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+ Un hecho que acentúa como la ausencia de una opinión pública indica que la vida
de una comunidad no funciona de forma saludable, que pueden llegar a incluso a
cuestionar elementos fundamentales del bien común. Se confirma así también que, a
pesar de todos los límites y riesgos que puedan afectar a la captación del sentido
que dimana de las expresiones concretas de una opinión pública y la consiguiente
valoración que se hace de ellas - y esto porque estamos frente a una realidad con
"contornos imprecisos y fluidos y sujeta a ambigüedades de intepretación, a
deformaciones o incluso a manipulaciones-, la opiniñn pública pertenece, sin embargo,
a aquellos elementos materiales que se presentan como un valor irrenunciable e hacen
de la democracia una "forma de vida". (BORGES, 296)
+ La "Communio et Progressio" acentúa, pues, que "la Iglesia necesita de una opinión
pública para alimentar el diálogo entre sus miembros, condición del progreso en su
pensamiento y acción". Y, citando una alocución de Pío XII en 1950, acecienta que
se trata de una realidad indispensable para la vida de la Iglesia: "(...) con la
ausencia de la opinión pública, le faltaría algo vital, y la culta recaería tanto
sobre los pastores como sobre los laicos". (BORGES, 297)
+ Las raíces teológicas más consistentes del lugar y de la importancia de una opinión
pública eclesial se encuentra en el "sensus fidei" y en las condiciones de vida de
una Iglesia como comunión. Esta último aspecto es subrayado expresamente por la
instrucción Pastoral "Aetatis Novae", que ve en la expresión de sus necesidades y
anhelos por parte de los fieles y en la manifestación de la propia opinión sobre
lo referente al bien de la Iglesia "un medio de realizar concretamente el carácter
de 'comunión' de la Iglesia", al mismo tiempo que relaciona la **partilha** de
información y de opiniones en la Iglesia como una "igualdad natural de dignidad y
de misión que proviene del bautismo y está en la base de la estructura jerárquica
y de la diversidad de los cargos y funciones" (AEN, 10; cf. CIC 212 2 y 3). (BORGES,
297)
+ Pero es sobre todo en cuanto medio posible de expresión del "sensus fidei" que
la opinión pública eclesial encuentra su encuadramiento teológico más profundo y
explícito. Y también "Communio et Progressio" -que continúa siendo un documento
notable del magisterio católico en esta materia- afirma que es "necesario que los
católico tomen conciencia de aquella verdadera libertad de expresión de pensamiento
que el sensus fidei y la caridad le coniferen: el sensus fidei, que es estímulo y
fuerza del Espírito de la Verdad, que nos hace adherir, en unión y bajo la guía del
magisterio, a la Fe de la Tradición-adhesión profunda, y por eso mismo, continua
profundización y aplicación en la vida práctica; y la Caridad que elea aquella libertad
a comunión en la propia libertad de Cristo Redentor que, liberándonos del pecado,
nos hizo libres de todo **julgarmos** según su voluntad. Las autoriades responsables
favorezcan y procuren que exista en la Iglesia, gracias a la libertad de expresión
y de pensamiento, un intercambio legítimo de opiniones" (CP, 116). La opinión pública
aparece, así, como uno de los medios indispensablers por los que el sentido de la
fe de los creyentes se puede expresar, expresión esta que el magisterio debe escuchar
con sensibilidad si quiere cumplir con fidelidad evangélica y auténtico sentido
pastoral su misión (cf CP 32). (BORGES, 297-298)
+ Está claro que el lugar que se atribuye a las expresiones de los fieles supone
la existencia de una amplia circulación interna de información como elemento esencial
para una opinión pública eclesial, *ela própia, aliás*, también al servicio de una
cada vez más viva comunicación interna. La circulación de información se presenta
como una condición básica de participación, ésta no es popsible sin una información
constante sobre los diversos acontecimientos, decisiones y proyectos de vida
eclesial. Sólo una correcta información sobre sobre las cuestiones que se debaten,
sobre los elementos disponibles para un juicio, sobre las razones que conducen a
una decisión, asegura el éxito de los esfuerzos de clarificación argumentativa, vuelve
más transparentes los procesos de decisión, crea condiciones para consensos más
amplios y más capaces de alcanzar la verdad, posibilita una mayor indentificación
de las personas con las decisiones que les atañen. (BORGES, 300)
+ Lo mismo hay que decir respecto a las posiciones adoptadas por las autoridad
eclesial, no les cabe un mero papel difusor, sino que les corresponde una tarea
reflexiva, impulsadora del debata que las profundice, interprete y cuestione en su
razón de ser, lo cual contribuye a favorecer la mejor acogida de dichas posiciones
y, en último término, contribuye a reforzar la autoridad que las toma. (BORGES,
301-302)
+ De ese modo los medios de comunicación social de la Iglesia ayudarán a un desarrollo
de actitudes y de formas de diálogo y de debate, en el reconocimiento de que, también
en la iglesia, la discusión sincera y correcta es un elementos imprescindible para
la profundización de convicciones. Se trta, además, de una tarea que no es fácil,
tanto más cuanto que, en los medios eclesiales, prevelece todavía la idea de que
siempre es mejor el silencio que el debate. Es cierto que, en este terreno, son posibles
los abusos de la libertad, las falsedades, los grupos de presión, la tendencia a
subrayar lo epidérmico y lo sensacional. Sin embargo, la solución no está en limitar
la libertad de palabra y las posibilidades de expresar la opinión: también aquí,
como en otros ámbitos de la vida de la Iglesia, se tienen que admitir la posibilidad
de errores y faltas y aceptar los condicionamientos concretos en el caminos histórico
de acceso a la verdad. (BORGES, 302)