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RESUMEN
La Fonología española (1950-1965) de Emilio Alarcos Llorach fue la primera aplicación global de la
Fonología de la Escuela de Praga a una lengua particular. Se trata de una obra que aún hoy se sitúa
como referencia imprescindible en la descripción fonológica de la lengua española. Sin embargo, se ha
prestado poca atención al hecho de que el libro que se publicó en 1950 fue ampliándose y modificán-
dose a lo largo de tres ediciones más en 1954, 1961 y 1965. El objeto de este trabajo es analizar el pro-
ceso de construcción de la obra a lo largo de los quince años. Por una parte, consideramos los princi-
pales cambios en las distintas ediciones; por otra, analizamos la introducción del distribucionalismo
norteamericano en el marco estructuralista praguense y revisamos la influencia de André Martinet en
el desarrollo de la fonología diacrónica.
ABSTRACT
Emilio Alarcos Llorach’s volume Fonología española (1950-1956) was the first global application of
the Prague School Phonology to a specific language. It is a work that continues to be an essential
reference in Spanish phonological description. However, little attention has been paid to the fact that
the book, although initially published in 1950, has been gradually extended and modified over three
following editions in 1954, 1961 and 1965. The aim of this paper is to analyse the constructing process
of that work over these fifteen years. On the one hand, we consider the main changes in the four
editions; on the other, we analyse the introduction of North American distributionalism in the frame-
work of Prague Structuralism while reviewing André Martinet’s influence in the development of dia-
chronic phonology.
1. Acercamiento previo
La Fonología española de Alarcos tuvo cuatro ediciones con notables variaciones
entre unas y otras. Sin embargo, en la bibliografía sobre materia fonológica se suele
tomar este libro como una obra en cierto modo monolítica, citándose bien por la
primera edición, de 1950, o, lo que es más normal, por la última, de 1965 o cualquiera
de sus reimpresiones posteriores. Esta visión también se favorece por el hecho de
utilizarse la Fonología española como manual una generación tras otra de estudiantes
de Filología. En este trabajo vamos a considerar que precisamente uno de los aspectos
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María Luisa Calero et al. (eds.): Métodos y resultados actuales en Historiografía de la Lingüística, 562–573
© Copyright 2014 by Nodus Publikationen, Münster. ISBN 978–3–89323–020–4
Las cuatro ediciones de la Fonología española de Emilio Alarcos
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más interesantes de la obra es su evolución a lo largo de los quince años que median
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entre la primera y la cuarta y última ediciones. Y lo vamos a hacer a través del análisis
de dos influencias que se perciben en distinto grado a lo largo del tiempo: el distribu-
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través del análisis de estas influencias se perfilará mejor el procedimiento utilizado por
Alarcos para adaptar su obra a los nuevos desarrollos de la fonología.
Los fundamentos de esta obra de 1950 están sobre todo en los Grundzüge der
Phonologie (1939) de Trubetzkoy, especialmente en cuanto a la fonología general.1
Alarcos había escrito dos artículos entre 1948 y 1949 que servirán de base de la fono-
logía del español, tanto sincrónica como diacrónica (Alarcos 1949 y 1951). El libro
que aparece en 1950 presenta una orientación decididamente paradigmática, en la que
cobran máxima importancia los tipos de oposiciones que se establecen entre los fone-
mas y un peso no pequeño la teoría de los rasgos distintivos de Jakobson. Por esta
orientación, el título original es Fonología española (según el método de la escuela de
Praga).
Posteriormente, aparecerán nuevas ediciones que, junto a un aumento progresivo
de la fonología diacrónica, dan cabida a los desarrollos teóricos que va alcanzando la
disciplina, por lo que desde la segunda edición, en 1954, Alarcos decide eliminar el
subtítulo y abandonar así el marco estricto de la fonología praguense. El carácter
ecléctico de la obra se señala tanto en la “Advertencia a la segunda edición” como en
la de la tercera,2 junto a una declaración de su carácter de manual escrito para los estu-
diantes (1965: 7). En efecto, la segunda edición profundiza en dos líneas principales
que siguen las ideas defendidas esos años por Roman Jakobson en cuanto al binarismo
y por André Martinet en la fonología diacrónica.3
Será a partir de la tercera edición, en 1961 (aunque su redacción termina hacia
1959, ya que no incluye bibliografía posterior), cuando Alarcos se fije en mayor me-
dida en el distribucionalismo norteamericano y, en consecuencia, cuando incorpore
nuevos conceptos relevantes en el estudio, esta vez, del eje sintagmático, como son el
de distribución complementaria y distribución defectiva. Junto con una defensa del
eclecticismo en el libro, Alarcos señala en la Advertencia a la tercera edición la
existencia de correcciones de algunos aspectos de la segunda edición y una mejora y
ordenación más rigurosa de la sección diacrónica.
1 Así lo señaló Pottier (1951-1952: 262) en la breve reseña que dedicó a esta primera edición. Y así lo decla-
ra el propio autor en la Advertencia a la tercera edición (1965: 7).
2 Escribe en la de la segunda edición: “Ahora hemos procurado tener en cuenta los progresos y las nuevas
interpretaciones” (1954: 7). Y en la tercera: “Aunque se introducen modificaciones, la exposición pretende
conservar su carácter relativamente ecléctico” (1965: 7).
3 De hecho, se trata de aspectos que subraya en la Advertencia a la segunda edición. Nos fijamos en lo que
escribe sobre la fonología diacrónica: “En un aspecto esta edición se aparta más de la primera: en los capí-
tulos dedicados a la fonología diacrónica, campo al que principalmente A. Martinet ha dedicado trabajos de
gran importancia. Consecuentemente se ha redactado de nuevo el último capítulo [sobre fonología dia-
crónica del español], utilizando más ampliamente nuestro primer esbozo de 1948 (aunque publicado en
1951) y poniendo a contribución estudios tan sugestivos como el de A. Martinet” (1954: 7). En cuanto a
Jakobson, escribe: “Recogemos el último desarrollo de las ideas fonológicas debido especialmente a R.
Jakobson” (1954: 7). Preparamos en la actualidad una revisión de la influencia de este autor en la fonología
de Alarcos.
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HQ Por último, en cuanto a la cuarta edición, en 1965, incorpora muy pocas modifi-
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caciones, que hacen de ella casi una reimpresión. Se aprecia, sin embargo, una puesta
al día de la bibliografía.
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los cambios de opinión que pudieran aparecer de una edición a otra. Por tanto, hemos
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elegido otra forma de acercamiento de tipo cualitativo, por medio del análisis de cier-
tos aspectos que van modificándose entre las distintas ediciones.
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2.2 Alarcos incorporará las nuevas ideas procedentes del distribucionalismo nor-
teamericano a partir de la tercera edición (1961).4 Así se comprueba en el epígrafe 21
4 Alarcos incluye la referencia a este libro desde la primera edición, junto con otras de la misma escuela
como el Language de Bloomfield (1933). En la edición de 1954 aumentan las referencias al mismo grupo
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de la obra, que sufre importantes modificaciones. Si a la pregunta “¿Cómo descubrir
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los fonemas entre las variantes que los simbolizan en el habla?” respondía en 1950 con
la teoría de la conmutación, ahora añade el concepto de la distribución complemen-
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taria de las variantes,5 aunque señala que “la sola distribución no es siempre suficiente
para la identificación”. El epígrafe reformado llega a una nueva síntesis:
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Para establecer el inventario de los fonemas de una lengua, y, por tanto, su sistema,
hay dos momentos necesarios en el análisis: la conmutación, que nos permite sepa-
rar los elementos distintivos, y luego la identificación de las variantes de un mismo
fonema, teniendo en cuenta su distribución, su aparición en las diversas posiciones
silábicas (centrales y marginales, ya prenucleares, ya postnucleares), y no olvidando
nunca el criterio de la similitud fonética (1961: §21).
Otro concepto importante procedente del distribucionalismo es el de distribución
defectiva, cuya inclusión en la obra de Alarcos ilustra las nuevas lecturas que se
reflejan en la obra. Si en la primera edición no se emplea, la justificación de incluir el
nuevo concepto parece que es la necesidad de distinguir entre los procesos de neutrali-
zación y aquellos que no se ajustan propiamente a ella. En efecto, en la tercera edición
distingue ambos fenómenos en el epígrafe 26, sobre la neutralización y el archifonema,
aunque en lugar de definir lo que es la distribución defectiva, el concepto se explica
por medio de un ejemplo. Alarcos se refiere a los contextos en los que no puede apare-
cer un determinado fonema. A partir de un pasaje muy parecido de Trubetzkoy (1973:
71) sobre la lengua alemana, el catedrático de Oviedo escribe:
Hay que separar de la neutralización los casos de distribución defectiva de fonemas:
por ejemplo, el hecho de haber en español grupos tr-, dr-, y de faltar tl-, dl-, no
autoriza a decir que /r/ y /l/ se neutralizan tras /t/ y /d/ (1961: §26).
Más adelante, en el epígrafe 59, Alarcos apunta el problema entre los teóricos que
supone adscribir los fenómenos de neutralización a casos de distribución defectiva. Se
trata de dos pasajes que intercala en el texto original. Tomamos la cita original y pone-
mos en nota los añadidos de 1961:
Junto con las reglas de la neutralización de los fonemas de una lengua dada, la deter-
minación de los puestos en los que aparecen éstos y de las combinaciones que for-
man contribuyen a definir un sistema y a describirlo funcionalmente.6 Incluso algu-
nos lingüistas consideran más importante la clasificación de los fonemas según su
distribución en la secuencia fónica que su clasificación según las oposiciones fono-
lógicas que forman (Alarcos 1950: §59).7
(Bloch 1948) y más aún en la tercera (Hockett 1955). Ello significa el interés del autor por conocer este
enfoque que se desarrolla en los Estados Unidos a lo largo de los años.
5 Alarcos explica que son “variantes condicionadas por el contexto […]: unas aparecen en una posición,
otras en otra” (1961: §21).
6 Añade: “Además de la descripción constitucional, en rasgos pertinentes de los fonemas, puede hacerse la
de su distribución.”
7 Añade: “Para éstos, entonces, los conceptos de neutralización y archifonema son innecesarios, y las llama-
das oposiciones neutralizables se explican como casos de distribución defectiva de determinados fonemas”.
En el siguiente pasaje de Hockett se comprueba que el juicio de Alarcos es ajustado a la realidad: “It is im-
portant to recognize the difference between an environment in which a particular contrast is relevant and
one in which it is not. The Americanist tradition does this in terms of phonemes and full or defective distri-
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fonemas a partir de sus rasgos distintivos (en las que sitúa la neutralización), y las de
su distribución en la sílaba (en las que se aborda la distribución defectiva). Este
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butions. The Praguian tradition does it somewhat more neatly in some cases, in terms of phonemes, archi-
phonemes, and neutralization” (1955: 165).
8 Alarcos cita a Trager (1939) como uno de los pocos precedentes en el estudio fonológico del español
(Alarcos 1949: 265 y 1950: §90, n. 1).
9 La diferencia entre neutralización y distribución defectiva está clara en la fonología funcionalista contem-
poránea (Martínez Celdrán 1989: 52; Estapà 1992). Como explica Akamatsu (1988: 157), los ámbitos
respectivos en los que aparecen estos fenómenos dependen de dos tipos diferentes de relación entre fone-
mas de una lengua: a) una oposición puede ser operativa en todas las posiciones (oposición constante) o
solo en algunas posiciones (oposición neutralizable); b) ciertos fonemas pueden aparecer en todas las posi-
ciones (distribución completa) o solo en algunas (distribución defectiva). Explicamos detenidamente la
teoría fonológica de la neutralización de Alarcos en Perea (2013).
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3. La influencia de Martinet
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3.1 El estudio de la fonología diacrónica, reclamado por Jakobson, Karcevsky y
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10 Se trata de trabajos como Martinet (1938a, 1938b y 1939), citados desde la primera edición de la Fonolo-
gía española. El propio Martinet (1955: 138, n. 5) reclama el artículo primero y tercero como primer des-
arrollo del papel de la economía lingüística en la fonología diacrónica.
11 En este sentido, Alarcos lo cita a la misma altura de Trubetzkoy en la fonología sincrónica: “Para esta-
blecer el sistema fonológico de una lengua o dialecto, se han dado algunas reglas prácticas, con vistas a la
distinción de un fonema entre sus variantes, y a la de un fonema y una combinación de fonemas. Véase
para ello los trabajos de Trubetzkoy y Martinet citados adelante en la bibliografía” (1950: §21).
12 Para una visión de conjunto sobre la fonología histórica de Alarcos, vid. Rodríguez Toro (2001). Con una
perspectiva más historiográfica, es relevante Catalán (1974, t. 1), con la limitación de que no puede recoger
los desarrollos posteriores de la producción de Alarcos.
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Estos conceptos subrayan los factores internos por los que cambian las lenguas,
pero, en todo caso, se explican como tendencias de la lengua, y no como leyes ine-
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13 A partir de la segunda edición incrementará el contenido en la dirección que explica Martinet: “En algún
caso, las modificaciones fónicas se ven favorecidas, para su triunfo, por el sistema mismo. Esto sucede en
virtud de la tendencia económica del sistema, fuerza de estructura paralela a la ley del mínimo esfuerzo y
de la inercia en el habla” (Alarcos 1954-1965: §79). Vid. Martinet (1955: 4.1).
14 Propone como ejemplo el proceso ocurrido en latín vulgar occidental de simplificación de geminadas, la
sonorización de sordas, y fricatización de sonoras en posición intervocálica: -pp--p--b--β-
15 Rodríguez Toro (2001: 63) llega a preguntarse si esta incorporación no se deberá, de hecho, al “influjo de
su admirado maestro Menéndez Pidal”. Creemos, en cambio, por el hecho de aparecer en la segunda edi-
ción, que se debe a la profundización de la influencia de Martinet.
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3.3 Del análisis anterior, se comprueba que el aparato teórico de la fonología dia-
crónica general depende en buena medida de Martinet. Pero su influencia también
puede constatarse en la Fonología diacrónica del español, como se hace evidente des-
de la segunda edición. Para la amplificación de esta segunda edición, hay que recordar
que Alarcos publica en 1951 un artículo que había redactado en 1948. Este artículo es
la base de la nueva redacción del capítulo junto con otras fuentes como las de Martinet
(1951/52, 1952a, 1953b), destacadas desde la “Advertencia a la segunda edición”.
En lo que sigue vamos a centrarnos en ofrecer alguna muestra del papel de las
obras de Martinet en esta sección, a lo largo de las cuatro ediciones. Comprobaremos
que a pesar de la notable influencia que ejerce el lingüista francés en la interpretación
de los cambios fonológicos del español, también se puede observar la desaparición de
algunas citas en algunos lugares del capítulo y la matización de sus teorías en otros en
la tercera y cuarta ediciones.
3.3.1 Menéndez Pidal (1926-1950: §41) había defendido la teoría del sustrato
cantábrico para el paso de la f- latina a la aspiración y pérdida castellanas. Martinet
(1951/52) extiende la misma hipótesis explicativa a la pérdida de la oposición entre /b/
y /v/, y a la pérdida de la correlación de sonoridad de las sibilantes en la época clásica.
Alarcos se muestra partidario de la teoría del sustrato cantábrico (1954-1965: §153),16
y acepta la autoridad de Martinet para los tres fenómenos. Sobre estos cambios,
escribe en la segunda edición:
Causas extrínsecas, mas no por ello impertinentes, son, de un lado, acaso el sustrato
cantábrico que actuaba desde antiguo confundiendo ciertas distinciones [Aquí la
referencia a Martinet], de otro, el nuevo ámbito –geográfico, social, dialectal– en
que se mueve el castellano (1954: §159).
En la tercera y cuarta ediciones, la referencia cambia de lugar, pero se mantiene en
los siguientes términos:
En la propagación del fenómeno tuvo, sin duda alguna, influencia el escaso rendi-
miento funcional de las antiguas oposiciones sorda/sonora […]. El origen del fenó-
meno, según Martinet, parece razonable achacarlo a la lenta acción de siglos del pri-
mitivo sistema “cantábrico”, nacido bajo el influjo del sustrato semejante al vasco,
en el cual se ignoraban las sibilantes sonoras (1961-1965: §160).17
4. Conclusiones
Hemos elegido dos influencias significativas para entender los cambios de la Fono-
logía española de Emilio Alarcos desde la primera edición, en 1950, hasta la cuarta, en
1965. La perspectiva historiográfica revela la aparición de nuevos tópicos a lo largo
del tiempo, el diferente tratamiento de algunos aspectos e, incluso, la modificación de
18 Opinión que había defendido Tovar (1948) y que había asumido Menéndez Pidal (1950: §§45-6).
19 Sobre la teoría del celtismo, vid. el comentario de Catalán (1974, t. 1: 154-7). El artículo de Martinet será
utilizado como fuente para explicar la igualación de l- inicial y -ll- intervocálicas, y de r- inicial y -rr-
intervocálicas (1954: §151), con una explicación más amplia en la tercera edición.
20 Esta característica de los órganos del habla se invocaba en la segunda edición (1954: §143) al tratar la dip-
tongación de las vocales latinas e y o breves tónicas en su paso al castellano.
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los puntos de vista del autor a lo largo de las cuatro ediciones. Por una parte, se pro-
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fundiza en el grado de incorporación del distribucionalismo en la tercera edición,
cuando aparecen los conceptos de distribución complementaria y distribución defec-
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tiva (este último con cierto conflicto con concepción alarquiana de la neutralización).
Por otra parte, se muestra la valoración constante de la obra de André Martinet en lo
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