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OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

LA PROTECCIÓN DE LOS FONDOS


Y OTROS BIENES SINDICALES

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JITS. 5 8 GINEBRA A12) ^ S G í í l ^


„ ~ 1960 \,l _.J,v
ESTUDIOS Y DOCUMENTOS
Nueva serie, núm. 58

IMPRENTA H. STUDER S.A., GINEBRA (SUIZA)


ÍNDICE
Páginas
INTRODUCCIÓN 1

CAPÍTULO PRIMERO : Normas internacionales en vigor 7

CAPÍTULO II : Origen de los fondos y bienes sindicales 10


Cuotas de ingreso y cuotas ordinarias 10
Cuotas de ingreso 13
Cuotas ordinarias 14
Cuotas especiales 18
Imposición de multas a los miembros de los sindicatos 21
Legados, mandas y donaciones 23
Cuotas obligatorias de trabajadores no sindicados 24
Exención de impuestos y otras concesiones de los gobiernos 26
Subvenciones gubernativas a las organizaciones 29
Subvenciones de los empleadores a las organizaciones de trabajadores 33
Subvenciones voluntarias 33
Subvenciones obligatorias 36

CAPÍTULO III : Utilizaciones permitidas o prohibidas por la ley 40


Fijación de objetivos a las asociaciones por la ley . . . ' 41
Utilizaciones para fines no políticos prohibidas 50
Utilización de los fondos sindicales con fines políticos 52

CAPÍTULO IV : Administración interna 59


Organismos o personas responsables 59
Custodia, manejo, depósitos bancarios e inversión 72
Responsabilidad de los administradores ante los miembros de los sin-
dicatos y verificación de cuentas 80

CAPÍTULO V : Medidas voluntarias para asegurar una buena administración . 94


Formación administrativa de los afiliados 94
Estados Unidos 95
Francia 97
Israel 99
Reino Unido 101
U.R.S.S 104
La acción de la Confederación Internacional de Organizaciones Sin-
dicales Libres 106
Ayuda gubernamental a los sindicatos 110
Normas legislativas 110
Los asesores sindicales 113
Medidas adoptadas por los sindicatos para impedir las malversaciones 117
rv ÍNDICE

Páginas
CAPÍTULO VI : Fiscalización gubernativa de la administración los fondos. . . 131
Fiscalización de las subvenciones y contribuciones obligatorias . . . . 131
Subvenciones gubernativas 131
Subvenciones obligatorias 133
Fiscalización de los fondos generales de los sindicatos 134
Presentación periódica de los estados de cuentas de las organizaciones 144
Fiscalización gubernativa y comunicación de las informaciones nece-
sarias 156
Asambleas 161
Aprobación gubernativa de los estatutos sindicales 161
Reglas de contabilidad sindical prescritas por las autoridades . . . . 165
Aprobación gubernativa de los presupuestos, operaciones financieras
e inversiones 166
Vigilancia de las elecciones de dirigentes sindicales 167
Asunción de funciones administrativas por los gobiernos 169

CAPÍTULO VII : Sanciones 174


Imposición de multas 174
Resoluciones judiciales 176
Destitución de los funcionarios responsables o de los comités ejecutivos 177
Suspensión de los sindicatos 178
Disolución de las organizaciones 178
Cancelación del registro o del reconocimiento 179

CAPÍTULO VIII : Distribución de los bienes sindicales en caso de disolución 181


Legislación de los distintos países 183
Algunos casos examinados por el Comité de Libertad Sindical 189

CAPÍTULO IX : Conclusiones 196

ANEXO I : Leyes y reglamentos citados 203

ANEXO II : Principales obras de consulta 219


INTRODUCCIÓN

El problema de garantizar una recta administración de los fondos


y bienes sindicales y de protegerlos contra posibles malversaciones,
evitando al mismo tiempo que las autoridades públicas atenten al derecho
de las organizaciones de trabajadores y de empleadores a resolver libre-
mente sus propios asuntos de orden interno, ha suscitado, especialmente
desde el final de la última guerra, un interés y una preocupación cada
vez mayores. Aunque en numerosos países ya se planteó este problema
en la legislación y en la práctica desde que los trabajadores y los emplea-
dores constituyeron en dichos países sus propias asociaciones con objeto
de entablar relaciones laborales de tipo colectivo, una serie de hechos
acontecidos estos últimos años contribuyeron a que el interés por esta
cuestión trascendiera de las autoridades y organizaciones más directa-
mente afectadas a otros sectores más amplios.
En su 128.a reunión (Ginebra, marzo de 1955), el Consejo de
Administración de la Oficina Internacional del Trabajo adoptó una
resolución solicitando del Director General la creación, previa consulta
con la Mesa del Consejo de Administración, de un comité integrado por
personas independientes para que preparara un informe sobre la indepen-
dencia de las organizaciones de empleadores y de trabajadores de los
Estados Miembros de la O.I.T. frente a la influencia y control guberna-
mentales. Este comité fué creado el 31 de mayo de 1955, designándosele
con el nombre de « Comité sobre Independencia de las Organizaciones de
Empleadores y de Trabajadores»1. Su informe, sometido al Consejo de
Administración durante su 131.a reunión (Ginebra, marzo de 1956),
reveló que el conciliar el principio de la libertad sindical frente a la
intervención gubernamental con la necesaria protección de los fondos
sindicales contra su malversación constituye en gran número de países
un auténtico problema, y que los métodos adoptados en la legislación
y en la práctica para resolverlos varían considerablemente.
El Comité de Libertad Sindical, creado por el Consejo de Adminis-
tración en su 117.a reunión (Ginebra, noviembre de 1951), pudo apreciar

1
Llamado «Comité McNair», por el nombre de su presidente, lord McNair.
El informe de este Comité se designa también habitualmente por « informe McNair »,
y su texto figura en el Boletín Oficial de la O.I.T. (vol. XXXIX, 1956, num. 9). Los
anexos, a los cuales se hacen numerosas referencias en el presente estudio — especial-
mente al anexo II, que comprende monografías sobre los Estados Miembros de la
O.I.T. — pueden consultarse en la O.I.T. (Ginebra), en las oficinas de corresponden-
cia de la O.I.T., en las principales bibliotecas de la mayoría de los países, etc.
2 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

este problema al examinar los 39 casos de pretendidas infracciones de los


derechos sindicales durante su primera reunión, del 10 al 12 de enero
de 1952 1. El Comité llegó al convencimiento de que convenía proceder
nuevamente a estudiar, basándose en consideraciones generales y de
carácter internacional, algunos de los problemas que suelen plantear
reiteradamente tales casos,' entre ellos el de la adopción de medidas
destinadas a impedir la malversación de los fondos sindicales, y reconoció
que dichas medidas podrían ser especialmente necesarias en las fases
iniciales del desarrollo de los sindicatos, aunque la forma de aplicarlas
implicaría siempre el riesgo de atentar gravemente al principio de la
libertad sindical. El Comité sugirió, por consiguiente, en su primer
informe, que el Consejo de Administración podría considerar la conve-
niencia de solicitar del Director General que sometiera al Consejo de
Administración, en la forma adecuada, un estudio objetivo sobre esta
cuestión, que el Comité consideraba además que podría servirle útilmente
en su futura labor2. Aunque el Consejo de Administración aprobó,
el 13 de marzo de 1952, el primer informe del Comité de Libertad Sindical,
no ha sido posible hasta la fecha adoptar otras medidas destinadas a
poner en práctica la sugerencia de dicho Comité, a pesar de que nume-
rosos casos examinados desde entonces por este organismo han puesto
nuevamente de relieve la importancia y la complejidad del problema que
motivó tal sugerencia.
La determinación con que procedieron, en los Estados Unidos,
por ejemplo, la A.F.L.-C.I.O.3 para poner término a la mala adminis-
tración de los fondos de algunos de los sindicatos filiales revela clara-
mente la persistencia de este problema y su creciente importancia.
El d . O . , en 1951, y la A.F.L., en 1952, empezaron ya a estudiar
atentamente este problema, y tomaron diversas medidas a este respecto
antes de la fusión de estas dos centrales sindicales, ocurrida en diciembre
de 1955. Desde entonces, esta cuestión ha sido objeto de atención
creciente por parte del Consejo Ejecutivo de la Federación y del Comité
de Normas Éticas, que ha elaborado seis códigos de normas de con-
ducta para los sindicatos y sus dirigentes, todos ellos aprobados por
dicho Consejo Ejecutivo. Estas normas serán examinadas más adelante4,

1
El Comité se reúne, en principio, al mismo tiempo que el Consejo de Admi-
nistración de la O.I.T., y ha celebrado hasta la fecha veinticinco reuniones.
2
Primer informe del Comité de Libertad Sindical, párrafos 33, 35 y 36, Sexto
Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas (Ginebra, 1952), apéndice V, pág. 188.
3
American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations. Las
dos grandes centrales sindicales, que hoy constituyen una sola organización, suelen
designarse por esta doble abreviatura.
4
Véase capítulo V.
INTRODUCCIÓN 3

así como una serie de medidas directas ya adoptadas por la A.F.L.-


C.I.O. a tenor de su declaración pública de que « ninguna persona
conocida como racketeer o por su notoria inmoralidad, que haya
explotado en su provecho la reputación y los fines del movimiento
sindical, podrá ser designada o seguir desempeñando cargos sindicales
o funciones de responsabilidad en la A.F.L.-C.I.O. o en los sindicatos
u organismos nacionales e internacionales dependientes, haya sido o no
condenada por tales activadades » 1 .
Este estudio responde a la mencionada sugerencia del Comité
de Libertad Sindical, aprobada por el Consejo de Administración
de la O.I.T., y en él se examinan la legislación y la práctica vigentes en
diversos países.
El estudio se refiere principalmente a las disposiciones legislativas
y a las prácticas directa y concretamente relacionadas con los fondos
y bienes sindicales, aunque ha sido en cierto grado necesario referirse
igualmente a determinadas medidas de mayor alcance en aquellos casos
en que ha habido que considerar la administración de los fondos de los
sindicatos, su autonomía o su dependencia en función de las disposi-
ciones aplicables al conjunto de las actividades sindicales. En cambio
no se han estudiado con detenimiento ciertos aspectos relativos a la con-
dición jurídica de los sindicatos que afectan estrechamente a la admi-
nistración de los fondos y bienes de estas organizaciones, tales como
la adquisición de personalidad jurídica, el derecho a proceder legal-
mente como demandante y demandado, la exención, en ciertos casos,
de responsabilidades civiles o criminales, etc., ya que ello habría impuesto
una excesiva labor de investigación sobre delicadas cuestiones de la
legislación y de la práctica que se prestan con frecuencia a controversias
sin que contribuyan realmente a la solución del verdadero problema
planteado.
Tampoco se ha considerado necesario dedicar un capítulo especial
a la cuestión del registro de los sindicatos, aunque se hacen diversas
referencias a las disposiciones aplicables, ya sea a todos los sindicatos o
solamente a los sindicatos registrados o reconocidos.
Es evidente que la importancia de cualquier disposición legal cuya
observancia pueda implicar cierto grado de intervención del Estado,
y que es obligatoria en el caso de los sindicatos registrados, variará
según que dicho registro sea puramente voluntario ; que, aun siéndolo,
ofrezca privilegios o ventajas tales que las organizaciones interesadas lo
consideren prácticamente indispensable, o que, finalmente, el citado

1
American Federationist (Washington, A.F.L.-C.I.O.), vol. 64, núm. 3, marzo
de 1957.
4 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

registro sea obligatorio. No obstante, como señaló la Comisión de


Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la O.I.T. 1 :
... el carácter obligatorio o facultativo de las formalidades prescritas no
constituye siempre un criterio suficiente para establecer si existe o no autoriza-
ción previa. En efecto, en algunos casos, aunque el registro sea obligatorio,
la autoridad competente para facilitarlo no tiene derecho a negarlo o, lo que
en la práctica consiste en lo mismo, únicamente puede negarlo por vicios de
forma remediables. Por añadidura, casi siempre la negativa puede ser objeto
de recurso judicial; en cambio, en otros casos, el registro, aun siendo facultativo,
puede conferir a la organización registrada derechos tales como... que la orga-
nización que se viera privada de los mismos podría encontrarse con grandes
dificultades para « fomentar y difundir los intereses » de sus miembros. Es
claro que en tales casos, si la autoridad competente para el registro facultativo
puede negarse arbitrariamente a cumplir esa formalidad, la situación no es
muy diferente de los casos en que es necesaria una autorización previa 2.

Aunque la cuestión del registro de los sindicatos reviste gran impor-


tancia cuando se trata de determinar hasta qué punto la organización
y la administración de los fondos sindicales, así como otras actividades
de los sindicatos, se encuentran protegidas contra la intervención arbi-
traria de los gobiernos, dicha cuestión ya se ha tratado con suficiente
detalle en el informe del Comité sobre Independencia de las Organiza-
ciones de Empleadores y de Trabajadores, cuya creación y mandato se
han indicado anteriormente, de forma que no es necesario insistir sobre
este punto en el presente estudio 3.
El presente estudio consta de nueve capítulos, el primero de los cua-
les trata de las normas internacionales en vigor. Los capítulos II a VIII
se consagran a la legislación y práctica nacionales, y en particular a las
siguientes cuestiones : origen de los fondos y bienes sindicales ; fines a
que pueden destinarse dichos fondos y bienes; administración interna;
medidas voluntarias para asegurar una buena administración sindical;

1
Comisión de Expertos instituida por el Consejo de Administración de la O.I.T.
para examinar las memorias e informes presentados por los Estados Miembros de la
O.I.T., de conformidad con los artículos 19, 22 y 35 de la Constitución relativos
a la aplicación de los convenios y recomendaciones por estos Estados, y encargada
de presentar el correspondiente informe al Consejo de Administración.
2
Conferencia Internacional del Trabajo, 40.a reunión, Ginebra, 1957, Informe III
(parte IV) : Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Reco-
mendaciones (artículos 19, 22 y 35 de la Constitución) (Ginebra, O.I.T., 1957), pág. 196.
3
Las modalidades de registro de las organizaciones sindicales se exponen en
los párrafos 111-129 del informe McNair, op. cit., págs. 523-527). En las monografías
correspondientes a los diversos países que figuran en los anexos a dicho informe se da
una información más completa al respecto, aunque en determinados casos se han
registrado algunos cambios desde que se prepararon dichas monografías. En este
sentido cabe añadir que el registro tiene un carácter obligatorio en la mayor parte de
los territorios no metropolitanos (que no figuran en el informe McNair), aunque en la
mayoría de los casos el registro puede concederse si se cumplen las formalidades
legales correspondientes, pudiendo recurrirse ante los tribunales competentes contra
la denegación de dicho registro.
INTRODUCCIÓN 5

fiscalización gubernativa de los fondos sindicales ; sanciones que pueden


aplicarse por la utilización ilegal de los fondos sindicales y por infringir las
disposiciones legislativas, y distribución de dichos fondos sindicales en caso
de disolución voluntaria o forzosa de organizaciones. Finalmente, en
el capítulo IX se exponen las conclusiones del presente estudio 1.

1
A fin de que las notas de pie de página sean lo más concisas posible, sólo se
citan los artículos, títulos y fechas de las leyes correspondientes, figurando referen-
cias más completas sobre las fuentes en la lista de leyes del anexo I.
CAPÍTULO PRIMERO

NORMAS INTERNACIONALES EN VIGOR

Las principales normas internacionales formuladas para garantizar


la independencia de las organizaciones de trabajadores y de empleadores
en lo que respecta a su administración interior — que comprende, eviden-
temente, la administración de sus fondos — figuran en el Convenio
(núm. 87) sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindi-
cación, adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo en 1948.
El artículo 3 de este Convenio dice lo siguiente :
1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho
de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el de elegir libremente
sus representantes, el de organizar su administración y sus actividades y el
de formular su programa de acción.
2. Las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención
que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal.

Este artículo es sin duda el más importante del Convenio en relación


con la independencia que deben gozar las organizaciones en la adminis-
tración de sus bienes y en otras cuestiones conexas, pero es necesario
asimismo tener presente, sobre todo cuando se estudien más addente
las sanciones que pueden imponerse a las organizaciones en caso de
empleo ilegal de sus fondos, la disposición del artículo 4 de este Convenio
según la cual : « Las organizaciones de trabajadores y de empleadores no
están sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa. »
En virtud del artículo 6 del citado Convenio, las garantías mencio-
nadas anteriormente se aplican también a las federaciones y confede-
raciones de organizaciones de trabajadores y de empleadores.
Los artículos 7 y 8 del Convenio, reproducidos a continuación,
corroboran lo dispuesto en el párrafo 2 del artículo 3 del mismo Convenio.

Artículo 7
La adquisición de la personalidad jurídica por las organizaciones de traba-
jadores y de empleadores, sus federaciones y confederaciones no puede estar
sujeta a condiciones cuya naturaleza limite la aplicación de las disposiciones
de los artículos 2, 3 y 4 de este Convenio.

Articulo 8
1. En el ejercicio de los derechos que se reconocen en el presente Convenio,
los trabajadores, los empleadores y sus organizaciones repectivas están obli-
8 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

gadas, lo mismo que las demás personas o las colectividades organizadas, a


respetar la legalidad.
2. La legislación nacional no menoscabará ni será aplicada de suerte que
menoscabe las garantías previstas por el presente Convenio.

Por último, en el artículo 10 del Convenio se define el término


« organización », a los fines del mismo, como « toda organización de
trabajadores o de empleadores que tenga por objeto fomentar y defender
los intereses de los trabajadores o de los empleadores ».
Son igualmente importantes, en relación con la independencia de la
administración económica de los sindicatos, aunque desde otro punto de
vista, las garantías estipuladas en el artículo 2 del Convenio ( núm. 98)
sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949, que
dice así :
Artículo 2
1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deberán gozar
de adecuada protección contra todo acto de injerencia de unas respecto
de las otras, ya se realice directamente o por medio de sus agentes o miem-
bros, en su constitución, funcionamiento o administración.
2. Se consideran actos de injerencia, en el sentido del presente artículo,
principalmente, las medidas que tiendan a fomentar la constitución de orga-
nizaciones de trabajadores dominadas por un empleador o una organización
de empleadores, o a sostener económicamente, o en otra forma, organizaciones
de trabajadores, con objeto de colocar estas organizaciones bajo el control de
un empleador o de una organización de empleadores.

Aunque las disposiciones de los dos Convenios citados sólo obligan


a los Estados Miembros que los hayan ratificado 1 , puede no obstante

1
En 31 de diciembre de 1959 habían ratificado el Convenio (núm. 87) sobre la
libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948, los siguientes Estados
Miembros : Albania, República Federal de Alemania, República Árabe Unida
(Egipto), Austria Bélgica, Bielorrusia, Birmania, Bulgaria, Cuba, Dinamarca, Repú-
blica Dominicana, Filipinas, Finlandia, Francia, Guatemala, República de Guinea,
Honduras, Hungría, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Luxemburgo, México, Noruega,
Países Bajos, Pakistán, Panamá, Polonia, Reino Unido, Rumania, Suecia, Túnez,
Ucrania, U.R.S.S., Uruguay y Yugoslavia. Este Convenio se declaró aplicable sin
modificaciones en los siguientes territorios no metropolitanos : (Dinamarca) Groen-
landia; (Francia) Repúblicas de la Comunidad que formaban parte del África Ecua-
torial Francesa y del África Occidental Francesa y República Malgache, Camerún,
islas Comoras, Guadalupe, Guayana, Guinea Francesa, Martinica, Nueva Caledonia,
San Pedro y Miquelón, Polinesia Francesa, Reunión, Somalia Francesa y Togo;
(Países Bajos) Antillas Holandesas, Nueva Guinea Holandesa y Surinam; (Reino
Unido), Aden, Dominica, Guernesey, Jersey, isla de Man, Malta, Nigeria, Santa
Lucía, Trinidad y Tabago. Era aplicable, con modificaciones, en los territorios
siguientes : (Reino Unido) Basutolandia, Bechuanalandia, Borneo del Norte, Gibral-
tar, Granada, Guayana Británica, Honduras Británica, Jamaica, isla Mauricio,
Niasalandia, Uganda, San Vicente, Sarawak, Sierra Leona y Suazilandia.
En la misma fecha, el Convenio (núm. 98) sobre la protección del derecho de
sindicación y de negociación colectiva, 1949, lo habían ratificado los siguientes Esta-
dos Miembros : Albania, República Federal de Alemania, República Árabe Unida,
Argentina, Austria, Bélgica, Bielorrusia, Brasil, Bulgaria, Cuba, Dinamarca, Repú-
NORMAS INTERNACIONALES 9

considerarse que tales disposiciones constituyen normas útiles general-


mente aceptadas en la legislación y en la práctica, con arreglo a las
cuales podrá llegarse, en cualquier país, a una solución justa y eficaz
de gran número de los problemas que se examinan en el presente estudio.

blica Dominicana, Ecuador, Filipinas, Finlandia, Francia, Ghana, Guatemala,


República de Guinea, Haiti, Honduras, Hungría, Indonesia, Irlanda, Islandia, Israel,
Italia, Japón, Luxemburgo, México, Noruega, Pakistán, Polonia, Reino Unido,
Rumania, Sudán, Suecia, Túnez, Turquía, Ucrania, U.R.S.S., Uruguay y Yugoslavia.
Este Convenio se declaró aplicable sin modificaciones en los siguientes territorios no
-jnetropolitanos.: (Erancia) Guadalupe, Guayana, Martinica y Reunión; (Reino Unido)
Aden, Borneo del Norte, Dominica, Gibraltar, Granada, Guayana Británica, Guer-
nesey, Honduras Británica, Jamaica, Jersey, isla de Man, isla Mauricio, Nigeria,
Santa Lucía, San Vicente, Sarawak, Sierra Leona, Trinidad y Tabago, Uganda.
El Convenio se declaró también aplicable sin modificaciones en Rhodesia del Norte
(Reino Unido).
CAPÍTULO II

ORIGEN DE LOS FONDOS Y BIENES SINDICALES

Los fondos sindicales proceden principalmente, en la mayoría de


los casos, de las cuotas regulares de sus afiliados, quienes suelen también
abonar una cuota de ingreso cuando se afilian por primera vez al sindi-
cato. En épocas de necesidad apremiante de fondos, algunos sindicatos
imponen además a sus afiliados contribuciones especiales. Desde un
punto de vista puramente económico, las multas que puedan impo-
nerse a los miembros de los sindicatos a título de medida disciplinaria,
así como los legados, donaciones, etc., con que se benefician de vez
en cuando las organizaciones sindicales presentan menos importancia.
En un escaso número de países, la legislación permite que los sindicatos
se beneficien de las contribuciones impuestas a los trabajadores que no
forman parte de la organización.
En ciertos casos, los gobiernos conceden una ayuda indirecta a los
sindicatos, estableciendo, por ejemplo, exenciones fiscales para los
mismos, permitiéndoles la utilización de ciertos servicios públicos, pro-
mulgando leyes que protejan sus bienes contra todo posible embargo,
o bien dichos gobiernos pueden conceder, en otros casos, un subsidio ya
sea para engrosar los fondos generales del sindicato o como subvención
especial destinada a determinados fines.
Por último, en un número muy reducido de casos, la ley autoriza
o prescribe que los empleadores contribuyan a los fondos sindicales.
Tales son, pues — aparte los ingresos que puedan obtener los sindi-
catos de las inversiones que realicen —, las principales fuentes que per-
miten la constitución de los fondos y los bienes sindicales, y que se
estudian a continuación.

CUOTAS DE INGRESO Y CUOTAS ORDINARIAS

Las cuotas de ingreso y las cuotas ordinarias, así como los méto-
dos para fijar la cuantía de las mismas suelen prescribirse, por lo ge-
neral, en los estatutos de los sindicatos, independientemente de lo
prescrito por la legislación. En Argentina \ Checoslovaquia 2, China

1
Art. 9 de la ley núm. 14455 de 1958.
2
Decreto num. 320 de 20 de septiembre de 1951. Este decreto,.al parecer, todavía
continúa en vigor. Sin embargo, el Comité MacNair, después de habetxitado este
ORIGEN DE LOS FONDOS 11

(Taiwan)* y Libia 2, las legislaciones correspondientes exigen concreta-


mente que los estatutos sindicales prescriban las cuotas de ingreso o,
en términos más generales, las condiciones requeridas para afiliarse al
sindicato ; en Birmania 3, India 3 y Pakistán 3, la observancia de estas dis-
posiciones constituye una condición previa para proceder al registro
facultativo del sindicato, y en Irlanda 4 es también una condición
requerida siempre que una organización ya registrada desee obtener
una autorización para entablar negociaciones colectivas.
En Chile 5, República Dominicana 8, Ghana 7, Irak 8 y Sudán 9,
así como en los territorios no metropolitanos de Bahamas10, Bermudas n ,
Chipre12, Fidji13, Santa Elena14, Sierra Leona15, Rhodesia del Sur16,
Tangañica " y Zanzíbar18, los estatutos de los sindicatos deben prescribir
la cuantía de las cuotas o el método de recaudación de las mismas, o
ambas cosas. En Finlandia 19, estas disposiciones constituyen también
una condición previa al registro facultativo del sindicato.
Los sindicatos de los países que se citan a continuación prevén
en sus estatutos las formas de pago de las cuotas de ingreso y

decreto (a cuyas disposiciones hizo referencia detalladamente, a propósito del caso


núm. 14 relativo a Checoslovaquia, el Comité de Libertad Sindical, en el párrafo 56
de su 8.° informe), también tomó nota de una declaración formulada por el Gobierno
de Checoslovaquia según la cual las leyes y reglamentos de este país no exigen la
inclusión de ciertas disposiciones en los estatutos y constituciones de las organiza-
ciones. (Informe McNair, anexo H, suplemento, pág. 183.)
1
Art. 10 de la ley de 1949 sobre sindicatos (organizaciones obreras); art. 12 de
la ley de 1947 sobre organizaciones industriales (organizaciones de empleadores).
2
Art. 31, a), 3), de la ley de 1957 sobre el trabajo.
3
Art. 6, 3), de la ley de 1926 sobre sindicatos (India), actualmente en vigor,
salvo ligeras modificaciones, en estos tres países.
1
Art. 12, 1), a), de la ley de 1941 sobre sindicatos.
6
Art. 393, 1), del Código del Trabajo; art. 36 de la ley num. 8811, de 8 de julio
de 1947, sobre organización sindical de los obreros agrícolas.
6
Art. 315, 1), del Código Trujillo del Trabajo, de 1951.
7
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos.
8
Art. 114, 3), y apéndice de la ley del trabajo de 1958.
9
Art. 19, 1), y apéndice del decreto de 1949 sobre sindicatos.
10
Apéndice II de la ley de 1958 sobre sindicatos.
11
Art. 12 de la ley de 1946 sobre sindicatos. .
12
Art. 19, 1), y apéndice de la ley de 1949 sobre sindicatos.
13
Art. 8, 6), de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
14
Art. 20, 1), y apéndice de la orden de 1959 sobre sindicatos y conflictos de
trabajo.
15
Art. 26, 1), y apéndice de la orden de 1940 sobre sindicatos.
16
Art. 47, 1), a), de la.ley de. 1959 sobre conciliación laboral.
17
Art. 33, 1), y apéndice de la orden de 1956 sobre sindicatos.
18
Art. 33, 1), y-apéndice del decreto de 1958 sobre sindicatos.
19
Art. 7 de la ley de 1919 sobre organizaciones industriales.
12 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

las condiciones de afiliación : República Federal de Alemania1, Repú-


blica Árabe Unida2, Austria3, provincia canadiense de Quebec4,
Colombia 5, Corea del Sur 6, Costa Rica 7, Cuba 8, Ecuador 9, Grecia10,
Guatemala n , Haití12, Honduras 13, Irán 14 , Líbano 15, México 16,
Nicaragua ", Panamá18, Perú19, Portugal20, El Salvador21, Turquía 22,
Viet-Nam 23 y Venezuela M, así como en Kenia 25, Nigeria 26, Niasalan-
dia 27, Rhodesia del Norte 28 y Uganda2fl ; la existencia de estas dis-
posiciones constituye una condición previa al registro facultativo de
los sindicatos en las islas Cook 30, Nueva Zelandia 31 y Unión Sudafri-
cana 32, y al reconocimiento y adquisición de personalidad jurídica en
Bélgica 33. De manera más general, en el BrasilM, por ejemplo, toda
1
Art. 58 del Código Civil (informe McNair, anexo II, pág. 654).
2
Art. 164, 3) y 5), del Código del Trabajo de 1959.
s
Ley de 1951 sobre organizaciones industriales.
* Art. 2, a), de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
6
Art. 362 del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Arts. 9 y 12, 4), de la ley de 1953 sobre sindicatos.
' Art. 275 del Código del Trabajo de 1947.
8
Art. 7 del decreto-ley núm. 2605 de 1933.
» Art. 363 del Código del Trabajo de 1938.
10
Art. 78 del Código Civil; arts. 12 y 13 de la ley de 1920 sobre sindicatos.
11
Art. 221 del Código del Trabajo de 1947.
12
Art. 13 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales.
13
Art. 14 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
14
Art. 14, 4), del decreto de 9 de noviembre de 1955.
16
Art. 98 del Código del Trabajo de 1946; art. 1.° del decreto num. 7939 de 1952.
16
Art. 246 de la ley del trabajo de 1931.
17
Art. 198 del Código del Trabajo de 1945.
18
Art. 288 del Código del Trabajo de 1947.
19
Art. 118 del decreto supremo de 23 de marzo de 1936; art. 54 del Código Civil.
20
Art. 15, d), del decreto-ley núm. 2350 de 1953.
21
Art. Il del decreto núm. 353, de agosto de 1951, sobre sindicatos.
22
Art. 2 de la ley de 1938 sobre organizaciones industriales.
23
Art. 7, 3), de la orden núm. 23 de 1952.
24
Art. 176 del Código del Trabajo de 1950.
25
Art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre sindicatos.
28
Art. 30, a), y apéndice de la orden (modificada) de 1939 sobre sindicatos.
" Art. 38 y apéndice de la orden de 1958 sobre sindicatos.
28
Art. 9 de la orden de 1949 sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
29
Art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre sindicatos.
30
Art. 8 del reglamento de 1947 sobre sindicatos.
31
Art. 66, h), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
32
Art. 8, 1), a), de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
38
Art. 4 de la ley de 1898 sobre sindicatos profesionales. Son muy pocos los
sindicatos que han optado por la adquisición de personalidad jurídica como « sin-
dicatos profesionales ».
34
Art. 518, e), del Código del Trabajo de 1943; art. 6, d), del decreto-ley núm. 7038
de 1944.
ORIGEN DE LOS FONDOS 13

organización que solicite su registro legal tiene que precisar en sus


estatutos el modo de constitución de su patrimonio sindical. En Estados
Unidos \ cualquier organización sindical que desee participar en los
procedimientos prescritos por la ley sobre relaciones laborales debe
dar indicaciones sobre las cuotas de ingreso y las cuotas periódicas, así
como sobre las modalidades de percepción de las mismas, etc.
Diversas prescripciones legislativas determinan los procedimientos
para resolver estas cuestiones.

Cuotas de ingreso

En China (Taiwan) 2, las cuotas de ingreso no pueden exceder de la


remuneración de dos días de trabajo; en Nueva Zelandia 3, el máximo
legal es de cinco chelines. En Grecia, en virtud del artículo 12, 3), de la
ley de 1920 sobre sindicatos, se fija en 20 dracmas la cuota máxima de
ingreso. En Australia 4 , el tribunal de arbitraje puede invalidar cualquier
disposición de los estatutos de un sindicato registrado que considere
coercitiva u onerosa, o que imponga condiciones injustas de afiliación
o de solicitud de la misma. En Estados Unidos, el artículo 8, b), 5),
de la ley de 1947 sobre relaciones laborales prohibe, en el caso de sindi-
catos que se beneficien de convenios que prevean la seguridad sindical,
el establecimiento de cuotas de ingreso que el Consejo Nacional de
Relaciones Laborales considere excesivas o discriminatorias ; al proceder
al examen del caso de que se trate, dicho Consejo debe tener presentes,
ínter alia, « las normas y prácticas de las organizaciones sindicales de la
industria que sea del caso y los salarios que devenguen corrientemente
los trabajadores interesados » 5 . Por otra parte, en la provincia cana-

1
Art. 22 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
2
Art. 9 de la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
3
Art. 73, 1), de la ley de 1934 sobre conciliación y arbitraje. En las islas Cook,
las cuotas de ingreso establecidas por cualquier sindicato que trate de registrarse
facultativamente no pueden ser superiores a la cuantía que el registrador considere
razonable (art. 8, f), de la reglamentación de 1947 sobre sindicatos).
4
Art. 140 de la ley de 1904-1955 sobre conciliación y arbitraje.
5
Así, en el Estado de New Hampshire, cualquier sindicato que trate de concluir
un convenio de seguridad sindical deberá, en primer lugar, demostrar al comisionado
laboral que las cuotas de ingreso y las cuotas ordinarias establecidas « no constituyen
un gravamen excesivo para los trabajadores actualmente afiliados o futuros miembros
del sindicato»; a este respecto se consideran como excesivamente gravosas las
cuotas de ingreso superiores a 25 dólares. En Delaware, 25 dólares es la cuota
máxima permitida, y en Florida, estas cuotas de ingreso sólo podrán exceder de 15
dólares cuando se haya fijado una cuantía superior con fecha anterior al 1 de
enero de 1940. En Oregon no está permidido establecer cuotas de ingreso, cuotas
ordinarias, multas u otras exacciones «que proporcionen al sindicato cantidades
superiores a las necesarias para la realización de los fines o actividades legales ». Una
14 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

diense de Quebec \ la ley prescribe el pago de un dólar como cuota


mínima de ingreso.
Cuotas ordinarias
En Australia se aplican a las cuotas ordinarias las mismas disposi-
ciones que rigen para las cuotas de ingreso con respecto a los estatutos
que puedan ser coercitivos e injustos. En Nueva Zelandia 2, dichas cuo-
tas podrán exceder de dos chelines por semana sólo cuando así lo deci-
da la mayoría « de los miembros financieros » mediante votación
secreta por vía postal, aunque en virtud de los estatutos se pue-
de exigir el pago de doce meses por adelantado ; en China (Taiwan)3
y en Corea del Sur4, la cuota máxima corresponde al 2 por ciento de los
ingresos mensuales del miembro afiliado, y en Turquía5, la cuota máxima
anual es de 120 libras. En el Líbano 6, la cuantía de las cuotas requiere
la aprobación oficial, así como las cuotas establecidas por las organi-
zaciones legales de trabajadores y de empleadores de Austria 7. En Irak 8,
el Gobierno se reserva el derecho de dictar reglamentos especiales
relativos a la constitución de fondos sindicales en general.
En la provincia canadiense de Quebec 9, la cuota mínima legal anual
es de seis dólares, mientras que en Bombay 10, cualquier organización re-
gistrada con arreglo a la ley sobre sindicatos (India) sólo podrá disfrutar
de los privilegios que represente figurar en la lista « oficial » cuando la
cuota prescrita no sea inferior a cuatro armas por mes.
Son numerosas las legislaciones que disponen que la fijación o el
aumento de las cuotas ordinarias las decida la asamblea general
del sindicato interesado. En el Líbano n , cualquier modificación en la

disposición similar establecida en Texas — que terminaba con la siguiente frase :


« si tales cargas dan lugar a una extorsión indebida para los miembros del sindi-
cato» —fué anulada por el tribunal del distrito (véase Charles C. KILLINGSWORTH :
State Labor Relations Acts (Chicago, The University of Chicago Press, 1948),
pág. 286.
1
Art. 2, b), de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
2
Art. 73, 1), de la ley de 1934 sobre conciliación y arbitraje. En las islas Cook,
las cuotas de ingreso establecidas por cualquier sindicato que trate de registrarse
facultativamente no pueden exceder de la cuantía que el registrador considere razonable
(art. %,f), de la reglamentación de 1947 sobre sindicatos).
3
Art. 22 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
* Art. 23 de la ley de 1953 sobre sindicatos.
6
Art. 2, 9), de la ley de 1938 sobre organizaciones industriales.
6
Arts. 89 y 98 del Código del Trabajo de 1946.
' Informe McNair, anexo II, pág. 88.
8
Art. 121, a;, de la ley del trabajo de 1958.
9
Art. 2, b), de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos.
10
Art. 23, 1), i), de la ley de 1946 sobre relaciones laborales (Bombay).
11
Art. 98 del Código del Trabajo de 1946.
ORIGEN DE LOS FONDOS 15

cuantía de las cuotas requiere la aprobación de las dos terceras partes


de los miembros del comité ejecutivo del sindicato, decisión que, por otra
parte, ha de ser ratificada por la asamblea general y por el Ministerio de
Asuntos Sociales. En Monaco 1, cualquier aumento de las cuotas sindi-
cales requiere la aprobación de la asamblea general, decidida con la
asistencia de las tres cuartas partes de los miembros del sindicato; en
la Federación Malaya2, los estatutos deben prever la celebración de una
votación secreta para decidir si deben modificarse las disposiciones de
dichos estatutos para aumentar la escala de las cuotas. En Estados Uni-
dos 3, el aumento de las cuotas de ingreso o de las cuotas ordinarias se
rige por las mismas disposiciones que han de observarse para la imposi-
ción de cuotas especiales.
En Nueva Zelandia 4, los estatutos de un sindicato registrado deben
disponer la baja en el sindicato de cualquier miembro afiliado que se
retrase doce meses en el pago de cualquier cuota, contribución o multa,
pagaderas en virtud de los estatutos vigentes. En Kenia 5, Tangañica6
y Uganda 7, los miembros afiliados que no hayan pagado sus cuotas
durante trece semanas consecutivas perderán el derecho de voto,
y en la provincia canadiense de Quebec8, la legislación prevé la suspensión
de cualquier miembro que no haya abonado sus cuotas durante tres meses.
La relación entre la cuantía de las cuotas efectivas y los salarios
devengados varía notablemente en la práctica.
En Albania, en virtud de los estatutos de la organización sindical
de este país, las cuotas se fijan en forma uniforme à razón de un 1 por
ciento de los ingresos mensuales del miembro afiliado. De conformidad
con la constitución de los sindicatos de China continental, las cuotas
de ingreso y las cuotas ordinarias representan igualmente el 1 por ciento
de dichos ingresos mensuales, porcentaje que constituye asimismo la
cuota de ingreso que establecen los estatutos de los sindicatos de la
U.R.S.S., aunque en este país dicha cuota del 1 por ciento, pagadera
por las personas que ganen más de 700 rublos al mes, se reducirá pro-
gresivamente a medida que disminuya su remuneración; ningún traba-
jador de la U.R.S.S. que cambie de sindicato por haber cambiado de

1
Orden núm. 2942 de 4 de diciembre de 1944, modificada por la orden núm. 473
de 9 de noviembre de 195i.
2
Art. 38 y apéndice I a la orden de 1959 sobre sindicatos.
3
Véase pág. 20.
* Art. 66, 1), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
5
Art. 30, 2), de la orden de 1952 sobre sindicatos.
6
Art. 26, 2), de la orden de 1956 sobre sindicatos.
' Art. 30, 2), de la orden de 1952 sobre sindicatos.
8
Art. 2, b), de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
16 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

profesión pagará dicha cuota de ingreso. En Checoslovaquia, Hungría,


Polonia y Yugoslavia, la cuantía de las cuotas de ingreso y de las cuotas
ordinarias la fija el Comité Central de Sindicatos.
En el Reino Unido, la cuantía de las cuotas sindicales es muy
variable. Por ejemplo, el Sindicato del Transporte y Oficios Varios,
que es la organización sindical más importante, sólo exige el pago de
ocho peniques por semana; en cambio, los miembros de la Sociedad
Londinense de Compositores, con mayores sueldos, pagan nueve cheli-
nes y seis peniques. También varía la cuantía de las prestaciones en
metálico que conceden las organizaciones sindicales, lo que hace difícil
su estudio comparado. Las cuotas ordinarias han aumentado poco desde
que terminó la última guerra 1. « Los fondos sindicales siempre han
sido en Francia muy escasos, ya que en este país existe la tradición
de establecer cuotas sindicales ínfimas, que suelen representar aproxi-
madamente el importe de una hora de trabajo por mes » 2, mientras
que en Noruega 3 , por ejemplo, el promedio de dicha cuota corresponde
más o menos al importe de una hora de trabajo por semana. En Israel,
los miembros afiliados pagan al Histadrut del 3 al 4,5 por ciento de
sus ingresos ; también en Italia 4 varía la cuantía de las cuotas de una
región a otra, y el trabajador del Norte del país paga por lo general
casi el doble que el trabajador del Sur.
En ciertos países se ha promulgado la correspondiente legislación
para determinar el importe de las cuotas que han de pagar los sindicatos
filiales a los sindicatos principales, y éstos a las federaciones. En Irak 5,
si un sindicato intenta organizar sindicatos filiales, ha de estipular en
sus estatutos qué porcentaje de los ingresos de dicha filial deberá
abonar a la central sindical.
En Portugal 6 , cualquier sección de un sindicato nacional puede
contribuir con el 50 por ciento, como máximo, de las cuotas recaudadas.
Aparte de los donativos, los fondos de una federación o confederación
sindicales de la República Dominicana 7 se limitan en forma expresa

1
B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great Britain
(Londres, G. Bell and Sons, Ltd., 1956), págs. 345 y siguientes.
2
Georges VIDALENC : Aspects du mouvement syndical français, Monografías
de la C.I.O.S.L., num. 1 (Bruselas, Confederación Internacional de Organizaciones
Sindicales Libres, 1953).
3
Edward BULL : The Norwegian Trade Union Movement, monografía num. 4
sobre los movimientos nacionales sindicales (Bruselas, C.I.O.S.L., 1956), pág. 39.
4
Véase International Confederation of Free Trade Unions : The Problems of
European Unification (Bruselas, C.I.O.S.L., 1954), pág. 118.
6
Art. 114, 3), y tercer apéndice de la ley del trabajo de 1958.
6
Art. 15, e), del decreto-ley num. 23050, de 1933.
7
Art. 361 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
ORIGEN DE LOS FONDOS 17

a las contribuciones de los sindicatos afiliados, de conformidad con


las disposiciones de los estatutos de estos últimos. En la República
Árabe Unida \ la contribución de los sindicatos a cualquier federación
no excederá del 10 por ciento de las cuotas que perciba de sus propios
miembros. En China (Taiwan) 2 , la cuota de ingreso de cualquier
sindicato afiliado a una central sindical ha de ser proporcional a sus
ingresos, o estar de acuerdo con el número de sus representantes en
dicha central sindical.
La limitación legal de los pagos efectuados por los sindicatos a
las federaciones en Turquía originó quejas, que fueron examinadas
por el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración.
Este Comité señaló que la contribución de los sindicatos a una fede-
ración no podría exceder de 120 libras turcas al año, aunque el Go-
bierno declaró que nada impide a los miembros individuales de los sindi-
catos interesados pagar las cuotas suplementarias a la federación y que,
de hecho, algunas federaciones recurren a este doble sistema de cuotas.
El Comité llegó a la conclusión de que si bien esta norma puede parecer
contraria al principio generalmente aceptado de que las organizaciones
de trabajadores deben tener derecho a organizar su gestión y actividades,
así como el de las federaciones que constituyan, sus efectos pare-
cen ser modificados en la práctica por el recurso permitido de percibir
cuotas de los miembros afiliados a los sindicatos 3.
El financiamiento de las federaciones por parte de sus sindicatos
afiliados varía considerablemente en la práctica según los países. Así,
por ejemplo, en Noruega, hace unos diez años, el sindicato de trabaja-
dores metalúrgicos abonaba el 20 por ciento de las cuotas que percibía
de sus secciones locales (es decir, el 75 por ciento de las cuotas que
percibían estas secciones locales de sus propios miembros) a la Con-
federación General de Sindicatos de Noruega, cuya autoridad, muy
centralizada, ha quedado fortalecida desde hace tiempo por el hecho
de que la oposición que cualquier sindicato nacional pueda hacer a
sus normas directivas podría privar a dicho sindicato de su « importante
ayuda económica » 4 .
No obstante, parece ser que desde entonces el porcentaje de los
ingresos con que contribuyen los sindicatos nacionales a dicha central

1
Art. 182 del Código del Trabajo de 1959.
2
Art. 22 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
3
Sexto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 50 (Turquía),
párrafos 814-867, Séptimo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas (Ginebra, 1953),
págs. 382-392.
4
Véase Walter GALENSON : Labor in Norway (Harvard University Press, 1949),
pág. 38.
18 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

sindical se ha reducido del 10 al 14 por cientox. En la República


Federal de Alemania 2, los sindicatos abonan a las centrales sindicales
el 12 por ciento de las cuotas que recaudan de sus afiliados. En los
Estados Unidos, los sindicatos locales afiliados directamente a la
A.F.L.-C.I.O. abonan mensualmente a esta federación un dólar por
miembro, mientras que los sindicatos nacionales o internacionales
contribuyen con la cantidad de cinco centavos mensuales por cada
miembro3. Los sindicatos del Reino Unido abonan al Congreso de Sin-
dicatos una cuota anual de seis peniques por miembro4.
En Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, U.R.S.S.
y Yugoslavia, en virtud de los estatutos de los diferentes movimientos
sindicales unificados que existen en estos países, corresponde al Consejo
Central de Sindicatos fijar la proporción del total de las cuotas
que los sindicatos constituyentes han de pagar a la central sindical.

CUOTAS ESPECIALES

En Colombia5, República Dominicana6, Fidji ', Guatemala8,


Honduras9, Irán10, Federación Malaya ", El Salvador12, etc., los esta-
tutos de los sindicatos deben prever la cuestión relativa al estableci-
miento de cuotas especiales o extraordinarias, como condición previa
al registro obligatorio ; en Nueva Zelandia13 (islas Cook inclusive)14
las organizaciones que soliciten libremente ser registradas han de prever
esta disposición en sus estatutos. En la Unión Sudafricana15 y en Rhodesia

1
Véase Edward BULL : The Norwegian Trade Union Movement, op. cit., pág. 132.
2
Véase The Problems of European Unification, op. cit., pág. 104.
3
Proceedings of A.F.L.-C.I.O. Constitutional Convention, 1957 (Washington,
A.F.L.-C.I.O.), vol. I, pág. 443.
4
Véase B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great
Britain, op. cit., pág. 450.
6
Art. 362, 8), del Código Sustantivo del Trabajo.
6
El art. 315 del Código Trujillo del Trabajo de 1951 dispone que deben fijarse
en los estatutos de los sindicatos las cuotas de sus miembros y otras contribuciones
obligatorias.
7
Art. 8 de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
8
Art. 221, h), del Código del Trabajo de 1947.
9
Art. 14, g), del decreto-ley num. 101, de 1955.
10
Art. 12, 15), de la reglamentación de 3 de marzo de 1946.
11
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos (que disponen
la celebración de una votación secreta).
12
Art. 11, g), del decreto num. 353, de 1951.
13
Art. 66, h), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
14
Art. 8 del reglamento de 1947 sobre sindicatos.
15
Art. 8, 4), a), ii), de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
ORIGEN DE LOS FONDOS 19

del Sur x, la legislación del trabajo dispone concretamente que los


sindicatos pueden prever en sus estatutos el pago de cuotas
especiales.
En los casos de Guatemala 2, Honduras 3 y El Salvador 4, las dis-
posiciones legales correspondientes disponen que en los estatutos de
los sindicatos se fijen tanto la cuantía máxima en concepto de cuotas
extraordinarias como el número máximo de veces en el año que pueden
exigirse esas contribuciones, e incluso en Honduras 3, el establecimiento
efectivo de este tipo de cuotas requiere la aprobación de las dos
terceras partes de la asamblea general del sindicato interesado.
En la Federación Malaya 5, los estatutos deben asimismo prever la
celebración de una votación secreta de todos los miembros para decidir
sobre la imposición de cuotas especiales, mientras que en Nueva Zelandia 6
esta imposición especial requiere la aprobación de la mayoría de
los « miembros financieros » mediante votación secreta por vía
postal. En Bolivia 7, Colombia 8, Costa Rica 9 y Panamá10, cualquier
cuota especial debe fijarse y aprobarse por la asamblea general de los
sindicatos. En China (Taiwan)11, las contribuciones para constituir
el fondo de una fundación especial y las « recaudaciones ocasionales »
sólo estarán autorizadas previa resolución adoptada por la asamblea
general, y después de haberse sometido el correspondiente informe
a las autoridades competentes. En las islas Cook, donde los estatutos
prevén el pago de « cualquier otra suma », además de las cuotas de
ingreso y las cuotas ordinarias, las cuotas especiales no pueden
ser superiores a la cuantía que el registrador considere razonable 12.
En Estados Unidos, a excepción de cualquier federación de organiza-
ciones sindicales nacionales o internacionales, ningún sindicato podrá
imponer cuotas especiales o extraordinarias si no obtiene previamente
la aprobación, por mayoría de votos, de los miembros reconocidos

1
Art. 47, 2), c), de la ley de 1959 sobre conciliación laboral.
2
Art. 221, h), del Código del Trabajo de 1947.
3
Arts. 17, e), y 18 del decreto-ley núm. 101, de 1955.
4
Art. 11, g), del decreto núm. 353, de 1951.
6
Art. 33 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos.
6
Art. 73, 2), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
7
Art. 141 de la reglamentación de agosto de 1943.
8
Art. 376 del Código Sustantivo del Trabajo.
9
Art. 276, d), del Código del Trabajo de 1943.
10
Art. 289, 4), del Código del Trabajo de 1947.
11
Art. 22 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
12
Art. S,f), de la reglamentación de 1947 sobre sindicatos.
20 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

como tales, mediante votación secreta celebrada en una asamblea


especial o mediante referéndum, y, en ciertos casos, por mayoría de
votos de los delegados a una convención 1.
Por lo general, aunque no siempre suele ser la regla, son precisa-
mente aquellos sindicatos que recaudan cuotas relativamente modestas
los que recurren a la imposición de cuotas especiales cuando tienen
que hacer frente a gastos urgentes e imprevistos. En Australia, las
cuotas de ingreso y las cuotas ordinarias son extremadamente bajas
— a veces, incluso, no se exige ninguna cuota de ingreso —, de modo
que los sindicatos se ven obligados a imponer ciertas cuotas especiales
a fin de poder hacer frente a desembolsos excepcionales o extraordinarios,
tales como la construcción de nuevos locales o el pago de costas judi-
ciales excesivas ; no obstante, el trabajador sindicado se halla protegido
contra las exacciones arbitrarias en virtud del artículo 140 de la ley federal
de 1908-1956 sobre conciliación y arbitraje, que le autoriza a someter
al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje cualquier queja contra
disposiciones de los estatutos que considere opresivas o injustas, o
que impongan injustificadamente la afiliación al sindicato2. En el
Reino Unido, la mayor parte de los estatutos de los sindicatos prevén
la imposición de cuotas especiales cuando lo impongan las circunstancias,
especialmente en el caso de conflictos laborales muy onerosos. En
numerosos casos, los comités de distrito y sus secciones, así como los
dirigentes nacionales, tienen facultades para imponer el pago de cuotas
especiales. En los últimos años apenas se ha recurrido a este procedi-
miento, muy utilizado, en cambio, durante el período de 1919-19263.
En Estados Unidos4, el Consejo Ejecutivo de la A.F.L.-C.I.O. tiene
facultades para imponer una contribución especial de cuatro centavos
mensuales por miembro a todos los sindicatos afiliados durante un
período no superior a seis meses del mismo año, siempre que los intereses
de la federación así lo requieran y que los fondos disponibles consti-
tuidos a base de las cuotas per capita no basten para satisfacer las
necesidades de dicha central sindical; por otra parte, dichas contri-
buciones especiales pueden determinarse en cualquier momento previa
votación de la mayoría de la asamblea general.

1
Art. 101, a), 3), de la ley de 1959 sobre los informes y declaraciones que deben
hacer las organizaciones de empleadores y de trabajadores acerca de determinadas
transacciones financieras.
2
Véase O. DE R. FOENANDER : Industrial Regulation in Australia (Melbourne,
University Press, 1947), págs. 208-209.
8
Véase B. C. ROBERTS: Trade Union Government and Administration in Great
Britain, op. cit., págs. 346-347.
* Art. XVI, sección 4, Constitución de la A.F.L.-C.I.O.
ORIGEN DE LOS FONDOS 21

IMPOSICIÓN DE MULTAS A LOS MIEMBROS DE LOS SINDICATOS

Aunque las multas se imponen principalmente para mantener la


disciplina interna del sindicato, sólo representan una modesta contri-
bución a los fondos de los sindicatos de los diversos países.
En gran número de países, la legislación prevé que cualquier multa
o sanción disciplinaria que hayan de imponerse a los miembros deberán
estipularse en los estatutos de los sindicatos, como sucede en Bolivia \
provincia canadiense de Terranova 2, Ceilán 3, Colombia 4 , Costa Rica 5,
Cuba«, Chile 7 , Ecuador 8 , Ghana 9 , Grecia 10 , Guatemala 11 , Haití 12 ,
Honduras 13, I r a k u , Irán 15, Jordania 16, Libia 17, Federación Ma-
laya 18, México 19, Nicaragua 20, Panamá 21 , El Salvador 22, Sudán 23,
Venezuela 24 y Viet-Nam 25 . Disposiciones análogas deberán figurar en los

1
Art. 141 del decreto de 23 de agosto de 1943.
2
Art. 15 de la ley sobre sindicatos.
3
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
* Art. 362, 9), del Código Sustantivo del Trabajo.
5
Art. 275, g), del Código del Trabajo de 1943.
6
Art. 7 del decreto núm. 2605, de 1933.
7
Arts. 393, 5), y 390, 5), del Código del Trabajo; art. 5 del decreto num. 1030,
de 1949, y art. 36 de la ley de 1947 sobre la organización sindical de los obreros
agrícolas.
8
Art. 363 del Código del Trabajo de 1938.
9
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos.
10
Art. 9, 1), de la ley de 1920 sobre sindicatos.
11
Art. 221, g), del Código del Trabajo de 1947.
12
Art. 13 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales.
13
Art. 14, e), del decreto-ley núm. 101, de 1955.
14
Art. 114, 3), y tercer apéndice de la ley del trabajo de 1958.
15
Art. 12, 17), del decreto de 9 de noviembre de 1955.
16
Apéndice de la ley núm. 35, de 1953.
17
Art. 31, a), 9), de la ley de 1957 sobre trabajo.
18
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos. La disposición
que figura en esta orden de que los estatutos deben estipular las « multas y confisca-
ciones que han de imponerse a cualquier miembro », se reproduce en todas las legis-
laciones sindicales aplicables a los territorios no metropolitanos del Reino Unido.
19
Art. 246 de la ley del trabajo de 1931.
20
Art. 198 del Código del Trabajo de 1955.
21
Art. 288, 7), del Código del Trabajo de 1947.
22
Art. 11, c), del decreto núm. 353, de 1951.
23
Art. 19, 1), y apéndice de la orden de 1949 sobre sindicatos.
24
Art. 179, m), del Código del Trabajo de 1947.
25
Art. 7, 10), de la orden núm. 23, de 1952.
22 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

estatutos de los sindicatos si éstos desean ser reconocidos legalmente


en Bélgica \ o si quieren obtener el correspondiente registro, en Birma-
nia 2 , India2, Irlanda3, Nueva Zelandia 4, Pakistán2 y Reino Unido3.
En los estatutos de los sindicatos registrados de la Unión Sudafricana 5
podrá figurar igualmente una disposición sobre la imposición de multas.
Las organizaciones sindicales de Estados Unidos 6 tendrán que
proporcionar detalles sobre las disposiciones de los estatutos relativas
a la imposición de multas cuando pretendan acogerse a las disposi-
ciones de la ley sobre relaciones laborales.
En Grecia ', la cuantía de las multas que puedan imponerse a los
miembros de los sindicatos no excederá de la remuneración de tres
días de trabajo, y los estatutos deberán precisar detalladamente los
casos en que puedan imponerse tales sanciones, y el procedimiento
correspondiente. Cualquier sanción impuesta a un miembro sindical
en Nicaragua 8 requiere la aprobación, mediante votación, de las dos
terceras partes de los miembros del sindicato, mientras que en Brasil9
cualquier resolución del comité ejecutivo de una organización sindical
que decida imponer una sanción a cualquier miembro requiere la apro-
bación de la asamblea general mediante votación secreta, aunque
el miembro interesado podrá recurrir ante el Ministerio del Trabajo
contra cualquier medida dictada por el comité ejecutivo, el comité
de control o la asamblea general de su sindicato que atente contra
sus derechos.
La no concurrencia de los miembros a las reuniones del sindicato
solía sancionarse con multas en el Reino Unido, y al parecer todavía
sigue en vigor esta práctica, en cierto grado, en los Estados Unidos.
En la actualidad, todavía se recurre en numerosos países a la imposición
de multas como medio de evitar que se quebrante la solidaridad sindical
en el curso de una huelga o durante cualquier conflicto laboral.
En Checoslovaquia, Hungría, Polonia y la U.R.S.S. pueden im-
ponerse diversas sanciones disciplinarias — que van desde la simple

1
Art. 4 de la ley de 1898 sobre sindicatos profesionales.
2
Art. 6, f), de la ley de 1926 sobre sindicatos.
8
En caso de registro en virtud de la ley de 1871 sobre sindicatos.
4
Art. 18 de la ley de 1908 sobre sindicatos y art. 66, h), de la ley de 1954 sobre
conciliación y arbitraje.
6
Art. 8, 4), a), ii), de la ley de 1956 sobre conciliación laboral. Lo mismo puede
decirse de Rhodesia del Sur (art. 47, ii), c), de la ley de 1959 sobre conciliación laboral).
8
Art. 9 de la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
' Art. 9, 1), de la ley de 1920 sobre sindicatos.
8
Art. 198, 9), del Código del Trabajo de 1945.
8
Art. 524, d), y art. 542 del Código del Trabajo de 1943, modificado por el decreto-
ley num. 9502, de 1946.
ORIGEN DE LOS FONDOS 23

amonestación hasta la expulsión del sindicato — a aquellos miembros


que, entre otras causas, se hayan retrasado tres meses en el pago de
sus cuotas, aunque los estatutos de las centrales sindicales de dichos
países no prevén como sanción la imposición de multas.

LEGADOS, MANDAS Y DONACIONES

En diversos países, la aceptación de legados, mandas y donaciones


por parte de los sindicatos está regida por disposiciones especiales.
Así, en la República Dominicana \ Francia 2 (y en los territorios y
antiguos territorios de ultramar)3, Marruecos4 y Túnez5, la legis-
lación correspondiente dispone concretamente que las organizaciones
sindicales podrán aceptar cualesquiera donaciones de bienes muebles
o inmuebles, y en la provincia canadiense de Quebec 6, que las mismas
organizaciones podrán adquirir bienes a título gratuito para poder
realizar sus fines sindicales. En Bolivia 7, los sindicatos pueden aceptar
donaciones de « terceros » ; en Chile 8, « asignaciones por causa de
muerte » ; en Bulgaria 9, dinero en metálico u objetos de valor, y en
Brasil10, Cuba " y Monaco12, legados y donaciones.
En el Líbano13, cualquier donación superior a 1.000 libras requiere
la aprobación de las autoridades competentes, y en la República Árabe
Unida u todos los legados y donaciones requieren asimismo la apro-
bación del ministro competente. En Portugal15, los sindicatos nacio-
nales no pueden aceptar donación alguna de cualquier organización
internacional sin autorización previa del Gobierno.

1
Arts. 311 y 315, 3), del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
2
Art. 10, libro III, del Código del Trabajo (aplicable también en Argel, Guayana
Francesa, Guadalupe, Martinica y Reunión).
3
Art. 12 del Código del Trabajo de 1952, de Ultramar.
4
Art. 11 del dahir núm. 1-57-119, de 1957.
s
Art. 3 de la ley núm. 59-4 de 1959.
6
Art. 6 de la ley, modificada, de 1941 sobre sindicatos profesionales.
' Art. 141 del decreto de 23 de agosto de 1943.
8
Art. 74 del decreto núm. 1030, de 1949; art. 36 de la ley de 1947 sobre la orga-
nización sindical de los obreros agrícolas.
» Art. 5 del Código del Trabajo de 1951.
10
Art. 548, d), del Código del Trabajo de 1943; art. Il del decreto núm. 7038,
de 1944.
11
Informe McNair, anexo II, pág. 434.
12
Art. 21 de la orden núm. 2942, de 1944.
13
Art. 103 del Código del Trabajo de 1946.
14
Art. 174, 4), del Código del Trabajo de 1959.
15
Art. IO del decreto-ley núm. 23050, de 1953.
24 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En el Reino Unido, un legado de bienes raíces fué considerado nulo


a pesar de que los motivos en que se fundaba la sentencia carecían de
la suficiente claridad 1.

CUOTAS OBLIGATORIAS DE TRABAJADORES NO SINDICADOS

En algunos casos limitados, los sindicatos constituyen parte de sus


fondos mediante la imposición legislativa de contribuciones sindicales
a personas que no pertenecen a las organizaciones interesadas.
En Cuba, en la industria azucarera y en otras determinadas indus-
trias se aplican una serie de decretos que prevén la deducción de cuotas
obligatorias de los salarios de los trabajadores, estén o no sindicados.
Así, el decreto-ley núm. 1364, de 1 de abril de 1954, reglamenta la obliga-
toriedad del pago de las cuotas sindicales de los trabajadores de la
industria azucarera; este decreto dispone que la cuota sea retenida por
los empleadores, que retienen una parte como compensación de los
gastos administrativos, dividiéndose después las sumas recaudadas
entre los sindicatos azucareros y la Confederación de Trabajadores de
Cuba. Otros decretos han hecho extensivo este sistema a los trabajadores
de los establecimientos sanitarios, clínicas, dispensarios, laboratorios,
centros escolares, etc.2.
En la Argentina 3, la legislación autoriza a los sindicatos la imposición
de cuotas obligatorias en los casos de trabajadores no sindicados a los
cuales afecten los convenios colectivos. En Portugal, el decreto-ley
núm. 29931 de 15 de septiembre de 1939 autoriza al Ministro de Corpo-
raciones a imponer cuotas obligatorias a determinadas categorías de
trabajadores que no pertenecen a ninguna organización sindical pero
que se benefician de las disposiciones del contrato colectivo que haya
concluido el sindicato correspondiente. En España, en virtud de las
disposiciones del decreto de 28 de noviembre de 1941, se establece con
carácter obligatorio la cuota sindical para todos los productores indivi-
duales, nacionales o extranjeros, mayores de 14 años, que desarrollen
actividades económicas de cualquier orden. Los empleadores han de
abonar mensualmente al Instituto Nacional de Previsión la suma equi-
valente al 2 por ciento del importe total de las nóminas, deduciéndose
una cuarta parte de dicha cantidad del salario de cada trabajador. El

1
In re Amos, Carrier, v. Price (1891) 3 Ch. 159, citado en I.L.O. : Freedom of
Association, Estudios y documentos, Series A (Industrial Relations), núm. 29, vol. II
(Ginebra, 1927), pág. 34.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 334.
3
Art. 8 de la ley núm. 14250, de 13 de octubre de 1953.
ORIGEN DE LOS FONDOS 25

Instituto Nacional de Previsión abona dicha cantidad a la Administra-


ción General del Partido (la Falange), la cual distribuye estos fondos
entre los sindicatos nacionales, constituyendo así estas cuotas los recursos
económicos del movimiento sindical. De conformidad con el artículo 17
de la ley de 6 de diciembre de 1940, las centrales nacionalsindicalistas
pueden imponer cuotas a todos los productores de su jurisdicción, estén
o no inscritos en aquéllas, de acuerdo con las normas establecidas por la
Delegación Nacional de Sindicatos.
En Brasil, todas las personas pertenecientes a una determinada
categoría económica o profesional, sean o no miembros de un sindicato
reconocido, están obligadas a pagar una cuota sindical a la organización
que represente a la categoría interesada, es decir, a la organización
« autorizada » que tiene el derecho exclusivo de imponer cuotas obliga-
torias a los trabajadores no sindicados. La cuota sindical es pagadera
anualmente, y su cuantía, en el caso de los trabajadores, equivale a la
remuneración de un día de trabajo (en el caso de los trabajadores inde-
pendientes, la fijación de la cuota sindical se determina de acuerdo con el
Departamento Nacional del Trabajo), y con respecto a los empleadores,
dicha contribución es proporcional al capital registrado de la empresa.
La cuota sindical de los trabajadores es deducida de su paga por los
empleadores, ingresándose en una cuenta corriente especial que cada
organización ha de abrir a tales efectos 1.
En Grecia, el problema en cuestión es algo más complejo. Así, el
Comité McNair señaló que los trabajadores griegos estaban obligados
a pagar una cuota sindical, estuvieren o no sindicados, hasta que la
disposición correspondiente fué derogada en agosto de 1954 2. El Comité
señaló igualmente que si bien los miembros de las organizaciones de
trabajadores podían negarse a que se les dedujeran de sus salarios las
cuotas sindicales, tal como se prevé en algunos contratos colectivos
concluidos con arreglo a la ley sobre convenios colectivos de 1951, no
parece que existan disposiciones que permitan a los trabajadores no
sindicados — pero que al mismo tiempo se hallen protegidos por dichos
contratos colectivos — negarse al pago de dichas cuotas. Por último, en
virtud de la ley núm. 2510/53, todos los trabajadores y empleadores
griegos están obligados a pagar una cuota al « Hogar Obrero », una de
cuyas atribuciones principales consiste en conceder asistencia moral
y económica a las organizaciones sindicales 2.
Estos diversos métodos de subvención de las organizaciones obreras

1
Arts. 513, 580, 583, 586 y 588 del Código del Trabajo de 1943; art. 3 del decreto-
ley núm. 7038 de 1944.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 682.
26 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

en Grecia motivaron una queja alegando que implicaban la subordina-


ción de dichas organizaciones, especialmente de la Confederación
General del Trabajo, al Gobierno, queja que fué examinada por el Comité
de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la O.I.T. *. En
su respuesta, el Gobierno admitió que desde hacía algún tiempo se
había establecido una cuota sindical obligatoria (sistema abolido en
1954) y que se había concedido asistencia económica a las organizaciones
sindicales a través del « Hogar Obrero », si bien se intentaba sustituir
este tipo de ayuda por un sistema más « conforme con los principios
de un sindicalismo libre ». El Gobierno se refirió después a las dis-
posiciones relativas a las cuotas obligatorias, previstas en la ley
sobre convenios colectivos de 1935, manifestando que los trabajadores
podían solicitar ser exceptuados de tal medida, pero quedó sin res-
puesta precisa la pregunta formulada por el Comité McNair (véase
anteriormente, pág. 25) sobre la situación a este respecto de los tra-
bajadores no sindicados 2. El Comité de Libertad Sindical consideraba
que los diversos sistemas de subvenciones a las organizaciones obreras
ejercen efectos diferentes según la forma que revistan, el espíritu según
el cual hayan sido concebidas y aplicadas y la medida en que tales
subvenciones hayan sido concedidas en virtud de textos legales precisos
o dependan exclusivamente de los poderes discrecionales de las autori-
dades públicas.

Las repercusiones que dicha ayuda financiera tenga sobre la autonomía


délas organizaciones sindicales dependerán esencialmente délas circunstancias;
no pueden ser apreciadas a la luz de principios generales : se trata de una
cuestión de hecho que debe ser examinada en cada caso, habida cuenta de las
circunstancias del caso3.

EXENCIÓN DE IMPUESTOS Y OTRAS CONCESIONES


DE LOS GOBIERNOS

En numerosos países los gobiernos hacen diversas concesiones de


este tipo a las organizaciones sindicales.
En Australia, toda organización registrada voluntariamente en
virtud de la ley del Estado sobre sindicatos está exenta del pago del
impuesto sobre la renta y de la contribución territorial. En Costa Rica 4

1
19.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 121 (Grecia), párrafos
135-186, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XXXIX, 1956, núm. 4, págs. 133-143.
2
ídem, párrafo 179, op. cit., pág. 142.
a
ídem, párrafo 180, op. cit., pág. 142.
4
Art. 266 del Código del Trabajo de 1943.
ORIGEN DE LOS FONDOS 27

y Guatemala1, las organizaciones están exentas del pago de los impuestos


nacionales o municipales ; en Panamá 2, del pago de impuestos sobre los
bienes raíces ; en México 3, de los impuestos sobre la renta, y en Corea
del Sur 4, de toda clase de impuestos. En España 5 se conceden deter-
minadas exenciones a los sindicatos en el pago de impuestos del timbre
y derechos reales.
En Estados Unidos, tanto el Gobierno federal como los gobiernos
de los Estados eximen del pago de impuestos a las organizaciones con fines
no lucrativos, siempre que persigan determinados objetivos ; las organiza-
ciones de trabajadores y de empleadores, tales como las « sociedades de
negocios » (business leagues) y las « cámaras de comercio » también
se benefician de estas medidas 6. En el Reino Unido, en virtud de la ley
del impuesto sobre la renta de 1918, se concede a los sindicatos registrados
la exención de impuestos sobre la renta y bienes raíces respecto de los
intereses y dividendos destinados exclusivamente a fines de previsión
social, tales como, por ejemplo, las prestaciones otorgadas a los trabaja-
dores sindicados en caso de enfermedad o de incapacidad por accidente
del trabajo o por cesación en el mismo, a los afiliados de edad avanzada
a título de pensión, a los trabajadores que hayan sufrido un accidente
o que hayan perdido sus herramientas por robo o incendio, así como las
prestaciones en concepto de gastos funerarios, etc.
En el Brasil7 no se considerará como cesión de bienes, a los efectos
fiscales, la incorporación del patrimonio de una asociación profesional a
una organización sindical, o el de una organización sindical a otra.
En Argentina8 :
Los actos y bienes de las asociaciones profesionales con personería gremial
están exentos de toda carga o gravamen en el orden federal, creado o por crear,
sea por impuestos, tasas o contribuciones de mejoras, inclusive de los impuestos
por actuación administrativa o judicial, y del impuesto a los réditos; este

1
Art. 210 del Código del Trabajo de 1947.
2
Art. 273 del Código del Trabajo de 1947.
3
Informe McNair, anexo II, pág. 1076.
4
Art. 9 de la ley sobre sindicatos de 1953.
5
Art. 21 de la ley de 6 de diciembre de 1940.
6
Informe McNair, anexo II, pág. 1711.
' Art. 560 del Código del Trabajo de 1943; art. 21 del decreto núm. 7038 de 1944.
Para beneficiarse de ciertas reducciones y exenciones contributivas, así como para
ejercer cualquier función representativa de categoría económica o profesional, se exige
la afiliación efectiva a una organización sindical registrada (art. 547 del Código del
Trabajo). Esta disposición puede constituir una limitación al derecho de afiliación
facultativa, por cuanto las personas no afiliadas a la organización que sea del caso
se encuentran en situación de inferioridad respecto de los afiliados. (Véase Informe
McNair, anexo II, suplemento, pág. 76.)
8
Art. 32 de la ley núm. 14455 de 1958.
28 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

último beneficio alcanza a todos los bienes muebles e inmuebles, aun cuando
éstos devenguen rentas, si las mismas ingresan al fondo social y no tienen
otro destino que el de ser invertidas de acuerdo con los fines sociales deter-
minados por los respectivos estatutos.

En China continental x , las autoridades centrales y los Estados han


de proporcionar a las organizaciones obreras los locales y el equipo
necesarios para sus labores y concederles el mismo trato de prefe-
rencia que gozan las instituciones del Estado en la utilización de los
servicios públicos. En la U.R.S.S., el artículo 155 del Código del Trabajo
(1936) de la República Socialista Federativa de los Soviets de Rusia
(R.S.F.S.R.) prevé, en virtud del artículo 7 de la Constitución de la
R.S.F.S.R. (actualmente artículo 130 de la Constitución de 1937) que
todas las autoridades del Estado habrán de brindar a los sindicatos y a
las federaciones de los mismos toda la ayuda que necesiten, facilitán-
doles locales, adecuadamente dotados, para establecer « casas del
pueblo » y oficinas sindicales, y concediéndoles determinados privi-
legios en la utilización de los servicios postales, de telégrafos y de
teléfonos, de los transportes ferroviarios y fluviales, etc.
Las organizaciones sindicales de China (Taiwan) 2 gozan del derecho
preferencial de acreedores en caso de quiebra económica de sus deudores.
En Argentina 3 son inembargables los bienes muebles destinados al
funcionamiento de las asociaciones. En Checoslovaquia 4 , los bienes
del Movimiento Sindical Revolucionario no pueden ser embargados o
confiscados, salvo cuando concurran las circunstancias previstas en el
Código de Procedimiento Civil para la ejecución de sentencias contra
organismos del Estado. En China (Taiwan) se dispone en el artículo 39
de la ley de 1949 sobre sindicatos que los bienes de un sindicato son
inembargables, aunque no está clara la significación que pueda atribuirse
a esta disposición.
En Francia 5, Marruecos 6, Túnez ' y Viet-Nam 8 , los locales y el
equipo necesarios para celebrar reuniones sindicales, organizar biblio-
tecas y cursos de instrucción técnica no pueden embargarse; asi-
1
Art. 32 de la ley de 1950 sobre sindicatos.
2
Art. 38 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
3
Art. 31 de la ley núm. 14455 de 1958.
4
Orden de 19 de diciembre de 1950 y reglamento de 5 de diciembre de 1952.
5
Art. 13, libro III, del Código del Trabajo (aplicable asimismo en Argel, Guayana
Francesa, Guadalupe, Martinica y Reunión). La misma disposición figura en el art. 15
del Código del Trabajo de Francia de Ultramar, de 1952. En Haití, la misma dispo-
sición, que figura en el art. 28 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales, fué
derogada por la ley modificatoria de 2 de marzo de 1948.
6
Art. 14 del dahir núm. 1-57-119 de 1957.
' Art. 4 de la ley núm. 59-4 de 1959.
8
Art. 17 de la orden núm. 23 de 1952.
ORIGEN DE LOS FONDOS 29

mismo están protegidos contra todo posible secuestro los bienes perte-
necientes a las mutualidades y sociedades de pensiones establecidas por
los sindicatos para sus miembros en Francia 1 , Viet-Nam 2 , Túnez 3
(hasta determinada cuantía), Marruecos 4 (hasta 50.000 francos por año
respecto de cualquier pensión de retiro y hasta 500.000 francos respecto
de las pólizas de seguro suscritas), provincia canadiense de Quebec 5
(salvo por lo que se refiere a las prestaciones o pensiones no devengadas)
y en Chile 6, a reserva de la misma excepción. En Ceilán 7 no puede
ejecutarse una sentencia de embargo de los fondos de previsión de un
sindicato registrado. En Bolivia 8, los fondos afectados a servicios de
mutualidad y previsión son inembargables.
En la Federación Malaya 9, Singapur 10 , Tangañica u y Uganda 12
puede dictarse la ejecución de una sentencia de embargo contra cuales-
quiera bienes de un sindicato que no constituyan el fondo de previsión;
en la Federación Malaya 13 y Singapur 14 , las multas impuestas pueden
hacerse efectivas mediante secuestro y venta de los bienes muebles de un
sindicato, pero en Niasalandia 15 , Tangañica ie , Uganda 17 y Zanzíbar 18
tampoco puede procederse al embargo de los fondos sindicales de
previsión, a menos que exista mandamiento expreso de la autoridad
competente.

SUBVENCIONES GUBERNATIVAS A LAS ORGANIZACIONES

El Comité McNair señala que no se conceden subvenciones guberna-


tivas a las organizaciones sindicales en la República Federal de Alemania,
1
Art. 22, libro III, del Código del Trabajo. La misma disposición figura en el
artículo 22 del Código del Trabajo de Francia de Ultramar, de 1952.
2
Art. 21 de la orden núm. 23 de 1952.
3
Art. 4 de la ley núm. 59-4 de 1959.
4
Art. 12 del dahir núm. 1-57-119 de 1957.
6
Art. 14 de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
6
Art. 404 del Código del Trabajo; art. 45 de la ley de 1947 sobre organización
de los obreros agrícolas.
7
Art. 24, 4), de la orden de 1935 sobre sindicatos.
8
Art. 148 del decreto de 23 de agosto de 1943.
9
Art. 25, 4), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
10
Art. 24, 4), de la orden de 1940 sobre sindicatos.
11
Art. 23, 4), de la orden de 1956 sobre sindicatos.
12
Art. 27, 5), de la orden de 1952 sobre sindicatos.
13
Art. 25, 5), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
14
Art. 24, 5), de la orden de 1940 sobre sindicatos.
16
Art. 27, 5), de la orden de 1958 sobre sindicatos.
16
Art. 23, 5), de la orden de 1956 sobre sindicatos.
17
Art. 27, 6), de la orden de 1952 sobre sindicatos.
18
Art. 23, 5), del decreto de 1958 sobre sindicatos.
30 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Australia, Bélgica, Birmania, Canadá, Ceilán, Dinamarca, Filipinas,


Irlanda, Italia, Japón, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Pakistán,
Reino Unido, Suecia y Unión Sudafricana*. Lo mismo ocurre, al
parecer, en los casos de Islandia y de Portugal2.
En algunos casos, las subvenciones se conceden a título excepcional
o, en todo caso, no se conceden regularmente. En Finlandia 3, algunas
organizaciones obreras han obtenido, con carácter excepcional, sub-
venciones para realizar ciertas obras de carácter social de importancia;
así, en 1947 el Gobierno concedió subvenciones a las organizaciones
de trabajadores para la formación de los miembros de los comités de
empresa. En México4 son excepcionales las subvenciones oficiales,
si bien el Gobierno tiene facultades para « cooperar » con cualesquiera
agrupaciones, siempre que éstas realicen alguna actividad que el Estado
juzgue importante; así, por ejemplo, se ha cedido a título gratuito
a un sindicato, para que establezca su sede, un edificio propiedad
del Estado. En Indonesia5, el Gobierno puede conceder subvenciones a los
sindicatos registrados con objeto de que puedan celebrar congresos
o conferencias para el desarrollo y la mejora de las actividades de
carácter educativo de los trabajadores o para el establecimiento de su
sede central y, en ciertos casos, para las actividades relacionadas con el
bienestar social. En la India 6, el Gobierno central distribuye actualmente
parte del saldo de un fondo especial para los heridos de guerra a los
sindicatos de trabajadores, con fines recreativos, educativos, etc.; por
otra parte, el Ministerio de Ferrocarriles concede gratuitamente billetes
de ferrocarril y permisos especiales a sus empleados que concurren a
reuniones sindicales en calidad de directivos del sindicato; el Gobierno
central y los gobiernos de los Estados conceden ayuda de diverso género

1
Informe McNair, párrafo 212, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XXXIX,
1956, num. 9, pág. 544. Aunque en Dinamarca no se conceden subvenciones a las
organizaciones sindicales, las cajas de seguro de desempleo, « q u e están íntimamente
ligadas a los sindicatos, aunque sean jurídicamente independientes de ellos », perciben
importantes subvenciones de la colectividad (Informe McNair, anexo II, págs. 460
y 461). En la ley de 22 de diciembre de 1921, modificada el 4 de marzo de 1924, se
disponía que las organizaciones de trabajadores que agruparon sus recursos para
fines de ayuda mutua en caso de desempleo podían reconocerse como fondos de
seguro de desempleo. En tal caso, la administración de dicho fondo ha de ser completa-
mente independiente de la administración de los restantes fondos de la organización.
Gran número de sindicatos de este país obligan a sus miembros a afiliarse al fondo de
seguro de desempleo.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 1353.
3
Ibid., pág. 548.
4
Ibid., pág. 1076.
5
Ibid., pág. 851.
6
Ibid., pág. 826.
ORIGEN DE LOS FONDOS 31

a las actividades de bienestar social, y el Gobierno de Orisa ha distri-


buido a los sindicatos diversas sumas para ampliar sus bibliotecas y
para establecer centros recreativos. Por último, en Bombay 1 puede
concederse ayuda oficial a los sindicatos.
En otros países se conceden subvenciones con mayor frecuencia,
aunque también exclusivamente para fines concretos. En Israel 2 , por
ejemplo, se conceden subvenciones a las cajas de enfermedad y a aquellas
empresas (tales como los servicios de colocación) que interesan directa-
mente al Estado; en Italia 3 , el Gobierno concede subvenciones econó-
micas a las instituciones de asistencia social dirigidas por los sindicatos.
En China (Taiwan) 4 , los sindicatos cuyas actividades se extienden a
determinadas regiones pueden solicitar la concesión de subvenciones
especiales para realizar las actividades de previsión social a que están
obligados legalmente. En Suiza 5 se conceden subvenciones para fines
determinados, tales como la formación profesional. El Ministro de
Previsión Social de Grecia 6 tiene facultades para conceder subvenciones
anuales a aquellos sindicatos que establezcan escuelas profesionales o
talleres de formación.
En la U.R.S.S. 7 se otorgan subvenciones importantes a las organi-
zaciones de trabajadores que se encargan de las tareas relativas a los
sistemas de seguro estatal, protección de los trabajadores y actividades
en el campo de la cultura y el deporte, observándose la misma práctica
en Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría y Polonia; en Checoslovaquia 8 ,
además, algunos bienes propiedad del Estado pueden cederse, a título
permanente, a los organismos socialistas de tipo colectivo para que éstos
los destinen a sus fines particulares.
En algunos países, los gobiernos suelen conceder subvenciones a las
organizaciones sindicales para que desarrollen actividades de orden gene-
ral. En la República Árabe Unida (Siria), el Gobierno subvenciona las
actividades generales y de previsión social de los sindicatos, lo que
permite, en primer lugar, sufragar hasta un 50 por ciento, como máximo,

1
Art. 26, 6), de la ley de 1946 sobre relaciones laborales.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 948.
3
Ibid., pág. 980.
4
Art. 23 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
5
Informe McNair, anexo II, pág. 1415.
6
Art. 20 de la ley de 1914 sobre asociaciones. Por lo que se refiere a las contri-
buciones que hace el « Hogar Obrero » a las organizaciones sindicales, véase pág. 26.
7
Informe McNair, párrafo 205, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XXXIX,
1956, num. 9, pág. 543.
8
Art. 103 del Código Civil.
32 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de los gastos administrativos de las organizaciones sindicales 1; el resto


de las subvenciones sólo podrán destinarse, con el siguiente orden de
prioridad, a la indemnización de accidentes del trabajo, a la organización
de cursos de formación técnica y profesional, a las campañas contra el
analfabetismo, de publicidad y de publicación de boletines obreros,
a la construcción de viviendas para los trabajadores y de edificios para
oficinas de las organizaciones sindicales, a fomentar las actividades
relativas al bienestar de los trabajadores 2, etc. En China (Taiwan)3,
las principales organizaciones obreras perciben subvenciones destinadas
a estimular la sindicación de los trabajadores y a reducir las dificultades
económicas de las organizaciones de constitución reciente. En China
continental4, las autoridades públicas, en sus respectivas jurisdicciones,
también proporcionan este tipo de ayuda. Los Gobiernos de Bolivia 5,
Costa Rica 6 y República Dominicana 7 conceden subvenciones a las
organizaciones de trabajadores a fin de fomentar su desarrollo y sus
actividades de orden general. Dadas las « actividades de carácter público
y social » que realiza la Confederación del Trabajo de San Marino 8,
el Gobierno de esta República está obligado, según dispone la legisla-
ción, a conceder una subvención a dicha central sindical, cuya cuantía
ha de fijarse todos los años. Se conceden igualmente subvenciones a las
organizaciones sindicales en Ecuador 9, Perú10 (a determinados sindicatos)

1
Art. 2 del decreto núm. 151 de 1952. Así, la orden num. 53 de 24 de febrero de
1952 aprobó el presupuesto de 82.760 libras de la Unión General de Sindicatos de
Trabajadores de Siria, y el decreto núm. 276 de la misma fecha concedió una subven-
ción de 41.380 libras, es decir, la suma máxima del 50 por ciento que permite la ley.
2
Art. 5 del decreto núm. 151 de 1952. El Código del Trabajo de 1959 de la Repú-
blica Árabe Unida no ha derogado, al parecer, esta disposición.
3
Arts. 22 y 23 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
4
Art. 24, d), de la ley de 1950 sobre sindicatos.
5
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 307 (subvenciones concedidas
especialmente para la celebración de congresos y asambleas, construcción de locales
sindicales, etc.).
6
Ibid., anexo II, pág. 405. Estas subvenciones se conceden de conformi-
dad con lo dispuesto en el artículo 262 del Código del Trabajo de 1943, que declara
de interés público la constitución legal de las organizaciones sociales como uno de los
medios más eficaces de contribuir al sostenimiento y desarrollo de la cultura popular
y de la democracia costarricense. Se ignora si en Panamá se concede este tipo de sub-
venciones en virtud de una disposición análoga del artículo 269 del Código del Trabajo
de 1947, o, en Haití, en virtud del artículo 2 de la ley de 1947 sobre organizaciones
industriales, que declara que el establecimiento legal de organizaciones de empleadores
y de trabajadores constituye uno de los medios más eficaces de contribuir al desarrollo
de la democracia en este último país, por lo cual tal proceder debe considerarse como
una norma de política social.
7
Ibid., anexo II, pág. 485.
8
Art. 3 de la ley de 1949 sobre protección del trabajo.
9
Informe McNair, anexo II, pág. 502.
10
Ibid., suplemento, pág. 239.
ORIGEN DE LOS FONDOS 33

y Suiza 1 (subvenciones anuales a las centrales sindicales, aunque no


todas las aceptan). El Gobierno de Tailandia 2 también subvencionó
a las organizaciones centrales de trabajadores.
Como señala el Informe McNair 3, durante la Conferencia Inter-
nacional del Trabajo de 1948 se prestó especial atención al problema de
las subvenciones de las autoridades públicas, como consecuencia de las
objeciones que se formularon a las credenciales del delegado de los
trabajadores franceses. El memorándum del delegado gubernamental
de Francia estaba concebido en los siguientes términos :
Las subvenciones atribuidas a la Confederación General del Trabajo-
Fuerza Obrera proceden de los fondos de la Carta del Trabajo, institución
corporativista creada por la autoridad de hecho, que se llamaba Gobierno
del Estado Francés (Gobierno de Vichy). Cuando se restablecieron la igualdad
republicana y la libertad sindical, ciertas decisiones de orden legislativo y
reglamentario previeron una utilización de estos fondos en forma de subven-
ciones a las instituciones sociales creadas por las organizaciones sindicales.
Por medio de decretos, los Ministros del Trabajo que han ido sucediéndose
han distribuido a las organizaciones sindicales, para distintos fines, como,
por ejemplo, de formación obrera, bolsas de trabajo, etc., cantidades impor-
tantes retiradas de los fondos de la Carta. El Ministro del Trabajo ha dado
cuenta a la Asamblea Nacional francesa de las condiciones en que han sido
destinadas las subvenciones y ha dado conocimiento de la repartición de estos
fondos a las distintas organizaciones sindicales. Las federaciones afiliadas a la
C.G.T. han recibido, en estas condiciones, subvenciones de este tipo. La C.G.T.
ha sido la primera confederación que se ha beneficiado de estas subvenciones.
Está, por lo tanto, más fundada para justificar en este hecho una prueba de que
el Gobierno ha gastado los fondos de una organización sindical.

SUBVENCIONES DE LOS EMPLEADORES A LAS ORGANIZACIONES


DE TRABAJADORES

Subvenciones voluntarias

En la mayoría de los países, las legislaciones respectivas no hacen


referencia a las subvenciones voluntarias a las organizaciones de traba-
jadores 4. En Bolivia, al parecer, están permitidas, ya que la legislación
dispone que, al disolverse un sindicato, una de las primeras obligaciones
del liquidador es restituir a la empresa los bienes y efectos que haya

1
Informe McNair, anexo II, pág. 1415.
2
Ibid., pág. 1466. Posteriormente los sindicatos y las federaciones de los mismos
han sido disueltos. (Proclamación núm. 19, de 1958, del Partido Revolucionario.)
3
Ibid., anexo II, pág. 592.
4
Evidentemente, los países que han ratificado el Convenio (núm. 98) sobre el
derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949, están obligados a aplicar el
articulo 2 del mismo (véase anteriormente pág. 8).
34 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

donado al sindicato de sus trabajadores 1. En Chile, este tipo de subven-


ciones están concretamente autorizadas en el caso de sindicatos indus-
triales 2 y sindicatos agrícolas 3. La legislación de la República Domini-
cana 4 dispone que el patrimonio de los sindicatos podrá constituirse
con las contribuciones voluntarias de sus miembros o de « terceros »,
aunque esta disposición debe interpretarse en función de la ratificación
por este país del Convenio (núm. 98) sobre el derecho de sindicación
y de negociación colectiva, 1949.
En Yugoslavia5, algunas organizaciones sindicales reciben de vez en
cuando donativos de las empresas, destinados a actividades culturales y
educativas, a la instalación de los locales, etc.
En Austria, la cuestión de la subvención de los sindicatos por parte
de los empleadores deberá considerarse en función del artículo 3 de la ley
de 1947 sobre convenios colectivos, que dispone que las organizaciones
industriales de carácter voluntario no podrán concluir convenios colec-
tivos si no son mutuamente independientes. El Gobierno de Bélgica ha
declarado, al referirse a la aplicación del artículo 2 del Convenio sobre
el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949, que el hecho
de que únicamente las organizaciones profesionales libres sean oficial-
mente llamadas a participar en la vida social del país constituye una de
las mejores garantías de la independencia que el Convenio exige 6.
En el Brasil, aunque el artículo 548, d), del Código del Trabajo dispone
claramente que las organizaciones pueden aceptar subvenciones, pero
sin hacer referencia a las fuentes autorizadas o no autorizadas, el
Gobierno, en virtud del decreto núm. 33196, de 29 de junio de 1953,
ratificó el citado Convenio, quedando así integrado en la legislación
nacional.
En Estados Unidos, en virtud del artículo 8 de la ley de 19477 sobre
relaciones laborales, se considera procedimiento desleal que un empleador
ejerza un control o intervenga en la contratación o administración de

1
Art. 131 del decreto de 23 de agosto de 1943. Se desconoce si la concesión de
subvenciones a una organización sindical con objeto de dominarla constituye una
infracción del artículo 5 del decreto-ley núm. 38 de 7 de febrero de 1944, que prohibe
que los empleadores impidan directa o indirectamente el libre ejercicio de la actividad
sindical.
2
Art. 393, 2), del Código del Trabajo.
3
Art. 36 de la ley de 1947 sobre organización de los obreros agrícolas.
4
Art. 315, 2), del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
5
Informe McNair, anexo II, pág. 1799.
6
Véase Conferencia Internacional del Trabajo, 39.a reunión, Ginebra, 1956,
Informe III (parte I) : Resúmenes de las memorias sobre los convenios ratificados
(artículos 22 y 35 de la Constitución) (O.I.T., Ginebra, 1956), pág. 166.
' Esta ley es aplicable en Alaska, Hawai y Puerto Rico.
ORIGEN DE LOS FONDOS 35

cualquier organización sindical, o que la sostenga económicamente o en


cualquier otra forma. La misma disposición figura en la legislación de
Puerto Rico ' y de las islas Vírgenes 2; también figuran disposiciones
similares en las legislaciones de Canadá3 (en la mayor parte de las provin-
cias de este país), Ghana 4, Honduras 5, Japón 6 (aunque en este país
los empleadores pueden contribuir a los fondos de previsión o
a los fondos destinados a evitar o mitigar las dificultades económicas,
o los posibles accidentes, así como proporcionar locales de oficina)
y Filipinas7.
En la India no está aún en vigor una disposición análoga, que figura
en la ley (modificatoria) de 1947 sobre sindicatos.

1
Art. 8, b), de la ley (modificada) de 1945 sobre relaciones laborales. En Puerto
Rico, además, la ley núm. 99 de 23 de junio de 1955 considera ilegal cualquier subven-
ción que un empleador haga a los sindicatos, a los funcionarios o a los miembros de
los mismos.
2
Art. 6, b), de la ley municipal de 1949 sobre relaciones laborales.
3
Art. 4, 1), de la ley de 1948 sobre la investigación, conciliación y solución de
conflictos de trabajo. Análogas disposiciones se aplican en Alberta (artículo 76, 1),
de la ley del trabajo [modificada] de 1947), Columbia Británica (art. 4, 1), de la ley
de 1954 sobre relaciones laborales), Manitoba (art. 4, 1), de la ley [modificada] de
1954 sobre relaciones laborales), Nuevo Brunswick (art. 3,1), de la ley sobre relaciones
laborales, Revised Statutes, 1952), Terranova (art. 4, 1), de la ley sobre relaciones
laborales, Revised Statutes, 1952), Nueva Escocia (art. 4, 1), de la ley sobre sindicatos,
Revised Statutes, 1954), Ontario (art. 45 de la ley sobre relaciones laborales, Revised
Statutes, 1950, modificada por la ley de 1954; el artículo 46 también considera proce-
dimiento desleal que una organización de trabajadores ejerza un control económico
sobre una organización de empleadores) y Saskatchewan (art. 8, 1), de la ley [modifi-
cada] de 1953 sobre sindicatos). Sin embargo, en virtud de la ley federal de Canadá
y de las leyes de Manitoba, Nuevo Brunswick y Terranova, un empleador puede
facilitar a un sindicato el transporte gratuito de los representantes en las negociaciones
colectivas; en dichas provincias, y también en Saskatchewan, el empleador puede
asimismo permitir que una organización de trabajadores utilice sus locales para
fines sindicales. En Alberta, en virtud del artículo 76,2), de la ley del trabajo de 1947,
cualquier empleador podrá conceder a un sindicato subvenciones destinadas exclusi-
vamente al bienestar de sus miembros y de los familiares. El artículo 9, 5), de la ley
federal dispone que ningún sindicato dominado por los empleadores podrá ser regis-
trado como unidad de negociación colectiva (la misma disposición se aplica en Alberta,
Manitoba, Nuevo Brunswick, Terranova y Ontario). En virtud del artículo 7, 1),
de la ley sobre relaciones laborales de Columbia Británica, la junta de relaciones
laborales puede proceder a encuestas sobre procedimientos desleales en el trabajo
y dictar órdenes de observancia obligatoria. Con arreglo al artículo 55,}.), ii), de la ley
sobre relaciones laborales de Alberta, toda organización dominada por un empleador
queda excluida de la definición de « sindicato » a efectos de la citada ley (la misma
disposición figura en la legislación de Columbia Británica, Nuevo Brunswick y Terra-
nova). En la provincia de Quebec está prohibido que las organizaciones de emplea-
dores y de trabajadores traten, de una manera general, de controlarse mutuamente
(art. 20 de la ley de 1944 sobre relaciones laborales), so pena de ser disueltas por la
junta de relaciones laborales (art. 50).
4
Art. 32 de la ley de 1959 sobre relaciones laborales.
5
Art. 9 del decreto-ley núm. 50 de 1955.
6
Art. 7, 3), de la ley de 1949 sobre sindicatos.
' Art. 4, a), 3), de la ley núm. 875 de 1953.
36 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Corea del Sur 1 no se considera como sindicato cualquier orga-


nización que acepte una ayuda económica de los empleadores para
sufragar sus gastos.
En Argentina se consideran procedimientos desleales por parte de los
empleadores subvencionar en forma directa o indirecta a una asociación
profesional de trabajadores, o intervenir en su constitución, funciona-
miento o administración. Ello podría motivar la imposición de elevadas
multas y, en caso de reincidencia, la clausura temporal de la empresa,
aunque con la obligación de continuar abonando los salarios a los traba-
jadores. Asimismo, las asociaciones profesionales de trabajadores no
podrán recibir subsidios ni ayuda económica de empleadores ni de
organismos políticos nacionales o extranjeros, si bien esta prohibición
no alcanza a las aportaciones que los empleadores efectúen en virtud
de disposiciones legales o contractuales, con destino a obras de carácter
social, de asistencia, de previsión o cultural, siempre que los fondos
afectados a tal destino sean objeto de una administración especial que se
llevará y documentará separadamente de la que corresponde a los demás
bienes y fondos sindicales propiamente dichos2.
En las Bahamas 3, ningún empleador « podrá conceder subvención
alguna a ningún sindicato».
En la República Federal de Alemania, la doctrina y la jurisprudencia
de los tribunales laborales han establecido ciertos principios, general-
mente aceptados, sobre las condiciones que ha de cumplir un sindicato
para poder concluir contratos colectivos de validez legal, siendo una de
ellas que dicho sindicato no podrá estar dominado, financiado o contro-
lado por los empleadores.

Subvenciones obligatorias

En ciertos casos, los empleadores están obligados a contribuir al


sostenimiento económico de las organizaciones de trabajadores.
En Chile, en virtud del artículo 405 del Código del Trabajo,
las empresas destinarán una cantidad no inferior al 10 por ciento de la
utilidad líquida de cada año a la organización sindical correspondiente,
aunque esta cantidad no puede ser superior al 6 por ciento del total de la
nómina de salarios (las sociedades anónimas han de destinar el equiva-
lente a un 6 por ciento del capital pagado a acciones de trabajo que sean

1
Axt. 3, 2), de la ley de 1953 sobre sindicatos.
1
Arts. 7, 42 y 46 de la ley núm. 14455 de 1958.
3
Art. 66, 2), de la ley de 1958 sobre sindicatos.
ORIGEN DE LOS FONDOS 37

propiedad del sindicato de la empresa respectiva). De estos fondos de


participación, la mitad será entregada al sindicato y la otra mitad será
distribuida entre los obreros del mismo (artículo 408). En el caso de los
sindicatos agrícolas, en todo predio que tenga un avalúo superior a
1.500.000 pesos será obligatorio proporcionar al sindicato un local
adecuado a su funcionamiento \ y, en todos los casos, el empleador ha
de hacer una contribución en efectivo de un 3 por ciento del importe
de la nómina de salarios de los obreros sindicados 2. Los sindicatos
industriales del Ecuador 3 tienen derecho a percibir un mínimo de un
5 por ciento de las utilidades netas, aunque el 50 por ciento de las multas
impuestas a los trabajadores por sus empleadores ha de abonarse a los
sindicatos 4. En China continental, las empresas privadas o propiedad
del Estado están obligadas a destinar a los sindicatos el 2 por ciento de
la nómina total de salarios 5, mientras que en Albania las empresas han
de proporcionar a los comités sindicales, a título gratuito, los locales
necesarios para sus reuniones y actividades, así como el mobiliario ade-
cuado, calefacción y luz 6. En España 7 es deber de los sindicatos nacio-
nales organizar la aportación económica de las empresas de la rama
correspondiente al patrimonio y a las obras de la Comunidad Nacional-
Sindicalista.
*
* *

De lo expuesto en páginas anteriores pudiera establecerse el prin-


cipio general de que los sindicatos deben prever plenamente en sus esta-
tutos las disposiciones relativas al pago de cuotas de ingreso (en el
supuesto de que se exijan) y de cuotas ordinarias, así como las disposi-
ciones relativas a la imposición de cuotas especiales y multas a los miem-
bros sindicados. Aunque la legislación prescribe en numerosos casos la
observancia de estas disposiciones, los legisladores defienden, salvo
raras excepciones, el principio generalmente aceptado de que, cuales-
quiera que sean las medidas concretas que se adopten sobre la forma de
tratar estas cuestiones, no deben atentar al derecho de las organizaciones
a redactar sus constituciones y estatutos y a organizar libremente su

1
Art, 10 de la ley de 1947 sobre la organización sindical de los obreros agrí-
colas.
2
Art. 36 de la misma ley.
3
Art. 74 del Código del Trabajo de 1938.
1
Art. 39 (22) del Código del Trabajo de 1938.
5
Art. 24 de la ley de 1950 sobre sindicatos.
6
Art. 233 del Código del Trabajo de 1956.
' Véase 27.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 143 (España),
párrafo 134, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XLI, 1958, núm. 3, pág. 136.
38 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

administración y actividades. En consecuencia, la legislación fija en algu-


nos casos cantidades mínimas para las cuotas de ingreso y las cuotas
ordinarias ; en otros casos, una instancia judicial es suficiente para deter-
minar que la cantidad fijada impone condiciones de afiliación poco
razonables. Con una o dos posibles excepciones, no parece que ello
limite las cuotas de ingreso y las cuotas ordinarias a cantidades que por
su modicidad restrinjan la libertad de las actividades sindicales. No
obstante, pueden existir tales restricciones cuando — como se ha seña-
lado en muy pocos casos — las autoridades tienen facultades discrecio-
nales para decidir la cuantía que consideran razonable para dichas cuotas
sindicales.
Con respecto a cuestiones tales como las decisiones para aumentar
la cuantía de las cuotas, establecer contribuciones especiales e imponer
multas, la legislación dispone algunas veces que los sindicatos han de
tomar dichas decisiones por mayoría de votos o por un procedimiento
más complejo que el que puede exigirse para decisiones sobre cuestiones
más corrientes. La limitación que este procedimiento pueda imponer a
la libertad sindical dependería del alcance de lo estipulado para cada
caso particular. Una posible restricción indebida de la libertad sindical
exigiría un estudio detallado en aquellos casos en que la ley dispone que
los sindicatos suspendan el derecho de voto de los miembros que se han
retrasado en el pago de sus cuotas, y habrán de concurrir circunstancias
muy especiales para que puedan justificarse los casos en que una orga-
nización sindical sólo pueda aceptar legados o donativos previa autori-
zación de las autoridades públicas.
La imposición de cuotas sindicales a los trabajadores no sindicados
es poco frecuente, y cuando así se procede se debe a que dichos traba-
jadores se benefician con las mejoras conseguidas por la organización
sindical.
Con respecto a la concesión de subvenciones destinadas a la realiza-
ción de labores especiales que exceden de las actividades sindicales norma-
les, parece aceptarse generalmente el principio de que los gobiernos deben
tener derecho a ejercer el control mínimo necesario para garantizar que
dichas subvenciones se destinan a los fines previstos. Se considera, al
parecer, indispensable que tales subvenciones deben ingresarse en fondos
especiales diferentes de los fondos generales de los sindicatos ; surgirían
dificultades si dichas subvenciones se ingresaran en dichos fondos
generales. Será también necesario, si se quiere garantizar la libertad
sindical, tener siempre presente el principio establecido por el Comité
de Libertad Sindical de que las subvenciones concedidas lo son legal-
mente, en virtud de disposiciones legales y no de facultades discre-
cionales de las autoridades gubernativas, y aun entonces habría que
ORIGEN DE LOS FONDOS 39

examinar en cada caso los efectos que estas subvenciones ejercen sobre
la autonomía de las organizaciones sindicales según las circunstancias
particulares que concurran y con arreglo al principio de que las propias
disposiciones legales no deben implicar la intromisión arbitraria en la
libertad de las organizaciones para organizar su administración y sus
actividades. El mismo principio se aplicaría en el caso de otras conce-
siones otorgadas por los gobiernos a los sindicatos.
Son excepcionales las disposiciones legislativas que permiten o requie-
ren expresamente el pago de subvenciones a los sindicatos por los emplea-
dores. El principio generalmente aceptado es el del artículo 2 del Con-
venio (núm. 98) sobre el derecho de sindicación y de negociación colec-
tiva, 1949 :
Las organizaciones de trabajadores deberán gozar de adecuada protección
contra, ínter alia, las medidas que tiendan a fomentar la constitución de orga-
nizaciones de trabajadores dominadas por un empleador o una organización
de empleadores, o a sostener económicamente, o en otra forma, organizaciones
de trabajadores, con objeto de colocar estas organizaciones bajo el control de
un empleador o de una organización de empleadores.

Los 43 Estados Miembros que han ratificado este Convenio se han


comprometido a aplicar este principio, aunque en algunos otros países
muy industrializados se han promulgado leyes o se ha establecido una
jurisprudencia tendiente a disuadir a los empleadores de que cometan
tales actos, o a impedirlos.
CAPÍTULO III

UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS


POR LA LEY

En todos los países existe, evidentemente, una norma general,


expresa o tácita, en virtud de la cual los objetivos de las organizaciones
y los fines para los que se autoriza la utilización de sus fondos o bienes
no deberán ser ilícitos. En algunos casos, a reserva de que se aplique
dicha norma, la legislación ni siquiera exige a las asociaciones que
definan sus fines en sus estatutos; así sucede, por ejemplo, con las
asociaciones de facto en Bélgica y con las no inscritas en Australia,
Reino Unido y en algunos países en los que la inscripción es facultativa.
En la República Árabe Unida, Argentina, Australia, Canadá (Alberta
y Terranova), Ceilán, Colombia, Corea del Sur, Costa Rica, Cuba,
Checoslovaquia \ Chile, China (Taiwan), China continental, República
Dominicana, Ecuador, Ghana, Guatemala, Haití, Honduras, Irak,
Irán, Jordania, Líbano, Libia, Federación Malaya, México, Nicaragua,
Panamá, El Salvador, Sudán, Venezuela, Viet-Nam y en los territorios
franceses y antiguos territorios franceses de ultramar, la ley exige que los
sindicatos definan sus objetivos en los estatutos. En los territorios bri-
tánicos no metropolitanos existe una norma tipo 2 que dispone que en los
estatutos deberán definirse « todos los objetivos para cuya consecución
se constituye el sindicato y los fines a que deben destinarse sus fondos »3.
Por último, en la República Federal de Alemania, Australia (de acuerdo
con las leyes federales y de los Estados), Birmania, Finlandia, India,
Irlanda, Nueva Zelandia (también en las islas Cook), Pakistán, Reino
Unido y Unión Sudafricana, los estatutos de las asociaciones cuya inscrip-
ción sea facultativa deberán precisar los objetivos perseguidos por las
mismas ; en Bélgica y en los Países Bajos, es una condición indispensable
también para las asociaciones que quieran gozar de personalidad jurídica.
Al parecer, tal condición es puramente formal. Sin embargo, el pro-
blema de la posible limitación de la libertad de los sindicatos para decidir

1
Art. 2, 1), de la orden núm. 320 de 1951 ; véase nota núm. 2, pág. 10.
2
Exactamente la misma disposición se aplica en Irak (art. 114, 3), apéndice
tercero del Código del Trabajo de 1958).
3
En Niasalandia, los estatutos deben establecer, primeramente, « los principales
objetivos » y, en segundo lugar, « todos los objetivos restantes » (artículo 38 y apéndice
de la orden de 1958 sobre sindicatos).
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 41

sobre la utilización de sus fondos puede plantearse cuando las leyes


establecen normas de carácter más concreto y, en especial, cuando fijan
los fines para los que se autoriza o prohibe la utilización de los mismos
(así como cuando determinan cuáles son los objetivos lícitos o ilícitos
de los sindicatos). De ahí que sea necesario tener en cuenta estas dos
posibilidades bajo las diferentes formas en que pueden presentarse; la
cuestión de la utilización de los fondos sindicales con fines políticos
constituye un problema especial que será estudiado separadamente.

FIJACIÓN DE OBJETIVOS A LAS ASOCIACIONES POR LA LEY

Un análisis completo de todos estos problemas resultaría excesivo,


dado el objeto de este estudio. Muchos de los objetivos que la ley fija a los
sindicatos no se relacionan directamente con la utilización efectiva de sus
fondos — por ejemplo, el deber de informar de toda trasgresión de la
ley —; otros no imponen una utilización de los recursos económicos
para objetivos determinados cuyos gastos deban ser previstos en el
presupuesto —'- por ejemplo, obligación de inculcar el respeto al régimen
o a su política económica, norma que figura bajo distintas formas en las
diferentes legislaciones nacionales —, sino más bien representan una
orientación de las actividades sindicales. En el presente estudio se ha
juzgado conveniente limitar el análisis a aquellos objetivos no incluidos
normalmente en los procedimientos de relaciones de trabajo (negociación
colectiva, representación en los conflictos, etc.) que las leyes, facultativa
u obligatoriamente, fijan concretamente a los sindicatos y que implican,
al mismo tiempo, una utilización directa de los fondos sindicales. En
realidad, se verá que muchos de tales objetivos son perseguidos volun-
taria y tradicionalmente por los sindicatos en los países cuya legislación
no contiene disposiciones a este respecto.
En Francia (y en sus departamentos de ultramar) \ territorios
franceses y antiguos territorios de ultramar 2 , Marruecos 3, Túnez 4 y
Viet-Nam 5 , según la ley, los sindicatos profesionales tendrán por
objetivo exclusivo el estudio y la defensa de los intereses económicos,
industriales, comerciales y agrícolas de sus afiliados. Sin embargo,
después figura una lista de determinadas actividades permitidas, cuyo
carácter es más bien social. De este modo, los sindicatos podrán dedicar
una parte de sus recursos a la construcción de viviendas baratas, a la
1
Art. 1, libro III, del Código del Trabajo.
2
Art. 3 del Código del Trabajo (Ultramar) de 1952.
3
Art. 1 del dahir núm. 1-57-119 de 1957.
4
Art. 2 de la ley núm. 59-4 de 1959.
5
Art. 1 de la orden núm. 23 de 1952.
42 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

adquisición de terrenos de cultivo o para la educación física 1 ; establecer


y mantener oficinas de información para los empleadores y los trabajado-
res, así como instituir, administrar o subvencionar obras profesionales,
tales como instituciones de previsión, laboratorios, campos experimen-
tales, obras de educación, agrícola o social y cursos o publicaciones que
interesan a la profesión2; subvencionar sociedades cooperativas de
producción o de consumo 3, y podrán, si lo autorizan sus estatutos y a
condición de no distribuir beneficios a sus miembros, adquirir, con objeto
de alquilar, prestar o distribuir entre sus miembros, todo lo que sea
necesario para el ejercicio de su profesión : materias primas, herramientas,
instrumentos, abonos, máquinas, simientes, plantas, animales y piensos
para el ganado, así como colaborar desinteresadamente en la venta
de los productos que procedan exclusivamente de las empresas, de
sus afiliados, etc. 4, o instituir prestaciones mutuas especiales o fondos
de retiro para sus miembros 5. Después de la promulgación de la ley
de 1941 sobre sindicatos profesionales, en su texto modificado, la situa-
ción reinante en la provincia canadiense de Quebec a este respecto es
muy parecida a la francesa.
Los sindicatos de Birmania, India y Pakistán 6 pueden utilizar sus
fondos, entre otras finalidades, para el pago de prestaciones a sus afi-
liados o a sus derechohabientes en los casos de fallecimiento, vejez,
enfermedad, accidente o desempleo; la institución o suscripción de

1
Francia (artículo 12, libro III, Código del Trabajo); Territorios franceses y
antiguos territorios franceses de ultramar (art. 14 del Código del Trabajo (Ultramar)
de 1952 — el texto es algo más sencillo); Marruecos (art. 13 del dahir núm. 1-57-119
de 1957); Túnez (art. 4 de la ley núm. 59-4 de 1959); Viet-Nam (art. 12 de la orden
núm. 23 de 1952).
2
Francia (art. 13, libro III, del Código del Trabajo); Túnez (art. 4 de la ley
núm. 59-4 de 1959) y, con ligeras modificaciones, en los Territorios franceses y anti-
guos territorios franceses de ultramar (art. 15 del Código del Trabajo (Ultramar) de
1952); Marruecos (art. 14 del dahir núm. 1-57-119 de 1957); Viet-Nam (art. 13 de
la orden núm. 23 de 1952).
3
Francia (art. 14 del libro III del Código del Trabajo); Territorios franceses
y antiguos territorios franceses de ultramar (art. 16 del Código del Trabajo (Ultramar)
de 1952); Marruecos (art. 15 del dahir 1-57-119 de 1957) ; Túnez (art. 5 de la ley
núm. 59-4 de 1959); Viet-Nam (art. 14 de la orden núm. 23 de 1952). En Marruecos,
dicha actividad está « sometida a la autorización administrativa prescrita por la
ley » (art. 10 de la orden núm. 399 de 1944).
4
Francia (art. 16 del libro III del Código del Trabajo); Territorios franceses y
antiguos territorios franceses de ultramar (art. 18 del Código del Trabajo (Ultramar)
de 1952); Marruecos (art. 17 del dahir núm. 1-57-119 de 1957); Túnez (art. 7 de la
ley núm. 59-4 de 1959); Viet-Nam (art. 15 de la orden núm. 23 de 1952). En Grecia
existe una disposición similar (art. 20 de la ley de 1914 sobre asociaciones), así como
en la República Dominicana (art. 301 del Código Trujillo del Trabajo de 1951).
5
Marruecos (art. 12 del dahir 1-57-119 de 1957); Viet-Nam (art. 20 de la orden
núm. 23 de 1952).
6
Art. 15 de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos, vigente en los tres países
con ligeras modificaciones que no afectan al contenido de este texto.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 43

pólizas de seguro de vida, enfermedad, accidente o desempleo; la crea-


ción de subsidios con fines educativos, sociales o religiosos para sus afi-
liados o personas a cargo entre los que se incluyen el reembolso de los
gastos funerarios o de las ceremonias religiosas celebradas con motivo
del fallecimiento de algunos de sus miembros así como para costear cual-
quier actividad relacionada con los fines para los que se autoriza la
utilización de los fondos generales siempre que ello beneficie a los
trabajadores (los gastos que implique la concesión de tales subsidios no
serán superiores a un 25 por ciento del total general de los ingresos
brutos anuales o del activo de que dispongan los sindicatos a principios
del año fiscal). Entre las finalidades de los sindicatos de China (Taiwan)
figuran : ayudar a los trabajadores en la obtención de empleos, instituir
cajas de ahorro para sus afiliados, organizar cooperativas de producción,
de consumo y de crédito, crear guarderías, servicios médicos y de higiene,
iniciar la educación de los trabajadores, crear bibliotecas y salas de lectu-
ra y organizar actividades recreativas 1 .
En Chipre 2, Hong Kong 3, Kenia 4, Libia 5, Federación Malaya 6,
Niasalandia 7, Singapur 8, Tangañica 9, Uganda 10 y Zanzíbar u , los
sindicatos podrán conceder subsidios a sus afiliados o derechohabientes
en los casos de fallecimiento, vejez, enfermedad, accidentes o desempleo.
En Chipre 12, los sindicatos pueden contribuir a los gastos de las institu-
ciones o sociedades benéficas, educativas o culturales inscritas en el
registro público o ayudar a todas aquellas otras, también inscritas, que se
enfrenten con dificultades económicas; podrán conceder subsidios
a sus afiliados indigentes; instituir seguros sociales, asistencia médica y
suministrar medicinas a sus miembros y personas que estén a su cargo ;
organizar representaciones teatrales, conciertos, recepciones, bailes,
reuniones deportivas o excursiones ; comprar libros, periódicos u
otras publicaciones facilitar a sus afiliados salas de lectura ; en Nia-

1
Art. 5 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
2
Art. 29 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
3
Art. 20 de la orden de 1948 sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
4
Art. 43 de la orden de 1952 sobre sindicatos.
5
Art. 38, 5), del Código del Trabajo de 1957. En virtud del artículo 38, 6), los
sindicatos pueden conceder también prestaciones con fines educativos, sociales o
reiigiosos.
6
Art. 50, apéndice 2.°, de la orden de 1959 sobre sindicatos.
7
Art. 47, f), de la orden de 1958 sobre sindicatos.
8
Art. 39 de la orden de 1940 sobre sindicatos.
9
Art. 40 de la orden de 1956 sobre sindicatos.
10
Art. 43 de la orden de 1952 sobre sindicatos.
11
Art. 40, g), del decreto de 1958 sobre sindicatos.
12
Circular de 31 de marzo de 1949.
44 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

salandia 1 , Tangañica 2 y Zanzíbar 3 , los sindicatos podrán dedicar sus


fondos a los mismos fines y también a la formación educativa, cultural
y profesional de sus afiliados previa autorización del funcionario
encargado del registro. En Malasia, ios sindicatos podrán utilizar sus
fondos para el pago de los derechos de afiliación a asociaciones cultura-
les y educativas y para subvencionar las actividades sociales, deportivas,
educativas y benéficas de sus miembros 4. De acuerdo con el artículo 1 de la
ley de 1947 sobre sindicatos, en el que se dispone que sus fines generales
serán la asistencia mutua, la protección y la representación de los inte-
reses comunes de sus afiliados, los sindicatos de Turquía pueden establecer
fondos de asistencia mutua, suscribir pólizas de seguros de enfermedad,
desempleo, incapacidad y fallecimiento en favor de sus afiliados; orga-
nizar conferencias y cursos destinados a perfeccionar la formación
profesional y la educación de sus miembros, permitiéndoles aprove-
char su tiempo libre; crear y dirigir organizaciones sanitarias y recrea-
tivas sin finalidad comercial (art. 4). Pero las asociaciones que se cons-
tituyan en virtud de la ley de asociaciones de 1938 (únicas que podrán
constituir la importante categoría social de trabajadores a quienes la
ley sindical no reconoce el derecho de asociación) no podrán dedicarse
más que a actividades de un solo tipo, como disponen sus estatutos
(art. 15).
Los estatutos de los sindicatos de la República Árabe Unida 5
deberán precisar los fondos sindicales que han de dedicarse a satisfacer
las necesidades de los trabajadores, que no podrán ser inferiores a un
tercio de los ingresos anuales y que se destinarán a fines de carácter
sanitario, social, cultural o profesional. Los sindicatos podrán crear
cajas de previsión, sociedades cooperativas, círculos deportivos y cultu-
rales, así como concluir convenios de seguridad social y prestar servicios
sanitarios y sociales a sus afiliados. Todas estas actividades serán regla-
mentadas por los estatutos del sindicato 6. En Irán, los estatutos de los
sindicatos deberán precisar las actividades a que se dedican, tales como
la creación o administración de cooperativas o sociedades, o cajas de
ahorro, etc., los ensayos de tipo experimental que vayan a realizarse,
el fomento de la agricultura o el estudio de problemas sociales, la publi-
cación de un periódico destinado a estimular el desarrollo de las activi-

1
Art. 47 de la orden de 1958 sobre sindicatos.
2
Art. 40 de la orden de 1956 sobre sindicatos.
3
Art. 40 del decreto de 1958 sobre sindicatos.
1
Art. 50 y apéndice de la orden de 1959 sobre sindicatos.
5
Art. 164, 13), del Código del Trabajo de 1959.
6
Art. 161 del mismo Código.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 45

dades profesionales 1 ; los sindicatos tienen derecho a crear fondos


contra el paro obrero, en beneficio de los trabajadores que se encuentren
en esa situación 2.
En Irak 3 figura entre los objetivos de los sindicatos la formación
de asociaciones de carácter económico y de mutualidades destinadas a
prestar servicios y a conceder cualquier género de ayuda, incluso eco-
nómica, a los trabajadores y a sus familias; la adopción de medidas
eficaces que contribuyan a elevar el nivel cultural y profesional de los
trabajadores mediante la creación de escuelas, organización de confe-
rencias, publicaciones y otros métodos adecuados; la iniciación de los
trabajadores en cuestiones de administración sindical mediante métodos
democráticos, así como el contribuir a que adquieran los conocimientos
técnicos o científicos indispensables a las cuestiones laborales. Éste
es probablemente el único caso en que los estatutos requieren que los
miembros de los sindicatos conozcan las cuestiones de administración
sindical.
Las asociaciones profesionales de Líbano tendrán como único objetivo
defender y fomentar los intereses profesionales del sindicato interesado,
así como afianzar su posición, proteger sus intereses y estimular su
progreso desde el punto de vista económico, industrial o comercial 4 ;
los estatutos de la asociación han de precisar los fondos que deberá
destinar a fines de carácter sanitario, social y cultural 5 .
En Argentina 6 , los sindicatos podrán fundar instituciones de previ-
sión y asistencia social, colonias de vacaciones, comedores, sanatorios,
hospitales, farmacias y otros servicios sociales, organizar y estimular
la formación de cooperativas y de sociedades de producción, de consumo
y de vivienda y proporcionar a sus afiliados los medios apropiados,
tales como bibliotecas, conferencias, publicaciones, escuelas técnicas y
sindicales, talleres y exposiciones para completar su educación. En
Bolivia, los sindicatos podrán crear fondos para el paro obrero y las
cajas de socorro mutuo, así como para contribuir a los gastos de defun-
ción; oficinas de colocación, institutos y cooperativas para la readapta-
ción profesional y servicios de seguridad social; organizar cursos y
escuelas de formación profesional y bibliotecas populares, y sociedades
cooperativas de crédito, consumo y producción 7.

1
Art. 14, 6), del decreto de 9 de noviembre de 1955.
2
Art. 27 de la ley del trabajo de 1959.
3
Art. 110 de la ley del trabajo de 1958.
4
Art. 84 del Código del Trabajo de 1946.
5
Art. 1 del decreto 7993 de 1952.
6
Art. 15 de la ley núm. 14455 de 1958.
7
Art. 136 del decreto de 23 de agosto de 1943.
46 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En la República Dominicana, los sindicatos podrán crear, adminis-


trar o subvencionar cajas de socorros mutuos l , así como administrar
o subvencionar, en interés de sus afiliados, oficinas de información
para colocaciones, escuelas y bibliotecas, centros deportivos, campos
de experimentación, laboratorios y demás instituciones, cursos y publi-
caciones relativos a la actividad desarrollada por la asociación.
En Ecuador, las asociaciones de trabajadores « gozan de la protección
del Estado » a condición de que persigan uno de los fines siguientes 2 :
calificación profesional, enseñanza y educación general o de tipo profe-
sional, formación de cooperativas y cajas de ahorro, mejora social
y económica de los trabajadores y defensa de sus intereses. En Para-
guay 3 no podrán formarse asociaciones a no ser que entre sus fines,
además de la protección de los intereses económicos o de otro orden,
figure la adopción de disposiciones destinadas al socorro, instrucción y
educación cívica y moral de sus afiliados.
En Costa Rica 4, Guatemala 5, Honduras 6, Panamá ' y El Salvador 8,
los sindicatos pueden crear, administrar o subvencionar instituciones,
establecimientos u otras sociedades de utilidad para sus miembros,
tales como cooperativas, entidades deportivas, culturales, educativas,
de asistencia y de previsión social.
Los sindicatos de Venezuela, además del estudio, defensa, desarrollo
y protección de los intereses profesionales y del mejoramiento social,
económico y moral de sus asociados 9, deberán crear fondos de socorro,
cooperativas,' escuelas industriales o profesionales, bibliotecas populares
y sociedades recreativas o turísticas, de conformidad con las disposi-
ciones legales aplicadas en cada caso. No se permitirá en cambio la
organización de cooperativas de producción cuando se trate de producir
artículos semejantes a los que fabrica la empresa correspondiente 10.
Los fines de los sindicatos de Nicaragua, además de las atribuciones
normales en materia de relaciones de trabajo, son los siguientes : crea-
ción de fondos de socorro y establecimiento y fomento de sociedades

1
Arts. 300 y 301 del Código Trujïllo del Trabajo de '195 i!
2
Art. 360 del Código del Trabajó de 1938..
3
Capítulo 2, art. \,b), del decreto num. 39631 de 1931.
4
Art. 270 del Código del Trabajo de 1943.
5
Art. 214 del Código del Trabajo de 1947.
6
Art. 13 del decreto-ley rmra. 101 de 1955. El art. 14, i), exige que los estatutos
de los sindicatos fijen las cantidades de los fondos de reserva que hayan de ser creados
en caso necesario para el pago de prestaciones.
' Art. 278 del Código del Trabajo de 1947.
8
Art. 3 del decreto num. 353 de 1951.
9
Art. 166 del Código del Trabajo de 1947.
10
Art. 170 del mismo Código.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 47

cooperativas, escuelas industriales o profesionales, bibliotecas populares


y sociedades deportivas y de carácter cultural \ En Venezuela 2 y en
Nicaragua3, los estatutos de los sindicatos precisarán las reservas que
pueden hacerse en el fondo común destinadas a subsidios que se concedan
a sus miembros. Los sindicatos de Colombia deberán asesorar a sus
afiliados en la defensa de sus derechos, perfeccionar sus conocimientos
técnicos y generales, socorrer a sus afiliados en caso de falta de trabajo,
enfermedad, invalidez o calamidad, y estimular la creación y el desarrollo
de cooperativas, cajas de ahorros, préstamos y auxilios mutuos, escuelas,
bibliotecas, institutos técnicos o de habilitación profesional, oficinas de
colocación, hospitales, campos de experimentación o de deportes y
de otros medios adecuados a los fines profesionales, culturales, de
solidaridad y previsión previstos en los estatutos 4.
En el Brasil, los sindicatos autorizados deberán cooperar con las
autoridades públicas en la defensa de la solidaridad social; organizar
servicios de asesoramiento jurídico para sus afiliados ; estimular el arbi-
traje de los conflictos laborales y crear escuelas primarias y profesionales5.
Todas las organizaciones inscritas podrán además crear y administrar
oficinas de colocación6, y los sindicatos agrícolas, por su parte, podrán
fomentar la suscripción de seguros colectivos contra accidentes profe-
sionales '.
Para el reconocimiento — principalmente con fines de representación
colectiva, etc. — de las organizaciones se tendrán en cuenta el alcance y la
naturaleza de los servicios sociales que hayan organizado8. Las observa-
ciones mencionadas se refieren también al fondo general de los sindicatos.
Los sindicatos autorizados 9 deberán utilizar sus fondos, constituidos
por los impuestos sindicales, para los fines que menciona el artículo 592
del Código del Trabajo, en el que se enumeran separadamente los obje-
tivos de las organizaciones de empleadores y de trabajadores, de las
personas que ejercen profesiones liberales y de las organizaciones de
trabajadores independientes. Los fines de las organizaciones de trabaja-
dores son crear oficinas de colocación, servicios de maternidad, médicos
1
Art. 193 del Código del Trabajo de 1945.
2
Art. 176, l), del Código Sustantivo del Trabajo de 1947.
3
Art. 198 del Código del Trabajo de 1945.
4
Art. 373 del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Arts. 514 y 520 del Código del Trabajo de 1943; art. 4 del decreto-ley núm. 7038
de 1944.
6
Art. 558 del Código del Trabajo de 1943.
7
Art. 3 del decreto-ley núm. 7038 de 1944.
8
Art. 519 del Código del Trabajo de 1943; arts. 13 y 14 de la orden núm. 39 de
2 de agosto de 1944.
9
Véase pág. 25.
48 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

y odontológicos, asesorar jurídicamente a los trabajadores, crear escuelas


elementales y profesionales, campos de vacaciones, bibliotecas, y orga-
nizar actividades deportivas.
Los fines de los sindicatos de Chile serán, entre otros 1, la creación
de escuelas profesionales, bibliotecas populares, cooperativas, mutua-
lidades, museos sociales, instituciones para la rehabilitación profesio-
nal, etc. Los presupuestos ordinarios de los sindicatos profesionales o de
trabajadores2 podrán tener partidas en las que se prevean cantidades
destinadas a la creación y mantenimiento de cursos y escuelas primarias
e industriales, de instituciones de habilitación profesional y subven-
ciones para estudiantes hijos de asociados — previa autorización de la
Dirección General del Trabajo —, premios de carácter cultural, fomento
de los deportes y premios y estímulos por este concepto, creación y
mantenimiento de servicios de asistencia médica, odontológica y de
maternidad, concesión de subsidios de enfermedad y de subvenciones
a hospitales y casas de salud que atiendan a los asociados, vacaciones
obreras y colonias escolares, gastos de defunción y de construcción de
sepulturas. La creación de prestaciones mutuas y de cajas de pensiones y
seguros deberá ser aprobada previamente por la Inspección General
del Trabajo 3. Las sociedades de previsión social sólo podrán ser crea-
das por los sindicatos agrícolas previa autorización del Ministerio de
Sanidad, a cuyo control están sometidas4. Los sindicatos agrícolas
deberán preocuparse fundamentalmente de mejorar las viviendas de
las regiones rurales 5.
En España, los centros nacionalsindicalistas deberán organizar cursos
de formación profesional y crear oficinas de colocación e instituciones
para el bienestar social, de crédito, etc., cuando fuese necesario, de
acuerdo con las normas dictadas por la Delegación Nacional de Sindi-
catos 6. Los sindicatos nacionales, entre otras obligaciones, deberán
promover y estimular los trabajos de organización e investigación
científica, en sus dominios respectivos, así como promover, encauzar y,
cuando sea necesario, crear cooperativas para la producción y distri-
bución de artículos 7. Los sindicatos de Portugal pueden promover la
organización de cooperativas de producción y de consumo entre sus

1
Art. 387 del Código del Trabajo.
2
Art. 77 del decreto 1030 de 1949. Éstas son las únicas partidas que pueden
figurar en el presupuesto de los sindicatos de trabajadores referentes a sus beneficios.
3
Art. 373 del Código del Trabajo.
4
Art. 7 de la ley de 1947 sobre la organización sindical de los obreros agrícolas.
6
Art. 2 de la misma ley.
6
Art. 16 de la ley de 6 de diciembre de 1940.
' Art. 18 de la misma ley.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 49

afiliados 1. Los sindicatos nacionales deben 2 , previa aprobación del


Gobierno, crear instituciones sindicales de previsión, de acuerdo con
sus posibilidades económicas (cuya contabilidad se llevará separada-
mente de la contabilidad general del sindicato), organizar oficinas de
colocación, crear y dirigir, dentro de los sindicatos, escuelas profe-
sionales cuyos programas sean aprobados por las autoridades superiores.
En algunos de los casos examinados en las páginas anteriores resulta
difícil apreciar hasta qué punto los distintos servicios sociales y de
bienestar descritos son simplemente actividades sindicales de interés
para los afiliados, o funciones de una importancia tal que, en realidad,
transforman a los sindicatos en un órgano con atribuciones que corres-
ponden normalmente al Estado o a las instituciones industriales o comer-
ciales. Por ejemplo, en Bolivia, Brasil, Colombia, Chile y Portugal,
los sindicatos tienen, al parecer, amplias atribuciones. En otro grupo de
países, entre ellos la U.R.S.S., el Comité McNair señaló 3 cómo las
organizaciones de trabajadores realizan ciertas funciones relativas a la
seguridad social, seguridad profesional, higiene e inspección del trabajo,
etc., que de ordinario corresponden a los gobiernos. Tales atribuciones
varían, por ejemplo, en Albania 4 , Bulgaria 5, Checoslovaquia 6 , Hungría '
y Polonia 8. Además de los datos del informe McNair, conviene señalar
que los sindicatos de China continental 9 y Rumania 10 tienen análogas
atribuciones.
El Comité McNair señaló también que, en determinados países,
las organizaciones de trabajadores y empleadores tienen obligación
de contribuir al progreso satisfactorio de la producción y de ayudar al
Gobierno en la realización de su política social y económica. Con este
objeto, el Comité estudió la situación existente en ciertos países, entre
ellos Brasil, Bulgaria, Hungría, Polonia, Portugal, U.R.S.S. y Yugosla-
via. Conviene también señalar que, en España, la ley dispone que los
sindicatos verticales serán un instrumento al servicio del Estado, que lo

1
Art. 13, 4), del decreto-ley 23050 de 1933.
2
Ibid., art. 12.
3
Informe McNair, párrafo 202, Boletín Oficial (O.I.T., Ginebra), vol. XXXIX,
1956, num. 9, pág. 542.
4
Véanse especialmente los arts. 162, 225 y 229 del Código del Trabajo de 1956.
5
Informe McNair, anexo II, págs. 165-166 y 171-174.
6
Ibid., anexo II, suplemento, págs. 186 y siguientes.
7
Ibid., anexo II, págs. 776-777.
8
Ibid., págs. 1321 y siguientes.
9
Art. 7 de la ley de 1950 sobre sindicatos.
10
Véanse especialmente los arts. 95, 103 y 108 del Código del Trabajo de 1950.
50 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

utilizará para realizar su política económica l . El objeto de este trabajo


es estudiar concretamente a qué fines se autoriza la utilización de los
fondos sindicales, por lo que no pueden plantearse tales problemas
en toda su extensión; sin embargo, su influencia sobre las acti-
vidades sindicales en general, y en definitiva sobre la libertad de que
gozan los sindicatos para utilizar sus fondos con fines lícitos, no puede
ser ignorada.

UTILIZACIONES PARA FINES NO POLÍTICOS PROHIBIDAS

En algunos países, por ejemplo, Bolivia, Birmania, India, Pakistán,


no se permite a los sindicatos, en virtud de una disposición general, utilizar
sus fondos para fines diferentes de los fijados por la legislación; en otros
países : Costa Rica, Francia, Grecia, Guatemala, Honduras, Líbano,
Marruecos, El Salvador, Túnez, Viet-Nam, los fines de los sindicatos
deberán limitarse exclusiva o esencialmente a aquellos fijados por las
leyes, relacionados con la defensa de los intereses profesionales. Por
regla general, o bien la disposición suele interpretarse ampliamente, lo
que permite la utilización de los fondos sindicales para todos los fines,
entre los que pueden citarse las actividades normales de los sindicatos
en materia de relaciones laborales, o al analizar los objetivos detallados
en otros artículos de las leyes se llega a una conclusión similar. No
obstante, las disposiciones que imponen «fines exclusivos», en algunas
repúblicas de América Central, han sido estudiadas especialmente por
el Comité McNair2.
En la República Árabe Unida 3, Colombia 4, Costa Rica 5, Ecuador 6,
Guatemala7, Honduras 8, México 9, Panamá10, El Salvador l l y Viet-
Nam 12 se prohibe taxativamente la utilización de los fondos sindicales
con fines religiosos. La prohibición que figura en el artículo 314 del

1
Véase 27.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 143 (España),
párrafo 132, Boletín Oficial (O..1.T., Ginebra), vol. XLI, 1958, núm. 3, pág. 133.
2
Véase Informe McNair, anexo II, pág. 702 y pág. 1239, referente a las dispo-
siciones de los Códigos del Trabajo de Guatemala y Panamá, respectivamente.
3
Art. 174, 3), del Código del Trabajo de 1959.
4
Art. 379, a), del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Arts. 263 y 280, a), del Código del Trabajo de 1947.
6
Art. 363 del Código del Trabajo de 1938. En los estatutos deberá figurar una
disposición a estos efectos.
' Art. 226, a), del Código del Trabajo de 1947.
8
Art. 2 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
9
Art. 249 del Código del Trabajo de 1931.
10
Art. 293, 1), del Código del Trabajo de 1947.
11
Art. 23, a), del decreto núm. 353 de 1951.
12
Art. 1 de la orden núm. 23 de 1952.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 51

Código del Trabajo de la República Dominicana de 1951 fué derogada


por la ley núm. 4667 de 1957.
Algunos países han promulgado disposiciones destinadas a prohibir
o limitar la utilización de los fondos sindicales con fines comerciales o
análogos*. Las actividades comerciales o lucrativas están prohibidas
en Bélgica 2 (a las organizaciones que pretendan gozar de personalidad
jurídica), Brasil3, Colombia 4, Costa Rica 5, Cuba G, República Domi-
nicana', Guatemala8, Honduras9, México10, Panamá11, El Salvador12.
En la República Árabe Unida están prohibidas ^ las especulaciones
comerciales o de carácter económico, pero los sindicatos, previa autori-
zación del Ministro de Asuntos Sociales y de Trabajo 1*, podrán invertir
fondos en operaciones económicas, comerciales ò industriales, o en la
adquisición de valores inmobiliarios. En Irán se considera ilegal que los
comités ejecutivos de las asociaciones o de las federaciones utilicen los
fondos procedentes de las cuotas de sus afiliados para fines comerciales
o lucrativos 1S. En Grecia están prohibidas las actividades comerciales,
pero las asociaciones pueden comprar a sus asociados los artículos que
éstos produzcan, con objeto de revenderlos sin beneficio 16. En Nueva
Zelandia,, los sindicatos que soliciten su inscripción en el registro en
virtud de la ley de sociedades de 1908 no deberán ser asociaciones
creadas con fines lucrativos (artículo 4, 1)). En Costa Rica 17, Guate-
mala 18 y Panamá19, las asociaciones no deberán beneficiarse de su con-

1
La prohibición de las actividades comerciales de los sindicatos, en Haití,.que
imponía el artículo 17 de la ley de 1947 sobre asociaciones profesionales, parece
haber sido derogada, por la ley de 2 de marzo de 1948, que modifica la anterior.
2
Ley de 1948 sobre asociaciones profesionales.
3
Art. 564 del Código del Trabajo de 1943; art. 25 del decreto núm. 7038 de 1944.
4
Arts. 355 y 379, d), del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Arts. 266 y 280, b), del Código del Trabajo de 1943.
8
Art. 14 del decreto-ley núm. 2605 de 1933. :
' Art. 314 del Código Trujillo del Trabajo de 1951, modificado por la ley
núm. 4667 de 1957.
8
Arts. 210 y 226, b), del Código del Trabajo de 1947.
9
Art. 30, a), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
10
Art. 249 del Código del Trabajo de 1931. •> '
11
Arts. 273 y 293, 5), del Código del Trabajo de 1947.
12
Art. 23, d), del decreto núm. 353 de 1951.
13
Art. 174, 2), del Código del Trabajo dé 1959.
14
Art. 174, 1), del mismo Código.
15
Art. 30 del decreto de 9 de noviembre de 1955; art. 27 de la ley del trabajo
de 1959.
16
Art. 20 de la ley de 1914 sobre asociaciones.
17
Art.,280, b), del .Código del Trabajo de 1943.
. . Î8,Art. 226, b), del Código del Trabajo de 1947:
19
Art. 293, 5), del Código del Trabajo de 1947."
52 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

dición jurídica ni de la exención fiscal que les conceden los códigos del
trabajo para establecer y mantener locales destinados a la venta de
bebidas alcohólicas, salas de juegos prohibidos, ni dedicarse a cualquier
otra actividad contraria a los verdaderos fines de la asociación profe-
sional.
En Albania, en cambio, los sindicatos pueden, concretamente, obte-
ner ingresos de las instituciones ' culturales y atléticas ; en Polonia
pueden recibir ingresos procedentes de representaciones 2 de carácter
cultural, educativo o deportivo. La situación es análoga en China con-
tinental 3. La constitución y los estatutos del Movimiento Sindical
Revolucionario de Checoslovaquia autorizan que las asociaciones adquie-
ran o administren editoriales, librerías, hoteles y almacenes para la
venta de licores 4.
En este estudio no se pretende enumerar todos los países cuyas
leyes prohiben o limitan las huelgas. Es natural que en tales casos
también se haya prohibido o limitado la utilización de los fondos sindi-
cales para esos fines.

UTILIZACIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES CON FINES POLÍTICOS

En la República Federal de Alemania, Austria, Bélgica (para las


asociaciones de facto), Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia,
Indonesia, Israel, Italia, Luxemburgo, México, Noruega, Países Bajos,
Suiza y Uruguay no se imponen restricciones, al parecer, a las activi-
dades políticas de los sindicatos; sin embargo, en Francia se considera
ilegal que los sindicatos persigan fines políticos, aun cuando las disposi-
ciones de las leyes correspondientes no parecen aplicarse en la práctica 5.
Tampoco parecen existir cláusulas restrictivas 6 en la legislación federal
de Australia o de los Estados de Australia del Sur, Australia Occidental,
Queensland, Tasmania y Victoria, aunque los tribunales de Australia
Occidental han prohibido las colectas especiales destinadas a sufragar las
campañas electorales 7.
1
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 17.
2
Ibid., anexo II, pág. 1314.
3
Art. 24 de la ley de 1950 sobre sindicatos.
4
Véase 8.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso num. 11 (Checoslo-
vaquia), párrafo 58, Octavo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas (O.I.T.
Ginebra, 1954), pág. 174.
5
Informe McNair, párrafos 192-193, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.),
vol. XXXIX, 1956, núm. 9, pág. 541.
6
Ibid., anexo II, pág. 33.
' True and others v. Australian Coal and State Employees' Federation Union
of Workers, Western Australia Branch, Collie and others, 1949, Western Australia
Law Reports, vol. LI, pág. 73.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 53

En el Reino Unido, el artículo 3, 1), de la ley de 1913 sobre sindicatos


los autoriza — estén o no inscritos — a que utilicen sus fondos para
fines políticos previa aprobación, mediante votación, de la mayoría
de sus miembros, de acuerdo con los estatutos aprobados por el regis-
trador de las sociedades de carácter amistoso, y siempre que dichos
estatutos dispongan que los fondos destinados a dichos fines se adminis-
trarán separadamente, así como que los miembros que no deseen con-
tribuir económicamente a dichos fines (es decir, declarando por escrito
tal negativa) no sufrirán menoscabo en sus derechos sindicales. En
Irlanda del Norte, la situación es la misma, aunque la recaudación de
las aportaciones destinadas afinespolíticos plantea mayores dificultades,
ya que la autorización para percibirlas está subordinada al consenti-
miento escrito de cada miembro (es decir, cada miembro debe declarar
por escrito que desea contribuir a dichos fines). Ello obedece a que la
ley de 1927 sobre sindicatos y conflictos laborales, que modificó la ley
de 1913, e impuso la condición del consentimiento escrito, fué dero-
gada en 1946 en Gran Bretaña, pero continuó en vigor en Irlanda del
Norte.
La situación en Australia (Nueva Gales del Sur) \ Birmania2,
India 2, Irlanda 3 y Pakistán2 es muy parecida a la del Reino Unido,
continuando en vigor 4 la cláusula de renuncia.
Análoga situación existe en Ceilán5, Ghana 6 y Malasia7; en
1
Informe McNair, anexo II, pág. 33.
2
Art. 16 de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos.
3
Informe McNair, anexo II, pág. 914.
4
Ésta es la situación actual en Barbada (arts. 35 y 36, 1), de la ley de 1939 sobre
sindicatos, modificada por el art. 4, 1), de la enmienda a la ley de sindicatos de 1949;
en Honduras Británica, arts. 37 y 38, 1), de la orden de 1941 sobre sindicatos, modi-
ficada por la orden núm. 20 de 1947; en Granada, art. 14, 1), y apéndice de la orden
de 1951 sobre sindicatos y conflictos laborales, modificada por la orden núm. 17 de
1956; en las islas de Sotavento, arts. 34, 1), y 35, 1), de la ley sobre sindicatos, modi-
ficada por la ley núm. 17 de 1949; en la isla Mauricio, arts. 25, 1), y 27 de la orden
de 1954 sobre sindicatos; en Rhodesia del Norte, arts. 31, 1), y 33 de la orden de
1942 sobre sindicatos y conflictos laborales; en Santa Lucía, art. 16 de la orden
de 1948 sobre sindicatos y conflictos laborales. Conviene señalar que se ha modificado
la legislación de Barbada, Honduras Británica y las islas de Sotavento, substituyén-
dose la cláusula del « consentimiento escrito » por la de « renuncia ».
5
Art. 41, 3) y 5), de la orden de 1935 sobre sindicatos, y art. 22 del reglamento
sindical de 1935.
6
Arts. 23, A) y B), incluidos en la orden de 194! sobre sindicatos por la orden
modificatoria de 1950. En Ghana, las disposiciones sobre la constitución de un fondo
diferente destinado a fines políticos están corroboradas por el art. 23, B), 2), que
dispone que las cantidades destinadas a este fondo se recauden separadamente, y
que no se asignen al mismo otras cantidades o créditos. Análoga situación prevalece
en Barbada, art. 36, 2), de la ley de 1939 sobre sindicatos, y en Trinidad y Tabago,
art. 34, 2), de la orden de 1933 sobre sindicatos.
7
Art. 52, 5), de la orden de 1959 sobre sindicatos. Sin embargo, según el artícu-
lo 52, 1), la Federación de Sindicatos no está autorizada, al parecer, a crear fondos
destinados a fines políticos.
54 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Irlanda del Norte * está en vigor el consentimiento por escrito. En


Nueva Zelandia, la utilización de los fondos sindicales confinespolíticos
exige igualmente ser aprobada por mayoría de votos, pero no se permite
la denegación por escrito 2.
La legislación impone restricciones, en ciertos casos, a la utilización
para actividades políticas de los fondos sindicales de determinados
partidos considerados peligrosos para la seguridad del país, sin perjuicio
de que otras disposiciones 3 prohiban en absoluto dichas actividades.
En Ceilán 4 y en la India 5 se prohiben las actividades políticas a las
organizaciones de funcionarios públicos.
En la República Árabe Unida 6, Bélgica (para las asociaciones reco-
nocidas por la ley de 1898)7, Brasil (para las organizaciones recono-
cidas)8, Colombia9, Corea del Sur10, Costa Rica11, Cuba12, Ecuador13,
Guatemala14, Honduras15, Irán16, Líbano 17, Nicaragua18, Panamá19,

1
La misma situación prevalece en Chipre (arts. 30, 1), y 31, 1), de la ley de 1949
sobre sindicatos), y en Trinidad y Tabago (arts. 33, 1), y 34, 1), de là orden de 1933
sobre sindicatos).
2
Ley de 1936 sobre la supresión de incompatibilidades políticas.
3
Por ejemplo : en Costa Rica (art. 280, a), del Código del Trabajo de 1943);
República Dominicana (ley 1443 de 14 de junio de 1947); Guatemala (art. 226, a),
del Código del Trabajo de 1947); Honduras (art. 30, b), del decreto-ley núm. 101
de 1955); Irán (Informe McNair, anexo II, pág. 870); Panamá (art. 293,8), del Código
del Trabajo de 1947) ; Perú (Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 237) ; Portugal
(art. 1 del decreto-ley 39660 de 1954); El Salvador (art. 23, b), del decreto núm. 353
de 1951).
4
Art. 18, c), de la orden de 1935 sobre sindicatos. Como condición precisa
para su inscripción obligatoria deberá declararse en los estatutos de tales organiza-
ciones que no tienen finalidad política y que no constituirán fondos destinados a dicha
finalidad.
6
Informe McNair, anexo II, pág. 825.
6
Artículo 174, 3), del Código delTrabajo de 1959.
7
De los debates parlamentarios que precedieron a la promulgación de esta ley
se deduce claramente que el objeto de limitar las finalidades de los sindicatos en ella
previstas a la protección y al desarrollo de los intereses profesionales exclusivamente,
era prohibir los fines políticos o religiosos (véase Freedom of Association, vol. Il,
Estudios y documentos, serie A, núm. 29 (Ginebra, O.I.T.), 1927, pág. 208).
8
Art. 521, a) ye), del Código del Trabajo de 1943, modificado por el decreto-ley
núm. 9502 de 1946.
9
Art. 379, a), del Código Sustantivo del Trabajo.
10
Art. 24 de la ley de 1953 sobre sindicatos.
11
Art. 280, a), del Código del Trabajo de 1943.
12
Art. 14 del decreto-ley núm. 2605 de 1933.
13
Art. 363 del Código del Trabajo de 1938. En los estatutos sindicales deberá
figurar una disposición precisa a este respecto.
14
Art. 226, a), del Código del Trabajo de 1947.
15
Art. 2 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
16
Art. 14, 12), del decreto de 9 de noviembre de 1955, y art. 29 de la ley del
trabajo de 1959.
17
Art. 84 del Código del Trabajo de 1946.
18
Art. 204 del Código del Trabajo de 1945.
18
Art. 293, 1), del Código del Trabajo de 1947.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 55

El Salvador \ Turquía 2, Unión Sudafricana (para los sindicatos ins-


critos) 3 , Viet-Nam 4 , Bahamas 5 , Hong Kong e , Rhodesia del Sur 7 ,
Santa Elena 8 y Singapur 9 se prohibe, con carácter general, la utiliza-
ción de los fondos sindicales con fines políticos.
Las disposiciones que prohibían la utilización de los fondos sindi-
cales con fines políticos en la República Dominicana 10 , Haití 11 y Malasia 12
han sido derogadas, al parecer, posteriormente.
En Estados Unidos, la ley federal de 1925 sobre el soborno, modi-
ficada en 1943, prevé la imposición de sanciones a ambas partes, con
objeto de restringir las aportaciones económicas de las organizaciones
de trabajadores y de las corporaciones a las campañas electorales de
los candidatos a puestos federales. La ley sobre relaciones obreropatro-
nales prohibe además las aportaciones económicas y los gastos en que
podrían incurrir las organizaciones de trabajadores ocasionados por las
elecciones generales o primarias, o por las asambleas políticas organiza-
das con objeto de escoger los candidatos que hayan de desempeñar ciertos
puestos en organismos federales 13 . Ya se han visto ante los tribunales
algunos casos relativos a la aplicación de estas disposiciones 14.

1
Art. 23, a), del decreto núm. 353 de 1951.
2
Art. 5 de la ley de 1947 sobre sindicatos.
3
Art. 8, b), c) y d), de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje. Los sindi-
catos no deberán conceder ayuda económica ni incurrir en gastos destinados a
ayudar a los partidos políticos o a los candidatos en su elección al Parlamento,
consejos provinciales o municipales.
4
Art. 1 de la orden núm. 23 de 1952.
5
Art. 69 de la ley de 1958 sobre sindicatos.
6
Art. 22 de la orden de 1948 sobre sindicatos y conflictos laborales.
' Arts. 46 y 60 de la ley de 1959 sobre conciliación y arbitraje. El funcionario
encargado del registro de las organizaciones profesionales no inscribirá a ningún
sindicato en cuyos estatutos figuren disposiciones que obliguen a sus afiliados a
contribuir a los fondos de una organización o partido político, o que prevean la utili-
zación de fondos destinados a favorecer los intereses de organizaciones o partidos
políticos (art. 37, 1), b)).
8
Art. 16 de la orden de 1959 sobre sindicatos y conflictos laborales.
9
Art. 41 de la orden de 1940 sobre sindicatos.
10
Por la ley núm. 4667 de 1957. ,
11
Por la ley de 2 de marzo de 1948.
12
Primeramente por la orden modificada de 1955 sobre sindicatos, después
derogada por la orden de 1959 sobre sindicatos, en virtud de la cual la prohibición
se aplica actualmente a las federaciones, pero no a los sindicatos (art. 52).
13
Informe McNair, anexo II, pág. 1709.
14
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha dictaminado que esta disposi-
ción no se aplica a la utilización de los fondos generales de los sindicatos para fines
políticos tales como la publicación, y la distribución entre sus miembros, de un ejem-
plar de una publicación regular del sindicato. Cf. United States v. C.I.O. (335 U.S.
106 (1948)). Tampoco se aplica a los gastos «insignificantes» de carácter político
en que incurre un sindicato local que, al carecer de periódico, recurre a cualquier
otra publicación. Cf. United States v. Painters Local Union (481, 172 F. 2d. 854
(C.A. 2) (1949)), a los gastos ocasionados por el pago de salarios à los dirigentes sin-
56 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Algunos Estados de los Estados Unidos han promulgado leyes sobre


la utilización de los fondos sindicales para fines políticos 1.
El Comité de Libertad Sindical2 del Consejo de Administración
de la O.I.T. ha examinado las quejas suscitadas por la prohibición
absoluta de la utilización de los fondos sindicales con fines políticos,
quejas que fueron también estudiadas por la Comisión de Expertos
en Aplicación de Convenios y Recomendaciones3. Por este motivo,
no se pretende examinar en este estudio hasta qué punto las prohibi-
ciones de este tipo pueden o no considerarse como restricciones al
ejercicio de los derechos sindicales.
*
* / *
/
Los sindicatos suelen, por lo general, precisar en sus estatutos
y reglamentos los fines que se proponen conseguir; en bastantes países
así lo exige la legislación. En otros muchos países, la ley impone a

dicales que hayan consagrado sus horas de trabajo a actividades políticas, ni a los
que resulten del empleo de automóviles del sindicato para transportar a los electores
a los lugares de votación. Cf. United States v. Construction and Laborers Local
Union (101 F. Suppl. 869 (D.C. So. No.) (1951)). (Casos citados en el Informe McNair,
anexo II, pág. 1710.)
1
En Delaware se considera ilegal que el sindicato solicite o conceda aportaciones
de carácter económico destinadas a sufragar los gastos ocasionados a un partido
político o a cualquier candidato por la presentación de su candidatura a unas elecciones
primarias o generales; en Pensilvania, las organizaciones profesionales no pueden
contribuir, conceder o prestar a ningún candidato ni comisión política ninguna can-
tidad u objeto de valor que pudiera servir a sufragar los gastos originados p o r una
elección primaria o a fines políticos de cualquier naturaleza; en Texas se prohibe
que los sindicatos aporten contribuciones económicas a los partidos políticos o a
los candidatos de un partido; el Tribunal Supremo de Alabama anuló una disposición
que prohibía que los sindicatos contribuyeran a sufragar los gastos de los partidos
políticos o de los candidatos, y que incurrieran en gastos destinados a apoyar la candi-
datura de una persona o personas determinadas (véase Charles C. KILLINGSWORTH :
State Labor Relations Acts, op. cit., pág. 289). U n a disposición análoga a la de
Pensilvania está en vigor en Wisconsin, aunque en este Estado no puede considerarse
que dicha disposición prohiba a un sindicato que informe a sus miembros, en sus
publicaciones, de las ventajas o de los peligros que representa para sus intereses la
elección de candidatos que defienden la adopción de determinadas medidas (Cf.
DEPARTMENT OF LABOR, Bureau of Labor Standards (Estados Unidos) : Annual
Digest of State and Federal Labor Legislation, 1955-1956, pág. 210); en Nuevo Hamp-
shire, los sindicatos no podrán hacer ninguna contribución de carácter político,
directa o indirectamente, en favor de la elección de un candidato o de un partido
político.
2
Cuarto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 30 (Malasia),
párrafos 140, 161, Séptimo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas (Ginebra,
1953), págs. 205-211; 25.° informe del Comité, caso núm. 151 (República Domini-
cana), párrafos 275, 319, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XL, 1957, num. 2,
págs. 109-124.
3
CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, 39. a reunión, Ginebra, 1956,
Informe III (parte IV) : Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación de Conve-
nios y Recomendaciones (artículos 19, 22 y 35 de la Constitución) (Ginebra, O.I.T.,
1956), págs. 71 y 72.
UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS 57

los sindicatos el cumplimiento o la prosecución, al menos, de determi-


nados fines que deben mencionarse en sus estatutos, gozando en compen-
sación de ciertos privilegios ; o bien exige simplemente que se mencionen
los distintos fines a los que pueden dedicarse los fondos sindicales.
Prescindiendo de aquellos casos especiales en que se confieren a los
sindicatos obligaciones de carácter público o casi público, en virtud
del sistema político social reinante, se observa que esta tendencia a
enumerar en los estatutos los fines perseguidos por los sindicatos es
más acusada en los países insuficientemente desarrollados, en los cuales
se estimula, y en ciertos casos se obliga, a los sindicatos a que consa-
gren parte de sus fondos a fines tales como el bienestar social, la crea-
ción de cooperativas, de bibliotecas, las prestaciones de diversas clases,
la enseñanza, el suministro de los equipos profesionales necesarios, etc.
Aunque es generalmente aceptado el principio de que los sindicatos
deben precisar en sus estatutos los principales fines que tratan de
obtener, cuando la ley propone o impone determinados fines sólo
podrá garantizarse el derecho de los sindicatos a organizar sus acti-
vidades y a formular sus programas si tales fines se definen por las
adecuadas disposiciones legales de forma que no se imponga ninguna
restricción al derecho fundamental de las organizaciones a favorecer
y defender los intereses de sus miembros.
Ciertas prohibiciones que la legislación impone con respecto
a la utilización de fondos sindicales en ciertos casos especiales — por
ejemplo, para fines religiosos o comerciales — no restringen per se
las actividades sindicales destinadas a la obtención de sus principales
propósitos en el dominio de las relaciones laborales. Con respecto
a la aplicación de los fondos sindicales con finalidades políticas, la
egislación y la práctica son muy diversas. Mientras que en un consi-
derable número de países no se imponen restricciones a los sindicatos
a este respecto, en un número aproximadamente igual de países se
prohiben terminantemente las actividades políticas de los sindicatos.
Otro grupo intermedio de países permite que los sindicatos utilicen
sus fondos para fines políticos, bajo ciertas condiciones. En estos países,
las disposiciones más generalmente aceptadas suelen basarse en los
siguientes principios :
a) los sindicatos podrán perseguir legalmente finalidades políticas
cuando así lo decida, mediante votación, la mayoría de sus miembros;
b) los fondos destinados a tales fines se administrarán separada-
mente de los fondos sindicales generales ;
c) el fondo destinado a fines políticos sólo estará integrado por
las cantidades recaudadas con tal objeto ;
58 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

d) los estatutos de los sindicatos deberán garantizar el derecho


de cualquier miembro a negarse a contribuir a dicho fondo de carácter
político, sin que ello vaya en menoscabo de sus restantes derechos.
CAPÍTULO IV

ADMINISTRACIÓN INTERNA

En algunos países se deja en libertad a las propias asociaciones


para que administren sus disponibilidades económicas. Así sucede,
por ejemplo, en Dinamarca, Islandia y Uruguay; en Bélgica, con las
organizaciones de facto1, y en Birmania, Filipinas, India, Pakistán
y Reino Unido, con las organizaciones no registradas. En otros países,
entre los que figuran los Países Bajos y Suiza, la legislación dispone,
con carácter general, que figuren en los estatutos de las asociaciones
todas las disposiciones de orden económico que se consideren necesarias.

ORGANISMOS O PERSONAS RESPONSABLES

Son numerosos los países cuyas legislaciones imponen a las aso-


ciaciones que prevean en sus estatutos el nombramiento y las atribu-
ciones de un comité directivo, y por lo general, el nombramiento,
cese y atribuciones de los funcionarios sindicales., Así sucede en la
República Árabe Unida, Argentina, Austria, Brasil, provincias cana-
dienses de Quebec y Terranova, Ceilán, Colombia, Costa Rica, Cuba,
Checoslovaquia, China continental, República Dominicana, Ecuador,
Ghana, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, Irán, Irak, Japón, Jordania,
Líbano, Libia, Malasia, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Portugal,
El Salvador, Sudán, Turquía, Venezuela, Viet-Nam y en los terri-
torios no metropolitanos del Reino Unido; en Bélgica es una condi-
ción previa para las asociaciones que solicitan voluntariamente su
reconocimiento; en los Estados Unidos, para las organizaciones que
deseen acogerse a los beneficios de la ley sobre relaciones laborales,
y en Australia, Birmania, Finlandia, India, Irlanda, Japón, Nueva
Zelandia (e islas Cook), Pakistán, Reino Unido y Unión Sudafricana,
para las organizaciones que soliciten ser registradas. En Albania,
Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, U.R.S.S. y
Yugoslavia ya se dispone en los estatutos de las organizaciones sindi-
cales centrales la necesidad de que figuren en los restantes estatutos
disposiciones de ese género. Examinaremos más adelante la necesidad

1
Recordemos que la mayoría de las organizaciones belgas se encuentran en
este caso, ya que no han aceptado el régimen de reconocimiento legal instituido por
la ley de 1898..
60 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de que en los estatutos sindicales figuren disposiciones más precisas


sobre el nombramiento de administradores y tesoreros.
Con respecto a las afirmaciones hechas anteriormente, conviene
tener en cuenta la existencia de diversas disposiciones o restricciones
legales. Algunas de ellas — como las referentes a la nacionalidad, a la
raza o a la capacidad para el ejercicio de la profesión mencionada —,
aunque de gran importancia para el desempeño de funciones sindicales
en general, se refieren menos a la aptitud del personal para los cargos
que impliquen responsabilidad de orden económico que a las exigencias
estudiadas en las páginas siguientes.
Suele exigirse en primer lugar que los funcionarios hayan
cumplido 21 años en la mayoría de los casos. En Chile * e Irán 2,
la edad máxima estipulada para el desempeño de tales cargos es de
25 años. Entre las incapacidades previstas para todos los funcionarios
en general, pero de particular importancia para aquellos encargados
de las actividades financieras y de la custodia de los fondos de los
sindicatos, están las siguientes.
En la República Árabe Unida no podrán ser funcionarios sindicales
los incapacitados civilmente ni los menores 3. En China (Taiwan) 4 ,
los representantes de las organizaciones de empleadores deberán
estar en posesión de sus derechos civiles, gozar de plena capacidad
para el ejercicio de los derechos de propiedad, no haberse declarado
en quiebra ni ser opiómanos. Todos los funcionarios sindicales deberán
gozar de sus derechos civiles en Finlandia 5 , Francia 6 , territorios
franceses y antiguos territorios franceses de ultramar 7, Irán 8 , Líbano 9,
Monaco 10 , Túnez u y Viet-Nam12, así como la mayoría de los funcio-
narios de las federaciones o confederaciones de Honduras 13 ; en Hungría 14 ,
dichas personas no deberán estar privadas de sus derechos civiles en

1
Art. 376 del Código del Trabajo.
2
Arts. 2, d), y 20 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
3
Art. 171,1), del Código del Trabajo de 1959.
4
Art. 19 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales.
6
Art. 26 de la ley de 1919 sobre asociaciones.
6
Art. 4, libro III, del Código del Trabajo, modificado por el decreto-ley de 12 de
noviembre de 1938.
' Art. 6 del Código del Trabajo (Ultramar) de 1952.
8
Arts. 2 y 20 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
9
Art. 91 del Código del Trabajo de 1946.
10
Art. 4 de la orden núm. 399 de 1944.
11
Ley núm. 59-4 de 1959.
12
Art. 5 de la orden núm. 23 de 1952, modificado por la orden núm. 37 de 1954.
13
Art. 36, a), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
14
Art. 40 de la ley núm. II de 1950, relativa a la parte general del Código Penal.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 61

virtud de una sentencia judicial irrevocable. En Portugal 1 , los funcio-


narios de los sindicatos nacionales deberán gozar de todos sus derechos
políticos y civiles. En Brasil, las personas que hayan observado « mala
conducta » no podrán ser elegidas para desempeñar cargos sindicales 2 .
Las organizaciones, antes de aprobar el nombramiento de sus funcio-
narios, deben solicitar de las autoridades correspondientes 3 certificados
de buena conducta.
La legislación de Irak no precisa las calificaciones necesarias para
el desempeño de cargos sindicales, pero el Ministro de Asuntos Sociales
deberá informarse de la « buena conducta y costumbres » de los afi-
liados propuestos y cerciorarse de que no han atentado contra la
seguridad del Estado, ni han sido declarados culpables de faltas o delitos
contra la moralidad 4.
En el Paraguay, los miembros de las directivas de las asociaciones
deben acreditar sus conocimientos y buen carácter, su amor a la patria
y su respeto a la Constitución y a las leyes de la República «con objeto
de que los afiliados inspiren su conducta social en las mismas cuali-
dades» 5. En El Salvador, todos los funcionarios sindicales deberán
ser personas de probidad declarada 6 .
En Turquía 7 , los funcionarios de los sindicatos disueltos por los tri-
bunales de justicia (es decir, aquellos que hayan utilizado sus fondos
para fines ilícitos) no podrán formar parte de ningún otro sindicato
hasta que haya transcurrido un año desde que se dictó la sentencia, y
en Irán 8 , hasta transcurridos cinco años ; en este país, los funcionarios
condenados por sus actividades contra las asociaciones o federaciones
quedan además inhabilitados durante cinco años 9 .
En la Federación Malaya no podrá formar parte del comité ejecutivo
de otro sindicato o federación 10 ningún miembro del comité ejecutivo
de un sindicato que haya sido excluido del registro por haber utilizado
sus fondos ilícitamente. En Colombia no podrán pertenecer a las aso-
ciaciones profesionales ni desempeñar cargos en las mismas durante
un período de tres años las personas cuyos actos hayan provocado

1
Art. 15, 1), del decreto-ley núm. 39960 de 1954.
2
Art. 530, e), del Código del Trabajo de 1943; orden núm. 1461 de 1957.
3
Art. 2 de la orden ministerial núm. .39 de 1944.
4
Art. 115 de la ley de trabajo de 1958.
5
Capítulo II, art. 1, c), del decreto núm. 59631 de 1931.
6
Art. 22, 4), del decreto núm. 353 de 1951.
' Art. 7 de la ley de 1947 sobre sindicatos.
8
Art. 21 del decreto de 9 de noviembre de 1951.
9
Art. 23 del mismo decreto.
10
Art. 28, 1), c), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
62 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

la disolución de una organización, si el juez que ordenó la diso-


lución así lo dispone 1. En Portugal, los dirigentes cuyos actos u omi-
siones hayan originado la disolución de la organización no podrán ser
elegidos para formar parte de los nuevos órganos de dirección2. En el
Brasil se excluye del ejercicio de cargos sindicales a aquellas personas
que hayan desempeñado funciones ejecutivas y cuyas actividades admi-
nistrativas no hayan sido aprobadas o hayan ocasionado pérdidas
económicas a las asociaciones interesadas 3.
En Argentina, los casos de inhabilitación para el ejercicio de la
representación gremial previstos por el decreto-ley núm. 7107/1956
fueron considerablemente reducidos por el decreto-ley núm. 14190/1956;
como consecuencia de su promulgación, el 0,4 por ciento de los compo-
nentes de las asociaciones gremiales siguen estando inhabilitados por
ser culpables de irregularidades o estar acusados de delitos 4.
En numerosos países quedan inhabilitadas para ejercer cargos
sindicales las personas condenadas por delitos criminales. En Bolivia5,
Chile8, China (Taiwan)7, Cuba8, Francia9 y Monaco10 no podrán
ser funcionarios de los sindicatos las personas que hayan cometido
tales delitos; en Honduras u , las personas condenadas por delitos de
derecho común; en Estados Unidos (Delaware12 y Texas12), los conde-
nados por delitos graves, y en Haití13, las personas que han cumplido
condenas por la comisión de delitos. Tampoco podrán desempeñar
dichos cargos : en China (Taiwan), las personas contra las que se haya
dictado orden de detención; en Chile14, las sometidas a proceso por

1
Art. 380, 4), del Código Sustantivo del Trabajo.
2
Art. 5, 4), del decreto-ley núm. 39960 de 1954.
3
Art. 530, b), del Código del Trabajo de 1943, modificado por la orden núm. 146
de 1957.
4
CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, 40.a reunión, Informe III (parte II) :
Resúmenes de memorias sobre los convenios no ratificados y sobre las recomendaciones
(Ginebra, O.I.T., 1957), pág. 72.
6
Art. 138 del decreto de 23 de agosto de 1943.
6
Art. 376 del Código del Trabajo de 1931.
' Art. 10 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales (se refiere a los fun-
cionarios representantes de las organizaciones de empleadores).
8
Art. 8 del decreto núm. 2605 de 1933 (condenas por delitos previstos por la
legislación ordinaria).
8
Decreto-ley de 12 de noviembre de 1938, que modifica el art. 4 del libro 3.° del
Código del Trabajo.
10
Art. 4 de la orden núm. 399 de 1944.
11
Art. 22 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
12
Véase Charles C. KILLINGSWORTH : State Labor Relations Acts, op. cit.,
págs. 285 y 287.
13
Art. 14 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales, modificada en 1948.
14
Art. 376 del Código del Trabajo.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 63

delitos o faltas, y en Honduras \ los funcionarios de las federaciones


o confederaciones que hayan cometido delitos de derecho común.
En la Federación Malaya 2 no podrán ser funcionarios sindicales
las personas que un tribunal de justicia haya condenado por abuso
de confianza, prevaricación o intimidación, o cualquier otro delito
que a juicio del registrador las descalifique para desempeñar dichos
cargos. En Uganda 3 no podrán desempeñar cargos sindicales las
personas condenadas por fraude o improbidad en la utilización de
los fondos sindicales ; en Kenia 4, las que hayan sido condenadas por
delitos de fraude o improbidad, debiendo certificar los informes anua-
les de los sindicatos, previstos por los estatutos en este país, que ninguno
de sus funcionarios ha sido condenado por tales delitos 5. En Rhodesia
del Sur 6 , las personas condenadas por delitos de robo, fraude o impro-
bidad no podrán ser elegidas para desempeñar cargos en cualquier
organización de empleadores o de trabajadores durante los siete años
siguientes a su condena. En Tangañica, dicho período de inhabilitación
comprende los tres años siguientes a la condena impuesta por delitos
de fraude o de malversación 7.
En Estados Unidos no podrán ser funcionarios directivos, síndicos,
miembros del comité ejecutivo, administradores o desempeñar otros
cargos sindicales hasta después de transcurridos cinco años desde su
condena o liberación las personas que hayan sido condenadas
o que hayan cumplido, incluso parcialmente, una pena de prisión
impuesta por un delito de robo, soborno, malversación, estafa, hurto,
robo con escalamiento, incendio, transgresión de las leyes sobre estupefa-
cientes, asesinato, violación, agresión con intención de ocasionar la muerte,
agresión con intención de producir lesiones graves o transgresión de
cualquiera de las disposiciones de la ley de 1959 sobre los informes
y declaraciones que deben presentar las organizaciones laborales, sus
funcionarios o empleados, los empleadores y los consejos fiduciarios
encargados de la gestión temporal de otros sindicatos, o que hayan
planeado tales delitos, a menos que durante dicho período : a) hayan

1
Art. 36 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
2
Art. 28, 1), d), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
3
Art. 29 de la orden de 1952 sobre sindicatos.
4
Art. 29, 2), de la orden de 1952 sobre sindicatos. En Zanzíbar, dichas personas
quedarán inhabilitadas para ejercer los mencionados cargos durante los cinco años
siguientes a su condena (art. 25, 2), del decreto de 1958 sobre sindicatos).
5
Reglamento modificatorio de 1953 sobre organizaciones sindicales.
6
Art. 44, 2), de la ley de 1959 sobre conciliación y arbitraje.
7
Art. 25, 4), de la orden de 1956 sobre organizaciones sindicales, modificada
en 1959.
64 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

recobrado plenamente los derechos civiles de que fueron desposeídos


como consecuencia de la pena, o b) que la Comisión de libertad provi-
sional vigilada del Departamento de Justicia de Estados Unidos juzgue
que el desempeño de puestos sindicales por dichas personas no sea
contrario al espíritu de la ley 1.
En Guatemala, los miembros del comité ejecutivo de los sindicatos
deben ser personas que no hayan sido condenadas durante los tres
años anteriores a su nombramiento por la comisión de delitos o por
violación de las leyes de trabajo o de previsión social 2 . En Colombia,
los funcionarios de los sindicatos no deberán haber sido condenados a
sufrir penas aflictivas (a menos que hayan sido rehabilitados) ni estar
inculpados de delitos de derecho común en el momento de la elección3.
En el Líbano 4 , los cargos sindicales deberán desempeñarlos exclusiva-
mente los afiliados a los sindicatos, a los que no podrán pertenecer
las personas que hayan sido condenadas por delitos o las que sufran
penas de incapacitación civil. En Irán, los funcionarios de los sindicatos
no deberán haber sido condenados a penas que impliquen la pérdida
de sus derechos cívicos, ni por quiebra fraudulenta, debiendo además
presentar un certificado de carencia de antecedentes penales 5 . En Viet-
Nam no podrán ser nombradas funcionarios sindicales las personas que
hayan sido condenadas a reclusión temporal o a penas que impliquen la
pérdida de sus derechos cívicos, a menos que hayan sido amnistiadas
o rehabilitadas 6.
En los territorios franceses de ultramar, los miembros encargados
de la dirección o administración de un sindicato no deberán haber
sido condenados a penas que impliquen la pérdida de los derechos
cívicos ni a otras penas correccionales, con excepción de :
a) las condenas por delitos de imprudencia, salvo el caso de delito
de fuga concomitante;
b) las condenas impuestas por infracciones (que no sean las cali-
ficadas de delitos) a la ley de 1867 sobre las sociedades, cuya repre-
sión no esté subordinada a la prueba de la mala fe de sus autores
y cuando éstos sólo sean pasibles de multa 7.

1
Art. 504 de la ley de 1959 sobre los informes y declaraciones que deben hacer
las organizaciones de empleadores y trabajadores.
2
Art. 223, b), del Código del Trabajo de 1947.
3
Art. 388,/J, del Código Sustantivo del Trabajo.
4
Art. 91 del Código del Trabajo de 1946.
6
Arts. 2 y 20 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
6
Art. 5 de la orden núm. 23 de 1952, modificada por la orden núm. 37 de 1954.
' Art. 6 del Código del Trabajo (Ultramar) de 1952.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 65

Las disposiciones detalladas que figuran a este respecto en la legis-


lación de Túnez dieron motivo a la queja examinada por el Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración de la O . I . T . 1 . Las
disposiciones a que se hace referencia, contenidas en el decreto del bey
de 4 de diciembre de 1947, son las siguientes :
Quedan prohibidas las funciones de dirección y administración en todo
sindicato profesional :
1) a los individuos condenados por cualquier jurisdicción a una sanción
penal;
2) a los individuos condenados por robo, complicidad en el hurto, estafa,
abuso de confianza, abuso de firma en blanco, abuso de menores, según
el artículo 406 del Código Penal francés, o abuso de la inexperiencia de
persona que no se encuentra en disposición de bienes para obligarla a
suscribir, sin contraprestación, una operación pecuniaria, o todo acto
que comprometa sus bienes, según reprime el artículo 301 del Código
Penal de Túnez; sustracción o malversación de fondos públicos por el
responsable;
3) a los individuos condenados por cualquier jurisdicción, salvo por delitos
políticos, a penas de reclusión de un mes como mínimo;
4) a los sometidos a interdicción;
5) a los notarios, secretarios y oficiales ministeriales destituidos en virtud de
sentencias o resoluciones judiciales;
6) a los declarados en quiebra por tribunales franceses o en el extranjero por
sentencia ejecutiva en Túnez y que no hayan sido rehabilitados 2.

En sus conclusiones sobre este caso, el Comité considera impor-


tante señalar que :
El derecho de los trabajadores a elegir libremente sus representantes es
un aspecto especialmente importante de la libertad sindical, derecho al que sólo
debiera imponerse el mínimo de limitaciones posible. Apreciando la circuns-
tancia de que la legislación vigente estipula expresamente que las condenas
políticas no pueden constituir causa de incompatibilidad o incapacidad para
funciones de dirección o de administración de un sindicato, el Comité advierte
que entre esas causas figura la condena « por cualquier jurisdicción, salvo por
delitos políticos, a penas de prisión iguales o superiores a un mes ». Esta
disposición general puede ser interpretada de tal manera que excluya de las
funciones sindicales responsables a las personas condenadas por actividades
relacionadas con el ejercicio de derechos sindicales, como son los delitos
de prensa, limitando así el derecho a los sindicalistas a elegir libremente sus
representantes 3.

1
Véase sexto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 40 (Túnez),
párrafos 384-564, Séptimo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas, págs. 317-342.
2
La ley núm. 59-4 de 1959 no deroga expresamente el decreto de 1947, aunque
puede considerarse que sus disposiciones han sido sustituidas por el artículo 12 de
la ley, en el que ya no se hace la alusión al Código Penal francés que figura en el
párrafo 2 mencionado anteriormente, y se omiten el párrafo 3 y la expresión « por
tribunales franceses » del párrafo 6; por lo demás, se reiteran las disposiciones del
decreto de 1947.
3
Sexto informe del Comité de Libertad Sindical, op. cit., párrafo 513.
66 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

El problema de la posible intervención arbitraria del Gobierno


en cuestiones de derecho sindical puede revestir todavía mayor gra-
vedad como consecuencia de la inhabilitación política para el desem-
peño de cargos en los sindicatos; sin embargo, un análisis detallado
de estas cuestiones queda fuera del alcance del presente estudio 1.
Todo lo dicho hasta ahora en este capítulo se refiere, en su conjunto,
a los funcionarios sindícales, entre los que se incluye a los tesoreros
encargados del control efectivo de los fondos sindicales. Las dispo-
siciones legales mencionadas hasta ahora se hallan respaldadas en muchos
países por obligaciones que se refieren concretamente a los funcionarios
encargados de la administración de los fondos sindicales, especialmente
a los tesoreros y síndicos. Sin embargo, antes de examinar tales obliga-
ciones convendría mencionar algunas disposiciones especiales referentes
a los cobradores y otros agentes encargados de recaudar las cuotas
sindicales.
En Carolina del Sur (Estados Unidos), los funcionarios o empleados
retribuidos por los sindicatos, encargados de recaudar las cuotas,
deben obtener una autorización de las autoridades de los diferentes
condados valedera por un período de 60 días y que puede ser dene-
gada por dichas autoridades, « por cualquier motivo justificado o en
interés de la paz social y del orden público » 2. El Tribunal Supremo
de los Estados Unidos 3 declaró sin efecto una ley promulgada en Flo-
rida, en 1943, que exigía a los agentes sindicales estar en posesión de
una autorización expedida por el Estado, gozar de buena reputación
y no haber cometido faltas graves. En Nueva Jersey, los recaudadores o
funcionarios de los sindicatos de estibadores, inscritos o autorizados, no
podrán recaudar las cuotas de los afiliados si han sido condenados por
algún delito por un tribunal federal o del Estado, a menos que hayan sido
rehabilitados o recibido un certificado de buena conducta de un tri-
bunal que les conceda la libertad provisional 4.

1
Al parecer, tales inhabilitaciones existen en Bolivia, provincia canadiense de
Quebec, Chile, Colombia, Estados Unidos, Filipinas, Perú y Unión Sudafricana.
Véase Informe McNair, párrafo 172, y las monografías que figuran en el suplemento
relativas a los países mencionados. Véase también 24.° informe del Comité de Libertad
Sindical, párrafos 259-284 : caso num. 146 (Colombia), Boletín Oficial (Ginebra,
O.I.T.), vol. XXXIX, 1956, num. 4, págs. 371-378.
2
Monthly Labor Review (Washington, Department of Labor), diciembre de 1957,
pág. 1473.
3
Véase Charles C. KJLLINGSWORTH : State Labor Relations Acts, op. cit., pág. 285.
4
DEPARTMENT OF LABOR (Estados Unidos), Bureau of Labor Standards : Annual
Digest of State and Federal Labor Legislation, 1953, pág. 93 (ley de 30 de junio de 1953
sobre los estibadores encargados de la recaudación de cotizaciones). En Nueva York
se adoptó una ley parecida en la misma fecha (ibid., pág. 100).
ADMINISTRACIÓN INTERNA 67

En Niasalandia 1 o en Rhodesia del Norte 2, las personas condenadas


por delitos de fraude o improbidad no podrán encargarse, durante un
período de cinco años, de la recaudación de fondos sindicales. En la
isla Mauricio 3, el período previsto en casos análogos es de diez años.
Los sindicatos de Terranova (Canadá)4, Ceilán5, Federación
Malaya6 y de algunos territorios británicos no metropolitanos 7, así
como las organizaciones de inscripción facultativa de Irlanda 8, Nueva
Zelandia9 y Reino Unido10, deberán incluir en sus estatutos disposi-
ciones sobre el nombramiento o elección y destitución de sus tesoreros
y síndicos. En virtud de las leyes federales de Australia11, para poder
registrar un sindicato es necesario que sus estatutos prevean la elección
de los administradores o personas encargadas de la custodia de los
bienes; además, todos los años deberán enviarse al funcionario encar-
gado del registro los nombres y direcciones de los administradores
y de los restantes funcionarios, para su inscripción12. En Bélgica, los
estatutos de las asociaciones reconocidas por la ley de 1898 deberán
contener disposiciones relativas al nombramiento y a las facultades
de las personas encargadas de la administración de los bienes sindicales.

1
Art. 30, 4), de la orden de 1958 sobre sindicatos.
2
Art. 15 D de la orden de 1949 sobre sindicatos y conflictos de trabajo (incluida
en la orden modificatoria de 1956).
3
Art. 14 de la orden de 1954 sobre sindicatos.
4
Art. 15 de los estatutos revisados de la ley de 1952 sobre sindicatos.
5
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
6
Art. 38 y apéndice I de la orden de 1959 sobre sindicatos (elección mediante
sufragio secreto de los tesoreros).
' Bahamas (art. 22, a), y apéndice de la ley de 1943 sobre sindicatos); Barbada
(art. 22, a), y apéndice de la ley de 1939 sobre sindicatos); Bermudas (art. 12 de la
ley de 1946 sobre sindicatos); Guayana Británica (art. 20, a), y apéndice de la orden
de 1921 sobre sindicatos); Gambia (art. 17, 1), y apéndice de la orden de 1932 sobre
sindicatos); Honduras Británica (art. 17, a), y apéndice de la orden de 1941 sobre
sindicatos); Jamaica (art. 16, 1), y apéndice de la ley de 1919 sobre sindicatos);
Kenia (art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre sindicatos); Niasalandia
(art. 38 y apéndice de la orden de 1958 sobre sindicatos); Rhodesia del Norte (art. 9,
d), de la orden de 1949 sobre sindicatos y conflictos de trabajo); Singapur (art. 32,
1), de la orden de 1940 sobre sindicatos); islas de Sotavento (art. 22, a), y apéndice
de la ley de 1939 sobre sindicatos); Tangañica (art. 33, 1), y apéndice de la orden
de 1956 sobre sindicatos); Trinidad y Tabago (art. 19, a), y apéndice de la orden
de 1933 sobre sindicatos); Uganda (art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre
sindicatos), y Zanzibar (art. 33 y apéndice del decreto de 1958 sobre sindicatos).
En todos estos países, los síndicos no deberán ser menores de 21 años. En Kenia,
Uganda y Singapur, los síndicos y los tesoreros se elegirán por votación secreta
entre todos los afiliados.
8
Ley de 1871 sobre sindicatos (Reino Unido).
9
Art. 18 de la ley de 1908 sobre sindicatos (organizaciones que deben ser inscritas
en virtud de dicha ley).
10
Ley de 1871 sobre sindicatos.
11
Art. 133 de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje.
12
Requisito que también debe cumplirse, por lo general, en los territorios no
metropolitanos.
68 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Ceilán 1 y en la Federación Malaya 2 deberá preverse en los


estatutos la elección de los síndicos, y garantizar, en la medida de lo
posible, que se elegirán tres 3 .
En los territorios británicos no metropolitanos cuya legislación
exige que se disponga en los estatutos de los sindicatos todo lo relativo
a los síndicos existe una norma tipo por la que se dispone que los
síndicos deberán ser sustituidos cuando se ausenten de la colonia,
sean declarados insolventes, soliciten o ejecuten actos destinados a
la liquidación de los asuntos pendientes, sea mediante transacción
o acuerdo con sus acreedores, o pierdan sus facultades mentales. En
Kenia, Tangañica y Zanzíbar, las personas que hayan sido condenadas
por cualquier delito de estafa o engaño tampoco podrán desempeñar
cargos administrativos en los sindicatos 4. En Niasalandia, el período
de inhabilitación es de cinco años 5 .
En Colombia formarán parte del personal directivo de los sindi-
catos, entre otros miembros, un tesorero y un fiscal6 ; la elección de
las directivas se hará aplicando el sistema del cociente electoral, con
objeto de asegurar la representación de las minorías de las directivas
sindicales. En todo caso, el cargo de fiscal del sindicato corresponderá
a la fracción minoritaria '.
En las provincias canadienses de Nueva Escocia 8 e isla del Prín-
cipe Eduardo 9, Ghana 10 , Irak u , Jordania 12 , Líbano 13 y Sudán 14 , así
1
Art. 35 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
2
Art. 43, 1), de la orden de 1959 sobre sindicatos (sin embargo, las corporaciones
que hayan sido aprobadas por el registrador podrán ser nombradas como único
síndico de un sindicato registrado — articulo 43, 3) —).
3
Esto ocurre también en Kenia, art. 40, 1), de la orden de 1952 sobre sindicatos;
en Singapur, art. 35, 1), de la orden de 1940 sobre sindicatos; en Tangañica, art. 37, 1),
de la orden de 1956 sobre sindicatos, y en Uganda, art. 40, 1), de la orden de 1952
sobre sindicatos. En Tangañica existe una disposición poco frecuente que prevé que
los nombres de todos los funcionarios y síndicos de los sindicatos, así como sus
títulos, deberán figurar en sitio visible en las oficinas de los sindicatos o de sus dele-
gaciones (art. 35, 1), de la orden de 1956 sobre sindicatos).
4
Art. 40, 3), de la orden de 1952 sobre sindicatos (Kenia); art. 37, 3), de la
orden de 1956 sobre sindicatos (Tangañica); art. 37, 3), del decreto de 1958 sobre
sindicatos (Zanzíbar).
5
Art. 42, 3), de la orden de 1958 sobre sindicatos.
6
Art. 361, 2), del Código Sustantivo del Trabajo.
7
Art. 391 del mismo Código.
8
Art. 66, 3), de la ley de 1954 sobre sindicatos, Revised Statutes, 1954.
9
Art. 11 de la ley de 1951 sobre sindicatos, en su texto modificado.
10
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1951 sobre sindicatos.
11
Art. 114, 3), y apéndice tercero de la ley del trabajo de 1958.
12
Art. 18, 1), de la ley núm. 35 de 1953.
13
Arts. 101 y 102 del Código de Trabajo de 1946; art. 1 del decreto núm. 7939
de 1952.
Art. 19, 1), y apéndice de la orden de 1949 sobre sindicatos.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 69

como en algunos territorios británicos no metropolitanos, se dispone


en los estatutos de los sindicatos todo lo relativo al nombramiento
y destitución de los síndicos, pero no prevén nada respecto a los teso-
reros. En Kenia, los estatutos de los sindicatos disponen que el tesorero
y el secretario deberán conocer suficientemente el inglés o el swahili
para poder desempeñar sus tareas de una manera adecuada 1 . En Ghana 2
y Sudán 3 , los estatutos de los sindicatos prohiben que los analfabetos
desempeñen los cargos de secretario o tesorero 4 . En Zanzíbar 5 no
podrán ser secretarios ni tesoreros de los sindicatos aquellas personas
que, a juicio del registrador de sindicatos, carezcan de conocimientos
suficientes para desempeñar estos cargos. En Niasalandia, el registrador
puede rechazar la inscripción de un sindicato si considera que el secre-
tario o tesorero del mismo carece de conocimientos suficientes para
desempeñar adecuadamente las funciones del cargo 6 ; en Tangañica,
el registrador puede declarar a tales personas no reelegibles en sus
cargos 7.
En Chile, el consejo directivo de un sindicato industrial debe elegir
un secretario-tesorero entre sus miembros 8 ; en los sindicatos agrícolas,
los dos cargos serán diferentes 9 . En Monaco 10 y Paraguay u , los sindica-
tos deberán nombrar también un tesorero. En Haití 12 e Irán 13 , los esta-
tutos determinarán la persona responsable de todas las contribuciones
recibidas.
En Colombia, el tesorero de todo sindicato debe depositar una
fianza para garantizar el manejo de los fondos. La cuantía y forma
de la misma serán señaladas por la asamblea general y una copia del
documento será depositada en el Departamento Nacional de Super-
vigilancia Sindical 14 . En la República Árabe Unida (Siria), el tesorero
1
Art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre sindicatos.
2
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1951 sobre sindicatos.
3
Art. 19, 1), y apéndice de la orden de 1949 sobre sindicatos.
4
También en Nigeria, art. 30, a), y apéndice de la orden de 1939 sobre sindi-
catos, y en Sierra Leona, art. 26, 1), y apéndice de la orden de 1940 sobre sindicatos.
En Brasil (orden núm. 146, de 1957), los analfabetos no podrán desempeñar cargos
sindicales.
5
Art. 25, 1), del decreto de 1958 sobre sindicatos.
6
Art. 17, k), de la orden de 1958 sobre sindicatos.
' Art. 25, 5), de la orden de 1956 sobre sindicatos, en su texto modificado de 1959.
8
Art. 391 del Código de Trabajo de 1931.
9
Art. 26 de la ley núm. 8811 de 1947.
10
Art. 4 de la orden de 1944.
11
Capítulo II, art. 7, del decreto núm. 39631 de 1941.
12
Art. 13 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales, en su texto modificado
de 1948.
13
Art. 14 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
11
Art. 395 del Código Sustantivo del Trabajo.
70 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

del sindicato deberá depositar una fianza de 1.000 libras sirias (2.000
libras si los ingresos anuales del sindicato son superiores a 5.000 libras) 1 .
En Canadá (isla del Príncipe Eduardo) 2 , una compañía de seguros
de reconocida solvencia deberá depositar una fianza en favor de los
tesoreros u otros funcionarios encargados del manejo de los fondos
sindicales, cuya cuantía deberá ser por lo menos igual al doble de la
suma de las cuotas anuales de los afiliados. En la isla Mauricio 3 , los
estatutos de los sindicatos podrán exigir que los funcionarios de los
mismos, nombrados para el desempeño de cualquier cargo relacionado
con el manejo y utilización de los fondos recaudados por el sindicato,
antes de tomar posesión de sus cargos, depositen la fianza que se estime
necesaria para garantizar que el desempeño de su cargo sea justo y
las cuentas que rindan exactas de acuerdo con los estatutos y reglamen-
tos del sindicato; la fianza será archivada por el registrador, libre de
gastos, y en caso necesario será puesta a disposición del tesorero u
otro funcionario sindical interesado.
En el artículo 502, a), de la ley de 1959 sobre los informes y decla-
raciones que deben hacer las organizaciones de empleadores y traba-
jadores acerca de determinadas transacciones financieras, que se repro-
duce a continuación, figuran las normas relativas a las fianzas y garan-
tías que deben prestar los funcionarios sindicales de Estados Unidos :
Todos los funcionarios, agentes, delegados u otros representantes de las
organizaciones laborales (que no sean organizaciones de trabajo cuyos bienes
e ingresos anuales sobrepasen los 5.000 dólares) o de las fundaciones en las
que estén interesadas las organizaciones laborales, encargados del manejo
de los fondos u otros bienes deberán prestar una fianza que garantice el fiel
cumplimiento de sus obligaciones. La fianza que deba prestar cada persona
se fijará al principio del ejercicio fiscal anual por la organización interesada
y su cuantía no deberá ser inferior al 10 por ciento de los fondos manejados
por dicho empleado, su predecesor o predecesores, si los hubo, durante el
año fiscal anterior, pero en ningún caso será superior a 500.000 dólares. Si
la organización laboral o la fundación en la que dicha organización esté
interesada no ha tenido un ejercicio fiscal en el año anterior, la cuantía de la
fianza no deberá ser inferior a 1.000 dólares o 10.000 dólares para las orga-
nizaciones laborales locales, ni para las restantes organizaciones laborales
y para las fundaciones en las que las mismas estén interesadas, respectiva-
mente. Tales fianzas deberán ser individuales o colectivas y deberán ser garan-
tizadas por una compañía de seguros. Las personas que no presenten dichas
fianzas no podrán recibir, manejar, utilizar o ejercer cualquier otro control
sobre los fondos o bienes de las organizaciones laborales o las fundaciones
en las que las mismas estén interesadas. No se admitirán las fianzas que
presenten agentes, representantes o compañías de seguros en las que los
funcionarios, agentes, delegados y los restantes representantes de las orga-
1
Orden núm. 338 de 1954. No incluida en la lista de aquellas derogadas por el
Código de Trabajo de 1959.
2
Art. 11 de la ley de 1951 sobre sindicatos, en su texto modificado.
3
Art. 23 de la orden de 1954 sobre sindicatos.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 71

nizaciones laborales tengan intereses directos. Las compañías de seguros


deberán ser aquellas autorizadas por el secretario de la tesorería en virtud
de la ley de 30 de julio de 1947 (6 U.S.C. 6-13) y que posean una garantía
de seguridad aceptable en bonos federales del Tesoro.

Las disposiciones legales destinadas a evitar los abusos que pudieran


cometer los funcionarios ímprobos, que figuran en la orden de 1949,
modificada en 1956, sobre los sindicatos y los conflictos laborales en
Rhodesia del Norte motivaron una de las quejas examinadas por el
Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la
O.I.T. 1 . La ordenanza modificatoria disponía, en su artículo 15 D,
que ninguna persona condenada por fraude o malversación de fondos
podrá desempeñar puestos directivos en un sindicato ni encargarse de la
recaudación de fondos sindicales hasta transcurridos cinco años desde
la imposición de la pena, y en su artículo 15 C, que cualquier miembro de
un sindicato, o el registrador, podrá solicitar de un juez una orden que
prohiba al dirigente de un sindicato seguir desempeñando su puesto o
controlar los fondos sindicales; si el juez considerara que las impu-
taciones de supuesta malversación de los fondos sindicales contra tal
dirigente están fundadas, o si tal dirigente estuviere incapacitado, de
acuerdo con el artículo 15 D de la presente ordenanza, a seguir desem-
peñando tal puesto, librará la orden solicitada 2 . En dicha queja se
alegaba que tales disposiciones implicaban una intervención en las
actividades sindicales. El Gobierno declaró que en dicho caso las dispo-
siciones legales que eran objeto de crítica fueron adoptadas para evitar
ciertos abusos y proteger a los afiliados a los sindicatos contra posibles
malversaciones por parte de los dirigentes sindicales. El Comité de
Libertad Sindical consideraba 3 que tales disposiciones no parecían
estar destinadas a facultar al funcionario registrador a impedir que un
sindicato ejerza libremente sus actividades o invierta sus fondos en los
fines legítimos reconocidos por la ley o por sus propios reglamentos,
y que la protección contra el abuso de estas facultades por parte del fun-
cionario registrador parece resultar del hecho de que el magistrado sólo
puede conceder la orden solicitada cuando la misma tenga por fin
evidente proteger los intereses efectivos del sindicato y sus miembros 3 .
En estas circunstancias, aun insistiendo en la importancia que reviste
el derecho de ios trabajadores a establecer las organizaciones de su propia

1
25.° informe del Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración,
caso núm. 152 (Rhodesia del Norte), párrafos 179-248, Boletín Oficial (Ginebra,
O.I.T.), vol. XL 1957, num. 2, págs. 84 a 108.
2
En Niasalandia (art. 56 de la orden de 1958 sobre sindicatos) y en Zanzíbar
(art. 48 del decreto de 1958 sobre sindicatos) existen disposiciones semejantes.
3
25.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafo 241, op. cit., pág. 98.
72 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

elección, y el derecho de tal organización a redactar sus propios estatu-


tos y reglamento interno y a organizar su propia administración y
actividades, derechos todos que suponen independencia económica,
y en el hecho de que las disposiciones referentes a la administración
de los fondos de las organizaciones de trabajadores no debe ser de
índole tal que concedan a las autoridades públicas facultades arbitrarias
sobre las mismas, el Comité considera que no se ha presentado prueba
que demuestre que la adopción de los artículos 15 C y D constituye una
violación de los derechos sindicales.

CUSTODIA, MANEJO, DEPÓSITOS BANCARIOS E INVERSIÓN

Los sindicatos suelen considerar conveniente que en sus estatutos


figuren disposiciones sobre estas cuestiones, aunque no estén obligados
a ello legalmente.
En la República Árabe Unida 1, Argentina 2, Ceilán 3 , Colombia 4 ,
China (Taiwan) 5 , Grecia 6 , Haití ', Honduras 8, Irán 9 , Líbano 10,
Libia u , Federación Malaya 12, México 13, Panamá 14, El Salvador 15,
Viet-Nam 16 , etc., la ley exige a los sindicatos que prevean en sus estatutos
lo relativo a la custodia y administración de sus fondos, así como en
Bélgica17, cuando un sindicato solicite su reconocimiento; en Brasil 18 ,

1
Art. 164 del Código del Trabajo de 1959.
2
Art. 9 de la ley núm. 14455 de 1958.
3
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
4
Art. 362, 11), del Código Sustantivo del Trabajo.
5
Art. 10 de la ley de 1949 sobre sindicatos; art. 12 de la ley de 1947 sobre aso-
ciaciones industriales.
6
Art. 78 del Código Civil.
7
Art. 13 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales.
8
Art. 41, 3), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
9
Art. 14 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
10
Art. 1 del decreto núm. 7939 de 1952.
11
Art. 31, a j , 6), de la ley del trabajo de 1957.
18
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos : deberán
adoptarse medidas para « la custodia de los fondos y el nombramiento de los funcio-
narios responsables de los mismos ». Disposición que también figura en las legisla-
ciones de Chipre, Gambia, Kenia, Niasalandia, Singapur, Tangañica y Uganda.
13
Art. 246 de la ley federal del trabajo de 1931.
14
Art. 288, 9), del Código del Trabajo de 1947.
15
Art. 1 1 , / ; , del decreto núm. 353 de 1951.
16
Art. 7, 4), de la orden núm. 23 de 1952.
" Art. 4 de la ley de 1898.
18
Art. 518, e), del Código del Trabajo de 1943; art. 6, e), del decreto num. 7038
de 1944.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 73

cuando solicite la aprobación, y en Australia 1 , Birmania 2 , India 2 ,


Nueva Zelandia 3 y Pakistán 2 , cuando solicite su registro.
En las islas Bahamas, cuando se trate de sindicatos integrados por
trabajadores de varias industrias, el funcionario principal encargado
del registro no los inscribirá si en sus estatutos no figuran disposiciones
« que garanticen debidamente a los afiliados que trabajan en una deter-
minada industria el control absoluto de los fondos constituidos con las
cantidades que ellos han entregado al sindicato » 4 .
En la provincia canadiense de Terranova 5 , Irán 6 , Jordania 7 ,
Líbano 8 , Federación Malaya 9 , El Salvador 10 y Viet Nam u , los sindi-
catos deben disponer en sus estatutos sobre lo relativo a la inversión
de fondos ; en Bélgica 12 , cuando se trate de sindicatos que soliciten su
reconocimiento, y en Australia 13 , Irlanda 14 , Nueva Zelandia 15 y Reino
Unido M , para las que soliciten libremente ser registradas. En Ghana 16
y en Sudán 17 , los estatutos deberán contener disposiciones relativas
a las inversiones de los fondos o a su depósito en los bancos 18. En
Irak w , los estatutos de los sindicatos deberán contener disposiciones

1
Informe McNair, anexo II, pág. 25.
2
Art. 6, i), de la ley (India) de 1956 sobre sindicatos.
3
Art. 6, 1), i), de la ley de 1908 sobre corporaciones; art. 66, f), de la ley de
1954 sobre conciliación y arbitraje.
4
Art. 5, b) (parte I), apéndice segundo de la ley de 1958 sobre sindicatos.
5
Art. 15 de la ley de 1952 sobre sindicatos.
6
Art. 12, 12), del reglamento de 31 de marzo de 1946.
' Apéndice de la ley núm. 35 de 1953.
8
Art. 1 del decreto núm. 7939 de 1952.
9
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos : deberán
adoptarse medidas para « la custodia de los fondos y el nombramiento de funcionarios
responsables de los mismos ». Disposición que también figura en las legislaciones
de Chipre, Kenia, Niasalandia, Singapur y Uganda. Los estatutos de los sindicatos
de Bahamas, Barbada, Bermudas, Guayana Británica, Gambia, Honduras Británica,
Jamaica, Rhodesia, islas de Sotavento y Trinidad y Tabago deberán contener las
disposiciones estrictamente necesarias respecto a la inversión de los fondos sindicales.
10
Art. 2 3 , / ; , del decreto núm. 353 de 1951.
11
Art. 7, 8), de la orden núm. 23 de 1952.
12
Art. 4 de la ley de 1898.
13
Tanto la legislación federal como la de los Estados contienen disposiciones
a este respecto (Informe McNair, anexo II, págs. 22, 25).
14
Ley de 1871 sobre sindicatos.
15
Art. 18 de la ley de 1908 sobre sindicatos; art. 6, 1), i), de la ley de 1908 sobre
corporaciones; art. 66, f), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
16
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos.
17
Art. 19, 1), y apéndice de la orden de 1949 sobre sindicatos.
18
Lo mismo ocurre en Aden, Basutolandia, Bechuanalandia, Borneo del Norte»
Dominica, islas Falkland, Gibraltar, islas Gilbert y Ellice, Hong Kong, Malta,
isla Mauricio, Nigeria, Santa Elena, Santa Lucía, San Vicente, Sarawak, islas
Seychelles, Sierra Leona, islas Salomón, Somalia Británica, Suazilandia, Tangañica
y Zanzíbar.
19
Art. 114, 3), y apéndice tercero de la ley del trabajo de 1958.
74 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

destinadas a proteger los bienes sindicales. En Rhodesia del Sur x y


en la Unión Sudafricana2, los sindicatos registrados deberán incluir
en sus estatutos disposiciones de tipo general relativas a la adquisi-
ción y control de sus bienes 3.
Las disposiciones legales más concretas sobre esta materia son
numerosas y variadas; muchas de ellas se refieren a la cuestión de los
depósitos bancarios.
En la República Árabe Unida4 y en Líbano 5 figurará en los esta-
tutos de los sindicatos el nombre del banco con el que se efectúen las
operaciones bancarias.
En la República Dominicana, los fondos del sindicato deberán
depositarse en una institución bancaria a medida que se vayan perci-
biendo 6 ; la caja del sindicato sólo contendrá la suma que indiquen
los estatutos ' para gastos menudos ; si en la sede del domicilio social
no hubiese ninguna institución bancaria, se depositarán los fondos
en la forma que determine el consejo directivo del sindicato, con la
autorización del Departamento de Trabajo 8. En Nicaragua, los fondos
sindicales se depositarán también en instituciones bancarias9. En
Panamá, los depósitos deberán hacerse en una institución bancaria,
de preferencia en la localidad donde dicho sindicato tenga constituido
su domicilio legal10; en El Salvador, las juntas directivas generales
estarán obligadas a depositar los fondos y valores del sindicato en insti-
tuciones bancarias, sin perjuicio del mantenimiento de un fondo circu-
lante en su propia tesorería para atender los gastos de menor cuantía n .
En Honduras, todos los valores del sindicato deberán depositarse
en instituciones bancarias, excepto aquellos que los estatutos prevean
para los gastos de menor cuantía 12.
En Colombia13, sumas superiores a 50 pesos se depositarán en
una institución bancaria, y en Venezuela14, las superiores a

1
Art. 47, \),f), de la ley de 1959 sobre conciliación y arbitraje.
2
Art. 8, f), de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje.
3
También en Fidji, art. $,f), de la orden de 1945 sobre asociaciones.
4
Art. 164, 11), del Código del Trabajo de 1959.
6
Art. 1 del decreto núm. 7939 de 1952.
6
Art. 316 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
7
Art. 317 del mismo Código.
8
Art. 318 del mismo Código.
9
Art. 202 del Código del Trabajo.
10
Art. 286 del Código del Trabajo de 1946.
11
Art. 20, 2), del decreto núm. 353 de 1951.
12
La cuantía de los fondos no deberá exceder de 100 lempiras (art. 41, 1), del
decreto-ley núm. 101 de 1955).
13
Art. 396 del Código Sustantivo del Trabajo.
14
Art. 184 de la ley del trabajo de 1947.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 75

100 bolívares. En el Líbano, los depósitos bancarios deberán hacerse


semanalmente, o cuando la cuantía de los fondos sindicales alcance
un total de 1.000 libras libanesas 1.
En Chile, el artículo 93 del decreto núm. 1030 de 1949 precisa en
qué condiciones pueden los sindicatos abrir cuentas en el Banco del
Estado y realizar operaciones bancarias. Todos los fondos, inmedia-
tamente después de su recepción, deberán depositarse en una institu-
ción bancaria, a excepción de una cantidad máxima que los sindicatos
pueden mantener en caja, cuya cuantía se fija en 1.000 pesos para los
sindicatos agrícolas 2 y 500 para las restantes organizaciones sindicales 3 .
En Borneo del Norte 4 y Singapur 5 , los sindicatos registrados
abrirán una cuenta corriente en una institución bancaria, en la que
depositarán, a los siete días de su percepción, como máximo, todos
los ingresos que obtenga el sindicato, excepto aquellas cantidades cuya
disposición y custodia se rige por los reglamentos de las cajas de pre-
visión y los que los estatutos del sindicato autorizan para gastos de
menor cuantía.
En la provincia canadiense de Quebec 6 , los sindicatos, además
del fondo general, abrirán una cuenta en la que figuren los distintos
servicios o prestaciones concedidos a sus afiliados. En Bolivia ', los
fondos sociales y de bienestar deberán figurar en una cuenta bancaria
diferente. En Niasalandia 8, Tangañica 9 , Uganda 10 y Zanzíbar u , los
sindicatos preverán en sus estatutos la creación de un fondo diferente
y de una cuenta en la que figuren las cantidades percibidas o abonadas
por el sindicato con respecto a los fondos contributivos de previsión
o a las cajas del régimen de pensiones.
En páginas anteriores ya se ha mencionado la necesidad de man-
tener cuentas separadas para los fondos políticos, en determinados
países 12.
En Paraguay 13 se destinará el 10 por ciento de los ingresos del sindi-
cato a la constitución de un fondo de garantía, con objeto de hacer

1
Art. Il del decreto núm. 7939 de 1952.
2
Art. 37 de la ley núm. 8811 de 1947.
3
Art. 395 del Código del Trabajo.
4
Art. 17 del reglamento de 1949 sobre sindicatos.
5
Art. 25 del reglamento de 1941 sobre sindicatos.
6
Art. 10 de la ley de 1951 sobre sindicatos profesionales (modificada).
' Art. 3 del decreto núm. 2762 de 1951.
8
Art. 38 y apéndice de la orden de 1958 sobre sindicatos.
9
Art. 36, 1), y apéndice de la orden de 1952 sobre sindicatos.
10
Art. 33, 1), y apéndice de la orden de 1956 sobre sindicatos.
11
Art. 33 y apéndice del decreto de 1958 sobre sindicatos.
12
Véanse págs. 52-58.
13
Art. 6 del decreto núm. 39631 de 1931.
76 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

frente a las obligaciones del sindicato. Este fondo se depositará en el


Banco del Paraguay, a la orden conjunta del presidente del sindicato y
del Departamento de Trabajo ; ningún sindicato podrá concluir contratos
colectivos mientras no haya instituido dicho fondo. Los sindicatos de
El Salvador dispondrán en sus estatutos la creación de una cuenta espe-
cial de reserva con objeto de garantizar el cumplimiento de sus obliga-
ciones. Se destinará a esta cuenta el 10 por ciento, como mínimo, de los
ingresos del sindicato, hasta alcanzar la suma de 5.000 colones. Para
que esta suma no disminuya, se restituirán las cantidades que posterior-
mente se retiren de dicha cuenta 1 . En Irlanda, cualquier sindicato regis-
trado que solicite una autorización para negociar — sin la cual no podrá
concluir contratos colectivos — tendrá que depositar la cantidad pres-
crita por el Tribunal Superior (High Court), que oscila entre 1.000 libras,
como mínimo, para los sindicatos que cuenten con menos de 500 afi-
liados y 10.000 libras, como máximo, para los integrados por más de
30.000 afiliados 2. En caso de dificultades económicas, se autoriza al
ministro competente a reducir dicha cantidad un 75 por ciento como
máximo 3 . Dicho Tribunal podrá ordenar que las deudas legalmente
reconocidas se satisfagan con cargo a los fondos depositados 4.
En Colombia 5 , todo giro y orden de pago deben estar necesaria-
mente autorizados por la firma conjunta del presidente, del tesorero y
del fiscal del sindicato; en Venezuela6 se requerirá la firma del presidente,
del tesorero y de un miembro del comité directivo; en la República
Dominicana ' será precisa la firma de dos representantes sindicales desig-
nados por los estatutos ; en Borneo del Norte 8 y en Singapur 9 se exige la
firma del presidente, del tesorero y del secretario del sindicato. En Chile,
el presidente y el tesorero podrán retirar conjuntamente cantidades de los
fondos depositados, previa autorización de la asamblea general o del
comité directivo del sindicato 10. En Brasil, los pagos hechos por los sin-
dicatos con fondos de las cuentas especiales constituidas con las cuotas de

1
Art. 11, i) (anteriormente art. 11, h)), del decreto núm. 353 de 1951, modificado
por el decreto núm. 2093 de 1956.
2
Art. 7 de la ley de 1941 sobre sindicatos.
3
Art. 8 de la ley de 1941 sobre sindicatos. La disposición figura también en la
ley de 1947 sobre sindicatos.
4
Art. 16, 1), de la ley de 1941 sobre sindicatos.
5
Art. 396 del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Art. 186 de la ley del trabajo.
' Art. 319 del Código Trujillo del Trabajo.
8
Art. 17 del reglamento de 1949 sobre sindicatos.
9
Art. 25 del reglamento de 1941 sobre sindicatos.
10
Art. 398 del Código del Trabajo.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 77

la organización requieren la firma del presidente y del tesorero del


sindicato *.
En Estados Unidos, los sindicatos que pretendan beneficiarse de las
disposiciones de la ley de 1947 sobre relaciones laborales deberán
presentar ante las autoridades competentes un escrito con todos los
detalles referentes al procedimiento autorizado por los estatutos para
efectuar los pagos 2.
También existe un número importante de disposiciones legales
sobre las inversiones, y especialmente sobre la adquisición de bienes
inmuebles por los sindicatos.
En Australia 3, Birmania4, India4, Pakistán4 y Unión Sudafricana5,
los sindicatos, una vez registrados, tienen libertad para realizar transac-
ciones con los bienes inmuebles o personales. También en Bolivia6,
Chile7, Francia 8, Marruecos9 y Túnez10 gozan los sindicatos de derechos
análogos.
Los sindicatos de Jordania pueden adquirir y realizar transacciones
con bienes muebles e inmuebles de acuerdo con las disposiciones de sus
estatutos y en cumplimiento de susfinesu . En Irán, los sindicatos y las
federaciones pueden comprar, vender o adquirir bienes muebles o inmue-
bles siempre que estas transacciones no tengan carácter lucrativo o
comercial12. En Colombia13, Guatemala 14, Honduras 15, Nicaragua 16 y
El Salvador17, los sindicatos pueden adquirir los bienes muebles e inmue-
bles que requieran para el ejercicio de sus actividades; los sindicatos
de la provincia canadiense de Quebec18 podrán adquirir los bienes mue-
1
Art. 588, 1), del Código del Trabajo de 1943.
2
Art. 9, f), de la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
3
Art. 136 de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje.
4
Art. 13 de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos.
5
Art. 5, 1), de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje.
6
Art. 142 del decreto de 23 de agosto de 1943. Todas las inversiones deberán
estar previstas en el presupuesto aprobado por la asamblea general o autorizado
expresamente por el comité directivo (art. 144).
7
Art. 371 del Código del Trabajo de 1931 ; art. 3 de la ley num. 8811 de 1947.
8
Art. 10 del libro III del Código del Trabajo. El artículo 12 del Código del
Trabajo (Ultramar) de 1952 tiene la misma disposición.
9
Art. 11 del dahir num. 1-57-119 de 1957.
10
Art. 3 de la ley núm. 59-4 de 1959.
11
Art. 19 de la ley num. 35 de 1953.
13
Art. 27 de la ley del trabajo de 1959.
13
Art. 373, 10), del Código Sustantivo del Trabajo.
14
Art. 210 del Código del Trabajo de 1947. Los bienes inmuebles se limitarán a
los edificios destinados a servir directa o indirectamente de oficinas o centros sociales o
educativos.
15
Art. 13, g), del decreto-ley num. 101 de 1955.
16
Art. 195 del Código del Trabajo de 1945.
17
Art. 3 del decreto núm. 353 de 1951.
18
Art. 6 de la ley de 1941 sobre sindicatos profesionales (texto modificado).
78 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

bles e inmuebles necesarios para poder cumplir sus objetivos ; los


de Filipinas 1, aquellos que precisen para ser utilizados en beneficio
de la organización y sus afiliados ; los de Panamá 2, los que consideren
necesarios para el ejercicio de sus actividades ; los de Viet-Nam 3, los
que necesiten para conseguir sus fines o realizar las inversiones que
estimen convenientes. Las asociaciones del Brasil4 podrán adquirir los
bienes y títulos que estimen necesarios.
Los sindicatos de Grecia podrán adquirir más bienes inmuebles que los
destinados a la instalación de sus oficinas, asambleas y salas de lectura,
bibliotecas y escuelas profesionales y, en general, aquellos que precisen
para conseguir sus fines5. En Bélgica6, las asociaciones « reconocidas »
pueden poseer sólo aquellos bienes inmuebles que sean necesarios
para la celebración de sus asambleas, la instalación de sus oficinas,
escuelas profesionales, bibliotecas, colecciones, laboratorios, campos
experimentales, oficinas de colocación, cámaras de trabajo, talleres de
aprendizaje, asilos, hospitales, etc.; sin embargo, no podrán adquirir
acciones de compañías comerciales. Los sindicatos nacionales de Portu-
gal 7 pueden poseer las propiedades urbanas estrictamente necesarias
para la instalación de sus oficinas, despachos de sus dirigentes y otros
servicios similares. Los sindicatos de Haití8 y México 9 podrán adquirir
bienes muebles, pero sólo podrán poseer aquellos bienes inmuebles
— edificios, por ejemplo— que sirvan directa o indirectamente al cum-
plimiento de losfinesque motivaron la fundación de los sindicatos. En
Monaco, los sindicatos sólo podrán poseer los bienes muebles e inmue-
bles indispensables para su instalación y funcionamiento10, estando
obligados a vender todos los adquiridos contraviniendo esta dispo-
sición. Las sumas así obtenidas pasarán a integrar los fondos del sin-
dicato u .
En la República Dominicana, los sindicatos sólo podrán adqui-
rir los inmuebles necesarios para la celebración de sus reuniones

1
Art. 24, c), de la ley de la República núm. 875 de 1953.
2
Art. 278, 7), del Código del Trabajo de 1947.
3
Art. 10 de la orden núm. 23 de 1952.
4
Art. 548, c), del Código del Trabajo de 1943.
6
Art. 20 de la ley de 1914 sobre asociaciones.
6
Arts. 4 y 11 de la ley de 1898.
7
Art. 13, 2), del decreto-ley núm. 23050 de 1953.
8
Art. 10 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales. El derecho a realizar
inversiones en viviendas baratas para los trabajadores, reconocido por el art. 28 de
la ley, fué derogado por la ley modificatoria de 1948.
9
Art. 247 de la ley federal del trabajo de 1931.
10
Art. 8 de la orden núm. 399 de 1944.
11
Art. 28 de la orden núm. 2942 de 1944.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 79

o para sus escuelas, bibliotecas, campos de experimentación y demás


obras relacionadas con sus fines1 las adquisiciones hechas infringiendo
tal disposición podrán anularse, a petición de cualquier interesado 2.
La adquisición de edificios o locales necesarios para las actividades
de los sindicatos de la República Árabe Unida deberá ser aprobada por
una resolución de la asamblea general del sindicato 3. En Guatemala,
los gastos que excedan de 100 quetzales necesitarán ser autorizados por
la asamblea general del sindicato 4. En Honduras, la asamblea general
deberá fijar los límites de las adquisiciones que pueda hacer el comité
directivo sin autorización especial 5 ; en ningún caso podrán realizarse
gastos con fines distintos de los objetivos de la asociación 6 .
La ley de asociaciones autoriza al sindicato de trabajadores de
Liberia a poseer, comprar o transferir bienes inmuebles, personales y
mixtos hasta un valor determinado 7 . En Ceilán8, los sindicatos regis-
trados pueden adquirir tierras cuya superficie no exceda de un acre
(1 acre = 0,405 de hectárea) 9 ; en Nueva Zelandia 10 , de cinco acres;
en G h a n a u , Irlanda 12, Federación Malaya 13 y Reino Unido 14 no
se imponen limitaciones a la extensión superficial15.

1
Art. 312 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
2
Art. 313 del mismo Código.
3
Art. 174, 5), del Código del Trabajo de 1959.
4
Art. 222,/;, del Código del Trabajo de 1947.
5
Art. 17, h), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
G
Art. 30, a), del mismo decreto-ley.
7
Informe McNair, anexo II, pág. 1036.
8
Art. 38 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
9
En Bermudas, Guayana Británica, Gambia, Jamaica y Singapur existen dispo-
siciones idénticas. La extensión máxima autorizada en Chipre es de 3 donums
(art. 29, g), de la ley de 1949 sobre sindicatos); los sindicatos pueden adquirir
también valores municipales o del Commonwealth, o depositar sumas en instituciones
bancarias o cajas de ahorro autorizadas por el interventor de la banca de Chipre, así
como en cualquier sociedad cooperativa de crédito o caja de ahorro cooperativo
inscrita en Chipre (art. 24 del reglamento de 1949 sobre sindicatos).
10
Art. 81 de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje. La situación existente en
las islas Cook es la misma (art. 14 del reglamento de 1947 sobre sindicatos industriales).
11
Art. 15 de la orden de 1941 sobre sindicatos. El Congreso de Sindicatos tiene el
mismo derecho (art. 3, 2), de la ley de 1959 sobre relaciones de trabajo).
12
El límite de un acre impuesto a los terrenos propiedad de los sindicatos por el
art. 7 de la iey de 1871 sobre sindicatos fué derogado por la iey de 1935 sobre
sindicatos.
13
Art. 49 de la orden de 1949 sobre sindicatos. La disposición de que los terrenos
propiedad de los sindicatos no excedieran de un acre de superficie ya no está en vigor.
14
El art. 207 de la ley sobre propiedades de 1925 derogó la limitación relativa ala
extensión de los terrenos propiedad de los sindicatos.
15
Análogas disposiciones existen, al parecer, en las Bahamas, Barbada, Fidji,
Honduras Británica, Kenia, isla Mauricio, Niasalandia, Rhodesia del Norte, Rhodesia
del Sur, islas de Sotavento, Tangañica, Trinidad y Tabago, Uganda y Zanzíbar.
80 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Uruguay, en cambio, los sindicatos no están autorizados a poseer


bienes, aun cuando hayan adquirido personalidad jurídica *.
En los países muy industrializados, los sindicatos, que gozan de gran
libertad para decidir sobre estas cuestiones, se muestran reacios, en la
práctica, a inmovilizar en inversiones a largo plazo fondos que podrán
necesitarse urgentemente en caso de conflictos laborales. La Confede-
ración Central de Trabajadores de Suecia contaba, en 1951, con un haber
de 41 millones de coronas, ascendiendo el de los sindicatos restantes a
214 millones de coronas. Estos fondos eran conservados en metálico,
en cuentas bancarias o en valores del Estado, « según la cantidad líquida
que sus propietarios consideraran conveniente tener a disposición » 2 .
En el Reino Unido :

... el saldo en efectivo y los valores negociables (valores del Gobierno británico,
de las municipalidades, etc.) en posesión de los sindicatos no ha sido nunca
inferior, en lo que va de siglo, al 70 por ciento del total de sus fondos. En 1936
llegó a representar el 81,9 por ciento, y en 1950 llegó a más del 85 por ciento.
Es evidente que en los años que precedieron a la última guerra los sindicatos
necesitaban disponer en caja de importantes reservas y de valores fácilmente
negociables, ya que una huelga repentina o una crisis industrial podía obli-
garlos en un momento determinado a desembolsos considerables y prolongados.
Los sindicatos han mantenido esta costumbre de conservar a su disposición
fondos que les permitan hacer frente a este tipo de eventualidades3.

RESPONSABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES


ANTE LOS MIEMBROS DE LOS SINDICATOS Y VERIFICACIÓN
DE CUENTAS

Los sindicatos suelen también, en sus estatutos, reglamentar lo


relativo a la responsabilidad de los administradores ante sus miembros,
aunque no existan prescripciones legislativas que les obliguen a ello.
En los estatutos de los sindicatos de Argentina 4, Austria 5 , provincias
canadienses de Nueva Escocia6, Terranova' e isla del Príncipe Eduardo 8 ,

1
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 261.
2
G. R. NELSON (Publicado bajo la dirección de) : Freedom and Welfare: Social
Patterns in the Northern Countries of Europe (Copenhague, 1953), pág. 108.
3
B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great Britain,
op. cit., pág. 388.
4
Art. 9 de la ley num. 14455 de 1958.
5
Ley de 1951 sobre organizaciones industriales.
6
Art. 11 de la ley de 1951 sobre sindicatos (texto modificado).
' Art. 66, 3), de la ley de 1954 sobre sindicatos (texto modificado).
8
Arts. 11 y 15 de la ley de 1952 sobre sindicatos (texto modificado).
ADMINISTRACIÓN INTERNA 81

Ceilán \ Colombia 2 , Costa Rica 3, Guatemala 4, Haití 5 , Honduras 6 ,


Irán 7, Japón 8 , Jordania 9 , Líbano 10, Libia u , México 12, Nicaragua 1S ,
Panamá 14 , El Salvador15, Turquía 16 , Venezuela17 y Viet-Nam 18 deberán
figurar disposiciones sobre la inspección interna y verificación de cuen-
tas; asimismo, en Bélgica19, para los sindicatos que soliciten libremente
su reconocimiento legal ; en Australia 20 (en virtud de las leyes estatales
sobre los sindicatos), Birmania21, India 21 , Irlanda 22 , Pakistán 21 y el Reino
Unido 22 , para los que hayan solicitado su registro, y, finalmente, en los
Estados Unidos 23 , para los que deseen beneficiarse con lo dispuesto en
la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
Estas disposiciones legislativas se completan con otras disposiciones
muy diversas. Las que regulan la responsabilidad del sindicato ante sus
miembros — prescindiendo por ahora del caso especial de la verificación
de cuentas — pueden clasificarse en dos grupos, ya se trate de su res-
ponsabilidad ante el conjunto de sus miembros, es decir, ante la asam-
blea general, o de responsabilidades de otro orden.
La legislación de la mayoría de los países dispone, por lo general,
que los comités directivos, los tesoreros 24 y los demás funcionarios encar-

1
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
2
Art. 362, 11), del Código Sustantivo del Trabajo.
3
Art. 275, j), del Código del Trabajo de 1943.
4
Art. 221, y), del Código del Trabajo de 1947.
5
Art. 13 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales.
6
Art. 14, h), del decreto-ley num. 101 de 1955.
7
Art. 14 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
8
Art. 5, 7), de la ley de 1949 sobre sindicatos.
9
Art. 20 de la ley núm. 35 de 1953.
10
Art. 1 del decreto num. 7939 de 1952.
11
Art. 31, a), 6), de la ley del trabajo de 1957.
12
Art. 246 de la ley federal del trabajo de 1931.
13
Art. 198 del Código del Trabajo de 1945.
14
Art. 288, 10), del Código del Trabajo de 1947.
15
Art. 11, b), del decreto num. 353 de 1951.
16
Art. 3, 10), de la ley de 1938 sobre asociaciones.
" Art. 176, h), de la ley del trabajo de 1947.
18
Art. 7 de la orden num. 23 de 1952.
19
Art. 4 de la ley de 1898.
20
Informe McNair, anexo II, pág. 22.
21
Art. 20 de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos.
22
Ley de 1871 sobre sindicatos.
23
Art. 9, f), de la ley de 1947 sobre relaciones de trabajo.
24
En numerosos territorios no metropolitanos la legislación exige que los estatutos
de los sindicatos contengan disposiciones que obliguen « al tesoreroa llevar una con-
tabilidad completa y exacta »; por ejemplo, en Aden, Bahamas, Basutolandia, Bechua-
nalandia, Borneo del Norte, Chipre, Dominica, islas Falkland, Gibraltar, islas Gil-
bert y Ellice, Granada, Guayana Británica, Hong Kong, Jamaica, Malta, isla Mauricio,
82 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

gados de la contabilidad de los sindicatos deben someter anualmente a la


asamblea general un estado detallado de los ingresos y gastos. Para los
territorios metropolitanos, el texto de esta disposición es sencillo,
empleando, aproximadamente, los anteriores términos; para los terri-
torios no metropolitanos que han adquirido recientemente su indepen-
dencia, la disposición es más precisa, porque así lo exige, a juicio
del legislador, la inexperiencia de los miembros y de los funcionarios
sindicales. En la Federación Malaya, por ejemplo, el tesorero o cual-
quier otro funcionario encargado de la contabilidad, recaudación, pago,
custodia o control de los fondos o valores sindicales deberá, al cesar
en el cargo y una vez al año, como mínimo, someter a los afiliados al
sindicato un estado de cuentas exacto y fidedigno de todos los ingresos
y gastos realizados durante el período transcurrido en el ejercicio de su
cargo, o desde la última vez que rindió cuentas, así como sobre los títulos
y valores confiados a su custodia o inspección1. En Bermudas, el régimen
de los sindicatos es muy parecido. Sin embargo, las cuentas deben ser
rendidas ante los « síndicos, el comité ejecutivo o la asamblea general » 2
(los sindicatos del Reino Unido 3 están sometidos a las mismas obliga-
ciones); en las islas de Sotavento, la rendición de cuentas se hará ante
los síndicos o ante la asamblea general4. En Ghana 5 y Sudán6, el texto
de las disposiciones es más sencillo : el tesorero u otro funcionario
deberá, de acuerdo con los estatutos, presentar a una asamblea de

Nigeria, Santa Elena, Santa Lucía, San Vicente, Sarawak, Seychelles, Sierra Leona,
islas Salomón, islas de Sotavento, Somalia Británica, Suazilandia, Tangañica, Zanzí-
bar, y en las islas Cook, a los sindicatos de inscripción facultativa. Al declararse su
independencia, los Estados de Ghana y Sudán han conservado disposiciones semejantes
en su legislación sobre sindicatos. En Irak (art. 114, 3), y apéndice tercero de la ley
del trabajo de 1958) existen disposiciones equivalentes. En Tangañica, los funcionarios
sindicales deberán « llevar los libros de contabilidad necesarios para justificar y
explicar las transacciones realizadas y la situación económica del sindicato e incluso
un libro o libros en los que figuren los asientos diarios con los suficientes detalles
relativos a todas las cantidades en metálico recibidas o pagadas por el sindicato »
(art. 42 de la orden de 1956 sobre sindicatos).
1
Art. 55, 1), de la orden de 1959 sobre sindicatos. En Chipre, Hong Kong,
Jamaica, Kenia, Niasalandia, Singapur, Tangañica, Uganda y Zanzíbar existen las
mismas disposiciones. En la Federación Malaya, en cambio, puede procederse con más
frecuencia a una rendición de cuentas si así lo deciden los miembros del sindicato, el
encargado del registro sindical o una disposición de los estatutos (art. 55,1), de la orden
de 1959 sobre sindicatos); análoga disposición existe en Santa Elena (art. 17, 1), de la
orden de 1959 sobre sindicatos y conflictos de trabajo) y en Tangañica (art. 43, 1),
de la orden de 1956 sobre sindicatos). En Jordania, las cuentas se rendirán al comité
ejecutivo y a la asamblea general (art. 20 de la ley núm. 35 de 1953).
2
Art. 19, 1), de la ley de 1946 sobre sindicatos.
3
Ley de 1871 sobre sindicatos.
4
También en las Bahamas, Barbada, Gambia, Guayana Británica, Honduras
Británica, Rhodesia del Norte, Trinidad y Tabago.
6
Art. 23, 1), de la orden de 1941 sobre sindicatos.
0
Art. 21, 1), de la orden de 1949 sobre sindicatos.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 83

miembros un estado de cuentas exacto yfidedignode todas las cantidades


que ha recibido o abonado desde su última rendición de cuentas, del
saldo disponible y de los títulos y valores del sindicato *. En la Federa-
ción Malaya 2, los reglamentos podrán prescribir el procedimiento que
deberán emplear los tesoreros y demás funcionarios sindicales para
llevar la contabilidad de los fondos y bienes sindicales (se trata de una
disposición suplementaria independiente del estado normal de cuentas
que debe someterse al registrador sindical).
En algunos países, en cambio, se fijan menores intervalos para la
rendición de cuentas. En la República Árabe Unida3, Colombia4,
Costa Rica6, Cuba6, Guatemala7, Panamá8, El Salvador9 y Venezuela10,
por ejemplo, debe presentarse cada seis meses a una asamblea de miem-
bros un estado detallado de ingresos y gastos.
En algunos de estos países y en otros varios, la legislación prescribe
que la asamblea general apruebe expresamente ciertas actividades.
Por lo general, el informe anual sobre la situación económica del
sindicato requiere la aprobación de la asamblea general, por ejemplo,
en Guatemala n y Honduras 12 ; en Brasil13, la aprobación se decidirá
mediante votación secreta. En Monaco, el estado de cuentas anual se
someterá a la asamblea general, en la que deberán participar las tres
cuartas partes de los afiliados ; si no se alcanzara el quorum, se convocará
una nueva asamblea general, bastando entonces, para que pueda deliberar,
la presencia de la cuarta parte de los afiliados14. Otra de las atribuciones
normales de la asamblea general del sindicato consiste en la aprobación
de su presupuesto ; por ejemplo, en Colombia15 y Honduras16, la asamblea
1
Igualmente aplicable en Aden, Basutolandia, Bechuanalandia, Borneo del Norte,
Dominica, islas Falkland, Gibraltar, islas Gilbert y Ellice, Granada, Malta, isla
Mauricio, Nigeria, islas Salomón, Santa Lucía, San Vicente, Sarawak, Seychelles,
Sierra Leona, Somalia Británica y Suazilandia.
2
Art. 55, 2), de la orden de 1959 sobre sindicatos. Análoga situación prevalece
en Kenia, Niasalandia, Singapur, Tangañica, Uganda y Zanzíbar.
3
Art. 175 del Código del Trabajo de 1959.
4
Arts. 376 y 385 del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Art. 275, j), del Código del Trabajo.
6
Art. 9 del decreto núm. 2605 de 1953.
' Art. 223, i), del Código del Trabajo de 1947.
8
Art. 288, 10), del Código del Trabajo de 1947.
9
Art. 1 1 , / ; , del decreto núm. 353 de 1951.
10
Art. 183 de la ley del trabajo de 1947.
11
Art. 222, /;, del Código del Trabajo de 1947.
12
Art. 17, g), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
13
Art. 524, b), del Código del Trabajo de 1943.
14
Arts. 7 y 9 de la orden num. 2942 de 1944.
15
Art. 376 del Código Sustantivo del Trabajo.
16
Art. 17, g), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
84 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

general debe aprobar el presupuesto general del sindicato ; en la Repú-


blica Dominicana 1 no se emplearán los fondos sindicales para gastos
no previstos en un presupuesto previamente aprobado por la asamblea
general ; en Costa Rica 2, Guatemala 3 y Panamá 4, la asamblea general
tiene competencia para aprobar o rechazar los presupuestos anuales
establecidos por el comité ejecutivo del sindicato. En El Salvador, las
asambleas de las secciones locales deberán aprobar el presupuesto anual
del sindicato en las partidas relativas a cada sección ; el presupuesto total
será aprobado por la asamblea general del sindicato, que podrá realizar
las modificaciones oportunas en las partidas de las distintas secciones 5.
En Corea del Sur, la asamblea general deberá adoptar todas las decisiones
referentes al presupuesto, a la liquidación de cuentas y al establecimien-
to, control o utilización de los « fondos fijos » 6.
En algunos países es necesario que la asamblea general apruebe
determinadas operaciones. Así, por ejemplo, en Colombia 7, los gastos
que excedan de 1.000 pesos (excepto los ocasionados por las huelgas
declaradas por el sindicato) deberán ser aprobados por el voto a
favor de los dos tercios de la asamblea general ; para gastos compren-
didos entre 200 y 1.000 pesos se requerirá la aprobación de la asamblea
general si no figuraban previamente en el presupuesto 8. En Costa Rica 9
y Panamá10, la asamblea general deberá autorizar toda clase de pagos
superiores a 100 colones o 50 balboas, respectivamente. En Bolivia11,
las operaciones que ocasionen gastos que oscilen entre 5.000 y 10.000
bolivianos requieren la aprobación de una asamblea general del sindicato ;
cuando excedan de 10.000 bolivianos, sin llegar a 50.000, será necesaria
la aprobación de la Federación, y cuando se trate de sumas superiores,
la aprobación de la Central Obrera Boliviana y del Ministerio del
Trabajo.
En algunos países, la legislación exige que los presupuestos, el estado
de cuentas y los movimientos de fondos se den a conocer a los intere-
sados, exponiéndolos en lugar visible. En Venezuela, por ejemplo, una
1
Art. 336 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
2
Art. 276, g), del Código del Trabajo de 1943.
3
Art. 222, h), del Código del Trabajo de 1947.
4
Art. 289, 7), del Código del Trabajo de 1947.
6
Art. 14 del decreto num. 353 de 1951, modificado por el decreto núm. 2093
de 1956.
6
Art. 17 de la ley de 1953 sobre sindicatos.
' Arts. 376 y 394 del Código Sustantivo del Trabajo.
8
Art. 394 del mismo Código.
• Art. 276, h), del Código del Trabajo de 1943.
10
Art. 289, 8), del Código del Trabajo de 1947.
11
Art. 6 del decreto num. 2762 de 1951.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 85

copia de la cuenta de gastos e ingresos sometida a la asamblea general


deberá fijarse en un lugar visible del local social del sindicato, al menos
durante tres horas diarias, fuera de las horas de trabajo, desde diez
días antes de la fecha de su presentación a la asamblea correspondiente x.
En Bolivia 2 y en la República Dominicana 3 deberán fijarse en sitio
visible del local social del sindicato todos los estados de fondos. En
Chile, el movimiento de los fondos se dará a conocer por medio de
estados que se fijarán mensualmente en lugar visible del estableci-
miento 4.
En Ghana 5, Jordania 6, Libia 7, Federación Malaya 8 y en numerosos
territorios británicos no metropolitanos 9, los estatutos de los sindicatos
autorizan a las personas interesadas en los fondos de una organización
a consultar los libros de contabilidad ; asimismo lo disponen los estatutos
de los sindicatos registrados en Birmania 10, India 10 , Irlanda u , Nueva
Zelandia 12, Pakistán 10 y el Reino Unido u . En los Estados Unidos
se impone a los sindicatos la misma obligación en Delaware, Florida,
Oregon y Texas 13.
Las leyes de algunos Estados de Estados Unidos ordenan que los
sindicatos presenten memorias anuales a sus afiliados. Los sindicatos de
Alabama deberán enviar a cada afiliado una copia del estado anual de
cuentas; en Minnesota, sólo se enviará dicha copia a los afiliados que se
encuentran al corriente en el pago de sus cuotas; en Wisconsin, los
sindicatos que concluyan contratos colectivos deberán remitir una copia
del estado anual de cuentas a cada uno de sus afiliados w .

1
Art. 183 de la ley del trabajo de 1947.
2
Art. 147 del decreto de 23 de agosto de 1943.
3
Art. 320 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
4
Art. 400 del Código del Trabajo.
6
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos.
6
Art. 23 de la ley núm. 35 de 1953.
' Art. 31, a), 6), de la ley del trabajo de 1957.
8
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos.
9
Aden, Bahamas, Barbada, Bechuanalandia, Bermudas, Borneo del Norte,
Chipre, Dominica, islas Falkland, islas Gilbert y Ellice, Granada, Guayana Británica,
Honduras Británica, Hong Kong, Jamaica, Kenia, isla Mauricio, Nigeria, Niasalandia,
Rhodesia del Norte, islas Salomón, Santa Elena, Santa Lucía, San Vicente, Sarawak,
Seychelles, Sierra Leona, Singapur, Somalia Británica, islas de Sotavento, Suazilandia,
Tangañica, Trinidad y Tabago, Uganda y Zanzíbar.
10
Art. 20 de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos.
11
Ley de 1871 sobre sindicatos.
12
Art. 66, g), de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje, y en las islas Cook,
artículo 8, b), del reglamento de 1947 sobre sindicatos industriales.
13
Charles C. KILLINGSWORTH : State Labor Relations Acts, op. cit., pág. 285.
14
Ibid., pág. 100.
86 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En la provincia canadiense de Terranova \ Ceilán2, Irak 3, Japón 4 ,


Libia5 y Viet-Nam6, los estatutos de los sindicatos deben contener dis-
posiciones relativas a la verificación de cuentas ; en Australia 7, Birmania8,
Finlandia9, India8, Irlanda10, Nueva Zelandia11, Pakistán8 y Reino
Unido10, los estatutos de los sindicatos que han solicitado voluntaria-
mente ser registrados, y en Estados Unidos12, los estatutos de los sindi-
catos que pretendan acogerse a las disposiciones de la ley de 1947 sobre
relaciones laborales. Los estatutos de los sindicatos de Ghana13, Fede-
ración Malaya 14 y Sudán15 deberán contener disposiciones sobre la
verificación anual o periódica de las cuentas de los mismos, disposiciones
que figuran también en las leyes y órdenes sobre sindicatos de casi todos
los territorios británicos no metropolitanos16. Excepcionalmente, los
estatutos de los sindicatos de Bahamas 17 deberán prever también una
intervención de cuentas trimestral. En Corea del Sur18 y en la isla Mauri-
cio 19, la ley exige que se proceda a una verificación de cuentas cada
tres meses.

1
Art. 15 de la ley de 1952 sobre sindicatos.
2
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
3
Art. 114, 3), y apéndice tercero de la ley del trabajo de 1958.
4
Art. 5, 7), de la ley de 1949 sobre sindicatos.
5
Art. 31, a), 6), de la ley del trabajo de 1957.
6
Art. 7 de la orden núm. 23 de 1952.
7
En los casos de inscripción, sea en virtud de la ley federal sobre conciliación
y arbitraje o de las leyes de los Estados sobre los sindicatos (Informe McNair, anexo II,
págs. 22 y 25).
8
Art. 6, i), de la ley (India) de 1926 sobre sindicatos.
9
Art. 7 de la ley de 1919 sobre asociaciones.
10
Ley de 1871 sobre sindicatos.
11
Art. 18 y apéndice de la ley de 1908 sobre sindicatos. Art. 66, f), de la ley de 1954
sobre conciliación y arbitraje, y para los sindicatos registrados en las islas Cook,
art. 8, j), del reglamento de 1947 sobre sindicatos.
12
Art. 9, f), de la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
13
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos.
14
Art. 38 y apéndice primero de la orden de 1959 sobre sindicatos.
15
Art. 19, 1), y apéndice de la orden de 1949 sobre sindicatos.
18
Aden, Barbada, Basutolandia, Bechuanalandia, Bermudas, Borneo del Norte,
Chipre, Dominica, islas Falkland, islas Fidji, Gambia, Gibraltar, islas Gilbert y
Ellice, Granada, Guayana Británica, Honduras Británica, Hong Kong, Kenia, Malta,
Nigeria, Niasalandia, Rhodesia del Norte, Rhodesia del Sur, islas Salomón, Santa
Lucía, San Vicente, Sarawak, Seychelles, Sierra Leona, Singapur, Somalia Británica,
islas de Sotavento, Suazilandia, Tangañica, Trinidad y Tabago, Uganda y Zanzíbar.
17
Art. 15 y apéndice segundo de la ley de 1958 sobre sindicatos.
18
Art. 25 de la ley de 1953 sobre sindicatos.
19
Aunque el artículo 12, a), del apéndice de la orden de 1954 sobre sindicatos
exige que en los estatutos se prevea que cada año se realicen una o varias intervenciones
de cuentas, el artículo 14 del reglamento de 1954 sobre sindicatos establece que la
intervención de cuentas debiera tener lugar al menos cada tres meses.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 87

La verificación de cuentas se confiará a una persona debidamente


capacitada, que será designada : en Malta 1, por el sindicato ; en Jamaica 2 ,
por los síndicos ; en Ghana 3 , por el sindicato, con la aprobación del
registrador sindical ; en Hong Kong ", por una asamblea general de
miembros, con la aprobación del funcionario encargado del registro;
en Ceilán 5 , Federación Malaya 6 y Sudán 7 , por el sindicato, con la
aprobación del funcionario encargado del registro 8 ; en las Bermudas 9,
por el funcionario encargado del registro o con su aprobación; en las
islas de Sotavento 10, por el funcionario encargado del registro, y en la
Guayana Británica11, por los síndicos, previa aprobación del Gobernador.
En las Bahamas, los interventores son designados porla Junta Laboral 12 ;
en Granada 13, son elegidos por los sindicatos, de una lista preparada
por el funcionario encargado del registro, que procede finalmente a su
nombramiento. En la isla Mauricio, los sindicatos, previa aprobación
del funcionario encargado del registro, nombrarán dos interventores
cada año, encargados de proceder a las verificaciones trimestrales de las
cuentas M .
Con respecto a la verificación de las cuentas de los sindicatos regis-
trados, en la India y en Pakistán está sometida a las prescripciones muy
detalladas del estatuto central de los sindicatos, de 1938, publicado por

1
Art. 13, 2), de la orden de 1945 sobre sindicatos y conflictos de trabajo. Análoga
situación en Aden, Basutolandia, Bechuanalandia, Borneo del Norte, islas Falkland,
Gibraltar, islas Gilbert y Ellice, Somalia Británica (el reglamento de 1949 sobre sindi-
catos enumera las calificacipnes que deben reunir los interventores y el procedimiento
a seguir para la intervención de cuentas), Sarawak, Seychelles, islas Salomón y Suazi-
landia.
2
Art. 11 de la ley de 1919 sobre sindicatos, en su texto modificado. Iguales dispo-
siciones existen en Gambia y Zanzíbar.
3
Art. 23, 2), de la orden de 1941 sobre sindicatos. En Nigeria, Niasalandia,
Sierra Leona y Zanzíbar existen disposiciones idénticas.
4
Art. 23, 2), de la orden de 1948 sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
6
Art. 43, 3), de la orden de 1935 sobre sindicatos.
6
Art. 55, 3), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
7
Art. 21, 1), de la orden de 1949 sobre sindicatos.
8
En Honduras Británica, Chipre (en donde, de conformidad con el reglamento
sobre los sindicatos, el interventor deberá ser un contable calificado o una persona
susceptible de acreditar su competencia mediante un certificado de aptitud expedido
por el contador general), Dominica, Kenia, Rhodesia del Norte, Singapur, Tangañica
y Uganda exister, las mismas disposiciones para el nombramiento del interventor.
9
Art. 14, 1), de la ley de 1946 sobre sindicatos.
10
Art. 19, 1), de la ley de 1939 sobre sindicatos. El nombramiento se realiza en
iguales condiciones en Barbada, Santa Lucía, San Vicente y Trinidad y Tabago.
11
Art. 17 de la orden de 1921 sobre sindicatos, en su texto modificado en 1943.
12
Art. 35, 3), de la ley de 1958 sobre sindicatos.
13
Art. 12, 2), de la orden de 1951 sobre sindicatos y conflictos laborales, en su
texto modificado de 1956.
14
Art. 14 del reglamento de 1954 sobre sindicatos.
88 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

la notificación del Gobierno de la India num. L.1785 de 16 de junio


de 1938, del cual existen reproducciones en diversos reglamentos de los
estados de ambos países. El artículo 13 del estatuto dispone que el in-
terventor de cuentas se designe en función del número de miembros que
integran los sindicatos : la verificación de cuentas de los sindicatos inte-
grados por más de 2.500 miembros deberá efectuarla un interventor en
el que concurran las condiciones prescritas en el artículo 144, 1), de la
ley de 1913 sobre las sociedades, o del artículo 3, 2), de la ley de 1913
sobre las sociedades (modificada); cuando el número de miembros esté
comprendido entre 750 y 2.500, la verificación deberá efectuarla un
inspector de las cuentas de fondos locales, un interventor designado para
esa misión por el gobierno de la provincia correspondiente, o cualquier
persona que haya desempeñado un puesto público en un servicio de
contabilidad o de intervención de cuentas cuyo sueldo no sea inferior a
200 rupias mensuales; cuando el número de miembros del sindicato
oscila entre 250 y 750, se confiará la verificación de cuentas a dos personas
que desempeñen funciones de juez de paz, de juez municipal o de miembro
de un concejo municipal, de un consejo regional o de una asamblea
legislativa, a una persona que haya desempeñado un cargo público
en un servicio de contabilidad o de intervención con un sueldo mensual
no inferior a 75 rupias o, finalmente, al interventor de una cooperativa;
cuando el sindicato cuente con menos de 250 miembros, podrán efec-
tuarla dos cualesquiera de ellos. Para verificar las cuentas de las federa-
ciones 1, la legislación prescribe, de manera análoga, diversas « catego-
rías » de interventores.
En Ceilán 2, Irlanda 3 y Reino Unido 3, el tesorero o cualquier otro
funcionario encargado de la custodia de los fondos y bienes, una vez
realizada la intervención de cuentas, entregará a los síndicos, si así lo
exigieren, el balance correspondiente, así como todos los títulos, resguar-
dos, libros y bienes del sindicato. En estos países y en los mencionados en
la nota núm. 3 existe una disposición tipo en virtud de la cual
deben confiarse a los síndicos todos los bienes de los sindicatos. En

1
En Birmania, el artículo 13 del reglamento de 1927 sobre sindicatos contiene
también disposiciones detalladas sobre la forma de efectuar la intervención de las
cuentas de los sindicatos registrados, más o menos rigurosa según su importancia.
El artículo 17 dispone que el fondo destinado a fines políticos deberá someterse a
verificación al mismo tiempo y en la misma forma que los restantes fondos (dispo-
sición que también se aplica en Ceilán, en virtud del artículo 21 del reglamento de
1935 sobre sindicatos).
2
Art. 43, 4), de la orden de 1935 sobre sindicatos.
3
Ley de 1871 sobre sindicatos. Análogas disposiciones en la Federación Malaya,
Bahamas, Barbada, Bermudas, Gambia, Guayana Británica, Honduras Británica,
Jamaica, Kenia, Niasalandia, Rhodesia del Norte, Singapur, islas de Sotavento, Tan-
gañica, Trinidad y Tabago y Uganda.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 89

Ghana, Sudán y territorios británicos no metropolitanos, donde la


legislación no prescribe a los sindicatos el nombramiento de síndicos,
el tesorero entregará a la propia organización los bienes que se le hayan
confiado. En Jordania existe una disposición análoga 1.
En Brasil, la inspección de la administración de los fondos de la
organización corresponde a una junta interventora compuesta de tres
miembros elegidos por la asamblea general del sindicato mediante
votación secreta 2. Las organizaciones más importantes, como las fede-
raciones, están obligadas a crear juntas de intervención, elegidas por
los sindicatos que constituyen dichas federaciones3. En China (Tai-
wan), donde los sindicatos suelen presentar una memoria anual a sus
afiliados, el 10 por ciento de éstos pueden, en cualquier momento, solicitar
la elección de representantes que se encarguen de verificar la situa-
ción económica4. En Guatemala, cinco trabajadores sindicados, como
mínimo, pueden exigir que la contabilidad de su respectivo sindicato
sea revisada por un interventor del Tribunal de Cuentas, institución que
en todo caso deberá practicar de oficio dicha revisión por lo menos
una vez al año 5. En Cuba, el Tribunal de Cuentas puede participar en la
revisión de cuentas de los sindicatos, a petición del Ministerio de Trabajo,
del secretario general del sindicato o de la federación a que éste perte-
nezca 6.
En la República Dominicana, la asamblea general anual designará
uno o varios comisarios, miembros del sindicato, para fiscalizar el empleo
de los fondos, con derecho a convocar la asamblea general en los casos
de urgencia; dichos comisarios podrán además consultar los libros
y examinar las operaciones realizadas por el consejo directivo, cuando
lo juzguen conveniente ; el consejo directivo, por su parte, debe establecer
cada tres meses un estado sumario de la situación activa y pasiva del
sindicato, y todos los años, en la fecha fijada por los estatutos, un inven-
tario de sus bienes, dando copias de estos documentos a los comisarios,
quienes deben presentar un informe sobre las cuentas que el consejo somete
anualmente a la asamblea general. La resolución relativa a la apro-
bación de las cuentas será nula si no va precedida del informe del
comisario 7.

1
Art. 20 de la ley núm. 35 de 1953.
2
Art. 522, 2), del Código de Trabajo de 1943.
3
Ley núm. 2693 de 23 de diciembre de 1955.
4
Art. 24 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
5
Art. 234 del Código de Trabajo de 1947.
6
Decreto-ley núm. 1364 de 1 de abril de 1954.
' Arts. 337-340 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
90 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En otros países, los estatutos de los sindicatos prescriben una ins-


pección muy rigurosa de la administración de los fondos. Citemos
algunos ejemplos.
En Noruega1, los sindicatos están obligados, en virtud de sus esta-
tutos y reglamentos, a elegir un comité de inspección con atribuciones
para decidir si los fondos sindicales se utilizan conforme a lo previsto
en los estatutos. La Confederación Central del Trabajo cuenta con un
servicio de intervención cuyo director es elegido directamente por el
congreso de sindicatos. Los libros de los sindicatos nacionales son
revisados por lo menos una vez al mes por dicho servicio, y dos veces al
año el efectivo y los valores disponibles. Los sindicatos locales pueden
también recurrir al servicio de intervención. Las especulaciones financie-
ras son raras, « debido principalmente al sistema centralizado de inter-
vención » 2 .
En Israel, los consejos obreros locales de la Histadrut, encargados
de distribuir los créditos previstos en el presupuesto de la región
correspondiente a los sindicatos interesados, deberán someter sus cuentas
a la intervención del comité local de revisión, que tiene facultades para
examinar las reclamaciones que puedan formularse. Podrán interponerse
recursos de apelación ante el comité central de revisión, al que está
confiada la inspección de la administración de los fondos de todas las
instituciones dependientes de la Histadrut3.
En los países de Europa oriental, los estatutos de las organizaciones
centrales de sindicatos contienen disposiciones detalladas sobre la admi-
nistración interna de los fondos, especialmente de los presupuestos y de
las funciones de los organismos de intervención o de inspección elegidos.
En la U.R.S.S., el Consejo Central de Sindicatos de la Unión aprueba
el presupuesto global de los sindicatos y el de cada sindicato es aprobado
por el comité central respectivo. Los consejos sindicales de región,
territorio o república, organismos encargados principalmente de coor-
dinar las actividades de las distintas organizaciones sindicales, sufragan
sus propios gastos con los créditos asignados al Consejo Central en los
presupuestos aprobados. En general, cada organismo sindical utiliza
sus fondos para los gastos previstos y ratificados por los organismos
sindicales superiores. En Hungría, el Congreso Nacional de Sindicatos
establece los principios que deben regir la administración de sus fondos
y ratifica los presupuestos de los sindicatos y federaciones nacionales.
Los presupuestos de los organismos sindicales inferiores requieren
1
WALTER GALENSON : Labor in Norway (Harvard University Press, 1949), pág. 42.
2
Ibid., pág. 53.
3
GENERAL FEDERATION OF JEWISH LABOUR IN ISRAEL : Survey of Histadrut Acti-
vities (Tel-Aviv, 1948), págs. 12-13.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 91

igualmente la aprobación de las organizaciones sindicales superiores.


En Checoslovaquia y Polonia se aplican principios análogos, con ligeras
modificaciones de estructura.
En todo este grupo de países, los estatutos establecen las condiciones
estrictas que rigen la inspección de gastos, la comprobación de cuentas
y la presentación de los correspondientes informes.
El Congreso de Sindicatos de la U.R.S.S. elige una comisión central
de verificación de cuentas, cuyos informes examina y aprueba. Cada
sindicato, incluso todos los organismos sindicales de base, así como los
consejos sindicales de las regiones, territorios o repúblicas, tienen sus
comisiones de verificación. De acuerdo con el artículo 49 de los esta-
tutos y reglamentos de los sindicatos de la U.R.S.S.,
las comisiones de verificación comprueban los gastos previstos en los
presupuestos sindicales y en los de seguros sociales del Estado, el adecuado
empleo de los fondos o bienes sindicales y el funcionamiento del sistema de
inscripción y contabilidad... Las comisiones de intervención informan sobre
sus actividades a los congresos, conferencias y asambleas generales al mismo
tiempo que los organismos sindicales 1.
En Bulgaria, las comisiones de intervención de todas las asociaciones
profesionales ejercen un control que asegura, merced a intervenciones
periódicas, la utilización adecuada de los recursos sindicales y la buena
administración de los bienes de los sindicatos 2 .
El Congreso Nacional de Sindicatos de Checoslovaquia elige un
consejo de inspección compuesto de 15 miembros, que tiene a su cargo
la inspección de las actividades de todos los organismos centrales y
regionales del Movimiento Obrero Revolucionario, y que debe dar cuenta
de sus trabajos al Consejo Central de Sindicatos. El presupuesto de las
federaciones es revisado por sus propios interventores y por el Consejo
Central de Inspección. Los interventores de las federaciones supervisan
las actividades financieras de las mismas de acuerdo con las instrucciones
recibidas del consejo de control, al que presentan los procedentes infor-
mes. Los sindicatos locales de base eligen dos interventores encargados
de inspeccionar la administración de los fondos, de acuerdo con las
directrices establecidas por los organismos sindicales superiores.
En Hungría, la comisión central de inspección, compuesta de 9 miem-
bros, tiene como misión fiscalizar las actividades de carácter económico
del Consejo Central de Sindicatos y de sus organismos e instituciones.
Cada congreso sindical nacional elige su propia comisión de inspección,
compuesta por 5, 6 o 7 miembros. Las organizaciones regionales encar-
1
Véase Rules of the Trade Unions of the U.S.S.R. (Moscú, Ediciones del Consejo
Central de Sindicatos de la U.R.S.S. « Profizdat », 1954), especialmente los artículos
21, 27, 28 y 49.
2
Véase Informe McNair, anexo II, pág. 169.
92 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

gadas de coordinar las actividades sindicales locales, los comités regio-


nales de los sindicatos nacionales y los sindicatos de base (generalmente
de las fábricas) poseen todos su propia comisión de inspección, cuyo
número de miembros varía entre 3 y 5, encargada de fiscalizar las respec-
tivas actividades de orden económico y de informar periódicamente tanto
a los organismos superiores de sus sindicatos como a sus afiliados.
Dichas comisiones de inspección fiscalizan además la administración
de los fondos de los sindicatos y de los organismos y servicios por ellos
instituidos para fines diversos, tales como los seguros sociales, la utili-
zación de los créditos asignados a los programas de vacaciones, y la
aplicación de los principios generales de ahorro. Tales instituciones pro-
cederán a la oportuna investigación cuando un afiliado o el conjunto de
ellos formule cualquier reclamación sobre el empleo inadecuado de los
fondos o del equipo.
Los estatutos de la Federación de Sindicatos de Polonia han sido
revisados recientemente 1 . En este país, el Congreso de Sindicatos elige
también una comisión encargada de la verificación de cuentas; los sindi-
catos o los restantes organismos sindicales eligen por su parte las suyas
propias, compuestas de un número de interventores que varía de 5 a 13,
cuya misión consiste en comprobar la licitud de los gastos y los fines a
que se destinan los fondos, así como señalar a los órganos sindicales
interesados la necesidad de aplicar principios de buena administración
económica y respetar la distribución de gastos prevista en el presupuesto.
Los interventores presentarán sus informes al Congreso de Sindicatos
y a los congresos de las organizaciones nacionales. Con arreglo a los
nuevos estatutos, los interventores del Consejo Central de Sindicatos
elaborarán un reglamento detallado en el que se decidirán las funciones
de los interventores de cuentas de todos los organismos sindicales.
En Yugoslavia, el Congreso y la Asamblea de la Federación de Sindi-
catos eligen una comisión de inspección encargada de ejecutar, inspec-
cionar y verificar todas las actividades administrativas, incluidas las de
carácter económico, de la organización y de presentar los correspon-
dientes informes al Congreso o a la Asamblea. Cada congreso sindical
elige su propia comisión de inspección, cuyas funciones son análogas.

* *
Del precedente estudio de la legislación y de la práctica referentes
a la administración interna de los fondos de los sindicatos, vigentes en
distintos países, se llega a la conclusión de que suele admitirse el

1
Glos Pracy (Varsovia, Federación de Sindicatos), 29-30 de marzo y 19 de abril
de 1958.
ADMINISTRACIÓN INTERNA 93

principio de que los sindicatos deben prever en sus estatutos disposi-


ciones que garanticen, en la medida de lo posible, una recta y eficaz
administración de sus fondos y bienes. En particular, se considera conve-
niente que los estatutos sindicales contengan disposiciones sobre los
siguientes puntos :
nombramiento, cese y atribuciones de los empleados o de los orga-
nismos encargados de la administración de los bienes sindicales, entre
ellos los síndicos y tesoreros;
prohibición de que las personas condenadas por delitos que afecten
a su integridad moral, las legalmente insolventes o las declaradas en
quiebra y no rehabilitadas se presenten a cualquier elección destinada a
cubrir cargos que impliquen manejo de fondos, y destitución de los diri-
gentes sindicales que una vez elegidos para el ejercicio de dichos cargos
se encontraran en situación semejante o perdieran sus facultades mentales ;
prohibición de que los analfabetos desempeñen tales cargos;
custodia de los fondos superiores a una cantidad determinada a los
síndicos, o adopción de cualquier medida que garantice su depósito
en lugar seguro ;
depósitos bancarios e inversión de fondos;
autorización previa para cualquier retirada de fondos ;
establecimiento de cuentas diferentes, en la contabilidad general,
para los fondos sociales y de previsión;
derecho de los miembros del sindicato y de sus funcionarios a exami-
nar la contabilidad en el momento adecuado;
verificación de cuentas por lo menos una vez al año ;
presentación a la asamblea general anual de las cuentas verificadas;
aprobación de los presupuestos por la asamblea; y
condiciones necesarias para poder autorizar los gastos imprevistos.
CAPÍTULO V

MEDIDAS VOLUNTARIAS PARA ASEGURAR


UNA BUENA ADMINISTRACIÓN

Las medidas de carácter voluntario destinadas a asegurar una buena


administración de los fondos sindicales y adoptadas ya sea por los
propios sindicatos o con la ayuda de los gobiernos, pero independiente-
mente de las prescripciones legislativas vigentes, han sido muy divul-
gadas, especialmente desde la guerra. Entre estas medidas, quizá puedan
citarse como las más destacadas :

a) la campaña emprendida por algunas de las más importantes


organizaciones sindicales mundiales para instruir a sus afiliados en los
métodos racionales de administración sindical;
b) la asistencia ofrecida por los gobiernos a los sindicatos faltos de
experiencia mediante la promulgación de disposiciones normativas o
mediante la creación de servicios de asesoramiento;
c) la acción emprendida por algunos sindicatos — sobre todo
en Estados Unidos — para eliminar a sus funcionarios venales e
impedir la mala administración. Examinamos a continuación estas
diferentes iniciativas.

FORMACIÓN ADMINISTRATIVA DE LOS AFILIADOS

Aunque la condición sine qua non para una recta administración de


los fondos sindicales es la honradez intachable de los funcionarios direc-
tamente responsables, no es suficiente para garantizarla. La falta de
experiencia en cuestiones sindicales o de los indispensables conocimientos
de contabilidad por parte de administradores honestos puede ocasionar
pérdidas más graves — en lo que a las disponibilidades en efectivo se
refiere — que las que pudieran causar funcionarios sin escrúpulos. La
importancia de esta cuestión podrá apreciarse más claramente cuando
se estudien los problemas de la administración sindical en numerosos
territorios no metropolitanos y en los países insuficientemente desarrolla-
dos, en donde el movimiento sindical carece todavía, en su conjunto,
de la necesaria experiencia.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 95

La solución viable consiste, al parecer, en aunar la influencia que


puedan ejercer los funcionarios sindicales dotados de una sólida prepara-
ción en cuestiones económicas con la de los miembros suficientemente
informados para poder ejercer, basándose en la adecuada reglamenta-
ción sindical, una fiscalización que reduzca al mínimo las pérdidas debidas
a la mala administración o los gastos inútiles imputables a la inexperiencia
o a la ineptitud.
Se exponen a continuación algunos de los intentos más impor-
tantes realizados por las organizaciones sindicales para conseguir
una buena administración, así como los esfuerzos realizados para dar
a sus afiliados la formación y educación adecuadas. Sólo se mencionan
unos pocos ejemplos, que podrán dar una idea de los diferentes
procedimientos adoptados en distintos países para hacer frente a deter-
minadas situaciones; en todo caso, bastarán para mostrar lo que se
está llevando a cabo, lo que es posible realizar o incluso para sugerir
lo que todavía podría conseguirse en este dominio.
Este breve examen está consagrado a ciertos programas de educación
sindical en Francia, en el Reino Unido, en los Estados Unidos, en Israel
y en la U.R.S.S., y después, a título de comparación, dada la forma dife-
rente de abordar el problema, a la ayuda prestada por la Confederación
Internacional de Sindicatos Libres a los movimientos sindicales inci-
pientes de los países menos industrializados.

Estados Unidos

La educación obrera en Estados Unidos, incluso cuando es organi-


zada directamente por los sindicatos, está concebida en términos tan
amplios, que no es posible analizarla en este trabajo. En el estudio
realizado sobre estas cuestiones en 1956 por el Sr. Joseph Mire 1 puede
advertirse que la gran mayoría de los cursos son muy extensos y estudian
incluso las actividades más concretas de los sindicatos, a saber : progra-
mas de acción, negociaciones colectivas, procedimientos para resolver
los conflictos de trabajo, propaganda, relaciones con los órganos legis-
lativos, automación, cambios tecnológicos, etc. Son pocos los cursos
que tratan exclusivamente de la administración de los sindicatos nacio-
nales. El autor del mencionado estudio incluye en el mismo un resumen
de los programas de enseñanza seleccionados por 34 organizaciones
sindicales importantes. Al parecer, sólo en 7 u 8 casos se consagra una

1
Véase Labor Education: A Study Report on Needs, Programmes and Approaches
(Madison, Wisconsin Inter-University Labor Education Commission, 1956).
96 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

parte importante de los cursos al estudio de las obligaciones de las per-


sonas encargadas de la custodia y administración de los fondos sindica-
les; ahora bien, uno de dichos cursos — el programa de enseñanza del
Sindicato Internacional de Trabajadores de la Confección Femenina
(I.L.G.W.U.) — es considerado en Estados Unidos como un curso
modelo. Dichos programas de enseñanza son muy amplios e incluyen
cuestiones muy variadas, siendo su principal objeto poner a disposición
de todos los afiliados un extenso programa educativo, resaltar la impor-
tancia que tiene la orientación de los nuevos afiliados y formar a los
dirigentes y funcionarios sindicales.
El Instituto de Formación del mencionado sindicato, creado en 1950,
es el encargado de la aplicación del programa de enseñanza, concebido
especialmente para la formación de los afiliados que puedan desempeñar
eventualmente cargos en el sindicato. El Sr. M. Mead Smith, de la Ofi-
cina. de Estadísticas del Trabajo de Estados Unidos, afirmó, al estudiar
las actividades de dicho Instituto 1 : « Que el Instituto representa el
primer esfuerzo realizado por un sindicato para instruir a los jóvenes,
con experiencia sindical o sin ella, en el desempeño de determinados
cargos en los sindicatos. »
Se instruye a los alumnos sobre todas las actividades de los sindi-
catos y de sus secciones, tanto a los que vayan a ejercer cargos sindi-
cales estrechamente relacionados con la administración de los fondos
y de los servicios sociales de los sindicatos como a los destinados a otras
secciones. Sólo se los afecta a los diferentes puestos una vez acabada
su formación, siendo entonces su designación objeto de una cuidadosa
selección, a fin de garantizar su competencia.
El sindicato organiza, además, cursos de capacitación para los
funcionarios sindicales de 17 semanas de duración ; las clases son nocturnas
y se dan dos veces por semana. Desde 1937, los afiliados que no hubiesen
desempeñado previamente cargos sindicales y que deseen presentarse
como candidatos en las elecciones locales, en las que se eligen las personas
que vayan a desempeñar los puestos remunerados a tiempo completo,
están obligados a asistir a dichos cursos. Este requisito, indispensable
para ser elegido, no excluye la posibilidad de que los candidatos sean
sometidos a otros exámenes por los comités locales. El haber asistido a
los cursos no implica tampoco la designación automática del afiliado
para un cargo del sindicato, como ocurre con aquellos que han estudiado
un año en el Instituto de Formación.

1
Véase M. Mead SMITH: «I.L.G.W.U. Approach to Leadership», Monthly Labor
Review (Washington, Department of Labor), noviembre de 1951, págs. 529 y
siguientes.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 97

Francia

En Francia, la educación obrera, sin descuidar su objetivo primordial


de aumentar la cultura y la personalidad de los trabajadores, ha sabido
fijarse otros de carácter más pragmático, con el fin de ayudar a los
representantes de los trabajadores a adquirir los conocimientos cada
día más necesarios para desempeñar eficazmente el papel que les corres-
ponde en la vida económica 1 . El Sr. Vidalenc, en calidad de direc-
tor del Centro de Educación Obrera de la Confederación General del
Trabajo-Fuerza Obrera (C.G.T.-F.O.), declara, adoptando así un punto
de vista análogo al que pudiera colegirse de los ejemplos citados en
este estudio sobre la educación de los sindicalistas en el Reino Unido,
Estados Unidos e Israel : « seguimos creyendo que la educación obrera
es una cuestión que interesa sólo a los trabajadores y que debe ser orga-
nizada por sus propios sindicatos ».
Los funcionarios sindicales de hoy día deben tener algo de juristas,
de economistas, de periodistas, de hombres de negocios y de jefes, y a
estas nuevas exigencias tratan de adaptarse, según el Sr. Vidalenc, los
programas de educación sindical de la C.G.T.-F.O. Los futuros afiliados a
los sindicatos necesitan tener un perfecto dominio del idioma, buena
preparación económica y un cierto conocimiento de la legislación laboral.
Es evidente que los cursos de la C.G.T.-F.O. no tienen como única fina-
lidad preparar a los que en ellos participen a desempeñar un día funciones
relacionadas con la custodia y con la administración de los bienes sindi-
cales, sino que están consagrados en gran parte a cuestiones como las
negociaciones colectivas, la conciliación, el arbitraje y la economía
en sus relaciones con las labores profesionales cotidianas. Por ello,
no es absolutamente necesario que examinemos en sus menores detalles
los cursos organizados, por ejemplo, en el Instituto del Trabajo de
Estrasburgo. La C.G.T.-F.O. ha organizado otros dos programas
que pueden contribuir en gran medida a la formación de administradores
sindicales competentes. El primero, destinado a los simples afiliados, ha
sido organizado por las reuniones departamentales o locales más activas,
bajo el nombre de « colegios de trabajo ». Se inicia a sus participantes en
la actividad sindical mediante el estudio de la historia del movimiento
sindical, de la organización confedera!, de !a estructura y de la acción
diaria del sindicato, de los métodos de reclutamiento, de la forma de

1
Véase Georges VIDALENC : « La Confederación General del Trabajo-Fuerza
Obrera y la educación obrera en Francia », Revista Internacional del Trabajo,
vol. LVII, núm. 4, abril de 1958, págs. 363-375. Los datos facilitados sobre tales
problemas proceden del artículo del Sr. Vidalenc, en el que el lector encontrará
explicaciones más detalladas.
98 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

administrar una tesorería, de la formación de recaudadores de cuotas,


de cómo puede celebrarse una reunión, así como de la forma de hablar
en ella y de redactar un acta. El segundo programa está constituido por
reuniones de formación sindical celebradas en París, Lyón, Marsella,
Burdeos, Ruán y Lila. La administración de los bienes sindicales es sólo
uno de los numerosos temas de estudio. Cuando se trata de formar a los
trabajadores de una industria determinada, los cursos se organizan de
acuerdo con las diversas federaciones. Estas reuniones duran unos
quince días, durante los cuales los participantes abandonan sus activi-
dades profesionales y trabajan juntos bajo la dirección de sindicalistas
experimentados.
Los cursos por correspondencia organizados por la Confederación
Francesa de Trabajadores Cristianos (C.F.T.C.) tratan de resolver el
problema diferentemente. Por ejemplo, el Instituto Confederal de Estu-
dios y Formación Sindical, dependiente de dicha organización, ha ini-
ciado un programa de cursos por correspondencia para los afiliados
sindicales. Desde octubre de 1959 hasta abril de 1960, el Instituto pre-
paró ocho cursos diferentes, con planes de estudios muy completos1.
En este estudio parece más apropiado referirnos al primer curso, deno-
minado « Iniciación sindical», y al cuarto, denominado « Reglas elemen-
tales de administración de fondos », destinados respectivamente a todos
los afiliados y a los tesoreros de los sindicatos. Cada lección se comple-
menta con un ejercicio práctico, que debe ser realizado por el alumno
y comentado después por los instructores.
El quinto curso está esencialmente dedicado a un estudio general
de ciertos aspectos de la vida sindical, y consta de seis lecciones ; las dos
primeras son de gran interés para el presente estudio. Entre las
materias que figuran en la primera lección pueden mencionarse los
fines para los cuales se autoriza la utilización de los fondos sindicales
(ampliamente descritos), relaciones de trabajo, vivienda, inversiones sin-
dicales para la construcción de edificios, ayuda económica a los afiliados
en el ejercicio de sus profesiones, cajas de pensiones y ayuda mutua. Tam-
bién se estudia con gran detalle la cuantía de las cuotas, su cálculo y re-
caudación. Dos páginas del texto que se facilita a los alumnos se consa-
gran al estudio detallado de las funciones de secretario y de tesorero, a las
obligaciones de las comisiones de verificación de cuentas, y en ellas se
analiza con gran detalle el sistema que debe seguirse para administrar
los fondos constituidos por las cuotas pagadas por los afiliados, así como
las respectivas obligaciones de los recaudadores y tesoreros. La lección
segunda trata de los problemas relativos al sostenimiento económico de

1
Véase Formation (París, C.F.T.C), nueva serie, núm. 18, julio-agosto de 1959.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 99

los sindicatos en sus diferentes esferas, de la distribución de los ingresos


entre la confederación, federaciones, uniones departamentales y sindi-
catos de base, y de las normas de carácter económico establecidas por la
confederación.
Las seis lecciones que componen el cuarto curso no tienen nada de
« elementales », a pesar de que el título así lo indica. Para dar una idea
de conjunto, bastará con citar los temas tratados : « Presupuesto y
tesorería», «Contabilidad», «Nociones elementales sobre los balances»,
« Reglas generales para la administración de los fondos de un sindicato »
(dos lecciones) y « Normas jurídicas de administración de fondos ».
Un breve resumen de la lección que trata de la contabilidad — la segun-
da — servirá como ejemplo de la amplitud que caracteriza a la totalidad
del curso. Trata esta lección de los documentos utilizados en la contabili
dad, del valor de los resguardos, de la inscripción de las operaciones, de
los principios generales de contabilidad, de la teneduría de libros (libro
de inventarios, libro mayor y libro diario, y libro de balances) y de
las nóminas, con los correspondientes ejemplos.
El análisis de estos dos cursos, uno organizado para la formación
de los afiliados de base de las organizaciones sindicales, y otro para la
instrucción de los afiliados destinados a ejercer cargos de administración
de fondos, muestra, como nos daremos cuenta a continuación, que
están inspirados en el principio constantemente sostenido por el código
de ética profesional de la A.F.L.-C.I.O. y por los programas de forma-
ción para los territorios de ultramar organizados por la Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres; la recta y acertada
administración de los bienes sindicales depende esencialmente de dos
factores : integridad y competencia de los funcionarios sindicales y
actividad fiscalizadora ejercida por el conjunto de los afiliados, debida-
mente informados, y por su asamblea general.

Israel
La Histadrut, principal organización de los trabajadores de Israel,
ha desempeñado una función excepcional entre los sindicatos en materia
de educación. Especialmente durante los primeros años que siguieron
a la creación del nuevo Estado, la Histadrut colaboró estrechamente con
el Gobierno en la organización de la educación nacional. Así lo imponían
los problemas excepcionales que planteaban los numerosos inmigrantes
llegados al país en aquella época. Incluso hoy día, en lo que se refiere a la
enseñanza de los adultos y a la educación obrera especialmente, la
Histadrut cuenta con servicios, y organiza cursos, muy numerosos y
variados. Como en Estados Unidos, el método de educación empleado
100 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

por la Histadrut, especialmente con los miembros de los sindicatos,


refleja las condiciones que reinan en el país. En Estados Unidos se insiste
más en la importancia de los contratos colectivos y en la solución de los
conflictos de trabajo ; en Israel, donde esos contratos afectan a la mayoría
de los trabajadores, la actividad de los cursos organizados por la Hista-
drut se dedica principalmente a los problemas de la producción y pro-
ductividad, ya que la Histadrut, además de ser un sindicato, es en realidad
uno de los empleadores más importantes de Israel, pues posee un cierto
número de empresas. De todos modos, como en Estados Unidos, se han
adoptado medidas decisivas para la formación de los funcionarios sindi-
cales.
El número de afiliados a la Histadrut, 238.000 en 1949, llegó en 1954
a 502.000, procedentes, la mayoría de los nuevos miembros, de regiones
en que los sindicatos eran virtualmente desconocidos. Para atender
a las urgentes necesidades de organización se reclutaron numerosos
funcionarios sindicales, que con frecuencia carecían de la educación
adecuada y de la necesaria experiencia sindical. Muchos de ellos, debido
a la falta de conocimientos teóricos, no pudieron enfrentarse debidamente
con los problemas que se les planteaban. Esto les ocurrió principalmente
a los funcionarios de los sindicatos locales y de los pequeños consejos
de trabajo 1 . Por consiguiente, a principios de 1957, el comité ejecutivo
de la Histadrut decidió que todos los funcionarios sindicales asistiesen
a un seminario de enseñanza superior sobre estudios sindicales durante
las horas de trabajo. Se calculó que el número de funcionarios de los
sindicatos locales y nacionales, así como de los consejos de trabajo 2,
que asistirían al seminario en cuatro años sería aproximadamente de
600. El primer grupo, compuesto por cincuenta dirigentes de los consejos
de trabajo y de los sindicatos nacionales y locales, inició sus estudios el
19 de marzo de 1957, en el Instituto Obrero que la Histadrut posee en
Tel-Aviv. El curso trimestral constaba de 375 lecciones de una hora y de
unas 120 horas de estudio. Se consagraron al estudio de los problemas
sindicales 155 lecciones, que trataban de la estructura de la organiza-
ción, del funcionamiento de los sindicatos, de las cajas de previsión y de

1
Véase Zev LEVIN : « Histadrut's Trade Union College », Free Labour World
(Bruselas, C.I.O.S.L.), mayo de 1957. Los datos facilitados en este estudio sobre el
seminario sindical proceden del artículo del Sr. Levin.
2
Los miembros de los consejos locales de trabajo requieren especialmente una
experiencia y formación adecuadas porque dichas instituciones preparan el presupuesto
y distribuyen los créditos concedidos por el presupuesto total de la Histadrut entre
los sindicatos locales y las secciones locales de los sindicatos nacionales que ejercen
sus actividades en las zonas de su jurisdicción. Aunque el funcionamiento de dichos
consejos locales difiere de los consejos sindicales locales del Reino Unido, su organi-
zación tiene bastantes rasgos comunes con éstos.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 101

pensiones; 25 lecciones se dedicaron especialmente al estudio de la orga-


nización y de la estructura de la Histadrut. Para el análisis de las cues-
tiones sindicales o de la administración de los consejos locales, según
la formación de cada estudiante, estaban previstas 33 horas de estudio.
Durante el curso, los estudiantes se dedicaron exclusivamente a estas
tareas, abandonando las demás actividades; la Histadrut sufragó los
gastos ocasionados por el seminario y pagó una parte proporcional de
los salarios a las personas a cargo de los asistentes a dichos cursos.
Además, durante el verano de 1957, cuatrocientos dirigentes sindi-
cales y miembros de los consejos de trabajo participaron en los cursillos
intensivos de una o dos semanas, organizándose también seis seminarios
para los funcionarios de los sindicatos locales 1.

Reino Unido

El Congreso de Sindicatos aprobó, durante la última guerra, una


propuesta de su consejo general de organizar cursos normales para la
formación de funcionarios sindicales y para todos aquellos militantes que
ejerzan actividades en los sindicatos afiliados, que complementarían
así los cursillos de verano o de fin de semana ya existentes :
El objeto del plan de estudios propuesto era contribuir a resolver el pro-
blema planteado por la urgente y creciente necesidad de servicios de formación
sindical para los funcionarios y los representantes sindicales con objeto de
facilitarles, de una manera más efectiva, el cumplimiento de sus obligaciones
en cada una de las esferas del movimiento sindical. Se reconoció entonces
que el organismo especialmente competente para el establecimiento de dichos
servicios era el sindicato y que al Congreso incumbía más bien el deber
de resolver los problemas de formación sindical comunes a todos o a gran
parte de los sindicatos afiliados 2.

Hasta ahora, el consejo general ha creado tres clases de cursos norma-


les para la formación de los afiliados que desempeñen cargos en el sindi-
cato y de los que ejercen actividades sindicales, a los que han asistido
sindicalistas británicos de Trinidad, Niasalandia y Libia.
La Asociación Educativa Obrera ha incluido recientemente entre sus
actividades la organización de hogares-escuelas para los afiliados de
determinados sindicatos. El objetivo principal ha sido ofrecer a los
miembros de los sindicatos la oportunidad de comprender el significado
y el funcionamiento de su propio sindicato, así como la función que ellos

1
Véase Labour in Israel (Tel-Aviv, Histadrut Information Service), vol. V,
num. 16, 8 de noviembre de 1957, pág. 3.
2
Véase TRADES UNION CONGRESS : T.U.C. Training Courses for Trade Unionists
(Londres, 1955).
102 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

pueden desempeñar en sus actividades internas y externas 1. Teniendo en


cuenta, por otra parte, que para que los afiliados a los sindicatos puedan
adquirir un conocimiento general de todos los problemas que se plantean
a su organización es necesario facilitarles datos suficientes sobre los
antecedentes del movimiento sindical, ha organizado conferencias, que
forman parte del curso, a cargo de personalidades que han consagrado
sus actividades al servicio de organizaciones obreras y de especialistas
en cuestiones y métodos sindicales, mientras que grupos de estudios estu-
diaban a fondo ciertos aspectos del sindicalismo británico.
Como ya se ha indicado, algunos sindicatos han organizado hogares-
escuelas especiales merced a la ayuda prestada por la Asociación Educa-
tiva de la Central Sindical Británica (W.E.T.U.C.), mientras que otros
han preferido crear sus propios cursos. Por ejemplo, la enseñanza dada
por el Sindicato de Trabajadores de Correos, Telégrafos y Teléfonos y
por la Federación de Trabajadores de la Madera persigue dosfinalidades:
por una parte, se ha tratado de dar a los afiliados un conocimiento más
completo de su organización, satisfaciendo así las exigencias de la
misma, y por otra se ha pretendido facilitarles la comprensión de los
grandes problemas de la política económica y social2.
El Sindicato de Trabajadores del Transporte y Oficios Varios ha sido
uno de los que han fomentado más activamente la instrucción de sus
afiliados. Este sindicato ha organizado un curso por correspondencia para
sus afiliados, bastante parecido al establecido por la Federación Francesa
de Trabajadores Cristianos, durante el cual los estudiantes efectúan prue-
bas escritas. Dicho curso, denominado «El sindicato, su funcionamiento
y problemas», ha sido concebido de manera que los afiliados que a él
asisten, incluso aquellos que eventualmente puedan desempeñar cargos
sindicales, obtengan los conocimientos básicos necesarios sobre los
problemas y métodos de administración interna de su sindicato.
Los afiliados pueden inscribirse en el departamento de educación
del sindicato, ante el secretario de su sector. Después reciben una serie
de seis folletos—en principio uno cada mes —, cuyo texto deben aprender,
redactando un resumen sobre el mismo que envían al departamento de
educación en el plazo de un mes; este procedimiento se repite después
de haber recibido cada uno de los folletos. Durante el período consagrado
al estudio de cada folleto, los afiliados consultan libros escogidos, que
pueden en general obtenerse en préstamo en el departamento de educa-
ción del sindicato o en una de las bibliotecas públicas.
1
Véase Education Schemes with the Workers' Educational Trade Union Com-
mittee. Edición revisada (Londres, W.E.T.U.C, 1955).
2
Véase B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great
Britain, op. cit., pág. 333.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 103

El primer folleto es un estudio de los antecedentes del sindicato, su


historia, realizaciones y evolución hasta el período actual; el segundo
trata de la estructura del sindicato y de los derechos, obligaciones y atri-
buciones de sus miembros; el tercero describe el funcionamiento del
sindicato; en el cuarto se estudian los problemas de organización y
mejora de las condiciones de empleo ; en el quinto se incluyen los proce-
dimientos de negociación voluntaria y los métodos de fijación de salarios ;
el sexto analiza la legislación del trabajo y otras materias. El curso es
completo y útil, pero tal vez sean los folletos números 2 y 3, de los mencio-
nados, los que se relacionen más directamente con los problemas
que plantea una acertada administración de los fondos sindicales. El
texto de cada folleto se ha redactado en forma que resulte útil tanto a los
afiliados que desean ejercer cargos sindicales como a los que se contentan
simplemente con ser miembros activos, interesándose por las reuniones
sindicales, y velando por que los fondos de los sindicatos se empleen
adecuadamente y se administren de acuerdo con lo previsto en los estatutos.
El estudio del segundo folleto — estructura del sindicato, derechos,
obligaciones y atribuciones de sus miembros — enseña a los afiliados
cuál es el sistema de administración regional de su sindicato (organi-
zación de las distintas secciones, nombramiento, obligaciones y atribucio-
nes de los dirigentes de sección — presidente, secretarios, recaudadores,
interventores, delegados de taller —, reuniones de sección, comités
sindicales de los grupos regionales, comités de distrito) y el sistema de
organización nacional y de la conferencia. Más tarde, el estudiante ana-
liza los derechos, obligaciones y atribuciones de los afiliados. El tema que
se repite durante esta parte del curso es la obligación del afiliado a parti-
cipar en las actividades de su sección, y las cuentas que deben rendir los
miembros encargados de la administración del sindicato a todos los
afiliados.
En el siguiente folleto se describe cómo funciona el sindicato en la
práctica, citándose, entre otros servicios, los servicios centrales y regiona-
les de administración de fondos de los sindicatos, los de recaudación de
cuotas y custodia de valores, así como las normas, verificaciones y compro-
bantes empleados para garantizar una buena gestión económica. Cuando
el afiliado ha estudiado los temas de esta parte del curso, debe contestar
por escrito a una serie de preguntas cuyo objeto es demostrar si se ha
familiarizado con los problemas que plantea el pago de cuotas a los
fondos políticos, si conoce los fines precisos a que puede destinarse
dicho fondo, las atribuciones del secretario de sección con respecto
a las cotizaciones pagadas por los afiliados, el derecho que tienen los
afiliados a gozar de los distintos tipos de prestaciones previstos por el
sindicato, el aspecto económico de la asistencia jurídica, etc.
104 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

De acuerdo con las declaraciones hechas por un especialista en


la materia :
proporcionar mejor información a los miembros de los sindicatos redun-
daría en beneficio de estos últimos. Esto podría conseguirse estimulando a
los miembros de los sindicatos — como lo hace el Sindicato de Trabajadores
del Transporte y Oficios Varios — a adquirir, asistiendo a los cursos
organizados, los conocimientos necesarios sobre los sindicatos 1, su estructura
y actividades, que les permitan desempeñar calificadamente los cargos
sindicales.
U.R.S.S.

En la U.R.S.S. se concede especial importancia a la educación sindical,


es decir, la formación de los militantes sindicalistas. Esta formación se lleva
a cabo en diferentes escuelas y mediante cursos que versan sobre las funciones
que tienen que desempeñar los trabajadores encargados por sus organizaciones
de diversas actividades sindicales 2.

La formación de los dirigentes y miembros sindicales revistió gran


importancia después de la Revolución de octubre, debido al rápido cre-
cimiento de las organizaciones profesionales y del número de sus miem-
bros, y al papel desempeñado por los sindicatos en la vida del país bajo
el régimen soviético. En las escuelas que los sindicatos crearon entonces,
al mismo tiempo que la instrucción general se enseñaban la teoría y la
práctica de la acción sindical.
En 1937 se reorganizó el sistema de formación del personal sindical
dirigente. Gracias a la mejor instrucción de los funcionarios sindicales
fué posible disminuir el número de horas dedicadas a la cultura general,
organizándose principalmente cursillos y reuniones de estudio de corta
duración.
Durante la guerra se redujo notablemente este tipo de actividades;
sin embargo, a finales de la misma, la solución de los problemas con
que se enfrentaban los sindicatos reclamaba la creación de cursos de
formación de larga duración, así como cursillos y seminarios. Por consi-
guiente, las escuelas sindicales centrales de Moscú y de Leningrado fueron
transformadas en escuelas sindicales superiores, en las que se dieron cur-
sos de economía y otros especiales en los que figuraban materias de
interés para los sindicalistas, creándose más tarde secciones dedicadas
a los cursos por correspondencia; en 1957, la escuela de Moscú se convir-

1
Véase B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great
Britain, op. cit., pág. 337.
2
Véase Leónidas KOSTIN : « La educación obrera en la U.R.S.S. », Revista Inter-
nacional del Trabajo, vol. LIX, núm. 2, febrero de 1959, págs. 188 a 203 [en la pág. 192].
Los principales datos que figuran en este estudio proceden del trabajo del señor
Kostin, en el que el lector podrá encontrar una información más detallada.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 105

tió exclusivamente en un establecimiento de enseñanza por correspon-


dencia.
La formación y mejoramiento de las calificaciones de los dirigentes
sindicales y de los « activistas » están actualmente asegurados por los
establecimientos, cursos y reuniones siguientes : escuelas sindicales
superiores; cursos sindicales del Consejo Central de Sindicatos de la
U.R.S.S. ; cursos y reuniones de estudio de los consejos sindicales pro-
vinciales, regionales y de las repúblicas; reuniones de estudio para
activistas sindicales en las empresas y en las administraciones.
En la escuela de Moscú, los programas de estudio para los miembros
que ejercen actividades sindicales constan de las siguientes materias :
enseñanza general, ciencias económicas, estudios de cuestiones sindicales,
en los que se incluye la contabilidad, análisis de balances y problemas
relativos a la acción sindical. En la escuela de Leningrado se estudian
también los problemas relativos a la acción sindical, enviándose a los
alumnos a realizar prácticas en las organizaciones sindicales. Entre los
libros publicados recientemente por las escuelas sindicales figura,
entre otros, un texto sobre la economía de los sindicatos.
El Consejo Central de Sindicatos de la U.R.S.S. organiza también
cursos para dirigentes de los sindicatos, de seis meses de duración,
destinados a aumentar los conocimientos teóricos y prácticos sobre la
actividad de los distintos organismos sindicales. El programa de estos
cursos está consagrado principalmente al estudio de la economía y al
sindicalismo; una parte de su horario se dedica a la visita de la sede de
los sindicatos, con objeto de estudiar su funcionamiento. El objetivo de
estos cursos es aumentar los conocimientos de los dirigentes de deter-
minados sectores de la actividad sindical. Por lo que se refiere a los
cursos centrales, se reserva un lugar más importante del plan de estudios
a cuestiones prácticas de la actividad sindical y al intercambio de expe-
riencias. Por esta razón, estos cursos están a cargo principalmente del
personal de los sindicatos, de los comités centrales y del Consejo Central
de Sindicatos de la U.R.S.S.
La función principal de las reuniones de estudio, que pueden durar
de tres a siete días, es familiarizar a los dirigentes sindicales recién
elegidos con sus futuras tareas. En los cursos y reuniones de estudio
organizados por los comités territoriales o los distintos sindicatos,
los dirigentes sindicales reciben instrucciones sobre los especiales pro-
blemas con que se enfrentan sus organizaciones. Todos los años, millones
de afiliados reciben una preparación de este tipo, asistiendo a las re-
uniones de estudio, que suelen durar de 10 a 20 horas y cuya organiza-
ción depende de los comités de empresa o de los sindicatos locales.
A estas reuniones también asisten distintos grupos de dirigentes sindicales
106 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de los comités de talleres (para cada uno de los distintos sectores de la


actividad sindical se organizan grupos de estudio diferentes). La ense-
ñanza dada a los miembros sindicales en la empresa reviste un carácter
esencialmente práctico y está siempre relacionada con los principales
problemas con que se enfrentan a diario las distintas organizaciones.
Los cursos corren a cargo de los jefes sindicales de las empresas y de las
administraciones, así como de los miembros de los comités y de los
consejos sindicales de provincia, región o república.

La acción de la Confederación Internacional de Organizaciones


Sindicales Libres

La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres


(C.I.O.S.L.) ha emprendido un vasto programa de educación, habiendo
organizado para ello escuelas internacionales, escuelas regionales
europeas de verano y cursos de formación sindical en varios centros de
Asia, América latina, África y Europa. Para el presente estudio ofrecen
especial interés los esfuerzos realizados por la C.I.O.S.L. con objeto de
lograr uno de los dosfinesconsiderados como fundamentales en materia
de educación obrera : prestar asistencia técnica y poner a disposición
de los interesados los servicios de enseñanza necesarios para afianzar
los movimientos sindicales de reciente creación en los países de menor
desarrollo económico 1.
Sin embargo, antes de estudiar con mayor detalle el funcionamiento
de los cursos de formación sindical organizados por la C.I.O.S.L. en
Asia, América latina y África, convendría insistir en algunos de los
problemas que deben tenerse en cuenta al elegir los métodos de educa-
ción de los dirigentes sindicales y de los afiliados que ejerzan actividades
en aquellos países donde los sindicatos no disponen de órganos cen-
trales experimentados y se desconoce este género de actividad.
En enero de 1948, el Secretario de Estado para las Colonias del Reino
Unido nombró, a petición de los Gobiernos de Malasia y Singapur, a
los Sres. S. S. Awbery, M.P., J.P., y F. W. Dalley — que habían ejer-
cido durante más de 25 años cargos directivos en los sindicatos bri-
tánicos y de los que se esperaba realizasen una investigación imparcial
de los movimientos sindicales de dichos países — « para estudiar detalla-
damente la situación en que se encontraban los trabajadores y los

1
Véase CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES SINDICALES
LIBRES : Formando a los sindicalistas del mundo (Bruselas, C.I.O.S.L., 1956), pág. 8.
La mayoría de las informaciones que figuran a continuación se han obtenido de
esta obra.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 107

sindicatos de Malasia y dieran a los Gobiernos ya los sindicatos la orien-


tación que considerasen más útil, redactando después un informe » x .
La misión encargada de la encuesta descubrió, entre otras cosas,
que los sindicatos afiliados a la Federación Malaya de Sindicatos care-
cían prácticamente de fondos y encontraban dificultades para pagar
a sus dirigentes y otros funcionarios. Sin embargo, los miembros que
componían la misión consideraron que, a pesar de las circunstancias,
la situación en que se encontraban los sindicatos era «casi tan buena como
habían esperado y desde luego mejor de lo que habían supuesto; algunos
de los de fundación más antigua estaban organizados de una manera
racional y democrática y sus dirigentes poseían unos conocimientos
elementales bastante satisfactorios. De todos modos, los miembros de
la misión estimaban que la mayoría de los sindicatos no habían alcan-
zado aún un grado de madurez suficiente, que sus afiliados tenían nocio-
nes muy ligeras sobre el sindicalismo, siendo algunos de ellos explo-
tados por personas sin escrúpulos, por lo que llegaron a la conclusión
de que la labor educativa que debía realizarse era muy amplia ». También
afirmaron que, aunque la educación de los afiliados y de los dirigentes
sindicales era muy importante, se debía atender primeramente a la
formación de los funcionarios locales. Se instruía elementalmente a los
principales dirigentes en cuestiones económicas y de teneduría de libros,
con la colaboración de las autoridades. También comprobaron que los
sindicatos se enfrentaban con ciertas dificultades para encontrar personas
competentes que llevasen sus libros y que los honorarios que cobraban
los interventores, algunos de los cuales no eran dignos de confianza,
suponían una pesada carga para los sindicatos. Los componentes de la
misión observaron además que había habido frecuentes malversa-
ciones de fondos y muchos gastos ilícitos y descubrieron otros casos
de corrupción no relacionados con la administración de los bienes
sindicales.
Los problemas y dificultades comprobados por los miembros de la
misión son semejantes a los de muchos de los territorios no metropoli-
tanos, o de los países insuficientemente desarrollados. La C.I.O.S.L.,
al establecer sus métodos para resolver estas cuestiones, se ha preocupado
en primer lugar de la formación básica sobre algunos de los aspectos
más elementales de la administración sindical2.
1
Véase COLONIAL OFFICE : Labour and Trade Union Organisation in the Federation
of Malaya and Singapore, Report by S. S. AWBERY, M.P., J.P., and F. W. DALLEY
(Londres, H.M. Stationery Office, 1948), pág. 1.
2
En el discurso pronunciado en la Escuela Internacional de Acra durante el
curso celebrado del 30 de octubre al 19 de noviembre de 1955, el Sr. Hood, secretario
del Comité Colonial Británico - T.U.C., estableció los principios fundamentales que
deben regir la administración de los fondos sindicales y cuya aplicación deben aprender
108 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

El Colegio Sindical de Asia de la C.I.O.S.L. se inauguró en Calcuta


el 5 de noviembre de 1952. A finales de 1955, el Colegio había organizado
ocho cursos de 12 semanas a los que asistieron 185 estudiantes proce-
dentes de Ceilán, Filipinas, Hong Kong, India, Japón, Malasia, Singapur,
Pakistán y Tailandia. El objetivo principal del Colegio es instruir a estu-
diantes en los conocimientos fundamentales para las actividades sindicales
que desarrollen en sus respectivos países. Las materias que componen el
programa de estudios se refieren a los diferentes aspectos de la actividad
sindical; naturalmente uno de los temas de estudio es la organización
y administración sindical, para cuyo desarrollo el Colegio ha considerado
necesario organizar pequeños seminarios. Los dirigentes de la C.I.O.S.L.
afirman que el valor de la enseñanza suministrada no se puede apreciar
inmediatamente : el mejor criterio que puede servir de base para juzgar
sus efectos es el trabajo que hacen los estudiantes cuando regresan a sus
países.
Por su parte, el Colegio de Calcuta ha organizado cursillos en distintos
países de Asia, celebrándose once en 1954. En todos estos cursillos la
cuestión principal del programa es la organización y administración
sindical.
En América latina, los cursos de formación sindical de la C.I.O.S.L.
han sido organizados por la Organización Regional Interamericana de
Trabajadores (O.R.I.T.). La O.R.I.T. pudo organizar en 1952 una serie
de seis cursos de cuatro meses de duración cada uno gracias a la asistencia
técnica del Instituto de Relaciones de Trabajo de la Universidad de
Puerto Rico. Entre los temas tratados figuraban problemas de organiza-
ción y administración sindical, administración económica de los sindi-
catos y principios generales y elementales de contabilidad; durante los
cursos realizaban visitas a la sede de los sindicatos que permitían observar
su funcionamiento en la práctica.

los afiliados y los dirigentes de las organizaciones sindicales de las regiones subdes-
arrolladas. Después de afirmar que « se puede promulgar una legislación que ayude
a establecer condiciones favorables para los sindicatos, pero la ley no puede crear
sindicatos », afirmó categóricamente que « la única fuente de recursos para el trabajo
organizado son las cuotas de sus miembros; los fondos de este origen deben asegu-
rarse y apartar todas las tentaciones; el sindicato es solamente personero de sus miem-
bros y los funcionarios son plenamente responsables de todos los ingresos y de sus
gastos; cualquier organización o individuo debe gastar con arreglo a sus ingresos.
Los comprobantes deben ser exhibidos a los miembros regularmente. Los personeros
locales deben someterse periódicamente a la revisión de cuentas por los miembros.
El organismo central debe emplear auditores que hagan examen adicional, y perió-
dicamente, un auditor profesional independiente debe utilizarse para que levante un
informe completo sobre las finanzas. Las cuotas deben ser regulares y razonables,
tanto desde el punto de vista del miembro como del sindicato. Se emplean muchos
sistemas de recaudación que varían desde un cobrador local hasta el sistema auto-
mático de control de pagos. Lo importante es que el sindicato deba procurarse los
fondos. Véase C.I.O.S.L. : Formando a los sindicalistas del mundo, op. cit., págs. 78-80.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 109

Dada la extensa zona en que la C.I.O.S.L. debía desarrollar sus acti-


vidades, la Confederación decidió organizar cursos periódicos en un
gran número de países. Algunos de dichos cursos se organizaron en 1954-
1955 en Montevideo, Monterrey, Belice y en la ciudad de Guatemala.
En todos estos cursos la administración financiera de los sindicatos fué
una de las materias tratadas.
Entre los cursillos más recientes organizados por la C.I.O.S.L. en
colaboración con la O.R.I.T. pueden citarse los celebrados en San
José (Costa Rica) en agosto de 1957 1, en los que se estudiaron esencial-
mente la organización y los métodos sindicales, y los ciclos de estudios
que tuvieron lugar en Panamá en octubre de 1957, en Tela (Honduras)
en noviembre del mismo año y en Bogotá 2 en diciembre de 1958, en
cuyos programas figuraban, entre otras materias, la organización sin-
dical, la administración financiera y los métodos de trabajo.
En África, el primer curso de cuatro semanas se inauguró en enero
de 1953 cerca de Acra, asistiendo sindicalistas de Nigeria, Costa de
Oro (actualmente Ghana), Camerún Británico, Sierra Leona y Gambia.
Entre las materias que figuraban en el programa de estudios merecen
mención especial los problemas cotidianos de organización y administra-
ción sindical. En abril y mayo de 1953 se organizó un segundo curso.
En enero de 1954 se celebró en Buea (Camerún Británico) un cursillo
de 14 días, al que asistieron afiliados de los dos sindicatos más impor-
tantes de dicha región; entre las materias estudiadas en dicho cursillo,
como los que más tarde se celebraron en Legón (Costa de Oro), en abril
de 1954 y diciembre de 1954-enero de 1955, figuraban la organización
económica y la estructura sindical.
El Centro de Accra de la C.I.O.S.L. fundó también una revista men-
sual en abril de 1953, en la que se publican consejos sobre los problemas
administrativos y de organización sindical.
En 1953-1955, la C.I.O.S.L. organizó cursos de formación sindical
en Túnez, iniciando también en este último año una serie de cursillos
en Kenia, a los que asistieron militantes de todos los sindicatos afiliados
a la Federación del Trabajo de Kenia.
El primer curso para sindicalistas africanos se inauguró el 3 de
noviembre de 1958 en el Instituto Africano de Formación Sindical,
creado por la C.I.O.S.L. en Kampala (Uganda), participando en él

1
Véase « La educación obrera en América latina : Ciclos de estudios sindicales
interamericanos », Informaciones Sociales (Ginebra, O.I.T.), vol. XIX, núm. 8,
15 de abril de 1958, págs. 343, 344.
2
Véase « Educación obrera : Seminario sobre organización sindical y problemas
económicos», ibid. (Ginebra, O.I.T.), vol. XXI, núm. 11, 1.° de junio de 1959,
págs. 460-461.
110 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

sindicalistas africanos procedentes de doce países o territorios. Sus fines


son formar a los militantes y funcionarios de los sindicatos nacionales
y locales de África, así como instructores sindicales. En el personal
docente figuran conferenciantes pertenecientes a centros educativos sin-
dicales de los Estados Unidos, del Reino Unido y de Suecia. El primer
curso se consagró a los diversos aspectos del movimiento sindical, y en
especial a los principios fundamentales de la organización y de la admi-
nistración sindicales, cuestión que seguirá constituyendo uno de los
cinco principales temas de los futuros cursos 1.
En realidad, los ejemplos citados son suficientes para darse una idea
de las actividades de la C.I.O.S.L., ya que para comprender el efecto
eminentemente práctico de los cursos, como instrumentos para aumentar
urgentemente los conocimientos y la experiencia de los funcionarios
sindicales y de los afiliados de los sindicatos de reciente creación, no es
necesario detallar todos los organizados por la C.I.O.S.L., celebrados
o previstos en América latina, Asia y África.

AYUDA GUBERNAMENTAL A LOS SINDICATOS

Las autoridades gubernativas pueden orientar a los sindicatos caren-


tes de experiencia de diferentes formas, que no dejan de implicar ciertos
peligros. Si los gobiernos desean contribuir al progreso de los sindicatos
mediante procedimientos democráticos, deberán sobre todo procurar
que dicha orientación no se convierta en un control de las actividades
sindicales. No es tarea fácil si se tiene en cuenta que los sindicatos — a
causa principalmente del control y de la vigilancia ejercida en algunos
países — desconfían de toda tentativa de ayuda, por temer que dicha
ayuda degenere en una franca intervención del Estado en los asuntos
sindicales, en perjuicio de la übertad de las asociaciones. Citamos dos
ejemplos que no pretenden representar los únicos procedimientos
posibles de los gobiernos para ayudar a los sindicatos faltos de expe-
riencia, sino mostrar los métodos tan diferentes ya intentados para
tratar de resolver el problema.

Normas legislativas
En el capítulo VI se hará referencia a las normas tipo de administra-
ción sindical promulgadas por las autoridades administrativas de
algunos países. El significado de tal iniciativa debe considerarse en cada

1
Free Labour World (Bruselas, C.I.O.S.L.), febrero de 1959, pág. 67, y enero
de 1959, pág. 9, e Information Bulletin, 15 de noviembre de 1958, pág. 1. Informaciones
Sociales (Ginebra, O.I.T.), vol. XXI, núm. 10, 15 de mayo de 1959, págs. 417 y 418.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 111

país en función de la evolución del movimiento sindical y de la libertad


de los sindicatos frente a la intervención arbitraria de las autoridades.
Un país cuyo Gobierno ha ratificado el Convenio núm. 87 relativo
a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación de 1948,
que se ha comprometido por lo tanto a garantizar a las organizaciones
de trabajadores y de empleadores que se constituyan en su territorio
la libertad de organizar su administración interna, en virtud del artículo 3
del Convenio, ha considerado conveniente — en vista de la falta de
experiencia de los sindicatos — incluir en su legislación principios que
los sindicatos podrán o no hacer figurar en sus respectivos estatutos.
El texto del artículo 17 de la ley filipina núm. 875 de 12 de junio de
1953 es el siguiente :
17. Se declara principio básico de la administración pública de Filipinas
la necesidad de alentar, en las organizaciones de trabajadores, las normas
de procedimiento interno que se enumeran en este artículo. Un mínimo del
10 por ciento de los miembros de una organización de trabajadores podrá
comunicar al tribunal cualquier supuesta violación de esas normas en su
organización. Si, previa investigación, el tribunal comprobare la violación y
el hecho de que se hubieren agotado los procedimientos susceptibles de sub-
sanarla previstos en los estatutos de la organización de trabajadores, podrá
decidir la demanda como si se tratara de un proceder desleal en el trabajo.
a) No se exigirá una cuota de ingreso arbitraria o excesiva de los miem-
bros de una organización legítima de trabajadores; tampoco se podrán imponer
multas o pérdidas de derechos arbitrarias, excesivas u opresivas a dichos
miembros.
b) Los miembros tendrán el derecho de obtener informes plenos y detalla-
dos de sus funcionarios y representantes con respecto a todas las operaciones
financieras, con arreglo a los estatutos y reglamentos de la constitución.
c) Los miembros tendrán el derecho de elegir funcionarios mediante
voto secreto, a intervalos no mayores de dos años, y de decidir mediante
voto toda cuestión de declaración o abstención de huelga o cualquier otra de
principio que afecte al conjunto de los miembros de la organización.
d) Una organización de trabajadores no podrá admitir ni mantener
en calidad de miembro a cualquier individuo que pertenezca a cualquier
organización subversiva o que esté complicado directa o indirectamente en
cualesquier actividades o movimientos subversivos.
e) Cualquier persona que haya sido convicta de un delito que implique
depravación moral no podrá ser elegible a cualquier función en una organiza-
ción legítima de trabajadores, ni podrá ser designada para cualquier puesto
que implique recaudación, custodia, administración, control o erogación de
fondos; cualquiera de tales personas quedará descalificada para continuar
en la función o el puesto de esa índole que hubiere tenido en la organización.
Dentro de los sesenta días siguientes a la elección de los funcionarios de
una organización legítima de trabajadores, el secretario u otro funcionario
responsable de la misma suministrará al Secretario de Trabajo una lista de
los funcionarios electos y de los funcionarios o agentes designados de la orga-
nización que estén encargados de la recaudación, la custodia, la administra-
ción, el control o la erogación de sus fondos. Todo cambio en dicha lista deberá
comunicarse dentro del mismo plazo.
112 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

f) Ningún funcionario, agente o miembro de una organización legítima


de trabajadores deberá recaudar cualesquier cuotas u otras contribuciones
por cuenta de la organización, o efectuar cualquier erogación con cargo a
sus fondos, a menos que estuviere facultado a tal efecto conforme a los esta-
tutos o los reglamentos de la organización.
g) Todo pago de cuotas u otras contribuciones por parte de un miembro
se certificará mediante recibo firmado por el funcionario o agente que lo
reciba, y se inscribirá en los respectivos registros de la organización.
h) Los fondos de la organización podrán emplearse solamente para los
propósitos u objetos expresamente señalados en sus estatutos y reglamentos,
o para los expresamente autorizados por resolución de la mayoría de los
miembros.
i) Toda erogación con cargo a fondos de la organización deberá certifi-
carse mediante un recibo de la persona a la cual se efectúe el pago, recibo que
deberá indicar la fecha, el lugar y el propósito del pago. Tal recibo formará
parte de los libros de contabilidad de la organización.
j) Los funcionarios de una organización legítima de trabajadores no
deberán percibir cualquier otra compensación adicional a los salarios y sub-
sidios correspondientes a sus puestos que señalen expresamente los estatutos
y los reglamentos de la organización, excepto en virtud de una resolución
aprobada en asamblea mediante voto mayoritario.
k) El tesorero de una organización legítima de trabajadores, así como
todo funcionario de la misma que sea responsable de la contabilidad, la recau-
dación, la erogación, la custodia y el control de sus fondos y otros bienes,
deberá rendir a la organización y a sus miembros, en las oportunidades que a
continuación se especifican, una cuenta fiel y correcta de los fondos recibidos
y pagados por él desde la iniciación de sus funciones o desde la fecha de la
última rendición de cuentas, así como del saldo que quede en sus manos;
igualmente rendirá cuenta de todos los títulos, valores y otros bienes de la
organización que se hayan confiado a su custodia o que estén bajo su control.
Dicha rendición de cuentas se efectuará :
1.°, por lo menos una vez por año, dentro de los treinta días siguientes al
cierre del ejercicio económico ;
2.°, en otras oportunidades que se puedan determinar mediante resolución
de la mayoría de los miembros de la organización; y
3.°, al dejar el cargo.
La rendición de cuentas se certificará mediante declaración firmada y se
enviará, en copia, al funcionario de trabajo. La organización podrá hacer
revisar dicha rendición de cuentas por una persona calificada.
I) Los libros de cuentas y otros registros de las operaciones financieras
de una organización legítima de trabajadores deberán estar abiertos a la inspec-
ción de cualquier funcionario o miembro de la misma1.

A pesar de tan distintas circunstancias, es interesante poner de relieve


la gran semejanza — tanto de fondo como de forma — que presentan
estas recomendaciones sobre la administración regional interna de los
sindicatos con los preceptos establecidos por la A.F.L.-C.I.O., en
Estados Unidos (véase más adelante), con las normas dadas por la Confe-

1
O.I.T. : Serie Legislativa, 1953 — Fil. 1.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 113

deración Francesa de Trabajadores Cristianos y otras organizaciones


en sus cursos de formación sindical, y con las leyes que prescribe la
legislación de muchos territorios no metropolitanos.

Los asesores sindicales

La legislación de los territorios británicos no metropolitanos se ha


modernizado mucho durante la última guerra y en los años inmediata-
mente anteriores. En esa época, el Ministerio de Colonias invitó a los
funcionarios sindicales del Reino Unido que tuvieran la experiencia nece-
saria a que solicitasen puestos de asesores sindicales en los territorios
mencionados, con objeto de colaborar en el desarrollo de los sindicatos
recién creados. Antes de proceder a la elección definitiva de los candi-
datos de la lista propuesta se celebraron consultas entre el Ministerio
de Colonias y el Congreso de Sindicatos. En algunos casos, los asesores
sindicales fueron destinados directamente a las oficinas de los comisa-
rios laborales ; en otros, se los designó para que actuaran con indepen-
dencia de dicha oficina, pero manteniendo la estrecha relación necesaria.
Aunque la labor de los asesores sindicales fué de gran utilidad durante
algunos años, ya se ha abandonado esta iniciativa salvo en Chipre.
Actualmente, una de las funciones todavía confiada al Departamento
de Trabajo es la de asesorar y ayudar a los sindicatos, y en el personal
de algunos de sus servicios figuran funcionarios laborales encargados
especialmente de dicha labor.
Quizá sea conveniente reproducir los puntos de vista de los
Sres. Awbery y Dalley sobre el problema de los asesores sindicales que
figuran en el informe antes mencionado, ya que dichos autores
tuvieron oportunidad de comprobar directamente la labor desarrollada por
los asesores sindicales en Malasia y Singapur en 1948. En este caso especial,
el asesor sindical era un funcionario sindical británico experimentado,
que no fué nombrado por los Departamentos de Trabajo, y cuya función
consistía en ejercer una cierta fiscalización legal de la administración
sindical interna. En su informe, ambos autores declaran :

El nombramiento de un asesor sindical independiente de los dos departa-


mentos de trabajo, y directamente responsable ante los Gobiernos de Singapur
y de la Federación Malaya, constituye una innovación. Este cargo es el único
que goza de tal autonomía en los territorios no metropolitanos, hecho que
aumenta nuestro interés por conocer los resultados prácticos de esta inicia-
tiva, cuyo acierto y justificación ha suscitado dudas en algunos sectores de
opinión.
Asesorar a los sindicatos existentes o en vías de formación, en un país
como Malasia, es indudablemente una tarea ardua. El asesor sindical, como sus
colaboradores inmediatos, debe atenerse a las directrices establecidas conjun-
114 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

tamente por ambos Gobiernos 1 , y aunque trabaja en estrecha colaboración


con los funcionarios encargados del registro sindical y con los comisarios del
trabajo, sus funciones son diferentes. No es responsable de la política laboral
ni del cumplimiento de la legislación sindical y laboral. La lectura de las direc-
trices antes mencionadas lleva a la conclusión de que la misión del asesor es
aconsejar a los sindicatos sobre las medidas que deben adoptar para que
aumenten sus afiliados y sus fondos, y la capacidad de sus dirigentes; a incul-
carles los principios de autogobierno y de la democracia y, en general, a esti-
mular el desarrollo de las organizaciones capaces de mantener y mejorar las
condiciones de trabajo de sus miembros y de negociar con los empleadores
en pie de igualdad...
1
El texto reproducido a continuación es un extracto de las directrices publicadas
por los Gobiernos de la [entonces] Unión Malaya y de Singapur :
« 1. Las funciones y deberes del asesor sindical son :
Ayudar a los movimientos sindicales de la Unión Malaya y de Singapur en sus
fases iniciales, facilitando su establecimiento sobre bases firmes:
a) aconsejar y orientar a las organizaciones de los sindicatos sobre :
i) la definición de los fines de la futura asociación, la redacción de sus estatutos,
la determinación de su circunscripción geográfica y profesional, teniendo
en cuenta la oportunidad de crear una organización cuyas actividades sean
conocidas de todos los miembros, en la que puedan desempeñar una función
activa y en la que la semejanza de intereses permita formar una agrupación
capaz de alcanzar los objetivos propuestos;
ii) los métodos de organización;
üi) los procedimientos de recaudación de las cuotas sindicales y de fiscalización
de sus recursos económicos;
iv) la forma de organizar los servicios administrativos;
v) los procedimientos que deben adoptarse en las reuniones de las asambleas
generales y de las comisiones, y para redactar las actas;
vi) los principios y métodos que se deben adoptar con respecto a las votaciones
y escrutinios;
vii) la redacción de las solicitudes de registro previstas en la orden sobre sindicatos
profesionales;
b) favorecer la creación de sindicatos en las regiones, profesiones o actividades
donde todavía no se han constituido y su creación contribuyera a la consecución
de la unidad de los trabajadores y a la resolución conjunta de los conflictos o
reclamaciones originados por las condiciones de empleo;
c) estimular a los afiliados de los sindicatos a que participen activamente en sus
actividades, asistiendo regularmente a las reuniones e interviniendo en los debates,
contribuyendo de esta forma a la creación de una organización verdaderamente
representativa en cuya administración puedan participar todos los miembros
con iguales derechos;
dj contribuir a la adopción de una dirección sindical adecuada;
e) inculcar el espíritu de disciplina entre los miembros de los sindicatos, enseñándolos
a observar los principios democráticos en sus respectivas organizaciones . . .

h) facilitar el desarrollo y la continuidad de los sindicatos ya constituidos desta-


cando ante sus miembros las ventajas que ofrecen los servicios educativos orga-
nizados, la formación profesional de los afiliados y la creación de regímenes,
bien concebidos, de previsión (enfermedad, jubilación, falta de trabajo, falleci-
miento, etc.).

9. Colaborar con el funcionario encargado del registro sindical, cuando así


lo requiera, facilitando con ello el cumplimiento por parte de las organizaciones obreras
de las disposiciones de la orden sobre sindicatos relativas a su registro y a otras for-
malidades posteriores.»
MEDIDAS VOLUNTARIAS 115

Además de la formación elemental de los dirigentes en cuestiones econó-


micas y de teneduría de libros — efectuada en colaboración con el Departa-
mento de Registros — es misión del asesor dar a conocer a los trabajadores
sus obligaciones sindicales e informarlos sobre el funcionamiento de los sindi-
catos. Con este objeto se han publicado folletos redactados con sencillez :
« You AND YOUR UNION » (Tú y tu sindicato), y que se han traducido
al chino, al tamul y al malayo; se está preparando la publicación de otros
folletos. El Departamento de Relaciones Públicas contribuye también a estas
tareas mediante la publicación en tamul y malayo de una revista quincenal
gratuita que contiene instrucciones sencillas sobre los sindicatos y cuestiones
conexas, actividad loable y eficaz.
Queda todavía el numeroso grupo de analfabetos a quienes sólo puede
instruirse de una manera verbal o gráfica. Los funcionarios nativos destacados
por el Departamento mencionado son los encargados de esta tarea, y durante
el año pasado dieron conferencias, en su idioma, a cerca de 144.000 trabajadores
tamules de 150 plantaciones. También observamos con interés que los funcio-
narios de los departamentos de asesoría sindical y relaciones públicas escri-
bieron y montaron una obra teatral sobre las actividades sindicales, en tamul,
que fué representada ante un numeroso público compuesto por trabajadores
tamules y de otras plantaciones. También se tiene la intención de proyectar,
en colaboración con el Departamento de Relaciones Públicas, una serie de
películas de carácter educativo que se revelarán sin duda de gran utilidad.
Recomendamos que se proceda a un intercambio de ideas y de publica-
ciones entre los departamentos de trabajo y los asesores sindicales de todos
los territorios y colonias del Reino Unido*.

En sus conclusiones y recomendaciones declararon los autores que


consideraban plenamente justificado el nombramiento de un asesor
sindical independiente de los Departamentos de Trabajo y que esta expe-
riencia debería proseguirse, ya que por la creciente importancia de la
misión asignada a los asesores sindicales sería posible facilitar a los
miembros de los sindicatos la instrucción de que carecían. Corroboraron
asimismo el éxito obtenido por la iniciativa de emplear personal asiático
y de prepararlos para el desempeño de los puestos destacados del Depar-
tamento, y recomendaron la prosecución de dicha política 2 .
A pesar de haberse abandonado la política de nombrar asesores
sindicales, con la excepción de Chipre, decisión que ha coincidido con
la mayor importancia adquirida por los departamentos de trabajo, se
sigue reconociendo la necesidad de proporcionar la adecuada orienta-
ción a los sindicatos de los territorios no metropolitanos. Los funciona-
rios del Departamento de Trabajo especialmente interesados en las
organizaciones sindicales locales prosiguieron, hasta cierto punto en
algunos países, la labor de los asesores; así sucede actualmente, por
ejemplo, en Hong Kong, Kenia, Nigeria, Niasalandia y Uganda. Se

1
COLONIAL OFFICE : Labour and Trade Union Organisation in the Federation
of Malaya and Singapore, op. cit., págs. 36-38 y 68-69.
2
Ibid., pág. 46.
116 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

dan a continuación unas breves indicaciones de las medidas adoptadas


para ayudar a los sindicatos.
En Singapur, en 1953 (época en la que el asesor sindical estaba aún
en funciones), se organizaron con éxito una serie de cursos sobre sindi-
calismo en lengua tamul. El asesor y sus colaboradores inmediatos
continuaron dando conferencias sobre casi todos los aspectos de la
administración sindical, preparándose planes para la futura formación
y ayuda a los sindicalistas 1. En Nigeria, en 1954 y 1955, los funcionarios
de los sindicatos residentes en las distintas regiones y en el territorio
federal de Lagos continuaron su labor asesora y de asistencia destinada
a mejorar la organización de las actividades sindicales. Con objeto
de facilitar a los afiliados la comprensión de tales problemas se orga-
nizaron conferencias y reuniones educativas de las que se beneficiaron
numerosas secciones de los sindicatos 2.
En Uganda, en 1955, se había establecido, en colaboración con el
funcionario encargado del registro sindical, un sistema tipo de conta-
bilidad basado en un sistema parecido adoptado con éxito en Kenia,
cuya utilización se recomendaba vivamente a los sindicatos. Todos lo
aceptaron y escucharon con gran interés los consejos prodigados regu-
larmente por los funcionarios laborales sobre la manera de llevar los
libros de contabilidad3. El Departamento de Trabajo de Chipre
organizó cursos de contabilidad para los funcionarios sindícales durante
el año 1956, concediendo al final de los mismos certificados de aptitud
para la administración de los fondos de los sindicatos 4. Por último,
en Hong Kong, los funcionarios laborales están expresamente encar-
gados de asesorar a los sindicatos en materia de formación y dirección,
política sindical, estatutos, actividades sociales, etc., y educación sin-
dical. Durante los años 1956 y 1957 se organizaron una serie de
cursillos sobre contabilidad sindical por el Departamento de Trabajo,
en colaboración con el Colegio Técnico de Hong Kong. El Departa-
mento de Trabajo pudo, pues, redactar un informe en el que afirmaba que :
los sindicatos velan cada vez más por el cumplimiento de sus estatutos;
aunque se siguen descubriendo abusos e irregularidades, la contabilidad de los
sindicatos se lleva, en su conjunto, mejor que hace unos años 6.
1
Annual Repon of the Labour Department of Singapore for 1953 (Singapore,
Government Printer, 1954), pág. 13.
2
Annual Report of the Department of Labour of Nigeria for the Year 1954-1955
(Lagos, Government Printer, 1956), pág. 16.
3
Annual Report of the Labour Department of Uganda for 1955 (Entebbe, Govern-
ment Printer, 1956), pág. 16.
4
Annual Report of the Department of Labour of Cyprus for 1956 (Nicosia,
Government Printer, 1957), pág. 25.
6
Annual Departmental Reports, 1956-1957, of the Commissioner of Labour and
the Commissioner of Mines (Hong Kong, Government Printer, 1957), págs. 1, 32 y 35.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 117

MEDIDAS ADOPTADAS POR LOS SINDICATOS PARA IMPEDIR


LAS MALVERSACIONES

Como se mencionó en la introducción, ciertos hechos ocurridos en


los Estados Unidos fueron la causa de que la A.F.L.-C.I.O. considerara
necesario que el principio por ellas formulado : « un movimiento como
el sindical, libre y democrático, debe ser de una moralidad intachable »1,
se reflejara en la realidad.
Antes de su fusión, la A.F.L. y la C.I.O. ya habían adoptado medidas
a este respecto.
En 1952, la A.F.L. creó una comisión de tres miembros encargada
de investigar por qué se concedieron autorizaciones para la constitución
de secciones locales a personas hasta entonces ajenas a los oficios o
profesiones representados por un sindicato internacional 2 . Como conse-
cuencia, dos de estas autorizaciones fueron anuladas por el sindicato
que las había concedido, y en 1953 se excluyó de la A.F.L. a la Asocia-
ción Internacional de Trabajadores Portuarios. En 1955, la A.F.L.
publicó una serie de recomendaciones sobre la administración de los
fondos sindicales destinados a la previsión social. La Convención de la
C.I.O., por su parte, adoptó en 1951 una resolución condenando las
inmoralidades en los sindicatos, y en 1954 creó una Comisión perma-
nente de ética profesional.
Después de la fusión de la A.F.L. y la C.I.O., en diciembre de 1955,
la gran central estadounidense ha continuado su acción en este sentido.
En la constitución de la A.F.L.-C.I.O. se declara que uno de los princi-
pios fundamentales de la Federación es sustraerse a toda influencia
corruptora. El comité ejecutivo de la A.F.L.-C.I.O. está autorizado a
realizar investigaciones cuando considere que un sindicato no ha podido
sustraerse a tal influencia. Si los hechos confirmaran tales sospechas,
podrá excluirse a dicho sindicato de la A.F.L.-C.I.O., de conformidad
con el procedimiento seguido habitualmente 3 .
Los métodos empleados por la A.F.L.-C.I.O. para resolver los casos
dudosos mostraron la firmeza de su decisión. En una reunión celebrada
en Washington el 24 de octubre de 1957, el comité ejecutivo anunció
la suspensión de la Hermandad Internacional de los Trabajadores del
Transporte por Carretera por no haber cumplido las normas previstas

1
A.F.L.-C.I.O. : Codes of Ethical Practices (Washington, 1958), pág. 4.
2
En el sentido atribuido a esta palabra en los Estados Unidos, es decir, apli-
cándose a los Estados Unidos y al Canadá.
3
Véase John HUTCHINSON : Corruption in American Trade Unions (Berkeley,
University of California Press, 1957), págs. 7, 8 y 9.
118 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

para combatir las inmoralidades en los sindicatos. El comité decidió que


si no se cumplían inmediatamente dichas disposiciones, recomendaría a
la Convención de la Federación la expulsión definitiva del sindicato. El
comité ordenó igualmente al Sindicato Internacional de Panaderos y
Pasteleros y al Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil de Estados
Unidos que cumplieran las instrucciones que se les habían comunicado de
destituir antes del 15 de noviembre a los funcionarios acusados de
inmoralidad y de que convocasen asambleas. El primer sindicato fué sus-
pendido el mismo 15 de noviembre de 1957 por no acatar las disposiciones.
El presidente y el secretario-tesorero del Sindicato de Trabajadores de la
Industria Textil dimitieron, y no se tomó ninguna sanción contra el sindi-
cato porque sus dirigentes manifestaron el deseo de proceder a una refor-
ma interna que le permitiera seguir perteneciendo a la A.F.L.-C.I.O.
y aceptaron que la A.F.L.-C.I.O. delegara un administrador, así como
la convocación de una asamblea especial en la que se elegirían nuevos
dirigentes y se adoptarían determinadas reformas 1. En la Convención
de la A.F.L.-C.I.O. celebrada en diciembre de 1957 se acordó expulsar
de la Federación a la Hermandad Internacional de los Trabajadores
del Transporte por Carretera, por haberse comprobado que estaba
en gran parte influida o dominada por funcionarios venales y por haber de-
cidido el comité ejecutivo que no había adoptado ninguna medida contra los
funcionarios sin moralidad ni escrúpulos, ni investigado su conducta,
no habiendo por lo tanto respetado, de una manera general, las normas
éticas de la A.F.L.-C.I.O. El Sindicato Internacional de Panaderos y
Pasteleros fué igualmente excluido por no haber cumplido la orden de
adoptar medidas inmediatas para eliminar las influencias corruptoras,
corregir abusos y destituir a las personas responsables de los mismos.
Por último, la Convención decidió expulsar a otro sindicato : la Unión
Internacional de Obreros de Lavanderías de Estados Unidos, por haber
rechazado las medidas propuestas por la A.F.L.-C.I.O. para evitar que se
cometieran inmoralidades. Se permitió, en cambio, que el Sindicato
de Trabajadores de la Industria Textil y el Sindicato de Obreros de las
Destilerías, Instalaciones de Purificación y de la Industria Vinícola
continuaran afiliados a la Federación, siempre que cumplieran sus com-
promisos 2.
La Comisión permanente de ética profesional de la Federación garan-
tizó su completo apoyo a los sindicatos que adoptaran medidas destinadas
a cumplir las normasy disposiciones de la A.F.L.-C.I.O. Dicha Comisión
fué creada con objeto de impedir las influencias comunistas o las inmorali-

1
Véase American Federationist (Washington, A.F.L.-C.I.O., 1957), pág. 5.
2
Ibid., enero de 1958, págs. 18-21.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 119

dades en el seno de la Federación. Dedicada casi exclusivamente a


resolver el primero de estos problemas, ha desempeñado una función
muy importante \ habiendo redactado seis códigos de ética profesional
adoptados por el comité ejecutivo de la A.F.L.-C.I.O.
El primero, aprobado por el mencionado organismo el 29 de agosto
de 1956, se refiere a las autorizaciones que deben concederse para la
creación de secciones locales; el segundo, aprobado el 31 de enero de
1957, trata de la caja del seguro de enfermedad y de previsión social; el
tercero y el cuarto, aprobados el mismo día, se refieren a los racketeers,
estafadores, comunistas y fascistas, y a las inversiones efectuadas por
los dirigentes sindicales e intereses que pueden tener en los negocios;
el quinto, aprobado el 22 de mayo de 1957, trata de las actividades
económicas y de las operaciones realizadas por los sindicatos como
propietarios; el sexto, aprobado el 23 de mayo de 1957, está consagrado
a los procedimientos democráticos sindicales.
El primer código estudia especialmente los problemas relativos a la
concesión de autorizaciones para la creación de secciones locales, cues-
tión que en el sistema sindical de Estados Unidos reviste gran impor-
tancia. Tales problemas, sin embargo, no están directamente relacionados
con la administración de los bienes sindicales, por lo que no procede estu-
diarlos detenidamente en el presente estudio.
Las cajas del seguro de enfermedad y de previsión social, cuestión
tratada en el segundo código de la A.F.L.-C.I.O., presenta características
peculiares en los Estados Unidos, aunque, en caso necesario, puede servir
de ejemplo a otros sindicatos e inspirarles las medidas especiales que
convenga adoptar para preservar la integridad de los fondos análogos
que ellos administren. A la administración de tales cajas se ha consagrado,
en los Estados Unidos, uno de los más importantes de los seis códigos
publicados por la A.F.L.-C.I.O. Los párrafos preliminares del propio
código explican claramente cuáles han sido las razones que han motivado
su creación :
Según se afirma en el texto de la resolución adoptada por la primera Conven-
ción constitucional de la A.F.L.-C.I.O., la administración y el funcionamiento
de los regímenes de sanidad y de previsión social, instituidos mediante nego-
ciación colectiva, han impuesto nuevas y graves obligaciones a los dirigentes
sindicales. Los fondos necesarios proceden de las remuneraciones que perciben
los trabajadores para los cuales se instituyeron dichos regímenes. En su interés,
deben administrarse dichos fondos como si se tratara de un depósito intangible.
La mayor parte de los funcionarios sindicales se han mostrado dignos de la
confianza que se les concedió en esta ocasión. La falta de escrúpulos de algu-
nos de ellos, no obstante, ha originado el descrédito no sólo de los adminis-
tradores de las organizaciones afectadas sino del resto del movimiento sindical

1
Véase John HUTCHINSON : Corruption in American Trade Unions, op. cit., pág. 10.
120 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

obrero de los Estados Unidos. Es, pues, imprescindible que tanto la A.F.L.-
C.I.O. como los sindicatos nacionales e internacionales pertenecientes a dicha
organización den prueba de una honradez intachable en la administración de
dichos fondos.

El comité ejecutivo de la A.F.L.-C.I.O. adoptó, en consecuencia,


un código cuyos once puntos merecen reproducirse íntegramente :
1. Ningún funcionario sindical pagado por una organización por desem-
peñar trabajos a tiempo completo podrá recibir retribuciones o emolumentos
de ninguna clase procedentes de los fondos destinados al seguro de enfermedad,
previsión social o jubilaciones. Los funcionarios ya retribuidos por los sindi-
catos en calidad de empleados, representantes o síndicos y que participan en
la administración de tales regímenes deberán considerar este trabajo como si
se tratara de funciones normales y no de actividades extraordinarias cuya
ejecución exigiera un salario suplementario abonado de los fondos de pre-
visión social.
2. Los funcionarios sindicales, empleados u otras personas delegadas o repre-
sentantes del sindicato que tengan atribuciones o puedan influir sobre la admi-
nistración de los regímenes de previsión social o la suscripción de pólizas
de seguros no deberán adquirir compromisos personales que los liguen directa o
indirectamente con agencias ajenas al sindicato tales como empresas de seguros,
corredores o representantes interesados en concertar acuerdos para la aplica-
ción del régimen de previsión social. Estos compromisos serían incompatibles
con las obligaciones del funcionario sindical, que deberá sólo tener presente
la mejor manera de velar por los intereses de los afiliados al realizar transac-
ciones con las mencionadas agencias. Cuando se revele que los funcionarios
sindicales han adquirido compromisos en beneficio propio, o que han aceptado
sumas, recompensas, beneficios o favores de cualquier clase de las agencias,
deberán ser destituidos. Este principio no impide, naturalmente, las relaciones
entre los funcionarios o empleados sindicales y las agencias :
a) cuando con ellas no se obtengan ventajas personales importantes; y
b) cuando la agencia sea una institución en cuya administración participe
el sindicato, en interés de sus miembros.
3. Las operaciones que se realicen con los fondos de previsión social debe-
rán registrarse debidamente, con arreglo a las prácticas de contabilidad consa-
gradas. Los revisores del sindicato verificarán regularmente el estado de cuen-
tas de tales fondos. Además, una vez al año por lo menos, y de preferencia
una vez por semestre, se procederá a una intervención por un contador ofi-
cialmente acreditado o por cualquier otro interventor de indiscutida integridad
profesional encargado de certificar que en la memoria redactada después de la
intervención se expone de una manera completa y detallada el estado de fondos,
así como los resultados de su gestión.
4. Todos los documentos relativos a la intervención de cuentas deberán
estar a disposición de los afiliados al sindicato y de los funcionarios sindicales
interesados.
5. Los síndicos o administradores encargados de la gestión de los fondos
de previsión social deberán presentar un informe completo a los beneficiarios
por lo menos una vez al año. En dichos informes deberán figurar de una manera
detallada los ingresos y los gastos; las sumas pagadas por distintos conceptos,
indicándose las personas que las hayan recibido, su cuantía y los servicios o
fines a que se hayan destinado; una lista de las primas de seguros satisfechas
MEDIDAS VOLUNTARIAS 121

en los casos en que exista un contrato celebrado con una compañía de seguros,
precisándose, siempre que sea posible, las primas, dividendos, comisiones,
derechos, retenciones y otras cargas; una declaración de la persona a quien se
hayan pagado comisiones o sumas de cualquier especie; una declaración del
agente de seguros, si además del contrato celebrado con las compañías
de seguros se ha concertado un acuerdo con uno de dichos agentes; un
informe detallado sobre las inversiones realizadas con las reservas del fondo.
6. Cuando se concierten acuerdos para el pago de las prestaciones de
enfermedad o de previsión social con una compañía de seguros, se invitará
a las más acreditadas a que presenten sus ofertas, eligiéndose la que ofrezca condi-
ciones más ventajosas para el pago de las mencionadas prestaciones ; para ello
se tendrán en cuenta factores como el porcentaje retenido, su capacidad econó-
mica, la facilidad y la rapidez para efectuar los pagos, los antecedentes de la
compañía, e incluso su experiencia en los problemas que plantea el pago de
prestaciones previstas por los sindicatos para sus afiliados.
Los administradores de los fondos deberán hacer constar en el informe que
sometan a los afiliados del sindicato las razones concretas que los hayan inducido
a elegir una determinada compañía de seguros. Ésta deberá, por su parte,
certificar no haber ofrecido, directa o indirectamente, ninguna cantidad a los
representantes encargados de la administración de los fondos.
7. Cuando los administradores de los fondos sindicales participen en las
gestiones efectuadas para invertir las reservas de los fondos de previsión social,
el sindicato o sus mandatarios deberán esforzarse por evitar que tales reservas
se inviertan en las empresas comerciales de los empleadores que paguen cuotas
a los mismos, en las compañías o agencias de seguros con las que se hayan
concluido contratos o en cualquier otra empresa en la que los mandatarios,
funcionarios o empleados encargados de la administración del fondo posean
intereses personales que por su naturaleza sean susceptibles de influir en las
inversiones o en la descapitalización del fondo.
(Esta disposición no debe impedir las inversiones realizadas en las empresas
en que los funcionarios sindicales ejerzan actividades impuestas por su
cargo, a condición : i) de que no obtengan beneficios personales importantes,
y ii) de que la sociedad o empresa sea una en cuya administración participe
el sindicato en beneficio de sus afiliados.)
8. Cuando se revele que los síndicos, agentes, mandatarios o empleados
encargados de la gestión de los fondos del régimen de sanidad o de previsión
social han recibido cantidades para ejercer actividades contrarias a la ética
profesional, el sindicato tratará de obtener su destitución y entablará los opor-
tunos procedimientos legales contra ellos y contra las personas que hayan
entregado dichas cantidades. Cuando la negociación o administración de los
fondos de sanidad y de previsión social incumba a los sindicatos locales o a
otras organizaciones subordinadas o afiliadas a un sindicato nacional o inter-
nacional, deberán adoptarse medidas que faculten al sindicato nacional o
internacional a intervenir tales fondos y remediar aquellos casos en que se hayan
comprobado transgresiones de las normas de ética profesional.
9. En ios programas sociales deberán figurar cláusulas que permitan recu-
rrir contra las decisiones que rechacen arbitraria o injustificadamente las
pretensiones de los afiliados, permitiéndoles así poner un remedio rápido y
efectivo a los casos en que se desestimen en forma inadecuada sus derechos
a recibir prestaciones. También deberán contener disposiciones que prevean la
creación de un registro completo en el que figuren las demandas presentadas,
facilitando así, gracias a la experiencia adquirida, la comprobación constante
de la relación entre las demandas formuladas, el pago de primas y divi-
dendos efectuados y la utilización de las distintas prestaciones.
122 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

10. Todos los afiliados y los funcionarios de los sindicatos locales nacionales
e internacionales tienen la obligación de hacer respetar y cumplir dichas nor-
mas. La existencia de un conjunto de afiliados vigilantes, activos y celosos
defensores de sus derechos e intereses en los regímenes de sanidad, previsión
social y de otro tipo organizados por los sindicatos, constituye la mejor garantía
contra los abusos. Para resolver los problemas planteados por la administra-
ción de los fondos de los regímenes de sanidad y previsión social, los sindicatos
afiliados deberían suscitar entre los trabajadores el mayor interés posible por
el desarrollo de tales regímenes mediante enseñanzas, campañas de publicidad
y seminarios. Los sindicatos internacionales, siempre que sea posible, deberían
poner a disposición de sus afiliados un servicio de asesoramiento para la nego-
ciación, establecimiento y administración de los regímenes de sanidad y de
previsión social, así como organizar cursos de formación para los representantes
sindicales, en los que se les enseñarán las técnicas y normas adecuadas para la
administración de dichos regímenes.
11. Si los sindicatos necesitan modificar sus estatutos o sus métodos de
administración interna para aplicar los principios y normas mencionados,
las enmiendas se harán lo antes posible.

Habrá ocasión más adelante de señalar la importancia de algunos


de los principios del artículo 10.
El tercer código, que trata de los racketeers, estafadores, comunistas
y fascistas, estudia problemas políticos que exceden del ámbito de este
trabajo. El artículo 2 del código, al referirse a los puestos de confianza,
establece no obstante el principio de que :
Ninguna persona reconocida culpable de delitos contra los principios
de ética sindical podrá desempeñar o conservar cargos en la A.F.L.-C.I.O.
ni en cualquier sindicato nacional o internacional afiliado a la misma u organis-
mos dependientes.

El cuarto código se refiere a las inversiones que realicen los funcio-


narios sindicales y a sus intereses en los negocios. Se inspira en el princi-
pio de que los funcionarios sindicales que desempeñen cargos de respon-
sabilidad no deberán tener intereses económicos susceptibles de impedirles
el pleno cumplimiento de las obligaciones contraídas como representantes
de los trabajadores. En particular, no deberán estar ligados, sea a título
de propietarios o de poseedores de intereses importantes, a cualquier
empresa comercial que negocie colectivamente con el sindicato o a
otras sociedades que compitan o realicen operaciones comerciales con
dicha empresa. El significado de la anterior disposición es evidente :
afecta principalmente, más que al funcionario permanente falto de
honradez a quien se ha confiado la custodia de los fondos sindicales, a
los representantes sin escrúpulos que, por ánimo de lucro, pudieran caer
en la tentación de « vender a sus camaradas ».
De los seis códigos, el quinto es el que ofrece más interés a los fines
del presente estudio. Trata de las operaciones económicas y de las acti-
MEDIDAS VOLUNTARIAS 123

vidades de los sindicatos en tanto que propietarios y contiene principios


de aplicación general sobre la administración de los bienes sindicales.
Un sindicato es una organización de carácter democrático ; por consiguiente,
sus miembros tienen derecho a exigir la adopción de medidas que garanticen
la recta administración de los fondos sindicales, es decir, de sus propios fondos,
así como cualquier información pertinente sobre las inversiones o losfinesa que
se han de destinar dichos fondos. Los representantes de los miembros en el
consejo de administración o en las asambleas del sindicato tendrán el derecho
y el deber de fiscalizar los gastos que se realicen, con objeto de garantizar que
los fondos sindicales sólo se destinan a losfinesperseguidos por la organización.

El código llega a la conclusión siguiente :


Puesto que los sindicatos deben administrar sus bienes en beneficio de los
afiliados, al fomento de cuyos intereses deben destinarse, deberán observar
las normas administrativas establecidas para los depositarios y síndicos, some-
tiendo su contabilidad a verificaciones regulares y publicando los informes con
los resultados de tales verificaciones necesarias para tener a los afiliados y a
las restantes personas a quienes puedan interesar debidamente informadas
de la situación económica de la organización.

El código número cinco tiene un apéndice o código suplementario


titulado « Normas por las que deberá regirse la administración de fondos
y la contabilidad », redactado por una comisión especial de secretarios-
tesoreros sindicales, y aprobado después por el comité ejecutivo de la
A.F.L.-C.I.O. Contiene los principios directivos que se reproducen a
continuación :
A. Las cuentas de todas las organizaciones afiliadas a la A.F.L.-C.I.O.
se llevarán regularmente en forma detallada y precisa, de acuerdo con los
principios de contabilidad generalmente admitidos. Se dispondrá a este respecto
de dos libros de caja (el de ingresos y el de gastos), del libro mayor, del libro
de inscripción de cuotas o de contribuciones individuales, del libro de registro
de inversiones y de la nómina de salarios.
B. Todos los ingresos se registrarán debidamente y se depositarán regular-
mente en el banco. Las cantidades en metálico que no se hayan depositado
no podrán utilizarse para pagos de ningún género.
C. Todos los gastos tendrán que ser aprobados por las autoridades compe-
tentes, de conformidad con las disposiciones de los estatutos. Serán registrados
con los correspondientes justificantes acreditativos de su naturaleza y finalidad,
en forma que permita a los contables del sindicato o a los interventores proceder
a su verificación. Los pagos se efectuarán exclusivamente mediante cheques,
salvo los gastos de menor cuantía, que se abonarán en metálico de un fondo
previamente establecido a este respecto.
D. La remuneración de los funcionarios sindicales permanentes elegidos
sefijaráde conformidad con las disposiciones estatutarias. Las indemnizaciones
de los funcionarios permanentes elegidos no retribuidos y la de los restantes
funcionarios, representantes y empleados que no hayan sido concretamente
previstas por los estatutos se fijarán de conformidad con las normas estableci-
das por las autoridades estatutarias y con las disposiciones de los mismos que
se consideren aplicables.
124 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

E. Sólo se reembolsarán los gastos personales y las dietas debidamente


autorizadas, previa su justificación con los documentos acreditativos.
F. Se tomarán todas las precauciones necesarias para asegurar que las
inversiones ofrecen las garantías indispensables y que son efectuadas sólo
por las personas debidamente autorizadas a representar los intereses de la
organización afiliada y a adquirir compromisos en su nombre. Los títulos
y valores adquiridos por los sindicatos se limitarán a los que puedan obtenerse
legalmente en el estado donde la organización tiene su sede; la persona o
personas autorizadas a realizar tales operaciones con fondos de una de las
organizaciones afiliadas deberán proceder con el buen sentido y el cuidado que
las circunstancias exijan, y con la prudencia, discreción e inteligencia de que
dan muestras las personas que administran sus propios negocios, que no tratan
de especular sino de conservar sus bienes, concediendo la misma importancia
a la seguridad de las operaciones realizadas con sus capitales que a los posibles
beneficios que de ellas retiren. Los afiliados no efectuarán inversiones en
negocios o empresas en que los funcionarios sindicales, o ellos mismos,
tengan intereses económicos personales directos o indirectos sobre los que
pueda influir la inversión o la retirada de fondos (esta disposición no debe
impedir las inversiones realizadas en las empresas o en los negocios en
que los funcionarios o los militantes ejerzan actividades impuestas por
su cargo, a condición: a) de no obtener beneficios personales importantes,
y b) de que en la administración del negocio o empresa en cuestión participe el
sindicato en beneficio de sus afiliados. Los títulos y valores propiedad de los
sindicatos deberán estar bajo la inspección de dos funcionarios y depositados en
un banco o sociedad encargada de su administración y, de no ser posible, depo-
sitados en una caja de seguridad. La adquisición de todos los títulos y valores
legales deberá hacerse a nombre del sindicato o de su mandatario debidamente
designado.
G. De acuerdo con las normas administrativas comúnmente admitidas,
se redactará periódicamente un informe detallado sobre la situación econó-
mica, cada seis meses como mínimo. Dicho informe será preparado por el
funcionario encargado de la administración de fondos y sometido al examen
del consejo ejecutivo del sindicato para la adopción de las medidas que consi-
dere oportunas.
H. Se levantará acta de todas las reuniones del consejo ejecutivo del sindi-
cato, en la que se mencionarán todas las decisiones de carácter económico y las
relativas a la contabilidad adoptadas por el mismo.
I. Todos los funcionarios representantes y empleados de un sindicato que
desempeñen cargos de confianza en el mismo, así como los funcionarios y
empleados de los órganos dependientes de tales sindicatos, deberán depositar
una fianza de garantía.
J. Los sindicatos afiliados y los organismos de ellos dependientes deberán
prever un sistema interno de verificación de cuentas a cargo de interventores o
de otras personas competentes de acuerdo con los principios de intervención
comúnmente admitidos, con objeto de poder fiscalizar regularmente sus
operaciones económicas.
K. Las cuentas de los sindicatos — excepto las de los sindicatos locales
afiliados directamente a la A.F.L.-C.I.O. — deberán ser verificadas, una vez
al año como mínimo, por contadores independientes reconocidos por el Estado.
Se facilitará un informe a sus miembros y a las restantes personas interesadas
aprobado por el contador, sobre el resultado de la intervención.
Los sindicatos exigirán a los organismos que de ellos dependen que hagan
verificar su contabilidad por personas competentes, una vez al año como mini-
MEDIDAS VOLUNTARIAS 125

mo, facilitando a los miembros de tales organismos un informe sobre el resul-


tado de la misma aprobado por la persona que haya realizado la inter-
vención.
Se procederá, por representantes competentes y autorizados de la A.F.L.-
C.I.O., designados por su secretario-tesorero, a una verificación anual de la
contabilidad de los sindicatos locales directamente ligados a la Federación.
Se facilitará un informe sobre dicha intervención, aprobado por los mencionados
representantes, a los miembros de los sindicatos locales directamente ligados
a la Federación.

El sexto y último código trata de los procedimientos democráticos


sindicales. Insiste especialmente en que todos los sindicados tendrán
derecho a participar libre y plenamente en la dirección autónoma del
sindicato, así como a ejercer sin restricciones sus derechos de miembros
sindicales. Los sindicatos deberán celebrar regularmente, al menos cada
cuatro años, asambleas, que deberán considerarse como el órgano rector
supremo del sindicato. Las elecciones de los funcionarios sindicales
deben efectuarse con toda libertad y absoluta imparcialidad, debiendo
adoptarse las medidas necesarias para el cumplimiento de dicha dis-
posición. Los sindicatos locales deben celebrar reuniones periódicas
anunciando debidamente el lugar y fecha de las mismas. La constitución
o los estatutos de los sindicatos deben fijar el período de duración en sus
cargos de los funcionarios sindicales elegidos, que no excederá de cuatro
años.
Para asegurar una administración democrática, íntegra y competente de las
secciones locales y de los organismos dependientes, tanto la A.F.L.-C.I.O.
como los sindicatos nacionales e internacionales directamente relacionados
deberán tener facultades para adoptar medidas disciplinarias contra dichas
organizaciones, incluso la de delegar administradores, cuando lo estimen
necesario.
Tales facultades deberán ser ejercidas con moderación y de conformidad
con las disposiciones constitucionales sindicales, restableciéndose la autonomía
de las organizaciones temporalmente sometidas a tutela tan pronto se hayan
corregido los abusos cometidos.

Como ya se ha indicado, el problema de la inmoralidad administra-


tiva en los sindicatos de Estados Unidos ha sido objeto de una gran publi-
cidad, con el consiguiente peligro de deformación. En realidad, el
número de sindicatos o de funcionarios sindicales 1 culpables de delitos

1
La A.F.L.-C.I.O. ha insistido firmemente en que es capaz de afrontar los casos
de venalidad que se presenten en los sindicatos sin necesidad de que se promulguen
nuevas leyes al respecto. Su vicepresidente (véase A.F.L.-C.I.O. News, Washington,
5 de abril de 1958) volvió a sostener en un reciente discurso este punto de vista.
Dijo, entre otras cosas, que las investigaciones realizadas habían demostrado que
de los 16.000 funcionarios de los sindicatos nacionales e internacionales y los 420.000
funcionarios de los sindicatos locales, sólo cuarenta habían sido acusados de corrup-
126 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de malversación es bastante reducido, aunque algunos casos han revestido


cierta gravedad, por estar implicados no ya los funcionarios regularmente
encargados de la administración de fondos, sino altos dirigentes sindicales.
También se han presentado algunos casos de malversación de los fon-
dos generales o de las cajas de previsión social y de pensiones de los
sindicatos, pero la A.F.L.-C.I.O. se ha preocupado principalmente de la
corrupción administrativa — independientemente de la corrupción
política — que ha disminuido su prestigio y ha comprometido los
intereses sindicales de sus afiliados sin que haya representado una verda-
dera amenaza para el equilibrio económico de la Federación. Algunos
funcionarios faltos de escrúpulos, aprovechando el conjunto de la estruc-
tura sindical, industrial y social de Estados Unidos, han abusado de las
funciones del cargo que ocupan para obtener beneficios personales
que por lo general han resultado más perniciosos para los intereses de los
miembros que para la estabilidad del fondo sindical.

ción. A pesar de ello el Gobierno ha manifestado ya su intención de adoptar medidas


legislativas. El Secretario del Trabajo, dirigiéndose a la Convención de la A.F.L.-
C.I.O. celebrada el 5 de diciembre de 1957 (véase DEPARTMENT OF LABOR, Labor
Press Service : News Release U.S. DL-2236, 6 de diciembre de 1957) declaró que
entre las propuestas que la administración sometería al Congreso figurarían las
siguientes : registro, en el Departamento de Trabajo, de los informes económicos
anuales de las organizaciones laborales, sindicatos locales nacionales e internacionales,
consejos y conferencias regionales y de los Estados; registro de los informes anuales
sobre los procedimientos y prácticas de percepción de cuotas, imposición de multas,
autorización de gastos, etc.; informes anuales de los empleadores sobre los pagos
abonados a los representantes de los trabajadores; informes anuales de las organiza-
ciones de trabajadores y de sus funcionarios sobre las operaciones de carácter econó-
mico efectuadas con representantes de los empleadores o de los trabajadores; inclusión
de un articulo en el Código Penal considerando culpables de infracción grave a los
empleadores o sus representantes que abonen o perciban cantidades con ánimo de
influir en el resultado de las negociaciones ; solicitud de amplios poderes para el Secre-
tario del Trabajo a fin de que investigue la exactitud de los informes; facultar al Go-
bierno federal a instituir procedimientos para procesar criminalmente a los individuos
acusados de malversación de los fondos de la caja general, social o de pensiones del
sindicato; revisión del estatuto y de las exenciones fiscales concedidas por la Comisión
Nacional de Relaciones de Trabajo para aquellas organizaciones que deliberadamente
no envíen al registrador informes adecuados y fidedignos, etc. El Presidente de los
Estados Unidos, en su mensaje especial dirigido al Congreso el 23 de enero de 1958
confirmó los proyectos de la administración (véase New York Herald Tribune, 24 de
enero de 1958). El presidente de la A.F.L.-C.I.O. declaró ante la Subcomisión del
Trabajo del Senado el 22 de mayo de 1958 que la autoadministración es siempre
preferible a la reglamentación estatal, pero que su organización colaboraría con
el Congreso en la promulgación de leyes constructivas detenidamente meditadas
y destinadas a remediar determinados abusos manifiestos que no podrían ser adecua-
damente corregidos sin la ayuda del Estado.
En 1959 se presentaron varios proyectos de ley ante el Senado y la Cámara de
Representantes. El proyecto Kennedy fué aprobado por el Senado en 1959; la Cámara
de Representantes rechazó el proyecto Elliot, análogo al proyecto Kennedy, y el proyecto
Shelley, que había sido patrocinado por los sindicatos, adoptando finalmente el
proyecto Landrum Griffin, el 13 de agosto de 1959. El 14 de septiembre de 1959
se aprobó la ley de 1959 sobre los informes y declaraciones que deben hacer las orga-
nizaciones de empleadores y de trabajadores sobre determinadas transacciones,
cuyas principales disposiciones se analizan en la parte correspondiente de este estudio.
MEDIDAS VOLUNTARIAS 127

Gracias a la acción emprendida contra la corrupción y a otras medi-


das, los casos recientes y desagradables con que se ha enfrentado la
A.F.L.-C.I.O. no han presentado en otros países tanta gravedad, por
lo que no ha sido necesario conceder poderes tan amplios ni acudir
a la acción indirecta de las organizaciones centrales de trabajadores.
Sin embargo, los sindicatos de otros países muy industrializados tienen
facultades que pueden ser también ampliadas e incluso ejercidas por las
centrales sindicales en caso necesario. Por ejemplo, la norma num. 13
(«Conducta que deben observar las organizaciones afiliadas») de los
estatutos y órdenes de aplicación permanente del Congreso de Sindicatos
del Reino Unido dispone lo siguiente :
a) Siempre que el Consejo General estime que la actividad de una organi-
zación afiliada perjudica a los intereses de los sindicatos o es contraria a la
conducta y a los principios establecidos por el Congreso, ordenará que la
organización designe debidamente los representantes que deberán comparecer
ante la comisión encargada de realizar las investigaciones oportunas. Si la
organización no enviase sus representantes, la investigación se realizará sin
su participación.
b) Si como consecuencia de dicha investigación el Consejo General estima
que la actividad de la organización es perjudicial a los intereses de los sindicatos
o contraria a los principios reconocidos por el Congreso, ordenará el cese
inmediato de tales actividades y prohibirá que se inicien en lo futuro otras del
mismo tipo.
c) Si la organización no desea cumplimentar la orden recibida ni se com-
promete a observar las disposiciones al respecto, el Consejo General podrá
excluirla inmediatamente del Congreso hasta la celebración del próximo con-
greso anual, si así lo juzga oportuno.
d) El Consejo General deberá presentar un informe sobre la cuestión en la
próxima reunión anual del Congreso.

En tales casos, el Congreso podrá decidir sobre la expulsión del


sindicato. En la práctica, el Consejo General apenas ha hecho uso del
derecho de exclusión : como ejemplo puede citarse el caso de unas
organizaciones que se negaron a someterse a las decisiones del Congreso
de Sindicatos sobre un litigio en materia de jurisdicción 1.
En el Reino Unido y sin duda en algunos países muy industrializados
en los que los sindicatos democráticos poseen una larga tradición, los
funcionarios que con mayor facilidad pueden realizar malversaciones
con los fondos de los sindicatos son los que desempeñan funciones
subalternas, es decir, los encargados de recaudar las cuotas. El sistema
de contabilidad utilizado no permite fácilmente la apropiación indebida
de los fondos, una vez registrados en el haber del sindicato. Se han dado

1
B. C. ROBERTS : Trade Union Government and Administration in Great Britain,
op. cit., pág. 435.
128 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

casos de funcionarios importantes culpables de malversaciones, pero


nunca con frecuencia que pueda ser motivo de preocupación. Los
desfalcos descubiertos de vez en cuando en las secciones locales de los
sindicatos o en los talleres se han resuelto satisfactoriamente, citando
al culpable para que comparezca ante un tribunal de urgencia encargado
de decidir sobre el caso, o bien tratando la organización directamente
con el culpable para obtener la restitución de todos o parte de los
valores sustraídos.

Las medidas constructivas que pueden adoptarse para asegurar una


recta y eficaz administración de los bienes sindicales se han estudiado
en el capítulo precedente. Los fines son siempre los mismos : es decir,
crear un sistema de reglamentaciones sindicales apropiadas, indispensa-
bles para la buena administración, y que pueda contribuir, además, a
evitar las malversaciones y a formar funcionarios capaces de admi-
nistrar eficazmente los sindicatos, de acuerdo con sus estatutos, así
como a aumentar los conocimientos de los sindicados, quienes deberán
velar a su vez por el cumplimiento de dichas reglamentaciones; si a
pesar de todo se presentasen casos de corrupción, será necesario poder
y querer corregirlos. Los métodos que actualmente deben emplearse
para lograr dichos objetivos varían necesariamente según la experiencia
de los sindicatos, funcionarios y afiliados.
En los países industrializados de vieja tradición sindical, la forma-
ción de los funcionarios encargados de la administración de los fondos
de los sindicatos no constituye un grave problema; las organizaciones
obreras son capaces de redactar sus propios estatutos — la mayoría
de ellas lo hacen en completa libertad — y organizar racionalmente su
administración con objeto de que las especulaciones sean de difícil
realización y puedan descubrirse fácilmente. Los funcionarios encargados
de la contabilidad poseen los conocimientos teóricos necesarios para el
desempeño de sus funciones. Se eligen frecuentemente entre numerosos
candidatos por los afiliados experimentados, que fiscalizan después
sus actividades; el objeto de los cursos de formación es precisamente
aumentar los conocimientos de los funcionarios que ya posean nociones
de contabilidad y enseñarles los procedimientos y la práctica de la conta-
bilidad, con objeto de mejorar su rendimiento. Los cursos organizados
para los afiliados a los sindicatos, por lo que se refiere a las finanzas,
tratan de familiarizarlos con los estatutos de su sindicato y con su sistema
económico ; de este modo podrán comprobar con mayor interés y eficacia
la utilización dada a los fondos sindicales, integrados por sus cuotas,
MEDIDAS VOLUNTARIAS 129

cabiendo incluso la posibilidad de que algunos de ellos resulten elegidos


para desempeñar cargos administrativos. En los países mencionados,
la mayoría de los empleados sindicales son honrados. El sistema de control
previsto por los estatutos de los sindicatos contribuye, además, a evitar,
dentro de lo posible, las malversaciones de fondos, como lo demuestra
el hecho de que a pesar de haberse descubierto en Estados Unidos sólo
cuarenta casos de corrupción (de los que sólo algunos estaban rela-
cionados con la administración de los fondos sindicales) entre los 16.000
funcionarios sindicales trabajando la jornada completa y los 420.000
funcionarios de los sindicatos locales, es decir, menos de un 1 por 10.000,
ello bastó para que se produjera un escándalo. El objeto de los códigos
de ética profesional de la A.F.L.-C.I.O. es impedir los abusos. Sus auto-
res no hacen más que repetir la conveniencia de establecer normas
que rijan las actividades de orden económico ya mencionadas en la
conclusión del capítulo anterior, y la aplicación de un sistema de fiscali-
zación para el régimen del seguro de enfermedad, de previsión social
y de pensión, que en Estados Unidos tienen un alcance e importancia
especiales. Los hechos ocurridos en Estados Unidos prueban, además,
que los sindicatos deberán conceder a las organizaciones centrales, a las
que se afilien voluntariamente, facultades bastante amplias para que
puedan adoptar medidas radicales, con la aprobación de las convenciones
y del Congreso, contra toda organización afiliada cuyos funcionarios
fuesen acusados de venalidad.
Un problema más complejo se plantea en numerosos países donde
los sindicatos carecen de la experiencia necesaria y no disponen de orga-
nizaciones centrales que les ayuden a redactar y aplicar sus estatutos :
como el grado de instrucción de los habitantes es muy bajo, resulta
difícil encontrar suficientes funcionarios — aun cuando sólo se les
exijan las nociones mínimas — al corriente de los procedimientos de
contabilidad; ésta es la causa de que los sindicatos sean fácilmente
explotados por personas sin escrúpulos más instruidas que los diri-
gentes sindicales; es posible que la miseria relativa de la población
sea un acicate para las malversaciones. Las medidas adoptadas para
remediar dicha situación, a grandes rasgos, son de dos clases :
En primer lugar, la C.I.O.S.L. ha organizado cursos de formación
para los sindicalistas de los países insuficientemente desarrollados. Sus
programas abarcaban todos los aspectos de la administración sindical.
Los principios elementales de economía administrativa, entre los que
se incluyen aquellos que, como se afirma en las conclusiones del capítulo
dedicado a la administración interna, son generalmente aceptados como
norma mínima, han sido tratados en los programas de enseñanza con un
interés especial, como todo lo relacionado con la teneduría de libros y
130 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

la contabilidad, materias con las cuales los militantes deben familiari-


zarse para poder aplicar dichos principios. Convendría realizar todos los
esfuerzos necesarios para dar a estos cursos de formación una mayor
extensión, pues gracias a ellos los sindicatos experimentados pueden
transmitir sus experiencias a aquellos que lo necesiten. Las organiza-
ciones obreras internacionales podrían realizar esfuerzos todavía mayores
si los gobiernos facilitasen su labor y les concedieran ayuda económica.
Los gobiernos han adoptado por su parte otro tipo de medidas; en
efecto, como lo prueba uno de los ejemplos citados, algunos gobiernos
han tratado de suplir la falta de experiencia de ciertos sindicatos publi-
cando diversos modelos de estatutos en los que puedan inspirarse los
dirigentes sindicales y redactar estatutos que protejan verdaderamente
a los afiliados. Tales medidas, siempre y cuando no impongan obligacio-
nes a los sindicatos ni amenacen su independencia, obligándolos a adoptar
normas estereotipadas, merecerían un estudio detallado.
Por último, conviene mencionar el caso de un gobierno que ha
designado a miembros competentes de los sindicatos para que ejerzan
cargos de asesores en las organizaciones carentes de experiencia que exis-
ten en los territorios sometidos a su protección. Como en la C.I.O.S.L.,
los asesores organizan cursos en los que se enseñan las prácticas y proce-
dimientos de contabilidad y aconsejan a los sindicatos sobre la forma
que deben dar a sus estatutos y la manera en que deben tratar las opera-
ciones económicas previstas en la legislación vigente. Una asistencia de
esta clase podría complementar valiosamente la labor menos local
desarrollada por la C.I.O.S.L. Aunque esta experiencia, al parecer,
no se ha proseguido, tanto los gobiernos de los territorios no metropoli-
tanos como los de aquellos Estados soberanos insuficientemente des-
arrollados deberían estudiar detenidamente la posibilidad de contribuir
a la formación de los funcionarios de las organizaciones carentes de
experiencia, sea mediante el nombramiento de asesores sindicales o la
aplicación de otras medidas apropiadas.
CAPÍTULO VI

FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA DE LA ADMINISTRACIÓN


DE LOS FONDOS

Las autoridades gubernativas pueden fiscalizar la administración


de los fondos sindicales mediante la adopción de medidas muy diversas :
desde la mínima exigencia legal de que se presente a las distintas autori-
dades el estado anual de cuentas de la organización, hasta exigir que
cualquier medida de carácter económico que puedan adoptar los sindi-
catos quede sometida a la aprobación de una autoridad administrativa.
Es realmente imposible establecer un criterio que permita distinguir
con precisión entre las exigencias legales que no representan una inter-
vención en la vida de los sindicatos y las que, por el contrario, suponen
una interferencia inadmisible. Por otra parte, medidas que en un país
donde las organizaciones de trabajadores carecen de experiencia pudieran
considerarse como medidas de precaución en beneficio de los propios
sindicatos pueden resultar, por el contrario, inadmisibles en países de
vieja tradición sindical donde los sindicatos son perfectamente capaces
de administrar sus intereses. No obstante, la forma de aplicar las dispo-
siciones legales es, en cada caso particular, un factor esencial. El proce-
dimiento que podría adoptarse sería estudiar las legislaciones vigentes
en los diferentes países sobre esta cuestión e intentar llegar a las conclu-
siones que imponga dicho estudio. Al proceder de esta forma, resulta
evidentemente necesario establecer una distinción fundamental entre
la fiscalización del empleo a que se destinen las subvenciones y contri-
buciones de carácter obligatorio, que pueden imponer determinadas
condiciones, y la fiscalización de la administración de los fondos gene-
rales de los sindicatos.

FISCALIZACIÓN DE LAS SUBVENCIONES


Y CONTRIBUCIONES OBLIGATORIAS

Subvenciones gubernativas
Las subvenciones que los gobiernos conceden a los sindicatos con
cargo a los fondos públicos suelen estar destinadas a fines concretos
o bien su utilización exige la aprobación previa de las autoridades.
Por consiguiente, prescindiendo de otras consideraciones, suele suceder
que las autoridades gubernativas ejerzan la fiscalización que estimen
132 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

necesaria para garantizar que los fondos en cuestión se destinan a la fina


lidad propuesta.
El Comité McNair ya señaló que en la U.R.S.S. la concesión de
subvenciones a las organizaciones de trabajadores para atender a sus
obligaciones con respecto a los seguros sociales y a la protección de los
trabajadores, así como las destinadas a las actividades de carácter
cultural y deportivo, ha originado la incorporación de las organizaciones
sindicales al mecanismo estatal de intervención de cuentas y contabilidad.
La situación es análoga, al parecer, en Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría
y Polonia 1.
En Dinamarca, los fondos para el desempleo proceden de los fondos
públicos y deben administrarse independientemente de los fondos gene-
rales de los sindicatos considerados2 bajo lafiscalizaciónde la Dirección
del Trabajo. En Suiza existe la fiscalización necesaria para garantizar
que las subvenciones destinadas a una finalidad determinada, como,
por ejemplo, la formación profesional (en oposición a las subvenciones
que en algunos casos se conceden para atenciones más generales), se
destinan efectivamente a dicha finalidad 3.
En Colombia, la utilización de las subvenciones o donativos desti-
nados a ayudar a las tareas de los congresos sindicales está bajo la
inspección del Ministerio del Trabajo4. También en Tailandia5 se
fiscalizó la utilización de las subvenciones que anteriormente se otorga-
ban a la organización central de los trabajadores.
En la República Árabe Unida (Siria), tanto las subvenciones desti-
nadas a los fondos generales de los sindicatos como las concedidas
para una finalidad concreta están, al parecer, sujetas a inspección.
Como ya se ha señalado8, puede concederse una subvención para
determinadas finalidades estatutarias de carácter benéfico, enumeradas
con arreglo a un orden riguroso de posibilidades, pero en ese caso
es necesario preparar presupuestos especiales que han de contar con la
aprobación de la autoridad competente. También se conceden subven-
ciones destinadas a satisfacer parte de los gastos ordinarios de adminis-
tración de los sindicatos, hasta un máximo del 50 por ciento, elaborán-
dose asimismo el correspondiente presupuesto especial 7. El Ministerio

1
Informe McNair, párrafo 205.
2
Véase nota 1 de la pág. 30.
3
Informe McNair, anexo II, pág. 1415.
4
Decreto núm. 2655, de 1954.
6
Informe McNair, anexo II, pág. 1466.
6
Véanse págs. 31 y 32.
' Arts. 3, 7 y 9 del decreto núm. 151, de 1952 (cuya promulgación no se enumera
entre las citadas concretamente por el Código del Trabajo de 1959).
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 133

de Economía puede establecer, por orden ministerial, los principios


que han de regir la recaudación de fondos y la distribución de gastos,
amenazando, para imponer su aplicación, con privar a la organización
sindical de dichas subvenciones.

Subvenciones obligatorias
En Chile, varias disposiciones legales hacen referencia a cantidades
percibidas por los sindicatos obreros procedentes de beneficios obtenidos
por las empresas. De la inversión general de estos fondos es responsable
una comisión constituida por el presidente del sindicato, el gerente o
representante de la empresa y el inspector del trabajo de mayor gradua-
ción de la localidad 1 (debe aplicarse un procedimiento semejante cuando
se utilice el porcentaje de la nómina total de salarios abonado al sindi-
cato de trabajadores agrícolas). El comité de gestión (directorio) del
sindicato deberá redactar un presupuesto especial y someterlo a la
aprobación de la asamblea general, enviando, además, una copia del
mismo a la oficina de la Inspección del Trabajo, para conocimiento y
resolución de la Comisión de Presupuesto presidida por el inspector del
trabajo 2 . Si el presupuesto fuere superior a 100.000 pesos, se requerirá
también la aprobación de la Dirección General del Trabajo, así como
la ulterior confirmación del Presidente de la República 3 . La Inspección
del Trabajo podrá aprobar los pagos especiales que se abonen antes de
la aprobación del presupuesto 3.
En Brasil, como ya se ha indicado 4 , el pago de la contribución
sindical se efectúa a través de cuentas bancarias cuya administración
corresponde a las organizaciones sindicales aprobadas por el Gobierno.
Los bancos remiten anualmente al Departamento Nacional del Trabajo
el estado de cuentas correspondiente. El importe anual de la contri-
bución sindical está sujeto a distintas deducciones y atribuciones. El
15 por ciento de cada cuenta se abona a la federación sindical de la
categoría correspondiente, y el 5 por ciento a la respectiva confederación.
Si no existiese federación de la categoría indicada, la totalidad de ese
20 por ciento previsto corresponderá a la confederación. El Banco del
Brasil tiene otro 20 por ciento (que puede convertirse en el 40 por ciento,
si no existiesen federación ni confederación correspondientes a la cate-

1
Art. 396 del Código del Trabajo.
2
Art. 76 del decreto núm. 1030 de 1949 modificado por el decreto núm. 503 de
25 de junio de 1958 (los arts. 114 a 123 definen in extenso las atribuciones de esta
Comisión, así como el procedimiento que deberá emplear).
3
Art. 76 del decreto núm. 1030 de 1949, modificado por el decreto núm. 503
de 25 de junio de 1958.
4
Véase pág. 25.
134 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

goría del sindicato) en una cuenta especial denominada « Fondo social


sindical», cuya administración corre a cargo de la Comisión del Im-
puesto Sindical, formada por representantes del Departamento del
Trabajo y de las organizaciones industriales, además de tres personas
nombradas por el Ministro de Trabajo entre especialistas en cuestiones
jurídicas y de medicina legal1. Parte de este fondo se destina a fines
relacionados con el movimiento sindical. Toda organización sindical
reconocida por el Gobierno tiene derecho a una participación en el
balance del fondo social, debiendo destinarla a los fines previstos por
la ley en la forma que considere conveniente o en la indicada por el
Ministro de Trabajo 2; la Comisión del Impuesto Sindical puede inter-
venir para resolver cualquier duda que a este respecto pudiera suscitarse 3.
En Cuba, la contabilidad de las organizaciones sindicales que perciben
sumas procedentes del sistema de cuotas obligatorias está a cargo de
contadores públicos designados por los secretarios generales de los
sindicatos. A petición del Ministerio de Trabajo, la contabilidad podrá
someterse a la verificación del Tribunal de Cuentas 4.
En España, como ya se ha señalado 5, el pago de las cuotas obliga-
torias de que dependen los recursos económicos de los sindicatos corres-
ponde a la Secretaría General del Movimiento, que está encargada de
distribuir los fondos entre los sindicatos 8.

FISCALIZACIÓN DE LOS FONDOS GENERALES DE LOS SINDICATOS

De la información anterior se deduce que la fiscalización que se


ejerce, en algunos de los países señalados, sobre la administración de
los fondos de los sindicatos es mínima, salvo la exigencia de que las
organizaciones sindicales presenten (en general anualmente) estados
de cuentas expresivos de su situación económica, teniendo las autorida-
des atribuciones estrictamente determinadas para investigar si tales esta-
dos de cuentas o alguna queja precisa formulada por los miembros, etc.,
permiten sospechar la existencia de malversaciones de fondos o de
una indebida aplicación de los mismos. Se encuentran en esta situación
Australia, Birmania, Ceilán, India, Irlanda, Nueva Zelandia, Reino
Unido, Unión Sudafricana, etc. En ciertos países, entre ellos algunos

1
Arts. 588, 2), 589, 590, 595 y 596 del Código del Trabajo de 1943.
2
Art. 592 del mismo Código.
3
Art. 596, d), del mismo Código.
4
Informe McNair, anexo II, pág. 434.
5
Véanse págs. 24 y 25.
6
Decreto del 28 de noviembre de 1941.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 135

territorios no metropolitanos, como por ejemplo Rhodesia del Norte,


las autoridades pueden intervenir con más frecuencia, aunque la ley
declara que dicha intervención estará motivada expresamente por el
deseo de impedir la malversación de los fondos sindicales. En otros
países, la fiscalización tiene un carácter más general y se ejerce con
mayor continuidad. Se deben considerar estos últimos casos antes de
examinar detalladamente los diferentes aspectos de la cuestión.
Entre los países donde la fiscalización reviste este carácter continuo,
o donde la legislación, al parecer, la autoriza, figuran la República
Árabe Unida, Argentina, Austria (en el caso de las organizaciones
sindicales estatutarias), Bolivia, Brasil, Colombia, Corea del Sur, Costa
Rica, Cuba, Checoslovaquia, Chile, China (Taiwan), España, Grecia,
Guatemala, Irak, Irán, Líbano, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
Polonia (en el caso de las organizaciones de empleadores), Portugal,
El Salvador, Turquía, Venezuela y Yugoslavia. En ciertos países de
Europa oriental no está legalmente prescrita la fiscalización de la admi-
nistración interna de los sindicatos, salvo en lo referente a la utilización
de las subvenciones gubernativas. Debe señalarse, no obstante, que en
esos países la constitución o los estatutos de los sindicatos prevén la
orientación de sus actividades por el Partido. En Polonia, por ejemplo,
la constitución y los estatutos de la Confederación de Sindicatos disponen
que las organizaciones obreras polacas « realicen sus tareas bajo la
dirección del Partido Unificado de los trabajadores polacos». En la
constitución y en los estatutos de los sindicatos de Hungría y de
Checoslovaquia figuran igualmente disposiciones análogas. Las or-
ganizaciones obreras de la U.R.S.S. desempeñan asimismo sus
funciones, como ya se ha indicado, « bajo la dirección del Partido
Comunista ».
Se examinan a continuación algunas disposiciones legales de carácter
más general relativas a la fiscalización del conjunto de actividades
de los sindicatos, entre ellas las de carácter económico.
En Chile, los sindicatos están sometidos, en virtud del artículo 67
del decreto núm. 1030 del 26de diciembre de 19492, auna fiscalización
de carácter general por parte de las autoridades laborales ; el artículo 383
del Código del Trabajo de 1931 dispone que la Inspección General
del Trabajo podrá fiscalizar las actividades tanto de los sindicatos de
trabajadores como de los sindicatos profesionales. Los sindicatos de
trabajadores agrícolas están bajo la inspección del director general
del Trabajo (aunque, a su vez, pueden constituir entidades de previsión

1
Disposiciones corroboradas por las conclusiones del « Título final » de este
texto.
136 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

social con la autorización del Ministerio de Salud y sometidas a su


inspección) 1 .
En Colombia, las organizaciones sindicales están sometidas a la
fiscalización gubernativa en todo lo referente a cuestiones que puedan
afectar al orden público, especialmente en los casos señalados en el
Código del Trabajo 2. El Ministerio del Trabajo ejerce principalmente
su fiscalización a través de su Departamento nacional para la vigi-
lancia de las organizaciones industriales. Uno de los cometidos de este
organismo consiste en convocar conferencias para « adoctrinar » a los
sindicatos sobre la forma de orientar más eficazmente sus actividades 3 ;
además, un Consejo Nacional de Sindicatos, formado por represen-
tantes de las confederaciones reconocidas por el Gobierno, bajo la
dirección del Ministro de Trabajo, tiene por misión fiscalizar las orga-
nizaciones sindicales « para impedir que se desvíen de sus legítimos
objetivos»; sus decisiones tienen el carácter de recomendaciones diri-
gidas tanto al Gobierno como a las organizaciones sindicales 4.
En Costa Rica, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social habrá
de « llevar a cabo, por medio de la Inspección General de Trabajo,
la más estricta vigilancia sobre las organizaciones sociales . . . » 5 .
En Guatemala, el Organismo Ejecutivo, por conducto del Ministerio
de Trabajo y Previsión Social y bajo la responsabilidad del Ministro
titular de éste, debe trazar y llevar a la práctica una política nacional
de defensa y desarrollo del sindicalismo, con arreglo a estas normas :
debe ejercer la más estricta supervigilancia sobre los sindicatos con el
exclusivo objeto de que éstos funcionen conforme a las disposiciones
legales; debe colaborar con los sindicatos en la mejor orientación de
sus actividades y procurar activamente que el movimiento sindical se
desarrolle en forma armónica y ordenada 6. El Departamento de Aso-
ciaciones de la Inspección General del Trabajo de Nicaragua tiene la
misión de « fiscalizar las asociaciones sindicales en el país » 7. En Panamá,

1
Arts. 7 y 13 de la ley de 1947 sobre organización sindical de los obreros agrícolas.
2
Art. 353 del Código del Trabajo.
3
Art. 4 del decreto núm. 1489, de 1952.
4
Arts. 1 y 2 del decreto núm. 3111, de 1954.
6
Art. 267 del Código de Trabajo de 1943. En virtud del artículo 291, la Secre-
taría de Trabajo y Previsión Social se encargará de fomentar el desarrollo del movi-
miento sindical en forma armónica y ordenada, por todos los medios legales que
juzgue convenientes. Al efecto, dictará, por medio de decretos ejecutivos, todas las
disposiciones que sean necesarias en los casos ocurrentes, para garantizar la efecti-
vidad del derecho de sindicación (el art. 305 del Código del Trabajo de Panamá
tiene un contenido enteramente análogo).
6
Art. 211 del Código del Trabajo de 1947, modificado por el decreto núm. 526
de 1948.
7
Art. 339 del Código de Trabajo de 1945.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 137

el ministerio del ramo llevará a cabo, por medio de la Inspección General


del Trabajo, una estricta vigilancia de las organizaciones sociales, con
el exclusivo propósito de que éstas funcionen conforme a los preceptos
constitucionales y legales ; y bimestralmente por lo menos, hará practicar
las inspecciones de las empresas previstas en los mismos 1 . En El Salva-
dor, corresponderá al Ministro de Trabajo el control de todas las orga-
nizaciones industriales, quien habrá de examinar si éstas se ajustan a
las prescripciones legales en el desempeño de sus actividades 2.
En Cuba, la Secretaría del Trabajo de La Habana o los funcionarios
provinciales del trabajo de quienen depende el funcionamiento de las
organizaciones sindicales pueden fiscalizar las actividades de los sindi-
catos 3. El Ministro de Trabajo puede igualmente fiscalizar el fun-
cionamiento de las federaciones y las confederaciones 4 . En Paraguay 5,
el Ministro de Trabajo es responsable del control de los sindicatos;
en Perú, las organizaciones sindicales reconocidas por el Gobierno
están sometidas al « control del Director General del Trabajo en todas
sus actividades » 8 .
En España, las actividades de los sindicatos se entenderán some-
tidas en su actuación a la disciplina del Movimiento, bajo la Inspección
de la Delegación Nacional de Sindicatos 7 , y el sindicato vertical es
ordenado jerárquicamente bajo la dirección del Estado 8 . La acción
de los sindicatos se desarrollará bajo las jerarquías de los mandos
sindicales correspondientes de Falange Española Tradicionalista y de
las J.O.N.S., que funcionarán respecto de los mandos políticos del
partido con la subordinación que establecen los estatutos del mismo 9.
La misión actual de la Inspección Nacional de Sindicatos reconocida
por el Gobierno 10 consiste en orientar e impulsar la vida y la marcha
de todos los organismos, servicios y entidades de la organización
sindical, al objeto de procurar, auxiliando al Mando Superior, que su
actividad y funcionamiento, tanto en el orden político y administrativo

1
Art. 274 del Código de Trabajo de 1947.
2
Art. 41 del decreto núm. 353 de 1951.
3
Art. 8 de la circular núm. 1 de la Secretaría del Trabajo, de 17 de septiembre
de 1934 (esta disposición se repite en el art. 10 de la circular núm. 3 de 19 de septiem-
bre de 1934).
4
Art. 19 del decreto núm. 1123 de 1943.
5
Arts. 4 y 5 del decreto núm. 39631, de 1931.
6
Art. 122 del decreto supremo de 23 de marzo de 1936.
' Art. 3 de la ley de 1940 sobre unión sindical.
8
Capítulo XIII, art. 3, del Fuero del Trabajo de 1938.
8
Art. 20 de la ley de bases de la organización sindical de 6 de diciembre de 1940.
10
Art. 3 de la orden núm. 72, de 9 de octubre de 1957, sobre reorganización de la
Inspección Nacional de Sindicatos.
138 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

como en el económico y social, se ajuste exactamente a las normas


reguladoras de las funciones sindicales, a las directrices del Mando y a
sus propios reglamento y estatutos; velar por que los organismos
sindicales, tanto en su estructura interna como en la ordenación fun-
cional de sus actividades, respondan a las exigencias de su cometido ;
proponer o, en su caso, adoptar las medidas necesarias para asegurar
que el ejercicio de la función sindical se cumple con exactitud, rendi-
miento y eficacia ; preparar, y proponer, en su caso, de acuerdo con
las directrices del Mando, las instrucciones generales orientadas al buen
régimen de las entidades sindicales y de su actividad funcional; dirigir
y orientar la ordenación y sistematización de las normas y disposiciones
reguladoras de la acción sindical en sus distintos aspectos.
En Portugal, los sindicatos nacionales están directamente subordi-
nados a la institución nacional de trabajo y previsión y sometidos
a las autoridades administrativas en las cuestiones que puedan afectar al
orden público 1. Las organizaciones de empleadores están sometidas a la
inspección de los ministerios responsables de la coordinación de las
fuerzas económicas de la nación en lo referente a los problemas que
plantea su desarrollo económico y técnico2; las organizaciones de
empleadores de carácter voluntario 3 dependen directamente del Minis-
terio de Corporaciones en lo referente a su actividad social, y en cuanto a
sus actividades de carácter técnico y económico han de estar sometidas
a la dirección del ministerio correspondiente.
En Grecia, el Departamento de Inspección del Trabajo tiene la misión
de fiscalizar las organizaciones de trabajadores y los sindicatos, y el
Ministerio de la Economía Nacional es la autoridad superior de ins-
pección 4; la fiscalización se limita a que se apliquen las disposiciones
de la ley correspondiente, a que se observe el reglamento de la asocia-
ción y a la inspección de la administración de los bienes de la asocia-
ción 5. El Ministro de Agricultura tiene a su cargo la fiscalización de
los sindicatos de trabajadores agrícolas 6. En Turquía, cualquier sindicato
podrá ser inspeccionado por el Ministerio del Trabajo 7.
En Checoslovaquia, el Estado debe ayudar a las organizaciones
sindicales (incluyendo especialmente al movimiento sindical revolu-

1
Art. 8 del decreto legislativo num. 23050, de 1933.
2
Art. 5 del decreto legislativo num. 23049, de 1933.
3
Decreto legislativo núm. 24715, de 1934.
4
Las funciones de este Ministerio en relación con los sindicatos han pasado a
depender del Ministerio de Trabajo.
6
Art. 29 de la ley de asociaciones de 1914.
6
Art. 20, 3), de la ley sobre organizaciones sindicales.
7
Art. 11 de la ley sobre sindicatos de 1947.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 139

cionario) 1 en la tarea de crear y desarrollar condiciones favorables a


su expansión, cuidando de que sus actividades se desenvuelvan de
conformidad con la Constitución y con los principios del sistema de
Ja democracia popular ; estas tareas corresponden a los comités populares,
bajo la dirección del Ministerio del Interior. En la esfera administrativa,
el control de las actividades del movimiento sindical revolucionario
corresponde principalmente al ministerio público o fiscales del Estado
de distintas categorías, así como al Ministerio de Control de Estado;
las atribuciones de estos dos organismos gubernativos no se extienden
únicamente a los asuntos de política general, sino también a las acti-
vidades de carácter económico de todas las oficinas gubernamentales,
empresas, instituciones y organizaciones existentes en el país 2 . En
Polonia, las organizaciones privadas de empleadores se rigen por un
decreto promulgado en 1951. Las actividades de estos sindicatos de
empleadores tienen, como guía y coordinador, a un comité de coordi-
nación creado por el presidente de la Comisión de Planificación Estatal,
en virtud de un decreto de 15 de diciembre de 1950 3 .
En el Líbano incumbe a los inspectores del trabajo la fiscalización
de los sindicatos, de conformidad con las disposiciones del Código
del Trabajo destinadas a garantizar que sus actividades se ajusten en
todo momento a las prescripciones legislativas y a sus propios regla-
mentos internos 4.
En Irán, el Gobierno, en virtud de sus atribuciones generales de
autorización, inspección y fiscalización de las actividades sindicales, puede
promulgar leyes que definan cómo se han de administrar tales orga-
nizaciones s ; los sindicatos están sometidos al control de cualquier
representante del Ministerio del Interior de modo análogo a como
lo están las demás instituciones laborales 8. En China (Taiwan), tanto
las organizaciones de trabajadores ' como las de empleadores 8 se
hallan sometidas a la dirección y vigilancia de las autoridades compe-
tentes.
Finalmente, en Haití, la ley (modificada) de 1947 sobre organiza-
ciones industriales establece las condiciones a que han de sujetarse las
1
Arts. 4 y 5 de la ley del derecho de asociación y de reunión de 1951.
2
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 194.
3
Ibid., anexo II, pág. 1307.
4
Art. 3, 2), del decreto núm. 14100, de 1949.
5
Art. 29, ley del trabajo de 1949.
6
Art. 27 de la misma ley. En la ley del trabajo de 1959 no se incluye dicha dispo-
sición, aunque al parecer aun se hallan en vigor las disposiciones de la ley de 1949, ya
que la ley de 1959 deroga exclusivamente toda la legislación anterior contraria.
7
Art. 3 de la ley de los sindicatos de 1949.
8
Arts. 4 y 47 de la ley de organizaciones industriales de 1947.
140 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

organizaciones « bajo la fiscalización y la protección del Estado »


— para ajustamos al título textual de la disposición —, aunque en el
contexto de la ley no se especifican qué medidas puede requerir su
aplicación.

Las siguientes disposiciones legales se refieren más concretamente


a la administración de los fondos sindicales.
En la Argentina, todas las asociaciones profesionales de trabajadores
deberán llevar su contabilidad en forma que permita a la autoridad
correspondiente fiscalizar el movimiento económico de la asociación;
la fiscalización de las asociaciones profesionales con personalidad
gremial que hubieren obtenido personalidad jurídica en virtud de las
disposiciones del derecho común estará a cargo exclusivo del Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social 1 . En Bolivia, tanto los comités de
dirección como los servicios de contabilidad de los sindicatos están
sometidos al control directo de las autoridades 2 . En Colombia, el
departamento nacional de inspección de las organizaciones industriales
tiene la misión de inspeccionar las organizaciones laborales y adoptar
las medidas preventivas necesarias para garantizar la buena admi-
nistración e inversión de sus fondos 3 . El Ministro de Trabajo de Cuba
puede nombrar delegados para controlar las actividades de las fede-
raciones y confederaciones, así como la adquisición y el empleo de sus
fondos sociales 4. En Guatemala, los sindicatos están sometidos a un
control estricto cuya finalidad es especialmente la de garantizar una
administración escrupulosa de sus recursos económicos 5 . En el Perú,
las organizaciones reconocidas por el Gobierno están sometidas al
control de la Dirección General del Trabajo, que puede fiscalizar sus
decisiones, sus finanzas y sus actividades 6. En el Salvador, la vigilan-
cia y fiscalización de la administración de los fondos de los sindicatos
estarán a cargo especialmente de los Ministerios de Trabajo y de Eco-
nomía, por medio del organismo que al efecto cree el Poder Ejecutivo;
mientras no se cree el citado organismo, la vigilancia y fiscalización
de la administración de los fondos de los sindicatos se ejercerán por medio
de la inspección de bancos y sociedades mercantiles 7 . En Venezuela,

1
Arts. 17 y 36 de la ley núm. 14455 de 1958.
2
Art. 101 de la ley general del trabajo de 1939; art. 147 del decreto de 23 de agosto
de 1943.
3
Art. 20 del decreto núm. 1489 de 1952.
4
Art. 19 del decreto núm. 1123 de 1943.
6
Art. 211 del Código del Trabajo de 1947.
6
Art. 122 del decreto presidencial de 23 de marzo de 1936.
' Arts. 41 y 48 del decreto núm. 353 de 1951.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 141

los funcionarios respectivos del Ministerio de Trabajo cuidarán espe-


cialmente de la corrección en la administración de los bienes muebles
o inmuebles de los sindicatos, y de su utilización 1 .
En Chile, los fondos que perciban los sindicatos estarán sujetos
a la fiscalización de la inspección del trabajo respectiva, de la asamblea
general del sindicato, de la comisión del presupuesto y de cada uno de
los socios 2. La creación por los sindicatos de las cajas de socorros
mutuos, de retiro y de seguros requerirá la autorización previa de la
Dirección General del Trabajo, que ejercerá la vigilancia correspondiente
sobre tales fondos 3. La utilización de los fondos de todos los sindicatos
de obreros agrícolas estará sometida a las decisiones de un comité, del
que formarán parte el presidente del sindicato y un representante de
los empleadores, presidido por una persona nombrada por el juez
laboral competente 4.
En Irak 5, ia ley otorga al Gobierno las atribuciones precisas para
reglamentar la organización, administración y utilización de los fondos
sindicales.
En los Estados Unidos (Nueva York), el control de los fondos de
previsión social administrados conjuntamente por las organizaciones de
empleadores y de trabajadores corresponde al superintendente de segu-
ridad social o al superintendente de instituciones bancarias del Estado.
La ley correspondiente establece, en particular, con detalle los procedi-
mientos de contabilidad y los reglamentos de fideicomiso que han de
aplicarse en estos casos 6.
Varios gobiernos han insistido — tanto en sus leyes como en las obser-
vaciones que figuran en las monografías de los anexos del informe
McNair, y en otros textos — en que la verdadera finalidad del control
que se ejerce sobre los sindicatos no es interferir en las actividades sindi-
cales, sino meramente garantizar la observancia de las leyes por parte de
dichas organizaciones, para evitar una utilización abusiva o incorrecta
de los fondos sindicales.
En Austria, la fiscalización gubernativa de las organizaciones de tra-
bajadores y de empleadores oficialmente reconocidas se limita a garantizar
el respeto de la legislación pertinente 7 . En Colombia, la finalidad
1
Art. 185 de la ley de trabajo de 1947.
2
Art. 92 del decreto núm. 1030 de 1949.
3
Art. 373 del Código de Trabajo de 1931.
4
Art. 38 de la ley de 1947 sobre organización sindical de los obreros agrícolas.
6
Art. 121, a), de la ley del trabajo de 1958.
6
Véase DEPARTMENT OF LABOR, Bureau of Labor Standards : Annual Digest
of State and Labor Legislation 1955-1956, Laws of New York, chapter 774,
18 April 1956, págs. 254-256.
' Informe McNair, anexo II, pág. 88.
142 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

explícita de la fiscalización ejercida por el departamento nacional de


supervigilancia sindical sobre los sindicatos es obtener el correcto manejo
e inversión de sus fondos1. En Costa Rica 2, la estricta vigilancia que la
ley exige sobre las organizaciones sociales se ejerce con el exclusivo
propósito de que éstas funcionen ajustadas a las prescripciones de la ley.
En Guatemala 3, Panamá4 y El Salvador 5 se han dictado unas dispo-
siciones enteramente análogas. El Gobierno de Guatemala declara, ade-
más, que la fiscalización ejercida tiene también como objeto estimular
el movimiento sindical y funciona exclusivamente en beneficio colec-
tivo 6. En Yugoslavia, el Gobierno ha declarado que organismos guber-
nativos especiales ejercen una fiscalización activa y regular de las acti-
vidades de carácter económico de las organizaciones, para verificar si
se respetan las disposiciones legales en vigor '.
En Honduras 8, la Secretaría del Trabajo podrá orientar a las orga-
nizaciones sindicales a fin de impedir que se cometan actos contrarios
a las leyes o a sus propios fines, « sin que ello constituya intervención
alguna en su funcionamiento » 9. En Uganda, están autorizadas las
asociaciones u organizaciones de empleadores que, aunque contribuyen
a reglamentar las relaciones laborales, no han sido requeridas aún por
el registrador de sindicatos para que cumplan las disposiciones relativas
a su registro; en tales casos, el registrador tiene legalmente derecho a
« asesorar » a estas asociaciones u organizaciones sobre el modo en que
han de llevar su contabilidad y sus libros10. En Grecia, el objeto de la
fiscalización es vigilar la administración de los bienes de una asociación
y garantizar la observancia de las disposiciones de la ley de asociaciones
y de los reglamentos sindicales11. En relación con esta y con otras impor-
tantes disposiciones legales, la Misión de la O.I.T. en Grecia informó,
en los meses de octubre y noviembre de 1947, que la legislación sindical
de este país parecía en su mayor parte « inspirada exclusivamente en el
deseo de orientar a los sindicatos inexpertos en la tarea de preparar los
reglamentos adecuados para regir su propia organización y actividades »

1
Informe McNair, anexo II, pág. 382.
2
Art. 267 del Código de Trabajo de 1943.
3
Art. 211 del Código de Trabajo de 1947.
« Art. 274 del Código de Trabajo de 1947.
6
Art. 41 del decreto núm. 353 de 1951.
6
Informe McNair, anexo II, pág. 705.
7
Ibid., pág. 1798.
8
Art. 44 del decreto-ley núm. 101, de 1955.
" Informe McNair, anexo II, pág. 738.
10
Art. 4, 1), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales.
11
Art. 29 de la ley de asociaciones de 1914.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 143

y que « el código para la reglamentación de las actividades de los sindi-


catos » se halla en general de acuerdo con los reglamentos libremente
adoptados por los sindicatos de otros países. No obstante, declaraba la
Misión, « algunas disposiciones relativas al control de los sindicatos,
así como a su disolución obligatoria, han suscitado en la práctica consi-
derables dificultades » 1 .
En una sesión del Comité de Libertad Sindical del Consejo de Ad-
ministración 2, el representante del Gobierno de Turquía, en respuesta
a las alegaciones de que las facultades que le habían sido concedidas en
virtud de la ley de 1947 sobre sindicatos y de otras leyes infringían los
derechos de los sindicatos, declaró lo siguiente :
El control ejercido por el Gobierno sobre los sindicatos tiene la exclusiva
finalidad de impedir algunas infracciones, como la gestión fraudulenta de
fondos por los dirigentes, y sólo se aplica a ciertas cuestiones. En realidad,
el control de la gestión de los sindicatos es ejercido por las asambleas gene-
rales. El derecho de control que concede al Gobierno el artículo 11 de la
ley de sindicatos, ejercido de conformidad con el artículo 8 del Convenio
sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, no le
permite que ese control constituya un atentado a la libertad sindical3.

El Comité, basándose en los elementos que se le presentaron, es-


timó que el Gobierno sólo había aplicado, en la práctica, las disposi-
ciones incriminadas de la ley sobre asociaciones en la medida que le
permitían impedir que se cometieran algunas infracciones, tales como
la gestión fraudulenta de fondos, y ello en una época en que el movi-
miento sindical se encontraba todavía en su fase inicial, pero no ha
recurrido a tales disposiciones de manera que atente, en la práctica, con-
tra el ejercicio de los derechos sindicales 4.
Teniendo en cuenta las anteriores observaciones, se pueden consi-
derar ahora determinados aspectos de la forma en que se ejerce la
fiscalización. La legislación pertinente dispone, en particular: la pre-
sentación a las autoridades, a intervalos determinados, de los estados de
cuentas; la obligación de someterse a la inspección del gobierno, pro-
porcionando a las autoridades la información que éstas requiriesen;
los requisitos necesarios para la celebración de reuniones; la aproba-
ción de los reglamentos sindicales por parte de las autoridades. Hace

1
Véase O.I.T. : Labour Problems in Greece, Estudios y documentos, nueva serie,
num. 12 (Ginebra, 1949), págs. 218-219.
2
Sexto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 50 (Turquía), pá-
rrafos 814-867, Séptimo Informe de la Organización Internacional del Trabajo a las
Naciones Unidas, op. cit, págs. 382-392.
3
ídem, párrafo 828; Informe McNair, anexo II, págs. 1490-1491.
4
Sexto informe del Comité de Libertad Sindical, párrafo 859, Séptimo Informe
de la Organización Internacional del Trabajo a las Naciones Unidas, op. cit., pág. 390.
144 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

igualmente referencia al reglamento de contabilidad prescrito por éstas,


a la aprobación de los presupuestos, a las transacciones particulares o
a las inversiones que puedan efectuar las autoridades, al control de las
elecciones de funcionarios sindicales y, finalmente, a la asunción por
las autoridades de determinadas obligaciones.
Presentación periódica de los estados de cuentas de las organizaciones
Desde que se aprobó la ley de 14 de septiembre de 1959 sobre los
informes y declaraciones que deben presentar las organizaciones de
empleadores y de trabajadores \ en los Estados Unidos, se pidió a todas
las organizaciones sindicales que sometiesen al Secretario de Trabajo
un informe que debería incluir, entre otras informaciones, las siguientes :
las cuotas sindicales y las subvenciones de carácter regular, y las medidas
adoptadas y los procedimientos seguidos en relación con :
i) los requisitos exigidos para la afiliación y las eventuales restric-
ciones en este terreno ;
ii) la recaudación de fondos ;
iii) la participación en la seguridad social o en otras actividades de
carácter asistencial;
iv) las autorizaciones precisas para la utilización de los fondos de la
organización ;
v) la intervención de cuentas de las transacciones financieras de la
organización ;
vi) la convocatoria de las reuniones ordinarias y extraordinarias;
vii) la selección de los funcionarios y de los delegados sindicales;
viii) las sanciones disciplinarias o la destitución de los funcionarios
o agentes por incumplimiento de sus obligaciones; y
ix) la imposición de multas a los miembros, así como su suspensión
y expulsión, etc.
Además, toda organización debe someter anualmente al Secretario
de Trabajo un informe acerca de su situación económica y las opera-
ciones efectuadas en el año fiscal transcurrido, informando sobre los
siguientes puntos :
a) el activo y pasivo al comenzar el año fiscal;
b) los recibos y justificantes correspondientes;
c) los salarios, subsidios y cualquier otra cantidad abonada a todo
empleado cuya remuneración total haya superado los 10.000 dólares
durante el año fiscal considerado;
1
Arts. 201, a),b),c), 202 y 203 de dicha ley.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 145

d) los préstamos concedidos a cualquier funcionario empleado o


miembro de los sindicatos por un importe superior a 250 dólares
al año;
e) los préstamos concedidos directa o indirectamente a cualquier
empresa ;
f) cualquier otro eventual desembolso.

Una organización sindical debe poner a disposición de sus miembros


cualquier información destinada al Secretario de Trabajo, de acuerdo
con las disposiciones citadas en los dos párrafos precedentes.
Todo funcionario de un sindicato y todo empleado sindical (con
exclusión de los que se dedican a tareas puramente burocráticas o de
vigilancia) deberán presentar al Secretario de Trabajo un informe con los
siguientes datos relativos al año fiscal transcurrido :
a) acciones, obligaciones, títulos o intereses, rentas u otros bienes
que el interesado, su esposa o hijos menores de edad hubiesen
obtenido o adquirido de un empleador cuyos empleados estuvieran
representados por el sindicato en cuestión — o éste pretendiera repre-
sentar —, así como cualquier transacción ya iniciada que afectase total
o parcialmente a los citados bienes, etc. ;
b) cualesquiera acciones, obligaciones, etc., obtenidas o adquiridas
de modo análogo de cualquier empresa que dedique una parte conside-
rable de sus actividades a realizar operaciones de compra, venta, arren-
damiento o cualquier otra forma de transacción con : i) alguna empresa
perteneciente a un empleador cuyos empleados estén representados por
el sindicato en cuestión — o éste pretenda representar —, o ii) el sindicato
mismo ;
c) cualquier cantidad u objeto de valor recibido de cualquier em-
pleador o consejero de un empleador.

Los empleadores deben informar sobre : a) cualquier cantidad


abonada o préstamo concedido a un sindicato, o a un funcionario,
agente, delegado o representante de aquél; b) cualquier cantidad abo-
nada a algún empleado con ánimo de que influya sobre otros empleados
para que ejerza o no el derecho de sindicación y de negociación colec-
tiva, y c) cualquier gasto realizado con el fin de coartar o restringir
la libertad de acción de los empleados sindicales en el ejercicio del dere-
cho de sindicación y de negociación colectiva.
Las disposiciones vigentes a este respecto en algunos Estados de los
Estados Unidos exigen algunas observaciones.
146 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Alabama, todo sindicato está obligado a someter al Departa-


mento de Trabajo de su Estado una copia de su constitución, reglamentos
y eventuales modificaciones a los mismos, y también a presentar un
informe anual con todo género de detalles sobre sus ingresos, gastos y
propiedades 1. En Connecticut, una ley de 1957 exige que los sindicatos
con más de 25 miembros sometan anualmente a las autoridades del
Estado un informe financiero, proporcionando además una copia del
mismo a cada uno de sus afiliados 2. En Delaware, un sindicato está
obligado a presentar, primeramente, en el momento de hacer su solicitud
para el registro obligatorio, un informe en el que figuren, entre otras
cosas, detalles concretos sobre las cuotas de ingreso, las subvenciones
eventuales y el procedimiento de elección de funcionarios y cada dos
años someter además a las autoridades del Estado un informe que
exponga su situación financiera y las cantidades exactas desembolsadas
en concepto de salarios y de otros gastos 3. En Kansas, de conformidad
con la ley sobre relaciones laborales, los sindicatos con más de 25 afi-
liados deben presentar anualmente un informe en el que figuren los
nombres de sus funcionarios y los salarios correspondientes, además de
otros detalles de su administración interior : cuotas de ingreso, cuotas
ordinarias y otros desembolsos efectuados por los miembros, así como
los ingresos, gastos, activo y pasivo del sindicato 4. En Massachusetts,
como consecuencia de un referéndum organizado el año 1946, se obligó
a los sindicatos a presentar, en el momento de hacer la solicitud para su
registro obligatorio, detalles acerca de sus cuotas de ingreso, de sus cuotas
ordinarias, multas, procedimientos empleados para el nombramiento
de funcionarios y salarios correspondientes de los mismos, debiendo
también los sindicatos presentar anualmente un informe en el que además
de resumirse los puntos anteriormente indicados se enumeren detallada-
mente todos los gastos efectuados 5. En Nuevo Hampshire, todo sindi-
cato que se beneficie con disposiciones de seguridad sindical debe pre-
sentar un informe anual con detalles sobre los salarios de sus funcio-
narios, las cuotas de ingreso, las cuotas ordinarias y los ingresos por
este concepto, los gastos y las operaciones financieras efectuadas con
la organización de que depende, y con cualquier federación del Estado

1
Art. 7 de la ley núm. 298 (véase Charles C. KILLINGSWORTH : State Labor Rela-
tions Acts, op. cit., pág. 283).
2
Monthly Labor Review (Washington, Department of Labor), diciembre de 1957,
pág. 1473.
3
Véase Charles C. KILLINGSWORTH : State Labor Relations Acts, op. cit., pág. 284.
4
Ibid., pág. 99.
5
Ibid., pág. 284. Una ley de 1949 restringió la aplicación de estas exigencias a
los sindicatos con más de 50 miembros. Monthly Labor Review, enero de 1950,
pág. 44.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 147

o de la localidad 1. En Dakota del Sur, los sindicatos deben presentar


anualmente un informe detallado de todos sus ingresos y gastos; en
Idaho el Tribunal Supremo del Estado anuló una ley semejante; en Texas,
el Tribunal de Apelación anuló una ley que exigía de los sindicatos un
informe anual sobre las cuotas de ingreso, las cuotas ordinarias, los
nombramientos, los gastos y las contribuciones 2. Finalmente, las leyes
promulgadas en Washington, en 1955; en Nueva York, en 1956, y en
California, Connecticut, Massachusetts y Wisconsin, en 1957, exigen que
los sindicatos presenten anualmente estados de cuentas a las autori-
dades competentes por intermedio de los síndicos de los fondos de hi-
giene y previsión social3.
En las provincias canadienses de Nueva Escocia4 e isla del Prín-
cipe Eduardo 5, los sindicatos deben someter anualmente a las autori-
dades competentes informes financieros de gestión; análoga obligación
tienen en Bélgica 6 todas las organizaciones reconocidas por el Go-
bierno, y en Filipinas 7 todas las organizaciones registradas. En la Unión
Sudafricana8, las organizaciones industriales registradas deben presen-
tar anualmente al registrador de dichas organizaciones un estado de
ingresos y gastos y una copia de la hoja de balance y del informe corres-
pondiente del interventor. Los sindicatos registrados de Irlanda9 y el
Reino Unido 9, así como todos los sindicatos de algunos territorios no
metropolitanos10, deben presentar al registrador un estado general de
los fondos, bienes y gastos del año transcurrido. En la Federación Malaya11,
el secretario del sindicato debe remitir al registrador una declaración gene-
ral de los ingresos y gastos del año transcurrido, así como el balance

1
Véase Charles C. KILLINGSWORTH: State Labor Relations Acts, op. cit.,
pág. 284.
2
Ibid., págs. 284 y 285.
3
Monthly Labor Review, diciembre de 1957, pág. 1473.
4
Art. 66, 2), de la ley de 1954 sobre sindicatos.
6
Art. 10 de la ley de 1951 (modificada) sobre sindicatos.
6
Art. 8 de la ley de 1898 sobre sindicatos profesionales (al estado de ingresos y
gastos debe adjuntarse un comprobante de las compras y ventas).
7
Art. 4 de la ley del Commonwealth num. 213, de 21 de noviembre de 1936;
art. 23, b), 3), de la ley de la República num. 853 de 1953.
8
Art. 11,2), e) de la ley de 1956 sobre conciliación laboral. La situaciones ente-
ramente análoga en Rhodesia del Sur (art. 50, 1), c), de la ley de 1959 sobre con-
ciliación laboral).
• Ley de 1871 sobre sindicatos.
10
Guayana Británica (art. 30, a), de la orden de 1921 sobre organizaciones sindi-
cales); Malta (art. Il delà orden de 1945 sobre organizaciones sindicales y conflictos
de trabajo); Nigeria (art. 26,1), de la orden (revisada) de 1939 sobre organizaciones
sindicales); Sierra Leona (art. 23, 1), de la orden de 1940 sobre organizaciones sin-
dicales).
11
Art. 56, 1), de la orden de 1959 sobre organizaciones sindicales.
148 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

definde año. Lo mismo en Ceilán1, Ghana2 y el Sudán3, y en Birmania4,


India 4, y Pakistán 4, con respecto a los sindicatos registrados.
El estado de cuentas deberá ser revisado por un interventor y venir
acompañado, en algunos territorios no metropolitanos 5, por una copia
del informe del interventor y en otros por un certificado extendido por
el mismo interventor6. En Libia es preciso someter anualmente al Direc-
tor del Trabajo una copia certificada de los estados de cuentas revisados
por el interventor 7.
La legislación de algunos territorios no metropolitanos contiene, a
este respecto, disposiciones bastante detalladas. Por ejemplo, en las
Bahamas8 es preciso remitir anualmente al funcionario principal encar-
gado de las cuestiones laborales un estado general de ingresos, fondos,
bienes y gastos en el que aparezcan claramente el activo y pasivo del
sindicato en el momento del cierre del estado de cuentas, así como los

1
Art. 44 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
2
Art. 24, 1), de la orden de 1941 sobre organizaciones sindicales.
3
Art. 22 de la orden de 1949 sobre sindicatos. La situación es, al parecer, la misma
que en Barbada (art. 32, 1), de la ley de 1939 sobre organizaciones sindicales); Bermu-
das (art. 14, 1), de la ley de 1946 sobre organizaciones sindicales); Honduras Británica
(art. 27, 1), de la orden de 1941 sobre organizaciones sindicales), y Trinidad y Tabago
(art. 29, 1), de la orden de 1933 sobre organizaciones sindicales).
4
Art. 28 de la ley de 1926 sobre organizaciones sindicales (India).
6
Así, por ejemplo, en Chipre (art. 34, 1), de la ley de 1949 sobre organizaciones
sindicales); en Jamaica (art. 16, 1), de la ley (modificada) de 1919 sobre organizaciones
sindicales); en Kenia (art. 47, 1), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales);
en las islas de Sotavento (art. 31,1), de la ley de 1939 (modificada en 1949) sobre orga-
nizaciones sindicales); en Rhodesia del Norte (art. 15 de la orden de 1949 sobre orga-
nizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en Niasalandia (art. 52, 1), de la orden
de 1958 sobre organizaciones sindicales); en Singapur (art. 44, 1), de la orden de 1940
sobre organizaciones sindicales); en Tangañica (art. 44, 1), de la orden de 1956 sobre
organizaciones sindicales); en Uganda (art. 47, 1), de la orden de 1952 sobre organi-
zaciones sindicales), y en Zanzíbar (art. 44,1), del decreto de 1958 sobre organizaciones
sindicales). En el caso de Rhodesia del Norte, las prescripciones generales relativas
a los estados de cuentas anuales se aplican especialmente a todas las ramas del Sindi-
cato de Trabajadores de los Ferrocarriles de Rhodesia en lo referente a las cuotas,
fondos, bienes, gastos, activo y pasivo de su fondo político (art. 35 de la orden de 1949
sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo).
6
Dominica (art. 13, 1), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales y
conflictos de trabajo); Granada (art. 13, 1), de la orden de 1951 sobre organizaciones
sindicales y conflictos de trabajo); Santa Lucía (art. 13, 1), de la orden de 1948 (modi-
ficada en 1951) sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo), y San Vicente
(art. 13, 1), de la orden de 1950 (modificada en 1951) sobre organizaciones sindicales
y conflictos de trabajo).
7
Art. 43 de la ley de 1957 sobre trabajo.
8
Art. 35, 1), de la ley de 1958 sobre organizaciones sindicales. La situación es
muy semejante en las islas Fidji (art. 11, 1), de la orden de 1945 sobre organizaciones
industriales). Además, el art. 8, g), prevé que en el reglamento del sindicato se precise
la obligación de «poner a disposición» del registrador de organizaciones industriales
copias de los estados de cuentas revisados anualmente por los interventores, así como
de sus informes, y asimismo en Gambia (art. 20,1), de la orden de 1932 sobre organi-
zaciones sindicales) e isla Mauricio (art. 11, 1), de la orden de 1954 sobre organiza-
ciones sindicales).
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 149

ingresos y gastos del sindicato en el año transcurrido, debiéndose indicar


por separado los gastos correspondientes a las distintas actividades
sindicales y los fines a que tales gastos se han asignado ; la fecha en que
debe presentarse este informe y el período que debe abarcar. La Junta
de Trabajo precisará periódicamente su forma y los datos que en él
deben figurar. Los interventores presentarán también un informe al
funcionario superior encargado de las cuestiones laborales 1 .
Los diversos informes exigidos a las organizaciones obreras en los
territorios no metropolitanos deberán contener, por lo general, deter-
minadas informaciones, y estar redactados en la forma prescrita, esta-
blecida, en numerosos casos, por las normas y los reglamentos que
complementan las órdenes sobre los sindicatos 2. En la mayoría de los
casos, si no en todos, deberán ir acompañados de indicaciones sobre
los cambios que han ocurrido en el personal de la organización y sobre
las modificaciones que se hayan efectuado en los estatutos.
En ciertos casos el sindicato debe remitir al registrador copias de
las cuentas revisadas que el tesorero ha de presentar, en virtud de la ley,
a la asamblea general del sindicato en los plazos determinados por el
reglamento. Algunas veces este requisito se agrega a la obligación de
presentar declaraciones anuales del estado de cuentas a que ya hemos
hecho referencia 3 ; otras veces, en cambio, este requisito substituye a la
obligación indicada 4 .

1
Art. 35, 3), de la ley de 1958 sobre organizaciones sindicales.
2
Como ilustración significativa de esta situación general, puede citarse un ejemplo
característico. El reglamento sobre organizaciones sindicales promulgado en San
Vicente en 1952 contiene los formularios destinados a la presentación de los distintos
estados anuales de cuentas por parte de los sindicatos. El formulario correspondiente
a la declaración anual del estado de cuentas prevé la inscripción por separado de las
cuotas de ingreso, subscripciones y contribuciones efectuadas por los miembros de cada
sexo; las rentas de las inversiones, las donaciones y las eventuales aportaciones de otros
sindicatos; las prestaciones efectuadas — y los subsidios abonados — : subsidios por
enfermedad, muerte y funeral, vejez, desempleo, huelga, etc.; los gastos de adminis-
tración —sueldos, dietas de viaje de los funcionarios —, alquileres, intereses, impuestos,
material de oficina, imprenta, gastos de correo, etc., y cualesquiera otros. También
debe figurar el balance afinde año. Asimismo se exigen formularios determinados para
las declaraciones de activo y los certificados de los interventores. Lo mismo ocurre
en el caso de la solicitud inicial para el registro de la organización : es obligatorio enton-
ces ajustarse a un formulario dado para las necesarias referencias al reglamento adjunto
en que se definen las distintas finalidades a que pueden destinarse los fondos, de con-
formidad con la orden, y las distintas formas en que pueden manejarse : inversiones,
cuentas bancarias, contabilidad confiada a los miembros, activo y pasivo, etc.
3
Así, por ejemplo, en Ghana (art. 25, 1), de la orden de 1941 sobre organizaciones
sindicales); en Libia (art. 24 de la ley núm. 6 de 1951 para Tripolitania y art. 23 de
la ley núm. 25 de 1951 para Cirenaica) y en el Sudán (art. 23, 1), de la orden de 1949
sobre organizaciones sindicales), como también en Malta (art. 14, 1), de la orden de
1945 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en Nigeria (art. 27, 1),
de la orden (revisada) de 1939 sobre organizaciones sindicales) y en Sierra Leona
(art. 24, 1), de la orden de 1940 sobre organizaciones sindicales).
4
Así, por ejemplo, en Aden (art. 13, 1), de la orden de 1942 sobre organizaciones
sindicales y conflictos de trabajo); en Basutolandia (art. 13, 1), de la proclamación de
150 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Gibraltar, además de los requisitos indicados, cualquier sección de


un sindicato del Reino Unido tiene la obligación de presentar un certifi-
cado expedido por el sindicato al que pertenece declarando haber
cumplido con los reglamentos establecidos por la ley de 1871 sobre
sindicatos, aplicable a todos los sindicatos registrados en el Reino
Unido. Es preciso además poner a disposición del registrador de orga-
nizaciones sindicales de Gibraltar una copia de la declaración anual
sobre el estado de cuentas formulado por el sindicato del Reino Unido
al que la mencionada sección pertenezca 1.
Para terminar, es preciso aludir a un último tipo de disposiciones.
En Ceilán 2, Ghana 3, Federación Malaya 4 y Sudáns, todos los miem-
bros de un sindicato tienen derecho a recibir, libre de gastos, cuando
lo soliciten, una copia de las declaraciones estatutarias sobre el estado
de cuentas del sindicato presentado al registrador6. En las islas
1942 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en Bechuanalandia
(art. 13, 1), de la proclamación de 1942 sobre organizaciones sindicales y conflictos
de trabajo); en Somalia Británica (art. 13,1), de la orden de 1944 sobre organizaciones
sindicales y conflictos de trabajo); en las islas Falkland (art. 13,1), de la orden de 1942
sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en Gibraltar (art. 13, 2), de
la orden de 1947 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en las islas
Gilbert y Ellice (art. 13, 1), de la orden de 1946 sobre organizaciones sindicales y
conflictos de trabajo); en Hong Kong (art. 24, 1), de la orden de 1948 sobre organiza-
ciones sindicales y conflictos de trabajo); en Borneo del Norte (art. 18, 1), de la orden
de 1947 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); en Niasalandia
(art. 13,1), de la orden de 1944 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo);
en Sarawak (art. 18, 1), de la orden de 1947 sobre organizaciones sindicales y con-
flictos de trabajo); en las islas Seychelles (art. 13 de la orden de 1943 sobre organiza-
ciones sindicales y conflictos de trabajo); en las islas Salomón (art. 13, 1), de la regla-
mentación de 1946 sobre sindicatos y conflictos de trabajo); en Suazilandia (art. 12,1),
de la proclamación de 1942 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo).
1
Art. 13, 3), de la orden de 1947 sobre organizaciones sindicales y conflictos de
trabajo.
2
Art. 44, 4), de la orden de 1935 sobre sindicatos.
3
Art. 24, 3), de la orden de 1941 sobre organizaciones sindicales.
4
Art. 56, 1), de la orden de 1959 sobre organizaciones sindicales.
5
Art. 22, 3), del decreto de 1949 sobre organizaciones sindicales.
6
Esto mismo ocurre en Barbada (art. 32,1), de la ley de 1939 sobre organizaciones
sindícales); Bermudas (art. 14, 1), de la ley de 1946 sobre organizaciones sindicales y
conflictos de trabajo); Guayana Británica (art. 30, a), de la orden de 1921 sobre
organizaciones sindicales); Honduras Británica (art. 27, 1), de la orden de 1941 sobre
sindicatos); Chipre (art. 34, 1), de la ley de 1949 sobre organizaciones sindicales);
Dominica (art. 13, 3), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales y conflic-
tos de trabajo); islas Fidji (art. 11, 3), de la orden de 1945 sobre organizaciones indus-
triales); Gambia (art. 20, 1), de la orden de 1932 sobre organizaciones sindicales);
Granada (art. 13, 3), de la orden de 1951 sobre organizaciones sindicales y conflictos
de trabajo); Jamaica (art. 16, 3), de la ley de 1959 (modificada) sobre organizaciones
sindicales); Kenia (art. 47, 4), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales);
islas de Sotavento (art. 31, 3), de la ley de 1939 sobre organizaciones sindicales);
Nigeria (art. 26, 3), de la orden (revisada) de 1939 sobre organizaciones sindicales);
Rhodesia del Norte (art. 15 de la orden de 1949 sobre organizaciones sindicales y
conflictos de trabajo); Niasalandia (art. 52, 3), de la orden de 1958 sobre organiza-
ciones sindicales); Santa Lucía (art. 13, 3), de la orden de 1948 sobre organizaciones
sindicales y conflictos de trabajo, modificada por la orden de 1951 (en este terri-
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 151

Fidji 1 y en Rhodesia del Sur 2 debe preverse en el reglamento del sindicato


la obligación de poner a disposición de los miembros copias del estado
de cuentas anualmente revisado por el interventor, con sus informes
correspondientes. En Granada, el tesorero del sindicato hará copias de
las declaraciones de ingresos y gastos, así como del activo y pasivo del
sindicato y del certificado del interventor, para enviarlas al registrador y
colocarlas en lugar visible en todas las oficinas del sindicato 3.
En algunos casos no se exige de un modo automático una declara-
ción anual de la situación económica, aunque se conceden a las autorida-
des atribuciones suficientes para exigirla en cualquier momento. En
Alberta (Canadá) 4 , el ministro competente puede exigir en cualquier
momento a un sindicato una declaración general de ingresos y gastos
correspondiente al año transcurrido. En Terranova 5, el Ministro de
Trabajo puede exigir a un sindicato, a petición de siete miembros del
mismo, como mínimo, que le presente una declaración revisada de ingre-
sos y gastos correspondientes a cualquier año económico, teniendo tam-
bién atribuciones para solicitar una nueva intervención a expensas del
Departamento de Trabajo. En Marruecos 8 , un sindicato tiene que
presentar a las autoridades locales una declaración detallada de sus
bienes muebles e inmuebles.
En general, cuando deban hacerse declaraciones anuales, el regis-
trador tiene atribuciones para solicitar una información complemen-
taria sobre cualquier punto que le ofrezca dudas. Así ocurre, por ejemplo,
en Libia ' y en la Unión Sudafricana 8 . En Nigeria se conceden al
registrador amplios poderes. Por ejemplo : siempre que el registrador
considere dudoso el estado de cuentas que se le ha presentado, espe-
cialmente sobre la forma en que se ha llevado y presentado la insufi-

torio los miembros tienen derecho también a una copia del certificado del interventor
de cuentas); San Vicente (art. 13, 3), de la orden de 1950 sobre organizaciones sindi-
cales y conflictos de trabajo, modificada en 1951); Sierra Leona (art. 23, 3), de la orden
de 1940 sobre organizaciones sindicales); Singapur (art. 44, 4), de la orden de 1940
sobre organizaciones sindicales); Tangañica (art. 44, 3), de la orden de 1956 sobre
organizaciones sindicales); Trinidad y Tabago (art. 29, 1), de la orden de 1933 sobre
organizaciones sindicales); Uganda (art. 47, 4), de la orden de 1952 sobre organizacio-
nes sindicales); Zanzíbar (art. 44, 3), del decreto de 1958 sobre organizaciones sindi-
cales).
1
Art. 8, g), de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
2
Art. 47, 1), g), de la ley de 1959 sobre conciliación laboral.
3
Art. 13 de la orden de 1951 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo,
modificada en 1956.
4
Art. 107, 1), de la ley del trabajo de 1947, modificada.
5
Art. 10, 2). de la ley de 1952 sobre sindicatos.
6
Art. 11, dahir núm. 1-57-119 de 1957.
' Art. 43 de la ley de 1957 sobre el trabajo.
8
Art. 11, 2), d), de la ley de 1956 de conciliación laboral.
152 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

ciencia de garantías de cualquier especie sobre la ausencia de irregu-


laridades y fraudes ; las autorizaciones precisas para cualquier eventual
infracción del reglamento aprobado; las autorizaciones precisas para
cualquier gasto incluido en las cuentas ; el estado de los atrasos y de la
recaudación de las cantidades que se deben al sindicato registrado, aparte
de las cuotas de sus miembros ; cualquier adelanto o depósito de impor-
tancia que presente un carácter anormal, o finalmente, sobre la comproba-
ción de la existencia de los bienes materiales enumerados en el estado de
cuentas, podrá solicitar, si lo estima oportuno, el envío de los libros,
comprobantes y documentos, a fin de examinarlos personalmente o
hacerlos examinar por su propio interventor, pudiendo también nom-
brar especialmente un interventor que examine las cuentas, con plenos
poderes para investigar sobre los antecedentes del sindicato, y exigir la
presentación de todos los comprobantes, documentos, etc., a expensas
del propio sindicato. Si de este examen resultara que se ha cometido
algún delito o infracción punible, alguna malversación de fondos, o
que figuran cantidades que no se hallan en poder del sindicato, el
registrador podrá, si así lo exigiese la negativa o negligencia de los
miembros, adoptar las medidas que se impongan, y entablar una acción
civil o criminal ante los tribunales competentes \
En los Estados Unidos, cuando el Secretario de Trabajo tenga
razones para considerar que alguien ha infringido o se dispone a infringir
alguna de las disposiciones relativas a los informes destinados a la secre-
taría de trabajo de la ley de 14 de septiembre de 1959 sobre los informes
y declaraciones que deben presentar las organizaciones de empleadores
y de trabajadores, la secretaría puede proceder a una acción civil en
forma de requerimiento judicial o cualquier otro procedimiento ade-
cuado. Cuando la secretaría de trabajo lo estime oportuno podrá ini-
ciar una investigación a fin de determinar si alguna persona ha infrin-
gido o está a punto de infringir las mencionadas disposiciones o cua-
lesquiera otras de la ley, y, en consecuencia, examinar los registros,
comprobantes y documentos, e interrogar a las personas susceptibles de
informarle para establecer los hechos correspondientes 2 .
En algunos casos, el registrador podrá examinar los estados de cuen-
tas del sindicato, siempre que un miembro del mismo haya formulado
quejas al respecto. Así sucede, por ejemplo, en Sudán 3 .
En otros casos, las atribuciones de los registradores para llevar a
cabo una investigación tienen un carácter más general, con indepen-

1
Art. 29, 1) y 2), de la orden (revisada) de 1939 sobre organizaciones sindicales.
2
Arts. 210 y 601, a), de la citada ley.
3
Art. 24, 1), de la orden de 1949 sobre organizaciones sindicales.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 153

dencia del fundamento que pueda tener la sospecha y el crédito que los
miembros del sindicato concedan a la queja. A este respecto, los poderes
de los registradores pueden asimilarse en cierto modo a los pode-
res de inspección permanente que examinaremos en la siguiente sección
de este capítulo; si los mencionamos ahora es porque afectan a los
países y territorios aludidos en las páginas precedentes y porque im-
plican disposiciones legales complementarias de las que ya hemos
citado.
Así, por ejemplo, en Australia, en virtud del artículo 152 de la ley
general sobre conciliación y arbitraje en la industria, y de conformidad
también con las disposiciones de las leyes sindicales de los Estados 1,
los registradores tienen también atribuciones para solicitar las informa-
ciones que puedan necesitar sobre los fondos y estados de cuentas de los
sindicatos registrados. En las islas Fidji, el registrador puede recurrir
en cualquier momento al secretario de una organización industrial, para
que le presente, en un plazo de catorce días, una declaración indicando,
entre otras cosas, el número de miembros que se hayan retrasado en el
pago de sus cuotas más de tres meses, así como cualesquiera otros
detalles que el registrador precise 2. En la isla Mauricio, el secretario
de un sindicato tiene la obligación de presentar, en el plazo de vein-
tiún días, contados desde el día que reciba el requerimiento del regis-
trador, una declaración con todos los detalles sobre el sindicato que
aquél precise 3. En Ghana 4, además de exigir la presentación anual
del estado de cuentas del sindicato, el registrador puede solicitar en
cualquier momento del tesorero, del comité de dirección o de cualquier
funcionario o funcionarios del sindicato habilitados para ello, estados
detallados de cuentas — acompañados, en la forma que aquél estime
oportuna, de los comprobantes y certificados correspondientes — de
los fondos del sindicato o de cualquiera de sus secciones, relativos

1
Informe McNair, anexo II, págs. 22-23.
2
Art. 12, 1), de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
3
Art. 11, 3), de la orden de 1954 sobre organizaciones sindicales.
4
Art. 26, 1), de la orden de 1941 sobre organizaciones sindicales. La situación es
la misma en Chipre (art. 35 de la ley de 1945 sobre organizaciones sindicales); Domi-
nica (art. 13, 2), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales y conflictos de
trabajo); Kenia (art. 50, 1), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales);
islas de Sotavento (art. 31, 2), de la ley de 1939 sobre organizaciones sindicales, modi-
ficada en 1944); Nigeria (art. 281 de la orden (modificada) de 1939 sobre organiza-
ciones sindicales); Niasalandia (art. 54 de la orden de 1958 sobre organizaciones sindi-
cales) ; Santa Lucía (art. 13,2), de la orden de 1948 sobre organizaciones sindicales y con-
flictos de trabajo, modificada en 1951); San Vicente (art. 13, 2), de la orden de 1950
sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo, modificada en 1951); Sierra
Leona (art. 25, 1), de la orden de 1950 sobre organizaciones sindicales); Tangañica
(art. 47, 1), de la orden de 1956 sobre organizaciones sindicales), y Uganda (artícu-
lo 50, 1), de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales.
154 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

a cualquier período determinado. Tales estados de cuentas deberán


incluir toda la información que el registrador solicite.
En la Federación Malaya \ los libros de contabilidad de todos los
sindicatos deben tenerse a disposición de los registradores, con el fin de
permitir su inspección. En Rhodesia del Norte 2, todos los sindicatos
deben mantener una oficina registrada en la que todas las memorias
acerca de las operaciones financieras del sindicato se hallen a disposición
del registrador o de cualquier otra persona debidamente autorizada
para permitir su inspección. En las islas Fidji, el registrador, o un fun-
cionario por él autorizado, puede examinar en cualquier momento
los libros y estados de cuentas de cualquier organización industrial3.
En Singapur, el registrador puede examinar en todo momento los libros
y documentos que obran en poder de cualquier sindicato registrado o
confiados a su custodia, así como sus cuentas bancarias ; en esta tarea,
el secretario y el tesorero del sindicato prestarán al registrador toda la
colaboración necesaria, autorizando incluso al banco a que le permita
examinar, sí así lo solicita, todos los estados de cuentas y documentos
pertinentes 4. En Trinidad y Tabago 5, el registrador tiene atribuciones
para ordenar en cualquier momento que los libros y estados de cuentas,
certificados, documentos, títulos y fondos de un sindicato sean ins-
peccionados o intervenidos por la persona o personas que él designe.
En la isla Mauricio 6, el registrador o cualquier funcionario debidamente
autorizado puede examinar los libros y estados de cuentas de cualquier
sindicato, y cuando este examen revele delitos punibles a juicio del
registrador, los comunicará al Fiscal general, para que adopte las medi-
das que estime adecuadas.
En Nueva Zelandia, la situación es bastante diferente de la de los
países hasta ahora considerados. Los sindicatos tienen la obligación
de someter al registrador una declaración anual con detalles sobre los

1
Art. 57 de la orden de 1959 sobre organizaciones sindicales. Análoga disposición
en Chipre (art. 36 de la ley de 1949 sobre organizaciones sindicales); Kenia (art. 48
de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales); isla Mauricio (art. 17 de la orden
de 1954 sobre organizaciones sindicales); Borneo del Norte (art. IS, a), de la orden de
1947 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo); Niasalandia (art. 53, 3),
de la orden de 1958 sobre organizaciones sindicales); Sarawak (art. 18, a), 1), de la
orden de 1947 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo, modificada en
1956); Singapur (art. 45 de la orden de 1940 sobre organizaciones sindicales); Tan-
gañica (art. 45 de la orden de 1956 sobre organizaciones sindicales, y Uganda (art. 48
de la orden de 1952 sobre organizaciones sindicales).
2
Art. 14 de la orden de 1949 sobre organizaciones sindicales y conflictos de tra-
bajo, modificada en 1956.
3
Art. 12, 4), de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
4
Art. 23, 1) y 2), del reglamento de 1941 sobre organizaciones sindicales.
6
Art. 16, 4), de la orden de 1933 sobre organizaciones sindicales.
6
Art. 18 de la orden de 1954 sobre organizaciones sindicales.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 155

funcionarios, síndicos e interventores, pero sin relación alguna con los


aspectos de carácter económico. Tampoco existe, al parecer, ninguna
disposición que exija la presentación de los estados de cuentas a una
asamblea general de miembros del sindicato, pero el sindicato pro-
porcionará, gratuitamente, a cualquier miembro al corriente en el pago
de sus cuotas que lo solicite, la última declaración anual de sus ingre-
sos y gastos, acompañada de una copia del correspondiente informe
del interventor. El registrador puede exigir al sindicato en cualquier
momento y a intervalos determinados — si abriga sospechas de que
la contabilidad no se ha llevado correctamente o de que ha habido
malversaciones — que someta sus estados de cuentas a un interventor
miembro de la Asociación de Contables de Nueva Zelandia 1.
En Rhodesia del Norte, las atribuciones de inspección e investiga-
ción del registrador han suscitado quejas por pretendidas infracciones
de los derechos sindicales, que fueron examinadas por el Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración (caso núm. 152) 2.
Dichas quejas se fundaban en el artículo 15 A de la orden (modificada
en 1956) 3 sobre organizaciones sindicales y conflictos de trabajo, que
dice así :
1) El funcionario registrador, o cualquier otra persona autorizada por
orden general o especial escrita, tendrá derecho a examinar, en todo momento
oportuno, los comprobantes de las operaciones financieras de un sindicato,
así como a verificar el fondo en caja existente; todo dirigente o miembro de
un sindicato deberá proporcionar las informaciones sobre las transacciones
o el funcionamiento del sindicato que requiera la persona que efectúe la
investigación.
2) El funcionario registrador puede efectuar una investigación, u ordenar
a una persona autorizada por escrito a que la efectúe en su nombre, sobre
la contabilidad y la situación económica de un sindicato, y podrá comunicar
los resultados de tales investigaciones a los miembros del sindicato; todos
los miembros y funcionarios del sindicato deberán proporcionar al funcio-
nario registrador o a la persona por él autorizada cualquier información
sobre las actividades financieras de los sindicatos, así como presentar el
dinero en caja y los comprobantes de las operaciones financieras efectuadas
por dicho sindicato.

El Comité llegó a la conclusión de que tales disposiciones no estaban,


al parecer, destinadas a permitir que un registrador pueda impedir
a un sindicato el libre ejercicio de sus actividades o la inversión de sus

1
Art. 78 de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje en la industria.
2
25.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafos 179-248 (Ginebra,
O.I.T.), Boletín Oficial, vol. XL, 1957, num. 2, págs. 84-100.
3
La misma disposición se halla en vigor en Niasalandia (art. 53, 1) y 2), de la
orden de 1958 sobre organizaciones sindicales) y en Zanzibar (art. 45 del decreto de
1958 sobre organizaciones sindicales).
156 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

fondos en fines legítimos reconocidos por la ley o por sus propios regla-
mentos 1 .

Fiscalización gubernativa y comunicación de las informaciones


necesarias

Ya se han mencionado detalladamente ciertos casos en que la fisca-


lización ejercida por las autoridades sobrepasa la mera obligación por
parte de los sindicatos de presentar estados anuales de sus cuentas.
La naturaleza tan variada de las disposiciones legales vigentes en diversos
países sobre la fiscalización gubernativa de los sindicatos o su obligación
a proporcionar informaciones a las autoridades no permite su clasifi-
cación en la forma adoptada con los territorios no metropolitanos, por
lo que se examinan a continuación dichas disposiciones por orden de
países.
En la República Árabe Unida, los sindicatos han de presentar a las
autoridades administrativas competentes copia de las intervenciones de
cuentas, a las que se acompañan las actas de la asamblea general en que
dichas intervenciones de cuentas fueron adoptadas; todos los libros de
contabilidad deben ser sellados por las mismas autoridades 2 .
En la Argentina, las asociaciones profesionales deben suministrar
las informaciones que soliciten las autoridades laborales, comunicar al
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la memoria de las actividades
de la asociación, llevar su contabilidad en forma que permita a la auto-
ridad fiscalizar el movimiento económico de la asociación y ajustarse
a las disposiciones que sobre el particular determine la reglamentación 3.
En Bolivia, el balance de caja y la memoria se presentarán por lo
menos anualmente, enviándose copia de ellos a la respectiva inspección
del trabajo, y los libros de contabilidad se presentarán a dicha ins-
pección cuando ésta los solicite. En caso de cambio del tesorero, la
entrega de la tesorería se hará mediante balance parcial y documentado,
remitiéndose copia del mismo al inspector del trabajo 4.
En Colombia, las organizaciones sindicales deben presentar semestral-
mente al Departamento Nacional de Supervigilancia Sindical del Minis-
terio de Trabajo una relación detallada de todos sus ingresos y egresos,
y someterse al examen e inspección de esa autoridad en cuanto al

1
25.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafo 241.
2
Arts. 175, d), y 176 del Código de Trabajo de 1959. Toda revisión de la asamblea
general se comunicará a las autoridades con una antelación de por lo menos siete
días (art. 177).
3
Art. 17 de la ley num. 14455 de 1958.
4
Art. 147 del decreto de 23 de agosto de 1943.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 157

cumplimiento de las normas estatutarias sobre el particular. Los libros


de contabilidad (registro de inventario y de balance, y libros de ingresos
y egresos) han de ser previamente registrados y rubricados por el inspector
del trabajo. Además de las reglas peculiares que los estatutos sindicales
prescriben o que sus directivas acuerden, la contabilidad de las organi-
zaciones de trabajadores se rige por las normas que al efecto dicte el
Departamento Nacional de Supervigilancia Sindical 1 . La misma auto-
ridad tiene la obligación de proceder a una investigación sobre la admi-
nistración financiera de los sindicatos, bien por su propia cuenta o a
través de los inspectores del trabajo 2.
En Costa Rica, los sindicatos tienen la obligación de enviar, cada
seis meses, copias auténticas del informe de rendición de cuentas a la
inspección general del trabajo; todos los libros de contabilidad han de
ser debidamente sellados y autorizados por la Oficina General de
Trabajo, a la que han de suministrarse todos los informes que solicite 3.
En Cuba, las organizaciones industriales están obligadas a propor-
cionar todas las informaciones sobre sus actividades que les soliciten
los funcionarios del Ministerio de Trabajo 4.
En Chile, los sindicatos industriales y profesionales deben propor-
cionar a la Dirección General de Trabajo los antecedentes que se les
soliciten 5. Por otra parte, los sindicatos están sujetos a la fiscalización,
que es ejercida por las autoridades del trabajo; a este efecto, podrán
asistir a las reuniones de los sindicatos e imponerse de sus actas, docu-
mentos, administración económica y de todas las actividades que des-
arrollan. Las inspecciones del trabajo llevarán un registro del control
y estadísticas de los sindicatos de su jurisdicción, en el cual se anotarán
datos tales como los relativos a las cuotas de incorporación y periódicas,
los nombres de los dirigentes de los comités ejecutivos y todas las infor-
maciones económicas concernientes a los estados de contabilidad, ingre-
sos, egresos, etc. ; asimismo los sindicatos deberán comunicar mensual-
mente a la respectiva inspección del trabajo todos los cambios referentes
a estos últimos datos 6 . Todos los acuerdos que establezcan erogaciones
o cuotas permanentes para los sindicatos deberán ponerse inmediata-
mente en conocimiento de la respectiva inspección del trabajo. Por
otra parte, el balance de caja deberá efectuarse semanalmente y se

1
Arts. 427, 393, 1), y 397 del Código del Trabajo.
2
Art. 12 del decreto núm. 1489 de 1952.
3
Arts. 275, j), y 279 del Código del Trabajo de 1943.
4
Art. 13 del decreto núm. 2605 de 1933.
5
Art. 383 del Código del Trabajo.
6
Arts. 67, 68 y 71 del decreto núm. 1030 de 1949.
158 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

enviará copia a la inspección del trabajo respectiva \ y los fondos que


el sindicato perciba, tanto en razón de la participación en las utilidades
de la empresa como por cuotas sindicales, están sujetos a la fiscalización
de la inspección del trabajo respectiva 2.
En China (Taiwan), las organizaciones de trabajadores han de
someter a las autoridades sus estados de cuentas y una memoria sobre
sus actividades todos los años, o en cualquier momento que lo soliciten3.
En la República Dominicana, las organizaciones sindicales han de
enviar copias de los estados relativos al movimiento de fondos al Depar-
tamento de Trabajo4.
En Grecia, los inspectores del trabajo, a solicitud del ministro del
ramo, por iniciativa propia o a solicitud del 20 por ciento, como mínimo,
de los miembros que hayan cumplido las obligaciones de los estatutos,
pueden proceder a investigaciones sobre cualquier persona a quien se le
hayan confiado funciones administrativas o proceder al examen de los
libros de contabilidad de las organizaciones. Si se demuestra que se han
violado los estatutos, o si se registra cualquier otra «irregularidad», la autori-
dad competente puede exigir al comité ejecutivo del sindicato que adopte las
medidas necesarias para restablecer la situación en un plazo determinado5.
En Guatemala, los sindicatos están obligados a llevar libros de conta-
bilidad de ingresos y egresos, de cuotas sindicales y de otras contribu-
ciones, así como otra clase de libros debidamente sellados y autorizados
por el Departamento Administrativo de Trabajo, debiendo igualmente
proporcionar los informes que soliciten las autoridades laborales.
Dentro de los tres días siguientes a la presentación semestral del estado
de cuentas a la asamblea general, el comité ejecutivo del sindicato debe
remitir copia del respectivo informe al Departamento Administrativo
de Trabajo, así como de los documentos o comprobantes que lo acom-
pañan, y también una copia de la resolución que dicte dicha asamblea
general sobre la rendición de cuentas. Todas las organizaciones sindica-
les deben publicar cada año en el Diario Oficial un estado de cuentas
y de su situación económica, en el que figuren con la debida precisión
el activo y pasivo del sindicato interesado 6.
1
Arts. 393, 1), y 400 del Código del Trabajo.
2
Art. 92 del decreto núm. 1030 de 1949.
8
Art. 27 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
* Art. 321 del Código Trujillo de Trabajo.
6
Ley núm. 281 de 1914. El Gobierno señala que el ejercicio de este derecho
es excepcional y que no se recurre al mismo sino en los casos en que este procedimiento
parezca necesario por motivos de alegaciones aparentemente fundadas. Véase CONFE-
RENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, 40.a reunión, Ginebra, 1957 : Informe III (par-
te II) : Resúmenes de memorias sobre los convenios no ratificados y sobre las recomen-
daciones (Ginebra, O.I.T., 1956), pág. 83. .
« Arts. 223, i), y 225, a),b),c),g), del Código de Trabajo de 1947.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 159

En Haití, los sindicatos deben proporcionar al Secretario de Estado


del Trabajo cualquier información que se les solicite directamente rela-
cionada con sus actividades sindicales *.
El Ministerio de Trabajo de Irán ha de ejercer un control y llevar a
cabo las inspecciones necesarias para garantizar los intereses de los
miembros de las organizaciones y federaciones interesadas 2.
En Jordania, la autoridad competente de registro (designada por el
Ministro de Asuntos Sociales) puede requerir del comité ejecutivo o del
tesorero de cualquier sindicato la presentación, en cualquier momento,
del inventario detallado de los bienes del sindicato respecto de cualquier
período determinado 3.
En el Líbano, el comité ejecutivo de un sindicato debe someter al
Departamento de Asuntos Sociales una copia de su balance de caja anual.
Por otra parte, el sindicato ha de llevar un registro de todos los ingresos
y egresos, así como otros registros, a los cuales pueden tener acceso
los inspectores laborales, debiendo ir debidamente sellados los folios
correspondientes por la sección sindical de dicho Departamento de
Asuntos Sociales 4.
En Panamá, los sindicatos tienen la obligación ineludible de enviar
copia auténtica del informe de rendición de cuentas, aprobado por la
asamblea general, por lo menos cada seis meses, a la Inspección General
del Trabajo, inmediatamente después de dicha aprobación. Asimismo,
los sindicatos han de llevar libros de contabilidad « debidamente sellados
y autorizados por la Inspección General de Trabajo ». Los fondos de
cada sindicato deberán mantenerse depositados en una institución banca-
ria, la cual está plenamente autorizada para informar a cualquier autoridad
de trabajo, que oficialmente lo solicite, respecto del estado de cuentas
correspondiente. En caso de que una organización proporcione reiterada
o intencionadamente informaciones falsas a las autoridades laborales,
podrá ser multada, suspendida o disuelta 5.
En el Perú, las sociedades reconocidas, además de comunicar a la
dirección de previsión social el resultado de sus ejercicios económicos
anuales, están asimismo sujetas « al control general y técnico » de dicha
dirección 6.
En Portugal, los sindicatos deben someter anualmente al Instituto

1
Art. 16 de la ley sobre organizaciones industriales de 1947.
2
Art. 35 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
3
Art. 22 de la ley núm. 35 de 1953.
4
Arts. 9 y 10 del decreto núm. 7939 de 1952.
6
Arts. 286, 288, 10), 292, 1), y 294 del Código de Trabajo de 1947.
6
Arts. 122 y 123 del decreto supremo de 23 de marzo de 1936.
160 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Nacional de Trabajo y Previsión Social estados de sus cuentas,


pudiendo este organismo ordenar toda investigación que considere
necesaria de los registros del sindicato o de sus secciones 1 .
En El Salvador, los libros de contabilidad que deben llevar los sindi-
catos han de estar autorizados y sellados por la sección de sindicatos del
Ministerio de Trabajo ; por otra parte, el sindicato está obligado a presen-
tar sus libros a los delegados del Ministerio de Trabajo y de Economía
a « los efectos de vigilancia y fiscalización », pudiendo dichos delegados
practicar las inspecciones e investigaciones que estimen necesarias, en
virtud de la función de vigilancia encomendada al Ministerio de Trabajo 2.
En Turquía, los sindicatos deben llevar, al igual que otras asocia-
ciones, registros de los ingresos y de los egresos, así como un balance
de caja y un estado final de cuentas, documentación que puede ser objeto
de inspección e investigación, en cualquier momento, por parte de las
autoridades locales; las autoridades de policía están autorizadas a
inspeccionar, en cualquier momento, la sede y demás locales de las
organizaciones, siempre y cuando las autorice a ello una orden por
escrito expedida a tales efectos por la autoridad local superior y a
reserva de que presenten dicha orden siempre que así se solicite 3 .
Estas disposiciones figuran entre las que motivaron la queja presen-
tada y examinada por el Comité de Libertad Sindical del Consejo
de Administración, como ya se ha indicado (caso núm. 50 : Turquía) 4.
A este respecto se ha consignado en el Informe McNair 5 la informa-
ción, proporcionada por el Gobierno, sobre el aumento del número
de dirigentes sindicales y el perfeccionamiento de su formación pro-
fesional; como consecuencia, según dicho Gobierno, sólo se realizan
en la actualidad inspecciones de los sindicatos cuando los miembros
de los mismos presentan alguna queja expresa.
En Venezuela, los sindicatos facilitarán a las autoridades laborales
las informaciones que les soliciten con objeto, principalmente, de
comprobar que funcionan conforme a las disposiciones de la ley del
trabajo y de los reglamentos complementarios. Una copia de la cuenta
de ingresos y gastos que ha de presentarse cada seis meses a la asamblea
general se remitirá al inspector del trabajo en el plazo de quince días
desde dicha presentación 6.

1
Art. 15, 7), del decreto núm. 23050 de 1933.
2
Arts. 20, 1) y 10), y 41del decreto núm. 353 de 1951.
3
Arts. 6, 28 y 29 de la ley sobre organizaciones industriales de 1938.
4
Véase, con respecto a las conclusiones formuladas por el Comité, la pág. 143.
6
Informe McNair, anexo II, pág. 1491.
6
Arts. 170, f), 182, c), y 183 de la ley de trabajo de 1947.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 161

Asambleas
En algunos países, las autoridades están facultadas para enviar un
representante a las reuniones sindicales, especialmente a las asambleas
generales y a aquellas reuniones en que han de aprobarse los presupuestos
y los estados de cuentas de las organizaciones y en las que asimismo se
proceda a la elección de los funcionarios sindicales encargados de la
administración financiera y otros funcionarios. Por haber sido ya
examinadas en el Informe McNair 1 las disposiciones correspondientes
en las legislaciones nacionales de los diferentes países no se insistirá
en la presente monografía sobre la cuestión general del control de
las reuniones sindicales por parte de las autoridades públicas, uno
de cuyos aspectos lo constituye el control de las reuniones convocadas
para tratar de problemas de administración financiera.

Aprobación gubernativa de los estatutos sindicales


En numerosos países, los estatutos de las organizaciones sindicales
— que regulan también la administración de sus fondos — han de ser
aprobados por las autoridades gubernativas. Así sucede, por ejemplo,
en Bolivia 2 , Brasil 3 , Colombia 4, Corea del Sur 5, Costa Rica 6, Che-
coslovaquia (véase más adelante), Chile 7 China (Taiwan) 8 , República
Dominicana 9 y Ecuador 10 , y otro tanto puede decirse con respecto a

1
Véanse las monografías contenidas en el anexo II del Informe McNair por lo
que se refiere a las disposiciones legales correspondientes de los siguientes países :
Bolivia (suplemento, págs. 301 y 308); Colombia (págs. 382-384); Cuba (pág. 431);
Chile (págs. 318 y 322); México (pág. 1075); El Salvador (pág. 1381); Turquía (pág.
1481); Unión Sudafricana (págs. 1532-1549), y Venezuela (suplemento, págs. 352-
353). A la información proporcionada en dicho informe cabe añadir que en Irak
a la primera asamblea general de un sindicato convocada para elegir el comité ejecutivo
y aprobar el proyecto de estatutos puede concurrir un representante del director general
del Trabajo, según determine éste (artículo 116 de la ley del trabajo de 1958).
2
Art. 5 del Código de Trabajo de 1939 (véase asimismo decreto supremo
núm. 1173 de 19 de mayo de 1948).
3
Art. 9 de la orden núm. 39 de 1944; arts. 6 y 7 del decreto-ley núm. 7038 de 1944.
4
Arts. 365, 366, 369 y 370 del Código Sustantivo del Trabajo; arts. 15 y 16 del
decreto núm. 1489 de 1952.
5
Art. 11 de la ley de 1953 sobre sindicatos. Las autoridades pueden obligar al
sindicato a que modifique cualquier disposición de sus estatutos que infrinja una ley
o una orden, o que « perjudique el interés público » (art. 13.)
5
Art. 274 del Código del Trabajo de 1943.
7
Art. 15 del decreto núm. 1030 de 1949.
8
Art. 11 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales; art. 31 de la ley de
1949 sobre sindicatos.
9
Arts. 349-350 del Código Trujillo del Trabajo de 1951. Cualquier cambio que se
introduzca en los estatutos de un sindicato debe comunicarse dentro del plazo de cinco
días a la Secretaría de Estado de Trabajo para su aprobación (artículo 70 del regla-
mento num. 7676 de 1951).
10
Art. 362 del Código de Trabajo de 1938.
162 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

España1, Guatemala2, Haití3, Irak4, Irán5, Líbano6, Monaco7, Perú8,


Portugal (véase más adelante), Turquía9 y Venezuela 10. En Guatemala,
además de la disposición general relativa a la autorización citada, en los
estatutos sindicales han de preverse detalladamente los métodos de gastos y
determinarse concretamente los porcentajes a que se van a destinar los
ingresos respectivos, de conformidad con las funciones propias de cada sin-
dicato ; si los estatutos no detenninan un porcentaje razonable o lofijanen
forma excesivamente amplia se denegarán « la inscripción, autorización
y concesión de la personalidad jurídica » del sindicatou. En Portugal,
la formación de un sindicato obrero está sujeta a la aprobación de sus
reglamentos y estatutos por el Ministro de las Corporaciones, requi-
riéndose asimismo la aprobación de toda modificación de dichos esta-
tutos12. En Polonia, las constituciones y estatutos de las organizaciones
privadas de empleadores están sujetos a la aprobación del Ministro
competente13.
En la mayor parte de los países citados, la aprobación de los estatutos
sindicales está meramente supeditada a la observancia de las prescripciones
legales, aunque en algunos casos, entre los que cabe citar al Irak14
y al Líbano15, la aprobación correspondiente parece asumir, por
parte de las autoridades, un carácter discrecional. En Chile no se puede
recurrir legalmente contra la decisión de las autoridades16, ni tampoco,

1
Art. 5 de la ley de 6 de diciembre de 1940.
2
Art. 218 del Código de Trabajo de 1947. Si la asamblea general de un sindicato
acuerda reformar los estatutos, se comunicarán tales modificaciones al Departamento
Administrativo de Trabajo en el plazo de quince días desde la celebración de dicha
asamblea general para su aprobación (art. 225,/J).
3
Art. 9 de la ley (modificada) de 1947 sobre organizaciones industriales.
4
Arts. 114 y 115 de la ley del trabajo de 1958.
6
Arts. 2, 10 y 15 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
6
Art. 89 del Código del Trabajo de 1946.
7
Art. 7 del decreto-ley núm. 399 de 1944 (sindicatos); art. 4 de la ley núm. 541
de 1951 (federaciones).
8
Art. 124 del decreto supremo de 23 de marzo de 1936 sobre reconocimiento y
control de las asociaciones.
9
Art. 4 de la ley de 1938 sobre organizaciones industriales; art. 11 de la ley de
1947 sobre sindicatos.
10
Art. 179 de la ley de trabajo de 1947.
11
Art. 221 del Código de Trabajo de 1947.
12
Art. 8 del decreto núm. 23050 de 1933.
13
Art. 73 del decreto (modificado) de 7 de junio de 1927 (Informe McNair, anexo II,
pág. 130).
14
Informe McNair, anexo II, pág. 886. Los recursos han de interponerse por el
ministro competente ante el Consejo de Ministros (art. 175 de la ley del trabajo
de 1958).
15
Ibid., anexo II, suplemento, pág. 280.
16
Ibid., anexo II, pág. 318.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 163

al parecer, en Monaco 1. En Portugal, los recursos han de interponerse


ante el tribunal supremo administrativo 2.
En Ghana, la legislación dispone que en los estatutos del Congreso
de Sindicatos deberán figurar las disposiciones indicando la forma
en que se ha de proceder al desembolso de sus fondos, disposiciones
que tendrán que ser aprobadas por el ministro competente 3.
En la provincia canadiense de Quebec es necesaria la aprobación
gubernativa de los estatutos sindicales de una organización antes de que
se le conceda personalidad jurídica 4 . En Nueva Zelandia, el registrador
puede obligar a un sindicato registrado, en virtud de la ley sobre
conciliación y arbitraje, a que modifique sus estatutos con objeto de
ajusfarlos a las disposiciones de dicha ley; si el sindicato no procediera
a dicha modificación, el propio registrador podrá efectuarla.
El registrador puede denegar, a reserva de interposición de recurso
ante el tribunal de arbitraje, la aprobación de cualquier disposición de los
estatutos que, en su opinión, sea injustificada o coercitiva 5 ; también
puede exigir a todo sindicato registrado en virtud de la ley sobre
constitución de sociedades anónimas que en sus estatutos figuren dispo-
siciones sobre cuestiones que él considere pertinentes, además de las
prescritas por la legislación 6.
En el Reino Unido, las disposiciones de los estatutos de un sindicato
de trabajadores relativas al establecimiento y administración de su fondo
para fines políticos han de ser aprobadas por el registrador de las socie-
dades de carácter benéfico '.
En Rhodesia del Sur, el registrador oficial denegará la aprobación de
cualquier disposición de los estatutos de un sindicato de trabajadores
o de una organización de empleadores cuando el examen de su soli-
citud de registro no permita determinar si dicha disposición se ajusta
o no a la legislación vigente o es contraria al interés general, o si la
considera perjudicial al resto de la colectividad 8 . En Borneo del

1
De conformidad con el art. 2 de la orden núm 2942, la aprobación de la
constitución de los sindicatos de una organización es objeto de una orden ministerial;
no parece que exista disposición alguna de recurso contra la denegación de dicha
aprobación.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 1352.
3
Art. 5 de la ley de 1958 sobre relaciones laborales.
4
Art. 2 de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
5
Arts. 67 y 70 de la ley de 1956 sobre conciliación y arbitraje. Para una disposi-
ción análoga vigente en Australia, véase pág. 13.
6
Art. 6, 1), b), de la ley de 1908 sobre constitución de sociedades anónimas.
' Art. 3, 1). de la ley de 1913 sobre sindicatos. Las disposiciones de los estatutos
sobre los fondos para fines políticos de los sindicatos de diversos territorios no metro-
politanos antiguos y actuales han de ser aprobadas por la autoridad registradora de los
sindicatos interesados.
8
Art. 37, 2), de la ley de 1959 sobre arbitraje laboral.
164 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Norte ' y en Singapur 2 , ningún sindicato puede establecer un fondo


de previsión, a menos que el registrador haya aprobado el reglamento
que rige su administración y todas las cuestiones conexas; además,
no procederá a dicha aprobación si no está seguro de que los intereses
de los miembros del sindicato están adecuadamente garantizados.
En Estados Unidos, la ley sobre paz laboral vigente en el Estado de
Colorado prevé que las cuotas de ingreso, las cuotas ordinarias y otras
contribuciones las deben fijar los reglamentos o estatutos sindicales;
su cuantía debe ser razonable y asequible a todos, y deberán someterse
a la aprobación de la Comisión laboral encargada de aplicar dicha
ley, Comisión que tiene facultades para hacer las modificaciones que
considere convenientes. La parte de la ley que contiene estas disposi-
ciones, así como otras relativas a la adquisición obligatoria de persona-
lidad jurídica por parte de las organizaciones, fué declarada anti-
constitucional por el Tribunal Supremo de dicho Estado 3 porque
en ella figuraban, además, disposiciones sobre el registro obligatorio 4.
« No obstante », como se ha señalado :
No hay nada, en la sentencia del Tribunal, que permita considerar a las
restantes disposiciones—relativas a la administración de los fondos sindicales,
a las elecciones o a las relaciones de los sindicatos con sus miembros — como
anticonstitucionales. . . Los reglamentos que rigen la administración de los
fondos son, en efecto, en el Estado de Colorado, de una severidad draconiana,
ya que confieren a la Comisión laboral atribuciones de vida o muerte sobre
cualquier sindicato del Estado. La simple amenaza de una orden que prive a
los sindicatos de sus ingresos concede a dicha Comisión la facultad de fiscali-
zar todas sus actividades. Aunque no se llegara nunca a ejercer este derecho
defiscalización,su mera existencia bastaría para que los sindicatos considera-
ran constantemente amenazada la libertad de desarrollar sus propias acti-
vidades 5.

En Brasil 6 , Colombia 7 y Filipinas 8 se han incluido estatutos


tipo en las ordenanzas municipales, disposiciones legislativas, etc.,
que sirvan de modelo a los sindicatos, si bien su adopción no es obli-
gatoria. En el caso del Brasil, el modelo de estatutos'propuesto contiene

1
Art. 18 del reglamento de 1949 sobre sindicatos.
2
Art. 26 del reglamento de 1941 sobre sindicatos.
3
American Federation of Labor v. Reilly, 155 P. 2d., 1944.
4
Véase Charles KILLINGSWORTH : State Labor Relations Acts, op. cit., pág. 100.
6
Ibid., págs. 100-101.
6
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 83.
7
Art. 17 del decreto núm. 1489 de 1952.
8
Véanse las disposiciones de la ley de la República núm. 875, de 1953, citadas
en las págs. 111 y 112.
9
Orden núm. 354 de 1940.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 165

gran número de detalles y trata de los diversos aspectos de la organización


y administración sindicales, tal como figuran en el Código del Trabajo
de este país, y a los cuales se ha hecho referencia en diversas partes del
presente estudio. Aunque los citados estatutos tipo no son de adopción
obligatoria, el Ministro de Trabajo, Industria y Comercio tiene facultades
para establecer modelos a los que deben ajustarse los sindicatos agrí-
colas 1 .
El Gobierno de Irak tiene facultades para establecer estatutos bási-
cos que sirvan de modelo y orientación a los sindicatos 2, si bien no
está claramente establecido, de acuerdo con la ley recientemente pro-
mulgada al respecto, el carácter obligatorio de los mismos. La legisla-
ción de la República Árabe Unida dispone además que el ministerio
competente establezca estatutos tipo de aplicación obligatoria 3.

Reglas de contabilidad sindical prescritas por las autoridades

En Colombia 4 y en Portugal, como en otros países, la legislación


prevé el establecimiento de reglas de observancia obligatoria sobre
la teneduría de los libros de contabilidad de las organizaciones. En
Portugal, por ejemplo, las organizaciones nacionales « organizarán
sus cuentas de acuerdo con las reglas fijadas por el Instituto Nacional
de Trabajo y Previsión y llevarán siempre sus libros en buen orden y
al día » B .
En la Federación Malaya 6 y en varios territorios no metropolitanos,
el alto comisionado y otras autoridades competentes pueden reglamentar
la teneduría de los libros de contabilidad de los sindicatos y procedi-
mientos conexos, así como lo referente a la distribución y custodia de los
fondos, métodos de intervención de cuentas y creación, administración,
protección, control y distribución de los fondos de previsión social.

1
Art. 15 del decreto núm. 7038 de 1944.
2
Art. 121, b), de la ley del trabajo de 1955.
3
Art. 164, infine, del Código del Trabajo de 1959.
4
Art. 427 del Código Sustantivo del Trabajo de 1947.
6
Art. 11, 4), del decreto-ley núm. 23050, de 1933.
6
Art. 58, 2), de la orden de 1959 sobre sindicatos. Lo mismo Chipre (art. 52 de
la ley de 1949 sobre sindicatos); Kenia (art. 55 de la orden de 1952 sobre sindicatos);
Borneo del Norte (art. 31 de la ley de 1947 sobre sindicatos y conflictos de trabajo);
Niasalandia (art. 74, 2), de la orden de 1958 sobre sindicatos); Sarawak (art. 21 de
la orden de 1947 sobre sindicatos y conflictos de trabajo); Singapur (art. 46 de la
orden de 1940 sobre sindicatos); Tangañica (art. 52 de la orden de 1956 sobre sindi-
catos); Uganda (art. 56 de la orden de 1952 sobre sindicatos), y Zanzíbar (art. 53 del
decreto de 1958 sobre sindicatos).
166 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Aprobación gubernativa de los presupuestos,


operaciones financieras e inversiones
En diversos países, los presupuestos de los sindicatos han de ser
aprobados por las autoridades gubernativas. Por ejemplo, en Austria
(organizaciones con personalidad jurídica) \ Brasil 2 , Chile 3 (país en
donde también necesita aprobarse el balance de caja de las organi-
zaciones) y China (Taiwan) *. En Brasil, los sindicatos están además
obligados a llevar un libro diario, debidamente sellado y rubricado,
en el que se registran todas las decisiones administrativas relacionadas
con la gestión financiera y patrimonial de los sindicatos; este libro
diario y el balance de la caja han de ser presentados anualmente a las
autoridades competentes para su aprobación 5.
Ya se ha indicado que, en ciertos casos, los presupuestos especiales
para la utilización de las subvenciones o contribuciones obligatorias
deben ser aprobados por las autoridades. En determinados países
carecen de validez legal ciertas transacciones o inversiones de los sin-
dicatos, si no están previamente aprobadas por las autoridades.
En Bolivia, las transacciones financieras de los sindicatos de una
cuantía superior a 50.000 bolivianos han de ser aprobadas por la Confe-
deración Sindical de Trabajadores de Bolivia y el Ministerio de Trabajo
y Previsión Social 6 . En el Brasil no pueden transferirse los valores y los
bienes inmuebles sin la previa autorización del Ministro del Trabajo 7.
En Chile, para disponer de cantidades de 2.000 pesos deberá obtenerse
la autorización del inspector del trabajo de la localidad 8 , y si la Direc-
ción General del Trabajo lo estima necesario, podrá incluso ordenar que
todos los giros lleven el visto bueno del funcionario correspondiente ; el
establecimiento de créditos para la adquisición de bienes inmuebles ha
de ser aprobado por las autoridades, y las inversiones en bienes raíces
y la conservación de los mismos son objeto de disposiciones detalladas,
como lo son las inversiones para la adquisición de acciones de coopera-

1
Informe Me Nair, anexo II, pág. 88.
2
Art. 550 del Código del Trabajo de 1943; art. 13 del decreto núm. 7038 de 1944.
3
El inspector del trabajo competente suele aprobarlos; no obstante, todo presu-
puesto que exceda de 100.000 pesos requiere la aprobación del inspector del trabajo
provincial, y si excede de 500.000 pesos ha de someterse a la aprobación de la Direc-
ción General del Trabajo (art. 75 del decreto núm. 1030 de 1949, modificado por el
decreto núm. 503 de 25 de junio de 1958).
4
Art. 25 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
5
Art. 550, 1) y 2), del Código del Trabajo de 1943.
6
Art. 6 del decreto núm. 2762 de 1951.
7
Art. 549 del Código del Trabajo de 1943; art. 12 del decreto núm. 7038 de 1944.
8
Art. 459 del Código del Trabajo; art. 42 de la ley de 1947 sobre organización
sindical de los obreros agrícolas.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 167

tivas 1. En Chipre, la adquisición de tierras cuya superficie sobrepase


el límite legal de 3 donums (40 áreas) ha de tener la aprobación especial
del gobernador de la isla 2 . En Ghana,cualquier desembolso superior a
650 libras que efectúe el congreso de sindicatos antes de que sus esta-
tutos hayan sido aprobados por el ministro competente, ha de ser pre-
viamente aprobado por dicho ministro 3. En la República Árabe Unida
se requiere asimismo la autorización del ministro competente para
utilizar fondos en operaciones financieras, industriales o comerciales,
para la adquisición de valores mobiliarios y para la aceptación de
donativos o legados 4. En Grecia, la adquisición de bienes inmuebles
para determinados fines exige la autorización especial del ministro
competente 6 ; en el Líbano 8 también se necesita la autorización
previa para aceptar donativos superiores a 1.000 libras esterlinas.
En Portugal, cualquier sindicato nacional que desee adquirir, además
de los bienes que la legislación le permite poseer para oficinas, etc.,
otros bienes cuyos intereses se destinen exclusivamente a engrosar los
fondos de las instituciones de previsión establecidas por el mismo sindi-
cato, puede proceder así sin previa autorización gubernamental 7 .
Vigilancia de las elecciones de dirigentes sindicales
Ya se ha estudiado en el Informe McNair lo referente a la vigilancia
de las elecciones de dirigentes sindicales (incluidos los funcionarios encar-
gados de la administración de fondos) 8 , así como lo concerniente a la
aprobación por las autoridades gubernativas 9 de los resultados de dichas
elecciones ; la siguiente exposición sólo se refiere a las disposiciones legis-
lativas que no figuran en el mencionado informe.
En España, las elecciones de los dirigentes sindicales son controladas
en general por la Delegación Nacional de Sindicatos10. Cada central
nacionalsindicalista es dirigida por un delegado, perteneciente a la
Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. 11 , nombrado por el
Ministro de Organización y Acción Sindical. El jefe de cada sindicato
1
Arts. 84-93 del decreto núm. 1030 de 1949.
2
Circular de 31 de marzo de 1949.
3
Art. 5, 3), de la ley de 1959 sobre relaciones laborales.
4
Art. 174 del Código del Trabajo de 1959.
5
Art. 20 de la ley de 1914 sobre asociaciones.
6
Art. 103 del Código del Trabajo de 1946.
7
Art. 13, 2), del decreto-ley núm. 23050 de 1933.
8
Véase Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 80 (Brasil); págs. 315-316
(Chile); pág. 353 (China (Taiwan)); pág. 431 (Cuba); pág. 681 (Grecia); suple-
mento, pág. 280 (Líbano); suplemento, pág. 239 (Perú), y pág. 1377 (El Salvador).
8
Ibid., anexo II, pág. 355 (China (Taiwan)); pág. 380 (Colombia); suplemento,
pág. 282 (Líbano); págs. 1463-1465 (Tailandia), y pág. 1797 (Yugoslavia).
10
Decretos de 17 de julio de 1948 y de 15 de junio de 1950.
11
Art. 2 del decreto de 21 de abril de 1938.
168 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

nacional es nombrado por el Mando Nacional del Movimiento Sindical,


a propuesta de la Delegación Nacional de Sindicatos 1.
En Nueva Zelandia, cuando diez afiliados, como mínimo, de un
sindicato declaren que ha habido una irregularidad en la elección, o en
relación con ella, para un puesto del sindicato o de una de sus secciones
— incluso cuando se trate del puesto o cargo desempeñado por la persona
que, como síndico o a otro título, posea los bienes del sindicato o de la
sección, o bienes en que el sindicato o rama sindical tenga intereses —,
podrán entablar una acción ante el tribunal para que éste proceda a una
investigación. Si el registrador tuviera la certeza de que hay motivos
para actuar de este modo, podrá remitir el caso al tribunal de arbi-
traje para que efectúe la investigación pertinente. Este tribunal podrá
dictar diversas órdenes 2, tales como la anulación de la elección
o la de un candidato que pretenda haber sido elegido, imponer la cele-
bración de nuevas elecciones, u ordenar otras medidas que garanticen
que dicha elección se verificará sin cometer irregularidades.
En la Unión Sudafricana, si el registrador tuviera, en cualquier
momento, motivos fundados para suponer que en unas elecciones se han
cometido algunas irregularidades de orden material, que un funcionario
de un organismo sindical ha infringido alguna disposición de los esta-
tutos del sindicato o se ha comportado injustamente, originando un
serio descontento entre un número importante de afiliados en situa-
ción regular, podrá proceder a una información sobre los hechos aludi-
dos y exigir para su examen los libros, documentos, etc., del sindicato
que considere conveniente; en caso de llegar al convencimiento de que
se ha cometido una irregularidad, o de la inobservancia de los estatutos,
podrá recomendar al ministro competente que se celebren nuevas
elecciones en las condiciones que estime adecuadas, teniendo en cuenta
principalmente las relacionadas con una posible inspección de las
operaciones electorales o cualesquiera otras incidentalmente conexas
con las referidas elecciones 3 .
En Uganda, el registrador de sindicatos tiene ciertas facultades dis-
crecionales sobre el nombramiento de dirigentes de las organizaciones
obreras, tales como que ninguna persona podrá ocupar el cargo de
tesorero si, « en opinión del registrador », es incapaz, por no saber leer
ni escribir, de cumplir con sus obligaciones 4.

1
Art. 12 de la ley de 6 de diciembre de 1940.
2
Arts. 89, 90, 91 y 96 de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje.
3
Art. 12 de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
4
Art. 29 de la orden de 1952 sobre sindicatos. Una disposición similar se aplica
en Niasalandia (arts. 17, k), y 30, 3), de la orden de 1958 sobre sindicatos) y en
Zanzíbar (art. 25 del decreto de 1958 sobre sindicatos).
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 169

La queja formulada contra el Gobierno de Cuba (caso núm. 159) *,


relativa a la elección de dirigentes sindicales, en particular los secre-
tarios de finanzas y sus suplentes, de los sindicatos de la industria
azucarera, fué examinada por el Comité de Libertad Sindical del Consejo
de Administración. Dicho Comité señaló que, en virtud de las dispo-
siciones del decreto núm. 65, de 20 de enero de 1951, y del decreto
núm. 1559, de 19 de junio de 1956 2, las autoridades gubernativas
reglamentan en tal forma las actividades internas de los sindicatos y el
procedimiento seguido en sus elecciones, que constituye « una interven-
ción del Estado en un terreno en que, por lo general, se reconoce a las
propias organizaciones el derecho de establecer las disposiciones estatu-
tarias pertinentes », llegando a la conclusión de que los decretos mencio-
nados son incompatibles con las garantías reconocidas a los sindicatos
en virtud del artículo 3 del Convenio (núm. 87) sobre la libertad sindical
y la protección del derecho de sindicación, 1948, sobre la libre elección
de sus representantes y de organizar sus actividades. En cumplimiento
de las recomendaciones formuladas por el Consejo de Administración
de la O.I.T. a este respecto, los dos decretos en cuestión fueron derogados
posteriormente por el decreto núm. 3509 de 1957.

Asunción defunciones administrativas por los gobiernos


En determinados casos, y en ciertas circunstancias, existen disposi-
ciones que facultan a las autoridades a asumir directamente, o por medio
de delegados designados especialmente, funciones administrativas en
los sindicatos. Trátase, en efecto, de medidas temporales diferentes, por
ejemplo, de casos tales como el de España (véanse págs. 167 y 168),
país en el que determinados dirigentes sindicales son designados regu-
larmente por las autoridades.
En el Líbano, en caso de que las autoridades disuelvan el comité
ejecutivo de un sindicato en virtud de las facultades que les confiere el
Código del Trabajo, las funciones administrativas del mismo son asu-
midas por el jefe del servicio sindical del Ministerio de Asuntos Sociales
hasta el momento en que es elegido un nuevo comité ejecutivo 3. En
el Brasil, ninguna persona física o jurídica puede intervenir en la gestión
de un sindicato, excepción hecha de los delegados autorizados del
Ministerio de Trabajo 4 ; en caso de que concurran determinadas cir-

1
27.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafos 335-380, Boletín Oficial
(Ginebra, O.I.T.), vol. XLI, 1958, num. 3, págs. 183-197.
2
ídem, párrafos 360-362.
3
Art. 12 del decreto núm. 7939 de 1952.
4
Art. 525 del Código del Trabajo de 1943.
170 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

cunstancias que puedan alterar el funcionamiento de una organización


sindical, el Ministro de Trabajo está facultado para designar un dele-
gado a fin de que asuma las funciones administrativas y para que aplique
o proponga medidas que garanticen el funcionamiento normal de la
organización 1. Si las autoridades destituyen a los dirigentes de un sin-
dicato 2, estarán obligadas a designar un delegado, que habrá de convo-
car una elección dentro del plazo de nueve días 3.
El director general del Trabajo, a fin de salvaguardar los intereses
de los sindicatos o en casos de ausencia o de impedimento del presidente
o del tesorero sindical, puede encomendar a un funcionario del trabajo
o de impuestos internos la responsabilidad de administrar el patrimonio
sindical, de acuerdo con las normas legales reglamentarias y los esta-
tutos, respectivos. (La ley de defensa permanente de la democracia fué
derogada en julio de 1958 en virtud de la ley núm. 12927.) El Comité
de Libertad Sindical del Consejo de Administración examinó las ale-
gaciones relativas a esta disposición en el caso núm. 10, relativo a Chile *,
y llegó a las siguientes conclusiones, que figuran en los párrafos 85 a 87
siguientes de su cuarto informe :
85. De las precisiones dadas por el Gobierno resulta que la intervención
en cuestión está subordinada al cumplimiento de una serie de condiciones
que deben asegurar que esa intervención tenga por objeto el interés exclusivo
del sindicato. Así, antes de intervenir, la Dirección del Trabajo debe encargar
a la Dirección General de Impuestos de verificar las cuentas y controlar la
administración y la inversión de los fondos. Según informe de esta autoridad,
sólo la Dirección General del Trabajo, si lo juzga necesario para el resguardo
de los intereses del sindicato, o en caso de ausencia o impedimento de los
dirigentes responsables, puede encargar a un funcionario de la administra-
ción y de la inversión de los fondos sindicales. Esta intervención debe limi-
tarse a la gestión económica y no debe inmiscuirse en las actividades sindi-
cales propiamente dichas. En el curso de su gestión, el funcionario debe
atenerse a los estatutos del sindicato y a las decisiones adoptadas por la
asamblea general; debe obrar como si él mismo fuese un dirigente elegido
por el sindicato. Finalmente, la Dirección del Trabajo está obligada a poner
fin a la gestión cuando las causas que la motivaron cesen de existir.
86. Conviene recordar que el Gobierno, en su primera respuesta, había
insistido ya sobre el carácter absolutamente excepcional de la medida, que
no se había aplicado más que cuatro o cinco veces y que actualmente no se
aplicaba en modo alguno.
87. El Comité señaló ya en su primer informe la dificultad de los proble-
mas que planteaba la protección de los fondos sindicales contra los abusos,
y el Consejo de Administración aprobó una proposición tendiente a la pre-

1
Art. 528 del mismo Código; art. 17 del decreto-ley núm. 7038 de 1944.
2
Informe McNair, anexo II, suplemento, pág. 86.
3
Art. 554 del Código del Trabajo de 1943.
4
Cuarto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 10 (Chile), párra-
fos 52-58, Séptimo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas, op.cit., págs. 211-217.
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 171

paración de un estudio completo y objetivo de esta cuestión. El caso presente


constituye un nuevo ejemplo de la dificultad y de la importancia de estos
problemas, pero se considerará quizás igualmente que, dado que en este caso
la intervención sólo ha revestido carácter puramente temporal y excepcional
y ha cesado de ser aplicada, esta alegación no requiere un examen más a fondo
por parte del Consejo de Administración en tanto que el estudio general de
la cuestión, actualmente en curso, no haya sido terminado. El Comité desea,
no obstante, subrayar las posibilidades de abusos que puede encerrar tal
procedimiento — por excepcional y temporal que sea — y estima que sería
interesante considerar la revisión de esta disposición legal.

El Comité de Libertad Sindical examinó las quejas formuladas


contra el Gobierno de la Argentina (caso núm. 140) \ según las cua-
les, a fines de 1955 y comienzos de 1956, el Gobierno de ese país había
colocado al frente de las organizaciones sindicales a miembros de las
fuerzas armadas. El Gobierno declaró que había efectuado tales nom-
bramientos como medida provisional hasta que se pudieran celebrar
nuevas elecciones sindicales, « para poner término a la corrupción
administrativa reinante en diversas organizaciones sindicales, corrup-
ción debida a la venalidad de los dirigentes impuestos por la dictadura
depuesta». En tales circunstancias, el Comité, si bien estimaba que
una intervención de este tipo, en una época de normalidad institucional
habría parecido incompatible con el respeto de la libertad sindical,
consideró que dicha intervención constituía una medida extraordinaria,
de carácter estrictamente provisional, ordenada durante un período de
transición hacia la normalización institucional, a la que se ponía tér-
mino progresivamente mediante elecciones libres 2 .
Así como en el capítulo que trata de las medidas facultativas tendien-
tes a garantizar o facilitar la administración saneada de los sindicatos se
insistió en los aspectos fundamentales de las medidas verdaderamente
constructivas que se están adoptando o pueden adoptarse en lo futuro
para asegurar una administración íntegra y competente de las organi-
zaciones sindicales, en las medidas estudiadas en el presente capítulo
se ha concentrado la atención en otro aspecto esencial del problema
general que nos ocupa : hasta qué punto puede justificarse una fisca-
lización susceptible de contribuir al logro de tales objetivos que no
llegue a constituir la violación arbitraria de la libertad que deben gozar
los sindicatos en la administración de sus propios asuntos.
A este respecto cabe decir que está justificada la fiscalización del
empleo a que se destinen las subvenciones concedidas a los sindicatos,

1
25.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafos 249-274, Boletín Oficial
(Ginebra, O.I.T.), vol. XL, 1957, num. 2, págs. 100-109.
2
ídem, párrafos 267, 269 y 270.
172 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

medida que es generalmente aceptada cuando se limita exclusivamente a


garantizar que dichas subvenciones se utilizan para los fines previstos.
El problema es más delicado cuando las subvenciones son concedidas
para contribuir a que los sindicatos sufraguen sus gastos corrientes de fun-
cionamiento. La única norma que es posible establecer en tal caso con-
sistiría en la necesidad de procurar por todos los medios que tal fisca-
lización se limitara a las medidas estrictamente necesarias para evitar la
malversación o el despilfarro de las subvenciones concedidas, y en tal
caso no ejercerla en forma tal o imponiendo tales condiciones para
beneficiarse de esas subvenciones que constituya una violación del dere-
cho de las organizaciones a organizar libremente su administración y
actividades, así como a formular sus propios programas.
Reviste mayor importancia el problema que se plantea al tratar de
fiscalizar la gestión financiera que hacen los sindicatos de sus propios
fondos generales, es decir, de los fondos no constituidos por subven-
ciones.
En numerosos países soberanos y muy industrializados y en terri-
torios no metropolitanos insuficientemente desarrollados, este tipo
de control se limita en general a las medidas que los gobiernos consideren
necesarias para garantizar la observancia de la legislación pertinente
y que no se destinan los fondos a fines ilegales. Generalmente, en estos
países, las organizaciones sindicales parecen aceptar que tales dispo-
siciones legislativas, como, por ejemplo, la presentación anual de estados
financieros a los registradores o autoridades similares, en la forma pres-
crita por la ley, y el suministro de otros datos acerca de cuestiones que no
parezcan claras en dichos estado's financieros, no constituyen en sí una
violación de la autonomía sindical.
También parecen justificarse las facultades que deben tener las mis-
mas autoridades para investigar los estados de cuentas de cualquier sin-
dicato si los estados de las mismas o las quejas de los trabajadores
afiliados dan lugar a una sospecha justificada de que los fondos se desti-
nan a fines ilegales o son malversados. Como es sabido, las compañías
anónimas y otras corporaciones de la colectividad están sujetas a las
mismas medidas.
En numerosos casos, sin embargo, las autoridades gozan de poderes
mucho más amplios, que se convierten de hecho en un derecho general
de inspección. Aunque el Comité de Libertad Sindical declaró, en el
caso citado anteriormente, que el derecho de un registrador a examinar
en cualquier momento los libros de contabilidad del sindicato no
le confería, en ese caso preciso, facultades para impedir que la orga-
nización en cuestión pudiera desarrollar sus actividades ni para que
destinara sus fondos a fines legítimos autorizados por la legislación o por
FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA 173

los estatutos sindicales, las disposiciones legales a este respecto se


acompañaban de otras disposiciones, de tal naturaleza que quedaba
claramente establecido que sólo se aplicarían cuando se hubieran
cometido — o pudieran preverse — actos delictivos concretos. Los
derechos generales de inspección de los inspectores laborales, espe-
cialmente de la policía, parecen implicar una fiscalización por parte
de las autoridades que sólo puede juzgarse en cada caso particular
teniendo en cuenta hasta qué grado se aplican realmente estas dispo-
siciones y teniendo asimismo presentes las libertades existentes en un
determinado país, además de la del derecho de sindicación.
Disposiciones legislativas tales como la autorización previa por parte
de las autoridades públicas de los estatutos, de los presupuestos, de las
transacciones e inversiones sindicales, especialmente cuando dicha
autorización sea de tipo discrecional, parecen equivaler, en algunos
casos, a obtener la autorización previa para ejercer el propio derecho de
sindicación, lo que evidentemente es contrario al artículo 2 del Convenio
sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación,
1948. Si el único fin de tales medidas — como tan frecuentemente se ha
invocado — consiste en garantizar la observancia de la legislación,
cabría preguntarse si no sería más conveniente y más de acuerdo con el
principio de la libertad sindical que las medidas de control de este
género fueran substituidas por el derecho a tomar las medidas apropiadas,
de conformidad con la legislación, siempre que se infrinjan las dis-
posiciones legislativas. La misma consideración puede formularse en
relación con los procedimientos de fiscalización referentes a la elección
de funcionarios sindicales de finanzas y a la celebración de reuniones
en que se tomen decisiones sobre cuestiones económicas.
Con respecto al derecho de las autoridades a designar en ciertos
casos administradores sindicales, el único comentario oportuno que
cabe formular es el de repetir la conclusión a que llegó el Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración de que « una inter-
vención de este tipo, en una época de normalidad institucional, parecería
incompatible con el respeto de la libertad sindical ».
CAPÍTULO VII

SANCIONES

Las principales sanciones aplicables a los sindicatos que destinan


sus fondos a fines no autorizados por sus estatutos, por la legislación
o por ninguno de ambos — o que, en determinados casos, no observan
las diversas disposiciones legislativas sobre su administración interna
o sobre la fiscalización que ejercen las autoridades anteriormente
mencionadas — consisten, además de la acción civil o criminal que
pueda ejercerse1, en la imposición de multas, interdicciones, destitución
de los funcionarios responsables o de los comités ejecutivos, así como
la suspensión, disolución o revocación del registro del sindicato en
cuestión. Los casos que a este respecto podrían citarse son innumerables,
y la falta de espacio no permite más que citar unos pocos, a título de
ejemplo.
IMPOSICIÓN DE MULTAS

En Australia 2, Canadá3, Ceilán4, Nueva Zelandia 5, etc., las orga-


nizaciones sindicales pueden ser multadas por actos relacionados con
1
Como ejemplo conocido de procedimiento sumario contra los funcionarios
de los sindicatos registrados culpables de malversación de fondos, puede citarse el
seguido (de conformidad con lo dispuesto por la ley de 1871 sobre sindicatos) en el
Reino Unido, así como en Ceilán, Jordania y la Federación Malaya. Disposiciones
análogas existen en las Bahamas, Barbada, Bermudas, Guayana Británica, Honduras
Británica, Chipre, Hong Kong, Jamaica, Kenia, Niasalandia, Rhodesia del Norte,
islas de Sotavento, Singapur, Tangañica, Trinidad y Tabago, Uganda y Zanzíbar.
Este procedimiento prescribe que en caso de que se denuncie a un magistrado (denuncia
formulada por lo general por un miembro del sindicato, por una persona que actúa
en nombre de éste o por un registrador de sindicatos) que cualquier funcionario o
miembro de la organización dispone de los bienes del sindicato contrariamente a
lo previsto en los estatutos, o ha cometido una malversación o distracción de los
fondos sindicales, dicho magistrado podrá, comprobada la denuncia, ordenar al
culpable la entrega de tales bienes a los administradores responsables (eventual-
mente, al sindicato) o la restitución de los fondos malversados o distraídos; en ciertos
casos, podrá imponérsele una multa o incluso pena de prisión. En la legislación de
algunos países (por ejemplo, Aden, isla Mauricio y numerosos territorios no metro-
politanos) figuran disposiciones análogas, en virtud de las cuales pueden seguirse
procedimientos sumarios contra cualquier tesorero que se niegue a entregar a los
administradores responsables o al sindicato, cuando sea requerido para ello, el saldo
deudor que revele la intervención de cuentas, así como los valores, efectos, bienes, etc.,
confiados a su custodia.
2
Informe McNair, anexo II, pág. 49.
3
Art. 41 de la ley de 1948 relativa a la investigación, conciliación y solución de
conflictos de trabajo.
4
Art. 51 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
6
Art. 193 de la ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje en el trabajo.
SANCIONES 175

las huelgas ilegales, entre ellos destinar fondos sindicales para esos fines.
En algunas provincias del Canadá la legislación sobre esta cuestión
es más severa que la legislación federal. En Alberta, por ejemplo, si
un tribunal declara una huelga ilegal y el sindicato no paga la multa
correspondiente, cualquier magistrado puede autorizar la retención por
los empleadores de todas las cuotas sindicales, para abonar al tribunal
competente el importe de dicha multa 1.
En Colombia se podrán, en primer término, imponer multas de
500 pesos, como máximo, al sindicato que viole las disposiciones legales
sobre las actividades sindicales, como, por ejemplo, si efectúa opera-
ciones comerciales de cualquier naturaleza o si interviene en la política
partidista o en asuntos religiosos, si promueve cualesquiera cesaciones
o paros en el trabajo, excepto en los casos de huelga declarada de con-
formidad con la ley, o si aplica cualesquiera fondos o bienes sociales
a fines diversos de los que constituyen el objeto de la asociación 2. En
el Brasil, además de la multa que pueda imponerse al sindicato por
infracción de cualquier disposición sobre la administración o empleo
de sus fondos generales 3, pueden también imponerse multas en caso de
infracción de las disposiciones legislativas sobre el empleo de los fondos
de las cajas de previsión de las organizaciones sindicales 4. En Costa
Rica 5 y Panamá 6 se podrán también imponer multas a los sindicatos
que infrinjan las disposiciones financieras de los respectivos códigos
del trabajo, o a los que no faciliten a las autoridades las informaciones
requeridas; en Panamá, además, aquellas infracciones que en caso de
mayor gravedad — como se verá más adelante — pudieran ocasionar
la disolución del sindicato podrán sancionarse con multas ; por ejemplo,
el delito de intervenir en la política «partidarista» o en asuntos reli-
giosos 7. En El Salvador, los sindicatos que distribuyan dividendos
procedentes de los fondos sindicales, ejerzan actividades lucrativas,
faciliten a sabiendas datos falsos a las autoridades o les omitan la
información necesaria serán sancionados con multas cuya cuantía
podrá oscilar entre 50 y 5.000 colones, sin que puedan en ningún caso
exceder del 25 por ciento del activo del sindicato 8 .

1
Art. 97 de la ley (modificada) del trabajo de 1947.
2
Arts. 379 y 380, párrafo 1, 2), a), del Código Sustantivo del Trabajo.
3
Art. 553 del Código del Trabajo de 1943.
4
Arts. 598 y siguientes del mismo Código.
6
Art. 292 del Código del Trabajo de 1943.
6
Art. 306 del Código del Trabajo de 1947.
7
Art. 294, 1), del Código del Trabajo de 1947.
8
Arts. 24 y 25 del decreto num. 353 de 1951.
176 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En Haití *, Viet-Nam 2 , etc., el sindicato que infrinja las disposiciones


legales sobre utilización de sus fondos es pasible de la imposición de
una multa. En Estados Unidos podrá imponerse una multa de hasta
5.000 dólares a cualquier organización sindical que infrinja la dispo-
sición de la ley de 1947 sobre relaciones laborales, que prohibe destinar
fondos a fines políticos 3.

RESOLUCIONES JUDICIALES

En algunos países, los tribunales ordinarios tienen facultades para


dictar resoluciones u órdenes judiciales que limiten las actividades
ilegales de los sindicatos. En páginas anteriores ya se ha hecho referencia
a la posibilidad que existe en Rhodesia del Norte, etc., de dictar este
tipo de resoluciones por malversación de los fondos sindicales, etc. En
Ceilán 4 , cualquier persona interesada, o el fiscal general, puede soli-
citar de los tribunales una resolución judicial tendiente a prohibir el
desembolso ilegal de los fondos sindicales. En la Federación Malaya 5
y en una serie de territorios no metropolitanos del Reino Unido 6 se
aplican disposiciones esencialmente análogas.
En algunos países podrán dictarse resoluciones judiciales que
impidan a los sindicatos utilizar sus fondos para sostener huelgas
ilegales ; así, por ejemplo, en Australia, el Tribunal Federal del Trabajo 7
puede dictar resoluciones judiciales a este respecto y con relación a
otros actos cometidos por los sindicatos.
En la Federación Malaya, cuando el registrador competente tenga
motivos para creer que los funcionarios de un sindicato registrado no
han actuado debidamente, existiendo, por consiguiente, el riesgo
de que puedan destinarse los fondos a fines no autorizados por la orden
vigente sobre sindicatos o por los estatutos de los mismos, podrá ordenar

1
Art. 29 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales.
2
Art. 26 de la orden núm. 23 de 1952.
3
Art. 304 de la ley de 1947 sobre relaciones laborales.
4
Art. 42 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
5
Art. 53 de la orden de 1959 sobre sindicatos. En este caso, la solicitud puede
ser formulada por cinco personas interesadas, como mínimo, por el registrador o por
el procurador general.
6
Por ejemplo, Chipre (art. 32 de la ley de 1949 sobre sindicatos), Kenia (art. 45
de la ley de 1952 sobre sindicatos), Niasalandia (art. 49 de la orden de 1958 sobre
sindicatos), Singapur (art. 42 de la orden de 1940 sobre sindicatos), Tangañica
(art. 41, 2), de la orden de 1956 sobre sindicatos), Uganda (art. 44, 2), de la orden
de 1952 sobre sindicatos) y Zanzibar (art. 41, 2), del decreto de 1958 sobre sindicatos).
7
Art. 109 de la ley federal de 1956 sobre conciliación y arbitraje. (En virtud del
art. 141 de esta ley, los tribunales pueden dictar órdenes exigiendo el cumplimiento
de los estatutos sindicales.)
SANCIONES 177

al banco en que se encuentren depositados los fondos sindicales la


suspensión, hasta nuevo aviso, de los pagos con cargo a dichos fondos 1 .
En Ghana, cuando el Gobernador general considere que el congreso
de sindicatos ha adoptado medidas contrarias al interés público, o que
los fondos de esa organización sindical se han destinado a fines no
autorizados por la ley sobre relaciones laborales o por sus estatutos,
puede ordenar que se entreguen todos sus bienes a un administrador
judicial por él designado 2 .

DESTITUCIÓN DE LOS FUNCIONARIOS RESPONSABLES


O DE LOS COMITÉS EJECUTIVOS

Ya se ha indicado, al examinar la fiscalización que pueden ejercer


las autoridades gubernativas sobre los sindicatos, que dichas autorida-
des pueden en ciertos casos asumir las funciones administrativas sin-
dicales.
En algunos países 3 , los funcionarios o comités ejecutivos sindi-
cales pueden ser suspendidos o destituidos siempre que cometan actos
— especialmente los relacionados con la administración financiera o de
otro tipo — contrarios a la legislación, a los estatutos sindicales o a
las disposiciones dictadas por las autoridades investidas de funciones
de inspección.

1
Art. 54, 1), de la orden de 1959 sobre sindicatos.
2
Art. 8 de la ley de 1958 sobre relaciones laborales.
3
Véanse las monografías del anexo II del Informe McNair referentes a las dispo-
siciones legales correspondientes a Brasil (suplemento, pág. 86), Colombia (pág. 384),
Grecia (pág. 681), Líbano (suplemento, pág. 283) y Portugal (pág. 1357). En Corea
del Sur, las autoridades administrativas pueden ordenar la celebración de otras
elecciones de funcionarios sindicales si la organización correspondiente ha infringido
las disposiciones de cualquier ley u orden o actúa contra el interés público (art. 32,2), de
la ley de 1953 sobre sindicatos). En las islas Fidji, si el registrador tiene motivos
fundados para creer en determinado momento que una organización industrial, o
cualquiera de sus funcionarios o directivos, no observa las disposiciones de su
constitución o actúa ¡legalmente, y si transcurrido cierto plazo después de haber
informado de dichas irregularidades a la organización interesada el mencionado
registrador no ha recibido una explicación satisfactoria, podrá proceder a una encuesta
sobre el funcionamiento de la organización y sobre las facultades y obligaciones de los
dirigentes y funcionarios sindicales, en virtud de la orden sobre organizaciones indus-
triales o de los estatutos del sindicato, o facultar a cualquier magistrado o funcionario
de distrito a proceder en esa forma (art. 135 de la orden núm. 2 de 1945). El registrador
puede eventualmente, a reserva del recurso que podrá interponerse ante el Tribunal
Supremo, anular el registro de la organización que haya violado su constitución y sus
estatutos y « destituir a los dirigentes o miembros del sindicato que han infringido
o dejado de cumplir las disposiciones de su constitución y estatutos » (art. 153, g),
de la orden de 1945 sobre organizaciones industriales). En Kenia, los tribunales
competentes para juzgar por procedimientos sumarios los casos de malversación
(withholding) de fondos tienen facultades, basándose en los hechos denunciados,
para destituir a cualquier funcionario sindical (art. 56, 1), de la orden de 1952 sobre
sindicatos).
178 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

SUSPENSIÓN DE LOS SINDICATOS

En varios países puede suspenderse cualquier organización que


ejerza actividades ilegales o que infrinja de otro modo la legislación.
Los aspectos generales de las suspensiones de sindicatos ya se estudiaron
in extenso en el Informe McNair 1, por lo que huelga insistir nuevamente
sobre este punto. Debe, no obstante, indicarse que, si bien puede
suspenderse un sindicato por haber cometido una infracción de este
género — por ejemplo, por utilizar sus fondos para fines ilegales o por
no cumplir las normas dictadas por la autoridad inspectora sobre el
empleo de esos fondos —, no debe llegarse a la conclusión de que tal
medida constituye una intervención arbitraria en el derecho de los
sindicatos a administrar libremente sus fondos sin proceder primera-
mente a un examen detenido de la naturaleza de tal suspensión,
judicial o administrativa, y las causas precisas que la motivan.

DISOLUCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES

Las infracciones a la legislación o a las disposiciones que regulan


la administración de fondos son sólo uno de los tipos de infracción
susceptibles de provocar, en numerosos países, la disolución o la suspensión
de un sindicato. La importancia de las numerosas disposiciones rela-
tivas a la disolución de sindicatos que se citan en el Informe McNair 2
se debe tanto al efecto que puedan tener sobre la libertad de los sindi-

1
Véase Informe McNair, anexo II : Brasil (suplemento, págs. 85-86), Colombia
(pág. 384), Honduras (pág. 742), Irán (pág. 873), Nueva Zelandia (pág. 1153), Panamá
(págs. 1341-1342), El Salvador (pág. 1381) y Turquía (pág. 1153).
2
Véase Informe McNair, anexo II, respecto a las disposiciones legales en Austria
(pág. 89), Bolivia (suplemento, pág. 309), Brasil (suplemento, pág. 85), provincia
canadiense de Quebec (pág. 246), China (Taiwan) (pág. 357), Colombia (pág. 384),
Costa Rica (pág. 407), Cuba (pág. 435), Chile (pág. 322), Ecuador (pág. 503), Finlandia
(pág. 549), Grecia (pág. 684), Guatemala (pág. 705), Honduras (pág. 742), Líbano
(suplemento, pág. 283), Panamá (pág. 1242), Perú (suplemento, pág. 240), Polonia
(pág. 1316), Portugal (pág. 1356), El Salvador (pág. 1381), Turquía (pág. 1493),
Venezuela (suplemento, pág. 353), Viet-Nam (pág. 1746) y Yugoslavia (pág. 1800).
En Irak, cualquier organización que destine sus fondos a fines distintos de los pre-
vistos en sus estatutos, aprobados por las autoridades públicas, puede ser objeto de
la revocación discrecional de su registro, que implica su disolución (art. 120 de la ley
del trabajo de 1958). En Marruecos, a demanda del Fiscal general, cualquier orga-
nización industrial que infrinja las disposiciones de la legislación o las de sus propios
estatutos puede ser disuelta por orden dictada por las autoridades judiciales (art. 22
del dahir núm. 1-57-119 de 1957). En Túnez, toda organización industrial que no se
limite a cumplir sus fines corporativos y laborales puede ser disuelta por orden dictada
por cualquier tribunal ordinario a demanda del Fiscal general (art. IO del decreto
de 1932 sobre organizaciones industriales). En Corea del Sur, la organización sindical
que infrinja cualquier disposición legislativa puede ser disuelta por la autoridad
administrativa (art. 32, 1), de la ley de 1953 sobre sindicatos). En la República Árabe
Unida, el tribunal de primera instancia podrá ordenar la disolución, a demanda
del ministro competente, de cualquier sindicato que viole las disposiciones del Código
del Trabajo (art. 180 del Código del Trabajo de 1959).
SANCIONES 179

catos a administrar sus fondos sin ninguna intervención arbitraria como


a las repercusiones que puedan ejercer sobre otros aspectos de las
actividades sindicales o de la libertad sindical en general. Por consiguiente,
como cuando se trata de la suspensión, será necesario, si se quiere
apreciar hasta qué punto la disolución de los sindicatos puede conside-
rarse como una intervención arbitraria en la gestión financiera de estas
organizaciones, determinar si la disolución puede ordenarse por vía
administrativa o solamente por procedimiento judicial, así como pre-
cisar las razones, relacionadas con la utilización de los fondos sindicales,
que justifiquen la imposición de una sanción.

CANCELACIÓN DEL REGISTRO O DEL RECONOCIMIENTO

En otros países, la revocación del registro o la anulación del reco-


nocimiento de las organizaciones sindicales es la sanción con que se
castiga el empleo ilegal de los fondos sindicales u otras contravenciones
cometidas por las organizaciones en su gestión financiera. En los casos
en que el registro obligatorio de una organización es requisito indis-
pensable para la adquisición de personalidad jurídica, imponer la san-
ción de revocar el registro del sindicato equivale en general a su
disolución. El grado en que la anulación del registro puede asimilarse
a la disolución de las organizaciones en los países en que ese requisito
es facultativo, a pesar de constituir una condición previa para poder
disfrutar de determinados privilegios, depende de la importancia de
estos últimos para que las organizaciones funcionen en forma normal
y eficaz. En consecuencia, la cuestión de las repercusiones de la anula-
ción del registro de una organización en la libertad de que debe gozar
en su gestión financiera exige ser examinada a la luz de las disposiciones
concernientes al propio registro, así como en función de los casos par
ticulares en que pueda ordenarse dicha revocación, tal como se citan
en el Informe McNair 1.

1
Véase Informe McNair, anexo II, respecto del Brasil (suplemento, pág. 85),
Birmania (pág. 199), Ceilán (pág. 289), República Dominicana (pág. 486), Filipinas
(pág. 1262), India, (pág. 821), Nueva Zelandia (pág. 1149), Pakistán (pág. 1225),
Venezuela (suplemento, pág. 355).
En Australia, el Tribunal federal de arbitraje puede ordenar la revocación del
registro de una organización (artículo 143 de la ley de 1956 sobre conciliación y
arbitraje) — perdiendo de esta forma el derecho a intervenir en los procedimientos
estatutarios para reglamentar las relaciones de trabajo —, si sus estatutos no prevén
condiciones razonables de ingreso en la organización, si la dirección competente del
sindicato omite tomar las medidas necesarias para establecer las cuotas ordinarias
o imponer cuotas especiales o sanciones, si los estados de cuentas no se intervienen
adecuadamente o, finalmente, si no se observan los estatutos de la organización.
En Jordania, en virtud del art. 9, i), c), de la ley núm. 35 de 1953, puede ordenarse
la anulación del registro de todo sindicato, con la consiguiente disolución del mismo,
180 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

En la mayor parte de los casos señalados anteriormente, las diversas


sanciones que pueden imponerse a un sindicato, cuando utilice ¿legal-
mente sus fondos o infrinja lo legislado sobre su administración, sola-
mente pueden ordenarse por el debido procedimiento legislativo.
Teniendo presente el principio del artículo 4 del Convenio sobre la
libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948, de
que las organizaciones de trabajadores y de empleadores no deben estar
sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa, sería de desear
que en todos aquellos casos en que se impongan otras sanciones — como
multas, interdicciones judiciales o destitución de los funcionarios sindi-
cales responsables — deberían preverse medidas para garantizar que
tales sanciones se ordenen únicamente por una instancia judicial ; por
otra parte, siempre que la sanción prescrita consista en la revocación
del registro del sindicato debería existir el derecho de interponer recurso
contra esta decisión ante los tribunales ordinarios.

si éste infringe cualquiera de las disposiciones de la legislación. En Nicaragua, las


autoridades pueden anular dicho registro si la organización interesada se desvía
de los objetivos previstos en sus estatutos (art. 204 del Código del Trabajo de 1945;
entre las disposiciones del Código no figura ninguna que prevea la interposición de
recurso judicial).
En Ghana (art. 14, i), c), de la orden de 1941 sobre sindicatos) y en el Sudán
(art.. 18 de la orden de 1949 sobre sindicatos), el registrador puede anular el reconoci-
miento de un sindicato si éste ha infringido cualquiera de las disposiciones contenidas
en las correspondientes órdenes sobre sindicatos (por ejemplo, las disposiciones
relativas a la rendición de cuentas a los miembros del sindicato, presentación de
estados de cuentas anuales, etc.). La misma situación existe en Aden, Bahamas,
Barbada, Basutolandia, Bechuanalandia, Bermudas, Guayana Británica, Honduras
Británica, Somalia Británica, Dominica, islas Falkland, Gambia, Gibraltar, islas
Gilbert y Ellice, Hong Kong, Jamaica, Malta, isla Mauricio, Nigeria, Borneo del
Norte, Rhodesia del Norte, Niasalandia, Santa Lucia, San Vicente, Sarawak, Sey-
chelles, Sierra Leona, islas Salomón, Suazilandia, Trinidad y Tabago.
En la Federación Malaya, el registrador de sindicatos puede anular el reconoci-
miento de una organización si llega al convencimiento de que sus fondos se emplean
¡legalmente o para fines ilegales, o para fines no autorizados por los estatutos del
sindicato (art. 15, 1), b), vi), de la orden de 1959 sobre sindicatos). Las mismas dispo-
siciones rigen en Chipre (art. 17, c), de la ley de 1949 sobre sindicatos) y en Singapur
(art. 15 de la ley de 1940 sobre sindicatos). En Granada, el registrador tiene facultades,
cuando concurren las mismas circunstancias, para cancelar cualquier registro provi-
sional que haya estado en vigor durante seis meses (art. 10 de la orden de 1951
sobre sindicatos y conflictos de trabajo, modificada en 1956). En Tangañica.el regis-
trador puede, por las mismas razones, si está convencido de que el sindicato no lleva
su contabilidad en la forma prescrita por la legislación, anular el registro de la orga-
nización (art. 14 de la orden de 1956 sobre sindicatos); las mismas disposiciones se
aplican en Niasalandia (art. 18 de la orden de 1958 sobre sindicatos) y en Zanzíbar
(art. 14, 2), del decreto de 1958 sobre sindicatos). En Kenia (art. 17, 2), b), de la
orden de 1952 sobre sindicatos) y en Uganda (art. 17, 2), b), de la orden de 1952 sobre
sindicatos), el registrador, si está plenamente convencido de que los fondos del sindi-
cato se emplean en forma ilegal o para fines no autorizados por la ley, puede anular
el registro del sindicato o suspender dicho registro durante un plazo no superior a seis
meses. En las islas Cook, las autoridades pueden anular el registro voluntario de un
sindicato si éste infringe cualquiera de las disposiciones legislativas, o sus propios
estatutos (art. 19, 1), c), del reglamento de 1947 sobre sindicatos).
CAPÍTULO VIII

DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES EN CASO


DE DISOLUCIÓN

La distribución de los bienes sindicales en caso de disolución es


una cuestión que suelen prever normalmente los estatutos de las orga-
nizaciones, aun en ausencia de disposiciones legales concretas. Las
legislaciones de la República Árabe Unida 1 , Argentina 2 , Austria 3 ,
Brasil 4 , provincia canadiense de Terranova 5 , Ceilán 6 , Chile ', Colom-
bia8, Corea del Sur9, Costa Rica10, Cuba11, Checoslovaquia12, Ecuador 13 ,
Ghana 14 , Grecia 15 , Guatemala 16 , Haití 17 , Honduras 18 , Irán 19 , Irak 20 ,

1
Art. 164, 12), del Código del Trabajo de 1959.
2
Art. 9 de la ley núm. 14455 de 1958.
3
Ley de 1951 sobre organizaciones industriales.
4
Art. 518, e; y / j , del Código del Trabajo de 1943; art. 6, e)yf), del decreto-ley
núm. 7038 de 1944 (sindicatos agrícolas).
5
Art. 15 de la ley sobre sindicatos. Los estatutos de las organizaciones sindicales
de esta provincia han de prever el saldo de los bienes que han de destinarse — después
de satisfechas otras obligaciones — a fines benéficos y de previsión social diferentes
y auténticos o a otros fines sindicales de la misma naturaleza.
6
Art. 32 de la orden de 1935 sobre sindicatos.
' Art. 64 del decreto núm. 1030 de 1949.
8
Art. 362, 12), del Código Sustantivo del Trabajo.
6
Art. 12, 11), de la ley de 1953 sobre sindicatos.
10
Art. 275, k), del Código del Trabajo de 1943.
11
Art. 7, I), del decreto núm. 2605 de 1933.
12
Art. 2, 2), de la orden núm. 320 de 1951 (véase nota 2 de la pág. 10).
13
Art. 363 del Código del Trabajo de 1938.
11
Art. 27, 1), y apéndice de la orden de 1941 sobre sindicatos. Esta orden dispone
simplemente que las organizaciones deben prever en sus estatutos el « procedimiento
de disolución », disposición que se reproduce en las órdenes vigentes en Aden, Bar-
bada, Basutolandia, Bahamas, Bechuanalandia, Bermudas, Guayana Británica, Hon-
duras Británica, Somalia Británica, Dominica, islas Falkland, islas Fidji, Gambia,
Gibraltar, islas Gilbert y Ellice, Granada, Hong Kong, Jamaica, islas de Sotavento,
Malta, isla Mauricio, Nigeria, Borneo del Norte, Rhodesia del Norte, Niasalandia,
Santa Lucia, San Vicente, Sarawak, Seychelles, Sierra Leona, islas Salomón, Suazi-
landia, Trinidad y Tabago.
15
Ley de 1914 sobre asociaciones.
16
Art. 221, k), del Código del Trabajo de 1947.
17
Art. 13 de la ley de 1947 sobre organizaciones industriales.
18
Art. 14, k), del decreto-ley núm. 101 de 1955.
19
Art. 14, 11), del decreto de 9 de noviembre de 1955.
20
Art. 114, 3), y tercer apéndice de la ley del trabajo de 1958.
182 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Jordania ^Líbano 2, Libia 3 , Federación Malaya 4, México 5, Nicaragua 6,


Panamá 7, Perú 8 Portugal 9 , El Salvador 10, Sudán 11, Turquía 12, Vene-
zuela13 y Viet-Nam14 disponen que las organizaciones sindicales deben
prever en sus estatutos la posibilidad de disolución impuesta o voluntaria
y, en ciertos casos, con más precisión, la devolución de los bienes sindi-
cales al procederse a cualquiera de dichas disoluciones ; las organizaciones
legalmente reconocidas de Bélgica15 deberán proceder de la misma forma,
y en Australia (en virtud de las leyes estatales sobre sindicatos) 16, Birma-
nia 17 , Finlandia 18 , India17, Irlanda 19 Nueva Zelandia20, Pakistán 17 , Reino
Unido 19 y Unión Sudafricana21, las organizaciones que hayan solicitado
ser registradas.
Con respecto a otros determinados aspectos de la administración de
los fondos sindicales, la distribución del patrimonio de las organizacio-
nes en el momento de su disolución se rige, en numerosos países, por
una infinidad de disposiciones legales, lo que impide hacer un examen
detenido de las mismas; incluso las medidas que se citan a continuación,
adoptadas en función de las diferentes situaciones planteadas, son tan
variadas, que no permiten clasificarlas por grupos de países para proceder

1
Apéndice de la ley núm. 35 de 1953.
2
Art. 1 del decreto núm. 7939 de 1952.
3
Art. 31, a), 12), de la ley de 1957 sobre trabajo.
4
Art. 38 y apéndice 1.° de la orden de 1959 sobre sindicatos. En la Federación
Malaya, Chipre, Kenia, Niasalandia, Santa Elena, Singapur, Tangañica, Uganda y
Zanzíbar, los estatutos de los sindicatos deben prever el procedimiento de disolución
y el de distribución de los fondos disponibles en el momento de dicha disolución. En la
Federación Malaya, los estatutos deben prever además la creación y la disolu-
ción de cualquier sección sindical y la administración de su patrimonio.
6
Art. 246 de la ley del trabajo de 1931.
6
Art. 198 del Código del Trabajo de 1945.
' Art. 288, 11), del Código del Trabajo de 1947.
8
Art. 118 del decreto supremo de 23 de marzo de 1936.
9
Art. 15, h), del decreto-ley num. 23050 de 1933.
10
Art. 11, f), del decreto num. 353 de 1951, modificado por el decreto num. 2093
de 1956.
11
Art. 19, 1), de la orden de 1949 sobre sindicatos; el comisionado del trabajo
tiene facultades para prescribir el procedimiento efectivo de disolución de un sindicato.
12
Art. 2, 12), de la ley de 1938 sobre organizaciones industriales.
13
Art. 176, n), de la ley de trabajo de 1947.
14
Art. 7, 9), de la orden núm. 23 de 1952.
ls
Art. 4 de la ley de 1898 sobre sindicatos profesionales.
16
Informe McNair, anexo II, pág. 23.
17
Art. 6, j), de la ley de 1926 sobre sindicatos (India).
18
Art. 7 de la ley de 1919 sobre organizaciones de empleadores y de trabajadores.
19
Ley sobre sindicatos de 1871.
20
Art. 26 de la ley de 1908 sobre sindicatos; art. 6, 1), k), de la ley de 1908
sobre constitución de sociedades anónimas.
21
Art. 8, 1), g), de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 183

a una comparación. Nos limitamos, pues, simplemente, a enumerarlas.


Como conclusión se expondrán igualmente unos cuantos casos susci-
tados con motivo de la distribución de los bienes de los sindicatos a raíz
de la disolución de los mismos y que fueron examinados por el Comité
de Libertad Sindical del Consejo de Administración.

LEGISLACIÓN DE LOS DIVERSOS PAÍSES

En Finlandia, la ley de 1919 sobre organizaciones de empleadores y


de trabajadores dispone que cuando un tribunal ordene la disolución
de un sindicato designará los liquidadores correspondientes ; en caso de
disolución voluntaria serán designados por la propia organización.
Cuando sea imposible distribuir los bienes de acuerdo con los estatutos
de la organización, pasarán automáticamente a ser propiedad del Estado,
que los destinará a los fines más estrechamente relacionados con los
déla organización disuelta. En Monaco, en caso de disolución de una orga-
nización sindical, corresponde a la asamblea general decidir sobre la dis-
tribución de los fondos que no podrán ser repartidos entre los miembros 1 .
En Portugal 2 , la liquidación de los fondos de las organizaciones sin-
dicales se efectúa bajo el control del Instituto Nacional del Trabajo
y Previsión, que puede nombrar los liquidadores, si no están ya previs-
tos por los estatutos o nombrados por la asamblea general. Si los
estatutos no precisan las modalidades de devolución de los bienes sin-
dicales, se distribuirán entre las instituciones de previsión del sindicato
disuelto. Las instituciones de previsión creadas por el sindicato, con todos
sus bienes, pasarán a depender del Ministro de las Corporaciones y de
Previsión Social, salvo disposiciones contrarias de los estatutos.
En Turquía, la resolución de disolución de una asociación (sindicatos
inclusive) requiere la aprobación, por mayoría de votos, de una asamblea
a la que concurran por lo menos las dos terceras partes de los miembros ;
de no alcanzarse este quorum, habrá de convocarse una nueva asamblea,
que podrá aprobarla por el voto a favor de las dos terceras partes
de los miembros presentes; esta decisión ha de comunicarse inmediata-
mente a las autoridades y se procederá a su ejecución bajo la inspección
de los representantes del Gobierno 3.
En Túnez, en caso de disolución voluntaria, el patrimonio del sin-
dicato se distribuye en la forma prevista por sus estatutos o, en su defecto,
con arreglo a la decisión de la asamblea general ; en caso de disolución
judicial, la liquidación de los bienes se confía a la Dirección del Registro y
Timbre, debiendo precisar la decisión judicial que ordene dicha diso-
1
Orden núm. 2942 de 1944.
2
Art. 21 del decreto-ley núm. 23050 de 1933.
3
Arts. 27 y 32 de la ley de 1938 sobre organizaciones industriales.
184 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

lución si el remanente activo deberá cederse al Estado o a una institu-


ción benéfica en favor de las personas que ejercen la misma profesión
que los miembros del sindicato disuelto *.
En la República Árabe Unida, en el caso de disolución voluntaria o
judicial, se entregarán los fondos del sindicato al Ministerio de Asuntos
Sociales para que los destine a la creación de un nuevo sindicato o para
que se distribuyan provechosamente entre los trabajadores 2. En Irak,
los fondos y el patrimonio de cualquier sindicato disuelto se distribuirán
de conformidad con lo previsto en sus estatutos, aunque el Ministro de
Asuntos Sociales tiene facultades para designar un administrador judi-
cial 3. En el Líbano, en caso de revocación de la autorización de un
sindicato, la liquidación de sus bienes la efectuarán las autoridades
gubernativas, de conformidad con los estatutos de la organización;
aunque no se disponga en ellos la repartición de los bienes entre los miem-
bros, el sindicato « tiene derecho a formular propuestas sobre la distri-
bución de los fondos para el bienestar de los trabajadores » 4. En Irán,
aunque debe preverse en los estatutos sindicales la distribución de los
bienes consecuente a su disolución, el reglamento de 1955 sobre sindi-
catos dispone que todos los bienes muebles o inmuebles de cualquier
organización disuelta (excepto en el caso de una federación, sobre la
cual nada se prevé en dicho reglamento) se entreguen a una institución
benéfica del mismo departamento, de acuerdo con la decisión que tome
la asamblea general del sindicato, ya que está prohibido que tales
bienes se repartan entre los miembros de la organización 5.
En China (Taiwan), en caso de disolución, por número insuficiente
de miembros, de un sindicato que no pertenezca a un sindicato general
de mayor categoría o a la federación central de sindicatos, a la que nor-
malmente se entregarían sus bienes, dichos bienes pasarán a ser propie-
dad del « organismo autónomo de la localidad » donde se encontraba
la sede del sindicato disuelto 6. En Viet-Nam, de no existir disposiciones
al respecto en los estatutos de una organización sindical o a falta de una
resolución de la asamblea general de la misma, el tribunal competente
podrá, a requerimiento del Fiscal general, nombrar un fideicomisario
que solicitará del tribunal la publicación de una disposición sobre la
liquidación y distribución de los bienes de la organización 7.

1
Art. 17 de la ley num. 59-4 de 1959.
2
Art. 181 del Código del Trabajo de 1959.
3
Art. 120, 3), de la ley del trabajo de 1958.
4
Arts. 1 y 14 del decreto núm. 7993 de 1952.
6
Arts. 14 y 27 del decreto de 9 de noviembre de 1955.
6
Art. 46 de la ley de 1949 sobre sindicatos.
7
Informe McNair, anexo II, pág. 1747.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 185

En Birmania, India y Pakistán, cualquier sindicato registrado que


haya decidido su disolución dará cuenta de la misma al registrador de
sindicatos, que distribuirá los fondos de la organización entre sus
miembros afiliados de conformidad con la legislación, en caso de que los
estatutos no dispongan nada sobre el particular 1 . En Birmania, la
reglamentación de sindicatos dispone,* además, que en caso de disolución
de una organización los fondos de la misma se repartirán entre los
miembros afiliados, proporcionalmente a sus cuotas respectivas 2.
En la Unión Sudafricana, la ley de 1956 sobre conciliación laboral
regula la distribución de los fondos sindicales cuando ciertos miembros
de un sindicato constituyen un nuevo sindicato, y la repartición de dichos
bienes en caso de disolución. En caso de crearse un « nuevo » sindicato
— es decir, una organización cuyos miembros, en virtud de los estatutos,
deberán ser personas de raza blanca exclusivamente, o de otra raza, y
que se haya registrado después de la promulgación de la mencionada
ley — al que pertenezcan más de la mitad de los miembros, de cualquier
raza, del sindicato « original » (o sea, un sindicato registrado con ante-
rioridad a la promulgación de la supradicha ley, cuyos estatutos no
establecían distinciones raciales entre sus miembros), tendrá derecho a
concluir un acuerdo con el primer sindicato en cuanto a la distribución
de sus bienes entre ambas organizaciones 3. Si no se llegase a un acuerdo
en los doce meses siguientes a la fecha de registro del nuevo sindicato, este
último podrá solicitar del registrador que ordene la distribución de los
bienes sindicales, orden que es aplicable como cualquier otra sentencia
civil dictada por un tribunal ordinario. Al procederse a la disolución
de un sindicato o de una organización de empleadores, el registrador
tiene facultades para designar un liquidador de los bienes correspon-
dientes *. Una vez cumplidas las obligaciones del caso, si quedara un
remanente de bienes que no pudiese distribuirse de acuerdo con los esta-
tutos del sindicato o de la organización de empleadores, o de confor-
midad con una resolución adoptada por la mayoría de los miembros
que estén al corriente en el pago de sus cuotas, el registrador puede, a
título discrecional, ordenar que dichos bienes sean liquidados y entre-
gados a cualquier otro sindicato u organización de empleadores que se
hayan registrado para cumplir fines total o parcialmente análogos, a
juicio de dicho registrador, a los del disuelto sindicato u organización

1
Art. 27 de la ley de 1926 sobre sindicatos (India).
2
Art. 11 de la reglamentación de 1927 sobre sindicatos.
3
Art. 6 de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
4
Art. 13, 2), de la misma ley.
186 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de empleadores 1. Los bienes que no se distribuyan de esta forma en un


plazo de dos años se ingresarán en la Caja General de Ingresos del
Estado.
En Kenia 2, Tangañica 3 y Uganda 4 , cualquier tribunal competente
puede ordenar, cuando dicte un mandamiento judicial contra la malver-
sación de fondos de un sindicato o en caso de disolución del mismo,
que se entregue el patrimonio sindical al fideicomisario público para su
ulterior distribución de conformidad con los estatutos del sindicato
interesado. En Niasalandia 5 , el tribunal competente puede ordenar,
en el mismo caso, que los fondos sindicales sean entregados al registrador
de sindicatos.
En la provincia canadiense de Quebec 6 , en caso de disolución volun-
taria o judicial de un sindicato, la asamblea general del mismo designará
de uno a tres liquidadores de los bienes sindicales. Después de saldadas
las deudas correspondientes y de sufragados los gastos de liquidación
del sindicato se devolverán los bienes procedentes de donaciones y lega-
dos, cuando los instrumentos legales en virtud de los cuales fueron adqui-
ridos prevean esta eventualidad; de lo contrario, dicho patrimonio
se destinará a fines análogos a los de la organización en vías de diso-
lución, tal como prescribieran sus estatutos o decidiera la asamblea
general. Cumplido este requisito, deben preverse la organización y
la administración en fideicomiso de los diferentes fondos especiales
de indemnización. El resto de los fondos se dedicará a fines análogos a
los de la organización extinta, en la forma que determinen el secretario
provincial y el Ministro de Trabajo. Cuando la junta de relaciones labo-
rales haya decidido la disolución de una organización de trabajadores
o de empleadores, en virtud del artículo 50 de la ley de 1944 sobre rela-
ciones laborales, por haber ejercido un control sobre una asociación de
empleadores o de trabajadores infringiendo el artículo 20 de la mencio-
nada ley, el curador público actuará de liquidador ex officio.
En Bolivia, cuando en los estatutos de una organización disuelta no
figure ninguna disposición sobre la distribución de sus bienes, el saldo de
dichos fondos se destinará, después de haberse cubierto las obligaciones
de la organización, a obras de educación, previsión social y fomento del
deporte en la misma empresa o en el lugar en donde dicho sindicato

1
Arts. 6, 13, 2), y 13, 4), de la ley de 1956 sobre conciliación laboral.
2
Art. 45 de la orden de 1952 sobre sindicatos.
3
Art. 41, 2), de la orden de 1956 sobre sindicatos.
4
Art. 44, 2), de la orden de 1952 sobre sindicatos.
5
Art. 49 de la orden de 1958 sobre sindicatos.
6
Art. 20 de la ley (modificada) de 1941 sobre sindicatos profesionales.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 187

hubiere tenido el domicilio. Esta inversión ha de estar autorizada por


el Ministerio del Trabajo 1. En el Brasil, si bien los fondos de toda orga-
nización disuelta son utilizados en la forma normal, de conformidad
con los estatutos 2 , los bienes de una organización disuelta por haber
cometido actos subversivos, tal como los define la ley de 1953 de crímenes
contra el Estado, son incorporados al patrimonio nacional para ser
destinados a fines de asistencia social.
En Chile, los sindicatos no pueden decidir su propia disolución
sin la aprobación de la autoridad que legitimó su existencia 3. A la
reunión en que se acuerde la disolución del sindicato asistirá un inspector
del trabajo. En ningún caso podrán prorratearse o repartirse entre los
asociados los fondos y bienes procedentes de la disolución de un sin-
dicato, sino que se destinarán a los fines que señalen los estatutos o
el Presidente de la República. El ministro competente aprobará por de-
creto supremo la rendición de cuentas que debe presentar el liquidador 4.
Los bienes de los sindicatos agrícolas disueltos se distribuirán entre
todos los obreros, pero si la causa de disolución fuera alguna de las que
figuran en los núms. 1 y 2 del artículo 46 de la ley relativa a la orga-
nización sindical de los obreros agrícolas, los bienes pasarán a la junta
de auxilio escolar de la localidad5.
Al disolverse un sindicato en Colombia, el liquidador designado por
los afiliados o el juez destinará los fondos existentes al pago de las
deudas del sindicato y al reembolso de las sumas que los sindicados
hubiesen pagado como cuotas ordinarias; lo que quede del haber
común, una vez pagadas las deudas y hechos los reembolsos, se adju-
dicará por el liquidador a la organización sindical designada para ello
en los estatutos o por la asamblea general ; si ninguna hubiera sido desig-
nada así, se le adjudicará a la institución de beneficencia o de utilidad
social que señale el Gobierno. La liquidación debe ser sometida a la
aprobación del juez competente 6 o a la del Departamento del Trabajo,
que delega esta función en el Departamento Nacional de Supervigi-
lancia Sindical '.
En Costa Rica, en caso de disolución voluntaria u obligatoria de un
sindicato, la junta liquidadora — presidida por un inspector del traba-

1
Art. 131 del decreto de 23 de agosto de 1943.
2
Art. 556 del Código de Trabajo de 1943.
3
Art. 62 del decreto núm. 1030 de 1949. Dicha aprobación parece exigirse
también en Ecuador (art. 594 del Código Civil).
4
Art. 66 del decreto núm. 1030 de 1949.
5
Art. 51 de la ley núm. 8811 de 8 de julio de 1947.
6
Arts. 402, 403 y 404 del Código Sustantivo del Trabajo.
7
Art. 21 del decreto núm. 1489 de 1952.
188 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

jo — designada por las autoridades deberá transferir los fondos sindica-


les a la federación a que perteneciese el sindicato o distribuirlos entre
todas las organizaciones de la misma clase existentes en el país 1 .
Los bienes de las organizaciones en vías de liquidación en Cuba
pasarán al fondo general de pensiones de trabajadores de la República,
a no ser que los estatutos contengan otras disposiciones al respecto 2 ;
la disolución de las federaciones o confederaciones se rige por una dispo-
sición análoga, pero en este caso se requiere la intervención del Minis-
terio de Trabajo en la liquidación 3 .
En la República Dominicana, los bienes de los sindicatos en vías de
disolución, después de pagadas las deudas y obligaciones, podrán ser
donados a otras organizaciones o a instituciones benéficas de asistencia
o previsión social, si a ello autorizan los estatutos; de lo contrario, se
distribuirán entre los miembros que sean copropietarios de dichos bienes4.
En Haití, los fondos de los sindicatos disueltos pasan a la federación
a la que perteneciese la organización, salvo disposiciones precisas de
los estatutos a este respecto. De lo contrario, se distribuirán entre las
instituciones de previsión social designadas por el sindicato. En todo
caso, no podrán ser distribuidos entre sus afiliados 5. En Nicaragua
existen disposiciones análogas. Los fondos de los sindicatos disueltos
se entregarán a la federación a la que perteneciese la organización
o, en su defecto, a la institución de beneficencia que señale el Poder
Ejecutivo 6.
En Honduras, al disolverse una organización, se pagarán las deudas
y se reembolsarán a los miembros las sumas pagadas en concepto de
cuotas; el liquidador destinará el remanente a la organización sindical
designada para ello en los estatutos o por la asamblea general; a falta
de esta designación, a la institución de asistencia social que señale el
Poder Ejecutivo 7 . En Perú, cuando los estatutos de los sindicatos
disueltos no contengan disposiciones sobre el particular, los bienes
de la organización se utilizarán para fines análogos a los que perseguía
la asociación disuelta en la región de su jurisdicción, si así lo decide el
Tribunal Supremo 8.

1
Arts. 285 y 286 del Código del Trabajo de 1943.
2
Art. 21 del decreto núm. 2605.
3
Arts. 8 y 18 del decreto núm. 1123 de 1943.
4
Art. 355 del Código Trujillo del Trabajo de 1951.
5
Art. 20 de la ley de 1947 sobre asociaciones industriales.
6
Art. 206 del Código del Trabajo de 1945.
' Art. 39 del decreto-ley núm. 101 de 1955.
8
Art. 63 del Código Civil.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 189

En México, al disolverse un sindicato, se distribuirán sus bienes de


conformidad con las disposiciones de sus estatutos; de no hallarse
previsto el caso expresamente, se entregarán a la federación a que perte-
neciese el sindicato, y si éste no estuviese afiliado a ninguna, pasarán
a ser propiedad del Estado 1 . A las reuniones en que se decida la diso-
lución de un sindicato asistirán inspectores del trabajo encargados
de velar, en nombre del Gobierno, por la distribución adecuada de los
bienes 2. En Panamá, para toda disolución se nombrará una junta
liquidadora formada por dos miembros del sindicato y un inspector
del trabajo, que actuará como presidente. El activo del sindicato disuelto
pasará a la federación a que pertenezca, y en forma subsidiaria, se
distribuirá en partes iguales entre todos los de su clase existentes
en el país 3 . En El Salvador 4 se notificarán a la sección de sindicatos
del Ministerio del Trabajo las sentencias de disolución o de suspensión
de los sindicatos ; sus fondos quedarán inmovilizados en el banco donde
estuvieren depositados. En todo caso de disolución se formará una
comisión de tres delegados, uno por el Ministerio del Trabajo, otro por
la Junta de Vigilancia de Bancos y otro por el sindicato ; los haberes del
sindicato disuelto se destinarán a fines de seguridad social, salvo disposi-
ciones contrarias de los estatutos.
En Tailandia, en virtud de la proclamación núm. 19 del Partido
Revolucionario, de 31 de octubre de 1958, quedaron disueltos todos
los sindicatos y federaciones, facultándose al director general del Depar-
tamento de Previsión Social a designar liquidadores, y se derogó la ley
del trabajo de 1956. Se carece de información sobre la forma de liquidar
los bienes de las organizaciones disueltas.

ALGUNOS CASOS EXAMINADOS POR EL COMITÉ DE LIBERTAD SINDICAL

Con motivo del examen de cuatro casos — Nueva Zelandia, Rhodesia


del Norte, Guatemala y Venezuela — a que procedió el Comité de
Libertad Sindical del Consejo de Administración, se sentaron impor-
tantes principios que deben regir la distribución de los bienes de los
sindicatos disueltos.
Cuando el Comité de Libertad Sindical examinó la queja contra la
aplicación de la legislación de excepción, en virtud de la cual el Gobierno

1
Art. 254 de la ley federal del trabajo de 1931.
2
Art. 21, 6), reglamentos para la inspección publicados en virtud del art. 250 de
la ley del trabajo.
3
Arts. 300 y 301 del Código del Trabajo de 1947.
4
Arts. 30-35, del decreto núm. 353 de 1951.
190 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

de Nueva Zelandia anuló el registro de la Unión Sindical de Cargadores


de Muelle y otros sindicatos, en 1951, y embargó temporalmente sus
fondos para impedir que sirvieran para sostener una huelga ilegal,
estudió una declaración del Gobierno en la que afirmaba que la devo-
lución de los fondos confiscados había sido regulada por la ley núm. 20
de 1951 después de consultar a las organizaciones profesionales inte-
resadas. El artículo 13, 1), de la ley disponía que los miembros de los
sindicatos cuyo registro fué anulado podrían decidir, mediante el voto
a favor de las tres cuartas partes de los afiliados presentes en la asamblea,
la transferencia de los fondos de los sindicatos a otros profesionales de
la misma lista, representantes de las mismas categorías de trabajadores, a
excepción de los derechos de aquellos afiliados al sindicato disuelto que
no perteneciesen al nuevo. Como los documentos presentados demos-
traron que los fondos habían sido transferidos a sindicatos profesionales
de la misma localidad, representantes de las mismas categorías de traba-
jadores, el Comité estimó que el Gobierno había dado una respuesta
satisfactoria 1.
Al estudiar un caso referente a Rhodesia del Norte, el Comité de Li-
bertad Sindical tuvo que examinar las quejas presentadas alegando que
las disposiciones sobre la distribución de los bienes de los sindicatos
después de su disolución (contenidas en la orden de 1949 sobre sindicatos
y conflictos de trabajo, modificada en 1956) infringían los derechos sin-
dícales. Según el artículo 39 de dicha orden, en su texto modificado, el
secretario y siete miembros del sindicato deben notificar al funcionario
registrador la intención de disolver el sindicato ; los bienes del sindicato
son entonces confiados al funcionario registrador, que preparará y some-
terá al sindicato o a los miembros que firmaron la notificación de disolu-
ción, a título informativo, « un proyecto de distribución del saldo a fines
que beneficien al sector de la comunidad a que pertenezcan los miembros
del sindicato, o bien a la comunidad en su conjunto ». Para la liquidación,
el registrador tendrá facultades análogas a las que gozan los síndicos en
una quiebra para identificar y ejecutar los bienes del deudor y las facul-
tades que la ley concede a los liquidadores oficiales de sociedades. El
Comité llegó a las conclusiones siguientes :
El Comité considera que el hecho de que el funcionario registrador actúe
durante la disolución de un sindicato como liquidador oficial no constituye
un punto que pueda ser criticado. En tales condiciones, y bajo reserva de que
las facultades del funcionario registrador sean ejercidas de suerte que se res-
peten los derechos y los puntos de vista de los miembros de las organizaciones

1
Véase segundo informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 21 : Nueva
Zelandia, párrafos, 28-30, Sexto Informe de la 0.1. T. a las Naciones Unidas, op. cit.,
pág. 212.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 191

interesadas, el Comité estima que no se ha presentado prueba de que tales


facultades constituyan una violación de los derechos sindicales, y por tanto
recomienda al Consejo de Administración que resuelva que estas alegaciones
no requieren un examen más detenido *.

En Guatemala, el activo y el pasivo de los sindicatos disueltos se


deben distribuir, según el Código de Trabajo, en la forma que determinen
los estatutos y, a falta de disposiciones expresas, deben entregarse a la
federación a que pertenezcan. Si el sindicato no está federado, el capital
liquidado pasará a ser propiedad del Estado, que lo destinará a la lucha
contra el analfabetismo 2. En todo caso de disolución corresponde al
Ministerio de Trabajo y Previsión Social nombrar una junta liquidadora,
integrada por un inspector del trabajo y dos personas honorables esco-
gidas entre trabajadores o patronos, según el caso 3. El caso núm. 144,
relativo a Guatemala, que motivó que el Comité de Libertad Sindical
examinara la queja formulada por la disolución del Sindicato de Tra-
bajadores de la Educación, no está, sin embargo, directamente rela-
cionado con las disposiciones citadas anteriormente. La organización
querellante alegaba que el Gobierno guatemalteco había confiscado los
bienes del mencionado sindicato, que había sido disuelto. En 1956,
durante el primer examen de la queja, el Comité examinó una decla-
ración del Gobierno afirmando que « los bienes de dicho sindicato
deberían incorporarse necesariamente al patrimonio del Estado por
cuanto en los propios estatutos del sindicato aludido se indicaba que,
en el caso de una disolución, sus bienes pasarían a ser propiedad del
Estado ». El Comité tomó nota del contenido del texto del decreto de
disolución del sindicato en cuestión y señaló :

Conviene observar, en primer término, que el artículo 3 del decreto de diso-


lución no ordena en ningún caso la confiscación pura y simple de los bienes
de las organizaciones disueltas, sino exclusivamente su intervención por el
Ministerio de Economía y Trabajo y el Ministerio del Interior, ordenando su
conservación en depósito. Por otra parte, el Comité destaca que el Gobierno
sostiene que la confiscación se efectuó ateniéndose a las disposiciones estatu-
tarias del propio sindicato disuelto, pero no ha puesto a disposición del Comité
un ejemplar de dicho estatuto. En esas condiciones, el Comité no puede dejar
de sentir algunas dudas sobre la eventual interpretación que hayan recibido
cláusulas tan insólitas en los estatutos de una organización sindical y, aun
admitiendo la existencia de una disposición tal que dispusiera el traspaso de
los bienes sociales al Estado en caso de disolución, duda si tal cláusula sería
aplicable en el caso de una disolución forzosa dictada según un procedimiento
contrario al previsto por las leyes y reglamentos vigentes en el momento de
1
25.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 152 (Reino Unido-
Rhodesia del Norte), párrafos 243-244, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XL,
num. 2, 1957, pág. 98.
2
Art. 231 del Código de Trabajo de 1947.
•'Art. 229 del mismo Código, modificado por el decreto núm. 570 de 1956.
192 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

adopción de los estatutos, leyes y reglamentaciones que, como se ha visto, no


preveían la posibilidad de una disolución forzosa impuesta por las autoridades
administrativas. Y es especialmente difícil considerar aplicable tal cláusula en
una situación en que el poder público puede extraer un beneficio económico de
una disolución impuesta en forma que la organización disuelta no podía prever.
El Comité, después de señalar que el principio en que se ha inspirado
al examinar los anteriores casos de confiscación de los fondos sindicales
ha sido siempre « el criterio umversalmente aceptado de que, en caso de
disolución de una organización, sus bienes debían conservarse provi-
sionalmente en depósito y distribuidos finalmente entre los miembros de
la organización desaparecida, o transferidos a la organización suce-
sora », requería al Gobierno guatemalteco para que presentara informa-
ciones más detalladas sobre tales cuestiones 1. Cuando se recibió dicha
información, en 1957, el Comité continuó el examen de las alegaciones y
descubrió que, efectivamente, los estatutos del sindicato disuelto dis-
ponen que al efectuarse la disolución de la organización sus bienes debían
ser transferidos a la federación o confederación a que esté afiliada. En
estas condiciones, el Comité, considerando que a los tres años de la diso-
lución gubernativa del sindicato de trabajadores de la educación los
bienes del mismo no han recibido aún destino definitivo, recomienda al
Consejo de Administración llame la atención del Gobierno de Guate-
mala sobre la necesidad de tomar tan pronto sea posible medidas para
que los bienes de la organización mencionada sean restituidos a los inte-
resados y reciban el destino que los estatutos del sindicato prevén,
recomendación que fué adoptada por el Consejo de Administración en su
137.a reunión (Ginebra, 29 de octubre-1 de noviembre de 1957) 2 .
La ley de trabajo de Venezuela dispone que el remanente de los bie-
nes de una organización sindical disuelta se distribuya entre sus
miembros o se destine a donaciones para instituciones benéficas, de
asistencia o de previsión social o a donaciones a otras organizaciones de
trabajo normalmente constituidas. 3
La monografía sobre Venezuela que figura en el suplemento del
informe McNair 4 reproduce las medidas adoptadas contra varios
sindicatos de dicho país en 1949-1950:
Dispone el artículo 185 que el Ministro de Trabajo, por medio de sus fun-
cionarios respectivos, cuidará especialmente de la corrección en la gestión

1
24.° informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 144 (Guatemala),
párrafos 253-257, Boletín Oficial (Ginebra, O.I.T.), vol. XXXIX, 1956, num. 4,
págs. 369-370.
2
27.° informe del Comité de Libertad Sindical, párrafos 203-207, ibid. (Ginebra,
O.I.T.), vol. XLI, 1958, núm. 3, págs. 156-157.
3
Art. 197 de la ley de trabajo de 1947.
4
Informe McNair, anexo II, suplemento, págs. 351-352.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 193

de los bienes muebles o inmuebles de los sindicatos y de su utilización. Fun-


dándose en esta disposición, el Gobierno dispuso en 1949 la congelación tran-
sitoria de los fondos sindicales en depósito bancario 1 ; en 1950, al precederse
a la disolución de los sindicatos de la industria del petróleo, se ordenó a los
inspectores del trabajo incautarse de los fondos de los sindicatos disueltos 2.
Por resolución del Ministerio de Trabajo núm. 201, de 11 de marzo de 1949,
se creó una junta ad honòrem de tres miembros para proceder a la liquidación
de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y las federaciones y uniones
a ella afiliadas, disueltas por el decreto núm. 56. También debía proceder a la
liquidación del sindicato de trabajadores de artes gráficas del Distrito Federal
y Estado Miranda, cuya inscripción legal fué cancelada por el Despacho del
Trabajo el 24 de febrero de 1948, por haberse dedicado a actividades polí-
ticas ilícitas (artículo 193 de la ley del trabajo). De acuerdo con la resolución
núm. 201, la junta quedó facultada para recibir de las autoridades competentes
y de particulares todos los bienes muebles o pertenecientes a las organizaciones
objeto de la liquidación, debiendo practicar inventarios detallados por sepa-
rado de los bienes de cada una de ellas y proceder a la entrega o distribución
de los mismos, de acuerdo con los estatutos de las organizaciones disueltas
o, en su defecto, en la forma establecida por la ley. Por resolución núm. 202
de igual fecha se nombraron los integrantes de la junta ad honòrem, quienes
procedieron a cumplimentar las obligaciones que les habían sido fijadas y
recabaron de las inspectorías del trabajo los bienes sindicales que tenían
bajo su custodia, a fin de proceder a la liquidación. Por decreto de la Junta
Militar del Gobierno núm. 472 de 6 de mayo de 1950, se procedió a la diso-
lución de algunos sindicatos de trabajadores petroleros en vista de sus acti-
vidades políticas ilegales, comunicándolo a los inspectores del trabajo de las
respectivas jurisdicciones para que tomaran posesión, conforme a inventario,
de los bienes de los sindicatos disueltos a losfinesde su entrega por liquidación
posterior.
Por decreto núm. 203 de 22 de junio de 1951, la Junta de Gobierno de los
Estados Unidos de Venezuela creó una comisión denominada Comisión Admi-
nistradora de Bienes Sindicales que, conforme a los términos del decreto, reci-
bió y administró los bienes que habían pertenecido a las organizaciones men-
cionadas en los decretos de la Junta Militar de Gobierno núm. 56 de 25 de
febrero de 1949 y núm. 472 de 6 de mayo de 1950, hasta que en virtud del
artículo 16 de la ley de 25 de junio de 1954 de creación del Instituto para Capa-
citación y Recreación de los Trabajadores, dichos bienes pasaron a manos de
dicho Instituto, que es una institución de previsión social. Se dio cumpli-
miento así a la disposición del inciso b) del artículo 197 de la ley del trabajo,
según la cual el remanente de los bienes de una organización sindical sólo
podrá destinarse a : a) repartirse entre sus miembros ; b) donaciones a ins-
tituciones benéficas de asistencia o previsión social; o c) donaciones a otras
organizaciones de trabajo legalmente constituidas. Por tanto el destino de los
bienes de las organizaciones disueltas fué resuelto por ley especial del Congreso
de la República.

Con respecto al destino que se reserva a los bienes de los sindicatos


disueltos en Venezuela, el Comité de Libertad Sindical, al examinar las
quejas contra algunos aspectos de la situación sindical en dicho país,
tomó en consideración la cuestión de la disolución de varias organiza-

1
Véase MINISTERIO DE TRABAJO : Memoria y cuentas que el Ministerio de Trabajo
presenta a la Asamblea Constituyente de los Estados Unidos de Venezuela, 1953, pág. 80.
2
Decreto núm. 472 de 6 de mayo de 1950, art. 2.
194 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

ciones centrales obreras, en 1949, y la de 46 sindicatos de la industria


del petróleo que sufrieron igual suerte un año más tarde, al aplicarse el
decreto num. 472 de 6 de mayo de 1950, cuyo artículo 2 dispone que los
inspectores del trabajo de las respectivas jurisdicciones se incautarán
de los bienes de las organizaciones disueltas. El Comité estimó que las
medidas administrativas que ordenaron la disolución de los sindicatos
no estaban de acuerdo con las disposiciones de la ley del trabajo. Sin
embargo, después de examinar una comunicación del Gobierno afir-
mando que se habían restituido los bienes confiscados a los sindicatos
disueltos en 1949 y que se había autorizado a los sindicatos de la industria
del petróleo a continuar sus actividades, el Comité llegó a la siguiente
conclusión :
En lo que concierne en particular a la situación sindical en la industria del
petróleo, el Comité toma nota con satisfacción de que los sindicatos disueltos
en 1950 han podido reconstituirse en los mismos distritos y con el mismo número
de afiliados. No obstante, el Comité desea subrayar que la disolución de los
sindicatos de la industria petrolera ordenada en virtud de la ley sobre plenos
poderes constituía una grave violación del ejercicio de los derechos sindicales
y era contraria al principio umversalmente admitido y consagrado por el
convenio relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindica-
ción, en virtud del cual las organizaciones profesionales no deberían estar
sujetas a suspensión o a disolución por vía administrativa 1.

* * *

La legislación obliga a los sindicatos, en numerosos países, a que en


sus estatutos figuren disposiciones que prevean concretamente el destino
que debe darse a los bienes de su propiedad en caso de disolución, o que
establezcan de una manera general el procedimiento que debe seguirse
para la liquidación de los mismos. En realidad, sería conveniente que los
sindicatos — obligados o no por la ley — incluyesen en sus estatutos
disposiciones que determinen con los suficientes detalles los procedimien-
tos que deben seguirse para disolver la organización, liquidar y dis-
tribuir sus bienes.
En la mayoría de los países en que la legislación obliga a los sindicatos
a incluir disposiciones sobre la materia en sus estatutos existen normas
para garantizar que la transferencia de los bienes sindicales se realice
de acuerdo con las cláusulas previstas en los estatutos ; en algunos países
la ley determina que el problema debe ser resuelto por la asamblea gene-
ral de afiliados. En otros, especialmente en aquellos donde los estatutos
no contienen disposiciones al respecto, la ley ordena que los bienes sean

1
Sexto informe del Comité de Libertad Sindical, caso núm. 2 (Venezuela), párra-
fo 1012, 2), Séptimo Informe de la O.I.T. a las Naciones Unidas, op. cit., pág. 413.
DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES 195

transferidos a otro sindicato o utilizados para fines más o menos aná-


logos a los perseguidos por la organización disuelta. Sin embargo, en
uno o dos casos, especialmente cuando se trata de la disolución forzosa
de los sindicatos, las autoridades parecen estar facultadas para utilizar
los bienes sindicales con fines relacionados con los de la organización
disuelta.
Al parecer, la mejor solución consistiría en incluir en la legislación
de cada país una serie de disposiciones que garanticen la aplicación del
principio según el cual la distribución de los bienes de los sindicatos
disueltos deberá hacerse sea de acuerdo con las normas previstas en los
estatutos de los mismos o con las decisiones válidas adoptadas por la
asamblea general de afiliados. Ahora bien, en algunos países tal pro-
yecto no podrá ser realizable, debido a que los sindicatos no han previsto
las disposiciones adecuadas o a otras razones que impidan llevarlo
a cabo. En tales casos sería conveniente adoptar medidas para que al
transferir los fondos sindicales se respeten dentro de lo posible los dere-
chos y los puntos de vista de los afiliados al mismo; de no ser así, los
bienes pasarán a ser propiedad de otro sindicato similar y en su defecto
serán utilizados con fines que presenten la mayor analogía posible con
los perseguidos por el sindicato disuelto.
CAPÍTULO IX

CONCLUSIONES

OBSERVACIONES GENERALES

No es necesario exponer de nuevo las razones en que se basan las


conclusiones provisionales del final de cada capítulo. Algunas obser-
vaciones de carácter general permitirán, no obstante, considerar en su
debida perspectiva los principales aspectos del problema y enumerar
a continuación los principios que rigen la gestión financiera de los sin-
dicatos y que, a juzgar por la legislación y la práctica de los diferentes
países, han merecido general aceptación.
El estudio, en su conjunto, permite establecer la siguiente conclusión :
a juzgar por su evolución, existe una clara diferencia entre los dos grandes
grupos en que se pueden clasificar los movimientos sindicales del mundo,
diferencia que se explica — prescindiendo de consideraciones de tipo
ideológico — por el distinto desarrollo alcanzado por los respectivos
países.
De los 37 países que han ratificado el Convenio de 1948 sobre la
libertad de asociación y la protección del derecho de sindicación, 23 son
países europeos : Albania, República Federal de Alemania, Austria,
Bélgica, Bulgaria, Bielorrusia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Hungría,
Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Polonia,
Reino Unido, Rumania, Suecia, Ucrania, U.R.S.S. y Yugoslavia. Aus-
tralia, Canadá y Estados Unidos no han ratificado este convenio por
distintas razones de carácter técnico, pero las normas que se aplican
en dichos países son semejantes a las del convenio. No es mera coin-
cidencia que en la anterior relación figuren la mayoría de los países más
industrializados del mundo, países que cuentan precisamente con una
vieja tradición sindical y cuyos sindicatos han alcanzado el máximo
desarrollo. Hemos comprobado igualmente que la gestión financiera
de los sindicatos de muchos de estos países está regida por disposiciones
bastante uniformes. En los países de Europa occidental y septentrional,
incluyendo Irlanda y el Reino Unido, así como en los Estados Unidos,
Australia, Canadá y en buena parte de los restantes dominios, las modali-
dades de financiamiento de los sindicatos (fijación y recaudación de las
cuotas de entrada, cotizaciones, etc.), los métodos generales de admi-
nistración interna y los sistemas de contabilidad, así como — en ciertos
CONCLUSIONES 197

casos — la forma de rendir cuentas a las autoridades competentes, pre-


sentan multitud de rasgos comunes. También en los países de Europa
oriental, si se prescinde de las cantidades que se invierten en actividades
de carácter público o semipúblico, la recaudación de los fondos ordinarios
del sindicato, su administración y la fiscalización ejercida por los órganos
sindicales de conformidad con el reglamento del sindicato se basan en
los mismos principios. Aunque en estos países los sindicatos están obli-
gados a someterse, en ciertos casos, a diversas prescripciones legales,
han demostrado siempre que cuentan con la experiencia suficiente para
elaborar libremente un reglamento adecuado para la administración de
sus fondos, y para asegurar su cumplimiento.
En la hora actual, sin embargo, el movimiento sindical mundial com-
prende otro grupo muy numeroso de organizaciones de trabajadores:
los sindicatos de reciente creación y de escasa experiencia que se han
constituido y se siguen constituyendo en los países y territorios insufi-
cientemente desarrollados que están actualmente en plena transformación
a causa de la rápida industrialización. El problema más grave que este
estudio revela es el de saber la forma en que puede ayudarse a estas
organizaciones para que alcancen un grado de evolución análogo al de
los sindicatos que ya cuentan con una larga existencia. Al estudiar este
problema es preciso tener en cuenta otra consideración: gracias a la
asistencia técnica, a las inversiones de capital extranjero y a otros fac-
tores, la industrialización de los países insuficientemente desarrollados
se prosigue a un ritmo mucho más rápido que el que caracterizó a la indus-
trialización de los viejos países democráticos, realizada, prácticamente,
por sus propios medios. Los nuevos sindicatos, por consiguiente, si
quieren desempeñar la función que les corresponde en el seno de las
nuevas estructuras sociales y económicas, habrán, evidentemente, de
evolucionar con la misma rapidez y no pueden desarrollarse tan lenta-
mente como los grandes movimientos sindicales del siglo xix, aunque
en ciertos aspectos se enfrentan en sus primeras fases con mayores
dificultades que aquéllos : malas comunicaciones, dispersión de las pobla-
ciones, analfabetismo, divisiones y conmociones políticas, falta de recur-
sos a causa de la escasez de afiliados, etc. Necesitan, primordialmente,
como también la mayoría de los gobiernos en el dominio industrial,
asistencia técnica, la única que les permitirá reducir la diferencia que
existe entre la inexperiencia y un elevado grado de organización. Afor-
tunadamente, pueden contar para ello con una ayuda de que carecieron
los sindicatos de otras épocas: los sindicatos antiguos de otros países,
las organizaciones internacionales de trabajadores, la propia Organiza-
ción Internacional del Trabajo, que ya han adquirido los conocimientos
y la experiencia necesarios para contribuir decisivamente a resolver sus
198 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

principales problemas. En el presente estudio ya se han mencionado


algunas de estas formas de asistencia.
Además, los propios gobiernos tienen diversas posibilidades de ayuda
a los sindicatos inexpertos. En primer lugar, proporcionándoles facili-
dades o ayuda económica para fines educativos y solicitando de las orga-
nizaciones sindicales más desarrolladas una colaboración en la tarea
educativa ya iniciada en el país. En segundo lugar, por ser principalmente
en los países cuyos sindicatos son de creación reciente y carecen de expe-
riencia donde existen sistemas de fiscalización que exceden de la mera
vigilancia del cumplimiento de las disposiciones legales, los gobiernos
interesados podrían ayudar a los sindicatos a organizar una sana ad-
ministración sindical, sin olvidar la conveniencia de suavizar dichos
sistemas tan paulatina y rápidamente como sea posible, conforme los
sindicatos vayan adquiriendo experiencia y conociendo los principios
generales que rigen la vida sindical en los países industrializados.
Los principios que enumeramos a continuación se han establecido
teniendo en cuenta tanto los ejemplos de los países que han instituido
una legislación y práctica satisfactorias — conforme a las disposiciones
de aplicación general que figuran en el texto del Convenio de 1948
sobre la libertad de asociación y la protección del derecho de sindica-
ción — como los aspectos generales del problema, que se acaban de
mencionar en los anteriores párrafos.

ORIGEN DE LOS FONDOS SINDICALES

Los estatutos de los sindicatos deberían contener disposiciones rela-


tivas a :
lafijacióny los procedimientos de recaudación de las cuotas de admisión
y de las cotizaciones;
las condiciones en que pueden exigirse contribuciones especiales;
las condiciones en que pueden imponerse multas a los miembros del
sindicato, y su cuantía máxima.
Las prescripciones legales que imponen a los sindicatos la inclusión
en sus estatutos de disposiciones sobre las anteriores cuestiones no
deberán restringir excesivamente el derecho de las asociaciones sindica-
les a redactar sus estatutos y reglamentos, y a organizar su adminis-
tración.
Las subvenciones gubernativas a los sindicatos destinadas a fines
especiales deberán constituir un fondo, que se administrará separada-
mente.
Lafiscalizaciónde las subvenciones se limitará estrictamente a garan-
tizar que se destinan exclusivamente a los fines para los que fueron
concedidas.
CONCLUSIONES 199

Las subvenciones destinadas al fondo general de los sindicatos debe-


rán concederse en virtud de disposiciones reglamentarias, con carácter
de pleno derecho y no discrecional por parte de la autoridad gubernativa.
Las subvenciones u otras concesiones a los sindicatos no implicarán
limitación alguna a la libertad que deben gozar los sindicatos en la
organización de su administración interna y en el ejercicio de sus acti-
vidades.

UTILIZACIONES AUTORIZADAS O PROHIBIDAS POR LA LEY

Los principales fines perseguidos por los sindicatos deberán definirse


en sus estatutos.
Cuando la ley imponga a los sindicatos la inclusión en sus estatutos
de fines determinados, no se definirán tales fines en forma que implique
cualquier limitación al derecho fundamental de las organizaciones de
defender los intereses de sus miembros.
Cuando los sindicatos, por decisión de sus miembros, dediquen una
parte de sus fondos a fines políticos, los estatutos deberían disponer la
constitución con tales fondos de una cuenta especial, y que los miembros
que no deseen contribuir a dicho fondo político puedan abstenerse de
hacerlo sin menoscabo alguno de sus derechos como miembros del sin-
dicato.
ADMINISTRACIÓN INTERNA

Los sindicatos deberían incluir en sus estatutos disposiciones rela-


tivas a :
el nombramiento, cese y atribuciones de los órganos o de los funciona-
rios encargados de la administración de fondos, entre ellos los
síndicos y tesoreros;
la prohibición de que las personas condenadas por delitos que afecten a su
integridad moral, las declaradas legalmente insolventes y las decla-
radas en quiebra, y no rehabilitadas, se presenten como candidatos
para desempeñar funciones cuyo titular es responsable del manejo
de fondos, y destitución de las que ejercen tales funciones cuando tales
hechos se hayan producido después de la elección o hayan perdido
el uso de sus facultades mentales;
la prohibición de que los analfabetos sean candidatos a tales cargos, en
casos justificados;
la designación de los síndicos u otras disposiciones destinadas a garan-
tizar la custodia de los fondos y bienes cuyo valor exceda de deter-
minada cantidad;
los depósitos bancarios y la inversión de valores;
los procedimientos de autorización de pagos;
la contabilidad separada para los fondos sociales y de previsión;
el derecho que deben gozar los miembros y dirigentes a examinar, en el
debido momento, los libros de contabilidad;
la verificación anual, o a intervalos más frecuentes, de las cuentas;
200 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

la presentación de los estados económicos y de las cuentas verificadas a


la asamblea general anual de los miembros;
la aprobación de las previsiones presupuestarias y del presupuesto anual
por la asamblea general ;
las condiciones para la autorización de gastos imprevistos.
Las prescripciones legales sobre las disposiciones que deben figurar
en los estatutos o las disposiciones reglamentarias aplicables a falta de
las adecuadas disposiciones estatutarias no deberán imponer excesivas
restricciones al funcionamiento de la organización.

MEDIDAS DE CARÁCTER VOLUNTARIO DESTINADAS A ASEGURAR UNA BUENA


ADMINISTRACIÓN

Los sindicatos voluntariamente afiliados a las organizaciones cen-


trales de trabajadores deberían facultar a las mismas, previa aproba-
ción de las asambleas o congresos, a que adopten medidas decisivas
contra las filiales con funcionarios venales.
Los sindicatos deberían adoptar medidas destinadas a completar la for-
mación de los funcionarios encargados de la administración de sus fondos
con objeto de capacitarlos para el ejercicio de sus funciones y organizar
cursos para sus afiliados a fin de que éstos puedan ejercer plenamente sus
derechos, en relación con la administración de los fondos.
Las organizaciones sindicales de los países más adelantados y las
organizaciones internacionales deberían organizar cursos en aquellos
países y territorios cuyos sindicatos carezcan de la experiencia necesaria,
a fin de proporcionar a sus afiliados los conocimientos básicos sobre
teneduría de libros, contabilidad y gestión financiera.
Los gobiernos deberían estudiar qué medios son los más adecuados
para ayudar a organizar tal formación: ayuda económica, facilitación
de instalaciones, etc.
Los gobiernos de los países donde los sindicatos carecen de experien-
cia deberían estudiar las medidas adecuadas que convendría adoptar
para garantizar la buena administración de los fondos de los sindicatos,
organizando, por ejemplo, cursos de contabilidad sindical o nombrando
asesores sindicales — cargos que deberían ser desempeñados especial-
mente por personas que tuvieran conocimientos prácticos y experiencia
sobre las actividades sindicales de otros países —, con objeto de ayudar
a los sindicatos a cumplir las disposiciones de carácter económico de la
legislación sindical y a resolver los problemas corrientes con que puedan
enfrentarse los sindicatos al organizar su gestión financiera.

FISCALIZACIÓN GUBERNATIVA DE LA GESTIÓN FINANCIERA

La fiscalización ejercida por las autoridades con respecto a la admi-


nistración de los fondos generales de los sindicatos no deberá normal-
mente exceder de las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento
por el sindicato de prescripciones legislativas tales como la presen-
tación de estados de cuentas anuales, sin atentar en ningún caso al dere-
cho generalmente reconocido a los sindicatos de elaborar sus estatutos
CONCLUSIONES 201

y reglamentos, de elegir libremente a sus representantes y de organizar su


administración y sus actividades.
Cuando se adopten medidas destinadas a controlar los sindicatos
de creación reciente, que no sean las de carácter puramente formal, los
gobiernos deberán tener presente la conveniencia de que los sindicatos
evolucionen y aumenten su experiencia.

SANCIONES EN CASO DE UTILIZACIÓN ILÍCITA DE LOS FONDOS SINDICALES

Las sanciones previstas contra los sindicatos que utilicen sus fondos
en forma ilícita o contravengan las disposiciones legislativas relativas
a la administración de sus fondos deberán imponerlas exclusivamente
los tribunales, de acuerdo con los procedimientos legales ordinarios, y
no las autoridades administrativas.
Los sindicatos deberán poder recurrir ante los tribunales competentes
contra la anulación de su registro.

DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES SINDICALES


EN CASO DE DISOLUCIÓN

Los sindicatos deberían incluir en sus estatutos disposiciones que fijen


el procedimiento de disolución de la organización, y que indiquen, en
tal caso, la forma de liquidar y distribuir sus bienes.
Las leyes deben contener disposiciones precisando que :
en caso de disolución, los bienes de los sindicatos se distribuyan de
acuerdo con las normas de los estatutos o con la decisión tomada
por los miembros en la asamblea general;
en ausencia de tales normas o decisiones, los bienes sindicales deben
distribuirse teniendo en cuenta los derechos de los afiliados y procu-
rando cumplir los presuntos deseos de los mismos ; de no ser posible,
los bienes pasarán a otro sindicato o a un sindicato análogo, o en su
defecto se destinarán a fines análogos a los perseguidos por el sindi-
cato disuelto.
ANEXO I

LEYES Y REGLAMENTOS CITADOS

Albania
Ley núm. 2022, de 4 de abril de 1955, sobre la parte general del Código Civil de
la República {Gazeta Zyrtare, núm. 4, 1955).
Ley num. 2250, de 3 de abril de 1956, que promulga el Código de Trabajo de la
República Popular de Albania (S.L.1 1956 — Alb. 2).

República Federal de Alemania


Código Civil (arts. 21-79).
República Arabe Unida
Decreto núm. 91, de 5 de abril de 1959, por el que se promulga el Código del Trabajo
{Recueil des lois et de la législation financière de la République arabe unie,
año XI, suplemento núm. 4. Damasco, abril de 1959).
Orden núm. 338, de 2 de diciembre de 1954, por la que ha de preverse el estableci-
miento de presupuestos anuales por parte de los sindicatos y de las federaciones
de los mismos {Journal officiel, núm. 67, 16 de diciembre de 1954).
Decreto núm. 151, de 2 de febrero de 1952, sobre la concesión de subsidios a las
organizaciones sindicales {Recueil des lois syriennes et de la législation financière,
núm. 2, 1952).
Orden núm. 53, de 24 de febrero de 1952, relativa al presupuesto de la Unión General
de Trabajadores {Journal officiel, núm. 14, 6 de marzo de 1952).
Decreto núm. 276, de 24 de febrero de 1952, relativo al subsidio a la Unión General
de Trabajadores {ibid., núm. 16, 13 de marzo de 1952).
Ley núm. 192, de 19 de febrero de 1956 (traducción del texto original del corres-
ponsal de la O.I.T. en Siria, que figura en su informe correspondiente a enero-
febrero de 1956).
Argentina
Ley núm. 14250, de 13 de octubre de 1953, que establece disposiciones para las
convenciones definitivas de trabajo {Boletín Oficial, núm. 17507, 20 de octubre
de 1933; S.L. 1953 —Arg. 1).
Ley núm. 14455, de 8 de agosto de 1958, sobre las asociaciones profesionales de
trabajadores {ibid., núm. 18747, 24 de septiembre de 1958; S.L. 1958 —Arg. 1).
Decreto núm. 5822, de 12 de septiembre de 1958, por ël que se fijan normas para
la celebración de elecciones en las asociaciones profesionales de trabajadores
{ibid., núm. 18765, 15 de octubre de 1958).
Australia
Commonwealth.
Ley núm. 44, de 30 de junio de 1956, que modifica la de 1904-1955 sobre conciliación
y arbitraje y que dicta disposiciones a otros efectos (incluida en el texto codificado ;
S.L. 1956 —Austri. 1).

1
Serie Legislativa, publicada por la O.I.T.
204 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Australia Meridional.
Ley núm. 2246, de 1935, sobre revisión de la ley orgánica que modifica la ley
núm. 41, de 1876, sobre sindicatos.
Ley núm. 1453, de 1920, por la que se promulga el Código del Trabajo (11 Geo. V;
L. S.1 1926 — Aust. 1), modificada por las leyes núms. 1644, de 1924; 1720, de 1925 ;
2156, de 1934; 2251, de 1935; 2276, de 1936; 2293, de 1936; 2346, de 1937; 32, de
1943; 49, de 1947; 15, de 1948; 65, de 1949; 20 y 47, de 1950; 14 y 27, de 1951, y
21, de 1955.
Australia Occidental.
Ley núm. 19, de 1902, sobre sindicatos, modificada por la ley núm. 7, de 1924.
Ley de 1912-1935 sobre arbitraje laboral («Ley orgánica de Australia Occidental»,
de 1935), modificada por las leyes núms. 26, de 1937; 49, de 1941; 46, de 1948;
42, de 1949; 20 y 56, de 1950, y 5, de 1952.
Nueva Gales del Sur.
Ley núm. 12, de 1881, sobre los sindicatos, modificada por la ley núm. 23, de 1936.
Ley núm. 2, de 1940, sobre arbitraje laboral, modificada por las leyes núms. 37,
de 1941; 25, de 1943; 28, de 1946; 6, de 1947; 13, de 1948; 38, de 1950; 10, de
1951; 12, de 1952; 42, de 1953; 11 y 34, de 1955.
Queensland.
Ley por la que se modifica la ley sobre sindicatos y el Código Penal núm. 31, de
1915, modificado por la ley de 1922 sobre bienes de los sindicatos (13 Geo. V,
núm. 1).
Ley núm. 36, de 1932, sobre conciliación y arbitraje en la industria (23 Geo. V;
L.S. 1933 — Aust. 1), modificada por las leyes núms. 10, de 1934; 3, de 1935;
4, de 1936; 28, de 1937; 32, de 1938; 3, de 1941; 21, de 1942; 4, de 1944; 14, de
1945; 21, de 1946; 27, de 1947; 3, de 1948; 1 y 33, de 1952, y 13, de 1953.
Tasmania.
Ley núm. 27, de 1889, sobre sindicatos.
Ley núm. 51, de 1920, sobre consejos de salarios, modificada por las leyes
núms. 27, de 1924; 38, de 1928, y 37, de 1933.
Victoria.
Ley núm. 3788, de 1929, sobre sindicatos (L.S. 1929 — Aust. 2).
Ley núm. 5771, de 1953, sobre el Ministerio de Trabajo e Industria.

Austria
Ley de 28 de agosto de 1951 sobre organizaciones industriales (Bundesgesetzblatt,
núm. 233).
Ley de 26 de febrero de 1947 sobre convenios colectivos (ibid., núm. 75; L.S. 1947 —
Aus. 1).
Bélgica
Ley de 31 de marzo de 1898 sobre sindicatos profesionales (cf. J. SERVAIS y E. MECHE-
LYNCK: Codes belges, 13. a edición, 1924, pág. 1520), modificada por real decreto
de 29 de enero de 1935 (Moniteur belge, 8 de febrero de 1935, pág. 716).
Congo Belga y Ruanda-Urundi.
Decreto de 25 de enero de 1957 sobre derecho de sindicación de los habitantes que
no sean funcionarios públicos (Bulletin officiel du Congo belge, 1 de febrero
de 1957, núm. 3).

1
Legislative Series, publicada por la O.I.T. La versión española comenzó a publicarse en 1947.
ANEXO I 205

Decreto de 25 de enero de 1957 sobre derecho de sindicación de los funcionarios


públicos {ibid., 1 de febrero de 1957, num. 3).
Real orden de 25 de enero de 1957 sobre sindicatos de los funcionarios públicos
(ibid., 1 de febrero de 1957, núm. 3).

Bolivia
Decreto supremo de 26 de mayo de 1939 por el que se promulga el Código de Trabajo
(Protección Social, núm. 14, marzo de 1939, pág. 28).
Decreto supremo de 23 de agosto de 1943 por el que se promulga la reglamentación
de la ley general del trabajo (Boletín Oficial, núm. 8, año I, agosto de 1943,
págs. 675-703).
Decreto supremo núm. 1173, de 19 de mayo de 1948, sobre la obligación de los
sindicatos de presentar datos al Ministerio de Trabajo (Gaceta Oficial, núm. 7,
15 de junio de 1948, pág. 6).
Decreto supremo de 7 de febrero de 1944 sobre protección del derecho de asociación
profesional y sindical (Legislación Boliviana del Trabajo, Caja Nacional de Seguro
Social, La Paz, 1954, pág. 641).
Decreto-ley núm. 2565, de 6 de junio de 1951, por el que se prohiben las huelgas
generales de simpatía o solidaridad y se dictan normas con respecto a las desig-
naciones de dirigentes sindicales (ibid., pág. 191; S.L. 1951 — Bol. 1).
Decreto núm. 2762, de 2 de octubre de 1951, que dispone que las directivas de los
sindicatos quedan obligadas a hacer conocer el movimiento de su caja, tanto
a sus asociados como a la Inspección Nacional del Trabajo, en la forma prevista
por el decreto supremo de 23 de agosto de 1943 (Novísima Legislación Social
Boliviana, 16 de mayo-31 de diciembre de 1951, pág. 80).
Decreto supremo núm. 2033, de 23 de mayo de 1950, por el que se cancela la repre-
sentación de los dirigentes sindicales comunistas y nazifascistas (Legislación
Boliviana del Trabajo, op. cit., pág. 664).

Brasil
Decreto-ley núm. 5452, de 1 de mayo de 1943, por el que se promulga el Código
del Trabajo, modificado por el decreto-ley núm. 8080, de 11 de octubre de 1945
(Diario Oficial, núm. 232, 13 de octubre de 1945; L.S. 1945 — Bra. 2, D),
el decreto-ley núm. 9502, de 23 de julio de 1946 (ibid., núm. 171, 27 de julio
de 1946; L.S. 1946 — Bra. 1, C) y la ley núm. 2693, de 23 de diciembre de 1955.
Decreto-ley núm. 7038, de 1 de enero de 1944, sobre sindicalismo rural (ibid.,
núm. 264, 13 de noviembre de 1944, pág. 19250; L.S. 1944 — Bra. 3).
Ordenanza ministerial núm. 354, de 22 de agosto de 1940, sobre modelos de estatutos
sindicales (ibid., 23 de agosto de 1940).
Ley núm. 1207, de 25 de octubre de 1950, sobre derechos de reunión (ibid.,
27 de octubre de 1950).
Órdenes núms. 38 y 39, de 2 de agosto de 1944, relativas a las instrucciones sobre
el registro de los sindicatos (ibid., 8 de agosto de 1944, pág. 13925).
Decreto núm. 33196, de 29 de junio de 1953, que promulga el convenio sobre el
derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949 (núm. 98).
Decreto núm. 146, de 18 de octubre de 1957, del Ministerio de Trabajo, Industria
y Comercio, promulgatorio del reglamento para elecciones a cargos directivos
o representantes de los sindicatos (ibid., núm. 244, 23 de octubre de 1957).
Ley de 1953 sobre delitos contra el Estado.

Birmania
Ley de 1926 sobre sindicatos (ley de la India núm. XVI de 1926) [L.S. 1926 — Ind. 1],
modificada por la ley de la India núm. XV de 1928 [L.S. 1928 — Ind. 2], asi como
las enmiendas hasta el 9 de marzo de 1950 [I.L.O. : Asian Labour Laws, 1951,
págs. 62-71].
206 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Reglamento de 1927 sobre la constitución de sindicatos (Gobierno de Birmania,


notificaciones núms. 32, de 23 de mayo de 1927, y 59, de 30 de julio de 1929).

Bulgaria
Código del Trabajo de 1951 (Izvestiya, núm. 91,13 de noviembre de 1951 ; S.L. 1951 —
Bulg. 2)
Canadá
Gobierno federal.
Ley de 30 de junio de 1948, relativa a la investigación, conciliación y solución de
conflictos de trabajo, capítulo 54 (Revised Statutes of Canada, 1952, capítulo
152; S.L. 1948 —Can. 1).
Alberta.
Ley del trabajo de 1947, capítulo 8, modificada (Revised Statutes of Alberta, 1955).
Colombia Británica.
Ley de 1954 sobre relaciones laborales, capítulo 17. Reglamentación de 1954 de la
ley sobre relaciones laborales.
Manitoba.
Ley sobre relaciones laborales (Revised Statutes of Manitoba, 1954, capítulo 132),
modificada en 1956 y 1957.
Nueva Escocia.
Ley sobre sindicatos (Revised Statutes of Nova Scotia, 1954, capítulo 295).
Nuevo Brunswick.
Ley sobre relaciones laborales (Revised Statutes of New Brunswick, 1952, capítulo
258).
Ontario.
Ley sobre relaciones laborales (Revised Statutes of Ontario, 1950, capítulo 194),
modificada por la ley de 1954, capítulo 42.
Isla del Principe Eduardo.
Ley sobre sindicatos (Revised Statutes of Prince Edward Island, 1951, capítulo 164),
modificada por la ley de 1953, capítulo 3.
Quebec.
Ley de 1941 sobre sindicatos profesionales (Revised Statutes of Quebec, capítulo
162), modificada en 1946, capítulo 20; en 1947, capítulo 52, y en 1948, capítulo
26 (cf. Code of Labour and Industrial Laws of the Province of Quebec, Montreal,
Franq, 1949, págs. 55-61); modificada de nuevo en 1953-54, capitulo 52.
Ley de 1944 sobre relaciones laborales, capítulo 30.
Saskatchewan.
Ley sobre sindicatos (Revised Statutes of Saskatchewan, 1953, capitulo 259), modifi-
cada por la ley de 1954, capítulo 67.
Terranova.
Ley sobre relaciones laborales (Revised Statutes of Newfoundland, 1952, capítulo 258).
Ley sobre sindicatos (Revised Statutes of Newfoundland, 1952, capítulo 262).

Ceilán
Orden de 1955 sobre sindicatos, modificada por la ley núm. 15 de 1948 y las procla-
maciones de 18 de septiembre de 1947 y de 4 de febrero de 1948 (O.I.T. : Asian
Labour Laws, 1951, op. cit., págs. 180-199).
ANEXO I 207

Reglamentación de 1955 sobre sindicatos (Subsidiary Legislation of Ceylon, 1938,


capítulo 116).

Colombia

Decreto num. 2663, de 5 de agosto de 1950, por el que se establece el Código Sustan-
tivo del Trabajo [en su texto modificado por el decreto núm. 3743, de 20 de diciem-
bre de 1950 (Diario Oficial, núm. 27504, 11 de enero de 1951)]. (Ibid., núm. 27407,
9 de septiembre de 1950; S.L. 1950 — C o l . 3, A,B).
Decreto-ley núm. 2158, de 24 de junio de 1948, sobre procedimientos en los juicios
del trabajo (ibid., 21 de julio de 1948, pág. 392; S.L. 1948 — C o l . 2).
Decreto núm. 1489, de 1 de julio de 1952, por el cual se reglamentan los decretos
núms. 2924 de 1949 y 2663 de 1950, en cuanto se relacionan con el Departa-
mento Nacional de Supervigilancia Sindical del Ministerio de Trabajo (ibid.,
núm. 279, 2 de agosto de 1952, págs. 488-489).
Decreto núm. 3111, de 22 de octubre de 1954, por el cual se crea el Consejo Nacional
Sindical (ibid., núm. 28616, 2 de noviembre de 1954).
Decreto núm. 0434, de 1 de marzo de 1956, por el cual se reglamenta el Acto legis-
lativo núm. 6 de 1954 que prohibe en Colombia la actividad política del comunismo
internacional (ibid., núm. 28987, 14 de marzo de 1956).
Decreto núm. 2655, de 8 de septiembre de 1954, que regula la celebración de congresos
y reuniones sindicales federales (ibid., núm. 28581, 27 de septiembre de 1954).
Decreto núm. 2238, de 13 de agosto de 1955, sobre reuniones sindicales (ibid.,
núm. 28835, 25 de agosto de 1955).

Corea del Sur

Ley núm. 280, de 8 de marzo de 1953, sobre sindicatos (texto original publicado
por la Sección de Asistencia Civil del Comando de las Naciones Unidas en Corea).

Costa Rica

Constitución política de la República de Costa Rica, de 7 de noviembre de 1949


(La Gaceta, año LXXI, 7 de noviembre de 1949, núm. 251, pág. 2069; S.L. 1948 —
C R . 3).
Ley núm. 9, de 27 de agosto de 1943, por la que se promulga el Código de Trabajo
(nueva edición, con las enmiendas correspondientes: Atilio VINCENZI, Código
de Trabajo, San José, 1953).

Cuba

Real decreto, de 13 de junio de 1888, sobre la ley de asociaciones (Fausto CLAVIJO


AGUILERA: LOS sindicatos en Cuba, La Habana, 1954, págs. 363-368).
Decreto-ley núm. 2605, de 7 de noviembre de 1933, que reglamenta la organización
sindical (Gaceta Oficial, núm. 114, 13 de noviembre de 1933), modificado
por el decreto núm. 3310, de 26 de diciembre de 1933 (ibid., núm. 151,
29 de diciembre de 1933), y por el decreto núm. 1123, de 9 de abril de 1943
(Los sindicatos en Cuba, op. cit., págs. 354-357).
Circulares núms. 1 y 3 del Secretario de Trabajo, de 17 y 19 de septiembre de 1934
(Los sindicatos en Cuba, op. cit., págs. 348-353).
Ley-decreto núm. 1364, de 1 de abril de 1954, sobre las contribuciones de los trabaja-
dores de las centrales azucareras a sus sindicatos (Los sindicatos en Cuba, op. cit.,
págs. 368-375).
Decreto núm. 65, de 20 de enero de 1951, sobre elecciones sindicales.
Decreto núm. 1559, de 19 de junio de 1956, sobre elecciones sindicales.
Decreto núm. 3509, de 1957, que deroga los decretos núms. 65 y 1559.
208 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Checoslovaquia
Ley de 25 de octubre de 1950, por la que se promulga el Código Civil (Sbírka zdkonù,
num. 60, 25 de noviembre de 1950).
Ley de 12 de julio de 1951 sobre las organizaciones voluntarias y las reuniones (ibid.,
num. 34, 30 de julio de 1951, S.L. 1951 — Chsl. 3).

Chile
Código del Trabajo de 13 de mayo de 1931 (Diario Oficial, num. 16014, 6 de julio
de 1931), modificado.
Ley num. 8811, de 8 de julio de 1947, que agrega disposiciones al Código del Trabajo
relativas a la organización sindical de los obreros agrícolas (ibid., num. 20813,
29 de julio de 1947).
Decreto núm. 1030, de 26 de diciembre de 1949, por el que se refunden las disposi-
ciones concernientes a la asociación sindical (ibid., núm. 21556, 17 de enero
de 1950; S.L. 1949 — Chile 1), modificado por la reglamentación de 8 de mayo
de 1951 (ibid., 15 de mayo de 1951), el decreto núm. 440 de 9 de mayo
de 1951 (ibid., 12 de junio de 1951; S.L. 1951 — Chile 1) y por el decreto
núm. 503 de 25 de junio de 1958 (ibid., núm. 24089, 8 de julio de 1958).
Ley núm. 6026 sobre seguridad interior del Estado (ibid., núm. 17692, 12 de febrero
de 1937) modificada por las leyes núms. 8987, de 2 de septiembre de 1948 (ibid.,
núm. 2144, 3 de septiembre de 1948; S.L. 1948 — Chile 3) y 12927, de 2 de agosto
de 1958 (ibid., num. 24114, 6 de agosto de 1958).

China (continental)
Ley de 1950 sobre sindicatos (S.L. 1950 — China (R.P.) 1).

China (Taiwan)
Ley de 1949 sobre sindicatos (Taungtungfu Bulletin, núm. 198, 8 de enero de 1949,
Nankín).
Ley de 1947 sobre organizaciones industriales (O.I.T. : Asian Labour Laws, 1951,
op. cit., págs. 372-379).
Dinamarca
Ley núm. 529, de 22 de diciembre de 1921, sobre oficinas de colocación y seguro
de desempleo, modificada por la notificación del Ministerio del Interior núm. 47,
de 4 de marzo de 1924 (L.S. 1924 — Den. 1).

República Dominicana
Ley núm. 2920, de 11 de junio de 1951 : Código Trujillo del Trabajo (Gaceta Oficial,
72.° año, 1951, núm. 7309 bis; S.L. 1951 — Dom. 1).
Reglamento num. 7676, de 6 de octubre de 1951, para la aplicación del Código del
Trabajo (ibid., núm. 7338, 15 de octubre de 1951).
Ley núm. 4667, de 12 de abril de 1957, que modifica varios artículos del Código del
Trabajo (ibid., núm. 8110, 13 de abril de 1957; S.L. 1957 — Dom. 1, A).
Ley núm. 1443, de 14 de junio de 1947, por la que se prohiben las asociaciones comunis-
tas, anarquistas u otras contrarias a la Constitución (ibid., núm. 6641, 16 de
junio de 1947).
Ecuador
Decreto núm. 210, de 5 de agosto de 1938 : Código del Trabajo (Registro Oficial,
núms. 78-81, de 14-17 de noviembre de 1938; 27-28, de 3-4 de enero de 1939,
y 178, de 5 de julio de 1939; cf. asimismo Código del Trabajo, publicado por el
Boletín del Instituto de Derecho Comparado, Quito, 4.° año, 1953-54, num. 4).
ANEXO I 209

Orden num. 28267, de 4 de julio de 1955, por la que se disuelve el Sindicato de Ferro-
carrileros.
España
El Fuero del Trabajo de 9 de marzo de 1938 (Ministerio de Trabajo : Recopilación
legislativa, 1938, pág. 32).
Decreto de 21 de abril de 1938 sobre la organización de sindicatos del Movimiento
(Boletín Oficial, num. 550, 24 de abril de 1938).
Ley de 6 de diciembre de 1940 (Jefatura del Estado). Sindicatos. Bases de la Organi-
zación sindical (ibid., num. 342, 7 de diciembre de 1940).
Decreto de 28 de noviembre de 1941 (Secretana General). Sindicatos. Exacción
de cuotas de productor y de empresa (ibid., núm. 333, 29 de noviembre de
1941).
Decreto de 22 de febrero de 1952, por el que se regula la representación sindical en
las Cortes españolas (ibid., núm. 59, 28 de febrero de 1952).
Ley de 26 de enero de 1940, sobre unidad sindical (ibid., num. 31, 31 de enero
de 1940).
Orden núm. 72, 9 de octubre de 1957 (Delegación Nacional de Sindicatos). Inspec-
ción Nacional de Sindicatos. Reorganización. (ARANZADI : Repertorio cronológico
de legislación, Pamplona, 31 de octubre de 1957, núm. 10.)

Estados Unidos
Ley de 23 de junio de 1947 sobre relaciones laborales (Public Law, num. 101, capitu-
lo 120, 80.° período de sesiones del Congreso, l. r a reunión; L.S. 1947 — U.S.A. 2).
Ley de 14 de septiembre de 1959 sobre los informes y declaraciones que deben hacer
las organizaciones de empleadores y de trabajadores acerca de determinadas
transacciones financieras.
Ley de 1925 sobre prácticas de corrupción, modificada en 1943 (actualmente figura
en el Código Penal como 18 U.S.C. 610).
Ley de 1954 sobre control de las actividades comunistas.
Hawai.
Ley de 1945 sobre relaciones laborales.
Puerto Rico.
Ley num. 530, de 1945, sobre relaciones laborales, modificada por la ley num. 6
de 1946.
Ley núm. 99 de 23 de junio de 1955.
Islas Vírgenes.
Ley de 1949 sobre relaciones laborales en las municipalidades.

Filipinas
Ley del Commonwealth núm. 213, de 21 de noviembre de 1936, por la que se definen
y reglamentan las organizaciones sindicales legales (O.I.T. : Asian Labour Laws,
op. cit., pág. 1213).
Ley núm. 875, de 17 de junio de 1953, tendiente a promover la paz industrial y a
otros fines (Official Gazette, vol. 49, núm. 6, 17 de junio de 1953; S.L. 1953 —
Fil. 1).
Finlandia
Ley de 4 de enero de 1919 sobre organizaciones de empleadores y de trabajadores
(Finlands Fôrfattningssamling, 1919, pág. 19).

Francia
Ley de 21 de marzo de 1884, modificada por la ley de 12de marzo de 1920 (L.S. 1920—
Fr. 8) y codificada en el libro III del Código de Trabajo por la ley de 25 de
210 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

febrero de 1927 {Journal officiel, num. 50, 1927; L.S. 1927 — Fr. 3), modificada
por el decreto-ley de 12 de noviembre de 1938 (ibid., 13 de noviembre de 1938).
Territorios de ultramar.
Ley núm. 52-1322, de 15 de diciembre de 1952, que instituye un código de trabajo
para los territorios y los territorios asociados dependientes del Ministerio de la
Francia de Ultramar (Journal officiel, núm. 298, 15-16 de diciembre de 1952;
corrección : ibid., núm. 25, 28 de enero de 1953, S.L. 1952 — F r . 5).

Ghana

Orden núm. 13, de 1941, sobre sindicatos.


Orden modificatoria núm. 19, de 1950, sobre sindicatos.
Ley modificatoria núm. 56, de 1958, sobre relaciones laborales.
Ley modificatoria núm. 43, de 1959, sobre relaciones laborales.

Grecia

Ley núm. 281, de 21 de junio-4 de julio de 1914 (Bulletin of the I.L.O., Basilea,
tomo XIV, 1915, págs. 19 y siguientes).
Ley núm. 2151, de 21 de marzo-3 de abril de 1920, sobre sindicatos (L.S. 1920 —
Gr. 1).
Leyes núms. 148 y 294, de 1945, sobre elecciones de los comités ejecutivos de los
sindicatos.
Código Civil de 10 de mayo de 1946 (capítulo IV).
Ley d e l ó d e noviembre de 1935sobreconvenios colectivos (Ephemeris tes Kuberneseos,
pág. 2941; L.S. 1935 — Gr. 9), modificada por las leyes núms. 1804, de 26 de abril
de 1951 (ibid., I, num. 126; S.L. 1951 — G r . 3); 2053, de 14 de abril de 1952 (ibid.,
núm. 101; S.L. 1952 — G r . 1) y el decreto núm. 3086 de 7 de octubre de 1954.
Ley num. 2510, de 1953, sobre el « Hogar de los trabajadores ».
Decreto de 4 de febrero de 1954 sobre la organización y funcionamiento del « Hogar
de los trabajadores » (ibid., parte I, núm. 119, 11 de junio de 1954).
Guatemala

Decreto núm. 330, de 18 de febrero de 1947, que instituye el Código de Trabajo


(S.L. 1947 — Guat. 1), modificado por el decreto núm. 526, de 5 de julio de 1948
(Diario de Centro América, núm. 92, 15 de julio de 1948), y el decreto núm. 570,
de 28 de febrero de 1956 (El Guatemalteco, núm. 74, 28 de febrero de 1956).
Decreto núm. 21, de 16 de julio de 1954, por el que se destituye a todos los personeros
y directivos de todos los sindicatos urbanos y campesinos (ibid., núm. 98, 22 de
julio de 1954).
Decreto núm. 48, de 10 de agosto de 1954, por el que se disuelven los sindicatos y
partidos políticos considerados comunistas (ibid., núm. 14, 10 de agosto
de 1954).
Decreto núm. 156, de 29 de noviembre de 1954, por el que se deja sin efecto la diso-
lución de varios sindicatos.
Acuerdo de 29 de julio de 1954 relativo a la reorganización de las directivas sindicales,
modificado por el acuerdo de 29 de diciembre de 1954 (ibid., 30 de diciembre
de 1956).

Haiti

Ley de 19 de julio de 1947 sobre organizaciones industriales (Le Moniteur, núm. 63,
28 de julio de 1947; L.S. 1947 — Haití 1), modificada por la ley de 2 de marzo
de 1948 (ibid., núm. 19, 4 de marzo de 1948; S.L. 1948 —Haití 3).
ANEXO I 211

Honduras
Decreto-ley num. 50, de 16 de febrero de 1955 : Carta Constitutiva de Garantías del
Trabajo (La Gaceta, num. 15526, 22 de febrero de 1955; S.L. 1955 — H o n d . 1).
Decreto-ley num. 101, de 6 de junio de 1955 : ley de organizaciones sindicales
(ibid., num. 15611, 7 de junio de 1955; S.L. 1955 — Hond. 2, B).

Hungría
Ley núm. II, de 1950, relativa a la parte, general del Código Penal (Torvények és
Rendeletck Hivatalos Cyüjteménye, 1950, pág. 116).

India
Ley núm. XVI, de 1926, sobre sindicatos (L.S. 1926 — Ind. 1), modificada por la ley
núm. XV, de 1928, sobre sindicatos (L.S. 1928 — Ind. 2); orden de 1937 del Gobierno
de la India (revisión de la legislación india); ley derogatoria y modificatoria
núm. XXV de 1942; orden de independencia de la India de 1948 (revisión de las
leyes y órdenes del Gobierno central); orden de 1950 sobre revisión legislativa,
y ley núm. III, de 1951, sobre la parte B del Código legislativo de los Estados
(O.I.T. : Asian Labour Laws, 1951, op. cit., págs. 491-501).

Bombay.
Ley de 1946 sobre relaciones laborales (num. 11 de 1947), modificada por las leyes
núms. 43 y 74 de 1948; 55 de 1949, y 63 de 1953.
Reglamentación del Estado de Bombay, 1927, sobre sindicatos.

Irak
Ley del trabajo núm. 1, de 1958 (Al-WaqayV al-Iraqiya, núm. 4115, 16 de marzo
de 1958).
Irán
Ley del trabajo de 7 de junio de 1949, modificada por la ley del trabajo de 18 de
marzo de 1959.
Reglamentación de 3 de marzo de 1946, relativa a la constitución de organizaciones
industriales.
Decreto del Consejo de Ministros de 9 de noviembre de 1955, que promulga el
reglamento para la formación de sindicatos y federaciones de sindicatos (S.L. 1955 —
Irán 2).
Irlanda
Ley de 1871 sobre sindicatos (34 y 35 Geo. V, capitulo 31).
Ley de 1913 sobre sindicatos (2 y 3 Geo. V, capítulo 30).
Ley núm. 35, de 1935, sobre sindicatos.
Ley núm. 22, de 1941, sobre sindicatos (L.S. 1941 — Ire. 1).
Ley núm. 23, de 1942, sobre sindicatos (L.S. 1942 — Ire. 1).
Ley núm. 17, de 1947, sobre sindicatos.
Ley núm. 13, de 1952, sobre sindicatos.
Ley núm. 26, de 1946, sobre relaciones laborales (L.S. 1946— Ire. 1), modificada por
la ley núm. 19, de 1955.
Japón
Ley (revisada) núm. 174, de 1949, sobre sindicatos (MINISTERIO DE TRABAJO: Japan
Labor Code, Tokio, 1952, págs. 53 y siguientes).

Jordania
Ley núm. 35, de 28 de enero de 1953, sobre sindicatos.
212 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Líbano
Código del Trabajo de 23 de septiembre de 1946 (Beirut, Société d'impression
et d'édition, 1946; L.S. 1946 —Leb. 1).
Decreto num. 7993, de 3 de abril de 1952, sobre organización y reglamentación
de las funciones y actividades de los miembros responsables de los sindicatos.
Decreto num. 14100, de 2 de mayo de 1949.

Liberia
Ley de 22 de diciembre, de 1949, por la que adquiere personalidad jurídica el Sindi-
cato de Trabajadores de Liberia (Monrovia, Government Printing Office).

Libia
Ley núm. 100, de 5 de diciembre de 1957, sobre trabajo (S.L. 1957 — Libia 2).

Federación Malaya
Orden núm. 23, de 1959, sobre organizaciones sindicales {Government Gazette,
30 de mayo de 1959, Ordinance Supplement, núm. 2).

Marruecos
Dahir núm. 1-57-119, de 16 de julio de 1957, sobre organizaciones industriales
{Bulletin officiel, núm. 2339, 23 de agosto de 1957).
Decreto num. 2-57-0571, de 17 de julio de 1957, sobre organizaciones industriales
{ibid., núm. 2339, 23 de agosto de 1957).
México
Ley del trabajo de 18 de agosto de 1931 {Diario Oficial, 28 de agosto de 1931);
respecto de la última edición, con las correspondientes enmiendas, véase Alberto
TRUEBA URBINA: Ley federal del trabajo reformada (México, D.F., Porrúa Her-
manos, S.A., 1954).
Monaco
Decreto-ley num. 399, de 6 de octubre de 1944, por el que se autoriza el establecimiento
de organizaciones industriales {Journal de Monaco, num. 4539, 12 de octubre
de 1944), modificado por la ley núm. 541 de 15 de mayo de 1951 {ibid., num. 4886,
28 de mayo de 1951).
Orden núm. 2942, de 4 de diciembre de 1944, que reglamenta el funcionamiento de
las organizaciones industriales {ibid., núm. 4547, 7 de diciembre de 1944), modifi-
cada por la orden núm. 477, de 9 de noviembre de 1951 {ibid., num. 4912, 26 de
noviembre de 1951).
Nicaragua
Decreto num. 336, de 12 de enero de 1945, por el que se promulga el Código del
Trabajo (L.S. 1945 — Nie. 1) (República de Nicaragua, Talleres Nacionales,
Managua, 1 de febrero de 1945).

Nueva Zelandia
Ley núm. 196, de 1908, sobre sindicatos {Public Acts of New Zealand (nueva edición),
1908-31, vol. 8, pág. 734).
Ley núm. 212, de 1908, sobre constitución de sociedades anónimas {ibid., vol. 3,
pág. 922).
Ley núm. 12, de 1909, sobre mutualidades {ibid., vol. 3, pág. 461).
ANEXO I 213

Ley num. 23, de 1936, sobre supresión de ciertas incompatibilidades políticas (fun-
cionarios) (L.S. 1936 — N.Z. 4).
Ley num. 20, de 1951, sobre distribución de los fondos sindicales.
Ley de 1954 sobre conciliación y arbitraje en el trabajo (S.L. 1954 — N.Z. 1).
Islas Coók.
Reglamentación de 1947 sobre sindicatos (New Zealand Statutory Regulations,
1947-48).
Pakistán
Ley de 1926 sobre sindicatos (O.I.T. : Asian Labour Laws, 1951, op. cit.,
págs. 1117-1126).
Panamá
Ley num. 67, de 11 de noviembre de 1947, por la que se adopta el Código del Trabajo
(Gaceta Oficial, num. 1045, 26 de noviembre de 1947; S.L. 1947 — Pan. 1).
Constitución política de la República de Panamá, de 1.° de marzo de 1946 (ibid.,
núm. 9938, 4 de marzo de 1946).
Paraguay
Decreto núm. 39631, de 12 de marzo de 1931, por el cual se reglamentan el derecho
de reunión y el de asociación (Diario Oficial, núm. 1939, 13 de marzo de 1931,
Pág. 2).
Decreto núm. 7347, de 20 de febrero de 1945, por el cual se declaran en estado de
reorganización los sindicatos obreros (Gaceta Oficial, 21 de febrero de 1945).

Perú
Decreto supremo de 23 de marzo de 1936 sobre reconocimiento y control de las
asociaciones (Manuel A. VIGIL : Legislación del Trabajo, Lima, 1945, págs. 408-411).
Decreto-ley núm. 16009, de 30 de abril de 1949, sobre reconocimiento y registro de
las asociaciones profesionales (El Peruano, 3 de mayo de 1949).
Decreto-ley núm. 16204, de 25 de octubre de 1949, sobre reconocimiento y registro
de las asociaciones profesionales (ibid., 3 de noviembre de 1949).
Ley núm. 11049, de 1 de julio de 1949, sobre la seguridad interior de la República
(El Peruano, núm. 2565, de 5 de agosto de 1949); Código Civil, arts. 46-63 (Manuel
A. VIGIL : Legislación del Trabajo, op. cit., págs. 407-408).
Resolución ministerial núm. 658 D.T., de 26 de agosto de 1957, que dicta normas
para el escrutinio de los sindicatos obreros (El Peruano, núm. 4925, 29 de agosto
de 1957).
Polonia
Ley núm. 293, de 1 de julio de 1949, sobre sindicatos profesionales (Dziennik Ustaw,
15 de julio de 1949, num. 41 ; S.L. 1949 — Pol. 2).
Decreto de 7 de junio de 1927, sobre el Código Industrial (ibid., núm. 40,15 de mayo
de 1934), y decreto modificatorio núm. 130, de 3 de abril de 1948 (ibid., núm. 18,
10 de abril de 1948).
Portugal
Decreto-ley núm. 23050, de 23 de septiembre de 1933, que reorganiza los sindicatos
nacionales (Diàrio do Govèrno, num. 2171; L.S. 1933 — Port. 6,B).
Decreto-ley núm. 29931, de 15 de septiembre de 1939, sobre contribuciones obliga-
torias (Boletim do Instituto Nacional do Traballio e Previdencia, VI, núm. 18,
pág. 453).
Decreto-ley núm. 23049, de 23 de septiembre de 1933, que establece los principios
fundamentales a que deben conformarse las asociaciones corporativas de los
empleadores (Diàrio do Govèrno, núm. 2171; L.S. 1933 — Port. 6, A).
214 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Decreto-ley num. 24715, de 3 de diciembre de 1934, sobre asociaciones de empleadores


del comercio y de la industria (Boletim do Instituto Nacional do Trabalho e
Previdencia, II, num. 2, pág. 2 1 ; L.S. 1934 — Port. 7).
Decreto-ley num. 25116, de 12 de marzo de 1935, sobre directivos de los sindicatos
nacionales (ibid., II, num. 8, pág. 201).
Decreto-ley num. 32.820, de 1942.
Decreto-ley num. 39660, de 20 de mayo de 1954, por el que se dictan ciertas disposi-
ciones para completar la reglamentación del ejercicio del derecho de asociación
(Diàrio do Govèrno, num. 110, 20 de mayo de 1954; S.L. 1954 — Por. 1).

Reino Unido
Ley de 1871 sobre sindicatos (34 y 35 Geo. V, capítulo 31).
Ley de 1913 sobre sindicatos (2 y 3 Geo. V, capítulo 30).
Ley de 1918 relativa a los impuestos sobre la renta.
Ley de 1925 sobre la propiedad.
Ley de 1927 sobre conflictos de trabajo y sindicatos (17 y 18 Geo. V, capítulo 20)
(sólo se aplica en Irlanda del Norte).
Aden.
Orden de 1942 sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Revised Laws, 1945, capítulo
134), modificada por la orden núm. 4 de 1947.
Bahamas.
Ley núm. 30, de 1958, sobre sindicatos.
Barbada.
Ley núm. 19, de 1939, sobre sindicatos, modificada por la ley núm. 7, de 1943, y la
ley núm. 8, de 1950.
Reglamento de 1940 sobre sindicatos.
Basutolandia.
Proclamación de 1942 sobre sindicatos y conflictos de trabajo, modificada por las
proclamaciones núms. 1 y 22, de 1949.
Bechuanalandia.
Proclamación núm. 16, de 1942, sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Laws,
1948, capítulo 124).
Proclamación modificatoria de 1949 sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Reglamento de 1949 sobre registro de sindicatos.
Bermudas.
Ley núm. 61, de 1946, sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Statute Law of Bermuda,
1620-1952, vol. Ill, pág. 2915).
Reglamento de 1946 sobre la constitución de sindicatos (ibid., pág. 2933).
Borneo del Norte.
Orden núm. 28, de 1947, sobre sindicatos.
Reglamento de 1 de julio de 1949 sobre organizaciones sindicales.

Chipre.
Ley núm. 4, de 1949, sobre sindicatos.
Ley modificatoria num. 15, de 1952, sobre sindicatos.
Ley modificatoria núm. 3, de 1954, sobre sindicatos.
Reglamento de 1949 sobre sindicatos.
Decreto de 31 de marzo de 1949 por el que se da aplicación al artículo 29 de la ley
sobre sindicatos.
ANEXO I 215

Dominica.
Orden num. 12, de 1952, sobre sindicatos y conflictos de trabajo (codificación).
Reglamento de los sindicatos (Statutory Rules and Orders, num. 50 de 1945).
Islas Falkland.
Orden de 1942 sobre sindicatos, modificada en 1949 (Laws of the Falkland Islands,
1951, vol. I, pág. 647).

Islas Fidji.
Orden de 1945 sobre organizaciones industriales.
Reglamento num. 10, de 1948.
Gambia.
Orden núm. 29, de 1932, sobre sindicatos, modificada por las órdenes núms. 5 y 26,
de 1940, y 1, de 1944.
Gibraltar.
Orden de 1947 sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Revised Laws, 1950, capítu-
lo 128).
Islas Gilbert y Ellice.
Orden núm. 2, de 1946, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.

Granada.
Orden núm. 20, de 1951, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Orden modificatoria núm. 16, de 1956, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Reglamento de 1952 sobre sindicatos (Statutory Rules and Orders, núm. 8, de 1952).

Guayana Británica.
Orden núm. 17, de 1921, sobre sindicatos (Revised Laws, 1930, capítulo 57).
Órdenes modificatorias núms. 8, de 1943, y 9, de 1947, sobre sindicatos.
Honduras Británica.
Orden de 1941 sobre sindicatos.
Órdenes modificatorias núms. 20, de 1947, y 1, de 1951, sobre sindicatos.
Hong Kong.
Orden núm. 8, de 1948, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.

Jamaica.
Ley núm. 37, de 1919, sobre sindicatos.
Leyes modificatorias núms. 35, de 1938; 36, de 1940, y 1, de 1952, sobre sindicatos.

Kenia.
Orden núm. 23, de 1952, sobre sindicatos.
Orden modificatoria núm. 11, de 1956, sobre organizaciones sindicales.
Reglamento de 1952 sobre sindicatos.
Reglamento modificatorio de 1953 sobre sindicatos.
Malta.
Orden núm. 4, de 1945, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.

Isla Mauricio.
Orden de 1954 sobre sindicatos.
Reglamento de 1954 sobre organizaciones sindicales.
216 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Niasalandia.
Orden núm. 32, de 1958, sobre sindicatos (Nyasaland Gazette Supplement, 12 de
diciembre de 1958).
Nigeria.
Orden (modificada) de 1939 sobre sindicatos (Revised Laws of Nigeria, 1948, capítu-
lo 218).
Rhodesia del Norte.
Orden num. 23, de 1949, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Orden modificatoria núm. 35, de 1956, sobre organizaciones sindicales y conflictos
de trabajo.
Rhodesia del Sur.
Ley núm. 29, de 1959, sobre conciliación laboral.
Islas Salomón.
Reglamentación de 1946 sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Revised Laws
of the British Salomon Islands, 1950, capítulo 25).
San Vicente.
Orden num. 3, de 1950, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Orden modificatoria núm. 33, de 1951, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Reglamento sobre sindicatos (Statutory Rules and Orders, núm. 95, 1952).
Santa Elena.
Orden núm. 3, de 1959, sobre sindicatos y conflictos de trabajo (St. Helena Govern-
ment Gazette, julio de 1959).
Santa Lucia.
Orden núm. 4, de 1948, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Orden modificatoria núm. 18, de 1951, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Sarawak.
Orden num. 10, de 1947, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Seychelles.
Orden núm. 4, de 1943, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
Sierra Leona.
Orden de 1940 sobre sindicatos (Laws, 1946, capítulo 242).
Singapur.
Orden núm. 3, de 1940, sobre sindicatos.
Orden modificatoria de 1941 sobre sindicatos.
Orden modificatoria de 1946 sobre sindicatos.
Reglamento de 1941 sobre sindicatos.
Somalia Británica.
Orden de 1944 sobre sindicatos y conflictos de trabajo (Revised Laws, 1950, capítu-
lo 111).
Islas de Sotavento.
Ley núm. 16, de 1939, sobre sindicatos.
Leyes modificatorias núms. 16, de 1944, y 17, de 1949, sobre organizaciones sindicales.
Suazilandia.
Proclamación núm. 31, de 1942, sobre sindicatos y conflictos de trabajo.
ANEXO I 217

Tangañica.
Orden num. 43, de 1956, sobre sindicatos.
Orden modificatoria núm. 11, de 1957, sobre sindicatos.
Orden modificatoria núm. 17, de 1950, sobre sindicatos.
Reglamento de 1957 sobre sindicatos.
Trinidad y Tobago.
Orden (revisada) de 1933, sobre sindicatos (Revised Ordinances, 1930, capítulo 22).
Reglamento sobre sindicatos.
Uganda.
Orden núm. 10, de 1952, sobre sindicatos.
Notificación general núm. 974, de 1952.
Notificación legal núm. 280, de 1952.
Reglamentación de 1953 sobre sindicatos.
Zanzíbar.
Decreto núm. 21, de 1958, sobre sindicatos (Legal Supplement (Part I) to the Official
Gazette of the Zanzibar Government, num. 3894, 6 de diciembre de 1958).

Rumania
Ley de 30 de mayo de 1950 por la que se promulga el Código del Trabajo (S.L. 1950 —
Rum. 1), modificada por el decreto num. 369, de 13 de julio de 1956 (L.S. 1956 —
Rum. 1).
El Salvador
Decreto núm. 353, de 21 de agosto de 1951, por el que se promulga la ley sobre
sindicatos de los trabajadores (Diario Oficial, núm. 152, 24 de agosto de 1951;
S.L. 1951 — Sal. 3), modificado por el decreto núm. 2093, de 18 de abril de 1956
(S.L. 1956 — Sal. 1).
San Marino
Ley de 27 de enero de 1949 sobre protección al trabajo y a los trabajadores de San
Marino (Bollettino Ufficiale della Repubblica di San Marino, 30 de enero de 1949,
num. 1 y (corrigenda) 31 de diciembre de 1950, núm. 5; S.L. 1949 — S.M. 1).

Sudán
Decreto de 1949 sobre sindicatos (Laws of Sudan, 1954, vol. 8, págs. 77-89).
Reglamento de 1949 sobre el registro de sindicatos (ibid., 1954, vol. 8, págs. 89-100).

Tailandia
Proclamación núm. 29 del Partido de la Revolución (E.B. 2501, 31 de octubre de
1958), que deroga la ley sobre trabajo de 1 de noviembre de 1956 (Royal Thai
Government Gazette, 21 de noviembre de 1956, pág. 665; S.L. 1956 — T a i . 1).

Túnez
Decreto de 4 de diciembre de 1947 que prohibe a determinadas personas ocupar
cargos de dirección en los sindicatos.
Ley núm. 59-4, de 10 de diciembre de 1959, sobre organizaciones sindicales (Journal
officiel de la République tunisienne, 9-13 de enero de 1959).

Turquía
Ley núm. 3512, de 14 de julio de 1938, sobre organizaciones industriales (T.C. Resmt
Gazete, voi. 19, núm. 3959), modificada por las leyes num. 4919, de 11 de junio
de 1946, y núm. 5927, de 5 de mayo de 1952.
218 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Ley núm. 3008, de 8 de junio de 1936, sobre el trabajo (Resmî Gazete, num. 3330,
15 de junio de 1936; L.S. 1936—Tur. 2), modificada p o r la ley núm. 5518, de
25 de enero de 1950 {ibid., num. 7420, 31 de enero de 1950; S.L. 1952 —
Tur. 1, A); por el decreto núm. 3/14984, de 29 de abril de 1952 (ibid.,
núm. 8117, 26 de mayo de 1952), y por la ley núm. 6298, de 2 de marzo de 1954
(ibid., num. 8652, 8 de marzo de 1954; S.L. 1954 — T u r . 1).
Ley núm. 5018, de 20 de febrero de 1947, sobre sindicatos (ibid., num. 6542, 26
de febrero de 1947; L.S. 1942 — T u r . 1).

U.R.S.S.
Código del Trabajo de la República Socialista Federativa de los Soviets de Rusia
(R.S.F.S.R.), 1936 (L.S. 1936 — R u s s . 1).

Unión Sudafricana
Ley núm. 44, de 1950, sobre supresión del comunismo, modificada por la ley núm. 50,
de 1951.
Proclamación núm. 276, de 27 de noviembre de 1952, sobre celebración de reuniones
en zonas pobladas por aborígenes (Government Gazette, 28 de noviembre
de 1952).
Decreto núm. 2753, de 28 de noviembre de 1952, sobre aplicación de la proclamación
núm. 276 (ibid., 28 de noviembre de 1952).
Ley núm. 28, de 1956, sobre conciliación laboral (S.L. 1956 — S.A. 1).

Venezuela
Ley de trabajo de 21 de octubre de 1947 (Gaceta Oficial, 3 de noviembre de 1947,
núm. 200 (extraordinario); S.L. 1947 — Ven. 2).
Decreto del Ministerio de Trabajo, de 9 de febrero de 1949, sobre las reuniones sindi-
cales.
Resoluciones núms. 201 y 202 del Ministerio de Trabajo, de 11 de marzo de 1949,
relativas a la liquidación de organismos sindicales disueltos (Compilación legis-
lativa de Venezuela, págs. 418-419).
Decreto núm. 472, de 6 de mayo de 1950, sobre la disolución de los sindicatos petroleros
(Gaceta Oficial, núm. 23217, 6 de mayo de 1950).

Viet-Nam
Orden núm. 23, de 16 de noviembre de 1952, sobre sindicatos, modificada por la
orden núm. 37, de 1954.
A N E X O II

PRINCIPALES O B R A S D E C O N S U L T A

PUBLICACIONES DE LA OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

Estudios y documentos
Freedom of Association, Series A (Industrial Relations), núms. 28-32. Cinco volú-
menes, publicados también en francés.
— Vol. I. Comparative Analysis, Ginebra, 1927.
— Vol. II. Freedom of Association: Great Britain, Irish Free State, France, Belgium,
Luxemburg, Netherlands, Switzerland, Ginebra, 1927.
— Vol. HI. Freedom of Association: Germany, Former Dual Monarchy of Austria-
Hungary, Austria, Hungary, Czechoslovak Republik, Poland, Baltic States, Den-
mark, Norway, Sweden, Finland, Ginebra, 1928.
— Vol. IV. Freedom of Association: Italy, Spain, Portugal, Greece, Serb-Croat-
Slovene Kingdom, Bulgaria, Rumania, Ginebra, 1928.
— Vol. V. Freedom of Association: United States of America, Canada, Latin America,
South Africa, Australia and New Zealand, India, China, Japan, Ginebra, 1930.
Labour Problems in Greece, New Series, num. 12, Ginebra, 1949. Publicado también
en francés.
Libertad de Asociación y Condiciones de Trabajo en Venezuela. Nueva serie, núm. 21.
Ginebra, 1950.
Libertad de asociación y condiciones de trabajo en Venezuela. Observaciones del
Gobierno de Venezuela al Informe de la Misión de la O.I.T. Nueva serie, núm. 21, a).
Ginebra, 1951.
Labour Problems in Turkey. New series, num. 25. Ginebra, 1950.

Documentos de la Conferencia Internacional del Trabajo


Informes III : Informaciones y memorias sobre la aplicación de los convenios y reco-
mendaciones:
— 38. a reunión, Ginebra, 1955. Parte I : Resumen de las memorias sobre los convenios
ratificados (art. 22 de la Constitución). Ginebra, 1955.
— 39. a reunión, Ginebra, 1956. Parte IV : Informe de la Comisión de Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones (artículos 19, 22 y 35 de la Constitu-
ción). Ginebra, 1956.
— 40. a reunión, Ginebra, 1957. Parte II : Resúmenes de memorias sobre los convenios
no ratificados y sóbrelas recomendaciones (artículo 19 de la Constitución). Gine-
bra, 1957.
Artículos de periódicos
Georges VIDALENC : « La Confederación General del Trabajo-Fuerza Obrera y
la educación obrera en Francia », Revista Internacional del Trabajo, vol. LVII,
núm. 4, abril de 1958, pág. 363.
Leónidas KOSTIN : « La educación obrera en la U.R.S.S.», ibid., vol. LIX, núm. 2,
febrero de 1959, pág. 188.
« La educación obrera en América latina : Ciclos de estudios sindicales interameri-
canos», Informaciones Sociales, vol. XIX, num. 8, 15 de abril de 1958,
págs. 343-344.
220 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Otras publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo


Serie Legislativa. Bimestral. Textos o traducciones de las leyes y reglamentos sobre
el trabajo.
Asian Labour Laws (Nueva Delhi, Oficina de Correspondencia de la O.I.T., 1951).
Informe del Comité sobre la Independencia de las organizaciones de empleadores
y de trabajadores (Informe MacNair), Boletín Oficial, vol. XXXIX, 1956, núm. 9.
Véase también el anexo II, que contiene las monografías sobre la independencia
de las organizaciones de empleadores y de trabajadores de los Estados Miembros
de la O.I.T. Esta obra puede consultarse en la biblioteca de la O.I.T., en Ginebra,
en las oficinas regionales de la O.I.T., en las oficinas de correspondencia de la
O.I.T. y en las principales bibliotecas de la mayoría de los países.
Informes del Comité de Libertad Sindical creado por el Consejo de Administración
de la O.I.T.:
— Primero, segundo y tercer informes : véase Sexto Informe de la Organización
Internacional del Trabajo a las Naciones Unidas, apéndice V, Ginebra, 1952,
págs. 179-249.
— Cuarto, quinto y sexto informes : véase Séptimo Informe de la Organización
Internacional del Trabajo a las Naciones Unidas, apéndice V, Ginebra, 1953,
págs. 145-495.
— Séptimo, octavo, noveno, décimo, undécimo y duodécimo informes : véase
Octavo Informe de la Organización Internacional del Trabajo a las Naciones Unidas,
apéndice V, Ginebra, 1954, págs. 132-330.
— Decimotercero y decimocuarto informes : véase Boletín Oficial de la O.I.T.
vol. XXXVII, núm. 4, Ginebra, 30 de noviembre de 1954.
— Decimoquinto y decimosexto informes : ibid., vol. XXXVIII, núm. 1, 1956.
— Decimonoveno, vigésimo, vigésimo primero, vigésimo segundo, vigésimo tercero
y vigésimo cuarto informes : ibid., vol. XXXIX, núm. 4, 1956.
— Vigésimo quinto y vigésimo sexto informes : ibid., vol. XL, 1957, núm. 2.
— Vigésimo séptimo y vigésimo octavo informes: ibid., vol., XLI, 1958, núm. 3.
Los futuros informes del Comité de Libertad Sindical se publicarán en el Boletín
Oficial de la O.I.T.

OTRAS PUBLICACIONES

Estudios internacionales

George R. NELSON (Publicado bajo la dirección de) : Freedom and Welfare: Social
Patterns in the Northern Countries of Europe. Copenhague, 1953. 539 págs.
CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES SINDICALES L I B R E S ( C I . O . S . L . ) :
Les problèmes de l'unification européenne. Bruselas, 1954.
C. Wilfred JENKS : The International Protection of Trade Union Freedom. Londres,
Stevens and Sons Ltd., 1957; Nueva York, Praeger, 1957.

República Arabe Unida


Egipto.
. L. BADAOUI : La législation du travail en Egypte. Alejandría, Editions du Journal du
commerce et de la marine, 1956.
La législation des travailleurs. Alejandría, Journal du commerce et de la marine, 1954.
Abdel Raouf Abou ALAM: The Labour Movement in Egypt. Washington, D.C., 1955.
S'irla.
Recueil des lois syriennes et de la législation financière. República Árabe Unida,
provincia de Siria, Damasco.
ANEXO II 221

República Federal de Alemania


A. HUECK y H. C. NIPPERDEY : Lehrbuch des Arbeitsrechts. 6. a edición. Berlín, Franz
Wahlen, 1955.
Argentina
M. L. DEVEALI : Derecho sindical y previsión social. 2. a edición. Víctor P. de Zavalía,
Buenos Aires, 1957.
Australia
O. DE R. FOENANDER : Industrial Regulations in Australia. A Study of awards, method
of remuneration fixation and the Status of trade unions under the Australian
regulative system. Victoria, Melbourne University Press, 1947.

Bolivia
Roberto PÉREZ PATÓN : Principios de Derecho social y de legislación del trabajo.
Buenos Aires, Arayú, 1954.
Brasil
MINISTERIO DO TRABALHO, INDUSTRIA E COMMERCIO, Serviço de Estatística da Previ-
dencia e Trabalho: Organizaçào Sindical. Río de Janeiro, 1947.
SEGADAS VIANNA : O Sindicato no Brasil. Río de Janeiro, Gráfica Olímpica Editora,
1953.
Canadá
Code of Labour and Industrial Laws of the Province of Quebec. Montreal, Mercantile
Printing Ltd., 1949.
Colombia
Ernesto HERRNSTADT: Tratado del Derecho social colombiano. Bogotá, Editorial
A B C , 1949.
Costa Rica
Atilio VINCENZI: Código del Trabajo. San José, Las Americas, 1953.

Cuba
Fausto CLAVIJO AGUILERA: Los sindicatos en Cuba. La Habana, Lex, 1954.

Chile
Juan D Í A Z SALAS: Legislación social: Código del Trabajo. Santiago, Nacimiento,
1942, 1956-57.
China (continental)
Labour Laws and Regulations of the People's Republic of China. Pekín, Foreign
Language Press, 1956.
Dinamarca
W. GALENSON : The Danish System of Labour Relations. Cambridge (Massachusetts),
Harvard University Press, 1952.
Ecuador
VELA MONSALVE: Derecho ecuatoriano del Trabajo. Quito, Editorial La Unión, 1955.

España
Eugenio PÉREZ BOTIJA: Curso de Derecho del Trabajo. Madrid, Tecnos, 1948.
222 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

Antonio de AGUINAGA TELLERÍA: Derecho del Trabajo. Madrid, Gráficas González,


1952.
Amado FERNÁNDEZ HERAS : Tratado práctico de legislación social. 6.a edición. Madrid,
La Editorial, 1954.
DELEGACIÓN NACIONAL DE SINDICATOS, Escuela Sindical: Nuestra Organización
Sindical. 4. a edición. Madrid, 1954.

Estados Unidos
Charles C. KILLINGSWORTH: State Labor Relations Acts. Chicago, University of
Chicago Press, 1948.
H. MEAD SMITH: « T h e I.L.G.W.U. Approach to Leadership», Monthly Labor
Review. Washington, U.S. Department of Labor, Bureau of Labor Statistics,
noviembre de 1951, págs. 529 y siguientes.
Joseph M I R E : Labor Education: A Study Report on Needs, Programs and Approaches.
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Véase bajo Publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo : Estudios y docu-
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224 PROTECCIÓN DE LOS FONDOS SINDICALES

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Turquía
Véase bajo Publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo : Estudios y docu-
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Véase igualmente bajo Publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo : Ar-
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Uruguay
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Venezuela
Véase bajo Publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo : Estudios y docu-
mentos.

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