Para Kant, en primer lugar, la ilustración es la salida de la minoría de edad. La minoría
de edad es el estado en que se encuentran hombres que no pueden pensar por sí mismos, a pesar que todos los hombre tenemos las condiciones naturales para ello, y necesitan de otro (persona, institución) que piensen por ellos. Por lo cual, se deduce implícitamente, que la minoría de edad es un estado causado por condiciones sociales (estas causas pueden ser por una institución, gobierno, grupo o por la costumbre imperante en una sociedad); y de estas la más importante es la costumbre, ya que los hombres por miedo a pensar por si solos prefieren la comodidad de la minoría de edad y no se atreve a salir de ese estado. En segundo lugar, Kant, expresa la forma de libertad que la ilustración exige. Toma dos formas de libertad bien definidas, la del uso público de la razón y el uso privado de la razón. La primera está relacionado con la libertad que tiene las personas para expresar su pensamiento en la sociedad sin ninguna restricción; la segunda está relacionado con la libertad (entre comillas) que tienen los que ejercen un cargo civil o los que forman parte de una institución en ese mismo ámbito. Kant toma la primera forma de libertad como la libertad que la ilustración exige; esta forma de libertad, para Kant, no tiene límites, ya que podemos criticar públicamente instituciones, iglesias, teorías científicas o filosóficas, y por medio de la libre expresión del pensamiento la sociedad progresa poco a poco. En tercer lugar, de todas las formas que mantienen a los hombres en la minoría de edad, la religión es la más peligrosa. Kant menciona que la religión restringe el uso público de la libertad porque en su misma estructuración es necesario tutores (Sacerdotes, obispos, papa), y esta forma de tutoría mantiene a los hombres la minoría de edad.