga de manera de evitar que las excavaciones sufran mayores
deformaciones o colapsos. La importancia de los pilares resalta en el campo de la minería, es por
este motivo que los análisis de estabilidad de pilares son de vital importancia, tanto para la
seguridad de la mina y trabajadores, como para el negocio minero.

Actualmente, la estimación de la estabilidad de pilares se realiza mediante fórmulas empíricas,


que relacionan la resistencia con la geometría de los pilares. Sin embargo, estas fórmulas han sido
desarrolladas con una base de datos de pilares acotada, por lo que quedan limitadas según el tipo
de roca, geometría del pilar, estado tensional y otras características individuales de la mina
estudiada. A causa de lo anterior, surge la necesidad de desarrollar curvas de estabilidad de pilares
y una alternativa atractiva sería mediante modelamiento numérico, de tal manera de poder evaluar
cada pilar de forma particular. Para determinar la estabilidad de los pilares, se desarrolla un criterio
de falla para macizos rocosos, el cual utiliza el criterio de falla basado en el modelo de Mann y
Müller (1982) para albañilería y lo extiende a macizos rocosos, dadas las similitudes entre ambos
materiales, tal como se describirá en el capítulo 2 de esta tesis.

Se debe tener en cuenta que un panel de albañilería está conformado por un conjunto de ladrillos,
denominados “unidad”, dispuestos horizontalmente unos sobre otros, adheridos mediante el uso de
mortero; esta unión se denomina “junta”, la que al tener una rigidez y resistencia diferente a la del
ladrillo, permite distintos mecanismos de falla. Estos modos de falla corresponden principalmente
a: fallas por adherencia, falla por tracción diagonal y falla por compresión. La primera tiene que
ver con la falla exclusivamente de las juntas, inducida por el bajo confinamiento de las juntas que
no permitiría desarrollar una mayor resistencia de corte, provocando que los ladrillos se despeguen.
La segunda, en cambio, se debe a un mayor esfuerzo de compresión y de corte actuando sobre la
unidad, por lo que la falla por fricción en las juntas no ocurre, ya que el agrietamiento afecta
primero a las unidades. Finalmente, el modo de falla por compresión, el cual se presenta
principalmente cuando el esfuerzo de compresión supera la resistencia a la compresión no
confinada de las unidades de albañilería, provocando estallidos de ladrillos. Estos mecanismos de
falla han sido bien estudiados en el campo de la albañilería, obteniéndose envolventes de falla que
relacionan la solicitación axial con la de corte (Mann & Müller, 1982).

Por otra parte, el macizo rocoso está conformado por roca intacta y discontinuidades, las que
podrían o no estar rellenas de algún material de distinta dureza, tal que presente mayor o menor
rigidez que el material que compone la roca intacta. Esto provoca, que al estar sujetos a grandes
estados tensionales se observen distintos mecanismos de falla, particularmente similares a los de

1
la albañilería. En este aspecto, es Christian Dialer (1993) quien primeramente expone la analogía
entre macizos rocosos y albañilería. Lo que resulta ser el paso inicial para el desarrollo de esta tesis.

Así, la idea central de este trabajo es, una vez obtenida la envolvente de falla para macizos rocosos,
realizar un modelamiento numérico en el programa de diferencias finitas FLAC 2D de pilares “tipo
muro”, esto es, con la dimensión longitudinal significativamente más grande que las otras 2
dimensiones, de manera de resolver un problema bidimensional y obtener las curvas de estabilidad
de estos pilares. Posteriormente, mediante el uso de factores de reducción (Esterhuizen, et al.,
2011), se agrega el efecto de orientación y frecuencia de las discontinuidades en los resultados de
resistencia de pilares, lo que se traduce en una reducción de la resistencia y de las curvas de
estabilidad. Así, estos resultados se grafican sobre las curvas de estabilidad de Lunder y Pakalnis
(1997), por ser una de las más utilizadas actualmente para estimar la estabilidad de pilares.

Cabe destacar que para la obtención de las curvas de estabilidad, los parámetros de resistencia al
corte de las discontinuidades y el estado tensional in situ se mantuvieron constantes, de manera de
variar solamente el valor de la resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta (UCS).
Posteriormente, para determinar si cambios en estos parámetros modificarán las curvas de
estabilidad, se realizó un análisis de sensibilidad de los mismos. De esta manera, las curvas
mostradas en este trabajo están referidas a macizos rocosos de buena calidad, sujeto a grandes
esfuerzos in situ y con discontinuidades rellenas de material blando a intermedio, por lo que su uso
está limitado, sin embargo, esta tesis proporciona una guía para analizar un pilar de características
particulares y diseñarlo, estimando su resistencia, para calcular la carga que son capaces de soportar
sin fallar.

2
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

En este capítulo se presenta el marco teórico necesario para establecer las similitudes entre los
mecanismos de falla de albañilería y macizo rocoso, lo cual fue la motivación para el desarrollo de
esta tesis. Por otra parte, esta revisión conducirá a un mejor entendimiento del problema a abordar
con respecto a aplicar en pilares de roca el criterio de falla desarrollado en esta tesis.
Para lo anterior será necesario abordar los siguientes conceptos:
- Mecanismos de falla en paneles de albañilería de acuerdo al criterio de Mann y Müller.
- Mecanismos de falla en pilares de roca.
- Diseño de pilares en roca.
- Clasificación de estabilidad de pilares.
- Base de datos de pilares.
- Efecto de discontinuidades presentes en el pilar.
- Comparación entre mecánica de rocas y albañilería.

2.1. Mecanismos de falla en paneles de albañilería

El comportamiento de los muros de albañilería no puede ser atribuido a un sólo factor o modo de
falla. Existen distintos modos en que el muro posiblemente podría fallar, dependiendo de los
esfuerzos que actúan sobre él. El estado más desfavorable es el que gobierna y el que finalmente
define el tipo de falla.
Los mecanismos de falla de los muros de albañilería comúnmente mencionados en la literatura,
son los siguientes: Falla por adherencia, falla por tracción diagonal y falla por compresión.
Entre los criterios de falla existentes en paneles de albañilería destaca el modelo teórico de Mann
& Müller (1982), el cual es capaz de representar adecuadamente el comportamiento de los paneles
sin recurrir a resultados experimentales acotados, tomando como referencia para el cálculo, factores
como: la influencia de la resistencia de la unidad, el tipo de junta, la adherencia y cohesión del
mortero bajo condiciones variables de aplicación de fuerza horizontal alternada (viento y sismo) y
fuerza en dirección normal (cargas gravitacionales).

2.1.1. Modelo de Mann & Müller para calcular la resistencia al corte en paneles de
albañilería (1982)

El modelo de Mann y Müller (1982) considera un panel de albañilería sometido a una fuerza
lateral H y una fuerza normal V, mientras que no toma en cuenta las fuerzas aplicadas en dirección
perpendicular al panel, pues en muros de albañilería confinada (que respeten la normativa), estas
no poseen un efecto crítico sobre la capacidad resistente del panel.

3
Al analizar una sección de este muro, se puede ver sobre él un estado de tensiones como el que
se muestra en la Figura 2.1. (a), donde actúan tensiones normales en las caras superior e inferior de
la sección y esfuerzos de corte en las 4 caras.
Si se aísla una unidad de esta sección, considerando por unidad al ladrillo, se observa que sobre
la cara superior e inferior de las unidades actúan las tensiones σx y 𝜏 = 𝜏𝑥𝑦 = 𝜏𝑦𝑥 , mientras que en
las caras laterales no actúan tensiones, tal como se presenta en la Figura 2.1. (b).
La razón de considerar esto último recae en aceptar que en la práctica la calidad de la mano de
obra en la construcción de muros de albañilería genera juntas verticales de mala calidad, siendo
incapaces de transmitir de buena manera el esfuerzo de corte y las tensiones normales en la
dirección horizontal son en general despreciables en magnitud.

Figura 2.1. Modelo de Mann y Müller (1982). (a) Estado tensional actuando sobre un panel de albañilería. (b) Estado
tensional actuando sobre una unidad de albañilería o ladrillo.

Considerando que en las caras laterales no actúan tensiones ni esfuerzos de corte, se requiere
considerar un par de tensiones verticales adicionales para cumplir con el equilibrio de momentos
2∙𝑏∙𝜏
sobre la unidad, el valor de estas tensiones es , tal como se muestra en la Figura 2.1. (b). Estas
𝑑
producen una tensión de compresión y tracción actuando en cada mitad de la unidad que se
distribuyen en forma uniforme y que provocarían un aumento o disminución de las tensiones
normales (𝜎𝑥 ), respectivamente, de manera que una mitad del ladrillo estará sujeta a una tensión
mayor, 𝜎1 (mitad más comprimida), y la otra mitad a un tensión menor, 𝜎2 (mitad menos
comprimida). Asumiendo que las fuerzas de compresión son consideradas positivas, las tensiones
normales resultantes en cada mitad de la unidad se pueden calcular con las siguientes ecuaciones:
2∙𝑏
𝜎1 = 𝜎𝑥 + 𝜏 ∙ [2.1.]
𝑑
2∙𝑏
𝜎2 = 𝜎𝑥 − 𝜏 ∙ [2.2.]
𝑑

Donde, b : Altura de la unidad.

4
d : Largo de la unidad.
𝜎𝑥 : Tensión normal actuando en el muro.
𝜏 : Tensión de corte actuando en el muro.

2.1.1.1. Primer modo de falla: Falla por adherencia

El criterio de Mohr-Coulomb establece que la resistencia al corte crece proporcional a la


compresión, por lo que al tener una mayor fuerza de compresión normal aplicada sobre la superficie
de falla, se desarrollará una mayor resistencia al corte. Por lo tanto, la falla por adherencia entre
unidades se producirá cuando la fuerza de compresión normal sea mínima, es decir, cuando sea
igual a σ2, resultando lo siguiente:

𝜏 = 𝜏0 + 𝜇 ∙ 𝜎2 [2.3.]

Donde, 𝜇 : Coeficiente de fricción del mortero/ladrillo [-].


𝜏0 : Adherencia o cohesión del mortero/ladrillo [KPa].

Reemplazando σ2 de la expresión [2.2.] en la ecuación [2.3.], se llega a una ecuación modificada


del criterio de Mohr-Coulomb con coeficientes de cohesión y fricción reducidos, tal como se
muestran a continuación:

𝜏 = 𝜏0∗ + 𝜇∗ ∙ 𝜎𝑥 [2.4.]
𝜇
𝜇∗ = 𝑏 [2.5.]
1+2∙𝜇∙
𝑑
𝜏0
𝜏0∗ = 𝑏 [2.6.]
1+2∙𝜇∙
𝑑

Cuando se genera una falla por adherencia, se observa que la falla se propaga a través de las
juntas verticales que poseen baja resistencia al corte y por las juntas horizontales de la mitad de la
unidad sometida a la menor compresión. Esta modelación describe el patrón de agrietamiento
escalonado observado cuando se genera este tipo de falla (ver Figura 2.2. ).

5
Figura 2.2. Falla por adherencia en paneles de albañilería (Mann & Müller, 1982)

2.1.1.2. Segundo modo de falla: Falla por tracción diagonal

El agrietamiento de las unidades puede ser un proceso generado tanto por los esfuerzos de corte
como de compresión actuando en la unidad. Cuando se aplica una mayor tensión 𝜎𝑥 , la falla por
fricción en las juntas horizontales no ocurre, ya que se rompen primero los ladrillos (Figura 2.4. ).
Al analizar las tensiones principales en un punto cualquiera de la unidad, se puede encontrar una
dirección donde solo se ejercen esfuerzos de compresión y tracción. Como la resistencia a la
tracción de las unidades es baja, entonces estas fallarán cuando la tensión principal de tracción
iguale su resistencia a la tracción.
Suponiendo que el esfuerzo de corte no puede ser transferido por las juntas verticales, entonces
se asume que se transmite un esfuerzo de corte doble por el centro del ladrillo y de esta forma
ocurre el rompimiento de las unidades.
Mann y Müller consideran que en el centro de las unidades se genera un estado de tensiones
definido por: 𝜎𝑥 , 𝜎𝑦 = 0, 𝜏𝑥𝑦 = 𝜏𝑦𝑥 = 𝜏. Donde el valor de la tensión tangencial 𝜏𝑥𝑦 , proviene
experimentalmente de “pruebas precisas en unidades”, en las que se encontró que el valor máximo
de esta tensión correspondería a 2.3 ∙ 𝜏.

Con estos antecedentes se puede construir el círculo de Mohr que se muestra en la Figura 2.3.
Donde las variables para su confección son las siguientes:

𝜎𝑥
𝜎0 = [2.7.]
2

𝜎 2
2 )
𝑅 = √(( 2𝑥 ) + 𝜏𝑥𝑦 [2.8.]

6
Por lo tanto, las tensiones principales de compresión y tracción, son respectivamente:

𝜎𝑥 𝜎𝑥 2
𝜎1 = 𝜎0 + 𝑅 = + √( ) + 𝜏𝑥𝑦
2 [2.9.]
2 2

𝜎𝑥 𝜎 2
𝜎2 = 𝜎0 − 𝑅 = 2
− √( 2𝑥 ) + 𝜏𝑥𝑦 [2.10.]
2

Además, el esfuerzo de corte máximo corresponde al radio del círculo, es decir:

𝜎𝑥 2 2
𝜏𝑚á𝑥 = ±𝑅 = ±√( ) + 𝜏𝑥𝑦 [2.11.]
2

Figura 2.3. Círculo de Mohr del estado tensional en el centro de la unidad, para el modo de falla por tracción diagonal.

Reemplazando y considerando que la tensión principal de tracción no puede sobrepasar la


capacidad a tracción de la unidad, 𝑓𝑡𝑏 , se obtiene que la tensión tangencial máxima que puede
resistir el paño de albañilería está dada por la ecuación [2.13.]:

7
𝜎𝑥 𝜎𝑥 2
𝜎2 = −𝑓𝑡𝑏 = − √( ) + (2.3 ∙ 𝜏)2 [2.12.]
2 2

De donde se deduce que el esfuerzo de corte es el siguiente:

𝑓𝑡𝑏 𝜎
𝜏= 2.3
∙ √(1 + 𝑓 𝑥 ) [2.13.]
𝑡𝑏

Figura 2.4. Falla por tracción diagonal en un panel de albañilería (Mann & Müller, 1982).

2.1.1.3. Tercer modo de falla: Falla por compresión

Esta falla depende de la resistencia a la compresión de la albañilería, Fm. Por lo tanto, la


compresión sobre la unidad no debe superar este valor. Esto quiere decir, que el valor de la máxima
compresión sobre la unidad, reflejado por la ecuación [2.1.], no debe sobrepasar la resistencia
prismática de la albañilería.
Estableciendo esta condición se obtiene lo siguiente:
𝑑
𝜏 = (𝐹𝑚 − 𝜎𝑥 ) ∙ [2.14.]
2∙𝑏

Este tipo de falla, generalmente es posible observarla para valores de 𝜎𝑥 > 8 ∙ 𝜏 y se muestra en
la Figura 2.5.

8
Figura 2.5. Falla por compresión en un panel de albañilería (Mann & Müller, 1982).

2.1.1.4. Envolvente de falla

Con las tres curvas que representan las ecuaciones [2.4], [2.13] y [2.14], se puede trazar una
envolvente de falla que relaciona la solicitación axial con la de corte, tal como se muestra en la
Figura 2.6.

Figura 2.6. Envolvente de falla del modelo de Mann & Müller (Mann & Müller, 1982).

2.1.1.5. Ventajas y desventajas del modelo de Mann & Müller (1982)

Entre las ventajas de considerar este modelo se pueden mencionar las siguientes:

9
- Se basa en parámetros c y 𝜙 del mortero, 𝑓𝑡𝑏 y 𝐹𝑚 , los cuales pueden ser obtenidos de
ensayos de laboratorio en especímenes de escala menor, como por ejemplo en ensayos de
corte directo para c y 𝜙.
- Puede ser utilizado en muros de sección rectangular o secciones compuestas. Solo varía la
distribución del corte.
- Representa los estados de falla que con mayor frecuencia se observan en muros de
albañilería, tanto en ensayos, como en la realidad, por ejemplo luego de eventos sísmicos
de severidad media a alta.

Y dentro de las limitaciones del modelo de Mann y Müller se debe destacar:

- Para un nivel de compresión muy bajo, no es capaz de representar la falla por agrietamiento
a lo largo de la junta horizontal (falla por deslizamiento o adherencia).
- Las relaciones fueron desarrolladas para una distribución de tensiones uniforme, tal como
que se muestra en la Figura 2.1.

2.2. Mecanismos de falla en pilares de roca

Deben entenderse los mecanismos de falla en el pilar para poder evaluar adecuadamente la
resistencia de los pilares mineros. Es posible señalar tres formas básicas de inestabilidad de pilares
(Maybee, 1999):

 Modo de falla progresiva


 Modo de falla por control estructural
 Modo de falla inestable o por estallido del pilar

La falla progresiva ocurre en un período extendido de tiempo y es el resultado de una liberación


gradual de energía por parte del pilar. Es caracterizada por el aumento en el número y tamaño de
fracturas a lo largo del pilar con caídas sucesivas de bloques que van dando al pilar una forma de
reloj de arena.

De manera más explícita, en este tipo de falla se observan desprendimientos de las paredes de los
pilares. Usualmente en pilares poco esbeltos, donde la superficie del pilar tiene poco confinamiento
y esfuerzos tangenciales altos, se observan agrietamientos paralelos a la dirección del esfuerzo
principal mayor. Inicialmente, el núcleo del pilar permanece confinado, reteniendo la mayor

10
cantidad de la capacidad de carga, pero a medida que ocurre la falla de las paredes, los esfuerzos
son redistribuidos al núcleo del pilar, relajando el confinamiento y repitiendo el proceso de
agrietamiento de las paredes expuestas. Finalmente, si se permite que este proceso de falla
continúe, entonces se podría llegar a la falla del pilar (Maybee, 1999).

En cuanto al modo de falla controlada, se refiere a aquellos en donde existe control estructural y
corresponden a pilares con discontinuidades presentes y orientadas desfavorablemente. En estos
casos la falla ocurre generalmente en forma de corte a lo largo del plano de debilidad.

En general, los esfuerzos promedios en el pilar requeridos para una falla por adherencia o control
estructural son menores que los que requiere una falla progresiva.

La Figura 2.7. presenta 5 tipos de falla progresiva posible en pilares y se describen de la siguiente
manera:

 Figura 2.7. (a): Ilustra el lajamiento progresivo de las paredes de los pilares, este tipo de falla
es de naturaleza progresiva y se caracteriza por llevar al pilar a una forma de reloj de arena.
 Figura 2.7. (b): Ilustra una falla a lo largo de un plano de falla discreto que se desarrolla dentro
del núcleo del pilar.
 Figura 2.7. (c): Ilustra una división interna dentro del pilar de techo a piso.
 Figura 2.7. (d) y (e): Representan la falla que se produce en macizos rocosos con una
pronunciada presencia estructural y corresponden a una falla controlada. Cuando las
estructuras se orientan a lo largo del eje vertical del pilar, puede asumirse una falla tipo
pandeo (Figura 2.7. (e)). En otros casos, donde los pilares son atravesados por estructuras
inclinadas, la falla es similar a lo que se observaría en una cubierta con tarjetas deslizándose
(Figura 2.7. (d)).

11
Figura 2.7. Modos de falla progresiva y por control estructural de pilares mineros (Esterhuizen, et al., 2011).

Por otra parte, los modos de falla por estallido de roca son caracterizados por una liberación
rápida de energía y masa del pilar. La voladura de rocas que provoca este mecanismo de falla,
puede provocar severos daños en infraestructuras cercanas e incluso en vidas humanas.

El grado de susceptibilidad con que un macizo rocoso puede ser afectado por una falla por
estallido de roca es descrito por Budavari (1983) como sigue: “En un sistema donde la masa rocosa
de soporte es menos rígida que la del pilar, la masa rocosa de soporte almacena energía de carga,
similar a un resorte. Cuando esta masa rocosa (resorte) libera la energía almacenada, se produce la
falla en una liberación violenta de energía, como una falla rápida en la rigidez del pilar”.

La Figura 2.8. muestra el resultado de tener este tipo de falla en los pilares mineros.

12
Figura 2.8. Falla violenta, estallido del pilar.

2.2.1. Diseño de Pilares en roca

La mayoría de los trabajos publicados en la literatura relacionados a diseño de pilares en roca,


han sido realizados para depósitos de carbón dispuestos horizontalmente y como resultado,
primeramente se usan esas técnicas para depósitos similares.
La función de los pilares en la minería es mantener la estabilidad de los estratos adyacentes
durante su vida útil. La ecuación [2.15.] es la ecuación principal de resistencia de pilares. La
premisa es que cuando el esfuerzo del pilar exceda su resistencia, entonces el pilar falla.
El factor de seguridad FS puede ser usado para compensar los errores en la estimación de
parámetros usados en fórmulas de resistencia.

𝑅𝑒𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑃𝑖𝑙𝑎𝑟
𝐹. 𝑆. = [2.15.]
𝐸𝑠𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑜𝑃𝑖𝑙𝑎𝑟

Es necesario señalar que determinar el esfuerzo sobre el pilar en depósitos con inclinaciones
irregulares es una tarea compleja. Por otra parte, la resistencia de la roca intacta puede ser
determinada razonablemente por medio de ensayos de laboratorio, sin embargo, el método correcto
para aplicar esta resistencia es hacer una muestra a gran escala y obtener la resistencia del pilar, lo
cual es complicado de llevar a cabo. La relación entre la resistencia de la roca intacta y la resistencia
de pilares in situ ha sido la meta principal de algunas investigaciones que se dedican a la resistencia
de pilares.

13
Potvin (1985) y Lunder (1994) señalan lo siguiente: “El diseño de pilares puede dividirse en 4
métodos: empírico, teórico, heurístico y computacionales”. Esta amplia categorización representa
los métodos que han sido usados para diseñar pilares y evaluar su resistencia.
Los métodos empíricos confían en la experiencia, combinados con condiciones geotécnicas
relacionadas en la estabilidad de pilares, a fin de desarrollar una fórmula de resistencia. La ventaja
de las fórmulas de resistencia empíricas es que ellas están basadas en observaciones, por lo que
incorporan pilares mineros de gran tamaño. Sin embargo, no hacen un intento por explicar los
mecanismos que cargan el pilar y la falla de pilares.
Los métodos teóricos son derivados matemáticamente para describir un rendimiento esperado de
pilares mineros sujetos a cargas, para obtener un set de variables que serán consideradas en la
fórmula de resistencia. Estas fórmulas se derivan de un número de investigaciones, las cuales, sin
embargo, no siempre han sido verificadas en la práctica, pero el beneficio de estos trabajos teóricos
es que podrían proporcionar información sobre el mecanismo de carga de los pilares y su falla.
Finalmente, los métodos heurísticos pueden ser considerados generalmente como la técnica para
diseñar pilares que podría pasar por alto algunos de los parámetros requeridos en las fórmulas de
resistencia.

Considerando que el macizo rocoso no corresponde a un material homogéneo en un medio


isotrópico, la determinación de resistencia de un pilar es altamente dependiente de los factores que
afectan la resistencia del macizo rocoso, entre ellos (Lunder, 1994):

 La resistencia de la roca intacta


 La geometría del pilar (ancho, alto, razón ancho/alto)
 Estructuras presentes en el pilar
 Propiedades del material del pilar, tales como las características de tensión-deformación
 Los efectos que produce la tronadura en el pilar

En cuanto a los factores de los cuales depende la estimación del esfuerzo sobre el pilar, son los
siguientes:

 Condiciones de esfuerzos in-situ


 Cambios en los esfuerzos, inducido por una excavación
 Efectos de estructuras geológicas, tales como fallas y discontinuidades
 Orientación del pilar
 Geometría del pilar
 Relación espacial entre el pilar y las excavaciones vecinas
 Efectos de agua subterránea

14
Los métodos existentes en la literatura para deducir tanto el esfuerzo sobre el pilar, como la
resistencia del pilar, se describen a continuación e incluyen de alguna manera los factores
anteriormente mencionados.

2.2.1.1. Determinación del esfuerzo vertical promedio sobre el pilar

En este capítulo se describen los dos métodos existentes en la literatura para calcular el esfuerzo
sobre el pilar, estos son: La teoría del área tributaria y los métodos de modelamiento numérico.
La teoría del área tributaria utiliza un enfoque simplificado para determinar el esfuerzo sobre el
pilar, mientras que el modelamiento numérico depende de técnicas computacionales para
determinar la redistribución de esfuerzos en torno a excavaciones mineras.

La Figura 2.9. es una ilustración simplificada de la teoría de redistribución de esfuerzos cuando


existe una excavación, siendo análoga al flujo que sigue el agua en los pilares de un muelle.

Figura 2.9. Redistribución de esfuerzos, dados por 3 excavaciones.

 Teoría del Área Tributaria

Babcock et al. (1981) establece que el primer autor en introducir el método de área tributaria para
determinar el esfuerzo promedio sobre el pilar fue Bunting (1911). Sin embargo, Agapito (1972)
afirmó que la teoría del área tributaria deriva de una investigación sobre el análisis de esfuerzos
utilizando técnicas fotoelásticas. Estos estudios mostraron que la concentración de tensiones en los
pilares aumentaba con el número de aberturas (o excavaciones) y con el aumento de la razón
tamaño abertura/tamaño pilar. También mostró que la concentración de tensiones en los pilares

15
centrales alcanzaban su límite máximo, llegando a ser constante cuando el número de aberturas era
superior a 5 (Obert y Duvall, 1967).

La teoría del área tributaria es aplicable a situaciones donde se tiene un arreglo extenso y regular
de pilares de similar tamaño y no es aplicable a las siguientes particularidades (Lunder, 1994):
 Depósitos inclinados e irregulares.
 Patrones mineros inconsistentes e irregulares.
 Campos de esfuerzo triaxial complejo.

Esta teoría implica que la carga en cada pilar es una función tanto de la columna vertical de roca
que está inmediatamente por encima de él, como del área entre el pilar y cada uno de los pilares
adyacentes (Figura 2.10. ).

Figura 2.10. Vista en planta de la geometría para el análisis del área tributaria de un pilar cargado uniaxialmente (Brady
and Brown, 1992).

Si el pilar tiene una geometría regular, entonces mediante la teoría del área tributaria es posible
expresar el esfuerzo promedio sobre sí mismo como una función de la razón de extracción (r).

𝜎𝑣
𝜎𝑝 = [2.16.]
(1 − 𝑟)

𝜎𝑣 = 𝛾 ∙ 𝑧 [2.17.]

Donde, 𝜎𝑝 : Carga promedio sobre el pilar.

16
𝜎𝑣 : Esfuerzo in situ actuando axialmente normal al pilar, es ejercida por el suelo
que está sobre él.
r: Razón de extracción.
γ: Peso unitario de la roca intacta.
z: Profundidad a la que se encuentra el túnel.

De acuerdo a Brady and Brown (1992) la razón de extracción (r), puede ser expresada en términos
de las dimensiones dadas en la Figura 2.10. como:

Á𝑟𝑒𝑎 𝑚𝑖𝑛𝑎𝑑𝑎 (𝑤𝑝 + 𝑤0 ) ∙ (𝐿𝑝 + 𝐿0 ) − 𝑤𝑝 ∙ 𝐿𝑝


𝑟 = = [2.18.]
Á𝑟𝑒𝑎 𝑇𝑜𝑡𝑎𝑙 (𝑤𝑝 + 𝑤0 ) ∙ (𝐿𝑝 + 𝐿0 )

Donde, Wp: Ancho del pilar.


W0: Ancho de la excavación.
Lp: Largo del pilar.
L0: Largo de la excavación.

Para llegar a las ecuaciones anteriores, basta notar el esquema de la Figura 2.11. que muestra las
cargas que actúan sobre el pilar y hacer un equilibrio de fuerzas vertical sobre él, para obtener lo
siguiente:

𝑤𝑝 ∙ 𝐿𝑝 ∙ 𝜎𝑝 = (𝑤𝑝 + 𝑤0 ) ∙ (𝐿𝑝 + 𝐿0 ) ∙ 𝜎𝑣 [2.19.]

De donde se despeja 𝜎𝑝 y se obtienen las ecuaciones [2.16] y [2.18].

17
Figura 2.11. Cargas actuando sobre el pilar (Vallejos, 2012).

Sin embargo, se ha establecido que para pilares tipo muro, es decir, con la dirección longitudinal
significativamente más grande que la dirección transversal, como es el caso de los pilares
considerados en esta tesis, el problema se simplifica a uno de dos dimensiones y la fórmula de la
razón de extracción se reduce a lo siguiente:

𝑤0
𝑟 = [2.20.]
(𝑤𝑝 + 𝑤0 )

Figura 2.12. Vista en planta de pilares tipo muro.

 Métodos Numéricos

Los métodos numéricos han llegado a ser un método popular, debido a lo fácil que se puede
analizar y predecir los esfuerzos en pilares mineros.
El modelamiento numérico es la técnica de la aplicación de métodos numéricos para resolver
problemas que involucran la respuesta de un macizo rocoso sometido a carga. Esta carga es

18
generalmente un resultado de la excavación minera, la que causa una redistribución de esfuerzos
dentro del macizo rocoso.

El uso de modelos numéricos por sobre la teoría del área tributaria se basa en lo siguiente:
- La modelación numérica usa la teoría elástica para determinar la distribución de esfuerzos
dentro del material, por lo que es posible estimar los esfuerzos en geometrías complejas,
donde la fórmula del área tributaria podría no proveer resultados aceptables.
- Dentro de un modelamiento numérico se puede agregar un criterio de falla y parámetros de
resistencia para lograr predecir y analizar la respuesta del macizo rocoso.
- En pilares mineros existe una concentración de tensiones en las esquinas de las
excavaciones, así como en la parte central del pilar (producto del confinamiento horizontal
para algunas geometrías), lo cual tampoco es percibido por la teoría del área tributaria, por
lo que los métodos numéricos constituyen una estimación más acertada del esfuerzo vertical
promedio sobre el pilar.

La formulación para determinar el esfuerzo vertical promedio sobre el pilar mediante métodos
numéricos, dependerá del autor que lo desarrolle. En particular en este trabajo se utilizará el
programa de diferencias finitas FLAC 2D para modelar los pilares y estimar el esfuerzo vertical
sobre el pilar. Esto se describe en detalle en la sección 4.4.

2.2.1.2. Determinación de la resistencia axial del pilar

Entre los métodos para determinar la resistencia axial de pilares mineros se describen los
siguientes: métodos empíricos y métodos teórico - numéricos.

 Métodos empíricos (Lunder, 1994)

Los resultados de trabajos históricos han llevado generalmente a fórmulas empíricas de


resistencia de pilares, las que dependen del ancho y alto del pilar.
Básicamente los métodos empíricos han sido descritos usando dos fórmulas de resistencia
diferentes: fórmula de efecto forma (Shape Effect Formula) y fórmula de efecto tamaño (Size Effect
Formula). La fórmula de efecto forma asume que pilares con la misma razón W/H tienen la misma
resistencia, independiente del tamaño de los pilares. Sin embargo, la “Size Effect Formula” asume
que si el tamaño del pilar aumenta (para una misma razón W/H), la resistencia deberá disminuir.

19
Considerando que los factores de tamaño y forma del pilar provocan efectos sobre su resistencia,
la forma general de presentar la resistencia del pilar está dada por la ecuación [2.21.].

𝑃𝑠 = 𝑆𝑖𝑧𝑒 × 𝑆ℎ𝑎𝑝𝑒 [2.21.]

Donde, 𝑃𝑠 : Resistencia estimada del pilar [MPa]


𝑆𝑖𝑧𝑒 : Término de resistencia que incorpora el efecto tamaño y resistencia del
material intacto del pilar [MPa].
𝑆ℎ𝑎𝑝𝑒 : Término geométrico que incorpora el efecto forma del pilar [-].

Teniendo en cuenta lo anterior, han sido desarrolladas una serie de fórmulas que pueden ser
usadas para la estimación de la resistencia del pilar; sin embargo, en este capítulo la atención se
centrará en dos de ellas, dado que mejoran de cierta manera las fórmulas derivadas con
anterioridad; estas son: “Log-Power Shape Effect Formula” y “Confinement Formula”. Ambas
son virtualmente idénticas cuando son representadas en un gráfico de estabilidad, sin embargo la
diferencia entre ambas es que “Log-Power Shape Effect Formula” es una fórmula netamente
empírica, mientras que “Confinement Formula” es una modificación del criterio de falla de Mohr
– Coulomb. Estas dos metodologías difieren de otras fórmulas de resistencia, porque incorporan,
además de la geometría del pilar, el confinamiento promedio del pilar, el cual tendría control sobre
su resistencia. Este término, así como las fórmulas antes mencionadas se presentan en el Anexo B
(Lunder, 1994).

Para validar estas metodologías se analizó la base de datos combinada de la sección 2.2.3. para
establecer si ellas podrían aplicarse exitosamente a ese conjunto de datos, pero se determinó que
tales fórmulas no podían representar adecuadamente a los pilares de la base de datos combinada en
todo el rango de razones Wp/Hp, aunque sí en su mayoría.

Cabe destacar que la resistencia del pilar depende en estricto rigor de la resistencia a la
compresión no confinada del pilar a escala real, lo cual es complejo de determinar, por lo que se
usa la resistencia intacta de una muestra de roca, la que puede ser determinada de manera razonable
con test de laboratorio y se corrige por medio de un factor de escala, para obtener la resistencia a
tamaño real. La relación entre la resistencia de la roca intacta y la resistencia del pilar in situ ha
sido la primera meta de los muchos trabajos de investigadores de resistencia de pilares.

Por lo tanto, es necesario establecer valores que permitan asignar un factor tamaño a la
resistencia, lo cual es usado para corregir la resistencia a la compresión no confinada del material

20
intacto del pilar para usarla como la resistencia a la compresión no confinada del pilar a escala real.
Este valor se utiliza en el término “Size” de la ecuación [2.21.], donde la resistencia a la compresión
no confinada a escala real de un pilar minero puede ser representada como el 44% de la resistencia
a la compresión no confinada del material intacto del pilar.

Las curvas empíricas, dadas por las fórmulas “Log-Power Shape Effect Formula” y
“Confinement Formula” (ver Anexo B) permiten una estimación simple de la resistencia del pilar,
dando como valores de entrada la razón ancho/altura del pilar y la resistencia a la compresión no
confinada del material intacto del pilar. Finalmente, se estableció que la fórmula “Confinement
Formula” es sustancialmente mejor que los métodos anteriores para establecer la estabilidad del
pilar. Sin embargo, de igual manera que el resto de fórmulas empíricas, está sujeta a las condiciones
de la base de datos histórica, respecto de calidad de la roca, estados de carga y estabilidad de los
pilares. Por lo tanto, deberá ser usada con precaución en operaciones mineras donde no se disponga
de datos locales para calibrar el modelo (Lunder, 1994).

 Métodos teórico – numéricos

Los métodos numéricos, basados en la teoría para determinar la resistencia de pilares, dependerán
del autor que los desarrolle. Particularmente, en este trabajo se desarrolla este método para
determinar la resistencia de pilares. Por una parte, se desarrolla teóricamente un criterio de falla
para macizos rocosos, basado en su analogía con la albañilería, tal como se presenta detalladamente
en el capítulo 3. Por otra parte, este criterio de falla se implementa en el programa de diferencias
finitas FLAC 2D, donde se realiza un modelamiento numérico de pilares, de tal manera de analizar
la respuesta del macizo rocoso frente a excavaciones, estados tensionales, etc.

La determinación de la resistencia axial del pilar a partir de la metodología expuesta en el párrafo


anterior, se explica en la sección 4.5. y se basa en el antecedente que la resistencia axial de pilares
puede verse como la capacidad que tendrá el pilar para resistir la solicitación axial que existe sobre
él, la cual ha sido determinada de la siguiente manera:

𝜎𝑝
Ω = 𝑈𝐶𝑆 [2.22.]

Donde, Ω : Esfuerzo normalizado en pilares.


𝜎𝑝 : Tensión promedio sobre el centro del pilar.
UCS: Resistencia a la compresión no confinada de la roca.

21
Cabe destacar que la modelación numérica permite incorporar la mayoría de los factores
nombrados anteriormente que afectan la resistencia del pilar, tales como: la resistencia de la roca
intacta, la geometría del pilar, las estructuras presentes del pilar y las propiedades del material.

2.2.2. Clasificación de estabilidad de pilares

Los métodos de clasificación de estabilidad de pilares han variado desde una clasificación de 6 o
5 etapas, cuantificando los distintos niveles de inestabilidad del pilar, a un sistema de clasificación
más limitado, identificando solo si el pilar está en condición estable, inestable o fallado.

El método que clasifica la estabilidad del pilar en seis niveles está dado por Krauland & Soder
(1987), quienes pretendían caracterizar la falla progresiva en pilares mineros. Extendieron el
trabajo realizado por Hallbauer et al. (1973) y John (1971) que mostraba zonas de fracturamiento
extensivo, dentro de una muestra a escala microscópica, cuando el nivel de carga excedía el 95%
del esfuerzo máximo. Usando esta metodología general, Krauland & Soder (1987) desarrollaron
un método de clasificación de falla en pilares que consta de seis etapas, tal como se presenta en la
Tabla 2.1. Con este método se puede estimar la capacidad de carga del pilar y clasificar su
estabilidad relativa.

Tabla 2.1. Método de clasificación de falla de pilares (Krauland & Soder, 1987).

Clasificación de
Condiciones del pilar
estabilidad de pilares

0 Sin fracturas.

Leve desprendimiento en las esquinas y paredes del pilar, con fracturas longitudinales
1
cortas en relación a la altura del pilar y subparalelas a las paredes del pilar.

2 Una o pocas fracturas cerca de la superficie.


3 Fracturas también aparecen en la parte central del pilar.
Una o pocas fracturas ocurren a través de la parte central del pilar. Las fracturas
4 pueden ser paralelas a las paredes del pilar o diagonales, indicando el desarrollo de la
forma de reloj de arena en el pilar.

Desintegración del pilar. Gran cantidad de bloques caídos y/o el pilar es cortado por
5 fracturas bien definidas. Alternativamente, podría aparecer la forma de reloj de arena
bien definida, con la parte central completamente triturada.

Posteriormente, el método para clasificar la estabilidad de pilares en cinco etapas fue desarrollado
para los pilares de Westmin Resource Ltd.’s H-W Mine (Lunder, 1994). Éste método está basado
en la metodología de Krauland & Soder (1987) y en observaciones a pilares de H-W Mine. Las

22
etapas que constituyen este método se presentan ilustrativamente en la Figura 2.13. Además en la
Tabla 2.2 se describe el criterio utilizado.

Figura 2.13. Ilustración esquemática del método de clasificación de estabilidad de pilares desarrollado para ser usado en
Westmin Resource Ltd. (Lunder, 1994).

Tabla 2.2. Criterio usado en la evaluación visual de la estabilidad de pilares en Westmin Resources Ltd. (Lunder, 1994).

Clasificación de
Condición del pilar
estabilidad de pilares

No se observan signos de fracturamiento por esfuerzos


1
inducidos.
2 Ruptura en las esquinas del pilar solamente

Fracturamiento en las paredes del pilar


3 Largo de las fracturas < 1/2 de la altura del pilar
Apertura de las fracturas < 5 [mm]

Largo de las fracturas > 1/2 de la altura del pilar


4
10 [mm] > Apertura de las fracturas > 5 [mm]

Desintegración del pilar


Caída de bloques
5
Apertura de las fracturas > 10 [mm]
Fracturas cruzan el núcleo del pilar

Finalmente, Lunder (1994) obtiene una base de datos más completa, denominada base de datos
combinada, la que incluye los datos individuales de 6 autores, además de los datos de Westmin
Resource Ltd. Cada uno de estos autores presenta una clasificación propia de estabilidad de pilares,
sin embargo, se logra correlacionarlas con una clasificación de estabilidad de pilares que consta de
tres niveles de estabilidad: estable, inestable o fallado, de manera que la base de datos combinada
contenga un sistema de clasificación “común” de estabilidad de pilares, tal como se presenta en la

23
Tabla 2.3. Cabe destacar que los pilares son clasificados como inestables cuando muestran signos
de degradación visibles en el pilar.

Tabla 2.3. Designación común de la estabilidad de pilares con respecto a la de la base de datos individual (Lunder,
1994).

Base de Von Hedley & Krauland


Westmin Hudyma Sjoberg
datos Kimmelman Grant & Soder
Resources (1988) (1992)
Combinada et al. (1984) (1972) (1987)

Fallado Clase 5 Fallado Clase C Triturado Fallado NA

Pre-falla,
Con Parcial-
Clase B o severos
Inestable Clase 2 – 4 desprendi- mente Clase 3
B/C desprendi-
mientos fallado
mientos

Estable Clase 1 Estable Clase A Estable NA NA

2.2.3. Base de datos de pilares

En esta sección se presenta la base de datos combinada que ha sido utilizada para desarrollar las
guías de diseño de pilares. Estos datos han sido analizados tanto individualmente por sus distintos
autores, como en su conjunto para llevar a cabo las guías de diseño de pilares actuales,
representando el estado del conocimiento de los pilares mineros, bajo características particulares
de los yacimientos.

Las base de datos individuales se encuentra en el Anexo A y cuenta con los datos de Westmin
Resource Ltd., 13 minas Canadienses (Hudyma, 1988), mina Selebi-Phikwe de Sudáfrica (Von
Kimmelman et al., 1984), mina Elliot Lake de Canadá (Hedley & Grant, 1972), mina Zinkgruvan
de Suecia (Sjoberg, 1992), mina Black Angel de Groenlandia (Krauland & Soder, 1987) y mina
Mt. Isa de Australia (Brady, 1977). En estas bases de datos se presenta la estabilidad de cada pilar
de acuerdo al sistema de clasificación común para la estabilidad de pilares, descrito previamente
en la Tabla 2.3 de la sección 2.2.2.
Todos los macizos rocosos observados en estas minas corresponden a roca con un RMR (Rock
Mass Ratings) entre 65 y 85, lo que representa una buena a muy buena calidad del macizo rocoso
y las cinco primeras minas pertenecen a yacimientos de sulfuros masivos, por lo que las estructuras
mayores parecen no ser, en general, un factor que contribuya a la inestabilidad del pilar (Lunder,
1994).
La base de datos combinada cuenta con 178 casos históricos, los que se presentan gráficamente
en la Figura 2.14. , donde se muestra la capacidad axial de los pilares, 𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺, para cada razón

24
geométrica Wp/Hp. Donde Wp corresponde al ancho del pilar y Hp a su altura. Dentro del gráfico se
diferencian los datos de acuerdo a la clasificación de estabilidad de los pilares.

0,80

Tensión media sobre el pilar / UCS 0,70

0,60

0,50

0,40

0,30

0,20

0,10
178 observaciones
0,00
0,00 1,00 2,00 3,00 4,00 5,00
Razón Ancho / Alto del pilar

Clasificación de estabilidad de pilares


Pilares Fallados Pilares Inestables Pilares Estables

Figura 2.14. Representación gráfica de los 178 datos de pilares de la base de datos combinada, diferenciados por su
clasificación de estabilidad (Lunder, 1994).

2.2.4. Efecto de discontinuidades presentes en el pilar

Las discontinuidades se definen como planos de origen mecánico o sedimentario en un macizo


rocoso, con una resistencia a la tracción nula o muy baja. Estas generan un comportamiento no
continuo de la matriz rocosa y normalmente anisotrópico.
Entre los tipos de discontinuidades se encuentran:
- Planos de estratificación
- Diaclasas
- Planos de foliación
- Fallas
- Vetas

A continuación se muestra un caso de roca diaclasada, donde se observa el efecto visual que
produce este tipo de discontinuidades dentro de un macizo rocoso (ver Figura 2.15. )

25
Figura 2.15. Fotografía de roca diaclasada.

El comportamiento mecánico de las discontinuidades queda caracterizado por la resistencia al


corte del plano o del material de relleno y la presencia de ellas condiciona el comportamiento
geomecánico del macizo rocoso.
Por lo tanto, al ser estos planos de discontinuidad potenciales planos de falla del macizo rocoso,
es necesario tener en cuenta sus propiedades de resistencia al corte, el espaciamiento o frecuencia
con que se encuentran dentro de la roca, y su orientación.

Con estos antecedentes se vuelve imprescindible considerar el efecto que tienen las
discontinuidades sobre la resistencia al corte del macizo rocoso en obras subterráneas,
particularmente en pilares de roca.

Jia y Tang (2007) consideran que las discontinuidades además de controlar el comportamiento
del macizo rocoso, determinan las zonas de falla alrededor de un túnel. Estos autores lograron
establecer, mediante modelos numéricos, qué zona falla primero en un túnel y cómo se propaga
esta falla, dependiendo del ángulo de las discontinuidades (dip).

En base a lo anterior, se requiere tomar en cuenta la frecuencia y orientación de las


discontinuidades en el modelamiento de pilares de roca, ya que ello determinará la resistencia al
corte de los pilares. Para cumplir este objetivo se propone el uso de las tablas descritas en el
documento “Pillar and Roof Span Design Guidelines for Underground Stone Mines” (Esterhuizen,
et al., 2011), que permite obtener, mediante un estudio numérico realizado a pilares con distinta
orientación de discontinuidades, un factor de reducción en la resistencia axial de los pilares que
dependerá tanto del ángulo de inclinación de ellas, como de su frecuencia, ya que podrían existir
escenarios en que las discontinuidades estén tan ampliamente espaciadas que no logren intersectar

26
al pilar y en cuyo caso no afectarían su resistencia independiente del ángulo de inclinación que
tengan.
Por lo tanto, puede definirse el factor de corrección a la resistencia del pilar, debido a la presencia
de grandes discontinuidades, como:

𝐿𝐷𝐹 = 1 − 𝐷𝐷𝐹 ∙ 𝐹𝐹 [2.23.]

Donde, 𝐿𝐷𝐹 : Factor por grandes discontinuidades (Large Discontinuity Factor)[-]


𝐷𝐷𝐹: Factor por inclinación de discontinuidades (Discontinuity Dip Factor) [-]
𝐹𝐹 : Factor por frecuencia de discontinuidades (Frequency Factor) [-]

Este factor siempre es inferior a la unidad, por lo que reduce la resistencia del pilar dependiendo
de los factores por inclinación y frecuencia de las discontinuidades (DDF y FF, respectivamente),
los que a su vez dependen de valores establecidos en la Tabla 2.4 para cada razón geométrica de
los pilares (W/H). Estos resultados se obtienen mediante estudios numéricos. En adelante, W
corresponde al ancho del pilar y H a la altura del pilar.

Tabla 2.4. Factor de ajuste por la inclinación de la discontinuidad, DDF, que representa la reducción de la resistencia
causada por una única discontinuidad que intersecta al pilar en o cerca del centro (Esterhuizen, et al., 2011).

Los factores de corrección de la Tabla 2.4 son aplicables cuando se considera la estabilidad de
un único pilar que es intersectado por una gran discontinuidad. Sin embargo, estos valores serían
conservadores en el caso de tener muchos pilares, debido a que estas grandes discontinuidades
pueden estar ampliamente espaciadas y no necesariamente intersectan cada pilar.
El impacto promedio en la resistencia de pilares puede estimarse a partir de un factor de
corrección por frecuencia (FF) aplicado sobre el factor DDF, el que se determina a partir de la
Tabla 2.5.

27
Tabla 2.5. Factor de frecuencia de las discontinuidades (FF) usado en la ecuación [2.16].

El valor de la frecuencia promedio de grandes discontinuidades presentes en el pilar (average


frequency of large discontinuities per pillar) puede ser estimado dividiendo el ancho del pilar por
el espaciamiento promedio de las discontinuidades.
En esta tabla se observa que si no hay grandes discontinuidades presentes en el pilar, entonces el
FF es cero, con lo cual el LDF es 1.0 y por lo tanto no habría reducción de la resistencia del pilar
debido a estas discontinuidades.
Para ilustrar cómo utilizar las tablas y el factor de reducción en la resistencia, se proponen los
siguientes ejemplos.

Ejemplo 2.1.
Si se desea diseñar un pilar de 4 metros de ancho con una razón geométrica W/H de 0.4 y se
quiere saber el impacto que tendría una gran discontinuidad sobre este pilar, cuyo espaciamiento
es de 1 metro e inclinación (dip) de 60°, entonces se debe proceder como sigue:
1. Calcular la frecuencia de las discontinuidades por pilar (4/1 = 4)
2. De la Tabla 2.5 se obtiene el valor del factor por frecuencia de las discontinuidades, FF = 1.0
3. Buscar en la Tabla 2.4 el valor del factor por inclinación de las discontinuidades para la razón
geométrica analizada, DDF = 0.94
4. Calcular el factor de reducción en la resistencia del pilar, debido a la presencia de
discontinuidades, LDF, usando la ecuación [2.16]. LDF = 0.06
Este valor de LDF representa una reducción del 94% en la resistencia del pilar.

Ejemplo 2.2.
Si se analizara un pilar de similares características al ejemplo anterior, pero con un ángulo de
discontinuidades de 90°, entonces:
1. FF = 1.0
2. DDF = 0.31
3. LDF = 0.69
Por lo tanto, en este caso, la reducción en la resistencia del pilar será de 31% y la variación entre
ambos resultados (Ejemplo 2.1 y Ejemplo 2.2) solo se debe al ángulo de las discontinuidades.

28
2.3. Mecánica de Rocas y Albañilería

Entre los materiales más antiguos utilizados en Ingeniería civil, se encuentran la roca y la
albañilería, sin embargo el comportamiento físico de ambos materiales sigue siendo estudiado por
investigadores, lo cual se refleja por ejemplo en una serie de revistas especializadas relacionadas a
ingeniería civil, construcción e ingeniería geotécnica.
Si bien, a simple vista estos materiales no tienen mucho en común; siendo la albañilería un
material de construcción clásico de estructuras emplazadas sobre el suelo, mientras que la
descripción del comportamiento del macizo rocoso pertenece más bien a la Ingeniería Geológica;
existen similitudes en el comportamiento de ambos materiales, que serán descritos en este capítulo.

2.3.1. Comportamiento general de la albañilería y macizo rocoso

Al observar ambos materiales, se puede notar que ninguno de ellos corresponde a los
denominados materiales CHILE (iniciales de continuo, homogéneo, isótropo, lineal y elástico).
Ciertamente, la distinción de un material en homogéneo/heterogéneo o continuo/discontinuo es una
materia que depende más bien del nivel de escala, que de una cualidad intrínseca de cada material
(Dialer, 1993).

El comportamiento de estos materiales queda definido en la Tabla 2.6 a fin de compararlos


directamente.

Tabla 2.6. Comparación general del comportamiento de los materiales (según Dialer, 1993).

General Albañilería Macizo rocoso


Parte continua Unidades Rocas, piedras, bloques
Juntas, grietas, fisuras, fallas,
Juntas de mortero e interfaces
Parte discontinua contactos, foliación, zonas de
entre unidades y mortero
corte, etc.
Homogeneidad Depende de la escala
Isotropía Ortotrópico Anisotrópico
No continuo
No homogéneo
No es un material
No isótropo
CHILE
No lineal
No elástico

29
El comportamiento ortotrópico de los ladrillos es un resultado del proceso de manufacturación y
propiedades geométricas. Mientras que la anisotropía de los bloques en un macizo rocoso se debe
al vínculo de los minerales en la formación de la roca.

2.3.2. Discontinuidades o juntas

Las juntas tienen orígenes y propósitos diferentes en ambos materiales, pero en ambos casos
reducen la resistencia no solo de tracción y corte, sino también de compresión. En la albañilería se
refiere a juntas de mortero y a la interfaz entre el mortero y la unidad. En un macizo rocoso, un
material que no tenga discontinuidades sería favorable, sin embargo, para remover bloques,
excavar y hacer voladuras es más fácil en macizos con discontinuidades.

La comparación de discontinuidades para ambos materiales se presenta en la Tabla 2.7.

Tabla 2.7. Comparación en las características de las discontinuidades (según Dialer, 1993).

Juntas Albañilería Macizo rocoso


Manual como parte del
proceso de producción: Formación rocosa, desgaste,
Modo de formación Junta I: Mortero sobrecarga, hundimiento,
Junta II: Interfaz mortero- hinchazón, etc
unidad
Rellenas o no rellenas Rellenas con mortero Rellenas o no rellenas
Rectangular, siguen un Distintas orientaciones,
Geometría
patrón bien definido espaciamiento y largo
Depende de la aspereza
Aspereza en la superficie de la Lisas, rugosas, limpias, etc.
unidad
Cohesión, fricción y Cohesión, fricción, resistencia a
Calidad resistencia a la tensión la tensión nula, rugosidad,
nula dureza
Permite el vínculo de
Desventaja: Debilitamiento
ladrillos o bloques
Función Ventaja: Facilita el proceso de
geométricamente
excavación
imperfectos

Transferencia de calor o
Transporte/Transferencia Flujo de agua
difusión de vapor de agua

El mortero, por sí mismo, exhibe un comportamiento tensión - deformación (𝜎 − 𝜀) no lineal,


típicamente por ser un material cementado. Sin embargo, las juntas no rellenas en macizos rocosos
muestran un efecto de cierre progresivo a medida que aumenta la tensión normal.

30
Ambas diferencias en el comportamiento de deformación se muestran en la Figura 2.16.

Figura 2.16. Comportamiento de tensión-deformación (Dialer, 1993) (a) Juntas de Mortero. (b) Cierre de juntas en roca.

2.3.3. Criterio de falla

Debido a la acción compuesta de mortero y unidad, no existe un caso uniaxial real en albañilería,
por lo que aunque la mayoría de los criterios describan una falla uniaxial, se debe tener en cuenta
un comportamiento poliaxial. Sin embargo, el conocimiento relacionado a la resistencia multiaxial
y al comportamiento en la deformación es escaso, por lo que los criterios propuestos en albañilería
principalmente confían en un enfoque de compatibilidad de deformación considerando un modelo
lineal- elástico.
También existen criterios de falla biaxiales y todos ellos consideran distintos modos de falla. La
necesidad de diferentes modos de falla recae en el hecho de que tanto unidades como juntas pueden
fallar independientemente, además las juntas muestran un comportamiento diferente en la unión.

En mecánica de rocas, el criterio de falla más simple y comúnmente usado corresponde al criterio
de Mohr-Coulomb. Este criterio de resistencia es válido para cierto rango de confinamientos, tanto
para la roca intacta, como para el macizo rocoso con discontinuidades.

A continuación, en la Tabla 2.8 se muestra la comparación entre ambos materiales y los criterios
de falla.

31
Tabla 2.8. Comparación de los criterios de falla y modelos (según Dialer, 1993).

Criterio de falla Albañilería Macizo Rocoso


*Criterio basado en la
compatibilidad elástica entre * Teoría de Griffith
Uniaxial
mortero y unidad. *Fracturas mecánicas
* Modelos de esferas
*Diferentes modos de falla
(falla en las juntas por
*Mohr-Coulomb
tensión/corte, falla en las
Biaxial/Triaxial *Leyes empíricas (Hoek &
unidades por tensión, falla
Brown)
compresiva del compuesto).
*Modelos de esferas

Las similitudes entre ambos materiales se deben, en general, a su comportamiento, ya que ambos
pertenecen a materiales con discontinuidades, de acuerdo a ensayos, evaluaciones numéricas y
métodos de diseño. Por ejemplo, el ensayo de caja corte, la celda triaxial y el ensayo flatjack
(Gregorczyk & Lourenço, 2000) fueron diseñados para la ingeniería de rocas y ahora son usados
también como ensayos en albañilería (Dialer, 1993). Los modelos de discontinuidades hechos con
análisis de elementos finitos y otras herramientas numéricas que sirven para describir el
comportamiento de materiales con discontinuidades, también fueron introducidos primeramente en
mecánica de rocas. Tal vez, algunos de ellos encuentren un lugar dentro de la albañilería.
Otra similitud entre un material geológico y un material estructural artificial puede notarse en la
mezcla, pues en ambos casos el material está compuesto de agregados consistentes incrustados en
una matriz más fina.

32
3. PROPUESTA DE UN CRITERIO DE FALLA PARA MACIZOS
ROCOSOS BASADO EN EL MODELO DE ALBAÑILERÍA DE
MANN & MÜLLER

Tomando en cuenta el criterio de falla desarrollado por Mann & Müller (1982) para albañilería y
considerando la similitud física y mecánica que existe entre este material y el macizo rocoso
(Dialer, 1993), se desarrolla una envolvente de falla al corte para macizos rocosos, que incorpora
los tres mecanismos que son considerados en albañilería. Además, se analizan las diferencias que
existen en cuanto a los esfuerzos que actúan en el macizo rocoso con respecto a los actuantes en la
albañilería, como también al efecto de las propiedades de la roca intacta y discontinuidades versus
las propiedades del ladrillo y mortero.
Para este efecto, se considera que el macizo rocoso corresponde al conjunto de roca intacta y
discontinuidades. Por lo tanto, la roca intacta, que es el material rocoso que queda delimitado por
las discontinuidades, será considerada una unidad (ladrillo) dentro de este análisis y las
discontinuidades serían análogas a las juntas en la albañilería.
Este modelo considera diversas restricciones para el macizo rocoso, pues en general las
discontinuidades no son verticales y horizontales como en el caso de la albañilería, las unidades no
tienen las mismas dimensiones entre ellas y el ancho y largo de las discontinuidades sería variable.
Además, estas pueden estar rellenas de material más blando o más duro que el de la roca intacta.
Por lo tanto, más allá de considerar que el comportamiento mecánico de las rocas se asemeja al de
la albañilería, se hace una serie de supuestos en cuanto a la física del problema, al momento de
modelar la envolvente de falla desarrollada para macizos rocosos, tales como:
 Se hace un análisis bidimensional del macizo rocoso.
 Se considera que las juntas o discontinuidades de la roca se orientan verticales y horizontales
y tienen el mismo espesor.
 Las unidades de roca intacta tienen las mismas dimensiones y sus propiedades de resistencia
a la compresión no confinada son uniformes.
 Las discontinuidades, dentro del mismo macizo rocoso, tienen el mismo tipo de relleno,
representado por el coeficiente de fricción (𝑡𝑎𝑛(𝜙)) y por su cohesión (c).

Al analizar una fracción de macizo rocoso, se puede observar sobre él un estado tensional en el
que están presentes tanto tensiones normales, como esfuerzos de corte en cada una de sus caras.
Por lo tanto, a diferencia de las unidades de albañilería, las de roca intacta sí poseen esfuerzos de
corte y tensiones en las caras laterales.
Por otra parte, como simplificación del modelo, se asume que tanto las tensiones normales, como
los esfuerzos de corte tienen una distribución lineal en las caras de la unidad, tal como se muestra
en la Figura 3.2. Esto difiere de la distribución de tensiones de Mann & Müller sobre la unidad de
albañilería, pues en tal caso se asumían uniformes en cada mitad de la unidad (Mann & Müller,

33
1982), tal como se observa en la Figura 2.1. La razón es que los resultados del modelamiento
numérico para macizos rocosos están más acorde con una distribución lineal que con una uniforme.
Para validar esto último, se realiza un ejercicio sencillo, analizando los esfuerzos verticales
resultantes de la distribución de Mann & Müller versus la nueva propuesta de distribución (lineal),
tal como se muestra en la Figura 3.1. Se observa que con la distribución lineal se puede evitar el
escalón existente entre las tensiones de una mitad de la unidad con las de la otra mitad, suavizando
el cambio de tensiones que existe entre un nodo y otro. Ambas distribuciones se muestran en la
Figura 3.1. Posteriormente, se asume para este trabajo que tanto el esfuerzo de corte, como las
tensiones normales se distribuyen de manera lineal, tal como puede observarse en la Figura 3.2.

Figura 3.1. Distribución de esfuerzos verticales sobre la unidad. Color negro y líneas continuas para la distribución
resultante considerada por Mann & Müller y en rojo y línea discontinua la distribución lineal propuesta.

Figura 3.2. (a) Esquema de las tensiones normales actuando sobre una unidad de roca intacta. (b) Distribución del
esfuerzo de corte en las caras de la unidad.

Donde, 𝜎𝑥𝑖 : Tensión normal a las caras laterales (tensión horizontal).


𝜎𝑦𝑗 : Tensión normal a las caras superior e inferior (tensión vertical).
𝜏̅𝑖 : Esfuerzo de corte en las caras de la unidad.

34
𝑖, 𝑗, 𝑙 : Contador que corresponde a las esquinas de la unidad para la tensión
horizontal, tensión vertical y esfuerzo de corte, respectivamente (medidos en sentido de los
punteros del reloj).

Las tensiones normales y esfuerzos de corte se determinan en los nodos de cada unidad y son
tales que cumplen la condición de equilibrio para cada unidad de roca intacta.
Con estos antecedentes, se determina la resistencia al corte para macizos rocosos, diferenciada
para los tres mecanismos de falla.

3.1. Primer modo de falla: Falla por adherencia

De manera análoga a la albañilería y considerando el criterio de Mohr-Coulomb, se desarrollará


una mayor resistencia al corte cuando la compresión normal aplicada sobre la superficie de falla
sea mayor. Sin embargo, para este análisis en que los esfuerzos de corte y las tensiones normales
siguen una distribución lineal, no se puede asegurar que la falla por adherencia entre unidades de
roca se producirá cuando la tensión normal sea mínima, ya que esto se cumpliría solo si la
distribución de esfuerzos de corte en cada cara de la unidad fuera constante.
Por lo tanto, y considerando que no es constante, sino que varía linealmente en cada cara de la
unidad, será necesario tomar en cuenta todos los casos posibles, es decir, comparar el esfuerzo de
corte que se produce en el nodo (o esquina) de cada unidad, con su respectiva resistencia al corte
dada por Mohr-Coulomb y la tensión normal en el nodo correspondiente. Este análisis corresponde
a un criterio de inicio de falla, ya que se asume que la falla por adherencia comienza en una esquina
de la unidad y a partir de ahí sigue propagándose hasta hacer fallar la cara completa.
De esta manera, se determinan 8 diferentes ecuaciones de resistencia al corte para este mecanismo
de falla, dependiendo de la cara y esquina por donde comienza a propagarse la falla en la unidad.
Esto se observa esquemáticamente en la Figura 3.3. , donde se muestra el número de la ecuación
correspondiente a cada esquina de la unidad. La diferencia en las 8 ecuaciones radica en los
esfuerzos que considera cada una, dependiendo de la ubicación dentro de la unidad.

Figura 3.3. Ecuación respectiva a cada ubicación dentro de la unidad de roca.

35
- Cara superior:

𝜏1𝑖 = 𝑐 + 𝜎𝑦1 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.1.]

𝜏1𝑑 = 𝑐 + 𝜎𝑦2 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.2.]

Estas ecuaciones corresponden a la resistencia al corte en la esquina izquierda y derecha de la


cara superior de la unidad, respectivamente.
Así, estas deben compararse con el corte solicitante en cada esquina de la cara superior para
determinar si existe falla por adherencia en esa cara y por qué esquina comenzaría a propagarse la
falla.
Si se considera la notación de la Figura 3.2. , entonces deberían compararse 𝜏1𝑖 con 𝜏̅4 y 𝜏1𝑑 con
𝜏̅1 . Todos en valor absoluto.

- Cara lateral derecha:

𝜏2𝑠 = 𝑐 + 𝜎𝑥3 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.3.]

𝜏2𝑖 = 𝑐 + 𝜎𝑥4 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.4.]

En este caso, las ecuaciones corresponden a la resistencia al corte en la esquina superior e inferior
de la cara lateral derecha, respectivamente.
Para determinar si existe falla por adherencia en esta cara y por qué esquina comenzaría su
propagación, deben compararse en valor absoluto 𝜏2𝑠 con 𝜏̅1 y 𝜏2𝑖 con 𝜏̅2 .

- Cara inferior:

𝜏3𝑖 = 𝑐 + 𝜎𝑦4 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.5.]

𝜏3𝑑 = 𝑐 + 𝜎𝑦3 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.6.]

Las ecuaciones corresponden a la resistencia al corte en la esquina izquierda y derecha de la cara


inferior, respectivamente.
Se deben comparar en valor absoluto 𝜏3𝑖 con 𝜏̅3 y 𝜏3𝑑 con 𝜏̅2 , para determinar si existe falla por
adherencia en esta cara y en qué esquina comenzaría su propagación.

36
- Cara lateral izquierda:

𝜏4𝑠 = 𝑐 + 𝜎𝑥2 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.7.]

𝜏4𝑖 = 𝑐 + 𝜎𝑥1 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [3.8.]

Las ecuaciones corresponden a la resistencia al corte en la esquina superior e inferior de la cara


lateral izquierda, respectivamente.
Se deben comparar en valor absoluto 𝜏4𝑠 con 𝜏̅4 y 𝜏4𝑖 con 𝜏̅3 , para determinar si existe falla por
adherencia en esta cara y en qué esquina comenzaría su propagación.

Notación: c : Cohesión de las discontinuidades.


𝜙 : Ángulo de fricción de las discontinuidades
𝜎𝑥𝑖 : Tensión normal a las caras laterales.
𝜎𝑦𝑖 : Tensión normal a las caras superior e inferior.
𝜏̅𝑖 : Esfuerzo de corte en la cara “i” de la unidad (solicitación).
𝜏𝑖 : Resistencia al corte en la cara “i” de la unidad.

Como criterio de falla, se considera que una unidad de roca falla por adherencia si han fallado
sus 4 caras por este mismo mecanismo, de modo que quede completamente desconectada del
macizo rocoso. En caso contrario, existiría adherencia entre el macizo rocoso y la unidad, lo que
permite la configuración de bloque colgado. De esta forma, al desconectar el bloque, se progresa a
otro macizo, donde se deberán redistribuir las tensiones para volver a evaluar bloque por bloque.
Esto último es una de las limitaciones del modelo, pues los bloques que no son desconectados los
considera como continuos dentro del nuevo macizo, aun cuando hayan fallado 3 de sus 4 caras.

3.2. Segundo modo de falla: Falla por tracción diagonal

Si bien en el caso de la albañilería se realiza este análisis al centro de la unidad, cuando se


extrapola el método a macizos rocosos es pertinente considerar los distintos esfuerzos que se
ejercen sobre las caras de la unidad de roca, ya que como se mencionó anteriormente no solo existen
tensiones verticales, como se considera en albañilería, si no también tensiones horizontales
actuando sobre la unidad. Además, estas varían de forma lineal, asimismo con el esfuerzo de corte
(ver Figura 3.2. ), por lo que es incierto determinar la existencia de este mecanismo de falla si se
consideran las tensiones sólo al centro de la unidad.

37
Por lo tanto, se modifica la modalidad de determinar la resistencia al corte con respecto a lo
establecido por Mann & Müller, pues en este caso es función tanto de la tensión vertical como
horizontal y por lo mismo, su valor depende de la posición dentro de la unidad, tal como sucede
con el esfuerzo de corte. En consecuencia, para establecer la falla se deben comparar ambos
resultados en determinados puntos y de esta forma determinar por donde comienza a propagarse
este tipo de falla.
Con lo anterior, de manera conservadora, se analizan los círculos de Mohr para los estados
tensionales de 8 puntos establecidos dentro de la unidad por donde podría comenzar a propagarse
la falla, tal como se muestra en la Figura 3.4.

Figura 3.4. Posibles puntos por donde comenzaría a propagarse la falla por tracción diagonal dentro de la unidad.

Determinados estos puntos queda de manifiesto que considerar el punto central no es el caso más
desfavorable, debido a que correspondería al promedio de los puntos (2) y (6) o (5) y (4) de la
Figura 3.4. , lo que de ninguna manera será mayor que alguno de estos puntos por separado, por lo
tanto analizando estos 8 casos quedaría cubierto el problema.

El esquema estándar de los círculos de Mohr para cada una de las 8 posiciones dentro de la unidad
queda reflejado en la Figura 3.5.

38
Figura 3.5. Círculo de Mohr del estado tensional para un punto “j” dentro de la unidad (modo de falla por tracción
diagonal). El punto “j” corresponde a uno de los 8 puntos mostrados en la Figura 3.4.

De manera análoga al caso de la albañilería, las rocas también tienen una resistencia a la tracción
baja, aproximadamente 0.1 veces la resistencia a la compresión simple, por lo que se analizan las
tensiones principales y se establece que las unidades de roca fallan cuando la tensión principal de
tracción iguala su resistencia a la tracción.
Ahora bien, considerando que la tensión horizontal no es nula, entonces el centro y radio del
círculo de Mohr quedan definidos por las siguientes ecuaciones.

𝜎𝑥𝑗 + 𝜎𝑦𝑗
𝜎0𝑗 = [3.9.]
2
2
𝑅𝑗 = √(𝜎𝑦𝑗 − 𝜎0𝑗 ) + 𝜏𝑗2 [3.10.]

Donde, 𝑗: Subíndice que indica el lugar dentro de la unidad donde se está haciendo el
análisis. De acuerdo a la Figura 3.4. , j=1,…,8.
𝜎𝑥𝑗 : Tensión horizontal del estado tensional en el punto “j”.
𝜎𝑦𝑗 : Tensión vertical del estado tensional en el punto “j”.

39
𝜏𝑗 : Esfuerzo de corte del estado tensional en el punto “j”.

Por lo tanto, las tensiones principales de compresión y tracción, son respectivamente:

𝜎𝑥𝑗 + 𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑦𝑗 − 𝜎𝑥𝑗 2


𝜎1𝑗 = 𝜎0𝑗 + 𝑅𝑗 = √
+ ( ) + 𝜏𝑗2 [3.11.]
2 2

𝜎𝑥𝑗 + 𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑦𝑗 − 𝜎𝑥𝑗 2


𝜎2𝑗 = 𝜎0𝑗 − 𝑅𝑗 = − √( ) + 𝜏𝑗2 [3.12.]
2 2

Similarmente a lo establecido por Mann & Müller, la tensión principal de tracción no puede
sobrepasar la capacidad a tracción de la unidad de roca, por lo que se obtiene que la resistencia al
corte de la unidad está dada por la ecuación [3.14.]:

𝜎𝑥𝑗 + 𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑦𝑗 − 𝜎𝑥𝑗 2


𝜎2𝑗 = −𝑓𝑡𝑏 = − √( ) + 𝜏2 [3.13.]
2 2

𝜎𝑥𝑗 +𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑥𝑗 ∙𝜎𝑦𝑗


𝜏 = 𝑓𝑡𝑏 ∙ √1 + ( 𝑓 )+ 2 [3.14.]
𝑡𝑏 𝑓𝑡𝑏

Donde, 𝑓𝑡𝑏 : Capacidad a tracción de la unidad.


𝜏 : Resistencia al corte de la unidad de roca en el caso de falla por tracción diagonal.

Teniendo en cuenta que las tensiones verticales y horizontales de la ecuación [3.14.] dependen
del punto por donde comienza a propagarse la falla dentro de la unidad, es necesario determinar
los valores de las tensiones para cada punto, considerando que la distribución de esfuerzos es una
función lineal. Además, estos resultados deben ser comparados con el esfuerzo de corte solicitante
en ese punto para determinar la existencia de la falla por tracción diagonal en la unidad (ambos en
valor absoluto).
Estos valores se obtienen mediante los datos de la Figura 3.2. y Figura 3.4. y se muestran en la
Tabla 3.1.

40
Tabla 3.1. Valores de las tensiones normales y esfuerzos de corte de un punto “j” dentro de la unidad (ver Figura 3.4. ).

Punto j Tensión Tensión Corte


horizontal, 𝜎𝑥𝑗 vertical, 𝜎𝑦𝑗 solicitante, 𝜏𝑗

1 𝜎𝑥2 𝜎𝑦1 𝜏̅4

2 𝜎𝑥2 + 𝜎𝑥3 𝜎𝑦1 + 𝜎𝑦2 𝜏̅1 + 𝜏̅4


2 2 2
3 𝜎𝑥3 𝜎𝑦2 𝜏̅1

4 𝜎𝑥3 + 𝜎𝑥4 𝜎𝑦2 + 𝜎𝑦3 𝜏̅1 + 𝜏̅2


2 2 2
5 𝜎𝑥1 + 𝜎𝑥2 𝜎𝑦1 + 𝜎𝑦4 𝜏̅3 + 𝜏̅4
2 2 2
6 𝜎𝑥1 + 𝜎𝑥4 𝜎𝑦3 + 𝜎𝑦4 𝜏̅2 + 𝜏̅3
2 2 2
7 𝜎𝑥1 𝜎𝑦4 𝜏̅3

8 𝜎𝑥4 𝜎𝑦3 𝜏̅2

Nota: Los puntos 2, 4, 5 y 6 corresponden a la zona central de cada cara, para lo cual se calcula el promedio de las
tensiones respectivas y se compara con el promedio del esfuerzo de corte de la cara correspondiente.

Como criterio de falla, se considera que una unidad de roca falla si al menos uno de los ocho
puntos analizados dentro de la unidad ha comenzado a fallar por tracción diagonal, pues es un
mecanismo determinante. Una vez fallando el primer bloque, existirá una redistribución de los
esfuerzos, realizando el mismo procedimiento para el bloque contiguo.

3.3. Tercer modo de falla: Falla por compresión

Esta falla depende de la resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta, UCS. Por lo
tanto, la tensión principal de compresión sobre la unidad no debe sobrepasar este valor.
De manera análoga al caso de falla por tracción diagonal, se deben considerar distintos puntos
dentro de la unidad, para ser evaluados y determinar si la unidad falla por compresión, dado que
cada punto tendrá un estado tensional distinto, por lo que se consideran nuevamente los 8 puntos
de la Figura 3.4. y por lo tanto, se tendrán los mismos 8 estados tensionales y círculos de Mohr que
en el caso anterior. Con esto, el valor de la tensión principal de compresión queda definida por la
ecuación [3.11] y no debe superar la resistencia a la compresión de la roca.

41
Estableciendo esta condición se obtiene que la resistencia al corte de la unidad está dada por la
ecuación [3.16.]:

𝜎𝑥𝑗 + 𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑦𝑗 − 𝜎𝑥𝑗 2


𝜎1𝑗 = 𝑈𝐶𝑆 = √
+ ( ) + 𝜏2 [3.15.]
2 2

𝜎𝑥𝑗 +𝜎𝑦𝑗 𝜎𝑥𝑗 ∙𝜎𝑦𝑗


𝜏 = 𝑈𝐶𝑆 ∙ √1 − ( )+ [3.16.]
𝑈𝐶𝑆 𝑈𝐶𝑆 2

Donde, 𝑈𝐶𝑆 : Resistencia a la compresión no confinada de la roca.


𝜏 : Resistencia al corte de la unidad de roca en el caso de falla por compresión.

Para evaluar la existencia de falla por compresión, se requiere determinar el valor absoluto del
corte solicitante en el punto correspondiente y compararlo con el valor absoluto de la resistencia al
corte en dicho punto. Por lo tanto, se deben considerar nuevamente los valores de los esfuerzos
presentados en la Tabla 3.1.

De igual forma que en el caso de falla por tracción diagonal, como criterio de falla se considera
que una unidad de roca falla si al menos uno de los ocho (8) puntos analizados dentro de la unidad
ha comenzado a fallar por compresión. Se considera que la roca “explota” al momento de fallar por
compresión, siendo este un mecanismo determinante.

En el desarrollo de esta tesis, se consideró el criterio de falla para macizos rocosos expuesto
recientemente, compuesto por 24 ecuaciones. Sin embargo, teniendo en cuenta lo exhaustivo que
puede resultar el cálculo de 24 ecuaciones (8 por cada mecanismo de falla), se propone
adicionalmente un criterio de falla simplificado el cual contempla sólo 4 ecuaciones para
determinar la falla en una unidad. Esta alternativa se presenta en el Anexo E y aun cuando no es
conservadora, permite dar un primer enfoque respecto del modelo propuesto para representar la
falla en un macizo rocoso.

42
4. MODELACIÓN NUMÉRICA Y ANALÍTICA DE PILARES

Un enfoque común en el diseño de pilares es el diseño empírico basado en casos con condiciones
similares. Este método ha resultado exitoso en muchos casos, pero no está basado en principios
fundamentales de Ingeniería y depende que la regla empírica se aplique en una situación con
condiciones similares de carga, tipo de macizo rocoso y geometría.
El diseño del pilar debe ser tal que su resistencia sea capaz de soportar el esfuerzo al que estará
sometido. Por lo tanto, los dos factores que deben ser considerados para su diseño, son
precisamente su resistencia y esfuerzo solicitante. Estos factores dependen de diversos elementos
que fueron mencionados en la sección 2.2.1. y que por tanto deben ser considerados al momento
de modelar los pilares, para ver el efecto que producirían tanto en el esfuerzo sobre el pilar, como
en su resistencia.
En este capítulo se presenta un método numérico y analítico para estimar el esfuerzo y resistencia
del pilar, a fin de tener una herramienta de diseño ajustada a cada situación. Para este propósito se
realizará una modelación numérica de los pilares con el programa de diferencias finitas FLAC 2D,
incorporando los distintos factores que producirían algún efecto sobre el pilar, tales como:
- Estado tensional in situ.
- Geometría del pilar (ancho y alto) y ancho de la excavación.
- Resistencia a la compresión uniaxial de la roca.
- Parámetros de resistencia al corte (c y ϕ) de las discontinuidades.

Para realizar el modelamiento numérico, inicialmente se debe proporcionar al programa una serie
de información sobre el macizo rocoso, entre ellos el estado tensional in situ como condición de
borde y los parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades al incluir el criterio de falla
desarrollado en esta tesis al programa FLAC 2D. Para esto se utilizan los valores obtenidos de
investigaciones en el sector Esmeralda de la mina de Cobre El Teniente, ubicada en la VI Región
del Libertador General Bernardo O’Higgins, por corresponder a un caso de mina subterránea de
Chile y porque esta información se encuentra disponible. Por lo tanto, estos resultados compararán
distintas geometrías de pilares, pero estarán acotados a estados tensionales y parámetros de
discontinuidades particulares, sin embargo, macizos rocosos de otras características podrán
modelarse también.

4.1. Modelo numérico en FLAC 2D

El Programa numérico de diferencias finitas FLAC (Fast Lagrangian Analysis of Continua)


(Itasca Consulting Group, 2005), permite resolver un set de ecuaciones diferenciales a fin de

43
determinar esfuerzos y deformaciones en lugares específicos dentro de una masa de suelo, roca u
otros materiales, teniendo en cuenta la geometría y condiciones iniciales y de borde a las que debe
estar sujeto el problema a modelar.
La lógica utilizada consiste en reemplazar directamente las ecuaciones que gobiernan el problema
por una expresión algebraica escrita en términos de las variables de campo en puntos discretos del
espacio (como por ejemplo esfuerzos y desplazamientos).
La solución corresponde a un método explícito que resuelve las ecuaciones algebraicas en cada
paso. El procedimiento consiste primero en invocar las ecuaciones de movimiento con las que se
encuentran las nuevas velocidades y desplazamientos, debido a los esfuerzos y a las fuerzas en el
sistema. Luego, a partir de las velocidades se encuentran las tasas de deformación y a partir de ellas
se determinan los nuevos esfuerzos. Una vez finalizado esto se tienen los nuevos esfuerzos y
fuerzas, cerrando así el primer ciclo de cálculo para pasar al siguiente, tal como se muestra en la
Figura 4.1.

Figura 4.1. Ciclo básico de cálculo, método explícito.

El método explícito, comparado a otros métodos implícitos de elementos finitos, comúnmente


utilizados, tiene como ventaja principal no necesitar de iteración alguna en el cálculo de tensiones
y deformaciones de un elemento, independiente del modelo constitutivo utilizado. No obstante,
pequeños pasos de tiempo en cada ciclo impiden el traspaso físico de información de un elemento
a otro, por lo que se debe realizar una gran cantidad de pasos para lograrlo. Para más detalle acerca
del programa, ver manual de FLAC versión 5.0 (2005) (Itasca Consulting Group, 2005)

Utilizando este programa se modelaron distintas geometrías de pilares, lo cual se consigue


haciendo dos excavaciones idénticas dejando un espacio entre ellas de material rocoso, que se
denomina pilar. Para esto fue necesario hacer una malla más fina que permita tener un mayor detalle
en el área donde se encontraría el pilar (zonas de menor tamaño, particularmente de 1 m x 1 m) y
zonas progresivamente más grandes (malla más gruesa) a medida que se acerca a los bordes, a fin
de disminuir el número total de zonas y el tiempo de ejecución. Cabe destacar que disminuir el
espesor de la malla no refleja mejoras significativas en los resultados obtenidos, por lo que en
virtud del tiempo de ejecución se considera suficiente este mallado. Además, esta malla debe ser

44
tal que el problema no se vea influenciado por las condiciones de borde, por lo que estas debiesen
estar entre 3 y 4 veces más lejos que el ancho de la geometría excavación-pilar-excavación.
Por otra parte, para modelar las discontinuidades del macizo rocoso, lo que se hizo fue asumir
que cada zona representa a la roca intacta y que las divisiones entre ellas corresponden a las
discontinuidades y por lo tanto se les dio valores de resistencia al corte, a fin de reflejar la condición
de la Figura 2.1.
Con estos precedentes se determinan las condiciones de borde, que son aplicadas en campo
lejano, las que corresponden a tensiones horizontales y verticales a las que estaría sometido el
macizo rocoso. Dada la tectónica de placas chilena, la tensión horizontal es superior a la vertical y
las magnitudes de estas tensiones in situ son obtenidas de trabajos geológicos anteriores en el sector
Esmeralda de la mina de Cobre El Teniente, estas son: 𝜎ℎ = −40[𝑀𝑃𝑎] y 𝜎𝑣 = −25[𝑀𝑃𝑎]
(Willoner, 2000). El modelo se muestra en la Figura 4.2.

Figura 4.2. Grilla y condiciones de borde impuestas en el Programa FLAC.

4.2. Fases de la modelación numérica

Dada la geometría básica, descrita en la sección anterior, se siguió la siguiente metodología para
modelar los pilares analizados en esta tesis.

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Fase I: Determinación del Modelo Constitutivo inicial

Previo a la excavación y diseño del pilar, se utiliza el modelo lineal-elástico como modelo
constitutivo, ya que se busca solo redistribuir las tensiones dentro del macizo rocoso, evitando la
falla del material. Por lo tanto, será necesario determinar tres parámetros del macizo rocoso que
son el input del modelo, estos se muestran en la Tabla 4.1 y son: el módulo de deformación
volumétrica K, el módulo de corte G y la densidad de la roca 𝜌. Todos los parámetros corresponden
a la andesita primaria.

Tabla 4.1. Parámetros de la roca intacta (andesita primaria) para el modelo lineal-elástico.

K [GPa] 18,4
G [GPa] 13,2
𝜌 [ton/m3] 2,8

Fase II: Propiedades de la roca intacta y de las discontinuidades

Las propiedades de la roca, tales como su resistencia a la compresión y tracción dependen del
tipo de roca analizada. Además, se ha estimado que existe una relación entre ambas capacidades,
siendo la de tracción aproximadamente un décimo de la de compresión. De esta forma, en Chile,
en sectores de la mina de cobre El Teniente, se ha encontrado mediante ensayos a testigos de roca,
que su capacidad a la compresión es de aproximadamente 119 [MPa].
Por otra parte, se requieren las propiedades de las discontinuidades o estructuras, que
corresponden al ángulo de fricción interna y cohesión. Estas se obtienen de datos geológicos y
dependen del tipo de material de relleno, ya que la resistencia de las estructuras se puede estimar
con la resistencia de sus minerales de relleno (Carranza, 2006).
De acuerdo a la escala de Mohs, los minerales se pueden ordenar en forma creciente, en base a
su dureza relativa (Tabla 4.2).

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Tabla 4.2. Minerales ordenados crecientemente según su dureza relativa para la escala de Mohs.

Seguel (1999), Brzovic y Figueroa (2003) propusieron escalas de dureza relativa de las
estructuras considerando principalmente su asociación mineral predominante (Tabla 4.3).

Tabla 4.3. Resistencia relativa a la tracción y al corte de las estructuras según su asociación mineral dominante
(modificada de Brzovic, 2003).

Karzulovic (2001) propone los valores de la Tabla 4.4 para la cohesión y la resistencia a la
tracción integrando el concepto de dureza relativa del relleno mineral y de la escala a considerar,
pues se ha estimado que al momento de evaluar la resistencia de las estructuras, esta es menor,
tanto a la tracción como al corte cuando se considera una mayor escala de macizo rocoso.

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Tabla 4.4. Cohesión y resistencia a la tracción de las estructuras (Karzulovic, 2001),

Sin prejuicio de lo anterior, cabe señalar que despreciar la resistencia a la tracción de las
estructuras es conservador para el caso de los análisis de estabilidad.
Por otra parte, es preciso considerar que si bien se han realizado campañas de ensayos geotécnicos
en probetas (triaxiales, compresión uniaxial y tracción indirecta, entre otros), los valores obtenidos
(tanto para la cohesión, ángulo de fricción y resistencia a la tracción) resultan poco aplicables a la
realidad, puesto que dada la escala a la cual pertenecen las probetas, los resultados sobreestiman la
resistencia de las estructuras a una escala mayor.
Estudios geológicos realizados determinan que los bloques que mayoritariamente caen en el
sector de la mina El Teniente, corresponden a aquellos que presentan una alta frecuencia de fallas
y vetillas tipo hidrotermales tardías (Carranza, 2006). Ambas estructuras contienen minerales de
relleno de resistencia blanda a intermedia, por lo tanto, si se considera la Tabla 4.4, se pueden
obtener distintos valores de cohesión para las discontinuidades.
Los valores para el ángulo de fricción se obtienen de resultados experimentales presentados por
Gavia (2005) y para el tipo de discontinuidades descrito están entre 14° y 42°, dependiendo del
material de relleno y del ensayo realizado (discriminando entre celda Mirve y compresión triaxial).
Por lo tanto, para determinar las curvas de estabilidad de pilares se escoge una cohesión de 0.6
[MPa] y ángulo de fricción de 38°. Posteriormente, se realiza un análisis de sensibilidad de estos
valores (c y 𝜙), para ver los efectos que provocan en el modelamiento, tomando para este análisis
cohesiones de 0, 0.6, 3 y 9 [MPa] y ángulos de fricción de 14° y 38°. De esta forma, se tienen 8
combinaciones posibles de pares c y 𝜙, para realizar este análisis de sensibilidad (sección 5.4. ).

Por otra parte, se debe tener en cuenta la orientación y espaciamiento de las discontinuidades,
considerándose discontinuidades de 0° y 90° de inclinación, es decir, discontinuidades
perpendiculares, con un espaciamiento entre sí de 1 metro. De acuerdo a los trabajos de Brzovic
(Brzovic & Villaescusa, 2007) las discontinuidades encontradas en un sector de la mina de Cobre
el Teniente son sub-perpendiculares y el espaciamiento entre ellas es inferior al metro, sin embargo,
considerar un espaciamiento inferior al metro en el modelo, es poco viable, por la cantidad de
elementos que se requerirían en la modelación. Para esto, lo que se hace es considerar los factores
de reducción por inclinación y frecuencia de discontinuidades señalados en el apéndice 2.2.4.

48
Fase III: Excavación

En esta fase se realizan las excavaciones a modo de conformar el pilar, mediante el modelo null.
Este modelo es una función que tiene el programa Flac para quitar elementos.
Finalmente, esta nueva geometría se corre con el modelo lineal-elástico con el fin de redistribuir
las tensiones solamente, dado que para determinar la falla del pilar, o del macizo rocoso en general,
se aplica el modelo constitutivo propuesto en esta tesis (ver capítulo 3.
Esto quiere decir, que una vez realizada las excavaciones para conformar el pilar, se deberán
redistribuir las tensiones de manera que la nueva geometría quede en equilibrio nuevamente y luego
se determinará la falla del pilar dependiendo de la ley constitutiva que siga el material. Por este
motivo es que se usan dos modelos constitutivos en esta parte de la modelación. Primero, un
modelo que no genere falla, sino solo una redistribución de tensiones (modelo lineal-elástico) y
luego otro modelo que verifique qué elementos dentro del pilar fallaron (modelo desarrollado en
esta tesis).

Fase IV: Criterio de falla

El criterio de falla propuesto en el capítulo 3. de esta tesis se implementa en el programa FLAC,


mediante variables FISH, para determinar si el pilar falla y por qué mecanismos de falla lo haría.
Para obtener esto se comparan, en cada zona, las 24 ecuaciones de resistencia al corte que fueron
desarrolladas en el capítulo 3. con el corte solicitante y se determina si la zona o bloque falla.
Además, se estableció una manera de reconocer si el bloque falló por adherencia, tracción diagonal
o compresión.
Normalmente, la falla del pilar es progresiva, es decir, van fallando pequeños bloques hasta lograr
una geometría estable o por el contrario, el colapso del pilar.
Por lo tanto, debe hacerse un seguimiento, mediante una metodología iterativa que consiste en
remover los bloques que fallan y luego correr el programa con el modelo lineal-elástico para
distribuir las tensiones en esta nueva geometría. Se implementa nuevamente el criterio de falla
propuesto y se ve qué bloques adicionales fallan para repetir el proceso hasta lograr la estabilidad
o falla total del pilar.

4.3. Programa de modelación numérica

Considerando que algunos de los factores que influencian la estabilidad del pilar son: estado
tensional in situ (campo lejano), parámetros de resistencia al corte (c y ϕ) de las discontinuidades,

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geometría del pilar y ancho de la excavación, se ejecutan distintos pilares a fin de tener un set de
datos, para posteriormente analizar su resistencia axial.

A continuación, en la Tabla 4.5, Tabla 4.6 y Tabla 4.7 se muestra el programa de ensayos, donde
se encuentra el número del pilar con el código con que se designará cada modelo implementado en
esta tesis. Se entrega un código explícito a fin de otorgar la información necesaria respecto de la
descripción de cada pilar y de esta forma poder llamar en adelante al pilar, sólo por su número, el
que intrínsecamente tendrá la información completa.

La notación utilizada para los códigos de los modelos se muestra en la Figura 4.3. Cabe destacar
que la resistencia a la compresión no confinada del material intacto de los pilares y la resistencia a
la tracción (determinado anteriormente como 10%UCS), serán variables en esta modelación, por
lo que no van incluidos dentro de la información del pilar.

Figura 4.3. Código utilizado por los pilares que confeccionan la base de datos de esta tesis.

Ejemplo 4.1.

𝑷𝟏: {𝝈𝒙 𝟒𝟎, 𝝈𝒚 𝟐𝟓} − 𝐜𝟎. 𝟔 − 𝛟𝟑𝟖 − 𝑯𝒑 𝟏𝟎 − 𝑾𝒑 𝟐 − 𝑾𝟎 𝟐𝟎 :

Corresponde a un pilar, cuyo nombre es “Pilar 1”, el cual está sometido a un estado tensional in
situ de 40 [Mpa] (esfuerzo horizontal) y 25 [MPa] (esfuerzo vertical). Por otra parte, las
discontinuidades del macizo rocoso del cual está confeccionado el pilar tienen una cohesion de 0.6
[MPa] y un ángulo de fricción de 38°. La geometría del pilar es de 10 [m] de altura por 2 [m] de
ancho. Finalmente las excavaciones vecinas al pilar son de 20 [m] de ancho cada una.

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Tabla 4.5. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una profundidad de 870 [m] desde
la superficie.

𝑃1: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 2 − 𝑊0 20 𝑃51: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 13 − 𝑊0 20
𝑃2: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃52: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃3: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃53: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃4: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 7 − 𝑊0 20 𝑃54: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃5: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃55: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃6: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃56: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃7: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 24 − 𝑊0 20 𝑃57: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃8: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃58: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃9: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 40 − 𝑊0 20 𝑃59: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃10: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 48 − 𝑊0 20 𝑃60: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃11: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃61: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃12: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃62: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20
𝑃13: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃63: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃14: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃64: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃15: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃65: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃16: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 48 − 𝑊0 20 𝑃66: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃17: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 64 − 𝑊0 20 𝑃67: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃18: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃68: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃19: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 24 − 𝑊0 20 𝑃69: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20
𝑃20: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 28 − 𝑊0 20 𝑃70: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃21: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃71: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃22: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20 𝑃72: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃23: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 192 − 𝑊0 20 𝑃73: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃24: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 80 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃74: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃25: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 80 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃75: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃26: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 80 − 𝑊𝑝 64 − 𝑊0 20 𝑃76: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃27: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 80 − 𝑊𝑝 192 − 𝑊0 20 𝑃77: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃28: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 5 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃78: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃29: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 3 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃79: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃30: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 6 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃80: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃31: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃81: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃32: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 5 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃82: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃33: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 8 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃83: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃34: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 40 𝑃84: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃35: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 40 𝑃85: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃36: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 96 − 𝑊0 40 𝑃86: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃37: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 160 − 𝑊0 40 𝑃87: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃38: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 80 𝑃88: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃39: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 80 𝑃89: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃40: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 96 − 𝑊0 80 𝑃90: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃41: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 3 − 𝑊0 3 𝑃91: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20

51
𝑃42: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 2 − 𝑊0 3 𝑃92: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃43: {𝜎𝑥 20, 𝜎𝑦 10} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 53 − 𝑊𝑝 45 − 𝑊0 45 𝑃93: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃44: {𝜎𝑥 25, 𝜎𝑦 40} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 2 − 𝑊0 20 𝑃94: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃45: {𝜎𝑥 25, 𝜎𝑦 40} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃95: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃46: {𝜎𝑥 25, 𝜎𝑦 40} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃96: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃47: {𝜎𝑥 25, 𝜎𝑦 40} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 24 − 𝑊0 20 𝑃97: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃48: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 3 − 𝑊0 20 𝑃98: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃49: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃99: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃50: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 10 − 𝑊0 20

Tabla 4.6. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una profundidad de 390 [m] desde
la superficie.

𝑃100: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 3 − 𝑊0 20 𝑃129: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20


𝑃101: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 20 𝑃130: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃102: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 10 − 𝑊0 20 𝑃131: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃103: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 13 − 𝑊0 20 𝑃132: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃104: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃133: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃105: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃134: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃106: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃135: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃107: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃136: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20
𝑃108: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃137: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃109: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃138: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃110: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃139: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃111: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 20 − 𝑊𝑝 64 − 𝑊0 20 𝑃140: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃112: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 16 − 𝑊0 20 𝑃141: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃113: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20 𝑃142: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃114: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 64 − 𝑊0 20 𝑃143: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃115: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20 𝑃144: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃116: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃145: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃117: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃146: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃118: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃147: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃119: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃148: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃120: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃149: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃121: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃150: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 20
𝑃122: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 4 − 𝑊0 20 𝑃151: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃123: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃152: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃124: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃153: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃125: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ38 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃154: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃126: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0.6 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃155: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃127: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c0 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃156: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20
𝑃128: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c3 − ϕ14 − 𝐻𝑝 10 − 𝑊𝑝 8 − 𝑊0 20 𝑃157: {𝜎𝑥 4, 𝜎𝑦 2.5} − c9 − ϕ14 − 𝐻𝑝 40 − 𝑊𝑝 128 − 𝑊0 20

52
También se han corrido modelos de pilares particulares, con distintas dimensiones y a distinta
profundidad. El código de estos pilares se presenta en la Tabla 4.7, señalando para cada uno la
profundidad (𝑍) a la que se encuentra la base del pilar.

Tabla 4.7. Programa de modelación numérica de pilares. Con la base de los pilares a una profundidad variable desde la
superficie.

𝑍 = 830 [𝑚]: 𝑃158: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 49 − 𝑊𝑝 15 − 𝑊0 15


𝑍 = 830 [𝑚]: 𝑃159: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 15 − 𝑊𝑝 15 − 𝑊0 15
𝑍 = 830 [𝑚]: 𝑃160: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 18 − 𝑊𝑝 15 − 𝑊0 15
𝑍 = 830 [𝑚]: 𝑃161: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 52 − 𝑊𝑝 24 − 𝑊0 24
𝑍 = 368 [𝑚]: 𝑃162: {𝜎𝑥 20, 𝜎𝑦 10} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 28 − 𝑊𝑝 32 − 𝑊0 32
𝑍 = 368 [𝑚]: 𝑃163: {𝜎𝑥 20, 𝜎𝑦 10} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 28 − 𝑊𝑝 19 − 𝑊0 19
𝑍 = 368 [𝑚]: 𝑃164: {𝜎𝑥 20, 𝜎𝑦 10} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 28 − 𝑊𝑝 19 − 𝑊0 32
𝑍 = 400 [𝑚]: 𝑃165: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 6
𝑍 = 280 [𝑚]: 𝑃166: {𝜎𝑥 40, 𝜎𝑦 25} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 6
𝑍 = 596 [𝑚]: 𝑃167: {𝜎𝑥 20, 𝜎𝑦 10} − c0.6 − ϕ38 − 𝐻𝑝 4 − 𝑊𝑝 6 − 𝑊0 6

4.4. Determinación del esfuerzo vertical promedio sobre el pilar

La metodología utilizada en esta tesis para determinar el esfuerzo vertical promedio sobre el pilar
es mediante la modelación numérica de pilares. Cabe destacar que los pilares que se modelan en
esta tesis cuentan con dos dimensiones importantes, que son el ancho y alto del pilar, dado que la
tercera dimensión (longitudinal), que corresponde a la ortogonal al plano considerado en el modelo,
se supone lo suficientemente grande como para clasificar los pilares en los de tipo muro y así
resolver el problema mediante un software numérico bidimensional.

La modelación numérica usa la teoría elástica para determinar la redistribución de esfuerzos


dentro del material, por lo que es posible estimar los esfuerzos en geometrías complejas, donde la
fórmula del área tributaria podría no proveer resultados aceptables. Cabe destacar que se usa el
modelo lineal-elástico en cada paso de la modelación numérica pero solo a fin de distribuir las
tensiones inicialmente en cada geometría, pues una vez distribuidas se establece la falla del pilar,
o del macizo rocoso en general, mediante el modelo constitutivo propuesto en esta tesis. Por lo
tanto, para determinar los bloque fallados dentro de un pilar se usa el modelo constitutivo
desarrollado, el bloque fallado se quita mediante el modelo null y al cambiar la geometría producto
de sacar ese bloque se deben redistribuir las tensiones mediante el modelo lineal elástico para
volver a repetir los pasos anteriores.

Dado que en general existe una concentración de tensiones en las esquinas de las excavaciones,
así como en la parte central del pilar para algunas geometrías, producto del confinamiento

53
horizontal en el núcleo del pilar, es que se calcula un promedio de los esfuerzos en todo el ancho
del pilar y a su altura media y no se obtiene simplemente la tensión puntual en el centro.
Por lo tanto, la determinación del esfuerzo vertical promedio (𝜎𝑝 ) sobre el pilar se consigue
promediando los esfuerzos verticales correspondientes a las zonas de la sección transversal en el
centro de cada pilar, tal como se muestra en la Figura 4.4. Esta metodología se implementó en el
Programa FLAC, mediante funciones programadas.

Figura 4.4. Esfuerzo vertical promedio sobre el pilar.

4.4.1. Comparación con la determinación del esfuerzo vertical promedio sobre el pilar
mediante método del área tributaria

Todos los métodos para determinar el esfuerzo promedio en el pilar requieren conocer el estado
de tensiones in situ alrededor de las excavaciones.

La teoría del área tributaria consiste en una redistribución del esfuerzo vertical medido de acuerdo
al área extraída. Este método asume que cada pilar recibe el peso de una columna de roca de
sobrecarga, la cual queda definida por las dimensiones del pilar en planta más la mitad del ancho
de las excavaciones que rodean al pilar (Brady and Brown, 1992). Además considera que esta
misma geometría (excavación – pilar – excavación) se repite extensivamente, por lo que existe una
simetría de tensiones a cada lado de la excavación (Figura 4.5. ). Sin embargo, en esta tesis se
analiza cada pilar como una estructura individual y no como parte de un conjunto de pilares que se
repiten con la misma geometría, por lo tanto, el esfuerzo que se traspasa a un lado de la excavación
(pilar) es distinto del que se traspasa al otro lado de la excavación, tal como se observa en la Figura
4.6.

Figura 4.5. Geometría supuesta por el análisis de área tributaria.

54
Figura 4.6. Geometría “real” de los pilares estudiados, modelados en programas de métodos numéricos.

Esta diferencia en la geometría de los pilares modelados provoca diferencias también en la


magnitud de los esfuerzos determinados en el pilar, dado que en el caso de los métodos numéricos
existe una concentración de tensiones globales que la teoría del área tributaria no es capaz de
percibir. Esto provocará resultados de tensiones promedio sobre el pilar distintos en ambos casos.

Otro factor importante que no considera la teoría del área tributaria y que los modelos numéricos
sí representan, es el campo de esfuerzos completo, ya que el área tributaria se restringe solo al
esfuerzo vertical sobre el pilar, pero no da cuenta del esfuerzo horizontal in situ que está presente
también en los pilares. Esto último también corresponde a un factor que explica la variación entre
ambos resultados.

4.5. Determinación de la resistencia axial del pilar

La resistencia axial del pilar se determina mediante el desarrollo de un método teórico - numérico.
Este método consiste en utilizar el criterio de falla desarrollado en el capítulo 3. y posteriormente
implementarlo en la modelación numérica de pilares realizada mediante el programa FLAC 2D y
descrita en la sección 4.2. de manera de analizar la respuesta del macizo rocoso.
Del capítulo 3. o más específicamente de las ecuaciones [3.1] a [3.14.] se observa que la
envolvente de falla para macizos rocosos desarrollada en esta tesis depende tanto del estado
tensional en el macizo, como de las propiedades de resistencia de discontinuidades y roca intacta.

Por lo tanto, si se modelan pilares dentro del mismo macizo rocoso, es decir, contemplando igual
frecuencia y propiedades de las discontinuidades, así como el estado tensional, los únicos
parámetros que podrán variar son la capacidad a la tracción y compresión de la roca, para
determinar la falla del pilar (de acuerdo a las ecuaciones del capítulo 3. ). Luego, dado que se
considera que la capacidad a tracción es un porcentaje de la de compresión, basta con variar la
resistencia a la compresión no confinada de la roca (UCS) para determinar qué UCS hace fallar el

55
macizo rocoso, o pilar en este caso. En otras palabras, dejando el resto de las variables fijas en el
modelo numérico, solo se varía el UCS hasta lograr que el pilar falle. Ese UCS límite se designa
como UCS*. Cabe destacar que se desea determinar el valor de UCS tal que comience la falla en
las esquinas del pilar y no uno que haga colapsar el pilar. El colapso o falla es progresivo y puede
avanzar mediante otros mecanismos de falla y no necesariamente por compresión.

La forma de llevar a cabo lo anteriormente expuesto consiste en ejecutar el programa FLAC para
distribuir las tensiones sobre la geometría inicial del pilar y luego analizar distintos valores de UCS
mediante el uso de funciones programadas que definen la envolvente de falla propuesta, hasta
lograr que se comience a notar la falla en el pilar, la que podría ser de compresión o tracción. Esto
último se debe a que ambos mecanismos de falla dependen del valor UCS de la roca, considerando
que su capacidad a tracción es un décimo de la de compresión.

Los pilares analizados mediante esta metodología tienen parámetros de resistencia al corte de las
discontinuidades lo suficientemente altos como para que el comienzo de la falla no se deba al
mecanismo de adherencia, de manera que ésta sea controlada solamente por la UCS de la roca.

Una vez determinada esta UCS que define el comienzo de falla en el pilar, se remueven los
bloques fallados y se vuelve a correr el modelo a fin de redistribuir las tensiones sobre la nueva
geometría. Luego, con este estado tensional en las ecuaciones de la envolvente de falla se
determinan los nuevos bloques que fallan dentro del pilar, los que esta vez pueden deberse a
cualquiera de los 3 mecanismos, tal como pudo observarse en todos los pilares modelados en este
trabajo. Esto se realiza reiteradamente hasta lograr el colapso del pilar. Cuando esto sucede,
entonces la UCS determinada previamente corresponde a la UCS* que se estaba buscando. Si no
ocurriese el colapso del pilar, sino por el contrario, que los bloques conformen una geometría
estable, entonces la UCS determinada no corresponde a la que hace fallar el pilar (UCS*) y se debe
probar con un menor valor, el que se implementa en las funciones programadas y se repiten las
corridas secuenciales en el programa hasta lograr el colapso del pilar y de esta forma obtener el
correcto valor de UCS*, siendo este un método iterativo, el cual puede observarse en la Figura 4.7.
.

56
Figura 4.7. Esquema secuencial de obtención del parámetro UCS*.

Dado este procedimiento podrá notarse que el valor de UCS* es único para cada geometría de
pilar, esto quiere decir que cada uno de los pilares estudiados debió ser sometido a las corridas
secuenciales para determinar de manera iterativa el valor de la resistencia a la compresión no
confinada que debiese tener la roca para lograr la falla del pilar (UCS*). Por otra parte, este
parámetro es análogo a encontrar el factor de seguridad igual a 1.0 en el pilar. Pues una UCS menor
provocaría la falla del pilar y una mayor, su estabilidad. Luego, con este valor se pueden realizar
gráficos de resistencia axial de pilares versus razones geométricas (W/H).

La resistencia axial de pilares puede verse como la capacidad que tendrá el pilar para resistir la
solicitación axial que existe sobre él y ha sido determinada de la siguiente manera.

𝜎𝑝
Ω = 𝑈𝐶𝑆 ∗ [4.1.]

Donde, Ω : Esfuerzo normalizado en pilares [-].


𝜎𝑝 : Tensión promedio sobre el centro del pilar [MPa].
UCS*: Resistencia a la compresión no confinada de la roca que eventualmente
provocará que el pilar falle [MPa].

Cabe destacar que se puede obtener el mismo valor de W/H con distintas geometrías de pilares,
por lo que la UCS* no será única para cada razón W/H y por ende la resistencia axial de los pilares

57
tampoco, más bien dependerán de la geometría. Por este motivo en cada curva de resistencia axial
versus W/H se señalará la geometría de los pilares, llevando a confeccionar curvas de estabilidad
para pilares de altura (H) constante (y ancho (W) variable) y viceversa. Los resultados de estas
curvas para los pilares que fueron modelados numéricamente en esta tesis se presentan en el
capítulo 5.

El objetivo de realizar este tipo de gráficos radica en tener un punto de comparación con los que
se encuentran en la literatura, donde diversos autores determinan la resistencia axial de pilares de
manera empírica, de acuerdo a fórmulas propias y las grafican con respecto a las razones
geométricas de los pilares.

Específicamente, estas curvas se superponen en los gráficos de Lunder y Pakalnis (1997), aún
cuando estas últimas se obtuvieron empíricamente de datos de pilares en su mayoría masivos,
acotados a un solo tipo de mina, tal como se presenta en la sección 2.2.3. El objetivo de esta
comparación, sin embargo, es determinar si las curvas presentadas en esta tesis muestran una
tendencia acorde a curvas propuestas en la literatura o en caso de existir diferencias, lograr
determinar el factor que las provoca.

Aún cuando las curvas de Lunder y Pakalnis (1997) no debiesen ser usadas en pilares, cuyas
condiciones no sean necesariamente las de los pilares con que se construyeron esas curvas,
corresponden a gráficos aceptados en la literatura, por lo que se considera necesario comparar
igualmente estas curvas con las obtenidas en este trabajo, reducidas por el efecto de las
discontinuidades.

4.5.1. Reducción de resistencia debido a discontinuidades importantes presentes en la


roca

En la sección 2.2.4. se estableció la importancia de considerar la inclinación y frecuencia de las


discontinuidades como un factor fundamental en el cálculo de la resistencia axial del pilar, dado
que la presencia de ellas reduce la resistencia, pero la magnitud de esa reducción depende de estos
dos términos.

Para los modelos numéricos de pilares en roca estudiados en esta tesis se consideró un macizo
rocoso con discontinuidades perpendiculares entre sí y espaciadas cada un metro, por lo que la
cantidad de discontinuidades presentes en cada pilar varía en función de su ancho.

58
Estas discontinuidades corresponden más bien a planos de debilidad que existirán en el macizo
rocoso, siendo una dirección predominante para la falla por adherencia, pero no serán
necesariamente grandes discontinuidades que atraviesen el centro del pilar, como es lo que
considera el documento señalado en la sección 2.2.4.

Por lo tanto, se requiere el uso de las tablas expuestas en la sección 2.2.4. para agregar este efecto
a los pilares estudiados y así determinar la reducción sobre la resistencia del pilar que producirán
la presencia de grandes discontinuidades con distinto ángulo de inclinación y frecuencia. De este
modo se podrán comparar estos resultados con los resultados empíricos, basado en la premisa que
dentro de estos últimos se encuentren pilares afectos a discontinuidades.

El factor de reducción derivado de estas tablas deberá ser aplicado directamente sobre la
resistencia axial de los pilares, logrando incluso, en algunos casos cambiar el crecimiento de las
curvas. Este factor de reducción es representado por la ecuación [4.2.], tal como se presentó en la
sección 2.2.4.

𝐿𝐷𝐹 = 1 − 𝐷𝐷𝐹 ∙ 𝐹𝐹 [4.2.]

Donde, 𝐿𝐷𝐹 : Factor por grandes discontinuidades (Large Discontinuity Factor)[-]


𝐷𝐷𝐹: Factor por inclinación de discontinuidades (Discontinuity Dip Factor) [-]
𝐹𝐹 : Factor por frecuencia de discontinuidades (Frequency Factor) [-]

De acuerdo a la Tabla 2.4 y Tabla 2.5 y a fin de analizar el caso más desfavorable, se decide fijar
el FF en 1.0 y considerar la inclinación de discontinuidades que da mayores factores de reducción,
esta es la de 60°, con el fin de obtener de esta manera la curva más conservadora y a partir de ella
determinar la estabilidad de pilares.

Por lo tanto, considerando el factor FF = 1.0 y una inclinación (dip) de 60°, se determinará el
factor DDF, mediante la Tabla 2.4, dependiendo de las distintas geometrías de los pilares y de esta
forma entonces se podrá obtener la reducción (LDF) de la resistencia del pilar para cada geometría
del mismo. Luego, se modifica la curva de resistencia propuesta en esta tesis, para cada razón
geométrica de pilar.

59
5. RESULTADOS Y ANÁLISIS DEL MODELAMIENTO
NUMÉRICO

En el presente capítulo se entregan los resultados y el respectivo análisis del modelamiento


numérico realizado a pilares de diversas geometrías (ancho y alto) y propiedades, tanto de las
discontinuidades como de la roca intacta. Para esto se utiliza la metodología del capítulo 4. y el
programa de diferencias finitas FLAC 2D. Cabe destacar que los pilares modelados corresponden
a pilares tipo muro, los cuales se han descrito previamente con su código respectivo en la Tabla
4.5, Tabla 4.6 y Tabla 4.7, donde aparece toda la información concerniente a cada pilar.

Los resultados se obtienen y analizan de acuerdo al criterio propuesto en el capítulo 3.

5.1. Curvas de estabilidad de pilares

Para construir los siguientes gráficos fue necesario modelar 165 pilares. Se debe recordar que
para conseguir la falla del pilar, se disminuyó el UCS hasta que ocurriese la falla de manera
progresiva, con lo cual se obtiene UCS*. Una vez obtenido ese valor de UCS, se logra establecer
un punto dentro de los gráficos de estabilidad (Wp/Hp v/s σp/UCS). Si bien este capítulo contendrá
sólo los gráficos, todos los datos que allí se utilizaron se muestran en las tablas del Anexo C.

Cabe destacar que para realizar este análisis se agruparon los pilares de acuerdo a altura constante
(Hp) y ancho variable (Wp), de manera de obtener distintas razones Wp/Hp, y viceversa, dejando el
resto de los parámetros invariables, obteniéndose con ello curvas distintas para cada altura y para
cada ancho de los pilares.

5.1.1. Curvas de tensiones horizontales y verticales promedio sobre el centro del pilar

Al ir variando la geometría de los pilares, se deberá realizar para cada una la correspondiente
distribución de tensiones in situ, lo que provocará que en el centro de cada pilar se observen
tensiones diferentes dependiendo de su geometría. Debido a esto será necesario observar la
tendencia que siguen las curvas en cuanto a tensiones, tanto horizontales como verticales, sobre
cada una de estas geometrías. Estos gráficos se presentan en la Figura 5.1. a Figura 5.4. y los puntos
graficados corresponden al promedio de los esfuerzos sobre la sección transversal en la altura
media de cada pilar, obtenido mediante el programa FLAC 2D, tal como se describe en la sección
4.4.2.

60
45
Carga Horizontal Promedio Pilar (σpx) [MPa] 𝑊0 = 20[𝑚]
40

Hp=10[m]
35

30
Hp=40[m]
25 Hp=20[m]

20
Hp=80[m]
15

10 Esquema de pilares de altura


constante y ancho variable
5

0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P1 a P10 Pilares con nomenclatura P11 a P17
Pilares con nomenclatura P18 a P23 Pilares con nomenclatura P24 a P27

Figura 5.1. Curvas de tensión horizontal promedio en el centro de los pilares en función de su razón W p/Hp, para pilares
de altura constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la distribución de tensiones in situ.
Carga Horizontal Promedio Pilar (σpx) [MPa]

45
wp=4 [m] 𝑊0 = 20[𝑚]
40
wp=6 [m]
35 wp=32[m]

wp=8[m]
30

25
Esquema de pilares de ancho
20 wp=16[m]
constante y altura variable
15

10

0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31
Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6
Pilares con nomenclatura P25, P21, P8 y P33

Figura 5.2. Curvas de tensión horizontal promedio en el centro de los pilares en función de su razón W p/Hp, para pilares
de ancho constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la distribución de tensiones in situ.

61
300
Carga Vertical Promedio Pilar (σp) [MPa] Esquema de pilares de altura
constante y ancho variable
250
Hp=10 [m]

200

150
Hp=20 [m]

100
Hp=40 [m]

50
Hp=80 [m]
𝑊0 = 20[𝑚]
0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P1 a P10 Pilares con nomenclatura P11 a P17
Pilares con nomenclatura P18 a P23 Pilares con nomenclatura P24 a P27

Figura 5.3. Curvas de tensión vertical promedio en el centro de los pilares en función de su razón W p/Hp, para pilares de
altura constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la distribución de tensiones in situ.

300
Esquema de pilares de ancho
Carga Vertical Promedio Pilar (σp) [MPa]

constante y altura variable


250

wp=4 [m]
200

wp=6 [m]
150 wp=8 [m]

100 wp=16 [m]


wp=32 [m]

50

𝑊0 = 20[𝑚]
0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31
Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6
Pilares con nomenclatura P25, P21, P15, P8 y P33

Figura 5.4. Curvas de tensión vertical promedio en el centro de los pilares en función de su razón W p/Hp, para pilares de
ancho constante y ancho de excavación igual a 20 [m], producto de la distribución de tensiones in situ.

Dado el comportamiento de las curvas de tensiones horizontales y verticales promedio en el


centro de los pilares se puede observar lo siguiente:

62
1.- El comportamiento de las curvas de tensión horizontal versus razón geométrica del pilar (curvas
crecientes tanto para pilares de altura constante, como ancho constante, tal como se muestra en las
Figura 5.1. y Figura 5.2. respectivamente) muestran coherencia con lo esperado, pues si se
concentra la atención en pilares de ancho constante, en el caso de tener altura considerable (muy
esbeltos) puede notarse que las excavaciones hacen de barrera del flujo tensional, lo que disminuye
las tensiones en el centro del pilar dependiendo de las dimensiones de la barrera, análogo al flujo
del agua frente a barreras, notándose de esta forma el bajo confinamiento en el centro del pilar para
geometrías esbeltas (ver Figura 5.5. (izquierda)), en cambio para pilares de altura menor o esbeltez
menor, la barrera es menos significativa, por lo que el flujo de tensiones horizontales logra ingresar
al pilar y confinar su centro (ver Figura 5.5. (derecha)). El caso límite sería un pilar de altura
cualquiera pero de ancho infinitesimal: las tensiones horizontales no “se darían cuenta” de que
existe tal pilar y continuarían su camino como si este no existiese (obviando efectos locales en los
bordes del pilar), teniendo un confinamiento nulo en su centro. Ocurre lo mismo en pilares de altura
constante, pues considerando que las excavaciones son barreras del flujo de tensiones horizontales,
entonces mientras más alejadas se encuentre una barrera de otra, mayor será la concentración de
tensiones en el núcleo del pilar, dicho de otra manera existirá una mayor acumulación de tensiones
horizontales en el centro del pilar, a medida que aumenta el ancho de este, tal como puede
observarse en la Figura 5.6.

Figura 5.5. Comparación de confinamiento entre pilares de igual ancho y con distinto grado de esbeltez. Izquierda: pilar
de ancho 32 [m] y alto 80 [m]. Derecha: pilar de ancho 32 [m] y alto 40 [m].

63
Figura 5.6. Comparación de confinamiento entre pilares de igual altura y con distinto grado de esbeltez. Arriba: pilar de
ancho 32 [m] y alto 40 [m]. Abajo: pilar de ancho 192 [m] y alto 40 [m].

2.- Se observa en las Figura 5.3. y Figura 5.4. que en el caso de pilares de altura constante
(aumentando el ancho) las curvas de tensiones verticales versus razón geométrica de pilares tienen
un comportamiento decreciente, mientras que en el caso de pilares de ancho constante
(disminuyendo la altura) las curvas tienen un comportamiento creciente. Esto tiene sentido si se
analizan ambos gráficos con detalle, pues se podrá notar que tanto al disminuir la altura, como el
ancho del pilar, la tensión vertical promedio sobre el pilar aumenta, es decir, ésta aumenta cuando
se disminuye la esbeltez del pilar (tanto para pilares de altura constante, como ancho constante),
tal como se muestra en las Figura 5.7. y Figura 5.8. extraídas del programa de modelación numérica
FLAC 2D.
En las Figura 5.7. y Figura 5.8. se podrá notar también el efecto de la concentración de tensiones
en las esquinas de los pilares producto del estado tensional, pues tal como podrá observarse en
pilares de ancho constante y altura variable (Figura 5.7. mientras mayor sea la altura del pilar más
alejadas estarán las esquinas de éste y por tanto menor concentración de tensiones existirá en el
centro del mismo. Por otra parte, la tensión in situ actuando axialmente sobre el centro de los pilares
aumentará en la medida que disminuye la altura de éstos, pues considerando que la base del pilar

64
se mantiene a igual cota en ambos modelos, en los pilares de menor altura se tendrá una mayor
masa de suelo por encima de éste. Esto se explica a continuación en la sección 5.1.1.2.
Análogo al caso anterior, para los pilares de ancho variable y altura constante (Figura 5.8. ,
mientras mayor sea el ancho del pilar, más alejadas estarán las esquinas del mismo y por lo tanto
el efecto de concentración de tensiones en el centro del pilar será menor. Adicionalmente, mientras
mayor sea el ancho del pilar, menos cuenta se da la tensión axial in situ de la existencia de las
excavaciones, por lo que la tensión vertical promedio sobre el centro del pilar será mayor en la
medida que el ancho del pilar disminuya. Esto se explica a continuación, mediante el concepto de
“razón de extracción” (ver sección 5.1.1.1. .

Figura 5.7. Comparación de tensión vertical promedio en el centro de pilares de igual ancho y con distinto grado de
esbeltez. Izquierda: pilar de ancho 32 [m] y alto 80 [m]. Derecha: pilar de ancho 32 [m] y alto 40 [m].

65
Figura 5.8. Comparación de tensión vertical promedio en el centro de pilares de igual altura y con distinto grado de
esbeltez. Arriba: pilar de ancho 32 [m] y alto 40 [m]. Abajo: pilar de ancho 192 [m] y alto 40 [m].

5.1.1.1. Pilares de altura constante y ancho variable

Al realizar un análisis mediante el método del área tributaria especificado en la sección 2.2.1.1,
se obtiene que para pilares de igual altura, la tensión in situ actuando axialmente normal al pilar
(𝜎𝑣 = 𝛾 ∙ 𝑧) será la misma. Por otra parte, la razón de extracción dependerá sólo del ancho de la
excavación y del ancho del pilar para este tipo de pilares en 2 dimensiones (pilares tipo muro (ver
𝑤0
Figura 2.12. )): 𝑟 = 𝑤 +𝑤 (ver ecuación [2.20.]). Por lo tanto, considerando que el ancho de la
0 𝑝

excavación (𝑊0 ) se mantiene fija en los pilares modelados, la razón de extracción disminuye
1
cuando el ancho del pilar (𝑊𝑝 ) aumenta y por consiguiente (1−𝑟) disminuye.

Dado lo anterior, si se usa la fórmula [2.16] para obtener la tensión vertical media sobre el centro
𝑣 𝜎
del pilar (𝜎𝑝 = (1−𝑟)), entonces se obtiene que efectivamente ésta disminuye, cuando el ancho del

66
pilar aumenta. Con esto, se justifica que las curvas de la Figura 5.3. tengan una tendencia
decreciente en la medida que la razón Wp/Hp aumenta para pilares de altura constante y ancho
variable.

Adicional a lo anterior, se debe tener en cuenta el efecto local de concentración de tensiones en


las esquinas de cada excavación, que el método del área tributaria no es capaz de cuantificar. Este
efecto provoca un aumento en la tensión vertical promedio sobre el centro del pilar, al tener pilares
con menor ancho (para igual altura), dado que las esquinas de las excavaciones vecinas al pilar
estarán más cercanas. Sin embargo este efecto deja de ser significativo para pilares de alturas
superiores, ya que el centro del pilar quedará lo suficientemente alejado de las esquinas de las
excavaciones como para verse afectado por estas. En tales casos, el efecto de disminución de la
tensión media sobre el pilar lo dará básicamente la disminución en la razón de extracción.

Cabe destacar que todas las curvas presentadas en la Figura 5.3. tienden al valor de la tensión
axial normal al pilar, la que corresponde a 50 [MPa], ya que: 𝜎𝑣 = 𝛾 ∙ 𝑧 + 𝜎𝑦 (𝑖𝑛 𝑠𝑖𝑡𝑢) , donde
𝜎𝑦 (𝑖𝑛 𝑠𝑖𝑡𝑢) = 25 [MPa] y 𝛾 ∙ 𝑧 es del orden de 25 [MPa] también en cada pilar, debido a que a pesar
de aumentar la altura de los pilares y por ende disminuir la profundidad, esto es mínimo en
comparación con la profundidad a la que se construyeron los pilares en el programa FLAC, por lo
que el valor de 𝛾 ∙ 𝑧 no cambia considerablemente. Esto demuestra la veracidad de los resultados
obtenidos, pues si se considera el caso límite de tener un pilar infinitamente ancho para una altura
determinada, entonces la distribución de tensiones en el pilar no se vería alterada por las
excavaciones, correspondiendo simplemente a la presión geostática, lo que se muestra
efectivamente cuando se aumenta el ancho en pilares de altura constante.

5.1.1.2. Pilares de ancho constante y altura variable

A diferencia del caso anterior, la razón de extracción para pilares de ancho constante se mantiene
invariable, dado que tanto el ancho de la excavación, como el ancho del pilar son constantes. Por
otra parte, debido a que en estos casos la altura es variable, entonces mediante el método del área
tributaria se obtiene que la tensión in situ actuando axialmente normal al pilar (𝜎𝑣 = 𝛾 ∙ 𝑧) aumenta
en la medida que la altura del pilar disminuye, luego, si se utiliza la fórmula [2.16], la tensión media
𝜎𝑣
sobre el pilar (𝜎𝑝 = (1−𝑟)) aumentará también, lo que coincide con los resultados mostrados en la
Figura 5.4.

Adicionalmente, se tiene el efecto local de concentración de tensiones en las esquinas de las


excavaciones, lo que también provoca un aumento en la tensión vertical media sobre el centro del
pilar, cuando se disminuye la altura en pilares de igual ancho, dado que mientras menor sea la

67
altura, el centro del pilar estará más afecto a la acumulación de tensiones de las esquinas de las
excavaciones.

5.1.2. Obtención de curvas de estabilidad de pilares

Las curvas de estabilidad de pilares se obtienen al graficar las mismas curvas de la Figura 5.3. y
Figura 5.4. , pero normalizadas por la resistencia a la compresión no confinada de la roca (UCS).
El UCS utilizado en estos gráficos corresponde al que inicia la falla de cada pilar y que termina
provocando el colapso del pilar. Esquemáticamente el proceso realizado para determinar este UCS
se presenta en la Figura 4.7. de la sección 4.5. y consiste básicamente en lo siguiente:
1. Determinar la UCS que provoca el inicio de falla en el pilar.
2. Remover los bloques fallados.
3. Redistribuir mediante modelo elástico las tensiones sobre la nueva geometría.
4. Determinar nuevos bloques fallados mediante modelo constitutivo desarrollado en este
trabajo.
5. Repetir los pasos 2, 3 y 4. Este proceso es iterativo y termina una vez que se consigue la falla
total del pilar. Si esto no se logra, se deberá volver a la geometría inicial del pilar, hacerlo
fallar con un nuevo valor de UCS (más pequeño que el anterior) y repetir los pasos anteriores.

Se tendrá un UCS diferente para cada geometría, de igual manera que la carga vertical promedio
difiere en cada caso. Una vez determinadas estas variables, se grafican las curvas, estableciendo el
límite entre lo que falla y lo que se mantiene estable. Siendo la “zona de falla” todo lo que quede
sobre la curva respectiva y “estable” lo que quede por debajo de ella.

Considerando que las curvas de tensión vertical promedio para pilares de altura constante son
decrecientes, mientras que para pilares de ancho constante son crecientes, entonces se grafican por
separado sus curvas de estabilidad, obteniéndose los resultados mostrados en la Figura 5.9. y Figura
5.11. , respectivamente. Estas figuras presentan nuevamente un comportamiento decreciente para
pilares de altura constante y creciente para pilares de ancho constante, por lo que ambos muestran
que la resistencia de los pilares disminuye en la medida que se aumenta la esbeltez de los mismos.

A modo de comparación, se grafican dentro de estas mismas figuras, las curvas de estabilidad que
propuso empíricamente Lunder y Pakalnis (1997), las que se obtienen considerando un factor de
seguridad igual a 1.0 para separar el área de falla de inestabilidad e igual a 1.4 para marcar la
frontera entre pilares inestables y estables. Cabe destacar que las curvas de Lunder y Pakalnis
(1997) se obtuvieron con los datos de pilares observados, cuyos anchos variaban entre 1.9 [m] y
45 [m] y alturas entre 2.4 [m] y 53 [m], por lo que no corresponden a ninguna altura o ancho de
pilar constante.

68
1,20
𝑊0 = 20[𝑚]

1,00
Carga Promedio Pilar / UCS

0,80

0,60
Hp=10[m]
Hp=20[m]
0,40
Hp=40[m]
F.S.=1.0 Hp=80[m]
0,20
F.S.=1,4

0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P1 a P10 Pilares con nomenclatura P11 a P17


Pilares con nomenclatura P18 a P23 Pilares con nomenclatura P24 a P27
Curva de Pakalnis F.S.=1.0 Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.9. Gráfico de estabilidad de pilares, donde cada curva representa la curva de resistencia de los pilares de una
determinada altura, además de las curvas propuestas por Lunder y Pakalnis (1997). El ancho de las excavaciones es
constante e igual a 20 [m].

La tendencia decreciente de estas curvas de estabilidad para los casos de pilares de altura y ancho
de excavación constante, se debe a lo siguiente obteniéndose que la resistencia de los pilares
disminuye cuando se aumenta el ancho del pilar:

1. Tal como se justificó en la sección 5.1.1.1. la tensión vertical promedio en el centro del
pilar disminuye (𝜎𝑝 ) cuando se aumenta el ancho del pilar para pilares de altura y ancho
de excavación constante, es decir, cuando la razón 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 aumenta.
2. Resultados de la modelación numérica muestran que la resistencia a la compresión no
confinada de la roca intacta, necesaria para iniciar la falla en el pilar, va disminuyendo
en la medida que aumenta el ancho del pilar, siempre que el ancho de la excavación sea
igual o superior a la altura del pilar (𝑊0 ≥ 𝐻𝑝 ), pues en caso contrario (𝑊0 < 𝐻𝑝 ) la
UCS aumenta.
Los resultados de UCS y carga vertical promedio sobre el centro del pilar son graficados
en una misma figura en función de la razón 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 para altura de pilar constante, tal
como puede observarse en la Figura 5.10. donde las series con relleno corresponden a
los resultados de UCS y sin relleno a los resultados de carga vertical promedio sobre el
centro del pilar.

69
300 300
𝑊0 = 20[𝑚]

]
250 250

)[
200 200
UCS [MPa]

Carga promedio pilar (


Hp=80[m]
150 150
Hp=40[m]
Hp=20[m] Hp=10[m]
100 100

50 50

0 0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P1 a P10 (UCS) Pilares con nomenclatura P11 a P17 (UCS)
Pilares con nomenclatura P18 a P23 (UCS) Pilares con nomenclatura P24 a P27 (UCS)
Pilares con nomenclatura P1 a P10 ( ) Pilares con nomenclatura P11 a P17 ( )
Pilares con nomenclatura P18 a P23 ( ) Pilares con nomenclatura P24 a P27 ( )

Figura 5.10. Curvas de resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta, necesaria para iniciar la falla en el
pilar y carga vertical promedio sobre el centro del pilar, en función de su razón Wp/Hp, para pilares de altura
constante y ancho de excavación igual a 20 [m].

3. Considerando los 2 puntos anteriores, al establecer la estabilidad del pilar por medio de
la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆, se podrá observar fácilmente que para pilares de altura constante, al
aumentar la esbeltez de los pilares (aumentando su ancho) se disminuirá también la
razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆. Esto es directo para los casos en que 𝑊0 < 𝐻𝑝 , dado que disminuye la
carga vertical promedio sobre el pilar y aumenta el UCS, entonces la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆
también se reduce. Sin embargo, para los casos en que 𝑊0 ≥ 𝐻𝑝 , la razón por la que
𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 disminuye, radica en que la disminución de la carga promedio sobre el pilar es
más fuerte y abrupta que la disminución de UCS, tal como puede observarse en la Figura
5.10.
4. Por otra parte, considerando que el factor de seguridad está dado por la ecuación [5.1.],
entonces para un factor de seguridad dado, la resistencia del pilar disminuye cuando 𝜎𝑝
decrece y por lo tanto, la carga necesaria para llegar a la falla del pilar es menor cuando
se aumenta el ancho del pilar y se mantiene constante su altura.

𝑅𝑒𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑅𝑒𝑞𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑃𝑖𝑙𝑎𝑟
𝐹. 𝑆. = [5.1.]
𝜎𝑝

70
1,20
𝑊0 = 20[𝑚]
r=83% wp=4[m]
1,00
wp=6[m]
Carga Promedio Pilar / UCS
r=77%
wp=8[m]
0,80 r=71%
wp=16[m]
r=56%

0,60 wp=32[m]
r=38%

0,40

F.S.=1.0
0,20
F.S.=1,4

0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31
Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6
Pilares con nomenclatura P25, P21, P15, P8 y P33 Curva de Pakalnis F.S.=1.0
Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.11. Gráfico de estabilidad de pilares, donde cada curva representa la curva de resistencia de los pilares de un
determinado ancho, además de las curvas propuestas por Lunder y Pakalnis (1997). El ancho de las excavaciones
es constante e igual a 20 [m].

En este caso, se observa nuevamente concordancia con el gráfico de pilares de altura constante,
pues muestra que la resistencia del pilar disminuye cuando su esbeltez aumenta. El comportamiento
creciente de las curvas de estabilidad para estos pilares con ancho de excavación y ancho de pilar
constante se debe a lo siguiente:

1. Tal como se justificó en la sección 5.1.1.2. la tensión vertical promedio en el centro del
pilar (𝜎𝑝 ) aumenta en la medida que se disminuye la altura del pilar, es decir, cuando
la razón 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 aumenta.
2. Resultados de la modelación numérica muestran que la resistencia a la compresión no
confinada de la roca intacta (UCS), necesaria para iniciar la falla en el pilar, va
aumentando en la medida que se disminuye la altura del pilar, tal como se muestra en
la Figura 5.12.
Los resultados de UCS y carga vertical promedio sobre el centro del pilar son graficados
en una misma figura en función de la razón 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 para el ancho de pilar constante, tal
como puede observarse en la Figura 5.12. donde las series con relleno corresponden a
los resultados de UCS y sin relleno a los resultados de carga vertical promedio sobre el
centro del pilar.

71
300 300
𝑊0 = 20[𝑚]

]
250 250
wp=4[m]

)[
200 200
wp=6[m]
UCS [MPa]

Carga promedio pilar (


wp=8[m]
150 150
wp=16[m] wp=32[m]
100 100

50 50

0 0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 (UCS) Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31 (UCS)
Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 (UCS) Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6 (UCS)
Pilares con nomenclatura P25, P21, P15, P8 y P33 (UCS) Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 ( )
Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31 ( ) Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 ( )
Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6 ( ) Pilares con nomenclatura P25, P21, P15, P8 y P33 ( )

Figura 5.12. Curvas de resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta, necesaria para iniciar la falla en el
pilar y carga vertical promedio sobre el centro del pilar, en función de su razón Wp/Hp, para pilares de ancho
constante y ancho de excavación igual a 20 [m]

3. Considerando los 2 puntos anteriores, no es directo notar que al disminuir la esbeltez de


los pilares (disminuyendo su altura), se aumentará la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆. Sin embargo, la
justificación de esto último se obtiene de la modelación numérica, donde se observa que
la disminución en la altura del pilar produce un cambio levemente mayor en 𝜎𝑝 que en
el valor UCS, por lo tanto, al aumentar 𝜎𝑝 se incrementa la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆. Estas curvas
de estabilidad no tienen pendiente pronunciada, debido a que UCS aumenta en una
proporción similar a 𝜎𝑝 , tal como puede observarse en la Figura 5.12. .
4. Considerando nuevamente la ecuación [5.1.] se establece entonces que para un factor
de seguridad dado, la resistencia del pilar aumenta en la medida que los pilares
disminuyan su altura y mantengan constante su ancho.

La razón de por qué se modelaron pilares de ancho constante y no se realizaron solo curvas de
estabilidad para pilares de altura constante, radica en que cada curva de la Figura 5.9. representa
un conjunto de pilares de distinto ancho, por lo que cada pilar dentro de la misma curva tendrá una
razón de extracción distinta y por lo tanto no serán comparables entre sí. Debido a esto, se opta por
proponer curvas de igual rango de extracción, más que curvas con altura constante de pilares. Esto
último se logra manteniendo constante tanto el ancho de la excavación como ancho de pilares
(Figura 5.11. ).

Por otra parte, fue necesario estudiar el efecto que provocarían en los resultados de estabilidad de
pilares, otros parámetros que se mantuvieron fijos dentro de la modelación. Estos son: el estado
tensional in situ, el ancho de las excavaciones vecinas al pilar (es decir, las excavaciones que dan

72
forma al pilar) y la cohesión y ángulo de fricción de las discontinuidades (c y 𝜙). Las dos primeras
se discuten en las secciones 5.1.2.1. y 5.1.2.2. , respectivamente, mientras que el efecto de los
parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades (c y 𝜙) serán tratadas en una sección
aparte (sección 5.4. ), dado que conforman un tema de interés a estudiar en esta tesis, para validar
el criterio de falla propuesto en el capítulo 3.

Para realizar el modelamiento numérico y obtener las curvas de estabilidad presentadas en la


Figura 5.9. y Figura 5.11. no solo se dejaron fijos los parámetros de resistencia al corte de las
discontinuidades, sino que además se consideraron lo suficientemente altos de manera de asegurar
que el inicio de falla en el pilar no esté controlado por el mecanismo de falla de adherencia y de
esta forma la única variable que controlará la falla en el pilar será la resistencia a la compresión no
confinada de la roca (UCS) y por ende el mecanismo con que iniciará la falla del pilar será el de
compresión. Esto último se realizó con el fin de confeccionar curvas de estabilidad que dependan
solo de la UCS de la roca, de manera de ir variando la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 de acuerdo a la geometría de
los pilares, dejando fijo el resto de parámetros utilizados en la modelación.

Si bien el inicio de la falla está dado por el mecanismo de compresión, se desprende del análisis
numérico de los 165 pilares modelados para este trabajo que para la falla total de la mayoría de los
pilares aportará también el mecanismo de adherencia. Por su parte el de tracción diagonal no
presentó significancia en los modelos, lo cual se debe principalmente a que la resistencia al corte
de la unidad de roca, en el caso de falla por tracción diagonal es considerablemente mayor que la
resistencia al corte de los otros dos mecanismos, tal como puede apreciarse en las fórmulas
descritas en el capítulo 3.

5.1.2.1. Efecto en los resultados de estabilidad de pilares debido a cambios en el


estado tensional in situ.

Para este análisis, se modelaron pilares con tres estados tensionales in situ distintos, pero con
geometrías idénticas, para poder comparar de esta forma los resultados de las curvas de estabilidad
en los tres casos para los mismos pilares de altura constante. El primer estado tensional corresponde
a σx=40[MPa] y σy=25[MPa] que fue el utilizado en todos los casos modelados. Para el segundo
estado tensional se intercambiaron los valores de las tensiones, siendo mayor el esfuerzo vertical
que el horizontal, σx=25[MPa] y σy=40[MPa]. Finalmente, el tercer estado tensional analizado
corresponde a uno en que las tensiones fueran mucho menores, σx=4[MPa] y σy=2.5[MPa]. De esta
forma se abarcaron todas las combinaciones posibles de estados tensionales y los resultados
previamente descritos se encuentran en la Figura 5.13.

73
1,20
𝑊0 = 20[𝑚]
1,00
Carga Promedio Pilar / UCS Hp=10[m]
σx=25[MPa] y
0,80 σy=40[MPa]
Hp=10[m]
σx=4[MPa] y
σy=2.5[MPa]
0,60 Hp=10[m]
σx=40[MPa] y
σy=25[MPa]
0,40
F.S.=1.0
0,20
F.S.=1,4

0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P1 a P10 Pilares con nomenclatura P44 a P47


Pilares con nomenclatura P52 a P55 Curva de Pakalnis F.S.=1.0
Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.13. Comparación entre los resultados de resistencia de pilares para tres estados tensionales diferentes. El ancho
de las excavaciones es constante e igual a 20 [m].

Es importante destacar que el estado tensional in situ no corresponde a una variable que determine
la posición de las curvas de estabilidad, tal como se muestra en la Figura 5.13. ya que en los tres
casos modelados, ésta no sufrió ninguna alteración. La explicación está dada numéricamente, ya
que al analizar los resultados de la modelación numérica (ver Anexo C) se puede observar que al
pasar de un estado tensional in situ a otro, la tensión media sobre el pilar (σp) con el nuevo estado
tensional in situ varía en una proporción de la otra, esto es (𝜎𝑝)𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑇𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 2 =
𝛼 ∙ (𝜎𝑝)𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑇𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 1 para cada geometría de pilar dentro de la misma curva. De igual modo,
la UCS para que comience a fallar el pilar variará en la misma proporción de σp para cada geometría
de pilar, es decir (𝑈𝐶𝑆)𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑇𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 2 = 𝛼 ∙ (𝑈𝐶𝑆)𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑇𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 1 . Por lo tanto, al normalizar
σp por UCS, la razón σp/UCS se mantiene constante en cada geometría de pilar, sea cual sea el
estado tensional in situ con el que se modele.

Por otra parte, debido a que se tomó una curva de estabilidad arbitraria para realizar este análisis
y los resultados mostraron que éstas no variaban frente a cambios en el estado tensional in situ, no
se considera necesario realizar este análisis con otra curva de estabilidad.

5.1.2.2. Efecto en los resultados de estabilidad de pilares debido a cambios en el


ancho de las excavaciones vecinas al pilar.

Otra variable que se mantuvo constante durante la modelación numérica es el ancho de las
excavaciones vecinas al pilar, por lo tanto, de manera análoga al caso anterior, para verificar si
éstas provocan algún efecto sobre la resistencia de los mismos, se escoge una curva estándar (la de
altura de pilar de 40[m]) y se realiza un modelamiento numérico de geometrías idénticas de pilares,

74
pero variando el ancho de las excavaciones vecinas (W0). En este caso, se compararon los
resultados de excavaciones cuadradas, excavaciones de altura mayor que su ancho y al revés, es
decir, con un ancho de la excavación mayor a la altura de la misma, para cubrir de esta manera
todos los casos posibles.
Estos resultados se muestran en la Figura 5.14. donde se observa que las curvas de estabilidad
con el modelo propuesto se mantienen invariables al modificar el ancho de las excavaciones
vecinas al pilar. Esto se debe a que en los tres casos analizados la altura del pilar se mantuvo
constante y por lo tanto al considerar que el rango de extracción “r” es función tanto del ancho del
pilar, como del ancho de la excavación, entonces los cambios en el rango de extracción dependerán
de cambios en uno o ambos parámetros, luego si se analiza la primera curva de altura de pilar igual
a 40 m y ancho de excavación de 20 m, se observa que ésta incluye todos los rangos de extracción
posibles sólo modificando el ancho del pilar, por lo tanto, si en vez de variar sólo el ancho del pilar,
se varía también el ancho de excavación, se obtendrá un “r” cualquiera, el que también estará
contenido en la curva de altura constante igual a 40 m. Es por este motivo que la curva de
estabilidad para pilares de altura constante se mantiene invariable, independiente del ancho de la
excavación vecina al pilar. Es claro que si se considerara otra curva con una altura distinta de pilar
y se hiciera el mismo análisis, dicha curva tampoco variaría independiente del ancho de la
excavación.
Los casos de pilares de ancho constante se dejan fuera de este análisis, debido a que también
mantienen constante el ancho de la excavación y por tanto constituyen curvas de estabilidad con
rango de extracción constante, lo que no se cumplirá si se modifica el ancho de las excavaciones,
por lo cual serán incomparables las curvas.

1,20

1,00
Carga Promedio Pilar / UCS

0,80

0,60

0,40
Hp=40[m] Hp=40[m] Hp=40[m]
W0=80[m] W0=40[m] W0=20[m]
0,20

0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P18 a P23 Pilares con nomenclatura P34 a P37
Pilares con nomenclatura P38 a P40

Figura 5.14. Comparación de curvas con distintos ancho de excavaciones vecinas al pilar, manteniendo el resto de los
parámetros constantes en los tres casos.

75
5.1.3. Discusión curvas de estabilidad de pilares

Los modelos numéricos analizados en esta tesis muestran que cuando se tiene una razón Wp/Hp
superior a 1.0, el efecto del esfuerzo horizontal en la resistencia del pilar es significativo, debido al
confinamiento que produce sobre él. Esto tiene un impacto dramático en el tipo de falla que se
observa en pilares, dado que geometrías de pilares esbeltos presentan una falla tipo progresiva o de
“slabbing axial”, pudiendo atravesar el eje central del pilar, mientras que pilares de geometrías
más gruesas (mayor ancho) presentan “slabbing axial progresivo”, pero sin penetrar el eje central.
Esto se debe principalmente al confinamiento en el núcleo de pilares gruesos, el que no permite
que la falla atraviese la zona central del pilar, produciéndose el descascaramiento progresivo de las
paredes, el cual va dejando cada más expuesto el núcleo confinado del pilar hasta que finalmente
se produce la falla total. Esto último guarda relación con los resultados presentados por Dirige y
Archibald (2006), quienes ensayaron especímenes de roca intacta de igual ancho y distintas alturas.

Además, al analizar los experimentos realizados por Dirige y Archibald (2006), se observa que
las rocas ensayadas mostraron que a igual carga sobre los especímenes, éstos presentaban una
menor resistencia, mientras más esbeltos eran y para razones W/H mayores a 0.5 la disminución
en la resistencia era menos pronunciada, lo que también coincide con la forma que tienen las curvas
de resistencia expuestas en este capítulo (cabe destacar que esto se cumple tanto para pilares de
altura constante, como ancho constante).

Por otra parte, si se comparan los gráficos de estabilidad de pilares presentados en las Figura 5.9.
y Figura 5.11. se puede observar que para la misma razón 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 , cuando se aumenta el alto del
pilar en el primer caso (pilares de altura constante) o el ancho, en el segundo caso (pilares de ancho
constante), existe una disminución en la resistencia del pilar, lo cual coincide con trabajos
anteriores (Hudson, et al., 1972).

Lo anterior puede deberse principalmente a lo que se conoce como efecto tamaño y efecto forma.
El primero supone que al aumentar el tamaño del pilar (para 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 constante), la resistencia
disminuye. El segundo, por otra parte, considera que al aumentar la esbeltez (para un mismo ancho
de pilar), la resistencia del pilar disminuye. Ambos efectos quedan de manifiesto en los gráficos de
estabilidad generados por el modelo numérico propuesto en esta tesis, ya sea para pilares de altura
constante como pilares de ancho constante, lo que valida el comportamiento de estas curvas. Lo
anterior se observa de manera directa en pilares con igual ancho. Cabe destacar que (Maybee,
1999), ensayó pilares de ancho constante cuando determinó los 2 efectos antes mencionados.

76
5.2. Pilares afectos a discontinuidades

Al tener en cuenta que la presencia de estructuras (en distintas orientaciones) en un macizo rocoso
es más común que el hecho de no contenerlas, surge la necesidad de considerar el efecto que ellas
provocarían en la resistencia de pilares, dado que según lo que se ha estudiado y presentado
previamente en este trabajo, las discontinuidades presentes en un macizo rocoso provocan la
reducción, en algunos casos considerable, de su resistencia, afectando por ende la resistencia de
pilares dentro de ese macizo.

El modelo numérico analizado anteriormente en esta tesis no considera el efecto que tendrían la
frecuencia y orientación de las discontinuidades en la resistencia de los pilares, por lo tanto para
agregarlo se utilizan las tablas presentadas en la sección 2.2.4. , donde se muestra que el factor de
reducción de la resistencia de pilares depende del ángulo de inclinación y frecuencia de las
discontinuidades presentes en la roca. Para realizar un análisis conservador se opta por aceptar el
valor que más reduce la resistencia, el cual está dado para orientaciones con ángulo de inclinación
de 60° y alta frecuencia de discontinuidades presentes en el ancho del pilar. Esto permitirá obtener
una envolvente mínima de falla mediante la modelación numérica y una corrección en las curvas
antes mostradas. Las que se comparan con envolventes empíricas como la propuesta por Lunder y
Pakalnis (1997).

Los factores de reducción se muestran en la Tabla 2.4 y Tabla 2.5 de la sección 2.2.4. ellos
dependen de la razón geométrica de cada pilar (Wp/Hp) y son directamente aplicables sobre las
curvas de estabilidad de pilares ilustradas en la Figura 5.9. y Figura 5.11. de la sección 5.1.2. tal
como se muestra en el Ejemplo 2.1. De esta forma se obtienen las curvas de estabilidad reducidas
por la presencia de discontinuidades en el pilar mostradas en la Figura 5.15. y Figura 5.16. , en
función de la altura constante o ancho constante de los pilares, respectivamente.

77
1,20

1,00
Carga Promedio Pilar / UCS
0,80

0,60

0,40
Hp=10[m]
F.S.=1.0 Hp=20[m]
Hp=40[m]
F.S.=1,4 Hp=80[m]
0,20
Discontinuidades de dip=60
0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P1 a P10 Pilares con nomenclatura P11 a P17


Pilares con nomenclatura P18 a P23 Pilares con nomenclatura P24 a P27
Curva de Pakalnis F.S.=1.0 Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.15. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en función de la altura de los
pilares.

1,20

1,00
Carga Promedio Pilar / UCS

wp=4 [m]
0,80
wp=6 [m]
wp=8 [m]
0,60
wp=16 [m]
wp=32 [m]
0,40
F.S.=1.0
0,20 F.S.=1,4
Discontinuidades de dip=60
0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar
Pilares con nomenclatura P11, P2, P28 y P29 Pilares con nomenclatura P12, P3, P30 y P31
Pilares con nomenclatura P34, P13, P5 y P32 Pilares con nomenclatura P24, P14 y P6
Pilares con nomenclatura P25, P21, P15, P8 y P33 Curva de Pakalnis F.S.=1.0
Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.16. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en función del ancho de los
pilares.

Las figuras anteriores permiten inferir lo siguiente:

1. Luego de la reducción en la resistencia de los pilares, tanto las curvas de pilares con altura
constante, como pilares con ancho constante son crecientes para razones geométricas Wp/Hp
inferiores a 1.6, pero a partir de esa razón se mantiene más o menos constante la resistencia
del pilar, esto tiene que ver con que pilares más esbeltos son más propensos a la disminución
en la resistencia del pilar producto de los factores de reducción utilizados.

78
2. Al comparar las curvas de la Figura 5.9. y Figura 5.11. con las de la Figura 5.15. y Figura
5.16. respectivamente, se puede observar que la corrección es bastante fuerte, es decir, la
influencia de frecuencia y orientación de discontinuidades presentes en el macizo rocoso es
vital.

3. La reducción en la resistencia de pilares hace que las curvas de estabilidad deducidas de la


modelación numérica se asemejen a la envolvente de Pakalnis (F.S.=1.4).

4. Al aplicar esta corrección a un caso particular se podrá evaluar de acuerdo a la orientación y


espaciamiento de las discontinuidades el factor de reducción específico, el que podrá ser
menor al usado en las Figura 5.15. y Figura 5.16.

5.3. Validación de las curvas de estabilidad

A fin de validar las curvas de estabilidad propuestas en el capítulo anterior, se grafican junto a
ellas los 178 casos históricos de la base de datos mencionada en la sección 2.2.3. y se comparan
con las curvas de estabilidad de Lunder y Pakalnis (Lunder & Pakalnis, 1997), que fueron
realizadas en base a las observaciones empíricas de este set de datos y son actualmente una de las
curvas más utilizadas.

Considerando que en la base de datos de la sección 2.2.3. solo algunos pilares tienen información
de la razón de extracción, siendo variable en la mayoría de los casos, es necesario graficar tanto los
resultados de altura de pilar constante y rango de extracción variable, como los de ancho y rango
de extracción constante, para determinar qué curvas son más adecuadas o en su defecto, para
explicar por qué las curvas no logran representar a todos los pilares. Cabe destacar que este análisis
se realiza sobre las curvas de estabilidad reducidas por el efecto de inclinación y frecuencia de las
discontinuidades generadas por el modelo numérico propuesto en esta tesis, a fin de entregar un
enfoque que esté más acorde a la realidad de los macizos rocosos. Estas curvas se presentan a
continuación en las Figura 5.17. y Figura 5.18.

79
1,2

Tensión media sobre el pilar / UCS


1,0

0,8
F.S.=1.0
0,6
F.S.=1,4
0,4 Hp=10 [m]
Hp=20 [m]
Hp=40 [m]
0,2 Hp=80 [m]
M.R. con discontinuidades de dip=60

178 observaciones
0,0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho Pilar / Alto Pilar
Clasificación de estabilidad de pilares:
Pilares Fallados Pilares Inestables Pilares Estables

Figura 5.17. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en función de la altura de los
pilares, junto a los 178 casos históricos y a las curvas de Lunder y Pakalnis.

1,2
Tensión media sobre el pilar / UCS

1,0

0,8 Wp=4 [m]


Wp=6 [m]
Wp=8 [m] F.S.=1.0
0,6
Wp=16 [m] F.S.=1,4
Wp=32 [m]
0,4

0,2
M.R. con discontinuidades de dip=60

178 observaciones
0,0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho Pilar / Alto Pilar
Clasificación de estabilidad de pilares:
Pilares Fallados Pilares Inestables Pilares Estables

Figura 5.18. Curvas de resistencia de pilares reducida por la presencia de discontinuidades, en función del ancho de los
pilares, junto a los 178 casos históricos y a las curvas de Lunder y Pakalnis.

De estos resultados se observa que las curvas obtenidas del modelamiento numérico en pilares de
altura constante igual a 20 [m] o ancho constante igual a 32 [m] son las que más se asemejan a las
curvas de Lunder y Pakalnis con factor de seguridad 1.4 y por ende son las que mejor separan a
pilares estables de los inestables o fallados. Por lo tanto, para validar estas curvas y considerarlas
como envolventes mínimas de falla para este set de datos, se grafican en la Figura 5.19. solo los
pilares de la base de datos con altura inferior a 20 [m] y ancho menor a 32 [m], debido a que
cualquier otro pilar con altura o ancho superior a estos valores quedará representado por una

80
envolvente que estará por debajo de la curva de altura constante igual a 20 [m] o ancho constante
igual a 32 [m], tal como se mostró en las Figura 5.17. y Figura 5.18.

1,2
Tensión media sobre el pilar / UCS

1,0

0,8

F.S.=1.0
0,6
F.S.=1.4
Wp=32 [m]
0,4 Hp=20 [m]

0,2
132 observaciones con altura de pilar
menor a 20 [m] y ancho menor a 32 [m]
0,0
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho Pilar / Alto Pilar
Clasificación de estabilidad de pilares:

Pilares Fallados Pilares Inestables Pilares Estables Curva de Pakalnis F.S.=1.0 Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.19. Comparación entre curva de resistencia de pilares de ancho 32[m] y altura 20[m] reducida por la presencia
de discontinuidades y curvas de Lunder y Pakalnis, sobre pilares de la base de datos cuyos anchos y alturas son
inferiores a 32[m] y 20[m], respectivamente.

Puede observarse en esta figura que la geometría de la mayoría de los pilares de la base de datos
se encuentra en estos rangos de dimensiones y que las curvas obtenidas del modelamiento numérico
corregido por presencia de discontinuidades separan razonablemente bien los pilares fallados de
los estables. Por otra parte, al comparar ambas curvas, puede desprenderse también que para pilares
muy esbeltos (W/H < 0.8) ó para pilares muy gruesos (W/H > 2.2), el modelamiento numérico
proporciona valores por debajo de las curvas de Lunder y Pakalnis, subestimando la resistencia de
los pilares, según estos autores. Bajo este punto de vista, las curvas obtenidas del modelamiento
numérico serían más conservadoras.

La validación de las curvas de estabilidad deducidas en esta tesis con los pilares del set de datos
utilizado por Lunder y Pakalnis para desarrollar sus curvas, debe tener en cuenta las siguientes
consideraciones:

1. En teoría se debiesen modelar exactamente los mismos pilares y bajo las mismas condiciones
que los de la base de datos. Sin embargo, esto no ha sido posible, dado que no se cuenta con
toda la información de esos pilares, por lo que no se sabe en qué casos las discontinuidades
pueden haber jugado un rol más importante.

81
2. Al comparar las curvas generadas por el modelo numérico propuesto en esta tesis con y sin
corrección por frecuencia e inclinación de discontinuidades se observa que dicha corrección
es muy fuerte, lo cual se debe específicamente a que para desarrollar las curvas se consideró
el caso más desfavorable en cuanto al factor de reducción por presencia de discontinuidades.
Por lo tanto, curvas de pilares con discontinuidades de otras características quedarán por
encima de las expuestas en esta tesis. La implicancia directa de esto es que si se contara con
la información total de la base de datos, el modelo propuesto en esta tesis quedaría más
ajustado.

5.3.1. Comparación entre resultados de modelación numérica y base de datos para un


modelamiento de 13 pilares

Se escogieron al azar algunos pilares de la base de datos de la sección 2.2.3. y se modelaron a fin
de comparar frente al mismo pilar los resultados de σp/UCS proporcionado por las tablas de la base
de datos con los que entrega el modelo numérico mostrado en este trabajo y de esta forma establecer
la clasificación del pilar y definir si es coherente con la que se muestra en la base de datos. Esto
último se logra considerando que este modelo define el límite entre lo que falla y no falla (curva
de estabilidad), mientras que la información de las tablas de la base de datos proporciona el estado
del pilar observado.
El objetivo de este cometido es determinar si el modelo es representativo de algunos de los datos
históricos. Para esto, se modelan 13 pilares de la base de datos con altura entre 4 [m] y 53[m],
ancho entre 2 [m] y 128 [m] y razón de esbeltez (Wp/Hp) entre 0,31 y 1,50. Los datos del estado
tensional y el ancho de la excavación no son conocidos, pero considerando los resultados anteriores
(secciones 5.1.2.1. y 5.1.2.2. respectivamente), no constituyen un factor importante en las curvas
de estabilidad, dado que en cualquier caso la relación σp/UCS será la misma. No obstante lo
anterior, los pilares con nomenclatura P163 y P164 corresponden al mismo pilar, pero con
geometrías de excavaciones vecinas al pilar (W0) distintas y los de nomenclatura P165, P166 y
P167 pertenecen a pilares idénticos, pero cuya base se encuentra a distinta profundidad (de esta
forma la tensión vertical sobre el pilar será diferente), ambos a fin de corroborar que estas
diferencias en las modelaciones no juegan un rol importante en los resultados (ver Tabla 5.1).

Los datos de los 13 pilares modelados se muestran en la Tabla 5.1, donde también se exponen los
antecedentes proporcionados por la base de datos. Por otra parte, en la Figura 5.20. son graficados
los resultados de 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 dados por la base de datos junto a los de 𝐹𝐶 ∙ 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆, dados por la
modelación numérica, de manera de compararlos directamente y clasificar al pilar como estable o
fallado, según corresponda.

82
Tabla 5.1. Comparación entre pilares modelados (considera que la razón σp/UCS corresponde a la frontera de falla) y los
registrados en la base de datos de Lunder (1994).
Base de Datos Modelación Numérica
Clasificación Corrección por
Código σp /UCS
σp UCS dada por σp UCS Clasificación discontinuidades Clasificación
de pilar W p [m] Hp [m] W p /Hp σp /UCS W p /Hp (Frontera
[MPa] [MPa] base de [MPa] [MPa] (*) (**)
de falla) FC FC*σp /UCS
datos
P158 15 49 0,3 64 200 0,32 Falla 0,31 67,1 97 0,69 Estable 0,06 0,04 Falla
P161 24 52 0,5 38 265 0,14 Estable 0,46 73,5 123 0,60 Estable 0,06 0,04 Falla
P42 1,9 3,8 0,5 58 94 0,62 Falla 0,5 95,8 95 1,01 Estable 0,06 0,06 Falla
P163 19 28 0,7 41 90 0,46 Falla 0,68 33,4 52 0,64 Estable 0,28 0,18 Falla
P164 19 28 0,7 41 90 0,46 Falla 0,68 42,6 66 0,65 Estable 0,28 0,18 Falla
P41 3 3,8 0,8 28 94 0,30 Inestable 0,75 85,3 85 1,00 Estable 0,44 0,44 Estable
P160 15 18 0,8 40 100 0,40 Falla 0,83 82,5 114 0,72 Estable 0,44 0,32 Falla
P43 45 53 0,8 51 200 0,26 Estable 0,85 61,1 120 0,51 Estable 0,57 0,29 Estable
P159 15 15 1,0 43 176 0,24 Inestable 1,00 84,7 116 0,73 Estable 0,66 0,48 Estable
P162 32 28 1,1 30 90 0,33 Estable 1,14 36,2 66 0,55 Estable 0,71 0,39 Estable
P165 6,1 3,8 1,6 58 94 0,62 Falla 1,50 66,2 71 0,93 Estable 0,76 0,71 Estable
P166 6,1 3,8 1,6 58 94 0,62 Falla 1,50 58,9 63 0,93 Estable 0,76 0,71 Estable
P167 6,1 3,8 1,6 58 94 0,62 Falla 1,50 52,3 56 0,93 Estable 0,76 0,71 Estable

(*): Corresponde a la clasificación del pilar, al comparar la resistencia del pilar (frontera de falla) dada por el
modelamiento numérico y el valor σp/UCS obtenido de la base de datos.
(**): Corresponde a la clasificación del pilar, al comparar la resistencia del pilar (frontera de falla) reducida por la
presencia de discontinuidades en el macizo rocoso, dado por el modelamiento numérico y el valor σp/UCS obtenido
de la base de datos.
Nota: FC*σp/UCS corresponde a la reducción en la resistencia del pilar debido a las discontinuidades (sección 2.2.4.
).

Para interpretar la tabla anterior se deben diferenciar los datos en cuanto a modelación numérica
y a base de datos, pues el σp/UCS calculado por medio de la modelación numérica da cuenta del
valor límite que separa lo que falla (cualquier valor sobre él) de lo que se mantiene estable (lo que
esté por debajo de este valor). Esto último se explica con el siguiente ejemplo:

Ejemplo 5.1.
Información del segundo pilar de la Tabla 5.1 (P161):
σp/UCS (base de datos) = 0.14
σp/UCS (modelación numérica) = 0.60
𝐹𝐶 ∙σp/UCS (reducción en la resistencia por discontinuidades (modelación numérica)) = 0.04

Esto significa que de acuerdo al criterio de falla presentado en esta tesis, 0.60 es la frontera entre
falla y estabilidad para el pilar con geometría Wp/Hp = 0.50, por lo tanto, si al momento de clasificar
el pilar para la base de datos, se determinó que el valor medido de σp/UCS era de 0.14, entonces
este pilar clasificaría como estable dentro de la modelación numérica (σp/UCS (base de datos) <
σp/UCS (modelación numérica)), lo que coincide con la clasificación del pilar dada por la base de

83
datos. Ahora bien, si se considera la presencia de discontinuidades dentro del macizo rocoso,
entonces el valor de σp/UCS que determina la frontera entre falla y estabilidad se reduce a 0.04, lo
que es inferior a σp/UCS (base de datos), por tanto en este caso el pilar clasificaría como fallado,
lo que no coincide con la clasificación del pilar dada por la base de datos mostrada en la tabla
anterior. Esto puede deberse a que las discontinuidades probablemente no eran un factor importante
dentro de ese macizo rocoso, por lo que no debiesen considerarse, sin embargo esta información
no fue proporcionada por la base de datos.
Este mismo razonamiento fue hecho a los 13 pilares de la tabla anterior para determinar si la
clasificación del pilar dada por la modelación numérica era consistente con la clasificación hecha
al mismo pilar dentro de la base de datos. Estos resultados se grafican en la Figura 5.20.

0,80

0,70
Carga promedio pilar / UCS

0,60

0,50

0,40

0,30

0,20

0,10

0,00
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1,2 1,4 1,6 1,8 2
Ancho PIlar / Alto Pilar

Envolvente FC*σp/UCS Puntos Base de Datos Fallados


Puntos Base de Datos Inestables Puntos Base de Datos Estables

Figura 5.20. Gráfico con valores de σp/UCS dados por la base de datos (círculos) y de FC*σp/UCS dados por la
modelación numérica (triángulos).

Para analizar la figura anterior, se deben comparar para cada geometría de pilar el círculo y el
triángulo, donde el círculo corresponde a 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 y contiene la información de la estabilidad del
pilar dado por la base de datos, mientras que el triángulo representa a 𝐹𝐶 ∙ 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 dado por el
modelamiento numérico, el cual según el criterio desarrollado en esta tesis, corresponde al límite
entre la falla y la estabilidad del pilar, clasificándose como estable todo aquel pilar que esté por
debajo de este valor (para la misma geometría en este caso). Por lo tanto, si para una cierta
geometría el círculo se encuentra por debajo del triángulo, ese pilar clasifica como estable según
el modelamiento numérico, sin embargo la concordancia o discordancia de esto con la base de
datos lo dará el relleno del círculo, según la nomenclatura especificada en la Figura 5.20. De
acuerdo a esto, si se analiza por ejemplo el primer pilar de la Tabla 5.1 (𝑊𝑝 /𝐻𝑝 de 0.31), la

84
metodología empleada en esta tesis indicaría que el pilar clasifica como fallado, pues 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 es
superior a 𝐹𝐶 ∙ 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆, lo cual coincide en este caso con lo descrito en la base de datos, dado que
según la nomenclatura utilizada en la figura anterior, el círculo se encuentra relleno.

Es importante señalar que para un mismo pilar, el valor de 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 y de 𝐹𝐶 ∙ 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆 no tienen
por qué coincidir, ya que el primero no corresponde al límite entre falla y estabilidad del pilar, sino
que a la medición al momento de observar el pilar, con lo que un pilar fallado, podría haber
alcanzado una tensión mucho menor en ese momento. De acuerdo a esto, el gráfico anterior permite
determinar cuán lejos de la envolvente de falla se encuentra el pilar observado. Cabe destacar
también, que dadas las geometrías de los pilares graficados, no es posible realizar una curva de
estabilidad, debido a que no corresponden a pilares de igual ancho o igual alto.

Finalmente, al analizar los valores de la Tabla 5.1 y la Figura 5.20. , se puede mencionar lo
siguiente:
1. Si no se considera la presencia y posterior reducción por discontinuidades en el modelo, se
observa que los 13 pilares modelados permanecerían estables, pues en estos casos el σp/UCS
calculado es superior al σp/UCS entregado por la base de datos. Sin embargo, solo 3 de esos
13 casos estables coincide con la información de la base de datos.
2. Si se observan todos los datos registrados en la Tabla 5.1 puede deducirse que 7 de los 13
pilares coinciden en cuanto a su clasificación entre lo que entrega la modelación numérica
(considerando los factores de reducción por discontinuidades) y la base de datos.
3. A pesar de coincidir en la clasificación de casi la mitad de los pilares, las diferencias
encontradas en la Tabla 5.1, se deben básicamente a lo expuesto en los puntos 1 y 2 de la
sección 5.3. entre ellos a que no se sabe en qué casos las discontinuidades pueden haber
jugado un rol más importante para determinar la resistencia del pilar. Además, se debe
recordar que en este análisis se mantuvieron fijos los parámetros de resistencia al corte de las
discontinuidades (c y 𝜙), los que de acuerdo al capítulo 3 podrían afectar también los
resultados de las curvas de estabilidad de pilares obtenidas de la modelación numérica. Por lo
tanto, es importante realizar un análisis de sensibilidad de estos parámetros, lo cual se muestra
en la sección 5.4.
4. Los pilares P41 y P159 de la tabla anterior no se comparan por no contar con la información
de su grado de inestabilidad.
5. Los resultados mostrados en las columnas de modelación numérica de la Tabla 5.1 corroboran
el hecho de que tanto el ancho de excavación, como estados tensionales distintos no
proporcionan diferencias en los resultados para una misma geometría de pilar.

85
5.4. Sensibilidad de los parámetros c y 𝝓 de las discontinuidades

Para obtener las curvas de estabilidad propuestas en la sección 5.1. se modelaron pilares de
diversas geometrías, pero con las mismas propiedades de resistencia al corte para las
discontinuidades del macizo rocoso. Estas propiedades son las siguientes, de acuerdo a lo
especificado en la sección 4.2. :
c = 0.6 [MPa]
𝜙 = 38°

Cabe destacar que con estos valores, la propagación de la falla en todos los pilares modelados
comienza con el tercer modo de falla, que corresponde al de compresión, ya que se adoptaron
parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades muy altos para provocar la falla por
adherencia inicialmente. Esto se da tanto para pilares que fallan en su totalidad por compresión
como para aquellos que inicialmente lo hacen por compresión y que después aportan a la falla
global los otros dos mecanismos: adherencia y tracción diagonal. Esto se puede demostrar
realizando un análisis de sensibilidad de los parámetros c y 𝜙.

El objetivo de este capítulo es determinar si existe un traslado de las curvas dependiendo de las
variables antes mencionadas, respecto de las curvas de estabilidad presentadas en las secciones
anteriores y de esta forma se pretende validar el criterio de falla propuesto en esta tesis que depende
de las propiedades de resistencia al corte de las discontinuidades como primer modo de falla,
denominado falla por adherencia.

Para esto se decide utilizar un valor menos elevado para el ángulo de fricción (en vez de 38° se
usa 14°); a fin de que la cohesión pueda tomar importancia en el análisis y un estado tensional igual
al considerado para modelar las curvas de estabilidad mostradas en las secciones 5.1. y 5.2. de este
capítulo (𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]). Lo anterior se realiza para tres razones geométricas de
pilares diferentes de modo de establecer curvas de estabilidad que dependan únicamente de las
propiedades de resistencia al corte de las discontinuidades del macizo rocoso en que está inmerso
el pilar. Cabe destacar que los demás parámetros de la modelación numérica permanecen
constantes.
Las geometrías de pilares con que se desarrolla este análisis corresponden a las siguientes:

Wp = 32 [m] ; Hp = 40 [m]
Wp = 32 [m] ; Hp = 20 [m]
Wp = 32 [m] ; Hp = 10 [m]

86
De esta forma se modelan los pilares respectivos en el programa FLAC 2D obteniéndose dos
figuras comparativas. La primera figura (Figura 5.21. ) muestra los resultados de las curvas de
estabilidad obtenidas al mantener el valor de la cohesión constante (c = 0,6 [MPa]) para dos ángulos
distintos de fricción y la segunda (Figura 5.22. ) corresponde a los resultados de la curvas de
estabilidad al variar la cohesión y mantener el ángulo de fricción constante (ϕ = 14°).
Para construir la primera figura se realiza un modelamiento numérico de los pilares considerando
ángulos de fricción ϕ = 38° y ϕ = 14° y un valor de cohesión igual a 0,6 [MPa] en ambos casos.
La curva de estabilidad para ϕ = 38° y c=0,6 [MPa] se obtiene de la Figura 5.11. del capítulo de
resultados (curva de Wp = 32 [m]), mientras que para obtener la curva de estabilidad para ϕ = 14°
se debe realizar un nuevo modelamiento numérico en FLAC 2D con las geometrías indicadas
anteriormente y luego se realiza un seguimiento para determinar con qué valor de UCS de la roca
terminará fallando el pilar, comenzando la propagación de la falla por el mecanismo de falla por
adherencia. Explícitamente esto último se refiere a que el inicio de falla en el pilar se deberá al
mecanismo de adherencia, pero la propagación de la falla y posteriormente el colapso del pilar lo
definirá el mecanismo de compresión o tracción diagonal, tal como se muestra en la secuencia de
falla de la Figura 5.23.
Por otra parte, para confeccionar la segunda figura se deberán modelar numéricamente los pilares
con parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades ϕ = 14° y cohesión igual a 3 [MPa]
y 0,6 [MPa]. La curva para ϕ = 14° y c=0,6 [MPa] será dada por la Figura 5.21. , mientras que la
de ϕ = 14° y c=3 [MPa] deberá elaborarse luego de realizado el mismo proceso de determinación
del UCS que permita la falla total del pilar, teniendo en cuenta que el pilar comienza a fallar por
adherencia propagándose posteriormente la falla hasta lograr el colapso.

De acuerdo a lo anterior, las curvas de estabilidad de pilares mostradas en las Figura 5.21. y
Figura 5.22. se construyen considerando un valor de UCS de la roca que fuera lo suficientemente
alto de tal manera que no afecte en el inicio de falla del pilar y que por lo tanto sea el mecanismo
de adherencia el que inicie la falla. El detalle de esta secuencia de falla se presenta a continuación:

1. Se inicia la falla en el pilar por el mecanismo de adherencia.

2. La propagación de la falla se puede deber a cualquiera de los 3 mecanismos de falla, dado que
el valor de UCS escogido es superior al límite que haría fallar el pilar por compresión en un
principio con la geometría original, pero es tal que sí logre hacer fallar el pilar con la geometría
inestable que se obtiene al remover los primeros bloques fallados. Cabe destacar que en todos
los casos modelados el UCS que hace fallar la geometría original del pilar es menor que el
UCS determinado para geometrías menos estables. Esto provoca el desplazamiento hacia
abajo de las curvas de estabilidad.
3. Colapso del pilar. El valor de UCS que permita lo anterior es el que se usa en la razón 𝜎𝑝 /𝑈𝐶𝑆
para determinar las curvas de estabilidad mostradas en la Figura 5.21. y Figura 5.22.

87
1,20

1,00
Carga Promedio Pilar / UCS

0,80

0,60
c=0,6[MPa], φ=38°
c=0,6[MPa], φ=14°

0,40
F.S.=1.0
F.S.=1,4
0,20

0,00
0 0,4 0,8 1,2 1,6 2 2,4 2,8 3,2 3,6 4 4,4 4,8 5,2 5,6
Ancho PIlar / Alto Pilar

Pilares con nomenclatura P21, P15 y P8 Pilares con nomenclatura P87, P98 y P80
Curva de Pakalnis F.S.=1.0 Curva de Pakalnis F.S.=1.4

Figura 5.21. Curvas de estabilidad de pilares sobre macizos rocosos con discontinuidades con distintos valores de ángulo
de fricción e igual cohesión.

Figura 5.22. Curvas de estabilidad de pilares sobre macizos rocosos con discontinuidades con distintos valores de
cohesión e igual ángulo de fricción.

De los gráficos anteriores se observa que existe efectivamente un traslado de las curvas de
estabilidad cuando se varían las propiedades de resistencia al corte de las discontinuidades
presentes en el macizo rocoso.
En particular, la Figura 5.21. muestra que al disminuir el ángulo de fricción de las
discontinuidades, decrece la resistencia del pilar, lo que se observa debido a que la curva de
estabilidad se traslada quedando por debajo de la curva con mayor ángulo de fricción. Por otra
parte puede observarse que la forma de la curva no varía significativamente al pasar de un ángulo
de fricción mayor a uno menor, es decir, las curvas se trasladan prácticamente paralelas para

88
distintos valores de ángulo de fricción, por lo que tanto pilares gruesos como esbeltos se ven
influenciados de igual manera por la reducción en el ángulo de fricción de las discontinuidades.
Respecto de la Figura 5.22. se deduce que al disminuir la cohesión de las discontinuidades para
igual ángulo de fricción, se reduce también la resistencia al corte del pilar, pero esto afecta en
mayor medida a los pilares gruesos, pues para pilares esbeltos esta diferencia es despreciable. Esto
tiene que ver con el estado tensional de los elementos que conforman el pilar, el que tiende a ser
mayor para pilares más gruesos.
El poco efecto que produce la cohesión de las discontinuidades sobre la estabilidad de los pilares
se debe al alto nivel de tensiones sobre el pilar, lo que provoca que el valor de la cohesión sea casi
despreciable comparado con los altos niveles de carga a que está sujeto el pilar. Al ser la ecuación
de resistencia al corte como se muestra en la ecuación [3.1.] a [3.8.], para el modo de falla de
adherencia, el parámetro que sí estaría ejerciendo dominio sobre las curvas de estabilidad
corresponde el ángulo de fricción de las discontinuidades, el que al disminuir, provoca una
reducción también en el término 𝜎𝑛 ∙ tan(ϕ) y con esto, el valor de la cohesión en la ecuación 𝑐 +
𝜎𝑛 ∙ tan(ϕ) comienza a tomar importancia, no así cuando el valor de ϕ es alto. Esto se logra
demostrar gráficamente con las Figura 5.21. y Figura 5.22. donde se observa que los mayores
cambios son determinados por cambios en el ángulo de fricción.
Los resultados anteriores guardan relación con el análisis gráfico de la sensibilidad de estos
parámetros, presentado en el Anexo D.

A continuación (Figura 5.23. ) se presenta una secuencia de falla para uno de estos pilares, a fin
de mostrar gráficamente el avance y propagación de la falla del pilar y notar los mecanismos que
participan en ella. El pilar modelado corresponde al P80 de acuerdo a la nomenclatura de la sección
4.3. el cual tiene un ancho de 32 [m], altura de 10 [m] y ancho de excavación de 20 [m]. Cabe
destacar que todas las figuras de esta secuencia tienen el mismo ancho con el fin de notar el avance
en la propagación de la falla del pilar.
Se observa en la figura siguiente (Figura 5.23. ) que la falla en el pilar comienza por el mecanismo
de adherencia, siendo independiente en este punto de la resistencia a la compresión no confinada
de la roca (UCS), considerando un valor de UCS mayor al que haría fallar el pilar en un principio,
pero escogido de tal forma que sí lo haga para la geometría siguiente en la secuencia de falla, de
tal manera que la falla se propaga gracias a los mecanismos de adherencia y compresión, fallando
totalmente el pilar por el mecanismo de compresión en la mayoría de los modelos. Es importante
señalar que solo por adherencia el pilar no falla, si no que se mantiene estable con una geometría
determinada (para esto fue necesario realizar un seguimiento a un pilar de iguales características al
modelado (P80), pero con una UCS muy alta, tal que no falle por compresión durante toda la
secuencia de falla).
Del párrafo anterior se infiere que, dependiendo del estado tensional sobre el pilar, aportan a la
falla total de este los 3 mecanismos de falla propuestos en esta tesis, sin embargo, el mecanismo
de falla por tracción diagonal prácticamente no se ve.

89
Simbología de colores de bloques:

: Bloque sin falla.

: Bloque falla por adherencia de cara


derecha.

: Bloque falla por adherencia de cara


inferior.
Geometría inicial pilar de nomenclatura P80.
: Bloque falla por compresión.

: Bloque falla por tracción diagonal.

Los bloques removidos fallan tanto


por adherencia de cara derecha
como de cara izquierda y superior.
Estas 2 últimas no se muestran en la
figura (Iteración 1).
Iteración 1: Comienza la falla en las esquinas del pilar (Solo falla por adherencia)

Iteración 2: Comienzan a fallar bloques del pilar por compresión, además de los que fallan
por adherencia, propagándose la falla por ambos mecanismos

Iteración 5: Continúan fallando bloques del pilar tanto por mecanismo de adherencia,
como por compresión

Iteración 6: Propagación de la falla por mecanismos de adherencia y compresión

Iteración 7: Falla total del pilar. Falla tanto por tracción diagonal (Izquierda, bloques en color verde), como por compresión (Derecha, bloques
en color verde)

Figura 5.23. Propagación de falla del pilar P80 con discontinuidades de propiedades: c=0,6[MPa] y ϕ=14°.

90
5.4.2. Discusión análisis de sensibilidad de los parámetros c y 𝛟 de las discontinuidades

El análisis de sensibilidad realizado establece que para los elevados niveles tensionales en estudio,
el ángulo de fricción es el factor que provoca mayores desprendimientos de bloques dentro del pilar
y es el parámetro dominante dentro del análisis de estabilidad de pilares mediante el mecanismo
de adherencia.

Respecto del traslado de las curvas de estabilidad, al considerar distintos valores de c y ϕ (Figura
5.21. y Figura 5.22. ) puede deducirse lo siguiente:

1. Se observa que existe efectivamente un traslado de las curvas de estabilidad cuando se varían
las propiedades de resistencia al corte de las discontinuidades presentes en el macizo rocoso,
disminuyendo la resistencia de los pilares cuando se reduce la resistencia al corte de las
discontinuidades, pues al reducir el ángulo de fricción o la cohesión, la curva baja.

2. Lo anterior indica que en el modelo numérico propuesto, la resistencia del pilar está altamente
ligada a las discontinuidades del macizo rocoso.

3. El modelo propuesto en esta tesis es capaz de mostrar diferencias cuando se modela con otros
valores de discontinuidades. Además, se valida el primer modo de falla propuesto para
macizos rocosos.

4. Las discontinuidades podrían comenzar la falla en un pilar, sin embargo la unión con los otros
mecanismos de falla provocan el colapso del pilar.

5. Dependiendo del estado tensional sobre el pilar, aportan a la falla total del mismo los 3
mecanismos de falla propuestos en esta tesis: Falla por adherencia, falla por tracción diagonal
y falla por compresión, lo que valida el criterio de falla expuesto en este trabajo, sin embargo
en la mayoría de los casos de la modelación numérica realizada, el segundo modo de falla no
contribuye de manera significativa.

6. Pilares gruesos son más sensibles al mecanismo de falla que controle el pilar. Mientras que
para pilares esbeltos la falla frágil es fundamental.

Estos resultados explican la diferencia entre las curvas de estabilidad definidas en este trabajo
con las de Lunder y Pakalnis (1997), dado que dependiendo de los parámetros de resistencia al
corte de las discontinuidades, pilares de igual geometría y estado tensional podrían mostrar falla
en un caso y estabilidad en otro. Además, deben considerarse los efectos de orientación y frecuencia

91
de las discontinuidades en el macizo rocoso, en caso de estar controlado por ellas, lo que también
reduce la resistencia de los pilares.
Por lo tanto, para tener una base comparativa, primeramente es necesario conocer las propiedades
de resistencia al corte de las discontinuidades de los pilares de la base de datos.

Adicionalmente, se explican las diferencias presentadas en la Tabla 5.1, entre pilares de la base
de datos y pilares modelados en FLAC, ya que en estos modelos se usaron parámetros de resistencia
al corte de las discontinuidades arbitrarios (c = 0.6 [MPa] y ϕ = 38°). Sin embargo, no
necesariamente corresponden a los valores reales, pero al no contar con esa información no tiene
sentido cambiar la cohesión o el ángulo de fricción de las discontinuidades para volver a modelar
los pilares que no coinciden con este análisis.

92
6. DISCUSIÓN

La formulación realizada en este trabajo en cuanto al modelamiento numérico de pilares en roca


tiene las siguientes limitaciones:

 Tamaño de grilla: Se consideró una grilla de 1m x 1m en la zona donde estaban ubicados los
pilares, por tanto se limita a evaluar la adherencia en bloque de 1m x 1m.

 Eliminación de bloques: Este trabajo considera la falla en un bloque de acuerdo al criterio


desarrollado en el capítulo 3 y para manifestar esto en el modelamiento numérico se remueve
dicho bloque. Esto limita que el elemento siga tomando carga. Por otra parte, tomando en
cuenta el modo de falla de adherencia, se determina que un bloque falla si han fallado sus 4
caras por adherencia (bloque completamente desconectado del macizo y posteriormente
removido), sin embargo, si fallan 3 o menos caras por adherencia, se considera a ese bloque
como parte del macizo, evaluándose las tensiones como un continuo.

 Puntos de evaluación del criterio: Este trabajo considera evaluar el criterio de falla en los
nodos y centro entre nodos de cada zona (unidad).

 Discontinuidades presentes en el macizo rocoso: La modelación numérica se realizó en un


programa de modelación bidimensional continuo, por lo que grandes discontinuidades o fallas
del macizo rocoso, así como discontinuidades de frecuencia mayor (superior a 1 m) e
inclinación diferente a 90° no pueden ser representados por este modelo, debido a esto es que
fueron considerados los factores de reducción de resistencia debido a frecuencia y orientación
de discontinuidades (Esterhuizen, et al., 2011).

Dadas estas limitaciones se recomienda considerar lo siguiente:

 Comparar los resultados obtenidos mediante el programa FLAC 2D con los que entregarían
otros programas de modelación numérica que incluyen sistemas de estructuras de roca o
macizos rocosos fracturados, tal como el programa UDEC o su extensión tridimensional
3DEC de Itasca s.a.

 Comparar los resultados obtenidos con el criterio de falla para macizos rocosos propuesto en
esta tesis con los que entregarían los modelos elasto-plásticos.

93
7. CONCLUSIONES

Actualmente la estimación de la estabilidad de pilares se realiza mediante fórmulas empíricas, que


relacionan la resistencia con la geometría de los pilares, sin embargo estas fórmulas han sido
desarrolladas con una base de datos de pilares acotada, por lo que quedan limitadas según el tipo
de roca, geometría del pilar, estado tensional y otras características individuales de la mina
estudiada. Debido a lo anterior, el objetivo central de esta tesis fue desarrollar curvas de estabilidad
de pilares mediante modelamiento numérico, de tal manera de poder evaluar cada pilar de forma
particular. Para determinar la estabilidad de los pilares, se desarrolló un criterio de falla para
macizos rocosos, basado en el modelo de Mann y Müller para albañilería, dadas las similitudes
entre ambos materiales. De acuerdo a lo anterior, se puede concluir lo siguiente:

 El criterio de falla para macizos rocosos propuesto en esta tesis permite incorporar diversos
mecanismos de falla que podrían afectar al macizo, lo que actualmente no ha sido considerado
por otro modelo constitutivo. Este modelo considera explícitamente las propiedades de
resistencia al corte de las discontinuidades presentes en el macizo rocoso y la resistencia a la
compresión no confinada de la roca intacta. Por otra parte, el método numérico desarrollado
en esta tesis permite mejorar la actual estimación de la estabilidad de pilares, ya que ofrece
la ventaja de poder desarrollar curvas de estabilidad ajustadas a las condiciones reales de cada
pilar, para lo cual será imprescindible conocer las características del macizo rocoso y
discontinuidades, la geometría del pilar y el estado tensional in situ.

 Al aplicar el criterio de falla desarrollado en esta tesis al modelamiento numérico de pilares


en roca, se observa que dependiendo del estado tensional sobre el pilar, aportan a la falla total
del mismo los 3 mecanismos de falla propuestos en este trabajo: Falla por adherencia, falla
por tracción diagonal y falla por compresión; sin embargo, de los resultados del
modelamiento numérico se deduce que en la mayoría de los casos el segundo modo de falla
no contribuye de manera significativa.

 Considerando que una de las curvas más utilizadas actualmente corresponden a las de Lunder
y Pakalnis (1997), se realizó una comparación entre éstas y las curvas obtenidas del
modelamiento numérico, lo cual proporcionó resultados aceptables, consiguiendo una buena
aproximación entre las curvas de Lunder y Pakalnis (1997) y las del modelamiento numérico
de altura de pilar constante igual a 20 [m] o ancho constante igual a 32 [m]. Lo anterior guarda
relación con los datos de la base de datos utilizada por Lunder y Pakalnis para confeccionar
sus curvas, ya que mayoritariamente estaba compuesta por pilares de geometrías inferiores a
las indicadas. Se debe señalar que las curvas obtenidas son más conservadoras que las de
Lunder y Pakalnis, debido a que se consideró el peor de los casos en cuanto al ángulo de
inclinación y frecuencia de discontinuidades para el factor de reducción. Esto último permite

94
concluir la importancia que tiene realizar un mapeo del macizo rocoso a estudiar, debido a
que dependiendo de la frecuencia, orientación y parámetros de resistencia al corte de las
discontinuidades, se puede pasar de un análisis poco conservador a uno más ajustado a las
condiciones reales del macizo.

 Respecto de los parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades, se concluye que la


resistencia de los pilares disminuye cuando se reducen los parámetros de resistencia al corte
de las discontinuidades, ya sea la cohesión o el ángulo de fricción y por lo tanto existe un
traslado de las curvas de estabilidad. Con esto se valida el primer modo de falla en macizos
rocosos y se establece que las curvas serán diferentes para distintas calidades de macizo, sin
embargo, el modelo propuesto no considera el ángulo de inclinación ni la frecuencia de las
discontinuidades, por lo que requiere del uso de un factor empírico para considerar este efecto
(Esterhuizen, et al., 2011).

 Los resultados obtenidos muestran que el estado tensional in situ o el ancho de las
excavaciones vecinas al pilar no son una variable que determine la posición de las curvas de
estabilidad.

 Las curvas de estabilidad obtenidas de la modelación numérica a los pilares estudiados con
el criterio de falla desarrollado en esta tesis, logra resultados coherentes con lo que han
señalado otros autores, entre ellos lo siguiente:

1. Geometrías de pilares esbeltos presentan una falla tipo progresiva o de “slabbing axial”,
pudiendo atravesar el eje central del pilar, mientras que pilares de geometrías más gruesas
(mayor ancho) presentan “slabbing axial progresivo”, pero sin penetrar el eje central, esto se
debe principalmente al confinamiento en el núcleo de pilares gruesos (Dirige & A. Archibald,
2006).

2. Se cumple el efecto tamaño y efecto forma. El primero supone que al aumentar el tamaño del
pilar (para 𝑊𝑝 /𝐻𝑝 constante), la resistencia disminuye. El segundo, por otra parte, considera
que al aumentar la esbeltez (para un mismo ancho de pilar), la resistencia del pilar disminuye
(Hudson, et al., 1972).

95
8. RECOMENDACIONES

Para el uso correcto de esta metodología se sugiere lo siguiente:

1. Considerar la orientación y frecuencia de las discontinuidades que atraviesen el centro del


pilar para determinar sus curvas de estabilidad, debido a que éstas reducen la resistencia de
los mismos.

2. Antes de usar una curva de estabilidad de pilares, resulta esencial determinar la mayor
cantidad de información posible sobre el macizo rocoso y el pilar, para posteriormente
identificar si la curva que se usará está acorde a los datos adquiridos.

3. Si se utilizaran las curvas de estabilidad de pilares propuestas en esta tesis, se deberán


considerar las limitaciones de este modelo, dado que las curvas fueron desarrolladas para
macizos rocosos de buena calidad, sujeto a grandes esfuerzos in situ y con discontinuidades
rellenas de material blando a intermedio.

96
9. BIBLIOGRAFÍA

Brzovic, A. & Villaescusa, E., 2007. Rock mass characterization and assessment of block-forming
geological discontinuities during caving of primary copper ore for caving at the El Teniente Mine,
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confinada mediante el modelo Crisafulli, s.l.: Memoria para optar al título de Ingeniero Civil,
Universidad de Chile.
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98
ANEXOS

99
Anexo A: Base de datos de pilares (Lunder, 1994)

A.1. Westmin Resources Ltd.

En Westmin Resources Ltd’s Myra Falls Operations se desarrolló una base de datos para pilares
durante un proyecto cooperativo entre Westmin Resource y CANMET durante 1992 y 1993. Este
yacimiento está localizado a una profundidad promedio de 600 metros bajo la superficie. La
información recolectada corresponde a la geometría del pilar, la estabilidad del pilar, las
condiciones geológicas, etc., aportando un total de 31 casos históricos (ver Tabla A.1. y Tabla
A.2.). Los esfuerzos sobre el pilar fueron calculados usando técnicas de modelamiento
tridimensional de elementos de borde, calibradas con las condiciones de minería existente y método
del área tributaria. Se determinó una resistencia a la compresión no confinada del material intacto
del pilar de 172 [MPa] y un módulo de Young de 166 [GPa].
Tabla A.1. Base de datos de pilares de Westmin Resource Ltd.

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

5,90 4,00 1,48 172 49,60 0,29 Estable


7,20 4,00 1,80 172 56,70 0,33 Estable
7,80 4,00 1,95 172 99,90 0,58 Inestable
4,80 4,00 1,20 172 77,90 0,45 Inestable
4,60 4,00 1,15 172 70,80 0,41 Inestable
3,50 4,00 0,88 172 70,80 0,41 Inestable
8,70 5,00 1,74 172 85,00 0,49 Inestable
7,60 4,00 1,90 172 91,80 0,53 Inestable
5,10 4,00 1,28 172 63,80 0,37 Inestable
12,10 4,00 3,03 172 91,80 0,53 Inestable
5,90 4,00 1,48 172 63,80 0,37 Inestable
12,00 4,00 3,00 172 42,50 0,25 Inestable
7,80 4,00 1,95 172 77,90 0,45 Inestable
4,60 4,50 1,02 172 93,50 0,54 Fallado
4,60 4,50 1,02 172 93,50 0,54 Fallado
5,60 4,00 1,40 172 93,50 0,54 Fallado
6,30 4,00 1,58 172 93,50 0,54 Fallado
5,40 5,00 1,08 172 93,50 0,54 Fallado
4,70 5,00 0,94 172 93,5 0,54 Fallado
3,90 4,50 0,87 172 93,50 0,54 Fallado
5,80 4,50 1,29 172 93,50 0,54 Fallado
4,00 4,00 1,00 172 93,50 0,54 Fallado
5,90 4,00 1,48 172 105,40 0,61 Fallado
5,50 4,00 1,38 172 93,50 0,54 Fallado
5,70 4,00 1,43 172 105,40 0,61 Fallado
5,20 4,00 1,30 172 98,60 0,57 Fallado

100
Tabla A.2. Continuación Tabla A.1.

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

5,30 4,00 1,33 172 91,80 0,53 Fallado


4,80 5,00 0,96 172 88,40 0,51 Fallado
7,10 4,00 1,78 172 98,60 0,57 Fallado
4,30 4,00 1,08 172 93,50 0,54 Fallado
3,10 5,00 0,62 172 93,50 0,54 Fallado

A.2. Hudyma (1988)

Hudyma (1988) presentó una colección de 47 casos históricos de 13 minas Canadienses distintas.
La geometría del pilar y la clasificación en las tres etapas de estabilidad de los pilares fueron usadas
para desarrollar lo que en términos de Hudyma se conoce como los métodos “Gráficos de
Estabilidad de Pilares” para su diseño. La resistencia a la compresión no confinada del material
intacto de los pilares estudiados variaba entre 70 y 316 [MPa] y el RMR entre 60% – 78% en todos
los casos históricos. Los esfuerzos previos al inicio de las actividades mineras variaban entre los
12 y 46 [MPa] y los esfuerzos post actividades fueron calculados usando métodos de elementos de
borde bidimensionales de fuerzas ficticias y de desplazamientos discontinuos dependiendo de la
geometría del área minada. Los datos de los 47 pilares se encuentran en las siguientes tablas (Tabla
A.3. y Tabla A.4.).
Tabla A.3. Base de datos de pilares de Hudyma (1988).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el pilar Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

24,00 52,00 0,46 265 38 0,14 Estable


21,00 39,00 0,54 176 26 0,15 Estable
27,00 40,00 0,68 176 28 0,16 Estable
30,00 44,00 0,68 265 40 0,15 Estable
30,00 40,00 0,75 176 33 0,19 Estable
30,00 40,00 0,75 176 29 0,16 Estable
45,00 53,00 0,85 200 51 0,26 Estable
21,00 24,00 0,88 176 29 0,16 Estable
21,00 21,00 1,00 100 31 0,31 Estable
21,00 21,00 1,00 100 26 0,26 Estable
32,00 28,00 1,14 90 30 0,33 Estable
15,00 12,00 1,25 176 37 0,21 Estable
15,00 12,00 1,25 176 33 0,19 Estable
24,00 18,00 1,33 72 36 0,50 Estable
33,00 23,00 1,43 316 75 0,24 Estable
12,00 8,00 1,50 215 28 0,13 Estable
33,00 20,00 1,65 121 55 0,45 Estable

101
Tabla A.4. Continuación Tabla A.3.

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el pilar Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

17,00 10,00 1,70 310 46 0,15 Estable


15,00 7,00 2,14 215 29 0,13 Estable
24,00 11,00 2,18 148 66 0,45 Estable
33,00 15,00 2,20 316 76 0,24 Estable
20,00 8,00 2,50 310 46 0,15 Estable
17,00 6,00 2,83 72 31 0,43 Estable
35,00 12,00 2,92 148 63 0,43 Estable
21,00 5,00 4,20 72 39 0,54 Estable
18,00 4,00 4,50 72 48 0,67 Estable
24,00 52,00 0,46 265 72 0,27 Inestable
15,00 27,00 0,56 176 28 0,16 Inestable
27,00 46,00 0,59 265 59 0,22 Inestable
24,00 38,00 0,63 160 70 0,44 Inestable
30,00 44,00 0,68 265 82 0,31 Inestable
15,00 18,00 0,83 100 31 0,31 Inestable
25,00 28,00 0,89 90 32 0,36 Inestable
25,00 27,00 0,93 70 29 0,41 Inestable
15,00 15,00 1,00 176 43 0,24 Inestable
15,00 49,00 0,31 200 64 0,32 Fallado
9,00 20,00 0,45 100 38 0,38 Fallado
11,00 23,00 0,48 316 99 0,31 Fallado
15,00 30,00 0,50 100 38 0,38 Fallado
14,00 28,00 0,50 90 49 0,54 Fallado
11,00 20,00 0,55 121 69 0,57 Fallado
15,00 27,00 0,56 176 31 0,18 Fallado
11,00 18,00 0,61 316 102 0,32 Fallado
27,00 40,00 0,68 176 38 0,22 Fallado
19,00 28,00 0,68 90 41 0,46 Fallado
30,00 40,00 0,75 176 57 0,32 Fallado
15,00 18,00 0,83 100 40 0,40 Fallado

A.3. Von Kimmelman et al. (1984)

Von Kimmelman et al. (1984) presentaron 47 casos de estabilidad de pilares (ver Tabla A.5. y
Tabla A.6.) y técnicas de modelamiento numérico de la mina Selebi-Phikwe of BCL Ltd., localizada
en Botswana, Sudáfrica. El yacimiento se encuentra entre 80 y 400 metros de profundidad. Los
esfuerzos sobre el pilar fueron calculados usando métodos bidimensionales de elementos de borde
de desplazamientos discontinuos. La resistencia a la compresión no confinada del material intacto
era de 94 [MPa], el módulo de Young de 81.1 [GPa] y el coeficiente de Poisson de 0.24.

102
Tabla A.5. Base de datos de pilares de Von Kimmelman et al. (1984).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

6,50 3,80 1,70 94 26,00 0,28 Estable


6,50 3,80 1,70 94 30,00 0,32 Estable
9,50 3,80 2,50 94 35,00 0,37 Estable
7,60 3,80 2,00 94 35,00 0,37 Estable
6,10 3,80 1,60 94 35,00 0,37 Estable
5,30 3,80 1,40 94 37,00 0,39 Estable
9,90 3,80 2,60 94 60,00 0,64 Estable
3,00 3,80 0,80 94 28,00 0,30 Inestable
3,80 3,80 1,00 94 34,00 0,36 Inestable
4,70 3,80 1,24 94 34,00 0,36 Inestable
4,90 3,80 1,30 94 35,00 0,37 Inestable
6,60 3,80 1,74 94 40,00 0,43 Inestable
5,70 3,80 1,50 94 47,00 0,50 Inestable
6,30 3,80 1,67 94 48,00 0,51 Inestable
5,30 3,80 1,40 94 48,00 0,51 Inestable
6,80 3,80 1,80 94 53,00 0,56 Inestable
3,00 3,80 0,80 94 54,00 0,57 Inestable
3,50 3,80 0,92 94 55,00 0,59 Inestable
4,60 3,80 1,20 94 56,00 0,60 Fallado
3,40 3,80 0,90 94 48,00 0,51 Fallado
2,30 3,80 0,60 94 48,00 0,51 Fallado
2,30 3,80 0,60 94 48,00 0,51 Fallado
2,30 3,80 0,60 94 48,00 0,51 Fallado
2,90 3,80 0,76 94 50,00 0,53 Fallado
4,80 3,80 1,26 94 53,00 0,56 Fallado
5,30 3,80 1,40 94 55,00 0,59 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 55,00 0,59 Fallado
3,60 3,80 0,96 94 55,00 0,59 Fallado
4,60 3,80 1,20 94 55,00 0,59 Fallado
6,10 3,80 1,60 94 58,00 0,62 Fallado
5,70 3,80 1,50 94 58,00 0,62 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 58,00 0,62 Fallado
1,90 3,80 0,50 94 58,00 0,62 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 59,00 0,63 Fallado
7,60 3,80 2,00 94 59,00 0,63 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 59,00 0,63 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 59,00 0,63 Fallado
3,80 3,80 1,00 94 59,00 0,63 Fallado
8,60 3,80 2,27 94 60,00 0,64 Fallado
2,30 3,80 0,60 94 60,00 0,64 Fallado

103
Tabla A.6. Continuación Tabla A.5.

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

4,60 3,80 1,20 94 63,00 0,67 Fallado


4,60 3,80 1,20 94 54,00 0,57 Fallado
3,50 3,80 0,92 94 55,00 0,59 Fallado
5,00 3,80 1,32 94 55,00 0,59 Fallado
4,90 3,80 1,30 94 56,00 0,60 Fallado
5,30 3,80 1,40 94 63,00 0,67 Fallado
5,70 3,80 1,50 94 63,00 0,67 Fallado

A.4. Hedley & Grant (1972)

Hedley & Grant (1972) presentaron una fórmula de resistencia de pilares basada en la
observación de la estabilidad de pilares de la mina de Elliot Lake en Ontario, Canadá. Estos autores
recolectaron un total de 28 casos históricos, cuyos datos se encuentran en la Tabla A.7 y Tabla A.8.
La relación de resistencia del pilar fue presentada como “Size Effect Formula” basada en los
trabajos de Salamon & Munro (1967). La resistencia a la compresión no confinada del material
intacto se estimó en el rango entre 210 a 275 [MPa]. El esfuerzo sobre el pilar fue determinado
usando la modificación en el método del área tributaria realizada por Hedley & Grant (1972).
Tabla A.7. Base de datos de pilares de Hedley & Grant (1972).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

3,00 3,00 1,00 210 34,50 0,16 Estable


3,00 3,00 1,00 210 44,10 0,21 Estable
6,10 5,50 1,11 210 26,20 0,12 Estable
3,00 3,00 1,00 210 52,40 0,25 Estable
3,00 3,00 1 210 51,70 0,25 Estable
6,10 5,50 1,11 210 27,60 0,13 Estable
3,00 3,00 1,00 210 58,60 0,28 Estable
3,00 3,00 1,00 210 64,80 0,31 Estable
6,10 6,10 1,00 210 31,70 0,15 Estable
6,10 5,50 1,11 210 33,10 0,16 Estable
5,50 5,50 1,00 210 37,20 0,18 Estable
6,10 4,30 1,43 210 52,40 0,25 Estable
12,20 6,10 2,00 210 40,00 0,19 Estable
6,70 6,10 1,10 210 34,50 0,16 Estable
6,10 4,30 1,43 210 52,4 0,25 Estable
6,10 4,30 1,43 210 55,20 0,26 Estable
5,80 5,50 1,06 210 44,10 0,21 Estable
6,10 6,10 1,00 210 49,70 0,24 Estable

104
Tabla A.8. Continuación Tabla A.7.

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

6,10 2,40 2,50 210 52,40 0,25 Estable


6,10 2,40 2,50 210 54,50 0,26 Estable
6,10 2,40 2,50 210 59,30 0,28 Estable
4,60 2,70 1,67 210 72,40 0,34 Estable
6,10 2,70 2,22 210 86,90 0,41 Estable
3,00 3,00 1,00 210 78,60 0,37 Inestable
3,00 2,70 1,11 210 92,40 0,44 Inestable
3,00 2,70 1,11 210 104,80 0,50 Fallado
3,00 2,70 1,11 210 108,30 0,52 Fallado
4,60 3,00 1,50 210 127,60 0,61 Fallado

A.5. Sjoberg (1992)

Sjoberg (1992) presentó un resumen de los datos de mecánica de rocas de la mina de Zinkgruvan
en el Centro Sur de Suecia. El macizo rocoso de Zinkgruvan es homogéneo y masivo, exhibiendo
una baja frecuencia de discontinuidades. Incluyó un total de 9 pilares, de los cuales 5 clasificaban
como fallados y 4 como inestables, que corresponde a una etapa de pre-falla, sujeta a un severo
astillamiento. La resistencia de la roca intacta es de 215 - 265 [MPa] (Sjoberg & Tillman, 1990) y
el módulo de Young es 75 – 85 [GPa]. El esfuerzo sobre el pilar fue calculado usando un programa
bidimensional de desplazamiento discontinuo, MINSIM-2D. Los datos de estos pilares se
presentan en la Tabla A.9.

Tabla A.9. Base de datos de pilares de Sjoberg (1992).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

3,80 6,00 0,63 240 68,00 0,28 Inestable


6,00 6,00 1,00 240 84,00 0,35 Inestable
6,20 6,00 1,03 240 74,00 0,31 Inestable
7,30 6,00 1,22 240 67,00 0,28 Inestable
4,70 6,00 0,78 240 95,00 0,40 Fallado
7,50 6,00 1,25 240 83,00 0,35 Fallado
7,50 6,00 1,25 240 100,00 0,42 Fallado
8,50 6,00 1,42 240 82,00 0,34 Fallado
10,50 6,00 1,75 240 92,00 0,38 Fallado

105
A.6. Krauland & Soder (1987)

Krauland & Soder (1987) presentó información sobre 13 pilares de la mina Black Angel en
Groenlandia (ver Tabla A.10.). Sin embargo, no se tiene registro de los datos geométricos del pilar.
El esfuerzo sobre el pilar fue calculado usando un programa bidimensional de desplazamientos
discontinuos, NFOLD. La resistencia de la roca intacta en la mina Black Angel es de 100 [MPa]
(Golder Associates, 1983).

Tabla A.10. Base de datos de pilares de Krauland & Soder (1987).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

n/a n/a 0,88 100 39,30 0,39 Inestable


n/a n/a 0,88 100 47,50 0,48 Inestable
n/a n/a 0,83 100 31,00 0,31 Inestable
n/a n/a 0,74 100 29,00 0,29 Inestable
n/a n/a 0,74 100 31,00 0,31 Inestable
n/a n/a 0,66 100 47,50 0,48 Inestable
n/a n/a 0,62 100 31,00 0,31 Inestable
n/a n/a 0,59 100 29,00 0,29 Inestable
n/a n/a 0,55 100 29,00 0,29 Inestable
n/a n/a 0,53 100 31,00 0,31 Inestable
n/a n/a 0,51 100 37,00 0,37 Inestable
n/a n/a 0,47 100 41,40 0,41 Inestable
n/a n/a 0,45 100 25,00 0,25 Inestable

A.7. Brady (1977)

Brady (1977) presentó los datos de 3 pilares de la mina Mt. Isa, localizada en Australia (ver Tabla
A.11.). En este set de datos tampoco fue posible encontrar los de geometría del pilar. El esfuerzo
sobre los pilares fue determinado mediante modelos de elementos finitos y la resistencia a la
compresión no confinada de la roca se estimó en 170 [MPa].

Tabla A.11. Base de datos de pilares de Brady (1977).

Ancho del pilar Alto del pilar Relación UCS Esfuerzo promedio sobre el Clasificación común de
𝝈𝒑 /𝑼𝑪𝑺
(Wp) [m] (Hp) [m] Wp/Hp [MPa] pilar (𝝈𝒑 ) [Mpa] estabilidad de pilares

n/a n/a 2,33 170 39,30 0,23 Estable


n/a n/a 2,33 170 55,60 0,33 Estable
n/a n/a 1,00 170 88,70 0,52 Estable

106
Anexo B: Métodos empíricos de resistencia axial de pilares (Lunder, 1994)

B.1. Confinamiento promedio del pilar

Tomando en cuenta que la resistencia del pilar se relaciona con la razón ancho/alto del pilar y
que la resistencia del macizo rocoso debe ser función del esfuerzo y confinamiento aplicados, se
han realizado modelos elásticos de elementos de borde bidimensionales y se determinó que la
relación entre la razón ancho/alto del pilar y el término llamado “confinamiento promedio del pilar”
existe y es representado por el símbolo Cpav. El confinamiento promedio del pilar es definido como
la razón entre el esfuerzo promedio menor (𝜎3 ) y el esfuerzo promedio mayor (𝜎1 ) sobre el pilar.
Los valores de esfuerzos son medidos en la mitad de la altura del pilar.

Se determinó la ecuación [B.1] para relacionar la razón ancho/alto del pilar y el “confinamiento
promedio del pilar”. El valor de “coeff” en esta ecuación depende de la razón de extracción.
Razones de extracción típicas en minas subterráneas de roca dura están entre 70 y 90%, por lo que
se ha determinado que un valor de coeff de 0.46 es aceptable con menos del 10% de error. La Figura
B.1 muestra gráficamente la relación entre el confinamiento promedio del pilar y la razón
ancho/alto del pilar, determinada para distintas razones de extracción modeladas.

1.4
𝑤 (𝑤/ℎ)
𝐶𝑝𝑎𝑣 = 𝑐𝑜𝑒𝑓𝑓 ∙ [𝑙𝑜𝑔 ( + 0.75)] [B.1]

Donde, 𝐶𝑝𝑎𝑣 : Confinamiento promedio del pilar


𝑐𝑜𝑒𝑓𝑓 : Coeficiente del confinamiento del pilar
𝑤 : Ancho del pilar [m]
ℎ : Altura del pilar [m]

107
Figura B.1. Gráfico del confinamiento promedio del pilar v/s la razón ancho/alto del pilar, determinado con
modelamiento numérico bidimensional.

B.2. Log – Power Formula

Mientras se deriva el mejor ajuste empírico a los coeficientes para una fórmula de resistencia
empírica, se determinó que el éxito para una predicción óptima se lograba usando una “power
formula” modificada. En este caso se determinó un coeficiente, denominado “log-power
coefficient”, óptimo que disminuía cuando la razón ancho/alto del pilar aumentaba.
La “Log-Power Formula” se presenta en la ecuación [B.2], mientras que el “log-power
coefficient” es definido por la ecuación [B.3].

𝑤 𝛼
𝑃𝑠 = (0.44 ∙ 𝑈𝐶𝑆) ∙ ( ) [B.2]

𝛼 = 1.31 − 𝐶𝑝𝑎𝑣 0.1 [B.3]

Donde, 𝑃𝑠 : Resistencia del pilar [MPa]


𝑤 : Ancho del pilar [m]
ℎ : Altura del pilar [m]

108
𝑈𝐶𝑆 : Resistencia a la compresión no confinada de una muestra del material intacto
del pilar [MPa]
𝛼 : “Log-power coefficient” empírico.
𝐶𝑝𝑎𝑣 : Confinamiento promedio del pilar, definido por la ecuación [B.1].

Esta fórmula de resistencia de pilares, dada por la ecuación [B.2] se grafica en función de la razón
ancho/altura del pilar y se superpone al gráfico de los 178 casos históricos presentado en la Figura
2.14. de la base de datos combinada, para mostrar de esta forma la buena aproximación que esta
resistencia empírica da a los datos obtenidos de la base de datos. Este gráfico de estabilidad de
pilares se muestra en la Figura B.2.

Figura B.2. Gráfico de estabilidad para la “Log-Power Formula” con todos los casos históricos de la base de datos
combinada.

B.3. Confinement Formula

Una fórmula de resistencia modificada, llamada “The Confinement Formula”, se asemeja al


criterio de Mohr – Coulomb y fue determinada para representar los datos de la base de datos
combinada con una predicción exitosa que tiene una previsibilidad ligeramente mayor que “Log-
Power Formula”. “The Confinement Formula” queda definida por la ecuación [B.4] y las

109
constantes empíricas (C1 y C2) de la fórmula representan las propiedades del macizo rocoso, cuyos
valores se determinaron como 0,68 y 0,52, respectivamente. Este método también se presenta
gráficamente junto a todos los casos históricos de la base de datos combinada en la Figura B.3.

La diferencia fundamental entre esta fórmula y “Log-Power Formula”, es que “The Confinement
Formula” está basada sobre la teoría de resistencia del macizo rocoso, mientras que la otra es una
fórmula puramente empírica, cuyos parámetros han sido determinados para conseguir un mejor
ajuste de la curva. La resistencia del pilar en “The Confinement Formula” queda dada por el
término friccional del pilar, “kappa”. Este término está definido en la ecuación [B.5] y es una
función del esfuerzo aplicado y del confinamiento en el pilar solamente.

𝑃𝑠 = (𝐾 ∙ 𝑈𝐶𝑆) ∙ (𝐶1 + 𝐶2 ∙ 𝜅) [B.4]

1−𝐶𝑝 [B.5]
𝜅 = 𝑡𝑎𝑛 [𝑐𝑜𝑠 −1 (1+𝐶𝑝𝑎𝑣 )]
𝑎𝑣

Donde, 𝑃𝑠 : Resistencia del pilar [MPa]


𝐾 : Factor tamaño de resistencia del pilar = 0.44 (tal como se determinó
previamente)
𝑈𝐶𝑆 : Resistencia a la compresión no confinada del material del pilar [MPa],
obtenido en una muestra de 50 [mm]
𝐶1 , 𝐶2 : Constantes empíricas del macizo rocoso
𝜅 : kappa, término friccional de pilares mineros
𝐶𝑝𝑎𝑣 : Confinamiento promedio del pilar

110
Figura B.3. Gráfico de estabilidad de pilares usando “The Confinement Formula” con todos los casos históricos de
la base de datos combinada.

En los gráficos de estabilidad mostrados en la Figura B.2 y Figura B.3 se observan líneas de
división asignadas al factor de seguridad, que clasifican al pilar en estable - inestable - fallado. La
asignación está basada en la suposición de que la línea que divide la zona de inestabilidad de la
zona de falla tiene un factor de seguridad de 1.0. Usando esto como base, se determinó que la
transición entre la condición de estabilidad y la de inestabilidad de un pilar tendría un factor de
seguridad de 1.4.

A fin de usar estos gráficos empíricos como guía de diseño, el método debe ser calibrado de
acuerdo a las condiciones propias de cada lugar. La calibración se logra por medio de una
observación a las condiciones de pilares existentes y al cálculo de esfuerzos. Si se observa que los
pilares no caen en la región correcta de los gráficos de estabilidad de pilares, entonces deberán
modificarse los parámetros de entrada. La modificación debe hacerse a los valores de esfuerzos
(esfuerzo in-situ) o a la resistencia a la compresión no confinada del material intacto del pilar. Dado
que hay una variabilidad con la resistencia a la compresión no confinada de la roca, el método de
calibración más simple es modificar directamente la resistencia a la compresión no confinada del
material intacto del pilar de tal manera que los pilares usados para la calibración se ajusten a la
zona correcta dentro de los gráficos de estabilidad de pilares.

111
Anexo C: Tablas con resultados del modelamiento de pilares.

Estos datos corresponden a la geometría del pilar, a los resultados de tensiones en el centro del
pilar proporcionados por el programa FLAC 2D y al valor de σp / UCS con que se construyen las
curvas de estabilidad de pilares del capítulo 5. Cabe destacar que estos valores resultan de un estado
tensional in situ igual a: 𝜎ℎ = −40[𝑀𝑃𝑎] y 𝜎𝑣 = −25[𝑀𝑃𝑎].

Tabla C.1. Pilares de altura constante igual a 10 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 2 4 6 7 8 16 24 32 40 48

H [m] 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10

Razón 0,2 0,4 0,6 0,7 0,8 1,6 2,4 3,2 4 4,8

σp [Mpa] 240 180 151 141 133 100 87 79,8 75 71,7


UCS
240 182 165 160 156 136 130 130 128 127
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,03 0,57 0,83 2,36 4,16 17,43 24,61 28,52 30,92 32,51

σp / UCS 1,00 0,99 0,92 0,88 0,85 0,74 0,67 0,61 0,59 0,56
razón de
0,91 0,83 0,77 0,74 0,71 0,56 0,45 0,38 0,33 0,29
extracción

Tabla C.2. Pilares de altura constante igual a 20 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 4 6 8 16 32 48 64

H [m] 20 20 20 20 20 20 20

Razón 0,2 0,3 0,4 0,8 1,6 2,4 3,2

σp [Mpa] 145 127,2 116 92,6 76,5 69,8 66


UCS
147 138 136 132 129 128 127
[Mpa]
σxp
0,00 0,13 0,44 1,57 18,90 23,29
[Mpa]
σp / UCS 0,99 0,92 0,85 0,70 0,59 0,55 0,52
razón de
0,83 0,77 0,71 0,56 0,38 0,29 0,24
extracción

112
Tabla C.3. Pilares de altura constante igual a 40 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 8 24 28 32 128 192

H [m] 40 40 40 40 40 40

Razón 0,2 0,6 0,7 0,8 3,2 4,8

σp [Mpa] 94,4 74,3 72,1 70,3 58,6 56,7


UCS
112 121 124 126 140 141
[Mpa]
σxp
0,00 0,60 0,44 20,85 26,38
[Mpa]
σp / UCS 0,84 0,61 0,58 0,56 0,42 0,40
razón de
0,71 0,45 0,42 0,38 0,14 0,09
extracción

Tabla C.4. Pilares de altura constante igual a 40 [m] y ancho de excavación 40 [m].
W [m] 8 32 96 160

H [m] 40 40 40 40

Razón 0,2 0,8 2,4 4

σp [Mpa] 143 91,9 69,4 63,3


UCS
170 168 167 168
[Mpa]
σp / UCS 0,84 0,55 0,42 0,38
razón de
0,83 0,56 0,29 0,20
extracción

Tabla C.5. Pilares de altura constante igual a 80 [m] y ancho de excavación 20 [m].

W [m] 16 32 64 192

H [m] 80 80 80 80

Razón 0,2 0,4 0,8 2,4

σp [Mpa] 66,8 61,5 57,9 54,9


UCS
103 118 139 165
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,00 0,33 0,30 14,82

σp / UCS 0,65 0,52 0,42 0,33


razón de
0,56 0,38 0,24 0,09
extracción

113
Tabla C.6. Pilares de altura constante igual a 40 [m] y ancho de excavación 80 [m].

W [m] 8 32 96

H [m] 40 40 40

Razón 0,2 0,8 2,4

σp [Mpa] 234 131 86,5


UCS
277 245 223
[Mpa]
σp / UCS 0,84 0,53 0,39
razón de
0,91 0,71 0,45
extracción

Tabla C.7. Pilares de ancho constante igual a 4 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 4 4 4 4

H [m] 20 10 5 3

Razón 0,2 0,4 0,8 1,3

σp [Mpa] 145 180 208,3 222,8


UCS
147 182 210 224
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,00 0,57 11,20 41,35

σp / UCS 0,99 0,99 0,99 0,99


razón de
0,83 0,83 0,83 0,83
extracción

Tabla C.8. Pilares de ancho constante igual a 6 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 6 6 6 6

H [m] 20 10 6 4

Razón 0,3 0,6 1 1,5

σp [Mpa] 127,2 151 164,2 172


UCS
138 165 178 186
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,13 0,83 14,89 36,28

σp / UCS 0,92 0,92 0,92 0,92


razón de
0,77 0,77 0,77 0,77
extracción

114
Tabla C.9. Pilares de ancho constante igual a 8 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 8 8 8 8

H [m] 40 20 10 5

Razón 0,2 0,4 0,8 1,6

σp [Mpa] 94,4 116 133 145


UCS
112 136 156 168
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,00 0,44 4,16 29,24

σp / UCS 0,84 0,8529 0,8526 0,86310


razón de
0,71 0,71 0,71 0,71
extracción

Tabla C.10. Pilares de ancho constante igual a 16 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 16 16 16

H [m] 80 20 10

Razón 0,2 0,8 1,6

σp [Mpa] 66,8 92,6 100


UCS
103 132 136
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,00 1,57 17,43

σp / UCS 0,65 0,70 0,74


razón de
0,56 0,56 0,56
extracción

Tabla C.11. Pilares de ancho constante igual a 32 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 32 32 32 32 32

H [m] 80 40 20 10 8

Razón 0,4 0,8 1,6 3,2 4

σp [Mpa] 61,5 70,3 76,5 79,8 80,41


UCS
118 126 129 130 131
[Mpa]
σxp [Mpa] 0,33 0,44 28,52 33,43

σp / UCS 0,52 0,56 0,59 0,61 0,61


razón de
0,38 0,38 0,38 0,38 0,38
extracción

115
Para los pilares modelados con un estado tensional in situ de 𝜎ℎ = −25[𝑀𝑃𝑎] y 𝜎𝑣 = −40[𝑀𝑃𝑎]
y de 𝜎ℎ = −4[𝑀𝑃𝑎] y 𝜎𝑣 = −2.5[𝑀𝑃𝑎], se obtienen los resultados mostrados en la Tabla C.12 y
Tabla C.13, respectivamente.

Tabla C.12. Pilares de altura constante igual a 10 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 2 8 16 24

H [m] 10 10 10 10

Razón 0,2 0,8 1,6 2,4

σp [Mpa] 315 173 131 112


UCS
314 201 178 168
[Mpa]
σp / UCS 1,00 0,86 0,74 0,67
razón de
0,91 0,71 0,56 0,45
extracción

Tabla C.13. Pilares de ancho constante igual a 32 [m] y ancho de excavación 20 [m].
W [m] 4 8 16 32

H [m] 10 10 10 10

Razón 0,4 0,8 1,6 3,2

σp [Mpa] 107,7 79,1 59,1 46,4


UCS
108 91 79 74
[Mpa]
σp / UCS 1,00 0,87 0,75 0,63
razón de
0,83 0,71 0,56 0,38
extracción

Anexo D: Esquema de pilares con parámetros c y 𝝓 diferentes

En la sección 5.4. se ha demostrado que existe una reducción en la resistencia de pilares cuando
se disminuyen los parámetros de resistencia al corte de las discontinuidades, estableciendo nuevas
curvas de estabilidad de pilares.

En este apéndice, por otra parte, se demuestra gráficamente la sensibilidad de los parámetros c y
𝜙, sobre la estabilidad del pilar, tomando en cuenta además el efecto que produciría un cambio en
el estado tensional in situ.

116
Para esto se realiza un análisis a 6 geometrías de pilares, cada una con 2 estados tensionales
diferentes, 4 valores de cohesión y 2 valores de ángulo de fricción, obteniendo un set de 16 casos
posibles por geometría.

Para que este efecto sea visible en los pilares modelados, fue necesario utilizar un valor alto de
UCS de manera que la falla por compresión no esté presente y así determinar si la falla por
adherencia por sí sola es capaz de comenzar la falla en el pilar.

Las figuras obtenidas de la modelación numérica se presentan a continuación.

Nota: Los bloques en rojo señalan bloques fallados dentro del pilar.

Tabla D.1. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=4 [m] para distintos valores de resistencia al
corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

Tabla D.2. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=4 [m] para distintos valores de resistencia al
corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

117
Tabla D.3. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=8 [m] para distintos valores de resistencia al
corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

Tabla D.4. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=8 [m] para distintos valores de resistencia al
corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

Tabla D.5. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=16 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

118
Tabla D.6. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=16 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

Tabla D.7. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=32 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

Tabla D.8. Continuación Tabla D.7.

119
Tabla D.9. Esquema de falla en pilar de altura Hp=10 [m] y ancho Wp=32 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

Tabla D.10. Continuación Tabla D.9.

120
Tabla D.11. Esquema de falla en pilar de altura Hp=40 [m] y ancho Wp=32 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

Tabla D.12. Continuación Tabla D.11.

121
Tabla D.13. Esquema de falla en pilar de altura Hp=40 [m] y ancho Wp=32 [m] para distintos valores de resistencia
al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

Tabla D.14. Continuación Tabla D.13.

122
Tabla D.15. Esquema de falla en pilar de altura Hp=40 [m] y ancho Wp=128 [m] para distintos valores de
resistencia al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 4 [MPa] y 𝜎𝑦 = 2.5 [MPa]).

Tabla D.16. Continuación Tabla D.15.

123
Tabla D.17. Esquema de falla en pilar de altura Hp=40 [m] y ancho Wp=128 [m] para distintos valores de
resistencia al corte de las discontinuidades en macizo rocoso (Estado tensional 𝜎𝑥 = 40 [MPa] y 𝜎𝑦 = 25 [MPa]).

Tabla D.18. Continuación Tabla D.17.

Nota: Para todas las tablas anteriores, en que se tiene la observación de “El pilar NO falla por
adherencia”, sí puede existir falla por compresión, dado que en este último caso la falla dependerá
del valor de UCS de la roca, sin embargo, para efectos gráficos se ha considerado un valor alto de
UCS de manera que no se presente ese tipo de falla.

Las figuras anteriores permiten deducir lo siguiente:

- Para distintos parámetros de resistencia al corte de discontinuidades e igual estado tensional


puede notarse que la variación en el ángulo de fricción es más influyente que la variación
de la cohesión al momento de establecer la propagación de falla sobre el pilar, ya sean para
geometrías esbeltas, como más gruesas.
Al considerar ángulos de fricción mayores, sin embargo, la variación en la cohesión no
produce cambios significativos en el mecanismo de falla. Por otra parte, para ángulos
inferiores, la cohesión comienza a tomar importancia, definiendo una mayor zona de falla
dentro del pilar para valores menores de cohesión. Estas observaciones se comprueban
también con las curvas de estabilidad mostradas en las Figura 5.21. y Figura 5.22.

124
- Al comparar las figuras de igual geometría y distinto estado tensional puede observarse que
al aumentar el estado tensional in situ sobre el pilar aumentará también la zona de falla por
adherencia. Esto último puede notarse en los pilares con ángulo de fricción de
discontinuidades menores, ya que esta diferencia es prácticamente despreciable para
ángulos mayores. Además, es más evidente para razones Wp/Hp mayores, es decir mientras
menos esbelto es el pilar.

125
Anexo E: Propuesta de un criterio de falla simplificado para Macizos Rocosos.

De acuerdo a lo mostrado en el capítulo 3. , el criterio de falla para macizos rocosos propuesto


en esta tesis cuenta de 24 ecuaciones que debiesen ser consideradas. Esto puede resultar exhaustivo
a la hora de evaluar la falla en el material, por lo que se desarrolla un análisis simplificado que
reduce las ecuaciones a 4. Esta alternativa, no es conservadora, pero permite dar un primer enfoque
respecto del modelo propuesto para representar la falla en un macizo rocoso.

La alternativa consiste en suponer que cada unidad tiene asociada tensiones normales y esfuerzos
de corte que se distribuyen de manera uniforme en sus caras. Esta suposición se agrega a las que
lleva implícito el modelo, detalladas en el capítulo 3.
Por lo tanto, el estado tensional de la unidad será el que se muestra en Figura E.1.

Figura E.1. Estado tensional de la unidad. Caso simplificado.

Donde, 𝜎𝑥 , 𝜎𝑦 , 𝜏̅: Esfuerzos correspondiente a la unidad, tales que cumplen con el equilibrio
de la misma.

Considerando esta distribución de tensiones se llega a las ecuaciones de resistencia al corte,


definidas a continuación para cada mecanismo de falla.

E.1 Primer modo de falla: Falla por adherencia (Caso simplificado)

Teniendo en cuenta que de acuerdo al criterio de Mohr-Coulomb, al haber una menor tensión
normal actuando sobre la superficie de falla de la unidad, se desarrollaría una menor resistencia al
corte, entonces la falla de la unidad dependerá de la magnitud de las tensiones normales, ya que

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ellas establecerán el valor de resistencia al corte, la que comparada con el esfuerzo de corte
actuando sobre la unidad determinará si existe o no falla de la roca.
Dado que el esfuerzo de corte es constante en las caras de la unidad, basta con compararlo
directamente con la resistencia obtenida de Mohr-Coulomb para determinar si la unidad falla.
Este análisis difiere del caso de la albañilería, pues en ese contexto las caras laterales no eran
capaces de transmitir esfuerzo de corte y por lo tanto, una falla que comienza en la junta de la mitad
del ladrillo que tiene una menor tensión normal aplicada, tiende a continuar la falla en la dirección
de las juntas verticales.
Sin embargo, en este caso, sí se desarrolla una resistencia de corte en las caras laterales, por lo
que podrían simplemente fallar la cara superior e inferior, pero no las caras laterales, teniendo con
esto que la unidad completa de roca no falle, dado que se considera que al menos una de las caras
de la unidad esté aún adherida al macizo rocoso para que se mantenga estable, de manera análoga
al caso no simplificado del capítulo 3.
Por lo tanto, como criterio de falla se determina que la unidad fallará por adherencia, solo si lo
han hecho antes todas sus caras por este mecanismo.

Considerando que el estado tensional es el mismo en la cara superior e inferior, así como en
ambas caras laterales, tal como se muestra en la Figura E.1, entonces basta con determinar la
resistencia al corte de la cara lateral, dada por la tensión normal horizontal y la resistencia de la
cara superior (o inferior), dada por la tensión normal vertical y comparar ambas con el valor del
esfuerzo de corte solicitante para determinar si la unidad falla o no.

- Cara superior e inferior:

𝜏𝑠𝑖 = 𝑐 + 𝜎𝑦 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [E.1]

- Caras laterales:

𝜏𝑖𝑑 = 𝑐 + 𝜎𝑥 ∙ 𝑡𝑎𝑛(𝜙) [E.2]

Donde, 𝜏𝑠𝑖 : Resistencia al corte de la cara superior e inferior de la unidad.


𝜏𝑖𝑑 : Resistencia al corte de las caras laterales de la unidad.
𝑐 : Cohesión de las discontinuidades.
𝜙 : Ángulo de fricción de las discontinuidades.
𝜎𝑦 : Tensión normal vertical actuando sobre la unidad.
𝜎𝑥 : Tensión normal horizontal actuando sobre la unidad.

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Siguiendo la nomenclatura de la Figura E.1, se deben comparar 𝜏𝑠𝑖 y 𝜏𝑖𝑑 con 𝜏̅, para determinar
si existe falla por adherencia de la unidad. Todos en valor absoluto.

E.2. Segundo modo de falla: Falla por tracción diagonal (Caso simplificado)

Este caso es similar a la albañilería, pues se realiza el análisis al centro de la unidad, sin embargo,
tiene una variable adicional, que es la existencia de tensiones horizontales actuando sobre la unidad.
Por lo tanto, la resistencia al corte con respecto a lo establecido por Mann & Müller, dependerá no
solo de la tensión vertical, sino también de la horizontal.
Sin embargo, al ser uniformes la distribución de los esfuerzos de corte y tensiones normales sobre
la unidad, existirá solo un valor para cada variable dentro de la ecuación de resistencia al corte,
quedando definido el estado tensional de un elemento infinitesimal al centro de la unidad. Esto
contrasta con el capítulo anterior, donde se tenían 8 casos distintos dependiendo de la posición
dentro de la unidad.
A continuación se muestra el círculo de Mohr que representa el estado tensional descrito.

Figura E.2. Círculo de Mohr del estado tensional en el centro de la unidad (modo de falla por tracción diagonal).

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Dado que la tensión horizontal no es nula, el centro y radio del círculo de Mohr quedan definidos
por las siguientes ecuaciones.

𝜎𝑥 + 𝜎𝑦
𝜎0 = [E.3]
2

2 [E.4]
𝑅 = √(𝜎𝑦 − 𝜎0 ) + 𝜏 2

Donde, 𝜎𝑥 : Tensión horizontal al centro de la unidad.


𝜎𝑦 : Tensión vertical al centro de la unidad.
𝜏 : Esfuerzo de corte al centro de la unidad.

Por lo tanto, las tensiones principales de compresión y tracción, son respectivamente:

𝜎𝑥 + 𝜎𝑦 𝜎𝑦 − 𝜎𝑥 2
𝜎1 = 𝜎0 + 𝑅 = + √( ) + 𝜏2 [E.5]
2 2

𝜎𝑥 + 𝜎𝑦 𝜎𝑦 − 𝜎𝑥 2 [E.6]
𝜎2 = 𝜎0 − 𝑅 = − √( ) + 𝜏2
2 2

Considerando que la resistencia a la tracción de las rocas es baja, se establece que las unidades
fallarán cuando la tensión principal de tracción iguale su resistencia a la tracción.
Por lo tanto, la resistencia al corte de la unidad queda reflejada en la ecuación [E.8]:

𝜎𝑥 + 𝜎𝑦 𝜎𝑦 − 𝜎𝑥 2
𝜎2 = −𝑓𝑡𝑏 = √
− ( ) + 𝜏2 [E.7]
2 2

𝜎𝑥 +𝜎𝑦 𝜎𝑥 ∙𝜎𝑦 [E.8]


𝜏 = 𝑓𝑡𝑏 ∙ √1 + ( 𝑓 ) + 2
𝑡𝑏 𝑓𝑡𝑏

Donde, 𝑓𝑡𝑏 : Capacidad a tracción de la unidad.

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𝜏 : Resistencia al corte de la unidad de roca en el caso de falla por tracción diagonal.

Como criterio de falla se considera que este mecanismo de determinante y por lo tanto una unidad
de roca falla si ha fallado por tracción diagonal. Para esto, será necesario comparar el resultado de
resistencia en valor absoluto con el de corte solicitante, 𝜏̅, en valor absoluto presente en la unidad.

E.3. Tercer modo de falla: Falla por compresión (Caso simplificado)

Análogamente al caso de falla por tracción diagonal, este mecanismo de falla depende de la
capacidad de la roca, que en este caso corresponde a la de compresión, denominada UCS
(resistencia a la compresión no confinada de la roca intacta).

Por lo tanto, si se considera la ecuación [E.9], que define la tensión principal de compresión,
entonces se determina que la roca fallará en cuanto este valor iguale su resistencia a la compresión,
tal como se muestra en la ecuación [E.9]. Con esto se obtiene la resistencia al corte para este modo
de falla expresada en la ecuación [E.10].

𝜎𝑥 + 𝜎𝑦 𝜎𝑦 − 𝜎𝑥 2
𝜎1 = 𝑈𝐶𝑆 = + √( ) + 𝜏2 [E.9]
2 2

𝜎𝑥 +𝜎𝑦 𝜎𝑥 ∙𝜎𝑦
𝜏 = 𝑈𝐶𝑆 ∙ √1 − ( ) + 𝑈𝐶𝑆2 [E.10]
𝑈𝐶𝑆

Donde, 𝑈𝐶𝑆 : Resistencia a la compresión no confinada de la roca.


𝜏 : Resistencia al corte de la unidad de roca en el caso de falla por compresión.

Para evaluar la existencia de este mecanismo de falla, se requiere comparar este valor en módulo
con el módulo del corte solicitante, el que siguiendo la nomenclatura de la Figura E.1 sería 𝜏̅ .
Por lo tanto, similarmente al caso de falla por tracción diagonal, como criterio de falla se
considera que una unidad de roca falla si lo ha hecho por compresión.

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