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El hígado se localiza en la parte superior derecha del abdomen. Su peso es de aproximadamente 1.3 Kg. Consta de dos lóbulos
principales: izquierdo y derecho, éste último de mayor tamaño, y uno de menor tamaño denominado caudado.
Estudios diagnósticos
Una vez que consulte a su médico, éste le interrogará sobre sus síntomas y su historial médico previo. Igualmente le realizará un
examen físico completo. Posteriormente, y basándose en las sospechas diagnósticas, en el estudio del cáncer de hígado se
pueden realizar diferentes pruebas diagnósticas entre las que podemos incluir:
- Carcinoma hepatocelular (hepatocarcinoma). Comprende entre el 80 – 90% de casos de cáncer primario de hígado. Dentro de
este grupo existe una variante denominada fibrolamelar, de presentación habitual en mujeres jóvenes, con mejor pronóstico que el
hepatocarcinoma común.
- Colangiocarcinoma.
- Cistoadenocarcinoma.
- Hepatoblastoma (raramente ocurre en adultos).
- Sarcomas (angiosarcoma, leiomiosarcoma…)
- Indiferenciado.
El hemangioma es el tumor hepático benigno más común, siendo los restantes tipos de tumores benignos muy infrecuentes
(adenoma, hiperplasia nodular focal, hematoma, teratoma, fibroma).
Estadios
La clasificación de consenso que aúna la extensión de la enfermedad, la evaluación de la función hepática, y el estado general del
paciente, agrupa a los pacientes en los siguientes estadios:
Los tumores se clasifican igualmente según el grado histológico, utilizándose cuatro grados:
El tratamiento más adecuado del cáncer de hígado vendrá determinado por el estadio concreto de cada caso. En cualquiera de las
dos clasificaciones anteriormente descritas, los estadios superiores se asocian a etapas más avanzadas de la enfermedad.
Factores pronósticos
Los principales factores que determinan el tratamiento y pronóstico (posibilidad de recuperación) de los pacientes con cáncer de
hígado son:
El trasplante hepático se plantea en pacientes menores de 65 años, en estadios iniciales de enfermedad, y con una serie de
características determinadas (ausencia de enfermedades asociadas, buena función hepática...). Su fundamento es la extirpación
del tumor, así como del hígado cirrótico, eliminando así el principal factor de riesgo. Sus inconvenientes son la dificultad técnica de
la intervención, la inmunosupresión a largo plazo, y la escasez de órganos para trasplante.
Tratamiento percutáneo:
Se considera un tratamiento con intención curativa en aquellos pacientes en los que, presentando estadios iniciales de la
enfermedad, no son candidatos para resección quirúrgica o trasplanté hepático. La inyección percutánea de etanol guiada por
ecografía (alcoholización) es el método más extendido dentro de esta categoría, dada su eficacia, bajo coste, seguridad y relativa
sencillez. La criocirugía (destrucción del tumor mediante congelación), coagulación por microondas y ablación por radiofrecuencia
(destrucción del tumor mediante calor) son nuevas modalidades de tratamiento local percutáneo. La radiofrecuencia es la única de
estas técnicas percutáneas que se ha demostrado superior a la ablación percutánea con etanol.
Quimioterapia:
Se consideran tratamientos con intención paliativa.
La quimioembolización es un tratamiento local no curativo que consiste en la infusión de un fármaco a través de las arterias. Está
indicada en estadios iniciales no subsidiarios de cirugía, trasplanté o ablación por radiofrecuencia. esta técnica también puede ser
utilizada como paso intermedio al trasplante. La trombosis venosa portal, la trombocitopenia y la insuficiencia hepática pueden ser
contraindicaciones para esta técnica. Recomendado en estadio B de BCLC (Ver apartado de Estadios).
La quimioterapia sistémica, ya sea de administración oral o intravenosa, consiste en la introducción de un fármaco para que éste
alcance el torrente sanguíneo y así eliminar las células cancerosas de todo el cuerpo (dentro y fuera del hígado), por lo que es
utilizada habitualmente en estadios avanzados de la enfermedad.
Radioterapia:
La radioterapia convencional no es una técnica aplicable al tratamiento local del cáncer de hígado. Nuevas modalidades de
tratamiento radioterápico se encuentran todavía en investigación.
En aquellos pacientes en los que existe un grave deterioro de la función hepática (Child Pugh C) o en los que exista un importante
deterioro del estado general se desaconseja el tratamiento específico de la enfermedad y sólo se recomienda el tratamiento de
soporte. Recomendado en estadio D de BCLC
Cirugía.
Tratamiento percutáneo.
El tamaño tumoral, siempre y cuando sea factible la resección quirúrgica, no es importante en los pacientes sin cirrosis. En pacientes
con cirrosis, sin embargo. el resultado de la cirugía es mejor en aquellos casos en los que no existe hipertensión portal y el tumor
es precoz (menor de 2 cms.) o en algunos casos de tumores menores de 5 cms.
Tratamiento: Estadios avanzados
En aquellos casos en los que no exista grado severo de alteración de la función hepática y el estado general del paciente est é
conservado se recomienda calidad de vida En aquellos casos en progresión a tratamiento siempre que la función hepática se
mantuviera preservada, podría considerarse el tratamiento con regorafenib. Por otra parte, debemos considerar la inclusión del
paciente en un ensayo clínico para el dar rollo de nuevas estrategias de tratamiento (Estadio C de BCLC, ver apartado Estadios).
En aquellos pacientes en los que existe un grave deterioro de la función hepática o en los que exista un importante deterioro del
estado general se desaconseja el tratamiento específico de la enfermedad y sólo se recomienda el tratamiento de soporte (Estadio
D de BCLC
Tratamiento de la recaída
La recaída del hepatocarcinoma tras un tratamiento local (cirugía o ablación) se clasifica en precoz (semanas o meses) y tardía
(más de dos años tras tratamiento inicial). la recaída precoz se atribuye a fallo del tratamiento inicial, mientras que la tardía se
justifica mayoritariamente por la aparición de nuevos tumores.
No existe una estrategia única de tratamiento recomendado en la recaída del hepatocarcinoma, y su enfoque terapéutico, al igual
que en el tratamiento inicial, suele ser multidisciplinar condicionado por el tamaño, localización, función hepática, y estado general
del paciente.
Seguimiento
En el caso de remisión de la enfermedad, se recomienda la realización de un seguimiento periódico que debe incluir:
- Entrevista médica.
- Exploración física.
- Análisis sanguíneos.
- Pruebas de imagen.
El objetivo de este seguimiento periódico es detectar, en caso de que se produzca, precozmente la recaída, con el fin de instaurar
un tratamiento rápido y con mayores opciones de éxito.