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ESTADO DE BIENESTAR
El papel del Estado en la administración económica de los países fue secundario hasta el momento de la gran depresión de 1929 y solo
se limitaba a funciones de defensa, justicia, gastos, y obras publicas.
El sistema económico que desarrolla la política socialista es conocido como economía planificada.
EL PAPEL DEL ESTADO EN LA ECONOMIA CAPITALISTA DE LA POSGUERRA
En la posguerra, y luego de lo sufrido en 1929, el Estado ve la necesidad de intervenir en la economía, de modo que surgen las ideas
de John Keynes quien asume un papel de "estado bombero"
ESTADO BOMBERO
Se basa en aumentar o restringuir los impuestos y/o el gasto público
El gasto publico son las inversiones del Estado
en campo militar , armas, equipos, y por el campo social en infraestructura.
PRODUCCION EN MASA Y CONSUMO
La producción en masa (fordismo) y el consumo en masa (sociedad de consumo) son la base del capitalismo.
CARACTERISTICAS DE LA PRODUCCION EN MASA
Crecimiento en la producción y uso de recursos energéticos.
Crecimiento de la fuerza de trabajo cualificada.
Desarrollo de avances tecnológicos.
CARACTERISTICAS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO
Aumenta el numero de consumidores
Disminuye el tiempo entre la producción y el consumo.
Publicidad como medio de difusión.
Se expande el comercio internacional.
El Estado de bienestar es un sistema aun vigente en democracias occidentales .
Se refiere a la responsabilidad del Estado en la protección de la sociedad y el bienestar de los ciudadanos.
Para ello :
El Estado
Es necesario realizar un gasto publico que garantice servicios públicos como:
TERCER MUNDO
Son el grupo de países que tienen bajo índice de industrialización y desarrollo, altos índices de pobreza, desempleo, analfabetismo,
insatisfacción de las necesidades básicas.
Son monoprocesadores, lo que limita su economía
DEPENDENCIA COMERCIAL Y FINANCIERA DE LOS PAISES INDUSTRIALIZADOS
LA INTEGRACION
EUROPEA
Europa busco una forma de unir a sus países en materia política y económica.
Buscaban impedir nuevos conflictos, reconstruir todo después de la Segunda Guerra Mundial.
GLOBALIZACION
Busca crear interdependencia a nivel económica, tecnológica, social y cultural en el mundo.
AMBITO ECONOMICO
Integración economías locales en la dinámica de la economía mundial.
El dinero circula por todo el mundo.
Desarrollo y rápida expansión de empresas multinacionales
AMBITO TECNOLOGICO Y COMUNICACIONES
Comunicación cada vez mas rápida y efectiva.
AMBITO CULTURAL
Posibilidad de que las culturas locales se mantengan permeadas por otras influencias culturales en medio del proceso global
NEOCORPORATIVISMO
Es un sistema en el que las empresas y sindicatos tienen representación y participación en la vida política, y pueden tomar algunas
decisiones
La economía mundial ha experimentado desde 1950 un crecimiento económico más rápido que en
cualquier otro periodo anterior, excepto quizás la clásica era de oro (1870-1913), señala Rodrik, y esto se
debe enteramente a que la economía mundial se tornó un ámbito mucho más propicio para el crecimiento
con posterioridad a la década del cincuenta. Además, el impulso que recibió la economía mundial entre
1950 y 1973 fue mayor que en el periodo de loco entusiasmo globalizador posterior a 1990 o que en el de
transición entre 1973 y 1990.
Los países a los que les fue mejor en cada uno de esos periodos (Japón, Corea del Sur y China) difícilmente
eran modelos de mercado abierto y economía del laissez-faire. Esos países combinaron la ortodoxia,
principalmente en las políticas macroeconómicas, con una gran cuota de heterodoxia en otros frentes, en
especial en las políticas microeconómicas. Cada uno de esos países actuó con reglas muy distintas de las
enunciadas por los guardianes de la globalización ortodoxa: instituciones multilaterales como el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y academias occidentales.
La premisa del documento de Rodrik es que la globalización, cuando reviste cierta forma adecuada, es un
motor importante del crecimiento económico. Sin embargo, varios de sus rasgos paradójicos, que afectan a
países tanto ricos como pobres, hacen necesario reconsiderar sus normas.
La recuperación de posguerra[editar]
.La Segunda Guerra Mundial dejó un saldo de aproximadamente 60 millones de muertes de las cuales 45 millones se
produjeron en territorio europeo.7 Las muertes civiles sobrepasaron ampliamente a las militares.8 Las pérdidas materiales
fueron mucho más graves que en la primera guerra mundial y no solo Europa se vio afectada, sino también el norte de
África y Asia oriental. Se destruyó gran cantidad de viviendas y los sistemas de transporte quedaron casi paralizados. En
la industria, el impacto afectó en mayor medida a los sectores básicos como el carbón, el acero y la energía; pero fue
compensado por el aumento en la capacidad productiva. La situación en la agricultura fue mucho más difícil: la producción
cayó en todas partes, especialmente en Europa Oriental debido a la falta de mano de obra, pérdida de ganado y la carencia
de fertilizantes.9
A diferencia de lo ocurrido en 1918, los vencedores no firmaron pactos inviables, sino que buscaron llegar a acuerdos
razonables y duraderos. Se concretó una división en esferas de influencia occidental y soviética, punto de partida para la
división de Europa en dos bloques. Mientras Estados Unidos, al no verse afectado por la devastación de su territorio, defendía
la posición de no exigir a los vencidos pagos que afectasen su recuperación, Stalin exigía que las enormes pérdidas sufridas
por la Unión Soviética fueran reparadas.10
En Europa Occidental, la situación era muy difícil: había escasez de alimentos, materias primas y bienes de consumo, y no
había recursos necesarios para financiar las importaciones imprescindibles para relanzar la actividad económica. Además, el
proceso de reconstrucción se vio afectado por la inflación producida por la aparición de una cantidad enorme de dinero y una
limitada oferta de bienes de consumo. Otro problema que ponía en peligro la recuperación era la escasez de dólares, la cual no
podía ser compensada con exportaciones debido a la inferioridad tecnológica de Europa con respecto a Estados Unidos. Ante
la necesidad de reponer lo destruido y de reemplazar los equipos obsoletos, este último quedó como el único país capaz de
suministrar bienes de capital.9
Estados Unidos decidió salir de la habitual política aislacionista, y en 1947 el ministro de asuntos exteriores, George Marshall,
anunció el plan que luego tomó su nombre. Este estaba influenciado por la doctrina Truman que implicaba apoyar a los pueblos
libres a través de ayudas financieras frente a la amenaza del comunismo.11 Esto les permitió a los países beneficiarios, los de
Europa Occidental y Japón, disponer de materias primas, alimentos, combustibles y algunos productos manufacturados.
Europa pudo reducir su déficit en la balanza comercial, recuperar su nivel de reservas y relanzar su actividad industrial.
Asimismo, el Plan Marshall favoreció la implantación de las empresas americanas en Europa. Desde otra perspectiva,
contribuyó al aislamiento entre las partes occidental y oriental del continente europeo. Su creación fue respondida por el bloque
soviético con la constitución del COMECOM en 1949.10
Japón se trata de un país pobre en recursos naturales, superpoblado y con una escasa superficie cultivable por habitante. Es el
primer caso de una economía no occidental que despega hasta en punto de convertirse en la segunda potencia del planeta.
Para Japón, el enfrentamiento del 1939-1945 terminó en un desastre en el terreno militar y económico. No solo perdió todas
sus colonias y su influencia en Asia, sino que también les fueron arrebatadas sus inversiones en Manchuria y China. La idea
original de los vencedores era acabar con la hegemonía japonesa en el extremo oriente limitando su crecimiento. Sin embargo,
la evolución de la coyuntura internacional, marcada por la guerra fría y al triunfo de Mao Tse Tung en China, obligó a la
reconstrucción del Japón como bastión contra los países socialistas. La Guerra de Corea (1950-1956) terminó de definir la
situación: la demanda de armamentos y repuestos militares por parte del ejército estadounidense se volcó hacia la economía
japonesa, por lo que fue preciso modificar los planeamientos originales, proponiéndose el desarrollo de Japón como potencia
hegemónica en el sudeste asiático.
El crecimiento explosivo experimentado por Japón, desde principios de los años 50 hasta la crisis del petróleo, fue claramente
superior al de cualquier otro país. Esto se debe a una multiplicidad de causas. En primer lugar, el clima internacional de la
posguerra, asentado en la hegemonía de Estados Unidos y la expansión del comercio mundial impulsada por el GATT, creo las
condiciones necesarias pera la colocación de exportaciones japonesas en el mercado mundial, fundamental para pagar las
importaciones de materias primas como petróleo y recursos tecnológicos. Otro factor, fue el importante suministro de mano de
obra barata para la industria proveniente del sector agrícola, permitió una gran elasticidad en la oferta, por lo que fue viable que
los salarios crecieran menos que la productividad facilitando el descenso de los costos. Por otro lado, el elevado nivel
de ahorro de la población, asentado sobre una baja propensión al consumo, permitió que el país tuviera el mayor índice
de inversión dentro de los países desarrollados.
Por otro lado, el papel del Estado partió del rechazo de una estrategia de crecimiento a largo plazo basada en la teoría de
ventajas comparativas, por lo que actuó como mecanismo de compensador de las deficiencias del mercado. Además, coordinó
de manera amplia el conjunto de la actividad productiva, involucrando organismos públicos y sectores de la actividad privada.
Asimismo, desde el estado se estructuró un sistema educativo de alta calidad, dirigido a impulsar el desarrollo económico y a
servir a las grandes empresas. Muchos alumnos solo estudiaban para obtener empleo en una de las principales compañías. El
proceso de modernización industrial se realizó inicialmente a partir de la utilización de recursos tecnológicos provenientes
de Estados Unidos. Este impulso inicial fue acompañado por un considerable esfuerzo del Estado para impulsar el cambio
tecnológico, incrementando los gastos en la investigación básica y aplicada. Por último, el predominio del Confucianismo en la
sociedad japonesa implicó el asentamiento de una visión del mundo que justificaba el orden social existente y el
encolumnamiento detrás de la autoridad. La organización fabril japonesa, con todas sus peculiaridades, fue entonces aceptada
mayoritariamente como parte de ese status quo incuestionable, y las clases trabajadoras apuntalaron con su esfuerzo la
estrategia de expansión económica acelerada.
España[editar]
En 1945 España era un país principalmente agrícola y atrasado. A pesar de no haber participado en la Segunda Guerra
Mundial, la guerra civil de 1936-1939 planteó obstáculos en la recuperación económica; agravados por la política franquista de
alianza con las potencias del eje, las pretensiones autárquicas y el intervencionismo económico. Sin embargo, cuando las
relaciones entre Estados Unidos y la URSS, aliados en la guerra, se deterioraron; se produjo un acercamiento entre España y
Estados Unidos basado en el enemigo común que significaba el comunismo. Este proceso culminó en los Acuerdos de Madrid
de 1953.
Desde un punto de vista económico, la década del 40 presenta un balance muy negativo. Solo gracias a la ayuda
de Argentina y Estados Unidos el país se salvó de una catástrofe alimenticia. En pocos años, el régimen franquista había
acabado con los excedentes de producción de trigo de la Segunda República Española al desabastecimiento de los bienes de
consumo más básicos. Pero a partir del 1951 se comenzaron a aplicar políticas de apertura hacia el exterior y de liberalización
económica interior, que junto con la ayuda norteamericana y la restauración de las relaciones económicas con una Europa en
recuperación, permitieron empezar un proceso industrializador. Este proceso culminó con el Plan Estabilizador de 1959 que
reducía la intervención estatal en la economía, saneaba las cuentas públicas, abría la economía al exterior y fijaba un tipo de
cambio realista para la peseta.
A pesar de no formar parte de los acuerdos de integración económica de Europa, la economía española se benefició del
espectacular crecimiento europeo de los años 60. En primer lugar, la demanda europea provocó un gran crecimiento de las
exportaciones españolas lo que permitió importar los productos necesarios para el desarrollo industrial. Por otro lado, se
produjo un proceso de emigración de población española hacia países más industrializados lo que ayudó a resolver la falta de
puestos de trabajo en el país. A su vez, el turismo creció como actividad económica ya que muchos europeos comenzaron a
elegir a España como destino de sus vacaciones. Por último, tuvo lugar una amplia apertura a las inversiones de capitales
extranjeros. Los efectos de este proceso fueron notorios: el crecimiento económico español fue superior a la media europea
siendo la industria del automóvil una de las locomotoras más potentes del crecimiento (de 1958 a 1972 creció a una tasa
compuesta anual del 21,7 %.) A su vez, el sector agrario vivió un acelerado proceso de modernización paralelo al éxodo rural
hacia zonas urbanas y al extranjero.
Sin embargo, el desarrollo industrial sufrió varias limitaciones debido a la persistencia de las prácticas intervencionistas y
proteccionistas del franquismo y sus prejuicios sobre sectores que requerían atención preferente. Además, la propia naturaleza
del régimen era un obstáculo para el progreso de la educación, la investigación y para el desarrollo del capital humano. La
ausencia de una refoma tributaria y la no implementación de políticas keynesianas impidió que el gobierno español gastase
más en educación, sanidad e infraestructuras de transporte y comunicaciones. Durante la década del 60, España se convirtió
en un país industrial gracias a la favorable coyuntura internacional. Sin embargo, en muchos aspectos, la sociedad española
permanecía alejada de muchos patrones europeos, debido al programa franquista que impulsaba el inmovilismo político y
social.
El consumo[editar]
El consumo es un proceso económico asociado a la satisfacción de las necesidades y deseos de los agentes económicos. El
consumo como tal se produce en todos los sistemas económicos. Por otra parte, el consumismo, propiamente dicho, es una
característica de determinados sistemas económicos, en los que las decisiones de producción están asociadas al supuesto de
que los agentes económicos trabajarán para obtener su renta, por encima de sus necesidades estrictas de consumo, y por
tanto tomarán decisiones para poder disponer de una renta disponible mayor y aumentar sus niveles de satisfacción personal a
través del consumo asociado a la satisfacción de deseos. En una sociedad de consumo una de las actividades
de ocio principales de la población es la adquisición de bienes materiales o servicios adicionales, con los que satisfacen sus
deseos de estatus social o satisfacción material.
En las llamadas sociedades de consumo, cierto número de individuos pueden desarrollar un trastorno de compra compulsiva.
Para los individuos que desarrollan este trastorno acto de adquirir productos y servicios que están al alcance de los
consumidores y usuarios, se convierte en un acto de abusar. En ocasiones, el consumismo se entiende como la adquisición o
compra desaforada, que asocia la compra con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal. En las
sociedades de consumo, ciertos individuos están dispuestos a trabajar más horas y reducir el número total de horas de ocio, a
cambio de mayores salarios y rentas, que les permitan en un tiempo de ocio menor adquirir mayor cantidad de productos y
bienes.
Posicionamientos[editar]
Actitudes críticas[editar]
Si por un lado, hay quien afirma que la discusión sobre la bondad o maldad de la sociedad de consumo es más de
carácter ético o ideológico que estrictamente económico, en cuanto que la sociedad de consumo no sería sino un estadio
avanzado de las sociedades industrializadas con el objeto de cubrir las necesidades y deseos de los consumidores; por otro
hay quien señala que si la economía es la ciencia encargada de satisfacer las necesidades humanas con
los recursos disponibles, es un problema económico de primer orden plantear en qué medida la sociedad de consumo cubre
nuestras necesidades, o bien destina muchos recursos valiosos a satisfacer deseos fútiles, y a existencias de producto
invendibles, mientras deja sin cubrir necesidades fundamentales.
Una de las críticas más comunes sobre la sociedad de consumo es la que afirma que se trata de un tipo de sociedad que se ha
"rendido" frente a las fuerzas del sistema capitalista y que, por tanto, sus criterios y bases culturales están sometidos a las
creaciones puestas al alcance del consumidor. En este sentido, los consumidores finales perderían las características de ser
personas humanas e individuales para pasar a ser considerados como una masa de consumidores a quienes se puede influir a
través de técnicas de marketing, incluso llegando a la creación de falsas necesidades entre ellos.
Desde el campo ambientalista, la sociedad de consumo se ve como insostenible, puesto que implica un aumento constante de
la extracción de recursos naturales, y del vertido de residuos, hasta el punto de amenazar la capacidad de regeneración por la
naturaleza de esos mismos recursos imprescindibles para la supervivencia humana.
Desde el punto de vista de la desigualdad de riqueza internacional, se ha señalado también que el modelo consumista ha
conducido a que las economías de los países pobres se vuelquen en la satisfacción del enorme consumo de las sociedades
más industrializadas, mientras pueden dejar de satisfacer necesidades tan fundamentales como la alimentación de sus propias
poblaciones, pues el mercado hace que se destinen los recursos a satisfacer a quienes pagan más dinero.
Los dos enfoques anteriores se combinan a la hora de señalar que, si la mayoría de la población mundial alcanzara un nivel de
consumo similar al de los países industrializados, recursos de primer orden se agotarían en poco tiempo, lo que plantea serios
problemas económicos, éticos y políticos.
La sociedad de consumo no sólo se refiere al consumo de bienes sino también al de servicios, dado que cada vez tiene más
importancia en las sociedades desarrolladas el consumo de servicios; fruto, fundamentalmente, de la mayor disponibilidad de
renta y tiempo libre. En este sentido, la crítica a este tipo de sociedades viene dada por el efecto de sesgo de la información, al
objeto de "moldear" al consumidor para convertirlo en el "consumidor ideal" que pretenden las empresas que tienen el poder de
hacerlo.
Actitudes favorables[editar]
Para algunos de los defensores de la sociedad de consumo, como G. Katona y W. Rostow, el consumo de masas y la sociedad
de consumo es consecuencia del alto desarrollo al que han llegado determinadas sociedades y se manifiesta en el incremento
de la renta nacional. A su vez, posibilita que un número cada vez mayor de personas adquiera bienes cada vez más
diversificados. De esta forma, facilitando el acceso a una mayor cantidad y calidad de productos por una parte cada vez mayor
de la sociedad, se estaría produciendo una mayor igualdad social. Este análisis que se limita a ver el efecto de la satisfacción
de deseos materiales, deja a un lado el efecto sobre la cultura, el medio ambiente, el número de horas trabajadas, o el nivel de
endeudamiento de las familias.
Producción en cadena
«Línea de montaje» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Línea de ensamble.
La producción en cadena, producción en masa, producción en serie o fabricación en serie fue un proceso revolucionario
en la producción industrial cuya base es la cadena de montaje o línea de ensamblado o línea de producción; una forma de
organización de la producción que delega a cada trabajador una función específica y especializada en máquinas también más
desarrolladas.
Historia[editar]
Su idea teórica nace con el taylorismo y quien tuviera la idea de ponerla en práctica, fue Ransom Olds, quien inauguró su
cadena de montaje en 1901 construyendo su prototipo denominado Curved Dash.1Sin embargo, el sistema de cadena de
montaje tomó popularidad unos años después, gracias a Henry Ford, quien tomando la idea de Olds, desarrolló una cadena de
montaje con una capacidad de producción superior y de la cual su producto emblemático, fue el Ford T.2 Sin embargo, esta
evolución lograda a la cadena de montaje, provocaría que el público atribuya erróneamente su invención a Ford, en lugar de
Olds.3 A finales del siglo XX es superada por una nueva forma de organización industrial llamada toyotismo que se ha
profundizado en el siglo XXI.
La disciplina del trabajo y la búsqueda del control coetáneo, de los tiempos de producción del obrero tenían un límite objetivo
en el siglo XIX. Este era que el día tiene 24 horas y la forma en que el obrero trabajaba tenía una velocidad determinada aún
en gran parte por el tiempo dedicado a fabricar algún objeto. La división del trabajo no bastó para aumentar la velocidad en la
producción por lo que Frederick Taylor trabajó la idea de cronómetro con el objetivo de eliminar ese "tiempo inútil" o
malgastado en el proceso productivo.
La organización del trabajo taylorista redujo efectivamente los costos de las fábricas pero se desentendió del salario de los
obreros. Eso dio inicio a numerosas huelgas y descontento generalizado del proletariado con el modelo, cosa que Henry Ford
corrigió y con esto logró también una visible transformación social. El taylorismo ha recibido críticas y, también, ha sido bien
valorado. La evolución de este modelo productivo se continuaría en el toyotismo.
Un Proceso Productivo Flow Shop (conocido también como Producción en Masa) es similar a un proceso
continuo, no obstante, está orientado al producto en líneas de fabricación exclusivas. El Flow Shop es un
proceso de transformación en el cual continuas unidades de salida que fluyen en forma discreta siguen una
misma secuencia de operaciones, con baja variación en el producto y a muy alta velocidad, involucrando líneas
de producción. Una representación esquemática de un proceso de estas características se muestra a
continuación:
Algunos ejemplos típicos de procesos tipo Flow Shop es el ensamble de electrodomésticos (donde se
implementa el Plan de Requerimiento de Materiales o MRP), el envasado de vino y bebidas gaseosas, la
fabricación de tarros de conserva, etc.
Las características de un proceso Flow Shop o de producción en masa son las siguientes:
Alto volumen de producto: Debido a que es un proceso con baja variedad de producto esto contribuye a un
mayor volumen de producción. Esto es vital para que la empresa pueda alcanzar economías de escala.
Baja variedad de producto: Los productos suelen ser estándares y con baja variabilidad en sus
características de modo que la producción sea masiva.
Equipamiento de propósito específico: En concordancia con la baja variedad de producto. Adicionalmente
esta característica establece mayores barreras a la salida en caso de ser necesario vender los activos fijos.
Operadores menos capacitados: Al ser un proceso repetitivo el conocimiento de la función a desempeñar se
alcanza con mayor rapidez. Luego las instrucciones de trabajo son escasas.
Bajo valor de la materia prima comparado con el valor del producto: Como también un inventario de
producto en proceso (WIP) relativamente bajo en relación a la salida (output).
Make to Stock: Se fabrica para almacenar inventario de producto final y con estas unidades enfrentar la
demanda del mercado lo que permite una mayor rapidez de respuesta en comparación a un proceso Job Shop.
Para ello es vital realizar Pronósticos de Demanda que sean acertados.
Programación simple: Debido a la estandarización del proceso y el énfasis en el volumen de producción, se
debe fijar una tasa de salida ad-hoc a los pronósticos de ventas.
El fordismo es un sistema socioeconómico basado en la producción industrial en serie, establecido antes de la Primera Guerra
Mundial. El concepto recibe el nombre de Henry Ford, creador de la línea de ensamble, y es atribuido al teórico
marxista Antonio Gramsci, quien lo usó por primera vez en su ensayo Americanismo y fordismo (1934), perteneciente a
sus Cuadernos desde la cárcel.
Los estudios acerca del Estado del bienestar se pueden dividir entre los dedicados a su origen, características o función
general y los que se centran en la implementación específica por los estados de tales esquemas y en ambos casos tanto de
forma aislada como de forma comparativa.
La noción de «Estado benefactor» tiene su origen en el año 1946, como consecuencia de la experiencia traumática de la crisis
generalizada producto de la Gran Depresión, que, generalmente, se considera que culminó en la Segunda Guerra
Mundial. T.H. Marshall define Estado del bienestar como una combinación especial de la democracia, el bienestar social y
el capitalismo.
De acuerdo a Claus Offe, es uno de los dos factores ―junto a la existencia de partidos políticos masivos y en competencia―
que hace posible la existencia del capitalismo democrático o «Estado de economía mixta».4
David Anisi sugirió que es un tipo pacto social en el que se estableció un reparto más equitativo de los beneficios y de la
riqueza entre toda la población con objeto de evitar el malestar social que llevó a las sociedades europeas a la Segunda
Guerra Mundial. La expresión económica del Estado del bienestar fue el pacto keynesiano que durante la postguerra pretendía
un desarrollo económico equilibrado socialmente así como el pleno empleo.5 6 7
El Estado del bienestar, en relación a los Derechos económicos, sociales y culturales, considerados como Derechos humanos,
se define como:
El paso de una seguridad social solo para algunos, a una seguridad social para todos los ciudadanos marca la aparición del Estado de
bienestar. Los derechos de seguridad social, es decir, las pensiones, la sanidad, el desempleo, junto a los servicios sociales, el derecho a la
educación, la cultura y otros servicios públicos aplicados al conjunto de los ciudadanos y no solo a los trabajadores, definirán la política de
bienestar social como sello de identidad de las democracias europeas más avanzadas.1 2
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX en la mayor parte de los países de Europa Occidental, la llamada «cuestión social»
―expresada en la presión política de movimientos sociales, especialmente los movimientos obreros― impulsó a los Gobiernos
a adaptar la legislación sobre la condición social de la clase trabajadora y el trabajo, legislación que fue progresivamente
modificada. La mayor parte de estas medidas fueron puntuales y de alcance mínimo, con características que dependen tanto
de la historia como de las circunstancias político-sociales de cada país. Sin embargo, es posible notar un movimiento hacia
servicios incrementalmente más comprensivos.
Esta situación culmina en las crisis económica del Período de entreguerras y concomitantes crisis socio políticas (ver Gran
Depresión), dado que las dictaduras que surgieron demostraron ser capaces de resolver las crisis de forma más efectiva que
las democracias. Tanto la Unión Soviética con el Plan Quinquenal, como la Alemania Nazi de preguerra, la Italia
de Mussolini (quien fue elogiado por «hacer que los trenes corrieran a tiempo», es decir, por poner fin a las huelgas y caos
económico que había dominado a ese país) y el Japón imperial, países todos que impusieron fuertes controles estatales a la
economía, resolvieron la crisis a mediados de los años treinta. Esto llevó al auge de proyectos políticos totalitarios, y no solo
entre el ciudadano común y corriente. Por ejemplo, el 20 de enero de 1927, durante una visita a Roma, el entonces
conservador y autodeclarado «constitucionalista y antisocialista» Winston Churchill declaró que si él hubiera sido italiano se
habría unido a Mussolini:
Agregaré una palabra sobre el aspecto internacional del fascismo. Externamente su movimiento ha rendido un servicio al mundo entero. [...]
Italia ha demostrado que hay maneras de luchar contra las fuerzas subversivas, maneras que pueden llevar las masas populares,
propiamente dirigidas, a apreciar y defender el honor y la estabilidad de una sociedad civilizada. Ha previsto el antídoto necesario al veneno
ruso. De ahora en adelante, ninguna gran nación estará desprovista de un último medio de protección contra el crecimiento canceroso del
bolchevismo.
Winston Churchill, citado en «The menace of Fascism»
Alrededor de esas fechas, Churchill sugirió ametrallar a huelguistas como manera práctica de terminar la huelga. Aun tan tarde
como en 1938, en vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Churchill declaró que si alguna vez Inglaterra llegara a
tener los mismos problemas que Alemania de postguerra, él esperaba que llegara a encontrar su «Sr. Hitler»11 amenazando las
concepciones del Estado liberal y la democracia, lo que a su vez amenazó la estabilidad mundial, culminando en la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945).12
Es en ese sentido que Waligorsky dice que se propuso la intervención estatal «como un resguardo contra el poder del mercado
para socavar nuestras instituciones políticas y sociales más valuables. [...] Un mercado totalmente libre es definitivamente no el
mejor mercado para una democracia, un mercado sin regulaciones no garantiza ni justicia ni prosperidad.»13
Es generalmente considerado que el resumen que Claus Offe hace de ese desarrollo es correcto:
El Estado de bienestar ha sido el resultado combinado de diversos factores (…) El reformismo socialdemócrata, el socialismo
cristiano, élites políticas y económicas conservadoras ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas más importantes que
abogaron en su favor y otorgaron esquemas más y más amplios de seguro obligatorio, leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo,
expansión de servicios sanitarios y educativos y alojamientos estatalmente subvencionados, así como el reconocimiento de los sindicatos
como representantes económicos y políticos legítimos del trabajo.
Claus Offe14
A fin de evitar errores, es necesario agregar específicamente la influencia de sectores liberales y demócrata-cristianos, con
personajes tales como David Lloyd George y Konrad Adenauer respectivamente.
A partir de lo anterior ―y comenzando en 1945― se implementaron en Europa Occidental las políticas socioeconómicas que
llegaron a ser conocida como «Estado del bienestar» moderno. Esa implementación dio origen a lo que Eric
Hobsbawm ―entre otros―15 ha llamado «la edad de oro del capitalismo»16 17 ya que ocasionó el período de crecimiento
económico sostenido más exitoso en el siglo XX.18
Algunas autoridades19 argumentan que tales desarrollos se condujo bajo la propuesta general del keynesianismo.
Otras20 aducen que fue bajo las propuestas generales del ordoliberalismo (ver Estado Social). Sin embargo la mayoría de los
estudiantes del área sugieren que hay una similaridad básica entre estas visiones y aun otras, tales como las
del dirigismo propuesto en Francia en ese período21 etc. (ver también: Economía del bienestar).
En 1956, Karl Popper describió los logros de esa propuesta en los siguientes términos:
En ningún otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes
los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer sacrificios por
otros, especialmente por aquellos menos afortunados que ellos. Esos son los hechos. [...] Quiero enfatizar que estoy al tanto de otros
hechos. El poder todavía corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos todavía se comportan a veces como amos descorteses.
Todavía abundan dictadores de bolsillo. [...] Pero todo eso no se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e
incompetencia.
Karl Popper22
Popper continúa:
Pero volvamos nuestra atención a asuntos más importantes. Nuestro mundo libre ha casi, si no completamente, eliminado los grandes males
que con anterioridad han asediado la vida social de los hombres. [...] Veamos lo que se ha logrado, no solo aquí en Gran Bretaña a través
del Estado del bienestar sino con algún método u otro en todas partes en el mundo libre.
Karl Popper (op. cit.
Y da la siguiente lista de lo que él considera ―desde el punto de vista liberal― los males que pueden ser resueltos o
remediados por la cooperación social:
La pobreza
Desempleo y formas similares de inseguridad social.
Enfermedad y dolor.
Crueldad penal.
Esclavitud y otras formas de servidumbre.
Discriminación racial y religiosa.
Falta de oportunidades educacionales.
Diferencias rígidas de clase.
La guerra.
Desde un punto de vista conservador los beneficios del Estado del bienestar son dobles: por un lado, la generación
de consenso social de forma que el sistema funcione de forma armónica y eficiente.23 y, por el otro, siguiendo de lo anterior,
una función de creación y reforzamiento de valores éticos fundamentales a la existencia y estabilidad de relación sociales,
llevando así a una creciente integración social: «La provisión de los beneficios (del Estado del bienestar) es sobre la base de
ayudar a los menos privilegiados a adquirir la disciplina necesaria para adherir a los estándares morales (sociales o
comunes)»:24
La respuesta conservadora es que el debate acerca de si debería haber un Estado del bienestar ha terminado. El debate apropiado a estos
días debería ser acerca de las modalidades a través de los cuales las «ayudas recibidas por derecho» (entitlements) son entregadas. Las
modalidades importan, porque algunas promueve y otras no los atributos y actitudes ―mirar al futuro, independencia, responsabilidad por la
vida saludable― indispensables para una vida digna en una sociedad económicamente vibrante que un Estado del bienestar devorador de
ingresos en una época de población que se envejece necesita.
George Will25
Conviene recordar que la visión conservadora del Estado es que ese existe para satisfacer las necesidades humanas (desde el
punto de vista liberal es promover la libertad ciudadana) y como tal los conservadores aceptan el Estado del bienestar26 (ver
también Alfred Müller-Armack).
Las ventajas desde el punto de vista de la socialdemocracia son, generalmente, los de un avance reformista ―paulatino pero
seguro― hacia al socialismo, asegurando al mismo tiempo la protección y profundización de la democracia a través del
reconocimiento del derecho legitimo de los sindicatos y representantes de comunidades y minorías sociales marginadas en la
toma de decisiones gubernamentales, así como la creciente integración a esas decisiones de los principios de la justicia
social; dignidad humana y participación ciudadana.
Para comenzar, por lo menos en parte debido a esas diferencias de aproximación y como la cita de Popper sugiere- los
proyectos en diferentes países se veían como disímiles, posiblemente opuestos.27 Sin embargo, con el paso del tiempo se nota
que las políticas practicadas en los países europeos occidentales convergen28 29 }} en relación a dar un rol económico activo al
Estado con el fin de obtener ciertos objetivos sociales comunes (tales como el bienestar social y crecimiento económico) y se
hace evidente que el progreso y estabilidad de cada país europeo depende de la de sus vecinos. Así, se crea un consenso que
abarca desde los sectores más izquierdistas de los partidos social demócratas hasta los más derechistas o conservadores en
los demócrata cristianos. Ese consenso es lo que llegó a ser conocido como el modelo europeo de gobernanza, basado no
solo en la idea que la sociedad ―a través del Estado― tiene una responsabilidad por sus ciudadanos sino también que el bien
estar de cada uno, tanto para individuos como para países, depende del bienestar del vecino y que ese bien común, a pesar de
visiones e intereses diferentes, puede lograrse a través de la práctica de la política de los consensos (ver democracia
deliberativa) Se empieza a hablar entonces de "la construcciones de comunidades". Véase Tratados de Roma y Comunidades
Europeas. El resultado de todo lo anterior es lo que se conoce como el modelo del Estado del bienestar.
Posteriormente, y a partir de una crítica temprana al Estado del bienestar desde el punto de vista de la escuela
austriaca30 algunos políticos ―por ejemplo, Margaret Thatcher en el Reino Unido31 buscaron implementar lo que fue
generalmente percibido como una tentativa de «desmantelar el Estado del bienestar».32
Más allá de una discusión acerca de las posibles intenciones de Thatcher y otros,33 el hecho es que esos personajes
introdujeron modificaciones profundas al Estado del bienestar ―por lo menos tal y como se practicaba en Inglaterra―
motivados principalmente ―se ha sugerido― tanto por una malainterpretación de la posición de Hayek34como lo que algunos
consideran una falta de comprensión de las consecuencias socio económicas de tales tentativas35 y las dificultades envueltas
en las mismas.36 37
Consecuentemente los resultados del proyecto de la Sra. Thatcher no fueron, quizás, los esperados por los partidarios de la
«liberación de las fuerzas económicas». En los años que siguieron la implementación de tales medidas, la inflación en
Inglaterra alcanzó un 20 %. Tanto las tasas de interés como las de desempleo subieron excesivamente y la base industrial
británica fue diezmada.38
Mientras tanto, en Estados Unidos, Ronald Reagan sería elegido con una promesa de “reducir impuestos, aumentar el
presupuesto de defensa y equilibrar y reducir el gasto fiscal”.39 implementó políticas similares que, en su conjunto, llegaron a
ser conocidas como neoliberalismo. Durante esa presidencia comenzó el aumento desmesurado de la deuda tanto deuda
pública como privada en Estados Unidos. Contrario a lo esperado por sus partidarios, el déficit fiscal estadounidense creció
desde 0,9 billones de dólares a más de 3 billones, la tasa de inversiones industriales declinó precipitadamente ―siendo
reemplazada por grandes inversiones en instrumentos financieros en lo que ha sido llamado una orgía especulativa― el
desempleo llegó al 10 % de la fuerza de trabajo y la seguridad de trabajo y los ingresos reales del resto decayeron.38 El
continuado desarrollo de esas tendencias llevó eventualmente a la crisis de las hipotecas basura, que forzó al ahora
presidente George W. Bush (hijo del anterior) a la mayor intervención estatal en la historia de Estados Unidos: la inyección de
700 000 millones de dólares para sostener los bancos amenazados por la quiebra en ese país, duplicando en el proceso la
«deuda pública».40 En septiembre del 2007, esa deuda llegó a 8,9 billones de dólares (8,9 trillions, según el sistema
inglés).41 En noviembre del 2008, cuando Barack Obama asumió la presidencia, la deuda ascendía a 10,56 billones de
dólares.42
A nivel mundial, la imposición de tales políticas llevó a la decadencia del crecimiento económico mundial, de una tasa promedio
de casi 3 % anual en el periodo 1950-1973 a uno de menos de 1,5 % en el 1973-2000. Al mismo tiempo, el ingreso per cápita
del cuartil de mayores ingresos ha sido mucho más rápido que el de menores ingresos, lo que ha aumentado dramáticamente
la desigualdad social.43 Situación que ha continuado en la primera década del siglo XXI. En octubre de 2010 el Fondo
Monetario internacional publicó una tabla que muestra que el crecimiento económico mundial ha declinado (con la excepción
de Asia incluyendo China) incluso en relación a 1980.44
A pesar de lo anterior, los mecanismos, logros y objetivos del Estado del bienestar aún se mantienen, en Europa, no solo como
fundamento moral de cohesión social sino también como base realista y necesaria del bienestar socio económico común. Por
ejemplo, el Libro verde sobre los servicios de interés general, presentado por la Comisión Europea en mayo del 2002, define la
noción del interés general europeo como «la satisfacción de las necesidades básicas de los ciudadanos y la preservación de
bienes públicos, cuando el mercado falla».45
Aún más recientemente, como consecuencia de la Crisis económica de 2008-2009, la demócrata cristiana Angela
Merkel ―haciéndose eco del sentimiento keynesiano― proclamó: «Solo el Estado es capaz de restaurar la confianza
necesaria»,46 y tanto el socialista no marxista ―con influencia cristiana y fabiana― Gordon Brown como el conservador Nicolas
Sarkozy han opinado que «el laissez-faire tuvo su hora» e incluso el periódico The Economist ―bastión del pensamiento liberal
clásico moderno―, ha dicho:
Para los liberales, [...] la crisis ha puesto en relevancia defectos en la manera que ellos también implementan sus modelos. Lograr
regulaciones adecuadas es tan importante como liberar los mercados; puede que un sector público eficiente cuente tanto como un sector
privado eficiente, inversiones públicas en transporte, educación y salud, bien hechas, pueden pagar dividendos. [...] Pragmatismo y
eficiencia siempre son de importancia.
Estado del bienestar como el sistema en el cual el Estado como tal asume la responsabilidad por el bienestar de los
ciudadanos. Ciertos ejemplos de este modelo de estado del bienestar se basan en una «red o sistema de seguridad», con
provisiones claramente delimitadas.
Estados del bienestar puede identificarse con sistemas generales de bienestar social. En muchos «Estados» del bienestar,
el bienestar no se proporciona actual o exclusivamente por el Estado, sino por una combinación de servicios
independientes, voluntarios, mutualistas y gubernamentales. En algunos casos de este tipo, el estado o gobierno actúa
como coordinador de las provisiones y al mismo tiempo como proveedor de último recurso. En otros, el estado puede
delegar la provisión de servicios a caridades, organizaciones sociales o privadas (apoyándolas financieramente); en este
último caso, algunos autores utilizan el término «sociedad del bienestar».
Criterios de comparación[editar]
Deborah Mitchell78 identifica cinco aproximaciones principales a esos estudios comparativos:
Comparaciones de políticas: comparar los términos explícitos sobre los cuales se propone y toma acción. Briggs se centra
en el origen y evolución histórica del concepto del bienestar tanto en Europa como en los Estados Unidos.79
y Flora y Heindenheimer, a partir de tales desarrollos, proponen que a menudo tal desarrollo, a pesar de las diferencias
ideológicas, etc., tiene lugar a lo largo de líneas similares80
Comparaciones de ingresos: tales ingresos son los recursos económicos dedicados a los sistemas de beneficencia.
Maynard81
sugiere dos sistemas básicos: pago a través de impuestos (pago obligatorio) y pago a través de sistemas de seguros (pago
voluntario). Wilensky muestra que el nivel de tales gastos depende principalmente de la estructura social (incluyendo edad) de
la población y de la duración de implementación del sistema como tal.82
Comparaciones de productos: diferentes estados implementan reglas y mecanismos diferentes. Esping Andersen utiliza
tales diferencias para establecer un sistema de clasificación relacionado con la entrega de servicios específicos y
asunciones generales.83
Comparaciones de servicios. A través de la consideración de la entrega de servicios y beneficios: qué hacen, cómo se
financian, quién los controla, etc. 84 85
Comparaciones de resultados: se ha alegado -desde este punto de vista- que lo que importa acerca de estos sistemas no
es lo que se intenta o cuál es el proceso, sino si la población se beneficia o no en consecuencia. Esta es la base del trabajo
efectuado por el Luxembourg Income Study cuando analizó y comparó los servicios de asistencia social en diferentes
países.86
Mediante regulación del mercado de trabajo (lo que se conoce con el nombre de protección del trabajo); básicamente, con
el incremento de los costes de despido para las empresas.
Mediante seguros de desempleo, que en este caso protegen al trabajador desempleado y se suele financiar mediante
impuestos a los trabajadores con empleo.
Como se observa en el gráfico, existe un claro trade-off (palabra frecuente en la jerga económica que significa sacrificar algo
por conseguir otro objetivo) entre estos dos instrumentos de protección del mercado de trabajo; obsérvese cómo se podría
trazar una línea de media con pendiente negativa. Como se observa, los distintos países europeos han seleccionado distintas
medidas de protección (se observan distintos puntos en el gráfico). En esta elección, las diferencias se pueden resumir de la
siguiente forma:
Los países mediterráneos prefieren una mayor protección del trabajo, mientras que un número muy reducido de sus
trabajadores reciben subsidios de desempleo.
Los países nórdicos, en cambio, protegen poco al trabajador, pero, sin embargo, la mayor parte de sus trabajadores en
situación de desempleo reciben subsidios.
Los países continentales presentan un nivel ligeramente más elevado de ambas variables que la media europea.
Los países anglosajones basan su protección en los subsidios de desempleo, con un nivel muy reducido de protección del
trabajo.
La evaluación de ambas medidas de protección es complicada. En general, existe un consenso entre economistas en que la
protección del trabajo genera ineficiencia en las empresas: puesto que las empresas no pueden despedir a los trabajadores
libremente, quizá decidan no despedir a pesar de no necesitar a tales trabajadores, dañando su eficiencia. No existe tal
consenso en cuanto a si la protección del trabajo genera un mayor desempleo que la protección del trabajador.
Las recompensas por la participación al trabajo[editar]
Los incentivos al trabajo y las recompensas por la participación al trabajo de cada modelo se pretenden analizar a través de lo
que se define como ratio de empleo por población, como en el gráfico adjunto. Allí se comparan los diferentes grupos de países
a través de dos tasas definidas particularmente con este objeto: una tasa de empleo (entendida como el porcentaje de
trabajadores ocupados sobre la población en edad laboral) y una tasa de desempleo (entendida como el porcentaje de
trabajadores desempleados sobre la población en edad laboral). Hay que tener en cuenta que las tasas utilizadas en este
gráfico se han calculado no en términos de población activa (puesto que en ese caso sumarían siempre 100, al ser sus la
población ocupada y la población en paro dos únicos componentes) que es la manera habitual de publicarlas en las
estadísticas que miden la estructura laboral de la población; sino en términos de población en edad laboral (distinta según las
legislaciones de cada país, pero habitualmente entre 16 y 65 años). La manera más habitual de denominar la relación entre
población activa y población en edad laboral es «tasa de incorporación».
La denominada Estrategia de Lisboa de la Unión Europea estableció en 2001 que la tasa de empleo de los países de la UE
debería alcanzar como mínimo el 70 % para el año 2010.
En este caso, el gráfico muestra que son los países del modelo nórdico y anglosajón los que tienen una mayor tasa de empleo
mientras que los continentales y mediterráneos tienen una tasa de empleo por debajo del objetivo de Lisboa.
Eficiencia y equidad[editar]
A modo de evaluación general, los modelos sociales de los diferentes tipos de Estado del bienestar se han valorado en función
de dos criterios:
La eficiencia, es decir, si el modelo provee los incentivos necesarios para que el mayor número de personas trabaje, y por
tanto, haya altas tasas de actividad y ocupación.
La equidad, es decir, si mantiene el riesgo de pobreza relativamente bajo.
Como se observa en el gráfico, el mejor modelo en función de la combinación de estos dos criterios es el nórdico. El
modelo continental tiene menor eficiencia, mientras que el modelo anglosajón tiene menor equidad. El modelo mediterráneo es
inferior en ambos aspectos.
Algunos economistas consideran que entre el modelo continental y el anglosajón es este último el preferible, puesto que sus
mejores resultados en materia de empleo lo hacen más sostenible financieramente a largo plazo, mientras que el nivel de
equidad depende de las preferencias de cada país (Sapir, 2005). Otros economistas consideran que el modelo continental no
puede considerarse peor que el anglosajón puesto que este también es el resultado de las preferencias de sus ciudadanos
(Fitoussi et al., 2000; Blanchard, 2004).
Individualista: la intervención del Estado infringe la libertad individual; el individuo no debe ser forzado a
subvencionar el consumo de terceros - el Estado del bienestar quita libertad de elección, ya que son burocracias
sobre las que el ciudadano tiene muy poco control las que deciden qué bienes y servicios «compra» uno con sus
impuestos, mientras que en un mercado libre y privado, el consumidor es el soberano total (argumento desarrollado
por Milton Friedman en Libertad de elegir).
Conservador: el Estado del bienestar supone un riesgo moral, ya que los individuos se ven desligados de las
consecuencias económicas de sus actos. Por ejemplo: uno puede practicar deportes de riesgo, a sabiendas de que
la atención sanitaria está pagada colectivamente, y de que, si sufre un accidente grave, existen pensiones de
invalidez.
Objetivista: el Estado del bienestar se basa en una falacia, ya que si individualmente los ciudadanos no pueden
permitirse un determinado nivel de «bienestar», no hay ningún motivo para que sí puedan hacerlo colectivamente
(argumento de Leonard Peikoff).
Movimiento obrero revolucionario (marxista o anarquista): el Estado del bienestar es un instrumento temporal para
disimular la explotación que subyace bajo el sistema capitalista.
Privatización: Algunos economistas dicen que los servicios que presta el Estado del bienestar podrían ser
prestados con mayor eficiencia por el sector privado.
Para algunos autores, como Guillermo de la Dehesa, cuando se privatizan, transfieren o se derivan servicios que presta
el Estado, en general al sector privado pero también a las familias se habla, en general, de sociedad del bienestar.89
Economía capitalista
La economía capitalista o de mercado es aquella que basa su desarrollo en la libre empresa, la producción como medio o sistema para generar
utilidades individuales o de negocio, la inversión privada que ve incentivado su esfuerzo en el ánimo de lucro, la libre competencia, y el juego de
la oferta y la demanda que se encargaría de equilibrarse en el largo plazo. La economía capitalista cree que el capital y su rendimiento es suficiente
incentivo para que crezca y se desarrollen las sociedades, al ser libres de encontrar y utilizar las oportunidades que se presentan.
ECONOMÍA DE MERCADO
Por economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la
oferta y la demanda en una situación de competencia imperfecta, lo que requiere una determinada participación del Estado para corregir y/ó mejorar
los efectos negativos de externalidades y fallos del mercado y para garantizar un acceso general mínimo a ciertos bienes y servicios, etcétera.
Características
El capitalismo es un orden social que resulta de la libertad económica en la disposición y usufructo de la propiedad privada sobre el capital como
herramienta de producción.
En el capitalismo, los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios en forma libre dentro de la
división del trabajo, con el propósito necesario del beneficio monetario para la obtención de recursos en función de cualquier orden de fines dentro
del marco de una cooperación mediatizada por el mercado.
Propiedad privada e iniciativa empresarial Quienes invierten, crean o adquieren capital permanecen como legítimos propietarios (capitalistas)
durante el proceso de producción; la rentabilidad del capital invertido en un libre mercado de productos y servicios es el eje central de la vida
económica. El capital y el trabajo son los elementos de producción y creación de riqueza. La titularidad de los medios de producción es privada,
entendiéndose por esto su construcción sobre un régimen de bienes de capital industrial y de tenencia y uso de la tierra basado en la propiedad
privada. Los medios de producción operan principalmente en función del beneficio y en la que los intereses directivos se racionalizan
empresarialmente en función de la inversión de capital y hacia la consecuente competencia por los mercados de consumo y trabajo asalariado.
Contrato libre, ganancias y movilidad social El capitalismo se considera un sistema económico en el cual el dominio de la propiedad privada
sobre los medios de producción desempeña un papel fundamental. Es importante comprender lo que se entiende por propiedad privada en el
capitalismo ya que existen múltiples opiniones, a pesar de que este es uno de los principios básicos del capitalismo: otorga influencia económica a
quienes detentan la propiedad de los medios de producción (o en este caso el capital), dando lugar a una relación voluntaria de funciones y de
mando entre el empleador y el empleado.
Libre mercado, empresas y competencia El capitalismo se basa ideológicamente en una economía en la cual el mercado predomina, esto
usualmente se da, aunque existen importantes excepciones además de las polémicas sobre qué debe ser denominado libre mercado o libre
empresa. En éste se llevan a cabo las transacciones económicas entre personas, empresas y organizaciones que ofrecen productos y las que los
demandan.
Crecimiento económico Teóricos y políticos han enfatizado la habilidad del capitalismo para promover el crecimiento económico, tal como se mide
por el Producto Interno Bruto (PIB), utilización de la capacidad instalada o calidad de vida. Este argumento fue central, por ejemplo, en la propuesta
de Adam Smith de dejar que el libre mercado controle los niveles de producción y de precio, y distribuya los recursos.
Organizaciones por interés individual Cada uno de los actores del mercado actúa según su propio interés; por ejemplo, el empleador, quien
posee los recursos y el capital, busca la maximización del beneficio propio por medio de la acumulación y producción de los recursos; los
empleados, quienes venden su trabajo (el salario) a su empleador; y, por último, los consumidores, quienes buscan obtener la mayor satisfacción o
utilidad adquiriendo lo que quieren y necesitan en función a la calidad del producto o la cantidad de su precio.
Liberalismo y rol del Estado La doctrina política que históricamente ha encabezado la defensa e implantación de este sistema económico y político
ha sido el liberalismo económico y clásico del cual se considera sus padres fundadores a John Locke, Juan de Mariana y Adam Smith.
Tipos de economía
Existen diferentes tipos de economía.
1. Economía de libre mercado: Quiere decir que todos tenemos derecho a participar libremente en el mercado, por ejemplo las empresas privadas
son las que más predominan en el mercado, lo cual es lo contrario de las públicas que trabajan para el estado. Es ahí en el mercado donde se
genera la ley de la oferta y la demanda, así como dice el termino francés laissez faire que significa dejad hacer, dejad pasar que se refiere a el libre
mercado.
2. Economía mixta o social en el mercado. En la economía mixta intervienen las empresas públicas y privadas pues se toma en cuenta lo que las
empresas privadas generan a sí mismas y al mercado y lo que las empresas publicas generan al estado, que no solo generan al estado sino
también resuelven cualquier tipo de inconveniente en el mercado pero eso si como se menciono antes no aporta a dicho mercado.
3. Economía socialista. La economía socialista es la que defiende al "pueblo" pues en esta interviene los obreros, trabajadores etc. Pues al
contrario los empresarios, jefes etc. Tratan de restaurar el capitalismo. Desde mi punto de vista los empresarios no van de la mano con el
capitalismo ya que si no existieran los empresarios no habría fuentes de trabajo, pues el estado no puede generar suficientes fuentes para satisfacer
la demanda de trabajo.
4. Economía planificada. La economía planificada la maneja el estado pues interviene mucho en algunas industrias, pero cualquier decisión o
cambio que genere algún error afectara siempre a la sociedad.
Conclusión
La economía capitalista o de mercado es aquella que basa su desarrollo en la libre empresa, la producción como medio o sistema para generar
utilidades individuales o de negocio, la inversión privada que ve incentivado su esfuerzo en el ánimo de lucro, la libre competencia, y el juego de la
oferta y la demanda que se encargaría de equilibrarse en el largo plazo.
La economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la
oferta y la demanda en una situación de competencia, que requiere participación del Estado.
La economía guarda estrecha relación con otras ciencias, tales como; Derecho, Psicología, Matemáticas, Estadísticas, Política, Sociología, Ética,
Historia y Tecnología.
El sistema capitalista puede caracterizarse por tres series de elementos: jurídicos, técnicos, psicológicos.
Existen diferentes tipos de economía, de las cuáles podemos citar las siguientes; Economía de libre mercado, Economía mixta o social en el
mercado, Economía socialista, y Economía planificada.
Globalización
Globalización
Fusiones entre
empresas: Multinacionales.
Eliminación de empresas
públicas: Privatizaciones.
Beneficios potenciales:
Mejoras en la comunicación y
cooperación internacional que puede
llevar a un mejor aprovechamiento y
explotación de los recursos.
Riesgos:
Irresponsabilidad de empresas y
multinacionales.
Aumento de desequilibrios
económicos, sociales y territoriales.
La globalización es un proceso económico, tecnológico, político y cultural a escala mundial que consiste en la
creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas,
a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es
a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo
democrático o la democracia liberal, y que han abierto sus puertas a la revolución informática, llegando a un nivel considerable
de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus
relaciones nacionales e internacionales.
Este proceso originado en la Civilización occidental y que se ha expandido alrededor del mundo en las últimas décadas de
la Edad Contemporánea (segunda mitad del siglo XX) recibe su mayor impulso con la caída de los regímenes comunistas y el
fin de la Guerra Fría, y continúa en el siglo XXI. Se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a
una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala
planetaria («nueva economía») cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de
capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo. El ordenamiento jurídico también siente los efectos de
la globalización y se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e internacionales
con el fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además de universalizar el reconocimiento de
los derechos fundamentales de ciudadanía. En la cultura se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y
culturas locales en una cultura global (aldea global), al respecto existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno
de asimilación occidental o de fusión multicultural. En lo tecnológico la globalización depende de los avances en
la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre circulación de personas y la masificación de
las TIC y el Internet. En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y tradicionalistas causan desinterés generalizado y
van perdiendo terreno ante el individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad abierta. Los medios de comunicación clásicos,
en especial la prensa escrita, pierden su influencia social (cuarto poder) frente a la producción colaborativa de información de
la Web 2.0 (quinto poder).
Mientras tanto en la política los gobiernos van perdiendo atribuciones en algunos ámbitos que son tomados por la sociedad
civil en un fenómeno que se ha denominado sociedad red, el activismo cada vez más gira en torno a movimientos sociales y
las redes sociales mientras los partidos políticos pierden su popularidad de antaño, se ha extendido la transición a
la democracia contra los regímenes despóticos, y en políticas públicas destacan los esfuerzos para la transición al
capitalismo en algunas de las antiguas economías dirigidas y la transición del feudalismo al capitalismo en economías
subdesarrolladas de algunos países aunque con distintos grados de éxito. Geopolíticamente el mundo se debate entre la
unipolaridad de la superpotencia estadounidense y el surgimiento de nuevas potencias regionales, y en relaciones
internacionales el multilateralismo y el poder blando se vuelven los mecanismos más aceptados por la comunidad
internacional. La sociedad civil también toma protagonismo en el debate internacional a través de ONG internacionales
de derechos humanos que monitorean la actividad interna o externa de los Estados. En el ámbito militar surgen conflictos entre
organizaciones armadas no-estatales (y transnacionales en muchos casos) y los ejércitos estatales (guerra contra el
terrorismo, guerra contra el narcotráfico, etc), mientras las potencias que realizan intervenciones militares a otros países
(usualmente a los considerados como Estado fallido) procuran ganarse a la opinión pública interna y mundial al formar
coaliciones multinacionales y alegando el combate a alguna amenaza de seguridad no sin amplios debates sobre la legitimidad
de los conceptos de guerra preventiva e intervención humanitaria frente al principio de no intervención y de oposición a las
guerras.
La valoración positiva o negativa de este fenómeno, o la inclusión de definiciones alternas o características adicionales para
resaltar la inclusión de algún juicio de valor, pueden variar según la ideología del interlocutor. Esto porque el fenómeno
globalizador ha despertado gran entusiasmo en algunos sectores, mientras en otros ha despertado un profundo rechazo
(antiglobalización), habiendo también posturas eclécticas y moderadas.
Concepto[editar]
El economista y escritor español José Luis Sampedro, en su libro El mercado y la globalización (2002), define globalización
como
Constelación de centros con fuerte poder económico y fines lucrativos, unidos por intereses paralelos, cuyas decisiones
dominan los mercados mundiales, especialmente los financieros, usando la más avanzada tecnología y aprovechando la
ausencia o debilidad de medidas reguladoras y de controles públicos.4
Esos poderes son tan fuertes que llegan a acuerdos al margen de todo control político directo de los seres humanos que
afectan al empleo, la salud y la vida cotidiana de grandes sectores de la Humanidad como CETA, TTIP y TISA, acuerdos que
no se han publicado ni conocido ni sancionado por los que sufren sus consecuencias,5 algo jurídicamente muy
discutible.6 Contra esto (la falta de perfeccionamiento de los procedimientos democráticos de control del gobierno de los
estados nacionales quienes, por ejemplo, son incapaces de concordar o ponerse de acuerdo para evitar el fraude fiscal global,
o de otra forma explicado, solo se ponen de acuerdo en no ponerse de acuerdo) y la venta del sistema político
al capitalismo en general, ha surgido la llamada globalización del descontento,7 plasmada en movimientos como el 15-
M, Occupy movement o los Indignados y organismos independientes de denuncia como Wikileaks, o en protestas más
desorganizadas y violentas como los disturbios de Francia de 2005. La globalización afecta a todo el mundo y por tanto exige
un derecho global que la controle, lo que revitaliza el derecho natural inherente a la especie humana y debería desacreditar
definitivamente en esta esfera el demasiado prestigiado derecho positivo que esgrimen los estados nacionales para no ponerse
de acuerdo en medidas beneficiosas para todos. En ese sentido, afirma Hans Küng en el contexto de la confección de
una Declaración universal de los deberes del hombre:
La globalización de la economía, de la tecnología y de los medios de comunicación lleva también a la globalización de los
problemas, desde los de los mercados financieros y del trabajo hasta a los de la ecología y de la criminalidad organizada. Esta
globalización de los problemas demanda, por tanto, también, una globalización ética -del ethos-: no un sistema ético uniforme;
pero sí un necesario mínimum de valores éticos comunes, de actitudes fundamentales y criterios, a los que puedan
comprometerse todas las religiones, naciones y grupos de intereses. Por tanto, un ethos fundamental común de los hombres.
Ningún nuevo orden mundial sin un ethos mundial8
Historia[editar]
Entorno político-económico previo[editar]
Aldo Ferrer señala que el actual proceso de globalización es parte de un proceso mayor iniciado en 1492 con la conquista y
colonización de gran parte del mundo por parte de Europa.9 Marshall McLuhan sostenía ya en 1961 que los medios de
comunicación electrónicos estaban creando una aldea global.10 Rüdiger Safranski destaca que a partir de la explosión de la
bomba atómica en Hiroshima en 1945 nació una comunidad global unida en el terror a un holocausto mundial. También se ha
asociado el inicio de la globalización a la invención del chip (12 de septiembre de 1958), la llegada del hombre a la Luna, que
coincide con la primera transmisión mundial vía satélite (20 de julio de 1969), o la creación de Internet (1 de septiembre de
1969). Pero en general se ubica el comienzo de la globalización con el fin de la Guerra Fría, cuando desaparece la Unión
Soviética y el bloque comunista que encabezaba, cuyo experimento fallido de colectivismo representaba el ocaso de los
proyectos de sociedades cerradas y economías protegidas. Si bien la autodisolución de la Unión Soviética se produjo el 25 de
diciembre de 1991, se ha generalizado simbolizarla con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
El proceso de globalización también hace entrar en crisis al proteccionismo y el Estado de Bienestar había ganado popularidad
en período de entreguerras, cuando en las naciones capitalistas se difunde la noción de que el Estado tiene una doble función
fundamental en el buen funcionamiento de la economía: uno en asegurar la prosperidad de la población y el otro en evitar los
ciclos de crecimiento y recesión. Se crean así las bases para la aparición del keynesianismo y el Trato Nuevo. En las
siguientes décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se vio la emergencia a la preeminencia de las "corporaciones"
o empresas multinacionales, que desplazan la importancia de las empresas del capitalismo clásico que tanto Adam
Smith como Karl Marx conocieron cuando formularon sus teorías.11 Se vio en Alemania un precedente del éxito de la
liberalización que tomarían otros países: el resurgimiento de su nación en el denominado Milagro alemán.
Sin embargo, una nueva crisis que se inició a mediados de la década del sesenta (ver estanflación), agudizada por la crisis del
petróleo de 1973 provocó una reorganización radical de la economía, fundada en la intensa promoción de la innovación
tecnológica (TIC), la reforma de las políticas de desarrollo (ver Consenso de Washington) y tentativas de desmantelar del
Estado de Bienestar, que llegó a ser visto como —en las palabras de Margaret Thatcher— un "estado niñera", sofocador de las
libertades y restringidor de la capacidad de escoger de los individuos. Ya desde las décadas de 1970 y 1980 varios analistas y
políticos encontraron necesario o conveniente efectuar una fuerte crítica, sea desde un punto de vista pragmático o desde un
punto de vista liberal a formas socio-político y económicas anteriores, que ellos consideraban estatizantes y en consecuencia
restrictoras tanto de las libertades individuales como del desarrollo económico y social, proponiendo nuevas formas a fin de
crear un terreno favorable para la revitalización de las economías.
En el gobierno de Pinochet en Chile (en lo que se llamó "experimento",12 ver Milagro de Chile), seguido por el
de Thatcher (1979-1990) en Gran Bretaña) y el de Reagan (1981-1989) en EE. UU., etc. Implementaron parcialmente las
políticas económicas de economistas como Friedrich Hayek y Milton Friedman respectivamente,13 lo que de hecho redundó en
la generación de nuevas interrelaciones entre los factores económicos y mercados de todo el mundo (consumidores, trabajo,
recursos naturales, inversiones financieras, etc.); sin embargo ambos gobiernos fueron en otras áreas
fuertemente intervencionistas. A partir de entonces otros gobiernos aplicarían medidas combinando algún nivel de liberalismo
económico junto con la tecnocracia estatal, muchas veces para poder contentar con algún grado de intervencionismo a
sectores sociales y grupos de presión que rechazan el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Todo este fenómeno
en políticas públicas sería conocido, especialmente por sus críticos provenientes del socialismo post-Guerra Fría, bajo el
confuso término de "neoliberalismo".
El 9 de noviembre de 1989, se produjo la caída del Muro de Berlín, abriendo camino a la implosión de la Unión Soviética en
1991 y la desaparición del bloque comunista. A partir de ese momento comenzó una nueva etapa histórica: la globalización.
Ante los hechos en julio-septiembre de 1989 el economista político estadounidense Francis Fukuyama publica un artículo
titulado El fin de la Historia, llegó a decir que «lo que podríamos estar viendo no es sólo el fin de la Guerra Fría, o de un
particular período de post-guerra, sino el fin de la historia como tal: esto es, el punto final de la evolución histórica de la
humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno humano». Posteriormente
se retractaría de tal afirmación.[cita requerida]
Durante este periodo destaca el rol de los organismos internacionales como OMC, OCDE, FMI y BM que en las últimas
décadas han sido retratados como impulsores de la globalización, sin embargo, la globalización siendo un proceso civil y de
mercado más bien tiende a ser vista como un orden espontáneo independiente de los organismos políticos, siendo discutido si
las acciones de los organismos supraestatales dificultan en vez de facilitar la globalización.14 Una organización privada que
anualmente se reúne para dar su respaldo al proceso globalizador es el Foro Económico Mundial.
La nueva relación económica[editar]
La globalización en sí misma es un proceso continuo y dinámico, que desafía las leyes de los países en su forma de regular el
funcionamiento de empresas y el comportamiento económico de los individuos a nivel internacional que, si bien pueden dar
trabajo a la mano de obra desocupada o ser los contratados, también pueden beneficiarse de irregularidades y debilidades
subsistentes en un determinado país. Es fácil para estas empresas simplemente trasladar sus centros de producción a lugares
en los cuales se les dé el máximo de facilidad. Es también un desafío a los proyectos de desarrollo de los países,
especialmente para aquellos que están en vías de desarrollo, pues no sólo considera cualquier intervención estatal como
inimica a los intereses de esas empresas (en la medida que tales planes implican regulaciones y demandan impuestos y otros
recursos) sino que además asevera que la idea misma del desarrollo social como meta y
objetivo gubernamental o estatal precluye la libertad individual y distorsiona tanto la sociedad como el mercado.(ver por
ejemplo posición paretiana en: [5]}
Estas fueron las pautas de un primer momento en esta nueva relación socio-económica. Se puede observar, como ejemplo,
que los altos costes de producción en los países desarrollados, que confluyendo con una apertura de los países del este
oriental, especialmente China e India, a los mercados de capitales y su inclusión como miembros de la Organización Mundial
de Comercio (OMC), resultó en el traslado masivo de la producción industrial desde Europa y EE. UU. a esos u otros países
que ofrecían condiciones más favorables al incremento de las ganancias de esas empresas internacionales.
A nivel cultural, el incremento de la intercomunicación física y virtual, han incrementado y facilitado este proceso. La
interconexión física se basa en la masificación del transporte. La interconexión virtual se basa exclusivamente en la tecnología,
por ejemplo, Internet. Esto ha llevado a dos resultados contradictorios: por un lado la centralización del control administrativo y
político a niveles gubernamentales y corporativos se ha visto facilitada enormemente. Por otro, se ha facilitado de manera
igualmente enorme la diseminación de ideas críticas y la comunicación a nivel de ciudadanos comunes y corrientes, que
anteriormente estaban para su información a merced de los medios establecidos o no podían responder rápida y efectivamente
a decisiones que los afectaban.
Importancia de las ciudades[editar]
Las nuevas condiciones socio-económicas terminan difuminando el poder y las atribuciones de los estados-nación. Ante este
panorama surgen con fuerza las ciudades, grandes urbes, que compiten entre ellas para atraer capital, talento y turismo. Han
dejado de formar parte de un orden jerárquico que establecía su preeminencia en factores poblacionales, de conectividad, o
culturales. En la globalización las ciudades son una puerta, un modo de acceso a la economía global, y las ciudades dejan de
ser hitos, y pasan a conformar redes. Una mejor inserción en estas redes supone mayor competitividad y atracción.
Simultáneamente, la globalización es la impulsora del acelerado proceso de urbanización y metropolización de la humanidad.
En los procesos migratorios, además de las causas económicas, ambientales o bélicas para abandonar un territorio está la
perspectiva de acceder a la economía global, de la mejora en las condiciones de vida que supone en muchos casos llegar a la
ciudad. Y unas tienen mucho más que ofrecer que otras.16
Hitos en el periodo de globalización[editar]
A continuación algunos hitos de la creciente interdependencia entre los países del mundo. No es una lista que refleje todo lo
que la globalización es, pero estos eventos pueden identificarse en el contexto de la misma.
En noviembre de 1989 el economista estadounidense John Williamson incluyó en un documento de trabajo una
lista de diez políticas que consideraba más o menos aceptadas por los grupos económicos con sede en
Washington y lo tituló el Consenso de Washington. para algunas personas representan los puntos claves de la
globalización, sin embargo ambas cosas no son lo mismo.
La creación en 1995 de la Organización Mundial de Comercio (OMC) es uno de los momentos decisivos de la
globalización. Por estar integrada por la mayoría de los países de la población mundial: propiedad intelectual,
regulación de empresas y capitales, subsidios, tratados de libre comercio y de integración económica, régimen de
servicios comerciales (especialmente educación y salud), etc.
Crisis económicas: La velocidad y libertad alcanzada por los capitales para entrar y salir de países y empresas
está asociada a una serie de crisis eco-financieras locales de impacto global. La primera de la serie se produjo en
México en 1994/1995 y su impacto global se conoció como efecto Tequila. Con posterioridad se produjeron la
crisis asiática en 1995/1997 (efecto Dragón), la crisis rusa en 1998 (efecto Vodka), la crisis brasileña en 1998/1999
(efecto Samba) y la crisis argentina en 2001/2002 (efecto Tango). Las reiteradas crisis económicas ha generado
una amplia discusión sobre el papel desempeñado por el Fondo Monetario Internacional.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001, contra el Centro Mundial de Comercio (World Trade Center) de
Nueva York y el Pentágono, transmitidos en vivo y en directo por las cadenas globales de televisión a toda la
Humanidad, adquirieron una significación mundial. A partir de ese momento, la lucha contra el terrorismo
internacional y la defensa de la seguridad nacional de los Estados Unidos, adquirirá una jerarquía prioritaria en la
agenda global, propondrá la necesidad de restringir los derechos humanos para garantizar la seguridad, y
reinstalará el valor del Estado.
En los disturbios de Francia de 2005, en noviembre, miles de jóvenes franceses, hijos de inmigrantes provenientes
del norte de África, protagonizaron durante dos semanas una revuelta que tuvo su sello en la quema de miles de
automóviles en París. En la región de París, más de la mitad de la población menor de 15 años, es originaria de
África, lo que ha dado un vuelco a la cultura de la zona en menos de una generación. El acontecimiento sorprendió
al mundo y puso sobre el tapete la cuestión de las migraciones internacionales y las desigualdades sociales y
territoriales en la globalización.
Los liberales libertarios y otros partidarios del laissez-faire capitalista dicen que los altos niveles de libertades
políticas y económicas, en la forma de democracia y capitalismo, han sido fines valuables en sí mismo en el
mundo desarrollado y han producido altos niveles de riqueza material. Ellos ven en la globalización un proceso
benéfico de extensión de la libertad y el capitalismo.17
Aquellos que apoyan el libre comercio proclaman que el aumento tanto de la prosperidad económica como de
oportunidades, especialmente en los países en desarrollo, incrementara las libertades civiles y llevara a una
alocación de recursos más eficientes. Las teorías económicas de la ventaja comparativa sugieren que el mercado
libre produce tal alocación efectiva de recursos, a mayor beneficio de todos los países que estén envueltos. En
general, esto conduce a reducción de precios, más empleos, incremento en la producción y de niveles de
vida especialmente para los que viven en países en desarrollo.17 18
Existen también los llamados "globalistas" o "mundialistas", que proponen una "globalización democrática". Ellos
creen que la primera etapa de la globalización, orientada al mercado o a asuntos económicos, debe ser seguida
por una etapa de creación de instituciones políticas globales que representen las visiones o aspiraciones del
"ciudadano mundial". Su diferencia con otros "globalistas" es que ellos no definen por adelantado una ideología
para orientar esta voluntad, dejándola a la voluntad de esos ciudadanos a través de un proceso democrático
A pesar de que algunos lo discuten, la desigualdad del ingreso a nivel mundial parece estar decreciendo, como el
economista Xavier Sala-i-Martin argumentó en 2007 - [6].19 Dejando de lado quien tiene la razón, se puede alegar
que más importante es la medida de pobreza absoluta: si todos vivieran en la miseria, la desigualdad de ingresos
seria muy baja.
Desde 1981 al 2001, de acuerdo a figuras del Banco Mundial, el número de personas que viven con un dólar o
menos de ingreso al día ha declinado en términos absolutos de mil quinientos millones de personas a mil cien
millones. Al mismo tiempo, la población del mundo aumentó. Así pues, en términos porcentuales el número de
tales personas declinó en los países en desarrollo de 40% a 20%. de la población.20 con las mayores
disminuciones teniendo lugar en las economías que han reducido más las barreras al comercio e inversión. Sin
embargo, algunos críticos advierten que seria conveniente usar medidas más detalladas de la pobreza.21
El porcentaje de personas que viven en menos de dos dólares de ingreso al día ha caído mucho en áreas
afectadas por la globalización, mientras que las tasas de pobreza ha permanecido estable en otras áreas. En Asia
del Este, incluyendo China, ese porcentaje ha decaído en un 50.1 %, comparado con un incremento del 2.2 % en
África subsahariana.18
La esperanza de vida se ha casi doblado en los países en desarrollo desde la Segunda Guerra Mundial y está
empezando a cortar la distancia entre ella y la de los países desarrollados, donde el mejoramiento ha sido menor.
Incluso en los países del África subsahariana, la región menos desarrollada, la esperanza de vida ha aumentado
de menos de 30 años antes de esa guerra a alrededor de 50 años antes de la pandemia de sida y otras
empezaran a reducirla nuevamente al presente nivel de alrededor de 47 años. La mortalidad infantil ha decrecido
en todas las regiones del mundo en desarrollo.22
La presencia de la democracia ha incrementado dramáticamente: desde una posición en la cual había muy pocas
naciones con sufragio universal en 1900 a estar presente en un 62,5 % de todos los países en el 2000.23
Los derechos de las mujeres (ver Feminismo) ha avanzado. Incluso en áreas tales como Bangladés ellas están
logrando acceso a trabajos que proveen estabilidad e independencia económica.17
La proporción de la población mundial que vive en países en los cuales las provisión de alimentos per cápita es
menor que 2200 calorías o 9,200 kilo julios por persona por día disminuyo desde 56 % en 1960 a menos de 10 %
en 1990.24
Entre 1950 y 1990. la tasa de alfabetización mundial aumento del 52 % al 81 %. Las mujeres han representado
mucho de ese crecimiento: la tasa de alfabetización femenina, como porcentaje de la masculina, aumento de 59 %
en 1970 a 80 % en el 2000.25
Hay tendencias similares en lo que respecta a acceso a electricidad, autos, radios, teléfonos, etc. Al mismo tiempo
que una proporción creciente de la población con acceso a agua potable.26
Indur M. Goklany, en su libro 'The Improving State of the World también encuentra evidencia que esas, y otras,
medidas del bienestar humano están mejorando y que la globalización es parte de la explicación. También busca
responder al argumento que el Impacto ambiental limitaría ese progreso.
Otros autores, tales como el senador canadiense Douglas Roche, simplemente ven la globalización como
inevitable y argumentan a favor de crear instituciones tales como una Asemblea Parlamentaria de las Naciones
Unidas elegida a fin de supervisar y controlar la acción de cuerpos e instituciones internacionales no electos.
A pesar que los críticos de la globalización se quejan que esta implica un predominio de la cultura occidental
(u occidentalización) un informe del año 2005 de la UNESCO28muestra que el cambio cultural se está haciendo en
ambas direcciones. En el 2002, China fue el tercer país en exportaciones de bienes culturales, detrás de Gran
Bretaña y EE. UU. Entre 1994 y el 2002, la proporción de esas exportaciones de tanto Norteamérica como Europa
decayó, mientras las exportaciones de Asia crecieron hasta sobrepasar a la estadounidense.
Los proponentes de la globalización critican duramente algunas políticas corrientes en países desarrollados. En particular,
los subsidios a la agricultura y las tarifas protectivas en esos países. Por ejemplo, casi la mitad del presupuesto de la Unión
Europea se emplea en subsidios agrícolas, en su mayoría, a las grandes empresas y granjas industrialisadas que constituyen
un poderoso lobby.29 Japón, por su parte, concedió a su sector agrícola 47 mil millones de dólares en el 2005.30 casi cuatro
veces la cantidad que dio en Ayuda oficial al desarrollo.31 Los EE. UU. dan 3900 millones de dólares cada año a su sector
agrícola algodonero, que incluye 25 mil granjeros, tres veces superior al presupuesto completo de USAID para los 500 millones
de habitantes de África32 `Estas políticas agotan los recursos de los contribuyentes e incrementa el precio a los consumidores
en los países desarrollados, disminuye la competencia y eficiencia, evita las exportaciones de agricultores más eficientes y
otros sectores en los países en desarrollo y socaba las industrias en los cuales los países desarrollados tienen ventajas
comparativas. Así, las barreras al comercio dificultan el crecimiento económico no solo de las naciones en desarrollo, lo que
tiene un efecto negativo en los niveles de vida generales.33
La apertura generalizada de los mercados de bienes y capitales que sugiere el fin de los bloques comerciales,
tratados regionales e independencia económica de los países pero al mismo tiempo facilita la capacidad de
resolver necesidades económicas que actores locales han sido incapaces de satisfacer.
La creciente privatización de los sectores económicos públicos como la sanidad, la enseñanza y las
administraciones públicas (además de otras empresas públicas), por parte de gobiernos de corte neoliberal, junto
al auge de la empresa multinacional y el adelgazamiento de empresas y estado nacionales.
El fomento de la competencia como valor económico universal, que por un lado incrementa la cantidad y calidad
de los productos y por el otro amenaza las condiciones de trabajo como salarios y derechos laborales. Esta eterna
competencia entre empresas multinacionales favorece a la depredación del medio ambiente en plena crisis
climática global.
El acceso a los mercados internacionales de las élites oligárquicas de países ricos en recursos naturales pero
poco desarrollados industrialmente lleva al abandono de intentos políticos de promover progreso y justicia
social en dichos países, ya que dichas élites destinan su producción a una exportación mucho más lucrativa, a
corto plazo, que establecer un tejido industrial local nacionalizando su producción.
Dentro del nuevo debate sobre multiculturalismo: el intercambio cultural respetuoso versus la mundialización
cultural occidental que amenaza la pérdida de la integridad de las culturas o identidades nacionales del resto de
países del mundo.
Conflicto entre la concepciones de la cultura como "civilización" o 'Alta Cultura' versus la extensión de la "Cultura
del Hombre Común" o cultura popular.
El reforzamiento de una conciencia de "comunidad humana" versus la adquisición acritica de elementos culturales
de sociedades dominantes.
Sobrevaloración de lo material y del consumismo sobre lo social o moral y sobre lo ético. Fomento de la
tecnificación industrial por encima de la eficiencia productiva.
La disminución paulatina en los controles migratorios en países en vías de desarrollo que puede llevar a la pérdida
de los sectores más innovadores (ver fuga de cerebros) o a la 'invasión' de élites empresariales internacionales en
países pobres. El incremento de las restricciones migratorias en los países desarrollados que acogen los flujos
migratorios, de sur a norte, partiendo el planeta en un hemisferio ultra desarrollado y en otro intencionadamente
pobre y comercialmente rentable y sometido.
La búsqueda de un mejor ordenamiento económico y social, por la vía del uso de monedas nacionales nominativas
y con trazabilidad de cadenas de pago, y por la vía del uso en la economía mundial de una verdadera moneda
internacional no vinculada en forma rígida con canastas de monedas nacionales (ver Consenso de
Barcelona y Centro de Estudios Joan Bardina).
Las críticas a la globalización surgieron de los ciudadanos de la mayor parte de los países del mundo, a partir de
la caída del muro de Berlín. El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz propone dos alternativas de solución a
la globalización: cambiar el gobierno de la globalización y trasladar a los países pobres el intervencionismo de los
países ricos. Por otro lado, hay muchos que piensan que se debe controlar la globalización, ya que el mundo
estaría dominado por las empresas multinacionales, por lo tanto es importante la creación de un gobierno mundial
que sea capaz de crear una nueva y poderosa ONU, que incentive y promueva el diálogo o permita la alianza entre
las civilizaciones. En cuanto a las finanzas, de nuevo Stiglitz argumenta que los organismos internacionales, como
el FMI y el BM han fracasado en ese aspecto, por lo que la solución es corregir su intervencionismo. En otro orden
de ideas, en el caso del comercio internacional es conveniente fomentar el proteccionismo entre los países con la
creación de uniones como es el caso de la Unión Europea o el Mercosur. Finalmente, una alternativa de solución
para la globalización es debilitar la intervención económica y política de los países ricos hacia los países
subdesarrollados.38
Tercer mundo
Los tres mundos separados durante la Guerra Fría, con sus respectivos aliados. Los colores no representan su situación
económica. Primer mundo: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España y aliados. Segundo mundo: Unión Soviética, China y
aliados. Tercer mundo: países no alineados y neutros.
El término tercer mundo fue acuñado por el economista francés Alfred Sauvy en 1952, realizando un paralelismo con el
término francés Tercer Estado, para designar a los países que no pertenecían a ninguno de los dos bloques que estaban
enfrentados en la Guerra Fría, el bloque occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, Canadá, Corea del
Sur, Australia, Nueva Zelanda y sus aliados) y el bloque comunista (Unión Soviética, Europa Oriental, China). Actualmente,
de manera anacrónica (el «segundo mundo» del «bloque socialista» ha desaparecido como concepto), el término se utiliza,
de manera poco precisa, para referirse a los países periféricos subdesarrollados o «en vías de desarrollo», en contraste a
los países desarrollados; en este último sentido actual, el término se emplea a veces para referirse en bloque a todos los
países no desarrollados, y en ocasiones, para referirse solo a los que registran los peores índices de desarrollo de gran
atraso económico-social, como el analfabetismo, el hambre, las carencias hospitalarias y de salud pública, las viviendas y
servicios sanitarios precarios, una escasa expectativa de vida, etc. Según la RAE, el tercer mundo es el conjunto de países
menos desarrollados económica y socialmente.1
Entre las características comunes figuran el tener una base económica agraria, la exportación de materias primas, una
economía endeudada con los países más industrializados y escasa infraestructura. En materia de decisiones
internacionales, los países del tercer mundo, aún congregando a la mayoría de las naciones independientes y de la
población mundial, cumplen un papel secundario -y en ocasiones subordinado- respecto del que tienen las naciones más
poderosas. Algunos bloques de países creados a partir de la década de 1980 para hegemonizar las decisiones mundiales,
como el G-7, el G-8 y el G20, se relacionan indirectamente con la idea de «tercer mundo» y su relación con el sistema de
toma de decisiones globales. Dentro de la teoría del tercer mundo, también se encuentran países europeos
como Suiza, Austria, Suecia, Finlandia, la extinta Yugoslavia o la República de Irlanda [cita requerida].
Teoría de la dependencia[editar]
Pocos años antes de la formulación del término tercer mundo por Alfred Sauvy, la Escuela Desarrollista latinoamericana desde
la CEPAL formuló la llamada teoría de la dependencia utilizando para ello un modelo de análisis de la economía mundial a
partir de la dualidad centro-periferia. Según el desarrollismo la economía mundial está organizada por un centro industrial que,
en el comercio internacional, se beneficia sistemáticamente debido al deterioro de los términos de intercambio de los productos
primarios generados por una periferia agrícola, que descapitaliza constantemente a los llamados países atrasados impidiendo
su desarrollo. Por esa razón el desarrollismo sostiene que los Estados de los países periféricos deben promover activamente
la industrialización como política crucial para el desarrollo.
Interdependencia
La interdependencia es la dinámica de ser dependiente, responsable y de compartir un conjunto común de principios con
otros. Este concepto difiere sustancialmente de la "dependencia", pues la relación independiente implica que todos los
participantes sean emocional, económica y/o moralmente "independientes". Algunos abogan por la libertad o
la independencia como una suerte de bien deseable superior; otros creen lo mismo con respecto a la familia, la comunidad o la
sociedad entera. La interdependencia reconoce la verdad (o la validez).