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Francisco Javier Perea Siller


Universidad de Córdoba

Las cuatro ediciones de la Fonología española


(1950–65) de Emilio Alarcos

RESUMEN
La Fonología española (1950-1965) de Emilio Alarcos Llorach fue la primera aplicación global de la
Fonología de la Escuela de Praga a una lengua particular. Se trata de una obra que aún hoy se sitúa
como referencia imprescindible en la descripción fonológica de la lengua española. Sin embargo, se ha
prestado poca atención al hecho de que el libro que se publicó en 1950 fue ampliándose y modificán-
dose a lo largo de tres ediciones más en 1954, 1961 y 1965. El objeto de este trabajo es analizar el pro-
ceso de construcción de la obra a lo largo de los quince años. Por una parte, consideramos los princi-
pales cambios en las distintas ediciones; por otra, analizamos la introducción del distribucionalismo
norteamericano en el marco estructuralista praguense y revisamos la influencia de André Martinet en
el desarrollo de la fonología diacrónica.

ABSTRACT
Emilio Alarcos Llorach’s volume Fonología española (1950-1956) was the first global application of
the Prague School Phonology to a specific language. It is a work that continues to be an essential
reference in Spanish phonological description. However, little attention has been paid to the fact that
the book, although initially published in 1950, has been gradually extended and modified over three
following editions in 1954, 1961 and 1965. The aim of this paper is to analyse the constructing process
of that work over these fifteen years. On the one hand, we consider the main changes in the four
editions; on the other, we analyse the introduction of North American distributionalism in the frame-
work of Prague Structuralism while reviewing André Martinet’s influence in the development of dia-
chronic phonology.

1. Acercamiento previo
La Fonología española de Alarcos tuvo cuatro ediciones con notables variaciones
entre unas y otras. Sin embargo, en la bibliografía sobre materia fonológica se suele
tomar este libro como una obra en cierto modo monolítica, citándose bien por la
primera edición, de 1950, o, lo que es más normal, por la última, de 1965 o cualquiera
de sus reimpresiones posteriores. Esta visión también se favorece por el hecho de
utilizarse la Fonología española como manual una generación tras otra de estudiantes
de Filología. En este trabajo vamos a considerar que precisamente uno de los aspectos
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María Luisa Calero et al. (eds.): Métodos y resultados actuales en Historiografía de la Lingüística, 562–573
© Copyright 2014 by Nodus Publikationen, Münster. ISBN 978–3–89323–020–4
Las cuatro ediciones de la Fonología española de Emilio Alarcos
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más interesantes de la obra es su evolución a lo largo de los quince años que median
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entre la primera y la cuarta y última ediciones. Y lo vamos a hacer a través del análisis
de dos influencias que se perciben en distinto grado a lo largo del tiempo: el distribu-
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cionalismo norteamericano, en el análisis sintagmático de los fonemas; y la obra de


André Martinet, en la fonología diacrónica tanto general como aplicada al español. A
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través del análisis de estas influencias se perfilará mejor el procedimiento utilizado por
Alarcos para adaptar su obra a los nuevos desarrollos de la fonología.
Los fundamentos de esta obra de 1950 están sobre todo en los Grundzüge der
Phonologie (1939) de Trubetzkoy, especialmente en cuanto a la fonología general.1
Alarcos había escrito dos artículos entre 1948 y 1949 que servirán de base de la fono-
logía del español, tanto sincrónica como diacrónica (Alarcos 1949 y 1951). El libro
que aparece en 1950 presenta una orientación decididamente paradigmática, en la que
cobran máxima importancia los tipos de oposiciones que se establecen entre los fone-
mas y un peso no pequeño la teoría de los rasgos distintivos de Jakobson. Por esta
orientación, el título original es Fonología española (según el método de la escuela de
Praga).
Posteriormente, aparecerán nuevas ediciones que, junto a un aumento progresivo
de la fonología diacrónica, dan cabida a los desarrollos teóricos que va alcanzando la
disciplina, por lo que desde la segunda edición, en 1954, Alarcos decide eliminar el
subtítulo y abandonar así el marco estricto de la fonología praguense. El carácter
ecléctico de la obra se señala tanto en la “Advertencia a la segunda edición” como en
la de la tercera,2 junto a una declaración de su carácter de manual escrito para los estu-
diantes (1965: 7). En efecto, la segunda edición profundiza en dos líneas principales
que siguen las ideas defendidas esos años por Roman Jakobson en cuanto al binarismo
y por André Martinet en la fonología diacrónica.3
Será a partir de la tercera edición, en 1961 (aunque su redacción termina hacia
1959, ya que no incluye bibliografía posterior), cuando Alarcos se fije en mayor me-
dida en el distribucionalismo norteamericano y, en consecuencia, cuando incorpore
nuevos conceptos relevantes en el estudio, esta vez, del eje sintagmático, como son el
de distribución complementaria y distribución defectiva. Junto con una defensa del
eclecticismo en el libro, Alarcos señala en la Advertencia a la tercera edición la
existencia de correcciones de algunos aspectos de la segunda edición y una mejora y
ordenación más rigurosa de la sección diacrónica.
1 Así lo señaló Pottier (1951-1952: 262) en la breve reseña que dedicó a esta primera edición. Y así lo decla-
ra el propio autor en la Advertencia a la tercera edición (1965: 7).
2 Escribe en la de la segunda edición: “Ahora hemos procurado tener en cuenta los progresos y las nuevas
interpretaciones” (1954: 7). Y en la tercera: “Aunque se introducen modificaciones, la exposición pretende
conservar su carácter relativamente ecléctico” (1965: 7).
3 De hecho, se trata de aspectos que subraya en la Advertencia a la segunda edición. Nos fijamos en lo que
escribe sobre la fonología diacrónica: “En un aspecto esta edición se aparta más de la primera: en los capí-
tulos dedicados a la fonología diacrónica, campo al que principalmente A. Martinet ha dedicado trabajos de
gran importancia. Consecuentemente se ha redactado de nuevo el último capítulo [sobre fonología dia-
crónica del español], utilizando más ampliamente nuestro primer esbozo de 1948 (aunque publicado en
1951) y poniendo a contribución estudios tan sugestivos como el de A. Martinet” (1954: 7). En cuanto a
Jakobson, escribe: “Recogemos el último desarrollo de las ideas fonológicas debido especialmente a R.
Jakobson” (1954: 7). Preparamos en la actualidad una revisión de la influencia de este autor en la fonología
de Alarcos.
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HQ Por último, en cuanto a la cuarta edición, en 1965, incorpora muy pocas modifi-
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caciones, que hacen de ella casi una reimpresión. Se aprecia, sin embargo, una puesta
al día de la bibliografía.
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En este trabajo vamos a estudiar los cambios que va experimentando la obra de


Alarcos a lo largo de los quince años que median entre la primera y la cuarta edición,
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centrándonos en el tratamiento de ciertos conceptos procedentes del distribucionalismo


norteamericano y el influjo de Martinet en los capítulos de fonología diacrónica.
Merece la pena comparar las cuatro ediciones desde un mero acercamiento mate-
rial, para comprobar los cambios que el libro registra a lo largo del tiempo. Teniendo
en cuenta que el formato del libro, en cuanto a la caja de escritura, es prácticamente el
mismo en las cuatro ediciones, algo menor en la primera y segunda, Alarcos va am-
pliando la obra desde las 160 páginas iniciales a las 290 de la cuarta edición. Ahora
bien, hay que comprobar en qué capítulos se amplía la materia en mayor medida.
Veamos la siguiente gráfica:

Gráfica 1. Las cuatro ediciones en número de páginas.

Se comprueban las secciones que experimentan mayores ampliaciones a lo largo


del tiempo, a saber:
 En la fonología sincrónica general, se observa un aumento de 4 y 5 páginas
respectivamente en las ediciones segunda y tercera.
 La fonología diacrónica experimenta el mayor cambio entre la primera y la
segunda edición (de 12 páginas a 25).
 En cambio, la fonología sincrónica del español aumenta considerablemente
(10 páginas) entre la segunda y la tercera edición.
 Por último, la fonología diacrónica del español va incrementando el número
de páginas en todas las ediciones, especialmente en las tres primeras: de las 8 páginas
iniciales pasamos a 47 en la segunda edición, a 69 en la tercera y a 72 en la última.
Estos datos nos ofrecen algunas claves del desarrollo de la obra a lo largo del
tiempo. Y podríamos haber emprendido el estudio de la obra a partir de las secciones.
Pero a los datos cuantitativos se les pueden escapar aspectos muy importantes, como
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los cambios de opinión que pudieran aparecer de una edición a otra. Por tanto, hemos
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elegido otra forma de acercamiento de tipo cualitativo, por medio del análisis de cier-
tos aspectos que van modificándose entre las distintas ediciones.
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2. La influencia del distribucionalismo norteamericano


2.1 En las dos primeras ediciones de la Fonología española, la metodología por la
que se establecen los contenidos de la fonología responde exclusivamente a los presu-
puestos de la Escuela de Praga. Los primeros epígrafes de la Fonología sincrónica se
centran en la distinción entre fonemas y variantes fonéticas, mediante el procedimiento
de la conmutación. Alarcos remite a la autoridad de Trubetzkoy y a Martinet (1950-
1954: §21). En los epígrafes siguientes desarrolla la clasificación de las oposiciones
fonológicas siguiendo fundamentalmente los Grundzüge del primero. De acuerdo con
su teoría de las oposiciones, volcada sobre lo paradigmático, surgirán los conceptos de
neutralización y archifonema.
Frente a esta metodología, al otro lado del Atlántico el descriptivismo proveniente
de Bloomfield orientaba sus esfuerzos hacia el eje sintagmático, hacia “la pura des-
cripción de la disposición de los segmentos en la cadena fónica” (Estapà 1992: 43).
Así, el temprano análisis de Swadesh (1934) señala que, tras el descubrimiento de los
fonemas de una lengua, se debe proceder a su clasificación sintagmática. Desde la
misma perspectiva, Trager (1939) publica el primer artículo sobre fonología del espa-
ñol. Presenta una clasificación articulatoria de los fonemas y alófonos (a partir de Na-
varro Tomás 1918) y una explicación distribucional en el entorno silábico. Más ade-
lante, junto con Bernard Bloch, Trager escribe Outline of Linguistic Analysis (1942),
en el que se desarrolla la metodología distribucional tanto en los alófonos como en los
fonemas. En esta obra, al tratar la clasificación de los fonemas, después de presentar la
que procede a partir de los rasgos de oposición paradigmática, presentarán una opción
alternativa:
But there is another method of grouping which proceeds on an altogether different
principle and which is far more valuable in exhibiting the use to which the several
phonemes are put in the internal economy of the language. This is a grouping of
phonemes into structural sets on the basis of their occurrence in particular positions
or combinations. A structural set is a group of all the phonemes which occur in a
given phonetic environment and hence, in that position, directly contrast with each
other (Bloch / Trager 1942: 45).
De acuerdo con esta concepción, Bloch y Trager tratan los conceptos de distribu-
ción complementaria, variación libre y distribución defectiva, que vienen a sustituir los
conceptos praguenses de neutralización y archifonema.

2.2 Alarcos incorporará las nuevas ideas procedentes del distribucionalismo nor-
teamericano a partir de la tercera edición (1961).4 Así se comprueba en el epígrafe 21

4 Alarcos incluye la referencia a este libro desde la primera edición, junto con otras de la misma escuela
como el Language de Bloomfield (1933). En la edición de 1954 aumentan las referencias al mismo grupo
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de la obra, que sufre importantes modificaciones. Si a la pregunta “¿Cómo descubrir
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los fonemas entre las variantes que los simbolizan en el habla?” respondía en 1950 con
la teoría de la conmutación, ahora añade el concepto de la distribución complemen-
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taria de las variantes,5 aunque señala que “la sola distribución no es siempre suficiente
para la identificación”. El epígrafe reformado llega a una nueva síntesis:
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Para establecer el inventario de los fonemas de una lengua, y, por tanto, su sistema,
hay dos momentos necesarios en el análisis: la conmutación, que nos permite sepa-
rar los elementos distintivos, y luego la identificación de las variantes de un mismo
fonema, teniendo en cuenta su distribución, su aparición en las diversas posiciones
silábicas (centrales y marginales, ya prenucleares, ya postnucleares), y no olvidando
nunca el criterio de la similitud fonética (1961: §21).
Otro concepto importante procedente del distribucionalismo es el de distribución
defectiva, cuya inclusión en la obra de Alarcos ilustra las nuevas lecturas que se
reflejan en la obra. Si en la primera edición no se emplea, la justificación de incluir el
nuevo concepto parece que es la necesidad de distinguir entre los procesos de neutrali-
zación y aquellos que no se ajustan propiamente a ella. En efecto, en la tercera edición
distingue ambos fenómenos en el epígrafe 26, sobre la neutralización y el archifonema,
aunque en lugar de definir lo que es la distribución defectiva, el concepto se explica
por medio de un ejemplo. Alarcos se refiere a los contextos en los que no puede apare-
cer un determinado fonema. A partir de un pasaje muy parecido de Trubetzkoy (1973:
71) sobre la lengua alemana, el catedrático de Oviedo escribe:
Hay que separar de la neutralización los casos de distribución defectiva de fonemas:
por ejemplo, el hecho de haber en español grupos tr-, dr-, y de faltar tl-, dl-, no
autoriza a decir que /r/ y /l/ se neutralizan tras /t/ y /d/ (1961: §26).
Más adelante, en el epígrafe 59, Alarcos apunta el problema entre los teóricos que
supone adscribir los fenómenos de neutralización a casos de distribución defectiva. Se
trata de dos pasajes que intercala en el texto original. Tomamos la cita original y pone-
mos en nota los añadidos de 1961:
Junto con las reglas de la neutralización de los fonemas de una lengua dada, la deter-
minación de los puestos en los que aparecen éstos y de las combinaciones que for-
man contribuyen a definir un sistema y a describirlo funcionalmente.6 Incluso algu-
nos lingüistas consideran más importante la clasificación de los fonemas según su
distribución en la secuencia fónica que su clasificación según las oposiciones fono-
lógicas que forman (Alarcos 1950: §59).7

(Bloch 1948) y más aún en la tercera (Hockett 1955). Ello significa el interés del autor por conocer este
enfoque que se desarrolla en los Estados Unidos a lo largo de los años.
5 Alarcos explica que son “variantes condicionadas por el contexto […]: unas aparecen en una posición,
otras en otra” (1961: §21).
6 Añade: “Además de la descripción constitucional, en rasgos pertinentes de los fonemas, puede hacerse la
de su distribución.”
7 Añade: “Para éstos, entonces, los conceptos de neutralización y archifonema son innecesarios, y las llama-
das oposiciones neutralizables se explican como casos de distribución defectiva de determinados fonemas”.
En el siguiente pasaje de Hockett se comprueba que el juicio de Alarcos es ajustado a la realidad: “It is im-
portant to recognize the difference between an environment in which a particular contrast is relevant and
one in which it is not. The Americanist tradition does this in terms of phonemes and full or defective distri-
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HQ En la primera edición, y sin duda teniendo en cuenta a Trager (1939),8 Alarcos


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(1950: §59) se refiere al enfoque distribucionalista que se emplea en Estados Unidos, y
sitúa en dos enfoques descriptivos diferentes las reglas que afectan a la constitución de
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fonemas a partir de sus rasgos distintivos (en las que sitúa la neutralización), y las de
su distribución en la sílaba (en las que se aborda la distribución defectiva). Este
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aspecto queda mejor explicado a partir de la ampliación que ofrece en la edición de


1961. Se trata, para Alarcos, de dos enfoques teóricos diferentes.
Solo desde la influencia del estructuralismo norteamericano puede entenderse la
inclusión en la obra de Alarcos de los conceptos de distribución complementaria y
distribución defectiva. Se entiende la redacción original de epígrafes como el 21 y el
59 y las ampliaciones que experimentan en 1961, así como la aparición ex novo del
epígrafe 126 (bis), titulado precisamente “Clasificación distribucional de los fonemas
consonánticos”. Puede comprobarse que, con espíritu ecléctico, Alarcos incorpora las
nuevas corrientes de la Fonología en el proyecto original.

2.3 A pesar de la incorporación del concepto de distribución defectiva a partir de


la tercera edición, hay que señalar que Alarcos no se muestra convencido de esta cate-
goría de la descripción fonológica. Y ello se muestra por el hecho de que, a pesar de
diferenciar neutralización y distribución defectiva categorías teóricas, no incluye casos
de la segunda en la fonología del español. Se trata de uno de los aspectos que más se
han matizado por parte de los funcionalistas posteriores.9
Un ejemplo que ilustra este proceder de Alarcos es la siguiente afirmación: “En
determinadas posiciones dentro de la palabra, no aparecen todos los fonemas de una
lengua; hemos visto (§26) que ello se debe a la neutralización de los fonemas” (1950:
§56). Hay que hacer notar que la redacción del pasaje no ha cambiado en las cuatro
ediciones. Y más adelante, al tratar de la neutralización de las nasales y laterales,
señala que “ante pausa, esto es, en fin de frase” no aparecen los fonemas /m/, //, //,
y escribe: “aquí el representante fonético de la neutralización no varía, sino que son
siempre el fonema /n/ y el fonema /l/” (§116). Se trataría de casos claros de distribu-
ción defectiva de tales fonemas, pero Alarcos los sitúa en el mismo marco de la neutra-
lización.
Se comprueba que a pesar de la claridad con que el autor establece la distinción
entre neutralización y distribución defectiva en la tercera edición, el último concepto
no llega a aplicarse en la descripción de la lengua española.

butions. The Praguian tradition does it somewhat more neatly in some cases, in terms of phonemes, archi-
phonemes, and neutralization” (1955: 165).
8 Alarcos cita a Trager (1939) como uno de los pocos precedentes en el estudio fonológico del español
(Alarcos 1949: 265 y 1950: §90, n. 1).
9 La diferencia entre neutralización y distribución defectiva está clara en la fonología funcionalista contem-
poránea (Martínez Celdrán 1989: 52; Estapà 1992). Como explica Akamatsu (1988: 157), los ámbitos
respectivos en los que aparecen estos fenómenos dependen de dos tipos diferentes de relación entre fone-
mas de una lengua: a) una oposición puede ser operativa en todas las posiciones (oposición constante) o
solo en algunas posiciones (oposición neutralizable); b) ciertos fonemas pueden aparecer en todas las posi-
ciones (distribución completa) o solo en algunas (distribución defectiva). Explicamos detenidamente la
teoría fonológica de la neutralización de Alarcos en Perea (2013).
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3. La influencia de Martinet
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3.1 El estudio de la fonología diacrónica, reclamado por Jakobson, Karcevsky y
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Trubetzkoy en el primer congreso de lingüistas de La Haya en 1928, fue emprendido


por el primero de ellos (Jakobson 1929 y 1931). Jakobson aboga por un enfoque
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estructural del cambio lingüístico, como se resume en el siguiente pasaje:


La fonología opone al método aislante de los neogramáticos un método integral;
todo hecho fonológico es tratado como un todo parcial que se articula con otros con-
juntos parciales de diversos grados superiores. Por eso, el primer principio de la
fonología histórica será: toda modificación debe tratarse en función del sistema en
el interior del cual tiene lugar. Un cambio fónico no puede fónico más que
dilucidando su papel en el sistema de la lengua (1980 [1931]: 105).
Pero a pesar de la importancia de los dos trabajos diacrónicos de Jakobson, las
contribuciones más importantes en este terreno se debieron a André Martinet, en
trabajos que se remontan a 1938.10 Colaborador también con el Círculo Lingüístico de
Praga, se puede afirmar por su evolución posterior que es, incluso más que Jakobson,
el gran representante de la Fonología praguense a lo largo del siglo XX.11

3.2 Nos centramos ahora en el apartado de Fonología diacrónica general, que


experimenta las mayores amplificaciones en la segunda edición.12 La obra de 1950
pertenece a una época del estructuralismo caracterizada por una “creencia excesiva en
el determinismo del sistema” (Catalán 1974, t. 1: 280). En este sentido, Alarcos, en
busca de las causas y los fines de los cambios fonológicos, señala que los sistemas
tienen en su evolución una tendencia a la armonía, concepto que trae su origen en
Trubetzkoy, y que se explica como una tendencia a la perfección del funcionamiento
del sistema. Las referencias están cargadas de un sentido teleológico.
Por otra parte, en esta primera edición Alarcos establece los tipos de modifica-
ciones fonológicas que pueden suceder, esta vez tomados de Jakobson (1931). Desta-
can aquellos que desencadenan cambios en el sistema: la fonologización, la desfonolo-
gización y la transfonologización.
Aparte de estas influencias, hay que señalar que Alarcos incorpora los conceptos
principales propuestos por Martinet desde la primera edición, cinco años antes de que
se publicara el gran tratado de fonología diacrónica que fue la Économie des change-
ments phonétiques. Traité de phonologie diachronique (1955):

10 Se trata de trabajos como Martinet (1938a, 1938b y 1939), citados desde la primera edición de la Fonolo-
gía española. El propio Martinet (1955: 138, n. 5) reclama el artículo primero y tercero como primer des-
arrollo del papel de la economía lingüística en la fonología diacrónica.
11 En este sentido, Alarcos lo cita a la misma altura de Trubetzkoy en la fonología sincrónica: “Para esta-
blecer el sistema fonológico de una lengua o dialecto, se han dado algunas reglas prácticas, con vistas a la
distinción de un fonema entre sus variantes, y a la de un fonema y una combinación de fonemas. Véase
para ello los trabajos de Trubetzkoy y Martinet citados adelante en la bibliografía” (1950: §21).
12 Para una visión de conjunto sobre la fonología histórica de Alarcos, vid. Rodríguez Toro (2001). Con una
perspectiva más historiográfica, es relevante Catalán (1974, t. 1), con la limitación de que no puede recoger
los desarrollos posteriores de la producción de Alarcos.
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HQ • Tendencia a la economía (1950: §76).


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• Teoría de las casillas vacías (1950: §77).
• Rendimiento funcional de las oposiciones fonológicas (1950: §78).
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Estos conceptos subrayan los factores internos por los que cambian las lenguas,
pero, en todo caso, se explican como tendencias de la lengua, y no como leyes ine-
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xorables, a la manera de los neogramáticos (1950: 82).


En la segunda edición, el panorama de la fonología diacrónica cambia radical-
mente gracias a nuevas publicaciones de Martinet en su etapa americana (1951/52,
1952a, 1952b), que abren la perspectiva de Alarcos hacia los factores externos del
cambio lingüístico, a la vez que subrayan los cambios en cadena que suceden en los
sistemas (Catalán 1974, t. 1: 281). Ahora, en la consideración de los factores internos
que afectan al cambio fonológico, se presenta la tendencia a la armonía como teoría
poco adecuada por su excesiva carga teleológica, en una línea que hará preponderante
el principio de la economía (Martinet 1955: 138) (compárese el epígrafe 75 de la pri-
mera con las otras ediciones).13 En esta misma línea, se registran modificaciones en las
ediciones tercera y cuarta, como la supresión del primer párrafo del epígrafe 74 de la
segunda edición, o la sustitución de la palabra causa por otras como razón, condicio-
nes, motivos o factores, sustituciones notadas por Catalán (1964: 179), en las que se
puede percibir la huella de Coseriu en textos de los primeros años cincuenta. El texto
de Alarcos se aleja progresivamente de cierto determinismo presente en la primera
edición.
Entre los cambios que opera Alarcos en la segunda edición, se reorganiza la expli-
cación de manera en los mismos epígrafes que había antes aparecen nuevos conceptos.
En el 81 se trata ahora del Proceso de mutación fonológica, que trata el hecho de que
los cambios no suelen suceder aisladamente, sino que presentan efectos en todo el
sistema.14
En cuanto a los factores externos que influyen en los cambios fonológicos, explica
en los epígrafes 76 y 77 que son de dos tipos: “los factores inherentes a la naturaleza
del hombre, usufructuario del lenguaje, y los factores independientes de ella y
condicionados por el ambiente material o cultural” (1954-1965: §76). Esta última in-
corporación, presente en la teoría del sustrato de Martinet, libera a Alarcos de la
rigidez de lo exclusivamente intrasistemático, a la vez que lo reconcilia con la tradi-
ción de Menéndez Pidal.15 Desde la edición de 1954, la relación entre los factores
internos y externos del cambio fonológico se presenta como sigue:

13 A partir de la segunda edición incrementará el contenido en la dirección que explica Martinet: “En algún
caso, las modificaciones fónicas se ven favorecidas, para su triunfo, por el sistema mismo. Esto sucede en
virtud de la tendencia económica del sistema, fuerza de estructura paralela a la ley del mínimo esfuerzo y
de la inercia en el habla” (Alarcos 1954-1965: §79). Vid. Martinet (1955: 4.1).
14 Propone como ejemplo el proceso ocurrido en latín vulgar occidental de simplificación de geminadas, la
sonorización de sordas, y fricatización de sonoras en posición intervocálica: -pp--p--b--β-
15 Rodríguez Toro (2001: 63) llega a preguntarse si esta incorporación no se deberá, de hecho, al “influjo de
su admirado maestro Menéndez Pidal”. Creemos, en cambio, por el hecho de aparecer en la segunda edi-
ción, que se debe a la profundización de la influencia de Martinet.
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HQ [Los factores externos son] factores de desequilibrio, de perturbación. Por el contra-


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rio, los factores internos son siempre reacciones tendentes al restablecimiento del
equilibrio del sistema (1954-1965: §76).
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De estos factores externos, queremos destacar aquellos que se deben al traslado de


una lengua a distinto ambiente geográfico o social. Se trata de una consideración que
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procede de la obra de Uriel Weinreich Languages in Contact (1953), que incorpora a


la Fonología española desde la segunda edición. Se demuestra una vez más hasta qué
punto Alarcos se preocupa por perfeccionar la obra que comenzó en 1950.

3.3 Del análisis anterior, se comprueba que el aparato teórico de la fonología dia-
crónica general depende en buena medida de Martinet. Pero su influencia también
puede constatarse en la Fonología diacrónica del español, como se hace evidente des-
de la segunda edición. Para la amplificación de esta segunda edición, hay que recordar
que Alarcos publica en 1951 un artículo que había redactado en 1948. Este artículo es
la base de la nueva redacción del capítulo junto con otras fuentes como las de Martinet
(1951/52, 1952a, 1953b), destacadas desde la “Advertencia a la segunda edición”.
En lo que sigue vamos a centrarnos en ofrecer alguna muestra del papel de las
obras de Martinet en esta sección, a lo largo de las cuatro ediciones. Comprobaremos
que a pesar de la notable influencia que ejerce el lingüista francés en la interpretación
de los cambios fonológicos del español, también se puede observar la desaparición de
algunas citas en algunos lugares del capítulo y la matización de sus teorías en otros en
la tercera y cuarta ediciones.
3.3.1 Menéndez Pidal (1926-1950: §41) había defendido la teoría del sustrato
cantábrico para el paso de la f- latina a la aspiración y pérdida castellanas. Martinet
(1951/52) extiende la misma hipótesis explicativa a la pérdida de la oposición entre /b/
y /v/, y a la pérdida de la correlación de sonoridad de las sibilantes en la época clásica.
Alarcos se muestra partidario de la teoría del sustrato cantábrico (1954-1965: §153),16
y acepta la autoridad de Martinet para los tres fenómenos. Sobre estos cambios,
escribe en la segunda edición:
Causas extrínsecas, mas no por ello impertinentes, son, de un lado, acaso el sustrato
cantábrico que actuaba desde antiguo confundiendo ciertas distinciones [Aquí la
referencia a Martinet], de otro, el nuevo ámbito –geográfico, social, dialectal– en
que se mueve el castellano (1954: §159).
En la tercera y cuarta ediciones, la referencia cambia de lugar, pero se mantiene en
los siguientes términos:
En la propagación del fenómeno tuvo, sin duda alguna, influencia el escaso rendi-
miento funcional de las antiguas oposiciones sorda/sonora […]. El origen del fenó-
meno, según Martinet, parece razonable achacarlo a la lenta acción de siglos del pri-
mitivo sistema “cantábrico”, nacido bajo el influjo del sustrato semejante al vasco,
en el cual se ignoraban las sibilantes sonoras (1961-1965: §160).17

16 Alarcos todavía desarrollará esta opinión en 1990.


17 Todavía en 1988 Alarcos reconoce esta explicación de Martinet, en un pasaje que recuerda Rodríguez Toro
(2001: 63).
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Las cuatro ediciones de la Fonología española de Emilio Alarcos
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HQ Otras explicaciones de la evolución del castellano reconocen su deuda con Mar-


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tinet (1952a), como la explicación de ciertas palatizaciones ocasionadas por la yod
(1954: §149) o, en el mismo marco, las evoluciones de los hiatos latinos (Alarcos
HF

1961: §148 y Martinet 1955: 5.23).


6S

3.3.2 En otros casos, las hipótesis de Martinet se matizarán en el paso de la segunda


a la tercera edición. Ocurre al tratar el proceso de simplificación de geminadas,
sonorización y eliminación de consonantes intervocálicas (-pp--p--b--β-Ø),
que es explicado en la segunda edición según el artículo de Martinet (1952b) sobre la
lenición celta:18 “El factor externo que origina los cambios informadores de este fenó-
meno parece ser el sustrato celta del occidente” (1954: §150). Sin embargo en la ter-
cera edición se separa de esta opinión: “algunos autores atribuyen su desarrollo en
romance al sustrato celta. Pero el fenómeno romance se extiende por zonas donde nun-
ca hubo celtas” (1961-1965: §150). Después de varios argumentos en los que sigue la
opinión opuesta de Harald Weinrich (1958), concluye que “el celtismo del fenómeno
occidental es muy relativo” (ídem).19
3.3.3 Finalmente, desaparecen en la tercera edición algunas referencias al lingüista
francés que había en la segunda. Así, por ejemplo, elimina las referencias a la asime-
tría de los órganos del habla y su papel en los cambios lingüísticos que había defen-
dido Martinet en 1938a y 1939.20 El acercamiento de Alarcos a la realidad fonética
hace que desaparezcan otras notas demasiado teorizantes que aparecían en la segunda
edición, como la referencia a Martinet (1952a), y el pasaje en que figura al final del
epígrafe 158.

3.4 En conclusión a este apartado, se constata la impronta que los estudios de


Martinet dejan en el capítulo sobre la diacronía de Alarcos, tanto en los planteamientos
generales como en su aplicación a la lengua española. Sin embargo, en este punto, hay
que señalar que la actitud del catedrático de Oviedo, lejos del servilismo, registra una
importante evolución en la edición de 1961, en la que algunas de las opiniones de Mar-
tinet se ponen en duda y algunas de sus referencias desaparecen. Parece un indicio más
de la autonomía que va adquiriendo el texto de Alarcos respecto a sus inspiradores ini-
ciales.

4. Conclusiones
Hemos elegido dos influencias significativas para entender los cambios de la Fono-
logía española de Emilio Alarcos desde la primera edición, en 1950, hasta la cuarta, en
1965. La perspectiva historiográfica revela la aparición de nuevos tópicos a lo largo
del tiempo, el diferente tratamiento de algunos aspectos e, incluso, la modificación de

18 Opinión que había defendido Tovar (1948) y que había asumido Menéndez Pidal (1950: §§45-6).
19 Sobre la teoría del celtismo, vid. el comentario de Catalán (1974, t. 1: 154-7). El artículo de Martinet será
utilizado como fuente para explicar la igualación de l- inicial y -ll- intervocálicas, y de r- inicial y -rr-
intervocálicas (1954: §151), con una explicación más amplia en la tercera edición.
20 Esta característica de los órganos del habla se invocaba en la segunda edición (1954: §143) al tratar la dip-
tongación de las vocales latinas e y o breves tónicas en su paso al castellano.
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Francisco Javier Perea Siller
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los puntos de vista del autor a lo largo de las cuatro ediciones. Por una parte, se pro-
LP
fundiza en el grado de incorporación del distribucionalismo en la tercera edición,
cuando aparecen los conceptos de distribución complementaria y distribución defec-
HF

tiva (este último con cierto conflicto con concepción alarquiana de la neutralización).
Por otra parte, se muestra la valoración constante de la obra de André Martinet en lo
6S

relativo a la fonología diacrónica, que no es óbice para que en la tercera edición se


contradigan o eliminen algunos aspectos de las teorías del autor francés. Se hace
patente el esfuerzo de Alarcos por mejorar su obra, y el sentido del eclecticismo que
preside los cambios a lo largo del tiempo. Queda pendiente, en todo caso, estudiar
otros tópicos que los aquí tratados y la influencia de otros autores en la principal obra
de fonología funcionalista española del siglo XX. Pero ello queda para otros trabajos.

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