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Definición: Embarazo prolongado se define como aquél que ha alcanzado las 42 semanas de
gestación o 294 días desde la fecha de la última regla (FUR). Los embarazos que se extienden entre
las 41+1 y la 42+0 semanas se denominan embarazos en vías de prolongación. (MINSAL 2015)
El embarazo prolongado, o de postérmino, se define como aquella gestación que alcanza 42
semanas (294 días) o más desde el primer día del último período menstrual, o bien, aquel
embarazo que se prolonga por catorce o más días desde la fecha probable de parto (ACOG, 2004).
Epidemiologia: La incidencia reportada del embarazo de post término en distintos estudios oscila
entre 3 y 15%. Estas diferencias se deben al método utilizado para datar la edad gestacional. Así,
cuando se usa sólo la FUR, su incidencia alcanza entre el 11 y 15%, en cambio, cuando a la FUR se
asocia un ultrasonido precoz, su incidencia disminuye a entre el 1,5 y 4% (MINSAL 2015)
Se ha demostrado que existen grandes variaciones en los ciclos menstruales aun entre mujeres
normales, con tendencia a las ovulaciones tardías (Münster y cois., 1992). El cálculo de la edad
gestacional en base al último período menstrual otorga al embarazo una mayor edad gestacional
que la real. (PEREZ)
Etiología: La etiología del embarazo prolongado no ha sido dilucidada. Sin embargo, factores
hormonales, mecánicos y fetales han sido relacionados con su génesis.
- Factor hormonal, como la disminución de la producción de estrógenos y progesterona, que
alteran el determinismo del parto.
- Factor mecánico, como la disminución del volumen uterino, que impide o retrasa el inicio del
trabajo de parto.
- Factor fetal, dado que fetos anencefálicos tienden a prolongar su gestación, lo que se explica por
los bajos niveles de cortisol, secundario a la insuficiencia suprarrenal provocada por la ausencia de
hipófisis. (PUC)
Además de los factores maternos: edad materna avanzada, raza blanca, nivel socioeconómico
bajo, nuliparidad, antecedentes de embarazos prolongados, consumo de tabaco, obesidad y
madre nacida de embarazo prolongado (PEREZ)
Tratamiento
El manejo más adecuado para el embarazo en vías de prolongación, es la interrupción del
embarazo.
Diferentes estudios randomizados y revisiones sistemáticas de la literatura, han demostrado que
la mejor conducta actual, es la interrupción del embarazo a partir de las 41 semanas, sin esperar
que éste avance hasta las 42 semanas.
Beneficios del manejo activo: Disminución de la tasa de cesárea, sufrimiento fetal, de porcentaje
de líquido amniótico meconial y de macrosomía. (MINSAL 2015). La incidencia de convulsiones del
recién nacido y de SAM no se ven reducidos. Se estima que deben efectuarse alrededor de 500
interrupciones electivas, para evitar una muerte perinatal (MINSAL)
Pronostico: La mortalidad fetal aumenta después de las 42 semanas y se duplica a las 43 semanas.
Aproximadamente un tercio de las muertes se deben a asfixia intrauterina por insuficiencia
placentaria, contribuyendo además, la mayor incidencia de malformaciones, especialmente del
sistema nervioso central. A la asfixia perinatal contribuyen, además, la compresión del cordón
umbilical y el síndrome de aspiración meconial.
El retardo del crecimiento y la macrosomía fetal son condiciones que se observan con mayor
frecuencia en el embarazo en vías de prolongación y prolongado. La macrosomía constituye factor
de riesgo para traumatismo obstétrico (fractura de clavícula, parálisis braquial, céfalohematoma).
Otros riesgos son la dificultad para regular la temperatura y complicaciones metabólicas como
hipoglicemia y policitemia. El 20 a 25% de los recién nacidos postérmino concentra el alto riesgo
perinatal. (PUC)