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FUNDAMENTOS

La violencia contra las mujeres se concreta mediante cualquier acción o conducta basada en
su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado, según lo ha establecido la Convención de
Belém Do Pará.

En la actualidad, luego de varios años de reclamos de distintas organizaciones de mujeres y


de diversas campañas de concientización impulsadas desde ámbitos privados y públicos
para combatir y erradicar no sólo la violencia física, sino también la sexual, la sicológica, la
económica, la mediática y la simbólica, se ha comenzado a dimensionar la gravedad del
problema que enfrentamos.

En el ámbito legislativo se han dictado leyes a nivel nacional y provincial para abordar la
problemática. A nivel federal se sancionó la Ley 26485, denominada “de protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos
en que desarrollen sus relaciones interpersonales”.

En el ámbito local, se cuenta con la Ley 2212, cuyo texto original fue sustituido por la Ley
2785, que tiene por objeto la protección contra toda forma de violencia hacia las personas,
ejercida por algún integrante de su grupo familiar, estableciéndose el marco de prevención,
protección, asistencia y atención psicosocial junto a los procedimientos judiciales; y con la
Ley 2786, que tiene por finalidad prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres tanto en el ámbito público como privado de la Provincia.

Asimismo, existen numerosos programas desarrollados y llevados adelante por los tres
Poderes del Estado para aplicar la normativa citada.
La formulación de políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia en
este ámbito debe procurar el diseño y la implementación constante de herramientas
efectivas y eficaces.

Con este objetivo, en diciembre de 2012, desde la Fiscalía General se conformó una fiscalía
especializada para investigar los casos de violencia contra las mujeres. Esta iniciativa se
concretó mediante la Resolución 17/12, donde se puntualizó que “debido a la especificidad
de la materia y el delicado y correcto tratamiento que ameritan los hechos que se procuran
prevenir, erradicar y sancionar, resulta necesario y adecuado el establecimiento de una
fiscalía que oficie, en el ámbito penal, de organismo receptor de las denuncias por violencia
doméstica y violencia contras las mujeres, de conformidad a lo estipulado en los artículos
18 y 7 de las leyes 2212 y 2786 respectivamente; y que tenga las facultades dispuestas en la
mencionada normativa”.

También, esta Fiscalía General, por medio de la Resolución 13/13, de marzo de 2013,
estableció que los y las representantes del Ministerio Público Fiscal no deben prestar
consentimiento para la suspensión de juicio a prueba en los casos de delitos contra la
integridad sexual, a excepción de los que cuenten con el consentimiento expreso e
informado de la víctima.

Esta Resolución, se adoptó con el argumento de que “la suspensión del juicio a prueba –tan
útil y viable para otros delitos- resulta inconciliable con el deber que tiene el Estado de
investigar, juzgar y sancionar los casos de violencia hacia la mujer, generados por hechos
contra su integridad sexual”.

Del mismo modo en dicha Resolución se remarcó que “los delitos contra la integridad
sexual configuran un atentado contra la dignidad de la mujer, una lesión a su integridad
física y psíquica, y también a su libertad”, y “debe comprenderse entonces que en la
comisión de estos delitos siempre hay violencia de género”.

De acuerdo a las últimas estadísticas de la Oficina de Violencia del Poder Judicial, fueron
recibidas 2326 denuncias de violencia contra la mujer, de las cuales muchas de esas
situaciones fueron derivadas a la Fiscalía de Delitos Sexuales y Violencia de Género y
Doméstica por constituir posibles delitos.
Es función del Ministerio Público Fiscal velar por el interés general, siendo una de las
atribuciones del Fiscal General, de conformidad al artículo 8, inciso q), de la Ley 2893,
“participar en la formulación de políticas públicas vinculadas con su función específica”.
Es en este contexto que se impulsa el siguiente proyecto de Ley para la creación de un
Registro de Personas Violentas, en el marco de las Leyes 2212 y 2786.

La iniciativa busca contribuir a desalentar cualquiera de las formas de violencia contras las
mujeres. Hace hincapié en el tratamiento profesional obligatorio para aquellas personas que
ejerzan la violencia, ya que la realidad indica que si bien los/as jueces tienen la facultad de
ordenar la asistencia obligatoria a estos tratamientos de la persona denunciada, lo cierto es
que no existe ningún mecanismo legal efectivo para que inexcusablemente lo realice.

Asimismo, la creación del Registro Provincial de Personas Violentas se impulsa al amparo


de Leyes que han sido promulgadas en los últimos años para combatir y erradicar la
violencia hacia las mujeres.

La intervención directa de este Ministerio Público Fiscal, organismo encargado de fijar la


política de persecución penal y perseguir los delitos, se debe a que siempre resulta más
conveniente prevenir las situaciones de violencia que pueden derivar en hechos delictivos,
cuya investigación este a cargo de este Ministerio.

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