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EL legado de un padre

Había una vez un joven vivía en el campo con sus padres


que eran campesinos muy pobres que solo vivían con lo
que cosechaban y lo que casaban. El joven era una
persona que no sabía valorar lo que tenía, solo paraba
durmiendo que solo se despertaba para comer.

Hasta que un día sus padres fallecieron por un infarto


porque eran viejitos y ya no podían hacer sus labores
del campo. El joven se levantó para comer y busco a sus
padres y al ver que sus padres estaban en el suelo el
joven no sabía cómo reaccionar y empezó a llorar.

El joven al segundo día enterró a sus padres y se puso a


llorar todo el día. Transcurrieron varios meses y el joven
se dio cuenta que ya no tenía provisiones y no tenía
nada que comer. Al día siguiente agarro su escopeta de
su difunto padre y se fue al bosque en busca de carne
de animal.

Miro de lejos a un venado recordó las enseñanzas que


su padre le había enseñado cuando era pequeño que si
quería casar debía apuntarle en el cuello y el joven
apunto y disparo cerro los ojos y los abrió y miro muerto
al animal.

Cuando el joven quería regresar a su casa pero se había


perdido el joven no sabía cómo regresar y armo su
carpa y se quedó a acampar. Al día siguiente amaneció
con hambre salió a traer el venado pero el animal que
había casado no estaba, se dio un susto al ver que no
estaba pensó que los animales se lo ha habían comido.
El joven estaba hambriento y de repente se dio cuenta
que estaba arrimado en un árbol de mango que era su
árbol que había sembrado con sus padres cuando era
niño, el joven se subió al árbol a coger sus frutos y
comió.

Al comer recordó sus enseñanzas de su padres si algún


día se perdiera debería subir al árbol más alto posible
para que viera su camino y vio de lejos su casa de lo
alto y el joven apresurado fue a traer su mochila cogió
los mangos y que alcanzarla.

Y el joven emprendió su camino y volvió le encontró a


una señorita en su casa la señorita le dijo si podría
quedarse en su casa y el joven enamorado le dijo que si
podría vivir el joven aprendió 3 cosas ese día que nunca
debemos dejar pasar una oportunidad, que debemos
valorar el esfuerzo de nuestros padres, y que debemos
valorar mientras estén con nosotros.

La verdadera importancia de las cosas es valorar lo que


tenemos han que tenemos poco pero eso ay que valorar
mientras estén nuestros padres vivos hay que
disfrutarlos con ellos y hay que valorarles cuando los
padres estén muertos los hijos los pasamos deprimidos
y arrepentidos porque no tenemos a nuestros padres.

Fin

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