La corteza terrestre experimenta casi continuamente pequeños e
imperceptibles
movimientos, sólo registrables por aparatos especiales de alta sensibilidad. Sin
embargo, en algunas ocasiones estos movimientos de oscilación son más intensos y se manifiestan como sacudidas bruscas, ordinariamente repetidas, que el hombre percibe directamente o por los efectos que producen. A todos estos movimientos convulsivos de la corteza terrestre se les conoces con el nombre general de sismos. Estos se pueden clasificar en micro sismos, cuando son imperceptibles; macro sismos, cuando son notados por el hombre y causan daños en enseres y casas, y mega sismos, cuando son tan violentos que pueden producir la destrucción de edificios, la ruina de ciudades enteras y gran número de víctimas. Los macro sismos y mega sismos son conocidos con el nombre de terremotos o temblores de tierra. El estudio de estos fenómenos sísmicos es el objeto de la Sismología. El origen del 90 % de los terremotos es tectónico, relacionado con zonas fracturadas o fallas, que dejan sentir sus efectos en zonas extensas. Otro tipo están originados por erupciones volcánicas y existe un tercer grupo de movimientos sísmicos, los llamados locales, que afectan a una región muy pequeña. Éstos se deben a hundimientos de cavernas, cavidades subterráneas o galerías de minas; trastornos causados por disoluciones de estratos de yeso, sal u otras sustancias, o a deslizamientos de terrenos que reposan sobre capas arcillosas.
Un terremoto se origina debido a la energía liberada por el movimiento rápido
de dos bloques de la corteza terrestre, uno con respecto al otro. Este movimiento origina ondas teóricamente esféricas, ondas sísmicas, que se propagan en todas las direcciones a partir del punto de máximo movimiento, denominado hipocentro o foco, y del punto de la superficie terrestre situado en la vertical del hipocentro a donde llegan las ondas por primera vez, el epicentro. En la actualidad, los diferentes procedimientos de diseño estructural necesitan satisfacer cada vez mayores requerimientos desde el punto de vista de diseño sismorresistente. En edificios tradicionales se recurre a la ductilidad estructural propia, lo cual puede ser riesgoso ya que se asignan a la estructura ductilidades muy difíciles de probar y controlar, además de estar admitiendo roturas parciales de la misma estructura que se debe proteger. Un objetivo fundamental de un óptimo diseño sísmico es minimizar el desplazamiento entre pisos y las aceleraciones de los pisos presentes en la estructura; para Los efectos de los desplazamientos causan daños a los componentes no estructurales, a equipos y a conexiones de los diferentes servicios. La estrategia de diseño sismorresistente que permite generar la independencia estructura – suelo se denomina aislamiento basal, esta es una técnica novedosa que se ha ido desarrollando y perfeccionando en el tiempo, convirtiéndose en un sistema confiable, práctico que entrega una gran protección sísmica a la estructura y sus componentes; y que ha tenido excelentes resultados en los proyectos en donde se ha implementado