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En la actualidad, pensar en arquitectura, para la mayoría de las personas es pensar en una

disciplina puramente estética, a esto agreguemos el hecho de que la mayor parte de la población
la relaciona con una cuestión de poder adquisitivo, y en el menor de los casos la asocia con una
cuestión de mejoramiento social.

El distanciamiento del arquitecto con la sociedad ha hecho que, a diferencia de otros países, en el
caso de México, tanto los estudiantes de arquitectura como los arquitectos no seamos un factor
de cambio social, si bien la arquitectura provee la herramientas intelectuales para lograr grandes
transformaciones (físicas) en una sociedad con ciertas necesidades y ciertos procesos, el
alejamiento de los arquitectos hace que no abarquemos problemáticas o necesidades básicas de la
sociedad.

El espacio puede ser visto como un conjunto indisoluble de sistemas de objetos y de sistemas de
acciones (Santos, 2000), por el primer sistema nos referimos a todos los aspectos físicos que se
desarrollan en la transformación del espacio, que van desde la instalación de una red de agua
potable, la construcción de una serie de edificios hasta la configuración física de una ciudad, o la
planeación regional de un territorio, el segundo sistema se refiere a todo lo que concierne a la
superestructura, procesos sociales, culturales, y como estas interactúan con los sistemas de
objetos; a su vez, este espacio puede ser considerado como una instancia social y a la par lo vemos
como una instancia económica y una instancia cultural e ideológica, estas instancias actúan entre
sí como parte de un proceso complejo, en este conjunto de sistemas e instancias la arquitectura se
convierte en una variable importante en el estudio del espacio como un factor de evolución social,
que es la suma de los sistemas de objetos, es decir las cuestiones físicas del espacio, más la
sociedad, puesto que la arquitectura juega un papel importante en la configuración espacial, esta
configuración es la representación de lo visible, es decir el paisaje, esos objetos que siempre se
muestran ante nuestros ojos, y nos dan muestra de física de las transformaciones de la ciudad y
que a su vez cumplen con su destino al representar de manera física los procesos sociales
representativos de una sociedad en un momento dado, estos procesos se resuelven en funciones,
se realizan en formas, y estas formas adquieren a su vez una expresión territorial; en efecto la
esencia del espacio es social, es por eso que la arquitectura no debería alejarse de instancias
económicas, culturales-ideológicas e históricas.

Dicho de otra manera la configuración espacial seria la muestra tangible de lo que nosotros vemos
en el espacio transformado, la evolución de una ciudad, la creación de un parque ecoturístico en la
selva, la modificación en el paisaje, la explotación en un cerro o los cortes de este, estos cambios
representan los procesos sociales, por ejemplo la selva anteriormente no era un sitio de turismo
ecológico sino era un sitio de explotación de recursos naturales como maderas o hule, con el paso
de tiempo y la creación de nuevas necesidades tanto de desarrollo como la invención de
necesidades de ocio, se crean los parques ecoturísticos, o en el caso del cerro que es cercenado
para colocar una carretera a un pueblo entrañado en la sierra, la necesidad de cortar el cerro no es
propia del poblado, corresponde a una necesidad externa, un ejemplo seria la necesidad de una
ciudad por atraer recursos naturales a ella, este corte tiene la función de llevar esos recursos de un
punto a otro, el proceso social seria el “desarrollo” del poblado a través de la explotación de sus
recursos y el crecimiento de la ciudad y la necesidad de esta por obtener materias primas para
cubrir sus necesidades industriales, alimenticias, u otro tipo de necesidades básicas, la forma seria
la carretera, es decir una línea de comunicaciones entre un punto y otro, cuya función es que
permita el libre tránsito de la mercancía, la expresión territorial, sería el conjunto de caminos, la
nueva traza de los poblados por donde pasara la carretera o el corte de los cerros, creación de
puentes, deforestación de ciertos puntos y la modificación a la naturaleza para llevar a cabo este
proceso. En este punto hay que resaltar algo importante, estas modificaciones al espacio no serian
posibles sin la intervención de la técnica, y la arquitectura esta intrínsecamente ligada la técnica.

Esta técnica debe ser vista desde una triple perspectiva:

* Como un reflejo de la producción histórica de la realidad

* Como inspiradora de un método unitario

* Como una garantía de la conquista del espacioi

La arquitectura se apoya de esta triple perspectiva para lograr su intención de expresar la


evolución social, es un reflejo de la producción histórica desde su proceso de producción que va de
la relación y jerarquización del trabajo, es decir, la jerarquización y las relaciones que tienen los
albañiles, arquitectos, supervisores de obra, diseñadores, ingeniero, clientes, etc.; hasta la
expresión de los conceptos de los edificios, un edificio de Obregón Santacilía expresan el triunfo
de la revolución como respuesta a un proceso histórico, mientras que un edificio de un arquitecto
en el año 2009 tal vez tenga que transmitir el éxito de una empresa como respuesta a los procesos
sociales y económicos de este año. El método unitario tiene que estar alejado de ambigüedades
así como de dualismos, para poder ser empleado y comprendido por los demás. El último punto,
que garantice una conquista del futuro, representaría la trascendencia en el tiempo de una obra
arquitectónica, el esfuerzo de una construcción de retar a la eternidad para llegar a esta.

Como se mencionó anteriormente una de las instancias que interactúan en el espacio y que es
importante en la evolución de los procesos sociales es la cultural e ideológica, si bien es uno de los
temas clásicos del marxismo y considerado pasado de moda, es necesario retomarlo, para
comprender las transformaciones socio-espaciales, y con esto también el desarrollo y la
historicidad de la arquitectura. La palabra “ideología” puede designar cualquier cosa, desde una
actitud contemplativa que desconoce su dependencia de la realidad social hasta un conjunto de
creencias orientadas a la acción, desde el medio indispensable en el que los individuos viven sus
relaciones con una estructura social hasta las ideas falsas que legitiman un poder político
dominante.ii Si bien durante mucho tiempo parecía que la esencia de las cosas y la apariencia eran
opuestos entre sí, la ideología que sería la esencia y esta aparece como una realidad y esta a su
vez es vivida, la ideología no es un ente espiritual creacionista que solo habita en la cabeza del ser,
sino que es un constructo a partir de símbolos que son creados para formar parte de la vida real y
que toman forma de objetos. La ideología se ve entonces como un factor de la historia presente.
Cuando un lugar se transforma también se transforma la historia real de ese lugar y esta
transformación llega con símbolos, de modo que cuando un objeto nace, que puede ser desde una
herramienta hasta una ciudad como prótesis del humano, es creado tanto con ideología y realidad
al mismo tiempo. La ideología es manifiesto real de la totalidad social, se expresa como un real
concreto en medido que la vida social se complica, además a diferencia del movimiento real, la
ideología toma el lugar de lo referido, este movimiento es el conjunto de lo real más la ideología.
Con cada nueva división del trabajo y con cada transformación social, hay una exigencia de
renovación de ideologías y de los universos simbólicos, además de que al mismo tiempo estas
renovaciones permiten y hacen posible el entendimiento del proceso.

La arquitectura siempre ha jugado un papel importante en la incrustación de la ideología y ha sido


manifiesto de la ideología de la hegemonía de una época determinada, en las grandes urbes de
México durante las décadas de 1940 a 1970, en algunas ciudades como Puebla y el Distrito
Federal, comienza el crecimiento y el mejoramiento de la infraestructura urbana, con la intención
de que la población tuviera la idea de que estaba llegando la modernidad, aunque esta solo fuera
física, y no en un aspecto cultural o social. La cultura popular es eminentemente política, es por
eso que es el mejor ejemplo para definir lo ideológico, es por eso que no ha de sorprendernos la
visión catastrófica que nos han metido por todas partes, cambie de nuevo la promoción y
educación en la arquitectura, la cual ahora se muestra de una manera solidaria y cooperativa tanto
con las personas como con el medio ambiente, además de tener una postura más
transdisciplinaria, nuevamente vemos como la arquitectura se convierte en la significación
material de los procesos ideológicos, al expresar en el espacio las transformaciones tecnológicas y
sociales.

Un ejemplo particular seria las transformaciones físicas de la BUAP, si bien esta idea de
transformar físicamente la universidad, muestra la imagen de que la universidad tiene un avance,
aunque este solo sea físico, y pretende consensar la idea de un progreso de la universidad, con la
finalidad de que no se vea en el trasfondo la pretensión de privatizar la universidad, además de
continuar con la idea de que la universidad es un objeto de consumo para una elite. Se dice que la
ideología funciona precisamente cuando es invisible, cuando uno no está atento, y en efecto, la
mayoría de los universitarios prefiere pagar cuotas excesivas, o permitir la privatización de la
universidad debido a que esto en apariencia mostraría que tienen mayor poder que los demás,
además de ajustarse a las políticas de un sistema neoliberal.

La arquitectura y la construcción en general ( o en la mayoría) se ha vuelto manifiesto de las


fantasías de integración de las personas, ejemplo de esto son las nuevas viviendas en los pueblos
migrantes de la sierra mixteca, se ha eliminado la arquitectura vernácula de estas localidades, y ha
sido cambiada por viviendas por lo general autoconstruidas, con materiales que no se adaptan a
las condiciones climáticas de la zona, además de que por lo general estas construcciones no siguen
ningún reglamento que haga que tenga mayor seguridad para los usuarios, además de que la
tipología se ha convertido en un mutante híbrido, donde por medio de la construcción de la
vivienda se demuestra cuanto éxito ha tenido el migrante siendo explotado al otro lado de la
frontera. En este sentido, vemos como la transformación del espacio es reflejo del proceso
histórico de un sitio.

Pensemos en una especie de “espacios fantasía” -término sacado a partir de las lecturas del
psicoanálisis de Zizek y de Lacan- donde los humanos hemos convertido esos espacios en lugares
donde organizamos el “estilo de vida”, es decir, nuestro modo de goce, que en este caso es un
goce del espacio. La disciplina arquitectónica de las últimas décadas, legitima y desarrolla estos
espacios, como espacios donde el capitalismo muestra una de sus tantas contradicciones; es decir,
la arquitectura se ha convertido en una mercancía de élite, la falta de una verdadera vocación
social de la profesión, ha hecho que una casa bien construida y bien diseñada sólo esté a
disposición de quién, no sólo tiene el valor adquisitivo para construirla, si no de quienes tienen el
suficiente dinero para pagarle a un arquitecto; por otra parte la arquitectura también se ha
convertido en una expresión de cierta adquisición de poder, ya sea económico, social o cultural en
la escala social.

La idea del psicólogo experimental Pinker acerca del goce dice: la naturaleza humana puede poner
directamente el placer como objetivo de su actividad.

En otros términos la arquitectura “fálica” muestra de poder, impositiva, y hasta cierto punto
muestra coercitiva de la producción social del espacio, muestra la expresión de este placer como
un objetivo de la actividad constructora y transformadora del espacio. Esto ocasiono que la
arquitectura se haya convertido en una mercancía de élite; la falta de una verdadera vocación
social de la arquitectura, ha hecho que una casa bien construida y bien diseñada solo este a
disposición de quien, no solo tiene el valor adquisitivo para construirla, si no de quienes tienen el
suficiente capital para pagarle a un arquitecto, por otra parte la arquitectura también se ha
convertido en una expresión de cierta adquisición de poder, ya sea económico, social o cultural
dentro de la escala social.

La carencia de una ideología bien establecida, y de una fuerte base teórica critica en la
arquitectura hace que muchas veces los arquitectos ( y demás profesiones afines) solo pensemos
en la forma, y en la transformación del espacio como objeto cuantificable, y siempre exista un
gran vacio entre el quehacer social de la arquitectura y la idea del espacio como un factor de
evolución social, la falta del análisis de las diversas instancias que interactúan con la
transformación del espacio, hace que la arquitectura ofrezca mayores problemas a la sociedad,
que la soluciones que ofrece a un pequeño grupo. Vivimos en una sociedad caótica y llena de
contradicciones, la arquitectura no es inmune a estas realidades, la situación actual nos muestra
que todavía hay antagonismos y tensiones crecientes que no se podrán resolver a largo plazo en el
contexto del capitalismo global, pero ¿cómo desarrollar alternativas que realmente le sirvan a la
sociedad en general desde la arquitectura? ¿Qué hacer desde la disciplina arquitectónica con
respecto a la transformación social? ¿Cuál es el papel que debemos desarrollar los jóvenes y
futuros arquitectos para mejorar las condiciones sociales del país desde este contexto del
capitalismo global?

Bibliografía

i Santos, Milton “La naturaleza del espacio” Ed. Ariel, 2000

ii Zizek, Slavoj “El espectro de la ideología” en


http://es.geocities.com/zizekencastellano/artespectroI.htm consultada en agosto de 2009

*Ponencia presentada en ASINEA 83

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