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Serie 11

Victimología
Serie
Victimología, 11

Victimología

Víctimas de Traumas Masivos


Dirección: Hilda Marchiori

Colaboradores: César Fortete


Judith Biodo
Verónica Bouvier

Agradecemos a la Licenciada Claudia Sala


por su colaboración en este número

Danieli, Yael
Víctimas de traumas masivos / Yael Danieli ; Ana Gloria Robles Osollo ; Maria Stella
Rodríguez ; dirigido por Hilda Marchiori. - 1a ed. - Córdoba : Encuentro Grupo Editor, 2011.
244 p. ; 225x150 cm. - (Victimología; 11)

ISBN 978-987-1432-76-9

1. Victimología. I. Robles Osollo, Ana Gloria II. Rodríguez, Maria Stella III. Hilda Mar-
chiori, dir. IV. Título
CDD 362.88

© Editorial Encuentro
1° Edición.
Impreso en Argentina
ISBN: 978-987-1432-76-9
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de tapa, puede ser


reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio, ya sea electróni-
co, químico, mecánico, óptico, de grabación o por fotocopia sin autoriza-
ción previa.

Miembros de la CÁMARA
ARGENTINA DEL LIBRO

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Victimología
Comité Científico Consultor
John Dussich, ex Presidente The World Society of Victimology.
Irene Melup, Experta de Naciones Unidas.
Luis Rodríguez Manzanera, Presidente Sociedad Mexicana de
Criminología, México.
Helmut Kury, Universidad de Freiburg, Alemania.
Elías Escaff Silva, Director General Víctimas del Delito, Ministerio
Público, Chile.
Emilio Viano, American University, Washington, USA.
Fely González Vidosa, Fundadora y Directora de la Primer Oficina
de Ayuda a Víctima, España.
Irvin Waller, Director International Centre for the Prevention of
Crime, Montreal, Canadá.
María de la Luz Lima, Vicepresidenta The World Society of
Victimology.
Yael Danieli, Directora Group Project for Holocaust Survivors and
their Children, New York, USA.
Marlene Young. Presidente de National Organization for Victim
Assistance. USA
Zulita Fellini, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires.
Aida Tarditti, Profesora de Derecho Penal de la Universidad Nacional
de Córdoba, Vocal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba,
Argentina.
Pedro David, Juez Ad Litem del Tribunal Penal Internacional para
la Ex Yugoslavia. Juez de la Cámara Nacional de Casación Penal de
Argentina.
Ester Kosovski, Presidente Sociedad de Victimología de Brasil.
Antonio Sánchez Galindo, Miembro de Número de la Academia de
Ciencias Penales, México.
Elías Neuman, Profesor de Post grado de Victimología y Criminología
de la Universidad de Buenos Aires.
María Josefina Ferrer, Instituto de Ciencias Penales de la Universidad
Central, Venezuela.
Gabriela Fulco, Fundadora y Directora del Centro de Asistencia a la
Víctima de Violencia Familiar. Uruguay.
German Aller, Profesor de Derecho Penal y Criminología de la
Universidad de la República, Uruguay.
María Inés Cuadros, Asociación Colombiana en Defensa del Menor
Maltratado, Colombia.
María Cristina Barberá de Riso, Facultad de Derecho, Universidad
Nacional de Córdoba, Argentina.
Eva Giberti, Coordinadora del Programa Las Víctimas contra la
violencia, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Argentina.
Caridad Navarrete Calderón, Profesora de Criminología, Universidad
de la Habana, Cuba.
Rebeca Gonzalez Leche, Centro Victimológico, Guatemala.
Susana Medina de Rizzo, Vocal de Tribunal Superior de Justicia de
la Provincia de Entre Rios. Presidente Asociación de Mujeres Jueces
de Argentina
Rosa del Socorro Lescano, Juez de Cámara Nacional en lo Criminal.
Buenos Aires.
Contenidos

Trauma Masivo  y el rol curativo de la Justicia Reparadora


Prof. Dra Yael Danieli - U.S.A.................................................................... 11

Los Derechos Humanos de las Víctimas.


Prof.Dra. Ana Gloria Robles Osollo. México.............................................. 53

¿Cómo continuar mi proyecto de vida? Aportes desde la Resiliencia


Prof.Mg. Maria Stella Rodríguez- Colombia............................................ 69

Víctimas de violencia en la Tercera Edad.


Dra, Maria Eugenia Sammartino.
Dra, María Guadalupe Vergara. Argentina............................................ 89

Discurso de Sectores populares de la comuna de Temuco –Chile-


en torno a la Administración de Justicia.
Prof. Mg. Mauricio Esteban Alarcón Silva. Chile...................................... 105

Análisis del fenómeno de femicidio y feminicidio desde la perspectiva


de los Derechos Humanos de las Mujeres.
Mg. Inés Maria Rebullida Carrique. Argentina...................................... 121

Psicopatía, perspectivas actuales para la Criminología, la


Victimología y el Derecho Penal.
Dr. Eric Garcia Lopez- Dr. Antoni Gomila Benejam- David Gonzalez
Trijueque- México - España..................................................................... 139

Policía privada: una crónica.


Prof. Dra. Ana Griselda Ruiz- El Salvador............................................... 155

9
Abuso sexual Infantil. El trabajo con los padres.
Lic. Roxana N. Zarate. Lic. María Cecilia Ravasi. Argentina................. 163

Enfoques conceptuales y teóricos sobre la Trata de Mujeres


para explotación sexual.
Dra. Mariana Perez Villalobos.
Dra.Maria Dolores Romero Diaz- Argentina........................................ 171

Homenaje al Profesor Dr. Elías Neuman................................... 193

Prof. Dr.Luis Rodríguez Manzanera.


Prof. Dr.Raul Zaffaroni.
Prof. Dra. Emma Mendoza Bremauntz
Prof. Dr.Antonio Sanchez Galindo
Prof.Dra, Susana Medina de Rizzo,
Prof.Dra,Maria de la Luz Lima Malvido.
Prof. Dra. Hilda Marchiori.

Publicaciones anteriores de Victimología............................................... 229

10
Trauma Masivo y el rol curativo de la Justicia Reparadora

Prof. Dra. Yael Danieli1


USA

En este trabajo se examinan las experiencias de las víctimas y so-


brevivientes primariamente desde la perspectiva psicológica, haciendo
hincapié en la necesidad de un marco integrador multi-dimensional
y multi-disciplinario, para la comprensión de un trauma masivo y sus
consecuencias. Se describe cómo las víctimas se ven afectadas por las
atrocidades en masa, sus reacciones, sus preocupaciones y necesidades.
El artículo se centrará en particular en aquellos elementos de curación
que se relacionan con los procesos de justicia y las experiencias de las
víctimas en tales procesos, delimitando los elementos necesarios en
los procesos de recuperación desde el punto de vista de las víctimas.
La justicia reparadora insiste en que cada paso a través de la expe-
riencia de la justicia- desde el primer momento de encuentro de la
Corte con un testigo potencial, el seguimiento de los testigos después
de su regreso al hogar , hasta las secuelas luego de la conclusión del
caso - representa una oportunidad para la reparación y la curación,
de lo contrario ,el riesgo sería perder o dejar de lado la oportunidad
de curar a las víctimas y su reintegración en sus comunidades y socie-
dades, o peor aún, causar una revictimización y una retraumatización.
Si bien la restitución, la rehabilitación o la compensación sólo pueden
venir después de que el proceso ha concluido, aún hay oportunidades
en el camino. La justicia reparadora, aunque no es suficiente por sí sola,

Director Group Project for Holocaust Survivors and Their Children. New York.
1 

United States. Past President and Representative to the United Nations. International
Society for Traumatic Stress Studies.

11
Victimolog í a

es sin embargo un componente dinámico importante, si no necesario,


entre los procesos de curación. Se examinarán experiencias negativas
y oportunidades perdidas como un medio para comprender mejor los
momentos críticos del juicio y el papel de las víctimas en el proceso,
que pueden, si se conduce de manera óptima, llevar a la curación. En
lo que sigue, discutiré por qué es esencial dedicar recursos a todos los
elementos de la justicia. En consonancia con el enfoque, el artículo citará
experiencias relacionadas con África.

Conspiración de Silencio
En el contexto de estudiar la fenomenología de la esperanza a fines de
los 60´, entrevisté a sobrevivientes del Holocausto Nazi. Todos aquellos
a los que entrevisté, para mi profundo escándalo y angustia, afirmaron
que nadie, incluyendo a los profesionales de salud mental, los escuchó ni
les creyó cuando intentaban compartir sus experiencias del Holocausto
y sus continuos sufrimientos. Ellos, y más tarde sus hijos, llegaron a la
conclusión de que las personas que no habían pasado por las mismas
experiencias, no podían entender y/ o no les importaba. Con amargura,
por lo tanto muchos optaron por el silencio sobre el Holocausto y sus
secuelas en sus interacciones con los no sobrevivientes. La resultante
conspiración de silencio entre los sobrevivientes del Holocausto y la
sociedad, incluida la salud mental, la justicia y otros profesionales, ha
resultado perjudicial para la reintegración familiar y socio-cultural de
los sobrevivientes por la intensificación de una sensación profunda de
aislamiento, soledad y desconfianza en la sociedad .
Esto dificultó aún más la posibilidad de su integración intrapsíquica
y su curación, y condujo a que el duelo por sus pérdidas masivas fuera
imposible.
Este silencio impuesto demostró ser especialmente doloroso para
los que habían sobrevivido a la guerra y estaban determinados a dar
testimonio. Keilson2, en forma similar, demostró que un ambiente po-
bre de pos-guerra (“tercera secuencia traumática”) podía intensificar los
eventos traumáticos precedentes y, a la inversa, un medio circundante
Keilson, H. (1992). Sequential Traumatization in Children. Jerusalem: The Hebrew Uni-
2 

versity. The Magnes Press

12
Yael Danieli

bueno podía mitigar algunos de los efectos traumáticos.3


Debido a que a la conspiración de silencio muy a menudo sigue el
trauma, es el mecanismo más frecuente y eficaz para la transmisión del
trauma en todas las dimensiones. El silencio es profundamente destructi-
vo tanto intrapsíquicamente como interpersonalmente, y atestigua sobre
la incapacidad de la persona, de la familia, de la sociedad, la comunidad
y la nación para integrar y responder constructivamente al trauma. No
pueden encontrar palabras para narrar la historia del trauma y crear un
diálogo constructivo en torno a ella. Esta prevalencia de una conspira-
ción de silencio se encuentra en agudo contraste con las conclusiones
difundidas de la investigación de que el apoyo social es el factor más
importante para lidiar con el estrés traumático. Esto se aplica también
a los procesos de la justicia. Cuando se hace de forma óptima, estos
procesos pueden dar lugar a que sociedades enteras empiecen a disipar
los efectos negativos de la conspiración de silencio.
Nagata4 informó que más del doble de Sansei (hijos de japoneses-
americanos internados por el Gobierno de los U.S.A) cuyos padres esta-
ban en los campamentos, murieron antes de los 60 años, en comparación
con Sansei cuyos padres no fueron internados.5 Nagata especula que
puede haber un vínculo entre sus muertes tempranas y su reticencia a
hablar de la internación. La investigación de Pennebaker y otros6 sugie-
3 
Op den Velde, W. (1998). “Children of Dutch War Sailors and Civilian Resistance
Veterans,” in Y. Danieli (ed.) (1998), International Handbook of Multigenerational Legacies
of Trauma, 147-162. New York: Kluwer Academic/ Plenum Publishing Corporation.
4 
Nagata, D.K. (1998). “Intergenerational Effects of the Japanese American Internment,”
in Danieli (ed.), International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, ibid. at pp.
125-140
5 
See, also, on the survivors of the Nazi Holocaust, Eitinger, L. (1980). “The Concentra-
tion Camp Syndrome and its Late Sequelae,” in J. E. Dimsdale (ed.), Survivors, victims, and
perpetrators: Essays on the Nazi Holocaust. New York: Hemisphere. On the fathers of the
disappeared in Argentina, see, Edelman, L. Kordon, D. & Lagos, D. (1992). “Argentina:
Physical Disease and Bereavement in a Social Context of Human Rights Violations and
Impunity,” in L.H.M. van Willigen (Chair), The limitations of current concepts of post traumatic
stress disorders regarding the consequences of organized violence. Session presented at the
World Conference of the International Society for Traumatic Stress Studies, Amsterdam,
The Netherlands
6 
Pennebaker, J.W., Barger, S.D., & Tiebout, J. (1989). “Disclosure of Trauma and Health
among Holocaust Survivors,” in Psychosomatic Medicine, 51, 577-589.

13
Victimolog í a

re que evitar la discusión de una experiencia traumática propia puede


afectar negativamente la salud física y Nagata en el presente estudio
informó que los padres de los Sansei fueron mucho menos propensos
que sus madres a plantear el tema de la internación.
La conspiración de silencio es también utilizada como una defensa
para tratar de evitar el colapso total y la ruptura de las emociones y
los recuerdos traumáticos intrusivos. Como el papel, es una protección
muy delgada y frágil que se rompe fácilmente. En todas partes, los niños
de los sobrevivientes realizan intentos conflictivos tanto para conocer
como para defenderse de tal conocimiento.7 Aarts8 concluyó que la
conspiración de silencio a menudo está en el centro de las dinámicas
que pueden desencadenar sintomatología en la segunda generación. Op
den Velde 9demostró que en los hijos de los marineros holandeses de la
Segunda Guerra Mundial y combatientes de la resistencia, que sostenían
el “secreto de familia”, surgían problemas de separación e identificación.
Bernstein 10 realizó una crónica del aislamiento y la distancia emocional
de los prisioneros de guerra estadounidenses durante la Segunda Guerra
Mundial, al evitar las relaciones afectivas estrechas con su cónyugue
e hijos. Rosenthal y Volter 11 encontraron, en los estudios de Israel,
Alemania Occidental y la ex República Democrática Alemana, que el
silencio colectivo ha perdurado, a pesar de la reciente aparición de un
diálogo social más abierto sobre el Holocausto. Su análisis de casos
muestra claramente que el silencio, los secretos de familia, y los mitos
son mecanismos eficaces que aseguran el continuo impacto de los trau-

7 
Auerhahn, N.C. & Laub, D. (1998). “Intergenerational Memory of the Holocaust,” in
Y. Danieli (ed.), International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra. n.
4 at pp. 21-42.
8 
Aarts, P.G.H. (1998). “Intergenerational Effects in Families of World War II Survivors from
the Dutch East Indies: Aftermath of another Dutch war,” in Y. Danieli (ed.), International
Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra. n. 4 at pp. 175-190.
9 
Op den Velde, W. (1998), supra. n. 4.
10 �
Bernstein, M.M. (1998). “Conflicts in Adjustment: World War II Prisoners of War and
their Families,” in Y. Danieli (ed.), International Handbook of Multigenerational Legacies of
Trauma, supra. n. 4 at pp. 119-124.
11 �
Rosenthal, G. & Volter, B. (1998). “Three Generations within Jewish and non-Jewish
German families after the Unification of Germany,” in Y. Danieli (ed.), International
Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra. n. 4 at pp. 297-314.

14
Yael Danieli

matismos en las generaciones posteriores. Como dice Hannaham12, “Lo


que queda en la posteridad es lo que Parks13, en su drama The America
Play (1992, 1994) sobre la experiencia afroamericana llama, “ el Gran
agujero de la Historia.” “Como observó Bettelheim 14: “Lo que no se
puede hablar tampoco se puede poner a descansar, y si no es así, las
heridas siguen manifestándose de generación en generación.”
Mi propio trabajo en el contexto africano por ejemplo, las víctimas
y sobrevivientes en Sudáfrica, Ruanda y Uganda son semejantes a los
ejemplos antes mencionados. No sorprendentemente, el presidente de
Ruanda, Paul Kagame, abrió su discurso del 10º aniversario reconociendo
que, “hay personas en Rwanda, que no han hablado del genocidio hasta
la actualidad” ... Diez años después, los sobrevivientes de estos crímenes
horribles todavía sufren en silencio. Hubo una doble supervivencia. La
supervivencia de la experiencia penosa y la supervivencia de las secuelas
del genocidio. Una década ha sido insuficiente para aliviar la angustia.”15
Las víctimas de las dictaduras en África así como en otros lugares, han
sufrido el silencio, como parte integrante de su trauma, y el silencio de
los demás contribuyó a los genocidios, que podrían haberse evitado.
No es para sorprenderse que Priscilla Hayner haya nombrado su céle-
bre libro sobre comisiones de la verdad, Verdades indecibles ...16. Oupa
Makhalemele le puso el nombre de “Aún sin hablar ...”17a su análisis
de las experiencias de los sobrevivientes del Sur de África respecto al
proceso de recepción de reparaciones económicas de su gobierno.

12 �
Hannaham, J. (1996). “Holding History,” in Public Access: the Program of The Joseph
Papp Public Theater/New York Shakespeare Festival, 3(2), 22-26, at p. 24.
13 �
Parks, S-L. (1995). “The America Play (1992, 1994),” in S-L Parks The America Play and
other works. New York: Theatre Communications Group, at pp. 157-199
14 �
Bettelheim, B. (1984). Afterward to C. Vegh, I didn’t say goodbye (R. Schwartz, Trans.).
New York: E. P. Dutton, at p. 166.
15 
Excerpts: Kagame marks genocide http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/3609001.stm
16 �
Hayner, P B. (2001). Unspeakable truths: Confronting state terror and atrocity. New York
and London: Routledge.
17 �
Makhalemele, O. (2009). Still not talking: The South African Government’s exclusive
reparations policy and the impact of the R30,000 financial reparations on survivors. In
Ferstman, C., Goetz, M. & Stephens, A. (Ed.s), Reparations for victims of genocide, war
crimes and crime against humanity. Leiden and Boston: Martinus Nijhoff Publishers at
pp. 541-566 .

15
Victimolog í a

A pesar que las descripciones de lo que ahora se entiende como


el estrés postraumático han aparecido a lo largo de la historia, el de-
sarrollo del campo del estrés postraumático, o traumatología, ha sido
episódico, marcado por el interés y la negación, y plagado de errores
en las prácticas de diagnóstico y tratamiento18. De hecho, uno de los
temas más frecuentes y consistentes durante el siglo XX ha sido la
negación del trauma psíquico y sus consecuencias,19 particularmente
en los innumerables conflictos mortales, que encuentran sus orígenes
en la historia de varias generaciones, y cuya no resolución asegura su
perpetuación. Uno sólo puede sorprenderse ante la dimensión interna-
cional de la conspiración de silencio, como lo demuestra la lentitud de
la comunidad internacional en reconocer y actuar sobre los terribles
acontecimientos en la ex Yugoslavia, Ruanda, Burundi y Sudán.

La necesidad de un Marco Integrador Multidimensional y Multidisciplinario


El trauma masivo provoca una destrucción tan diversa y compleja
que sólo un marco integrador multidimensional y, multidisciplinario es
adecuado para describirlo.20 La identidad de un individuo implica una
compleja interacción de múltiples esferas o sistemas. Entre ellas se
encuentran lo biológico y lo intrapsíquico, lo interpersonal - familiar,
social, lo colectivo, la identidad física, étnica, cultural, ético, religiosa,
espiritual; lo educacional /profesional / ocupacional, el ambiente material
/ económico, jurídico, político, nacional e internacional. Cada dimensión
puede estar en el dominio de una o más disciplinas, que pueden super-
ponerse e interactuar, como la Biología, la Psicología, la Sociología, la
Economía, el Derecho, la Antropología, las ciencias de la religión y la
Filosofía. Cada disciplina tiene sus propios puntos de vista de la natura-
18 
See, for example, Herman, J. (1992). Trauma and Recovery. New York: Basic Books;
Mangelsdorf, A.D. (1985). “Lessons Learned and Forgotten: the Need for Prevention
and Mental Health Interventions in Disaster Preparedness,” Journal of Community
Psychology, 13, pp. 239-257; and Solomon, Z. (1995). “Oscillating Between Denial and
Recognition of PTSD: Why are Lessons Learned and Forgotten?,” Journal of Traumatic
Stress, 8(2), 271-282.
19 �
Lifton, R. J. (1979). The broken connection. New York: Simon & Schuster.
20 �
Danieli, Y. (Ed.) (1998). International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma,
supra. n. 4. .

16
Yael Danieli

leza humana y son estos los que informan lo que el profesional piensa
y hace. Estos sistemas coexisten dinámicamente a lo largo del tiempo
para crear una concepción continua de la vida desde el pasado a través
del presente y hacia el futuro. Idealmente el individuo debería tener al
mismo tiempo, libre acceso psicológico y movimiento dentro de todas
estas dimensiones identitarias.
La exposición al trauma provoca una ruptura, una posible regresión,
y un estado de ser “atrapado” en este libre flujo, al que he llamado fije-
za. El tiempo, la duración, el alcance y el significado del trauma para el
individuo, los mecanismos de supervivencia y estrategias utilizadas para
adaptarse a él,21 así como los traumas post-victimización, especialmen-
te la conspiración de silencio anteriormente elaborada , determinarán
los elementos y el grado de ruptura, la disrupción, la desorganización
y desorientación, y la gravedad de la fijeza. La fijación puede hacer al
individuo vulnerable, sobre todo a nuevos traumas / rupturas, a lo largo
del ciclo de la vida. También puede hacer que las reacciones inmediatas
al trauma (por ejemplo, el trastorno de estrés agudo) devengan cróni-
cas, y en el extremo, se conviertan en estilos de adaptación post-trauma/
victimización 22 a lo largo de toda la vida, cuando las estrategias de su-
pervivencia, el repertorio de la defensa, o la armadura del carácter, se
generalizan en una forma de vida y se convierten en parte integrante
de la personalidad.
Estos efectos también pueden volverse intergeneracionales en la
medida en que afectan a las familias y a las generaciones venideras.23
Además, pueden afectar a grupos, comunidades, sociedades y naciones.
Por lo tanto, no es sólo lo que la víctima ha vivido y sufrido durante el
trauma, ya sea genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de
guerra. Es lo que ocurre después del trauma, que afecta fundamental-
mente el legado a largo plazo, incluyendo a varias generaciones.24

21 
For example, see Danieli, Y. (1985). “The Treatment and Prevention of Long-term
Effects and Intergenerational Transmission of Victimization: A Lesson from Holocaust
Survivors and their Children,” in C.R. Figley (ed.), Trauma and its Wake, New York:
Brunner/Mazel, at pp. 295-313.
22 �
Danieli, Y. (1985), ibid.
23 �
Danieli, Y. (1985), ibid. and Danieli, Y. (1998) supra. n. 4.
24 �
See generally H. Keilson, supra. n. 3

17
Victimolog í a

En forma uniforme, los hallazgos multigeneracionales sugieren que


el proceso de reparación y el logro de la justicia son fundamentales
para la curación de las víctimas, así como para sus familias, sociedades
y naciones. Klain25 pone de relieve su importancia para las generaciones
venideras, “para romper la cadena de transmisión intergeneracional del
odio, la ira, la venganza y la culpa.”
Este marco permite la evaluación del grado de ruptura o resiliencia de
cada sistema y por lo tanto informa respecto a la elección y al desarrollo
de intervenciones óptimas en distintos niveles. Reparar la ruptura y
liberar así el flujo, rara vez significa “volver a la normalidad.” Aferrarse
a la posibilidad de “volver a la normalidad” puede indicar la negación
de las experiencias de los sobrevivientes y por lo tanto una fijeza. Lo
mismo ocurre cuando se espera “hacer todo bien” al testificar en el
tribunal o cualquier otra simple medida en el período post-traumático.
Los procesos de justicia, cuando se realizan de una manera óptima, de-
ben contribuir a disminuir la sensación de estar atrapado, tanto para los
sobrevivientes como para sus sociedades. Cuando esto no ocurre, puede
exacerbarse la fijeza, al participar en la conspiración de silencio.
He enfatizado26 la heterogeneidad de la adaptación entre las familias
de los sobrevivientes, en respuesta a algunas de las tendencias en la
literatura a patologizar, generalizar y / o estigmatizar a los sobrevivientes
y a los hijos de los sobrevivientes del Holocausto, así como las dife-
rencias emergentes entre la clínica y la literatura de investigación. Los
estudios realizados por Rich27, Klein28 y Sigal y Weinfeld29 han validado
25 �
Klain, E. (1998). “Intergenerational Aspects of the Conflict in the Former Yugoslavia,”
in Y. Danieli (ed.), International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra.
n. 4 at pp. 279-296
26 �
Danieli, Y. (1981a). “On the Achievement of Integration in Aging Survivors of the Nazi
Holocaust,” supra. n. 1.
27 �
Rich, M. S. (1982). “Children of Holocaust Survivors: A Concurrent Validity Study of
a Survivor Family Typology,” Unpublished doctoral dissertation. California School of
Professional Psychology, Berkeley
28 �
Klein, M.E. (1987). “Transmission of Trauma: the Defensive Styles of Children of
Holocaust Survivors,” (Doctoral dissertation, California School of Professional Psychol-
ogy). University Microfilms International, #8802441
Sigal, J. J. & Weinfeld, M. (1989). Trauma and Rebirth: Intergenerational Effects
29  

of the Holocaust. New York: Praeger. Sigal, J. J. & Weinfeld, M. (1989). Trauma and

18
Yael Danieli

empíricamente mis descripciones de al menos cuatro diferentes “estilos


de adaptación” de post-guerra de las familias de sobrevivientes: las fami-
lias de la Víctima, las familias del Combatiente, las familias del Entumecido,
y las familias de “Los que lo lograron”. Esta tipología familiar ilustra la
transmisión intergeneracional a lo largo de la vida de los traumas del
Holocausto, la conspiración de silencio y sus efectos. Los hallazgos de
Klein-Parker30, Kahana, Harel y Kahana31, Kaminer y Lavie32 y Helmreich33
confirman una heterogeneidad en la adaptación y en la calidad de ajuste
a las experiencias del Holocausto y de la vida post-Holocausto. Esta
heterogeneidad es observada por numerosos expertos que trabajan con
otras poblaciones que han sido traumatizados masivamente.
Estos estilos de adaptación modelan la manera de ver el mundo de
los sobrevivientes e interactuar con él, incluido el sistema de justicia.
El sentido común dicta, que es inevitable que los traumas masivos
experimentados por las víctimas de las atrocidades en masa hayan tenido
efectos a largo plazo en ellas y posiblemente e incluso en sus descendien-
tes. Sin embargo, la amplia literatura sobre estas consecuencias revela
una ardua lucha en la ley34, pero más aún en la psiquiatría35, para probar
la existencia de estos efectos. Recién en 1980 se hizo la descripción de la
evolución y las definiciones del “síndrome del sobreviviente” en la litera-

Rebirth: Intergenerational Effects of the Holocaust. New York: Praeger


30 �
Klein-Parker, F. (1988). “Dominant Attitudes of Adult Children of Holocaust Survivors
Toward their Parents,” in J. P. Wilson, Z. Harel, & B. Kahana (eds.), Human Adaptation
to Extreme Stress (pp. 193-218).
31 �
Kahana, B., Harel, Z., & Kahana, E. (1989). “Clinical and Gerontological Issues Facing
Survivors of the Nazi Holocaust,” in P. Marcus, and A. Rosenberg (eds.), Healing their
Wounds: Psychotherapy with Holocaust Survivors and their Families New York: Praeger, at
pp. 197-211.
32 
Kaminer, H. and Lavie, P. (1991). “Sleep and Dreaming in Holocaust Survivors: Dra-
matic Decrease in Dream Recall in Well-adjusted Survivors,” in Journal of Nervous and
Mental Disease, 179(11), 664-669.
33 �
Helmreich, W.B. (1992). Against all Odds: Holocaust Survivors and the Successful Lives
they Made in America. New York: Simon & Schuster
34 �
M. Kestenberg, “Discriminatory Aspects of the German Indemnification Policy: A
Continuation of Persecution,” in, Generations of the Holocaust, New York: Basic Books,
(M. S. Bergman & M. Jucovy eds., 1982).
35 �
The Psychological and Medical Effects of Concentration Camps and Related Persecutions of
Survivors of the Holocaust: A Research Bibliography (L. Eitinger & R. Krell eds., 1985).

19
Victimolog í a

tura psiquiátrica y ganó su lugar en el “Manual Diagnóstico y Estadístico


de los Trastornos Mentales”, como una categoría separada, con validez
de “trastorno mental” -309.81 Trastorno de Estrés Post-traumático.36

Síndrome de Estrés Post-Traumático y otras condiciones de diagnóstico


Las víctimas responden a un trauma de formas bastante predecibles.
Sufren estupor e impotencia, y experimentan dificultades para concen-
trarse, para dormir, tensiones corporales de todo tipo, la culpa y la
vergüenza, la ira y el dolor profundo. Ellos vuelven a experimentar los
acontecimientos de la victimización, los que muchos de ellos dedican su
vida entera a evitar. También exhiben a veces una resiliencia notable.
Los efectos psicológicos en los individuos más afectados se definen
minuciosamente en las dos nosologías primarias del mundo (fuentes
de referencia), CIE-1037 y DSM IV.38 Los síndromes directamente más
relevantes, incluyen el trastorno de estrés agudo (TEA) en el corto
plazo y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el largo plazo.
El Trastorno de estrés postraumático se caracteriza por recuerdos
intrusivos, reacciones de evitación, y síntomas de aumento de la excita-
ción. El Trastorno de estrés postraumático se ha encontrado asociado
con alteraciones neurobiológicas estables tanto en el sistema nervioso
central como en el autónomo.39
El Cuadro A, tomado de Fabri40 ofrece ejemplos comparativos de
la frecuencia de los diagnósticos de trastorno de estrés postraumático
a través de varias situaciones de trauma masivo. Su trabajo con sus co-
36 �
American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
(1980).
37 �
World Health Organization (WHO), International Classification of Diseases (10th revi-
sion 1992).
38 �
American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
(4th ed., 1994).
39 �
Neuropharmacologic and neuroendocrine abnormalities have been detected in the no-
radrenergic, hypothalamic-pituitary-adrenocortical, and endogenous opioid systems. These
data are reviewed extensively elsewhere. M.J. Friedman, D.S. Charney & A.Y. Deutch,
Neurobiological and Clinical Consequences of Stress: From Normal Adaptation to PTSD (1995).
40 �
Fabri, M. (2007). “Responding to Trauma and HIV in Rwanda,” in M. Fabri (Chair)
Symposium conducted at the meeting of the International Society for Traumatic Stress Studies.
Baltimore, MD, USA.

20
Yael Danieli

legas sobre la prevalencia y los predictores de estrés postraumático y


depresión en las mujeres de Ruanda infectados por VIH y en situación
de riesgo, en particular, demostró una alta prevalencia del trastorno
de estrés postraumático y síntomas depresivos entre ellas, “cuatro de
cada cinco mujeres infectadas por VIH tenían síntomas depresivos, con
tasas más altas entre las mujeres con recuentos de células CD4 <200
“(p. 1783).41

Frecuencia de diagnósticos de Trastorno de estrés postraumático


Diag. Síndrome de
Población del Estudio Comentarios
Estrés Post-traumàtico
Entrevista Diagnóstica
Refugiados Camboyanos
62% Compuesta Interna-
2005
cional
Refugiados de Bosnia HTQ Algoritmo
26.2%
1999 Diagnóstico
Argelia-37.4%
Entrevista Diagnóstica
Configuraciones Post- Camboya-28.4%
Compuesta
conflicto Etiopia-17.8%
Internacional
Gaza-17.8%
Entrevista Neuropsi-
Sud Africa, VIH+
14.8% quiátrica Internacional
2005
MINI
Lista de verificación
EE.UU, Mujeres VIH+ del Síndrome de
42%
2002 estrés post-traumático
Versión civil
Lista de verificación
del Síndrome
Comunidades de Ruanda
24.8% de estrés post-trau-
2004
mático
Versión civil

M.H.Cohen, M. Fabri, X. Cai, Q. Shi, D.R. Hoover, A. Binagwaho, M.A. Culhane,


41 �

H. Mukanyonga, D. Ksahaka Karegeya, & K. Anastos, “Prevalence and Predictors of


Posttraumatic Stress Disorder and Depression in HIV-Infected and At-Risk Rwandan
Women.” 18(11), J. of Women’s Health, 2009, 1783.

21
Victimolog í a

Los trastornos adicionales que con frecuencia se producen después


de la exposición al trauma incluyen depresión, otros trastornos de an-
siedad y abuso de sustancias. También pueden ocurrir desórdenes de
somatización y de conversión (expresión de las reacciones emocionales
a través del cuerpo), y puede ser más probable que se observen en las
culturas no occidentales. 42 Se han observado como otros efectos poten-
ciales el duelo complicado 43y duelo traumático.44 Shear45 y sus colegas
definen el “duelo traumático”, como una constelación de síntomas que
abarca la preocupación por los difuntos, el anhelo, la incredulidad y la
imposibilidad de aceptar la muerte, la amargura o la rabia respecto a
la muerte, y la evitación de recuerdos de la pérdida. La investigación
muestra que los eventos traumáticos intencionales producidos por el
hombre, inesperados, repentinos y violentos, tienen un mayor impacto
adverso que los desastres naturales.46
Estamos deliberando que de hecho, tal vez el desafío más importante
que enfrentan las víctimas, especialmente la de los crímenes masivos,
es la imposibilidad de duelo por la pérdida y la destrucción que con-
llevan esos delitos. Isabella Leitner, una sobreviviente del Holocausto,
lo expresó así:
El sol hizo un esfuerzo desesperado por brillar en el último día de
mayo de 1944. El sol es cálido en Mayo. Cura. Pero incluso los cielos
estaban indefensos ese día. Una fuerza maligna gobernó el cielo y la tie-
rra que alteró el orden natural del universo, y el corazón de mi madre
estaba flotando en el cielo lleno de humo de Auschwitz.
Traté de borrar de mi visión, el humo, durante cuarenta años, pero
42 �
B. Engdahl, J. Jaranson, M. Kastrup & Y. Danieli, “Traumatic Human Rights Violations:
Their Psychological Impact and Treatment,” in The Universal Declaration of Human Rights
Fifty Years and Beyond 337 (Y. Danieli, E.C. Stamatapoulou & C. Dias eds., 1999).
43 �
M.J. Horowitz, Stress Response Syndrome (1976).
44 �
H. Prigerson & S.C. Jacobs, “Traumatic Grief as a Distinct Disorder: A Rationale,
Consensus Criteria, and a Preliminary Empirical Test,” in Handbook of Bereavement
Research: Consequences, Coping, and Care 613 (M.S. Stroebe, R.O. Hanson, W. Stroebe
& H.A.W. Schut eds., 2001).
45 �
K.M. Shear, E. Frank, E. Foa, C. Cherry, C. F. Reynolds, J. Vader Bilt & S. Masters,
“Traumatic Grief Treatment: A Pilot Study,” 158 Am. J. of Psych. 1506 (2001).
46 �
F. H. Norris, “Psychological Consequences of Disasters,” 13(2) PTSD Research Quar-
terly 1 (2002).

22
Yael Danieli

mis ojos siguen ardiendo, Madre.47


Más tarde, escribiendo en América, ella agrega:
Busco en el cielo ... en la tristeza desesperada, pero no puedo
discernir ninguna forma humana ... No hay un rastro. No hay tumba.
Nada. Absolutamente nada. Mi madre vivió durante un rato - Potyo
por menos de catorce años. De una manera que realmente ellos no
murieron. Simplemente se convirtieron en humo. ¿Cómo se puede
enterrar el humo? ¿Cómo se pueden poner lápidas en el cielo? ¿Cómo
se llevan flores a las nubes? Madre, Potyo ... estoy tratando de decirles
adiós. Estoy tratando de decir adiós.48
He leído sus palabras en muchas presentaciones en todo el mundo
-en Sudáfrica, Ruanda, Bosnia, Australia, Israel, América– y los oyentes
han dicho en forma uniforme que han experimentado sus palabras
como reconfortantes y transformadoras. Por ejemplo, mi lectura el 11
de septiembre de 2001 al Dr. Neil Cohen, el entonces Comisionado de
Salud y Salud Mental de la Ciudad de Nueva York para garantizar que
las familias de las víctimas del 9 / 11 recibieran algún resto de la Zona
Cero, dirigió al Alcalde Rudy Giulianni a tomar la decisión de dar a cada
familia una urna que contiene cenizas del World Trade Center.

Vergüenza y Culpa del Sobreviviente


En el contexto de Ruanda49 “Muchos sobrevivientes decidieron
permanecer en silencio porque se sentían culpables, avergonzados,
o miedosos. La culpa paradójica experimentada por muchos otros
sobrevivientes en torno a Esther Mujawayo resultó del hecho de que
ellos -y no los otros- sobrevivieron, que no pudieron salvar a sus seres
queridos, o que no pudieron encontrar los huesos de sus seres queridos
... la vergüenza ... a menudo se vincula con la violencia, especialmente la
violencia sexual, a la que fueron sometidos. A pesar de que el ochenta
por ciento de las mujeres que sobrevivieron fueron violadas, la realidad
de esta violencia específica sigue siendo un tabú ... Según los represen-
47 �
I. Leitner, Saving the Fragments vii (1985).
48 �
I. Leitner, Saving the Fragments vii (1985).
49 
http://www.law.duke.edu/shell/cite.pl?72+Law+&+Contemp.+Probs.+33+(spring+2
009)+pdf

23
Victimolog í a

tantes de la Asociación de Viudas del Genocidio (AVEGA), ....


“La violación, tu la soportas en silencio, con tal vergüenza que nadie
se podría imaginar. Pero tú, tu siempre sientes como un mal olor dentro
de tu cuerpo y una suciedad que te pica la piel.” Y esta vergüenza y la
humillación constante se ve reforzada por la estigmatización.
Elie Wiesel , en un memorial para un amigo sobreviviente 50, dijo que
los corazones de los sobrevivientes han servido de cementerios para los
conocidos y los muertos sin nombre del Holocausto que fueron conver-
tidos en cenizas, y para los que no existen tumbas. Muchos niños de los
sobrevivientes también comparten este sentimiento. En otros lugares,
sostengo mi creencia 51de que gran parte de la anhedonia (sufrimiento
constante) y la celebración de la culpabilidad, la vergüenza y el dolor del
pasado tuvieron que ver con estos cementerios cargados internamente.
Los sobrevivientes temen que el éxito del duelo puede llevar a dejar ir
los muertos y por lo tanto al olvido, comprometiéndolos al olvido - que
para muchos de ellos equivale a perpetuar los crímenes nazis.
Por lo tanto, la culpa también tiene una función conmemorativa, y
es vehículo de lealtad a los muertos, manteniendo a los sobrevivientes y
las generaciones venideras comprometidos en una relación con aquellos
que perecieron, y manteniendo una apariencia de continuidad familiar y
comunitaria.52 También conduce a lo que algunos llaman el duelo colec-
tivo crónico o “depresión” en las comunidades, grupos y naciones.
Una de las funciones más potentes de la “culpa del sobreviviente”
es servir como una defensa contra el desamparo existencial. Para
las víctimas sobrevivientes, totalmente pasivas e impotentes frente a
las atrocidades en masa, tal vez la experiencia más devastadora , fue
necesario implementar una defensa psicológica para aquello que fue
existencialmente intolerable . En otro lugar53 he especulado que mu-

50 �
Wiesel, E. (1985). “Listen to the wind,” in I. Abrahamson (ed.) Against Silence: The Voice
and Vision of Elie Wiesel, 1, 166-168. New York: Holocaust Library.
51 �
Danieli, Y. (1981a). “On the Achievement of Integration in Aging Survivors of the Nazi
Holocaust,” supra. n. 1.
52 �
For additional functions of guilt, see Y. Danieli, Psychotherapists’ Participation in the
Conspiracy of Silence about the Holocaust,” supra. n. 2.
53 �
Danieli, Y. (1981). “On the Achievement of Integration in Aging Survivors of the Nazi
Holocaust,” supra. n. 1. See also, Danieli, Y. (1981). “Exploring the Factors in Jewish

24
Yael Danieli

cho de lo que se ha denominado “culpa del sobreviviente”54 puede ser


un intento inconsciente de negar o deshacer la impotencia. La culpa
presupone la presencia de elección y de poder, la capacidad y la posi-
bilidad de ejercerlo. Se afirma, “Elegí mal. Yo podría haber hecho algo
(para evitar lo que pasó) y no lo hice”, o: “ Es algo que puedo hacer, y
si sólo me esfuerzo lo suficiente voy a encontrar lo que es”. La culpa
como defensa contra la impotencia total, enlaza a los sobrevivientes
y las generaciones de sus hijos con el trauma: Los niños, a su vez, se
sienten impotentes en su misión de deshacer el Holocausto, tanto para
sus padres como para sí mismos. Esta sensación de fracaso a menudo
se generaliza en “No importa lo que haga o cuan lejos vaya, nada será
suficientemente bueno“.55 La culpa fue uno de los medios más potentes
de control en estas familias de las víctimas, que teniendo muchos, hijos
ya adultos, cuestionaban a los padres acerca de su experiencia en la
guerra, expresando ira hacia ellos, o “cargándolos” con su propio dolor.
La Justicia, así como los mecanismos de justicia tradicional, incluyen-
do las comisiones de la verdad y la reconciliación, pueden ayudar a las
víctimas a sentirse reivindicadas de una parte de esta culpa a menudo
paralizante.
La exposición al trauma también puede impulsar a la revisión y ree-
valuación de la percepción de uno mismo, creencias sobre el mundo,
y los valores. Aunque los cambios en la percepción de uno mismo, las
creencias y los valores pueden ser negativos, los porcentajes de personas
expuestas al trauma que reportan cambios positivos como resultado
de hacer frente a las secuelas del trauma varían.56 Los sobrevivientes
han descrito una mayor apreciación por la vida, una reorganización
de sus prioridades, y una conciencia de que son más fuertes de lo que
Identity Formation (in children of survivors),” in Consultation on the Psycho-dynamics of
Jewish Identity: Summary of Proceedings, American Jewish Committee and the Central
Conference of American Rabbis, March 15-16, 1981, at pp. 22-25.
54 �
W. G. Niederland, “Psychiatric Disorders among Persecution Victims: A Contribution
to the Understanding of Concentration Camp Pathology and its Aftereffects,” Journal
of Nervous and Mental Diseases, 1964, 139, pp. 458-474.
55 �
Danieli, Y. (1984). “Psychotherapists’ Participation in the Conspiracy of Silence about
the Holocaust,” supra. n. 2.
56 �
R.G. Tedeschi & L.G. Calhoun, The Post-traumatic Growth Inventory: Measuring the Posi-
tive Legacy of Trauma, 9 J. Traum. Stress 455 (1996).

25
Victimolog í a

pensaban. Esto está relacionado con mi57 reconocimiento de la compe-


tencia versus la impotencia para hacer frente a las secuelas del trauma.
La competencia (a través de la propia fuerza y / o la ayuda de otros),
unido a una toma de conciencia de las opciones, puede proporcionar
la base de la esperanza en la recuperación del trauma.
Por supuesto, los síntomas descritos anteriormente afectarían el
comportamiento de las víctimas como testigos en los tribunales. No
menos importante es que puedan afectar a los oyentes. Todos necesitan
protección psicosocial, antes, durante y después de su participación en
el proceso de justicia para que las víctimas no sean revictimizadas (lo
que el sistema de justicia penal ha hecho por años) y los oyentes no
sean traumatizados indirectamente. Los estudios de los psicoterapeu-
tas que trabajan con víctimas de trauma masivo han demostrado que, al
tratar de protegerse en contra de su propia victimización vicaria, ellos
también participan en la conspiración de silencio.58 Los profesionales de
la Justicia han respondido de manera similar. De hecho, el campo de lo
la traumático ha reconocido la necesidad de formación especializada
para proteger a todos los involucrados en estas experiencias terribles
y a aquellos que reciben su testimonio.

El Proceso de Curación
La recuperación cognitiva implica la capacidad de desarrollar una
perspectiva realista de lo que sucedió, por parte de quién, a quién,
aceptar la realidad que lo que pasó y la forma en que lo hizo. Por
ejemplo, lo que fue y no estaba bajo el control de la víctima, lo que no
pudo ser, y por qué. La aceptación de la impersonalidad de los eventos
también remueve la necesidad de atribuir una causalidad personal y en
consecuencia contribuye a generar culpa y una falsa responsabilidad.
Una imagen educada y contenida de los eventos de la victimización li-

57 �
Yael Danieli, “Resilience and Hope,” in Children Worldwide 47 (G. Lejeune, ed.
1994).
58 �
Yael Danieli, “Therapists’ Difficulties in Treating Survivors of the Nazi Holocaust
and Their Children,” in Dissertation Abstracts International, 42(12-B, Pt 1), 4927 (UMI
No. 949-904) (1982); “Compassion Fatigue: Coping with Secondary Traumatic Stress
Disorder in Those who Treat the Traumatized,” (C.R. Figley ed., 1995).

26
Yael Danieli

bera potencialmente de la construcción de una visión de sí mismo y de


la humanidad únicamente sobre la base de esos acontecimientos. Por
ejemplo, el haber sido impotente no significa que uno es una persona
indefensa, el haber sido testigo o experimentado el mal no significa que
el mundo como un todo es malo, el haber sido traicionado, no significa
que la traición es un comportamiento humano primordial; haber sido
victimizado no significa necesariamente que uno tiene que vivir la vida
en constante disposición de que esto vuelva a ocurrir; el haber sido
tratado como parásito prescindibles no significa que uno no vale nada,
y tomar el doloroso riesgo de dar testimonio, no significa que el mundo
escuche, aprenda, cambie y se convierta en un lugar mejor.59
El Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos
en Santiago de Chile declaró que “Las víctimas saben que la intervención
terapéutica individual no es suficiente. Necesitan saber que su sociedad
en su conjunto reconoce lo que les ha sucedido a ellos ... La verdad
significa el final de la negación y el silencio ... La verdad sólo se logrará
cuando, literalmente, todo el mundo sepa y reconozca lo que ocurrió
durante el régimen militar ... [Llegaron a la conclusión:]. La reparación
social es por lo tanto al mismo tiempo un proceso socio-político y psi-
cológico. Tiene por objeto establecer la verdad de la represión política
y exige justicia para las víctimas ... tanto a través del proceso judicial
y mediante la disponibilidad de los servicios de salud física y mental ...
La nueva democracia que ahora ofrece la posibilidad de reparación se
deteriora en un frágil sistema burocrático si el proceso de duelo social
no se realiza plenamente “60 Estas preocupaciones también podrían
aplicarse a cualquiera de las nuevas democracias en África.
Por lo tanto, es necesario sanar el contexto sociopolítico para lograr
la curación completa de las personas y sus familias, de la misma manera,

Danieli, Y. (1988), “Treating survivors and children of survivors of the Nazi Holocaust,”
59 �

in In F. M. Ochberg (Ed.), Post-traumatic therapy and victims of violence (pp. 278-294).


New York: Brunner/Mazel.
60 ��������
Becker,
D., Lira E., Castillo, M.I., Gomez, E., & Kovalskys, J. (1990). “Therapy with Victims
of Political Repression in Chile: The Challenge of Social Reparation,” (pp. 147-148). Journal
of Social Issues, 40( 3), 133-149. (For related programmes see Kordon, R. K., Edelman
L.I., Lagos D.M., Nicoletti, E. & Bozzolo R.C. Psychological Effects of Political Repression,
(1988). Buenos Aires: Sudamericana/Planeta (1988) English Edition by Diana R.

27
Victimolog í a

es necesario sanar a las personas para sanar el contexto sociopolítico.


Este es un contexto de reforzamiento mutuo, de duelo compartido, de
memoria compartida, con el sentido de que la memoria se conserva y
de que la nación se transforma en una parte de su conciencia global. La
nación comparte el terrible dolor. Los sobrevivientes no están solos
en su dolor. La justicia reparadora es fundamental para esta dimensión
de la curación.
La integración de los traumatismos debe llevarse a cabo en todas las
dimensiones relevantes de la vida o los sistemas y no se puede lograr por
el individuo solo. Los sistemas pueden cambiar y recuperarse de forma
independiente de otros sistemas. La reparación de la ruptura puede ser
necesaria en todos los sistemas del sobreviviente, en su comunidad,
en la nación, y en su lugar en la comunidad internacional.61 La justicia
reparadora es una parte necesaria pero no suficiente de este proceso.
Para cumplir los objetivos de prevención, reparación y recuperación del
trauma, se debe establecer la perspectiva y la integración a través de la
conciencia y la contención, de manera que se restablezca un sentido de
continuidad y de pertenencia. Para la curación, y también la propia actua-
lización, se debe examinar la integración de las experiencias traumáticas
desde la perspectiva de la totalidad de la familia de la víctima sobreviviente
al trauma y de las vidas de los miembros de la comunidad.

Elementos necesarios para la curación


A continuación se resume lo que las víctimas / sobrevivientes consi-
deran que son los componentes necesarios para la curación, tras haber
sufrido un trauma masivo. Surgieron a partir de las entrevistas con so-
brevivientes del Holocausto Nazi, Estadounidenses de origen Japonés,
Armenios Americanos, víctimas de Argentina y Chile, y profesionales que
trabajan con ellos, tanto dentro como fuera de sus países.62 Presentado

61 �
Danieli, Y. (ed.)(1998). International handbook of multigenerational legacies of trauma.
supra. n. 4
62 �
Danieli, Y. (1992). “Preliminary reflections from a psychological perspective.” In T.C.
van Boven C. Flinterman, F. Grunfeld & I. Westendorp (Eds.) The Right to Restitution,
Compensation and Rehabilitation for Victims of Gross Violations of Human Rights and
Fundamental Freedoms. Netherlands Institute of Human Rights [Studie- en Informatiecentrum

28
Yael Danieli

como los objetivos y recomendaciones, estos elementos se organizan


de la siguiente manera (A) lo individual, (B) lo social, (C) lo nacional, y
(D) las perspectivas internacionales:
A. Restablecer en las víctimas la igualdad de valor, poder, amor propio
(dignidad), las bases de la reparación en la sociedad o la nación. Esto se logra
a través de: a)compensación, tanto real como simbólica; b) restitución;
c) rehabilitación; d)conmemoración.
B. Aliviar la estigmatización y separación de la víctima desde la sociedad.
Esto se logra a través de: a)conmemoración; b) monumentos al heroís-
mo; c) empoderamiento; d) educación.
C. Reparar la capacidad de las naciones para proveer y mantener el valor
de igualdad ante la ley y las disposiciones de la justicia. Esto se logra a través
de: a) procesamiento; b) disculpa; c) asegurando los registros públicos;
d) educación; e) la creación de mecanismos nacionales de seguimiento,
resolución de conflictos y de intervenciones preventivas.
D. Afirmar el compromiso de la comunidad internacional para luchar
contra la impunidad y proporcionar y mantener el valor de igualdad ante la ley
y las disposiciones de la justicia y la reparación. Esto se logra a través de: a)
la creación ad hoc y permanente de mecanismos de enjuiciamiento (por
ejemplo, tribunales ad hoc y la Corte Penal Internacional), b) asegurar
los registros públicos; c) la educación; d) la creación de mecanismos
internacionales de supervisión, solución de conflictos e intervenciones
preventivas.

Es importante destacar que este marco general, más que la presen-


tación de medios alternativos de reparación, establece los elementos
necesarios complementariamente acumulativos, todos los cuales son nece-
sarios para ser aplicado en diferentes medidas, en diferentes situaciones,
culturas y contextos. También es crucial que las víctimas / sobrevivientes
participen en la elección de las medidas de reparación adoptadas para
ellos.63 Si bien la justicia es uno de los agentes cruciales de curación,
Mensenrechten], Special issue No. 12 (pp. 196-213). Also published in N.J. Kritz (Ed.)
(1995). Transitional justice: How emerging democracies reckon with former regimes. 1 (pp.
572-582). Washington, D.C.: United States Institute of Peace.
63 
“Una constante en todos estos enfoques es la necesidad de involucrar a las víctimas
y sus organizaciones de manera similar en los debates acerca de las reparaciones, al

29
Victimolog í a

no reemplaza a los otros elementos psicológicos y sociales necesarios


para la recuperación. Por lo tanto, es una condición necesaria, pero no
una condición suficiente para la curación.
Algunos de los elementos resumidos anteriormente ya habían sido
reconocidos entre las medidas recomendadas en la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Principios Fundamentales de Justicia para
las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder,64 la Carta Magna para las
víctimas. Estos incluyen, en los planos internacional y regional, mejorar
el acceso a la justicia y trato justo, restitución, indemnización y asistencia
material, médica, psicológica y asistencia social y apoyo a las víctimas.
Adoptada en 1985 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, a
pesar de que fue concebida y redactada en lo que entonces era la Rama
del Delito de las Naciones Unidas, la Declaración fue incluida también
por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas como un
instrumento de Derechos Humanos, uno de los escasos documentos.
El marco anterior, en parte informó respecto a los Principios Bá-
sicos y directrices sobre el derecho a interponer recursos y obtener
reparaciones, para las Víctimas de Violaciones manifiestas de las Normas
Internacionales de Derechos Humanos y Violaciones graves del Derecho
Internacional Humanitario65 que se adoptaron el 16 de diciembre de
2005. 66 A principios de ese año, la Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas también tomó nota, con reconocimiento, del
Conjunto de Principios para la Protección y Promoción de los Derechos
Humanos, recientemente revisado, mediante las Acciones para Com-
batir la Impunidad, actualizado por la Profesora Diane Orentlicher.67
Este conjunto de principios incluye el derecho a saber, el Derecho a la
Justicia y el Derecho a la reparación y las garantías de no repetición.68
igual que otras estrategias de post-conflicto.” Naomi Roht-Arriaza,”Reparations in the
aftermath of repression and mass violence”
64 �
G. A. res. 40/34, U.N. GAOR, 40th Sess., Supp. No. 53, at 213, U.N. Doc. A/40/53
(1986).
65 �
Commission on Human Rights Res. E/CN.4/2005/L.48 (2005).
66 
G.A. res. 60/147.
67 
U.N. Doc. E/CN.4/2005/102/Add.1 (2005).
68 �
See also The Administration of Justice and The Human Rights of Detainees, Revised
Final Report Prepared by Mr. Joinet pursuant to Sub-Commission decision 1996/119,
U.N. Doc. E/CN.4/Sub.2/1997/20/Rev.1 (1997).

30
Yael Danieli

La impunidad - una instancia de la sociedad de la conspiración de silencio


La impunidad por definición, es lo opuesto a la justicia.69 ¿Por qué,
entonces sería aceptado? Una de las razones - en algunas partes de
América Latina y África del Sur - es que fue requerido por las dictaduras
militares o el gobierno de minoría racial para abandonar el poder o la
negociación de un acuerdo de paz.70 Una segunda razón para aceptar
la impunidad es la creencia de que “perdonar y olvidar” es la ruta a
seguir para curar las sociedades desgarradas por conflictos. Esta fue la
ruta elegida, por ejemplo, por España tras su guerra civil. Sin embargo,
la cuestión fundamental sigue siendo: ¿qué se hace a una sociedad si los
reclamos individuales y grupales de justicia son dejados de lado en el
nombre de lo que está supuesto a ser el mayor bien?

A las víctimas y sus descendientes que han sido perjudicados por


un gobierno o por la sociedad, les resulta mucho más difícil comenzar
el proceso curativo si los responsables no pueden ser identificados y
castigados por sus crímenes.71 El genocidio de los Armenios se erige
como uno de los casos más graves de injusticia en el siglo pasado, en
el que los autores, los turcos,72 no han seguido ninguno de los pasos
necesarios para la resolución del trauma. No sólo la actual generación de
turcos se niegan a reconocer, disculparse y compensar el genocidio, la
actual campaña de negación, deslegitimación, y la desinformación afecta
a los Armenios como una continuación de la persecución psicológica.
69 �
Roht-Arriaza, N. (Ed.). (1995). Impunity and Human Rights in International law and Practice.
New York: Oxford University Press.
70 �
Shriver Jr., D.W. (1995). An Ethic for Enemies: Forgiveness in Politics. New York: Oxford
University Press.
71 �
See, Raphael, B., Swan, P., & Martinek, N. (1998). “Intergenerational Aspects of Trauma
for Australian Aboriginal People,” in Y. Danieli (ed.), International Handbook of Multigen-
erational Legacies of Trauma, supra. n. 4 at pp. 327-340. See also, in the same edition,
Duran, E., Duran, B., Yellow Horse Brave heart, M., & Yellow Horse-Davis, M. (1998).
“Healing the American Indian Soul Wound,” at pp: 341-354; Gagne, M-A. (1998). “The
Role of Dependency and Colonialism in Generating Trauma in First Nations Citizens: The
James Bay Cree,” at pp. 355-372; Cross, Jr. W.G. (1998). “Black Psychological Functioning
and the Legacy of Slavery: Myths and Realities,” at pp: 387-402.
72 �
Kupelian, D., Kalayjian, A.S. & Kassabian, A. (1998). in Y. Danieli (ed.), International
Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra. n. 4 at pp. 191-210.

31
Victimolog í a

La creación de “comisiones de la verdad” parece ser una herramienta


integral de la justicia. En muchos casos, sin embargo, esas comisiones no
han identificado a los responsables y se han visto acompañados por las leyes
de amnistía o indultos que consagran la impunidad (véase la Comisión de
Guatemala sobre la Clarificación del Pasado). En la Comisión de la Verdad
y Reconciliación de Sudáfrica, se concedieron indultos por cualquier acción
realizada durante los años del Apartheid si eran por motivos políticos y al
respecto hay una completa información. Simpson 73critica mordazmente
esto, llamándolo “fuga hacia la reconciliación”, una conspiración de silencio
que impone no hacer frente a los efectos multigeneracionales del trauma,
y afirma que este proceso es un pobre sustituto de la justicia para los
individuos o grupos de víctimas. Según Edelman y otros74, la impunidad se
ha convertido para las víctimas, en “un nuevo factor traumático” tan per-
judicial que hace imposible el cierre. Para sus sociedades, por otra parte, la
impunidad puede contribuir a una pérdida de respeto a la ley y al gobierno,
y el consiguiente aumento de la delincuencia.
Hitler procedió con el intento sistemático para aniquilar al pueblo
judío, envalentonado por la indiferencia del mundo ante el genocidio ar-
menio. Gran parte del dolor evitable es probable que ocurra en el futuro
si las atrocidades no se detienen, y no se hace justicia en el presente.
La lucha por las víctimas y las generaciones que les siguen es desafiar el
predominio del mal y encontrar la manera de restaurar un sentido de
la justicia y la compasión para el mundo. Las víctimas / sobrevivientes
de trauma sienten la necesidad de dar testimonio de su propia pérdida
y las de su pueblo, para decir la verdad, para instar al mundo a que ase-
gure que nunca volverán a ocurrir este tipo de injusticias. Sin embargo,
algunos no pueden decir “nunca más”, ya que ha ocurrido de nuevo
-- en Camboya, Ruanda, Bosnia, Sudán, y en otros lugares.75

73 �
Simpson, M.A. (1998). “The Second Bullet: Transgenerational Impacts of the Trauma
of Conflict within a South African and World Context,” in Y. Danieli (ed.), International
Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma, supra. n. 4 at pp. 487-512.
74 
Edelman, L., Kordon, D. & Lagos, D. (1998). “Transmission of Trauma: The Argentine
case,” in Y. Danieli (ed.), International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma,
supra. n. 4 at pp. 447-464.
75 �
Danieli, Y. (1998). International Handbook of Multigenerational Legacies of Trauma,
supra. n. 4.

32
Yael Danieli

La justicia internacional ha reconocido esto. Una tendencia significa-


tiva en la lucha contra amnistías e indultos se encuentra en la creación
por parte de las Naciones Unidas de varios tribunales penales interna-
cionales ad-hoc y de la Corte Penal Internacional permanente.
Las declaraciones de apertura de los representantes legales de las
víctimas en el juicio de Lubanga76, articuló la importancia de la justicia
para los africanos, en particular:
Este juicio es una oportunidad para que las víctimas conozcan la
verdad y para tener el Derecho - el Derecho a la justicia. La verdad
sobre los verdaderos motivos que los han llevado a ser arrancados de
sus familias y enviados a luchar y a morir por la causa de la defensa
de su comunidad. ... el juicio que comienza hoy, un día llegará a su fin,
pero la guerra que estos niños han atravesado no tendrá fin. Ellos lo
revivirán cada día, cada vez que se despiertan de una pesadilla en la
noche. Lo van a revivir en el sonido de un arma de fuego, a la vista de
cualquier uniforme militar, y lo están reviviendo aún a través de este
juicio. Es decir, si tienen la suerte de que alguien les permita verlo en la
televisión. Es decir, si es que no se han convertido en parias, porque se
han hundido en el alcoholismo, o devenidos adictos a las drogas que se
les solía poner en su alimento para que fueran agresivos y adormecidos
al peligro (pp 47-49 )
... Deseo a través de este Tribunal dirigirme a los que nos escuchan
en Bunia y en Ituri, escuchando la radio de transistores o mirando la
pantalla de la computadora, ya sean Hema, Lendu, Alur, u otro. Hoy
es un día de esperanza, no sólo para la Corte Penal Internacional, que
por este medio abre su primer juicio, sino también ... para las miles de
víctimas del conflicto congoleño que parece ser sin fin, para estos ex
niños soldados que están tratando de rehabilitarse y reconstruir sus
vidas, sus familias y, finalmente, para los que hoy todavía en algún lugar
de la zarza, sucios, exhaustos, ansiosos, hambrientos, sufren dolores,
lloran al dormir, piensan en sus viejos amigos y en su antigua escuela, y
tienen un poco de cáñamo para consolarse ... La justicia (Internacional)
ofrece una alternativa a la estigmatización de comunidades enteras que
son percibidas como culpables (pp 67-68).
76 
http://www.icc-cpi.int/iccdocs/doc/doc623638.pdf, pp. 47-49; 67-68.

33
Victimolog í a

En una entrevista en 1995, el juez Richard Goldstone77, declaró: “No


tengo ninguna duda de que usted no puede conseguir la paz sin justicia ....
Si no hay justicia, no hay esperanza de reconciliación o perdón, porque
estas personas no saben a quién perdonar [y ellos] terminan tomando la
justicia por sus propias manos, y ese es el comienzo del siguiente ciclo
de violencia…..No creo que la justicia dependa de la paz, pero pienso
que la paz depende de la justicia.”
El panel de Paz y Justicia, Balance de la justicia penal internacional
en la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional (CPI), celebrada en Kampala, Uganda, el 21 de junio 2010
abordó una amplia gama de retos relacionados con este dilema aparente
de la paz y la justicia, especialmente ahora, después del establecimiento
de la CPI, la impunidad ya no estaba disponible para los delitos más
graves. Muchas de las soluciones sugeridas reconocen la secuencia y
la ampliación de la noción compleja de paz como principios rectores.
Se reconoció que las opiniones de las víctimas tienden a cambiar con
el tiempo, con una meta inmediata de alcanzar la paz seguido por una
búsqueda de justicia que no disminuye con el tiempo.78
La declaración de Hurinet que examina la conferencia corrobora la
conclusión anterior79:
Reconocemos el reto de impartir justicia en el contexto de un
conflicto, siempre existe la tentación de sacrificar la justicia en el altar
de la paz, hay que destacar que la paz y la justicia no son mutuamente
excluyentes, sino que podría llevarse a cabo razonablemente sin descui-
dar ninguna de las dos. Esto está justificado por la situación del norte
de Uganda - a la altura del conflicto, las víctimas y las comunidades
afectadas, a causa de una protección insuficiente, demandaron... paz.
Hoy en día, que la situación es relativamente pacífica, las demandas de
justicia han pasado a primer plano.

77 �
Goldstone, R. (1995). Interview with Judge Richard Goldstone. Transnational Law &
Contemporary Problems, 5, (374-385), at p. 376.
78 
http://www.icc-cpi.int/iccdocs/asp_docs/RC2010/RC-ST-PJ-1-Rev.1-ENG.pdf
79 �
http://www.icc-cpi.int/iccdocs/asp_docs/RC2010/Statements/ICC-RC-gendeba-
HURINET-ENG.pdf

34
Yael Danieli

Los aspectos Reparadores de la Participación de las Víctimas en el Proceso


de Justicia
Aunque el estudio de los elementos necesarios para la curación,
resumido anteriormente, se centró más en el significado de la repa-
ración para las víctimas y no en la justicia reparadora en general, está
claro que alude a algunos aspectos de lo que las víctimas consideran
curativo o reparador en el proceso penal en su conjunto. De hecho,
muchos de los elementos de curación antes mencionados, son los que
las víctimas pueden identificar, y de manera óptima, deberían cumplirse
a través de los procesos de justicia. Como reconoció Albie Sachs de la
Corte Suprema de Justicia de Sudáfrica, “La justicia es también el pro-
ceso, no sólo el resultado.”80 Me refiero en particular a los procesos
de justicia reparadora, en los que la reparación en sí no es ni el único
componente, ni la única meta última de las víctimas. Cada paso a lo
largo de la experiencia de la justicia en su totalidad - desde el primer
momento de encuentro de la Corte con un potencial testigo a través
del seguimiento de los testigos después de su regreso al hogar hasta
las consecuencias de la conclusión del caso - representan una opor-
tunidad para la reparación y la curación. Por el contrario, cada paso a
través de la experiencia de justicia podría agravar la conspiración de
silencio si se pierde o se deja de lado la oportunidad de curar a las
víctimas y reintegrarlas en sus comunidades y sociedades, o peor aún,
por (re)victimizarlas y (re)traumatizarlas, siendo un componente de
su victimización. Por lo tanto, lo que sigue se refiere a los procesos y
resultados de los tribunales que podrían perder oportunidades, pero
que cuando se hacen de manera óptima, podrían ayudar a las víctimas.
Una preocupación psicológica general debe seguir siendo sensible a lo
que el sobreviviente es, ¿cuál es su historia antes del trauma, y dónde
se encuentra él o ella en la línea de tiempo de curación postraumática:
¿En qué momento se lo conoció a él o a ella? ¿Es cuando la víctima /
sobreviviente está en estado de shock y de síntomas agudos? ¿Dónde
está el sobreviviente: en un campo de refugiados? (¿Con o sin la con-
80 �
Justice Albie Sachs, the Raul Wallenberg Memorial Lecture at the International Human
Rights Symposium to educate leaders of tomorrow. Osgoode Hall Law School, York
University, Toronto, Canada (17 January 2005).

35
Victimolog í a

dición de refugiado?) ¿Ya un poco establecido? ¿En su casa? ¿Años más


tarde? Y adaptar su enfoque en consecuencia.

Oportunidades (perdidas) y consecuente victimización


Por desgracia, al igual que con otros legados mencionados anterior-
mente, el intento de negación constante tanto del genocidio armenio
como del Holocausto Nazi, y el legado de los juicios de Nuremberg
en lo que respecta a las víctimas del Holocausto, anunciaba problemas
en curso. Hay que considerar también, la distancia temporal entre el
genocidio en Camboya a mediados de 1970 a la creación de las Cá-
maras Extraordinarias en las Cortes de Camboya para perseguir a sus
autores. África también esperó mucho tiempo las disculpas oficiales por
la participación en el comercio de esclavos y la esclavitud, para poder
reflexionar sobre los efectos a largo plazo del colonialismo, y para que
admitieran que los genocidios habían ocurrido.

Justicia Parcial, Remota y de Exclusión: Justicia para el mundo vs Justicia


para las víctimas
En Nuremberg, la decisión de confiar principalmente en las pruebas
documentales, minimizó el papel de las víctimas y sobrevivientes en los
juicios. Además, al centrarse principalmente en los crímenes de gue-
rra, los juicios fallaron al no comprender la envergadura de la tragedia
judía del Holocausto. En los juicios de Nuremberg, si bien se apuntaba
a lograr la mejor metodología judicial, sin embargo, ya sea por diseño
o inconscientemente, participaron en la conspiración de silencio, en
particular sobre la naturaleza y el significado de las experiencias de los
sobrevivientes del Holocausto. En eso, los juicios no se diferencian de la
conducta ubicua en todas partes del mundo luego del Holocausto. Como
resultado, los juicios no sólo perdieron una oportunidad de curación,
de dar la bienvenida a los sobrevivientes desmoralizados a un mundo
con justicia, sino que agregó poco significado para los sobrevivientes y
sus comunidades re-emergentes. No fue sino hasta finales de la década
de 1990 que varios países europeos comenzaron oficialmente a tener
en cuenta el Día de la Memoria del Holocausto. Recién el 27 de enero

36
Yael Danieli

de 2006, las Naciones Unidas tomó nota del primer Día Internacional
de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
Frederick Terna, un sobreviviente de varios campos de concentra-
ción, entre ellos el Ghetto de Theresienstadt, Auschwitz, y Kaufering
(un sub-campo de Dachau), recuerda:
Estaba hospitalizado en Baviera y luego en Praga, cuando comen-
zaron los juicios en 1945-1946. Recuperarme de los efectos físicos de
los campos después de la liberación demandó una buena cantidad de
atención. Luego siguió la necesidad de obtener las necesidades básicas:
alimento, refugio, ropa, en un ambiente que no era contenedor. Los
intentos de recuperar los bienes o posesiones fueron rechazados en
cada esquina ...El comentario que me hizo un funcionario [resumió la
actitud general], “Usted debe haber sido un sinvergüenza que ha sobre-
vivido a los campos de concentración.” Había pocos sobrevivientes de
la comunidad Judía de Praga . La comunicación fue mínima y se centró
en los problemas del día a día.81
Sus comentarios presagian las consecuencias inmediatas de muchos
otros traumas masivos. Por ejemplo, consideren la vida de las víctimas
en el norte de Uganda, en este momento. Ellos también están tratando
de sobrevivir. Niñas secuestradas y esclavizadas sexualmente, ahora de
regreso en sus comunidades, son rechazadas en sus familias, mendigando
en las calles, convirtiéndose en prostitutas y, en algunos casos, obligadas
a casarse con sus perpetradores para que tengan un medio de vida y
puedan mantener a sus bebés.

Terna prosigue: Queríamos saber si los comandantes y tropas de


las SS de los campos donde habíamos estado presos fueron capturados
y llevados a juicio. Lo que sabíamos no alentaba nuestras esperanzas de
justicia. Incluso, los colaboradores entre los funcionarios checos que
durante la guerra ayudaron a detener a los Judios , fueron empleados a
menudo en sus antiguos puestos. En general, yo era consciente de que
los juicios se fueron llevando a cabo....[ Pero] la justicia era un concep-
to lejano. Por cierto, no estaba disponible a nivel personal o local. Los
juicios de Nuremberg fueron un acontecimiento lejano, importante por

Interview with Frederick Terna (31 October 2005).


81 �

37
Victimolog í a

el concepto abstracto del derecho internacional, pero no nos tocó a


nosotros personalmente.82
A pesar de la atención general, brindada a las víctimas de violación,
tanto por la Comisión de Verdad y Reconciliación y el Tribunal Especial
para Sierra Leona,83 un ejemplo reciente de una oportunidad perdida por
la exclusión deliberada de la Fuerza de Defensa Civil (CDF), es el caso
del Tribunal Especial para Sierra Leona.84 El caso consideró el asesinato
generalizado y los delitos contra la persona, pero excluyó los cargos de
violencia sexual. Como las mujeres llamadas a testificar, invariablemente,
se refirieron a la violencia sexual y la violación sistemática que habían
sufrido, la Fiscalía decidió dejar de llamar a testigos femeninos. Los jueces
se negaron a tener el auto de acusación enmendado a pesar de que el
juicio no había comenzado todavía. En ese momento, esto estuvo en
marcado contraste con el caso Akayesu ante el Tribunal Penal Interna-
cional para Ruanda (TPIR). Allí, el juicio fue suspendido temporalmente
para permitir que el fiscal investigara. Posteriormente, la acusación fue
modificada, lo que demandó cinco meses en el juicio para incluir los
casos de violencia sexual.85 La sentencia resultante de este caso se ha
llamado “la decisión más innovadora de avance en la jurisprudencia de
género en todo el mundo”.86 Sin embargo, a pesar de esta jurisprudencia
histórica que reconoce la violación como un crimen contra la humanidad
y un instrumento de genocidio, los casos posteriores en gran medida o
totalmente no abordan adecuadamente los crímenes de género.87 Por
desgracia, como resume Nowrojee88:

82 �
Interview with Frederick Terna, ibid.
83 �
B. Nowrojee, “Making the Invisible War Crime Visible: Post-Conflict Justice for Sierra
Leone’s Rape Victims,” 18 Harvard Human Rights Journal 85(2005)
84 
Sara Kendall and Michelle Staggs, “Silencing Sexual Violence: recent Developments
in the CDF case at the Special Court for Sierra Leone,” (June 2005), found at:
http://socrates.berkeley.edu/~warcrime/Papers/Silencing_Sexual_Violence.pdf.
85 �
See Edward M. Wise, Ellen S. Podgor and Roger S. Clark, International Criminal Law:
Cases and Materials 682 (2d ed. 2004).
86 �
Kelly D. Askin, “A Decade in the Development of Gender Crimes in International
Courts and Tribunals: 1993 to 2003,” 1 Hum. Rts. Br. 16, 17 (2004).
87 �
See e.g. Dr. Kelly Askin, “Gender Justice: The Work of the International Criminal
Tribunal for Rwanda (ICTR)”, AFLA Quarterly, Fall 2008.
88 �
B. Nowrojee, “’Your Justice is Too Slow’: Will the ICTR Fail Rwanda’s Rape Victims?”

38
Yael Danieli

Las mujeres de Ruanda expresan la profunda preocupación de que


el Tribunal Penal Internacional para Ruanda no persigue completa y ade-
cuadamente los delitos que se produjeron contra ellas: que el tribunal
no está reconociendo su dolor, no contando su historia, no consagrando
la experiencia del genocidio ... Ellas quieren que el Tribunal diga en voz
alta y en términos inequívocos que lo que se hizo a las mujeres fue un
crimen de genocidio, y que, como sobrevivientes de la violación, ellas
no colaboraron de buen grado con los que cometieron el genocidio ,
que las mantuvo con vida para violarlas.
Cuando se le preguntó a una joven madre con HIV, acerca de sus
pensamientos sobre la justicia y el TPIR, comenzó a llorar [y] dijo: Para
aquellos de nosotros que estamos en el camino hacia la muerte, esta
justicia será demasiado lenta. Estaremos muertos y nadie sabrá nuestra
historia. Nuestras familias han sido asesinadas y nuestros hijos, los que
quedan son demasiado jóvenes para saber. Lo que pasó con nosotros
será enterrado con nosotros ... Estaremos muertos antes de que vea-
mos algo de justicia.
Para las víctimas de violación, la ruptura del silencio que rodea a
la violencia sexual dirigida hacia ellas es aún más importante debido al
estigma y la vergüenza asociado a la violación.
La documentación de la verdad histórica es otra función importante
de la justicia, porque la historia no es simplemente lo que sucedió en
el pasado, sino más bien la interpretación del que escribe los hechos.
En este caso, el Tribunal Penal para Ruanda no sólo sirve como árbitro
de la justicia, sino también como un documentalista de la narración
del genocidio de Ruanda. Implícito en el mandato de enjuiciar a las
personas responsables de graves violaciones de Derecho Internacional
Humanitario en Rwanda está la necesidad de establecer un registro
público exacto de los acontecimientos de 1994. La interpretación de la
corte de los acontecimientos, a través de sus sentencias, dará el tono de
cómo las generaciones futuras verán lo que sucedió en Rwanda y quién
es responsable. Si continúa la tendencia actual, cuando las puertas del
TPIR se cierren, las sentencias de este tribunal no contarán la historia

(2002-2003) found at: http://se1.isn.ch/serviceengine/Files/ISN/38760/ipublicationdocu-


ment_singledocument/5B48FDCD-8635-4614-9D2B-69648D66E5D6/en/OP+010.pdf

39
Victimolog í a

completa de lo que sucedió durante el genocidio ruandés. Ellas no refle-


jarán correctamente la responsabilidad por las impactantes violaciones,
la esclavitud sexual y las mutilaciones sexuales que decenas de miles de
mujeres ruandesas sufrieron.
La jurisprudencia en su forma actual, con una cadena cada vez mayor
de absoluciones en caso de violación, de hecho, harán lo contrario. El
registro de este tribunal en la historia no sólo minimizará la responsabi-
lidad de los crímenes contra las mujeres, sino que en realidad niega que
estos crímenes ocurrieron. Un lector de la jurisprudencia del Tribunal
Penal Internacional para Rwanda creerá por error que las violaciones
masivas tenían poco o nada que ver con las políticas genocidas de sus
líderes. Esto es de hecho un grave fracaso de la justicia. 6-7
Askin hace una síntesis de los fracasos y los éxitos del TPIR: “En
resumen, la falta de investigación o de acusación de los crímenes de
violación, retiró los cargos de delitos sexuales, y las absoluciones exce-
sivas para los delitos sexuales cuando existen pruebas suficientes para
apoyar los crímenes, distorsiona la historia de lo que sucedió durante
el genocidio, además víctimiza a los sobrevivientes, y envía un mensaje
a las víctimas y a los autores de que el tribunal no toma en serio los
delitos sexuales .... Si bien ha habido muchas oportunidades pérdidas y
algunas inacciones o acciones de derecho negligentes, los logros de la
justicia de género del TPIR son importantes y duraderos. No podemos
sobreestimar el legado de la jurisprudencia del caso Akayesu. “89
En el caso de Thomas Lubanga ante la Corte Penal Internacional
(CPI), la acusación se centra en el uso, sin duda importante de los niños
soldados, pero no persigue las cuestiones igualmente importantes de
la violencia sexual. Algunos observadores se preguntan si este es otro
caso de exclusión, y un enfoque demasiado estrecho para el primer
caso de la Corte.90

89 �
Dr. Kelly Askin, “Gender Justice: The Work of the International Criminal Tribunal
for Rwanda (ICTR)”, AFLA Quarterly, Fall 2008.
90 �
C. Ferstman & M. Goetz (2009) “Reparations before the International Criminal Court:
The early jurisprudene on victims participation and its impact on future reparations
proceedings. In C. Ferstman, M. Goetz, & A. Stephens (Eds.) Reparations for Victims of
Genocide, Crimes Against Humanity and War Crimes: Systems in place and systems in the
making. (pp. 313-350). The Hague: Martinus Nijhoff.

40
Yael Danieli

Las mismas víctimas y sobrevivientes han elegido también la ex-


clusión como una declaración de protesta (negándose a declarar en
respuesta al caso de los magistrados del Tribunal para Rwanda que se
rieron, y que se expone a continuación) o negándose a las reparaciones,
considerándolas como “sangre” o dinero “sucio”, como algunos de los
sobrevivientes argentinos y del Holocausto.91

La justicia remota del Tribunal Penal Internacional para la ex Yu-


goslavia (TPIY), el Tribunal Penal Internacional para Rwanda y la Corte
Penal Internacional, se han enfrentado a los desafíos consiguientes
(potenciales), similares al de Nuremberg de no dar relevancia y descui-
dar las realidades y las preocupaciones de millones de víctimas y de la
sociedad y contexto de la cultura en la que viven.92 Las investigaciones
realizadas en la antigua federación yugoslava y en Ruanda entre 1999 y
2002 sugieren que, si bien los encuestados apoyaron en general los juicios
como una forma de castigar a los culpables, ellos veían a los tribunales
internacionales ad hoc, como instituciones lejanas que poco tenían que
ver con sus vidas. Ochenta y siete por ciento de los 2.091 ruandeses
encuestados en 2002 estaban “mal informados” o “no informados en
absoluto” acerca de la labor del Tribunal Internacional en Arusha. Del
mismo modo, en su encuesta de 1624 residentes de Croacia y Bosnia,
un número importante de serbios y croatas expresaron en gran medida
un fuerte resentimiento hacia el Tribunal de La Haya - sesgada en con-
tra de su grupo nacional.93 Cada uno de los tribunales y la Corte Penal
Internacional se han comprometido progresivamente en las actividades
de divulgación para tratar de evitar estos peligros y aceptar los desafíos.
Las estrategias de la CPI para el acceso a la información y la difusión
91 �
Danieli, Y. (2009a). Massive trauma and the healing role of reparative justice. In C.
Ferstman, M. Goetz, & A. Stephens (Eds.) Reparations for Victims of Genocide, Crimes
Against Humanity and War Crimes: Systems in place and systems in the making. (pp. 41-78).
The Hague: Martinus Nijhoff
See also E. Stover (2005), The Witnesses: War Crimes and the Promise of Justice in The Hague:
92 �

“This is regrettable, as it has deprived the people of the former Yugoslavia of an independent
focal point for analyzing the past war devoid of nationalist distortions,” at p. 144.
93 
Stover E. & Weinstein, H.M. (Eds.). (2004). My Neighbor, My Enemy: Justice and
Community in the Aftermath of Mass Atrocity. Cambridge, United Kingdom: Cambridge
University Press

41
Victimolog í a

deberían ser supervisadas y evaluadas periódicamente, para garantizar


que den cuenta del espíritu del Estatuto de Roma para la participación
de las víctimas y la reparación. Los datos deberían ser recogidos con
regularidad y sistemáticamente desde el principio, teniendo en cuenta
las actitudes de las víctimas y sus sentimientos acerca de cada aspecto
durante el testimonio y de su satisfacción con el proceso de justicia.
Cuando estas estrategias son exitosas, el sentido traumatogénico de
las víctimas de haber sido olvidados en un mundo donde predominan
las reglas de la conspiración de silencio, sin la solidaridad y la compasión,
podrían disminuir, y su sentido de empoderamiento, eficacia y control,
y de pertenencia a su propia comunidad y a la comunidad de la huma-
nidad, podrían contribuir a su curación y a la esperanza de un futuro
libre de atrocidades.
Reivindicando la justicia y la verdad a nivel nacional como interna-
cional, deberían disminuir tanto el sentido de la irrelevancia de la justicia
remota, como el alejamiento de los testigos, y posiblemente, la amenaza
de sus comunidades después de testificar.

Siendo tratados con respeto y dignidad


En un ejemplo particularmente atroz de insensibilidad judicial, en
el juicio Butare, del Tribunal Penal Internacional de Ruanda, los jueces
rieron a carcajadas durante el testimonio de una víctima de violación.
De repente se echaron a reír, cuando la testigo TA, una víctima de
múltiples violaciones durante el genocidio, estaba siendo interrogada
por un abogado defensor.
Como abogado, Mwanyumba cuestionó largamente con ineptitud e
insensibilidad a la testigo acerca de la violación, los jueces se echaron a
reír dos veces del abogado, mientras la testigo TA describía en detalle
el período previo a la violación. La testigo TA se había sometido a un
día y medio de interrogatorio por parte del fiscal, antes de ser sometida
a una semana de interrogatorios por parte de los abogados de los seis
acusados​​. Una de las preguntas más ofensivas planteadas por el abogado
de la defensa Mwanyumba incluyó una referencia al hecho de que la
testigo no había tomado un baño, y la implicación de que ella no podría
haber sido violada porque olía. Otras preguntas formuladas fueron:

42
Yael Danieli

“¿Has tocado el pene del acusado?”, “¿Cómo se introduce en la vagina?”


y “¿Se lesionó en el proceso de ser violada por nueve hombres?” A lo
que la testigo TA respondió: “Si usted hubiera sido violado por nueve
personas, no estaría intacto.” 94
Los tres jueces, William Sekule (Tanzanía), Winston Maqutu (Le-
sotho) y ArletteRamaroson (Madagascar) nunca pidieron disculpas a
la víctima de violación en el tribunal, ni fueron amonestados en modo
alguno por su conducta.
Ella dijo que inicialmente había accedido a testificar, cuando se le
preguntó, por qué pensó que si se negaba a testificar, los extranjeros
(los investigadores del TPIR), pensarían “ que había mentido y no les
pasaría nada a aquellos en la cárcel”. La testigo TA perdió a toda su familia
durante el genocidio. Ella dijo: Mis padres, mi hermano y mi hermana
fueron asesinados. Estoy sola. Mis parientes fueron asesinados de una
manera horrible. Pero he sobrevivido para responder a las extrañas
preguntas que me hizo el TPIR. Si usted dice que fue violada, eso es
algo comprensible. ¿Cuántas veces usted necesita decirlo? Cuando los
jueces se rieron, se rieron como si no pudieran dejar de reír. Estaba
enojada y nerviosa. Cuando regresé, todo el mundo sabía que había
testificado. Mi novio se negó a casarse conmigo una vez que supo que
había sido violada. El dijo, fuiste a Arusha y les dijiste a todos que fuiste
violada. Hoy no aceptaría declarar, para ser traumatizada por segunda
vez. Nadie me pidió disculpas.
Sólo Gregory Townsend [fiscal del TPIR] me felicitó por mi coraje
después de dar el testimonio. Cuando volví fui amenazada. Mi casa fue
atacada. Mi novio me dejó. En todo caso, yo ya estoy muerta.95
En una sociedad como Ruanda, donde las mujeres son muy valoradas
por su papel como esposas y madres, la reintegración de la testigo TA
en la sociedad se basa mucho en su “aptitud nupcial”. La exposición de
la situación de TA como una víctima de violación después de la publi-
cidad que rodeó el incidente, dio lugar a que su prometido rompiera la
94 
See, “UN Judges Laugh at Rape Victim,” available at: http://www.globalpolicy.org/
intljustice/tribunals/2001/0512rwa.htm. See also, B. Nowrojee (2005). “ ‘Your Justice
is Too Slow’ Will the ICTR Fail Rwanda’s Rape Victims?”, UNRISD Occasional Paper
10, at p. 24.
95 
Nowrojee, ibid.

43
Victimolog í a

relación. En una fracción de segundo, la risa imprudente de los jueces


del Tribunal para Rwanda destruyó la mejor oportunidad de esta mujer
de rehacer su vida. “96
Stover agrega:
Al salir de la sala de audiencias, los testigos en general están de-
seosos de recibir algún tipo de reconocimiento de sus fiscales, pero a
menudo los abogados, por alguna razón u otra, no están disponibles
para informar e incluso darles las gracias. Los testigos también pueden
sentir que el tribunal no los “respetó”, especialmente si tenían que
soportar un intenso interrogatorio o no se les dio más tiempo para
decir lo que querían al final de su testimonio. Y, en algunos casos, los
testigos pueden incluso viajar a La Haya, pero terminan no declarando
por razones relacionadas con el juicio.
La clave aquí es asegurar que las víctimas-testigos, especialmente las
que han sufrido violación o tortura o hayan sido testigo de la muerte de
miembros de la familia, testifiquen en un ambiente que sea, en la mayor
medida de lo posible, predecible y controlado. Los jueces deben ser
proactivos en la sala de audiencias e intervenir si un fiscal o un abogado
defensor comienza a insultar, acosar, o manipular un testigo.97
Los testigos del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoeslavia
se decepcionaron por que consideraron las penas de prisión como
extremadamente cortas. Y otros dijeron que su “trabajo en calidad de
testigo” sólo se completaría una vez que hubieran testificado contra los
criminales de guerra locales a los cuales hacían directamente responsables
de la muerte de los miembros de la familia y vecinos.
Los análisis de Dembour y de Haslam98 , así como los de Stover 99 de
las transcripciones de los juicios del TPIY presentan una amplia evidencia
de la insensibilidad y el comportamiento inadecuado, no-empático de

96 
See also (then President) Judge Pillay’s cautious statement about the incident, ICTR/
INFO-9-3-07. En Arusha, 14 December 2001 available at: http://69.94.11.53/ENGLISH/
PRESSREL/2001/9-3-07.htm.
97 �
E. Stover, The Witnesses: War Crimes and the Promise of Justice in The Hague, supra. n.
90, at pp. 129-30.
98 �
Dembour, M-B., & Haslam, E. (2004). “Silencing hearings? Victim-witnesses at war
crimes trials,” EJIL 1, at pp. 151-177
99 
Stover, supra. n. 90.

44
Yael Danieli

los jueces hacia las víctimas testigos. Dembour y Haslam recomiendan


la creación de “un espacio para que las víctimas cuenten sus historias en
ámbitos no jurídicos ,que podrían ser por lo menos, si no más, benefi-
ciosos para ellos que su participación en el TPIY”100 Mollica va tan lejos
como para sugerir que los Derechos Humanos y las cuestiones huma-
nitarias deben cambiar su enfoque, alejándose de estrictas definiciones
legales, vinculando su trabajo con el proceso de recuperación y ampliar
el compromiso de proporcionar la atención universal de salud médica y
mental para todas las víctimas de la violencia Se debe preguntar: “¿Cómo
están mis proyectos y políticas que afectan a la salud y el bienestar de
los sobrevivientes? ¿Estos proyectos promueven la auto-sanación de las
comunidades y de las personas que se sirve?101
Incluso bajo condiciones óptimas, en una sociedad consciente de
los Derechos de las víctimas, las víctimas individuales de violación /
sobrevivientes, tienen reacciones variadas respecto a la participación
en los procesos judiciales. Un estudio hecho en Canadá en 1999 de las
víctimas de violación que habían recibido una indemnización a través de
las demandas civiles y los recursos cuasi judiciales102 , halló que testificar
era “totalmente anti-terapéutico” e informó algunas de “las consecuen-
cias emocionales negativas “de su participación en el proceso judicial
(no sólo de prestar testimonio), que incluían la depresión, la frustración,
tendencias suicidas, y la ira. A pesar de estas tensiones, una mayoría
relativa (48 por ciento) reportó que el efecto global de la experiencia
había sido positivo, dándoles un sentido “de cierre, validación, empo-
deramiento, o de alivio”.
De hecho, mi propio proyecto psicosocial que se está llevando
a cabo en Bosnia y Herzegovina, y que yo había denominado en una
prosa sin inspiración, “Promoviendo un diálogo”, fue rebautizado por
sus participantes como “La democracia no se puede construir con las
manos de las almas rotas.”

100 
Supra. n. 95 at p. 117
101 �
R.F. Mollica Healing Invisible Wounds. New York: Harcourt, Inc. 2006, at p. 231.
102 �
Bruce Feldthusen “Therapeutic Consequences of Civil Actions of Damages and
Compensation Claims by Victims of Sexual Abuse,” in Canadian Journal of Women and
the Law 12 (2000) 83.

45
Victimolog í a

Siendo el apoyo que se ofrece, asistencia y protección


La justicia pierde su significado para las víctimas cuando no propor-
ciona completamente -tanto física como psicosocialmente - protección,
apoyo y asistencia durante la participación de las víctimas como testi-
gos. Hay un amplio ejemplo de los efectos negativos de la ausencia de
estas medidas cruciales tanto en la Corte Penal Internacional para la
ex Yugoeslavia como en la Corte Penal Internacional para Ruanda.103
Estos problemas son especialmente frecuentes en las primeras etapas.
Más tarde, los mecanismos se pusieron en marcha.
En 2002, la Coalición por los Derechos de las Mujeres en Situación
de Conflicto preparó un amplio conjunto de recomendaciones para las
políticas y procedimientos con el objetivo de que se respetaran efec-
tivamente las necesidades de las mujeres involucradas en el proceso
de la Corte Penal Internacional para Ruanda.104 Las recomendaciones
se refieren a los procedimientos antes, durante y después del proceso
diseñado para proteger el Derecho de los testigos a la vida, a la identidad
y a su integridad psicológica.
Goetz105 elabora:
El tema de la atención médica a las víctimas durante su testimonio
ante el Tribunal se ha visto seriamente criticado por grupos de víctimas
en Rwanda (siendo AVEGA e IBUKA los principales críticos). En su
gran mayoría, las víctimas que han declarado por delitos de violación
son HIV positivos y tienen necesidad de asistencia médica. La Corte
Internacional para Rwanda se ha comprometido a prestar asistencia
médica a todos los testigos, bajo la Sección de Apoyo a las Víctimas y
Testigos del Tribunal(WVSS), sin embargo, esto no se extendió a las
necesidades a largo plazo ,cuando los testigos regresaron a Ruanda
después de testificar. Los grupos de Derechos Humanos de las mujeres
103 
http://www.womensrightscoalition.org/advocacyDossiers/rwanda/witnessProtection/
report_en.php and http://www.womensrightscoalition.org/advocacyDossiers/rwanda/
witnessProtection/protectionofwitnesses_en.php.
104 �
The Protection of Women as Witnesses and the ICTR (prepared by Eva Gazurek and
Anne Saris) found at http://www.womensrightscoalition.org/advocacyDossiers/rwanda/
witnesses.
105 �
M. Goetz. From Victims to Rights Holders: Women and Girls’ Demands from Transitional
Justice, Actionaid 2006.

46
Yael Danieli

en Rwanda quedaron consternados y se lanzó una petición internacio-


nal contra el Tribunal y las Naciones Unidas, recomendando en contra
de la cooperación con el proceso (resultando en una disminución del
número de testimonios de la violencia de género). Alegaron que el Tri-
bunal operó en un doble nivel: a los autores masculinos en custodia se
les proporcionó tratamiento antiretroviral, mientras que a las mujeres
víctimas se les negó el tratamiento vital. La ONU declaró que el Tribunal
no era una organización humanitaria, y que otras agencias de la ONU
en Rwanda, tales como UNDP y UNICEF estaban mejor posicionadas
para asegurar la provisión de cuidados médicos a largo plazo a todas
las victimas del genocidio.
El TPIY y el TPIR, así como el Tribunal Especial para Sierra Leona,
ninguno de ellos tienen un mandato para otorgar una indemnización a
las víctimas, ni tampoco podían satisfacer las necesidades a largo plazo
como una forma de reparación en el marco de la justicia reparadora.
Las víctimas fueron conducidas a obtener una reparación, en el caso
que la hubiera, en el marco nacional. La compensación fue reclamada
ante los tribunales nacionales en los Artículos 105 y 106 de las Reglas
de Procedimiento y Evidencia, de la Entrevista de Diagnóstico Interna-
cional Compuesta.106
Las unidades de Víctimas y Testigos deberían por lo tanto, realizar
evaluaciones periódicas de los testigos más vulnerables y vigilar su
situación. Ellos también deberían, en consulta con las oficinas de la
fiscalía, conducir asesoramientos previos al juicio en las comunidades
donde es probable que los casos, incrementen las animosidades y las
tensiones entre grupos , y tratar de diseñar los mecanismos adecuados
de protección y resolución de conflictos.
Isabel Wesselingh en su artículo Trauma and isolation await many
witnesses of UN court at home107 informa que “ Muchas víctimas de los
crímenes de guerra que testificaron ante la Corte para la anterior
Yugoeslavia retornan a su hogar traumatizados después de una com-
parecencia ante el tribunal psicológicamente exigente y a menudo se
sienten aislados.”

106 
See also Nowrojee, supra. n. 84.
107 
Agence France-Presse, 16 January 2004.

47
Victimolog í a

Wessenlingh elabora:
En marcado contraste con su papel crucial en el proceso judicial, las
víctimas que dan testimonio en La Haya se encuentran solas a su regreso
al hogar.108 No hay seguimiento de asesoramiento o ayuda material para
los testigos que a menudo vuelven a un país que enfrenta dificultades
económicas. “Ellos están orgullosos de haber testificado,
pero el estrés post-traumático es más pesado después de salir de
La Haya porque tenían que contar acontecimientos muy difíciles”, dijo
Dubranka Dizdarevic, un psicólogo de Sarajevo que ha trabajado con
víctimas de la tortura que declararon en La Haya.
Algunos testigos son rechazados por su comunidad debido a que
presentaron pruebas sobre los crímenes cometidos por los aldeanos. “,
Miodrag Milanovic, un psiquiatra de Prijedor, en el noroeste de Bosnia,
dijo:”Uno de mis colegas en el hospital, una enfermera de los serbios
de Bosnia, cayó en una depresión durante casi un año después de que
ella se fue a La Haya. Para mucha gente a su alrededor, la gente que
trabaja con el tribunal son traidores”.
La difícil situación económica y la sensación de inseguridad, especialmente
para las víctimas que viven en zonas donde los nacionalistas todavía detentan
el poder, cobran un alto precio a los que dan testimonio. Wendy Lobwein
Jefe Adjunta de la Sección de Víctimas y Testigos de la ex Yugoslavia y
terapeuta dice:”Los testigos nos dicen que necesitan bienes materiales.
A veces los testigos se sienten utilizados, tienen expectativas que la
corte no puede satisfacer”.

Para suavizar el golpe a los testigos que regresan, la sección de víc-


timas y testigos del tribunal decidió crear una red de salud y bienestar
en Bosnia-Herzegovina, donde reside el 59 por ciento de los 2.330
testigos del tribunal, que declaró desde 1998.
En diciembre de 2003, en una conferencia pagada por la Unión Eu-
ropea, 24 psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales de Bosnia - los

Stover also reports that the few ICTY witnesses he interviewed who experienced
108 �

cathartic feelings immediately or soon after testifying in The Hague found that” the
glow quickly faded once they returned to their shattered villages and towns.” (supra.
n. 90 at p. 131).

48
Yael Danieli

serbios de Bosnia, los croatas de Bosnia y los musulmanes de Bosnia - se


reunieron en el tribunal. El objetivo de la conferencia fue intercambiar
experiencias y debatir un protocolo para el seguimiento de los servicios
cuando los testigos regresan a sus hogares, especialmente en lo que
respecta a cuestiones de confidencialidad.
Tuzla Alija Sutovic, un psiquiatra que trabaja con sobrevivientes de
la masacre de Srebrenica, dijo a la AFP:”Los profesionales que trabajan
con las víctimas se sienten muy aislados en Bosnia. Es muy positivo
poder cumplir con ellos aquí en La Haya y ver que todas las víctimas
son iguales y tienen los mismos problemas”.
Según Lobwein,109 esta conferencia fue seguida por otra convo-
catoria de especialistas de salud de Serbia y Montenegro, Croacia y
Kosovo. Los miembros del grupo de apoyo fueron llevados a La Haya
para conocer en vivo el funcionamiento de la Corte para que puedan
ofrecer un apoyo significativo a la víctima y los testigos antes, durante
y después de testificar. Esto condujo a la creación de una red de apoyo
en el lugar, en todos los estados.
Una conferencia final trajo a Sarajevo, 60 miembros seleccionados de
esos grupos, junto con 20 jueces y fiscales de cada estado o provincia,
para aplicar los conocimientos que habían acumulado en La Haya y sus
propias experiencias, con el objetivo de lograr el intercambio de los
testigos y futuras colaboraciones.
Lobwein concluyó:”Funcionó, porque 18 meses después, tres esta-
dos firmaron un acuerdo de colaboración. Fue un sueño hecho realidad”.
Corresponde a la Corte Penal Internacional continuar aprendiendo de
errores anteriores de los tribunales y de las soluciones intentadas para
encontrar maneras óptimas de apoyar a las víctimas antes, durante y
después de prestar testimonio.

Conclusión
Este trabajo ha examinado las víctimas y las experiencias de supervi-
vencia desde la perspectiva psicológica, haciendo hincapié en la necesidad
de un marco integrador multi-dimensional y multi-disciplinario, para la

Interview with Wendy Lobwein (7 March 2008).


109 �

49
Victimolog í a

comprensión de un trauma masivo y sus consecuencias, en particular


la conspiración de silencio. Se han delineado las necesidades y preocupa-
ciones de las víctimas / sobrevivientes, así como la instrumentación de
la justicia reparadora, en los que la reparación per se no es ni el único
componente, ni la única meta última de las víctimas. Más bien, la justicia
reparadora insiste en que cada paso a través de la experiencia de la
justicia en su totalidad - desde el primer momento de encuentro de la
Corte con un testigo potencial, a través del seguimiento de los testigos
después de su regreso al hogar y las consecuencias de la conclusión del
caso -presenta una oportunidad para la reparación y la cicatrización. Por
el contrario, cada paso a través de la experiencia de la justicia podría
exacerbar la conspiración de silencio perdiendo o descuidando la opor-
tunidad de curar a las víctimas y su reintegración en sus comunidades y
sociedades, o peor aún, por la (re) victimización y (re) traumatización,
o siendo parte de su victimización. Si bien la restitución, la rehabilitación
o la compensación sólo puede venir después de que el proceso ha con-
cluido, el proceso no obstante, puede proporcionar numerosas formas
de satisfacción en el camino, particularmente, si todos los profesionales
que interactúan con las víctimas , lo hacen de manera empática, digna
y respetuosa, atentamente, protegiendo a las víctimas de posteriores
traumas y de las burocracias innecesarias y facilitando oportunidades
para contribuir a un registro colectivo y a una memoria compartida. Si
los posibles testigos llegan a considerar que los han tratado de manera
denigrante, injusta, a distancia también, o indiferente a sus derechos e
intereses, esta negligencia puede obstaculizar la cooperación futura de
las mismas personas que estamos tratando de servir.
Esto requiere la formación continua de todos los profesionales, ya
sean jueces, fiscales, abogados, intérpretes, sobre todos los aspectos de
los mandatos de los tribunales relacionados a las víctimas, incluidos sus
culturas y tradiciones, ya que conciernen a la justicia y al trauma. Esta
formación debe también incluir una atención continua a los cuidados
personales para contrarrestar la victimización vicaria.110 Gran parte

110 �
Danieli, Y. (ed.) (2002). Sharing the Front Line and the Back Hills. See also, Danieli, Y.
(1994). “Countertransference, Trauma and Training,” in J.P. Wilson and J. Lindy (eds.),
Countertransference in the Treatment of Post-Traumatic Stress Disorder, New York: Guilford

50
Yael Danieli

del contenido de este capítulo debe ser tomado también como una
invitación para la muy necesaria investigación empírica sistemática y el
desarrollo de planes de estudio. La tarea puede ser inmensa, pero a la
larga los resultados serán una pieza invaluable en el edificio del derecho
internacional.
En cuanto a los fondos, que con demasiada frecuencia no son su-
ficientes, estoy de acuerdo con Stover que en última instancia parece
hipócrita crear un tribunal internacional con una amplia gama de pro-
tección de testigos y servicios de apoyo en los papeles, y no pueden
proporcionar a su personal adecuados recursos para cumplir con sus
deberes y obligaciones según lo dispuesto en el Estatuto de los tribu-
nales
En el estudio de Stover del TPIY, los testigos dieron las calificaciones
más altas a los fiscales e investigadores, quienes los trataron con respe-
to, les informaron de sus derechos, los tuvieron al tanto del desarrollo
en sus casos, los prepararon para declarar, y les dieron parte después
de abandonar el estrado. Según ellos, una buena preparación previa al
juicio incluye informar a los testigos de la fecha del juicio con suficiente
antelación, informarles acerca de las medidas de protección disponibles,
mantener el contacto durante la fase de instrucción, especialmente en
relación con los retrasos en las fechas del juicio, orientarlos respecto a
la distribución física del tribunal, y para informarles sobre la naturaleza
contenciosa de los procedimiento del juicio. Por encima de todo, él
sugiere, que debería requerirse que los fiscales e investigadores durante
su primer encuentro con todos los testigos potenciales les informaran
de sus derechos. La oficina del fiscal también debería desarrollar un
procedimiento, en consulta con la sección del testigo, para el segui-
miento de los casos en los cuales una apelación a la Cámara revoca el
veredicto de culpabilidad, en los causas en las que ellos testificaron.111
Estoy totalmente de acuerdo con estas recomendaciones.
Los jueces pueden desempeñar un papel extremadamente impor-
tante para garantizar que los testigos sean tratados con dignidad. En

Press at pp. 368-388.


111 �
E. Stover. The Witnesses: War Crimes and the Promise of Justice in The Hague, supra.
n. 90, at pp. 152.

51
Victimolog í a

particular, deben estar atentos y de forma más rápida para poner fin
a cualquier comportamiento abusivo o irrespetuoso por parte de los
abogados defensores y los fiscales durante el interrogatorio; ofrecer a
los testigos la oportunidad de hacer una declaración al término de su
testimonio; realizar evaluaciones periódicas de la eficacia de las medidas
de protección de la corte y emitir recomendaciones para mejorar estos
procedimientos.112
Uno de los obstáculos para realizar el duelo, experimentado por los
sobrevivientes es la culpa del sobreviviente. El acto de ser testigo público
y dar testimonio, y la sentencia del Tribunal de Justicia, les otorga a las
víctimas una reivindicación por la culpa de los sobrevivientes. Además,
cada víctima tiene sólo su propia historia de ruptura. Las Cortes, al ge-
nerar documentos, ayudan a las víctimas no sólo a crear una narrativa
coherente de lo que ellos mismos han vivido, y un sentido de lo que los
familiares no tienen conocimiento de haber sufrido, sino también para
comprender el contexto global de su sufrimiento.

Traducción: Verónica Bouvier

112 
Ibid. at p. 153.

52
Los Derechos Humanos de las víctimas

Dra. Ana Gloria Robles Osollo1


México

“Nada es más importante para el Estado


que la instrucción de la juventud.
Ella es la base sobre la que descansan
las instituciones sociales.”
Dr. José María Luis Mora

Introducción
Los Derechos Humanos de las víctimas y la atención integral a las
mismas han despertado interés y relevancia en las últimas décadas, con
el objeto de redimensionar su papel y meditar sobre la atención y la
obligación que el Estado tiene en favor de las víctimas.
Fue en 1973 cuando se gestó un movimiento enfocado a lograr
un mejor trato para la víctima del delito por parte de la autoridad, y a
promover una indemnización o compensación con cargo al Estado como
consecuencia del delito. Derivado en la elaboración de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Principios Fundamentales de Justicia
para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder en 1985.
La dinámica de los sistemas jurídicos del mundo y, en consecuencia,
de los gobiernos de cada uno de los Estados no ha brindado un trata-
miento uniforme en materia de victimas, para algunos es un tema de
poca o nula importancia y ello explica, sin que pueda admitirse como
justificación, la falta de estudio, investigación y reconocimiento legal de
un mínimo de derechos a favor de la víctima.
1 
Directora del Programa de Atención a Víctimas del Delito. Comisión Nacional de
Derechos Humanos de México.

53
Victimolog í a

En México, desde la expedición de la Constitución de 1917, motivada


más por cuestiones políticas que jurídicas, otorgó una extraordinaria
fuerza el Ministerio Público para decidir discrecionalmente sobre el
ejercicio o no ejercicio de la acción penal, tuvieron que pasar cerca de
76 años hasta 1993, para que se reformara el artículo 20 de la Cons-
titución Federal y se reconociera por primera vez en el texto de la
constitución derechos a favor de las víctimas del delito, derechos que
fueron ampliados posteriormente en 2000 y 2008.
Esta importante Reforma trajo como consecuencia se inician una
serie de reformas de los distintos códigos sustantivos y adjetivos penales
del país, se expidieran leyes sobre víctimas del delito en general y de
violencia familiar, así como la creación de algunas instituciones de aten-
ción victimológica que auxiliaran a la tarea, impulsadas desde el Estado
como desde la sociedad civil, respaldado por movimientos mundiales
que ya llevaban camino andado favoreciendo en el ámbito universal la
creación de la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Jus-
ticia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, adoptada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1985.2 Que sin duda
generó un impacto importante.
En septiembre del 2000, se reforma nuevamente el artículo 20 cons-
titucional para crear un apartado A que contemplara los derechos de los
inculpados, y un apartado B que contemplara un catálogo más completo
de los derechos de las víctimas y ofendidos del delito, que reconocía
principalmente el derecho a recibir asesoría jurídica, a ser informado de
sus derechos y del desarrollo del procedimiento penal; a coadyuvar en
todo momento con el Ministerio Público brindando los datos con que
cuente; a recibir atención médica y psicológica de urgencia; a que se le
repare el daño, y tratándose de menores de edad, no se les obligue a
carearse con el inculpado en caso de delitos de violación y secuestro,
derechos que sin duda visibilizaban la participación de la víctima en el
proceso. Posteriormente en 2008 se reforma en lo relativo al juicio oral
quedando éste regulado en el inciso A del 20 constitucional pasando
los derechos de las víctimas al inciso C.

2 
Cfr. Armenta López, Leonel. Víctimas del delito en México: marco jurídico y sistema
de auxilio. UNAM. México. 2004., p. 4

54
Ana Gloria Robles Osollo

Esta Reforma Constitucional sirvió de plataforma para activar la


producción legislativa e institucional para brindar una mejor atención
a la víctima del delito, creando infraestructura y legislación específica
sobre derechos de victimas en las distintas entidades federativas.

Importancia de la enseñanza de los Derechos Humanos de las víctimas.


El reconocimiento Constitucional de los Derechos Humanos de
las víctimas, sin la debida enseñanza y capacitación hacia la sociedad
y los servidores públicos, hace nugatoria la eficacia en la protección y
defensa de los mismos.
Sin lugar a dudas, la educación en nuestro país ha sido una de las
cuñas que han permitido el avance democrático y político de nuestra
sociedad. La historia así lo devela, los vaivenes ideológicos, religiosos,
los movimientos revolucionarios de alguna manera han contado con la
educación como vértice, como catalizador y como factor determinante
para la transformación de nuestro país.
Por lo que resulta un acierto que la última Reforma Constitucional
en materia de Derechos Humanos del pasado 10 de junio de 20113,,
haya contemplado dentro de los 11 artículos reformados, la inclusión de
la enseñanza de los Derechos Humanos en la educación que se imparta
a los escolares como lo establece el actual artículo 3°, lo que permitirá
formar nuevas generaciones con una mayor conciencia y conocimiento
de lo que significan los Derechos Humanos, y en esta medida como
ciudadano poder exigir su protección y defensa y como servidor público
contar con una formación adecuada en el tema para poder respetarlos,
difundirlos y protegerlos.
La divulgación, promoción y estudio de los Derechos Humanos ha
sido parte de la tarea esencial de la Comisión Nación de los Derechos
Humanos4, desde el año de 1992, así como su protección y observancia,

3 
Publicada en el diario oficial de la federación el pasado 10 de junio de 2011.
4 
Artículo 102. A. (…) B. (…) Los organismos a que se refiere el párrafo anterior, formu-
larán recomendaciones públicas, no vinculatorias, denuncias y quejas ante las autoridades
respectivas. Todo servidor público está obligado a responder las recomendaciones
que les presenten estos organismos. Cuando las recomendaciones emitidas no sean
aceptadas o cumplidas por las autoridades o servidores públicos, éstos deberán fundar,

55
Victimolog í a

como lo prevé la propia Ley orgánica5.


El desarrollo de una cultura de los Derechos Humanos y de los
Derechos Humanos de las víctimas, logrará sin duda con el tiempo,
disminuyan los casos de abuso de poder por parte de los servidores pú-
blicos, y permitir a la población en general un mayor conocimiento sobre
sus Derechos Humanos fundamentales que conllevan intrínsecamente
valores universales formando generaciones inmersas en una cultura
de la legalidad, de la prevención del delito favoreciendo la paz social.
Otro aspecto importante es la armonización de nuestro cuerpo de

motivar y hacer pública su negativa; además, la Cámara de Senadores o en sus recesos la


Comisión Permanente, o las legislaturas de las entidades federativas, según corresponda,
podrán llamar, a solicitud de estos organismos, a las autoridades o servidores públicos
responsables para que comparezcan ante dichos órganos legislativos, a efecto de que
expliquen el motivo de su negativa. Estos organismos no serán competentes tratándose
de asuntos electorales y jurisdiccionales. (…) La Comisión Nacional de los Derechos
Humanos podrá investigar hechos que constituyan violaciones graves de Derechos
Humanos, cuando así lo juzgue conveniente o lo pidiere el Ejecutivo Federal, alguna de
las Cámaras del Congreso de la Unión, el gobernador de un Estado, el Jefe de Gobierno
del Distrito Federal o las legislaturas de las entidades federativas.
5 
“Art. 2°. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es un organismo que cuenta
con autonomía de gestión y presupuestaria, personalidad jurídica y patrimonio propios, y
tiene por objeto esencial la protección, observancia, promoción, estudio y divulgación de los
Derechos Humanos que ampara el orden jurídico mexicano.” Art. 6°. La Comisión Nacional
tendrá las siguientes atribuciones: VII. Impulsar la observancia de los Derechos Humanos
en el país; IX. Promover el estudio, la enseñanza y divulgación de los Derechos Humanos
en el ámbito nacional e internacional; XI. Elaborar y ejecutar programas preventivos en
materia de Derechos Humanos; XIII. Formular programas y proponer acciones en co-
ordinación con las dependencias competentes que impulsen el cumplimiento dentro del
territorio nacional de los tratados, convenciones y acuerdos internacionales signados y
ratificados por México en materia de Derechos Humanos; Ley de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos. Publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 29 de junio
de 1992, incluye las reformas publicadas en el Diario Oficial del 26 de noviembre de
2001, 26 de enero, 6 y 30 de junio de 2006. Con posterioridad en el 2003 se modifica
el artículo 7° de la Ley General de Educación. Para establecer que “La educación que
impartan el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares con autorización o
con reconocimiento de validez oficial de estudios tendrá, además de los fines establecidos
en el segundo párrafo del Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, los siguientes:… VI. Promover el valor de la justicia, de la observancia de la
Ley y de la igualdad de los individuos ante ésta, así como propiciar el conocimiento de los
Derechos Humanos y el respeto a los mismos. “Reformada el 13 de marzo de 2003.

56
Ana Gloria Robles Osollo

leyes con la doctrina internacional, al modificar en el primer capítulo de


la Constitución Federal la denominación “De las garantías individuales”
por el “De los Derechos Humanos y sus Garantías” y por otra parte
al ampliar el catálogo de los derechos fundamentales positivisados en
nuestra Constitución política, con los reconocidos en los Tratados
internacionales ratificados por México.
La enseñanza de los Derechos Humanos debe entenderse como una
tarea fundamental del Estado, para ser difundida en todos los órdenes
de gobierno tanto vertical como horizontal poniendo especial énfasis a
la enseñanza y capacitación a los servidores públicos en lo concerniente
a los Derechos Humanos de las víctimas considerando las circunstancias
que actualmente vivimos como país, al enfrentar severos problemas de
seguridad pública, que nos obliga a redoblar compromisos y responsa-
bilidades como Estado, como sociedad y como individuos.
No en vano el desarrollo constitucional de nuestro país, ha tenido
como esencia la lucha por el reconocimiento, defensa, protección y
garantía de los Derechos Humanos, es por ello que después de la con-
quista constitucional en la materia, se vuelve imperante su difusión y
enseñanza, sobre todo para los sectores más vulnerables6.
Fomentar el respeto a las diferencias, a la libertad, a la igualdad, a la
no discriminación, la tolerancia y poniendo como centro de la balanza la
dignidad y la integridad de las personas, como lo prevé la propia Cons-
titución Federal en el capítulo de los Derechos Humanos, sin las cuales
no podremos abrevar a la civilidad ni a la conquista de la paz social, tan
necesarias para frenar el índice tan alto de inseguridad pública que ha
ocasionando un sin número de víctimas de toda índole en nuestro país.

6 
Actualmente la CNDH cuenta con distintos programas especiales y Direcciones
Generales para la atención de grupos vulnerables como son: Programa sobre Asuntos
de la Mujer la Niñez y la Familia, Programa VIH/Sida y Derechos Humanos, Programa
de Agravio a Periodistas y Defensores Civiles, Programa de Asuntos de la Mujer y de
igualdad entre mujeres y hombres, Programa Contra la Trata de Personas, Dirección
Generales para la atención de migrantes, Dirección General contra la trata de personas,
Dirección General de mecanismos de prevención de la tortura ,la Visitaduría general
para la protección de los pueblos indígenas y el Programa de Atención a Víctimas del
Delito y Abuso del Poder, entre otros.

57
Victimolog í a

Los Derechos Humanos de las víctimas.


Los Derechos Humanos son: prerrogativas o atributos inherentes
a la persona humana, indispensables para asegurar su pleno desarrollo
dentro de una sociedad organizada, los cuales necesariamente deben
ser reconocidos por el Estado a través de su Constitución, los tratados
internacionales, ratificados por éste y las leyes que de ella deriven7
Los Derechos de las víctimas del delito forman parte de los Derechos
Humanos, que tienen como objeto mejorar la calidad de vida de las per-
sonas y brindarles una protección contra todo acto arbitrario de poder.
Dentro de la clasificación generacional que se hace de los Derechos
Humanos, los derechos de las víctimas forman parte de los derechos de
segunda generación, lo que implica que se exija la voluntad del Estado,
su participación para que éstos puedan hacerse efectivos.
La víctima del delito, en sentido estricto, debe entenderse como la
persona que sufre el ataque directo por parte de un individuo y que le
ocasiona una lesión o puesta en peligro de sus bienes o derechos.8
En efecto, la víctima que interesa para efectos penales es la que sufre
el perjuicio, por lo que de manera tradicional se le concibe como el ser
humano que padece daño a los bienes jurídicamente protegidos: vida,
salud física y mental, propiedad, honor, honestidad, libertad, propiedad,
integridad corporal, seguridad personal, entre otros, por un hecho de
otro, e incluso por los accidentes debidos a factores humanos, mecá-
nicos o naturales.9
En materia de víctimas, siguiendo a la definición que establece la
7 
Armenta Lopez, Leonel, op. cit. P. 6
8 
El uso del concepto de víctima ha propiciado que algunos autores, como es el caso de
Israel Drapkin, consideren un problema de polisemia en dicho concepto; por una parte,
puede ser utilizado para referir al ser vivo sacrificado a una deidad en cumplimiento de
un mito religioso o dedicado como ofrenda a algún poder sobrenatural, por otro lado,
se le suele utilizar en relación a la persona que sufre o es lesionada por otra que actúa
movida por una gran variedad de motivos o circunstancias. Drapkin, Israel, Criminología
de la violencia, Buenos aires, Depalma, 1984, pp. 62 y 63. En el mismo sentido, para
Elias Neuman el vocablo víctima apela a dos variantes vincere: animal que sacrificaban
a los dioses y deidades, o bien, vincere, que representa el sujeto vencido. Es frecuente
encontrarlo con la misma raíz en la lengua inglesa “victim”, en la francesa “victime” y en
la italiana “vittima”. Victimología. El rol de la víctima en los delitos convencionales y no
convencionales, México, Cárdenas, 1992, pp.24 y ss.
9 
Neuman, Elias, Victimología..., Op. Cit., p. 25.

58
Ana Gloria Robles Osollo

Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las


Víctimas de Delitos y de Abuso de Poder, sin duda el concepto de
víctima amplía su espectro y ya no solo se hace referencia a las vícti-
mas directas e indirectas, si no que su alcance contempla además a los
vecinos, amigos, testigos, peritos, abogados, u personas o servidores
públicos que auxiliaron a la víctima y sufrieron algún daño al sufrir alguna
afectación derivada de conductas prohibidas en el ordenamiento penal
vigente que constituyen delitos tratándose de particulares y violaciones
a Derechos Humanos cuando la conducta deriva de la indebida conducta
de un servidor público.
El artículo 20 apartado “C” de la Constitución Política de los Esta-
dos Unidos Mexicanos establece el derecho a recibir asesoría jurídica
completa, lo que implica que se le informe a la victima de los derechos
que la Constitución Federal y la legislación mexicana le reconoce, y
se le expliquen las posibles acciones legales y los efectos jurídicos de
las decisiones, actuaciones y recursos procesales que se inicien o se
lleven a cabo contra el presunto responsable del hecho delictivo del
que fue víctima. Explicarle las fases del procedimiento jurídico desde la
averiguación previa y las estepas del proceso así como la reparación del
daño. Evidenciando la desigualdad que existe todavía para la víctima con
el inculpado al contar este con un defensor particular o público que lo
represente, asesore y asista jurídicamente y no tener propiamente la
víctima un defensor victimal que lo represente, sino estar a cargo del
ministerio público su auxilio con las implicaciones que conlleva.
Coadyuvar con el ministerio público, que permite la intervención
de la víctima u ofendido a lo largo de la averiguación previa y procedi-
miento penal pudiendo aportar las pruebas relacionadas con los hechos
y reforzar la acusación.
Recibir atención médica cuando las circunstancias del caso lo requie-
ran, deberán recibir servicios de atención médica de urgencia, para lo
cual serán atendidas o canalizadas inmediatamente a los centros médicos
y hospitalarios más cercanos e idóneos acompañándolas para verificar
que el personal de dichas instituciones de salud les proporcionen la
atención que corresponda, con la mayor sensibilidad y que tome las
medidas adecuadas para garantizar su integridad física y se documente

59
Victimolog í a

cuidadosamente la condición en que éstas llegaron, prestando atención


especial a sus necesidades.
Recibir atención psicológica de urgencia, esto es proporcionar servi-
cios de primeros auxilios psicológicos en la etapa de crisis, mediante el
apoyo psicoterapéutico, para que las víctimas que lo requieran puedan
afrontar el evento traumático del delito, así como sus efectos emocio-
nales y la respuesta social, a fin de proteger, adaptar y mantener la salud
mental, y para que recuperen la funcionalidad disminuida o perdida,
recibiendo el tratamiento de rehabilitación necesarios.
Resguardo de la identidad y otros datos personales sobre todo
tratándose de menores de edad en casos de violación y secuestro, de
delincuencia organizada y cuando el juez lo considere conveniente, el
establecimiento de medidas cautelares para la protección de víctimas,
ofendidos testigos y sujetos que intervengan en el proceso, la impug-
nación de actuaciones del Ministerio Público por negligencia o dilación
en la investigación, por resoluciones de reserva, por no ejercicio de la
acción penal, desistimiento de la misma o suspensión del procedimiento
por no estar satisfecha la reparación del daño, así como medidas para
la protección y restitución de derechos de las víctimas.
Además de los reconocidos por la Constitución Federal, algunas
otras legislaciones, códigos federales y locales, y leyes de victimas po-
demos destacar: el derecho a un intérprete o traductor; derecho a ser
notificado de todas las resoluciones que se emitan durante el proceso;
derecho a proteger la confidencialidad de las victimas ante medios de co-
municación bajo la responsabilidad de los Fiscales y Juzgadores; derecho
a la mediación y la conciliación para solución de controversias; derecho a
un trato respetuoso, comprensivo y digno a la víctima; derecho a no ser
discriminado; derecho a recibir una justicia pronta, expedita y gratuita;
derecho a que los servidores públicos se conduzcan con legalidad, ho-
nestidad, lealtad, profesionalismo, eficiencia y eficacia; derecho a quejarse
ante la Contraloría interna de las procuradurías generales de justicia
y a denunciar ante la Fiscalía para servidores públicos o ante cualquier
agente del ministerio público por violaciones a los derechos de victimas;
derecho a tener acceso al expediente; derecho a ser informados de
las consecuencias jurídicas del otorgamiento del perdón en delitos de
querella; el derecho a solicitar para menores de 18 años, la designación
60
Ana Gloria Robles Osollo

de un abogado victimal para defensa de su derechos; derecho a obtener


gratuitamente copias de las actuaciones; derecho a intervenir en los
debates de juicio oral; derecho al fondo de auxilio para las víctimas del
delito; entre otros derechos. Es por ello importante propiciar que
las autoridades en el ejercicio de sus funciones se abstengan de anular
o desconocer tales derechos o de utilizar mecanismos que provoquen
una doble victimización o victimización institucional para evitar extender
los efectos del delito.
Para ello, se deberán adoptar las medidas conducentes que minimi-
cen las molestias causadas, protejan su integridad, garanticen tanto su
seguridad como la de sus familiares y la de los testigos en su favor, contra
todo acto de intimidación y represalia; con el propósito primordial de
prevenir o en su caso disminuir la victimización secundaria, derivada
de las imprudentes o inapropiadas prácticas administrativas por parte
de los servidores públicos.

¿Que entendemos por victimización institucional o secundaria?


Son las acciones u omisiones que llevan a cabo los servidores pú-
blicos que de alguna manera prestan un servicio vinculado a la atención
de víctimas como lo son, desde el personal que conforma los cuerpos
de policía, ministerios públicos, las personas responsables de instruir
los procedimientos de justicia, el personal hospitalario, las autoridades
escolares, asesores victímales y los servidores públicos que atienden
víctimas en general entre otras instituciones que por diversas conduc-
tas como, la discriminación que pueden sufrir por distintos motivos,
el inadecuado uso del lenguaje, la falta de aceptación de la condición
de víctima, la negación de la prestación del servicio solicitado, largo
tiempo de espera para poder presentar una denuncia, indiferencia al
estado emocional de la víctima, el condicionamiento de la atención
psicológica por parte de los centros de atención victimológica de las
procuradurías a la presentación de la denuncia, cuando tratándose de
algunos delitos como los sexuales o secuestro se necesita precisamente
del auxilio psicológico para preparar a la víctima y esté en condiciones
de presentar la denuncia.
Este tipo de conductas, vuelven a victimizar a la persona que ya sufrió

61
Victimolog í a

algún daño a su persona por parte de la delincuencia o por abuso de po-


der, y es nuevamente dañada pero por parte de las personas que deben
prestarle auxilio para accesar al sistema de justicia, por una inadecuada
preparación del servidor público que no cuenta con la sensibilidad, las
características especiales o empatía para la atención victimológica.
La sensibilidad y empatía adecuadas por parte del servidor público,
se torna fundamental para lograr que las necesidades de las víctimas
sean visibilizadas y se genere el vínculo de confianza con la víctima
desde el primer contacto. Evaluar las dimensiones del problema, se
identifiquen las soluciones alternativas, se auxilie en la resolución de
necesidades inmediatas y futuras de la víctima que permitan ayudarla
y orientarla en la toma de decisiones, acompañándola en las diversas
acciones concretas a ejecutar, la canalización a las autoridades compe-
tentes para la presentación de la denuncia, o para la gestión de algún
trámite, el brindarles protección a su integridad física y emocional, el
asesoramiento adecuado para el estado de crisis en que se encuentra,
el contar con un asesor victimal, el acceso efectivo a la denuncia del
delito, el acompañamiento durante la denuncia, la investigación, el pro-
ceso y la conclusión del proceso y en su caso, la posibilidad de recibir
tratamiento psicológico posterior.
La participación del Estado debe manifestarse en el desarrollo de
políticas públicas que permitan la satisfacción de las necesidades inmedia-
tas de las víctimas, que generen una cultura de la denuncia y se facilite el
acceso a la justicia, y crezca la confianza en la tutela jurídica del Estado,
se fomente el respeto y protección de los derechos de las víctimas, se
realicen las adecuaciones legislativas en materia de víctimas, y se cree
un fondo para la atención a víctimas y un presupuesto delimitado para
el mismo fin.
Es por ello que los servicios victimológicos se brindan en tres ver-
tientes, como son la médica, la psicológica y la jurídica.

62
Ana Gloria Robles Osollo

Programa de Atención a Víctimas del Delito y del Abuso de Poder de la


Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México.
En el año 2000, la Comisión Nacional de Derechos Humanos10
crea un Programa de Atención a Víctimas del Delito y del abuso del
poder, con el fin de brindar orientación y atención tanto jurídica como
psicológica a las personas que hayan sido víctimas de delitos y de abuso
de autoridad.
Sin duda, la inseguridad se ha agudizado en la última década, pro-
ducto de problemas coyunturales no resueltos como lo son: la pobreza,
la deficiencia educativa, el incremento del desempleo y la pérdida de
legitimidad del Estado. Estos factores conforman un crisol especial
que impiden la generación de condiciones favorables para desalentar y
combatir el fenómeno de la delincuencia, y como consecuencia de ello,
reducir el número de víctimas del delito violento que crece en cifras día
con día, acrecentando la labor y compromiso por parte de la Comisión

En México existen dos sistemas de Protección a los Derechos Humanos: a) Sistema


10 

de Protección Jurisdiccional y, b) Sistema de Protección no Jurisdiccional. La protec-


ción jurisdiccional está a cargo de: 1. Juicio de amparo, ante el Poder Judicial Federal.
2. La acción de inconstitucionalidad. 3. Medios de impugnación en materia electoral,
4. Facultad de investigación de violaciones graves a Derechos Humanos originalmente
a cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la CNDH, queda a ahora a
cargo exclusivo de la CNDH. Sistema de protección no Jurisdiccional de los Derechos
Humanos, está la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para el ámbito federal,
conoce de quejas en contra de actos u omisiones relacionadas con presuntas violaciones
a los Derechos Humanos cuando éstas fueren imputadas a autoridades y servidores
públicos, con excepción de los del Poder Judicial de la Federación, y un organismo de
protección de los Derechos Humanos en cada entidad federativa para conocer de los
actos violatorios imputados a autoridades y servidores públicos estatales y/o municipales
de su entidad federativa. La CNDH, es un organismo autónomo, con personalidad jurídica
propia y patrimonio propios, perteneciente al Estado mexicano para la protección de los
Derechos Humanos que ampara el orden jurídico mexicano, para investigar las quejas e
inconformidades sobre presuntas violaciones a Derechos Humanos de carácter federal,
o local; lograr la conciliación entre las partes; emitir recomendación no vinculatoria;
recomendaciones generales, informes Especiales, promover, capacitar y difundir los
DH, como lo determina el artículo 102 apartado B de la CPEUM, la Ley de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos y el Reglamento interno de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos, así como Leyes y reglamentos de los distintos organismos
públicos, emitidos por el Congreso de la Unión y los locales.

63
Victimolog í a

Nacional de los Derechos Humanos que trabaja a través del Programa


de atención a víctimas desempeñando distintas actividades como
La prestación de los servicios victimológicos se brinda en tres ver-
tientes brindando un trato digno, de calidad y calidez

ATENCIÓN PSICOLÓGICA
• En casos de urgencia.
• Brindar primeros auxilios psicológicos durante la etapa de
crisis.
• Canalización de la víctima a las instituciones correspondientes,
para su plena recuperación y funcionalidad.
• Preparación para la denuncia.
• Acompañamiento.

ATENCIÓN JURÍDICA
• Informar y orientar sobre los derechos y procedimientos pre-
vistos en el orden jurídico mexicano en materia de procuración
y administración de justicia.
• Llevar un seguimiento del caso mediante correo electrónico
para mantener a la victima informada.
• Acompañamiento.
• Promover una justicia pronta y expedita.
• Eficientar los mecanismos para la reparación del daño.

ATENCIÓN MÉDICA
• Proporcionar atención médica de urgencia.
• Gestionar apoyos y servicios para las víctimas del delito y/o
familiares ante instituciones públicas y privadas.

Parte de la estrategia de la Comisión Nacional para fortalecer la


atención victimal hacia todo el país, es precisamente la conformación de
una la red nacional de atención integral a las victimas del delito en general
y del delito de secuestro.
Que nace con la firma de Convenios de Colaboración entre las
distintas entidades federales de la república entre el Presidente de la

64
Ana Gloria Robles Osollo

Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Gobernador del Estado


respectivo, el Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos
correspondiente y en algunas ocasiones con el Procurador de Justicia
o Fiscal del estado correspondiente, con la finalidad de brindar apoyos
para la capacitación al servidor público que atiende víctimas por parte
de la CNDH, organizar foros, diplomados entre otras actividades para
efecto de difundir los Derechos Humanos de las víctimas.
Lograr una eficiente cobertura institucional en cada estado para la
atención a las víctimas, fomentando la cultura de los derechos de las
víctimas, cultura de la legalidad victimal, cultura de la denuncia, cultura
de la prevención del delito.
Parte de los objetivos del Programa es la promoción, la defensa y la
divulgación de los Derechos Humanos de las víctimas del delito, tanto
a servidores públicos como a la sociedad en general, participando en
escuelas y universidades, en la organización de eventos, foros, debates,
talleres y jornadas nacionales sobre víctimas del delito y Derechos Hu-
manos, así como la elaboración de manuales, trípticos e investigaciones
vinculadas al tema.
Optimizar recursos humanos y financieros por parte de las distintas
instituciones que brindan algún servicio victimal, y aportarlos a la Red
para fortalecer la atención integral, identificando las especialidades psico-
lógicas de cada institución, existencia de traductores, de capacitadores,
infraestructura para capacitación etc.
Potenciar y acercar los servicios victimales a la sociedad,
Brindar atención inmediata, profesional y gratuita.
Capacitar al servidor público, logrando en su momento la certifica-
ción como especialista jurídico o psicólogo o asesor victimal para bridar
mayor estabilidad al personal que da atención victimológica, así como
brindar atención al servidor público para que pueda tener auto cuidados
psicoemocionales que le permitan desempeñar mejor su trabajo con
un mejor control del estrés y en caso de ser necesario reciba terapia
especializada para evitar el desgaste profesional por empatía y genere
para que se otorgue un servicio de calidad y calidez para que no ocurra
la victimización institucional.
Coordinación interinstitucional a través de los enlaces entre las
distintos establecimientos del sector público y privado que brinden
65
Victimolog í a

algún tipo de atención a víctimas del delito entre instituciones como la


propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos, las Comisiones
Estatales de los Derechos Humanos, las Procuradurías de Justicia o
Fiscalías, los centros de atención a víctimas, las Procuraduría de defensa
del menor del DIF, los Institutos de la Mujer, Institutos de Salud Mental,
Secretaría de Educación, Secretaría de Salud, Tribunales Superiores de
Justicia, Poder Legislativo, entre otros.
Capacitación del servidor público y de la población en general respecto
a los Derechos Humanos de las víctimas,
Se establezca el seguimiento del caso a efecto de que se logre final-
mente la justicia para la víctima.
Fortalecer los Centros de Atención a Víctimas en cada estado:
Pertenecientes a las Comisiones de Derechos Humanos, Procuradurías
de Justicia de los Estados, y de las unidades regionales de la Procura-
duría General de la República para trabajar en conjunto homologando
leyes, estrategias de atención , capacitación y lo más importante: trabajo
coordinado.

A manera de conclusión.
Considero que la prevención del delito, el fomento del a denuncia,
la difusión de los Derechos Humanos, los derechos de las víctimas, la
capacitación, la sensibilización de servidores públicos, la coordinación
interinstitucional, la atención misma a los servidores públicos para
evitar el desgaste profesional por empatía, el fomento de la cultura
de la legalidad, la acertada adecuación de las reformas legales para el
establecimiento del sistema penal acusatorio y la homologación del ca-
tálogo de los derechos victimales así como la adecuación de la reforma
constitucional en materia de Derechos Humanos serán fundamentales
para la conquista de de la visibilización de los derechos de las víctimas.
El programa de PROVICTIMA ha establecido una relación cada vez
más estrecha con la sociedad civil, brindando su apoyo y accesoria en
las distintas áreas de impacto a aquellas personas que han sido víctimas
de un delito y a sus familiares, desde la asesoría jurídica, la coadyuvancia
para la reparación del daño material, así como la atención de las secuelas
psicológicas de la víctima y de sus familiares.

66
Ana Gloria Robles Osollo

La víctima del delito, muchas veces se vuelve presa fácil por la falta
de información, educación, una deficiente estructura psicológica, una
mala situación económica, discriminación, rompimiento de la estructura
familiar, violencia familiar y psicológica entre otros factores materiales,
y no materiales que inciden en el cuadro de inseguridad y desequilibrio
social que estamos viviendo, por lo que resulta muy conveniente re-
forzar los programas de difusión, conciencia y protección para evitar
ser víctimas de delitos..
Se debe continuar con la difusión del Programa de Atención a Vícti-
mas de la CNDH y de sus programas, a nivel escolar, tanto de escuelas
públicas como privadas de todo el país, acentuando en este caso las
medidas de prevención para evitar ser víctimas de un delito, haciendo
más accesible el contacto con la CNDH probablemente a través de
campañas de supervisión periódica en las escuelas.
Los avances legislativos e institucionales en materia de Derechos
Humanos han sido de gran trascendencia, adaptando México sus leyes y
Constitución Política a las demandas sociales así como a los Instrumentos
Internacionales vinculatorios que México ha firmado, favoreciendo con
ello la congruencia en el concierto internacional.

“Solo la voluntad puede dar al derecho


lo que constituye su esencia, la realidad.
Por eminentes que sean las cualidades
intelectuales de un pueblo, si la fuerza moral,
la energía, la perseverancia le faltan,
en ese pueblo jamás podrá prosperar el derecho.”
Rudolfo Von Ihering

Bibliografía
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67
Victimolog í a

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Legislación de consulta:
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Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México, 1992.
Ley General del Sistema de Seguridad Pública, México, 2009.

68
¿Cómo continuar mi proyecto de vida? Aportes desde la Resiliencia

Prof. Mg. María Stella Rodríguez Arenas1


Colombia

“Promover la resiliencia es reconocer la fortaleza


más allá de la vulnerabilidad. Apunta a mejorar la
calidad de vida de las personas a partir de sus propios
significados, según ellos perciben y se enfrentan al mundo”

Los seres humanos a lo largo de su historia han enfrentado grandes


desastres, inequidades y catástrofes, algunas provenientes de la natu-
raleza y otras -tal vez las más- creadas por nosotros mismos, el afán
de dominar, de poseer o simplemente de defender un espacio para la
sobrevivencia ha sido causa de grandes guerras y violencia. Unos seres
humanos ejercen su poder destructor mientras otros tienen que pade-
cer directamente las consecuencias de estas situaciones catastróficas,
difíciles y dolorosas. Sin embargo, muchos de ellos logran sobreponerse
a estas cargas y construirse una actitud positiva y vital, con una mirada
esperanzadora de sí mismos y de la sociedad. Decimos, entonces, (Suárez
Ojeda, 2002) que han apelado a su “resiliencia”2, entendida ésta como un
proceso dinámico que permite un desarrollo positivo, aun en contextos
de gran adversidad. Esta condición humana de resiliencia ha pasado a
1 
Docente de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá – Doctora en Ciencias Peda-
gógicas, psicóloga, Teóloga, Magister en Psicología Comunitaria.
2 
El término Resiliencia, tiene su origen en la física, se deriva del verbo latino resilio, el
cual se refiere a la capacidad de un material de recobrar su forma original después de
haber estado sometido a altas presiones. Es, en cierto sentido, asimilable a la elasticidad.
Por analogía, en las ciencias humanas y particularmente en la Psicología se utilizó este
concepto para dar cuenta de la capacidad humana que permite a las personas, que a
pesar de atravesar situaciones adversas, dolorosas o difíciles puedan salir de ellas no
solamente a salvo, sino aún enriquecidas por la experiencia.

69
Victimolog í a

ser un requerimiento imprescindible para los individuos y comunidades


y su estudio y aplicación programática se ha transformado en un tema
de gran relevancia en la investigación, la enseñanza y la aplicación en
proyectos de desarrollo humano y social.
Incluir el concepto de resiliencia al tema de la atención de las víctimas
resulta enriquecedor porque supone preguntarse por el futuro y por el
desarrollo de las personas y grupos en la tarea de construir una sociedad
de convivencia y una cultura de participación, con justicia, reparación,
tolerancia y paz. Cuando se acepta el reto de enfrentar la crisis y se ve
el conflicto como una oportunidad es cuando el ser humano es capaz
de pensar en un sentido de vida que transcienda los límites meramente
individuales y puede descubrir la posibilidad de una construcción de
sentido social en el encuentro con los otros, los que a su vez buscan la
realización de sus propios proyectos, y así generar unas redes sociales
que conduzcan a una verdadera participación transformadora.

Integración del conflicto y la crisis al proyecto de vida


Estudios recientes han demostrado que tanto en lo cotidiano, como
en situaciones de extrema tensión, crisis o sufrimiento, las personas
pueden generar sus propios recursos para adaptarse y emerger del
conflicto con fortalezas insospechadas. Esta capacidad es lo que los
teóricos denominan resiliencia.
Este término está asociado siempre con tensión, estrés, ansiedad,
situaciones traumáticas. Algunos expertos señalan que es algo consus-
tancial a la naturaleza humana. Por tanto, los elementos constitutivos
de la resiliencia están presentes en todo ser humano y evolucionan a
través de las fases del desarrollo o ciclo vital, pasando de ser compor-
tamientos intuitivos durante la infancia, a agudizarse y ser deliberados
en la adolescencia, hasta ser introyectados en la conducta propia de la
edad adulta.
Esta capacidad, como muchas de las facultades humanas, no es
totalmente innata, ni totalmente adquirida mas bien requiere de unas
condiciones particulares que permita que las personas puedan responder
con esta fortaleza a las dificultades de la vida. Siendo una capacidad que
debe ser desarrollada, es entonces educable en cuanto que la persona

70
María Stella Rodríguez Arenas

debe generar unas habilidades que le permitan hacer uso de esta capa-
cidad. (Rodríguez, 2004)
Desde los autores e investigadores en resiliencia se han construido
diversas definiciones del término, aquí solamente traeremos algunas con
el fin de ilustrar los dos aspectos que convergen en todas, por un lado
se hace énfasis en el aspecto individual de la superación de la adversidad
y por otro la importancia de lo social en esta misma dinámica. Es decir,
la superación de las adversidades no es cuestión de fuerza individual o
de auto ayuda, sino que es fruto de un encuentro sanador con otro o
con otros, en una dinámica humanizadora que permite en muchos casos
descubrir un sentido nuevo a la vida. Así, resiliencia es, en palabras de
algunos autores: (las siguientes definiciones están citadas -sin año- en:
Manciaux. 2003. Pag.17)
“La capacidad de tener éxito de modo aceptable para la sociedad,
a pesar del estrés o de una adversidad que implican normalmente un
grave riesgo de resultados negativos” (Vanistendael, 1996).
“La capacidad de hacer frente a las dificultades de la vida, superarlas
y ser transformados positivamente por ellas” (Mabel Munist, 1998).
“La noción de resiliencia trata de comprender de qué modo puede
encajarse un golpe, de que modo puede este provocar efectos variables
y tener incluso un efecto de reanimación” ( Cyrulnik, 1999).
“Ser resiliente no significa recuperarse (rebondir) en el sentido es-
tricto de la palabra, sino crecer hacia algo nuevo (…) Volver (rebondir)
a un estado inicial es ahora imposible, más bien hay que saltar (bondir)
adelante, abrir puertas, sin negar el pasado doloroso, pero superándolo”
(Vanistendael y Lecomte, 2002).
“Es la capacidad que tiene una persona o un grupo para desarrollar-
se, para continuar proyectándose en el porvenir pese a la presencia de
acontecimientos desestabilizadores, pese a la presencia de condiciones
de vida difíciles o de hechos traumáticos que en ocasiones son graves”
( Tritan ,2003).
“Es el fruto de la interacción entre el propio individuo y su entorno,
entre las huellas de sus vivencias anteriores y el contexto del momento
en materia política, económica, social o humana. Fruto de la interacción
de factores de riesgo y de factores de protección” (Manciaux, Vanis-
yendael, Lecomte, Cyrulnik, 2003).
71
Victimolog í a

“La resiliencia está compuesta por dos facetas inseparables: por un


lado, la destrucción, el descalabro; por otro, le reconstrucción, la diná-
mica existencial, el proyecto de una vida nueva o de una vida mejorada
y reanudada” (Michel Manciaux, 2003).
La mayoría de las definiciones convergen en señalar dos parejas de
circunstancias:
• Un hecho traumático y una evolución posterior satisfactoria.
• Elementos de riesgo y elementos de protección.
Lo que está claro es que la resiliencia es un proceso inherente a
la vida y, como tal, sujeto a la plasticidad física y psíquica propia de
su desarrollo y a las condiciones internas y externas entre las que se
despliega.
Es un nuevo posicionamiento que invita a mirar de otra forma al
ser humano y a sus dramas, al grupo humano y a sus dificultades; sin
determinismos, sin estigmatizaciones, ni culpas. Es creer, incluso, que la
“Felicidad es posible”. En la búsqueda de factores o de oportunidades de
protección la espiritualidad, la organización, la actividad de vida comuni-
taria, la identidad, la autoestima, la vivencia de la cultura y la solidaridad,
son algunas fuentes que conforman el apoyo y recursos de los que las
personas resilientes se sirven para superar la adversidad.
Desde el punto de vista de la acción, la resiliencia tiene dos com-
ponentes: capacidad de resistencia ante la destrucción en situaciones
difíciles y la capacidad de construir una vida positiva a pesar de las
circunstancias desfavorables. La resiliencia es un resultado: el conoci-
miento de los factores que contribuyen a la resiliencia y que pueden
ser empleados en una intervención social es esencial.
La resiliencia hace evidente que sin la existencia de un apoyo social
es imposible que una persona logre desarrollarse y cumplir con las
exigencias de su contexto y esto se halla en total concordancia con el
enfoque de riesgo cuando define el abandono y sus consecuencias. Sin
embargo, se critica el hecho de creer que lo único que se puede esperar
de un niño o niña, que ha sido víctima de la situación de abandono, es que
cuando llegue a la adultez postergue el ciclo de abandono con sus hijos
y que durante su vida pase a formar parte de la población empobrecida,
que en un último intento de adaptación por medio del comportamiento

72
María Stella Rodríguez Arenas

agresivo pase a formar parte de grupos al margen de la ley o de grupos


cuyos miembros son enfermos mentales (Cobos, 1996:26).
• La resiliencia se nutre de la aceptación incondicional, o en su
defecto, de la “aceptación fundamental” proporcionada por otro
ser. Esta característica se ha hecho evidente desde la primera
investigación realizada sobre el tema de la resiliencia, la cual fue
hecha por Werner y Smith (1992) (Citado por Infante, 2001)
en cuyos resultados encontraron que muchos de los niños a
pesar de la situación de pobreza vivida en su niñez, después
de cuarenta años, eran adultos que respondían satisfactoria-
mente a las expectativas de su entorno cultural, gracias a que
habían contado con el apoyo de otra persona que los aceptaba
y comprendía de una manera que satisfacía la mayoría de sus
necesidades.
Los términos de aceptación incondicional son fundamentales; Vanis-
tendael & Lecomte, (2002) realizan una distinción debido a que ningún
ser humano es capaz de aceptar a otro de una manera total, siempre
habrá cosas con las cuales él mismo se encuentre inconforme, ya que no
cumplen con las propias expectativas. Por lo tanto, para Vanistendael &
Lecomte, (2002) el único ser que podría dar la aceptación incondicional
es Dios. Afirmación que realizan con base en varias experiencias de
personas que dicen haber encontrado en Dios el ser que los escucha
sin juzgarlos.
Los anteriores principios dejan ver cómo la resiliencia es un nuevo
enfoque que invita a ver al individuo como un ser pleno de fortaleza y
no de debilidades, (última característica que promueve la perspectiva del
riesgo). La resiliencia es una forma de ver la realidad que transciende el
ámbito social, político y económico, y cambia la forma de investigación
e incluso de intervención, guiando así todo tipo de esfuerzo a hallar las
posibilidades resilientes, aunque sean mínimas, que caracterizan a los
sujetos o comunidades.

Dos enfoques complementarios


Es conveniente diferenciar entre el enfoque de resiliencia y el en-
foque de riesgo. Ambos son consecuencias de la aplicación del método

73
Victimolog í a

epidemiológico a los fenómenos sociales. Sin embargo, se refieren


aspectos diferentes pero complementarios. Considerarlos en forma
conjunta proporciona una máxima flexibilidad, genera un enfoque global
y fortalece su aplicación en la promoción de un desarrollo basado.
El enfoque de riesgo se explica en la enfermedad, en el síntoma y
en aquellas características que se asocian con una elevada probabilidad
de daño biológico o social. Ha sido ampliamente utilizado en programas
de atención primaria, y el personal de los mismos está familiarizado con
sus conceptos y aplicaciones.
El enfoque de resiliencia se explica a través de lo que se ha
llamado el modelo del desafío o de la resiliencia. Ese modelo muestra
que las fuerzas negativas, expresadas en términos de daños o riesgos, no
encuentran a un niño inerme en el cual se determinarán, inevitablemen-
te, daños permanentes. Describe la existencia de verdaderos escudos
protectores que harán que dichas fuerzas no actúen linealmente, ate-
nuando así sus efectos negativos y, a veces, transformándolas en factor
de superación de la situación difícil. Por lo tanto, no debe interpretarse
que este enfoque está en oposición del modelo de riesgo, sino que lo
complementa y lo enriquece, acrecentando así su aptitud para analizar
la realidad y diseñar intervenciones eficaces.

Proyecto de vida en clave esperanzadora


Puede ser que para muchas personas hablar de sufrimiento sea un
tema carente de interés, sencillamente porque se piensa que es algo
pasado de moda, o algo que se deja para los ascetas, santos o para los
locos que pueden encontrar algún placer en el sufrir, sin embargo no
existe una realidad más cercana y vital al ser humano, no podemos evitar
situaciones dolorosas como la pérdida de un ser querido, la enferme-
dad, los cambios en los afectos de quienes queremos que lleva a veces
al abandono, la infidelidad, la violencia, las catástrofes, los problemas
económicos, y mucho más.
La sociedad del consumo, del capital fácil, del ideal del confort, hace
que incorporemos a nuestra visión cotidiana la idea de la vida es feliz o
aceptable cuando no tenemos problemas o situaciones difíciles, lo que
ha llevado en muchos casos a la pérdida del sentido de la vida cuando

74
María Stella Rodríguez Arenas

algo daña la perfección de una vida “feliz, sin problemas” y algunos –


desafortunadamente cada día más- toman opciones límites como quitarse
la vida, o evadirse en mundos alternativos pero no menos dolorosos
creados por las drogas o el alcohol.
En este contexto es donde hablar de resiliencia adquiere su mayor
sentido, pues nos encontramos que si bien es cierto que muchos no
logran superar las adversidades, otros tal vez los más, sí consiguen no
solamente superarlos sino salir fortalecidos como seres humanos.
El enfoque de la resiliencia invita a quitar el velo que no deja ver los
esfuerzos y los recursos de los individuos, familias o comunidades para
sobreponerse a los sufrimientos y crisis. Estas limitaciones provienen de
los preconceptos que socialmente se han construido y reforzado por
algunas posiciones teóricos en torno a las marcas indelebles que dejan
en la vida de una persona las experiencias negativas o traumáticas de
la infancia, así, un niño o niña que tuvo la mala suerte de tener padres
alcohólicos necesariamente va a tener comportamientos violentos o
socialmente desadaptados o niños que vivieron experiencias de maltrato
o abuso serán adultos maltratadotes o violentos. Estas concepciones
son las que subyacen en expresiones populares tan conocidas como
“hijo de tigre sale pintado” o “rama que nace torcida nunca su tronco
endereza”. Las investigaciones en resiliencia precisamente han aportado
en el cambio de estas preconcepciones que tanto impiden la construc-
ción de alternativas positivas en la vida de las personas que han vivido
en ambientes de adversidad, pobreza o violencia.
Es importante aclarar que cuando hablamos de resiliencia no estamos
hablando de un técnica para el desarrollo personal, ni de una terapia y
de una herramienta que usan los psicólogos, o los trabajadores sociales
o los educadores para trabajar con poblaciones en riesgo o vulnerables.
La resiliencia es un proceso, es una meta, una manera de ver el mundo,
es tan singular como cada persona. No puede darse entonces una medida
objetiva para la persona resiliente, no se trata de un estado de perfección
en donde ya nada me toca y se llega a ser invencible por ser resiliente.
Este concepto es tan complejo como la vida misma, encierra lo
mistérico, invita a la contemplación de una acción interna mucha veces
imperceptible que se va haciendo evidente con el paso de la vida. Muchos

75
Victimolog í a

testimonios nos hablan de eso que ocurre en la persona que ha pasado


por el sufrimiento y que solamente después de recorrer este camino
de oscuridad es capaz de relatar lo vivido y al mirar atrás descubrir en
él, en su interior fortalezas insospechadas.

Proyecto de vida en perspectiva de la resiliencia familiar


Con respecto al ámbito familiar se encuentran principalmente los
trabajos de Froma Walsh, terapeuta sistémica, quien a través de sus
investigaciones de las familias que ha atendido como psicoterapeuta,
propone el concepto de la resiliencia familiar. Walsh (2003) ofrece una
estructura conceptual que permite captar cómo se da el proceso de
resiliencia en la familia por medio de lo que se llama “perspectivas del
desarrollo y perspectiva ecológica” y además proporciona tres categorías
de comportamiento que dan cuenta más específicamente de factores
de protección dentro del conjunto familiar.
Estos factores de protección familiar hacen referencia al sistema de
creencias, los patrones de organización y el tipo de comunicación para
resolver los problemas, por medio de los cuales se puede especificar
de manera detallada cómo deben ser los comportamientos que hacen
posible que una familia finalmente sea resiliente.

La familia: sistema abierto


Las perspectivas ecológica y del desarrollo proporcionan un análisis
tanto diacrónico como sincrónico del desarrollo de la resiliencia o de
su inexistencia dentro del sistema familiar. El análisis diacrónico se rea-
liza en tanto que, en la perspectiva del desarrollo se toma en cuenta la
evolución del ciclo de vida de las distintas generaciones familiares y el
análisis sincrónico se da en la perspectiva ecológica en el sentido que
sobresalen las características de cada familia como estructura en relación
con sus contexto sociocultural.
La perspectiva ecológica ve el riesgo y la resiliencia a la luz de
múltiples influencias que involucra a los individuos, las familias y el
sistema social en general. Los problemas son vistos como resultado de
una interacción de la vulnerabilidad familiar e individual. Los síntomas

76
María Stella Rodríguez Arenas

pueden ser primariamente biológicos, como una seria enfermedad o


influenciada por variables socioculturales como la pobreza y la discri-
minación, entre otras.
El malestar de una familia puede resultar de intentos no exitosos
para superar situaciones difíciles. Los síntomas pueden ser generados por
eventos críticos, como una pérdida traumática en la familia o de una amplia
escala de desastres. La familia, el grupo de pares, los recursos familiares,
la escuela o el trabajo y otros sistemas sociales pueden ser vistos como
el contexto que refuerza y nutre la resiliencia o el riesgo (Walsh , 2003).
Cada familia ocupa un nicho ecológico complejo, compartiendo lazos
y campos comunes con otras familias, así como diferentes posiciones
relacionadas con aspectos como: estatus económico y estilo de vida.
Esta aclaración que hace Walsh (2003) con respecto a las diferencias y
similitudes que pueden existir entre las familias deja ver cómo lo que
se considera un comportamiento resiliente para una familia puede no
serlo para otra. Esta aclaración permite ver la importancia de tener en
cuenta las perspectivas, recursos y cambios inherentes de la familia, para
realizar una efectiva intervención sugiriendo conductas resilientes que
se adapten a las familias en su singularidad.
Por otro lado, la perspectiva del desarrollo es esencial para enten-
der y promover la resiliencia familiar. El impacto de un evento crítico
puede variar en relación al ciclo vital en que el individuo y la familia se
hallen. Los estresores más importantes no son eventos simples de corta
duración. Son más bien un complejo conjunto de condiciones con un
pasado y un futuro en curso, como es la experiencia de divorcio, desde
las tensiones del pre - divorcio, pasando por la separación y la reorga-
nización de los familiares y las relaciones padres-hijos; lo cual incluye
nuevos matrimonios o relaciones y la integración familiar. Dada esta
complejidad, las respuestas más exitosas son las que incluyen diferentes
estrategias a través del tiempo.
Así la resiliencia familiar involucra varias formas de adaptación
durante el tiempo desde eventos amenazadores hasta transiciones pro-
blemáticas, y subsecuentes ondas expansivas que se presentan de inme-
diato y posteriormente. Sin embargo, la presencia de crisis que se dan
consecutivamente puede desbordar el nivel de resiliencia de cualquier
familia, caso en los cuales es necesaria la intervención psicológica.
77
Victimolog í a

Como ya se habían mencionado antes, los tres dominios del funcio-


namiento familiar o factores de protección que caracterizan una familia
resiliente son el sistema de creencias, los patrones de organización y el
tipo de comunicación para resolver los problemas. Estos dominios del
funcionamiento familiar sirven como un mapa conceptual para identificar
los procesos familiares claves que reducen el estrés y la vulnerabilidad en
situaciones de alto riesgo, lo cual hace que los miembros de la familia se
empoderen para superar situaciones prolongadas de adversidad. Cada
uno de estos dominios está compuesto por otros subdominios.
La red social no involucra solo a la familia sino a todo el conjunto
social donde ésta se encuentra incluida, así el hecho de que una familia
resulte no ser resiliente ante determinado problema, no solo da cuenta
de la incapacidad de los miembros de la familia sino del conjunto social
que debió auxiliarlos y apoyarlos (Walsh, 2003).
El proceso de resolución de problemas por medio de la comuni-
cación en una familia resiliente está caracterizado por: la claridad, la
capacidad de los miembros de alentarse mutuamente para que expresen
sus emociones y la colaboración mutua para resolver los problemas.
(Walsh, 2003)
La claridad es esencial para el funcionamiento efectivo de una familia,
ya que ayuda a todos los miembros para que tengan un conocimiento
completo sobre la situación problemática y de esta manera empezar a
integrar la pérdida y evitar la situación de miedo constante de no saber
a qué problema se están enfrentando, lo cual propicia que las personas
generen ansiedad. La claridad permite que todos los miembros del
grupo familiar sepan a que se enfrentan y puedan escoger qué recursos
tienen para afrontar la crisis que afecta a toda la familia (Walsh, 2003).
La expresión de las emociones es un elemento que complementa
la comunicación abierta y clara entre los miembros del conjunto fami-
liar, ya que aporta un clima de mutua confianza, empatía y tolerancia
que hace posible que sus miembros puedan expresar los sentimientos
emergentes ante los eventos críticos y el estrés crónico, sin detenerse
a pensar si este tipo de comportamiento será aceptado o no.
Este espacio que permite a los miembros de una familia expresar
abiertamente sus sentimientos, impide que se den los efectos de una

78
María Stella Rodríguez Arenas

socialización por género, que al contrario de inhibir determinados


sentimientos y reforzar la aparición de otros dependiendo si es hom-
bre o mujer e imposibilitando su expresión para permitir el cambio
por otros socialmente aceptados, permitiendo su expresión natural
(Walsh, 2003).
La colaboración mutua entre los miembros de una familia para
resolver los problemas es definida como esencial por Walsh (2003), ya
que ella posibilita que las decisiones sean compartidas, lo cual implica
que haya una negociación donde se tienen en cuenta las necesidades
de todos los miembros de la familia y cada uno de ellos puedan aportar
diferentes ideas para resolver la crisis que se afronta. Dicha colaboración
permite que las familias se planteen prioridades y metas, tomando pasos
concretos para conseguirlas.
Por otro lado, en lo que respecta a los factores que caracterizan el
ámbito comunitario, los aportes más significativos en este campo se han
dado desde 1995 con el trabajo investigativo latinoamericano, basado
en observaciones de varias experiencias en los países latinoamericanos,
en donde las comunidades han podido superar adversidades.
En cuanto a las investigaciones que se han realizado en el campo de
la resiliencia a nivel latinoamericano, según Suárez (2003), se caracterizan
tres pilares a saber: los proyectos de resiliencia en América Latina, que
son investigaciones de tipo interventivo y cuyas acciones principales
van enfocadas a promover la resiliencia para enfrentar las consecuencia
de la pobreza familiar y comunitaria; la resiliencia comunitaria, que se
centra en ver las fortalezas de la comunidad para superar adversidades
que la afectan y que sistematizando esas fortalezas se pueden reproducir
y mejorar las habilidades colectivas; y por último están las reflexiones
que hace la psicología.

79
Victimolog í a

Proyecto de vida en perspectiva de la Resiliencia comunitaria y social


“La profundización y la cronificación del proceso de exclusión social
en una sociedad cada vez más inequitativa desafían la capacidad
de los sistemas sociales, educativos y de salud para enfrentar
tanta injusticia social. En ese marco de dolor social exacerbado,
la promoción de la resiliencia se vuelve una necesidad y una obligación”
Aldo Melillo (2004:63)

Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las per-


sonas a partir de sus propios significados, del modo como ellos perciben
y enfrentan el mundo. De allí que, en la escuela, se deberían reconocer
aquellas cualidades y fortalezas que permiten a las personas enfrentar
positivamente situaciones desfavorables, capacidad de “transformar”
las crisis en elementos de superación. Estimular una actitud resiliente
implica potenciar estos atributos involucrando a todos los miembros
de la comunidad en el desarrollo, la implementación y la evaluación de
los programas de acción.
En el contexto colombiano, la resiliencia es más conocida en el
trabajo con familias desplazadas (migrantes y excluidas de su territorio
y/o cultura) y afectadas por la violencia. Aún con timidez, pero con
evaluaciones positivas, recientemente se incluye en programas de ace-
leración del aprendizaje en el sector salud, en estrategias preventivas
con niños en salud familiar y en comunidades terapéuticas para fármaco
dependientes. A nivel del continente, es un procedimiento utilizado con
óptimos resultados en Ecuador, Perú, Chile, Costa Rica y Guatemala,
entre otros países, en el trabajo con comunidades marginadas, de altos
índices de pobreza y exclusión. También empieza a ser propuesta como
un elemento digno de tenerse en cuenta en la elaboración y diseños de
las políticas públicas y sociales, para delinear acciones que comprometan
todos los actores sociales: comunidades, familia, organismos guberna-
mentales, organismos no gubernamentales, sector privado, movimientos
sociales, organizaciones de base... En esencia, toda la sociedad civil.
El mundo moderno requiere una mirada integral, universal para
estudiar y abordar la complejidad de los dilemas humanos, en una so-
ciedad cada vez más global, más conectada y más dinámica. Los modelos

80
María Stella Rodríguez Arenas

y los saberes tradicionales están cuestionados y no existen verdades


absolutas. Esto es lo que permite el enfoque de convergencia: la inte-
gración de las disciplinas en la interdisciplinariedad, de las instituciones
en la interinstitucionalidad y de los sectores en la intersectorialidad. Es
asumir una visión diferente del mundo y de la relación de ayuda, sin
jerarquías, sino con la activación de los recursos internos que todos los
individuos, familias y comunidades tienen para sobrellevar los conflictos
y crisis propias de la condición humana.
De la gama de propuestas contemporáneas emerge la resiliencia
como una alternativa que recrea otras opciones de trabajo en un con-
texto socio-comunitario y que potencia acciones concertadas entre las
instituciones, profesionales y usuarios de los programas.
La resiliencia propicia modificaciones conceptuales importantes en
las ciencias sociales, humanas y naturales asumiendo el componente
bio-psico-social-jurídico-espiritual que ilumina y cohesiona los proyectos
de avanzada. Conlleva una visión holística, integradora de los dilemas
humanos, pues plantea que la activación de factores resilientes en in-
dividuos genera también cambios en las familias y comunidades de las
cuales hacen parte.
Es necesario activar la resiliencia, acorde con el paradigma del nuevo
milenio, para ofrecerle a las diferentes áreas del conocimiento otras
alternativas de acción y generar estilos de vida más armónicos con el
entorno y con las complejas condiciones del país y del mundo.
La resiliencia se incluye en los programas de promoción de la salud
y desarrollo integral del niño y en los estudios de pobreza y desarrollo
sostenible como variable nueva que aporta elementos de prevención y
de cimentación de recursos internos de las comunidades y grupos para
sobreponerse a la adversidad y construir sobre ella. Suministra aspectos
inéditos para entender la complejidad de los sistemas familiares y las
disfunciones inherentes a su estructura, funcionamiento y evolución.
Según el paradigma moderno, está apoyado en las propuestas del cons-
tructivismo, la cibernética y el pensamiento complejo.
La promoción sugiere que la resiliencia active los mecanismos
protectores sobre eventos críticos y posibilite un equilibrio armónico
entre los estados de tensión y estrés naturales a la cotidianidad y los

81
Victimolog í a

sucesos imprevistos e inesperados que desatan las crisis. Es preparar


a los sistemas humanos para que fortalezcan la capacidad de enfrentar
la adversidad e incorporarla a los proyectos de vida, como un asunto
que no detiene el desarrollo integral, sino que le permite reencuadres
y cambios de perspectiva. El papel del profesional en las experiencias
reseñadas es como facilitador de procesos de cambio que dependen en
lo primordial de la motivación y expectativas de la comunidad, familia o
individuo, en una mirada interdisciplinaria que congrega todas las áreas
del conocimiento interesadas en promocionar la Resiliencia.
Resulta clara, a partir de estas reflexiones, la urgente necesidad de
que tanto los niños como los adolescentes sean considerados como
grupos de alto valor para el desarrollo de la sociedad; que se impulsen
acciones tendientes a favorecer su inclusión social, que se aproveche su
capacidad, vitalidad y energía para participar activamente en su presente
y construir, con nuestro apoyo, su proyecto de vida.
Desde la política, la resiliencia es un tema foco para potencializar
a las comunidades que muestran la fortaleza necesaria para enfrentar
adversidades que van desde desastres naturales, hasta desastres pro-
ducidos por la misma mano del hombre como las guerras, así como lo
manifiestan algunos autores que han trabajado en resiliencia comuni-
taria, (Suárez, 2002), incrementando el apoyo humano y económico a
programas destinados a este objetivo.

Los pilares de la Resiliencia comunitaria


A partir del trabajo de observación y sistematización de informa-
ción en comunidades que han tenido que atravesar por situaciones
catastróficas, dolorosas e imprevistas, se ha podido por parte de los
investigadores latinoamericanos identificar los pilares de la resiliencia
comunitaria de manera análoga a lo conceptualizado (Suárez Ojeda,
2001) en torno a la resiliencia individual.
Estos pilares son:
• Autoestima colectiva: actitud y sentimiento de orgullo por el
lugar en que se vive. Lo cual implica que uno es parte de esa
comunidad y sus valores propios, lo cual genera mayor capacidad
de recuperación frente a las adversidades.

82
María Stella Rodríguez Arenas

• Identidad cultural: Este proceso de pertencia identitaria se logra


a lo largo de los procesos de desarrollo e incorporación a las
costumbres, valores, etc. Esto otorga sentido de mismidad y per-
tenencia, la preservación de estas identidades culturales es muy
importante para el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria.
• Humor social: Es una estrategia de ajuste que ayuda a una acep-
tación madura de la desgracia común y facilita cierta distancia
con el problema, favoreciendo la toma de decisiones para re-
solverlo a través del desarrollo de un pensamiento divergente
que ofrece formas inusitadas de solución.
• Honestidad estatal: Este aspecto remite al manejo transparente
de la cosa pública no se queda allí o en lo administrativo burocrá-
tico. Implica una conciencia grupal que condena la deshonestidad
de los funcionarios y valoriza la honestidad en el ejercicio de
la función pública.

Pilares de la resiliencia comunitaria

Junto a estos cuatro pilares se señala además la capacidad para


generar liderazgos auténticos y participativos, el ejercicio de una de-
mocracia efectiva en la toma de decisiones cotidianas y la inclusividad
de una sociedad en la que no exista discriminación.

83
Victimolog í a

Otro aspecto fundamental es el de los valores y la espiritualidad


o religiosidad que contribuye en la construcción de redes comunita-
rias de apoyo y da la posibilidad de trascender las dificultades. Para
Campo Vásquez (2006), la resiliencia no sólo conlleva: La superación
de la adversidad, la capacidad de resolver problemas, de afrontar con
éxito las dificultades o, de hacer algo bien, sino que, lo más importante
–especialmente desde una perspectiva educativa-, es que implica como
su principal resultado, el mejoramiento de nuestra condición humana,
individual o colectiva…. Por eso, en las circunstancias históricas actuales
del país, en que nos cuestionamos los educadores qué debemos hacer
para contribuir a superar la pobreza, la violencia, las enfermedades, la
ignorancia, la falta de identidad cultural y la ausencia de fe, reflexionar
sobre cómo es que la “resiliencia” debe ocurrir en nuestras aulas, es el
reto, es el ideal de formación y el principal criterio de excelencia que
debemos tener en cuenta para propiciar el desarrollo humano.
En contraposición a los anteriores factores protectores a nivel
comunitario, Suárez (2002) plantea que existen también cuatro tipos
de “antipilares” los cuales hacen referencia a los factores de riesgo
que inhiben la capacidad de afrontar colectivamente las adversidades.
Estos factores de riesgo son: el malinchismo, el cual tiene que ver con
reemplazar los valores propios de una cultura por otra con lo cual la
comunidad pierde su propia identidad; el fatalismo, el cual se basa en la
creencia de que la adversidad que acontece es un hecho que debía pasar,
lo cual obstaculiza el hecho de promover en los sujetos la capacidad
resiliente en tanto aprueba y fomenta una actitud pasiva y muerta; el
autoritarismo, referente a la restricción que se impone a los pueblos
en tiempos de dictadura, lo cual trae como consecuencia la anulación
de la generación de ideas frente a situaciones no esperadas y el poder
de renovación de viejos patrones de actuación y por último se tiene a
la corrupción como un factor principal de riesgo para que la resiliencia
no se dé, en tanto que después de una catástrofe es imposible que las
personas aporten económicamente para la reconstrucción de los daños
causado por la catástrofe, si sabe de antemano que lo que se aporte en
pro de hacer frente a las consecuencias de una adversidad determinada,
será utilizado en el lucro individual de alguien en particular, y no del
bien común.
84
María Stella Rodríguez Arenas

Los factores de riesgo y de protección que caracterizan la dinámica


de cada contexto trasciende el contexto mismo, afectando los otros
contextos. Así por ejemplo, el autoritarismo según Grotberg y otros
(1999) (Citado por Suárez, 2002:77) es un factor de riesgo de carácter
contextual comunitario, que al haber estado caracterizando por tanto
tiempo el transcurrir histórico de un país, como ha sucedido en tantos
países de América Latina por medio de las dictaduras, llega a atravesar
otros ámbitos, que van desde “los jardines infantiles hasta los lugares
de trabajo”
En los conceptos que hacen énfasis en que la resiliencia es un pro-
ceso, este componente es entendido como la interacción que se da
entre los factores de riesgo y protección que tienen como resultado la
adaptación del sujeto a su contexto social. Estos factores de protección
y de riesgo son tanto internos: propios del sujeto, como externos:
propios del ambiente en el que se encuentra el sujeto.
El proceso, hace referencia a mirar el interjuego entre factores de
riesgo y de protección tanto del individuo como del ambiente que lo
rodea. Al contemplar este interjuego de factores de protección y de
riesgo que pueden proporcionar el contexto familiar y comunitario,
coincide con la evolución del concepto de la resiliencia, en el sentido
de que ha ampliado su espectro de atención, ya que, como se dijo an-
teriormente, se entiende que no sólo el sujeto con sus características
internas, hace posible una adaptación a las exigencias de su contexto
a pesar de las adversidades, sino que se conceptúa que la resiliencia es
una capacidad que se da en la interacción del individuo con el contexto
(como: familia, escuela, trabajo) (Infante, 2001).

La Resiliencia social, sus implicaciones


El enfoque sistémico al concebir al ser humano en relación, ha desa-
rrollado herramientas conceptuales tales como la relación mediante las
cuales se puede analizar, con más detalle la aceptación fundamental, que
es entendida como el principal mediador y protector ante los factores
distales que puede tener un efecto negativo en el desarrollo de una
persona. (Kotliarenco A. M., Cáceres I. & Fontecilla M, 1996)

85
Victimolog í a

En cuanto al componente de la adaptación positiva, se define


de diferente manera dependiendo del contexto cultural que cada
investigador quiera ahondar, ya que siempre éstas serán definidas
por la expectativa social que caracteriza el medio donde el sujeto se
encuentra imbuido, así por ejemplo en Miltein & Henderson (2003),
la adaptación positiva se define en cuanto al desarrollo de competen-
cias sociales y vocacionales típicos del contexto escolar donde ellos
realizan su investigación.
Con respecto a la adversidad, esta puede ser de dos tipos; puede
estar referida a una situación de vida específica o incluir la existencia
de múltiples factores de adversidad. Otro aspecto define que dicho
concepto está referido a su naturaleza; en tanto puede ser objetivo y
subjetivo. Además, es importante establecer cuales son las consecuen-
cias que tiene en la persona para de esa manera establecer los factores
protectores más necesarios en la atenuación de la consecuencias de
específica adversidad. Infante ( 2001).
Suarez & Ojeda (2002) diferencian los factores de resiliencia comu-
nitaria en dos factores, positivo y negativo.

Positivos Negativos

• Altruismo. • Fatalismo.
• Participación comunitaria. • Paternalismo.
• Pensamiento estratégico. • Falta de decisión propia.
• Innovación. • Burocracia.
• Diversidad económica. • Corrupción.
• Laboriosidad. • Racismo.
• Servicios sociales. • Violencia.

Para Suárez & Ojeda (2002) ciudad resiliente es aquella en donde


todos sus pobladores poseen un lugar en donde pueden ejercer su par-
ticipación en la toma de decisiones, donde existan consejos municipales
elegidos legítimamente y en donde existan entidades que permitan la
expresión de distintas minorías, y sobre todo, donde se jerarquicen los
valores éticos y morales, y donde se permitan la práctica de religiones de
diverso tipo. Es necesario activar la Resiliencia, acorde con el paradigma
del nuevo milenio, para ofrecerle a las diferentes areas del conocimiento

86
María Stella Rodríguez Arenas

otras alternativas de acción y generar estilos de vida más armónicos


con el entorno y con las complejas condiciones del país y del mundo.

Bibliografía
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Walsh F. 2004. Resiliencia Familiar, estrategias para su fortalecimiento. Amorrortu
editores. Buenos Aires.

87
Víctimas de violencia en la Tercera Edad

Dra. María Eugenia Sammartino1


Dra. María Guadalupe Vergara2
Argentina

El presente trabajo tiene por objeto abordar la Violencia en la Ter-


cera Edad. La elección del estudio de la violencia sobre este grupo ha
resultado de nuestro interés toda vez que dicho sector en las últimas
décadas ha presentado un crecimiento acelerado, esto debido al au-
mento de longevidad en la población de todos los países, principalmente
los desarrollados, por lo tanto es un fenómeno que ocupa y preocupa a
nivel mundial. Asimismo, el alto porcentaje de los ancianos demuestra
la importancia de valorizar su situación y brindarle la debida atención
tanto desde el ámbito público como del privado. A causa del reciente
desarrollo de la problemática referida, es que en la actualidad son es-
casas las investigaciones que se han realizado sobre la violencia en los
ancianos, por tal motivo en el presente trabajo, hemos de abordar en
primer lugar y de manera genérica la temática referida a la Violencia
para luego introducirnos de manera mas específica en el maltrato hacia
el adulto mayor; finalmente pondremos de resalto la legislación inter-
nacional, nacional, provincial e incluso municipal que trata actualmente
dicha problemática.

Algunas consideraciones sobre la Violencia


Existen numerosas investigaciones y conceptos en torno a la vio-
lencia. El término deriva del latín violentia, cualidad de violentus. Acción
y efecto de violentar o violentarse y la raíz etimológica del término vio-
1 
Poder Judicial de la Provincia de Córdoba. Integrante de Fiscalía Distrito IV Turno III.
2 
Poder Judicial de la Provincia de Córdoba. Integrante de Fiscalía Distrito IV Turno III.

89
Victimolog í a

lencia remite a la idea de “fuerza”. El sustantivo violencia se corresponde


con realidades tales como “violentar, violar, forzar, someter” y otros
de igual línea, por lo que una primera aproximación nos conduce a la
idea de que la violencia implica la utilización de la fuerza para producir
un perjuicio. En sentido amplio, se la puede definir como cualquier
relación, proceso o condición por la cual un individuo o grupo social
viola la integridad física, psicológica, económica o social de otra persona.
Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) ha definido a
la violencia como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de
hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo de
comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesio-
nes, muerte, daño psicológico, trastorno del desarrollo o privaciones”.
Dentro de las Ciencias Sociales y más precisamente desde el Derecho,
la violencia atraviesa tres dimensiones: la jurídica sociológica, la jurídica
normológica, y la jurídica dikelógica, por ello es que puede conceptua-
lizarse a la violencia como una situación fáctica, como un complejo de
adjudicaciones de impotencia, sobre todo para una de las partes por el
daño que le produce; situación que es, a su vez, descripta e integrada
por normas en tanto relación jurídica ilícita; siendo ambas –situación y
normas- valoradas por los distintos criterios de justicia vigentes con el
fin de proteger a la parte más débil de esta relación3.
La Sociología asimismo, ha expresado que entre los varios tipos
que el ejercicio de la violencia puede adquirir aparece la “violencia es-
tructural”, la “violencia personal” y la “violencia simbólica”. La violencia
simbólica, es aquella que solapadamente se impone y se legitima sin un
uso visible de la coerción que supone, así logra la adhesión, mediante la
sumisión del otro a sus valores. La violencia estructural, es la que impone
condiciones adversas para el desarrollo de una vida digna, la falta de
empleo, las dificultades para acceder a la salud y la educación, el trabajo
infantil, la desprotección de los ancianos, en fin la desigualdad en los
distintos ámbitos y las posibilidades de desarrollo que ello suscita. Final-
mente, la violencia personal se relaciona a los actos de abuso concretos
que realizan unos contra otros.4

3 
Davobe, Isolina“Violencia y Ancianidad. Perspectiva Iusfilosófica”. 1998
4 
Konterllnik, Irene, “Nuevas Perspectivas Interdisciplinarias en Violencia Familiar”.

90
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

Por otra parte, desde la Medicina Psiquiátrica, la violencia se la


explica tomando distintos modelos. El Modelo Intrapersonal: la violencia
tendría su origen en alguna característica del sujeto agresor más que
en causas externas, tales como: trastornos de personalidad, trastorno
mental, habituación a drogas y alcohol; aunque no parece que los suje-
tos con trastornos mentales sean más violentos que otros individuos.
Alcoholismo y drogadicción, serían factores precipitantes que ayudan a
liberar el impulso violento. El Modelo Psicosocial: este enfoque incluye a
todas aquellas teorías que consideran a las interacciones de las personas
con su medio de vida cotidiano, como facilitadores de la emergencia de
la violencia. Ello incluye al estrés, la transmisión de la violencia de una
generación a otra, pautas de interacción familiar, teorías como la del
aprendizaje, la frustración-agresión y la del intercambio. La conducta
violenta configuraría un comportamiento socialmente aprendido. Así, la
perspectiva psicosocial, considera relevante el aprendizaje en la génesis
de los comportamientos violentos. Y finalmente El Modelo Sociocultural:
este modelo se dirige a las variables de la estructura social, sus funcio-
nes, las subculturas y los sistemas sociales. Dentro de esta visión se
considera que los valores y las normas sociales dan significado al uso
de la violencia, por ello, ciertos sectores sociales serían más violentos
que otros, por tener reglas culturales que darían legitimidad al uso de
la violencia, agregado a la condición de combinar un nivel más alto de
estrés con menores recursos. Así, el individuo o la sociedad usan la
violencia para mejorar o mantener su propio estatus. En el caso de la
relación hombre-mujer, la violencia se produciría cuando el esposo
fracasa en la posesión de habilidades sobre las cuales afirma su estatus
superior. En el caso de la maternidad-paternidad, la violencia contra los
niños tendría el carácter de un instrumento ejercido a través del castigo
y la imposición disciplinaria para conseguir sus intenciones, cuando los
hijos no cumplen con las expectativas de los adultos. Se afirma que el
potencial de violencia no se expresa exclusivamente del hombre hacia la
mujer, sino en general del fuerte hacia el débil, que incluye a los niños y
a los adultos mayores. Por tanto, las estructuras sociales que involucran
formas violentas repercuten en todas las relaciones humanas. En las épo-

Editorial. AD-HOC. 2001.

91
Victimolog í a

cas actuales, de cambios sociales y normativas aceleradas, algunas familias


tienen dificultades para adaptarse y como consecuencia, muestran una
incompetencia definida en los papeles parentales, más marcado en el
momento de transición de papeles. Constituye una fuente de estrés el
desajuste entre la realidad externa e interna de la familia y la habilidad
de los padres para manejarla apropiadamente.5 A su vez, se estima que
la violencia tiene un carácter cambiante en función de la dinámica del
poder y de la distribución de los roles y recursos. Es una forma del
ejercicio del poder para eliminar aquellos obstáculos que se interponen
en nuestras decisiones, acciones y se usa la fuerza. Por lo general, la
conducta violenta es posible dadas las condiciones de desequilibrio de
poder o por el contexto o producido por maniobras en las relaciones
interpersonales de control en la relación. Ese desequilibrio de poder
dentro de la relación puede ser permanente o momentáneo. Cuando
es permanente, las causas son culturales, institucionales, etc., y cuando
es momentáneo se explica por sí solo (contingencias ocasionales), por
lo que conceptualmente, la violencia se caracteriza por forzamiento
(fuerza, poder) que no es sólo fuerza física, sino también cuando hay
coacción, presión verbal, emocional, sexual, entre otros.

El Adulto Mayor
Tanto el siglo XX como el que actualmente transitamos se caracte-
rizan por el fenómeno del envejecimiento en gran escala. Gracias a los
avances de la tecnología, de la ciencia y de la medicina, muchas regiones
del mundo han logrado el control de la mortalidad perinatal e infantil, la
disminución de la tasa de natalidad y el control de muchas enfermedades,
dando como resultado que mayor proporción de personas lleguen a
etapas mas avanzadas de la vida. Según cálculos de Naciones Unidas, en
1950 había alrededor de 200 millones de personas de 60 o mas años
de edad en todo el mundo. Ya en 1975, su número había aumentado a
350 millones. Las proyecciones demográficas de Naciones Unidas para
el año 2000 indicaban que ese número aumentaría a 590 millones y que
para el 2025 será de mas de 1.100 millones lo que significa un aumento
5 
Vidal G, Alarcón RD, Lolas F., Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría, Tomo II.
Editorial Médica Panamericana S.A., Buenos Aires, 1995845-63.

92
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

del 224% a contar desde 1975. Otro dato relevante es que se prevé
que durante ese mismo período la población total mundial aumentará
un 102%.6
Argentina - en el contexto de MERCOSUR - es uno de los casos
latinoamericanos de mayor envejecimiento de la población, por reduc-
ción de los niveles de fecundidad y mortalidad y se espera que dicho
proceso aumente los próximos 50 años, cuando la población de 80 años
y mas sea una cuarta parte del total de los mayores, unido al hecho de
que la población de adultos mayores crece más rápido que la población
total y está acompañado por un proceso simultáneo de envejecimiento
y feminización7.

Ahora bien, a fin de contextualizar lo que entendemos por adulto


mayor, según la O.M.S, las personas de 60 a 74 años son consideradas
de edad avanzada; de 75 a 90 años ancianas y las que sobrepasan los
90 años se las denomina grandes viejos o grandes longevos. Asimismo,
a todo individuo mayor de 60 años se lo llama de forma indistinta per-
sona de la tercera edad. Las Naciones Unidas considera anciano a toda
persona mayor de 65 años para los países desarrollados y de 60 para
6 
“Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento”. Asamblea Mundial
sobre el envejecimiento, 1982- Viena, Austria.
7 
Aromando, Jorge, “Desarrollo Educativo y Cultural del Adulto Mayor en Argentina
y MERCOSUR”, Foro Mundial de ONGs para el Envejecimiento, II Asamblea Mundial
del Envejecimiento, Naciones Unidas, Abril 2002- Madrid, España.

93
Victimolog í a

los países en desarrollo. Por lo que cabe inferir que en nuestro país es
considerada anciana una persona a partir de los 60 años.
Conforme a los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, en
2025 Argentina vivirá un fenómeno inédito, la población mayor igualará
o superará a la población activa. Esto se debe a que en los últimos 25
años la esperanza de vida se incrementó en 17 años, ubicándose hoy
en los 73 años para los hombres y en 80 para las mujeres.
Es significativamente optimista la noticia de que las condiciones de
vida nos permitan vivir mas años, pero nuestro país deberá resolver
un problema que paradójicamente no es menor y que será resolver el
destino de esos cinco millones de argentinos que hoy tienen mas de
60 años y del millón y medio de aquellos que superan los 75 años. En la
esfera provincial, según el censo de 2008, la provincia de Córdoba tenía
246.251 personas mayores de 70 años. Hoy son alrededor de más de
un cuarto de millón, pero y a modo simplemente de aportar un dato
alarmante, el número total de camas que existen en los geriátricos de
toda la provincia, apenas se ubica por encima de las 6.000. En 2001, el
numero de mayores de 70 años apenas era de 108.748, lo que implica
que hubo un aumento muy veloz que llegó al 44 %.
Lamentablemente, los adultos mayores no suelen ser valorados en
nuestra actual sociedad, particularmente por las personas mas jóvenes
que tienden a rechazar su experiencia y, no pocas veces, su sabiduría.
Tal secuencia de hechos ha fracturado el flujo normal de nuestra expe-
riencia social interfiriendo en la cultura milenaria de recibir orientación
y consejos de los mayores. Por otra parte, la etapa de la adultez mayor
suele coincidir con el retiro de la actividad laboral formal. Tal hecho
resulta en un evento traumático social que tiende a producir una crisis
de adaptación, de mayor o menor grado, puesto que tales personas, en
control aún de muchas de sus capacidades, deben bruscamente ajustarse
a un nuevo escenario y realidad alejados del centro laboral, de los amigos
y de sentirse útiles, es decir, se jubilan.

El maltrato en el Adulto Mayor


El maltrato en el adulto mayor es una conducta destructiva que
está dirigida a una persona de edad avanzada, ocurre en el contexto

94
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

de una relación que denota confianza y reviste suficiente intensidad


y/o frecuencia para producir efectos nocivos de carácter físico, psico-
lógico, social y/o financiero de innecesario sufrimiento, lesión, dolor,
pérdida y/o violación de los Derechos Humanos y disminución de la
calidad de vida para la persona mayor. La definición incluye actos de
comisión (maltrato) y omisión (descuido) intencionales o involunta-
rios. El maltrato, ha sido visto desde dos enfoques: el primero está en
relación con la noción de protección -asistencialista- y por lo tanto de
custodia. Esto hace que se trabaje con el fin de minimizar el riesgo que
implican los actos indeseables -por acción u omisión- de los cuidadores
en relación con la persona protegida. En segundo lugar, se piensa como
efecto negativo en la salud física y mental. Pero todo, en función de
responder a un compromiso moral con aquellas personas con las que
se tiene algún tipo de vínculo, y sobre la idea de que ellas mismas ya no
tienen la capacidad de hacerse cargo de sus propias vidas. Sin embargo,
existen otros aspectos relacionados con la noción de calidad de vida,
y desde una perspectiva todavía más amplia, con el disfrute de todos
los derechos que las personas deben tener como seres humanos, inde-
pendientemente de la edad; lo cual a la luz del mismo derecho, significa
gozar de la condición de sujeto. El abuso y el maltrato deben ser anali-
zados con un enfoque más amplio, de tal forma que se evite victimizar
gratuitamente a las personas de edad, y reforzar un imaginario social,
que en muchos casos desvía la atención de los problemas de exclusión
e injusticia social, los cuales son los grandes agentes generadores de
violencia, los que afectan la calidad de vida. En la medida en que se
puedan identificar claramente sus orígenes y la forma en que se debe
enfrentar, se podrá transformar la relación de las personas de edad con
su entorno8. En general, el abuso o el maltrato se limita a la violencia
doméstica, al abuso en hogares geriátricos, a la falta de higiene y a los
malos tratos en dichas instituciones, la carencia de alimentación y de
medicación, entre otros. Esta visión sin embargo es parcial porque sólo
se considera el abuso intencional, es decir cuando el cuidador delibe-
radamente castiga, humilla o infantiliza al anciano, pero el abuso puede

“Envejecimiento y Vejez”, Aura Marlene Márquez Herrera, 2004. Trabajo publicado en


8 

www.Gerontologia.org

95
Victimolog í a

ser no intencional, sea por ignorancia o por incapacidad para brindar


un cuidado adecuado. La negligencia hacia el anciano, conceptualizada
como la falla en proveer los cuidados necesarios para mantener la salud
física y mental del individuo, es también una forma de abuso9.
Asimismo, estudios ingleses han abordado el abuso y la negligencia
contra los ancianos desde los siguientes niveles: Macro: se refiere a los
criterios abusivos a nivel social tal como las pensiones y jubilaciones
inadecuadas, dificultad en el acceso a servicios de salud, sociales y el
maltrato dentro de las instituciones. Estos elementos estarían incluidos
dentro del marco sociológico de las políticas económicas en el enve-
jecimiento. Medio: contempla las conductas y actitudes que afectan al
anciano dentro de la comunidad, esto incluiría las conductas antisociales,
la victimización, el viejismo y el facilitar y forzar la gente mayor a vivir
vidas marginales. Micro: son los conflictos de edades maduras entre dos
o más personas en la intimidad del ámbito doméstico.
Por otra parte, desde una óptica iusfilosófica, Maria Isolina Davobe10
en sus Tesis Doctoral “Los derechos de la ancianidad, el Derecho de la
ancianidad. Hacia una comprensión iusfilosófica de la condición humana
en la vejez”, expone que la violencia en la tercera edad opera particu-
larmente a través de la manipulación, mecanismo psicológico de control
mas que físico, toda vez que generalmente las personas mayores no son
maltratadas físicamente sino que la agresión transita por el lenguaje. En
el caso de la manipulación, generalmente, el lenguaje es considerado
abusivo por los efectos y consecuencias de las acciones, más que por las
palabras en si o por su uso abusivo de lenguaje. En el primer supuesto, los
demás le presentan al adulto situaciones ya resueltas, a las que no puede
oponerse -literalmente-. Ejemplos de estos mecanismos los podemos
encontrar tanto en el ámbito de lo público, como en el de lo privado, en
todas las variantes. En este último caso, frecuente es observar supuestos
en los que familiares o allegados venden alguna propiedad que pertenece
a un anciano, o sus objetos queridos, con la “promesa” – generalmente

9 
Publicación “Vivir en Plenitud” Nº 40, de la Sociedad de Geriatría y Gerontología,
1996.
10 
Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
Doctora en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid.

96
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

incumplida - de que, a cambio, le otorgarán una renta mensual fruto


de aquella operación. También es corriente el recurso a maniobras de
presión psicológica para internar a ancianos lúcidos en instituciones en
las que no se les hace, siquiera, firmar “su consentimiento” para ello. O
bien sucede que, aquellos mismos familiares, se olvidan de la existencia
del anciano, de sus necesidades y derechos.
La vejez es una etapa de la vida donde los mecanismos de defensa
y equilibrio de la personalidad se hallan amenazados por menores
tensiones, la familia puede proporcionar, como en otras etapas de la
vida, un medio favorable para mantener la identidad personal y evitar
los peligros del medio ambiente. El aislamiento físico y emocional es un
factor de elevado riesgo que afecta la salud y el bienestar de las personas,
en tanto el apoyo social, emocional y material tiene efectos favorables
en la salud, como mejora de la autoestima, autoeficacia o la capacidad
de afrontar las situaciones problemáticas y puede incluir cambios en
el sistema inmunitario o en la reactividad cardiovascular. La violencia
psicológica no es dañina solamente para las personas implicadas, lo es
también para el resto de las personas que conviven alrededor de donde
se genera. Entre las manifestaciones de violencia psicológica, se aprecia
cuando el adulto es humillado, ignorado, desvalorizado, amenazado
de la pérdida de algo significativo, al limitar los contactos con otras
personas, la prohibición de la participación del sujeto en determinadas
actividades, intimidación o intento de ésta a través de miradas, gestos,
movimientos violentos que tienen como objetivo provocar el temor y
el sometimiento.
La violencia en la familia sobre los adultos mayores es aquella ac-
ción u omisión desarrollada en forma habitual o frecuente, realizada en
el ámbito familiar que conlleva un daño o una amenaza de daño para
la salud o el bienestar de la persona mayor. La víctima y el victimario
constituyen un subsistema dentro del sistema familiar, cuya conexión
es la de interrelacionar como sus fuerzas y debilidades personales
convergen y contribuyen a situaciones las cuales tienen el potencial de
resultar en violencia. En este modelo el maltrato se presenta como el
resultado de una variedad de factores de tensión que actúan sobre la
familia como un sistema. Algunas de las variables que pueden ubicar a

97
Victimolog í a

una familia potencialmente abusiva en crisis o situación de riesgo son: la


enfermedad física o mental, un ambiente inadecuado a las necesidades
físicas o emocionales, sobrecarga de tareas familiares, incapacidad de
llevarlas a cabo, falta de habilidad para resolver problemas, desintegra-
ción familiar, desempleo y otras crisis vitales. Asimismo, muchas veces
los ancianos no denuncian esta situación por miedo a ser conceptuados
como merecedores del abuso, miedo de perder lo poco del afecto al
cual pueden acceder, miedo a la venganza por temor a ubicarse en una
situación más desfavorable, incapacidad física o emocional de denunciar
esta situación11. Roca Bruno Mederos en su tratado de “Gerontología
y Geriatría” (1999) al hablar sobre la violencia familiar plantea que
esta trae aparejado sobre el anciano trastornos psicológicos como la
depresión y demencia provocados por los diversos sentimientos que
manifiesta el mismo ante los actos de violencia y encontró como más
frecuente la tristeza, la depresión, la inconformidad, e incluso, hasta
pensar en el suicidio. El abuso emocional continuado aún sin violencia
física, provoca consecuencias muy graves desde el punto de vista del
equilibrio emocional. Muchos psiquiatras llegan a diagnosticar cuadros
sicóticos en personas que en realidad están sufriendo las secuelas del
maltrato psicológico crónico, las personas sometidas a situaciones
crónicas de violencia dentro del hogar presentan un debilitamiento
gradual en sus defensas físicas y psicológicas, lo cual se traduce en un
incremento en el problema de la salud, principalmente, enfermedades
psicosomáticas y depresión. Como manifestaciones más usuales de
violencia encontramos: mala contestación cuando preguntan, uso de
palabras groseras para responderle y la ofensa con gesto. Las reaccio-
nes psicológicas más encontradas en las mujeres estudiadas fueron el
disgusto, tristeza en todos los casos. La conducta que asumieron los
ancianos fue el silencio, la aceptación y el aislamiento. Los ancianos son
maltratados psicológicamente por sus hijos. Ahora bien, no solo desde
el ámbito familiar se generan situaciones de maltrato hacia los ancia-
nos, sino que tanto el ámbito instucional como el público también son
generadores de situaciones de violencia sobre los mayores, como por

“Violencia, familia y Tercera edad”, David Zolotow, Licenciado en Trabajo Social y


11 

Psicólogo social. Trabajo publicado en www.gerontologia.org.

98
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

ejemplo, cuando una persona jubilada o pensionada espera larga horas


en el banco para el cobro, sin tener a veces la posibilidad de hacerlo
cómodamente, verbigracia, sentados y con la calefacción que requiera
el momento, o bien al momento de tomar un colectivo de línea, rara
vez le son cedidos los asientos que por ley les corresponde. Incluso, los
semáforos no otorgan a los ancianos el suficiente tiempo para cruzar
una avenida, constituyendo esto un abuso y una conspiración contra
la calidad de vida de los mayores, por parte de quienes programan el
tráfico de la ciudad.
Podemos advertir que una gran parte de nuestros ancianos se
encuentran en estado de desprotección y/o abandono, sobre todo,
aquellos que se encuentran internados en geriátricos, los comúnmente
llamados “pacientes incapacitados” que son ni mas ni menos que los
que no pueden moverse ni cuidarse por sus propios medios, “pacientes
muy demandantes y complejos, no curables, que en la mayoría de los
casos tienen una esperanza de vida inferior a un año, que morirían si
no tuvieran a personas que los bañen, los alimenten, los mediquen, los
cuiden. Son pacientes que no deberían estar en los geriátricos, según los
términos en que esta institución fue concebida”12. De la misma manera,
sin dejar de responsabilizar a las instituciones por los cuidados de los
adultos, cabe agregar que el primer responsable por estos pacientes
incapacitados es el familiar, aquellos que de una u otra manera abandonan
a sus “viejitos”, olvidándose de ellos.

Derechos en la Tercera Edad


El Derecho, es una de las últimas disciplinas en incorporarse a la
Gerontología13 y la problemática relativa a la tercera edad ha sido tra-
tada desde el ámbito de la Seguridad Social desde el siglo XIX, siendo el
mayor aporte de origen internacional, contribuyendo de esta manera a
la creación de una nueva rama del Derecho referida a la ancianidad. Por

12 
Gustavo Dellamaggiore, Titular del Registro de Unidades de Gestión de Prestaciones
de Salud de la Provincia de Córdoba. Entrevista realizada para la Edición del 28 de
septiembre de 2010 del Diario “La Voz del Interior”.
13 
“Ciencia Interdisciplinaria que estudia el proceso de Envejecimiento y la Vejez.”, según
la definición del Profesor Simon Bergman.

99
Victimolog í a

otra parte, cabe recordar que los “Derechos Humanos” son universales
y civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, pertenecen a todos
los seres humanos, incluyendo a las personas mayores. Los Derechos
Humanos de los ancianos están establecidos en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, los Pactos Internacionales, la Convención
para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer, y otros Tratados y Declaraciones internacionales de Derechos
Humanos. Los Derechos Humanos de los ancianos incluyen los siguientes
derechos indivisibles, interdependientes, e interrelacionados: el dere-
cho a un estándar de vida adecuado, incluyendo alimentación, vivienda
y vestimenta; el derecho a un seguro social, asistencia y protección; el
derecho a la no discriminación por cuestiones de edad u otro estatus,
en todos los aspectos de la vida, incluyendo el empleo, acceso a vivien-
da, cuidado de la salud y servicios sociales; el derecho a los más altos
estándares de salud; el derecho a ser tratado con dignidad; el derecho
de protección ante cualquier rechazo o cualquier tipo de abuso mental;
el derecho a una amplia y activa participación en todos los aspectos:
sociales, económicos, políticos y culturales de la sociedad; el derecho
a participar enteramente en la toma de decisiones concernientes a su
bienestar.

Principios
Las Naciones Unidas ha establecido los siguientes principios que
deben regular las legislaciones de los países en materia de ancianidad:
1) Principio de Independencia: el deseo de mantener su autonomía el
mayor tiempo posible, asegurando el acceso la alimentación, vivienda,
agua, ingreso, educación, transporte y seguridad física; 2) Principio de
Atención: derecho a ser apoyados, a intervenir en la decisión del tipo de
atención que desean y necesitan, y a ser atendidos con consideración;
3) Principio de Autorrealización: derecho a buscar oportunidades para
fortalecer sus capacidades mediante educación, capacitación, ofertas
de empleo, participar de actividades de la comunidad; 4) Principio de
Dignidad: deben ser respetadas y valoradas, reconociéndose su contri-
bución a la sociedad. Las prácticas y conductas ofensivas erosionan su
dignidad; 5) Principio de Participación: la participación activa favorece y

100
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

posibilita el acceso a los mismos permitiendo permanecer integradas


a la sociedad; buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicio
a la comunidad como voluntarios; formar movimientos o asociaciones
de personas de edad avanzada.

Normativa
Seguidamente se pondrá de resalto parte de la normativa que garantiza
los Derechos Humanos de los ancianos, recordando asimismo el rango cons-
titucional con el que cuentan los Tratados Internacionales en nuestro país
luego de la Reforma Constitucional del año 1994 (artículo 75 inc. 22. C.N).
1- Declaración Universal de Derechos Humanos, artículos 2, 22 y 25:
“Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta De-
claración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opi-
nión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición...1.- Toda persona tiene
derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia,
la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad...”. Respecto de este artículo,
es evidente en la realidad que nuestros ancianos ven vulnerados estos
derechos diariamente, en cuestiones pequeñas de la vida cotidiana como
es el hecho de que muchos cobran jubilaciones magras imposibilitando
de este modo a la posibilidad de acceder a necesidades básicas como la
alimentación, vestimenta y un hogar adecuado para desarrollar las tareas
diarias conforme a sus limitaciones físicas propias de la edad. Por otra
parte, la atención médica y los servicios sociales, muchas veces son de-
ficientes, ya que no existe una política adecuada dirigida a la protección
integral de nuestros ancianos.
2- Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo
de San Salvador”,14 artículo 9, dedicado al Derecho a la Seguridad Social,

Adoptado en San Salvador, El Salvador, el 17 de noviembre de 1988, en el decimoctavo


14 

período ordinario de sesiones de la Asamblea General.

101
Victimolog í a

inc. 1° “Toda persona tiene derecho a la seguridad social que la proteja


contra las consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibi-
lite física o mentalmente para obtener los medios para llevar una vida
digna y decorosa. En caso de muerte del beneficiario, las prestaciones
de seguridad social serán aplicadas a sus dependientes.”. De igual modo,
el artículo 17 que prescribe sobre la Protección a los Ancianos reza:
“Toda persona tiene derecho a protección especial durante su anciani-
dad. En tal cometido, los Estados partes se comprometen a adoptar de
manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho
a la práctica y en particular a: a) proporcionar instalaciones adecuadas,
así como alimentación y atención médica especializada a las personas de
edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren en condiciones
de proporcionársela por sí mismas; b) ejecutar programas laborales
específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de reali-
zar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando su
vocación o deseos; c) estimular la formación de organizaciones sociales
destinadas a mejorar la calidad de vida de los ancianos”.
Por otro lado, la Constitución Nacional Argentina, en su artículo 75,
inciso 23, prescribe “Legislar y promover medidas de acción positiva
que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno
goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y
por los tratados internacionales vigentes sobre Derechos Humanos, en
particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas
con discapacidad”; la Constitución de la Provincia de Córdoba en su artículo
28 expresa “El estado provincial, la familia y la sociedad procuran la
protección de los ancianos y su integración social y cultural, tendiendo
a que desarrollen tareas de creación libre, realización personal y de
servicio a la sociedad”; la Carta Orgánica de la Ciudad de Córdoba, en su
artículo 34 dispone “El municipio promueve y planifica acciones para
la atención de la familia, promueve medidas de acción que garanticen
la igualdad real de oportunidades y de trato, el ejercicio y goce pleno
de los Derechos reconocidos por la Constitución Nacional, Tratados
Internacionales de Derechos Humanos, Constitución Provincial y por
esta Carta orgánica, en lo que hace a los derechos de los niños, mu-
jeres, ancianos y discapacitados.”.Finalmente, la Ley Nacional de lucha

102
María Eugenia Sammartino – María Guadalupe Vergara

contra la Violencia Familiar Nº: 24.41715; no contiene un tratamiento


puntual de los ancianos sino que aborda de manera integral la temática
de violencia familiar refiriéndose de manera concreta a los ancianos solo
en su artículo 2 que reza “Cuando los damnificados fuesen menores o
incapaces, ancianos o discapacitados, los hechos deberán ser denuncia-
dos por sus representantes legales y/o el Ministerio Público. También
estarán obligados a efectuar la denuncia, los servicios asistenciales
sociales o educativos, públicos o privados, los profesionales de la salud
y todo funcionario público en razón de su labor. El menor o incapaz
puede directamente poner en conocimiento de los hechos al Ministerio
Público”. De igual modo la Ley Provincial de Violencia Familiar N:º 9283
realiza un tratamiento similar a la ley nacional, reproduciéndolo casi
literalmente en su artículo 14.

Conclusión
Nuestra propia experiencia laboral nos permite concluir que si bien
son escasos los casos de violencia denunciados que tiene a los adultos
mayores como víctimas, de las estadísticas que mencionamos durante el
presente desarrollo se demuestra un creciente aumento de la violencia
en las personas de la tercera edad que ven vulnerados sus derechos a
diario. Esta situación a su vez es correlativa a una crisis integral política,
social y económica que castiga duramente a amplios sectores sociales
donde son excluidos los grupos mas vulnerables, entre los cuales junto
a los niños se encuentran los ancianos, ante lo cual, la respuesta tendrá
que estar dada por la sensibilización de las personas que por su profe-
sión o llegada a los diversos sectores comprometidos en el problema,
puedan establecer estrategias de acción. Asimismo, si bien son varios y
distintos los factores psicológicos, culturales, económicos, educativos
que inciden en la aparición del maltrato, sin embargo siempre existe un
contexto personal, social y familiar que facilita ese maltrato, por lo que
será necesario tener en cuenta esto último a fin de poder implementar
políticas sociales eficientes. Por último, como ya hiciéramos referencia,
tanto a nivel nacional como provincial no existe una legislación que
15 
Ley 24.417, sancionada el 7 de diciembre de 1994, reglamentada por decreto
235/1995,

103
Victimolog í a

contemple de manera específica la violencia familiar y social contra


los ancianos, por lo tanto será necesario partir del conocimiento del
tema con el asesoramiento de personas capacitadas y con principios
ideológicos que asimilen en definitiva a esta violencia con la violación
de los Derechos Humanos.

Bibliografía
Aromando, Jorge, “Desarrollo Educativo y Cultural del Adulto Mayor en Argen-
tina y Mercosur”, Foro Mundial de ONGs para el Envejecimiento, II Asamblea
Mundial del Envejecimiento, Naciones Unidas, Abril 2002- Madrid, España.
Davobe, Isolina, “Violencia y Ancianidad. Perspectiva Iusfilosófica”. 1998.
Konterllnik, Irene, “Nuevas Perspectivas Interdisciplinarias en Violencia Fami-
liar”. Editorial. AD-HOC. 2001.
Marquez Herrera, Aura Marlene, “Envejecimiento y Vejez”, 2004. Trabajo
publicado en www.Gerontologia.org
Vidal, G, Alarcón RD, Lolas F., Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría, Tomo
II. Editorial Médica Panamericana S.A., Buenos Aires, 1995845-63.
Diario “La Voz del Interior”, Edición del 28 de septiembre de 2010.
“Violencia Familiar y Análisis de Sentencias en el Fuero Civil, Penal y Laboral”,
Colección Investigaciones y Ensayos, Tomo Nº: 4. Centro de perfeccionamiento
Ricardo C. Núñez. Córdoba, Argentina, 2009.
Publicación “Vivir en Plenitud” Nº 40, de la Sociedad de Geriatría y Geron-
tología, 1996.

Legislación consultada:
Constitución Nacional Argentina.
Constitución de la Provincia de Córdoba
Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer.
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento. Asamblea
Mundial sobre el envejecimiento, 1982- Viena, Austria.
Proclamación de Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Ancianos.
Programa de Acción del Cairo.

104
Discurso de sectores populares de la comuna de Temuco –Chile–
en torno a la Administración de Justicia

Prof. Mg. Mauricio Esteban Alarcón Silva1


Chile

Introducción
La justicia, como ideal, constituye una aspiración innegable de
cualquier Estado democrático moderno, la autonomía de sus poderes
apuntan, de alguna forma, a la realización de este ideal, sin embargo, en
su concepción clásica la justicia implica necesariamente una polaridad
de valoraciones: lo que es justo para uno para otros puede no serlo. La
justicia es una característica posible pero no necesaria del orden social
(Kelsen, 1982), por tanto un hombre será considerado justo cuando sus
actos concuerden con el orden social legitimado y dado por justo, esto
último a su vez depende de la satisfacción social y el grado de felicidad
que otorguen los mecanismos de regulación de la conducta social. Sin
embargo, es imposible pensar en la existencia de un orden social justo
que garantice la felicidad de todos, ya que generalmente la felicidad de
uno modificará la felicidad de otro.
Por consiguiente, a partir de estas ideas iniciales acerca del fenó-
meno de la justicia, nos proponemos presentar algunos resultados del
análisis del discurso de pobladores de sectores populares en torno a la
administración de justicia, entendida esta última como una materializa-
ción y objetualización de la noción de justicia, esto es, identificada con
instituciones, actores y procedimientos concretos, y vinculada formal y
operacionalmente a estructuras de poder (político, económico, social,
etc.), de tal manera que se analiza el discurso de los pobladores desde
1 
Académico del Magíster en Desarrollo Humano Regional y Local. Universidad de La
Frontera. Temuco - Chile.

105
Victimolog í a

su materialización, independientemente de que esté presente, también,


en el discurso la dimensión valórica y abstracta de la justicia.
En lo mas específico, se trata de la construcción discursiva en torno
a la justicia formal o estatal, esto visto desde un sector particular de la
sociedad, los pobladores de sectores populares, aquellos sujetos que
se suponen más alejado a la estructura de oportunidades ofrecidas por
los sistemas funcionales de la sociedad, ya sea por variables políticas,
económicas, espaciales y/o geográficas, se entienden como un grupo que
en su conformación acarrea una identidad colectiva construida sobre la
base de una pertenencia territorial sostenida en la relación entre centro
y periferia típica de las grandes zonas urbanas, además de la marginalidad
y la fuerza colectiva que ha dado origen a la ocupación de estos sectores,
los cuales por una parte se constituyen en espacios desde los cuales se
construyen los discursos y, por otra, se materializan las prácticas frente
a sistemas concretos de actuación sobre la sociabilidad.
El objetivo general de la presente investigación es describir el dis-
curso de pobladores de sectores populares de la comuna de Temuco en
torno a la administración de justicia. Los sectores seleccionados fueron
San Antonio, Lanin y Amancer, cada uno de los cuales cuentan con una
historia vinculada al esfuerzo comunitario que ha permitido su ocupación
y desarrollo, generando un espacio de sociabilidad con una identidad
fuerte, vinculada al sentimiento de exclusión y marginalidad. En cada
Sector se aplicaron grupos de discusión los cuales fueron analizados para
lo cual se aplicaron seis grupos de discusión, a partir de la información
obtenida se realizó un análisis del discurso bajo un enfoque semiótico,
el cual permitió apreciar las reglas que regulan la construcción discursiva
de los pobladores en torno a la temática en cuestión, identificando las
diversas relaciones de contradicción, contrariedad y complementariedad
del discurso, visto como un todo (micro universo semántico).

Sectores populares y legitimidad de la Administración de Justicia.


La organización de la administración de justicia constituye uno de
los elementos del sistema jurídico, y en palabras de J. M Rico (1993):
“…tiene como función garantizar la protección de los derechos
fundamentales de los ciudadanos y arbitrar los conflictos que

106
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

pueden surgir entre estos, como entre ellos y el Estado. Por


administración de justicia se entiende el conjunto de normas,
instituciones y procesos, formales e informales, que se utilizan
para resolver los conflictos sociales e individuales”

La administración de justicia, estructurada bajo un determinado or-


den legal, expresión del poder político que institucionaliza la posibilidad
de usar la coacción, incluso física, pretende siempre presentarse a sí
mismo como legítimo, es decir, como algo necesario y justo, justificando
así la posible coacción, de tal forma de obtener obediencia no sólo por
el temor, amenaza o impotencia de los ciudadanos, sino porque éstos
consideren que vale la pena prestar adhesión a los mandatos.
La legitimidad puede tomarse como un término equivalente al de
justificación (del Derecho o el Estado), a su vez la legitimación se rela-
ciona con el hecho social de la aceptación o de una no-legitimidad, es
decir los grados de apoyo adherencia o consentimiento de la ciudadanía
sobre un orden político-jurídico dado. Por lo tanto se trata, por una
parte, de un proceso en el que intervienen diversos actores; donde se
observa que desde el ámbito institucional se busca generar legitimacio-
nes en el empleo del poder, justificando su uso y, por otra, cuando los
ciudadanos pueden deslegitimar las acciones del Estado poniendo en
peligro la efectividad de éste.
La legitimidad integra a los grupos sociales creando adhesión y
conformidad, pero la adopción de determinada posición puede ser
positiva o negativa dependiendo de las condiciones de libertad, igualdad
o bienestar en que se realiza tal integración, dicho de otra forma, de
las condiciones que caracterizan a un determinado grupo social. En ese
sentido cobran importancia los procesos de legitimación desarrollados
desde grupos sociales vulnerados en sus capacidades de integrarse a una
lógica percibida por ellos mismos como ajena y desconocida (Correa
y Barros, 1993).
La vulnerabilidad social, muchas veces relacionada con fenómenos
como la pobreza, es posible ubicarla en contextos territoriales determi-
nados, para lo cual se hace referencia al concepto de “barrio popular”
o “sector popular”, el cual según Torres (2004):

107
Victimolog í a

“Más que una fracción o división física o administrativa de las


ciudades, son una formación histórica y cultural que las constru-
ye; más que un espacio de residencia, consumo y reproducción
de fuerza de trabajo, son un escenario de sociabilidad y de
experiencias asociativas y de lucha de gran significación para
comprender a los sectores populares citadinos”.

Desde la perspectiva de la sociología urbana, es posible entender


el término de sector popular utilizando el concepto de lugar, es decir
que es producto de las interacciones entre espacio y conducta. Por lo
tanto, nos referimos a un contexto físico y social que posee un modo
específico de sociabilidad, que le otorga significado a las relaciones
colectivas e identidad al grupo social (podemos hablar por ejemplo
de la figura del poblador/a y de la identidad poblacional). Ahora, la
rápida y explosiva expansión de las ciudades ha llevado al poblador a
enfrentar inevitables problemas asociados a la vida urbana, entre ellos
la marginación o exclusión social. Por tanto, el surgimiento de sectores
populares corresponde al resultado de un fuerte proceso de segregación
económica, social y cultural, que se traduce en la homogeneización social
de un sector del espacio urbano, hablamos entonces de una ocupación
diferenciada y excluyente de los espacios físicos y sociales. Se plantea
por tanto, la existencia de una diferenciación radical de las zonas urba-
nas; sectores comerciales, de servicio, sectores habitacionales, sectores
marginales, etc.
Si bien, los sectores populares reflejan los grandes problemas
de la sociedad global, no son resultados pasivos de ésta, si no que
contienen su propia especificidad; constituyen el escenario de las
relaciones entre individuos; el espacio y la materialidad en donde se
expresa el orden jurídico, político, cultural, el poder institucional,
el sitio donde se produce y reproduce la vida social. Así entonces,
según Ledrut (1986):
“Todas las prácticas y conductas, que son maneras de vivir tie-
nen una relación con el espacio... las formas tienen una eficacia
propia y no son sólo reflejos o proyecciones de las estructuras
abstractas que las preceden. Tampoco existen sin relación con

108
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

las funciones en el sentido amplio: lo que se produce, lo que se


hace, acciona y opera”.

La Administración de Justicia como descripción y construcción discursiva


de los pobladores de sectores populares.
La administración de justicia, como fenómeno real, se identifica
con las prácticas cotidianas de la colectividad de usuarios directos e
indirectos de alguna de las instituciones ligadas a la administración de
justicia. Ahora, las versiones respecto de la realidad de esas prácticas
son producidas por medio de un lenguaje descriptivo, en este sentido,
centrarse en el discurso es centrarse en el habla como parte de prácticas
sociales. En consecuencia, el discurso, bajo la premisa de que “la realidad
se introduce en las prácticas humanas por medio de las categorías y de
las descripciones que forman parte de esas prácticas” (Potter, 1996: 130)
permite alejarse de posiciones cognitivistas que dificultan la vinculación
entre representación o percepción (como entidades estáticas que las
personas acarrean con sigo) y prácticas sociales.
El discurso factual o bien las descripciones del mundo permiten una
orientación hacia la acción, la que puede estar motivada por intereses
o conveniencias de algún individuo o grupo (por ejemplo los poblado-
res de sectores populares) más aún si la identidad de este individuo o
grupo es problemática (probable sentimiento de exclusión a causa de la
pobreza). Lo anterior tiene relación con el origen de la construcción de
un discurso, situado en un contexto idiosincrásico específico, es decir
en una identidad colectiva que determina la forma en que se construye
la descripción que conlleva una acción. Ahora, más que la dimensión
territorial y física de dichos sectores, interesa visualizarlos como espacios
desde los cuales se generan los discursos. El espacio entendido bajo
una concepción humanista – comportamentista comprende “el mapa o
imagen mental que los individuos tienen de su entorno, o el lugar que
éstos identifican como suyo, es decir, el espacio vivido” (Bernal, 2004),
un espacio considerado como propio, que confluye con un tiempo
determinado, donde los actores enunciadores, con identidad de grupo
(Nosotros), se dirigen discursivamente hacia sus destinatarios (Otros)

109
Victimolog í a

dando lugar a campos de interlocución entre los distintos participantes


de la interacción, tal como lo ilustra la figura Nº 1:

Figura Nº 1 Campo de interlocución


ENUNCIADOR DEL DESTINATARIO DEL
DISCURSO DISCURSO
Desde (YO - NOSOTROS) Hacia (TU - ELLOS)

Campo de interlocución

espacio de construcción discursiva


Pobladores de sectores Sistema Político o Jurídico
populares los ricos, la prensa,
parlamentarios, etc.
Objeto del Discurso
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Semiótica para el análisis del discurso.


Desde el punto de vista semiótico, el discurso textual no constituye
un mero signo, si bien, reconoce la relación establecida entre el ele-
CONTRARIEDAD
mento significante y el significado, esto es, por un lado las expresiones,
palabras o frases y por otro su contenido, idea o sentido de la frase, la
COMPLEMENTARIEDAD

semiótica pretende dar cuenta de la forma del contenido, es decir, la


forma en que se organiza la significación de un texto.
CONTRADICCIÓN
Niveles de significación Lógico-Semántico.
En este nivel la pretensión es presentar de manera ordenada y lógica
la forma del contenido. Desde el punto de vista semiótico se apuesta
por la existencia de la naturaleza significativa y lógica en la estructura
del contenido discursivo. Los desniveles o diferencias respecto de los
recorridos y encadenamientos enunciativos apreciadas pueden ser
objeto de una representación lógica, esto a través del instrumento
denominado Cuadro Semiótico:

110
Objeto del Discurso
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

Figura Nº 2 Cuadro Semiótico


CONTRARIEDAD

COMPLEMENTARIEDAD

CONTRADICCIÓN

El cuadro semiótico intenta representar el conjunto de relaciones


(de contrariedad, contradicción y complementariedad) y las operaciones
de afirmación o negación de dichas relaciones. Ambas dan cuenta de la
forma del contenido y son asumidas en el texto por el nivel narrativo y
el nivel discursivo respectivamente. En el primero se organizan las rela-
ciones y operaciones lógicas en papeles actanciales, comprometidos en
unos programas narrativos, en tanto que en el segundo se organizan las
relaciones y operaciones lógicas en figuras de actores dispuestas en unos
espacios y unos tiempos para constituir unos recorridos figurativos.

Resultados.
Los resultados se presentan en función de los dos grandes ejes
temáticos de la investigación; el discurso frente a los actores de la
administración de justicia y el discurso frente a las situaciones jurídico
- judiciales:

111
Victimolog í a

Discurso frente a actores e instituciones de la Administración de Justicia:


Figura Nº 3 Cuadro semiótico, discurso de actores e instituciones de
la administración de justicia

ACTORES - TIEMPO ESPACIO ACTORES - TIEMPO ESPACIO


OTROS AJENOS NOSOTROS PROPIOS

Excesivo poder Conformismo ante problemas


De los carabineros CONTRARIEDAD de la administración de justicia
COMPLEMENTARIEDAD

CONTRADICCIÓN

Injusticia de las Individualismo entre


autoridades de la Justicia los vecinos

ACTORES - TIEMPO ESPACIO ACTORES - TIEMPO ESPACIO


OTROS AJENOS NOSOTROS PROPIOS

El discurso vinculado con los actores de la administración de jus-


ticia gira en torno a cuatro códigos, el primero (superior izquierdo)
corresponde al excesivo poder de Carabineros de Chile y se refiere a la
capacidad de Carabineros de Chile de aplicar la ley y ejercer violencia
física de manera arbitraria, así como la desventaja
ACTORES - TIEMPO ESPACIO
de los
ACTORES pobladores
- TIEMPO ESPACIO
para resistir esta acción. No obstante, este código NOSOTROS
OTROS AJENOS
se contradice
PROPIOS
con
el segundo código (inferior
Pobladores, derecho)
víctimas
de problemas
identificado con una
inoperancia mínima
Autojusticia suple la
ca-
CONTRARIEDAD
pacidad de acción de los pobladores frente a la delincuencia, es decir la
jurídicos - judiciales de la administración de justicia

significación relacionada con el individualismo entre los vecinos, o sea, el


COMPLEMENTARIEDAD

sentido del escaso compromiso de los pobladores frente a los problemas


que afectan a los vecinos, lo cualCONTRADICCIÓN
es sinónimo de una ausencia de acción
colectiva por parte de los vecinos como mecanismo para enfrentar la
delincuencia y la administración de justicia.
Por otra parte, el primer código es contrario al tercer código (superior
derecho), elDelincuencia
cual da cuentaproviene de un conformismo ante problemas
Pobladores son causantes generados
de otros sectores de problemas jurídicos
por la administración de justicia, así entonces este código, complementario
con el ACTORES
segundo, señala
- TIEMPO
OTROS AJENOS
que además de individualidadACTORES
ESPACIO existe-una TIEMPOsensación
ESPACIO
NOSOTROS PROPIOS

112
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

de que las cosas no van a cambiar, es decir, existe un sentido relaciona-


do con la idea que los problemas como la discriminación o lejanía de la
administración de justicia con los pobladores no podrán ser superados.
Por último, el código injusticia de las autoridades de la justicia (inferior
ACTORES - TIEMPO ESPACIO ACTORES - TIEMPO ESPACIO
izquierdo)
OTROSalude
AJENOS a la identificación de los actores de la administración
NOSOTROS PROPIOS

de justicia, fundamentalmente
Excesivo poder
Carabineros de Chile, jueces
Conformismo ante problemas
y abogados
con prácticasDe catalogadas
los carabineros como injustas, deeste
CONTRARIEDAD código es
la administración complemen-
de justicia

tario con el primer código y contradictorio con el tercero referido al


COMPLEMENTARIEDAD

conformismo de los pobladores.


Los pobladores de sectores populares de la comuna de Temuco,
CONTRADICCIÓN
al referirse a los actores de la administración de justicia estructuran su
discurso sobre la base de relaciones de contradicción entre códigos
que dan cuenta de prácticas injustas de los principales actores de la ad-
ministración de justicia (expresado por actores,
Injusticia de las
en tiempos y espacios
Individualismo entre
concebidos como “Otros” y “Ajenos”) e incapacidad
autoridades de la Justicia los vecinos de los pobladores

para constituirse
ACTORES en un conglomerado que pueda
- TIEMPO ESPACIO equiparar el poder de
ACTORES - TIEMPO ESPACIO
la delincuencia o la discriminación de los actores de la justicia (expresada
OTROS AJENOS NOSOTROS PROPIOS

por un “Nosotros” en tiempos y espacios considerados como “Propios”).

Discurso frente las situaciones jurídico judiciales


Figura Nº 4 Cuadro semiótico, Situaciones Jurídico - Judiciales

ACTORES - TIEMPO ESPACIO ACTORES - TIEMPO ESPACIO


OTROS AJENOS NOSOTROS PROPIOS

Pobladores, víctimas Autojusticia suple la


de problemas inoperancia
jurídicos - judiciales CONTRARIEDAD de la administración de justicia
COMPLEMENTARIEDAD

CONTRADICCIÓN

Delincuencia proviene Pobladores son causantes


de otros sectores de problemas jurídicos

ACTORES - TIEMPO ESPACIO ACTORES - TIEMPO ESPACIO


OTROS AJENOS NOSOTROS PROPIOS

113
Victimolog í a

Ahora bien, en caso del discurso acerca de las situaciones jurídicas


que afectan a los pobladores de sectores populares gira en torno a
cuatro códigos, el primero corresponde (superior izquierdo) a pobla-
dores son víctimas de problemas jurídico - judiciales”. Aquí se entiende
como los pobladores asumen un papel de víctima de la delincuencia,
siendo objeto de asaltos y molestias por problemas fundamentalmente
de alcoholismo y drogadicción. Este código es contradictorio con el
segundo código (inferior derecho) pobladores son causantes de problemas
jurídicos, es decir en esta instancia los propios pobladores se reconocen
a sí mismos como sujetos y actores principales de los problemas jurí-
dicos, como asaltos violencia intrafamiliar, drogadicción y alcoholismo.
El tercer código (superior derecho) autojusticia suple la inoperancia de
la administración de justicia, se refiere a comportamientos orientados a
suplir la considerada inoperancia de la administración de justicia para
solucionar los conflictos de los pobladores, lo que – desde una lógica
interna del colectivo social identificado – se asume como la capacidad
de ejecutar un acto de justicia a partir de sus propias acciones, o sea
al ser reconocido como una trasgresión de la legalidad se convierte en
un código complementario al segundo, que considera a los pobladores
como causantes de problemas jurídicos, esto a su vez implica una con-
tradicción con el cuarto código (inferior izquierdo) entendido como la
delincuencia proviene de otros sectores, por cuanto los pobladores, si bien
reconocen realizar actos que están fuera de la legalidad, señalan que los
delincuentes provienen de otros sectores, lo que es complementario
con el primer código donde los pobladores asumen el papel de víctima
frente a situaciones jurídicas, pero que – a su vez - es contrario con el
segundo código, donde los pobladores asumen el papel de causantes
de problemas jurídicos.
La referencia a las situaciones jurídicas que afectan a los pobladores
de sectores populares de la comuna de Temuco, se basa en un discurso
estructurado en torno a relaciones de contradicción entre los distintos
papeles adoptados por los pobladores frente a las situaciones jurídicas,
esto es como víctima o como causante (en ambos casos el discurso se
expresa por un “Nosotros” en tiempos y espacios concebidos como
“Propios”). Por otro lado, dado que los pobladores manifiestan cierta

114
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

inoperancia de la acción de la administración de justicia, su discurso


revela una contradicción entre comportamientos tendientes a suplir
dicha inoperancia vía la ejecución de autojusticia (se expresa por un
“Nosotros” en tiempos y espacios concebidos como “propios”) y actos
delincuenciales provocados por personas ajenas a los sectores de los
pobladores (Otros) en un espacio concebido como propios

Discusión y conclusiones.
Discurso en torno a las instituciones y actores reconocidos de la
Administración de Justicia.
Las instituciones y actores que encarnan la administración de
justicia, desde el discurso de los pobladores, se enmarcan en una re-
ferencia relacionada con aquella institucionalidad legitimada en el rol
de solucionar los conflictos de carácter legal en que los pobladores se
ven involucrados. En este sentido destaca el posicionamiento de Ca-
rabineros de Chile y la Policía de Investigaciones (PDI) como las prin-
cipales instituciones de la administración de justicia, esto en términos
del reconocimiento intersubjetivo de que son objeto, de igual manera
es relevante el abanico de opiniones y valoraciones que de ellos se
hace, en cuanto actores concretos que conviven en la cotidianidad de
los conflictos legales de los pobladores. Sin duda los actores del orden
público constituyen figuras más cercanas a la gente (fundamentalmente
Carabineros de Chile). Sin embargo, es imposible abstraer de su dis-
curso el carácter de marginalidad social existente, tanto por el hecho
de una condición de pobreza objetiva, pero más aún por el estigma de
ser parte de un sector catalogado como de delincuentes, lo cual implica
una discriminación no sólo por parte de la administración de justicia,
si no que del resto de la sociedad. En particular, Carabineros de Chile,
junto con poseer la facultad de manejar la ley de acuerdo a criterios
que prejuzgan a los pobladores (como delincuentes), no logra, según
los pobladores, eficacia en su intervención, persistiendo la sensación de
falta de protección. No obstante, pese a lo anterior la sola mención de
Carabineros de Chile constituye una opción usada por los pobladores
como mecanismo de intimidación y amenaza frente a los delincuentes,

115
Victimolog í a

es decir esta sola razón justifica la existencia de Carabineros de Chile


(también de la Policía de Investigaciones), lo que en otras palabras,
permite dar fe de su legitimidad, independiente del grado de coacción
efectiva que desempeñen (Díaz, 1984; Habermas 1998).
Otro de los actores frecuentemente aludidos son los abogados,
ubicados como destinatarios del discurso de los pobladores, conforman
un “otros” totalmente ajenos a las necesidades y posibilidades de los más
pobres. Además, la responsabilidad de los abogados en el proceso de
administración de justicia es reconocida como de vital importancia, sin
embargo su quehacer profesional se orienta por intereses económicos
inalcanzables por los pobladores. El distanciamiento económico aprecia-
do entre los pobladores y los abogados, también se refleja en recorridos
narrativos que giran en torno a la figura de los jueces, quienes según la
institucionalidad vigente y los propios pobladores, son los llamados a
hacer efectiva la justicia, sin embargo el estilo de vida de estas figuras y
sus altas remuneraciones dan cuenta, según los pobladores, de un alto
nivel de injusticia social que los inhabilitaría para ejercer su rol.
Las descripciones realizadas en torno a estos actores concretos de
la administración de Justicia (Carabineros de Chile, Abogados y Jueces)
definen de alguna manera la forma en que los pobladores históricamente
se han relacionado con estas figuras, donde la sensación de desventaja
económica y social motiva la generación de un discurso orientado a
influenciar estratégicamente sobre sus destinatarios (Potter, 1996).
A pesar de lo anterior, el discurso no sólo es usado estratégicamente
hacia destinatarios externos de la interacción, tampoco el discurso es
utilizado como una respuesta a un discurso estatal, sino más bien es un
dispositivo que posee el carácter de grupo que define a los pobladores
de sectores populares (Torres, 2004) con sus formas específicas de so-
ciabilidad que constituyen una fuente de identidad colectiva caracterizada
por la condición de marginalidad social, permiten explicar una referencia
discursiva al propio grupo de pobladores, es decir, se constituyen a sí
mismos como enunciadores y destinatarios del discurso, criticando la
escasa participación y compromiso de los vecinos frente a los problemas
de delincuencia que les afectan.
Respecto de las reglas que regulan la construcción del discurso de

116
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

los pobladores en torno a los actores e instituciones reconocidos de


la administración de justicia, lo fundamental está dado por el estable-
cimiento de dos niveles de actores: enunciadores y destinatarios del
discurso. Por una parte, los pobladores y, por otra, Carabineros de
Chile (y subsidiariamente el resto de actores de la administración de
justicia).
Así entonces, al interior del primero nivel hay conformismo ante
problemas de la administración de justicia e individualismo entre los vecinos,
en el segundo nivel (destinatarios) se expresa un excesivo poder de
Carabineros de Chile e injusticia de las autoridades de la administración de
justicia; cada nivel expresa la pretensión de imponer bajo medios no
coercitivos, sino argumentativos, su propio discurso, por lo que entran
en juego interacciones orientadas a la dominación basada en el poder
comunicativo del discurso (Habermas, 1987), en este sentido, los di-
chos dominantes de la institucionalidad jurídica (fundamentalmente de
Carabineros de Chile) señalan, como dice Ibañez (1994), el que hacer
y que decir de los pobladores. Frente a este escenario los pobladores
dan cuenta de una pasividad y conformismo que les impide visualizar
un cambio en el estado de cosas.

Discurso en torno a las situaciones jurídico – judiciales.


Se refiere a las relaciones que establecen los pobladores de los secto-
res populares con la institucionalidad jurídico – judicial, donde lo jurídico
alude a la estructura y organización discursiva a partir del derecho y lo
judicial corresponde a la dimensión pragmática de lo anterior, vinculado
a la circulación y consumo de los productos discursivos jurídicos (Del
Valle, 2002). En otras palabras, se refiere a los problemas de carácter
legal que afectan directa o indirectamente a los pobladores. En este
sentido, se menciona mayoritariamente los problemas de alcoholismo
y drogadicción, estos últimos atribuidos principalmente a los jóvenes.
En segundo lugar está la prevalencia de asaltos y robos al interior de
las poblaciones, en ambos casos hay una tendencia a considerar estos
hechos delictuales como realizados por individuos ajenos al sector, es
decir, el discurso visualiza la delincuencia generada por un “otros” no
integrante del grupo de pobladores. Aunque esta opinión no es genera-

117
Victimolog í a

lizada, está presente en los tres sectores en estudio. Dicho fenómeno


encamina la explicación en dos direcciones distintas, en primer lugar;
dicha estrategia discursiva permite dirigir el discurso hacia un segundo
destinatario externo, Carabineros de Chile, un “otros” ajeno que posee
la capacidad de intervenir directamente a favor del grupo en cuestión
(pobladores), en este caso se trata de un intento de manipulación mo-
tivado por intereses de los propios pobladores. En la otra dirección, el
situarse a sí mismos como “pertenecientes a un grupo que es víctima de
la delincuencia” permite dirigir el discurso a un nivel conformado indis-
tintamente por un “otros” en el que se encuentran tanto Carabineros
de Chile como los delincuentes, esto último puede sustentarse en la
descripción de los recorridos narrativos que manifiestan desconfianza
y temor a las figuras mencionadas.
Otra situación jurídico – judicial recurrente entre los pobladores de
sectores populares tienen que ver con problemas de violencia intrafa-
miliar, relacionada fuertemente con una situación antes mencionada, la
drogadicción y el alcoholismo, lo que si bien, en forma alguna constituye
un problema exclusivo de los pobladores, al ser motivo frecuente de la
presencia de Carabineros de Chile, la violencia intrafamiliar se convierte
en una categoría discursiva, que pretende realizar una descripción de un
hecho importante para los pobladores, presentándose en este sentido
como una descripción de una acción rutinaria (Potter, 1996).
Finalmente, respecto de las reglas que regulan la construcción del
discurso, estas giran en torno a códigos unidos por relaciones de con-
tradicción, complementariedad y contrariedad. El primero corresponde
a la idea de que pobladores son víctimas de problemas jurídico - judiciales,
donde se manifiestan las molestias generadas por las acciones delincuen-
ciales y que, a su vez, es contradictorio con el código pobladores son
causantes de problemas jurídico – judiciales. Siendo ambos componentes
del discurso originado por los pobladores en calidad de actores enun-
ciadores, es posible afirmar la existencia de una contradicción con la
que operan en su discurso hacia la administración de justicia, dichas
contradicciones no son sólo categorizaciones del mundo, sino que se
encuentran operando como actos concretos en la cotidianidad de los
pobladores (Peña-Marín y Abril, 1999).

118
M a u r i c i o E s t e b a n A l a r c ó n Silva

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BarriosPopulares.htm

119
Análisis del fenómeno de femicidio y feminicidio desde la
perspectiva de los Derechos Humanos de las Mujeres

Mg. Inés María Rebullida Carrique1


Argentina

Después de la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos


realizada en Viena en 1993, la Asamblea General de la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas declaró que los derechos
de las mujeres son Derechos Humanos, y en su Declaración llamó a
los gobiernos a luchar contra la violencia y a “tomar la debida diligencia
para prevenir, investigar y castigar los actos de violencia contra la mujer ya
sea en el ámbito privado, la comunidad o por parte del Estado”.
Este proceso de reconocimiento no ha sido rápido y fácil, al contra-
rio, ha significado arduas luchas por parte del movimiento de mujeres
internacional a través de una campaña que duró una década para que la
violencia contra las mujeres fuera nombrada y se reivindicara no como
un asunto de índole privada, sino como un problema de orden político
que debía ser incluido en el paradigma de los Derechos Humanos. Así,
las feministas han cuestionando el esquema androcéntrico y patriarcal
que está en la base de los Derechos Humanos aportando elementos
que permiten visibilizar y defender los Derechos de las mujeres y han
promovido la feminización del universal humano defendiendo una nueva
concepción de los Derechos Humanos.

Los Derechos Humanos


Pedro Nikken (1994) señala que “la noción de Derechos Humanos se

1 
Licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, Magíster en Violencia
Intrafamiliar y de Género del Posgrado Regional en Estudios de la Mujer de la Univer-
sidad de Costa Rica y la Universidad Nacional de Costa Rica.

121
Victimolog í a

corresponde con la afirmación de la dignidad de la persona frente al Estado”2.


Esto quiere decir que “el poder público debe ejercerse al servicio del ser
humano: no puede ser empleado lícitamente para ofender atributos inherentes
a la persona y debe ser vehículo para que ella pueda vivir en sociedad en
condiciones acordes con la misma dignidad que le es consustancial”3.
La característica de inherencia de los Derechos Humanos implica
que toda persona, por el sólo hecho de serlo, tiene derechos fundamen-
tales frente al Estado, derechos que éste tiene o el deber de respetar y
garantizar, o el de generar acciones para satisfacer su realización.
Históricamente es posible rastrear el momento en que aparecen
algunos derechos que se conocen en la actualidad como “Derechos
Humanos”, pues esta expresión, aunque heredera de conceptos de la
modernidad, es una expresión contemporánea (siglo XX) que ha logrado
aceptación universal.
¿Qué son, entonces, los “Derechos Humanos”? Son atributos,
prerrogativas y libertades de todas las personas, sin importar su edad,
religión, sexo o condición social, que resultan indispensables para una
vida digna. Son todo lo que se necesita para que las personas y las
sociedades puedan desarrollarse plenamente, como una buena alimen-
tación, educación, salud, empleo, un medio ambiente sano, respeto a
la integridad física y psicológica, libertad de expresión, de religión, de
tránsito y muchas cosas más.
En las Convenciones y Declaraciones de Derechos Humanos se
afirma que se trata de “derechos iguales e inalienables de todos los miem-
bros de la familia humana”4, con lo cual se declara su universalidad. Esta
característica está dada en tanto las personas somos distintas, es decir,
nadie tiene que renunciar a su identidad, forma de ser o de pensar para
poder ejercer sus derechos.
Además de universales e inalienables, los Derechos Humanos son
históricos, lo que significa que están vinculados profundamente con la
realidad histórica, política y social; imprescriptibles, es decir que tienen

2 
NIKKEN, P (1994). “El concepto de los Derechos Humanos”. En IIDH. Estudios básicos
de Derechos humanos. San José. Pp.: 1.
3 
Ob. Cit. Pp.: 1.
4 
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Preámbulo. Res. 217 A III, 1948.

122
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

un carácter permanente, por lo que no pueden desaparecer o dejar


de ser reconocidos por el mero transcurso del tiempo; indivisibles,
puesto que todos son importantes y ninguno puede separarse de otro;
interdependientes, todos están articulados en lo que se conoce como
“sistema de Derechos”; dinámicos, ya que se encuentran en un proceso
de constante evolución; progresivos, en tanto su tendencia es al avance,
de ninguna manera a la regresión o cancelación, tanto en lo que corres-
ponde al contenido protegido como a la eficacia y procedimiento para
su cumplimiento (Nikken, 1994).
Las Convenciones y Declaraciones son verdaderos instrumentos
jurídicos de carácter positivo, esto es, principios y normas que, como
ya se mencionó, los Estados deben cumplir y asegurar su cumplimiento.
Así, los Estados tienen la obligación de buscar la satisfacción de los De-
rechos Humanos de las personas individuales o colectivas tomando en
cuenta su identidad (cultural, social, sexual, de género, etc.), así como
sus necesidades y deseos; prevenir que los derechos de la población
sean violados o restringidos por la acción de terceros; promover, a
través de la elaboración y puesta en acción políticas públicas de corto,
mediano y largo plazo el respeto, la protección y el aseguramiento del
goce de los Derechos Humanos; adoptar, a partir del momento mis-
mo de ratificación de los pactos, medidas inmediatas consistentes en
actos concretos, orientadas hacia la satisfacción de la totalidad de los
Derechos Humanos; sancionar los delitos cometidos por servidoras/
es públicos o personas; evitar las políticas, leyes, programas o acciones
discriminatorias de cualquier grupo o colectivo, y adoptar medidas es-
peciales -incluyendo medidas legislativas y políticas diferenciales- para
las mujeres y en resguardo de grupos en situación de vulnerabilidad,
así como de sectores históricamente desprotegidos (Sonia Contreras
y Marcela Jager, 2009).
De esta manera, la perspectiva de los Derechos Humanos ha
producido cambios muy importantes en la legislación propia de los
Estados pero también en la que rige las relaciones internacionales. Las
múltiples convenciones ratificadas por la casi totalidad de los países, y
la creación de instituciones supranacionales responsabilizadas de velar
por el cumplimiento de esas normas, es una prueba de ello. Y en este

123
Victimolog í a

punto, cabe mencionar lo importante que resulta haber admitido en


los últimos tiempos que es también un derecho de los individuos -no
sólo de los Estados- poder demandar ante los tribunales internacionales
el respeto de sus derechos, cuando éstos son vulnerados (María Julia
Palacios, 2006).

La noción de universalidad y los Derechos Humanos de las Mujeres


Como ya lo han señalado algunas autoras (Lagarde, 1996; Facio
y Fries, 1999; Arroyo Vargas, 2006), asumir la universalidad de los
Derechos Humanos no es fácil en la práctica, ya que pone a prueba
la capacidad de aceptar como relevante que todos los individuos -sin
excepción- son personas poseedoras de lo que se ha llamado “dignidad
intrínseca”. El principio de “dignidad intrínseca”, dice Carlos Nino,
“prescribe que los seres humanos deben ser tratados según sus decisiones,
intenciones o manifestaciones de consentimiento”5, e implica también, como
extensión, tomar en serio lo que los individuos creen u opinan.
La defensa de los Derechos Humanos universales adquiere carac-
terísticas especiales cuando se pone en relación con la condición de
las mujeres. Cuando se habla de derechos en general, nadie cuestiona
hoy la paridad de mujeres y varones. Pero cuando se trata del recono-
cimiento de derechos que atañen específicamente a las mujeres, éstos
son vistos como poco importantes. La reivindicación de los derechos
de las mujeres a la integridad y a una vida libre de violencia se encuentra
entre estos casos.
En los últimos tiempos se han producido declaraciones y acciones
tendientes a ampliar el marco ético-jurídico de los Derechos Humanos
-incluyendo los aspectos referidos a la defensa de la integridad física
y mental de las mujeres- y materializar una aplicación universal de los
mismos.
La abogada argentina Claudia Hasanbegovic (s/f) señala que algunas
de las razones de la dificultad de poner en práctica los Derechos Hu-
manos de las mujeres son los prejuicios de género en la interpretación
de la ley y la falta de entendimiento de la importancia que tiene el goce

5 
NINO, C. “Ética y Derechos Humanos”. Buenos Aires, Paidós. 1984. Pp.: 173

124
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

de sus Derechos Humanos económicos sociales como condición previa


para gozar de otros derechos (ej. los derechos civiles y políticos).
La autora observa que hasta no hace mucho tiempo la interpretación
de la legislación de derecho internacional y jurisprudencia en casos de
violaciones a Derechos Humanos se había centralizado estrechamente
en las violaciones cometidas directamente por el Estado a través de sus
agentes. Así quedaban al margen de indagación internacional las viola-
ciones de los Derechos Humanos de las mujeres cometidas por actores
privados (esposos, novios, amantes, concubinos, ex esposos, vecinos,
etc.), y aún más, había una tolerancia hacia aquellos al no enjuiciarlos,
ni sentenciarlos por aquellas violaciones, consideradas como prácticas
“naturalizadas en la sociedad”.
“La interpretación de las leyes en general”, dice Hasanbegovic,
“está viciada por la creencia de que los ámbitos ´público` y
´privado` de la vida son distintos, y que los hechos acaecidos
en la esfera ´privada` deben quedar fuera del escrutinio judicial
nacional e internacional. La opresión y violaciones a los Derechos
Humanos han sido definidos basados en las experiencias de
los hombres en distintas situaciones que sufren a manos del
Estado”6.

Hay numerosos trabajos de teóricas feministas sobre la importancia


de desmontar los mecanismos que sostienen esta división, para poder
volver a conceptualizar y redefinir lo que se entiende por público y
privado, o para pensar otras formas de relaciones sociales de género.
Desde esta posición, se piensa que dejar afuera de la intervención judi-
cial lo que sucede en la esfera privada, la doméstica, aquella adjudicada
socialmente a las mujeres, es permitir la impunidad y perpetuación
de cualquier abuso de poder como práctica natural en las familias y la
sociedad.
Es de conocimiento en el ámbito de la Criminología y de la Victimo-
logía, que las mujeres están más en riesgo de ser golpeadas y/o asesinadas
y/o violadas por un compañero íntimo que por un extraño en la calle. De
6 
HASANBEGOVIC, Claudia.”La lucha por hacer realidad los Derechos Humanos de
las Mujeres”. Mimeo. s/f. Pp.: 1.

125
Victimolog í a

acuerdo al relevamiento realizado por el Instituto de Estudios Jurídicos


Sociales de la Mujer (Indeso), a partir de los casos publicados en diarios
y portales de noticias de todas las provincias de Argentina, el 93 por
ciento de los casos el crimen lo cometió la pareja o ex pareja.
Al respecto, dice Mariana Carbajal (2009) que ante la ausencia de
estadísticas oficiales, distintas organizaciones de mujeres ha tomado la
decisión de llevar registros de los casos publicados en los medios gráficos
y digitales para darle visibilidad al problema de la violencia contra las
mujeres. Se trata, así, de números parciales, que reflejan probabilidad
de la existencia de una alta cifra negra y la enorme tolerancia social y
estatal ante estos crímenes contra las mujeres.

Femicidio: las implicancias de conceptualizar


En el mundo contemporáneo de la globalización, los asesinatos
crueles de mujeres en manos de varones reflejan que, a pesar de los
grandes avances logrados por la lucha de los movimientos feministas
respecto a la mejora de las condiciones de existencia de las mujeres en
todo el mundo, en el plano concreto de las relaciones personales, pa-
reciera a primera vista que los hechos de violencia, simbólica y explícita
se han agravado y adquieren características especiales. Tal como dice
la feminista española Celia Amorós, “las mujeres en la era global somos
objeto transaccional entre los varones bajo formas siniestras”7. Un ejemplo
de esto es el “femicidio”, el que debe ser estudiado indefectiblemente
a la luz de esos pactos emergentes específicos.
La reflexión sobre los múltiples elementos involucrados en el fe-
nómeno del femicidio adquiere relevancia en la medida en que, como
dice Amorós, en el mundo contemporáneo la nueva política sexual del
patriarcado parece inclinarse cada vez más del lado de la violencia.
Para analizar las situaciones violatorias de los Derechos Humanos
de las mujeres, el fenómeno de la violencia contra ellas debe ubicarse
en el contexto de una lectura sistémica, es decir, no como un fenóme-
no aislado sino comprendiendo que es parte fundamental de nuestras
culturas y se manifiesta de distintas formas. Estas distintas manifesta-
AMOROS, C. “Mujeres e imaginarios de la globalización. Reflexiones para una agenda
7 

teórica global del feminismo”. 1a ed. Rosario: HomoSapiens Ediciones. 2000. Pp.: 16.

126
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

ciones forman parte de lo que Liz Kelly (1988) llama el “continuum de


la violencia”8, pues no se trata de hechos que no tienen conexión entre
sí, sino de expresiones distintas de la estructural opresión masculina
sobre las mujeres. El femicidio expresa, de este modo, el desenlace fatal
-la manifestación más extrema- de cualquiera de las formas presentes
a lo largo del continuum, que incluye el abuso físico, emocional, sexual,
la explotación sexual, la prostitución, la pornografía, el incesto, la mu-
tilación genital, etc.
“Femicidio” es un concepto relativamente nuevo que intenta distin-
guir los asesinatos de mujeres del concepto de “homicidio”, usado para
referirse a los asesinatos de hombres y mujeres indistintamente. Surgió
durante los años 70 y fue desarrollado por Diana Russell y Jill Radford
para dar cuenta de un tipo especial de crímenes contra las mujeres, y
sirvió como marco de referencia analítica para el caso de aquellos co-
metidos en Ciudad Juárez, México, que comenzaron en 1993 y no han
cesado hasta la actualidad.
Russel y Radford señalan que “el asesinato de mujeres es la forma más
extrema de terrorismo sexista”9 y destacan -acertadamente- la importancia
de nombrar, de conceptualizar en orden de visibilizar y comprender las
tramas de una realidad en extremo compleja. Así, una nueva palabra es
necesaria para comprender su significado político, y “femicidio es la que
mejor describe los asesinatos de mujeres de parte de los hombres motivado
por el desprecio, odio, placer o el sentido de propiedad sobre ellas”10.
En este mismo sentido, y a fines de establecer diferencias concep-
tuales y su impacto en el orden de las relaciones humanas, es preciso
adoptar una posición que reconozca que los asesinatos de mujeres en el
mundo, en Ciudad Juárez y en otros lugares de México y Latinoamérica,
como Guatemala, son fenómenos diversos pero que tienen afinidades
articuladas en el contexto del patriarcado neoliberal, cuyos efectos son
sistémicos y no fenómenos inconexos. Esta es la postura de Celia Amo-
rós (2008), quien señala que los términos genéricos como patriarcado,

8 
KELLY, Liz (1988). Surviving Sexual Violence. Polity Press: England
RUSSEL, D. y RADFORD, J. (Eds.). “Femicidio. La política del asesinato de las mujeres”.
9 

Diversidad Feminista. 1992. Pp.: 57.


10 
Ob. Cit. Pp.: 57.

127
Victimolog í a

misoginia, etc., deben ser interpretados a la luz de las relaciones y de


ciertas continuidades susceptibles de ser detectadas.
De esta manera, el concepto de femicidio ha servido para politizar
los asesinatos de mujeres, poniendo al descubierto el trasfondo que
les confiere unidad de sentido, al mostrar lo que todos tienen en co-
mún, al decir de Rita Segato (2006), ocurren directamente dentro del
círculo regido por la economía simbólica patriarcal. Así, “la intención de
acuñar un nuevo término es desenmascarar al patriarcado como institución
que se sustenta en el control del cuerpo y de la capacidad punitiva sobre las
mujeres”11.
Russell y Radford (1992) definen el femicidio como el asesinato de
mujeres por el hecho de serlo, vinculado a las relaciones de inequidad
y exclusión que viven las mujeres en un contexto de violencia sexista.
Dicen que es un fenómeno histórico y social que ocurre para perpetuar
el poder masculino en las sociedades patriarcales, por lo que se trata
siempre de crímenes de poder.
También Montserrat Sagot y Ana Carcedo (2002), lo definen como
la forma más extrema de terrorismo sexista motivado mayoritariamente
por un sentido de posesión y control sobre las mujeres. Se trata, así, de
la manifestación más extrema de un continuum de violencia contra las
mujeres basada en la inequidad de género, cometida por varones con
quien la víctima ha mantenido una relación íntima o no. Agregan que “con
este nuevo término se remueve el velo oscurecedor de los términos homicidio
y asesinato, supuestamente neutrales”, y que, por otra parte, “permite
visibilizar el carácter social del fenómeno de la violencia contra las mujeres,
alejando el análisis de planteos individualizantes, naturalizados o patologizados
que terminan por culpabilizar a la víctima o justificar al agresor”12.

El nuevo debate: femicidio y feminicidio


Es Marcela Lagarde (1997) quien incorpora en el debate el concepto

11 
SEGATO, R. “Qué es un feminicidio. Notas para un debate emergente”. 2006. Pp.:
4. Mimeo
12 
SAGOT, M. y CARCEDO, A. “Femicidio en Costa Rica 1990-1999”. Organización
Panamericana de la Salud, Programa Mujer, Salud y Desarrollo. San José, Costa Rica.
2002. Pp.: 9.

128
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

de “feminicidio” para diferenciarlo del resto de los asesinatos de mujeres


por razón de género. También Rita Segato hace un interesante aporte
respecto a la necesidad de nombrar al feminicidio como un tipo parti-
cular de crímenes contra las mujeres a los que ella llama “crímenes de
segundo Estado o crímenes de corporación, en los que la dimensión genocida
y expresiva de la violencia prevalece”13.
Ambos conceptos hacen referencia al asesinato de mujeres en manos
de varones que encuentra su explicación última en las relaciones de
dominación y opresión que viven las mujeres en una cultura patriarcal.
Pero el nuevo concepto de feminicidio viene a ampliar el de femicidio
pues agrega, entre otros elementos, el factor de impunidad en la per-
secución y clarificación de las causas de los hechos, de las relaciones
lógicas socio-culturales que dan lugar al fenómeno y que permitan definir
las estrategias necesarias para enfrentar y detenerlo (Aguilar, 2005).
Entonces, la diferencia fundamental radica en la impunidad de los
perpetradores que el concepto de feminicidio incorpora, puesto que
no todos los asesinos son perseguidos por los órganos del Estado. Esto
evidencia que no existen políticas ni recursos estatales para enfrentar el
problema, y tampoco para la atención de la violencia hacia las mujeres
en general, lo que genera aún más impunidad cerrándose un círculo que
hace cada vez más vulnerables a todas las mujeres.
El feminicidio, en este sentido, abarca no sólo los asesinatos a muje-
res, sino todo el conjunto de hechos violentos contra las mujeres, por
lo que pone énfasis en la cuestión política como elemento fundamental
que sostiene y promueve esta violencia, es decir, la estructural desigual-
dad de poder entre varones y mujeres que es producida y reproducida
constantemente a través de los patrones de género. Dice Lagarde que
“el feminicidio sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas
sociales, agresivas y hostiles que atentan contra la integridad, el desarrollo,
la salud, las libertades y la vida de las mujeres”14.
Así, este nuevo concepto presta gran atención al papel del Estado/

SEGATO, R. Ob. Cit. Pp.: 11.


13 

LAGARDE, M. “Capítulo VII. Violencia y Poder”. En Los cautiverios de las mujeres:


14 

madresposas, monjas, putas, presas y locas. México DF: Colección Posgrado: Universidad
Nacional Autónoma de México. 1997. Pp.: 371.

129
Victimolog í a

instituciones respecto a la violencia contra las mujeres, considerando


el elemento político como factor primordial. “Uno de los aspectos por
revelar de la violencia de género es su dimensión de mecanismo político cuyo
fin es mantener a las mujeres en desventaja y desigualdad en el mundo y
en las relaciones con los hombres (…) contribuye a desvalorizar, denigrar y
amedrentar a las mujeres; y reproduce el dominio patriarcal”15.
El concepto de femicidio pone énfasis en los aspectos microes-
tructurales de la violencia, prestando mayor atención a las acciones
que realizan y los elementos que emplean los varones para validar sus
comportamientos y mantener su estatus dominante. Si bien no se niega
el papel reproductor y validante de la estructura social, se considera
que para la formulación de acciones sobre la manifestación de la vio-
lencia es primordial identificar y analizar las acciones que los varones
emplean al cometer el asesinato. Aunque el factor político es igualmente
considerado, pues se trata de asesinatos por razones de género -como
categoría analítica y política-, no se considera la impunidad en tanto el
análisis se centra en los crímenes individuales de varones que intentan
reafirmar el “contrato sexual”16 -descrito por Carole Pateman- que pacta
la subordinación de las mujeres y el dominio masculino. Se trata, pues,
de crímenes sexistas.
En este contexto, las muertes de mujeres están determinadas por
la relación de éstas con los victimarios y las categorías17 son: femicidios
íntimos, cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo una
relación íntima familiar, de convivencia o afines a éstas, ya sean éstos
parejas, hermanos, hijos, yernos, cuñados; femicidios no íntimos, co-
metidos por hombres con quien la víctima no tenía relaciones íntimas,
familiares, de convivencia o afines a éstas; femicidios por conexión,
mujeres asesinadas en la “línea de fuego” de un hombre tratando de
matar a una mujer.
De esta forma, el riesgo es mayor para mujeres que ya están in-
15 
LAGARDE, M. En AMOROS, C. Ob. Cit. Pp.: 220.
16 
PATEMAN, C. “El contrato sexual”. Anthropos. Editorial del Hombre. Universidad
Autónoma Metropolitana. 1988.
17 
Esta clasificación fue construida con fines operativos para la investigación “Femicidio
en Costa Rica 1990-1999” de Sagot y Carcedo, OPS, Programa Mujeres, Salud y De-
sarrollo. San José, Costa Rica. 2002.

130
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

mersas en relaciones donde prima la violencia o que desean terminar


con este tipo de relaciones.
En tanto estos crímenes tienen como finalidad el control total de la
mujer, dice Susana Cisneros (2005), que uno de los factores principales
que motiva el femicidio íntimo es el temor del varón de perder el acceso
sexual exclusivo hacia su mujer. Así, suele ser en ocasión de una ruptura
o una separación que suceden mayormente estos crímenes, ya que ante
la amenaza de perder el control sexual de la mujer, el hombre no puede
tolerarlo y termina con la vida de ella: “si no es mía, no es de nadie”18.
Contrariamente al femicidio, el feminicidio enfatiza un genérico mas-
culino tiránico que homogeneíza a las mujeres -como dice Celia Amorós,
las mujeres somos “las idénticas” porque no hemos accedido al estatus
de individualidad- y, a través de rituales complejos y metódicos, intenta
deshacer a la víctima para que todas las mujeres reciban el mensaje de
que no deben transgredir el mandato patriarcal: “la maté porque no era
mía”19. Al respecto, Segato (2006) indica que el feminicidio es el asesi-
nato de la mujer genérica, es decir, se dirige a la categoría -igual que el
genocidio- y no a la sujeta específica, pues ésta es despersonalizada en
el mismo acto de eliminación.
Una de las dimensiones que el concepto de feminicidio destaca, a
propósito de los asesinatos cometidos en Ciudad Juárez, es el odio.
Dice Segato (2006) que se trata de crímenes motivados por el odio que
suscita la infracción femenina a las dos leyes del patriarcado: “la norma
del control o posesión sobre el cuerpo femenino, cuando la mujer ejerce auto-
nomía sobre su cuerpo y su sexualidad transgrediendo las reglas de fidelidad
o celibato, y la norma de superioridad masculina, cuando la mujer accede
a posiciones de autoridad o poder económico o político tradicionalmente
ocupadas por hombres”20.
Otro aspecto del feminicidio es, siguiendo a Segato, la dimensión
expresiva y no solamente instrumental de los mismos. El mensaje que
el perpetrador trasmite a través del crimen está dirigido a los pares

18 
CISNEROS, S. “Femicidios e impunidad”. Centro de encuentros. Cultura y Mujer.
CECYM. Argentina. 2005. Pp.: 27.
19 
AMOROS, C. Ob. Cit. Pp.: 243
20 
SEGATO, R. Ob. Cit. Pp.: 6.

131
Victimolog í a

que conforman la hermandad o cofradía masculina, y tiene como fin


alimentar la estabilidad de aquélla a través de un tributo que expresa
la posición “femenina” rendida a los miembros de la hermandad, en el
caso de los crímenes de Ciudad Juárez, de una hermandad mafiosa.
“En ella”, dice Segato, “se da un pacto de semen, un pacto de sangre en
la sangre de la víctima, que sella la lealtad de grupo y, con esto, produce y
reproduce la impunidad”21.
De esta forma, se trata de crímenes mafiosos, generalmente gru-
pales, que se cometen a través de diferentes modalidades por el placer
de matar a las mujeres y para reafirmar la capacidad de control de un
poder paralelo.
En la misma línea argumentativa, Celia Amorós (2008), señala que
los pactos siniestros que se reflejan en los feminicidios de Ciudad Juá-
rez se sustentan en el sistema de prácticas del imaginario patriarcal,
uno de cuyos axiomas es que el poder político que se adjudican los
varones es consustancial con la facultad de acceso y de control sobre
las mujeres.
No obstante estas distinciones, útiles para fines operativos, los
conceptos femicidio y feminicido no son excluyentes, por el contrario,
son parte integral de un mismo fenómeno que encuentra su fundamen-
to último en las relaciones de poder históricamente desiguales entre
varones y mujeres. Es un debate nuevo, por ello en la mayor parte de
las investigaciones se utiliza indistintamente. No obstante, las diferencia-
ciones conceptuales sirven para aclarar las diferentes condiciones que
rodean el hecho del asesinato de mujeres por el solo hecho de serlo.

Femicidios según el marco ético-jurídico de los Derechos Humanos. A


propósito del caso de Ciudad Juárez
Para hacer un análisis sistémico de los femicidios dentro del marco
ético jurídico de los Derechos Humanos, dice Roxana Arroyo (2004)
que es necesario preguntarse cuáles son las conexiones que existen
entre los hechos que parecen aislados pero que son violatorios de los
Derechos Humanos de las mujeres.

21 
SEGATO, R. Ob. Cit. Pp.: 7.

132
I n é s M a r í a R e b u l l i d a C a rrique

En el caso paradigmático de Ciudad Juárez, se hace evidente la vio-


lencia y discriminación que sufren sus mujeres producto de una violencia
estructural de género. En este sentido, no se trata de casos aislados
-como han insistido las autoridades del estado en presentarlo, lo que
ha reforzado la re-victimización de las mujeres y sus familias- sino de
una violación atroz a los derechos fundamentales de mujeres jóvenes y
un mensaje para todas las mujeres.
De este modo, “el Estado se ha convertido, de acuerdo al derecho in-
ternacional de los Derechos Humanos, en responsable por acción y omisión,
ya que no ha cumplido con la debida diligencia en el cumplimiento de sus
obligaciones internacionales”22. De esta manera, los asesinatos de mujeres
en Ciudad Juárez revelan un cuadro sistemático de violaciones a los
Derechos Humanos fundamentales, algunas evidenciando las torturas
a las que han sido sometidas las mujeres por su condición de género.
Dice Arroyo (2004) que estos femicidios son una política de extermi-
nio para las mujeres, de procesos que “evidencian un conjunto de acciones
y omisiones que controlan y eliminan a las mujeres. Generando una situación
de temor, daño, obligando no sólo a los familiares sino a todas las mujeres de
Ciudad Juárez a sobrevivir en el temor y la inseguridad, amenazadas por un
poder invisible pero siempre presente”23. Se trata, de esta manera, de una
negación a sus Derechos Humanos, a la satisfacción de sus necesidades
vitales cuya consecuencia última es la profundización de la opresión que
viven las mujeres en esa sociedad.
En el caso de Ciudad Juárez se hace evidente una forma de ejer-
cicio de poder que sólo es posible por la complicidad del estado y de
la sociedad, que han negado las consecuencias de los alcances de los
daños, confundiendo las causas a través de la culpabilización de las
propias víctimas, de la invisibilización de las voces de los familiares, de
un mal manejo de las pruebas, de un tratamiento a los familiares que no
considera los Derechos Humanos. La impunidad es perpetuada cuando
no se fijan las sanciones éticas, jurídicas y judiciales correspondientes.
22 
ARROYO VARGAS, R. “Violencia estructural de género: una categoría necesaria de
análisis para los Derechos Humanos de las mujeres”. En Revista Pensamiento Jurídico
Feminista. Reco nstruir el derecho, repensar el mundo. Nº 1, Año 1 (Noviembre). San
José, Costa Rica. Pp.: 4.
23 
ARROYO VARGAS, R. Ob. Cit. Pp.: 5.

133
Victimolog í a

Frente a esta situación de impunidad, ha sido necesario recurrir a los


organismos internacionales y por primera vez la Corte Interamericana
de Derechos Humanos se pronuncia sobre la responsabilidad del Esta-
do mexicano por no proteger a las mujeres de la violencia de género.
Como lo expresó la abogada mexicana Andrea Medina Rosas del Comité
Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de los Derechos de la
Mujer (Cladem), una de las organizaciones que representan a familiares
de las víctimas en la demanda, “el problema no es exclusivamente de Ciudad
Juárez. De lo que estamos hablando es de violencia contra las mujeres, donde
todas las mujeres estamos expuestas a sufrirla”24.
Al respecto, Mariana Carbajal (2009) señala que la demanda con-
tra el gobierno de México fue presentada en el 2005 por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), después de analizar la
denuncia que elevaron a este órgano las madres de tres jóvenes ase-
sinadas porque las autoridades no tomaron en serio estos crímenes,
con frecuencia culparon a las víctimas por los homicidios, pocos de
los autores de estos crímenes fueron llevados a la justicia, todo lo cual
perpetúa el clima de miedo e inseguridad para todas las mujeres.
Por otra parte, Silvia Chejter (2009) advirtió que lo que sucede en
Ciudad Juárez sucede en otros países del mundo también. Y señaló que
“en Argentina es asesinada una mujer cada día y medio como consecuencia
de la violencia de género”25.

Consideraciones finales
Los Derechos Humanos nacieron en el nombre de la libertad y la
igualdad universales (en el siglo XVIII), y desde entonces su aplicación
excluyó a quienes no tenían las posibilidades materiales de constituirse
en ciudadanos, entre ellos a las mujeres. Así, la falta de derechos ha
sido una constante en la historia de las mujeres, y se aceptó como cosa
natural que careciera de los más elementales.
Hoy en día se puede observar que existen formas específicas de atro-
24 
MEDINA ROSAS, A. En Mariana Carbajal. “Tenemos varias Ciudad Juárez”. Diario
Página/12. Artículo del 11 de Mayo de 2009.
25 
CHEJTER, S. En Mariana Carbajal. “Tenemos varias Ciudad Juárez”. Diario Página/12.
Artículo del 11 de Mayo de 2009.

134
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pello a los derechos de las mujeres. Por ejemplo, se sabe que los efectos
de la pobreza golpean con particular dureza a las mujeres, que todavía
existe el infanticidio de niñas en algunas sociedades, que el principio de
diversidad cultural ha servido de fundamento de prácticas discrimina-
torias contra las mujeres (ablación genital, lapidación, etc.), y muchas
otras manifestaciones violatorias de sus derechos fundamentales.
Por esta razón, es lícito hablar de Derechos Humanos de las Mujeres
dentro de los Derechos Humanos, y pensar en la incorporación de de-
rechos que atañen específicamente a las mujeres, porque los Derechos
Humanos son históricos y se han modificado con los cambios de las
condiciones históricas.
Afortunadamente, en la ley internacional los prejuicios de género
han sido desafiados dejando al descubierto las formas específicamente
genéricas de las violaciones a los Derechos Humanos de las mujeres,
legislación ha sido sancionada para abordar este problema. Si bien es
cierto que la sanción de leyes específicas aún no ha demostrado ser
efectiva uniforme y mundialmente en superar los mencionados obstá-
culos las mismas han abierto nuevas rutas para hacer de la vigencia de
los Derechos Humanos de las mujeres una realidad.
Para visibilizar o analizar el fenómeno del femicidio desde el marco
ético-jurídico de los Derechos Humanos, especialmente los Derechos
Humanos de las mujeres, ha sido necesario nombrar los fenómenos
violatorios de los derechos fundamentales, para que éstos adquieran
visibilidad. Los conceptos de femicidio y feminicidio son un ejemplo de
la visibilización de un fenómeno mundial que adquiere, tal como dice
Sagot y Carcedo, el carácter de terrorismo sexista frente al que todas las
mujeres -en sus distintos contextos histórico-sociales- son vulnerables.
Resulta imprescindible nombrar este fenómeno antes invisible -o
encubierto-, para dar cuenta de sus causas, del impacto que tiene a nivel
social (y en el imaginario de varones y mujeres) y de su naturalización,
por ende, de su impunidad. Todo esto con el objetivo de generar
estrategias políticas de acción para darle solución a un fenómeno que
pareciera multiplicarse más allá de lo previsible.
Una tipología precisa que dé cuenta la diversa realidad de la muerte
de mujeres en manos de varones es necesaria frente a la “voluntad de

135
Victimolog í a

indistinción” de las autoridades y los medios creadores de opinión de


la que habla Segato, que no permite discriminar los diferentes crímenes
misóginos que ocurren en Ciudad Juárez y el resto del mundo.

Bibliografía
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137
Psicopatía, perspectivas actuales para la Criminología,
la Victimología y el Derecho Penal1

Prof. Dr. Eric García-López2


México
Prof. Dr. Antoni Gomila Benejam3
Prof. Dr. David González Trijueque4
España

Introducción
En “La reforma del proceso penal. Riesgos y desafíos”, Sergio García
Ramírez ya señalaba que “si la reforma no culmina en mayor seguridad,
mayor libertad, mayor justicia y paz para los ciudadanos, no habrá valido
la pena y desembocará en un simple cambio de estafetas, de membretes
y de fracasos” (2007, p.161). Señala allí mismo que “Hoy en día, el orden
penal sustantivo y el orden penal adjetivo -esto es, el corazón de lo que
solemos llamar justicia penal- se hallan en estado de sitio por la tensión
que existe entre la protección de los Derechos Humanos y la atención
a la seguridad pública, o dicho desde otra perspectiva, el control del
crimen y el debido proceso” (p. 162).

1 
Una versión preliminar de este artículo ha sido publicado en L. A. Morales Quitero y
E. Gómez-Tagle (Coords). Criminología y Derecho. México: BUAP y en G. Hernández
(Comp). Psicología Jurídica Iberoamericana. Colombia: Manual Moderno.
2 
Eric García-López Investigador Postdoctoral en el Grupo de Evolución y Cognición
Humana, CONACYT México.
3 
Antoni Gomila Benejam. Catedrático de Filosofía de la Ciencia, Arquitectura Cognitiva,
Psicología. Universitat de les Illes Balears. Investigador España.
4 
David González Trijueque. Profesor del Master de Psicopatología Forense de la
Universidad Complutense de Madríd. Psicologo del Tribunal Superior de Justicia de
Madríd, España.

139
Victimolog í a

Es necesario brindar mayor atención a una figura que ilustra de ma-


nera especialmente dramática la doble estructura jurídica mencionada
por el Dr. Sergio García Ramírez en el párrafo anterior: el psicópata,
pero además los rasgos de las personalidades psicopáticas, que no son
sinónimos. “El propio Hare lo señalaría: `personas que no son psicópatas
pueden tener algunos síntomas que describimos aquí. Muchas personas
son impulsivas, simples, frías, insensibles o antisociales, pero eso no
significa que sean psicópatas. La psicopatía es un síndrome: un conjunto
de síntomas relacionados” (Hare, 2003, p, 57, en Muñoz-Vicente, 2010,
p. 220). Este “conjunto de síntomas relacionados” y aquellas personas
“frías, insensibles o antisociales”, representan un riesgo grave tanto
para las víctimas en primer lugar, como para toda la estructura de los
sistemas de procuración y administración de justicia.
En este trabajo, se mencionarán las características principales de las
personalidades psicopáticas (frialdad, manipulación, encanto superficial,
estilo de vida parasitario, falsa empatía, etc.) que podrían afectar los
esfuerzos de la Criminología, el Derecho, la Psicología y la Victimología,
y seguirían causando daño a las víctimas así como socavando los siste-
mas jurídicos actuales, especialmente en lo que se refiere a la justicia
restaurativa, mediación y procedimiento acusatorio adversarial.
Veremos que el psicópata es un sujeto con características de per-
sonalidad especiales que le permiten habitar tanto en el mundo de la
criminalidad fría y despiadada (la acción violenta del crimen), como en
el mundo social convencional donde aparenta una adaptación funcional
perfecta, que le permite no sólo defender a ultranza sus derechos sino
pisotear los derechos de terceros, o realizar ejercicios profesionales
incluso dentro de los organismos dedicados a la procuración y adminis-
tración de justicia o la actividad política. Las personalidades psicopáticas
no son sólo entes de violencia extrema, asesinos seriales o protagonistas
habituales de relatos macabros y sangrientos. De hecho, como se podrá
apreciar en este trabajo, las personalidades psicopáticas pueden adop-
tar también la máscara de la cotidianidad convencional, lo que plantea
una dificultad especialmente compleja para el mundo del Derecho, la
Psicología, la Criminología y la Victimología.
El fenómeno de la psicopatía, en resumen, influye tanto en los

140
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

objetivos del Derecho (justicia, seguridad, paz social, bien común)


que su estudio resulta necesario y por ello se incluye en un número
monográfico como este, donde a través de la multidisciplinariedad y el
trabajo constante de la revista Victimología se pretende contribuir a la
atención de las víctimas y al desarrollo de la justicia en América Latina.
Este trabajo presenta una caracterización básica de lo que se entien-
de por psicopatía, repasa brevemente los análisis de la escuela germánica
y anglosajona al respecto y reitera la distinción que no debe perderse
de vista entre vocablos como antisocial, psicópata y sociópata.

Algunos conceptos previos


Para tender puentes de comunicación entre distintas disciplinas,
disponemos brevemente este apartado, donde se presentan conceptos
generales sobre Derecho, Criminología y psicopatía: El Derecho, es
“el conjunto de condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno puede
ser compatible con el arbitrio de los otros según una ley general de
libertad” (Kant, 1795, en Abellán, 1998, p. XXIV). En otro extremo,
García Máynez dice que el Derecho “[...] en su sentido objetivo, es un
conjunto de normas [...] de preceptos imperativo-atributivos, [...] de
reglas que, además de imponer deberes, conceden facultades” (p. 36),
explica que el Derecho además de ser bilateral, es heterónomo, externo
y coercible. Así, las normas del Derecho son heterónomas “ya que su
origen no está en el albedrío de los particulares, sino en la voluntad
de un sujeto diferente” (p. 22), la coercibilidad implica “la posibilidad
de que la norma sea cumplida de forma no espontánea, e incluso en
contra de la voluntad del obligado” (p.22), asimismo, señala que “de
conducta sólo cabe hablar tratándose de actos [...] que exterioricen
sus intenciones y propósitos” (p. 21), por lo que el carácter externo
del Derecho, alude a “la dimensión objetiva de la conducta” (p.21), a
aquellos actos observables, cuantificables; citando a Radbruch refiere
que “[...] la conducta interna emerge sólo en el círculo del Derecho, en
cuanto de ella cabe esperar una acción externa”. Sin embargo, también
recuerda -siguiendo a Del Vecchio- que “no sería posible una valoración
jurídica de acto alguno sin desembocar en cierto modo en los motivos
[...] se trata sólo de precedencia o preponderancia en la consideración,

141
Victimolog í a

no de exclusividad” (p.20).
Pecando de reduccionismo, el párrafo anterior alude a un consenso
más o menos extendido del Derecho como concepto. Por su claridad
pedagógica, mencionaremos también la definición de Derecho Penal
que brinda García Máynez (Ob,cit), quien dice: “El criminalista español
Eugenio Cuello Calón lo define [al Derecho Penal] como el ^conjunto
de normas que determinan los delitos, las penas que el Estado impone a los
delincuentes y las medidas de seguridad que el mismo establece para la pre-
vención de la criminalidad^” (p.141). Por su parte, la Criminología reúne
acepciones clásicas como la de Luis Rodríguez Manzanera, Aniyar de
Castro, Hilda Marchiori, Seeling, Levasseur o Kaiser entre otros; una
Criminología que se ocupa también, según García-Pablos:
[...] de la reacción social tratando de verificar hasta qué punto
satisface las expectativas legítimas y diferentes de los implicados
en el drama criminal (el infractor, la víctima y la comunidad
jurídica). Pues, desde este enfoque, la calidad de un sistema
no viene dada sólo por la bondad de su entramado normativo,
ni por la preparación de los operadores de dicho sistema o
por la efectividad del mismo medido en función de su capa-
cidad disuasoria nominal o volumen efectivo de capturas de
comportamientos desviados. Efectividad y coste social son dos
indicadores fundamentales de la calidad de cualquier sistema:
prevención eficaz del delito y reparación solidaria del daño, dos
concreciones de aquellos (1999, p.18).

Este drama criminal al que alude García-Pablos puede presentarse


también en las palabras, donde el subrayado es nuestro, de García
Ramírez cuando observa: “Derecho Penal del ciudadano y Derecho
Penal del enemigo” es el título del extenso artículo de Jakobs en el que
estudia y expone aspectos centrales de esta sugerente doctrina, que
refleja la exasperación de una sociedad agraviada y temerosa, y de un
poder público dominado por la necesidad de atender las reclamaciones
de esa sociedad para atajar una criminalidad gravísima que incesante-
mente gana terreno, y amenaza instituciones y costumbres, cultura y
riqueza” (García Ramírez, 2006).

142
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

Esta amenaza que exaspera, agravia, atemoriza, gana terreno y ejerce


una gravísima criminalidad tiene una representación concreta y extrema
en el psicópata. Veamos por qué:

Psicopatía
López-Magro y Robles (2005), realizaron una revisión histórica de
este constructo y señalan textos del s. XVIII o incluso anteriores, lo que
da cuenta de la importancia de este tipo de personalidades a lo largo de
la historia. Por ejemplo pueden encontrarse referencias en los trabajos
de Arnold (1782) que distinguió entre ideal insanity y notional insanity, de
Rush (1786), que utilizó el concepto de depravación moral innata, de Pinel
(1809), que acuñó el término de manía sin delirio, o de Pritchard (1895)
quien llamó moral insanity a este cuadro psicopatológico. Asimismo,
puede encontrarse el concepto de inferioridad psicopática (Koch, 1891;
cit. López-Magro y Robles, Ob. Supra), o la descripción de los estados
psicopáticos, de Kraepelin (1904).
Otra forma antigua de observar las características de las persona-
lidades psicopáticas, donde se atribuía una mayor influencia social en
la estructuración de esta patología, es la Birbaum (1914) que introdujo
el término sociopatía. Por su parte, Kretschmer (1921) señaló que los
psicópatas eran aquellas personas que, por motivo de su estructura
temperamental, tropiezan con dificultades de adaptación al medio
común, haciendo sufrir a la comunidad o sufriendo dentro de ella. Otro
trabajo de importancia en este concepto, es el de Schneider (1923),
que mantuvo la idea de que los psicópatas manifestaban un trastorno
de la personalidad, señalando incluso una clasificación en subtipos psi-
copáticos (hipertímicos, depresivos, inseguros de sí mismos, fanáticos,
necesitados de estimación, lábiles, explosivos, desalmados y abúlicos).
Algunos años después, se encuentran las descripciones de Karpman
(1961), que describió al psicópata como “una persona insensible,
emocionalmente inmadura, desdoblada y carente de profundidad, con
reacciones emotivas simples, aunque puede simular otras reacciones
para conseguir sus propósitos”.
Las distintas apreciaciones para definir el constructo psicopatía,
también están relacionadas con el hecho de que para algunos autores

143
Victimolog í a

la psicopatía es un constructo categorial (Hare, 2003; McCord, 1983),


mientras que para otros es dimensional (Blackburn, 1988; Wilson y
Herrnstein, 1985). Entre estas dos posturas se han desarrollado una
serie de estudios entre los que podemos destacar los de Harris, Rice
y Quinsey (1994), que evaluaron el uso de la PCL-R y los resultados
en la evaluación de la psicopatía, o más recientemente, una perspectiva
basada en la teoría de la evolución (Lalumière, Mishra y Harris, 2008),
que revisaremos.
Conviene destacar que las categorías diagnósticas relacionadas con
el trastorno psicopático han sufrido diversas modificaciones tanto en
el término empleado para referirse al mismo como en los criterios
diagnósticos que lo definen (López-Magro y Robles, 2005), así por
ejemplo en el DSM-I se utilizó el término “desorden de la personalidad
sociopática, reacción antisocial”, en el DSM-II se empleó ya el término
“trastorno antisocial de la personalidad” (TAP), en el DSM-III se consideró
que las manifestaciones del TAP son identificables en la adolescencia o
incluso antes, y que estas manifestaciones perduran a lo largo de la edad
adulta, operativizándose en “historia de conducta antisocial continuada
y crónica en la que se violan los derechos de los demás”. En el DSM-IV
y DSM-IV-TR se mantuvo la denominación del TAP, no produciéndose
muchas modificaciones respecto al DSM-III, manteniéndose la necesi-
dad para el diagnóstico de una historia de conductas disociales durante
la infancia y adolescencia de conductas relacionadas con la agresión a
otras personas o animales, destrucción de la propiedad, fraudulencia o
robo y violaciones graves de las normas. Los criterios actuales para el
diagnóstico de TAP se encuentran en el Eje II del DSM-IV-TR, grupo B
de los trastornos de personalidad.
Por último, se debe destacar que en la actualidad y siguiendo a Blac-
kburn (1992, 1993) el concepto de psicopatía se utiliza de tres modos
principalmente: 1) personalidad psicopática entendida como desviación/
deterioro personal (parte de la tradición germánica), 2) personalidad psi-
copática entendida como desviación/deterioro social (parte de la tradición
anglosajona), y 3) personalidad psicopática entendida como un híbrido de
las dos anteriores.
Estas notas, permiten apreciar que existen términos como psico-

144
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

patía, trastorno antisocial de la personalidad y sociopatía, que parecen


confundirse y que, incluso, algunos han llegado a utilizar como sinónimos
cuando no lo son. Sin embargo, la controversia es añeja y se espera que
el DSM-V pueda ayudarnos a explicar dónde termina el constructo psi-
copatía y dónde inicia el trastorno antisocial de la personalidad. Roselló
y Revert (2011) adelantan que las fuerzas de trabajo del DSM-V, en lo
que respecta a nuestro tema de estudio, están considerando incluso un
cambio nominal, esto es, que dejaría de llamarse solamente TAP para
nombrarse “Trastorno de Personalidad Tipo Antisocial/Tipo Psicopá-
tico”, definiéndose con base en las siguientes características:
1. Insensibilidad: ausencia de empatía o preocupación por los
problemas de los demás
2. Violencia: frialdad, crueldad, abusos verbales o físicos, conducta
desafiante y beligerante
3. Manipulación: actitud que pretende influir en los demás para
beneficio propio
4. Hostilidad: irritabilidad, conducta ruda o desagradable
5. Falsedad: utilización de la mentira y conducta fraudulenta
6. Narcisismo: vanidad, exageración de los propios logros y
capacidades
7. Irresponsabilidad: incapaz de mantenerse en sus obligaciones
o acuerdos
8. Temeridad: necesidad de estímulos intensos sin tener en
cuenta las consecuencias
9. Impulsividad: tendencia a responder de forma inmediata
ante los estímulos sin tener en cuenta los planes [realistas] de
futuro.

Roselló y Revert (Ob supra), para diferenciar el TAP de la psico-


patía, señalan:
Al parecer, pese a que algunos trabajos apuntan a una
estrecha relación entre la psicopatía y el Trastorno de
Personalidad Antisocial, la mayoría de estudios empíricos
defienden que se trata de dos constructos diferentes, sien-
do la psicopatía un subtipo del TPA que, por otra parte, a

145
Victimolog í a

menudo se asocia a otros trastornos de la personalidad,


tales como el paranoide, el narcisista o el trastorno límite
(Weber et al. 2008). De hecho, los criterios diagnósticos
del TPA contemplan el factor comportamental de la psi-
copatía pero apenas tienen en cuenta el factor emocional
que evalúa el PCL-R. Se calcula que la prevalencia del TPA
entre la población penal es mucho mayor (60-70%) que la
de la psicopatía (15-20%). Los resultados de otros trabajos
sugieren una asimetría reveladora: muchos de los reclusos
que cumplen criterios de psicopatía también cumplen cri-
terios de Trastorno de Personalidad Antisocial, pero sólo
alrededor del 25-30% de los casos de TPA cumplen los
criterios de psicopatía (Decuyper, De Pauw y Fruyt, 2009).
Los datos que hemos venido exponiendo, nos acercan a una diferen-
ciación conceptual de la psicopatía, la sociopatía y el trastorno antisocial
de la personalidad, sin dejar de subrayar y hacer evidente la controversia
y falta de acuerdo para distinguir el constructo psicopatía de los otros
dos. Vamos a revisar algunos datos más y finalmente a presentar de qué
forma consideramos que se diferencia cada concepto.
Dentro de las características clínicas que destacamos en un trabajo
previo (García-López, González y Salvador), conviene reiterar aquellas
que fueron señaladas por Cleckley (1976), resaltando como característi-
ca principal del psicópata la falta de emocionabilidad. Cleckley (Ob supra),
consideró que las características de la psicopatía son: (1) encanto exter-
no y notable inteligencia; (2) ausencia de alucinaciones u otros signos de
pensamiento irracional; (3) ausencia de nerviosismo o de manifestaciones
psiconeuróticas; (4) inestabilidad y poca formalidad; (5) falsedad y falta
de sinceridad; (6) falta de sentimientos de remordimiento o vergüenza;
(7) conducta antisocial inadecuadamente motivada; (8) razonamiento
insuficiente y falta de capacidad para aprender de la experiencia vivida;
(9) egocentrismo patológico e incapacidad para amar; (10) pobreza
general en las principales relaciones afectivas; (11) pérdida específica de
intuición; (12) insensibilidad en las relaciones interpersonales generales;
(13) comportamiento fantástico y poco recomendable con y sin bebida;
(14) amenazas de suicidio raramente llevadas a cabo; (15) vida sexual

146
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

impersonal, trivial y pobremente integrada; y, por último, (16) fracaso


para seguir un plan de vida.
Andrews y Bonta (1994) clasifican en tres grupos las aportaciones de
Cleckley: 1) la apariencia exterior de normalidad, 2) falta de respuesta
al castigo y al control social, y 3) la constatación de que la conducta
delictiva no es una característica esencial para definir la psicopatía.
Tras los pasos de Cleckley, surge la figura de Robert Hare, quien
comenzó a estudiar la psicopatía hace más de cuatro décadas con jóvenes
ingresados en correccionales (López-Magro y Robles, 2005). Uno de
sus primeros trabajos consistió en considerar las distintas puntuaciones
de 143 internos en prisión en los distintos criterios de Cleckley y, tras
aplicar un análisis factorial, obtuvo cinco factores ortogonales: 1) inca-
pacidad para desarrollar relaciones afectivas con otros, falta de empatía,
insensibilidad e indiferencia a los derechos y sentimientos de los demás
y ausencia de los sentimientos de culpa; 2) estilo de vida inestable con
ausencia de planes a largo plazo; 3) incapacidad para aceptar la respon-
sabilidad de su conducta antisocial; 4) ausencia de psicopatología; y 5)
presencia de controles conductuales débiles e inestables.
Posteriormente, tras un nuevo análisis factorial, aparecieron dos
factores delimitados y que son los que actualmente integran la Psycho-
pathy Check List PCL-R:
a) Factor I. Describe una relación de rasgos de persona-
lidad como la falta de empatía y la incapacidad para desa-
rrollar relaciones afectivas con otros. Sería el depositario
de la tradición germana anteriormente comentada. Este
aspecto se encuentra muy relacionado con las caracterís-
ticas señaladas por Cleckley y con medidas autoinformadas
de ansiedad, neuroticismo y emociones negativas (Hare,
1991) empatía, narcisismo, y dominancia. Contendría los
ítems 1, 2, 4, 5, 6, 7, 8,16 de la PCL-R.
b) Factor II. Manifestaciones conductuales: Estilo de vida
crónicamente inestable y antisocial (propensión al aburri-
miento, baja tolerancia a la frustración, presencia de pobres
controles conductuales, problemas de conducta en la infan-
cia, falta de planes a largo plazo, conducta irresponsable,

147
Victimolog í a

delincuencia juvenil). Este factor parece estar relacionado


con otras escalas de autoinforme que valoran psicopatía,
así como con el diagnóstico de trastorno antisocial de per-
sonalidad y guarda cierta correlación negativa con variables
como estatus socioeconómico, nivel educativo o la inteli-
gencia, y positiva con impulsividad, búsqueda de sensaciones
y hostilidad. Contendría los ítems 3,9,10,12,13,14,15,18,19
de la PCL-R.

En definitiva, se puede señalar que la característica esencial de la


psicopatía se compone de dos tipos de rasgos, la primera incluye el área
emocional o interpersonal, es decir, aquellos atributos personales que
hacen que el sujeto se desentienda de su componente más humano,
resultando egocéntrico, manipulador, mentiroso y cruel; y la segunda,
remite a un estilo de vida antisocial, agresivo, donde los importante es
sentir tensión, excitación, sin más horizonte que el actual impulsivo y
dictado por el capricho o los arrebatos (Garrido, 2000).
Ahora bien, ¿dónde termina un concepto y comienza el otro? López
y Núñez (2009), citando a Mora (2004), refieren: “los sociópatas se
diferencian de los psicópatas en algunas características psicológicas y
conductuales, a pesar de que ambos manifiesten una clara inadaptación
social y agresividad, pero esta última, en el caso de la sociopatía, es reac-
tiva a una situación, mientras las agresión y violencia sin motivo aparente,
dirigida a conseguir un objetivo concreto, caracteriza a la psicopatía”
(p.10). Añaden, citando a Garrido (2005) que “la existencia de una
psicopatía primaria, caracterizada por un temperamento innato, y una
psicopatía secundaria, con la posibilidad de tener una mayor capacidad
de sentir ansiedad y culpa […] incide en la diferenciación entre psicópata
y sociópata” (p. 11). Finalmente, refiriendo a Hare (2003), afirman: “que
el uso de los términos psicópata o sociópata está determinado por la
diferente concepción del trastorno según los distintos profesionales: los
que hacen hincapié en que los factores sociales o experiencias infantiles
se encuentran en el origen del trastorno utilizan el término sociópata,
mientras que aquéllos que entienden que también contribuyen elementos
biológicos, psicológicos y genéticos, usan el término psicópata”.

148
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

Para nosotros, el nombre más adecuado es el de psicopatía, pues


sociopatía alude más a un momento histórico y a una carga social con
mayor influencia de la que realmente tiene en las personalidades psico-
páticas, en especial de aquellos considerados como psicópatas primarios.
Esto, desde luego, no significa una etiquetación atribuible en exclusiva al
basamento individual (genético, alteración cerebral, etc), pues está claro
que el modelo diátesis-estrés nos permite en la actualidad comprender
mejor las alteraciones psicopatológicas, prescindiendo de etiquetas
antiguas como la de criminal nato.

Consideraciones finales
En “El psicópata, una mente amoral tras la máscara de la cordura”,
Roselló y Revert (2011) señalan un conjunto de características que,
entre otras, incluye las de una persona que “genera en los demás una
imagen que sugiere cualidades humanas envidiables y una robusta salud
mental” que […] “probablemente hará gala de un juicio sereno y de una
racionalidad impecable […] que una evaluación superficial no ponga de
relieve patología alguna”. Esta racionalidad y estabilidad aparente cobra
mayor relevancia cuando se comparan con la pobreza expresada de
las reacciones emocionales. Roselló y Revert (Ob., supra) resaltan que
“cuando aparecen reacciones afectivas, éstas tienden a ser grandilocuen-
tes y exageradas. Parece como si estuvieran preparados para mostrar
la expresión emocional adecuada al contexto, aunque dicha expresión
no se asocie a una auténtica experiencia afectiva”.
En efecto, esta característica de las personalidades psicopáticas le
permite encajar en contextos donde fingir emociones puede generar
beneficios importantes y con escaso esfuerzo. Estos rasgos dramáticos
se relacionan también con los rasgos narcisistas del psicópata, que es
siempre el protagonista manifiesto de todas sus experiencias. Además,
las personas que interactúan con ellos son simples actores secundarios,
accesorios, escalones para ascender en sus aspiraciones más egoístas,
haciendo notar –sin embargo- que han alcanzado [los psicópatas] sus
objetivos sólo por sí mismos y con base en un esfuerzo auténtico, cuando
en realidad han manipulado, utilizado e incluso adulado (otra forma de
manipulación) con tal de verse en los lugares que creen merecer.

149
Victimolog í a

Su emotividad exagerada, encanto superficial, hiperautovalía, habili-


dad manipulativa, etc., pueden brindar al psicópata espacios importantes
dentro de la Criminología y el Derecho Penal, que son simultáneamen-
te riesgos y desventajas para la víctima y el propio sistema jurídico y
criminológico.
Pensemos por un momento en conceptos de estudio actual: Me-
diación, justicia restaurativa, procedimiento acusatorio adversarial y
atención a víctimas del delito. Un sujeto psicopático puede manipular a
los participantes de estos conceptos con facilidad si éstos no cuentan
con una formación especializada que incluya el estudio de las perso-
nalidades psicopáticas (García-López y González, 2010), o bien puede
influir en las apreciaciones del juzgador o sus peritos en situaciones
donde, por definición, no acepta su responsabilidad o asume las con-
secuencias de sus actos, menos considera el daño causado. En efecto,
pueden manipular con relativa facilidad al profesional, burlar el sistema
de procuración y administración de justicia, pero sobre todo pueden
dañar y seguir causando daño a las víctimas, una y otra vez, una y otra
víctima y una nueva en una rueda interminable.
Las procuradurías y tribunales de justicia, las facultades de Derecho y
Psicología, los departamentos de neurociencia, Criminología y Victimolo-
gía principalmente, deben promover y después fortalecer los puentes de
comunicación existentes entre ellos. En especial, resultaría relevante que
los nobles portadores de las togas negras y las batas blancas, contaran
con un código de comunicación, que para ambos tuviesen conceptuali-
zación compartida palabras como psicopatía, cognición, emociones, por
citar sólo algunas. Así, “entablar un diálogo provechoso con expertos
de otras disciplinas que agregue nuevos conocimientos a la materia,
fruto del examen sereno y de la crítica constructiva, “[…] trabajar por
el bien de la ciencia y, sobre todo, por el bien de un país que necesita
esfuerzos de esta naturaleza para afirmar, desde el presente, el futuro”
(García-Ramírez, 2010).
Resulta cada vez más conveniente el nacimiento de nuevos centros
de investigación específicos, al interior de las Facultades de Derecho o
de Psicología podría significar un excelente punto de encuentro para
construir investigación conjunta, afirmaciones basadas en la evidencia

150
Eric García-López – Antoni Gomila Benejam – David González Trijueque

cuya aplicabilidad directa es necesaria en el momento actual de la


violencia que padecemos. Podríamos estudiar e investigar de forma
conjunta conceptos como el de psicopatía, contribuir al desarrollo de
la justicia analizando los retos actuales de la justicia penal, tomando
aquellas preguntas de Polaino y en especial las respuestas que García
Ramírez (2006) cita: “no puede responderse siempre con más Derecho
Penal”, trátese de incriminaciones nuevas o de endurecimiento de penas
preexistentes. “El Derecho Penal ha de tender a la racionalización, y ha
de ser consciente de sus límites. No todos los problemas de la sociedad
moderna pueden combatirse con la pena criminal”.
Conviene reiterar que el constructo psicopatía presenta una amplia
problemática general para el Derecho, la Criminología y la Victimología,
por el riesgo grave y real de que algunos de ellos puedan aprovechar
las medidas garantistas para eludir su responsabilidad, tanto a nivel de
imputabilidad: la psicopatía como simulación de alteraciones más graves
o incluso ya como alteración mental en sí misma; como a nivel de rein-
serción: el riesgo de “falsa recuperación”, de arrepentimiento fingido,
de la empatía como máscara, de actuación táctica según lo esperado
por el sistema para acogerse a beneficios penitenciarios. Asimismo, en
el ámbito de la mediación: Manipular al mediador, seguir abusando de
las víctimas, corromper los objetivos de la justicia restaurativa. Aún
más: jugar un papel de notoria influencia en el ámbito interno de las
estructuras jurídicas (procuración y administración de justicia) o de las
estructuras políticas, con el daño social que ello implica, manteniendo
entonces el “simple cambio de estafetas, de membretes y de fracasos”.
Por último, destacar que la psicopatía no es un constructo teórico,
sino una entidad viva. El caso actual de México es una aterradora rea-
lidad: más de 35000 muertos (15,273 en 2010), cadáveres maltrechos,
personas desaparecidas, mutiladas y un recuento dantesco de torturas,
tiros de gracia, secuestros… que reitera las preguntas de Ángeles
Mastreta: “¿quiénes son éstos que así matan? ¿tienen mujer, hermanos,
hijos? ¿tienen padres?”. Preguntas que se encuentran diariamente en los
recuentos periodísticos y también en los de institutos como el ICESI
(Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad) que, en palabras
de Luis de la Barreda Solórzano (2011), tiene al país en un momento

151
Victimolog í a

de violencia infrahumana e impune.


Quizá, con este grado de violencia –infrahumana e impune- estemos
presenciando una mutación que habrá de analizarse: la ultrapsicopatía.

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154
Policía privada: una crónica

Prof. Dra. Ana Griselda Ruíz1


El Salvador

- ¿Cuál es la primera cosa que hace desagradable la tierra,


oh, ser puro y creador de todo ser corpóreo?
Y Ahura - Mazda repuso:
- La Violencia2

En la mañana del día treinta y uno de diciembre de dos mil diez, una
fresca y suave brisa se deslizaba por las calles de la ciudad. Las hojas de
los árboles, oscilando por el viento, simulaban un concierto de despedida
o réquiem al año que fenecía. Las personas circulaban entusiasmadas
y felices, aguardando la noche para reunirse con sus familiares, amigos
o vecinos y despedir al año. En un restaurante de comida típica, varios
ciudadanos desayunaban degustando con fruición la variedad de platillos
que allí se ofrecían.
A las nueve horas José Antonio aprovechando que andaba en ruta
-era empleado de una oficina de encomiendas- llega en una motocicleta
al establecimiento a preguntar por una oferta de pavos horneados que
ofrecía el restaurante. Dicho encargo se lo solicitaba una tía que recién
llegaba del extranjero para celebrar en familia la fiesta de fin de año.
José Antonio, habla con la encargada y decide cancelar en ese momento;
pero en caja se percata de que no le alcanza el dinero. Le dice a la cajera
1
Médica forense del Instituto de Medicina Legal Dr. Roberto Masferrer de El Salvador.
Maestra en Ciencias Forenses. Miembro fundadora de la Asociación de Especialistas en
Ciencias Forenses de El Salvador (AECIFES).
2 
Dialogo entre Zoroastro o Zaratustra y Ahura Mazda dios creador del mundo y el
más grande de todos los dioses persas- exponiendo la ley mazdayánica, que se encuentra
en el libro Vendidad Sadé. Siglo XI antes de J.C.

155
Victimolog í a

que regresará luego para dejar el pedido listo y por la tarde llegarán los
familiares a retirarlo.
Cuarenta y cinco minutos después, llega nuevamente José Antonio y
se dirige a la caja; pero hay una fila de personas cancelando las facturas
de lo consumido.
Él se coloca al final de la hilera aguardando su turno. En ese mo-
mento llega el agente de seguridad, encargado de la custodia del lugar,
Luis Eugenio, y sin mediar palabra acciona la escopeta marca Maverick,
modelo ochenta y ocho, calibre doce milímetros disparándole en el
muslo derecho a José Antonio.
La tranquilidad, la armonía y el bienestar del lugar se rompen en mil
añicos con la explosión del disparo. En segundos el pánico se apodera de
las personas que intentan escapar de la acción inexplicable, refugiándose
en una de las esquinas del restaurante. De allí observan que el agente
de seguridad se dirige a la puerta a paso sosegado. Mientras, en el suelo
José Antonio, quejándose de dolor, sólo acierta a exclamar: ¿Por qué lo
hiciste? ¿Qué te hice yo? ¿Quizás te has equivocado? Intenta incorporarse
pero no puede, dejando señales de arrastre en el piso.
El agente de seguridad regresa, apunta nuevamente con la escopeta
a un metro de distancia y dispara dos veces. La gente le grita que ya
no dispare. Con una frialdad aterradora, se retira buscando la salida.
En ese momento la cajera activa la alarma de seguridad, unos agentes
de la Policía Nacional Civil, que casualmente patrullaban a dos cuadras
del lugar, llegan, encontrando en el estacionamiento a Luis Eugenio con
evidentes signos de nerviosismo y con la escopeta en la mano.
Al ver la presencia de los agentes policiales, comienzan a salir las
personas y varios señalan a Luis Eugenio como el autor de los disparos
que han lesionado en el interior del restaurante a una persona. Los
policías proceden a quitarle el arma de fuego y a custodiarlo, mientras
verifican la información. Al ingresar comprueban que José Antonio aún
tiene signos de vida. De inmediato le aplican las maniobras de primeros
auxilios para heridas graves. Al mismo tiempo llaman una ambulancia
para trasladar al lesionado a un centro asistencial. Pero el daño es tan
severo que fallece en el trayecto.
Una vida ha terminado de forma violenta. Comienza la investiga-

156
Ana Griselda Ruíz

ción que dirige funcionalmente la Fiscalía General de la República, con


base en el mandato constitucional del Artículo ciento noventa y tres,
literal tres: “Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la
Policía Nacional Civil en la forma que determine la ley”. Literal cuatro:
“Promover la acción penal de oficio o a petición de parte”. Aunado a
ello el Artículo setenta y cuatro del Código Procesal Penal: “Corres-
ponderá a la Fiscalía General de la República dirigir la investigación
de los delitos y promover la acción penal ante los jueces y tribunales
correspondientes”.
Mientras la Policía Nacional Civil y su división de investigadores
comienzan a entrevistar en el lugar del siniestro a los clientes y perso-
nal que labora en el restaurante, el equipo de Inspecciones Oculares,
integrado por un planimetrista, fotógrafo y recolector de evidencias,
inicia el procesamiento de la escena del delito recolectando 3 vainas
en el lugar. Como mudo testigo del hecho ocurrido, hay fragmentos de
restos humanos adheridos a una pared.
En las instalaciones del Instituto de Medicina Legal, después de rea-
lizar el levantamiento del cadáver, se procede a realizar la autopsia. El
perito forense encuentra lesiones en la región pectoral derecha, brazo
derecho, flanco izquierdo y muslo derecho. Se determina como causa
de muerte: “Heridas de tórax y abdomen producidos por proyectiles
disparados con arma de fuego”. Por orden de la Fiscalía General de la
República se le toman muestras para determinar la presencia de alcohol
u otra droga en el fallecido.
Los resultados de las pruebas fueron negativos a la ingesta o con-
sumo de sustancias controladas.
Tres días después Luis Eugenio, acompañado de su defensor par-
ticular, acude a un juzgado de paz, para la audiencia inicial. Enfrenta el
cargo de homicidio agravado, tipificado y sancionado en los Artículos
ciento veintiocho y ciento veintinueve, número tres, del Código Penal,
en contra de la vida de José Antonio.
Durante la audiencia la madre y la esposa de José Antonio tienen
que soportar no solo la descripción de los hechos, sino también la
estrategia de la defensa que alega: “Luis Eugenio solo cumplió con su
deber, porque le pareció raro que el occiso llegara dos veces seguidas.

157
Victimolog í a

Que pretendía asaltar, armado de una pistola y que le dispara a la pierna


para inmovilizarlo. Que salió a buscar ayuda, pero no encontró a nadie;
y al regresar de nuevo ve que el presunto asaltante le va a disparar.
Por lo que tiene que disparar él primero para salvar la vida. Que no
se encuentra ninguna pistola en la escena del delito, porque una de las
empleadas la guardó”.
La defensa de Luis Eugenio nos recuerda a Francois Villón y su
Balada de la Apelación:
¿Qué te parece mi apelación, Garnier? ¿Actuó con sensatez o con
locura?
toda bestia busca proteger su piel;
aunque la dominen, aten o domestiquen,
si puede, se desata.
Al concederle la palabra a la esposa de José Antonio, expresa: “Ja-
más mi esposo usó armas de fuego, mucho menos iba a asaltar. Pido
justicia”.
Los testigos convocados identifican de forma unánime a Luis Eu-
genio como el autor de los disparos y describen que José Antonio era
un cliente más.
La jueza encuentra que “Los elementos existentes hasta el mo-
mento son suficientes como para demostrar la existencia del delito y
la probable participación o autoría del imputado en el hecho que se le
atribuye”… Resuelve: “Ordénase instrucción y decrétase la detención
provisional”.
Han transcurrido cinco meses de aquel aciago día, y Luis Eugenio
vuelve a presentarse a un juzgado. Hoy el juzgado de instrucción. Otra
etapa de la administración de Justicia. Aferrado a su versión de asalto,
Luis Eugenio trata de justificar su acción. Mientras la representación
fiscal ha recopilado las diferentes pruebas para demostrar la autoría de
los hechos. Entre las pruebas periciales se presentan el protocolo de
levantamiento de cadáver, protocolo de autopsia, peritaje balístico, que
demuestra que el arma de fuego (escopeta) se encuentra en perfectas
condiciones de funcionamiento y que percutió las tres vainas encontradas
en el lugar del crimen. Álbum fotográfico y croquis de la escena del delito
con el cual la representación fiscal pretende demostrar la ubicación y

158
Ana Griselda Ruíz

elementos que rodearon la escena del delito, peritaje toxicológico a


la víctima, cuyo resultado es negativo a la ingesta de alcohol u otras
sustancias controladas. Con este peritaje se robustece la declaración de
los testigos, cuando afirman que José Antonio llegó como un cliente a
comprar, no presentaba signos de intoxicación que lo volvieran agresivo
o violento con las demás personas.
Peritaje toxicológico al imputado, con lo que se pretende establecer
que el imputado al momento de los hechos, no había ingerido sustancias
que alteraran su estado emocional, evaluación psiquiátrica, con la que
se establecerá que el procesado no padece ningún tipo de afectación
psiquiátrica y distingue lo lícito de lo ilícito.
Las pruebas documentales de informes y actas policiales que incluyen:
las actas de inspección ocular policial de levantamiento de cadáver e
inspección ocular policial de la escena del delito, certificación de dos
cronologías de eventos, certificación sobre la licencia de portación de
arma de fuego del imputado y diferentes facturas canceladas por la
familia del occiso.
Después de un extenso debate entre la representación fiscal y la
defensa técnica del imputado, el juez de instrucción considera “Ana-
lizados que han sido los elementos probatorios reunidos durante la
Instrucción y en aplicación a las reglas de la sana crítica el suscrito juez,
concluye que la hipótesis del cometimiento del hecho y la participación
del imputado Luis Eugenio, por atribuírsele el delito calificado provisio-
nalmente como Homicidio Agravado… en perjuicio de la vida del señor
José Antonio, se encuentra suficientemente motivada por el conjunto
de elementos probatorios, resultando procedente, en consecuencia,
admitir la acusación”. Al admitir la acusación y todas las pruebas ofreci-
das por la representación fiscal, se remiten a la oficina distribuidora de
procesos penales para tribunales de sentencia, a efecto de que designe
a qué tribunal de sentencia será enviado el proceso.
Luis Eugenio regresa a su celda aguardando la fecha que compare-
cerá para recibir la sentencia que dictamine su libertad o su condena
por el delito que se le imputa. Cesa el despliegue de actividades: las
visitas a oficinas, a salas de audiencia, las entrevistas con sus abogados,
los flashes de los fotoperiodistas, el intercambio de palabras con sus

159
Victimolog í a

ex compañeros de trabajo, los abrazos fuertes y breves con la familia.


Luis Eugenio vuelve a la prisión, la espera la siente inconmensurable.
En la oscuridad de su celda, ¿Qué piensa? Rememora el instante aquel
que visualizó a José Antonio ¿Se preguntará por qué lo hizo? ¿Qué
pensamiento siniestro cruzó por su mente y lo llevó a accionar el arma
letal? ¿Por qué segó una vida? En la noche, tendido en su litera, cerrará
los ojos. ¿Acaso escuchará una voz lejana que le susurra: ¿Por qué lo
hiciste? ¿Qué te hice yo? ¿Será posible que escuche las voces de los
muertos? ¡Oh voces silenciosas de los muertos! / cuando la hora muda
/ y vestida de fúnebres crespones, / desfilar haga ante mis turbios ojos
/ sus fantasmas inciertos, / sus pálidas visiones…3
Más allá de la tragedia que afecta a la familia del occiso, a la familia
del imputado y al propio acusado, que pierde sus Derechos como
ciudadano, que pierde su fuente de ingresos para mantener su círculo
familiar, nos enfrentamos a dos grandes problemas: uno, el costo de
la violencia; y dos, la ligereza de los requisitos para la contratación del
personal de seguridad privada. Empezaremos por este último.
En el país proliferan las agencias de seguridad privada, la mayoría de
ellas contratan con un salario exiguo a su personal. Los requisitos para
ser agentes de seguridad son mínimos: deben poseer licencia de porta-
ción de armas, solvencia de la Policía Nacional Civil y de antecedentes
penales, sexto grado de estudio como mínimo y el curso de la Academia
Nacional de Seguridad Pública. Este programa de capacitación, donde
les enseñan aspectos legales y técnicos, es un requisito para asumir un
cargo de agente de seguridad privado, según la ley vigente.
Pero muchas agencias de seguridad obvian este requisito, y como no
hay un control estricto de parte de las instituciones encargadas sobre
este personal y sus empleadores, esta fragilidad de controles conlleva
a una especie de anarquía.
Se pone un arma en manos de cualquier persona sin examinar su
estado psíquico. No hay exámenes preocupacionales. No hay pruebas
que evalúen si el futuro agente de seguridad tiene la capacidad de manejar
diferentes circunstancias que pueden surgir en su lugar de trabajo ¿Cómo
reacciona ante el estrés? ¿Cómo reacciona ante una agresión verbal?
3 
Las voces silenciosas. José Asunción Silva.

160
Ana Griselda Ruíz

¿Cómo actuará ante un ataque armado y toma de rehenes? ¿Pueden


los supervisores de estos agentes evaluar si presentan sintomatología
de Burnout?
Luis Eugenio no había cursado el programa de capacitación impar-
tido por la Academia Nacional de Seguridad Pública a pesar de tener
dieciséis años de trabajar como agente de seguridad privada. Queda a
las instituciones pertinentes revertir esta situación.
El otro problema es económico. El costo anual de la violencia en
El Salvador en el año 2010 fue de $2,010 millones de dólares, entre
seguridad ciudadana, procesos judiciales y atención en hospitales. La
cifra equivale a un 10.8% del Producto Interno Bruto. Este dinero que
se gasta en los costos generados por la violencia podrían invertirse y
generar nuevos empleos. Solo en el Sistema Nacional de Salud el costo
diario de un lesionado a causa de la violencia, ingresado en la Unidad
de Cuidados Intensivos, es de $1,000 dólares. En algunas ocasiones,
por la gravedad de las lesiones, estas personas han permanecido ingre-
sadas alrededor de tres meses, generando de esa manera un egreso de
$75.000 dólares.
Nos corresponde como sociedad, pues, un esfuerzo titánico para
resolver tantas causas que engendran la violencia.

161
Abuso Sexual Infantil. El trabajo con los padres

Lic. Roxana Nora Zárate1


Lic. María Cecilia Ravasi2
Argentina

Como psicólogas integrantes de un equipo especializado en la pri-


mera respuesta al abuso sexual desde el sistema penal, intervenimos
cotidianamente en casos donde las víctimas son niños, niñas y jóvenes,
en los que cobra importancia el modo en que actúan y se posicionan
los adultos a cargo de su cuidado.

Esas intervenciones se realizan en el momento de la denuncia por


un abuso o ante la sospecha de que ocurrió, y si bien las situaciones son
diversas y singulares, en general producen impacto emocional, tanto a
la víctima como a su núcleo familiar, y en muchos casos también a los
operadores.

Es ya reconocido, lo confirmamos en nuestra tarea, que la mayoría de


los casos de abuso que se denuncian tienen por objeto a menores y también
que en general el agresor es un familiar o persona del entorno de confianza.

A veces, se interviene en la inmediatez de los hechos (casos agudos),


y otras veces se denuncian hechos históricos (ocurridos hace tiempo
atrás, a veces años) o continuados (comenzaron hace tiempo y todavía
ocurren).

1
Unidad Judicial de la Mujer y el Niño Víctimas de delitos contra la integridad sexual.
Poder Judicial de Córdoba.
2
Unidad Judicial de la Mujer y el Niño Víctimas de delitos contra la integridad sexual.
Poder Judicial de Córdoba.

163
Victimolog í a

Entrevistar a los padres, o a quien está a cargo del cuidado del menor,
tiene por objetivo la contención, información y orientación desde las
perspectivas psicológica y jurídica, con el fin que estos padres, luego de
la denuncia, puedan brindar la atención necesaria a su hijo, protegerlo
(ante el riesgo que el abuso continúe) y procurar su bienestar. Por otro
lado, los padres nos brindan información de suma importancia sobre las
condiciones de vida del niño y sobre el hecho ocurrido.

Establecer un vínculo positivo y de colaboración con ellos hace po-


sible conocer al niño o joven que veremos, la situación que atraviesa, lo
que le ocurrió y sobre todo sentar las bases para su asistencia inicial.

Algunos padres se muestran confundidos, con actitud negativista o


de impotencia y suelen demandar que otro resuelva la situación (mani-
fiestan por ejemplo, ‘dígame usted qué hacer’ ‘ya hice todo lo que pude’).
Responder a esa demanda mostraría muy pronto sus limitaciones: no
contribuimos a un posicionamiento paterno activo y responsable y nos
ofrecemos de “chivo expiatorio” si las consecuencias no agradan. Por
otro lado, no es ese el lugar que nos corresponde, ni en lo técnico ni
en lo legal; podemos informar y sugerir soluciones pero las decisiones
las toma el responsable del niño (salvo casos excepcionales en que lo
hace una autoridad judicial).

La posibilidad de los padres de escuchar


En las situaciones de abuso sexual, pasa a primer plano la posibilidad
de los padres de escuchar y dar, así, lugar a la palabra denunciante del
niño.

Para los padres -se verifica en la experiencia clínica- es en general


problemático saber acerca de la sexualidad de sus hijos, les cuesta es-
cucharlos y hablar con ellos del tema. Cuando ocurre un abuso, esta
común dificultad, aparece temprana e inesperadamente y en el contexto
de una situación violenta.

164
R ox a n a N o r a Z á r a t e – M a r í a Cecilia Ravasi

Estos factores, el ‘antes de tiempo’ (que impide la anticipación y


preparación psíquica) y el daño producido (el real y el fantaseado), ha-
cen que los padres estén conmovidos y afectados (muestran angustia,
temor, rabia). Y no solo ellos, ya que cuando lo sexual irrumpe desde la
transgresión de las leyes que regulan los vínculos familiares y/o sociales,
la familia entra en crisis y debe encontrar una respuesta ordenadora.
La justicia aparece entonces como una instancia capaz de establecer
un nuevo orden.

La dificultad para escuchar al niño en lo que tiene para decir, se


observa a veces en que se fantasea con la posibilidad que no sea cierto.
Especialmente cuando son pequeños surge la duda, ¿no lo habrá imagi-
nado o inventado? ¿qué está queriendo decir… lo tocó ‘sexualmente’?
Y la expectativa de esos padres es que desde la tarea de los operadores
se les brinde una certeza.

Otras veces es la posibilidad de diálogo con el hijo lo que está


ausente y los padres demandan que sea la psicóloga quien hable con el
niño porque no pueden hacerlo ellos (manifiestan ‘conmigo no habla’,
‘a mí no me va a decir’, ‘no le pregunté’). Cuando a eso se suma que
el hecho de abuso no está claro, iniciamos la intervención ante la sos-
pecha que ‘algo pasó’ y con un niño que no sabe por qué ni para qué
se encuentra allí (esto ocurre por ejemplo cuando se observaron en el
niño conductas sexualizadas o temor y rechazo hacia alguna persona
que lleva a suponer que hubo un abuso). En las entrevistas con el niño
a veces se verifica que ocurrió un abuso y otras veces no.

Dos casos especiales en que la víctima no considera el hecho como un


abuso

Por inmadurez por edad o por condición psíquica

En algunos casos, por la corta edad o la condición psíquica (especial-


mente debilidad mental), el hecho no ha sido significado como abuso,
por lo que el niño no se muestra angustiado o con temor respecto a lo

165
Victimolog í a

vivido (aunque por la actitud del niño se pueda inferir que percibieron
que se trató de algo ‘malo’ o ‘prohibido’). Sí suelen estar los padres muy
conmocionados y especialmente preocupados por las consecuencias
psíquicas del evento.

Respecto a esto, nos parece interesante precisar que no conside-


ramos el abuso sexual como un hecho ‘traumático’ a priori. La poten-
cialidad del abuso para generar un ‘trauma’ o daño psíquico dependen
de las posibilidades psíquicas del niño y de sus soportes afectivos para
elaborar esa experiencia.

Más allá de este caso especial, a veces encontramos que la angustia


y ansiedad del niño, no se relaciona tanto con el abuso en sí, sino con
el temor a la reacción de los padres hacia ellos por ejemplo temor a
ser castigado (los pedófilos suelen usar ese temor para manipular ej.
‘si contás, te van a castigar’). Otras veces los angustia no haber sido
escuchados, ya que contaron lo que pasaba pero no les creyeron. Fi-
nalmente, suelen angustiarse cuando el agresor es alguien muy querido
y les cuesta hablar ‘mal’ de él.

Cuando la ‘víctima’ se considera en una relación amorosa

Tampoco viven como abuso el hecho las jóvenes (no atendemos a


varones mayores de 12 años), en que la seducción primó en el acerca-
miento del ‘agresor’ y consintieron el vínculo sexual que es denunciado.

Al respecto, la legislación penal establece claramente cuándo un


hecho es delito, las edades en que la práctica sexual con un menor es
prohibida y las edades en que el menor puede consentir una relación
sexual. Ya que se trata de delitos de instancia privada, dependerá en
general de los padres que la situación se judicialice y dirima por la vía
penal.

A veces, por la asimetría en la edad-madurez entre la víctima y el


autor, lo abusivo es evidente. Pero otras veces lo abusivo no es tan

166
R ox a n a N o r a Z á r a t e – M a r í a Cecilia Ravasi

claro y prima la dificultad paterna para admitir la sexualidad adolescente.


En estos casos escuchamos a chicos que se sienten incomprendidos y
avasallados, angustiados por la suerte del imputado y sufriendo por el
desencuentro con los padres. Desde nuestra intervención intentamos
favorecer el acercamiento entre padres e hijos, buscando nuevas opor-
tunidades de diálogo.

Situaciones especialmente difíciles


En algunos casos de abuso incestuoso, encontramos que el abuso ha
sido tolerado o encubierto por la madre (el agresor suele ser su pareja),
que falló en su función de proteger al niño. Los motivos por los que la
madre, sabiendo del abuso, no lo impidió, son especiales en cada caso
pero algunos se repiten: porque depende económicamente del abusador,
porque es víctima ella misma de maltrato por lo que le teme y es sumisa
con él, porque no le cree a su hijo/a y tiene del abusador una imagen
idealizada, porque el vínculo entre el niño y el abusador suele ser en
apariencia muy bueno (caracterizado como cariñoso, de compañerismo
y mucha confianza) lo que hace difícil percibir el abuso, porque pareciera
existir -en un nivel no del todo conciente- cierta “competencia” entre
la madre y la hija por ese hombre, etc.

El develamiento de un abuso en el seno de la familia exige cambios


muchas veces difíciles de aceptar. La resistencia se manifiesta a veces
en cuestiones de orden práctico (‘no va a irse de la casa’ ‘no puedo
impedir que se lo lleve’) o se minimiza la gravedad de lo ocurrido (‘con
la denuncia no creo que lo vuelva a hacer’) y parece improbable que
puedan revisar la propia responsabilidad en lo ocurrido y asumir las
consecuencias de la denuncia.

Otra situación compleja se genera cuando se trata de una falsa de-


nuncia: los hechos no ocurrieron y la denuncia es usada por el adulto
como herramienta para fines propios, por ejemplo, perjudicar a un
tercero (se observa en disputas familiares). Si bien no podemos deter-
minar sólo con nuestra intervención que el hecho no ocurrió, hemos
encontrado indicios de niños que son incitados a dar un relato falso.

167
Victimolog í a

La falsedad de una denuncia tiene consecuencias para el niño que es


tomado como objeto por el denunciante: quebranta su confianza en él
y daña el vínculo con el acusado (muchas veces alguien significativo).
El trabajo con estos padres es poco fructífero porque falta un
requisito básico que es la buena fe. Afortunadamente no ocurre con
frecuencia.

Para concluir
Entendemos que para los padres es doloroso acompañar a sus hijos
y saber sobre las circunstancias del abuso y los daños que les provocó.
Ante la conmoción cada padre se ‘parará’ más o menos eficientemente
para ser sostén del niño.

Considerando esto, es que la tarea que realizamos con los padres


apunta a objetivos como la contención, orientación y esclarecimiento en
una situación de crisis. Que expresen sus sentimientos, se desahoguen,
alivien la tensión y ordenen sus pensamientos, hace posible que les
informemos cuáles serán los pasos a seguir y los recursos asistenciales
a los que recurrir en el futuro.
Apuntamos a fortalecerlos para que tomen decisiones adecuadas
y afronten el problema de la mejor forma posible. Pretendemos por
ejemplo que ese padre sea claro al momento de la denuncia, que tengan
hacia su hijo una posición activa y actitud contenedora y protectora,
que pueda acompañarlo con serenidad al examen médico y que sepa
dónde recurrir para recibir ayuda.

Tiene especial importancia explorar las expectativas que tiene el


adulto respecto a la denuncia, qué espera obtener, ya que a veces lo
que espera está muy alejado de los resultados posibles En ese caso, te-
nemos que contribuir a que elaboren una visión más realista y sugerirles
alternativas que sí se correspondan a sus expectativas (a veces distintas
de lo que puede ofrecer el sistema de justicia).

Es frecuente que los adultos, ante el abuso, busquen respuestas


rápidas que ‘cierren el tema’, obturando la posibilidad de seguir pregun-

168
R ox a n a N o r a Z á r a t e – M a r í a Cecilia Ravasi

tándose sobre lo ocurrido y de prepararse para las distintas posibilidades


de resolución.

Más allá de la denuncia y los avatares de la investigación, corresponde


al psicólogo aportar una mirada reflexiva, y, así, abrir la posibilidad de
detenerse y pensar.

169
Enfoques conceptuales y teóricos sobre la Trata de Mujeres
para explotación sexual

Dra. Mariana Perez Villalobo1.


Dra. María Dolores Romero Díaz2.
Argentina
¿Autodeterminacion o esclavitud?
Para este trabajo3, nos ocupamos -desde una perspectiva de género y
tomándola como una de las modalidades de violencia que atenta contra
los Derechos Humanos fundamentales- de la situación, circunstancias
y problemática particular que rodean a la víctima de trata de explota-
ción sexual. Ello es así toda vez que, conforme los informes elabora-
dos recientemente por los organismos internacionales (Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito –UNODC- año 2009) la
explotación sexual es el destino o fin para el cual se recluta la mayor
cantidad de víctimas, siendo –dentro de éstas- el mayor porcentaje el
de mujeres y niñas.
Nuestra propuesta es someter a análisis los enfoques desde los
cuales se caracteriza este fenómeno de la trata prostituyente o, en
otros términos, la explotación sexual de mujeres y niñas. Para ello es
preciso una somera enunciación de las ideas que más comúnmente se
tienen en relación a ello, un detallado análisis de las variables que rodean

1
Abogada. Ayudante Fiscal. Unidad de la Mujer. Ministerio Público Fiscal. Provincia de
Córdoba.
2
Abogada. Fiscal de Instrucción. Ministerio Publico Fiscal. Provincia de Córdoba.
3
Ponencia presentada en el II Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de
Personas: Migración, Género y Derechos Humanos Universidad Iberoamericana de
Puebla. México.

171
Victimolog í a

el circuito del trabajo sexual, un abordaje integral y certero y, a partir


de ello, comprobar cuál hipótesis es la más correcta en relación a la
realidad considerada y sometida a análisis.
En las comunidades se ha naturalizado la existencia de la prostitu-
ción. En mayor o en menor medida, podemos asegurar que difícilmente
hombres, mujeres y niños de una población desconozcan la existencia de
bares, locales y whiskerías –entre otros sitios- que en ella se emplazan,
como así tampoco ignoren la actividad que allí dentro se desarrolla, más
frecuentemente en la nocturnidad y los fines de semana. Esta naturali-
zación ha conducido a sectores de la comunidad a estimar que quienes
trabajan en la prostitución han decidido hacerlo de la misma manera
que un hombre se determina para ocuparse en cualquier oficio. En el
marco de dicha naturalización, pareciera así que una mujer (a veces aún
niña) opta -entre el catálogo de posibilidades laborales- por el comercio
sexual y se mantiene con el producido de su cuerpo. Nos preguntamos
si esto es posible y nos surge la interrogación: ¿puede una persona en
goce pleno de sus libertades elegir o consentir su propia explotación?
Desarrollo Metodológico
Para el análisis, vamos a partir de la consideración de las siguientes
variables:
• A.- Circunstancias de vulnerabilidad en la que se desarrolla
• B.- Condiciones en que la situación de ejercicio de prostitución
se plasma
• C.- Indicadores para determinar si existen condiciones de
explotación
• D.- Marco legal
• E.- Experiencia investigativa

A.- Circunstancias de Vulnerabilidad en la que se desarrolla-


Mutando de acuerdo a las circunstancias, el crimen organizado
transnacional encuentra en los movimientos poblacionales un espacio
redituable donde operar. La creciente desigualdad en la distribución de
la riqueza la que se concentra principalmente en los grandes centros
urbanos dejando en la pobreza el interior de los países y, a su vez, la
repetición de este fenómeno entre las regiones y aún entre los distintos

172
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

países, incrementa los factores de expulsión y atracción y empuja a más


personas a tomar la decisión de migrar.
Las víctimas de la trata son, en su mayoría, migrantes que buscan
escapar de la pobreza y de la falta de oportunidades para mejorar sus
vidas y enviar dinero a sus familias. Los tratantes las atraen con tenta-
doras ofertas de empleo en el extranjero o en una localidad distante
de su residencia habitual. Estos «reclutadores» suelen hacerse cargo
de los preparativos y gastos del viaje, presentándose en algunos casos
como «benefactores» de sus víctimas. Las personas confían en ellos
para empezar una nueva vida.

B.- Condiciones en que la situación de ejercicio de la pros-


titución se plasma.
Nos ocuparemos en primer término de los actores que participan
en el desarrollo del ejercicio de la prostitución y, aproximándonos a la
problemática, advertimos como característica de la explotación sexual
su organización, de manera tal que podemos identificar actores prima-
rios y secundarios.

B.1.- Actores primarios:


B.1.a.- Regentes de prostíbulos:
Los regentes de los prostíbulos son el componente central de la
explotación, en tanto son los que operan en los lugares donde se pro-
duce la recepción y acogida de las mujeres. Es el tipo de tratante que ha
adquirido mayor visibilidad dentro de la dinámica de funcionamiento de
las redes que operan dentro del país al ser el elemento más vulnerable
a la persecución penal.
El regente del prostíbulo se comporta como propietario del local,
aún cuando materialmente no lo sea. De hecho, es difícil determinar
quiénes son los propietarios reales de los prostíbulos pues operan con
testaferros. El regente maneja el prostíbulo y garantiza el funcionamiento
del negocio mediante la provisión de mujeres al local, tarea que efectúa
personalmente o a través de empleados o con reclutadores comisio-
nistas o proxenetas.
B.1.b.- Reclutadores:

173
Victimolog í a

Ya sean hombres o mujeres, se dedican a captar mujeres y/o niñas


para los prostíbulos. Están –por un lado- los que trabajan «en relación
de dependencia» para los regentes de prostíbulos y, por el otro, los
independientes. Los primeros viajan a las zonas de reclutamiento y
captan mujeres recurriendo al engaño: les ofrecen trabajo como lim-
piadoras, meseras, cocineras o en otros servicios y les ofrecen cubrir
los costos del viaje.
Puede ocurrir que la actividad típica del reclutador (captación)
también sea asumida por los propios regentes de los prostíbulos, sus
empleados, sus concubinas o esposas u otros familiares que trabajan
en el negocio.
También es frecuente que la actividad de reclutamiento quede en
manos de mujeres que ejercen la prostitución en determinados lugares
y vuelvan a sus lugares de origen a reclutar otras mujeres. En algunos
casos lo hacen participando del engaño; en otros casos, ellas cuentan
la verdad sobre el trabajo pero no sobre las condiciones del mismo;
y en otros casos es claro que hacen el reclutamiento bajo coacción.
En este último caso, los regentes de los prostíbulos las amenazan con
dañar a su familia si no regresan o si lo hacen con menos chicas de
las encargadas. Se han observado casos de mujeres que actúan como
reclutadoras bajo la amenaza de los propietarios de lastimar a sus hijos
que permanecen en los prostíbulos mientras ellas viajan. Finalmente,
también se verifican casos en los que las mujeres compran su libertad
a cambio del reclutamiento de una mujer o más que las reemplacen.
Otra modalidad común, aunque más sofisticada, a través de la cual
operan los reclutadores, es la realización de un casting en las zonas de
reclutamiento. El reclutador se instala en un hotel local y publicita la rea-
lización de castings para promociones o alguna otra actividad mediante
panfletos, carteles, avisos en la prensa o propaganda en alguna radio. El
casting se realiza en el mismo hotel donde se encuentra alojado, durante
dos o tres días. Posteriormente las mujeres elegidas serán trasladadas
a los diferentes destinos de explotación, en la creencia que han sido
seleccionadas para el objetivo por el que fueron atraídas.
También se ha podido comprobar que, en muchos casos, los re-
clutadores actúan en pareja simulando ser un matrimonio, incluso con

174
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

niños. De esta manera, brindan mayor confianza a las mujeres y sus


familias para convencerlas de la seriedad del ofrecimiento de trabajo
como niñera o empleada doméstica, entre otros.
En algunos casos, los reclutadores funcionan como «comisionistas»
y tienen contacto con prostíbulos en distintos lugares del país (plazas)
de los que reciben pedidos específicos o a los cuales ofrecen mujeres
que hayan ya reclutado. Por cada mujer captada los prostíbulos suelen
pagar una comisión que varía dependiendo de la «calidad» de las muje-
res captadas. La edad de las mujeres tiene una incidencia directa en su
precio: cuanto más joven, más cara o sea de mayor valor económico
(mercancía).
Los reclutadores suelen actuar con terceros que captan a las muje-
res en los barrios, a los que llamamos “reclutadores primarios”. Estas
personas que «bajan al terreno» por lo general son remiseros, taxistas,
vendedores ambulantes o vecinos que pueden o no saber el verdadero
destino final de las mujeres o las condiciones del acuerdo propuesto,
pero que cobran un precio por mujer «descubierta» y captada.
Los “reclutadores comisionistas” captan mujeres a partir de pedidos
específicos de los regentes de prostíbulos. El regente de un prostíbulo
hace el pedido al comisionista y sufraga los gastos del reclutamiento,
incluso los avisos en la prensa, que suelen ser ambiguos respecto del
trabajo a efectuar.
Otra forma de captación es ofrecer trabajo, casa por casa, en un
barrio humilde o hacer circular el rumor de que en cierto lugar están
ofreciendo trabajo a mujeres. Es común que el recorrido por los barrios
y el primer contacto sea efectuado por los reclutadores primarios o por
los que llamamos reclutador “marcador o informante” (actor secun-
dario) que «marcan» las mujeres que cumplen con el perfil buscado y,
posteriormente, éstas son abordadas por el reclutador con el propósito
de efectuar el ofrecimiento.
También puede ocurrir que el reclutador actúe sin un pedido espe-
cífico. Capta una o más mujeres y las ofrece a algún prostíbulo, incluso
recurriendo al sistema de publicación de avisos clasificados.
El secuestro constituye otra modalidad de captación en los procesos
de trata que involucra mayores niveles de violencia que el reclutamiento

175
Victimolog í a

mediante engaño y, por lo tanto, es más riesgosa para los tratantes. No


obstante ello, se han detectado numerosos casos de víctimas de trata
que han sido secuestradas por proxenetas, regentes de prostíbulos o
sus empleados, personas u organizaciones que se dedican al rapto de
mujeres para su posterior venta a los otros operadores de las redes. Ésta
forma se la denomina “método duro” o “captación dura”. El secuestro
es detalladamente planificado: hay un trabajo previo de inteligencia y
luego, en un operativo tipo comando, las mujeres son interceptadas en
la vía publica y forzadas a subir a un automóvil, drogadas para evitar
su resistencia y trasladadas a un lugar donde son violadas y golpeadas
una y otra vez, en un proceso de “ablande” en el que son sometidas y
«preparadas» para ser explotadas sexualmente, lapso que va variando
conforme el grado de resistencia o aceptación por parte de la víctima.
B.1.c.- Proxenetas:
En la mayoría de los casos de trata de personas aparecen como
tratantes los reclutadores y los regentes de los prostíbulos. Pero a ellos
hay que agregar al proxeneta quien exclusivamente obtiene ganancias de
la explotación sexual de una o más mujeres que controla y hace circular
a través de las distintas instancias de la red pero que no necesariamente
cuenta con un establecimiento propio para que éstas sean explotadas
sino que –como dueño de la persona- la hace rotar siguiendo la ruta
del dinero que la mujer le produce para su ganancia.
Esa es una diferencia central con los regentes de prostíbulos, cuya
característica principal es la de ser propietarios o tener a su cargo los
lugares. Algunos regentes también pueden ser proxenetas porque tam-
bién son «dueños» de mujeres a las que explotan sexualmente.
Supuestamente, entre el proxeneta y la mujer se establece una es-
pecie de relación contractual «consensuada», teóricamente rescindible.
El pacto establece que a cambio de un porcentaje del dinero producto
de la actividad sexual de la mujer, el proxeneta se compromete a pro-
veerle protección, ropa y alimentos y, en ocasiones, estos beneficios
se extienden a los hijos o la familia de la mujer.
En la realidad, este supuesto «modelo contractual» está casi siempre
signado por la coacción o el sometimiento en sus distintas variantes, en
los que recurren a diversos mecanismos de coacción, desde modalidades

176
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

de manipulación psicológica hasta formas extremas de violencia física. El


método clásico al cual echan mano los proxenetas es el «enamoramien-
to», por lo que suelen ser llamados «maridos» por las mujeres. Simulan
una relación sentimental, utilizando en su provecho la vulnerabilidad que
dicha relación genera en las mujeres.
A veces los proxenetas consolidan la desigual relación teniendo con
sus mujeres un hijo al que reconocen legalmente y, posteriormente,
usan a ese niño como un factor de coacción para evitar que las mujeres
los abandonen o dejen de trabajar sexualmente para su provecho. El
dominio llega a ser tan intenso que con frecuencia el proxeneta establece
una relación obsesiva con la víctima, mostrándose celoso y violento si
ella no se adapta a sus deseos.
No es posible construir un perfil único de los proxenetas. Así, en
un extremo están aquéllos que poseen un amplio conocimiento de los
operadores que actúan en la red y se proyectan a nivel nacional o regio-
nal. En el otro extremo están aquellos que se dedican a la explotación
sexual de mujeres pero que viven de otras actividades comerciales,
tienen escaso conocimiento de los operadores de la red, se proyectan
localmente y se manejan con un alto grado de improvisación.
B.2.- Actores secundarios.
Hay un conjunto de individuos que facilitan el desarrollo de las
actividades de los tratantes con diversos recursos y protección.
Aquí, se incluyen un sin número de personas que, desde sus diferen-
tes actividades o ámbitos, contribuyen y colaboran en el proceso de la
trata de personas. Son de relevancia los remiseros, taxistas, moto-taxis
y/o motoqueros que colaboran con el cruce de frontera, sin cuya labor
diligente y eficaz sería imposible el traslado de la víctima en un corto
tiempo y con un mínimo de riesgo.
Otro apoyo para los tratantes lo constituyen algunos empleados de
las empresas de transporte terrestre o fluvial que facilitan la provisión
regular de pasajes o vigilan durante el viaje a las mujeres a cambio de
una comisión. También lo son ciertos empleados de las empresas de
telefonía celular que facilitan líneas telefónicas «seguras» para la comu-
nicación entre los tratantes. Del mismo modo coadyuvan los empleados
de las empresas de envíos de dinero y los proveedores de drogas que

177
Victimolog í a

garantizan la provisión de servicios extras en ocasión del proceso de la


trata a quienes son habitualmente su clientela regular.
Finalmente contamos con el llamado “marcador o informante” que
suministra los datos necesarios (a veces nombre y/o domicilio) de las
mujeres que cumplen con el perfil buscado de manera que el reclutador
realice su labor sobre la base de la información provista por éste.
B.3.- Actores institucionales.
Debemos destacar que estos actores institucionales pueden llevar a
cabo conductas que benefician tanto al actor primario como al secun-
dario. Asimismo, pueden realizar meros actos omisivos y negligentes de
su función como acciones u omisiones propiamente delictivas dirigidas
a la consumación de la trata.
Se destacan, en primer término, los integrantes de las fuerzas de
seguridad y los representantes del poder político y judicial que asegu-
ran a los tratantes que podrán realizar su actividad sin sobresaltos. Su
participación puede partir de la simple omisión hasta el intercambio de
una suma semanal o mensual de dinero para evitar sus funciones o para
realizar actos contrarios a la misma.
La protección puede consistir en la simple pasividad de las obliga-
ciones inspectivas o alertar a los tratantes de posibles riesgos. Se han
verificado casos donde, tras la advertencia policial de que se iba a pro-
ducir un allanamiento, el regente trasladaba a otro lugar a las mujeres
menores y extranjeras. El monto del pago a los funcionarios infieles
varía según el porte de local, pudiendo complementarse con copas y
pases gratuitos.
Otra forma de protección es la confección de falsas denuncias o
exposiciones policiales de extravío o robo de los documentos de iden-
tidad, colaboración imprescindible dado que, al llegar al establecimiento,
el regente retiene la documentación de las mujeres y, cuando se trata
de una mujer menor de edad, mediante la denuncia en connivencia con
el funcionario policial, consigna una fecha de nacimiento falsa.
En la trata internacional, se suman aquellos que colaboran en el cruce
de fronteras de las mujeres, sumándose funcionarios omisos de Migra-
ciones, integrantes de Gendarmería Nacional o de la Prefectura Naval.

178
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

B.4. Consumidores.
Incorporamos la categorización de los consumidores de la trata con
fines de explotación sexual en el entendimiento de que la supresión de
su contribución sería un factor dirimente en el fenómeno que estudia-
mos. Tan es así, que estimamos que, de no participar los clientes en
este proceso, el mercado quedaría huérfano de demanda y por tanto
sin posibilidad de constituirse en negocio rentable. Esta demanda a la
que aludimos, además, tiene incidencia directa sobre las particulares
características que se procuran de las víctimas. Así, el consumo de
prostitución adolescente –por caso- provoca la mutación consecuente
en la búsqueda de las víctimas de manera de complacer los gustos de la
clientela. Poseen su perfil propio las mujeres explotadas en prostíbulos
emplazados sobre las rutas, esto es, en una suerte de adaptación a las
preferencias, en este ejemplo, de los camioneros que sostienen con su
consumo los establecimientos de zonas no urbanizadas.
Lo dicho, permite afirmar que, aún sin encontrarse categorizado en
algún grado de autoría, el consumidor de prostitución reviste la particular
condición de ser el factor fundante de la actividad y, por tanto, no puede
permanecer fuera de esta evaluación.-

C.- Indicadores para determinar si existen condiciones de


explotación.
De nuestra experiencia de trabajo, hemos advertido los siguientes
indicadores que permiten verificar la existencia de la explotación sexual
entre los que destacamos:
C.1.- Indicadores de carácter objetivo:
C.1.a.- de carácter moral:
Se hallan en una situación de dependencia;
Reciben señales de permanente control de sus movimientos;
Son objeto de amenazas de violencia contra ellas, sus familiares o
sus seres queridos;
Reciben amenazas de que serán entregadas a las autoridades;
No están en posesión de sus pasaportes u otros documentos de
viaje o de identidad, porque estos documentos están en manos de otra
persona;

179
Victimolog í a

Tienen documentos de identidad o de viaje falsos;


No saben la dirección de su casa;
Han actuado sobre la base de promesas engañosas, no necesaria-
mente en el objetivo pero sí en las condiciones en las que el trabajo
se desarrolla.
C.1.b.- de carácter laboral:
Están endeudadas con sus explotadores a través de un sistema de
multas y gastos que la coloca en situación de deuda impagable;
No pueden abandonar su lugar de trabajo;
Están obligadas a trabajar en determinadas condiciones;
No saben la dirección de su trabajo;
Son objeto de castigos para imponerles disciplina laboral;
No pueden negociar las condiciones de trabajo;
Reciben una remuneración escasa o nula;
No tienen acceso a sus ingresos;
Trabajan excesivas horas por día durante períodos prolongados;
No tienen días libres;
Sus gastos de transporte al país de destino han sido pagados por
facilitadores, y están obligadas a reembolsarles esos gastos trabajando
o prestando servicios;
Trabajan en situación de encierro;
C.1.c.- de carácter físico:
Sufren lesiones derivadas de una agresión;
Sufren lesiones o incapacidad típicas de determinados trabajos o
medidas de control;
Sufren lesiones derivadas de la aplicación de medidas de control;
Tienen disminuida o anulada su libertad ambulatoria;
C.1.d.- de carácter social:
Se las encuentra en un tipo de lugar donde se explota a las personas
o tienen vinculaciones con ese lugar;
No están familiarizadas con el idioma o idiosincrasia local;
No tienen acceso a atención médica;
Tienen una interacción limitada o nula con la red social;
Tienen un contacto limitado con sus familiares o con personas que
no pertenecen a su entorno inmediato;

180
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

No pueden comunicarse libremente con otros;


Provienen de un lugar apropiado para ser considerado grupo de
riesgo;
El trato social se limita –casi exclusivamente- a los clientes;
La interacción con sus pares –otras mujeres- es inestable por la
rotación de las mismas a otros lugares diferentes;
C.2.- Indicadores subjetivos:
La víctima de la explotación no se considera víctima;
No siempre estará dispuesta a colaborar porque su sometimiento
ha provocado que se presuma responsable de lo que le ocurre;
Teme ser perseguida por sus acciones;
Está más próxima en su sentir a la complicidad que a la victimización;
Siente vergüenza de su situación;
Cree que tiene que trabajar con prescindencia de su voluntad;
Siente que no se puede ir de donde está o liberarse de su situación
actual;
Da muestras de miedo o ansiedad;
Desconfía de las autoridades;
Siente temor de revelar su situación de inmigración;
Actúa como si hubiera recibido instrucciones de alguna persona;
Ha actuado e ingresado a esta situación sobre la base de promesas
engañosas, no necesariamente en el objetivo pero sí en las condiciones
en las que el trabajo se desarrolla.
D.- Marco Legal.
En primer lugar tenemos que destacar el Protocolo de Palermo (año
2000) que acompaña como protocolo facultativo a la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Este
instrumento, que todos los Estados tomaron como base para elaborar
la legislación interna, define que al hablar de “Trata de personas” se
entenderá “… la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza
u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de
poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción
de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona
que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explo-

181
Victimolog í a

tación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u


otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados,
la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la
extracción de órganos” (Prot.Palermo art. 3).
Así, el consentimiento dado por la víctima de la Trata de personas
a toda forma de explotación intencional del referido artículo no se
tendrá en cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera de los medios
enunciados en dicho apartado (ibid, art. 3).
La definición del Protocolo, trasladada al orden interno, obligaría
a la justicia a demostrar las amenazas, la coacción, el fraude, el engaño
que fueron utilizados para someter a las víctimas del proceso de Trata.
Conforme la experiencia investigativa, la demostración de dichos extre-
mos resulta realmente difícil de lograr judicialmente ya que en general
no existen pruebas documentales acreditantes. En ese sentido, los casos
tienden a apoyarse en las declaraciones de la víctima y el tratante y la
primera -encontrándose amenazada en la mayoría de los casos- rara
vez se atreve a declarar contra el tratante. Si bien la carga de la prueba
corresponde al Ministerio Público, en la práctica los miembros del Poder
Judicial trasladan con frecuencia dicha carga a la víctima, exigiendo de
ella la comprobación de los medios comisivos. En lugar de investigar,
preguntan a la víctima: ¿estaba usted voluntariamente en el prostíbulo?
Si la víctima responde que sí –lo que ocurre en la mayor parte de los
casos- la justicia no investiga, entiende que no se configura delito y
se queda sólo con los dichos de una víctima atemorizada por todas las
circunstancias e indicadores ya señalados de la condición y situación
en la que vive.
Como vemos, probar las amenazas, el engaño, etc., es altamente
gravoso para el proceso penal y hace que éste se apoye fundamental-
mente en los testimonios de las víctimas. En ese sentido, teniendo en
cuenta que estas víctimas ya se encuentran amenazadas, viviendo en un
contexto fuertemente intimidante en el que los tratantes han hecho y
harán todo lo que esté a su alcance para evitar que ellas den un testi-
monio verdadero y cierto, el tipo penal propuesto aparece inadecuado.
Ello así toda vez que la figura prevista por la ley termina agravando la
ya difícil situación de seguridad de las víctimas, resultando al final poco

182
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

eficaz para lograr una investigación exitosa y la correspondiente sanción.


Estimamos que en este tipo de delitos la amenaza, la violencia y el
engaño pueden ser causales de agravamiento de la pena pero el hecho de
que no puedan probarse dichas circunstancias, no puede equivaler a que
no se configura el delito de trata. Si resulta claro que hay una situación
de esclavitud o servidumbre sobre la base de indicadores objetivos y
subjetivos tales como privación o limitaciones de la libertad; obligación
de hacer o no hacer; venta, alquiler y leasing de personas; torturas,
tratos crueles inhumanos o degradantes; retención de documentación,
entre otros, no parece nuclear la necesidad de probar los medios que se
utilizaron para someter a las víctimas sino que deberían dichos medios
ser tenidos en cuenta para agravar las penas.
Una persona no puede renunciar a sus Derechos Humanos y a su
dignidad. En todo caso, el consentimiento de una persona a una situa-
ción de explotación que menoscabe sus Derechos Humanos y dignidad
no es válida.

Derechos involucrados
En esa tesitura, consideramos que en una situación de ejercicio de
la prostitución deberán analizarse cuidadosamente las circunstancias
en que la misma se lleva a cabo. Abundantes son los derechos que la
explotación sexual menoscaba y, en cada caso en particular, podrán
involucrarse más bienes jurídicos protegidos por la legislación.
Globalmente diremos que, entendiendo la explotación como esclavi-
tud, es decir el poder y dominio de una persona sobre otra, la afectación
más trascendente es la que se refiere a los Derechos Humanos de las
personas considerados en conjunto y particularmente.
Así, es indubitado que una situación de explotación conlleva una
vulneración contra la dignidad del ser humano, contra su identidad,
contra su libertad de elección y opción en condición de igualdad, contra
su integridad sexual que le garantiza la autodeterminación y la reserva
del trato sexual en las circunstancias, modo y persona que elija, contra
el derecho a un trabajo remunerado y digno, contra el derecho a la
autodeterminación para tomar decisiones en todos los ámbitos donde
las personas desarrollan su vida, contra el imperativo legal de la posibi-

183
Victimolog í a

lidad de procrear, formar y mantener una familia, resguardar la propia


descendencia, proteger a la familia de origen, entre otros.
Los Derechos Humanos precedentemente expuestos, la Constitu-
ción Nacional Argentina los reconocía de antiguo entre las Declaracio-
nes, Derechos y Garantías en sus arts. 14, 14 bis, 15, 16, 18 y 19 ora
en forma explícita ora implícita. A partir de la reforma del año 1994, al
haber alcanzado los Tratados Internacionales el rango Constitucional
(CN art. 75 inc. 22), son reconocidos explícitamente en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Bogotá- 1948, arts.
I, II, V, VI, VIII, IX, X, XI, XIV y XV principalmente); en la Declaración
Universal de Derechos Humanos (O.N.U. – 1948, arts. 1, 3, 4, 5, 6, 7,10,
12, 13, 15, 16, 18, 19, 23, 24, 25); en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto San José de Costa Rica – 1969, arts. 3, 4, 5,
6, 7, 8, 11, 13, 17, 18, 19, 20, 22, 24); Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (Nueva York – 1986, arts. 1, 6, 7,
10, 11, 12); en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(Nueva York – 1986, arts. 6, 7, 8, 9, 10, 12, 16, 17, 23, 24, 26), en la
Convención sobre los Derechos del Niño y en la Convención sobre
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer (arts.
3, 6, 11, 12, 15).

E.- Experiencia investigativa.


Se elige la experiencia de casos de trata con fines de explotación
sexual anteriores a la sanción de la Ley 26.364, en virtud de resultar
particularmente ilustrativo de la complejidad de este crimen, de la veri-
ficación de las características prototípicas de la actividad y la actuación
de efectivos policiales en la organización. El tema merece atención por
la reiteración de una misma estructura organizativa en casos posterio-
res, advirtiéndose así que en las filas policiales se habría naturalizado la
aceptación de esta actividad.
El caso en análisis se verifica en julio de 2004 en la ciudad de Córdoba
y luego de dos años de actividad investigativa el expediente es elevado
a juicio y sus autores juzgados en sede provincial y en el fuero federal
por infracción a la Ley de Delitos Migratorios Nº 25.871.
Para el éxito de la pesquisa debió conformarse una comisión policial

184
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

altamente capacitada de un reducido grupo de personas que, en el más


estricto secreto y sin reportar a la superioridad, lograron la detención
de los autores y los secuestros de elementos que daban cuenta de las
características de la actividad.
Con motivo de un llamado anónimo poniendo en conocimiento la
existencia de prostíbulos en determinada zona de la ciudad de Córdoba,
se inició una investigación que dejó al descubierto que se desempeñaba
-en calidad de dueño del lupanar- un empleado de la policía provincial y
que los vínculos con otros efectivos le permitían ser advertido previa-
mente de los controles y/o allanamientos dispuestos por la investiga-
ción. Este aceitado mecanismo con que contaba a su favor el empleado
policial mencionado frustró en cuatro ocasiones la determinación de
la actividad que se desarrollaba; así el oportuno aviso de los cómplices
conducía a la frustración de los allanamientos ordenados ya que, al
arribo de los investigadores, los locales se hallaban cerrados. Se trató
de una causa señera que desnudó ante la justicia, las autoridades y la
sociedad un complejo entramado de negocios en los que la mercancía
eran mujeres y adolescentes. La autoría y complicidad de algunos inte-
grantes de la fuerza policial mereció el reproche penal previsto por la
ley en aquel entonces; actualmente la actividad policial –como autores
o cómplices- encuentra sanción como agravante de la figura básica de
la trata de personas en la ley 26.364.
La tramitación de la causa y las sendas condenas recibidas por los
autores en la justicia provincial y en la justicia federal, posibilitó que
-desde el Estado Provincial y desde las fuerzas vivas de la población- se
articularan programas de prevención, capacitación y sensibilización. En la
actualidad, a más de los esquemas de cada estado provincial dispuestos
para su detección y persecución, numerosas organizaciones se ocupan
de mantener en la agenda pública las noticias que tengan vinculación
con la trata de personas y particularmente con la de mujeres y niñas.
Las principales dificultades investigativas estuvieron dadas por las
conexiones que los autores, en su calidad de policías, tenían fuertemente
entramadas en el poder. Generó también dificultad la reunión de los
datos de la identidad de las mujeres extranjeras dado que las mismas
habían sido privadas de su identidad y hubo que realizar ingentes trámi-

185
Victimolog í a

tes instructorios para que determinar la coincidencia de esas víctimas


con los registros de la autoridad de frontera, migraciones y aduana. En
algunos casos la falta de documentación identificatoria debió sortearse
con la extracción de placas radiográficas que permitieran determinar
la edad aproximada de la persona.
Con posterioridad al dictado de la ley, en Córdoba, se han incre-
mentado las acciones tendientes a la prevención y sanción de este delito
sobre la base de capacitación en áreas vinculadas, inminente puesta en
funcionamiento de un refugio para víctimas en la ciudad de Córdoba,
especialización de los operadores y diferenciación de la temática con
otras que aparentan afines (abuso sexual), diferentes resoluciones y
directivas del Ministerio Público Fiscal provincial para unificar investiga-
ciones, suscripción de protocolos de intervención de los Procuradores o
Fiscales Generales de Provincias y funcionamiento de un equipo policial
dirigido por una Comisario afectado a la investigación de los hechos.

Análisis de resultados
Conforme la consideración de los distintos ítems que integran este
trabajo, podemos estimar que se arriba a los resultados que a conti-
nuación se señalan:
1. Universalidad de los Derechos Humanos: aplicación del enfoque
de Derechos Humanos especialmente para las víctimas que de-
ben ser atendidas y protegidas con énfasis en sus especificidades
por edad, género, discapacidad, cultura, etc.
2. Investigación proactiva: recolección y verificación de informa-
ción.
3. Confidencialidad: reserva en el manejo de la información relacio-
nada con el caso y en especial con la identidad, ubicación y me-
didas de protección, entre otras, relacionadas con las víctimas.
4. Especialidad: enfoque diferenciado en los riesgos de la investiga-
ción por la naturaleza de los victimarios (miembros de grupos
de delincuencia organizada trasnacional).
5. Protección integral: aplicar todas las medidas necesarias para
la seguridad de la integridad física y psíquica de las víctimas,

186
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

familiares, testigos y peritos.


6. Cooperación penal mutua: convenios de cooperación interna-
cional con instituciones homólogas (Policías, Fiscalías) para la ob-
tención de pruebas en el extranjero y de operativos conjuntos.
7. Coordinación: concertación de esfuerzos con otras entidades
públicas y privadas que tienen competencia en el tratamiento
de la trata de personas o con sus víctimas.
8. Celeridad: en el proceso de investigación y en la evacuación de
prueba testimonial fundamental en atención a la seguridad de
las víctimas aún no rescatadas y los procesos de repatriación
de víctimas extranjeras cuando procede.
9. Se propone acentuar la importancia de la profesionalización de
las fuerzas policiales para lograr la confiabilidad judicial y social
que evite la repetición de conductas conniventes y encubridoras
en las filas de quienes deben sostener un mayúsculo compromiso
con la persecución del delito.
10. Quienes han tenido experiencias con casos de trata conocen
que, cuanto menos, hay siempre intercambio de protección
por dinero entre los explotadores y los agentes del orden. Y la
más simple de las cooperaciones se torna indispensable para los
tratantes que de otro modo deberían enfrentar la persecución
policial y por tanto el negocio sería de alto riesgo y elevados
costos. Es uno de los factores ineludibles para el combate contra
la trata de personas. Las estructuras orgánicas policiales deben
contar con cuerpos especializados, cerrados, directamente
dependiente de la máxima autoridad jerárquica y férreamente
convencidos de la trascendencia que su actuación implica en lo
interno de cada región y lo trasnacional.

Conclusiones
Partiendo del desarrollo expuesto en este trabajo y la experiencia
investigativa plasmada, podemos concluir que la autodeterminación
de la mujer al ejercicio de la prostitución tiene, en general, carácter
excepcional. Las pre condicionantes circunstancias de pobreza, falta de
trabajo y escasas posibilidades de desarrollo en su lugar de origen –entre

187
Victimolog í a

otras, hacen de la elección de la prostitución como forma de trabajo


una elección condicionada “ab initio”.
Dejando de lado la excepcional situación de que la mujer haya
optado por trabajar con su cuerpo en la prostitución de manera libre,
cualquier forma de sometimiento en que lleve a cabo la misma debe
ser considerada vulneratoria de su Derecho dado que ninguna persona
puede asentir libremente su propia esclavitud.
Los modos de sometimiento o explotación pueden adquirir distintas
formas y darse individualmente o de manera conjunta pero, siempre
que afecten un derecho constitucional e internacionalmente protegi-
do, vamos a hallarnos ante una situación de violación de los Derechos
Humanos como hemos advertido en este trabajo. Así se da cuando una
mujer ha visto quebrantada su identidad por el retiro de su documento
identificatorio; cuando su libertad de elección se violenta por las dife-
rentes condiciones de ejercicio de la prostitución que se le imponen
en desmedro de las que había pactado; en ocasión de llevar a cabo la
prostitución bajo amenazas de sufrir un daño en sí o en sus afectos;
cuando su trabajo con el cuerpo se realiza sin descanso, sin intervalos,
no apercibiendo la totalidad de lo producido, bajo deficientes condi-
ciones de higiene y salud; no cabe duda que nos encontramos frente a
una situación de explotación. Más grave aún cuando las condiciones de
la misma involucran castigos físicos, violaciones, control de la comu-
nicación, encierro, entre otras formas de quebrantar su resistencia u
oposición al sometimiento.
Por ello, entendemos que para dar cabal cumplimiento a las nor-
mativas protectivas internacionales, debe propiciarse principalmente
la modificación legal de manera que los medios de comisión del delito
de trata de personas previstos actualmente por la norma vigente en
nuestro país, sean considerados como agravantes del mismo dejando
la figura penal básica sin distingo entre mayores y menores y sin con-
dicionamientos respecto a los modos comisivos que deben acreditarse
para la configuración del delito.
A ello debe agregarse, en lo político y desde una perspectiva de
prevención, una clara y permanente concientización social tendiente a
la difusión de la problemática y sus métodos de reclutamiento, políti-

188
M a r i a n a P e r e z V i l l a l o b o – M a r í a D o l ores Romero Díaz

cas enfocadas a desalentar el consumo y la prevención ante grupos o


población de riesgo. También en el concreto caso de aquellas personas
que se han visto involucradas como víctimas, deberán instrumentarse
políticas concretas de seguimiento que reafirmen la adecuada reinserción
social de las mismas para evitar las represalias de los tratantes y alejarlas
de un circuito de víctimas cautivas. En el marco del trabajo tanto de la
administración como de los operadores judiciales, deberá lograrse –al
modo que prevé el Protocolo de Palermo- de una coordinación en redes
que facilite el intercambio de información y el monitoreo de los casos
conforme a su categorización como crimen organizado.
Resulta ajustada en esta tesitura, la mención de la descripción de
Elbert y Balcarce, contenida en “Exclusión y castigo en la sociedad global”
(Editorial BdeF, Montevideo-Buenos Aires, año 2009, página 108 vta.):
“En cuanto a la criminalidad en sí misma, los indicadores disponibles
revelan hoy datos ciertamente preocupantes, no sólo por el aumento
de los delitos convencionales, sino por el desarrollo de las modalidades
de gran magnitud, como el tráfico de drogas, de armas, de personas y
el lavado de dinero, por citar los más notables. Todo ello indica que
estamos ante un empeoramiento global y general del panorama delictivo,
el que, mediante tecnologías, sobornos o armamentos, se expande –en
sus formas más organizadas- alcanzando un poder e impunidad nunca
vistos, que van mucho más allá de la llamada delincuencia ordinaria,
no sólo por el peligro real que representan, sino también por el daño
social que provocan”.-

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Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la
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190
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Dr. Marco Antonio Gramegna (Jefe del Servicio de Lucha contra la Trata de
la OIM Ginebra) pronunciada en Buenos Aires, el 20 de marzo de 2003,en el
marco de Primera Jornada Interdisciplinaria sobre Trata de Mujeres, organizada
por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de
la República Argentina, junto con la Organización Internacional para las Migra-
ciones (OIM) y la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de
Estados Americanos (CIM - OEA).
Rios Corbacho José Manuel Regulación jurídica de la extranjería: situación
actual en Sistema penal y exclusión de extranjeros, Luis Ramón Ruiz Rodriguez
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Romero Diaz M. Dolores – Flores Eve – “Trata de personas con fines de
explotación” – Ed. Lerner, Año 2009.

191
Homenaje al
Profesor Doctor Elías Neuman
Elías Neuman

Prof. Dr. Luis Rodríguez Manzanera1

Conocí a Elías Neuman en Jerusalén, con motivo del Primer Sym-


posium Internacional de Victimología, en septiembre de 1973.
Este congreso, organizado por otro gran amigo de México, Israel
Drapkin, fue una reunión histórica, no solamente por representar el
arranque mundial de la Victimología como ciencia y como movimien-
to, además por permitir que un grupo de académicos, con intereses
comunes, nos conociéramos y así iniciar una relación que duraría toda
la vida.
Con el grupo venezolano, muy numeroso, ya tenía contacto; así,
Gómez Grillo, Contreras Pulido, Maldonado Parilli, Nieves, Quintero,
Mayorca, Rodríguez Díaz; al igual que los brasileños Ayush Amar y
Costa Pellegrino.
Pero fue la oportunidad de conocer a los pioneros de la Victimología,
al mismo Mendelsohn, a Viano, a Wolfgang y, muy especialmente, a dos
españoles: José María Rodríguez Devesa y Antonio Beristain Ipiña.
Los hispanoparlantes nos habíamos reunido para intercambiar
impresiones de nuestra problemática victimológica, y ahí se mencionó
que estaba presente Elías Neuman, aparentemente el único argentino
asistente.
Busqué al profesor Neuman y me encontré con que era una persona
mucho más joven de lo que imaginaba; y es que su libro “Prisión Abierta”
era de 1962, y se había convertido en la referencia obligada para todos
los penitenciaristas modernos. Había sido muy utilizado en las ideas
de la gran reforma penitenciaria de México de los años 60 y principios
de los 70, que encabezaban Sergio García Ramírez y Antonio Sánchez
Galindo, con la orientación de los maestros Quiroz Cuarón y Piña y
1
Presidente Sociedad Mexicana de Criminología.

195
Victimolog í a

Palacios, y con apoyo de un brillante equipo entre los que destacaba


una compatriota de Elías: Hilda Marchiori.
El profesor Neuman era una persona rondando los 40 años, pelo
negro ensortijado, bajo de estatura, jovial, con elegante traje y corbata
(a pesar del calor).
Le pregunté si era el gran maestro Elías Neuman a lo que asintió
con una sonrisa, y cuando le comenté que yo esperaba alguien de mu-
cha mayor edad me respondió, con un gesto muy típico en él, algo así
como “qué remedio”.
Le mencioné su libro “Prisión Abierta” y los éxitos que se tenían
en México, en la institución modelo de Toluca; me miró con cierto
escepticismo y me dijo que aceptaba la invitación para conocer el
Centro de Almoloya (y efectivamente el año siguiente, 1974, estaría
con nosotros).
Le agradecí y continué dándole el trato de “Maestro”, que es el que
utilizamos en México, y me interrumpió espetándome: “no me llamés
maestro, llamame Elías”.
Así inició una amistad que duró toda la vida; buen anfitrión, me
recibió varias veces en su Buenos Aires querido, paseamos por la calle
Florida, fuimos a los boliches, y asamos carne en su “pisito”.
En México se convirtió en el conferencista obligado (junto con
Antonio Beristain) de todas nuestras reuniones, cursos y congresos;
oportunidades que aprovechamos para viajar por toda la República
y tratar de satisfacer su curiosidad insaciable por conocer lugares y,
sobre todo, gente.
En esta forma, lo mismo pasábamos por las cárceles que subíamos las
pirámides, disfrutábamos los templos, las callejuelas, los museos —por
ejemplo aquél inolvidable viaje a Taxco, con Marino Barbero Santos—,
sin faltar su presencia en nuestra casa, donde María de la Luz Lima le
preparaba sus platillos mexicanos favoritos.
En los Congresos Nacionales de Criminología, organizados por
la Sociedad Mexicana de Criminología (de la que Elías era socio co-
rrespondiente), su participación era muy esperada, además de que se
fue haciendo la tradición de cerrar el congreso con unos “diálogos
criminológicos” con varios colegas, pero principalmente con Antonio

196
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

Beristain.
Los diálogos criminológicos han sido una de las experiencias más
interesantes en nuestra materia; la idea surgió al oír conversar a Neuman
con Beristain, en una sobremesa con Emma Mendoza (en “Los Guajo-
lotes”), en donde entraron a temas filosófico-teológico-criminológicos;
les pedimos repetir aquello, pero ahora delante del gran público, en la
clausura de las conferencias al siguiente día.
Así se hizo, le pedimos moderar a Sergio García Ramírez, y disfruta-
mos el respetuoso intercambio de ideas entre un criminólogo europeo,
español, vasco, sacerdote jesuita, y un criminólogo latinoamericano,
argentino, judío, sobre los temas más variados, desde la política hasta
la literatura y el arte.
El éxito fue tal que la experiencia se repetiría en cada congreso,
pero, además, Elías y Antonio la realizaron también en Buenos Aires
y en San Sebastián. De las grabaciones de México se pudo hacer una
publicación con el título “Criminología y dignidad humana (diálogos)”,
(Depalma, Argentina, 1989).
Hagamos ahora un muy breve recuerdo de la muy abundante obra
escrita de Elías Neuman, que cuenta con una treintena de libros, sin
mencionar artículos en revistas y sus columnas periodísticas.
Sus primeros intereses son penitenciarios, ya mencionamos la “Prisión
Abierta” (1962), obra con la que se da a conocer, y que se completa y
redondea con “El problema sexual de las cárceles” (1965), “Muertes si-
lenciadas” (1985), “Sida en prisión” (1999), “La sociedad carcelaria” (1975),
“El estado penal y la prisión-muerte” (2001) 2∗
El Neuman penitenciarista es duro, ácido, su profundo conocimien-
to, obtenido por decenas de visitas a las cárceles de todo el mundo, lo
convierte en un moderno Howard, que no para de denunciar, exhibir
la miseria carcelaria, demostrar lo absurdo y la ineficacia de la prisión, y
proponer alternativas y soluciones, siempre dentro del absoluto respeto
a la dignidad humana.
Neuman siempre fue un crítico; dos de sus obras llaman muy
especialmente la atención: “Las penas de un penalista” (1976) y “Los
que viven del delito y los otros (la delincuencia como industria)” (1991). En
2
Consignamos el año de la primera edición, la mayoría tiene varias re-ediciones.

197
Victimolog í a

ambas hace un análisis de las entrañas del sistema penal, desnudándolo,


mostrando sus flaquezas en cada una de sus partes, alertando cómo,
desde la enseñanza del Derecho (y de la Criminología), se inician vicios
perniciosos y preocupantes.
Como Criminólogo Neuman tuvo un particular interés por el fe-
nómeno de la droga, tema al que dedicó algunos de sus momentos más
lúcidos; así, “La sociedad de la droga” (1979), “Droga y Criminología” (1984),
y “La legalización de las drogas” (1991); esta última obra, a 20 años de
distancia, de una actualidad sorprendente, si no, veamos cómo inicia:
“Sólo pretendo reflexionar (y hacer reflexionar) sobre los efectos de
una lucha y sus muertes evitables y que, por sobre cada muerte, lo único
que parece interesar no es el ser humano en sí, sino hacia donde fluyen los
denominados narco dólares.”
Tengo la impresión de que el gran amor intelectual de Neuman fue
la Victimología; su gran interés por el penitenciarismo radica en que lo
visualizó siempre desde el punto de enfoque victimológico (aún antes de
la Victimología), y lo mismo sucede con las drogas: el reo y los guarda-
cárceles como víctimas; el adicto como víctima, “no se vende la droga
a los jóvenes, sino los jóvenes a la droga.”
La reunión de 1973 en Jerusalén, representó para muchos de no-
sotros un cambio fundamental en nuestra forma de ver la Criminología
y el Derecho Penal, una cosmovisión diferente e intereses nuevos. El
conocer personalmente a Mendelsohn y a los pioneros fue básico para
nuestra obra posterior, (al menos así lo percibo) para Neuman, Beris-
tain, y para mí en lo personal.
Neuman presenta su “Victimología. El rol de la víctima en los delitos
convencionales y no convencionales” en 1984, su “Víctimas del sistema
penal” en 1985, “Victimología y control social” en 1994, y “Victimología
Supranacional” en 1995.
En estos tomos se hace una muy completa revisión de conocimiento
victimológico, pero desde la perspectiva personal del autor, siempre
humanista, siempre conmovido, siempre comprometido, identificado
con el que sufre, con el oprimido, con los desvalidos.
Y viene la propuesta, la conjunción de intereses, y así se lanza a
estudiar y escribir sobre la mediación, en “Mediación y conciliación penal”

198
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

(1977) y “La mediación penal y la justicia restaurativa” (2005), donde va a


hacer sus aportaciones en un sistema que, logrando substituir la prisión y
los males tan señalados de la justicia penal, no deje en el desamparo a las
víctimas; mejor aún, la víctima pasa a un primer plano, se repersonaliza
el conflicto y se llega a una real justicia restaurativa.
No puedo terminar este breve recordatorio sin mencionar al Neu-
man Poeta y Literato, faceta no muy conocida pero indispensable para
entender a personalidad tan compleja y tan completa.
Una pequeña parte de su trabajo periodístico está en “Los homici-
dios de cada día” (1994), hace una novela de corte criminológico (“El
Patrón”, 1988), publica algo de su poesía “Del amor, del hijo, de la sangre”
(1972), “La maga y otros sueños” (1983), y nos regala sus excelentes y
divertidos cuentos en “Enigma para jueces” (1977).
Recordamos con cariño y respeto a Elías Neumas, compañero de la
vida, y quien sigue siendo referencia obligatoria a través de su obra.

México, 2011.

199
Elías Neuman

Prof Dr. Raul Zaffaroni1

Una noche estaba estacionando el automóvil en el garage de la


Facultad de Derecho y Lito Neuman pasó por delante sin verme. Lo
llamé y no se dio por aludido. Me extrañó mucho y toqué bocina: allí
reaccionó, bajé y nos abrazamos. Le pregunté si le pasaba algo y me
respondió sólo que estaba pensando sin decirme en qué. Me quedó la
intriga acerca de la preocupación que lo acosaría, aunque también po-
día ser alguna reflexión de pensador sin pausa. Luego, lo perdí de vista
durante largo tiempo hasta que andando por el mundo me alcanzó el
mensaje de que se había marchado. Hilvané las dos cosas, pero quizá
sea imaginación y nada más. ¿Debía haber insistido? ¿Sabría algo acerca
de su salud? Tal vez no sea más que coincidencia.
Desde nuestra juventud Lito adelantaba lo que luego nos llegaría
con envase más metódico como crítica criminológica. Su andar por las
prisiones le dio siempre el toque crítico a sus palabras. Recaló final-
mente en la Victimología, que amplió tanto que abarcaba a casi toda la
Criminología.
Reducir su figura científica a la del penitenciarista es un error. En
definitiva, nadie puede mirar en profundidad un segmento del sistema
penal sin hacerse cargo del resto. La compartimentalización es una ca-
racterística de funcionamiento pero no de función. Eso no podía pasarle
por alto a una mente sagaz como la que siempre puso de manifiesto.
No escaló funciones judiciales ni ocupó importante cargos oficiales,
pues vivió toda su vida del ejercicio de la abogacía. No corrió el riesgo
de la burocratización, quizá porque le temía y prefirió preservar su
autonomía de pensamiento y acción.

1
Profesor Emérito. Universidad de Buenos Aires.

201
Victimolog í a

Fue el verdadero iniciador de la docencia mediática en los temas cri-


minológicos, lo que hoy parece ser una necesidad cada día más urgente.
No tuvo temor a que esa exposición mediática le abriese un flanco de
ataque en lo académico, frente a quienes prefieren mantener el diálogo
reducido a cenáculos de iluminados y en dialecto incomprensible para el
vulgo, estigmatizando como superficial y anticientífico cualquier tentativa
de divulgación pública.
Fue el pionero en la difícil tarea de hablar directamente a lo que hoy
se llama la gente, o sea, en lo que con mayor propiedad preferiría llamar
lo que los técnicos le pueden decir al pueblo. Asusta la palabra pueblo, el
Nos soberano. Lito no tuvo empacho en ser un mediático, en hablarle
al Pueblo, sin perder el nivel técnico.
Bajo la palabra calma se movía un mundo emocional que en ocasiones
despuntó en lo literario. Su fina ironía ocultaba un profundo sentido
crítico, así como la simplicidad de sus palabras disfrazaba un pensamiento
elaborado, pero por sobre todas las cosas, su buen humor respondía
a un gran optimismo acerca del ser humano, que le proporcionaba un
natural don de empatía. Esa condición despertaba un enorme afecto
en sus alumnos, establecía con ellos un vínculo muy particular, entre
paternal y fraterno. Esto no sólo se daba en las clases regulares sino
incluso en las conferencias y cursos que dictaba en otros países, como
pude constatarlo por lo menos en México y en Brasil.
Lo evocaremos siempre de esa manera, como lo harán sus alumnos.
Así lo recuerdo, aunque ahora, pese a que insista con los Bocinazos, ya
no se vuelva para saludarme.

Buenos Aires 2011.

202
Un sentido pésame al mundo académico Argentino

Prof. Dra. Emma Mendoza Bremauntz 1

Por primera vez en mas de treinta años, tengo una queja respecto
a mi querido y admirado amigo Elías Neuman, ha partido dejando un
enorme vacío tanto en el mundo académico de su país como en éste,
un México que lo adoptó por su gran calidad humana , por su sencillez
y por su talento.
Hombre prolífico que a pesar de su abundante literatura publicada,
nunca perdió la calidad y el cuidado en sus trabajos y compartió sus
conocimientos con miles de discípulos formales en escuelas, institutos
y facultades y en el mundo de los congresos, que atesoró sus palabras
y sus críticas llenas de gracia y profundidad.
Su visión del dolor de los prisioneros lo llevó a visitar todas las
cárceles posibles en un mundo que mostró las heridas sangrantes del
abuso y la inequidad, dándole material para gritar a quien quisiera y no,
escuchar sus quejas, sus propuestas para mejorar en algo las cosas, en
las prisiones, en las políticas penales y penitenciarias, en la legislación.
Su gracia y un cierto humor negro, lo hizo bien venido entre todos
aquellos que conocían la situación del mundo penal y obras como “Los
que viven del delito y los otros”, su extraordinario trabajo sobre “Pri-
sión Abierta”, su “Evolución de la pena privativa de libertad y regímenes
carcelarios”, “Las Penas de un penalista”, “El problema sexual en las
Cárceles”, “Victimología”, “El Estado y la Prisión Muerte” y muchos mas
textos y conferencias, cursos, dejaron una imborrable impronta que
permanecerá en todos los lugares en los que su voz se hizo oír, en los
que se ha leído y comprendido su lucha y sus ideales.
Porque fue un inconforme que en las horas negras de su país, aún en
1
Profesora Fac. de Derecho de la UNAM, penitenciarista y miembro fundador de la
Sociedad Mexicana de Criminología.

203
Victimolog í a

el peligro, siguió publicando y diseminando una postura envidiablemente


digna, como muchos otros valientes argentinos que igual permanecieron
verticales a pesar del peligro real en el cual muchos otros cayeron y
otros más que escaparon milagrosamente y que hemos descubierto a
través de los años.
El continuó haciendo un camino que se tiene que trazar y trazar
cada día, porque las instituciones sociales en las que Neuman participó,
como la Pelota de Trapo, las cárceles latinoamericanas, las instituciones
de menores infractores y abandonados o en peligro, los delincuentes
victimizados peor que sus víctimas,lo necesitan y son todos aquellos
que él tocó, los que deben continuar sus ideales.
Él marcó una ruta, práctica y teórica, muchas veces incomprendida
pero una lectura cuidadosa de su trayectoria nos abre un panorama
inconmensurable en cuanto a las deudas que tenemos pendientes con
las instituciones de menores infractores o menores en peligro, en las
prisiones y todos los sistemas penitenciarios del mundo, en la planea-
ción estatal preventiva y en cuanto al conocimiento de la verdad de ese
mundo que sigue esperando mejores oportunidades.
Fue un crítico feroz de los abusos, oficiales o no, pero siempre con
una mano amiga para compartir una esperanza con las víctimas, con
los débiles, con los deseosos de saber, de apoyo, de amor, sin perder
nunca una curiosidad infantil de saberlo todo, de experimentar y probar
el mundo.
El estado, los tiranos, los abusadores fueron siempre un blanco de
sus críticas que hizo públicas oralmente y por escrito, aún poniéndose en
peligro en muchas ocasiones o bien enfrentando un temeroso rechazo
por los que carecían de su valor,
Pero en la intimidad, en el trato personal, para sus amigos y para los
jóvenes que siempre lo rodeaban con admiración y alborozo, siempre
tuvo una palabra amable, un apoyo para los momentos difíciles, una
actitud de amor y de ternura, una mano firme para ayudar a seguir
adelante, para descubrir algo bueno en los momentos oscuros,
Esa mano firme que describió momentos dolorosos pero también
poéticos, sarcásticos, inteligentes, ensayándose en todas las formas de
la comunicación, con la angustia de saber la inexorabilidad del tiempo,

204
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

pero con el valor de aceptarlo y el sentido común de someterse a él y


aprovechar hasta los segundos para una vida que sabía fugaz.
Un amor extraordinario y talentoso para su familia, una preocupa-
ción racional por sus hijos amados, los grandes con sus problemas, los
pequeños con un porvenir incierto pero para todos con una gran entrega
y un enorme deseo de ayudarles a enfrentar y resolver sus problemas,
sin tratar de vivir sus vidas.
Con frecuencia lo veo en mi pensamiento y lo reconozco como
un amigo extraordinariamente generoso, que ya en la vida privada fue
para mi un hermano, un apoyo para enfrentar, en las primeras etapas de
nuestra relación, momentos difíciles de aquellos tiempos, con un afecto
que solo había encontrado así de firme en Alfonso Quiroz Cuarón y que
tenía muy poco de haber fallecido cuando encontré a Neuman en quién
pude sentir la amistad y la generosidad nuevamente y hasta al final de
sus días, en el extraño viaje que hizo a México, su segunda patria, para
despedirse de sus hermanos que lo echaremos siempre de menos.
Aprendí del mundo carcelario con los amigos latinoamericanos que
siempre han dejado en México parte de su corazón, Hilda Marchiori,
José León Sánchez, Eugenio Raúl Zaffaroni, Elías Carranza, Cesar Barros
Leal,Wilfredo Mora y tantos otros en quienes he encontrado siempre
amigos y sabiendo que la partida de cualquiera de ellos sería un gran
dolor y hoy es el caso.
Elías Neuman, prolífico escritor, varias veces, incluyendo una oca-
sión inclusive en Buenos Aires, en una reunión de la Asociación de
Abogados Bonaerenses, me distinguió invitándome a comentar algunos
de sus libros, y en México, en el Instituto de Ciencias Penales, que fue
donde nos encontramos por primera vez allá por los años setenta,
varias veces tuve el honor de comentar la presentación de sus obras,
además de infinidad de veces en congresos y cursos en México y en
algunos otros países, nos encontramos y compartimos alegrías y una
que otra pena.
Por eso hoy tengo que reprocharle su partida, que nos deja huér-
fanos de familia y de academia, aunque tanto aprendí de él, como ser
humano, como padre de familia y como escritor, que siempre, en tanto
viva, lo tendré presente en sus obras, extraordinarias todas y en sus

205
Victimolog í a

palabras que siempre estarán en el corazón, mío y de todos los que lo


conocimos.
Quisiera no terminaran estas palabras, enunciar y comentar cada una
de sus obras, revivir los momentos compartidos, porque así, pienso que
estará mas presente en nuestras vidas y se acercará a los jóvenes, como
siempre, como guía, aún de aquellos que no lo conocieron, prolongando
de esta remembranza que es aún tan cercana y dolorosa, pero que no
debe ser triste, porque él no lo era, debe ser alegre y con la difusión
de sus conocimientos para tenerlo siempre con nosotros, como estoy
segura de que él lo hubiera querido.

México, 2011.

206
Dr. Elías Neuman In Memoriam

Prof. Dr. Antonio Sánchez Galindo1

Sócrates, en el diálogo Lisis de Platón, afirma que la amistad es un


tesoro. Un tesoro al que hay que cuidar. La elección por un ser humano
al que se cultiva. Un semejante a quien es preciso encontrar y amarlo
por su bondad. Para Sócrates la amistad es el amor perfecto. Por eso,
en “El Banquete” le dice a Alcibiades que no es conveniente cambiar
oro por cobre. El oro de los sentimientos de bondad es la amistad
por excelencia. Eso fue para mi Elías Neuman: no sólo un ser humano
afectuoso, sino lleno de bondad y pleno de generosidad intelectual.

Lo conocí en el año de 1970, cuando visitó el Centro Penitenciario


del Estado de México entonces institución señera y ejemplar dirigido
por el Dr. Sergio García Ramírez que lo supo proyectar a nivel mun-
dial, como también lo hizo junto con el Dr. Alfonso Quiroz Cuarón y
el Dr. Luis Rodríguez Manzanera con el Instituto Nacional de Ciencias
Penales, ahora llevado a una proyección inusitada por su actual Direc-
tor General el maestro Gerardo Laveaga. Dos obras a las que amamos
antes y amamos ahora con la misma intensidad con la que dentro del
nivel individual que esto implica quisimos al propio Elías Neuman: dos
instituciones un amigo.

En aquel entonces el visitaba en forma obsesiva a las prisiones de


todo el mundo; buscaba encontrar alguna en la que se observaran to-
dos los elementos que requiere la ejecución penal en la clausura de la
libertad. Y la encontró en la nuestra. Esto después de haber visitado
en aquel tiempo 150 instituciones penales en todos los continentes_ le

1
Miembro de Número de la Académia de Ciencias Penales de México.

207
Victimolog í a

produjo alegría, y como yo había heredado los triunfos de su fundador


y los sostuve con toda pasión y esfuerzo, de inmediato, se hizo mi
amigo entrañable. Con su esposa, después de que le entregamos todas
las publicaciones que habíamos hecho para aquella época, y visitado los
más recónditos lugares de la institución, desde la torres de vigilancia
hasta los dormitorios y las áreas de trabajo, pasando por la clínica y
la sala del consejo técnico y contemplar todos los jardines llenos de
rosas de Holanda y el auditorio, fuimos a comprar a Toluca unas de
las bellas artesanías que se expendían en la casa recientemente crea-
da ex profeso para expender la variedad de productos artísticos del
pueblo del Estado de México. Luego fuimos a comer a un restaurante
argentino en donde después de la comida, recitamos versos y canta-
mos tangos. El era un cantor de tangos en lunfardo puro y un poeta
nato. Decía que no se puede estar en las prisiones si no se es poeta y
se canta. Fue un encuentro de afinidades, a la manera que Goethe ex-
presó, que produjeron de inmediato una amistad que cultivamos hasta
su despedida. Hablé con él telefónicamente 15 días antes de su partida
definitiva. Todavía lo oí esperanzado, aunque me confesó que a ratos
se sentía deprimido porque le preocupaba profundamente dejar a sus
dos gemelos de cinco años y que su propósito era seguir viviendo para
verlos crecer. Cualquiera pensaría que ser de nuevo padre a los 74 años
es una irresponsabilidad. Lo que sucedió es que su esposa ya tenía 52
años y jamás pensaron que quedaría embarazada. Un día ella se sintió
mal, fueron al médico y le anunciaron que iba a ser madre de gemelos.
Fue susto y gozo: Un proyecto de vida se clausuraba y otro abría sus
puertas. Empezar una vida nueva a los 74 años no era fácil, pero tenían
que hacerlo. Rejuvenecieron momentáneamente, pero como el tiempo
es siempre implacable una enfermedad empezó a minar su salud, pero
sacó fuerzas de flaqueza y logró luchar 6 años: siguió dando sus clases en
el posgrado de la Universidad de Buenos Aires. Otorgando conferencias
a lo largo y ancho de toda Latinoamérica. Todavía hace 2 años _ya con
una colostomía practicada_ vino a México a impartir un curso en una
Universidad del Estado de México.

208
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

Este hombre excepcional, argentino por nacimiento, vio la luz en


Río de la Plata el 26 de octubre 26 de 1932, pero fue un ciudadano del
mundo. Quizá esto tuvo que ver con su origen judío. Su ansia de ser
universal reveló siempre su gen mesiánico. Fue, como es de suponerse,
un hombre de empresa, pero de empresa intelectual. Rara avis en su
medio, prefirió el estudio de las ciencias culturales a la economía. Y
esto fue ganancia para la enciclopedia de las ciencias penales: hacia cuyo
ámbito dirigió sus pasos hasta su último día que fue en Buenos Aires
el 8 de abril del año en curso.

Estudioso sin descanso, ingenioso y agudo, culto como consecuen-


cia, se recibió de licenciado en Derecho en la Universidad de Buenos
Aires donde también cursó la maestría y el doctorado. En Rebbibia,
Italia, bajo las enseñanzas de Benigno Di Tullio y Franco Ferracuti, en-
tre otros ilustres maestros de la Criminología Italiana de ese tiempo,
realizó otro postgrado en Criminología. En Argentina fue el discípulo
predilecto de Luis Jiménez de Asúa que incluso le prologó la primera
edición de su gran arranque en la manufactura de libros que dejaron
huella en toda Latinoamérica y España: “La prisión Abierta”. Esta fue su
tesis doctoral que recibió el premio “Facultad”. Este histórico volumen
nos iluminó a nosotros los mexicanos para llevar a cabo las primeras
realizaciones en estos terrenos: el Dr. Sergio García Ramírez tomó datos
de este tratado y con su sabiduría personal y erudición puso en marcha
la primera prisión abierta que se construyó en este país: “la cárcel sin
rejas” del complejo penitenciario, en el Estado de México. Y eso fue
precisamente Elías Neuman: un alumbrador esperanzado para hacer de
las prisiones del mundo un lugar menos duro y cruel: un paraje lleno de
humanismo y humanitarismo para luego buscar la forma de sustituirla
aligerarla: con los sustitutivos penales, la mediación, la conciliación, la
justicia restaurativa, los sustitutivos de prisión Por eso se emocionó
cuando vino a México y contempló la obra realizada por el Dr. Sergio
García Ramírez en sólo tres años de tareas romanas con los apoyos
de una Pléyades de penalistas, procesalitas y un criminólogo de aquella
época: Celestino Porte Petit, Rafael Matos Escobedo, Juan José Gon-
zález Bustamante y Alfonso Quiroz Cuarón y bajo la voluntad política

209
Victimolog í a

del entonces gobernador de esa entidad: don Juan Fernández Albarrán.

En Elías Neuman sobresalieron dos grandes tareas en su políédrica


personalidad: su calidad humana y su capacidad de enseñanza el INACIPE
disfrutó en distintas épocas, de sus cursos en los que, además, hizo
cientos de amigos_: sabía hacer amigos para toda la vida y cómo ser
un maestro inolvidable Dejó hermanos de alma y alumnos de mente y
corazón en todo el mundo. Bondadoso, pero no débil, tolerante, pero
lleno de firmeza en sus posturas intelectuales, generoso, pero bien
administrado. Fue también amoroso con su familia: sus 5 hijos fueron
sus mejores amigos.

Tuvo la virtud de ser congruente con su postura intelectual hasta el


último momento. Con valentía siempre se opuso a los abusos del poder,
defendió las clases vulnerables y a los países débiles. Como rara avis
atacó la explotación financiera de los países del primer mundo hacia los
del tercero, sin importarle nunca si con esto corría peligro su propia vida.
Esto se extendió hasta las prisiones atacando a los gobiernos tanto al
propio como a los extranjeros- por la situación cloacal de sus prisiones.

Para nosotros como decía Gutiérrez Nájera siempre quedará de su


ondulante espíritu disperso el recuerdo de sus conferencias, sus cursos,
sus libros todos sembrados ya por el mundo y floreciendo aún llenos de
vigencia y por sus arrobadores momentos de poesía y canto. Fue, pues,
maestro en toda la geografía universitaria de nuestro continente y de
España en materias de posgrado como Derecho Penal, Criminología,
Victimología, Derecho Penitenciario, Prevención social, situación de las
prisiones, sustitutivos penales y sociología jurídica,

Entre la cuarentena de libros que escribió todos ellos importantes, de


los cuales sólo citaremos algunos, se encuentran, además de “la Prisión
abierta” ya mencionado: La prevención de la delincuencia en Israel, El
problema sexual de las prisiones, Sociedad carcelaria, Problemas actuales
de la Criminología argentina, Las penas de un penalista, La sociedad de
la droga, Droga y Criminología, Crónica de muertes silenciadas, Victi-

210
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

mología y control social, El abuso del poder en Argentina y otros países


latinoamericanos, Corrupción, drogas y colonialismo, Mediación y conci-
liación penal, Sida en prisión, El Estado penal y la prisión muerte y La pena
de muerte en tiempos del neoliberalismo. Esto, independientemente
de una decena de libros de poesía, artículos en revistas y periódicos e
improvisaciones que realizaba después de una buena copa de vino tinto
al estilo de Arquíloco que después de una batalla, recargaba su lanza y
su escudo a los pies de un árbol, levantaba su copa de vino y entonaba,
para alegría de sus compañeros, ditirambos que aún se guardan entre
las sombras de los fragmentos que han llegado hasta nosotros.

Estuvo en pie de lucha hasta el último momento. Así lo narra su


esposa Cristina cuando dice que dos días antes de su muerte seguía
preparando la publicación de dos libros “Mis queridos delincuentes” y
la actualización de su aleccionador libro sobre la “Legalización de las
drogas” que preparaba porque decía que lo iba a dedicar a México para
ayudarlo a resolver el problema siniestro que vivimos con el narcotráfico
y el crimen organizado.

Como he dicho en alguna parte, este hombre de ciencia, poeta,


cantador y bailador de tangos y encantador de amigos, murió pensando
en sus pasiones, pero sobre todo, en las fundamentales: su esposa, sus
hijos, su Argentina y su México. Ahora su nombre que ya está inscrito
en la historia: ¡nunca se olvidará!

México 2011

211
Al Maestro, con cariño

Prof. Dra. Susana Medina de Rizzo1

Sé bien que éste es el título de una recordada película, pero es el


que resume mi sentimiento hacia Elías Neuman, quien falleció el 8 de
abril ppdo.- Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por
la Universidad de Buenos Aires. Penalista, criminólogo y victimólogo.
Docente de grado y posgrado en la Universidad de Buenos Aires, donde
dictó numerosos cursos y conferencias, y tuvo sus recordadas cátedras
de Criminología , de Victimología y Control Social.
También fue profesor en las universidades Nacionales de Mar del
Plata, Tucumán, Lomas de Zamora y de la Punta ( Prov. de San Luis).
Maestro de graduados en materia de drogas, minoridad y cárceles en
el Instituto Nacional de Ciencias Penales de México .-Profesor visitante
en el Instituto Vasco de Criminología de San Sebastián (España), y en la
Universidad de Tel Aviv (Israel) .Miembro de la Sociedad Internacional
de Derecho Penal, de la Sociedad Internacional de Defensa Social,de
la Sociedad Mundial de Victimología, y miembro correspondiente de
la Academia Mexicana de Ciencias Penales. Miembro de honor de la
Asociación Argentina de Victimología, fue distinguido en Australia por
la World Society of Victimology con el Certificate of Appreciation, por
sus aportes a esta disciplina (1994).-
En 1998 fue elegido para integrar el Tribunal de Ética y Disciplina
del Colegio de Abogados de Buenos Aires, y el Jurado de Enjuiciamiento
de Magistrados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.-
Autor de más de 40 libros y más de 200 artículos que han sido
publicados en revistas de todo el mundo, muchas de las cuales fueron
el resultado de investigaciones de campo efectuadas personalmente en
1
Miembro del Tribunal Superior de Justicia. Provincia de Entre Rios. Presidenta de la
Asociación de Mujeres Jueces de Argentina.

213
Victimolog í a

prisiones argentinas, mexicanas, brasileñas, uruguayas y venezolanas.-


Esas experiencias dolorosas que no le fueron indiferentes se volcaron
en libros como “La legalización de las drogas”, “Droga y Criminología”,
“Diálogos con drogadictos”, “Crónica de muertes silenciadas”, “Los Derechos
Humanos en el otro país”, “Criminología y dignidad humana”, “Prisión abierta.
Una nueva experiencia penológica”, “El patrón-Radiografía de un crimen”,
“La pena de muerte en tiempos del neoliberalismo”, “El problema sexual en
las cárceles”, “Victimología- El rol de la víctima en los delitos convencionales
y no convencionales”, “Victimología y control social”, “Victimología supranacio-
nal”, “Los que viven del delito y los otros...”, “Mediación y conciliación penal”.
Era también un enamorado de la vida. Su exquisita sensibilidad y
su debilidad por la condición humana, lo llevaron a escribir poesías y
cuentos como “Del amor, del hijo, de la sangre”; “La maga y otros ensue-
ños”; “Enigma para jueces quince cuentos argentinos”, y “Poetas argentinos
de Fin de Siglo”.-
Cómo no recordar su libro “Las penas de un penalista” . Fue el que
me abrió las puertas de su estudio en la calle Tucumán 1455, en diciem-
bre de 1978. Eran épocas difíciles, y sin embargo sin conocerme, me
recibió y me enseñó a transitar los pasillos de tribunales y las cárceles
de Caseros y Devoto.-
Su generosidad y humildad , me permitieron ingresar y conocer
no sólo el mundo jurídico , sino también, el entramado social en el
cual se desenvolvía el drama humano por esos tiempos.- Recuerdo una
tarde en que lo visitó el jesuita español Antonio Beristain Ipiña y tuve el
privilegio de escuchar un diálogo rico en conocimientos jurídicos, pero
mas rico aún por la actitud de compromiso que ambos demostraban
con la sociedad en la que estaban inmersos. Hablaron de la globalización,
del crimen organizado, del crimen transnacional, de aquellos que estaban
presos sin proceso, del avasallamiento de las garantías individuales,
del color de la piel de quienes poblaban las cárceles de Latinoamérica.
Todo les preocupaba. Les dolía el dolor de la gente . Lo sentían como
propio y les dolía el alma.
Elías siempre tuvo debilidad por los más vulnerables, por los más
pobres, por los privados de libertad de quienes decía que eran los
“delincuentes fracasados”, y su actividad estuvo orientada a enfrentar

214
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

estas cuestiones con vocación y valentía.


Alzaba su voz cuando otros callaban; y mientras funcionaba la
CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo porque el Congreso de
la Nación no funcionaba) trabajó a favor de los Derechos Humanos,
siendo que por aquel entonces muy pocas eran las voces que se le-
vantaban en nuestro país para señalar hechos y circunstancias que aún
hoy preocupan a la sociedad argentina, defendiendo con verdadero
valor y entereza republicana las causas que le fueron confiadas a su
gestión como abogado.
Tuve el privilegio de trabajar y aprender junto a él no sólo a re-
correr despachos y oficinas de comisarías y juzgados, sino a penetrar
los intrincados caminos del alma humana.-
La última vez que nos vimos fue en ocasión de su visita a Paraná en
noviembre de 2008. Me trajo de regalo su libro “Las pena de muerte
en tiempos del neoliberalismo” con la siguiente dedicatoria “ A Susana
Medina, con la amistad y el afecto instalado en nuestras vidas por siempre.
!Viva la buena amistad!.-
Al jurista reconocido internacionalmente, al Maestro generoso,
al hombre bueno y sensible, al incondicional amigo, el mejor de mis
recuerdos.... por siempre y para siempre!.

Paraná Entre Rios 2011

215
Elías Neuman
Unas palabras de una amiga

Prof. Dra. Maria de la Luz Lima Malvido1

Elías Neuman, hombre disciplinado, amigo estudioso, padre


cariñoso,humanista y sensible quien conoció profundamente la natura-
leza humana, reconociendo su misión en la vida claramente marcada,
consistente en centrar la atención en Latinoamérica y en especial en
Argentina hacia el sistema de ejecución penal. Tal como lo hizo en su
momento un John Howard en Gran Bretaña o un Benigno Di Tullio en
Italia o un Sergio García Ramírez y Antonio Sánchez Galindo en México.
Elías como admirador de André Malraux (1901-1976), novelista
y político francés e invocando sus palabras sostenía que si de verdad
llegáremos a comprender al hombre, ya no podríamos juzgarle.
Supo nuestro querido amigo abrevar de sus profesores los conoci-
mientos  transformándolos en soluciones,  no quedándose en la erudi-
ción que contagia a muchos que regresan de Europa, quienes usan «la
ciencia» para hacer escarnio de lo que somos, criticando y destruyendo
cualquier perspectiva de esperanza y rehabilitación.
El, con otra lupa y perspectiva latinoamericana, trabajó incansable-
mente por cambiar lo que veía y que se hundía en el fango afanándose
en tender la mano con conocimientos esperanzadores a los hombres
o mujeres privados de su libertad. Elías los volteó a ver, entró a las
cárceles y conversó con hombres y mujeres que buscaron salidas falsas
para resolver sus conflictos.
Comprendió lo que expresa Raúl Zafaroni al hablar de la Política
Criminológica de nuestra región, al reconocer que nuestra realidad es
suigeneris y como tal debemos crear o adaptar soluciones que tomen en
1
Presidenta de la Sociedad Mexicana de Victimología. Vice Presidenta World Society
of Victimology.

217
Victimolog í a

cuenta lo que somos, lo que tenemos, el cómo nos organizamos, que cla-
se de instituciones tenemos y cuantos años de historia nos acompañan.
Elías alternaba su vida como abogado, profesor, criminólogo, escritor
y poeta. Ya que cada 10 años,  para dar equilibrio a su yo científico y
a su yo académico,  escribía un libro de poesía,  desde donde gritaba
sentimientos y sensaciones que solo sienten los hombres o mujeres que
saben oír la voz de su alma.
Elías se sensibilizó y aprendió con ellos los presos, a quienes les
ofreció lo mejor de sí mismo poniendo al alcance de los  políticos una
solución que en otras latitudes era el nuevo paradigma recomendado
por la ONU, la prisión abierta.
En la década de los 60-70, desarrollo su perfil de penitenciarista
época en la que publicó 12 libros entre los que destacan: Prevención de
la Delincuencia en Israel, La Sociedad Carcelaria, Las Penas de un Penalista
y la Prisión Abierta: Una Nueva Experiencia Penológica; obras que llevaron
a recibir el Premio Denise Caro por parte de la Sociedad Internacional
de Criminología.
Elías escribía emocionado y después hacia una pausa para meditar
sobre sus próximas obras y retomar su paso otra vez, y así lo hizo de
1965 a 1968.
Mas adelante, de 1970 a 80 se perfila como criminólogo y se con-
solida como penitenciarista y como un gran abogado escribe sus obras:
Problemas Actuales de la Criminología, Evolución de la Pena Privativa de la
Libertad y Regímenes Carcelarios, El Enigma Para Jueces y una obra pro-
funda con más de 4 ediciones, Crónica de Muertes Silenciadas.
Una obra que hace revuelo escrita en esa época fue: La sociedad de
la droga, donde escribe que espera abrir paso a un nuevo camino sin
guardianes del consenso, sin pánicos morales, y dramas al acecho. Pre-
cisamente el día de su muerte el presidente de México Felipe Calderón
declaró en el debate sobre la posible legalización de las drogas que no
era posible iniciarlo sin que se involucre a Estados Unidos debate que
Elías inició hacia ya algún tiempo.
Fructíferos años los setentas en los que escribe 9 libros. Hace una
pausa y descansa de 1972 a 1977, tiempo en que es invitado a formar
parte como miembro de la Asociación Nacional de Abogados.

218
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

Un hombre de un calibre humano, gran saber y un intenso sentido


social con el que trabajó en la Fundación “Pelota de Trapo”, en Ave-
llaneda, Provincia de Buenos Aires, donde viven 40 niños a los que él
llamaba “los chicos de abajo y excluidos sociales”, es decir, los menores
infractores y compartió la utopía con ellos de construir un mundo más
humano, adquiriendo un compromiso de amor para que la vida sea
más digna, desde el primer instante. Realizando un excelente trabajo
victimológico.
Mas tarde igual se perfila como penalista y entra como miembro
correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias Penales y a la
Sociedad Internacional de Derecho Penal.
En la década de 1980 a 1990 se apasiona con la Criminología, la
Penología y Derechos Humanos, escribiendo las siguiente obras: Pro-
blema Sexual en las Prisiones; Droga y Criminología; Penología; Victimología,
Rol de la Víctima en los Delitos Convencionales; Los que Viven del Delito y los
Otros; Los Derechos Humanos en el Otro País; y La Droga y la Criminología.
Ingresa en esta década como miembro de la Sociedad Internacional
de Criminología.
Década muy fructífera que cierra con 12 libros y para su sublimación
escribe, La Maga y Otros Enseños.
Resulta curioso comentar que Elías Neuman muere el Día Inter-
nacional del Gitano, con un significado especial al cumplirse el 40º
aniversario del Congreso Gitano celebrado en Londres en 1971, en el
que se instituyó la bandera y el himno gitano. Grupo segregado social,
para quienes es muy útil el discurso y reflexiones de Elías quien siem-
pre defendió a los excluidos sociales. Este grupo está conformado
actualmente por 10 millones de ciudadanos que viven en Europa, para
quienes han instituido un Plan de Acción, con el ánimo de incluirlos
socialmente. La exclusión social como decía Elías es también una forma
de violencia estructural. Elías hubiera disfrutado dando seguimiento con
su ejemplo y discurso a los indicadores para medir el progreso de la
inclusión social de este grupo.
En la década de 1990-2000, Elías se trasforma madurándolas ideas
que manejaba desde la Criminología para darles nuevas explicaciones
inexploradas con la lupa de la Victimología.

219
Victimolog í a

Y así escribe la Criminología y Dignidad Humana; El Abuso de Poder en


Argentina y Otros Países Latinoamericanos, La Victimología y Control Social;
y La Victimología Supranacional.
Explora el camino de la reconciliación a través de su libro la Me-
diación y Conciliación Penal, terminando esa época con los libros, Sida en
Prisiones un Genocidio Actual; y Apreciación de la Victimología.
Década igualmente fructífera que cierra con 8 obras y su inigualable
libro, Los Poetas Argentinos a Fin de Siglo.
El la última década de su vida (2000-2004), nos da su postura en tor-
no a la pena de muerte y escribe su libro, La Pena de Muerte: la Crueldad
Legislada. E ingresa a la Sociedad de Defensa Social.
Elías nos advierte en sus últimos escritos de los peligros que amena-
zaban a nuestro continente, como lo es el despotismo y la violencia. Y
fue precisamente el día de su muerte cuando el Subsecretario General
de la OEA, Albert Ramdin, afirmó: “Por primera vez en décadas, la
población de América Latina identifica el crimen y la inseguridad como
el mayor problema, antes que el desarrollo”. Advirtiendo que los ries-
gos y las pocas oportunidades económicas oscurecen los progresos en
América Latina.
Y como diría André Malraux, unos de los escritores preferidos de
Elías: “La democracia requiere de demócratas y a éstos hay que cons-
truirlos igual que a las instituciones que los cobijan y representan.” Y él
a esto agregaría, necesitamos una policía para la democracia.
El día de su muerte, recordé a Elías al leer que ese día un grupo de
indígenas se echaron encima de un fugitivo secuestrado por las FARC
en Colombia, quienes cubrieron su cuerpo impidiendo que los guerri-
lleros lo tocaran. Ellos, los guerrilleros, respetaron la guardia y no lo
tocaron, el hombre gritaba me rescataron; aún sorprendido de estar
con vida. Siempre hay un hilo de esperanza para modificar la vida de
quienes delinquen, pensé.
Elías, quien tuvo muchas facetas, enseñaba a sus alumnos en las
aulas el valor de no conformarse con lo que tenemos y vemos;  desde
donde promovía investigaciones de campo y transmitía  con obsesión
las distintas  soluciones penitenciarias,  que lo llevaron  a dedicar a los
presos  más de 50 años de su vida.

220
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

Así lo entendió Elías y por ellos (los presos) y muchos hombres y


mujeres excluidos, logró dejar una huella indeleble en nuestras vidas,
en la ciencia y en su adorada patria, Argentina.
El rompió la consigna que Oscar Wilde escribió:
“nadie lloró sobre la tumba del delincuente”, él si lloró.
Mi amigo Lito en paz descanses.

México, 2011.

221
Profesor Dr. Elías Neuman

Prof. Dra. Hilda Marchior1i

Una gran tristeza para los que trabajamos en Victimología, Crimi-


nología ha provocado la partida de nuestro amigo Elías Neuman.

Un intelectual, investigador comprometido, coherente con las ideas


y sus acciones en defensa de las personas mas vulnerables.

El Profesor Elías Neuman estudió en la Universidad de Buenos Aires,


fue discípulo de un gran Maestro del Derecho Penal y la Criminología, el
profesor español Luís Jiménez de Asúa, quien lo apoyó en los estudios
e investigaciones, en su preocupación por la problemática penitenciaria.
“Joven amigo Neuman, estudie Criminología, Derecho Penitenciario.
Neuman refería“ Jiménez de Asua me alentó con su generoso corazón,
ese mismo corazón que lo impulsó a gritar como a Concepción Arenal,
Dorado Montero, Bernardo de Quiróz, Ruiz Funes, y al Maestro mexi-
cano Alfonso Quiróz Cuarón, el horror ante las prisiones tradicionales
nacidas o desviadas hacia la opresión, la contención de seres humanos,
el depósito.”

El hombre en prisión y las respuestas contradictorias institucionales,


sociales y culturales, constituyó el gran impulsor de los trabajos de Elías
Neuman. Sus numerosos y valiosos libros: “Prisión abierta. Una nueva
experiencia penológica (1962) tesis doctoral recomendada al premio
Facultad de la Universidad de Buenos Aires; “La Prevención de la delin-
cuencia en Israel” (1964) con prólogo del Dr. Luís Jiménez de Asúa; “El
problema sexual en las cárceles” (1965); “ La sociedad carcelaria” (1968)
1
Profesora de Criminología y Postgrado de Victimología Universidad Nacional de
Córdoba

223
Victimolog í a

en co-autoría con V.Irurzun; “Problemas actuales de la Criminología Ar-


gentina” (1970) en co-autoría con J. Argibay Molina, Beiderman, Irurzun,
Moras Mom; “Evolución de la pena privativa de libertad y regímenes
carcelarios” (1971); “ Las penas de un penalista” (1976); “La sociedad
de la droga” (1979); “Diálogos con drogadictos” (1984); “Crónica de
muertes silenciadas” (1985)“Criminología y dignidad Humana” (1989),
bellísimos diálogos existenciales con el Profesor español Antonio Be-
ristain; “Las víctimas del sistema penal” (1985) “El patrón, radiografía
de un crimen”(1988); “Los que viven del delito y la delincuencia como
industria” (1991); “La legalización de la droga” (1992); “El abuso del
poder en la Argentina y otros países latinoamericanos” (1994); “Los
homicidios de cada día” (1994); “Corrupción, drogas y neocolonialismo”
(1995); “Mediación y Conciliación Penal” (1997); “Sida en prisión, un
genocidio actual” (1999);”El estado penal y la prisión-muerte” (2001)
“Pena de muerte, crueldad legislada” (2004); “La mediación penal y la
Justicia Restaurativa (2005).

Libros que muestran las humillantes condiciones de los sistemas


penitenciarias pero donde- siempre en sus libros- señala y marca cla-
ramente- que otra respuesta social es posible. Por ello ante el colapso
de las cárceles, su fracaso, las víctimas del sistema penal, afirma la
importancia de las instituciones abiertas, los sistemas alternativos, la
mediación. Denunció la impunidad de los poderosos, la selectividad
del sistema penal; los estereotipos delincuenciales; luchó siempre por
la integridad del hombre, explicada en su poesía, su humanismo y sen-
sibilidad social.

Conocí a Neuman a fines de la década 1960 en un congreso peni-


tenciario celebrado en Buenos Aires y organizado por un sacerdote-el
Padre Iñaki de Aizpiazu- que ayudaba en la difícil etapa de la salida post-
penitenciaria. Desde esa época fuimos amigos, intercambiando cartas,
notas, libros, publicaciones de Criminología y Victimología, compartien-
do ilusiones de un mundo sin violencia; por mi parte, admirando su
valentía y coraje frente a las distintas y duras etapas políticas y sociales
de Argentina.

224
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

A Neuman le gustaba sorprender a los amigos con obsequios, en mi


caso, decía circunspecto “el instituto tal me ha pedido que te entregue
un certificado que te has olvidado..” y riéndose me daba una envoltura
que parecía un diploma que en realidad al abrirlo era una lámina de un
artista porteño que sabía que yo admiraba, Primaldo Mónaco; en otras
ocasiones nos obsequiaba con ilustraciones dedicadas y firmadas por
Quino, creador de Mafalda. Cuidaba a sus amigos, en el sentido de que
era feliz hablando con sus amigos de la vida, relatando en que momento
los había conocido, recordando las discusiones en temas penitenciarios
y victimológicos y planteando en cada encuentro nuevos desafíos y
respuestas sociales.

Cuando falleció el Profesor Israel Drapkin le ofrecieron la dirección


del Instituto de Criminología de la Universidad Hebrea de Jerusalem,
Neuman se trasladó a Israel por un tiempo pero regresó a su Buenos
Aires querido, amaba sus calles, los tangos, le gustaba cantar los tangos
del lunfardo porteño, palabras que contenían un profundo sentido
existencial.

Neuman de una fuerte personalidad, con una agudeza y fina ironía


en sus analisis, un particular sentido del humor expresaba “para mi el
éxito nunca pasó por lo que opinaran los otros, mi plan humano des-
emboca por otros carriles, para mi el éxito es una suerte de aplauso de
mi corazón contra mi propio pecho, una cosa íntima de la gestación y
creación que le pertenece a uno y también frente al deber cumplido”.

Neuman fue un gran impulsor de la Victimología en Latinoamérica,


en especial por su labor docente en seminarios y sus conferencias en
distintas universidades de la región. Escribió numerosos artículos y tres
obras fundamentales: “Victimología. El rol de la víctima en los delitos
convencionales y no convencionales” (1984); “Victimología y Control
Social. Las víctimas del sistema penal “(1994); “Victimología Suprana-
cional. El acoso a la soberanía” (1995).

225
Victimolog í a

El primero de sus libros de Victimología describe el desarrollo de


la Victimología, y los aspectos relevantes de esta nueva ciencia; se re-
fiere: a) Víctimas individuales, sin actitud victimal, con actitud victimal,
con actitud victimal dolosa. b) Víctimas familiares, niños golpeados,
explotados económicamente, mujeres maltratadas, delitos del ámbito
conyugal. c)Víctimas colectivas, comprenden: la comunidad como nación,
la comunidad social, determinados grupos comunitarios por medio del
sistema penal, víctimas de la sociedad o del sistema social.

El segundo libro, contempla a las víctimas del sistema penal, con un


enfoque social-existencialista, que caracteriza toda su obra, se refiere
al delincuente institucionalizado –reincidente- como a una víctima pre-
determinada por una sociedad post-industrial, su victimización como
imputado y luego la victimización carcelaria y el liberado como víctima.
En su trabajo señala que el mundo de seres victimizados va mucho más
allá de aquellas personas que los delincuentes perjudican con su agre-
sión, expresa que basta reflexionar sobre los 40.000 niños que mueren
a diario en el mundo para visualizar a grandes rasgos el problema de
las víctimas sociales que abre, entre otras cosas, el campo nosológico
de la Victimología. Siempre afirmaba en sus escritos y conferencias,
“Cuando se niega el Derecho y se humilla a un hombre, la violación
de esos Derechos debe afectar a todos. Lo que es el hombre eso es
la humanidad.”

La trilogía victimológica se completa con Victimología Supranacional


donde describe el acoso a la soberanía territorial e institucional que
ejercen los países centrales, los efectos de las deudas externas en los
pueblos latinoamericanos, la pobreza y la exclusión.
Escribió numerosos articulos referentes a las distintas problematicas
Victimologicas con su particular observación y agudeza social, planteando
temas como “Verdugos y Médicos: Víctimas o Victimarios”; “ La victimi-
zación de las mujeres en prisión”. Apoyó siempre las publicaciones de
Victimología. Tuvimos el privilegio de que integrara el Comité Científico
de la Revista de Victimología.

226
H o m e n a j e a l P r o f e s o r D o c t o r Elías Neuman

Elías Neuman recibió numerosas distinciones de Universidades,


Sociedades de Victimología, -Miembro Honorario de la Sociedad Ar-
gentina de Victimología- de sociedades de Criminología, Criminología
y Derecho Penal. La World Society of Victimology lo distinguió con
dos importantes Premios, el de Appreciation (1994) y el de Honorary
Members (2003).

El Profesor Dr. Elías Neuman falleció el 8 de abril de 2011 en la
Ciudad de Buenos Aires. Nuestro afecto, admiración y agradecimiento
por sus sabias enseñanzas.

Córdoba, 2011.

227
Publicaciones anteriores de Victimología

Victimología 1

La víctima del delito y Programas Preventivos.


Irene Melup - Naciones Unidas.

Enfrentando lo inimaginable. Reacciones de los Psicoterapeutas hacia


las Víctimas del Holocausto nazi.
Yael Danieli - USA.

Abuso de Poder. Victimización organizada.


John Dussich - USA.

El papel de la policía ante las Víctimas del delito.


Elías Escaff Silva - Chile.

El Derecho Victimal.
María de la Luz Lima Malvido - México.

Abuso Emocional.
Danya Glaser - Inglaterra.

La vida diaria y la victimización.


Emilio Viano - USA.

Psicoterapia de niños testigos de la Violencia Familiar.


Michael Freedman - USA.

Hay certezas en el diagnóstico de abuso sexual?


Esther Romano - Argentina.

229
Victimolog í a

Violencia y víctimas.
María Josefina Ferrer - Venezuela.

Algunos criterios para considerar la terminación del tratamiento


Victimológico del Abuso sexual Infantil.
Mirtha Yocco - Argentina.

La lógica ilógica del acoso moral.


Maria Guadalupe Morales Plesent - México.

La protección de la víctima y del testigo durante el proceso penal.


Su recepción legal dentro de un nuevo marco de garantías penales.
Cesar Fortete - Argentina.

Implicaciones sociales de la prostitución de niños.


Annette Burrhus Clay - USA.

Análisis de la nota póstuma del suicida.


Héctor Grijalva - México.

Conflicto armado y desplazamiento forzado en el eje cafetero:


la Emergencia de nuevas voces urbanas.
María Cristina Palacios Valencia
Pedro Pablo Castrillon Sánchez - Colombia.

Drogas, violencia y victimización.


Esther Kososvki - Brasil.

El sistema de vinculación afectiva.


Isabel Cuadros Van der Werf - Colombia.

Las crisis, el traumatismo psíquico y la atenuación del daño.


Ruben Musicante - Argentina.

La violencia en el ámbito educativo.


Olga Puente de Camaño - Argentina.
230
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

Violencia Intrafamiliar en Chile.


Guido Demichelis, Carlos Clavijo - Chile.

Victimología y Derechos Humanos: Víctimas del Abuso de Poder.


Hilda Marchiori - Argentina.

Victimología 2.

Cómo son vistas las víctimas del delito en Alemania? Sobre


cuestiones de una estigmatización.
Helmut Kury - Alemania.

Criminalidad y Victimización como cotidianeidad. Resultado de un


estudio Victimológico en Colombia.
Helmut Kury. Liliana Gordon Atehortura. Michael Wurger - Alemania-Colombia.

Víctimas y Victimología. Los hechos y la retórica.


Ezzat Fattah - Canadá.

Algunas consideraciones sobre el rol de la víctima en el sistema


penal Argentino.
Cesar Fortete - Argentina.

Los procesos de Victimización en el Homicidio dentro del grupo


Familiar.
Hilda Marchiori - Argentina.

Los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas del delito


y del Abuso del poder - Naciones Unidas.

Justicia para los niños víctimas y testigos de delitos.


Oficina Internacional de los Derechos del Niño - Canadá.

231
Victimolog í a

Victimología 3.

Declaración de Naciones Unidas sobre Los Principios de Justicia


para las Víctimas del delito y abuso del poder.
Irene Melup - Naciones Unidas.

La Víctima y la Justicia Restaurativa


John Dussich - USA.

Abuso sexual de menores por el clero. El escándalo y sus lecciones.


Emilio Viano - USA.

El Homicidio en Chile. Aproximaciones a un perfil con propósitos


comprensivos e investigativos.
Elias Escaff Silva- K.Guaita Cahue- Pamela Navarrete Bernal - Chile.

Asistencia a víctimas. Respuestas desde la primera línea de atención.


Hilda Marchiori - Argentina.

Reparación y resolución del conflicto penal: tratamiento en el


Código Penal Argentino y perspectivas en el Proyecto de Reforma
integral (2006)
José Daniel Cesano - Argentina.

Castigar o mediar la violencia doméstica. El dilema de las víctimas.


Raúl Rojas Camacho - México.

Efectos a corto plazo del abuso sexual infantil.


Oriana Ercoli Altamirano - Chile.

Tortura: la búsqueda de la destrucción.


Loreto Zaror Sánchez- Karen Quinteros Pobrete- Fabiola Haro Rodríguez
Carolina Baez Hernandez - Chile.

232
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

Victimología 4.
Justicia postergada igual a Memoria herida
Armando S. Andruet - Argentina.

Violencia Institucional. Diferentes formas de Violencia en el ejercicio


del poder.
Zulita Fellini - Argentina.

Consideraciones sobre legislación y tratamiento de la Violencia


Doméstica en Inglaterra y Gales
Fely González Vidosa - España

El trauma de la irrupción de la sexualidad adulta en el universo


infantil y sus consecuencias ulteriores.
Eva Giberti - Argentina

Perfil de Personalidad de Agresores sexuales


Francisco Maffioletti Zeledón - Maria Paz Rutte Barrera - Chile

Víctimas y Periodismo
Alejandra Hillman - Argentina

Evolucionamos hacia la justicia victimal?


Antonio Beristain - España.

La Trata de Personas y la grave vulnerabilidad de las Víctimas.


Hilda Marchiori - Argentina.

Caracterización de Delitos Sexuales a través de Fallos del Tribunal


Oral en lo Penal de la IX región de Chile.
Paula Alarcón- Iria Oliveros Soto.- Oriana Ercoli - Chile

La posición del querellante particular frente a la coerción procesal


del imputado
Gustavo A. Arocena – Argentina.

233
Victimolog í a

El problema de la violencia en el ámbito escolar. Bases para la


prevención
Olga Puente de Camaño - Argentina

De los Afectos a sus Efectos


Adriana López - Argentina

Victimología 5
La globalización, el delito transnacional y sus víctimas: una reflexión
Emilio C. Viano - USA

Perspectivas sobre la Victimología: La Ciencia, el Contexto Histórico,


el presente
Gerd Ferdinand Kirchhoff - Alemania

Abuso emocional social 


Eduardo J. Padilla - Argentina

Los niños y las niñas frente al conflicto armado colombiano y las


alternativas del futuro.
Esperanza Hernández Delgado – Colombia

La Victimización de la Mujer
Antonio Sánchez Galindo – México

¿Hacia una nueva victimización de la niñez?


José González del Solar - Argentina

Abuso sexual infantil: La retractación del menor víctima y sus


consecuencias
Romina Monteleone – Argentina

Violencia en la vejez. Un enfoque victimológico


Susana Montoza de Lanza - Argentina

234
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

Acerca de los niños en prisión y los Derechos del niño


Silva Vivas - Argentina

Aportes para pensar el Maltrato Social y el Institucional


Juan José Castellano - Argentina

Consideraciones sobre Maltrato infantil


Claudia Mabel Sala - Argentina

Homenaje al Maestro Prof. Dr. Ricardo C. Nuñez.


Daniel Carrera, Jorge de la Rúa, Raúl Zaffaroni, Luis Marcó del Pont,
Wilfredo Pérez, Aída Tarditti, Maria Cristina Barberá de Riso, Hilda Marchiori.

13º Symposium Internacional de Victimología en Mito, Japón

Victimología 6
Stephen Schafer : su vida y su tipología.
John Dussich -USA

En Defensas de las Víctimas.


Luis Rodríguez Manzanera- México.

Delitos sexuales- Tensiones entre las garantías del imputado y


Derechos fundamentales de las víctimas.
Aída Tarditti – Argentina.

Victimización de Mujeres en Prisión


Elias Neuman - Argentina.

Estándares internacionales de Derechos Humanos para la protección


de los niños víctimas y testigos en sede judicial.
Zulita Fellini - Argentina

235
Victimolog í a

Ancianos-Adultos mayores: los procesos de Victimización y su


Asistencia Victimológica
Hilda Marchiori - Argentina

Las víctimas y el Derecho Penal Salvadoreño.


Miguel Alberto Trejo. El Salvador

De la Criminología a la salud ocupacional, La gestión de riesgos


psicosociales en Sistemas Penitenciarios.
Lic. Heriberto Valdez Bonilla – México.

Los conocimientos victimológicos en la institucionalización y práctica


de la Mediación.
Rosario Hernandez Medina - Argentina

Referentes teóricos –clínicos e instrumentos técnicos en el


Diagnóstico del Abuso Sexual.
Esther Romano - Argentina

Abuso emocional en la infidelidad. La resilencia como recurso de


afrontamiento.
Camusso - Jimena Dosis - Vanesa A. Di Giulio. Argentina.

Symposium Internacional de Victimología – Japón

Victimología 7.
Stress, Trauma y Crisis: El marco teórico de la Victimización.
Marlene Young - USA

Victimología Forense
Emilio José García Mercader – España.

Evaluación del Abuso Sexual Infantil: un instrumento para administrar


Justicia a las víctimas y una respuesta al Backlash
Gioconda Batres Mendez - Costa Rica.

236
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

Justicia Restaurativa: perspectivas desde la Psicología Jurídica en México.


Eric Garcia-López - México.

Rompiendo el Silencio: El Maltrato Institucional en la vejez.


Dra. Lía Susana Daichman - Argentina

El rol de la Victimización, las actitudes punitivas y los medios de


comunicación en las Reformas Penales.
Cesar Fortete- Daniel Cesano - Argentina.

Victimología Forense; consideraciones sobre tipologías Victimológicas.


Norma Miotto - Argentina.

Volverse “Amok”
Eduardo Padilla - Argentina

Prácticas en el Proceso Judicial y Victimización Secundaria en casos de


Abuso Sexual Infantil en la Novena Región de la Araucanía en Chile.
Fabiola Haro Rodríguez, Oriana Ercoli Altamirano - Chile.

Análisis de la Violencia Conyugal


Inés Guzmán - Argentina.

Algunos atravesamientos en la función pericial psicológica ante el


Testimonio de la Víctima en el Sistema Penal Acusatorio-
Neuquén Letaif - Argentina.

Homenaje a Mercedes de la Rua

Violencia Enfoque Sistémico


Mercedes de la Rúa

Homenaje a Ruth Kempe


Qué son los Malos Tratos a los Niños?
Ruth Kempe y Henry Kempe

237
Victimolog í a

World Society of Victimology

Victimología 8
Cuando la mujer golpeada se convierte en acusada
Lenore E. Walker - USA

Esposas: las víctimas “preferidas” de la Violencia Conyugal.


Ermerson Dobash y Russell Dobash- Escocia.

Mujeres Golpeadas y Homicidio.


Mildred Daley Pagelow - USA

Intervención Psicosocial con personas que ejercen Violencia de


Género.
Andrés Quinteros, Pablo Carbajosa - España.

La Violencia Conyugal a la luz del sistema patriarcal-


Rebeca González Leche - Guatemala.

Consideraciones acerca de la Violencia Familiar en el Proceso Penal


de la Provincia de Mendoza.
Stella Spezia - Argentina.

Algunas consideraciones sobre retractación en víctimas de Violencia


Intrafamiliar. Cómo abordar la reparación?
Maria Isabel Salinas Chaud. Chile.

Violencia Familiar: intervención en la escena misma de la violencia.


Eva Giberti - Argentina.

Los celos en la Violencia Conyugal


Verónica Bouvier - Argentina.

238
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

La realidad invisible de un “niño-arma”. Que será cuando sea grande?


Maria Celia Lassus - Uruguay.

El Hombre Machista y Maltratador.


Jose Martin Amenazar Beitia - España.

La Violencia Conyugal en el Municipio de Ixtlahuaca, Estado de México.


Andres Bernal Barraza - México.

Los comportamientos paradojales en la Violencia Familiar-Conyugal.


Hilda Marchiori - Argentina

Congreso de Naciones Unidas en Brasil- Temario-

Fundación Internacional de Victimología. España.


Premio Internacional de Victimología y Defensa de las Víctimas-2009-

Victimología 9
La contratransferencia del evaluador en las evaluaciones
por la custodia de los niños
Dr. Michael R. Freedman, Ph.D., Dr. Samuel J Rosenberg. Ph.D.,Dr.
Dawn Gettman - Felzien, L.C.S.W., y Dra. Susan Van Scoyk, M.D. USA

Adolescencia y Abuso Sexual.


Dra. Danya Glaser. Inglaterra

El abuso sexual y la violación.


Dr.David Finkelhor. USA.

Importancia de la notificación inmediata de casos de Maltrato Infantil


por parte de los Servicios Policiales, Educativos y Sanitarios.
Prof. Lic. Alejandra Andreu-Fernández. España.

239
Victimolog í a

Declaración de víctimas y testigos menores de 16 años en hechos


contra la integridad sexual en el Proceso Penal de Córdoba
Dra. Maria Jose Anan de Agrelo. Argentina

Narración de historias en Psicoterapia del abuso sexual


Prof. Lic. María Guadalupe Morales Plesent. México

Niños, niñas y adolescentes Víctimas del Femicidio de sus madres.


Mag. Lic.Lorena Contreras. Mag.T.S.Alejandra Ramirez Lema. Chile.

Grupo especial de menores infractores.


Prof. T.S. Julia Sabido Ruisánchez. México

Aporte sobre la adoptabilidad en el estudio de una niña de 4 años.


Prof. Dra .Esther Romano. Argentina

El proceso fatídico de Víctimas a Victimarios en los homicidas


seriales.
Prof. Lic. Joaquín Jiménez Acosta. México

Crisis en la Familia. Divorcio. Riesgo de Maltrato Psicológico a los hijos.


Prof. Lic. Mirtha O. Yocco. Argentina

Víctimas del tdah


Prof. Dr. Héctor Grijalva. México.

Niño maltratado. Caso médico legal.


Prof. Dra. Martha Cervantes Ruiz. México

Consideraciones sobre los conceptos de abandono y negligencia


infantil
Lic. Belén Aguilera. Argentina

Violencia en la pareja e impacto de las resoluciones judiciales en la familia.


Lic. María Bartolomé -Lic. Verónica Bouvier - Lic. Viviana Russo

240
P u b l i c a c i o n e s a n t e r i o r e s d e V ictimología

Homenaje al Prof.Dr- Antonio Beristain


Prof. Dra. Virginia Mayordomo Rodrigo -
Prof. Dr. Antonio Sánchez Galindo
Prof. Dra Hilda Marchiori

Victimología 10 - Ley y Víctima Panorama Internacional


Derecho Victimal y su construcción científica
Prof.Dra.Maria de la Luz Lima Malvido. Mexico.

Los Derechos de las Víctimas contemplados en la Decisión


Marco del Consejo Europeo relativa al Estatuto de la
Víctima en el Proceso Penal. Función de los Servicios de
Asistencia a la Víctima
Prof. Dra .Fely Gonzalez Vidosa. España.

La posición Jurídica de la Víctima del delito en el Proceso


Penal de Córdoba.
Prof. Dr. Jose Luis Clemente Argentina.

Sistema Penal Democrático y Víctima del delito.


Prof. Dr. José Zamora Grant. Mexico

Protección del Testigo, delincuencia organizada y Derecho de


defensa del imputado.
Prof. Dr.Cesar Fortete
Prof .Dr. Jose Daniel Cesano. Argentina

Derecho Penal y Victimodogmática.


Prof.Dr.German Aller. Uruguay

La Protección frente al tráfico de órganos: su reflejo en el Código


Penal Español.
Prof. Dra. Luz Maria Puente Aba.- España.

241
Victimolog í a

La Ley Penal Juvenil Salvadoreña y la Justicia Restaurativa.


Prof. Dr. Miguel Alberto Trejo. El Salvador.

La Víctima en el Proceso Penal.


Prof. Dra. Amalia Mattio. Argentina.

Ley de Protección a Víctimas y Testigos en Costa Rica.


Prof.Dr. Verny Zúñiga Cabalceta. Costa Rica.

La interdisciplina: atención, asistencia, orientación y tratamiento


de Abuso Sexual Infantil.
Dra. Nura Becerra. Argentina

Nuevas Víctimas de un viejo delito


Prof Dra María Cristina Barberá de Riso

Naciones Unidas. Principios Fundamentales de Justicia Para las


Víctimas del Delito y Abuso del Poder

Publicaciones Anteriores de Victimología

242
Impreso por Editorial Encuentro

agosto de 2011

Córdoba -Argentina

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