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Octubre de 2005
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
1. I NTRODUCCIÓN
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Como desde la perspectiva de este documento el concepto de seguridad ciudadana es sinónimo de
seguridad pública, en adelante sólo nos referiremos a la primera.
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Para el PNUD, el desarrollo humano es el proceso que permite ampliar las opciones de
los individuos. Estas opciones van desde el disfrute de una vida prolongada y saludable, el
acceso al conocimiento y a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente, hasta el
goce de las libertades políticas, económicas y sociales.
Los medios y condiciones para proteger el desarrollo humano constituyen aquello que
se define como seguridad humana. En palabras de la Comisión de Seguridad Humana de la
Organización de las Naciones Unidas, la misma “consiste en proteger el núcleo central de todas
las vidas humanas contra riesgos graves y previsibles, de una forma congruente con la
realización humana de largo plazo” (Informe Human Security Now, 2003). De acuerdo con lo
que declara el Informe Nacional sobre Desarrollo Humano de Colombia de 2003, la relación
entre seguridad humana y desarrollo humano es muy cercana. La diferencia radica en que la
seguridad humana se enfoca en la protección mientras que el desarrollo se enfoca en la creación
de “progreso equitativo hacia la realización de las necesidades y la dignidad humana” (págs. 8 y
9, Informe Human Security Now, 2003).
Los principales actores de este sector son, naturalmente, las fuerzas armadas, la policía,
la gendarmería, los servicios de inteligencia, y otros cuerpos civiles y militares abocados a la
seguridad. Además del Ejecutivo, el parlamento, las organizaciones de la sociedad civil, otras
instituciones encargadas de dirigir y/o controlar, y también los miembros del sistema de justicia
y el sistema penal. En un segundo plano, corresponde señalar a los actores que no son propios
del sector pero que influyen en las condiciones de seguridad de una jurisdicción como lo son las
fuerzas de seguridad no estatutarias o ilegales.
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El término “reforma del sector de seguridad”, ha sido desarrollado por la OCDE para
aludir a las transformaciones que se impulsan en el área de seguridad y justicia en conformidad
con normas democráticas y principios de buen gobierno -tales como la participación y la
transparencia- con vistas a promover un buen funcionamiento de la estructura de seguridad.
Desde la perspectiva que promueve esta organización, para analizar el sector de seguridad – o
justicia y seguridad según la denominación utilizada por PNUD- se debe tomar en cuenta la
totalidad del gobierno de la seguridad, con especial énfasis en el conjunto de actores
involucrados, sus roles, responsabilidades y acciones (ver Security Sector Reform and
Governance: Policy and Good Practice, DCD/DAC, 2003).
Pero ubicar las políticas de seguridad ciudadana en el marco de las reformas del sector
de seguridad no sólo significa comprender el contexto en que ellas se inscriben, sino también
poder distinguirlas de la provisión de otro tipo de seguridad. En este sentido, cabe completar la
definición ofrecida anteriormente de la siguiente manera: las políticas de seguridad ciudadana
son, por un lado, aquellas políticas públicas estrictamente dirigidas a proteger a la ciudadanía de
actos violentos y delictivos provenientes de otros individuos a través de medidas de prevención,
control y persecución de dichos actos (eje sustantivo); y por otro, aquellas políticas orientadas a
reformar y modernizar las instituciones del sistema de seguridad ciudadana (eje instrumental).
Los problemas de inseguridad ciudadana tienen un alto costo social y económico para
toda la comunidad. Sin embargo, ciertos grupos sociales dentro de la comunidad sufren mayores
amenazas contra su seguridad: tienen más riesgo de sufrir violencia y tienen menos capacidad
para prevenirla y hacerla frente. Población inmigrante, población indígena, minorías étnicas,
minorías sexuales, habitantes de zonas en conflicto o marginadas social y económicamente están
más expuestos al delito y la violencia. Una de las amenazas más frecuente a la seguridad
ciudadana es la violencia contra las mujeres: una de cada tres mujeres ha sido víctima, en algún
momento de su vida, de violencia física, psicológica o sexual. Estos crímenes permanecen
habitualmente sin registrar y sin sancionar. Las reformas a la seguridad pública deben de tomar
en cuenta que el mismo hogar puede ser un sitio de inseguridad para mujeres y niñas/niños.
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
Por este mismo motivo, la guía de evaluación no es un desarrollo aislado sino que forma
parte de un conjunto de herramientas de análisis y programación – o “productos de
conocimiento”- elaborados por el PNUD para asistir a los gobiernos en la reformulación de sus
sistemas de control de la violencia y el delito en todos sus aspectos y etapas. Entre estos
productos se encuentran herramientas para la programación de políticas compiladas en un
Manual de Políticas de Seguridad Ciudadana, así como herramientas de evaluación de impacto
de políticas públicas y de capacitación (cursos, diplomados, etc.) .
4. El sistema policial.
6. La participación comunitaria.
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
Capítulo Primero
L A METODOLOGÍA DE LA EVALUACIÓN
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Los actores del proceso de evaluación pueden clasificarse, según el rol y las funciones
que desempeñan, como autoridades solicitantes de la evaluación, miembros del equipo
evaluador o actores participantes solo en alguna fase del proceso o con intervención limitada a
lo largo del mismo.
Equipo de evaluación
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puede combinar la presencia de unos y otros y formar un equipo mixto. Este grupo,
preferentemente, debería contar con especialistas en género y temas tales como derechos
indígenas y diversidad étnica, sexual y cultural. Entre sus miembros, además, debería
seleccionarse un coordinador técnico responsable de la dirección y coordinación de las labores
de evaluación.
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Esta propuesta de programación del proceso de evaluación del estado de la seguridad
ciudadana se inspira en la metodología desarrollada por el Clingendael Institute for the Netherlands
Ministry of Foreign Affairs en el documento “Enhancing Democratic Governance of the Security Sector:
An Institutional Assessment Framework”.
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Marco de referencia
Labor de campo
Metodología de la Evaluación
Reporte de resultados
Fases fundamentales
Taller de validación
Una vez establecido el marco de referencia, se debe llevar a cabo la labor de campo que
consiste en el desarrollo de las actividades de indagación, recolección, sistematización y
análisis de la información referida a los campos y dimensiones de evaluación. Dicha tarea, que
debe ser programada y llevada a cabo por el equipo de evaluación, puede abarcar un amplio
espectro abordajes, tales como: (i) la sistematización y análisis de documentos, informes,
estudios o cualquier otra fuente oficial; (ii) la realización de entrevistas, audiencias y otras
actividades conjuntas (talleres, seminarios) con los agentes gubernamentales y actores sociales
componentes del sistema de seguridad ciudadana; (iii) el desarrollo de consultas a expertos,
académicos y profesionales vinculados a la temática; (iv) la sistematización y análisis de
información de hemeroteca y de bibliografía básica; (v) el acceso e indagación de bases de datos
(locales o internacionales); entre otros.
Luego del desarrollo de las actividades de campo, el equipo de evaluación debe analizar
la información recavada y elaborar un reporte de resultados. El mismo debe reflejar, por un lado
y hasta donde la información lo permita, la situación general de la violencia, los conflictos
vulneratorios del orden público y el delito, su evolución, envergadura, diversidad, modalidades
de manifestación, factores condicionantes e impactos sociales, económicos, culturales y
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políticos, así como las percepciones y sensación social existentes acerca de dichas problemáticas
y de las intervenciones estatales y sociales sobre las mismas (dimensiones objetiva y subjetiva
de la seguridad ciudadana). Y por otro lado, el reporte debe dar cuenta de las respuestas y el
abordaje estatal y social a la violencia, el conflicto y el delito a partir de la apreciación del
marco normativo y el contexto institucional del sistema de seguridad ciudadana, la estructura
organizativa y funcional de sus instancias constitutivas (el gobierno de la seguridad; el sistema
de prevención social de la violencia y el delito; el sistema policial, el sistema de persecución
penal, la participación comunitaria y el sistema de seguridad privada) y su desempeño y
resultados en términos del control –prevención, conjuración y/o persecución penal- de aquellas
problemáticas.
Con base en este análisis, el reporte debe hacer hincapié en la identificación de los
factores condicionantes del estado de la seguridad ciudadana de la jurisdicción evaluada. Estos
factores son de dos tipos: constrictivos y proyectivos. Los primeros están dados por los
anacronismos organizacionales, las deficiencias funcionales y los obstáculos y necesidades
políticas, institucionales, sociales, financieras, logísticas, humanas, etc. Y los segundos, están
dados por las prioridades político-institucionales que han sido identificadas, las opciones
existentes y los lineamientos de transformación posibles.
Este reporte, con los resultados del diagnóstico y algunos lineamientos básicos para el
mejoramiento de la calidad institucional del área de seguridad ciudadana, debe ser presentado a
las autoridades gubernamentales solicitantes y ratificado en un taller de validación. Este evento
debe reunir a las autoridades gubernamentales solicitantes, a los actores sociales y funcionarios
que aquellas autoridades consideren oportuno y al equipo de evaluación. En el marco del
mismo, el equipo de evaluación debe exponer el reporte y desarrollar detalladamente las
dimensiones y los factores constrictivos y proyectivos identificados, a los efectos de esclarecer
dudas y revisar y analizar -ahora, en forma conjunta- los resultados obtenidos y los lineamientos
de reforma esbozados. La utilidad de la validación, finalmente, no sólo derivará del nivel de
consistencia, pertinencia y aceptación del conocimiento producido sino, principalmente, del
hecho de que la evaluación pueda favorecer la formulación de nuevas políticas y estrategias de
seguridad ciudadana más coherentes, eficaces y eficientes. Las conclusiones del taller deben
reflejarse en un reporte de resultados final elaborado conjuntamente entre todos los actores
convocados en esta fase.
La última fase del proceso de evaluación está dada por la formulación de lineamientos
generales de políticas y estrategias de seguridad ciudadana, particularmente en todo lo referente
al diseño de estrategias de modernización institucional del sistema de seguridad ciudadana y de
estrategias para prevenir y conjurar más exitosamente las diferentes manifestaciones de
violencia, conflictos y delitos. Estos lineamientos, que son el punto de llegada del proceso de
evaluación, deben servir para que las autoridades públicas responsables del área diseñen,
implementen y evalúen en un sentido integral políticas públicas de seguridad ciudadana.
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Nivel Local
Esta guía de evaluación fue concebida para ser utilizada, con los ajustes necesarios del
caso, en cualquiera de los niveles jurisdiccionales señalados. Para la realización de una
evaluación institucional de la seguridad ciudadana en el nivel local, sin embargo, se requieren
mayores consideraciones. Para tales casos es necesario adaptar la presente guía teniendo en
cuenta las funciones y atribuciones propias de los gobiernos locales. A los fines de la evaluación
institucional de los gobiernos administrativos locales, esto significa que las dimensiones a ser
apreciadas, fundamentalmente, son las referidas a las áreas de gestión especialmente abocadas a
los asuntos de la seguridad ciudadana y a las labores de prevención social de la violencia y el
delito, así como aquellas vinculadas con la participación comunitaria y con el funcionamiento
de las policías que desenvuelven sus tareas en la jurisdicción local.
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Capítulo Segundo
L OS CAMPOS DE LA EVALUACIÓN
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L OS CAMPOS DE LA EVALUACIÓN
Evaluación Situacional
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niñas y niños y el necesario imperio de la ley. Pues estas problemáticas constituyen el principal
foco de intervención del sistema de seguridad ciudadana.
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Capítulo Tercero
L AS DIMENSIONES
DE LA EVALUACIÓN SITUACIONAL
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Como resultado de esta evaluación, también se debe procurar dar cuenta de las
condiciones y características de la información y los análisis existentes sobre las dimensiones
objetiva y subjetiva de la seguridad, y de su tratamiento y disponibilidad por parte tanto de las
agencias estatales del sistema de seguridad ciudadana como de los actores sociales
pertenecientes al mismo.
La dimensión objetiva de la
Delito en general
seguridad
Criminalidad compleja
Violencia delictiva
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de importantes sectores sociales; y por otro lado, alimentan la construcción social de identidades
de género, nacionales, étnicas, sexuales y económicas que favorecen determinados estereotipos
(hombre, blanco, económicamente productivo y heterosexual) que sustentan y legitiman ciertas
formas de violencia contra determinadas poblaciones; y (iii) las condiciones institucionales que
enmarcan la existencia de un Estado débil e ineficiente en la aplicación de sus leyes y en el
cumplimiento de sus disposiciones y políticas.
Los conflictos vulneratorios del orden público comprenden todos aquellos hechos
políticos y sociales que implican un quiebre o ruptura del orden público, independientemente de
que se trate de una infracción o de un delito. Bajo esta categoría sólo se incluyen, por ende,
hechos tales como las protestas y movilizaciones sociales o políticas violentas, las modalidades
barriales y vecinales de desorden y, en general, los tumultos cercenatorios de normas básicas de
convivencia ciudadana. Los conflictos de esta naturaleza, en la medida que presentan
motivaciones, características y también necesariamente respuestas institucionales distintas a las
ofrecidas para el resto de los delitos, deben consignarse y analizarse individualmente. Pues, si
bien afectan las condiciones de seguridad ciudadana de una jurisdicción no corresponde
abordarlos junto con otro tipo de delitos desde una perspectiva criminológica.
Por su parte, los indicadores de los delitos en general podrían agruparse en (i) los
hechos delictivos registrados en un período determinado –en valores absolutos y relativos- y su
desagregación en diferentes tipos de delitos tales como los delitos contra las personas (hechos
que con un grado mayor o menor de violencia afectan la vida de las personas tales como los
homicidios dolosos y culposos y las lesiones), los delitos contra la libertad sexual, los delitos
contra la propiedad, los delitos contra el Estado y la comunidad, los delitos contra la libertad,
los delitos contra el estado civil, los delitos vinculados al tráfico de estupefacientes, los delitos
económicos y los delitos previstos en leyes especiales; (ii) la tasa de delitos cometidos cada
100.000 habitantes según el total de hechos delictivos registrados y también según los tipos de
delitos desagregados; (iii) la distribución territorial de los hechos delictivos registrados y de la
tasa de delitos –total y por tipo de delito- por provincias, regiones y municipios ; (iv) la
evolución de los hechos delictivos registrados y de la tasa de delitos –total y por tipo de delito-
en un período de tiempo determinado –década, lustro, año, mes, quincena, día- así como
también según su distribución territorial; (v) los autores de los delitos registrados –total y por
tipo de delito- y su desagregación según el sexo, la edad, el lugar de residencia, el nivel socio-
económico de pertenencia, la nacionalidad, la ocupación, la relación previa con el sistema penal,
etc.; y (vi) la población victimizada por algún delito, su desagregación según el sexo, la edad, y
el nivel socio-económico de pertenencia, y su distinción entre la población victimizada cuyo
delito fue registrado de aquella población victimizada cuyo delito no ha sido registrado, en
valores absolutos y relativos, en total y por tipo de delito, su tasa cada 100.000 habitantes, su
distribución territorial y su evolución histórica.
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venta ilegal de armas, el robo, “doblaje” y desarme de automóviles, los robos calificados bajo
las modalidades de asaltos cometidos por los denominados “piratas del asfalto”, etc. El
terrorismo y el accionar de los grupos políticos ilegales, en cambio, constituyen
emprendimientos políticos llevados a cabo por grupos o redes políticas que utilizan la acción
violenta como medio de articulación de intereses o demandas.
Box 1
Recursos para el abordaje de la dimensión objetiva
de la seguridad ciudadana
- Georeferenciación:
La georeferenciación de la información es un instrumento fundamental
para el diagnóstico de la situación de la seguridad ciudadana. A partir de su
uso es posible identificar concentración de casos de violencia y delito en
determinadas zonas geográficas, así como trabajar hipótesis relacionadas con
zonas de desarrollo urbano irregular, inadecuado estado de los espacios
públicos, desarrollo urbano y situación de corredores de tránsito urbano.
La información localizada en mapas permite obtener patrones de
distribución espacial de delitos y verificar con mayor precisión el impacto de
intervenciones focalizadas en áreas específicas.
-Delitos de mayor impacto social:
Existen una serie de delitos que por su connotación social no deben
quedar fuera del diagnóstico situacional. Un diagnóstico de bajo alcance debe
cubrir, como mínimo, información sobre estos hechos: homicidios, lesiones
personales, hurto de vehículos, hurto de robos, hurto de residencias, hurto de
establecimientos comerciales, hurto de bancos, hurto de personas, delitos
sexuales, violencia intrafamiliar, secuestros y terrorismo.
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Las manifestaciones básicas de esta dimensión pueden agruparse en dos indicadores: (i)
las opiniones y percepciones sociales acerca de cualquier aspecto relevante referido a las
problemáticas de la violencia, el delito y la seguridad ciudadana; y (ii) la evaluación del
desempeño y la actuación de la policía en la prevención o conjuración de delitos, así como
también de los gobiernos (nacional, provincial o municipal) en la dirección del sistema de
seguridad, o del sistema de justicia en la persecución penal de las personas sospechadas de la
comisión de delitos. Ambos indicadores desagregados, preferentemente, según franja de edad,
sexo, nivel socioeconómico, lugar de residencia, y en series que muestren su evolución
temporaria.
Box 2
Metodología de abordaje de la dimensión subjetiva de la seguridad ciudadana
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Capítulo Cuarto
L AS DIMENSIONES
DE LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL
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análisis del mismo las preguntas claves giran en torno al qué se hace (función
básica), quién lo hace (actores intervinientes e influyentes) y cómo lo hace
(procesos y criterios para la toma de decisiones). De acuerdo con las instancias
que componen el sistema de seguridad ciudadana la función básica puede ser de
carácter ejecutiva o gubernamental (planificación y gestión de políticas),
legislativa (sanción de normas y control), o de persecución penal (investigación
de delitos).
Las bases constitucionales y legales del sistema de seguridad ciudadana están dadas por
los derechos, libertades y garantías fundamentales de las personas reconocidos generalmente en
la constitución, y por el conjunto de normas que fijan las responsabilidades, funciones y
facultades tanto de las autoridades de los distintos poderes superiores del Estado como de las
instituciones y autoridades específicamente vinculadas al sistema de seguridad ciudadana.
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
Por su parte, la evaluación del presupuesto en seguridad ciudadana tiene como objetivo
analizar, por un lado, el proceso de diseño y formulación del presupuesto público del área de
seguridad ciudadana, y por otro lado, el nivel de gasto del área comparativamente con los gastos
correspondientes a otros servicios que brinda el Estado y comparativamente con los recursos
totales que se disponen en una jurisdicción.
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ciudadana sobre gasto público total; y (iii) gasto en seguridad ciudadana sobre gasto público en
el sector de justicia y seguridad. De más está decir que para una correcta evaluación los mismos
indicadores deben aplicarse a otros rubros (como educación, salud, defensa, inteligencia, etc.),
de modo que sea posible hacer un análisis comparado de la participación de uno y otro ítem ya
sea en el PBI, en el gasto público total o, cuando correspondiese, en el gasto total del sector de
justicia y seguridad.
Gobierno administrativo
(Poder ejecutivo)
Parlamento
El gobierno de la seguridad
(Poder legislativo)
Gobierno local
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principales ministros del gabinete vinculados al tema, los titulares de las fuerzas de seguridad y
policiales, representantes legislativos y/o representantes de la sociedad civil o de la comunidad.
Los aspectos básicos del proceso gubernamental pueden resumirse en las siguientes
funciones, a saber, (i) elaboración y actualización permanente de un cuadro de situación de la
violencia y el delito; (ii) elaboración y planificación estratégica de políticas públicas de reforma
y modernización institucional del sistema de seguridad ciudadana así como de prevención social
y policial de las de las diferentes modalidades delictivas fundadas en un diagnóstico
institucional y situacional de la seguridad ciudadana; (iii) dirección político-institucional
superior de la policía a partir de la estructuración doctrinal, organizativa y funcional de la
fuerza, y mediante la conducción y coordinación estratégica de las diferentes áreas y
dependencias ministeriales y policiales encargadas de las labores de seguridad preventiva,
policiamiento complejo sobre la criminalidad organizada, control de desempeño policial, y
formación y capacitación policial. (iv) coordinación de labores conjuntas con otras agencias
relacionadas con la seguridad ciudadana, tales como aquellas encargadas de cuestiones de
desarrollo social, salud, educación, género, migratorias, aduaneras, impositivas, de supervisión
financiera, etc.; (v) dirección y control de la gestión administrativa del sistema integral de
seguridad ciudadana en todo lo relativo a la diagramación y ejecución presupuestaria, las
adquisiciones y compras del sector, los recursos humanos –civiles y policiales-, y la logística
ministerial y policial; (vi) coordinación integral de la participación comunitaria en asuntos de
seguridad ciudadana sobretodo a partir de la creación y el desarrollo de foros y juntas y la
instauración de la figura del defensor de la seguridad; y (vii) control y coordinación del sistema
de seguridad privada fundamentalmente en lo que atañe a labores de regulación, habilitación,
fiscalización, supervisión y administración de sanciones, y a la interacción y asistencia recíproca
entre fuerzas estatales y privadas.
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delictivos que ocurren en el ámbito local; (ii) planificación y gestión de políticas y estrategias
locales de seguridad ciudadana, especialmente de prevención de la violencia y el delito; (iii)
coordinación con el sistema policial que opera en la jurisdicción o con la dirección de la policía
local o comunitaria donde se haya conformado; (iv) coordinación de la participación
comunitaria local; y (v) coordinación de labores conjuntas con otras agencias relacionadas o
vinculadas con la seguridad ciudadana, tales como aquellas encargadas de asuntos de desarrollo
social, salud, educación, género, gestión impositiva, supervisión financiera, etc.
Por último, la evaluación del gobierno de la seguridad debe dar cuenta de las relaciones
organizativas, funcionales y de coordinación que se establecen entre los organismos de gobierno
de la propia jurisdicción que es objeto de evaluación y los organismos de seguridad ciudadana o
relacionados a estos asuntos pertenecientes a otros niveles jurisdiccionales.
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Guía de evaluación del estado de la seguridad ciudadana en América Latina
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En términos generales, este sistema se puede componer por una o más fuerzas o cuerpos
policiales. En algún caso, estos cuerpos son de carácter estrictamente policial, y en otros, se
trata de cuerpos intermedios o de fuerzas que conservan su condición policial pero poseen
estructuras organizativas y funcionales militarizadas. No obstante ello, dependiendo de la
estructuración adoptada para el sector de justicia y seguridad y el Estado en general, es posible
que algunas funciones de prevención y conjuración de delitos sean desempeñadas –total o
parcialmente- por agencias estatales no policiales. Es el caso, por ejemplo, de muchas labores de
seguridad preventiva o compleja o de investigación delictiva y producción de inteligencia que
son llevadas a cabo por organismos centralizados de inteligencia estatal u otras agencias
especializadas en la conjuración de determinadas problemáticas delictivas como pueden ser las
agencias de lucha contra el narcotráfico, aduanas, migraciones, órganos de fiscalización y
prevención del delito fiscal, financiero y de lavado de dinero. Este caso, igualmente, debe
diferenciarse de las situaciones en que a raíz de que las fuerzas armadas desempeñan –de forma
legal o de hecho- labores propias de seguridad ciudadana, se conforma un sistema policial
marcadamente militarizado y de rasgos anómalos. Por consiguiente, es importante que
características tales como si el sistema policial se compone de uno o más cuerpos o fuerzas y si
hay funciones propias del mismo que son realizadas por otras agencias estatales no policiales
queden reflejadas en esta etapa de la evaluación.
Estructura organizativa
Sistema de comunicaciones, de
movilidad, armas y logísticos
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Estructura organizativa
Sistema de comunicaciones, de
movilidad, armas y logísticos
Régimen escalafonario
Régimen de jerarquías
Régimen de profesión
Régimen de promociones y ascensos
policial
Régimen de superioridad
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Finalmente, es pertinente hacer una aclaración para el plano local. En este nivel
jurisdiccional, aunque generalmente las policías locales se han estructurado según modelos de
policiamiento local tradicional o según esquemas de policiamiento comunitario y de proximidad
clásicos, los sistemas de policía pueden adoptar formas organizativas y funcionales muy
diversas. Actualmente, de hecho, podrían distinguirse tres escenarios institucionales para el
sistema de policía local: de centralización orgánica y funcional en instancias superiores
(nacionales o provinciales); de descentralización funcional pero con sujeción orgánica a
instancia superiores (nacionales o provinciales); y de descentralización plena (orgánica y
también funcional). El primer escenario es el más común, en él el sistema policial que
desempeña labores en el ámbito local no depende orgánica y funcionalmente de las autoridades
locales sino del gobierno nacional o provincial. Entonces, es corriente que existan mecanismos
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Desempeño de la actividad de
El sistema de persecución penal investigación preparatoria y sus resultados
procesales
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Coordinación institucional
Los sistemas de control interno y externo de las tareas de persecución penal y de las
autoridades y agentes encargados de las mismas deben abordarse teniendo en cuenta los
siguientes aspectos: (i) existencia de sistemas generales de control de gestión y su uso para
corregir procedimientos; (ii) cantidad de fiscales o agentes auxiliares destituidos por mal
desempeño o sancionados; (iii) planes específicos de control de corrupción y resultados de su
aplicación; (iv) tiempos y formas de remoción y sanción de fiscales y funcionarios auxiliares;
(vi) participación de los afectados –víctimas- en el proceso de control interno y externo; (vii)
respeto a la estabilidad, carrera y derechos de los removidos o sancionados; (viii) sistema y
funcionamiento del control parlamentario; (ix) control por parte de los medios de comunicación
social; (x) mecanismos para recibir quejas de los organismos de la sociedad civil o de las
personas afectadas.
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Opinión pública
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Delito en general
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La dimensión subjetiva de la
seguridad Evaluación del desempeño de la policía, el
gobierno y la justicia penal
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Gobierno administrativo
Gobierno local
Prevención situacional
Coordinación interinstitucional
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Opinión pública
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