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Los campos eléctricos y los campos magnéticos son áreas invisibles de energía en los que hay
partículas eléctricas y magnéticas moviéndose a la vez. Cuando se cambian o se mueven juntos
los dos campos, el eléctrico y el magnético, generan ondas electromagnéticas.
En el medio en que vivimos, hay campos electromagnéticos (CEM) por todas partes, pero son
invisibles para el ojo humano. Hay fuentes de origen natural, como las cargas eléctricas producidas
por las tormentas o el campo magnético de la tierra, y fuentes generadas por las personas, como la
electricidad que surge de cualquier toma de corriente (enchufe) y diversos tipos de ondas de radio
que se utilizan para transmitir información, ya sea por medio de antenas de televisión, estaciones
de radio o estaciones base de telefonía móvil.
Hay dos categorías de campos electromagnéticos según la frecuencia de las ondas (es decir, del nº
de veces que se repiten las ondas por segundo):
de alta frecuencia: transportan tanta energía que son capaces de romper los enlaces entre
las moléculas. De las radiaciones que componen el espectro electromagnético, los rayos
gamma que emiten los materiales radioactivos, los rayos cósmicos y los rayos X tienen esta
capacidad y se conocen como «radiación ionizante».
de baja y media frecuencia: sin energía suficiente para romper los enlaces moleculares, se
conocen como «radiación no ionizante»
Son aquellas que producen generación y transmisión de electricidad, como los aparatos
electrodomésticos y los equipos industriales, y las denominadas radiofrecuencias, producidas por
las telecomunicaciones y la difusión de radio y televisión, como teléfonos móviles y tabletas,
equipos de radar, estaciones de satélite, aparatos de resonancia magnética , hornos microondas,
televisiones y monitores de ordenadores, redes inalámbricas de áreas locales (Wi-Fi), etc.
DIRECCIÖN GENERAL DE SALUD PÜBLICA
No cabe duda de que la exposición a corto plazo a campos electromagnéticos muy intensos puede
ser perjudicial para la salud y, por tanto, hay recomendaciones y normas internacionales para
disminuir o evitar en lo posible sus efectos: precauciones para realizar estudios radiológicos,
normas estrictas de seguridad que rodean a las instalaciones nucleares, precauciones a la hora de
tomar el sol, etc.
Sin embargo, a pesar de las abundantes investigaciones realizadas, hasta la fecha no se ha podido
concluir que la exposición a corto plazo a radiaciones de menor energía a los niveles presentes en
el medio ambiente o en el hogar sea perjudicial para la salud.
La ausencia de efectos sobre la salud podría significar que realmente no existen; no obstante,
podría también significar que existe un efecto pero no se puede detectar con los métodos
actuales.
La dificultad que conlleva realizar estudios de este tipo y el hecho de que no haya transcurrido
tiempo suficiente para poder observar efectos a largo plazo, ha hecho que como medida de
precaución, el Centro InternacionaI de Investigación sobre el Cáncer (CIIC) haya clasificado los
campos electromagnéticos de radiofrecuencia como posible carcinógeno para los seres
humanos del grupo 2B, categoría que se utiliza cuando se considera que puede haber una
asociación de causa-efecto pero no puede descartarse que ésta asociación se deba al azar, los
sesgos o los factores de confusión.