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RELACIONES DE TRABAJO EN EL MARCO DE UN CONTRATO DE

FRANQUICIA COMERCIAL, A PARTIR DELCODIGO CIVIL Y COMERCIAL

Por Ricardo León Chércoles

Sumario: I. Introducción. II. La regulación de la responsabilidad en el marco del contrato de


franquicia en Código Civil y Comercial: la autonomía de las partes. III. La relación de trabajo
entre franquiciante y franquiciado, más allá de la independencia establecida en el artículo 1.520
del Código Civil y Comercial. A. La dependencia técnica del franquiciado. B. La dependencia
técnica del franquiciado. C. La dependencia económica del franquiciado. D. La dependencia
laboral desde otros argumentos. VI. Los supuestos de extensión de responsabilidad aplicables
al contrato de franquicia establecidos en el propio Código Civil y Comercial. A.
Responsabilidad por el hecho del dependiente (art. 1.753 CCyC). B. Responsabilidad del
franquiciante por incumplimiento del franquiciado de su deber de identificación (art. 1.520,
último párrafo CCyC). V. Los supuestos de extensión de responsabilidad aplicables al contrato
de franquicia establecidos en la legislación del trabajo. A. La válvula de escape del artículo
1.520 inciso b) del Código Civil y Comercial: el fraude laboral. B. La excepción a la regla del
artículo 1.520 inc. a) del Código Civil y Comercial: el artículo 40 Ley 24.440. ¿Y la normativa
laboral? C. Responsabilidad del franquiciante en virtud de los arts. 5 y 26 de la LCT. D.
Responsabilidad del franquiciante en virtud del art. 30 de la LCT. 1. El supuesto de cesión de
establecimiento en el contrato de franquicia 2. El supuesto de contratación o subcontratación
del art. 30 LCT aplicado al contrato de franquicia. a. Posición restrictiva. No aplicación del
artículo 30 de la LCT al contrato de franquicia. b. Posición Intermedia. Aplicación del artículo
30 de la LCT al contrato de franquicia, según el caso concreto. c. Posición Amplia. Aplicación
del artículo 30 de la LCT al contrato de franquicia. d. La contratación o subcontratación de la
actividad normal y específica en la franquicia. E. Responsabilidad en virtud del art. 31 de la
LCT

I. Introducción

El sistema de franquicia fue utilizado por primera vez en la praxis comercial a fines del
siglo XIX.1 Sin embargo, su auge y expansión se produjeron en Estados Unidos recién con
posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, debido principalmente a la implementación en
dicho país de un programa de financiamiento estatal que permitía a personas de escaza
experiencia acceder a dirigir diferentes emprendimientos comerciales.2 Con el paso del tiempo,
el marcado desarrollo que experimentó el sistema de franquicias ha llevado a que en la
actualidad, en Norteamérica, la tercera parte o la mitad de los negocios minoristas se
desarrollen bajo el régimen comercial de la franquicia.3

1
Cinollo Oscar Agustín. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval
Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo X: Responsabilidad Civil por rescisión
unilateral del contrato de franquicia. Pág. 272.“Ya a fines del siglo XIX la Coca Cola utilizaba este sistema para
los procesos de embotellamiento…sin embargo, parece imponerse la idea de que ha sido la Singer
SewingCompany la que en Norteamérica empleó esta especie contractual…”
2
Marzorati Osvaldo J. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval
Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo III: El contrato de franquicia comercial y
algunos problemas en su crecimiento en la República Argentina. Pág. 106.
3
Cinollo Oscar Agustín. Ob Cit. Pág. 273. Otros autores sostienen que dicho porcentaje alcanza no menos
del cincuenta por ciento: véase Heredia Pablo D. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y
Molina Sandoval Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo XIII: Efectos de la quiebra
sobre los contratos de comercialización (concesión, distribución, suministro y franquicia). Pág. 362.
En Latinoamérica, por su parte, las franquicias experimentaron un crecimiento exponencial
especialmente a partir de la década del 80, desarrollándose principalmente en mercados
emergentes como los de Brasil, México, Chile y Argentina, en donde se incorporaron al
mercado también franquicias locales, más allá de las extranjeras ya existentes.4

Puntualmente en nuestro país, la rápida expansión, el crecimiento y el posicionamiento de


los franquiciantes en el mercado, y la posibilidad por parte del franquiciado de utilizar un
proceso de producción y comercialización eficaz y eficiente, bajo una marca reconocida,
llevaron a que a partir del año 1990 las franquicias comenzaran a tener un marcado desarrollo,
principalmente de la mano de muchas empresas extranjeras que eran atraídas por las regalías
Argentinas existentes en aquel entonces.5

En la actualidad, existen en nuestro país más de 300 marcas que facturan anualmente 2.500
millones de dólares mediante el sistema de franquicias6, lo que ha llevado también a un
fortalecimiento de éste régimen comercial, en virtud del cual, podemos destacar que, de cada
cien negocios tradicionales que se abren, después de diez años, subsisten sólo veintiséis, y de
cada cien franquicias que se abren, después de diez años, subsisten noventa y cinco7.

Tal como en alguna oportunidad lo expusiéramos en referencia a otro tipo de contratos, lo


expuesto trae aparejado como resultado que el contrato de franquicia comercial constituya en la
actualidad una de las principales formas de colaboración empresaria en términos de impacto en
el mercado, y que por ello también pueda ser considerado una de las formas de cooperación
comercial que mayor injerencia posee en el derecho del trabajo.

Por otro lado, algunos de los rasgos típicos del contrato de franquicia que emanan de su
actual regulación en nuestro Código Civil y Comercial, se contraponen con las notas
distintivas, la normativa, las reglas o los principios propios de nuestro Derecho del Trabajo, lo
cual, trae aparejado una serie de dificultades que intentaremos plasmar y resolver a lo largo del
presente trabajo.

Por último, cabe señalar previo al ingreso del análisis del tema objeto del presente trabajo,
que si bien existen diversas clasificaciones del contrato de franquicia8, la que cobra mayor
relevancia para el Derecho del Trabajo es la que divide a dichos contratos en “franquicia
tradicional” (product franchising) y “franquicia de empresas” (bussines format franchising).
En el primero el franquiciado comercializa un producto o servicio bajo una marca y símbolo,
contra el pago de un derecho de entrada, de regalías o de ambas cosas (es prácticamente un

4
Heredia Pablo D. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval Carlos
A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo XIII: Efectos de la quiebra sobre los contratos de
comercialización (concesión, distribución, suministro y franquicia). Pág. 362.
5
Salcedo Santiago y Pascolo Pablo Cesar. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y
Molina Sandoval Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo IV: Una visión práctica
sobre el sistema de franquicias. Pág. 137.
6
Heredia Pablo D. Ob Cit. Pág. 363.
7
Salcedo Santiago Ob Cit. Pág. 141.
8
Farina Juan M. Resolución del contrato en los sistemas de distribución. Concesión. Distribución.
Franchising. Agencia. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma. Buenos Aires. Año 2004. Pág. 13. El autor
las clasifica en franquicias: para la producción, de hotelería, de servicios y para la venta. Heredia Pablo D. Ob.
Cit. Pág. 364. El autor las clasifica en franquicias de distribución o servicio. Por su parte, el CCyC en su art. 1513
establece que existen, además de la típica franquicia descripta en el art 1512 CCyC, una franquicia mayorista, y
una franquicia de desarrollo.
contrato de distribución), mientras que el segundo el franquiciante además transmite también
una técnica de gestión de negocios, un método de administración y organización, derechos de
propiedad industrial, y su know-how o sistema de negocios y el franquiciado está obligado a
seguir ciertas instrucciones en cuanto a la elaboración del producto, requisitos de calidad,
publicidad, organización contable y administrativa, entre otras cuestiones9. Es sobre este
segundo tipo de franquicia respecto del cual se desarrollará el presente trabajo.

II. La regulación de la responsabilidad en el marco del contrato de franquicia en


Código Civil y Comercial: la autonomía de las partes

El art. 1.520 del CCyC 10 establece que el franquiciante y el franquiciado son


independientes entre sí, y que no existe relación de trabajo entre ambos. En consecuencia, reza
el inc. a. de la citada norma, salvo disposición legal expresa en contrario el franquiciante no
responde por las obligaciones del franquiciado. A su vez, el inc. b. del mentado artículo
establece que, salvo en los casos en los cuales existiera fraude laboral, los dependientes del
franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el franquiciante.

Cabe señalar que la independencia y autonomía de las partes del contrato de franquicia
plasmada en la norma citada, ya había sido sostenida por la doctrina civilista y comercialista en
forma pacífica con anterioridad a la sanción de nuestro CCyC.

Así, se había dicho que uno de los caracteres del contrato de franquicia era la autonomía de
las partes que lo celebraban, debido a que entre dichas partes no existía relación de
dependencia jurídica, sino que ambas, eran independientes11, resultando el franquiciado quien
debía asumir el riesgo empresario de su propio eslabón en la cadena, aún sometiéndose a las
condiciones contractuales que la subordinación técnica y económica propias del negocio le
imponían.12 Por tal motivo, salvo en casos de “posición contractual abusiva” era el tomador de
la franquicia quien debía responder por las obligaciones de su propia empresa13, sin que
existieran vínculos laborales ni societarios entre el distribuidor y el distribuido, ni

9
Hocsman Heriberto S. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval
Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo II: Contrato de Concesión comercial. Pág. 55.
10
Art. 1520 CCyC: “Las partes del contrato son independientes, y no existe relación laboral entre ellas.
En consecuencia: Inc. a: el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, excepto disposición
legal expresa en contrario; Inc. b: los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el
franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude laboral; Inc. c: el franquiciante no
responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en franquicia. El franquiciado debe
indicar claramente su calidad de persona independiente en sus facturas, contratos y demás documentos
comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad común de la red franquiciada, en particular en sus
nombres o rótulos comunes y en la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte”.
11
Marzorati Osvaldo J. Ob Cit. Pág. 110. Tal subordinación técnica, conforme el autor, existe “en razón de
que es del interés del franquiciado ajustarse estrictamente a las pautas del franquiciante con el objeto de emular
el éxito del negocio probado, y es del interés del franquiciante controlar como se usan sus marcas por dos
razones: el demérito por el mal uso que se refleja en la pérdida de valor y la responsabilidad solidaria por el
producto que lleva su nombre, artículo 40 de la Ley de Protección al Consumido”
12
Salcedo Santiago Ob Cit. Pág. 143. En igual senetido, Marzolatti …citar lo de subordinación de
Marzolatti que está más abajo
13
Parducci Diego Martín. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval
Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo VI: Asunción de riesgos, subordinación
técnica y posición contractual abusiva en los contratos de distribución. Pág. 197 a 201. Véase también nota al pie
N° 24. En realidad la posición sostenida es respecto de los contratos de distribución en general, pero dentro de
dichos contratos se encuentra el de franquicia. En la nota al píe N° 24 citada por el autor se hace especial
referencia al contrato de franquicia.
representación de éste último por parte del primero, más allá de la estructura asociativa del
propio contrato que los unía, de lo cual se derivaba la autonomía de, y entre las partes14.

Con posterioridad a la sanción de nuestro CCyC, la doctrina civil y comercial ha ratificado


su pacífica posición respecto a la independencia de franquiciante y franquiciado exponiendo
que, conforme lo establecido en el artículo 1.520 CCyC, cada una de las partes del contrato de
franquicia es jurídica y financieramente independiente de la otra, en virtud de lo cual, el
franquiciado actúa a nombre y por cuenta propia, asumiendo los riesgos del negocio, sin que
exista ningún vínculo de carácter laboral con el franquiciante.15

En esa línea de ideas, y en referencia a la falta de responsabilidad del franquiciante por las
obligaciones del franquiciado establecida en el citado artículo, dijo la doctrina civil y comercial
que quedarían incluidas en la norma tanto la responsabilidad objetiva como la subjetiva, así
como la responsabilidad por hechos del dependiente y la culpa in vigilando, esta última por
representar un factor de atribución excesivo, máxime en las franquicias internacionales en
donde las tareas de control por parte del franquiciante podrían resultar sumamente
dificultosas.16

En similar sentido, la doctrina civilista y comercialista ha expuesto que lo establecido en el


art. 1.520 CCyC ha ratificado lo normado en el art. 1.512 del citado Código, en la medida en
que la falta de responsabilidad del franquiciante por las obligaciones del franquiciado no sólo
se circunscribe al ámbito civil (conforme lo cual, no se activaría la responsabilidad prevista en
el art. 1.753 del CCyC), sino que también se extiende a la faz laboral y societaria de la relación
existente entre las partes.17

Puntualmente respecto a la cuestión laboral, se dijo que la citada norma al sostener la


autonomía de las partes del contrato, ha receptado lo sostenido por doctrina mayoritaria y la
jurisprudencia nacional y extranjera, más allá de lo cual, hasta el dictado del artículo 1.520
CCyC existía incertidumbre respecto al alcance de la responsabilidad del franquiciante por las
deudas laborales que franquiciado tuviera con sus trabajadores, cuestión que ahora se
encontraría zanjada, debido a la independencia y autonomía legal de las partes.18

III. La relación de trabajo entre franquiciante y franquiciado, más allá de la


independencia establecida en el artículo 1.520 del Código Civil y Comercial

14
Marquez Jose Fernando y Calderón Maximiliano Rafael. Contratos de distribución. Directores Marzorati
Osvaldo J. y Molina Sandoval Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo I: Contrato de
distribución. Pág. 59. “Esto determina que el distribuido (en el contrato de franquicia sería el franquiciante) no
quede obligado en los vínculos contractuales establecidos por el distribuidor respecto de terceros con motivo del
efecto relativo del contrato (art. 1195 y 1199 CC) y sin perjuicio de supuestos en los que podría quedarlo”.
15
Junyent Bas Francisco y Rodriguez Leguizamón Maria Cecilia. Código Cicil y Comercial de la Nacion
Comentado. Directores Rivera Julio Cesar y Medina Graciela, Coordinador Mario Esper. Tomo IV. Artículos
1251 a 1762. Editorial Thomson Reuters. La Ley. Bs As, Argentina. Año 2014. Pág 598
16
Alterini Jorge Horacio. Código Civil y Comercial Comentado. Tratado Exegético. Directores del tomo:
María Valentina Alcega, Osvaldo R Gomez Leo y Lus F.P. Leiva Fernandez. Tomo VII. Artículos 1378 a 1707:
Contratos en particular. Coordinador Ignacio E Alterini. Editorial Thomson y Reuters La Ley. Bs As, Argentina.
Año 2015. Extraído por el autor de la Guía para los Acuerdos de Franquicia Principal Internacional, aprobado en
Roma 1998. Pág. 508 y 509.
17
Lorenzetti Ricardo Luis. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Ricardo Luis Lorenzetti
Director. Miguel Federico del Lorenzo y Pablo Lorenzetti Coordinadores. Autores del comentario Jose Fernando
Marquez y Maximiliano Rafael Calderón. Tomo VII. Arts. 1280 a 1613. Editorial Rubinzal - Culzoni. Santa Fe,
Argentina. Año 2015. Pág. 609 y 610.
18
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 621.
Desde un punto de vista metodológico entendemos que lo primero que debemos analizar es
si en la estructura de un típico contrato de franquicia, existe o puede existir relación de
dependencia jurídica laboral entre franquiciante y franquiciado, más allá de la independencia
establecida en el art. 1.520 del CCyC.

Cabe señalar previamente que no nos interesa analizar en este punto la posible utilización
del contrato de franquicia con el fin de ocultar una relación de trabajo entre sus celebrantes
(arts. 14 y 29 LCT), sino determinar la existencia de una posible relación de dependencia
jurídica laboral en un contrato de franquicia, conforme su estructura, naturaleza caracteres
típicos.

Como primera aproximación podríamos decir que en el contrato de franquicia se presentan


algunas notas que, aunque per se no poseen de gran injerencia a la hora de determinar si nos
encontramos frente a una relación de dependencia laboral entre franquiciante y franquiciado, si
las sumamos a otros elementos que analizaremos luego, podrían servir de apoyo a tal
conclusión. Entre dichas notas podemos mencionar que, tanto la relación de trabajo como la
franquicia: tienden a su continuidad (art. 10, 90 y s.s. LCT y art. 1516 CCyC), configuran
contratos intuitupersonae (arts. 37, 21, 22, 25, y s.s. LCT y art.151819 y 1.522 inc. a20 del
CCyC), presentan un carácter fiduciario (de confianza), no pueden ser extinguidos sin justa
causa (arts. 245 y ss LCT y art. 1.522 inc. b. CCyC), existe deber de preavisar (art. 232 y ss
LCT y art. 1.522 inc. c. CCyC), conllevan la obligación de capacitación (de los trabajadores en
las relaciones de trabajo Capítulo VIII LCT y del franquiciado en el marco de los contratos de
franquicia art. 1514 inc. d. CCyC), entre otros rasgos que comparten.21

Asimismo, si abordamos el tema desde los tradicionales conceptos de dependencia técnica,


económica y jurídica, consideramos la relación de trabajo entre franquiciante y franquiciado tal
vez podría presentarse como la conclusión más ajustada a derecho.

A. La dependencia técnica del franquiciado

Si bien, como vimos, la gran mayoría de la doctrina civilista y comercialista sostiene la


autonomía e independencia de las partes del contrato de franquicia, reconoce la existencia de
una subordinación técnica del franquiciado hacia el franquiciante como uno de los caracteres
fundamentales del contrato.22

19
En virtud del cual el franquiciado no puede ceder sus derechos (salvo dinerarios) ni su posición
contractual
20
Debido al cual la franquicia se extingue por muerte o incapacidad de cualquiera de las partes.
21
Asimismo, en ambos contratos rige una especie de exclusividad y un deber de colaboración entre las
partes, sumado a la imposibilidad de llevar a cabo tareas o conductas que pudieran resultar perjudiciales para la
otra parte del contrato (art. 62, 63, 84, 86 LCT y art. 1517 y s.s. CCyC). En ambas existe ajenidad de los
resultados de las labores del dependiente o subordinado (art. 82 c.c. LCT y 1.518 inc. c. CCYC). De igual modo,
tanto en la franquicia como en las relaciones de trabajo existe una estrecha cooperación y colaboración entre las
partes.
22
Marzorati Osvaldo J. Ob Cit Pág. 110. “…En razón de la asistencia y entrenamiento que presta el
franquiciante al franquiciado, así como la facultad de control que tiene aquel sobre este”. Tal subordinación
técnica, conforme el autor, existe “en razón de que es del interés del franquiciado ajustarse estrictamente a las
pautas del franquiciante con el objeto de emular el éxito del negocio probado, y es del interés del franquiciante
controlar como se usan sus marcas por dos razones: el demérito por el mal uso que se refleja en la pérdida de
valor y la responsabilidad solidaria por el producto que lleva su nombre, artículo 40 de la Ley de Protección al
Consumido”
Por su parte, desde la óptica del derecho del trabajo no existen dudas respecto del alto
grado de dependencia técnica23 del tomador de la franquicia hacia su otorgante. Dicha
dependencia no sólo posee un origen contractual, sino que también se encuentra fundada en la
obligación legal del franquiciante de brindar asistencia y dirección técnica al franquiciado
como parte de su deber de colaboración24 (art. 1514 inc. d. CCyC).

Dicha dirección técnica debe ser llevada a cabo por parte del franquiciante tanto antes de la
apertura de la empresa franquiciada, como luego de la misma25, e incluye, entre otras cosas, la
dirección financiera, el asesoramiento fiscal, jurídico y contable, la asistencia comercial, e
incluso la capacitación del propio franquiciado y de sus formales empleados, la que debe ser
realizada en forma permanente y con un adecuado seguimiento.26

Forma parte también de la dependencia técnica del franquiciado respecto del franquiciante,
el know how o sistema de negocios (art. 1513, inc. c. CCyC) que el segundo transmite al
primero, y que forma parte de un método que obliga al franquiciado a seguir las instrucciones o
normas del franquiciante, y a actuar de acuerdo al entrenamiento recibido por parte de éste
último.27

Dichas normas e instrucciones generalmente se plasman en los diferentes manuales


operativos que el franquiciante debe obligatoriamente entregar al franquiciado (art. 1514 inc. c.
CCyC) y que incluyen directivas sobre: el funcionamiento de franquicia, técnicas de
administración (contabilidad, control de inventario, etc.), marketing, publicidad, sistemas de
compras, directivas sobre el personal, diseño de local, medidas sanitarias, estándares de control
de calidad, forma de atención al público, etc28, es decir, todo el procedimiento que tiene la
obligación de seguir el franquiciado día a día, tanto desde la apertura del local, como en cada
una de las fases de las relaciones que el franquiciado desarrolle, no sólo para con el
franquiciante, sino también con potenciales clientes e incluso para con sus formales
dependientes.29

Cabe agregar que el uso de dichos manuales por parte del franquiciado debe ser controlado
por el franquiciante, y el contenido de los mismos debe ser aceptado íntegramente de
conformidad por el tomador de la franquicia, quien debe además cumplir con las normas
consignadas en dichos manuales, como una obligación esencial del contrato30 (art. 1.515 inc. a.
del CCyC). A tal punto llega el grado y la amplitud de la dependencia técnica del franquiciado
respecto del franquiciante, que abarca la totalidad de su actividad o labor.31

23
Ackerman Mario E. Ley de contro de trabajo comentada. Tomo I. Arts. 1 al 102. Autor del cometario al
artículo: Pablo Candal Editoail Rubinzal Cilzoni. Santa Fe, Argentina. Año 2016. Pág. 291: “Es la sujeción del
trabajador al poder de organización del empleador. Es lo que se conoce como trabajo dirigido”.
24
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pág. 496. Dicha obligación, que es de medios y no de resultado, forma
parte del deber de colaboración que pesa sobre el franquiciante.
25
Kahn Michel. Franchising y partenariado. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Bs As,
Argentina. Año 1998. Pág. 14 y 15.
26
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 607.
27
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pág. 497
28
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 591.
29
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 606 y 607.
30
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pág. 496.
31
A los fines de ilustrar lo expuesto, vale la pena señalar que existen diferentes clases de manuales que se
utilizan en mayor o menor medida, algunos de los cuales corresponden, como dijimos, a la relación entre
franquiciante y franquiciado, otros a la relación entre el franquiciado y el cliente, y otros, a la relación entre el
B. La dependencia jurídica del franquiciado

Como vemos, no hay dudas respecto al grado de dependencia técnica del franquiciado
hacia el franquiciante, lo que en similar escala sucede con la dependencia jurídica32. En este
sentido podemos decir que de los manuales que citamos en el punto precedente se destaca el
“manual jurídico”, el cual comprende una serie de documentos útiles, contratos y reglamentos
internos (como por ejemplo el “Código de usos y costumbres”), que rigen las relaciones
verticales de franquiciante con los franquiciados, y que estos últimos deben cumplir al pie de la
letra33, pudiendo en caso de incumplimiento ser sancionados conforme se haya consignado en
los propios manuales o en el mismo contrato de franquicia (que redacta el franquiciante
unilateralmente).

Otro de los elementos que hacen a la dependencia o subordinación jurídica del


franquiciado está constituido por las auditorías que el franquiciante lleva a cabo sobre su
actividad y que le permiten imponer sanciones en caso de detectar incumplimientos. Tales
auditorías son realizadas por el dador de la franquicia con fines de vigilar y controlar la
eficiencia del servicio prestado por el franquiciado y el cumplimiento en forma integral de lo
dispuesto en los diferentes manuales operativos por parte del tomador de la franquicia. Dentro
de estas auditorías y controles (cuya realización debe facilitar el franquiciado en virtud de lo
dispuesto en el art. 1515, inc. b. CCyC), se evalúan y controlan, entre otros elementos: el
conocimiento por parte del franquiciado y del personal involucrado registrado a las órdenes de
éste último, de los manuales y de las políticas de la empresa, de la aplicación de los
procedimientos establecidos en dichos manuales, etc. Tales evaluaciones y controles se llevan a
cabo mediantes diferentes técnicas como: análisis de registros, consultas a los clientes,
generación de clientes fantasmas, registros documentales (fotos, videos), entre otras.34

El mentado control, que como vimos puede llevar a la aplicación de sanciones al


franquiciado incluye, además de cuestiones relativas al personal de éste último, otras
cuestiones referidas a la faz económica y financiera de la explotación, cuyo control también es
ejercido por el franquiciante35, y cuyo incumplimiento puede derivar en la imposición de
sanciones económicas.

C. La dependencia económica del franquiciado

Sin dudas aparece también en el contrato de franquicia un alto grado de subordinación


económica del franquiciado hacia el franquiciante, lo cual completaría la clásica tríada
conceptual utilizada desde hace tiempo a los fines de determinar la existencia o no de relación
de trabajo entre partes.

franquiciado con sus trabajadores. Dentro de los primeros están los manuales de “presentación de la empresa”,
“concepto de negocio”, “imagen corporativa”, “arquitectura y decoración”, “productos y servicios”,
“procedimientos administrativos” y “el manual jurídico”. Entre los segundos se destacan el manual “económico
financiero”, “de servicio al cliente” “de ventas y cobranzas”, “de manejo de base de datos”, “de control de
gestión”, de marketing” y de “política comercial” Salcedo Santiago Ob Cit. Pág. 149 y 150.
32
Tomada esta como el sometimiento del trabajador al poder disiplinario del empleador. Véase Ackerman
Mario E. Ob Cit. Pág. 291
33
Kahn Michel. Franchising y partenariado. Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Bs As,
Argentina. Año 1998. Pág. 33.
34
Salcedo Santiago Ob Cit. Pág. 151
35
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 610.
Para llegar a tal conclusión partimos de la base de que, en una determinada relación
contractual, aunque pudiera existir una aparente independencia personal de las partes del
contrato, si se reconociera una fuerte dependencia económica de una hacia la otra, la primera
debería ser considerada desde el derecho como una trabajadora dependiente, sobre todo cuando
se tratara una relación continuada.36

Lo expuesto en el párrafo precedente es precisamente lo que sucede en el contrato de


franquicia, en el cual, el franquiciado depende económicamente en forma absoluta del
franquiciante, tal es así que por ejemplo la clientela que ingresa al local en donde formalmente
desarrolla su actividad o presta sus servicios el franquiciado, pertenece al franquiciante (art.
1518 inc. c. CCyC). Además, es común que en el contrato de franquicia se pacte una
exclusividad en la compra al franquiciante de los productos que constituyen el objeto de la
franquicia37, por lo que también los ingresos del franquiciado dependerían de la provisión de
dichos productos por parte del otorgante de la franquicia.

Por otro lado, las facultades de control e inspección que posee el franquiciante sobre el
franquiciado también se extienden sobre la contabilidad y situación económica y financiera del
tomador de la franquicia quien a su vez debe cumplir las instrucciones del franquiciante en
dichos aspectos conforme lo establecido en los manuales económicos financieros38,
informando periódicamente a la otra parte los movimientos financieros y la gestión que lleva a
cabo…, de manera tal que el franquiciante pueda tener conocimiento completo y cierto de los
resultados económicos, y de esta forma ejercer el control que corresponde…en una palabra,
debe seguir las instrucciones otorgadas por el franquiciante referidas a la administración,
producción y comercialización de los productos” 39, así como permitir al franquiciante ejercer
facultades de control e inspección no sólo en las instalaciones y establecimientos del tomador
de la franquicia sino también sobre documentación contable y financiera40, otro rasgo de la
dependencia económica. Por otro lado, es normal que en ocasiones el franquiciante financie el
comienzo de la actividad del franquiciado, estableciendo luego las formas de recupero de dicha
financiación41. Todos los rasgos expuestos que presenta el contrato de franquicia nos llevan
concluir que existe una fuerte dependencia económica del franquiciante hacia el franquiciado.

Al respecto, se ha sostenido que el contrato de franquicia presenta en esencia y naturaleza


dos notas distintivas que podrían generar zonas grises con el Derecho del Trabajo. La primera
de ellas está dada por el “control” que ejerce el franquiciante sobre la ejecución del negocio del
franquiciado, y la segunda, por la “subordinación económica” de éste último respecto del
primero. Esta última nota, que se presenta en el contrato de franquicia aún sin desnaturalizarlo,
podría llevar a la determinación de la existencia de una relación de trabajo entre franquiciante y
franquiciado, máxime cuando en la actualidad es en la “subordinación económica” donde el
Derecho del Trabajo pone su acento a los fines de determinar la existencia, o no, de relación
laboral entre las partes. Dicha subordinación (económica), entre otros elementos, es la que ha
llevado a que en España y Francia, por ejemplo, se haya determinado que en ciertas

36
Ackerman Mario E. Ob Cit. Pág. 291, en cita a Krotoschin
37
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit Pag. 498.
38
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 610. En igual sentido Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 598
39
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 610.
40
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 598
41
Kahn Michel. Ob Cit. Pág. 14 y 15.
circunstancias existiera relación de dependencia jurídica laboral entre franquiciante y
franquiciado.42

D. La dependencia laboral desde otros argumentos

Más allá de la dependencia técnica, jurídica y económica, también desde la continuidad, la


profesionalidad, la exclusividad y la habitualidad, el resultado de la afirmativa respecto a la
relación de dependencia jurídica laboral entre franquiciante y franquiciado se presenta como el
más ajustado a derecho. El análisis de cada uno de estos parámetros en el contrato de
franquicia superaría los límites del presente trabajo, pero basta un vistazo a cada uno de ellos
para llegar a la conclusión de que en la franquicia se presentan en forma plena.

Sólo pareciera que desde la óptica de la “ajenidad” a los riesgos (pérdidas o beneficios) el
resultado podría ser diferente. Sin embargo, en el contrato de franquicia también se presentan
elementos que atenúan el “riesgo” del franquiciado respecto de la actividad o labor que
desarrolla, así como de la actividad del franquiciante. Al respecto podemos decir que si bien es
el franquiciado quien en principio corre con los riesgos del servicio que brinda, dicho riesgo se
encuentra disminuido, puesto que el franquiciado obtiene beneficios de la utilización de un
proceso de producción y comercialización eficaz y eficiente ya testeado por el franquiciante
bajo la utilización de una marca y/o insignia comercial reconocida y atractiva para potenciales
consumidores del producto, lo que menguaría sus riesgos. Por otro lado, la “ajenidad”, no es
una construcción conceptual absoluta, por el contrario, en diferentes relaciones laborales no se
presenta en forma absoluta y no por ello se desestima la existencia de una relación de trabajo.

Por todo lo expuesto, más allá de lo establecido en el art. 1520 del CCyC, sostenemos que
habrá que analizar en el caso concreto si existe relación de trabajo entre franquiciante y
franquiciado, y de existir, consideramos el juez debería declarar la inconstitucionalidad del art.
1520, 1er párrafo del CCyC, debido a que se trataría en tal caso de una norma contraria: al
principio protectorio, de progresividad en su faz dinámica y unidireccional43, y al sistema
“operativo”44 propio de los derechos fundamentales45.

IV. Los supuestos de extensión de responsabilidad aplicables al contrato de


franquicia establecidos en el propio Código Civil y Comercial

42
Coppoletta Sebastián. La regulación del contrato de franquicia comercial en el Código Civil y Comercial
y sus áreas de conflicto con el Derecho del Trabajo. Revista de Derecho Laboral, 2015 – 2. El Código Civil y
Comercial de la Nación y el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social – I. Director Mario E. Ackerman.
Editorial RubinzalCulzoni. Argentina, año 2015. Pág. 221 a 245.
43
Véase Gialdino Rolando E.: Dignidad, Justicia Social, Principio de Progresividad y Núcleo Interno.
Aportes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Al Derecho del Trabajo y al de la Seguridad Social.
Pág 20: “lograr progresivamente enuncia la dinámica y el sentido que deben guiar a las obligaciones asumidas
por los Estados, esto es, de perfeccionamiento, de progreso, de avance. Pero ¿De qué y hacia dónde? Pues de y
hacia el logro de la plena efectividad de los derechos del PIDESC …
44
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y
otros) vs. Perú (excepciones preliminares y fondo), sentencia del 24-11- 2006, Serie C N° 158. En dicho fallo se
expone el carácter operativo de los derechos humanos. …"los planos no sólo doctrinal sino también operativo, o
sea, tanto en la doctrina como en la hermenéutica y la aplicación de los derechos humanos".
45
CSJN en autos “Perez c/ Disco” De lo contrario “…echaría por tierra todo control de
constitucionalidad: que la Constitución Nacional enuncia derechos huecos, a ser llenados de cualquier modo por
el legislador, o que no resulta más que un promisorio conjunto de sabios consejos, cuyo seguimiento quedaría
librado a la buena voluntad de este último…()…la Constitución Nacional, la cual, además, cuando enuncia
derechos lo hace para que éstos resulten efectivos, no ilusorios, máxime si lo puesto en juego es, como aquí
ocurre, un derecho humano”.
A. Responsabilidad por el hecho del dependiente (art. 1.753 CCyC)

Más allá de lo expuesto precedentemente, conforme se ha sostenido en la doctrina civilista


y comercialista en forma pacífica, la independencia entre las partes del contrato de franquicia
(art. 1520 CCyC) se extendería también al ámbito civil, debido a lo cual, no se activaría en el
mentado contrato la responsabilidad por el hecho del dependiente prevista en el art. 1.753 del
CCyC.46

Dicho artículo47, establece la responsabilidad objetiva concurrente del principal por los
daños de sus dependientes o de las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus
obligaciones cuando el acontecimiento dañoso sucede en ejercicio o con ocasión de las
funciones encomendadas.

Por nuestra parte, nos resulta extraño lo sostenido por la citada doctrina por cuanto, a la vez
que expone que el art. 1.753 del CCyC no se aplica al contrato de franquicia, sostiene que la
relación de dependencia del mentado artículo “debe ser entendida en sentido amplio, y se
configura siempre que el autor del daño haya dependido para su accionar de la autorización
del principal, aún cuando se trate de una situación circunstancial o gratuita”, motivo por el
cual, entendemos, debería aplicarse al contrato de franquicia. Agrega la citada doctrina que la
norma requiere además “un virtual poder de dar órdenes, instrucciones u organizar la tarea
del dependiente, y que éste último actúe, al menos en parte, en interés del principal, lo que no
quita también que él tenga un interés personal en la ejecución de la tarea” 48, lo cual también
se da, agregamos, en el contrato de franquicia.

No hay dudas que el grado de dependencia a la que está sometido el franquiciado, si bien
para alguna opinión podría no alcanzar para configurar una relación de trabajo, debería por lo
menos bastar para considerarlo dependiente en los términos del art. 1.753 CCyC. Además, la
doctrina ha explicado que el daño debe producirse e ejercicio de la función encomendada e
incluso en ocasión de dicha función, lo que marca la amplitud de tal requisito49.

Por último cabe señalar que, entre la norma que establece la independencia de las partes del
contrato de franquicia (art. 1.520 CCyC) y la que responsabilizaría al franquiciante por los
hechos de su dependiente franquiciado (art. 1.753), debe estarse a la segunda, en virtud del
principio pro homine y la hermenéutica de dicho principio de jerarquía constitucional.

B. Responsabilidad del franquiciante por incumplimiento del franquiciado de su


deber de identificación (art. 1.520, último párrafo CCyC)

El último párrafo del art. 1.520 del CCyC establece que, dejando a salvo la identidad de la
red de franquicia (nombres, presentación de locales, mercaderías, etc.) el franquiciado siempre

46
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 610.
47
El art. 1753 del CCyC, normado en la sección 6ta “Responsabilidad por hechos de terceros” del Capítulo
I “Responsabilidad civil” del Título V “Otras fuentes de obligaciones, del CCyC, establece: “Responsabilidad del
principal por el hecho del dependiente: “El principal responde objetivamente por los daños que causen los que
están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando
el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas. La falta de discernimiento del
dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente”.
48
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 560.
49
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pág 325 y 326
debe indicar que actúa en forma independiente respecto del franquiciante. Dicha indicación
debe consignarse tanto en la documentación comercial que debe llevar el franquiciado, como
aclararse en sus libros, facturas, contabilidad, etc, y en las contrataciones que con terceros
realizare, debe abstenerse de invocar representación o vinculación con el franquiciante.50

No hay dudas que lo establecido en el último párrafo del art. 1.520 del CCyC resulta
aplicable a la contratación de trabajadores en forma clandestina (sin registrar) por parte del
franquiciado, cuando en tal circunstancia no aclarara que actúa en forma independiente. En tal
caso, consideramos que podría extenderse la responsabilidad del franquiciante por las
obligaciones que el franquiciado tuviera con dichos trabajadores, en virtud de la culpa in
vigilando que pesaría sobre el otorgante de la franquicia y lo establecido en el art. 1.753 CCyC.

V. Los supuestos de extensión de responsabilidad aplicables al contrato de


franquicia establecidos en la legislación del trabajo

A. La válvula de escape del artículo 1.520 inciso b) del Código Civil y Comercial: el
fraude laboral

Como vimos, el inc. b. del art. 1.520 del CCyC establece que no hay relación de trabajo
entre las partes, dejando a salvo el supuesto de fraude laboral. En virtud de ello, si bajo el
ropaje del contrato de franquicia en realidad existiera una relación de trabajo entre
franquiciante y franquiciado, o entre aquel con el trabajador, debiera estarse a la realidad,
declarándose la nulidad del contrato (art. 14 LCT) y la responsabilidad solidaria de las partes
(art. 29 LCT).

Sin embargo, tal como lo expusimos más arriba, en dicho caso no existiría un verdadero
contrato de franquicia, sino que se habría utilizado dicho contrato a los fines de simular o
fraguar una realidad, o lograr una interposición fraudulenta de personas, y el objeto del
presente trabajo no reside en analizar los supuestos de fraude o simulación que con el contrato
de franquicia pudieran llevarse a cabo, sino determinar si un verdadero contrato de franquicia,
conforme su propia naturaleza y esencia podría enmarcarse en los supuestos de fraude o
simulación.

En tal sentido, especial relevancia cobrará el hecho de que se trate de una legítima
franquicia, en donde el franquiciado tuviera una presencia auténtica y de algún modo relevante
para el giro comercial, lo que deberá ser analizado en el caso concreto.51

Especial mención merece lo expuesto por nuestra CSJN en recientes sentencias52 de las
cuales se desprende que, si las empleadoras recurren a una contratación o sub contratación de
empresas “en perjuicio del trabajador con el fin de disminuir sus costos laborales” se podría
estar frente a una interposición fraudulenta de personas. Y si bien en los citados precedentes la
situación fáctica es diferente de la que podría presentarse en un típico contrato de franquicia,

50
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 611.
51
Coppoletta Sebastián. Ob Cit. Pág. 234 y 235.
52
“Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Gil Combes, Eduardo Ignacio y otro cl Atento
Argentina S.A. y otros s/ despido” (CSJ 3872/2014/RHl) y “Recurso de hecho deducido por la actora en la causa
Vallejos, Rosana Lía cl Atento Argentina S.A. y otros s/ ordinario – despido” de fecha 05/05/2016 (CSJ 183/2014
(50-V)/CS1). En el fallo la CSJN entendió que el TSJ de Córdoba no analizó el planteo de fraude laboral y la
interposición de personas formulado por el actor de una empresa de telefonía a un call center, lo cual de resultar
de dicha manera resultaría esencial para determinar el encuadre convencional aplicable.
podría pensarse que en estos contratos también el franquiciante contrata con el franquiciado a
los fines de disminuir sus costos laborales53, mientras que además existe un perjuicio para el
trabajador que estaría dado por una menor solvencia patrimonial de su formal empleador, y con
ello, una menor garantía del resguardo de su crédito, pudiendo resultar en tal caso la conducta
de las partes del contrato de franquicia enmarcada en una interposición fraudulenta de persona
(arts. 14 y 29 LCT) conforme la interpretación que de dichas normas hiciera nuestra CSJN en
los ciados precedentes.

B. Consecuencias de la inexistencia de relación de trabajo establecida en el inciso b)


del art. 1520 del Código Civil y Comercial: ¿Una errónea interpretación de la
doctrina civil y comercial?

El inciso b. del art. 1520 CCyC establece que, sin perjuicio del fraude laboral que pudiere
existir en el caso concreto, los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral
con el franquiciante.

Con base en el citado inciso, y en la independencia de las partes del contrato de franquicia,
la doctrina civilista y comercialista ha dicho en forma pacífica que no resultan aplicables al
contrato de franquicia los artículos 30 y 31 de la LCT.54

A nuestro modo de ver lo expuesto por dicha doctrina en los párrafos precedentes no
resulta ajustado a derecho, debido a que no puede derivarse de la sola inexistencia de relación
de trabajo entre el franquiciante y los dependientes del franquiciado (art. 1520, inc. b. CCyC) o
de la sola independencia entre dichas partes, la aplicabilidad o inaplicabilidad de los arts. 30 y
31 de la LCT tal como la citada doctrina lo hace. Por el contrario, los supuestos que las
mentadas normas laborales regulan no requieren una relación de trabajo ni una dependencia
entre las partes, sino que para su aplicación las partes deben ser independientes entre sí, motivo
por el cual consideramos que lo expuesto en la citada doctrina constituye un error en la
interpretación de las normas laborales.

C. La excepción a la regla del artículo 1.520 inc. a) del Código Civil y Comercial: el
artículo 40 Ley 24.440. ¿Y la normativa laboral?

Conforme lo establece el art. 1520 inc. a. del CCyC, el franquiciante no responde por las
obligaciones del franquiciado, salvo claro, reza la citada norma, disposición legal expresa en
contrario.

Dentro de dichas “disposiciones expresas”, que conforman la excepción a la regla, la


doctrina civilista y comercialista es pacífica en aceptar que el franquiciante debe responder
solidariamente55en base a la responsabilidad objetiva56 ante terceros consumidores cuando el

53
El franquiciante se beneficia por el hecho de que puede desentenderse y excluir los costos de tener que
comercializar sus productos en forma minorista, …, eliminando los riesgos derivados de la comercialización para
con terceros. Véase Marquez José Fernando Ob Cit. Pág. 17. Si bien lo expuesto por los autores fue respecto de
los contratos de distribución, lo dicho resulta aplicable a los contratos de franquicia, los cuales se encuentran
abarcados por aquellos.
54
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit. Pág. 610. En igual sentido Alterini Jorge Horacio. Ob Cit Pág. 510.
55
Sin perjuicio de las acciones de repetición entre ambos.
56
Véase Molina Sandoval Carlos A. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina
Sandoval Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo V: Derecho de Consumo y
Franchising:. Pág. 172 y 173.
daño a dichos terceros se produjera en virtud del vicio o riesgo de la cosa o la prestación del
servicio objeto de la franquicia por parte del franquiciado, todo conforme lo normado en el art.
40 de la ley 24.24057 de Defensa del Consumidor.58

Cabe señalar que si bien la posición doctrinaria expuesta en el párrafo precedente había
sido plasmada con anterioridad a la sanción de nuestro CCyC59, luego de la sanción del citado
Código dicha postura fue ratificada, sosteniendo la doctrina que el franquiciante debe ser
considerado genéricamente un “distribuidor” (término expresamente incluido en la norma), y
que además es “quien ha puesto en marcha la cosa o servicio”, tal como el art. 40 de la Ley
24.240 (norma de orden público)60 expresamente lo prevé61 y por ello, entre otros
fundamentos62, deber responder por la obligaciones del franquiciado derivadas de la citada
norma63.

Por el contrario, respecto a la responsabilidad solidaria del franquiciante por las


obligaciones del franquiciado emanadas de una relación de trabajo, la doctrina civilista y/o
comercialista ha dicho en reiteras oportunidades que el establecimiento de tal responsabilidad
(laboral) atentaría contra la naturaleza del contrato de franquicia64, ignoraría su contenido y lo
desvirtuaría, por lo que a diferencia de lo que ocurre con el art. 40 de la ley 24.240, los
artículos de la legislación del trabajo (30, 31, 26 de la LCT) no podrían encontrarse incluidos
en la excepción que establece el inc. a del art. 1.520 CCyC.

Por nuestra parte consideramos que no existen fundamentos para incluir al art. 40 de la
Ley 24.240 dentro del precepto “norma expresa en contrario” que art. 1.520 inc. a) del CCyC
prevé como excepción a la regla, y no hacerlo con la normativa laboral, debido a que ambos

57
Artículo 40 de la ley 24.240. “Responsabilidad Solidaria. Si el daño al consumidor resulta del vicio o
defecto de la cosa o de la prestación del servicio responderá el productor, el fabricante, el importador, el
distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista
responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es
solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que corresponda. Sólo se liberará total o parcialmente quien
demuestre que la causa del daño le ha sido ajena”.
58
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pág. 509. También en el sentido de que el art. 40 es aplicable al contrato
de franquicia, véase Lorenzetti Ob. Cit. Pág. 610.
59
Marzorati Osvaldo J. Ob Cit, Pág. 134. El autor había sostenido que conforme las normas y principios
que regían el contrato de franquicia (en nuestro anterior CC), la responsabilidad frente a terceros era
primariamente del franquiciado, debido principalmente a la autonomía de éste para con el franquiciante, sin
embargo, se había dicho, que la extensión de la responsabilidad al franquiciante podía derivar de otras normas
como la 24.240 que brinda tutela al consumidor, u otras que persigan fines similares.
60
Al tratarse de una norma de orden público, su contenido no puede ser modificado por las partes, ni en la
celebración del contrato de franquicia (entre franquiciado y franquiciante), ni en la propia relación de consumo
entre el franquiciado y el consumidor.
61
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 627.
62
Como fundamento de la posición expuesta también se dijo que la persona necesita adquirir bienes y
servicios para su desarrollo personal, social, económico y cultural, y al no poseer experiencia y conocimientos
técnicos sobre dichos bienes y servicios, debe ser considerado como la parte débil de la relación, máxime cuando
se encuentra en inferiores condiciones de negociación en términos de la contratación de consumo, todo lo que
justificaría la aplicación del art. 40 de la ley 24.240 a los contratos de distribución (dentro de los cuales se
encontraría ubicado el de franquicia). Parducci Diego Martín. On Cit. Pág. 196.
63
Además se dijo que, como el negocio de franquicia se lleva a cabo en locales identificados con los
emblemas del franquiciante y los empleados llevan uniformes que los hacen aparecer como dependientes de dicha
parte, el consumidor podría creer que contrata directamente con el franquiciante, lo cual fundamentaría la
imposición de la responsabilidad objetiva y solidaria de dicha parteen el marco del contrato de consumoJunyent
Bas Francisco, Ob. Cit. Pág. 627, en cita a Marzoratti.
64
Marzorati Osvaldo J. Ob Cit. Pág. 136
derechos (del Trabajo y del Consumo) comparten los rasgos fundamentales que llevarían a tal
inclusión, conforme vemos en el párrafo siguiente.

En este sentido, en el Derecho del Consumo: la protección de los derechos del


consumidor tiene raigambre constitucional (art 43 C.N.), sus normas son en su mayoría de
orden público con consecuencias operativas, existe una desigualdad entre las partes al
momento de contratar, se han desarrollado diferentes mecanismos de protección (derecho
imperativo, reformulación de la función de normas supletorias, la distinción de los conceptos
de “relación de equivalencia”, “buena fe” y “orden público”, en la hermenéutica la
interpretación es la más favorable al consumidor (art.. 3 Ley 24.240), entre los derechos del
consumidor están el derecho de acceso a la justicia, la búsqueda de soluciones rápidas y
expeditas en los conflictos entre las partes, la implementación de sistemas probatorios que
adviertan la asimetría existente entre los contratantes, etc.65

Como sabemos, todos y cada uno de los rasgos descriptos en el párrafo precedente,
forman parte también del Derecho del Trabajo, en virtud de lo cual no existirían fundamentos
válidos para sostener que el art. 40 de la Ley 24.240 resultara aplicable al contrato de
franquicia (por vía de la excepción del art. 1.520 inc. a. CCyC) y que no lo fueran las normas
laborales. Es que el argumento fundamental en virtud del cual el art. 40 de la ley 24.240 y las
normas laborales deben ser aplicadas al contrato de franquicia, es el de brindar protección a la
persona humana, que en un caso consume, y en el otro trabaja, pero que en ambos casos sigue
siendo persona.

Entonces, atento a que los supuestos establecidos en la normativa laboral (arts. 26, 30,
31 de la LCT) se encontrarían incluidos dentro de la excepción establecida en el art. 1.520 inc.
a. del CCyC, no resultaría necesaria la declaración de inconstitucionalidad del citado artículo
del CCyC, para aplicar las citadas normas laborales al contrato de franquicia. Lo que sí habría
que determinar es, cuáles de los citados supuestos resultan aplicables al contrato de franquicia
y en qué condiciones, tal lo que veremos a continuación.

D. Responsabilidad del franquiciante en virtud de los arts. 5 y 26 de la LCT

Previo a la sanción de nuestro CCyC, un sector de la doctrina sostenía que la franquicia,


incluyendo los establecimientos franquiciados, configuraba en su conjunto una misma
“empresa” en los términos del art. 5to de la LCT66. Dentro de dicha estructura, el
“empresario”67 era quien dirigía la “empresa”, lo cual en la franquicia correspondía al
franquiciante (en virtud del control que tenía sobre el franquiciado). Por tales motivos, el
otorgante de la franquicia debía ser considerado “empleador” (art. 5to LCT) y responsable por
la obligaciones frente al trabajador. Asimismo, sostenía esta posición, el hecho de que el
franquiciado revistiera el carácter de formal empleador no obstaculizaba la posibilidad de que
el franquiciante también lo fuera, debido a que el art. 26 de la LCT permitía que ambos,
franquiciante y franquiciado, pudieran revestir tal calidad, el primero dirigiendo la empresa (la

65
Molina Sandoval Carlos A. Ob Cit. Pág. 169 a 171.
66
Art. 5 LCT: “A los fines de esta ley, se entiende como "empresa" la organización instrumental de medios
personales, materiales e inmateriales, ordenados bajo una dirección para el logro de fines económicos o
benéficos”.
67
Art. 5 LCT: “A los mismos fines, se llama "empresario" a quien dirige la empresa por sí, o por medio de
otras personas, y con el cual se relacionan jerárquicamente los trabajadores, cualquiera sea la participación que
las leyes asignen a éstos en la gestión y dirección de la "empresa".
franquicia) y el segundo apareciendo formalmente como titular de los contratos de trabajo, por
lo que la responsabilidad frente a los trabajadores debía ser de ambas partes.68

Por el contrario, otro sector sostenía que si bien el control y la supervisión del
franquiciante sobre el franquiciado eran absolutos y permanentes, ello no implicaba que ambos
conformaran una empresa común, debido a que eran personas jurídicamente independientes.
Esta posición sostenía que, en virtud de una contratación bilateral, cada una de las partes era
dueña de su propia explotación y establecimiento, por lo que no podrían configurar un supuesto
de empleador múltiple en los términos del art. 26 LCT, debido a que para ello debería tratarse
de una única empresa, lo cual no sucedía en la franquicia. Cerraba su posición la citada
doctrina sosteniendo que, en el marco del contrato de franquicia deben existir al menos dos
empresas (la del franquiciante y la del franquiciado), de lo contrario, estaríamos frente a un
supuesto de simulación (art. 14 LCT) y no frente a un verdadero contrato de franquicia.69

Por nuestra parte, consideramos que tanto desde una perspectiva económica70, como desde
la conceptualización plasmada en nuestra LCT, ni la empresa franquiciante ni la franquiciada
tendrían funcionalidad o finalidad si la otra no existiera. Es que, tal como lo ha sostenido la
propia doctrina civilista y comercialista, el “negocio” en el contrato de franquicia, es uno solo,
por lo que no resulta apropiado dividir o fraccionar las diferentes etapas o momentos en la
cadena de producción y comercialización, sino que estos deben ser abordados desde una
perspectiva unitaria y desde el objeto o fin del sistema71.Dicho de otro modo, el franquiciante
sin el franquiciado no podría organizar “sus medios personales, materiales e inmateriales para
el logro de sus fines”, puesto que para dicho fin, para ser empresa, requeriría del franquiciado,
lo que también se daría a la inversa en la medida en que el franquiciado necesariamente
necesitría del franquiciante para funcionar como “empresa”. Es la posición que entendemos
más ajustada a derecho, máxime cuando “la función tuitiva del Derecho del Trabajo respecto
del trabajador debe prevalecer por encima de la forma jurídica que adquiera la empresa”.72

E. Responsabilidad del franquiciante en virtud del art. 30 de la LCT

El art. 30 de la LCT prevé dos supuestos que podrían aplicarse al contrato objeto de análisis
del presente trabajo.

68
Barrera Nicholson Antonio. La responsabilidad laboral en la franquicia. En Ackerman Mario y Tosca
Diego. Las transformaciones de la empresa en el derecho del trabajo. RubinzalCulzoni. Santa Fe, Argentina. Año
2007. Cita extraída de Sanchez Pagano Francisco. El contrato de franquicia comercial: responsabilidad del
franquiciante por las obligaciones laborales del franquiciado a la luz del art. 30 de la LCT. En Colección de temas
de Derecho Laboral: Solidaridad laboral en la contratación y subcontratación de servicios. Coordinadora: Andrea
García Vior. Editorial Errepar. Bs As, Argentina. Año 2008. Pág. 120 a 122.
69
Sanchez Pagano Francisco. El contrato de franquicia comercial: responsabilidad del franquiciante por las
obligaciones laborales del franquiciado a la luz del art. 30 de la LCT. En Colección de temas de Derecho Laboral:
Solidaridad laboral en la contratación y subcontratación de servicios. Coordinadora: Andrea García Vior. Editorial
Errepar. Bs As, Argentina. Año 2008. Pág. 120 a 122.
70
Ackerman Mario E. Ob Cit, p 173. Desde una posición económica se entiende a la empresa como“una
organización de bienes o servicios destinados a ser vendidos con la esperanza de realizar beneficios”
71
Marquez Jose Fernando Ob Cit. Pág. 15. Lo expuesto fue sostenido por los autores respecto a los
contratos de distribución (dentro de los cuales colocan al contrato de franquicia) y aunque se dijo respecto al
análisis del fenómeno de los contratos de distribución y su análisis como negocio complejo, por nuestra parte
entendemos que tales abordaje del estudio de dichos contratos tiene implicancias en la relación existente entre
franquiciante y franquiciado, y por ende, en sus consecuencias.
72
Ackerman Mario E. Ob Cit. Pág. 118
1. El supuesto de cesión de establecimiento en el contrato de franquicia

Algunos autores, con anterioridad a la sanción de nuestro CCyC, sostenían que el


franquiciante debía responder por las obligaciones laborales del franquiciado debido a que el
primero cedía total o parcialmente al segundo un establecimiento habilitado a su nombre (art.
30 LCT). Como fundamento de dicha posición consideraban que una concepción global de
franquicia comprendía la colocación por parte del franquiciado del producto en el mercado tal
como si el mismo franquiciante lo hubiera realizado. De este modo, tomaban al
“establecimiento” como una unidad técnica de ejecución que incluía los puntos de venta
franquiciados, motivo por el cual, decían, debía considerarse a cada uno de dichos puntos de
venta como establecimientos cedidos.73

Por el contrario, otros autores opinaban que para que el supuesto de cesión de
establecimiento normado en el art. 30 de la LCT resultara aplicable al contrato de franquicia, el
cedente debía mantener la explotación comercial a su nombre, lo que requería de la existencia
de una habilitación formal del negocio o una autorización, extendida por la autoridad
competente, a nombre del franquiciante. Contrario a ello, en el contrato de franquicia el
franquiciante no habilitaba el negocio del franquiciado, ni lo mantenía habilitado a su propio
nombre, sino que dicho establecimiento nacía y se mantenía a nombre del franquiciado, lo cual
obstaculizaba el encuadramiento del contrato de franquicia en el supuesto de cesión de
establecimiento normado en el art. 30 de la LCT.74

Por nuestra parte, adherimos a lo dicho por la doctrina respecto de que “no debe
confundirse el establecimiento con el ámbito físico donde el mismo se asienta…”75, sino que el
“establecimiento” debe ser entendido en un sentido dinámico, no físico ni estático76. Partiendo
de dicha base, en la franquicia comercial la “empresa” (art. 5to LCT) podría estar constituida
por la red global, y los “establecimientos” (art. 6to LCT) por las autorizaciones o habilitaciones
derivadas de cada contrato con cada franquiciado. En este sentido, el marco del contrato de
franquicia, “la unidad técnica destinada al logro de los fines de la empresa” estaría
constituida por la propia autorización para realizar dicha actividad extendida por el
franquiciante al celebrar el contrato77, conforme lo cual, la titularidad del “establecimiento”
continuaría a nombre del franquiciante, en los términos del art. 30 de la LCT.

Por otro lado, si entendiéramos a la franquicia como la autorización o habilitación


necesaria para que el franquiciado desarrollara su actividad o preste sus labores, también la
franquicia podría enmarcar en el supuesto analizado. Dicho supuesto requiere para resultar
aplicable al contrato de franquicia la mantención de la explotación comercial o el
establecimiento habilitado a nombre del franquiciante, pero ello no implica que dicha

73
Sanchez Pagano Francisco. Ob Cit. Pág. 117 a 119. La posición que fundaba la responsabilidad solidaria
del franquiciante en la cesión del establecimiento al franquiciado, conforme el texto citado era sostenida entre
otros por Barrera Nicholson Antonio J. en “La responsabilidad laboral en la franquicia” en Ackerman Mario E. y
Tosca Diego M. “Las transformaciones de la empresa en el Derecho del Trabajo” EditRubinzal Culzoni 2000.
74
Sanchez Pagano Francisco. Ob Cit. Pág. 126 y 127.
75
“…ya que muchas veces la actividad laboral puede carecer de un establecimiento físico de actuación…”
Ackerman Mario E. Ley de Contrato de Trabajo comentada. Tomo I. Arts. 1 al 102. Santa Fe, Argentina. Año
2016. Pág. 118.
76
Maza, Miguel Angel. Ley de contrato de Trabajo comentada. Pág. 547: No tendría sentido pensar en el
establecimiento, como tal, inactivo, pues en ese caso se estaría cediendo (vendiendo, transfiriendo, arrendando)
un inmueble con sus instalaciones).
77
Así como en la relación de trabajo de un taxista, el establecimiento no sería el vehículo, sino la licencia
(la “chapa”) del taxi.
habilitación o autorización esté referida sólo a la extendida por la autoridad competente, sino
que la propia franquicia puede ser tomada como tal autorización, habilitación o licencia. En
este orden de ideas se dijo que debe incluirse dentro de la habilitación a que refiere el art. 30 de
la LCT a “la autorización conferida por una empresa a otra, para que ejerza cierta actividad
que es exclusiva de la primera78, lo que sin dudas, a nuestro modo de ver, incluiría a la
franquicia. Y si bien, la citada doctrina ha dicho que ello no incluiría, la concesión de una
marca o franquicia si el producto genérico puede fabricarse con otra marca o el servicio
prestarse sin esa franquicia79… Por nuestra parte, no compartimos esto último puesto que,
además de que no surge de lo establecido en el art. 30 LCT ni guarda lógica y coherencia con
el contenido de la citada norma.

2. El supuesto de contratación o subcontratación del art. 30 LCT aplicado al


contrato de franquicia

Sobre el tema podemos diferenciar tres posiciones que, de algún modo están representadas
por las clásicas posturas doctrinarias y jurisprudenciales respecto de la aplicación del art. 30 de
la LCT a cualquier tipo de contratación o subcontratación de servicios correspondientes a su
actividad normal o específica, aunque respecto del contrato de franquicia, el tema presenta
algunas particularidades que expondremos a continuación.

a. Posición restrictiva. No aplicación del artículo 30 de la LCT al contrato de


franquicia

Previo a la sanción de nuestro CCyC la posición “restrictiva” sostenía que la venta de


productos objeto del contrato de franquicia por parte del franquiciado no constituía parte de la
actividad normal y específica del franquiciante, dado que la actividad del otorgante de la
franquicia estaba constituida por la instalación de la marca, es decir, la celebración de contratos
de franquicia, y no por la venta del producto, actividad ésta última que se encontraba reservada
al franquiciado.

Dicha posición había sostenido que, conforme los lineamientos expuestos en “Rodriguez c
Embotelladora”, sumados a los argumentos vertidos en otro precedente posterior de nuestro
máximo Tribunal80, no existía “una correspondencia necesaria e ineludible, a los efectos del
art. 30 LCT, entre responsabilidad por deudas laborales y contratos relacionados con la
cadena de comercialización o producción, incluidos en ellos contratos genéricos de

78
D´Arruda Laura M. Cesión de establecimiento sin cambio de tutilaridad. Un supuesto de atribución de
responsabilidad solidaria poco utilizado. En Colección de temas de Derecho Laboral: Solidaridad laboral en la
contratación y subcontratación de servicios. Coordinadora: Andrea García Vior. Editorial Errepar. Bs As,
Argentina. Año 2008. Pág. 50 a 52.
79
“En concreto, el dato distintivo que permite aplicar la figura de la cesión prevista en el art. 30 de la LCT
está dado por la titularidad de la habilitación, autorización o permiso…lo relevante en este caso es que el cedente
mantenga la titularidad y que, en definitiva, conserve el interés jurídico o económico en la explotación cedida”.
D´Arruda Laura M. Cesión de establecimiento sin cambio de tutilaridad. Un supuesto de atribución de
responsabilidad solidaria poco utilizado. En Colección de temas de Derecho Laboral: Solidaridad laboral en la
contratación y subcontratación de servicios. Coordinadora: Andrea García Vior. Editorial Errepar. Bs As,
Argentina. Año 2008. Pág. 50 a 52.
80
"Luna, Antonio R. c. Agencia Marítima Rigel S.A. y otros" de fecha 02/07/1993,.
distribución y, obviamente, el de franquicia… De otro modo, se desnaturalizaría el contrato de
franquicia”81.

Con posterioridad a la sanción de nuestro CCyC se dijo en el mismo sentido que, el art. 30
de la LCT no alcanza el contrato de franquicia, puesto que si bien la transferencia del know
how, del nombre, del uso de la marca, etc., implica “una relación de control técnico y
organizativo, no permite confundir la diversa pluralidad subjetiva entre ambas partes (el
franquiciante y el franquiciado)”, lo cual, ya había quedado claro en “Rodriguez c/
Embotelladora” y “Luna c/ Agencia Marítima Rigel”82

En tal sentido se ha sostenido que, el principio general establecido en el art. 1.520 CCyC ha
venido a zanjar las discusiones doctrinarias y jurisprudenciales existentes respecto de la
posibilidad de aplicar los arts. 30 y 31 de la LCT al contrato de franquicia, agregando que, con
respecto al primero de ellos (art. 30 LCT), la CSJN ya en el caso “Rodriguez c
Embotelladora”83 había dicho que el citado artículo no resultaba aplicable pues, tal como
nuestro máximo Tribunal sostuvo en el citado precedente, “el franquiciado actúa en nombre
propio y a su riesgo”, y si bien el citado fallo trataba sobre una relación de trabajo desarrollada
en el marco de un contrato de distribución, hizo expresa referencia a los contratos de
franquicia.84

Por su parte, otros autores negaron que el contrato de franquicia quedara enmarcado en el
art. 30 de la LCT, puesto que en el supuesto establecido en el citado artículo, quien contrata o
subcontrata deja de llevar a cabo una actividad normal y específica propia, o parte de ella, para
que un tercero la realice, y en el marco del contrato de franquicia nada supone que el
franquiciante cesa en dicha actividad o deja de hacerla. No hay en el contrato de franquicia un
desmembramiento de la actividad del franquiciante, ni una cesión de dicha actividad, sino una
“comunicación” por parte del franquiciante al franquiciado de la actividad que éste último
deberá realizar.85

b. Posición Intermedia. Aplicación del artículo 30 de la LCT al contrato de


franquicia, según el caso concreto

En una posición que podríamos denominar “intermedia” se sostenía que, en la medida en


que la actividad del franquiciado integrara la definición del producto, bien o servicio del
franquiciante según las expectativas del mercado, podríamos encontrarnos dentro del supuesto
regulado en el art. 30 de la LCT. Para ello, habría que diferenciar los casos en que el
franquiciante entregara al franquiciado el producto terminado (lo que excluiría la
responsabilidad solidaria del franquiciante), de los supuestos en que dicho producto fuera
entregado semielaborado (no apto para su consumo), ya que en este último caso la actividad del
franquiciado no se limitaría a la utilización de la marca del franquiciante o a la venta del

81
Molina Sandoval Carlos A.. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina
Sandoval Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo IX: El contrato de franquicia y el
derecho laboral. Su relación a través del artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo. Pág. 261 a 264
82
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 622.
83
“Recurso de hecho deducido por Pepsi Cola Argentina S.A.C.I. en la causa Rodríguez, Juan Ramón c/
Compañía Embotelladora Argentina S.A. y otro” de fecha 15 de abril de 1993.
84
Lorenzetti Ricardo Luis. Ob Cit Pág. 610 y 611.
85
Coppoletta Sebastián. Ob Cit. Pág. 221 a 245.
producto, sino que también integraría el proceso productivo del dador de la franquicia, y por
ello, su actividad normal y específica.86

c. Posición Amplia. Aplicación del artículo 30 de la LCT al contrato de franquicia

Esta posición entiende que el contrato de franquicia debe ingresar en la órbita regulatoria
del art. 30 de la LCT debido de que en el marco de dichos contratos existe una contratación o
subcontratación de la actividad normal y especifica del franquiciante al franquiciado.

a. El error de enmarcar el contrato de franquicia en “Rodriguez c/ Embotelladora”

Puntualmente respecto al contrato de franquicia la CSJN sostuvo que en la citada


sentencia que, cuando una parte suministrara a otra un producto desentendiéndose de los
posteriores eslabones de la cadena de comercialización (procesamiento, elaboración y
distribución) no resulta aplicable el art. 30 de la LCT. En dichos casos, dijo el máximo
Tribunal de nuestro país, la actividad normal del fabricante o concedente excluiría las etapas
realizadas por el distribuidor o concesionario87, y que por la sola provisión de materia prima de
la contratante a la subcontratista no resultaba aplicable el art. 30 LCT, puesto que para ello
debería existir una unidad técnica de ejecución entre ambas empresas, lo que no había sido
acreditado en el caso.88

Como fundamento del citado fallo la CSJN destacó la distinción entre en el “objeto social”
y la “real actividad” del contratante (en su caso del franquiciante) como elemento a tener en
cuenta a los fines de determinar si la contratación o subcontratación debía ser considerada
sobre la actividad normal y específica del establecimiento89, poniendo además la Corte especial
relevancia en las consecuencias económicas inconvenientes que significaría para nuestro país
un pronunciamiento en sentido contrario.90

86
Sanchez Pagano Francisco. Ob Cit. Pág. 127 a 132.
87
Textualmente sostuvo la CSJN en el considerando N° 9 del citado fallo:“No corresponde la aplicación
del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo toda vez que un empresario suministre a otro un producto
determinado, desligándose expresamente de su ulterior procesamiento, elaboración y distribución. Este efecto se
logra en la práctica comercial por contratos de concesión, distribución, franquicia y otros que permiten a los
fabricantes o, en su caso, a los concedentes de una franquicia comercial vincularse exclusivamente con una
empresa determinada sin contraer riesgo crediticio alguno por las actividades de esta última, que actúa en
nombre propio y a su riesgo”.
88
Textualmente sostuvo nuestra CSJN en el considerando N° 11 del fallo citado: “En el caso no se ha
probado vinculación jurídica entre als accionadas. Tampoco que Pepsi tuviera participación del algún tipo en la
actividad de Compañía Embotelladora. El sólo hecho que la primera provea a la segunda de materia prima no
compromete, por si mismo, su responsabilidad solidaria por las obligaciones laborales que la segunda en los
términos del art. 30 LCT. Para que nazca aquella solidaridad es menester que una empresa contrate o
subcontrate servicios que complementes o completen su actividad normal. Debe existir una unidad técnica de
ejecución entre la empresa y su contratista, de acuerdo a la implícita remisión que hace la norma al artículo 6 del
mismo ordenamiento laboral. Esta unidad no ha sido probada en presente caso”.
89
Sostuvo al respecto nuestra CSJN no debía circunscribirse exclusivamente a la enunciación de la
actividad en el objeto social de la contratante, pues tal enunciación tenía por objeto delimitar la capacidad y el
ámbito potencial de actuación de la persona jurídica, mientras que el art. 30 de la LCT no refiere a ello, sino a la
actividad real desplegada propia del establecimiento.
90
Continuó diciendo la CSJN en el citado considerando: “Esta finalidad económica de la referida
contratación comercial se frustraría si el derecho aplicable responsabilizaría sin más a los concedentes por las
deudas laborales de las concesionarias, con perjuicio para la industria nacional por las indudables repercusiones
que ello tendría en las inversiones, en contratos de este tipo. Esta Corte no puede omitir la consideración de estas
circunstancias pues como reiteradamente ha juzgado ‘no debe prescindirse de las consecuencias que
Al respecto nosotros adherimos a lo señalado por parte de la doctrina civilista y
comercialista en la medida en que consideramos que en el citado precedente la CSJN no
distinguió entre el “product franchising”, en el cual una parte fabrica y la otra vende el
producto fabricado, y el “business format franchising”, que analizamos en el presente
trabajo.91

La CSJN al resolver el caso sostuvo: “No corresponde la aplicación del art. 30 de la


Ley de Contrato de Trabajo toda vez que un empresario suministre a otro un producto
determinado, desligándose expresamente de su ulterior procesamiento, elaboración y
distribución. Este efecto se logra en la práctica comercial por contratos de concesión,
distribución, franquicia y otros…”. Como vimos, en el bussines format franchising, el
franquiciante no se desliga del posterior procesamiento, elaboración o distribución del
producto, sino que lo controla, audita, dirige, más allá de que también transmite una técnica de
gestión de negocios, un método de administración y organización, derechos de propiedad
industrial, y su know-how o sistema de negocios, brindando capacitación, asistencia técnica del
franquiciado, quien está obligado a seguir sus instrucciones en cuanto a la elaboración del
producto, requisitos de calidad, publicidad, organización contable y administrativa, entre otras
cuestiones92.

En el contrato de franquicia analizado por la Corte en el fallo en cuestión, el


franquiciado comercializa un producto o servicio bajo una marca y símbolo, contra el pago de
un derecho de entrada, de regalías o de ambas cosas (es prácticamente un contrato de
distribución), y la franquicia no es cualquier sistema de distribución y fraccionamiento, sino
que posee notas distintivas que lo tornan diferente y aunque en cuanto a la “ubicación” la
doctrina ubicaba a dichos contratos dentro de los contratos de distribución93, difiere de estos en
la medida en que constituye un contrato más complejo94.

Por su parte, si bien el otro argumento utilizado por la CSJN para fundar su postura (las
consecuencias económicas perjudiciales de sostener un criterio contrario al fallo) es un
argumento aplicable a todo tipo de franquicias, ya había sido no sólo por la mayoría de la
doctrina95 y jurisprudencia96, sino también por la propia CSJN97, al incluir algunas de estas

naturalmente derivan de un fallo toda vez que constituye uno de los índices más seguros para verificare la
razonabilidad de la interpretación y su congruencia con el sistema en que está engarzada la norma (302:1284)”.
91
Marzorati Osvaldo J. Contratos de distribución. Directores Marzorati Osvaldo J. y Molina Sandoval
Carlos A. Editorial Heliasta, Bs. As, Argentina, Año 2010, Capítulo III: El contrato de franquicia comercial y
algunos problemas en su crecimiento en la República Argentina. Pág. 124 y 125.
92
Hocsman Heriberto S. Ob Cit. Pág. 55.
93
Cinollo Oscar Agustín. Ob Cit. Pág. 278.
94
Marquez Jose Fernando Ob Cit. Pág. 14.
95
Entre otros: Maza, Ferreiros, Capón Filas, Fernández Madrid, Vázquez Vialard, Justo López. Hierrezuelo
Ricardo D. Tratado , Ob. cit. Pág. 269 a 272
96
Principalmente en fallos de las CNAT. Se dijo “En la jurisprudencia, y pese a los claros términos
vertidos por la CSJN en Rodriguez, la posición amplia se ha mantenido incluso en actividades que en principio
resultarían accesorias o secundarias…”Hierrezuelo Ricardo D. Tratado , Ob. cit. Pág. 271”
97
Maza Miguel Ángel. La Corte y el artículo 30 de la LCT. Un nuevo e importante fallo de la CSJN y un
nuevo hito en la interpretación del art. 30 de la LCT. Libro: Solidaridad laboral en la contratación y
subcontratación de servicios. De autores varios. Coordinadora: Vior Andrea García. Editorial Errepar. Bs As,
Argentina. Nov de 2008. Pág. 20: “En efecto, en la causa “Preiti Pantaleón Lujan c/ Elemac SA y otra”, … la
mayoría de la Corte, … ha dejado patentizado que no comparte la postura que su anterior integración había
sentado en las causas “Rodríguez”, “Luna” y las concordantes”. También en fallo “Benítez Horacio Osvaldo c/
Plataforma Cero SA y Otros” del 22/12/2009 La CSJN (por mayoría) dejó sin efecto una sentencia de la CNAT
actividades co-ayudantes, necesarias, inherentes o inescindibles de la actividad principal y
realzar en diferentes fallos la esencia antrópica del derecho del trabajo por sobre la mirada
economicista, criterio éste último que fuera dejado de lado en reciente fallo de nuestro máximo
Tribunal en materia de tercerización98.

b. La contratación o subcontratación de la actividad normal y específica en la


franquicia

A nuestro modo de ver, no existen dudas respecto a que en la “franquicia de empresas”


(bussines format franchising) el franquiciante contrata o subcontrata los servicios
correspondientes a su actividad normal y específica. Tal es así, que la doctrina comercialista ha
expuesto que la franquicia “es en realidad un método para duplicar un negocio exitoso”99, lo
cual nos lleva a pensar que si la actividad se duplica, necesariamente debe ser la misma, y no la
correspondiente a la de otro franquiciado, puesto que el primero de ellos debió necesariamente
duplicar la actividad del franquiciante. Y aunque consideremos éste último con posterioridad
podría haber modificado su actividad y se dedicara a la celebración de contratos de franquicias
(posicionamiento de la marca, etc), continúa, como veremos, llevando a cabo la misma
actividad que los franquiciados.

Es que la franquicia generalmente requiere, no sólo la comercialización de cierto producto


o servicio bajo una marca y símbolo (lo que lo correspondería al contrato de concesión
comercial o a la franquicia tradicional), sino que además, en la franquicia de empresas el
franquiciante transmite un método de organización y administración, sus derechos de
propiedad industrial y su know-how100, no sólo trasmite entonces su actividad, sino también la
forma de desarrollarla.

Por otro lado, la celebración de los contratos de franquicia, no es la actividad principal del
franquiciante, sino un medio para poder llevar a cabo su actividad principal, la cual es la venta
del producto por parte del franquiciado. En este sentido, podemos decir que el franquiciante
percibe beneficios (ganancias) y alcanza el “logro de los fines económicos” de su empresa,
mediante la venta de productos objeto de la franquicia (para lo que contrata al franquiciado).

A los fines de aclarar lo expuesto, cabe señalar que en la franquicia de empresas


generalmente se pacta la exclusividad en la compra por parte del franquiciado de productos
que constituyen el objeto de la franquicia al franquiciante, y de dicho modo, este último
obtendría réditos directamente de los productos que fabricara101.

Pero además de ello el franquiciante percibe por parte del franquiciando un canon, o una
contraprestación directa o indirecta (art. 1512 CCyC), cuyo cumplimiento resulta obligatorio
en virtud de lo establecido en el inciso e. del art. 1.515 CCyC, y aunque dicha contraprestación

sala IX, que aplicando el criterio de “Rodríguez c/ Embotelladora” había desestimado la extensión de la
responsabilidad al contratante.
98
Poner último fallo de la CSJN
99
Marzorati Osvaldo J. Ob Cit. Pág. 107.
100
Hocsman Heriberto S. Ob Cit. Pág. 55. “El tomador de la franquicia no sólo debe usar la marca y las
insignias del otorgante sino también seguir instrucciones en cuanto a la elaboración del producto, requisitos de
calidad publicidad lugar de venta, ventas promocionales lanzamientos de nuevos productos, organización
contable y administrativa, etc. En cambio en la concesión no se concede un método de comercialización, sólo se
fijan pautas”.
101
Alterini Jorge Horacio. Ob Cit. Pag 498.
no se encuentra regulada en la legislación, en la praxis comercial son generalmente estipulados:
el pago de un derecho de entrada o regalía inicial (fee de ingreso), y posteriormente una regalía
periódica (royalti).

Vale resaltar, principalmente a los fines del presente punto, que si bien el canon o regalía
periódica puede ser fijo, en la mayoría de las franquicias es proporcional a la facturación del
franquiciado (varia conforme la ganancia obtenida por el tomador de la franquicia102), o en
ocasiones en que el franquiciante es quien abastece de mercaderías o productos en forma
exclusiva al franquiciado, es proporcional a las compras que de dichas mercaderías o productos
éste último efectúa103, motivo por el cual, el franquiciante se dedica en realidad a la venta de
dichos productos.

F. Responsabilidad en virtud del art. 31 de la LCT

El art. 31 de la LCT engloba dos supuestos. El primero está dado por la dirección, control
o administración de una o más empresas empresa sobre otra u otras, y el segundo, por la
constitución de un conjunto económico de carácter permanente entre las empresas
relacionadas.

Relacionado con el primer supuesto, el art. 1.512 del CCyC establece que para que haya
franquicia comercial no debería existir participación accionaria de control directo o indirecto
por parte del franquiciante en el negocio del franquiciado. Lo previsto en la citada norma,
conforme se dijo, impediría un posible conflicto entre el art. 31 de la LCT y el contrato de
franquicia en la medida en que dicho contrato no admite control societario, y por lo tanto, si
existiera participación accionaria de control, en realidad lo que ocurriría es que no habría
franquicia comercial, motivo por el cual las partes no podrían recurrir a dicho contrato para
eximirse de responsabilidad frente al crédito del trabajador.104

A nuestro modo de ver, el supuesto de “dirección, control o administración” de una


empresa sobre la otra establecido en el art. 31 de la LCT, no se agota en la participación
accionaria (control interno), sino que puede abarcar otro tipo de control (externo), que sin lugar
a dudas se daría en la típica franquicia comercial conforme su propia naturaleza. Dicho control
externo, conforme se expuso, se presenta de modo fáctico, donde la influencia de la
controlante se ejerce en forma dominante como consecuencia de determinadas relaciones
contractuales (por ej. el otorgamiento de créditos importantes, suministro de elementos
esenciales para la producción, otorgamientos de licencias para el empleo de marcas, patentes
de invención, know-how, contratos de colaboración empresaria, etc).105. La voluntad aquí
generalmente se impone a través de la potencia económica y surge de un contrato106. En virtud
de lo expuesto, el art. 31 resultaría aplicable al contrato de franquicias por existir un control,
dirección o administración externo del franquiciante sobre el franquiciado.

Dicha subordinación comienza a emerger en la franquicia desde la propia confección del


contrato, que es de adhesión, y que generalmente coloca al franquiciado en una situación de

102
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 612.
103
Kahn Michel. Ob Cit. Pág. 11.
104
Coppoletta Sebastián. Ob Cit. Pág. 221 a 245.
105
Maza Miguel Angel Ob Cit Pág. 577 “La característica que debe tener este control es la de permanencia
y la completitud, es decir, que no refiera a actos aislados que carezcan de significación en la dirección o
administración de la empresa”
106
Ackerman Mario E Ob Cit
inferioridad respecto del franquiciante107, en la cual el tomador de la franquicia debe asumir
condiciones contractuales de carácter leonino, constituyendo la relación posterior parte de una
subordinación económica y técnica, de la que derivan características de control, y en algunos
casos de exclusividad, propias de estos contratos108.

Luego, el control por parte del franquiciante, como vimos en otros puntos del presente
trabajo, alcanza con un alto grado, cuentones económicas, financieras, administrativas, de
contabilidad, imagen, publicidad, y también respecto a los trabajadores que formalmente se
desempeñan a las órdenes del tomador de la franquicia.109

Obviamente no alcanza con el sólo control del franquiciante sobre el franquiciado, sino
que además, la norma requiere de maniobras fraudulentas o conducción temeraria por parte de
los celebrantes del contrato.

Conforme lo expuesto, la doctrina ha dicho que si existiera un fuerte control de parte del
franquiciante hacia el franquiciado de modo tal que lo dirigiese económicamente, y siempre
que además se hubieren dado en el caso concreto las “maniobras fraudulentas” o “conducción
temeraria” que el art. 31 de la LCT requiere, la consecuencia sería la responsabilidad solidaria
de las partes del contrato.110

Respecto al segundo supuesto establecido en el art. 31 de la LCT, tal como se expuso,


existen ciertas pautas o indicios que pueden resultar útiles a los fines de determinar si nos
encontramos frente a un conjunto económico: “a) unidad de domicilio patrimonial de la
empresa; b) similitud o analogía de actividad o giros; c) utilización en común de implementos
industriales; d) identidad de organización administrativa y comercial; e) identidad total o
parcial de la integración de sus respectivos directorios, y f) imposición de una empresa a otra
de modos de comercialización de productos o servicios”111.

A nuestro modo de ver, conforme los rasgos, caracteres y demás elementos de la


franquicia que analizamos a lo largo del presente trabajo, no existen dudas respecto de que en
una “franquicia de empresas” (bussines format franchising), pueden darse algunas de las
pautas o indicios establecidos en el párrafo precedente, tales como la similitud en la actividad o
la imposición del franquiciante al franquiciado de los modos de comercialización de productos
o servicios, motivo por el cual, cuando existieren las maniobras o la conducción que la norma
requiere, el contrato de franquicia podría quedar comprendido también en dicho supuesto.

G. Conclusiones

Las franquicias proyectan un sinnúmero de beneficios no sólo para las partes del contrato,
sino también para la economía en general. En este sentido, genera numerosos emprendimientos

107
Salcedo Santiago Ob Cit. Pág. 142. Dice el autor que Dicha situación de inferioridad en muchos casos no
está justificada por el peso real de cada aporte de cada parte.
108
Hocsman Heriberto Ob Cit. Pág. 46 y 47. Cabe aclarar que lo expuesto fue respecto a los contratos de
distribución, dentro de los cuales la doctrina ubicaba a los de franquicia.
109
Junyent Bas Francisco Ob Cit. Pág 610. En este orden de ideas Farina sostiene que el franquiciado
deberá cumplir con las directivas impartidas por el franquiciante … y también en lo referente al personal y su
formación.”
110
Sanchez Pagano Francisco. Ob Cit. Pág. 125
111
Ackerman Mario E. Ley de contrato de trabajo comentada. Tomo I. Arts. 1 al 102. Editorial RubinzalCulzonni.
Bs As, Argentina. Autor del comentario al artículo: Diego Martín Tosca. Año 2016. Pág. 395
en diversos tipos de pymes, lo cual se traduce en fuente de ingresos no sólo para el pequeño
empresario, sino también para los trabajadores que se desempeñan en el marco de los citados
contratos

Sin embargo, no creemos que el trabajador deba ser quien pague los costos de las ocasiones
en que este tipo de negocio denominado en reiteradas oportunidades como de “éxito probado”,
fracase.

Bibliografía y trabajos citados

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cometario al artículo: Pablo Candal Editoail Rubinzal Cilzoni. Santa Fe, Argentina. Año
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Directores del tomo: María Valentina Alcega, Osvaldo R Gomez Leo y Lus F.P. Leiva
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