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Palabra de Dios en el Antiguo
Testamento
זָכָ ֵ֥ר וּנְקֵ ָב֖ה בּ ְָראָ ִ֑ם ו ְי ָב ֶָ֣רְך אֹ ָ֗ ָתם ויִּקְ ָ ִ֤רא אֶ ת־שְׁמָ ם אָ ֔ ָדם בְּי֖ ֹום ִהבָּ ְֽראָ ֽם׃ סGen. 5,2
Gen. 5,2 Varón y hembra los creóa; y los bendijob, y los llamó
Adán1 el día en que fueron creados.
Envía para la misión (Jr 1, 7). Además de que la palabra vincula al profeta con
Dios lo vincula también con los hombres, ya que, Dios a través del profeta, quien es
enviado para anunciar de parte de Dios, anuncia, interpelar, moldea realidades;
desarraiga, destruye, derriba situaciones de pecado; planta y construye una alianza
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renovada ( Jr 1, 10). 4) es protección potente (Jr 1, 8. 19; 23, 29). Para la realización de
tal misión, el profeta sabe que el punto de partida es la protección de Yahvé. Él podrá
llevar a cabo su misión sólo con la compañía y protección de parte de Dios. 5) es
promesa de salvación. El profeta se encuentra en un proceso de “historia de salvación”,
donde la palabra de Dios (Jr 1, 14) se presenta como promesa de rescate y liberación. (Jr
1, 8.18.19).
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G) La palabra que anuncia la fortaleza de Dios
Miqueas, para anunciar la fortaleza de Dios (Miq 3, 8);
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La Palabra en el Nuevo
Testamento
En el AT la vocación tiene que ver con este aspecto de la Palabra como llamada,
como creación, como Palabra que estimula, envía, promete, salva, que invita indicando
un camino a seguir; como palabra dirigida a un tú, a un profeta.
Él invita a sus discípulos para estar junto con Él y el mismo los envía a predicar
(Mc 3, 14). Este llamado (Mc 1, 17-18) es don y tarea. Don porque el discípulo gozará
de la presencia de Jesús, será parte de los “suyos” y tarea porque el discípulo, por una
parte, necesita aprender a ser discípulo de Él (Mc 8, 33-34). Y por otra, está llamado a
participar de su misión. “Misión que consiste en participar de la Vida salida de las
entrañas del Padre”. El don como vocación y tarea como misión del discípulo, consisten
en revestirse de Jesucristo, identificarse, permanecer junto con Él, y asumir su mismo
estilo de vida, su destino, su suerte, participar de la vida de Jesús como Hijo obediente
que cumple con la voluntad de su Padre, y así, producir en abundancia frutos de amor
(Mc 1, 16-20; 2, 13-17; 3, 13-19; Jn 1, 12-13; 29-31).
El proceso de “hacerse discípulo” de Jesús tiene inicio pero no fin, significa que
es un proceso personal, decidido, contínuo, de conversión y de aprendizaje. Por lo tanto,
toda opción vocacional acontece en una historia de relación con Jesucristo. Pues de otro
modo no sería una opción vocacional relacionada con la palabra de Dios, sino que se
quedaría en una simple búsqueda personal en unas circunstancias concretas e inmediatas.
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La carta a los hebreos nos recuerda que muchas veces y de diversos modos habló
Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, pero que en estos últimos
tiempos nos ha hablado por medio del Hijo (Heb 1, 1-2). Partiendo desde esta intención
de Dios, Jesús es el enviado por excelencia de Dios a la humanidad, en quien se cumplen
todas las promesas anunciadas por los profetas.
Por que el acto totalizante del amor es un camino continuo, que madura, madura,
madura, en desarrollo permanente en el que el sí de nuestra voluntad a la suya une
voluntad, intelecto y sentimiento “el amor nunca se da por concluido y contemplado; se
transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí
mismo”.
- El estar con Jesús nos forma a una mirada contemplativa de la historia, que
sabe ver y escuchar en todo la presencia del Espíritu y, de modo privilegiado, discernir
su presencia para vivir el tiempo como tiempo de Dios.
Observamos, en primer lugar, las dos partes en que puede dividiese este breve pasaje:
•Jesús habla con sus discípulos del destino que le aguarda (Lc 9,22).
•Explica a todos sus seguidores las consecuencias de ese camino (Lc 9, 23-25).
•Camino de Jerusalén, Jesús dice a sus discípulos que va a <sufrir mucho>. Les dice que,
por fidelidad a Dios, está dispuesto a que la <cruz> entre a formar parte de su vida.
•No busca el sufrimiento ni lo quiere, pero sabe que quien no lo acoge y lo asume, se
destruye así mismo. Asumir el sufrimiento es aceptar con realismo y fortaleza la
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condición humana, en la que hay alegrías y éxitos, pero también tristezas, fracasos y
limitaciones.
•Explica a sus discípulos que ellos deben tomar esa misma decisión; <ganarse> aceptando
seguir el camino del Maestro y acogiendo la cruz, o <perderse> rechazando la misión
que les ha ha sido encomendada.
•Llevar la cruz como Jesús, el Hijo del hombre, el Siervo, el Maestro sufriente, implica
una promesa de vida. Cristo, el Señor, resucitó al tercer día y nosotros resucitaremos
con Él. El árbol de la cruz que parece presentarse a los ojos del mundo como una
maldición se convierte, misteriosamente, en árbol de la vida.
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Palabra que perdona
- Yo soy la vid verdadera, esta afirmación remite a lo que él hace mediante su revelación
salvífica. El suministra la fuente de la vida y productividad.
- Jesús introduce al Padre, el viñador que cuida por el bienestar y la productividad de la vid.
- El Padre es el responsable último de cuanto Jesús hace y da a conocer.
- Los discípulos que están a la mesa, escuchando el discurso, son los sarmientos productivos,
que están unidos a la vida y han sido podados al haber escuchado la palabra del Enviado
del Padre.
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- Puesto que han escuchado y han aceptado la palabra de Jesús, está desarrollándose el
proceso de la poda.
- Sin embargo, no basta con estar con él y haber recibido su palabra; tienen que permanecer
en él, y él permanecerá en ellos.
- La permanencia de los discípulos con Jesús y éste en los discípulos, producirá verdaderos
discípulos involucrados en la misión de Jesús.
- La unión con Jesús, con la consiguiente fecundidad, no sólo es asunto de alegrarse de la
unidad que existe entre el discípulo y el maestro; también consiste en hacer algo y sin Jesús
esto no es posible. Dar fruto significa hacer algo.
- La permanencia de los discípulos en él, así como la permanencia de sus palabras en ellos
(v. 3), producirán una situación en la que se les hará todo cuanto pidan. La palabra de
Jesús, la revelación de Dios, pertenece y da vida al discípulo que permanece en Jesús.
- Dios, el padre de Jesús, es considerado como la fuente y la meta de cuanto Jesús es y hace.
- Jesús anuncia a los discípulos que la fuente de su amor por ellos es el amor que el Padre le
tiene.
- Puesto que el Padre ama a Jesús, Jesús manda a sus discípulos que formen parte de esa
unidad permaneciendo en su amor.
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4.- Jesús Palabra, que llama a vivir en comunidad
Jn 13, 34-35; 17, 21-23
“Les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros. Como yo
los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que
se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos
míos”.
(Jn 13,34-35)
Este es un tema delicado, porque el mundo de hoy nos está enseñando a vivir en la
desconfianza permanente hacia los demás, en el temor a ser invadidos y entre actitudes
defensivas. El mundo quiere que creamos con Jean-Paul Sartre que “el infierno son los otros”.
Por el contrario, Jesús, con sus palabras, sus acciones, sus motivaciones y sus actitudes nos
enseña justamente lo contrario: el cielo son los otros, y por el amor que se tengan los unos a
los otros reconocerán todos que son discípulos míos (Jn 13,35). ¿Eso logrará ver la gente
externa que convive con nosotros?
“Te pido que todos sean uno lo mismo que tú y yo, Padre. Y que también
ellos vivan unidos a nosotros para que el mundo crea que tú me has
enviado. Yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste a mí, de tal
manera que puedan ser uno, como lo somos nosotros. Yo en ellos y tú en
mí, para que lleguen a la unión perfecta, y el mundo pueda reconocer así
que tú me has enviado, y que los amas a ellos como me amas a mí”. (Jn
17, 21-23).
Es una invitación que va más allá de amar a quienes nos aman, pues Jesús nos puso ejemplo
claro de amar a los que piden nuestro mal e incluso de perdonar y pedir por aquellos que
ejecutan el mal en contra de nosotros (Lc 6,27-36). Ya en su desempeño como evangelizador,
podemos notar que Jesús tiene una especial predilección por quienes han sido marginados,
excluidos, o son oprimidos por los sistemas políticos, religiosos y/o morales de su tiempo y
es a ellos, a los pobres, a quien se considera enviado por el Padre para anunciarles el evangelio
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(Lc 4,18). A Jesucristo, el Señor, le interesa conformar una comunidad que sea alternativa de
vida, donde los propios y los extraños se puedan sentir cercanos, donde se aprenda a ser
compañeros de camino y mientras se recorre ese compañerismo darse el permiso de
descubrirse hermanos de Cristo e hijos del Padre (Mt 6,9-15), ¡qué mejor motivo para
reencontrarse con la esperanza!
- Salir de la autorreferencialidad.
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“Vivimos una cultura del desencuentro, una cultura de la fragmentación, una
cultura en la que lo que no me sirve lo tiro, la cultura del descarte hoy, hallar un
vagabundo muerto de frío no es noticia, sin embargo, “la pobreza es una categoría
teologal porque el Hijo de Dios se abajó, se hizo pobre para caminar con nosotros por el
camino”.
1) Consideraciones a saber
•Jesús se aparece a los discípulos como grupo y después a Tomás, una vez que se
encontraba entre los discípulos: 1) vv. 19-23; 2) vv. 24-29.
- A pesar de haber escuchado el mensaje de María sobre el Señor resucitado, ellos están
encerrados e una habitación <por miedo a los judíos>.
- El relato de esta reunión inicial de discípulos refleja la experiencia de todos los discípulos:
la proclamación del mensaje de la resurrección no disipa su miedo. Miedo causado por los
insultos, odio y amenazas de muerte de parte de los judíos.
- Jesús se adentra en esta situación proclamando su paz. La expresión “ la paz con ustedes”
puede ser una forma habitual de saludo, pero en este contexto de la repentina presencia de
Jesús entre sus atemorizados discípulos, lleva a cabo las promesas que había hecho de
darles la paz (14, 27 y 16, 33).
- Los discípulos pueden ahora animarse. Jesús resucitado está entre ellos. Su presencia, a
pesar de las puertas cerradas, es un indicio de su victoria sobre las limitaciones que las
circunstancias humanas suelen imponer.
- Pero es ¿realmente el mismo Jesús crucificado? Los discípulos parecen necesitar una
comprobación de que el personaje que ven ante ellos es el mismo Jesús de Nazaret al que
había seguido. Comprobación que no podrán hacer desde lo intelectual. Ni siquiera sólo
desde la evidencia externa.
- Así pues, en estrecha relación con el saludo de la paz, les muestra sus manos y su costado.
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- De esto podemos pensar, reflexionar que, en cuanto a Jesús, la paz es una actitud
fundamentada en la incondicionalidad, permanencia del Padre. NO reproche, ni
juicios.
- En cuanto a los discípulos, que la paz se hace presente junto con la presencia de Jesús.
- La paz no consiste en un acto intelectual, sino que tiene que ver, o se experimenta a
través de un proceso de entrega.
- Jesús mostró las manos y el costado (cadáver) signos de su entrega, muerte. NO
es la imagen de un Jesús glorificado, sino entregado a las manos del Padre.
- La paz se experimenta a través de una vida entregada, requiere de la entrega
personal.
- La paz requiere del concurso de la voluntad humana. Querer entregarse. En la
entrega se experimenta la paz.
- El relato prosiguen el mismo día en la misma habitación, pero Tomás…no estaba con ellos
cuando Jesús vino (v. 24).
- En el ambiente predomina, llenos del Espíritu, la paz y la alegría. Tomás no forma
parte de esto, porque no está.
- Con regularidad se piensa que el incrédulo de Tomás tenía que ver para creer.
Aunque creer no consista en ver (observar), sino fundamentalmente con
experimentar la resurrección (palpar).
- Por lo tanto, el suceso de Tomás nos lleva a pensar que, es a través de la
comunidad como se puede experimentar al resucitado.
6.- Jesús Palabra que consuela
Is 40, 1-2; Lc, 10 30-35
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7.- Jesucristo, Palabra que salva
1 Tm 2, 4
1) Consideraciones a saber
•Debemos fijarnos en una cosa que resalta de manera que no se puede por menos de
notar. Pocos pasajes de Nuevo Testamento hacen un hincapié tan claro en la
universalidad del Evangelio. La oración se ha de hacer por todos los hombres; Dios es
el Salvador Que desea que todos los hombres se salven; Jesús dio su vida en rescate
por todos. Como escribe Walter Lock, «la voluntad salvífica de Dios es tan amplia
como Su voluntad creadora.»
•Esta es una nota que suena una y otra vez en el Nuevo Testamento. Por medio de Cristo,
Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5, 18s). De tal manera
amó Dios al mundo que dio a Su Hijo (Juan 3, 16).
•Jesús tenía confianza en que, cuando fuera elevado sobre la Cruz, más tarde o más
temprano atraería a todos los hombres a Sí mismo (Juan 12, 32).
•E. F. Brown llama a este pasaje < la carta magna de la obra misionera.» Dice que es la
prueba de que todas las personas son capax Dei, capaces de recibir a Dios. Puede que
estén perdidos, pero pueden ser encontrados; puede que sean ignorantes, pero pueden
ser iluminados; puede que sean pecadores, pero pueden ser salvos.
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•George Wishart, el precursor de John Knox, escribe en su traducción de la Primera
Confesión Suiza: «El fin y el propósito de la Escritura es declarar que Dios es
benevolente y amigable para con la humanidad; y que ha declarado esa amabilidad
Suya en y por medio de Jesucristo, Su único Hijo; la cual amabilidad se recibe por la
fe.» Por eso se deben ofrecer oraciones por todos los seres humanos. Dios quiere a
todas las personas; y así, por tanto, debe querer su Iglesia.
- El Evangelio incluye a buenos y malos. Hay una extraña enfermedad que está
afligiendo a la Iglesia en los tiempos modernos, que la hace insistir en que uno tiene
que ser respetable antes de ser admitido, y mirar con suspicacia a los pecadores que
tratan de entrar por sus puertas. Pero el Nuevo Testamento deja bien claro que la
Iglesia existe, no solamente para edificar a los buenos, sino para recibir y salvar a los
pecadores.
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